10. diálogo y pedagogía agustiniana
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La construcción de la Universidad requiere de retomar repensar y replantear el papel del diálogo en los procesos formativos con los nuevos profesionalesTRANSCRIPT
PEDAGOGÍA AGUSTINIANA:
EL DIÁLOGO COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL EN LA CONSTRUCCIÓN
SOCIAL DE LA ACADEMIA Y LA UNIVERSIDAD
Por: Fr. Jaime Iván Sánchez Gordillo, oar.1
Resumen:
Los lineamentos pedagógicos se convierten en un tema imprescindible para la consolidación de las instituciones académicas que se renuevan. Se parte del hecho que todo sistema académico e intelectual en su pretensión de orden y eficacia requiere de una guía orientativa, que no sólo le muestre los pasos a seguir, sino que, constantemente le esté recordando su origen y señalando su objetivo final. Retomando las propiedades esenciales del modelo pedagógico inspirado por San Agustín y enfatizando en el diálogo como su motor y eje central, se analiza en este trabajo, las formas, en que una adecuada apertura dialógica institucional, puede contribuir a la construcción social de la academia y la universidad.
Palabras clave: Pedagogía agustiniana, diálogo, verdad, construcción social, academia.
Abstract:
Key words:
1 Religioso sacerdote Agustino Recoleto. Realizó los estudios de filosofía y teología propios de la carrera sacerdotal. Posteriormente Licenciado en educación con énfasis en ciencias religiosas, en la universidad Católica de Manizales; Magíster en Teología Moral, de la universidad Gregoriana en Roma; Magister en Bioética de la universidad Regina Apostolorum en Roma. Actualmente doctorando en Bioética de la universidad El Bosque en Bogotá y vicerrector de la Corporación Universitaria Nueva Colombia_ Agustinos Recoletos.
INTRODUCCIÓN
La pretensión de construir comunidad académica obliga a pensar en el sistema
pedagógico y los modelos metodológicos que conjuntamente se adoptarán. El
presente artículo pretende contribuir a dicha reflexión y en tres apartados se
ofrecen pistas de cómo el diálogo, eje y centro de la pedagogía agustiniana,
ayudará la construcción de una nueva comunidad académica basada en los
principios del amor y la ciencia. En primera instancia se analizará el concepto
del diálogo tratando de identificar su importancia en los campos filosófico,
psicológico, teológico y pedagógico. En segunda instancia, se presentará la
apertura dialógica como centro de la pedagogía agustiniana; y en tercer
momento, como intento de aplicación práctica, se mostrarán algunos puntos
esenciales que deben ser tenidos en cuenta en las instituciones educativas que
pretendan formar en el diálogo y para el diálogo.
1. EL DIÁLOGO CONSTRUYE COMUNIDADES
El diálogo indica la capacidad de hablar con otro y es elemento esencial para
la creación, consolidación y progreso de los grupos sociales. Sólo a través del
diálogo se produce el conocimiento, enriquecimiento y conservación de las
culturas. El diálogo crea y re – crea.
Desde el punto de vista de la filosofía, ésta es entendida por algunos autores
como el “diálogo del hombre consigo mismo, con el mundo y con los otros” Y por
consiguiente, la historia de la filosofía, se convierte en la historia del diálogo.2
Una historia que nos enseña que a mayor universalidad y apertura del
pensamiento siempre viene como consecuencia mayor progreso intelectual; al
contrario cuando aparecen los extremos dogmatismos, cerrados a la
intercomunicación, la humanidad ha visto cierto estancamiento que le ha
impedido una mejor visión de la verdad, objeto de la filosofía. El punto central
que se resalta es que no existe una verdadera filosofía sin diálogo, porque la
realidad humana esta marcada por una indiscutible mezcla de tradiciones,
ideologías, costumbres, etc., que deben ser puestas en relación. “En este 2 LALIGA, L., “La historia de la filosofía como diálogo” “Opinatio”, España, 1999, Tomado de: www.usuarios.iponet.es
1
diálogo todos habremos de ser interlocutores indefectiblemente, si deseamos
que de él brote algo que nos beneficie y enriquezca a todos”.3
De otro lado desde el punto vista psicológico, el diálogo vuelve a jugar un papel
muy importante pues de él depende el “crecimiento personal” sin diálogo no se
crece y quien no crece psicológicamente es considerado “disfuncional”. Se
considera a un “individuo o sistema sano, psicológicamente hablando, cuando
es capaz de buscar objetivos de interés común, es decir, cuando expone su
punto de vista pero atendiendo igualmente el punto de vista del sistema en el
cual vive, un individuo que no dialoga con el ambiente, que no acepta la
diversidad, que no puede convivir con las ideas de los otros, es un ser que
tiene necesidad de una terapia especial que le ayude a sanar.
