cardona, carlos - agustinismo en 20 lecciones

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AQVSTimSHQ tu 10 lecciones 3a Edición P. CARLOS ENRIQUE CARDONA SÁNCHEZ, OAR

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Page 1: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

AQVSTimSHQ tu 10 lecciones

3a Edición

P. CARLOS ENRIQUE CARDONA SÁNCHEZ, OAR

Page 2: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

AGUSTINISMO en 20 Lecciones

(354-2004)

TERCERA EDICIÓN Notablemente corregida y aumentada

Carlos E. Cardona Sánchez, OAR.

Page 3: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

DEDICATORIA

A la Provincia de la Candelaria y a cuantos jóvenes de uno y otro sexo se interroguen como san Agustín:

Lo que éstos y éstas han hecho, ¿por qué no lo puedo hacer yo? (Conf. ¥111,11,27).

Primera edición: Noviembre de 1994, 2.000 ejemplares Segunda edición: Septiembre de 1995,5.000 ejemplares Tercera edición: Noviembre de 2003, 3.000 ejemplares

Puede imprimirse: Padre José David Niño Gómez Prior Provincial Provincia de la Candelaria Padres Agustinos Recoletos Bogotá, D.C.

Carátula: "Agustín rodeado de un grupo de amigos" de B. Gozzoli (San Gimignano)

Diagramación e Impresión: Editorial Kimpres Ltda. PBX: 413 6884 Bogotá, D.C. - Noviembre 2003

ÍNDICE

BIBLIOGRAFÍA 11

JUSTIFICACIÓN '. 13

PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN 17

LECCIÓN 1. LA PATRIA DE SAN AGUSTÍN

(hoy Argelia) 19 1. África primitiva 19 2. África romana. Idiomas 20 3. África cristiana 22 4. Tagaste .- 24

LECTURA Las Confesiones de san Agustín 26 Cuestionario 28

LECCIÓN 2. NACIMIENTO, INFANCIA Y PRIMEROS ESTUDIOS (Edad: 1-15 años) 29 Nota preliminar 29 1. Nacimiento 30 2. Ambiente familiar 30 3. Influencia de Mónica 33 4. La escuela de Tagaste 35 5. La escuela de Madaura 37 6. índole de san Agustín 40

LECTURA Valor histórico de las Confesiones 44 Cuestionario 4 4

LECCIÓN 3. LOS AÑOS DIFÍCILES. CARTAGO. (Edad: 16-17 años) 4 5 1. Adiós a Madaura 4 5 2. El alimento de la crisis 46 3. El robo de las peras 50

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4 ÍNDICE

4. Rumbo a Cartago 52 5. La mujer amada. El hijo 54

LECTURA El verdadero Agustín 57 Cuestionario 68

LECCIÓN 4. EN BUSCA DE LA VERDAD (Edad: 18-21 años) 59 1. El estudiante universitario 59 2. La primera conversión. El Hortensio 61 3. El primer intento bíblico 64 4. Racionalista. El vacío de la fe 66 5. Los maniqueos 67 6. Profesor en Tagaste 69 7. El sueño de Ménica 70 8. La muerte del amigo 77

LECTURA El Maniqueísmo 73 Cuestionario 74

LECCIÓN 5. CARTAGO - ROMA - MILÁN (Edad: 22-30 años) 75 1. De nuevo en Cartago 75 2. Autodidacta y profesor 77 3. Vendedor de palabras 78 4. El engaño maniqueo 79 5. La llegada de Fausto 83 6. Roma. El engaño a Ménica 84 7. Escépfico. Milán 87

LECTURA Los maniqueos 90 Cuestionario ,,,.,..' 91

LECCIÓN 6. DE LA LUCHA INTERIOR A LA PAZ DE LA VIDA NUEVA (Edad: 31-32 años) 93 1. Ambrosio de Milán 93 2. Comienza la lucha interior 97 3. El problema de la castidad. Las mujeres.

Intento de vida común 99 4. Los neoplatónicos 102 5. La segunda conversión 105 6. El segundo intento bíblico 106 7. Se agudiza la crisis 107

ÍNDICE 5

8. La escena del jardín. Conversión definitiva 110

LECTURA Esencia de la conversión 112 Cuestionario 113

LECCIÓN 7. LA PAZ DE CASICIACO. EL DOLOR DE LA ORFANDAD (Edad: 33 años) 115 1. Casiciaco 115 2. Regreso a Milán. El bautismo. Obras 116 3. Roma. El éxtasis de Ostia 118 4. Enfermedad y muerte de Mónica 120 5. Actividad en Roma 123 6. De nuevo Tagaste 124

LECTURA Santa Mónica, madre de Agustín 126 Cuestionario 127

LECCIÓN 8. MONJE, SACERDOTE Y OBISPO (Edad: 34 años) 129 1. El monasterio de Tagaste 129 2. Muerte de Adeodato 132 3. Hipona 132 4. ¡Agustín presbítero! 133 5. El segundo monasterio (de laicos) 136 6. Preparación espiritual e intelectual.

La Biblia 138 7. La carga del episcopado 140 8. El tercer monasterio (de clérigos) 142

LECTURA San Posidio, primer biógrafo de san Agustín 143 Cuestionario 144

LECCIÓN 9. EL PASTOR (Edad: 41-76 años) 147 1. Razón de una carga 147 2. El juez 148 3. El predicador 149 4. El polemista. Martillo de los herejes 152

LECTURA Los oyentes de san Agustín 155 Cuestionario 156

LECCIÓN 10. LECTOR, ESCRITOR Y SANTO 157 1. Lector 157

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6 ÍNDICE

2. Escritor 160 3. Místico y santo 162 4. Viajero contra su voluntad 165 5. Salud física 166 6. Vida privada 170 7. Última enfermedad y muerte 172

LECTURA Las reliquias de san Agustín 175 Cuestionario 176

LECCIÓN 11. OBRAS PRINCIPALES 177 1. Temática general 177 2. Obras filosóficas 178 3. Las Confesiones 179 4. La ciudad de Dios 180 5. La Trinidad 184 6. Cartas 186 7. Sermones 186 8. Las Revisiones 190 9. Escritos apócrifos 191

LECTURA La autoridad de san Agustín 192 Cuestionario 193

LECCIÓN 12. LA HERENCIA DE SAN AGUSTÍN: EL MONACATO 195 1. El espíritu sigue vivo 195 2. Empeño de vida común 196 3. El itinerario monástico de san Agustín 198 4. Fundaciones monásticas en tiempos

de san Agustín 200 LECTURA El Monasterio agustiniano 204

Cuestionario 205

LECCIÓN 13. EL MONACATO AGUSTINIANO EXPANSIÓN, ECLIPSE Y RESURGIMENTO .... (Siglos V-XII) 207 1. Expansión 207 2. Contagio 208 3. Persecución 210 4. El Agustín Abreviado 211 5. Eclipse. La moda agustiniana 212

ÍNDICE 7

6. Los Canónigos Regulares de san Agustín 214 7. Resurgimiento definitivo 214

LECTURA La Regla de san Agustín 216 Cuestionario 217

LECCIÓN 14. LA ORDEN DE ERMITAÑOS DE SAN AGUSTÍN. LA GRAN UNIÓN DE 1256 (Siglos XIII-XVI) 219 1. Origen 219 2. Ermitaños de san Juan Bueno 220 3. Ermitaños de Bréttino 222 4. Guiliermitas 223 5. Ermitaños de Monte Favale 224 6. Ermitaños de la Orden de san Agustín

de Toscana 224 7. LA GRAN UNIÓN DE 1256.

NACIMIENTO DE LA OSA 226 LECTURA El eremitismo en la Edad Media 229

Cuestionario 230

LECCIÓN 15. LA RECOLECCIÓN AGUSTINIANA. ORIGEN Y SIGNIFICADO (Siglo XVI) 231 1. Antecedentes 231 2. El movimiento recoleto en España 233 3. Características generales del movimiento

recoleto 234 4. El movimiento recoleto en los siglos

XlXyXX 237 5. NACIMIENTO DE LA RECOLECCIÓN

AGUSTINIANA (Diciembre 5 de 1588, España) 239

6. Nacimiento de la Recolección Americana: Colombia 2 4 1

LECTURA El padre Mateo Delgado de los Ángeles 2 4 4 Cuestionario 2 4 6

LECCIÓN 16. CONGREGACIÓN DE AGUSTINOS RECOLETOS (1588-1911) 2 4 7 1. Primer período: origen y crecimiento.

Se erige en provincia (1588-1621) 2 4 8

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8 ÍNDICE

2. Segundo período: se convierte en Congregación. Supresión de conventos (1621-1835) 250

3. Tercer período: vicisitudes y restauración (1835-1911) 252

4. La Recolección en América 255 5. Restauración de la provincia colombiana

(1888-1912) 256 LECTURA Fray Ezequiel Moreno y Díaz 258

Cuestionario 259

LECCIÓN 17. LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS. ESTRUCTURA 261 1. Cuarto período: se convierte en Orden

religiosa (1912...) 261 2. Estadísticas 262 3. Figuras sobresalientes 263 4. Estructura de la Orden. Gobierno 264 5. Los Capítulos y las Provincias 266 6. Provincias actuales 267 7. La Recolección femenina 269 8. Fraternidad seglar - Orden tercera 272

LECTURA Propósito y carisma de la Orden 274 Cuestionario 275

LECCIÓN 18. FIN, ESPIRITUALIDAD Y APOSTOLADO DE LA ORDEN 277 1. Finalidad 277 2. Espiritualidad 279 3. Nuestros santos 280 4. Apostolado 282 5. Las misiones 283 6. Las parroquias 285 7. Los enfermos 286 8. La educación 287

LECTURA Qué significa Recolección 288 Cuestionario 289

LECCIÓN 19. PROVINCIA DE LA CANDELARIA (Colombia y Chile) 291

ÍNDICE 9

Generalidades 291 1. Convento noviciado del Desierto de la

Candelaria, Ráquira, Boyacá 292 2. Convento de la Popa y parroquia san

Agustín, Cartagena 295 3. Colegio Agustiniano de'San Nicolás

(Agustiniano Centro). Iglesia y residencia de la Candelaria (Bogotá) 297

4. Parroquia del Sagrado Corazón, Manizales 298 5. Postulantado-filosofado, La Linda,

Manizales 299 6. Convento de Suba: Teologado, parroquia,

colegio, Bogotá 300 7. Parroquia de san Judas Tadeo, Cali 301 8. Parroquia de san Nicolás de Tolentino

Colegio Agustiniano. Medellín 302 9. Colegio Agustiniano. Parroquia santa

Rita de Casia, Palmira, Valle 303 10.Casa Provincial. Parroquia de Nuestra

Señora de la Consolación. Barrio Boyacá Real. Santafé de Bogotá 304

11.Parroquia san Joaquín, Barrio Las Ferias, Bogotá 306

12.Colegio Agustiniano. Parroquia. Bucaramanga 307

13.Colegio Agustiniano Norte. Parroquia de san Nicolás. Barrio san Nicolás, Bogotá 308

14.Parroquia Nuestra Señora de los Dolores de Manare. Paz de Ariporo, Casanare 308

15.Parroquia san Ezequiel Moreno, Pasto 309 16. Colegio Agustiniano Ciudad Salitre. Bogotá 310 17.Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria.

Barrio La Campiña, Yopal, Casanare 311 18. Vicariato Apostólico de Trinidad 312 19. Parroquia san Luis. Talca, Chile 314 20. Convento san Agustín. La Serena, Chile 315

LECTURA Vida claustral de la Provincia 315 Cuestionario 316

LECCIÓN 20. QUE ES SER AGUSTINO RECOLETO 319

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10 ÍNDICE

1. El SER antes que el HACER 319 2. Requisitos para SER Agustino Recoleto 320 3. Los cinco valores agustinianos 324

LECTURA Agustín a los hombres de hoy 333 Cuestionario 335

LECCIÓN COMPLEMENTARIA 1. Datos cronológicos más importantes de

la vida de san Agustín 337 2. Cuadro cronológico de las obras de

san Agustín 340 3. Fechas más importantes de la historia

de la Orden 343 4. Nuestro santoral 347

11

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

AGUSTÍN, san: Confesiones. Editorial BAC, Obras de san Agustín, Vol. II, T-. edición, Madrid, 1979.

- Confesiones. Editorial Porrúa, S.A., 6a. ed., México, 1980.

BOLETÍN EXTRAORDINARIO No. 609, Provincia de ¡a Candelaria en el año 2000, 145ss.

CARDONA, Carlos, Itinerario Agustiniano, 10.000 pensamientos de san Agustín, Editorial Kimpres, Bogotá, 1998.

- San Agustín y el libro abierto de la creación, Editorial Kim­pres, Bogotá, 2a. Ed., 2002.

FITZGERALD, Alian D., Diccionario de san Agustín, Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2001.

GALINDO, José A., Pedagogía de san Agustín, Editorial Augustinus, Madrid, 2002.

MARTÍNEZ Cuesta, Ángel: El movimiento recoleto en los siglos XVI y XVII, en RECOLLECTIO 5, 1982, pp. 5-47.

- Historia de los Agustinos Recoletos, Vol. I. Ed. Augustinus, Madrid 1995 (sigla: H.A.R.).

- La Orden de Agustinos Recoletos, Evolución Carismática, CUADERNOS DE RECOLECCIÓN, NÚMERO 1, Editorial Augustinus, Madrid, 1988 (sigla: la O.A.R.).

- La Orden de Agustinos Recoletos, en ACTA ORDINIS, Vol. XXVII, Enero-Junio 1992, Núm. 86, pp. 7-70.

- Reseña histórica de la Orden de Agustinos Recoletos, en ACTA ORDINIS, Vol. XVIII, Enero-Junio 1980, No. 70 , p p . 9-32.

- San Agustín monje y padre de monjes, en MAYÉUTICA (re­vista), Vol. VI, 1980, No. 16, pp. 5-32.

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12 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

MORRAS Ursúa, Ángel: Agustín de Hipona, 354-430. Ediciones Paulinas, Caracas, 1982.

ONGAY, Julián: Semblanzas de san Agustín o el hombre más huma­no y más divino. Editorial ORSA, Manizales, Colombia, 1955.

OROZ Reta, José: San Agustín, semblanza para jóvenes. Librería Editorial Augustinus. Madrid, 1966.

POSIDIO, san: Vida de san Agustín, Editorial BAC, Obras de san Agustín, Vol. I, 5§. edición, 1979.

RADA Alsina, José: Fundación del convento de Santa Cruz de la Popa en Cartagena de Indias, en RECOLLECTIO, Vol. IV, 1981, pp. 299-366.

RESTREPO Mesa, Alonso: Recuento Histórico, Provincia de Nues­tra Señora de la Candelaria, 1940-1989. Editorial Carrera 7a. Ltda., Bogotá, 1989.

SALAS Baptista, Daniel: Breve monografía de las casas y ministe­rios actuales de la Provincia, en BOLETÍN DE LA PROVIN­CIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA, Abril-Diciembre 1978, No. 558, pp. 137-186.

- Sumario de la obra misionera de la Iglesia Católica en los Llanos de Casanare, en BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA, Mayo-Agosto 1983, No. 572, pp. 123-159.

SALAZAR, José Abel: Agustinos Recoletos, en BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO, Enero-Ju­nio 1983, pp. 5-29.

TRAPE, Agustín: San Agustín, el hombre, el pastor, el místico. Pre­sentación y traducción de Rafael Gallardo García, O.S.A. Edito­rial Porrúa, S.A., México, 1987.

JUSTIFICACIÓN

t - n 1983 se hizo la primera publicación, a modo de ensayo, del presente curso. Era apenas eso: un ensayo tendiente a instruir a nuestros aspirantes a la vida religiosa agustino-recoleta en los diferentes aspectos relacionados con todo lo Agustiniano, de tal manera que no entraran completamente en ayunas de un tema tan indispensable. Conocer es amar. Tal vez así, conocien­do de antemano a san Agustín y a la Comunidad, podrían amar­los más y animarse a entrar.

Los frutos no se hicieron esperar, y muy positivos; poco a poco se fueron haciendo nuevas impresiones del curso de una mane­ra, podríamos decir, casera, empleando el mimeógrafo. Hoy, cuando han pasado 11 años de ese primer intento, son ya varios los sacerdotes, muchos los estudiantes y muchísimos los jóvenes beneficiados con el curso. Se sabe que otras provincias de la Orden lo adoptaron con la misma finalidad.

Animado, pues, con estos resultados y por sugerencia del Go­bierno provincial de la Candelaria, he resuelto revisar, comple­tar y hasta cambiar gran parte de todo el curso, redactándolo de nuevo, especialmente las 11 primeras lecciones, siempre con la misma finalidad y los mismos destinatarios: posibles aspirantes a nuestra vida, que se encuentran en la etapa de seguimiento.

Es importante tener presente esto último a la hora de estudiar el curso; la metodología y el contenido mismo están hechos pen­sando en los (las) jóvenes. No se trata, pues, de un trabajo cien­tífico o de investigación; quienes intenten emplearlo como fuen-

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14 JUSTIFICACIÓN

te bibliográfica o de consulta les sugeriría más bien acudir a la bibliografía indicada en el mismo.

Abundan las citas de los autores mencionados, tanto directas como indirectas, lo que podría dar a este trabajo el aspecto de plagio. En realidad, no intentamos inventar nada sino extraer y conden­sar en estas páginas 16 siglos de historia agustiniana. De esa manera, el lector sabrá dónde se encuentra cada tema y podrá acudir a la fuente como acudimos nosotros.

Se traen bastantes citas agustinianas extraídas de las Confesio­nes, entre otras obras de san Agustín, sobre todo en las 11 primeras lecciones para hacer que el lector se vaya entrenando en la lectura y comprensión del Santo. También se traen aspec­tos del santo obispo de Hipona hasta ahora no muy conocidos por lo sencillos y aparentemente intrascendentes; es el caso, por ejemplo, de la lección 10, nos. 4 y 5 sobre los viajes y la salud física del Santo; tienen por objeto ilustrar e impresionar la mente del joven sobre los aspectos más humanos de san Agustín.

Igualmente, la parte histórica, por ejemplo la lección 17, Nos. 4 y 5: se presenta el tema tan desmenuzado que podría parecer superfluo a los religiosos de cierta edad, no así a los jóvenes a quienes seguramente les interesa saber qué es, cómo marcha y cómo está organizada nuestra Orden.

Los que ya llevamos años de vida religiosa agustiniana tenemos que confesar que en el momento de entrar a la Comunidad, y aún después, era y sigue siendo muy poco lo que sabemos sobre la misma, fuera de algunas frases sueltas de san Agustín y unos cuantos datos de historia, no siempre exactos. Con el presente trabajo se pretende, pues, llenar estos vacíos en los que tienen la misión de sucedemos y tomar los puestos de vanguardia.

Finalmente, el curso es eso y solamente eso: AGUSTINISMO. Resulta muy difícil, poco menos que imposible, resumir en unas pocas páginas 16 siglos de historia; más difícil todavía salimos del

JUSTIFICACIÓN 15

tema para incluir, por ejemplo, técnicas de cultivo vocacional, documentos de la Iglesia o aspectos relacionados con la forma­ción cristiana de nuestros aspirantes. Correría el riesgo de perder­se la unidad y la finalidad del curso.

La dedicatoria lo dice todo: se trata de un modesto obsequio a la Provincia de la Candelaria (y, por qué no, a toda la Orden si desea servirse de él), en momentos en que el florecimiento, inte­rés y trabajo vocacional están más vivos que nunca. Y, ante todo, una ayuda a la juventud, masculina y femenina, para clarificar ideales y dar sentido a sus vidas, ojalá dentro de nuestras filas agustinianas.

« El autor.

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PROLOGO A LA TERCERA EDICIÓN

Homenaje a la Recolección Americana en el IV centenario de su nacimiento

V^on mucho agrado ponemos a disposición de la Provincia de la Candelaria, y de toda la Orden, esta tercera edición, comple­tamente revisada y aumentada en relación con las dos ediciones anteriores. Los cambios más notables son los siguientes:

• Se han revisado cuidadosamente todas las citas y notas al pie de página que, por la premura de las dos ediciones ante­riores, no fueron bien elaboradas. Igualmente, se han corre­gido algunos errores gramaticales y mecanografieos.

• Las continuas llamadas de una lección a otra o, si así pue­den llamarse, lugares paralelos, lo mismo que el uso de la negrilla, tienen una finalidad pedagógica: ayudar al lector a estar refrescando y memorizando conocimientos.

• En cuanto al aumento, el curso se ha actualizado de acuer­do con datos y hechos aparecidos últimamente y se han agregado varios temas que juzgamos de mucha utilidad, como los consignados en las lecciones 11,7.9; 20,3 y comple-

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8

mentaría 4. La lección 19, sobre la Provincia de la Candela­ria, también ha sido revisada de modo especial y se han incluido las direcciones de las casas. De la misma manera, se han agregado algunas LECTURAS que faltaban.

• Finalmente, juzgamos de suma utilidad el índice alfabético al final. Lección 1

LA PATRIA DE SAN AGUSTÍN (Hoy Argelia)

1 . África primitiva

Antiguamente Europa estaba unida con África. Desde Gibraltar, sur de España, se podía ir a pie o a caballo hasta Tánger, norte de África. Las costas de una y otra, así como la flora y la fauna, no tenían mayores diferencias.

Con el correr de los siglos África y Europa se separaron: el mar se abrió paso a través del estrecho de Gibraltar, produciéndose cambios sustanciales en el norte de África; gran parte de la re­gión se tostó por el sol, las tierras dejaron de ser frescas y húme­das y apareció el actual desierto del Sahara. Sin embargo, el litoral norte continuó siendo fértil y, por lo tanto, apto para el cultivo agrícola. El pueblo que lo habitaba tenía, en su mayor parte, ojos azules, piel y cabellos oscuros.

¿Cuándo sucedió todo esto?. Imposible saberlo con precisión, como tampoco se sabe cómo ocurrieron otros cambios que ha tenido la tierra.

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20 LECCIÓN 1, 2

Seguramente los pobladores de estas tierras llegaron desde Eu­ropa por el estrecho de Gibraltar, o también desde Italia o Gre­cia. Resistieron la dominación de diferentes culturas, conserva­ron sus propias tradiciones e identidad y perseveraron en la mis­ma lengua.

Estos habitantes recibieron el nombre de Bereberes, que here­daron de los romanos, quienes llamaron, al menos a algunas tribus, con el nombre de Bárbaros.

Dentro de este pueblo se distinguen los Númidas, que habitaban la región o provincia de Numidia, a la cual pertenecía la familia de Agustín. No constituían una raza distinta sino que son variaciones de un mismo grupo racial: el de los Bereberes. Eran de rostro más amarillento y oscuro, con características secundarias propias de los fenicios, de los griegos, de los romanos y de los judíos.

«No se ha estudiado a fondo la lengua de este pueblo, aunque todavía se sigue hablando en muchas partes de los Bereberes de nuestros días. Los filólogos parecen estar de acuerdo en que esa lengua pertenece a la misma familia de la lengua hablada por los antiguos Egipcios»1.

Queda, pues, claro que la familia de san Agustín era númida, de la raza de los bereberes.

2 . África romana. Idiomas

Los romanos llegaron por primera vez al norte de África en el año 146 antes de Cristo. La primera ciudad que conquistaron fue Cartago, que tanta importancia tendrá después en la vida de san Agustín. Allí organizaron la más antigua de las provincias de ultramar y desde allí extendieron las conquistas al resto de África (lee. 3,4).

1 j . OROZ, San Agustín, semblanza para jóvenes, 12-13.

LECCIÓN 1,2 2 1

En cuanto a los idiomas, hay que decir que además de las len­guas indígenas, propias de cada grupo como el púnico, juega un papel importante, aunque no decisivo, el griego. Esclavos, comerciantes, marineros, empleados, médicos y hasta gente de alguna cultura fueron llegando al norte de África desde el mundo griego. Tal es el origen de esta lengua en tierras africanas.

Sin embargo, no es el griego sino el latín de los romanos el que va a dominar. Son, pues, tres los idiomas que existen en el mo­mento de nacer Agustín: el púnico, que es la lengua de los pequeños pueblos y de los barrios marginados de las grandes ciudades; el griego, hablado por comerciantes o filósofos; y el latín, que usan los que se precian de poseer una buena educa­ción, como san Agustín.

La fertilidad de las tierras, la facilidad de las comunicaciones con Roma y el abundante intercambio comercial fueron convirtien­do poco a poco al África del norte en uno de los graneros de Roma, expresión ésta que puede sonar a espejismo, ya que

"la paradoja de África era alimentar a Roma y alimentarse mal a sí misma. El granero del mundo antiguo apenas podía abastecer a su población de unos seis millones de habitantes"2.

Muchos nobles romanos compraron posesiones y construyeron grandes y elegantes mansiones en la tierra de san Agustín. Años más tarde el Santo hará alusión a estas mansiones rodeadas de pobres por todas partes (ver sermón 345,1).

«En virtud de las circunstancias, el África romanase va latinizando poco a poco, a medida que se debilita el elemento indígena y se afianza el poder de los conquistadores. Se puede decir que el progreso de la conquista anda paralelo con el avance de la roma­nización, como se puede ver por los gráficos que ofrecen los au­tores. Cuando el cristianismo se implanta en África, afianza sus

A. C. HAMMÁN, La vida cotidiana en África del Norte en tiempos de san Agustín, Talleres Ausonia S. A., Iquitos, Perú, 1989, 140. Cf. lee. 11,7.

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22 LECCIÓN 1, 3

raíces en suelo latino, incluso más de lo que ha podido hacer en Roma. Tradicionalmente, la Iglesia de África es una Iglesia latina. Precisamente, esa será su fuerza, pero también ahí estará su debi­lidad»3.

3. África cristiana

Los primeros documentos que nos hablan del cristianismo en el norte de África con un pasado largo y glorioso datan del año 180; antes de esta fecha no hay nada que nos diga cuándo llegó la fe a estas regiones; es de suponer que muy temprano, aprovechando el intercambio cultural y comercial de que se ha hablado antes.

La Iglesia no caló en las grandes masas, especialmente de cam­pesinos, y sí floreció en las grandes ciudades; es por lo tanto una Iglesia urbana. Tampoco progresó en el mundo griego, y me­nos en el indígena, sino en el mundo romano; es, por tanto, Iglesia latina, y solamente latina, hasta tal punto que para ser verdaderamente cristiano había que hablar el latín (recordemos que el latín fue la lengua oficial de la Iglesia hasta antes del Con­cilio Vaticano II).

Durante los siglos III y IV la Iglesia africana era muy fuerte y el episcopado estaba muy bien organizado. El número de obispos era realmente numeroso; por ejemplo: hacia el año 220 se re­únen 90 obispos africanos para juzgar a un colega suyo. En el año 256, con san Cipriano a la cabeza, se reúnen 87 obispos para examinar el problema del bautismo administrado por los herejes. En el año 335 se reúnen en Cartago 270 obispos donatistas, y en el 394 se reúnen otros 310 en la Numidia. En el 411 una gran reunión enfrenta a 286 obispos católicos y 279 donatistas en la célebre Conferencia de Cartago, en la que Agustín desempeñó el papel más importante4.

J. OROZ, ob. cit. 18. Cf. J.OROZ, ob. cit. 19.

LECCIÓN 1, 3 23

Aparentemente las cifras anteriores no tienen mucho interés hoy en día; pero sí demuestran que la Iglesia africana era muy pujan­te e influyente en tiempos de san Agustín.

Sin embargo, no todo era color de rosa; trabajar con las masas populares nunca ha sido fácil; tampoco lo era en África. En muchas partes las grandes masas se dejaron ganar por la cultura y el Evangelio; en el norte de África, por el contrario, esas ma­sas permanecieron rebeldes a todo lo que decía relación con la cultura romana, incluso con el Evangelio; si alguna vez se doble­gaban, era a la fuerza y por salvar las apariencias; cuando tenían la oportunidad se rebelaban y volvían a sus antiguos ídolos.

Había muchas Iglesias y con multitud de fieles, es cierto, pero también con un cristianismo muy superficial; difícilmente acep­taban a Cristo y lo abandonaban con facilidad. Este será uno de los temas preferidos por san Agustín en sus predicaciones: la superficialidad de los cristianos. •

Este carácter del cristianismo africano se manifestó muy pronto, incluso con cismas y herejías, como en el caso de los donatistas, así llamados por su fundador el obispo Donato. ¿Cómo sucedie­ron las cosas?

Cuando murió Mensurio, obispo de Cartago, eligieron para suce-derle al obispo Ceciliano, pero algunos opositores no quisieron reconocerlo, entre ellos Donato, que era obispo de Numidia. En un concilio que hicieron los opositores en Cartago, en el año 312, depusieron a Ceciliano y en su lugar eligieron a un tal Ma-yorino, al cual sucedió muy pronto el mismo Donato, quien organi­zó muy bien el partido de la oposición y dio nombre a la secta de los donatistas. Enseñaban, entre otras cosas, que ellos eran la ver­dadera y única iglesia católica en el norte de África, y que los sa­cramentos administrados por sacerdotes indignos eran inválidos.

El donatismo tiene mucha importancia en la historia agustiniana porque san Agustín, luchando contra ellos, tuvo la oportunidad

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24 LECCIÓN 1, 4

de desarrollar toda su doctrina sobre la Iglesia y los sacramentos. Afirmaba, por ejemplo, que Cristo es el autor de los sacramen­tos y los obispos y sacerdotes son simples ministros o canales por los que la gracia se comunica a las almas. Esta ha sido siem­pre la doctrina de la Iglesia.

4. Tagaste (hoy Souk-Ahras)

Políticamente, Tagaste no era una gran ciudad; más aún, no pasaba de ser un pueblo pequeño, pues sólo tenía los estu­dios que hoy podríamos llamar primarios o elementales; los secundarios o bachillerato debían hacerlos en otros lugares, como Madaura, a donde tuvo que ir san Agustín.

Sí tenía, por otra parte, cierta importancia comercial, pues se encontraba en el cruce de caminos importantes que unían el norte con el sur y el oriente (Cartago) con el occidente. No era, pues, un pueblo aislado sino que tenía la oportunidad de codear­se con muchos viajeros, especialmente comerciantes e intelec­tuales.

Geográficamente, pertenecía al amplio y fértil altiplano de la Numidia, a 675 m. sobre el nivel del mar, en un lugar ameno y fresco, lleno de bosques menores, rico en cereales, frutas y pas­tos; formaba parte del granero de Roma.

«La Tagaste romana yace sepultada bajo las blancas casas de la moderna Souk-Ahras (Argelia) o bajo el verde de los olivos en alguna de las colinas vecinas. Pero las excavaciones que han sa­cado a la luz las soberbias ruinas de otras ciudades de la antigua Numidia, nos permiten darnos una idea de sus vías, de sus casas, de sus monumentos —el foro, las termas, el teatro, el circo— y nos permiten también comprender —y en parte excusar— aquel enfático título de 'ilustrísimo' de que se preciaba el consejo muni­cipal»5.

5 A. TRAPE, San Agustín, el hombre, el pastor, el místico, p. 4.

LECCIÓN 1, 4 25

En cuanto al aspecto socio-económico, existían tres clases sociales bien definidas, como en el resto del norte de África. Por una parte, la clase alta, la de los ricos con grandes posesiones y elegantes mansiones; vivían exclusivamente en las ciudades y no hablaban más que el latín. Por otra parte, la de los pobres, casi miserables; la clase baja de los campos o de los cordones de miseria alrededor de las mansiones de los ricos. No hablaban ni entendían más que el púnico.

«Entre estos extremos opuestos se había formado una clase me­dia, africana de origen, mas romana de formación y de mentali­dad, inserta ya plenamente en la organización del imperio: era la clase de los pequeños propietarios, que participaban en la direc­ción de los asuntos públicos y aspiraban a hacer que sus hijos recorrieran todos los grados de la instrucción para convertirlos, después, en magistrados, retóricos, juristas. A esta clase pertene­cía la familia de Agustín»6.

En relación con el aspecto cristiano, son pocas las noticias que se tienen hasta la llegada de Agustín; con él, Tagaste sale del anonimato, sobre todo como iglesia. Tal vez no se sabría nada de ella si no hubiera nacido allí san Agustín.

Como todos los centros urbanos del norte de África, Tagaste también sufrió la invasión donatista, que dividió la Iglesia; pero, a diferencia de los demás centros cristianos, muy pronto volvió al seno de la Iglesia Católica, hacia el año 349. Mientras todos los obispos católicos tenían que tolerar al lado suyo a uno dona­tista, el de Tagaste gozaba de paz completa en este sentido y él solo estaba al frente de su grey.

En este estado de cosas, cuando la Iglesia de África se encontra­ba dividida, pero la de Tagaste completamente unida alrededor de su obispo católico, viene al mundo Agustín.

A. TRAPE, ob-cit. 5.

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26 LECCIÓN 1, LECTURA

LECTURA Las Confesiones de san Agustín

Cuando se habla de Agustín, siempre se asocia su vida con el famoso libro autobiográfico «Las Confesiones».

Este género literario tiene fama. Existen confesiones filosóficas y confesiones piadosas; como también existe una infinidad de confesiones para atraer a un público ávido de sensacionalismo. En cualquier librería y hasta en los puestos de revistas, el lector actual, miembro de una sociedad de consumo, también encuen­tra este falso alimento para aumentar la ola de erotismo que se extiende por todo el mundo. Y compra este subgénero literario para matar el tiempo.

Las Confesiones de san Agustín no se parecen a este género de literatura fácil que se lee y se echa a la basura. No creas que vas a encontrar relatos impresionantes, escenas escabrosas como las que lees en algunas novelas, o algo semejante al estilo de una fotonovela.

Para Agustín, la palabra Confesión, además de confesar peca­dos, significa alabar a Dios y confesar nuestra fe en Él. Es un verdadero himno de alabanza de un corazón arrepentido. He aquí sus propias palabras:

"Recibe, Señor, el sacrificio de estas confesiones por medio de esta lengua que me diste y que excitas para que alabe tu nombre. [...] Que te alabe mi alma, para que pueda llegar a amarte; que te confiese todas tus misericordias y por ellas de alabe. No cesa en tu loor ni calla tus alabanzas la creación entera; ni las calla el espíritu, que habla por la boca de quienes se convierten a Ti...»7.

Confesiones V,1,1.

LECCIÓN 1, LECTURA 27

A pesar de narrar sus extravíos, sus errores y sus pecados, la intención es mostrar su pequenez comparada con la grandeza y la misericordia de Dios. Son más una oración dirigida a Dios que un discurso a los hombres. Continuemos con sus propias pala­bras:

«Permíteme, sin embargo, hablar ante tu Misericordia, a mí, que soy polvo y ceniza; déjame hablar, pues hablo a tu Misericordia, y no a un hombre burlón que pueda reírse de mí. Quizás aparez­co risible ante tus ojos, pero Tú te volverás hacia mí lleno de mi­sericordia»8.

8 Ib. 1,6,7.

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28 LECCIÓN 1, CUESTIONARIO

f \ Cuestionario

1. ¿A qué raza pertenecía san Agustín? Describe breve­mente sus características.

2. ¿Qué ambiente cultural y religioso existía en el mo­mento de nacer Agustín?

3. ¿Qué parecidos y diferencias ves entre el cristianismo africano del siglo IV y nuestro cristianismo de hoy?

a. Parecidos. b. Diferencias.

4. Describe, con tus propias palabras, lo que entiendes por confesión en sentido agustiniano.

5. ¿Sabes algo de san Agustín? Describe, con toda since­ridad y brevedad, lo que en este momento sabes de él, antes de comenzar el presente curso.

Seguimos a Cristo en aquello en ¡o que lo imitamos

(San Agustín, La santa virginidad 27,27).

Lección 2

NACIMIENTO, INFANCIA Y PRIMEROS ESTUDIOS

(Edad: 1 a 15 años)

Nota preliminar

Todo lo que vas a leer acerca de san Agustín se apoya en dos fuentes muy seguras: primero, las Confesiones del Santo, (lec­turas 1 y 2); segundo, la «Vida de san Agustín», escrita por san Posidio, compañero del Santo y a quien el mismo Agustín llama «Santo hermano y coepíscopo mío»1. Es la biografía más anti­gua que se conoce del obispo de Hipona (ver lección 8, lectura). Además, tanto para la parte biográfica del Santo como para la parte histórica de la Orden, se echa mano de autores connota­dos, pocos pero muy confiables. Son los que aparecen en la bibliografía al comienzo. Sobresale en la actualidad, como histo­riador de la Orden, Ángel Martínez Cuesta, OAR.

Carta 104,1,1.

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30 LECCIÓN 2, 1-2

1. Nacimiento

Agustín nació el 13 de noviembre del año 354. Aunque nacido de una madre cristiana, no fue bautizado inmediatamente. Era común, sobre todo en el norte de África, la costumbre de diferir el bautismo para una edad más avanzada.

"Se creía que los pecados cometidos después del sacramento de la regeneración no podían ser expiados tan fácilmente como los come­tidos antes. Costumbre peligrosa que la Iglesia se apresuraría a con­denar. Muchos jóvenes, en efecto, animados a veces por sus pa­dres: 'Dejemos hacer lo que quieran, porque no están todavía bau­tizados', se abandonaban a los vicios, con la seguridad de que un día el agua del bautismo lavaría todas las manchas del pecado"2.

Mónica siguió la costumbre de su país y la tradición de la Iglesia, pero no dudó en inscribir inmediatamente a su hijo entre los catecúmenos; el rito fue sencillo: se hizo la señal de la cruz sobre su frente y en sus labios se puso un poco de sal bendita. Así permanecerá por espacio de 32 años largos.

Juntamente con el alimento materno, la madre fue infundiendo en el corazón del hijo el nombre de Cristo, nombre que nunca se apartará del corazón de Agustín, ni siquiera cuando camine des­carriado entre los herejes maniqueos (ver lección 4,5).

2. Ambiente familiar

"Agustín nos hizo saber poco acerca de su familia. [...] Los espe­cialistas están de acuerdo en que los antecedentes raciales de Agustín eran probablemente una mezcla de las razas predomi­nantes en el norte de África: beréber, fenicia y latina. [...] La orto­grafía del nombre de la madre de Agustín, Mónica (Mónica), indi­ca que ella era de origen beréber"3.

2 J. OROZ, ob. cit. 23; cf. Conf. 1,11,18. 3 A. FITZGERALD, OSA, "Diccionario de san Agustín". Editorial Monte Carmelo,

Burgos, España, 2001, 556.

LECCIÓN 2, 1-2 31

La familia de Agustín no era rica pero sí distinguida y apreciada. Como se dijo en la lección 1,1 y 4, pertenecía a la clase media. Su padre, Patricio, tenía una pequeña propiedad y era emplea­do público: pertenecía al consejo municipal de Tagaste. Mónica era noble y virtuosa, cualidades que la hacían respetable y queri­da de todos.

De origen africano pero romanizada, la familia de Agustín ha­blaba latín y solamente latín. Esta fue la lengua que él dominó completamente, en la que se expresaba y escribía y la que le sirvió para su fecundo apostolado. La aprendió desde niño, en­tre las caricias de las nodrizas, los juegos con los compañeros y las enseñanzas de la madre4.

También aprendió el griego, pero apenas lo suficiente para con­sultar la Biblia escrita en este idioma, e incluso para corregir las traducciones latinas que había en el norte de África. Lo apren­dió a la fuerza y bajo la amenaza de los castigos en la escuela:

«Ni siquiera ahora acierto a comprender claramente por qué mo­tivo aborrecía yo las letras griegas, en lasque se me había inicia­do desde muy niño»5.

Del púnico apenas conocía algunas palabras y nunca se expre­saba en esta lengua. Si alguna vez tenía que comunicarse con fieles que no sabían otro idioma, debía usar intérprete.

Religiosamente, el hogar de Agustín era cristiano, aunque no totalmente: Patricio era pagano y Mónica cristiana de tiempo completo. También había diferencias de carácter: mientras el de Patricio era áspero y brusco, el de Mónica era suave, persuasi­vo, paciente. El siguiente testimonio del mismo Agustín nos ha­bla de cómo andaban las cosas en su hogar:

Cf. Conf. 1,14,23. Ib. 1,13,20.

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32 LECCIÓN 2, 1 -2

«Era mi-padre por una parte muy benigno y amoroso, por otra muy iracundo y colérico; cuando ella lo veía enojado, tenía cuidado de no contradecirle ni de obra ni de palabra; después, cuando la oca­sión le parecía oportuna, y pasado aquel enojo lo veía sosegado, entonces le informaba bien del hecho, si acaso aquel enojo había nacido de su falta de consideración y de no estar bien informado»6.

La paciencia de Mónica produjo excelentes resultados: logró que su esposo se bautizara al final de su vida y muriera en la Iglesia Católica7.

Pero lo que más admiraba Agustín en su padre fueron los esfuer­zos de éste para darle una educación lo más completa posible, aún fuera de Tagaste:

"¿Quién no ponía entonces por las nubes a mi padre, un hombre que iba más allá de las posibilidades de su fortuna para gastar con su hijo todo lo que fuese necesario, incluso lo que ocasionara un lejano viaje por razón de estudios? Porque muchos de sus conciu­dadanos, harto más ricos que él, no se tomaban por sus hijos tal cuidado"8.

Seguramente querrás saber algo más sobre el resto de la familia de Agustín. De hecho, hubo otros hijos en el hogar de Patricio y Mónica. Tuvieron, por lo menos, dos hijos y dos hijas. Entre ellos, Navigio, quien se convirtió junto con Agustín, y una her­mana, cuyo nombre se ignora, aunque muchos la han llamado Perpetua (pero sin fundamento alguno), que se casó, enviudó y fue superiora del monasterio de Hipona fundado por san Agustín para mujeres (lee. 12,4 d); él mismo la llama "La santa superio­ra, mi hermana"9, pero sin dar el nombre. ¿Sería ella la madre del sobrino, de quien se hace mención en la lección 8,8?

6 Ib. IX,9,19. 7 Cf. Ib. IX,9,22. 8 Conf. Il,3,5. 9 Carta 211,4.

LECCIÓN 2, 3 3 3

"Cuando Agustín nació, Mónica tenía veintitrés años, pero él nunca informó sobre el número o las edades de sus hermanos o hermanas. Así que no podemos declarar con fiabilidad cuántos hijos dio a luz Mónica y en qué orden. [...] Agustín y Posidio mencionan una her­mana, a quien la tradición conoce con el nombre de Perpetua"10.

La figura de Aurelio Agustín, como se le llamó desde el princi­pio, se destaca rodeado de una intensa luz. Sus hermanos que­daron en la penumbra. De acuerdo con las costumbres de la época, los apellidos no tenían importancia; por eso de Agustín sólo se conoce el nombre.

3. Influencia de Mónica

Desde sus primeros años Agustín se manifiesta como un niño de ingenio vivo, entendimiento despejado, muy amigo del juego y poco del estudio, fácil de palabra, y de encantadora conversa­ción. Sin duda alguna era un verdadero líder, el cabecilla del grupo, presagio del futuro dominador de almas.

Afortunadamente no tenemos que acudir a fábulas e imaginacio­nes para hablar de la infancia de Agustín, como sucede a menudo con otros santos: si no se sabe nada de ellos en sus primeros años, hay que inventar, echar mano de la imaginación. En el caso presente, es el mismo Agustín el que nos habla de sí mismo:

"No era desobediente por elegir otra cosa mejor sino por afición al juego. Amaba en las competencias el orgullo de las victorias, me agradaba que halagasen mis oídos con mentirosas fábulas, para sentir así más ardiente comezón, y la misma ávida curiosidad hacía brillar más y más mis ojos por los espectáculos, juegos de los ma­yores"1'.

10 A. FITZCERALD, ob. cit. 557, columna. 2.

" Conf. 1,10,16.

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34 LECCIÓN 2, 3

Mientras tanto ahí estaba Mónica, sembrando en su corazón la fe y la moral que ella había recibido en el hogar. Es el mismo Agustín el que habla de la madre en varios textos de las Confe­siones12; vale la pena leerlos con detención y, por qué no, con veneración para darnos cuenta de cómo fue educada para luego educar a sus hijos, empezando por el mismo Agustín, la gran esperanza de la familia.

Mónica había nacido en el año 331 en Tagaste, en el seno de una familia de antiguas tradiciones cristianas. No se sabe cuán­do se casó, pero sí sabemos, como se acaba de decir, que tenía 23 años cuando nació Agustín, que parece fue el primogénito de la familia. Su vida cristiana la describe así el Santo:

"Casta y sobria, asidua en la limosna, devota y sometida a tus santos; que no dejaba pasar día sin llevar la ofrenda a tu altar; que dos veces al día, mañana y tarde, sin fallar visitaba tu iglesia, y no para hablar vanamente y charlar con las otras mujeres, sino para oír tu palabra y hacerte oír su oración"13.

"En cierta ocasión, habiendo caído Agustín gravemente enfermo con una violenta fiebre y fuertes dolores de estómago, hasta el punto de temerse por su vida, pidió con insistencia el bautismo. Parece extraño este gesto del niño, pero ciertamente se trata del efecto de las lecciones de la madre. Mónica quiso satisfacer el deseo de su hijo; pero, de pronto, el enfermo comenzó a mejorar, y el bautizo fue diferido para otra ocasión.

La influencia de Mónica en la formación de Agus-tín fue extraor­dinaria. Eso se debe a la educación que ella misma había recibido en su casa paterna"14 (ver lección 7, lectura).

12 Cf. 111,11 y 12; V,8 y 15; VI,1 y 2; IX,8-13. 13 Conf.V,9,17. 14 A. MORRAS, Agustín de Hipona, 8.

LECCIÓN 2, 4 35

4. La escuela de Tagaste

Nada más duro para Agustín que tener que estudiar, a pesar de estar sobrado de inteligencia frente a los otros niños de su edad. Prefería el juego, la calle, los fraudes y las mentiras a estar sen­tado en los bancos de la escuela oyendo la misma cantinela: "Uno y uno, dos; dos y dos, cuatro..."15.

Pero a lo que más le temía era a la férula o varita con la que el maestro castigaba a los alumnos indisciplinados; por lo visto Agustín fue muchas veces castigado con ella, pues no hay otra explicación de su sencilla oración de niño: "¡Oh Dios mío, haz que no sea castigado hoy en la escuela!"16.

"Y no es que nos faltase, Señor, memoria ni inteligencia, que nos las diste, por tu voluntad, suficientes para aquella edad. Pero nos agradaba jugar y eso lo castigaban en nosotros quienes no obra­ban de otra suerte. Sólo que las diversiones de los mayores llamábanse negocios y aunque las de los niños sean de la misma especie, son éstos castigados por los adultos»17.

Ni la enfermedad anterior, ni los castigos, ni las amonestaciones de la madre parecían corregirlo-, al contrario, volvía a las fechorías siempre que se le presentaba la ocasión.

"Cometía también hurtos en la despensa y en la mesa de mis pa­dres, bien dominado por la gula, bien para tener que dar a los muchachos que, disfrutando en el juego tanto como yo, me ven­dían, no obstante, el jugar conmigo. Y hasta en el juego hacía fraudes, dominado por mi vano afán de sobresalir"18.

De todo lo anterior podemos deducir que no hay mayores dife­rencias entre el niño Agustín y los niños de hoy. Se dice popular-

15 Conf. 1,13,22. '<• Ib. 1,9,14. 17 Ib. 1,9,15. " Ib. 1,19,30.

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36 LECCIÓN 2, 4

VISTA GENERAL DE SOUK AHRAS, IA ANTIGUA TAGASTE

mente que «los niños son iguales en todo el mundo» (y en todas las épocas). Varían las condiciones ambientales y culturales, los siste­mas de vida, los progresos técnicos en que se levanta la niñez, pero, psicológicamente, parece que... todos los niños son iguales.

No podemos deducir, por otra parte, que la niñez de Agustín hubiera sido negativa y llena de pecados, como afirma él mismo en las Confesiones, donde se da a sí mismo títulos despectivos como "Tan pequeño niño y tan gran pecador"19; "Mis perversas sendas"20; "¿Qué cosa, en fin, más deforme a tus ojos que yo mismo?21; "Quiero traer a la memoria las fealdades de mi pasa­do y las carnales corrupciones de mi alma"22.

En el No. 6 se hablará de su índole, para luego sacar la conclu­sión de que en el fondo era un muchacho bueno por naturaleza; y en la lección 11,3 se hablará del fenómeno Agustín narra­do y Agustín narrante (ver lectura de la presente lección).

19 ib. 1,12,19. 2,1 Ib. 1,15,24. 21 Ib. 1,19,30. 22 Ib. 11,1,1.

LECCIÓN 2, 5 37

5. La escuela de Madaura (hoy Mdaourouch)

"Quizás era la primera vez que el niño Agustín salía de Tagaste. Madaura presentaba el aspecto aristocrático de una gran ciudad, rica en monumentos, sede importante de los estudios y de la cultu­ra. Por todas partes templos, arcos de triunfo, termas, pórticos, esta­tuas. Especialmente, estatuas"23.

¿Por qué fue Agustín a Madaura? Ya se dijo (lee. 1,4): Tagaste sólo tenía estudios elementales; lo que hoy podríamos llamar bachillerato había que estudiarlo en otra parte.

Con miles sacrificios Patricio logró conseguir lo necesario para que su hijo pudiera estudiar en Madaura durante 5 años (de los 11 a los 15).

Madaura estaba situada a 24 kilómetros de Tagaste. En su mayor parte era pagana: Los monumentos, los estudios, la cultura en general era de contenido pagano; sobre todo las estatuas, desnu­das en su mayoría según la costumbre pagana, impresionaron de tal forma la mente viva y sensible de Agustín, que llegó incluso a identificarse con algunos de los personajes que representaban, como es el caso de Apuleyo, hijo de Madaura, orador, filósofo, taumaturgo a lo pagano; casi todos los africanos hablaban de él y sus paisanos prácticamente lo divinizaron. Sus milagros eran con­siderados por los paganos como superiores a los de Jesucristo.

Agustín estaba en la edad precisa de la imitación; es la época en que los niños y adolescentes necesitan ídolos, modelos para imi­tar; probablemente se despertaron en él los deseos de emular a Apuleyo y a otros.

La vida en Madaura no era apta, pues, para el cristianismo; la fe del niño comenzó a debilitarse, los consejos de la madre fueron pasando a un segundo plano y las prácticas religiosas, ahogadas

J. OROZ, ob. cit. 30.

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38 LECCIÓN 2, 5

por el paganismo, no encontraron terreno abonado para seguir existiendo. Por más que un muchacho de la edad de Agustín hubiera querido perseverar, le hubiera sido muy difícil.

"El hijo de Ménica se iba olvidando de las lecciones de su madre y, al mismo tiempo, se alejaba del cristianismo. Y esto era el efecto no sólo de la influencia, invisible y poderosa al mismo tiempo, de la vida de su alrededor, sino también de la enseñanza profundamente imbuida de paganismo"24.

¿Qué hizo Agustín en Madaura? Ante todo leyó mucho, espe­cialmente los clásicos latinos: Horacio, Ovidio, Cátulo, Plauto, Terencio y, sobre todo, Virgilio que casi se lo aprendió de me­moria y a quien recordará ya adulto en sus escritos.

Pero especialmente estudió lo que correspondía al "pensum" de su tiempo: Gramática y Retórica o arte de hablar bien en público.

El estudio de la Gramática era realmente matador:

"El pasaje se leía primero en voz alta o se recitaba de memoria: se daba la máxima importancia a la dicción y a la puntuación. La puntuación a veces no era cierta, y entonces era precisa la ayuda del maestro. Como quiera que los libros tenían que ser copiados a mano, se comprende que había muchas variantes, y el maestro escogía la que más se conformaba con sus gustos.

Ofrecía también comentarios sobre el estilo del pasaje: el comen­tario literal y la explicación de cada una de las palabras conteni­das en el texto. La explicación literal comprendía una buena par­te de etimología. La explicación y el comentario eran tan exhaus­tivos que, con mucha frecuencia, se perdía por completo el senti­do general del pasaje, y el libro como conjunto desaparecía para convertirse en palabras aisladas cuyas sílabas y cuyas letras se analizaban hasta en sus más pequeños detalles"25.

24 J. OROZ, ob. cit. 30. 25 Ib. 31.

LECCIÓN 2, 5 39

El estudio de la Retórica era igualmente meticuloso; el autor preferido era Cicerón.

"La enseñanza de la retórica era, en parte teórica, y en parte, prác­tica. La finalidad era la elocuencia, que se podía emplear para demostrar un asunto, para probar una causa ante-los tribunales, o para convencer a uno. La teoría se remontaba más allá de la épo­ca de Cicerón: a los tiempos del movimiento sofístico en Atenas a finales del siglo V a. de C. Apenas sí había cambiado al pasar los años. Se enseñaba a descubrir lo que tenía que decir y a emplear el orden debido en su exposición.

La práctica, sin embargo, era lo importante y ocupaba la mayor parte del tiempo de las lecciones. El alumno se ejercitaba en cur­sos preparatorios que iban aumentando la dificultad de modo cre­ciente. Agustín parece tener un recuerdo en las Confesiones en torno a uno de esos ejercicios preparatorios, llamado 'descrip­ción del carácter'.

Aunque desde nuestro punto de vista, los métodos empleados entonces pueden parecemos vacíos, fríos y carentes de interés, hay que confesar que al menos se aguzaba el ingenio de los jóve­nes. Y al margen de los análisis formales, de las definiciones, divi­siones y subdivisiones sutiles, hechas según unos cánones ya fijos e invariables, hay que reconocer que al menos en algunas ocasio­nes, las digresiones, la imaginación y la emoción de los alumnos tenían suma importancia. Y, en todo caso, se adquiría un conoci­miento preciso y detallado del lenguaje.

Tal vez no era un conocimiento como el que pueda ofrecer la etimología de nuestros días, pero el análisis meticuloso de las palabras, de las sílabas e incluso de las letras ponía de manifiesto el sentido preciso de los vocablos"26.

La cita anterior ha resultado extensa, pero precisa y clara para entender el estilo que Agustín usará más tarde en todos sus es­critos. La estadía en Madaura lo marcó para toda su vida, pues

26 Ib. 32s.

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40 LECCIÓN 2, 6

durante su ministerio pastoral echará mano de las técnicas apren­didas, por ejemplo cuando da algunos preceptos de retórica en su obra sobre La Doctrina cristiana, libro IV, o cuando se trata de vencer a los herejes.

Patricio y Mónica se sentían orgullosos y tranquilos con su hijo, al menos en el aspecto de formación intelectual, pues poco a poco lo iban sacando adelante y cada vez ponían más las espe­ranzas en él.

6. índole de san Agustín

"Grácil de cuerpo, vivacísimo de espíritu, Agustín tuvo por natu­raleza un ánimo bueno, afectuoso, señoril; pero a la vez decidido y fuerte. Cosa que recordaba a su madre. Fue amante del orden, de la quietud, de la amistad; pero sobre todo de la verdad. Se conmovía fácilmente, despreciaba la iniquidad y, cuando la oca­sión lo requería, era inconmovible en sus propósitos"27.

Pero nadie más indicado que el mismo Agustín para decirnos quién y cómo era él:

"Porque yo existía entonces y vivía y sentía y tenía cuidado de la integridad de mi persona, vestigio de la secretísima unidad, de donde tuve el ser. Guardaba también con un sentido interior la integridad de mis sentidos y hasta en mis pequeños pensamientos sobre pequeños asuntos me complacía en la verdad. No quería ser engañado, disfrutaba de buena memoria, iba instruyéndome en el decir, me deleitaba en la amistad, huía del dolor, de la baje­za, de la ignorancia; ¿Qué había en un ser viviente tal, que no fuese admirable y digno de alabanza?"28.

Las dos citas anteriores no necesitan ni comentarios ni explica­ción; bastan por sí solas para sacar las siguientes conclusiones sobre su índole o modo natural de ser:

A. TRAPE, ob. cit. 18. Conf. 1,20,31.

LECCIÓN 2, 6 41

a. Intelectualmente estaba, como se dijo antes, sobrado; dos ejemplos lo confirman: leyó y entendió por sí solo las famo­sas «categorías» de Aristóteles; famosas no sólo por el conte­nido sino por el miedo que infundían en los alumnos cuando llegaba la hora de estudiarlas en la escuela.

Leyó también y comprendió por sí mismo todas las "artes liberales", así llamadas porque su estudio era monopolio de los libres y estaba prohibido a los esclavos y (lee. 5,2).

b. Fue, por otra parte, muy expansivo y rico de fantasía; todo lo observaba con atención, especialmente la naturaleza creada; esta su fantasía tuvo un terreno muy bien abonado en Tagaste; ya se habló de su geografía (lee. 1,4). En todos sus escritos, especialmente en los sermones, se manifestará esta cualidad y le ayudará a ser más agradable a los oyentes (lee. 6,4)29.

c. Delicado y respetuoso con sus padres, especialmente con la madre, la cual, por boca de Agustín, da el siguiente testimo­nio de él:

"... me llamaba 'buen hijo', y mencionaba con un inmenso sen­timiento de ternura que jamás había oído salir de mi boca contra ella ni una palabra que sonase a injuria"30.

d. Otra prueba de la índole naturalmente buena de Agustín es su rechazo a los eversores o revoltosos; se trata de un gru­po de estudiantes, inquietos y perturbadores, expertos en sabo­tear las clases en las escuelas. No los soportó ni como com­pañeros de estudio ni como alumnos en Cartago (lee. 5,6).

e. El otro aspecto que se ha de tener en cuenta es el senti­miento y el culto que rindió a la amistad; sobre este tema habría mucho qué decir de san Agustín (lee. 3,2 c; 4,8).

29 Cf. CARDONA, Carlos, San Agustín y el libro abierto de la creación, Ed. Kimpres, Bogotá, 2a. edición, 2002.

i0 Ib. IX,12,30.

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42 LECCIÓN 2, LECTURA

f. Junto a la amistad, el amor a la sabiduría, entendida no como simple ciencia humana, como la de un "sabelotodo", sino la sabiduría que nos une a Dios.

g. Finalmente, su amor a la verdad. Si había algo contrario a su naturaleza era la hipocresía, la doblez, las verdades a medias. Aquí está en gran parte la razón del éxito que tuvo en su lucha contra los herejes: primero se informaba muy bien sobre los hechos y luego los analizaba. Es lo que se llama "honestidad científica" (lee. 9,4).

Agustín no era, pues, como suele decirse, un pervertido, un pe­cador empedernido; era simplemente un hombre bueno pero descarriado, y el hecho de andar descarriado no quiere decir que sea malo.

LECTURA

Valor histórico de las Confesiones

"Las Confesiones de san Agustín no son una autobiografía rigu­rosa, pero sí una obra rigurosamente histórica, lo mismo cuan­do habla contra sí que cuando habla en su favor. San Agustín era de un temperamento esencialmente sincero y amigo de la ver­dad. Cuando escribe sus Confesiones se halla ya en las cumbres de la santidad. Si a veces se hallan en ellas frases de extremado rebajamiento, declarándose «el más pecador de los hombres», «un abismo de corrupción» o «un monstruo de iniquidad», estas frases no tienen en él más sentido que el que tienen en boca de los santos, que no implican sino un aspecto parcial y relativo de la realidad objetiva. En las Confesiones hay que distinguir, ade­más, el hecho del comentario. San Agustín expone ordinaria-

LECCIÓN 2, LECTURA 43

mente el hecho de modo escueto y riguroso, y sobre él se extien­de luego en amplios y sutiles comentarios. Véase, por ejemplo, el hecho del robo de las peras, referido en el capítulo 4 del libro II, al que sigue luego un comentario de varios capítulos»31.

Así comienza el libro II:

«Quiero ahora recordar las fealdades de mi vida pasada, las co­rrupciones carnales de mi alma; no porque en ellas me complaz­ca, sino porque te amo a Tí, mi Dios. Lo hago por amor de tu Amor, recordando en la amargura de una revivida memoria mis perversos caminos y malas andanzas. Para que me seas dulce Tú, dulzura no falaz, dulzura cierta y feliz; para que me recojas de la dispersión en la que anduve como despedazado mientras lejos de Tí vivía en la vanidad».

Tomado de Las Confesiones, Edición BAC, 1979, Prólogo, 4 1 .

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4 4 LECCIÓN 2, CUESTIONARIO

Cuestionario

1. ¿Qué concepto había del bautismo en tiempos de san Agustín?

2. Crees que hoy también existen conceptos erróneos acerca del bautismo? ¿Cuáles?

3. Describe un hogar moderno, pero que tenga sus pare­cidos con el de Agustín.

4. ¿Qué entiendes por "índole" de una persona?

5. ¿Qué es lo que más te llama la atención de la índole de Agustín y por que?

6. Cuando oyes decir a alguien que san Agustín era un "pervertido", un muchacho "muy malo", ¿qué le res­ponderías?

7. De acuerdo con lo que has aprendido hasta ahora, ¿crees que san Agustín manifestaba ya indicios de vo­cación religiosa o sacerdotal?

8. Escribe algunos parecidos entre un muchacho de hoy, de 7 a 15 años, y el Agustín de la misma edad.

¿Cómo van a seguir a quien no quieren acercarse? Y ¿cómo se van a acercar a aquel de quien

no quieren aprender la enseñanza: "Que soy manso y humilde de corazón?"

(La santa virginidad 51,52).

Lección 3

LOS ANOS DIFÍCILES. CARTAGO (Edad: 16-17 años)

1. Adiós a Madaura

Hasta ahora hemos visto a Agustín evolucionando casi que nor­malmente, como todos los muchachos, en los diferentes aspec­tos: intelectual, piscológico, afectivo. Y, como a todos los mu­chachos que, pasada la adolescencia entran en la juventud, tam­bién a él le llegó la crisis que se prolongó hasta la conversión.

La crisis aumentó cuando, terminados los estudios en Madaura, tuvo que regresar a Tagaste.

"Precisamente aquel mismo año habíanse interrumpido mis estu­dios. Se me había trasladado de Madaura, la ciudad vecina, por la cual había empezado mis andanzas con el propósito de formar­me en las letras y en la retórica1.

Ahora la mira estaba en Cartago, la gran metrópoli comercial e intelectual del África romana. Era la ciudad más indicada para

1 Conf. 11,3,5.

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46 LECCIÓN 3, 2

adelantar los estudios superiores, definitivos para estabilizarse en la vida como profesional. Pero antes de realizar este viaje tendrá que pasar un año, fatal para él, en Tagaste.

Regresó, pues, a Tagaste completamente cambiado, no sólo con un cuerpo más desarrollado sino también con la mente vacía de Dios y llena de recuerdos poco saludables; las lecturas de los clásicos lo seguían por todas partes; las estatuas desnudas, el rapto de doncellas, la violación de jovencitas y los amores ilícitos eran el pan que alimentaba su mente en crisis, todo esto descrito a lo pagano, con elegante obscenidad. No significa que él hubie­ra caído en estos vicios, pero sí lo afectaron profundamente.

Agustín permaneció un año entero en su casa paterna; no se sabe a qué se dedicó -además del ocio-, si ayudaba a sus padres en los quehaceres de la casa y del campo o si se ocupaba en otros menesteres útiles. Lo más seguro es que se entregó a la vagancia y a las fechorías, ahora mayores que las de simple niño. No es fácil que un muchacho, después de una estadía larga por fuera, regrese a su tierra y trabaje en el campo.

Mientras tanto sus padres, y especialmente Patricio, comienzan a pensar en lo económico; si antes pudieron tenerlo 5 años en Madaura a expensas de sus propios recursos, ahora las cosas en Cartago harán cambiar el presupuesto familiar. Los estudios su­periores nunca han sido baratos; por eso deben buscar la ayuda de algún amigo, que tardará un año en aparecer.

2. El alimento de la crisis

El libro II de las Confesiones está dedicado al año 16 de su exis­tencia; es el año que más recuerdos tristes dejó en san Agustín, el año de los pecados tan vergonzosos como el famoso robo de las peras.

LECCIÓN 3, 2 47

Podemos reducir a cuatro los principales hechos que alimentaron la crisis: el despertar del amor y de la sexualidad, la ociosidad, las malas compañías y la falta de control y disciplina.

a. El despertar del amor y de la sexualidad.

"Y ¿qué era lo que me deleitaba sino amar y ser amado? Pero yo no me contenía en los límites de un cambio de alma a alma, hasta donde se encuentra la frontera luminosa de la amistad. Por el con­trario, del fango de la concupiscencia carnal y de la efervescencia de la pubertad exhalábase un vaho que cubría de nubes y ofusca­ba mi corazón hasta el grado de que no se distinguía la serenidad del afecto de la niebla de la sensualidad"2.

"Amando amar, buscaba en qué depositar mi amor y detestaba la seguridad y el camino sin tropiezos... Amar y ser amado me resul­taba más dulce cuando podía gozar también del cuerpo del ser amado"3.

No sé si habrá texto tan claro como los anteriores para de­cirnos cómo fue el despertar de san Agustín al amor y a la sexualidad. Ni debe extrañarnos un fenómeno que, por lo demás, es común a todos los seres humanos.

El amor en san Agustín será su bandera, el tema preferido en todos sus escritos; por eso en muchas imágenes se lo representa con el corazón en la mano.

El ser humano ha nacido para amar; sin el amor es imposi­ble subsistir normalmente. El problema está en confundir el amor con la pasión desordenada, y esto fue lo que le suce­dió a san Agustín. Según sus propias palabras, "manchó el amor" con amores desordenados:

"Porque hubo un tiempo en mi adolescencia, en que me abrasé por saciarme de las cosas de acá abajo y no temí convertirme en

2 Conf. 11,2,2. 3 Ib. 111,1,1.

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48 LECCIÓN 3, 2

una selva de amores sombríos y diversos y se marchitó mi hermo­sura y me descompuse a tus ojos por agradarme a mí y desear agradar a los ojos de los hombres"4.

En otras palabras, se juntaron en su espíritu por una parte, la concupiscencia carnal, propia de todo ser humano, y, por otra, la natural efervescencia de la pubertad:

"Una y otra fermentaban mezcladas y arrebataban mi juventud sin apoyo por los senderos abruptos de las pasiones y la sumergían en el abismo de los vicios"5.

¿Cómo fue este abismo y hasta dónde bajó san Agustín? Es im­posible saberlo, pero de todas maneras debió caer muy profun­do, pues él mismo lo repite varias veces.

b. La ociosidad

Madre de todos los vicios, lo es principalmente de las faltas contra la castidad. Que san Agustín haya estado ocioso no hay lugar a dudas: lo afirma él mismo:

"Pero, cuando en aquel año decimosexto un intervalo de ocio impuesto por las estrecheces familiares me dejó libre de ir a la es­cuela y comencé a vivir en compañía de mis padres, se elevaron por encima de mi cabeza las zarzas de la sensualidad sin que hubiera mano alguna que las arrancase"6.

Se queja san Agustín de que nadie le dio la mano. Es la misma excusa de siempre: «no me dijeron», «no me explica­ron», «no me advirtieron»... Son los eternos mecanismos de defensa. Nunca ha sido fácil echarse la culpa a sí mismo; es más cómodo echársela a los demás. Tal era la actitud de Agustín, la misma de muchos jóvenes aun hoy día.

4 Ib. 11,2,1. 5 Ib. 11,2,2. 6 Ib. 11,3,6

LECCIÓN 3, 2 49

Pero en realidad, ¿estaba Agustín tan solo, abandonado a su propia suerte? De ninguna manera. Mónica se encontra­ba presente, no sólo con el cuerpo sino con sus consejos y orientaciones. El problema estaba en él mismo y así lo reco­nocerá más tarde:

"Quería ella f...] que no fornicase, y, sobre todo, que no adulterase con la mujer de nadie. (Pero) yo escuchaba los consejos de mi madre co­mo los discursos de una mujer a los que daría vergüenza obedecer"7.

c. Las malas compañías. >

"...iba precipitándome con tan obstinada ceguera que, entre los com­pañeros de mi edad, me avergonzaba de ser menos desvergonzado que ellos, cuando los oía jactarse de sus bajezas y vanagloriarse tan­to más cuanto más torpes eran". [...] Ved en qué compañías recorría yo las largas avenidas de Babilo-nia y me revolcaba en su barro"8.

Son muchísimas las veces que san Agustín habla de la amis­tad; por naturaleza nunca podía vivir solo; desde niño hasta su muerte preferirá siempre vivir acompañado, y esta será más tarde la condición o característica esencial de su mona­cato. Adelantándonos un poco, podemos decir que él es el fundador de la vida común en la Iglesia, o, por lo menos, el inspirador de un estilo peculiar de ser comunidad (lee. 12,2).

La amistad tiene sus estadios, su proceso de desarrollo; en este momento de su vida Agustín está experimentando los efectos de lo que él mismo llama "la amistad enemiga", re­firiéndose al robo de las peras (ver No. 3).

d. La falta de control y disciplina.

