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 EL PROBLEMA DE LAS NECESIDADES. VALORES Y BIENES EN EL DERECHO. El hombre blanco solo vio lo blanco Se empeñó en lo blanco Solo piensa en blanco. (Pedro Guerra). Por cierto para abolir la pobreza tenemos que pensar como seres humanos y no como seres nacionales. Solo puede existir la humanidad y no la cruel división de razas, credos y el absurdo infantil del nacionalismo. (Jiddo Krishamurti). DE LA ABSTRACCION A LA MATERIA.  Intentando contextualizar el debate, que nos ha llevado de la historia y la discusión sobre el papel y el tipo de ciencia y técnica hasta la revisión del derecho, lo que designamos como modernidad y la sociedad jurídica que se ha producido a si misma a partir de los órdenes estatales, han constituido una zona mitol ógica de promes as a partir de la formal idad y la abstrac ción. Nos hemos referido a la época moderna como una promesa de futuro, progreso y desarrollo continuo, construida sobre una concepción del tiempo lineal y unidireccional, sobre una noción de ciencia disyuntiva articulada sobre la confianza absoluta en la cnica, con una antropología raci onal ista, ese ncialmente patr iar cal y pr opi et ar ia, funcionando en la consti tución de un logos de lo abs tr acto excluye nte de la diversidad y los diversos, cent rífuga respect o de las culturas, unif ormador a de procesos y resul tados ; con stituida sobre un humani smo discursivo vaciado de contendido e invertido ideológicamente en beneficio del capital y la lógica del cálculo. De la misma forma se señaló como esta descripción no es solo conceptual, meta discursi va o teorét ica, sino que se tradujo - y lo hace permanentemente-, en formac iones discursivas, insti tucion alida des, burocrac ias, estructuras de admini st ración y control, en cnicas, di sposi ti vos y est rat egias de poder  concretas, cot idianas, ref und ant es, reorden ador as y repr odu ctoras de sus bases de poder: una antropología, una economía, una cultura, una biopolítica en definitiva. Dentro de ese contexto de la modernidad, ya sea que se le analice como época o como proyecto, las relaciones propietarias de inclusión o exclusión, las formas de apropiación y uso de los bienes, la articulación de forma, valores y bienes resulta esencial. No puede hablarse de modernidad sin entender como en ella

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EL PROBLEMA DE LAS NECESIDADES. VALORES Y BIENES EN EL DERECHO.El hombre blanco solo vio lo blanco Se empe en lo blanco Solo piensa en blanco. (Pedro Guerra). Por cierto para abolir la pobreza tenemos que pensar como seres humanos y no como seres nacionales. Solo puede existir la humanidad y no la cruel divisin de razas, credos y el absurdo infantil del nacionalismo. (Jiddo Krishamurti).

DE LA ABSTRACCION A LA MATERIA. Intentando contextualizar el debate, que nos ha llevado de la historia y la discusin sobre el papel y el tipo de ciencia y tcnica hasta la revisin del derecho, lo que designamos como modernidad y la sociedad jurdica que se ha producido a si misma a partir de los rdenes estatales, han constituido una zona mitolgica de promesas a partir de la formalidad y la abstraccin. Nos hemos referido a la poca moderna como una promesa de futuro, progreso y desarrollo continuo, construida sobre una concepcin del tiempo lineal y unidireccional, sobre una nocin de ciencia disyuntiva articulada sobre la confianza absoluta en la tcnica, con una antropologa racionalista, esencialmente patriarcal y propietaria, funcionando en la constitucin de un logos de lo abstracto excluyente de la diversidad y los diversos, centrfuga respecto de las culturas, uniformadora de procesos y resultados; constituida sobre un humanismo discursivo vaciado de contendido e invertido ideolgicamente en beneficio del capital y la lgica del clculo. De la misma forma se seal como esta descripcin no es solo conceptual, meta discursiva o teortica, sino que se tradujo - y lo hace permanentemente-, en formaciones discursivas, institucionalidades, burocracias, estructuras de administracin y control, en tcnicas, dispositivos y estrategias de poder concretas, cotidianas, refundantes, reordenadoras y reproductoras de sus bases de poder: una antropologa, una economa, una cultura, una biopoltica en definitiva. Dentro de ese contexto de la modernidad, ya sea que se le analice como poca o como proyecto, las relaciones propietarias de inclusin o exclusin, las formas de apropiacin y uso de los bienes, la articulacin de forma, valores y bienes resulta esencial. No puede hablarse de modernidad sin entender como en ella

se verifica una sociedad jurdica que, a travs del revestimiento en las formas de sus instituciones, enlaza bienes y sujetos en la persona del propietario; eleva a ste y sus valores en la lnea de definicin de lo social, y demarca desde all la pertenencia o no de los sujetos a ese modelo social. Todo el proyecto occidental moderno (poltico, jurdico, social, simblico y cultural) no puede ser entendido sin observar y verificar esa relacin - compleja y encubierta - de valores y bienes, de forma de apropiacin y forma de relacin que constituye el vnculo de los sujetos en la sociedad contractual. El sujeto que es tal, para en verdad serlo, es individuo y propietario en tanto sujeto completo, y sus valores a instituir, consagrar y defender son los valores de la constitucin en torno a la propiedad y las cosas. As la libertad se hace sinnimo de libertad de tener e intercambiar y los bienes la forma de constatar su realizacin. Para ser libre hay que poseer, poseer es la manera de garantizar la libertad que accede a la individuacin previa individualizacin en esa posesin. Propiedad y libertad quedan as constituidas como los valores a defender y concretar. Como seala Joaqun Herrera Flores, en una mirada atenta y profunda de los postulados liberales de la modernidad, en la supuesta defensa de la libertad de los individuos y su autonoma, lo que en verdad se verifica es una verdadera inversin ideolgica y valrica entre los derechos y los bienes, en que se constituye como dogma la prioridad del derecho sobre el bien; es decir de la norma jurdica y sus procedimientos frente a los proyectos vitales, (el significado sobre el significante, la extensin de la coaccin y la violencia sobre el poder hacer) y los valores que conforman la concepcin de una vida digna de ser vivida1, toda vez que la idea de una sociedad constituida por seres atomizados y separados en individuos totales auto sustentables en vez de construir lazos sociales transforma la sociedad en una no comunidad, o en una apariencia de comunidad en que en verdad transcurre una verdadera guerra de egosmos, sin deberes comunitarios reales entre sus componentes: Si mi libertad termina donde comienza la del otro, no tengo la ms mnima obligacin con respecto a las dificultades con las que se encuentra ese otro en el desarrollo de su vida y aparentemente le permito a ese otro que se busque o que, al menos, proponga lo que entiende por una vida digna de ser vivida2. En lo que a ste trabajo concierne, esa manera de pensar/hacer de la formacin moderna incide sobre el papel del Derecho como instrumento esencial y privilegiado de la modernidad para convertirlo ya no en una herramienta de proteccin frente a los absolutismos, como se haba prometido en los momentos fundacionales de la sociedad jurdica liberal, sino en una justificacin de defensa de los privilegios de aquellos que formalmente lograron consolidar su posicin propietaria. En el recorrido de la modernidad como proyecto de1

Herrera Flores Joaqun. Los derechos humanos como productos culturales. Crtica del Humanismo abstracto. Los Libros de la Catarata. Madrid. 2005. Pagina 94 2 Herrera Flores Joaqun. Obra citada. Pgina 94.

consolidacin a su vez de los derechos como formalidad y del capital como actividad y fundamento de la produccin humana, la supuesta finalidad protectora se desdibuja y se pierde en esa inversin, transformando los derechos adquiridos por aquellos que consolidaron su ttulo sobre las bienes en verdaderos privilegios y colocando a las inmensas mayoras no propietarias a la intemperie frente al neo absolutismo de la economa globalizada. No obstante esa realidad efectiva de desigualdad, se contina proponiendo la igualdad jurdica formal como la va de homogeneizacin social, sealando que la existencia de derechos formales llevar a la equidad material, en una carrera que no se alcanza nunca. As, el derecho en su prioridad sobre el bien, de ser un instrumento para instaurar procedimientos justos de acceso a los bienes, se convierte en un fin en si mismo. Es lo que llamamos la reflexividad especular del derecho: no hay mas realidad que los derechos; por lo que los problemas sociales no se solucionarn atentando contra la concepcin hegemnica de la divisin del hacer humano, sino con ms derechos o con el perfeccionamiento de los derechos ya existentes3. El hecho que el valor libertad, como sinnimo de propiedad, deba ser defendido, instituye una red de relaciones donde los valores formales y abstractos de llegar a ser sujetos en tanto llegar a ser propietarios prevalecen sobre la esfera de la materialidad cotidiana, en que la prioridad no es solo acceder a los bienes con los cuales revestir y reproducir el cuerpo sino acumularlos para obtener riqueza. Hay en esta trama de economa y disposicin de recursos, toda una red de relaciones sociales que organizan la produccin y en consecuencia lo jurdico, las relaciones de trabajo, de consumo y en definitiva de satisfaccin de las necesidades humanas. Hablar de necesidades es hablar de esas libertades para y no de esos bienes para. Una delgada lnea de inversin del orden de aplicacin de lo necesario para la subsistencia puede llevar a un universo de diferencias en la prctica cuando se seala que el sujeto requiere libertad antes que satisfactores materiales para subsistir. Se trata de un espejismo de idealismo puro y absoluto. Contra esa lgica de la opacidad de lo real disponer de una mirada social y material del problema me parece indispensable. As como tambin el discutir la cuestin de las necesidades humanas, indagar en su genealoga, en el como y de que manera estas permanecen en el mbito de la abstraccin formal o en el de las estructuras materiales, en el como se desdibujan en su relacin con los medios de obtencin de los satisfactores, con la produccin y distribucin de la materialidad social, perdiendo su potencia de construccin de lo social que permita pensar las relaciones sociales a partir de sus resultados de integracin y no solo de acumulacin.

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Herrera Flores Joaqun, Obra citada. Pgina 96.

