10. ACTIVIDAD AGRARIA Y SUSTENTABILIDADEN EL DESARROLLO RURAL: EL PAPEL DELA INVESTIGACION/EXTENSION CON EN-FOQUE SISTEMICO

Javier CALATRAVA REQiTENADepartamento de Economía y Sociología Agrarias.

Ĉ .LD.A. GRANADA

RESUMEN.•

Tras recordar el papel clave que la agricultura jugó en los pro-cesos dualistas de desarrollo industrial y hacer unas breves consi-deraciones conceptuales sobre desarrollo local, sustentabilidad ydesarrollo sostenible, se plantea el papel que la agricultura ha detener en el nuevo contexto de desarrollo rural sostenible, defendien-do la hipótesis de la necesidad de un enfoque agroecológico en losprocesos de desarrollo local en áreas rurales, de forma que la agri-cultura, en cierta medida, se reconvierta y sustituya a sí misma endichos espacios, en base a transformarse, adaptándose a sus nue-vos objetivos y a las nuevas características de los mercados; sedescriben, finalmente, las características básicas de la Investiga-ción/Extensión con enfoque sistémico y participativo que se propo-ne como instrumento necesario para abordar, en la práctica, el pro-blema de la definición y planificación de actividades agrarias enlas zonas rurales, en general, y especificamente en las áreas másdesfavorecidas.

1. INTRODUCCION

A pesar de la lógica y necesaria disminución de su papel relati-vo, y de algunas opiniones al uso, con frecuencia interesadas, quedisminuyen excesivamente dicho papel, la agricultura, en su acep-ción más genérica, se perfila como una actividad clave en procesos

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de desarrollo integral en zonas rurales, de manera que, salvo en ca-sos excepcionales de áreas rurales con potenciales de oferta muyespecíficos, puede decirse que es dificil concebir un proceso de de-sarrollo integral endógeno y sostenible en una zona rural sin el con-curso de actividades agrarias, si no se quiere poner en riesgo la sus-tentabilidad de dicho proceso.

Es evidente que, medido en términos cuantitativos de poblaciónocupada y de proporción del producto interior bruto, el papel de laagricultura se ha venido reduciendo de forma drástica en los paísesmás industrializados, no ya solamente en el conjunto del sistemaeconómico de dichos países, sino también considerando separada-mente sus zonas rurales: ETXEZARRETA (1989) ofrece, entreotras, dos informaciones referidas a USA que dan una idea de hastaque extremo ha llegado la tendencia de disminución de la importan-cia cuantitativa de la actividad agraria en las zonas rurales de lospaíses más desarrollados: En Estados Unidos, solamente 1 de cada10 trabajadores en las áreas rurales realiza actividades agrarias, ylas familias con explotaciones agrarias de pequeña dimensión, queen 1960 recibían de la agricultura el 75% de sus ingresos, hoy ape-nas reciben de ella el 1%.

Sin embargo, el juzgar hoy la importancia e interés de la agri-cultura solamente por la aportación, en términos de rentas y emple-os, de su función productiva primaria, sin tener en cuenta otras fun-ciones, de las que aquí vamos a tratar, básicamente conectadas conusos secundarios y terciarios y, sobre todo, relacionadas con elmantenimiento del espacio y el paisaje, es una opción social que,en mi opinión, respondería a una óptica excesivamente productivis-ta y miope, en unos momentos en los que conceptos como valor deexistencia, de uso, de disfrute, de opción, etc. compiten en el para-digma del desarrollo con los valores directamente derivados de laproducción y el consumo de bienes materiales, y en el que la soli-daridad intergeneracional se comienza, si bien aún muy ligeramen-te, a plantear como un criterio a tener en cuenta en la organizacióndel sistema productivo mundial.

Entendemos que, a pesar de su pérdida de importancia relativaen términos cuantitativos, el valor cualitativo de la actividad agrariaen los espacios rurales ha de ser tenido en cuenta, y la considera-ción, al menos potencial, de actividades agrarias en la definición deelementos componentes de los procesos de desarrollo rural vieneobligada, incluso en las zonas más desfavorecidas y con sistemas

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agrarios tradicionales, que llevan varias décadas en permanente cri-sis, en apariencia irreversible.

Pero la consideración de actividades agrarias en un proceso dedesarrollo local no es fácil, pues, como se ha mencionado, en mu-chas ocasiones se parte de sistemas agrarios que conservan sus ras-gos de agricultura tradicional, degradados y alterados además, confrecuencia, por una situación de crisis permanente motivada por laprofunda pérdida de población activa agraria consecuencia del con-tinuo éxodo rural. Incluso si los sistemas agrarios de una zona pu-dieran considerarse "modernos", en el sentido de ser sistemas me-canizados e industrializados, su situación actual suele ser crítica,tanto por problemas relacionados con el mercado y la competitivi-dad internacional, como por aspectos relativos a su propia sustenta-bilidad medioambiental y económica. Esta situación de crisis agra-ria actual generalizada hace que la mayor parte de las actuacionespolíticas de desarrollo, particularmente aquellas vinculadas a pro-gramas a corto plazo (LEADER, por ejemplo), tiendan, en general,a eludir actuaciones relativas a los sistemas agrarios y centren suactividad en sectores que permitan la pronta ejecución de los presu-puestos asignados mediante inversiones "rápidas" en infraestructuray apoyo, caso del turismo rural por ejemplo. Por otra parte, la posi-ción de la administración pública, tampoco se manifiesta tendente,habitualmente, a contrarrestar, o mejor complementar, las actuacio-nes anteriores, intentando corregir los posibles desequilibrios quede ellas se deriven, pues la evidencia de que los sistemas I+D con-vencionales son inoperantes, o al menos no los más adecuados, pa-ra abordar con eficiençia la altamente específica problemática de lareconversión y readaptación agraria local, hace que el sector públi-co, si bien puede, y suele, manifestarse claramente a favor de undesarrollo rural con una componente agraria importante, no abordela raíz del problema, tratando de asegurar la permanencia, en condi-ciones de rentabilidad social, de una actividad agraria en las zonasrurales mediante medidas políticas adecuadas, entre las que las deinvestigación/extensión deben adquirir un papel especialmente rele-vante.

