07-foucault_el sujeto y el poder (1988)

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    El sujeto y el poder

    Michel Foucault

    Revista Mexicana de Sociologa, Vol. 50, No. 3. (Jul. - Sep., 1988), pp. 3-20.

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    http://www.jstor.orgWed Nov 7 12:54:51 2007

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    El suj to y l poderLlICHEL. FOUCAULT

    Las id ~ a s ue me gustara discutir aqu no representan ni una teora niuna metodologa.

    Quisiera decir, antes que nada, cul ha sido la meta de mi trabajodurante los ltimos veinte aios. No ha consistido en analizar los fen-menos del poder ni en elaborar los fundamentos de tal anlisis. Mi obje-tivo, por el contrario, ha consistido en crear una historia de los diferentesmodos de subjetivacin del ser humano en nuestra cultura. Me he ocu-pado, desde este punto de vista, de tres modos de objetivacin que trans-forman n los seres humanos en sujetos.

    Primero estn los modos de im-estigacin que tratan de otorgarse a smismos e1 estatus de ciencia; por ejemplo. la objetivacin del sujeto ha-blante en Ea grmnmaire gne rale, la filologa y la lingstica. O bien, eneste primer modo, la objetivacin del s ~ ~ j e t o queroductivo, del sujetotrabaja, en el anlisis de la riqueza y de la economa. un tercer ejem-plo, la objetivacin del mero hecho de eqtar vivo en la historia natural oen la bjclogia.

    En la segunda parte de mi obra, estudi la objetivacin del sujeto enlo que 11~~111aras prcticas divisorias . El sujeto se encuentra divididoen su interior o dividido de los otros. Este proceso lo objetiva. Algunosejemplos son el loco el cuerdo, el enfermo y el sano, los criminales y losbuenos muchachos .

    Finalmente. he querido estudiar -es mi trabajo actual- el modo en queun ser hi?mano se convierte a s mismo o a s misma en sujeto. Por ejem-plo, eleg el dominio de la sexualidad -el modo como los hombres apren-dieron a rrconocerse a s mismos como sujetos de sexualidad .As el tema general de mi investigacin no es el poder sino el sujeto.

    Es verdad c l i i r me involucr bastante en la cuestin del poder. Muypronto me pareci que, mientras que el sujeto humano est inmerso enrelaciones de produccin y de significacin, tambin se encuentra inmersoen relaciones de poder muy complejas. Ahora bien, me pareca que la

    Bmtfacio del l i b i o de Dra fus Ra bin ow , ~ I i c h e lFoiicault: nas nll del estjilc-tzirattsnao y 2 hermeizz~t ica , t ractucido por Cor ina d e I tur be (pr imera vers in enespniol) qiae pronto aparecer puhlicaclo por el Inst i t i i to de Investigaciones Socialesii niieutra coleccin Pe nsa ~ni ento Social.

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    historia y la teora econmicas proporcionaban un buen instrumento paraestudiar relaciones de produccin; que la lingstica la semitica ofre-can instrumentos para estudias las lelacioncs de significacin; pero par tlas relaciones de poder no contbamos con herramientas de estudio. Slopodamos recurrir a maneras de pensar sobre el poder basadas en niode-10s legales, esto es: ;qu es lo que legitima el poder? O podamoi recurrira maneras de pensar sobre el poder basadas en modelos institucionales.esto es: ;qu es el Estado?

    Era necesario, por lo tanto, extender las dimeniiones de una definicindel poder, si se deseaba utilizar esta definicin en el estudio de la obje-tivacin del sujeto.

    ;Necesitamos una teora del poder? Puesto que una teora supone unaobjetivacin p r e~ i a , o se le puede tomar como base de un trabajo ana-Itico. Pero este trabajo analtico no puede llevarse a cabo sin una cori-ceptualizacin progresiva. esta conceptualizacin implica un penm-miento crtico -una reLisin constante.

    Lo primero que debe revisarse es lo que llamar6 lac necesidale~cori-ceptuales . Con ello quiero decir que la conceptualizacin no deberafundarse en una teora del objeto: el objeto conceptualizado no es el cri-terio nico de una buena conceptualizacin. Necesitamos conocer las ron-diciones histricas que motivan nuestra conceptualizacin. Ne

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    sido vigilar los poderes ercesil-os de l a racio nalidad polt ica. Y esto e? pc-dir le demasiado.

    T o d o el m un do conoce estos hechos banales. Pero e l hecho d e quc seanbanalcs no s ignif ica qu e no exis tan. Lo qu e tenemos qu e ha cer con loshechos banales es descu brir -o tra ta r d e descubrir- cul es el problem aespecfico . tal 1-ez orig inal rela cion ado con ellos.L a r e l a c i ~ ientre la racionalizacin y los excesos del poder polticoes evidente. Y no debera ser necesario esperar a la biirocracia o loscampos de concentracin para reconocer la existencia de tales relaciones.Pero e l p rob lema es : qu hacer con un l iecho tan ev iden te?;Probamos la razn? Pienso que nada ser a m6s es tr i l . Pr imero. por-qu e el cam po a l que sc ap l ica no t iene na da que ver con la cu lpa o lainocencia. Segu ndo po rqu e no tiene sentido referirse a la raz n como la en-t idad contra r ia a la s inrazn. Por il t imo porq ue ta l in tento nos obligara a desempear e l arbi t rar io y aburr ido papel del racional is ta o delirracionalista.

