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c o muni c aciones c o muni c aciones Proyecto Echelon LA GRAN OREJA Por Pablo A. Montes La historia del espionaje de las comunicaciones se inicia en los primeros años de la radio, con las guerras mundiales como telón de fondo y la encriptación de mensajes radiados como objetivo de todas las partes en conflicto. C on la aparición de nuevos medios de comunicación, los sistemas de espionaje han evo- lucionado y también se han globalizado, por utilizar un término tan en boga hoy en día. La moraleja es que nada es nuevo, simplemente se ha ido matizando con el tiempo. La historia que nos ocupa puede de- cirse que comienza en Nueva Zelanda. Allí, a lo largo de cuatro décadas, la mayor agencia de inteligencia del país, la Oficina de Seguridad de Comunicacio- nes del Gobierno (GCSB), equivalente de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), había estado colaborando con sus aliados occidenta- les para espiar a los países de la región del Pacífico sin el conocimiento de los neozelandeses ni sus políticos electos. Nada se sabía ni había trascendido, todo iba en perfecto secreto hasta que a finales de los años ochenta varios miembros del personal de inteligencia pensaron que era el momento de dar a conocer esas actividades, y comenzaron así a hacer declaraciones a los medios de comunicación. De este modo se hizo la luz sobre el proyecto Echelon. Este fue creado por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los mayores sistemas de vigilancia y espionaje. Nada queda fuera de sus tentáculos, por más que nos podamos creer que esas cosas no van con nosotros y están restringidas a operaciones entre gobiernos y grupos de presión. Al contrario, entre sus ob- jetivos está la interceptación de todo tipo de comunicaciones, incluidas las telefónicas, las que se realizan por correo electrónico, fax o cualquier otro disposi- tivo que se utilice en cualquier lugar del planeta. Su particularidad la acabamos de adelantar un poco más arriba: nadie está exento de su control, porque lo que lo diferencia de otros métodos de espionaje es que está diseñado princi- palmente para objetivos no militares. Se dirige contra gobiernos y organizaciones nacionales e internacionales, es cierto, pero también contra empresas e indivi- duos en prácticamente todos los países. Potencialmente me afecta mí y a ti que estás leyendo esto, a cada persona que se comunica en cualquier parte del mundo. Aunque los medios técnicos han avanzado, los equipos capaces de es- cudriñar en el tráfico de palabras clave existen desde hace cuatro décadas. Lo que ha conseguido Echelon fue la interconexión de todos estos equipos integrándolos en una misma red. Du- rante la II Guerra Mundial, los cinco estados asociados colaboraron en ma- teria de espionaje de comunicaciones a través de la radio, y una vez terminados los enfrentamientos armados deci- dieron prolongar su cooperación para tener bajo control a la Unión Soviética. Para ello firmaron en 1948 el acuerdo UKUSA en el que quedaron integrados Estados Unidos (NSA), Nueva Zelanda (GCSB), Reino Unido (GCHQ), Cana- dá (CSE) y Australia (DSD). Durante mucho tiempo los estados signatarios se negaron oficialmente a reconocer la existencia de dicho acuerdo, sin em- bargo, el informe anual de la Comisión de Inteligencia y Seguridad, órgano de control parlamentario del Reino Unido, se refiere explícitamente al mismo: «La calidad de la inteligencia recopilada re- fleja con claridad el valor de la estrecha cooperación en el marco del acuerdo UKUSA». El origen de la alianza El inicio de UKUSA se sitúa en una reunión mantenida por británicos y estadounidenses en el verano de 1940. Medio año más tarde, criptógrafos nor- teamericanos entregaban a sus colegas del Reino Unido una unidad de Purple, una máquina de cifrado, iniciándose la mutua cooperación en este campo. Sería a mediados de 1941 cuando la inteligencia británica lograría descifrar el código utilizado por la flota alemana con su máquina Enigma. En 1942, con la entrada de los estadounidenses en la guerra, especialistas de la Agencia Naval SIGINT comenzaron a trabajar en Londres en el seguimiento de subma- rinos, uniéndose a ellos en 1943 los ca- nadienses. Ese mismo año fue formado

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nes Proyecto Echelon

LA GRAN OREJAPor Pablo A. Montes

La historia del espionaje de las comunicaciones se

inicia en los primeros años de la radio, con las guerras

mundiales como telón de fondo y la encriptación de

mensajes radiados como objetivo de todas las partes

en conflicto.

