affo i.-número 11. madrid 1.° setiembre 1883. revista ibÉrica · daba pié con bola en maldita...

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AffoI .-Número11 . REVISTAIBÉRICA Quedaprohibidalareproducciondelosartículoscientíficosyliterariosquepubliqueestaltefista,salvocenieuioespecial . SUMARIO . l . '> deSetionilre . P .- osS ~t .ele----Lazosdeseda . posposéposooo Moui,-Lahullaensusrela- cionesconlacivilizaciunmoderna . DEPOLITICA ,LITERATURA,CIENCIAS YARTES . Director :D .JuanReina . pos 33, f,nroQoExA .-Vicios deAdministracion . PON VSCENro Po oe.aso,-iQUlenVivel pos~$NCELnsJ.uQus, -}revistapolíticaex- terior . 1 .°deSetiembre . Desacreditadaministerioporministerio lapolítica deunpartidohibridoquecarecedelafirmezayarrai- godelconservador,paramantenerelórden ;ylaféy entusiasmodelospartidosavanzadosparaimplantar lasreformasqueenlaoposicionlesparecenmasurgen- tes,sóloeldeseodeconteneralgunosdíaslamarejada queleenvuelveparaquelapescaseaunpocomásabun- dante,explicalatenacidaddelGobiernoendilatar conpaliativosinútileslacatástrofeinevitableque amenazasuexistencia, Alasdeveintediosmortalesdesnspensiondeunasga- rantíasconstitucionales,cuyainterpretacionlashacia valermuypoco,hacreidoelGabineteSagastaqueeran condicionindispensableparalaconservaciondelórden apenasalteradocuandorestablecido,másporlaactitud pacíficadelpaís,queporlosprevisorescuidadosdesus dispersosyadormecidosgobernantes .Duranteestos veintedías,sihanmenudeadolasmultas,hanescasea- dolosmotivosdeimportanciaparasuaplicacion,y únicamentesehacomprendidoquenoeraeldesorden público lo queelGobiernotelnia,sinolaactituddela prensaantelosmemorablesdesaeieitosdeloshumbies querigenlosdestinosdelpaís . Temíanquesedijeseporescritoloquetodoel mundoafirmabadepalabra,queríanquelosmurmu- llosnollegasenmuyalto,quecuandonohubiesemás remedioqueabrirlaválbula,yaestuvieseenjuego al,-unrecursocesaristaparaconjurarlasdiscusionespo- líticas .Primeroinauguraciondeunnuevoforro-carril paraqueduranteunosdias,lasfiestasdelapazdis- traiganlaopinionpúblicadeexigirlasresponsabilida- descontraidasporlosquenoevitaronlasamenazasde guerra ;despuesviajedeS .-Al .elReyáAlemania,du- rantecuyotiemposededorarámalpatriotaysetilda- rádeinsensatoódeimpacienteátodoelqueperturbe conataquesalGobiernolapacificacontinuaciondela políticaquehoynosaniquila ;despuesdicenquedicen quesepensaráenconvocarlasCórtesparamediadosó finesdeNoviembre,yentoncessepensaráenplantear lacuestiondeconfianza .Esdecir,quesiendoconstitu- cionalquelasgarantíassesuspendanpormotivosde órdenpúblicohastaqueéstesearestablecido,elGo- Madrid1 .°Setiembre1883 . ponperLOS f0a5AXDEz Pxnw,-Alvarezdo Castrollevesdei . ~EVISCaSEXC&ANJE2A5 TheESiniwrghheview .-D .JuandeAntria ; porSurWilliamStirlingNraxwella .-Lon- dres,4583 . biernoentiendequepuedeprolongarsemejanteestado decosasduranteunespaciodetiempodiezvecesmayor delquedurólacausaccesional ;yquesiendouuprecep- to ineludible delaConstituciozevigenteelconvocarlas Córteslomásprontoqueseaposibleparadarlescuenta delusoqueelGobiernohahechodelasfacultadesex- traordinarias,puedeinterpretarsebreveunplazode tresmeses . Breveparecerá,enefecto,álosquevanádejarsus prebendas ;sinqueseamenesterpreguntarloquepen- sarianellossielplazoreferidofueseparadarleselpoder . Yquenuesunainfundaciamermuracioncuantoar- ribadecimos,puedecomprenderseconsólovolverla vistahácialabreveylamentablehistoriadelpasodela fscsioie porelGobierno .¿Quéleyesdealgunaimportan- cia,hanpresentadoálasCórtesquepuedanatribuirse ásugestionpolítica?iQudreformaadministrativapue- denlegarqueseadignadegratitudporpartedelpaís? ¿Enquéhanpasadoeltiempoescasísimoqueleshaya sobradodelascuestionesóinteresespersonales? Niunátomocíeauimadversionmuevenuestraplu- ma .EnbuenhoralosRodrigue%Arias,losPelayo Cuesta,losGu - lonyNuñezdeArceconservasensus carterashastasacarleslustre,siestonofueseenper- juiciodelpaís,sielaplazamientodelacrisishubiera deserunaveniaderacransiclonquenodejasedeplo- rablehuellaen pus desi,ylasaguasdelolvidocerrasen sobresuscabezassinproducirlamásleveondulacion cuandolessepultenparasiempre . Durantelosdosmesesquecomomínimunsedande plazoálacrisis,podránlospartidosquesecreanen condicionesdegobernarhacerostentaciondesusfuer- zasysudisciplina,áfindequedespuesdelasrevistas militaresvengaunarevistapolíticaenqueseinspec- cionenlosvariadosaprestosdetodaslashuestesdela mona,quía . iQuié,illevaráelpremio?Dosmesesdealardesde dinastismo,de~ehementisimosdeseosdesacrificarse por lapatria,sonlap`ers}soctivadecuantosaspiran al turnopacíficodelospartidosbajolainfluenciadel podermoderador .Unicamentetus conservadores se abstienendeestosalardes,ycomoCurdel,aenel ReyLear deShakespeare,secontentanconexcla- mar : ¡Leveandbesitent!

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Affo I.-Número 11 .

REVISTA IBÉRICA

Queda prohibida la reproduccion de los artículos científicos y literarios que publique esta ltefista, salvo cenieuio especial .

SUMARIO.l . '> de Setionil re .

P.- osS ~t . ele ----Lazos de seda .pos posé posooo Moui,-La hulla en sus rela-

ciones con la civilizaciun moderna .

DE POLITICA , LITERATURA , CIENCIAS Y ARTES .

Director: D . Juan Reina .

pos 33, f,nroQoExA .-Vicios de Administracion .PON VSCENro Po oe.aso,-iQUlen Vivelpos ~$NCEL ns J.uQus, -}revista política ex-

terior .

1 .° de Setiembre .

Desacreditada ministerio por ministerio la políticade un partido hibrido que carece de la firmeza y arrai-go del conservador, para mantener el órden ; y la fé yentusiasmo de los partidos avanzados para implantarlas reformas que en la oposicion les parecen mas urgen-tes, sólo el deseo de contener algunos días la marejadaque le envuelve para que la pesca sea un poco más abun-dante, explica la tenacidad del Gobierno en dilatarcon paliativos inútiles la catástrofe inevitable queamenaza su existencia,

Alas de veinte dios mortales de snspension de unas ga-rantías constitucionales, cuya interpretacion las haciavaler muy poco, ha creido el Gabinete Sagasta que erancondicion indispensable para la conservacion del órdenapenas alterado cuando restablecido, más por la actitudpacífica del país, que por los previsores cuidados de susdispersos y adormecidos gobernantes . Durante estosveinte días, si han menudeado las multas, han escasea-do los motivos de importancia para su aplicacion, yúnicamente se ha comprendido que no era el desordenpúblico lo que el Gobierno telnia, sino la actitud de laprensa ante los memorables desaeieitos de los humbiesque rigen los destinos del país .

Temían que se dijese por escrito lo que todo elmundo afirmaba de palabra, querían que los murmu-llos no llegasen muy alto, que cuando no hubiese másremedio que abrir la válbula, ya estuviese en juegoal,-un recurso cesarista para conjurar las discusiones po-líticas . Primero inauguracion de un nuevo forro-carrilpara que durante unos dias, las fiestas de la paz dis-traigan la opinion pública de exigir las responsabilida-des contraidas por los que no evitaron las amenazas deguerra; despues viaje de S . -Al . el Rey á Alemania, du-rante cuyo tiempo se dedo rará mal patriota y se tilda-rá de insensato ó de impaciente á todo el que perturbecon ataques al Gobierno la pacifica continuacion de lapolítica que hoy nos aniquila ; despues dicen que dicenque se pensará en convocar las Córtes para mediados ófines de Noviembre, y entonces se pensará en plantearla cuestion de confianza . Es decir, que siendo constitu-cional que las garantías se suspendan por motivos deórden público hasta que éste sea restablecido, el Go-

Madrid 1 .° Setiembre 1883 .

pon perLOS f0a5AXDEz Pxnw,-Alvarez doCastro lleves dei .

~EVISCaS EXC&ANJE2A5 •

The ESiniwrgh heview .-D . Juan de Antria ;por Sur William Stirling Nraxwella .-Lon-dres, 4583 .

bierno entiende que puede prolongar semejante estadode cosas durante un espacio de tiempo diez veces mayordel que duró la causa ccesional ; y que siendo uu precep-to ineludible de la Constitucioze vigente el convocar lasCórtes lo más pronto que sea posible para darles cuentadel uso que el Gobierno ha hecho de las facultades ex-traordinarias, puede interpretarse breve un plazo detres meses .

Breve parecerá, en efecto, á los que van á dejar susprebendas; sin que sea menester preguntar lo que pen-sarian ellos si el plazo referido fuese para darles el poder .

Y que nu es una infundacia m ermuracion cuanto ar-riba decimos, puede comprenderse con sólo volver lavista hácia la breve y lamentable historia del paso de lafscsioie por el Gobierno . ¿Qué leyes de alguna importan-cia, han presentado á las Córtes que puedan atribuirseá su gestion política? iQud reforma administrativa pue-den legar que sea digna de gratitud por parte del país?¿En qué han pasado el tiempo escasísimo que les hayasobrado de las cuestiones ó intereses personales?

Ni un átomo cíe auimadversion mueve nuestra plu-ma. En buen hora los Rodrigue% Arias, los PelayoCuesta, los Gu - lon y Nuñez de Arce conservasen suscarteras hasta sacarles lustre, si esto no fuese en per-juicio del país, si el aplazamiento de la crisis hubierade ser una veniadera cransiclon que no dejase deplo-rable huella en pus de si, y las aguas del olvido cerrasensobre sus cabezas sin producir la más leve ondulacioncuando les sepulten para siempre .

Durante los dos meses que como mínimun se dan deplazo á la crisis, podrán los partidos que se crean encondiciones de gobernar hacer ostentacion de sus fuer-zas y su disciplina, á fin de que despues de las revistasmilitares venga una revista política en que se inspec-cionen los variados aprestos de todas las huestes de lamona, quía .

iQuié,i llevará el premio? Dos meses de alardes dedinastismo, de ~ehementisimos deseos de sacrificarsepor la patria, son la p`ers}soctiva de cuantos aspiran alturno pacífico de los partidos bajo la influencia delpoder moderador . Unicamente tus conservadores seabstienen de estos alardes, y como Curdel,a en elRey Lear de Shakespeare, se contentan con excla-mar : ¡Leve and be sitent!

i2

LAZOS DE SEDA

1 .SOSPECHAS .

Por entre los altos y redondos pilares, enlos mismos soportales de la famosa ¡cera, ámás de cien pasos de distancia, se divisa el ró-tulo cuyo fondo es oscuro y las letras doradas,que dicen : Lacras superiores . Encima de estagran muestra que nos indica el género espe-cial del establecimiento, se abre el balconcíllo,con tres anchas vidrieras, aclratado, feo, y tanbajo (le techo, que una persona de medianatalla no conseguirá asomarse, sin inclinar lacabeza y saludar con muda cortésía al tran-seunte. Aquella serie de balconcillos que ape-nas varían en la forma, semejantes á las tribu-nas reservadas de algunas iglesias y medioocultos por las tablas de los rótulos verdes,violáceos, blancos ó dorados completan la fiso-nomía antigua y característica de los sopor-tales .A una hora determinada de la mañana, este

pequeño centro se anima, toma un aspectofresco y risueño en medio de la sombra, te-niendo delante de sí la plaza inundada de sol,y se ven pasear á lo largo grupos de ociosos,hacendados ó viejos, algunos oficiales de ca-ballería ó de la guardia civil haciendo sonarsus espuelas ó luciendo sus casacas azules consolapas y vivos encarnados, curiosos que sedetienen en las tiendas para contentar la últi-ma sesion del municipio, gentes madrugado-ras, muchachas (le servicio que se retrasan,alguno que otro viajero madrileño ó del país,comisionista, ingeniero, negociante, persona-je político, cómico sin contrata que se distin-gue por su traje claro, especial, correcto, vis-tosísimo ó flamante, por sus maneras sueltas ydesembarazadas, por cierto aire de superiori-dad y de desenfado . A esta hora se ve tambienal dueño de la modesta tienda que se recomien-da al público por este titulo no ménos modes-to de Lanas superiores ; se le ve, decimos, á laizquierda del mostrador, con la pipa en laboca, una sábana de papel en la mano, engol-fado profundamente en la lectura de La Giron-cle, su periódico favorito . Nadie que cruce porlos soportales podrá confundir aquella su fiso-nomía viva y encendida que tiene la tersura yel encarnado matiz de una manzana de invier-no, en cuya parte superior sus ojiilos negrosparecen dos agujeritos insignificantes, con lascaras moreuotas y largas de los criados quede,pachan ó permanecen recostados en la repi-sa de la anaquelería con la nariz al aire, espe-rando la llegada del comprador y poniendoatento oído á los infinitos rumores de la calle .

REVISTA IBERICA .

De pronto, una voz fresca de mujer, desde elinterior de la casa, saca de sus distracciones álos habitantes de la tienda con estas perento-rias palabras :

-Ariscaut, haz el favor de subir un mo-mento .

Oído lo cual por el lector de La Gironde, deja,aunque de mala gana, su periódico, enciende lapipa recien apagada, y arrastrando las zapati-llas como el que anda en chancletas, se pierdeen el fondo de la tienda que tiene cierta seme-janza con un tubo, y se le oye subir las escale-ras sin gran apresuramiento . .Luego se perci-ben con más claridad las voces de Ariscaut y desu mujer alternando con viveza como si dispu-taran, y á seguida el golpe (le una puerta quese cierra violentamente . Pero este conflictotiene tanibien su historia .

Francisco Ariscaut, natural de Vancluse,que forma parte de la antigua Provenza, seliabia casado en Valladolid despues ele tomarel establecimiento, al que acabamos de echaruna rápida ojeada, para la venta de paños ygéneros de lana, especialmente franceses . Subuen humor, su inalababie charla, su carácterbromista y comunicativo, hacían del Sr . Aris-caut un sugeto apreciable y simpático bajomuchos conceptos . Esto es lo que podemosllamar su lado fuerte, porque tambien se le co-nocia su punto vulnerable á semejanza del hé-roe griego . El calcañar sensible, ó en otrostérminos, el flaco de nuestro mercader, no eraotro que la estética ¡quién lo dirial la estéticarealizada por el bello sexo . En esta parte pa-recia conservarse en los veinte años, tal era elfuego y el apasionamiento y el discreteo queluda en presencia ele una mujer jóven y boni-ta ; y lo chistoso del caso consistia en que suesposa merecia igualmente este título, y enocasiones la requebraba y abrumaba á piroposcomo á cualquier otra, sobre todo si habla queacallar sus celos .

