aeríto 20-04-2013

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Areíto Zona de la Cultura y de las ideas www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 20.04.2013 El absolutismo de Thomas Hobbes Pág 4 Madres del 1J4 “Las madres del 1J4” es una expresión que evoca centenares de mujeres que en la década iniciada en 1960 se involucraron y apoyaron a sus hijos inmersos en sucesivas jornadas políticas del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, 1J4. Pá g i n a 3 SARA MONTIEL un mito ibérico Eran finales de los años 50, y en mi memoria de niña de 7 años recuerdo a mi madre Flora escuchando a Sara Montiel, una de las más grandes divas españolas. Pá g i n a 6 RADHAMÉS MEJÍA constantes de la fuga y el retorno Fugitivo de una realidad cultural y de un ambiente artístico insular ciertamente asfixiantes, hacia mediados de la década de los 80, Radhamés Mejía (1960) se establece en París... Pá g i n a 8 ¿Dónde reposan los restos del coronel Caamaño Deñó? Página 7

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Como referencia nacional en el área, Areíto es el suplemento cultural por excelencia. Cada sábado, Areíto circula como un regalo del periódico HOY.

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A re í t o Zona de laCultura y de

las ideas

w w w. h oy.co m .d oEditor: BavegadoDiseño: Carla GonzálezS Á BA D O 2 0.04 .2 013

El absolutismo de Thomas Hobbes Pág 4

M a d res del 1J4

“Las madres del 1J4” es una expresión que evocacentenares de mujeres que en la década iniciadaen 1960 se involucraron y apoyaron a sus hijosinmersos en sucesivas jornadas políticas delMovimiento Revolucionario 14 de Junio, 1J4. Pá g i n a 3

SARA MONTIEL unmito ibéricoEran finales de losaños 50, y en mimemoria de niña de 7años recuerdo a mimadre Floraescuchando a SaraMontiel, una de lasmás grandes divase spañolas.Pá g i n a 6

RADHAMÉS MEJÍAconstantes de la fuga y el retorno

Fugitivo de unarealidad cultural y deun ambiente artísticoinsular ciertamenteasfixiantes, haciamediados de la décadade los 80, RadhamésMejía (1960) seestablece en París...Pá g i n a 8

¿Dónde reposan los restos del coronel

Caamaño Deñó?Página 7

2 Sábado 20 de a b ri lde 2 013H OY A RE Í TO

Zona

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reíto

Zoé Valdes (Novelista y poeta cubana)Cuando oyes a estos políticos hablar, cuando dicen una frase, tepreguntas por qué los han elegido porque en muchos casos son losseres más brutos que he oído en mi vida. Hay honrosas excepcionesy eso se agradece.

Las primeras ediciones no son oro

LA HISTORIA

1998 MURIÓ EL 20 DE ABRIL. Octavio Paz,poeta, ensayista y diplomático mexicano,

premio Nobel en 1990._

1910 FALLECIÓ EL 21 DE ABRIL. SamuelLanghorne Clemens, conocido Mark Twain,

fue un popular humorista yescritor estadounidense,aventurero incansable, a quien supropia vida inspiró obras tanpopulares como, “Las aventurasde Tom Sawyer”, “Las aventurasde Huckleberry Finn” o “Unyanqui en la corte del rey Arturo”.

1929 NACIÓ EL 22 DE ABRIL. G u i l l e rm oCabrera Infante, escritor cubano,

premio Cervantes 1997. Su primera novela derenombre es “Tres tristes tigres”._

1564 NACIÓ EL 23DE ABRIL.

William Shakespeare,poeta y dramaturgo inglés.El mayor representante dela literatura inglesa detodos los tiempos y unode los más importantes dela literatura universal.

Hay cierta consternación enLondres por la decisión dela Dr. Williams’ Library devender una de sus precia-das posesiones, una casiperfecta primera edición de

una obra de William Shakespeare. Se es-pera que alcance los 3,5 millones de libras(6,5 millones de dólares).

La Dr. Williams’ está especializada enteología e historia del no conformismo, demodo que la obra de Shakespeare no tieneun lugar natural en sus estanterías. Ven-derla asegura el futuro de la librería, y per-mitirá a sus propietarios ahorrarse muchodinero en seguros.

Pero no todo el mundo está de acuerdocon que los establecimientos y las insti-tuciones tengan derecho a vender objetosvaliosos que les han sido legados por be-nefactores, incluso hay quien dice que estopuede ser el principio de una sucesión demales. La Dr. Williams’ también posee eldiario de Henry Crabb Robinson, uno demis favoritos, con sus espléndidos retratosde gentes como Charles Lamb, WilliamWordsworth y William Hazlitt, así como unfascinante poemario manuscrito de Geor-ge Herbert. Todo esto podría vendersetambién. “De modo que, ¿hasta dónde va-mos a llegar?”, se preguntan los puristas.

No me fascinan los infolios. Si yo tuvierauno, no sabría qué hacer con él, exceptoprotegerlo con celo y andar aterrorizadocon la idea de que me lo pudieran robar.Cuando quiero leer a Shakespeare, haytextos mucho más convenientes. Por su-puesto, los eruditos pueden trabajar conesa edición, pero pueden hacerlo con mássoltura en la Biblioteca Británica, en la Bo-dleian, en la Biblioteca del Congreso y eninstituciones por el estilo.

El infolio es, esencialmente, una mara-villosa primera edición. Hace 40 años em-pecé a coleccionar primeras ediciones, es-pecialmente de novelistas victorianos co-mo William Makepeace Thackeray, Char-les Dickens y, sobre todo, Anthony Trollo-pe. En aquellos días, algunas de las novelasde Trollope eran difíciles de encontrar, ex-cepto en sus ediciones originales. De mo-do que empecé a coleccionarlas y adquiríalrededor de una docena.

Con el tiempo, mi celo por las edicionespríncipes se evaporó y regalé o vendí lamayor parte de las que poseía. Sí conservéunas cuantas, y el otro día cogí un volu-men de mi primera edición de The LastChronicle, de Barset. Estaba un poco des-hilvanada, así que la dejé y proseguí conuna edición moderna. A menos que seausted un verdadero bibliófilo y le importendesesperadamente las pequeñas minu-cias, la vaina de las primeras ediciones notiene mucho sentido.

Es cierto que algunas primeras edicio-nes tienen una presencia imponente. Megustaría poseer la de La historia del mun-do de Sir Walter Raleigh, que escribiómientras estaba encarcelado en la Torre deLondres por orden James I, que posterior-mente le hizo decapitar.

En una ocasión cayó en mis manos una

edición príncipe de Orgullo y prejuicio, enla biblioteca de una finca irlandesa. Estasbibliotecas privadas, que se encuentransobre todo en Irlanda, son los lugares delectura perfectos. Sir Harold Nicolson des-cribía la de Clandeboye, en el Ulster, como“la sala más agradable del mundo”, y la deTullynally, en Westmeath, es igualmentedestacable. De cualquier manera, leí Or-gullo y prejuicio en su edición original, yfue un placer especial que nunca olvidaré.Ciertamente, me gustaría poseer una pri-mera edición de Emma, aunque si tuvieraque elegir entre eso y una carta original deJane Austen sin censurar por su hermanaCassandra o cualquier otro miembro so-breprotector de su familia, sin dudarlo ele-giría la carta.

