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La construcción del Estado liberal
12.1. EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: CARLISMO Y GUERRA
CIVIL. LA CUESTIÓN FORAL. CONSTRUCCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL. Tras la muerte de Fernando VII se inicia el reinado de Isabel II. Se divide en dos etapas: las regencias de Mª
Cristina y Espartero (1833-1843) durante la minoría de edad y el reinado efectivo (1843-1868). En este periodo se
impone definitivamente en España el liberalismo como única solución para hacer frente a los problemas
económicos y a la guerra carlista.
Isabel II se encontrará con una oposición absolutista (carlistas), unos partidos liberales débiles –ya que el atraso
económico español de mediados del S. XIX impide el desarrollo de una clase burguesa fuerte- y divididos en
moderados y progresistas y un ejército reforzado por su protagonismo en la guerra carlista que intervendrá de
forma activa en los cambios políticos mediante los pronunciamientos.
La oposición al
sistema liberal
El carlismo
La oposición al sistema liberal, que se implantó en España desde
1834, estuvo representada por el carlismo.
El movimiento carlista surgió en la etapa final del reinado de
Fernando VII como rechazo a su tímido reformismo. En un principio
se llaman “los apostólicos” pero, al surgir el problema sucesorio, se
les llamó carlistas por defender los derechos dinásticos de Carlos
Mª Isidro.
El carlismo es una ideología antiliberal, inmovilista y
tradicionalista que rechaza todo progreso (incluyendo la revolución
industrial). Sus principios son:
- El mantenimiento de la monarquía absoluta, de las instituciones
del Antiguo Régimen y de la supremacía de la Iglesia.
- La defensa de los fueros que mantienen el País Vasco y Navarra: sus instituciones
autónomas y sus privilegios (exención fiscal y de quintas para el servicio militar y
autonomía judicial) frente al uniformismo liberal.
El carlismo es un movimiento rural, que se apoya en los pequeños y medios campesinos de
regiones del norte -sobre todo las de tradición foral (País Vasco, Navarra, norte de Aragón y
Cataluña y el Maestrazgo)-, en el bajo clero y la baja nobleza. Por su propio carácter está
condenado al fracaso pero, sus fuertes apoyos sociales y su forma de lucha (guerrilla)
dificultarán su derrota agotando los recursos de la Hacienda.
Hay tres guerras carlistas motivadas por cuestiones ideológicas y dinásticas.
- 1ª guerra carlista (1833-1839) es la más importante y larga. Se inicia poco después de
morir Fernando VII defendiendo el trono para Carlos Mª Isidro. Sus éxitos iniciales se
deben al genio de Zumalacárregi que organiza un ejército a partir de dispersas guerrillas.
Su muerte en el sitio de Bilbao, el reforzamiento del ejército liberal y las divisiones internas
llevaron al Convenio de Vergara entre Espartero y Maroto por el que reconocen a Isabel
II a cambio de mantener los fueros y las graduaciones militares de los carlistas. El ala
intransigente, con Ramón Cabrera (el Tigre) al frente, siguió la guerra en el Maestrazgo
durante un año más.
- 2ª guerra carlista (1846-1849) se produce como rechazo por la boda entre Isabel II y el
pretendiente carlista, Carlos VI, hijo y sucesor de Carlos Mª Isidro. Se desarrolló sobre
todo en Cataluña.
- 3ª guerra carlista (1872-1876) se produce por el rechazo a Amadeo de Saboya, y a las
medidas progresistas del Sexenio Revolucionario.
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL1
Los artífices del régimen liberal son los partidos políticos, la Corona y el ejército.
Los partidos
políticos
liberales
Los partidos políticos liberales, que representan los intereses de la burguesía, acabaron con el
Antiguo Régimen y convirtieron a España en un estado liberal-burgués. Se dividen en
moderados y progresistas.
Los dos sectores coinciden en la necesidad de acabar con el absolutismo y el Antiguo Régimen
e instaurar un estado liberal (soberanía nacional, separación de poderes, derechos
individuales) bajo la forma de monarquía constitucional; en la defensa del centralismo y
uniformismo del Estado frente al foralismo.
Pero se diferencian en la en la forma de concretar o desarrollar esos principios básicos.
1 Este apartado se puede incluir también en los temas 12.2. y 12.3. a modo de introducción
La construcción del Estado liberal
Moderados
Sus líderes principales son: Martínez de la Rosa, Narváez,..... Se apoyan en las clases altas
(oligarquía agraria y financiera) que exigen “orden” y control del pueblo. Su ideología política
es el liberalismo doctrinario que defiende:
- La soberanía compartida (Rey-Cortes) que otorga amplios poderes a la Corona (poder
moderador): nombra jefe de gobierno, convoca y disuelve las Cortes, y tiene veto
legislativo. Legislativo bicameral: Senado de elección real y Congreso elegido mediante
sufragio censitario muy restringido (-1% de la población).
- Limitación de derechos y libertades individuales mediante leyes restrictivas.
- Control de los ayuntamientos por el gobierno central.
- Confesionalidad católica del Estado.
El sufragio restringido a las clases más altas y el apoyo de la Corona les permiten acceder y
mantenerse en el poder durante casi todo el reinado efectivo de Isabel II.
Progresistas
Sus líderes principales son: Mendizábal, Espartero, Madoz, Prim,..Se apoyan en las clases
medias urbanas que ponen “la libertad” por delante del orden. Su ideología política es el
liberalismo progresista que defiende:
- La soberanía nacional en teoría aunque en la práctica admiten el principio de soberanía
compartida. Legislativo bicameral: Senado elegido por la Corona a partir de una lista que
le presentan los electores. Congreso elegido por un sufragio censitario más amplio que
amplía el voto a las clases medias.
- Derechos y libertades individuales sin limitación - incluyendo la libertad religiosa- y
cierta tolerancia hacia el derecho de asociación.
- Ayuntamientos democráticos elegidos por los vecinos.
- Separación de Iglesia-Estado y cierto anticlericalismo.
Para acceder al poder han de acudir a movilizaciones populares y pronunciamientos
militares.
Otros partidos
- La Unión Liberal de O´Donnell es una escisión de los moderados más cercanos a los
progresistas, que aparece en las elecciones de 1854. Restó importancia y personalidades al
partido moderado.
- El partido Alfonsino (después llamado conservador) fue creado por Canovas durante el
Sexenio Revolucionario (1872). Recoge la herencia del partido moderado y de la Unión
Liberal.