Con la aparición de nuevos medios de comunicación, los sistemas de espionaje han evo-

lucionado y también se han globalizado, por utilizar un término tan en boga hoy en día. La moraleja es que nada es nuevo, simplemente se ha ido matizando con el tiempo. La historia que nos ocupa puede de-cirse que comienza en Nueva Zelanda. Allí, a lo largo de cuatro décadas, la mayor agencia de inteligencia del país, la Oficina de Seguridad de Comunicacio-nes del Gobierno (GCSB), equivalente de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), había estado colaborando con sus aliados occidenta-les para espiar a los países de la región del Pacífico sin el conocimiento de los neozelandeses ni sus políticos electos. Nada se sabía ni había trascendido, todo iba en perfecto secreto hasta que a finales de los años ochenta varios miembros del personal de inteligencia pensaron que era el momento de dar a conocer esas actividades, y comenzaron así a hacer declaraciones a los medios de comunicación. De este modo se hizo la luz sobre el proyecto Echelon. Este fue creado por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los mayores sistemas de vigilancia y espionaje. Nada queda fuera de sus tentáculos, por más que nos podamos creer que esas cosas no van con nosotros y están restringidas

a operaciones entre gobiernos y grupos de presión. Al contrario, entre sus ob-jetivos está la interceptación de todo tipo de comunicaciones, incluidas las telefónicas, las que se realizan por correo electrónico, fax o cualquier otro disposi-tivo que se utilice en cualquier lugar del planeta. Su particularidad la acabamos de adelantar un poco más arriba: nadie está exento de su control, porque lo que lo diferencia de otros métodos de espionaje es que está diseñado princi-palmente para objetivos no militares. Se dirige contra gobiernos y organizaciones nacionales e internacionales, es cierto, pero también contra empresas e indivi-duos en prácticamente todos los países. Potencialmente me afecta mí y a ti que estás leyendo esto, a cada persona que se comunica en cualquier parte del mundo. Aunque los medios técnicos han avanzado, los equipos capaces de es-cudriñar en el tráfico de palabras clave existen desde hace cuatro décadas. Lo que ha conseguido Echelon fue la interconexión de todos estos equipos integrándolos en una misma red. Du-rante la II Guerra Mundial, los cinco estados asociados colaboraron en ma-teria de espionaje de comunicaciones a través de la radio, y una vez terminados los enfrentamientos armados deci-dieron prolongar su cooperación para tener bajo control a la Unión Soviética. Para ello firmaron en 1948 el acuerdo UKUSA en el que quedaron integrados

Estados Unidos (NSA), Nueva Zelanda (GCSB), Reino Unido (GCHQ), Cana-dá (CSE) y Australia (DSD). Durante mucho tiempo los estados signatarios se negaron oficialmente a reconocer la existencia de dicho acuerdo, sin em-bargo, el informe anual de la Comisión de Inteligencia y Seguridad, órgano de control parlamentario del Reino Unido, se refiere explícitamente al mismo: «La calidad de la inteligencia recopilada re-fleja con claridad el valor de la estrecha cooperación en el marco del acuerdo UKUSA».

El origen de la alianza

El inicio de UKUSA se sitúa en una reunión mantenida por británicos y estadounidenses en el verano de 1940. Medio año más tarde, criptógrafos nor-teamericanos entregaban a sus colegas del Reino Unido una unidad de Purple, una máquina de cifrado, iniciándose la mutua cooperación en este campo. Sería a mediados de 1941 cuando la inteligencia británica lograría descifrar el código utilizado por la flota alemana con su máquina Enigma. En 1942, con la entrada de los estadounidenses en la guerra, especialistas de la Agencia Naval SIGINT comenzaron a trabajar en Londres en el seguimiento de subma-rinos, uniéndose a ellos en 1943 los ca-nadienses. Ese mismo año fue formado

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EnigmaEsta es la máquina de cifrado usada por los alemanes en la II Guerra Mundial.

el tratado BRUSA-SIGINT, mediante el cual los tres países se intercambiaron personal y compartieron la información que poseían sobre interceptación de señales, códigos y claves.