Después de todo, una primera ediciónes sólo una de las copias de un libro que,con independencia de lo famoso que sea,quizá no desees leer, o releer. Cuando teníaquince años leí Cumbres borrascosas, y alverano siguiente Hermanos y amantes.Ambos libros me hicieron hervir, estabadevastado y exaltado por esta doble malasombra (no es una expresión que utilizá-semos en los años 1943-44) de genio sub-versivo. Pero nada en el mundo me per-suadiría para volver a leer ninguno de losdos, ni para hacerme con sus primerase d i c i o n e s.

Para mí, una vez que un libro altamenteemotivo ha hecho su trabajo, volver a leerloes tabú. Y realmente, ¿para qué utilizas unaedición príncipe, aparte de para leerla?

Me encanta la historia del octavo duquede Devonshire y su biblioteca. Se pasó lamayor parte de su vida ejerciendo de mar-qués de Hartington (Harty-Tarty), de par-lamentario liberal y de ministro. Fue unfirme partidario del premier WilliamGladstone, hasta que se separaron, a causade la Home Rule [para la autonomía deIrlanda], y Harty-Tarty pasó a fundar el

Partido Unionista Liberal, con JosephChamberlain.

Supongo que no estuvo en su propie-dad de Chatsworth con tanta frecuenciacomo le hubiera gustado, y por tanto noestaba demasiado familiarizado con suscolecciones sin parangón. De cualquiermanera, una tarde (después de heredar elducado) estaba de rondón por la biblio-teca y echó un vistazo. El bibliotecarioapareció por allí y le preguntó si le podíaservir en algo. “Sí. Enséñeme algo intere-s a n t e”. El hombre volvió con una enormerareza, una copia de la primera edición deEl paraíso perdido. “Ah –dijo el duque–. Es-te poema es muy famoso, ¿no? Nunca lo heleído. ¡Qué bien!”.

Una hora después, el bibliotecario vol-vió. El duque se había dormido. Así que elprecioso volumen fue gentilmente retira-do de las ducales manos y devuelto a sulugar. La falta de atención de Su Gracia aJohn Milton no es tan digna de condenacomo pudiera pensarse, puesto que tam-bién se dormía, ocasionalmente, en lasreuniones del Gabinete, incluso cuando elmismísimo Gladstone se encontraba pe-ro ra n d o.

Una edición príncipe puede hacertedormir, incluso si se trata de una obra im-portante. Un manuscrito, no. Un manus-crito es una cosa única y viva; no exac-tamente una obra de arte, sino un prismadel acto creativo. Imagine, por ejemplo,que posee el manuscrito de Madame Bo-vary (actualmente se encuentra en la Bi-blioteca Nacional francesa), con todos lospensamientos desordenados de GustaveFlaubert garabateados. O mejor aún, elmanuscrito de Un cuento de Navidad, lajoya de la Biblioteca Morgan de NuevaYork, en cuya redacción y re-redacción vi-bra el genio de Dickens. Me atrevería a de-cir que no hay manera de quedarse dor-mido ante eso.

Paul Johnson

1912 FALLECIÓ EL 20 DE ABRIL.Abraham Stoker, conocido como

Bram Stoker, Escritor irlandés que se hallaindisolublemente ligado a su obra “D rá cu l a“,

el más famoso delos vampiros y unade las más célebresobras de laliteratura gótica,construida en unabase de cartas ydo cumentosa p ó cri fo s .

A RE Í TO 3Sábado 20 de a b ri lde 2 013 H OY

Misión por la memoriaMADRES DEL 1J4“

Las madres del 1J4” es una ex-presión que evoca centenares demujeres que en la década inicia-da en 1960 se involucraron yapoyaron a sus hijos inmersosen sucesivas jornadas políticas

del Movimiento Revolucionario 14 de Junio,1J4. Tantas mujeres fallecidas son simboli-zadas en nueve madres, de las cuales noslimitamos a cuatro en esta primera entrega,por razones de espacio: doña Luz Cabrera,doña Quisqueya Pérez viuda Perdomo, doñaFrancia Cisneros viuda Villalba y doña ElisaJosé viuda Lalane.

En la segunda entrega, dentro de un mes,se publicarán los escritos sobre doña Alta-gracia (Tatá) Iglesias viuda Lora, doña Ma-rina Mieses viuda Bujosa, doña Chea Ran-cier viuda Minaya, doña Pancha Medranoviuda Mercedes y doña Rosa Polanco viudaCerón. Como reconocimiento a todas lasmujeres del 1J4 se hará un homenaje a lasnueve madres fallecidas citadas el jueves 2de mayo próximo en el pabellón Manolo Ta-várez en la Feria del Libro. (Una semana an-tes, en el Teatro Nacional tendrá lugar uncoloquio con motivo de conmemorarse esteaño el 50º aniversario del alzamiento arma-do del Movimiento Revolucionario 14 de Ju-nio, por el restablecimiento de la Constitu-ción de 1963 del gobierno de Juan Bosch).

La década iniciada en 1960 fue peculiar-mente convulsa, con el horizonte de los sue-ños sociales de la Raza Inmortal pendientesde conquistarse.

Las “Madres del 1J4” dieron soporte alMovimiento y sus hogares fueron nidos delproyecto revolucionario.

Generosidad maternal y sensibilidad so-cial fueron características de las madres paracon todos los catorcistas. Además de invo-lucrase personalmente, perdieron sus espo-sos, hijos, hermanos, primos y otros parien-tes. Esta primera publicación habla de cua-tro madres.

Doña Luz Cabrera viuda VásquezA doña Luz Cabrera, la tiranía trujillista le

asesinó a su hijo Bolívar. Doña Luz trasladósu familia de Santiago a la capital para fajarsecon la crianza y formación de César, Hernán,Norma, Pura Adela y Janet.

Hizo de su casa un fortín del MovimientoRevolucionario 14 de Junio en la calle Pas-teur esquina Santiago en Gascue. De su tallerde costura salieron muchos uniformes parael alzamiento armado del 1J4 el 28 de no-viembre de 1963 en seis frentes guerrilleros.

Doña Luz era la madre firme, siempreatenta a nuestros problemas. Se preocupabapor lo que nos hiciera falta para cumplir ta-reas y emprender movimientos. Era una ma-dre subversiva por naturaleza.

Por su temple revolucionario convirtió sucasa en techo del partido en los dos años devida pública, asistiendo cuadros políticos ymilitares a todos los niveles. Era un hogar dela absoluta confianza del Comité Central del1J4.

Las fibras revolucionarias de doña Luz yde su familia no mermaron, siguiendo sutrayectoria durante la Guerra de Abril.

La parte frontal de su casa fue parcial-mente destruida por la metralla de las tropasde la “Fuerza Interamericana de Paz, FIP”,engendro enmascarado de las tropas de in-tervención yanqui.