    ; In tentamos anal izar es te t ipo dc racional ismo que parece ser pr i l -a-t ivo de nues t ra cu l tu ra m ode rna y qu e t iene su or igen e ii la rlnfktiirzlngCreo qu e s te era e l enfoque d e a lgunos de los miembros de la escuela d eFra ncf ort. objetivo: sin em bargo no es iniciar u n a discusin d e SUSt raba jos aun que son muy impor tan tes y valiosos. Mris bien sugerira otramanera de anal izar los v nculos entre la racional izacin y el poder .Podr a se r p ruden te no tomar como un todo la rac iona l izac in de lasociedad o dc la cul tura sino analizar este proceso en diversos camp oscad a un o en referencia a un a experiencia fun da m ent al : la . locura . la en-fe rm edad la muer te e l c r imen la sexua lidad e tcte ra .Pienso que la palabra racionnlizacin es ~ ie l igrosa . L o qu e tcnemosque hacer es anal izar racional idades especf icas . en lugar de invocar s ieni-pre el progreso de l a racionalizacin en general.A pesar de que la Aufk larung const i tuy un a fase miiy im portan te d enuestra h is tor ia y del desarrol lo de la tecnologa polt ica creo que debe-mos refer irnos a procesos muc ho m s remotos s i queremos con iprrnd ercmo l iemos s ido a trapados en nuestra propia I i is tor ia .Quis ie ra suger i r aqu o t ra manera de avanzar hac ia una nueva eco-nom a de las relaciones de pode r qu e sea a la vez m3 emprica. m55directamente re lacionada con nuestra s i tuacin presente y que implicams re laciones entre la teor a y la prct ica . Este nuevo modo de invest i -gacin consis te en tonlar como punto de par t ida las formas dc res is tenciacontra los diferentes t ipos de poder. 0 pa ra util izar ot ra metAfora con-s is te en ut i l izar es ta res is tencia como un cata l izador qumico que permitaponer en evidencia las re laciones d e poder ver d nd e s insc r iben . de~c i i -b r i r sus pun tos d e ap l icac in os mtodos que u ti l izan . E n lugar d e an a-l i las el poder desde e l pu nto de vis ta d e su racional idad in te rna. se t ra t ad e ana l iza r la s re lac iones de poder a t ravs del enfrentamiento de las es-tratezias.

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    Por ejemplo, para averiguar lo que significa cordura para nuestra so-ciedad, quiz deberamos investigar lo que est sucediendo en el campode la locura. Para comprender lo que significa legalidad, lo que pasaen el campo de la ilegalidad. Y, para comprender en qu consisten las re-laciones de poder, quiz. deberamos analizar las formas de resistencia y losintentos hechos para disociar estas relaciones.Como punto de partida, tomemos una serie de oposiciones que se handesarrollado durante los ltimos aos: la oposicin al poder de los hom-bres sobre las mujeres, de los padres sobre los hijos, de la psiquiatra so-bre los enfermos mentales, de la medicina sobre la poblacin, de la ad-ministracin sobre el modo de vida de la gente.

    No basta decir que se trata de luchas contra la autoridad; debernos tra-tar de definir con ms precisin qu tienen en comn.1 Son luchas transversales ; es decir, no se limitan a un solo pas.Desde luego, en ciertos pases se desarrollan con ms facilidad y en ungrado iils amplio, pero no se limitan a una forma de gobierno polticao econinica particular.21 El objetivo de estas luchas son los efectos del poder como tales.Por ejemplo, no se critica la profesin mdica esencialmente por ser unaempresa lucrativa, sino porque ejerce un poder incontrolado sobre loscuerpos, la salud de los individuos, su vida y su muerte.3 Son luchas inmediatas por dos razones. En ellas la gente criticainstancias de poder que son las ms cercanas a ella, las que ejercen suaccin sobre los individuos. No buscan al enemigo principal , sino alenemigo inmediato. Tampoco esperan solucionar su problema en el fu-turo (esto es, liberaciones, revoluciones, fin de la lucha de clases). En re-lacin con una escala terica de explicacin o con un orden revolucio-nario que polariza al historiador, son luchas anarquistas.Pero stos no son sus puntos ms originales. Me parece que lo quesigue es ms especfico.4 Son luchas que cuestionan el estatus del individuo: por una parte,sostienen el derecho a ser diferentes y subrayan todo lo que hace a los in-dividuos verdaderamente individuales. Por otra parte, atacan todo lo que

    puede aislar al individuo, hacerlo -amper sus lazos con los otros, dividir lavida comunitaria, obligar al individuo a recogerse en s mismo y atarloa su propia identidad de un modo constrictivo.Estas luchas no estn exactamente a favor o en contra del indivi-duo , m& bien estn contra el gobierno de la individualizacin .5 Se oponen a los efectos del poder vinculados con el saber, la com-

    petencia y la calificacin: luchan contra los privilegios del saber. Perotambin se oponen al misterio, a la deformacin y a las representacionesmistificadoras impuestas a la gente.No hay nada cientificista en esto (es decir, ninguna creencia dogm-tica en el valor del conocimiento cientfico), pero tampoco hay un recha-zo escCgtico o relativista de toda verdad verificada. Lo que se cuestiona

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    EL JETO L PO ER 7es el nodo como circula funciona el saber, sus relaciones con el poder.En suma, el rgim u savoir

    6 Finalmente, todas estas luchas actuales se mueven en torno a lacuestin: iquines somos? Son un rechazo de estas abstracciones, dela violencia estatal econmica e ideolgica que ignora quines somos indi-vidualmente, y tambin un rechazo de una inquisicin cientfica o admi-nistratij a que determina quin es uno.En suma, el objetivo principal de estas luchas no es tanto atacar talo cual institucin de poder, o grupo, o lite, clase, sino ms bien unatcnica. ur,a forma de poder.Esta forma de poder se ejerce sobre la vida cotidiana inmediata queclasifica los individuos en categoras, los designa por su propia indivi-dualidad, los ata a su propia identidad, les impone una ley de verdad quedeben reconocer y que los otros deben reconocer en ellos. Es una formade poder que transforma a los individuos en sujetos. Hay dos significa-dos de la palabra suje to : sometido a otro a travs del control y la depen-dencia. y sujeto atado a su propia identidad por la conciencia o el cono-cimiento de s mismo. Ambos significados sugieren una forma de poderque subyuga somete.En general, puede decirse que hay tres tipos de luchas: las que se opo-nen a las formas de dominacin tnica, social y religiosa) las que de-nuncian 13s formas de explotacin que separan a los individuos de lo queproducen, las que combaten todo aquello que ata al individuo a s mis-mo y de este modo lo somete a otros luchas contra la sujecin, contraformas de subjetividad y de sumisin).Creo que en la historia pueden encontrarse muchos ejemplos de es-tos tres tipos de luchas sociales, que se producen de manera aislada o con-junta. Pero aun cuando estas luchas se mezclan, casi siempre hay unaque domina. Por ejemplo, en las sociedades feudales, prevalecen las lu-chas conira las formas de dominacin tnica o social, aun cuando la ex-~~lotacinconmica pudiera haber sido fundamental entre las causas deIn revuelta.Durante el siglo xnr, la lucha contra la explotacin alcanza el primerplano.Y. ho) en da, la lucha contra las formas de sujecin -contra la su-inisin de la subjetividad- se vuelve cada vez ms importante, aun cuan-do no hayan desaparecido las luchas contra las formas de dominacin y ex-plotacin, sino todo lo contrario.Sos~~eclioue no es la primera vez que nuestra sociedad se enfrentaa este tipo de lucha. Todos los movimientos que tuvieron lugar en los si-glos xv y XVI cuya expresin y resultado fundamental fue la Reforma,deben comprenderse como los indicios de una gran crisis de la experien-cia occidental de la subjetividad y como una revuelta contra el tipo depoder religioso y moral que dio forma a esta subjetividad, durante laEdad Media. La necesidad de tomar parte directamente en la vida espi-