Motivos no le faltaban para estar celosa yáun ofendida por la conducta de su marido,pues precisamente el dia anterior rabia recibi-do por el correo un anónimo en que se citabanpersonas y se daban detalles curiosísimos, delos que no podia dudarse . Solía el Sr . Aris-caut, al llegar el verano, hacer un viajecito áFrancia para visitar las fábricas y elegir por símismo los castores, franelas y lanillas que másnecesitaba. No todos los años salla de Vallado-lid, pero aseguraba el anónimo que el señorAriscaut tenia preparada su maleta y que nobaria el viaje completamente sólo, segur susdatos . Designábase á una modista, institutrizfrancesa ó cosa así, llamada Valentina, como lacompañera probable del susodicho, y añadíaseque el punto de parada debía ser la frontera,y el acordado para verse una fonda de Bayona .

Como lo del viaje resultó verdad, temió Vic-toria (tal era su nombre) que la segunda partefuese igualmente cierta, por cuya razon exigióde su marido algunas explicaciones aclarato-rias . La sesion fué secreta y no sabemos dequé recursos echaría mano, ni si llegaríahasta la elocuencia, cosa á un comerciantepermitida en estos tiempos de meetings y parla-mentarismo ; pero lo que no cabe duda es queAriscaut la convenció de la perversidad de losanónimos y del escaso crédito que merecian .Verdad era que la abandonaba por algun tiem-po, pero su objeto no podía ser más lícito :marchar á Madrid y desde allí á Valencia conintencion de arreglar ciertos negocios y poner-se de acuerdo con determinadas casas de co-mercio . Véase, pues, cómo el anónimo mentialo mismo que un bellaco . ó poco ménos, y nodaba pié con bola en maldita la cosa .Como prueba de su veracidad y de su ino-

cencia, le propuso llevar consigo á Antonio ;era el hermano menor de Victoria, jóven apro-vechado que acababa de cursar la Jurispruden-cia y en el próximo invierno- se baria notariosi un adverso destino no malograba en flor fa-cultades tan sobresalientes . Para el porvenirreservávase el emprender la carrera de ciencias,lo que demuestra el alto aprecio que tenia desí mismo, y la elasticidad de su inteligenciaque así abarcaba los conocimientos sintéticosy narrativos como las verdades lógicas y ma-temáticas .

Con este ofrecimiento de Ariscaut creyóleVictoria bajo su palabra y no tuvo por conve-niente ni por decoroso que le acompañase suhermano como testigo de vista . Pero á veces,sin saber por qué, asaltábanle de nuevo furi-bundas sospechas y llamaba á parlamento á sumarido inopinadamente, como hemos vistoen el comienzo de nuestro relato, para decirlepor centésima vez :

_Oye, ¿no podías dejar ese viaje para másadelante? El caso es que en estas llamadas yconferencias llegó el último dia de la semana yAriscaut arregló su. equipaje como la cosa másnatural del mundo, despidióse de la familia, yaquella misma noche tomó un asiento en el trende Madrid . Dos días despues hubo ya carta, fe-chada en la córte para mayor descanso de laadorada esposa .Todo el olor de lo sucedido debió dar sin

duda en las narices de aquel endiablado anóni-mo, porque trató de aguar la confianza y lasatisfaccion de Victoria con una segunda epís-tola, recibida casualmente al otro dia de la desu marido . Apesar de ser letra. desconocidapara ella, picóle más que la otra vez la curiosi-dad, y se decidió á enterarle del contenido, quevenia á decir en resumidas cuentas lo siguien-te : «Desconfla de los juramentosy de las pala-

REVISTA IBÉRICA . 213

tiras de los hombres . Ten por muy seguro queel dia primero de Julio tu marido y la citadaindividua deben reunirse en la fonda del Me-diodia de Bayona . Pruebas no me faltan, lo quese llaman pruebas, pero no te las remití pordemasiado fuertes . Para hacer boca te bastacon este anuncio . Prepárate en mi tercera árecibir la gorda.»Pesábale ya á Victoria haber abierto este

maldecido anónimo que la entregaba otrasveces á su intranquilidad Y á sus sospechas .A tal sazon entró Antonio . el único de la fami-lia á, quien confiaba sus disgustos, bien fuesepor esa gran confianza que se establece entreciertos hermanos, ó porque tuviera formadade su talento una alta y ventajosa idea . Diólerl leer el anónimo, añadiendo :

-La letra yo no la conozco, pero ve lo quedice. ¿Será eso verdad, Antonio? Vamos, asíno se puede vivir . ¿Qué te parece que ha,,a-mos? ¿Cómo evitar ese aborrecido viaje? ¡Y yoque quedé tan confiada despues de aquellasprotestas, despees de tanta palabrota y tantacháchara . . . velay lo que son los hombres!

Callaba entre tanto su hermano, sumido alparecer en las profundas y difíciles reflexionesá que la lectura de la carta daba lugar. Tam-bien ella reflexionó un instante para añadirresueltamente :-Iré yo misma á Bayona . No creo que

tenga valor para seguir adelante estando yoallí . Ya estoy decidida, ¡vaya si estoy decidida!Ademas . . . que somos tontas de capirote : tantoafan de casarse para ver estas cosas ; para quenos vuelvan la espalda á las primeras de cam-bio . . . ¿No es esto un desprecio? dime tú . A mino me pinta bien esto. Yo lo siento como si fue-ra un desprecio, y no veo que una valga mé-nos que las demás .

Era Victoria rubia, pequeñita, tal vez dema-siado pequeña, deformas suaves, finas, redon-das, y sin alcanzar una notable belleza, encon-trábase en su conjunto la gracia de lo bonito,amén de ciertos delicados detalles como elbuen color, una mano blanquísima y cual siestuviera hecha á torno, el cabello castañoalgo rizoso y otros semejantes que aun siendode menor importancia, no carecen (le valor es-tético. Bien convencida estaba de ello ; así secomprende la fuerza de su última frase y lomucho que le dolía verse obligada á traducirla locura del marido por disimulado desprecio .

Su hermano, la devolvió el anónimo y hablópor fin :-No te preocupespr lo del viaje . Sería un

disparate que fueras tu sola . Iré yo .- ¿Tú? . . .-Lo he pensado detenidamente . En estos ca-

prichos, más ó ménos pasajeros, basta la pre-sencia de un pariente ó amigo para que todo

2í4

REVISTA IBÉRICA .

quede en agua de cerrajas . Si lo que no es pro-bable opusiera alguna resistencia á mis conse-jos, yo le hablaria como debe hablarse á esaseñora . . .-¿~ Ié señora? . . . repuso Victoria con un

mohin de desprecio .-Bien, á esa individuaque no cono-

cemos .-Pero ¿de veras te decides? Puede que sea

eso lo mis acertado .Parecíale al pronto que la determinacion de

su hermano iba á poner fácil y sencillísimotérmino á armella aventura .-Pues no que no . Arreglas mi maleta y

mañana salgo de Valladolid, contestó Antoniocon gentil presteza .

Era mucho mis alto y más flaco que su her-mana, asemejándose, sin embargo, en los ojosazules y en el perfil correcto y proporcionadode la cara .

Mientras él se paseaba por la salita, con lasmanos en los bolsillos silbando ruidosamentey revelando en su aire impertinente de doctor-cillo toda la importancia de que se revestia y delcual no se apeaba ni áun en medio de la fami-lia, Victoria abría y cerraba los cajones de su có-moda en bncca de algo que no encontraba enaquel revoltillo de trapos, ropas y enseres . Consu botado color de garbanzo y su pañolito esco-cés de seda anudado al cuello, parecia, vista deespalda, una niña algun tanto desarrollada . Eneste trajin de abrir y cerrar . su imaginacionno cesaba de dar vueltas á la misma idea,hasta cambiar poco áá poco de modo de pensar .Por último, recogiendo las llaves, se volvióhácia Antonio y le dijo :

-No, mira, no me parece bien que te ex-pongas á tener un disgusto con mi marido .Yo le escribiré . Lo del viaje es una tontería .Porque supongamos que sea todo cierto, quelo sorprendes en Bayona, que teneis un alter-cado, que llegas á arrebatarte . . . pues ese esuno de tus defectos .-Vaya mujer, muchas gracias . ¿Crees tú

que todavía soy un niño? Es lo que más merevienta en todos vosotros . Nunca ha de saliruno de los diez años . Nada, ni que me faltarael sentido comun ó no comprendiera lo queson estas cosas . Pues ten en cuenta que no lohacia únicamente por ti: lo hacia por mí, portodos nosotros y por el buen nombre de la fa-,milla. . . . ¡Tiene esto gracia, hombre!

-Si te empellas en ello, repuso Victoria, nome opongo . Por lo mismo que te quiero es porlo que no me desidia á concederte el permiso .La sola suposicion de que pudiera haber entrevosotros el menor choque . . . Ya conoces el ca-rácter de Francisco .--Choque . . . y ¿por qué? Vamos, que no será

tan fiero el leon como lo pintan . Cansado está

uno de oir y de saber en lo que vienen á pararestas niñerías. Por ese lado no hay que temernada . Con que consientes ¿eh?

Luego, abrazando á su hermana y viendoque ésta no replicaba, añadió en otro tono-Jóven, fiése Vd . de este consumado maes-

tro . La verdad es, que teóricamente sé yo tantocorno cualquier otro, y sobre todo atengámo-nos á la ley . Papiniano y yo estamos conformesen eso. Ya verás cómo se porta esta buena per-sonita . . . ¿ó es que has perdido la confianza entu Antonio? Pues es el mismo de siempre, queirá por tí á donde no iria por ninguno . En fin,chica, se madrugará porque te se aprecia . ¿Conque querrás que me vana . ¿verdad?

Victoria, que era más débil de carácter porla movilidad de su imaginacion que el jovenleguleyo, se dejó acariciar sin oponer resisten-cia y sin negarse á sus reiteradas instancias,lo que equivalía para su hermano á un explíci-to consentimiento .

II .

¿QUIÉN SERÁ ELLA?

Acontece con alguna frecuencia que en uncoche de primera ó segunda clase se reunendiez y áun doce personas pertenecientes alsexo fuerte ; y entonces por corto que sea elviaje la conversacion se hace general, reinan-do entre todos una especie de franqueza, segunlos caracteres, que permite establecer un cam-bio recíproco de ideas . Bien es verdad quesuelen oirse cosas muy raras y ocurrencias lasmás estupendas del mundo ; pero la buenacrianzay la falta ó escasez de antecedentes quecada viajero tiene del vecino, influyen gran-demente para que estas discusiones y polémi-cas no degeneren en un reñidero de gallos óen un pugilato de plazuela .

Hemos dicho con alguna frecuencia porqueen el tren expreso que había salido de Madridpara Francia, y al que nos referimos en estemomento, no se habla concertado entre lossiete varones que marchaban reunidos, esagran armonía, ó confianza, ó llámese como sequiera . Habló baso -,tratos en dos grupos, otrosse contemplaban con cara de aburridos, elsexto lela la interesante Guia de Perro-carriles,y el sétimo continuaba reclinado en la venta-nilla y observando lo de fuera . De éste nosocuparemos con preferencia por ser uno de losprimeros papeles de nuestra comedia . No mira-ba el paisaje del camino ni las quiebras ni on-dulaciones del terreno, porque sus ojos, suatencion, todo su espíritu teníalo puesto ycomo clavado en una mujer que por matar sufastidio, ó por curiosidad, asomábase de vez encuando á la ventanilla del segundo departa-

j

mento . No era tina niña : frisarla ya en losveintiseis años, que algo disimulaban la blan-cura límpida y mate de su rostro, sus ojos par-dos bañados por esa humedad que parece pres-tarles más brillantez ó más ternura, y ciertagallardía en sus movimientos, que acertaba áconfundirse con la flexibilidad y la gracia dela primera juventud . Sus manos, igualmenteblancas y pulidas, jugueteaban con un abani-co de esos que llaman pericones, colgado desu muñeca. Las bridas de seda de su sombre-rito, anudadas bajo la barba, se habían desen-lazado, y flotaban al aire movidas por una Ti-era brisa . A veces, una de éstas, ancha y deun rosa pálido, llegaba á rozar la barba de An-tonio (pues este era el viajero), que se sentiadichoso al verse acariciado por aquel suavísimoaleteo de la cinta .El tren seguia marchando con gran veloci-

dad . Cierto que se sentía dichoso, pero hosti-gado al propio tiempo por una sensacion ex-traña . n o bien definida y rara vez experimen-tada . No, al lado de Cecilia, su primer amor,nunca palpitó su corazon con aquellos súbitosardores . Pardos eran tambien los ojos de laniña, pero aquellas estrellitas no llameabancomo los de la desconocida, ni despertaban ensus sentidos inexplicable voluptuosidad . Media-ba, pues, gran diferencia entre Cecilia que re-presentaba la irnaginacion juvenil con su va-guedad, sus entusiasmos, sus impresionesfrescas y vírgenes, y aquella mujer que eracomo el símbolo de la vida, del placer, de laplenitud, de la realidad, hermosa y provocati-va y de la pasion triunfante que no se satisfa-ce sino con la posesion del objeto deseado .Mirábala Antonio con fijeza unas veces,

con secreto temor otras, cosa que no debiadesagradar á la viajera cuando recogia á, hur-tadillas su miradas y continuaba asomada ydistraída con los objetos más próximos del ca-mino ; por ejemplo : á la aproximacion inespe-rada de tuna caseta, de una barraca ó de untúnel, irnaginábase la posibilidad del cho-que con aquello que corria ó parecia correrhácia su v-agon tan precipitadamente, y cer-raba los ojos como presa de un lijero desvane-cimiento ó conmocion nerviosa que recorrieratodo su cuerpo . Estas timideces de niña, ob-servadas por el jóven, sirviéronle de pretextopara entrar en conversacion . Al interés mani-festado por sus preguntas, contestó ella conla mayor afabilidad . Su lenguaje, su pronuu-ciacion y hasta su misma afabilidad, no debianser naturales de Castilla . Indudablemente,aquella mujer era extranjera .

Su conversacion se interrumpia á la llegadade las estaciones . En medio de los silbidos delmónstruo, las voces de los viajeros, el correrde los mozos y los toques de marcha de la

REVISTA IBÉRICA .

2 }.,

campana, ponian ellos un punto de reposo yse callaban á un tiempo, á semejanza de lasvoces cantantes á la entrada del coro generalen la representacion de las grandes óperas .Alentado por estas pruebas de confianza yáun de simpatía, preguntóle Antonio si ibasola en el coche .

-No ciertamente-respondió la desconocidasonriendo .-¿Con quién diría Vd . que viajo?

-Casi temo acertarlo . Con un amigo .-¡Oh! no, todo lo contrario . Es tina amiga .-Felizmente es una amiga . Pues quisiera

ser amiga .-¿Para qué? Yo le aseguro á Vd . que habia

de aburrirse bien pronto .-¡Aburrirme! ¿Yo? . . . Cuando hace más de

dos horas que me tiene usted encantado . Peroya lo comprendo : hablará Vd . por sí misma .Mi conversacion le debe ser insoportable ¿noes eso? ¡Aburrirme! Vamos, ¿quiere Vd . quehagamos una prueba? Yo pasaré á su coche yme sentaré á su lado, ó en frente, como ustedguste . Veremos entonces quién de los dos secansa antes .-¡Ah! Con que Vd . . . Muy bien, hombre,

muy bien . . . Sí, repuso ella, riendo de bonísi-ma gana . Con aquella franca y espansiva risadejó ver á Antonio dos hileras de dientes-chi-quitos, blancos y afilados como los de un gos-quecillo jóven . ~Lo que es la prueba es chis-tosa. Decididamente, sabe Vd . dar una buenabroma .En este momento llegaron á la décima es-

tacion, y el tren volvió á hacer alto . Antoniose echó el abrigo al brazo, recogió la manta deviaje de cuadros verdes, oscuros y azules, seencasquetó el hongo, tomó en la siniestramano su maletin flamante y lijerísimo, saltóá tierra, abrió con la derecha la portezuela delsegundo departamento y se instaló con lamayor prontitud frente al4asiento que ocupabala desconocida . Fué cuestion de cinco segun-dos la tal maniobra . Pero apenas comprendióque se fijaban en él las miradas de los demásviajeros, se puso encendido como la grana .Sin embargo, devolvióle la serenidad y leaquietó el espíritu la sonrisa plácida y fina dela persona que más le interesaba. Entoncespudo contemplarla á su sabor .

