6. laboratorio en nefrología

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XVI CURSO DE ACTUALIZACIÓN EN CONOCIMIENTOS MÉDICOS FACULTAD DE MEDICINA UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA MEDELLÍN. 2 al 7 de FEBRERO de 2009 Derechos reservados de los autores Prohibida la reproducción parcial o total de los documentos Extensión Académica. Escuela Ciencias de la Salud Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín EL LABORATORIO EN NEFROLOGÍA John Mauricio Lopera Vargas Médico Especialista en Medicina Interna y Nefrología Universidad Pontificia Bolivariana Coordinador Unidad de Nefrología RTS-HPTU Al momento de realizar una aproximación del paciente con Nefropatía, y particularmente al que padece Enfermedad Renal Crónica (ERC), se cuenta con tres posibilidades, a saber: 1. La historia clínica detallada con una exhaustiva revisión por sistemas y minucioso examen físico. 2. Los exámenes de laboratorio. 3. La imagenología. Desafortunadamente la Enfermedad Renal Crónica en sus comienzos es muy pobre en cuanto a signos o síntomas, y cuando ellos están presentes por lo general se está frente a una fase avanzada de la enfermedad, y en muchas ocasiones ante una urgencia dialítica. Es por esto que la ERC, al igual que la HTA, se ha ganado el rotulo de la “asesina silenciosa”. Ante este panorama clínico muchas veces pobre en signos y síntomas se debe recurrir al análisis detallado de los diferentes estudios paraclínicos, los cuales deben ser lógicos y razonables, y solicitarse con base en los hallazgos de la historia clínica y examen físico. Nunca existen paraclínicos de “rutina” sino para confirmar o descartar la impresión diagnóstica inicial. En términos generales los paraclínicos tienen unos objetivos generales que siempre deben tenerse en mente por cualquier clínico al momento de solicitarlos, no se ordena un examen de laboratorio o de imagenología sin antes tener claro el para qué. Por tanto el análisis clínico y la adecuada interpretación de los resultados de laboratorio son una sumatoria de incalculable valor para aproximarse al correcto diagnóstico e instaurar la terapia pertinente para la fase de enfermedad renal independiente de su causa. OBJETIVOS DE LOS PARACLÍNICOS 1. Detección y diagnóstico de la enfermedad renal. 2. Evaluar respuesta al tratamiento instaurado. 3. Determinar pronóstico. 4. Definir la necesidad de terapia de reemplazo renal.

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UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA MEDELLÍN. 2 al 7 de FEBRERO de 2009

Derechos reservados de los autores Prohibida la reproducción parcial o total de los documentos Extensión Académica. Escuela Ciencias de la Salud

Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín ����

EL LABORATORIO EN NEFROLOGÍA

John Mauricio Lopera Vargas Médico Especialista en Medicina Interna y Nefrología

Universidad Pontificia Bolivariana Coordinador Unidad de Nefrología RTS-HPTU

Al momento de realizar una aproximación del paciente con Nefropatía, y particularmente al que padece Enfermedad Renal Crónica (ERC), se cuenta con tres posibilidades, a saber:

1. La historia clínica detallada con una exhaustiva revisión por sistemas y minucioso examen físico.

2. Los exámenes de laboratorio. 3. La imagenología.

Desafortunadamente la Enfermedad Renal Crónica en sus comienzos es muy pobre en cuanto a signos o síntomas, y cuando ellos están presentes por lo general se está frente a una fase avanzada de la enfermedad, y en muchas ocasiones ante una urgencia dialítica. Es por esto que la ERC, al igual que la HTA, se ha ganado el rotulo de la “asesina silenciosa”. Ante este panorama clínico muchas veces pobre en signos y síntomas se debe recurrir al análisis detallado de los diferentes estudios paraclínicos, los cuales deben ser lógicos y razonables, y solicitarse con base en los hallazgos de la historia clínica y examen físico. Nunca existen paraclínicos de “rutina” sino para confirmar o descartar la impresión diagnóstica inicial. En términos generales los paraclínicos tienen unos objetivos generales que siempre deben tenerse en mente por cualquier clínico al momento de solicitarlos, no se ordena un examen de laboratorio o de imagenología sin antes tener claro el para qué. Por tanto el análisis clínico y la adecuada interpretación de los resultados de laboratorio son una sumatoria de incalculable valor para aproximarse al correcto diagnóstico e instaurar la terapia pertinente para la fase de enfermedad renal independiente de su causa. OBJETIVOS DE LOS PARACLÍNICOS

1. Detección y diagnóstico de la enfermedad renal. 2. Evaluar respuesta al tratamiento instaurado. 3. Determinar pronóstico. 4. Definir la necesidad de terapia de reemplazo renal.