Como efecto paradojal de una cada vez mayor y desbocada produccin de bienes - que se confunden con satisfactores - y del supuesto acceso a stos facilitado por formas de consumo a crditos interminables que otorgan una apariencia de propiedad, las necesidades humanas fundamentales se vuelven no solo ms difciles de satisfacer, sino que se desdibujan en la lgica de la produccin. Como sealaba Milton Santos A medida que cada produccin supone necesidades especficas, la profundizacin del capital, su mayor densidad y su ms alta composicin orgnica crean condiciones materiales siempre ms rgidas para el ejercicio del trabajo vivo4, acarreando bajo los discurso de flexibilizacin de la produccin y del trabajo condiciones cada ves mas difciles para hacer de la ecuacin trabajo vida digna una va de satisfaccin de las necesidades. La produccin entonces se torna un mecanismo que, funcionalizado en la produccin, regulado en el clculo y el discurso economicista y mediatizado por el derecho, termina siendo el medio nico de obtencin del satisfactor de los satisfactores, el dinero, que abre o cierra la puerta en el mercado. Develar esa postergacin, la inversin, subsuncin y finalmente desaparicin de las necesidades humanas en el juego de discursos, poderes y prcticas de apropiacin, requiere mirar nuevamente el espacio de despliegue de los medios de produccin y adquisicin de los satisfactores. La cuestin puede enunciarse de manera simple pero adquiere complejidades enormes al profundizar en ella: el derecho requiere y parece dirigirse a una materializacin de condiciones humanas de existencia, sin embargo su juego de abstraccin y la postergacin del derecho estatal a la lgica del mercado torna difusa e inasible esas condiciones para la inmensa mayora de la poblacin, poniendo en riesgo su subsistencia efectiva pero tambin el lmite mismo de posibilidad de alcanzarla o mantenerla. La regulacin jurdica del acceso a las necesidades se vuelve inane, obsoleta e intil. En el paradigma del derecho esencialmente como norma, el orden legal se muestra ciego ante las privaciones de los marginado, sordo frente a sus reclamos, o carente de voluntad para remediar las humillaciones que padecen5. Volver ms tarde sobre sta reduccin de los satisfactores a bienes e inversin de las necesidades humanas a problemas de consumo y las relaciones de ello con lo jurdico. Pero esta discusin requiere algunas cuestiones previas: primero re visitar las teoras de las necesidades ms relevantes de la modernidad y su incidencia paradigmtica en la construccin de los regmenes, relaciones y dispositivos que han conformado las sociedades modernas; segundo, visualizar una estrategia de necesidades y satisfactores que, distinta a sta, pueda darnos luces para replantear la cuestin del acceso a los satisfactores en un juego distinto de las mediaciones del trabajo y la comprensin de lo jurdico. Solo entonces podremos replantear la pregunta de4

Santos, Milton. La naturaleza del espacio. Tcnica y tiempo. Razn y Emocin. Editorial Ariel S.A. Barcelona. 2000. Pagina. 212. 5 Gargarella, Roberto. El derecho a resistir el derecho. Mio y Dvila Editores. Buenos Aires. 2005. Pgina 36.

otro modo, no de valores para los bienes sino una de primaca de los bienes sobre la forma. NECESIDADES HUMANAS Y FORMAS DE SATISFACCIN. Conviene entonces examinar algunas de las teoras de las necesidades disponibles, sus lgicas de constitucin, ejercicio y desarrollo; analizar de que manera concurren a la satisfaccin efectiva de ellas, de que manera aparecen mediadas o bien por la esfera de la produccin y el trabajo, o bien por la esfera de la forma derecho que constituyen esas formas de relaciones - a su vez de poder institucional y biopolticas- que inciden en el reparto y apropiacin de los satisfactores que concretizan situaciones de derechos efectivos y no formalmente abstractos. Sin embargo esto tambin requiere adoptar una precaucin en su tratamiento, ya que nuevamente hemos de advertir como la potencialidad del problema para la sociabilidad en una alteridad colectiva, se disuelve en su aplicacin a las propuestas de desarrollo y gestin que mantienen una perspectiva individualista, etapista, progresiva y psicologista de las necesidades. As por ejemplo, y no obstante que los psiclogos sealan nuevas y ms recientes perspectivas en los aspectos motivacionales de los comportamientos, como las de la inteligencia emocional por ejemplo6, basta abrir internet para encontrarse como las propuestas de gestin empresarial y de organizacin del trabajo siguen razonando bsicamente sobe la propuesta que el psiclogo estadounidense Abraham Maslow formulara en el ao 19547 en la exposicin de su pirmide de organizacin de las necesidades humanas. Como puede recordarse, en ella Maslow agrupaba a las necesidades humanas en cinco categoras, a las que luego en 1971 agregara dos ms, constituyendo entonces un sistema compuesto por las necesidades fisiolgicas, de seguridad, sociales, de autoestima, de autorrealizacin, de saber y comprender y de necesidades estticas. Sustentaba su propuesta en que teniendo el ser humano una gama de necesidades, estas durante su vida cambian o evolucionan en una relacin de jerarqua y ascenso dentro de la organizacin piramidal de stas, pasando de las primarias a las superiores, las que se vuelven imprescindibles para el sujeto. En la medida que el ser humano esta constituido y compuesto por un cuerpo fsico, un cuerpo sociolgico y un cuerpo espiritual, cualquier repercusin o problema que ocurre en cualquiera de estos cuerpos repercute automticamente sobre el resto de los cuerpos de la estructura. La solucin al6

Para un resumen de las teoras sobre Psicologa y Motivacin, puede http://reme.uji.es/articulos/abarbe7630705102/texto.html (26 Enero del 2008) 7 Al respecto ver Maslow Abraham. Motivacin y Personalidad. Editorial Daz de Santos. 1991.

verse

respecto la encuentra en el concepto de jerarqua, para as darle orden a las necesidades a nivel del cuerpo fsico, sociolgico y espiritual. Organizadas en una forma piramidal de satisfaccin, Maslow plantea que cuanto ms elevada es la necesidad menos imprescindible es para la supervivencia del individuo, que a medida que se cubren las necesidades superiores existe un mayor nivel de supervivencia de la persona, que cubiertas las necesidades superiores se producen resultados subjetivos ms deseables, como ms felicidad, pero depende de cada individuo la forma en que se manifiestan, ya que subir en la pirmide de necesidades requiere a su vez una serie de condiciones externas para la cobertura de las necesidades superiores, ya que son precisas unas condiciones muy buenas para hacer posible la autorrealizacin. La satisfaccin de las necesidades inferiores en cambio es mucho ms palpable, ms tangible y puede ser medido en trminos cuantitativos. Las necesidades superiores en cambio son desarrollos de evolucin tarda; son menos exigentes y se pueden retrasar por el cumplimiento de las necesidades previas y de mayor importancia para la subsistencia. As, para llegar de las necesidades fisiolgicas a las de autorrealizacin se requieren una serie de condiciones que permitan ese paso hacia la jerarqua y la eficiencia. Los hombres que logran la autorrealizacin ptima pueden considerarse seres ntegros. Conviene tener a la vista el diagrama piramidal con que Maslow expone su teora para comprender grficamente lo que expresa su simblica:

En el lenguaje de Maslow, una necesidad es algo imprescindible para el desarrollo y el buen funcionamiento del ser humano, es un algo que se necesita satisfacer, ya sea de manera fsica, sicolgica o espiritual, dependiendo de cual de ellas dentro de la pirmide el hombre desee satisfacer. Todas las necesidades del individuo son igualmente importantes, lo que vara es el grado

de urgencia de la necesidad y las necesidades que el hombre haya saciado anteriormente. El hombre nace con necesidades innatas o hereditarias que son las fisiolgicas y a medida que va creciendo y desarrollndose comienza la bsqueda de nuevas necesidades de nivel superior, en que cada hombre tendr una manera diferente de satisfacerlas, lo que depender de cada persona, ya que habrn personas motivadas por buscar la satisfaccin de las necesidades fisiolgicas y de seguridad, as como habrn otras que solo buscaran satisfacer las necesidades de autorrealizacion, tratando de satisfacer de manera rpida las necesidades inferiores. Las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento y en los objetivos que tenga cada hombre a lo largo de su vida. Las necesidades mas bajas requieren un patrn que es ms rpido y ms fcil de saciar, ya que es mucho ms accesible conseguir alimento y seguridad, que estatus social, realizacin o reconocimiento en alguna obra hecha por alguien. Para alcanzar los niveles superiores se necesita mucho ms tiempo y que el individuo realice ms esfuerzo y ms dedicacin que para los niveles inferiores de la pirmide. Un obstculo para satisfacer una necesidad o la falta de satisfaccin de una por completo, puede llevar a la persona a la frustracin, convirtindose en una gran amenaza sicolgica para el individuo, que lo puede incluso llevar a atentar contra su vida o la del resto de las personas que lo rodean. Como puede apreciarse, la propuesta de Maslow, ms all de cuantos tipos de necesidades reconocibles puedan para efectos de clasificacin establecerse, pone de manifiesto la relacin temporal y espacial de las necesidades en los individuos, la urgencia en la satisfaccin de unas, indispensables como sustrato material para la existencia de ste ser ms o menos motivado en alcanzar metas superiores. Sin embargo adolece de integralidad, organiza su sentido jerrquicamente, reconociendo solo una integracin vertical de las acciones y potencialidades humanas, negando toda sinergia, toda simultaneidad, toda relacin y concurrencia holsticas de las necesidades, la voluntad y las actualizaciones de los sujetos, estableciendo un criterio etapista, progresivo y lineal de desarrollo. De la misma forma y no obstante sus referencias a la condiciones de entorno para el desarrollo de los individuos y su ascenso en la integralidad piramidal de autorrealizacin, su perspectiva sigue siendo radicalmente individualista, centrada en manifestaciones volitivas capaces de decidir por si solas el ascenso, en una disposicin de decisiones racionales que mantienen la tensin de lo psquico como algo que transita exclusivamente entre la normalidad y la patologa, olvidando que toda voluntad, toda racionalidad y toda organizacin implica, adems de un contexto socio histrico y material, relaciones de poder insoslayables, como lo ha demostrado Foucault en sus estudios sobre poder y normalizacin de los sujetos.