- Las tendencias demócratas-republicanas son una escisión del partido progresista (1840)
por la izquierda. Defienden el sufragio universal, unas libertades individuales más amplias,
los derechos de reunión y asociación, la intervención del Estado para equilibrar
desigualdades y garantizar la enseñanza primaria gratuita, la asistencia social
La Corona
Las Constituciones de 1837 (progresista) y la de 1845 (moderada) recogen el principio de
soberanía compartida que otorga amplias prerrogativas a la Corona. Mª Cristina e Isabel II
abusaron de su poder favoreciendo al partido moderado o tomando decisiones por caprichos
de su vida privada (afán de lucro de Mª Cristina o agitada vida sentimental de Isabel II). Esto
desprestigio y debilitó a la Corona.
El ejército
La importancia adquirida por el ejército en la guerra carlista y la debilidad de los partidos
liberales (sin amplia base social) explican la intervención constante de los altos cargos
militares (espadones) en la vida política. Los cambios políticos se hicieron mediante
pronunciamientos militares, gran parte de las figuras políticas de este periodo salieron de las
filas del ejército y muchos gobiernos fueron presididos por militares. Unos son progresistas
(Espartero, Prim) y otros moderados (Narváez, O´ Donnell) pero su participación en la política
va casi siempre acompañada de un recorte de las libertades civiles.
EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL
- En las regencias de Mª Cristina y Espartero predominó el proyecto progresista que desmanteló el Antiguo
Régimen.
- En el reinado efectivo de Isabel II predominaron los moderados que crearon un estado liberal muy
autoritario y conservador que excluyó de sistema político a la mayoría de la población. - La revolución del 68 condujo al Sexenio Revolucionario, en el que se intentó construir un estado
democrático, primero con la forma monárquica y luego republicana.
- Un golpe de Estado acabó con la experiencia revolucionaria y condujo al régimen de la Restauración con la
vuelta de la monarquía borbónica (Alfonso XII) y la implantación del sistema canovista.
La construcción del Estado liberal
12.2. EL REINADO DE ISABEL II. LAS REGENCIAS
Regencia de Mª Cristina
(1833-1840)
Fase de transición (1833-1835). Intento de conciliar absolutismo y liberalismo.
- Gobierno de Cea Bermúdez (1833) absolutista moderado, que emprende
reformas administrativas, como la división provincial de Javier de Burgos,
pero no políticas.
- El inicio de la 1ª guerra carlista obligó a la Regente a acercarse a los liberales
moderados y nombra jefe de gobierno a Martínez de la Rosa (1834). Su
proyecto de reforma política intenta conciliar liberalismo y absolutismo, sin
convencer a nadie. El Estatuto Real (Carta otorgada) establece un liberalismo
moderado muy restringido: no garantiza las libertades, las Cortes son
consultivas y bicamerales: Cámara Alta de elección real y vitalicia y Cámara
Baja por un reducido número de electores con rentas altas.
Fase de ruptura (1835-1840). Los gobiernos progresistas desmantelan el
Antiguo Régimen e implantan el estado liberal.
Las sublevaciones populares (1834, 1835 y 1836) y la rebelión de los sargentos
de la Granja (1836) llevan al poder a los progresistas, dirigidos por Mendizábal.
El gobierno Mendizábal-Calatrava:
- Convoca elecciones a Cortes Constituyentes que elaboran la Constitución de
1837 que trata de armonizar las dos corrientes liberales: la progresista
(reconocimiento de los derechos individuales –libertad de imprenta y
garantías procesales-, etc.) y la moderada (soberanía compartida) y aprueban
la Ley Electoral, Ley de Imprenta y de Ayuntamientos progresista.
- Reformas económicas liberales: desamortización eclesiástica, supresión de la
propiedad vinculada –señoríos jurisdiccionales y mayorazgos-; etc.
La regente utiliza sus poderes constitucionales para nombrar gobiernos
moderados que elaboran proyectos para modificar las leyes anteriores.
Regencia de Espartero
(1840-1843)
Los progresistas recuperan el poder mediante una insurrección popular y la ayuda
de Espartero que se niega a sofocar las revueltas y se hace con la Regencia al
abandonar Mª Cristina La Regente abandona y termina desplazando a la
Regente.
Espartero aplica las leyes de los gobiernos progresistas anteriores
(desamortización, supresión del diezmo, etc.) pero gobernará de forma autoritaria
y excluyente despertando la oposición no sólo de los moderados sino también
muchos progresistas.
El proyecto de tratado librecambista con Gran Bretaña provocó una sublevación
en Cataluña a la que respondió con una fuerte represión.
Una insurrección civil y militar de progresistas y moderados terminó con la
regencia de Espartero.
Las Cortes adelantaron la mayoría de edad de la reina.
La construcción del Estado liberal
12. LA CONSTRUCCIÓN Y LA CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO LIBERAL
El liberalismo había fracasado en 1808 y 1820, por la mayor fuerza mostrada por los absolutistas apoyados
por el rey, pero desde 1834 se impone como única solución para hacer frente a los problemas económicos y a la
guerra carlista.
El apoyo de los absolutistas a Carlos Mª Isidro obligó a la Corona a buscar el apoyo de los liberales. Pero
los partidos liberales españoles son débiles – ya que el atraso económico español de mediados del S. XIX impide
el desarrollo de una clase burguesa fuerte- y están divididos en moderados y progresistas; este hecho junto al
protagonismo alcanzado por el ejército en la guerra carlista reforzó el papel de éste que se convirtió en elemento
decisivo de la vida política. Los cambios políticos se producen siempre mediante pronunciamientos y los
protagonistas de los mismos son los altos cargos militares.
En estos años, se fue imponiendo una economía capitalista y creando el mercado nacional.
12.1. EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: CARLISMO Y GUERRA
CIVIL. LA CUESTIÓN FORAL. CONSTRUCCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL.
1. - La oposición al sistema liberal: Carlismo y guerra civil. La cuestión foral.
Inmediatamente después de conocerse la muerte de Fernando VII, en septiembre de
1833, dejando como heredera a su hija Isabel de Borbón de tres años de edad y como
regente a su esposa Mª Cristina, se producen los primeros levantamientos armados a favor
del pretendiente Carlos (Carlos V para los carlistas) que se autoproclamó rey. La regente
se vio obligada a apoyarse en los liberales para defender la corona para su hija ya que los
absolutistas apoyaban a Carlos. Los dos bandos se enfrentaron en una guerra civil de seis
años y muchas bajas por ambas partes.
En el bando isabelino se encontraban la alta nobleza, las altas jerarquías del ejército y
de la Iglesia, la burguesía comercial y financiera y los trabajadores urbanos. A este
bando se unieron los liberales ya que los carlistas eran acérrimos defensores del
absolutismo.
En el bando carlista se agrupan los que se oponían a la revolución liberal o de ideología absolutista y
tradicionalista.
- Los campesinos, pequeños y medios campesinos de regiones del norte de España, muy apegados a las
tradiciones religiosas, y temerosos de que el avance del capitalismo liberal amenace sus costumbres y les
convierta en jornaleros (la desamortización y el nuevo sistema fiscal les perjudica).
