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2016ko abenduaren 20a Gaur egungo informazioa ಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊಊ Actualidad informativa 20 de diciembre de 2016

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2016ko abenduaren 20a

Gaur egungo informazioa

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Actualidad informativa

20 de diciembre de 2016

20 de diciembre de 2016

Economía pág. 42

Crecen un 19,2% los accidentes laborales

mortales en Euskadi, con 37 fallecidos

hasta noviembre

Suben un 10,6% los siniestros 'in itinere', con 3.258 accidentados, y un 7,2% los

ocurridos en jornada de trabajo

Euskadi registró en los once primeros meses del año 29.181 accidentes laborales con

baja, lo que supone un 7,5% más que en el mismo periodo del pasado año. Los

accidentes de trabajo con resultado de muerte se elevaron a 31, cinco fallecidos más

(+19,2%) que en el ejercicio precedente, según datos de Osalan.

Estas cifras incluyen tanto los siniestros en jornada de trabajo como los registrados 'in

itinere', además de las recaídas.

Los accidentes en jornada ascendieron a 24.405 (+7,2%) y los contabilizados 'in itinere'

a 3.258 (+10,6%). Del total de accidentes en jornada de trabajo, 24.239 fueron leves

(+7,1%), 139 graves (+12,1%) y 27 mortales (tres más que en 2014). Los siniestros 'in

itinere' de carácter leve fueron 3.236 (+10,5%), los graves fueron 18 (cuatro más que en

2014) y los mortales cuatro, dos más que el año anterior.

El sector con mayor siniestralidad laboral fue la Construcción (71,5 bajas por cada mil

ocupados), seguido del Primario (67,3 bajas por cada mil ocupados), Industria (55,4

bajas) y Servicios (24 bajas por cada mil trabajadores).

Enfermedades profesionales

Por otra parte, Euskadi contabilizó entre enero y noviembre 918 enfermedades

profesionales nuevas que causaron baja laboral, lo que supone un ascenso del 11,4 por

ciento con respecto a las contabilizadas en el mismo periodo de 2014.

Los casos de enfermedades profesionales que no provocaron baja se elevaron a 1.488, lo

que supone un ascenso del 4,2 por ciento con relación a las 1.488 enfermedades sin

ausencia laboral contabilizadas en los primeros once meses de 2014.

20 de diciembre de 2016

Economía

Una empleada de Adegi demanda a la

patronal por acoso laboral

El juicio será el día 22 y la demandante pide 193.000 euros y recuperar su puesto original

DONOSTIA - Adegi se enfrentará el próximo 22 de diciembre a un juicio por

vulneración de los derechos fundamentales de una trabajadora e

incumplimiento de la normativa de riesgos laborales. La acción judicial parte de

la demanda interpuesta por esta empleada, que acusa tanto a la organización

empresarial como a su secretario general, José Miguel Ayerza, y al director de

Marketing y Relaciones Externas, Juan Mancisidor, de someterle al

popularmente conocido como mobbing.

El escrito de demanda, al que ha tenido acceso este periódico, detalla la

trayectoria profesional de M.L.I. en la Asociación de Empresas de Gipuzkoa

desde marzo de 2004, fecha en la que comenzó a trabajar en la patronal

guipuzcoana como responsable de Marketing tras superar unas pruebas a las

que se presentaron 55 candidatos.

La demandante indica que a partir de 2009, tras el acceso de José Miguel

Ayerza a la Secretaría General de Adegi, tanto él como Juan Mancisidor han

ido vaciando de contenido su puesto de trabajo y encargando sus labores a

otras personas de la organización que, según asegura, no tienen la preparación

específica para desarrollarlas.

En concreto, afirma que en 2009 se le asignó como responsable directo a un

ertzaina en excedencia que trabajaba para la comunidad de bienes constituida

por Adegi y Elkargi (cuyos dos edificios se encuentran juntos en el Parque

Tecnológico de Miramón de Donostia) con funciones de mantenimiento y

vigilancia de ambas sedes. A partir de este año, el trabajador se incorpora a la

plantilla de Adegi en calidad de gestor para ocupar en el escalafón un puesto

por debajo del de coordinador y por encima del de técnico y del de

administrativo/mantenimiento. La formación requerida para esta ocupación,

según explica la demandante, es claramente superior a la que presentaba esta

persona.