Desde el punto de vista pedagógico también el diálogo ocupa un lugar central;
las instituciones académicas y en especial la universidad debe fomentar: el
diálogo con el mundo, siendo conciencia crítica, pero también impulsora de
todo lo humano y positivo; el diálogo con otras culturas y formas de ver la
realidad, y por último el diálogo crítico consigo misma, que le permita
autoevaluarse y mejorar. Dialogar no debe entenderse como una renuncia a los
propios principios, sino como un factor que contribuya al mejor entendimiento
mutuo en un orden universal.
De otro lado, en todas las culturas, el sentido de lo religioso, lo trascendente y lo
moral se ha construido bajo la concepción que la Divinidad que se comunica con
lo humano. El diálogo tiene por tanto un valor teológico y no sólo se puede
reducir a un término secular, ya que tiene toda una dimensión religiosa que se
debe conocer. 4 Para el cristianismo, por ejemplo, la historia de Dios con la
humanidad es la historia de un diálogo amoroso. La iniciativa es de Dios, pero
este diálogo no es sólo unidireccional, sino que Dios entra en un verdadero
proceso de intercambio. La historia del Dios que dialoga enseña la forma
fundamental de él que es el amor. Por tanto, el diálogo forma parte de la manera
3 Ibid.4 CARRERA. J., En busca del Reino. Una moral para el nuevo milenio. Cristianisme I Justicia, Barcelona, 2000. Tomado de: http://www.fespinal.com
2
de ser de Dios y así los hombres y mujeres pueden rogar a Dios, con la certeza
de ser escuchados porque EL es un Dios “Dialógico”. 5
2. APERTURA DIALÓGICA, MOTOR Y CENTRO DE LA PEDAGOGÍA
AGUSTINIANA
Llamamos pedagogía agustiniana al proceso mediante el cual San Agustín
buscó incansablemente la verdad, a su vez, este método lo dejó como un
legado a la humanidad que se ha ido transmitiendo de generación en
generación. Nuestra intuición es que el diálogo fue y es el motor y centro de
dicho modelo de aprendizaje – enseñanza.
Se ha argumentado que dialogar es el proceso humano que posibilita el
crecimiento intelectual, psicológico y religioso. Y es precisamente la actitud
dialógica la que ha ocupado un puesto importante en la construcción del
proyecto educativo agustiniano. Algunas de las inspiraciones pedagógicas
extraídas de la vida académica de San Agustín son:
Desde niño Agustín se apasionó por la búsqueda de la verdad, descubrió muy
pronto que la verdad reside en las mismas cosas “todo lo que Es, es
verdadero6” Y comprendió que si todo ser tiene su propia verdad para
conocerla se necesita entablar un diálogo directo y sincero con la realidad que
se pretende auscultar.
Aprender, es conocer lo que está siendo y no lo que uno desearía que fuera;
así, un educador educa realmente cuando empieza por tratar de comprender la
realidad concreta del educando y ayuda a éste en esa misma comprensión, no
cuando se limita a enseñarle lo que debería ser7.
La manera de enseñar es partiendo de la verdad real de las cosas y las
personas, no se concibe en la enseñanza agustiniana, el imponer verdades
5 Ibid.6 AGUSTÍN San, Soliloquios II. 5,8. 7 cfr GALENDE Francisco, La Dialéctica Agustiniana “Verdad Error”.En: Revista Pensamiento Agustiniano XIX, UCAB:Caracas. 2004, p. 60.
3
mentales e ideales a los educandos, las verdades se construyen y se infieren
en conjunto, la unilateralidad pedagógica no hace parte de este modelo
educativo.
Francisco Galende resalta que el camino correcto que conduce hacia una
verdad más y más plena, se llama diálogo: compartir entre todos los diversos
aspectos fragmentarios de verdad que poseemos. Y citando a San Agustín
afirma “la verdad no es mía ni del otro, ni del más allá sino de todos (…) Quien
monopoliza la verdad y privatiza lo que a todos pertenece…, se queda sin la
verdad relegado a la mentira” nadie de nosotros diga que posee la verdad;
busquémosla como si ambos la ignoráramos”.
También Galende señala aquí la diferencia esencial entre discusión y diálogo.
La discusión es una batalla en la que cada una de las partes trata de imponer
al otro su propia verdad, como si fuera la verdad total. El diálogo parte del
interés de complementar mi verdad, con los aportes de verdad que puedan
llegarme de los demás, digan lo que digan. De ahí que verdaderamente sabio
es el que está dispuesto a escuchar.
