02. carlos cardona, ser y libertad

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    SER Y LIBERTADCARLOS CARDONA

    Es mrito indudable de la filosofa moderna y ya importantelugar comn de la cultura y de la vida social la posicin de lalibertad como fundamento del hacer y del vivir humanos. Sin embargo, era destino fatal de esa filosofa antimetafsica, de esa filosofasin ser, de ese pensamiento que se piensa, que llegara a la disolucinde la libertad fundante, diluyndola en catastrficas alternanciasen la necesidad del fluir csmico o en la irrelevancia total del actosingular, que muere sin sentido en el mismo momento de nacer: loque ha dado origen a los colectivismos totalitarios y a la desconsolada soledad anorcoide de la singularidad errante.Se nos impone as, con caracteres de urgencia, la fundamentacinde la libertad, manteniendo de esta forma la fuerza fundante de lalibertad. A esta trascendental tarea quisiera aportar ahora unas brevesconsideraciones.Por m ucho que la filosofa moderna haya concluido porque loha concluido ya su accidentado periplo en formas militantementeanticristianas, hay que afirmar que sus logros reales, donde los haya,son cristianos. No slo en el sentido de la conocida afirmacin deSAN JUSTINO, el gran apologista de la primitiva cristiandad, de quetodo lo noblemente humano nos pertenece, sino tambin en el sentido de una estricta consecuencialidad histrica y cultural. El descubrimiento de la libertad como fundamento especialmente con elcogito cartesiano se produjo en un ambiente cristiano, y en graciaa la fundamentacin metafsica que aport el Cristianismo, sobre todocon la obra de SANTO TOMS. AS se explica, por ejemplo, que en elmbito del pensamiento moderno haya sido el cristiano KIERKEGAARD

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    el campen de la libertad como fundamento, frente a las corrientesdisolutorias de la izquierda y de la derecha hegelianas. Y as se explica, tambin por ejemplo, que ese gran maestro de espiritualidadcristiana que ha sido MONS. JOSEMARA ESCRIV DE BALAGUER, tuviera como punto central de su vida y de su fecunda accin pastoral el amor a la libertad, haciendo de esto el principal legado que,en lo humano, quera dejar y dej a los hijos de su espritu.Ms all de toda comprobacin histrica o simplemente factual,se nos pide ahora una tarea propiamente doctrinal: la fundamenta-cin de la libertad, de la libertad como fundamento. No voy aabordar aqu el tema de la gracia y de la liberacin obrada porJesucristo, Redentor y nico Liberador del hombre, del hombre queahora sin El es esclavo del pecado. Partiendo del principio clsicode que la gracia no abroga ni violenta la naturaleza, pretendoesbozar los elementos metafsicos que permiten afirmar que el hombre es un ser para la libertad, que el hombre es definitivamentelibertad; que la libertad es su propiedad y el elemento primordial yoriginario del ser del hombre, mediante el cual la persona humanase pone como diferente y no slo como un ms respecto de lanaturaleza. El problema de la libertad coincide con la esencia mismadel hombre: la libertad no es una simple propiedad de la voluntadhumana, una caracterstica de la volicin; sino que es caractersticatrascendental del ser del hombre, es el ncleo mismo de toda accinrealmente humana y es lo que confiere humanidad a todos los actosdel hombre, y a cualquiera de las esferas sectoriales de su actividad:en la moral como en la cultura, en la ciencia, en la tcnica, en el arte,en la poltica.La esencia es por su acto, la naturaleza por su operacin, el entepor su accin: en sentido de causa final y terminativamente eficiente.Es sta una reiterada afirmacin de TOMS DE AQUINO,el descubridorde la nocin m etafsica capital de acto de ser, del ser como acto enoposicin al formalismo escolstico del ser en acto, y a su heredero directo, el racionalismo moderno, que el ser es posibilidad). Elser como acto incluye la accin como su efloracin definitiva, perfectiva y terminal. Y la accin humana toda accin, a partir de undeterminado grado de perfeccin ontolgica es esencialmente libre,est sometida al querer libre. El hombre tiene, por su voluntad libre,potestad sobre sus actos ponindolos o no y sobre la determinacin o contenido de esos actos: entiendo porque quiero, y quiero164

