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El “Marco para ciudades resilientes” es una nueva herramienta recientemen- te presentada en el Foro Urbano Mundial celebrado en Medellín que articu- la el concepto de resiliencia urbana para comprender la complejidad de las ciudades y de los indicadores que contribuyen a su medición, análisis y uso. AUTORA: MARINA MICELI. ARUP CAPACIDAD URBANA PARA ADAPTARSE AL CAMBIO La medida de la resiliencia La resiliencia hace hincapié en la capacidad de una comunidad o de una organización de personas para responder y adaptarse a una posible alteración de su entorno C on el aumento del número de personas viviendo en ciudades y con la exten- sión de infraestructuras y zonas habitables crece, también, la vulnerabilidad del entorno en el que vivimos. Incendios, terremotos, desas- tres climáticos o ataques terroristas se suman a la larga lista de factores que conforman la agenda diaria de las problemáticas urbanas. La esca- la, la frecuencia y gravedad de estos riesgos se ha incrementado progre- sivamente en los últimos 20 años. Frente a este escenario, el papel de las ciudades se ha convertido en un tema central en los debates acerca de cómo prevenir los riesgos conocidos y también cómo crear comunidades más resilientes a riesgos hipotéticos. El cambio de mentalidad consiste en pasar de la mitigación a la prevención y planificación. Ciudad resiliente La resiliencia hace hincapié en la ca- pacidad de una comunidad o de una organización de personas para responder y adaptarse a una posible alteración de su entorno. Desde los efectos del cambio climático a un re- pentino trastorno en la economía, se trata de anticipar para poder hacer frente a estas amenazas. Su alcance está tan ligado al proceso de toma de decisiones como a la innovación técni- ca. Y su eficacia solo puede alcanzar- se a base de tiempo, como resultado gradual de múltiples acciones de con- cienciación destinadas a cambiar com- portamientos en la sociedad y en sus responsables políticos y económicos. Siguiendo esa visión, el “Marco para ciudades resilientes” es una iniciativa apoyada por la Fundación Rockefeller y realizada por el equipo de Interna- tional Development de la consultora 22 23

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El “Marco para ciudades resilientes” es una nueva herramienta recientemen-te presentada en el Foro Urbano Mundial celebrado en Medellín que articu-la el concepto de resiliencia urbana para comprender la complejidad de las ciudades y de los indicadores que contribuyen a su medición, análisis y uso.

AUTORA: MARINA MICELI. ARUP

CAPACIDAD URBANA PARA ADAPTARSE AL CAMBIO

La medida de la

resilienciaLa resiliencia hace hincapié en la capacidad de una comunidad o de una organización de personas para responder y adaptarse a una posible alteración de su entornoC on el aumento del número

de personas viviendo en ciudades y con la exten-sión de infraestructuras y

zonas habitables crece, también, la vulnerabilidad del entorno en el que vivimos. Incendios, terremotos, desas-tres climáticos o ataques terroristas se suman a la larga lista de factores que conforman la agenda diaria de las problemáticas urbanas. La esca-la, la frecuencia y gravedad de estos riesgos se ha incrementado progre-sivamente en los últimos 20 años. Frente a este escenario, el papel de las ciudades se ha convertido en un tema central en los debates acerca de cómo prevenir los riesgos conocidos y también cómo crear comunidades más resilientes a riesgos hipotéticos.

El cambio de mentalidad consiste en pasar de la mitigación a la prevención y planificación.

Ciudad resiliente

La resiliencia hace hincapié en la ca-pacidad de una comunidad o de una organización de personas para responder y adaptarse a una posible alteración de su entorno. Desde los efectos del cambio climático a un re-pentino trastorno en la economía, se trata de anticipar para poder hacer

frente a estas amenazas. Su alcance está tan ligado al proceso de toma de decisiones como a la innovación técni-ca. Y su eficacia solo puede alcanzar-se a base de tiempo, como resultado gradual de múltiples acciones de con-cienciación destinadas a cambiar com-portamientos en la sociedad y en sus responsables políticos y económicos.Siguiendo esa visión, el “Marco para ciudades resilientes” es una iniciativa apoyada por la Fundación Rockefeller y realizada por el equipo de Interna-tional Development de la consultora

