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Camino 4- Ser Studio www.camino4.es CRECIENDO EN SENSIBILIDAD Es importante ser conscientes de nosotros mismos desde el primer momento en que nos despertamos por la mañana. Para ello, Gurdjieff creó un ejercicio que se debía poner en práctica cada mañana nada más despertarse. El ejercicio es interesante, dado que nos permite desde el primer momento de la mañana ponernos a trabajar en nosotros mismos, empezando a sentir nuestro cuerpo y a traernos a la consciencia del mismo. Para ello, recuerda que debes dedicar un tiempo extra por la mañana al ejercicio. Este se inicia en el mismo momento en que nos despertamos, evitando que cualquier otro asunto del pasado o del futuro empiece a preocupar nuestra mente. Se realiza sentados con la espalda derecha. No hay que buscar ninguna comodidad extra para evitar el riesgo de quedarse dormidos nuevamente. En la posición adecuada, cerramos los ojos y nos hacemos conscientes de que nos encontramos AQUÍ, donde está el cuerpo, sentados, que acabamos de despertar del sueño, que existimos, que somos parte de un conjunto de seres que forma nuestro planeta y que éste gira en el espacio alrededor del Sol, el cuál, a su vez, se mueve entre otras estrellas dentro del Universo. Tras estos dos o tres minutos de reflexión, iniciamos el ejercicio de atención tal y como lo aconseja Gurdjieff: Respiramos profundamente varias veces y comenzamos a centrar nuestra atención sobre el pie derecho. Sólo llevamos la atención a él, sin moverlo, focalizando el pensamiento, sintiendo que está ahí. Podemos descubrir en esta simple atención montones de sensaciones en nuestro pie: calor, frío, picor e incluso la propia circulación de la sangre. Nuestra actitud debe ser la del observador, la de sentir sin oponernos a las sensaciones que nos transmite el pie. Todo ello lo debemos hacer evitando que cualquier otro pensamiento penetre en nuestra mente, sin que nada nos distraiga de la atención sobre nuestro pie derecho. Cualquier otra sensación que aparezca en nuestro cuerpo debe situarse en segundo lugar. Si nuestro estómago se mueve o nos pica un brazo es algo que no podemos evitar, pero no debe distraernos de la especial atención que hemos otorgado, en este caso, a nuestro pie derecho. Poco a poco, tras unos minutos de centrar nuestra atención sobre el pie derecho, iremos ascendiendo hasta centrar la atención sobre la pierna derecha. Tras unos minutos, trasladamos la atención a la mano derecha, luego al brazo derecho, luego el

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CRECIENDO EN SENSIBILIDAD

Es importante ser conscientes de nosotros mismos desde el primer momento en que nos despertamos por la mañana. Para ello, Gurdjieff creó un ejercicio que se debía poner en práctica cada mañana nada más despertarse. El ejercicio es interesante, dado que nos permite desde el primer momento de la mañana ponernos a trabajar en nosotros mismos, empezando a sentir nuestro cuerpo y a traernos a la consciencia del mismo. Para ello, recuerda que debes dedicar un tiempo extra por la mañana al ejercicio. Este se inicia en el mismo momento en que nos despertamos, evitando que cualquier otro asunto del pasado o del futuro empiece a preocupar nuestra mente. Se realiza sentados con la espalda derecha. No hay que buscar ninguna comodidad extra para evitar el riesgo de quedarse dormidos nuevamente. En la posición adecuada, cerramos los ojos y nos hacemos conscientes de que nos encontramos AQUÍ, donde está el cuerpo, sentados, que acabamos de despertar del sueño, que existimos, que somos parte de un conjunto de seres que forma nuestro planeta y que éste gira en el espacio alrededor del Sol, el cuál, a su vez, se mueve entre otras estrellas dentro del Universo. Tras estos dos o tres minutos de reflexión, iniciamos el ejercicio de atención tal y como lo aconseja Gurdjieff: Respiramos profundamente varias veces y comenzamos a centrar nuestra atención sobre el pie derecho. Sólo llevamos la atención a él, sin moverlo, focalizando el pensamiento, sintiendo que está ahí. Podemos descubrir en esta simple atención montones de sensaciones en nuestro pie: calor, frío, picor e incluso la propia circulación de la sangre. Nuestra actitud debe ser la del observador, la de sentir sin oponernos a las sensaciones que nos transmite el pie. Todo ello lo debemos hacer evitando que cualquier otro pensamiento penetre en nuestra mente, sin que nada nos distraiga de la atención sobre nuestro pie derecho. Cualquier otra sensación que aparezca en nuestro cuerpo debe situarse en segundo lugar. Si nuestro estómago se mueve o nos pica un brazo es algo que no podemos evitar, pero no debe distraernos de la especial atención que hemos otorgado, en este caso, a nuestro pie derecho. Poco a poco, tras unos minutos de centrar nuestra atención sobre el pie derecho, iremos ascendiendo hasta centrar la atención sobre la pierna derecha. Tras unos minutos, trasladamos la atención a la mano derecha, luego al brazo derecho, luego el