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    ritual, en la obra de la salvacin, en la verdad de la Biblia -todo esoera una lucha por una nueva subjetividad.Conozca las objeciones que pueden hacerse. Podemos decir que todotipo de sujecin consiste en fenmenos derivados, que son meras conse-cuencias de otros procesos econmico-sociales: las fueizas de produccin,

    la lucha de clases y las estructuras ideolgicas que determinan la f m ade la subjetividad.Es cierto que no pueden estudiarse los mecanismos de sujecin inde-pendientemente de sus relaciones con los mecairisma de explotacin ydominacin. Pero estos mecanismos no constituyen meramente la termi-nal de otros mecanismos ms fundamentales. Mantienen relaciones coin-plejas y circulares con otras formas.La razn. por la cual este tipo de lucha tiende a prevalecer en nuestrasociedad se debe al hecho de que desde el siglo x v ~ , e desarroll de ma-nera continua una nueva forma de poder poltico. Esta nueva estructurapoltica, como todo mundo sabe, es el Estado. Pero casi todo el tiempo,se percibe al Estado como un tipo de poder poltico que ignora a los in-dividuos, buscando slo los intereses de la comunidad o, debo decir, deuna clase o de un grupo de ciudadanos.Esto es verdad. Pero quisiera destacar el hecho de que el poder delEstado y sta es una de las razones dc su fuerza) es una forma de poderindividualizadora totalizadora. Nunca, yo creo, en la historia de las so-ciedades humanas -ni en la vieja sociedad china- ha habido una com-binacin tan compleja de tcnicas de individualizacin y procedimientosde totalizacin en interior de las mismas estructuras polticas.Ello se debe al hecho de que el Estado moderno occidental integr, enuna nueva forma poltica, una vieja tcnica de poder que naci cn lasinstituciones cristianas. A esta tcnica de poder la podemos llamar el po-der pastoral.Primero, algunas palabras sobre este poder pastoral.

    Se ha dicho a menudo que el cristianismo dio origen a un cdigo ticofundamentalmente distinto del mundo antiguo. Se pone menos nfasis enel hecho de que el cristianismo propuso y extendi nuevas relaciones depoder a todo el mundo antiguo.El cristianismo es la nica religin que se organiz como Iglesia. Ycomo tal, postula en teora que ciertos individuos, en virtud de su ca-lidad religiosa, pueden servir a otros no como prncipes, magistrados, pro-fetas, adivinos, benefactores o educadores, sino como pastores. Sin embar-go, esta palabra designa una forma de poder muy especial.1 ) Es una forma de poder cuyo objetivo ltimo es asegurar la salva-cin individual en el otro mundo.2 ) El poder pastoral no es meramente una forma de poder que orde-na; tambin debe estar preparado a sacrificarse por la vida y la salva-cin del rebao. En ello se distingue del poder soberano, el cual exige

    el sacrificio de sus sbditos para salvar el trono.

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    EL SUJETO Y EL PODER 93 Es una forma de poder que no slo se preocupa por toda Ia co-munidad, sino por cada individuo particular, durante toda su vida.4 Finalmente, esta forma de poder no puede ejercerse sin conocerel pensamiento interior de la gente, sin explorar sus almas, sin hacerlosrevelar sus secretos ms ntimos. Ello implica el conocimiento de la con-ciencia y la habilidad de guiarla.Esta forme de poder se orienta hacia la salvacin (en oposicin al po-der poltico). Es oblativa m oposicin al principio de soberana) esindividualizante (en oposicin al poder jurdico) es coextensivo y con-tinuo con la vida; se vincula con una produccin de verdad -la berdaddel propio individuo.Pero se dir que todo esto pertenece a la historia; el pastorado. sibien no ha desaparecido, ha perdido la parte fundamental de su eficacia.Es cierto, pero creo que debemos distinguir entre dos aspectos del po-der pastoral: la institucionalizacin eclesistica, que ha desaparecido, o almenos perdi su vitalidad desde el siglo SVIII,y la funcin de esta insti-tucionalizacin, que se ha extendido y multiplicado fuera de la institucineclesistica.Alrededor del siglo svIIr tuvo lugar un fenmeno importante: unanueva distribucin, una nueva organizacin de este tipo de poder indi-

    iidualizante.No creo que el Estado moderno deba considerarse como una enti-dad que se desarroll por encima de los individuos, ignorando lo que sone incluso su propia existencia, sino por el contrario, una estructura muy~ofisticadaen la que pueden integrarse los individuos, con una condicin:que esta individualidad adquiera una nueva forma y se vea sometida aun conjunto de mecanismos especficos.En cierta medida, el Estado puede verse como una matiiz de indi~i-dualizacin, o como una nueva forma de poder pastoral.-4lgunas palabras ms a propsito de este nuevo poder pastoral.1 Puede observarse, a lo largo de su evolucin, un cambio objetivo.Ya no se trata de guiar a la gente a su salvacin en el otro mundo. sinoms bien de asegurarla en este mundo. Y en este contexto, la palabrasalvacin adquiere varios sentidos: salud, bienestar (es decir, iiqueza su-ficiente, nivel de vida), seguridad, proteccin contra accidentes. Una se-rie de metas mundanas reemplaza a las metas religiosas del pastoradotradicional, ms fcilmente an porque este ltimo, por diversas razones,sigui de manera accesoria algunas de estas metas; slo hay que pensaren el papel de la medicina y en su funcin benefactora asegurada por mu

    cho tiempo por las Iglesias catlica y protestante.2 De modo coincidente, aumentaron los funcionarios del poder pas-toral. Algunas leces se ejerca esta forma de poder por medio del aparatode Estado o, en todo caso, por una institucin pblica como la polica.(No olvidemos que en el siglo SWII no se invent la fuerza policial ini-camente para mantener la ley y el orden ni para ayudar a los gobiernos

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    10 REVISTA MEX ICANA DE SOCIOLOG~Aen su lucha contra sus enemigos, sino para asegurar el abastecimiento ur-bano, proteger la higiene y la salud y los niveles considerados como nece-sarios para el desarrollo de las artesanas y el comercio.) A veces ejercanel poder empresas privadas, sociedades de beneficencia, benefactores yen general, filntropos. Pero las antiguas instituciones, por ejemplo la fa-milia, tambin se movilizaron en esta poca para asumir funciones pas-torales. Tambin lo ejercan estructuras complejas como la medicina, queinclua iniciativas privadas (la venta de servicios con base en principiosde la economa de mercado) y ciertas instituciones pblicas como hos-pitales.

