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ONGs un desafío social para el Siglo XXI. Lic. Mario Muñoz Mayorga Un fenómeno social se ha instalado con fuerza en la sociedad en los últimos años: las instituciones conocidas como ONGs, sigla correspondiente a Organizaciones No Gubernamentales, unas 50,000 en la Argentina (1) y su relevancia en tanto práctica social que trasciende la territorialidad limitada a una nación, ello queda demostrado en la participación de más de 70.000 miembros de ONGs en la Cumbre del Comercio mundial en Seattle, llamada la Ronda del Milenio(2). Los organismos internacionales ponen su atención en estas organizaciones de la sociedad civil para el diseño de sus políticas como instancia de consulta. Pero la aparición de esta determinada forma de participación social no es una modalidad de relación social sin antecedentes. Llamadas también Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) desde principios de los años 60, tuvieron presencia de manera importante sobre todo en trabajos comunitarios y fueron asumiendo características distintas en los distintos países: Sociedades de Fomento en la Argentina, Juntas Vecinales en Chile. El tipo de trabajo del que se responsabilizan aparecería en un primer análisis como la ocupación de un espacio en la articulación social. Ni el Estado ni las particularidades de la estructura social –empresas, Partidos Políticos, Iglesias- llegan para tomar contacto con problemas que, por características, nivel o intensidad, no llegan a ser de su interés prioritario, o no tienen dimensión de problemas de atención inmediata, o son emergentes de situaciones de coyuntura no sujetas a previsiones o prioridad de acción. Así, instituciones como la Cruz Roja surgen no como un acuerdo para actuar sobre efectos calculados de la guerra, heridos, 1

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ONGs un desafío social para el Siglo XXI.Lic. Mario Muñoz Mayorga

Un fenómeno social se ha instalado con fuerza en la sociedad en los últimos años: las instituciones conocidas como ONGs, sigla correspondiente a Organizaciones No Gubernamentales, unas 50,000 en la Argentina (1) y su relevancia en tanto práctica social que trasciende la territorialidad limitada a una nación, ello queda demostrado en la participación de más de 70.000 miembros de ONGs en la Cumbre del Comercio mundial en Seattle, llamada la Ronda del Milenio(2). Los organismos internacionales ponen su atención en estas organizaciones de la sociedad civil para el diseño de sus políticas como instancia de consulta. Pero la aparición de esta determinada forma de participación social no es una modalidad de relación social sin antecedentes. Llamadas también Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) desde principios de los años 60, tuvieron presencia de manera importante sobre todo en trabajos comunitarios y fueron asumiendo características distintas en los distintos países: Sociedades de Fomento en la Argentina, Juntas Vecinales en Chile.

El tipo de trabajo del que se responsabilizan aparecería en un primer análisis como la ocupación de un espacio en la articulación social. Ni el Estado ni las particularidades de la estructura social –empresas, Partidos Políticos, Iglesias- llegan para tomar contacto con problemas que, por características, nivel o intensidad, no llegan a ser de su interés prioritario, o no tienen dimensión de problemas de atención inmediata, o son emergentes de situaciones de coyuntura no sujetas a previsiones o prioridad de acción. Así, instituciones como la Cruz Roja surgen no como un acuerdo para actuar sobre efectos calculados de la guerra, heridos, discapacidades, desamparo, sino como iniciativa a partir de los efectos del fenómeno.

Las ONGs son una forma de institucionalización que responden a la necesidad de respuesta a problemas que resultan prioritarios al mundo de la cotidianeidad y directamente apremiantes a la sensibilidad del ser humano. Aunque su existencia tenga un gran recorrido histórico, sus antecedentes en mutualidades, cooperativas y cooperadoras, destinadas a trabajar sobre áreas de ayuda mutua, complementación en campos específicos como la educación, salud, ancianidad, como referente de explicación teórica y de praxis, aún no han desarrollado extensión y profundidad explicativa y niveles técnicos operativos para su desarrollo societario. Habría que buscar acumulación de conocimientos para su estudio en un conjunto de disciplinas directamente ligadas a la asistencia social, al trabajo social y aunque el aporte de estos campos del conocimiento será útil en la descripción, explicación y en el desarrollo de tecnologías sociales para acompañar el hecho real del surgimiento de las organizaciones no gubernamentales, será preciso dedicar recursos intelectuales para valorizar las nuevas prácticas sociales puestas en acción por las ONGs

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La construcción de un nuevo conjunto explicativo que acompañe los objetivos y las prácticas de este diseño de acción que la sociedad desarrolla, no escapa a una situación concreta, que ha sido en la historia del hombre un continuum. Todo hecho, todo fenómeno, toda institución, es un objeto de creación en desarrollo y disputa en relación directa con la condición y estado histórico de las clases sociales que configuran una sociedad(*). El discurso, las prácticas y, de última, el sentido que las organizaciones no gubernamentales tendrán será, sin duda, el resultado de la manera cómo se resuelva la tensión en torno a la apropiación práctica de la institución creada en relación al sentido existente e impuesto en la sociedad y el sentido deseado hacia el futuro. Aportar algunos elementos que contribuyan a una mejor apropiación de este nuevo sujeto de acción por la sociedad es nuestra intención. Tenemos claro que sólo serán algunos elementos y una mínima contribución en un campo que se visualiza como un firme desafío del tercer milenio.