Un paletó de color ceniza, adornado consencillos pespuntes, dibujaba de un modo ad-mirable su talle que no aparecía desfiguradoni aun al reclinarse sobre el asiento buscandomás cómoda postura . En cuanto al vestidillo,que era de medio color (ocre quemnado), profa-nos ojos hablan de distinguir con sólo verlo,la elegancia del corte y la sobriedad de susvivos, plegados y volantes . Lucia además ensu cuello, cerrado en alto como el de los ca-balleros, una corbata encarnada de seda, bor-

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dada li,jeramente en las puntas . De vez encuando dejaba asomar por dedujo de la faldala puntita del pié, jugueton y menudocomo elde una madrileña . Rabia, pues, en su personaun aire de sencillez, de buen gusto, de satis-faccion y de pulcritud que contrastaba sin-gularmente con el de la señora que á su iz-quierda se arrellanaba, cargada de seda decolores, de medallones, de sortijas en los dedosy de flores en el sombrero, tal y corno puedaadornarse una ricachona de provincia . Tan fuer-te era la contraposicion, que hasta el mismoAntonio, sin experiencia para semejantes ob-servaciones, dudó muchísimo de cine fuera suamiga . Fácil le hubiera sido averiguarlo, peroiba tan poseido de un único y exclusivo senti-miento, que no reparó durante el viaje en milcircustancias y pormenores que le habríanaclarado la verdad . En cambio, sabia ella, porexpoutánea confesion del jóven, que se dirigíaá Bayona, que su -permanencia en la poblacionobedecia en un todo á cuestiones de familia, yque aunque simpatizaba con las francesas, elpaís le era completamente desconocido . Alcruzar la frontera preguntóle Antonio :

-¿Pero se detiene Vd. en Bayona? No mehabía dicho nada de eso . ¡0h divina sorpresa!

-Puede ser, contestó la desconocida . Ra-yona es muy pequeño, no seráá extraño que nosencontremos .

-¿Dónde'?-¡Olí! curiosillo es Vd . l o creo que le bas-

tará á Vd. saber por ahora que nos encontra-remos .

Esta última pregunta se encaminaba á for-mular una cita, pero cualquiera tentativa deeste género tropezaba al momento con su son-risa, con su amabilidad, con una frase aguday razonable que esquivaba, sin herirle, unarespuesta categórica . Despues de salir de laestacion tomaron el mismo ómnibus, que leslevó, sin detenerse, á la fonda del Mediodía .Antonio saltó del coche y volvióse para dar lamano á la viajera, viendo que se preparaba ábajar allí mismo . Luego le dijo :-¿Sube Vd. tambien al hotel? Es otra sor-

presa ; mucho más, otra felicidad que no espe-raba. Y sola . ¿Cómo se entiende? ¿No viene suamiguita de `'d?

-¡Calla! Pues es verdad . . . no está en elcoche. Ha debido quedar, e en la estacion . Creausted que yo lo siento en el alma , porque eramuy buena amiga .

-Toda una persona decente, añadió Anto-nio en iuéntico tono de con rniseracion .

Miróle la desconocida al oir esto, y ambosse sonrieron contentos de haberse compren-dido-Cuando

él se encontró en un cuarto de lafonda, solo, rendido, impresionado por las es-

cenas del viaje, por la extravagancia de lostipos, por la novedad de los objetos que le ro-deaban, recordó por primera vez que traía unencargo difícil y espinoso, cual era el de re-presentante del deber y del honor (le una fami-lha que vuelve por los ultrajados fueros . Sintióde todas veras no hallarse libre, completa-mente libre, para poder consagrarse á la, reali-zacion de sus caprichos . Pensó tambien en suadorable hermana, á quien le prometió escri-bir, siquiera fuesen cuatro líneas, el mismo diade su llegada ; pero en vez de tomar la plumase tendió en la butaca ó silion, sacó un cigar-rillo de papel y se puso á fumar con sin igualtranquilidad. Entre las bocanadas c+el humo sedisiparon las últimas ideas que más fatigaronsu espíritu, y tornó á recrearse con la gallar-da imágen de la desconocida. ¡Qué graciosamujer! ¿Quién sería? ¿Por qué volveria á supaís? ¿No estarla casada? ¿Siinpatizaria con él?Sin duda alguna que con él simpatizaba . . . Yeso pronto habria de verse . . . Estaba en el co-mienzo de una gran aventura . Despues deapurar el cigarrillo se cruzó de brazos como siesperara contestacion a sus preguntas, y res-piró fuertemente . Habiendo pasado en claro laanterior noche, la naturaleza reclamó sus de-rechos con mayor energía que nunca y sequedó dormido como un niño .

José M. Matheu .(Con tinoorá . ;

LA HULLA EN SUS RELACIONES

CON LA CIVILIZ ACION -MODERNA .

1 .La hulla es el elemento más eficaz y poderoso

de la civilizacion moderna . A ella debemos lasmayores trasformaciones . La locomotora queacorta el tiempo y la distancia ; el barco quesurca los mares uniendo entre sí los continen-tes ; las máquinas de vapor que actúan simul-táneamente en la superficie de nuestro globo ;la luz que ilumina nuestras ciudades y otrasmaravillas, se deben á la hulla .

Su poder es omnipotente. «Cuando se con-templa, dice un autor contemporáneo, el mo-vimiento industrial que envuelve hoy á todoslos pueblos, se advierte con cierta sorpresaque el cetro del mundo no pertenece va á unbaston de oro, si uo á un pedazo de carbonde piedra

Y en efecto, todos los pueblos hacen de ellasu industria más preciada . El total de la ex-plotacion hullera que hace hoy Europa yAmérica anualmente, asciende a la cifra de170.000 .000 de toneladas, lo cual representa

la suma colosal -de 10.000 .000.000 de realesanuales . Las minas de oro y plata, que tantariqueza tienen hoy en la vida de las naciones,son inferiores á las minas (le carbon de piedra :la hulla aventaja en un doble, por su valor, ááesos metales preciosos .

Véase, pues, la importancia que tiene ,y elbrillante papel que desempeúa en la modernacivilizacion un combustible al parecer tandespreciable, y que fue anatematizado en otrotiempo como nocivo á la salud y enemigo delprogreso ; pero, ¿que es la hulla ó carbon depiedra?

Vamos á verlo .Jorge Stephenson se paseaba un dia con el

famoso Bucklaud, cuando pasó delante deellos una de las primeras locomotoras . La má-quina no tenia todavia la elegancia relativaque hoy tiene : el juego de sus diversos órga-nos era difícil y trabajoso ; los movimientoslentos y torpes ; soplaba como un caballo fati-gado, y arrastraba penosamente su enormecarga .

Una extensa nube de humo negro y, espesomarcaba su paso, como la estela de un barcoal romper las olas silenciosas de un mar tran-quilo . Era la locomotora naciente é informe,pero cuyo valor futuro podía ya anunciarsesin esperar el trascurso de muchos arios . Depronto se para Stephenson y pregunta áBucklaud .

---¿Cuál puede ser, en vuestra opinion, lapotencia que trasporta esas masas enormes contanta rapidez?-Vuestra locomotora, respondió el gran

geólogo .--¿Quién da fuerza á la locomotora?-El vapor, contestó Bucklaud .-¿Y quién se la da al vapor?-El carbon de piedra que arde en el hogar

y produce el calor .-Pero ¿de dónde saca el carbon ese ma-

nantial de calor tan poderoso?Bucklaud permaneció mi-ido ante esta pre-

gunta ; Stephenson prosiguió animándosecada vez más .

---¿Sabeis de quién ha tomado esa fuerza in-mensa? Pues bien, la ha tomado del astro queahora nos ilumina, del sol que esparce luz ycalor por nuestro globo, y que ha dado origená ese carbon produciendo las plantas de queestá formado .

La física y la geología han sancionado favo-rablemente esta opinion del inventor de loscaminos de hierro .

Cuando se cava la tierra para extraer hulla,se encuentra entre las materias terrosas conque se halla mezclado el combustible, muchosrestos esparcidos acá y allá, bien conserva-

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dos, enteros, bien medio destruidos y tras-formados .

La hulla ocupa extensas depresiones quehan hecho dar el nombre de cuencas á esasmasas de hulla más ó ménos convexas liáciael punto más bajo, y que se elevan todo alre-dedor siguiendo las pendientes de la depresion .

Los restos contenidos en las hulleras, laaforma de los depósitos, la observacion de loque pasa actualmente en nuestras turberas,donde grandes masas vegetales, depositadasen pantanos, multiplicándose rápidamente, setrasforman poco á poco en carbon, todo nosdesmuestra el origen vegetal de la hulla .Aquellos son vegetales de distintas épocasque, sumergidos lentamente en grandes pan-tanos, cubiertos luego. por tierras, más ó mé-nos comprimidos, han formado carbones . d enaturaleza distinta .

La variedad de los vegetales y las diferentescircunstancias de temperatura, presion, etc .,en que se hallaban colocados, dan origen á esavariedad de carbones .

El carbon es, pues, una especie de quintaesencia de la madera ; una especie de conden-sancion de los principios combustibles vege-tales : es madera reducida, comprimida, amon-tonada, por decirlo así, y que reune en pocovoluímen una gran potencia de combustion .A la planta es, en una palabra, á quien se hade preguntar el secreto del calor de que esmanantial .

Bajo la influencia de la luz solar, está de-mostrado por la botánica, el reino vegetalrespira, vive y se apropia los elementos car-bonosos que le constituyen en gran parte .Cada átomo que se deposita en el tejido vege-tal y concurre á su desarrollo, es el resultadode una accion química y vital, en la cual elsol interviene en una gran parte . El frag-mento de madera, de hoja ó de fruto que seforma en cada instante de la vida de la planta,ha gastado y transformado para producirsecierta suma de calor y de la luz .

Estas dos fuerzas, el calor y la luz, rebananen estado latente en cada porcion del vegetalque han constituido á formar ; pero en unmomento dado, bajo la influencia de un exci-tante, es decir, de un cuerpo á una tempera-tura elevada, todo el calor y la luz solaradormecidos en la madera, se despiertan, pordecirlo así, y la combustion de una haya de-treinta años, por ejemplo, dice ')ir . llemet, devuelve en pocas lro Ls todo lo que el árbolhabía absorbido del sol durante aquellostreinta arios de vida vegetal .

La relacion que existe catre todas las cosasde la Naturaleza, es verdaderamente admi-rable .

«Podo viene del aire y todo vuelve á él,» ha

2!8

dicho un eminente químico francés . El ácidocarbónico que la hulla esparce hoy á oleadasespesas en la atmósfera,, ha formado parte deella durante su periodo de transicion . Desdeeste punto de vista, la exhuberante vejetacionde la época hullera puede considerarse comoun inmenso aparato de extraccion, cuyo jugocontribuye á ciar al aire la composicion quehoy tiene .

El ácido carbónico que se exhala de la hullainflamada viene, pues, de la atmósfera ; vienede ella y á ella vuelve después de haber es-tado separado de ella millares de siglos ; y bajoeste aspecto, la idnstria restablece, hastacierto punto por lo ménos, las condiciones quela vida encontró en sus remotos orígenes ennuestro planeta .

Stephenson tenia, pues, razon al decir áBucklaud que lo que comunica rriovimientoá la locomotora por el vapor, es el calor solar ;pero el calor solar almacenado en esos veje-tales hace dos -millones de años por lo ménos .

II .

La hulla, ya lo hemos dicho, es el elementomás precioso y útil de la civilizacion . Su orí-gen se pierde en la noche de los tiempos conlas primeras convulsiones geológicas de nues-tro planeta. Dadas las condiciones del progre-so, su uso es hoy tan importante, que todos lospueblos cultos de Europa y de América, sonesclavos de ese combustible, al parecer tandespreciable .Los chinos y los romanos han conocido la

hulla ; pero ni unos ni otros supieron aplicar-las á los usos de la vida . En Bélgica, cerca deLieja, parece que empezaron las explotacionesen el siglo xii . La imaginacion poética de losbelgas creó una leyenda interesante acerca .del descubrimiento de la hulla .

Honillos, segun refiere la tradicion, era unpobre albéitar (le Pleneveaux. Sin -trabajo, porno tener dinero para comprar leña que alimen-tase su fragua, estaba desesperado y próximoá perecer de hambre con su dilatada familia .Abatido y sin esperanza, salió un dia al campocon el objeto de suicidarse, cuando sede apa-reció un anciano de aspecto venerable y debarba blanca .-Me consta, Honillos, la causa de tu des-

ventura, díjole el anciano, y vo y á proponerteun medio eficaz para que puedas pasar sin ne-cesidad del carbon de leña . En la ladera de lamontaña próxima, y á corta distancia de unarroyuelo, encontrarás en el suelo una exce-lente tierra negra para tu fragua. Empléala,hijo mio, y tus desdichas cesarán y tu felicidadserá segura .

Abrumado por el dolor, apenas escuchó

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Honillos estas palabras ; mas cuando alzó lacabeza para interrogar al anciano, éste habiadesaparecido. Contrariado por esta extrañaaventura, no supo al principio qué resoluciondebia tomar: la lucha entre la vida y la muerteera terrible en el alma da aquel desgraciado ;pero el instinto de la conservacion triunfó alfin . Honillos se levantó, miró al cielo resig-nado y se dirigió lentamente a la ladera de lamontaña inmediata, siguiendo el consejo (lesu celeste mensajero . El resultado fue satisfac-torio y brillantisimo, pues el trabajo no le faltó

iá Honillos desde aquel da, para él tan ven-turoso

Más de setecientos años hace que esto pasó,y sin embargo, el carbon de piedra no gozódespues gran concepto en Europa, pues se leacusaba de que era nocivo á laa salud, que in-festaba el aire y que ensuciaba la ropa . Seensayó despues en varias épocas, aunque sinresultado ni utilidad alguna . Ha sido necesa-rio que resvistiera una nueva faz el progreso ;que las necesidades de los pueblos fuesen cadaclic más crecientes ,y que se perfeccionara laindustria, para que la hulla adquiriese la im-portancia que h«y tiene . Desde entonces es lasoberana del mundo . A ella deben su vida ysu desarrollo los tres grandes y únicos ele-mentos de la civilizacion contemporánea : laciencia, el comercio y la industria .

