3º congreso actividad fisica mayores 2009

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores

Edita: Consejera de Turismo, Comercio y Deporte. Instituto Andaluz del Deporte. Compiladores: Pedro Montiel Gmez Antonio Merino Mandly Aurelio Snchez Vinuesa Antonio Heredia Daz Francisco Salinas Martnez Autores: Todos los que figuran en el ndice de esta obra. Los textos que componen este libro fueron presentados por sus autores como conferencias o comunicaciones en el Tercer Congreso Internacional de Actividad Fsica y Deportiva para Personas Mayores. Portada: Centro de Tecnologa de la Imagen. Universidad de Mlaga. Maquetadores: Manuel Chinchilla Prez. Secretariado de Deporte Universitario. Universidad de Mlaga. Ramn Garca Fernndez. Secretariado de Deporte Universitario. Universidad de Mlaga. Arcadio Domnguez Segu. Secretariado de Deporte Universitario. Universidad de Mlaga. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida en cualquier forma o por cualquier medio, electrnico o mecnico, incluyendo fotocopias, grabadoras sonoras, et, sin permiso del editor.

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores

NDICEPRESENTACIN PROGRAMA COMITS CONFERENCIAS The influence of exercise on cognition of older adultsWaneen Spirduso 13 16

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Las vitaminas en las personas mayores: apoyo, afecto y comunicacinGonzalo Musitu Ochoa

NUEVOS ENTORNOS Access to daily physical activity for older europeans: inspiration from the new EU physical activity guidelines?Michal Krejza

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Control de la actividad fsica en personas mayores: una arquitectura inteligente para el seguimiento y la monitorizacinJuan C. Burguillo 49

PANELES DE EXPERTOS rea de Organizacin, Gestin y Recursos de Actividades Functional capacity and physical activity in elderly the impact in quality of lifeJorge Mota 61 64

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Polticas sociales relacionadas con el envejecimiento activoAntonio Martnez Maroto

Implantacin de un sistema de gestin por procesos en un programa de actividad fsica y prevencin de cadasManuel de Burgos Carmona 68

rea de Salud y Condicin Fsica Evaluating functional fitness of older adultsC. Jessie Jones

9192

El ejercicio en la prevencin y tratamiento de la hipertensin arterial en los mayoresJuan Francisco Marcos Becerro 103 112 116

Safety of resistance training in elderlyMichael Sagiv

Ejercicio para (no) envejecer corriendoManuel J. Castillo Garzn

rea de Didctica, Programas y Contenidos La investigacin sobre actividad fsica-salud en personas mayoresSantiago Romero Granados

131132

Actividad fsica en adultos mayores. Importancia de la correcta gestin prcticaJuan A. Prraga Montilla 147

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores El enfoque comprensivo de la prctica de actividad fsica en mayoresOnofre Ricardo Contreras Jordn 165 176

Los programas de ejercicio para diabticos tipo IIAgustn Melndez-Ortega

rea Psico-Social Estilos de vida como determinantes importantes de los procesos de envejecimientoRamona Rubio Herrera

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194

Poder predictivo de los test funcionales en personas mayores para la percepcin de calidad de vida relacionada con la saludAntonio I. Cuesta-Vargas 208 220 228

Longevidad psicolgica, respuesta de reaccin y ejercicio fsicoAntonio Oa Sicilia

Reminiscencia, historia de vida y actividad fsicaQuico Mas de Balanzo

TALLERES Expresin corporal. Miguel ngel Sierra Zamorano Bailes de Saln. Inmaculada Quintana Romero Pilates. Francisco Jos Santana Prez Activacin y sostenimiento muscular. Pablo Javier Lpez Rodrguez Tai-chi-chuan. Pedro Artero Orta Ritmos bsicos. Margarita Jimeno Calvo Condicin fsica. Eva Prez Abela Yoga. Miguel ngel Garca Daz Programa de intervencin en el medio acutico. Francisco Mate Pacheco,Antonio Moya Merino

235 236 242 253 268 274 278 279 282 298 305 306 309 315 321

MUESTRAS DE CONTENIDOS Expresin corporal. Jos M Sern Serrano Bailes de Saln. Cristina Cano Lara, Josefa Jurado Corrales, Ana B. MorontaOcaa

Tai-chi-chuan. Mario Muoz Rey Programa de intervencin en el medio acutico. Pedro Jess Guzmn Santos COMUNICACIONES rea de Organizacin, Gestin y Recursos de Actividades rea de Salud y Condicin Fsica rea de Didctica, Programas y Contenidos rea Psico-Social RESMENES DE PSTERS rea de Organizacin, Gestin y Recursos de Actividades rea de Salud y Condicin Fsica rea de Didctica, Programas y Contenidos rea Psico-Social

322 441 753 846

957 961 1024 1033

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores

El sector de personas mayores en lo que respecta a la actividad fsico deportiva es cada vez mas importante para las Administraciones Pblicas y en particular la Universidad de Mlaga, la Junta de Andaluca, el Ayuntamiento de Mlaga, la Diputacin de Mlaga y el Ministerio de Educacin, Poltica Social y Deporte, que junto a las polticas de la Unin Europea, hace que abordemos un Proyecto de Actividades Fsico Deportivas para este tramo de la poblacin, no siempre atendido suficientemente, con un sentido profesional en un campo de intervencin emergente.

Con esta idea se ha abordado este III Congreso Internacional para profesionales en base a la formacin por accin, entendiendo necesario un marco de trabajo transversal coordinado, que ser el futuro en los servicios que se demandarn en un tiempo inmediato, en un colectivo tan importante que sin duda requiere un compromiso social aceptado por todos.

La Actividad Fsico Deportiva en Mayores se concibe en contrapunto del desarrollo que existe en la actividad fsico-deportiva de la infancia y como continuidad de otros tramos de edad como es el de los jvenes o los adultos.

Aunque, en este momento, las Ciencias de la Actividad Fsico Deportiva para Personas Mayores con sus aportaciones crean programas ms estructurados y ordenados, desde el punto de vista de la sistemtica del ejercicio, hay que reconocer que es el sector que menos atencin ha suscitado y que por esto tendr mayor atencin y desarrollo en un futuro inmediato.

Muchas gracias a todos los congresistas que con sus debates, han contribuido a aclarar las lneas de actuacin que desarrollaremos en el IV Congreso Internacional de Actividad Fsico-Deportiva para Mayores.

Teresa Prieto Ruz Presidenta del Comit Organizador

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores UN ESTILO DE VIDA PARA UNA VIDA DE CALIDADHace apenas siete aos, un grupo de amigos iniciamos una aventura que hoy entiendo, se ha convertido en una realidad. Antonio Merino, Juan de la Cruz Vzquez, Rafael Bravo iniciamos un proyecto ilusionante, que naca de la propia demanda de prcticas deportivas de las personas mayores. Es justo destacar, que este trabajo se inici en el laboratorio prctico de todos los pueblos de Mlaga, a travs de la coordinacin del rea de Deportes de la Diputacin de Mlaga.

En la segunda edicin del 2007, el objetivo principal fue unir a las instituciones en torno a la Universidad y la Diputacin, a esta iniciativa se sumaron el rea de Bienestar Social del Ayuntamiento de Mlaga, la Consejera de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andaluca y el Consejo Superior de Deportes, con la estrategia de trabajar en el mbito de la formacin, investigacin e innovacin, entorno a desarrollar acciones encaminadas a crear un estilo de vida para mejora de la calidad de las personas mayores. Todo ello a travs de cuatro reas.

Dos aos despus, seguimos contando con las Instituciones que han consolidado este Congreso, que se encamina hacia la excelencia en el estudio del envejecimiento, la calidad de vida, la creatividad, longevidad, inteligencia emocional con el propsito de potenciar la autonoma de las personas mayores y garantizar una vida activa, vivida de manera satisfactoria. En esta edicin, hemos contado tambin con la importante contribucin de la Unin Europea, aportndose como novedad las Muestras de Contenidos, que son exhibiciones sobre las materias que se plantean con las personas mayores que habitualmente realizan sus prcticas en esta actividad.

Este Congreso nos brinda la oportunidad de situar a la provincia de Mlaga a la cabeza de los estudios ms actuales sobre este sector de la poblacin y convertirla en referente cientfico a nivel mundial en los avances y experimentaciones de los profesionales de la actividad fsicadeportiva con personas mayores, desde una visin multidisciplinar: didctica, social, biomdica y psicolgica. Se trata, por tanto, de convertir a Andaluca, Mlaga y nuestra Universidad en un referente a nivel mundial en materia de longevidad, actividad fsico-deportiva y calidad de vida.

No quiero terminar si expresar mi agradecimiento a un gran equipo de trabajo a los que les doy las gracias, ya que sin su contribucin no habra sido posible haber desarrollado este proyecto y conseguir los objetivos propuestos.

Pedro Montiel Gmez Director del Congreso

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores

PROGRAMAREA DE ORGANIZACIN, GESTIN Y RECURSOS DE ACTIVIDADES

CONFERENCIA INAUGURAL D. Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo.Ministra de Educacin, Poltica Social y Deporte. Gobierno de Espaa.

NUEVOS ENTORNOS Ponentes: Michal Krejza.Unin Europea. Comisin de Educacin Cultura y Deporte.

Juan C. Burguillo.Universidad de Vigo.

Representante del Consejo Superior de Deportes.Ministerio de Educacin, Poltica Social y Deporte (C.S.D.).

PANEL DE EXPERTOS. Ponentes: Dr. Jorge Mota (Port.). Dr. Antonio Martnez Maroto (Esp.). Dr. Manuel de Burgos Carmona. (Esp.).

REA DE SALUD Y CONDICIN FSICA

CONFERENCIA 2 Dra. Waneen Spirduso (USA). PANEL DE EXPERTOS Ponentes: Dra. Jessie Jones, (USA). Dr. Juan Francisco Marcos Becerro. (Esp.). Dr. Michael Sagiv (Isr.). Dr. Manuel Castillo Garzn. (Esp.).