A la hora de un anlisis crtico de su propuesta se puede ser incluso contextualizadamente condescendiente con ste tipo de posturas en cuanto a su etapismo lineal, propio de la modernidad y de una de sus pocas ms eufricas, como era la del desarrollismo capitalista norteamericano de los aos posteriores a la segunda guerra mundial, en que nociones actuales como la sinergia, interrelacin e interpenetracin de los fenmenos entre ellos y con el observador no haban sido formuladas cabalmente o no se encontraban plenamente desplegadas. Incluso, ms all del sustrato evidentemente individualista de sta perspectiva, puede entenderse por haberse centrado en la lgica teraputica y clnica del trabajo de su autor. Sin embargo, como ya seal, cabe la observacin del preguntarse el por que ms de medio siglo despus, habindose por una parte continuado la lgica de acumulacin del capital hasta extenderse a escala transnacional, y por otra, habindose verificado cambios estructuralmente sustantivos en la forma como ese primer proceso se ha desarrollado, y de como se han modificado los elementos materiales, sociopolticos y simblicos en la interrelacin de los colectivos humanos en la primera dcada del siglo veintiuno, la mirada de Maslow sigue siendo citada como base de las propuestas organizacionales de la empresa, el capital humano y los recursos que los vinculan. A mi entender la persistencia de las miradas psicologistas y funcionalistas como sta, as como otras que desarrolladas en una era del capitalismo anterior al neoliberalismo, radican en el hecho que el elemento ideolgico que las constituye, su individualismo abstracto, permite mantener en la opacidad las contradicciones y los fundamentos materiales de las inequidades reales de las sociedades en que nos desenvolvemos sustituyndolas por las predefiniciones ideolgicas que acaban por sustituir a esa realidad. La persistencia de estos argumentos centrados en la voluntad como susceptible de racionalidad y autonoma radica en una intencin positiva de mantener un control ideolgico sobre las posibilidades de crtica a las prcticas actuales de exclusin, como si las circunstancias histricas de opresin no hubiesen a la vez mantenido una constante en medio de una vorgine de cambios. Se opera como si las desigualdades materiales no dependiesen de los contextos histricos sino de ajustes tcnicos por concretar y de voluntades individuales en proceso de adaptacin a esos ajustes. La autonoma de la voluntad como fundamento sustituye a la autonoma de la realidad. Lo anterior continua encubriendo la gran trampa de la epistemologa de la subjetividad abstracta planteada en la constitucin de la modernidad y que, en alianza con la ideologa liberal permita darle una funcin muy concreta en su contexto histrico: constituir una nueva episteme, un nuevo marco paradigmtico que permitiese instalar el capitalismo como una alternativa nueva y deseable frente al absolutismo premoderno. Era necesario implantar un orden para sustituir una racionalidad por otra. Al observar ese proceso histrico gestado desde los siglos quince y diecisis, es que puede apreciarse con

meridiana claridad como en verdad, sobre una nueva justificacin ideolgica del sujeto autnomo se estaba a su vez construyendo un nuevo esquema de implementacin, reproduccin, sustentacin y justificacin del modelo de capitalismo liberal que ha dominado el mundo irradiado desde occidente. No se trata solo de una distinta forma de organizar intercambio econmico, sino que la opcin por teoras de las necesidades individualistas sigue encubriendo como a-histrico, definitivo y de nica opcin posible el origen poltico del orden capitalista moderno. Como seala Pietro Barcellona, al observar los inicios de la modernidad liberal capitalista puede apreciarse con claridad que con el desarrollo del pensamiento abstracto en verdad se estaba construyendo otro orden social: Un nuevo sistema de satisfaccin de las necesidades, fundado sobre las libertades individuales, (que) presupone y comporta un nuevo ordenamiento de la reproduccin social8. Recordar esto adquiere manifiesta importancia en estos tiempos en que va ideologa, control casi absoluto de los medios masivos de comunicacin social y biopoltica parece que todo planteamiento da igual, que todo es parte de un solo discurso que hace posible solo esta y no otra realidad. En ste orden de cosas se nos hace aparecer el que vivimos en un verdadero estado civilizacional desideologizado, ltimo y asptico, que el modelo epistmico y paradigmtico implantado no tuviese fundamentos ideolgicos concretos y en que las necesidades fuesen exclusivamente individuales. Se pretende con ello hacer olvidar que ese individualismo es precisamente ideologa pura, construida y articulada en el orden moderno capitalista. Es en esa perspectiva que conviene re visitar la teora de las necesidades del capitalismo liberal para observarnos presos de ella, establecer puntos de discrepancia, diferencia y disidencia que preparen otra mirada sobre las necesidades humanas y los derechos que en ellas se juegan. La concepcin de las necesidades reducidas a necesidades individuales que se satisfacen solo por bienes (mercancas) es en definitiva la que dio el significado no solo al espacio regulador de la vida de la economa y del derecho, provocando una reduccin de la mirada jurdica a la lgica del contrato, del intercambio de bienes y de la economa como disposicin de recursos con independencia de las personas involucradas en la cotidianeidad de esos esfuerzos. Kant y Hegel constituyen marcos tericos ineludibles del modelo de necesidades liberal an vigente y que juega sobre la base de un orden cada vez ms hobbessiano, en que el absolutismo no es del monarca sino de las reglas de la economa neoliberal globalizada. Los Monarcas y la Corte han sido substituidos por los jerarcas de ste orden global, los tecncratas del economicismo y los lideres polticos del norte hegemnico.

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Barcellona, Pietro. El individualismo propietario. Editorial Trotta. Madrid. 1996. Pgina 45.

Comencemos por fijar un marco terico previo que nos permita encuadrar los anlisis del pensamiento de los autores y propuestas que tenidas a la vista permitan conectar posteriormente con una propuesta de nuevas juridicidades. Para ese efecto adoptar una formulacin del concepto bajo el que se mover, en tanto marco conceptual, el debate acerca de las necesidades como un sistema terico/prctico orientado ideolgica y polticamente. Por Teora de las Necesidades vamos a entender una propuesta terica de articulacin de carencias, bienes, satisfactores y potencialidades de desarrollo, en una correlacin entre objetos materiales, decisiones polticas y sujetos participantes y/o ejecutantes de esas relaciones, dentro de una economa de acceso, apropiacin y uso de esos bienes y decisiones, definida por un cuerpo de valores iniciales de instauracin de ese orden, con una finalidad de produccin del mismo as como de la reproduccin de las relaciones de poder y las jerarquas inherentes pretendidas en dicho sistema de asignacin de la totalidad de stos elementos de intercambio. Pretendemos evidenciar as el hecho que la forma en que desarrolla la asignacin de bienes, satisfactores y decisiones sobre su uso, destinado a la satisfaccin de las carencias sociales como al desarrollo potencial de ciertos y determinados sujetos, as como a la subordinacin o exclusin de otros, no es fortuita ni natural, sino que responde a una predefinicin valorica e ideolgica, expresada en una serie de decisiones subsecuentes que forman y mantienen las relaciones de poder y de intercambio que en un modelo social determinado se producen. Evidenciar ese juego de saberes, poderes, dispositivos y ejercicios parece esencial para iluminar la opacidad que el modelo liberal de sociedad, profundizado por el ultra funcionalismo neoliberal, pretende imponer como alternativa nica de mirada y de sentido, dentro de las cuales deben necesariamente desarrollarse todas las acciones humanas y las decisiones al respecto. El modelo Liberal: Aun cuando no se encuentren formuladas en una Teora de las Necesidades, como un todo ordenado y sistemtico en una determinada fuente unitaria, a la luz del marco terico que sealamos es posible reconstruir sus enunciados y exponerlos. En especfico, respecto de la teora liberal, aparentemente difusa y no organizada al respecto, como subsumida en un naturalismo, exponerla en esta perspectiva permite apreciar lo que en tanto ideologa encubre sobre la realidad material. A pesar de esa aparente falta de sistematicidad, en la constitucin de ese modelo econmico, jurdico, antropolgico y poltico que es el liberalismo, subyace su propia teora de las necesidades contenida en las formulaciones

filosficas de la modernidad, del idealismo y del sujeto abstracto. Coherente con eso, en la tradicin terica liberal las necesidades recaen y se encarnan en el sujeto. Se trata de un movimiento lgico de fragmentacin del poder del orden total del absolutismo monrquico anterior por la va de la constitucin de un nuevo actor capaz de romper desde abajo el rgimen de sociedad premoderno. La irrupcin del sujeto entonces es un triple movimiento paradigmtico de ruptura, institucin y constitucin de un orden. Este sujeto no es ni el sujeto carente de las materialidades concretas ni el sujeto deseante y sus potencias, sino uno concebido en y desde la abstraccin idealista, un ente a priori, capaz de decidir sobre la base de su propia voluntad su relacin con el mundo a partir de la potencia de su patrimonio como base de desenvolvimiento que lo instala pero tambin lo escinde del mundo de los objetos. Ese juego de dominio y presencia ontolgica patrimonial sobre lo material es lo que le permite desplegarse en tanto ser universal para relaciones afines, como particularizarse en individuo privado, propietario y su voluntad sobre sta, que es l mismo. Como seala Barcellona, la idea de sujeto abstracto en su relacin con las cosas que constituyen la materialidad es en verdad el presupuesto para la constitucin de una distancia9 entre su voluntad y la naturaleza que lo ponga en relacin de sometimiento y apropiacin de sta para la materializacin en su acto de apropiacin de su subjetividad que se realiza en el intercambio econmico como ejercicio y en el contrato que formaliza ese intercambio. En la poca moderna, el sujeto se presenta con la cualidad de propietario, el sujeto moderno es el sujeto de la propiedad moderna10 en un sentido en que si lo que constituye es esa propiedad, todo en l se dirige a la apropiacin de bienes que le permitan completar sus carencias, llamadas por ste necesidades, ya que lo que queda en juego no es solo su existencia cotidiana sino su ontologa misma. Sin mercancas y bienes no solo hay carencias sino que deja de haber el sujeto mismo, ya que su voluntad carece de destino al cual dirigirse. En ste sentido entonces la satisfaccin de las necesidades fundamentales para la supervivencia se convierta por fin en un hecho exclusivamente privado, estructurado segn la tcnica de la apropiacin y utilizacin de la naturaleza y del libre intercambio de las mercancas. 11 Haca all se dirige y ordena su voluntad. Esa voluntad abstracta que adquiere autonoma dentro de un orden que fija el principio de libertad dentro de un sistema de leyes, que a su vez garantiza no un juego de libertades articuladas sino un sistema de sujeciones a ese orden, se concretiza en el juego contractual dirigido por su voluntad propietaria. La racionalidad de ese orden, racionalidad que denota al sujeto, es precisamente una que permite aquello que le sirve a su sistema privado de relaciones, bajo un concepto supremo del deber en tanto ley universal y particular que rige esas9