PÉRDIDA DE TAREAS

En la demanda se refleja cómo la demandante, progresivamente, pierde sus

cometidos. Así, relata que el desarrollo de la nueva web de Adegi pasa a ser

ocupación de su responsable directo, así como la actualización y gestión de

esta web.

La organización junto con la secretaria de dirección de la Asamblea General de

Adegi, salvaguardar la correcta utilización de la imagen corporativa, la relación

con los proveedores y la elaboración junto al director del eje 3 de campañas

comerciales, por su parte, pasan a ser cometido de Juan Mancisidor.

Por último, la elaboración y el diseño de diferentes soportes de comunicación

también deja de ser su responsabilidad para trasladarla a otra persona de la

organización. Del conjunto de actividades asignadas en un inicio, la

demandante solo mantiene la elaboración del resumen de prensa y la

corrección de textos en castellano y euskera y las traducciones al euskera.

La denunciante dice que en 2013, “por falta de ocupación”, comienza a realizar

labores de maquetación y diseño de contenidos de Adegi, una tarea que un

año después José Miguel Ayerza traslada a una administrativa y a ella la

nombra comercial, “cuando no tenía formación y no me la proporcionaron

aunque la solicité”. “Mi situación profesional en Adegi comenzó a ser como una

montaña rusa. De repente se me asignaba contenido y parecía que se iba a

contar conmigo, y al momento siguiente me volvían a quitar trabajo sin mayor

explicación para enconmendárselo a otra persona”, lamenta.

Junto a ello, afirma que tras pedir la reducción de jornada fue obligada a

trabajar más horas de lo establecido, que tenía que justificar sus horas cuando

ningún otro empleado de Adegi lo hacía, que no se le realizaron la perceptiva

reevaluación de los riesgos laborales ni psicosociales cada vez que se

producía un cambio sustancial en sus condiciones de trabajo y que José Miguel

Ayerza le dijo que activara el protocolo de acoso, “que nunca se había puesto

en marcha”.

Por todo ello, se acogió a la incapacidad laboral (baja) entre el 12 de abril y el

27 de junio, con una recaída el 15 de junio de 2015 que mantiene en el

momento de realizar la demanda, al presentar un cuadro de “ansiedad por

estrés laboral” con tratamiento psicológico y farmacológico. Según denuncia,

tras las numerosas reuniones mantenidas con José Miguel Ayerza y Juan

Mancisidor en las que expuso su situación no percibió ninguna actitud de

intentar resolver el problema.

PETICIONES

M.L.I. solicita en su demanda judicial que Adegi le devuelva las labores

asignadas ante el “vaciado de funciones de mi puesto de trabajo”, que se le

otorgue un “trato digno” frente al “continuo menoscabo de mi dignidad y

profesionalidad”, y que se retire la obligatoriedad de cumplir una hora más

semanal de la jornada reducida.

Además, solicita que se obligue a Adegi “de manera inmediata” a que “dé

cumplimiento a sus obligaciones en materia de prevención de riesgos

laborales” y una indemnización de 192.819,41 euros. Requiere igualmente la

redacción de una carta de disculpas por parte de los demandados que sea

expuesta en un lugar visible del centro de trabajo y que se publique en los dos

diarios de mayor tirada de Gipuzkoa.

Consultada por este periódico, Adegi declinó realizar declaraciones sobre este

asunto.

20 de diciembre de 2016

Sociedad

Un ‘bien’ de los vascos a la conciliación

Los trabajadores califican con un 6,2 su satisfacción con el tiempo que pueden dedicar a su vida privada

Permisos de paternidad de un mes, jornadas laborales que terminan a las seis de la

tarde... el Gobierno español ha anunciado recientemente una serie de medidas que

buscan fomentar la conciliación entre la vida laboral y familiar. Es el eterno debate de

los últimos tiempos, pero que no termina de materializarse. El objetivo es caminar

hacia un modelo que se asemeje más a los vigentes en Europa, donde los horarios

para la comida son más reducidos, pero se sale antes del trabajo. En Alemania, por

ejemplo, la mayoría de los trabajadores ha terminado su jornada laboral a las cinco de

la tarde –menos los dependientes de grandes comercios y supermercados–. Las

madres, incluso, acostumbran a trabajar de ocho a cuatro para poder ir a recoger a

sus hijos a los centros escolares.