- La baja nobleza rural del norte de España que se sienta amenazada por la desaparición del mayorazgo y
exención fiscal.
- Gran parte del clero por que se opone a la desamortización, a la supresión de órdenes religiosas y a la
desaparición del diezmo y por la ideología tradicionalista católica del carlismo.
- Pequeños sectores del ejército y de la aristocracia.
Los dos bandos contaban con apoyos internacionales: los países absolutistas (Austria, Prusia y Rusia)
apoyaban a los carlistas y los países liberales (Francia y Gran Bretaña) junto con Portugal a los isabelinos.
a) El carlismo
Sus orígenes se remontan a la última etapa del gobierno de Fernando VII cuando éste se vio obligado a
adoptar posturas más moderadas. Los absolutistas más intransigentes (apostólicos) se opusieron a Fernando VII,
organizaron una sublevación en Cataluña (La revuelta de los agraviados o malcontents), crearon los voluntarios
realistas y al surgir la cuestión sucesoria dieron su apoyo a Carlos Mª Isidro por lo que pasaron a llamarse
carlistas. Sus precedentes se encuentran en los diputados absolutistas de las Cortes de Cádiz (serviles) y en las
partidas realistas del Trienio Liberal.
La ideología carlista es contrarrevolucionaria, inmovilista o tradicionalista, rechaza el liberalismo y se opone
a todo progreso -incluido el tecnológico de la revolución industrial-. Se resume en su lema: “Dios, patria y fueros”
y su grito de guerra era “Religión y Carlos”.
- Defiende la monarquía absoluta y de las instituciones del Antiguo Régimen.
- Se opone a toda reforma liberal (libertades económicas, desamortización, etc.).
La construcción del Estado liberal
- Defiende el tradicionalismo católico y los intereses de la Iglesia frente al laicismo.
- Se opone a la política centralizadora de los liberales -a nivel territorial y fiscal- defendiendo el
mantenimiento de los fueros vasco-navarros (foralismo) con sus instituciones de autogobierno y justicia,
exenciones fiscales y de quintas para el servicio militar.
Sus bases sociales son variadas y complejas – campesinos, clero y baja nobleza- pero limitada a las áreas
rurales de territorios de tradición foral (Navarra, País Vasco y regiones montañosas del norte de Cataluña y
Aragón) y la región montañosa del Maestrazgo (Teruel y Castellón). El carácter rural de este movimiento hacía
difícil su derrota al adoptar la guerrilla como forma de lucha - aprendida durante la Guerra de la Independencia-
pero también hacía imposible su victoria ya que nunca consiguieron el apoyo de ninguna ciudad importante ni
siquiera del País Vasco y Navarra (Bilbao, Pamplona, San Sebastián fueron liberales a lo largo de todo el
conflicto). Estella y Morella fueron las principales ciudades y reductos del carlismo. Tampoco controlaron
ningún territorio productor de trigo.
b) Las guerras carlistas. Los carlistas se alzaron en armas en 3 ocasiones debido a:
- La cuestión sucesoria: no admiten la legitimidad de Isabel (y de las mujeres) y defienden los derechos de
Carlos, el hermano de Fernando VII, ya que no consideran derogada Ley Sálica. A la muerte de Carlos
(Carlos V para los carlistas) sus descendientes siguieron encabezando el movimiento. El pleito siguió hasta
mediados del S. XX.
- El enfrentamiento ideológico entre liberalismo y absolutismo.
1ª Guerra carlista (1833-1839) fue la más
importante y larga. La guerra se desarrolla en
tres etapas:
- 1ª etapa (1833-35).
Al morir Fernando VI, los carlistas formaron
guerrillas que consiguieron dominar las zonas
rurales del País Vasco, de Navarra, norte de
Cataluña y el Maestrazgo utilizando la técnica
de la guerrilla. Las ciudades se mantienen fieles
a Isabel II. Los liberales tardan en organizarse,
mientras que los carlistas cuentan con el genio
militar de Zumalacárregui que organizó un
ejército de 30.000 hombres englobando a las
guerrillas dispersas. Aunque mantuvo en su
poder las zonas rurales anteriores, no pudo tomar
Pamplona ni las capitales vascas. Puso sitio a
Bilbao, muriendo en el fracasado asedio en
1835.
- 2ª etapa (1835-1837)
Hay un equilibrio de fuerzas entre los dos
bandos. En el Maestrazgo y Aragón destacó el
general Cabrera, que organizó guerrillas. El
ejército isabelino logró la victoria de
Mendigorría. Los carlistas organizaron
expediciones fuera su territorio para extender la insurrección como la del general Gómez (1836) que llegó a
Andalucía o la del pretendiente Carlos hasta las puertas de Madrid (1837) sin mucho éxito. A partir de 1837,
el ejército liberal fue mejorando en recursos y organización, dirigido por el general Espartero, que obtiene la
victoria de Luchana que levanta el asedio de Bilbao.
- 3ª etapa (1838-1840)
Las derrotas carlistas se suceden y en sus filas aparecen divisiones internas entre los partidarios de acabar
la guerra y los exaltados. En 1939, la superioridad militar de los liberales es aplastante y el sector moderado
del carlismo se rindió. Maroto, jefe del ejército carlista, y Espartero firmaron el Convenio de Vergara
(sellado simbólicamente con un abrazo): los carlistas reconocían a Isabel II a cambio de la integración del
ejército carlista en el isabelino con los mismos grados y la promesa de negociar los fueros vasco-navarros (de
ellos se mantendría una parte). Carlos Mª Isidro, contrario al acuerdo, se exilió en Francia.
La construcción del Estado liberal
Los carlistas más intransigentes, liderados por Ramón Cabrera (apodado “El Tigre” por sus métodos crueles)
continuaron la guerra en el Maestrazgo hasta la toma de Morella (Castellón) en 1840 por Espartero.
Desde 1840 el carlismo, reivindicando el mantenimiento de los fueros, siguió teniendo un apoyo popular que
les permitió tomar las armas en dos ocasiones aunque sin la trascendencia de la primera pero perjudicando
gravemente a la economía nacional.
2ª Guerra carlista (1846-1849) se desencadena por el fracaso de la boda entre Isabel II y el sucesor de
Carlos Mª Isidro (Carlos VI) lo que habría resuelto el pleito dinástico. Se conoce como guerra dels matiners.
Se desarrolla en Cataluña y Levante. En este conflicto volvió a participar el general Cabrera. Los carlistas
fueron derrotados pero se produjeron posteriormente algunas sublevaciones como el frustrado
pronunciamiento de Carlos VI en San Carlos de la Rápita (Castellón) en 1860.
