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2016
04Extra
Homenaje a Rodrigo de Balbín Behrmann
ARPI 04 Extra
Homenaje a Rodrigo de Balbín Behrmann Publicación Extra: 2016 ISSN: 2341-2496 Dirección: Primitiva Bueno Ramírez (UAH) Subdirección: Rosa Barroso (UAH) Consejo editorial: Manuel Alcaraz (Neanderthal Museum); José Mª Barco (Universidad de Alcalá); Cristina de Juana (Universidad de Alcalá); Mª Ángeles Lancharro (Universidad de Alcalá); Adara López (Universidad de Alcalá); Estíbaliz Polo (Universidad de Alcalá); Antonio Vázquez (Universidad de Alcalá); Piedad Villanueva (Universidad de Alcalá). Comité Asesor: Rodrigo de Balbín (Prehistoria-UAH); Margarita Vallejo (Historia Antigua-UAH); Lauro Olmo (Arqueología-UAH); Leonor Rocha (Arqueología – Universidade de Évora); Enrique Baquedano (MAR); Luc Laporte (Laboratoire d'Anthropologie, Universi-té de Rennes); Laure Salanova (CNRS). Edición: Área de Prehistoria (UAH) Foto portada: Cantos de Chaves (Foto R. de Balbín)
SUMARIO Editorial 05-19 Selection of cave shelter by Neanderthals (Homo neanderthalensis) and spotted hyaenas (Crocuta crocuta) at the Calvero de la Higuera sites (Pinilla del Valle, Madrid Region, Spain) Baquedano, Enrique; Laplana, César; Arsuaga, Juan Luis; Huguet, Rosa; Márquez, Belén; Pérez-González, Alfredo 20-33 Avance del estudio geoarqueológico de los depósitos fluviales de la terraza +8M del río Manzanares y del antiguo arroyo Pradolongo en el tramo final del valle medio del Manzanares (Madrid, España) Tapias, Fernando; Cuartero, Felipe; Alcaraz-Castaño, Manuel; Escolá, Marta; Dones, Vanessa; Man-zano, Iván; Sánchez, Fernando; Sanabria, Primitivo Javier; Díaz, Miguel Ángel; Expósito, Alfonso; Marinas, Elena; Ruiz-Zapata, M. Blanca; Gil, María José; Silva, Pablo G; Roquero, Elvira; Torres, Trini-dad de; Ortiz, José Eugenio; Morín, Jorge 34-48 El Paleolítico Superior pre-magdaleniense en el centro de la Península Ibérica: hacia un nuevo modelo Alcaraz-Castaño, Manuel 49-63 Un ornamento singular atribuido a cazadores recolectores solutrenses en el yacimiento al aire libre de La Toleta (Puerto Serrano, Cádiz) Giles Pacheco, Francisco; Gutiérrez López, José María; Carrascal, José María; Giles Guzmán, Francisco J.; Doyague Reinoso, Ana Mª; Domínguez Bella, Salvador 64-77 First approach to the chronological sequence of the engraved stone plaques of the Foz do Medal alluvial terrace in Trás-os-Montes, Portugal Figueiredo, Sofia Soares de; Nobre, Luís; Xavier, Pedro; Gaspar, Rita; Carrondo, Joana 78-94 La fuerza del pasado. Lecturas actuales Bueno Ramírez, Primitiva 95-117 Referencias crono-culturales en torno al arte levantino: grabados, superposiciones y últimas dataciones 14C AMS Viñas, Ramón; Rubio, Albert; Ruiz, Juan F. 118-132 El Abric V d’Ermites (Ulldecona). Descubrimiento de nuevas figuras y problemáticas de conservación Ruiz López, Juan F.; Quesada Martínez, Elia; Pereira Uzal, José M.; Pérez Bellido, Rubén; Alloza, Ramiro; Viñas Vallverdú, Ramón 133-150 Modelo de distribución del arte rupestre post-glaciar en Madrid, Toledo y Guadalajara Lancharro, Mª Ángeles 151-164 Cronologías y estratigrafías en el arte rupestre de la sierra de San Mamede (Portugal/España) Oliveira, Jorge de 165-181 Les stèles gravées du plateau de la Bretellière à Saint-Macaire-en-Mauges (Maine-et-Loire, France) Mens, Emmanuel; Berthaud, Gérard; Raux, Paul; Berson, Bruno; Joussaume, Roger; Le Jeune, Yann; Jupin, Stéphane; Barreau, Jean-Baptiste; Bernard, Yann; Cousseau, Serge; Pfost, Didier 182-190 Piliers de dolmen se chevauchant: Phénomène de convergence… ou relations à longues distances Le Goffic, Michel
