05 un quinto acercamiento

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Dios

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    Mdulo 8 - Captulo 33

    UN QUINTO ACERCAMIENTO EDUCATIVOPOR El INgENIERO hOwARD ANDRUEjOl

    Los acercamientos educativos son enfoques y medios para trabajar durante todo un proceso de discipulado que lleve a los jvenes a la madurez en Cristo. No son simples actividades, sino herramientas de transformacin. Hasta aqu hemos mencionado cuatro acercamientos: el grupo grande, los grupos pequeos, el trabajo personal y el tiempo concentrado. Cada uno se centra en satisfacer las necesidades particulares de los jvenes, en que adquieran madurez espiritual, social, fsica, emocional e intelectual. En mi trayectoria como lder de jvenes, los he usado como espacios en los cuales los jvenes podan recibir y crecer. De all, y creo que el nuestro no es un caso aislado, surgi la necesidad de llevar a nuestros jvenes al siguiente nivel, en el que los impulsemos a dar.

    Propongo, entonces, que consideremos un quinto acercamiento educativo, que nos permitir complementar nuestro modelo de la pastoral con oportunidades para que los jvenes y adolescentes puedan participar activamente en la obra de Dios en el mundo: los proyectos de servicio y ministerio.

    Al referirnos a los proyectos de servicio o ministerio, debemos tener en mente todas las posibilidades de mostrar a nuestros jvenes las necesidades reales del mundo, y de brindarles la oportunidad de hacer algo al respecto. Estas pueden incluir proyectos misioneros a corto plazo, actividades de servicio en la comunidad, apoyo a otros ministerios o iglesias, y muchas ms. La lista de posibilidades sera demasiado larga como para incluirla aqu (y ms adelante dar algunos parmetros para llevar a cabo ideas ms concretas), pero la esencia de los proyectos es mostrar y luego llevar a la accin:

    que los vivan y experimenten. Los proyectos sern la manera de llevarlos a un tipo de escuela o laboratorio en el que podrn ver con sus propios ojos, y experimentar en carne propia, lo que quisiramos ensearles. La realidad es que nuestros jvenes pasan la mayor parte de su tiempo fuera de las cuatro paredes de la iglesia. Ellos viven en ese laboratorio, pero no comprenden muy bien cul es su funcin o cules las conductas ms apropiadas. Acompaarlos a ese lugar es tomarlos de la mano para mostrarles el mundo como Jess lo ve. All fue donde Jess lleg a desarrollar su ministerio, y es all a donde fuimos enviados. Aunque podemos (y debemos) servirnos los unos a los otros dentro de nuestro sub-mundo cristiano, el mejor papel que la iglesia puede desempear es motivarnos, confrontarnos y equiparnos para que podamos cumplir diariamente la misin en el mundo en que nos movemos. No debemos olvidar que fuimos llamados a ser la luz del mundo, no de la iglesia: La religin pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es sta: atender a los hurfanos y a las viudas en sus aflicciones... (Santiago 1:27)

    El modo en que Jess utiliz los acercamientos en su ministerio

    Si damos un vistazo a los relatos de los evangelios, podemos observar que Jess aprovech estratgicamente cada acercamiento educativo para transformar a sus discpulos. Llama la atencin que, en general, Jess haya educado a sus seguidores por medio de un sencillo esquema de predicacin, modelo y experiencia. (Ver El plan

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    maestro de evangelizacin, de R. Coleman, para tener un panorama ms completo de este proceso, y los ocho momentos cruciales en el proceso de discipulado que utiliz Jess: seleccin, asociacin, consagracin, comunicacin, demostracin, delegacin, supervisin y reproduccin). Dicho de otra manera, cada vez que Jess les comunicaba una verdad para que la pusieran en prctica, les mostraba con su propia vida a lo que se refera, y luego los haca participar de esa prctica. De hecho, en algunas situaciones sobresalen principalmente los elementos de modelo y experiencia.