Pero, ¿es suficiente con salir a las seis para conciliar vida laboral y familiar o privada?

Para Laura Baena, fundadora del Club Malasmadres, el no es rotundo. “Nos olvidamos

de que la verdadera conciliación no entiende de horarios, pero sí de flexibilidad bien

entendida”, sostiene. De hecho, la flexilibidad de horario es uno de los aspectos más

valorados por los trabajadores en la actualidad. En Euskadi, uno de cada tres asegura

tener un horario de salida flexible, según la última encuesta sobre conciliación

publicada por Eustat. En ella, los vascos puntuaron con un 6,2 su grado de

satisfacción con el tiempo dedicado a su vida familiar y privada, un aprobado, pero que

muestra que aún queda trabajo por hacer.

Sara es enfermera en el hospital de Cruces y tiene una niña de 14 meses. Su marido

es autónomo y tiene una clínica de fisioterapia. Ella trabaja a turnos; él, de nueve a

ocho con tres horas para comer. “Cuando yo era niña mi ama no trabajaba y venía

todos los días a buscarme al colegio con el bocata. Entonces no lo valoraba, pero

ahora me doy cuenta de lo importante que es. Nosotros tenemos la suerte de que su

aita la lleva todos los días a la haurreskola, pero ir a recogerla es otra historia. Un día

voy yo, otro mis suegros...”, explica. El peso de la conciliación la llevan entre todos

como pueden. “La conciliación no existe. Por ejemplo, ahora, la haurreskola va a

cerrar desde el día 23 hasta enero, pero nosotros seguimos trabajando. Si trabajas a

turnos, como yo, no puedes conciliar”, asegura. En cuanto a flexibilidad, “cero”. “Yo

tengo unos horarios que cumplir y mi marido no puede cancelar sus citas de un día

para otro si la niña se pone mala, por ejemplo. Por suerte tenemos a sus aitas

jubilados y en esos casos se queda con ellos. No me gusta mucho tirar de los aitites,

pero cuando no hay más remedio hay que hacerlo”, explica.

JOrnadas laborales La mitad de los trabajadores vascos lo hace en jornadas

continuas, mientras que un 40% tiene jornada partida. Además, un 20% trabaja a

turnos. Según Eustat, los vascos dedicamos una media de 3,7 horas al cuidado de

hijos menores. Fuera del horario escolar, en la mitad de los casos, los hijos están a

cargo de alguno de los progenitores o de ambos. Otro tercio se queda al cuidado de

otros familiares, generalmente los abuelos. Los datos muestran aquí una diferencia

entre hombres y mujeres: mientras que un 18% de las madres cuida en exclusiva de

sus hijos fuera del horario escolar, en el caso de los padres, la cifra se reduce a un

4,4%. Y es que el peso de la conciliación sigue siendo, hoy en día, desigual. Por

ejemplo, siguen siendo las madres las que solicitan, en su mayoría, las excedencias y

las reducciones de jornada en el trabajo.

Es el caso de Lorena, informática de profesión, con dos hijos de cuatro años y 18

meses. Su jornada laboral habitual es de 8.30 a 19 horas, pero se ha acogido a una

reducción de jornada y sale a las 15.30 horas. “Y aún así me parece tarde. Para tener

una vida normal tendría que salir media hora antes. Mi hija sale a las cuatro de la

haurreskola y mi hijo, a las 4.20 del colegio. Pero, claro, con la reducción de jornada

no tienes derecho a comida, así que no tengo tiempo para comer”, sostiene.

Lorena lamenta que los horarios laborales y escolares no vayan de la mano. De

hecho, han tenido que recurrir al servicio de guardería para su hijo mayor, además de

la ikastola. “Nosotros entramos a trabajar a las 8.30 y las clases no empiezan hasta las

9”. “Pero el peor día son los miércoles, que sale a las dos porque no tienen clase por

la tarde. ¿Quién puede salir un miércoles a las dos de trabajar? Yo tengo que

depender de mi sobrina para que vaya a buscar al crío. ¿No podrían poner el viernes?