Agustín se encuentra en la etapa psicológica en que se está saliendo de la adolescencia para entrar en la juventud. Este

1 Ib. 11,3,7. 8 Ib. 11,3,7.8.

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50 LECCIÓN 3, 3

paso es delicado por la confusión que crea en el joven: ac­túa todavía como adolescente y quiere que lo traten como adulto; rechaza la disciplina cuando más la necesita; se sien­te hombre cuando todavía le quedan rezagos de niño; y, sobre todo, se le despierta, al lado de la sensualidad y el amor, el sentido de la independencia como resultado de todo lo anterior.

"Además, se me aflojaban las riendas para el juego, por un exceso de moderación en la severidad, que conduce a un desenfreno de las diversas pasiones, y en todo había una niebla que me oculta­ba, Dios mío, la vista de tu verdad serena. La iniquidad brotaba como de mi propia naturaleza"9.

Si la ociosidad engendra los vicios, la falta de disciplina los alimenta y, podemos decir, los da a luz; especialmente los vicios contra la castidad, como se dijo antes. Los tres prime­ros capítulos del libro II de las Confesiones no hacen más que repetir lo que se acaba de afirmar.

3. El robo de las peras

Vale la pena dedicarle unas líneas a este hecho, el que más lágri­mas le costó a san Agustín y al que dedica los capítulos 4 al 10 del libro II de las Confesiones. Siguiendo nuestro método, expo­nemos el hecho tal como nos lo presenta el Santo:

"Había en las inmediaciones de nuestra viña un peral cargado de peras, que ni por su aspecto ni por su sabor eran tentadoras. A sacudirlo y despojarlo corrimos una pandilla de muchachos en plena noche -pues siguiendo una deplorable costumbre, hasta esas horas habíamos prolongado en las eras nuestros juegos- y saca­mos de allí una enorme carga de frutas, no para comérnoslas sino para echárselas a los cerdos; y aunque comimos algunas, lo esen-

9 Ib. 11,3,8.

LECCIÓN 3, 3 51

cial para nosotros era hacer lo que nos daba la gana precisamente porque estaba prohibido"10.

En un extenso comentario de 6 capítulos, es el mismo autor el que saca las siguientes conclusiones:

a. Todas las malas acciones tienen una motivación, que consis­te en la inclinación inmoderada hacia los bienes inferiores o terrenos con menosprecio de los superiores o celestiales. En otras palabras, las malas acciones consisten o en usar mal de las cosas buenas, o en preferir las malas a las buenas (cap. 5).

b. Las peras del vecino no eran mejores que las de su casa; tampoco las necesitaba, pues en su hogar tenía comida su­ficiente. Luego lo único que perseguía era el mal por el mal, el mal gratuito, que consiste simplemente en pecar por pecar, por hacer el daño. Y aquí está la explicación de la intranquilidad que este acto le produjo a Agustín: el haber pecado "por deporte" (cap. 6).

c. Se necesita la gracia de Dios, no sólo para preservarse del mal, sino también para borrarlo si se ha cometido (cap. 7).

d. Las compañías arrastran; san Agustín reconoce que él solo nunca habría cometido tal robo y concluye:

"¡Oh amistad demasiado enemiga, inescrutable seducción del espíritu! ¡Ganas de perjudicar por juego y por burla! ¡Afán de hacer daño a otro sin buscar provecho propio, sin asomo alguno de deseo de venganza! Basta que se diga: '¡Vayamos! ¡hagámos­lo!, y da vergüenza no ser desvergonzado»1'.

e. Aún el pecado nos acerca a Dios si lo reconocemos y nos arrepentimos; por eso el final del libro II es una corta y hermosa oración a Dios (cap. 10).

Ib. 11,4,9. Ib. 11,9,1 7; cf. capítulos 8 y 9 de este mismo libro.

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52 LECCIÓN 3, 4

4. Rumbo a Cartago

"A fuerza de estrecheces y economías, sus padres pudieron reunir al menos una parte de la cantidad necesaria que le permitiera realizar los estudios en la gran metrópoli. Un rico compatriota, llamado Romaniano, que no se sabe cómo se había encariñado de Agustín y que le testimonió siempre un vivo afecto, completó lo que faltaba y puso generosamente sus riquezas a su servicio. Ya nada retenía al joven en Tagaste, y Cartago le esperaba. Sin duda alguna, Agustín considerará como uno de sus mejores días la fe­cha en que pudo marchar a Cartago"'2.

Ir a Cartago, para un joven como Agustín, era tan emocionante e impactante como ir hoy al extranjero, y todos conocemos el entusiasmo que se siente con un viaje como éste. Máxime si se tiene en cuenta qué era Cartago en esa época.

"Fundada como colonia en torno al 814 a. C. por navegantes feni­cios [...] pronto se destacó como potencia mercantil y naval, susti­tuyendo aTiro en su condición de metrópoli. [...] El auge de Roma provocó la aparición de conflictos entre ambas potencias, que des­embocaron en tres grandes enfrentamientos armados, que se cono­cen como guerras púnicas. La ciudad vivió un nuevo florecimiento en tiempos de Augusto. En 698 fue destruida por los árabes'"3.

Actualmente se sigue llamando con el mismo nombre: Cartago. En el momento de llegar allí Agustín, estaba en todo el esplen­dor de su poder y de su riqueza, pero también de sus vicios:

"Son muchos los testimonios de los antiguos coincidentes en seña­lar la provincia de África como una de las más licenciosas del Im­perio. Y dentro de África se llevaba la palma la opulenta y celebé­rrima Cartago, que mereció ser llamada la ciudad del placer. [...] Salviano, quien nos ha legado una patética descripción de las co­rrompidas costumbres de la antigua metrópoli fenicia (De gubernatione Del, Vil,16), nos asegura en términos retóricos que

J. OROZ, ob. ci't. 42. NUEVO ESPASA ILUSTRADO (Diccionario), Ed. Espasa Calpe, S. A., España, 2000.

LECCIÓN 3, 4 53

resultaba tan difícil encontrar en África un africano casto, fuese o no cristiano, como encontrar un africano que no fuera africano"14.

Destruida completamente por los romanos, de sus ruinas surgió una nueva ciudad que no tenía parecido con la anterior. Pronto se convirtió en el primer centro comercial del norte de África; sus comunicaciones eran especialmente con Roma, Grecia y otros países del sur de Europa. La situación geográfica era privilegia­da y por eso muy pronto fue escogida por colonos romanos, griegos, sirios y judíos como su nuevo lugar de residencia.

Se encontraban allí hombres de toda religión, raza y lengua, aunque seguía predominando el latín; los comerciantes, emplea­dos y marinos del puerto hablaban el griego, mientras que los indígenas usaban su idioma, el púnico.

Pero ante todo Cartago era el centro cultural de África; los estu­dios no eran mejores que los de Roma, Atenas o Antioquía, pero al menos sí más baratos y más al alcance de los africanos. Era el único lugar donde los jóvenes podían realizar sus sueños intelectuales: graduarse en retórica.

El que estudiaba y se especializaba en retórica tenía su futuro prác­ticamente asegurado en algún tribunal, en otros centros educati­vos como profesor o, por qué no, hasta en la misma corte impe­rial; este será el caso de Agustín cuando viaje a Milán (lee. 5,7).

Cuando llegó a Cartago, a finales del año 370 o comienzos del 371, se vio entre el grupo de los famosos eversores o revolto­sos (lee. 5,6), pero ante todo, se vio entre los vicios más degra­dantes del África romana; basta conocer la primera impresión que tuvo al llegar allí, que no es ninguna exageración del Santo si se tiene en cuenta lo que se dijo acerca de Cartago:

"Llegué a Cartago y por todas partes crepitaba en torno a mí un hervidero de amores impuros. Aún no amaba, pero amaba amar y

14 Conf. 111,1,1, nota, Editorial Porrúa.

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54 LECCIÓN 3, 5

con profunda indigencia me aborrecía a mí mismo por ser menos indigente"'5.

Esta primera impresión debió ser impactante: con crisis interio­res y en un ambiente abonado para la sensualidad, es de pensar que el traslado a Cartago, si fue un alivio en el aspecto intelec­tual, fue también un agobio moral, pues allí las pasiones siguie­ron haciendo estragos en su interior.

Este hervidero de amores impuros "tenía mucho que ver con el ardor de Agustín"16. Si a los amores impuros de la ciudad se agregaban los que Agustín llevaba por dentro, no es de extrañar que describa su llegada a Cartago de una manera tan dramática. Cabe anotar que más tarde, ya de obispo, irá unas veinte veces a Cartago (lee. 10,4; 13,1) y nunca volverá a hablar de amores impuros. ¿Se habían acabado éstos en la ciudad o en su interior? Lo más probable es lo segundo.

5. La mujer amada. El hijo

"Con todo, incluso en sus mismas faltas, Agustín conservó siempre una cierta reserva. No tardó en unirse a una sola mujer, con la que vivió maritalmente y a la que guardó siempre perfecta fidelidad. Pronto esta mujer le dio un hijo que llamó Adeodato. Tal vez él no lo había querido, pero como Dios se lo dio no pudo por menos de amar con todo su corazón a un niño que era suyo. Él lo conservó siempre consigo. Lo educó con cuidado, y cuando plugo a Dios llamarlo para sien la flor de la adolescencia, experimentó una pro­funda tristeza»'7.

Lo anterior sucedió un año después de su llegada a Cartago. El nombre de la compañera nunca se ha sabido, pues el mismo

Conf. 111,1,1. P. BROWN, Biografía de Agustín de Hipona. Ediciones Castilla, Madrid, 1970, 44. ). OROZ, ob. cit. 44. "Adeodato" viene del latín a Deo dato = dado por Dios.

LECCIÓN 3, 5 55

Agustín no lo da en ninguno de sus escritos18, aunque sí describe la manera como cayó en los "lazos del amor":

«Vine a caer en el amor, del que deseaba ser presa. ¡Dios mío, misericordia mía! ¡De cuánta hiél me rociaste aquella suavidad y cuan bueno fuiste al hacerlo! Porque logré ser correspondido y llegué secretamente al gozo que encadena y me iba enlazando alegremente con nudos de miserias para ser azotado con las varas de hierro candente de los celos, de las sospechas, de los temores, de las iras y de las contiendas"19.

Pero hay algo más, que Agustín juzga de suma gravedad y que a la hora de la verdad no pasa de ser una aventura más: es el hecho de haber aprovechado la iglesia para sus coqueteos:

«Me atreví a codiciar frutos de muerte y a i ntentar el modo de procurár­melo aun durante Ja celebración de tus solemnidades, dentro de los muros de tu iglesia"20.

"Se acostumbra ver aquí una alusión a su primer encuentro con la que había de convertirse en su fiel compañera y en la madre de su hijo, que, desde luego, era cristiana"2'.

Muchos hoy se admiran y hasta se escandalizan de que un santo de la talla de Agustín, monje, sacerdote y obispo, haya vivido 14 años con una mujer y haya tenido un hijo; y hasta se basan solamente en esto para decir que era un gran pecador, como si el ser o no ser pecador se midiera únicamente por el sexo y los afectos. Más adelante se verá que el principal pecado de Agustín tiene relación con la fe católica, y no con el sexo. Precisamente cuando su madre Mónica no lo reciba en su casa no será por llegar con una mujer sino por haber perdido la fe (lee. 4,6). Pero, sobre todo, su pecado más grave es el orgullo. Por lo tanto,

18 El nombre de "Melania", que se le ha dado a esta compañera, no tiene ningún fundamento; posiblemente se la ha confundido con la Melania de que se habla en la lección 13,2, nota 2.

n Conf. 111,1,1. 20 Ib. Ill,3,5. 21 Conf. 3,5, nota, Ed. Porrúa.

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56 LECCIÓN 3, 5

"El juicio que no raramente se da de este episodio es inexacto y necesita revisión. No fue un acto de disolución, sino un dique contra ella. Disolutos eran aquellos, muchos en verdad, que se abandona­ban a una vida vaga en el vicio, y que presumían de ella. Cartago era famosa por esto. El incentivo venía de los teatros y de las celebracio­nes de la diosa Celestis. Agustín se dio cuenta a tiempo del vértigo que lo iba absorbiendo y quiso librarse, volviendo al aire libre de la honestidad. Se empeñó, por tanto, en una forma estable de conviven­cia con una mujer que, si no era todavía un verdadero matrimonio, era algo cercano, como si fuera un matrimonio de 'segundo orden"22.

Podemos hacer, pues, las siguientes aclaraciones sobre el caso que nos ocupa:

a. Agustín no era todavía cristiano, pues aún no estaba bauti­zado; luego no le obligaban las leyes de la Iglesia Católica.

b. Tal actitud era lícita y hasta honorable a los ojos de la gran sociedad de entonces. Más aún, el hombre eternamente soltero era mal visto.

c. Agustín fue siempre fiel a su compañera durante los 14 años que vivieron juntos; si se tiene en cuenta que la fidelidad conyugal era escasa en esa época, aún entre personas casa­das por la Iglesia, hay que concluir que Agustín en esto se nos presenta como un modelo de cumplimiento de las leyes morales y no como su transgresor; por algo él insiste en el hecho de la fidelidad en medio de un ambiente adverso a esta virtud. Estas son sus propias palabras-.

"En aquellos años tenía una mujer. No la había conocido en eso que se llama unión legítima, sino que la había descubierto mi pasión errabunda, carente de prudencia. Pero una nada más y le guardaba fidelidad en el lecho"23.

22 A. TRAPE, ob. cit. 24s. 21 Conf. !V,2,2.

LECCIÓN 3, LECTURA 57

d. No sobra insistir en el hecho de que esta unión le sirvió para apaciguar las pasiones; de dos males, hay que escoger el menor, y era menor mal estar unido a una sola mujer, aunque fuera en unión ilegítima, por amor, que a varias por pasión.

e. Finalmente, la manera como crió y educó a su hijo indica igualmente que era la fidelidad en el amor y no la pasión lo que le impulsaba a tal acto.

LECTURA El verdadero Agustín

"La insistencia de Agustín en acusarse de haber ofendido la moral durante su adolescencia y juventud suele dejar la impre­sión de que fue un gran pecador. Pero la verdad es que resulta difícil tomar en serio las necedades que hacía cuando frisaba en los quince años. Adolescente ocioso, frecuentaba los baños públicos y correteaba por las calles, bien entrada la noche, con poco recomendables camaradas. Pero no era tan vicioso como sus compañeros, lo cual es ya un índice de dignidad moral y de aspiración hacia lo mejor. Uno de sus futuros adversarios, el obispo donatista Vicente de Cartena, reporta que Agustín era conocido entre los estudiantes como un muchacho tranquilo y ejemplar. Juicio que resulta harto más verosímil que los de tan­tos autores que, por haber tomado demasiado al pie de la letra la retórica agustiniana, nos lo pintan como un estudiante es­candaloso y bullanguero»24.

Conf. 11,3,8, nota 7, Editorial Porrúa.

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f Cuestionario

1. Enumera algunos de los males que produjo la ociosidad en el joven Agustín.

2. Según sus propias palabras, ¿por qué Agustín no hacía caso a los consejos de Mónica?

3. Cómo influía el qué dirán en el joven Agustín?

4. A propósito del robo de las peras, ¿qué conclusión sacó san Agustín sobre la amistad?

5. ¿Estaba contento Agustín entre sus compañeros de Cartago?

6. En su interior, ¿era Agustín realmente tan perverso como aparece por fuera y como se describe él mismo en las Confesiones?

7. ¿Crees que el hecho de haberse unido a una mujer le trajo algún bien a Agustín? ¿Cuál?

8. ¿Qué opinas de los que hoy se escandalizan de que un santo como Agustín haya vivido con una mujer y teni­do un hijo?

Vuelve a ti mismo y allí encontrarás la guerra. ¿Empezaste a seguir a Dios?

Pues allí mismo encontrarás guerra (Tratados sobre el Evangelio de san Juan, 34,10).

Lección 4

EN BUSCA DE LA VERDAD (Edad: 18-21 años)

1. El estudiante universitario

La llegada de Agustín a Cartago estuvo marcada por un hecho triste: la muerte de su padre Patricio; allí recibió la noticia poco después de haber llegado. No deja de ser extraño que mientras a Mónica le dedica, entre otros muchos, 6 capítulos (del 8 al 13) del libro IX de las Confesiones, hablando especialmente de su muerte, de la de Patricio, por el contrario, apenas hace alusión de pasada; el único texto donde se nos habla de este hecho es 111,4,7: "... cuando tenía 19 años y hacía ya dos que había muer­to mi padre". No se trata de ausencia de dolor; la ingratitud es ajena al corazón de Agustín. Ya se habló de su alabanza y admi­ración por su padre a raíz de los sacrificios que se impuso para darle estudio (lee. 2,2).

A partir de la muerte de Patricio, será Romaniano quien tomará su puesto en cuanto al apoyo moral y económico.

Agustín llegó a Cartago con un grado de madurez y seriedad adquiridas a fuerza de errores y hasta de pecados en Tagaste.

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60 LECCIÓN 4, 1

Pero sobre todo llegó muy motivado por los sacrificios y expec­tativas de sus padres; no los podía defraudar, y de hecho no los defraudó. Se dedicó, pues, con empeño a lo que hoy podríamos llamar estudios universitarios, término que, desde luego, no se conocía en su tiempo.

Empieza por dedicarse al teatro:

"Me atraían las representaciones teatrales, repletas de imágenes de mis miserias y de incentivos de mi fuego"1.

Las representaciones dramáticas lo subyugaban hasta tal punto que se identificaba con los personajes y, como ellos, reía, sentía, se conmovía incluso hasta derramar lágrimas:

"En aquel entonces participaba en el teatro del gozo de los aman­tes, cuando torpemente gozaban el uno con el otro, por muy ima­ginarias que fuesen esas acciones en la representación escénica. Y cuando se perdían el uno para el otro participaba de su tristeza con cierta conmiseración, Y en ambos casos me deleitaba"2.

El teatro era, pues, su medio de distracción. Pero no había veni­do solo a distraerse; el estudio era lo principal y lo tomó con tanto empeño que se convirtió en un autodidacta. No hay duda en afirmar que los maestros para él, en muchas ocasiones, so­braban; solamente da el nombre de un tal Demócrates, sin men­cionar a otros.

Agustín, ahora más que nunca, se convierte en un gran lector de donde surgirá más tarde el extraordinario escritor. Comprendía con facilidad hasta los temas más difíciles, como el ya citado de las Categorías de Aristóteles (lee. 2,6). Sobre este tema vale la pena escucharlo:

Conf. 111,2,2. Ib. 111,2,3.

LECCIÓN 4, 2 61

"Y, ¿de qué me servía que habiendo llegado a mis manos, cuando yo tenía unos veinte años, una obra de Aristóteles titulada las Diez Categorías -a cuyo solo nombre, cuando el retórico cartaginés, mi maestro, las mencionaba con la boca llena de suficiencia u otros que pasaban por doctos, yo, suspenso como ante no sé qué cosa grande y divina, me quedaba con lá boca abierta-, la hubie­se leído solo y la hubiese entendido?

He hablado de ella con personas que declaraban haberla enten­dido con dificultad escuchando a maestros competentísimos, que no se contentaban con explicaciones orales sino que utilizaban numerosas figuras dibujadas en la arena, y no han podido decir­me acerca de ella otra cosa que lo que yo solo había comprendi­do leyéndola por mí mismo"3.

Agustín reconoce que su inteligencia se la debe a Dios, y en esto tiene razón; pero se duele de haberse enorgullecido hasta tal punto que él mismo suscitó otra crisis en su interior: la crisis intelectual:

"Ya no se trata del peso de los pecados, sino de la dificultad de la verdad, del destino del hombre y todos los problemas que han preocupado siempre a las inteligencias más despiertas"4.

Es necesario prestar atención a este hecho, pues la conversión de san Agustín será, primero que todo, una conversión intelec­tual, a la cual llegará después de sucesivas conversiones.

2. La primera conversión (lee. 6,5.8). El Hortensio

Como acabamos de decir, san Agustín tendrá dos pequeñas pero importantísimas conversiones antes de llegar a su gran conver­sión. La familia agustiniana celebra ésta el 24 de abril, fecha en

Ib. IV,16,28. ). OROZ, ob. cit. 46.

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62 LECCIÓN 4, 2

que recibió el bautismo; en realidad su conversión comenzó ha­cia el año 373-19 años de edad-, cuando, por razón de los estu­dios debió tomar en sus manos la famosa obra de Cicerón llama­da el Hortensio.

"Siguiendo el ciclo habitual de los estudios había llegado ya a la obra de un tal Cicerón, cuya lengua casi todos admiran, no así el corazón. Aquella obra suya contiene una exhortación del autor a la filosofía y se intitula 'Hortensio'.

Pues bien, aquel libro cambió mis sentimientos, orientó hacia Tí, Señor, mis oraciones e hizo que fueran otros mis deseos y aspira­ciones. De repente se tornó vil para mí toda vana esperanza y an­siaba con increíble ardor del corazón la inmortalidad de la sabidu­ría y empecé a incorporarme para volver a Ti"5.

No se necesita mucho esfuerzo intelectual para darse cuenta de que aquí se contienen todos los elementos de una conversión, si por conversión entendemos el cambio de las ideas, de los afectos y de las aspiraciones. Tampoco es difícil entender que Agustín era consciente de que se encontraba lejos de Dios y ahora empezaba a volver a Él. Tardará ¡trece años! para llegar a la conversión total.

¿A qué o a quién se convierte Agustín? A Dios por medio de la sabiduría. La lectura de esta obra lo introduce en el mundo de las realidades invisibles y espirituales, hecho tanto más importante cuanto que el joven universitario de Cartago se encontraba en gran parte dominado por los placeres y realidades materiales.

La obra de Cicerón se ha perdido; lo poco que se conserva de ella se le debe al mismo Agustín, quien al leerla sacó la conclu­sión de que se debía seguir no esta o aquella corriente filosófica, sino la filosofía como tal.

Otra conclusión a que llegó consiste en que la verdadera filosofía debe llevar a la felicidad, que todos, aun los escépticos, anhe-

5 Conf. 111,4,7.

LECCIÓN 4, 2 63

lan; pero a esa felicidad no se llega sino por medio de la mora­lidad, condición indispensable para alcanzar aquella. La morali­dad nos ayuda a elegir el bien y a rechazar el mal; cuando se hace lo contrario se cae en la mayor de las miserias.

Una tercera conclusión sería el reconocimiento en sí de un alma inmortal, como consecuencia de la aceptación de las realidades invisibles y espirituales. Esto exige la dedicación a la búsqueda de la verdad, a la huida de los vicios y al ejercicio de las virtudes.

Entre las virtudes que hay que ejercitar están las cuatro llamadas cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza). Claro que, con toda seguridad, el Hortensio no las trae con la misma terminología con que lo hace nuestro catecismo católico; pero a la hora de la verdad coincide con éste.

Finalmente, "insistía además en la fuga de los bienes sensibles -las riquezas, los placeres, los honores- que alejan al hombre de la búsqueda de la sabiduría"6. La intensidad del pensamiento no va de acuerdo con la de los placeres corporales; mientras más nos dejemos dominar por los estímulos de la sensualidad, menos filósofos somos y... menos sabios. La búsqueda de la sabiduría está, pues, en estrecha relación con la ascesis, es decir, con el espíritu de mortificación.

Tales eran las ideas principales del Hortensio, muy apropiadas para dar quietud y sosiego, al menos en parte, a la mente confu­sa de Agustín. Y decimos en parte porque

"la única cosa que me desilusionaba en medio de tan gran ardor era que no figurase allí el nombre de Cristo. Porque este nombre, por tu misericordia, Señor, este nombre de mi Salvador, tu Hijo, lo había bebido piadosamente mi tierno corazón ya en la misma le­che de mi madre y lo conservaba en lo más profundo y cualquier

6 A. TRAPE, ob. cit. 28.

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64 LECCIÓN 4, 3

obra que no tuviese este nombre, por muy literaria y cuidada y verídica que fuese, no me atraía por completo"7.

El nombre de Cristo estaba demasiado metido en su corazón para expulsarlo de una vez a raíz de una lectura que, por otra parte, era de ambiente pagano. El fruto que de ella sacó san Agustín depen­dió del hecho de haber leído una obra pagana con mentalidad cristiana. Podemos afirmar que ese Cristo que él llevaba dentro de sí lo iluminó para leer a lo cristiano lo que estaba escrito a lo pa­gano. Y tenía que llegar la resolución: cambiar completamente el rumbo de su vida intelectual y espiritual; renunciar a los goces te­rrenos para dedicarse a la filosofía verdadera, o sea a la sabiduría.

"La lectura del Hortensio reveló a la mirada admirada de Agustín la altísima vocación del hombre: nació en él, en ese momento, el filósofo, que se convertirá después, con la luz y con la fuerza del Evangelio, en el asceta, el contemplativo, el místico"8.

3. El primer intento bíblico (lee. 6,6)

"Ávido de encontrar la sabiduría, se dedicó al estudio de la Sagra­da Escritura. El hecho es digno de notarse como una señal de su formación cristiana. Pero la Escritura, para quien la lea sin las debidas disposiciones, puede reservar duras sorpresas; y se las reservó de hecho a nuestro joven universitario. Dos sobre todo: el estilo tan sencillo para uno como él que tenía el gusto refinado de la lengua ciceroniana; y el contenido tan oscuro para uno que quería ver pronto las cosas, claras y sin velo"9.

Fue un intento pasajero, un fogonazo. Intelectualmente estaba más que preparado para leerlas, pero le faltaba lo principal: la preparación espiritual y moral. Dejemos que él mismo nos lo diga con sus propias palabras:

7 Conf. 111,4,8. 8 A. TRAPE, ob. cit. 29. 9 Ib. 31.

LECCIÓN 4, 3 65

"Resolví, pues, aplicarme al estudio de las Santas Escrituras para ver cómo eran. Y lo que veo es esto: que es algo que no se revela a los soberbios ni se descubre a los niños, sino que, humilde en su pórtico, muéstrase, a medida que se va entrando, sublime y velado de misterios. No me encontraba en condiciones de poder entrar en ellas ni de inclinar la cabeza para caminar por ellas. Pues no sentí como me estoy expresando ahora cuando me apliqué a estas Escri­turas, antes me parecieron indignas de compararse con la dignidad de Marco Tulio (Cicerón). Es que mi hinchazón repugnaba su mo­destia y mi enfoque no penetraba su fondo. Aunque estaban he­chas para crecer con los pequeños, yo desdeñaba ser pequeño e, hinchado de presunción, me consideraba grande"10.

Las palabras de Agustín son tan claras y convincentes que no puedo resistir la tentación de citarlas abundantemente, pues ha­blan por sí solas y una aclaración o comentario las oscurecería, como es el caso del siguiente texto, cargado de emoción, del sermón 51,6, predicado hacia el año 393:

"Yo que les estoy hablando fui engañado un tiempo, cuando de joven me acerqué por primera vez a las Sagradas Escrituras. Me acerqué no con la piedad del que busca humildemente, sino con la presunción de quien quiere discutir. [...] Tenía la osadía de buscar con soberbia lo que sólo los humildes pueden encontrar. ¡Cuánto más felices sois vosotros ahora; [...] permanecéis como pichones en el nido de la fe y recibís la comida espiritual! En cambio, ¡pobre de mí, que me creía idóneo para volar, abandoné el nido y caí antes de poder volar! Pero el Señor misericordioso me levantó y me puso en el nido antes que los caminantes me pisotearan".

La Biblia quedará, pues, ahí en remojo hasta que llegue la hora, en un tercer y definitivo intento, de convertirla en su alimento cotidiano (lee. 8,6).

"' Conf. 111,5,9.

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66 LECCIÓN 4, 4

4. Racionalista. El vacio de la fe

La lectura del Hortensio le trajo muchos bienes a Agustín, pero, al lado de esos bienes, le acarreó también un gran mal: lo volvió racionalista: por ahora no aceptará nada que no pase por la razón.

¿Cómo cayó en el racionalismo? El Hortensio lo había animado a hacerse discípulo, no del que impone creer, sino de quien en­seña la verdad. Ahora bien: si la fe católica impone creer sin más, hay que dejarla a un lado para adherirse a la verdad por medio de la razón, y únicamente de la razón. La fe y la razón se le presentaban como opuestas entre sí y no como colaboradoras mutuas, tal como debe ser. Agustín se encuentra en una encruci­jada: o la una o la otra, pero de ninguna manera las dos al mis­mo tiempo.

Como casi siempre sucede, la cuerda se rompe por el sitio más débil, y en este caso es la fe la que sale perdiendo. Su capacidad intelectual, los estudios y, sobre todo, el orgullo le decían que debía abandonar la fe para poder darle culto a la razón; y así lo hizo.

Desde luego, también salió perdedora la Iglesia Católica. Ella im­pone la fe: hay que creer incluso lo que no se entiende, como son los misterios; esto es un atentado contra la razón. Por lo tanto, dejada la fe había que dejar también la Iglesia que, para el estu­diante y profesor de Cartago, era la religión de los débiles, de los ignorantes, de las "rezanderas", empezando por su propia ma­dre. Era una institución desacreditada.

"Aceptó, pues, por buenas las críticas de los mani-queos contra ella, y se alejó desdeñosamente. [...] Y, alejándose de la verdad, le pareció que andaba hacia la verdad. Una vez más lo cegó el orgullo"".

" A.TRAPE, ob. cit. 35.

LECCIÓN 4, 5 67

5. Los maniqueos

"Por eso vine a caer entre unos hombres delirantes de soberbia, carnales y locuaces en extremo, en cuya boca se ocultaban los lazos del demonio. [...] Repetían: '¡la verdad, la verdad!', y me hablaban mucho de ella. Pero no se encontraba en ellos por nin­guna parte, antes enunciaban falsedades, no sólo acerca de tí, que eres verdaderamente la Verdad, sino también acerca de los elementos de este mundo, creación tuya"'2.

La expresión "por eso" indica de una vez por todas por qué se adhirió san Agustín a los maniqueos: vacío de la fe y de las ense­ñanzas de la Iglesia Católica, sus afectos no podían quedarse así. El corazón no puede tener vacíos: o los llena Dios o los llenan las criaturas (san Agustín hablará mucho de este tema en sus sermones).

Causa admiración el hecho de que una mente tan despierta como la del joven estudiante de Cartago se haya dejado engañar tan fácil y rápidamente por unos charlatanes, como eran los maniqueos. El paso fue intempestivo, aunque no definitivo: se hizo maniqueo con reservas, para sustituir, quizá, el puesto de la Iglesia Católica, o mientras encontrara una doctrina o sistema que colmara sus anhelos.

¿Cuál fue la carnada que hizo caer a Agustín en la secta de los maniqueos? Veámoslo brevemente:

a. Su hábil palabrería; eran expertos más en atacar a la Iglesia que en defender sus propias ideas. Debieron calar muy bien en la mente de Agustín las críticas contra ella.

b. La (falsa) promesa de explicarlo todo sin reservas y sin mis­terios. Era el golpe de gracia al "fideismo" de la Iglesia.

'2 Conf. 111,6,10.

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68 LECCIÓN 4, 5

c. La explicación definitiva del problema del mal, que para san Agustín era motivo de una crisis dolorosa. "Tranquilo, Agustín, -parecían decirle-: el mal que tú haces no viene de ti sino de un principio malo ajeno a ti". Conclusión: nadie es culpable del mal que hace, fórmula precisa para un corazón que ya empezaba a sentir el agobio de sus propios pecados. Los maniqueos, en otras palabras, quitaban para siempre los re­mordimientos de conciencia.

"Agustín creyó encontrar en el maniqueísmo lo que andaba bus­cando: La sabiduría sin la fe, la ley moral sin la culpa, la vida cristiana sin la mediocridad y las debilidades"'3.

d. La solución definitiva a muchos interrogantes sobre el Anti­guo Testamento; hay allí muchas narraciones que van en con­tra de la infinita bondad de Dios: guerras, asesinatos, peca­dos sexuales, injusticias etc. Imponer la fe en el Antiguo Tes­tamento es obligar a creer en estas narraciones absurdas. ¿Solución? Negar todo el Antiguo Testamento para no tener problemas. Es la ingenuidad de quien, al sufrir de continuas molestias en los pies, por ejemplo, optara por cortárselos en vez de buscar remedio en el calzado (lee. 6,1 a).

e. Pero sobre todo el grito propagandístico de "¡la verdad, la verdad!"; Agustín se encontraba en el momento preciso de su búsqueda a raíz de la lectura del Hortensio.

f. Tal vez, lo que más le llamó la atención de la secta maniquea era la promesa de ayudarle a imitar a Cristo radicalmente; sobre todo a Cristo casto. Esto indica, una vez más, el cristocentrismo de Agustín, aun antes de convertirse.

Se ve, pues, que los maniqueos se le aparecieron muy a tiempo. Agustín se adhirió a ellos de una manera intempestiva y hasta se convirtió en su hábil propagador; pero como sucede siempre, lo que se hace de repente, sin reflexionar y madurar, desaparece

A. TRAPE, ob. cit. 40.

LECCIÓN 4, 6 69

también de repente, aunque nueve años con los maniqueos pa­rece un período relativamente largo en relación con la manera poco reflexiva como se adhirió a ellos (lee. 5,4).

6. Profesor en Tagaste

"En pleno entusiasmo de su primer fervor maniqueo, abandonó Cartago para regresar a su pueblo natal. Había terminado sus es­tudios, y los rétores de la gran metrópoli no tenían ya nada que enseñarle. En vez de permanecer en la capital donde no tenía edad todavía para brillar entre los más famosos, prefirió volver a Tagaste, y comenzar el aprendizaje de profesor, enseñando gra­mática a los hijos de sus conciudadanos. Su madre lo vio llegar con alegría envuelta en una cierta inquietud y tristeza"14.

La tristeza de Mónica no dependía tanto del hecho de verlo llegar con una mujer y un hijo; la hizo sufrir, es cierto, este golpe a su delica­deza de madre católica, pero no tanto como el otro, más duro, de verlo convertido en discípulo de Manes, más aún, en el gran pro­pagador del maniqueísmo. Era tanto el entusiasmo por la nueva secta -nueva al menos para él- que, como en otras ocasiones, no podía estar en ella solo, sin amigos, sin otros seguidores. Por eso

"desde su regreso a Tagaste, el joven profesor se convirtió en apóstol del maniqueísmo. Llegó a conquistar a varias personas de relieve social. Romaniano, su rico bienhechor, cuyos hijos se contaban en­tre sus alumnos; Alipio, un joven de excelente familia, que había de ser el más fiel de sus amigos; Honorato, distinguido ciudadano que hasta entonces no había hecho profesión de la fe cristiana y que no sentía sino desprecio hacia los maniqueos. Sin duda este último de­bió de constituir la más hermosa de las conquistas de Agustín, cuyos discursos no habían obrado todavía conversiones tan ruidosas"'5.

En Tagaste se hospedó en casa de Romaniano; tal vez un pre­sentimiento le advirtió que Mónica, al verlo maniqueo, no lo recibiría en su casa, como de hecho no lo recibió, al menos al

14 J. OROZ, ob. cit. 53. 15 Ib. 54.

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70 LECCIÓN 4, 7

comienzo, y por eso se aseguró hospedaje en casa de su amigo y mecenas. La narración que viene a continuación hará cambiar de actuación a la madre.

7. El sueño de Mónica

"Mi madre, tu fiel sierva, me lloraba ante tí más de lo que lloran las madres la muerte del cuerpo. Bien veía ella con la fe y el espíritu que de tí había recibido, que yo estaba muerto. Y tú, Se­ñor, la escuchaste. [...] ¿De dónde podía venir si no de ti aquel sueño con que la consolaste, hasta el grado de que accedió a vivir conmigo y a compartir conmigo la misma mesa en casa? Cosa a que ella se había negado anteriormente, en su aversión y repug­nancia por las blasfemias a que me empujaba mi error.

Vio, pues, en sueños que estaba de pie sobre una regla de madera, toda triste y deshecha en llanto, y que venía avanzando hacia ella un joven resplandeciente con rostro alegre y risueño y que le pre­guntaba la causa de su dolor y de sus lágrimas cotidianas, no para saberla sino para consolarla, como se hace con frecuencia. Respondióle que era mi perdición lo que Moraba. Él entonces le ordenó y aconsejó, para su seguridad, que observara atentamente: vería que donde ella estuviese estaría también yo. Tan pronto como miró, me vio que estaba junto a ella de pie sobre la misma regla"16.

Agustín, que en las Confesiones no omite nada que tenga rela­ción con la obra de Dios en él, vio que este sueño jugaba un papel importante en su propia historia de salvación; por eso lo trae con lujo de detalles, y hasta con las dos interpretaciones, la suya y la de Mónica:

"Y, ¿de dónde vino también que, narrándome mi madre esta vi­sión y queriéndola convencer yo de que significaba lo contrario y de que no debía desesperar de que algún día sería también ella lo que era yo al presente, al punto y sin vacilación alguna: 'No, re­plicó, no se me dijo: allá donde él está, allá estarás tu, sino: don­de estás tú, allá estará también él" '7.

16 Conf. 111,11,19. 17 Ib. 111,11,20.

LECCIÓN 4, 8 71

El sentido materno de Mónica pudo más que la astucia de Agustín-, él quería cambiar el rumbo de las cosas, el sentido del sueño, pretendiendo osadamente hacer maniquea a la madre; pero ésta, con firmeza y decisión, defiende el verdadero sentido y Agustín debe ceder.

Mónica no descansa: reza por su hijo, lo aconseja y, además, pide consejo a personas autorizadas que se lo pueden dar, como aquel famoso obispo, cuyo nombre no dan las Confesiones. A él fue a pedirle que hablara con Agustín; la respuesta, del obispo fue inmediata: por ahora no hay nada que hacer; es mejor dejar­lo para más tarde. Ante la insistencia de Mónica el obispo le da otro argumento en favor de la espera: él mismo, siendo niño, fue entregado a los maniqueos por su propia madre, engañada a su vez por los herejes. Mónica insiste por tercera vez hasta que el dicho obispo, impaciente, le dice aquellas palabras que han resonado hasta hoy: "Vete, déjame en paz; es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas"18. Mónica las tomó como recibidas del cielo y no insistió más.

8. La muerte del amigo

"Comprendemos con facilidad que las plegarias, las exhortacio­nes y los ejemplos de su madre no hayan sido estériles sobre el alma tierna y amorosa de Agustín. Quizás él mismo no se dio cuenta. Externamente seguía siendo el mismo. Continuaba con sus clases de gramática, al tiempo que atendía a los nuevos prosélitos que iba haciendo para el maniqueísmo. En el fondo de sí mismo se sentía turbado. La seguridad de Mónica le desconcer­taba, y el fervor de sus plegarias acabó por inquietarle. No sabía muy bien dónde estaba. Un triste acontecimiento produjo en él una sacudida que iba a serle decisiva"19.

18 Ib. 111,12,21. " J. OROZ, ob. cit. 56.

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72 LECCIÓN 4, 8

Al volver a Tagaste volvió también a sus amigos de infancia; entre ellos uno en particular que le era especialmente querido, pues habían crecido, estudiado y jugado juntos. Lo encontró y lo primero que hizo fue procurar atraerlo al maniqueísmo.

Este amigo cayó enfermo; en estado inconsciente se le adminis­tró el bautismo y, cuando volvió en sí, Agustín aprovechó para burlarse de él y del sacramento recibido, esperando ser "acolitado" por su amigo. Pero las cosas le salieron al revés: con una mirada enfurecida el amigo le dijo que, o dejaba las burlas o lo perdía como amigo para siempre. Agustín quedó mudo. El amigo no se curó y murió. Era la segunda muerte que tenía que lamentar nuestro profesor. Pero no había comparación entre la muerte de su padre y la del amigo. Con este golpe quedó fuera de sí, como si estuviera viviendo en tierra extraña.

"Con este dolor se entenebreció mi corazón y no veía más que muerte. La patria era un suplicio para mí y la casa paterna una extraña desdicha. Todo cuanto con él había compartido se había vuelto, sin él, atroz tortura. Reclamábanle por doquier mis ojos, y me era negado. Y llegué a aborrecer todas las cosas porque no lo tenían ni podían ya decirme: 'mira, ya viene', como cuando vivía y estaba ausente. Yo me había convertido en un gran interrogante para mí mismo. [...] Sólo las lágrimas me eran dulces y habían ocupado el lugar de mi amigo en las delicias de mi alma"20.

Es de admirar la fidelidad de Agustín a la amistad. En la Lección 3,2 c se habló de la amistad enemiga, estadio por el cual pasó. Ahora atraviesa por otro estadio, la amistad humana21, la que se escandaliza y desespera ante la muerte del amigo. Más tarde entrará al estadio definitivo de la amistad, la sobrenatural, fun­damento de la vida común agustiniana (lee. 8,1).

Llevaba poco más de un año en Tagaste. No le convenía estar más tiempo allí, no se sabe si por la muerte del amigo, por el deseo de una profesión más ilustre o por ambas razones a la vez.

20 Conf. IV,4,9. 21 Cf. Coní. IV,9,14.

LECCIÓN 4, LECTURA 73

"El hecho es que, después de la muerte de su amigo, la estancia en Tagaste le resultó insoportable. Y un día, sin haber dicho nada a nadie, a excepción de su amigo Romaniano, cerró su escuela y emprendió de nuevo el camino de Cartago"22..

LECTURA

El maniqueísmo

El maniqueísmo tomó su nombre del fundador Manes, o Manes o Mani, que vivió hacia el año 216; éi pretendió dar solución a los problemas del universo, sobre todo conocer y enseñar cuál es el origen del mal. Según los maniqueos, el mundo y todo lo que en él se contiene se halla integrado por dos principios sobe­ranos y coeternos: uno bueno y otro malo; el cuerpo del hombre no procede del Dios bueno sino del malo; existe en el hombre una partícula del Dios bueno y una sustancia mala, parte del malo, la cual se identifica con la concupiscencia. Las virtudes son los triunfos del principio bueno y los vicios las victorias del principio malo. Sus seguidores se dividían en dos clases: los electos o santos y los auditores u oyentes. No tenían comunicación al­guna entre sí, y los electos eran muy pocos, pero estaban encar­gados de entrenar a los oyentes. Agustín no pasó nunca de la categoría de oyente, pero llegó a conocer muy a fondo toda su doctrina y su conducta; por eso, después de convertido, pudo refutar a los maniqueos tan completamente que fue como el martillo que los deshizo.

J. OROZ, ob. cit. 58.

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74 LECCIÓN 4, CUESTIONARIO

f Cuestionario

1. ¿Qué efecto produjo en san Agustín la lectura de El Hortensio?

2. ¿Por qué la obra de Cicerón no lo satisfizo completa­mente?

3. ¿Por qué no quiso seguir leyendo la Biblia?

4. Según lo anterior, ¿qué virtud se necesita para leer y asimilar la Biblia?

5. ¿Por qué le agradó tanto la doctrina de los maniqueos?

6. Además de rezar, ¿qué más hacía Mónica por su hijo?

7. Agustín olvidó completamente los consejos que reci­bió de su madre siendo niño; ¿es esto cierto?

8. ¿Estaba realmente Agustín demasiado lejos de Dios?

9. Según las Confesiones IV,4,7, y de acuerdo con lo que has aprendido hasta ahora, haz una breve redacción sobre el siguiente tema: AGUSTÍN Y LA AMISTAD.

No fueron elegidos por ser buenos quienes no serían buenos

si no hubiesen sido elegidos (Tratados sobre el Evangelio de san Juan, 86,2).

Lección 5

CARTAGO • ROMA - MILÁN (Edad: 22-30 años)

1. De nuevo en Cartago

Agustín llegó a Cartago por segunda vez a finales del 375 o comienzos del 376. La muerte del amigo precipitó la salida de Tagaste, pero también había otras razones: de ordinario los pue­blos pequeños no acarrean buena fortuna a los profesionales como él; había que buscarla, pues, en la capital. Además, nece­sitaba darse a conocer por fuera, pues "ningún profeta es bien recibido en su propia patria"1; o tal vez la mujer con la que vivía lo empujaba a vivir en la ciudad. Aquí permaneció por espacio de 8 años, entregado al estudio personal y a las clases de retóri­ca. Romaniano continuaba ayudándole desde Tagaste.

No fue fácil la estadía en Cartago; estos 8 años constituyen uno de los períodos más agitados de su vida, pues su inteligencia fue descubriendo que las cosas no eran como se las pintaban, por ejemplo, los maniqueos. El mismo Agustín resume este período de 8 o 9 años así:

1 Mt 13,57.

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76 LECCIÓN 5, 1

"A lo largo de aquel período de nueve años -que abarca desde los 19 de mi edad hasta los 28-, vivíamos seducidos y seduciendo, engañados y engañando, juguete de diversos apetitos. [...] En materia de estudios perseguíamos la quimera de la gloria popular hasta los aplausos del teatro, los certámenes poéticos, las compe­tencias por coronas de paja, las frivolidades de los espectáculos y la intemperancia de las pasiones. En materia de religión, deseosos de purificarnos de estas sordide-ces, llevábamos alimentos a quie­nes eran llamados elegidos y santos, para que con ellos nos fabri­casen, en el laboratorio de su estómago, ángeles y dioses que nos liberasen"2.

Estudio y religión son, pues, las actividades centrales de este período de su vida. Antes de hablar de lo intelectual, conviene hacer alguna aclaración sobre el aspecto religioso.

Agustín fue fiel a las prácticas religiosas de los maniqueos. Este profundo sentido religioso lo heredó de su madre que, como se vio antes (lee. 2,3), visitaba la iglesia dos veces al día. Pero existe una gran diferencia entre las prácticas católicas y las maniqueas: éstas limitan con lo ridículo, como la costumbre de llevar alimento a los elegidos. Conviene dar una breve explicación ál respecto.

En la creación en general y, particularmente en los alimentos, se encuentran mezcladas ciertas partículas malas (principio malo) y partículas buenas (principio bueno, o sea Dios); ambas viven en una lucha sin cuartel hasta que las buenas se purifiquen separán­dose de las malas. Cuando los elegidos toman ciertos alimentos, al digerirlos se van liberando partículas buenas o divinas que, se­paradas de las malas, terminan su lucha y vuelven al descanso eterno. En otras palabras, los estómagos de los elegidos son algo así como altares donde se purifican las partículas buenas. Sobre este tema y otros de los maniqueos san Agustín tiene un buen resumen en su obra sobre Las herejías, No. 46. Más tarde se dolerá de haber aceptado y participado en semejantes tonterías3.

2 Conf. IV, 1,1. 3 Cf. Conf. 111,10,18.

LECCIÓN 5, 2 77

Otro aspecto que le hacía difícil la vida allá era el económico-.

"Desde el principio tuvo que luchar con urgentes necesidades materiales. Tenía que proveer al sostenimiento, no sólo de la mu­jer y del hijo, sino quizás también al de su madre, y tal vez al de sus dos hermanos"4.

2. Autodidacta y profesor

San Agustín tiene fama de excelente escritor; nunca la habría alcanzado si no hubiese sido antes un lector empedernido (lee. 4,1; 10,1).

"Entre tanto se aplicó con pasión ai estudio de las artes liberales. Leyó todos los tratados que pudo tener. Entre ellos en primer lugar los nueve tratados Sobre las disciplinas de Varrón, el más docto de los romanos, dedicados respectivamente, según la opinión más común, a las siguientes materias: gramática, dialéctica, retórica, geometría, aritmética, astronomía, música, medicina, arquitectu­ra. Estudió sobre todo la filosofía, tuvo un particular interés en la astronomía, llevó su curiosidad, que pronto se convirtió en obsti­nada pasión, hasta la Astrología"5.

Las anteriores palabras vienen corroboradas por las del mismo Agustín, así:

"Y ¿de qué me servía haber leído y comprendido por mí mismo todos los libros que pude de las artes que dicen liberales, si era en aquel entonces esclavo perversísimo de mis malas pasiones? [...] Todo lo que se refiere al arte de la elocuencia y de la dialéctica, todo lo que se refiere a las dimensiones de las figuras y a la músi­ca y a los números lo entendí sin gran dificultad y sin que nadie me lo explicara"6 (lee. 2,6 a).

J. OROZ, ob. cit. 59. A. TRAPE, ob. cit. 42. Conf. IV,16,30.

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7 8 LECCIÓN 5, 2

En cuanto a los estudios de filosofía, hay que anotar que éstos eran muy descuidados en las escuelas; no obstante, Agustín la estudió con tanto empeño que más tarde será la base de su inin­terrumpida polémica contra los distintos herejes, a quienes va derrotando con el estilo y manera de argumentar aprendidos durante esta época. Además,

LECCIÓN 5, 3 79

"tomó parte en un concurso de poesía, y fue declarado vencedor. El médico Vindiciano, procónsul a la sazón, colocó la corona del triunfo en su 'cabeza enferma'7.

Fruto de todo este esfuerzo es su primer escrito, un tratado de estética llamado Lo bello y lo conveniente (en latín, De pulchro et apto), que no ha llegado hasta nosotros porque se perdió, (lee. 10,3).

3. Vendedor de palabras

Pero tal vez el fruto más palpable de todo este esfuerzo autodidacta, al menos en ese momento, consistió en haberse convertido en un vendedor de palabras:

"Enseñaba yo en aquellos años el arte de la retórica y, vencido por la codicia, vendía la locuacidad que permite vencer"8.

Tal vez Agustín exagera y se rebaja demasiado, pues sus ense­ñanzas no eran tan vacías como él mismo dice. Por el contrario, tenían un fondo espiritual, moral y filosófico tal que sus alumnos se dieron cuenta muy pronto de la calidad del profesor que les había tocado en suerte. Mientras más enseñaba más aprendía, y mientras más aprendía mayor autoridad iba adquiriendo para seguir enseñando.

"Y aquí tenemos al joven Agustín dedicado por completo a su oficio de vendedor de palabras. La atención de los jóvenes no tardó en dirigirse hacia el joven profesor que daba pruebas de dotes intelectuales y de cualidades oratorias. En su escuela se daban cita no pocos de los alumnos de Tagaste, a los que se sumaron otros. Así podemos encontrar a Licencio, hijo de Romaniano, a Eulogio, a Honorato, a Nebridio, Alipio, que debía suceder en el corazón de Agustín al amigo muerto. Nuestro profesor conoció

j . OROZ, ob. cit. 62. Conf. IV,2,2.

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80 LECCIÓN 5, 4

muy pronto una fama extraordinaria, hasta el punto de poder com­petir con los más célebres maestros de Cartago"9.

En la lección 2,6 se habló de la índole naturalmente buena de Agustín. Este modo de ser lo llevó a unir la retórica con la en­señanza moral; le preocupaban no sólo las buenas ideas sino tam­bién las buenas costumbres, como en el caso de su amigo Alipio, a quien indujo a dejar su afición a los juegos del circo.

"Me había dado cuenta de que estaba perdidamente aficionado al circo y me angustiaba grandemente, porque me parecía que iba a malograr tan hermosa esperanza. [...] El caso es que él, a consecuencia de mis palabras, saltó fuera de aquella fosa tan pro­funda [...] y se le desprendieron todas las inmundicias del circo y no volvió a poner en él los pies"10.

4. El engaño maniqueo

La manera como san Agustín fue descubriendo la falsedad de los maniqueos tiene relación con su esfuerzo de autodidacta: nadie se lo tuvo que enseñar sino que él mismo lo descubrió. Hay que seguir insistiendo en el hecho de que el Agustín de esta época no está haciendo otra cosa que preparándose, sin darse cuenta, para el Agustín pastor. Será característico en él el espíritu de investigación y profundización en la verdad. Por eso, entregado a los maniqueos, se dedicó a estudiar a fondo su doctrina y muy pronto se fue dando cuenta de las fallas y engaños que tenía.

Su mayor anhelo era la conquista de la verdad, que esperó en­contrar en los maniqueos. Por aquí empieza precisamente su desilusión. En la lección 4,5 vimos algunos de los aspectos por los cuales se adhirió, aunque con reservas, a ellos. Ahora vea­mos brevemente los puntos que lo desilusionaron.

9 J. OROZ, ob. cit. 60s. '" Conf.VI,7,11s.

LECCIÓN 5, 4 81

a. La verdad está muy lejos de ellos; hasta ahora no se la han dado ni ve esperanzas de que se la den algún día. La desilu­sión comienza en el plano científico, más concretamente en el de la astronomía: los científicos han explicado con preci­sión cómo acaecerán, por ejemplo, los eclipses del sol y de la luna, así como los solsticios o dife-rentes posiciones de la tierra en relación con el sol, que dan lugar a las cuatro esta­ciones11. Este tema era muy común entre los maniqueos, aunque usando más de las extravagancias y de la vana pala­brería que de los datos científicos. Agustín comparó deteni­damente unos datos con otros y llegó a la conclusión a que tenía que llegar: abundaban los disparates:

"Retenía, no obstante, en mi memoria muchas de las verdades que habían anunciado sobre la creación misma y encontraba su explicación en los números y en el orden de las estaciones y en los testimonios visibles de los astros. Y los comparaba con las afirmaciones de Maní, que escribió mucho sobre estos temas, dis­paratando copiosamente"12.

b. Los principios diversos y opuestos del bien y del mal no pueden existir, pues se destruiría la Omnipotencia de Dios. La lucha entre las tinieblas y Dios no tiene razón de ser; una de dos: o las tinieblas le pueden hacer algún daño a Dios, y en este caso no sería incorruptible, o no le pueden hacer absolutamente nada, y en este caso la lucha es inútil. No hay, pues, base ni científica ni religiosa. El tema había sido propuesto por el amigo Nebridio, a modo de pregunta, que Agustín no supo responder con base en lo que sabía por boca de los maniqueos13.

c. Otra desilusión vino a propósito del tema Antiguo-Nuevo Testamento: no hay concordancia entre los dos porque

Cf. Coní. V,3,4. Conf. V,3,6. Cf. Conf. Vil,2,3.

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82 LECCIÓN 5, 4

"los escritos del Nuevo Testamento habían sido falsificados, no se sabía por quién, con el propósito de infundir la ley de los judíos en la fe cristiana. Pero a esta afirmación no seguía ninguna prueba, ni mostraban ningún ejemplar que no estuviera interpolado'"4.

d. El problema del mal lo aclarará más tarde. Por ahora los maniqueos no hacen más que sembrarle inquietudes y con­fusiones sobre el mismo. Destruida la doctrina sobre la exis­tencia de los dos principios, uno bueno y otro malo, queda completamente en el vacío cuanto el maniqueísmo pueda decir sobre el origen del mal en nosotros.

e. Otro punto flaco de los maniqueos es el relacionado con Cristo mismo. Ellos celebraban el aniversario de la muerte de Mani en la misma fecha que la Pascua de los cristianos, pasando ésta desapercibida para Agustín, que tan vivos re­cuerdos tenía de ella en su infancia. Al preguntarles si esto no significaba poner al discípulo, Mani, por encima del maestro, Cristo, le respondían que la muerte de Mani había sido real mientras que la de Cristo fue en apariencia, puesto que su cuerpo fue también un cuerpo aparente. Ya se ha visto que para san Agustín Cristo lo era todo; prácticamen­te intocable para él.

f. Y siempre en relación con Cristo, entra también en juego el tema de los que se preciaban de ser sus auténticos seguido­res, los elegidos:

"Si éstos llevan una vida moral irreprochable, ¿no es indicio de que la doctrina que les dirige hacia la santidad es verdadera? Pero este motivo deja de ser válido ya que más tarde se da cuenta de que los que hacen profesión de virtud y de santidad, no pasan de ser unos farsantes hipócritas. Beben vino, comen carne, se bañan como todos los hombres, a pesar de las prohibiciones más abso­lutas. Incluso muchos de entre ellos han sido acusados de haber seducido a la esposa del prójimo. En cierta ocasión él mismo es

A. TRAPE, ob. cit. 44.

LECCIÓN 5, 5 83

testigo presencial de una escena francamente escandalosa, que nos refiere en Costumbres de los mani-queos, 19 "1S.

g. Para terminar esta serie de hechos que motivaron la desilu­sión, no pasamos por alto otro que raya en lo ridículo: Los maniqueos prohiben matar los animales; Agustín lo toma tan en serio que no se atreve ni siquiera a matar una mosca. Ellos le explican que no se trata de los animales pequeños sino de los grandes; pero Agustín continúa: ¿en dónde está el límite entre los grandes y los pequeños? La discusión se volvería interminable, pero el desengaño no se dejó esperar más.

5. La llegada de Fausto

Aunque el maniqueísmo está muriendo en el corazón de Agustín, éste no rompe todavía con la secta; aún no tiene a qué aferrarse para encontrar la verdad. Además, sus correli-gionarios hacen lo posible por no dejarlo escapar: su inteligencia les es demasiado valiosa para no aprovecharla, y por eso lo animan a que acepte una entrevista con Fausto. Este era un númida, como él. Llegó a ser obispo muy famoso de los maniqueos del África a finales del siglo IV. Sus colegas lo consideraban autoridad en materia de consejería y aclaración de dudas.

"Fausto llegó a Cartago en el 383. Agustín le escuchó, le habló, lo encontró elocuente, amable, simpático; pero tan incapaz de resol­ver sus dudas que no aceptó ni siquiera entrar en conversación. La modestia de Fausto agradó a Agustín: se hizo amigo y se puso a disposición de él como maestro de retórica. Pero interiormente se alejó del maniqueísmo o, más exactamente, la confianza puesta en la secta, sufrió una grave grieta y comenzó a enfriarse"16.

El mismo Agustín lo describe de la siguiente manera:

15 J. OROZ, ob. cit. 65s. "• A. TRAPE, ob. cit. 44s.

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84 LECCIÓN 5, 6

"Luego que pude proponerle algunas de mis dificultades, conocí que no tenía siquiera noción de las artes liberales, a excepción de la gramática, que la sabía medianamente y de un modo muy co­mún. Mas como había leído algunas oraciones de Cicerón y unos pocos libros de Séneca, algunos pasajes de poetas, algunos libros que tendría de su secta, escritos en latín limado y culto; y como, por otra parte, estaba ejercitando todos los días el hablar, había adquirido facilidad para expresarse en buen estilo, que él lo con­vertía en agradable y engañoso, gobernándolo con la destreza de su ingenio y cierta gracia natural que tenía"17.

Conclusión: Agustín queda ya del todo desilusionado de los maniqueos y Fausto se ganará una de tantas obras escritas por el Santo: Contra Fausto, el maniqueo (año 400).

6. Roma. El engaño a Mónica

En este momento Agustín tiene 29 años de edad. Ya es hora de buscar otros horizontes, correr nuevas aventuras, siempre en busca de la verdad, como primera medida, sin descuidar otros fines.

Después de 8 años tiene ya su propio círculo de alumnos y ami­gos quienes, al terminar sus estudios, deben ir buscando tam­bién sus propios horizontes. Alipio, por ejemplo, ha ido a Roma a estudiar derecho; imposible que su maestro se quede atrás.

Por otra parte, el ambiente cartaginés se hace cada vez más pesa­do con la presencia de los eversorcs o revoltosos. Pero, en concreto, ¿Qué es lo que hacen éstos? Como siempre, oigamos la descripción que de ellos hace el mismo Agustín:

"En Cartago, por el contrario, es vergonzosa e intemperante la licencia de los estudiantes: irrumpen insolentemente en las aulas y, con descaro de locos furiosos, perturban el orden que cada

17 Conf.V,6,11.

LECCIÓN 5, 6 85

maestro ha establecido para el progreso de sus alumnos. Come­ten con extraña estupidez desmanes sin cuento"'8.

Además, es necesario aspirar a un sueldo más alto, pues el que tiene no le está alcanzando para él, la mujer y el hijo, sus herma­nos en Tagaste y su misma madre en Cartago, a donde llegó no se sabe por qué motivo ni en qué tiempo. Este será el comienzo de una maternal "persecución" de Mónica a su hijo, buscando siempre lo mejor para él.

Los amigos lo convencen de lo bien que, posiblemente, le irá en Roma; y si a esto se suman los informes sobre los estudiantes de la capital del imperio, que tienen fama de ser mejores que los cartagineses, no hay para qué esperar más.

"No quise ir a Roma por acrecentar mis ganancias ni mi prestigio, como me lo prometían los amigos que me lo aconsejaban -aunque también esos argumentos pesaban en mi ánimo por aquel enton­ces-. La razón principal y casi única era el oír que allí los jóvenes eran más pacíficos en sus clases y que eran mantenidos en calma por el apremio de una disciplina más ordenada y que, lejos de entrar en tropel y a cada paso en las aulas de quienes no eran sus maestros, en modo alguno eran admitidos si el maestro no lo per­mitía'"9.

Mónica se dio cuenta de los preparativos del viaje y le puso dos condiciones: o no lo dejaba marchar, o se iba ella con él. Las cosas estaban tan bien preparadas que ya no se podía echar pie atrás; era necesario acudir incluso a la mentira y al engaño para que ella no se diera cuenta de la hora de la partida. Es el mismo Agustín el que nos narra con detalles su escapada a Roma:

"Mas, por qué salía yo de Cartago y me iba a Roma, tú lo sabías, oh Dios, y no lo revelabas ni a mí ni a mi madre, que lloró amar­gamente mi partida y me siguió hasta el mar. Sino que la engañé

IB lb.V,8,14. '•> Ib.

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86 LECCIÓN 5, 6

cuando me detenía violentamente, o para hacerme volver o para partir conmigo, y fingí que no quería dejar solo a un amigo hasta que, levantándose el viento, se hiciese a la mar. Y mentí a mi ma­dre, y a una madre como ella, y me escapé. [...] Y como, a pesar de todo, rehusara volver ella sin mí, a duras penas logré persua­dirla que pasase aquella noche en un lugar cercano a nuestra nave, en una capilla dedicada a la memoria del bienaventurado Cipriano. Pero aquella noche partí furtivamente y ella no; se quedó orando y llorando. [...] Sopló el viento e hinchó nuestras velas e hizo desaparecer a nuestros ojos la playa donde mi madre, llegada la mañana, se volvía loca de dolor y llenaba tus oídos de quejas y gemidos"20.

Dramática fue, pues, la partida para Roma, no sólo por las peri­pecias de la misma, sino por el engaño a la madre. Agustín reconocerá más tarde que este viaje fue providencial; así se lo dirá al mismo Dios:

"Pero, en realidad, eras tú, esperanza mía y porción mía en la tierra de los vivientes, quien querías hacerme cambiar de país terrestre por la salud de mi alma"2'.

"Roma no fue propicia a este romano de África. [...] Al arribo le esperaba una grave enfermedad y dos amargas experiencias: la costumbre de los escolares de abandonar al profesor en el momen­to de tenerle que pagar el salario establecido [...] y el descubri­miento de la ineficiencia práctica del maniqueísmo"22(lec. 10,5).

Al llegar a la ciudad, sin conocidos y sin en donde alojarse, no tuvo más remedio que acudir a los maniqueos; un tal Constancio lo hospedó en su casa. Era un oyente entusiasmado por la secta y deseoso del ideal de perfección propuesto por Manes. Incluso había intentado llevar vida común -una especie de monasterio maniqueo- con oyentes y elegidos; pero surgieron las dificultades, especialmente por parte de estos últimos que comenzaron a echar-

ib. V,8,1 5. Ib. 8,14. A. TRAPE, ob. cit. 45.

LECCIÓN 5, 7 87

se en cara las fallas y a sacar a la luz pública cuanto de negativo sucedía al interior de sus reuniones. Otro hecho más que aumen­tó la desilusión de Agustín.

Al llegar a Roma, pues,

"muy pronto logra reunir algunos oyentes, que le traen otros. Pero al momento se da cuenta de que los estudiantes de Roma no son más constantes y más serios que los africanos. Además, tienen otro defecto muy grave: no pagan a sus profesores. Asisten durante al­gún tiempo a sus clases, pero cuando deben pagar la cuota de las lecciones desaparecen y ya no es fácil volver a encontrarlos. El inconveniente es muy grave para quien tiene necesidad de dinero. Agustín no puede soportar esta falta de delicadeza y busca a toda costa una ocasión para abandonar Roma"23.

7. Escéptico. Milán

Abandonada la Iglesia Católica antes, desilusionado de los maniqueos ahora, sólo le queda un camino: el escepticismo.

Los escépticos eran incrédulos filosóficos; afirmaban que la ver­dad sí había que buscarla pero sin esperanza de encontrarla, porque es imposible. Esta fórmula, por el momento, le agradó a Agustín, que no se resignaba a renunciar a ella. Permanecerá escéptico por muy poco tiempo. Ahora el vacío intelectual y afectivo es completo y ... providencial: alguien vendrá, en Milán, a llenar ese vacío.

"Cuando se dirigió de Milán un mensaje al prefecto de Roma, para que proporcionase a aquella ciudad un profesor de retórica, corriendo los gastos del viaje por cuenta del Estado, yo mismo solicité [...] que, una vez pasada la prueba del discurso propues­to, me enviase allá el prefecto Símaco"24.

23 J. OROZ, ob. cit. 72. 24 Conf.V, 13,23.

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88 LECCIÓN 5, 7

Agustín, hábil como siempre para la amistad, procuró ganarse la de Símaco, algo así como el entonces alcalde de Roma, paga­no y muy influyente en la residencia o corte imperial, que en ese tiempo estaba en Milán. Recomendado por los maniqueos, el prefecto vio en el nuevo aspirante una esperanza a favor del paganismo y, probablemente, esta fue una de las razones por la que aceptó su candidatura.

A finales del 384 parte para Milán, después de un año escaso en Roma. Cuenta entonces 30 años de edad. Llegó justo a tiempo para pronunciar el panegírico que le ganó aplausos:

"Recitaba una serie de mentiras seguro de ser aplaudido por hom­bres que conocían perfectamente ia verdad"25.

Se refiere, posiblemente, al discurso que pronunció el lo . de enero del 385 en honor del cónsul Bautón, o también a otro del 22 de noviembre del mismo año en honor del emperador Valentiniano II con motivo de las fiestas del 2o. aniversario de su reinado. Sea lo que sea, eran discursos adulatorios, llenos de vanas palabrerías, donde lo que importaba era la elegancia del lenguaje, arte en que Agustín era ya un experto. Lo curioso del caso está en el hecho de haber tenido que deshacerse en alaban­zas de un emperador, Valentiniano II, que aún no había hecho nada en el Imperio, pues era un niño de cuatro años cuando heredó el trono; reinaba por él su madre Justina (lee. 6,1). En el 383 asumió oficialmente como emperador, cuando tenía ape­nas doce años de edad.

De un momento a otro sucede lo inesperado: aparece Mónica, no se sabe cómo ni cuándo. Había quedado sola, llorando en Cartago la partida de su hijo. Es probable que hubiera llegado a Roma y, al no encontrarlo, tuvo que seguir para Milán. Basta repasar, mapa en mano, la ruta Cartago-Roma-Milán para darse cuenta de los sacrificios de una madre por salvar a su hijo.

25 Ib. VI,6,9.

LECCIÓN 5, 7 89

Posiblemente ella le contó cómo había sido el viaje y pudo, en­tonces, transmitírnoslo así:

"Ya había venido a mi lado mi madre, fuerte en su piedad, siguiéndo­me por tierra y por mar, segura de ti en todos los peligros. Tanto que, en los momentos críticos de la travesía, a'nimaba hasta a los propios marineros, que son los que suelen dar ánimo a los pasajeros no acos­tumbrados a la mar en los momentos de peligro, y les aseguraba que llegarían al puerto sanos y salvos, porque tú, en una visión, se lo habías prometido.

Y me encontró en grave peligro, como era de suponer, desvane­cida la esperanza de encontrar la verdad. Con todo, cuando le manifesté que, en realidad, ya noeramaniqueo, aunque tampoco cristiano católico, no saltó de alegría como si oyera una nueva inesperada"26.

El grave peligro en que lo encontró se refiere, probablemente, al estado escéptico de su mente y de su corazón: lo encontró algo así como sin patria y sin Dios. Mas pronto brillará la luz en medio de tantas tinieblas.

26 Conf. VI, 1,1.

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90 LECCIÓN 5, LECTURA

LECTURA

Los maniqueos

"Afirman que es también naturaleza de Dios esta luz corpórea que agrada a los ojos de los animales mortales, no sólo en esas naves -el sol y la luna-, donde creen que la luz es purísima, sino también en otras cualesquiera cosas lúcidas, en las cuales, según ellos, es retenida con la mescolanza, y creen que para ser purgada. En efecto, para la gente de las tinieblas dan cinco elementos que han engendrado sus propios príncipes, y a esos elementos los llaman con los nombres siguientes: humo, tinieblas, fuego, agua y aire. En el humo han nacido los animales bípedos, de quienes piensan que proceden los hombres; en las tinieblas, los reptiles; en el fuego, los cuadrúpedos; en las aguas, los natátiles; en el aire, los volátiles. Para vencer a estos cinco elementos malos han sido enviados del reino y de la sustancia de dios otros cinco elementos, y en esa lucha quedaron mezclados: la atmósfera con el humo; la luz con las tinieblas; el fuego bueno con el fuego malo; el agua buena con el agua mala; el aire bueno con el aire malo. Pero distinguen aquellas naves, es decir, los dos luminares del cielo, de tal modo que sostienen que la luna fue hecha del agua buena y el sol del fuego bueno.