Doña Quisqueya Pérez viuda Perdomo(1923- 1973)Doña Quisqueya Pérez murió hace 50

años. Una gloriosa mujer, esposa de un már-tir y madre de un héroe, que sólo pudo al-canzar los 50 años de edad. Fue víctima letalde los trajines, incertidumbre y sufrimientosdía y noche durante casi 15 años. Tras elapresamiento de su esposo, Eugenio Perdo-mo, por esbirros trujllistas en enero de 1960,no se volvió a saber de él, siendo asesinadoen la cárcel “La 40”. Jamás se supo de susre s t o s.

Doña Quisqueya ingresó a la AgrupaciónPolítica 14 de Junio (nombre del 1J4 para lavida pública), siendo electa presidenta de surama femenina en Santiago.

Luego del golpe de Estado a Bosch, vís-peras del alzamiento guerrillero del 1J4, la

casa de doña Quisqueya en Los Pepines,igual que la de doña Carmen Santos, la dedoña Asunción de Hadah y la de MercedesRancier de Minaya, se convirtieron en cuar-teles revolucionarios para cuantos compa-ñeros esperábamos en Santiago la hora deemprender la lucha armada en Las Mana-clas y Altamira, respectivamente.

Posteriormente, en la casa estalló unabomba casera, con heridos graves, por loque fueron apresadas doña Quisqueya y suhija Giannela, obligando a Virgilio PerdomoPérez a continuar las operaciones en SantoDomingo. La hija más pequeña, Elia Celeste,fue resguardada por unos tíos.

Auténtico nido del 1J4, la casa de doñaQuisqueya fue la nuestra en Santiago y luegoen el ensanche Ozama de la capital. Al autorde este artículo le salvó la vida en circuns-tancias particularmente difíciles.

Doña Elisa José viuda LalaneDoña Elisa María José, ser humano de

gran sensibilidad, hija de padres árabes, na-ció en Samaná el 4 de marzo de 1914; esposade Federico Lalane Demorizi. El matrimonioprocreó a Sonia, Federico, Dafne, Filgia yEberto Giordano. La familia Lalane José,oriunda de Samaná, se forjó en un hogar dehonestidad y trabajo digno. En su rol de ma-dre trabajó, además, como costurera, pen-sión de estudiantes, negocio de paleteras,venta de quipe, comida en cantina, yun-yun,entre otras.

De la familia Lalane José, identificada conlas aspiraciones sanas de la sociedad domi-nicana, uno de sus hijos, Eberto Giordano,desde su adolescencia (17 años) se integró alMovimiento Revolucionario 14 de Junio,destacándose por su dedicación. En el año1963, le explotó una bomba casera tratandode desarmarla, perdiendo la mano izquier-da, tres dedos de la mano derecha y el ojoderecho. Logró superar esas limitaciones yse constituyó en un revolucionario de granpreparación, destreza militar y entera con-fianza del coronel Francisco Alberto Caama-ño Deñó, participando como segundo enmando, en la expedición que llegó al país porPlaya Caracoles en 1973, siendo uno de susmártires gloriosos, a la edad de 27 años.

Doña Francia Cisneros viuda VillabaFormación cultural bilingüe, profesora

académica de piano y trayectoria revolucio-naria en el 1J4 y la Federación de MujeresDominicanas, fueron atributos personalesde doña Francia Cisneros, cuyo esposo ha-bía sido oficial de la Aviación Militar y pos-teriormente profesional de la contabilidad.

Hijos del matrimonio fueron, Dorian yAmaury Villalba Cisneros.

En la enseñanza de interpretación delpiano, doña Francia contó con alumnos co-mo el maestro Manuel Rueda, fallecido es-critor y poeta.

Apasionada con la lectura y la música clá-sica, doña Francia nunca transigió con tra-vesuras politiqueras y clientelistas.

Falleció años después de la muerte de suhijo Amaury, reputado artista gráfico y cien-tífico de la biología marina. Durante una mi-sión científica sobre las aguas sureñas, laavioneta cayó al mar. Fallecieron el piloto,Amaury y la bióloga Tanmy Vásquez.

Amaury diseñó numerosas portadas de li-bros de Juan Bosch y otros escritores domi-n i c a n o s.

En el hogar Villalba Cisneros sobresalíaun dibujo artístico de Amaury sobre ManoloTavárez, dibujado al cuarto mes de caer enManaclas. Contactos: 809 501 6236 y [email protected]

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Doña Francia Cisneros viuda Villalba, junto a Manuel Escarramán, Tadeo Escarramán y su hermana Gloria.

Doña Quisqueya Pérez viuda Perdomo, con su hijo Virgilio. Doña Luz Cabrera viuda Vásquez

Doña Elisa María José viuda Lalane

4 Sábado 20 de a b ri lde 2 013H OY A RE Í TO

Ref l ex i o n essobre la monarquía. El absolutismo de Hobbes

El arte va más lejos, imitando esa obra racio-nal, que es la más excelsa de la Naturaleza: elhombre. En efecto, gracias al arte se crea esegran Leviatán que llamamos república o Esta-do (en latín Civitas) que no es sino un hombreartificial, aunque de mayor estatura y robustezque el natural para cuya protección y defensafue instituido; y en el cual la soberanía es un al-ma artificial que da vida y movimiento alcuerpo entero; los magistrados y otros funcio-narios de la judicatura y ejecución, nexos arti-ficiales; la recompensa y el castigo (mediantelas cuales cada nexo y cada miembro vincula-do a la sede de la soberanía es inducido a ejecu-tar su deber) son los nervios que hacen lo mis-mo en el cuerpo natural; la riqueza y la abun-dancia de todos los miembros particularesconstituyen su potencia; la salus populi (la sal-vación del pueblo) son sus negocios; los conse-jeros, que informan sobre cantas cosas precisaconocer, son la memoria; la equidad y las leyes,una razón y una voluntad artificiales; la con-cordia, es la salud; la sedición es la enferme-dad; la guerra civil, la muerte. Por último losconvenios mediante los cuales las partes de esecuerpo político se crean, combinan y unen en-tre sí, asemejándose a aquel fiat o hagamos alhombre, pronunciado por Dios en la creación.

Thomas Hobbes, LeviatánMU

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w w w. i d g.o rg.d o /Edwin Espinal

Camateta: laesclava de laol iga rq u í ado m i n ica n a

(1 de 2)

L a mayoría de los habitantes de Re-pública Dominicana, de acuerdo aFrank Moya Pons, desciende demujeres que alguna vez fueron es-

clavas. Un caso identificado documental-mente es el de Teresa de Jesús Méndez,conocida como Mai-Teresa o Camateta,tronco de notorias figuras de la sociedaddominicana actual.

Teresa Méndez nació hacia 1788, épocaen la que en la colonia de Santo Domingoel sistema social lo definía una combina-ción de esclavitud feudal-patriarcal y tra-bajo libre y predominaban mulatos y li-bres en correspondencia con la economíapastoril extensiva y la debilidad de la claseesclavista. Justamente, Teresa era una“mulata hermosísima” y fue compradapor Pablo Altagracia Báez a Eduardo Fe-rrer en El Rincón, Neiba. Báez, de acuerdoa unas noticias familiares que trae EmilioRodríguez Demorizi, “no fue insensible ala belleza de la esclava y de ahí que, lasrelaciones entre amo y esclava se convir-tieran en cariño de amantes”. El primerhijo de esos amores nació en El Rincón,Neiba, el 20 de octubre de 1812: Buena-ventura Báez Méndez, quien fuera presi-dente de la República.