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Para realizar una adecuada aproximación desde el laboratorio al paciente con Nefropatía o ERC se deben solicitar unos paraclínicos considerados como básicos a saber:

• Hemoleucograma Fundamental para clasificar el tipo de anemia del paciente de acuerdo a los índices corpusculares, típicamente el 95% de los pacientes con ERC tienen anemia de tipo normocítica – normocrómica, el resto es de tipo microcítica – normocrómica, y cuando un porcentaje mayor al 10% de glóbulos rojos son hipocrómicos está indicando una deficiencia absoluta en los depósitos de hierro (ferropenia) que deben corroborarse con una ferroquinética completa, niveles de Acido fólico y Vitamina B 12.

• Ferroquinética Hace referencia a la medición de los niveles séricos de hierro, ferritina y porcentaje de saturación de trasferrina con el fin de conocer los depósitos corporales de hierro, y de acuerdo a esto definir si la suplementación con hierro se debe realizar por vía oral o parenteral. Cuando la ferritina sérica es inferior a 100 ng/ml y el porcentaje de saturación menor de 20% se considera una ferropenia absoluta (VN ferritina 100–500 ng/ml y % saturación de trasferrina 20–50%), indicando que la terapia de suplementación con hierro se debe realizar por vía intravenosa.

• Ionograma: Particularmente se debe solicitar tres electrólitos: potasio (K), calcio (Ca) y fosforo (P). La razón de esto radica en que los pacientes con ERC cursan con algún grado de hiperkalemia, principalmente del estadio 3 en adelante, lo que puede generar complicaciones de origen cardiaco induciendo a taquiarritmias malignas potencialmente mortales. Las alteraciones del calcio (Ca) y fosforo (P) más frecuentes en la ERC son la hipocalcemia e hiperfosforemia, y particularmente debe evaluarse el producto calcio – fosforo (Ca x P) cuyo valor normal debe ser inferior a 55, cuando se encuentra por encima de este nivel tiene efectos deletéreos en dos frentes: es un alto predictor de calcificaciones vasculares, particularmente a nivel coronario correlacionándose fuertemente con probabilidad de muerte de origen cardiovascular; y produce una alteración en la remodelación ósea, particularmente cuando hay una perdida mayor del 50% de la función renal, generando una enfermedad ósea de alto recambio como consecuencia de la alteración de la paratohormona (PTH) desencadenando un hiperparatiroidismo secundario.

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• Albúmina

Importante para determinar el estado nutricional del paciente al momento de diagnosticarse ERC; hace parte de los criterios diagnósticos del síndrome nefrótico (hipoalbuminemia) y es prerrequisito que se encuentre igual o mayor a 3.5 gr/dl para que un paciente con Insuficiencia Renal Crónica (IRC) pueda ingresar a terapia de reemplazo renal de tipo diálisis peritoneal.

• Perfil lipídico Incluye la medición de colesterol total, HDL y triglicéridos con el propósito de clasificar el tipo de dislipidemia, intervenirla llevando al paciente a las metas recomendadas por el ATP III y evitar las complicaciones de origen cardiovascular.

Ya siendo un poco más específicos existen una serie de paraclínicos que tienen como objeto valorar en forma global la función renal haciendo énfasis en tres aspectos de suma importancia:

1. Determinar si existe o no compromiso funcional (pruebas de tamizaje). 2. Evaluar cuantitativamente alguna función en particular para realizar

diagnóstico específico y determinar pronóstico (pruebas cuantitativas de la tasa de filtración glomerular).

3. Establecer compromiso estructural asociado o no a una alteración funcional (medicina nuclear – imagenología - biopsia renal).