Que en esas naves existen las virtudes santas, que se transfiguran en hombres para atraer a las mujeres de la gente mala, y a su vez en mujeres para atraer a los hombres de la misma gente mala, y al ser conmovida mediante esta tiniebla la concupiscencia que hay en ellos, huya la luz que retenían mezclada entre sus miembros, y sea tomada para su purgación por los ángeles de la luz, y como purgatorio se les imponga que tienen que transportarla en esas naves hasta sus propios reinos"27.

SAN AGUSTÍN, "Las herejías" 46,7s.

LECCIÓN 5, CUESTIONARIO 91

( \

Cuestionario

1. A la enseñanza de la retórica, Agustín unía la doctrina moral; ¿qué nos dice este detalle acerca del verdadero espíritu del Santo?

2. Enumera los siete temas o aspectos que ayudaron a Agustín a descubrir el engaño maniqueo.

3. ¿Qué conclusión sacó Agustín de su encuentro con Fausto?

4. ¿Quién era Alipio?

5. ¿Qué atractivo tenía Roma para el joven Agustín?

6. ¿Cuándo y cómo se desvaneció este atractivo?

7. ¿Qué es el escepticismo?

8. ¿Por qué Agustín cayó en el escepticismo?

9. ¿De qué manera se le organizó el viaje a Milán?

10.Traza el recorrido de Mónica para encontrarse con su hijo en Milán.

Dios no elige a ¡os buenos, sino que hace buenos a quienes ha elegido

(Tratados sobre el Evangelio de san Juan, 86,3).

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Lección 6

DE LA LUCHA INTERIOR A LA PAZ DE LA VIDA NUEVA

(Edad: 31-32 años)

1. Ambrosio de Milán

Así como Agustín se identifica con Hipona, Ambrosio en su tiempo se identificaba con Milán. Nació en Tréveris (Alemania) hacia el año 339 de familia romana perteneciente a la más alta sociedad y de profundas convicciones cristianas. Se educó en Roma en las letras griegas y latinas, y adquirió una formación amplia y sólida. A la edad de 34 años era prefecto de la Provin­cia de Emilia, Liguria, cuando el pueblo lo aclamó como obispo de Milán para suceder al que estaba, de nombre Auxencio. Como aún no era bautizado, recibió el sacramento de manos del santo sacerdote Simpliciano, y casi simultáneamente las órdenes sa­gradas y el episcopado a finales del 373.

Juntamente con el buen Simpliciano tenía la Iglesia de Milán muy bien organizada en el plano intelectual y ascético. Se volvía poeta cuando hablaba de la Virgen María. Era admirador y can­tor de la virginidad:

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94 LECCIÓN 6, 1

"En el mismo Milán había un monasterio, lleno de santos herma­nos, fuera de la ciudad, sostenido por Ambrosio, y nosotros ni nos habíamos dado cuenta'".

Dos hechos, sobre todo, hicieron crecer más la fama de Am­brosio: en el 385 Justina, madre del emperador Valentiniano II, que era arriana (de Arrio, hereje que negaba la divinidad de Je­sucristo, y contra el cual luchó san Agustín), pidió para los here­jes una de las basílicas de la ciudad; el pueblo se unió alrededor de su obispo y no se la dejó quitar2. En segundo lugar, el encuen­tro y traslado de los cuerpos de los mártires Protasio y Gervasio; mientras eran llevados en procesión a la basílica de Ambrosio sucedieron muchos milagros3.

La fama de Ambrosio llegó también a oídos de Agustín, quien lo consideraba feliz según el mundo y no según Dios. Tan pronto llegó a Milán pensó en hacerle una visita por simple diplomacia y curiosidad. Por diplomacia porque era costumbre visitarse las dos autoridades, la civil y la eclesiástica, y Agustín ahora había entra­do a formar parte de los empleados oficiales. Por curiosidad por­que le habían hablado de lo bien que Ambrosio se expresaba y quería comprobar por sí mismo si era cierto. Muy pronto desapa­recerán estos motivos superficiales y vendrán los encuentros di­rectos o indirectos, que lo llevarán a la conversión definitiva.

"Y llegué a Milán al obispo Ambrosio, uno de los hombres más eminentes y de universal notoriedad.

[...] Acogióme con gesto paternal aquel hombre de Dios [...] y comencé a amarlo viendo al principio en él, no al doctor de una verdad que yo no esperaba en modo alguno de tu Iglesia, sino a un hombre bondadoso conmigo; escuchábale con interés en sus explicaciones al pueblo, mas no con la intención que hubiera debido yo tener, sino sondeando, por así decirlo, su elocuencia,

' Conf. 8,6,15. 2 Cf. Conf. IX,7,15. 3 Cf. Ib. IX,7,16.

LECCIÓN 6, 1 95

para comprobar si estaba a la altura de su fama o si era más o menos fluida de lo que se aseguraba.

Mi atención estaba pendiente de sus palabras, pero me mantenía indiferente y desdeñoso por el contenido. Me agradaba el encan­to de su lenguaje; aunque más cultivado, menos gracioso y se­ductor que el de Fausto, por lo que a la forma se refiere. Que en cuanto al fondo no cabía comparación; el uno divagaba a través de las falsedades maniqueas, mientras que el otro exponía, de una manera muy saludable, la doctrina de la salud"4.

El encuentro con Ambrosio se realizó en dos etapas: primero, la del diálogo directo, en privado, que no surtió mucho efecto; era un obispo demasiado ocupado para dedicarle al joven Agustín el tiempo que tal vez necesitaba para otras personas; además, es muy probable que Ambrosio lo conociera ya de oídas y supiera de sus andanzas por el maniqueísmo y por el mundo de la filoso­fía pagana.

"No se me daba oportunidad alguna de consultar las cosas que quería con aquel santo oráculo vuestro, que en su pecho moraba, sino cuando podía oírlo con brevedad. Y en cambio, los vivos desasosiegos míos requerían un consultor muy desocupado a quien comunicarlos, y nunca lo hallaban"5.

"Parece raro que Ambrosio no prestase la atención que merecía aquel profesor que 'permanecía largo rato sentado y en silencio' ante él. Tal vez su actitud fuese premeditada para que la conver­sión no se realizara por caminos intelectuales y sí por ei camino de las lágrimas de Mónica"6.

En vista de este fracaso parcial Agustín, llevado siempre por la divina Providencia, como lo reconoce en las Confesiones, opta por otro método más cómodo y práctico: asistir a sus sermones en la iglesia.

Conf. V, 13,23. Ib. Vl,3,3. J. OROZ, ob. cit. 76.

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96 LECCIÓN 6, 1

"Al menos lo escuchaba todos los domingos exponer cumplida­mente al pueblo la palabra de la verdad y más y más se afirmaba en mí la certidumbre de que podían ser desatados todos los nudos de maliciosas calumnias que urdían contra los Libros divinos los impostores que nos engañaban"7.

Se refiere a los maniqueos (lee. 4,5 d). El fruto de estas visitas a la iglesia no se dejó esperar. ¿Qué aprendió Agustín de la predi­cación ambrosiana?

a. Primero que todo, aprendió a ver el sentido espiritual de las Sa­gradas Escrituras; los maniqueos le enseñaron a quedarse con la letra, con lo material sin llegar al fondo de su contenido-.

"Expuestos, pues, en sentido espiritual numerosos pasajes de aque­llos libros, echábame ya en rostro mi falta de esperanza"8. "Y es­cuchaba con gozo a Ambrosio, que repetía con frecuencia en sus sermones al pueblo, como inculcándola encarecidamente, la si­guiente regla: la letra mata pero el espíritu vivifica; cuando aque­llos pasajes que, tomados al pie de la letra, parecían enseñar al­guna perversidad, levantando el velo místico, los exponía en sen­tido espiritual"9.

b. Poco a poco se fue viendo libre de las ideas materialistas sobre Dios; no podía concebir el ser divino sin cuerpo mate­rial, y esto porque los maniqueos interpretaban mal Génesis 1,26: si el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, entonces Dios tiene cuerpo como el hombre, decían. Agustín aprende de Ambrosio el verdadero sentido: es el hombre el que tiene alma espiritual como Dios. Abandonaba, pues, el materialismo maniqueo.

c. Se decidió a dejar definitivamente el maniqueísmo y a ins­cribirse como catecúmeno en la Iglesia Católica, mientras encontraba algo o alguien hacia el cual dirigir sus pasos.

Conf.VI,3,4. Ib. V,14,24. lb.VI,4,6.

LECCIÓN 6, 2 97

d. Descubrió poco a poco la grandeza y autoridad, no sólo de las Sagradas Escrituras, sino de la fe católica, lo que indica­ba empezar a aceptar la Iglesia.

Pero Ambrosio no sólo le dio la mano a Agustín; también Mónica quiso entrar en contacto con él:

"...Y corría a la iglesia con mayor solicitud y estaba pendiente de los labios de Ambrosio. [...] Amaba mi madre a aquel varón como a un ángel de Dios, porque se había dado cuenta de que por su medio había yo llegado mientras tanto a ese estado de incerti-dumbre y de fluctuación"1 10

Cuando llegó a Milán, Mónica quiso seguir la costumbre africa­na de llevar alimentos a las tumbas de los mártires, costumbre que también existía en Milán y que Ambrosio había tenido que prohibir; la madre acató la prohibición sin discutir, pues vio que venía de una persona santa y autorizada. Y, como lo hacía en su tierra, también continuó visitando la iglesia de Ambrosio tan fre­cuentemente que éste, en coloquios con Agustín, hablaba muy bien de ella y lo felicitaba por tener semejante madre,

"al punto de que no pocas veces, cuando me veía, prorrumpía en elogios sobre ella, felicitándome por tener tal madre, sin saber qué clase de hijo tenía ella en mí'"1.

2. Comienza la lucha interior

La crisis se inició recordando el pasado:

"Y me maravillaba, sobre todo al tratar de recordar cuan largo espacio de tiempo había transcurrido desde el año decimonono de mi edad, en que había comenzado a arder en el deseo de la sabiduría, resuelto, cuando la hubiese encontrado, a dejar todas

,0 Ib. VI,1,1. " Conf.VI,2,2.

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98 LECCIÓN 6, 2

las hueras esperanzas y las engañosas locuras de los vanos de­seos"12.

Once años después le parece que poco ha progresado en el camino de la sabiduría y que ahora anda más confuso que cuan­do leyó el Hortensio.

"Y me veía ya en el año trigésimo de mi edad, nadando en el mismo lodazal, ávido de disfrutar de los bienes presentes que se me escapaban y me traían disipado y disperso mientras me decía: 'Mañana encontraré; aparecerá la evidencia y me aferraré a ella"'3.

Quizá por primera vez, en una crisis profunda, Agustín piensa seriamente en la muerte y se duele de haber perdido un tiempo precioso:

"¡Perezca todo! ¡Dejemos estas hueras vanidades! Dediquémo­nos únicamente a la búsqueda de la verdad. La vida es miserable, la muerte incierta. Si nos sorprendiera de repente, ¿en qué estado saldríamos de este mundo?"14.

Agustín se encontraba entre la espada y la pared, y esta era preci­samente la lucha: por una parte, quería dejar la dulzura de la vida presente y aferrarse a la eterna; por otra, las pasiones lo incitaban a seguir gozando de ellas mientras, poco a poco, rompía con las mismas, para gozar definitivamente de los bienes espirituales.

"¿Por qué, pues, titubeamos en abandonar las esperanzas del siglo para consagrarnos por entero a la búsqueda de Dios y de la vida bienaventurada? Pero aguarda; también son agradables las cosas de acá abajo; tienen su dulzura que no es pequeña; no hay que cortar a la ligera el impulso que nos lleva hacia ellas, porque sería humillante volver a ellas de nuevo"15.

12 lb.VI,11,18. 13 Ib. 14 Ib. No. 19. 15 Ib.

LECCIÓN 6, 3 99

Para terminar la descripción de esta lucha interior, presentada por él mismo, démonos cuenta de que él era el primer convenci­do de la necesidad de convertirse, pero le daba temor lanzarse a esta aventura -no hay que olvidar que la conversión es eso: una aventura-.

"Mientras tales cosas decía y estos vientos contrarios empujaban alternativamente mi corazón de un lado a otro, iba pasando el tiempo y yo tardaba en convertirme al Señor y difería de día en día el vivir en ti y no difería el morir en mí mismo cada día. Aman­do la vida feliz, temía encontrarla donde tiene su asiento y la buscaba huyendo de ella"'6.

Nadie más indicado para describir una crisis que la misma perso­na que la padece; por eso he preferido traer estos párrafos de las Confesiones para no tener que acudir a la imaginación. El testigo más seguro de uno mismo es su propia conciencia, que para Agustín en este momento se encontraba en todo su despertar.

3. El problema de la castidad. Las mujeres. Intento de vida común

Entramos a la parte más humana de san Agustín, la que toca su afectividad más de cerca. El aspecto sexual y la relación con la mujer, ha sido siempre el centro de la atención en el hombre. San Agustín no estuvo exento de él; ya lo vimos en la lección 3,5. Ahora volvemos al mismo tema bajo otra perspectiva.

La crisis en este sentido la promueve su amigo Alipio. ¿Cómo?

"Oponíase Alipio a que me casara con la cantilena de que si lo hacía nos sería absolutamente imposible vivir juntos una vida de sosiego en el amor a la sabiduría, como hacía ya tiempo venía­mos deseando. Era él, en esta materia, aún entonces, sumamente casto, cosa que no dejaba de sorprender ya que, al comienzo de

" Ib. No. 20.

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100 LECCIÓN 6, 3

su juventud, había llegado incluso a tener experiencia del acto carnal, pero lejos de apegarse a ello, había sentido dolor y me­nosprecio y vivía en perfecta continencia desde entonces"17.

Agustín, empeñado en tomar mujer y formar un hogar estable, hace lo posible por rechazar la postura de Alipio:

"Pero le contradecía yo oponiéndole los ejemplos de aquellos que siendo casados habían cultivado la sabiduría, habían merecido el favor divino y habían guardado lealtad y afecto a los amigos"'8.

Fue en el campo del matrimonio en donde tal vez más intervino Mónica: quería a toda costa ver a su hijo casado, y bien casado, ojalá antes del bautismo; incluso llegó a pedirle al Señor que, por medio de algún sueño, a lo que ella estaba acostumbrada, le revela­ra algo sobre el futuro matrimonio de su hijo; pero como los caminos del Señor no eran los de Mónica ni los de Agustín, no la escuchó.

"Y se me presionaba sin desmayo a que tomara esposa. Ya la pedía yo; ya estaba prometida, gracias, sobre todo, a los esfuerzos de mi madre. [...] Y si bien es verdad que ella, movida por mis ruegos y por mi deseo, te suplicaba cada día con fuerte clamor de su cora­zón que le mostrases, en visión, alguna cosa sobre mi futuro matri­monio, tu nunca quisiste"19.

Sea lo que sea, las cosas siguieron adelante, siempre con miras hacia el matrimonio, que no podía ser con su compañera durante catorce años, posiblemente por su posición social: ella era de origen esclavo y Agustín, libre; las leyes romanas prohibían esta clase de matrimonios. Mónica hacía lo posible por separarlos, y lo logró.

"Seguíase insistiendo, sin embargo, y se había pedido la mano de una niña. Faltábanle casi dos años para ser nubil, pero como nos resultaba agradable, se esperaba"20.

17 lb.VI,12,21. ,8 Ib. 19 Ib. VI, 13,23. 20 Ib.

LECCIÓN 6, 3 101

Y en medio de todas estas idas y venidas, llegó el momento decisivo, uno de los más dolorosos para Agustín: la separación definitiva de su compañera.

"Multiplicábanse entretanto mis pecados y cuando fue arrancada de mi lado, como un obstáculo para el matrimonio, mi compañe­ra habitual de lecho, mi corazón quedó desgarrado y vulnerado por donde estaba adherido, dejando un reguero de sangre.

Ella se volvió a África, haciéndote voto de no conocer a otro hom­bre y dejando en mi poder al hijo natural que había tenido de ella"21.

La sed de amor era insaciable; la necesidad de una compañera, irresistible; la costumbre de vivir al lado de una mujer estaba profundamente arraigada. Afectivamente solo, desesperado por unirse a la que habían elegido como esposa, y que no podía an­tes de dos años, Agustín se siente en la necesidad de conseguirse, mientras tanto, una tercera compañera:

"Pero yo, desventurado, incapaz de imitar ni siquiera a una mujer, no pudiendo soportar la espera, ya que hasta después de dos años no había de recibir a la mujer que pretendía, como no era amante del matrimonio sino esclavo de la pasión, me procuré otra"22.

Lejos de escandalizarnos debemos más bien admirar, en san Agustín, su profundidad humana, y en la divina Providencia, sus misteriosos designios.

Al margen de estos hechos hay otro muy interesante, que revela la vocación oculta del futuro inspirador de la vida común monásti­ca. Es el intento que unos diez amigos hicieron de vivir vida común; todo lo tenían muy bien organizado pero

"cuando se sometió a consideración si estarían de acuerdo en ello las mujeres que algunos de nosotros tenían ya y que otros queríamos tener, todo aquel hermoso proyecto, que tan bien íba-

21 Ib. Vl,15,25. 22 Ib.

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102 LECCIÓN 6, 4

mos confeccionando, reventó en nuestras manos, se hizo añicos y fue desechado"23.

Un poco más adelante Agustín volverá a expresar lo difícil que para él resultaba guardar la continencia:

"Pero yo, adolescente desventurado, en extremo, había llegado a pedirte a Ti la castidad diciendo: 'Dame la castidad y continencia, pero no ahora"24.

4. Los neoplatónicos

Como en otro tiempo, cuando tenía 19 años, el Hortensio de Cicerón vino en su ayuda y produjo en él lo que se podría llamar la primera conversión, ahora son los neoplatónicos quienes vienen en su auxilio, y a ellos deberá en gran parte el paso deci­sivo hacia la conversión.

"Por lo que me procuraste, a través de un individuo, henchido de un monstruoso orgullo, ciertos libros de los platónicos, traduci­dos del griego al latín"25.

Muy agradecido quedó Agustín con la ayuda de esos "ciertos libros" pertenecientes a algunos discípulos de Platón. Su lectura fue tan benéfica que produjo en él la segunda conversión (núm. 5).

"Aquella lectura [...] ha llamado la atención de muchos estudio­sos, quienes con gran aparato de erudición han buscado estable­cer quién sería ese desconocido que le procuró los libros de los platónicos, de qué platónicos se trataba, qué libros leería, qué influjo ejercerían estos libros en su conversión"26.

23 lb.VI,14,24. 24 Ib. VIII,7,1 7. 25 lb.VII,9,13. 26 A. TRAPE, ob. cií. 66s.

LECCIÓN 6, 4 103

Los filósofos neoplatónicos que Agustín venera y recuerda más seguido son Plotino y Porfirio. Hay que distinguir lo que encon­tró en ellos, lo que no encontró y lo que encontró y no aceptó27.

a. Encontró, ante todo, la invitación a la interioridad, que consiste en entrar dentro de uno mismo para encontrar y contemplar allí la verdad.

b. También aprendió a distinguir entre lo sensible y lo inteli­gible; le costaba mucho entender la existencia de realida­des que no fueran corpóreas; el mismo Dios, como se vio antes, no lo concebía sino bajo la forma corporal.

c. También encontró el principio de la participación "según el cual todas las cosas provienen de Dios y son a la vez una participación y una imitación de Dios"28.

d. Finalmente, encontró la solución al problema del mal, que tanto lo hacía sufrir. Era un problema mal enunciado por los maniqueos: ¿De dónde viene el mal? De un principio malo, decían los herejes. Los neoplatónicos le enseñaron a enun­ciarlo de otra manera: ¿Qué es el mal? No es una sustancia sino una privación o corrupción del bien; luego depende de éste y está íntimamente relacionado con la libertad huma­na, que es la base del pecado y del mérito en el hombre. El mal no puede existir sin el bien, pero éste sí puede existir sin aquél. Este tema será ampliamente desarrollado por san Agustín a lo largo de todas sus obras.

e. También encontró, o intentó encontrar, la primera parte del Evangelio de san Juan sobre la divinidad del Verbo.

No encontró la segunda parte del Evangelio de san Juan, que trata de la Encarnación, tan esencial al cristianismo como la

17 Cf. Ib. 67. 28 A. TRAPE, ob. cit. 68.

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104 LECCIÓN 6, 4

primera parte. Más aún, los neoplatónicos consideraban la En­carnación del Hijo como una bárbara mitología, imposible de aceptar.

a. Encontró y rechazó de inmediato el politeísmo de los neoplatónicos.

"Ellos, realmente, aun admitiendo la unidad de Dios, no excluían el culto de divinidades inferiores; o sea, aceptaban en la práctica y justificaban en teoría la idolatría tradicional"29.

b. Posiblemente encontró también y rechazó la metem-psícosis o transmigración de las almas. Plotino, siguiendo a Platón, admitió esta transmigración en los cuerpos hasta de los animales; Porfirio la admitió sólo en nuevos cuerpos de hombres.

c. Porfirio mandaba huir de toda cosa corpórea como condi­ción indispensable para alcanzar la felicidad. Con el correr de los años, san Agustín se valdrá precisamente de la crea­ción para llegar a Dios; más aún, esta será la base de toda su espiritualidad (lee. 2,6 b).

d. Finalmente, encontró, aceptó pero después corrigió el espiritualismo neoplatónico cambiándolo por el esplri­tualismo cristiano.

"Se comportó, así lo dice alegóricamente él mismo, como los hebreos que al salir de Egipto llevaron consigo el oro de los egip­cios: hizo suyo cuanto de verdadero encontró en aquellos libros, dejando los errores"30.

"Hemos de pensar que, al igual que en Cartago la lectura del diálogo de Cicerón, en Milán los libros de los neoplatónicos ini­ciaron en Agustín una etapa de liberación de ideas falsas que du-

29 Ib. 70. 30 Ib. 71.

LECCIÓN 6, 5 105

rante tanto tiempo había sostenido en su interior. Concretamente las doctrinas de los maniqueos. Por eso, se ha podido hablar de una conversión neoplatónica anterior a la verdadera que tendrá lugar en el silencio del jardín de Milán"31 (cf. No. 8).

5. La segunda conversión (lee. 4,2; 6,8)

"Amonestado a volver a mí mismo por aquellos libros, entré en la intimidad de mi ser bajo tu guía, y pude hacerlo porque Tú me ayudaste. Entré y vi con el ojo de mi alma, como quiera que él fuese, por encima de ese ojo de mi alma, por encima de mi inte­ligencia, la luz inmutable, no la que es ordinaria y visible a toda carne, ni una especie de luz del mismo género que fuese más grande y que resplandeciese, pongo por caso, con un incompara­blemente mayor resplandor y que ocupase todo el lugar con su grandeza. No, no era así aquella luz, sino otra cosa, muy diferen­te de todas nuestras luces.

Y no estaba sobre mi inteligencia como el aceite sobre el agua, ni como el cielo sobre la tierra. Estaba sobre mí porque fue ella la que me hizo, y yo debajo de ella porque por ella fui hecho. Quien conoce la verdad conoce esa luz y quien la conoce, conoce la eternidad. La Caridad es quien la conoce.

¡Oh eterna verdad y verdadera caridad y cara eternidad! Tú eres mi Dios. A ti suspiro día y noche. Cuando te conocí por vez pr i ­mera, me levantaste para hacerme ver que había algo que ver y que yo no era todavía capaz de ver.

Deslumhraste la debilidad de mi vista con la violencia de tu calor sobre mí, y me estremecí de amor y de horror. Y descubrí que estaba lejos de ti, en la región de la desemejanza, como si oyese que tu voz me decía desde lo alto: 'Soy alimento de grandes; cre­ce y me comerás. No me transformarás tú en tí, como asimilas el alimento de tu carne, sino que te transformarás tú en mí...

31 J. OROZ, ob. cit. 80.

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106 LECCIÓN 6, 6

Y oí, como se oye en el corazón, y no había el más mínimo lugar a dudas. Más fácilmente dudaría de mi vida que de la existencia de la verdad que, a través de las cosas creadas, se deja ver a la inteligencia"32.

Se trata, pues, de una auténtica conversión a la luz de la VER­DAD, así, con mayúscula, para entender de una vez por todas que san Agustín se iba acercando a Dios.

Muchos autores han querido ver en este texto un primer éxtasis de carácter filosófico, que hace juego con el famoso de Ostia (lee. 7,3), de carácter místico.

6. El segundo intento bíblico (lee. 4,3)

"De manera que agarré, con la mayor avidez, las obras venera­bles de tu Espíritu y, con preferencia a todas las demás, las del apóstol Pablo.

Desvaneciéronse entonces las dificultades que un día tuviera, cuan­do me había parecido en contradicción consigo mismo y en des­acuerdo con los testimonios de la Ley y de los Profetas, en el tenor literal de sus palabras. Y se me descubrió el único rostro de las palabras santas y aprendí a alegrarme con temblor"33.

Si la primera vez que tomó las Escrituras en sus manos fracasó por exceso de orgullo, ahora triunfa porque se hace humilde. Agustín descubrió a Cristo mediador, cuya humildad es indis­pensable para ser mediador. La humildad fue el camino que re­corrió Cristo para venir al mundo; debe ser también el camino que recorrerá el hombre para ir a Dios.

"Y buscaba el camino de adquirir el vigor que me hiciese capaz de gozar de ti y no lo encontraba hasta que me hube abrazado

J2 Conf.VII,10,16. 33 Conf.VII,21,27.

LECCIÓN 6, 7 1 0 7

con el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Jesucristo, que es sobre todas las cosas Dios bendito por todos los siglos...

Es que no podía poseerá mi Dios, el humilde Jesús, porque yo no era humilde ni sabía qué enseñanza proporciona su debilidad"34.

Este segundo intento será definitivo y lo preparará para familia­rizarse después con las Sagradas Escrituras (lee. 8,6).

7. Se agudiza la crisis

"Habíanse adherido a mis entrañas tus palabras y por todas partes me hallaba sitiado por ti. [...] Por lo que se refiere a mi vida tempo­ral, se bamboleaba todo. Era menester purificar del viejo fermento el corazón. Me gustaba el camino, el Salvador-mismo, pero me daba miedo todavía el pasar por sus estrechos desfiladeros"35.

Agustín se encontraba, pues, entre la espada y la pared, entre Cristo y él mismo: o se quedaba en sí, lejos de Cristo, o salía de sí -renuncia- para unirse definitivamente con Cristo. Este es, en pocas palabras, el contenido de la crisis.

Conviene aludir a ciertos hechos que precipitaron la crisis y ter­minó en la escena del jardín:

a. El mendigo gozoso. Se preparaba Agustín para pronun­ciar el famoso discurso en honor del emperador (lee. 5,7); de pronto ve en la calle a un mendigo embriagado, riéndose y haciendo reír. La conclusión fue clara:

"No poseía aquél, seguramente, la verdadera alegría, pero yo, por mi parte, buscaba una mucho más falsa con aquellas mis ambi­ciones. Y, en definitiva, él estaba alegre y yo ansioso; él tranquilo y yo sobresaltado"36.

34 lb.VII,18,24. 35 lb.VIII,1,1. 36 Conf.VI,6,9.

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108 LECCIÓN 6, 7

b. El encanto de la música "El año 386, Ambrosio asediado en la basílica con el pue­blo por los soldados de la emperatriz Justina, para aliviar el tedio de aquellas interminables horas de espera había con­cebido la feliz idea de componer himnos, que cantaban los fieles. Agustín tal vez se vio mezclado entre aquella multitud que entonaba himnos. No nos dice si escuchó los discursos del Obispo, pero sí cuenta la emoción que sintió a! escuchar la melodía de los himnos: '¡Cuánto lloré con los himnos y cánticos vuestros, emocionado por las voces de vuestra Igle­sia, que canta tan dulcemente! Aquellas voces entraban en mis oídos, y vuestra verdad se derretía en mi corazón; y de ahí se enardecía el afecto y la piedad y corrían sin duelo las lágrimas, que me sabían a miel"37.

Agustín era un apasionado por la música; a este arte dedi­cará una obra, compuesta entre los años 387-391.

c. Simpliciano. Fue, como se dijo antes (lee. 6,1), quien bau­tizó, acompañó y luego sucedió a Ambrosio en la sede de Milán.

"Me inspiraste la ¡dea, que pareció buena a mis ojos, de acudir a Simpliciano. Teníale yo por un buen servidor tuyo y brillaba en él tu gracia"38.

La conversación giró en torno a la conversión del profesor de retórica, Mario Victorino39, quien acostumbraba leer la Biblia y por medio de ella se convirtió. En el diálogo con este anciano, Agustín aprendió algo que le impactó: "Contemplaba la Iglesia llena y que uno andaba de una manera y otro de otra'"'0, es decir, unos elegían el estado del matrimonio y otros el de la continencia. El ejemplo de tantos que en la Iglesia procuraban alcanzar la perfec-

37 Conf. IX,6,14. Cf.). OROZ, ob. cit. 83s. 38 Conf. VIII, 1,1. 39 Cf. Conf.VIII,2,3. 40 Conf.Vlll,1,2.

LECCIÓN 6, 7 109.

ción, y especialmente el de Mario Victorino, le hizo sentir deseos ardientes de imitarlo, pero aún no se atrevía41.

d. Las dos voluntades. A la voluntad anterior, materialista y sensual, se le sumaba otra que era "La nueva voluntad que acababa de nacer en mí, voluntad de servirte gratuitamente y de desear gozarte"42. Estas dos voluntades luchaban entre sí cómo disputándose la posesión de Agustín, quien apenas podía dirigirle a Dios "sólo unas palabras lentas y soñolientas: 'Aho­ra', 'ahora mismo', 'déjame un poco'. Mas aquel 'ahora y aho­ra' no tenía término y el 'déjame un poco' iba para largo"43.

e. Ponticiano "Paisano de Agustín, dignatario de la corte de Milán. Con sus pa­labras y su ejemplo determinó una crisis saludable en el espíritu atormentado de su amigo, en el otoño del 386"44.

La crisis saludable se debe a la narración que éste le hizo de la vida de Antonio el ermitaño, egipcio, y de los muchos monasterios que había en Egipto. Agustín quedó nuevamen­te impactado con esta narración y, especialmente, con otra no menos aleccionadora: dos jóvenes militares de Tréveris (Alemania), después de haber leído la vida de Antonio, se decidieron a dejar cada uno su correspondiente novia para consagrarse al Señor. El hecho no pudo llegar más a tiempo a Agustín, que se encontraba precisamente decidiendo sobre su futuro matrimonio.

Repentinamente Agustín se dirige a Alipio:

"¿Qué hacemos nosotros? ¿Qué estamos soportando? ¿Qué es lo que has oído? Se levantan los ignorantes y arrebatan el cielo y nosotros con nuestra ciencia, faltos de corazón, ¡mira dónde nos

41 Cf. Conf. VIII,5,10. « Ib. 43 Ib., No. 12. 44 J. OROZ, ob. cit. 164.

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110 LECCIÓN 6, 8

estamos revolcando! ¡En la carne y en la sangre!. ¿Es que por ventura, con el pretexto de que nos han precedido, nos da ver­güenza seguirlos y no nos la da en cambio el no seguirlos?"45.

8. La escena del jardín. Conversión definitiva (lee. 4,2; 6,5)

La crisis tocó fondo y el desenlace no se hizo esperar. Aunque resulte extenso, que sea el mismo Agustín el que nos cuente cómo sucedieron los hechos:

"Me decía a mí mismo en mi interior: 'Este es eJ momento. Ahora ha de ser, ahora ha de ser'. Y estaba a punto de pasar de la palabra a los hechos. Ya casi lo hacía, pero no lo hacía. No volvía a caer, con todo, en las cosas de antaño, sino que me detenía muy cerca y tomaba aliento. [...] Y podía más en mí lo malo inveterado que lo bueno a que no estaba acostumbrado.

Lo que me retenía eran esas bagatelas de bagatelas, esas vanida­des de vanidades, viejas amigas mías. Jalaban con leves tirones de mi vestido de carne y murmuraban por lo bajo: '¿Nos vas a dejar?'Y 'a partir de este momento ya no volveremos a estar jamás contigo'. Y 'a partir de este momento jamás te será permitido esto o aquello'. [...] Vacilaba en arrancarme y sacudirme de ellas y saltar adonde era llamado, en tanto que el hábito, tirano, me de­cía: '¿Crees que podrás pasarte sin ellas?'. Pero esto me lo decía ya muy tibiamente. Porque del lado hacia donde había vuelto yo mi rostro y por donde temblaba de pesar, se me mostraba la casta dignidad de la continencia, serena y de una alegría contenida, invitándome con su noble encanto para que me acercase a ella. [...] ¡Había allí tantos jóvenes y tantas jóvenes! Allí una multitud de adultos y de gentes de toda edad [...] y en todos la misma continencia, no estéril, sino madre fecunda de hijos de alegría. Y se reía de mí con una risa alentadora, como si dijese: '¿No podrás tú lo que pueden éstos y éstas?'...

45 Conf. VIH,8,19.

111

Y me sentía todo lle­no de confusión por­que aún oía el mur­mullo de aquellas bagatelas y seguía todo indeciso, todo lleno de dudas...

La soledad me pa­recía un lugar más a propósito para llo­rar. Me retiré muy lejos, de modo que ni siquiera la pre­sencia de Alipio pu­diera servirme de estorbo. [...jTalera entonces mi estado. [...] Y me tendí no sé cómo debajo de CONVERSIÓN DE SAN AGUSTÍN

una higuera, solté la rienda al caudal de mis lágrimas y brotaron dos ríos de mis ojos; [...] te dije una gran cantidad de cosas: 'Y tú, Señor, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo, Señor, has de estar siempre enojado?'. [...] Esto decía y lloraba con la más profunda amargura de mi corazón con­trito. Y he aquí que, proveniente de una casa vecina, oigo una voz como de un niño o de una niña, no sé, que decía cantando y repe­tía con frecuencia: '¡Toma, lee!, ¡Toma, lee!'. [...] Así que volví a toda prisa al lugar donde estaba sentado Alipio, pues allí había dejado el libro del Apóstol cuando me levanté de allí. Lo agarré, lo abrí y leí en silencio el primer capítulo en que se posaron mis ojos: 'No andéis en comilonas ni en borracheras, no en amancebamiento y libertinaje, no en peleas y envidias, sino revestios del Señor Jesucris­to y no os entreguéis a la carne para satisfacer sus concupiscencias'.

No quise leer más, ni era'necesario. Al instante, con las últimas pala­bras de ese pensamiento, como si una luz de seguridad se hubiese difundido en mi corazón, se disiparon todas las tinieblas de la duda"46.

Conf.VI!l,11 y 12.

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112 LECCIÓN 6, LECTURA

La conversión fue total y definitiva. La escena del jardín tuvo lugar a finales de agosto o comienzos de septiembre del año 386. El curso estaba para terminar. No quiso avisar nada a los alumnos para no dar motivo a habladurías ni ponerlos en la penosa necesidad de conseguir otro profesor ya finalizando el curso. Debía renunciar a las clases y la oportunidad de hacerlo, sin dejarse notar, se la proporcionó la mala salud:

"La humedad del clima milanés le había ya producido una espe­cie de bronquitis crónica. El enfermo respiraba mal, sufría de do­lores en el pecho y su voz sonaba opaca y oscura"47 (lee. 10,5).

LECTURA

Esencia de la conversión

La descripción de su conversión, que Agustín ofrece en las Con­fesiones y que él presenta como una liberación gratuita y sobre­natural, puede servirnos como vivo retrato de toda conversión:

¡Qué dulce me resultó de golpe carecer de la dulzura de las frivo­lidades! Antes tenía miedo de perderlas y ahora me gustaba de­jarlas. Eras tú quien las iba alejando de mí. Tú, suavidad verdade­ra y suprema, las desterrabas lejos de mí y entrabas en lugar de ellas. Tú, que eres más suave que todos los placeres, aunque no para la carne y la sangre. Tú, que eres más resplandeciente que toda luz, más escondido que todos los secretos, más encumbra­do que todos los honores, aunque no para los que están encum­brados a sus propios ojos. Mi espíritu estaba libre ya de las an­gustias inquietantes que entraña la ambición el dinero, el revol-

J. OROZ, ob. cít. 90.

LECCIÓN 6, CUESTIONARIO 113

carse y rascarse la sarna de las pasiones. Y dialogaba contigo, Señor Dios mío, claridad mía, mi riqueza y mi salvación (9,1.1).

Así, pues, la conversión aparece como liberación de la pasada esclavitud, como nuevo gozo, como la experiencia de una presen­cia íntima con Dios, como una dulce y deliciosa gracia, [...] que será una parte tan importante de la teología agustiniana y que tendrá gran importancia en la historia de otras conversiones48.

^ =

Cuestionario

1. ¿Qué efectos produjeron en Agustín los sermones de san Ambrosio?

2. Agustín se sintió influenciado por san Ambrosio de la siguiente manera:

A) Dialogando a solas con él. B) Escuchándolo en la iglesia. C) Leyendo sus escritos. (Subraya la que creas más acertada).

3. En pocas palabras describe las tres luchas principales de Agustín:

A) en lo económico (lee. 5,6). B) en lo moral. C) en lo espiritual.

48 A. D. F1TZGERALD, ob. cit. 332, col. 2.

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114

f

LECCIÓN 6, CUESTIONARIO

4. Desde antes de convertirse, Agustín ya sentía inclina­ción por la vida común (vida religiosa); ¿Cuál era su principal dificultad a este respecto?

5. ¿Qué libros de la Biblia lo iban acercando más y más a la conversión?

6. Una de tantas frases famosas de san Agustín es: "¿No podrás tu lo que pueden éstos y éstas?". Explica su origen.

7. Ponticiano dio el último empujón espiritual a Agustín para que se convirtiera; ¿Cómo?

8. En Romanos 13 se encuentran los versículos claves en la conversión de Agustín; búscalos y completa la si­guiente cita: Rom. 13, (escribe solamente los números de los versículos claves).

9. Haz una comparación entre la conversión de san Agustín y la de san Pablo (Hechos de los Apóstoles, 9).

10.De acuerdo con la LECTURA, ¿qué es lo esencial de toda conversión?

¿Qué elegimos, a no ser que antes seamos elegidos nosotros?

(Sermón 34,2).

Lección 7

LA PAZ DE CASICIACO. EL DOLOR DE LA ORFANDAD

(Edad: 33 años)

1. Casiciaco

Se llamaba así una villa o quinta en las cercanías de Milán, per­teneciente a Verecundo, amigo de Agustín; aquél la puso a dis­posición de éste y en los primeros días de noviembre se trasladó allí un buen grupo de amigos deseosos de discutir sobre temas filosóficos mientras se preparaban para el bautismo: Agustín, su madre y su hermano Navigio; el amigo Alipio y sus paisanos y discípulos Trigezio y Licenzio, lo mismo que sus primos Lastidiano y Rústico; por supuesto, también su hijo Adeodato, de quien el mismo Agustín habla así:

"Juntamos también con nosotros al joven Adeodato, que era mi hijo natural, fruto de mi pecado; pero Tú, Señor, lo dotasteis de unas cualidades muy buenas y excelentes. Aún no tenía quince años, y ya aventajaba en inteligencia a otros muchos que por la edad y literatura pasaban por hombres graves y doctos"1.

Coní. IX,6,14.

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1 1 6 LECCIÓN 7, 2

Mónica da un toque familiar a la casa, prepara y preside las comidas, lleva en general la administración y, como la finca es amplia, pueden incluso dedicarse un poco al trabajo material.

Pero lo principal es el estudio y la reflexión; las discusiones co­menzaron entre el 9 y el 10 de noviembre. Al cabo de unas quince sesiones, que trataron de la certeza, la felicidad y el mal, había material suficiente para que Agustín compusiera cuatro obras: Contra los académicos, La felicidad, El Orden y Los Soli­loquios. Esta última es fruto de las meditaciones personales y a solas del Santo; reflejan el grado de vida interior a que había llegado, aun antes del bautismo (lee. 11,2).

"Su jornada se abría y se cerraba con la oración. Mitad de la no­che la pasaba en la meditación, bañándola frecuentemente con lágrimas. Durante el día se ocupaba en las discusiones filosóficas, en cuidados domésticos, en la instrucción impartida a los discí­pulos Trigezio y Licenzio. En la mesa se entretenía poco: comía cuanto era estrictamente necesario para calmar el hambre, al punto de poder decir en broma que el principio de los alimentos coinci­día con su fin"2.

2. Regreso a Milán. El bautismo. Obras

Al acercarse la Cuaresma del año 387, todos tienen que aban­donar el retiro de Casiciaco para regresar a Milán, en donde Agustín, Alipio y Adeodato deben prepararse para recibir el bau­tismo.

"En Milán, a donde volvió a primeros de marzo para inscribirse entre los bautizados, Agustín continuó sus búsquedas y sus ascen­siones. Siguió la catequesis bautismal, tomó parte en las celebra­ciones litúrgicas, se conmovió y lloró con el canto de los himnos sagrados, meditó largamente sobre la historia de la salvación, lle­na de misericordia y de misterio, visitó el monasterio de Ambrosio

A. TRAPE, ob. cit. 84s; cf. "Contra los académicos" 3,4,7.

LECCIÓN 7, 2 117

fuera de las murallas, recibió el bautismo la noche del Sábado Santo (24 y 25 de abril del 387)"3.

Agustín, a veces tan abundante de palabras al presentar ciertos hechos, usa ahora unas pocas pero muy valiosas para describir su bautismo: "Fuimos bautizados y desaparecieron de nuestra vista todos los remordimientos de nuestra vida pasada"4. El bau­tismo lo recibió de manos de san Ambrosio.

Mientras se preparaba para este gran sacramento, no descansó su pluma: escribió algunos apuntes sobre La inmortalidad del alma, con los cuales pensaba completar los Soliloquios, pero se quedaron sólo en eso, en apuntes, y dieron origen a la obra del mismo nombre. Escribió también un tratado sobre La Gramá­tica, que se ha perdido. Dejó apuntes sobre dialéctica, retórica, geometría, aritmética y filosofía, también perdidos.

Entre tanto andaba buscando el lugar más apropiado para reali­zar mejor su programa de estudio y ascetismo; convinieron en que ese lugar era Tagaste, pues todos eran de allí, había campo suficiente para cultivar la tierra y quedaban las posesiones pater­nas disponibles para Agustín. Era un lugar solitario y apartado de los grandes centros urbanos, pero al mismo tiempo con bue­nas comunicaciones. Seguramente que Mónica influyó en esta decisión: cumplida su misión de ver a su hijo cristiano católico, desearía volver a la tierra donde estaba la tumba de Patricio. En resumidas cuentas, ninguno tenía interés en quedarse más tiem­po en el extranjero.

"Algunos meses después del bautismo, antes de terminarse el ve­rano, algo antes de que comenzara el mes de septiembre, se pu­sieron en viaje para el regreso. Esta vez Agustín no viajaba con los gastos por cuenta del Estado, sino a costa propia, con menos lujo y con más dificultades. El viaje pudo durar unos veinte días"5.

A. TRAPE, ob. cit. 86. Conf. IX,6,14. A. TRAPE, ob. cit. 87.

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118 LECCIÓN 7, 3

3. Roma. El éxtasis de Ostia

"Debió serles doloroso despedirse del obispo que los había aten­dido con solicitud paternal. Del generoso Verecundo, al que de­bían el retiro bienhechor de Casiciaco y que no pudo recibir con ellos el bautismo. De Teodoro, a quien dedicó el libro De la vida feliz, y de tantos otros que les habían mostrado un afecto espe­cial. Pero no es la primera vez que van a gustar las amarguras de la separación. La preparación de su partida puede llevarles algu­nas semanas. Y a finales del verano todo este grupo de fieles se ve ya reunido en Ostia donde han de embarcarse para el África"6.

Ostia era el puerto oficial de Roma. Allí llegaron nuestros viaje­ros con la intención de embarcarse para el África, y allí tuvieron lugar los hechos que vienen a continuación.

"Como las ocasiones de viajar no eran muy frecuentes, tuvieron que detenerse algunos días en Ostia. Para ello se alojaron en casa de una familia cristiana, lejos del rumor de la multitud y lejos también del movimiento pluriforme del puerto. Ostia, en aquel entonces, era un centro comercial muy importante, y uno de los puntos de desembarque para los viajeros que llegaban de los puer­tos del Mediterráneo. Una multitud cosmopolita, de diferentes len­guas y costumbres, se agitaba en sus calles con un tumulto ensor­decedor. Barcos, cargados de aceite, de trigo y de toda clase de mercancías, llenaban el puerto y se escuchaban en los malecones las voces extrañas de los marineros"7.

Agustín y Mónica gozaban en la oración y contemplación de las cosas celestiales; el retiro de Casiciaco les dio material suficiente para entretener su espíritu en largos y saludables pensamientos. Un día, apoyados en la ventana que da al jardín de la casa donde se hospedaban, la madre y el hijo se desprendieron un poco de este mundo y, por unos momentos, saborearon las cosas del cielo. La historia ha registrado este hecho con el nombre de El éxtas is de Ostia, y el mismo Agustín nos lo presenta así:

J. OROZ, ob. cit. 95. J. OROZ, ob. cit. 96.

LECCIÓN 7, 3 119

"En la inminencia del día en que debía de salir de esta vida, acon­teció, a lo que yo creo por amorosa y oculta providencia vuestra, que yo y ella estuviésemos solos arrimados a una ventana, de don­de se descubría la huerta de la casa en que morábamos, en los aledaños de la ciudad de Ostia sobre el Tíber. Allí, apartados del ruido de las gentes, tras la fatiga del largo camino, nos rehacíamos para la navegación. Hablábamos, pues, solos los dos, con gran dul­zura recíproca.

Olvidando lo pasado y proyectándonos hacia lo porvenir, buscába­mos juntos, a la luz de la verdad presente que eres Tu, cuál sería la vida eterna de los santos, que 'ni ojo vio, ni oído oyó ni subió al corazón de hombre'. Abríamos la boca del corazón, anhelante y sedienta a los soberanos raudales de nuestro manantial, fuente de vida que está en Ti; para que, rociados desde arriba, según nuestra capacidad, de alguna manera pudiéramos considerar materia tan sublime.

... Levantándonos con ímpetu más ardiente hacia el Ser mismo, reco­rrimos grado por grado todas las cosas corporales y el mismo cielo de donde el sol y la luna y las estrellas resplandecen sobre la tierra.

Y subíamos más arriba, pensando interiormente en Ti, hablando de Ti y admirando tus obras. Y llegamos a nuestras almas y las tras­pasamos hasta llegar a aquella región de abundancia indeficiente,' donde apacientas para siempre a Israel con el alimento de la ver­dad. Allí la vida es la Sabiduría hacedora de todas estas cosas y de las que fueron y de las que han de ser. Mas ella no es hecha, sino que tal es como fue y así será siempre. [...] Y lanzamos un hondo suspiro y dejamos prendidas y palpitantes allá arriba estas primi­cias del Espíritu. Y luego tomamos, ¡ay dolor!, el camino del des­censo al son de nuestra boca, donde nace la palabra y muere la palabra. ¿Y qué cosa existe semejante a tu Verbo, Señor nuestro, que permanece siempre en Sí, sin envejecer, y que renueva todas las cosas?

... Tales cosas decía, aunque no de este modo y con estas pala­bras. No obstante, Tu sabes, Señor, que aquel día, durante aquel coloquio, en el cual ese bajo mundo con sus placeres todo se nos cubría de vileza, mi madre me decía: 'Hijo, por lo que se refiere a

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120 LECCIÓN 7, 4

mí, ninguna cosa me deleita en este mundo. No sé qué más hago yo aquí, ni porque estoy todavía aquí, consumada y colmada ya toda esperanza en este siglo. Una sola cosa había por la que de­seaba quedarme algún tiempo en esta vida: verte cristiano católi­co antes de morir. Dios me lo ha concedido más que colmada­mente, ya que has llegado a despreciar la felicidad terrena y te veo siervo suyo. ¿Qué hago yo aquí?"8.

No fue la única vez que san Agustín entró en éxtasis. Ya se hizo alusión al "éxtasis filosófico" que tuvo a raíz de la lectura de los neoplatónicos (lee. 6,5).

4. Enfermedad y muerte de Mónica

"No me acuerdo bien de lo que a esto respondí, sino que dentro de los cinco días siguientes, cayó en la cama con fiebres. En el curso de su enfermedad, un día perdió el conocimiento. Corrimos hacia su cama, pero pronto volvió en sí y, mirándonos a mi hermano y a mí, dice: 'Aquí debéis enterrar a vuestra madre'. Yo callaba y repri­mía el llanto, pero mi hermano pronunció no sé qué palabras indi­cando que no deseaba verla morir en tierra extraña. [...] Y luego ella nos dijo a los dos: 'Pongan este cuerpo dondequiera, y no ten­gan más cuidado de él. Una cosa les ruego: que se acuerden de mí ante el altar del Señor...'

Así, pues, a los nueve días de su enfermedad, a los cincuenta y seis años de su edad y treinta y tres de la mía, fue liberada del cuerpo aquella alma religiosa y pía.

Cerraba yo sus ojos, mas una tristeza inmensa afluía a mi cora­zón, y ya iba a convertirse en lágrimas, cuando al punto mis ojos, al violento imperio de mi alma, se contenían hasta secarlas, pade­ciendo con tal lucha de modo imponderable. Entonces fue cuan­do, al dar el último suspiro, el niño Adeodato rompió a llorar a gritos; mas reprimido por todos nosotros, calló. De ese modo era también reprimido aquello que había en mí de pueril, y me pro-

Conf. IX,10,23-26.

LECCIÓN 7, 4 121

vocaba al llanto, con la voz juvenil, la voz del corazón, y callaba. Porque juzgábamos que no era conveniente celebrar aquel entie­rro con quejas lastimeras y gemidos, con los cuales se suele fre­cuentemente deplorar la miseria de los que mueren o su total extinción; y ella ni había muerto miserablemente, ni había muer­to del todo...

Llevamos a enterrar el cadáver de mi madre, lo acompañamos y volvimos sin soltar una lágrima. Ni aún en aquellas oraciones que te hicimos, cuando se ofrecía por ella el sacrificio de nuestro res­cate, puesto ya el cadáver junto al sepulcro, antes de ser deposita­do, ni aun en estas oraciones, digo, lloré, sino que todo el día anduve interiormente muy triste, pidiéndote, como podía, con la mente turbada, que sanases mi dolor; mas Tú no lo hacías. [...] Asimismo me pareció bien tomar un baño, por haber oído decir que el nombre de baño venía de los griegos quienes lo llamaron 'bálanion' (=arrojar), por creer que arrojaba del alma la tristeza. Mas he aquí que, habiéndome bañado, me hallé después del baño como antes de bañarme. Porque mi corazón no trasudó ni una gota de la hiél de su tristeza.

Después me quedé dormido; desperté y hallé en gran parte mitiga­do mi dolor. [...] Mas de aquí poco a poco tornaba al pensamiento de antes, sobre tu sierva y su santa conversación. [...] Y sentí ganas de llorar en presencia tuya. [...] Y solté las riendas a las lágrimas, que tenía contenidas, para que corriesen cuanto quisieran"9.

Las descripciones sobre el éxtasis de Ostia, la enfermedad, muerte y sepultura de Mónica forman parte de uno de los temas más extensos y detallados de las Confesiones: el tema de la madre; a ella dedica los capítulos 8-13 del libro IX, que prácticamente es el último. Y en muchos otros lugares anteriores, siempre que podía, hablaba de su madre, lo que indica que ella tuvo una influencia decisiva en la grandeza de alma de Agustín. Si "detrás de cada hombre grande se esconde una gran mujer", esto es cierto con más veras en el caso de Agustín, y sigue teniendo aplicación hoy y siempre.

9 Ib. IX, 11 s.

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122 LECCIÓN 7, 4

"En la actualidad, entre las columnas y las ruinas de la antigua ciudad de Ostia, se alza una capilla que, según la tradición, seña­la el lugar donde estaba la casa que habitaron Mónica y Agustín. Este lugar es glorioso y venerable porque señala el coloquio estáti­co de la madre y el hijo, y porque fue testigo de la muerte admira­ble de una santa, y del dolor religioso y humano al mismo tiempo de uno de los espíritus más grandes que han brillado en la historia de la Iglesia y de la humanidad"10.

Agustín quedó tan agradecido con su madre que termina la pri­mera parte de las Confesiones precisamente con una hermosa oración por ella:

"Sea, pues, en paz con su marido. Nadie antes de él y nadie des­pués de él la tuvo como esposa. Y ella le sirvió llevándote a ti el fruto de su paciencia, a fin de ganarlo a él también para ti. [...] E inspira, Señor mío, Dios mío, inspira a tus siervos, mis hermanos, a tus hijos, mis señores, a cuyo servicio pongo mi corazón, y mi voz y mis escritos, que todos cuantos leyeren estas líneas se acuer­den ante tu altar de Mónica, tu sierva, y de Patricio, quefue en un tiempo su esposo; por cuya carne me introdujiste en esta vida, sin que yo sepa cómo. Acuérdense con un sentimiento de piedad, de ellos, mis padres en esta luz pasajera, mis hermanos en ti, nuestro Padre, y en la Iglesia Católica, nuestra Madre, mis conciudadanos en la Jerusalén eterna, por la cual suspira tu pueblo en peregrina­ción, desde la partida hasta el regreso.

De esta suerte, el ruego postrero que ella me dirigió lesera más abundantemente concedido por las oraciones de muchos, gracias a estas Confesiones, que por mis solas oraciones"11.

La santidad de Mónica no ofrece dudas. Su fiesta se celebra en toda la Iglesia el 27 de agosto, víspera de la fiesta de san Agustín.

Con esta oración prácticamente terminan las Confesiones, al menos en su proyecto original. Los cuatro últimos libios están

J. OROZ, ob. cit. 102s. Conf. IX,13,37.

LECCIÓN 7, 5 123

dedicados a temas tan distintos que, se nota claramente, no es­taban en la mente de Agustín (lee. 11,3). Estos temas son:

Libro X: Disposiciones actuales de Agustín. Libros XI y XII: Meditación sobre la Escritura. Libro XIII: Valor espiritual de la creación.

5. Actividad en Roma

Después de la muerte de Mónica, Agustín cambió de planes: no se embarcó inmediatamente para África sino que permaneció casi 10 meses en Roma, no se sabe exactamente por qué moti­vo; los estudiosos señalan dos causas posibles: primero, se acer­caba el invierno y era peligroso navegar en esa época; segundo, llegaron noticias de que las costas de África estaban siendo azo­tadas por el usurpador Máximo, en lucha con el emperador Teodosio. Así pues,

"Agustín volvió con los amigos a la ciudad eterna hasta después de la muerte del usurpador Máximo, que ocurrió, según las diversas fuen­tes, o el 28 de julio o el 29 de agosto del 388. La muerte de Mónica había ocurrido antes del 13 de noviembre del año precedente, cuan­do Agustín todavía no había llegado a los 34 años de edad"12.

Lo cierto es que en Roma aprovechó muy bien el tiempo; ante todo se dedicó a visitar y conocer monasterios, tanto de hombres como de mujeres, con la intención de fundar alguno en Tagaste.

"En Roma supe de muchas comunidades regidas siempre por quien más sobresalía entre ellos en gravedad, prudencia y ciencia de lo divino, y vivían juntos una vida cuya respiración era la caridad, la santidad y libertad cristianas. [...] Y no eran solamente hombres los que practicaban estas austeridades; imitaban también su ejem­plo las mujeres"13.

12 A. TRAPE, ob. cit. 87s. 13 SAN AGUSTÍN, "Costumbres de la Iglesia Católica y de los maníqueos" 1,33,70.

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124 LECCIÓN 7, 6

Se dedicó también a profundizar en la doctrina espiritual, de cuyo trabajo salió otra obra: La dimensión del alma; igual­mente comenzó su tratado sobre El libre albedrío.

Pero ante todo dedicó sus esfuerzos a conocer mejor las costum­bres de sus antiguos correligionarios, los maniqueos, empezan­do así la polémica contra ellos. De ahí sale la primera obra con­tra la secta, llamada Costumbres de la Iglesia Católica y costumbres de los maniqueos. Se trata de dos libros en una sola obra, donde compara unas costumbres con otras para con­firmar la conclusión a que había llegado antes (lee. 5,4): los maniqueos son unos mentirosos, mientras que la verdad se en­cuentra en la Iglesia Católica.

En medio de todas estas ocupaciones literarias, recibe de Milán una noticia triste: Verecundo, su amigo y bienhechor en Casicia-co, acaba de morir, después de haber recibido el bautismo: "Se hizo cristiano y fiel y salió de esta vida. Así te apiadaste no sólo de él sino también de nosotros"14.

6. De nuevo Tagaste

Muerto Máximo,

"las circunstancias se hicieron más favorables y permitieron a Agustín y a sus compañeros embarcarse para el África. Esta vez el adiós a Italia va a ser definitivo. Agustín no regresará nunca ni a Roma ni a Milán, en donde ha pasado unos años tan fecundos y tan visiblemente bendecidos por la gracia divina. A pesar de la fama que muy pronto ha de correr fuera de su propia diócesis y de los límites de África, Agustín no saldrá ya más de su país natal. Tan sólo los viajes, a veces muy frecuentes (lee. 10,4), por las princi­pales capitales de África, sobre todo Cartago que, con Hipona, será el centro de sus predicaciones"'5.

Conf. IX,3,5. ]. OROZ, ob. cit. 104.

LECCIÓN 7, 6 125

En agosto o septiem­bre del 388 la comi­tiva llegó a Cartago. Allí ya no encontró el crepitar de los amores impuros de otra época (lee. 3,4), ni tuvo que acu­dir a engaños para escapar de la mirada de Mónica (lee. 5,6). Todos estos recuer­dos, seguramente, le vendrían a la memo­ria, pero no con el tormento del peca­dor sino con el ale­gre arrepentimiento del convertido.

Muy poco se detuvie­ron en Cartago, ape­nas unos días; les in­teresaba llegar lo an­tes posible a Tagaste, donde empezaría la obra que ha continua­do hasta nuestros días: el monacato.

SAN AGUSTÍN Y SANTA MÓNICA

EN ALTA CONTEMPLACIÓN

NOTA: a partir de la muerte de Mónica y del regreso de Agustín a Tagaste, se cierra un período de su vida y se inicia un camino nuevo. Si se quiere echar mano de fuentes seguras hay que acu­dir a otros escritos del Santo y, especialmente, a la Vida de san Agustín, escrita por san Posidio, compañero del Santo por cer­ca de 40 años (lee. 2, nota preliminar; lee. 8, lectura). En otras palabras, san Posidio comienza donde las Confesiones termi­nan, lo cual quiere decir que ya las conocía bien cuando escribió la Vida. Este es su testimonio:

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126 LECCIÓN 7, LECTURA

"No tocaré todas las cosas que el mismo beatísimo Agustín dejó escritas en sus Confesiones acerca de su vida antes y después de recibir la gracia"16.

LECTURA

Santa Mónica, madre de Agustín

"Nació en Tagaste (Argelia), en el 331 o 332, de una familia de buena posición social y profundamente cristiana. Se desposó en plena juventud con Patricio, aún no cristiano, modesto propieta­rio de Tagaste y miembro del consejo municipal. Fuerte de áni­mo, ardiente en la fe, firme en la esperanza, de brillante inteligen­cia, sensibilísima a las exigencias de la convivencia, asidua en la oración y en la meditación de la Sagrada Escritura, encarna el modelo de la esposa ideal y de la madre cristiana. Gana para Cristo a su esposo. Logra la conversión de san Agustín, 'el hijo de tantas lágrimas'. Asiste a su bautismo con gozo exultante. Cuan­do con él y los suyos viaja de retorno a África, muere en Ostia Tiberina (Roma) hacia el mes de octubre, ciertamente antes del 13 de noviembre del año 387, a los 56 años de edad. Unos cator­ce días antes, madre e hijo habían tenido el dulce éxtasis de Ostia. En él llegaron a tocar un poco en un supremo vuelo del corazón la Sabiduría hacedora de todas las co­sas, dejando allí prendidas las primicias del espíritu. En el siglo XII se comenzó a celebrar su memoria litúrgica el 4 de mayo. [...] Sus reliquias se veneran en la iglesia de san Agustín de Roma". (Tomado de la LITURGIA AGUSTINIANA DE LAS HORAS).

En la actualidad su fiesta se celebra en toda la Iglesia el 27 de agosto, víspera de la fiesta de san Agustín.

Vida de san Agustín, Prólogo.

LECCIÓN 7, CUESTIONARIO 127

Cuestionario

1. En la historia agustiniana, ¿qué importancia crees que tiene la reunión de amigos en Casiciaco?

2. ¿Quiénes eran los siguientes personajes? Escribe lo más sobresaliente de cada uno de ellos:

a) Verecundo: b) Alipio: c) Adeodato:

3. Según las palabras de Agustín, ¿qué efecto produjo en él el bautismo?

4. ¿Qué obras escribió Agustín antes del bautismo?

5. Frente a cada uno de los siguientes lugares escribe lo más sobresaliente de la vida de san Agustín:

a) Casiciaco: b) Milán: c) Ostia:

6. ¿Qué importancia tiene Santa Mónica en la primera comunidad de Casiciaco?

7. ¿Qué le sucedió a Santa Mónica después del éxtasis de Ostia?

8. ¿Qué pedía Mónica a sus hijos antes de morir?

9. Qué opinas: ¿por qué a san Agustín le dolió tanto la muerte de su madre?

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1 2 8 • LECCIÓN 7, CUESTIONARIO

10. A pesar de su dolor y lágrimas, ¿consideró Agustín la muerte de su madre como una tragedia? Da razones.

11. De acuerdo con la LECTURA y con lo que has apren­dido hasta aquí, describe brevemente la personalidad de Santa Mónica.

12. ¿Qué hizo Agustín en Roma, antes de viajar al África?

Sólo está excluido de la llamada del Señor aquel que no se afana en este mundo

(Sermón 88,18).

Lección 8

MONJE, SACERDOTE Y OBISPO (Edad: 34-40 años)

1. El monasterio de Tagaste (lee. 12,4 a)

"Después de recibir el bautismo juntamente con otros compañeros y amigos, que también servían al Señor, plúgole volverse al África, a su propia casa y heredad; y una vez establecido allí, casi por espacio de tres años, renunciando a sus bienes, en compañía de los que se le habían unido, vivía para Dios, con ayunos, oración y buenas obras, meditando día y noche en la divina ley. Comunicaba a los demás lo que recibía del cielo con su estudio y oración, ense­ñando a presentes y ausentes con su palabra y escritos"1.

Así resume san Posidio la estadía de Agustín en Tagaste. Allí se sentía a sus anchas, disfrutando de la naturaleza como le agrada­ba a él y, sobre todo, de la paz y tranquilidad que ya había empe­zado a gustar en Casiciaco. Ni siquiera aceptó la invitación que le hizo el amigo Nebridio para que se trasladara a Cartago a descansar un poco. La vida en Tagaste estaba resultando agita­da para él2 (lee. 10,5).

SAN POSIDIO "Vida de san Agustín", 3. Cf. Carta 5, nota.

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130 LECCIÓN 8, 1

La disciplina de esta especie de primer monasterio no debía ser muy rígida, pues apenas estaba empezando. De la anterior cita de Posidio se deducen las actividades de Agustín, que podemos resumir en los siguientes puntos o características:

a. Poco a poco fue renunciando a sus bienes para dárselos a los pobres de Tagaste. Vemos aquí el comienzo de nuestro voto de pobreza, fundamento de la vida común agustiniana.

b. La compañía de los que se le habían unido indica, pues, el grado de sociabilidad y amistad a que había llegado y que será, junto con la renuncia a los bienes, la segunda característica de nuestro modo de ser. Adeodato, Alipio, Evodio y otros conforman esta pequeña comunidad que muy pronto, con la fama de Agustín, irá creciendo. El Santo ha alcanzado ya el tercer grado de la amistad, la sobrenatural (lee. 3,2 c y 4,8).

c. La dedicación a Dios por medio de las buenas obras, la oración, el ayuno y la meditación conforman la tercera ca­racterística. Una comunidad agustiniana que no ore, ni es comunidad ni es agustiniana.

d. El apostolado constituye la cuarta característica: enseñaba "a presentes y ausentes con su palabra y escritos". Y ¿qué enseñaba? Lo que recibía del cielo en la oración. Estas dos últimas características son inseparables en una comunidad agustiniana: en la oración se aprende a ser apóstol y el apos­tolado ilumina la oración.

Agustín será ante todo eso: un apóstol incansable (lee. 9). No pierde oportunidad de ejercerlo: su viaje a Hipona (ver No. 3) será precisamente en plan de apostolado vocacional.

No olvida a los amigos ausentes y, como no les puede hablar de viva voz, ejerce con ellos el apostolado epistolar: escribe cartas a Nebridio, Romaniano, Paulino de Ñola. Su correspondencia lle-

LECCIÓN 8, 1 131

ga a otras regiones del norte de África, a Italia, España y Pales­tina. Adquiere fama de excelente consejero y por eso no lo de­jan descansar, especialmente sus conciudadanos de Tagaste (lee. 11,6).

Pero ante todo se dedica al apostolado intelectual. Dialogando con su hijo Adeodato compone la obra El Maestro. Continúa la -lucha contra los maniqueos escribiendo El Génesis contra los maniqueos; compone también la excelente obra sobre La ver­dadera religión, que viene a ser como una introducción a la grandiosa obra La Ciudad de Dios (lee. 11,4). Y, mientras más escribía, mayor fama iba ganando; le hacían muchas preguntas de doctrina espiritual, de filosofía, de teología y de Sagrada Escri­tura; fue reuniendo en pequeñas hojas de papiro todas las res­puestas que, una vez organizadas, se convirtieron en otra obra: Las 8 3 diversas cuestiones.

POSTULANDADO - FILOSOFADO "LA LlNDA - M A N I Z A L E S "

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132 LECCIÓN 8, 2-3

2. Muerte de Adeodato

Una pausa, por demás dolorosa, se interpuso en medio de toda esta actividad: la muerte de su hijo. Como en el caso de su ma­dre, Agustín hace una descripción de él, así:

"Juntábamos también con nosotros al joven Adeodato, el hijo de mi carne y de mi pecado. Habías hecho de él un hermoso mode­lo. Era como de quince años y sobrepasaba en inteligencia a mu­chos hombres graves e instruidos. [...] Yo nada tenía en aquel niño fuera del pecado. El que le criásemos nosotros en tu doctri­na, tú, que no otro, nos lo habías inspirado. Te confieso tus dones.

Hay un libro nuestro que lleva por título El Maestro. Es el propio Adeodato quien dialoga allí conmigo. Tú sabes bien que son su­yos todos los pensamientos que allí se ponen en boca de mi inter­locutor, cuando frisaba en los dieciséis años.

Conocí de él por experiencia muchas otras cosas bien dignas de admiración. Me asustaba aquella inteligencia. Y ¿quién, fuera de t¡, pudo ser el artífice de tales maravillas? Te diste prisa en arran­car su vida de la tierra. Y ahora me acuerdo de él con más seguri­dad, no temiendo nada por su infancia, nada por su adolescencia y absolutamente nada por su vida de hombre"3.

La muerte de Adeodato acaeció tal vez al final de su estadía en Tagaste. Aunque Agustín ya había sufrido otras cuatro muertes cercanas (Patricio, el amigo, Mónica y Verecundo), el dolor no estuvo ausente; nadie se acostumbra a la muerte, máxime un hombre de sensibilidad tan viva como él.

3. Hipona

Tal vez hoy nadie sabría mayor cosa de Hipona si no fuera por Agustín; él la inmortalizó como ha sucedido en tantos otros ca­sos de la historia. Pensemos, por ejemplo, en Francisco y Asís,

1 Conf. IX,6,14.

LECCIÓN 8, 4 133

Ignacio y Loyola, Teresa y Ávila... Basta decir El obispo de Hipona para que cualquier persona de mediana cultura entien­da que se refiere a san Agustín.

Había dos ciudades con el mismo nombre: Hipona Zarita proconsular e Hipona Regia, la de san Agustín. Se trata de una antigua ciudad fenicia, colonizada por los romanos, con unos 30.000 habitantes. Actualmente

"a unos dos kilómetros al norte se halla Bona, y sobre una colina cubierta de vegetación, y dominando las ruinas de la antigua Hipona, se eleva la basílica de san Agustín, de estilo bizantino moro, cons­truida según los planos de Pougnet, arquitecto también de la cate­dral de Cartago"4.