LA SOCIEDAD CIVIL

El género humano, para la mantención de su vida, debe cubrir cierta cantidad de necesidades; éstas son históricas y relacionadas con lo material y lo simbólico. Comer y abrigarse tanto como llenar estados espirituales es una cuestión cotidiana para la sociedad. Garantizar la producción y reproducción de los bienes requiere de grados de organización crecientemente complejas y directamente seguidas de normas y de la pregunta directa cómo y quién determina responsabilidades y penas por el incumplimiento. Si se deja librado a una hipotética bondad del individuo –generoso y preocupado por el otro- la tarea podría no alcanzar al conjunto de la sociedad, se aceptará la existencia de un individuo esencialmente egoísta, predispuesto por su bien a enfrentar naturalmente a su semejante por la protección propia y de los suyos, tendríamos un estado de guerra permanente y de inseguridad (Leviatán de Thomas Hobbes) (3) o una condición de continuo rompimiento de normas y conductas que no permitirían la reproducción de la sociedad. El pacto social es una realidad que, impuesto de distintas formas, determina maneras y comportamiento de responsabilidad social y pública. La sociedad delega en el Estado derechos de cautela sobre relaciones de mutuo interés, cediendo atributos para la concreción de sus objetivos (empleo de legítima violencia) y posibilidades de realización de políticas públicas de beneficio global, en cuya concreción deben mediarse intereses particulares. Todo aquello que en el pacto hipotéticamente no ha sido entregado al campo de la responsabilidad estatal correspondería al espacio de creación de la sociedad civil. El Estado no podría concretarse sin la previa existencia de comunidades, de lenguas, de modalidades y usos tecnológicos determinados para la producción de bienes que son necesarios para la reproducción de su componente, la comunidad humana, pero ésta sólo entrega al extremo parte de sus atributos, la parte aquella que debe hacerse fuerte a partir de debilidades de los individuos, encontrar consensos, darse sentido, crear construcciones comunes. El Estado queda con esta

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delegación en su capacidad de imponer, de decir –discurso dominante, ideología dominante- cómo hacer los intercambios de sus valores materiales y simbólicos. En sociedades pre-capitalistas, la regulación de los intercambios por las instituciones existentes para tal fin y en función de, sobre todo, la dimensión de ellas aparece como más simple; los sabios de la tribu, los guerreros asumen funciones de dirección sin desprenderse totalmente de su tarea de productores. La sociedad civil es extensa pero necesita de una menor intensidad de mediaciones y en la búsqueda de éstas y del uso de recursos para trabajar el conflicto. La búsqueda del consenso en una sociedad moderna a través de la persuasión (la palabra hecha discurso) o la represión (la fuerza respaldada por palabras), como dice un conocido lema puesto en el escudo de una nación latinoamericana “por la razón o la fuerza”, es más compleja. En la sociedad capitalista desarrollada bajo condiciones de intercambio y convivencia muy precisos basados en la acción individual en estado competencia permanente y en la expansión continuada de los mercados (4) genera grados crecientes de conflictos y necesidad de la intervención del Estado paralelamente a la disminución de desarrollos en el espacio de la sociedad civil. La sociedad global se encuentra con el núcleo duro del problema, la institución “mercado”, actuando como referente existencial para cada uno de los miembros de la sociedad y que marca los límites de los condicionamientos históricos para la sustancia de la sociedad civil hoy buscada.El capitalismo surge directamente de la desarticulación del régimen feudal cuyos soportes de mantenimiento, sectores sociales, discursos y modalidades, deberían ser superados. Es la burguesía la que introduce una nueva concepción desde el poder en concreto pero introduciendo en el discurso la primacía de lo individual, sea egoísta (Hobbes) o generoso ( John Stuart Mill) y en consecuencia la necesidad del Estado y del poder –institución-instrumento- de un sector social legitimado para imponer el sentido a la sociedad, instalando inmediatamente la contradicción de base en el sistema. El mercado queda ideológicamente ubicado en el espacio referido a los individuos y en la comunidad deja instalada la discusión de los posicionamientos en relación al Estado en función del mercado.

Si el mercado que regula en el sistema capitalista la asignación de recursos, entre los individuos y los grupos sociales queda asentado en la sociedad civil, contiene conflictivos mecanismos de distribución de recursos que se resuelven a través de relaciones de poder, tendrá más el que cuantitativa y cualitativamente logre hegemonizar mayor cuota parte de poder (5) en el espacio mismo cotidiano de intercambio y apropiación de bienes en la realidad mercado, pero que debe aparecer como aséptico en la relación entre sujetos sociales que en teoría tienen la característica de iguales y que de forma racional se pueden desempeñar utilizando a plenitud la esencia del mercado liberal (formalizado en la idea de que el mercado es una relación entre sujetos bajo la condición de homogeneidad, atomicidad, transparencia, información, movilidad), actuando en la búsqueda óptima de recursos necesarios para su vida. En la práctica, la relación resulta conflictiva y debe encubrirse utilizando recursos culturales, ideológicos e institucionales. El árbitro de las disputas debe ser tarea de mediadores cuyo concreto más absoluto es el Estado, de última con derechos delegados capaz de dar sentido a la cultura, a las modalidades que regulan los intercambios. Los