Veamos sinó la explotacion que de tan pre-cioso combustible se hace en todo el inundo .Inglaterra, incluyendo á Irlanda, producecerca de 100 millones de toneladas anuales ;Prusia, que le sigue en órden, produce 17millones ; Francia y Bélgica 12 millones ; Aus-tria cuatro ; Alemania produce ménos todavia,y los Estados Unidos sacan 17 millones detoneladas de sus minas .España cuenta con bastantes cuencas hu-

lleras, las cuales se hallan en las Baleares yen las provincias de Alicante, Barcelona,Bdrgos, Córdoba, Gerona, Leon, Logaroño,Oviedo, Palencia, Santander, Sevilla, Teruely la que se acaba de descubrir en la provinciade Ciudad-Real . La explotacion de estas cuen-cas asciende hoy á 800 .000 toneladas anuales,y su valor á boca-mina pasa de 30 .000 .000 dereales todos los años .Aunque es modesto el contingente que

ofrece nuestra industria hullera, no es, sinembargo, tan despreciable como para dejarlode consignar en obras didácticas, segar lohacen con notoria injusticia algunos autoresextranjeros y entre estos Flammarion, el cualen una obra que ha publicado en Francia, citatodos los paises productores de hulla y omitecitar el nuestro . Desgraciadamente esta vitu-perable conducta no es de extrañar, tratán-dose de España, en algunos autores franceses

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y especialmente en Flemmarion, pues este La produccion de cada 100 . 000 toneladasescritor que con tanto desprecio trata siempre supone la muerte de un hombre, y como ellas cosas de España, es va célebre en Europa total (le la explot-icion hullera del globo as-tanto por su extrambótico lirismo científico, tiende á 170 millones de toneladas, júzguesecuanto por su falta absoluta de sentido crítico . de las víctimas que todos los años ocasiona laPor esta razon se explican las exageraciones y extraccion de la halla . Cada mina, pues, es nnlos errores (le que están llenos los libros (le verdadero campo de batalla, y cada pedazo deFlammarion, y que en laa citada obra elogie y carbon de piedra está empapado en sangrepondere la riqueza en plomo de Inglaterra, y humana .no se acuerde de nosotros, cometiendo esta Un, célebre geólogo ha calculado que si lainjusticia con España que en este ramo no Europa entera estuviese cubierta de bosques,tiene rival en el mundo, como lo saben todos apenas daria cada año una cantidad de com-los mineralogistas, hasta tal punto que en bustible igual á la que suministra la hulla ; y1873, por ejemplo, mientras Inglaterra dió corno quiera que ésta no la produce espontá-58 . 286 toneladas de plomo, España produjo neamente la tierra, sino que procede de los bos-107 .770 toneladas en dicho año, es decir, ques antidiluvianos sepultados, y su consumocerca del doble de la cantidad obtenida por la es tan considerable, una cuestion profunda yGran Bretaña .

de importancia suma preocupa hoy á los geólo-Es verdaderamente admirable el número gos modernos, respecto al porvenir de la guilla .

de hombres dedicados al trabajo de las minas La cuestion es de un interés extraordinario .en todo el globo . Los trabajadores ocupados Sir William Armstrong fue el primero que diósolamente en las minas de hulla pasan de un el grito de alarma, y luego fué secundado pormillon, y constituyen por lo tanto un verdero Sir Roberto Mnrchison y por otros geólogosejército; pero ¡qué diferencia entre este ejér- eminentes . En su discurso de apertura de lacito armado de picos y el ejército armado (le Asociacion Británica, de la que era presidentefusiles! El ejército hullero ejecuta su duro tra- Armstron en 1863, llamó vivamente la aten-bajo en las entrañas de la tierra, en el seno cion de los sabios y de los industriales sobrede las sombras eternas, extrayendo de esas la rápida disminucion de los carbones de pie-negras catacumbas el fuego que hace circo- dra ; y en virtud de los profundos estudios quelar alrededor del globo las locomotoras y los habia hecho sobre este asunto, anunció elbarcos, que pone en movimiento millones de completo agotamiento de las minas de hullamáquinas, que sostiene la vida en todos los antes de dos siglos .pueblos y que alumbra nuestras ciudades .

Este pronóstico se halla fundado en cálculosNada más siniestro y pavoroso que las mi- sencillísimos, y es un punto incuestionable

nas de hulla, verdaderos antros de Vulcano, para los geólogos . En vista de esto ¿que serávivas representaciones del infierno del Dante . de la industria, europea cuando desaparezcaEl minero, por medio de poros interminables, ese poderoso elemento de vida? No lo sabemos ;desciende á las profundidades de esas ciudades pero si los descubrimientos que el porvenirsubterráneas, habitadas constantemente y llevará á cabo no crea nuevas maravillas yalumbradas por lámparas humosas, que dan á nuevos medios de locomocion, es probable queaquellas regiones un aspecto extraño y fatí- el génio de la industria resuelva el problemadico. Tienen ferro-carriles que recorren sus inventando motores poderosos movidos acasograndes galerías por medio de caballos y loco- por predio de laa electridad, por el calor solar ómotoras ; están bien ventiladas ; hay fuentes y por una fuerza desconocida aún por la ciencia .manantiales de aguas vivas, y hasta plantas ¿Qué puede oponerse al espíritu investigadorde una especie particular. Numerosas chime- del hombre? ¿No hemos visto realizadas enneas envian al aire torrentes (le humo y chis- nuestros dias cosas que nuestros padres cali-pas de fuego . Un polvo bituminoso cubre las ficaron de utopias y de absurdos?habitaciones y los habitantes y cuanto allí

José Genaro 1v oflí .vive y se desarrolla : y por todas partes se oyeel estruendo atronador de los picos que hierenel suelo, de los martillos y laminadores y losbarrenos que estallan con furor en esos labo-ratorios jigantescos de cícoples .

En estos centros profundos, en donde confrecuencia ocurren siniestros espantosos queprivan (le la vida á millares de obreros, se es-trae el combustible mineral que nos ocupa .Estos accidentes afectan anualmente á un2 por 100 de los trabaj adores por término medio .

VICIOS DE ADMINISTRACION .

Sería preciso, aunque no de muy buen gus-to ni oportuno ahora', ventilar primero qué hade entenderse por administraciun, ya que hi -las leyes, ni la Academia, suelen ser muyescrupulosas al definir la cosa ó explicar lapalabra. Congo el concepto científico importa

2,50

poco, cuando todo el mundo conviene en laslíneas generales del contenido real, harégracia de disquisiciones, más propias paraentretener el ánimo que para sacar de la rea-lidad unan conclusion positiva .

Suponiendo, pues, que al hablar de adminis-tracion me refiero á la pública y á ésta enel sentido que despees veremos, examinaréla desdichada situacion en que nos hallamospor la deplorable confusion legislativa quenos rige por los pecados de todos y por los ex-tremados abusos llevados al último limite enestos tiempos que corremos .

No bien diferenciados los organismossocia-les de los políticos ni determinadas las fun-ciones de cada uno de los centros en que unosy otros se manifiestan, resulta ser tareacompletamente imposible la (le fijar los viciosinherentes á la gestion de tal partido político,ni determinar el exclusivo origen de ellos. Lamayor parte de las funciones son ejercidaslroycon el nombre de administracion, por las queson en realidad esferas políticas ó de naturalezasocial, por donde se origina este malirremedia-ble en algun tiempo . que todos lamentamos alclamar contra el predominiovexclusivo influjode la política en el desarrollo intermitentey tardo de nuestra prosperidad . Llaga es estaque, comenzando por las costumbres, se re-mediará muy. perezosamente, puesto que senecesita para su curacion transformar porcompleto el estado actual de nuestros hábitosy preocupaciones interesadas . No voy por lotanto ahora á discurrir por el interminablelaberinto que forma la organizacion, de purodiversa, enclenque, de que se sirve la nacion,para el movimiento de la riqueza pública ypara. el cuidado del. bien general, actos ydeterminaciones en que consiste en definitivala administracion que por tal tenemos .Tampoco me entretendré, puesto que equi-

valdria :i,definirla, en separar científicamentela administracion como determinacion en lavida del Estado, de aquellos actos de aspectomás social que político que aquel á un tiem-po que los suyos realiza y por el mismo órdené impulso . Pero conviene advertir estas cosasporque como ya he dicho, la palabra en cues-tion es una de las más vagas y ménos anali-zadas que existen .

Mas corno nada imnortaria diferenciar teóri-camente lo que en la realidad se tralla confun-dido para el objeto que me propongo, veamoscómo se avino la situacion fusiorusta, para .empeorar lo que de suyo era malo y descabe-zado . Sin entrar, pues, en comparaciones, yexaminando muy someramente algur .os de losprincipales puntos, objeto de la administra-cion, tal como hoy se encuentra, demostraré,si demostracion necesita lo que está ma-

REVISTA IBÉRICA. .

nifiesto, que la política fusionista sin adelan-tar un paso en el progreso de ciertos elemen-tos sociales, que por su carácter reformistale estaban encomendados, ha introducido eldesbarajuste donde imperaba algan órden,acelerando de camino el crecimiento de losvicios, en que era- abundante nuestra orga-nizacion administrativa ó, mejor dicho, buro-crática .Aparte de aquella confusion de esferas y

funciones, originada en otro órden de erroresé infortunios de que antes hablaba, el mayordaño sobreviene á la prosperidad pública . delpersonalismo, el cual hace que en vez deadaptarse los funcionarios á .las necesidadesdel cargo, y las funciones á las necesidadessociales, se formen los empleos para servicio yprovecho ole las personas y se estrechen losdeberes hasta el extremo de convertirse encaprichos ó resultado de los egoistas interesesde las personas que habían de cumplirlos . Yno es lo peor esto, sino quo siendo frecuente-mente los altos empleados en la administraciontan ignorantes corno presuntuosos, y siempredesconocedores de lo que se les encomienda,ni corno residuo é indirecto resultado lleganá producir cosa al país provechosa, sino queprosiguen sus egoistas ó interesados propósi-tos con miras tan mezquinas, que, para lograrun lucro en definitiva ruin, como susaspira-ciones, ocasionan á la nacion daños incompa-rables y muy superiores al bien personal, me-diante ellos perseguido .Es claro que tales desmanes, como entama-

fios abusos se originan, no son exclusivosde la situacion actual, puesto que su manan-tial inagotable, hállase en vicio arraigadísimode nuestras costumbres y constitucion polí-tica ; pero es lo cierto que, salvos contadí-simos casos, se han extremado hasta lo incon-cebible por los altos funcionarios, ni celosos,ni expertos, con que á la patria ha servido elgobierno fusionista . Son aquellos de progeniemeramente política, y sabido es que en Espa-ña, tómase la profesion de político, no cornocívico deber, ni siquiera como oficio lucrativo,sino como un medio de medrar deprisa y sinla constante laboriosidad que cualquiera pro-fesion requiere . Tambien es cosa averiguada,que aqui se considera ocupacion tan fácil yaxequible la del político, que sabiendo firmarsin ortografía, cualquiera se contempla ca-paz de ocupar una poltrona, y lo peor es quesuele conseguirlo . Consecuencia de esto esla ignorancia absoluta que existe de cuanto áciencias sociales y á conocimientos adminis-trativos ataireEn E,paña, además, los funcionarios son por

lo comun hombres de partido, y sabido es queéstos cuando no son favoritos del desórden y

la indisciplina, son hombres sin iniciativa niexpontaneidad, ni pensamiento propio ; en ellosla voluntad parece un adorno innecesario, nisiquiera se asemejan á, los cuerpos de la natu-raleza llamados inertes, porque éstos al ménosdesarrollan sus energías Intentes con ocasionde un impulso extraño, pero aquellos no des-arrollan sino el estómago ; masas informes éinactivas son el símbolo de la ineptitud y lainercia absoluta, yendo arrastrados sin con-ciencia ni resolucion en el vario y á vecesgrotesco movimiento que á su jefe le cuadraimprimirles .De manera que á la ignorancia probable y

casi segura, se añade la irremisible sumisiony el servilismo ineludible de los funcionariosfaltos de iniciativa para todo lo que no sea supropio lncramiento . En esto, por supuesto, seles deja amplio arbitrio y soberana indepen-dencia ; verdad que no sino á cambio de esta,ventaja habian de perder cualidad tan estima-ble como la voluntad .

Si todas estas desdichas no estuvieran de-masiado á la vista, fácil seria mostrarlas, bas-tando para ello recordar que no hay hombrede alguna talla política, que es un género detalla muy especial, el cual no haya servido óse halle dispuesto á gozar todas las direccio-nes, subsecretarías y ministerios, sean de laíndole que quieran ; y como no cabe en lo hu-mano el ser un Pico de la Tdirandola de laadministracion, claramente se descubre quequien presume servir para todo, es porque nosirve para nada .

Respecto á la anulacion de la voluntad, nohay más que pasarse por el Congreso un día de,votacion y meditar acerca de la iniciativa queen su cargo tendrán los funcionarios aquellos .Místicos del estómago, van poco á poco des-truyendo su personalidad hasta confundirse enlas reconditeces del presupuesto con el jefe su-premo, dispensador de mercedes .

Seria nunca acabar el describir la inagota-ble multitud de abusos mantenida en el predo-minio absoluto de un personalismo inepto, in-moral, desvergonzado y procaz . Contradicto-rias y diferentes son las leyes y disposicionesadministrativas ; defectuosas y malas por locomun ; pero siendo esto un daño considera-ble, resulta ménos pernicioso, porque ni hayquien las consulte ni hay para qué, puesto queen definitiva ha de resolverse lo que con-venga á otro linaje de personas que, sin ser .funcionarios, con ellos, sobre ellos y medianteellos medran, form ;indose tal trama y enredode personas y de intereses, que ni por capri-cho del acaso se trasparenta jamás la justicia .Exile el cacique, pide el elector, el elegidoreclama, el funcionario toma, el consejero obe-dece, el ministro ordena y en esta serie escalo-

REVISTA IBÉRICA . n5I

nada de peticiones y exigencias, el país,marchito y desmayado, calla y se encocora,viendo con qué despejo cada cual, desde el mi-nistro hasta el portero, va devorando la ri-queza pública y menoscabando la equidad .

Imaginando, pues, que en los directores, ómejor dicho, malbaratadores de la cosa públi-ca, se encuentra, si no el origen, la causa in-mediata y principal de nuestro infeliz estado,no extrañará nadie que me haya entretenidoen indicar lijeramente algunos rasgos que ex-pliquen los malos resabios que en otro linaje dedaos se originan .

Es claro que si la disposicion de los orga-nismos administrativos, la severidad de lascostumbres públicas y la sabiduría y efica-cia de las leyes fueran como debieran, pocoimportaría cine los encargados de practicarlasé interpretarlas fueran matos, aparte de quesiendo aquellas perfectas por su propia virtud,exciuirian, ya que no á los perversos, á los ig-norantes, los cuales ocasionan mayores extra-gos que los primeros en asuntos administrati-vos. Pero ellas son tales, que puede decirse hoydel funcionario como Quevedo decia de los es-cribanos con harta más razon y mayor motivo,que es de sí el oficio con los buenos, como lamar con los muertos, que no los consiente ydentro detres días los echa á la orilla .Hoy puede preguntarse con fundamento

como lo hacia Larra, si el mal está en que nosomos gobernables ó en que no hay quien go-bierne ; pero respecto á la administracion escosa averiguada y cierta, que no la hay porno haber quien administre ; en las esferas su-bordinadas, por la ineptitud é inmoralidad delos empleados, y en las superiores por el cortoaprecio que los políticos hacen de la cienciaadministratriva y los asuntos objeto de ella,considerándola cosa accidental y baladí .Decía Thiers que ningun conocimiento es

tan pr`ciso al estadista como el encaminado áformar un buen administrador ; pero los hom-bres de Estado nuestros, ó los que presumenserio, no lo entienden así, hallándose algunopor rarísima excepcion que se inspire en aquelpensamiento profundo . No suele faltar algunoperitfsimo en otro linaje de ciencias y litera-rios estudios ; mas échanse muy de ménos losque encaminan sus esfuerzos al detenido yfundamental conocimiento de la administra-cion . Cuando más, imaginan haber cumplidocuanto deben estudiando leyes ó compilandodisposiciones, homo si en ellas se encontrasela única regla de acierto en tan importantemateria .