    Finalmente, la multiplicacin de las metas y de los agentes del po-der pastoral concentraron el desarrollo del conocimiento del hombre entorno a dos papeles: uno, globalizador y cuantitativo, relacionado con lapoblacin: el otro, analtico, relacionado con el individuo.

    Ello implica que el poder de tipo pastoral, vinculado durante siglos-ms de un milenio- con una institucin religiosa particular, de pron-to se extendi a todo el cuerpo social; encontr apoyo en mltiples insti-tuciones. E; en lugar de un poder pastoral y de un poder poltico, mso menos vinculados entre s, ms o menos rivales, se desarroll una tc-tica individualizadora, caracterstica de una serie de poderes: el de lafamilia, la medicina, la psiquiatra, la educacin y los empresarios.Al final del siglo XVIII Kant escribi, en un diario alemn el Berlinerhfon tscl ir i j t un breve texto. El ttulo era heisst Aufklrung Pormucho tiempo se le consider, y todava se le considera, como un trabajode relativamente poca importancia.

    Pero no puedo evitar encontrarlo muy interesante y enigmtico, por-que por primera vez un filsofo propuso como tarea filosfica analizar noslo el sistema o los fundamentos metafsicos del conocimiento cientfico,sino un acontecimiento histrico -un acontecimiento reciente, inclusocontemporrneo.Cuando en 1784 Kant pregunt, Was heisst Aufklarung? quera de-cir: 2Qu est pasando ahora? {Qu nos est pasando? ;Qu es estemundo. esta poca, este preciso momento en el que estamos viviendo?O en otras palabras: Quines somos? Quines somos como Aufkl-rer como testigos del siglo de las luces? Comprese esto con la preguntacnrtesiana:

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    E L S U J E T O E L PO E R

    ms importante. Sin duda el problema filosfico mas infalible es el delpresente, de lo que somos en este preciso momento.S;n duda el objetivo principal en estos das no es descubrir lo que so-mos, sino rechazar lo que somos. Tenemos que imaginar construir loque podramos ser para librarnos de este tipo de doble atadura polti-ca, que consiste en la simultnea individualizacin totalizacin de lasestructuras del poder moderno.Podra decirse, como conclusin, que el problema poltico, tico. socialfilosfico de nuestros das no consiste cn tratar de liberar al individuodel Estado, y de las instituciones del Estado, sino liberarnos del Estadodel tipo de individualizacin vinculada con l. Debemos fomentar nue-vas formas de subjetividad mediante el rechazo del tipo de indi~-idualidadque se nos ha impuesto durante varios siglos.

    Para algunos, plantearse preguntas sobre el cmo del poder, los limi-tara a describir sus efectos sin relacionarlos jams ni a causas ni a unanaturaleza. Esto hara de cste poder una sustancia misteriosa a l qucvacilaran en interrogar en s misma, sin duda porque preferiran n o po-nerla en tela de juicio. .Al proceder as, lo cual nunca se justifica esplci-tamente, parecen sospechar la presencia de una especie de fatalismo.;Pero acaso su propia desconfianza no sera un indicio del presupuesto deque el poder es algo que existe con tres cualidades distintas: su origen,su naturaleza bsica sus manifestaciones?Si, por el momento, le otorga una cierta posicin privilegiada a lacuestin del cmo , no es porque desee eliminar las preguntas sobre elqu el por qu . bTAs bien, trato de presentar estas cuestiones dedistinta manera; mejor an, saber si es legtimo imaginar un poder queunifica en s inismo un qu. un por qu un cmo. Francamente, diraque empezar el anlisis por el cmo es sugerir que el poder como tal noexiste. Por lo menos es preguntarse qu contenidos se tienen en mente alutilizar este t6rmino omni-abarcante materializado; es sospechar que seest dejando escapar una ~onfi~guracinumamente compleja de realida-des, cuando se repite infinitamente la doble cuestin: Qu es el poder?;de dnde viene el poder? La pequea cuestin ;qu pasa?. a pecarde ser chata emprica, una vez que se le examina a fondo se ve queno tiene por funcin hacer valer fraudulentamente una metafsica o unaontologn del poder; intenta mis bien una investigacin crtica de la te-mtica del poder.

    C l m o n o e n el sentid o de is c; m o se manif iesta? sino , icnzose rjcrcc? y {que pasa cuando los indiuidztos e jercen (como s dicesu poder sobre otros?