3ª Guerra carlista (1872-1876) es iniciada por Carlos VII, nieto de Carlos Mª Isidro. Al producirse la
revolución del 68, los carlistas moderaron sus posturas para atraerse a las clases conservadoras y crearon un
partido llamado Comunión Católica-Monárquica pero terminaron tomando las armas por rechazo al rey
intruso, Amadeo de Saboya, y a las medidas progresistas del Sexenio Revolucionario. La guerra se desarrolló
en Cataluña, Navarra y el País Vasco. Los carlistas consiguieron algunas victorias (Montejurra, etc.) pero
fracasaron de nuevo en la ocupación de Bilbao, realizaron expediciones por el interior de la península como el
cruel saqueo de Cuenca y llegaron a crear una estructura estatal en Estella con emisión de moneda. Los
carlistas fueron derrotados por el general Martínez Campos –ya durante la Restauración- lo que supuso la
supresión de los fueros e instituciones del País Vasco (1876) aunque conservando la autonomía fiscal
mediante los conciertos económicos (1878)
La Restauración de los Borbones en el trono (1876) trajo el declive del carlismo –pero no su desaparición-
ya que toda la derecha española se aglutinó al lado de los Borbones.
2.- La construcción y la evolución del estado liberal
Durante el reinado de Isabel II (1833-1868) se llevaron a cabo reformas que asentaron el régimen liberal en
España.
La vida política estuvo protagonizada por los dos grandes partidos liberales: moderados y progresistas
que, aunque unidos frente al carlismo, mantienen posturas distintas sobre la organización del estado liberal.
- Los moderados defienden el principio de soberanía compartida que da amplias atribuciones a la Corona
(veto legislativo, derecho a convocar o disolver las Cortes y derecho a nombrar gobierno sin control
parlamentario), un sufragio censitario muy restringido (-1% de la población) y gobierno municipal controlado
por el gobierno central. Aunque aceptan en teoría las libertades individuales (expresión, prensa,..) en la
práctica las restringen mediante leyes; reprimen con dureza toda expresión de los derechos colectivos (reunión,
asociación, huelga o manifestación) También defienden la confesionalidad católica del Estado. Eran
partidarios de una mayor centralización político-administrativa. Se apoyan en las clases altas: antiguas clases
dominantes (terratenientes y alto clero), clases medias al servicio de las anteriores, la burguesía catalana desde
1834 y muchos altos cargos militares.
- Los progresistas defienden el principio de soberanía nacional y la limitación de las atribuciones de la Corona
–aunque en la práctica aceptaron el concepto de soberanía compartida-, un sufragio censitario más amplio, y
un reconocimiento de las libertades individuales sin limitación y una tolerancia con el derecho de reunión y
asociación. Aceptan la libertad religiosa y la separación entre el Estado y la Iglesia. Son partidarios de la
descentralización administrativa, de la Milicia Nacional y de los ayuntamientos elegidos por los vecinos. Se
apoyan en las clases medias urbanas (artesanos y comerciantes), sectores de la intelectualidad y el ejército. El
proletariado los prefiere a los moderados –porque son más tolerantes con el derecho de reunión y asociación-
pero no se identifica con ellos.
La Corona tenía amplias prerrogativas, otorgadas por las Constituciones de 1837 y la de 1845, que utilizó
para favorecer a los moderados. Esto obligó a los progresistas a acudir a movilizaciones populares urbanas y
pronunciamientos militares como forma de acceso al poder. Además, la Corona abusó de su poder a la hora de
nombrar gobierno mezclando los intereses personales y la política.
La construcción del Estado liberal
El Ejército participó activamente en la vida política. Su papel fue decisivo en la implantación del liberalismo
–apoyó al bando isabelino durante la guerra carlista- y, posteriormente, la debilidad de los partidos –formados por
personalidades y sin una base social amplia- les obliga a acudir a los militares para alcanzar el poder o mantenerse
en él. Gran parte de las figuras políticas de este periodo salieron de las filas del ejército y muchos gobiernos fueron
presididos por militares. Unos son progresistas (Espartero, Prim) y otros moderados (Narváez, O Donnell) pero su
participación en la política va casi siempre acompañada de un recorte de las libertades civiles.
En la evolución del estado liberal distinguimos varias etapas:
- En la Regencia de Mª Cristina y Espartero predominó el proyecto progresista que desmanteló el Antiguo
Régimen.
- En reinado efectivo de Isabel II se impuso el liberalismo moderado –excepto durante el bienio progresista-
que construyó un estado muy autoritario y conservador en el que la mayoría de la población estaba excluida
del sistema político.
- La revolución del 68 acabó con el régimen isabelino y condujo al Sexenio Revolucionario, en el que se
intentó construir un estado democrático, primero con la forma monárquica y luego republicana.
- Un golpe de Estado acabó con la experiencia revolucionaria y condujo al régimen de la Restauración con la
vuelta de la monarquía borbónica (Alfonso XII) y la implantación del sistema canovista.
12.2. REINADO DE ISABEL II (1833-1843): LAS REGENCIAS
a) La regencia de Mª Cristina de Borbón (1833-1840)
A la muerte de Fernando VII en 1833 heredó el trono su hija, Isabel II, de
tres años de edad. Su madre, Mª Cristina de Borbón, se convirtió en regente.
Inmediatamente, los absolutistas partidarios de Carlos Mª Isidro, hermano de
Fernando VII, se alzaron en armas iniciando la 1ª guerra carlista. Esta situación
obligó a la regente a apoyarse en los liberales para asegurar el trono a su hija.
En un principio no desea llevar a cabo reformas radicales pero, por las
dificultades surgidas en la guerra carlista, se vio obligada a pasar rápidamente del
absolutismo moderado al liberalismo y del liberalismo moderado al progresista.
Por ello, en este periodo se suprime definitivamente el Antiguo Régimen y se
cree un estado liberal-burgués. El carlismo será la opción política derrotada.
Los artífices del nuevo estado son los partidos liberales - divididos desde el
Trienio Liberal en moderados y progresistas- que aunque comparten principios
comunes mantienen posturas distintas sobre la organización del régimen. El ejército fue un elemento decisivo en
la instauración del liberalismo ya que derrotó a los carlistas: los dos partidos acudieron a los militares para
alcanzar el poder o mantenerse en él y los espadones o generales se convirtieron en sus principales dirigentes
(Espartero y Narváez). La Regente fue también parte activa de la vida política ya que utiliza su poder
constitucional para apoyar a los moderados, a los que llama a formar gobierno siempre que puede. Esto obliga a
los progresistas a organizar sublevaciones populares urbanas2 (1835, 1836, 1840) y pronunciamientos militares
para llegar al poder
1833-1834.- Etapa de transición entre el absolutismo y el liberalismo.