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores REA DE DIDCTICA, PROGRAMAS Y CONTENIDOS PANEL DE EXPERTOS Ponentes: Dr. Santiago Romero Granados (Esp). Dr. Juan Prraga Montilla (Esp.). Dr. Onofre Ricardo Contreras Jordn (Esp.). Dr. Agustn Melndez Ortega (Esp.). REA PSICO-SOCIAL PANEL DE EXPERTOS Ponentes: Dra. Ramona Rubio Herrera (Esp.). Dr. Antonio I. Cuesta-Vargas.(Esp.). Dr. Antonio Oa Sicilia (Esp). Dr. Quico Maos de Balanzo. (Esp.). CONFERENCIA 3 Dr. Gonzalo Musitu Ochoa (Esp.). TALLERES Expresin Corporal. Miguel A. Sierra Zamorano. Bailes de Saln. Inmaculada Quintana. Pilates. Francisco Santana Prez. Activacin y Sostenimiento Muscular. Pablo Javier Lpez Rodrguez. Tai Chi Chuan. Pedro Artero Orta. Rtmos Bsicos para Mayores. Margarita Jimeno Calvo. Condicin Fsica. Eva Prez Abela. Yoga. Miguel Garca. Programa de Intervencin en el Medio Acutico. Antonio Moya Merino y Francisco Mate Pacheco MUESTRAS DE CONTENIDOS Expresin Corporal. Jos M Sern Serrano. Bailes de Saln. Cristina Cano Lara, Jos Jurado Corrales y Ana B. Moronta Ocaa. Tai Chi Chuan. Mario Muoz Rey. Programa de Intervencin el Medio Acutico. Pedro Jess Guzmn Santos.

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores

COMIT DE HONOR-

Sr. D. Manuel Chves Gonzlez. Presidente de la Junta de Andaluca. Sr. D. Jan Figel. Presidente de la Comisin de Educacin, Cultura, Juventud y Deportes.Unin Europea.

Sra. D Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo. Ministra de Educacin, Poltica Social yDeporte. Gobierno de Espaa.

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Sr. D. Francisco de la Torre Prados. Alcalde de Mlaga. Sra. D Adelaida de la Calle Martn. Rectora Magnifica de la Universidad de Mlaga. Sra. D. Amparo Valcarce Garca. Secretaria de Estado de Poltica Social, Familias yAtencin a la Dependencia y a la Discapacidad.

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Sr. D. Jaime Lissavetzky Dez. Presidente del Consejo Superior de Deporte. Sr. D. Albert Soler Sicilia. Director General de Deportes. Consejo Superior deDeportes.

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Sr. D. Luciano Alonso Alonso. Consejero de Turismo, Comercio y Deportes. Junta deAndaluca.

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Sra. D. Micaela Navarro Garzn. Consejera para la Igualdad y Bienestar Social.Junta de Andaluca.

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Sr. D. Manuel Jimnez Barrios. Secretario para el Deporte de La Consejera deTurismo Comercio y Deporte. Junta de Andaluca.

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Sr. D. Salvador Pendn Muoz. Presidente de la Diputacin Provincial de Mlaga. Sra. D Mara Victoria Romero Prez. Concejala del rea de Gobierno de AsuntosSociales. Ayuntamiento de Mlaga.

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Sra. D. M Teresa Prieto Ruz. Vicerrectora de Bienestar Social e Igualdad.Universidad de Mlaga.

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Sr. D. Ignacio Pablo Rodrguez Marin. Director General de Actividades y PromocinDeportiva. Junta de Andaluca.

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Sra. D. Encarnacin Pez Alba. Diputada de Juventud y Deporte. DiputacinProvincial de Mlaga.

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Sr. D. Elas Bendodo Benasayag. Concejal Turismo, Juventud y Deportes.Ayuntamiento de Mlaga.

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Sr. D. Jos ngel Narvez Bueno. Vicerrector de Investigacin. Universidad deMlaga.

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Sr. D Jos Francisco Murillo Mas. Decano de la Facultad de Ciencias de laEducacin. Universidad de Mlaga.

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COMIT CIENTFICOPresidente: Vicepresidente: Vocales: Dr. D. Antonio Merino Mandly Dr. D. Jos Lus Chinchilla Minguet Dr. D. Pedro Montiel Gmez Dr. D. Santiago Romero Granados Dra. D Maria Luisa Zagalaz Snchez Dra. D. Isabel M Morales Gil Dr. D. Vicente Romo Prez Dr. D. Javier Sampedro Molinuevo Dr. D. Manuel Porras Snchez Dr. D. Paulino Padial Puche Dr. D. Miguel A. Garcia Martn D. Miguel Angel Morales Cevidanes D. Manuel Hijano del Rio Dr. D. Emilio Fernndez Rodrguez Dr. D. Oscar Romero Ramos D. Rafael Merino Marbn Dr. D. Ivan Lpez Fernndez Dr. D. Angel Ramn Romance Dr. D. Jos Carlos Fernndez Garca Secretara: Dr. D. Aurelio Snchez Vinuesa D. Francisco Salinas Martnez

COMIT ORGANIZADORPresidenta: Vicepresidentes: D M Teresa Prieto Ruz D. Pedro Montiel Gmez D. Antonio Souvirn Rodrguez D. Manuel Jimnez Rodrguez D. Aurora Cosano Prieto D. Antonio Montalvo de Lamo D Encarnacin Pez Alba D. Antonio Jess Lpez Nieto

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COMIT EJECUTIVODirector: Director Adjunto: Secretara Tcnica: D. Pedro Montiel Gmez D. Aitor Canibe Snchez D. Antonio Heredia Daz

Ponencias, Comunicaciones y Auditrium: D. Aurelio Snchez Vinuesa D. Francisco Salinas Martnez D. Juan Jos Lpez Rosa. Voluntariado: D. Jos Eloy Cano Escarcena D. ngel Carmona Prez D. Antonio Moya Merino. Gestin Econmica: Actividades Paralelas: D Dolores Aurioles Florido D. Publio Parra Trujillano D. Jos Chinchilla Vilches Prensa y Medios de Comunicacin: D. Antonio Somoza Barcenilla D. Pablo Narvez Surez Calidad y Evaluacin: D. Arcadio Domnguez Segu Logstica, Material y Recursos: D. Juan Carlos Rodrguez Garca D. David Rodrguez Montaz Protocolo: Secretara General: D. Pedro Aragn Cansino D. Manuel Chinchilla Prez D. Ramn Garca Fernndez D Margarita Navarro Puente D Mara de los ngeles Ortega Serrano Transporte y alojamiento: D. Jos Eloy Cano Escarcena Pgina Web / Web master: D. Javier Jimnez Heredia D. Beltrn Bautista Bueno.

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CONFERENCIAS

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THE INFLUENCE OF EXERCISE ON COGNITION OF OLDER ADULTS

Waneen Spirduso, Ed.D., F.G.S.A. The University of Texas at Austin

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Conferencia:

The Influence of Exercise on Cognition of Older Adults

Exercise directly benefits many types of cognition in older adults by enhancing four major areas of brain function: cerebrovascular function, cerebral neurotransmitter balance and function, neuroendocrine and autonomic tone, and brain morphology. Exercise also indirectly benefits cognition by affecting mediators of cognition, such as physical resources, disease states, and mental resources. Direct Effects of Exercise on Cognition Exercise has been shown to affect many physiological and genetic mechanisms. A frequent explanation is that physical activity has been associated with increased cerebral blood flow which provides increased oxygen and nutrient availability. Oxygen availability and utilization in increased, glucose regulation is improved, and neural function becomes more efficient. Exercise increases the synthesis of neurotrophic factors such as brain-derived neurotrophic factor (BDNF), which enhance neurological function and protect neurons from damage and disease. The regulation of neurotransmitters and neurohormones, essential to neuronal functioning, is enhanced by exercise. Exercise also has been associated with morphological changes in neuronal structure and neurogenesis. Voluntary running in rats produced increased neural cell proliferation and survival in parts of the brain involved in the running. Synaptic plasticity (adaptability of the connections among neurons) is also enhanced following physical activity. From magnetic resonance imaging (MRI) analyses, both grey and white matter brain tissue volume have been found to be greater in persons who exercise regularly compared to those who do not. Even more relevant, the areas that appear to be preserved by exercise are precisely those areas that reveal the greatest age-related declines. These are all morphological mechanisms directly influenced by exercise. However, exercise also appears to substantially influence cognition indirectly by influencing mediators of cognition such as physical resources, mental resources, and by prevention or postponement of disease. Indirect Effects of Exercise on Cognition Indirect effects are realized through mediators, which are defined as a third variable that intervenes between two others, for example, exercise may be conducted outdoors, which exposes an individual to sunlight, which in turn influences the circadian rhythm, enhancing sleep and therefore enabling the brain to consolidate memories of events previously practiced or studied. Exercise might influence cognition directly by enhancing neurotransmitter function, but it also may affect cognition indirectly by facilitating better sleep regulation. Some of the cognitive functions that have been studied with regard to exercise are attention, retrieval, executive function, problem solving, information processing speed, and learning. Executive function, which is responsible for planning and controlling sequences of action to attain a specified goal, appears to be particularly sensitive to physical activity. Executive function has been associated with frontal lobe activity of the brain, and there is some evidence that the frontal lobe is particularly vulnerable to age-related impairment in cerebrovascular circulation.

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Physical Resources. These resources refer to the functional capacity of the brain to perform cognitive tasks. Examples are the energy level that adults have or their performance state, i.e., their ability to use the functional capacity they have. Sleep effectiveness, cognitive energetics, appetite, absence of pain, and drug and medication usage all either enhance or deplete individuals physical resources. One of the ways that exercise is thought to indirectly enhance cognition is the role that exercise plays in decreasing depression and anxiety. Mental resources. These are necessary for cognitive activity are described by theoretical constructs such as finite mental energy in processing information. These constructs involve the notions of arousal, attention, anxiety, and depression. Arousal and attention may enhance cognitive function, while anxiety and depression may impair cognitive function during performance. Exercise produces a positive effect on mental resources, which in turn mediate levels of chronic stress and depression, as well as enhancing levels of self-efficacy. Prevention or Postponement of Disease States. A third indirect benefit of exercise is the prevention or postponement of disease states, such as hypertension, diabetes, cardiovascular and cerebrovascular disease, and chronic obstructive pulmonary disease (COPD). It has been known for many years that exercise plays a powerful role in the postponement or even prevention of these disease states, but only recently has it been fully appreciated how much the postponement or prevention of these diseases may affect cognition in older adults. Diabetes has long been associated with hypertension, and hypertension is associated with many types of impaired cognition. Thus, decreasing diabetic symptoms can lead to decreases in hypertension which in many patients assists in maintaining some types of cognitive function. COPD is characterized by the persistent obstruction of airflow. Patients with COPD often display hypoxemia, which is also associated with impaired cognitive function. Researchers have proposed, using cross-sectional data, that exercise capacity is associated with psychomotor speed in patients with COPD. Thus exercise can reduce chronic disease-related loss of cognitive function by mediating these chronic diseases. In summary, indirect effects of exercise, particularly chronic exercise, may influence several types of cognition in older adults by increasing the functional capacity, or reserve of physical resources and by enhancing the performance state of individuals, making them more effective in performing at their maximum level when they need to.