Tras recordar el papel clave que la agricultura jugó en los pro-cesos dualistas de desarrollo industrial y hacer unas breves conside-raciones conceptuales sobre desarrollo local, sustentabilidad y de-sarrollo sostenible, se plantea el papel que la agricultura ha de teneren el nuevo contexto de desarrollo rural sostenible, defendiendo lahipótesis de la necesidad de un enfoque agroecológico en los proce-

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sos de desanollo local en áreas rurales, de forma que la agricultura,en cierta medida, se reconvierta y sustituya a si misma en dichosespacios, en base a transformazse, adaptándose a sus nuevos objeti-vos y a las nuevas características de los mercados; se describen, fi-nalmente, las características básicas de la Investigación/Extensióncon enfoque sistémico y participativo que se propone como instru-mento necesario para abordar, en la práctica, el problema de la de-finición y planificación de actividades agrarias en las zonas rurales,en general, y específicamente en las áreas más desfavorecidas.

2. EVOLUCION DEL CONCEPTO Y LA ESTRATEGIA DELDESARROLLO: DEL DESARROLLO INDUSTRIAL ALDESARROLLO SOSTENIBLE

Entre las definiciones, de distinta índole, que el diccionario dela Lengua Española ofrece para la palabra desarrollar, la que se re-fiere a las comunidades humanas dice que dicho verbo significa"Progresar, crecer económica, social, cultural o políticamente" y acontinuación define el desarrollo como "la acción o el efecto de de-sarrollar o desarrollarse".

Diversas características del concepto de desarrollo se despren-den de esta definición. CALATRAVA ( 1994) considera como másrelevantes las tres siguientes: Versatilidad conceptual, dinamicidady relatividad, y comenta detalladamente cada una de estas caracte-rísticas, enumerando, además, otras que, si bien no se desprendendirectamente de la propia definición están ligadas al fenómeno deldesarrollo y a la evolución de su significado a través del tiempo: ta-les son la complejidad, originalidad y especificidad y dificultad decaracterización y medición.

La complejidad conceptual del desarrollo tiene su base no sola-mente en su complejidad real en un momento determinado, sinotambién en el hecho de su permanente evolución. Numerosas teorí-as y paradigmas, tanto desde enfoques políticos como desde las te-orías económica y sociológica, han intentado explicar y caracterizarel fenómeno del desarrollo a lo largo del tiempo. La revisión, ni si-quiera la simple enumeración, de dichas teorías y pazadigmas se sa-le completamente fuera del contexto de este trabajo , en el que va-mos a limitarnos a comentar, por una parte, el papel que laagricultura ha jugado en el desarrollo y, por otra, la evolución delconcepto de desarrollo desde el crecimiento económico provocado

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por la revolución industrial hasta los enfoques actuales. Por otraparte, la literatura sobre dichas teorías y paradigmas es abundantísi-ma y sobradamente conocida.

Prácticamente desde los albores de la economía como discipli-na científica, con Adam Smith, en la segunda mitad del sigloXVIII, los economistas han pretendido explicar el fenómeno queestaba teniendo lugar desde el inicio de la revolución industrial: porprimera vez en la historia de la Humanidad la producción de algu-nos países comenzó a crecer con rapidez y persistencia, avancesque antiguamente habían necesitado siglos para realizarse se esta-ban operando en unas pocas décadas, y, lo que es aún más impor-tante, los beneficios de estos avances no se destinaban solo a empe-radores, nobles y aristócratas, sino, en mayor o menor grado, aamplios sectores sociales. A este fenómeno le llamaron "crecimien-to económico", y, mucho más tarde, en las primeras décadas del si-glo XX, algún autor comenzó a hablar de "desarrollo económico "(Shumpeter, 1911), aunque el término desarrollo referido al fenó-meno del crecimiento económico continuado no se acuñaría, de for-ma genérica, hasta después de la 2a guerra mundial. Entre los múlti-ples enfoques y modelos que intentan explicar el fenómeno deldesarrollo merecen, desde el punto de vista de los estudios agrarios,especial atención los llamados modelos dualistas, que se concibenen el contexto del denominado paradigma de "expansión capitalistanuclear". Los modelos dualistas conciben el sistema económico co-mo formado por dos sectores (de ahí la denominación de modelosdualistas) uno "moderno" o capitalista y el otro "tradicional", cons-tituido básicamente por la agricultura y también por las formas tra-dicionales preindustriales de artesanía, pesca y pequeño comercio.El mecanismo de explicación del desarrollo, muy simplificadamen-te, se iniciaría con la paulatina transformación del sector tradicionalen moderno. El sector moderno comienza a crecer a partir de exce-dentes de capital acumulados en el sector tradicional y comienza ademandar de éste mano de obra ofreciéndole inputs industriales pa-ra que se "modernice". Va así disminuyendo el sector tradicional ycreciendo el moderno, tanto por la generación de unidades produc-tivas modernas como por la conversión en modernas de unidadestradicionales. Esta simplificadísima visión del esquema dualista deldesarrollo económico, del que existen distintas variantes, cristaliza-das en otros tantos modelos, básicamente en los años sesenta, resal-ta el interés de este enfoque al poner de manifiesto el papel trans-cendental de la agricultura en el proceso de desarrollo económico:

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proporcionando excedentes de capital, mano de obra y productospara consumir directamente y/o transformar, y además adquiriendoproductos industriales y tecnologías. La agricultura permite la ini-ciación del proceso y se autotransforma y moderniza a lo largo delmismo.

Hasta llegar al enfoque actual del desarrollo, y a partir del desa-rrollo como crecimiento económico global basado en la concentra-ción urbana de actividad industrial y de servicios, ha existido unaevolución que se ha manifestado, entre otras y sobretodo, en dos di-mensiones, a saber:

(a) El ámbito espacial del desarrollo(b) Los objetivos perseguidos con el desarrolloEn cuanto al ámbito espacial, la aplicación de modelos globales

de desarrollo de naturaleza centralizada y de concentración indus-trial urbana, propiciaron diferencias interterritoriales, ya que el de-sarrollo industrial estaba añadiendo a las desigualdades socioeco-nómicas clásicas (de clase) desigualdades territoriales inter e intrapaíses. Estas desigualdades produjeron, conforme el proceso ibaavanzando, en los países más desarrollados, una preocupación porlos espacios que iban quedando más atrasados, dando lugar a losconceptos de desarrollo regional primero,-y de desarrollo local pos-teriormente. Esta preocupación irá en aumento favorecida por unaserie de causas que apuntan hacia la necesidad de estrategias de de-sarrollo local, entre ellas las más importantes son:

- La crisis económica de 1973. A partir de ella las recetas parael funcionamiento del sistema económico usadas hasta entonces yano sirven. Las políticas económicas tipo "stop and go" empiezan aser históricas, y el sistema económico habrá de comenzar a asumirsu desequilibrio como algo estructural. El sector "moderno" de losmodelos dualistas ha perdido esa capacidad de ocupar mano deobra que parecía inagotable en los años precedentes. El empleo em-pieza a encontrarse cada vez más dificultosamente por los mediostradicionales.