Sería sumamente extenso, y no es el propósito de esta revisión, abordar la totalidad de pruebas diagnósticas, por lo tanto se limitara a las pruebas más relevantes y que sean de utilidad en la práctica médica diaria. CITOQUÍMICO DE ORINA� Es utilizado ampliamente para el tamizaje, diagnóstico y seguimiento de la respuesta al tratamiento de numerosas enfermedades renales, sistémicas, neoplásicas e inflamatorias. El éxito del examen depende en gran medida de tomar la muestra de manera adecuada, no sólo para evitar que contenga bacterias y otros contaminantes, sino que sea acorde con lo que se quiere estudiar; debe examinarse dentro de los primeros 60 minutos luego de haberse recogido. Se revisan en él aspectos físicos, químicos y microscópicos.

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PROPIEDADES FÍSICAS COLOR: Depende de la concentración, la ingesta de medicamentos, compuestos endógenos y exógenos y su pH. Una orina sin color puede ser normal o aparecer después del uso de diuréticos, ingesta abundante de líquidos, diabetes insípida o diabetes mellitus. La orina turbia puede sugerir presencia de fosfatos, piuria o bacteriuria. La orina oscura es comúnmente encontrada en porfiria intermitente aguda. El color marrón oscuro o negro se lo da el ácido homogentísimo y la melanina. El color verde se presenta luego de la ingesta de colorantes o en algunos casos de iodoclorohidroxiquinina, bacteremia por Pseudomonas, pigmentos biliares urinarios, amitriptilina o metocarbamol. El color rojo si se asocia con plasma rojo se trata de hemoglobina, pero si el plasma es claro lo más probable es que muestre la presencia de mioglobina. El color amarillo-naranja, puede contener bilis, concentración aumentada de riboflavina, quinacrina, rifampicina, fenazopiridina, salicilatos o sulfapiridina. OLOR: La orina fresca normalmente tiene un olor sui generis, y después de permanecer expuesta algún tiempo, por acción bacteriana se forma amoniaco y su olor característico. Refleja también la ingesta de ciertas sustancias o de estados metabólicos; la ampicilina da un olor a espárragos; en la cetoácidosis diabética puede haber el olor dulce de la acetona; las infecciones fuertes generalmente dan un olor fétido; en el cáncer de vejiga puede haber un olor putrefacto. ASPECTO: En general es limpio, y ocasionalmente puede ser algo turbio por la precipitación de sales de fosfato o uratos en la vejiga, pudiendo ser esto normal. ESPUMA: La formación de espuma en la micción o al sacudir la muestra, es normal; la formación de espuma abundante y persistente hace sospechar proteinuria o la presencia de sales biliares. Si hay bilirrubina la espuma puede ser amarillo verdosa o parda. DENSIDAD: Lo normal es entre 1.010 y 1.025. Es un indicador útil de la capacidad de concentración de los riñones y del estado de hidratación del paciente. Una densidad mayor a 1030 se encuentra cuando están siendo excretados metabolitos de ciertas drogas o que haya una gran cantidad de glucosa o de proteínas. Una incapacidad para concentrar o diluir la orina puede ser resultado del daño estructural del riñón, por ejemplo nefritis túbulo intersticial, en trastornos metabólicos como en deficiencia de potasio o en trastornos endocrinos como diabetes insípida. En el enfermo con oliguria, este parámetro puede ayudar a distinguir entre insuficiencia renal aguda en la que hay isostenuria (densidad constante de 1.010), y la oliguria debida a la deshidratación en la que la densidad es elevada. PROPIEDADES QUÍMICAS pH: Refleja la excreción del ion hidrógeno, y varía entre 4.5 - 8, pero la muestra recogida acumulada es generalmente ácida (pH = 6). Este depende de la dieta, de