Dos hechos motivaron el viaje de Agustín a Hipona:

a. Los amigos de Tagaste lo asediaban demasiado; práctica­mente no lo dejaban en paz. Era, pues, necesario tener un refugio en otra parte donde no fuera tan conocido y famo­so. Nació entonces la idea de fundar un monasterio lejos de Tagaste, y la elección cayó sobre Hipona.

b. Además, la oportunidad no se podía haber presentado me­jor: un empleado público, negociante de Hipona, buen cris­tiano y temeroso de Dios, al oír hablar del estilo de vida que estaba empezando Agustín, manifestó deseos de seguirlo; esto llegó a oídos del Santo; de inmediato se puso en comunica­ción con él y organizó viaje para ir a verlo personalmente.

4. ¡Agustín presbítero!

Valerio, como se llamaba entonces el obispo de Hipona, era ya anciano y poco podía hacer por su grey; además, como era de origen griego, no dominaba bien el latín, menos el púnico. Tan­to él como los fieles

SAN POSIDIO, ob. cit. capítulo 4, nota 6.

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134 LECCIÓN 8, 4

"estaban convencidos de que era preciso colocar al frente de la Iglesia de Hipona un hombre joven, activo, originario del lugar y, sobre todo, dotado de tales dotes de ingenio para ser capaz de oponerse a los herejes y cismáticos que pululaban por doquier. Mientras Agustín se encontraba en Hipona, cierto día que Valerio predicaba en la basílica se lamentaba de la falta de presbíteros en la iglesia. Agustín estaba entre los oyentes. Fue reconocido y la multitud se 'precipitó sobre él y lo condujo a los pies del anciano obispo gritando: 'Agustín, presbítero; Agus-tín, presbítero'. Valerio, sin oponerse un momento a los deseos del pueblo y alegrándose de que se le presentara tan buena ocasión, ordenó al solitario de Tagaste y lo asoció como valioso colaborador"5.

Treinta y cinco años después, en el 425, el mismo Agustín, pre­dicando al pueblo el sermón 355,2, recordaba este aconteci­miento así:

"Yo, en quien por misericordia de Dios veis a vuestro obispo, vine siendo joven a esta ciudad. Muchos de vosotros lo sabéis. Buscaba dónde fundar un monasterio para vivir con mis hermanos. Había abandonado toda esperanza mundana y no quise ser lo que hubiera podido ser; tampoco, es cierto, busqué lo que soy. [...] Hasta tal punto temía el episcopado que, cuando comenzó a acrecentarse mi fama entre los siervos de Dios, evitaba acercarme a lugares donde sabía que no tenían obispo. Me guardaba bien de ello y gemía cuan­to podía para salvarme en un puesto humilde antes que ponerme en peligro en otro más elevado. Mas, como dije, el siervo no debe contradecir a su Señor. Vine a esta ciudad para ver a un amigo al que pensaba que podría ganar para Dios viviendo con nosotros en el monasterio. Vine tranquilo, porque la ciudad tenía obispo, pero me apresaron, fui hecho sacerdote, y así llegué al grado del episcopado. Nada traje; vine a esta iglesia con la sola ropa que llevaba puesta".

Se refiere, pues, al año 391, cuando fue aclamado sacerdote.

Esta manera de elegir a un presbítero era común en la época; así fueron arrebatados para el sacerdocio Paulino de Ñola, Pauli-

s J. OROZ, ob. cit. 108.

LECCIÓN 8, 4 135

niano, hermano de san Jerónimo, y un tal Firmo a quien había convertido san Agustín.

No quería ser sacerdote por dos motivos: en primer lugar, consi­deraba el sacerdocio demasiado elevado para él; un extraño sen­timiento de inferioridad y de incapacidad para ejercer el ministe­rio, especialmente el de la predicación, lo alejaban de toda aspi­ración sacerdotal; quería ser solamente monje, lo que hoy llama­mos "fraile" o "hermano no clérigo"...

En segundo lugar, el contraste que veía entre el orden sagrado y el monacato. Le parecía que aquél era un impedimento, incluso un estorbo para vivir éste.

"De esta dolorosa experiencia nació un cambio radical no sólo en la vida cotidiana de Agustín, sino también -y esto es lo que más importa-, en su modo de concebir el servicio de Dios. A la dimensión monástica se agregó la dimensión sacerdotal. En Milán había descubierto la Iglesia como garante de las Escrituras, en Roma la descubrió como madre de todos los cristianos, en Hipona la descubría como necesitada de la ayuda de sus mismos hijos. Desde ese momento continuó, es cierto, promoviendo la vida monástica, pero recomendó insistentemente a los monjes el acep­tar, cuando la Iglesia lo demandara, el sacerdocio"6.

La última parte de la cita anterior nos dice porqué aceptó el sacerdocio ahora y porqué aceptará el episcopado después: por amor y obediencia a la Iglesia.

Agustín lloró, y sus lágrimas fueron muy mal interpretadas, pues más de uno pensó que lo hacía porque no lo ordenaban obispo de una vez; en realidad

"gemía por los muchos y graves peligros que veía cernerse sobre sí con el régimen y gobierno de la Iglesia; y por eso lloraba"7.

A. TRAPE, ob. cit. 98. Cf. Carta 48,2. SAN POSIDIO, ob. cit. cap. 4.

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136 LECCIÓN 8, 5

5. El segundo monasterio, de laicos (lee. 12,4 b)

"Ordenado, pues, presbítero, luego fundó un monasterio junto a la iglesia, y comenzó a vivir con los siervos de Dios según el modo y la regla establecida por los apóstoles. Sobre todo miraba a que na­die en aquella comunidad poseyese bienes, que todo fuese común y se distribuyese a cada cual según su menester, como lo había practicado él primero, después de regresar de Italia a su patria"8.

El sermón antes citado, 355,2, continúa así:

"Y como había proyectado vivir en un monasterio con los herma­nos, al conocer mi propósito y mi deseo, el anciano Valerio, de feliz recuerdo, me dio el huerto donde se halla ahora el monaste­rio. Comencé a reunir hermanos con el mismo buen propósito, pobres y sin nada como yo, que me imitasen. Como yo había vendi­do mi escaso patrimonio y dado a los pobres su valor, así debían hacerlo quienes quisiesen estar conmigo, viviendo todos de lo común. Dios sería para nosotros nuestro grande, rico y común patrimonio".

Desde un principio Agustín insistió en la vida común, vida de fraternidad y de amistad, como distintivo de su fundación; es lo que se llama carisma (lee. 18,2).

"La regla del convento no era demasiado austera, ni excesivamente blanda. Con su espíritu eminentemente práctico, Agustín había comprendido que la mejor regla de conducta en la vida era saber conservar la justa medida entre los excesos opuestos. Había hecho escribir en la pared del refectorio un dístico latino que, traducido, decía así: 'El que gusta de calumniar de los ausentes, sepa que es indigno de sentarse a esta mesa'. Un día, nos cuenta san Posidio [...] que, como algunos de sus amigos y colegas en el episcopado hubieran olvidado esta sentencia, los reprendió con severidad y dijo, lleno de un caritativo rigor, que o habían de borrarse aquellos versos o él se retiraría inmediatamente"9 (lee. 10,6).

Ib. cap. 5 J. OROZ, ob. cit. 108. Cf. SAN POSIDIO, Vida de san Agustín, cap. 22.

LECCIÓN 8 ,5 "| 3 7

Un aspirante a ser agustino recoleto debe ser sociable, amisto­so, capaz de relacionarse con los demás; desde la comunidad se ora,'se es apóstol..., se es todo (lee. 20,2 e).

La vocación de Agustín fue ser monje antes que presbítero. Cuan­do las circunstancias cambiaron para éY, al ser ordenado sacer­dote, hizo lo posible por no renunciar ni a lo uno ni a lo otro; nunca se preguntó si debía ser sólo monje o sólo sacerdote, como era la costumbre; pensó en ser las dos cosas a la vez, y lo logró: monje porque esa era su inclinación natural; sacerdote por obediencia a la Iglesia. Nace así un nuevo estilo de vida, que no se conocía ni en oriente ni en occidente: el monje presbíte­ro: monje para enriquecer a la Iglesia y presbítero para sostener al monje.

"Agustín promovió la vida monástica, la defendió, la organizó con verdadera pasión; sin hacer caso de la incomprensión por parte del clero, de la oposición por parte de los donatistas, de las deficiencias por parte de los mismos religiosos. Veía en aquella forma de vida no sólo un alto ideal evangélico que resumía y adaptaba, extendiéndola a todas las condiciones sociales, el esti­lo sapiencial de los antiguos filósofos; sino también un medio efi­caz para resolver la suerte de la Iglesia africana. Mirando alrede­dor se percató de la triste situación en que ésta se encontraba: el paganismo todavía influyente, la vida cristiana en muchos aspec­tos sin vigor, las insidias del maniqueísmo, la lucha despiadada del donatismo, las infiltraciones del arrianismo. Aguijoneado más que atemorizado por las dificultades de la empresa, se propuso darle un rostro nuevo a aquella Iglesia de Cipriano, de Perpetua y de Felicidad. Para este fin debía servirle el movimiento monástico con la fuerza del ejemplo y la potencial reserva de los doctos y píos sacerdotes"10.

El monasterio de Agustín se convirtió en un semillero d e voca­ciones para la Iglesia, hasta tal punto que

10 A. TRAPE, ob. cit. 101.

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138 LECCIÓN 8, 6

"con grandes instancias comenzó -la Iglesia- primero a pedir y reci­bir obispos y clérigos del monasterio que había comenzado a exis­tir y florecía con aquel insigne varón: y luego lo consiguió. Pues unos diez santos y venerables varones, continentes y muy doctos, que yo mismo conocí, envió san Agustín a petición de varias igle­sias, algunas de categoría. Y ellos también, siguiendo el ideal de aquellos santos, dilataron la Iglesia, y fundaron monasterios"1'.

6. Preparación espiritual e intelectual. La Biblia

"Agustín ejercía en Hipona el cargo de presbítero, de superior del convento y de apóstol. Atendía a ia predicación y a la instrucción de los catecúmenos. Defendía a la Iglesia contra los disidentes. Trataba a toda costa de eliminar los abusos introducidos en la comunidad, a causa de la condescendiente debilidad del viejo obispo Valerio"12.

En cuanto al ministerio de la predicación, que será, junto con la lucha antiherética, el distintivo del obispo de Hipona, san Posidio dice que fue la primera vez que un presbítero recibía el encargo de predicar en la iglesia, facultad reservada únicamente al obispo.

"Después, propagándose la fama de este hecho, como de un buen ejemplo precursor, algunos presbíteros, facultados de sus obis­pos, comenzaron también a predicar al pueblo delante de sus pastores»13.

Con Agustín, pues, se van introduciendo cambios esenciales en la marcha de la Iglesia de África; cada cambio, cada paso que da el Santo hacia adelante, contribuyen a su engrandecimiento y santidad.

SAN POSIDIO, ob. cit. cap. 11. J. OROZ, ob. cit. 110. Vida, 5.

LECCIÓN 8, 6 139

El mayor anhelo de san Agustín fue siempre dedicarse a la inves­tigación y al estudio teológico, especialmente a raíz de la respon­sabilidad que se le vino encima como sacerdote. Ya antes, en Ta-gaste, quería hacerlo pero no tenía tiempo; ahora en Hipona tam­poco lo tiene pero la urgencia lo obliga a emprender la tarea de autoformarse teológicamente, empresa que duró hasta la muerte.

"Se entregó por eso con extraordinario empeño al estudio de la teología, que quería decir, en concreto, estudio de la Escritura y de los autores eclesiásticos"14.

La Biblia será para él el texto casi único de estudio y meditación; llegará a recitar y a citar de memoria innumerables textos a lo largo de todas sus obras. Peter Brown, en su obra citada (lee. 3,4, nota 14), p. 42, afirma que san Agustín cita la Biblia 42.816 veces en todas sus obras; pueden ser un poco menos o mucho más; lo que importa es darse cuenta de que el teólogo auténtico es el que se hace Biblia en mano y, sobre todo, en largos ratos de oración como nuestro Santo que "meditaba día y noche en la divina ley"15.

Esta autoformación teológica comenzó a producir frutos, no sólo espirituales sino también intelectuales. En efecto: contra el racionalismo maniqueo (lee. 4,4) escribió una obra sobre La utilidad de creer; se refiere sobre todo a la credibilidad de la fe católica.

En el año 393 sucedió otro caso curioso, que indica la confianza que tenían en el joven presbítero Agustín y la nueva excepción que hicieron con él: todos los obispos africanos se reunieron en un concilio plenario en Hipona; a él le encomendaron un discur­so que, recogido en un libro y publicado por voluntad de sus amigos se convirtió en otra obra: La fe y el símbolo. Se trata de una rápida síntesis de doctrina católica según los artículos del

A. TRAPE, ob. cit. 104. SAN POSIDIO, Vida, cap. 3.

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140 LECCIÓN 8, 7

Credo. Es muy importante para darnos cuenta de los avances del autor en materia teológica en ese momento.

Al mismo tiempo (no hay que olvidar que Agustín trabajaba en varias obras simultáneamente) abordó otros tres temas: la expli­cación del Génesis, la doctrina de la salvación según san Pablo y los preceptos morales del Evangelio. Nacieron entonces las si­guientes obras: Del Génesis a la letra, incompleto, Expo­sición de algunos textos de la carta a los romanos, Ex­posición de la carta a los Gálatas, Exposición incoada de la Carta a los Romanos, Cuestiones de los Evange­lios y Sobre la doctrina cristiana (tres de los cuatro libros que la componen. El cuarto versará sobre normas prácticas de predicación, muy útil en este aspecto; Lee. 9,3).

A medida que pasa el tiempo aumentan las necesidades y tam­bién las responsabilidades, como se verá a continuación.

7. La carga del episcopado

Agustín era un verdadero tesoro para la Iglesia africana, y espe­cialmente para la de Hipona. Su monasterio se convirtió muy pronto en un semillero de vocaciones para la Iglesia (No. 5), entre ellos Alipio, que fue obispo de Tagaste, y el mismo Posidio, después obispo de Calama.

Valerio tenía miedo de que se lo llevaran como obispo para algu­na sede vacante; en cierta ocasión, cuando vinieron, como de costumbre, al monasterio a buscar obispo para otra ciudad, Valerio lo escondió. Y como aumentaban los rumores de un posible episcopado fuera de Hipona, el anciano obispo, des­pués de consultar a la máxima autoridad, Aurelio, obispo de Cartago y primado de África, se decidió a consagrarlo obispo contra la legislación eclesiástica que prohibía elegir obispo antes de morir el anterior, para que no hubiera dos en la misma sede. De nuevo se hacía una excepción con Agustín.

LECCIÓN 8, 7 141

No faltaron los contratiempos: el que debía consagrarlo era Megalio, obispo de Calama y primado de Numidia, pero se negó al principio llevado por alguna falsa acusación de los donatistas, a quienes Agustín ya empezaba a atacar. Lo acusaban, en efec­to, de haber participado en un maleficio amoroso (o brujería) contra una mujer, incluso con la aprobación del marido de ésta (¡ridicula acusación!). Cuando Megalio se dio cuenta de que todo era una calumnia, pidió perdón públicamente y accedió a consa­grarlo.

"La consagración episcopal de Agustín no fue menos agitada que la ordenación sacerdotal. También en este caso el obispo insistió, el candidato resistió, el pueblo aclamó'"6.

La aclamación del pueblo formaba parte del rito. No resisto la tentación de citar la carta 213,2, muy curiosa, que habla del nombramiento de sucesor del mismo Agustín el 26 de septiem­bre del año 426.

"Cuando Agustín dijo: Quiero que mi sucesor sea el presbítero Heraclio, el pueblo aclamó veintitrés veces: '¡Alabado sea Dios!, ¡Alabado sea Cristo!'; después por deieciséis veces: '¡Cristo, es­cúchanos! ¡Viva Agustín!'; después por ocho veces: '¡A ti padre, a ti obispo!'. Y poco después el pueblo gritó treinta y seis veces: '¡Gracias a Dios!, ¡Alabado sea Cristo!'; por trece veces: '¡Cristo, escúchanos! ¡Viva Agustín!'; por ocho veces: '¡A ti padre, a ti obis­po!'; por veinte veces: '¡Es digno y justo!"... (Siguen las aclama­ciones).

Más o menos así debió ser la consagración de Agustín 3 1 años antes, hacia el 395, pues no hay seguridad absoluta sobre la fecha de su consagración episcopal. La mayoría de los estudio­sos la colocan en este año.

El episcopado fue para él una carga pesada: nunca la amó como dignidad sino como servicio a Dios a través de la Iglesia. El lema

16 A. TRAPE, ob. cit. 109.

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142 LECCIÓN 8, 8

de estos 35 años de ministerio episcopal será: Presidir es ser­vir17.

8. El tercer monasterio, de clérigos (lee. 12,4 c)

La principal razón que motivó la fundación de este tercer mo­nasterio, ahora para clérigos, la da el mismo Agustín:

"Llegué al episcopado, y vi la necesidad para el obispo de ofrecer hospitalidad a los que sin cesar iban y venían, pues al no hacerlo se mostraría inhumano. Delegar esa función al monasterio pare­cía inconveniente. Por esa razón quise tener en esta casa episcopal el monasterio de clérigos. He aquí cómo vivimos. A ninguno le está permitido en la comunidad el tener nada propio"18.

Entre los que formaban este monasterio se cuenta el monje Jenaro, famoso porque san Agustín lo declaró traidor cuando descubrió que tenía bienes a escondidas, como narra en los ser­mones 355 y 356. Este monasterio estaba formado por presbí­teros, diáconos y subdiáconos. El mismo Agustín tenía allí un sobrino llamado como su padre, Patricio; no dice qué orden sagrada tenía. La vida que allí se llevaba era siempre de estilo comunitario agustiniano, dejando, claro está, más cabida al apos­tolado clerical.

Agustín tenía su residencia en este monasterio. No quiso vivir solo en el palacio para no contradecir su tendencia natural a vivir en comunidad (lee. 10,6, nota 30). Todos se prestaban mutuos servicios: él a ellos dirección, organización, mística co­munitaria, bienes espirituales, etc. (lee. 8,1); ellos a él, ayuda en la copia de códices (lee. 10,2; 12,4 c; 13,1).

17 Cf. Sermón 340 A, 3, nota (Edición BAC, Vol. XXVI). 18 Sermón 355,2.

LECCIÓN 8, LECTURA 143

También fundó un cuarto monasterio, para vírgenes, con las mismas exigencias y orientaciones que los de varones (lee. 12,4 d).

LECTURA

San Posidio, primer biógrafo de san Agustín

"'Santo hermano y coepíscopo Posidio'19. Ese es san Posidio-. un santo hermano de san Agustín, ligado a él no sólo con el vínculo de la más antigua biografía, sino también por una amis­tad ejemplar, sostenida a lo largo de cuarenta años de comuni­caciones, de luchas y victorias comunes...

No se conoce el origen de la amistad sellada entre ambos, pero fue uno de los primeros religiosos que abrazaron la vida común en Hipona y el que nos conservó los recuerdos y secretos de su gran amigo. Sin duda fue africano, y probablemente de Calama o Guelma, cuya sede episcopal ocupó durante muchos años. Con Alipio, Severo y Evodio perteneció al círculo más íntimo de los atraídos por el prestigio y la fuerza de simpatía de san Agustín, y convivió con él en el monasterio de Hipona, formándose en su escuela de santidad. Aquel monasterio fue un plantel de obispos aguerridos, cuyo recuerdo perdura en estas palabras del Santo: 'Yo os confieso delante del Señor, que escruta el fondo de mi alma y es testigo de lo que digo, que desde que me consagré a su servi­cio, así como difícilmente he hallado hombres mejores que los formados en los monasterios, tampoco he visto peores que los

19 Carta 104,1.

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144 LECCIÓN 8, CUESTIONARIO

que cayeron allí. Y si nos entristecen algunas escorias, también tenemos el consuelo de hallar muchas piedras preciosas...

Posidio fundó en Guelma un monasterio de religosos para vivir con ellos en vida común, lo mismo que en Hipona y Tagaste"20.

Cuestionario

1. Un amigo te pregunta-, ¿qué pasó con Adeodato? Res­póndele.

2. En pocas palabras, describe la vida de Agustín en Tagaste.

3. ¿A qué fue Agustín a Hipona en el año 391?

4. ¿Qué le sucedió allí?

5. Según dice el mismo Agustín en el sermón 355, 1-2, ¿deseaba ser sacerdote y obispo?

6. Al ser ordenado sacerdote, ¿continuó Agustín la vida de comunidad con sus amigos?

7. ¿Cómo colaboró el obispo Valerio para que san Agustín continuara su vida de comunidad?

Tomado de OBRAS DE SAN AGUSTÍN, BAC, Vol. I, Introducción a la "Vida de san Agustín".

LECCIÓN 8, CUESTIONARIO -| 4 5

8. Hubo una mala interpretación en la ordenación sacer­dotal de Agustín; explícala.

9. También en la ordenación episcopal; explícala.

10.Al ser ordenado obispo, ¿qué hizo san Agustín para no tener que renunciar a su vocación de monje?

V=

El Señor se comportó distintamente con tres hombres. A uno que se ofreció a seguirlo, lo rechazó;

a otro que no se atrevía, ¡o animó a ello; por fin, a un tercero que lo difería, lo censuró

(Sermón 100,1).

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Lección 9

EL PASTOR (Edad:4i-76 años)

1. Razón de una carga

"Agustín tenía razón de insistir sobre el peso del episcopado. En el siglo IV, en África, en una ciudad como Hipona, a cuyo puerto se acercaban forasteros de todas partes, en cuyas plazas se en­contraban hombres de cultura y paisanos de tierra adentro, en medio de un pueblo afectuoso, pero rudo y violento, religiosa y socialmente dividido, la tarea de un obispo estaba lejos de ser fácil. Sobre todo cuando se trataba de un hombre del temple y de la radica-lidad de Agustín.

La predicación, la catequesis, los sacramentos, el cuidado de los pobres, la defensa de los humildes y de los pequeños, la forma­ción del clero, la visita a los enfermos, la administración de los bienes eclesiásticos y, sobre todo, la administración de la justicia eran tareas que reclamaban tiempo, empeño, energía. Sin decir nada de la tarea más universal de defender la integridad d e la fe contra las herejías, y la unidad de la Iglesia contra el cisma.

Era particularmente pesado para Agustín -y podemos pensar que no lo fuese para él sólo- la administración de la justicia. Sentarse por horas y horas en el tribunal, escuchar, amonestar, decidir, era

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148 LECCIÓN 9, 2

una tarea fatigosa y extenuante. Agustín se mantenía ahí sin des­canso, dedicándole gran parte de la jornada, a veces hasta la hora de la meditación, o todo el día, en ayunas"1.

La extensa cita anterior nos dice cómo era la responsabilidad de un obispo en la época de Agustín. Desde luego, no todos traba­jaban con la misma intensidad; nuestro obispo se impuso mucho más de lo que se le exigía, por ejemplo en el campo de la apologética o defensa de la Iglesia y de la fe. Nadie antes que él había tomado tan en serio la lucha contra las herejías, al menos en el norte de África, lucha que le valió el título de martillo de los herejes (No. 4).

2. El juez

¿Qué clase de justicia administraba san Agustín? Muy distinta de la de hoy, aunque no menos pesada y comprometedora. Hoy el juez escucha a los reos, examina sus causas, dicta sentencia sin importarle el estado del alma de los contendientes.

Para un obispo como Agustín lo más importante no era el vere­dicto condenatorio o absolutorio en sí, sino la salvación del alma, que se adquiere con el cumplimiento de ambas leyes: la humana y la divina; a un juez hoy no le interesa sino la primera; a san Agustín le interesaban las dos y, sobre todo, la segunda; así nos lo hace saber san Posidio:

"Y siempre miraba en todo el estado espiritual de los cristianos, interesándose de su aprovechamiento o defección de la fe y buenas costumbres; y, según la oportunidad, instruía a los contendientes en la ley de Dios, inculcando su cumplimiento y dándoles conse­jos de la vida eterna, sin buscar en los favorecidos más que la devo­ción y la obediencia cristiana, debidas a Dios y a los hombres"2.

A. TRAPE, ob. cit. 112. Cf. POSIDIO, Vida, cap. 19. Vida, cap. 19.

LECCIÓN 9, 3 149

No sólo administraba justicia directamente sino también, pode­mos decir, indirectamente, o sea, intercediendo por los reos ante otros jueces, pero de tal manera que no incomodara.

"Cuando él se veía en la necesidad de interceder por alguien, lo hacía con tanta modestia y recato que nó causaba ninguna moles­tia y pesar, sino admiración"3.

Y esta delicadeza que usaba en sus peticiones obtenía buenos resultados, como el caso en que tuvo que interceder por un reo ante un vicario de África, llamado Macedonio; cuando éste reci­bió la carta de Agustín quedó admirado de su sabiduría y huma­nismo y le respondió:

"Porque tú no apremias, como hacen tantos otros aquí, exigiendo que a todo trance se haga lo que pide el solicitante, sino con mucho tacto y prudencia indicas la solución más razonable que puede seguir el juez, sobre quien tantos cuidados pesan, y éste es el más delicado proceder entre los buenos. Por eso inmediata­mente he procurado complacer tu deseo en favor de los recomen­dados"4.

3. El predicador (lee. 11,7)

San Posidio resume así casi cuarenta años de ministerio de la palabra:

"Hasta su postrera enfermedad predicó ininterrumpidamente la palabra de Dios en la iglesia con alegría y fortaleza, con mente lúcida y sano consejo"5.

Y Agustín Trape, en su obra citada, anota:

3 Ib. cap. 20. 4 Ib. 5 Vida, cap. 31.

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150 LECCIÓN 9, 3

"Aunque frágil de salud, débil de voz, buscador insaciable de quietud para el estudio y la meditación, Agustín predicó mucho. No sólo en su Hipona, sino en todas las iglesias del África a don­de fue invitado o llegó de paso, especialmente en Cartago"6.

Predicaba de ordinario dos veces por semana, sábados y domin­gos; con frecuencia todos los días y, en ocasiones, dos veces por día. Si consideramos que predicó durante casi cuarenta años, podemos deducir la cantidad de sermones que pronunció; de éstos hoy conservamos apenas una mínima parte: 695, sin con­tar 28 descubiertos en 1993 en Maguncia, Alemania.

La predicación constituía para él una gran fatiga y un tormento: fatiga por el esfuerzo físico, pues como se dijo antes, su voz era débil (lee. 10,5); y tormento porque no veía proporción entre su preparación y la grandeza de la Palabra de Dios.

Su principal fuente de inspiración era la Sagrada Escritura y la vida real: la creación, los acontecimientos humanos, las celebra­ciones, especialmente litúrgicas, etc.

Se preocupaba mucho porque el pueblo le entendiera; sin des­cuidar la elegancia y los recursos literarios, prefería a veces usar términos populares a fin de que el pueblo le entendiera.

No tenía acepción de personas en el sentido de predicar unos temas a los cultos y otros a los ignorantes, sino que todos los temas eran para todos pero acomodándose a cada clase social; tomemos, por ejemplo, un tema tan difícil y profundo como el de la Santísima Trinidad: a todos se lo predicaba por igual, pero a unos de una manera y a otros de otra. ¿Cómo hacía, por ejemplo, para explicar que "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" sin dejar de ser Dios? Con una comparación (recurso muy frecuente en él): Yo les estoy hablando -les dice-: mi voz llega a ustedes, a cada uno en particular, con el mensaje

Pág. 114.

LECCIÓN 9, 3 151

que les quiero transmitir, el cual no se aparta de mí y sin embar­go sale de mí para llegar a todos ustedes7.

Era un verdadero psicólogo de las multitudes: captaba fácil­mente en qué grado de atención y disponibilidad estaban los fieles, y no dudaba en decirles esto o algo parecido: "Veo que están cansados; les pido un poco de paciencia para terminar el tema"; o "Como los veo tan atentos, me voy a extender un poco más"; incluso uno puede adivinar hoy hasta el grado de calor que había en el momento de predicar: "Los veo inquietos; esto se debe al calor que está haciendo"8.

No recitaba de memoria sino que llevaba esquemas, muy bien preparados, sobre el tema y las lecturas del día y los iba desarro­llando a medida que las circunstancias se lo permitían; mientras tanto, amanuenses o taquígrafos iban tomando apuntes (a ellos debemos la conservación de los sermones que tenemos). Pero no le costaba improvisar, como un día, cuando el lector se equi­vocó y leyó el texto que no era9, o en el caso de la conversión de un tal Firmo, presente en la iglesia, para hacer cambiar al cual Agustín varió completamente el tema, como nos dice san Posidio10.

Teniendo presente que en ese tiempo el obispo predicaba senta­do y los fieles escuchaban de pies, es de admirar el hecho de que

"el pueblo io seguía con atención, con avidez, con inteligencia: reaccionaba, interrumpía, aplaudía. El orador, por su cuenta, apro­vechaba tales reacciones para una útil digresión, pero no se apar­taba de la idea principal. Ni se turbaba por los aplausos, auncuan-do eran frecuentes y prolongados"1'.

Cf. Sermón 119,7. Cf. Sermones 37,27; 99,4; 287,1; 294,19... Cf. Sermón 352,1. Vida, cap. 15. A. TRAPE, ob. cit. 118.

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152 LECCIÓN 9, 4

La predicación de Agustín se divide en tres categorías: comenta­rios al Evangelio y a la primera Carta de san Juan (tres volúme­nes), comentarios a los salmos (cuatro volúmenes) y sermones varios (seis volúmenes).

"Hoy mismo, al leer sobre el papel los discursos de Agustín, sen­timos que nos transmiten algo de la grandeza de su alma; pero para sentir toda su fascinación habría que escucharlo, tenerlo cer­ca, convivir con él. Nos lo asegura Pbsidio, el primer biógrafo, que convivió con él por casi cuarenta años. Se lo podemos creer"12.

A pesar de acomodarse al pueblo, incluso con términos popula­res e inteligibles, se preocupaba siempre de hacerlo con altura, dignidad y buen uso del idioma; y no solo esto, sino que también se preocupó por dejar normas de buena predicación. Este es el contenido del libro IV de la obra sobre La doctrina cristiana (lee. 8,6).

4. El polemista. Martillo de los herejes

Como el carpintero golpea y golpea el clavo con el martillo has­ta hundirlo completamente en la madera, así Agustín martillaba y martillaba con su palabra y sus escritos hasta convencer a los herejes del error en que estaban, o al menos lograr callarlos

De la misma manera que el Agustín-juez y el Agustín-predicador tiene sus características, así también tiene las propias el Agustín-polemista.

"El obispo de Hipona es sin duda un polemista formidable. Madura en el estudio sus ideas y las defiende con fuerza, con claridad, con habilidad. No se pierde en los detalles, sino que va derecho a lo esencial. Con segura intuición ve las consecuencias de un princi­pio errado y las saca con lógica inexorable. Dialéctico consumado, descubre las cavilaciones del adversario y lo pone en condiciones

12 A. TRAPE, ob. cit. 119.

LECCIÓN 9, 4 153

de tener que defenderse, obligándolo con el arma inexorable del dilema. Para él hay un solo modo de ser coherentes: ceder a la verdad; cuya victoria no humilla, sino que eleva. El está cierto de su fe, y sabe poner en el terreno todos los argumentos para defender­la. A quien, a falta de argumentos, contesta en vano, recuerda, no sin apenada ironía, que no hay peor condición que la de quien no sabe ni hablar ni callar.

Pero la polémica agustiniana nace del amor y es alimentada por el amor; un amor tierno y conmovido por la verdad, en cuya fuer­za de atracción siempre confía, y por los errantes. Es una polémi­ca constringente; pero además humilde, generosa, honesta, cons­tructiva.

El obispo de Hipona nunca olvidará su pasada experiencia del error. Este recuerdo lo hace modesto y longánimo"13.

Podemos resumir, con otras palabras, las características del po­lemista en los siguientes puntos: .

a. Confianza absoluta en la fuerza de la verdad. Enamora­do toda la vida de esta virtud, la buscó a toda costa y fue la principal táctica en su lucha antiherética. A este deseo de andar siempre en la verdad se debe su honestidad cientí­fica, consistente en enterarse cuidadosamente por sí mis­mo de los hechos y de los escritos de los herejes para refu­tarlos; nada de «me contaron», «me parece que oí decir», «eso es lo que se oye por ahí»... Su criterio en las reuniones y discusiones públicas con los herejes era siempre el mismo: que los taquígrafos tomaran nota de todo para que después «no dijeran que dije lo que no dije, o dejé de decir lo que sí dije»14. En una ocasión en que estaba a punto de empezar una controversia pública con un hereje, lanzó la mirada a todas partes y, al no ver a los taquígrafos preparados, man­dó postergar el comienzo hasta que éstos llegaran15.

" Ib. p. 164. 14 Cf. SAN POSIDIO, Vida cap. 1 7. Carta 238,1.2. La Trinidad 1,3,6. 15 Ib.

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154 LECCIÓN 9, 4

b. Pero, sobre todo, era la fuerza del amor lo que más le movía a polemizar: amor a la Iglesia y amor a los enemigos, que eran especialmente los herejes. Todo lo que se saliera del amor y de la verdad no entraba en sus esquemas menta­les. De ahí su famoso lema: hay que amar a los hombres y no a los vicios de los hombres16.

c. Del amor nacía el respeto hacia la persona de los adversa­rios. "Quieran o no, son nuestros hermanos. No serán más nuestros hermanos solamente cuando ya no digan más: 'Pa­dre nuestro"17. Si algo les dolía a los donatistas era eso: que Agustín los llamara «hermanos». Este movimiento de su co­razón no podía nacer sino del amor.

d. Y con el respeto, la generosidad, llevada hasta el extremo de hacer firmar a los obispos católicos un compromiso: si eran vencidos por los donatistas, dejarían sus episcopados en favor de ellos; pero si salían derrotados los herejes, no se les obligaba a hacer lo mismo.

A veces la polémica se volvía fuerte y vivaz hasta el punto de cruzarse los adversarios algún insulto, como en el caso de Juliano, un violento e impulsivo hereje pelagiano, mucho más joven que Agustín, y que trató al Santo de "Patrono de los asnos", reci­biendo de éste exactamente el mismo trato (estaban discutiendo sobre el pecado original y la necesidad del bautismo):

"¿Qué es lo que dices, oh calumniador de los católicos y colabo­rador de los maniqueos? ¿Qué cosa dices? Te deberías avergonzar de tanta estupidez aunque tuvieras cabeza de asno. [...] ¿Por qué no entiendes, asno, que [...] los hombres no pueden nacer sin pecado y sí pueden nacer los asnos? [...] Reconoce, pues, la con­cupiscencia y la naturaleza de las bestias y la pena del hombre, si no tienes un alma de asno"'8.

16 Cf. Sermón 49,5. 17 Comentarios al salmo 32,29.

LECCIÓN 9, LECTURA 155

La lucha antiherética duró toda la vida. Para tratar de llevar al­gún orden, diremos que empezó atacando a los maniqueos en Roma, después de la muerte de Mónica; no había terminado con ellos cuando empezó la lucha contra los donatistas, casi hasta el final de su vida. Y cuando estaba en plena controversia con ellos, aparecieron los pelagianos; la muerte lo sorprendió lu­chando especialmente contra estos. También fueron objeto de sus ataques los arríanos y otros herejes menores.

Además de toda esta actividad, no olvidemos que Agustín tam­bién era monje. Debía preocuparse continuamente por la for­mación de quienes vivían en los monasterios fundados por él, incluso el de vírgenes, dirigirles cartas, visitarlos con frecuen­cia, velar por la guarda de la vida común, etc. (lee. 8,8; 10,6; 12).

LECTURA Los oyentes de san Agustín

"Dentro de la variedad de gentes que acuden a la escucha del sermón de Agustín, podemos concluir de la lectura de sus ser­mones cómo se dan cita las más variadas personalidades y am­bientes, según las circunstancias y los tiempos. Personas del pueblo rústico y de la clase más elevada, personas de mínima formación y personas que todavía necesitan una catequesis con­tinuada y elemental. Tiene ante él un público de lo más hetero­géneo, tanto a nivel ideológico como social, y a éste trata de responder en sus discusiones y disquisiciones en torno al Evan­gelio. Se siente frecuentemente preocupado por los más necesi­tados, sobre todo desde el punto de vista cultural, y trata de responder a sus exigencias colocándose a su nivel. Otras veces

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156 LECCIÓN 9, LECTURA

nos encontramos con alusiones de asistencia entre el público de personas consagradas"19.

Cuestionario

1. Enumera algunos de los oficios que tenía un obispo en tiempos de san Agustín.

2. ¿Cuál fue el ministerio que más ejerció el Santo toda la vida, "sin interrupción?.

3J. Hablando de la predicación, ¿qué diferencia ves entre la actitud de los fieles en tiempos de san Agustín y la que toman los cristianos de nuestros tiempos?

4. ¿Quién era mayor en dignidad: Aurelio, obispo de Cartago, o Agustín, obispo de Hipona?

5. Cuando alguna iglesia necesitaba obispo, iban a bus­carlo a Hipona; ¿por qué?

6. ¿Cómo era la justicia que administraba Agustín?

7. ¿Cómo se prueba que Agustín era psicólogo de las multitudes?

8. Enumera algunas características del Agustín polemis­ta.

¿Acaso nos eligió el Señor porque éramos buenos? No eligió a quienes eran buenos,

sino a quienes quiso hacer buenos (Sermón 229 F,2).

" Tomado de ''Introducción general" a los sermones, Ed. BAC, 1981, Vol. Vil, 16.

Lección 10

LECTOR, ESCRITOR Y SANTO

1. Lector

Se habla mucho del Agustín-escritor y poco del Agustín-lector. Es de suponer que el escritor debe ser un gran lector para poder escribir. Agustín, es cierto, tenía una inteligencia superdotada, pero esto no le era suficiente para dejarnos la producción litera­ria que tenemos de él.

Él mismo dice, refiriéndose a Varrón, uno de sus autores prefe­ridos:

"Leyó tantas obras que nos maravilla tuviera tiempo para escribir algo; y escribió tantas cuantas apenas podemos creer capaz a al­guien de leer"'.

Esta frase se la podemos aplicar a él mismo; en las lecciones 2,6 y 5,2 se hizo alusión a la capacidad que tenía de leer y asimilar

" Tomado de "Introducción general" a los sermones, Ed. BAC, 1981, Vol. Vil, 16.

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158 LECCIÓN 10, 1

rápidamente, aunque no estaba exento de la limitación que te­nemos todos: olvidar pronto lo que se ha leído y tener que repe­tirlo:

"A mí mismo me ha sucedido que al terminar de leer una página tengo que volver a leerla porque no me acuerdo de su contenido"2.

Exceptuada esta limitación, hay que afirmar que Agustín era un lector ágil y rápido, dato más de admirar cuanto que no contaba con los métodos de lectura y comprensión rápidas de que dispo­nemos hoy.

¿Qué leía? Todo lo que le servía según las circunstancias y épo­cas de su vida. De estudiante leyó, como se dijo antes, a Varrón, Cicerón, Porfirio, Plotino... y, en general, todos los temas rela­cionados con la literatura griega y romana (lee. 4,1 y 5,2). Cuando se hizo maniqueo, se adentró de tal manera en los escritos de esta secta que después le sirvieron para atacarla de modo con­tundente.

Dominaba los temas relacionados con la astronomía y la astrolo-gía, sobre todo lo que hoy correspondería a los horóscopos, aceptados y admirados por él en un principio y rechazados des­pués, aun antes de la conversión. Pero sobre todo dominó el tema de la mitología griega, que le será de gran utilidad en la composición de la monumental obra La ciudad de Dios (lee. 11,4); lo mismo que la historia, ciencia de la cual se vale para responder a las acusaciones de los paganos contra los cristia­nos: los hechos históricos -les dice- prueban que al Imperio ro­mano no le llegaron los males cuando llegó el cristianismo, como afirmaban ellos, sino que mucho antes del nacimiento de Cristo ya los estaba sufriendo. Y para probarlo enumera una serie de hechos (guerras, pestes, fenómenos naturales, degradaciones, inmoralidades...) que, necesariamente, aprendió del estudio apli­cado de la historia.

La Ciudad de Dios, Vl,2.

LECCIÓN 10, 1 159

Pero especialmente llegó a dominar, a través de una continua y cuidadosa lectura, la Biblia. Una vez convertido, se dio cuenta de que tenía que profundizar en la fe y de que el único medio eran las Sagradas Escrituras, de las cuales adquirió tal dominio que las citaba espontáneamente (lee. 8,6), no como acostum­bramos hoy, para acuñar o dar fuerza a nuestras ideas, sino como son en realidad: fuente de vida y crecimiento espiritual. Gran parte del éxito en su polémica contra los herejes se debe a que los atacaba Biblia en mano. La fuente de sus argumentos contundentes e irrebatibles era doble: la razón, formada y edu­cada en las leyes de los silogismos filosóficos, y las Sagradas Escrituras, cuyas verdades no se discuten.

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160 LECCIÓN 10, 2

Leía también cuidadosamente todos los escritos de los herejes hasta tal punto que muchas de las obras, totales o parciales que se conservan de ellos, se deben a Agustín, que las copiaba al pie de la letra para irlas refutando párrafo por párrafo. A esto se le llama honestidad científica, como se dijo antes (lee. 9,4). Su ca­pacidad y espíritu de lectura se ven reflejados en el difícil trabajo que emprendió al final de su vida: leer todas sus obras para revi­sarlas y corregirlas (lee. 11,8).

No sobra decir que era también un lector de la creación, donde el alma del místico encuentra a veces mucho más que en los libros (cf. No. 3)3.

2. Escritor

Escribir era su fuerte:

"Fue tanto lo que dictó y escribió, lo que disertó en la iglesia, lo que extractó y enmendó, ya en publicaciones lanzadas contra los diversos herejes, ya en escritos ordenados para la declaración de las Escrituras canónicas y edificación de los fieles, que apenas un hombre estudioso bastará para leerlos y conocerlos"4.

Si atendemos a los títulos, son 123 las obras entre grandes y pequeñas que nos quedan del Santo; actualmente están publica­das en 41 volúmenes en español y latín, por la Editorial BAC de España (lee. 11,1).

Agustín fue un trabajador incansable, que no sabía lo que era perder el tiempo, a lo cual hay que agregar el método de estu­dio, muy práctico y eficaz: tomaba apuntes mientras leía y medi­taba, pues no se confiaba de la memoria.

Cí. nuestra obra San Agustín y el libro abierto de la creación, Ed. Kimpres, Bogotá, 2O02, 2a. edición. SAN POSIDIO, Vida, cap. 18.

LECCIÓN 10, 2 161

"Por mi parte, continuaré meditando, si no día y noche, sí, al menos en los fugaces momentos en que me es posible, y para no olvidar mis soliloquios los confío a la pluma5.

Algunas veces hacía anotaciones marginales directamente sobre el texto bíblico, las cuales, reunidas después por sus discípulos, a veces sin saberlo él mismo, terminaban por formar un libro; ese es, por ejemplo, el origen de la obra Anotaciones al libro de Job.

El método que seguía era muy didáctico y disciplinado: concebía la obra en la mente, leía fuentes (=bibliografía), tomaba apuntes y poco a poco iba componiendo la obra, no una después de otra, sino varias simultáneamente. Muchos de los apuntes se quedaron solamente en eso: apuntes, como los que empezó con la intención de componer la gran enciclopedia sobre Las disci­plinas, que se han perdido (lee. 7,2). Otras veces se publicaron antes de tiempo, sin permiso del autor, y tomaron el nombre de una obra completa; así nació, por ejemplo, La inmortalidad del alma.

"Sobre todo hay que recordar un hecho: cuando Agustín hablaba en la iglesia -en Hipona, en Cartago y dondequiera que se encon­trara- los notarios apuntaban sus palabras con sorprendente habi­lidad. El orador, entonces, revisaba el discurso y permitía su difu­sión. Hablando, pues, no pensaba sólo en los oyentes, sino tam­bién en los lectores"6.

Otros dos hechos hay que anotar en relación con Agustín escri­tor: primero, su preparación retórica, que le era de gran ayuda en la redacción y dictado de su obras; segundo, la ayuda de los religiosos o monjes, que debió ser invaluable para ordenar los volúmenes en la biblioteca, consultar o confrontar los textos etc. (lee. 8,8).

La Trinidad, 1,3,5. A. TRAPE, ob. cit. 199.

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162 LECCIÓN 10 ,3

Agustín fue escritor toda la vida. Nunca se le oyó decir: "ya no más, estoy viejo". Todo lo contrario, mientras más se acercaba el final de su vida más trabajaba con la pluma; incluso redujo notablemente el ritmo del trabajo pastoral a fin de dedicarse con más intensidad a leer, meditar y escribir. He aquí su testimonio:

"Ahora, con ayuda de la misericordia de Cristo, voy a hacer lo que hasta ahora no he hecho. Bien sabéis lo que hace algunos años quise hacer y no me dejasteis. En atención al estudio de las Escritu­ras, que los colegas en el episcopado, padres y hermanos míos, se dignaron imponerme en los dos concilios de Numidia y Cartago, convinimos vosotros y yo en que nadie me molestase durante cin­co días de la semana. Se levantó acta y vosotros lo aclamasteis. Hago que se lea vuestro asentimiento y vuestras aclamaciones. Por muy poco tiempo se cumplió por lo que a mí respecta, pues en seguida volvisteis a irrumpir con violencia y no se me permite dedi­carme a lo que quiero"7.

El momento en que habla a los fieles (26 de septiembre del 426) es el segundo intento que hace de dedicar cinco días a la semana al estudio y redacción de obras; en esta ocasión tiene mejor suer­te. Fruto de esta especie de retiro es la terminación de varias obras, especialmente contra los herejes, y el comienzo de otras tres que quedarán inconclusas en el momento de morir: Las he­rejías, Las revisiones y Contra Juliano, obra incompleta.

3. Místico y santo

Hasta ahora no se ha encontrado una razón que explique cabal­mente el origen de tanta actividad. Es cierto que Agustín tenía una inteligencia asombrosa, un gran amor a la Iglesia y una dis­ciplina y método de trabajo poco usuales. Pero esto no es sufi­ciente para explicar cuanto se ha dicho en los dos números an­teriores. La explicación hay que buscarla más arriba; es de ca-

7 Carta 213,5.

LECCIÓN 10,3 163

rácter sobrenatural. Agustín era ante todo un santo, un místi­co.

San Posidio resume así toda una vida de santidad:

"Vivía para Dios con ayunos, oración y'buenas obras, meditando día y noche en la divina ley"8.

El verdadero santo es al mismo tiempo verdadero apóstol (lee. 8,1):

"Tal era su ocupación, trabajando de día y meditando por la no­che. Era como aquella gloriosísima María, tipo de la Iglesia celes­tial, de la que está escrito que, sentada a los pies del Salvador, escuchaba atenta su palabra"9.

El apostolado de san Agustín era, pues, fruto de su santidad; una especie de desahogo espiritual, que lo llevaba a hacer partícipes a los demás de las delicias que encontraba en la oración.

Era también un amante de la belleza, un místico. Su primera obra, recordemos, llevaba por título Lo bello y lo convenien­te, en "dos o tres libros", dice él mismo, y que seguramente manifestaban los sentimientos del joven Agustín, amante siem­pre de lo bello y armónico; es una lástima que no tengamos esta su primera obra, que se le perdió a él mismo (lee. 5,2): "Lo tengo ya olvidado y no los conservo por habérseme extraviado no sé cómo"10.

El amor de Dios era su norte; "Ama y haz lo que quieras"11, su consigna. ¿Qué o quién es Dios para él? Es difícil responder y él mismo prefería decir qué no era Dios para tratar de aproximarse

Vida, cap. 3. Ib. cap. 24. Coní. IV, 13,20. Sermón 163 B,3.

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164 LECCIÓN 10, 3

a lo que realmente era. Tal es el tema del hermoso capítulo 6 del libro X de Las Confesiones.

"No me cabe duda alguna, antes estoy plenamente seguro en mi conciencia, Señor, de que te'amo. Golpeaste mi corazón con tu palabra y te amé. Además, el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos, me están diciendo por dondequiera que te ame y no cesan de decírselo a todos los hombres, para que no tengan excusa...

Mas, ¿qué es lo que amo cuando te amo!1 No es la belleza de un cuerpo, ni el encanto de un tiempo, ni el esplendor de la luz, amable a mis ojos de aquí abajo, ni las dulces melodías de cualquier suerte de cantilenas, ni el suave olor de las flores, de ios perfumes, de los aromas, ni el maná, ni la miel, ni los miembros acogedores a los abrazos de la carne. No es eso lo que amo, cuando a mi Dios amo.

Y, no obstante, amo una luz y una voz y un olor y un alimento y un abrazo, cuando a mi Dios amo: luz, voz, olor, alimento, abra­zo del hombre interior que está en mí, donde brilla para mi alma lo que no cabe en lugar, y donde resuena lo que no arrebata el tiempo, y donde se exhala una fragancia que el viento no disper­sa, y donde se saborea lo que la voracidad no disminuye, y donde se anuda un abrazo que la saciedad no afloja. Esto es lo que amo cuando a mi Dios amo.

Y ¿qué es esto? Pregunté a la tierra y contestó: 'No soy yo'. Y todo lo que hay en ella hizo la misma confesión...

Y dije a todos los seres que rodean las puertas de mi carne: 'Decidme de mi Dios, ya que no lo sois vosotros, decidme algo de él'. Y exclamaron con una voz potente: 'El nos ha hecho'. Mi pre­gunta era mi contemplación y su respuesta, su hermosura".

La anterior cita es apenas una muestra del grado de santidad y misticismo a que había llegado san Agustín. Este misticismo na­tural puede ser una de las razones que explican el hecho de sentirse tan gran pecador al recordar las faltas de la vida pasada, frente a la infinita misericordia que Dios tuvo con él; pero tam­bién explica la gran actividad que desarrolló durante toda su vida.

LECCIÓN 10, 4 165

4. Viajero contra su voluntad

El hecho de que Agustín no hubiera vuelto al extranjero no quie­re decir que no hiciera muchos viajes dentro de su propia patria. Es muy común imaginarnos a un Agustín sedentario, moviéndo­se únicamente entre la oficina y la iglesia; y en verdad que esa era su tendencia natural, y así habría vivido si los compromisos pastorales no lo hubieran hecho salir frecuentemente de su que­rida Hipona. La solicitud del pastor no era solamente por ésta su sede, sino también por el resto de las iglesias de África.

"...La participación en los concilios (que estaban en programa cada año, aunque no siempre se tuvieron), y la invitación de los colegas. Estos deberes lo forzaban a viajar seguido: viajes por tie­rra, como se ha dicho, pero largos y azarosos, que le ocupaban mucho tiempo. Fue muchas veces, unas veinte, a Cartago, reco­rriendo una u otra de las tres vías que conducían desde Hipona, distante entre 280 y 340 kilómetros, según la vía que se escogía: la del litoral, que era la más corta, o aquella que pasaba porTagaste y descendía hacia Sica Venérea, que era la más larga. El viaje podía durar, sin contar las desviaciones suplementarias, de ocho a diez días"12.

En los viajes que hizo dentro de Numidia visitó Cirta, Calama, Milevi, Thiave, Tagaste y otros.

Un día, a la edad de 64 años, fue, como de costumbre, a Cartago; el papa Zósimo le pidió no regresar todavía a Hipona sino que se dirigiera en misión pastoral a Cesárea de Mauritania, al occi­dente. Esta vez recorrió alrededor de 2.000 km., así: Hipona-Cartago, 300; Cartago-Cesarea de Mauritania, 1.000; Cesárea de Mauritania-Hipona, 700.

A la edad de 70 años emprendió otro viaje en compañía de su amigo Alipio, obispo de Tagaste, a la Fortaleza romana de Tubune, situada en los límites del Sahara; allí se encontraba su

A. TRAPE, ob. cit. 196.

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166 LECCIÓN 10, 5

gran amigo, el conde Bonifacio, encargado de velar por la paz romana en aquella región; Agustín quería visitarlo y compartir un rato con él. No se sabe qué ruta siguió, pero de todas mane­ras el recorrido fue entre 800 y 1.000 km.

Sin temor a exagerar se puede afirmar que solamente durante su episcopado pudo haber recorrido alrededor de 20.000 km, que equivalen a un viaje de ida y regreso Bogotá-Madrid-Bogo­tá. El dato no significa mayor cosa si lo comparamos con los tiempos modernos; pero en la época de Agustín se viajaba a pie o a caballo, y es entonces cuando uno se queda pensando...

5. Salud física

Frente a tanta actividad, y considerando su existencia relativa­mente larga (76 años), nos preguntamos cómo era su salud físi­ca y, tal vez antes de tener la respuesta de su propia pluma, estemos tentados a pensar que era una salud excelente, una especie de superman, que no sentía el peso del tiempo, ni la fatiga del trabajo, ni los agobios de la vejez. Todo lo contrario: su salud era frágil, aunque resistente; sana pero sujeta a continuas enfermedades.

La primera enfermedad de que se tiene noticia la padeció sien­do todavía muy niño:

"Tu viste, Señor, cómo cierto día, siendo aún niño, fui presa repen­tinamente de un dolor de estómago que me abrasaba y puso en trance de muerte"" (lee. 5,6).

Recién llegado a Roma, después de escapar de Cartago, otra enfermedad no precisada lo puso también al borde de la muerte:

Conf. 1,10,17.

LECCIÓN 10, 5 167

"Aquí fui yo recibido con el azote de una enfermedad corporal, que estuvo a punto de mandarme al sepulcro"'4.

En Milán, por los efectos del clima y el excesivo trabajo como profesor de retórica, se sintió tan afectado del pulmón que llegó casi a perder la voz. Acababa de pasarla escena del jardín o conversión definitiva (lee. 6,8):

"Así que cuando en este mismo verano, debido al excesivo traba­jo literario, había empezado a resentirse mi pulmón y a respirar con dificultad, sintiendo los dolores de mi pecho herido, no po­día emitir una voz clara y prolongada"15.

Tampoco estuvo exento del dolor de muelas, como le sucedió en el retiro de Casiciaco:

"¿Cuándo podré recordar todo lo de aquellos días de vacaciones? Pero lo que no he podido olvidar ni voy a callar es la aspereza de tu azote y la admirable rapidez de tu misericordia.

Me atormentabas en aquellos días con un dolor de muelas. Y lle­gando a agravarse hasta el extremo de que no podía hablar, surgió en mi espíritu la idea de recomendar a todos los míos que allí se encontraban que te rogasen por mí, oh Dios de toda salud.

Lo escribí en una tablilla y lo di para que lo leyesen. Apenas do­blamos las rodillas en un sentimiento de súplica desapareció el dolor aquel. Pero ¡qué dolor! Y ¡qué manera de desaparecer! Quedé espantado, lo confieso, Señor mío"16.

Recién llegado a Tagaste, a su regreso de Italia, escribió a su amigo Nebridio, que se encontraba en Cartago, diciéndole que la debilidad corporal le impedía hacer todo lo que quería. ¡Y eso que todavía no empezaba su actividad de pastor! (lee. 8,1).

14 lb.V,9,16. 15 Ib. IX,2,4. 16 Ib. IX,4,12.

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168 LECCIÓN 10,5

"Añádase a esto la debilidad corporal, por la que, como sabes, tampoco yo puedo lo que quiero y tengo que renunciar en abso­luto a querer más de ¡o que puedo"17.

En el año 397, desde Hipona, le escribía así a Profuturo, su colega en el episcopado:

"Estoy bien por lo que toca al espíritu [...] pero en cuanto al cuer­po, estoy en cama. Ni puedo caminar, ni mantenerme en pie, ni sentarme, por la hinchazón y dolor de las hemorroides"18.

Hacia el año 410, a los 56 años de edad, tuvo que salir de Hipona a convalecerse de una enfermedad, que le repitió unos días después; así se lo hace saber a un tal Dióscoro, a quien le escribe la Carta 118:

"De todos modos, yo no hubiese osado tratarlos (se refiere a los problemas que Dióscoro le había propuesto) si no me hubiese sacado de Hipona una convalecencia. [...] Algunos días después se me han presentado de nuevo la fiebre y los achaques"19.

En el mismo año 410 presentaba excusas a un colega en el episcopado y a todos los fieles por no poder viajar cuanto hubie­ra querido a causa de sus achaques:

"No ha sido la falta de voluntad, sino la deficiente salud corporal, la que me ha excusado siempre de esas otras fatigas"20.

Agustín tenía tres amigos especiales: Albino, Piniano y Melania, nobles romanos que más tarde se decidieron a vivir la vida co­mún agustiniana en sus respectivas casas (lee. 3,5; 13,2). A ellos les dice lo siguiente a comienzos del 411:

17 Carta 10,1. 18 Ib. 38,1. ''' Ib. 118,5.34. 20 Ib. 122,1.

LECCIÓN 10, 5 169

"No puedo tolerar el frío, o por mi estado de salud o por mi com­plexión. Pero nunca padecí mayores ardores que en este cruel invierno, al no poder correr ni volar a veros, ahora que estáis tan cerca"21.

El 18 de diciembre del año 425 predicó en la iglesia un largo sermón que terminaba así:

"Mucho he hablado; disculpad a esta vejez locuaz, pero tímida y débil. Como veis, los años me acaban de hacer anciano, mas por la debilidad de mi cuerpo lo soy desde hace ya tiempo"22.

Cuando tenía 73 años, su amigo el conde Bonifacio fue a visitar­lo a Hipona y lo encontró tan desmejorado que apenas podía hablar:

"Bien sabes cómo me viste en Hipona, cuando te dignaste venir a verme, pues apenas me permitía hablar mi agotamiento"23.

La vejez y el frío eran, pues, los mayores inconvenientes que tenía Agustín para realizar lo que hubiera querido: viajar más. Poco antes del 430, año de su muerte, un tal Nobilio, obispo, lo invitó a visitarlo; él se excusa nuevamente y, en forma poética, se expresa así:

"Mi voluntad arrastraría a mi cuerpecillo para ir si no lo retuviese la enfermedad. Podría ir si no estuviésemos en invierno. Podría despreciar el invierno si fuese joven. El frío de la estación lo so­portaría el valor de la edad, o el calor del verano templaría el frío de la edad"24.

Finalmente, son muchas las veces en que, sobre todo predican­do, confesaba estar cansado y pedía mucho silencio para hacer­se oír (lee. 9,3):

21 Ib. 124,1. 22 Sermón 355,7. 21 Carta 220,2. 24 Ib. 269.

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170 LECCIÓN 10 ,6

"Mi voz es sólo suficiente con un gran silencio"25. "Les pido silen­cio y quietud para que mi voz, después del esfuerzo de ayer, pue­da sostenerse con algún vigor"26.

He querido traer todas estas citas para que nos demos cuenta de que el amor a Dios, al trabajo y a la Iglesia es capaz de suplir lo que la salud no da.

6. Vida privada

«Sus vestidos, calzado y ajuar doméstico eran modestos y conve­nientes: ni demasiado preciosos ni demasiado viles, porque estas cosas suelen ser para los hombres motivo de jactancia o de ab­yección, por no buscar por ellas los intereses de Jesucristo, sino los propios. [...] La mesa era parca y frugal, donde abundaban verduras y legumbres, y algunas veces carne, por miramiento a los huéspedes y a personas delicadas. [...] Usaba sólo cucharas de plata, pero todo el resto de la vajilla era de arcilla, de madera o de mármol; y esto no por una forzada indigencia, sino por vo­luntaria pobreza. Se mostraba también siempre muy hospitalario. Y en la mesa le atraía más la lectura y la conversación que el apetito de comer y beber. Contra la pestilencia de la murmura­ción tenía este aviso escrito en verso:

¿El que es amigo de roer vidas ajenas, no es digno de sentarse en esta mesa'.

Y amonestaba a los convidados a no salpicar la conversación con chismes y detracciones; en cierta ocasión, en que unos obis­pos muy familiares suyos daban rienda suelta a sus lenguas, con­traviniendo a lo prescrito, los amonestó muy severamente, di­ciendo con tristeza que o habían de borrarse aquellos versos o él

25 Sermón 68,1. 26 Comentario al salmo 50,1. Cf. Sermones 42,1; 94; 320; 348,4; 350,2; Tratados so­

bre el Ev. de san Juan 10,20.

LECCIÓN 10, 6 171

se levantaría de la mesa para retirarse a su habitación. De esta escena fuimos testigos yo y otros comensales"27 (lee. 8,5).

Tal vez sea demasiado poco lo que nos dice san Posidio sobre la vida privada de Agustín, pero sí es suficiente para tener una idea general de cómo vivía. En cuanto a la pobreza y administración de los bienes, dice su biógrafo:

"Alternativamente delegaba y confiaba la administración de la casa religiosa y de sus posesiones a los clérigos más capacitados. Nun­ca se vio en su mano una llave o un anillo y los ecónomos lleva­ban los libros de cargo y data. A fin de año, le recitaban el balan­ce, para que conociese ias entradas y salidas y el remanente en la caja, y se fiaba en muchas transacciones de la honradez del admi­nistrador, sin verificar una comprobación personal minuciosa. No quiso nunca comprar casa, campo y hacienda, pero si alguna persona los ofrecía para la Iglesia en donación o con título de legado, no los rehusaba, sino mandaba aceptarlos"28.

"No se interesaba tampoco por las edificaciones nuevas para evi­tar la disipación de su espíritu, que quería conservarlo siempre libre de todo afán temporal: con todo, no cortaba los ánimos a los emprendedores de obras nuevas, salvo a los inmoderados. Cuan­do estaban vacías las arcas de la iglesia, faltándole con qué soco­rrer a los pobres, luego lo ponía en conocimiento del pueblo fiel. Mandó fundir los vasos sagrados para socorrer a los cautivos y otros muchísimos indigentes, cosa que no recordara aquí, si no supiera que va contra el sentido carnal de muchos. Lo mismo dijo y escribió que era un deber hacerlo en semejantes necesidades Ambrosio, de santa memoria. Amonestaba también alguna vez al pueblo del descuido en la colección de las limosnas y el suminis­tro de lo necesario para el servicio del altar. Y me recordaba a mí el Santo cómo, cuando asistía a los sermones de san Ambrosio, le oyó tocar este punto"29.

27 SAN POSIDIO, Vida, cap. 22. 28 Ib. cap. 24. 29 Ib.

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172 LECCIÓN 10, 7

La vida común, nuestra mejor herencia del Santo, era su punto de mira (lee. 8,8): "Vivían con él los clérigos con casa, mesa y ajuar común"30. La comunidad de bienes y de almas es el tema esparcido a lo largo de todas sus obras, especialmente cuando se refiere al monacato.

7. Ultima enfermedad y muerte

En mayo del año 430, las vándalos que venían de Europa hacia el sur, arrasándolo todo y sembrando de muerte las regiones por donde pasaban, atravesaron el estrecho de Gibraltar y, a finales del mismo mes o comienzos de junio, ya estaban en los alrede­dores de Hipona a la que mantuvieron en asedio. El conde Bonifacio, gran amigo de Agustín, reunió allí todo su ejército para tratar de impedir la acción de los bárbaros invasores, pero no pudo hacer nada.

"Penetraron en nuestras provincias, dejando en todas partes hue­llas de su crueldad y barbarie, asolándolo todo con incendios, saqueos, pillajes, despojos y otros innumerables y horribles ma­les. No tenían ningún miramiento al sexo ni a la edad; no per­donaban a sacerdotes y ministros de Dios, ni respetaban orna­mentos, utensilios ni edificios dedicados al culto divino"31.

En cuanto a Hipona,

"catorce meses duró el asedio completo, porque bloquearon la ciudad totalmente hasta de la parte litoral. Allí me refugié yo con otros obispos, y permanecimos durante el tiempo del asedio"32.

¿Cómo reaccionó Agustín, ya sin fuerzas físicas pero con la mente abierta y lúcida?

30 Ib. cap. 25. " -Ib. cap. 28. n Ib.

LECCIÓN 10, 7 173

"Más de lo acostumbrado se alimentó del pan de lágrimas día y noche; y los últimos días de la senectud llevó una existencia amar­guísima y más triste que nadie. Pues veía aquel hombre las ciuda­des destruidas y saqueadas; los moradores de las granjas, pasados a cuchillo o dispersos; las iglesias, sin ministros y sacerdotes; las vírgenes sagradas y los que profesaban vida de continencia, cada cual por su parte"33.

Parecía, pues, venirse a tierra cuarenta años de trabajo pastoral, y en realidad así fue si miramos las cosas desde afuera, solamen­te bajo el aspecto material; en cuanto a lo espiritual, este fue el comienzo del crecimiento de Agustín hasta hoy.

Los últimos momentos fueron emocionantes, como los de todos los hombres grandes:

"Y una vez, estando y conversando en la mesa con él, nos dijo: 'Habéis de saber que yo, en este tiempo de angustia, pido a Dios, o que libre a la ciudad del cerco de los enemigos, o, si es otro su beneplácito, fortifique a sus siervos para cumplir su voluntad, o me arrebate a mide este mundo para llevarme consigo'. [...] Y he aquí que en el tercer mes del asedio, el Santo enfermó con unas fiebres, y aquella fue la última prueba de su vida. No privó Dios a su buen siervo del fruto de su plegaria. Porque para sí y para la misma ciudad alcanzó oportunamente la gracia que con lágrimas pidiera. Me consta también que él, sacerdote y obispo, fue supli­cado para que orase por unos energúmenos, y con llanto rogó al Señor, y quedaron libres del demonio. En otra ocasión, un hom­bre se acercó a su lecho con un enfermo rogándole le impusiera las manos para curarlo. Le respondió que si tuviera ei don de las curaciones, primeramente lo emplearía en su provecho. El hom­bre añadió que había tenido una visión en sueños y le habían dicho: 'Vete al Obispo Agustín para que te imponga las manos y serás salvo'. Al informarse de esto, luego cumplió su deseo, e hizo el Señor que aquel enfermo al punto partiese de allí ya sano"34.

33 ib. 34 Ib. cap. 29

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174 LECCIÓN 10, 7

(Aquí podemos ver la respuesta a quienes preguntan curiosa­mente: "¿Hizo san Agustín algún milagro?").

El enfermo se iba agravando poco a poco y, convencido de que todo cristiano, por más santo que sea, debe hacer penitencia antes de partir de este mundo, ordenó que le escribieran los salmos de David que se llaman penitenciales y, teniéndolos de­lante de sí en la pared, los miraba y leía llorando copiosamente; pedía insistentemente que lo dejaran solo para estar mejor con el Señor.

"Y al fin, conservando íntegros los miembros corporales, sin per­der ni la vista y el oído, asistido de nosotros, que lo veíamos y 'orábamos por él, se durmió con sus padres, disfrutando aún de buena vejez"35.

Era el 2 8 de agosto del año 4 3 0

"Asistimos nosotros al sacrificio ofrecido a Dios por la deposi­ción de su cuerpo y fue sepultado. No hizo ningún testamento, porque, como pobre de Dios, nada tenía que dejar. Mirando a los venideros, mandaba siempre que se guardasen con esmero toda la biblioteca de la iglesia y los códices antiguos"36.

35 Ib. cap. 31. 36 Ib.

LECCIÓN 10, LECTURA 175

LECTURA

Las reliquias de san Agustín

Los restos de san Agustín fueron depositados en la Basílica de La Paz, en Hipona, donde el Santo había ejercido su ministerio pastoral. Al cabo de casi 70 años, ante el peligro de ser profana­dos por las bandas invasoras, los obispos de África los traslada­ron a la isla de Cerdeña (Italia), donde permanecieron 223 años, en la iglesia de san Saturnino de Cagliari. Cuando la isla cayó en poder de los sarracenos, el piadoso rey de los lombardos, Luitprando, los rescató por 70.000 escudos de oro, y los trasla­dó en el año 730 a la ciudad de Pavía, Italia, depositándolos en la iglesia de san Pedro 'en Cielo Áureo'. Varios papas prohibie­ron su exhibición pública, pues se estaban robando parte de los mismos. Por este motivo se perdieron las noticias y la memoria del sitio donde estaban, hasta que en el año 1695, con ocasión de hacerse algunas reparaciones en la iglesia, se descubrieron nuevamente en una caja de plata con esta inscripción: Augustinus. El papa Benedicto XIII las declaró auténticas. En 1832 el Obispo de Pavía las trasladó a la catedral de la misma ciudad por miedo a nuevas profanaciones debidas a los trastor­nos políticos de Italia, hasta que en el año de 1900, el padre Tomás Rodríguez, Superior General de la Orden Agustiniana, logró que fueran devueltas a la iglesia de san Pedro, propiedad de los Agustinos; allí reposan actualmente.

A estos sagrados restos faltan el brazo que fue enviado a Cartago el año 1842 a petición de Monseñor Dupunch, primer Obispo de Argel, y el corazón que se conserva en Lyon37.

Cf. ONGAY, Julián, Semblanzas de san Agustín, Editora ORSA, Manizales, Colom­bia, 1955, 499s.