Buenaventura Báez heredó, sin dudas,sus rasgos: José María Izaguirre lo descri-bió en 1872 como de “color y pelo amu-l a t a d o”, y Julia Ward Howe, una ciudadanaestadounidense recordó en 1871 estosrasgos de su fisonomía: “Su tez revela unaligera mezcla de sangre africana; pero susojos son azules y su pelo un poco rizado”.Por supuesto, no podría obviarse que elpadre de Pablo Altagracia Báez, el Pbro.Antonio Sánchez Valverde, mulato claro,era nieto a su vez de mulatos tanto porlínea paterna como materna.

Después del nacimiento de su primerhijo, Pablo Altagracia Báez dio la libertad asu esclava, con la que procreó además aAltagracia, Carlos, Félix, Irene, Damián yRosa Báez Méndez. Su antiguo amo mu-rió en Azua el 24 de octubre de 1840; ella lesobrevivió por más de tres décadas, al fa-llecer el 19 de diciembre de 1873 en SantoDomingo a los 85 años de edad de unapulmonía fulminante, ocupando su hijola presidencia de la República. Fue sepul-tada en la capilla del Sacramento de la Ca-tedral Primada de América y su recuerdoquedó plasmado en la fotografía que suhijo mantuvo en un “sitio muy visible” ensu casa - ¿se conservará todavía? – y losversos que le dedicaron a este sus ene-migos: No le digan Presidente, / díganleVentura Báez, / que es hijo de Mai-Teresa,/ esclava de Pablo Báez.

Instituto Dominicano de Genealogía

Buenaventura Báez Méndez La burguesía ganaba terreno. Bus-caba espacio político, porque te-nía casi asegurado el ámbito eco-nómico. El modelo cerrado de laEdad Media debía ser superado,la apertura política, económica,

social y cultural era sólo cuestión de tiempo.Las instituciones sociales debían redefinirse.La Monarquía luchaba con garras para so-b re v i v i r.

En ese proceso caótico que vivía Europa,principalmente Inglaterra, los intelectualesintentaron interpretar la realidad y proponersus caminos. El filósofo Thomas Hobbes, na-cido en 1588, considerado como el padre dela filosofía política occidental, fue crucial enesa época convulsionada. Su obra Leviatán,publicada en 1651, es considerada como lapieza clave del Absolutismo Monárquico.Esta obra constituye un verdadero hito en elproceso de transformación y ruptura entre laEdad Media y la modernidad occidental. De-fensor de lo monarquía, Hobbes estaba con-vencido que la legitimidad de la monarquíay especialmente del Rey, provenía directa-mente de Dios. Pero para que se impusiera elorden, era necesario el Derecho y el gobier-no. El Estado, afirmaba el filósofo, era el pac-to que realizan los seres humanos entre sípara la convivencia, pero subordinándose algober nante.

En el libro Leviatán, Hobbes asegura quela subordinación absoluta al Soberano, elRey, tenía su explicación en el miedo a laautodestrucción. Parte de la premisa de queel ser humano, producto de sus sensacionesy aprendizajes fallidos de la cultura religiosa,los hace crear fantasías y sensaciones erra-das, que pueden degenerar en acciones des-tructivas a la sociedad o autodestructivas: loshombres abundan en copiosas palabras,pueden hacerse más sabios o más malvadosque de ordinario...[i]

Hobbes consideraba que la inteligenciahumana nos hacía animales superiores, pe-ro muy peligrosos y absurdos a veces. El ab-surdo, decía, es la mayor desgracia, muy es-pecialmente porque puede ser usado poraquellos que tienen conocimientos. Paraevitar que la maldad, la ambición y el engañode los sabios, como Aristóteles y Cicerón, seadueñe de la sociedad, sólo había un cami-no: dotar al Rey de mayores poderes. Hobbesreconocía que mediante el derecho naturalel ser humano nacía libre. La libertad era elprincipal derecho adquirido por el simplehecho de nacer, pero era una condición pe-ligrosa que sólo un poder omnipresente po-día regular.

Para otorgar el poder absoluto al Sobe-rano, Hobbes planteaba un contrato en elque el conjunto de los seres que componenla sociedad renunciaban a su libertad paraobtener a cambio la seguridad que le proveíael Monarca. Esta transacción se hacía me-diante un contrato, que él definía como “lamutual transferencia de derechos...” [ii] Afir-maba que los signos de esta transaccióncontractual estaban expresados en palabrasque abarcaban no sólo el presente, sino tam-bién el pasado y el futuro, porque, decía, “to -

do contrato es mutua traslación o cambio dederecho... por esta causa en la compra y en laventa, y en otros actos contractuales, unapromesa es equivalente a un pacto, y tal ra-zón es obligatoria”[iii]

Estaba convencido el filósofo inglés que“renunciar a un derecho a cierta cosa es des-pojarse a sí mismo de la libertad de impedir aotro el beneficio del propio derecho...Enefecto, quien renuncia o abandona su de-recho, no da a otro hombre un derecho queeste último hombre no tuviera antes. No haynada a que un hombre no tenga derecho pornaturaleza: solamente se aparta del caminode otro para que éste pueda gozar de su pro-pio derecho original sin obstáculo suyo y sinimpedimento ajeno.”[iv]

A partir de estas premisas, Hobbes for-mula su teoría del Estado Absoluto o Abso-lutismo Monárquico. Para evitar las discu-siones sobre la delegación divina del poder alos reyes, como se formula Dante, el inglésplantea que el hecho de que se acepte, me-diante el contrato consensuado el predomi-nio del Soberano, esta aceptación ponía asus súbditos en comunicación directa conDios: “Si consideramos que un Estado es unapersona, debe rendir también a Dios una ve-neración, la cual se realiza cuando el Estadoordena que sea manifestada públicamentepor los hombres privados. Este es el cultopúblico, cuya peculiaridad consiste en seruniforme, ya que las acciones que se hacende modo diferente, por hombres distintos nopuede decirse que sean actos de pública ve-neración...Y como un Estado no tiene vo-luntad ni hace otras leyes, sino aquellas quese estatuyen por la voluntad de quien de-tenta el poder soberano, resulta que aquellosatributos que el soberano ordena, en el cultoa Dios, como signos de honor, deben ser to-mados y usados como tales, por los parti-culares, en su culto público”.[v]

Hobbes salvó a la Monarquía de sucumbirante el emergente poder de la burguesía in-glesa. Logró, de manera magistral, combinarambos elementos aparentemente contra-dictorios. Así, bajo estas premisas, la revo-lución burguesa inglesa pudo triunfar bajo elamparo incondicional de una renovada Mo-narquía que negó sus principios y como elcorcho en un balde de agua, no solo sobre-vivió, sino que se mantuvo a flote y con elpoder reforzado. Vivió y se desarrolló hastaque en el siglo XVII las fuerzas sociales serecompusieron y exigieron nuevos cambios.Sobre este tema seguiremos en el próximoar tículo.

s a n gb e n m u k ie n @ g ma i l .co m

m u - k ie n s a n g @ puc m m .ed u .do

@ M u K ie n Ad r ia na

A RE Í TO 5Sábado 20 de a b ri lde 2 013 H OY

Hay que volver a los clásicos:

el caso Albin Lesky¿

Qué significa volver a los clási-cos? A menudo oigo proclamar aescritores y poetas dominicanosy extranjeros, muy pegados de símismos, que hay que volver a losclásicos, para significar que ya lo

leyeron todo y, cansados de la obras que noles aportaron nada, decidieron, para encon-trarse de nuevo con la excelencia y la calidaduniversal, volver a leer a los grandes autoresgriegos y romanos, pero específicamente aHomero, Esquilo, Sófocles y Eurípides y, en elLacio, a Virgilio y Horacio. Y si acaso, en elplano teórico, a Aristóteles y Platón o, concondescendencia, a Séneca y Cicerón.

