a la búsqueda de un puerto para el alma - rosacruz Áurea: …€¦ · uno de los libros...

• La sede del alma

• La salud

• La ofrenda de las palabras

• El fraude. La humanidad estafada Cómo el oro, el dinero y la moneda desnaturalizan los valores esenciales y no trabajan para el hombre sino contra el hombre

• La Vía Real

• El gran amigo de Dios

• Resistir obliga a trabajar sobre sí mismo

A la búsqueda de un puerto para el alma

2015 NÚMERO 6

Redactor JefeA.H. v. d. Brul

Responsable editorialP. Huis

RedacciónPentagramaMaartensdijkseweg 1NL-3723 MC Bilthoven, Holandae-mail:[email protected]

Edición y administraciónFundación RosacruzCamino del Pesebre, s/n.50162 Villamayor (Zaragoza)web:www.fundacionrosacruz.orge-mail:[email protected]

© Stichting Rozekruis Pers.Ninguna parte de esta revistapuede ser reproducida sin laautorización escrita del editor.

La revista pentagrama aparece seis vecespor año en holandés, alemán, español,francés e inglés.En brasileño, búlgaro, finés, griego, húngaro,italiano, polaco, ruso, eslovaco, sueco ycheco, sólo aparece cuatro veces por año.

Depósito legal:GI 1005-95

Revista de la Escuela Internacionalde la Rosacruz ÁureaLectorium Rosicrucianum

La revista pentagrama se propone atraer laatención de los lectores sobre la nueva era queha comenzado para el desarrollo de la humanidad.El pentagrama siempre ha sido el símbolodel hombre renacido, del hombre nuevo.Es igualmente el símbolo del universo y de sueterno devenir, por el que tiene lugar lamanifestación del Plan de Dios.No obstante, un símbolo sólo tiene valorcuando se convierte en realidad. El hombreque realiza el pentagrama en su microcosmo,en su propio pequeño mundo, se mantieneen el camino de la Transfiguración.La revista pentagrama llama al lector a realizaresta revolución espiritual en sí mismo.

de zeven scholen 1 1

La sede del almaJ. van Rijckenborh 2

La salud 8Cuando la palabra se sacrifica 16 El fraude

La humanidad estafadaEl dinero, los arcontes y los eonesAd Broere 18

La Vía Real 25El gran Amigo de Dios del País de lo Alto

Sodalis, J.P. Wils 27Crónica

Resistir obliga a trabajar sobre si mismo 40

Cubierta: En el horizonte, nuevas playas de vida se nos van a presentar a todos. En las obras de Cindy Patrick aparece un elemento extraño que expresa, de forma emotiva, la búsqueda de una realidad de consciencia particular que, en un principio, podría parecer alienante.Cindy Patrick Photography.http://www.cindypatrick.com

Año 37 2015 número 6

Uno de los libros fundamentales de la tradición rosacruz es el de Las Bodas Alquímicas de Cristián Rosacruz. Narración iniciática rebosante de alegorías alquímicas, en ella se describe el camino que recorre Cristián Rosacruz para asistir a las Bodas entre el Rey y la Reina y las numerosas vicisitudes que vive a lo largo de los siete días en que transcurre el relato. En La Sede del alma, Jan van Rijckenborgh nos explica en clave interna algunos aspectos simbólicos del Cuarto Día, cuando los candidatos reciben nuevas vestiduras y un nuevo toisón de oro, para ascender seguidamente por una escalera de caracol hasta un aposento superior donde se hallan las tres parejas reales.

Antiguamente, la palabra poseía un valor sagrado, ella nos conectaba con realidades superiores, nos incitaba a una transformación interior para alcanzarla. Hoy, sin embargo, vivimos en una sociedad que ha dejado de dar valor a lo sagrado. Hemos inundado el mundo de palabras, escritas y habladas, transmitidas por la red y a través de las ondas. El silencio se ha vuelto, en nuestros días, un bien escaso. Sin embargo, es un factor importante para el crecimiento del alma, de ahí la necesidad de recuperarlo para que la palabra que se sacrifica invoque “lo inexpresable, lo indecible, que sólo el silencio puede expresar”.

El último de los artículos de este número de Pentagrama nos permite conocer, gracias a los documentos que la Orden de los Juanistas poseía en Estrasburgo, a un enigmático personaje espiritual del siglo XIV, El Gran Amigo de Dios del País de lo Alto, que influyó en gran medida a la mística renana y, a través de ellos, a los rosacruces clásicos. Su desapego a las cosas de este mundo conducía hasta las más elevadas cotas de saber, de aquella sabiduría que piensa en el silencio y cuya semilla es el único bien, como dice el Corpus Hermeticum.

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La sede del alma

La mañana del Cuarto Día Cristián Rosacruz recibe nuevas vestiduras de oro, así como los ornamentos del Toisón de Oro, prueba de que el nuevo vestido etérico ha influido en el santuario del corazón y de que el esternón manifiesta una nueva radiación y un nuevo funcionamiento. Cuando el espíritu entre en las siete cavidades cerebrales, ocurrirá lo mismo en el corazón debido a que éste se halla en estrecho contacto con la cabeza. Así como la fuerza del alma provoca, mediante el corazón, la apertura del pensamiento, ahora la aportación del nuevo pensamiento hará que el corazón funcione de un nuevo modo.

Jan van Rijckenborgh

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El pensamiento lúcido de Jan van Rijckenborgh y su gran amor por la humanidad, le condujeron a fundar con Catharose de Petri una escuela moderna de transformación de la consciencia: el Lectorium Rosicrucianum.La idea inicial era llenar las lagunas referentes a los conocimientos que subyacen en el trasfondo del plan de la existencia que constituiría una palanca para atenuar el sufrimiento del mundo causado por la falta de estos conocimientos.

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pesas. Las siete pesas son devueltas a su lugar. En la cabeza, el Agua Viva inunda las siete fuentes de consciencia y el ser humano que ha recorrido este camino no tiene más remedio que beber de esta Agua y, por lo tanto, vivir y actuar por Ella. En cuanto se inicia el proceso de la Transfiguración, comienza la fase mercu-rial que comporta tres aspectos: Espíritu, Alma y cuerpo. Mejor dicho: Alma, Espíritu y cuerpo, puesto que en este proceso el Alma va primero. Es la esposa la que espera al Esposo. Cuando el Alma, el Espíritu y el cuerpo se unen y el candidato forma el símbolo vivo de Mercurio, la escalera en espiral se abre, el pasaje real úni-co y directo entre la cabeza y el corazón y por lo tanto el chacra del corazón deviene en un momento dado la puerta abierta.Antes de proseguir repetimos que, en el estado del ser humano nacido de la naturaleza, nor-malmente la consciencia tiene su sede tanto en el corazón como en la cabeza, el candelabro de la consciencia arde tanto en el corazón como en la cabeza, pero que existe un divorcio entre estos dos aspectos de la consciencia. No se podría hablar aquí de unidad pues las razones y consideraciones del corazón son, en general, absolutamente diferentes a las de la cabeza. Y como el corazón está en unión directa con el cuerpo astral, el corazón ejerce una poderosa dominación sobre la cabeza; por lo que se dice: “Lo que el corazón no quiere, no entra en la cabeza”. Como en el estado del ser nacido de la naturaleza el factor astral “el corazón”, es decir el alma natural desempeña un papel

En esta primera fase de la Transfiguración, el corazón y la cabeza han experimenta-do un cambio manifiesto. Los candidatos

así equipados son conducidos hacia una puerta que Cristián Rosacruz todavía no había visto abierta y que da acceso a la escalera real, una escalera en espiral con 365 peldaños. La puerta de esta escalera se abre siempre ante el candi-dato cuyo estado de ser puede ser calificado como mercurial. En el número 365 recono-cemos, en efecto, el número de Mercurio que evoca una fuerza y una actividad mercuriales, un estado mercurial. Mercurio, llamado con razón el mensajero de los dioses, requiere, por necesidad vital, que el Alma se una a las radia-ciones del Espíritu con el fin de que, ambos unidos, puedan manifestarse en el cuerpo físico. Cuando la fuerza del Alma se une a la fuerza del Espíritu, algo se abre en lo más profundo de la naturaleza humana, pero esta apertura debería producirse en el sentido del verdadero aprendizaje gnóstico. Mercurio ha sido siempre el gran símbolo de la iniciación: el símbolo de la Luna es el símbolo del Alma; el símbolo del Sol es el símbolo del Espíritu y el símbolo de la Cruz es el símbolo de la materia.Este camino de aprendizaje es el camino de cruz del no-yo, en rendición total del ser, el camino de cruz de Juan: “No yo, sino el Otro en mi. Él debe crecer y yo disminuir”.El ser humano que recorre este camino con-quista el Alma y por lo tanto el Espíritu. Si se abre un poco al Alma, podrá recibir también el Espíritu. Es sometido a la prueba de las siete

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Desde el comienzo y hasta sus últimas conferencias, Jan van Rijckenborgh no cesó de colocar Las Bodas Alquímicas de Cristián Rosacruz (1459) en el centro de nuestra atención y nos reveló sus numerosos niveles así como otras tantas claves ocultas

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principal, la consciencia cerebral, alimentada por el fluido astral de las siete cavidades ce-rebrales, se limita al tan conocido papel inte-lectual. Por consiguiente, los diversos centros cerebrales se ajustan perfectamente al estado natural y terminan por cristalizarse hasta el punto de que cualquier cambio resulta impo-sible, incluso cuando la persona se ve some-tida al dolor, la miseria y el sufrimiento. Pues la mente, con los principios intelectuales a su alcance, no puede ya discernir ninguna otra vía. De esta suerte, los seres nacidos de la natura-leza prosiguen su camino, dotados de un alma nacida de la naturaleza, hasta que les llega su fin. Al comienzo del Cuarto Día aparece un estado totalmente diferente. Anteriormente, no se trataba de una verdadera manifestación de Mercurio. En el ser humano nacido de la natu-raleza, el santuario de la cabeza es un templo que el corazón, es decir los instintos naturales, profanan totalmente. En cuanto a la inteli-gencia, se centra únicamente en resolver los problemas de la autoafirmación y de la lucha por la existencia. Cuando la filosofía hermética califica al hombre nacido de la naturaleza de hombre-animal, es decir de ser dotado de vida sin más, tiene toda la razón.No obstante, en el estado de ser que describen Las Bodas Alquímicas, el corazón ha redimi-do su falta capital respecto a la cabeza por el abandono total de todo deseo instintivo. El co-razón se ha abierto por los efectos de los siete rayos del Corazón central del microcosmos. El estado del alma es renovado, una nueva nube

astral se despliega en el campo de respiración y el Espíritu puede tocar el candelabro de siete brazos del santuario de la cabeza. El sacrificio de la sangre ha abierto resueltamente el cami-no hacia lo alto.En consecuencia, se abre una nueva puerta, un equilibrio se instaura entre el corazón y la cabeza, entre el Alma y el Espíritu; pues lo que se encuentra en la cabeza está también aho-ra en el corazón y lo que se encuentra en el corazón está también en la cabeza, el santuario superior. El Toisón de Oro es la evidencia de todo esto.Por consiguiente, Alquimia, la Doncella, permi-te al candidato seguir, por el fuego de la ser-piente, el nuevo camino hacia lo alto. Sube los peldaños conducido por Alquimia y finalmente llega a la cumbre, “bajo una bóveda pintada donde lo reciben sesenta vírgenes ricamente ataviadas”.Seguramente ustedes habrán leído u oído decir que la pineal, el brazo más alto del candela-bro ha sido comparado a una rosa o un loto de sesenta pétalos. Comprenderán entonces lo que este pasaje quiere mostrarles. Se trata de la descripción del primer encuentro del candidato con el Rey y la Reina y la puesta en evidencia de todos los aspectos y de todas las fuerzas de su consciencia.El Alma ocupa el lugar que le ha sido desig-nado por ordenación divina, es decir el san-tuario superior, al lado del Rey, el Espíritu en el santuario superior. Esta gran victoria del Alma es de importancia capital para el candi-

El Toisón de Oro es la señal de que el esternón irradia y que los nuevos valores que habitan en el corazón también están activos en la razón