Aparte de las preocupaciones y falsas ten-dencias originadas en absolutas teorías polí-ticas y económicas muy en boga en otrostiempos y harto arraigadas por desgracia entre

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nosotros, cuando nadie se ocupa . en ellas, comono sea en son de burla, es lo cierto que el gér-men más fecundo de esta decadencia social ydel desbarajuste é inmoralidad administrati-vas que se advierten, se halla en las condicio-nes del personal encargado de la gestion pú-blica .

Lo primero, por lo tanto, en que ha de ponermano el gobierno que aspire á transformar elvicioso organismo actual, es la reforma del per-sonal, mediante una ley de empleados ám-plia y racional, que arranque, ya que instan-táneamente no pueda toda la. podredumbre quenos consume, la ocasion al ménos de insolentespretensiones, de inmunes atropellos, y de in-mnoralidades tan frecuentes, que suelen aducir-las muchos como mérito, en fuerza del hábitode cometerlas y de la indiferencia ó criminaldelectacion con que se contemplan .

El gobierno fusionista llegó al poder, obli-gado á emprender obra tan plausible ; pero envez (le realizarla, ha gastado su vida, poniendoobstáculos al que haya de intentarla despues,y meditando la mejor manera de eludir la leyde empleados promulgada por los conservado-res, que muestra una. plausible tendencia y esun paso no despreciable para llegar al finapetecido . Que no había de hacer el fusionismolo que se esperaba, y que no Babia siquiera deinterpretar lealmente la ley de los conservado-res, se comprendia fácilmente, considerando,que el pensamiento fundamental de la reformaexigida por la opinion y por las necesidadesmismas de los organismos políticos, es la apti-tud de los funcionarios .

Largas controversias mantuvieron, y atro-pellados conatos de derogar lo establecidoasaltaron á los prohombres de la. fusion, loscuales, ya que no tuvieron el atrevimiento dedar al traste con una ley que, siendo tan limi-tada, todavia los escluia del usufructo de cier-tos biepes, procuraron indirectamente, aprove-chando la facultad de hacer diputados, eludiren su mayor parte los propósitos de aquellaley y pisotear su espíritu . No de otro modohabríase llegado á los descomunales abusos ydesconcierto que ha alcanzado la admistra-cion en estos últimos tiempos .

De estos me ocuparé más adelante, y ha-biendo indicado la. causa primordial de ellos,me circunscribiré á indicar el remedio de ésta,que lo será á la vez de otras muchas llagas so-ciales, que no por no relacionarse inmediata-mente con los organismos administrativos,deben menospreciarse y desatenderse .

No es único objeto de la administracioncomo supone Vaclierot, aplicar medidas y eje-cutar las leyes en los centros políticos elabo-radas; si no dirije, crea y reforma en la esferaque le es propia, es un organismo incompleto

REVISTA IBEBICA .

y casi inútil, bien que en las circustanciaspresentes pudieramos darnos por contentoscon que ejecutase y aplicase bien lo que des-barata, derrocha y estropea . Siendo indudableque lo mismo que en los séres vivos, en lossociables no hay centro de fuerzas, sha el quequiera el grado de subordinacion suyo, queno cree reforme y dirija ; y no siendo posibleque estos actos se realicen cumplidamente,sin que los encargados de llevarlos á cumplidoremate se hallen dotados (le las condicionesne-cesarias paraello, los funcionarios administrati-vos, personificacion de aquellas fuerzas socia-les, han de ostentar en primer términolaapti-tud fundamento á la vez desu representacion ycondicion necesaria y garantía de acertadadireccion de las funciones que se les enco-miendan . Además ha de concedérseles aquellaindependencia, compatible con la naturaleza dela administracion, y con la subordinacion delcargo que les permita y áun les obligue ámostrarla, la iniciativa y previsionnecesarias,para el cumplmiento de sus deberes y paraque no resulten los centros administrativosconjunto de inertes elementos, sino vivoscomponentes de un organismo vital . Resi-duos hoy, más que plasmáticas concentracio-nes de fuerzas, perjudican más que favorecenla prosperidad nacional, que es la vida de lassociedades .

Partiendo, pues, de estas dosbases, la aptitudy la iniciativa, debe intentarse una ámpliareforma del personal administrativo, funda-mento segun sea bueno ó malo de la acertadaó torpe gestion de los negocios públicos . Conesto se conseguirían dos beneficios : mejorarla administracion, fin á que en primer términodebe encaminarse la reforma, y aprovecharloshombres verdaderamente inteligentes y labo-riosos, que dispersos y sin puntos dondedesarrollar su actividad, entorpecen en otrasesferas con la descaminada aplicacion de susprendas y cualidades, el natural desenvolvi-miento de la prosperidad social . En una pala-bra, llevando hombres aptos y activos á la ad-ministracion, se lograria desalojar á los inep-tos, los cuales quizás aplicados á más bajosmenesteres, hicieran algo de provecho y seevitarian grandes trastornos, trasladando á losaptos de los puntos en que inútilmente se afa-nan á los centros administrativos, donde suconstante aplicacion producirla grandísimobien .

No es única esta la reforma necesaria, sinoque en cada centro y en cada extremo denuestra administracion se advierte la impres -cindible necesidad de cambios radicales y másque en ninguno en los que bajo el calificativode ministerios de Fomento Y Ultramar com-prendemos .

A muchos extrañará, que me haya fijadopreferentemente en la administracion fusio-nista, tratándose de males tan añejos y gene-rales ; pero tal predileccion se explica, porhaberse extremado bajo la direccion de losactuales gobernantes, hasta un límite in-concebible, las consecuencias de aquellos vi-cios ingénitos y por los pecados de todosconstituidos .

Además, siendo los hechos presenteslos oca-sionados por ellos, á éstos primeramente hablaque referirse, apartede que el núcleo del par-tido fusionista es la genuina representacionde las preocupaciones, intereses y errores,entonces quizá convenientes y disculpablesde aquellos hombres que infundieron en losorganismos nacionales el estado administra-tivo vigente . Tipo la fusion de la decadenteburocracia en otros tiempos floreciente, y sinhaber sentido ninguna de las transformacio-nes de los partidos nuevos, se advierte entreella y el imperfectísimo estado administrativoque examino, cierta consustancialidad y á ma-nera de heredada representacion .

B. Antequera .

i QUIEN VIVE!

La consigna era bien clara y terminante : átodo el que se acerque á veinte pasos de dis-tancia y no conteste al primer ¡quién vive! enel acto hará fuego el centinela .

Eran tiempos de revueltas ; algunos pueblosse hablan sublevado y por los alrededores dePamplona vagaban algunas partidas de hom-bres armados.

Cerró la noche ; en lo alto de la fortaleza ócastillo de San Cristóbal se oía lenta y acom-pasadamente el alerta de la guardia y lospasos del rondin que, con el cabo á la cabeza,iba de media en media hora vigilando á loscentinelas .

A las diez hubo relevo .En layarte que mira á la poblacion le tocó

quedarse á Félix, soldado bisoño, hijo del país,el cual, al dia siguiente, había de salir de Pam-plona con su regimiento que se dirijia á Sevilla . . . ¡como quien dice al fin del mundo!Félix desde muy jóven tenia una novia en

un pueblo inmediato á Pamplona, que Cam-bien era el suyo . El infeliz no se habla casado,no por falta de deseos, porque lo que es que-rer á Petra la quería como á las niñas de susojos, sino porque no habla que pensar en se-mejante cosa hasta no haber sufrido la suertede soldado .

Llegaron las quintas y Félix sacó el númerotres ; correspondían al pueblo dos soldados,

REVISTA IBERICA .

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pero el número uno era hijo de viuda, y rene-gando de su suerte, el mozo no tuvo más re-medio que cargar con el chopo á, cuestas .

¡Qué de lágrimas el dia que de Echáuri, supueblo natal, pasó á Pamplona .Petra gimoteabaa á moco tendido, ¡se le

salía el alma por la boca!No lo sintió ménos la madre del quinto, an-

ciana mujer á quien un reuma en las piernastenia completamente imposibilitada .

Petra acompañó á su novio hasta el cuartel,v desde aquel dia bajó todas las tardes deEcháuri á. Pamplona, llevando á Félix la mejorfruta de la huerta y alguna que otra cajetillade tabaco .

El primer dia que le vió vestido de uniformepasó á su lado sin conocerle .

-¡Olé por las musas gonitas! dijo el soldadoen un andaluz navarro, al propio tiempo que seechaba el ros á, la nuca y ponla los brazos enjarras ; y 'viendo que Petra le miraba llena deasombro con sus ojazos negros muy abiertos,se dió á reír como un loco, hasta que cayendoen la cuenta de quién era, exclamó á su vez :-¡El demonio del peal, y qué susto me ha

dado! ¡Si me pareciste un soldado de verdad!-¿Te gusto, Petrilla?-Lo que no me gusta es ese tonillo de cuar-

tel que vas echando . Háblame como Dios man-da, porque á mi no me gustan los melitron-chos, ¿entiendes?

Al poco tiempo de haber entrado Félix en elejército se formó en Echáuri una partida fac-ciosa ; en el cuartel vomitaron pestes contrael pueblo y sus hijos ; el bisoño salió á la de-fensa, hubo sus dimes y diretes, y desde en-tonces se conoció á Félix entre sus compa-ñeros por el calificativo de carcunda .

El mismo dia de esta disputa se dió la órdende marchar el regimiento á Sevilla en el tér-mino de veinticuatro horas .-Escuche Vd . una palabra, señor militar .-;Ah! ¿eres tú Petrilla? Andaba buscándote

y no te habla visto. ¡Imagínate como tendré lacabeza!

-¿Has perdido los tornillos?-Completamente .-Pues te llevaré al albeitar para que te

ponga otros . ¡Toma desagradecido!-¿Qué es esto?-Melocotones y un librillo de papel de

fumar que me dió tu madre para ti . ¿Cuandovas á verla?

-Pienso que nunca .-¿Hav novedades`-Mañana se va,-¿Quién?-El regimiento .-¿A dónde?-A Sevilla .

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REVISTA IBÉRICA .

-¿Qué me dices?-Lo que oyes .-Bien dice el señor cura del pueblo ; el go-

bierno de Madrid no tiene temor de Dios nirespeto á las familias honradas .-Dentro de media hora entro de guardia en

San Cristóbal y mañana de madrugada sali-mos (le la ciudad . No puedo ir á ver á mimadre ; abrázala tú en mi nombre, Petra .

-Esta noche nos veremos .-¿En dónde?-En el castillo .-¡Petra, no hagas locuras!-Conozco el terreno palmo á. palmo, y apro-

vechando la oscuridad,'iremos tu madre y yoá donde te halles, ¿A qué hora es el relevo?-A las diez .-Pues, adios ; hasta las diez .-Pero, mujer ; ¿cómo vas á averiguar en

qué parte del castillo estoy de guardia? ¡Eso esimposible saberlo!-¿No tengo yo oidor? ¡Conozco tu voz

entre mil! Dá el alerta un poco más alto que decostumbre, que lo demás corre á mi cargo .Adios, Félix, hasta la noche .

-¡Ay Petrilla!Y dándose un apreton de manos largo, muy

lar ,ro, se separaron los dos novios, ella caminode Echáuri y él á la fortaleza de San Cristóbal .

¡ Qué lentas corrieron las horas aquellatarde! Con la noche se hicieron más eternastodavía .

-Muchachos, al relevo ; ¿no habeis oído? alrelevo de las diez. Tú, carcunda, déte prisa sino quieres que te caliente el cuerpo á varazos .¿Estamos todos listos?-Lo estamos .-¡En marcha!Hecho el relevo, el cabo encendió el cigarro

y entornó los ojos, oyendo confusamente elalerta de los soldados que, como un cuerpo sinalma . corria en rededor del castillo de SanCristóbal .

-Félix, Félix, dijo la voz de Petra sorda-mente .

-Aquí estoy, dijo entonces el soldado que-do, muy quedo .

-Alerta .1 ¡Alerta! ¿Y mi madre?

-Vengo sola .---¿Esta peor?-Sí; la pierna se la ha hinchado mucho y

no ha podido venir .-Alerta .-¡Alerta!-La pobre está muy triste y llora que no

hay consuelo paraa ella .---Petra, tus palabras me parten el corazon .

¡Pobre madre mia!-Tengo que decirte una cosa .

-Conclu -•e y vete pronto .-Alerta .-¡Alerta!-Cerca, muy cerca de aquí, hay unos ami-

gos que te esperan .-¿Qué dices? ¿Te has vuelto loca?-Todos los que componen la partida que

dias atrás salió de Echáuri .--¿Y qué me quieres decir con eso?-Alerta .-¡Alerta!-Que te pases á ellos .-No puede ser, Petra; no puede ser .-Tu madre no quiere qne te vayas .-Yo tampoco quisiera irme .-Tu madre está muy triste .-Sí, pero . . .-Está enferma . s e morirá si te marchas .-Alerta .-¡Alerta!-Decídete ; la noche es oscura, el terreno

quebrado, ¿,quién ha de verte? Antes de quesepan tu fuga estarás entre los tuyos .

-No, Petra, no .-¿Prefieres irte?-No hay otro remedio .-¿Dejar el pueblo?-Harto me pesa .-¿Abandonar á tu madre?-¡Mucho me desconsuela!-¡Separarte de mí, de mí que te quiero

tanto! Y diciendo estas palabras Petra estre-chaba á su novio entre sus brazos y le besabaderramando abudantes y'silenciosaslágrimas .-Alerta .-¡Alerta!-Si te decides á, venir conmigo y te unes á

la partida, nunca saldrás de estos contornos,nos veremos todos los dias, tu madre no semorirá (le pena, y el señor cura nos casaráesta misma semana, ¡me lo ha ofrecido!! De-cídete, Félix, decidete antes ele que venga elrelevo . Piensa en todo lo que te digo y enDios que tambien te lo manda .- ¿Que Dios tambien me lo manda?-Si ; el señor c ura. de Echáuri, con quien

he estado hablando esta tarde, nos ha`dicho átu madre y á mi que te vayas con los de lapartida, porque servir al gobierno es servir aldemonio y ofenderá Dios .-Alerta .-¡Alerta!-¿Dices que están cerca de aquí los del

pueblo?-Un cuarto de hora de camino . Entre

Pamplona y Echáuri .-Pues vamos, Petra,

Dios quiera .-Alerta .-¡Alerta!

vamos y sea lo que

Félix y su novia seibanalejandopoco ápococuando el rondin llegó al puesto que ocupa-ba aquel .

-¡Voto á Dios! ¡Ha desertado el carcunda!prorumpió el cabo furioso é iracundo, reco-giendo el fusil abaldonado en el suelo . ¡Ea,muchachos, démosle caza, que no debe de an-dar muy léios! ¡Marchen!

Descendieron por la pendiente á paso largo,inquiriendo con la vista toda la extension os-cura y sombría del paisaje .-Allá se mueven tinos bultos .-Será una partida .-¡Alto! dijo prudentemente el cabo y, con

toda la fuerza de sus pulmones, gritó :-¿Quién vive?Nadie contestó .-¡Quién vive!El mismo silencios .-¡Doble paso! ¡marchen!Recorrieron un gran trecho ; las sombras

huian precipitadamente ; cuando las tuvieroná su alcance el cabo gritó por tercera vez :-¡Quién vive!Y viendo que nadie respondia, dijo volvién-

dose á los soldados-¡Apunten!Hubo una pausa durante la cual se oyeron

los golpes de los gatillos--¡Fuego!Una descarga siguió á, estas Palabras ; pre-

pararon de nuevo los fusiles y avanzaron .Por un exceso de precaucion, el cabo,

habiendo observado que las sombras ya nose movían, no obstante de hallarse encima deellas, prorumpió con voz trémula :-¡Quién vive!Y corno siguiese el acostumbrado silencio

dió órdenes de avanzar poco á poco dispuestosá hacer fuego en caso necesario .Medida del todo ociosa, porque Petra y Fé-

lix, á quienes hablan alcanzado los disparos,murieron pocos momentos antes de que elcabo dijera, su último ¡quién vive!