Si a esta arrogancia no le fuera condigna laprimacía del significado (o contenido) y unaignorancia del significante (el ritmo comoforma-sentido, el sujeto y lo político en untexto, dialécticamente inseparable de esesignificado que con él constituye el signo lin-güístico), me moviera la compasión porquienes entienden de esta guisa la expresión“hay que volver a los clásicos”.

Porque, en efecto, nada más difícil quevolver a los clásicos si se vive en la creenciade que lo dijeron todo y nada hay que buscaren los coetáneos. Es cierto que los griegosescribieron acerca de casi todas las discipli-nas y pensaron e inventaron la crítica y Oc-cidente no existe sin este legado.

Muchos de los que asumen la frase de que“hay que volver a los clásicos” están en lamejor disposición, por los textos que he leí-do de ellos, de asumir la repetición de losclásicos acerca de los temas intrascenden-t e s.

Por ejemplo, al asumir el sistema social enque se basa la sociedad capitalista de Oc-cidente, la democracia representativa, no heleído en estos escritores, poetas y ensayistasla recuperación de la frase de Aristóteles enel sentido de que en ese tipo de régimen es-tamos obligados a elegir a los mediocres.¡Tremenda afirmación que merecería, por sísola, varios tratados! Y no se miren las tre-mendas consecuencias de la frase del Esta-girita sin escrutar la otra afirmación de que elgobierno de los mejores (la aristocracia) nosignificaba en modo alguno el elitismo conel cual eruditos y sabios de Occidente le hanquerido invalidar, pues Pericles y Clístenes,para mencionar solo dos nombres de aris-tócratas, hicieron mejor gobierno que losmediocres o los populistas.

Y si de Platón se trata, ¿he leído algún textodonde los que pregonan que hay que volvera los clásicos hayan reivindicado la novedadmás grande del sistema de pensamiento pla-tónico cual es la invención de la palabra rit-mo en el sentido de forma? ¿He leído algunostextos de esos clasicistas donde se demues-tre la perversión que sufrió el concepto pla-tónico de ritmo al ser recuperado por el cris-tianismo? Y, por último, ¿he leído algún textode los que añoran esa vuelta a los clásicosdonde se recupere la frase dialéctica de Aris-tóteles en el sentido de que el ritmo no tienenada que ver con la métrica? ¿No está, hastahoy, en los estudios literarios, asociado elconcepto de ritmo con los versos medidos ycuyo templo y última vicisitud la encontra-mos en los adoradores de Rubén Darío?

Sí, hay que volver a los clásicos, pero conla conciencia de saber cuál o cuáles concep-tos de aquellos autores perviven hasta hoy ypervivirán en todos los tiempos. Ahí reside ladifícil elección y ella demuestra la sabiduríao la ignorancia de cada sujeto. Su tarea esampliar el concepto antiguo con vigencia ennuestra contemporaneidad.

Ese camino y esa tarea los muestra el librodel austríaco Albin Lesky, “La tragedia grie-g a” (Barcelona: El Acantilado, 2001 [1ª ed.1937, 2ª ed. 1957]) en cuanto se refiere úni-camente a las obras de Esquilo, Sófocles yEurípides, pues su estudio, aunque se con-traiga a estos tres grandes dramaturgos,abarcará, por vía de consecuencia, todo loanterior y posterior a las obras de ellos. Eltema literario le permitirá enlazarlo dialéc-ticamente con la historia, la mitología, la re-ligión, la política, la filosofía, la metafísica, laciencia, la comedia, el concepto de lo indi-vidual y lo colectivo, la psicología, el psicoa-nálisis, la traducción, la geografía, las rela-ciones internacionales y cuantas prácticasadicionales les ayuden a quitar el velo de laignorancia sobre las materias que trata para

el período griego y las repercusiones que tu-vieron para los autores latinos antes y des-pués de la conquista de Grecia por los ro-manos a finales del siglo II antes de Cristo eincluso posteriormente desde la Edad Mediahasta el siglo XX.

Lesky muestra, a través de su largo reco-rrido de 404 páginas, los orígenes del teatrogriego y las aportaciones y transformacionessucesivas de uno a otro dramaturgo hastarecalar en Eurípides, el más grande pero elmás vilipendiado, porque fue capaz, aunmanteniendo su creencia en los dioses, deeximirlos de ser los responsables de las ac-ciones y la vida de los individuos. Tarea queya había comenzado Herodoto en el discur-so histórico y que completó admirablemen-te Tucídides.

Pero donde se produjo la transformaciónradical del conocimiento fue en el discursofilosófico cuando los sofistas asumieron laafirmación de Protágoras con respecto a laimposibilidad de conocer a los dioses y Eu-rípides, que perteneció a esta escuela aun-que con un criterio más independiente al serescritor, no es ajeno a esta doctrina, la cual esvisible en toda la rítmica de sus obras dra-máticas, un poco menos al principio y ple-namente en el medio y al final de su vida.

Y lo que dijo Protágoras de los dioses delOlimpo vale para la Grecia de antes de Cristo,pero vale para los tiempos de los tiemposporque no se puede conocer lo que no existe,aunque las religiones se empeñan en incul-car el dogma de la fe según el cual hay quecreer en lo que no se conoce. A lo cual Pro-tágoras responde: “Acerca de los dioses, yonada puedo saber, si existen o si no existen, ocómo son, porque hay muchos obstáculosque se oponen a comprobarlo: su invisibi-lidad y la vida tan breve del ser humano.”(Lesky, op. cit., p. 257).

Pero si esa afirmación es el paradigma dela fundación de la dialéctica o ley de la con-

tradicción indefinida o de las antinomias,más radical es aún el discurso del político ydramaturgo Critias, autor de la tragedia “Sí -s i f o” y posible autor de otro drama, “Te n e s”,un seudoeuripídeo, cuando dice en la pri-mera obra: “La religión es un invento de lospolíticos, quienes con ella, por medio del te-mor, quieren asegurarse la obediencia de loshombres a las leyes creadas por ellos.” (Les -ky, p. 304).

Critias sí sabía de lo que hablaba, pues erapolítico. Pero pudo transformar una acción yun discurso que, como político, posible-mente debió practicar para obtener la obe-diencia de sus súbditos a las leyes.