El resultado

Más adelante llegarían a un acuerdo con los australianos para ofrecerles medios con el objeto de controlar las comunicaciones de los japoneses en el Pacífico. En los primeros meses de 1946 se celebró una conferencia angloame-ricana para discutir los pormenores de una posible alianza de sus servicios de inteligencia, en la que se fijaron las bases de la cooperación entre Estados Unidos

y la Commonwealth. Echelon es el nombre bajo el que operan una serie de estaciones que controlan el tráfico de comunicaciones por radio, satélite, teléfono, fibra óptica y microondas. Toda la información que reciben es procesada por unos superordenadores, donde se encripta y se le aplica el reconocimiento de voz y de caracteres (el conocido como OCR) para encontrar entre ella pa-labras o frases clave con las que han desarrollado lo que se conoce como los «diccionarios», unas recopilaciones de términos y caracteres en los que se basan para la descodificación de futuros mensajes. Las palabras claves pueden ser nombres de personas, números de teléfono, organizaciones, direcciones

Estaciones de interceptación de comunicaciones por satéliteYakima, EE.UU. (120 ° W, 46 ° N)La estación fue fundada en la década de los 70, al mismo tiempo que la primera generación de satélites fue puesta en órbita. Desde 1995, la Agencia de Inteligencia del Aire (AIA), 544º Grupo de Inteligencia (Destacamento 4), ha estado destinado en Yakima, junto con el Grupo de Seguridad Naval (NAVSECGRU). Se han instalado seis antenas de satélite en el sitio; no existen datos respecto a sus tamaños, pero parece que están orientadas hacia los satélites Intelsat sobre el Pacífico (dos antenas de satélite), los Intelsat sobre el Atlántico, y el satélite INMARSAT 2. El hecho de que Yakima se estableció al mismo tiempo que la primera generación de satélites Intelsat entró en órbita, y en base a la descripción general de las tareas del Grupo de Inteligencia 544º, da la impresión de que la estación tiene un papel en la vigilancia mundial de las comunicaciones. Además, esto lo confirma el hecho de la proximidad de Yakima a una estación de interceptación por satélite que se encuentra a 100 kilómetros al norte.

Sugar Grove, EE.UU. (80 ° W, 39 ° N)Se estableció con la entrada en funcionamiento de la segunda generación de satélites Intelsat a finales de los 70. El NAVSECGRU y la AIA, 544º Grupo de Inteli-gencia (Destacamento 3), están en este centro. Según varios especialistas, la estación tiene 10 antenas de satélite, 3 de ellas con un diámetro superior a 18 metros (18,2, 32,3 y 46 metros), utilizándose en la interceptación de satélites de telecomunicaciones.

Menwith Hill, Inglaterra (2 ° W, 53 ° N) Se fundó en 1956, y en 1974 se montaron 8 antenas de satélite. En la actualidad hay una treintena, algunas con un diámetro de más de 20 metros, de ellas una al menos está reservada a comunicaciones militares. Los británicos y los estadounidenses trabajan juntos en esa base. Los servicios estadounidenses estacionados allí son NAVSECGRU, la AIA e INSCOM, que tiene el mando de la estación. El terreno en el que se encuentra Menwith Hill pertenece al Ministerio de Defensa del Reino Unido y está alquilado al Gobierno de los Estados Unidos. Oficialmente el papel de Menwith Hill es «proporcionar retransmisiones rápidas por radio y realizar investigaciones de comunicaciones».

Geraldton, Australia (114 ° O, 28 ° S)La estación fue establecida a principios de 1990. Está dirigida por el servicio secreto australiano (DSD), pero forman parte de ella también militares británicos que anteriormente sirvieron en Hong Kong. Tiene 4 antenas de satélite del mismo tamaño (diámetro de unos 20 metros) para el seguimiento de satélites sobre el Océano Índico y el Pacífico. De acuerdo con declaraciones de un experto, los satélites de comunicaciones civiles son interceptados en este centro.

Pine Gap, Australia (133 ° O, 23 ° S) Se creó en 1966. Está dirigida por el servicio secreto australiano (DSD), y aproximadamente la mitad de los 900 miembros del personal de la estación son estadouni-denses de la CIA y NAVSECGRU. Tiene 18 antenas de satélite, una con un diámetro de unos 30 metros y otra con un diámetro de unos 20 metros. Según fuentes oficiales, siempre ha sido una estación terrena de satélites SIGINT. Desde allí se controlan y se dirigen varios satélites espías y se reciben, procesan y analizan sus señales. Hasta 1980 a los australianos se les permitió solo trabajar en el departamento de análisis de señales, pero desde entonces tienen libre acceso a todas las zonas de la estación, con la excepción del servicio de criptografía.