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Arup que busca ofrecer a diversos grupos de interés una herramienta holística para comprender la com-plejidad de las ciudades y de los in-dicadores que contribuyen a que la resiliencia pueda ser medida, anali-zada y utilizada para mejorar las es-trategias de planeamiento urbano y las inversiones en este ámbito. Si bien las evaluaciones y medidas para reducir los riesgos previsibles seguirán desempeñando un papel fundamental en la planificación ur-bana; las ciudades también necesi-tan garantizar que sus estrategias de desarrollo e inversión mejoren la capacidad de resiliencia. Y para que los gobiernos, inversores, respon-sables políticos y el sector privado apoyen y promuevan colectivamen-te la generación de ciudades más resilientes, es necesario que exista un entendimiento común de las ca-racterísticas principales que las con-forman así como los aspectos clave para poder planificarlas. Este docu-mento responde a ese reto propor-cionando una articulación accesible, basada en casos reales de ciudades que han podido recuperarse exito-samente de situaciones traumáticas.

Indicadores clave

Cada ciudad es única y es por ello que la resiliencia se entiende de manera diferente según el lugar, en función de las características intrínse-cas de cada territorio. Para compren-der y unificar estas diferencias, esta herramienta se compone de 12 indi-cadores generales clave que descri-ben los atributos fundamentales que caracterizan la resiliencia aplicada a las ciudades.Estos 12 indicadores (ver cuadro en las páginas siguientes) están, a su

vez, divididos en cuatro categorías: salud y bienestar de los individuos (personas); sistemas y servicios urba-nos (lugar); economía y sociedad (or-ganización) y liderazgo y estrategia (el conocimiento). A través de esta herramienta, es posible prever tan-to el mejor ejemplo de una ciudad resiliente como el peor de los casos, equivalente al colapso o ruptura. La importancia relativa de estos 12 in-dicadores dependerá del contexto urbano particular y de los desafíos que atraviese esa ciudad en un de-terminado momento en el tiempo.

Terremoto en Chile

Los eventos ocurridos tras el te-rremoto de nivel 8,8 que azotó el área metropolitana de Concepción (Chile) en febrero de 2010 ponen de relieve los aspectos físicos y so-ciales de la resiliencia del desarro-llo urbano. Debido a la presencia y el cumplimiento de los códigos chilenos de construcción, los edifi-cios sufrieron daños moderados y hubo una limitada pérdida de vidas teniendo en cuenta la magnitud del terremoto. Los servicios críticos (electricidad, agua y alcantarillado) colapsaron junto con las redes de transporte. Lo que fue inesperado, fue la ruptura casi total de las redes de comunicación: internet, teléfo-no y radio. Los funcionarios fueron incapaces de comunicarse entre sí,

El “Marco para ciudades resilientes” es una herramienta holística para comprender la complejidad de las ciudades y de los indicadores para medir la resiliencia

obtener la ayuda de los organismos a cargo de la gestión de desastres ubicados en la ciudad de Santiago o informar al público acerca de lo que estaba sucediendo. Los rumores so-bre escasez de alimentos, saqueos e incendios comenzaron a generar una sensación de pánico que degeneró

en saqueos generalizados y ansie-dad. Muchos vecinos demostraron cohesión social al unir fuerzas para proteger a los demás y al establecer guardias y turnos de vigilancia du-rante las noches.La única red de comunicación que seguía funcionando era Radio Bio

Concepción (Chile) sufrió un terremoto de nivel 8,8 en febrero de 2010.