Esta primera etapa estuvo protagonizada por políticos monárquicos reformistas del periodo final de
Fernando VII (Cea Bermúdez, Javier de Burgos) o liberales moderados (Martínez de la Rosa).
El primer gobierno lo preside el diplomático Cea Bermúdez, jefe de gobierno desde los Sucesos de La
Granja (1832), un absolutista moderado –seguidor del Despotismo Ilustrado- que había permitido la vuelta del
exilio de 10.000 liberales moderados y abierto las universidades. El gobierno se limita a reformas administrativas
2 Insurrecciones urbanas: están promovida por los progresistas aprovechando el descontento permanente que existe en las
clases populares urbanas por la carestía de los alimentos y los impuestos indirectos. El pueblo se levanta, comente excesos en
muchos casos de un fuerte contenido anticlerical, y el gobierno progresista al llegar al poder debe imponer el orden y frenar a
los radicales.
La construcción del Estado liberal
pero no políticas, de las que la más importante fue la división provincial de Javier de Burgos que organizó a
España en 49 provincias. Esta vía intermedia entre liberalismo y absolutismo fracasará al alzarse en armas los
carlistas.
El inicio de la guerra carlista obligó a la Regente a buscar el apoyo de los liberales y en 1834, sustituyó a Cea
Bermúdez por el liberal moderado de Martínez de la Rosa. Su ESTATUO REAL es una Carta otorgada que
pretende conciliar absolutismo y liberalismo. Sus aspectos más destacados son:
- Unas Cortes bicamerales que sólo tenían funciones consultivas y votaban impuestos. El Estamento de
Próceres (Cámara Alta), nombrado por la Corona con carácter vitalicio, está formado por altos cargos
eclesiásticos, nobles y grandes propietarios. El Estamento de Procuradores (Cámara Baja) cuyos miembros
son elegidos por un reducido número de electores de rentas altas.
- Un sistema electoral basado en un sufragio censitario muy restringido (0,1% de la población).
- No reconoce la soberanía nacional y no garantiza las libertades individuales.
Estas reformas fracasan porque no convencen ni a los absolutistas ni a muchos liberales y excluyen a la
mayoría de la sociedad.
La conflictividad social estalló en el verano de 1834 en Madrid: al desatarse una epidemia de cólera, corre el
rumor de que los frailes habían envenenado las aguas por lo que las clases populares asaltaron conventos y
mataron a frailes. La violencia anticlerical se extendió a otras ciudades.
En el verano de 1835 volvieron a estallar levantamientos populares en muchas ciudades, muy violentos en
Barcelona, donde se incendió la fábrica de Bonaplata, y se formaron Juntas.
1835-1840. Etapa de ruptura con el Antiguo Régimen
En este momento se produce el ascenso al poder de los progresistas
cuyos gobiernos acabaron definitivamente en España con el Antiguo Régimen.
La figura política más destacada de este periodo es Juan Álvarez
Mendizábal, un liberal exaltado que había estado exiliado en Gran Bretaña
donde realizó una brillante carrera financiera.
Mª Cristina, asustada por la sublevación popular en 1835 y por los éxitos
carlistas que ponían en peligro a la Corona, se vio obligada a acudir a los
progresistas, en septiembre de 1835, para sofocar las revueltas y conseguir
apoyo popular y recursos financieros para la guerra carlista.
Mendizábal, líder de los progresistas se convirtió en el nuevo jefe de
gobierno e inició importantes reformas: suprimió la Mesta, abolió los
privilegios gremiales y promulgó el decreto de desamortización de los bienes
eclesiásticos. Se encontró con unas Cortes conservadoras (elegidas según el
Estatuto Real) que aprobaron la desamortización eclesiástica pero no su
proyecto de reforma política. Mendizábal se vio obligado a dimitir por las
presiones que los moderados ejercieron sobre la Regente –pensaban que las
reformas eran excesivas- y por una campaña de desprestigio.
La destitución de Mendizábal provocó nuevas revueltas populares en las ciudades en el verano de 1836 con
la formación de Juntas y el pronunciamiento militar de los sargentos de la Granja de San Ildefonso, que entraron
en el Palacio Real donde la Regente estaba de veraneo y la obligaron a restablecer la Constitución del 1812 y
entregar el poder a los progresistas.
El nuevo gobierno progresista, presidido por Calatrava (1836-1837) y con Mendizábal de ministro de
Hacienda será el que liquide el Antiguo Régimen.
La transformación del sistema de propiedad feudal en capitalista (libre propiedad y libre mercado de las
tierras y la mano de obra) se hizo mediante:
- La Ley de Desamortización eclesiástica de 1835 –de los bienes del clero regular- que conlleva la
supresión de numerosas órdenes religiosas. A pesar de sus múltiples objetivos (amortizar la Deuda
Pública, pagar los gastos de la guerra carlista, castigar a la Iglesia por su apoyo al carlismo y crear una
base social de nuevos propietarios de tierras que apoyaran al liberalismo y fomentar el desarrollo
económico) se quedó en una medida de carácter fiscal que permitió financiar la guerra carlista.
- El restablecimiento de la Ley de 1820 que suprimía la propiedad vinculada (mayorazgos y manos
muertas), los señoríos jurisdiccionales, el diezmo, los gremios y establecía la libertad de industria y
comercio.
La construcción del Estado liberal
Con ambas leyes se eliminan los obstáculos al desarrollo económico capitalista.
La creación de un estado liberal mediante la convocatoria de unas Cortes Constituyentes que debían
reformar el texto de Cádiz. Las Cortes, de mayoría progresista, elaboraron una nueva constitución, la
CONSTITUCIÓN DE 1837, que recogía en gran medida las ideas progresistas pero haciendo concesiones a
los moderados con el fin crear un marco jurídico aceptable para las dos corrientes liberales en un momento en
el que necesitan colaborar ante el peligro carlista3.
Las ideas progresistas quedaban reflejadas en:
- La amplia declaración de derechos individuales, como la libertad de imprenta, la libertad religiosa o la de
no poder ser detenido ni privado de sus propiedades sin causa judicial justa.
- El reconocimiento teórico de la soberanía nacional, la división de poderes y el importante papel dado a
los Cortes (poder legislativo, responsabilidad de los ministros ante ellas).
Las ideas moderadas quedaban reflejadas en:
- En el bicameralismo: el Congreso es elegido por sufragio censitario -que establecería una Ley Electoral
posterior (se amplió al 5% de la población)- y el Senado es elegido por la Corona a partir de una lista
triple presentada por los electores.
- En los amplios poderes dados a la Corona (poder ejecutivo, derecho a veto legislativo total y a disolver
y convocar Cortes) lo que supone el reconocimiento “de hecho” del principio de soberanía compartida
(Rey-Cortes).