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dato. El Alma se sustrae al corazón para que las radiaciones espirituales del Espíritu Séptuple accedan a las siete cavidades cerebrales. Enton-ces el Alma y el Espíritu aseguran el control de toda la existencia y la división que causaba tanto dolor desaparece. Así lo exalta Cristián Rosacruz cuando dice: “Si yo no hubiera sido fielmente amonestado por la Reina ayer, me hubiera olvidado y habría pensado que este indecible esplendor era el cielo; pues además de que la sala resplandecía por el fino oro y las piedras preciosas, el vestido de la Reina era magnífico y tan esplendoroso que yo era incapaz de sostener la mirada”. Para terminar tal vez sea necesario arrojar un poco más de luz sobre algunos detalles del conjunto con el fin de concretar más lo que podría parecer demasiado abstracto. Comencemos con algunas palabras sobre la escalera en espiral que condu-ce a la Sala de las Bodas Reales. Es el símbolo de la conexión entre el chacra del corazón y el chacra superior de la pineal. Cuando el Alma renace y los siete brazos del candelabro arden en la serenidad y la unidad, se desarro-lla literalmente en el cuerpo, entre la cabeza y el corazón, una conexión de luz etérica que no comporta ningún aspecto anatómico. Esta conexión está constituida por el éter reflector y el éter luz - éteres mentales y sensoriales, am-bos visiblemente animados por un movimiento en espiral. Esto es lo que simboliza la escalera en espiral.Finalmente, echemos un vistazo preliminar a la Sala de Bodas, la parte del cerebro que alber-

ga la pineal y que es la sede de la más elevada revelación del Espíritu cuando éste último está unido al Alma. En esta parte del cerebro que alberga la pineal se proyecta, no solamente la lípika del microcosmos, sino también aho-ra la lípika del mundo del estado del Alma viva. Puesto que esta posibilidad aparece en el momento de la resurrección del Alma que emana del Corazón central del microcosmos, se comprende que la Reina haya producido una impresión tan deslumbradora en Cristián Rosacruz: “Como las estrellas en el cielo, esto superaba en sublimidad todo lo que yo había considerado bello hasta el presente”.¡En efecto! ¡Y no olvidemos que todo esto es tan solo un comienzo! µ

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La salud

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ALOCUCIÓN DE TEMPLO – HAARLEM 19 DE ABRIL 2015La salud

Quien goza de buena salud generalmente no le presta ninguna atención. Una buena salud que no necesita una concentración particular, nos procura una libertad de acción natural que, a su vez, nos da la oportunidad de disfrutar de todo. Pero a fuerza de ocuparnos de un montón de cosas, nos olvidamos de la salud.

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Aunque muchas de las cuestiones médicas sean resueltas -lo que evidentemente es muy positi-vo- vamos a descubrir que el verdadero miste-rio no está en por qué y cómo caemos enfer-mos, sino más bien en qué es la salud.La Organización Mundial de la Salud definió hace ya mucho tiempo la palabra salud como “ausencia de enfermedad”. Recientemente re-visó este concepto y ahora habla de un estado de completo bienestar físico, mental y social. Sin embargo, no profundiza más y esto es, por lo menos, inusual. Ello da lugar a que en nues-tra percepción y en nuestra consciencia, la sa-lud y la enfermedad sean términos opuestos el uno al otro. Por ello no puede sorprendernos que desde la antigüedad existan dos escuelas de medicina: una se centra en la enfermedad, sus síntomas y los medios para combatirla, y la otra escuela se enfoca hacia las fuerzas rege-neradoras innatas en el ser humano y en la naturaleza. En la antigua Grecia la escuela que luchaba contra la enfermedad se encontraba en

¡Cuán diferente es la situación para una persona enferma! Así como la salud nos da alas y determina nuestras vidas,

a la inversa estamos muy limitados durante la enfermedad. En primer lugar, nuestros males nos acaparan pues cuando las señales y los sín-tomas aparecen, nos vemos forzados a prestar-les atención. Y cuando la enfermedad es grave, queda poco o ningún lugar para otra cosa pues ésta nos exige todas nuestras fuerzas. Tenemos que pedir ayuda. Incluso cuando un médico está enfermo, generalmente pierde una buena parte de su capacidad. No es pues sorprenden-te que los médicos y el mundo de la medici-na hagan de la enfermedad el objeto de sus estudios. La cura significa ante todo el alivio, la liberación de la enfermedad. Esto siempre se ha celebrado como una victoria pues da a los mé-dicos y a los pacientes -y tal vez también a los farmacéuticos- el sentimiento de haber resuelto un enigma.

la ciudad de Knidos, en tierra firme, mientras que la escuela centrada en la auto-regeneración estaba situada en el lado opuesto, en la isla de Kos, con el célebre médico Hipócrates como guía. Este último no se consideraba un adver-sario de los combatientes de la enfermedad, sino que detectaba el eslabón perdido entre los respectivos enfoques.

Por supuesto que en muchos casos es necesario combatir la enfermedad, particularmente en la fase aguda, pero esto sólo ofrece un equilibrio temporal. Además, es importante percatarse de que con ello no se da ningún paso hacia la salud. Quien enfoca la enfermedad en térmi-nos de lucha va al encuentro de una serie de batallas sin fin. Un día se encontrará exhausto pues la victoria es imposible. Hipócrates veía la enfermedad como una expresión de la vida tal y como la conocemos, tal como estamos obligados a experimentarla. La enfermedad es el otro polo de la salud, necesario con el fin de

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BURNING MAN-FESTIVAL (EL FESTIVAL DEL HOMBRE EN LLAMAS)Estas fotos nos muestran una serie de esculturas laser de HYBYCOZO que fueron expuestas en el Festival del Hombre en Llamas en el desierto Black Rock de Nevada (EU). HYBICOZO (hyperspace bypass construction zone) es un proyecto que opera en la intersección de la ciencia, la tecnología y la cultura. Estas esculturas han sido inspiradas por el libro Hitchhikers Guide to the Galaxy (Guía de los autoestopistas hacia la galaxia) y su pasión consiste en llevar el arte de la instalación a un nivel superior por su concepción, su tecnología y su geometría.https://kickstarter.com/projects/hybycozo/hybycozo-the-hyperspace-bypass-construction-zone


corregir lo que parece estar bien, pero que de forma imperceptible se ha desviado.¿Debemos entonces aceptar simplemente todo lo que nos llega? ¿Esperar pacientemente una posible curación, esperar hasta que, de forma natural, podamos “ir mejor”?Este razonamiento desesperado conduce al ser humano a la vía del combate. Y cuando la situación parece mejorar, cuando se restable-ce un equilibrio temporal, médico y paciente se sientan y se relajan. Sin embargo, no ven, ni consideran como evidente que las armas han causado daños; que el problema ha sido simplemente desplazado y no ha sido resuel-to. Algunas veces no nos apercibimos de esto hasta mucho tiempo después y, a menudo, no establecemos la relación causa efecto.

La pregunta sigue vigente: ¿debemos abando-nar definitivamente toda lucha, todo comba-te? Ciertamente no, en primer lugar hay que proteger el organismo de los daños perma-nentes, de los excesos, de la misma manera que en nuestro jardín protegemos las plantas vulnerables contra las heladas, sin por ello hacer de ellas plantas de invernadero. Es decir: combatir cuando sea necesario y promover la salud cuando sea posible. Así como la prima-vera se oculta en medio del invierno, así la flor delicada queda al abrigo de su capullo mientras hiela; espera pacientemente, como la mariposa en su crisálida, hasta que llega su momento. Pero ¿se trata de esperar… o al contrario es una manera de trabajar con más ahínco?

Aunque la salud parece eclipsarse cuando reina la fiebre, ésta no está sin embargo ausente, sino que actúa en secreto, de forma diferente pero no con menos fuerza. Estamos tan habituados a colocar la salud frente a la enfermedad que acaba por parecer-nos lógico. ¡Pregunte a alguien que ha tenido una fuerte gripe durante varios días cuál es su mayor aspiración! Quien se toma el tiempo de estudiar la enfermedad y la salud de forma imparcial descubre que la enfermedad es tam-bién un instrumento de vitalidad y de salud. Siempre es un efecto de esta fuerza dinámica y misteriosa que nos empuja hacia un equilibrio superior, hacia la verdadera armonía. Quien pueda reconocer esto en su propia situación de vida, reaccionará de forma diferente frente a la enfermedad. Comprenderá que quien está enfermo sufre, pero que también, y esto es lo más importante, es guiado. El arte de la curación, de la auto-curación, no significa abandonarse al sufrimiento, aceptar-lo pasivamente sino mantenerse en el “déjate guiar”. “Dejarse guiar” se manifiesta como una actitud consciente y por consiguiente activa. La curación en tanto que proceso que conduce a la verdadera armonía, no puede estar asociada a la pasividad. Estancamiento significa regresión y la pasividad está ligada a la resistencia. Seguir el movimiento es siempre una actividad cons-ciente e inteligente que tiene lugar en la calma. Ir en el sentido de un proceso tal exige tam-bién “dejar ir”, abandonar lo antiguo y renun-ciar a la herencia genética que se ha recibido.

“Aquel que se cura tiene razón”.“El cuerpo nunca miente”, dijo Paracelsus

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Exige de nosotros la clara comprensión de los procesos vitales en el fondo de los fenómenos, la aceptación de la razón de ser de la enferme-dad, la cual quiere conducirnos a alguna parte. Quién enferma se atormenta a menudo con la pregunta del por qué. ¿Por qué me pasa esto? ¿Qué he hecho mal? ¿Habría podido actuar de otra manera? Las respuestas a estas preguntas se pierden en multitud de factores procedentes de nuestro pasado. La razón de la enfermedad nos coloca directamente ante una posibilidad, abre un camino para nosotros, el camino hacia la vida. En este camino la paciencia es una herramienta importante. Las personas activas confunden a menudo paciencia con pasividad. Pero para ser verdaderamente paciente cuando sentimos deseos de actuar, necesitamos, además de la comprensión, fuerza y perseverancia

Al igual que la verdadera curación no puede asociarse a la pasividad, tampoco puede ser asociada a una simple lucha, una simple repre-sión. Decimos a menudo que nuestra salud es nuestra principal preocupación, y con razón, pues en cuanto nos enfrentamos con la enfer-medad, con frecuencia el miedo se apodera de nosotros y empuñamos las armas. Y preci-samente la medicina refuerza estos temores. Además, ésta ha adoptado el principio del do-minio total de la salud. La idea que se encuen-tra detrás de este enfoque es que un día todo se resolverá, todo se descubrirá y que el ser humano, tal como Dios, se pronunciará, reinará sobre la vida y la muerte.

Sin embargo, nosotros vemos las contradiccio-nes que se derivan de este enfoque acumularse más y más. El aumento actual de los conoci-mientos médicos es tan rápido que el coste de las aplicaciones prácticas corre el riesgo de resultar inabordable. Estar al corriente de todo es hoy prácticamente imposible para un médico generalista. Esta es la razón por la cual éste está cada vez más obligado a seguir las directrices y los protocolos establecidos. ¿Acaso no es esto el colmo de la ironía? A causa del cúmulo de conocimientos ya no puede ni debe pensar por sí mismo, ¡debe seguir los protoco-los! Otro aspecto sorprendente es el hecho de que las enfermedades agudas están controladas en gran parte, mientras que las enfermedades crónicas experimentan un fuerte aumento. Ac-tualmente en los Países Bajos hay más de cinco millones de enfermos crónicos, y entre las per-sonas de más de setenta y cinco años un 80% sufre al menos una de esas enfermedades. No es pues sorprendente que poca gente muera ya de vejez natural. En tanto en cuanto sigamos considerando la enfermedad como el opuesto de la salud y actuemos en consecuencia, la reprimamos y la combatamos, las enfermedades crónicas, es decir las “permanentes” irán en aumento.Ocurre lo contrario cuando vemos la salud y la enfermedad como dos expresiones de una misma fuerza vital más elevada, de una misma fuerza-luz que quiere iluminar nuestro camino a través de la vida. Mientras que ignoremos y rechacemos sus indicaciones, esta fuerza ge-


nerará nuevos indicios, nuevas experiencias, nuevas formas de enfermedad surgidas de su inagotable arsenal para testimoniar que la Luz es eterna, que el Espíritu no nos abandona ja-más. Comprenderemos entonces que la idea de la maleabilidad de la vida, de una vida mode-lada a nuestro gusto es el resultado del orgullo de una intelectualidad corrompida. Corrompida y envenenada por el aislamiento, por la volun-tad de autosuficiencia, por querer comprender-lo todo sin el Espíritu.