Barcellona, Pietro. El individualismo propietario. Editorial Trotta. Madrid. 1996. Pgina 43. Barcellona, Pietro. Obra citada. Pgina 90. 11 Barcellona, Pietro. Obra citada. Pgina 64.10

relaciones, donde las necesidades se vuelven parte del intercambio y no el fin de ste. Por sobre la materialidad contextual prima la voluntad abstracta sin contexto, que se hace consistir en decidir sobre la adecuacin de las conductas, de las materialidades, del mundo inteligible a esas leyes universales y particularidades sobre las que descansa la razn propietaria. Todo, incluidas la forma de satisfacer las carencias, se realiza en una doble adecuacin a la posesin de los bienes necesarios y a su disponibilidad en base a preceptos imperativos de las leyes abstractas del valor moral, que determina la jerarqua de procedencia en base a un criterio de moralidad y no de necesidad. Cumplir el deber, de produccin y reproduccin del orden contractual propietario es superior y previo a la satisfaccin de lo necesario y a la felicidad como objetivo. Si el sujeto es su voluntad, productora y guardiana del orden que instituye, el del cumplimiento de un deber que satisface ese orden - el del sujeto propietario - propiedad y voluntad son los pilares de toda sociedad, la ley fundamental de ese orden, cualquiera sea su contexto y sus necesidades efectivas. Sealaba Kant al respecto: La autonoma de la voluntad es el estado por el cual esta es una ley para si misma, independientemente de cmo estn constituidos los objetos del querer12, sustentada sobre la idea del deber en tanto ley e imperativo categrico no disponible ni sujeto a relatividades, sino en una relacin de legislador autodefinido, que dispone para si y para la universalidad en un mismo acto racional que al decidir debe hacer completa abstraccin de todo fin a realizar13 y de toda relacin ajena a su misma definicin predeterminada, ya que fundada en el imperativo categrico del deber quedar, pues, indeterminada con respecto a todos los objetos y contendr solo la forma del querer en general como autonoma14, que es lo que permite hacer sinnimos voluntad y libertad. Y ello es solo posible por cuanto las relaciones entre sujeto, bienes y necesidades no queda - en verdad - fijado por las carencias de la supervivencia material sino de la constitucin metafsica de su realizacin en un primer momento abstracto y en un segundo momento propietario. El sujeto, su libertad y autonoma requieren no los condicionamientos del mundo sino la primaca de un mundo ininteligible salvo por la racionalidad que lo reconoce como perfecto por sobre las imperfecciones humanas y las empiricidades materiales de la carencia real. Se trata de un sistema de obligatoriedades por el cual los elementos de la realidad se subordinan a sus conceptos, en que se conocen objetos completamente a priori15 y se asignan en base a un orden tambin racional tambin a priori y jerarquizado con independencia de las necesidades o las voluntades cotidianas del sujeto.12

Kant, Emmanuel. Fundamentacin de la metafsica de las costumbres. Editorial Espasa Calpe S.A. Madrid. 2004. Pgina 119. 13 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 116. 14 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 126. 15 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 48.

Hay all toda una disposicin de elementos jerarquizados y ordenados en su sentido de produccin de su propio orden, en que las necesidades son subordinadas a la autogeneracin del sistema que las produce y las resuelve. En esa economa, la inclusin o exclusin queda dada al propio sujeto en la medida que ste, soberano sobre si y su patrimonio que lo justifica, puede posponer el apremio de las carencias para cumplir con el deber universal de la ley de la razn. Las carencias, las necesidades, el contexto de realidad pierden valor. El valor moral del hombre, aquello que lo justifica en tanto sujeto depende del cumplimiento del deber y no de los apremios de la materialidad en que se desenvuelve, de manera que en cumplimiento de la ley natural la razn, decidir siempre por el deber frente a la felicidad, solo entonces la razn es justa: resulta que el destino verdadero de la razn tiene que ser el de producir una verdad buena, no en tal o cual sentido, como medio, sino buena en si misma16. Esta ontologa del deber se concreta con independencia del mundo, se trata de una buena voluntad digna de ser estimada por si misma y sin ningn propsito exterior a ella, tal como se encuentra ya en el sano entendimiento natural, que no necesita ser enseado sino ilustrado; para desarrollar ste concepto que se haya en la cspide de toda la que tenemos de nuestras acciones y que es la condicin de todo lo dems, vamos a considerar el concepto del deber, que contiene el de una voluntad buena, aunque bajo ciertas restricciones y obstculos subjetivos que, sin embargo, lejos de ocultarlo y hacerlo incognoscible, lo hacen resaltar por contraste y aparecer con mayor claridad17. Para que aparezca con un poco de mayor claridad el orden de ste sujeto, basta interrogar un poco ms al mismo Kant, inquirindole por como concibe ese sistema de necesidades y realidad en que el sujeto interacta, y puede empezar a verse con claridad el sistema que propone y que servir de base para las construcciones tericas que completarn su tarea. Como ejemplo del paradigma de la disyuncin que ya habamos denunciado al inicio de ste trabajo, Kant nos propone el juego de mundos, el de la realidad versus el verdadero, el ininteligible que ya hemos mencionado, ordenando en ese juego el problema de las necesidades: El esquema de la realidad es la existencia de un tiempo determinado. El esquema de la necesidad es la existencia de un objeto en todo tiempo18, de manera que se trata no de necesidades en el plano de la realidad sino en el mundo permanente de lo ininteligible, donde la necesidad finalmente no es mas que la existencia que esta dada por la posibilidad misma19, fuera de toda relacin de causalidad, que es el plano de la materialidad imperfecta, en que las relaciones de las16 17

Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 57 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 58. 18 Kant, Emmanuel. Crtica de la Razn Pura. Taurus. Mxico. 2006. Pgina 187. 19 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 116.

comunidades imperfectas deben ajustarse al plano de lo esencial, racionalmente constituido. O como l mismo lo explica la necesidad que podemos conocer no es la de la existencia de las cosas (sustancias) sino la de su estado y ello a partir de otros estados que son dados en la percepcin segn las leyes empricas de la causalidad20, percepcin que se escapa y se aproxima en el juego de ordenacin de ambos mundos, el de la razn pura y el de la realidad, donde la comunidad se plantea como un accidente necesario de ordenar, de regular la causalidad recproca de la sustancia respecto de sus accidentes (que es) la coexistencia de las determinaciones de una en relacin con las de las otras conforme a una regla universal21. Frente a la pregunta de coexistencia de realidad y necesidad la libertad puede guardar relacin con condiciones de tipo completamente distinto a las de la naturaleza22, ordenadas por la ley universal que emana, rige u dirige al sujeto, una ley moral que no mezcla los principios puros con los principios empricos, una ley que sirve de principio a la voluntad, y as tiene que ser si el deber no debe reducirse a una vana ilusin y a un concepto quimrico23, ley que debe valer para todos los seres racionales y solo por eso ha de ser una ley para todas las voluntades humanas24. En ese juego de voluntad legisladora La autonoma de la voluntad es el estado por el cual esta es una ley para si misma, independientemente de cmo estn constituidos los objetos del querer25 y que en definitiva consiste en que el principio de la felicidad resulta ser el ms rechazable 26 por que aparta al hombre de la bondad que lo determina y constituye como sujeto de razn, ya que cuanto mas se preocupa una razn cultivada del propsito de gozar de la vida y alcanzar la felicidad, tanto ms se aleja el hombre de la verdadera satisfaccin27, que solo se alcanza por el deber. Quin es en definitiva este sujeto capaz de razonar posponiendo las necesidades coyunturales por el principio del deber, que le permite ser sujeto constituyente de las relaciones sociales que lo hacen bondadoso fuera de toda empiricidad? La respuesta claramente es la de uno racional con facultad de ordenar sus decisiones sin el apremio de las carencias empricas y cotidianas, posibilidad en definitiva restringida al que puede darse el lujo de razonar con calma frente a la coyuntura, ya que goza en su materialidad cubierta y satisfecha. En definitiva el individuo propietario. Las bases del sistema de necesidades del liberalismo estaban echadas: en el reino de la libertad el nico capaz de conocer y satisfacer la ley universal de lo20 21

Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 250. Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 187. 22 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 478. 23 Kant, Emmanuel. Fundamentacin de la metafsica de las costumbres. Editorial Espasa Calpe S.A. Madrid. 2004. Pgina 65. 24 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 98. 25 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 119. 26 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 122. 27 Kant, Emmanuel. Obra citada. Pgina 56.

humano es aquel que entiende y ordena sus necesidades en base el deber de lo ordenado y no a las urgencias que plantean el deseo o la carencia. Un ser individualmente tan lleno de s, ontolgica y teleolgicamente, que deviene en pilar de una nueva sociedad de sujetos propietarios y contratantes, la sociedad civil. Una economa de decisiones y objetos que enfrenta por subsuncin a la ley racional abstracta el problema material de los bienes: los bienes son raros y son inestables por que son raros. De ah, pues, que la propiedad reclame un legislador y un Estado28 que asegure y garantice la mantencin de esa racionalidad interna, esencial del rgimen, constituida sobre los pilares de la propiedad y la razn en su pacto social constituyente. Como seala Deleuze sobre ste pacto La convencin de propiedad es el artificio por el cual las acciones de cada cual se relacionan con las de los otros. Es la instauracin de un esquema, la institucin de un conjunto simblico o de un todo... (Se trata de un lenguajear en que) La Razn se presenta aqu como una conversacin de los propietarios29 Ser ms tarde Hegel, en una concepcin ya definitivamente moderna y en una perspectiva claramente poltica quin terminar por establecer y consagrar el modelo de la Idea liberal y su sistema de necesidades, de acumulacin y de decisiones sobre stas: la sociedad civil, las asociaciones de particulares de los individuos entre s vinculados contractualmente reproduciendo el orden propietario, ser no solo la forma ideal de lo social y lo poltico, sino adems el medio y fin de satisfacer las necesidades humanas. El punto de partida, nuevamente el individuo propietario. La persona concreta es para s misma un fin particular, en cuanto totalidad de necesidades y mezcla de necesidad natural y arbitrio, es uno de los principios de la sociedad civil. Pero la persona particular est esencialmente en relacin con otra particularidad, de manera tal que solo se hace valer y se satisface por medio de la otra y a la vez slo por la mediacin de la forma de la universalidad que es el otro principio.30 En otras palabras individualidad y contrato, particularidad y forma de lo universal son la lgica de construccin de la sociedad civil, esa diferencia y espacio de reproduccin que aparece entre la familia y el Estado. Sin embargo esa vinculacin no es de solidaridad o de inclusin, sino excluyente: En la sociedad civil cada uno es un fin para si mismo y todos los dems no son nada para l. Pero sin relacin con los dems no puede alcanzar sus fines; los otros son, por lo tanto, medios para el fin de un individuo particular31.

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Deleuze, Gilles. Empirismo y subjetividad. Gedisa Editorial. Barcelona. 2002. Pgina 51. Deleuze, Gilles. Obra citada. Pgina 37. 30 Hegel G. W. Friedrich. Principios de la Filosofa del Derecho. Barcelona. Edhasa. 1999. Pgina 303. 31 Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 303-304.