Ese día muchos padres tienen jornada intensiva”, destaca.

Según Lorena, los cambios respecto a la conciliación no se van a dar por salir a las

seis de trabajar. “De hecho, a mí salir a las seis no me soluciona nada”. El cambio que

se necesita, asegura, es en la mentalidad de la sociedad y en cómo se concibe la

jornada laboral. “Para empezar, seguimos siendo las mujeres las que nos acogemos a

las reducciones de jornada. Yo, por ejemplo, no conozco a ningún hombre”, algo que

sigue castigando laboralmente a las mujeres, según denuncian una y otra vez todos

los expertos. “Yo, pase lo que pase, haya una incidencia o no, tengo que salir a las

3.30. Y, claro, los compañeros que se quedan con el trabajo, entiendo que no lo vean

bien”, reflexiona. En segundo lugar, está el tema de la flexilibidad. “Yo puedo salir

antes un día porque el niño se ha puesto malo, pero está mal visto que, a la semana

siguiente, vuelva a solicitar salir antes porque se ha puesto mala la niña”, explica.

“Mucha gente se queda en la oficina haciendo tiempo, realmente ya no están

trabajando, pero está bien visto que te quedes hasta tarde, más allá de tu hora

incluso”, añade.

Lorena hace una reflexión a modo de conclusión: “En verano salimos de trabajar a las

tres de la tarde y el trabajo es el mismo. ¿Por qué, entonces, en invierno tenemos que

estar hasta las siete?”.

Sin tiempo La esposa de Igor también tiene reducción de jornada desde que nació su

segundo hijo. “La primera pasó mucho tiempo con su amama y no queríamos que

cargase con el peso de un segundo. Además, mi mujer se sentía mal, quería estar

más implicada en la educación de los niños. Y antes llegaba a casa a la hora de la

cena. Ahora ha logrado una modificación en su horario laboral y se ha adaptado al

horario escolar de los niños”, sostiene.

“No ha sido fácil para ella, es consciente de que ha dejado en un segundo plano su

carrera y de que habrá quien no vea bien su decisión”, reconoce. En cuanto a él,

“tengo que estar a las ocho en el trabajo, pero tengo casi una hora de camino, paro

una hora a comer y vuelta al trabajo hasta las seis, que muchas veces se alarga hasta

las seis y media o siete”. “Conclusión, que suelo llegar sobre las siete y media a casa.

Agotado de todo el día sin parar y sin muchas energías, pero toca cenas, baños, etc.

Cuando nos sentamos en el sofá para pasar un rato juntos ya son las 22.30 y no

tenemos ganas ni de hablar”, explica. Todos ellos coinciden en que entre las

responsabilidades de la vida laboral y la familiar, de lunes a viernes no hay tiempo

para nada más. De hecho, “vas con la lengua fuera toda la semana”. En Reino Unido,

el informativo de máxima audiencia de la BBC es a las seis. En Euskadi, el Teleberri

empieza a las nueve, tres horas de diferencia que marcan un estilo de vida.

20 de diciembre de 2016

Economía

¿Se puede bajar la persiana de Euskadi a

las seis de la tarde?

Aunque el mayor peso de la industria facilita unos horarios más

racionales que en el resto de España, la historia y la crisis juegan en

contra de la propuesta lanzada por el Gobierno central para fomentar la

conciliación

En la posguerra española, en aquellos años 40 de hambre y tristeza, la gente tenía que

pluriemplearse para sobrevivir: por la mañana alargaba la jornada laboral oficial, y por

la tarde se hacían chapuzas hasta bien entrada la noche. En medio, claro, había que

descansar un buen rato tras la comida. Y así nació este horario tan raro que ha llegado

hasta nuestros días. Antes de aquello España se movía en los mismos parámetros que el

resto del planeta, con unas rutinas mucho más racionales y ajustadas a los ciclos solares.