- La preocupación por el problema ambiental, que se incre-menta sobre todo a partir de la Conferencia lnternacional de Esto-colmo de 1972. Es a nivel local como la importancia de considerarobjetivos de naturaleza ambiental se pone claramente de relieve.

- Relacionado con lo anterior existe una valoración crecientede los espacios rurales por parte de las sociedades urbanas, que sepreocupan así por el despoblamiento de los espacios rurales y la si-tuación de las comunidades locales ubicadas en ellos. Esta revalori-

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zación surge tanto de la concienciación ambiental anterior como delnacimiento de una demanda urbana de actividades recreativas en elmedio rural.

Los paradigmas desarrollistas más recientes, generados despuésde la segunda mitad de la década de los setenta, ya llevan implícita,en su filoso^a, la dimensión local del desarrollo: tal es el caso, porejemplo, del paradigma ecodesarrollista.

Por lo que se refiere a los objetivos del desarrollo, se ha evolu-cionado desde la consideración del mero crecimiento económicocomo objetivo primordial del desarrollo, a exigir además niveles dedistribución del producto y de equidad económica entre los distin-tos grupos sociales, a considerar después objetivos relacionadoscon el bienestar social, servicios sociales, etc, y posteriormente ob-jetivos relacionados con mayor ocio, tiempo libre, calidad de vida,etc, para finalmente plantear objetivos de calidad ambiental.

El desarrollo aparece así, en el modelo teórico, como un proce-so que trata de maximizar el bienestar social, concepto complejoque es función de distintos objetivos de naturaleza económica, so-cial y ambiental. Los aspectos ambientales aparecen ya claramenteconsiderados por algunos teóricos del desarrollo como componen-tes del bienestar social a comienzos de los años setenta (SAINTMARC, 1971).

A los objetivos anteriores se añade, a partir de la segunda mitadde la pasada década, la exigencia u objetivo de equidad intergene-racional, por la que el desarrollo, además de sus objetivos, de dis-tinta naturaleza, mencionados, ha de no menoscabar el bienestar delas generaciones futuras, es decir ha de sostener el bienestar de lasgeneraciones futuras.

Pero dado que el concepto de bienestar es un concepto dinámi-co y que puede variar bastante de una generación a otra. ^Cual seríael bienestar que debemos sostener para las generaciones futuras?Ante la imposibilidad de responder a esta pregunta parece que lomás lógico es sostener el nivel de recursos naturales para que lasgeneraciones futuras tengan al menos las mismas posibilidades quenosotros hemos tenido para utilizar dichos recursos en la consecu-ción de su bienestar, sea cual sea. Así se llega al concepto de sus-tentabilidad en término de recursos naturales: en este contexto, lasustentabilidad puede concebirse en sentido estricto o"fuerte"(strong sustainability) o en sentido "debil" (week sustainability): enel primer caso, la consecución de la sustentabilidad exige el que,como mínimo, se mantenga el stock de capital natural, mientras que

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en el segundo basta con el mantenimiento del stock de capital glo-bal. Esta diferenciación conceptual no es, en la práctica, baladí,pues afecta de hecho a temas tan trascendentes como la internaliza-ción de externalidades ambientales, los derechos de propiedad am-biental, la política de ecotasas, etc. Cualquier enfoque minimamen-te ecológico del desarrollo exigiría un objetivo de sustentabilidaden sentido estricto. Sobre la problemática conceptual planteada al-rededor del término sustentabilidad y desarrollo sostenible, existenabundantes trabajos: FAO (1989) analiza distintos conceptos de de-sarrollo sostenible, en general. Con implicaciones agrarias resultanmuy interesantes las revisiones de GRAHAM-TOMASI (1991) ydiversos trabajos en el texto de FRANCIS et al (1991) particular-mente el de W. LOCKERETZ.

Vemos pues, que el deĈarrollo tiende por una parte a concretar-se en un ámbito espacial local, y, por otra, tiende a Ilevar sus obje-tivos más allá del puro crecimiento económico, llegando, reciente-mente, a la exigencia de un nivel de equidad intergeneracionalmediante el objetivo de sustentabilidad.

Volviendo al tema del desarrollo local, al planteamiento de sunecesidad se llegó por dos vías distintas, y en gran medida contra-puestas, que pueden corresponderse, en cierta forma, con las ideasde "equilibrio" y"conflicto" que se desprenden de las teorías socio-lógicas del desarrollo:

(a) La propia evolución del sistema capitalista, precisamenteen los países más industrializados, planteó la necesidad de diversi-ficación espacial de la actividad económica, de difusión industrial;el desarrollo local respondería así a la lógica de la reestructuracióndel sistema capitalista, que tiende a hacer más disperso y más flexi-ble tanto el Estado como el sistema económico con respuesta delsistema a las crisis económica y ambiental.

(b) Por otra parte, en las zonas (países) más pobres y particu-larmente en las áreas rurales, se ha visto en el desarrollo local laposibilidad de "salir adelante", oponiéndose así a la situación demarginalidad y crisis en que el proceso de crecimiento económicoglobal ha sumido a muchas áreas (países) rurales.

El desarrollo local se plantea así como una necesidad desde la"riqueza" y también desde la "pobreza", aunque evidentemente conobjetivos y planteamientos distintos. .

Hay que decir que en los países de desarrollo industrial inter-medio, en los que la crisis económica de los setenta llegó cuando suproceso dualista no estaba aún culminado, incluso aunque estuviese

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en una fase bastante avanzada como es el caso de España, la espe-cialización productiva flexible, que supone la filosofía del desarro-llo local, aparece como un modelo de acumulación de capital, enprincipio, deseable para enfrentarse a la situación de crisis econó-mica y ambiental.

El planteamiento del desarrollo local no nace específicamentepara zonas rurales pero es en ellas donde adquiere mayor especifi-cidad y vigencia.