    En Mateo 10, y en Lucas 9 y 10 encontramos un proyecto de ministerio en el que Jess mand a sus seguidores a que predicaran el reino de Dios y que sanaran a los enfermos. Ese era el momento en el que deban poner en accin el ministerio que les haba encomendado. Anteriormente, Jess haba sido el modelo perfecto: predicaba el reino y sanaba a los enfermos. Los captulos anteriores desbordan de situaciones en las que los discpulos pudieron presenciar el trabajo de Jess. Recordemos tambin que haban recibido una clase (la predicacin y el estudio bblico) sobre la necesidad de obreros que predicaran y sanaran, en Mateo 9:35-38. Luego, les ense que ellos lo hicieran. Los hizo participantes de un proyecto misionero.

    En esta, y en muchas otras ocasiones, el ejemplo de Jess pone de manifiesto que la puesta en prctica es un elemento esencial en el proceso del discipulado. Sacar a nuestros jvenes de su zona de comodidad dentro de la iglesia para impactar la realidad del mundo es una experiencia que no debe faltar en nuestra pastoral juvenil.

    Beneficios estratgicos

    Nos permite educar

    No cabe duda de que ciertas lecciones de la vida cristiana no pueden aprenderse por simple teora o repeticin. Fundamentos como la fe en Dios, el amor al prjimo, la santidad, o valores tan esenciales como la humildad y la paciencia no se adquieren dentro de un aula, o solo mediante un estudio bblico intelectual. Necesitamos bajarlo a la accin. Sin dudas, esperamos que nuestros jvenes tomen la iniciativa de llevar a la prctica las grandes lecciones que les hemos predicado. No obstante, muchos de ellos nunca lo lograrn si los dejamos que lo intenten solos. La participacin en diferentes proyectos les permitir participar de un proceso educativo en el que, luego de planificarlo, es posible llevar a los jvenes a experiencias controladas que requieren determinado carcter y conductas. Luego de la debida preparacin y capacitacin, el ejercicio har completo el aprendizaje.

    Vienen a mi mente muchos jvenes a los que transmit en distintos proyectos misioneros la realidad de morir a nosotros mismos, de sacrificarnos por la causa, de trabajar en equipo y de depender de Dios en oracin. Pienso tambin en todos aquellos que participaron de distintas actividades de ayuda social, que pudieron sensibilizarse a las necesidades de su prjimo y mostrar compasin. Inclusive, vienen a mi memoria los que, valientemente, dieron testimonio pblico de su fe y pudieron cosechar fruto para la eternidad. Esas y otras verdades son muy difciles de comprender, a menos que las vivamos. Son todas experiencias que demandan la puesta en prctica de los principios que hemos aprendido. Los jvenes pueden tener la mejor intencin en cuanto a hacerlo, pero si no tienen la motivacin y la oportunidad frente a ellos, tal vez no den el paso de fe.

    Aristteles dijo que lo que debemos aprender lo aprendemos haciendo. Del mismo modo, muchos expertos afirman que cuanta ms participacin haya en el aprendizaje, ms aprenderemos. As, se estima que los jvenes retienen solo entre el 5 y el 10% de lo que aprenden a travs de medio orales o escritos; 25% a travs de los medios de comunicacin; del 40 al 60% si se dramatiza o representa un papel; y del 80 al 90% si se lo experimenta. Si incluimos como elemento indispensable la experiencia en los proyectos de ministerio cristiano, y adems aprovechamos otras herramientas educativas, los jvenes tendrn una mejor posibilidad de retener las grandes enseanzas de la fe. Si ellos mantienen en su reserva espiritual esas lecciones, ser ms factible que el resto de su vida las pongan en prctica.

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    Juntos enseamos, somos ejemplo y experimentamos

    Cuando incluimos a los jvenes en las actividades de servicio cristiano, ellos tienen la gran oportunidad de ver nuestra conducta en medio de las situaciones cotidianas. Pueden ver que vivimos como personas normales; que nosotros, los expertos, dejamos nuestro plpito y no hablamos de lo que la Biblia dice, sino que ahora nuestras acciones explican, ejemplifican y muestran esas lecciones. Tendrn la oportunidad de ver la forma en que se aplica lo que hemos tratado de decirles tantas veces (o, en el peor de los casos, pueden darse cuenta que no practicamos lo que predicamos). Por supuesto, ello pone cierto grado de presin en nuestro propio testimonio. Aunque muchos jvenes todava no lo saben, y otros tienen todas las evidencias, no somos perfectos. Juntos estamos aprendiendo a manifestar el carcter de Cristo. Tenemos luchas; a veces logramos el xito, y a veces fracasamos. Y eso es normal. Somos normales. Tal vez nos equivocamos, pero podemos pedir perdn. Quizs hay cosas que nos resultan muy difciles de hacer, y con ms razn nos esforzamos. Podemos ser ejemplo del modo en que se viven las lecciones en situaciones reales.