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sujetos en sociedad son vigilados por el Estado, todos, menos el mercado, “que debe jugar libre entre iguales” pero diferentes en tanto en él parten ya con distintas capacidades. Esto plantea un problema conceptual: dónde fijar la real línea roja, límite entre el Estado y la sociedad civil cuando el primer término debe administrar derechos demandados como arbitrajes en el segundo término ya exigidos por grupos con posiciones ya determinadas. Existe una lógica en la petición de un Estado mínimo, “vigilante de noche”, “sólo guardián”, para una clase social que tiene el poder en los límites de la sociedad civil a través de su participación en el mercado, en definitiva, el requerimiento sería la manera de distribuir el poder en determinadas condiciones históricas. Sin fuerzas sociales antagónicas cuando el mercado puede ser una aplicación con bajos niveles de oposición, toda relación puede ser a partir del mercado, sin Estado y mucha sociedad civil. Cuando esto no es posible, todo a partir del Estado, moderada y dirigida participación del mercado y poca sociedad civil. Es el caso de las dictaduras latinoamericanas y los fascismos clásicos europeos.En las sociedades en que el mercado no tiene papel único y legitimado de asignador de recursos, caso de regímenes socialistas en donde la institución que tiene esa tarea es la planificación, el Estado asume protagonismo preferencial quedando el mercado como alternativa secundaria y una llamada sociedad civil sin participación,(* *) directa la relación es el partido político en la mayoría de los casos históricos único o con la presencia de partidos compañeros. Si en el caso del capitalismo existe una continuidad entre el poder que se tiene e impone en el mercado, institución que regula en definitiva la sociedad civil y el Estado que recibe como exigencia moderar y arbitrar conflictos devenidos de la esfera de la sociedad civil, la línea roja del límite se torna sinuosa en lo real y puede adquirir precisión sólo en lo formal. Así sería el caso desde una organización tipo de la sociedad civil, una cooperadora escolar que, excepto del salario de profesores, y los 1os contenidos curriculares –asunto del Estado- debe preocuparse de la mantención edilicia, apoyos extra escolares, la búsqueda de recursos para comedores, recursos didácticos –computadoras, videos, retroproyectores que necesariamente generará tarea de desarrollo de fondos a partir de actividades o de aportes directos, suple una parte de las obligaciones del Estado para con la educación pública, lo real cruza lo nominal-formal. Si un sector empresario en el área de educación privada requiere subvención, sea para equilibrar costos de matrícula o mantener niveles de matrícula, se pone en condiciones de sortear la formalidad Estado - sociedad civil al buscar en el Estado sustentación para interactuar en la sociedad civil. Si desde la sociedad civil existe continuidad que filtra la línea roja hacia el Estado, en modalidades de apropiación de bienes o estrategias de sobrevida social, la línea no puede ser salteada en el rígido formal de las legitimidades delegadas tras el pacto que cede al Estado atributos para arbitrar, mediar, y en el uso de alguna instancia de la violencia en la resolución de los conflictos superadas instancias de persuasión de algún modo consensuadas. El límite de la sociedad civil queda planteado definitivamente en el plano de lo formal, se remite a materializar actos que previamente no hayan sido delegados por consenso como tareas sólo posibles de realizar por el Estado.Cualquiera sea el modelo del Estado, mínimo o ampliado, existe la tendencia de la institución estatal a progresar sobre la sociedad civil, diríamos una regulación interesada. El Estado puede arbitrar lo que se puede hacer o no y marcar campos

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libres para la iniciativa civil y las capacidades necesarias para implementar las iniciativas. En la Argentina, las formas de organización en la sociedad civil son las Asociaciones y Fundaciones, legítimamente constituidas y de acuerdo a disposiciones legales. Lo que queda jurídicamente establecido fuera de la tendencia tentacular del Estado es lo que podemos llamar sociedad civil, pero sólo como anclaje formal, como límite jurídico y no como un real concreto que en la vida cotidiana constituye nexos de otras continuidades que enlazan en forma múltiple las diversidades de la sociedad civil.

Organizaciones de la Sociedad Civil – Síntesis de Múltiples determinaciones.