    Con respecto a este poder, es necesario distinguir primero el que se

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    ejerce sobre las cosas y proporciona la capacidad de modificaras, utilizar-las, consumirlas o destruirlas -un poder que surge de aptitudes directa-mente inscritas en el cuerpo o que se transmite mediante instrumentosexternos. Digamos que aqu se trata de una cuestin de capacidad . Porotra parte, lo que caracteriza el poder que estamos analizando es que poneen juego relaciones entre individuos (o entre grupos). Porque no hay queengaarse: si hablamos de estructuras o de mecanismos de poder, es sloen la medida en que suponemos que ciertas personas ejercen poder sobreotras.El trmino poder designa relaciones entre parejas (y no estoypensando en un sistema de juego, sino simplemente, y permaneciendo porel momento en los trminos ms generales, en un conjunto de accionesque se inducen y se encuentran formando una sucesin).Tambin es necesario distinguir las relaciones de poder de las relacio-nes de comunicacin que transmiten una informacin por medio de unlenguaje. un sistema de signos o cualquier otro medio simblico. La co-municacin es siempre, sin duda, una cierta manera de actuar sobre elotro o los otros. Pero la produccin y la circulacin de elementos del sig-nificado pueden tener como objetivo o como consecuencia ciertos efectosde poder; estos ltimos no son simplemente un aspecto de las primeras.Las relaciones de poder poseen una naturaleza especfica, pasen o no pa-sen travs de sistemas de comunicacin. No debe confundirse entonceslas relaciones de poder, las relaciones de comunicacin y las capacidadesobjetivaq. Ello no quiere decir que se trate de tres dominios separados,ni que de un lado exista el campo de las cosas, de la tcnica perfecciona-da, del trabajo y de la transformacin de lo real; por otro lado el de lossignos, 3a comunicacin, la reciprocidad y la produccin de significado,finalmente, el da la dominacin de los medios de coaccin, de desigual-d d y de la accin de los hombres sobre otros hombres. Se trata de trestipos d e relaciones, que de hecho siempre se traslapan, se apoyan recpro-camente y s utilizan mutuamente como instrumentos. 1,a aplicacin de lascapacidades objetivas, en sus formas ms elementales, implica relacionesde comunicacin (ya sea bajo la forma de informacin previamente ad-quirida o de trabajo compartido) tambin est vinculada a relacionesde poder (ya sea que consistan en tareas obligatorias, en gestos impuesrospor tradicin o por aprendizaje, en subdivisiones y en la distribucin mso menos obligatoria del trabajo). Las relaciones de comunicacin implicanactividades terminadas (aunque slo sea la puerta en juego correcta de ele-nientos de significado) y en virtud de la modificacin del campo deinfoimacin entre parejas, producen efectos de poder. En cuanto a lasrelaciones de poder mismas, en una parte fundamental se ejercen median-t la produccin y el intercambio de signos; difcilmente se Ies puededisociar de las actividades terminadas, ya sean las que permiten ejercer elpoder (como l s tcnicas de entrenamiento, los procesos de dominacin,l s medios mediante los cuales se obtiene la obediencia) o las que recu-

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    SU LTO L PODER 3

    rren a relaciones de poder con el fin de desarrollar su potencial (la divi-sin del trabajo y la jerarqua de tareas).Desde luego, la coordinacin entre estos tres tipos de relaciones noes ni uniforme ni constante. En una sociedad dada, no hay un tipo ge-neral de equilibrio entre las actividades terminadas, los sistemas de comu-nicacin las relaciones de poder. Ms bien hay diversas formas. diversoslugares, diversas ocasiones o circunstancias en las que eqtas interrelacionesse establecen segn un modelo especifico. Pero tambin hay bloques enlos que el ajuste de habilidades, las redes de comunicacin y las relacio-nes de poder constituyen sistemas regulados y concertados. Tmese por

    ejemplo un institucin educativa: la disposicin de su espacio, los regla-mentos ineticulosos que regulan la vida interna. las distintas actividadesque ah se organizan, las diversas personas que viven o se encuentran ah,cada una con su propia funcin, un lugar, un rostro bien definido -todoe.i.to constitu~eun bloque de capacidad-comunicacin-poder. La activi-dad que asegura el aprendizaje y la adquisicin de aptitudes o tipos decori~portamiento e desarrolIa ah por medio de todo un conjunto de co-xnunicaciones reguladas (lecciones, preguntas y respuestas, rdenes, exhor-taciones, signos codificados de obediencia, marcas diferenciales del valorde cada persona y de los niveles de conocimiento) y por medio de todatina serie de procedimientos de poder (encierro, vigilancia, recompensascastigos, la jerarqua piramidal)Estos bloques, en los que la puesta en prctica de capacidades tcni-cas. el juego de comunicaciones y las relaciones de poder se ajustan entre

    s segn frmulas pensadas, constituye lo que podra llamarse, ampliandoun poco el sentido de la palab~a, isciplinas. El anjlisis emprico de cier-tas disciplinas en su constitucin histrica, presenta, por esta razn, ciertointers. Ello es as, primero, porque las disciplinas muestran, segn es-quemas artificialmente claros decantados. el modo como pueden articu-larse los sistemas de finalidad objetiva, los de coinunicacin y los dcpoder. Asimismo, exhiben diferentes modelos de articulacin, dndoles pree-minencia algunas veces a las relaciones de poder y de obediencia (comoen las disciplinas de tipo monjstico o penitencial), a veces a actividadesterminadas (como en las disciplinas de hospitales o talleres), a veces a re-laciones de comunicacin (como en las disciplinas de aprendizaje), y aveces tambin a una saturacin de los tres tipos de relaciones (como qui-zs en la disciplina militar, en la que una pltora de signos indica, hastael punto de ser redundante, relaciones de poder apretadas y cuidadosa-mente calculadas para producir cierto nmero de efectos tcnicos).La introduccin de la disciplina en las sociedades europeas a partirdel siglo xvrrr no debe entenderse, desde luego. en el sentido de que 10sindividuos que forman parte de ellas se vuelven cada vez ms obedientesni de que empiezan a reunirse en cuarteles, escuelas o prisiones; msbien, en el sentido de que se busca un proceso de ajuste Frecentementecontrolado -cada vez ms racional y econmico- entre las actividades

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    4 REVIST 3 I E X I C A X A DE SOCIOLOG~

    productivas, los medios de comunicacin y el juego de las relaciones depoder.Ab orda r el tem a del poder por medio de un anlisis del cmo es,por lo tanto, introducir varios cambios crticos en relacin con el su-puesto d e un p oder fundam ental. Es plantearse como objeto de anlisis rela-ciones de poder y no un poder; relaciones de poder que son distintas delas capacidades objetivas y de las relaciones de comunicacin: relacionesde poder, en fin, que pueden aprehenderse en la diversidad de su enca-denamiento con esas capacidades y esas relaciones.

    E n u consistc l especificidad de las relaciones de poder?El ejercicio del poder no es simplemente un a relacin entre parejas ,individuales o colectivas; sa trata de un modo de accin de algunos sobrealgunos otros. Lo que es decir, desde luego, que no existe alqo Ilamacioel Poder, o el poder, que existira universalmente, en forma masiva o di-fusa , concentrado o distribuido. Slo existe el poder que ejercen unossobre otrosy'. El poder slo existe en acto aunque, desde luego, se ins-cribe en un campo de posibilidades dispersas, apoyndose sobre estruc-turas permanentes. Ello tambin significa que el poder no es una especied e consentimiento. En s mismo no es renuncia a u na libertad. transfe-rencia de derechos, poder de todos y cada uno delegado a unos cuanto?(lo cual no impide que el consentimiento pueda ser una condicin paraIa existencia o el man tenimiento d e la relacin de poder) la relacin depoder puede ser el efecto de un consentimiento permanente o anterior,pero no es por naturaleza la manifestacin de un consenso.Significa esto que debemos buscar el carcter propio de las relacio-nes de poder en la violencia que debi ser su forma primitiva, su secretopermanente y su recurso ltimo, lo que en ltima instancia aparece comosu verdad cuando se le obliga a quitarse la mscara y a mostrarse tal