    Sembramos experiencias para toda la vida

    Dado que la juventud es una etapa crucial en el desarrollo de la persona, es el momento perfecto para que se graben en su memoria recuerdos inolvidables, que incluso marcarn su futuro. Adems, es una poca en la que todos le dan un gran valor a la amistad y al compaerismo. Los proyectos son la excusa perfecta para propiciar el desarrollo de esos factores que marcarn sus vidas. Es muy probable que la mayora de los jvenes recuerde con claridad algn viaje misionero que haya hecho en grupo, alguna actividad evangelstica al aire libre (especialmente si alguno de los asistentes se entreg a Cristo con uno de ellos), aquella vez que les llevaron comida a los desamparados y escucharon la palabra gracias de sus labios, o la vez que juntos simplemente se divirtieron tanto que no podan parar de rer. Son experiencias, vivencias, que marcan sus vidas para siempre. Tal vez recordarn ms esos momentos, o las ocasiones en que estuviste al lado de ellos en esos proyectos, que las mejores frases de tus sermones.

    Podemos dar prioridad a las personas

    Sin importar qu tipo de proyecto es el que estemos planificando, tenemos la gran dicha de amar y servir a los dems. Por un lado, es evidente que las personas receptoras de nuestro proyecto sern grandemente beneficiadas. Nunca un proyecto de ministerio estar centrado en nosotros mismos. Nunca lo haremos pensando en nuestra propia conveniencia. De hecho, la vida de todo lder y la de los jvenes del grupo sera ms sencilla si no nos metiramos en esos desafos (no tendran que preocuparse por las finanzas, por el transporte, por el equipo y los materiales, por los permisos, por los padres preocupados, por la seguridad, por los alimentos, por el esfuerzo, por la energa, y por tantas otras cosas). Por el contrario, llevamos a cabo un proyecto de ministerio porque buscamos dar antes que recibir. Por otro lado, no podemos negar tampoco que cuando damos es cuando ms recibimos. Cada vez que tu grupo de jvenes se concentra en bendecir a otras personas es cuando ms bendicin recibe. Cuando les enseas que amar a otros es una prioridad, ellos aprenden tambin a amarse entre ellos. De esa manera, aunque los resultados sean importantes, no estamos pensando tanto en el xito de un proyecto; nos enfocamos en las personas que participan de l.

    Maximizamos el potencial de los jvenes

    Cada vez que incluimos a un joven en un proyecto de ministerio, lo hacemos porque deseamos que crezca. Estratgicamente, podemos disear proyectos y equipos de trabajo de tal manera que cada joven pueda desenvolverse exitosamente en el rea de su competencia. Con ello, no solo les permitimos que aprendan una gran leccin sobre los dones espirituales, sino que afirmamos su valor personal; su autoestima crecer y

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    se sentirn ms seguros de ellos mismos. Al fin de cuentas, Dios quiere y puede usar a cada uno para grandes cosas! Como parte de la estrategia, deberemos dedicar tiempo a conocer a cada miembro de nuestro grupo, saber cules son sus habilidades, talentos y dones. As podremos capacitarlos apropiadamente, e instruirlos para que tengan xito en las tareas que les encomendemos. En el proceso, muchos descubrirn otras habilidades, o fortalecern las que ya tienen.

    Capacitamos a los jvenes

    Muchos de nuestros jvenes desean lograr grandes cosas para Dios, pero no conocen la manera de hacerlo. De la mano de la ventaja anterior, tambin podemos aprovechar un proyecto para entrenar a nuestros jvenes en reas muy particulares que quizs no podramos alcanzar con los dems programas existentes del ministerio juvenil. As como para ayudar al desarrollo de las caractersticas de un creyente maduro es de suma importancia fortalecer el conocimiento, la conviccin y la conducta, paralelamente, ahora podemos fortalecer las habilidades del conocimiento, la actitud y la destreza.