191-204 Reciprocity ↔ Mutuality: Funerary behaviour in Middle Tagus region (Central Portugal) Cruz, Ana Pinto da 205-220 Lo que heredamos. Ideas sobre arte megalítico Carrera Ramírez, Fernando 221-236 Neolítico y arte rupestre en As Campurras (Gondomar, Pontevedra) Villar Quinteiro, Rosa 237-247 Nouvelles [et anciennes] données sur l’art mégalithique en Alentejo Rocha, Leonor 248-263 Construyendo un paisaje. Megalitos, arte esquemático y cabañeras en el Pirineo Central Montes Ramírez, Lourdes; Domingo Martínez, Rafael; Sebastián López, María; Lanau Hernáez, Paloma 264-285 Solo contrastando: Calcolítico vs. Bronce en la Prehistoria del interior peninsular Barroso Bermejo, Rosa M. 286-297 Rituales campaniformes en contextos no funerarios: la factoría salinera de Molino Sanchón II (Villafáfila, Zamora) Delibes de Castro, German; Guerra Doce, Elisa; Abarquero Moras, Javier 298-323 La cronología actual de los sistemas de fosos del poblado calcolítico de Valencina de la Concepción (Sevilla) en el contexto del Sur de la Península Ibérica Mederos Martín, Alfredo 324-344 Comportamiento social e implicaciones territoriales derivadas del análisis de dos estructuras tumulares en el Noroeste de la Península Ibérica Cano Pan, Juan A. 345-356 Aspectos hidrogeológicos, paleoambientales, astronómicos y simbólicos del Bronce de La Mancha Benítez de Lugo Enrich, Luis; Mejías Moreno, Miguel 357-367 La estela de guerrero de las Herencias (Toledo) Chapa Brunet, Teresa; Pereira Sieso, Juan
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RITUALES CAMPANIFORMES EN CONTEX-TOS NO FUNERARIOS: LA FACTORÍA SALINERA DE MOLINO SANCHÓN II (VILLAFÁFILA, ZAMORA)
BELL BEAKER CEREMONIES AT NON-FUNERARY SITES: THE SALT-PROCESSING CENTRE OF
MOLINO SANCHÓN II (VILLAFÁFILA, ZAMORA)
Germán Delibes de Castro (1)
Elisa Guerra Doce (1)
Javier Abarquero Moras (1)
Resumen
A la vista de la abundante presencia de recipientes campaniformes en la factoría salinera de Molino
Sanchón II (Villafáfila, Zamora), siempre asociados espacialmente a los cocederos de salmuera, se sugiere la
función ritual de esta distintiva cerámica allí. Se plantea que la celebración de ceremonias en las que estuvo
presente la vajilla campaniforme no se limitaría a los contextos funerarios sino que también pudieron desar-
rollarse similares rituales en áreas especializadas de producción.
Palabras clave: cerámica campaniforme, Lagunas de Villafáfila, cocedero de salmuera, áreas de
producción, ritual.
Abstract
The abundant collection of Beaker pottery at the salt-processing site of Molino Sanchón II (Villafáfila,
Zamora), which appears in association with brine-boiling areas, might indicate its ritual use. The celebration
of ceremonies including Beaker pottery would not have been limited to burial contexts since specialized pro-
duction areas might have witnessed similar rituals.
Key words: Bell Beaker pottery, Villafáfila lagoons, brine-boiling site, production areas, ritual.
(1) Departamento de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Valladolid.
