04 ecología, espiritualidad, conocimiento

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  • 7/27/2019 04 Ecologa, espiritualidad, conocimiento

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    ECOLOGIA, ESPIRITUALIDAD, CONOCIMIENTO

    -UNA NUEVA UTOPIA RECORRE EL MUNDO**

    Vctor M. Toledo*Bajo qu frmula secreta 200 mil hogares japoneses logran garantizarse un abasto directo

    de alimentos sanos provenientes de productores orgnicos? Por qu Cuba, la roja, se estvolviendo verde? Qu hizo posible que en el pas ms extenso del mundo, los indgenasinuit se volvieran los legtimos dueos de la quinta parte del territorio canadiense? Cmo

    surgieron 130 mil fincas de agricultura orgnica en Europa? Por qu poetas como Octavio

    Paz, multimillonarios como Douglas Tompkins, telogos como Leonardo Boff, polticoscomo Misael Gorvachov, o artistas como Maurice Bjart, reconocieron en la defensa del

    planeta la empresa suprema? Por qu los campesinos de Centroamrica o los ``sin tierra''

    de Brasil se estn volviendo militantes de la agroecologa?Alguien logr anticipar lo que

    hoy hacen unas 2 mil comunidades rurales en Mxico, artfices de innovadores proyectos

    de inspiracin ecolgica? Qu hizo a ms de un milln de argentinos desechar la moneday reinstalar el trueque?

    Estas preguntas no parecen tener una misma respuesta. Y sin embargo, son inercias

    que responden a un impulso comn. Hoy en el mundo una nueva fuerza (ideolgica?,poltica? espiritual?) se despliega como un proceso silencioso y profundo, como una

    reaccin en cadena frente a la degradacin del mundo mercantilizado y deshumanizado.

    Son las expresiones, minsculas pero tangibles, de una nueva ciudadana planetaria, los

    preludios de una civilizacin cualitativamente diferente, los esperanzadores cimientos de

    **En: Tragaluz (Guadalajara, Mxico), 2002, en prensa.

    una ``modernidad alternativa''. Sus ``filosofas polticas'' (colocadas bajo el trmino

    de``sustentables'') no parecen moverse ya dentro de la geometra convencional de

    izquierdas y derechas, y dado que surgen como experiencias fundamentalmente civiles se

    hallan por fuera de las complicadas discusiones entre los apstoles del Estado y losadoradores del mercado. Son, en el fondo, reacciones de la ciudadana organizada, frente al

    proceso de globalizacin perversa que el ``sueo neoliberal'' pretende imponer por todos losrincones del planeta. Es el renacer de la utopa: la bsqueda y construccin de una sociedad

    sustentable.

    Muy poco se ha documentado de estos nuevos movimientos sociales, y muchomenos se sabe de los resortes que los mueven. A pesar de su enorme heterogeneidad y

    versatilidad, su principal rasgo es que son iniciativas realizadas por actores dotados de una

    cierta ``conciencia de especie'', de una nueva tica por la solidaridad con los otros seres

    humanos, con el planeta y con quienes lo habitan. Una conciencia que reconoce tanto loslmites de la naturaleza como los abusos cometidos contra ella, y que por lo tanto vive

    preocupada por la supervivencia de la humanidad y de su entorno. Y es que hoy en da, lasociedad ya no puede ser pensada sin la naturaleza, y la naturaleza ya no puede ser

    visualizada sin la sociedad. Los tres siglos de industrializacin que nos han precedido hansubsumido los procesos naturales en los procesos sociales y viceversa.

    Hoy, la sociedad global est impactando y desequilibrando varios de los principales

    ciclos y procesos de la naturaleza, y estamos ya ante lo que U. Beck ha llamado la``sociedad del riesgo''. Los desusados eventos climticos de la ltima dcada (incluyendo

    huracanes, inundaciones, sequas e incendios forestales), los impactos de los contaminantes