    Ellos pueden descubrir su vocacin

    Una de las preguntas ms importantes que los jvenes se hacen durante sus aos de adolescencia tiene que ver con su vocacin. Dios nos crea a cada uno con una misin estratgica que debemos cumplir. Todos tenemos que conocer ese proyecto divino y participar de l, ya sea en la iglesia, en una empresa, en un negocio propio, en una organizacin no lucrativa o del gobierno. Por medio de los proyectos del ministerio podemos ayudar a los jvenes a que descubran para qu reas Dios los ha capacitado, y la manera en que pueden utilizar esas habilidades a fin de alcanzar el xito en su misin.

    Pueden percibir el obrar de Dios

    Muchas de las experiencias significativas con Dios vienen del hecho de creer en lo que an no se ve. Generalmente les predicamos a los jvenes que deben confiar en Dios en medio de cualquier situacin difcil, cuando no tienen el control o enfrentan una necesidad. Creo que es hora de comprometernos a realizar juntos empresas de fe y confiar en Dios. En este sentido, quizs los proyectos ms significativos que he visto son los relacionados con las misiones y la evangelizacin. Para ese tipo de actividades debemos confiar en que Dios nos provea los medios econmicos, en que las puertas se abran, en que la gente sea receptiva al mensaje, y en que el equipo tenga plena salud y energa, entre otros desafos. Personalmente pude apreciar que estos proyectos cambiaron de manera radical la vida de muchos jvenes. Fui testigo del poder de Dios para llevar jvenes de escasos recursos a otro continente a predicar el evangelio; experiment su proteccin sobrenatural en medio del peligro; vi a Dios hacer milagros, abriendo o cerrando puertas imposibles. Luego de esas vivencias, mi fe y la de los jvenes de cada equipo no fue la misma. En esos proyectos aprendimos que el Dios de las promesas es real.

    Canalizan en el ministerio su deseo de aventuras y de correr riesgos, y toda la energa que poseen

    En los jvenes, la sed de aventura, de correr riesgos y la energa con que cuentan pueden acentuarse ms o menos segn cada personalidad. Sin embargo, todos desean vivir experiencias significativas. Con toda franqueza, creo que la vida cristiana tambin debera caracterizarse por ellas. No encuentro ningn indicio de aburrimiento o de pasividad en la relacin con Dios! Pero, lamentablemente, la realidad de nuestros grupos de jvenes no refleja esa verdad. Si le pidiramos a un joven que mencionara cinco cosas emocionantes, o que describiera aventuras y desafos que un joven puede vivir, difcilmente encontraramos en la lista al grupo de jvenes. Por el contrario, sobraran

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    ejemplos en cuanto a deportes extremos, msica, fiestas, viajes o espectculos. Aceptmoslo; nuestras reuniones de jvenes tienden a ser montonas.

    Con mucha razn algunos rpidamente podran argumentar: Tal vez no son tan emocionantes, pero su contenido es muy bueno, refirindose a la enseanza bblica que all se brinda. Claro, para un joven es como decirle: Esta cancin tiene una muy buena letra, pero la msica es psima, el ritmo horrible y las voces espantosas, o: La pelcula es aburrida, pero te va a ensear mucho. Para los adultos, el fondo es ms importante que la forma. Para los jvenes, si la forma no es buena el fondo no importa. Sin embargo, no debemos conformarnos con esa realidad. Tenemos todos los elementos y la creatividad para poder llevar a nuestro grupo de jvenes a vivencias que, en efecto, resulten aventuras emocionantes. Esa debera ser una cualidad esencial de cada ministerio juvenil! Los proyectos de servicio, de ministerio o de misiones fuera de las cuatro paredes de la iglesia pueden proveer esa frescura que los jvenes necesitan.

    Nos proveen la oportunidad de edificarlos

    Efesios 4:29 nos recuerda que cada joven necesita escuchar palabras que edifiquen su carcter. Es importante que oigan constantemente palabras de nimo, de estmulo y de felicitacin. Cuando estamos juntos, participando en alguna aventura del ministerio, tenemos ocasin de agradecerles por su buena actitud, para felicitarlos por el trabajo bien hecho o para estimularlos por el esfuerzo demostrado.