¿Qué se oculta detrás de esta pretensión? No puede ser otra cosa que el temor; el temor a perderlo todo, el temor a ser dependientes, a perder el control. Nuestra falta de conocimien-to verdadero nos empuja continuamente hacia la dirección errónea. La primera etapa en el camino y la más importante es reconocer este lastimoso estado. Nosotros no sabemos nada, estamos totalmente perdidos, estamos funda-mentalmente enfermos. Médicos célebres como Hipócrates y Paracelso afirmaron siempre que la verdadera curación no era posible si no aceptábamos positivamente nuestra condición de enfermos. Aceptar esto positivamente revela una actitud activa e inte-ligente. Se trata de elevar, colmado de anhelo, “los ojos hacia la montaña”, el dominio del Espíritu vivificante de donde procede nuestra salvación. Cuando en ese estado de alma, el alumno está orientado hacia el Espíritu, entonces el Maes-tro aparece. El alumno está en el proceso de llegar a ser su propio maestro. Este es el sen-tido de las palabras de Paracelso que tan bien conocemos: “No será esclavo de otro quien pueda ser su propio dueño”.El legendario Hipócrates conocía, como ya hemos dicho, el eslabón perdido en el enfo-que tradicional de la salud. Sabía que sólo el

Espíritu aporta la verdadera salud. Así como el calor de la fiebre ayuda a curar numerosas enfermedades agudas, el fuego del Espíritu es una medicina de primer orden. La tradición cuenta que Hipócrates liberó una ciudad de la peste organizando hogueras por todas partes, en las cuales los muertos y sus bienes fueron quemados. Había descubierto que la gente que trabajaba cerca del fuego en las fraguas se libraba de la peste. Los grandes de espíritu hablaban generalmente a sus alumnos en parábolas. Ellos conocían la gran ley de la cohesión sobre la cual todo des-cansa. El alma sensible y despierta del alumno recibía así el fluido de la verdad, por el cual era conducido a explorar más profundamente y a buscar la autoridad más elevada, el poder del Espíritu, que lleva todo a su manifestación, que nutre, calienta y cura. Karl von Eckartshausen denomina esta alma despierta como “el hom-bre interior”, un ser humano siempre joven, noble, el arquetipo del ser y el modelo del ser humano exterior. Es imposible hablar de forma directa de la Fuerza del Espíritu, de su fuego salvador y unificador. Y por esta razón vemos bibliotecas enteras repletas de libros sobre la curación por medio de fuerzas de nuestra naturaleza terrestre, pero pocos sobre la cura-ción por medio de las fuerzas de la naturaleza superior.

Paracelso dice que la medicina de la vida ver-dadera está basada en un nuevo nacimiento. Esta medicina libera al ser humano del ciclo del nacimiento y de la muerte. La naturaleza terrestre no está adaptada a esta medicina y nunca ha constituido su campo de aplicación. Él concluye que no existe lugar en esta tie-rra donde la medicina celeste pueda crecer y prosperar; sólo en un cuerpo renacido, sus remedios, sus medios terapéuticos adquieren y manifiestan poder y eficacia.

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Paracelso exhorta seguidamente a sus oyentes a aplicar la medicina celeste con más estima y amor que la medicina corruptible. De sus escri-tos se deduce que era un hombre extremada-mente práctico y concreto. “Aquel que se cura tiene razón” era uno de sus adagios favoritos; y también “El cuerpo nunca miente”. En lo referente a este último adagio, muchos pensa-dores posteriores reconocieron que el síntoma, la señal funcional de la enfermedad, es un puro reflejo lógico de lo que nos “falta”, literal-mente: de algo que nos falta, no ya en nuestro cuerpo, sino en nuestra consciencia.Decimos intuitivamente: “No me encuentro bien”. El ser humano que se orienta hacia la naturaleza terrestre intenta encontrar lo natural que le es familiar, busca la “restauración”… del antiguo estado. El ser humano que se orienta hacia el Espíritu sabe que el síntoma viene para ayudarle a encontrar un orden superior, el de la armonía con el Espíritu y que debe renun-ciar al orden anterior. Tiene poca importancia que esta etapa sea la primera o la última en la vía de la armonía divina. La salud terrestre secundada por su auxiliar, la enfermedad, tiene un único obje-tivo: la unión perfecta del cuerpo y del alma con el espíritu. Esta es la curación definitiva y saludable.

Todo el resto constituye la gran escuela de las experiencias en la que se mantiene un equili-brio interior inestable con el fin de evitar una cristalización siempre amenazante. En ella no estamos nunca “en orden”, no hay paz durade-ra. No reflexionamos sobre el sentido profundo de la salud y la enfermedad, y la curación sólo representa un sentimiento de alivio, siempre temporal. En esa escuela de las experiencias la salud es una palabra clave cuyo contenido real sólo puede ser presentido.

La salud, como ya hemos visto, es un concepto muy profundo que junto con la enfermedad representa una expresión de vida en sí misma. Ciertamente, no es un privilegio reservado sólo a los jóvenes. El moribundo puede también participar o beneficiarse de este proceso de curación y “sanar” su vida, no según el cuerpo, sino según el alma inmortal.Morir está inextricablemente ligado a nuestra existencia temporal, pero en nuestro interior inmortal, la muerte no tiene lugar, pues en la vida del alma-espíritu nosotros abandonamos todo, natural y completamente, tan naturalmen-te como respiramos hoy.

Con el fin de guardar este pensamiento en nuestros corazones, vamos a concluir con la idea del abandono formulada por el Maes-tro Eckhart: “En nombre de la verdad eterna de Dios, yo declaro que Dios está obligado a derramar todo su poder en toda persona que se ha abandonado a sí misma hasta el último reducto”. µ


Y Max Heindel continúa: “Cuando en nosotros poseemos la Iglesia viva, cuando somos verda-deros templos vivos, entonces podemos, en cada instante en que nuestra atención no está solicita-da obligatoriamente por los asuntos mundanos, retirarnos a esa casa espiritual, no construida por nuestras manos, y sintonizarnos con la armonía que allí reina. Esto podemos hacerlo varias veces al día con el fin de restaurar la armonía cada vez que se vea perturbada por los sobresaltos de la vida diaria.” 1

He aquí una verdad intemporal formulada hace un siglo: la necesidad de construir en lo más profundo de nosotros mismos un santuario con el fin de establecer la posibilidad de recibir allí algo superior. Cuando podemos estar verdadera-mente silenciosos, tenemos oro entre las manos. El silencio es la puerta que conduce a una di-mensión superior. He aquí el misterio del silen-cio, del silencio sagrado, del silencio creador.

LA OgDóADA y LA EnéADA Que el silencio pertenece a un orden superior, lo podemos leer en el texto de Nag Hammadi que trata de la Ogdóada y la Enéada. Allí encontramos himnos que son cantados en silencio, interiormente, en

Hasta lo profundo de las grutas, no llega la “red”. Aún existen lugares en la tierra que no están ametrallados por los satélites y donde el silencio reina verdaderamente como hace siglos. En cualquier otro lugar el ser humano se halla sometido a las radiaciones que él mismo ha generado. ¿no es extraño que el silencio se haya vuelto tan raro?

Todo lo que escasea es deseado, de tal modo que el silencio poco a poco ha de-venido objeto de deseo. Por todos lados se

proponen retiros donde las circunstancias exte-riores deben contribuir al tan anhelado silencio de la mente. Es decir a la posibilidad de regresar a uno mismo, para llegar a su verdadero yo, y dar espacio a lo divino en uno mismo.

Max Heindel lo expresa poéticamente: “El silen-cio es un factor importante para el crecimiento del alma. Es necesario que desarrollemos en nuestro interior -y podemos hacerlo- la virtud del silencio, si no el crecimiento de nuestra alma será mediocre […] Existe un método seguro: mantenerse firme en el tumulto del campo de batalla del mundo e intentar ser servicial sin buscar el propio interés. Pues precisamente en las circunstancias más difí-ciles es donde nuestra alma encuentra los mate-riales de construcción que le permiten construir en nuestro fuero interno un santuario colmado de esa apacible música que siempre resuena en el alma servicial como fuente de elevación y de alegría, más allá de todas las vicisitudes de la existencia terrestre.”

Cuando la palabra se sacrifica

cuando la palabra se sacrifica 17

honor del Único. En el opúsculo del simposio La Sabiduría de Hermes2, Jean-Pierre Mahé se pre-gunta en su contribución: El Himno hermético: una preparación al silencio, cuál era la función de esos himnos. Él evoca “la ofrenda de las palabras”:“Una ofrenda de palabras exige el desarrollo del alma y del espíritu , el esfuerzo orientado de todas las facultades espirituales que se precipitan al encuentro de la trascendencia divina. Durante ese esfuerzo, el Espíritu se mezcla hasta tal punto con las palabras de su plegaria que su transmisión constituye la esencia de la ofrenda: “Nosotros te damos gracias con nuestra alma y nuestro co-razón completamente dirigidos hacia Ti”. Cada tentativa de alabanza de la divina trascendencia choca con la impotencia de traducirla en palabras. Es difícil hacerse una imagen de Dios, e incluso si alguien lo consiguiera, no estaría capacitado para describirla.”Por ello la palabra se sacrifica para invocar “lo inexpresable, lo indecible que sólo el silencio puede nombrar”. El sacrificio de la palabra alcan-za pues su apogeo en la plegaria silenciosa. En la Ogdóada y la Enéada, el ejercicio se realiza ante nuestros ojos, pero no llegamos allí directamente, debemos pasar por algunas tentativas infructuosas

antes de poder “cantar un himno en silencio”. Más adelante, Mahé añade: “Es llegar a un estado donde constatamos nuestra impotencia para expresar la inexpresable grandeza de Dios al tiempo que consentimos en silencio a la entrega de nosotros mismos. Este silencio no es una simple ausencia de ruido, sino una plegaria; no es un vacío ni una pérdida de consciencia sino una concentración del pen-samiento fundado sobre una percepción muy intensa del Ser, una inmersión en lo invisible.”Quien consiente en sacrificar las palabras y ejer-citarse en el verdadero silencio tiene oro entre sus manos. µ

1. Max Heindel, Enseñanzas de un iniciado, tomo 2, Recolecciones de un místico, Ed. La Casa Rosacruz, Aubenas, 19872. Opúsculo del simposio La sabiduría de Hermes, en holandés, Haarlem 2012

Una ofrenda de palabras exige el despliegue del alma y del espíritu , el esfuerzo orientado de todas las facultades espirituales

EL DINERO,LOS ARCONTES Y LOS EONES


no hay mejor ejemplo que nuestro sistema monetario y la economía en vigor para ilustrar la visión profunda de los antiguos gnósticos sobre la cohesión del mundo, las energías y los poderes predominantes. En diferentes coloquios organizados por la Fundación Rosacruz, Ad Broere ha puesto de manifiesto esta relación tan relevante.

Ad Broere

El fraude

El sistema monetario actual funciona en be-neficio de unos pocos. Para la mayoría, es sobretodo un enorme obstáculo a la hora

de conseguir una existencia digna. Por tanto es lógico preguntarse por qué existe un sistema monetario que funciona en detrimento del ser humano en lugar de promover el bien de todos. La respuesta a esta pregunta debe buscarse en primer lugar en el estudio del periodo en el que se desarrolló el sistema monetario que cono-cemos. Hay que remontarse a los siglos XVII y XVIII, a la época en que los reyes y la nobleza tomaban dinero prestado de los banqueros para financiar sus ruinosas guerras y su modo de vida con frecuencia extravagante. Generalmente se negociaba un alto interés para la concesión de esos préstamos. El pueblo era entregado en prenda ya que el pago de la deuda se realizaba con impuestos gravados al mismo.Banquero y recaudador de impuestos eran con frecuencia la misma persona. Los príncipes y su entorno podían pues disponer de medios impor-tantes sin preocuparse de recolectar los fondos necesarios, y los banqueros que hacían “el tra-bajo sucio” eran generosamente recompensados; recompensa pecuniaria directamente retenida del pueblo.

LA éLiTE DE LOs BAnQUEROs Al comienzo, ciertas familias de banqueros amasaron fortu-nas fabulosas. El modo en que lo conseguían carecía de interés para el poder establecido. Ni tampoco lo era el que los fondos prestados estaban sólo parcialmente cubiertos por oro y

plata. El sistema bancario de reservas fracciona-rias había nacido y su fundador más eminente, Mayer Amschel Bauer, que más tarde cambió su nombre por Rothschild, hizo esta declaración, mal comprendida aún en nuestros días: “Denme el control sobre la moneda de una nación, y no me preocupará quienes hagan las leyes.”Como los reyes y la nobleza no eran capaces de rembolsar la montaña de deudas que crecía sin parar, el peso de los intereses no hizo sino aumentar. Esto les colocó más y más bajo el control de los banqueros quienes, entre bam-balinas, adquirieron así una creciente influencia sobre los asuntos públicos. Esta acumulación de poder y de influencia permitió a la madre de los cinco Rothschild, cuyo linaje controlaba totalmente las finanzas de Europa en los siglos XVIII y XIX, afirmar “que ninguna guerra se producía sin cumplir con la voluntad y los intereses de mis hijos.” De esta primera genera-ción salió la élite de los banqueros de los cuales varios obtuvieron incluso un título nobiliario. Aún hoy la influencia de esta casta de banqueros sigue presente, si bien de modo invisible pues es ejercida entre bastidores. Todo ello a pesar de todas las tentativas de reforma y de nacionaliza-ción de los bancos centrales

Un TEsORO En Un JARRón ¿Cómo un núme-ro relativamente minúsculo de personas puede, por el dinero, ejercer tal influencia sobre la casi totalidad de la humanidad? Para responder a esta pregunta remontémonos todavía más en el tiem-po y vayamos al siglo IV d. C., época en la que la

la humanidad estafada 19

la humanidad estafada


representaba absolutamente nada para nosotros, era simplemente algo sin valor. Por ello, llevé los libros al jefe espiritual del pueblo quien nos dijo que no podíamos hacer gran cosa con aquello. Para nosotros eran sólo unas antiguallas, así que me las llevé a casa. Algunos de los libros fueron quemados y otros intenté venderlos.”

