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Relaciones. Estudios de historia y sociedad
ISSN: 0185-3929
El Colegio de Michoacán, A.C
México
Vázquez Semadeni, María Eugenia
RESEÑA DE "FUTURO PASADO" DE REINHART KOSELLECK
Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXIV, núm. 95, verano, 2003, pp. 300-305
El Colegio de Michoacán, A.C
Zamora, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13709512
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ceptual, que sirve de apoyo a la his-toria política y social, pues la consi-deración sobre el uso de conceptossociopolíticos y la investigación desus significados es esencial para com
-prender el acontecer en su contexto;es tam
bién en estos capítulos dondedistingue el tiem
po histórico del tiem-
po de la naturaleza, al señalar queexisten estructuras y lapsos de cursosintersubjetivos de la acción que tie-nen un orden distinto de los ritm
ostem
porales que presupone la natura-leza. A
borda, además, la concepción
mism
a de la historia, que desde laaparición de la “historia en sí y parasí” no es ya m
ás una visión retrospec-tiva, sino que se transform
a en cienciareflexiva, con lo que se da el paso dela historia universal concebida com
ouna sum
a de partes a la historia delm
undo pensada como sistem
a, en laque es innegable la perspectiva, e in-clusive la tom
a de postura del histo-riador.
En la tercera parte transita por lasem
ántica del cambio histórico de
la experiencia, pues esta última se ha
ido cargando de nuevos contenidos,que m
odifican a su vez el horizonte deexpectativa, y ello se expresa en losconceptos, principalm
ente en los con-trarios; sostiene que la m
odernidad esun tiem
po de transición que se reflejaen la acuñación de sus conceptos dem
ovimiento –expresados por los “is-
mos”–, los cuales son indicadores del
cambio y factores de la form
ación dela conciencia, con lo cual otorga allenguaje una doble función de expre-sión y fundación.
Cada uno de estos apartados
aborda aspectos esenciales, que se re-m
iten unos a otros, para intentar res-ponder a la pregunta de la existenciade los tiem
pos históricos mediante su
presencia en las cargas semánticas de
conceptos centrales que expresan losdistintos niveles de la experienciatem
poral, como “historia”, “revolu-
ción”, “reacción”, “democracia”, “m
o-dernidad”.
Como puede verse, K
oselleck sesitúa en el ám
bito de la teoría de lahistoria, estrictam
ente en la cienciahistórica, pero m
ás desde la perspec-tiva del filósofo y del herm
eneuta quedel historiador. Por lo tanto, esta obraes heredera de la herm
enéutica pos-tulada por H
ans-George G
adamer, a
su vez alumno y profundo lector de
Martin H
eidegger, particularmente
de El ser y el tiempo.
La hermenéutica filosófica gada-
meriana responde a las posturas epis-
temológicas tradicionales, que colocan
al hombre com
o mero observador ante
un objeto susceptible de ser conocido,es decir, que plantean el conocim
ientoen la dicotom
ía sujeto-objeto; Gada-
mer reivindica la participación hum
a-na en la com
prensión: el hombre es el
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ñalar un último elem
ento de contro-versia. D
e acuerdo a los autores, lareseña del túm
ulo a Mariana fue ela-
borada por Lucas Fernández Pardo,cuya prosa, com
o señalamos arriba, la
comparan con la de Francisco Cer-
vantes de Salazar, “[...] reafirmando
así y una vez más la calidad de las
letras zacatecanas [...]” (48). Sin em-
bargo, y más allá de este sabor con-
temporáneo
a orgullo
zacatecano(actitud por cierto tan com
ún en lahistoriografía generada en los estadosde la República) Lucas FernándezPardo, de acuerdo a la transcripcióndel docum
ento, fue el escribano, mas
no el autor. La reseña del túmulo apa-
rece signada por Pedro de Frías y Sa-lazar, caballero de la O
rden de SanJuan y corregidor de la ciudad; LucasFernández aparece, repito, com
o es-cribano. Esto puede ser un error gra-ve por la atribución equivocada deltexto. Valdría la pena, por tanto, queBazarte y Priego se anim
aran a escla-recer esa y otras cuestiones pendien-tes en este libro de atractivo título ypor el cual, desgraciadam
ente, el doc-tor Florescano deberá sentirse m
uy enlo correcto para repetirnos en dóndese encuentra la investigación históri-ca actual.Juan Carlos Ruiz G
uadalajaraEl Colegio de San Luis, A
.C.jcruiz@
colsan.edu.mx
REINHART KO
SELLECK, FUTURO PASADO
, ES-
PAÑA, PAIDÓ
S, 1993, 368 P.