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    porque quiero De Malo, q . VI; In II Sent. 39, q. 1, a. 1). El hombre es terminativamente hombre por su libertad, por su accin quees libre. Por esto, que pertenece a la experiencia y al conocimientocomn ms inmediato, tiene una ulterior fundamentacin metafsica? S, en la filosofa creacionista, en la metafsica cristiana del ser,donde la libertad es la explicitacin de la virtualidad del acto de ser.No, en las filosofas de la inmanencia, donde la esencia de la verdades la libert d HEIDEGGER).Tanto desde la Revelacin y la fe, como desde la metafsica natural, que llega a Dios como Acto puro de ser, o como Ipsum Es seSubsistens Ser absoluto, simplicsimo y en plenitud o totalidad,la creacin del universo se nos manifiesta como un acto trascendentede derivacin causal, que el Ser por esencia obra con absoluta libertad, dando el ser en participacin, y as haciendo ser a los seres. Ycomo los entes que tienen el ser participado nada pueden aadiral Ser por esencia, se sigue que la participacin, la posicin del serex ni hilo su i et subiecti por Dios, la creacin, es totalmente gratuita.Y una gratitud que no es arbitrio, capricho o simple azar repugnando todo eso a la esencia divina, no puede ser ms que amor,ese amor que SANTO TOMS, siguiendo aqu a ARISTTELES, definecomo querer el bien para alguien: bonum velle alicui.La reduccin al fundamento de todo el universo es una reductioad amorem: todo se reduce a amor, a amor puro, infinitamente amoroso y liberal. Pero el trmino de una creacin por amor slo puedeser la participacin de ese amor: poner en el ser seres amorosos, amantes, capaces de amar, seres libres. De ah que lo querido por Diosen la creacin, directam ente y por s, sean slo las personas anglicas y humanas). Todo el resto del universo con todas sus galaxiasy con todas las adiciones cuantitativas o extensivas que an se puedan descubrir no es ms que el habitat del hombre, el jardn dedelicias del Gnesis. Y no se diga que es excesivo ese jardn, porque precisamente es propio del amor el derroche, la generosidad.Dios obra por amor, pone el amor, y quiere slo amor, correspondencia, reciprocidad, amistad habra, pues, que revisar la tesis tradicional del fin de la creacin, precisar mejor el tema de la gloriade Dios). Y de ese amor de amistad slo la libertad es capaz. As,al Deus caritas est del Evangelista SAN JUAN I lo 4,8), hay queaadir: el hombre, terminativa y perfectamente hombre, es amor.Y si no es amor, no es hombre, es hombre frustrado, autorreducido

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    a cosa. Pero slo se es amor si se quiere, si se quiere en libertad. Deah que el hom bre, por su operacin, seac us sui, que es la definicinaristotlica de la libertad. La perfecta razn de causalidad se da sloen la voluntad libre, porque es ella la que pone el fin de todo acto,el fin que es causa causarum, dice SANTO TOMS In I Sent. XLV,q. 1, a. 3), causa de todas las causas. Puesto el ser, la libertad se presenta, pues, como inicio absoluto, como originalidad radical. En consecuencia, el hombre se hace, se pone a s mismo como hombre, cuando ama a Dios sobre todas las cosas, cuando ama a Dios como Dios,cuando ama el Amor que le hace ser como amor, cuando librementeama a Aquel que libremente le hace libre, capaz de amar: cuandointencionalmente se identifica con su fin.En un sugestivo pasaje de su Diario V II1 A 181), KIERKEGAARDsostiene que la existencia de seres libres, de los hombres, postula necesariamente la existencia de Dios sera una va para esa prueba,seguramente reductible a la IV de SANTO TOMS). Slo la Omnipotencia puede producir seres libres. Cuanto ms perfecta es una causa,tanto ms autnomos son sus efectos, ms les participa su propiaperfeccin, tambin causal: as los padres que de tal modo educana sus hijos, que les hacen capaces de valerse por s mismos; as elmaestro que no slo hace discpulos, sino maestros.

    Tod o defecto de causalidad genera dependencia en toda relacinafectiva y educativa esto habra de tenerse muy en cuenta). Por esoslo la Omnipotencia puede crear, de la nada poner seres que senen s mismos y de alguna manera por s mismos, y no como algo delSer que los causa. Slo la Omnipotencia puede crear seres libres,independientes en su hacer, causa sui. El filsofo dans lo razonatambin mostrando que slo la Omnipotencia puede dar sin perder,sin necesidad de recuperarse luego con la propiedad de lo dado, portanto realmente dando, regalando. La teologa catlica ha sostenidosiempre que la creacin no origina en Dios ninguna relacin real ala criatura: en Dios es excedencia trascendente, no determinacin niprevia ni consecuente. Toda accin realmente generosa no puede serotra cosa: ni depen der ni generar dependencia. El tema de la autoridad moral podra recibir de aqu alguna luz orientadora). As, sloDios puede libremente crear seres libres. Y slo en la medida en quese participa de la perfeccin divina, se puede dar libertad.Pero esa libertad creada no es una libertad errante. Siendo lalibertad autodeterminacin radical, posicin total del propio acto,166