Vicente Colorado .

REVISTA POLÍTICA EXTERIOR .

La situacion general de Europa-Franceses y alemanes : conducta irepra-en e ae aquellos .-Rusia y pus aspiraciones en Asia -Esi~•e ocias de

i na .-Gllimus daturhios en Ansl,~ia .-La cuestiou do 1sgipto .-'1'ra-pauo-alero ;u~-I'rocedimit , niusdel3i•m aick.-Los monárquicos

franceses y lo, r-puidicanes de l olugat-Fiestas de la independenciade Béhtca .-U .liwas noticias del Perú .

La situacion general de la política europeaal comenzar el ares de Setiembre de 1883, esmuy apropósito para contristar el ánimo del

ptimista político, ó del diplomático másconfiado en los hábiles expedientes de su ofi-

Par'a conjurar conflictos y resolver cues-

REVISTA IBÉRICA .

2151)

tiones sin que, como en los tiempos de atrás,los gobiernos y los pueblos recurran á la fuer-za de las armas para ventilar asuntos de-suinterés .

Nada concreto ocurre en ninguna de las po-tencias de nuestro continente que pueda lla-marse un peligro definido y seguro, y esto noobstante, el malestar embarga á todos ; el des-aliento cunde ; al oído se murmuran noticiastristes de próximos trastornos, temores de unaconflagracion europea .

El nombre de nuestra patria va mezclado,por sorprendente coincidencia, á esos mur-murios, y el proyectado viaje del Rey D . Al-fonso XII á los dominios del emperador ger-mánico, con motivo de unas maniobras mili-tares y de una gran fiesta nacional en elimperio, parece haber contribuido á aumentaresos rumores vagos de complicaciones cerca-nas y de laberínticas consecuencias interna-cionales .

El horizonte político de Europa hállase pre-ñado de amenazadoras nubes, y áun cuando áriesgo de ser tachado de optimista, soy de losque creen que la tormenta no ha de descargarpor ahora y que nada justificarla el que Euro-pa se viese de repente entre las garras de unaguerra de dos naciones importantes, no puedetampoco negarse á' lo que ocurre méritos so-brados para producir el general desasosiegoque acusa el lenguaje de toda la prensaeuropea .

Aparte los asuntos interiores que á cadapaís preocupan y de los cuales, como de cos-tumbre en estos artículos, trataré más ade-lante, hay sobre el tapete en Europa al co-menzar Setiembre, dos ó tres cuestiones decarácter internacional que apasionan los áni-mos de los pueblos más flemáticos y exaspe-ran quizás en exagerada medida la opinion pú-blica en las naciones meridionales, que porrazon de temperamento se hallan fácilmenteexpuestas á ese peligro .

Añejos odios franco-prusianos que, lejos dedisminuir cual la razon y la convenienciaaconsejaban, han aumentado con el tiempo,reviven ahora y han ido tomando cuerpo dealarmante modo durante los quince últimosdías de Agosto, de los cuales he de reseñar hoylos principales acontecimientos .

Hace tiempo (¿quién que sea aficionado áestudiar estos asuntos no lo sabe) notábaseuna tirantez extraordinaria, si no en las rela-ciones oficiales de Francia y Alemania ., en susrelaciones particnlare por decirlo así, en ellenguaje de los periódicos de ambos países, enlos discursos parlamentarios de sus hombrespolíticos más importantes y hasta en los actosno oficiales de los respectiti os gobernantes .

La república no podía perdonar á la confede-

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REVISTA IBÉRICA .

racion germánica la humillacion militar quele hiciera pasar en 1870, ni la anexion de laAlsacia v la Lorena ; Alemania por su parte noperdonaba á nuestros vecinos de allende elPirineo la facilidad con que se repusieran deaquellos quebrantos, la consolidacion de suforma de gobierno, y más aún que esto el atanpropagandista que los franceses mostraban dealgun tiempo á esta parte fuera de su país .«La forma de gobierno en Francia, Labia dichoBismarck, no será ni un peligro para Europani un motivo de preocupacion para nosotros,mientras los republicanos franceses no se ha-gan propagandistas,» y esta frase del canci-ller alemán, cuya férrea mano nadie tantocomo los franceses sabe lo que aprieta cuandoquiere, debió haberles hecho ser más cuerdosy limitarse á pensar en sus asuntos interiores,en su engrandecimiento colonial y en labienandanza de sus instituciones, sin lanzarsemás ó ménos directamente, en aventuras queá ella y á todos pudieran acarrearnos conse-cuencias por todo extremo desagradables .

Un artículo de periódico, una catilinaria ins-pirada por Bismarck al redactor en jefe de laGaceta de la Alemsnnia del Norte, ha dado á cono-cer á Europa el estado de la opinion en el im-perio sobre los asuntos de Francia . Nunca,quizás, se había, dado el caso de un periódicooficioso hablando de un país amigo en térmi-nos tan insultantes y tan amenazadores ; y poreso mismo la opinion pública europea se haconmovido, y hoy es para todos asunto de dis-cusion y de temor el lenguaje del órgano queBismarck tiene en la prensa . Los francesesaparentan no dar importancia á lo que ellosllaman fanfarronadas de un escritor mal hu-morado ; pero en vano pretenden hacernoscreer que desconocen cuán grande es el alcan-ce de esa actitud que, lógicamente debemossuponer, es la del canciller del imperio . Ya hedicho que soy de los que no exageran-los pe-ligros, y de los que tienen fe grandísima enla ciencia diplomática ; por eso no he de incur-rir en la vulgar creencia de que nos hallarnosen vísperas de otra campafia franco-alemana ;pero el gérmen del conflicto existe, y esto sólodebiera hacer muy cantos á los estadistas delpaís vecino, que despues de todo seria quienmás perdiese en la partida, y evitar malquis-tarse con quien es su amigo leal y dar ocasioná su enemigo para provocarlos, como ha suce-dido estos dias atrás .Francia, que necesita mucha paz y mucha

tranquilidad para la resolucion de sus proble-mas interiores y para la realizacion de sus idea-les exteriores, debe á todo trance conservar-los. Para ello há menester mayor prudencia dela que por lo general demuestra, y encerrarseen actitud elevada, que ni raye en el desdeu ni

pique en la exageracion ; en esa actitud de dig-nidad y de mesura que caracteriza á los pue-blos serios, á los pueblos verdaderamente fuer-tes. Há menester tambierr no perder de vistaque es congo el centinela avanzado, que en elcentro de Europa colocaran las potencias deraza latina para vigilar por sus intereses ypensar en las grandes obligaciones que su a!-tísima mision le impone .

Algo de esto que digo de Francia, pudieraaplicarse al imperio de los czares, á ese desdi-chado país que gime aún bajo el peso abruma-dor del atraso político en que se ha quedadopor errores de sus gobernantes, y tambien qui-zás por intemperancias de su pueblo .

La tormenta revolucionaria que no deja deamenazar á las caducas instituciones mosco-vitas, constituye por sí sola un motivo pode-roso para que los ministros del mal aconsejadoemperador AlejandrollI, pensaran ante todo ensus cuestiones interiores, que no son, por cier-to, fáciles de resolver, y abandonaran por ahorasus pretensiones de ejercer presion en la política europea y de hacer conquistas en Asia .Aquellas pudieran muy bien atraerle el des-encadenamiento de la tormenta revolucionariaque los nihilistas procuran hacer estallar, y elafan de conquistas levantaria á su paso com-plicaciones con la Gran Bretaña, que no pue-de renunciar á sus ideales en el centro del con-tinente asiático, ideales que al resto de Euro-pa son lógicamente más simpáticos que lamoscovita codicia ; porque al fin aquéllos re-presentan nuestra civilizacion , mientras queésta no es más que el deseo de satisfacer des-enfrenados apetitos de mando y de extensionde dominios, sometidos á la corona de Pedroel Grande, como si sus actuales herederos tu-vieran las condiciones para ello que adornabaná esa gran figura histórica, verdaderamentelegendaria .

Los rusos debieran además recordar recien-tes fracasos de su política en la frontera china,y no exponerse á que, como ha, sucedido estosdías, los hijos del Celeste Imperio, envalento-nados con su triunfo en Kuldja, hayan formu-lado ahora nuevas exigencias que es posiblevean satisfechas Por la via diplomática aca-ban de pedir que se les devuelva la bahía dePossiei, que se halla en la extremidad Sur deldistrito de Amoor, la cual cedieron á Eusiahace veintitres años .

Llama á primera vista la atencion que se-mejantes peticiones se formulen por el gob 1e 1" -no chino, cuando tan ocupado se halla en elTonkin, cuando tanto tiene que pensar en unacampaña con el aguerrido ejército francés, Y

cuando se ve amenazado de sérios disgustosá causa de las manifestaciones en favor deFrancia, hechas por el heredero del emperadorTu Duc, del país de los anua mitas . ¿No prue-ba esto que para la China ha perdido Rusiagran parte de su prestigio y que ya no inspi-ra aquel terror que hasta hace poco tiemposentian los pueblos asiáticos al simple anuncio(le que Rusia dirigía sus tropas á la fronterade cualquiera de ellos?Este es un signo evidente de decadencia

debida áá los desaciertos (le los consejeros im-periales, que al par que ponen á sa soberanoen duro trance en el interior, van quebran-tando en el exterior su prestigio é impor-tancia .

Porque esto que les ha sucedido la semanapasada con los chinos, ocúrreles tambien enEuropa si bien variando los caracteres de lacuestion, como naturalmente ha de sucederpor razon de diferencias, la explicacion de lascuales nadie há menester . Ya este año los em-peradores de Alemania y Austria, al pensaren su entrevista de Ischl, entrevista que fuéobjeto de algunos párrafos en mi anterior re-vista, no han ereido necesario, segun costum-bre,. que el nuevo ungido de Moscou asistieseá ella; ya en la conferencia internacional deLondres se ratificó hace diez días el tratadosobre navegacion por el Danubio, y los repre-sentantes de las potencias lo firmaron á pesarde que ni el embajador ruso, ni el ministroturco se hallaban autorizados para poner sufirma al pié de los diplomáticos acuerdos pro-puestos por lord Grandville ; a el emperadorde Alemania que ha invitado' además del reyespañol á varios príncipes europeos para queasistan á la gran fiesta militar de que van áser teatro los campos alemanes, donde fi cadapaso podrán los soldados de MIolthe recordarun hecho de armas glorioso para otros ejérci-tos, no ha creido necesario hacer extensivoese convite á los individuos de la familia rei-nante en Rusia .

Otros síntomas no menos elocuentes que losapuntados, pudiera señalar para evidenciarque el imperio moscovita no se halla en el ran-go que tenia Hace muy poco tiempo ; pero melimito á. esos porque se refieren á sucesos re-cientísimos, cuyo desenvolvimiento han pre-senciado los quince ellas últimos de Agosto áque he (le concretarme hoy .

Y corno no parece sino que todos ellos seempeñan en dar la razon al aserto con que haempezado este artículo ; como lo mismo á lasituacion general de la política europea que á

REVISTA IBERICA .

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la particular de cada una de las potencias pue-de aplicarse el dicho de que es muy apropósitopara contristar el ánimo del político más opti-mista ó del diplomático más confiado en loshábiles expedientes de su oficio, si recorreahora una por una las naciones de nuestra Eu-ropa, sobre todo las de primer órden, hallaríasobrados motivos de desasosiego para sus go-biernos respectivos .

En Austria los disturbios socialistas por unlado y los antisemíticos por otro, las aspira-raciones de czequies y bohemios, la decaden-cia del elemento aloman, las irrespetuosas ma-nifestaciones de los patriotas italianos en laspoblaciones del Sur, que debieran formar partedel reino (le Humberto I, y los temores que algabinete de Viena inspira la actitud de losprincipados, son otros tantos asuntos que apa-recen corno difíciles problemas al ministeriopresidido por el conde de Taaffe, que ademásde todo eso tiene para preocuparle las mane-ras distintas como se manifiestan á cada pasolos ódios de raza que dividen al país, y á loscuales, corno es natural, he de aludir cada vezque de política austro-húngara tenga quehablar .En Inglaterra, donde por cierto desde mi

último trabajo en la REVISTA IBÉRICA, se hacerrado el Parlamento para no reunirse hastafines de Noviembre próximo, el carácter gravede las agitaciones irlandesas , los asuntospendientes con sus vecinos los franceses, lascuestiones del Cabo de Buena Esperanza, dela India, (le la Australia y sobre todo del Egip-to, ninguna de las cuales acaba de entrar envías normales que permitan esperar su satis-factorio arreglo, necesitan la más preferenteatencion de Mi' . Gladstone para que no acabende salir de su cáuce .

Por eso el jefe de los liberales ingleses hadesistido, como ya predije hoy hace quincedias, de retirarse á la vida privada . Su acen-drado patriotismo no le permite abandonar elpuesto de honor que las circunstancias le se-ñalaron, hasta tanto que cuando ménos lacnestion de Egipto se halle resuelta, y distamucho de estarlo . Yo, como nadie quizás, hecombatido la política que Inglaterra ha se-guido en Egipto ; á pesar de las simpatías queme inspira un país del que guardo agradabilí-simos recuerdos, no he defendido ni defenderénunca su afan inmoderado (le anexiones, afanque se manifiesta de un modo por todo extre-mo claro desde que el apio pasado desembarcóen Alejandría el pririiér* batallon de los quemandaba lord \Volseley ; pero es preciso con-fesar que estos momentos son inoportunospara hablar de que los ingleses retiren sussoldados de Egipto, si hemos de creer en loque corresponsales extranjeros é imparciales

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escriben desde allí á todos los periódicos deEuropa .

No hay extranjero en los dominios del jedi-ve, dicen, que no se apresurara á hacer suspreparativos de viaje para abandonar el paíscon el último soldado británico, porque el ger-men de profundos trastornos existe, y si éstosno estallan débese exclusivamente á la pre-sencia de los batallones de la Gran Bretaña .

La policía urbana se halla en peor estado quese vió nunca ; los oficiales ingleses que perte-necen á esa institucion no tienen ni prestigioni fuerza moral alguna sobre sus subordinados ;las reformas políticas y administrativas de quetanto se ha Hablado, están tan distantes de suplanteamiento como dos años há, sin que pue-da decirse que el cólera ha tenido la fatal in-fluencia de retrasarlas, porque el gobierno in-dígena ni sabe, ni quiere ocuparse en evitarsu propagacion. Y la culpa, en mi concepto(es preciso que seamos justos é imparciales),no la tienen los planes de lord Dufferin, sinoel capitalísimo error cometido cuando se tratóde aplicarlos .

Despues de haber desistido de la anexion ydel protectorado quedaban aún, y esto nadiepodrá negarlo, dos formas de autonomía queaplicar á Egipto . Podíase ó dejar al jedive enlibertad de elegir á sus ministros y á éstos enlibertad de accion para gobernar á su antojo,quedando allí los soldados ingleses como tinagarantía de paz y de orden público, hasta queel ministerio hubiera declarado que no la ha-bía menester, ó bien pudieron los ingleses, yaque habían asumido sérias responsabilidades,nombrar los ministros del jedive y dictarlesuna Constituciou con las reformas necesariaspara imponer fi Egipto una dictadura .