Misawa, Japón (141 ° O, 40 ° N)La estación de Misawa se estableció en 1948 como sede de una antena HFDF. Los servicios de Estados Unidos representados son NAVSECGRU, INSCOM y algunos grupos de la AIA. La instalación tiene 14 antenas, algunas de las cuales con un diámetro de unos 20 metros. Oficialmente, Misawa actúa como un «centro de operaciones de la criptografía», pero todo apunta a que la estación se utiliza para interceptar las transmisiones de los satélites rusos Molnyia y otros satélites de comunicaciones de ese país.

Sabana Seca, Puerto Rico (66 ° W, 18 ° N)NAVSECGRU fue el primero en ocupar este centro en 1952, más tarde se le unió la AIA, 544º IG (Destacamento 2). La estación tiene al menos una antena de satélite con un diámetro de 32 metros y cuatro más pequeñas. De acuerdo a la información oficial, la misión de esta estación es realizar el «proceso de comunicación por satélite», para proporcionar «servicios de criptología y comunicaciones» y apoyar las operaciones de la Armada y del Departamento de Defensa, incluyendo la recopilación de información COMSAT. En el futuro Sabana Seca deberá convertirse en la primera estación de campo para el análisis y el procesamiento de las co-municaciones por satélite.

Morwenstow, Inglaterra (4 ° W, 51 ° N)Al igual que Yakima, Morwenstow se estableció a principios de 1970, al mismo tiempo que la primera generación de satélites Intelsat. Morwenstow es operado por el Servicio de Inteligencia británico (GCHQ). Tiene 21 antenas de satélite, tres de las cuales con un diámetro de 30 metros. Se sospecha que su misión real es la de seguir las emisiones de los satélites de comunicaciones.

Waihopai, Nueva Zelanda (173 ° O, 41 ° S) Está operativa desde 1989. Tiene tres antenas, una de 18 metros de diámetro y dos más pequeñas, todas ellas dispuestas para el seguimiento de los INTELSAT por el Pacífico. Por cuestiones de cobertura territorial, parece trabajar mano a mano con la estación australiana.

Hong Kong (22 ° N, 114 ° O)Fue inaugurada en 1970, al mismo tiempo que comenzó a volar la segunda generación de satélites Intelsat. En 1994 fue desmantelada y su infraestructura se trasladó a la estación australiana.

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sde Internet, etc. Como forman parte del texto del mensaje son fácilmente localizables por las computadoras al buscarlas en los «diccionarios». Además,

esas claves son detectables también en los mensajes hablados, como los contenidos en las conversaciones telefónicas, ya que el sistema informático reconoce todo tipo de lenguas y acentos. Teóricamente, Echelon está justificado por la lucha contra el terrorismo y el con-trol de eventuales enemigos, pero según todos los indicios los fines a los que se destina no son solamente esos. Cuando terminó la II Guerra Mundial, en Estados Unidos se inició una campaña de vigilancia ideológica, la caza de brujas, con la que el Gobierno se inmiscuyó en las comunicaciones de algunos ciudada-nos sospechosos de ideologías contrarias al «buen hacer capitalista». El hecho se repitió después del Watergate; políticos salidos de las urnas eran vigilados por la inteligencia dependiente del Gobierno, y así sucesivamente fue creciendo esa práctica hasta lograr el apoyo de otros estados, con los que el control se dirigió a entornos tan «peligrosos» como Ami-nistía Internacional o Greenpeace.

Es evidente que con la Guerra Fría y el enfrentamiento entre los dos bloques durante buena parte de la segunda mitad del siglo pasado, los agentes de las cinco organizaciones involucradas estuvieron más que atareados captando señales de radio y de otros medios, pero ¿en qué se

iban a entretener tras la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética y los regímenes comunistas del Telón de Acero? Había que buscar

nuevos objetivos para justificar los presupuestos y asegurarse el trabajo de los integrantes de toda la red, así que se decidió rehacer el concepto de seguri-dad. Esta ya no solo debía consistir en el análisis de todo lo que desde zonas potencialmente peligrosas se decía o emitía, sino que al contenido político había que añadir otros que iban a dar jugosos beneficios, como las relaciones comerciales entre empresas y países. Las sospechas llevan a grupos de mul-tinacionales interesados en Echelon a prestar ayuda a este proyecto a cambio de información de primera mano de cuanto hace la competencia. Solo hay que imaginar las millonadas que se jue-gan en contratos de armamento, cons-trucciones militares y obras civiles, por solo citar algunos capítulos, para darse cuenta de lo que está en juego. La red de espionaje pasó de ser un entramado con objetivos militares a una malla para perseguir civiles. Es importante saberlo todo: afiliaciones políticas, creencias

religiosas, hábitos de vida, tendencias sexuales, todo sirve; la información es poder, no hay que olvidarlo. Echelon ha ido creciendo en medios humanos, materiales y económicos, e in-cluso no se ha detenido ante la posibili-dad de espiar a Gobiernos aliados, como

EmEraudEBase francesa de seguimiento de comunicaciones en el Domme. Foto: Luc Viatour.