    En cada proyecto aprend a ver grandes cualidades en mis jvenes. Pude observar directamente los actos heroicos que realizaban. Y lo mejor de todo es que los dems aprendieron a hacer lo mismo. Siempre era muy emocionante en los tiempos de evaluacin tener un momento para edificarnos. La metodologa poda variar mucho; a veces simplemente se trataba de que un miembro del equipo se sentara en el medio y todos comenzramos a decirle lo bueno que habamos visto en l durante el da con respecto a su carcter, sus actitudes o sus logros. Otras veces, dbamos la oportunidad de que cualquiera edificara a otro miembro del grupo. En ocasiones, les proveamos tarjetas diseadas para animar a alguien por escrito. S que una buena parte de los jvenes, luego de tantos aos, an conservan esas pequeas notas que significaron mucho para ellos (yo mismo an conservo las mas y las leo de vez en cuando). Si no hubiese sido por el tiempo que pasamos juntos en un proyecto, nunca hubiera podido conocer las grandes cualidades de mis jvenes, y nunca hubiera podido fortalecer esas virtudes de carcter.

    Se facilita el proceso de delegar y multiplicar

    Creo que resulta muy claro que los jvenes estarn mejor preparados para liderar si fueron formados por medio de proyectos ministeriales. As que, en lugar de hablar acerca de este beneficio, prefiero comentar una estrategia sencilla que nos permitir aprovecharlo. Desde los comienzos de mi ministerio con los jvenes aprend un proceso sencillo en lo que hace a delegar, y pude ver sus efectos positivos una y otra vez. Este proceso se conoce como las 4 fases, y consiste en llevar a los jvenes a travs de cuatro etapas progresivas de participacin en el ministerio.

    Las fases son:

    1. Yo lo hago y t observas.

    2. Yo lo hago y t lo haces.

    3. T lo haces y yo observo.

    4. T lo haces y yo me dedico a otro ministerio.

    Con cada joven, y segn el rea de ministerio en la que se est trabajando, tomar ms o menos tiempo. Es ms, cada fase puede tener una duracin muy variable. Sin embargo, es un hecho que se trata de un trabajo a mediano o largo plazo, pero que da mucho

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    fruto. Aunque no lo sepan, creo que todos los lderes de jvenes nos encontramos en la primera fase. Nosotros realizamos las tareas del ministerio y los jvenes simplemente son observadores o receptores de nuestro trabajo. En este punto podemos buscar y descubrir jvenes con cierto grado de inters por participar, e incluirlos en la siguiente fase. Podemos hablarles acerca de nuestra intencin de capacitarlos, y pedirles que observen ms atentamente el modo en que llevamos a cabo el ministerio.

    Sin lugar a dudas, todas las responsabilidades del grupo de jvenes pueden ser desempeadas por ms de una persona. Resulta factible predicar, evangelizar, organizar, programar, dirigir, cantar, anunciar y hacer cualquier otra cosa entre dos o ms. De esta forma, si el lder y el joven participan juntos en algn rea del ministerio, iremos avanzando en el proceso de delegar. Si no les dejamos inicialmente la responsabilidad total, los jvenes se sentirn cmodos, y no tendrn tanto miedo de participar. Esa es la fase dos, y requiere tiempo el practicar varias veces lo que se pretende ensear.

    Despus de la prctica, de la prueba y el error, y de la retroalimentacin, ser el momento de cambiar de roles. Ahora el alumno, ya ms seguro y experimentado, asumir un papel ms protagnico. Las decisiones an las tomarn juntos, pero es bueno dejar que los jvenes muestren una mayor iniciativa. As como antes ellos eran nuestro apoyo, ahora nosotros seremos sus asistentes. Finalmente, llegar el tiempo de la multiplicacin. All tendremos a dos lderes entrenados, capaces de asumir cierta responsabilidad en el ministerio. Es la oportunidad de crecer y de ampliar los proyectos!