- La financiación del clero y el culto católico por parte del Estado.
La Constitución de 1837 estará vigente hasta 1845 y con ella se implantó en España de forma definitiva el
sistema constitucional (sólo derogado durante las dos dictaduras del S. XX).
El desarrollo de leyes que modernizaban el sistema político en sentido progresista:
- La Ley Electoral establecía que podrían votar los españoles que pagaran a Hacienda 200 reales, dejando
el censo electoral en torno a un 5% de la población. El sufragio se ampliaba considerablemente respecto al
Estatuto Real pero seguía siendo restrictivo.
- La Ley de Imprenta garantizaba la libertad de expresión.
- La Ley de Ayuntamientos que establecía la elección popular de alcaldes y concejales.
- La creación de la Milicia Nacional.
Gracias al apoyo de la Regente, los moderados volvieron a controlar los gobiernos entre 1837-1840 y
elaboraron proyectos de ley para las libertades. Su principal objetivo era impedir la democratización municipal,
que reforzaría el poder de los progresistas y su proyecto de Ley de Ayuntamientos que daba a la Corona el derecho
a elegir los alcaldes de las capitales de provincia lo que provocó levantamientos populares en las grandes ciudades
en 1840.
De nuevo, los progresistas volverán al poder mediante una insurrección en Barcelona y Madrid y gracias a la
intervención del general Espartero, el militar de más prestigio, que se niega a sofocar la revuelta si la regente no
atiende a sus exigencias.
b) La Regencia de Espartero (1840-1843)
El general Espartero se había convertido en un héroe popular por sus
éxitos en América y, sobre todo, por haber conseguido derrotar a los carlistas
y firmar el Convenio de Vergara. La Regente le nombró jefe de gobierno
pero las discrepancias con medidas progresistas de Espartero le obligaron a
Mª Cristina a abdicar y a exiliarse en Marsella. Espartero se convertirá en
Regente. En estos tres años:
- Se aplicaron leyes de los gobiernos progresistas anteriores que habían
quedado en suspenso como la desamortización eclesiástica de
Mendizábal (se vendieron casi el 50% de los bienes eclesiásticos
3 Expedición Real. En septiembre de 1837, Carlos Mª Isidro había emprendido al frente de su ejército una expedición desde
Navarra y se encontraba a las puertas de Madrid siendo detenido por el general Espartero.
La construcción del Estado liberal
desamortizados) o la abolición del diezmo, lo que provocó una fuerte oposición de la Iglesia.
- La situación política fue inestable porque Espartero gobernó de forma autoritaria y excluyente: nombraba
gobiernos con sus hombres de confianza –los ayacuchos-4 sin tener en cuenta la mayoría parlamentaria. Esto le
hizo perder apoyos rápidamente: a la oposición de los moderados, que intentaron derribar al gobierno mediante
pronunciamientos5, se sumó la de sus rivales dentro del ejército y la de muchos progresistas.
- En política comercial trató de firmar un tratado comercial con Gran Bretaña (su principal objetivo era el
apoyo diplomático británico para contrarrestar el apoyo francés a Mª Cristina) de carácter librecambista6. Este
tratado perjudicaba a la industria textil catalana, que empezaba a renacer pero no estaba en condiciones de
competir con los británicos, y provocó una revuelta en Cataluña (1842) en la que se unieron obreros y
patronos. Espartero respondió con el bombardeo de Barcelona y una fuerte represión que hizo aumentar su
descrédito y las críticas a las que se sumaron muchos progresistas.
La hostilidad de Cataluña, que había sido su principal apoyo, fue también la causa de su derrota. Los hechos
de Barcelona aislaron más aún a Espartero y condujeron en 1843 a una insurrección civil y militar en la que
participaron tanto generales progresistas (Prim, Serrano) como moderados (Narváez, Concha). Narváez derrotó en
Torrejón de Ardoz a los partidarios de Espartero que se exilió en Londres. A pesar de todo, Espartero siguió
teniendo un cierto prestigio entre las clases populares. Las Cortes decidieron adelantar la mayoría de edad de
Isabel II.
12.3.- REINADO DE ISABELL II (1843- 1868): EL REINADO EFECTIVO
En este periodo, ya desmantelado el Antiguo Régimen, se construye el
nuevo Estado liberal. A diferencia del periodo anterior, el protagonismo
corresponde a los moderados que gobernaron durante toda la etapa –
excepto durante el Bienio Progresista- imponiendo un liberalismo
conservador y autoritario en beneficio de la oligarquía terrateniente y
financiera.
a) La década moderada (1844-1854)
En 1843 se declaró la mayoría de edad de Isabel II y empieza su
reinado a los trece años con un gobiernos moderado dirigido por el general
Narváez que será el protagonista de la época.
Narváez es el artífice de un sistema liberal conservador y autoritario
que sigue los principios del
liberalismo doctrinario
(ideología defendida por Jaime
Balmes, Donoso Cortés,
Cánovas, etc.) que da prioridad al orden frente a la libertad. El deseo
de mantener del orden lleva a eliminar todos los elementos progresistas
que pudieran provocar revoluciones o permitir su apoyo (libertad de
expresión, elección popular de los alcaldes, Milicia Nacional, etc.).
El sistema liberal conservador impedía la participación política de
la mayoría de la población gracias a un sufragio censitario muy
restringido y a prácticas como la disolución de las Cortes o la
manipulación electoral, además de favorecer la corrupción. El sistema
marginó por completo a los progresistas y demócratas que tuvieron que
acudir al pronunciamiento militar y a la sublevación popular para
4 Ayacuchos: nombre con el que se conocía a los militares que, como Espartero y sus compañeros, habían combatido en las
guerras de Independencia de las colonias españolas en América. Constituyeron un grupo de presión o camarilla encabezada por
Espartero. Hace referencia a la batalla de Ayacucho. 5 En 1941 fracasó el pronunciamiento del general moderado Diego de León que fue procesado y ejecutado.
6 Librecambismo: sistema económico basado en la libre circulación de mercancías entre distintos países. Se opone al
proteccionismo que establece fuertes aranceles a la entrada de productos extranjeros. Este último es defendido por la burguesía
industrial catalana.
La construcción del Estado liberal
hacerse con el poder.
El régimen moderado se consolidó gracias al apoyo de la oligarquía terrateniente y financiera y de altos cargos
del ejército a los que garantizaba el control del Estado y, también, gracias al consentimiento de la burguesía
industrial catalana a la que el mantenimiento del orden (“la mano dura”) le aseguraba la acumulación de capital.
Las principales medidas adoptadas durante la década modera fueron:
La CONSTITUCIÓN DE 1845, fue la base del sistema y, aunque se presenta como una reforma de la de
1837, su contenido expresa la ideología del liberalismo moderado o doctrinario:
- Soberanía compartida entre las Cortes y la Corona (la potestad de hacer las leyes reside en las Cortes
con el Rey). El término soberanía nacional desaparece del texto.