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LAS VITAMINAS EN LAS PERSONAS MAYORES: APOYO, AFECTO Y COMUNICACIN

Gonzalo Musitu Ochoa Catedrtico de Psicologa Social Universidad Pablo de Olavide

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Conferencia:

Las Vitaminas en las Personas Mayores: Apoyo, Afecto y Comunicacin.

INTRODUCCIN Existe en el mbito de la investigacin e intervencin psicosocial una arraigada tradicin cientfica que, adaptando algunos elementos de las primeras formulaciones tericas sobre el estrs, entiende el bienestar psicosocial como el resultado de un equilibrio entre los estresores presentes y los recursos disponibles. Los estresores y los recursos pueden conceptualizarse como fuerzas contrapuestas que actan sobre un mismo objeto. Dependiendo del nivel de anlisis en el que se trabaje, el objeto puede ser una persona, un grupo social, una comunidad o, incluso, una sociedad (Morales, 1999). En trminos muy generales, el acceso a un recurso puede mejorar el bienestar mientras que la presencia de un estresor ejerce un efecto contrario. Adems, existen dos formas bsicas de intervenir en recursos y estresores: a) iniciativas que buscan eliminar los estresores y b) iniciativas para fomentar los recursos. Estas dos estrategias generales incluyen una amplsima variedad de conceptos, tcnicas de intervencin y mbitos de aplicacin que exceden el mbito de esta conferencia. Baste decir, sin embargo, que son numerosas las investigaciones y los programas de intervencin que han constatado cmo ambas estrategias estn profundamente interrelacionadas, de tal manera que es frecuente observar cmo la disminucin o erradicacin de los estresores va acompaada de un incremento de los recursos y, alternativamente, el fomento y potenciacin de los recursos est asociado con una menor presencia de estresores. Histricamente, la segunda mitad del siglo XX ha sido testigo del esfuerzo realizado en diversas disciplinas cientficas (Sociologa, Psicologa Social, Medicina Comunitaria, Psicologa Comunitaria, Pedagoga Social, etc.) por identificar y analizar en detalle aquellos recursos y estresores que, por su naturaleza, tienen una mayor influencia en el bienestar psicosocial de las personas. De todos ellos, es quizs el apoyo social el recurso y, en consecuencia, la vitamina, que ms inters ha recibido por parte de los cientficos sociales durante, prcticamente, el ltimo cuarto del siglo XX y principios de este siglo XXI. Sin duda, su contrastada influencia en la salud fsica y mental as como las enormes posibilidades que abre en el mbito de la intervencin, ha hecho del apoyo social uno de los conceptos claves que permite entender no slo el ajuste de la persona con su medio sino, ms all de ello, el tipo de transformaciones y reajustes que se producen cuando aquel no est presente. Reajustes, por otra parte, que tienen que ver con cambios en las valoraciones del self (autoestima), otra de las vitaminas, variaciones en el nimo (nimo depresivo), modificaciones en la exposicin a sucesos estresantes (eventos vitales estresantes) o nuevas tendencias en los hbitos de salud e higiene (conductas de salud), por poner algunos ejemplos. En esta conferencia voy a centrarme en el apoyo social, un importante recurso psicosocial y la vitamina ms importante, en el mbito especfico de las personas mayores y junto con l, el afecto y la comunicacin, ambos, parte sustantiva del apoyo social y, en consecuencia, componentes indispensables del complejo vitamnico. Pero antes quiero resaltar que si este trascendental recurso y sus componentes, es importante en este mbito, no lo es menos en el de la infancia, juventud y adultez. Es decir, es parte de todos, grandes y chicos.

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores LO SOCIAL EN EL APOYO Sin duda alguna, el funcionamiento social ha supuesto para el ser humano un poderoso mecanismo de adaptacin en el proceso evolutivo de la especie. El surgimiento de lo social constituy uno de los grandes pasos de la evolucin, ya que ello permiti buscar soluciones y respuestas a problemas con los que no era posible enfrentarse eficazmente de manera individual y aislada. Las primeras agrupaciones de cazadores, por ejemplo, posibilitaron la persecucin de grandes presas, lo que supuso a su vez un mayor dinamismo y profundidad en los procesos de colaboracin, participacin y organizacin social. Esta emergente organizacin social se relaciona de manera directa con la supervivencia, pues de qu otro modo puede explicarse el xito evolutivo de una especie -la humanacuyos miembros se caracterizan por: "debilidad fsica, piel demasiado fina, poca idoneidad de adaptacin biolgica, falta de medios naturales de ataque y defensa, poca adecuacin para una alimentacin diversificada -carencia de incisivos punzantes y mandbulas poco fuertes-, insuficiente madurez psicomotora en los primeros aos de vida, etc.?" (Tezanos, 1991). De este modo, para adaptarse a su ambiente natural, hombres y mujeres crearon un segundo ambiente -el social- y no tardaron mucho tiempo en depender ms de los cambios sociales que de los cambios en su ambiente natural. Pero estos cambios sociales -y los cambios psicolgicos que conllevan- derivaban a menudo ms de la reorganizacin interna de las agrupaciones que de las respuestas directas a las caractersticas del ambiente circundante; a partir de ese instante se puede decir que "la evolucin social(...) haba adquirido su propio motor" (Wilson, 1980). A partir de aqu no resulta difcil comprender por qu a lo largo de la evolucin de la especie humana se evidencia una inclinacin especial hacia la creacin y mantenimiento de vnculos sociales. Esta circunstancia ha posibilitado la aparicin de la cultura y de los mecanismos adecuados para su transmisin, a la vez que ha determinado el tipo de vida (en este caso social) reservada a cada individuo de la especie. El funcionamiento social se ha convertido no ya en un recurso adaptativo importante sino en la conditio sine qua non de la existencia del ser humano. Es en este sentido en el que Aristteles afirmaba que el hombre es un ser social (zoon politikon), refirindose precisamente a esa dependencia del individuo con respecto a la agrupacin que, de acuerdo con este pensador, era mucho ms que la mera suma de sus miembros. "El hombre -escriba Aristteles- es un ser naturalmente sociable, y el que vive fuera de la sociedad por organizacin y no por efecto del azar es ciertamente o un ser degradado o un ser superior de la especie humana. (...) Aquel que no puede vivir en sociedad y que en medio de su independencia no tiene necesidades no puede ser un miembro de la polis, es un bruto o un Dios". Sin duda, las tesis de Aristteles no han cado en el olvido. Veinticuatro siglos despus, George Herbert Mead afirmar: "no existe organismo alguno de ninguna especie cuya naturaleza o constitucin sea tal que pueda permitirse existir o mantenerse en completo aislamiento de todos los dems organismos vivos (...). Todos los organismos vivos estn ligados en su medio o situacin social general, en un complejo de interacciones sociales del cual depende su existencia continuada" (Mead, 1934).

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Conferencia:

Las Vitaminas en las Personas Mayores: Apoyo, Afecto y Comunicacin.

Entre las fechas de estos dos autores, la vida del ser humano ha continuado vinculada a lo social y, a menudo, dirigida a adaptarse a ese contexto social. Este reconocimiento de la importancia de lo social y de las relaciones que lo configuran no debe sorprendernos por tanto. Tal es su relevancia que lo encontramos en numerosas obras de pensadores y artistas a lo largo de la Historia. As, en la Odisea, hace casi 3000 aos, el poeta escribi: "Y los dioses te concedan cuanto en tu corazn anheles: marido, familia y feliz concordia". Pocos siglos despus, en la tradicin Hind, puede leerse en el Bhagavadgita (Libro del Seor): "Aquellos por los cuales anhelamos el reino, los placeres y los bienes (...): maestros, padres, hijos y en verdad tambin abuelos, tos maternos, suegros, nietos, cuados, parientes todos". Dentro de la tradicin judeo-cristiana, y culturalmente ms prximo a nosotros, encontramos el pasaje bblico: "No es bueno que el hombre est slo" (Gnesis). Han transcurrido casi tres milenios desde entonces y la idea de que determinados vnculos sociales son de gran relevancia para el individuo ha atrado y contina atrayendo a un buen nmero de pensadores y cientficos. Esta importancia de lo social como va de adaptacin del individuo ya haba sido expresada cientficamente por Hipcrates quien haba reconocido la importancia de los procesos sociales y otros factores ambientales en el desarrollo de la enfermedad. En general esta idea es recurrente a travs de culturas y pocas y en modo alguno puede considerarse como idea original de nuestro siglo. No se puede concluir, sin embargo, que esas primeras formulaciones sobre el mantenimiento del bienestar hayan constituido un marco de referencia a las actuales investigaciones sobre el apoyo social (Lin, Dean y Ensel, 1986). Podemos considerar patrimonio de nuestra poca, por tanto, el estudio cientfico y sistemtico de la influencia que los factores sociales ejercen en el bienestar y ajuste del individuo. Una inters que, como veremos, sirve de preludio al estudio cientfico del apoyo social.