Sum
ergirse en Futuro pasadode
Koselleck im
plica penetrar en la pre-gunta por el tiem
po histórico, por larelación entre historia y tiem
po, ala cual sitúa en la confrontación entrepasado y futuro, entre experiencia yexpectativa. El texto, escrito en 1979,está constituido por artículos produ-cidos a lo largo de veinte años, en loscuales se com
entaron y discutierontextos de políticos, filósofos, teólogos,poetas e historiadores, así com
o refra-nes, enciclopedias y escritos descono-cidos, en los que la relación entre elpasado y el futuro estuviera tem
atiza-da explícita o im
plícitamente (p. 15).
Estos artículos fueron agrupadospor el autor en tres grandes aparta-dos. En el prim
ero aborda la relaciónentre el pasado y el futuro en la histo-ria reciente, que cam
bia a partir de lam
odernidad, donde el tiempo ya no
es algo estático y el futuro ya no estápredeterm
inado por la historia sagra-da, sino que se convierte en posibili-dad hum
ana con el advenimiento de
un tiempo nuevo, acelerado, y sobre
todo la conciencia de estar viviendoun tiem
po abierto. En el segundo apartado se ocupa
de la teoría y el método de la determ
i-nación del tiem
po histórico; para elloes necesario recurrir a la historia con-
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de forma general: lenguaje e his-
toria permanecen rem
itidos mutua-
mente sin llegar a coincidir (pp.
287-288).
Por eso para él la historia concep-tual es indispensable para la historio-grafía, pues la carga sem
ántica de losconceptos históricos com
prende los ele-m
entos y factores de la historia. Losconceptos sociales y políticos poseensu m
odo de ser particular en el len-guaje, no responden a una m
era rela-ción entre significante y significado,sino que contienen la totalidad de uncontexto de experiencia perm
anente-m
ente polisémico, cuyo sentido, una
vez localizado en el pasado, debetraerse al presente m
ediante expresio-nes que perm
itan su comprensión
actual.A
lo largo de toda la obra estánsuperpuestos dos niveles: el de la teo-ría de la historia en tanto posibilidadde com
prensión y la concepción dia-crónica de ésta, y el esencialm
entehum
ano de la percepción de un tiem-
po particular vinculado con el deve-nir, la com
prensión del hombre de su
historicidad.A
partir de la ruptura epistemo-
lógica del siglo XVIII, iniciada con la
modernidad pero actualizada con
la Revolución francesa, los conceptosya no únicam
ente sirven para conce-bir y expresar los hechos de una for-
ma determ
inada, sino que se pro-yectan hacia el futuro. D
esde esem
omento hay un proyecto contenido
en la carga semántica de los concep-
tos que expresa la tensión entre pasa-do y futuro, a partir de la cual se pue-de derivar el tiem
po histórico.Por eso la pregunta inicial de Fu-
turo pasado es: ¿existe un tiempo his-
tórico entendido como distinto del as-
tronómico, con su propia dinám
ica (osus propias dinám
icas, pues también
es posible la existencia de múltiples
tiempos históricos)? Y
si la respuestaes afirm
ativa, entonces ¿qué es eltiem
po histórico? Su propuesta es es-tablecer dos categorías a partir de lascuales se puede com
prender la rela-ción entre pasado y futuro: el “espa-cio de experiencia”, com
o recuerdode una vivencia propia o ajena, indi-vidual o colectiva, susceptible de serrepetida; y el “horizonte de expectati-va”, com
o la esperanza, la posibilidad,el m
odelo, lo deseable, que también
se crea en función de la experiencia,pero no necesariam
ente se deriva deésta. Y
es a través de una semántica
de los conceptos que han aglutinadolas experiencias históricas del tiem
poque es posible encontrar la relaciónentre pasado y futuro, entre experien-cia y expectativa, pues en su conteni-do significativo la perm
anencia, elcam
bio y la novedad se pueden cap-tar diacrónicam
ente.