Discursos como los de Protágoras y Cri-tias son los que transforman la historia, lapolítica, el arte y el sujeto, pues situaron losefectos políticos e ideológicos de la meta-física, ontología a la cual siguen aferradosmuchos de los que dicen sin remedio quehay que volver a los clásicos. ¿A cuáles clá-sicos?

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6 Sábado 20 de a b ri lde 2 013H OY A RE Í TO

SARA MONTIELMito ibérico de la canción, del cine y del garbo

Eran finales de los años 50, y enmi memoria de niña de 7 añosrecuerdo a mi madre Flora es-cuchando a Sara Montiel, unade las más grandes divas espa-ñolas. También la disfrutamos

en la televisión, que por primera vez salían almercado en “blanco y negro”. Desde enton-ces, esta gran artista de origen campesinohumilde y que se alfabetizó a los 22 añoscompite en mis pasiones y admiración conesas faraonas de la pantalla y de la voz quellenaron el imaginario y la fantasía femeninaentre los años 50 y 60 del siglo pasado.

Ella, la Montiel, porque fue atrevida, osa-da, provocadora y seductora sin límites, per-mitió que las mujeres españolas cumplierancon el pecado más prohibido...el deseo, en-tre perfumes u olores de Maja y Tabou.

Ella, Saritísima, la que iba más allá de lavergüenza devota e hipócrita para cantarle alchiquillo y llevárselo en las alforjas de susencantos, susurrándole su canción “Ven yven y ven… chiquillo vente conmigo. Paradespués pedirle con un imán en la boca quela calentara del frío con su célebre copla “Tá -pame, tápame, que tengo frío” que todasnuestras madres cantaron con arduo deseode amor.

Sara, supo juntar las dos Españas por susentido carnal de la libertad, varias veces vi-sitó París, y tanto los estudiantes españolesde izquierdas como los exiliados republica-nos íbamos a sus conciertos en la Salle Wa-gram y en el Richelieu Drouot. Nos juntá-bamos con los trabajadores emigrantes, quese volvían locos de aplausos y la acompa-ñaban en sus cuplés, convirtiendo sus re-vistas en una romería de nostalgia por la pa-tr ia.

Nunca fue una patriotera franquista por-que su tronco viene de la Extremadura pro-funda, donde se sufrió de hambre y de anal-fabetismo, y eso, ella lo sabía y comprendíael corazón de las dos Españas. Por eso, es-tuvo presente en la transición democrática, yfue de las primeras en firmar el llamado delos artistas por la Constitución; pero pocossaben que antes de los años setenta, la Mon-tiel apoyaba la movida democrática y se mo-vilizaba por la libertad de los presos políticosen Carabanchel.

Por todas estas razones, las nuevas gene-raciones encabezadas por figuras como Al-modóvar y Miguel Bosé la adoraron y la in-tegraron de lleno en la movida madrileña,donde la Sara era una de las musas noctur-nas entre los años ochenta y noventa.

Su nombre real fue María Antonia AbadFernández, conocida artísticamente como

Sara Montiel, nacida en Campo de Criptana,llegó rápidamente a convertirse en la espa-ñola más universal.

Compartieron con ella este espacio del di-vismo Carolina Otero, Raquel Meller, Impe-rio Argentina y Concha Piquer, pero nadiecomo ella logró saltar al estrellato más ab-soluto sin renunciar a su condición de man-chega. Fue centro de atención y contó con lagran amistad de figuras de Hollywood comoGary Cooper, Burt Lancaster, James Dean,RafVallone y Marlon Brando, quienes la ad-miraron y enaltecieron. Se casó con el nor-teamericano Anthony Mann, quien le faci-litó su entrada al mercado de Estados Uni-dos, pero luego de lograr grandes éxitos re-gresa a su España, y Juanito Orduña le en-tregó “El último cuplé”. Y nació el mito, consus verdades y sus leyendas. Se estrena lapelícula en 1957, ocasionando una locuracolectiva y la consagración de la Montiel enuna estrella para siempre.

Fue la “Dama del Cuplé”, género que lepermitió lucir su rabiosa belleza hispana, elbellísimo ángulo de su cara y el arqueo in-citante de su ceja.

“La Saritísima”, como le llamó, y quedópara siempre, su amigo el famoso escritorespañol Terence Moix, y que cuando a ella le

preguntaban por qué te llaman Saritísima,contestaba “Porque soy la más guapa”, y síque fue la más bella de los años sesenta, deuna sensualidad provocadora, unida al per-sonaje de mujer libre en el amor. Fue un granboom al punto que un chiste de la épocapintaba a España como un manicomio don-de todos cantaban enajenados “Ne n a”. Re-cuerdo que fui con mi madre y tías al cine denuestro pueblo, a tres pesetas la entrada, pe-ro no me permitieron entrar, y a la segundafunción logré burlar el control de la censura,y vaya que disfruté…

Sara Montiel fue ante todo un estilo demujer que se impuso a la visión encerradadel catolicismo español frente a la moder-nidad. Impuso la sensualidad y el deseo co-mo un derecho de expresión natural en lamujer, y además, enfrentó la censura con sudescaro y garbo haciendo de su belleza unafuerza frente a la austeridad heredada en laideología de la Falange Fascista, y de la In-quisición.

Entre sus canciones más escuchadas fue-ron todas las del film “El último cuplé”, comoLa Violetera, Fumando espero, Nena, Ojosverdes y Quizás, quizás, quizás.

El glamour y el cuplé fueron sus aliados,fue mimada –créanlo o no- de León Felipe,de Paco Umbral, Terenci Moix y Manolo Váz-quez Montalbán… También, muy admiradapor la Familia Real, para quienes realizó es-pectáculos de excepción. Toda la prensa rosatenía una devoción especial por esta granar tista.

Entre otros de mis recuerdos de esta ar-tista universal, que obtuvo además la ciu-dadanía mejicana gracias a la admiración deeste país por ella, como de muchos otros, fuecuando la fui a ver -y fue una de las últimasveces que la pude disfrutar- en los 1984 oquizás 1985, en un maravilloso espectáculoen el teatro de La Latina en Madrid, donde,nada más y nada menos, compartió con Sarala inolvidable bolerista cubana Olga Guillot.Definitivamente, se trató de una noche im-borrable en mis recuerdos.

Sara Montiel perteneció a una casta demujeres que como Greta Garbo, SilvanaMangano, Sofía Loren, Lina Lollobrigida,Brigitte Bardot y Marilyn Monroe, fueron yusaron su belleza para cambiar el mundo.

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A RE Í TO 7Sábado 20 de a b ri lde 2 013 H OY

¿Dónde reposan los restos delcoronel Caamaño?

El proyecto de ley presentado porel senador peledeísta Félix NovaPaulino que dispuso el trasladode los restos del coronel Fran-cisco Alberto Caamaño Deñó alPanteón Nacional ya fue apro-

bado por el Congreso de la República y re-mitido al presidente Danilo Medina para supromulgación. Dicho edicto ha generadodiscrepancias en torno a si los restos encon-trados por el exguerrillero Claudio Caamañoen el Valle de Las Lechugas, Constanza, el 2de mayo de 1987, son los del héroe de la Re-volución de Abril de 1965 y comandante dela expedición de Playa Caracoles.