    como es? En efecto, lo que define una relacin de poder es que es unmodo de accin que no acta de manera directa e inmediata sobre losotros, sino que acta sobre sus acciones: una accin sobre la accin, so-bre acciones eventuales o actuales, presentes o futuras. Una relacin deviolencia acta sobre un cuerpo o sobre cosas: fuerza, somete, quiebra,destruye: cierra la pu erta a toda posibilidad. Su polo opuesto slo puedeser la pasividad, y si trop ieza con c ua lquie r ot ra resistencia no tiene mL7sopcin que intentar minimizarla. En cambio, una relacin de poder searticula sobre dos elementos, ambos indispensables para ser justamenteun a relacin de poder: qu e el otro (aq ue l sobre el cua l st? se ejerce)sea totalmente reconocido y que se le mantenga hasta el final como usujeto de accin y que se abra, frente a la relacin de poder. todo u n cam -po de respuestas, reacciones, efectos y posibles invenciones.La puesta en juego de relaciones de poder no es, evidentemente, msexclusiva del uso de la violencia que de la adquisicin del consenso; sin

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    duda, el ejercicio del poder no puede prescindir del uno o de la otra, ycon frecuencia de ambos a la vez. Pero, a pesar de que el consenso y laviolencia son los instrumentos o los resultados, no constituyen el principioo la naturaleza bsica del poder. El ejercicio del poder puede producirtanta aceptacin como se desee: puede acumular muertos y refugiarsetras las amenazas que pueda imaginar. En si mismo, el ejercicio del poderno es una violencia a veces oculta; tampoco es un consenso que, implci-tamente, se prorroga. Es un conjunto de acciones sobre acciones posibles;opera sobre el campo de posibilidad o se inscribe en el comportamientode los sujetos actuantes: incita, induce, seduce, facilita o dificulta; amplao limita, vuelve ms o menos probable; de manera extrema, constrie oprohbe de modo absoluto; con todo, siempre es una manera de actuarsobre un sujeto actuante o sobre sujetos actuantes, en tanto que actano son susceptibles de actuar. 'l'n conjunto de acciones sobre otras ac-ciones.Tal vez la naturaleza equvoca del trmino ondll tn es un2 de lasmejores ayudas para llegar a captar la especificidad de las relaciones depoder. Pues conducir es al mismo tiempo llevar a otros (segn me-canismos de coercin nls o menos estrictos) y la manera de comportarseen el interior de un campo ms o menos abierto de posibilidades. El ejer-cicio del poder consiste en conducir conductas y en arreglar las proba-bilidades. En el fondo, el poder es menos una confrontacin entre dos ad-versarios o la vinculacin de uno con otro, que una cuestin de gobierno.Se le debe dar a esta palabra el amplio significado que posea en el si-glo XVI Gobierno no se refera nicamente a las estructuras polticaso a la gestin de los Estados; ms bien designaba el modo de dirigir laconducta de individuos o grupos: el gobierno de los nios. de las almas.de las comunidades, de las familias, de los enfermos. No slo cubra lasformas instituidas y legtimas de sujecin econmica o poitica, sino tam-bin modos de accin, ms o menos pensados y calculados, destinados aactuar cobre las posibilidades de accin de otros individuos. Gobernar, eneste sentido, es estructurar el posible campo de accin de los otros. Elmodo de relacin propio del poder no debera buscarse entonces del ladode la violencia o de la lucha ni del lado del contrato o de la vinculacinvoluntaria (los cuales pueden ser, a lo ms, instrumentos del poder), sinoms bien del lado del modo de accin singular, ni belicoso ni jurdico, quees el gobierno.Cuando se define el ejercicio del poder como un modo de accin sobre las acciones de los otros, cuando se caracterizan estas acciones por elgobierno de los hombres, de los unos por los otros -en el sentido msamplio del trmino- se incluye un elemento importante: la libertad. Elpoder se ejerce nicamente sobre sujetos libres y slo n la medida enque son libres . Por esto queremos decir sujetos individuales o colecti-vos, enfrentados con un campo de posibilidades, donde pueden tener lu-gar diversas conductas, diversas reacciones y diversos comportamientos.

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    Ah donde las determinaciones estn saturadas, no hay relacin de poder;la esclavitud no es una relacin de poder cuando el hombre est encade-nado (en este caso se trata de una relacin fsica de coaccin), sino jus-tamente cuando puede desplazarse y en ltima instancia escapar. Enconsecuencia, no hay una confrontacin cara a cara entre el poder y la li-bertad que sea mutuamente exclusiva (la libertad desaparece ah donde seejerce el poder). sino un juego mucho ms complicado. En este juego,la libertad puede muy bien aparecer como condicin de existencia del po-der (al mismo tiempo como su precondicin, puesto que debe existir lalibertad para que el poder se ejerza, y tambin como su soporte perma-nente, puesto que si se sustrajera totalmente del poder que se ejerce sobreella, ste desaparecera y debera sustituirse por la coercin pura y simplede la violencia) pero tambin aparece como aquello que no podr sinooponerse un ejercicio del poder que en ltima instancia, tiende a deter-minarla completamente.La relacin de poder y la rebelda de la libertad no pueden, pues, se-pararse. El problema central del poden no es el de la servidumbre volun-taria (;cmo podramos desear ser esclavos?). En corazn mismo de larelacin de poder, y provocndola de manera constante, se encuentranl obstinacin de la voluntad y la intransitividad de la libertad. Ms quehablar de un antagonismo esencial, sera preferible hablar de un ago-nismo -de una relacin que es al mismo tiempo de incitacin recprocade lucha; no tanto una relacin de oposicin frente a frente que paralizaambos lados, como de provocacin permanente.t rno debe analizarse la relacin de poder

