abmagazine - año ii, nº 15 - setiembre de 2010

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Editorial

ABMagazine 3Septiembre 2010

Laura Ledesma

Un poco sobre nosotros:La edición de septiembre es especial. En este número haremos un breve recorrido por la historia del pueblo, con al-gunas anécdotas ya contadas y muchas nuevas, porque Bonzi es hermoso y tiene una rica historia llena de personajes que hicieron y hacen mucho por esta pequeña localidad del partido de La Matanza.Ya lo he dicho en alguna otra oportunidad, desde el primer número de ABMagazine, en mayo de 2009, que la sección historia nunca faltó en la revista. De a poco fui conociendo más sobre las personas que pasaron y nos dejaron el ba-rrio (o mejor dicho el pueblo, como me corrige siempre Don Inda), tal como lo conocemos hoy.Conocer nuestra historia es un tema que me llamó profundamente la atención desde que el primer vecino me abrió las puertas de su casa, y en algunos casos de su negocio, y me brindo una horita, o quizás más, de su valioso tiempo y me contó historias formidables sobre grandes vecinos que pasaron y pasan por nuestras calles.Esta es mi última editorial como directora de la revista, que va a continuar, por supuesto, tratando de mejorar mes a mes y brindando toda la información a ustedes, los vecinos.Por eso aprovecho esta oportunidad para agradecer nuevamente a todos esos vecinos que me abrieron las puertas y trataron tan amablemente.Muchas gracias, y nos seguiremos viendo… eso seguro.

Las personas que nos brindaron información y fotos para este número fueron: Miguel Ángel Marchessi, Alberto Gar-cía, Tito Muraco, Sebastián Frustaci, Pablo Wainnbaun, María Susana Rodríguez, Roque Fernández, Elena Lucasevich, Teresita Arellano, Jorge Cataldo, Enrique Soria, entre tantos otros (algunos de los mencionados colaboraron edicio-nes anteriores). Además, obtuvimos datos del libro “Historias de mi pueblo, Aldo Bonzi” de Constantino Girópulos y de la Revista de la Sociedad de Fomento (Años 1994, 1995 y 1996).

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Edición especial: Historia

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ABMagazine es una publicación de distribución gratuita. La responsabilidad de los artículos firmados y los contenidos corresponden en forma exclusiva a sus autores y no reflejan necesariamente la opinión del editor propietario.

ABMagazineDirección General:Lic. M. Laura Ledesma

Colaboración: Mariela Viana

Registro de Propiedad Intelectual en Trámite

Año 2- N° 15Septiembre 2010

N° de ejemplares: 2.000

Cel: [email protected]

Impresión: ON Servicios Grá[email protected]

www.abmagazine.com.ar

todo comenzó Un 25 de mayo…El Dr. Bonzi nació en 1852 en Crema, Italia. Perteneció a una numerosa familia bien acomodada de nobles, los Condes Del Serio Di Crema, y se dotoró en ju-risprudencia en la Facultad de Turín. Vino a Argentina el 20 de febrero de 1896 (aunque otras versiones dicen que fue en 1898) en el buque Orione desde el puerto de Génova y no tuvo dificultades para ejercer en el naciente país. Básicamente Bonzi viene a Argentina a hacer negocios. Hace cabecera en Capi-tal y tuvo oficinas en Corrientes al 400. Por ese entonces se asoció con Carmi-natti, dueño de estas tierras. Antes de Carminatti, alrededor de 1840, el po-seedor había sido el Juez de Paz Lino La-gos. Fue a principio del siglo XX, cuando Bonzi adquiere unas centenas de hectá-reas que llegaban hasta el Río Matanza inclusive y asienta su granja en la zona que actualmente comprende las calles Ayacucho, Libertad, Paso de la Patria y José Alico.

El Doctor también era dueño de grandes porciones de tierra en la provincia de Córdoba, donde realizó una explotación agrícola-ganadera con un socio prove-niente de Suiza, Mauricio Andreossi, “la Italo-Suiza” La Isabella. La zona de Bonzi fue conocida en un principio como Cuartel Tercero de La Matanza, lo cual era típico de la época militar. Después pasó a ser estación de El Prado y luego estación Matanzas o Río Matanzas. Todavía hacia el año 1937 fi-guraba en los planos de estas tierras la leyenda Río Matanzas.El pueblo comenzó a surgir gracias al ferrocarril. Los talleres de Tapiales, por ejemplo, se inauguraron en 1904 y para el año 30 se estima que aquí ya había unas 120 casas. El Banco Italiano y Río de la Plata (el doctor Bonzi estuvo entre los hacedores de esta institución) ayudó al progreso de la actividad en la zona.Hacia 1907 comenzaron las tratativas entre el Dr. Aldo Bonzi y la Compañía

Ferroviaria Sud-Oeste y Mid-Land Rai-lway Co sobre la construcción de un nuevo ferrocarril. Fue el propio Bonzi quien dio en donación el espacio para la construcción de las vías férreas, la esta-ción, la casa del capataz de cuadrilla, la vivienda de los peones viales y la casa del cambista. La empresa requirió también el espacio para colocar los talleres ferroviarios, pero el Dr. Bonzi se negó, alegando que esta zona era demasiado bella y la cons-trucción de talleres la afearía. Debido a esto, quedó un resentimien-to de la empresa ferrocarril hacia el Dr. Bonzi, razón por la cual al construirse el ferrocarril, a la estación nueva le pu-sieron el nombre de “Río Matanza”, en lugar del nombre del donante de las tie-rras. El Dr. Bonzi tuvo que promover un juicio contra la compañía ferroviaria para lograr lo que por Ley se le debió asignar, como era costumbre. Después de tres años de litigio, logró que se efectuase el

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Edición especial: Historiacambio de nombre con costas al venci-do, es decir, los ingleses. Así, según las versiones más fuertes, la fundación del pueblo con el nuevo nombre se realizó el 25 de mayo de 1911, aprovechando la fecha patria.Hacia 1908, Aldo Bonzi decidió hacer el loteo de estas tierras y abrir calles. En ese año llevó los planos a la ciudad de La Plata, y el trámite tardó nueve años. El loteo tuvo una gran inversión en follete-ría. Los afiches eran a color, con mucho trabajo de pluma y estilo pictórico. Pero tuvo que esperar hasta 1917 para que le aprobaran las calles. Una vez realizado el loteo, entre los nue-vos nombres propietarios aparecieron los apellidos Moretti, Rojas, Finoquieto y Dorremochea, entre otros. Y las calles fueron nombradas como Mendoza, Tu-

cumán y Libertad. Ésta última es la única que hasta hoy mantiene su nombre. Por todas estas cuestiones para muchos es difícil marcar 1911 como año funda-cional del pueblo. Sólo en un libro escri-to por una de las señoritas francesas del barrio, Marcau, que le dio el nombre a la panadería de Lino Lagos y Darragueira y que trabajó incansablemente por los temas religiosos y educativos del pue-blo, figura, en el acta de fundación de la Iglesia Nuestra Señora de las Gracias una alusión al barrio “...fundado el 25 de mayo de 1911...”Según la vecina Elena Lucasevich, el 25 de mayo de 1911 se realizó el acto de fundación del pueblo con la colocación del cartel en la estación con el nom-bre definitivo, “Aldo Bonzi”. El acto fue alrededor de las diez de la mañana.