El desarrollo local en su primera forma, el denominado "desa-rrollo de comunidades ", no es una idea moderna, aunque en su másreciente acepción, el concepto de desarrollo integral endógeno,apenas tiene dos décadas de existencia. El desarrollo de comunida-des que se inició recién terminada la guerra mundial en los EstadosUnidos, no suponía tanto un esquema de desarrollo integral comola realización por la propia población local de determinados proyec-tos específicos en beneficio de su comunidad. El desarrollo de co-munidades, embrión del moderno desarrollo local, es desarrolladoteóricamente por Odgen (1947) en USA, si bien existen algunos do-cumentos en plena guerra mundial (1942) que hablan de "desarro-llo de la comunidad" en Inglaterra. En la India, después de su inde-pendencia, se puso en marcha el llamado Programa de Desarrollode la Comunidades locales, siendo el primer país no occidental queimplantó programas de desarrollo a nivel local, eso sí, de clara ins-piración británica.

En España en pleno auge de los Planes de Desarrollo Industria-les de enfoque global, el Plan CCB de Cáritas (1965) pone ya demanifiesto las diferencias que los modelos de desarrollo imperantesestaban induciendo entre las zonas urbanas y rurales de la Españade los sesenta. El excelente documento de Cáritas supone un traba-jo pionero en España en cuanto al planteamiento implícito de la ne-cesidad de inducir procesos de desarrollo local en las zonas ruralesmás desfavorecidas. También en los años sesenta y posteriores tie-nen lugar por parte del Servicio de Extensión Agraria, e inspiradassin duda en las actividades que realizaba entonces su homónimonorteamericano, numerosas actuaciones en desarrollo de comunida-des, básicamente por lo que a proyectos de infraestructuras y equi-pamiento se refiere.

La idea del desarrollo local integral y endógeno de las zonas ru-rales surge en algunas regiones españolas hace algo más de una dé-cada, coincidiendo con la posibilidad de realizar su propia políticade desarrollo en el contexto del Estado de la Autonomías: tal es el

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caso de Cataluña. En otras regiones más atrasadas, como Andalucíapor ejemplo, ha de ser la nueva orientación de la PAC comunitaria,favoreciendo el desarrollo local en las áreas rurales, la que induzcaen la práctica la preocupación oficial por el desarrollo rural.

3. EL MODELO DE DESARROLLO RURAL, INTEGRAL,ENDOGENO Y SOSTENIBLE

Antes de comentar las características que, en mi opinión, debetener un proceso de desarrollo rural, me parece interesante puntua-lizar dos hechos que creo relevantes:

- La PAC está reformada en un contexto de preocupación porel gran desarrollo agrario de la U.E. y su enorme costo para el FE-OGA (excedentes, etc.), y tiende lógicamente en sus actuaciones aminusvalorar el papel de la agricultura en el desarrollo local de zo-nas rurales. Los países mediterráneos, con gran peso aún de sus sis-temas agrarios en el conjunto de la economía, deben aplicar estapolítica no sin cierta cautela.

- Cuanto mayor es el nivel de bienestar económico y de desa-rrollo social y cultural de una región (país), más fácil resulta el re-surgimiento de impulsos de desarrollo local en sus zonas ruralesmás desfavorecidas, que se ven así arropadas por un contexto insti-tucional y culhual más favorable. El desarrollo local de las comuni-dades del Pirineo Catalán, por ejemplo, cuenta evidentemente conmayores posibilidades de éxito que el de ciertas áreas de AndalucíaOriental. Ello lógicamente en un contexto de modernización de laszonas rurales dentro del paradigma de reestructuración del sistemacapitalista.

Hay que precisar que respecto al tema de la necesidad del desa-rrollo rural, como la única estrategia para abordar la crisis econó-mica y ambiental, hay muchas opiniones: desde las que planteanque el desarrollo rural es una opción social entre otras posibles,hasta las que consideran al desarrollo rural como la panacea paraafrontar las crisis actuales del sistema. La controversia al respectoes de gran interés, y creo que tanto los decisores sociales como losinvestigadores tienen la obligación de no hurtarse a ella y de pro-fundizar en la problemática que plantea.

En cualquier caso, vamos a asumir aquí, por hipótesis, en lo quesigue, la necesidad del desarrollo rural.

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La "modernización" a ultranza de las zonas rurales, supone unaapertura de dichas zonas a las demandas del exterior, que con fre-cuencia son las que acaban dirigiendo y controlando el proceso; és-to lleva a que normalmente el sistema económico de estas zonas seoriente hacia nuevas tecnologías y, sobre todo, hacia el turismo.Tanto las tecnologías nuevas como el turismo, no debidamente pla-nificados, pueden generar interferencias externas que alteren demanera notable la economía local y las estructuras socioculturalesexistentes. Un proceso de desarrollo rural fuertemente axiado en di-chas actividades "modernas" puede además tener graves efectos enel sistema ecológico y ambiental y poner en peligro su propia sus-tentabilidad económica. (CALATRAVA Y GONZALEZ 1993).

El problema es que para una Agencia, Asociación, Sociedad,etc. de desarrollo local resulta mucho más fácil gestionar fondospara subvencionar infraestructuras turísticas que van a responder auna demanda existente y a tener efectos económicos evidentes acorto plazo, que plantearse, por ejemplo, el análisis de las posibili-dades de reestructuración, con un enfoque agroecológico, de lossistemas agrarios y agroindustriales tradicionales, o temas relacio-nados con la sustentabilidad a medio/largo plazo.

Es preocupante que el desarrollo integral de nuestras zonas ru-rales pueda depender exclusivamente de estas demandas exterioresde productos, con frecuencia recreativos, de actividades "moder-nas".

En mi opinión, un plan de desarrollo en una zona rural debe te-ner las siguientes características, interdependientes entre sí:

a) Ser integral y endógeno: en el sentido de que se integren enél todas las potencialidades de aprovechamiento de los distintos re-cursos existentes en la zona. Respecto al término éndogeno existebastante controversia. Para mí un proceso de desarrollo endógenosería un proceso tendente a incrementar el bienestar de la comuni-dad rural, mediante el establecimiento de actividades económicas ysocioculturales, utilizando, básicamente, sus propios recursos hu-manos y materiales.

b) Ser natural, armónico y equilibrado: el proceso de desarro-llo debe permitir la existencia de una armonía entre crecimientoeconómico y mantenimiento de la calidad del medio ambiente; de-be existir siempre un equilibrio entre los sistemas económico y eco-lógico. En el caso de actividades agrarias, es fundamental el mante-nimiento de un equilibrio agrosilvopecuario, cuyos parámetrosdeben ser cuidadosamente determinados en cada caso.