La primera de esas dos soluciones habria dadoocasion á represalias contrarias á las ideas deInglaterra, pero al fin. hubiera sido posible es-tablecer un gobierno tolerable sin la presenciaen él de los Nubar y los hiaz . La segunda ha-bria exigido la presencia en Egipto de lordDufferin, para que él manejase como fanto-ches á los ministros elegidos con arreglo á losintereses del conquistador .

Pero cualquiera de estas dos cosas seria pre-ferible á lo existente, no sólo para los súbditosdel jedive, sino para las naciones de Europaque tienen intereses más ó ménos grandes enaquella region africana . Y hlr . Gladstone quequizás lo conoce tarde, no quiere dejar á otrola herencia del poder sin saldar sus cuentas,por lo que á Egipto respecta, con la opinionpública del mundo civilizado y con las institu-ciones de que se hizo paladín al verlas ataca-das con feroz fanatismo por el infeliz vencidode Tel-el-Kebir .

En Alemania la cuestion del tratado de co-

REVISTA IBÉRICA .

mercio con nuestra España, ha servido paraque el canciller Bismarck dé al mundo unaprueba más de sus ideas autoritarias, de lasque se deducen sus expeditivos procedimientosno siempre justificados por razones de Estadoy nunca en consonancia con las ideas que pre-dominan en los tiempos que alcanzarnos .

Todo el mundo sabe que el tratarlo de co-mercio hispano-aleman espiraba este veranoy que se trataba de renovarlo poniendo el ré-gimen comercial de ambos paises en armoníacon los principios proteccionistas de la tarifageneral alemana de 1879 . Con este motivo seha demostrado una vez más que la nueva po-lítica económica del canciller no favorece mu-cho, que digamos, el establecimiento de rela-ciones entre aquel imperio y los demás paises,porque todos los lectores de la REVISTA IB ai-cA recordarán, de seguro, cuán laboriosas hansido las negociaciones entabladas á propósitode ese asunto Más de una vez han determina-do cierta frialdad entre nuestro gobierno y elGabinete de Berlin ; y el tratado que al fin re-sultó de todo ello no pudo ser presentado átiempo á la aprobacion del Beichstojg . Grandesintereses en Alemania se vieron perjudicadospor esa labor de la diplomacia imperial, y mu-chas industrias se quejaron con razon de versesacriBcadas á los intereses exclusivos de losgrandes propietarios que forman el núcleo delpartido conservador. Todo esto dá motivo paraque fundadamente se creyera que cuandoménos el tratado habia de ser vivamente dis-cutido en el ll,iclisl'iy antes de decidirse á darlesu salieron ; pero el canciller ha cortado por losano, y fiel á su tradicional falta (le respeto álas instituciones representativas, ha echadosobre sus robustos hombros la responsabilidadde prejuzgar la decision del Parlamento . Y eltratado de comercio con España ha sido pues-to en vigor, si bien provisionalmente y salvola ratificacion que en su día obtenga delIBeichstay .

Pero ¿qué tiene de extraño que el cancillerele Guillermo III adopte esos procedimientosen una cuestion de esa naturaleza, cuando enotros asuntos de alta política no consulta másque á su deseo y á sus planes, que aun cuandoél los crea los más convenientes para su patriano siempre reunen esa circunstancia?

Porque al fin, si la tuvieran podrian perdo-nársele esas perturbaciones que siquiera mo-ralmente sufre de vez en cuando Europa ente-ra por capriclio suyo .

En Francia la muerte del conde de Cham-bord ha puesto sobre el tapete, durante la pa-sada quincena, la cnestiou monárquica . Gran-des disidencias se dibujan entre legitimistas yorleanistas con motivo de la jefatura futura delos partidos que representan en Francia la for-

ma de gobierno monárquica . El testamentodel conde de Chambord no contiene, á creer enlo que dicen sus partidarios, ni una sóla cláu-sula política, así es que á sus adeptos y á losdel conde de París, toca resolver asunto tanárduo . La solucion será favorable, sognn todoslos indicios, al duque de Orieans, hijo mayorrdel duque de París .Portugal mismo anda perturbado estos dias

á causa de los trabajos republicanos que dansériamente que pensar al ministerio presididopor el señor Puntes, y en Italia la vacilantepolítica de Depretis, la poca habilidad con queresolvió la última crisis ministerial y la apti-tud enérgica de les izquierdistas, hacen queno sea nada satisfactoria la situacion .

Solamente Bélgica, que á la sombra de susinstituciones, si eminentemente monárquicas,eminentemente democráticas tambieu, prospe-ra (le un modo por todo extremo envidiable, sehalla perfectamente tranquila .

Por eso estos dias el país ha podido entregar-se con júbilo exento de temores y zozobras ála celebracion de sus festejos nacionales con-memorando la independencia de aquel reino .

La causa de la paz va ganando mucho ter-reno en las playas del Pacífico . Los pueblossod-americanos, á pesar de sus meridionalesentusiasmos, van oyendo la voz de la razon yde la conveniencia .

La prensa periódica de Lima, que he tenidoocasion de leer últimamente, hace creer porsu lenguaje, que en el Perú cunde el conven-cimiento de que es imposible continuar ladesastrosa guerra chileno-peruana, y que deuna manera paulatina van los pueblos hastaahora más refractarios á la paz, pidiendo quecese la guerra y reconociendo la autoridad delgeneral Iglesias, verdadero presidente de larepública y el más decidido paladin de la paz .Algunas provincias, aunque muy pocas, per-manecen fieles al espirante gobierno del ge-neral Montero .

Caceres que era el alma, por decirlo así, dela resistencia á todo trance . ha sido una y otravez derrotado por los sol .lados de Chile, ysegura las noticias últimamente recibidas, elpueblo que en él confiaba, se desalienta . Unospor cansancio, otros por conviccion, los pe-ruanos desean la paz y los chilenos, por con-veniencia accederán á sus deseos. Poco im-portan los móviles, si al fin se consigue eseresultado, que tanto conviene á aquellos pue-blos hermanos nuestros .

I-Iágase el milagro, y sea cualquiera elsanto . . . ora pro nobis, como suele decirse .

Angel de Luque .nladrid 1 .° de Setiembre de 1883 .

REVISTA IBÉRICA .

ALVAREZ DE CASTRO .

LEYENDA .

1 .

Descendia el ancho solsu disco inmenso ocultandotras las cunibre.s que bordandova con líneas de arrebol,

y allá por loa altos. montesque fijan media coronay que ele le gran Geronalimitan los horizontes,

un hombre triste subiacon el mismo lento pasocon que allá por el ocasomenguaba la luz del dia .

Allí, no mansos caminos,sino empinadas veredas,recortan las arboledasentre alcornoques y pinos

que, al son del viento felicesy al son de corrientes claras,asoman entre las jarasy las piedras sus raíces .

A la sombra de una callede álamos, que al recorreretrata en su seno, el Terfecunda y rJresca el valle .

Y, allá, donde tuerce el riosu gran corriente sumisa,de Gerona se divisaagrupado el caserío .

Bajo sus piés se repliegan,desde sus piás se adelantanmontes que más se levantancuanto más distantes llegan,

y, que su inmortal deseoapenas, tristes, humillanal mirar cuíu altas brillanlas cumbres del Pirineo ;

vicio atleta que reposaviendo c mo el sol arrancade su edhellera blancavivos refle„os'de-Fosa .

La ciudad por las pendientesse reclina de los valles,pintorescas son sus callesy del Olía las corrientes

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las arrullan y dividen,no con ánimo traidor,sino con el puro amorde quien da lo que le piden .

El hombre desde su orillave del hombre muestra rara,que la corriente más claraes, al sol, la que más brilla .

Y por los montes aquellos,que á jigantzs se asemejan,y que en sus cumbres reflejandel mismo sol los destellos,

cuando su inmenso capuzextiende la noche oscura,ve, que la mayor alturaguarda más tiempo la luz .

Y el alma procura ser,viendo tan limpio ejemplar,noble para reflejar,alta para merecer!

No hay risco, cerro ni lomade aquella tierra bendita,que no sustente su ermita,como el nido á la paloma .

Tímidas, al homenagecon que los pueblos respondená su proteccion, se escondentras los velos del ramage .

Encanto muestran divinoy ricas flores lozanas,y tienen dulces campanasque llamen al peregrino

que al caminar sin consuelolas mira sobre la sierracomo al concluir la tierra,como al empezar el cielo!

El aire de nubes rojaspoblaba el sol; indecisavagaba la ténue brisaacariciando las hojas,

y con sus no comprendidostrémulos cantos suaves,parcele que las avesse hablaban desde sus nidos

Sin levantar la mirada,el solitario viajeroseguia, por el senderode los montes su jornada .

Curtida tiene su faz,y bien su aspecto demuestra

REVISTA IBÉRICA,

que no fué su noble diestracortesana de la paz .

Sombras de ocultos pesaresintentan nublar su tristey pálido rostro ; vistecon usanzas militares .

Un rojo fajin severoá la cintura arrolladolleva, del siniestro ladopende el vigilante acero,

que libertad solicita,y, prendas de sus acciones,rozan algunos gironeslos pliegues de su levita .

Siempre triste y adelantesube y sube, y á pesarde no querer aliviarsu cansancio ni un instante,

tras la misteriosa calmade su rostro, se veiaque á cada instante debíairse quejando su alma!

Pisó las cumbres, y yaviendo al valle se paró .¿Qué busca? ¿Quién le llamó?¿Por qué gime? ¿Quién será?

En horas bien tristes era ;el suelo español temblabay, tímida, retardabasus flores la primavera .

Temblaba y temblaba en vano,oprimido bajo el yugo,no del hacha del verdugo,si del cetro del tirano .

Baja llanura le viósurgir de la muchedumbre,y á poco sobre la cumbredel mundo se coronó .

Grande impulso dióle el Sena,amor su pueblo infeliz,nombre campos de Austerlitzy orgullo sombras de Jena .

Al tronar de sus camonesque impetuosos rodaronsobre sus tumbas, se alzaronlos dormidos Faraones .

Vencida gimió la Prusia,y, sobre su capa leve,

sintió sus pasos la nievede las estepas de Rusia .

Esclavo de su deseovió con implacable sañadesde su abrupta montañades vender el Pirineo ;

y miró que el valle tienevida, amores, juventud,y baló . . suelto el alud¿quien su carrera detiene?

Ni límites ¿quien pondríaal mar que en las rocas ruge,ni al desordenado empujede aquella gran tiranía?

Las gentes sacrificadassírvenle de altura luego,y se alumbra con el fuegode ciudades incendiadas .

Y prendidas á su vesteds armiño, que á trozos cuelga,marchan las furias la huelga,el exterminio y la peste .

Ardiendo en amor la gloriaen sus brazos se adormía,y bajo sus piés, rugiadomeñada la victoria .

Y tanto y tanto cundiósu grito de sierra en sierra,que estremecióse la tierray hasta la mar, que escuchó,

allá en sus fondos salados,los tristes ayes sombríoscon que á sus ondas, los ríosse arrojaban espantados!

¡Cuáles de venganza sonlos momentos! Dios colocajunto á los mares la roca,frente al leon, el leon!

Detrás de aquellas montañas,linde á sus fúrias, inerme,f abril y en cadenas, duermeel leon de las Españas .

-Atas no le ultrajen dormido,ni intenten ganar sus penas . . .¡Ay, si rompió sus cadennas!¡Ay, si lanzó su rugido!

¡Y al fin se escuchó! Tambiensaben luchar los amores .

REVISTA IBÉRICA .

¡No crecen tan solo flores,tiranos, en nuestro Eden!

Por la mancillada sierra,de cada profundo huecosalió para España un eco,un eco gritando : ¡Guerra!

Duero, Bétis, Guadiana,dijeron d-1 insensatolas perfidias, y á rebatosonó, sonó la campana .

A sus roncos llamamientosla turba inundó las calles,poblaron montesy valles,guerrillas y campamentos .

A los gritos de venganzade la hirviente muchedumbre,el fusil perdió su herrumbre,el puño cobró su lanza,

el mozo los tiempos idos,y el pobre viejo buscósu espada y enderezólos miembros entumecidos!

¿Quién armó tantos furores?¿Quién lloró tantos pe-ares?¿Quién yermó tantos hogares?¿Quién por tan locos dolores

trueca tantos regocijos?¿Quién conmueve la montaña?¡España! ;La madre Españaque ve morir á sus hijos!

¿Qué fué del ardiente rayoque rompe, tala, destrozadelante de Zaragozay el pueblo del dos de Mayo?

A su rápida carreraabre Bailén triste fin ;laureles de Medellínmurieron en Talavera .

-Alas tan heróico ardimiento¿qué vale, si la, fortunatiene, copiando á la luna,fases y color sangriento?

Huellan los torpes caudillosel trono,de San Fernando,sus leones amarrandoá los piés de sus castillos ;

la ambicion nos hace presa,la derrota desmayar,¡y la Virgen del Pilartuvo que gemir francesa!

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Triunfante y audaz y ufana,desde sus muros pregonasus libertades Geronapor la tierra catalana,

y al francés temido esperacon el acero en la mano,como el gladiador romanopronto á luchar con la fiera .

Alzados entre la breña,castillos y baluartesy torres contra las artesdel procaz tirano enseña .

Allí tiene sus derechos,tras el cañon sus metrallas,y tras sus fuertes murallasmás fuertes muros de pechos!

'Gerona, si al monte subesno con el débil te iguales .¡Las águilas imperialeste acechan desde las nubes!

,Xuelan por tus horizontes,lanzan su ronco graznido . . .¡No las dejes hacer nidoni en tus valles, ni en tus montes!

, ,Tu heróica, tu inmensa calmaipor qué, por qué no se agita?¡Tu gran cuerpo necesita,Gerona infeliz, un alma!

¡La que fué del orbe espanto,la que supo dominaren San Qunit¡n, y á la paren las olas de Lepanto!

¡La de España! Si en la míala pudiese recojer,¡con qué supremo placerentera te la darla!

"i1 oy á ti! ¿No me conoces?¡Quiero verte, ser tu hijoy sucumbir!, Así dijocon altas y roncas voces

el misterioso viajerodesde las cumbres bajandohácia los valles, y alzandoen su diestra el limpio acero .

¡No en vano de amor blasona,sus palabras cumplirá ;el mártir será, seráel defensor de Gerona!

Cárlos Fernandez Shaw .Madrid, Agosto 1883 .

REVISTA IBÉRICA .

REVISTAS EXTRANJERAS .

ÚLTIMOS NÚMEROS PUBLICADOS.

THE EDIMBURGH REVIEW .Don Juan de Austria; por Sir William Stirling Max-

well. Lóndres 1883 .

Tal misterio envuelve el nacimiento y los primerosaños del hijo de Cárlos V conocido en la historia con elnombre de D . Juan de Austria que no pueden evitarseciertas incertidumbres y errores merca de las dos pri-meras notas de toda biografia : la edad y el nombre delpersonaje. Es casa evidenciada por la medalla quese acuñó eu honor del héroe d, Lepanto en 1,571, que te-nia entonces veinticuatro años . Esta fecha está confirma-da en documentos de las Córtes de Toledo, que afirmanque en 1 .560 no habla D . Juan cumplido los catorce años .Nació, por tanto, en 1547 y no en 1545 como han asegu-rado casi todos los historiadoras, excepto Morari yPrescot .