El surgimiento y desarrollo de las organizaciones de la sociedad civil como una multiplicidad de sujetos cotidianos de acción colectiva puede responder a la coyuntura actual del modelo político económico aplicado, combinación de Estado mínimo y de mercado como reproductor y distribuidor de bienes, una manera concreta de articulación de los pactos de colaboración para cubrir las necesidades sociales que pone en funcionamiento un eterno histórico en cualquier sociedad: la respuesta de los sectores subalternos estimulados por las consecuencias de los diseños hegemónicos. Cualquiera haya sido la formación social, los sectores subalternos han construido respuestas, acciones societarias destinadas a mejorar condiciones de participación en la distribución de los bienes simbólicos y materiales y lo han hecho desde condiciones de uso asimétrico de las acumulaciones sociales, sin el pleno conocimiento y total posibilidad de uso de las técnicas y modalidades siempre mejor empleadas por quienes se ubican como principales actores en la sociedad política(***). Las iniciativas antecedentes de las actuales organizaciones de la sociedad civil podían utilizar el nexo de los partidos políticos, o la generosidad empresaria a través de las iniciativas individuales de conciencia (damas de la caridad y otras) o acciones colectivas de solidaridad por identidades nacionales (colectividades por país de origen). Así entonces, los recursos materiales y de gestión tenían origen cierto y relativamente asegurado, fondos privados vía aportes de las familias pudientes y colectividades. En la coyuntura, las ONGs aparecen responsabilizadas de la obtención de sus propios recursos y esta responsabilidad tiene una génesis de contexto, los recursos deben ser el resultado de una correcta inserción en el mercado, núcleo de articulación del modelo, lo que las comprime a actuar con la lógica de la institución, iniciativas individualizadas y precisas, permanente tensión entre costos y beneficios, trama que envuelve al conjunto de la sociedad, pero que en el caso del Estado, vía impuestos o producción propia de servicios, puede solucionar, así como la empresa privada vía ganancia o beneficios. En una sociedad con Estado de bienestar, las organizaciones de la sociedad civil eran instancias de alarma y aviso de problemas en general del convivir cotidiano que de inmediato podía ser tomado por los aparatos gubernamentales existentes o creados al efecto. Captados los problemas la empresa privada sólo podrá concurrir mediatizada por el interés del lucro o el beneficio de bondad publicitaria.

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La soledad en la búsqueda de las mejores iniciativas y los recursos para las ONGs responde a la sustancia del sistema, iniciativas de beneficio unitario, pero reguladas por las normativas administrativas del Estado o el campo de reserva de posibles lucros empresarios, con dificultad en el acceso al conocimiento y la capacidad de gerenciamiento y recursos financieros y una definitiva y limitación en la participación en el diseño de una sociedad posible.No sería correcto para el entramado de organizaciones de la sociedad civil la denominación de tercer sector. Limitadas aquéllas jurídicamente por el Estado, limitadas en la posibilidad del lucro y la ganancia, sin posibilidad de competitividad con la empresa privada, no se constituye como un tercer sector con atributos autónomos capaz de diseños autónomos con influencia trascendente en el poder.La perspectiva de las organizaciones de la sociedad civil es así una ruptura desde los límites, desde los bordes de un sistema problematizado desde su núcleo. El modelo de acumulación ha polarizado la obtención de bienes entre los distintos sectores sociales, ha provocado exclusión y efectos sociales perversos, xenofobias, nacionalismos, delincuencia y destrucción del medio ambiente. La respuesta creativa desde los distintos campos de la sociedad civil pasa por una reconceptualización del poder y de sus recursos de sustentación, el discurso, sus formas de reproducción económica, y la distribución de los bienes creados. Se deberá instalar desde las ONGs la perspectiva de un nuevo estilo de desarrollo.

Participación social y desarrollo a escala humana.

La serie continuada de desajustes y desequilibrios, tanto en las relaciones humanas como en las del hombre y la naturaleza, es un efecto del modelo económico con altos niveles de desigualdad y exclusión social. La brecha entre los ingresos de los países ricos y los países pobres creció 60 : 1 en 1990 a 74 : 1 en 1997: 358 multimillonarios tienen ingresos por encima de los 760 mil millones de dólares, el equivalente a los ingresos colectivos de 2.5 millones de personas pobres (Informe PNUD). En estas condiciones comenzará el próximo siglo, de mantenerse la modalidad e intensidad de los estilos de producción hasta aquí aplicados, modalidades que también han puesto en riesgo el soporte natural del ser humano, que podría estar al borde del colapso. En los países del sur, más de 200 millones de personas están gravemente afectadas por la desertificación y 20 millones de hectáreas de bosques tropicales son gravemente dañados o definitivamente destruidos cada año. En Europa, las pérdidas económicas a causa de la polución se elevan a casi 35 millones de dólares. La actual modalidad de reproducción estaría generando un proceso de autodestrucción de capacidades naturales y humanas en tanto aumenta cualitativamente el ritmo de consumo, superando los tiempos de recuperación del medio natural y forzando al ser humano a una reespecialización permanente, en ambos casos con un alto costo por la exigencia de una ultra racionalidad en la utilización de los recursos, en función de la competitividad y la presión permanente y activa en el mercado. Si el mercado requiere para sobrevivir – por competencia- de parte de la producción una permanente readecuación de tecnologías y especialización del factor trabajo, produce una sub-utilización de bienes tanto materiales como humanos ya