Participaron el fundador del pueblo y aproximadamente unas cuarenta perso-nas, entre quienes se encontraban unos quince alumnos y su maestro (maestro que comenzó a dictar clases en un salón cedido por el mismo Dr. Bonzi) y varios comerciantes que comenzaron a asen-tarse en el pueblo hacia el primer loteo, en 1908. También estuvo presente un representante de Don Gabriel Ardoino, entonces intendente de La Matanza.También estaba Estanislao Lucashevich (padre de Elena y quien más tarde se-ría socio fundador de la Sociedad de Fomento), que tenía en ese entonces dieciséis años y hacía sólo un mes había llegado de Rusia y poco podía entender el idioma. Al joven lo llevó el marido de su hermana, el vecino Antonio Iurevich, un hombre muy simpático, entrador y

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Edición especial: Historiaculto que había llegado algunos años an-tes y hablaba español con fluidez. Él fue quien le explicó en ruso a Estanislao lo que estaba sucediendo.Luego del cambio del cartel en la es-tación, en la Plaza Soldado Soria (sin nombre en ese entonces) se efectuó la ceremonia. La ban-da de la Policía de San Justo había sido convocada por el Dr. Bonzi para musicalizar el evento y abrió el acto ento-nando el Himno Nacional Ar-gentino. La presentación la realizó el Sr. Antonio Iurevich y a con-tinuación habló el Dr. Bonzi, dando por inaugurado el nue-vo pueblo que lleva su nom-bre. En Argentina, Bonzi se vincu-ló sentimentalmente con una mujer separada, cuyo apellido de casada era Cattaneo y te-nía dos hijos, razón por la cual no pudieron casarse. Fruto de esa relación tuvieron un hijo, Guido, que en su juventud si-guió los pasos de su padre y estudió abogacía, pero poco después falleció. Luego murió su mujer, razón por la cual en el ocaso de su vida decidió volver a Italia y falleció cerca de su familia, el 2 de julio de 1935.Antes de partir rumbo a Italia, el Dr. Se despide del pueblo y de la Sociedad de Fomento

con un discurso, en el que felicita “a la honorable Comisión Directiva y socios por su inquebrantable labor, por el en-grandecimiento de la misma y hago vo-tos por la prosperidad del pueblo”.La casona que Bonzi tenía en el pueblo

era un hermoso palacete señorial, con amplio jardín muy bien cuidado. Ya es-taba hecha cuando él compró la tierra, pero la modernizó. Adentro, tenía un salón inmenso con un piano vertical, no de cola. En el living había varios juegos

de sillones de daban cuenta es-taban acostumbrados a recibir numerosos invitados.Cuando murió, el Doctor había instituido a sus hermanos como herederos universales. Augusto Moretti fue el apoderado de la familia y vendió algunas de las tierras. Pero otras que no se vendieron, nunca fueron re-clamadas y finalmente fueron ocupadas por los hijastros, los Cattaneo (Aldo y Mario): Mario Murió joven, pero Aldo, tras la posesión veinteñal, fue el due-ño de las tierras que luego lo-teó. La casona que había perte-necido a Bonzi, tristemente se demolió pedazo por pedazo en la década del 60, y algunos ve-cinos dicen que los enormes la-drillos fueron utilizados para la construcción de otra vivienda, que aún existe en el barrio.Años después de la muerte de Bonzi, en 1943, se hizo un segundo loteo de los terrenos pertenecientes a Juan Cristó-bal Campion, zona conocida hoy como Mendeville (María Sánchez de Mendeville). Esta zona, cuando era de Bonzi, era el tambo de la estancia.

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Edición especial: Historia

Los comienzos deL pUebLo y La FomentoHace poco más de 90 años comenzaba a funcionar la Sociedad de Fomento. Ya desde 1910 un grupo de señores se re-unía periódicamente para resolver asun-tos pertinentes al tema edilicio, porque en ese tiempo, las manzanas no esta-ban delimitadas y los animales (caba-llos, vacas y chanchos) andaban suel-tos por todos lados sin ningún orden. El 15 de octubre de 1916 se ofició la primera misa en el pueblo. Fue en la sala donde funcionaba la escuela, en Nazar, entre Pirán y Altolaguirre. La misa fue dada por el padre Luis Naon ante unos 120 fieles. Las señoritas Marcau (de la familia dueña de la pa-nadería La Francesa) fueron quienes enseñaron los primeros conceptos de la doctrina cristiana en las instala-ciones de la propia panadería.Recién en 1917, en una casa de la ca-lle Comercio, entre Buenos Aires y Santa Fe (José Alico, entre Lino Lagos y Ana María Janer), conformaron la primera Comisión Directiva, presidi-da por Luis Gailliard, donde también so-naron los apellidos Verde Marina, Sielas,