Todo el mundo está de acuerdo en que no funcionamos de una manera lógica, pero el

‘way of life’ patrio es muy difícil de cambiar. Tanto, que en Euskadi nadie se está

tomando muy en serio aquello que dijo la ministra esta semana de que hay que potenciar

el salir del trabajo antes de las seis de la tarde. Esta desconfianza llega no porque los

agentes sociales no estén de acuerdo con la tesis, sino porque interpretan que Fátima

Báñez lanzó esa declaración de intenciones de manera vacía. Es decir, de un modo más

voluntarista que práctico. Pero, ¿realmente se puede bajar la persiana de Euskadi a las

seis de la tarde?

En la patronal Confebask es tanto el escepticismo que rechazan pronunciarse sobre el

asunto y se remiten a su nuevo ‘Modelo de relaciones laborales’, un texto que de

manera genérica apuesta por la «flexibilidad negociada y pactada» y la «conciliación

personal y profesional». Sin embargo, en el mundo empresarial vasco no le ven muchas

vueltas al asunto porque, ya ahora, no hay norma que impida salir a las seis de la tarde,

de manera que si no se toma esta medida es porque no se puede o porque no interesa.

Hay pruebas de que horarios más racionales son posibles porque en muchas grandes

empresas eso ya ocurre. El problema es que más del 90% del tejido empresarial vasco

está formado por pymes, y éstas dan trabajo al 85% de los asalariados de la comunidad

autónoma. ¿Quién le va a decir al del Taller Iñaki que debe echar el cierre a las seis de

la tarde?

«La precariedad que ha traído la reforma laboral propicia los abusos y las jornadas

elevadísimas»

Y eso que, según José Luis Casero, el presidente de la Comisión para la

Racionalización de Horarios (Arhoe), el País Vasco es una de las comunidades

autónomas que se encuentra en mejor situación. En buena parte, «por el peso de la

industria». Hay que recordar que en Euskadi este sector representa casi el 25% del PIB,

frente al 17% del conjunto de España, donde el enorme protagonismo de los servicios

hace que la precariedad y los horarios se desmadren. Mientras, el pulso de la industria

en la economía vasca supone más trabajo a turnos que facilita la racionalización de

horarios, y compañías con un volumen mayor, con convenios de empresa que recogen

condiciones más ventajosas. Por ejemplo: el pasado mes de octubre los convenios

vascos contemplaban una jornada anual media de 1.696 horas, frente a las 1.757 del

conjunto de España. Y a menos tiempo de trabajo, más fácil salir antes.

Por supuesto, irse a casa a media tarde es impensable para ciertos sectores como el

comercio o la hostelería. «Esa medida no va dirigida a todo el mundo, sino a servicios

generales: oficinas, bancos, Administración...», razona Casero. Y cuanto antes salga de

trabajar toda esa gente, antes podrá comprar y alternar, y antes podrán cerrar tiendas y

bares. Y así seremos algo más europeos.

Así que volvemos al mismo punto de partida. ¿Cómo lograr el cambio de hábitos?

Está claro que ninguna ley puede imponer a nadie que a partir de las seis de la tarde hay

que echar la persiana, y por eso la ministra Báñez se refirió a la negociación colectiva

como ámbito en el que empresas y trabajadores deben avanzar en la racionalización de

horarios. Pero Mari Cruz Vicente, número dos de CC OO en Euskadi, no está de

acuerdo. «No es sólo cuestión de negociación colectiva», se arranca.

Algunas contradicciones

A su juicio, resulta bastante contradictorio que desde el Gobierno central se lance esa

llamada a salir antes del trabajo mientras «hay una liberalización brutal de horarios

comerciales», de la que en el País Vasco nos hemos librado en parte «gracias a la

presión sindical». Pero, sobre todo, Vicente apunta como factor determinante que

impide el tránsito hacia unos horarios racionales «la precariedad que ha traído la

reforma laboral, que propicia los abusos y las jornadas elevadísimas».

Así que, además de la negociación colectiva, sí habría margen para que los poderes

públicos hiciesen más factible salir a las seis de la tarde; y no sólo con normativa, sino

«estableciendo mecanismos de control para vigilar que se cumplen las jornadas

pactadas, algo que tiene que ver con la Inspección».