    Tal relacin puede analizarse -quiero decir: es perfectamente legtimoanalizarla- cn instituciones bien determinadas. Estas ltimas constituyenun observatorio privilegiado para aprehenderlas, diversificadas, concen-tradas, puestas en orden y llevadas, al parecer, hasta su mxima efica-cia. Es ah donde, en una primera aproximacin, podra esperarse encon-trar la aparicin de la forma y la lgica de sus mecanismos elementales.Sin embargo, el anlisis de las relaciones de poder en espacios institucio-nales cerrados presenta cierto nmero de inconvenientes. Primero, el he-cho de que una parte importante de los mecanismos que pone en prcticatina institucin estn destinados a asegurar su propia conservacin, con-lleva el riesgo de descifrar funciones esencialmente reproductivas. en par-ticular en las relaciones de poder interinstitucionales . Segundo, al ana-lizar las relaciones de poder a partir de las instituciones, se expone unobuscar l explicacin y el origert de stas en aqullas, esto es, a explicar,en suma, el poder por el poder. Finalmente, en la medida en que las ins-tituciones actan esencialmente poniendo en juego dos elementos, reglas(explcitas o silenciosas) y un aparato, se corre el riesgo de darle unootro un privilegio exagerado en l relacin de poder y por lo tanto, de

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    L SUJ TO EI, PO ER 17ver en esras ltimas nicamente modulaciones de la ley y de la coercin.Esto no niega la importancia de las instituciones en el establecimientode las relaciones de poder. Se trata de sugerir ms bien que las institucio-nes siempre deben analizarse a partir de las relaciones de poder. y no ala inversa, y que el punto de anclaje fundamental de stas, aun cuandose materializan cristalizan en una institucin, debe encontrarse fuerade la institucin.

    Regresemos a la definicin del ejercicio del poder como una maneraen que unos pueden estructurar el campo de accin posible de los otros.As, o que sera propio de una relacin de poder es que sta sera unmodo de accin sobre acciones. Es decir, las relaciones de poder se en-cuentran profundamente arraigadas en el nexo social, y no constituyenpor encima de la socicdad una estructura suplementaria con cuya des-aparicin radical quiz se pudiera soar. En todo caso, vivir en una so-cicdad s vivir de modo tal que es posible que unos acten sobre la accinde los otros. Una sociedad sin relaciones de poder slo puede ser unaabstraccin. Lo cual, dicho sea de paso, hace polticamente mucho msnecesario el anlisis de lo que dichas relaciones son en una saciedad dada,de ru formacin histrica, de lo que las vuelve slidas o frgiles, de lascondiciones necesarias para transformar unas, para abolir otras. Pues de-cir q u e no puede haber sociedad sin relaciones de poder no quiere decir nique las que estn dadas sean necesarias, ni que de todos modos el Poder7'constituye una fatalidad que no puede ser socavada en el corazn de lassociedades; sino que el anlisis, la elaboracin, el cuestionamiento de las re-laciones de poder, y del agonismo entre las relaciones de pcder y la in-transitividad de 3 libertad, es una tarea poltica incesante; que sta esla tarea poltica inherente a toda existencia social.Concretamente, el anlisis de las relaciones de poder exige el estableci-miento de cierto nmero de puntos:

    1 El sistema de diferenciaciones que permiten actuar sobre la accinde 10s otros: diferencias jurdicas o tradicionales de estatus y de privile-gios: diferencias econmicas en la apropiacin de las riquezas y de losbienes; diferencias de ubicacin en los procesos de produccin; diferenciaslingsticas o culturales; diferencias en las destrezas y en las competencias,etctera. Toda relacin de poder pone en marcha diferenciaciones queson 2 mismo tiempo sus condiciones sus efectos.2 El tipo de objetivos perseguidos por aquellos que actan sobre laaccin de los otros: mantener privilegios, acumular ganancias, hacer fun-cionar la autoridad estatutaria, ejercer una funcin un oficio.

    3 4 05 modalidades instrurnentales ya sea que se ejerza el poder porla amenaza de las armas, por los efectos de la palabra, a travs de las dis-paridades econmicas, por mecanismos ms o menos complejos de control,por sistemas de vigilancia, con o sin archivos, segn reglas explcitas o no,permanentes o modificables, con o sin dispositivos materiales, etctera.4 Las formas de instttucionaliracin stas pueden mezclar disposi-

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    ciones tradicionales, estructuras jurdicas, fenmenos relacionados con lacostumbre o la moda (com o se ve en las relaciones de poder que atravie-san la institucin familiqr) tambin pueden to ma r la form a de un dis-positivo cerrado sobre si mismo con sus lugares especficos, sus reglan~en-tos propios, sus estructuras jerrquicas cuidadosamente diseadas, y unarelativa autonoma funcional (como en las instituciones escolare5 o mili-tares ) pue den form ar, asimismo, sistemas mu y complejos dotados de ml-tiples aparatos, como en el caso del Estado que tiene como funii6n cons-tituir la envoltura general, la instancia de control global, el principio deregulacin y, en cierta medida tambin, la distribucin de tcdas 12s rela-ciones de poder en un conjunto social dado.

    5 ) Los grados de racionalizacin: la pues ta en juego de re aciones d epoder como accin en u n cam po de posibilidades puede ser n i ' s O menoselaborada en funcin de la eficacia de los instrumentos y de la certezadel resultado (refinamientos tecnolgicos ms o menos grandes en el ejer-cicio del po de r) o tam bin en funci n de l costo even tual ( -a sea qu e setra te de l "costo" econm ico de los medios puestos en prc tica. o del costoen trminos de la reaccin con stituida por las resistencias en co nt rad as) . Elejercicio del poder no es un hecho bruto, un dato institucional. ni es unaestructura que se mantiene o se rompe: se elabora, se transforma. se or-ganiza, se provee de procedimientos que se ajustan ms o merio,c a la si-tuacin.Puede verse por qu el anlisis de las relaciones de poder en uria socie-dad no puede retrotraerse al estudio de una serie de institucioxes, ni si-quiera al estudio de todas aquellas que mereceran el nombre de ( 'pol-tica". Las relaciones de poder estn arraigadas en el tejido soci31. Ello noquiere decir, sin emb argo, qu e existe un principio primario futidainentalde Poder que domina la sociedad hasta en su ms mnimo detalle; pero,tom ando como pu nto d e partida la posibilidad de l a accin s c~i )re.la c-cin de los otros (coextensiva a tod a relacin soc ial ), las m11ti;)iec formas

    de disparidad individual, de objetivos, de instrumentaciones dadas sobrenosotros y a los otros, de institucionalizacin ms o menos sectorial o glo-bal, de organizacin ms o menos deliberada, definen dijti ntai formasde poder. Las formas y las situaciones del gobierno d e iinoj tiombresotros en una sociedad dada son mltiples; se superponen, se ei~:r.ecruzan,se limitan y a veces se anulan, otras se refuerzan. Es un heclio ind~dableque el Estado en las sociedades ccntemporneas no es slo una de las for-mas o uno d e los lugares -aunque fuera el ms importante- de ejerciciodel poder, sino que de cierta manera todas las otras formas de relacin depoder se refieren a l. Pero no es porque cada uno se derive de l. Es msbien porque se ha producido una estatizacin continua de la relacionesde poder (si bien no adquiri la misma forma en el orden pedaggico, ju-dicial, econmico, familiar). Haciendo referencia aqu al sentido restrin-g ida de la pa labra giobierno podra decirse ~ I W las relaciones de poder segub ernam enta lizaron progresivam ente, es decir, se elabo raron rricionali-

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    zaron, ce~?tralizaron ajo la forma o bajo los auspicios de institucionesestatales.