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la densidad. El valor clínico del pH consiste en determinar si la orina conserva de manera permanente un estado ácido o alcalino. Una orina que de manera constante tenga un pH <7 puede presentarse en: acidosis metabólica, acidosis respiratoria, intoxicación por alcohol metílico, tuberculosis renal, fenilcetonuria y alcaptonuria. Un pH constante >7 se encuentra en ciertas infecciones del aparato genitourinario, alcalosis respiratoria, insuficiencia cardiaca, alcalosis metabólica, pérdida en la secreción ácida gástrica, ingesta de diuréticos inhibidores de la anhidrasa carbónica, hiperaldosteronismo primario, carcinoma bronquial, acidosis tubular renal y disminución de potasio. GLUCOSA: La glucosa aparece en la orina cuando la cantidad en el filtrado glomerular excede la capacidad de reabsorción de los túbulos. La glucosuria puede aparecer en situaciones como el embarazo, en pacientes gastrectomizados, glucosuria renal (glucosuria con glucemia normal), hiperglicemia importante. CUERPOS CETONICOS: Son ácido acetoacético, ácido B-hidroxibutirico, y acetona. Estos aparecen en la orina en la diabetes mellitus no controlada, inanición prolongada por más de 18 horas, después de exposición prolongada al frío y ejercicio extremo, en estados febriles, enfermedad de Von Gierke, alcalosis. BILIRRUBINA: Cuando hay un exceso de conjugación de la bilirrubina como en la hepatitis tóxica o infecciosa, o en disminución de la excreción biliar por obstrucción extra hepática, o en caso de degradación de la hemoglobina, se produce una formación aumentada de la bilirrubina total, y la fracción libre que es altamente hidrosoluble, no puede ser filtrada a través de los glomérulos. NITRITOS: Si las bacterias están presentes en la orina ocurrirá una reducción de los nitratos normales a nitritos. No siempre es un indicativo de infección del tracto urinario, si los nitritos se encuentran positivos en forma aislada, y no asociados a síntomas urinarios, leucocituria o bacteriuria, muy probablemente se trate de una orina que se dejo durante más de 2 horas a temperatura ambiente y se produjo una degradación del los nitratos a nitritos. Igualmente no todas las bacterias que causan infección urinaria producen nitritos. UROBILINOGENO: Es un compuesto incoloro que está presente en la orina normal, es formado en el intestino como resultado de la acción reductora de las bacterias intestinales sobre la bilirrubina. Está aumentado en ictericia hemolítica del recién nacido, en la hepatitis, y disminuido en la obstrucción biliar y en la deficiencia de glucuroniltransferasa. PROTEINURIA: Los adultos sanos excretan menos de 150 mg de proteínas en 24 horas. Puede originarse de diferentes maneras: paso de un exceso de proteínas plasmáticas a través del filtro glomerular; trastorno en la reabsorción tubular normal de proteínas; secreción normal de proteínas plasmáticas por células tubulares; pérdida de proteínas plasmáticas desde los linfáticos; secreción anormal de proteínas renales o proteínas del aparato genitourinario; combinación de los anteriores. Se define proteinuria leve cuando las proteínas se encuentran

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entre 150 mg y 1500 mg, proteinuria moderada entre 1500 mg y 3500 mg, y proteinuria severa con cifras mayores de 3500 mg (síndrome nefrótico). SEDIMENTO URINARIO GLÓBULOS ROJOS: Se aceptan de uno a tres eritrocitos por campo de alto poder, la hematuria microscópica se confirma cuando hay tres o más eritrocitos en dos de tres muestras tomadas en un periodo menor de tres meses. Es muy importante observar la forma de estos, cuando hay coágulos debe sospecharse que el origen de la hematuria está en las vías excretoras, cuando la morfología del eritrocito es normal se sospecha que proviene de las vías urinarias directamente, cuando existe eritrocitos deformes o dismórficos es un indicio claro de que la hematuria es de origen glomerular, cuando se observan cilindros hemáticos son siempre indicativos de enfermedad parenquimatosa. La hematuria pude ser de origen renal: enfermedades inflamatorias (ej: glomerulonefritis), glomerulonefritis asociada a enfermedades sistémicas (ej: LES), infección (ej: tuberculosis renal); enfermedades neoplásicas (ej: carcinoma de células renales), enfermedades hereditarias (ej: riñones poliquísticos del adulto); enfermedades misceláneas (ej: insuficiencia renal aguda de cualquier causa); de origen ureteral: neoplasias, nefrolitiasis, enfermedades inflamatorias locales secundarias a lesiones abdominales, trauma; de origen vesical: infección, neoplasias, amiloidosis, cuerpos extraños, trauma y de origen uretral y estructuras asociadas: próstata, uretritis, cuerpos extraños. GLOBULOS BLANCOS: Se aceptan <5 por campo de alto poder. Los que provienen del riñón son por regla general más grandes y más degenerados que los que provienen de la vejiga. Son signo de infección no sólo del tracto genitourinario sino que también pueden aparecer en infecciones del tracto gastrointestinal, sin embargo la causa más frecuente es contaminación de la muestra. CILINDROS ERITROCITARIOS: Son elementos formes que se excretan hacia la orina cuando hay una lesión glomerular activa, y se extravasan eritrocitos a través del glomérulo hacia la luz de los túbulos. En la enfermedad glomerular aguda por lo general hay estasis urinaria. Las proteínas secretadas desde los túbulos , como la proteína de Tamm-Horsfall, permanecen en la luz de estos durante un periodo muy prolongado, muy a menudo en presencia de una orina ácida, lo que forma un “molde” de la luz, y cualquier célula que se encuentre en la luz quedará atrapada en ese molde y se excretará hacia la orina. CILINDROS LEUCOCITARIOS: Se forma de igual manera que los eritrocitarios, y son indicativos de alguna forma de nefritis intersticial. CILINDROS HIALINOS: Su aparición depende de la magnitud del flujo urinario, del pH y del grado de proteinuria. Los cilindros anchos provienen de los túbulos colectores, cuando están en grandes cantidades indican un riñón en estadio de insuficiencia renal avanzada.