LOs ARCOnTEs Cuando estos manuscritos fueron conociéndose poco a poco en el mundo occidental, causaron gran sensación entre los científicos. Resultaron ser muy antiguos y se habían perdido en los primeros siglos después de Jesucristo. Una traducción integral de los cincuenta y dos textos en inglés se publicó en 1977, seguida en 1988 por una edición me-jorada, en Internet, conocida bajo el nombre de “biblioteca de Nag Hammadi”. En varios de esos manuscritos se habla de Arcontes. La palabra Arconte viene de archontoi en griego y significa dominadores. Los Arcontes quieren mantener a la Humanidad bajo la esclavitud. Esto podemos leerlo en el Evangelio de Felipe y el Libro secreto de Juan, entre otros. Estos dos manuscritos pertenecen a los textos encontra-dos en Nag Hammadi.

Veamos ahora dos extractos de los textos de Nag Hammadi:

El Evangelio de Felipe (v. 10a y 10b, Ed. Alétheia):“Los arcontes quisieron engañar al hombre porque vieron que estaba emparentado con lo que es verdade-ramente bueno.Le dieron el nombre de bien a lo que está calificado de no-bien, para engañar al hombre y atarlo al mal. Después de lo cual, si él fomenta el mal, los arcontes

Iglesia católica romana estableció definitivamente su poder temporal. Los disidentes fueron perse-guidos y asesinados, los escritos y los evangelios que no estaban en línea con el canon de la Igle-sia de Roma, prohibidos. Fue entonces cuando el dogma, según el cual la relación entre el ser humano y Dios sólo puede realizarse por inter-medio de la Iglesia católica romana y su clero, fue profundamente anclado en las consciencias.Probablemente seguiríamos ahí, ignorando la existencia de manuscritos que informan a la humanidad de la posibilidad que lleva en sí de ser completamente libre e independiente de toda autoridad y del poder que esto le confie-re, si en 1945, en Nag Hammadi (Egipto), un agricultor que cavaba en el suelo de un vie-jo cementerio no hubiera tropezado con un enorme jarrón de arcilla. El labriego, de nom-bre Mohamed, contó en 1975 su experiencia a Gilles Quispel, por entonces profesor en la universidad de Utrecht:“Yo encontré el jarrón en el Monte Hamra Dun, en diciembre de 1945. Lo encontré hacia las seis de la mañana cuando salía a trabajar y tuve la sensación de que había algo en su interior. Lo guardé y como hacía frío esa mañana decidí dejarlo allí y recogerlo más tarde para ver lo que había en su interior. De hecho volví ese mismo día y lo rompí. Al principio sentí algún temor por lo que pudiera contener; quizás un djinn, un espí-ritu maléfico. Estaba solo cuando rompí el jarrón. Hubiera deseado que mis amigos se encontraran allí. Después de haberlo roto, descubrí unos libros con textos. Decidí entonces ir en busca de mis amigos para contárselo. Éramos siete y nos dimos cuenta enseguida de que el asunto tenía algo que ver con los cristianos. Acordamos que aquello no

Los arcontes usurparon el nombre al bien para dárselo al no-bien.


vuelven a dar el nombre de mal a lo que antes preten-dían que era el bien.Esto lo hacen para ejercer su control sobre el hombre libre y hacerlo su esclavo para siempre. Los arcontes son esas potencias que luchan contra el hombre, para que no sea salvado y así poderlo dominar.”

El Libro Secreto de Juan:Entonces los ángeles tomaron la apariencia de huma-nos, la apariencia de los cónyuges de las mujeres y las colmaron con el espíritu de las tinieblas así como de la perversidad que se había mezclado con ellos mismos. Ellos aportaron oro, plata, regalos, y también bronce, hierro, metales y objetos de ese tipo. Así ataron a ellos a los seres humanos que les habían seguido y los

pusieron en grandes dificultades engañándolos y extra-viándolos. Los seres humanos envejecieron sin conocer el reposo, murieron sin haber alcanzado la verdad ni conocido al Dios de la verdad. De este modo toda la creación fue mantenida en perpetua esclavitud desde la creación del mundo hasta ahora.”

De los textos aquí descritos se concluye que los arcontes tienen prisionera a la humanidad porque el ser humano está emparentado con lo que es “verdaderamente bueno”. Esto se relaciona con el “Ser radiante, escondido en el corazón, más pequeño que un grano de arroz, o un grano de mostaza” como lo describe el Chandogya Upanishad1. Los arcontes quieren


impedir que el ser humano sea integrado al “Ser” escondido en la cavidad del corazón por-que ese Ser es Brahman. En otro texto, La Verdad sobre los Arcontes, encontrado en Nag Hammadi, el líder de los arcontes, cegado por el poder y la ignorancia declara: “Yo soy Dios y ningún otro es Dios sino yo”. Una entidad como esta que se interpone entre Dios y el ser humano preten-diendo ser Dios, excluyendo a cualquier otro, sólo puede mantener su poder impidiendo a los seres humanos unirse al Dios de la Verdad.

División y REDisTRiBUCión Ese poder se ha conservado engañando al género humano y extraviándolo, con el fin de mantenerlo así en la esclavitud. El oro y la plata son las armas utilizadas contra el ser humano para este fin. Mammon (el poder maléfico del dinero) ha cambiado completamente, en el espíritu del ser humano, la comprensión de lo que verdadera-mente tiene valor. Casi todo el mundo cree que el dinero es el punto de partida y no el valor mismo producido por los bienes y servicios. Dado que el dinero ocupa una posición central y que su posesión se considera primordial, muy poca gente se pregunta por qué se exige un interés sobre los préstamos. El interés (la usura) es rechazada por todas las grandes religiones, y no sin razón, pues a largo plazo, empobrece a la mayoría de la población en beneficio de un pequeño número de personas.

Las ochenta y cinco personas más ricas del mundo poseen más de la mitad de los bienes materiales disponibles y el 80% de la humani-dad no posee casi nada. No se trata de que el hombre no experimente la riqueza, el problema es que los innumerables indigentes ni siquiera tienen una existencia digna de ese nombre. La carencia y las preocupaciones materiales vuelven a las personas ciegas y extrañas al Ser radiante; la extrema riqueza tiene el mismo efecto. Así los seres humanos envejecen sin alegría y mueren sin conocer al Dios de la Verdad.El sistema monetario esconde un mecanismo de redistribución del dinero extremadamente refinado que engendra una división cada vez más profunda en la sociedad: por una parte, un número creciente de personas que viven en la pobreza y, por la otra, un pequeño número que acumula riquezas extremas. Estos últimos descu-bren que a fin de cuentas esto no les ha aporta-do la felicidad y la libertad que esperaban. Con el tiempo, por este mecanismo oculto de redis-tribución, desaparece la clase media y no que-dan esencialmente más que los dos extremos, ricos y pobres. Hay algunos que por su inmensa fortuna han adquirido tal poder que, consciente o inconscientemente, se han vuelto instrumentos para la aplicación del plan de los arcontes para mantener la humanidad en la esclavitud. La profesora alemana Margrit Kennedy ha estu-diado el mecanismo de redistribución inherente

En el diario holandés Trouw, página “Opiniones”, se publicó la siguiente carta el 26 de mayo de 2015:

BAnCOs¿Con quien entabla usted un debate sobre los bancos? ¡El mío, con mi hija de cinco años ha sido instructivo!“¿Papá, que es la circulación de pagos?”, me preguntó. Necesitaba darle una respuesta comprensible. La circulación de los automóviles es algo que ella comprende. Los automóviles se desplazan de un sitio a otro. ¿Pero

có16mo responder a su pregunta?:“¿A quien pertenecen las carreteras?” Sólo pude contestar : “A todos nosotros”. Entonces comprendí. Para los pagos, el dinero va de uno a otro; el sistema de transferencia no debe obligatoriamente estar en manos de los bancos. Si el sistema de pagos es de todos, podemos organizar su circulación de la misma forma que hemos instaurado el de nuestras redes de carreteras. Pagaríamos entonces todos por su construcción y su mantenimiento. (N.A. Offenberg, Leeuwarden)


a nuestro sistema monetario, el cual garanti-za que, en el curso de un ciclo económico, el capital se concentre cada vez más en manos de un pequeño grupo de personas. Igualmente ha constatado, que esta redistribución es manteni-da en movimiento por los intereses. Nosotros pagamos esos intereses no solamente cuando obtenemos un préstamo, sino también por los servicios y los productos que compramos. Por su investigación, Margrit Kennedy demuestra que de promedio hay un 40% de interés incluido en el precio de todo lo que compramos.Aquellos que tienen capital pueden hacer que el dinero trabaje para ellos en detrimento de los que trabajan para ganarlo. Y el grupo de los que pueden permitirse dejar que el dinero trabaje para ellos es relativamente reducido.

MAMMOn EL EsTAFADOR Propiedad y poder van juntos. Los “inventores” del sistema finan-ciero, inspirados por Mammon, han logrado pervertir completamente el principio del dine-ro y de los valores. El dinero es el fundamento del sistema. Si lo tenemos, podemos usarlo, hacer comercio; si no lo tenemos, es la crisis. Por otra parte, si alguien puede crear dinero a partir de nada, entonces puede ponérselo difí-cil al mundo entero. Después de la revolución digital, los bancos comerciales actuales crearon casi la totalidad de la moneda en circulación, y es una moneda “escritural”, es decir que este dinero no existe más que en los ordenado-res. Esta “moneda digital” es generada cuando una empresa o una persona privada contrae una deuda (ndt: En las lenguas germánicas, la palabra deuda significa igualmente culpa). En otras palabras, la casi totalidad de la moneda es engendrada por la deuda (la culpa). ¿Pero una deuda respecto a quien? Pues un segundo antes de que el cliente de un banco haya firmado el contrato de préstamo, el montante de dinero correspondiente no existía. Por tanto es muy

extraño que sobre este dinero ficticio, que no pertenece a nadie, se exija un interés. Esta com-prensión, unida con la del mecanismo de redis-tribución, sólo puede conducirnos a la siguiente conclusión: El sistema financiero en vigor no ha sido desarrollado por un pensamiento filan-trópico, sino que procede de un plan destruc-tivo para la humanidad. Los arquitectos de ese plan utilizan los bancos como instrumento para alcanzar su objetivo. Y ese objetivo es “mante-ner al conjunto de la humanidad en perpetua esclavitud” y de ese modo mantenerla alejada de la restauración de la relación con el verdadero bien que tiene sus raíces en la verdad.

EL sER HUMAnO Es EL PUnTO DE PARTiDA Las cosas son pues en verdad diferentes de como nos las presentan. No es el dinero lo que de-biera ser el punto de partida, sino el género humano. Son los bienes que producimos y los servicios que nosotros prestamos los que son valiosos. La moneda carece de valor en sí. Si pudiéramos darnos cuenta de que es posible colocar a la persona en el centro de la actividad económica y devolver al dinero su papel secun-dario, el que le corresponde, el control que los arcontes ejercen sobre nosotros desaparecería. Construiríamos entonces una economía sin intereses, libre de ese sistema de redistribución injusto; la moneda ya no sería un “producto”. El resultado sería una vida decente al alcance de todos, podríamos envejecer con alegría y pro-gresar con una apertura cada vez mayor al Dios de la Verdad. µ

Fuente: Geld komt uit het Niets (El dinero sale de la nada), Ad Broere, Humane Economy Publishing, 2012.

1. Chandogya Upanishad: véase: El secreto de Pablo, de Eric de Broqueville, ed. Mols, 2006.

la Vía Real 25

En la visión taoísta de la transformación y de la alquimia interior, el camino es denominado la “Vía Real”. Esto está expresado en el ideograma chino Wang (rey) de la página anterior. El trazo horizontal superior simboliza Yang, el Cielo; el trazo inferior, Yin, la Tierra. El con-

junto constituye el mundo de la dualidad. El trazo horizontal entre los dos simboliza Yong, el centro intemporal que es el núcleo de todo lo que existe. Este último está inmóvil pero es el que hace posible la interacción entre Yin y Yang (ver el capítulo 11 del Tao Te King: Los treinta rayos de una rueda).El trazo vertical es Te, el símbolo de la fuerza de Tao que, desde el Uno, fluye hacia el mundo de la dualidad para así fluir de nuevo.El núcleo del estado de ser humano no hay que situarlo ni exclusivamente en el Cielo (Yang), ni exclusivamente en la Tierra (Yin), sino en el centro inmóvil (Yong) que conecta el Yin con el Yang.