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c) Ser autónomo en su gestión y control, en el sentido de queel proceso de desarrollo se geste y se gestione por los propios habi-tantes de la zona, con ciertas limitaciones en cuanto a la existencia,en mayor o menor grado, de intervención pública en el proceso.

El tema de la autonomía, estrechamente ligado al problema deintervención pública en los procesos de desarrollo rural, es un temamuy delicado y polémico, y sobre el que es dificil dar solucionesgenéricas, pues la necesidad de intervención pública (entiéndase nolocal) es función de las características de la zona, del grado de de-sarrollo general del país, del contexto institucional genérico queafecte a la(s) comunidad(es) rural(es) en cuestión, del grado de au-tonomía y de desarrollo de la administración local, entre otros fac-tores. Los autores que trataban del desarrollo rural en los años se-senta y setenta mantenían a ultranza la independencia y libertad dela comunidad local frente a la actuación pública exterior, pero el in-cremento del peso dado a la protección ambiental, junto a la necesi-dad del papel equilibrador del territorio y las distintas potencialida-des humanas y materiales de las comunidades locales, handeterminado que cada vez haya más partidarios de un cierto gradode intervención pública.

La intervención pública puede actuar: planificando, controlan-do y ayudando, y cada una de estas funciones con distinto nivel ointensidad. A su vez, la ayuda pública puede ser de Inversión, Sub-vención, Información, Animación y Asistencia.

En mi opinión, CALATRAVA 1993-b, el sector público debe deintervenir en las fases de planificación y control, como mínimo, pa-ra asegurar el buen uso del dinero público empleado en apoyo yayuda, y en cualquier momento para asegurar la sustentabilidad delproceso: o sea asegurar la equidad intergeneracional.

d) Debe minimizar las externalidades negativas de las activi-dades productivas. En caso de internalizarse dichas externalidades,esta internalización ha de llevarse a cabo dentro de los límites de lasustentabilidad.

e) Junto a la atención a responder a ciertos mercados exterio-res, deben mantenerse y potenciarse, en la medida de lo posible, losmercados locales, comarcales, regionales, etc., que, con frecuencia,tienen gran interés para los productores y permiten minimizar ladependencia del exterior.

f) Tener una base agroecológica. En las zonas de agriculturamás marginalizada, debe potenciarse, a partir de los sistemas tradi-cionales y del conocimiento local, un tipo de agricultura integrada

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en el sistema ecológico si se quiere que la agricultura contribuya ala sustentabilidad del proceso y pueda llevar a cabo un papel multi-funcional en el mismo. En el caso que se trate de una zona de agri-cultura industrial, incluso muy intensiva, debe de analizarse deteni-damente su nivel de sustentabilidad, e intentar reconducir el sistemaen ese sentido. Esto no implica necesariamente la implantación deagricultura ecológica en sentido estricto, sino la reconducción gra-dual de los sistemas agrarios hacia situaciones ecológicamente másdeseables.

g) Estar basado en la pluriactividad y en la complementarie-dad de rentas.

h) Ser selectivo. Por su carácter integral, el proceso de desa-rrollo ha de ser fuertemente selectivo, en el sentido de tener que se-leccionar cuidadosamente en cada zona aquellas actividades pro-ductivas que han de constituir la base de la generacióncomplementada de rentas. La selección de dichas actividades es lafaceta más complicada de la elaboración de un plan de desarrollo.

i) Ser específico. Un alto grado de especificidad será condi-ción obligada en la elaboración de planes de desarrollo, siendo difí-cil establecer actividades económicas que puedan ser consideradascon carácter genérico. La especificidad de las actividades económi-cas y de los mecanismos de puesta a punto de la estrategia de desa-rrollo que las potencien, es comprensible si se tiene en cuenta, poruna parte, la naturaleza de los mercados hacia los que se dirigen losbienes y servicios resultantes (lo que determina con frecuencia unaexigencia de oferta limitada y selecta), y por otra, la gran variedadde ecosistemas, situaciones socioeconómicas y de potencialidadesproductivas existentes en las distintas zonas.

j) Ser sostenible y, en la medida de lo posible, ser sostenible ensentido estricto (strong sustainability), o sea, sin disminución delstock de capital natural.

Solamente con un modelo de estas características básicas sepodría asegurar la viabilidad y la sustentabilidad del proceso amedio-largo plazo, y se lograría incrementar los niveles de rentay bienestar en las poblaciones rurales sin poner en peligro suacervo ecológico. En cuanto al acervo cultural los teóricos inicia-les del desarrollo rural planteaban, como objetivo indiscutible, lanecesidad del mantenimiento del sistema cultural rural tradicio-nal, hoy día la evidencia de la desaparición de la cultura rural,empujada, entre otras cosas, por los propios medios de comuni-cación social, hace difícil condicionar un proceso de desarrollo al

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mantenimiento a ultranza del acervo cultural, aunque es desea-ble, incluso desde el punto de vista económico, el mantenimientode ciertas prácticas culturales. Ello no quiere decir que, a largoplazo, la cultura rural esté definitiva, e inevitablemente, en víasde extinción total y tampoco que no pueda plantearse, en el futu-ro, la necesidad de retomar ciertas prácticas de la cultura ruralhoy casi abandonadas.

4. LA AGRICULTURA EN EL DESARROLLO RURAL

En el modelo de desarrollo que se ha definido es evidente queinteresa un uso y una ocupación diversificada del espacio rural, yque los sistemas agrarios han de jugar un papel importante en dichaconsecución.

Los múltiples tipos de sistemas agrarios existentes en Españapueden, en cualquier caso, agruparse en dos grandes grupos: (i)Sistemas agrarios "modernos" o industriales: resultantes del proce-so dualista de desarrollo que tuvo lugar a partir de finales de losaños cincuenta. (ii) Sistemas tradicionales más o menos modifica-dos y adaptados a la realidad resultante del éxodo rural, que no pu-dieron entonces integrarse del todo en el sector moderno del siste-ma económico. La mayoría de ellos han sufrido, como ya se hacomentado, un proceso de transformación y adaptación a las nuevascircunstancias sociodemográficas motivadas por el éxodo rural y eldespoblamiento de las comunidades rurales.