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    slo Dios, el Ser absoluto, es absolutamente libre, por perfecta identidad de su ser y su actuar, sin que nada de lo que posee y le constituye le haya sido determinado por otro S. Th. I, 18, 3). En lacriatura hay distincin real entre esencia y acto de ser, entre la esenciay las potencias, entre el ente y su operacin aunque no distincincomo entre cosa y cosa, sino como entre componentes metafsicos dela misma totalidad unitaria). La libertad creada necesita una causafinal, un porqu, un sentido; no se basta a s misma. Siendo efectodel amor divino, se realiza plenamente amando el Amor que es sucausa.El hombre no es perfectamente libre: su conocer y su querer sonparticipados, limitados, imperfectos, no idnticos con sus objetosrespectivos. El mal y el error corresponden a esa limitacin, a lainevitable imperfeccin de una libertad creada, aunque no comonecesidad, sino slo como posibilidad de deficiencia. Como decanya SAN ANSELMO y B O E C I O , poder querer el mal la nada relativa,la privacin) no es de la esencia de la libertad ni parte de ella; aunque en la criatura sea su signo, signo de una libertad deficiente, encuanto que de suyo procede de la nada. Cuando el hombre en lamedida en que le sea dado identifica su conocer con el conocerdivino, y su querer con el divino querer, su libertad adquiere plenitud; disminuyendo, en cambio, en la medida en que diverge. Nose puede confundir la libertad con la nocin de una independenciaabsoluta, porque en ese caso la libertad divina sera imparticipable:Dios no hubiese podido crear seres libres, y sin embargo, efectivamente, los ha creado. La libertad se cumple como libertad en elamor del Bien, en el amor del Amor: no hay ms amor que elAmor, escribi Mons. ESCRIV DE BALAGUER. La capacidad infinita de querer que la libertad implica, se pone como tal libertad,slo amando libremente el Bien infinito, de modo incondicionado;de lo contrario, se frustra como tal libertad. El primer movimientode la libertad viene de Dios, como el apoyo de su manantial; y serefiere a lo que ella quiere poner como fin de todo lo dems: poneintencionalmente el fin mismo de su ser entero. De ah que el primermandamiento de la Ley de Dios, y resumen de todos los dems, seael de amar a Dios con todo el corazn y con todas las fuerzas Deut.6,5-7). Y a la pregunta de si se puede mandar el amor, hay que responder que, en definitiva, es lo nico que se puede mandar. Lootro se puede forzar; el amor, no. Y todo mandamiento divino y

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    humano presupone ste del amor total, que slo Dios puede imponer, y se inscribe en l como determinacin particular; de lo contrario, ya no es legtimo mandato, sino simple coaccin, constricciny violencia de ah que el positivismo jurdico haya concluido identificando ley y capacidad coactiva).Dios da al hombre el dominio de sus actos, le hace dueo de s:actus voluntatis est actus hominis, quasi in eius potestate existens,dice SANTO TOMS In II Sent. 7, q. 2, a. 1 ad 2). Dios nos hacelibres, pero no nos abandona a la deriva de la nada, sino que amorosamente nos requiere y solicita con el mandamiento supremo: mame con todo tu corazn, quireme del todo. Protestando enrgicamente contra la identificacin entre libertad y libre arbitrio o libertad de eleccin, KIERKEGAARD expone en su Diario X2 A 428) estatensin dialctica de la libertad. El Cristianismo dice a cada persona: t debes escoger la nica cosa necesaria, pero de manera queno lo pongas como una eleccin. Hay que elegir a Dios por encimade la misma capacidad de elegir. El contenido de la libertad profunda y radical es tal, que la verdad de la libertad de eleccin consiste en admitir que no hay eleccin, y hacerlo libremente. La eleccines sta: que no hay eleccin. Ser espritu es esto. De manera queyo me pongo en libertad cuando se la entrego a Dios, y me entregoa Dios con ella. Slo entonces soy verdaderamente libre, con libertad divina.La libertad se da con esta condicin: que en el mismo momento,precisamente en el mismo momento ni un segundo despus enque se presen ta como libertad de eleccin en el primer instante enque hay real uso de razn, dice SANTO TOMS: S. Th. I-II , 89,6; ymil veces despus, si el tiempo de la vida terrena se prolonga), seapresura incondicionadamente a actuar, ligndose incondicionada-mente por su decisin a aquella eleccin que tiene por principio queaqu no es cuestin de elegir y as se ilumina el tema teolgicode la respuesta a la vocacin divina). Este es el milagro del Amorinfinito: que Dios nos d el ser, y luego se dirija a nosotros comoun aspirante a nuestro amor, como un modesto pretendiente. La seriedad de la vida est toda aqu: en elegir a Dios enseguida y sobretodo, sobre m mismo y sobre mi constitutivo terminal que es la libertad. La cosa enorme concedida al hombre es la libertad, y paratenerla definitivamente, hay que perderla. El que pierde su vidapor amor mo, la ganar, dice Dios Mtf 10,39); y esto hay que168