LOS VERDADEROS PRECEDENTES A finales del siglo XIX y principios del XX surge un inters cientfico por conocer qu tipo de influencia ejercen los factores sociales en la salud mental de las personas. En 1855, un mdico de Nueva Inglaterra (Estados Unidos) llamado Edward Jarvis constataba en un riguroso informe al Gobernador de Massachusetts que "las clases sociales econmicamente ms desaventajadas muestran, en proporcin a su poblacin, 64 veces ms casos de demencia que las clases ms favorecidas" (Dohrenwend y Dohrenwend, 1981). Algunas dcadas despus, en 1897, el socilogo francs Emile Durkheim publica su clsico estudio sobre los determinantes sociales del suicidio. A partir de un sistemtico tratamiento estadstico de los datos, Durkheim examin las tasas de suicidio en diversos segmentos de la poblacin y encontr apoyo emprico para su hiptesis: el suicidio era ms frecuente entre aquellas personas con pocos lazos sociales ntimos (Durkheim, 1897/1951). Al igual que otros socilogos de principios del siglo XX, -Tnnies y Weber, entre ellos- Durkheim se preocup por la desintegracin social en las nuevas sociedades industriales, postulando que el desarrollo industrial, al enfatizar el valor del individualismo, precisaba de algn

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores tipo de transformacin de los patrones tradicionales en los vnculos comunitarios y de parentesco. As, supuso que conforme los campesinos emigraban a reas urbanas en calidad de trabajadores asalariados, sus lazos individuales, familiares, con la iglesia y la comunidad se disolvan, producindose una reduccin del apoyo y una prdida de las "restricciones sociales" basadas en roles sociales y normas bien definidas (Heller, 1979). Durkheim crey que esta prdida de integracin social, o anomia, era incompatible con el bienestar psicolgico. Esta idea ha generado un volumen considerable de trabajos orientados hacia el examen del papel que desempean los sistemas sociales en la ocurrencia de desordenes psquicos. Ya en el siglo XX, y continuando los estudios de Simmel (1902) con respecto a los efectos negativos de la vida urbana frente a la vida rural, Thomas y Znaniecki (1920) analizaron los efectos de la emigracin de campesinos polacos hacia reas urbanas de los Estados Unidos. A partir de unos datos recogidos a travs de entrevistas, actas judiciales, diarios y artculos periodsticos concluyeron que el abandono de un medio rural cohesivo en favor del ambiente impersonal caracterstico de la ciudad industrializada norteamericana generaba problemas de comportamiento y desorganizacin social en el emigrante. Durante esa misma dcada, surge en torno a la Universidad de Chicago un grupo de investigadores preocupados por analizar los efectos de la ruptura de las redes sociales. Entre los fundadores de lo que ms tarde se dara en llamar la escuela de Chicago se encuentran Robert Park, Ernests Burguess y Roderick McKenzie, quienes se dedican fundamentalmente a estudiar la distribucin geogrfica de los problemas sociales. As, encontraron que las tasas ms elevadas de desordenes aparecan en las reas cercanas a Chicago, donde se estaba produciendo una transicin desde las casas de renta baja hacia la industria (McKenzie, 1926; Park y Burguess, 1926). Estos autores sostuvieron que los problemas conductuales y sociales en las "zonas de transicin" eran el resultado de una desintegracin de las comunidades socialmente cohesivas en favor de una reubicacin industrial dentro del rea. Esta lnea de investigacin encontr su continuidad en los trabajos de los epidemilogos Farish y Dunhan (1939), quienes consideraron la importancia de los parmetros ecolgico-ambientales en la incidencia de la esquizofrenia. Examinando la distribucin espacial y temporal de las psicosis en la ciudad de Chicago, estos autores descubrieron dos tendencias: a) la mayor incidencia de la esquizofrenia se apreciaba en la zona central ms desorganizada de la ciudad, b) se observaban elevadas tasas de esquizofrenia en los enclaves tnicos minoritarios que existan en la ciudad. Para la primera tendencia propusieron una explicacin tradicional que ya se encontraba en Durkheim: el aislamiento y la desorganizacin social derivaban en consecuencias adversas para la salud. Para la segunda tendencia encontraron una explicacin ms elaborada: la existencia de barreras o ruptura de la comunicacin entre las personas de una comunidad constitua la gnesis de la esquizofrenia entre los grupos tnicos minoritarios.

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Conferencia:

Las Vitaminas en las Personas Mayores: Apoyo, Afecto y Comunicacin.

Estos precedentes, como podr intuir amable lector, no son los nicos, pero s suponen grandes pilares sobre los cuales se va a construir, a partir de los aos setenta, el edificio, hoy uno de los ms atractivos de las ciencias sociales, del apoyo social, la salud y el bienestar. En el apartado siguiente, definir el apoyo social con el sencillo objetivo de unificar criterios y hablar, al menos en el tiempo que dura esta lectura, de lo mismo. UNA PROPUESTA DE DEFINICIN DE APOYO SOCIAL Si bien la identificacin de los precedentes histricos del apoyo social resulta una tarea relativamente sencilla, encontrar un acuerdo con respecto a su definicin o, alternativamente, encontrar una definicin aceptada por todos los autores, constituye una difcil tarea. A este respecto, las definiciones del apoyo social han proliferado desde finales de la dcada de los 70 hasta mediados de los 80 y a partir de ese momento parecen haberse estancado (Veiel y Baumann, 1992; Gracia, Herrero y Musitu, 2000). En general, cada autor trabaja con una definicin de apoyo social y con un instrumento para evaluarlo, lo que dificulta enormemente la labor de sntesis histrica. En un artculo de 1981, Wood expresa pblicamente lo que muchos investigadores ya saben por experiencia: existen tantas definiciones de apoyo social como autores interesados en el tema. Uno de los intentos ms rigurosos por proponer una definicin del apoyo social que integre en lo posible los elementos comunes de otras definiciones y recoja los aspectos tericos ms referenciados ha sido el realizado por Lin (1986). En su penetrante anlisis de las distintas definiciones que se han ofrecido sobre el apoyo social, este autor propone acotar conceptualmente el apoyo social como el conjunto de provisiones expresivas o instrumentales -percibidas o recibidasproporcionadas por la comunidad, las redes sociales y las personas de confianza aadiendo que estas provisiones se pueden producir tanto en situaciones cotidianas como de crisis (Lin y Ensel, 1989). Hace aproximadamente veinte aos, apenas exista informacin respecto de las relaciones del apoyo social con el riesgo de mortalidad y con la salud fsica y mental. En 1976, Cassel haca referencia a cmo el ambiente social contribuye a potenciar o debilitar la resistencia del organismo a los virus, sealaba la trascendencia de que los epidemilogos consideren y reconozcan la importancia del apoyo social que los seres humanos reciben del grupo familiar o grupos ms significativos (Musitu y Cava) . A partir de las investigaciones realizadas en estas dos dcadas, se considera que la percepcin del apoyo social est relacionada positivamente con la salud mental y fsica. Desde los aos setenta, se viene afirmando que las personas que sufren cambios sociales y culturales bruscos (Marmot y Syme, 1976; Mancuso y Sterling, 1974), as como aquellas que viven en contextos donde hay una elevada desorganizacin social (Nesser et al., 1971) y altos ndices de pobreza (Antonovsky, 1967; Syme y Berkman, 1976), se observa un riesgo mayor de adquirir gran nmero de enfermedades. Esas situaciones se han descrito con frecuencia en trminos de ausencia de vnculos sociales estables y carencia de recursos vlidos en las personas que viven tales circunstancias. As pues, partimos del supuesto de que determinados vnculos y relaciones sociales

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores promueven la salud y protegen a los seres humanos contra la enfermedad e incluso, en ciertas circunstancias, de la muerte. Las relaciones y actividades sociales se han considerado positivas para la salud y el bienestar de los seres humanos, entre otras cosas, porque son una fuente de motivacin para vivir aquello que trasciende sus selfs individuales y, porque a travs de ellas, se pueden implicar en conductas de salud preventivas y teraputicas. Tambin existe la posibilidad de que la implicacin en esas relaciones y actividades sociales se origine a partir de un sentimiento ms general de "coherencia" y voluntad de vivir. A continuacin, me centrar en el apoyo social, salud y bienestar en la persona mayor, un perodo que tiene especiales connotaciones en todos los mbitos del ser humano: Fsico, Psicolgico y Social. Pero antes, aludir, as sea de una forma somera, a una de las fuentes principales del apoyo social, la familia. Una fuente importante, huelga decir, en todos los momentos de la vida, desde luego, pero en la persona mayor como en la infancia aqu, los extremos se tocan- tiene unas connotaciones especiales y una profunda implicacin en la salud y el bienestar. LA FAMILIA, UN ENTORNO DE APOYO Y SOCIALIZACIN Dentro de los procesos de interaccin intrafamiliar, ocupan una parte fundamental aquellos que tienen como objetivo socializar a los hijos en un determinado sistema de valores, normas y creencias; es decir, el intento de los padres, y cada vez ms con la colaboracin de los abuelos, por configurar un determinado tipo de persona en sus hijos y nietos. Estos procesos de socializacin son, sin duda, una de las funciones ms ampliamente reconocidas de la familia; de hecho, en torno a la funcin de socializacin se distribuyen los roles familiares y se delimitan las expectativas y las conductas paternofiliales; en este sentido, podemos afirmar que la socializacin es tal vez el eje fundamental de la vida familiar. Al mismo tiempo, es tambin una de las dimensiones principales de la articulacin de la interaccin intrafamiliar y el contexto sociocultural en el que la institucin familiar se inscribe (Cava y Musitu, 2000; Gracia y Musitu, 2000). La familia es en s misma un proceso de socializacin. En el campo de la psicosociologa de la familia se considera que la socializacin es la funcin familiar por excelencia. En la familia como grupo primario, la socializacin se desarrolla como funcin psicolgica, como funcin de interrelacin de sus miembros y como funcin bsica de la organizacin social. En este sentido, la socializacin es el eje fundamental donde se articula la vida intrafamiliar y el contexto sociocultural con su carga de roles, expectativas, creencias y valores (Gracia y Musitu, 2000; Musitu y Allatt,1994). La familia es, adems, un conjunto de relaciones, una forma de vivir juntos y de satisfacer necesidades emocionales mediante la interaccin de sus miembros, que junto con el amor, el odio, la diversin y la violencia constituye un entorno emocional en el que cada individuo aprende las habilidades que determinarn su interaccin con otros en el mundo que le rodea: habilidades para aprender en el sistema educativo y para trabajar en el entorno laboral; sentimientos de