Mina, Torres, Dorremochea, Iurevich y Díaz, entre otros que todavía hoy escu-chamos.Los prin-c ipa l e s

problemas de la época eran las vacas y animales sueltos, además de los vecinos

que no mantenían los chiqueros de sus terrenos en condiciones. Los primeros

trabajos consistieron en alambrado de manzanas, y posteriormente ha-cer pasos de piedra en las esquinas. Para esto, se organizaban periódi-camente las romerías, los bailes que eran animadas por una ban-

da de música contratada. Se armaban carpas y se organizaban quermeses, y cuando lo recaudado no alcanzaba, los miembros de la comisión ponían plata de su propio bolsillo.Para recaudar fondos para la construc-ción de la sede social, se compró en una agencia de Morón un moderno Ford T para rifar, que costó $157. Las rifas no lograron venderse en su tota-lidad, y cuando se realizó el sorteo, el número de la suerte no tenía dueño. Entonces, con la plata de las rifas y la venta del auto que le había quedado a la Sociedad, se logró comenzar con la edificación. La ya mencionada familia Marcau tra-

bajó fuertemente por la construcción de la Capilla, hoy parroquia Nuestra Señora

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Edición especial: Historiade las Gracias. Los lotes fueron donados por el propio Dr. Bonzi y la piedra funda-mental se colocó el 17 de abril de 1921, y recién el 25 de diciembre de 1927 fue inaugurada la ampliación de la capilla con la torre y el bautisterio.A principios de 1930 la Sociedad, a tra-vés de el señor Adami y el señor Bocalli comienzan la plantación de paraísos para forma-lizar la estructura del pueblo. Previamente ha-bían sido cultivados en un terreno de un vecino. Principalmente fueron co-locados desde la barrera de José Alico hasta Cucha Cucha y posteriormente, formando una gran cruz, por Lino Lagos desde la estación hasta Huma-huaca. Años más tarde, en la década del 50 y 60 sería otro vecino, Enrique Inda quien daría un gran impulso a la plantación de árboles y el cuidado por el medio ambiente. Fue él precisa-mente quien dio origen a la Asociación

Ecológica de Aldo Bonzi. Por esos años, las calles eran de tierra, las manzanas estaban alambradas y en algunos casos había pequeñas veredas de ladrillos. Algunas manzanas tenían las veredas por fuera de los alambrados, y otras por dentro. Por eso, en varias es-quinas había molinetes para que la gente

pudiera pasar.Cuando se realizaron

los primeros loteos y se abrieron las primeras calles los nombres que adqui-rieron fueron otros. En el actual desta-camento policial hay un antiguo mapa

del sector céntrico del pueblo en donde figuran los antiguos nombres. José Alico era Comercio; Arozarena era Estación; Altolaguierre era Independencia; Blan-dengues era Córdoba; Coronel Cárde-nas era Corrientes; Cucha Cucha era Rosario; Juan Cristóbal Campion era Industria; Defensa era Bahía Blanca; Da-

rraguerira era Progreso, Don Luis Guanella fue Constitución y luego Quebracho; Humahuaca era De las Artes; Húsa-res era Junín; Ana María Janer fue Santa Fe y lue-go Darragueira; Juncal era Centenario, Lino Lagos era Avenida Bue-nos Aires; Pastor Lacasa era Del Trabajo; General Nazar era Flores; Gene-ral Pirán era Unión; Paso de la Patria era Mendo-za; San José era La Plata

y Marcos Sastre era Tucumán. La única calle que hasta el día de hoy mantiene su nombre es Libertad.Recién en 1937, tras una reunión en-tre Finocchieti y el intendente Agustín D´Elía, se lograron las primeras gestio

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Edición especial: Historianes para tener alguna calle pavimenta-da. La primera sería Buenos Aires (Lino Lagos) desde la estación hasta la calle Comercio (José Alico). Con este asfalto nuevo llega al barrio la primera línea de colectivos, la 53, que prestaba muy mal

servicio, y más tarde se hicieron los trá-mites para que entre la 44.Desde esa época se proyectaban en la Sociedad de Fomento largometrajes. La Municipalidad mandaba periódicamen-te un camión sonoro para películas y se

consiguió un proyector de películas del Ejército Nacional.A fines de la década del 50 se incorpora a la Sociedad un reconocido socio hasta el día de hoy, Don Carlos Humberto Ro-tandaro, “Cortito”.

episodios en bonziAsaltos, muertes y dudosos asesinatos marcaron la historia de nuestro pueblo durante mucho tiempo. Muchas de esas noticias fueron quedando en el olvido. Otras son recordadas con detalles que se fueron transformando con el tiem-po…Uno de los episodios relata un accidente en las vías del tren. “Un tren proceden-te de Tapiales, del ferrocarril Compañía General, hoy Gral. Belgrano, arrolló a un coche particular, donde viajaban dos monjas del Colegio San José, a raíz del accidente murió una de ellas, a otra su-frió la amputación de un pie, gran con-moción por el accidente”.Las noticias más llamativas de la época resultaban siempre los asaltos y asesina-tos que no eran usuales en un pueblo tan

tranquilo y habitado, en general, por ca-sas quintas y dueños bien acomodados. Otro de los relatos data de 1930 y cuen-ta que “muere arrollada por un corte de vagones, la esposa del suboficial del Ejér-cito Argentino Luis Gaillard. Al cruzar las vías de la playa del Ferrocarril Compa-ñía, con su hijito en brazos, no advierte el corte de vagones que venia retroce-diendo, siendo apretado de inmediato, salvándose de milagro el pequeño hijo, sufriendo solamente la fractura de un pie. Fue un accidente que conmovió a toda la población. Una familia muy que-rida en Aldo Bonzi”.Otra de las anécdotas corresponde al año 1932 y cuenta que “cercano a la peluquería del Sr. Honorato Mago, en la esquina, existía la carnicería del Sr. Se-

govia, la misma estaba en la calle Darra-gueira, aproximadamente a las 7 hs. de la mañana, la vecina, que era esposa del capitán del Ejército, de apellido Quiroga y residía en Tapiales, pero solía comprar allí, según versiones de vecinos le entre-gó al citado carnicero una carta cerrada y mientras éste leía la misma de espal-da a la señora, esta le descerrajó cinco tiros, muriendo en el acto, no se supo por que”.Un asalto al almacén de Don Lázaro fue noticia. “Siendo las 22 hs. y en momento que bajaban las persianas, dos personas entraron y asaltaron robándole todo lo recaudado y mercadería, según declaró Don Lázaro, que era el segundo asalto en esa forma. Eran tiempos malos y de caudillaje”.