Teóricamente, Echelon está justificado por la lucha contra el terrorismo y el control de eventuales enemigos, pero según todos los indicios los fines a los que se destina no son solamente esos

Echelon ha ido creciendo en medios huma-nos, materiales y económicos, e incluso no se ha detenido ante la posibilidad de espiar a Gobiernos aliados, como recientemente ha quedado demostrado

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s Satélites de comunicaciones militaresMILSTAR. Es el programa estadounidense que opera seis satélites geo-estacionarios en todo el mundo, y permite la comunicación de las distintas unidades del ejército de EE. UU. Con el centro de mando, valiéndose para ello de estaciones terrenas, aeronaves y barcos.

DSCS (Sistema de Defensa de Comunicaciones por Satélite) también pro-porciona comunicaciones globales a través de cinco satélites geoestacionarios. Es utilizado por las fuerzas armadas de Estados Unidos y algunas agencias gubernamentales.

SKYNET. Satélite militar británico para comunicaciones globales.

SIRACUSA es el sistema francés, y el sistema italiano es SICRAL.La fuerzas armadas rusas se comunican por medio de transpondedores en la banda X utilizando satélites Molnyia.La OTAN opera sus propios satélites de comunicaciones (OTAN IIID, IVA y IVB). Transmiten comunicaciones de voz, télex y datos entre las unidades militares.

más estacionesAdemás de las citadas, hay otras de carácter secundario esparcidas por Estados Unidos (incluyendo alguna en Hawai), Canadá, Alemania, Chipre, Guam y Australia.Echelon es, sin duda, la gran oreja que todo lo escucha, pero no es la única. Incluso la Unión Europea tiene su propio servicio de vigilancia llamado En-fopol (Enforcement Police). En principio, sus operaciones están restringidas al territorio de sus países miembros. Fue aprobada por el Parlamento Europeo el 7 de mayo de 1999. Francia opera su propia red conocida como Frenchelon, aunque no ha sido reconocida por el Gobierno; Rusia, la red Sorm, y Suiza, Satos3.

recientemente ha quedado demostrado, creando conflictos diplomáticos con diversos países europeos, entre ellos España y Alemania, y de otros continen-tes. El Parlamento Europeo publicó en 1998 un informe en el que se dan datos de la red de espionaje, afirmando que tiene bajo su control mensajes de correo

electrónico, faxes y llamadas telefónicas de ciudadanos de todo el planeta, po-niendo en alto el riesgo la libertad y la privacidad de las personas. Aunque todas las miradas se dirigieron a la NSA de Estados Unidos, no hay que pasar por alto el acuerdo secreto de 1948, UKUSA, en el que hay otros cuatro estados implicados, y uno de ellos no está muy lejos, Reino Unido. Dentro de la gravedad del hecho, toda-vía es peor si se considera que Echelon, a través de las estaciones que tienen esparcidas en diversos lugares, no apunta a una determinada empresa o a una persona en concreto. Su funcionamiento

es distinto, se basa en la interceptación masiva de señales de radio, correos electrónicos, faxes, telefonemas. De todo ese enorme conjunto de información se desecha la que no se considera «valiosa». Una vez recogida la información es procesada utilizando los «diccionarios» que contienen las palabras clave para

saber si entre todo lo recibido hay coin-cidencias de términos o números. Cada estación tiene su propio diccionario identificado con un nombre particular, pero Reino Unido y Estados Unidos también poseen los de las restantes es-taciones para que nada se pueda escapar. Todo el proceso se realiza en tiempo real, lo que da una idea de la potencia y capa-cidad de procesado. Cuando una palabra coincidente con una clave es detectada, se envía el aviso a la agencia responsable del diccionario de la coincidencia. Hay cinco estaciones dedicadas a interceptar las llamadas telefónicas que se realizan a través de los satélites