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autovaloracin y preocupacin por los dems; los nios aprenden el proceso de toma de decisiones y las tcnicas necesarias para hacer frente a situaciones difciles como la prdida del trabajo, la infidelidad, la incorporacin de nuevos miembros al hogar, la escasez de recursos econmicos y el abuso de alcohol y drogas por algunos de sus miembros; aprenden a manejar las emociones como el enfado, el amor y la independencia, a acatar las leyes o a quebrantarlas; aprenden y practican las bases de la interaccin humana, la consideracin por los dems, el respeto y el valor a los mayores, la importancia de estar vinculado a un linaje, y la responsabilidad de las propias acciones. La familia contribuye, adems, al desarrollo de la identidad, y al sentimiento de pertenencia, y en ello participan de forma significativa nuestros mayores, que son, en palabras de Alberdi (1999), el smbolo de la herencia familiar, y no tanto por los bienes materiales como por los rasgos personales, las costumbres y tradiciones del grupo, de las vinculaciones geogrficas e histricas; son, en realidad, el pilar sobre el cual se construye la vida afectiva de la familia, el sentimiento de pertenencia, la identidad y la vinculacin a un linaje. La familia nos otorga el nombre y el apellido que son nuestras primeras formas de identidad personal, y a ello contribuyen de forma significativa los padres y los abuelos. La familia es, pues, un entorno de intimidad donde actitudes, ideas y valores se aprenden e intercambian. Es al mismo tiempo un reflejo de la sociedad, un microsistema social donde todos los miembros -esposos, padres, madres, hijos, nios, jvenes y abuelos- como personas que en su individualidad procuran evitar los conflictos, seducir y convencer, un mundo de relaciones, de negociaciones, de contradicciones, que operan como bsqueda de acercamiento y deseo de autonoma, necesidad de dilogo y exigencia de privacidad, palabras y silencios, acciones y reacciones, dominios y sumisiones, satisfacciones y sufrimientos (Musitu y Allatt,1994; Lila, Musitu y Buelga, 2005). Igualmente, la familia es una institucin especializada en gratificar necesidades psicolgicas de nios, adultos y viejos tales como la comprensin, el afecto, la aceptacin personal, el crecimiento personal, la paz emocional, la serenidad y el amor; la familia es, en definitiva, aunque no siempre, la mejor institucin conocida para proporcionar a sus miembros una permanente disponibilidad al afecto, apoyo, intimidad, compaerismo y aceptacin y respeto incondicional. La familia, por otra parte, se hace realidad a travs de los abuelos en cuanto que la filiacin configura la vida, pues es la que relaciona lo biolgico, lo social y lo psicolgico. Sin embargo, los abuelos son los grandes olvidados de la sociedad actual. Es difcil salir de las imgenes de la vejez y de la muerte al hablar de los abuelos, pero la realidad es otra (Alberdi,1999). A travs de una gran encuesta sobre las familias francesas los abuelos emergen como la nueva figura fundamental de las redes familiares en cuanto que desempean actualmente roles importantes en el seno de la institucin familiar (Attias y Segalen 1998, en Alberdi,1999).

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores LA PERSONA MAYOR Uno de los aspectos ms destacables en las relaciones de nuestros mayores en el seno de las familias en este principio de milenio es su independencia hasta edades muy avanzadas, un hecho casi impensable hace tan solo unos pocos aos, lo cual ha transformado profundamente el concepto de antao de familia extensa -padres, hijos y nietos viviendo en un mismo hogar- puesto que al vivir nuestros mayores independientemente de sus hijos, ya no responden a esa conceptualizacin clsica. Las personas mayores, a la vez que se incrementan sus expectativas de vida, han aumentado su nivel medio de salud y tienen, cada vez mas, los medios econmicos suficientes para mantenerse independientes. En nuestros das, podramos decir que lo que sucede con nuestros mayores es que se convive menos con ellos, pero se coexiste ms (Alberdi,1999; Cava y Musitu, 2000). Por otra parte, este estadio del ciclo vital se ha asociado muy frecuentemente con prdidas personales y sociales y, sobre todo, con una disminucin en la actividad social; sin embargo, no se puede decir que no tenga redes sociales proveedoras de apoyo, o que carezca de una verdadero vnculo de afecto. Esta asociacin puede atribuirse a la confusin de diferentes trminos relacionados con los recursos que proceden de las relaciones sociales (Daz-Veiga, 1987). Tambin es cierto que las personas de ms edad tienen mayores posibilidades que otros grupos ms jvenes de perder relaciones sociales de apoyo significativas debido a sucesos vitales frecuentes en esta etapa, como son mayores quebrantos de salud, la jubilacin, prdida del cnyuge o prdida de amigos, entre otros, pero esto no quiere decir, en absoluto, que pierda todos sus vnculos afectivos y de apoyo. Analizar a continuacin las redes sociales de las personas mayores, sus contenidos y efectos. Los familiares y amigos como fuente de apoyo para los mayores Poco a poco se ha ido rompiendo el mito del abandono afectivo de la persona mayor por sus familiares, discurso dramtico y, a veces, confirmatorio de crueles realidades, y se ha ido sustituyendo por el de la persona mayor en, o cerca de, la familia, confirmando, al mismo tiempo, la relevancia y significado que esta tiene para su salud fsica y mental y, desde luego, para su bienestar. Diferentes estudios han demostrado la importancia de las relaciones sociales, familia y, tambin los amigos, que son, normalmente, la continuidad afectiva de la familia, en el bienestar de las personas mayores lo cual tiene, a su vez, importantes efectos en su autoestima y sentimiento de bienestar Gracia, Herrero y Musitu, 2002). Numerosos estudios sugieren que las personas mayores difieren, en funcin del sexo, en la forma y contenido del apoyo. Los hombres, por ejemplo, tienden a depender ms de la relacin con su esposa, mientras que las mujeres tienen una red ms amplia. Adems, aquellos que estn casados gozan, normalmente, de redes de apoyo ms consistentes que los no casados; pero los casados sin hijos, parecen estar ms aislados que los no casados sin hijos, lo cual puede explicarse por el hecho de que las personas solteras aprenden a lo largo de su vida ciertas estrategias para salir adelante en momentos de crisis, mientras que los casados,

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y ms si son hombres, tienen una mayor dependencia de su esposa, a la que se le ha adjudicado el rol de compaera y ayudante incondicional sobre todo en los momentos de crisis o de enfermedad. Y lo cierto es, que esta es la tnica dominante en las personas mayores en este principio de milenio como se demuestra en una encuesta realizada a ciento sesenta personas mayores de sesenta y cinco aos, en la que el noventa y dos por ciento de los hombres responden que su mujer es su principal ayuda, mientras que en las mujeres el porcentaje era del setenta y tres por ciento, una diferencia que se explica por el hecho de que las mujeres expresan que tienen ms confianza en la ayuda de sus hijos que la que manifiestan sus maridos (Musitu, 2001). La mujer, sobre todo en las generaciones que ahora conforman las personas mayores, se ocupaba prioritariamente de las labores del hogar, educacin de los hijos, cuidado de la casa etc.. y esa ocupacin a diferencia de otras ms profesionales, no la pierde con los aos, se sigue ocupando del hogar, educacin y cuidado del marido, nietos, con lo cual como ha ocurrido a lo largo de toda su vida, sigue ejerciendo diversas funciones, que aunque sigan sin reconocerse socialmente, existe una pequea diferencia con respecto a etapas anteriores: empieza a ser valorada por su pareja, a la que sigue cuidando, quiz con ms mimo porque empiezan a manifestarse los achaques de la edad. Con ello constatamos un cierto protagonismo de la mujer en esta etapa de la vida. Resulta curioso observar como en parejas mayores, como el hombre se vuelve mucho ms dependiente de su mujer, le consulta, tiene en cuenta sus opiniones, que pocas veces haba considerado en el pasado. Todo lo cual refuerza la autoestima de la mujer tan vapuleada en etapas anteriores (Monreal, 2001). Adems de la familia, los amigos y los vecinos tambin son personas importantes en el apoyo y cuidado de los mayores, lo cual posibilita que mantengan las relaciones sociales y de apoyo con el medio que les rodea. Se ha constatado, por ejemplo, que aproximadamente dos tercios de las redes de apoyo de las personas mayores estn formadas por miembros de la familia, al mismo tiempo que un amigo del mismo sexo es la fuente de apoyo ms solicitada. Normalmente, el apoyo procedente de los amigos predice ms claramente el bienestar en las personas mayores que el apoyo familiar. Lo cierto es que el apoyo de los amigos es otro de los factores importantes en los cambios positivos del estado de salud en mayores ya sean casados o viudos, y en el afrontamiento de las dificultades y problemas que aquejan a todas las personas en este estadio del ciclo vital. El apoyo en las relaciones de amistad es opcional, no obligatorio, y se fundamenta en la reciprocidad y el afecto, caractersticas que contrastan con los sentimientos de obligacin (como resultado de expectativas y normas culturales) que, con frecuencia, subyacen en las relaciones familiares. No resulta sorprendente, por tanto, el hecho de que los resultados de numerosos estudios sugieran que el ajuste, autoestima y estado de nimo de las personas de edad depende ms de la calidad de las relaciones con los iguales y las relaciones de amistad que de las relaciones con la familia (Crohan y Antonucci, 1989, para una revisin). Las amistades son para las personas mayores una de las fuentes de satisfaccin ms significativas, y en ese sentido, tienden a tener un gran impacto en los sentimientos de bienestar de la persona mayor. Estas relaciones pueden proteger

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores de autoevaluaciones negativas haciendo sentir a la persona mayor competente, valiosa y til. Asimismo, tambin se ha observado una relacin positiva entre los sentimientos de competencia en el desempeo del rol de amigo (proporcionando compaa, consejo, ayuda prctica y empata) y una elevada moral en la persona mayor. Adems, como indican numerosos estudios, la importancia de las relaciones de amistad en la moral y sentimientos de bienestar de la persona mayor, es superior, en ocasiones, a la de las relaciones familiares. Como concluyen Crohan y Antonucci, sentirse necesitado es un sentimiento crucial para el bienestar de la persona mayor. La propia habilidad para adaptarse al proceso de envejecimiento mejora como resultado de sentirse una persona importante para el bienestar de un igual y, especialmente, de una amistad. Los familiares son las personas con las que generalmente se crea un mayor sentimiento de reciprocidad -indispensable para gozar de un sentimiento de bienestar y felicidad-, y en esta etapa de la vida ocurre con ms frecuencia entre padres e hijos. As, despus de dedicarle gran parte de su vida al cuidado de los hijos, es muy factible, y por otra parte, muy humano, que los padres consideren que sus hijos estn en la obligacin de atender sus necesidades, y ms an, si se encuentran enfermos, necesitados o dependientes y, por tanto, urgidos de algn tipo de apoyo o ayuda. En este caso, el apoyo de los hijos hacia los padres puede traer consigo un efecto beneficioso para ambos, a la vez que la ausencia del mismo, tendr un efecto negativo en la salud y bienestar de la persona mayor y, a corto o a largo plazo, tambin para los hijos. Sin embargo, otras investigaciones han constatado que aunque los mayores reciben mucho apoyo de sus familias, tambin se pueden derivar costos psicolgicos asociados a la recepcin de ese apoyo. Por ejemplo, la persona mayor puede sentir que debe compensar a la familia, sus hijos, de alguna forma por los cuidados que recibe y, puede sentir al mismo tiempo, que no tiene con qu. Este es un sentimiento que afecta su bienestar, su autoestima y sentimiento de vala personal. Es muy importante en estos casos, que la familia est vigilante y evite que estos sentimientos penetren en el mundo interior de la persona mayor. La mejor medicina es la comunicacin y el dilogo, junto con expresiones de afecto y cario tales como: Lo importante es que te sientas bien, eso es lo que queremos; si tu ests bien, todos estamos bien; no te preocupes por nosotros, somos jvenes y saldremos adelante; no necesitamos de nada -mxime si la persona mayor percibe que no tiene recursos materiales o psicolgicos para compensar a sus hijos de sus desvelos y preocupaciones-. Los mayores que necesitan ayuda la reciben en primer lugar, aunque no siempre, de la esposa o esposo, despus de los hijos, de los hermanos, de otros parientes y por ltimo de amigos y vecinos, aunque con frecuencia, este orden se invierte, como ya he comentado anteriormente, y son los amigos o vecinos las principales fuentes de apoyo. La importancia de la familia se encuentra generalmente en los momentos de crisis y, sobre todo, en aquellos mayores con enfermedades crnicas, aunque si escuchamos a las personas mayores, su familia es lo ms importante de su vida (97%), necesiten o no de alguna ayuda urgente (Musitu, 2001). En este sentido, es de subrayar el hecho de que son cada vez ms numerosas las investigaciones que confirman la importancia de la familia en enfermos mayores hospitalizados y, en su mayora, coinciden en un hecho que nos invita a la reflexin, y es que cuando el enfermo hospitalizado tiene alguien a