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ABMagazine 11Septiembre 2010

Edición especial: HistoriaLos primeros comercios

El desarrollo comercial en la zona co-menzó a darse en Lino Lagos, en torno a la estación. Isidro Mina, proveniente de España, fue quien abrió el primer alma-cén de ramos generales en Lino Lagos, frente a donde hoy está el Mercadito. Luego se inauguraron dos más en Cucha Cucha y Libertad de Carere y Paulette.Más tarde, Don Arturo Dorremochea abre la primera peluquería del pueblo en Libertad y Lino Lagos e incorpora un bu-zón mural que había sido pedido a Co-rreos y Telecomunicaciones. En cuanto a peluquerías, tiempo después incursionó en el rubro Don Honorato Mago, en Ana María Janer y Lino Lagos.La primera farmacia la abrió la señora

Amanda Farre, la primera herrería fue de Don Víctor Gusquievich, y la empresa Ayudín (antes CROCOM S.A. DOW) se instaló en la década del 40.Luego vinieron muchos comercios más, algunos que siguen hasta nuestros días, como: panadería La Francesa, ferretería Pedini y Carli (o lo de López), la carni-cería de Don Ambrosio Stefanoni, ma-rroquinería Choli, almacén de Don José (estaba en Migueletes y Camino de Cin-tura), y tantos otros… también estaban los vendedores en carro tirado a caballo, como el lechero, el hielero, el sodero “el gallego” Gregorio González y hasta ven-dían café Bonafide en bicicleta.

El bar de los Torres

En la década del 30 se instaló en la esqui-na de Lino Lagos y Arozarena el primer almacén de ramos generales del barrio. Sus dueños eran Juan y Carlos Torres. Tuvo gran éxito en la época debido a su ubicación estratégica. Los ferroviarios y la gente que quedaba varada en el pue-blo por algunas horas iban al bar a tomar algo. Por supuesto para la época era mal visto que las señoritas estuvieran en ese tipo de negocios, que era fundamental-mente concurrido por hombres.Ahí se podían comprar alpargatas, algo para comer y más tarde incorporaron productos de ferretería y corralón. La estructura del bar era prácticamente como hoy. Los señores tomaban gine

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Daniela MarchessiLic. en Turismo

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bra en los tradicionales vasos chiquitos, que tenían mucho más espesor que los de ahora y aguantaban los golpes que los hombres daban contra la barra al termi-nar el trago. En ese lugar se podían con-seguir fundamentalmente cerveza Impe-rial de Quilmes, Bidú cola y Naranjada.Fue el primer lugar que vendió nafta. Era la Nafta Energía, que las comercializaban en latas. Más tarde pusieron un surtidor, justo en la vereda, pocos centímetros del cordón. Eran de esos surtidores de antes, con la parte de arriba de vidrio. En la zona se instalaron diversos nego-cios como la antigua Farmacia Faraco, también una gestoría y el negocio luego fue un almacén-mercadito. Luego estu-vo cerrado muchos años. Con el tiem-po, los dueños centraron su actividad en vender materiales para la construcción y

se mudaron a pocos me-tros. La zona decayó en su actividad co-mercial, jun-to con la de-cadencia del ferrocarril.

Lo de Lá-zaroA principios del siglo pasa-do, la familia Lázaro llegó a Argentina desde Espa-ña (Castilla), y tras pasar por distin-

tos lugares de Buenos Aires, arribaron a Aldo Bonzi. Fue el “Gordo Carrelli” quien los incentivó a que se quedaran en este pueblo. Carrelli era un almacenero y panadero que tenía su comercio en Cucha Cucha al 2000, casi llegando a las vías del ferrocarril. Con el tiempo se le da la oportunidad a Don Marcos Lázaro de comprar un cuar-to de manzana, en el territorio ocupado hoy por el Jardín Nº 910, y los locales aledaños. En ese lugar decidieron abrir un almacén de ramos generales. Previo a la inauguración se celebró en ese lu-gar el casamiento de la familia Stefanoni, que resultó un hecho trascendental en barrio, del cual participó toda la comu-nidad. Incluso tocó en la fiesta una ban-da de instrumentos de vientos liderada

por Lucasevich, apellido que resuena en Bonzi hoy en día. Fue así como nació “Lo de Lázaro”. El negocio era muy particular. Tenía varia-do surtido en sus enormes estantes de roble. Mercadería desde el piso hasta el techo. Allí se podía comprar de todo: artículos de almacén, cigarros, calzonci-llos largos (en ese entonces no se podían conseguir corpiños – prenda muy exclu-siva – que debía comprarse en Pompe-ya). Don Marcos incursionó además en depósitos y préstamos de dinero. Los peones que trabajaban en la zona iban a lo de Lázaro a depositar el poco dine-ro que ganaban (para evitar gastárselo en vicios). Entonces Don Marcos ponía esa plata en un frasco de vidrio rotula-do. Cuando los peones iban a comprar cigarros (en esa época se fumaban unos cigarros cortos llamados Avanti), el co-merciante se cobraba directamente de esos frascos.Además tenía una cancha de bochas, cuya entrada estaba por la calle Campion y en la vereda también había un palen-que. La gente aprovechaba para pasar su tiempo de esparcimiento ahí. También se festejaban fechas importantes mien-tras se tomaban una ginebrita.A mediados de la década del 60, con la muerte del matrimonio, el negocio dejó de existir. Los terrenos quedaron en manos de Bianca, la hija del matrimo-nio, y luego de los nietos. El sector de la esquina fue alquilado para emplazarse ahí la Delegación Aldo Bonzi del Banco Provincia. El Banco funcionó ahí hasta mediados de la década del 80 y el terreno fue dona

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do para que se construyera el Jardín Nº 910.

Mercado AvenidaEl reconocido Mercado Avenida abrió sus puertas por primera vez en 1957. Siempre estuvo ubicado en Lino Lagos al 1800 y albergó desde entonces a gran cantidad de negocios y rubros. La car-nicería central era de Don Carlos Ste-fanoni, y también había fiambrería, pes-cadería, cerrajería, panadería y muchos comercios más. Con los años las caras en los distintos locales fueron cambian-do, pero el Mercadito nunca perdió la capacidad de atraer a innumerosa canti-dad de vecinos que se dirigen allí a reali-zar sus compras.

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Un poqUito sobre deportesAldo Bonzi siemrpe se caracterizó por su gran empuje deportivo en el ámbito de la Sociedad de Fomento y fuera de ella. A continuación, un poco sobre fútbol.