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El carácter ritual de la cerámica campani-
forme se da por supuesto desde los primeros mo-
mentos de su definición, gracias a su frecuente
comparecencia en enterramientos, ya sean indivi-
duales o dentro de viejas construcciones megalíti-
cas, formando parte de su ajuar funerario. A ello
hay que añadir la constatación, cada vez más habi-
tual gracias a los análisis de residuos de conteni-
dos, de su uso como recipientes para el consumo
de algún tipo de bebida alcohólica (cerveza) en lo
que, sin duda, debió consistir una ceremonia de
comensalía o banquete funerario marcado por una
liturgia establecida. Tumbas excepcionales, como
las de Fuente Olmedo en Valladolid (Delibes et al.
2009) y la Sima de Miño de Medinaceli, en Soria
(Rojo et al. 2005), son buena muestra de esta ver-
tiente en el destino de las bellas y onerosas crea-
ciones alfareras, que, por otra parte, es cosa admi-
tida, sólo estarían al servicio de una destacada y
encumbrada clase social, aquella que controlaba y
dirigía los medios económicos.
Pero el aspecto simbólico de la vajilla
campaniforme parece abarcar al mismo tiempo
otros ámbitos igualmente relacionados con la cele-
bración de cultos. Prueba de ello es el depósito
llevado a cabo en un pozo excavado en Almenara
de Adaja (Valladolid), donde se daban cita, junto a
fragmentos de esta variedad cerámica, un peculiar
conjunto faunístico, dos costillas humanas y un
cráneo fósil de uro (Liesau et al. 2014). Quizás se
trate de un caso de traslación de los restos de un
antepasado desde su tumba original a una nueva
ubicación, pero también pudiera reflejar un gesto
propiciatorio incluido dentro de una ceremonia de
agregación desarrollada en el seno de un espacio
doméstico con el fin de sacralizarlo. Otros campos
propicios en los que estas primeras élites parecen
poner a prueba el mencionado papel ritual fueron
los centros de producción. Esto ocurre en algunos
espacios vinculados a la metalurgia, como los iden-
tificados en El Ventorro (Harrison et al. 1975) y en
La Bauma de Serrat del Pont (Alcalde et al. 1998),
donde las propias vasijas horno en las que se efec-
túa la reducción tienen decoración campaniforme,
sin duda en un consciente anhelo de favorecer el
éxito de un proceso de alquimia -la transformación
de la materia- que sólo podía entenderse como
una operación de signo mágico. Dentro de pareci-
da concepción y con similares propósitos, como
vamos a ver en este modesto pero sentido home-
naje al Dr. Balbín en el momento de su jubilación,
las especies campaniformes comparecen en los
distintos contextos de la factoría salinera de Mo-
lino Sanchón II, donde también se asiste a la meta-
morfosis de un elemento natural, el agua o los se-
dimentos de la salina, en un producto al servicio y
beneficio directo de la comunidad: la sal.
1.- LA CERÁMICA CAMPANIFORME EN LA FAC-
TORÍA SALINERA DE MOLINO SANCHÓN II
(VILLAFÁFILA, ZAMORA)
En el noreste de la provincia de Zamora
se encuentran Las Lagunas de Villafáfila, una re-
serva natural con una riqueza ornitológica tal que
en 1989 se decidió incluir a este complejo lagunar
en la lista de la Convención de Ramsar relativa a
los humedales de importancia internacional. Sin
embargo, durante la Edad Media y gran parte de la
Edad Moderna la fama de estos esteros se debía a
ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 04– 2016 288
una circunstancia bien distinta: el floreciente
comercio de la sal que se obtenía del procesado de
sus aguas por el sistema de eras, lo que convirtió a
Villafáfila en uno de los principales centros produc-
tores de “oro blanco” a escala peninsular
(Rodríguez 2000).
Esta actividad no comenzó entonces sino
que las más antiguas evidencias de producción de
sal allí se remontan a la Prehistoria (Delibes et al.