La reetificacion tiene importancia porque disminu-ye en dos años tan breve como brillante existencia y au-monta la admiracion que producen algunos de sus pri-meros episodios . D. Juan tenia veinte años cabalesménos que su hermano Felipe II y cerca de dos añosmás que el príncipe D . Carlos, nacido en 1545 .

Conviene hacer notar, que aun cuando pocas perso-nas han existido en el mundo ménus propensas á obrar áimpulsos del afecto que estos príncipes y que odiándosepadre é hijo hasta la muerte, ambos vivieron en inque-brantable amistad con D . Juan. El rey que podiahaber visto en su hermano un objeto de celos, le tratósiempre congo á hijo favorito ; y el príncipe, para quiensu tio pudo ser motivo de rivalidad, y que á nadieamaba en el mundo, le miró corno á un hermano .

El 24 de Febrero de 1547, dia memorable en la vidade Carlos V, nació en Ratisbona un hijo suyo natural,cuya madre se llamaba Bárbara Blomberg, que habíasido presentada al emperador como cantante . Tal es, porlo ménos, la version más aceptable. Bárbara unióse des-pues en matrimonio á un comisario de Bruselas y fuetratada con liberalidad por Felipe II ; pero la violenciade su carácter era tal, que arrostraba la enemiga delmismo duque de Alba, y no cesó en la lucha hasta ver ásu hijo gobernador de los Países Bajos .

El nombre que en sus primeros años llevó este hijodel amor, no era Juan, sino Jerónimo . A la edad de dosaños fué confiado por el rey á D . Luis Quijada, nobleespañol que gozaba la plena confianza de su señor, yguardó escrupulosamente el secreto del nacimiento . Porórden expresa de Carlos V, fué despues entregado condistinto w ,mbre á un tal Massi, violinista de S . P2 .,quien le crió en Leganés, dejando su primera i'istruc-cion á cargo del cura párroco de dicho pueblo . Cuandoel músico se presentó o besar la mano del emperador y ádespedirse para España, Carlos le dijo : , Tengo enten-dido qu, Quijada te ba dado una comision . No olvi-des, que el buen cumplimiento de su deseo será concep-tuado por mí como un favor personal El cura de Le*ganés, poco complacido de aquel encargo, declinó en elsacristan la educacion del niño ; el sacristan le llevó á

la escuela pública de Getafe, y durante algunos años elfuturo héroe de Lepanto anduvo pillando por los cam-pos y cazando gorriones en compañía de los chicos dellugar .En 1554, Cárlos Prevost, uno de los grooms de la cá-

mara imperial, fué enviado á Leganés para llevar elniño á Valladolid, donde altos destinos le reclamaban .El pueblo se alborotó al saber la partida de Juan, ymultitud de sus camaradas siguió gran trecho el car-rua.,e ciespidiendo al compañero con gritos y algazara .

El¡ Valladolid fué D . Juan presentado á su hermanala infanta doña Juana, princesa viuda del Brasil, ma-dre a.e 1) bebastian ae Portugal y actualmint,i regentede España;-sin mfuimarla en el secreto riel nacimientodel jóven. Despues residió en Villagarcía, en la casasolariega ue Qui daua y bajo la vigilancia de su discretaespesa doña ragualelia ae Ullua, a quien D. Juan de-bió, no sólo la educacwn, sino los más distinguidos ras-gos de su caracter . N o teniendo hijos, adoptó il D. Juana pesar de que le atormentaba la sospecha de que pu-diera ser hijo natural de su propio esposo . Pero ciertoincidente vino a aemustrarle que el nitro era de másalta alcurnia. Habiénuose prendido fuego á su casa,Quijada cu .aó mas ue salvar al ,lóven que á su propiaesposa, ne uoriue esta aeuujo que alguri compromiso dehonor era la causa (.-Le semejai.te pre¡erencia,

hárlus V se retiró uespues do su aodicacion al mo-nassteriu de Y unte el a .a 3 de feur,xu oe 1557 . En Marzode 1555, Qui1aua,quecoutinuacaaserviciodelmonarca,buscó tina casa en un pu . ;blecillu cerca de allí, dondese instalaron doña Magdalena y D . Juan . Este, que á lasazun contaba unce años, empezó á gozar cte libra accesoal trato (le bu desconocido padre, circunstancia tantomas notable, cuanto que Cárb,s V prohibió igualdistinciuii a su nieto Carlos . Los últimos días de aquella notable existencia aniaigaaa por lo3 cu .dados delgobierno y por un contiatieiupo iec .eete, fueron dulci-ficauus por la prese,icia de tal¡ animoso, bello y ale-gre nido. Carlos se deleitada con él, y aretes de morirenvió a la madre del bastardo, por medio de una manoamiga, la cautiaad subo ente a producir una anualidadde 200 florines . Es posible que D . Juan estuviese presen-te en la solemne escena en que el moribu do emperadordepositó en manos del sacerdote el cirio que había sos-tenido como símbolo de la entrega de su alma á la mer-ced de su Creador. Quijacio no se hallaba allí, pero essabido que en los funerales que siguieron estaban ambospresentes .

Hasta entonces se habla guardado el secreto . La ver-dad fué desconocida de la princesa-regente y del mis-mo rey hasta mas tarde, en 1558, época en que empezóá iniciarse el rumor público .

Mas para evitar dudas, Cárlos V añadió á su testa-mento antes de abdicar en 1558, el siguiente codicilo :

,,Aparte de cuanto dejo dicho en mi ultima voluntad,declaro que estando yo en A .emania, ya viu,lo, tuvo conuna niu er soltera un hijo natural, a quien se puso elnombre de Jerónimo, y que por varias razones es mideseo que si es pus, ele y lu acepta con entera libertadsin que nadie le hostigue, turne el hábito de alguna órden cie frailes efuriiiiictus y que se procure inclinarle aello. Si esto no fuere posible y él prefiere vivir en elsiglo, es mi gusto y ordeno que regularmente le sean en-

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tregados cada año de 20 á 30 .000 ducados de las rentasdel reino de Nápoles, y que le sean asignados las tierrasy vasallos á que dichas rentas corresponden .

Este asunto queda encomendado á la discreeion demi hijo ó en su defecto á la disurecion de mi nieto DonCárlos ó de la persona que conforme á mi testamentosea mi heredero en el momento de la apertura .

Todo lo cual firmo con mi nombre y puño ; está se-llado y cerrado con mi pequeño sello privado para quesea observado y cun¡pliuo corno si fuese una elausula demi testamento .

Dado en Bruselas el día 6 del mes de Junio de 1554años .

Hijo, nieto ó quien quiera que al tiempo de abrirseeste mi escrito seas heredero, si ignoras quién es Jeró-n mo, puedes averiguarlo ue rni criado Acirian, ó pormuerte suya de Uger, purt~ro ae mi cámara .,

Este dueuuierriv, seguir afirma ~Sir \Ytil,am StirlingMaxwel, lormaua parte de un rollo ae cuatro que pare .can. haber sino entiegauus por el emperador en propiamano á Felipe 11, auras de que ambos se despidiesen enlas playas ac Flanues en 1556 . Los otros tres papelesiban sin sellar y se referiali a aiversus asuntos .

Dicho sea en honor ue u el ipe 11, los preceptos de supadre fueron piadosa y fielmente cumplidos .

Lu otoño ue 1,559, part.é Felipe ne los Países Bajospara turnar pusemlun ue h .s uumiuros españoles. Aunquela narracion (le¡ encuentro y reconocimiento cíe amboshermanos ha sido murrias veces escrita, trascribiremosel párrafo en que la describe Sir W lüam SiirliugMaxwell :

,, Procesiones, arcos de triunfo, accion de gracias enlas iglesias y otras expan,iones (le civica, cortesana yreligiosa alegría, celebraron la ligada riel rey a Villa-du,ia. La regente uoña J uaria entregó las riendas delgobierno, y coa gran contento se retiró á sus rezos,oraciones y peuiteuc.as en los surabrius cláu,trus delAbrojo . . .

Felipe pudo entonces cómodamente conocer á su her-mano. Luis Quijada recibió óruen de llevar á D . Juanen traje urdwar,u al convento cie Sal¡ Pedro de la Espi-na, donde encontrarían al rey . Debe dicho couv,ntode bernardinos su nombra á la mas famosa de las reli-quias que en él se veneran, una espina de la corona queNuestro Señor tuvo pu stn en el Ualvar,o . El suntuosoedificio, piadosa donacion ue uoña Sancha de Uast,lla,estaba situaua á cría legua próximamente de Villagar-cía, al lado de un monte abundante en caza . Allí pensa-ba ir el rey á una montería .

Quijada ordenó á sus vasallos que se uniesen á la ré-gia expedic .on. .. D. Juan y él montaron á caballoy partieron seguidos por vasallos y criados, unos ácaballo, otros á pié y todos con sus mejores apres-tos. Los gritos de los batidores y el estrépito de la co-laitiva, anunciaban desde lejos la régia cabalgata . Uncriado se les acercó guiaüdu_uu hermoso caballo . En-tonces Quijada se aireó y rogó a D Juan que hiciese lomismo. El veterano hincó la rodilla en tierra delantede su pupilo y le pidió permiso para besarle la mano,exclamando :-El rey os dirá por qué hago esto.Don Juan vaciló un momento, pero al fin dió su

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REVISTA IBÉRICA .

mano á besar, y cuando Quijada le indicó que podíamontar el nuevo caballo, el jóven dijo alegremente á suviejo huésped :-Puesto que en esas estamos, podeis tenerme el es-

tribo .Más adelante divisaron un grupa de caballeros .

Cuando estuvieron cerca paró Quijada nuevamente yvolvió á rogar á D. Juan que le imitase .

Un hombre pálido, de pequeña estatura, vestido denegro, avanzaba hácia ellos y detuvo el caballo á lospocos pasos .-De rodillas, D. Juan, dijo Quijada ; Besad la mano

de S . M .Al obedecer estas instrucciones, vió inclinados hácia

él unos ojos azules y unos labios algo recogidos que lerecordarian las facciones del augusto inválido, cuyosdedos contraidos por la gota habia él besado de rodillasen Yuste .

-¿Sabeis jóven, dijo el rey, quién fué vuestro padre?D Juan no contestó .Entonces Felipe se apeó, y abrazándole con muestras

de afecto, añadió :

-- Cárlos V, mi padre y señor, tambien lo fué vuestro .

No habeis podido tener m,is ilustre ascendiente, y yoestoy obligado á reconoceros por hermano .

Y volviéndose hácia los caballeros que le seguían :-Conoced y acatad á este jóven como hijo natural

del emperador, y como hermano del rey .Un grito de acianiac"un contestó á estas palabras .D. Juan, por indicacion de Felipe 11, montó á ca-

ballo y recibió los saludes y felicitaciones de toda larégia comitiva .

Una vez cumplido el principal objeto de la cacería,el rey, que no era veruadero aficionado á esta clase dediversiones, guió su caballo hácia Valladolid, asegu-randu que damas habia cazado res que le produjese tangrata einucion .

D. Juan entró en la capital al lado del rey, siendoobjeto de las aclamaciones del pueblo, noticioso decuanto Labia ocurrido .

Desde este rnuniento, D. Juan ocupó el rango depríncipe de la casa (le Austria, distinguiz ;ndos3 solo enpequeñas particuiar,dades de los miembros legítimos dela familia real .

En i~uv,embre de 1561, D . Juan, D. Cárlos y conellos su primo Ale~ancuro Fardes u-destinado comopríncipe de Parma á llenar más extensa página en la his-toria-fueron enviados á la Universidad de Alcalá (1) .Sus estudios fueron dirigidos por Houorato Juan, unsabio valenciano que habia sido designado por Cárlos Vpara preceptor de Felipe 11 .

Ocupaba llunorato un alto rango entre los hombresde letras do su tiempo, con la particularidad de nohaber escrito nada .

1\iuy pronto se vió que D. Juan, por sus gustos y ap-titudes, distaba mucho ae aceptar la profesron a que su

(1) Alejandro Farnesio nació, segun Litha, el 27 deAgosto cíe 1545 ; tenia, por eousigu,ente, diez y ochomeses mes que D . Juan . Lsia fecha parece exacta, aun-que el año ae su nac,mieutu está cons .gnaao con grandiferencia en varias b,ogiafí, .s como ocurr,uo en 1544,1545 y 1546 . En la ltio,Jrafía universal ae i\liehaua seafirma que nació en 1555 y que contrajo matrimonio álos diez años, lo cual evidentemente es un error .

padre le habia querido dedicar, y de las dignidades ecle-siásticas que para éi deseaba el rey su hermano .

En 1564, el jóven príncipe dejó la Universidad, y enel año siguiente, ó sea á la edad de diez y ocho, impre-sionado D. Juan con la proximidad de la flota turca,voló á unirse á la escuadra española enviada en socorrode Malta .

Su empeño fué inútil, porque cuando llegó á Barce-lona habian ya partido las galeras, y el rey imperati-vamente ordenó al príncipe que volviese .

Pocas personas podian contrariar impunemente áFelipe II; mas cuando D . Juan llegó y le pidió perdonpor su fuga, el rey le recibió con aulzura y le maridóbesar la mano cie la reina .

Isabel, sonriendo, le preguntó si los moros y los tur-cos eran valientes, y tal v,z el rey comprendió en estapueril aventura, que en su hermano Labia algo n :ásqua la estufa de un cardenal, y que en más serios en-cuentros podría luchar culi los muros y los turcos .

Llegó el mu meutu en que Felipe debía empe artodos sus recursos y las fuerzas todas de su imperio . Enlos Paises Bajos hacia estallado la reoeliou provocaday enardecida por las discord,as religiosas, el eutusias-mo nacional y el espíritu de independeu ea contra eldominio de la iutoleiancia, el reginien extranjero y elpoder despótico .

Nombrado el duque de Alba gobernador de los Pai-ses Bajos en Agosto de 1567, enibezó su , angu,uar .a ydesastrosa contienda contra las libertades de Flanaes .En los mares de Oriente las flotas turcas cie Soliman yde Selim se muvian triunfantes . Malta estaba sit,auay los turcos desafiaban los anmameutos de Fenecía y deGénova, y devastaban las cultas dei Sur de Italia, Es-paña y Africa española . El¡ el antiguo reino ae losmuros amenazaba estallar con violencia el espíritu derebelion . Mas que nunca la política de 1 elipe nifiu .a entuna Europa .

En 1'raucia la liga; en Inglaterra la contienda conIsabel, latente á veces, pero nunca abandonada ; en Ita-lia las variables relaciones con el Sunio Pontífice, enuna pala o . a, los emisar .u s del rey de España se agitabaos uesue el Bait,co hasta el .~iediterrai eo . El periodohistor,cu que loa a empezar ere en oías fecundo cu acuu •teciui,eliuos ae t~ ,u€t aqucila revuuita centur.a. Empezócon la uisurrecc,on de los Valses bajos, y teimtnó en laArenada. En este espac,o de tiempo se incluye la trago-cita uel día de San bartulumé en l'arís y la cume,.ia delas aventuras matr,niou,ales do Anjou el¡ Lóudres . Laprimera década de este periodo coincide con la brevepero orillante carrera (te D . Juan de Austria, y es pro-bable que la m,,nte previsora de Felipe comprendieseque mientras él con la pluma dirigia tan connplicadosnegocios desde su celda del Escorial, el brazo cíe sujóven hermano y el de su sobrino Alejandro Farnesiofuesen precisamente 1 arma que él necesitaoa para eje -cutar sus des,guius .

Sab,do es que en Octubre de 1567, D . Juan recibióde manos del r y el alto encargo de mandar Ja armada .Sus militares aficiones ton an, pues, cumplida

satisfac-

e

1885 .-Madrid J . Lopez, impresor, Caños, 1 triplicado .