Bernardo López¿Quién no recuerda la Ferretería Carli, donde ahora esta Pedini, sobre Lino La-gos? Fue más conocida como Lo de Ló-pez, donde él y su mujer, Coca, atendían muy amablemente a cada uno de sus clientes, deteniéndose en cada una de sus consultas.Además de ser reconocido como fe-rretero, Bernardo Eloy López tiene una vasta historia deportiva y marcó muy fuertemente a muchos muchachos que pasaron por la Sociedad de Fomento y tuvieron el privilegio de ser dirigidos por él en el equipo de fútbol.Bernardo hoy tiene 85 años. En su juven-tud se destacó como arquero en varios equipos de fútbol como Chicago, y jugó hasta casi los cuarenta años. Luego se abocó a dirigir La Tercera de Bonzi, un equipo reconocido hasta estos días por la gran cantidad de triunfos que tuvie-ron.“Siempre me gustó el fútbol. Jugué la mayor cantidad de tiempo que pude. Y también me llevo grandes recuerdos de dirigir en la Sociedad de Fomento”, re-cuerda López.Tito Muraco, Juan Carlos Casas, Cáce-res, Barrera, Kilmot, Arturito Larroque, Olavarriaba, Brunito Agostini, Laurita, Calandria, Ricardo Angedami, Cholito

Holwerger, Huguito Caccialanza, y Nés-tor Caccialanza, fueron algunos de los tantos muchachos de aquella época que estaban en ese equipo. El equipo de Bernardo llegó a jugar 48 partidos sin perder y fue dos veces cam-peón en el club Midland de Libertad. A López lo siguió Britos como director técnico, que fue conocido por decirle a los jugadores: “si hacemos un gol más que los contrarios, ganamos seguro”.Por aquellos años, López hacía repartos de carne por zona norte. Tenía un gran camión bordó en donde se trasladaban muchas veces los muchachos para ir a los partidos. En algunas ocasiones llegaban todos sucios de grasa de la caja donde iba la carne y a veces el que llegaba todo sucio a los partidos era Cortito, porque los muchachos lo colgaban de un gancho agarrado al cinturón y lo paseaban por toda la camioneta…

La Mamadera, el equipo del barrioEran mediados de la década del 70 y te-nían entre diecisiete y diecinueve años cuando un grupo de alrededor de vein-te muchachos tomaron la decisión de separarse de la Sociedad de Fomento y armar un equipo de fútbol, aunque no tenían club ni cancha.Fue por diferencias con La Fomento que los chicos se fueron. Eran todos amigos y empezaron a entrenar en la canchita de Bonzi, o a veces en el predio lindero a

la empresa CROCOM S.A. DOW (ahora Clorox).El DT era nada más ni nada menos que Carlos Alberto Rotandaro, más conoci-do como Cortito. Así fue que pronto los chicos tuvieron nombre nuevo, colores nuevos y cami-setas nuevas. Se llamaron “Virgen del Valle”, porque en la casa de Rubén Char-quito, uno de ellos, la madre, que era muy devota, tenía una estatua de esa Vir-gen en el Jardín. Sin embargo, fueron co-nocidos como “La Mamadera”, porque el equipo se había criado prácticamente todo junto en el club de La Fomento. Pero después fueron “La Mamadera Re-belde”, por ese episodio con el club. Los colores eran celeste y negro y las prime-ras camisetas las donó el vecino Cornelio Arellano. El escudo era un círculo que de manera redondeada decía el nombre del equipo y en el centro estaba coronado por una gran estrella negra.Roque “Cascote” Fernández, Bocha Chiora, los hermanos Titoi, Beto Longo-ne, Aníbal Sergioti, Eduardo Carubolo, Carlos Stefanoni, el Negro Abel Gonzá-lez, el Negro Omar, Emilio Rajo, Tribi-lín, Chimilo, Charquito Oveja, Chiqui, el Pera, Polaco Spur, Cacho Nuta, y Carli-tos Abad (que ahora vive en España) son parte de la muchachada que estaba en el equipo. Osvaldo Crosi, Tato Medina, el Bocón Jorge y Pedro Scrochi se sumaron después.

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Edición especial: Historia

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Historia de carnavaL…En Bonzi, el carnaval era toda una tra-dición. Para mediados de la década de 1940 surgieron estos festejos. La Socie-dad de Fomento era el centro de la fies-ta. El patio todavía no estaba techado. Por la tarde, había festivales y a la noche se hacían los bailes. El salón era adorna-do con guirnaldas y luces de colores. Se colocaban sillas todo alrededor y las chi-cas iban vestidas con su mejor ropa. Se usaba papel picado y serpentinas a mon-tones. Algunos muchachos llevaban per-fumeros, una botellita cilíndrica con pico de pomo con el cual tiraban un chorrito de agua a las chicas. Los más osados le ponían un poquito de perfume al agua.Para el carnaval de 1948 se organizaron los grandes bailes, ya se había construido la pista, con la colaboración de Don Ambrosio Stefanoni, quien co-locó las baldosas de granito y se estaba construyendo la can-cha de básquetbol. Los ocho días de carnaval eran los más esperados por el vecindario. Los señores Almada y Rojas donaron un par de medallas de oro y plata y una plaqueta para la mejor máscara y disfraz.Los jóvenes, en especial las mujeres, no podían ir solos. Iba la familia entera o a lo sumo los acompañaba un hermano ma-yor. Muchos noviazgos nacieron en estos bailes. Se escuchaba jazz, twist y rock. También la raspa y la tarantela. Con el tiempo vinieron orquestas que eran conocidas como La Típica, que interpretaba músi-ca ciudadana, tango, milonga, vals, etc; y La Característica, era la que llevaba la mejor parte, porque interpretaba la mú-sica bailable.Hay vecinos que recuerdan que el “gor-do” Carere, que era junto con su her-

mano Angres, los dueños del único bar con billares que había en el pueblo, una noche iba disfrazado de rumbera y otra entraba a la pista montado en un burro.Poco antes de la década del 60 la Fo-mento suspendió la organización de los carnavales por “no contar con la cola-boración de la masa societaria”, según consta en sus actas.En el año 59/60 se formó una comisión nueva que estaba integrada por los se-ñores Cornelio Arellano, Roberto Fi-nochieto, Teofilio Feder, José Cataldo, Jorge Cataldo, Bernardo y Julio Guasco, Sr. Ondetti, Francisco Iglesias, Segundo Gradaschi, José Argentino Muraco, y

después se sumaron los señores Jorge Cabrer, Atilio Chiampini, Bonsignore, Lidia Clerico y muchos otros. Organiza-ron el carnaval carioca y se techó toda la pista con ramas de palmeras, que fue realizado por los 32 chicos y chicas de la sub comisión de fiestas.Fueron ocho bailes con un éxito tremen-do. Hasta estuvo presente el Intenden-te Remigio Colombana, que se subió al escenario para felicitar a la Sociedad de Fomento y el Polaco Provoda, disfrazado de rumbera, le dio un beso que le pintó