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176 LECCIÓN 10, CUESTIONARIO

Cuestionario

1. Trata de explicar el significado de los siguientes títulos dados a san Agustín: a) Martillo de los herejes. b) Águila de Hipona.

2. ¿Qué pedía Agustín a Dios durante el asedio de Hipona?

3. San Agustín gozó de una excelente salud física hasta el momento de su muerte; ¿es esto cierto?

4. En su lecho de muerte Agustín recordaba todo su pa­sado así (subraya lo que creas verdadero): a) con indiferencia. b) con una tremenda angustia. c) con una gran paz y tranquilidad de conciencia.

5. En qué consistió el testamento de Agustín?

6. ¿Qué significa el hecho de que san Agustín haya reco­mendado tanto el cuidado de su biblioteca?

7. San Agustín perdió el conocimiento antes de morir; ¿es esto cierto?

8. Para la Iglesia, la fiesta de un santo es el día de su muerte; ¿cuándo es, entonces, la fiesta de san Agustín?

9. Se dice que san Agustín es "El más santo de los hu­manos y el más humano de los santos"; ¿cómo se en­tiende esta frase?

El enemigo ha dispersado por todas partes hartos hipócritas con hábito de monje

(El trabajo de los monjes 28,36).

Lección 11

OBRAS PRINCIPALES

1. Temática general

En la LECCIÓN COMPLEMENTARIA, número 2, se da la lista completa de todas las obras de san Agustín que se conservan actualmente. La única Editorial en el mundo que las ha publica­do en español es la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos) de España (lee. 10,2).

Para mejor información, esta es la clasificación por temas de todas las obras y los volúmenes que comprenden cada tema. La Lección Complementaria trae la localización de cada una en la BAC.

CARTAS: Vols. VIII, Xla y Xlb. CONFESIONES: Vol. II. ESCRITOS APOLOGÉTICOS: Vols. IV, V, XVI, XVII. ESCRITOS BÍBLICOS: Vols. XV, XVIII, XXVII, XXVIII, XXIX. ESCRITOS FILOSÓFICOS: Vols. I, III. ESCRTOS HOMILETICOS: Vols. VII, X, XIII, XIV, XIX, XX,

XXI, XXII, XXIII, XXIV, XXV, XXVI. ESCRITOS MORALES: Vol. XII. ESCRITOS ANTIMANIQUEOS: Vols. XXX, XXXI.

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178 LECCIÓN 11,2

ESCRITOS ANTIDONATISTAS: Vols. XXXII, XXXIII, XXXIV. ESCRITOS ANTIPELAGIANOS: Vols. VI, IX, XXXV, XXXVI,

XXXVII. ESCRITOS ANTIARRIANOS Y OTROS: Vols. XXXVIII, XXXIX,

XL. ESCRITOS ATRIBUIDOS ( o APÓCRIFOS): Vol. XLI. (ÍNDICES GENERALES: Vols. XLII, XLIII, todavía no publicados).

2. Obras filosóficas

El retiro de Casiciaco fue el período más filosófico de Agustín. Allí compuso las cuatro obras de que se hace mención en la lección 7,1.

a. Contra los académicos

Dichos libros fueron escritos en el retiro de Casiciaco en el año 386, los días 11, 12, 20, 21 y 22 de noviembre, y dedicados a su bienhechor Romaniano. [...] Los compuso para robustecer el an­helo profundo y esperanza de hallar la verdad, debilitada por los argumentos de los escépticos. Al problema de la certeza consagró las primicias de su pensamiento, liberado de la duda"1.

b. De la vida feliz

"Es el triduo de conversaciones filosóficas con que san Agustín obse­quió a la colonia de Casiciaco el día de su cumpleaños y los dos si­guientes (13-15 de noviembre del 386) [...] La cuestión debatida era de perenne actualidad: ¿'Dónde se halla la Bienaventuranza? ¿Cómo el hombre puede ser feliz?'[...] Por eso la tesis capital de este librito es la siguiente: la vida feliz consiste en el perfecto conocimiento de Dios. [...] Esta doctrina alimentará siempre el pensamiento agus-tiniano. No consiste, pues, la felicidad en la posesión y disfrute de nin­gún bien creado y transitorio, sino del Bien absoluto y perfecto"2.

"Contra los académicos", Introducción, Ed. BAC, Vol. III, 1982, 18. "De la vida feliz", Introducción, Ed. BAC, Vol. I, 1979, 537.539.

LECCIÓN 11,3 179

c. Del orden

Los dos libros acerca del orden fueron fruto de tres conversacio­nes tenidas sobre la Providencia divina en los días 16, 17 y 23 de noviembre del año 386, y nos descubren una de las facetas del espíritu agustiniano. (...) Constituyen el'primer intento de sondeo de los problemas del universo, y en ellos se manifiesta un agudo sentimiento de la naturaleza, que ha influido en la educación de la sensibilidad del espíritu de Europa"3.

Todas las criaturas han sido hechas con medida, hermosura y orden. Al orden establecido por el Creador se opone el desorden impuesto por la criatura, que es el origen del mal. Tal es, muy brevemente, el contenido de esta obra.

d. Los soliloquios

"Los compuso en Casiciaco a fines del año 386 o a principios del siguiente, dándoles forma dialogada, cuyos interlocutores son la razón y san Agustín. Su tema central es el doble conocimiento de Dios y del alma, pues para san Agustín hay conexión entre ambos. Dios y el alma son dos luces hermanas que mutuamente se ayudan e iluminan. [...] Son los libros más religiosos de Casiciaco, según lo comprueba la maravillosa oración que les sirve de pórtico"4.

c. Otras obras filosóficas: El libre albedrío, La dimensión del alma, El maestro, Naturaleza y origen del alma, La naturaleza del bien.

3. Las Confesiones

Las Lecturas 1 y 2 hablan sobre Las Confesiones de san Agustín. Fueron escritas al comienzo del episcopado, cuando había cum­plido ya los 40 años de edad. ¿Por qué las escribió? Hay muchas

"Del orden", Introducción, Ed. BAC, Vol. 1,1979, 589. "Soliloquios", Introducción. Ed. BAC, Vol. I, 1979, 429.

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180 LECCIÓN 11 ,3

suposiciones: tal vez lo presionaron algunos amigos, entre ellos Paulino de Ñola, para que pusiera por escrito lo que les contaba verbalmente; o tal vez, acosado por tantas alabanzas y fama, quiso defenderse de ellas contando su vida; o a lo mejor para buscar un consuelo en las duras fatigas del apostolado o romper el silencio de la soledad en que muchas veces se sentía en la casa episcopal.

"Las Confesiones ciertamente son una larga carta a Dios, en la cual el autor trata todo lo que le concierne y le interesa: los hechos de su vida, los misterios de la gracia, la profundidad de la filosofía, la interpretación de la Escritura.

Las ascensiones interiores, las maravillas de lo creado. Las Confe­siones se convierten por eso en autobiografía, filosofía, teología, mística y poesía juntas. Esta riqueza de aspectos ha hecho de la carta agustiniana a Dios una obra de la literatura universal, muy leída ayer y más leída hoy [...]. La nota dominante es portante la alabanza, como lo pide precisamente la palabra bíblica confe­sión. Agustín explica con frecuencia que hay una doble confe­sión: la confesión de alabanza y la confesión de pecados. Más aún, la segunda está ligada íntimamente a la primera, porque con­fesar los propios pecados es ya un alabar a Dios"5.

«Ciertamente las Confesiones no son un libro fácil. Para captar los diversos aspectos y sobre todo para comprender su estilo y el tono es necesario entrar bien a fondo en el ánimo del autor, en el cual se traban juntas agudas exigencias intelectuales y profundas aspi­raciones místicas, un vivo sentido del pecado y una trepidante espera de la salvación.

En las Confesiones Agustín se pone a narrarse a sí mismo; pero no narra todo de sí; narra solamente lo que entra en su perspectiva, que es aquella de la conversión: conversión a la fe y conversión al servicio de Dios, lo que no entra en esta perspectiva no le importa y lo deja fuera. Por esto, con grande pesar nuestro, encontramos que acorta algunos períodos aun importantes, como la segunda

5 A. TRAPE, ob. cit. 209.

LECCIÓN 11,4 181

permanencia en Roma, con un rápido 'Me dejo muchos aconteci­mientos, porque voy con mucha prisa'6. Por esto omite el nombre del amigo cuya muerte imprevista le causó tan vivo dolor. Por esto no nos dice nada o casi nada de su vida de profesor en Cartago, que duró ocho años.

Pero también en los hechos que narra hay que distinguir los he­chos mismos y los juicios sobre los hechos; aquellos -los hechos, pertenecen al Agustín narrado; éstos -los juicios-, al Agustín narrante. Son dos Agustines, pero ambos verdaderos y auténti­cos. El autor de las Confesiones narra fielmente los hechos como ocurrieron, como la memoria los había recogido y los conservaba -dice estar cierto cuando está cierto, dudar cuando duda, no re­cordar cuando no recuerda- pero de aquellos hechos da el juicio que le sugería la conciencia formada y afinada en la escuela del Evangelio"7.

No se sabe por qué les agregó los últimos tres libros (XI, XII y XIII), cuyo estilo y contenido es muy diferente de los nueve primeros; el X también es diferente de todos (lee. 7,4). Posiblemente más de uno le pidió completar las Confesiones exponiendo la vía que solía recorrer para llegar a Dios. Para este tema le pareció más conveniente elegir como fuente de inspiración el Génesis.

4. La ciudad de Dios

"Obra grande y ardua"8, la llama el mismo autor; y tenía razón: duró casi 14 años componiéndola (se calcula que durante estos años compuso alrededor de ¡36 obras más!).

Fueron los paganos quienes, culpando a los cristianos de los males que caían sobre el mundo romano, incitaron a Agustín a salir en defensa de éstos, pues

Coní. IX, 8,17. A. TRAPE, ob. cit. 211. La ciudad de Dios 1, prólogo.

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182 LECCIÓN 11 ,4

"las acusaciones contra el cristianismo atacaban la dogmática y la moral, la historia, la credibilidad, la eficacia. Se proclamaba absurda la Encamación, imposible y dañina la moral del amor del los enemigos y del perdón, ridículo el cambio entre el Viejo y el Nuevo Testamento, vana la esperanza en la vida futura, locura la resurrección de los muertos"9.

Muchos amigos, entre ellos el tribuno Marcelino, acudieron a Agustín para que dijera algo que pusiera las cosas en claro; él respondió, no sólo verbalmente sino por escrito en cartas y ser­mones.

"Pero el tribuno Marcelino no quedaba satisfecho e insistía para que escribiera una obra de gran envergadura. 'Te ruego que escri­bas un libro sobre este argumento, libro que, eliminando todas estas dudas, pueda ayudar de manera extraordinaria a la Iglesia sobre todo en los tiempos que ahora vivimos.

Esta demanda, que venía de un amigo, el cual era también un óptimo cristiano, fue la chispa que puso en movimiento un gran­dioso proyecto que Agustín llevaba en mente desde hacía mucho tiempo: nació La Ciudad de Dios. Una obra fatigosa y gigantesca, que es a la vez apología del cristianismo, filosofía y teología de la historia, política y espiritualidad"10.

Consta de 22 libros publicados a intervalos: en el año 414 salie­ron a la luz pública los primeros tres; en el 415, el cuarto y el quinto; en el 417, del sexto al décimo; el 14 lo publicó durante los años 418-419; y hacia el 425-26, los restantes cuando ya tenía 70 años de edad.

"Aunque elaborada en tantos años y publicada en tiempos diver­sos, la obra responde a un proyecto original. [...] El plan es simple y a la vez grandioso: comprende la historia de la humanidad, que se resume en la historia de sólo dos hombres -Adán y Cristo- y se concretiza en torno a dos grandes amores: de sí y de Dios. Com-

A. TRAPE, ob. cit. 178. Ib. 180.

LECCIÓN 11,4 183

prende dos partes: una polémica -los diez primeros libros- y otra doctrinal -los otros doce-. La primera está destinada a refutar el paganismo, la segunda a exponer la doctrina cristiana. Las dos partes están divididas en cinco secciones: dos en la primera y tres en la segunda. Los primeros cinco libros demuestran la impoten­cia social del paganismo, esto es, la insuficiencia del culto de los dioses para procurar la prosperidad terrena; los otros cinco están dedicados a demostrar la impotencia espiritual del paganismo: el culto pagano no estaba en condición de procurar la felicidad eter­na. La segunda parte está dividida en tres secciones de cuatro libros cada una, que describen respectivamente el origen, el cur­so y el destino de las dos ciudades, de Dios y del mundo. Los 22 libros desarrollan cada uno un argumento particular en el ámbito de las secciones y de las partes. La arquitectura es perfecta, aun cuando las digresiones, que responden a las exigencias del mo­mento, sean muchas.

El mismo método es simple, pero no fácil. Consiste esencialmente en tres puntos comprometedores: oponer a la sabiduría pagana, sobre la cual confiaban los epígonos de la antigua religión, la sabiduría cristiana; poner de relieve todo lo que en aquella era válido y laudable; demostrar que todo esto, perfeccionado, se encuentra en el cristianismo"".

El tema central es el de las dos ciudades, compendiado en esta célebre frase:

"Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mis­mo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial"'2.

Este tema no es nuevo en san Agustín; por el contrario,

"la ¡dea de las dos ciudades nació muy pronto en su pensamien­to. La encontramos ya esbozada en la obra La verdadera religión, escrita de laico en el 390; más explícitamente enunciada, des­pués de diez años, en la otra obra sobre el Modo de catequizar a

" ib! 12 La ciudad de Dios, XIV,28.

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184 LECCIÓN 11 ,5

los simples; confirmada en el Génesis según la letra, donde se promete ya la Ciudad de Dios"13.

Es tal vez la obra más trabajada, mejor pensada y la que más información exigió a san Agustín (lee. 10,1). Es, como se dijo antes, apología del cristianismo, filosofía y teología de la histo­ria, política y espiritualidad; ¡una verdadera enciclopedia!

5. La Trinidad

Esta obra tomó más tiempo y no menos esfuerzo que la Ciudad de Dios, pues

"los libros sobre la Trinidad, sumo y verdadero Dios, los comencé siendo joven y los he publicado ya anciano"14.

En efecto, comenzados en el 399, apenas se terminaron de com­poner un poco después del 420. La obra la dictó a intervalos y se detuvo en el libro 12 (son 15 en total); a Evodio le decía lo siguiente en el año 415:

"Ni siquiera quiero continuar ahora los libros sobre La Trinidad, que desde hace tiempo traigo entre manos y que aún no he con­cluido. Me dan demasiada fatiga, y me imagino que son pocos los que podrán entenderlos; más me urgen los que, según mi espe­ranza, serán útiles a muchos"15.

La publicación de esta obra fue agitada, como lo demuestran los siguientes hechos: los amigos, cansados de esperar que la termi­nara, se apoderaron de los 12 libros ya compuestos, posiblemen­te con la complicidad de algún clérigo del monasterio agustiniano, y los publicaron sin permiso del autor; Agustín se disgustó mu­chísimo, pues no había autorizado la publicación porque aún no

A. TRAPE, ob. cit. 186. Carta 174. Carta 169,1.

LECCIÓN 11,5 185

había revisado este tema tan difícil, negó la paternidad, o sea, la autoría de los mismos y prometió no escribir más sobre el tema. Pero los amigos le rogaron calmarse y continuar la obra, espe­cialmente Aurelio, obispo de Cartago, quien tenía una gran in­fluencia sobre el ánimo de Agustín; al fin éste accedió, revisó, completó y terminó la obra.

Estos libros tan fatigosamente compuestos son una poderosa obra de teología y de filosofía; pero son también una profunda obra de mística. Los motivos, en efecto, que los inspiraron fue­ron dos: teológicos y místicos. Terminando las Confesiones, Agustín habla del misterio trinitario en términos de profundo estupor:

"¿Quién llegará jamás a comprender la Trinidad omnipotente? ¿Y quién no habla de ella, si es que de ella habla? Rara es el alma que, cuando habla de ella, sabe lo que dice"16.

Agustín teólogo quería aclarar algunas dudas y preguntas que los santos Padres no habían hecho.

"Para responder a estas preguntas Agustín se propone exponer, defender, formular, ilustrar el dogma trinitario. Lo expone estu­diando las manifestaciones de la Trinidad en la economía de la salvación (estudio de la Escritura: libros 1-4), lo defiende (contra los argumentos de los árdanos) profundizando la doctrina de las relaciones (libros 5-7), aclara la formulación a través de la doctri­na del lenguaje (libros 5-7), nos ilustra el profundo misterio recu­rriendo al misterio del hombre, el cual, por haber sido creado a imagen de Dios, es una misteriosa trinidad (libros 9-15). Vasto programa teológico, rico de originalidad aun en el surco de la tradición, que aquí no es posible exponer. Basta haberlo indica­do"17.

16 Conf. 13,11,12. 17 A. TRAPE, ob. cit. 220.

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186 LECCIÓN 11 , 6-7

6. Cartas

Las Cartas de san Agustín pueden considerarse como el com­plemento de la maravillosa producción literaria del santo. A pe­sar de las que se han perdido, que deben ser muchas, poseemos una abundante colección que asciende a 276. No todas son de Agustín: entre esas hay 53 que sus destinatarios le han dirigido a él. Hay 29 más descubiertas últimamente.

Estas Cartas son más que todo de carácter didáctico y pastoral. Siempre tiene que demostrar, esclarecer o defender la verdad. De aquí el tono de gravedad solemne, doctrinal, catedrático, que se asemeja un poco a los tratados y a los sermones.

Las Cartas agustinianas son importantes porque nos dan a co­nocer un aspecto más de la actividad del obispo de Hipona, la evolución de su pensamiento y las condiciones intelectuales, morales y culturales de la época. Una multitud de religiosos, de laicos, de políticos, de herejes, de virtuosos, de culpables escri­ben y reciben cartas de Agustín.

7. Sermones y catcquesis

Constituyen toda la obra retórica del Santo. En la lección 9,3 se habló de la predicación agustiniana. Allí se hizo alusión más que todo a las cualidades morales, intelectuales y espirituales del "Agustín predicador". No sobra volver sobre el mismo tema, el que más caracteriza al Santo y el que lo mantuvo en tensión toda la vida. En este apartado nos referimos más que todo a la producción que nos queda de él en materia de predicación, y que se puede dividir en dos grandes bloques: sermones, llama­dos también discursos, y catequesis.

a. Sermones

"Su perenne preocupación no fue otra que la de prestar su rique­za personal para ponerla al servicio continuo de la Palabra, v¡-

LECCIÓN 11,7 187

viendo diariamente a la escucha de la misma con el fin de poderla traducir al lenguaje del pueblo que le oye, permaneciendo siem­pre fiel a ella"18.

¿A qué "riqueza personal" se refiere la cita anterior? Ante todo a la riqueza literaria. Para nosotros, lectores del siglo XXI, se nos hace a veces pesado y alambicado el estilo agustiniano. No olvidemos los siguientes detalles: primero, san Agustín escribió y habló en latín, y latín romano, o sea, culto. Los traductores, frecuentemente, se ven en apuros al traducir ciertos giros del Santo. Segundo, todas las nor­mas de retórica que había aprendido como alumno y como profesor universitario las aplicaba a la predicación, siempre y cuando le sirvieran para aclarar, nunca para oscurecer la idea. Recordemos lo que se dijo en la lección 2,5 sobre el método que se seguía en la enseñanza de la gramática y la retórica, bastante distinto al de hoy. Tercero, san Agustín, cuando predica, con mucha frecuencia se vuelve circunstan­cial, es decir, echa mano de las circunstancias concretas de su tiempo, de su pueblo, de su querida diócesis de Hipona. Muchas expresiones e ideas no se entienden si no es estu­diando un poco la historia antigua -civil y eclesiástica-, espe­cialmente del norte de África. Existen buenas obras que nos pueden servir al respecto, entre ellas la ya citada de A. G. HAMMANflec 1,2, nota 2).

¿Qué forma tiene la elocuencia agustiniana?

"Los sermones de san Agustín se distinguen esencialmente por el movimiento y la vivacidad; el giro es rápido; las frases, ordinaria­mente cortas, se precipitan entrelazadas; el tono familiar y prime­rizo hace frecuentemente del sermón un coloquio entre el predi­cador y el auditorio"19.

18 Sermones, Introducción General, ed. BAC, 1981, 3, 19 C. Lambot, Crítica interna y sermones de san Agustín en Sermones de san Agustín,

BAC, Vol.VII, Introducción General, 1981, 9

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188 LECCIÓN 11 ,7

La predicación agustiniana es eminentemente bíblica. Abun­dan las citas, casi siempre espontáneas, de la Sagrada Escri­tura. Ya se habló de lo que ésta significaba para él (lee. 8,6).

Los lugares en donde más predicó fueron Hipona, Cartago, Tagaste y otros a donde llegaba ocasionalmente.

"Nombrado obispo, predicaba la palabra de salvación con más entusiasmo, fervor y autoridad; no sólo en una región, sino don­dequiera que le rogasen, acudía pronta y alegremente, con prove­cho y crecimiento de la Iglesia de Dios, dispuesto siempre para dar razón a los que se la pedían de su fe y esperanza en Dios"20.

Cartago, por ser ciudad cosmopolita, gran centro cultural y comercial, le inspiraba sermones literalmente elevados, bien trabajados en materia de retórica, para oyentes en general cultos, incluyendo clérigos, monjes y monjas.

En su predicación, el Santo no tiene reparos en hablar de todos los temas del momento; si de herejes se trata, habla de ellos directa e indirectamente de tal manera que los oyen­tes se dan cuenta de que está hablando de los donatistas, de los maniqueos o de los pelagianos; en otras palabras, no les tiene miedo. Habla también de los grandes problemas so­ciales de la época: el odio entre pobres y ricos, las injusticias de todo género, los pecados más comunes como la borra­chera, la infidelidad conyugal, la envidia, la soberbia, etc. En una palabra, sus sermones no se quedan en simples pa­labras bonitas sino que van directo a la mente, al corazón y, sobre todo, a la voluntad.

Finalmente, muchos se preguntan: ¿cómo han llegado sus sermones hasta nosotros? ¿Los escribía personalmente, tal como nos han llegado hoy? Ya se habló de esto en la lec­ción 10,2.

SAN POSIDIO, Vida de san Agustín, IX.

LECCIÓN 11,7 189

b. Catequesis

Dentro de este bloque ocupan un papel destacado las Enarraciones o comentarios a los 150 salmos de la Biblia. Se catalogan entre los sermones, pero su estilo es más de catequesis que de sermón propiamente dicho. Algunos sal­mos, por su extensión o por su importancia, han dado ori­gen a más de una catequesis. Sobre el salmo más extenso de la Biblia, el 118, pronunció ¡32 catequesis!

La mayor parte fueron predicadas en Cartago o en Hipona, sin excluir otros lugares. En cuanto al auditorio, más con­cretamente el de Cartago, se dice lo siguiente:

"El mero hecho de presentarnos como teatro de la palabra agustiniana Cartago supone para nosotros la imagen de un audi­torio mixto, de la más diversa calidad y hecho a las más variadas emociones y expresiones. Agustín, al adaptarse al público, ten­dría, en efecto, que tener en cuenta la diversidad de psicología y acomodar su expresión a los diversos tipos que aparecen en ese mundo. Desde los marineros y cargadores del puerto hasta los intelectuales de alta alcurnia, que se acercarían a la cátedra de Agustín, cuyo recuerdo de escolar y de retórico perturba en la gran urbe, oirían los comentarios (a los salmos). Un auditorio, pues, de la más compacta garantía y de la máxima dificu Itad para el predicador. Agustín no temía al público, porque sabía ganarse la confianza y sabía atraerse la atención de sus oyentes"21.

Los temas tratados son diversísimos, de acuerdo con el audito­rio. Ante todo Cristo y la Iglesia. Estas catequesis son eminente­mente cristológicas y eclesiológicas. También habla de la perfec­ción o santidad, del drama de la existencia humana, de las tribu­laciones y sufrimientos, de la vida presente como puente hacia la eternidad, de la oración cristiana, del monacato y, en general, de mística y contemplación. Abunda también la exégesis bíblica

Comentarios a los salmos, Introducción General, BAC, Vol. XIX, 1 7

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190 LECCIÓN 11,8

al estilo agustiniano, que es el mismo de la época: cargado de alegorías.

Dentro de este bloque catequético podemos incluir también los 124 tratados o comentarios al Evangelio de san Juan y los 10 tratados o exposiciones sobre la primera carta de san Juan.

8. Las Revisiones

Se llaman también Retractaciones; este término no quiere decir retractar, desdecir, desmentir, sino tratar de nuevo, reexa­minar, revisar. Es la obra más original de san Agustín; pensó en componerla por primera vez en el año 412 pero sólo la empezó 14 años después. No la escribió por motivos de vanagloria y de orgullo, sino con un profundo sentido de religiosidad y responsa­bilidad: quiere juzgarse a sí mismo para no ser juzgado por Dios.

Para escribirla debió leer de nuevo cuidadosamente todas sus obras, lo que confirma lo dicho en la Lección 10,1 sobre el Agustín lector.

"Agustín, pues, se confiesa de nuevo. Esta vez no de su vida, sino de sus escritos. De cada uno da a los lectores el argumento, la ocasión, el orden cronológico, la clave interpretativa: no quiere que lo sigan cuando se ha equivocado, pero tampoco que le atri­buyan errores que no ha cometido. Un examen de conciencia y una apología a la vez, que se vuelve para nosotros una guía insus­tituible para conocer la obra literaria, el pensamiento y el ánimo de Agustín ya mayor de 70 años.

Tenía como programa repasar los libros, las cartas y los discursos. Las gravosas ocupaciones de los últimos años no le permitieron, desgraciadamente, llevarlo a término. [...] Así, las cartas y los dis­cursos, que eran muchos, se quedaron sin la guía preciosa que el autor pensaba ofrecer a los lectores. ¡Lástima!"22.

22 A TRAPE, ob. cit. 226.

LECCIÓN 11,9 191

9. Escritos apócrifos

¿Qué es un apócrifo? Podemos decir, de una manera muy senci­lla, que es un escrito de origen desconocido pero atribuido a un autor conocido y famoso, en este caso, san Agustín. Los apócri­fos casi siempre se refieren a temas sagrados.

El mismo Agustín define los apócrifos como fábulas de origen oscuro23, que salieron de no sé que fuente secreta, ignoro por presunción de quiénM.

Así como existen Evangelios apócrifos, también existen, pues, escritos agustinianos apócrifos, lo cual prueba una vez más la fama e influencia de que ha gozado el Santo a lo largo de la historia. Además de los Soliloquios escritos por él (lee. 7,1), existen los Soliloquios del alma a Dios junto con otros escritos atribuidos al Santo. Todos fueron compuestos durante el siglo XIII y divulgados durante el siglo XIV. De estos escritos se han tomado algunos apartes y oraciones falsamente atribuidas al obispo de Hipona, como la siguiente oración:

"Señor y Dios mío, haz que mi corazón te desee, y deseándote te busque, y buscándote te encuentre, y encontrándote te ame, y amándote se purifique de todas las malas obras para que no las vuelva a cometer jamás...". Se trata de la oración número 10 de san Anselmo (1034-1109), con la que comienza la obra agusti-niana apócrifa llamada Meditaciones, aparecida en Italia en la Edad Media.

Los apócrifos agustinianos, y en general todos los de la Edad Media, son meditaciones piadosas, de mucho uso y provecho espiritual en la época en que fueron compuestas. Están inspira­das en diferentes obras de san Agustín y de otros autores.

Cf. La ciudad de Dios 15,23,4. Contra Fausto el maniqueo 11,2.

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192 LECCIÓN 11 , LECTURA

En marzo de 2002 la Editorial BAC publicó el volumen 41 de las OBRAS COMPLETAS DE SAN AGUSTÍN, que contiene las principales obras apócrifas del Santo, entre ellas las siguientes: El amor a Dios, Soliloquios del alma a Dios, Meditaciones, Manual de elevación espiritual, Combate entre ¡os vicios y las virtudes, etc.

LECTURA La autoridad de san Agustín

Así se expresa sobre san Agustín el historiador protestante Hans von Campenhausen:

Agustín es el único Padre de la Iglesia que continúa siendo hoy una autoridad espiritual. Atrae a paganos y cristianos, a filósofos y teólogos, sin diferencia de tendencia ni de confesión, y los induce a estudiar sus escritos y a reflexionar sobre sus ideas y su persona. Su influencia se hace sentir también de manera mediata, como tradición consciente o inconsciente, en las Iglesias occi­dentales y, a través de ellas, con más o menos cambios o restric­ciones, en la conciencia cultural general... Agustín es un genio: el único Padre de la Iglesia que puede reclamar sin miedo ese pretencioso título con que se valora modernamente la persona­lidad25.

K KÜNG, Grandes pensadores cristianos 69 (lee. 12,4 c, nota 13).

LECCIÓN 11, CUESTIONARIO -| 9 3

f ^ \ Cuestionario

1. En el aspecto literario, ¿qué hizo Agustín durante el retiro de Casiciaco?

2. ¿Cuántos personajes crees que aparecen en Los Soli­loquios?

3. ¿Por qué las Confesiones se pueden llamar "Carta a Dios"?

4. Explica los motivos que llevaron a Agustín a componer la Ciudad de Dios.

5. La Ciudad de Dios es una obra circunstancial; trata de explicar esto.

6. Narra brevemente el disgustó que tuvo san Agustín con los libros sobre la Trinidad.

7. ¿Qué diferencia crees que hay entre una carta que re­cibes o escribes a un amigo y las cartas que escribía san Agustín?

8. ¿Cuál es la fuente o bibliografía más usada por san Agustín en la predicación?

9. ¿Qué son las Revisiones? ¿Por qué se las llama Las últimas confesiones?

10.Existen dos obras con el nombre de Soliloquios; ¿cuál es de san Agustín y cuál no? ¿A qué género pertenece esta última?

No diré: "¡Oh Señor!, di a mi hermano que divida conmigo la herencia",

sino: "di a mi hermano que la posea conmigo" (Comentarios a los salmos 18,11,6).

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Lección 12

LA HERENCIA DE SAN AGUSTÍN: EL MONACATO

1. El espíritu sigue vivo

Ya se dijo en la lección 10,7 que san Agustín murió sin dejar testamento; exceptuada la biblioteca y las recomendaciones so­bre la conservación de la misma, ninguna otra cosa material quedó de él.

Conservamos, sin embargo, su espíritu: esa manera caracterís­tica de ser cristiano, de ser santo, de ser pastor y... de ser mon­je; y aquí está precisamente lo más valioso de su herencia, no sólo para los agustinos, sino también para la Iglesia universal (lee. 8).

No es fácil resumir en una lección el ideal monástico de san Agustín. Entre todos sus escritos no encontramos uno dedicado exclusivamente al monacato, aunque algunos sí lo hacen de manera más detenida. Las ideas sobre el mismo se encuentran esparcidas a lo largo de todas sus obras. No obstante, hay que decir que

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196 LECCIÓN 12, 2

"la Regla, los opúsculos sobre el Trabajo de los monjes y la Santa virginidad, varias de sus cartas, sermones y comentarios a los salmos, así como las Confesiones y algún capítulo de la Ciudad de Dios han servido de alimento a incontables geneíadones de religiosos"'.

Ser monje, para el obispo de Hipona, es ser Agustín mismo; es decir, toda su vida está dominada por esta idea. Antes y después de la conversión, durante el sacerdocio y los largos años del episcopado, en sus predicaciones al pueblo, en sus cartas, polé­micas y demás escritos vibra siempre el ideal de ser monje. Por eso a san Agustín se le puede dar el título de Monje y padre de monjes.

Es cierto que "Agustín conoció el monacato por casualidad y en edad relativamente tardía"2; pero en el fondo, repito, su voca­ción era la de monje aun sin darse cuenta él mismo. Siempre buscaba algo; ese "algo" era el monacato, que no lo entendió y aclaró sino después de la conversión.

El obispo de Hipona era intelectualmente curioso, pero con una curiosidad de lo divino; su afán de ser monje sólo se entiende a la luz de la búsqueda de Dios. Ya se habló también de sus luchas por encontrar la verdad. Ser monje en san Agustín significa y exige adentrarse en el misterio de Dios, conocerlo por la fe y poseerlo a través del amor.

2. Empeño de vida común

Poco antes de convertirse hace un primer intento de vida co­mún, pero todo se viene al suelo ante las dificultades presenta­das por el matrimonio (lee. 6,3). Después de convertido, en

' A. MARTÍNEZ, La Orden de Agustinos Recoletos, Evolución Carismática, Cuader­nos de Recolección, número 1, Editorial Augustinus, Madrid, 1 988, 18 (sigla: O.A.R.).

2 Ib. 11.

LECCIÓN 12, 2 197

Casiciaco, en Tagaste y durante los primeros años en Hipona logra hacer que la idea del monacato sea una realidad, pero una realidad un poco idealista: se conmueve ante la belleza de la naturaleza, vive un tanto apartado del bregar diario de sus con­temporáneos, absorto en la reflexión sobre Dios y el alma. La experiencia pastoral, la polémica antima-niquea y el estudio más atento de san Pablo le abren un panorama más real y universal.

La ordenación sacerdotal hace cambiar a Agustín su concepción sobre el monacato. Se da cuenta de que debe liberarse de esa especie de egoísmo espiritual y entregarse a la obra de la Iglesia. Quería estar dedicado por entero a la oración, a la medi­tación y contemplación y al estudio de la Sagrada Escritura; pero la inmensa comunidad llamada Iglesia es más importante que la pequeña comunidad agustiniana. Ante el servicio de la Iglesia de Cristo es necesario, a veces, sacrificar el retiro y la tranquili­dad del monasterio.

CONVENTO NOVICIADO DEL DESIERTO DE LA CANDELARIA, ASPECTO INTERIOR.

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198 LECCIÓN 12, 3

De acuerdo con lo anterior, quien quiera vivir la herencia espiri­tual de san Agustín, tiene que saber ser religioso y pastor, activo y contemplativo, estudiante y maestro, hombre de oración y misionero. Todo esto al mismo tiempo. Pero tiene que ser ante todo obediente: a la Iglesia y a la comunidad.

3. El itinerario monástico de san Agustín

San Agustín tuvo que recorrer todo un camino para llegar a con­vertirse en Monje y padre de monjes. Es lo que se llama con el nombre de el itinerario monástico del santo3.

El descubrimiento de su vocación de monje tuvo lugar el año 386, a los 32 años de edad, cuando Ponticiano, Cristiano de largas y frecuentes oraciones*, narró a Agustín algunos detalles de la vida de Antonio el ermitaño y de otros más (lee. 6,7), de lo cual Agustín nada sabía. La narración se clavó en su alma de tal manera que desencadenó en ella aquella feliz tempestad que lo llevó a la conversión definitiva5.

Agustín era ya un creyente antes del encuentro con Ponticiano: creía en Dios, en Cristo, en la espiritualidad del alma y en otras verdades del cristianismo. El ejemplo de Antonio y de los corte­sanos de Tréveris, que habían abandonado a sus respectivas novias para consagrarse a Dios en la vida monástica, vino en ayuda de su flaca voluntad, sacudió su cobardía, la despegó de la carne y la condujo a la victoria final.

Después de convertido, Agustín no sería más un cristiano ordi­nario. La lucha lo había renovado y salía de ella sin deseo de mujer ni esperanza alguna en este siglo6.

1 Cf. A. MARTÍNEZ, obras citadas en la bibliografía, especialmente en MAYÉUTICA... 4 Confesiones VIII,6,4. 5 Cf. A. MARTÍNEZ, San Agustín monje y padre de monjes, en MAYÉUTICA..., 7ss. 6 Conf. VIII, 12,30.

LECCIÓN 12, 3 199

En Casiciaco inaugura un plan de vida que no responde plena­mente a ningún modelo precedente. En este sentido se puede hablar de san Agustín, no sólo como fundador sino también como inventor de un nuevo estilo de ser monje. Allí, en compañía de sus amigos, dedica largas horas al estudio de la Escritura, al tra­bajo manual, al rezo de los salmos y a la'contemplación religio­sa. Pero era un ensayo primerizo que necesitaba urgentemente de retoques, correcciones y complementos, y Agustín no tarda­rá en introducirlos. La experiencia y el estudio le manifiestan poco a poco el verdadero rostro del monacato. Recordemos los viajes que hizo visitando monasterios y conociendo diferentes estilos de vida monacal para escoger el suyo (lee. 7,5).

Admira a los anacoretas por el retiro y la soledad, pero no se siente atraído por ellos; también tiene simpatía por los ceno­bitas, que son anacoretas de vida común, pero tampoco lo satis­facen plenamente; él tiene sus preferencias: la vida común, la concordia de los corazones, el desprendimiento de los bienes de la tierra, la moderación y la libertad en el uso de las cosas, el trabajo manual, el estudio y, sobre todo, la caridad. La caridad es la reina de los monasterios. Ella regula el alimento, las pala­bras, el vestido, el semblante. Cuanto ofende a la caridad es inmediatamente arrojado del monasterio pues saben que "Cris­to y los apóstoles la recomiendan tanto que donde falta, todo es vano y donde está presente, todo es pleno"7.

Este será entonces el estilo del monacato agustiniano: una copia lo más fiel posible del estilo de vida de los primeros cristianos8.

Costumbres de la Iglesia Católica 1,33,73. Cf. Hechos 4,32-35.

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200 LECCIÓN 12, 4

4. Fundaciones monásticas en tiempos de san Agustín9

a. Tagaste

A fines del año 388 Agustín funda su primer monasterio en Tagaste y comienza a vivir en comunidad con sus amigos.

Desgraciadamente sabemos poco de la vida cotidiana de este grupo de amigos. No tenemos horarios ni reglamentos que nos informen sobre la distribución de los días y de las horas, sobre los requisitos para entrar a formar parte de la comunidad, sobre las obligaciones de sus miembros y sus relaciones con el superior. Ni siquiera sabemos cuántos eran y si todos estaban bautizados. Con seguridad sólo consta la presencia de Adeodato, el hijo de Agustín, y de Alipio, Evodio y Severo. San Posidio hace un resumen de la manera como vivían (lee. 8,1).

Lo que hizo Agustín en Tagaste fue un ensayo de vida co­mún, mucho más estructurada y organizada que en Casiciaco, pero todavía sujeta a cambios y perfeccionamientos.

b. Hipona. Monasterio del huerto

En Tagaste Agustín era un simple monje, contento de ser el último en la casa del Señor10. Pero en el año 391 su vida da un giro de 90 grados. Con la ordenación sacerdotal se da cuenta de que no puede dedicarse exclusivamente a lo que él llama el "ocio santo", es decir, la vida de oración y contemplación de la Verdad Suprema.

La ordenación sacerdotal pudo haber echado por tierra la vida y el ideal monástico del Santo, ya que en su tiempo la

9 Cí. A. MARTÍNEZ, Historia de los Agustinos Recoletos, Vol. I, 37-44 (sigla: H.A.R.). 10 Sermón 355,2.

LECCIÓN 12 ,4 201

vida sacerdotal era incompatible con la vida monacal: o lo uno o lo otro, pero no las dos cosas a la vez. Afortunada­mente el anciano obispo Valerio comprendió la necesidad que sentía Agustín de vivir en compañía de sus hermanos y le dio permiso de fundar otro monasterio junto a la iglesia de Hipona, en el huerto, donde siguió viviendo el estilo de vida de Tagaste.

Al principio este monasterio se nutrió de monjes venidos de Tagaste, aunque con seguridad sólo podemos identificar a Evodio. Pero muy pronto el proselitismo de Agustín encon­tró nuevas vocaciones, pertenecientes a todas las edades y a todas las clases sociales (ver LECTURA). A todos se les exigía la renuncia a sus bienes y a la perfecta vida común.

"Comencé a reunir hermanos de buena voluntad que, al igual que yo, nada poseyeran y estuvieran dispuestos a imitar mi modo de vivir, es decir, que como yo había vendido mi pobre patrimo­nio y había repartido el fruto entre los pobres, hicieran lo mismo quienes quisieran vivir conmigo y todos viviéramos del común. En cambio, todos poseeríamos en común un campo grande y fértilísimo, al mismo Dios"'1.

En Hipona, al ideal monástico de san Agustín se le agrega el ideal apostólico. Cuando la madre Iglesia pide nuestra colaboración, no se le puede negar; este es el lema del San­to. Al apostolado lo llama el negocio justo, así como a la contemplación la llama el ocio santo.

c. Hipona. Monasterio de clérigos

"La ordenación episcopal fue otro momento delicado en el itine­rario monástico de Agustín. Había que conciliar la soledad y reti­ro propios del monasterio con la actividad pastoral y las exigen­cias sociales del episcopado. Al parecer, tendría que renunciar a la vida común. Pero esta renuncia era demasiado dolorosa. Agustín

Sermón 355,2.

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202 LECCIÓN 12, 4

no había nacido para vivir solo. Necesitaba de la compañía de los hermanos, y esa necesidad aguzó su imaginación y le permitió eludir el obstáculo y transformarlo en estímulo: abriría las puertas de la casa episcopal a los clérigos y con ellos compartiría techo, mesa y ajuar.

En ella acogió a cuantos clérigos estaban dispuestos a vivir en común y a compartir el ideal de la pobreza evangélica. Este mo­nasterio le servía, además, para formar el clero de la diócesis, según el alto concepto que él tenía del sacerdocio.

La vida en este monasterio descansa sobre las mismas bases que en el huerto: vida común perfecta, absoluta pobreza individual, equilibrio entre la acción y la contemplación. Sólo el trabajo manual desaparece, o al menos, mengua notablemente, para de­jar paso al trabajo apóstol ico. Todos los clérigos participan activa­mente en la vida de la diócesis. Diariamente acuden a la iglesia para la Eucaristía y el rezo de las horas litúrgicas. Los sacerdotes substituyen alguna vez al obispo en la celebración de la Eucaris­tía, en la predicación y en la administración de los sacramentos12.

"Agustín continuará siendo obispo durante treinta y cinco años, viviendo hasta su muerte de modo diferente a los demás obispos, casados en su mayoría: en una 'vida en común', rigurosamente organizada, junto con sus sacerdotes, diáconos y otros clérigos, separado del pueblo por los votos de celibato y pobreza y por el hábito negro (varios de ellos fueron después obispos)"13.

d. El monasterio de las vírgenes

La vida virginal apareció pronto en la iglesia africana. Sus dos grandes doctores, Tertuliano y san Cipriano, la promo­vieron con entusiasmo, fomentando la unión y la colabora­ción de unas vírgenes con otras.

12 A.MARTÍNEZ, San Agustín monje y padre de monjes, MAYÉUTICA... 16. 13 KÜNG, Hans, Grandes pensadores cristianos, Una pequeña introducción a la Teo­

logía, Editorial Trotta, Madrid, 1995, 75.

LECCIÓN 12 ,4 203

San Agustín fundó, al menos, un monasterio de vírgenes en Hipona, del cual fue superiora por muchos años su herma­na (lee. 2,2), y al que se retiraron también algunas de sus sobrinas. No consta la fecha exacta de su fundación. San Agustín amó este monasterio con especial afecto. Amor que brotaba espontáneo de su estima de la virginidad y de la vida religiosa14.

De su régimen de vida y de su orientación espiritual sabe­mos muy poco. Todo, sin embargo, autoriza a suponer que no se diferenciaba gran cosa de la de los monjes. Practica­ban la vida común perfecta y dividían la jornada entre la oración y el trabajo, sin excluir, quizá, la lectura y la copia de códices o manuscritos antiguos15.

"El número de monjas debió de ser bastante elevado. Agustín ha­bla de una copiosa congregación. La mayoría eran vírgenes, pero se admitía también a algunas viudas. La hermana de Agustín en­tró en él a la muerte de su esposo. Consta también de la presencia de algunas niñas huérfanas"16.

14 Cf. A. MARTÍNEZ, San Agustín monje y padre de monjes, MAYÉUTICA, 20s. 15 Ib. "• Ib. 21.

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204 LECCIÓN 12, LECTURA

LECTURA El Monasterio Agustiniano

El monasterio de san Agustín se convirtió en un auténtico mo­saico de caracteres humanos. Los moradores eran muy diversos unos de otros por edad, ilustración y origen social. La mayoría provenía de las capas inferiores de la sociedad. Agustín habla de esclavos, libertos, agricultores, obreros y artesanos. Pero no fal­taban miembros de familias acaudaladas y aun senatoriales. Había monjes ilustrados y monjes ignorantes, aunque los analfabetos debían de constituir una exigua minoría. Al que, al ingresar en el monasterio, no sabía leer, se le instruía inmediatamente. Tam­bién la edad variaba. Consta de la presencia de algunos niños y jóvenes. Al parecer, "entraban en el monasterio en calidad de pupilos", y sólo a los 16 o 18 años se decidía su retorno al siglo o su definitiva incorporación al monasterio. La casi totalidad de los monjes eran legos, o sea, hermanos no clérigos. Pero, en algún tiempo, quizá ingresara algún clérigo y, con certeza, algu­nos monjes fueron agregados a la clerecía. Monjes del monaste­rio del huerto, en Hipona, Fueron Evodio, Posidio, Severo y Antonio, obispos, respectivamente, de Uzala, Calama, Milevi y Fussala, así como varios otros17.

17 Ib. 14.

LECCIÓN 12, CUESTIONARIO 205

Cuestionario

1. A los monasterios agustinianos entraban muchas per­sonas, con todas las diferencias habidas y por haber; ¿qué las unía a todas entre sí?

2. Además de sus escritos, ¿qué se conserva y se conser­vará siempre de san Agustín?

3. ¿Cuándo descubrió su vocación de monje?

4. ¿Cuál crees que debe ser la principal preocupación de un agustino recoleto, según el espíritu de san Agustín?

5. El monacato o estilo de vida de san Agustín es (subra­ya):

a) Copia de Antonio el ermitaño; b) Invento suyo; c) Copia de los anacoretas y cenobitas.

5. Todas las comunidades religiosas tienen más o menos los mismos elementos: APOSTOLADO, VIDA CO­MÚN, ORACIÓN, TRABAJO, ESTUDIO. Ordena estos elementos según la importancia que deben tener para un agustino recoleto:

1. 2. 3.

4. 5.

^ J

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206 LECCIÓN 12, CUESTIONARIO

/ 6. Lee Hechos 4,32-35; de los cuatro versículos escribe

el que crees que es el más importante en una comuni­dad agustino recoleta.

8. ¿Cuál crees que es el principal requisito de un aspirante a la vida agustino recoleta?

9. Escribe el significado de las siguientes expresiones:

a) Ocio santo: b) Negocio justo:

10.¿Por qué un agustino recoleto tiene que ser apóstol?

11.Según esta lección, ¿cuántos monasterios fundó san Agustín?

Las almas de muchos hombres son muchas también;

pero, si se aman, son una sola alma (Tratados sobre el Evangelio de san Juan 14,9).

Lección 13

EL MONACATO AGUSTINIANO: EXPANSIÓN, ECLIPSE

Y RESURGIMIENTO (Siglos v-xii)

1. Expansión

La obra monástica de san Agustín no se limitó solamente a su tiempo y a su diócesis, sino que por el contrario desbordó todos los límites y se fue abriendo paso a través de los siglos y en distintos lugares.

"Pocas cosas deseó con tanto ardor como el florecimiento de la vida común. Durante toda su vida luchó por difundirla, defender­la y perfeccionarla de palabra, por escrito y por medio de amigos y discípulos. Y ni siquiera la muerte pudo contra su afán proselitista: su palabra ha continuado resonando, con muy breves pausas, a lo largo de los siglos y todavía hoy encuentra acogida en el corazón de los hombres...

Cartago era entonces el centro civil, cultural y religioso de toda el África, y Agustín necesitaba acudirá sus archivos y bibliotecas en busca de documentación para sus polémicas. Los monjes podrían

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208 LECCIÓN 13, 2

consultarlos con facilidad, recoger el material necesario y remitir­lo a Hipona. Las demás ocupaciones serían muy semejantes a las de los monjes de Hipona"1.

Además de los monasterios mencionados en la lección anterior, ya de simple sacerdote Agustín había logrado establecer otro en Cartago hacia el año 392, al amparo del obispo metropolitano Aurelio. Lo que Valerio fue para Agustín en Hipona, lo fue Aurelio en Cartago.

La fama de los monjes formados por Agustín hacía que los obis­pos los aceptaran con agrado en sus diócesis y los dedicaran a la predicación, cargo que era propio de los obispos.

2. Contagio

Toda institución religiosa se propaga, no sólo por obra de su fundador, sino también de los amigos y seguidores de éste. Así, Evodio, Severo, Posidio, Profuturo y Fortunato, obispos, funda­ron monasterios clericales en sus sedes, y algunos de ellos tam­bién monasterios de laicos y de vírgenes. Incluso hubo dos obis­pos, Novato y Benenato que, sin ser abiertamente discípulos de Agustín, fundaron monasterios con el espíritu del mismo, gra­cias a las relaciones que mantenían con el Santo. También Alipio fundó su monasterio clerical en Tagaste.

En el año 411 sucedió algo digno de mención en Tagaste: una pareja de nobles esposos, Piniano y Melania (santa), venidos de Roma, decidieron renunciar al uso del matrimonio y, movidos por el ejemplo de los monjes agustinos,

"en África continuaron desprendiéndose de sus inmensas rique­zas, repartiendo su fruto entre los pobres y dotando generosa­mente a los monasterios e iglesias de la región, mientras que ellos

A. MARTÍNEZ, San Agustín monje y padre de monjes, MAYÉUTICA, 22.

LECCIÓN 13, 2 209

mismos se decidían a abrazar la vida común. Melania vivió en comunidad con sus 130 siervas; y Piniano, con sus 80 esclavos. Seis o siete años se prolongó su estancia en Tagaste, entregados a una vida de trabajo y penitencia. Melania se distinguió por sus austeridades y, también, por la atención prestada a la instrucción de sus monjas y a la transcripción de códices. De la vida de Piniano y sus monjes no quedan detalles. En el año 417 la noble pareja abandonó el África y viajó a Jerusalén para establecerse definiti­vamente en el monte de los Olivos"2.

Del monasterio clerical de Hipona salieron dos sacerdotes, Leporio y Bernabé, que fundaron otros dos monasterios.

Hacia el año 400 Cartago tenía ya varios monasterios. En algu­no de ellos comenzaron a circular ideas contrarias al trabajo manual; el obispo Aurelio pidió a Agustín que interviniera, y con este motivo escribió la obra El trabajo de los monjes3.

Consta que en vida de Agustín existían ya 17 monasterios, aun­que cada uno estaba vinculado con el Santo de manera diferen­te:

"Tres de ellos, es decir, el laical de Tagaste y los dos primeros de Hipona, eran obra exclusiva suya; él les dio el ser, la orientación espiritual y la estructura jurídico-material. Otros, por el contrario, sólo mantuvieron con él contactos esporádicos, de carácter cir­cunstancial.

De los nueve restantes no hay noticias que permitan aquilatar sus relaciones con Hipona y Agustín. Pero probablemente serían fre­cuentes y profundas. No parece exagerado afirmar que nacieron y crecieron a la sombra benéfica del santo. Todos ellos eran cria­turas de amigos y discípulos suyos, que no hicieron más quetras-

2 Ib. 23. Se ha dicho que la compañera con que vivió Agustín 14 años se llamaba Melania. Esta afirmación no tiene ningún fundamento, puesto que el Santo no da su nombre, y pudo haberse confundido con la Melania de que se viene hablando. Cf. lee. 3,5, nota 18.

3 Cf. A. MARTÍNEZ, ib. 24.

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210 LECCIÓN 13, 3

plantar a sus sedes la experiencia vivida y asimilada en su compa­ñía. Y, al instalarse en sus respectivas diócesis, ninguno rompió los vínculos con Hipona. Agustín seguía siendo el maestro y men­tor del grupo, a quien se acudía en momentos de apuro.

Estos monasterios no constituían unidad jurídica alguna. No ha­bía entre ellos ni reglas comunes ni vínculos legales: todavía no había sonado en la Iglesia la hora de las congregaciones religio­sas. Sólo se sentían ligados entre sí por el origen, el común reconocimiento del ascendiente de Agustín y las costumbres ge­nerales de la época. Por lo demás, cada monasterio era una co­munidad autónoma, que se gobernaba por estatutos particulares y por la legislación de los concilios. El abad gozaba de gran liber­tad a la hora de escoger y aplicar las normas concretas. Los mo­nasterios clericales dependían del obis-po diocesano"4.

Se pueden contar, pues, unos 26 monasterios existentes en vida de san Agustín, fundados con el espíritu del Santo.

3. Persecución

El empuje de las fundaciones agustinianas comenzó a retroceder muy pronto debido a las invasiones de los vándalos; Genserico (429-477) y su hijo Hunerico (477-484), que eran arríanos, se ensañaron contra los obispos y religiosos. Se calcula que entre el año 430 y el 484 el episcopado africano perdió casi cien de sus miembros, bajando el número de 675 a 584. Los monaste­rios que más sufrieron fueron los de clérigos y de vírgenes.

En febrero del año 484 Hunerico dio el golpe final deportando a la casi totalidad de los obispos y entregando a los moros los monasterios de hombres y mujeres.

"Pero la persecución no acabó con todos los monasterios africa­nos. Precisamente la del año 484 nos descubre la existencia de dos

4 A. MARTÍNEZ, ib. 25s.

LECCIÓN 13, 4 211

monasterios en Gapsa y Biguá. El primero era un monasterio de laicos y clérigos, habitado por siete monjes: Liberato, Bonifacio, Severo, Rústico, Rogato, Séptimo y Máximo. Todos ellos sellaron sus vidas con el martirio y fueron enterrados en el monasterio Car­taginés de Biguá"5.

La Orden celebra su fiesta el 26 de Agosto.

4. El Agustín Abreviado

Entre los santos agustinos más antiguos e importantes se cuenta a san Fulgencio (462-527), obispo de Ruspe, actual Rosfa, en Túnez. Era recaudador de impuestos en Cartago. Se sintió mo­vido a abrazar la vida religiosa después de leer el comentario de san Agustín al salmo 36. Cultivó intensamente la doctrina

' agustiniana, como lo denotan sus obras. Su vida monástica se ajusta en líneas generales a la mentalidad y al estilo de vida de san Agustín. Ha sido llamado con razón el Agustín abreviado. Amó profundamente la vida de comunidad y la comunión de vida. No acertaba a vivir sin monjes. Por eso fundó varios mo­nasterios, lo mismo en su patria que en el destierro de Cerdeña, Italia, a donde había sido deportado por el rey*Trasamundo, junto con otros sesenta obispos. Viajó mucho, unas veces por iniciativa personal y otras por motivos políticos. Al fin pudo re­gresar a Ruspe, donde murió probablemente el día 1 de enero del 527 tras larga y penosa enfermedad. Su fiesta, en toda la Orden, es el 3 de enero.

"No menos de diez monasterios aparecen en su biografía. En el segundo monasterio de Cagliari instauró un sistema de vida lleno de resonancias agustinianas: amor a la vida común, delicadeza con cada religioso, preferencia por el trabajo intelectual"6.

5 Ib. 26. 6 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 17s.

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212 LECCIÓN 13, 5

5. Eclipse. La moda agustiniana

San Fulgencio fue, pues, el hombre más ilustre de África des­pués de san Agustín en lo que se refiere al monacato agusti-niano. Después de su muerte, las tinieblas vuelven a cubrir la historia de dicho monacato y ni los arqueólogos ni los epigra­fistas han logrado aclararnos lo que sucedió en esta época. Exis­ten noticias pasajeras acerca de la existencia de monasterios durante el siglo VI. Las noticias sobre el siglo VII son todavía más fragmentarias. Ni un solo documento escrito ha llegado hasta nosotros sobre el monacato africano de orientación latina y agustiniana. Sin embargo, consta de la existencia de unos 12 monasterios africanos durante esta época, y no hay duda de que había otros muchos.

No obstante, el influjo de san Agustín se hizo notar de alguna manera durante estos dos siglos mediante la llamada moda agustiniana de los siglos VI y VII:

CONVENTO NOVICIADO DEL DESIERTO DE LA CANDELARIA, PANORÁMICA GENERAL.

LECCIÓN 13, 5 213

"Durante el siglo VI y parte del Vil san Agustín ejerció un influjo dominante en la vida religiosa occidental. Adalbert deVogüé, uno de los máximos estudiosos del monacato antiguo, ha podido hablar de 'una moda agustiniana'. Los legisladores de la época copian su Regla, la parafrasean o, al menos, se apropian de sus ¡deas más características"7.

Además de África, hubo monasterios de orientación agustiniana también en Italia, España y Francia.

No solamente los vándalos perjudicaron el desarrollo del mona­cato agustiniano; también los árabes le dieron el golpe de gracia durante el siglo VII. Pero semejantes catástrofes no lograron opacar la figura de san Agustín; su influencia sigue en pie, y se nota en algunas de las reglas monásticas de la época, como la de san Benito y otras; todas

"deben a san Agustín el sentido de la persona y sus relaciones dentro de la comunidad, la puesta en común de los bienes y la atmósfera de amor evangélico que templa el verticalismo de su regla"8.

Durante los siglos VII y VIII el monacato en general todavía no tenía una estructura definida. Cada monasterio era autónomo y se gobernaba por leyes propias; no se podía, pues, hablar de una orden religiosa clara y definida.

Poco a poco se fue imponiendo la reforma monástica; influye­ron en esto los emperadores, especialmente Carlomagno, que en el año 787 mandó sacar una copia auténtica de la regla de san Benito, multiplicándose y dándose a conocer hasta tal punto que san Agustín y su monacato quedaron relegados a un segun­do plano.

7 A. MARTÍNEZ, H.A.R. 53. 8 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 20.

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214 LECCIÓN 13, 6-7

6. Los Canónigos Regulares de san Agustín

Pero la vida religiosa no era vivida solamente por los monjes. Había un grupo de clérigos que también la vivían: eran los ca­nónigos o consejeros del obispo. Estos prefirieron el espíritu de san Agustín y no el de san Benito, pues les llamaba más la aten­ción la vida común perfecta y la pobreza individual proclamada por san Agustín.

No todos los canónigos compartían esto último. Hubo muchas reformas y divisiones entre ellos mismos. Unos, los no reformistas, se convirtieron en clero diocesano; otros, los reformistas, siguieron el espíritu agustiniano: fueron los CANÓ­NIGOS REGULARES DE SAN AGUSTÍN (regular = el que si­gue una regla), quienes después de muchos experimentos opta­ron por quedarse con la Regla del santo obispo de Hipona, la cual suplantó poco a poco a las demás reglas hacia los años 1120-1130.

"Entre 1120 y 1130 la Regla de san Agustín comienza a suplantar a las restantes regias y se convierte poco a poco en la Regla oficial de todas las comunidades canonicales"9.

7. Resurgimiento definitivo

A partir del papa Inocencio II (1130-1142), la Santa Sede asig­na la Regla de san Agustín a todas las comunidades de canóni­gos. Con ello recobra un puesto eminente en la historia religiosa occidental, y su Regla emprende una brillante carrera que llega hasta el día de hoy.

A. MARTÍNEZ, H.A.R., 66.

LECCIÓN 13, 7 215

"A fines del siglo XII y principios del XIII la adoptan varias congre­gaciones nuevas dedicadas al servicio de los enfermos, a la re­dención de los cautivos o a la predicación"10.

Hasta el momento, son 146 Ordenes y Congregaciones mascu­linas y 212 femeninas las que se inspiran y siguen la Regla de san Agustín. Entre las masculinas más importantes tenemos los mercedarios, hospitalarios, dominicos, etc.

No en todas las congregaciones tuvo la misma importancia. En una de esas alcanzó, sin embargo, mayor relieve. La carencia de un fundador concreto y de prestigio induce a sus miembros a acentuar el culto a la persona de san Agustín y al estudio de su doctrina. Poco a poco esta congregación va identificando a san Agustín como fundador y padre y hacia él vuelve los ojos en busca de inspiración e ideales. Así nace la ORDEN DE ERMITA­ÑOS DE SAN AGUSTÍN, de cuya historia se ocupará la lección siguiente.

A. MARTÍNEZ, La O.A.R., 22.

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216 LECCIÓN 13, LECTURA

LECTURA

La Regla de san Agustín

Desde sus comienzos, las comunidades religiosas se han consti­tuido alrededor de una regla de vida. Las reglas, unas veces son escritas por el mismo fundador; otras, por algún discípulo del fundador pero aprobadas por éste; o bien, han sido escritas por varios autores, pero siempre aprobadas por el fundador. En otras ocasiones, una congregación toma la regla de otra, como ha ocurrido con la de san Agustín.

San Agustín escribió su propia regla, llamada «Regla a los sier­vos de Dios», posiblemente para los monjes del monasterio laical de Hipona, hacia el año 397; estos dos últimos datos no son completamente seguros, pero sí los más probables. Es el docu­mento monástico más importante de san Agustín, pero también el más controvertido. Unos dicen que es adaptación de la carta 211 dirigida a las monjas de Hipona; otros, que es una simple acomodación de los sermones 355 y 356 de san Agustín. Des­pués de muchas investigaciones, los estudiosos agustinólogos han descubierto que dicha regla sí fue escrita directamente por san Agustín y para varones. Consta de 8 capítulos y comienza así: "Ante todo, queridos hermanos, amemos a Dios; después, tam­bién al prójimo, porque éstos son los mandatos principales que se nos han dado".

LECCIÓN 13, CUESTIONARIO 217

Cuestionario

1. ¿Qué circunstancias favorecieron Ta fundación de un primer monasterio en Cartago?

2. ¿Quiénes eran y qué hicieron Piniano y Melania?

3. ¿Por qué escribió san Agustín El trabajo de los mon­jes?

4. ¿Cuántos monasterios había en tiempo de san Agustín y qué relación tenían con él?

5. Completa esta frase: el empuje de las fundaciones agustinianas no duró mucho, tiempo debido a:

6. ¿Qué bien produjo la persecución del 484?

7. ¿A quién y por qué se le llama "Agustín abreviado"?

8. Explica las influencias de Carlomagno y del papa Inocencio II, respectivamente, en la difusión de la Re­gla de san Agustín.

9. Explica el origen de los Canónigos regulares de San Agustín.

10. En la vida religiosa, ¿a qué se llama "Regla"?

Cualquier cosa que posea mi hermano, si no siento envidia por ello y lo amo, es mío

(Sermón 162 A,4).

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Lección 14

LA ORDEN DE ERMITAÑOS DE SAN AGUSTÍN

LA GRAN AUNIÓN DE 1256 (Siglos XHI-XVI)

1. Origen

El origen de la Orden de Ermitaños de san Agustín es muy oscuro. Todo se ha ido en leyendas y narraciones poco funda­mentadas; lo que se sabe se debe a la historia general de la época. Muy poco es lo que sabemos acerca de los ermitaños y, concretamente, de sus casas. Sin embargo, las investigaciones históricas avanzan lentamente y nos permiten llegar a las si­guientes conclusiones: 1) la formación de la Orden fue lenta y difícil; 2) no entronca directa ni indirectamente con las fundacio­nes de san Agustín; 3) fue el resultado de la unión de varios grupos eremíticos independientes, que existían en Italia; 4) en esa unión tuvo una influencia decisiva la Santa Sede, especial­mente a través del Cardenal Anníbaldi1.

1 Cf. A. MARTÍNEZ, H.A.R., 69s.

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220 LECCIÓN 14, 2

"Algunos de estos eremitorios se remontan a mediados del siglo XII; otros eran de creación más reciente. Sus moradores eran hom­bres sencillos, con un alto concepto de la majestad de Dios, a quien, de acuerdo con las ideas del tiempo, creían servir mejor en la soledad. Su espiritualidad era muy heterogénea, ya que cada grupo era libre de organizarse según sus preferencias. El trabajo manual, las prácticas penitenciales y la recitación reiterada de oraciones vocales llenaban su jornada. A veces cuidaban de algu­na capilla rural o atendían a los caminantes"2.

Desde mediados del siglo XIII las cosas empezaron a cambiar: este género de vida se había quedado anticuado y era necesario optar por

"una mayor inserción en la vida social, un apostolado más inten­so y una organización más centralizada y homogénea"3.

La Iglesia intervino: el concilio IV de Letrán (1215) había aproba­do oficialmente tres reglas: la de san Benito, san Basilio y san Agustín; algunos grupos eremíticos de Italia fueron obligados a acogerse a una de estas tres reglas. Los grupos que ya existían en el momento de la Gran Unión, tres de los cuales se habían acogi­do a la Regla de san Agustín, son los siguientes:

2. Ermitaños de san Juan Bueno (1169-1249)

"Juan Bueno nació en Mantua, Italia, hacia el año 1169. De joven vivió desordenadamente, recorriendo campos y ciudades en cali­dad de juglar. Hacia 1210, tras una enfermedad, se retiró a las sole­dades de Bertinoro y Butriolo (Cesena). No consta !a fecha exacta de este último traslado, pero debió detener lugar hacia el año 1217. Aquí comenzó a congregar discípulos, con quienes compartía la vida penitente de los ermitaños de la época, sin reglas ni vínculos jurídicos especiales. Esa vida, un tanto libre, no respondía a las direc-

2 A. MARTÍNEZ, La O.A.R., 24. 3 Ib.

LECCIÓN 14, 2 221

trices de los papas, empeñados en un vasto programa de organiza­ción de la vida religiosa"4.

Entre las normas que había dado la Santa Sede estaba la ya mencionada: cada grupo debía acogerse a una de las reglas exis­tentes y aprobadas por la Iglesia.

Juan Bueno sintió la urgencia de dar estabilidad a su fundación, y fue entonces cuando se acogió a la regla de san Agustín, impuso el hábito de ermitaños a sus compañeros y todos comenzaron a vivir regularmente, es decir, de acuerdo con una regla ya elegi­da. Esto ocurrió hacia el año 1225. Su estilo de vida varió muy poco: silencio, ayunos prolongados, vestido pobre, repetición de oraciones vocales... Andaban descalzos y vivían de limosna. Nada de esto nos ha de extrañar puesto que ese era el modo como vivían los ermitaños de la época.

SEMINARIO MAYOR TEOLOGADO. SUBA- BOGOTÁ.

A. MARTÍNEZ, H.A.R., 72s.

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222 LECCIÓN 14, 3

Una nota curiosa: rasgos agustinianos no aparecían por ningu­na parte; adoptaron la regla de san Agustín simplemente porque tenían que acogerse a alguna, pero no por conocer y seguir al santo obispo de Hipona. El verdadero maestro y fundador conti­nuaba siendo Juan Bueno, que tenía fama de líder y de santo.

Como casi todos los miembros de esta comunidad eran laicos, el apostolado quedaba en un segundo lugar; poco a poco fueron entrando sacerdotes o se ordenaron ermitaños laicos, con lo cual el apostolado adquirió gran importancia. El mismo Juan Bueno, al ordenarse sacerdote, fue un gran apóstol.

La fundación creció rápidamente hasta tal punto que Juan Bue­no, ya viejo, analfabeto y enfermo, tuvo que renunciar a la direc­ción de la comunidad, que en el año de su muerte (1249) conta­ba con más de 15 casas en el norte de Italia. En este mismo año la comunidad se dividió en dos bandos por diferencias de opinio­nes y criterios, pero se volvió a unir en 1252, preparándose así para la Gran Unión de 1256.. La Orden celebra la fiesta de san Juan Bueno el 16 de octubre, junto con la de san Guillermo el ermitaño.

3. Ermitaños de Bréttino

Por la misma época, y sólo a unos 60 kilómetros de donde había surgido el grupo anterior, nace uno nuevo en la localidad de Bréttino, siempre en Italia, para luchar allí contra los vicios de la carne y alcanzar la vida eterna. Nada se sabe del fundador, ori­gen, número, posición social y primeros pasos de estos solita­rios. En 1227 disponían ya de una iglesia dedicada a san Blas, con regla y organización bajo la protección de san Pedro. Pero ni su regla ni sus costumbres eran las aprobadas por la Iglesia, y por eso tuvieron que acogerse a la regla de san Agustín a quien, como los anteriores, poco conocían. En 1235 ya poseían cons­tituciones y organización propias, aprobadas por la Santa Sede. Tenían algún acto común, pero el centro de su vida lo ocupaba

LECCIÓN 14, 4 223

el ascetismo manifestado en el hábito humilde, en la pobreza privada y común, y en los ayunos severos y prolongados5.

La pobreza era muy rígida; vivían del trabajo y en momentos de escasez pedían limosna, como los demás ermitaños de la época. A este respecto tuvieron problema con los franciscanos, pues como vestían casi el mismo hábito que éstos, los fieles los con­fundían y les daban a ellos las limosnas destinadas para los ermi­taños de san Francisco. Estos se quejaron ante la Santa Sede, la cual solucionó el problema dándoles hábito distinto a los unos y a los otros.