    Sola ilustrar a mis jvenes este proceso con la figura de un capitn y un marinero: En la fase uno, yo soy el capitn y t el marinero. En la fase dos, yo soy el capitn y t eres otro capitn. En la fase tres, t eres el capitn y yo el marinero. En la fase cuatro, t eres el capitn y yo el capitn de otro barco. Puedo recordar todava cmo algunos de estos procesos tomaron meses y otros aos. Sin embargo, hoy veo los buenos resultados de tener varios capitanes dirigiendo diversos proyectos del ministerio (y debo ser sincero, muchos de ellos lo hacen inclusive mejor que yo).

    Desarrolla un plan Debido a que cada ministerio juvenil tiene su propia personalidad y se desenvuelve en su propio contexto, deseo desafiarte en este punto a pensar creativamente en los proyectos que pueden tener xito en tu grupo de jvenes. Como lder, debes buscar las ideas que mejor se adapten a tu ministerio. Para ello, te recomiendo que te tomes el tiempo de elaborar una lista sobre el potencial que hay en tu grupo de jvenes. Es decir, haz una descripcin, lo ms completa posible, de los dones, habilidades, talentos e intereses de tus jvenes. Anota los nombres de cada uno de los miembros de tu grupo, y luego compltala con la informacin que hayas obtenido (preguntndoles a ellos, observndolos, hablando con sus amigos o con sus padres). As sabrs con qu recurso primario cuentas y qu es aquello que debes desarrollar en cada uno de los jvenes. Te sorprenders al ver la cantidad de talentos y habilidades que hay en tu grupo de jvenes! Aqu todo talento y habilidad cuenta. Todos los dones espirituales deben incluirse. Quizs al principio no te quede tan clara la manera en la que pueden utilizarse para el reino de Dios, por ejemplo, las destrezas atlticas, acadmicas, artsticas o tecnolgicas. Pero si te detienes a pensar, siempre descubrirs una forma de poder bendecir a la iglesia y al mundo a travs de ellas. Dios los equip con esas herramientas, y espera que se utilicen con un propsito que lo glorifique.

    Me da mucha pena cada vez que me encuentro con un grupo de jvenes en el que la participacin se encuentra reducida a cierto grupo de personas, o es para ciertos ministerios, y un gran nmero de ellos queda excluido, percibiendo un mensaje tan nocivo como: Aqu no puedes hacer nada til. No obstante, en los trabajos o lugares de estudios, veo una mayor habilidad para descubrir el potencial de los jvenes y utilizarlo para un provecho mayor (con razn se sienten ms motivados y productivos all, al punto de llegarnos a decir que no tienen tiempo para las cosas de Dios).

    Tambin deberas pensar con creatividad en una lista de posibles proyectos o reas de participacin. Piensa en grande! Suea! Arrisgate a pensar en lo que nadie pens!

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    Puedes incluir tus propias ideas, las de tu equipo de lderes, las de los padres y, por supuesto, las de los mismos jvenes. Te sugiero que clasifiques las oportunidades en cuatro grandes reas:

    1) Responsabilidades de trabajo fsico

    Para muchos quizs no sean los proyectos ms populares, pero sin lugar a dudas son la puerta de inicio a la participacin ministerial. Esas actividades no requieren gran madurez o espiritualidad, porque tienen que ver con el trabajo fsico. Por ejemplo: tareas de construccin o de mantenimiento; limpieza de calles, parques, lotes baldos; donacin de sangre; organizacin torneos para nios (www.kidsgames.com), adolescentes o jvenes (ftbol, bsquetbol, skate, carreras).

    2) Responsabilidades con respecto a personas

    Todo lo que involucre atender directamente a otros puede entrar en esta categora, que requiere cierta confianza y madurez. Por ejemplo: dar la bienvenida e iniciar la apertura de la actividad (no me refiero a una parte del programa, sino a atender a los que quieren servir). Entablar relaciones con las personas que estn en los hospitales, las crceles, los hogares de madres solteras, orfanatos, zonas pobres. Liderar grupos de apoyo o consejera para sectores de la comunidad con ciertas carencias (padres de adolescentes, madres solteras, viudas, ancianos).

    3) Responsabilidades en el programa

    Esas responsabilidades pueden requerir algo ms de experiencia o de habilidad. Algunas personas por su carcter son ms abiertas a participar de este tipo de experiencias. Por ejemplo: ser maestro de ceremonias de un evento; tener una participacin artstica; dirigir los juegos; crear cortometrajes; crear un ambiente de confianza por medio de dinmicas o preguntas.