toda la cara, y el intendente lo tomó con mucho humor.En enero de 1968 se aprobó la realiza-ción de los corsos sobre Lino Lagos. En ese año se formó una comisión por este propósito, integrada por José Seleme, José Muraco y Frustaci, acompañados por Italo Adami y otros.Aquí comenzó otra época para el carna-val en el pueblo. Comenzaron las fiestas más concurridas de nuestra historia. Desde la Sociedad de Fomento y hasta la Estación se extendía el corso. Se colo-caba un escenario en la esquina de Lino Lagos y Darragueira, frente a la panade-ría La Francesa, y todo era fiesta, color,

agua y papel picado.“Los Chiflados de Liniers”, “El Centro Murga”, “Los Rebeldes de San Justo”, “Los Diamantes de Darwin” y “Los Elegantes de José Ingenieros” fueron algunas de las tantas comparsas que pasaron por la calle principal del barrio.Era un gran despliegue de bailari-nes y vedettes, la mayoría travestis en ese entonces, que animaban a la familia a bailar y divertirse.Los comerciantes David Sarpes-tein, su hermano Cholo, José Se-leme, Jorge Cataldo, Osvaldo Gui-do, Pascual Vituzzi, Bonsignore y otros, consiguieron una guirnalda

de 1200 metros de lamparitas de todos los colores que iba de vereda a vereda a lo largo de esas cuatro cuadras. En el Salón de La Fomento competían los más chiquitos por el mejor disfraz y por la noche seguían los tradicionales bailes.Fue con la llegada de la última dictadu-ra militar que se dio fin a esta tradición tan linda para todos los pueblos. Con la excusa de que no eran justificables esos días de feriado, se fueron apagando poco a poco los gritos y la música característi-ca del mes de febrero.

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Edición especial: Historia

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institUciones deL pUebLoEl 4 de abril de 1922 fue la fundación de la primera escuela primaria del pueblo bajo la dirección de la Srta. Teresa Casi-glieri. Las clases comenzaron a dictarse con dos maestras y se utilizaron varios locales cedidos por vecinos (en la calle Ana María Janer). Con el paso del tiem-po y el aumento de los alumnos, dado que Bonzi seguía creciendo, ese espa-cio quedaba chico. Por eso se gestionó y tramitó ante el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires una ampliación. Se logró construir el nuevo edificio donde se en-cuentra actualmente, en José Alico al 900, con cuatro aulas, dirección, salón para actos y baños, en 1947. El colegio San José, por otro lado, abrió sus puertas por primera vez en 1936, con la llegada de las religiosas de la Sagrada Familia que ya traba-jaban en la Capital Federal. El terreno para el colegio fue do-nado por la familia Marcau.El colegio Domingo Savio comenzó a funcionar poco antes que la ENCAB, después que la viuda de Cristóbal Cam-pion, María Sánchez de Mendeville, do-nara los terrenos para esta institución. Al principio tenía secundaria de varones, que luego cerró y fue sólo primaria.

Escuela N° 74Fue el 1 de septiembre de 1959 cuando la Escuela N° 74 abrió sus puertas a dos

turnos que sumaban 155 alumnos (entre mujeres y varones). Esta escuela públi-ca siempre estuvo ubicada en su predio de Pilcomayo 1342, en el lado sur del barrio, y su puesta en funcionamiento surgió tras la necesidad de distribuir a la gran cantidad de alumnos que iban a la

ya existente Escuela Primaria N° 18. El nombre que se le asignó fue “Dr. Jo-nas Salk”, y muchos creen que se debe a que fue un hombre que aportó mucho a la ciencia: La escuela fue conocida du-rante mucho tiempo como la “escuelita experimental”. Los alumnos cumplían dos turnos. Además de las materias cu-rriculares, asistían en contraturno a ma-terias como carpintería, folklore, música y cocina. La particularidad de esto es que

a esas clases extracurriculares debían ir con un guardapolvo azul, para diferen-ciarse del guardapolvo blanco que se usaban en las clases obligatorias. La primera autoridad por aquellos años fue María Elena Acosta, y el presidente de la primera cooperadora, Emilio Ro-dríguez. Por ese entonces se formó el grupo de Club de Madres, que con el

tiempo dejo de existir, pero cola-boró mucho mientras funcionó.El inmueble en donde funcio-na siempre tuvo dos pisos. Al principio era mucho más chica. En donde hoy se encuentran la biblioteca y la sala de computa-ción, antes vivían los caseros. El terreno en donde está el patio descubierto se compró hace no mucho tiempo. El vecino Oscar Frustaci, en la década del 70 fue quien escribió el himno de la institución, dónde iban sus hijas, que se volvió a es-cuchar en 2009, cuando la escue-la cumplió sus primeros 50 años.

La ENCABEn 1917 se fundó el asilo María Luisa para brindar ayuda a los niños de fami-lias de menores recursos económicos. Se instaló en Defensa al 1800 y el hogar pertenecía a una Asociación Alemana de Socorros MutuosPara hablar de los orígenes de escuela, debemos remontarnos a 1969, cuando el padre Emilio Razzónico decide crear un Instituto de Enseñanza Media en el edi-

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Edición especial: Historia

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ABMagazine 25Septiembre 2010

ficio del actual Colegio Domingo Savio en Mendeville. Se bautizó Instituto Juan Campion y funcionó durante más de dos años, hasta que los problemas financie-ros hicieron imposible su continuidad. Es por esta razón que en 1972 un grupo

de activos vecinos se juntaron para tra-bajar en lo que se denominó Comisión Pro Escuela Secundaria en Aldo Bonzi, donde sonaban apellidos como Blanco, Proverbio, Cambón, de Riera, Gaggero, Sartal y Ghiglione.

L u e g o de mu-chas idas y venidas con el M i n i s -terio de Cu l tu ra y Educa-ción de la pro-vincia de

Buenos

Aires, el 2 de febrero de 1973 se crea la escuela bajo la resolución N° 200. La institución comienza a funcionar en tres aulas prestadas de la Escuela N° 18, con dos divisiones de primer año, y una de segundo.Una vez dado este paso, se creó la pri-mera asociación cooperadora de la Es-cuela Nacional de Comercio de Aldo Bonzi (ENCAB) que se propone como tarea fundamental conseguir un inmue-ble para su correcto funcionamiento. To-das las miradas apuntaron hacia el Hogar de Niños, a quien se le ofreció comprar el predio, obteniendo una respuesta fa-vorable.Inmediatamente fue necesario reacondi-cionar los dormitorios por aulas, arreglar los techos, cercar el perímetro de la es-cuela y conseguir el mobiliario necesa-rio. Finalmente, el 16 de abril de 1973 la escuela comienza a funcionar en su actual predio, con la dirección de Lucy Fernández de Vattuone.