En ste modo social, en que promoviendo mi fin promuevo lo universal, que promueve a su vez mi fin32, donde la satisfaccin de las necesidades subjetivas alcanza su satisfaccin, es decir, su satisfaccin, por medio de a) cosas exteriores que son igualmente la propiedad y el producto de otras necesidades y voluntas, y b) de la actividad y el trabajo como lo que media entre los dos aspectos33 se concibe todo a la menara individual atomista, no slo que las necesidades son individuales, radicalmente subjetivas, son que tambin a cada necesidad le corresponde un bien con el cual se satisface. La relacin entre particularismo subjetivo y bienes, entre necesidad y fin, entre trabajo y necesidad queda claramente develada por Hegel cuando seala que Del mismo modo se dividen y multiplican los medios para las necesidades particularizadas y en general los modos de satisfacerlas, que devienen a su vez en fines relativos y necesidades abstractas (el subrayado es nuestro) Las necesidades y los medios son, en cuanto existencia real, un ser para otro, cuyas necesidades y cuyo trabajo condicionan recprocamente la satisfaccin34. En la sociedad del individualismo, en que La prevencin contra la contingencia subsiste en aquel sistema y el cuidado de los intereses particulares como algo comn por medio del poder de la polica y la corporacin35 y para la realizacin de la libertad se requiere la proteccin de la propiedad por la administracin de justicia36, la nica mediacin propia entre necesidad subjetiva y bien particular es a su vez el trabajo individual: la mediacin que prepara y obtiene para las necesidades particularizas medios adecuados igualmente particularizados es el trabajo37. Ese trabajo, mediado por la mediacin formal del contrato, es la nica posibilidad de participar en la adquisicin de bienes mediante un sistema de concurrencia siempre individual a lo social, mundo de particularidades nunca solidarios ni integrados sino divididos en un conjunto de sistemas particulares de necesidades, medios y trabajo, de modos de satisfaccin y de cultura terica y prctica, en las que se reparten los individuos, dando lugar a la diferencia de clases38. Diferencia de trabajos, de funciones y de patrimonio, para que todo siga funcionando. Ms claro imposible: la sociedad liberal es una propuesta de diferencias sociales necesarias consagradas. Nuestro sistema de regulacin y reproduccin de lo material y lo simblico est lleno de ste individualismo, diluido en la formalidad y la abstraccin, traficando individualismo y egosmo incluso en aquellas reivindicaciones y regulaciones32 33

Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 305. Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 311. 34 Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 314. 35 Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 311. 36 Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 310. 37 Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 317. 38 Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 320.

que se dirigen a la obtencin de los medios materiales que supuestamente van a satisfacer cada necesidad por separado. En ese juego de mantener las necesidades y su satisfaccin mediadas, por el trabajo primero y por la apropiacin de bienes individuales despus, en un juego de relaciones interpersonales no colectivas sino individuales, auto referentes, bajo la forma del contrato, el trabajo aparece como inherente pero no para si mismo en tanto actor y acceso a los bienes, sino en beneficio del capital disfrazado de abstraccin y sistema nico de necesidades y de medio de obtencin de satisfactores. Por ejemplo, y ya directamente en el mbito de la produccin y el intercambio, el cuales son y el como el trabajador satisface su capacidad de reproduccin vital, la disputa pasa a ser un debate abstracto acerca de que tipo de obligacin ha quedado plasmada en los contratos de trabajo y que prestaciones se involucran en esa obligacin, de manera que se reduce la multiplicidad y complejidad de la vida humana a la reduccin econmica de la oferta y la demanda y la capacidad para ofertar o demandar, lo que depende del salario que remunera solo la reproduccin del capital y no la sustentabilidad de lo humano como fin y como proceso holstico. De sta forma, en el juego de oferta y demanda la necesidad social queda delimitada y encubierta por la mercanca. Como sealaba gnes Hller a propsito de las necesidades y de la relacin capital-trabajo, La necesidad social referida a la demanda es por tanto mera apariencia que no expresa las necesidades sociales reales de la clase obrera, e incluso las transfigura en su contrario39. Al contrario de la divisin tradicional que se realiza para la enseanza en las escuelas de derecho, en cuanto a la existencia de un derecho pblico que regulara al estado y de un derecho privado que regulara a los particulares, lo que en verdad la idea patrimonial e individualista de los derechos y los bienes lleva consigo es un verdadero orden pblico contractualista de mercado, regulado, resguardado y protegido, amparando un reduccionismo de las necesidades a la individualidad de los contratantes y sus posibilidades de intercambiar en base a su patrimonio de inicio del contrato, formalmente equivalente. No se trata de revisar ni las verdaderas necesidades, ni la real situacin material de los participantes del intercambio, sino que se constituye una nueva verdad que es a la vez mito fundante y deber ser de operacionalidad de las relaciones que el orden pblico va a garantizar y a proteger. Una suerte de falacia naturalista racionalizada, en que se establece que lo que debe ser se hace operar como si fuese la realidad. Esa verdad construida ideolgicamente y puesta como fundamento ltimo en un supuesto acuerdo esencial previo, no susceptible de volver a ser discutido, reza que las relaciones se dan siempre entre individuos, que al encontrarse en idntica situacin de intereses y de administracin de su economa (activos y pasivos, deseos y necesidades)39

Heller, gnes. Teora de las necesidades en Marx. Barcelona. Ediciones Pennsula. 1998. Pgina 82.

sabrn que hacer y buscarn, en la forma racional de los contratos, como acceder a esos bienes y satisfacer esas necesidades, lo que puede expresarse en una verdadera formula matemtica de equivalencia en repeticin permanente: un individuo, una necesidad, un bien satisfactor, un contrato que cierra con otro punto idntico el circuito del intercambio en un contrato. A esa actividad de lo social, que es en definitiva el constructo del liberalismo, el derecho en tanto organizador pero tambin en tanto amenaza de coercin, debe prestar toda su fuerza para mantener el orden pblico. En ese orden, la proteccin de la propiedad, de la cosa que ella llevara en si y que es convertida en bien, resulta la mxima expresin de la proteccin de la misma personalidad del contratante, indisociable a l, puesto que la propiedad que se deposita en una cosa exterior, la voluntad, en cuanto reflejada en ella, es al mismo tiempo capturada por la cosa y sometida a la necesidad40, es en ella y su proteccin que radica la libertad y la sociedad. Lo que se aparta de esas reglas del juego, consistentes en que es el derecho el que protege ese derecho particular que es la propiedad, debe ser criminalizado y sancionado pues es la definicin liberal de la injusticia41. Para esa proteccin el Estado organiza sus fuerzas y sus acciones, para atacar el delito, donde lo nico que importa es que el delito deba ser eliminado no como la produccin de un perjuicio, sino como lesin del derecho en cuanto derecho42. Solo entonces los diversos estamentos que conforman el reino de la idea (el individuo, la familia, el pater, los contratantes que la expresan y se reproducen en la sociedad civil y el Estado) pueden estar seguros, puede mantenerse el juego y, mientras la regla y la prctica de intercambiar mercancas que expresan la voluntad del individuo, por tanto su libertad, se mantengan y se permita contratar para satisfacer intereses y necesidades, que se hacen sinnimos. Para ello el Estado debe hacer valer su fuerza, su violencia organizada en la proteccin de la esencia misma de la sociedad, ya que vulnerar lo obtenido contractualmente u obtenerlo de manera distinta atenta contra el modelo ideal de intercambio y satisfaccin. La violacin de un contrato por no cumplimiento de lo estipulado, o la violacin de los deberes jurdicos de la familia o del Estado por una accin o una omisin, es una primera violencia, o por lo menos una fuerza en la medida en que retengo o sustraigo una propiedad que es de otro o lo privo de una prestacin que le debo43 y que debe ser combatida por atentar contra el fundamento mismo de la civilizacin, con una violencia pedaggica que debe impulsarse contra salvajes

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Hegel G. W. Friedrich. Principios de la Filosofa del Derecho. Barcelona. Edhasa. 1999. Pgina 179. La autentica injusticia es el delito, en el cual no se respeta el derecho en si ni como se me aparece a mi, con lo que se lesionan ambos lados, el objetivo y el subjetivo seala al respecto Hegel. Puede verse aca como el problema de la justicia (y con el l de las necesidades) no es una cuestin de relacin social sino de la forma como se respeta o afecta la propiedad sobre la que recae la voluntad del propietario. Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 179. 42 Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 186. 43 Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 180.

y brbaros. Esta es la realidad efectiva del derecho, su necesidad que se media consigo misma por la eliminacin de su lesin44 Si se recapitula, puede verse entonces claramente en que consiste esta Teora liberal de las necesidades: Los bienes, que son a la vez satisfactores de las necesidades, definen y construyen a los individuos, ya que son la expresin misma de la personalidad de ese sujeto, que construye sociedad mediante interrelaciones subjetivas uno a uno, empleando como andamio de esa sociedad de individuos propietarios la forma del contrato, los derechos y los deberes que de esa relacin privada emanan y que alcanzan la esfera de lo pblico en tanto elementos esenciales de la vida en sociedad, por la garanta que les brinda la fuerza del estado para mantener el juego de la apropiacin regularizada por la forma de expresin de su subjetividad, es decir su voluntad y libertad. Todo despliegue vital no se satisface en la materialidad sino en el cumplimiento de esa racionalidad que presupone propiedad que intercambiar. Si voluntad (personalidad), existencia (por tanto necesidad y satisfaccin), inters y derecho (sociedad) se concretizan en la cosa que se eleva a bien social recubierta de derecho de propiedad, toda necesidad se satisface con una cosa que en tanto bien completa esa existencia y esa personalidad, toda propiedad que me satisface requiere proteccin y garanta, un derecho pblico que de seguridad jurdica al individuo, sus necesidades, sus relaciones y sus bienes que lo constituyen. Todo aquel que se sale de ste proyecto, por carencia de capacidad jurdica y/o material merece ser re socializado en el orden racional que por medio de la pena retorna al brbaro a la civilizacin45. Toda apropiacin no contractual de los bienes es una contravencin de las reglas de personalidad, existencia y necesidad y debe ser excluida y remitida al orden inicial. No hay sujeto (en tanto existencia primero ideal y luego vital) , ni sociedad ni relaciones que la conformen que pueda darse fuera de ste juego: un individuo, un bien, un contrato. Se trata de una propuesta centrada en el individualismo absoluto y en un verdadero uso del Estado como aparato de custodia y del derecho como legitimador, para establecer un orden pblico que protege y satisface lo privado, donde la libertad, la necesidad y los intereses de cada uno excluye la de los otros46. Formal en teora, increblemente real en la explotacin cotidiana de millones, el intercambio de los bienes incluye a quienes los poseen y excluye a los brbaros solo reinsertbles penalmente. Construida sobre una moral formal44 45

Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 184. Nuevamente Hegel esclarece el punto cuando seala que Al considerar que la pena contiene su propio derecho, se honra al delincuente como un ser racional. Hegel G.W. Friedrich. Obra citada. Pgina 188. 46 As puede verse en la definicin misma de derecho de propiedad, derecho ontolgicamente formal, que por ejemplo, en el Cdigo Civil chileno est establecido como un derecho real, lo que quiere decir que se tiene sobre una cosa sin respecto a determinada persona (artculo 577), es decir excluyendo en trminos absolutos a todo otro sujeto distinto al propietario.