Aunque los primeros son más abundantes, los segundos tienengran importancia en España y suelen ocupar las zonas más desfavo-recidas en las que, en el momento del desarrollo industrial del país,no pudieron mecanizarse ni modernizarse totalmente, normalmentea causa de handicaps fisicos (pendientes, aridez, erosión, etc).

Los sistemas agrarios modernos actualmente se encuentran encrisis debido a causas múltiples (cambios en la PAC, falta de com-petitividad en los mercados internacionales, problemas de falta deracionalidad y equilibrio ecológico, etc). Para formar parte de pro-cesos de desarrollo sostenibles deben de reconvertirse hacia unamayor sustentabilidad manteniendo un nivel de eficiencia producti-va y competitividad en mercados, cada vez más amplios, abiertos yespecializados. Más adelante se comentará que la investigaciónagraria con enfoque sistémico puede ser útil pára abordar la proble-

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mática actual de dichos sistemas cuando su objetivo sea el incre-mento de su nivel de sustentabilidad.

Nos ocuparemos aquí básicamente de los sistemas que se sitúanen las zonas más desfavorecidas, y son lo que suelen presentar unamayor problemática de reconversión a la hora de ser integrados enun proceso de desarrollo rural.

En estas zonas más desfavorecidas los sistemas agrarios, comose ha visto, se han marginalizado por su falta de capacidad para"modernizarse" en su momento, sumándose así al sector modernodel sistema económico . ^En estas condiciones como pueden parti-cipar las actividades agrarias en el proceso de desarrollo rural?.

Para intentar aportar algo a esta cuestión hay que recordar treshechos fundamentales que han tenido lugar desde el momento enque se inicia la marginalización de estos sistemas agrarios, a saber:(i) La actuación de la investigación agraria convencional. (ii) Laevolución del paradigma en el que se enmarca la producción agra-ria. (iii) Las nuevas funciones socioeconómicas, no necesariamenteproductivas, de la agricultura.

La investigación agraria convencional se ha venido ocupandoen las últimas décadas exclusivamente de los sistemas "modernos"o industriales de agricultura, en base a actividades científicas de ti-po genérico, no ocupándose, en absoluto, ni la investigación públi-ca ni la privada, de la reconversión y readaptación de los sistemastradicionales, de los que realmente se sabe muy poco.

Lo anterior ocurría porque el paradigma productivista domina-ba absolutamente en la agricultura. La reciente consideración deotros objetivos distintos a la productividad está alterando todos losaspectos de la producción agraria. CALATRAVA ( 1992) describelas siguientes características, interdependientes entre sí, de los sis-temas agrarios, que deben ser valoradas en su análisis: Productivi-dad; Rentabilidad; Estabilidad productiva; Sustentabilidad; ValorEconómico Total; Eficiencia Técnico-Económica; Recuperabilidad;Adaptabilidad; Equilibrio; Diversidad; Receptividad Tecnológica;Intensidad; Dependencia; Capacidad; Equidad; Nivel de interacciónambiental; Nivel de interacción sociocultural.

Realmente, características como la productividad y la rentabili-dad financiera han predominado como objetivos en la agriculturamoderna o industrial. A partir de ahora características como la sus-tentabilidad, equilibrio, eficiencia, equidad, valor económico total,etc. habrán, básicamente, de tenerse en cuenta.

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Lo anterior ha de ser así porque la agricultura deja de tener uncarácter exclusivo de producción de bienes primarios, para adquirirun carácter de actividad multifuncional, que se ha visto favorecidopor la necesidad del desarrollo sostenible de una parte y por el sur-gimiento de nuevas demandas por otra (productos naturales, de ca-lidad, actividades recreativas ligadas a la actividad agraria, paisajes,etc).

Estos hechos, y siempre pensando en el modelo de desarrollorural endógeno, integral y sostenible, llevan a la consideración deque en, cada caso específico, hay al menos que intentar que se in-corporen al desarrollo actividades agrarias en base a estudiar, ensus sistemas agrarios actuales, o en otros susceptibles de introducir-se en la zona, los aspectos y potencialidades siguientes:

- Su propio potencial económico en cuanto a producción pri-maria (tanto en productos convencionales como en productos de al-ta calidad, con denominación de calidad, de origen, ecológicos,etc).

- El conocimiento local preexistente sobre sus tecnologías ysu imbricación en el sistema sociocultural local.

- Su potencial de contribución al equilibrio del proceso de de-sarrollo y a la diversificación de uso y disfrute del medio natural.

- Su capacidad para ofertar inputs a actividades secundarias(industria agroalimentaria artesanal, etc).

- Su repercusión en la calidad y peculiaridad de la oferta de-rivada de actividades terciarias (como las recreativas, agroturismo,por ejemplo).

- Sus posibilidades de complementariedad en un esquemapluriactivo de uso de la fuerza de trabajo local.

- Su capacidad de mantener o mejorar en su caso mercadoslocales o regionales tradicionales. Ello lógicamente sin rechazar elhecho de que se dirijan ofertas a mercados nacionales e internacio-nales.

- Su capacidad para crear paisaje, entendido como "la distri-bución espacial característica de unidades de terreno combinadascon determinados ecosistemas en un territorio dado". Los Agroeco-sistemas forman parte de lo que se denominan "atributos objetivosdel paisaje". BENOIT (1994) y VOS y FRESCO (1994). EI comose combinen las tierras arables con los pastos y los montes constitu-ye en las áreas rurales una de las características definitorias de la"calidad" de los paisajes.

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El "valor" de los sistemas agrarios como componentes de lospaisajes es un objeto, enormemente actual, de polémicas y de inves-tigaciones.

Para abordar un estudio de las potencialidades de los agroeco-sistemas que trate los aspectos aquí considerados es obvio que seprecisan instrumentos de análisis y enfoques científicos muy espe-cíficos: uno de dichos instrumentos es la investigación/extensiónagraria sistémica, cuyas características básicas se comentan breve-mente a continuación.

5. INVESTIGACION/EXTENSION AGRARIA CONENFOQUE SISTEMICO

Los distintos objetivos que ha de plantearse la agricultura comocomponente de un futuro espacio rural en equilibrio, y el cambio deparadigma que está teniendo lugar en su función productiva prima-ria, va a suponer, sin duda está suponiendo ya, la generación de unafuerte demanda de innovaciones tecnológicas e institucionales dediversa índole, que lógicamente debe de afectar a la estructura delSistema I+D Agrario.