Antes de ser depositados en un mausoleodel Cementerio Nacional de la Máximo Gó-mez, en mayo de 1987, los alegados restosdel coronel Caamaño fueron objeto de es-tudios realizados por antropólogos forensesdel Museo de Ciencias Naturales. Más ade-lante, nos referimos al informe sobre los re-sultados de dichos experticios.

El posible traslado de los restos del co-ronel Francisco Alberto Caamaño Deñó alPanteón Nacional no requería de la aproba-ción de una nueva ley al respecto; para ello,bastaba con un decreto del Poder Ejecutivo.En efecto, la Ley No. 4463, de fecha 2 de juniode 1956, autoriza al presidente de la Repú-blica a disponer, cuando lo juzgue oportuno,el traslado al Panteón Nacional de los restosde los dominicanos ilustres. Al amparo deesa misma ley, el presidente Salvador JorgeBlanco dispuso, el 30 de junio de 1985, eltraslado de los restos del insigne maestro ypatriota puertorriqueño Eugenio María deHostos de la tumba en que se encontrabanen el patio de la Tercera Orden Dominica alPanteón Nacional. Tres años después, al am-paro de ese edicto, el presidente Balaguerdispuso, el 17 de abril de 1988, el traslado delos restos mortales de los héroes de la Guerrade la Restauración Pedro Ignacio Espaillat,Eugenio Perdomo, Vidal Pichardo, Carlos deLora, Ambrosio de la Cruz, Antonio Batista,José Pierre Thomas y del general José An-tonio Salcedo que se encontraban deposi-tados en la Catedral de la ciudad de Santiagode los Caballeros. También ordenó, el 25 defebrero de 1987, el traslado de los restos mor-tales de la heroína Concepción Bona que ya-cían en el antiguo Cementerio de la AvenidaIndependencia al Panteón Nacional. Comose aprecia, el protocolo del traslado de losrestos mortales de nuestros héroes al Pan-teón Nacional no es complicado: el PoderEjecutivo expide un decreto ordenando el

traslado del lugar en que se encuentran alPanteón Nacional y nombra una comisiónque tendrá a su cargo la fijación de la fechaen que se efectuará la exhumación y trasladode los restos de quien se trate, y la prepa-ración de todos los actos relativos a la ce-remonia. Para el caso particular del trasladode los restos del coronel Caamaño al Pan-teón Nacional, antes de proceder a hacerlo,deben despejarse las dudas que existen entorno a la autenticidad de los restos loca-lizados por Claudio Caamaño.

El exguerrillero Claudio Caamaño, en unacrónica de su autoría publicada en el perió-dico Listín Diario en su edición correspon-diente al 13 de diciembre de 2012, dice quecontrató detectives privados para localizar alos militares que participaron en la muertedel coronel Caamaño y en el encubrimientode sus restos mortales; y que uno de ellos, acambio del pago de una alta suma de dinero–suponemos que miles de pesos- le informódel lugar en el que fue sepultado el héroe deabril de 1965. Esto lo mueve a sostener quelos restos de su primo el coronel Caamañoson los encontrados por él en el Valle de LasLechugas y sepultados días después en elCementerio Nacional de la Avenida MáximoGómez. Pero, al respecto, existen otras ver-siones: el general retirado Juan Pou, testigode primera fila de lo ocurrido alrededor de lamuerte del héroe de abril, sostiene que losrestos del coronel Caamaño no existen, ya

que su cuerpo fue quemado y sus cenizasesparcidas en las lomas de Nizaíto. HamletHermann, miembro de la guerrilla caama-ñista, en su último libro “Caamaño Biografíade una Época” señala que los restos calci-nados del coronel Caamaño y de otros de suscompañeros fueron trasladados desdeConstanza hasta la Base Aérea de San Isidroy, posteriormente, arrojados al mar desde unavión de carga C-47.

El informe de la Comisión del Museo deCiencias Naturales que estudió “in situ”unos restos óseos encontrados por ClaudioCaamaño y compartes no es concluyente encuanto a afirmar o negar que sean esos losrestos mortales del héroe de abril de 1965.

Tan pronto tuvimos noticias de que en elCongreso Nacional se discutía un proyectode ley que disponía el traslado de los restosmortales del coronel Caamaño al PanteónNacional, sugerimos que los alegados restosdel héroe de abril que se encuentran depo-sitados en el Cementerio Nacional de la Ave-nida Máximo Gómez fueran sometidos auna prueba de ácido desoxirribonucleico(ADN) para despejar las dudas que existende que verdaderamente sean esos los del co-ronel Caamaño. Nuestra propuesta fue se-cundada por el presidente de la Comisión deEfemérides Patrias, el conocido historiadorJuan Daniel Balcácer, y por los familiaresmás cercanos del coronel Caamaño, vale de-cir, su viuda, hijos, hermanos y primos.

Los restos mortales del presidente chilenoSalvador Allende, derrocado el 11 de sep-tiembre de 1973 por militares ultraconser-vadores, fueron examinados, 38 años des-pués de su trágica muerte, para establecer simurió en combate u optó por suicidarse. Lasautoridades del gobierno chileno han anun-ciado que se proponen examinar los restosmortales del poeta universal Pablo Nerudapara establecer la verdadera causa de sumuerte. Es que nadie está sobre la verdad. Elexamen de ADN a los restos, que algunossostienen que son los del coronel Caamaño,debe hacerse antes de la emisión de un de-creto del presidente Danilo Medina orde-nando el traslado de estos al Panteón Na-cional.

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Plaza Francisco Alberto Caamaño, en San Juan de la Maguana.

8 Sábado 20 de a b ri lde 2 013H OY A RE Í TO

RADHAMÉS MEJÍASobre las constantes de la fuga y el retorno

Fugitivo de una realidad culturaly de un ambiente artístico insu-lar ciertamente asfixiantes, ha-cia mediados de la década de los80, Radhamés Mejía (1960) seestablece en París, optando por

las constantes ancestrales y cotidianas de lafuga y el nomadismo al mismo tiempo queapostaba, lúcido, cimarrón y solitario, en posde la libertad -tras el oxígeno vital y existen-cial que le permitirá ampliar su formaciónhumanística- y, más adelante, nutrir elarriesgado ensayo de una apertura estética yespiritual cuyos mayores resultados han lle-gado a ser estimados como prueba consis-tente de los niveles cristalinos de trascen-dencia y elaboración simbólica que adquie-re la consciencia identitaria a través del pen-samiento y la imaginación creadora de losartistas caribeños y latinoamericanos con-t e m p o r á n e o s.

Desde su arribo a la capital francesa(1985), ingresa a la Escuela Nacional Supe-rior de Bellas Artes de París, donde se es-pecializa en escultura y grabado. Sin embar-go, aun residiendo y trabajando en un lugartan distante como Francia durante casi tresdécadas, Radhamés Mejía, artista emblemá-tico de la llamada “Generación del 80” enSanto Domingo, retornará siempre hacia losoasis espirituales del Caribe, sosteniendouna poderosa, profunda y fructífera cone-xión existencial con sus raíces, con su tierra ycon su pueblo.