2007). La intensa ocupación del territorio que se
observa desde los inicios del Calcolítico (Abarquero
et al. 2010a) podría estar sugiriendo que el despegue
del beneficio de la sal se sitúe en esa época, si bien
por el momento los primeros testimonios directos
relacionados con la cocción de salmuera se adscri-
ben a la segunda mitad del III milenio AC. En con-
creto, las dataciones radiocarbónicas sobre varias
muestras de carbón obtenidas en el transcurso de
las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en
el yacimiento de Molino Sanchón II, en Villafáfila,
sitúan cronológicamente la actividad salinera hacia
el 2400-2000 AC (Abarquero et al. 2010b). Este
rango cronológico casa perfectamente con la tipo-
logía de los restos materiales recuperados en el
yacimiento, abrumadoramente copados por la
cerámica, entre la que sobresale una nutrida colec-
ción de recipientes campaniformes. Esta circuns-
tancia llama poderosamente la atención, teniendo
en cuenta que nos encontramos en una factoría
salinera, es decir, un lugar de producción y que a
esta distintiva vajilla, mayoritariamente asociada a
contextos funerarios, suele atribuírsele un papel
ritual.
Fig.1.- Vista general de las lagunas de Villafáfila, en la provincia de Zamora
ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 04– 2016 289
Para valorar la función que la cerámica
campaniforme pudo haber desempeñado en el
yacimiento es necesario dedicar unas líneas a su
trayectoria de ocupación. La estación
arqueológica de Molino Sanchón II (Villafáfila,
Zamora) se localiza en un pequeño teso que se
alza a un lado del Canal de Riego, un curso de agua
que comunica los dos mayores saladares del
complejo villafafileño, la Salina Grande y la Laguna
de Barillos. Ha sido escenario de dos campañas de
excavación arqueológica acometidas en el verano
de 2009, la primera, y durante el invierno de 2013,
la segunda. Estos trabajos han permitido
documentar dos momentos de ocupación
claramente diferenciados cronológica y
funcionalmente: uno calcolítico, relacionado con la
producción de sal por ignición, y otro más
moderno (fase III), correspondiente a una
necrópolis cristiana de época bajomedieval de la
que se han excavado una veintena larga de
tumbas.
Centrándonos en la ocupación
prehistórica, distinguimos dos grandes niveles a
los que nos referimos como fase I y fase II, a su vez
divididas en una serie de subfases, todas ellas
relacionadas con el procesado de sal por el
método de ignición. En la fase I, la más antigua, se
aprecian distintas huellas que denuncian actividad
salinera: sucesivos lechos de cenizas y carbones
que revelan la acción del fuego; áreas de cocción
provistas de peanas (cuya finalidad habría sido la
de sustentar los contenedores de salmuera); hoyos
de poste correspondientes a paravientos; cubetas
para la decantación de la salmuera; y profundos
pozos para el abastecimiento de agua. La fase II,
por su parte, cuenta con vestigios similares, si bien
–hasta donde llega nuestro conocimiento- están
ausentes los pozos de captación y como novedad,
se reconocen unos lechos de greda que habrían
servido para afianzar y mejorar las condiciones del
solar de trabajo.
En ambas fases el conjunto artefactual
aparece representado casi en exclusiva por
briquetage1, es decir, piezas empleadas en la
cocción de la salmuera tales como peanas de barro
(excepcionalmente también de piedra) y una
ingente cantidad de fragmentos cerámicos de
recipientes de gran capacidad que entre las dos
campañas de excavación supera con creces los
50.000 trozos. Las peanas, colocadas sobre lechos
de ascuas, habrían actuado a modo de trébedes
para soportar las vasijas con la salmuera,
acelerando de este modo la evaporación del agua
con el fin de obtener una pasta densa que tras su
——————————————————— 1
Para el profesor Anthony Harding, uno de los mayores especialistas en producción y circulación de sal en época prehistórica, es precisa-mente el hallazgo de briquetage en un yacimiento una de las pruebas más contundentes a favor de defender la explotación de este recurso por el método de ignición (Harding 2013: 54).
Fig.2.- Agrupación de peanas en uno de los cocederos campaniformes de Molino Sanchón II (Villafáfila, Zamora)
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solidificación se convertiría en sal. Finalizado el
proceso, que habría culminado con la ruptura de la
cerámica para la obtención del producto, ésta y las
peanas se fueron desechando y abandonando in
situ. Piezas similares proliferan en los cocederos
prehistóricos de sal de toda Europa, si bien los
contenedores de salmuera suelen ser mucho más
toscos y la mayoría de las veces no dejan de ser
meros receptáculos de barro crudo luego
endurecidos por su proximidad a fuentes de calor.