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    entenderlo en profundidad, y no slo como la perdida de la vidacorporal o menos an de sus bienes inmediatos. Se trata de darla vida originaria, el constitutivo fontal de la vida del espritu, quees la libertad.As SAN AGUSTN, a propsito de la verdadera libertad diferentede la libertad de eleccin), dice que se da cuando el hombre, conuna decisin plena, imprime a su accin una tal necesidad interior,hacia el Absoluto que es Dios, que excluye del todo y para siemprela consideracin de cualquier otra posibilidad. Toda reserva, actualo de futuro, es una prdida de libertad. En el sentido del amor aDios, el paso de la posibilidad a la realidad es un progreso, y esun retroceso el paso de la realidad a la posibilidad. Y ste es elcontenido de la fidelidad como condicin de una libertad que sedistiende en el tiempo. Puesta la libertad como amor a Dios, comoreportarse al origen del amor, esto ha de hacerse con tal fuerzaque adquiera perfeccin de eternidad.Se ve qu lejos estamos aqu de la racionalista y moderna libertad de indiferencia, que deba llevar fatalmente a la resolucinspinoziana de la libertad en la necesidad conocida, que de unmodo u otro ha asumido ya todo el inmanentismo de derecha y deizquierda. Resolucin, dice Fabro, que procede del esencialismo dela Escolstica formalista, pero encuentra su definitiva expresin metafsica en la duda radical del cogito vaco del pensamiento moderno,en el aburrimiento y en la nusea del existencialismo contemporneo. Dios no es indiferente para la voluntad que puede pecar.El s o el no , proceden no del tan to da ni siquiera subjetivo yerrado), sino de un amor radical, que se mueve entre estos dospolos: Dios y yo, que son los dos seores que se disputan la soberana sobre m, y a los que no se puede servir simultneamente Ls.16,13). Por eso, cuando la vida se establece como propiamente humana, lo primero que hay que hacer es asumir la responsabilidadque la libertad comporta yo decido mi destino eterno, y excluirla indiferencia esttica y la indolencia voluptuosa y cnica. Hayque querer elegir, hay que querer querer, que es como se comienzaa elegir bien: deseos de tener deseos, peda Mons. ESCRIV DEBALAGUER a las personas vacilantes. Hay que asumir el principio deno contradiccin sin Aufhebung, sin superacin ni sntesis hegeliana)en el comienzo mismo de la vida moral, o en el momento de la conversin resolutiva: s o no, sin mediacin ni ya veremos ms ade-

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    funda la libertad, y por la libertad el hombre accede a la verdad, ala Verdad de Dios y a la verdad de s como hombre. En este sentidohay que reconocer que la libertad es radical, constitutiva y originaria;pero es la libertad correlativa a la libertad divina de la creacin,es la libertad del amor, la de la decisin suprema hacia Dios. Estaes la libertad fundante, que da sentido y validez a lo que HEI D EG EERllama las libertades nticas, a las libertades fundadas o aplicaciones de la libertad, a la libertad de eleccin en los mbitos sectoriales de la existencia humana. De manera que la nica forma seria yestable de sustentar estas libertades, y defender a la persona humanaen ellas, es constituirla en libertad, es ponerla ante Dios singularmente y para siempre, y ayudarle hasta donde eso es posible aotro hombre a ponerse como hombre, in lbertatem gloriae filio-rum Dei Rom. 8,21). Logrado esto, el hombre es ya verdaderamentelibre, y se enfrenta a los bienes finitos con pleno seoro de susactos, sin que injusta constriccin alguna le pueda ya conmovertemo mucho que las teologas de la liberacin no hayan entendidoesto). Entonces su corazn es libre, y para siempre. Libre del otroseor, usurpador y violento; libre de su orgullo y de sus pasiones,libre del pecado, y libre del Homicida, del Maligno, del Padre dela mentira.Y es ese hombre libre el que ama y tutela la libertad de losdems, de todos. Primero, la libertad radical y profunda del ponerseen Dios, como ser libre, y luego todas las libertades aplicadas, queparticipan graduadamente de obligacin y de autoposicin: de manera que lo ms necesario y lo que exige ms libertad es lo msbueno y ms divino, y se relegue as la coaccin a los casos enque el hombre no quiera vivir como hombre, y su negatividad incidaen la libertad profunda de los dems. S muy bien que eso es locontrario de lo que se acostumbre en la vida social contempornea.Por eso justamente deca que urge la fundacin teortica de la libertad, y su traduccin en normas y en conducta personal y social.En definitiva, recuperemos a Dios, y habremos asegurado lalibertad del hombre.

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