Al igual que otros movimientos eremíticos de la época, también los Brettinenses fueron evolucionando hacia una forma de vida más apostólica y comunitaria, y menos eremítica. Hacia 1238 ya estaban muy extendidos por el norte de Italia. En 1243 la Santa Sede los aprobó como comunidad apostólica y jurídica­mente organizada, permitiendo la entrada a la Orden de laicos y sacerdotes. En medio de este florecimiento llegaron a la Gran Unión de 1256.

4. Guillermitas

Deben su nombre a san Guillermo el Grande, llamado también de Malavalle, muerto en 1157, y sobre el cual se han tejido muchas leyendas. Sólo se sabe que era un militar francés y que, a raíz de su conversión en 1145, se retiró primero a Pisa y luego a Malavalle (Italia), donde llevó una vida penitente y solitaria. En el momento de su muerte sólo contaba con dos discípulos: Al­berto y Rainaldo. Alberto se encargó de cuidar su sepulcro, con­vertido en lugar de peregrinación por la fama de las virtudes y milagros obrados por el Santo6.

A. MARTÍNEZ, ib. 77.79. Cf. A. MARTÍNEZ, ib. 80s.

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224 LECCIÓN 14, 5-6

Pronto se fueron reuniendo más discípulos alrededor de los dos que había dejado su fundador, hasta tal punto que la nueva or­den comenzó a extenderse fuera de Italia por Francia, Alema­nia, Hungría y otros países. El papa Gregorio IX les impuso la regla de san Benito en 1238. A diferencia de los dos grupos anteriores, los guillermitas no quisieron dedicarse al apostolado en las ciudades ni a la petición de limosna. A pesar de haber tenido la Regla de san Benito, fueron incluidos en la Gran Unión pero no perseveraron en ella, excepto algunos conventos ale­manes.

5. Ermitaños de Monte Favale

No es segura su participación en el nacimiento de la ORDEN DE ERMITAÑOS DE SAN AGUSTÍN, de acuerdo con la siguiente cita:

"Estos ermitaños reciben su nombre del yermo de san Benito, si­tuado en Monte Favale (Pésaro). Eran una simple rama de los Guülermitas, de los que se separaron hacia el año1225. En 1255 elevaron un memorial al capítulo general del Císter, solicitando su incorporación a dicha orden. Tras las informaciones de rigor, el Císter acogió la súplica, y el yermo quedó convertido en abadía cisterciense. No parece que llegara a formar parte de la orden agustiniana"7.

6. Ermitaños de la Orden de san Agustín de Toscana

Casi por la misma época de los grupos anteriores aparecieron, también en Italia, diferentes casas de ermitaños que, por estar situadas en lugares deshabitados y solos, recibieron el nombre de yermos.

7 Ib. 81 s.

LECCIÓN 14, 6 225

En cada yermo vivían varios ermitaños, completamente inde­pendientes de los demás. Cada yermo se regía por leyes propias y llevaban diferentes estilos de vida. Nada se sabe sobre su ori­gen, fundador, posición social, etc. No tenían, pues, un líder identificado que los aunara a todos.

Los yermos fueron aumentando rápidamente en número, has-ta que los mismos ermitaños tomaron la iniciativa de unirse por un vínculo común. Con este fin enviaron cuatro delegados a Roma a finales de 1243 y el papa Inocencio IV aceptó su petición, asignándoles la Regla de san Agustín. De este modo todos co­menzaron a girar alrededor del obispo de Hipona.

Se tiene así una primera unión: la de todos los yermos en 1243, con el nombre de Ermitaños de la Orden de san Agustín de Toscana, terminando así su completa independencia y uniéndo­se, no sólo por la Regla de san Agustín, sino también por otros aspectos: el apostolado, la liturgia,- la vida común, etc.

Parece que la unión no fue fácil al principio, ya que algunos yermos se resistieron a entrar en ella; con todo,

"para 1250 ya habían entrado en la unión no menos de 61 yer­mos toscanos, y en todos ellos se tenía conciencia de pertenecer al único cuerpo, con la consiguiente obligación de vestir un mis­mo hábito, de obedecer a un mismo superior y de acomodar su vida a una misma regla y constituciones"8.

Entre ellos había sacerdotes y laicos. El papa Inocencio IV se preocupó mucho de que no se salieran de las líneas agustinianas.

La unión de 1243 favoreció enormemente la expansión territo­rial de la orden. En 1245 ya había traspasado los confines de Toscana, extendiéndose por Inglaterra, Francia, Suiza, Alema­nia, Bélgica, España y Portugal. A fines de 1250 o principios de 1251 se establecieron en Roma.

8 Ib. 90.

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226 LECCIÓN 14, 7

Este es el grupo más agustiniano de los 5, y el que se considera como el tronco de la Orden de Ermitaños de san Agustín.

7. La gran unión de 1256. Nacimiento de la OSA

Se llama así a la unión de todos los grupos anteriores. Por orden del papa Alejandro IV todos los grupos enviaron delegados al capítulo9 que se reuniría en Roma y que daría origen a la nueva comunidad religiosa.

"El capítulo tuvo lugar en marzo de 1256 en la iglesia romana de Santa María del Popólo: en él los cinco grupos renunciaron a su autonomía y se fusionaron para dar vida a una nueva orden reli­giosa con nombre, hábito, gobierno, observancias y objetivos úni­cos y propios. Se llamaría ORDEN DE ERMITAÑOS DE SAN AGUSTÍN10, vestiría hábito negro, se dedicaría al apostolado y, de acuerdo con el modelo mendicante, no podría poseer bienes te­rrestres. El nueve de abril el Papa ratificaba los acuerdos del capí­tulo en su bula Licet Ecclesiae»".

"El capítulo impuso la unión a los cinco grupos asistentes y les señaló el apostolado como fin específico. Ninguno de los dos objetivos era fácil de lograr. Los ermitaños de san Guillermo y de Monte Favale, que seguían la regla de san Benito y los estatutos del Císter, no se sintieron a gusto en una orden que nacía bajo el signo de san Agustín y el modelo mendicante; ambos abandona­ron inmediatamente la unión. Sólo unos monasterios guillermitas prefirieron continuaren ella"12.

La historia de la nueva Orden se puede resumir así:

9 Sobre lo que es un "capítulo" ver lección 17,5. 10 Hoy se llama ORDEN DE SAN AGUSTÍN. Sigla: OSA. " A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 26. Así comienza dicha Bula: "Contribuyea la integridad

déla Iglesia Católica...". 12 Ib. 27s.

LECCIÓN 14, 7 2 f í

Primer período: 1256-1303 . Es el período de acoplamiento y progresiva expansión de la Orden por toda Europa. En el momento de la Unión la Orden contaría con unos 170 conven­tos y unos 2000 frailes, número que fue aumentando considera­blemente. Se organizó en provincias con superiores generales y provinciales elegidos periódicamente. Poco a poco fueron de­jando los eremitorios y se trasladaron a las ciudades para aten­der el apostolado. Ya en 1284 se elaboraron las primeras cons­tituciones que, con algunas enmiendas, estuvieron vigentes has­ta 1581.

Segundo período: 1303-1350 . Esplendor y florecimiento espiritual

"Para el año 1300 los agustinos ya han completado su evolu­ción. En cuatro decenios de esfuerzo admirable habían acomo­dado su legislación y su vida al modelo mendicante. Eran ya frailes plenamente reconocidos por la curia romana, con casas en las principales ciudades y villas de la cristiandad, completa­mente integrados en el apostolado y en el mundo universitario. El laico había cedido el puesto al clérigo, el yermo al convento, la soledad a la ciudad, y la devoción ingenua y sencilla al estudio y al apostolado.

En 1295 la Orden estaba dividida en diecisiete provincias situa­das en Italia, Francia, Inglaterra, Alemania y España. Poco más tarde aparecieron tres nuevas en Alemania, dos en Francia y una en España. Hacia 1350 contaba con unos cinco mil frailes distri­buidos en quinientos conventos"13.

A esta época pertenecen algunos de los santos más importantes de la Orden, lo que prueba su florecimiento espiritual: san Nico­lás de Tolentino (7-1305).

"fraile afable, muy dado a la oración y ala penitencia; se distin­guió también por su amor a las almas, su dedicación al confeso-

13 Ib. 29s.

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228 LECCIÓN 14, 7

nario y a la predicación y su devoción a las almas del purgato­rio'"4.

Su fiesta es el 10 de septiembre.

Santa Clara de Montefalco (1268-1308), que

"fue una mujer de singular energía, prudente y enamorada de la pasión de Cristo; procuró el bienestar de la comunidad durante los diecisiete años que la gobernó y la preservó de las insidias de falsos maestros"13.

Fiesta: 17 de agosto.

También son de esta época los Beatos Clemente de Osimo, Agustín de Tarano, Santiago de Viterbo y Simón de Casia.

Poco a poco aumenta el interés por la persona y obra de san Agustín. En 1376 el papa Gregorio XI le da por primera vez el título de FUNDADOR.

Tercer período: 1350-1539. Decadencia y confusión. Al esplen­dor anterior siguieron dos siglos de decadencia por el relaja­miento de las costumbres, de la pobreza individual y comunitaria y de la vida espiritual en general, aunque también hubo movi­mientos de observancia que se pueden considerar como antece­dentes al nacimiento de la RECOLECCIÓN (lee. 15,1).

Entre otras, se suelen citar las siguientes causas de ese relajamien­to: 1) la peste negra (1348-1350) o bubónica (de "bubón", tu­mor), que mató cerca de 40 millones de habitantes de los 80 que tenía Europa; 2) el cisma de occidente (1378-1417), que así como dividió a la Iglesia dividió también a la Orden con dos Superiores Generales al mismo tiempo; 3) el secularismo de la vida religiosa que trajo como consecuencia ideas paganas del primer renaci-

lb. 30. Ib.

LECCIÓN 14, LECTURA 229

miento; 4) las guerras locales que obligaban a los frailes a abando­nar los monasterios; 5) la paulatina desaparición del ideal primiti­vo con el consiguiente oscurecimiento del carisma.

El fruto más negro de este relajamiento fue la defección de Lutero (padre del protestantismo) en Alemania, que, junto con la de Enrique VIII en Inglaterra, causó un desgarrón en la Iglesia. Prác­ticamente desaparecieron todos los conventos de observancia que había en Alemania; también los diez que tenía la provincia de Tierra Santa, pero esta vez debido al avance de los turcos por el Mediterráneo oriental.

LECTURA

El eremitismo en la Edad Media

A mediados del siglo XI el eremitismo occidental comienza un período de esplendor que se prolongó hasta bien mediado el siglo XIII. Por todas partes aparecen almas inquietas, deseosas de lo absoluto y enamoradas de la soberanía divina que, en gru­pos o en solitario, abandonan la naciente civilización urbana y corren hacia la soledad. Generalmente se establecen en lugares inhóspitos, al borde de la selva, y allí se entregan a una vida de trabajo, penitencia y oración. Otros abrazan el eremitismo para hacer penitencia de sus pecados y otros, en fin, para seguir la corriente de la época o atraídos por el magnetismo de algún ermitaño famoso de la región.

El ermitaño no es necesariamente un ser huraño, enemigo del mundo y reconcentrado todo él sobre sí mismo y sobre una falsa idea de la divinidad. De ordinario, es una persona de gran inquie­tud religiosa, con un alto concepto de la majestad de Dios y de la

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230 LECCIÓN 14, CUESTIONARIO

perfección cristiana, insatisfecha con los modelos religioso-mora­les que ofrece el mundo circundante. En consecuencia, huye del mundo y se refugia en la soledad para correr en ella con absoluta libertad tras su ideal. Practica la hospitalidad. A menudo abando­na el retiro y recorre campos y poblados predicando la penitencia y la conversión. Otras veces se establece a la vera de los caminos o junto a alguna ermita para prestar ayuda a peregrinos y cami­nantes. Casi todos reúnen discípulos, a quienes dirigen por la vía de la perfección16.

Cuestionario

1. ¿Cómo le explicarías a un grupo de jóvenes el origen, formación y desarrollo de la ORDEN DE ERMITAÑOS DE SAN AGUSTÍN?

2. ¿En qué país nació la ORDEN DE SAN AGUSTÍN?

3. ¿Qué papa y en qué año dio a san Agustín el título de FUNDADOR?

4. ¿A qué se llama "eremitismo"?

En cuanto a bienes espirituales, considera tuyo lo que amas en el hermano,

y él considere suyo lo que ama en ti (Sermón 205,2).

16 A. MARTÍNEZ, H.A.R. 70.

Lección 15

LA RECOLECCIÓN AGUSTINIANA ORIGEN Y SIGNIFICADO

(Siglo XVI)

1. Antecedentes

No todo era tinieblas en la Orden de Ermitaños de san Agustín:

"Algunos priores generales se esforzaron en atajar estos males, pero su acción no surtió mayores efectos"1.

El éxito lo alcanzaron algunas congregaciones o grupos de ob­servantes que, viviendo en conventos separados, optaban por la vertiente ascética de la vida religiosa agustiniana: silencio, clau­sura, austeridades, oración y vida común.

Hubo conventos observantes en Italia, Alemania y España. La de Lombardía, en Italia, llegó a tener ¡80 casas!. La de Sajonia, en Alemania, albergó entre sus hijos a Staupitz y al tristemente

A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 32.

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232 LECCIÓN 15, 1

célebre, Lutero. La de Castilla, en España, absorbió todos los conventos de dicha provincia. Es la que más nos interesa, pues de ella nacerá la Recolección2.

También estos movimientos de observancia produjeron grandes santos, como san Juan de Sahagún (14307-1479):

"Ingresó en e! convento de Salamanca siendo ya sacerdote, se distinguió por su piedad eucarística, su asiduidad en el confeso­nario y su audacia en el pulpito. Salamanca lo venera por patrón por haberla liberado de los bandos que la tenían convertida en plaza de armas"3.

Fiesta: 12 de junio.

También se cuenta a san Juan Stone ( ? -1539); pertenecía a la observancia de Canterbury, Inglaterra. Fue martirizado por los anglicanos debido a su fidelidad al papa, y canonizado por Pablo VI el 25 de octubre de 1970. Su fiesta es el 25 de octubre. Tam­bién han sido beatificados otros doce religiosos de esa época.

Entre las monjas se cuenta a las beatas Magdalena Albrici, muer­ta en 1465 y perteneciente a la observancia de Lombardía, y Verónica de Binasco, muerta en 1497, que alcanzó la santidad en las tareas domésticas y pidiendo limosna por las calles.

"Pero la más célebre fue santa Rita de Casia (1380?-1447), tan popular entre el pueblo cristiano como desconocida por la histo­ria: con certeza sólo sabemos el año de su muerte, cuando conta­ba setenta de edad, que era menuda de cuerpo, que perteneció a una familia acomodada, que vivió durante cuarenta años en el monasterio agustiniano de Casia, que su vida fue un continuo sufrir y que durante quince años soportó con ánimo alegre y es­forzado los dolores de una espina en la frente. Su fama de taumaturga comenzó con su muerte. A diez años de la misma el

2 ib. 3 Ib. 33.

LECCIÓN 15, 2 233

notario recordaba los muchos milagros y prodigios' que Dios obraba por su intercesión. Los jueces del proceso de 1626 men­cionan doscientos deieciséis milagros4.

2. El movimiento recoleto eii España5

No es fácil entender lo que significa Recolección Agustiniana si antes no se habla de lo que fue El movimiento recoleto en los siglos XVI y XVII en España.

Este movimiento surgió para reformar la vida religiosa. Se tiene así una primera explicación: recolección equivale a reforma. En España comenzó significando soledad, apartamiento, recogimiento. Pero muy pronto fue adquiriendo otros signifi­cados, por ejemplo, repliegue del alma sobre sí misma, interio­rización y recogimiento de las potencias del alma. Entre los franciscanos del centro de Europa, equivalía a espíritu de ora­ción.

El movimiento recoleto no apareció solo; ya durante los siglos XIV y XV había aparecido otro muy similar, el de la observan­cia, como se vio en el número anterior; en los mismos siglos de la recolección, XVI y XVII, apareció la descalcez, llamada así porque los reformados andaban descalzos. Los Agustinos Recoletos se llamaban también Agustinos Descalzos. Tenemos entonces tres movimientos de reforma en España: la observan­cia, la recolección y la descalcez.

El movimiento recoleto es de origen franciscano. San Francisco admitió la existencia de casas especiales a las que podían retirarse quienes deseaban dedicarse día y noche a las alabanzas divinas.

4 Ib. 34. 5 Cf. A. MARTÍNEZ, El movimiento recoleto en los siglos XVI y XVII, RECO-

LLECTIO,Vol.V, 1982,5-47.

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234 LECCIÓN 15, 3

Las casas recoletas comenzaron a tener forma y organización propias en 1502. Pero fue de 1523 en adelante cuando el mo­vimiento recoleto tuvo mayor auge, siempre entre los Francisca­nos, extendiéndose por toda Europa.

Hubo otras órdenes que también admitieron dentro de sí el mo­vimiento recoleto: los Carmelitas, Trinitarios, Mercedarios, Be­nedictinos, Dominicos y, desde luego, los Agustinos.

El movimiento recoleto se extendió también dentro de la rama femenina; así nacieron las Agustinas Recoletas, Bernardas Recoletas, Brígidas Recoletas, Trinitarias Recoletas etc.

3. Características generales del movimiento recoleto

Todas las órdenes religiosas, que admitieron dentro de sí el mo­vimiento recoleto, tienen ciertas características generales y co­munes a todas ellas, así:

a. Aprecio de la regla primitiva

Se trata de un aprecio casi idolátrico de la regla de los fundado­res y de un afán por restaurar observancias antiguas, especial­mente las que tenían los observantes de los siglos XTV y XV. Las excepciones y adaptaciones que se habían hecho de las reglas primitivas son eliminadas y comienzan a observarse en toda su pureza y rigor.

b. Vida común y pobreza individual

"El cumplimiento literal de la regla entrañaba casi siempre la po­breza individual, con la abolición del peculio y de toda clase de privilegios y exenciones. Y, efectivamente, las recolecciones son todas inflexibles en cualquier práctica que violara la pobreza in­dividual o quebrantara la vida común. Todos los religiosos gozan

LECCIÓN 15, 3 235

en ellas de los mismos derechos y están sujetos a las mismas obli­gaciones. Nadie puede disponer de cosa propia, por mínima que sea, y el trato en el vestido, alimento, cama y cualquier otro as­pecto es idéntico para todos. Los títulos honoríficos quedan total­mente desterrados. Sólo los enfermos merecen atenciones espe­ciales, y no hay reformador recoleto o descalzo que no lo afirme explícitamente"6.

c. Asperezas y penitencia

La pobreza individual exige necesariamente privaciones, renun­cias y estrecheces. Abrazaban la pobreza porque querían com­partir realmente las humillaciones y privaciones de Cristo pobre e indigente. Esta pobreza se manifestaba no solamente en el alimento y en el vestido sino también en las duras y largas peni­tencias que hacían.

d. Pobreza común

No solamente el individuo tenía que ser pobre; también la comu­nidad como tal, pues "sólo admitían la propiedad del convento y del huerto circundante, rechazando rentas y herencias"7.

e. Espíritu de oración y recogimiento

"Su rasgo distintivo, el que mejor lo diferencia y define, es el re­cogimiento, la interiorización, el espíritu de oración que, por lo demás, es el que le ha dado el nombre. Sus casas son auténticas casas de oración y recogimiento, y sus frailes viven totalmente entregados a ella.

Preocupación fundamental de sus textos legislativos es la creación de un clima favorable a la oración. A ese fin van dirigidos los horarios y hasta sus mismas disposiciones sobre el silencio, el retiro en las cel­das, la lectura espiritual, el apartamiento de los negocios e incluso

6 Ib. 28s. 7 Ib. 31.

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236 LECCIÓN 15, 3

sobre las mismas mortificaciones. El religioso debe guardar silen­cio para conservar la concentración"8.

Todas las recolecciones muestran una marcada preferencia por la oración mental. En todas ellas ocupa el centro de la jornada. En torno a ella giran el silencio, la clausura, la lectura espiritual y hasta el Oficio Divino. Imponen, al menos, dos horas de oración mental al día.

f. Estudios y apostolado

Este aspecto no tuvo mayores problemas dentro de las ramas femeni­nas, ya que las monjas poco se dedicaban al estudio y al apostola­do. Más complicado resultó en las comunidades masculinas.

"En general, al menos al principio, tanto el apostolado como el estudio ocuparon un puesto marginal, ya que no se avenían bien con el ideal de vida que guiaba sus pasos. El estudio favorecía más la ilustración que la devoción y abría la puerta a privilegios y dispensas que atentaban contra la vida común. El apostolado era difícilmente compaginable con su marcada tendencia al silencio y al recogimiento. Pero el cambio no tardó en llegar. Las necesi­dades de la Iglesia y del propio instituto, la legislación general de la orden y otras circunstancias particulares les obligaron a organi­zar los estudios y a participar en el apostolado activo y directo. No todos los recoletos se ajustaron a este esquema"9.

g. Comunidades pequeñas

Todas las recolecciones preferían las comunidad pequeñas; cada orden religiosa fijaba el máximo de religiosos en cada casa; se puede hablar de 15, como término medio. Unos lo hacían así para guardar más fácilmente la pobreza (Franciscanos), otros para conservar mejor la caridad (Agustinos Recoletos y Carme­litas), y otros por motivos diversos.

Ib. 32s. Ib. 36.

LECCIÓN 15,4 237

4. El movimiento recoleto en los siglos XIX y XX

¿Qué pasó con el movimiento recoleto? ¿Queda en la actuali­dad? Son las preguntas que más de uno se estará haciendo.

"La revolución francesa, las guerras napoleónicas y los disturbios político-sociales de la primera mitad del siglo XIX incidieron pro­fundamente sobretodo el movimiento recoleto, modificando subs-tancial-mente su orientación. La revolución francesa y las guerras de Napoleón disolvieron las comunidades recoletas de Francia, Bélgica, Holanda y Alemania. Sus religiosos buscaron su salva­ción en el exilio y la clandestinidad, y sus conventos pasaron a propiedad del Estado. En Italia y España los efectos no fueron tan desastrosos. A la caída de Napoleón, pudieron reagruparse y re­anudar la vida común. Pero pronto tuvieron que afrontar nuevos y

NUESTRA SEÑORA DÉLA

CANDELARIA CON SANTO DOMINGO

Y SAN FRANCISCO.

PADRES AGUSTINOS

RECOLETOS, DESIERTO

DE LA CANDELARIA,

RAQUI RA, BOYACÁ -

COLOMBIA.

FRANCISCO DEL Pozo

(1597)

Page 121: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

238 LECCIÓN 15, 4

más graves obstáculos. Las leyes desamortizadoras de Mendizábal en España (1835-1837) y de Mosquera en Colombia (1861), así como disposiciones antirreligiosas en Italia (1848-1873) los colo­caron al borde del naufragio total, al igual que a las restantes fa­milias religiosas"'0.

Pero se conservaron algunas casas que luego resurgirían más pujantes, aunque su espíritu recoleto era muy distinto al de los padres de los siglos XVI, XVII y XVIII:

"Las dos horas de oración, la clausura, el recogimiento, los ayu­nos, la pobreza habían cedido el paso al trabajo apostólico en escuelas, hospitales, parroquias y misiones"11.

Así ha llegado el movimiento recoleto hasta los tiempos ac­tuales. Entre los Agustinos Recoletos ha habido últimamente (década de 1970) algunos intentos de volver al antiguo espíritu recoleto, pero nada en concreto se ha logrado ni se han clarifi­cado objetivos.

Concluyendo: del movimiento recoleto de los siglos XVI y XVII prácticamente no queda nada. Nosotros somos los únicos que mantenemos el nombre de "Recoletos"; conservamos el espíritu de los siglos mencionados, pero la forma de vivirlo ha variado notablemente. Ni siquiera entre los Franciscanos, primeros recoletos en la historia de la Iglesia, se conserva el nombre. Se sabe que, entre ellos, "las Constituciones de 1973 ordenan que cada provincia ponga a disposición de sus religiosos casas de oración o eremitorios"12.

Este es, pues, el ambiente eclesial y agustiniano en que nace la Recolección, ambiente por lo demás bastante bien abonado y preparado para dar origen a una nueva familia religiosa en la Iglesia.

10 Ib. 45s. " Ib. 46. ,2 Ib. 47.

LECCIÓN 15, 5 239

5. Nacimiento de la Recolección Agustiniana: diciembre 5 de 1588, España

"La elevación al gobierno de la Orden de Seripando, futuro car­denal y presidente del concilio de Trento, fue el primer paso firme por el camino de la reforma. En doce años largos de gobierno (1538-1551) recorrió las provincias de la Orden dejando por do­quier normas precisas, que luego procuraba urgir con constancia y energía..."13.

A esta época pertenecen religiosos tan ejemplares e ilustres como santo Tomás de Villanueva (1486-1555), fiesta el 25 de no­viembre; Luis de Montoya (1497-1569) y san Alonso de Orozco (1500-1591), que fue beato hasta el 19 de mayo de 2002, cuando lo canonizó el papa Juan Pablo II.

Algunos religiosos

"no se contentaban con el cumplimiento de las constituciones vigentes; eran más radicales: aspiraban a una vida de pobreza real, de más oración, de más silencio, de más austeridad y de más igualdad"14.

De todas las provincias en que estaba dividida la Orden de san Agustín, había una especialmente floreciente: la de Castilla, en España. Esta provincia celebró capítulo provincial15 en Toledo el año 1588 y salió elegido como Prior Provincial el padre Pedro de Rojas. Por orden del Padre General, que se llamaba Gregorio Petrochini, el P. Rojas reunió el Definitorio, o sea, el grupo de religiosos que le servían de consejeros, 9 en total, el 5 de diciem­bre para discutir y aprobar 18 puntos, llamados Definiciones, que habían resultado como conclusión del Capítulo Provincial. La definición V habla de la Recolección y dice así:

13 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 36. 14 Ib. 37. 15 Sobre lo que es un capítulo provincial, ver lección 17,5.

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240 LECCIÓN 15, 5

"Porque hay entre nosotros o, al menos, puede haber algu­nos más amantes de la perfección monástica que deseen seguir un plan de vida más austero cuyo legítimo deseo debemos favorecer para no poner obstáculos al Espíritu Santo, consultado previamente nuestro reverendí-simo pa­dre general e implorada su venia, determinamos que en esta nuestra provincia se señalen o se funden de nuevo tres o más monasterios de varones y otros tantos de mujeres, en los que se practique un género de vida más austero, del modo que, tras madura reflexión, reglamente el padre pro­vincial con su definitorio"16.

La Definición V es como el Certificado de nacimiento de la Recolección Agustiniana. No se puede hablar de un fundador propiamente dicho, sino que es voluntad de una colectividad y responde a un ideal que flotaba en el ambiente: la reforma de la Iglesia Católica en general, y las reformas que se estaban llevan­do a cabo en España, en particular.

Es justo, sin embargo, recordar algunos nombres de religiosos que actuaron directamente en el nacimiento de la Recolección Agustiniana: P. Jerónimo Guevara, P. Pedro de Rojas y Fray Luis de León (1528-1591), gran poeta lírico español y que fue el primero en hacer una legislación llamada Forma de vivir los frailes agustinos recoletos, redactada en 14 capítulos.

Esta Forma de vivir o Constituciones leoninas fueron apro­badas el 20 de septiembre de 1589 y en octubre se asignó al grupo de religiosos que querían vivir según ellas el convento de Talavera, de reciente fundación y muy pobre, adecuado, por tanto, para iniciar la reforma. Así comienza a andar la Recolec­ción Agustiniana en España.

"La oración debería impregnar la vida entera de los recoletos: dedicarían dos horas diarias a la oración mental, restringirían al

16 Acta 5a. del capítulo de Toledo.

LECCIÓN 15, 6 241

máximo sus salidas del convento y se esforzarían por crear en él una atmósfera de quietud y de paz que favoreciera la contempla­ción; de vez en cuando podrían intensificar la soledad y recogi­miento retirándose a las ermitas que debería haber en todos los conventos; el noviciado se prolongaría durante dos años y, al final de los estudios eclesiásticos, los religiosos retemplarían su espíri­tu con un nuevo año de recogimiento.

El amor a la vida común brillaba en la abolición de toda clase de privilegios y exenciones, en la proscripción del peculio y en la in­sistencia en la absoluta igualdad de los religiosos. La tendencia ascética se materializa en la abundancia de ayunos y disciplinas, en la tosquedad de los edificios, celdas y vestuario, así como en la pobreza real, tanto privada como común"17.

6. Nacimiento de la Recolección Americana: Colombia

La Orden de san Agustín se había hecho presente en América poco después del descubrimiento. Junto con los Mercedarios, Dominicos y Franciscanos, los Agustinos también llegaron al Nue­vo Mundo con fines netamente evangelizadores. El primer agus­tino que llegó al Nuevo Reino de Granada se llamaba Vicente de Requesada; vino hacia 1527 como capellán del ejército de Nico­lás de Federmán. Le cupo la fortuna de celebrar la segunda misa en la altiplanicie de Bogotá en un altar portátil, y de ser el pri­mer cura de la hidalga ciu-dad de Tunja.

En América existía la provincia agustina Nuestra Señora de la Gracia del Nuevo Reino de Granada (que comprendía lo que es hoy Colombia). En el momento de nacer la Recolección aquí, era provincial el padre Vicente Mallol, que la favoreció mucho.

17 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 40s.

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242 LECCIÓN 15 ,6

La Recolección americana nació independientemente de la de España, aunque con los mismos fines, la misma orientación y el mismo espíritu. Así se expresa tímidamente A. MARTÍNEZ:

"En 1604 surgió entre los Agustinos colombianos un movimiento similar al de Castilla. Fue un movimiento autóctono, natural de América, donde se desarrolló durante algunos años sin depen­dencia ni relación directa con Castilla, aunque no quepa negar un influjo indirecto de ésta sobre sus promotores y encauzadores. Este influjo aumentó rápidamente, favorecido por la identidad de propósitos de ambos movimientos y también por razones de ín­dole práctica18.

Es un hecho que, por falta de más estudio e investigación, no se le ha dado al nacimiento de la recolección americana la impor­tancia que merece. Estos son los hechos más sobresalientes so­bre sus orígenes:

"En los últimos años del siglo XVI el padre Mateo Delgado (1526-1631), misionero de Ráquira (Boyacá), entró en contacto con unos ermitaños que acababan de construir una ermita en honor de la Candelaria a orillas del río Gachaneca. El padre Mateo les acon­sejó que buscaran el apoyo de los superiores de su Orden. Con él no les sería difícil asegurar la pervivencia de la ermita; incluso podrían transformarla en convento regular e implantar en él el sistema propio de las recolecciones"19.

Los ermitaños hicieron caso: en mayo de 1604 ofrecieron la ermita a los Agustinos con la condición de que la atendieran los frailes recoletos; el consejo provincial la aceptó el 29 de Junio, encomendando al padre Vicente Mallol la redacción de los esta­tutos. Cuando todo estaba listo, el padre provincial mandó a un delegado suyo, el padre Francisco Cerezo, quien, el doce de agosto del mismo año, tomó posesión de la ermita, impuso el hábito recoleto a los tres primeros aspirantes, a saber: Antonio

18 El movimiento recoleto... 15. 15 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 62.

LECCIÓN 15, 6 243

Correa, Juan Rodríguez y Mateo Delgado, quien quedaba como superior. Así nacía la Recolección en Colombia, de donde se extendería poco a poco al resto de América, sin querer decir que todas las fundaciones del continente americano hubieran salido de El Desierto de la Candelaria, pues se sabe que muchas llega­ron a los diferentes países directamente de España o de otras naciones (lee. 16,4 y 19,1).

"Poco después estaban listos los estatutos. En doce puntos breves plasmaban un proyecto de vida sumamente austero y silencioso, totalmente orientado a la oración y a la ascesis. Las dos horas diarias de oración mental, la misa conventual, la liturgia de las horas con maitines a media noche y el oficio de la Virgen consti­tuían el esqueleto de la jornada. Y lo rellenaban con ayunos fre­cuentes, disciplinas tres veces por semana y la total exclusión de bienes raíces"20.

Muy pronto el convento se llenó de aspirantes recoletos. Uno de ellos, el padre Alonso Paredes, viajó a Cartagena y allí puso en práctica en 1606 la fundación del segundo convento de la Reco­lección en América; seis años más tarde surge el tercero en la ciudad de Panamá. Estos son, pues, los tres conventos más an­tiguos construidos por los recoletos en toda América (y en todo el mundo).

La Recolección americana siempre estuvo unida a la española y buscó su apoyo, pues con ella se sentía plenamente identificada, ya que el padre Mateo Delgado traía en su mente la idea de la Recolección española y buscaba la manera de vivirla en Améri­ca. En 1616 los estatutos del padre Vicente Mallol son sustitui­dos por las normas de fray Luis de León, mejor elaboradas y más propias de una recolección incipiente. En 1629 el papa Urbano VIII separa los conventos recoletos de la provincia agustiniana (OSA), y así se prepara su incorporación a la Reco­lección española.

20 ib. p. 63.

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244 LECCIÓN 15, LECTURA

Queda, pues, claro que la Recolección Agustiniana tiene dos orígenes distintos e independientes, aunque con el mismo ideal e idénticos fines: el 5 de diciembre de 1588 en Toledo, España, fecha que siempre se ha considerado la oficial, y el 12 de agosto de 1604 en el Desierto de La Candelaria, Vereda del municipio de Ráquira, Boyacá, Colombia.

LECTURA El padre Mateo Delgado de los Ángeles

Nació en Antequera (Andalucía, España), en 1526. Sus padres, Andrés Delgado y Catalina de Borja, lo educaron muy bien y cristianamente. Estudió medicina en la universidad de Alcalá de Henares y se graduó en 1576. Contrajo matrimonio con María de Ocón y tuvieron un hijo y una hija. En 1585, previo convenio con su esposa, se retiró al convento de Sevilla de los Padres Agustinos. Tenía entonces 59 años. Su esposa y su hija entra­ron a un convento de monjas agustinas y su hijo fue ordenado sacerdote. Hizo su profesión religiosa el 7 de agosto de 1586. Habiendo estudiado la sagrada teología, fue ordenado sacerdote. en Sevilla.

No se sabe exactamente en qué año llegó a América. Inicial-mente parece que iba con otros agustinos para el Perú, mas por motivos de enfermedad, al llegar a Cartagena, le aconsejaron dirigirse al convento de san Agustín, en Santafé de Bogotá. Lue­go pasó a predicar a Tunja. Con certeza se sabe que en 1597 ya estaba predicando en Villa de Leyva, región que estaba bajo el cuidado espiritual de los Padres Agustinos (OSA).

LECCIÓN 15, LECTURA 245

Cerca de Villa de Leyva, en la región de El Desierto de la Cande­laria, a unos siete kilómetros de Ráquira, existía un grupo de ermitaños que habían levantado una ermita en honor de Nues­tra Señora de la Candelaria. Los ermitaños le pidieron al padre Mateo, quien se encontraba catequizando en la vereda de Tijo, municipio de Tinjacá y cercana a Ráquira, que los asistiera como director espiritual y fundara un convento de su comunidad junto a la ermita. Así lo hizo, vistiendo el hábito de recoleto el 12 de agosto de 1604 e iniciando la Recolección en América. Murió el primero de noviembre de 1631 en el Desierto de La Candelaria, a la edad de 105 años, dejando fama de santidad. Su tumba no ha sido hallada, por más que se la haya buscado.

Siempre se ha dicho que fue médico de cabecera del rey Felipe II, en España; se ha comprobado que esto no es cierto, sino simples especulaciones de un historiador OAR21.

SALAZAR, José Abel, OAR, El padre Mateo Delgado. Nuevos datos para su biogra­fía, RECOLLECTIO, III (1980), 119-145.

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f

246 LECCIÓN 15, LECTURA

Cuestionario

1. ¿Cómo explicarías a un compañero el significado de la palabra Recolección?

2. Completa la siguiente frase: el movimiento recoleto co­menzó en la Orden de...

3. De las siete características generales del movimiento recoleto, ¿cuáles crees que son las de más actualidad y deben seguirse cultivando entre nosotros?

4 ¿Por qué los estudios y el apostolado no ocupaban un lugar importante dentro del movimiento recoleto, al menos al principio?

5. ¿Cuántos años más o menos llevaba de existencia la Orden de san Agustín en América, cuando nació aquí la Recolección?

6. ¿Se pusieron de acuerdo ambas Recolecciones, la de España y la de América, para iniciar su vida como mo­vimiento de reforma?

7. Explica brevemente el nacimiento de la Recolección, el 5 de diciembre, en España.

8. ¿Por qué se dice que la Recolección en América nació exactamente el 12 de agosto de 1604?

Lo que poseo se llama caridad, que cuanto más sean los poseedores, más se dilata

(Sermón 340 A,12).

Lección 16

CONGREGACIÓN DE AGUSTINOS RECOLETOS

(1588-1911)

Desde el momento de su fundación hasta hoy se pueden distin­guir cuatro períodos en la historia de la Recolección Agustiniana, así: origen y crecimiento; se erige en provincia (1588-1621); segundo período: se convierte en" congregación. Supresión de conventos (1621-1835); tercer período: vicisitudes y res­tauración (1835-1911); cuarto período: se convierte en Orden religiosa (1912...)\

En esta lección se hablará de los tres primeros períodos, dejan­do el cuarto para la lección siguiente.

1 Cf. A. MARTÍNEZ, La Orden de Agustinos Recoletos, ACTA ORDINIS, Vol. XVIII, En.-Jun 1980, No. 70, 9ss.

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248 LECCIÓN 16, 1

1. Primer período: origen y crecimiento. Se erige en provincia (1588-1621)

La Recolección, como se dijo antes, comenzó su vida en el con­vento de Talavera, España, el 5 de diciembre de 1588, y en el Desierto de la Candelaria, Colombia, el 12 de agosto de 1604.

Tras el convento de Talavera se destinan a la reforma dos más: el de Portillo (mayo de 1590) y el de Nava del Rey (junio de 1591). Muy pronto los tres conventos se llenan de nuevos miem­bros. Con esto el progreso es notable, pero también comienzan las dificultades.

Los reformados andaban descalzos, como era costumbre en los movimientos recoletos de la época (de ahí también el nombre de Agustinos descalzos para los recoletos, y Calzados para los agustinos). En 1592 es nombrado prior provincial de los Calza­dos de Castilla el padre Gabriel de Goldáraz, quien manda calzar a los recoletos aduciendo como razón las frecuentes enfermeda­des que sufren; es un golpe de muerte contra la Recolección, pues calzarse significaba prácticamente renegar de ella. Obede­cen los priores de Portillo y Nava, pero no el de Talavera, que acude al Rey de España, Felipe II. En esa época los reyes tenían poderes sobre lo eclesiástico, y por eso dicho rey ordena al pa-. dre Gabriel que no cambie nada en Talavera, ya que la Recolec­ción había nacido en Casti-lla bajo su "real voluntad". Así se salva el movimiento recoleto dentro de la Orden agustiniana.

Para esta época comienza el apostolado y el estudio entre los recoletos. En Nava se establecen los estudios de filosofía en 1596. En este mismo año se funda otro convento muy impor-tante en Madrid, que pronto se convertirá en el principal convento de la comunidad. La Provincia de Castilla, de la OSA, se siente rece­losa con cuatro conventos recoletos y trata de impedir nuevas fundaciones.

LECCIÓN 16, 1 249

Continúan las dificultades, pues en 1597 la Provincia de Castilla traslada a los líderes de la Recolección a diferentes conventos de frailes calzados, hasta que interviene la Iglesia dando más auto­nomía a la Recolección. El 11 de mayo de 1601 dicha Provincia renuncia a todos sus derechos sobre los Descalzos.

En diciembre de ese mismo año los recoletos se reúnen en Capí­tulo y piden al papa Clemente VIII la facultad de poder elegir entre ellos un prior Provincial. Se les concede el 11 de febrero de 1602, y se forma una provincia independiente con el nom­bre de Provincia de san Agustín de frailes recoletos de España. Queda dependiendo directamente del prior General, quien nombra un representante para que vele por los intereses de la Recolección: el padre Gregorio de Alarcón de santa Cata­lina.

Así la recolección queda con dos líderes, que la conducen hacia el éxito: el padre Alarcón, en España, y el padre Mateo Delga­do, en Colombia.

En junio de 1602 se celebra el primer capítulo provincial; sale elegido prior provincial el padre Juan de san Jerónimo, a quien cabe la gloria de enviar los primeros recoletos a las islas Filipi­nas, en el oriente. Aumentan tanto los conventos que entre 1588 y 1606 se fundan más de 18.

Algunas acusaciones contra los recoletos y contra el padre Alarcón hicieron que el papa Pablo V suprimiera la provincia el 16 de julio de 1608. Todas sus casas fueron reincorporadas a las provincias calzadas, según su distribución geográfica.

El padre Alarcón acude al Papa, quien acepta las explicaciones y restituye nuevamente la provincia el 23 de enero de 1610, nom­brando provincial al mismo padre Alarcón. Con este nuevo triunfo vienen inmediatamente otras fundaciones, tanto en España como en Roma y Filipinas. Surgen nueve conventos más.

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250 LECCIÓN 16, 2

Por lo que respecta a América, el ejemplo del fervor y observan­cia de la nueva comunidad del Desierto se propaga y muy pron­to se suman otros conventos, con los cuales se forma una Vicaría provincial de España el 10 de agosto de 1621, aunque con deseos de independizarse y constituirse en provincia aparte.

2. Segundo período: se convierte en Congregación. Supresión de conventos (1621-1835)

Para el año 1621 la Recolección tiene ya 28 conventos en Es­paña y Filipinas, sin contar los de América. Se siente la necesi­dad de una nueva forma de régimen y para eso se piensa dividir­la en varias provincias y elevarla a la categoría de CONGREGA­CIÓN, siempre dentro del ámbito de la Orden agustiniana. El papa Gregorio XV decreta la erección de la Congregación de los Descalzos de Ermitaños de san Agustín, el 5 de junio de 1621. La Congregación se compone entonces de tres pro­vincias en España y una en Filipinas.

En este mismo año la Recolección americana ya había confor­mado su vida a la Forma de vivir de Fray Luis de León, y en julio de 1629 consiguió que "Urbano VIII segregara sus conven­tos de la provincia calzada de Colombia y los anexionara a la congregación recoleta de España"2, hasta que Alejandro VII en 1661 y Clemente IX en 1668 la aprueban como la quinta pro­vincia de la Congregación con el título de La Candelaria o Tierra Firme, incluyendo los conventos de El Desierto, Pana­má, Cartagena, Bogotá y otros.

De esta manera, la Congregación quedó enmarcada dentro del triángulo geográfico España-Filipinas-Colombia, como centros de operaciones y de expansión hacia otros lugares.

2 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 64.

LECCIÓN 16 ,2 251

Durante este período se distinguen dos épocas:

a. Época de consolidación (1621-1688)

Durante el primer siglo de vida la Recolección logra su máximo progreso y esplendor. Como Congregación, goza de independen­cia, tiene superiores generales propios y desarrolla gran activi­dad en el plano apostólico y espiritual. Siente la necesidad de darse leyes propias y se publican las primeras Constituciones (1630) y otros libros oficiales. Se establecen en España nueve casas de formación para aspirantes a la vida agustino-recoleta y se inicia el apostolado misional en Filipinas, Colombia y Japón, como signo de vitalidad de la Congregación; se fundan nuevos conventos en España, el último de los cuales tuvo lugar en 1688, exactamente un siglo después del nacimiento de la Recolección. De aquí en adelante pasarán 136 años antes de que se realice otra nueva fundación.

b. Época de estancamiento y crisis (1688-1835)

Esta época coincide con la aparición en Europa de una malsana ideología (el liberalismo), que ahoga toda idea de jerarquía, disci­plina, religiosidad sobrenatural etc., con la intromisión del poder civil en las instituciones eclesiásticas, con frecuentes revolucio­nes y con una decadencia de los valores religiosos, en general. Como consecuencia, se debilita en los claustros el ideal religio­so, mientras crece el deseo de títulos honoríficos, exenciones y privilegios, con la comprensible relajación de la vida común.

La Recolección se vio profundamente afectada por este ambien­te y entra en una gran crisis. Dos intervenciones de la Santa Sede y una del Rey de España no logran sacarla de esa crisis y estancamiento. La invasión napoleónica de España y las guerras de independencia en Colombia son el comienzo de la crisis fuer­te. Tanto en España como en América, a medida que avanza el siglo, se promulgan leyes anticlericales que hacen la vida religio­sa cada vez más difícil y consiguen reducir considerablemente el

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252 LECCIÓN 16, 3

número de sus miembros. De 1820 a 1823 España estuvo bajo la dominación del liberalismo, que fue fatal para la vida religiosa: se disolvieron los conventos pequeños y se fomentó descarada­mente la secularización de religiosos.

No todo, sin embargo, son sombras: continúa la solicitud de los capítulos generales y provinciales por mejorar la observancia; se dan algunas leyes, aunque no resultan muy eficaces; se conser­va, e incluso aumenta, el interés en favor de las misiones, que a la larga serán las que salvan la Recolección; la Congregación participa intensamente en la piedad popular a través de cofra­días y misiones populares.

3. Tercer período: vicisitudes y restauración (1835-1911)

"Este período comienza en ambiente de persecución destructora; pero termina, por favor del cielo, con signos de resurrección y restauración"3.

La actitud anticlerical del gobierno español se manifiesta ante todo en las leyes que terminaron en la gran ley de la desa­mortización, dictada el 27 de julio de 1837, mediante la cual se despojaba a todas las comunidades religiosas de sus conven­tos y posesiones, ya que el gobierno los consideraba bienes muertos que había que poner a producir. El contenido de estas leyes inicuas es el siguiente:

"Quedan extinguidos en la península, islas adyacentes y posesio­nes de España en África todos los monasterios, conventos, cole­gios, congregaciones y demás casas religiosas de ambos sexos. [...] Se exceptúan de lo dispuesto en el artículo anterior los cole­gios de misioneros para las provincias de Asia, establecidos en Valladolid, Ocaña y Monteagudo, los cuales subsistirán con las

3 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. ACTA ORDINIS, 1 980, No. 70, 1 7.

LECCIÓN 16, 3 253

SAN EZEQUIEL MORENO

denominaciones de Colegios de la Misión de Asia. El gobierno fijará el número de individuos que deben componer cada cole­gio, según lo exijan las circunstancias, y arreglará lo correspondien­te a su buen régimen y lo relativo a la admisión de novicios"4.

La ley hizo que desaparecieran completamente comunidades enteras, como los basilios y los Jerónimos, de los cuales apenas se tiene memoria. La Recolección tenía 33 conventos, de los cuales sólo quedó uno, el de Monteagudo, gracias a la excep­ción de la ley, que permitía mantener aquellos conventos donde se formaran misioneros; el de Monteagudo había sido fundado en 1828 para formar misioneros destinados a las islas Filipinas (lee. 18,5).

"No es más afortunada la Provincia de la Candelaria, porque tam­bién en Colombia corren los mismos vientos huracanados. Suprimi­dos primero los conventos menores, no le queda más que el con­vento de Bogotá, y, por breve tiempo aún, el noviciado de El De­sierto. Por fin, el año 1861 todos los religiosos son expulsados de sus casas y sus bienes adjudicados al gobierno. La Recolección se ve reducida, pues, al noviciado de Monteagudo y a las Islas Filipi-

4 Cf. A. MARTÍNEZ, La O.A.R., ACTA ORDINIS, 1980, No. 70, 1 7.

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254 LECCIÓN 16, 3

ñas, a las que ayuda ahora más que nunca. Mientras tanto, en la Península como en Colombia, mueren los religiosos unos tras otro en obligada exclaustración"5.

La recolección cambió de rumbo: desapareció la vida común y con ella sus valores más estimados: la oración, el silencio y el retiro. Los religiosos, expulsados de sus conventos, o se relaja­ron o se dedicaron a vivir independientemente, cada uno en su apostolado.

Mientras tanto, la provincia filipina gozaba de una época de es­plendor; en 1837 tenía sólo 86 religiosos; en 1898 contaba con 560, sin mencionar los que vinieron a restaurar la provincia co­lombiana. La misión de Palawan recibe un gran impulso con la llegada del padre Ezequiel Moreno en 1872.

En España, la única provincia superviviente comienza a revivir y tiene ánimos para enviar a Colombia la primera misión restau­radora de la Provincia, que prácticamente está muerta; esta mi­sión llega en el año de 1888, compuesta por el padre Ezequiel Moreno, cuatro sacerdotes más y dos hermanos. Siguen luego las misiones restauradoras y así surge nuevamente la Provincia colombiana (Cf. No. 5).

De repente, ahora le toca el turno a la Provincia filipina, que sufre un contratiempo con la revolución filipina de 1898. Mu­chos religiosos abandonan las islas, 20 sacerdotes y 7 hermanos son martirizados, sin contar los presos. Pero esto es providen­cial: los religiosos, en su huida, se trasladan a América, ya bas­tante calmada, y así llegan a Panamá, Venezuela, Brasil y otros países. Algunos regresan a España (lee. 18,5).

En 1905 se vuelve a abrir el noviciado en Monteagudo y en 1907 regresan nuestros religiosos a las islas Filipinas y fundan en China. Los lazos con la Orden agustina se van debilitando y se prepara el gran acontecimiento de 1912.

Ib. 17s.

LECCIÓN 16, 4 255

"El siglo XIX se cierra con un suceso de gran significado espiritual para la Congregación: la beatificación de los mártires del Japón en 1867, PP. Vicente de san Antonio y Francisco de Jesús -fiesta el 28 de septiembre-. Son los primeros recoletos elevados al honor de los altares. En 1888 es beatificada Sor Josefa María de Benigánim" -fiesta el 22 de enero-.

Y el siglo XX se abre con otro acontecimiento no menos impor­tante: la muerte en olor de santidad del P. Ezequiel Moreno en 1906, tras una vida que encarna perfectamente el espíritu de la Recolección"6.

4. La Recolección en América

"Durante dos siglos los recoletos colombianos vivieron una vida serena, sin altibajos ni relieves de consideración. De ordinario eran unos 100, que alternaban el retiro conventual con la activi­dad apostólica. Una de sus características más notables es su acendrada devoción mariana: el amor a la Virgen preside la vida entera de la provincia desde su misma incubación en el Desierto; en 1606 el padre Mallol la llama fundadora de este convento y como a tal la veneran sus fundadores a lo largo de los siglos; algunos no aciertan a desprenderse de ella y la llevan consigo a las nuevas fundaciones de Cartagena, Honda, Bogotá, las misio­nes de la costa del Caribe (Urabá); por todas partes propagan su culto y le dedican sus iglesias. La Candelaria es su Virgen. El pue­blo cristiano no tarda en captarlo y, ya en el siglo XVII, los llama por doquier 'padres candelarios"7.

El apostolado ministerial y misional fue verdaderamente pujante: entre 1626 y 1638 el convento de La Popa en Cartagena envió misioneros a los indios de Urabá y Darién; la de Urabá terminó en 1632 con el martirio de tres religiosos. También trabajaron en el Chocó y en la isla caribeña de santa Catalina.

* Ib. 21 s. 7 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 65.

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256 LECCIÓN 16, 5

En 1662 llegaron los primeros recoletos a las misiones de Casanare, donde permanecieron hasta 1999, cuando el territo­rio misional fue elevado a la categoría de diócesis y se creó el nuevo Vicariato de Trinidad. La Orden aseguró su permanencia en los dos territorios, encomendados siempre a la Provincia de la Candelaria, así: en la actual diócesis de Yopal, capital de Casanare, con dos parroquias: una en la capital y otra en Paz de Ariporo (lee. 19); y en el nuevo Vica-riato de Trinidad con la dirección pastoral del mismo. De esa manera quedó asegurada, repetimos, la permanencia de la Orden en esa parte del territo­rio colombiano, que tantas gloria le ha dado a la Provincia de la Candelaria, sobre todo en la persona de sus primer obispo, san Ezequiel Moreno.

5. Restauración de la provincia colombiana: 1888-1912

En 1861 el gobierno liberal del general Mosquera despojó a todas las comunidades religiosas colombianas de sus bienes y los frailes quedaron exclaustrados. Milagrosamente se salvó el con­vento de El Desierto y parte del de Bogotá. Lo que antes había sufrido España con la desamortización, lo sufría ahora Colom­bia con el gobierno anticlerical del General Mosquera.

Cuando las circunstancias fueron más favorables, los religiosos sobrevivientes, con el P. Victorino Rocha a la cabeza, enton­ces provincial, comenzaron a pedir ayuda a España; ésta tardó un poco en llegar pero al fin se hizo presente: en diciembre de 1888 llegó el grupo restaurador (7 religiosos) con el padre Ezequiel Moreno a la cabeza.

"La empresa era ardua, pero lograron llevarla a término gracias a la abnegación de los siete restauradores, al prestigio de su supe­rior y a las circunstancias políticas que facilitaron la incorpora­ción de otros 58 religiosos españoles entre 1890 y 1898. En 1906 la restauración estaba plenamente asegurada.

LECCIÓN 16, 5 257

En todo el proceso restaurador, san Ezequiel tuvo muy presentes los diversos elementos de la espiritualidad recoleta: vida común, celo apostólico y sobriedad de vida. Ante todo se preocupó de implantar la vida común en El Desierto; luego reavivó la tradición misionera de la provincia con el retorno a Casanare (1891) y la creación allí del primer vicariato apostólico de la Orden y de la nación (1893). Cada centro misional quedó convertido en un pe­queño convento: sus tres moradores eran auténticos religiosos con oración y administración común, sin peculio y sujeto a las prácti­cas religiosas compatibles con el apostolado.

La provincia vivió con intensidad la problemática socio-religiosa de la nación. Dio la pauta san Ezequiel, quien desde su entrada en Pasto (1896) hasta su muerte fue el representante más autoriza­do de la jerarquía en su enfrentamiento con el liberalismo. En esta misma contienda brillaron Nicolás Casas, su sucesor, tanto en el gobierno de la provincia (1893) como en el vicariato de Casanare (1895), y Marcelino Ganuza. Poco después apareció la figura polifacética del padre Pedro Fabo (1873-1933). Otros padres fue­ron muy activos en el pulpito, la prensa y la vida eclesiástica de la nación"8.

8 A. MARTÍNEZ, La O.A.R. 81 -82.

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258 LECCIÓN 16, LECTURA

LECTURA Fray Ezequiel Moreno y Díaz

Nace el Beato Ezequiel Moreno en un hogar humilde y sencillo de Alfaro (Logroño, España), el 9 de abril de 1848. A los 17 años profesa en la Orden de Agustinos Recoletos en Monteagudo (Navarra). Cuatro años más tarde viaja a Filipinas, recibiendo la ordenación sacerdotal en Manila, el 3 de junio de 1871. Se inicia en el trabajo misionero con su hermano fray Eustaquio y distintos ministerios conocen su ardiente celo apostólico y su cálida predicación en los 15 años que transcurre en el archipié­lago filipino. En 1885 es nombrado superior del convento novi­ciado de Monteagudo y en los tres años de priorato se muestra verdadero modelo de religiosos y excelente formador. A fines de 1888 parte para Colombia al frente de un grupo de religiosos, con la difícil misión de restaurar la Orden en esta nación. Hasta 1906, Colombia es el escenario de su múltiple actividad. Vitalizador de la provincia religiosa de la Candelaria, instaurador de la nueva época misional colombiana, primer Vi­cario Apostólico de Casanare (1894-1896), Obispo de Pasto (1896-1906), predicador incansable, director excelente y guía espiritual de almas selectas, apóstol de los enfermos. Fue aman­te de los pobres y de los humildes, devotísimo de Jesucristo en la Eucaristía y enamorado de la Virgen, adalid de la causa católica que defiende y propaga de palabra y por escrito, siempre devoto incondicional de la Santa Sede. Su vida fue de gran austeridad y penitencia y le pidió siempre al Señor trabajos y sacrificios, con gracia para sobrellevarlos. Víctima de cáncer en el paladar, que le invadió internamente la cabeza y que soportó con fortaleza de mártir y de santo, tras dos tremendas operaciones en Madrid, pidió ser llevado a morir al lado de la Virgen del Camino a Monteagudo. Murió el 19 de agosto de 1906 y su cuerpo se conserva entero y momificado. Un proceso de 50 años lo ha llevado a la gloria de los altares. El lo . de noviembre de 1975 ha

LECCIÓN 16, CUESTIONARIO 259

sido beatificado por el papa Pablo VI y su fiesta señalada para el 19 de agosto" (P. Sebastián López).

El 11 de octubre de 1992, el papa Juan Pablo II lo canonizó en Santo Domingo, en el marco de las celebraciones del V centena­rio de la evangelización de América y de la IV Asamblea general del episcopado latinoamericano, proponiéndolo como modelo de pastores y evangelizadores.

^ V

Cuestionario

1. La Recolección agustiniana nació en dos fechas distin­tas; ¿Cuál de las dos crees que es la más importante?

2. ¿Cuál es el origen del nombre Descalzos?

3. ¿Cómo se llaman los dos líderes de la Recolección:

a) en España: b) en América:

4. ¿Qué medio empleó la Recolección de El Desierto de la Candelaria para propagarse? (subraya):

a) el testimonio de vida de los nuevos recoletos; b) la predicación en los alrededores; c) la propaganda escrita y hablada.

5. Según lo anterior, ¿Cuál crees que es el mejor medio de atraer nuevas vocaciones para la Iglesia?

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260 LECCIÓN 16, CUESTIONARIO

6. ¿Qué sucedió el 5 de junio de 1621?

7 ¿Qué importancia han tenido las misiones para la Re­colección?

8. Los tres primeros siglos de existencia de la Orden se pueden resumir así (completar):

a) primer siglo: b) segundo y tercer siglo:

9. ¿Quién es el líder de la restauración recoleta en Améri­ca?

10.¿Qué importancia crees que tiene para la Recolección el haberse dedicado siempre a las misiones, por ejem­plo en Filipinas?

11. Resume brevemente el papel que desempeñó san Ezequiel Moreno en la Provincia de la Candelaria.

El amor es alegre entre ¡os verdaderos hermanos, pacientísimo entre ¡os falsos

(Sermón 350,3).

Lección 17

LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS. ESTRUCTURA

1. Cuarto período: se convierte en Orden religiosa (1912.)

A comienzos de siglo los recoletos prácticamente ya no se sen­tían parte integrante de la Orden agustiniana; tres siglos de his­toria y un género de vida diverso habían hecho de ellos una comunidad religiosa independiente, con autonomía e identidad propias. Sólo faltaba el decreto de la Iglesia, que se aceleró en 1908 cuando los agustinos intentaron impedir que la Congrega­ción Recoleta celebrara capítulo general. En efecto, el 18 de julio de 1911 la Congregación de Religiosos desligó completa­mente a los recoletos de la Orden agustiniana. El vicario general tendría en adelante autoridad suprema sobre la Recolección.

Un año más tarde llega la tan deseada autonomía jurídica con un documento del papa san Pió X, llamado Religiosas Familias, del 16 de septiembre de 1912, mediante el cual la Recolección ob­tiene su perfección jurídica constitutiva. Es decir,

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262 LECCIÓN 17, 2

"no será más una Congregación de la Orden agustina, sino una Orden jurídicamente independiente y una familia autónoma den­tro del monacato agustiniano. En lo sucesivo el supremo modera­dor de la Congregación, que hasta el presente se llamaba Vicario General, puede y debe llamarse Prior General de la Orden de Eremitas Recoletos de san Agustín"1.

Al ser ya Orden religiosa, se crea en la Recolección una nueva con­ciencia colectiva. Es algo así como una mayoría de edad, y esta prerrogativa la impulsa hacia nuevas metas y nuevos progresos.

2. Estadísticas

La Recolección no ha sido un instituto religioso numéricamente grande. A lo largo de su historia no ha superado la cifra de 1.500 miembros; esta cifra se alcanzó hacia el año 1770 y se repite en 1964. Las estadísticas anteriores al siglo XIX o no existen o son muy incompletas. Se sabe que sus miembros eran unos 1.092 en 1808; 406 en 1912; 666 en 1931; 894 en 1949. En 1971 la Orden, dividida en 7 provincias y difundida en 20 naciones, contaba con 1.380 religiosos profesos; al fina­lizar 1979 tenía 1.235. En 1998, según datos presentados para el último capítulo general, el número de religiosos era de 1.258. En la actualidad (2003) tiene 17 obispos, cuatro de los cuales son colombianos.

En la época postconciliar experimentó las defecciones que se dieron en todos los institutos religiosos, así como la generalizada escasez de vocaciones. En la última década, por el contrario, ha experimentado un saludable repunte vocacional, especialmente en América y Filipinas.

En su historia ha tenido diferentes nombres: Congregación de Ermitaños Descalzos de san Agustín de España y de las

1 A. MARTÍNEZ, La O.A.R., ACTA ORDINIS, 1 980, No. 70, 22.

LECCIÓN 17, 3 263

Indias (1621); Orden de Ermitaños Recoletos de san Agustín (1912), Orden de Recoletos de san Agustín, O.R.S.A (1927); y Orden de Agustinos Recoletos, O.A.R. (1966), como se conoce actualmente.

Además de la Regla de san Agustín, su libró oficial son las CONS­TITUCIONES, cuyo texto adaptado y renovado según la mente del Concilio Vaticano II, fue aprobado por la Santa Sede el 13 de noviembre de 1982, fiesta de todos los santos de la Orden.

Durante este período nacen nuevas provincias y con ellas se extiende la Orden por el mundo: Estados Unidos (1917), Argen­tina (1925), República Dominicana y Puerto Rico (1927), Ingla­terra (1932), Perú (1939), Méjico (1942), Nicaragua y Guate­mala (1958), El Salvador (1961), Formosa y Costa Rica (1963), Alemania (1965), Guam (1974)2. Las casas reco-letas de Nica­ragua, El Salvador y Alemania ya no existen.

3. Figuras sobresalientes

En una comunidad religiosa es muy importante conocer los nom­bres de los religiosos que no solamente han hecho historia, sino que nos estimulan a continuar su obra. Algunos de los religiosos agustinos recoletos más notables de este período son3:

Padre Enrique Pérez (1854-1925), último Vicario General y primer Prior General, hombre de gran capacidad y principal ar­tífice de la reorganización de la Orden.

Padre Francisco Sádaba (1871-1925), Procurador ante la Santa Sede y a quien, juntamente con el anterior, se debe la preparación del documento Religiosas Familias.

2 Cf. A. MARTÍNEZ, Ib. 23. 5 Cf. Ib. 22.

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264 LECCIÓN 17, 4

Padre Pedro Corro (1864-1934), gran conocedor de las tradiciones de la Orden.

Padre Pedro Fabo (1872-1933), escritor y cronista general.

Padre Eugenio Cantera (1880-1955), muy competente en la legislación de la Orden, que él adaptó al nuevo Derecho Canóni­co.

San Ezequiel Moreno y Díaz (1848-1906), misionero por excelencia en Filipinas y Colombia, primer obispo de Casanare y luego obispo de Pasto (lee. 16, lectura).

4. Estructura de la Orden. Gobierno

La Orden está gobernada por un Prior general, que tiene su sede en Roma; la casa donde vive se llama Curia Generalicia o Casa General. Es ayudado por seis religiosos llamados Con­sejeros Generales, que ordinariamente viven con él y tienen su orden así: primer consejero, segundo consejero, tercer con­sejero, etc. El primero recibe también el nombre de Vicario General, y hace las veces de Prior General cuando éste se ausenta o muere durante el cargo. También existe el oficio muy importante de Secretario General

El Prior General dura seis años en su cargo y puede ser reele­gido para otros seis, pero no más. Durante el período debe visitar por lo menos una vez todas y cada una de las casas de la Orden (en todo el mundo); es lo que se llama visita de reno­vación.

Existen también los Secretariados Generales, que ayudan al Prior general en el gobierno de la Orden y están distribuidos según el campo que les corresponde, así: Secretariado general de Espiritualidad: todo lo relacionado con la vida espiritual,

LECCIÓN 17, 4 265

comunitaria y religiosa; Secretariado general de Formación: todo lo que tiene relación con las vocaciones y los seminarios en la Orden; Secretariado general de Apostolado: se encarga de todo lo que sea ministerio pastoral; Secretariado General de Economía: la recta administración de todos los bienes materia­les. Al frente de cada Secretariado hay un presidente, ordinaria­mente uno de los consejeros generales; los miembros de cada Secretariado son los presidentes de los Secretariados respecti­vos de cada Provincia; por lo tanto son siempre ocho porque ocho son las provincias de la Orden.

También existen cuatro Institutos o centros de investigación, así: Casa san Ezequiel Moreno, que antes se llamaba "Augustinus"; es el encargado de todas las investigaciones y publicaciones so­bre san Agustín. Fue fundado el 23 de noviembre de 1970 y tiene su sede en Madrid, España. Instituto Histórico, que maneja todo lo relacionado con la historia de la Orden. Fundado el 25 de diciembre de 1957, tiene su sede en Roma. Instituto de Espiritualidad. Como su nombre lo indica, tiene a su cargo todo lo relacionado con nuestra espiritualidad y carisma OAR. Fue fundado el 19 de marzo de 1966 y su sede está en Madrid, España. Instituto de Agustinología, que se encarga más es­pecífica y directamente de los estudios sobre san Agustín. Fun­dado el 20 de octubre de 1994, tiene la sede en Madrid, en la misma Casa San Ezequiel Moreno.

Otro cargo muy importante es el de Procurador general, al cual corresponde tramitar todos los asuntos de la Orden ante la Santa Sede.

La Curia Generalicia o Casa General ha tenido como resi­dencia los siguientes lugares: Madrid, España, hasta 1930; Roma, de 1930 a 1942; nuevamente Madrid, de 1942 a 1950; final­mente, Roma, desde 1950 en adelante.

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266 LECCIÓN 17, 5

5. Los Capítulos y las Provincias

La máxima autoridad en la Orden no la tiene el Prior General sino el Capítulo General, que es una reunión que se hace cada seis años, a nivel de Orden, para estudiar el estado de la misma y nombrar los religiosos que han de desempeñar los cargos anterio­res, empezando por el de Prior General. El último capítulo fue en 1998, luego el próximo será en 2004, y así sucesivamente.

Todos los capítulos generales se habían hecho en Europa (Roma o España); el de noviembre-diciembre de 1992 se hizo, por prime­ra vez, en un país de América para conmemorar los 500 años de su descubrimiento y evangelización. Se escogió Colombia, y dentro de esta nación, nuestra casa Teologado de Suba, Bogotá.

Para un mejor gobierno, la Orden se divide en Provincias, algo así como la nación colombiana, que se divide en Departamen­tos. Al frente de cada Provincia hay un Prior Provincial, cuya sede se llama Casa o Curia Provincial. Es elegido para un período de tres o cuatro años, dependiendo de la costumbre de cada provincia; en la Candelaria el período dura cuatro años, pudiendo ser reelegido para otro período, pero no más.

Al Prior provincial le ayudan cuatro consejeros, por orden, como los consejeros generales; el primero se llama Vicario Provin­cial y, en la Provincia, hace lo mismo que el Vicario General en la Orden. También existe el Secretario Provincial y los Se­cretariados provinciales con un presidente y varios religio­sos como miembros.

La máxima autoridad en la Provincia la tiene el Capítulo pro­vincial, reunión a nivel de provincia que se hace cada tres o cuatro años para examinar el estado de la misma y nombrar los religiosos para los cargos anteriores.

Cuando la Provincia es muy extensa, con casas en varios paí­ses, suele tener partes llamadas Vicarías provinciales o Delega-

LECCIÓN 17, 6 267

ciones provinciales, al frente de las cuales se nombra un Vi­cario o un Delegado, respectivamente, dependientes del Prior provincial.

Cada Provincia se compone de casas (ministerios) o comunida­des locales; el que las preside se llama Prior o Superior local.

En 1621 las provincias en la Orden eran cuatro, así: san Agustín, El Pilar, santo Tomás de Villanueva y san Nicolás de Tolentino. Luego, con la Recolección colombiana, se formó la quinta: Pro­vincia de la Candelaria (o de Tierra Firme), en el Nuevo Reino de Granada, lo que es hoy Colombia. Sólo las dos últimas resis­tieron el vendaval del siglo XIX (lee. 15,4 y 16,3). Ningún con­vento antiguo queda actualmente en España, excepto el de Monteagudo. Como dato curioso, los tres conventos más anti­guos, construidos por los recoletos y que siguen siendo propie­dad de ellos, están en América: dos en Colombia (El Desierto de la Candelaria, en Ráquira, Boyacá; y La Popa, en Cartagena) y uno en Panamá -que antes era Colombia- (San José) (lee. 15,6).