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brazo izquierdo, la mano izquierda, la pierna izquierda y, finalmente, el pie izquierdo. Una vez hecho todo el recorrido por las extremidades, lleva la atención a la totalidad del cuerpo, respirando profundo durante unos minutos más, sintiendo cómo, al inspirar y junto con el aire, entra por nuestra nariz el Élan Vital (Prana, Fuerza de Vida…), que llega a nuestros pulmones. Al espirar, este Élan Vital se esparce por nuestro interior y el aire es expulsado por la nariz, siguiendo la cuenta 4 al inspirar, 8 al espirar. Termina el ejercicio formulando un objetivo para trabajar en el día, tratando de comunicarte con esa consciencia, despertarla, advertirle que vamos a trabajar con ella y que estaremos en contacto a lo largo del día. Dedícate a esta Tarea durante una semana. Al principio, requiere de unos veinte minutos, pero cuando lo vamos dominando, puede realizarse en menos tiempo, si queremos… 1ª VARIANTE para una semana: La primera parte de esta 1ª variante es como se ha descrito anteriormente. Ahora, tras realizarla y antes de formular el objetivo del día, añadimos lo siguiente: Tras conectar con la respiración y la cuenta, nos traemos a la consciencia de los demás sentidos. Trataremos primero de centrar nuestro sentido del olfato en los primeros olores del día. Dedicamos unos minutos a ello. Más tarde, focalizamos la atención a escuchar atentamente todo tipo de sonidos que lleguen a nuestros oídos y, especialmente, tratar de escuchar nuestro propio corazón. Más tarde, abrimos los ojos y exploramos el entorno como si fuera visto por primera vez. Permanece atento a los diferentes matices que llegan a través de los sentidos, sin analizar o verbalizar acerca de la fuente de las impresiones que nos llegan. Termina el ejercicio cerrando otra vez los ojos, respirando y formulando un objetivo para trabajar en el día. Trata de comunicarte con esa consciencia, despertarla, advertirle que vamos a trabajar con ella y que estaremos en contacto a lo largo del día. 2ª VARIANTE para una semana: Esta 2ª variante la realizaremos a la hora de dormir. Realiza el primer ejercicio de la mañana (recorrido por las extremidades). Al terminarlo, incluimos la escucha del silencio durante unos diez minutos en contacto con la sensación corporal global. Es aconsejable realizarlo con el máximo silencio alrededor, así, traemos a nuestros sentidos para escuchar. Veremos que, por mucho silencio que exista, empezarán a aparecer sonidos. Por un lado sonidos propios como nuestra respiración o el latido del nuestro corazón; por otro lado, sonidos externos como el crujir de un mueble, el vuelo de un insecto, un ruido lejano, un vehículo que se mueve, un avión, el viento...

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Una vez hecha la Tarea, entrégate al sueño con esta Consciencia. Esta Tarea apoya el desarrollo de nuestros sentidos para una mayor comprensión y para una mayor consciencia del entorno que nos rodea. La mayor parte del tiempo no utilizamos ni la mitad de lo que la Existencia nos da. Quizás encontremos algo especial en el modo de soplar el viento. Tal vez en el reflejo del sol sobre los árboles, o las cigarras cantando. Si pudiéramos detenernos, mirar, escuchar unos cuantos días, unas cuantas noches y comparar notas... Podemos detenemos a mirar y escuchar, algo que la mecanicidad casi nos ha hecho olvidar. Pero, sin duda, lo más importante es recordarnos a nosotros mismos el resto del día. Hay que continuar sintiendo, oliendo, mirando saboreando y escuchando el resto del día; es decir, desarrollando la habilidad que nos permita recordarnos el resto de nuestra vida. Ojalá esta tarea te ayude a ello.

CUESTIONAMIENTO

- ¿Qué posibilidades te abre el comenzar el día de esta manera? ¿Encuentras nuevos matices en las impresiones que recibes del nuevo día?

- ¿Te es sencillo encontrar un objetivo diario con el que Trabajar tu atención, tal y como te lo pide la Tarea?

- ¿Qué resistencias se te presentan a la hora de hacer el ejercicio? ¿En qué te apoyas para llevarla a cabo?

- ¿Cuál de los sentidos te produce mayor deleite? ¿Eres consciente a lo largo del día de tus sentidos como elementos de recepción de impresiones? ¿Te paras a recibir?

- ¿La observación de ti mismo te parece importante? ¿Para qué? ¿Qué dificultad encuentras a la hora de mantenerte como simple observador? ¿Aparece el impulso de juzgar o desear cambiar lo que observas?

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