Pero, en realidad, la cuestión va mucho más allá del mundo laboral y tiene que ver

con hábitos socialmente muy arraigados. Lo vienen repitiendo muchos expertos en los

últimos días: un país en el que los programas televisivos de más audiencia, incluso en

las cadenas públicas, terminan pasada la una de la madrugada, lo tiene difícil para

aspirar a racionalizar sus horarios.

20 de diciembre de 2016

Economía

Uno de cada cinco españoles trabaja al

menos dos domingos al mes

Los expertos creen que el alto número de pymes imposibilitará salir a las 18.00 horas, como propone el Gobierno

Un 17,6% de los españoles ocupados trabaja dos o más domingos al mes; a un 5,8% les

toca trabajar de noche más de la mitad de los días de su calendario laboral, y tres de

cada cuatro ceutíes y canarios disfrutan ya de uno de los pilares del gran pacto

nacional para la racionalización de los horarios que quiere promover la ministra de

Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez: la jornada continua.

Son algunas de las singularidades de los horarios laborales españoles, considerados

menos conciliadores con la vida familiar y más improductivos que los que rigen en el

resto de Europa, un modelo que el Gobierno pretende modificar abogando por una

jornada más concentrada y que acabe a las 18.00 horas. Pero ¿cómo se organiza

exactamente el trabajo de los españoles? ¿cuántos tienen ya jornada continua?

¿cuántos trabajan sábados y domingos? ¿cuántos lo hacen desde casa?

Según datos de la EPA, 10.696.000 españoles (el 59,9% de los ocupados) trabajan

en jornada continua, es decir, aquella en la que el descanso es igual o inferior a una

hora. El porcentaje es mayor en el caso de las mujeres ocupadas, sobre las que

tradicionalmente recae más peso de la carga familiar y quienes son más proclives a

reducir y concentrar las horas que trabajan: sólo el 31,4% tiene una jornada laboral

partida.

Jornada continua. Mapa

Igualmente, el número de españoles que trabajan del tirón aumenta si nos fijamos sólo

en los asalariados (el término excluye a los ocupados empresarios, trabajadores

independientes, trabajadores familiares no remunerados...): dos de cada tres (el

66,3%) disponen ya de un horario continuo. El pulso estadístico registrado por la

EPA indica que la tendencia histórica viene hace años encaminando sus pasos hacia los

deseos del Gobierno, ya que el número de ocupados con jornada concentrada ha

crecido un 8,4% en la última década, pasando del 51,5% en 2006 al 59,9% actual.

Diferencias territoriales

Dirigiendo la mirada al mapa de España en busca de diferencias territoriales

encontramos que las zonas donde la jornada continua está más implantada se

concentran en el Sur. Son Ceuta, con un 75,6% de sus ocupados en jornada continua,

Canarias (75,3%) y Andalucía (67,5%). A la cola están Galicia, con el 54% de sus

ocupados con horario continuo, y Valencia y Cataluña (55%).

Quienes a priori tienen más dificultades para conciliar la vida laboral y familiar

son los 5.594.000 españoles que trabajan dos o más sábados al mes (el 31,3% de la

población ocupada), los 3.152.400 (17,6%) que tienen que acudir a su puesto de trabajo

dos o más domingos al mes, y el 1.042.100 (5,8%) que tienen horario de noche más de

la mitad de los días que trabajan.

Jornada continua. Fin de semana

Los canarios y los ceutíes son quienes más trabajan en domingo (27% y 26,7%

respectivamente), y los melillenses (14%) y vascos (14,5%), los que menos. Sufren más

turnos de noche de nuevo los canarios (9,3%) y los ceutíes (9%), y menos los catalanes

(4,2%) y los vascos (4,5%). Los datos de la EPA sobre la jornada laboral de los españoles

recoge también el número de personas que trabajan en casa más de la mitad de los

días: son 356.100, un 3,6% de los ocupados.

Uno de los principales escollos que los especialistas encuentran al plan del Ministerio

de Empleo y Seguridad Social de que la jornada laboral acabe mayoritariamente a las

18.00 horas es que las pymes, que constituyen el 90% del tejido empresarial, se acojan

a este horario, mucho más fácil de poner en práctica en grandes empresas. Los datos

recogen que sólo el 12,9% de los españoles ocupados -2.310.800 personas- trabaja en

empresas cuya plantilla supera las 250 personas. Por contra, el grueso de la población

ocupada, el 30,3%, desarrolla su labor profesional en empresas de entre uno y cinco

empleados.