Curiosamente en Molino Sanchón II, este tipo de
piezas no llega a alcanzar el 1% de una colección
copada por auténticas vasijas de cerámica de
buena factura.
Más enigmática resulta la función que
pudo desempeñar en esta factoría salinera la
cerámica campaniforme: aparece asociada espa-
cialmente a todas las áreas de procesado de sal
mencionadas líneas atrás, resultando desconcer-
tante su riqueza cuantitativa (hasta el punto de ser
a día de hoy la colección más abundante a nivel
peninsular) y su variedad de tipos. Sin tener en
cuenta el centenar de fragmentos Ciempozuelos
recuperados en superficie ni aquellos otros ca-
rentes de contexto por haber sido encontrados en
el relleno de las tumbas medievales, las dos fases
prehistóricas han entregado un total de 924 piezas
de las que la mayoría (878) se concentran en la fase
I. No obstante esta alta representatividad no debe
hacernos olvidar que, como suele ser habitual en
los contextos no funerarios en los que comparece
cerámica campaniforme, esta sigue siendo
minoritaria con relación a otros tipos y que en el
caso de Molino Sanchón II, únicamente constituye
el 11% de la muestra cerámica seleccionada para el
estudio2.
Salvo un pequeño fragmento en el que se
aprecian ocho líneas paralelas realizadas con im-
presiones a peine y que quizás pudiera correspon-
der a un vaso Marítimo Lineal (MLV), los restantes
insistentemente corresponden a recipientes Ciem-
pozuelos, sin faltar la variante Silos/Vaquera ni los
grandes vasos de almacenaje tan característicos
del grupo Molino. En todos ellos no resultan infre-
cuentes las incrustaciones de pasta blanca con el
fin de resaltar la decoración. Por lo que respecta a
la tipología formal, la distintiva triada hace acto de
presencia de manera desigual: pocos han sido los
vasos y cazuelas identificados, mientras que los
——————————————————— 2
Dado el volumen de la colección cerámica del yacimiento, el estudio se ha realizado sobre una selección de 8362 fragmentos (un 16% del total) atendiendo a criterios de representatividad y tipología. En el caso de los campaniformes, se han incluido en el estudio todos los frag-mentos hallados en las dos fases de ocupación prehistórica por lo que su representación en el conjunto total de la cerámica se reduciría a 1,76%.
Fig. 3.- Vaso y cazuela Ciempozuelos de Molino Sanchón II (Villafáfila, Zamora). Dibujo de Ángel Rodríguez González.
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cuencos son más abundantes, destacando entre
ellos algún ejemplar descomunal (36,5 cm de
diámetro en la boca) y que aparece primorosa-
mente decorado al exterior, al interior en una ban-
da bajo el borde y también sobre este. Todas estas
circunstancias nos llevan a relacionar esta gran
escudilla con el campaniforme portugués por la
frecuencia en el grupo Palmela de la Península de
Lisboa de piezas similares. Volviendo a Molino
Sanchón II, también hay una buena muestra de
grandes vasos de almacenaje cuyos diámetros en
la boca superan los 30 cm para alcanzar en algún
caso, los 52 cm. Una forma excepcional en el re-
pertorio campaniforme es una pieza globular de
grandes dimensiones, con 32 cm de diámetro en la
boca y 36,5 en la zona de máxima anchura, que
recuerda los globos de lámpara del Calcolítico Pre-
campaniforme, y para la que encontramos para-
lelos entre las especies lisas del propio yacimiento.
¿Cuál fue la función de la cerámica cam-
paniforme en Molino Sanchón II? Seguramente los
análisis de residuos contribuirían a despejar esta
cuestión si no fuera por el inconveniente de que en
época de lluvias, el yacimiento se encuentra per-
manentemente inundado con agua salada. Esta
circunstancia nos ha llevado a pensar que el agua
de las lagunas año tras año haya podido ir elimi-
nando cualquier residuo original que pudieran ha-
ber albergado los recipientes. No obstante en gra-
do de tentativa hemos seleccionado una pequeña
muestra cerámica para llevar a cabo análisis de
residuos, aún en proceso de estudio. No descarta-
mos que los resultados revelen muy poco sorpresi-
vamente cierta concentración de sal, sin que ello
implique necesariamente que el campaniforme se
utilizó durante el proceso de cocción de salmuera
de forma similar a la de otras producciones
cerámicas del sitio.