La investigación agraria convencional, de tipo genérico, queproduce innovaciones tecnológicas e institucionales que se conside-ran extrapolables a diferentes situaciones y sistemas agrarios, vienemostrando últimamente importantes carencias para atender la de-manda anteriormente mencionada, y es por ello que en último cuar-to de siglo se vienen buscando alternativas, o quizás complementa-riedades, de funcionamiento al sistema I+D agrario. La mayoría delos autores ponen de manifiesto que ciertos efectos negativos de latransferencia de paquetes tecnológicos durante la Revolución Verdemazcan el inicio de las críticas a la I+D convencional y el nacimien-to de formas de investigación más específicas, participativas yadaptadas a cada sistema, que entran dentro de un marco generalque se conoce como investigación agraria de tipo sistémico o, me-jor, con enfoque sistémico (IES)

La IES sostiene la necesidad de llevar a cabo las actividades deinvestigación (y la extensión subsiguiente) de forma específica paracada sistema, y se mantiene, en principio, en contra del traslado eimplantación de tecnologías a distancia.

Sin pretender hacer aquí una exposición pormenorizada de loque significa la investigación con enfoque sistémico en sus distin-

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tos tipos y formas (para lo que pueden consultarse, entre otros mu-chos, los trabajos de SIMMONDS 1984, MERRIL-SANDS 1986,DAVIDSON 1987, SUKMANA et al 1989, IDS 1989, GIBBON1992, que se incluyen en la bibliografia), trataremos de dar una rá-pida visión de las características generales de la investigación agra-ria con enfoque sistémico, las variantes y tipos que existen.

La Investigación con enfoque sistémico (IES) es realmente unconcepto ambiguo con diversos orígenes y distintos enfoques. CA-LATRAVA ( 1993-a) trata de sintetizar una serie de característicasque son comunes a todos ellos; a saber:

- La unidad básica para la IES es el sistema agrario.- El objetivo general de la IES es la mejora del sistema.- Dicha mejora del sistema debe enmarcarse en un contexto de

sustentabilidad (ecológica y económica) a medio-largo plazo.- Para diseñar e implementar un programa de IES se precisa

un profundo conocimiento del sistema agrario en cuestión, por loque el análisis de los sistemas agrarios juega un papel fundamental.

- Dicho análisis no puede basarse en las técnicas convenciona-les, demasiado "exógenas" al sistema, sino que debe de tratar decomprender el sistema aprendiendo de él.

Para que la IES pueda llevarse a cabo con las características in-dicadas, es preciso el cumplimiento de una serie de condiciones enlas que el grado de coincidencia es grande en los distintos autores.(Ver GIBBONS 1992 y CALATRAVA 1993-b, al respecto). Dichascondiciones son:

- La IES debe estar enfocada a resolver problemas.- Debe enfocar la resolución de los problemas con una pers-

pectiva holística del sistema y su funcionamiento.- La IES debe, por tanto, tener un enfoque multidisciplinar.- En dicho enfoque las ciencias sociales deben jugar un papel

mayor que en el enfoque de los sistemas I+D convencionales.- La IES debe ser altamente específica, en el sentido de que

debe estar orientada básicamente hacia el cliente/ protagonista.- Un programa de IES debe tener un alto grado de flexibilidad

en términos dinámicos, y ser así adaptable a los cambios y a la evo-lución del sistema.

- La IES debe implementarse de forma coparticipativa entreagricultores,investigadores y extensionistas.

- Los ensayos y experiencias deben realizarse en la propia zo-na.

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- El papel del conocimiento agrario local ha de ser, necesaria-mente, en la IES mucho más relevante que en la investigación agra-ria convencional.

Los niveles o grados de cumplimiento de estas condiciones, o laexigencia de cumplimiento de unas y no, necesariamente, de otras,determinan, en mi opinión, toda la casuística conceptual y termino-lógica que existe en la literatura sobre el tema, y dan lugar a los dis-tintos tipos y enfoques de la IES.

Entre las condiciones anteriores las que suelen dar lugar a ma-yor diversidad en enfoques y a mayor controversia, son: el grado departicipación de los agricultores en el proceso investigador, el gra-do de importancia del conocimiento local en el diseño de la IES, yel sitio y la forma de ejecución de los ensayos y experiencias.

Respecto al grado de participación de los agricultores, las pos-turas son diversas, desde los que piensan que la IES debe generarun mecanismo que sirva de apoyo al agricultor en "sus" propias in-vestigaciones, hasta los que piensan que los agricultores deben in-tervenir solo en algunas facetas del proceso. En medio están todoslos esquemas, tipos y metodologías de participación cuyo cuerpoteórico surge en los países subdesarrollados como crítica a la filo-sofia científica surgida en las universidades y los grandes centrosde investigación de los países desarrollados, y constituye lo que sedenomina "Desarrollo tecnológico participativo" (PTD: Participa-tory Technology Development). El agricultor puede así ser el"cliente" de la IES, un "participante" en el proceso, o el "ejecutor"principal.

En cuanto a la importancia del conocimiento local está, lógi-camente, íntimamente ligada al grado de participación de los agri-cultores. Si los agricultores participan activamente en todo el pro-ceso van a hacer intervenir sus propios conocimientos, ideas yexperiencias, y van a introducir en el diseño de la investigaciónlos aspectos más positivos de sus "estilos" de hacer agricultura(PLOEG 1992 y REMMERS y HARR 1994), lo que probable-mente enriquezca el enfoque y el diseño de la investigación, nosolamente por el aporte de racionalidad ecológica que siemprecontiene el conocimiento agrario local (TOLEDO 1989) sino porotros aspectos no estrictamente tecnológicos que caracterizan losestilos locales de agricultura y que pueden orientar el enfoque dela IES: iniciativas experimentales previas, expectativas, relacionessociales y comerciales, etc.

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Respecto al sitio y la forma como se lleven a cabo los ensayosexperimentales, también existen diversas posturas que van desde laexperimentación en las propias explotaciones, controladas por lospropios agricultores y apoyadas y asesoradas por investigadores yextensionistas, hasta la existencia de unidades de investigación(parcelas, estaciones, etc) independientes de las explotaciones de lazona, controladas por investigadores y extensionistas y con un cier-to grado de participación de los agricultores. En el primer caso es-tamos en lo que se denomina "investigación en la explotación"("On-farm research") en su sentido más estricto, y en el segundocaso estaríamos, realmente, en una investigación de tipo convencio-nal realizada "in situ", particularmente si el nivel de participaciónde los agricultores es pequeño.