    4) Responsabilidades espirituales

    Nunca me gust llamar a estas actividades espirituales, como si las dems no lo fueran. Sin embargo, comunica bien la idea de algo que clasificamos como tal. Por ejemplo: evangelizar, escribir devocionales o literatura para estudios bblicos; dirigir la alabanza; orar por y con la gente.

    Cuando desarrolles una lista con al menos diez ideas para cada una de esas responsabilidades, estars mejor equipado para disear proyectos variados y completos. Puedes utilizar tu creatividad para programar actividades de servicio, de evangelizacin, de misiones, de ministerio, de ayuda social, de compaerismo o de cualquier otra ndole, asegurndote de proveerles oportunidades para que participen en cualquiera de las cuatro reas de trabajo que mencion. Con estas cuatro categoras difcilmente algn joven de tu grupo de jvenes se quede fuera. De hecho, me atrevo a decir que hasta los jvenes no cristianos que asisten a tu grupo pueden participar en responsabilidades o tareas fsicas, o de armado del programa, sintindose apreciados y tomados en cuenta.

    Luego, puedes trabajar progresivamente lo que yo llamo pequeas victorias. Pude ver a ciertos jvenes dedicar semanas de su vida para participar de proyectos misioneros en otro continente. Sin embargo, llegar a ese punto requiri que poco a poco fueran cosechando xitos ms pequeos como parte de su preparacin. Inicialmente, se trataba de proyectos de pocas horas de duracin, a unos pocos kilmetros de nuestra comunidad, con poca pero suficiente responsabilidad. Luego, la magnitud de los proyectos fue creciendo a ministerios de un da, de un fin de semana, de varios das, con mayores responsabilidades y desafos. Progresivamente fuimos movindonos hacia proyectos de

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    mayor envergadura y hacia desafos ms complejos. Hoy, varios de esos jvenes han aceptado el llamado misionero y se encuentran dedicados completamente a la obra en otros pases.

    Ahora ya cuentas con una lista de jvenes, lo que les gusta hacer o las habilidades que tienen, y las actividades o responsabilidades que pueden asumir. El trabajo, entonces, consiste en montar los proyectos necesarios para permitir que todos participen de una prctica de aprendizaje activo. Recuerda que el propsito de este quinto acercamiento es continuar invirtiendo en la formacin de los jvenes, con el fin de que alcancen la madurez en Cristo y cumplan el propsito de Dios para sus vidas.

    Consejos prcticos

    1. Define con claridad el propsito de cada proyecto y s fiel en cumplirlo.

    2. Comunica ese propsito al grupo, y oren juntos para poder lograrlo. Eso ayudar a que se mantengan concentrados en la meta.

    3. Durante el desarrollo y hasta la finalizacin de cada proyecto, tmate el tiempo de evaluar con tu grupo el logro del propsito definido. Toma nota de todas las sugerencias para mejorar en un prximo proyecto.

    4. Prepara, capacita e informa a los miembros del grupo acerca de los detalles del proyecto y del papel que esperas que cada uno desempee.

    5. Invierte suficiente tiempo en la preparacin. Asegrate de que cuentas con los recursos necesarios, de que has estudiado bien el horario y, sobre todo, de que tienes un Plan B.

    6. Incluye a otros, tanto hombres como mujeres, en tu equipo de lderes. Anmalos a concentrarse en apoyar a los jvenes y a desarrollar conversaciones significativas con ellos durante el proyecto.

    7. Adems del tiempo de servicio, siempre debe haber tiempo para conversar, evaluar, orar, leer la Biblia y divertirse.

    8. Incluye actividades significativas que queden registradas como momentos inolvidables en la vida de los jvenes, y detalles que marquen emocionalmente esa experiencia.

    9. Antes y despus de cada proyecto, haz toda la difusin necesaria para motivar su participacin. Muestra orgullo por el proyecto que van a realizar y por el grupo de valientes que participar de l.

    10. Mantn informados a los padres de familia sobre todo lo referente a los miembros del grupo.

    11. Enriquece tus ideas y experiencias a travs de la lectura de material sobre ministerio juvenil y, de ser posible, entrevista a otros lderes de jvenes.