El Yong está también considerado como el reflejo del Único, contenido en Tao. El Yong es el punto en el que Yin y Yang encuentran su equilibrio: allí donde la Tierra toca el Cielo y allí donde el Cielo eleva la Tierra.Por la continuada interacción entre Yin y Yang, todo lo que existe es afinado, frotado, pulido, atra-vesando así por un proceso de transformación seguido de un proceso interior de alquimia. De ello resulta que todo lo que existe es santificado y ennoblecido. Después de eso todo vuelve a Tao a través del Único.En este proceso alquímico, todo el arte consiste en mantener el Único perfectamente en el centro mientras que el Cielo y la Tierra -Yang y Yin, lo alto y lo bajo- operan la transformación por su in-teracción mutua. Todo esto es posible por la corriente de fuerza vertical de Te, la energía de Tao. Te hace posible la transubstanciación de las diez mil cosas (en el sentido alquímico del término). µ

La Vía Real

Yang

Yong

Yin

Cielo

Centro

Tierra

Cabeza

Corazón

Manos

Hombre

Neutro

Mujer


Sodalis, J.P. Wils

En la tradición oculta de los misterios de Occidente se menciona frecuentemente a “gottesfreund vom Oberland”, un eminente personaje de la espiritualidad del s. Xiv que resurgió de manera recurrente como importante fuente de inspiración de corrientes más conocidas. según la tradición, Juan Tauler, Rulman Merschwin, Juan Ruusbroec y Lutero así como los Rosacruces clásicos, tenían todos ellos un vínculo particular con este Amigo de Dios. Para publicar nueva información sobre este personaje enigmático se ha recurrido, en este artículo de Pentagrama, a los documentos que la Orden de los Juanistas poseía en Estrasburgo, descubiertos hace dos siglos pero que hasta hoy habían permanecido prácticamente inéditos.

El gran Amigo de Dios del País de lo Alto

el gran Amigo de Dios del País de lo Alto 27

Según estos escritos, este personaje miste-rioso del s.XIV, conocido con el nombre de “Der Grosse Gottesfreund aus dem

Oberland”, se había retirado a una ermita que él mismo había construido donde habitaba con cuatro hermanos, un cocinero y un intenden-te que también tenía la función de mensajero. Vivían ocultos en pleno bosque en algún lugar secreto de Alsacia o Suiza. Un lugar que no se podía encontrar excepto por otros Amigos de Dios que, inspirados, lograban descubrirlo. ¿Por qué eligió permanecer de incógnito y vivir en el anonimato hasta pasados los cien años? Su histo-ria recuerda curiosamente otra figura centenaria casi mitológica: la de Cristián Rosacruz. ¿Había una relación entre ambos? Rudolf Steiner estaba seguro de ello y según su visión, con estas dos figuras, comenzó un nuevo período de desa-rrollo para la humanidad desde el punto más bajo del oscurantismo espiritual en el que había caído Occidente. Un desarrollo que traería un cambio a gran escala en el s. XXI. Y llegados a este punto cabe plantearse: ¿Dónde nos situa-mos nosotros a este respecto? ¿Cuáles son los nuevos desafíos ante los que nos encontramos actualmente? Y en este contexto, ¿cuáles son las grandes preguntas a las que somos invitados a responder hoy?

sin HUELLAs Teniendo en cuenta el espíritu de nuestra época, ¿qué significa para nosotros el impulso del s. XIV? Si los que llamamos Ami-gos de Dios pertenecen a todas las épocas y a todas las culturas, ¿qué nos tienen que decir en el presente?Regresemos un instante al s. XIV y considere-mos al Maestro Eckhart que vivió en Renania del 1260 al 1328 aproximadamente. Su principal alumno y amigo, Juan Tauler, vivió en Estrasbur-go del 1300 al 1361. Por su mediación, llegamos directamente ante el enigmático Gran Amigo del país de lo Alto quien se supone que vivió del 1315 al 1420. Si estos datos son exactos, este año hace exactamente setecientos años que el Gran Amigo nació en el corazón de Europa, en Lucerna. Su padre era un rico comerciante de la burguesía acomodada del entorno de Basilea. Tras la muerte de sus padres, se retiró de los negocios, rompió su noviazgo y vendió propie-dades y bienes con el fin de consagrarse a la caridad en su ciudad natal, y esto, durante cinco años antes de retirarse definitivamente.Más tarde, por los correos que el mensajero mencionado más arriba hacía llegar, permaneció en contacto con un monasterio recientemente fundado en Estrasburgo, a unos cien kilómetros de distancia de su ermita secreta. Los herma-nos juanistas, al igual que los monjes-caballeros


templarios, le consideraban como un maestro iluminado y como su padre espiritual. Algunos años después de su última carta, fechada en 1380, partieron en su busca, pero no llegaron a encontrarle. Quinientos años más tarde, a finales del s. XIX, hábiles teólogos como Carl Schmidt, Auguste Jundt y Henry Denifle se sumergie-ron en el estudio de sus escritos y propusieron varias hipótesis relativas a la identidad de este Amigo de Dios que la historia ha conservado. Ellos tampoco llegaron a situarlo y debieron ce-sar en su búsqueda. Finalmente, Denifle, teólogo católico de la orden de los dominicos, llegó a la conclusión de que el Amigo de Dios nunca había existido realmente y debía ser una inven-ción de su amigo Rulman Merswin que habría fundado, según dicen en estrecha relación con él, el monasterio de los Juanistas hacia 1370. Así acabó la búsqueda concerniente a la identidad del Amigo de Dios, su lugar de residencia y lo que había podido significar para el devenir de Europa. Para Denifle, habría vivido solamente en el mundo imaginario de un pequeño número de personas y era pues inútil buscarlo o seguirlo; nadie debía tomar en serio sus escritos.

JUAn TAULER Rudolf Steiner tenía otra opinión; afirmaba que el personaje había existido y que incluso había desempeñado un papel eminen-temente importante en los planos político y religioso en el gran combate de la emancipa-ción del hombre occidental. Para él, el Amigo de Dios era nada menos que el precursor de la Fraternidad de la Rosacruz y ésta se habría desarrollado mediante la esfera de influencia de los Amigos de Dios. No adoptamos ni rechaza-mos esta concepción y, no obstante, tomándola como hipótesis de partida, reconstruir el men-saje del Amigo puede ser útil e instructivo a la luz de las cartas dirigidas a los otros Amigos de Dios. Entre éstos, uno de los más importantes era Juan Tauler que vivía y predicaba en Es-

trasburgo. El mentor espiritual de Tauler era el Maestro Eckart, dominico como él. Conocemos el papel determinante que esta orden tuvo en la lucha contra los Cátaros durante el siglo prece-dente, con el triste final de Montsegur, cuando en 1244 todo un grupo de “bonshommes” o “perfectos” perecieron en la hoguera. La Inqui-sición de la orden de los Dominicos, sin embar-go, no estaba únicamente dirigida contra estos herejes, sino también contra los hermanos de sus mismas filas que se arriesgaban a hablar de una fe interior y a manifestar una actitud crítica frente a la autoridad jerárquica, tanto real como eclesiástica. Así, Eckhart, atacado por sus herma-nos, tuvo que justificarse durante su proceso. No es nada asombroso lo que dijo a propósito de sus propias predicaciones: “Os digo que si vo-sotros mismos no estáis en la verdad de lo que hemos predicado, os será imposible seguirme o comprenderla. La verdad a propósito de algo, no puede ser reconocida más que por la verdad que está en nosotros. Escuchar con atención lleva en potencia el crecimiento de la comprensión, por ejemplo, de la pobreza del alma ya presente en nosotros y llamada a una plena realización. So-lamente por la aceptación del estado de nuestra pobreza interior, podemos comprenderla y estar en condiciones de abandonar nuestra apariencia de riqueza, nuestra suficiencia, nuestra autosa-tisfacción y toda nuestra voluntad. Cuanto más abandona uno su obstinación, mejor compren-derá la profundidad de estas palabras y compro-bará la verdad que hay en ellas.

En la Orden de los Dominicos, la Inquisición estaba también dirigida contra los hermanos de su propia congregación que hablaban de una fe interior

Pablo parecían impenetrables; no obstante, en el camino de Damasco, la Luz los atravesó. Pablo salió de allí como un resucitado. Cuando la Luz del Señor comienza a actuar en nosotros, nuestros muros se iluminan, pues Él los hace transparentes. ¿Cómo reconocemos que Él co-mienza a trabajar en nosotros? Cuando nuestras cárceles de piedra se agrietan por el anhelo de libertad. Este deseo se intensifica cuando Él nos hace traspasar la realidad y participamos en su resurrección. Lo que es antiguo y ya muy conocido se aparta de nosotros como un muro que se desploma. Lo nuevo se deja ver y nos vuelve entusiastas. Descubrimos el milagro del alma; sus lagunas y su pobreza dejan sitio a una inmensa plenitud. Está enteramente presente en cada parte que ella llena de vida, sin que por ello se tenga que dividir. Así vemos como, en el alma, lo único y lo múltiple coinciden. Descu-brimos también el milagro del espacio en el universo donde el tiempo no existe. El tiempo se manifiesta en el interior de lo intemporal. Luego descubrimos que el pasado y el futuro coinciden con el ahora. No hay nada más que el eterno presente. Estas visiones sólo se trans-miten por el corazón y de corazón a corazón. Las palabras comunes son inoperantes; razón por la cual no presto demasiada atención a las palabras que digo. Lo único que me importa es hacer los muros transparentes; sólo de esta ma-nera llegaremos a implicarnos mutuamente en lo que es indecible. Comprendo que ello parez-ca contradictorio. Volver, hacer transparente… ¿Cómo voy a explicar eso? Es como si Dios in-terpelase a los demás a través de mí. Lo que yo pido aquí, no puede ser exigido ni forzado. Lo que yo pido aquí, sólo Dios os lo puede pedir. Me doy cuenta de ello y no obstante os lo pido. En este momento, reflexiono: ¿He echado abajo suficientemente mis propios muros? No pido ser reconocido por vosotros, como tampoco pido a Dios que me reconozcáis. Yo le pido que

LA DEFEnsA DE ECkHART Al final del interro-gatorio, antes de la sentencia final, el hermano Durandus, también dominico, concede la pala-bra al acusado. El Maestro Eckhart comienza de la siguiente manera: “¡Eminencias, herma-nos, amigos! Esta noche he tenido un sueño. He visto al Señor y estaba solo bajo un cielo despejado, pero estaba rodeado de muros es-pesos en una gran ciudad. Este sueño se puede explicar de diferentes maneras. No obstante, nos hace comprender algo de la vida de cada ser humano.La única cosa que es libre en nosotros es el Señor en nosotros. Ahora bien, está siempre ro-deado de muros. Cuando nos hablaba de muros que quería destruir para reconstruirlos en tres días, se refería a los muros de la antigua fe y sus firmes convicciones. Por su muerte, los des-truyó y por su resurrección, aportó una renova-ción. La muerte que soportó fue tan completa que incluso se creyó abandonado por su Padre, tanto que abandonó así el último sostén de la vieja fortaleza. Lo que siempre he pedido a los que me escuchaban era que destruyeran sus muros. Ahora, también os pido a vosotros que hagáis caer vuestros muros. Posiblemente no sois conscientes de ellos, pero yo los veo muy bien. En efecto, vuestros muros eran los míos. En vano intenté tomarlos al asalto, hasta que finalmente comprendí que atravesar los muros sólo es posible tras la muerte y la resurrección. Es así como el Señor nos precedió. A través de los muros y las puertas cerradas, se acercó a los suyos. Después de su muerte, ellos estaban completamente abiertos a Él y un hermoso día le vieron, resucitado, en medio de ellos. ¿De qué muros hablo? En efecto, para la vida, ¡cada palabra ya es un muro! En todo caso, toda palabra escrita, todo teorema, toda doctrina son muros para la palabra que fluye libremente desde el corazón, desde la fuente. Cada dogma asesina la vida. Los muros tras los que vivía



os deje ver por su corazón. Entonces vuestro juicio sobre mí será el suyo, pronunciado por vosotros y aceptado por mí.” Dicho esto, de ma-nera inesperada, uno de sus colegas, Raimondus Bequini, tomó la palabra y se dirigió a él:“Querido hermano Eckhart, permitidme ob-jetar algo brevemente. Yo interpreto vuestro sueño de otra manera. Os habéis visto solo, abandonado por nosotros. ¡Pero eso no es así! “¡Sois de los nuestros! Incluso en vues-tro extravío seguís siendo de los nuestros, sí, incluso en el fuego que os anima a defender este extravío. Pero un extravío es un extravío y debe ser reconocido. El extravío es el desti-no del hombre. ¡Ay! Muy a menudo es su hijo querido. Reflexionando sobre ello, encuentro espantoso que por amor a la verdad podamos acabar en un extravío mayor. Dejadme atenuar el asunto. Habláis de los muros que queréis de-moler. Comprended, sin embargo, que necesita-mos estos muros. Sin estos muros estamos en el completo extravío. Querido amigo, para noso-tros, no son muros. ¡Son los pilares de nuestra fe! Nos protegen del adversario que busca extraviarnos. Estos muros, sólo nos protegen del extravío. Sin ellos estaríamos perdidos.”