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producidos y formados – ingenieros y arquitectos haciendo uso de sus habilidades como taxistas o vendedores- y un estado de presión sobre la naturaleza.Ser competitivo, productivo, es condición de máxima para estar en el mercado o en sus segmentaciones especializadas (nichos de mercado); llegar antes al mercado, con bienes de costo de producción que maximisen la ganancia es la condición sine qua non. En la génesis misma del capitalismo y en la base de su pensamiento sostén se encuentra la especialización – división del trabajo – segmentación que sólo resulta lógica y racional en el mercado y en su constante expansión. Las unidades libradas a su iniciativa sólo cobran su dimensión universal en su relación con el mercado, pero ya condicionadas por la necesidad de rendimientos diferenciales que cada producto revela para la inteligencia del sistema. El conjunto de conocimiento es especializado con campos muy específicos de desarrollo, en las ciencias duras se concentra una mayor inversión de recursos, más horas hombre de trabajo que en las llamadas ciencias humanas o sociales: se llega más rápido a altos grados de control genético, que a entender y actuar sobre desequilibrios sociales y políticos. Un estudio detenido entre recursos económicos destinados a cada ciencia nos indica la tendencia de las prioridades determinadas por el modelo. La prioridad en inversión lleva inscrita el “alma negra del capitalismo”, llegar antes y mejor para competir, aún a costa de desarrollos segmentados no integradores, de avanzar linealmente, sacrificando naturaleza humana y material, sin consideración su realización en forma homogenea. La sobrecarga sobre la fragmentación se agudiza al violentarse los ritmos de producción; así la reproducción de los factores queda desfasada de su período natural de recuperación. Es claro esto en lo que se refiere a la naturaleza, en el caso de recursos renovables, agudizándose el problema en el caso de aquéllos no renovables, que hace problemático para el ser humano su reemplazo por sustitutos de calidad y cantidad en relación con las necesidades creadas por el modelo económico. El ingreso per cápita de los Estados Unidos es de 28.020 dólares en tanto que para Haití es sólo 310 ¡una diferencia de casi 100 veces! Estos desequilibrios dañan a la naturaleza por sobre explotación violentando su ciclo natural de regeneración y apresurando el agotamiento de recursos no renovables. Así mismo, los recursos humanos, inteligencia y técnica formada para aplicaciones concretas en forma muy rápida pierden vigencia y se desvalorizan. La naturaleza se destruye, el ser humano se frustra, esta situación está determinada por un pensamiento instalado que pertenece al modelo capitalista de producción, que tiene sus soportes sociales y sus modos de reproducción e instancias políticas determinadas para darle sentido y justificación al modelo. En concreto hay una cultura, una historia y un poder que cautela e impone los sentidos reproductivos y que responde a los beneficiarios del sistema, a las clases sociales que lo han hegemonizado.El poder aparece formalizado institucionalmente en el Estado y sus aparatos, es un atributo que posibilita imponer sentido, normar, mediar, determinar instancias sociales que han delegado capacidad de juicio para resolver las contradicciones y construir un consenso. Pero el Estado en tanto poder es también una construcción social, refleja las contradicciones de la sociedad y representa sustancialmente su cultura. La sociedad delega poderes y entrega legitimidades que la institución Estado debe resignificar en la búsqueda de respeto para imponer. Este crea

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posiciones alegóricas y simbólicas y distancias formales con la sociedad civil, en cierto sentido se levanta como un diferente superior con respecto a los que fueron sus delegantes. Así, el poder se revela como una cuestión alejada del convivir cotidiano, que sufre la contradicción de ser objeto del poder y no ser sujeto del poder. Esta condición los ubica, con relación a los problemas cotidianos y globales de la sociedad, como pasivos y solicitantes. Con esta percepción, la sociedad civil es receptora de decisiones, demandante, solicitante de soluciones para problemas que son efectos directos de una modalidad de reproducción económica y social de los cuales es protagonista y afectada plena, inmediato en lo reproductivo y económico de un lado y protagonista condicionado mediato en lo político. La ciudad de lo cotidiano encuentra la distancia con la ciudad de lo político cultural y la contradicción en lo concreto es que los problemas que afectan directamente a la cotidianeidad tienen un espacio de disputa con los diseños sociales del bloque en el poder, los que tienen la hegemonía y predominan en el pacto social de coyuntura e históricamente establecido. El espacio generado es lugar de la movilización social, en que el sujeto confrontado con los problemas demanda modificaciones, reformas, cambios, transformaciones, que siempre tendrán resistencia a lo establecido. La multiplicidad, extensión y profundidad de los problemas de preocupación de las organizaciones de la sociedad civil generados en el núcleo duro del modelo y sus determinantes requiere cambios globales y directamente una nueva percepción del poder y en tanto su formulación y aplicación, una toma de conciencia que debe ser un producto al servicio de una sociedad diferente, generado en el consenso consultivo, coordinador de preocupaciones e intereses globales, un escucha permanente y un procesador de problemas ex ante a partir de la información ya trabajada y consensuada en la sociedad civil. El futuro y la capacidad de las ONGs sería débil y superficial si, ante problemas resultado de aplicaciones globales, no pudieran dar sentido, compartir criterios, utilizar el poder en el círculo íntimo de su generación, aplicarlo a través del consenso cotidiano, de una manera micro, infra estructural y no mediada y macro estructural. El poder delegado, enajenado, preocupado de vigilar la sociedad panópticamente para su control, transformado en un instrumento de convivencia regulada de la vida, resulta poco creativo.(5). La participación societaria es un sujeto en disputa, su preocupación por los problemas creados por el modelo y su creatividad para resolverlos está tensionada entre el grupo de intereses beneficiarios en distinto grado por el sistema y sus propios desarrollos de conciencia que pudieran llevarlas a actuar más sobre las causas que los efectos de las situaciones problemáticas en las que toman protagonismo (****). Su capacidad de influir sobre diseños productivos culturales, políticos, económicos estará simétricamente ligada a las posibilidades de diálogo con el poder y sus grupos de ejecución y paralelamente con la capacidad de mantener altos niveles de desarrollo autónomo e independiente. Cualquier sea la actitud frente al poder, niveles de ejecución en él, ser alternativa consultiva o de independencia relativa, las organizaciones estarán en el dilema de ser componentes activos de él o sujetos pasivos- masa de maniobra mediatizadas- del bloque en el poder. Alternativa entre perpetuos componedores de los efectos perversos sustanciales del modelo, o acumulación de conocimiento y práctica para un cambio global en términos de desarrollos sociales cualitativamente diferentes