Originariamente, el concepto de resiliencia se refiere a la capacidad de un material para volver a su

estado inicial tras un impacto. Aplicado a entornos sociales, este término describe la capacidad que tienen las ciudades o territorios de adaptarse y recuperarse ante eventos inesperados que pueden sufrir como resultado de amenazas derivadas del cambio climático o desastres naturales. Estas amenazas, si no son consi-deradas desde la fase de planificación de un proyecto, dificultarán su implementación y crearán importantes riesgos sociales, ambientales y económicos durante su desarrollo. La resiliencia es, por lo tanto, una visión po-sitiva para la prevención e intervención; se trata de un entrenamiento de las prácticas urbanas adaptativas. Por esta razón, debe ser adoptada a través de un enfoque integrado de planificación, gestión y participación en los campos de la movilidad, la energía, la gobernabilidad, los recursos hídricos y los residuos sólidos urbanos, entre otros; y coordinada bajo una visión holística para lograr que estos entornos sociales no sólo sean más resilientes, sino también más competitivos. La competitividad de un territorio es una tarea y una responsabilidad de todos. Existe una clara necesidad de colaborar cada vez más entre los actores públicos y privados, con empresas, planificadores, inversores, políticos y ciudadanos trabajando activamente para paliar riesgos aportando innovación, talento, creatividad y conocimiento. El fortalecimiento de la resiliencia en las comunidades constituye uno de los componentes esenciales del desa-rrollo sostenible. Porque para poder ser competitivo, un territorio debe ser responsable. Y esa responsabilidad territorial debe fomentar un sentimiento de identidad que movilice a cada miembro de la comunidad a interesarse por el bienestar y desarrollo del espacio en el que convive. Sin sensibilidad a esas necesidades y sin un verdadero compromiso por parte de todos, un terri-torio no podrá fortalecerse. La sensibilidad viene dada por el conocimiento y el conocimiento viene dado por la información. Herramientas como la presentada en el Foro Urbano Mundial celebrado en Medellín consti-tuyen un avance significativo para compartir criterios comunes de información y medición que ayuden a la concienciación y por tanto a la acción de las ciudades y de sus habitantes.

Prácticas urbanas adaptativas

MARÍA MONTEROPLANIFICACIÓN E INVERSIÓN RESPONSABLE, ARUP

TRIBUNA

Debido al terremoto, los servicios críticos (electricidad, agua y alcantarillado) de Concepción colapsaron junto con las redes de transporte.

Gracias al cumplimiento de los códigos chilenos de construcción, los edificios sufrieron daños moderados durante el terremoto.

CAPACIDAD URBANA PARA ADAPTARSE AL CAMBIO

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Bio, que, al proporcionar al público una fuente de información sobre lo que estaba sucediendo no sólo per-mitió a los residentes comunicarse uno con otros, sino que se convirtió en un punto central para mantener cierto nivel de estabilidad social. El orden se restableció gradualmente tras la llegada de los militares y la im-posición de un toque de queda que fue bien recibido por la población. El nivel de inestabilidad social tras la catástrofe, así como su relación con las inadecuadas comunicaciones de emergencia, fueron puntos clave de aprendizaje para la ciudad. La situa-ción de Concepción tras el terremo-to demostró que una ciudad puede necesitar mucho más tiempo para recuperarse de los impactos sociales y humanos de los desastres que de los desastres físicos.

Cali: enfoque múltiple

Cali es la tercera ciudad más grande de Colombia. El rápido crecimiento de la ciudad en los últimos 30 años obligó a que un gran número de personas humildes se asentaran en zonas propensas a inundaciones, como es el caso del distrito de Agua-blanca. Para disminuir la vulnerabi-lidad de la zona el gobierno, junto a grupos de base locales, desarrolló en los últimos tiempos enfoques paralelos destinados a ejemplificar cómo crear resiliencia. Para proteger los diques, el gobierno de la ciudad contó con el apoyo de asociaciones nacionales e internacionales que lle-varon a cabo de forma conjunta una serie de intervenciones. Durante este proceso, el municipio hizo patente la importancia de la colaboración y la cohesión social de las comunidades locales para garantizar a largo plazo la solidez de las infraestructuras. Paralelamente, el suministro de in-formación facilitada acerca de los riesgos asociados con las degrada-das infraestructuras aseguró que las

cesible para la evaluación de las ciu-dades, de modo que éstas estén en mejores condiciones para tomar de-cisiones de planificación e inversión y participar en prácticas de proyección urbana que garanticen a la gente el poder vivir en ellas; particularmente a aquellos más pobres y vulnerables.El “Marco de ciudades resilientes” es el primer paso. Proporciona la base para un índice definiendo dimensio-nes, categorías, indicadores y subin-dicadores específicos. Sin embargo

comunidades pudieran apreciar me-jor la importancia de la defensa con-tra las inundaciones y entender cómo funciona. Este enfoque integrado de participación ciudadana también ge-neró una vigilancia activa de los espa-cios públicos y un mejor control de los vertidos ilegales junto a los diques.