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PRUEBAS DE FUNCIÓN GLOMERULAR

• Tasa de filtración glomerular (TFG) En la práctica clínica la medición de la TFG se realiza para determinar la presencia de enfermedad renal, medir la progresión de la misma y a su vez determinar pronóstico; confirmar en pacientes con Insuficiencia Renal Crónica (IRC) la necesidad de tratamiento dialítico o trasplante renal, y estimar la depuración renal de medicamentos de eliminación renal para poder calcular la dosis. La TFG se evalúa a través del aclaramiento de un marcador o sustancia plasmática, por lo que el método más utilizado es la depuración de Creatinina (Cr) endógena. El aclaramiento o depuración se define como la cantidad de sustancia removida del plasma dividido por la concentración plasmática de la sustancia por el tiempo de medición. Para entender claramente este concepto es mejor expresarlo en forma matemática. TFG = UxV / PxT y el resultado se expresa en ml/minuto, donde: U= Concentración del marcador en orina. V= Volumen de orina en ml. P= Concentración plasmática del marcador. T= Tiempo de recolección de la orina en minutos (24 horas = 1440 min.)

Es de anotar que para realizar una medición exacta de la TFG la sustancia utilizada debe cumplir una serie de condiciones ideales: Producción constante, segura, rápidamente difusible en el espacio extracelular, sin reabsorción ni secreción tubular, no ligable a proteínas, libremente filtrable por el glomérulo, sin eliminación extrarrenal y favorable. Desafortunadamente esta sustancia ideal no existe para la práctica clínica, sólo está disponible para laboratorios de fisiología renal y es un polímero derívado de la fructosa llamado Inulina. Por lo tanto la sustancia que más se asemeja a las condiciones ideales es la creatinina sérica (Cr).

• Creatinina sérica (Cr) La creatinina es una molécula de desecho que pesa 113 Dalton y se deriva del metabolismo de la creatina y fosfocreatina, una molécula muy importante para la producción de energía en el músculo esquelético, y que