“El drama de la relación humana es que en ella sobran las discusiones, confrontaciones y debates, y falta capacidad de diálogo respetuoso, valorativo y cordial. Si fuéramos plenamente honestos, gozaríamos cada vez que alguien cuestiona y confronta nuestras ideas y afirmaciones, porque en algún modo, nos está ofreciendo gratuitamente algún reflejo de verdad que quizá no habíamos visto8”.
En fin el proyecto educativo agustiniano tiene como modelo central una actitud
abierta frente a la vida, donde cada cual tiene su verdad y el conocimiento sólo
se produce en la medida que se comparte y dialoga críticamente con el otro.
Esta actitud la encontramos encarnada en la figura del propio Agustín:
“San Agustín enseñó casi toda su vida, primero como profesor, antes de convertirse, después como pastor, una vez convertido. Su larga carrera de enseñanza (55 años), que empezó a los 21 años de edad y terminó con su muerte a los 76, dejó huellas tan marcadas que hoy, a 16 siglos y medio de distancia, sigue siendo un autor sólido al cual podemos acudir
8 Ibid., p. 62.
4
para aprender a enseñar. El arte de la enseñanza comienza por el arte del aprendizaje; así como el profesor no enseña una sola vez sino que su enseñanza es continua, de la misma manera no aprende una sola vez sino que, a ejemplo de Agustín, aprende para enseñar y enseña para seguir aprendiendo9”.
Ahora bien, como todo diálogo de enseñanza aprendizaje necesita de un
lenguaje, es necesario recordar lo que Agustín hablaba sobre el lenguaje del que
pretende enseñar:
En el diálogo intelectual y académico no se puede dar a conocer todo lo que se
sabe, o se cree saber, ya que ningún hombre ha podido expresarse de manera
que todos lo entiendan en todo10. El diálogo académico debe gozar de claridad
suficiente; los artilugios usados para confundir y aparecer como doctos, no son
necesarios en la pedagogía agustiniana, de manera que el que enseña no debe
preocuparse de la elocuencia en exponer, sino de la claridad en explicar11.
El diálogo informal también es constructivo ¿De qué sirve una exacta locución
que no entiende el auditorio...?12 se preguntará Agustín, y es verdad, en la
construcción del conocimiento las palabras bonitas nunca están sobre la
sencillez de la verdad.
En fin en el modelo pedagógico legado por San Agustín el diálogo que
construye, ocupa un lugar central, dicho diálogo ha de ser siempre en busca de
la verdad, una verdad que nunca es única sino que tiene muchos aspectos
desde los cuales puede ser abordada. La claridad al enseñar y hablar
garantizan en cierta manera el conocimiento, por ello afirma Agustín la mejor
forma de enseñar es aquella por la cual hace que el que oye oiga la verdad y
entienda lo que oye13.
La apertura dialógica es la base del modelo pedagógico agustiniano a partir de
ella se construye todo el andamiaje de enseñanza _ aprendizaje. Sólo quien es 9 CARDONA Carlos. El Método Didáctico de San Agustín. (Conferencia dictada el 13 de noviembre de 1998 en el Colegio Agustiniano de Medellín, con motivo del lanzamiento de las obras ITINERARIO AGUSTINIANO y 999 ESPIGAS AGUSTINIANAS). 10 AGUSTÍN, San. De Trinitate I.3,511 AGUSTÍN, San. De Doctrina Cristiana IV,9,2312 Ibid., IV.10,2413 Ibid., IV.10,25
5
capaz de escuchar puede hablar, quien es capaz de dialogar puede conocer y
quien es capaz de aprender puede enseñar.
3. INSTITUCIONES AGUSTINIANAS DE EDUCACIÓN Y FORMACIÓN
PARA EL DIÁLOGO
Las relaciones educativas establecidas bajo la inspiración de la pedagogía
agustiniana corresponden con la urgente necesidad de educar a través de
encuentros interpersonales de tipo funcional. Pues ninguna relación educativa
es posible sin el acuerdo y la participación.
Las instituciones agustinianas han de propender por formar hombres y mujeres
capaces de dialogar, escuchar y transformar al mundo; por tanto, en ellas se
han de valorizar y privilegiar los medios necesarios para producir el cambio e
interacción en los sujetos de la educación dentro de su recíproca influencia,
también se han de crear y facilitar ambientes propicios para el encuentro. Las
instituciones académicas y principalmente la universidad no puede ser un lugar
de paso y trasegar furtivo, sino que se han de convertir en lugares de
encuentro permanente y diálogo intelectual.
La comunidad académica bajo los principios de la pedagogía agustiniana se
encuentra en una búsqueda incesante de los medios que optimicen la
comunicación educativa y que faciliten profundas relaciones transformadoras y
liberadoras. Esto sólo es posible con la creación de un sistema de intercambio
de signos, no sólo lingüísticos e ideológicos, sino un sistema donde se
intercambie la vida misma junto con todas sus experiencias.
