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En un estado que combina la amabilidad del sur, la historia del

salvaje oeste, la industria del norte y el encanto aristocrático

del este, encontramos las fértiles y ondulantes praderas que

han hecho posible el florecimiento de una de las industrias

más poderosas de la región, la cría de caballos purasangre.

Un lujo apasionado

mundo deKentucky:

El hípico

Texto y fotografías Jean-Paul Krammer

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E c l i p s a d a por otras ciuda-

des del sur de la Unión Americana

como Memphis, Charleston o Nueva Orleáns, Louisville

pudiera parecer aburrida. Sin

embargo, la urbe más grande del

estado es vibrante y no carece

de atractivos. Además del mítico

Churchill Downs (el lugar donde

cada primer sábado de mayo se cele-

bra el famoso Derby de Kentucky)

el visitante puede darse una vuelta

por el Muhammad Alí Center (una

ofrenda de la ciudad a uno de sus

hijos más famosos), el Louisville Slugger Museum (la famosa

fábrica de bats de las ligas mayores

del béisbol), así como las decenas

de casas victorianas que le dan su

característico sabor.

Si está interesado en conocer un

poco más sobre el fascinante mundo

del bourbon, una buena idea es salir

de la ciudad y recorrer las destilerías

de esta bebida que conforman el

bourbon trail. Al mismo tiempo

el estado presume de ser el lugar

de nacimiento de Abraham Lincoln, lo cual conmemora con

un mausoleo de características

grecolatinas.

Ahora bien, no podemos olvidar

que estamos en Kentucky, el estado

donde se crían los famosos caballos

purasangres, por lo que al famoso

Churchill Downs hay que sumar

el Keeneland Race Country, que

también ofrece carreras de caballos

en abril y octubre, así como subastas

de estos animales durante todo el año.

KENtuCKy y SuS SECREtOS

Su nombre es Giacomo. Se trata de un ruano de tonos gri-sáceos de raza thoroughbred que nació el 16 de febrero

de 2002. Sus padres fueron Holy Bull y Set Them Free. El 7 de mayo de 2005, comandado por el jockey Mike Smith y presentándose ante una multitud de 156,435 espectadores que contenía la respiración, recorrió en tan sólo 2 minu-tos, 2 segundos y 75 centésimas la milla y un cuarto (un poco más de 2 kilómetros) del óvalo del legendario Chur-chill Downs, en Louisville, para derrotar por medio cuerpo al favorito Bellamy Road y a otros 19 purasangres de tres años, y convertirse en el campeón de la 131 edición de la carrera hípica más famosa del mundo, el Derby de Kentuc-ky. De paso conviene saber que obtuvo ganancias de hasta US$1,639,600.

Hoy en día, Giacomo pasa sus días en el rancho Adena Springs, en el condado de París (Kentucky), junto con otros sementales que cuentan con currículos tan impresionantes como nombres exageradamente rimbombantes: Awesome Again, El Prado, Congaree, Macho Uno, Ghostzapper, Nor-th Light y Touch Gold (recordando quizás esos dos minutos eléctricos que lo consagraron en el universo equino) son al-gunos de ellos.

El thoroughbr EdEsta raza es sin duda una auténtica obra de arte, que da como resultado un animal de superlativos. El thoroughbred es el caballo más veloz gracias a una prodigiosa combina-ción de rapidez y resistencia que le permite alcanzar velo-cidades de 60 kilómetros por hora. Para muchos es el más hermoso con sus hombros largos e inclinados, que hacen un balance perfecto con sus cuartos traseros, responsables de la potencia en la zancada durante el arranque del animal. Es también el más caro: en una de las últimas subastas efectua-das en Kentucky se pagaron más de US$3 millones por un potro de un año.

El origen de esta famosa raza de caballos se remonta a la Inglaterra del siglo XVII, cuando por instrucciones del rey Carlos II, algunos hombres fueron comisionados para buscar en el norte de África y el Cercano Oriente sementales turcos, berberiscos y árabes con la finalidad de aparearlos con las brio-sas yeguas inglesas. El resultado constituyó los fundamentos de una nueva raza de galopadores a los que curiosamente se les dio el nombre de thoroughbreds, que quiere decir “criados en la pureza”, lo que no deja de causar una sonrisa ya que este hermoso animal es el resultado de una mezcla de razas. De