¿HAy Un PUEnTE PARA ATRAvEsAR EL ABisMO? ¿Existe un puente entre la iglesia exterior y la iglesia interior invisible la cual no tiene mu-ros? ¿Entre el pensamiento establecido y la sinceridad del corazón? El fundamentalismo se encuentra todavía en el mundo. Es una fuer-za poderosa, difícil de reconocer y de soltar. En aquellos que piensan diferente se puede ver claramente. Pero el propio fundamentalis-mo se esconde detrás de la auto-conservación espiritual. ¿Qué es la libertad espiritual verda-dera? ¿Es posible ser libre de nuestras propias y vehementes convicciones? Lo verídico y lo aparentemente verídico se pueden presentar uno al lado del otro. Los que dicen conocer no

conocen, según Lao Tse. Los Rosacruces dicen que el más elevado saber consiste en saber que no se sabe. En cuanto a los Amigos de Dios, ellos hablan de “la pobreza del alma”. El corazón no contiene una biblioteca llena de libros sagrados o de textos de sabiduría. Se parece más a una tienda abierta, o a una gruta donde la Luz que no es de este mundo mate-rial y temporal puede renacer de manera recu-rrente. Los gnósticos dieron a esta Luz el nom-bre de Gnosis, pura percepción, radicalmente diferente del conocimiento racional ordinario. A través de un Amigo de Dios como Eckhart, la palabra viva se expresaba siempre y se podía reconocer mediante la luz interior. Ello fue sentido como una amenaza por la autoridad de la Iglesia institucional, igual que la actividad de Jesús representaba una amenaza para los doc-tores de la ley. La característica de la actividad gnóstica es demoler lo que es antiguo y cons-truir lo que es nuevo. En realidad, esta activi-dad no puede estar organizada en un sistema, mediante reglas y siguiendo una enseñanza establecida. El camino gnóstico, en la medida en que se pueda hablar de un camino, es la vía directa que va del corazón humano hacia el corazón divino y a la inversa. Sin mediador entre los dos y sobretodo sin autoridad ni me-didas coercitivas. Solamente hay un enseñante o una comunidad que además sólo ayuda un cierto tiempo y que, desde el comienzo, insiste en el hecho de que se trata de un camino inte-rior que sólo se puede recorrer bajo la propia autoridad. Los Amigos de Dios lo sabían mejor que nadie. Pertenecer a la Iglesia exterior no les impedía recorrer interiormente un cami-no de libertad. Esto era lo que provocaba una gran resistencia por parte de las autoridades eclesiásticas. No obstante, el camino de liber-tad interior encierra también un gran peligro. Pues ¿de qué libertad se trata? ¿La libertad de recorrer su propio camino para obtener lo más


rápidamente posible la iluminación espiritual, liberado de reglas y obligaciones?En la Theologia Deutsch, uno de los escritos místicos más conocidos de los Amigos de Dios, se hace una dura crítica de los Hermanos del Libre Espíritu. Aunque en muchos conceptos se parecían a los Amigos de Dios, éstos últimos los consideraban como imitadores. Los veían más bien orientados hacia la conservación de la persona individual y consideraban su filoso-fía como una forma de materialismo espiritual. El auténtico proceso espiritual, tratado en un importante sermón de Tauler, (volveremos más tarde sobre ello) era considerado por los Ami-gos de Dios como un proceso de transforma-ción radical el cual era objeto de vivas reac-ciones en los círculos espirituales existentes. El verdadero Amigo de Dios debía manejar su barca con precaución entre Charybde y Scylla. Una condición para encontrar la verdadera li-bertad espiritual interior era el abandono de la propia voluntad, en total conformidad con las palabras tan conocidas de Jesús: “Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Los Amigos de Dios y, más tarde, los Rosacruces estaban totalmente orientados hacia la rendición al proceso del renacimiento interior, hacia el cre-cimiento de una consciencia diferente, nueva. En su tentativa por establecer una unión con la Iglesia existente, a propósito de este camino espiritual liberador, utilizaron frecuentemen-te imágenes y lenguaje familiares para el gran público, tales como el camino de sufrimiento que Jesús debió atravesar; no para aferrarse a la historia santa de los acontecimientos, sino como una llamada para recorrer ese camino en el interior de sí mismo; no con la Iglesia como autoridad, sino exclusivamente sobre la base de la consciencia que se despierta desde el corazón, el Señor interior que quiere echar abajo el viejo templo del pensamiento y la voluntad personales para edificar un templo nuevo.

ECkHART, EL PAPA, EL REy, HARMAgEDón Para el pronunciamiento final de la sentencia, en 1328, Eckhart debió ir a Aviñón, donde el papa en persona iba a estar presente. Sin embargo, en el mismo Aviñón o quizá de camino, Eckhart murió de manera totalmente inesperada. De este modo, un suplicio ofensivo le fue ahorra-do, así como también una injuria a su orden. A pesar de todo, algunos meses más tarde, llegó a Colonia la noticia de la condena, para mayor satisfacción de sus detractores y mayor conster-nación de su amigo y alumno Juan Tauler. Éste, de apenas treinta años de edad, veía a Eckhart como un gran ejemplo y fuente de inspiración. Para los Amigos de Dios, era una píldora amar-ga, dura de tragar. Un cisma en el interior de la Iglesia empezaba a dibujarse. Cincuenta años más tarde, exactamente en 1377, el Gran Ami-go de Dios recibió la inspiración de ir a ver al papa Gregorio XI en Roma, a quien recomendó encarecidamente emprender una gran reforma en la Iglesia. El papa dudó, no se atrevió a dar el paso y cuando murió un año más tarde se desencadenó una lucha pertinaz por su sucesión. Aquello desembocó en un nuevo e importante cisma. El desgarrón en el interior de la Iglesia fue profundo. Esto iba finalmente a desembocar en una ruptura definitiva con la Reforma pro-movida por Lutero. No fue una casualidad que esta Reforma estuviera fuertemente influida por los Amigos de Dios, por la obra de Tauler, así como por los nuevos impulsos ejercidos por las

Para los Amigos de Dios, lo importante era la entrega total a una consciencia creciente, completamente diferente


universidades de Tubinga y Wittenberg, donde se perfilaba ya una nueva época para el centro de Europa. En el s. XIV, la Iglesia era aún todopoderosa. La condena de herejes les conducía, casi irremedia-blemente, a una muerte pública en la hoguera. Solamente algunos años antes de la condena de Eckhart, una de sus mejores amigas espiritua-les, la mística Margarita Porretre, fue entregada públicamente al suplicio del fuego. La misma suerte corrió Jacques de Molay, el comendador espiritual de los Templarios. El Rey de Francia, demasiado interesado en su poder y sus riquezas, había llegado a convencer al papa y a sus cardenales para que condenaran a los Templarios durante el concilio de Vienne, ciudad situada un poco al norte de Aviñón. En el transcurso de este concilio, Eckhart había sido testigo de los juegos de poder encarnizados entre el papa y el rey. El papa perdió la partida y el soberano pudo, a su antojo, confiscar todas las posesiones de los Templarios, demasiado ricos y poderosos para su gusto. Ello permitió al rey de Francia financiar sus guerras. En la época, mu-chos eran del parecer de que el tiempo anun-ciado del Harmagedón había llegado. ¿Quién era el anticristo? ¿El papa o el rey, o bien ambos a la vez? En esa época en que se suplicaba que llegase un nuevo salvador, se procuraba iden-tificarlo y se preguntaban cómo se iba a poder construir la nueva Jerusalén. Sin embargo, la nueva Jerusalén no se construye en el mundo material, tal como la continuación de la histo-ria iba a ponerlo en evidencia. Hacia 1350, las calamidades abrumaron Europa. Entre el papa y el rey de Baviera reinaba una gran tensión; las ciudades debieron tomar partido. Un devastador terremoto asoló Basilea y Estrasburgo. Una peste letal aniquiló casi la mitad de la población de las grandes ciudades. Se culpó a los judíos, pero para el Gran Amigo de Dios, todo ello estaba en relación con el absoluto desorden en la vida espiritual de Europa. Se pensaba que la cultura europea, caída en un gran oscurantismo, estaba en su punto más bajo. En ninguna parte había

luz en el corazón de los seres humanos. Todos vivían en la angustia del cataclismo siguiente o de la condenación al infierno que seguía a esta vida. Los hombres de poder, tanto los espiritua-les como los seculares, se dejaban llevar por sus propios intereses y oprimían a los pueblos que dependían de ellos. La situación era desesperada, se imponía un cambio urgente.

CAMBiO RADiCAL Durante esta época, Tauler vivía retirado y procuraba no atraer sobre él la atención de las autoridades. Sin embargo, en Renania era considerado como uno de los mejores predicadores. De Colonia hasta Basi-lea, gozaba de gran prestigio. En Estrasburgo, en el año 1350, recibió la visita de un hombre quince años menor que él quien le pidió que fuera su confesor y consejero. Era un laico que, como Tauler, había salido de una familia de comerciantes burgueses bastante acomodados, lo cual le daba la posibilidad de viajar con fre-cuencia. Tauler no supo mucho más a propósito de él, pero sus ojos irradiaban una sinceridad y


una fe profundas. Pidió a Tauler que accediera a hacer una predicación que tratase sobre la perfección. Tauler dudó un momento, y luego consintió, aunque se preguntó si este joven lai-co iba a poder abarcar la trascendencia, puesto que se trataba de una elevada filosofía en latín. Sólo quienes estaban instruidos debían estar en condiciones de comprender, pero no un hom-bre joven sin bagaje intelectual. No obstante, Tauler dio el sermón explicando los veinticua-tro puntos de la enseñanza de Dionisio Areo-pagita: misticismo del más alto nivel, fruto de la filosofía griega y de la doctrina cristiana de salvación. Durante la visita siguiente, Tauler quedó asom-brado al constatar que el joven había sido capaz, no solamente de comprender sino de resu-mir punto por punto toda la predicación. ¡En nombre del cielo!, ¿Cómo era eso posible? La estupefacción alcanzó su máximo nivel cuando, al preguntar a su interlocutor lo que pensaba de él, Tauler le oyó decir que todo cuanto había predicado debía ser cierto, pero que la intuición

del hermano laico le hacía sentir que ello no era realmente vivido por el predicador, que no era más que sabiduría libresca y no un conocimien-to vivo desde el interior. Influido y profunda-mente afectado por esta opinión, un importante cambio se produjo en la vida de Tauler. Algo de la intervención del joven lo había removido profundamente, de tal forma que los papeles se invirtieron. Tauler tuvo la humildad de pregun-tarle si, en lugar de ser su alumno, quería ser su maestro. De ello resultó un proceso de conver-sión interior radical que duró dos años, lo que le condujo finalmente a un gran avance espiri-tual. Aconsejado por su joven maestro, el predi-cador se retiró a su celda del monasterio y dejó de presentarse en público.

En 1366, la ciudad de Estrasburgo concedió a Rulman Merswin y a sus amigos, que querían fundar una casa espiritual y un lugar de retiro, la Isla Verde, lugar sobre el cual dos siglos antes se había instaurado un monasterio


Habría querido también dejar la Iglesia, sin em-bargo su maestro anónimo le aconsejó permane-cer y liberarse, únicamente en su fuero interno, de la institución de poder que era la Iglesia. En su entorno, todos empezaron a pensar prime-ro que Tauler estaba enfermo y luego que era estúpido. Ya no quedaba nada de su gran ego espiritual y tras un penoso proceso y una noche espantosa, a finales del mes de Enero de 1352, se abrió en él una brecha a la Luz comparable a la experiencia que tuvo Pablo camino de Da-masco.A partir de ese momento, su mentor espiritual le permitió predicar de nuevo; pero fue un fias-co, puesto que ya no era ni la sombra del gran predicador apreciado de otros tiempos. Cuando la iglesia se llenó de gente con grandes expecta-tivas, desde esa cátedra de la verdad él no pudo articular la menor palabra. Lo único que acabó haciendo fue llorar, llorar sin parar. Las lágrimas que tragaba le anudaban la garganta. Para sus colegas, para la gente del pueblo, era un hombre acabado: este célebre predicador que tan bien y tan elegantemente había sabido formular sus ideas, ya no existía.