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para el futuro. Es el desafío de provocar una ruptura, y como toda ruptura, puede ser traumática, confusa y provocar miedos tanto como esperanzas. Los desafíos del desarrollo a escala humana.

A la entrada del siglo XXI el capitalismo es hegemónico y vive en soledad contradicciones de origen. Hacia 1750 provocaba ya una serie de rupturas que le permitían tomar distancia del modelo feudal. La situación debió hacerse a costa de provocar una serie de desequilibrios que influirían sobre los ritmos de reajuste necesarios que en forma constante se precisan para una la relación dinámica y contradictoria entre el ser humano y la naturaleza. Hasta mediados del siglo XVI la línea de superación en la obtención de los bienes para cubrir las necesidades vitales del ser humano era cualitativamente menos traumática para la naturaleza por intensidad de explotación y, en el caso de los sectores sociales sujetos a posiciones asimétricas en la distribución de los recursos, los directamente ligados a la tierra –campesinos- aún podían tener el resguardo que el peso ético del pensamiento dominante podría dispensar. Establecida la propiedad privada – los campesinos despojados de las tierras comunales, relajado el control espiritual regulador del lucro, la división del trabajo, la competencia, el mercado y su búsqueda y ampliación permanente, la burguesía generó el “molino satánico” (Polanyi, Karl), la eterna contradicción del desarrollo con desequilibrio. Si la idea central de desarrollo es la producción de bienes para cubrir necesidades humanas tendiendo a elevar la calidad de vida en términos inclusivos, el capitalismo no cumple con este objetivo. Y trabajando sobre prioridades origina un espiral de desequilibrios que se torna en una eterna promesa incumplida, la de una vida plena y en libertad para todos.No ha habido vida plena, el capitalismo y los proyectos alternativos (socialismo planificado) no lograron su pretensión. Especialmente, el capitalismo mostró un desprecio por el ser humano; la historia registrará quizá en un futuro no muy lejano al siglo XX como la época de los fascismos europeos y nombres como Majdanek, Treblinka, Dachau, Auschwitz, como el tiempo y lugares en donde el hombre fue carnicero del hombre (6), donde la poesía comprometió su sentido, donde el “molino satánico” tuvo quizá su mejor escenario, donde el desequilibrio fue total, la época donde el dominio sobre la naturaleza física tomó el nombre de Hiroshima y Nagasaki. Los logros del conocimiento y la técnica se aplicaron a la destrucción del hombre y no a su creación, a su mortificación y no a su recreación. Aunque éstos son extremos del desequilibrio, con el desarrollo alcanzado, unas 1500 millones de personas vivirán en la más abyecta pobreza en el umbral del nuevo milenio según (menos de un dólar diario para su subsistencia, según PNUD), y esta ultra pauperización dada en condiciones de capacidad para cubrir las necesidades del conjunto de la humanidad está dentro de los parámetros del capitalismo. Hacia principios de los años cincuenta, la idea de desarrollo no había avanzado más allá de su enunciación en la Carta de las Naciones, es decir crear condiciones de estabilidad y bienestar, asegurar un nivel mínimo compatible con la dignidad humana mediante el desarrollo económico y social. Medio siglo después esta visión muestra sus logros incrementalistas: multitud y variedad de bienes,