La investigación sistémica normalmente implica necesariamen-te extensión sistémica y se habla por ello de investigación/extensióncon enfoque sistémico.

Aunque normalmente se relaciona la eficiencia de la IES conlos sistemas agrarios con bajo nivel de inputs externos, y con laszonas más desfavorecidas, esto no responde a la realidad. CALA-TRAVA ( 1993-a) ha mostrado como también en el caso de sistemascon alto nivel de inputs externos puede ser necesaria la aplicaciónde IES, particularmente cuando el objetivo principal sea reconducirel sistema hacia una mayor sustentabilidad. El mencionado trabajoanaliza los factores que determinan el interés de aplicar IES a unsistema con alto nivel de inputs externos: el grado de artificialidaddel sistema, el nivel de conexión del mismo con el sistema socio-cultural de la comunidad local, el tipo de explotaciones agrarias, lasformas de uso de la mano de obra, etc, están entre estos factores.

En mi opinión, el tipo de IES más adecuado puede variar concada agroecosistema, pero, en general, debe tenderse a la investiga-ción en la explotación ("on farm"), a la mayor implicación (prota-gonismo) posible del agricultor y a el mejor aprovechamiento de lasenseñanzas derivadas del conocimiento local. De no ser así, inclusocon enfoque agroecológico, la IES resultante sería de hecho unaforma distínta de investigación agraria convencional (OASA 1985)

6. CONSIDERACIONES FINALES

El Desarrollo Rural es hoy tema prioritario dentro de la PolíticaComunitaria, y, en su contexto, de la española. El gobierno español

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y prácticamente todos sus gobiernos regionales favorecen, apoya-dos por programas específicos de la EU, políticas de desarrollo ru-ral. Sin embargo, la intervención del sector público en España apo-yando procesos de desarrollo local en zonas rurales, y, lo que esmás importante, asegurando su sustentabilidad, tiene a mi entenderfuertes limitaciones.

Efectivamente, algunos handicaps pueden, en mi opinión, limi-tar la adecuada intervención de las Administraciones públicas enlos procesos de desarrollo rural en España: estos handicaps actúancon mayor intensidad en las regiones españolas menos desarrolla-das, y algunos de ellos son incluso específicos de algunas regionesespañolas. Entre los principales están, a mi entender, los siguientes:

- La Administración en España no está generalmente suficien-temente articulada en el espacio.

- Existe además un importante nivel de burocratización y ino-perancia en la gestión pública, que va contra la calidad en la gestión •y la eficiencia que se precisan en las actuaciones en el desarrollolocal que, con frecuencia, son, necesariamente, muy específicas.

- En muchas comunidades locales españolas, particularmenteen las zonas más desfavorecidas, el nivel de crisis al que han llega-do los sistemas económico y sociocultural es tan fuerte, y la sangríadel éxodo rural fue tan grande, que diEcilmente pueden surgir ini-ciativas locales importantes incluso a base de fuertes programas deanimación sociocultural. Se necesitan actuaciones a muy largo pla-zo que difícilmente son asumidas y emprendidas por las adminis-traciones públicas, que prefieren realizar otros tipos de actuacionesen las que la rentabilidad política, e incluso, a veces, la propia ren-tabilidad social, sea más evidente e inmediata.

- Hay una tradicional descoordinación entre Administracionespúblicas y también entre Organismos dentro de una misma Admi-nistración. Esta tradicional descoordinación se ha incrementado(enormemente en algunos casos) en lugar de reducirse, con el pro-ceso de descentralización autonómica.

- El proceso de desarrollo industrial de concentración urbanaestá en algunas regiones en fases todavía muy intermedias, inclusoiniciales, por lo que el apoyo al desarrollo rural se plantearía comouna opción social alternativa que habría, en su caso, que tomar.

- La regionalización del poder político, aunque presenta algu-nos aspectos positivos respecto al tema, puede afectar la necesariaarmonización y homogeneización de políticas de desarrollo rural,diferentes posibilidades de aprovechamiento de los programas na-

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cionales o de la UE, descoordinación administrativa, ya comentada,incremento burocrático en la gestión y tramitación de fondos, etc.

- El papel de las instituciones locales, aunque ha aumentadoen importancia en los últimos años, es todavía muy reducido en Es-paña. En Alemania, por ejemplo, el 80% del total del gasto públicolo constituyen los presupuestos locales.

- Existen en algunas regiones (Extremadura y Andalucía)factores de bloqueo institucionales al desarrollo local, generadospor una política social basada en subsidios sin contraprestaciónlaboral equivalente, que aunque, en principio, es justa, pues ase-gura unas rentas mínimas y una paz social en las zonas ruralesdonde se aplica, tiene efectos perversos que limitan fuertementeel desarrollo de determinadas actividades económicas, particular-mente aquellas que generén rentas fácilmente controlables encuanto a la fiscalidad.

- Si se asume el papel que, como aquí se ha expuesto, laagricultura debe seguir teniendo, aunque sea como actividad eco-nómica complementaria, en las zonas rurales, el desarrollo localdemandaría inmediatamente un incremento de la investigaciónagraria con enfoque sistémico y, por lo tanto, se produciría, se es-tá produciendo de hecho ya, una demanda de fuerte cambio insti-tucional de los organismos públicos de I+D en España, demanda ala que dificilmente se podría atender a corto plazo a partir de lasorganizaciones y corporaciones del sistema I+D convencional, defuerte inercia conservadora, que hoy dominan la escena científicaespañola. Hoy podemos ya valorar en que medida, la fragmenta-ción, en 1984, del mayor organismo estatal de investigación agra-ria aplicada, el INIA, supuso, sorprendentemente, un gran pasoatrás en la posibilidad de adecuación de las actividades de I+Dagrarias a las necesidades del desarrollo rural, particularmente enlas regiones más subdesarrolladas. El mismo razonamiento podríahacerse para la extensión agraria, actualmente además demasiadofragmentada y burocratizada.

Hay que añadir a lo anterior una falta de reflexión generalizaday de conocimiento sobre el tema, tanto a nivel local (donde se actúacon un alto grado de "espontaneidad"), como en la clase política es-tatal o regional, y en los altos cargos de las administraciones públi-cas. En el tema del desarrollo rural en general, y específicamenteen su componente agraria, corremos el riesgo de que la precipita-ción y la improvisación, y no la investigación ni el análisis, se gene-ralicen, una vez más, como los instrumentos más habituales.

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