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Edición especial: HistoriaeL capítULo negro de nUestra Historia

Muy cerca del centro del pueblo fun-cionó uno de los más crueles Centros Clandestinos de Detención (CCD) de la última dictadura militar: El Vesubio. Alrededor de 400 personas pasaron por ese chalet ubicado en la intersección de Autopista Ricchieri y Camino de Cintu-ra, a metros de Puente 12. Hombres y mujeres, jóvenes y adultos estuvieron secuestrados ahí. Incluso muchas muje-res embarazadas tuvieron su trabajo de parto en esas paredes, esperando dar a luz bebés que nunca más nadie vería. Era el CCD utilizado por el Ejército en terrenos del Servicio Penitenciario Fede-ral. Comenzó a funcionar en 1975 utili-zado por la Triple A, antes del golpe de

estado, con el nombre de “La Pondero-sa” y dejó de funcionar en 1978 debido a la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ese mismo año demolieron las tres casas que había.En el predio había tres casas fueron co-nocidas como casa 1, donde estaban los guardias; casa 2 era el lugar de tortura y enfermería (era la que estaba más cerca de Camino de Cintura, los que pasaron por ahí afirman que había colocado un cartel que decía «si lo sabe cante, si no aguante»); y casa 3, lugar de alojamiento de los detenidos, que en todos los casos estaban en unas “cuchas”, encapuchados y encadenados de un pie y de una mano a la pared.

Se debió esperar el retorno de la de-mocracia para que este CCD saliera a la luz. Desde entonces mucha gente tra-bajó para que ese predio se preservara como lugar para la Memoria. La Asam-blea Permanente por los Derechos Hu-manos (APDH) de La Matanza organizó en el año 2000 un concurso con artistas y arquitectos para hacer un monumento a los desaparecidos de Argentina y en especial del Distrito. Participaron alre-dedor de 20 artistas y se eligió un trabajo que se llamo 30.000 Mundos del artista Jorge Pocro Pek y actualmente se está construyendo.

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ABMagazine28 Septiembre 2010

Edición especial: Historia

“aqUeLLa bicicLeta verde”De la serie, Pequeños Relatos de mi Infancia, del vecino Miguel Ángel Marchessi.Como tantos chicos, nosotros íbamos a la escuela, leíamos alguna revista o escu-chábamos por la radio las noticias de un mundo lejano donde pasaban cosas que imaginábamos maravillosas y teníamos héroes que salían airosos de cualquier situación. Para ellos nada era imposible y para nosotros en nuestros pensamientos, la realidad y la fantasía eran una misma cosa, teníamos sueños, pero todo estaba mas allá de nuestras posibilidades.Hace tiempo los niños queríamos hacer-nos grandes pronto para poder trabajar, ganar dinero y comprarnos las cosas soñábamos. Estudiar, trabajar, eran dos objetivos que los chicos teníamos como metas necesarias en el camino hacia el futuro. En todas las casas decían, ¿O es-tudiás o trabajás ? No había otra opción.Era impensable no hacer nada. Aunque muchos amigos no tuvieron la chance de elegir, ya que por circunstancias de la vida debieron trabajar. Claro que existía algún personaje que no trabajaba, siem-pre lo hubo. La gente lo veía como un ejemplo de negarse a una vida mejor, se escuchaba: “Este es un vago bueno para nada. No le gusta trabajar!”. Nosotros lo contemplábamos con pena, ya que pen-sábamos que se perdería todo lo que la vida le iba a brindar en el porvenir!A veces jugábamos a trabajar, como los grandes, hacíamos almácigos, cortába-mos el pasto, le ayudábamos a papá en

la quinta, le secábamos los platos o le ha-cíamos los mandados a mamá, también porque en aquellos tiempos era inconce-bible no colaborar con la casa.En algunas ocasiones, acompañaba a mi amigo Juancito que era un poco mas grande que yo, en su carro con caballo, a repartir carbón o hielo por el barrio de Aldo Bonzi, que tenía calles de tierra y así a los barquinazos, uno iba aprendien-do la forma de ganarse el mango. Juan-cito tenía varios hermanos, se quedaron sin papá y tuvieron que salir a laburar de chicos nomás, no les quedó mas alterna-tiva. “Había que parar la olla”, como se decía. Su juego era trabajar.Tampoco existía el concepto de niñez, sino que los chicos éramos adultos pe-queños. No se concebía que el niño, fuera de sus deberes escolares, pudiera jugar y nada más, sino que a mas de uno lo desbordaban con tareas hogareñas o que hiciera pequeños trabajos para ayu-dar a la familia. Si uno se ganaba unos mangos se los daba a la mamá para que dispusiera como mejor conviniera a la economía hogareña. Era así y chau.Los juguetes eran pocos, aunque a noso-tros en los cumpleaños, navidad o reyes nunca nos faltaba aquello que habíamos pedido en cartitas que le escribíamos a Papá Noel. A los Reyes les poníamos agua y pasto para los camellos, no vaya a ser cosa que por ese detalle no nos dejaran nada! De todas maneras, con mi hermano nos arreglábamos, inven-tábamos historias para un mundo en el

que convivíamos con seres fantásticos, y para cada aventura que se nos ocurría, nos proveíamos de todo lo necesario sin tener que depender de que nos regala-ran algo. Nos hacíamos nuestros propios juguetes y listo!!!Hacíamos espadas de madera, arcos y a las flechas les poníamos plumas del galli-nero, a alguna bufanda vieja le hacíamos nudos en la punta y era una maza de gue-rra, con la que golpeábamos los escudos de cartón, hechos con bandejas para tor-ta, que antes venían gruesas. Con latas de dulce de batata y ollas viejas, fabrica-mos una batería, las tapas eran los plati-llos. Construimos un carrito para llevar las revistas con un cajón de manzanas y ruedas viejas de triciclos, a una caja de zapatos le sacábamos un cuadrado del fondo, con historietas recortadas y pe-gadas en fila hacíamos una película a la que pasábamos en la cajita, enroscándola en dos palitos y viéndola por el recua-dro. Andábamos todo el día empujando una llanta de triciclo o bicicleta a la que dirigíamos con un gancho de alambre, a ver quien llegaba más lejos.A dos latas de conserva les hacíamos un agujerito en el fondo, le pasábamos un hilo, era un teléfono a distancia de lo que alcanzara el piolín. Nos hacía-mos un carrito con madera de cajón y cuatro rulemanes, uno dirigía y el otro empujaba y allá íbamos que se las pela por el asfalto. Cuando venían los de la municipalidad a tapar las grietas del as-falto, sacábamos pequeños trozos de la