    Retariol;l s cle podcr relaciones estratgicasLa palabra estrategia se utiliza corrientemente en tres sentidos. Pri-mero, para designar la eleccin de los medios empleados para conseguirun fin; se trata de la racionalidad empleada para alcanzar un objetivoSegundo, para designar la manera en que un compaero en un juego dado,acta en funcin de lo que l piensa que debera ser la accin de los otros,

    y de 10 que estima que los otros pensarn de la suya; en suma, la maneraen que se trata de tener centa ja sobre 6 otro Tercero, para designar losprocedimientos utilizados en un enfrentamiento con el fin de privar aladversario de sus medios de combate y de obligarlo renunciar a la lucha;se trata, entonces, de los medios destinados a obtener la victoria Estostres significados se renen en las situaciones de enfrentamiento -guerrao juego- donde el objetivo es actuar sobre un adversario de modo talque l lucha le sea imposible. La estrategia se define entonces por la elec-cin de las soluciones ganadoras . Pero debe recordarse que se trata deun tipo muy particular de situacin que hay otros donde es necesariomantener la distincin entre los diferentes sentidos de la palabra estra-tegia.En referencia al primer sentido indicado, puede llamarse estrategiade poder al conjunto de medios establecidos para hacer funcionar o paramantener un dispositivo de poder. Tambin puede hablarse de estrategiapropia de las relaciones de poder en la medida en que stas constituyenmodos de accin sobre la posible, eventual, supuesta accin de los otros.Los mecanismos puestos en prctica en las relaciones de poder pueden,entonces. descifrarse en trminos de estrategias . Pero el punto ms im-portante s obviamente la relacin entre las relaciones de poder y lasestrategias de enfrentamiento. Puesto que si bien es verdad que en el co-razn de las relaciones de poder y como condicin permanente de su exis-tencia, hay una insumisin y libertades esencialmente obstinadas, no hayuna relacin de poder sin resistencia, sin escapatoria o huida, sin uneventual regreso. Toda relacin de poder implica, pues, por lo menosvirtualmente, una estrategia de lucha, sin que por ello lleguen a superpo-nerse, n perder su especificidad y finalmente a confundirse. Cada una deellas constituye, la una para la otra, una especie de limite permanente,un plinto de inversin posible. Una relacin de enfrentamiento encuentrasu trmino, su momento final y la victoria de uno de los dos adversarios)cuando los mecanismos estables reemplazan al juego de las reacciones an-tagnicas, y a travs de ellos puede conducirse con suficiente certeza y demanera bastante constante l conducta de los otros; para una relacibnde enfrentamiento, desde el momento en que no es una lucha a muerte,

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    la fijacibn de una relacin de poder constituye un blanco -al mismo tiem-po su cumplimiento y su suspensin. recprocamente, para una relacinde poder, la estrategia de lucha constituye tambin una frontera: la lneadonde la induccin calculada de las conductas de los otros no puede irms all de la rplica a su propia accin. Como no puede haber relacio-nes de poder sin puntos de rebelda que por definicin se le escapan, todaintensificacin, toda extensin de las relaciones de poder para someterlos,no pueden sino conducir a los lmites del ejercicio del poder; ste encuen-tra entonces su tope en un tipo de accin que reduce al otro a la impo-tencia total una victoria sobre el adversario sustituye al ejercicio delpoder), o en una confrontacin con aquellos a los que se gobierna ensu transformacin en adversarios. En suma, toda estrategia de enfrenta-miento suea con convertirse en una relacin de poder, y toda relacinde poder se inclina a convertirse en una estrategia victoriosa, tanto si siguesu propia lnea de desarrollo como si choca con resistencias frontales.

    En efecto, entre una relacin de poder y una estrategia de lucha, hayun llamamiento recproco, un encadenamiento indefinido y una inversi0i-iperpetua. cada instante la relacin de poder puede convertirse, y enciertos puntos se convierte, en un enfrentamiento entre adversarios.cada instante tambin las relaciones de adversidad, en una sociedad, danlugar al establecimiento de mecanismos de poder. Esta inestabilidad da lu-gar a que los mismos procesos, los mismos acontecimientos y l s mismastransformaciones pueden descifrarse tanto en el interior de una historiade luchas como en la de las relaciones y de los dispositivos del poder. Noaparecern ni los mismos elementos significativos ni los mismos encadena-mientm ni los mismos tipos de inteligibilidad, aunque se refieran al mismotejido histrico y aun cuando cada uno de los dos anlisis deba remitiral otro. es justamcnte la interferencia de las dos lecturas lo que haceaparecer esos fenmenos fundamentales de dominacin que presentala historia de gran parte de las sociedades humanas. La dominacin es unaestructura global de poder cuyas ramificaciones y consecuencias puedenencontrarse a veces hasta en la trama ms tenue de la sociedad; pero esal mismo tiempo una situacin estratgica ms menos adquirida y soli-dificada en un enfrentamiento de largo alcance histrico entre adversarios.Puede muy bien suceder que un hecho de dominacitvn no sea sino la trans-cripcin de uno de los mecanismos de poder de una relacin de enfrenta-miento y de sus consecuencias (una estructura poltica que surge de unainvasin) tambin puede ser que una relacin de lucha entre do5 adver-sarios sea, efecto del desarrollo de las relaciones de poder, con lo conflic-tos y las separaciones que conlleva. Pero lo que convierte en fenmenocentral en la historia de las sociedades al hecho de la dominacin de ungrupo, de una casta o de una clase, y al hecho de las resistencias o revuel-tas a las que se enfrenta, es que stas manifiestan, bajo una forma globaly masiva, a escala de todo el cuerpo social, el enganche de las relacionesde poder con relaciones estratgicas, y sus efectos de incitacin recproca.