Los jueces dispondrán de un mapa de

“puntos negros” en riesgos laborales

La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), se

comprometió el pasado miércoles por la mañana con las cuatro asociaciones de jueces

en elaborar un mapa de “puntos negros” de riesgos laborales de órganos saturados

para finales del próximo mes de enero.

El encuentro había sido fijado para el 20 de diciembre próximo pero ante la

proximidad de la Navidad, los representantes de las asociaciones propusieron cambiar

la fecha; tocó el 7 de diciembre pasado.

“Provisionalmente, si se cumple el compromiso adquirido, el Consejo tendrá, a finales

de enero un mapa de ‘puntos negros’ para la salud laboral, en los que serían

identificados aquellos órganos saturados que tuvieran una carga de trabajo excesiva”,

explicaron a Confilegal fuentes de las asociaciones. “El Consejo quiere que no sea un

mapa genérico sino que a esas cargas de trabajo se articulen otros factores de riesgo

que permitan generar una especie de sistema de alertas”.

“Por ejemplo, no es lo mismo un juez que lleva trabajando 20 años que un juez que

acaba de salir de una enfermedad y se ha reincorporado. O una mujer que ha cogido

una excedencia y que ha estado fuera de la carrera judicial durante varios años y que,

al regresar, se encuentra con una carga de trabajo superior al 150”, añaden las mismas

fuentes.

El Consejo se ha comprometido a elaborar una cargas de trabajo de salidas medias,

razonables, para finales de la primavera. Esas cargas serían el referente para fijar la

productividad y las de salud laboral.

Hasta ahora el referente de cargas de trabajo de salida son las cifras aprobadas por el

CGPJ en 2010, con las que se funciona a efectos disciplinarios. En 2013, el Consejo

aprobó unas nuevas pero fueron anuladas por el Tribunal Supremo por defectos de

forma ya que no se dio traslado al Ministerio de Justicia.

Por otra parte, el CGPJ y el Ministerio de Justicia se encuentran en negociaciones

avanzadas para establecer unas cargas de trabajo de entrada, esenciales para definir

la Planta Judicial.

La citada Permanente aprobó, en enero de 2015, un Plan de Prevención de Riesgos

2015-2016, con trece protocolos, que fue elaborado por la Comisión Nacional de

Seguridad y Salud. En ese plan ya se reconocía la carga de trabajo como un factor de

riesgo para la salud y se comprometían en regularla realizan la “medición del trabajo”

para “determinar la carga de trabajo que puede soportar un órgano judicial”.

INFORMAZIO TEKNIKO ETA ZIENTIFIKOA

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INFORMACIÓN TÉCNICA Y CIENTÍFICA

“Contribución al mejoramiento de la calidad de vida laboral a partir de la

gestión ergonómica en los puestos de trabajos, mediante el análisis de los

procesos”.

Resumen:

En los últimos años, se han desarrollado grandes avances en los complejos

industriales y en las prestaciones de servicios fundamentalmente, provocado por la

optimización de recursos, métodos de trabajo, planes y programas de producción.

Sin embargo, los principales elementos que hacen posible estos avances son los

seres humanos, encargados de manejar, controlar, mantener y mejorar la

productividad y los servicios (59). Actualmente se hace frecuente oír hablar acerca

de la ergonomía, la vemos mencionada en los diarios, la televisión y todo tipo de

propaganda.

“Prevención del suicidio en médicos”

Resumen:

Se sabe que la tasa de suicidio en médicos es mayor que en la población general.

La salud de los médicos ha recibido escasa atención de sus colegas, a pesar de la

considerable y creciente evidencia de que la morbilidad es alta en la profesión.

Cuidar de otras personas genera estrés en los cuidadores. El estrés por la

incertidumbre clínica y el temor al fracaso son rasgos importantes de la cultura

médica. La paradoja es que el cuidado de los pacientes genera estrés pero es

también la fuente de gratificación más importante del médico. Se sabe que aquellos

que cuidan de los demás a menudo tienen grandes dificultades para buscar y recibir

ayuda para ellos mismos.