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ser que se comprende en aquello que
comprende. Para él, siguiendo la ana-
lítica temporal de H
eidegger, la com-
prensión no es una de las formas de
ser o posibilidades del sujeto, sino elm
odo de ser del propio ser-ahí. Lahistoricidad es algo inherente al serhum
ano, su “ser en el tiempo”, la ex-
periencia de su existencia y, en estesentido, G
adamer otorga una respon-
sabilidad al historiador, quien contri-buye a rescatar del pasado aquelloque le parece bueno y justo m
ediantelas historias que elabora. Para él, todainterpretación es ya com
prensión, porlo que la historiografía no puede sus-traerse a la com
prensión, pues las his-torias son transm
itidas por una repre-sentación m
ediada por el lenguaje yreconstruidas con la investigacióncrítica, a partir de lo cual la historia sereescribe constantem
ente. 1Es decir,
sólo es posible conocer la historia apartir del lenguaje, de los textos y, porlo tanto, del discurso; éstos a su vezson interpretados por el historiador yes con base en esta interpretación quese escribe la historia.
Koselleck en cam
bio consideraque si bien el historiador no puede es-capar de la herm
enéutica, en la medi-
da en que depende de los textos y dellenguaje para conocer el pasado, e in-cluso para expresar o narrar ese pasa-do, las condiciones de posibilidad dela historia no se agotan en el lenguaje
y en los textos, pues existen catego-rías estructurales de las historias queson previas al discurso, es decir, queno se diluyen en la m
ediación lingüís-tica, ya que en cada acontecim
ientoparticipan num
erosos factores que po-seen su propio valor autónom
o, queapuntan a m
odos de ser que, aunquedeben expresarse a través del lengua-je, no se pierden objetivam
ente en él.D
esde esta perspectiva construyeK
oselleck su Futuro pasado, al sostenerque existe una tensión sim
ilar entrehistoria y lenguaje y ver el pasadodesde el presente:
Hay diferentes estratos de la expe-
riencia y de lo que se puede experi-m
entar, del recuerdo y de lo que sepuede recordar y, finalm
ente, de loolvidado o de lo que nunca se hatransm
itido, a los que se recurre yque son organizados por las pre-guntas actuales. Q
ue se considerenlos factores lingüísticos o no lin-güísticos es decisivo para el tipo yla reproducción de la historia pasa-da. Ya a causa de esta elección pre-via, ningún inform
e sobre el pasa-do puede com
prender todo lo quefue o sucedió en otro tiem
po. Dicho
1Reinhart Kosellec y H
ans-Georg G
a-dam
er, Historia y herm
enéutica, Barcelona,Paidós, 1977.
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siempre sería perspectivista, lo cual
llevaría a un relativismo insalvable en
la investigación empírica. Sin em
bar-go, K
oselleck señala que a partir delos textos se puede averiguar una rea-lidad que existe m
ás allá de ellos, unestado de cosas extratextual que no seagota en el lenguaje ni en la narra-ción. 4Por ello, una lectura no tan pe-sim
ista de Futuro pasadoperm
itiríaafirm
ar que para Koselleck la herm
e-néutica es una condición sine qua nonpara la historiografía, m
as no su úni-ca posibilidad de conocim
iento, puesla com
prensión es inherente al ser enel tiem
po, pero no a las estructurasprelingüísticas y extralingüísticas quese encuentran en el propio acontecer.La historia no pierde nunca su pre-tensión de verdad reflexiva, pero de-berá fundam
entarse en la historiaconceptual para poder acceder a loscontextos, tanto inm
ediatos como de
larga duración, que le permitan com
-prender los procesos históricos y losacontecim
ientos mism
os, pues “lahistoria efectual m
adura en la conti-nuidad de la tradición ligada a lostextos y a su exégesis”. 5Y
el propioG
adamer señala que la práctica del
interpretar tiene su punto de refle-xión en los textos, pero no se agota enellos; por ello la universalidad delproblem
a hermenéutico va con sus
preguntas por detrás de todas las for-m
as de interés por la historia, ya que
se ocupa de lo que en cada caso sub-yace a la “pregunta histórica”. 6
REFEREN
CIAS
AG
UIRRE,
Joaquín María, “Reseña de
Historia y herm
enéutica”, en: Espécu-lo,núm
. 6, julio-octubre, 1997, en:http://w
ww
.ucm.es/info/especu-
lo/numero 6/gad_kose.htm
GA
DA
MER, H
ans-Georg, Verdad y m
étodo:fundam
entos de una hermenéutica filo-
sófica, Salamanca, Síguem
e, 1991.H
EIDEG
GER, M
artin, El ser y el tiempo, 2ª
ed. México, FCE, 1993.