Intelsat, usados por la mayor parte de las compañías telefónicas existentes. Los Intelsat se encuentran en órbita geoestacionaria por encima del ecuador, realizando tareas de repetidores para dar paso a las miles de llamadas simultáneas que se efectúan, además del tráfico de mensajería electrónica y faxes. En Morwenstow (Reino Unido) se pueden ver las antenas parabólicas orientadas hacia los satélites que dan servicio a la zona atlántica, Europa y el océano Índico, dispuestas a captar las conversaciones de los usuarios. En Estados Unidos se encuentran en Sugar Gove, a 250 kilómetros de Washington, cubriendo el Atlántico y América del Sur. Otra estación está a 200 kilómetros de Seattle, en una instalación militar. Su responsabilidad es el Pacífico y la región este. Todo lo que esta no puede captar está asignado a las estaciones de Nueva Zelanda (Waihopai) y Australia (Geraldton).  Además de las antenas dirigidas a los Intelsat, hay otras que se encargan de las que se efectúan por otros medios, incluidos los satélites rusos. Entre ellas se pueden citar la de  Menwith Hill (In-glaterra), Shoal Bay (Australia), Leitrim (Canadá), Bad Aibling (Alemania) y Misawa ( Japón). La estación británica está conectada a la red de microondas de British Telecom, tiene 22 terminales de satélite y casi 5 hectáreas de edificios, lo que la convierte en la mayor de la

red. También hace el papel de estación terrestre de satélites espías e intercep-tación de comunicaciones de corto alcance, como transmisores portátiles (walkie talkies) y radios militares.  Aunque buena parte del trabajo está dedicado a la escucha de mensajes de radio y de comunicaciones públicas, también hay que incluir las que fluyen a través del cableado submarino (desde el momento en que salen a la superficie) y las redes de microondas. Las instalaciones más fáciles de de-tectar son aquellas que consisten en antenas parabólicas de mayor tamaño, pero las que pasan más desapercibidas son las de las redes de microondas, que también se captan vía satélite. Según se pudo saber por antiguos miembros de Echelon, los edificios preferidos para captar las microondas son los de las embajadas en las capitales de todos los países, hasta donde se hacen llegar los receptores en valijas diplomáticas. Un antiguo funcionario del GCHQ británi-co llegó a confesar en 1991 que los télex que llegaban o partían de Londres eran recogidos por personal seleccionado de British Telecom. Aunque hasta ahora no lo habíamos mencionado, por supuesto que dentro de las tareas de Echelon está la recepción de señales de radio de larga distancia, a lo cual están dedicadas una serie de estaciones con sus correspondientes ordenadores cargados con los «diccio-

Dentro de las tareas de Echelon está la recep-ción de señales de radio de larga distancia, a lo cual están dedicadas una serie de estaciones con sus correspondientes ordenadores carga-dos con los «diccionarios»

narios». Los responsables de cada sistema informático emplean códigos de cuatro dígitos, lo que les permite identificar en una base de datos la categoría de la captación que afectará a una organiza-ción, Gobierno o persona en concreto. Las listas de búsqueda se organizan en idénticas categorías, a las que se asignan los cuatro dígitos, pero cada agencia decide sus categorías en función de sus responsabilidades en el suministro de datos a la red. Si el audio o escrito no está en inglés, se traduce y luego se realiza un informe en un formato predeterminado.

 unión Europea

El informe realizado por el Parlamento Europeo muestra su preocupación por los efectos que pueda tener Echelon. En dicho texto se constata que «la situación para los ciudadanos europeos en Europa no es satisfactoria», y para ellos se pide una mayor protección. Se señala que la actitud de los servicios nacionales de inteligencia difieren entre los países, lo mismo que los comités de seguimiento, ya que hay países en los que no se han creado comisiones parlamentarias de control. El informe destaca la importancia de un monitoreo de los servicios de inteligencia dado que estos trabajan

en secreto y a largo plazo, así que las personas objetivo no se enteran de que son controladas hasta después de que se produzca, o incluso no llegan a enterarse. Al referirse a la vigilancia de los servicios de espionaje, subraya el informe que dicha vigilancia se debe aplicar solamente sobre la base de una orden judicial, y que el conjunto de actividades de los servicios de inteli-gencia estén supervisados por un órgano parlamentario, citando como ejemplo de estas previsiones a Alemania. El caso de Francia es algo diferente, ya que allí solamente requieren autoriza-ción del primer ministro las actuaciones que exijan la conexión de cables. Las medidas que haya que establecer en defensa de los intereses nacionales y que comprendan la interceptación de las transmisiones de radio, y por tanto también las comunicaciones por satélite, no están sujetas a ninguna restricción, incluida la vigilancia por una comisión. En el Reino Unido, cualquier intercep-tación de las comunicaciones realizadas en suelo británico requiere la autoriza-ción del ministro del Interior.