que privilegia posesin sobre necesidad y llena las carencias con cosas para aumentar por acumulacin la libertad. En definitiva, como ya lo sealaba Bakunin En la sociedad Burguesa, fundada en la moral metafsica, cada individuo, por la necesidad o la lgica misma de su posicin, aparece como un explotador de los dems, por que tiene necesidad de todos materialmente y no tiene necesidad de nadie moralmente. Por tanto cada uno, huyendo de la solidaridad social como de un estorbo a la plena libertad de su alma, pero buscndola como un medio necesario para el mantenimiento de su cuerpo, no la considera mas que desde el punto de vista de su utilidad material, personal, y no le aporta, no de la ms que lo que es absolutamente necesario para tener, no el derecho, sino el poder de asegurarse esa utilidad para si mismo.47 La propuesta Marxiana. Frente a ese idealismo abstracto del liberalismo, sustentado derechamente en una sumatoria de egosmos para producir un bien comn, Carlos Marx plante una re conceptualizacin del problema econmico a partir de su anlisis del funcionamiento del capital y las condiciones materiales de explotacin que de l derivan, como una forma de construir un instrumento de emancipacin de la clase obrera subordinada a los capitalistas, a su vez que establecer bases para un sistema social distinto al capitalismo. Obraba convencido que lo necesario era encontrar las leyes econmicas que presiden el funcionamiento de la sociedad capitalista como una forma de superar tanto la abstraccin naturalista, como el voluntarismo individualista y las perspectivas legalistas que encubren esas premisas ideolgicas48. De ah que para ste estudio, que intenta relevar la realidad frente a la abstraccin y que pretende vincular al derecho, sus prcticas y la lucha por los derechos humanos con la lucha por la dignidad y la satisfaccin de las necesidades humanas fundamentales, resulte necesario referirse a la propuesta marxiana, tanto para establecer los puntos de disenso con el abstraccionismo liberal, como para establecer sus limitaciones que provienen, a juicio nuestro, de su carcter moderno, en los trminos que ya lo hemos discutido, pero que permite rescatar, en ese conocimiento de lmites, el impulso emancipatorio que con ella trae, y con esto de que forma puede aportar a la configuracin de un nuevo pensamiento jurdico materialista y finalista.

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Bakunin, Mijal. Dios y el Estado. Santiago, Chile. Editorial Centro Grfico Limitada. 2007. Pgina 36. Al respecto conviene citar la frase de la crtica del programa de Gotha que develando la raz individualista del derecho liberal seala que El derecho igual es, por tanto, aqu an segn el principioderecho burgus, an cuando el principio y la praxis ya no vayan a la grea, mientras que el intercambio de equivalentes en el intercambio de mercancas solo es tal en promedio, no en cada caso particular. Marx, Carlos, citado en Marx Antologa. Edicin de Jacobo Muoz. Barcelona. Ediciones Pennsula. 2002. Pgina 251.

Siguiendo la gua de gnes Heller, quin en su libro Teora de las Necesidades en Marx intenta sistematizar a partir del pensamiento de Marx el sistema de necesidades que subyace en su crtica al capitalismo, as como de los textos del propio autor, es posible apreciar de inmediato que su anlisis de situacin arranca desde un locus radicalmente distinto al de los autores idealistas, centrndose en realidades, situaciones y actores concretos. A diferencia de los tericos del liberalismo, la produccin de necesidades para Marx no se encuentra en la voluntad del sujeto sino en el contexto en que ste se desenvuelve, no se trata de un acto formal y abstractamente igualitario sino materialmente radicado, toda ves que el lugar ocupado en el seno de la divisin del trabajo determina la estructura de la necesidad o al menos sus lmites49, de manera que en un sistema de relaciones mediado por el valor econmico como principal fundamento de la acumulacin y distribucin de la riqueza, en la tensin capital-trabajo las necesidades del trabajador aparecen como lmites de la riqueza50. De manera que no puede analizarse la satisfaccin de stas sin a su vez analizar el juego de poder que el capital realiza para su reproduccin, donde el obrero no solo es despersonalizado, sino an ms, desubjetivizado, transformndolo ni siquiera en persona (otra abstraccin del pensamiento jurdico liberal) sino en una verdadera pieza ms del engranaje de la maquinaria destinada a reproducir, aumentar y expandir el capital. Sealaba al respecto Marx que En la manufactura y en la industria manual, el obrero se sirve de la herramienta: en la fbrica, sirve a la mquina. All, los movimientos del instrumento de trabajo parten de l; aqu, es l quien tiene que seguir sus movimientos. En la fbrica, existe por encima de ellos un mecanismo muerto, al que se les incorpora como apndices vivos51. Desnudando el abstraccionismo hegeliano puede decirse entonces que El fin de la produccin es entonces la valorizacin del capital y la satisfaccin de las necesidades (en el mercado) consiste nicamente en un medio para ello52, de manera que el verdadero fondo de los mecanismos sociales de satisfaccin de las necesidades no se produce ni en la mediacin del instrumento contractual ni en el reino de la libertad del sujeto y su voluntad, ya que fuera del marco de la propiedad la libertad se vuelve ilusoria, condicionada, sometida; sin propiedad la libertad individual es, por consiguiente, solo aparente: el particular elige los objetos de sus necesidades y plasma las necesidades individuales de acuerdo no con su personalidad, sino sobre todo con el lugar ocupado por l en la divisin del trabajo53. Si no puede atenderse a las necesidades fuera del mundo material y de los bienes, La necesidad del hombre y el objeto de la49 50

Heller, gnes. Teora de las necesidades en Marx. Barcelona. Ediciones Pennsula. 1998. Pgina 23 Heller, gnes. Obra citada. Pgina 24 51 Marx, Carlos. El Capital: crtica de la economa poltica. Tomo I. Mexico. Fondo de Cultura Econmica. 1999. Pgina 349 52 Heller, gnes. Teora de las necesidades en Marx. Barcelona. Ediciones Pennsula. 1998. Pgina 55. 53 Heller, gnes. Obra citada. Pgina 58.

necesidad estn en correlacin: la necesidad se refiere en todo momento a algn objeto material o a una actividad concreta. Los objetos hacen existir las necesidades y a la inversa las necesidades a los objetos. Las necesidad y su objeto son momentos, lados de un mismo conjunto54, en que todas las necesidades adquieren una forma nica y homognea: La necesidad de tener es a la que se reducen todas las necesidades y la que las convierte en homogneas55. Si es el acto de tener lo que hace homogneas a las necesidades y si la forma en que stas se manifiestan depende del lugar social del sujeto en la produccin, el estado de propiedad y la posesin de las cosas que permiten satisfacer las necesidades mediante su tener adquiere un lugar central para la posibilidad de su satisfaccin. La clase obrera, por la divisin del trabajo y por la privacin de origen sobre las cosas, ms el proceso y resultado de apropiacin de esa propiedad a manos del capital, se encuentra permanentemente desprovista de la propiedad y la posesin de los bienes involucrados en el intercambio econmico, la propiedad sobre los medios de produccin de las otras cosas. Sin embargo es la forma misma de produccin del capitalismo lo que va a producir un desequilibrio una desigualdad cada vez mayor en perjuicio de quien es propietario tan solo de su fuerza de trabajo. El modo de apropiacin capitalista, dimanente del modo de produccin capitalista, y, por lo tanto, la propiedad privada capitalista, es la primera negacin de la propiedad privada individual, basada en el trabajo propio56. Ante la disparidad evidente de capacidad propietaria que se produce en la economa capitalista, esa misma desigualdad va a producirse en cuanto a la posibilidad de satisfaccin de las necesidades de uno y otro actor econmico, de manera que por la permanente reproduccin del capital y su ciclo en su propio beneficio, esa desigualdad no se rompe sino que perpetua la brecha de inequidad entre quienes son propietarios capaces de acceder a mayores propiedades por un lado, respecto de aquellos que solo disponiendo de su fuerza de trabajo van viendo reducido su acceso a nuevas posesiones, incluso bajo el mnimo indispensable para sus necesidades bsicas, naturales en trminos de Marx. Por eso es que Marx denomina a las necesidades de los trabajadores como necesidades radicales, toda vez que por un lado la sociedad capitalista reduce a tener y hace homogneo en la avidez de dinero el sistema de necesidades tanto de la clase dominante como de la clase obrera (aunque de distinta forma); por otro, la sociedad capitalista genera necesidades radicales que contraponindose al sistema de las preexistentes las trascienden57, formando una paradoja que es - en verdad - parte del modo de produccin.54 55

Heller, gnes. Obra citada. Pgina 43. Heller, gnes. Obra citada. Pgina 65. 56 Marx, Carlos, citado en Marx Antologa. Edicin de Jacobo Muoz. Barcelona. Ediciones Pennsula. 2002. Pgina 461. 57 Heller, gnes. Teora de las necesidades en Marx. Barcelona. Ediciones Pennsula. 1998. Pgina 66.

Las necesidades son para Marx una categora econmico poltica que no es parte del sistema econmico mismo, sino que es en la relacin de produccin econmica y en la produccin social de clases que derivan del ejercicio de la economa capitalista donde estas se producen. De ste modo las necesidades para Marx son esencialmente individuales y adquieren colectividad en la medida en que participan de un modo de produccin en que el capital organiza y somete a los miembros de la sociedad, individualmente en tanto trabajadores, al funcionamiento de la maquinaria capitalista, generando una conviccin poltica oculta bajo la aparente naturalidad del juego de oferta y demanda. Se tratan las necesidades como categoras antropolgicas de valor, y por consiguiente no susceptibles dentro del sistema econmico58 sino en las relaciones sociales y polticas que se generan a partir de la estructura de produccin: Las necesidades naturales, el alimento, el vestido, la calefaccin, la vivienda, etc. varan con arreglo a las condiciones de clima y a las dems condiciones naturales de cada pas. Adems el volumen de las llamadas naturales, as como el modo de satisfacerlas, son de suyo un producto histrico que depende, por tanto, en gran parte del nivel de cultura de un pas y por sobre todo, entre otras cosas, de las condiciones, los hbitos y las exigencias con que se haya formado la clase de los obreros libres59. Las necesidades sociales en realidad adquieren su importancia y su evolucin, positiva o negativa, en la medida que al avanzar desde lo individual a lo colectivo y al mejorar la ubicacin social en la estructura de clases de los individuos, se permite la aparicin de necesidades superiores a la bsicas (intelectuales, gregarias, culturales) que se satisfacen o se mantienen subordinadas a la reproduccin del capital y la apropiacin de las mercancas por unos pocos en su modo de propiedad. las necesidades sociales, es decir lo que regula el principio de la demanda, se halla esencialmente condicionada por la relacin de las distintas clases entre si por su respectiva posicin econmica; es decir, en primer lugar, por la proporcin existente entre la plusvala total y el salario, y en segundo lugar, por la proporcin entre las diversas partes en que se descompone la plusvala (ganancia, inters, renta del suelo, etc.)60. De ste modo, el acceso a los bienes, a la mercanca como satisfactor y la posibilidad de su posesin, es el verdadero punto de trabajo de la visin marxiana. Como el propio Marx lo sostiene al inicio del capital: La mercanca es, en primer trmino, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas, de cualquier clase que ellas sean. El carcter de estas necesidades, el que broten por ejemplo del estmago o de la fantasa,58 59