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su lado que se preocupa de que siga el tratamiento con rigor y le transmite cario y confianza, normalmente, abandonan el hospital en menos tiempo que aquellos con similares diagnsticos pero con una red de apoyo ms dbil o inexistente. Es posible que para la persona mayor sea preferible recibir apoyo de un familiar con el que tenga una relacin recproca de toda la vida, lo que permitira, de este modo, introducir un equilibrio en las relaciones. Pero tambin, recibir apoyo de un amigo/a con el que se pueda asumir una relacin de reciprocidad puede percibirse como positivo, principalmente, para la persona mayor que valora el hecho de poder seguir manteniendo la norma de reciprocidad temporal. De esta manera, incrementa su autoestima, vala personal y sentimiento de bienestar. As, por ejemplo, se han constatado menores tasas de mortalidad y morbilidad en personas mayores con ms alto grado de contactos sociales y, tambin, una relacin negativa entre apoyo social y mortalidad y enfermedad en las personas mayores (Cava y Musitu, 2002). Por ltimo, no est de ms insistir en la importancia de la reciprocidad en el apoyo social y la necesidad de sta con el paso de los aos y, sobre todo, en las personas mayores. Adems, las personas mayores que tienen una historia de relaciones sociales recprocas tienden a tener niveles ms altos de autoestima, dominio y competencia social, y redes de apoyo cualitativamente superiores. Las personas mayores como fuente de apoyo para sus familiares Recientemente, la psicologa social y del desarrollo han contribuido de forma significativa a la recuperacin del significado de diversos agentes sociales de los entornos de crianza de los nios. Se ha estudiado la influencia de los iguales, de los padres y de los hermanos, pero la importancia de los abuelos como agentes socializadores y de apoyo para las familias con nios pequeos, no se haba tenido en cuenta. Probablemente, porque nunca hasta hoy, la importancia de los mayores haya sido tan evidente. Recordemos que hasta hace no muchos aos era casi un milagro que nios y adolescentes tuviesen abuelos, y mucho menos, bisabuelos. Hoy, es justo lo contrario. Es el gran privilegio que tienen los nios y adolescentes de hoy, disfrutar del cario y complicidad de los abuelos y bisabuelos. Los abuelos contribuyen al desarrollo psicosocial de sus nietos directa e indirectamente. Directamente, los mayores funcionan como patrones de interaccin proveyendo estimulacin cognitiva y afectiva a los nios, y tambin, como agentes proveedores de cuidados. E indirectamente, su rol es un recurso de apoyo social para los padres; es decir, los cuidados prestados por los abuelos no solo provee a los nietos recursos de socializacin y madurez, sino que adems, alivia parcialmente a los padres de sus responsabilidades parentales. Es frecuente escuchar en nuestros das expresiones como: gracias a los abuelos podemos trabajar los dos, cuando los abuelos cuidan de nuestros hijos estamos mucho ms tranquilos en el trabajo, si los abuelos cuidan de nuestros hijos, es probable que nos vayamos unos das de vacaciones solos (los padres sin quererlo saberlo tambin hacen de terapeutas). Igualmente, entre padres e hijos adultos, hay reciprocidad financiera -gracias a nuestros padres estamos viviendo donde estamos, e informacional -mis padres me aconsejan con frecuencia o

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores acudo a mis padres en busca de consejo- y en patrones de ayuda emocional vamos a ver a los abuelos para que vean a los nietos, siempre que tenemos problemas acudimos a nuestros padres-. El hecho es que en nuestros das la ayuda entre padres mayores-hijos es muy frecuente, y tanto los mayores de 65 aos son receptores de ayuda familiar como, a su vez, es entre los mayores de 65 aos donde encontramos un gran nmero de hombres y mujeres que ayudan a sus hijos y a sus nietos (Inserso 1995). Un fenmeno muy comn en nuestros das debido a la longevidad de nuestros mayores es el de las abuelas jvenes que, por una parte, tienen que atender a sus hijos y nietos, y por otra, a alguno o a ambos padres o suegros, es decir, los bisabuelos. Normalmente, esta situacin se vive como estresante, y de hecho, tiene todos los componentes para que as sea. Es muy probable que en el futuro los gobiernos tengan que plantearse seriamente la posibilidad de asignar salarios dignos a los hijos o hijas -por ahora ms estas ltimas- que tienen esta doble funcin, porque el futuro no es halageo para las prximas generaciones. La bidireccionalidad de las relaciones La influencia de los procesos en las relaciones abuelos-nietos es bidireccional, lo cual no significa que esta relacin sea de igualdad. A lo largo del ciclo vital los patrones de reciprocidad pueden cambiar y la direccin de la influencia, que en la niez de los nietos era mayor en los abuelos, se equilibrar proporcionalmente con el paso de los aos. Pero lo importante, no es solo, como dice Alberdi (1999), la ayuda material de los abuelos a los nietos, sino esencialmente, el hecho de que los mayores, en su mayora abuelos, son los transmisores del patrimonio familiar y los albaceas de la cultura familiar, puesto que son ellos los que transmiten las formas de entender las relaciones, las historias de familia, las memorias de los miembros de la familia que ya han fallecido, y todo, gracias a los abuelos, quienes al tener ahora la fortuna de vivir ahora ms que nunca, permite una ms larga coexistencia entre las generaciones y una mayor recreacin en la historia familiar, es decir, son los verdaderos almacenes de la memoria histrica de la familia. La proporcin de mayores que sirven como cuidadores de sus nietos vara segn la clase social, el grupo tnico, la estructura familiar y la cohorte. En la clase media, la ms estudiada, los abuelos desempean con ms frecuencia el rol de compaeros de los nios y, un mnimo porcentaje, el de cuidadores. Hoy en da, es cada vez ms frecuente comprobar que el rol de abuelo-cuidador se incrementa dentro de familias con ambos padres trabajadores, con padres separados o divorciados y en madres solteras. Lo importante es que las personas mayores se sientan personas tiles, no utilizadas, puesto que sabemos que si hay reciprocidad, fundamentalmente afectiva, ese sentimiento est garantizado, y es este sentimiento el que incrementar su autoestima y su percepcin de personas valiosas para los dems y, naturalmente, as ser su sentimiento de bienestar (Cava y Musitu, 2000).

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ESTRESORES Y RECURSOS EN LA PERSONA MAYOR Claro que, este estadio del ciclo vital en que se encuentra la persona mayor tiene momentos ms dramticos, es decir, eventos vitales ms negativos o estresores ms fuertes, que otros periodos previos. Entre los estresores ms significativos en ese perodo de la vida, destacan la jubilacin, la prdida de los seres queridos y el cambio de residencia. Analizar estos tres puntos en funcin de la significacin del evento y de su efecto en la salud y en el bienestar de la persona mayor. La jubilacin Normalmente, los seres humanos nos encontramos, de un da para otro, frente a una situacin nueva, con todo el tiempo a nuestra disposicin y, con frecuencia, sin saber que hacer con l; en parte, porque no estamos preparados para asumir el nuevo rol de jubilado. Los escasos procesos de preparacin que anteceden a la jubilacin, el inadecuado contenido temtico respecto a este nuevo rol, el desconocimiento de esta realidad por parte de la familia, de la empresa o institucin y del propio jubilado, y los prejuicios sociales relacionados con el jubilado y con el persona mayor, convierten el cese laboral en una ruptura imprevista que tiene como consecuencia la formacin de expectativas negativas sobre su futuro inmediato, de temores frente al sostenimiento econmico de la familia, y de incertidumbre frente al uso adecuado del tiempo no laboral. El retiro laboral supone algo ms que el simple cese en una actividad ms o menos valorada. En efecto, implica el ajuste a un nuevo rol con expectativas muy diferentes y a veces contrapuestas, la modificacin del ritmo cotidiano de vida, supeditado al ejercicio laboral, una reestructuracin de las relaciones familiares y sociales, ciertos reacomodamientos en la economa personal, y un desplazamiento de los compromisos e intereses personales del mundo del trabajo al del tiempo libre. Y, claro, descubrir en ese tiempo interminable postjubilatorio que se est en el tramo final del camino, que no es poco. Estas situaciones generan con frecuencia ansiedad y tensin, manifestndose con comportamientos desadaptados que inducen al jubilado a realizar actividades consideradas "inservibles" desde el punto de vista de su realizacin personal y del reconocimiento familiar y social. Adicionalmente, se presenta el trnsito de un locus de control interno a uno ms externo, puesto que el individuo pasa a depender de una pensin, de su familia, o en muchos casos de una residencia (Sez y Aleixandre, 1996). Por otro lado y tambin como consecuencia de la jubilacin el varn pierde parte de sus redes de relacin que ha ido construyendo en torno a su trabajo, cosa que no ocurre tan radicalmente en la mujer que ha procurado mantener otras redes. Esta perdida de las relaciones laborales acrecentada por las prdidas de la pareja, amigos etc..., amplifica la sensacin de soledad del mayor de ah la necesidad de potenciar en las personas mayores la capacidad de establecer nuevas relaciones. Si somos capaces de reconocer mltiples beneficios en la capacidad de establecer relaciones en cualquier perodo de nuestra vida, sta ser mucho ms