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generados en un particular estilo de desarrollo, centrado en el mercado, el hoy imperante, o en la planificación centralizada (algun tipo de socialismo), pero que no contribuyeron ni a la estabilidad ni a la dignidad mínima. Estas consecuencias son los efectos de un desarrollo basado principalmente en la racionalidad tecno – burocrática destinada a movilizar los factores productivos sólo en función de ventajas competitivas, por áreas de especialización y la búsqueda permanente de rendimientos crecientes. Esta idea lleva a un reacomodamiento constante en la utilización de los factores, la competencia exige presión constante sobre la tecnología y el factor trabajo. El proceso de acelerar (speed-up) el tiempo de uso de los factores hace que su empleo sufra una rápido término de su vida útil en función de la competencia y se genere constantemente una “gran transformación”; en consecuencia no hay estabilidad posible, dignidad posible, no hay posibilidad de producir un “stretch-out” (estiramiento) de los factores, un más prolongado uso de la tecnología que al ser cambiada provoca exceso de consumo por sub – utilización de lo existente, y la necesidad de nuevos insumos aumentando la presión sobre la naturaleza material y humana. El ser humano es constantemente desfasado de su formación intelectual y técnica de base hacia nuevas ocupaciones que necesitan renovada especialización y por lo tanto también sub-utilización de las capacidades anteriores y costos crecientes por la adquisición de nuevos conocimientos. Y esta idea del desarrollo por productividad de los factores, acotado a campos y a ritmos muy especializados que provoca desequilibrio, ve reforzada su tendencia al centrar su área de acción en la producción pensada y diseñada para el mejor mercado para sus bienes, “nichos” -campos muy fértiles para venta y compra con ventajas para seres humanos que puedan hacerlo, postergando con imaginería de posible participación al conjunto de la población, ilusión mantenida con tipos de fraseología como “primero hay que hacer la torta luego repartirla” (Delfím Netto, ministro de la dictadura de los militares brasileños 1964-1985). La constante renovación de los modelos productivos con explotación intensiva de la tecnología y del trabajo tiene en paralelo la transformación de los marcos ideológicos e institucionales – del Estado liberal, keynesiano, al Estado “guardián de noche“– y un efecto directo sobre el conjunto de la sociedad. A nivel mundial se pasa de un mundo multipolar a uno bipolar, el debilitamiento de las fronteras nacionales traspasadas por el mercado, el surgimiento de regionalismos, altos niveles de exclusión, surgimiento de movimientos de genero, étnicos, etarios. El conjunto de la sociedad subalternizada, mediada del poder económico y político, responde a las transformaciones con refiguradas formas de demanda, señalamiento de problemas e involucramiento en su solución.Las ONGs viven en este contexto, su surgimiento protagónico con la tensión de ser sujetos en disputas, encantadas desde el poder, demandadas desde la vida cotidiana y sus problemas, con debilidades y fortalezas que marcarán su rol social. Su mayor ventaja, la proximidad con la gente, con su solidaridad, con la posibilidad de construir su historia sin pasados turbulentos y desvalorizados. Su debilidad, la posibilidad relativa de conocimientos, la dificultad en el acceso a los recursos económicos, y sus complejas y ambiguas relaciones con el poder, todos ellos problemas extensos, profundos y de gran complejidad, de dificil percepción si no hay un entendimiento de los contextos globales en que deben desarrollar su actividad. La alternativa sería

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actuar sobre los efectos provocados del modelo o sobre sus causas profundas. De optar por la primera posición los problemas tendrán asegurado su eterno retorno, de hacerlo por la segunda, aunque la tarea se vuelva más compleja, los recursos creados institucionalmente para enfrentar determinados problemas quedarán establecidos para solucionar con prestancia y creatividad los desajustes problemáticos del futuro que toda sociedad supone en sus relaciones de reproducción. Explicar claramente el sentido de la sociedad que las ONGs pretenden implica un cambio radical en los contenidos y formas de la comunicación, de coaccionante a constructora de consenso, del discurso al lenguaje, del sentido recto de la palabra al circular. Si la palabra sirve para enunciar las acciones y éstas pueden pensarse, tener un ex ante, existe una continuidad entre el inicio y el término del proceso de actividad, el ex post, el trayecto el desarrollo de las actividades implementado por el poder delegado, consensuado que debe ser construido desde el decir y sus contenidos. Construir desde la palabra impone disminuir en ellas la “inflación ideológica”, y aproximarse a un lenguaje de la cotidianeidad, cargado de razón humanizada. Las organizaciones no estatales, no gubernamentales, por la historia de su génesis, no están en condiciones de manejar un conocimiento sistemático, extenso y coherente de los problemas objeto de su atención, tampoco de sus capacidades intra institucionales de permanencia. Continuidad requerida con relación al seguimiento en los procesos de solución de los problemas o de las actividades planteadas, el desafío crece cualitativamente en tanto que en el proceso de participación social debe enfrentarse a la doble problemática de construir construyéndose, ser siendo. La necesidad de diseños institucionales dinámicos y operativos para actuar sobre los problemas comprime a las ONGs a asimilar y trascender todo el conocimiento teórico y práctico sobre organizaciones, la succión de ese tipo de experiencia acumulada para incidir sobre la realidad. La dificultad del proceso está en los ajustes internos por manejo de nuevas posibilidades de creatividad, lo que en el fondo significa pasar de la inseguridad a la seguridad en el manejo de nuevas técnicas que producen ansiedades, apresuramientos y desesperación por los resultados. Estos procesos abren instancias, espacios de contradicción en la búsqueda de los equilibrios internos y externos. Estos podrían minimizarse si las organizaciones de la sociedad civil se enrolaran en lo que para ellas pretenden determinados intereses, mentalidad tipo Peter F. Drucker “Hay muchas instituciones sin fines de lucro que tratan de hacer demasiadas cosas y créame que ya es bastante difícil hacer una sola cosa bien.”. La potencia de este razonamiento está dada por la lógica simple de que un problema acotado y aislado presenta menos dificultades y corresponde a la construcción de una lógica mayor introducida culturalmente por el liberalismo de unidades individuales con posibilidades de seleccionar múltiples alternativas. Pero esta lógica de concurrir a un problema, ser exitoso ante él y quizá ir a otro y posiblemente ser un encadenamiento de éxitos por pequeños equilibrios en el gran desequilibrio del devenir capitalista, entrega a las organizaciones de la sociedad el papel que ha venido cumpliendo lo económico, la búsqueda del equilibrio en una realidad de perpetuo desequilibrio (7) “una perpetua búsqueda de equilibrios imposibles, mientras que la realidad está en un conjunto completo de desequilibrios simultáneos”. En el contexto de estos desequilibrios mayores es que la