todos los cruces entre los sementales orientales y las yeguas inglesas, la historia sólo retuvo el nombre de los tres mejores: Byerly Turk, Darley Arabian y especialmente Godolphin Ara-bian, cuya vida constituye una verdadera epopeya que merece ser relatada. Nació en 1724 en Túnez y fue ofrecido al rey francés Luis XV, quien no lo encontró de su agrado, por lo que el animal pasó a tirar una carreta en las calles de París. Adquirido por un inglés, el caballo llegó a Inglaterra donde le fue ofrecido a un aficionado a las carreras de caballos, quien al comprobar el poco éxito de la bestia en las competencias hípicas lo vendió a un aristócrata de nombre Godolphin. Gracias a uno de esos extraños momentos que la casualidad prepara, en un descuido de los mozos, el caballo “violó” a una hermosa ye-gua alazana de nombre Roxane, hecho que le dio una mere-cida fama de potente semental. Desde ese momento su vida cambió, se dedicó a engendrar potros con tanto éxito que incluso compartió con el animal su nombre. Pero lejos de terminar, el cuento de esta Cenicienta equina continuó con uno de sus descendientes llamado Eclipse (nació el día de un eclipse solar), quien se puede jactar de ser el ancestro del 90 por ciento de los thoroughbreds que actualmente galopan sobre la faz de la tierra.

El hogar dE los purasangrEsEn el Bluegrass (el nombre se debe al color verde azulado del pasto) en Kentucky —una región como no hay otra en la tie-rra—, el thoroughbred encontró su hogar. Es una zona de in-comparable belleza que, al verla, se transforma en un estado de ánimo donde se unen el orgullo, la lealtad, la tradición y la confianza. Próximos a Lexington, cerca de 500 ranchos se de-dican a esta actividad aprovechando las fértiles ondulaciones de pastizales que hoy cubren lo que alguna vez fue el lecho de un océano. Muchos de esos ranchos llegan a tener decenas de sementales que pueden cruzarse hasta tres veces al día y generar ganancias monetarias insospechadas. De ahí que los ranchos sean imponentes no sólo por su extensión, sino porque no faltan los que cuentan con helipuerto, jardines ornamentales, lagos artificiales (con peces incluidos), ce-menterios con los que se rinde culto a los purasangres estre-lla e incluso canchas de fútbol para que los mozos disfruten su tiempo libre.

“Este es el lugar ideal para el thoroughbred”, me comenta Jesús, un mozo nacido en Zacatecas que contribuye en las tareas que impone la crianza y el cuidado de esta raza. “La tierra es muy fértil y las curvaturas naturales impiden que

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el agua se estanque y aparezcan insectos que pueden inclu-so matar a los caballos”, añade mientras sostiene la rienda de Giacomo. “Hace unos años una plaga de gusanos mató a miles de yeguas y potros nonatos”, lo que puso en riesgo un negocio de US$4.5 billones.

Al ver la gran actividad que hay en el rancho me informa que “están esperando la yegua de un jeque árabe para cruzar-la con Ghostzapper”, cuyos potros se cotizan en US$400,000. Es importante decir que la fecundación debe darse de forma natural, ya que de no ser así el animal será vetado de las ca-rreras. Sin perder de vista al semental, Jesús me confiesa que “es un trabajo peligroso, ya que los caballos muerden y tiran patadas”. Actualmente los ranchos producen cerca de 10 mil potros al año, lo que permite a esta industria prosperar como nunca antes y convertir a esta región en la capital mundial del caballo purasangre.

La bruma de la mañana, que envuelve la atmósfera, no logra ocultar a las yeguas que pastan junto a sus potros. Por su parte los sementales gozan de una espléndida sole-dad dentro de un establo con clima artificial.

d ó n d E h o s p E d a r s E

Hilton Seelbach. Gracias a su

calidez y atmósfera, esta casa

presume de haber sido el lugar

elegido por Francis Scott

Fitzgerald para que los personajes

de su novela El gran Gatsby, Tom

y Daisy Buchanan contrajeran

matrimonio. También aquí Russell

Crowe y Al Pacino filmaron la cinta

El Informante.

21c. Contemporáneo como un

museo de arte moderno, el 21c

se erige como uno de los mejores

hoteles en Louisville. Entre sus

curiosidades cuenta con pantallas

de video que reflejan imágenes

distorsionadas de todo aquel que

espera el elevador.

INfORmACIóN ÚtIL

El carácter de estos caballos es tan competitivo que no sólo les impide sociabilizar con el resto de los machos, sino que puede generar diferencias de criterios que se traducen en feroces disputas en las que las coces lastiman al oponente, al tiempo que definen al ganador. Es su naturaleza lo que los hace tan hermosos, con las crines al viento, las grandes y po-derosas zancadas y la mirada que, conectada al corazón, los impulsa a no escatimar esfuerzos no sólo durante la carrera, sino a lo largo de su vida. n