Heller, gnes, Obra citada. Pagina 26. Marx, Carlos. El Capital: crtica de la economa poltica. Tomo I. Mexico. Fondo de Cultura Econmica. 1999. Pgina 124. 60 Marx, Carlos. El Capital: crtica de la economa poltica. Tomo III. Mexico. Fondo de Cultura Econmica. 1999. Pgina 185.

no interesa en lo ms mnimo para estos efectos. Ni interesa tampoco, desde ste punto de vista, cmo ese objeto satisface las necesidades humanas, si directamente o como medio de vida, es decir como objeto de disfrute, o indirectamente como objeto de produccin61 sealaba Marx. Lo que importa es su valor de uso dentro de una trama de apropiaciones, y como se convierten en valor de cambio: El valor de uso solo toma cuerpo en el uso o consumo de los objetos. Los valores de uso forman el contenido material de la riqueza, cualquiera que sea la forma social de sta62, valor de cambio definitivamente marcado por el lugar en la distribucin del trabajo y de los medios de produccin de esas mercancas. Como puede verse, las diferencias entre ambas propuestas, la liberal y la marxiana, son en su punto de partida radicales. Los pensadores de la modernidad liberal construyeron una antropologa abstracta, una elaboracin de modelo social desde arriba, desde sus premisas ideolgicas como fundamento no de base material sino simblica. La nocin de una Idea de sociedad ideal, construida a imagen y semejanza del orden piramidal propietaria del pater familia, excluyente de quienes no son titulares de bienes y de quienes, por idntica razn fctica, carecen de expresin de voluntad para el intercambio contractual, que les permita constituirse en sujetos mediante la apropiacin, exclusin que opera con selectiva abstraccin en la sociedad, proponiendo igualacin formal y disyuncin material. En la propuesta liberal la realidad es escamoteada, diluida, ocultada tras la argumentacin de la igualdad formal y la fusin con las promesas de bienestar y subjetividad futura. La realidad material es disfrazada de orden y razn, los imperativos categricos, las nociones idealistas de orden, de regulacin, de reproduccin de la sociedad civil transformados en accin poltica, en produccin de derecho natural ilustracionista, en alianza con los sectores tradicionalistas, con tal de resguardar la propiedad privada, la forma de apropiacin y los privilegios doctrinariamente denominados como derechos adquiridos. Lo que en verdad se esconde en esta propuesta de razn e idea es un ordenamiento que aspire a conseguir una unidad puramente formal de una sociedad atomizada, dispersa en la multiplicidad de las esferas individuales, (el que) solo puede coexistir con un sistema social en el que la satisfaccin de las necesidades fundamentales para la supervivencia se convierta por fin en un hecho exclusivamente privado, estructurado segn la tcnica de la apropiacin y utilizacin de la naturaleza y del libre intercambio de mercancas63.

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Marx, Carlos. El Capital: crtica de la economa poltica. Tomo I. Mexico. Fondo de Cultura Econmica. 1999. Pgina 3. 62 Marx, Carlos. Obra citada. Pgina 4. 63 Barcellona, Pietro. El individualismo propietario. Madrid. Editorial Trotta. 1996. Pgina 64.

Marx en cambio propone develar la base material del orden, establecer la propiedad y no la voluntad como punto de constitucin de la subjetividad econmica, social y poltica; radicar el proceso de formacin social econmica no en la abstraccin del contrato sino en la divisin del trabajo; diferenciar las necesidades jerrquicamente y ordenarlas segn la ubicacin social de los titulares; sealar el nudo de articulacin del intercambio no en el contrato ni en el choque de intereses de voluntad individual sino en la lucha de clases como lugar poltico de solucin de los conflictos y de expresin de los intereses. Intenta contraponer a la abstraccin la razn crtica de la formacin y reproduccin del capital, instalar una antropologa que desde el individuo alcanza una sntesis, una produccin de sentido colectivo en la constitucin de tal como miembro de una clase social, que transita entre la subordinacin al poder patronal dentro de la mquina del trabajo y su emancipacin dentro y en la conciencia colectiva de su pertenencia a esa clase fundamental que debe practicar una razn de economa poltica radicalmente distinta a la de expropiacin de la individualidad a que es sometida, al expropirsele su propiedad sobre su materialidad econmicamente constitutiva, la de ser dueo de si y su propia fuerza de trabajo. Estas diferencias, la de propiedad, plusvalor, apropiacin y participacin; la identidad en el acto material de produccin y en el acto simblico de identidad poltica, esa recuperacin de si mismo, esa desalienacin en base a la reapropiacin de su fuerza de trabajo, deshaciendo la opacidad de la actividad productivista que reduce al trabajador a engranaje; la radicalidad de las necesidades en el orden propietario y su paso hacia necesidades superiores que requieren de otro orden de acceso colectivo a condiciones de bienestar son las que establecen el carcter emancipatorio frente a la sociedad de exclusin, a la vez atomstica que masiva, del liberalismo capitalista y contractualista. Resulta fundamental el destacar esta contraposicin de supuestos, ya que son precisamente las luces u ocultamientos de esas materialidades las que acercan o apartan a los individuos de su subjetividad, de su emancipacin y las condiciones de apropiacin y reapropiacin de su carcter productor del valor social. Se trata de recuperar esa pugna entra la disyuncin abstracta impuesta con una falsa discusin sobre forma y fondo de las voluntades versus la materialidad de los procesos sociales, productivos y culturales, ms an en estos tiempos en que las perspectivas neo-contractualistas, las relaciones globales de produccin y los mtodos y objetivos de la economa financiera pretenden el uso de las redes de comunicacin y la mquina virtual para mantener esa expropiacin de realidad a que los individuos, los colectivos y las comunidades son sometidas. Parece Imprescindible reasumir, reobservar y situar en contexto esa contraposicin moderna, ya que con esos nuevos instrumentos ideolgicos y financieros es que tras la promesa de bienestar del capitalismo pactado del siglo veinte, nuevamente, en el orden mundial global

se ha oscurecido la conciencia de que el trabajo (el hacer) humano sea la fuente de produccin del valor social64. Recuperar el contexto es de suyo indispensable. Y eso implica poder analizar tambin las semejanzas de ese proyecto emancipatorio con su antagonista contextualizando ambos, descubriendo los trazos de identidad que de alguna forma obstan a su actualizacin como manera de romper con el modelo de pensamiento binario que los ubica en las antpodas, para establecer que tienen de comn, que de modernos ambos y cuales son los nudos que, estando hoy esencialmente vigentes los anlisis de las bases del viejo ideario capitalista liberal, tanto de su funcionamiento productivo como de su capacidad permanente de rearticulacin, restan fuerza antagnica al discurso de emancipacin, manteniendo el juego de negaciones reabsorvibles en las premisas, redituando la crtica materialista no en la mercanca sino en la materialidad de la reapropiacin social. Pero de la misma forma que se rescata la potencia emancipatoria de la crtica marxiana del capital, no puede dejar de considerarse, reasumiendo nuevamente el contexto, los lmites que la poca de desarrollo de dicho pensamiento agrega a su propuesta, y como a partir de esos lmites es posible reconceptualizar el problema de las necesidades, que es el de los satisfactores, del trabajo, de la ubicacin social de los sujetos, de las relaciones de poder y de intercambios existentes y posibles. Esa nueva perspectiva se hace indispensable, primero por que los elementos esenciales que Marx denunciaba respecto del capital siguen siendo los constitutivos de la lgica de acumulacin que hoy se extiende mundialmente; pero tambin por que esa mquina adquiere hoy niveles de produccin biopoltica diferentes a los de la revolucin industrial, que requieren, a nivel de sus elementos estructurales, simblicos, culturales y antropolgicos (por ende polticos y jurdicos tambin), de una articulacin emancipatoria mucho ms compleja y rizomtica que las producciones de resistencia hasta ahora realizadas. Parece conveniente al respecto tener presente que, ms all de la persistencia del anlisis y de la crtica, de la relevancia de la realidad material y de la acumulacin de una conciencia no alienada, deben establecerse tambin los lmites paradigmticos de ste pensamiento; de manera que trascendindolos - pueda devenir hacia una nueva voluntad de afirmacin de otro mundo posible. De manera que su valor se transforme en una forma de transvalorizacin en y ms all de esos horizontes modernos del pensamiento de Marx, en que esa transvaloracin misma es el asunto de la posteridad, la cual debe aprender a

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Herrera Flores, Joaqun. El Proceso Cultural. Materiales para la creatividad humana. Sevilla. Aconcagua Libros. 2005. Pgina 23.

no buscar el sentido de las cosas sino a introducirlo65, afirmando una poysis otra y posible para la emancipacin. Nos importa, al menos para la propuesta que queremos sostener en ste trabajo, en relacin con los derechos humanos, el derecho y las luchas por la dignidad individual y colectiva, sealar que no puede olvidarse que el pensamiento Marxista comparte con su antagonista liberal alguna de las caractersticas ms esenciales del paradigma moderno, y que respecto de la construccin de una juridicidad no contractual ni formalista adquieren relevancia: una concepcin del sujeto como una constitucin definida previamente y no de llegada; una nocin del tiempo lineal, progresivo y acumulativo; una polaridad excluyente de la articulacin de los actores, una nocin republicana del orden piramidal del poder; una concepcin materialista pero de base esencialmente economicista en la relacin necesidad-satisfactor; una concepcin atributiva de los bienes, y una nocin monista de la definicin de los sujetos, sus intereses y derechos. En efecto, la nocin de sujeto definido como tal en tanto perteneciente a una clase ordena a los individuos en torno a una disyuncin presupuesta, de carcter binaria, en que por el solo hecho de su posicin dentro de la divisin del trabajo, adquirira atribuciones distintas a las del individuo propietario, contraponindole el individuo proletario. Llevado al extremo, se formul a costa del pensamiento marxista un regreso al naturalismo, buscando establecer un fundamento superior a dicha polaridad, en que, como lo sealaba el jurista sovitico Ptr Ivanovic Stucka poda establecerse la existencia de tres derechos naturales: el burgus o propietario, el feudal o el particular de los obreros y campesinos. Se reemplazaba as la nocin de inters individual por un inters de clase que gozaba del mismo fundamento conceptual abstracto que la de la voluntad propietaria que se buscaba combatir: voluntad e inters individual versus volunta e inters de clase66. Se suma a ello la idea que entre estructura y superestructura, necesariamente el Estado deba actuar como articulador de ambos, y centrado el anlisis de Marx en la tenencia de los satisfactores, reducidos stos a mercancas y desplazando el resto del potencial de la satisfaccin a las esferas polticas y culturales. En definitiva la discusin retornaba al problema de la propiedad (que sigue siendo un problema esencial por cierto) pero, de alguna forma despotenciando las acciones que no emanaran de la distribucin de clases. Los sujetos provienen y avanzan hacia la superacin de las clases, hacia un modo ms avanzado de produccin y de distribucin social, ordenando en el tiempo las etapas necesarias que las leyes objetivas de la produccin histrica determinan. La razn como develadora y65