¿CóMO vAis A EnCOnTRAR AL EsPOsO? No obstante, tuvo la ocasión de pronunciar otro ser-món. Esta vez no era para el pueblo, sino para los begardos y beguinas1. He aquí algunos pa-sajes de esta predicación de Abril de 1352, que hay que situar en su contexto, pero cuya esencia viva es hoy muy actual:“Queridos amigos, hace dos años di un sermón aquí por última vez. En virtud de la costumbre, hablé en latín para tratar los veinticuatro pun-tos que tratan sobre la vida perfecta, según los escritos de Dionisio Areopagita. Tomé la deci-sión de no actuar más así y de no hablar más en latín, sino en presencia de eruditos que desean profundizar en la filosofía. Con vosotros hablaré en nuestra lengua materna y como entre amigos.

Interioricémonos ahora para implorar la gracia de poder escuchar de la justa manera. He ele-gido como texto un versículo del evangelio de Mateo: “Mirad que viene el esposo. Salid a su encuentro.” El esposo representa la Luz radiante del Señor, la Luz en nosotros, y la esposa, somos nosotros, es nuestra alma. Queridos amigos, somos llamados a ir, con toda sinceridad, al encuentro del esposo. Pero posiblemente nos falte la visión del justo camino y puede ser que todos los caminos nos parezcan tan decaden-tes que perdamos el bueno. Sí, para muchos de nosotros el camino se ha vuelto tan extraño que simplemente no nos sentimos ya en condiciones de ir al encuentro del esposo, a pesar del ardor de nuestro deseo. Esto es lo que me propongo explicaros. ¿No es cierto que cada uno puede vivir como una esposa? ¿Cómo vais a encontrar a vuestro esposo, vuestro bien amado, que desea establecer una relación con vosotros? Queridos amigos, me parece evidente que, en tanto que fiel esposa, evitaréis todo lo que repugna al bien amado, como estar demasiado orientado hacia los placeres superficiales, hacia las formas, hacia vuestras propias satisfacciones y asuntos mate-riales, es decir: más de lo preciso para las nece-sidades razonables. No debéis hacer ostentación de vuestros éxitos, belleza, buena conducta y de cuanto sabéis. Es ventajoso ser tal como sois, con modestia y de forma natural. Si, a causa de vuestro Bien Amado, estáis dispuestos a dejar lo exterior a lo que estáis atados, comenzaréis a agradarle. Entonces el Bien Amado os dirá: “Si quieres de verdad encontrarme como Esposo, te pido que recorras una parte del mismo camino que he recorrido yo. Durante treinta y tres años he tenido hambre y sed, he padecido frío, ultraje y golpes y, en definitiva, he sufrido una muerte atroz a causa de mi esposa, a causa de mi gran amor por ella. ¿Estás tú también dispuesto a abandonarlo todo e incluso a morir a causa del Amado? ¿De todo corazón y por amor? Yo te


lo digo, si tu constancia y tu amor por mi son suficientemente profundos, todo miedo desapa-recerá”.Al oír estas palabras puede que constates cuan-tas reservas hay todavía en ti. ¿De verdad estás dispuesto a dejarlo todo, dispuesto a dar un sí incondicional a lo que la vida te aporta y te pide, tanto la enfermedad como la salud, las alegrías o las penas, lo dulce o lo amargo, lo ca-liente o lo frío, lo seco o lo húmedo? ¿Estás listo para abandonar tu propia voluntad y obedecer a tu corazón, a la profunda Luz en ti, al Amado?” ¿Qué ocurre cuando el esposo siente la autenti-cidad de la entrega de la esposa? Ya que ella le suplica, él le da una bebida especialmente suave y dulce. ¿Cuál es el efecto de esa bebida? Ella experimenta aún más las tentaciones y las pre-sunciones que ya soportaba. Y como la esposa comienza a experimentar que el Amado le da esto seriamente y con una inclinación benevo-lente, ella lo padece con docilidad por su causa, a causa de su amor. Se dirige a Él diciendo: “Ah, querido esposo, es bueno que tu voluntad no sea como la mía. La acepto tal y como tú lo quieres. Tomo esta bebida que tú me ofreces por amor. Lo que ello acarrea a mi persona, en alegría o pena, yo me abandono a ello por amor a ti.” Cuanto más descubre el esposo lo autén-tico del abandono de su esposa, más la ama. Es por amor hacia ella que la deja sufrir según su naturaleza, el tiempo que necesite para volverse bella y liberada de todas sus dificultades, impu-rezas y defectos. Finalmente, una vez que todo esto ha pasado, se dirige a ella: “Tú eres ahora bella e inmaculada, mi querida esposa, y me resultas agradable.” En su proximidad, ella siente su amistad y su amor inconmensurables. Como dicha festiva de las bodas, el Padre eterno del esposo viene y habla a la esposa: “Bien, mi dulce amiga, mi elegida, es hora de ir al templo.” El Padre toma de la mano al esposo y a la esposa, los conduce al templo y los une en un divino

amor. Ellos devienen tan íntimos y resueltos en su unión, que ni en el tiempo ni en la eternidad podrán ser separados. Una vez unidos así por este matrimonio divino, el esposo dice:” Padre eterno muy querido, ¿quién será nuestro padri-no en este matrimonio?” Y el Padre le responde: “Es necesario que lo sea el Espíritu Santo. Este viene, inflama el amor en el esposo y derrama sobre la esposa el amor divino desbordante, de manera que ella es transportada y se vuelve ebria de amor en lo más profundo de su ser, una embriaguez que le hace olvidarse, en lo temporal y en lo intemporal, tanto de ella mis-ma como de todas las cosas creadas. Queridos amigos, aquél que está invitado a un matrimo-nio tan noble y espiritual y llega a él realmente, siente y saborea la auténtica dulzura llena de gracia del Espíritu Santo.”Este fue el primer sermón del Tauler “renacido”, después de un proceso que había durado dos años. Diferente época, diferente lenguaje. Por un lado, éste se armonizaba con la tradición exis-tente, por otro, era el de la ruptura renovadora. Pero la esencia era la fe profunda en la necesi-dad y la posibilidad de una total transformación interior.El Tauler anterior ya poseía el conocimiento intelectual concerniente a la perfección, pero ahora, mediante la travesía de un proceso radi-cal, estaba del todo impregnado de lo que había aprendido teóricamente. Así pudo realmente compartirlo con su auditorio. Por la fuerza de lo vivido, sus palabras tenían un efecto com-pletamente diferente al anterior. Por otra parte, cosas asombrosas se produjeron entre los que

Juan Tauler compartía con su auditorio lo que él mismo había vivido


le escuchaban. Algunos, tan profundamente tocados por lo que exponía, perdieron el cono-cimiento; un hombre cayó a tierra y se le creyó muerto en el acto. Otros pidieron al predicador que suspendiera el sermón, era demasiado para ellos. A causa de todos los dramas que marcaron la época, la muerte les era familiar. La gen-te vivía continuamente en la angustia; la vida cotidiana estaba repleta de incertidumbres. Todo ello acarreaba en muchos una gran apertura a un camino de salvación, fuera de los senderos ya trillados, que pudiera tocarles en su esen-cia más profunda. Durante los nueve años en los que Tauler todavía predicó, confrontó a sus auditorios con este camino de absoluta interio-rización. Según todas las apariencias, su discurso todavía se armonizaba con las líneas directrices de la Iglesia; sin embargo, sus alas se extendían mucho más lejos. Juan Tauler se había elevado mucho más allá de todo lo que era el objetivo de su fe de antaño.

¿“EsCLAvOs” O “AMigOs”? Doscientos cincuenta años más tarde, los Rosacruces expresaron la misma concepción en una fórmula triple: “De Dios nacemos, en Jesús (el Amado) morimos, por el Espíritu Santo renacemos”. Renace-mos como seres humanos nuevos, diferentes. Esencialmente, existía un lazo directo entre los Amigos de Dios y los Rosacruces. La forma y la expresión, estaban adaptadas al lugar y al tiempo, pero la esencia que se manifestaba era intemporal e ilimitada. Los que eran sensibles podían reconocerla en las diversas formas de expresión. La Luz en nosotros reconoce siempre la Luz, sea cual sea la forma en que se exprese es transcendental y sobrepasa todos los nom-bres, todas las formas. Las palabras pertenecen al plano de lo mental, de lo conocido, ellas no pueden contener la esencia. Tauler hablaba de lo “Sin fondo” de donde surgen o desaparecen todas las experiencias del yo y del mundo, pero

que en sí, ya no es del plano de la experiencia, ya no es un yo, ni el mundo, sino solo Dios. Nacemos de Dios, pero no en el mundo del espacio y el tiempo; nacemos en un presente vivo donde todo lo que es, expresa al Único. El Espíritu vivo nos hace experimentar este mis-terio aunque nuestro pensamiento no lo pueda contener ni retener. Como decían los Rosa-cruces: “El pensar más elevado es no pensar; el saber más elevado es no saber nada.” Tauler tuvo incluso que justificarse porque ya no calificaba a los creyentes de criados o esclavos de Dios, sino de amigos. Uno de sus colegas, furioso, le interpeló: “¿Cómo os atrevéis a colocaros en la misma línea que el Señor, el Padre, nuestro crea-dor? ¿No es eso pura herejía, orgullo?”

HACiA UnA ERA REvOLUCiOnARiA El nuevo hombre que se ha despertado, muerto en Jesús según la vieja naturaleza, renacido en la fuerza del Espíritu Santo, sabe interiormente que ese Hombre ya no es el criado sino el Amigo de Dios por su serviciabilidad hacia el mundo y la humanidad. Esta comprensión hacía que la Iglesia tradicional perdiera definitivamente su poder sobre la persona, sobre el Amigo de Dios. Así, hace siete siglos comenzó un período nuevo de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Al princi-pio, en la conciencia de unos pocos, pero como consecuencia de ello, cuatro siglos más tarde, también en la sociedad. Sin embargo, todavía quedaría mucho por hacer antes de que esta ins-piración penetrase concretamente hasta en todos los planos de la vida social y cotidiana. Por otra parte, se trata de un proceso de desarrollo orgá-

Nacemos de Dios en un presente vivo, lo cual es un misterio absoluto


nico que debe producirse por sí mismo; no hace falta que sea un ideal a perseguir ni un progra-ma organizado que ejecutar. ¿Y dónde nos encontramos hoy, habitantes del siglo XXI? Antes de continuar, veamos un poco lo que le ocurrió al maestro de Tauler, aquél que, según Steiner, era el amigo y el precursor de Cristián Rosacruz; aquél que, como este último, se reencarnaba regularmente para unir la suerte de Europa y los misterios occidentales a los nuevos impulsos fuertemente impresos en la profunda oscuridad de los tiempos de en-tonces. Veamos si la inspiración que emanaba de los Amigos de Dios y de los Rosacruces ha conducido a una época verdaderamente nueva o solamente a una imitación, a una apariencia de demostración espiritual.Se cuenta que en el año 1361, Tauler se prepa-raba para morir en la cabaña de un jardín cerca del monasterio en Colonia, ciudad donde vivía también su hermana. Fue allí donde invitó al Amigo de Dios para un último adiós. En este encuentro, se comprobó una vez más como la vida de Tauler se había transformado radical-mente hasta el punto de que de ninguna manera quería reivindicar la paternidad de todos los ser-mones que había pronunciado. Era Dios mismo quien había hablado a través de él; esto lo sentía muy claramente; pasaba exactamente lo mismo con el Amigo de Dios. Toda su vida había estado inspirada, era la obra de Dios y no la suya. Su contribución se había limitado a una serviciabili-dad en olvido de sí mismo.