6. Provincias actuales4

Son ocho, a saber:

a. Provincia de san Nicolás de Tolentino. Erigida el 31 de agosto de 1622, tiene su curia provincial en Madrid, Espa­ña. Es el baluarte misional de la Orden. Todo lo que se ha dicho de Monteagudo se aplica a ella. Al conservar su novi­ciado, logra aumentar el número de sus miembros y puede no sólo dar un gran impulso a las misiones de Filipinas, sino también contribuir a la restauración de la Provincia de la

4 Cf. A. MARTÍNEZ, La O.A.R. ACTA ORDINIS, 1980, No. 70, 23ss. -Informe del Prior General (Fr. Javier Pipaón) al capitulo general de 1998-. ACTA ORDINIS, Vol. XXXIII, 1998, No. 93. 52°. -CAPÍTULO GENERAL, 1998, Mensaje, Ordenaciones, Eleccio­nes.

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268 LECCIÓN 17, 6

Candelaria. En 1907 da origen a la Provincia de santo To­más y en 1948 a la de san José. Actualmente tiene casas en España, Inglaterra, México, Costa Rica, Estados Unidos y Brasil. Tiene a su cargo las misiones de Shangqiu (China) y Lábrea (Brasil).

b. Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria (lección 19)

c. Provincia de santo Tomás de Villanueva. En 1907 se revive la antigua Provincia del Pilar con algunas casas y mi­nisterios, tanto de España como de otros países, pertene­cientes a la Provincia de san Nicolás. Dos años más tarde se cambian los límites de acción y toma el título actual. Fue erigida el 10 de junio de 1909 y su Curia Provincial está en Madrid. Se encuentra en España, Argentina, Brasil y Vene­zuela. Tiene a su cargo la misión de Marajó (Brasil). En 1960 da origen a la Provincia de santa Rita.

d. Provincia de san Agustín. Se funda el 29 de diciembre de 1943 por división de la Provincia de la Candelaria y con casas y ministerios que ésta tiene en Estados Unidos, Repú­blica Dominicana y Puerto Rico. Su Curia Provincial se en­cuentra en Estados Unidos y actualmente tiene casas en este país y en México.

e. Provincia de san José. Nace de la Provincia de san Nico­lás el 1 de octubre de 1948; su Curia Provincial se encuen­tra en Madrid. Se le da el famoso monasterio de san Millán de España y en la actualidad tiene casas en España, Vene­zuela y Perú. Además, tiene a su cargo el territorio misional de Chota (Perú).

f. Provincia de santa Rita. Se funda el 29 de junio 1960 con parte de las casas y ministerios de la Provincia de santo Tomás de Brasil; entre ellas la casa de Ribeirao Preto, que es la primera fundación canónica de la Orden en ese país.

LECCIÓN 17, 7 269

Por eso tiene allí su Curia Provincial. Solamente tiene casas en Brasil.

g. Provincia de Nuestra Señora de la Consolación. Se eri­ge el 12 de julio de 1961 con personal y casas de la Provin­cia de la Candelaria en España y Cehtroamérica. Su Curia Provincial se encuentra en Madrid. Al presente está exten­dida por España, Panamá, Guatemala y República Domini­cana. Administra el territorio misional de Bocas del Toro (Panamá).

h. Provincia de san Ezequiel Moreno. Es la última de las provincias de la Orden. Nació mediante el Decreto del 28 de noviembre de 1998, al concluir el 522 Capítulo General del mismo año. Su Curia Provincial está en Manila, Filipi­nas, y se le asignan todas las casas que la Provincia de san Nicolás tenía en este país, además las de Linyuan y Santimen en Taiwan (República de China), y la reciente misión de Sierra Leona, en África.

7. La Recolección femenina

Dentro de la gran familia agustino-recoleta hay que hacer men­ción también de la rama femenina. San Agustín se cuidó muy bien de extender el monacato entre las mujeres, para lo cual fundó el monasterio de vírgenes en Hipona (lee. 12,4 d.). Re­cordemos que la "partida de nacimiento" de la Recolección ha­bla también de fundar oíros tantos (monasterios) de mujeres (lee. 15,5).

Se habla siempre de tres Ordenes agustino-recoletas: la primera es la rama masculina, de la que hemos venido hablando. La segunda está formada por las Monjas agustinas recoletas de clausura.

"Las agustinas recoletas contemplativas son hijas del mismo movi­miento reformista que dio origen a los agustinos recoletos.También

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270 LECCIÓN 17, 7

ellas nacieron de la definición quinta del Capítulo de Toledo, que ordenaba la fundación de tres o más conventos para las religiosas deseosas de mayor perfección. Su primer convento, el de la Visitación, surgió en Madrid el día 24 de diciembre de 1589. En su fundación intervino de modo determinante el beato Alonso de Orozco5, pero el auténtico responsable de su 'fundación, institu­ción y dotación' fue el provincial de Castilla"6.

Como todas las comunidades contemplativas, nuestras monjas recoletas nos acompañan con sus oraciones y con ellas hacen fecundo nuestro apostolado. En la actualidad se encuentran es­pecialmente en España, México, Filipinas y Estados Unidos.

Otra rama no menos importante son las Agustinas Descal­zas; también se llaman de san Juan de Ribera (1532-1611), quien fue su fundador. Era Arzobispo de Valencia, España; ad­mirador del movimiento recoleto o descalcez del siglo XVI en esa nación, en 1597 reunió en Alcoy a un grupo de siete religio­sas, cuatro agustinas y tres carmelitas descalzas, quiso que se llamaran Agustinas Descalzas y para eso les dio la regla de san Agustín, la correa y el hábito de las agustinas

"y las constituciones de santa Teresa, que, como es sabido, repro­ducen fielmente los ideales del movimiento recoleto y descalzo de la época"7.

Pronto se extendieron por toda España; a ellas pertenece la beata Inés de Benigánim (fiesta el 22 de enero). San Ezequiel Moreno era muy devoto de ella y le encomendó la restauración de la provincia de la Candelaria.

Lo anterior por lo que respecta a las monjas de clausura. Dentro de la rama femenina de vida activa se cuentan las siguientes:

5 Hoy santo. 6 A. MARTÍNEZ, La O.A.R., ACTA ORDINIS, Vol. XXVII, 1992, No. 86, 49. 7 Ib.p. 60.

LECCIÓN 17, 7 271

a. Agustinas recoletas de Filipinas, fundadas por dos her­manas llamadas Dionisia (1691-1732) y Cecilia Rosa Talangpaz (1693-1731); en 1719 se establecieron junto al convento de san Sebastián de Manila, de los padres Agusti­nos Recoletos. El 6 de agosto de 1725 recibían de los reco­letos el hábito de terciarias agustinas recoletas. Entre 1902 y 1910 echaron las bases para constituirse en una rama más de las fundaciones recoletas femeninas.

b. Un poco más cercanas a nosotros, en Venezuela, tenemos las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús. Nacie­ron en Maracay, en 1893, fruto del encuentro del sacerdote caraqueño Vicente López Aveledo y la señorita Laura Cardozo (1875-1967), deseosa de consagrarse a Dios en la vida contemplativa; el sacerdote la encaminó hacia el servi­cio de los enfermos, víctimas de la peste, y en 1902 cambió su nombre por el de María de san José (lee. 18,3). En 1902 ya eran Congregación religiosa, con la Regla de san Agustín.

c. Misioneras Agustinas Recoletas, MAR

"Esta comunidad hunde sus raíces en el doble sub-suelo contem­plativo y apostólico de la Orden. Tres de sus fundadores eran recoletas de clausura, y el cuarto trabajaba en Kweiteh, la vanguar­dia misionera de la orden. En 1931 Monseñor Francisco Javier Ochoa (1889-1976) llevó consigo a China a tres religiosas -Esperanza Ayerbe (1890-1967), Ángeles García (1905-1980) y Carmela Ruiz (1909)-para que administrasen el orfanato de la prelatura y formaran a algunas jóvenes chinas que se sentían llamadas a la vida religiosa. En 1935 les confió la formación de las 'agustinas catequistas de Cristo Rey', una congregación nativa que acababa de fundar, y en 1937 las incorporó a las agustinas recoletas de Filipinas"8.

En 1941 ven la necesidad de fundar un noviciado en Monte-agudo, España; llegan a Santafé de Bogotá en 1945; luego se separan de las agustinas filipinas y en 1947 toman el nombre de

8 A. MARTÍNEZ, La O.A.R., ACTA ORDINIS, 1992, No. 86, 69.

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272 LECCIÓN 17, 8

Agustinas Recoletas Misioneras de María. Actualmente la con­gregación tiene más de 260 religiosas y están en España, Co­lombia, Brasil, Venezuela, China, Argentina, Ecuador, Cuba, Perú, Taiwan y México.

En cuanto a su llegada a Colombia, hay que decir lo siguiente:

"En 1945 llegan de España las primeras Agustinas Recoletas, quie­nes se establecen en casa cercana al colegio (se refiere al Colegio Agustiniano Centro, lee. 19, 3), y comienzan su labor al frente del Kinder del Agustiniano, el cual se les entrega para su dirección en forma independiente del colegio"9.

d. Agustinas Recoletas de los enfermos, ARE. Fueron fun­dadas el 18 de enero de 1985 por el sacerdote agustino recoleto Sebastián López de Murga en Santafé de Bogotá, para apoyar espiritual y apostólicamente la Fundación san Ezequiel Moreno (lee. 18,7).

8. Fraternidad seglar - Orden tercera

"Se llaman Órdenes terceras, o con otro nombre adecuado, aque­llas asociaciones cuyos miembros, viviendo en el mundo y parti­cipando del espíritu de un instituto religioso, se dedican al apos­tolado y buscan la perfección cristiana bajo la alta dirección de ese instituto"10.

La Regla de vida de los agustinos recoletos seglares, en el nú­mero 4, se expresa así:

"La Fraternidad seglar agustino-recoleta acoge a ios cristianos que, impulsados por el Espíritu Santo a la perfección de la caridad, se comprometen a vivir el Evangelio a la luz de la experiencia y de la espiritualidad de la Orden de Agustinos Recoletos.

' A. RESTREPO, Recuento histórico, Provincia de Nuestra Señora de h Candelaria, 184.

10 Código de Derecho Canónico c. 303.

LECCIÓN 17, 8 273

Sus miembros pertenecen plenamente a la familia agustiniana y participan de su ideal, de sus gracias y de su fecundidad. Son hijos de la Recolección agustiniana en la comunión fraterna de sus bienes espirituales, y son llamados a la misión de servicio a la Iglesia y al mundo desde su condición de seglares".

Antiguamente se llamaban terciarios (santa Magdalena de Nagasaki era terciaria, primero dominica y después agustina recoleta); hoy se llama orden tercera, agustinos recoletos segla­res o Fraternidad seglar. Este último término es el más común.

Entre los años 1950-1986 la Orden tercera prácticamente estu­vo desaparecida debido a los cambios obrados en la Iglesia, es­pecialmente con el concilio Vaticano II. A partir de 1986 ha surgido nuevamente el interés por la Fraternidad seglar, que en 1992 ya se encontraba establecida en España, Filipinas, Colombia, Perú, Brasil, Venezuela, República Dominicana, Pa­namá, Méjico, Estados Unidos y otros. En la actualidad todas las provincias tienen la Fraternidad Seglar. En 1998 había 2.879 profesos y 355 novicios en toda la Orden.

CASA GENERAL, ROMA.

ENTRADA PRINCIPAL.

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2 7 4 LECCIÓN 17, LECTURA

LECTURA Propósito y carisma de la Orden

El propósito de la Orden de Agustinos Recoletos es el propio de una familia religiosa, suscitada bajo el impulso del Espíritu Santo y aprobada por la autoridad de la Iglesia: sus miembros, viviendo en comunidad de hermanos, desean seguir e imitar a Cristo, casto, pobre y obediente; buscan la verdad y están al servicio de la Iglesia; se esfuerzan por conseguir la perfección de la caridad según el carisma de san Agustín y el espíritu de la primitiva legis­lación y, muy especialmente, de la llamada Forma de vivir. El carisma agustiniano se resume en el amor a Dios sin condición, que une las almas y los corazones en convivencia comunitaria de hermanos, y que se difunde hacia todos los hombres para ganar­los y unirlos en Cristo dentro de su Iglesia. El espíritu de la primi­tiva legislación se expresa en la Definición 5a. del Capítulo de Toledo [...]. Este propósito fue el de los fundadores y ha ido realizándose a lo largo de la historia de la Orden. La Orden de Agustinos Recoletos es, con pleno derecho, heredera de la fami­lia religiosa fundada por san Agustín. Patrimonio espiritual de la Orden son la vida, la doctrina y la Regla de san Agustín, como también los ejemplos de santidad y los desvelos por el reino de Dios de tantos hombres ilustres que, a lo largo de los siglos, han dado esplendor a la gran familia agustiniana11.

Constituciones de la Orden de Agustinos Recoletos, números 6s.

LECCIÓN 17, CUESTIONARIO 275

Cuestionario

1. ¿Qué importancia tiene para la Recolección Agustiniana el 16 de septiembre de 1912?

2. ¿Qué es una Orden religiosa?

3. Haz una comparación entre la manera como está or­ganizada una nación, por ejemplo Colombia, y la Or­den de Agustinos Recoletos.

4. Cuando la Orden tiene que tramitar un asunto ante la Santa Sede, ¿Quién lo hace?

5. Escribe las definiciones de los siguientes términos:

a) Capítulo general: b) Capítulo provincial:

6. ¿Cómo se llama la última provincia de la Orden y en qué país se encuentra?

7. De todas las comunidades de monjas agustinas recoletas, ¿cuál es la más antigua?

8. ¿Qué es la Fraternidad Seglar Agustino-recoleta? ¿Exis­te en el lugar donde vives?

9. Cómo se prueba que la Orden de Agustinos Recoletos es heredera de san Agustín?

No quiero tener hipócritas. Mala cosas es caer de un propósito,

pero peor es simularlo (Sermón 355,6).

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Lección 18

FIN, ESPIRITUALIDAD Y APOSTOLADO DE LA ORDEN

1. Finalidad

Como ya se ha dicho, la Recolección agustiniana nació bajo el impulso de una aspiración a mayor perfección que el Espíritu Santo despertó en algunos religiosos de la Provincia agustina de Castilla (lee. 15,5). Por eso la Forma de vivir hace que todos vivan, al principio, una vida de

"rigurosa observancia, áspera penitencia, continua oración, asi­dua contemplación y, en algunos lugares, incluso de soledad eremítica. En algunos conventos el fervor induce a los hermanos a hacer votos especiales de humildad y de recolección; en uno, el Desierto de la Viciosa (España), los religiosos pasan la mayor par­te del día en adoración del Santísimo"1.

Inicialmente no se le daba mucha importancia al apostolado, pero poco después se vio la necesidad de dedicarse al mismo, y esto por tres motivos principales: a) El rápido desarrollo de la

A. MARTÍNEZ, La O.A.R., ACTA ORD1NIS, 1980, No. 70, 24s.

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278 LECCIÓN 18, 1

Recolección; b) el decreto del papa Clemente VIII del 5 de octu­bre de 1600, que le da permiso de fundar casas en España y sus colonias; c) el ardiente fervor misionero de los recoletos. Así se determina, en 1605, enviar la primera misión apostólica a las Islas Filipinas. También la Recolección colombiana se lanza, en 1625, al apostolado misional en la región de Urabá, que tantos mártires le dará después a la Recolección, como el cofundador de La Popa, el P. Alonso García de Paredes.

Una vez que se ha dado el paso, nunca se ha vuelto atrás en el apostolado; éste se tiene como parte esencial del carisma agus­tino recoleto:

"La comunidad es apostólica y su primer apostolado es la comu­nidad misma: dedicada a la oración y a la práctica de las virtudes y unida en el santo propósito de la vida común, es ya una obra apostólica.

Y, así como la contemplación reúne a los hermanos en la verdad y en el amor, igualmente los debe 'arrebatar en el servicio de la predicación evangélica'. Por ello, la comunidad, atenta siempre a las necesidades de la Iglesia, busca el lugar y el modo de ser más útil al servicio de Dios"2.

Pero de todas maneras, la Recolección siempre ha tenido en gran estima esa tendencia contemplativa en la que nació. Los conventos de la Viciosa en España, de la Candelaria en Colom­bia y otros, están invitando continuamente a la vida de oración y recogimiento.

Recordemos que en todos los conventos de la Recolección de­bían construirse ermitas para retirarse allí a orar quienes quisie­ran hacerlo con más intensidad; esta es la explicación de la er­mita que, según se dice, había en la huerta superior del Desierto de la Candelaria, detrás de la iglesia actual, a donde el padre Mateo Delgado se retiraba con frecuencia a orar.

Constituciones de la Orden, 25.

LECCIÓN 18, 2 279

2. Espiritualidad

La espiritualidad de la Orden es eminentemente agustiniana, ya que la Recolección es un movimiento dentro de la Orden de san Agustín; es un brote del viejo tronco agustiniano. Los dos docu­mentos básicos han sido y seguirán siendo la Regla de san Agustín y la Forma de vivir.

La espiritualidad de la Orden está resumida en las Constituciones, y queda ya expuesta en la lección 17, lectura.

Dos son, pues, los elementos esenciales de la Orden: lo agustiniano y lo recoleto. El primer elemento nos hace descen­dientes, herederos y continuadores de Agustín de Hipona; el segundo nos compromete a vivir una vida de oración, recogi­miento y apostolado.

Un agustino debe procurar cultivar en sí los aspectos que ali­mentaron la vida espiritual del obispo de Hipona, así:

a. Elemento cristológico. Cristo era para Agustín el centro de toda su vida. Cuando leyó el Hortensio (lee. 4,2), se des­ilusionó porque no encontró en él el nombre de Cristo. Cuando aparecen los maniqueos se adhiere a ellos porque le prometen ayudarle a seguir radicalmente a Cristo; tam­bién se desilusiona cuando se da cuenta de que lo engañan alejándolo más bien de él (lee. 20,2 b).

b. Elemento eclesial. Agustín siempre estuvo al servicio de la Iglesia; no quería ser sacerdote pero aceptó porque la Igle­sia, los fieles, se lo pedían; tampoco deseaba el episcopado, y también lo aceptó por obediencia y amor a la Iglesia. De­seaba vivir únicamente vida de comunidad con sus herma­nos y, sin embargo, tuvo que dedicarse primero que todo a su diócesis de Hipona (lee. 20,2 c).

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280 LECCIÓN 18, 3

c. Elemento primario de la caridad, virtud que modera todos los ejercicios de acción y contemplación. De ahí la insisten­cia del Santo en tener una sola alma y un sólo corazón en Dios.

d. Elemento comunitario. Agustín, recordemos, es el inspi­rador y fundador de la vida común. Ser comunidad es algo esencial al agustino; vivir en comunidad ha de ser su mayor aspiración (lee. 20,2e).

Un agustino recoleto no debe alejarse de la meta agustiniana ni del espíritu de la Forma de vivir. Naturalmente que ahora no podemos vivir con las formas y maneras del siglo XVI, pero sí tenemos que seguir conservando el espíritu.

3. Nuestros santos (Cf. lee. complementaria 4: santoral)

Todos los santos de la Orden se han identificado con las directri­ces espirituales de lo agustiniano y de lo recoleto.

Constituyen parte del genuino tesoro de nuestra espiritualidad la devoción a san José, "especial protector de la Orden"3, procla­mado tal en 1669, y la Virgen María, "en cuya válida protección se apoya la Recolección agustiniana"4 bajo el título de MADRE DE LA CONSOLACIÓN, nuestra patrona, y cuya fiesta es el 4 de septiembre. Casi todas nuestras casas están dedicadas a la Virgen bajo las más variadas advocaciones. Recordemos, entre nosotros, la Virgen de la Candelaria.

Patrimonio espiritual nuestro son las vidas de los santos y san­tas; ya hemos enumerado algunos a lo largo de esta segunda parte del curso; veamos otros:

3 Constituciones 80. 4 ib. 78.

LECCIÓN 18, 3 281

El 18 de octubre de 1987 fue canonizada la beata María Mag­dalena de Nagasaki, japonesa, cruelmente martirizada en sep­tiembre de 1634. Murió como terciaria agustina recoleta y por eso fue declarada patrona de la Fraternidad seglar el 14 de ene­ro de 1989. Su fiesta es el 20 de octubre.

El 23 de abril del mismo año fueron beatificados los padres Martín de san Nicolás y Melchor de san Agustín, martiri­zados también en el Japón el 11 de diciembre de 1632 (fueron quemados vivos). Fiesta, el 28 de septiembre.

Ya se habló también de la tan anhelada canonización de san Ezequiel Moreno, el 11 de octubre de 1992 (lee. 16, lectura). Su fiesta es el 19 de agosto.

El 7 de mayo de 1995 fue beatificada la primera santa venezola­na, madre María de san José, fundadora de las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, en Venezuela (lee. 17,7c). Su fiesta es el mismo día 7 de mayo.

Durante la guerra civil española, por los años 1932ss, fueron martirizados (fusilados) el P. Vicente Soler, que había sido supe­rior general de la Orden, y otros siete compañeros; todos fueron beatificados el 7 de mayo de 1999; se los llama los mártires de Motril por haber sido asesinados en esta ciudad del sur de España. Su fiesta es el 4 de mayo.

El último canonizado es san Alonso de Orozco (lee. 15,5).

Hay varios procesos abiertos, entre ellos el de Sor Mónica de Jesús, monja agustina recoleta española; la hermana Cleusa Carolina Rody Coelho, MAR, martirizada en el Brasil el 28 de abril de 1985 por defender los derechos de los pobres; la madre Esperanza Ayerbe, cofundadora de las misioneras agus-tinas recoletas.

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282 LECCIÓN 18, 4

Lo anterior indica que la Recolección agustiniana sigue viva espi-ritualmente y que la santidad no es algo de ayer solamente, ya pasada de moda, sino que el Espíritu Santo continúa dando a la Iglesia, en este caso a través de la Recolección, frutos de santidad.

4. Apostolado

"Los recoletos no vieron incompatibilidad alguna entre el apostola­do y la vida común, entre la ascesis y el amor a las almas, entre el retiro del mundo y la presencia salvadora; más bien creyeron que ambos polos de la vida religiosa son interdependientes y reciben aliento de un mismo núcleo o ecuador, que es el amor de Dios"5.

La Recolección agustiniana no quiso, pues, ni pudo marginarse del apostolado, como tampoco lo hicieron otras comunidades que abrazaron el movimiento recoleto. En su labor apostólica se pueden distinguir dos períodos: del 1605 al 1898 y del 1898 a nuestros días.

"En el primer período (1605-1898) la Recolección ejerce el apos­tolado en España, Filipinas y Colombia. En España se dedican sus miembros a la vida conventual y al ministerio entre los fieles; fuera de España predomina la acción evangelizados (misiones) en Filipinas, Japón, Arabia, las Marianas y Colombia"6.

El segundo período, que abarca desde 1898 hasta nuestros días, coincide con las guerras de la independencia en Filipinas, donde se encontraba más del 80 % de la Congregación, y la subsi­guiente huida de muchos religiosos hacia América, principal­mente, iniciándose la expansión de la Recolección por todo el continente americano. Recordemos que este segundo período coincide también con la restauración de la Provincia de la Can­delaria por san Ezequiel Moreno y seis religiosos más (lee. 16,5).

5 A. MARTÍNEZ, La O.A.R., 67. 6 A. MARTÍNEZ, La O.A.R., ACTA ORDINIS, 1980, No. 70, 27.

LECCIÓN 18,5 283

5. Las misiones

"Filipinas es nuestro primer campo de acción misio-nal. La im­portancia de las misiones filipinas en nuestra historia es tal que,

• humanamente hablando, si la Recolección no desaparece com­pletamente en el siglo pasado, se debe á ellas"7.

Ya se dijo que los primeros misioneros recoletos llegaron a Fili­pinas en 1606 (lee. 16,3); entre ellos se encuentra el padre Mi­guel de la Madre de Dios, quien al año siguiente fue martirizado como san Esteban, ya que murió apedreado en Manila.

Filipinas es la única nación católica en el Extremo Oriente; y la orden de Agustinos Recoletos es la quinta y última de las corpo­raciones religiosas que dejan su huella espiritual allí. No menos de 40 recoletos derramaron su sangre en defensa de la fe, sin contar las 27 víctimas de la revolución de 1898.

Un dato muy significativo: más de 15 de las jurisdicciones ecle­siásticas (diócesis) erigidas en este siglo están situadas en territo­rios evangelizados exclusivamente, o por largo tiempo, por nues­tros religiosos.

"Filipinas es como el cuartel general de donde salen expedicio­nes misionales en el Oriente. Se preparan varias misiones al Japón en los años 1623-1632, pero sólo dos, cada una formada por dos religiosos, pueden llegar a su destino. Son años de persecución; cuatro de nuestros religiosos conquistan la palma del martirio: los padres Francisco de Jesús, Vicente de san Agustín, Martín de san Nicolás y Melchor de san Agustín; todos son quemados vivos en 1632, tras haber sido diversamente torturados"8.

Los dos primeros habían sido declarados beatos en 1867, junto con otros mártires de la Iglesia. Los dos últimos el 23 de abril de 1987, como se acaba de decir (número 3).

7 Ib. 28. 8 Ib.

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284 LECCIÓN 18, 5

"No es menor la intrepidez del espíritu evangélico que demuestra la provincia colombiana. Su primer lugar misional es la región del Golfo de Urabá. Durante los ocho años (1626-1634) que dura la misión se fundan 15 pueblos y se bautizan 15.000 indígenas. Todo ello a un alto precio: en 1633 mueren alanceados y asaeteados, víctimas de la ira de un cacique ai que le reprenden su mala con­ducta, los padres Alonso de la Cruz, Bartolomé de los Angeles y Miguel de la Magdalena.

Sa pasa después a evangelizar, hasta el año 1637, en las regiones del Darién y del Chocó, en donde se distingue el padre Andrés Miranda, y también en la Isla de santa Catalina. La empresa dura poco por falta absoluta de protección.

Es en los llanos de Casanare, sin embargo, donde la Provincia de la Candelaria prodiga sacrificios sin cuento desde el principio (1662) hasta el presente. [...] Las autoridades del Vicerreinado encomian el progreso de estas misiones y la dedicación de los religiosos al aprendizaje de los dialectos indígenas. Desgraciada­mente, leyes adversas merman el personal de la Provincia y ésta se ve obligada a dejar varios ministerios en 1828; y sale de Casanare en 1855. En 1890 vuelve un grupo de misioneros presidido por el padre Ezequiel Moreno. Tres años más tarde, en 1893 el padre Ezequiel es nombrado primer Vicario Apostólico de Casanare; con esta jurisdicción comienza la reorganización de los territorios misionales en Colombia.

La segunda etapa misionera (1898)- se inicia con la salida precipi­tada de muchos religiosos de las Islas Filipinas, que se dispersan por la América meridional. [...] Por el año 1915 se nota una orienta­ción hacia las grandes ciudades, dejando los lugares más aislados"9.

Por esta época se fundan casas en Sao Paulo, Caracas y Río de Janeiro. También se comienza a trabajar por conseguir misiones especialmente encomendadas a la Orden por la Santa Sede. En la actualidad son ocho los territorios de misión encomendados a la Orden: Shangqiu en China, Lábrea y Marajó en Brasil, Taiwan

9 Ib. 29s.

LECCIÓN 18, 6 285

en Taiwan, Makeni en Sierra Leona (África), Chota en Perú, Bocas del Toro en Panamá y Trinidad en Colombia.

6. Las parroquias

El ministerio apostólico es parte esencial de nuestro carisma e identidad recoleta. La Orden también se ha dedicado intensa­mente al ministerio parroquial. Son muchísimos los templos y casas parroquiales construidos por nuestros religiosos, especial­mente en Filipinas y en América. Así leemos en el Informe del Prior General sobre el estado de la Orden, 1998, p. 22, 6.1:

"Los religiosos de la Orden administran 189 parroquias en distintos países y con enormes variantes respecto del número de feligreses, lengua, nivel socio-cultural, y otros factores. En estos ministerios trabaja más de un tercio de los frailes agustinos recoletos; ello indi-

VlRGEN DE IA

CONSOLACIÓN,

PATRONA DE LA ORDEN

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286 LECCIÓN 18, 7

ca la importancia que este apostolado y lo relacionado con él tie­nen para nuestra comunidad. El número de parroquias distribuido por provincias es el siguiente: Curia general, 1; san Nicolás, 66; Candelaria, 15; santo Tomás, 30, san Agustín, 8; san José 29; santa Rita, 9; La Consolación 31 "10.

7. Los enfermos

"El ministerio parroquial entre los enfermos se ejerce en varios lugares; desde 1917 hasta 1936 en el leprosorio venezolano de Caboblanco, y de 1917 hasta muy recientemente en el de la isla de la Providencia. Ya hace varios años que los recoletos adminis­tran en la ciudad de Méjico una parroquia singular, la cual com­prende dos hospitales generales y once especializados, con un promedio de 8.000 enfermos permanentes.

En 1976, antes de cumplirse el año de la beatificación del padre Ezequiel Moreno, el padre Sebastián López de Murga concibe la Fundación Beato Ezequiel (hoy san Ezequiel), en Colombia, cuyo fin inicial es visitar a los enfermos, sobre todo cancerosos, sin discriminación de categoría social, económica o ideológica, para llevarles consuelo, aliento y cariño cristianos. A los enfermos muy pobres se les pasa una ayuda económica fija mensualmente. Y a su muerte se da a su familia una ayuda especial para los gastos del funeral. [...] Los miembros de la Fundación colaboran con dine­ro, si pueden; visitan de hecho a los enfermos, o rezan por la obra, como las religiosas de clausura. La Fundación se inició en Bogotá con proyección ilimitada"11.

En la actualidad prácticamente está extendida por toda Colom­bia. Hay sedes en 35 ciudades, apoyadas, como se dijo antes, por las hermanas ARE (lee. 17,7 d).

Cuando se elaboró el informe todavía no había sido erigida la Provincia de san Ezequiel; por lo tanto sus parroquias se restan del número de las de san Nicolás (66), a la que pertenecía Filipinas. A. MARTÍNEZ, La O.A.R., ACTA ORDINIS, 1980, N. 70 ,31 .

LECCIÓN 18, 8 287

8. La educación

"La educación de la juventud es una actividad reciente entre los agustinos recoletos. Si se prescinde de las escuelas misionales y de algunos tanteos locales, entre los que cabe mencionar un colegio en Cartago (Costa Rica) a mediados del siglo XVII y de los colegios filipinos de Vigan, en la isla de Luzón, y Bacólod, en la de Negros, a finales del siglo XIX, está casi totalmente ausente en la vida diaria de los religiosos. A finales del siglo XIX y princi­pios del XX algunos religiosos comienzan a advertir su utilidad y dan vida a algunas escuelas que, sin embargo, rara vez rebasan el nivel primario. Las constituciones de 1912, 1928 y 1937 hablan de él, pero sólo en las postconciliares encontrará plena ciudadanía.

La vida corrió un poco más de prisa que las leyes. Ya en 1922 la provincia brasileña piensa seriamente en la apertura de algún colegio; en 1940 la filipina ordenó la apertura inmediata de 'co­legios o gimnasios de enseñanza primaria y superior'. Fruto de esta acta capitular será la fundación simultánea del colegio santo Tomás de Villanueva, en san Carlos (Filipinas), san Sebastián, en Manila, y Fray Luis de León, en Caracas. Los tres abrieron sus puertas en el año escolar 1941-42; en los años siguientes aparecieron colegios en Bogotá (1944), Río de Janeiro (1946), Cebú (1947), Buenos Aires (1947), Panamá (1954), Caracas (1954 y 1960), Motril (1956), Volta Redonda, en el estado bra­sileño de Río de Janeiro (1956). [...] La orden dirige dos univer­sidades, tres centros de rango universitario... n.

En la actualidad,

"La Orden tiene la responsabilidad de numerosos centros de ense­ñanza en los que ejercen el apostolado de la educación cerca de doscientos religiosos. [...] Los centros educativos están situados en

12 A. MARTÍNEZ, La O.A.R., ACTA ORDINIS, 1992, número 86, 46.

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288 LECCIÓN 18, LECTURA

diversas naciones: Filipinas (8), España (9), Colombia (7), Venezuela (5), Brasil (2), Perú (2), Argentina (3), Panamá (1), México (1), Costa Rica (1) y República Dominicana (1)'"3.

LECTURA

Qué significa Recolección

La especial vocación del agustino recoleto es la continua conver­sación con Cristo, y su cuidado principal es atender a todo lo que más de cerca lo pueda encender en su amor. El hombre, por la soberbia, se aparta de Dios; cae en sí mismo y resbala hacia las criaturas, disipándose en la dispersión de las cosas tempora­les. Sólo con la ayuda de Cristo, mediante la purificación por la humildad, puede el hombre recogerse y entrar otra vez en sí mismo, donde comienza a buscar los valores eternos, reencuentra a Cristo y reconoce a los hermanos. Esta es la interiorización trascendida agustiniana, principio de toda piedad. Este es el re­cogimiento o recolección de la Forma de vivir, camino que lleva derechamente a la contemplación, a la comunidad y al apos­tolado.

Efectivamente, Recolección es un proceso activo y dinámico por el que el hombre disgregado y desparramado por la herida del pecado, movido por la gracia, entra dentro de sí mismo donde ya lo está esperando Dios e, iluminado por Cristo, maestro inte­rior sin el cual "el Espíritu Santo no instruye ni ilumina a nadie", se trasciende a sí mismo, se renueva según la imagen del hom-

Informe al Capítulo General, 1998, p. 24.

LECCIÓN 18, CUESTIONARIO 289

bre nuevo que es Cristo y se pacifica en la contemplación de la Verdad.

Es también espíritu y ejercicio de oración. Es, finalmente, espíri­tu de penitencia y de continua conversión^ que limpia el corazón para ver a Dios, y es manifestación de ese mismo espíritu en las obras externas por las que aparece lo que hay dentro14.

Cuestionario

1. La especial vocación del agustino recoleto es la con­versación con Cristo; ¿cómo crees que se lleva a cabo esto?

2. La Orden se lanzó al apostolado misional así (comple­ta):

a) en 1605: b) en 1625:

3. ¿Cuál debe ser el primer apostolado de la comunidad?

4. ¿Cuáles son los dos documentos básicos de la Recolec­ción Agustiniana?

5. ¿Cómo debe manifestar un agustino recoleto su amor a la Iglesia?

14 Constituciones de la Orden, 11s.

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2 9 0 LECCIÓN 18, CUESTIONARIO

6. ¿Quién es la Patrona de la Orden? ¿Cuándo es su fies­ta?

7. ¿Qué importancia tiene Filipinas en la historia de la Orden?

8. ¿En qué año llegó la Orden por primera vez a los lla­nos de Casanare?

Preferí tener cojos a llorar muertos. En efecto, quien es hipócrita está muerto

(Sermón 356,14).

Lección 19

PROVINCIA DE LA CANDELARIA

(Colombia y Chile)

Generalidades

El título le viene de la devoción que profesó desde su cuna al misterio de la Purificación de Nuestra Señora, cuya fiesta es el 2 de febrero, celebrada de modo especial en El Desierto, en la iglesia de la Candelaria de Bogotá y en el convento de la Popa, Cartagena.

La provincia prácticamente comenzó el 12 de agosto de 1604, cuando el P. Mateo Delgado y dos aspirantes más vistieron el hábi­to de recoletos en El Desierto de la Candelaria. En 1629 la recolec­ción americana, futura provincia de la Candelaria, fue separada de la O.S.A. en América e incorporada a la recolección española (lee. 15,6). Sin embargo, se tiene como fecha oficial de su erección canónica el 15 de abril de 1663. La curia provincial está en Bogo­tá. Tiene casas en Colombia y Chile.

Los historiadores colombianos, sobre todo los antiguos, llaman a nuestros religiosos padres candelarios. En 1943 da origen

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292 LECCIÓN 19, 1

a la provincia de san Agustín y en 1961 a la de Nuestra Señora de la Consolación. Tuvo encomendadas las misiones de Casanare hasta que dicha jurisdicción eclesiástica fue elevada a la catego­ría de diócesis en 1999; se creó entonces el nuevo Vicariato de Trinidad y fue encomendado a la Provincia (lee. 16,4). Su apos­tolado abarca también parroquias y centros educativos.

La historia de la provincia se identifica en gran parte con la historia de la Recolección en América (lee. 15,6 y 16,4); ésta y la provincia de san Nicolás son las más antiguas de la Orden. Ha tenido muchas casas y ministerios en Colombia, gran parte de los cuales se han ido dejando por diferentes motivos, especial­mente por falta de personal, otros pocos se han mantenido y han aparecido algunos nuevos. He aquí las casas actuales por orden de antigüedad1:

1 . Convento noviciado de El Desierto de la Candelaria, Ráquira, Boyacá

"Es la Casa Madre de la Provincia de la Candelaria, y una de las más venerables de toda la Orden. Su origen se remonta al año 1597, lo que la hace el convento más antiguo de Colombia, exis­tente hasta el presente como tal. Porque aunque, se construyeron en la colonia española otros en años anteriores, no obstante, des­aparecieron, o no existen en el momento como conventos pro­piamente tales. Esa circunstancia hace que el Desierto de La Can­delaria, tenga una gran respetabilidad historial en Colombia y que sea altamente apreciado a nivel nacional"2.

Hacia 1597 comenzó a formarse lo que es hoy la vereda de La Candelaria; un grupo de ermitaños llegó a la región y comen­zó a construir chozas pajizas y una capilla dedicada a la Virgen.

1 Cf. D. SALAS, Breve monografía de las casas y ministerios actuales de la Provincia, BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA, abril-diciembre 1978, No. 558, 137-182.

2 Ib. 138s.

LECCIÓN 19, 1 293

Poco tiempo después, alrededor de 1604, el padre Mateo Del­gado se encontraba catequizando en una vereda cercana a Ráquira, llamada Tijo. Durante los años 1601-1603 los ermi­taños se habían dirigido varias veces por carta a los padres Vicente Mallol, provincial de los agustinos, en Colombia, y Mateo Delgado, para que la comunidad se hiciera presente en la Can­delaria. Al fin aceptó el padre Mateo y fue allí donde concibió la idea de fundar el convento en 1604 (lee. 15,6), con la auto­rización del P. Vicente Mallol, a quien la Recolección en Amé­rica le debe mucho, pues la apoyó y la favoreció desde un prin­cipio. Él es el auténtico y principal fundador de los conventos de El Desierto en Ráquira y La Popa en Cartagena (lee. 15,6 y 16,4).

La vida espiritual y religiosa era tan intensa que muy pronto fueron llegando novicios en abundancia; por eso el convento inició su vida como casa noviciado de la Recolección, y el padre Mateo Delgado desempeñó el cargo de maestro de novicios por muchos años. La nueva fundación no sólo fue semillero de voca­ciones sino también de fundadores: de allí salieron los que fun­daron en Cartagena, Bogotá, Panamá, Tunja, etc., y los que conformaron la Recolección para toda América.

Igualmente se escogió el Desierto como centro de reuniones y capítulos provinciales. La vida allí fue, pues, muy activa y diná­mica hasta los años de la Independencia, en que se vio envuelto en los trastornos de la época. En 1861 las leyes anticlericales del dictador Mosquera obligó a los religiosos a retirarse y dejar el convento en manos del Estado (lee. 16,3); no sufrió daños ma­yores gracias a que algunos religiosos siguieron cuidándolo, a pesar de las muchas dificultades, entre ellos el padre Norberto Valbuena, hasta que la restauración de 1889, con san Ezequiel Moreno a la cabeza, lo recuperó definitivamente para la comu­nidad, aunque ya lo había hecho jurídicamente el citado padre Valbuena. El 15 de diciembre de 1876 fue abierto oficialmente como casa noviciado, con carácter de perpetuidad,. Desde en­tonces la provincia lo sigue queriendo y cuidando con esmero

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294 LECCIÓN 19, 1

como casa de retiros, reuniones y formación, especialmente noviciado, con algunas cortas interrupciones.

"A través de estos últimos cuarenta años la presencia de la comu­nidad de los Agustinos Recoletos, en el convento de la Candela­ria, no se ha visto interrumpida y los claustros se han mantenido generalmente con un nutrido grupo de religiosos"3.

De 1977 para acá el convento ha recobrado su identidad como casa noviciado, incluso para novicios extranjeros.

Dentro de sus joyas artísticas hay que mencionar el cuadro de la Virgen de la Candelaria, pintado en 1597 por Francisco del Pozo, artista italiano que vivía en Tunja. Ha tenido varias restau­raciones; en la actualidad se encuentra exactamente como lo pintó el artista. El papa Pablo VI le concedió la coronación ca­nónica en 1963, hecho que se llevó a cabo el 2 de febrero de 1964 por el entonces Vicario Apostólico de Casanare, Monse­ñor Nicasio Balisa.

En cuanto a mejores y restauraciones del edificio, son muchas pero solamente cabe mencionar dos: la apertura de las actuales hospederías en 1978 y la construcción del tramo nuevo en 1989 para conmemorar los 400 años de la Recolección y con miras a prestar un buen servicio, no sólo a nuestros religiosos huéspe­des, sino a otros que quieran venir a hacer sus retiros espiritua­les, como de hecho está sucediendo. Se perfila así este sitio como futura sede de una casa de retiros, además de seguir sien­do casa de formación. Hay terreno suficiente para una futura construcción con este fin. En la actualidad se ha construido un nuevo tramo y se han hecho reparaciones en los techos de la vieja edificación, con motivo del IV centenario (2004) de la Re­colección en América.

' A. RESTREPO, Recuento histórico, 48.

LECCIÓN 19,2 29fi

2. Convento de la Popa y parroquia san Agustín, Cartagena (Tels. 666 2331. Parroquia: 666 3356)

En las postrimerías del siglo XVI, el cerro de la Popa era un lugar salvaje, donde las tribus existentes rendían culto al demonio.

Los primeros agustinos llegaron a Cartagena en 1580. Ya en 1606 había un grupo de recoletos en La Popa. Dos son los fundadores del convento: el padre Vicente Mallol, provincial de la provincia agustiniana del Nuevo Reino de Granada, a quien se considera como el fundador jurídico puesto que hizo las diligencias ante el gobierno civil y eclesiástico de Cartagena y obtuvo licencias para la fundación los días 5 y 6 de diciembre de 1606.

Al padre Alonso García Paredes, o Alonso de la Cruz, también se le tiene como fundador, ya que fue designado por los superiores para consolidar la fundación y levantar el edificio. Nunca fue prior de La Popa sino vicario prior en tres ocasiones. Posteriormente se fue a las misiones de Urabá, donde fue martirizado en 16334. La fundación comenzó por la instalación de una gran cruz, símbo­lo de la expulsión del demonio y la implantación de la fe cristiana. De ahí también el nombre de Santa Cruz de la Popa.

Durante dos siglos, tanto el convento como la iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Candelaria, fueron foco de irradiación espi­ritual, científica y misionera. En 1815, cuando Morillo sitió a Cartagena, el convento quedó tan averiado que tuvieron que aban­donarlo. En 1822 el Libertador Simón Bolívar decretó la expro­piación de todos los conventos menores y, aunque luego derogó el decreto, los recoletos no pudieron volver a pesar de los intentos por lograrlo. Así el convento pasó a manos del Estado que lo empleó, entre otras cosas, como hospital militar, terminando en ruinas y en un completo abandono.

4 Cf. C. CARDONA, La Popa, resumen histórico, Editorial Kimpres, Bogotá 2002, 28ss.

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296 LECCIÓN 19, 2

En 1961, cuando las autoridades civiles quisieron restaurar el convento con fines turísticos, invitaron de nuevo a la Comuni­dad, que aceptó gustosa después de algunas conversaciones. Las obras de restauración se iniciaron de inmediato; fueron conclui­das oficialmente el 28 de agosto de 1966, fecha en que los recoletos volvieron a vivir en su antigua casa, y ahí continúan hasta hoy.

Mientras duraba la restauración los agustinos se hicieron cargo de la parroquia de Ntra. Señora de las Mercedes, en el ba­rrio El Cabrero. El Arzobispado de Cartagena creó luego la parroquia de San Agustín, en el barrio Canapote, el 21 de septiembre de 1965 y le fue encomendada a la Comunidad a cambio de la anterior.

"En 1965 las fiestas patronales de la Virgen de la Candelaria de la Popa, se engalanaron de singular solemnidad. El fervor mariano del cristiano costeño, muy particular en su forma de practicarlo y vivirlo, se manifestó en su plenitud gracias al empeño y a la pre­paración de las festividades realizadas por los Religiosos Agusti­nos Recoletos.

Las fiestas se vieron coronadas con un acontecimiento que emo­cionó a todos y cada uno de quienes participaron en ellas. El Sr. Alcalde de la ciudad Dr. Juan Pupo Mora, [...] la declara PRO­TECTORA DE LA CIUDAD Y DE SUS CONTORNOS...

Veinticinco años del regreso de la comunidad a Car-tagena, pe­dían una solemnidad especial para conme-morar un tan grandio­so acontecimiento. [...] El anhelado 6 de julio [...] ia entusiasta multitud dio una bienvenida calurosa a su santidad Juan Pablo II.

Con gran solemnidad su Santidad coronó la pequeña imagen de la Candelaria o Virgen de la Popa, como allí se le llama"5.

5 A. RESTREPO, ob. cit. 125-127.130.

LECCIÓN 19, 3 297

3. Colegio Agustiniano de san Meólas (Agustiniano Centro). Modalidad: masculino. Iglesia y residencia de la Candelaria. Bogotá (Calle 11 3-18. A.A. 4975. Conm. 5621980)

En el año 1631 se fundó un pequeño hospicio en las cercanías del río San Francisco (hacia la actual calle 16) para hospedaje de los religiosos que tenían que venir a Santafé desde El Desierto de la Candelaria. Pero por las inundaciones del río en tiempo de lluvias, aquel sitio no resultó favorable y se hizo una permuta por el lugar actual (Calle 11 con carrera 4), en donde entre 1635 y 1703 se fundó, primero, el Hospicio de san Nicolás de Tolentino, juntamente con la iglesia de la Candelaria.

El Gobierno anticlerical del dictador Tomás Cipriano de Mosquera le quitó esta casa a la Comunidad en 1861 y pasó a poder del Estado, que la usó como cuartel, colegio de artes y escuela de ingeniería. En 1880 la Curia primada de Bogotá la negoció con el Gobierno y la convirtió en Seminario conciliar. Cuando dicha Curia construía su propio Seminario en el norte de la ciudad, puso en venta el claustro agustiniano y la Comunidad lo compró en 1943. El 15 de diciembre comenzaron los trabajos de adap­tación de las diferentes dependencias para salones de clase. Desde entonces funciona allí el colegio, que es el primero de los funda­dos por los recoletos en Colombia.

El colegio abrió sus puertas en el mes de febrero de 1944; en 1948 comenzó a prestar también sus servicios como internado hasta el año 1958. Al principio colaboraron las Hermanas Agus­tinas Recoletas, MAR, llegadas a Colombia con este fin en 1945 (lee. 17,7 c).

Debido a los altos costos de mantenimiento del edificio, ya muy viejo, y de las dificultades para transitar por el centro de la ciu­dad, se ha hablado mucho de trasladar el colegio a otro sitio; incluso los dos colegios, el Agustiniano Norte (No. 13) y el Ciu­dad Salitre (No. 16), inicialmente se construyeron con este fin; a

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298 LECCIÓN 19, 4

la hora de la verdad, han sido dos colegios más en la capital colombiana y el viejo claustro sigue funcionando como centro educativo, el primero de la Provincia.

La pequeña residencia que se llamó de la Candelaria, tuvo su origen a finales del siglo pasado, cuando se inició la restauración de la provincia y lo único que quedaba como propiedad de la Comunidad era un pequeño lote adyacente a la sacristía de la iglesia. Al llegar los padres restauradores, con el padre Ezequiel Moreno a la cabeza, levantaron en dicho lote una pequeña casa de tres pisos, que entonces se consideró como un lujo, y fue esa residencia la que sirvió como casa provincial hasta 1975 (No. 10).

El culto y apostolado en la iglesia de la Candelaria fue realmente admirable hasta hace relativamente poco tiempo, cuando el ba­rrio del mismo nombre dejó de ser residencial y se convirtió en comercial6. Un terremoto, hace años, dejó la iglesia de la Cande­laria muy averiada; en la actualidad se ha emprendido en serio su restauración, con muy buenas perspectivas y con fondos oficiales.

4. Parroquia del Sagrado Corazón, Manizales (Cra. 19 18-53. A.A. 329. Tel. 8822638)

El 12 de marzo de 1901 llegaron los primeros recoletos a Manizales y fundaron la primera casa en el mismo año. La Comunidad de Agustinos Recoletos fue la primera radicada en Manizales. Uno de los religiosos más notables fue el padre Julián Ongay Arbe, falleci­do en Manizales en 1979, y al cual todavía venera la ciudad. Re­construyó el templo actual y fundó un colegio agustiniano en la antigua casona vieja, el cual fue clasurado en 1971. En la actuali­dad ya no existe la casona sino un moderno edificio, construido entre los años 1974 y 1977 para residencia de la Comunidad, locales comerciales y vivienda.

6 Cf. ¡b. 150s.

LECCIÓN 19, 5 299

En cuanto a la historia de la iglesia, podemos resumirla así: el 21 de junio de 1914 se colocó la primera piedra del gran templo, que se construiría en honor del Sagrado Corazón de Jesús; du­rante los días 10-13 de febrero de 1923 se tuvieron los actos de inauguración. Gran parte de la construcción se hizo en madera, y esto fue fatal para el templo: el 5 de septiembre de 1955 un rayo provocó un incendio que, aunque sofocado rápidamente, lo dejó muy averiado. Por esto fue necesaria su reconstrucción, obra monumental que se inició el 30 de julio de 1956 y se con­cluyó totalmente en 1972.

5. Postulantado-fílosofado, La Linda, Manizales (A. A. 262. Tel. 8708212/29)

En 1904 los padres agustinos recoletos de Manizales compra­ron el primer terreno y construyeron una casita con capilla ad­yacente para descanso de los mismos y atención espiritual de los fieles que la rodeaban. Nunca se imaginaron que llegaría a ser lo que es hoy: la primera casa de formación de la Provincia, y una de las más queridas de todos los frailes ya que prácticamente es paso obligado de todos en la primera etapa de formación.

La Vereda queda a 7 kilómetros de Manizales. Durante los años 1920-1930 se agrandó la construcción con miras a convertirla en Colegio Apostólico o Seminario menor de la Comunidad, que funcionaba en Suba, Bogotá. La casa fue erigida canónicamente el 6 de mayo de 1930, y el 27 de junio del mismo año era cons­tituida oficialmente como Seminario menor, con capacidad para unos 35 alumnos. Más tarde se fueron ampliando, tanto el terre­no como el edificio, hasta tal punto que podía albergar a más de 100 alumnos internos.

La primera piedra del actual edificio se colocó en 1954, con motivo del XVI centenario del nacimiento de san Agustín, pero surgieron muchas dificultades y sólo el 8 de junio de 1959 se iniciaron las obras, que culminaron felizmente el 28 de agosto

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3 0 0 LECCIÓN 19, 6

de 1960, al menos el primer tramo (el de los alumnos); el segun­do (de los padres) se inauguró en enero de 1963.

En la actualidad la casa presta servicios, primero que todo a la Provincia como casa postulantado-filosofado (desde el año 1983), de retiros y sede de varias reuniones, especialmente capítulos provinciales. También sirve a la Orden, pues desde que se inicia­ron en 1979 los cursos de Renovación o actualización para to­dos los religiosos de América, ésta ha sido la casa preferida para tales encuentros.

6. Convento de Suba: Teologado, parroquia, colegio. Modalidad: mixto. Bogotá (Calle 144 89-39. Tel. 6847543. PBX 6815365)

El 27 de octubre de 1906 fue erigida la casa como residencia de la Comunidad. La parroquia lleva el título de la Inmaculada Con­cepción. La edificación tiene tres tramos completamente dife­renciados: el que da a la plaza, de principios del siglo, fue la anti­gua residencia y seminario de la Comunidad; ahora funciona allí el Colegio Agustiniano de Suba. Otro intermedio, cuya construc­ción comenzó el 15 de noviembre de 1948 y terminó el 23 de junio de 1949. Fue por muchos años noviciado y teologado; hoy es parte del colegio. Y el tramo superior, moderno, cuya cons­trucción se inició el 13 de septiembre de 1965 y se inauguró el 17 de septiembre de 1967, con capacidad para unos 38 religiosos.

Poco a poco se han ido restaurando, adaptando y construyendo nuevos tramos para ampliar las instalaciones del colegio; el últi­mo data de 2002.

El 14 de agosto de 1906 el arzobispado de Bogotá confió a la Comunidad la administración de la parroquia.

En cuanto al templo parroquial, hay que decir lo siguiente:

LECCIÓN 19, 7 301

"El 6 de septiembre de 1948 y previo consentimiento del Definito-rio Provincial, se inició la reconstrucción de la iglesia con planos elaborados por el Dr. Gabriel Largacha M. y la dirección del maes­tro de obra Sr. Abraham Piñeres. Obra muy necesaria, porque para esas fechas el vecindario parroquial había crecido mucho y el tem­plo continuaba siendo la pequeña capilla colonial, que ya no era suficiente"7.

Su estilo no es definido y, más que restauraciones, ha tenido simples obras de mantenimiento. Durante más de veinte años fue la parroquia más extensa de Bogotá; se entiende, entonces, la cantidad de parroquias nuevas que han salido de ella desde 1966, cuando dio origen a las parroquias del Batán, san Bartolomé y san Juan Crisóstomo.

7. Parroquia de san Judas Tadeo, Cali (Avenida 6 norte 14-30, Tel. 6612899)

La Comunidad llegó a Cali por primera vez en 1917 y se hizo cargo de la Parroquia de san Nicolás de Bari, que era la segunda de la entonces diócesis de Cali. Gracias al empuje de los agusti­nos se logró construir e inaugurar un gran templo en 1923; en noviembre de 1946 la Comunidad entregó la parroquia a la dió­cesis y recibió lo poco que había, una pequeña casa y una humil­de capilla, en el sitio actual, Avenida 6a. Norte.

La construcción de la actual iglesia en honor de san Judas Tadeo comenzó el 15 de julio de 1946 y terminó en marzo de 1952, aunque faltándole algunos detalles que poco a poco se fueron completando. Es parroquia desde 1954. La casa o residencia de la Comunidad se bendijo e inauguró solemnemente el 13 de noviembre de 1954, para conmemorar el XVI centenario del nacimiento de san Agustín.

A. RESTREPO, ob. cit. 200s.

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302 LECCIÓN 19, 8

La actual residencia de los religiosos comenzó a construirse el 21 de abril de 1951 y se concluyó el 13 de noviembre de 1954, XVI centenario del nacimiento de san Agustín.

8. Parroquia de san Nicolás de Tolentino. Colegio Agustiniano. Modalidad: mixto. Barrio Aranjuez, Medellín (Cra. 49 93-38. A. A. 1417. Tel. 5213788; 2361741)

La Comunidad llegó a Medellín el 25 de julio de 1929. Los religiosos vivieron primero en la casa provincial de las hermanas de la Presentación, barrio los Angeles, y en otros lugares. Desde que llegaron, los recoletos tuvieron la

"grata aceptación por parte del Sr. Arzobispo Manuel José Caicedo, quien en gesto de generosidad y reconocimiento, otorga en pro­piedad a la Comunidad el templo de san Francisco de Paula, que se construía en Aranjuez y un pequeño terreno cercano, en donde la comunidad, luego de adquirir algunas propiedades anexas, se instala definitivamente.

Esta grata aceptación, en momentos en que el Sr. Arzobispo se ne­gaba a recibir a otras comunidades religiosas, se debió a que Mon­señor Caicedo había conocido, tratado y querido entrañablemente a nuestro Beato (hoy san) Ezequiel Moreno, pues éste siendo Obis­po de Pasto, había viajado hasta Popayán, para imponerle el Palio Arzobispal a Monseñor Caicedo"8.

Queda, pues, claro el origen de los agustinos recoletos en Mede­llín. El interés y devoción del padre Gonzalo Cárdenas, que fue superior allí de 1953 a 1961, a san Nicolás de Tolentino, movió multitudes de peregrinos alrededor del Santo. Esto hizo que la actual iglesia, que se comenzó a construir en 1929 y se terminó algunos años después, se convirtiera en un auténtico santuario; había sido creada la parroquia en honor de san Francisco de

8 Ib. 363.

LECCIÓN 19, 9 303

Paula en 1961, pero el 20 de mayo de 1976 se le cambió el nombre por el de san Nicolás de Tolentino.

En el mes de enero de 1965 se inician las obras del actual cole­gio, que poco a poco y con sucesivos arreglos va tomando la forma y el auge que tiene actualmente. Inició labores en 1968. Se pensó también en una nueva residencia para los religiosos, pues la anterior resultaba incómoda por lo vieja y poco funcio­nal. En 1986 se aprobó definitivamente el proyecto, se inicia­ron las obras en la primera semana de mayo de 1987 y se con­cluyeron oficialmente el 17 de Agosto de 1988, fecha en que se inauguró la casa.

9. Colegio Agustiniano. Modalidad: mixto. Parroquia santa Rita de Casia, Palmira, Valle (Calle 35 27-86. A. A. 507. Tel. 2736354)

En 1903 pasó por Palmira el padre Ángel Vicente, acompañan­do al padre Ezequiel Moreno, que iba de Manizales a Pasto. Los fieles pidieron al padre Vicente que la Comunidad fundara en Palmira, mas la escasez de personal no lo permitió por el mo­mento. Es el 22 de febrero de 1940 cuando

"la Curia General concede la respectiva licencia para la funda­ción de una nueva casa de los Agustinos Recoletos, ubicada en Palmira, departamento del Valle, la cual había sido solicitada con insistencia por el Sr. Arzobispo de Popayán, Maximiliano Crespo, en cuya jurisdicción se encontraba en aquella época la ciudad de Palmira"9.

El 24 de noviembre de 1941 se inició la construcción de la igle­sia en honor de santa Rita de Casia; se suspendieron las obras el 22 de diciembre de 1943 para dar impulso a la construcción del convento o residencia de los religiosos, que se había iniciado el

9 Ib. 427.

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304 LECCIÓN 19, 10

30 de agosto de 1942. A comienzos de septiembre de 1944 se da por terminado el convento y se reanudaron las obras de la iglesia, que se inauguró, aun en obra negra, el 22 de mayo de 1943, fiesta de santa Rita de Casia. Para 1954 la obra ya estaba totalmente concluida.

En cuanto al Colegio Agustiniano, hay que decir que

"el año de 1963 fue de gran actividad pues había sido aprobado por parte de la dirección Provincial la creación del plantel. Venía ahora el trámite respectivo ante la Secretaría de Educación y es­pecialmente la adecuación de la casa para convertirla de con­vento en colegio'"0.

El primero de octubre de 1963 el nuevo colegio abría las puer­tas a los alumnos de Palmira. Hoy la casa es incómoda y ya se ha iniciado la construcción en otro sitio.

Como el colegio comenzó a funcionar en lo que era la residencia de los religiosos, fue necesario construir ésta en otro sitio adya­cente a la iglesia; en enero de 1972 se comenzó la actual casa, pequeña pero suficiente para las necesidades de entonces, y se inauguró el 28 de agosto del mismo año.

10. Casa Provincial. Parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, Barrio Boyacá Real, Bogotá (Cra. 73 A 69 A-69. A. A. 56456. Tel. 251 6886; 252 9924. PBX 2237276)

En 1945 se construyeron una pequeña capilla y residencia; los domingos un sacerdote venía desde la Candelaria a celebrar la san­ta Misa. El 7 de febrero de 1948 se inició la construcción de una capilla más grande, con cuatro habitaciones adyacentes para des­pacho parroquial y para guardar los objetos del culto.

,0 Ib. 439.

LECCIÓN 19, 10 3 0 5

ORATORIO CASA PROVINCIAL - BOGOTÁ

El 5 de septiembre se adquirieron dos lotes, con lo cual se iba prepa­rando una futura construcción mayor. Mientras tanto el culto y el ministerio seguían aumentando cada vez más, hasta que el 8 de diciembre de 1960 el entonces Cardenal Arzobispo de Bogotá, Mon­señor Luis Concha Córdoba, creó la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación.

"La casa parroquial y el templo, en realidad eran insuficientes para esta zona. Se inicia un fuerte movimiento de parte de los religiosos de la parroquia, como de los fieles (sic), quienes pro­meten su decidido apoyo.

En Consejo Provincial habido el diez de Noviembre de 1964 se aprueba la construcción tanto de la casa como de la iglesia"".

En marzo de 1966 se erigió la nueva casa residencia de los reli­giosos; el 4 de septiembre de 1965, fiesta de Nuestra Señora de la Consolación, el entonces Obispo coadjutor de Bogotá, Mon-

11 Ib. 235.

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306 LECCIÓN 19, 11

señor Rubén Isaza Restrepo, bendijo la primera piedra para la construcción del nuevo templo parroquial que, después de algu­nos contratiempos por deficiencias del suelo, pudo construirse y terminarse completamente en 1983.

De 1966 a 1969 esta casa fue sede de la Curia Provincial, que siempre había estado en la Candelaria (No. 3); las dificultades de comunicación y otras deficiencias del barrio incipiente motiva­ron el regreso a su antigua sede, la Candelaria; sólo a partir de 1975 se fijó como sede de la Curia Provincial, que sería prácti­camente definitiva, pues el 4 de abril de 1989 el Consejo Pro­vincial dio vía libre a la construcción de una nueva casa provin­cial, la cual se realizó en 1992.

11. Parroquia san Joaquín, Barrio Las Ferias, Bogotá (Cra. 65 76-93. Tel. 2314460)

Esta parroquia es de la Arquidiócesis, pero dada en administración a la Comunidad el 14 de septiembre de 1948. Al principio la parro­quia fue administrada desde la finca de Segovia, hoy Agustiniano Norte (No. 13), de propiedad de la Comunidad.

La parroquia fue creada el 26 de octubre de 1953. Comprendía cerca de 20 barrios, todos comenzando a formarse; su exten­sión se puede calcular por el número de parroquias que han salido de ella hasta 1989: 16 en total.

En 1953 se concluyó la pequeña casa cural en el costado sur de la iglesia; el 1 de diciembre de 1969 se inició la construcción de la nueva casa, en el costado norte, que se inauguró en 1973, cuando se cumplieron 25 años de la llegada de los recoletos al lugar. El 8 de octubre de 1960 se comenzó a construir la iglesia actual con una celeridad tal que el 19 de marzo de 1961 la bendijo Monseñor Emilio de Brigard.

LECCIÓN 19, 12 307

12. Colegio Agustiniano. Modalidad: mixto. Parroquia. Bucaramanga (Autopista Floridablanca Km. 6. A. A. 50147. Conm. 6386250)

La Comunidad llegó por primera vez a Bucaramanga el 17 de febrero de 1964. Los religiosos daban clases en algunos cole­gios de la ciudad y se encargaron de la Vicaría parroquial de Jesús Obrero (barrios La Pedregosa, La Libertad y Caldas). Cuan­do ya la Comunidad se sentía firme en Bucaramanga, gracias a la donación de un terreno por parte del Sr. Víctor Martínez, esposo de la Sra. Teresa Rueda, hermana de nuestro religioso el padre Jaime Rueda, se pensó en fundar allí un colegio agustiniano, decisión que fue tomada en 1966. En febrero de 1967 inició labores el colegio, empleando para ello una casona vieja en el centro de la ciudad. Se vio la necesidad de una mayor amplitud y comodidad y se compró el terreno actual (a cambio del que nos habían donado), donde se inició una moderna construcción en 1972; para 1973 ya estaba él colegio agustiniano en sus nuevas instalaciones, que se han ido ampliando poco a poco.

La parroquia que administraba la Comunidad comprendía sola­mente el barrio Caldas; se inauguró en 1970 bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Siempre se había hablado de cam­biarla por una más cercana al colegio, donde tiene su residencia el párroco; esto al fin se realizó en 1991: el 1 de diciembre del mismo año la Arquidiócesis de Bucaramanga erigió oficialmente la parroquia San Agustín y se la ofreció a la Comunidad, la cual tomó posesión de la misma el 17 de diciembre de dicho año en el barrio Lagos I, relativamente cercana al colegio. Poco des­pués se iniciaron las obras de construcción del nuevo templo, el cual fue inaugurado el 27 de agosto del año 2000.

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308 LECCIÓN 19, 13-14

13. Colegio Agustiniano Norte. Modalidad: masculino. Parroquia de san Nicolás, Barrio san Nicolás, Bogotá (Transv. 53 112-12, o Diagonal 111 52-50. A. A. 85173. Conm. 6245903)

"En el año de 1945 se conmemoró el séptimo centenario del naci­miento de san Nicolás de Tolentino; y en el año de 1946 el quinto centenario de la canonización del mismo Santo. El Capítulo Pro­vincial, con motivo de tan faustas fechas, ordenó que se rindiera homenaje especial al gran taumaturgo. Al efecto se expidió una circular con fecha 7 de febrero de 1946 en que ordenaba una serie mínima de festejos"12.

Este fue uno de los motivos por el cual se compró la finca de Segovia, al norte de la ciudad, hacia 1946. Además, podría servir en el futuro como reemplazo de la casona ya vieja del agustiniano Centro o de san Nicolás. En enero de 1967 el Defi-nitorio Provincial aprobó la construcción del nuevo colegio, que inició clases el 2 de febrero de 1969.

Ya antes de iniciarse la construcción del colegio se había pensa­do en una iglesia en honor de san Nicolás de Tolentino. El 10 de abril de 1970 la Comunidad aceptó la nueva parroquia, erigida el 9 de mayo siguiente. En febrero de 1973 se inició la construc­ción del templo actual, que fue bendecido e inaugurado el 10 de septiembre de 1976.

14.Parroquia Nuestra Señora de los Dolores de Manare, Paz de Ariporo, Casanare (Cra. 9 10-71. Tel. 8-6373298)

Paz de Ariporo

"es población nueva, fundada en 1953, en reemplazo de la antigua Moreno, que fue arrasada en la época de la Violencia política'.

u Ib. 247.

LECCIÓN 19, 15 309

Vino también a reemplazar a la antigua Manare, y ha quedado, por lo mismo en ella el Santuario de Nuestra Señora de los Dolores de Manare, Patrona de los Llanos de Casanare desde tiempo inmemorial"13.

La historia de los Agustinos Recoletos en Paz de Ariporo es parte de su historia en Casanare. El 5 'de agosto de 1993 el Vicario Apostólico de Casanare, monseñor Olavio López Du­que, OAR, entregó esta parroquia a la Comunidad, con carácter perpetuo, mediante Protocolo 493; incluye también el Santua­rio de Nuestra Señora de Manare.

15. Parroquia san Ezequiel Moreno. Pasto (Cra 3 este 16 B-37. Tel. 27-306959)

El 10 de septiembre de 1993 el entonces obispo de Pasto, Mon­señor Arturo Salazar Mejía, OAR, se expresaba así:

"Con motivo de la canonización de san Ezequiel Moreno, Agustino Recoleto, el Prelado de la Diócesis solicitó a los Superiores de la Comunidad la presencia recoleta en esta Diócesis, por motivos his­tóricos muy vinculada a ella, y de manera especial por la figura de san Ezequiel quien regentó la Diócesis de 1896 a 1906. [...] Manifiéstase complacencia por la aceptación de la Comunidad de Agustinos Recoletos. [...] Asígnase el Santuario de Ntra. Sra. de La Merced [...] para que desarrollen su ministerio"'4.

Desde 1993, pues, la Provincia está haciendo presencia en Pasto; los primeros recoletos se hospedaron inicialmente en la casa del Obispo hasta que la Comunidad adquirió casa propia cerca a lo que es hoy el mercado de Bombona; desde aquí atendían el Santuario en mención, que es el principal de Pasto y de todo Nariño; a la Virgen de La Merced la llaman cariñosamente la Gobernadora de Pasto. La Comunidad atendió el Santuario hasta el 28 de agos­to de 2003, cuando la diócesis se hizo cargo del mismo.

13 D. Salas, ob. cit. 179. 14 Decreto episcopal No. 563, en BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE LA CANDELARIA,

No. 594, Julio-diciembre, 1993.

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310 LECCIÓN 19, 16-17

En 1980, el entonces obispo de Pasto, monseñor Arturo Salazar Mejía, OAR, fundó la parroquia san Ezequiel Moreno. El 18 de julio de 1999 monseñor Enrique Prado Bolaños, actual obispo de la diócesis, entregó dicha parroquia al cuidado pastoral de la Comunidad.

16. Colegio Agustiniano Ciudad Salitre. Modalidad: mixto. Bogotá (Calle 34 69 B-01. Conm. 4272365)

Se presentó una buena oportunidad de adquirir un terreno relati­vamente económico en lo que sería el séptimo colegio de la Pro­vincia en Colombia y el cuarto en la Capital. El 26 de abril de 1996 el entonces provincial, padre Jaime Escobar Guzmán, ben­decía el terreno para el futuro colegio, cuya construcción se inició de inmediato. El 24 de junio del mismo año el Consejo Provincial.