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preparación de los recursos humanos y materiales de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y su acción deberá envolver su objeto – problema pero en forma simultánea proyectar su peso movilizador con relación al sujeto global: la sociedad.La trascendencia marcada por su influencia en las decisiones de un poder generado consultivamente para construir consenso, a partir de correctas percepciones del contexto de la sociedad global, realistas en una sociedad cambiada y cambiante, que ha pasado del ferrocarril a la informática como núcleo de desarrollo y que ha transformado el escenario de convivencia y el conjunto habilidades para la existencia, es el desafío de las ONGs.El nuevo pacto social debe reformular los mecanísmos de factores reproductivos, encontrar formas de equidad del acceso a los bienes culturales y económicos y debe poner en tensión en el espacio de creatividad que va dialécticamente del hombre a la sociedad, instancia en que se crean las circunstancias que se vuelven consecuencias, esos efectos que son el objeto de continuidad, de modificaciones o de cambio definitivo. En este campo se incluye el trabajo esencial de las organizaciones de la sociedad civil; su misión definitiva, el hombre total, el que no será realidad si no es la continuidad y desafío final de un proceso de múltiples determinaciones que vayan como integración circular de lo espiritual cultural y el pleno uso de satisfactores generados en relación lógica y racional con la naturaleza.Un antiquísimo pensamiento de una tribu africana, los bambaras, dice: “El mundo no es un fardo que se pueda llevar sobre la cabeza”. La dimensión problemática no es cuestión de una salida individual, para una cabeza. Hacia el futuro el desafío de las nuevas representaciones colectivas, el sujeto comunitario, con resignificadas líneas de pensamiento debe ser aplicado en función social. El mundo es un fardo que necesita un cambio global y de todas las cabezas.

Lic. Mario Muñoz Mayorga

(1) GUIA SOLIDARIA (Registro de Organizaciones de Ayuda a la Comunidad - Aique Grupo Editor –1999- Buenos Aires(2) Clarín 27 / nov. / 1999

(*) En Cuba las Ongs tienden a asumir un rol de opositor y anti sistema, en tanto que en otros países se combierten en reconstructoras de nexos sociales (Argentina) o en resignificadoras de mecanismos económicos como la ATTAC (Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras Especulativas para la Ayuda de los Ciudadanos) en Francia.

(3) Como, en términos generales, todos los individuos son iguales en vigor y astucia, ninguno puede estar seguro, y su situación, mientras no exista un poder civil que regule su conducta, es una “guerra de todos contra todos”.(Leviatan)

(4) “Ideologías del mercado y del Estado” José G. Vaseilles – CEAL – 1992. B.A.- Argentina. (**) Tratándose de sociedades con distinto referente filosófico, al menos como utopía se diseña una distinta modalidad de participación: la idea de sociedad civil tendría otra característica, en que entre Estado y sociedad no habría un límite y este sería atravesado por el Partido (único). Así no llama la atención el comienzo

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de los discursos de los dirigentes políticos del socialismo “En nombre del Estado, Partido y Pueblo”.(***) La sociedad política, a diferencia de la sociedad civil, sería todo lo relacionado con el Estado y a la manera althusseriana de los aparatos institucionales del Estado, una institución, siguiendo el pensamiento marxista ligada a determinados intereses de clase e instrumento último de mantención y reproducción ligados a dicha clase. Para el pensamiento liberal es la construcción jurídica de un pacto entre iguales, de todos y de nadie que media en los intereses de las partes sin compromiso directo con ningún sector social.(****) El papel que las ONGs asumen son distintos según la sociedad en que se inserten, es también distinta la relación con la sociedad y sus formas de representación. Los partidos verdes y ecologistas en Europa tomaron muchas de las reivindicaciones de las organizaciones no gubernamentales, directamente no asumidas por los partidos de la izquierda tradicional, especialmente en el caso de los problemas de género, etario o de minorías. En la Argentina, la izquierda con dificultades de insersión en la sociedad, también parece tener problemas de comprensión y así dificultades para generar políticas inclusivas para un fenómeno real como son las organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil.

(5) “Un diálogo sobre el poder” Michel Foucault – Alianza – 1990. Bs.As- Argentina

(6) “Los verdugos voluntarios de Hitler” (Los alemanes corrientes y el holocausto) Daniel Johan Goldhagen – Taurus – 1997 – España.

(7)”Los modelos políticos” Attali –Nueva Colección Labor- 1974- España.

(*****)Autos en griego significa “mismo”, en el sentido de mí mismo, y proyectando al mundo de las organizaciones de la sociedad civil, podríamos entenderlo como capacidad de auto organización, la capacidad de ser el que habla y es hablado, el que hace haciendo.

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