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores necesaria en el perodo que nos ocupa dado que las personas mayores son ms vulnerables a la soledad, han perdido muchas personas queridas y adems se perciben necesitadas de cario y atencin, en cierto modo piensan que la sociedad se ha olvidado de ellas por considerarlas poco tiles. Ante esta percepcin es importante dotar a las personas mayores de habilidades de relacin para que los intercambios que se produzcan entre cada una de ellas y los dems sean gratificantes, no renuncien a sus propsitos y derechos pero respeten a su vez los derechos de los dems (Monreal, 2004). En relacin con la salud, existe un cierto consenso entre los investigadores en el sentido de que el retiro laboral no tiene per se efectos adversos en la salud, aunque agregan que los problemas implcitos en el estudio de estas relaciones y las limitaciones metodolgicas de gran parte de la investigacin existente, sugieren cautela al hacer tales juicios. La consideracin de la jubilacin como un importante suceso vital generador de estrs, implica el anlisis de algunas variables como el grado de control que la persona tiene del evento, el momento del ciclo vital en que ocurre, la etapa del proceso de retiro en la cual est siendo examinado el fenmeno, el gnero y la red de apoyo familiar, esta ltima, a mi juicio, la ms importante. La muerte de los seres queridos Los hallazgos acerca de la muerte de los seres queridos ponen de manifiesto su estrecha relacin con la salud y el apoyo social. Tambin se ha constatado que la prdida de los seres queridos, y en especial la del cnyuge, ocasiona en la persona un elevado riesgo de mortalidad y morbilidad. Durante las ltimas fases del desarrollo vital, esta prdida puede producir un efecto especialmente negativo en la salud de las personas, e incluso, la muerte. Lo cierto es que la muerte del cnyuge es uno de los acontecimientos vitales negativos ms importantes que se pueden producir en los mayores, lo cual tiene profundas repercusiones en los mbitos fsico, emocional, social y, en ocasiones, tambin en el econmico. La muerte del cnyuge, incluso de parientes y amigos, puede llegar a destruir una parte significativa de las fuentes de apoyo, generando en la persona mayor una disminucin de su autoestima, una autopercepcin ms negativa y, a veces, la desesperacin existencial (Sez, et al.1996). Como consecuencia de la prdida de seres queridos y la ausencia de una red social de apoyo, la vida de algunas personas mayores se transforma, viviendo un estado de aislamiento y de privacin (emocional y social), sin el consuelo de la compaa de otros, y con una escasa participacin en el mundo que les rodea. En diferentes anlisis sobre la mortalidad despus de la muerte del cnyuge, se constata en todos ellos una alta tasa de mortalidad sobre todo en los primeros seis meses de la viudez, con mayor riesgo para los hombres que para las mujeres. La presencia de un amigo/a o confidente, est asociada con un mejor ajuste a la viudez y, tambin, al retiro laboral; adems, la oportunidad de expresarse con otros, la percepcin de proximidad respecto a los allegados, etc., puede contribuir a disminuir los efectos negativos asociados a la prdida del cnyuge. Tambin es de gran importancia, como ya comentaba anteriormente, el apoyo de los hijos y amigos para afrontar y adaptarse a este trnsito vital.

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Se ha constatado que la mayora de las personas mayores que se vuelven a casar, normalmente los hombres se casan ms que las mujeres, tenan anteriormente un matrimonio feliz. Pueden existir dos razones que explican esta diferencia de gnero respecto del rematrimonio en esta edad: 1. La red social en los hombres es generalmente ms reducida y ms frgil que la de las mujeres; y 2. La viudez ocurre en una edad mayor en los hombres que en las mujeres. Los hombres, normalmente, consideran a su esposa como su parte ms ntima y significativa y como algo ms que un miembro de su red social. Tambin, las mujeres cultivan una red algo ms amplia de miembros familiares y amigos, lo cual puede ser un paliativo de la experiencia estresante de su viudez y, en consecuencia, sentir una menor necesidad de ampliar su red social con un rematrimonio. En relacin con el gnero, se ha demostrado que para los viudos la experiencia de la viudez trae consigo ms problemas de salud que para las viudas; tambin, los hombres se aslan ms, tienen redes sociales ms restringidas, tienen menos lazos emocionales con la familia y menos probabilidad de tener un confidente. Cuando la edad es avanzada, la viudez en hombres y mujeres tiene, normalmente, las siguientes manifestaciones: 1. Presentan mayores disfunciones relacionadas con la salud que los casados. 2. Las diferencias en las estrategias de afrontamiento estn relacionadas con la valoracin que se realiza de la prdida. 3. Hay una relacin positiva entre el tipo de estrategias utilizadas y el estado de salud. 4. La ausencia de recursos psicolgicos, sociales y econmicos correlaciona significativamente con los indicadores de salud y bienestar positivos. Por ltimo, las variables como sexo, edad, estado de salud previo y la resolucin positiva del duelo son elementos claves para el bienestar fsico y psicolgico en la viudez. La soledad La soledad es un trmino de difcil concrecin; la podramos definir como "una vivencia penosa de que algo falta o alguien no est" o tambin, como estado de melancola por la muerte o ausencia de una persona querida. La soledad fsica es la falta de compaa, es estar solo. No se percibe ni se siente el apoyo. Pero la persona que est sola, no tiene necesariamente por qu sentirse sola; es decir, la presencia de otra persona anula el estado fsico de soledad, pero no quiere decir que no tenga un sentimiento de soledad. Una percepcin positiva de apoyo social ayuda a que la persona no se sienta sola; debe existir apoyo recproco, y si no existe esta reciprocidad, el sentimiento de soledad es muy probable que no desaparezca. Tambin se habla del sndrome de soledad, el cual va asociado con la sensacin de aburrimiento, vaco, exclusin y pena de s mismo, sin olvidar que

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores existe la soledad patolgica que se asocia, a veces, a ciertas formas de psicosis, afortunadamente, poco frecuentes en las personas mayores. La persona mayor puede ir perdiendo parte de sus roles, su poder econmico, los familiares, amigos y, lo ms importante, su cnyuge; de esta forma, se va quedando sin apoyos, lo que puede generar ese sentimiento de soledad y de aislamiento de los que venimos hablando. No siempre es as, pero este sentimiento persiste si la persona mayor no supera las prdidas y recompone su vida. El estmulo que provoca este sentimiento ha sido identificado como un dficit relacional; por ejemplo, la muerte del cnyuge se convierte en una deficiencia relacional, puesto que priva al otro de un apoyo vital cargado de afecto que puede afectar sus deseos de seguir viviendo y, puede experimentar, en consecuencia, un profundo sentimiento de soledad. Cuatro aspectos desde el punto de vista del desarrollo social impulsan a la persona mayor a aislarse: 1. El sistema econmico que considera a la persona mayor como un ser descontextualizado, como un trabajador obsoleto en un mundo moderno donde su capacitacin y su permanencia laboral se convierten en gasto y no en inversin rentable. Pero, paradjicamente, son el blanco de esta endemoniada sociedad de consumo donde los grandes mercaderes han observado que los mayores gozan de mejor estatus econmico que los jvenes. 2. El incremento de la poblacin joven y adulta, altamente especializada, que precipita el desplazamiento de la persona mayor y su posterior exclusin de la vida laboral activa. Son viejos, obsoletos y, en esta enconada sociedad de consumo, desechables. Afortunadamente, hoy lo son menos que antes, es decir, hace solo unos aos, pero se sigue discriminndolos. 3. La actitud general de la sociedad, que se refleja en numerosas ocasiones a travs de los medios de comunicacin que proyectan imgenes distorsionadas de benevolencia, mofa, conmiserativas o paternalistas, que conllevan un sentido especfico de justicia, de desprecio, de invalidez o de incapacidad social de la persona mayor para actuar por s mismo, lo cual, es casi siempre falso. 4. Cambios profundos en las relaciones familiares. La modernizacin lleva consigo no slo el cambio social, sino tambin, cambios en la estructura familiar donde el cambio de autoridad resulta ser el ms significativo. De una autoridad centrada en el padre, y anteriormente en el abuelo, se pasa a una autoridad econmica centrada en el principal proveedor econmico, donde la edad es lo menos importante. Ahora, lo que importa es el dinero y los bienes econmicos. La transformacin de los valores en este principio de milenio est siendo tan radical y vertiginosa que no nos est dando tiempo a asimilarla. El problema de verdad ser cuando descubramos lo que estamos construyendo entre todos. Para entonces, igual ya es tarde. Para mitigar la soledad se recomienda desde el punto de vista psicolgico, superar el sentimiento de impotencia, aumentar la capacidad de gozar, de dar y recibir apoyo, recordar los buenos momentos, valorarse a s mismo (autoestima) y a los dems y participar de una red familiar y de amigos lo suficientemente slida,

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en trminos de calidad y no de cantidad, como para que la persona mayor pueda afrontar sin problemas los momentos duros de esta fase final de la vida, entre los que se encuentra, sin duda alguna, la soledad. Y cuando todo esto no es posible, acudir a los profesionales y Servicios Sociales para que les ayuden a superar ese sentimiento, a travs de grupos voluntarios, grupos de autoayuda, etc.Como afirma Vicente Prez Cano, La mejor forma de captar los matices que han coloreado estas vidas ya cargadas de aos es escuchndoles (1993:34). Es responsabilidad de todos y no solo de los profesionales. Mujeres que viven solas Una parte importante de las personas mayores son mujeres, y esta diferencia aumenta con la edad -un 49% por ciento de las mujeres mayores de 65 aos son viudas, frente a un 16% de los hombres de este grupo de edad-, lo que supone que son ms las mujeres que viven solas en este segmento de edad que los hombres. Esto es explicable si se tiene en cuenta que las mujeres tienen un mayor ndice de supervivencia que los hombres; adems, como sealan De la Gndara y lvarez (1992), los factores relacionados con los roles sociales tradicionalmente asignados a las mujeres, las capacitan en cierto modo para vivir solas, mientras que los hombres que enviudan tienden a contraer nuevas nupcias ms fcilmente que las mujeres, porque tambin, se sienten ms solos. La mayora de las mujeres mayores que viven solas y que experimentan declinaciones funcionales siguen viviendo solas (Worobey y Angel, 1990) a pesar de sus deficiencias. Tambin, existe un porcentaje de mujeres que tienen impedimentos funcionales y que necesitan asistencia (Soldo et al., 1984). Tampoco se puede soslayar, que las mujeres que viven solas estn significativamente menos impedidas que las que viven con personas diferentes al esposo (Magaziner et al., 1998). En este sentido, Collins y Paul (2001) realizaron un estudio sobre salud funcional y apoyo social en una muestra de mujeres mayores de 65 aos que vivan solas, y constataron que aquellas que tenan la moral ms alta eran aquellas que se sentan ms tiles, que se adaptaban con ms facilidad a las diferentes situaciones, que sentan que tenan un lugar en el medio en que vivan y que aceptaban con valor el hecho de hacerse mayores. Adems, no mostraban sntomas de distrs o ansiedad y tenan relaciones interactivas satisfactorias con la mayora de las personas. Los hallazgos de esta investigacin, sugieren que el nivel de salud funcional y el apoyo social percibido son esenciales en el sentimiento de bienestar psicosocial. Niveles ms altos de salud y de percepciones de apoyo se relacionaban con una moral ms alta. Tambin constataron que cuando la edad se incrementaba, los sujetos tenan niveles ms bajos de salud funcional y tambin una moral ms baja, as como tambin un menor apoyo social percibido. Estos hallazgos, en cierta forma, coinciden con los de Heller y Mansbach (2000), quienes constataron que la edad era un predictor significativo de la satisfaccin con la vida y que sta decrece con el incremento de la edad.