COnFiAnzA En LA HUMAniDAD La interven-ción misteriosa del Amigo de Dios es la demos-tración de que, cuando se formula de manera cristiana que Dios ama tanto a la humanidad que hace que su Espíritu se vuelva un Hijo en nosotros, no se trata en absoluto de un hecho único que ocurrió hace dos mil o setecientos años. Eso puede realizarse en esta vida y en cada

uno de nosotros. La prueba viva de ello es que ha ocurrido en ciertas personas, como en este Amigo de Dios. ¿Qué dice de sí mismo este Amigo de Dios? Sa-bemos algo por un librito ofrecido a los herma-nos juanistas del monasterio que fundó con la ayuda de su amigo Rulman Merswin. Este libri-to describe la vida de los cinco Amigos de Dios que se retiraron de la vida ciudadana, acompa-ñados por un cocinero. Entre ellos: su amigo de juventud que había sido un caballero casado; un judío que, a consecuencia de una inspiración, hizo salir de Praga; un sobrino, canónigo, versa-do en leyes y finanzas; y otro caballero. Era una compañía heterogénea de hombres que habían conocido bien la vida mundana pero que, en un momento dado, se habían sentido llamados a una vida absolutamente diferente. Para termi-nar, dice también algo en relación a sí mismo, sin entretenerse con datos históricos concretos, tal como ya lo había hecho en otro librito en el que habla de la vida que ha tenido con su ami-go de juventud hasta su conversión.“Mis queridos amigos, ahora que he hablado abundantemente de la vida de mis hermanos, pienso que, quizás toméis a mal que me abs-tenga totalmente de decir nada respecto a mí mismo. Ahora, estoy dispuesto a hacerlo, pero será lo más breve posible porque no me gusta hacerlo, puesto que conozco gente que se ha sentido ofendida por las cartas de Pablo, encon-trando que él había dicho demasiado a propósi-to de sí mismo y de todo lo que debió soportar. Mis queridos hermanos, en esta época desastrosa veis muchas personas que están extraviadas, viven en un desconcierto total y que, no obs-tante, se presentan como virtuosas, exitosas o piadosas. También os advierto y os pido que os protejáis del mundo pues en muchos aspectos la situación es peligrosa. Ved, hermanos míos, nos ofendemos con las palabras de Pablo, cuando él era una luz de la iglesia y la modestia misma, y


nos olvidamos que solo escribía a sus hermanos para la causa del cristianismo que se encon-traba en sus comienzos. Él escribía porque lo juzgaba necesario vista la situación. El amor de Dios le empujaba a escribir pero de ninguna manera pensaba en sí mismo; solo le importaba la gloria del Único. Estoy convencido de que si, en su tiempo, hubiera sido cuestionado sobre sus intenciones, como se hizo con Juan Bautis-ta, habría respondido como este último: “Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias.” Queridos hermanos, en este momento, tengo confianza en la humanidad. Por muy terrible que sea la situación actual, no obstante tengo confianza en ella. Si lo supierais todo de ante-mano y me conocierais, no escribiría nada de mí mismo. Sabedlo también, no os escribo por propia iniciativa. Considerad estas palabras como viniendo de Dios de donde procede totalmente el Bien. Y puesto que debe ser así, diré ahora esto sobre mí.

nO ME Es POsiBLE DECiR Más Todo cuanto he relatado sobre la vida de mis hermanos y lo que tuvieron que sufrir, lo he vivido yo también con la ayuda de Dios. Por otra parte, por la gracia del Espíritu Santo, he conocido también todas las alegrías sobrenaturales que ellos han conoci-do. Al comienzo del cristianismo, inspirado por el amor de Dios, Pablo escribió para ayudar a la joven comunidad: “Conozco un hombre que, hace catorce años, fue arrebatado hasta el tercer cielo; estando en su cuerpo o fuera de él, lo ignoro, pero Dios lo sabe.” Queridos hermanos, necesito escribir de manera similar respecto a la gracia, lo cual podría irritar. Sin embargo, creo que si Pablo estuviera entre nosotros, yo no me sentiría digno de tocar sus sandalias. La manera como ello se produce, os la voy a describir con la conformidad de Dios y por amor a Él. “Co-nozco un hombre que, hace treinta años, fue arrebatado con o sin su cuerpo, lo ignoro, Dios

lo sabe.” Si os digo que subió al tercer cielo sin saber cómo, pero con la conformidad de Dios, confirmo que es la verdad. Durante esta ele-vación he asistido a prodigios sobrenaturales y he sido colmado por una alegría que sobrepa-sa todo entendimiento y para la cual faltan las palabras. He aquí la razón por la cual puedo decir con Pablo: escuchad, es bueno estar aquí. No me es posible decir más. Si hay grandes alegrías en el reino de Dios, no sé nada de ellas, solo Dios lo sabe. Sin embargo, pienso que si poseyera todos los conocimientos y experiencias de los hombres que han vivido hasta ahora, ello no equivaldría en absoluto a la más pequeña de las alegrías que sentí durante este éxtasis. La duración de la inmensa alegría experimentada fue a la vez muy larga y muy corta. Amados hermanos, durante este arrobamiento maravillo-so me fue dado comprender que todavía tendría inmensos sufrimientos que soportar durante mi vida, en mi naturaleza humana. Ello no me en-tristeció de ningún modo y no me costó aceptar. Más aún, me alegré pues mi arrobamiento me hizo comprender que Dios no prueba a nadie por encima de sus fuerzas si está dispuesto a soportar la prueba. Dios impone esta pena sobre todo a los mejores de sus amigos, cuya madurez Él sabe que les permite soportar el sufrimiento por amor. En cuanto a Él, se dispone a socorrer a sus amigos para llevar la pesada carga del lado que más pesa. Muy queridos amigos, temo haber dicho demasiado sobre mí mismo y puesto que nunca había creído que debiera revelar tanto de mí mismo, prefiero que todo ello sea dado a conocer tras mi muerte.”El epílogo de este librito también da la indica-ción siguiente: “Sabed, queridos amigos, que si la voluntad de Dios es que mi amigo secreto (Rulman Merswin) permanezca más tiempo que yo en este mundo, será entonces cuando podréis saber todo sobre mi vida; pues él descubrirá en qué lugar está descrita. Si eso llega, tiene mi


conformidad para desvelar mi existencia y la de mis colegas. A él corresponderá decidir si quiere o no revelar mi nombre. Si debiera ocurrir que fuéramos dispersados por los cinco rincones de la cristiandad, pienso que yo iría en vuestra dirección.”

EL MOnAsTERiO DE LA isLA vERDE DE EsTRAs-BURgO Rulman Merswin, el amigo más íntimo del Gran Amigo de Dios, murió en 1382 en su monasterio de la Isla Verde de Estrasburgo. Cuan-do se ordenaron todos sus asuntos, se descu-brieron varias cartas del Gran Amigo de Dios. En ninguna de ellas se mencionaba su nombre ni su lugar de nacimiento ni el lugar en donde se encontraba la ermita en el bosque. Como en un rompecabezas compuesto deliberadamente, se encontraron también algunas sucintas indi-caciones. Por ejemplo, dos de los hermanos se llamaban Juan, de los cuales uno era el judío de Praga que primero llevó el nombre de Abraham, pero que en el momento de su conversión al cristianismo adoptó el nombre de Juan. Otros dos hermanos se llamaban Pedro y el quinto era el caballero Luitold. El cocinero era Konrad y el intendente, que también actuaba de mensajero, Ruprecht. Solamente se revelaban los nom-bres. La ermita debía estar situada a dos millas (alrededor de veinte kilómetros) de una ciudad de cierta importancia a la orilla de un río. Los hermanos se habían dejado guiar por un perro que les precedía y que, en un momento dado, se detuvo y rascó en el suelo. Durante los años que siguieron a la muerte del fundador de la comunidad juanista, los herma-nos buscaron en vano el lugar donde esperaban encontrar el cuerpo del Gran Amigo de Dios. Buscaron sobre todo en la frontera con Suiza. Rudolf Steiner, absolutamente convencido de su existencia histórica, dijo dirigiéndose a un círculo restringido de amigos que los que pudie-ran sentir quién era él, cuáles eran su papel y su

significado, comprenderían por qué es importan-te que muchas cosas que conciernen a su vida permanezcan secretas hasta que llegue la época en que ello pueda ser revelado abiertamente. ¿Hemos llegado a ella en este s.XXI? ¿Podría esto desvelarse hoy y con qué objetivo? ¿Acaso es preferible considerarlo como perteneciente al pasado y verlo, mejor, como una bella metáfora? O por el contrario, ¿existe un valor añadido en saber más en lo relativo a este Gran Amigo de Dios y su historia? He aquí la opinión que nosotros compartimos. Pensamos que tiene sentido el descubrir el lado histórico de la existencia del “Grosse Gottes-freund vom Oberland”. Aunque la verdad no depende del mundo, puede haber una gran dife-rencia en saber que lo que no es de este mun-do se ha manifestado aquí como demostración concreta, como testimonio de la manifestación del Altísimo; pues así se demuestra la posibili-dad de realizar en la materia el verdadero Ser. De hecho, el Hombre nuevo no es una utopía, ni una ideología, ni pura imaginación, sino que puede llegar a ser una realidad viva. µ

(1) nota del traductor: Begardos y Beguinas son los nombres

aplicados a ciertas comunidades religiosas que florecieron

especialmente durante la Edad Media


¡Qué fenómeno tan singular es la resistencia! ¿Quién no conoce su pesadez, sus puños y sus afiladas puntas? ¿Quién no conoce el combate contra ella? Todo en la vida y en la tierra da incesante nacimiento a la resistencia.

La resistencia provoca roces, fricciones que nos hacen tener experiencias, ¿acaso no estamos en la tierra para esto? Sin ella,

ninguna fuerza se desarrollaría para actuar y avanzar. A veces oímos decir: “Si me librara de mi carga, la vida, o el camino, se abriría para mí.”Sin embargo, esta resistencia es precisamen-te la vida y el camino. Se la puede ver como un fenómeno muy particular. Para el alumno, la resistencia o la oposición representa incluso un instrumento particularmente útil.Internet nos informa de que hay actualmente sesenta y cinco conflictos armados y guerras que hacen estragos en el mundo. Frente a ello, la enorme oposición que yo experimento, en tanto que rosacruz y ciudadano del mundo, es al mismo tiempo una motivación que me empuja en el camino.La oposición a la violencia, a la grosería y a to-dos los excesos en los libros o en la televisión es igualmente una incitación a hacer una elección, a decir categóricamente no, a todo eso en mi vida.La oposición al comportamiento de las perso-nas de mi entorno me tiende el espejo donde veo reflejados mis propios rasgos indecentes, mis hábitos poco elegantes; si ello no fuese el caso, ciertamente no encontraría ningún in-conveniente en la situación. El sentido mismo de la resistencia o de la oposición, es hacerme constatar que hay algo por mi parte que tengo que trabajar. Ésta encierra una lección que se repetirá hasta que la haya aprendido. La raíz de la oposición, de la resistencia, consiste en que no quiero aceptar lo que es, que no quiero estar donde estoy, ni ser quien soy.No aceptar esta realidad cuesta mucha energía, crea muchas turbulencias en el corazón y en

la cabeza. Es una lucha que no ganaré nunca. Combatir mi propia resistencia no hace más que reforzarla, poner allí mi energía no hace más que aumentarla.J. van Rijckenborgh, en La Gnosis China, ex-plica la noción del wu wei, el no hacer, como un enfoque para neutralizar en lo posible las enormes diferencias entre las dos expresiones de la consciencia, luchar y resistir, para dejar que prevalezcan otras fuerzas de consciencia que puedan provocar el desapego.El sismógrafo de mis resistencias me hace ver claramente donde debo trabajar en mí mismo. Así estoy siempre exactamente allí donde debo estar. “¿Dónde está el camino? ¿Dónde me encuentro yo? ¿A dónde me lleva el camino? ¿No hay otro?La vía de entrada a este trabajo en el que se trata de evaluar la resistencia, consiste en examinar el valor, la importancia, que atribuimos a un acon-tecimiento, a una situación, a una persona. Tan pronto como hacemos abstracción de la historia que va aparejada, del significado que le damos, sólo queda la realidad desnuda, las cosas tal como son, sin más. La vida es muy sencilla; somos no-sotros quienes la complicamos.

No vemos las cosas tal como son, sino coloreadas por lo que somos. La resistencia es por excelencia una fuerza del ego que quiere que las cosas cam-bien para que estén a nuestro gusto. A propósito de ello, Buda dice: “Sin ego no hay resistencia; sin resistencia no hay sufrimiento.” Lo cual no significa que no tendré dificultades en mi vida. Buda quiere decir que si nos abrimos una vía en el laberinto de la existencia, podremos recorrer el camino si damos prioridad al sosiego del corazón. La resistencia cuesta energía, con-fiarse al corazón la proporciona. µ

Crónica

Resistir obliga a trabajar sobre sí mismo

Quien no acepta la realidad, experimenta turbulencias en la cabeza y el corazón, y pierde mucha energía.

• La sede del alma

• La salud

• La ofrenda de las palabras

• El fraude. La humanidad estafada Cómo el oro, el dinero y la moneda desnaturalizan los valores esenciales y no trabajan para el hombre sino contra el hombre

• La Vía Real

• El gran amigo de Dios

• Resistir obliga a trabajar sobre sí mismo

A la búsqueda de un puerto para el alma

2015 NÚMERO 6

a la búsqueda de un puerto para el alma - rosacruz Áurea: …€¦ · uno de los libros...

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