Portales, Gonzalo. Nihilismo, asctica y transvaloracin. La crtica de Friedrich Nietzsche al ideal moral como deconstruccin de la historia de la metafsica. En NIETZSCHE ms all de su tiempo. Jos Jara, Editor. Valparaso. Edeval. 1998. Pgina 58. 66 Al respecto puede verse Stucka, Ptr Ivanovic. La funcin Revolucionaria del Derecho y del Estado. Barcelona. Ediciones Pennsula. 1969, especialmente pginas 31 y 32.

constructora de las posibilidades para la tcnica correcta, sumada a una acumulacin de fuerzas a la vez suficientes y necesarias deban permitir el salto cualitativo a un orden no capitalista y con ello a necesidades superiores. Los hechos histricos han revelado los lmites de la fuerza emancipadora de recuperar la realidad frente a la abstraccin dentro de un modelo paradigmtico construido por una razn abstracta que devuelve esa realidad a la abstraccin de los voluntarismos etapistas del progreso, manteniendo pendiente la articulacin de preguntas que enfrentan a la mquina crematstica hoy global, el de cmo recuperar no solo la realidad del contexto de los sujetos, sino su actualizacin permanente. La pregunta por las necesidades suscritas solo a la estructura material de la mercanca como satisfactor deja pendiente las del devenir de la actualidad y de la libertad individual como fuerza de afirmacin y conjugacin de las subjetividades. Situar el problema del despliegue de las necesidades y su satisfaccin dentro de la esfera de la divisin del trabajo y las clases, dentro de la materialidad es por cierto un salto decisivo para salir de la opacidad del concepto y de la trampa de la abstraccin, pero se requiere afirmar posibilidades ms all de esa contradiccin. La esfera del trabajo es un principio esencial de reapropiarse, ya que en l radica buena parte de la produccin del valor social, lo que implica romper con la reduccin de ste al trabajo productivo y su ampliacin a su totalidad vital, ya que la actividad constituida por el trabajo solo empieza a constituir el trabajo propiamente humano cuando, dirigido por a inteligencia del hombre y por la voluntad reflexiva de ste , sirve para satisfacer, adems de las necesidades fijas y fatalmente circunscritas de ka vida exclusivamente animal, las necesidades del ser pensante, que conquista la humanidad al afirmar y realizar su libertad en el mundo67. Trabajo no reducido a la produccin de mercancas para el intercambio y el lucro, libertad no solo individual sino articulacin de libertades, donde sta libertad no es la negacin de la solidaridad; al contrario, es su desarrollo y, por decir, su humanizacin68. Se trata de recuperar la realidad frente a la abstraccin, el presente frente a la conservacin del pasado o a la promesa de progreso futuro, de recuperar la potenciad e la subjetividad como devenir, encuentro y despliegue deseante frente a una concepcin mnima del sujeto. Esto requiere ir ms all de las concepciones propiamente modernas de las necesidades y su realizacin social. Requiere aceptar la realidad como certeza sino como azar y potencia, de manera de comprenderlas de un modo distinto, en que La necesidad se afirma en el azar, en cuanto el azar se afirma en si mismo69, dejar de considerar a las relaciones sociales desde su perspectiva contractualista para pasar a un67 68

Bakunin, Mijal. La Libertad. Obras escogidas. Buenos Aires. Agebe. 2005. Pgina 15. Bakunin, Mijal. Obra citada. Pgina 21. 69 Delleuze, Gilles. Nietzsche y la filosofa. Barcelona. Editorial Anagrama. 2002. Pgina 42.

imaginario de la posibilidad. Como lo sealaba Nietszche70: pensar la sociedad como un experimento en constante hacer y no como un contrato de partes, intereses y obligaciones predefinido y que se agota en sus propios trminos. Las Necesidades a Escala Humana. En esa perspectiva de concepcin no mecanicista ni mercantilista de las necesidades, es que me perece muy importante rescatar la propuesta de los chilenos Max-Neef, Elizalde y Hopenhayn del Desarrollo a escala humana71, que intenta proponer un orden de articulacin de las necesidades, los bienes y los satisfactores de una forma que privilegia la sinergia, el sentido y interaccin por sobre la cosificacin, reduccin y disolucin de las necesidades humanas en la abstraccin o en la mercanca. Centrada en la produccin de sinergia social piensa ms en la potencia que en una voluntad abstracta de intereses, que es lo que nos interesa poner en discusin de la propuesta contractualista del derecho liberal. Volvemos nuevamente a alertar sobre los lmites paradigmticos en juego. Hay que tener cuidado con las relaciones lineales de pensamiento sin detenerse en esto: el problema de las necesidades para la economa individualista no es el de las -necesidades de- sino el de los -bienes para-, desplazando al individuo por la propiedad y sus necesidades por la mercanca, centrndose en la escasez y su distribucin y no en la potencia del hacer humano. Se trata de una lgica no de la produccin de lo humano sino de la escasez de las mercancas, entre ellas el dinero, que depende de un salario en un sistema de trabajos inseguros e inestables. Como seala Hinkelammert Cuando cambio el concepto y transformo la economa en administracin de la escasez, lo que adems significa orientar toda la visin de lo econmico por la oferta y la demanda, el mercado y la ganancia, independientemente del hombre de que se trate, entonces, misas, servicios de hospedaje, fbricas, entretenimiento, etc. todos tienen la misma figura y entonces la teora del valor del trabajo no cumple ningn papel y efectivamente sale sobrando72. Se necesita mirar la complejidad de las necesidades desde un punto de vista distinto, ni fragmentario ni individualista, ni funcionalista ni economicista, que nos permita ampliar el marco de discusin sobre ellas y de los problemas de70

La sociedad de los hombres: es un experimento, as lo enseo yo, una prolongada bsqueda: y busca al hombre de mando - un experimento hermanos mos Ya no un contrato Romped, rompedme tales palabras de los corazones dbiles y de los amigos de las componendas. Aforismo 25, del captulo De tablas viejas y nuevas. Nietsztche Friedrich. As habl Zaratustra. Madrid. Alianza Editorial. 1997. Pgina 297. 71 Max-Neef, Manfred. Elizalde, Antonio. Hopenhayn, Martn. Desarrollo a Escala Humana. Conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones. Barcelona. Editorial Nordan Comunidad. 1998. 72 Hinkelammert, Franz, Claves de un pensamiento crtico. En -El vuelo de Anteo. Derechos Hu8manos y crtica de la razn liberal-. Bilbao. Descle Editores. 2000. Pgina 275.

sus mediadores. Se trata de buscar miradas contra/escasez y sinrgicas que permitan superar la trampa de la cosificacin que nos lleven ms all del fetiche y el desviante de la mercanca. Todo ste sistema de necesidades invierte la razn cotidiana de subsistencia y reproduccin de lo humano. Como seala Elizalde: Cuando la forma de produccin y consumo de bienes conduce a erigir los bienes en fines en si mismos, entonces la presunta satisfaccin de una necesidad empaa las potencialidades de vivirla en toda su amplitud. Queda, all, abonado el terreno para la confirmacin de una sociedad alienada que se embarca en una carrera productivista sin sentido. La vida se pone, entonces, al servicio de los artefactos en vez de los artefactos al servicio de la vida73. En sta propuesta, la del Desarrollo a Escala Humana, los autores intentan ir ms all del reduccionismo economicista de una necesidad un bien, la ideologa de la escasez y la lgica de la acumulacin, afirmando en cambio sentido-satisfactor, sinergia y distribucin-reciclamiento, postulando un sistema conformado por tres subsistemas: el subsistema de las necesidades, el de los satisfactores y el de los bienes. El desarrollo en consecuencia es visto como una articulacin de stos tres y no slo como un proceso de acumulacin lineal progresivo individual. El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos afirman, y debe hablarse de pobrezas y no pobreza; por lo cual el desarrollo debe medirse en esa articulacin de necesidades y satisfactores y no en un concepto cerrado y unvoco. Estamos inmersos en una inversin de sentidos denuncian, ya que Lo que est culturalmente determinado no son las necesidades humanas fundamentales sino los satisfactores de esas necesidades. El cambio cultural es entre otras cosas- consecuencia de abandonar satisfactores tradicionales para reemplearlos por otros nuevos y diferentes74, satisfaciendo estas necesidades en tres niveles: en relacin con uno mismo, en relacin con el grupo social y en relacin con el medio ambiente. Las necesidades deben ser vistas como potencialidad, de manera que los satisfactores pueden tener efectos distintos y diversos y satisfacer ms de una necesidad, no reducindose a bienes sino a estos y a otros recursos posibles de organizar y movilizar en el sentido de la satisfaccin de esas necesidades. Las necesidades no son solo carencias sino tambin y simultneamente, potencialidades humanas individuales y colectivas75 y no son infinitas, interminables e indescriptibles sino reducidas y determinadas: Subsistencia, proteccin, afecto, entendimiento, participacin, ocio, creacin, identidad y libertad. Por su parte, los satisfactores estn descritos comoformas de ser,73

Elizalde, Antonio. Desarrollo humano y tica para la sustentabilidad. Santiago. Universidad Bolivariana. 2003. Pgina 65. 74 Max-Neef, Elizalde y Hopenhayn. Obra citada. Pgina 42. 75 Max-Neef, Elizalde y Hopenhayn. Obra citada. Pgina 56.

tener, hacer y estar, de carcter individual y colectivo, conducentes a la actualizacin de las necesidades76. Y se reduce as los bienes a objetos y artefactos que permiten afectar la eficiencia de un satisfactor, alterando as el umbral de actualizacin de una necesidad, ya sea en sentido positivo o negativo77. A su vez los satisfactores los clasifican en cinco tipos: a) violadores o inhibidores, que son de efecto paradojal, por que no satisfacen la necesidad sino que por sus efectos colaterales imposibilitan la satisfaccin de otras necesidades, por ejemplo la represin en el orden pblico pero que no aportan a la integracin social; b) pseudo-satisfactores, que estimulan una falsa sensacin de satisfaccin, como el status como satisfactor de la identidad; c) satisfactores inhibidores, que por la forma como satisfacen una necesidad imposibilita otra, como la educacin bancaria, que entrega contenido pero inhibe participacin y desarrollo de pensamiento; d) satisfactores singulares que satisfacen solo una necesidad puntual como la entrega de subsidios; y e) satisfactores sinrgicos, aquellos que satisfacen conjuntamente ms de una necesidad a la vez, como la organizacin popular o sindic