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también se encuentra en la carne de origen animal que se ingiere en la dieta diaria. Por tanto, la producción de creatinina es proporcional a la masa muscular. Aproximadamente el 2% de la creatina del cuerpo se convierte en creatinina cada día; esta es liberada al plasma a una tasa relativamente constante por lo que su concentración sérica es muy estable con variaciones de menos del 10% al día en sujetos normales. Los valores normales de creatinina sérica son de 0.8 a 1.3 mg/dl en varones, y de 0.6 a 1 mg/dl en mujeres. Tiene una serie de características que la hacen un marcador fidedigno para evaluar la función renal: No se liga a proteínas, se filtra libremente en el glomérulo, no se reabsorbe ni se metaboliza en el riñón y es muy favorable. Los valores normales para la depuración de creatinina en orina de 24 horas son de 120 ± 25 ml/minuto en varones y 95 ± 20 ml/minuto en mujeres. Sin embargo, aproximadamente un 15% de la creatinina urinaria es secretada en el túbulo renal proximal pudiendo sobreestimar la TFG particularmente cuando ésta cae entre 40-80 ml/minuto. Las principales limitaciones de la creatinina sérica como un índice paraclínico de enfermedad renal pueden ser varios; cuando hay una concentración sérica baja de creatinina puede ser desorientadora en pacientes con masa muscular reducida. Además, la creatinina sérica es un índice poco insensible de la función renal, especialmente en las etapas tempranas y tardías de la enfermedad renal. La creatinina sérica no aumenta por encima de 1 mg/dl sino hasta que han ocurrido declinaciones importantes de la TFG. Dos mecanismos explican la relativa insensibilidad de la creatinina sérica como un indicador de nefropatía. Como parte de la adaptación de los riñones a la lesión, las nefronas no lesionadas se hipertrofian y muestran hiperfiltración para compensar la pérdida de nefronas funcionantes (hiperfiltración compensadora). De este modo la TFG y la creatinina sérica permanecen normales a pesar de un decremento de las nefronas funcionantes. Otro problema, que ya mencionamos, es que la secreción de creatinina en los túbulos proximales aumenta de manera progresiva conforme empeora la nefropatía. De este modo, tanto la concentración de creatinina como su depuración se hacen menos confiables como estimados de la TFG en pacientes con nefropatía avanzada. Por último ciertas circunstancias se relacionan con falsos aumentos de la creatinina sérica, independientes de los cambios en la TFG. La rabdomiolísis o la ingestión de carne cocida pueden aumentar de manera transitoria la producción de creatinina e incrementar los niveles séricos de esta. Otras sustancias que causan falsos aumentos de la creatinina son la cimetidina y el trimetropim/sulfa, causando bloqueo de la secreción tubular de creatinina. En pacientes con cetoácidosis el ácido

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acetoacético puede detectarse como creatinina. La creatinina esta falsamente disminuida cuando hay hiperbilirrubinemia.

• Nitrógeno ureico sanguíneo (BUN) La urea fue uno de los primeros marcadores utilizados para medir la TFG. Desafortunadamente cumple muy pocos de los requisitos de la sustancia o marcador ideal que ya mencionamos, y se ha demostrado que su concentración en plasma (BUN) es una mal indicador para la medición de la función renal. La producción de urea es muy variable y depende, principalmente, de la ingestión de proteínas. Aunque una cuarta parte de la urea producida se metaboliza en el intestino, el amoniaco producido se reconvierte en urea. El nitrógeno ureico sanguíneo hace parte de la urea, se filtra libremente por el glomérulo y tiende a aumentar conforme declina la TFG, son muchos los factores en su metabolismo que lo hacen un mal marcador para medir la función renal: es producto final del metabolismo hepático de los aminoácidos que no son utilizados en la síntesis proteica por lo que las hepatopatías, alcoholismo y la dieta baja en proteínas disminuyen su producción. Igualmente entre el 40-50% de la urea filtrada es reabsorbida en los túbulos por un mecanismo pasivo que acompaña la absorción agua y sodio; la consecuencia de esto al momento de utilizarlo como un marcador de depuración es que puede subestimar la TFG. Aunado a lo anterior se puede explicar cómo puede haber un aumento exagerado del BUN en condiciones como la ingesta excesiva de proteínas, trauma por aplastamiento, hemorragia digestiva, estados de catabolismo como la sepsis, nutrición parenteral, medicamentos como las tetraciclinas entre otros.

• Cistatina C Es una proteína básica de bajo peso molecular (13 kD) perteneciente a la superfamilia de la cistatina. Se sintetiza en todas las células nucleadas a una velocidad constante, es libremente filtrada por el glomérulo, no se afecta por la masa muscular ni en estados inflamatorios y es reabsorbida en los túbulos proximales, por lo que su presencia en orina es un marcador temprano de disfunción tubular renal. Su medición se introdujo en 1985, es muy útil en poblaciones especiales como niños, ancianos y trasplantados de riñón.

• Formulas para estimar la TFG:

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Útiles cuando no se puede realizar un estudio renal completo en orina de 24 horas. Son trasformaciones matemáticas para corregir el valor de la creatinina sérica y calcular la TFG. La gran mayoría de ellas tienen en la cuenta edad, sexo y masa muscular. La formula más utilizada es la de Cockroft – Gault: Fórmula de Cockroft - Gault (140 – edad) x Peso / 72 x Creatinina sérica. X 0,85 Mujer X 1,2 Hombre Negro X 0,8 Parapléjico X 0,6 Cuadripléjico