Ciudades más inmunes

En suma, estos indicadores represen-tan la columna vertebral de la resi-

se basa en datos que ya están dispo-nibles y que se alinean con las varia-bles utilizadas en la actualidad por las ciudades para medir otros aspectos de desempeño urbano; aspectos que están sujetos a revisión y redefinición en base a la consulta de expertos en diversas áreas específicas en las ciu-dades implicadas. A futuro, esta he-rramienta pretende evolucionar para crear un índice de resiliencia global que garantice el bienestar de la ma-yor parte de la población mundial.

liencia en las ciudades, una especie de sistema inmune que permite a las empresas y a la gente prosperar a pesar de circunstancias adversas. Una debilidad en un área entendida como clave dentro del concepto de resiliencia puede poner en peligro la capacidad de recuperación de la ciu-dad en general, a menos que se vea compensada por la fuerza de otro as-pecto relevante de la ciudad.El objetivo de esta herramienta es ofrecer una base sólida, integral y ac-

El “Marco de ciudades resilientes” proporciona la base para un índice definiendo dimensiones, categorías, indicadores y subindicadores específicos

Los 12 indicadores del “Marco para ciudades resilientes”

Una ciudad es resiliente cuando:

1. Se satisfacen las necesida-des básicas de todos los habi-tantes, por lo que la vulnera-bilidad humana es mínima.

2. Existen diversos medios de vida y empleo facilitados por el acceso a la financia-ción, la capacidad de ahorro, capacitación y el apoyo a las empresas y al bienestar social.

3. Existen garantías adecua-das para la vida humana y la salud con instalaciones sanita-rias y servicios de emergencia de rápida respuesta ante eventos inesperados.

4. Hay identidad colectiva y apoyo mutuo con una parti-cipación activa de la comuni-dad, fuertes redes sociales e integración.

5. Cuenta con estabilidad social y garantías de seguri-dad, desde policías para la prevención del delito a un sistema judicial efectivo y con capacidad para la gestión de emergencias.

6. Dispone de recursos finan-cieros y fondos de contingen-cia, con capacidad para atraer inversión privada adecuada y fondos de emergencia.

7. Se reduce la vulnerabilidad y exposición física gracias a una administración y gestión

ambiental eficiente, una infraestructura adecuada, una eficaz planificación del uso del suelo y el cumplimiento de la normativa urbanística.

8. Existe continuidad de servi-cios críticos para el manteni-miento de los ecosistemas, la infraestructura y los planes de contingencia.

9. Cuenta con movilidad y comunicaciones fiables posibi-litada por diversos sistemas de comunicación y de transporte multimodales y por planes de contingencia.

10. Posee una efectiva ges-tión y liderazgo, incluyendo la implicación del gobierno, las empresas y la sociedad civil.

11. Incorpora grupos de interés fortalecidos mediante el acceso de la ciudadanía a las organizaciones no guber-namentales, a la educación y a la información para que se puedan tomar las medidas más adecuadas.

12. Hay una planificación de desarrollo integrado indica-do por la existencia de una visión de ciudad holística, una estrategia de desarrollo y por planes que se revisan y actualizan regularmente por grupos de trabajo interdepar-tamentales.

El informe completo en:

• www.arup.es

DIGITAL-INFO

CAPACIDAD URBANA PARA ADAPTARSE AL CAMBIO

Cali es la tercera ciudad más grande de Colombia. Su rápido crecimiento generó asentamientos en zonas propensas a inundaciones.

En el distrito de Aguablanca, en la ciudad de Cali, se construyeron una serie de diques para evitar inundaciones con la colaboración del tejido social.