De hecho, este último extremo parece
comprobado tras los resultados obtenidos del es-
tudio tecnológico efectuado sobre diversas mues-
tras de las pastas de recipientes no campani-
formes y campaniformes de Molino Sanchón II. Si
bien ambas producciones han permanecido hasta
su exhumación en el mismo medio acuoso, la
cerámica del briquetage presenta un porcentaje
más elevado de Cl, lo que responde no tanto a la
profundidad del contexto de procedencia como al
hecho de haber sido utilizada para cocer salmuera
lo que favoreció un mayor intercambio iónico del
Fig. 4.- Cazuela campaniforme con incrustación de pasta blanca. Acuarela de Ángel Rodríguez González
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cloruro con los silicatos que conforman la matriz
(Odriozola y Martínez-Blanes 2012). De este modo,
parece que esta cerámica guarda relación con el
procesado de sal, sin que podamos precisar por el
momento la función de la vajilla campaniforme.
Así las cosas, si el campaniforme no se
destinó al procesado de sal ¿cuál fue su papel en
este yacimiento? Con independencia de sus po-
sibles contenidos, ciertos indicios nos llevan a ba-
rajar una función ritual. El hallazgo de cerámica
campaniforme en el fondo de los pozos de capta-
ción de la fase I, donde pudieron incluso arrojarse
recipientes completos nos llevó a sugerir una po-
sible función votiva que guardaría relación con la
condena ritual de estos espacios (Abarquero et al.
2010b). Esta hipótesis se vio respaldada tras el es-
tudio faunístico de una de estas estructuras que
permitió documentar una pata desarticulada de
novillo, además de varias costillas muy mal conser-
vadas y quemadas -entre las que se ha podido
identificar una pequeña lámina costal de cordero o
cabrito y una posible costilla de suido- que pre-
sentan finas incisiones resultantes del descarnado
de las piezas, por lo que parecen ser los despojos
de un acto comensal (Liesau y Daza 2012). Por si
esto no fuera suficiente, el mismo pozo deparó el
hallazgo de un vaso decorado con ciervos es-
quemáticos, una ornamentación excepcional en el
repertorio decorativo del campaniforme del que a
día de hoy se conocen únicamente una treintena
de ejemplos en toda la Península Ibérica (Guerra et
al. 2015).
2.- ÁREAS DE PRODUCCIÓN Y CERÁMICA
CAMPANIFORME: RITUALIDAD Y DERECHOS
DE PROPIEDAD
Molino Sanchón II no es la única factoría
salinera en la que comparece cerámica
campaniforme, sino que se conocen otros
ejemplos que hasta la fecha únicamente se
localizan en la Península Ibérica. Este es el caso de
Espartinas (Ciempozuelos, Madrid) (Ayarzagüena y
Carvajal 2005; Valiente y Ramos 2009); Fuente
Camacho (Loja, Granada) (Terán y Morgado 2011)
o las salinas de Añana (Vitoria) (Plata y Martínez
2014). Todas estas explotaciones coinciden en el
método de procesado (se trata siempre de
cocederos de salmuera) y el campaniforme que
han entregado corresponde sin excepción al estilo
Ciempozuelos. Parece así cobrar peso la hipótesis
de que las élites campaniformes Ciempozuelos del
interior peninsular pudieron haber controlado la
producción y la circulación de sal en la segunda
mitad del III milenio AC, algo que uno de nosotros
propuso hace algún tiempo (Delibes y del Val 2007-
2008).
Pero no sólo la sal pudo estar bajo su
control. La vinculación espacial de cerámica
campaniforme a contextos dedicados a otras
actividades de producción especializadas, caso de
la metalurgia del cobre, apunta en una dirección
similar. Es el caso de la concentración de cerámica
campaniforme en espacios relacionados con el
proceso metalúrgico, algo que se ha observado en
el poblado de Zambujal (Torres Vedras, Portugal)
(Kunst 1987), los yacimientos madrileños de
Arenales de Soto, en Perales del Río (Blasco et al.