- Cortes bicamerales: Congreso y Senado. El Senado, elegido por la Corona entre altas personalidades
con rentas altas y el Congreso elegido por los electores.
- Corona con poderes más amplios que en la C. de 1837: derecho de veto legislativo, poder ejecutivo
(nombra al gobierno), ministros no son responsables ante las Cortes, derecho a disolver y convocar las
Cortes y nombramiento del Senado.
- Los derechos de los ciudadanos son reconocidos como en la C. de 1837 pero “con sujeción a la ley”. No
aparece la alusión a que los jurados deben juzgar los delitos de imprenta, por tanto, la libertad de imprenta
queda bajo control del gobierno.
- La confesionalidad católica del estado: la religión católica es considerada única y el Estado está obligado
a sufragar el culto y el clero católico (se concretará en el Concordato de 1851). Pero, el resto de las
religiones no son prohibidas de forma expresa.
- El poder municipal estará controlado por el gobierno central que nombraba a los alcaldes de las principales
ciudades.
- Las provincias de ultramar (últimas colonias) no tendrán representatividad en las Cortes al estar regidas
por leyes especiales al igual que en la de 1837.
Las leyes que concretan la Constitución limitan los derechos y libertades:
- La Ley de Imprenta anulaba de hecho la libertad de expresión e imprenta al estar controlada por el
gobierno.
- La Ley Electoral reducía el derecho de voto al 1% de la población (propietarios y profesionales con
estudios universitarios) y establecía como unidad electoral el distrito reducido que permite el control de
los caciques. Este sistema impedía a los progresistas el acceso al poder mediante las elecciones y les
marginaba del sistema.
La creación de la Guardia Civil, cuerpo de profesionales con experiencia, tenía como finalidad el
mantenimiento del orden sobretodo en el campo. La Milicia Nacional es suprimida.
La imposición de una política centralista y uniformadora aunque mantuvieron en parte el régimen foral
(Navarra y el País Vasco) para evitar problemas de orden público.
- Control de la administración provincial y local por el gobierno: en las provincias se crea el cargo de
gobernador civil elegido por gobierno y con amplios poderes (generalmente es el líder de los moderados
de la provincia). El gobierno también elige a los alcaldes de los municipios de más de 2000 hab. y el resto
de los alcaldes son elegidos por el gobernador. Este sistema piramidal favorecía la manipulación electoral
que pervivió en España en el S. XIX y principios del S XX.
- Leyes comunes para todo el Estado como: Código Penal, Sistema Métrico Decimal, Ley de Instrucción
Pública (Ley de Moyano, 1857) –de un gobierno moderado posterior- que establece el control estatal de
la enseñanza (planes de estudio y sistema de acceso del profesorado), el sistema de quintas para el
reclutamiento militar y reforma fiscal de Mon que introduce un el sistema fiscal moderno basado en el
principio de igualdad y proporcionalidad ya que cada uno pagaría según su riqueza (contribución
territorial), pero se potenciaron los impuestos indirectos (consumos) que gravaban los artículos básicos
perjudicando a las clases populares. La reforma fiscal no sirvió para evitar el déficit público que siguió
siendo crónico.
La construcción del Estado liberal
El acercamiento a la Iglesia con medidas como la suspensión de la venta de tierras desamortizadas, la
consideración de la religión católica como única y el Concordato de 1851 por el que, a cambio no exigir la
devolución de las tierras ya vendidas, el Estado se comprometía a financiar al clero y al culto.
La principal amenaza para el régimen vino de sus propias filas. En la
década de 1850, el autoritarismo se fue incrementando: la suspensión de las
Cortes era habitual, los gobiernos se formaban mediante el sistema de
camarillas -sin control parlamentario- y se les acusó de corrupción en el
tema de las concesiones ferroviarias (estaba implicada Regente Mª Cristina
que hizo grandes negocios en esta época). Esto provocó la división de los
moderados de los que salió un grupo más cercano a los progresistas; son
llamados los puritanos por ser más respetuosos con las leyes. Estos serán
los que protagonicen la Vicalvarada.
En esos años, surgió otro nuevo partido debido a la escisión de la
izquierda del progresismo: el demócrata. Los demócratas reivindican el
sufragio universal masculino, las Cortes unicamerales, la libertad religiosa,
el derecho de asociación sindical, la enseñanza primaria gratuita, la
intervención del Estado en las relaciones laborales (legislación social) y la
supresión del impuesto de los consumos.
b) El Bienio progresista (1854-1856)
El desprestigio de los gobiernos moderados condujo a la revolución de
1854. A finales de junio un grupo de generales moderados puritanos
dirigidos por O´Donnell se sublevaron en Vicálvaro (“La Vicálvarada”) y
exigiendo un cambio de gobierno y el fin de la corrupción.
Los sublevados se enfrentaron a las tropas leales al gobierno con un
resultado indeciso y marcharon hacia el sur para unirse al general Serrano.
En el camino lanzaron el “Manifiesto de Manzanares” para conseguir el
apoyo de los progresistas y de la población civil. El manifiesto, redactado
por el joven abogado Canovas del Castillo, incluía reivindicaciones
progresistas como la reforma de Ley Electoral y de Imprenta o la
restauración de la Milicia, además del cese de la camarilla real.
El Manifiesto provocó una amplia reacción popular: estallaron revueltas urbanas en todo el país en los meses
de junio y julio (las Jornadas de julio) en las que se suceden actos violentos. En ellas aparecen, por primera vez,
los obreros catalanes exigiendo reformas sociales. La radicalización revolucionaria –muy fuerte en Madrid y
Barcelona- obliga a la reina a recurrir a Espartero que ha vuelto del exilio y se ha puesto al frente de los
sublevados en Zaragoza. Espartero le exige la convocatoria de Cortes Constituyentes.
Espartero tuvo que contar con O´Donnell -porque controlaba a amplios sectores del ejército y tenía mucho
apoyo popular- y se formó un gobierno de coalición entre progresistas y moderados puritanos que aplicó lo
prometido en el Manifiesto.
- Restablece las leyes progresistas de la década de 1830: Ley Electoral, Ley de Imprenta, Ley de Ayuntamientos,
Milicia Nacional, etc.
- Convoca unas Cortes Constituyentes en las que tendrán mayoría los partidos del nuevo gobierno. En estas
elecciones aparece la Unión Liberal, partido creado por O´Donnell que cubre un espacio de centro entre
moderados y progresistas. Las Cortes anularon la Constitución de 1845 y elaboraron la Constitución no nata
de 1856, que no llegó a publicarse, y era similar a la de 1837 aunque con un reconocimiento más amplio de las
libertades, sobre todo la religiosa, lo que provocó una reacción de la Iglesia y del carlismo.