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Edición especial: Historiabrea y los masticábamos como un chicle. También usábamos el cordón de la vere-da para gastar las piedritas, redondearlas y jugar a la Payana, que aunque no era un juego de pibes, nos daba la oportunidad de jugar con alguna amiga, las que nos convidaban con te en su jueguito minia-tura o con tortitas de barro que hacían. También saltábamos a la cuerda con ellas pero al estilo de los boxeadores, eh !!!Pero lo mas lindo era pasarse todo el día dándole a la pelota de goma Pulpo contra una pared o jugar un cabeza con alguno de los pibes o mi hermano, con dos latas hacíamos el arco, pechito y gol!Teníamos cancha de bolitas en el patio de casa y nos la pasába-mos discutiendo las reglas mas que jugando. Con las figuritas pasaba los mismo, eran de car-tón duro y venían cuadradas y redondas, las pegábamos en el álbum con engrudo y las repe-tidas servían para cambiar o ju-gar, era lindo jugar al puchero, a voltear espejitos, a la tapadita y a veces el que ganaba se lle-vaba un pilón de figus que no le alcanzaba la mano para tenerlas. Cuando llegaba el otoño hacíamos ba-rriletes con cañas de la vía y papel de panadería, conseguíamos hilo chanchero y unos pedazos de sabanas viejas para la cola a la que le poníamos una gillette para cortar el hilo de algún otro barrilete y aunque esto nunca sucedió, lo ponía-mos igual, por cualquier cosa!!!Los remontábamos en el campito y lo

terrible era cuando se enredaba en los cables o en un árbol. Uno tiraba pero no salía y se iba rompiendo el papel con las ramas. Uno decía Maa siii! cortábamos el hilo y nos resignábamos a dejarlo. Era como tener que abandonar el navío en la tormenta con las velas desgarradas y lo peor que luego lo teníamos que ver to-dos los días allí colgadito, inalcanzable.Después venía la temporada del balero (al que llenábamos de tachuelas) algunos

lo barnizaban, o pintaban con los colores de su equipo favorito, pero nunca me gustó, o del trompo, ese si que era difícil, no todos tenían la habilidad para hacer-lo bailar. También hacíamos carreras de cochecitos a los que rellenábamos con masilla para que no volcaran o marcando un circuito con tiza en el piso y tirando un dado hecho de miga de pan con los números marcados con pinturitas.

Era lindo jugar a armar unas trincheras o campamentos con los soldaditos de plo-mo, les hacíamos carpitas con alambre y trapo y con pedacitos de maderas los cajones de provisiones o de municiones.Para el invierno íbamos juntando ramas de la poda, primero construíamos una cabaña donde nos reuníamos todas las tardes a deliberar, luego para la noche de San Juan ya habíamos apilado cuanta cosa se pudiera quemar y las prendíamos

fuego con algún muñeco de tra-po con cohetes adentro. En las brasas asábamos papas, batatas o algún choclo de la quinta.Era lindo ver las llamas que su-bían hacia al cielo en la noche os-cura, nos quedábamos callados, y allá iban nuestros pensamientos ascendiendo junto a las chispas, soñando con vaya a saber qué!!!Para las fiestas de fin de año, bus-cábamos en los talleres enormes bulones con tuerca, juntábamos unas monedas y comprábamos en la farmacia azufre de barrita y unas pastillitas de potasio que molíamos bien, esto lo juntába-mos con pólvora de cohetes, la mezcla resultante la deslizába-

mos entre la tuerca y la rosca del tornillo con sumo cuidado, era muy peligroso!, era un momento como los de la pelícu-la “El Salario del Miedo”, cuando ponen nitroglicerina para hacer saltar una roca, luego lo revoleábamos hacia arriba para que cayera en el asfalto y salíamos dis-parando porque hacía tal explosión que nos dejaba los tímpanos chillando por un rato. Como nos reíamos!

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Edición especial: HistoriaLo que realmente nos fascinaba era ir en-contrando los materiales con que hacer cualquier cosa que nos propusiéramos y en eso nos pasábamos horas o días, hasta conseguir todo. En aquellas épocas no se tiraba nada, así que en cada casa existía un lugar donde se guardaban todos esos “tesoros” a los que recurríamos para ha-cer nuestros juguetes.Nosotros de chicos no teníamos bicicle-ta, eso ni pensarlo, mis padres no esta-ban en condiciones de comprarnos una.Pero nuestro viejo tenía una bicicleta verde, grandota, pesada, muy usada, y aunque era una bicicleta común tenía una particularidad, el manubrio era curvo como los de carrera, pero puesto hacia arriba, quedaba como los cuernos de un toro. Así que cuando fuimos creciendo, aprendimos a andar en la de Papá. Y eso

que ni llegábamos a los pedales!!!Al principio, con Daniel, mi hermano, nos dábamos maña parándonos en un pedal e impulsándola con el otro pié como un monopatín.Luego viendo a otros chicos, ya que to-dos hacían lo mismo, nos metíamos en-tre los caños del cuadro y pedaleábamos todos torcidos como sólo un chico pue-de hacerlo. La cosa era andar un poco.En aquel tiempo era muy raro ver a al-gún pibe con una bicicletita a su tamaño, salvo los de alguna familia acomodada, pero entre la gente de nuestra condición social todos usaban la del padre. Nuestro sueño era tener una bicicletita propia!Pasaron varias temporadas y la familia mejoró sus condiciones de vida, tiem-po después “los viejo ” se portaron, nos compraron una usada, a nuestro primo

Rodolfo, que era unos años mayor que nosotros, una bicicleta rodado 24, era colorada con manubrio de paseo y es-taba en buenas condiciones. Al principio con mi hermano nos peleábamos por usarla, inventamos muchas reglas y ho-rarios.Le pusimos flecos de tiritas, ojos de gato en las ruedas, calcomanías, y cuanta cosa había en aquel entonces para las bicicle-tas, pero el entusiasmo fue por causa de la novedad y duró poco, para ese enton-ces ya habíamos crecido. Es que noso-tros soñábamos con una bicicleta chiqui-ta, cuando éramos chiquitos!!!Nunca le dijimos nada a los viejos, pero la ilusión ya se había roto.Era la otra queridos Viejos… era la otra… pero no pudo ser!!!

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