"erigió la casa no formada COLEGIO AGUSTINIANO CIUDAD SALITRE, que está en proceso de construcción y que iniciará la­bores próximamente en febrero de 1997"15.

Las cosas anduvieron de manera tan normal y rápida que el colegio abrió sus puertas, tal como estaba previsto, el 22 de febrero de 1997, para primaria y algún curso de bachillerato, con un total de 1.240 alumnos; de inmediato se inició la construcción del bachille­rato y otras dependencias hasta dejarlo todo terminado. Hoy cuen­ta con un teatro según las últimas técnicas, para más de 1.000 personas, y una excelente capilla semipública.

17. Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria. Barrio La Campiña, Yopal, Casanare (Calle 25 9-38. Tel. 8-6323068)

En 1981 un grupo de fieles del naciente barrio La Campiña ma­nifestó al obispo el deseo de construir una capilla. La primera

15 Protocolo 1 74/96; V,25,96.

LECCIÓN 19, 18 311

piedra se bendijo el 2 de febrero de 1982, y el 14 de julio del año siguiente la bendijo el Señor Nuncio, monseñor Angelo Acerbi.

El 27 de diciembre de 1996, Monseñor Olavio López, OAR, Vicario de Casanare, se dirigió al Gobierno Provincial y le pidió, entre otros servicios, que la Comunidad" asumiera la dirección pastoral de esta parroquia. El 7 de enero de 1997, el Consejo Provincial, reunido en sesión extraordinaria, decidió

"asumir de inmediato por el término de un año la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria, esperando que el Capítulo Pro­vincial próximo se pronuncie al respecto"'6.

Efectivamente, el Capítulo Provincial del mismo año vio muy con­veniente seguir con la parroquia; fue entonces cuando monseñor Olavio López dio el siguiente Decreto el 23 de marzo de 1998:

"ARTICULO PRIMERO. Encomiéndase a perpetuidad la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria de Yopal a la Provincia del mismo nombre de la Orden de Agustinos Recoletos, a tenor del canon 520'"7.

Al principio la Comunidad vivió en una pequeña casa, bastante incómoda, propiedad del Vicariato y cercana al templo. El 19 de agosto de 2003 se inauguró contigua al templo una muy cómoda residencia para unos diez religiosos, propiedad de la Provincia.

18. Vicariato Apostólico de Trinidad. Casanare

A) Casanare

Antes que todo, digamos algo sobre el antiguo Vicariato Apostólico de Casanare, hoy Diócesis de Yopal, que tantas glorias le dio a la Provincia de la Candelaria.

16 Protocolo 02/97; 1,08,97. 17 Protocolo 851/19/98.

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312 LECCIÓN 19, 18

Todo cuanto se diga sobre las misiones de Casanare es de­masiado poco; ya se ha hablado del mismo (lee. 16,4-5), pero no sobra agregar algo más.

La historia de la Provincia de la Candelaria está ligada a las misiones. Los Agustinos Recoletos llegaron por primera vez a Casanare en 1662, y se encargaron de todo el sureste. El resto estaba en manos de los Jesuítas y otras comunidades. A partir de agosto de 1767, por la expulsión de los Jesuítas, Casanare quedó en manos de Dominicos, Capuchinos y Agustinos. Un poco más tarde se retiraron las dos primeras comunidades, quedando solamente los Recoletos, ayudados siempre por otras comunidades, tanto masculinas como femeninas.

Entre los años 1773 y 1794 fundaron seis pueblos. Las gue­rras de la Independencia, primero, y las leyes anticle-ricales de Mosquera, después, trajeron la crisis para Casana-re y el retiro casi completo de los religiosos. En 1891 comenzó la restaura­ción misionera con el padre Ezequiel Moreno a la cabeza. En 1893 el papa León XIII separó Casanare de la Diócesis de Tunja, a la que pertenecía, y lo convirtió en el primer Vicariato Apostólico de Colombia, siendo su primer Obispo el padre Ezequiel Moreno, que fue consagrado en Bogotá el primero de mayo de 1894. Desde entonces el trabajo ha sido arduo y continuo, sin interrupciones ni mayores contratiempos, excepto en la época de la violencia política, década de 1950.

Estos son los obispos agustinos recoletos que tuvo Casana­re desde que fue creado Vicariato (o sea, episcopado):

1. San Ezequiel Moreno y Díaz: 1894-1896. 2. Monseñor Nicolás Casas y Conde: 1896-1906. 3. Monseñor Santos Ballesteros y López: 1906-1921;

1921-1933. 4. Monseñor Pablo Alegría Iriarte: 1934-1939. 5. Monseñor Nicasio Balisa Melero: 1941-1965. 6. Monseñor Arturo Salazar Mejía: 1966-1977. 7. Monseñor Olavio López Duque: 1977-

LECCIÓN 19, 19 313

B) Trinidad (Calle 5 3-54. Tel. 8-6371026)

El Vicariato de Trinidad, fue creado por la Santa Sede en octubre de 1999, fecha en que Casanare fue elevado a la dignidad de diócesis. Se llama de Trinidad porque es en esta ciudad en donde tiene su sede el Vicario, monseñor Héctor Javier Pizarro Acevedo, OAR, quien fue consagrado obispo en la catedral de Bogotá el 27 de enero de 2001 por el en­tonces Nuncio Apostólico, monseñor Beniaminno Stella; tomó posesión del Vicariato el 11 de febrero del mismo año, cons­tituyéndose así en el primer Vicario Apostólico de Trinidad.

La dirección pastoral del nuevo Vicariato quedó a cargo de la Orden mediante la Provincia de la Candelaria, continuan­do así su gloriosa y larga tradición misionera.

"El nuevo Vicariato quedó constituido de la siguiente manera: 27.000 Km.2, enmarcados por los ríos Meta (que atraviesa todo el Vicariato del sur occidente al noroeste) y el Casanare al norte. Civilmente, en el mo­mento de la división, comprende íntegramente cuatro municipios casa-nareños: Orocué, Maní, San Luis de Palenque y Trinidad y parte de otros tres municipios: Hato Corozal, Paz de Ariporo y Tauramena. Eclesiásticamente son cinco parroquias correspondientes a los prime­ros cuatro municipios más la de Bocas del Pauto que tiene su cabecera enclavada en la parte extremo oriental del municipio de Trinidad.

Los límites del Vicariato son: ai norte Arauca, Hato Corozal, Paz de Ariporo, Pore, Nunchía, Yopal, Aguazul y Tauramena; al occidente Villanueva y Monterrey; al sur con Meta y al oriente con Vichada"18

19. Parroquia san Luis Gonzaga. Talca, Chile (8 Norte 5 y 6 1241. Tel. 5671-229152)

Desde 1961, cuando nació de la Candelaria la nueva provincia de la Consolación, formada por las casas de España y Centro-

PIZARRO A., monseñor Javier, Las misiones agustino recoletas en el Vicariato Apos­tólico de Trinidad de cara al nuevo milenio, BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE NUES­TRA SEÑORA DE LA CANDELARIA, No. 612, julio-diciembre 20O1, 197.

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314 LECCIÓN 19, 20

américa, la Provincia quedó reducida a solo Colombia. Mucho se hablaba de fundar en el extranjero; incluso se hizo una expe­riencia en Puerto Píritu, Venezuela, en donde la Provincia de la Candelaria estuvo desde el 22 de octubre de 1996 hasta el 2 de noviembre de 1998; también se intentó fundar en Ecuador pero sin resultados positivos. La oportunidad se presentó en Chile, cuando el Señor Obispo de la diócesis de Talca, monseñor Hora­cio Valenzuela, invitó a la comunidad a fundar en dicho país.

El 1 de mayo de 2000 tres religiosos de la Provincia, con el P. Alonso Restrepo a la cabeza, entonces Provincial, viajaron a Talca para hacer un primer sondeo. Nuestros hermanos agustinos OSA los recibieron y hospedaron con el cariño de siempre. Del encuen­tro con el Obispo se dedujo que la oferta era viable y conveniente. Fue así como empezó a prepararse todo, con calma y prudencia, hasta que el 29 de abril de 2001 la Comunidad tomó oficialmente posesión de la Parroquia San Luis, que tiene unos 35.000 habitan­tes y está a tono con el desarrollo pastoral de Chile.

20. Convento Nuestra Señora de la Consola­ción. La Serena, Chile (Contournet 705. Casilla 395. Tel. 5651-211788)

Para dar la mano a nuestros hermanos los agustinos de la Provincia Nuestra Señora de Gracia, Chile, y para salvaguardar mejor el espí­ritu comunitario OAR, la Comunidad aceptó, mediante documento de comodato y por un tiempo prudencial de tres años, la dirección espiritual de este convento, en el que se celebran oficios religiosos para los fieles. La casa es cómoda, recién restaurada y puede alber­gar ocho religiosos. Se trata, pues, de un ministerio sin carácter parroquial que nuestros hermanos OSA, sus legítimos dueños, no podían atender debidamente por falta de personal. Allí llegaron y se instalaron dos religiosos de la Provincia el 24 de febrero de 2002.

Ahora la mira está puesta en la capital, Santiago, en donde se ven posibilidades de una tercera fundación, sobre todo con mi­ras a robustecer la vida comunitaria en el país austral.

LECCIÓN 19, LECTURA 315

LECTURA

Vida claustral

El primer siglo de la provincia fue de clara tendencia claustral. Sus centros neurálgicos fueron fueron siempre los conventos. Hasta el último cuarto de siglo, los de El Desierto, Cartagena y Panamá. Después se les sumaron los de Bogotá, que a finales de la centuria ya había escalado la cúspide, Tunja y Honda. Su sis­tema de vida, descrito en las normas del padre Mallo y, desde 1616, en la Forma de vivir, preveía unas seis horas diarias de oración, con marcada preferencia por la mental y la litúrgica; clausura y silencio; ayunos prolongados, disciplinas tres veces por semana y asperezas varias en habitación, vestido y calzado; pobreza individual y colectiva; simplicidad, igualdad de trato y proscripción de grados y títulos honoríficos19.

f-

1.

2.

3.

4.

v...

A

Cuestionario

¿Cuándo se celebra la fiesta de la Provincia de la Can­delaria?

¿Con qué otro nombre se ha conocido a los agustinos recoletos en Colombia?

¿Qué importancia tiene la Provincia de la Candelaria en el conjunto de la Recolección americana?

¿Qué relación tiene el 12 de agosto de 1604 con la historia de la Provincia de la Candelaria?

i A. MARTÍNEZ C, H.A.R, 426.

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3 1 6 LECCIÓN 19, CUESTIONARIO

r

K

5. ¿Cuál es la fecha oficial del nacimiento de la Provincia de la Candelaria?

6. ¿Cuántas provincias han salido de ella?

7. ¿Cuál es el apostolado que más ha honrado a la Pro­vincia durante toda su historia?

8. ¿Qué importancia tiene para la Provincia -y para la Orden- el convento de El Desierto de la Candelaria?

9. En términos generales, ¿qué le sucedió a la Provincia en 1861?

9. Escribe el año y un poco de historia de la llegada de los recoletos al lugar donde vives, o al más cercano.

10. En cuanto al gobierno de la Provincia, ¿cuál de todas las casas te parece más importante y por qué?

11.Escribe, por orden, los nombres de las tres primeras casas en donde vivirás, si entras a la comunidad; anota también algunos datos históricos de las mismas: 1. 2. 3.

12.¿Quién fue el primer obispo de Casanare?

13.¿Cuándo fue creado el actual Vicariato de Trinidad? ¿Cómo se llama su obispo?

14.¿Cuándo llegó la Provincia por primera vez a Chile, y a qué sitio?

Os confieso ingenuamente delante de Dios, que es testigo de mi sinceridad desde que empecé a servir a Dios: difícilmente hallé personas mejores que las que adelantan en el monasterio, pero

no ¡as he encontrado peores que las que en el monasterio cayeron. (Carta 78,9).

Lección 20

QUE ES SER AGUSTINO RECOLETO

1. El SER antes que el HACER

Son muchos los jóvenes que nos preguntan: ¿Qué se necesita para entrar a la Comunidad? Esta pregunta quedaría mejor for­mulada así: ¿Qué se necesita ser para entrar a la Comunidad (y a cualquier comunidad)? El ser es más importante que cualquier otra cosa. Siempre que se trate de una opción, de una elección de carrera, se debe analizar detenidamente lo que se es, antes que lo que se tiene o se hace. De ahí que al hablar de una comu­nidad religiosa tampoco se debe preguntar, por ejemplo: ¿Qué hacen los Agustinos Recoletos?, sino: ¿Qué son los Agustinos Recoletos? Entonces vendrá la respuesta: somos comunidad, hombres de oración y recogimiento, hombres apostólicos...

A partir, pues, de ahí, del ser, nace el quehaser: trabajamos en misiones, parroquias, colegios, casas de formación... En conclu­sión: hacemos ésto porque somos aquéllo. En esta lección se tratará de lo que se necesita en el orden del ser más que en el orden del hacer.

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318 LECCIÓN 20, 2

Nuestro PLAN DE FORMACIÓN, o normas básicas para for­mar a un agustino recoleto, resume lo que debe ser y hacer el candidato a nuestra vida en estas tres cosas: VIVIR BIEN, ORAR BIEN, ESTUDIAR BIEN.

2. Requisitos para SER Agustino Recoleto

a. Ser persona

Podría parecer extraño este enunciado, pero esa es la realidad. No es fácil preparar bien una personalidad para entregársela al Señor; máxime que al Señor se le debe entregar lo mejor y bien preparado. Este es precisamente el objetivo de toda la forma­ción, o sea, la carrera para ser sacerdote y religioso: prepararse bien para la entrega al Señor más que para ser un profesional • como tantos.

Ser persona abarca una serie de requisitos y condiciones, tanto en lo físico como en lo intelectual, espiritual y moral. Juega un papel importante la afectividad y el equilibrio emocional. De ahí que un joven con enfermedades o defectos físicos notables, o con un psiquismo desviado o enfermo, no debe aspirar a ésta ni a ninguna comunidad; lo más seguro es que el Señor no lo lla­ma, aunque él se crea llamado.

El Concilio Vaticano II nos da un resumen de las condiciones humanas que deben tener los que se preparan para ser minis­tros del Señor:

"Por medio de una formación sabiamente ordenada, hay que culti­var también en los alumnos la necesaria madurez humana, cuyas principales manifestaciones son la estabilidad de espíritu, la capa­cidad para tomar prudentes decisiones y la rectitud en el modo de juzgar sobre los acontecimientos y los hombres. Habitúense los alumnos a dominar bien el propio carácter; fórmense en la recie­dumbre de espíritu y, en general, sepan apreciar todas aquellas vir-

LECCIÓN 20, 2 319

tudes que gozan de mayor estima entre los hombres y avalan al ministro de Cristo, cuales son la sinceridad, la preocupación cons­tante por la justicia, la fidelidad a la palabra dada, la buena educa­ción y la moderación en el hablar, unida a la caridad"1.

b. Ser cristiano

No es fácil ser cristiano comprometido. La vida religiosa es una consagración a Dios por medio de los votos de castidad, pobre­za y obediencia; pero hay que tener presente que esa consagra­ción trae su origen y tiene su base en la consagración bautismal. He ahí la diferencia, y al mismo tiempo la unión entre las dos consagraciones, la bautismal y la religiosa:

"El cristiano [...] ya por el bautismo había muerto al pecado y estaba consagrado a Dios; sin embargo, para traer de la gracia bautismal fruto copioso, pretende, por la profesión de los conse­jos evangélicos, liberarse de los impedimentos que podrían apar­tarle del fervor de la caridad y de la perfección del culto divino y se consagra más íntimamente al servicio de Dios"2.

Ser cristiano es apreciar, recibir y aprovechar los elementos de santificación que nos dejó Cristo: los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. Vivir una vida sacramental intensa puede ser signo de un llamamiento especial del Señor.

c. Ser Iglesia

Sentirse Iglesia es sentirse ya parte de una comunidad, la reunión de todos los creyentes en y por el Espíritu Santo. Eso es la Iglesia: la primera gran comunidad de los bautizados.

Todas las comunidades religiosas nacen y viven para la Iglesia. La vocación religiosa es "un don divino que la Iglesia recibió de su Señor, y que con su gracia conserva siempre"3.

1 Decreto sobre la Formación sacerdotal, 11. 2 Ib,, Constitución sobre la Iglesia, 44. 3 Ib. 43.

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320 LECCIÓN 20, 2

Nunca puede nacer ni desarrollarse una vocación sagrada al margen de la Iglesia. Sentirse Iglesia es sentirse responsable del progreso espiritual de la misma.

La Iglesia llega a nosotros a través de la Diócesis y de la Parro­quia; el que crea sentirse llamado por el Señor, ha de sentirse unido a su Diócesis, a su Parroquia. Hay cristianos que se llaman así pero ni siquiera saben quién es su párroco, dónde queda la iglesia; son cristianos de nombre. El aspirante a ser religioso sacerdote debe ser cristiano de nombre y de hechos; debe sen­tirse unido a la Parroquia, porque ella es el "hogar de las voca-

"4

cíones q.

Para san Agustín, ser Iglesia es ponerla por encima de todo, incluso de nosotros mismos, de nuestros deseos, de nuestras aspiraciones y tendencias:

"S¡ la Iglesia reclama vuestra colaboración [...] obedeced a Dios con humilde corazón llevando con mansedumbre a quien os go­bierna a vosotros. [...] No antepongáis vuestro ocio a las necesi­dades de la Iglesia, pues si no hubiese buenos ministros que se determinasen a asistirla, cuando ella da a luz, no hubiésemos encontrado medio de nacer"5.

La Iglesia es como la madre que nos da a luz espiritualmen-te por medio del bautismo; alguien nos bautizó a nosotros, es decir, ayudó a la Iglesia a darnos a luz; procuremos noso­tros colaborar con la Iglesia en el nacimiento de nuevos hi­jos suyos; tal es la idea de san Agustín.

d. Ser apóstol dentro de la Iglesia

Una cosa es ser apóstol y otra ser apóstol dentro de la Igle­sia. Hay muchos cristianos que quieren ser apóstoles a su modo: fundan movimientos o participan en ellos pero al margen del

Primer Congreso Nacional de Vocaciones, Bogotá, 1983. Carta 48,2.

LECCIÓN 20, 2 321

Párroco o del Obispo; esa no es la voluntad de Cristo, pues Él mismo dijo; Que todos sean uno. Como tú, Padre, en m\y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros6. La unidad de los católicos alrededor del Papa, del Obispo, del Párroco es el mejor medio de apostolado: Para que el mundo crea que tú me has enviado7 (Ib.).

Ser apóstol es anunciar que Cristo vino a nosotros, murió y re­sucitó por nosotros; subió al cielo y desde allí nos invita a seguir­lo por uno de estos dos caminos: el del bautismo, general y común a todos los cristianos; o el de la consagración religiosa, especial para algunos.

Ser apóstol es preocuparse por la salvación de los demás; no contentarse solamente con la misa dominical o con asistir a las fiestas religiosas principales y nada más; es ante todo estar al servicio de los demás, no simplemente a través de un trabajo social, porque eso lo puede hacer incluso el que no es cristiano, sino a través de un trabajo espiritual, de evangelización para todos.

Pero el principal apostolado es el que se hace en favor de la misma Comunidad, una vez que se está en ella, según san Agustín:

"Si manifiestas tu vida para que te aproveche a tí y no a otros, te manifiestas a tí mismo, no a Dios. Por el contrario, si manifiestas de tal modo tu vida que induces a otros a recibir la vida que tu recibiste, tendrás una gran recompensa, porque no fuiste desagra­decido por haberla recibido"8.

e. Ser capaz de vivir en comunidad

Una cosa es vivir en grupo y otra vivir en comunidad. Se vive en grupo en una fábrica, en un colegio, en un club deportivo. Vivir

6 Jn. 17,21. 7 Ib. 8 Comentarios a los salmos 55,14.

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322 LECCIÓN 20, 3

en comunidad es mucho más profundo; es "tener una sola alma y un solo corazón en Dios", como dice san Agustín en su Regla. Y en otro lugar también afirma:

"En realidad tu alma no es sólo tuya sino de todos los hermanos, como sus almas son también tuyas; mejor dicho, sus almas junta­mente con la tuya no son varias almas sino una sola, la única alma de Cristo"9.

El ser humano es sociable por naturaleza; mucho más lo debe ser el cristiano. La sociabilidad se expresa en la amistad; ser capaz de vivir en comunidad es ser capaz de hacer amigos; pero la amistad que exige la vida religiosa es la sobrenatural, la que arranca de Cristo y va hacia Él (lee. 3,3). No se ha de confundir la amistad con la "compinchería" ni con el simple "compañerismo". San Agustín es modelo de auténtica amistad: aquella que lleva a Cristo por el mejor de los caminos: la virtud.

La Comunidad agustiniana exige actualmente, entre otras cosas, que el aspirante a la misma tenga experiencia de lo que es el trabajo en grupo, la vivencia de la sociabilidad; por eso se pide que haya participado en algún grupo de carácter apostólico: de oración, de acólitos, vocacional, de catequesis...

Saber vivir en comunidad no es fácil; es algo que se va haciendo poco a poco. Exige adaptabilidad, colaboración, generosidad, re­laciones humanas en general. Todo esto se va aprendiendo en la misma comunidad. En otras palabras, el arte de la vida comunita­ria no se aprende desde afuera, a través de charlas y conferencias; se aprende simplemente así: viviendo en comunidad.

3. Valores pedagógicos agustinianos

A san Agustín lo podemos considerar como un auténtico pedago­go. Prácticamente toda su vida la pasó enseñando. Desde los 18

9 Carta 243,4.

LECCIÓN 20, 3 323

hasta los 32 años fue profesor de retórica, antes de convertirse; un período sumamente rico, aunque él se exprese despectiva­mente de sí mismo durante este período (lee. 5,1).

Después de convertido cambió el estilo y el contenido de la en­señanza, pero no dejó de enseñar. La predicación durante toda su vida de pastor (lee. 9,3 y 11,7) no fue más que eso: una continua enseñanza; y de esta actividad podemos deducir cinco valores que definen y valoran al hombre según san Agustín10. Estos valores son:

a. La interioridad11

El principio de la interioridad agustiniana, inspirado en los filóso­fos neoplatónicos, es característico del Santo, quien lo enuncia así: No quieras derramarte fuera, entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior habita la verdad; y si hallares que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo12.

Se entra dentro de uno mismo para encontrar la Verdad a través de las verdades, es decir, a Dios, suprema Verdad y suprema felici­dad, a través de las realidades exteriores, pero sobre todo interiores, ya que Dios es más interior que lo más íntimo mío13. Eso es, pues, interiorizar: buscar y encontrar a Dios dentro de uno mismo.

Se interioriza también para descubrir las muchas riquezas que existen en el interior de cada uno; bien se dice que el hombre medio no alcanza a aprovechar ni el 25% de las capacidades que posee: ¡Cuántas riquezas no oculta el hombre dentro de sí, y, sin embargo, no cava!14.

10 CALINDO, José A., OAR, Pedagogía de san Agustín, Editorial Avgustinvus, Madrid, 2002, 13.

" Cf. CARDONA, Carlos E., OAR, Itinerario Agustiniano, 10.000 pensamientos de san Agustín, Editorial Kimpres, Bogotá 1998, tema INTERIORIDAD. (Se citará simple­mente Itin.).

12 La Verdadera religión 39,72. Itin. 5711. 13 Conf. 3,6,11; Comentarios a los salmos 11 8,22,6. Itin. 3835. 14 Coment. salm. 76,9. Itin. 5678.

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324 LECCIÓN 20, 3

Pero ¿qué método se debe seguir para interiorizar? ¿Qué es, real­mente, interiorizar? Es poner a funcionar los "sentidos interio­res", cuya sede principal es el corazón15: En mi corazón soy lo que soy16. Según san Agustín, todos venimos a este mundo con diez sentidos: cinco exteriores y cinco interiores: Tenemos otro sentido del hombre interior, mucho más excelente que el sentido corpo­ral, por el que percibimos lo justo y lo injusto17.

Ojos

En realidad, tenemos dos pares de ojos: los exteriores y los inte­riores; éstos se alimentan por medio de aquéllos. Muchas cosas que no vemos con los ojos del cuerpo, las vemos con los ojos del alma. Vemos con los ojos exteriores, miramos con los interio­res. Dios te puso los ops en la cara y la razón en el alma; despier­ta esta razón, despierta al que mora dentro de tus ojos, asóme­se a esas sus ventanas y mire por ellas la creación divina18. — Los ojos interiores son, pues, jueces de los exteriores, [...] pues los interiores ven muchas cosas que los exteriores no ven19. — Todo nuestro esfuerzo, hermanos, en esta vida ha de con­sistir en sanar el ojo del corazón con que ver a Dios20.

Oídos

Tenemos también dos pares de oídos: con los exteriores oímos, con los interiores escuchamos. Cuando oigo, sin prestar aten­ción, una melodía musical, no hago más que eso: oír (ruidos); pero cuando me detengo en esa melodía, saboreándola y disfru­tándola, escucho. Esto tiene aplicación especial a la palabra de Dios (la Biblia): muchos la oyen, pocos la escuchan. ¿Por qué

15 Cf. C. CARDONA, ob. cit., tema CORAZÓN. 16 Conf. 10,3,4. Itin. 1804. 17 La ciudad de Dios 11,27,2. Itin. 5672. 16 Sermón 126,3. Itin. 5694. Cf. C. CARDONA, san Agustín y el libro abierto de la

creación, Editorial Kimpres, Bogotá , 2002, 2a. edición. " Carta 147,17.41. Itin. 5708. 20 Serm. 88,5. Itin. 1915.

LECCIÓN 20, 3 325

quieres hablar y no oír?[...]El que te enseña está dentro. [...] En el interior oímos la verdad21. — ¿Quién soy yo, que no oigo lo que en mi interior se habla y quiero que otros oigan lo que por mí se dice?[...] Oiré lo que en mi interior habla el Señor Dios22. — Si escuchas a tu prójimo como te escuchas a ti mismo, de seguro que perseguirás los pecados y no al pecador23.

Gusto

Tenemos dos paladares o sentidos del gusto. Con el paladar exterior gustamos, por ejemplo, los alimentos; con el interior gustamos la palabra de Dios y todo lo relacionado con la vida espiritual. Cuando me aburren las cosas de Dios (ir a misa, rezar, meditar), es porque no las gusto ni las saboreo; estoy enfermo del paladar interior. Alza tu vuelo sobre el cuerpo y experi­menta el sabor del alma; eleva tu vuelo después sobre el alma y experimenta y gusta a Dios211. ' — La caridad es muy dulce para todos aquellos que tienen sano el paladar del corazón para gustar del pan de Dios25. — El hombre interior tiene su boca interior, y el oído interior la descubre26.

Lengua

De la misma manera, tenemos dos lenguas: la exterior y física, con la que nos comunicamos por medio de palabras, y la interior, que se identifica con el corazón. Dejemos que sea el mismo Agustín el que nos hable sobre éste: ¡Cuántos gritan con la boca y son mudos de corazón! Y, por el contrario, ¡cuántos enmudecen en los labios y claman con el afecto!21.

~' Coment. salm. 139,1 5. Itin. 41 35. 22 Coment. Salm. 49,23. Itin. 7348. 23 Serm. 1 3,8. Itin. 5686. 24 Tratados sobre el Evangelio de san Juan 20,11. Itin. 192. 25 Tratados sobre la primera Carta de san Juan, prólogo. Itin. 11 09 26 La continencia 2,4; Coment. salm. 137,2. Itin. 5713, 5683. 27 Coment. Salm. 119,9. Itin. 1876.

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326 LECCIÓN 20, 3

A este propósito podemos deducir lo que es la sinceridad: con­cordancia entre lo que dice la lengua y lo que dice el corazón: Hartas cosas hay que con la boca del cuerpo las callamos y con el corazón las gritamos28. — Concuerden tus labios con tu corazón...29. — Vayan de acuerdo la realidad y las palabras; no afirme la lengua lo que niega ¡a conciencia30. — Como hablo, así está mi corazón31.

Olfato

Ni el olfato se le escapa al Santo: Si alguno tiene sano el olfato del alma, percibe el hedor de los pecados32 Por lo tanto, el que no reconoce sus pecados, o los empequeñece agrandando los del prójimo; el que siempre está echando la culpa a los demás; el que no ve la viga en el propio ojo por estar mirando la paja en el ojo ajeno (Mt 7,3), está mal del olfato interior.

Frente

Igualmente, tenemos dos frentes: Hay una frente en el rostro y otra en la conciencia. A veces, cuando se toca la frente inte­rior, se ruboriza ¡a exterior, enrojeciéndose por el pudor o palideciendo por el temor33. Cuando siento miedo, ira, ver­güenza, etc., la frente interior hace que todos estos movimientos se manifiesten por medio de la exterior.

Tacto

¿Y del tacto? Habla mucho san Agustín de los efectos que produ­ce en el alma el acto de tocar, y lo relaciona, por ejemplo, con la fe, como en el caso de la hemorroisa (Mt 9,20-22): "Si tocare

28 La Continencia 1,2. Itin. 1967. M Coment. Salm. 39,16. Itin. 1831. 30 Serm. 229,3. Itin. 1514 31 Conf. 11,25,32. Itin. 1805. "De lo que rebosa el corazón habla la boca" (Le. 6,45). 32 Coment. Salm. 37,9. Itin. 144. 33 Serm. 107,7. Itin. 1512.

LECCIÓN 20, 3 327

aunque sólo fuera". [...] Cuando lo dijo, tocó. A Cristo se le toca con la fe. Se acercó, tocó y se hizo lo que creyó3*. —Aquel tocar simboliza la fe. Toca a Cristo quien cree en El35. — Esta mujer tocó al Señor tanto más cuanto más creyó; así también el centurión, cuanto más creyó, tanto más se acercó a Él36.

Para no ir muy lejos, todos tenemos experiencia de lo que se transmite con una caricia o con un puñetazo...

b. La libertad37

"La libertad agustiniana, la verdadera, consiste: a) en vivir libera­do de las esclavitudes morales, esto es, de los vicios, defectos y malas acciones; b) en la capacidad para ser personas según op­ciones, actitudes y actos con y en los que se ama a Dios y a los hermanos. Somos verdaderamente libres cuando procedemos con rectitud moral. Entonces es cuando no estamos atados a nada ni a nadie. En esto consiste la auténtica 'madurez personal', de donde nace la felicidad posible en este mundo"38.

La verdadera libertad consiste, pues, en vivir libres de pecados y de vicios. A esta libertad san Agustín la llama "libertad mayor". La primera libertad consiste, pues, en no tener pecados39'. En este sentido sólo el justo, es decir, el hombre bueno, es libre*0. La libertad está en la voluntad; hay que ir fortaleciendo ésta para que crezca aquélla: La libre voluntad será tanto más libre cuanto más sana. Y tanto más sana cuanto más subordinada esté a la misericordia y gracia divina*1.

34 Serm. 63 B,1. Itin. 7997. 35 Serm. 243,2. Itinerario 7999. 36 Concordancia de los evangelistas 2,20,50. Itin. 8001 . 37 Cf. C. CARDONA, Itinerario, tema LIBERTAD. 38 J.A. CALINDO, ob. cit. 19. 39 Tratados sobre el Evangelio de san Juan 41,9.10. / f /n.6004. 40 Serm. 161,9. 41 Carta 157,2.8. Itin. 6007.

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328 LECCIÓN 20, 3

Esta libertad no se ha de confundir con la disciplina, el reglamen-to, el orden y la obediencia a la autoridad. Quien intente liberarse de todo esto, cae en la mayor de las esclavitudes, que son sus propias pasiones, pues pierde la libertad interior, que es la mejor garantía de que somos imagen y semejanza de Dios. Si en algo nos parece­mos a Dios es en la libertad, entendida como la entiende san Agustín. Liberarse de todo orden y reglamento para esclavizarse del pecado, san Agustín lo llama "libertad menor"42.

c. La amistad43

En las lecciones 2,6 e, 3,2 c y 4,8 se habló un poco de los tres grados de la amistad en san Agustín. La amistad es una variante del amor-, más aún, el amor se manifiesta en la amistad, y ésta alimenta el amor.

Nadie, que sea crea normal, puede vivir sin amigos: En toda con­dición, lugar y tiempo, o tengan amigos o búsquenlos44.

Así como el cuerpo necesita salud, el alma necesita amigos: En este mundo son necesarias estas dos cosas: la salud y el amigo45.

Ahora bien, ¿para qué sirve la amistad? ¿Hacia dónde nos debe conducir?. Primero que todo, a Dios: A Dios debemos llevar a los que amamos y ser ¡levados por los que nos aman46. En segundo lugar, la amistad nos debe llevar al conocimiento del mismo Dios y del alma: Pero te pregunto: ¿por qué quieres que vivan o permanezcan contigo tus amigos, a quienes amas? Para buscar en amistosa concordia el conocimiento de Dios y del alma. De este modo, los primeros en llegar a la verdad pueden comu­nicarla sin trabajo a los otros47.

42 Ib. 20. 43 Cf. C. CARDONA, ob. cit. tema AMISTAD. 44 El orden 2,8,25. Itin. 357. 45 Serm. 299D,1. ftin.8716. 4b La ciudad de Dios 10,3,2. Itin. 317. 47 Soliloquios 1,12,20. Itin. 1456.

LECCIÓN 20, 3 329

d. El amor48

Entendemos que la sede del amor está en el corazón; de ahí la expresión, empleada por el mismo Dios: "amar con todo el co­razón". A san Agustín muchas veces se lo representa con el corazón en la mano, lo que quiere decir que el amor fue el cen­tro de gravedad de toda su vida. Lo expresa gráfica y muy since­ramente en las Confesiones: Amar y ser amado era la cosa más dulce para mí, sobre todo si podía gozar del cuerpo del amante49. El hombre es un eterno mendigo de amor, no solo del de las criaturas, sino principalmente del de Dios.

El amor en san Agustín es un tema de nunca acabar. Todo lo que el Santo nos puede decir acerca del amor lo resume en la frase lapidaria suya: Ama y haz lo que quieras; o también: ama y di lo que quieras50. Es una sentencia peligrosa si se entiende mal. Muchos jóvenes dicen: me acuesto con mi pareja y, como lo hago con tanto amor, no es pecado. Nada más erróneo. No basta hacer las cosas por amor para juzgarlas buenas. Por amor al dinero se atraca, se roba, se cometen injusticias, se roban los bienes del Estado y hasta se asesina.

A la sentencia agustiniana habría que agregarle una frase: "ama con amor ordenado y haz lo que quieras. Esto es lo que quie­re decir san Agustín: Nos interesa principalmente saber qué es el amor verdadero, o mejor, qué es el amor. Sólo el amor verdadero merece el nombre de amor; lo demás es pasión51. No quiero que no ames nada, pero quiero que ordenes tu amor52. Ahora bien, ¿qué es el amor ordenado? También lo dice claramente el Santo: ¿Quieres que obedezca tu cuerpo a tu alma? Que tu alma sirva a Dios53.

48 Cf. C. CARDONA, ob. cit. temas AMOR-CARIDAD, CARIDAD-AMOR. 49 Conf. 3,1,1. Itin. 377. ™ Serm. 163, B,3; Tratados sobre la 1a. carta de san Juan 7,8; Exposición de la caria a

los Calatas 57. Itin. 453, 1116, 580. 51 La Trinidad 8,7,10. Itin. 505. 52 Serm. 335 C, 13. Itin. 473. 53 Serm. 128,5. Itin. 7265.

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330 LECCIÓN 20, 3

— Donde el cuerpo manda y el espíritu obedece, es una casa en ¡a que reina el desorden5"1\ — Quien no ordena los valores superiores e inferiores, poniendo cada cosa en su lugar, no será apto para el reino de los cielos55. — Si no obedeces al Señor, te atormentarán ¡os siervos (es decir, las pasiones)56.

Sobran los comentarios a san Agustín. Terminemos diciendo con el Santo que cada uno vive conforme a lo que ama57. — Mi peso es mi amor; él me lleva doquiera soy llevado58.

Lo anterior lo podemos resumir así: dime qué amas y te diré quién eres.

e. La comunidad59

Se trata de la "solidaridad humana y comunión eclesial"60. Hoy se habla mucho de solidaridad, de relaciones interpersonales e inter­nacionales. El espíritu comunitario y solidario arranca del amor, ya que el amor no puede estar solo61, ni tampoco puede estar ocioso62; en consecuencia, es necesario que arrastre63, ya que el amor es una especie de apetito64.

El término "comunidad" en san Agustín no se aplica solo a la vida religiosa; por extensión, todos somos o debemos ser comu­nitarios: el género humano es comunidad por su origen, que es uno y único, Dios; la Iglesia es comunidad en razón de su Funda-

54 Tratados sobre el Evangelio de san Juan 2,14. Itin. 7269. 55 La verdadera religión 34,63. Itin. 7275. 56 Coment. Salm. 143,6. Itin. 7258. 57 La Trinidad 13,20,26. Itin. 523. 58 Conf. 13,9,10. Itin. 381. 59 Cf. C. CARDONA, ib., tema COMUNIDAD. 60 J.A. GALINDO, ob. cit. 37. 61 Serm. 349,1. Itin. 481. 6- Coment. Salm. 31,2,5. Itin. 394. 63 Coment. salm. 121,1. Itin. 416. 64 Ochenta y tres cuestiones diversas 35,2. Itin. 606.

LECCIÓN 20, LECTURA 331

dor, Cristo; cada instituto religioso es comunidad en razón de su respectivo fundador; la familia es comunidad si hay papá, mamá e hijos... Podemos decir, pues, que el espíritu comunitario es innato en el hombre.

"El hombre agustiniano busca y encuentra la verdad por la vía de la interioridad; vive intensa y ordenadamente el amor para con todas las personas como norma universal de conducta; cultiva la amistad como ámbito en que se construye una feliz y provechosa convivencia humana abierta a la más alta caridad; por lo mismo, alcanza la realización personal en la auténtica libertad; es solida­rio y comunitario con los demás, hasta el punto de que, en algu­nos casos, vive en comunidad para realizar mejor todos esos va­lores y todos los demás que lleven el sello de lo humano y/o de lo cristiano65.

LECTURA

Agustín a los hombres de hoy

"A este hombre extraordinario queremos preguntarle, antes de terminar, qué tiene que decir a los hombres de hoy. Pienso que tenga realmente mucho que decir, tanto con su ejemplo como con sus enseñanzas.

A quien busca la verdad le enseña que no pierda la esperanza de encontrarla. Le enseña con su ejemplo —él la encontró después de muchos años de laboriosa búsqueda— y con su actividad lite­raria, cuyo programa fija en la primera carta que escribió des­pués de su conversión. "A mí me parece que hay que conducir

J.A GALINDO, ob. cit. 44.

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332 LECCIÓN 20, LECTURA

de nuevo a los hombres [...] a la esperanza de encontrar la ver­dad" (Carta 1,1)...

A los teólogos, que justamente se afanan por comprender mejor el contenido de la fe, deja Agustín el patrimonio inmenso de su pensamiento, siempre válido en su conjunto, y especialmente el método teológico al que se mantuvo firmemente fiel...

Hablando un poco más a propósito sobre las enseñanzas de Agustín a los hombres de hoy, a los pensadores les recuerda el doble objeto de toda investigación que debe ocupar la mente humana: Dios y el hombre...

A los hombres de ciencia los invita también a reconocer en las cosas creadas las huellas de Dios y a descubrir en la armonía del universo las "razones seminales" que Dios ha depositado en ellas...

Para terminar, voy a dedicar una palabra a los jóvenes, a quie­nes Agustín amó mucho como profesor antes de su conversión, y como Pastor, después. El les recuerda su gran trinomio: ver­dad, amor, libertad; tres bienes supremos que se dan juntos. Y les invita a amar la belleza, él que fue un gran enamorado de ella. No sólo la belleza de los cuerpos, que podría hacer olvidar la del espíritu, ni sólo la belleza del arte, sino la belleza interior de la virtud, y sobre todo la belleza eterna de Dios, de la que proviene la belleza de los cuerpos, del arte y de la virtud. De Dios, que es "la belleza de toda belleza" (Conf. 3,6,10), "funda­mento, principio y ordenador del bien y de la belleza de todos los seres que son buenos y bellos" (Sol. 1,1,3). Agustín, recor­dando los años anteriores a su conversión, se lamenta amarga­mente de haber amado tarde esta "belleza tan antigua y tan nueva" (Conf. 10,27,38), y quiere que los jóvenes no le sigan en esto, sino que, amándola siempre y por encima de todo, conser­ven perpetuamente en ella el esplendor interior de su juventud.

He recordado la conversión y he trazado rápidamente un pano­rama del pensamiento de un hombre incomparable, de quien

LECCIÓN 20, CUESTIONARIO 333

todos en la Iglesia y en Occidente nos sentimos de alguna mane­ra discípulos e hijos. Una vez más manifiesto el vivo deseo de que se estudie y sea ampliamente conocida su doctrina y de que se imite su celo pastoral, para que el magisterio de tan gran Doctor y Pastor continúe en la Iglesia y en el mundo en benefi­cio de la cultura y de la fe"66.

Cuestionario

1. Responde a las siguientes preguntas-.

a) ¿Qué es un agustino recoleto? b) ¿Qué hacen los agustinos recoletos?

2. ¿Por qué se debe tener cuidado en el cultivo de la per­sona para entregársela al Señor?

3. La Iglesia visible está representada, además de los fieles, en el Papa, el Obispo y el Párroco; responde:

¿Cómo se llama tu Obispo? ¿Cómo se llama tu Párroco?

4. ¿De qué manera estás vinculado actualmente a tu pa­rroquia?

5. ¿En qué crees que se distingue un agustino recoleto de otras comunidades?

Juan Pablo II: Carta Apostólica Agustín de Nipona. Ed. Paulinas, 1 986, IV.

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334 LECCIÓN 20, CUESTIONARIO

6. De los cinco valores agustinianos, ¿cuál es el que más te llama la atención?

7. En 1986 se conmemoraron 1.600 años de la conver­sión de san Agustín; ¿con qué documento se hizo pre­sente el papa Juan Pablo II?.

8. AI terminar este curso, ¿con qué impresión quedas?

¿De qué te sirve conocer, si eres perezoso en elegir?

(Comentarios a los salmos 53,2).

LECCIÓN COMPLEMENTARIA

1. Datos cronológicos más importantes de la vida de san Agustín

354. Nace en Tagaste, norte de África, el 13 de noviembre.

361. Estudia las primeras letras en Tagaste. Grave enferme­dad.

367. Va a Madaura a estudiar Gramática.

370. Interrumpe los estudios. Permanece un año en Tagas­te. Comienzan los desórdenes morales.

371. Prosigue los estudios en Cartago. Muere Patricio. Co­mienza a vivir con la madre de Adeodato.

372. Nace Adeodato. Lee el Hortensio; intento de leer la Biblia. Se adhiere al maniqueísmo.

374. Vuelve a Tagaste y enseña Retórica.

375. Muere su amigo.

376. Con la ayuda de Romaniano se establece en Cartago, donde abre escuela de Retórica.

380. Escribe el tratado Lo apto y lo conveniente, perdido.

383. Encuentro con Fausto. Engaña a su madre y sale para Roma, como profesor de elocuencia. Grave enferme­dad. Comienza a alejarse del maniqueísmo.

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336 LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 1

384. Pasa a Milán con el mismo fin y comienza a ser oyente de los sermones de san Ambrosio. Decide ser catecúmeno de la Iglesia Católica.

385. Pronuncia el panegírico del emperador Valentiniano II y el de Bautón. Llega Mónica. Luchas interiores. Simpa­tía por la Iglesia Católica y por las Escrituras.

386. Proyecto de matrimonio y de vida común. Lectura de los neoplatónicos y de las epístolas de san Pablo. Entrevista con Simpliciano y Ponticiano. Escena del jardín y CON­VERSIÓN. Se retira a la granja de Verecundo, en Casiciaco, con su madre y amigos (hacia septiembre).

387. Vuelve a Milán y de san Ambrosio recibe el bautismo en la noche pascual del 24-25 de abril. Emprende el regreso a África con su madre, que mue-re en Ostia del Tíber. Se detiene en Roma casi un año.

388. Parte para África, deteniéndose en Cartago algún tiem­po. Funda el primer monasterio agustiniano en Tagaste, donde permanece tres años.

389. Muere Adeodato.

391. Va a Hipona y es ordenado sacerdote allá, para ayudar al obispo Valerio. Funda el segundo monasterio en el huerto donado por el obispo.

392. Disputa con Fortunato, maniqueo, en Hipona, el 28 de agosto.

393. Sínodo de Hipona (8 de octubre), donde predica sobre la fe y el Símbolo.

395. Es nombrado obispo auxiliar de Valerio y lo consagra Megalio, obispo de Numidia.

397. Asiste a un concilio en Cartago. Muere Valerio y le su­cede en la Sede Episcopal.

398. Controversia con Félix, maniqueo, quien se convierte a la fe católica.

LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 1 337

399. Entrevista con Crispín, obispo donatista de Calama.

401. Asiste a un concilio de Cartago. Lucha con los donatistas.

404. Va a otro concilio de Cartago.

410. Saqueo de Roma por los godos. ,

411. Conferencia en Cartago entre católicos y donatistas (1-8 de junio). Principio de la polémica antipelagiana.

413. Comienza la Ciudad de Dios.

414. Pablo Orosio, sacerdote español, llega a Hipona para consultar a san Agustín, que lo comisiona para ir a Pa­lestina (415) con motivo de la cuestión pelagiana.

416. Asiste al concilio de Milevi, contra los pelagianos.

419. Asiste a otro concilio en Cartago.

426. Termina la Ciudad de Dios y nombra a Heraclio obis­po auxiliar.

428. Conferencia con Maximino, obispo arriano.

429. Los vándalos, capitaneados por Genserico, invaden Numidia.

430. Genserico sitia a Hipona en Junio.

430. Muere san Agustín el 28 de agosto y su cuerpo es de­puesto en la basílica de la Paz.

504. Se trasladan sus restos a Cágliari, en Cerdeña, Italia.

722. Por obra del rey Luitprando, de Cágliari, se trasladan a Pavía, a la basílica de san Pedro en Cielo de oro.

1832. Son llevadas sus reliquias a la catedral de Pavía.

1900. Se devuelven a la misma basílica de san Pedro, donde actualmente reposan, en Pavía, Italia.

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338 LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 2

2. Cuadro cronológico de las obras de san Agustín

Título Año redacción

Contra los académicos La vida feliz El orden 386 Soliloquios La inmortalidad del alma La dimensión del alma La música Las costumbres de la Iglesia y las de los maniqueos Comentario al Génesis contra los maniqueos El libre albedrío El maestro La verdadera religión Ochenta y tres cuestiones diversas Utilidad de la fe Las dos almas del hombre Actas del debate contra el maniqueo Fortunato La fe y el Símbolo de los apóstoles Comentario literal al Génesis, incompleto El sermón de la montaña Salmo contra la secta de Donato Réplica a Adimanto, discípulo de Manes Exposición de algunos textos de la Carta a los Romanos Exposición de la Carta a los Gálatas Exposición incoada de la Carta a los Romanos Carta 28 a Jerónimo La mentira La continencia Cuestiones diversas a Simpliciano

386 386 1 387 387 387-88 387-91

388 388-90 388-95 389 389-91 389-96 391-92 391-92

391-92 393 393 393-96 393-96 393-96

393-96 393-96 393-96 393-96 394-95 394-95 396-97

Vol. BAC

3 1

1 39 3 39

4 15 3 3 4 40 4 30

30 39 15 12 32 30

18 18 18 8 12 12 9

LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 2 339

El combate cristiano Réplica a la Carta de Manes, llamada «del Fundamento» La doctrina cristiana Cuestiones de los Evangelios „ Anotaciones al libro de Job La catequesis a los principiantes Las Confesiones Réplica a Fausto, el maniqueo Concordancia de los Evangelios El trabajo de los monjes La fe en lo que no vemos Réplica a la carta de Parmeniano Tratado sobre el bautismo La bondad del matrimonio La santa virginidad Réplica a las cartas de Petiliano Carta a los católicos sobre la secta ' donatista (la unidad de la Iglesia) La Trinidad Comentario literal al Génesis Actas del debate con el maniqueo Félix Naturaleza del bien Respuesta al maniqueo Secundino Carta 82, a Jerónimo Réplica al gramático Cresconio, donatista La adivinación diabólica Carta 93, a Vicente Rogatista Seis cuestiones contra los paganos (carta 102) Carta 108, a Macrobio Carta 118, a Dióscoro Carta 120, a Consencio El único bautismo (Réplica a Petiliano) Resumen del debate con los donatistas Mensaje a los donatistas después del debate Carta 137, a Volusiano Carta 138, a Marcelino

396-97 12

396-97 396-97 397-400 397-400 400 400 400 400 400 400 400 400 400 400-401 401

402 400-416 401-415 404 405 405-406 405-406 406 406-411 408 408-409 409 410 410 410 411 412 412 412

30 15 (18) 29 39 2 31 29 2 4 32 32 12 12 33

34 5 15 30 3 30 8 34 40 8 8 8 8 8 33 32 33 11.» l i a

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340 LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 2

Carta 140, a Honorio Consecuencias y perdón de los pecados, y el bautismo de los niños El espíritu y la letra La fe y las obras Carta 147 (la visión de Dios), a Paulina La Ciudad de Dios (lo., libros 1-10) La Ciudad de Dios (2o., libros 11-22) La bondad de la viudez Carta 157, a Hilario La naturaleza y la gracia La perfección de la justicia del hombre Naturaleza y origen del alma Carta 167, a Jerónimo A Orosio, contra los priscilianistas y origenistas Comentarios a los salmos (lo.): 1-40

" (2o.): 41-75 " (3o.): 76-117 " (4o.): 118-150

Tratados sobre el Evang. de S. Jn., 1-35 " ,36-124

Tratados sobre la la. Carta de san Juan Las actas del proceso a Pelagio Carta 186, a Paulino La gracia de Jesucristo y el pecado original Carta 194, a Sixto Sermón a los fieles de la iglesia de Cesárea Actas del debate con el donatista Emérito La paciencia Las uniones adulterinas Cuestiones sobre el Heptateuco El matrimonio y la concupiscencia Réplica a las dos cartas de los pelagianos Contra la mentira Réplica a Gaudencio, obispo donatista

412

412 412 413 413 413-426 413-426 414 414 415 415 415 415

415 391-415 391-415 391-415 391-415 416-417 416-417 416 417 417 418 418 418 418 418 419 419 420 420 420 420

l i a

9 6 39 l i a 16 17 12 l i a 6 35 3 l i a

38 19 20 21 22 13 14 18 9 l i a 6 11b 33 34 12 12 28 35 9 12 34

Réplica al adversario de la Ley y los Profetas 420 38

LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 3 341

Réplica a Juliano Manual de fe, esperanza y caridad (Enquiridion) La piedad con los difuntos Respuesta a las ocho preguntas de Dulquicio Carta 211 La gracia y el libre albedrío La corrección y la gracia Las Revisiones Carta 217, a Vidal Espejo de la Sagrada Escritura Debate con Maximino, obispo arriano Réplica al mismo Maximino, arriano Las herejías, dedicado a Quodvuldeo Tratado contra los judíos La predestinación de los santos El don de la perseverancia Réplica a Juliano, obra incompleta, libs.

,-libs. Cartas: 1-123

" 124-187 " 188-270 y otras

Sermones 1-50 51-116 117-183 184-272B 273-338 339-396

¿ v

1-3 4-6

421 421 421 422 423 426-427 426-427 426-427 427 427 428 428 428 428 428-429 428-429 430-... 430-... 386-430 386-430 386-430

35 4 40 40 11b 6 6 40 11b 27 38 38 38 38 6 6 36 37 8 l i a 11b 7 10 23 24 25 26

3. Fechas más importantes de la historia de la Orden

388. San Agustín funda el primer monasterio en Tagaste.

391. Funda el segundo monasterio en el huerto de Hipona.

395. Al ser nombrado obispo, san Agustín funda el monaste­rio para clérigos en Hipona.

Page 173: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

342 LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 3

? Funda el monasterio para vírgenes.

400. Existencia de varios monasterios en Cartago.

430. Comienza la gran persecución en el norte de África. Desaparecen muchos monasterios (dura hasta el 484).

484. La persecución de este año hace descubrir, providen­cialmente, la existencia de los monasterios de Gapsa y Biguá.

527. Muere san Fulgencio, que había dado gran impulso y realce al monacato agustiniano.

787. Carlomagno ordena imprimir y difundir la Regla de san Benito. San Agustín queda relegado a un segundo pla­no. Comienza la existencia de los Canónigos Regula­res de san Agustín.

1130. La Regla de san Agustín vuelve a suplantar a las demás reglas. Comienza el pontificado del papa Inocencio II, que asigna la Regla de san Agustín a todas las comuni­dades de canónigos.

1243. Con la unión de todos los yermos existentes nacen los Ermitaños de la Orden de san Agustín de Toscana.

1256. Mediante la GRAN UNIÓN nace la Orden de Ermi­taños de san Agustín, cuyos períodos más sobresa­lientes son: 1256-1303: Acoplamiento y expansión; 1303-1350: Esplendor y florecimiento espiritual; 1350-1539: Decadencia y confusión. 1527. Llega el primer agustino, Vicente de Reque-sada, al Nuevo Reino de Granada.

1588. Nace la RECOLECCIÓN AGUSTINIANA en Talavera de la Reina, España, el 5 de diciembre.

1604. Nace la Recolección en América, el 12 de agosto, en El Desierto de la Candelaria, Colombia. Fundación del con­vento del mismo nombre.

1592. Primera crisis de la Recolección: el provincial de los agus­tinos manda calzar a los Recoletos.

LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 3 343

1601. La provincia de Castilla renuncia a todos sus derechos sobre los Descalzos.

1602. Se constituye en provincia independiente con el nom­bre de Provincia de san Agustín de los Agustinos Recoletos Descalzos de España.

1605. Salen los primeros misioneros recoletos para Filipinas.

1606. Existen ya más de 18 conventos de Agustinos Recoletos.

1608. El papa Pablo V suprime la Recolección por malos en­tendidos.

1610. El mismo Papa restituye nuevamente la Provincia. Se fundan nueve conventos más.

1621. El papa Gregorio XV decreta la erección de la Congre­gación de los Descalzos de Ermitaños de san Agustín. La Recolección Americana se une a la de Es­paña.

1629. El papa Urbano VIII anexa oficialmente la Recolección americana a la española.

1662. Llegan los primeros Agustinos Recoletos a las misiones de Casanare, Colombia.

1668. La Recolección americana se constituye en la quinta provincia de la Congregación con el título de La Can­delaria o Tierra Firme.

1688. Termina el primer período y el esplendor de la Recolec­ción. Se funda el último convento de este período. Pa­san 136 años sin nuevas fundaciones.

1688-1835.Época de estancamiento y crisis.

1837. Se dicta, en España, la ley de la desamortización, que prácticamente acaba con todos los conventos, excepto en Filipinas.

1861. Las leyes anticlericales del dictador Tomás Cipriano de Mosquera, en Colombia, dan otro golpe a la Recolec­ción americana.

Page 174: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

344 LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 3

1888. Llega san Ezequiel Moreno, con otros seis religiosos, a restaurar la Provincia de la Candelaria.

1898. La revolución filipina da un duro golpe a la Recolección allí.

1906. Muere en olor de santidad el padre Ezequiel Moreno el 19 de agosto en Monteagudo, España.

1907. Se revive la antigua Provincia del Pilar y nace la de san­to Tomás de Villanueva.

1912. El papa san Pió X convierte la Recolección en Orden, el 16 de septiembre. Tendrá Superior General propio y se llamará Orden de Eremitas Recoletos de san Agustín.

1943. Se funda la Provincia de san Agustín por división de la Provincia de la Candelaria.

1948. De la provincia de san Nicolás nace la de san José.

1957. Se funda el Instituto Histórico, el 25 de diciembre.

1960. Se forma la Provincia de santa Rita, de la de santo To­más de Villanueva, en Brasil.

1961. Nace la Provincia de la Consolación, con personal y casas de la Provincia de la Candelaria.

1966. Recibe el nombre actual: ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS (OAR)

1966. El 19 de marzo se funda el Instituto de Espiritualidad.

1970. Se funda el Instituto o Casa Augustinus, el 23 de noviem­bre. Hoy se llama Casa San Ezequiel Moreno.

1975. Es beatificado el padre Ezequiel Moreno, por el papa Pablo VI, el lo. de noviembre.

1987. Es canonizada la Beata Magdalena de Nagasaki, por el papa Juan Pablo II, el 18 de octubre.

1989. Son beatificados los padres Martín de san Nicolás y Melchor de san Agustín, por el papa Juan Pablo II, el 23 de abril.

LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 4 345

1992. Es canonizado el Beato Ezequiel Moreno, por el papa Juan Pablo II, el 11 de octubre en Santo Domingo.

1992. Por primera vez se celebra en América (en Colombia) un capítulo general de la Orden, en los meses de no­viembre-diciembre. Es el capítulo no. 51.

1994. El 20 de octubre se crea el Instituto de Agustinología de la OAR.

1995. El siete de mayo es beatificada por el papa Juan Pablo II la madre María de san José, fundadora de las Agustinas Reco­letas del Corazón de Jesús y primera santa venezolana.

1996. Se recibe el nuevo territorio misional de Sierra Leona, diócesis de Makeni, África.

1998. Por decisión del 529. Capítulo General, nace la provin­cia número ocho de la Orden, con el nombre de SAN EZEQUIEL MORENO, por división de la Provincia de san Nicolás, en Filipinas.

1999. El 7 de marzo son beatificados, por el papa Juan Pablo II, los padres Vicente Soler y compañeros mártires.

2002. El 19 de mayo es canonizado el beato Alonso de Orozco, por el papa Juan Pablo II.

2004. IV Centenario de la Recolección Americana.

4. Nuestro santoral (común para toda la familia agustiniana)

San Fulgencio Beata Josefa María de Benigánim

Beato Esteban Bellesini Beato Anselmo Polanco Beata Cristina de Espoleto Beato Simón de Casia

San José, Protector de la Orden

Beata Elena de Údine Conversión de N. P. S. A. Ntra. Sra. del Buen Consejo

ENERO

FEBRERO

MARZO

ABRIL

03 23 03 07 13 16 19 23 24 26

Page 175: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

346 LECCIÓN COMPLEMENTARIA, 4

MAYO

JUNIO

JULIO

AGOSTO

27 28

SEPTIEMBRE 04 10 19 28

OCTUBRE 09 10 11 14 20 23 25

05 Beatos Vicente Soler y compañeros mártires 07 Beata María de san José 08 N. Sra. de Gracia 12 Beato Guillermo Tirry 13 Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro 16 Santos Alipio y Posidio 18 Beato Guillermo de Tolosa 19 Beatos Clemente de Osimo y Agustín de

Tarano 22 Santa Rita de Casia

04 Beato Santiago de Viterbo 12 San Juan de Sahagún

17 Beata Magdalena Albrici

02 Beato Juan de Rieti 17 Santa Clara de Montefalco 19 San Ezequíel Moreno 26 Santos Liberato, Bonifacio y compañe­

ros mártires Santa Mónica SAN AGUSTÍN

La Consolación San Nicolás de Tolentino San Alonso de Orozco Beatos mártires del Japón

Beato Antonio Patrizi Santo Tomás de Villanueva Beato Elias Socorro N. Beato Gonzalo de Lagos Santa Magdalena de Nagasaki San Guillermo y Beato Juan Bueno San Juan Stone

NOVIEMBRE 06 Fieles difuntos de la Orden 07 Beato Gracia de Cátaro 13 Santos de la Orden 29 Beato Federico de Ratisbona

ÍNDICE ALFABÉTICO

Adeodato 54 115s 120 130-132 200 337s Agustín, abreviado 211 217

— autodidacta 60 77 79s — escritor 161 — excepciones 139s — fundador 49 199 215 228 — lector 60 77 157s 160 190 — narrado 36 181 — narrante 36 181

Agustinos calzados 248s — descalzos 233 235 248-250 262 270

Alarcón, Gregorio de 249 Albino 168 Alejandro IV 226

— VII 250 Alfaro 258 Alipio 69 79 80 84 99s 109 111 115s 130 140 143 165 200 208 Alma 33 47 63 96 104 117 121 124 161 179 191 197 206 228

233 279 324-331 Ambrosio 93-97 108 113 116s 171 Amistad 40s 47 49 51 72 88 130 136 143 324 330 333 Amor 42 46-48 50 53-55 57 101 125 141 153s 163 170 182s 192

196 203 211 213 241 260 274 278s 281 330-334 Angeles, Bartolomé de los 283 Annibaldi, cardenal 219 Antonio 204 242

— el ermitaño 109 198 — Vicente de san 255

Apellidos (de san Agustín) 33 Apócrifo 168 191 Apostolado 31130s 142163 180 201220 222 224-227 236 246 248

251 255 257 265 270 272 277s 281s 285 287s 289 292 323 Arriano(s) 155 178 185 210

Page 176: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

348 ÍNDICE ALFABÉTICO

Artes liberales 41 77 84 Aurelio 140 156 185 208s Benenato 208 Benito, san 213s 220 224 226 344 Bereberes 20 30 Bernabé 209 Biguá 211 344 Bréttino 222 Bueno, Juan 220-222 Candelaria, la 242-245 248 250 253 255s 258-260 266-270 278

280 282 284 285 291 Candelarios, padres 255 291 Canónigos regulares 214 Cantera, Eugenio 264 Canto 95 116 Capítulo general 26 ls 266 269

— provincial 239 249 266 239 Caridad 105 123 199 236 246 272 274 279 327 Carlomagno 213 Cartagena 243s 250 255 267 291 293 295 315 Cartago 20 22s 45 52-54 56 58s 62 75 84 88 104 124 133 140

165 188 207-209 286 Casanare 256-258 264 283 292 308 312s Casas, Nicolás 257 Casiciaco 115s 118 129 167 178s 197 199 200 338 Catalina, santa 255 283 Categorías de Aristóteles 60 Chocó 255 283 Cicerón 39 62 65 84 104 158 Cipriano, san 22 86 137 202 Clemente VIII 249 277

— IX 250 Comunidad 13s 49 123 127 130 136-138 142 144 172 197s 200

209s 211 213s 216 222s 226 228 235-237 245 248 250 252s 256 261 263 267 270s 274s 277 278s 282 285 288s

Confesiones 26 29 39 42 70s 112 121s 125s 164 177 179-181 185 193

Congregación 203 215s 247 250-252 262 272 345 Constancio 86 Constituciones 222 227 238-251 263 270 278 286

ÍNDICE ALFABÉTICO 349

Conversión 61s 94s 99 102 105s 108 110 112s 126 158 167 180 196 198 288 333s

Corro, Pedro 264 Cristo 24 30 63s 68 82 106s 189 274 279 324 Darién 255 283 Delgado, Mateo 242-244 249 278 291 293245 Desamortización 252 256 Descalcez 233 270 Desierto de la Candelaria 243-245 248 267 278 291s 297 Desierto de la Viciosa 276 278 Donatismo, Donato 22s 25 57 137 141 154s 178 188 Elegidos 76 82 86 Escepticismo 87 España 19 131 160 177 213 225 227 231 233 237 238-240 242s

245s 249-251 254 256 262 266-270 272 277 282 287 314 345 Eulogio 79 Evodio 130 143 184 200s 204 208 Eversores 41 53 84 Ezequiel, san 254-258 260 264 269s 280 282 284 286 293 298

302s 309s 312 — Fundación san 272

Fabo, Pedro 257 264 Fausto 83s 95 Felicidad 62s 104 116 178 183 325 329 Filipinas 249-251 253s 258 262 264 267 269-271 273 277 282-

284 290 Filosofía 62 64 77s 95 117 131 180 182 184 185 248 299 300 Formación OAR, Plan de 320 Fortunato 208 Franciscano(s) 223 233s 236 238 241 Fraternidad Seglar 27 2s 280 Fulgencio 2l is Gachaneca 242 Ganuza, Marcelino 257 Gapsa 211 García, P. Alonso 277 295 Gervasio 94 Gregorio IX 224

— XI 228 — XV 250 345

Page 177: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

350 ÍNDICE ALFABÉTICO

Griego 20s 31 53 102 121 133 Guevara, Jerónimo 240 Guillermo el Grande 223 Hipona 15 33 94 125 133 135s 138 141-144 146 149 151 163 168

170 175 177 191 193 204s 207s 211 213 219 223 270 278 Honestidad científica 42 153 160 Honorato 69 79 Hortensio, el 61-64 66-98 102 279 Inocencio II 214 217

— IV225 Jenaro 142 Jerónimo, Juan de san 249 Jesús, Francisco de 255 283 Juan Pablo II 240 260 295 334 Latín 21s 25 31 53 84 133 160 187 León, Luis de 240 243 250 287 Leporio 209 Liberalismo 251s 257 Liberato 211 Licencio 79 López, Sebastián 259 272 286 Lutero 229 232 Madaura 24 37 39 45s Madre de Dios, Miguel de la 282 Magdalena, Miguel de la 283 Mallol, Vicente 241-243 293 295 Maniqueos, Mani 30 66-69 71 73s 76 80-84 86-90 96 103 105 124

131 139 154s 158 177 188 279 Marcelino 182 Mario Victorino 108s Mártires 97 255 258 277 281 283 Máximo 123s 211 Megalio 141 Melania 168 208s Mendizábal 238 Milán 53 75 87s 94 97 104 108s 115s 124 135 167 Miranda, Andrés 283 Mónica, santa 30-34 38 40 49 55 59 69-71 84s 91 95 97 100 116-

123 125s 132 155 Monteagudo 252-254 258 267 271

ÍNDICE ALFABÉTICO 351

Monte Favale 224 226 Moral(idad) 34 54 56s 63s 68 79s 82 140 177 182 186 229 320 329 Mosquera 238 256 293 297 312 Mujer amada 54 Música 77 108 Nagasaki, Magdalena de 273 280 Navigio32 115 Nebridio 79 81 129s 167 Negocio justo 201 Neoplatónicos 102-104 120 325 Nobilio 169 Novato 208 Observancia 228s 232-234 250 252 276 Ocio santo 200s Orgullo 33 40 55 66 102 106 190 Ostia 106 118 119 121s 126 Oyentes 73 86 134 Pablo V 232 249

— VI 232 259 294 Panamá 243 250 254 267 269 273 284 287 293 315 Patricio 31s 37 40 46 59 117 122 126 132 142 Paulino de Ñola 130 134 180 Pérez, Enrique 263 Perpetua 32s Petrochini, Gregorio 239 Piniano 168 208s Pío X, san 261 Ponticiano 109 198 Prior general 262-264 266

— provincial 266 — local 267

Procurador general 265 Profuturo 168 208 Protasio 94 Púnico 21 25 31 53 133 Recolección 231-233 238-255 259 262 267 269 273 276-278 280-

282 287-289 291-294 Recoleto 137 233s 236-238 240 242s 247-249 255s 261-263 269-

274 278 280 282 296 Regla 196 213-217 220 224s 263 271s 274 278 324

Page 178: Cardona, Carlos - Agustinismo en 20 Lecciones

352 ÍNDICE ALFABÉTICO

Retórica 38-40 45 53 57 75 77 79s 83 117 161 167 186s 325 Rocha, Victorino 256 Rojas, Pedro de 239s Roma 21 24 52s 75 84-88 118 123s 135 155 166 181 225 249 264s Romaniano 52 59 69 73 75 79 130 178 Sabiduría 42 62-64 68 97-100 119 126 183 Sádaba, Francisco 263 Secretariado(s) 264-266 Seminario 265 299s Severo 143 200 204 208 211 Símaco 87s Simpliciano 93 108 Soberbia 65 67 188 287 Superior local 267 Tagaste 24s 31s 34s 37 41 45s 52 59 69 72s 75 79 85 117 123-126

129-134 139s 144 165 167 188 197 200s 208s Teodoro 188 Tertuliano 202 Tréveris 93 109 198 Unión, Gran 220 222-224 344 Urabá 255 277 283 295 Urbano VIII 243 250 Valerio 133s 136 138 140 144 201 208 Varrón 77 157 158 Verecundo 115 118 124 132 Verdad 22 40 42 59 66-68 80s 83s 87-89 98 103 105s 119 124

152-154 178 186 196 200 274 288 325 333s Vida común 72 86 99 101 130 136 143s 155 168 172 196 199

200-203 207 209 211 214 225 231 234 236 237 241 251 254 257 277 279 281

Virtud(es) 56 63 73 82 90 153 192 223 277 324 334 Voluntad 109 169 188 329 Yermo(s) 224s 227