MA
ESTRE, Agapito, M
odernidad, historia ypolítica, España, Editorial Verbo D
i-vino, 1992.
RO
JO, Luis A., “D
e la historia de lasideas a la historia conceptual: haciauna herm
enéutica historiográficaposgaosiana”,
KO
SELLECK, Reinhart y Hans-G
eorg Ga-
damer, H
istoria y hermenéutica, Bar-
celona, Paidós, 1977.
María Eugenia V
ázquez Semadeni
El Colegio de Michoacán
msem
adeni@colm
ich.edu.mx
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Para Koselleck el arribo de la m
o-dernidad im
plica una transformación
de fondo en la relación entre pasado yfuturo, la cual se ve determ
inada porla caída de la concepción escatológicacristiana del tiem
po. Es a partir deello que se puede construir la historiam
oderna desde un nuevo horizonteen el cual el futuro ya no está deter-m
inado por el inminente fin del m
un-do de la historia sagrada, y que apartir de la Revolución francesa seconvierte en proyecto y posibilidadhum
ana. De este m
odo, el horizontede expectativa sólo puede construirsea partir de la concepción de futuroderivada de la m
odernidad, pues an-teriorm
ente éste se encontraba deter-m
inado de tal forma que la historia
sólo podía enseñar, mas nunca pro-
poner. Con la instauración de la “revolu-
ción permanente” la percepción del
mundo ya no puede ser la m
isma, la
revolución se convierte en el motor
de la historia y por lo tanto el futurose construye, se proyecta y se planea.Sin em
bargo, una de las tesis princi-pales de K
oselleck en esta obra es queel futuro no es predecible porque “laprevisión y los planes hum
anos siem-
pre divergen de su ejecución” (p. 262).El peligro de aceptar la propuesta
de Koselleck es que esta percepción
distinta del mundo m
odifica también
la idea de lo que es, lo que debe y lo
que puede ser la historia como cono-
cimiento. Con ello K
oselleck concedeal historiador, aquí sí junto con G
ada-m
er y con toda la tradición histórico-filosófica alem
ana, 2la posibilidad deencontrar en la historia ya no unaejem
plaridad –historia magistra vitae–
que otorgue una capacidad de previ-sión, sino aquellos elem
entos que leperm
itan construir, justificar y legiti-m
ar un proyecto de futuro de acuer-do con un “com
promiso político”, lo
cual lleva implícita la posibilidad de
que el historiador, al rescatar por elec-ción aquellos elem
entos del pasadoque le perm
itan construir su expecta-tiva, se convierta nuevam
ente en unlegitim
ador del sistema y de un pro-
yecto político particular. 3
Otro peligro de la herm
enéuticahistórica es perder la posibilidad deconocim
iento en la historia, pues alno existir un referente objetivo delpasado, sino únicam
ente testimonios,
sólo sería posible comprender la his-
toria a partir de lo que se dice de ella,o de lo que nos dice de sí m
isma en
los textos, y en ese sentido la historia
2Como ha m
ostrado Agapito M
aestreen M
odernidad, historia y política.3Y
digo nuevamente porque la histo-
riografía ya nos ha dado claros ejemplos
del triste papel que el historiador puededesem
peñar como sostén de un proyecto
político.
4Luis A. Rojo, “D
e la historia de lasideas a la historia conceptual: hacia unaherm
enéutica historiográfica posgaosia-na”, p. 21.
5Historia y herm
enéutica, p. 93.6H
ans-Georg G
adamer, 1991.