Jellife & Jellife (ml/min/1.73 m2) Hombres = 100/Cr – 12 Mujeres = 100/Cr – 7

Levey et al (ml/min/1.73m2) 170 x Cr-.999 x edad-.176 [x 0.762 para mujeres y/o x 1.180 para negros] x BUN-.170 x Albumina.318

PRUEBAS DE MEDICINA NUCLEAR Cuando no se puede realizar una medición de la TFG a través de los estudios en orina de 24 horas, o cuando estos son dudosos, recurrimos a una cuantificación de la función renal utilizando radiofármacos. Estos estudios no son útiles únicamente para evaluar TFG, tienen otras indicaciones como el diagnóstico y seguimiento de las pielonefritis agudas, el reflujo vesicoureteral, uropatía obstructiva, HTA de origen renovascular y monitoreo del trasplante renal entre otros. Las ventajas de los radionúclidos es que son sustancias que tienen una serie de características que los hacen muy similares a la sustancia “ideal” al momento de medir TFG: Se distribuyen homogéneamente en el espacio extracelular sin ligarse a los glóbulos rojos ni a las proteínas, se filtran libremente por los glomérulos, no tienen aclaramiento por ningún otro órgano, sin secreción ni reabsorción tubular y son inocuos. Son muchas las pruebas disponibles de medicina nuclear, pero sólo se hará referencia a la más utilizada para valorar función renal en términos de perfusión y excreción. La gamagrafía renal tipo DTPA es la más práctica, para esta se utiliza el ácido

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dietilentetraaminopentaacético (DTPA) marcado con tecnecio 99-m. Después de la administración intravenosa de 99m Tc DTPA, se despliegan imágenes nucleares seriadas, y los recuentos radioactivos correspondientes desde los riñones se colocan en un gráfico frente al tiempo. Las imágenes y los recuentos tempranos reflejan de manera primaria el riego de los riñones, en tanto que los más tardíos reflejan la excreción renal. Una ventaja adicional es que permiten valorar la función renal de cada uno de los riñones por separado. ECOGRAFÍA RENAL La ultrasonografía es un buen método diagnóstico que cuenta con grandes ventajas por ser de tipo no invasivo, está disponible en casi todos los niveles de atención y es de bajo costo. Es una herramienta paraclínica imagenólogica para: Estimar el tamaño, forma y posición de los riñones; valorar la ecogenicidad de estos, si está aumentada puede indicar nefropatía crónica; diagnóstico de dilatación del sistema pielocolector, incluso posible obstrucción en insuficiencia renal, neoplasia pélvica, trasplantes renales e infección aguda de las vías urinarias con sospecha de pionefrosis; valoración del flujo sanguíneo renal cuando se utiliza la técnica Doppler y diagnóstico de la nefropatía poliquística del adulto. Además puede utilizarse como una herramienta que permita ser guía de procedimientos intervencionistas como la biopsia renal y aspiración de quiste; valoración de un aloinjerto renal en busca de linfocele, hematoma o urinoma. BIOPSIA RENAL Introducida a partir de 1934, es una prueba de tipo invasivo que tiene tres objetivos fundamentales: diagnóstico específico de las nefropatías, sobrevida y pronóstico renal. Las indicaciones más comunes para una biopsia renal son: Hematuria persistente, particularmente si se acompaña de cilindros hemáticos y poteínuria; proteinuria persistente, particularmente por encima de 3 gramos en orina de 24 horas; insuficiencia renal aguda de origen incierto; glomerulonefritis rápidamente progresiva y disfunción del aloinjerto renal. Sus principales beneficios radican en que permite establecer el diagnóstico específico de la enfermedad que se limita a los riñones o que forma parte de un proceso sistémico; proporciona pronóstico

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respecto a posible progresión de un a nefropatía de base y necesidad de terapia de reemplazo renal. Por tratarse de un procedimiento invasivo es susceptible de complicaciones, hasta el 80% de las biopsias se acompañan de un pequeño hematoma parenquimatoso. Hasta en el 2% ocurre hemorragia importante manifestada por hematuria macroscópica y hemorragia retroperitoneal, pero solamente el 0.3% requiere de una intervención quirúrgica para la corrección de esta hemorragia. Otras complicaciones de rarísima ocurrencia son las fístulas arteriovenosas y aneurismas. Finalmente la muerte por una biopsia renal es en extremo rara, ocurre en alrededor de uno de cada 8000 procedimientos.

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