Pero lo más destacado y duradero del nuevo gobierno son las reformas económicas, que sentaron las bases
del progreso económico capitalista:
- La Ley General de Desamortización de Madoz (1855), de mayor alcance que la de Mendizábal, ya que
afectó a las tierras y bienes de los municipios y del Estado, además de concluir la venta de las tierras del clero.
Leopoldo O'Donnell (1809-1867)
Militar y político español. Su ascenso
en el escalafón militar se produjo
durante la 1ª guerra carlista. Participó
junto con Narváez en la sublevación
contra Espartero e ingresó en el partido
moderado del que saldría para crear la
Unión Liberal. En 1854 fue nombrado
ministro de la Guerra en el gobierno
presidido por Espartero contribuyendo
después a la caída de este. En los años
siguientes será tres veces Jefe de
Gobierno. Termina enfrentado con
Isabel II a raíz de los fusilamientos de
los sargentos de S. Gil y muere en el
exilio en Biarritz en 1867.
La construcción del Estado liberal
Se obligó a los Ayuntamientos a vender las tierras de propios (alquiladas a los vecinos) y los baldíos; se
prohibió la venta de tierras comunales (de uso colectivo) pero, como no siempre era fácil diferenciarlas de las
anteriores, muchos ayuntamientos también vendieron las tierras comunales. Los campesinos más pobres
salieron perjudicados al perder bosques y prados comunales con cuyos recursos completaban sus escasas
rentas. Así, aumentó la amplia masa de campesinos sin tierras y también la conflictividad social en el campo.
- La Ley de Ferrocarriles pretendía contribuir a la creación de un mercado nacional poniendo en
comunicación todos los puntos de Espala mediante una red radial y a estimular la producción industrial. La
ley atrajo capital extranjero –sobre todo de sociedades de crédito francés- por las importantes subvenciones
que el Estado concedía a las compañías constructoras (16% del capital invertido, garantía de una rentabilidad
del 6%) pagadas con el dinero sacado de la desamortización y les permitía la libre importación de material
ferroviario. La construcción del ferrocarril fue un gran negocio para las compañías extranjeras pero no sirvió
de estímulo para la economía nacional.
- Las leyes bancarias, que dieron lugar a la creación del Banco de España y liberalizaron la creación de bancos
y sociedades anónimas permitieron el desarrollo del sistema financiero.
El carácter limitado de unas reformas que no beneficiaban a las clases populares y la crisis económica de
finales de 1855 provocaron una fuerte conflictividad social. En las fábricas textiles del Cataluña se producen
huelgas organizadas por las primeras asociaciones obreras que han surgido gracias a la tolerancia hacia el
asociacionismo. En Barcelona se produce la 1ª huelga general. En Castilla se producen motines por la carestía del
trigo que fueron duramente reprimidos.
La conflictividad social provocó discrepancias entre los dos partidos del gobierno. La reina aprovechó la
situación para entregar el poder a O´Donnell que dio un golpe de estado: disolvió las Cortes, acabó con la
resistencia de la Milicia que apoyaba los motines y reprimió las revueltas. Espartero prefirió retirarse.
c) La última fase del reinado de Isabel II: la alternancia de la Unión Liberal y los moderados (1856-
1868)
La principal preocupación de los gobiernos de este periodo el mantenimiento del orden. Durante una década se
alternaron en el poder los moderados de Narváez y la Unión Liberal, el nuevo partido creado y liderado por
O´Donnell.
En un primer momento, O´Donnell restableció el régimen moderado con la Constitución de 1845 aunque con
leyes son algo más permisivas.
El regreso de Narváez (1856-1858) trajo un moderantismo más autoritario que reprimió con dureza las
protestas especialmente las campesinas. Este gobierno aprobó la Ley de Moyano, que establece el control estatal
de la enseñanza (planes de estudio, titulaciones y sistema de acceso del profesorado) y divide la enseñanza en tres
niveles (primaria, secundaria y universitaria). La enseñanza primaria (6-12) es gratuita y obligatoria hasta los 9
años pero la escolarización total era deficiente ya que se invirtió poco: faltaban escuelas y maestros y los niños
abandonaban pronto la escuela para ayudar a sus familias.
La Unión Liberal gobierna desde 1858 a 1863, periodo en el que se produce:
- Una euforia económica en medio de una coyuntura internacional favorable: construcción del tendido
ferroviario, expansión agraria y de la industria textil, creación del Canal de Isabel II para abastecer de agua a
Madrid, etc.
- Un intervencionismo exterior (México, Indochina,..) con escasos beneficios. Su objetivo es restaurar el
prestigio internacional y fomentar el nacionalismo en la opinión pública distrayéndole de otros problemas. La
guerra más importante fue la de Marruecos (59-60) –bajo el pretexto de defender Ceuta y Melilla- en la que
España obtuvo el Ifni en la costa atlántica marroquí.
La vuelta de los moderados (1863-1868) supone la crisis final de un sistema que se vuelve cada vez más
autoritario y excluyente. La política de camarillas (los gobiernos se forman gracias al favor de la reina y su
camarilla), la clausura de las Cortes, la manipulación electoral, el enriquecimiento de unos pocos y el recorte de
libertades debilitan al sistema.
La construcción del Estado liberal
La oposición se fortaleció al colaborar progresistas y demócratas y contar con un grupo de intelectuales
vinculados al periodismo y a la Universidad. Las protestas ya no van dirigidas sólo contra el gobierno sino también
contra la reina. El gobierno responde mediante la represión que obliga a ir al exilio a los principales líderes.
Las primeras protestas estudiantiles (la noche de San Daniel) a raíz de la destitución de Castelar de su
cátedra por haber criticado a la reina y la sublevación de los sargentos de San Gil son reprimidos con extrema
dureza (66 fusilamientos de sargentos incluyendo algunos que no habían participado).
Finalmente, las fuerzas de oposición al régimen promueven, desde el exilio, el Pacto de Ostende (Bélgica,
1866) al que se van sumar algunos unionistas. Su objetivo es derribar el sistema isabelino y convocar unas Cortes
Constituyentes por sufragio universal. La crisis económica de 1866 aumentó el descontento general y la muerte de
Narváez y O´Donnell agravan la debilidad del sistema. Todos estos factores conducen a la revolución del 68.
7 Crisis económica de 1866. Es una crisis financiera internacional- quiebra de bancos y empresas- que coincide con la guerra
de Secesión americana que corta las exportaciones de algodón perjudicando a la industria textil catalana -ya afectada por el
descenso del consumo- y con una crisis de subsistencia con malas cosechas y carestía de los alimentos.