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    industriales sobre la salud y los alimentos, los agujeros en la atmsfera y los nuevos

    organismos genticamente modificados introducidos en la agricultura dan fe de ello. El

    ensachamiento de la brecha que separa a los sectores y pases ricos de los conglomerados

    marginados y explotados del mundo y la degradacin de los ms esenciales valoreshumanos, son otros elementos que contribuyen a incrementar la peligrosidad del mundo

    actual. Pero no slo de ambientalismo se estn nutriendo estos nuevos movimientossociales. Su otra gran fuente de inspiracin, explcita o no, proviene de los enclaves menos

    integrados y modernos del orbe, de las olvidadas reservas civilizatorias de la humanidad:

    los pueblos indios. Estas culturas indgenas, hablantes de unas 5 mil lenguas diferentes, noslo conforman la diversidad cultural del gnero humano, sus territorios se consideran

    estratgicos porque coinciden con las reas biolgicamente ms ricas del planeta. En

    muchos casos son dueos, adems, de enormes extensiones de bosques o selvas, o de las

    fbricas del agua que, kilmetros abajo, es utilizada en las ciudades y en la industria.

    Su principal aporte sin embargo es ideolgico y espiritual. Los pueblos indiosmantienen una visin del mundo de la que la percepcin racionalista y utilitaria que

    prevalece en los espacios industriales ya no dispone. Para las culturas indgenas la

    naturaleza no slo es una respetable fuente productiva, es el centro del universo, el ncleode la cultura y el origen de la identidad tnica. Y en la esencia de este profundo lazo

    prevalece la percepcin de que todas las cosas, vivas y no vivas, estn intrnsecamente

    ligadas con lo humano. Por lo anterior, cada da un nmero mayor de pueblos indgenas selanza a jugar los juegos de la ecologa poltica, y recprocamente cada vez ms contingentes

    de ambientalistas, conservacionistas y de consumidores verdes, ponen sus esfuerzos en las

    luchas por la defensa de la cultura, la autogestin comunitaria y los territorios de aquellos.Ecologa e indianidad, lejos de ser movimientos reivindicativos dispares, tejen y entretejen

    los principios de una misma utopa, alimentando de paso la perspectiva de una modernidad

    diferente.

    Y no solo de espiritualidad y de reverencia por la tradicin, el recuerdo y el mundonatural, se estn alimentando ests nuevas corrientes. Tambin de un nuevo tipo de

    conocimiento cientfico, tcnico y humanstico, ms flexible, menos etreo y ms terrenal,

    mucho ms determinado por las necesidades de la gente, menos condicionado por las lites

    cientficas, o como dira A. Koestler (1981), por los caverncolas acadmicos. Y es que

    en el fragor de las luchas sociales, un nuevo ejrcito de cientficos (naturales y sociales),

    tcnicos, humanistas, educadores, pedagogos y filsofos han irrumpido, a veces con

    violencia epistemolgica, en el actual escenario de los conocimientos. Y son ellos los queestn rompiendo el monopolio de la cultura, subvirtiendo los cnones de la ortodoxia

    terica y metodolgica, atrevindose a transitar por los nuevos senderos que marca el

    sentido comn, denunciando la corrupcin moral de las instituciones y de los cientficos al

    servicio de la guerra y del mercado, ensuciando la actividad reflexiva en los lodos de laconstruccin alfarera de una nueva utopa. La batalla no es solo epistemolgica, tambin es

    de poltica cientfica y tecnolgica, y en fin de proyectos y de instituciones.

    Si en 1992, durante la Cumbre de la Tierra en Ro de Janeiro, el mundo se estremeci

    con la presencia paralela de cerca de 9,000 organizaciones sociales de 167 pases que

    llevaron hasta las playas de Flamengo a 25,000 militantes buscadores de una modernidadalternativa (este impulso logr conectar temporalmente por internet a 17,000 organismos

    de todo el mundo), diez aos despus el Foro Social Mundial realizado en Porto Alegre

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    concentr a ms de 50,000 participantes de todo el planeta, en la bsqueda de una sociedad

    diferente, en la construccin de una nueva utopa. Y es que como afirma Toms R.

    Villasante, todos los sistemas imperiales o globales que han existido siempre han

    incubado en su interior experiencias alternativas que les han llevado, antes o despus, aotras alternativas de sociedad

    *Eclogo, poeta y ensayista. Investigador del Instituto de Ecologa de la UNAM. E-mail:

    [email protected]

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]