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores Estos estudios apoyan la vulnerabilidad de las mujeres mayores que viven solas, sobre todo en el rea rural, con implicaciones para su salud y bienestar, lo que hace necesario la potenciacin de las redes comunitarias que les ayuden a mantener la independencia, en el marco de unas redes de apoyo slidas, la salud y el bienestar psicosocial. Cambio de residencia (reubicacin geogrfica) A diferencia de la prdida de seres queridos y el retiro laboral, el cambio de residencia ocurre menos frecuentemente entre los viejos que entre adultos jvenes, aunque el dolor y los efectos negativos son mucho mayores en las personas de ms edad. El significado de este fenmeno y las seales de que movimientos no planificados o involuntarios pueden tener efectos negativos sobre la salud en la persona mayor, han suscitado que la poblacin objeto de nuestros estudios se ubique mayoritariamente en estos estadios cronolgicos del ciclo de vida del individuo. Es de resaltar, que cuando las personas mayores son trasladadas a una residencia, sufren un profundo estrs y un tremendo dolor. No nos engaemos, las investigaciones relacionadas con las personas mayores que viven este drama, no llegan a traspasar la epidermis del problema que vive la persona mayor. Los datos son fros y, justamente por eso, no dicen nada de las emociones y sentimientos de las personas mayores que viven este drama. Normalmente, nuestros trabajos en el interior de la persona mayor, nos indican que cuando esta acepta -casi nunca se descubren sus verdaderos sentimientos, normalmente, porque si los conocisemos nos aterraran-, trasladarse a una residencia, es porque percibe que no se le quiere, que molesta, que ya no tiene nada que hacer en su casa de siempre, o porque se encuentra muy mal fsica o psicolgicamente y siente que no se est con ella. Adems, tambin tiene muchas preocupaciones por su salud y busca quien le atienda y donde sentirse menos insegura. Esa ruptura de los lazos afectivos con sus familiares, amigos y vecinos es vivenciada como un drama interior del que no sabe salir, o, a veces, ni siquiera quiere, y con expresiones como ya he hecho lo que tena que hacer o ya no me queda nada por hacer..... se van dejando morir. A ello contribuye tambin el estado de las residencias que en trminos de Carlos Boyero, un conocido periodista, son refugios, antesalas de la muerte, almacn de recuerdos, impotencia fsica y psquica, crceles vegetativas, al menos, una gran parte de ellas. Normalmente, cuando las personas mayores tienen estos cambios dramticos sienten que su salud fsica y mental se ha deteriorado y, en consecuencia, su autoestima y su apoyo social percibido es muy bajo. En estos casos, la ayuda de los profesionales es esencial, porque por s sola la persona mayor no puede. El apoyo de los profesionales y de las personas altruistas y generosas, que normalmente son los voluntarios, es determinante para que la persona mayor asimile la informacin derivada de su nueva realidad y, en consecuencia, para que se adapte adecuadamente, respetando los lmites entre lo deseado y lo posible, a la nueva realidad que le ha tocado vivir.

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SUGERENCIAS PARA LA INTERVENCIN Hemos visto que la prdida de ingresos y seguridad econmica, la prdida de estatus y poder, la prdida del rol laboral y del sentimiento de productividad, la prdida de la pareja u otros seres queridos, la prdida de relaciones especialmente significativas como amistades y vecinos, la prdida de la proximidad geogrfica con los hijos, la prdida de la salud y de la capacidad funcional (enfermedades o discapacidades) o la prdida de oportunidades para la expresin personal, son algunos de los estresores que las personas mayores deben afrontar, probablemente, los ms significativos. A estos estresores hay que aadir la disminucin de recursos para hacer frente a estas prdidas que tienen lugar en este mismo perodo del ciclo vital. As, en general, se produce una disminucin en dos mecanismos fundamentales determinantes del ajuste psicosocial de la persona mayor, las habilidades de afrontamiento (fsicas, emocionales y psicolgicas) y la red de apoyo social. Como seala Orr (1994), la prdida de estos elementos positivos de estadios anteriores del ciclo vital puede sustituirse, como ya hemos visto, por sentimientos de dependencia fsica o psicolgica, aislamiento social y sentimientos de soledad, una reduccin en la autoestima y autoconfianza, y sentimientos de depresin, indefensin e inutilidad. En este sentido, la capacidad para afrontar esas prdidas continuas y la disponibilidad de fuentes importantes de apoyo en ese proceso de afrontamiento, son factores crticos para que la persona mayor viva una vida satisfactoria, manteniendo la dignidad, la autoconfianza y la autoestima, despus de la convulsin que supone cada prdida (Gracia, 1997; Gracia, Herrero y Musitu, 2002). A partir de las consideraciones anteriores, se ha propuesto el siguiente esquema orientativo para el desarrollo de intervenciones dirigidas al fortalecimiento de los sistemas de apoyo de las personas mayores, a la creacin de nuevas redes cuando stas no existen y a la prevencin de su institucionalizacin indebida o prematura: 1.- Las intervenciones profesionales deberan reconocer la heterogeneidad de la poblacin de personas mayores y dirigirse prioritariamente a aquellos grupos en situacin de mayor riesgo. Es decir, personas mayores de 75 aos (especialmente mujeres y miembros de grupos minoritarios) y personas que carecen de familia u otras personas significativas (aunque este grupo resulta difcil de identificar y alcanzar). 2.- Las intervenciones profesionales deberan reconocer la importancia y significacin del continuo de prdidas que experimenta la persona mayor y, en consecuencia, las intervenciones deberan centrarse en la mejora de la capacidad de afrontamiento. 3.- Las intervenciones deberan fortalecer la capacidad de la familia para proporcionar apoyo a la persona mayor, intentando al mismo tiempo aliviar y reducir el estrs que supone ese cuidado. 4.- Las intervenciones deberan fortalecer la capacidad de las amistades, vecinos y otras posibles fuentes de apoyo en la comunidad para proporcionar un mejor

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3er Congreso Internacional de Actividad Fsico Deportiva para Mayores apoyo a la persona mayor, teniendo presente las limitaciones de estas fuentes de ayuda. 5.- Los profesionales deberan fortalecer las redes existentes y mejorar la coordinacin entre las fuentes formales e informales de ayuda, intentando evitar as su fragmentacin. En definitiva, y segn de Lujn y Prez (2003), se tratara de tener in mente un modelo integral de intervencin en la vejez -MIIV- en el que se integren los siguientes segmentos sociales: la familia, la escuela, el mundo laboral, la comunidad, la administracin y, finalmente, y no menos importante, atender a la investigacin y a la docencia. BIBLIOGRAFA Alberdi, I. (1999). La nueva familia espaola. Madrid: Taurus. Antonovsky, A. (1967). Social class, life expectancy and overall mortality. Milbank Mem Fund. Quarterly, 45, 31-73. Antonovsky, A. (1979). Health, stress and coping. San Francisco: Jossey-Bass. Attias-Donfut, C. y Segalen, M. (1998). Grand-parents. La famille a travers les generations. Paris: Odile Jacob. Biegel, D.E. (1985). The application of network theory and research to the field of aging. En W.J. Sauer y R.T. Coward (Comps.), Social support and the care of the elderly: Theory, research, and practice. New York: Springer. Buelga, S., Musitu, G. (2008). Psicologa Social Comunitaria. Mjico, Trillas. Cantera, L.M., Herrero, J., Montenegro, M. y Musitu, G. (2002). Psicologa comunitaria i benestar social. UOC (Universitat Oberta de Catalua). Cassel, J. (1976). The contribution of the social environment to host resistance. American Journal of Epidemiology, 104, 107-123. Cava, M.J. y Musitu, G. (2000). La potenciacin de la autoestima en la escuela. Barcelona: Paids. Cava, M.J. y Musitu, G. (2000). Bienestar Psicosocial en ancianos institucionalizados. Revista Multidisciplinar de Gerontologa, 10, 4, 215-221 Cava, M.J. y Musitu, G. (2002). La convivencia en la escuela. Barcelona: Paids. Collins, J.M. y Paul, P.B. (2001). Functional helth, social support and morale of older women living alone in Appalachia. Journal of Women and Aging, 6, 3, 39-52. Crohan, S.E. y Antonucci, T.C. (1989). Friends as a source of social support in old age. En R,G. Adams y R. Blieszner (Comps.), Older adult friendship: Structure and process. London: Sage. De la Gndara, J.J. y lvarez, T. (1992). Repercusiones psicosociales de la soledad en las mujeres ancianas: Sndrome de Digenes. Geritrika, 8. 9, 65-70. De Lujn Japn, M. y Prez Casado, V. (2003). Modelo Integral de Intervencin en la Vejez. Rincn Cientfico, Novedades. Prez Casado, V. (2003). Voluntariado de mayores. Tesis Doctoral, Universidad de Granada. Facultad de Psicologa. Daz-Veiga, G. (1987). Evaluacin del apoyo social. En Fernndez-Ballesteros (Ed.), El ambiente. Anlisis psicolgico. Madrid: Pirmide.

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