Ya en 1992, el brasileño Roberto Pontual(1939-1992), respetado crítico e historiadordel arte latinoamericano del siglo XX, radi-cado en París, nos advierte lúcidamente que“Hay artistas que ocultan el lugar de dondevienen, esforzándose más o menos cons-cientemente por confundir o borrar las pis-tas que conducen a sus orígenes. Apolíneos,se complacen en la construcción mental, su-premacía de la razón y de la lógica. Otros, alcontrario, hacen todo lo que está a su al-cance para tomar manifiestas, o aún real-zadas, las raíces que los mantienen en unatierra claramente enunciada y delimitada-aún cuando la hayan dejado ya. Estos, losdionisiacos, son emotivos hasta la médula,prontos a abrir su corazón y a liberar su fan-tasía. Pero entre ambos extremos todas lasposturas son posibles, incluso la búsquedadel punto de equilibrio perfecto en el cual elrincón y el universo, la patria y el mundo seconjugan a la perfección…

“El dominicano Radhamés Mejía operaen torno de este punto. En su trayectoria seimbrican una primera, larga etapa de vida-24 años en Santo Domingo-, donde la vo-cación por la pintura despertó y fue cana-lizada, y su residencia en París desde 1985.Así, naturalmente, en la obra que construyeen fogosidad y paciencia su lenguaje com-bina esta doble experiencia del planeta, ha-ciéndose puente entre lo regional y lo uni-versal, lo arcaico y lo contemporáneo, na-cimiento y desembocadura de un mismo río.En encuentro entre dos culturas, para ser

fértil lejos de las soluciones puramente hí-bridas, depende más de la espontaneidadque de lo impuesto. Esta es la fuerza de Me-jía: su capacidad de ser un artista de lo in-terno hacia el exterior”…

En efecto, en su productiva trayectoria,Radhamés Mejía logra materializar un uni-verso visual cuyo imprevisto caudal de imá-genes es capaz de revelarnos las cifras clavesde una consciencia mixtificada hasta el pa-roxismo, lo surreal y el absurdo; la reactiva-ción del signo ancestral, así como la poli-valencia o multiplicidad significativa de suscontenidos formales y objetivos. Además,como atributos característicos de la prácticapictórica de Radhamés Mejía, resaltan la ri-gurosidad de ejecución, la polisintetizante ytransmutadora reactivación de los códigosestéticos-expresivos posvanguardistas, lapasmosa capacidad imagético-metafóricade la superficie, más la resistencia y efec-tividad del signo cultural ideológicamenteidentitar io.

Reconocido como auténtico “chef de fille”de la Generación del 80 en Santo Domingo,Radhamés Mejía se proyecta como uno delos máximos exponentes de la pintura do-minicana contemporánea. En sus series ti-tuladas “M á s c a ra s”, “Mi t o l o g í a s” y “Fases Ri-t u a l e s”, logra materializar una simbologíasorprendente y sumamente personal que re-sulta de su marcado interés por las expre-siones artísticas y culturales primordiales almismo tiempo que suscita una polisémica yesplendorosa cartografía espiritual en la queconfluyen magia, naturaleza, cultura y so-ciedad.

“Cuerpos o la Geometría de Sombras” esel título de la más reciente exposición in-dividual presentada por Radhamés Mejía enSanto Domingo y la cual aun se puede ver enla segunda planta del Museo de Arte Mo-derno. Se trata de una propuesta que incluyemás de 30 pinturas en técnica mixta sobretela y unas 15 fotografías de trabajos pictó-ricos ejecutados sobre el cuerpo humano,resultado de su experiencia en el taller“Cuerpos Pintados” con el fotógrafo RobertoEdwards en Santiago de Chile y en los quedestacan las representaciones pictóricas delgrafismo geométrico característico de lospetroglifos, máscaras y motivos antropo-morfos, zoomorfos, fitomorfos, cosmogóni-co y utilitarios de la cultura taína.

Así, “Cuerpos o la Geometría de Sombras”,es una exposición-homenaje de RadhamésMejía a la imaginería del arte y la cultura pre-colombina del Caribe, la cual constituye unafuente mayor de inspiración en su obra pic-tórica, sea pintando sobre tela o sobre la pielde los modelos. Y, tal como sostiene el propioartista: “Todo esto, mostrando particularida-des anatómicas del cuerpo como las manos,los pies, los lóbulos de la orejas y el ombligo.La intervención del cuerpo como medio deexpresión estética fue una preocupaciónconstante de los taínos y de las civilizacionesprimarias en general. Los taínos tenían el há-bito de variar el aspecto del rostro o del cuer-

po, pintándose de varios colores: rojo, blan-co, amarillo, marrón o negro, con un gra-fismo geométrico sobre sus cuerpos o sobrelas cerámicas. En la sociedades amerindias,el cuerpo estaba considerado como icono,marcando la unión con la naturaleza, lo so-cial y la cosmogonía; soporte alegórico ymístico; pintado y esculpido según los có-digos propios de cada cultura”.

En estas obras, el cuerpo humano tomaforma en sus movimientos; en su relacióncon el otro. El cuerpo se transforma en ves-tido y vestigio de la relación como instru-mento de metamorfosis que puede expre-sarse a través de las deformaciones del crá-neo, el peinado, las perforaciones de las ore-jas, la nariz, la boca y el tatuaje de la piel.Encontramos la representación de los signosde la modernidad, como las máquinas detransporte que contribuyen de manera no-table a la aceleración del proceso de con-taminación del planeta y el medio ambiente.Asimismo, ante los trabajos recientes deRadhamés Mejía, el espectador no tiene másopción que arriesgarse hacia una experien-cia perceptiva eminentemente lúdica y re-flexiva desde los signos del caos, las duali-dades esenciales, la memoria, las mitologíasancestrales y los rituales cotidianos que re-definen el simulacro urbano de la posmo-der nidad…

RADHAMÉS MEJÍA

Radhamés Mejía nació en Santo Domingo. Estudióen la Escuela Nacional de Bellas Artes y en laEscuela Nacional Superior de Bellas Artes de París.Entre sus más recientes exposiciones individuales,destacan: Galerie Argument, Esvres, Francia (2007);Embajada de Francia, Santo Domingo (2007);Maison du Patrimoine, Châtel-Montagne, Francia(2010); “Geometría del Plátano”, Galería District,Santo Domingo (2011); Taller de Grabado FranciscoLimón, Oaxaca, México (2012). Entre sus másimportantes reconocimientos internacionales:Mención de Honor, Salón de Arte Contemporáneo,Dammarie-les-Lys, Francia (1994); Mención deHonor, Fortabat Art Show, Maison de l'AmeriqueLatine, París, Francia y Primer Premio de la XXIIIBienal de Arte Contemporáneo del Mediterráneo,Niza, Francia (1991). Su obra ha sido exhibidaexitosamente en importantes museos, galerías ycentros culturales de República Dominicana, PuertoRico, Estados Unidos, Panamá, Taiwán, Bélgica,Venezuela, Perú, Canadá, México, Turquía y Japón.Desde 1985, vive y trabaja en París.

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Cuerpos pintados. Fotografia de Roberto EdwardsRadhamés Mejia y Roberto Edwards.Cuerpos pintados.