Dicho sistema se vale de la creación de espacios de encuentro, distinción,
confirmación, y reconocimiento que sostengan, faciliten y promuevan el diálogo
yo _ mundo y por tanto el crecimiento personal del sujeto en la educación.
Como resultado se espera la productividad del encuentro, su fuerza de solicitud
en el desarrollo del crecimiento de la persona, el espacio común de libertad
6
dentro del cual la responsabilidad e iniciativa del educador se orientan a la
autonomía y libertad del educando.
La academia y la universidad basada en principios agustinianos propenden por
relaciones educativas donde el diálogo es parte esencial. Relaciones donde el
contexto cultural y existencial, no son ignorados sino que hacen parte de la
riqueza del conocimiento colectivo que se puede lograr. Relaciones donde hay
un lugar preciso para cada cosa pero sin desconocer que en cada momento y
circunstancia se puede aprender y desaprender. Los tiempos, también son bien
determinados, pero no son óbice para que se construyan verdaderas relaciones
de amistad unidas por lazos tan fuertes que sean capaces de trascender los
años y constituir una sólida comunidad investigativa.
La corporación universitaria Nueva Colombia al entrar a formar parte de la
familia agustiniana se hace acreedora de todo este legado pedagógico que ha
sido perfeccionado y sostenido a lo largo de muchos años de trabajo por los
esfuerzos ingentes de tantos educadores que han soñado con un mundo mejor,
y que han dejado lo mejor de sí en esta labor.
El esfuerzo por conseguir que la universidad sea un lugar que forme para el
diálogo seguirá siendo prioridad en el modelo educativo agustiniano, sin
embargo, no se desconoce que formar actitudes dialógicas no es algo
alcanzable de una vez para siempre, sino que se construye en cada palabra,
gesto y acto que se realice. De ahí la responsabilidad institucional de progresar
nos muestra un largo camino por recorrer sin desfallecer.
Sabemos que en las instituciones académicas no siempre se han llevado
verdaderos procesos de diálogo, al contrario algunos pasajes tristes de la
historia muestran una educación intransigente y cerrada a la escucha de las
opiniones divergentes, Nuestro reto es construir el conocimiento y acercarnos
a la verdad a través de constantes encuentros con lo otro, con la diversidad,
con la genialidad, con la innovación…
CONCLUSION
7
Este breve recorrido por los principios de la pedagogía agustiniana, teniendo
como clave de lectura el diálogo, abre inmensas perspectivas para el ejercicio
de la vida académica e intelectual. Cuando las instituciones de educación,
encarnadas en todos sus integrantes: docentes, estudiantes, administrativos,
etc., se abren al diálogo, encuentran a la vez un punto para su
rejuvenecimiento. Las instituciones que dialogan, crecen; una comunidad
académica que escucha se hace más rica; una comunidad académica que se
conoce a sí misma, produce grandes frutos que revitalizan el conocimiento y la
enseñanza.
De todo lo dicho anteriormente se concluye que la apertura dialógica requiere
al menos de cuatro pasos o fases bien determinadas: lo primero es, que para
entablar un diálogo se deben tener unas bases o principios bien definidos, ellos
han de ser mostrados, defendidos y puestos a prueba; en segundo lugar dichos
principios se someten a una rigurosa comparación con los principios del otro o
de los otros interlocutores, fase que se puede llamar apertura dialogal; la
tercera fase que se identifica es la de inserción en la realidad del mundo, lo que
se dialoga ha de poseer un efecto positivo y transformador a corto, mediano y
largo plazo. Por último, el diálogo académico e intelectual conlleva una
asunción responsable de las palabras, lo que digo me compromete con la
humanidad.
En fin, redimensiono positivamente la importancia capital que tiene la actitud
dialógica en el ejercicio académico. Sin dicha actitud sería imposible construir
el conocimiento necesario para crear una Nueva Colombia.
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BIBLIOGRAFÍA
AGUSTÍN, San. Sobre la Trinidad. T. V, B.A.C., Madrid, 1948.
____________, Soliloquios. T.
____________, De Doctrina Cristiana. T.
CARRERA. J., En busca del Reino. Una moral para el nuevo milenio. Cristianisme I Justicia, Barcelona, 2000. Tomado de: http://www.fespinal.com.
GALENDE, F. La Dialéctica Agustiniana “ Verdad _Error” En Revista Pensamiento Agustiniano XIX. UCAB:Caracas, 2004.
LALIGA, L., “La historia de la filosofía como diálogo” “Opinatio”, España, 1999, Tomado de: www.usuarios.iponet.es
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