1989) y El Ventorro, en Villaverde (Priego y Quero
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1992), o la cabaña vallisoletana de Pico Castro, en
Quintanilla de Arriba (Rodríguez Marcos 2005). De
hecho, las gentes campaniformes pudieron incluso
fiscalizar la explotación de los propios minerales
cupríferos y de ahí el hallazgo de su distintiva
vajilla en el campamento minero de La Loma de la
Tejería (Albarracín, Teruel) (Montero y Rodríguez
de la Esperanza 2008) al igual que en las minas de
cobre de El Aramo, en Asturias (Blas et al. 2013).
Curiosamente en algunos de estos sitios
se ha encontrado cerámica campaniforme con
decoración simbólica: un cuenco en Pico Castro
decorado con un soliforme, o un ciervo en un vaso
de El Ventorro, donde además la propia cerámica
campaniforme se empleó en alguna ocasión como
crisol y de ahí las escorificaciones en su interior
(Harrison et al. 1975). Quizá esa vinculación
metalurgia/campaniforme (excepcionalmente con
decoración simbólica) no sea tan evidente en La
Calderona (Valdemoro, Madrid), donde los indicios
de la actividad metalúrgica se materializan en el
hallazgo de un molde de caliza para la producción
de punzones o escoplos, si bien contamos con un
cuenco Ciempozuelos que incluye entre su
ornamentación ciervos y soliformes (Sanguino y
Oñate 2011).
En la iconografía, el ciervo es un símbolo
de regeneración debido a la renovación anual de su
cornamenta (Gimbutas 1974: 171), lo que explicaría
la elección de este motivo para su plasmación en
piezas campaniformes recuperadas en tumbas y en
ambientes relacionados con la explotación de
recursos minerales, bien sea sal o cobre. No está de
más señalar que en un vaso de la factoría salinera
de Solnitsata, en Provadia (Bulgaria) adscrito al
Calcolítico medio local (período Hamangia IV)
también se aprecia el motivo del cérvido aunque en
este caso es un ejemplar hembra realizado
mediante impresiones a peine (Petrova 2011: 66,
fig. 2.3).
Con todo ello no pretendemos sugerir que
la cerámica campaniforme en estos lugares se
empleara directamente en los procesos
productivos. Creemos, a tenor de los resultados de
ciertas analíticas de residuos que han detectado
trazas correspondientes a alimento y posibles
bebidas fermentadas en el campaniforme
peninsular, que la función de esta distintiva vajilla
en minas de cobre y salinas pudo ser la de albergar
comidas especiales y alcohol los cuales habrían
sido consumidos en ceremonias rituales de
carácter propiciatorio destinadas a auspiciar la
buena marcha de la empresa, sin contratiempos y
con buen rendimiento. Es, de hecho, bastante
habitual en el seno de sociedades preindustriales la
celebración de ritos propiciatorios en el transcurso
de las labores de minería y del proceso metalúrgico
(Blas 2010; Budd y Taylor 1995; Eliade 1959).
También las explotaciones de sal son el escenario
de ritos de purificación y ofrendas votivas –que en
comunidades tradicionales de México se depositan
a los pies de una cruz (Ceja Acosta 2011)– con la
intención de lograr el favor de las divinidades
protectoras de la sal, las cuales suelen adoptar
formas femeninas (Williams 1998). No está de más
recordar que durante estas ceremonias, los
salineros de Veracruz, en México vierten bebidas
alcohólicas sobre el suelo (Martell 2011: 54) y que
los análisis de residuos llevados a cabo en algunas
cerámicas de La Loma de la Tejería han revelado la
presencia de trazas correspondientes a posibles
ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 04– 2016 294
bebidas alcohólicas (cerveza y vino de bayas) y
productos lácteos (Montero y Rodríguez de la
Esperanza 2008). Estas ceremonias en el mundo
campaniforme pudieron haber concluido con la
ruptura intencionada de los recipientes y de ahí la
elevada representación de esta vajilla en Molino
Sanchón II asociada a todo tipo de espacios de
producción de sal. Esperamos que los resultados
de las analíticas de residuos puedan confirmar esta
hipótesis.
BIBLIOGRAFÍA
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