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1 Fly-by Alfonso Vallejo PERSONAJES RECAREDO BALTASAR MIRINDA DOCTOR PATIENT PELÁEZ ANTOLÍNEZ PARTE I Dos mesas frente a frente en algún remoto despacho de un ministerio, una enorme vacía, otra, pequeña y repleta de papeles. Llega RECAREDO, un sujeto alto, obeso, colorado. Amplias cejas iluminan sus ojillos escudriñadores. Una enmarañada cabellera leonina, medio pelirroja o quemada, amarillenta y sucia da a su cara un algo de payaso retirado. Saca de una cartera una botella de whisky que vierte casi entera en una tetera con una falsa bolsita en su interior. Bebe, enciende una pipa. Llega BALTASAR, se sienta en la mesa pequeña, se pone a trabajar febrilmente, ante la atenta mirada de RECAREDO.

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  • 1Fly-byAlfonso Vallejo

    PERSONAJES

    RECAREDO

    BALTASAR

    MIRINDA

    DOCTOR

    PATIENT

    PELEZ

    ANTOLNEZ

    PARTE I

    Dos mesas frente a frente en algn remoto despacho de unministerio, una enorme vaca, otra, pequea y repleta de

    papeles. Llega RECAREDO, un sujeto alto, obeso,colorado. Amplias cejas iluminan sus ojillos

    escudriadores. Una enmaraada cabellera leonina,medio pelirroja o quemada, amarillenta y sucia da a su

    cara un algo de payaso retirado. Saca de una cartera unabotella de whisky que vierte casi entera en una tetera conuna falsa bolsita en su interior. Bebe, enciende una pipa.Llega BALTASAR, se sienta en la mesa pequea, se pone

    a trabajar febrilmente, ante la atenta mirada deRECAREDO.

  • 2RECAREDO.- (Hojeando el peridico.) Se ha fijado,Baltasar?... Llevamos ms de veinte aos en este ministerio, losdos solos en este despacho, frente a frente... y todava no hemoscruzado una palabra. (Bebe y fuma, lee alguna noticia,bosteza.) La vida pasa... los aos suceden a los aos... caen lasdictaduras, ruedan las cabezas de los dictadores por el suelo, seva acabando la energa, y usted y yo seguimos aqu... as, datras da, en el ms completo de los silencios... como si nada.(Nuevo bostezo. Saca del cajn una mano de madera pararascarse la espalda. Vierte un spray, saca un bolgrafo con elque se rasca el interior del odo.) Y esto que le estoy diciendo,se lo digo todos los das, as que si no ha nacido una amistadentre nosotros, no se debe a mi falta de insistencia... A veceslevanta usted los ojos, me mira... y me digo: ahora va a ser!Tiene ganas de decirme algo! Ha entreabierto la boca...! ...Creo advertir en sus ojos un deseo de comunicarse conmigo...,algo en su pestaeo, en su gesticulacin, que me hace concebiresperanzas de que algn da lleguemos a entendernos!

    (Silencio.)

    Como es lgico alguna vez me he preguntado si sera ustedmudo... Debe comprender que es natural. No lo tome a mal...Pero, no. Creo que debe tratarse de una extremada timidez o deun prudente comedimiento verbal, porque si fuera usted mudo,me dira usted siquiera... (Remedando a un mudo intentandoexpresarse.) Uju, uju! Aju, aju!... Pero ni eso... Nada! Nodespega usted los labios ni para beber agua... (Queda paradocomo quien acaba de descubrir una gran idea.) Los tienecosidos?... Es eso?... Oh! Dgame ahora mismo quin ha sidocapaz de hacer una cosa as, Baltasar, que le parto en dos!

    (BALTASAR levanta la cabeza de las cuartillas y mira aRECAREDO. Es un tipo esqueltico, huesudo, pequeo,

    con el pelo casi cortado al cero, lleno de costurones.Destaca lo penetrante de su mirada acerada, como de

    iluminado, lo nervudo de sus brazos y el color moreno desu piel. Silencio.)

    Me ha mirado! No lo puede negar! Quiere usted decirmealgo! Vamos, adelante! No lo piense ms, abra la boca, muevala lengua!

  • 3(RECAREDO abre la boca, mueve la lengua, comoiniciando una palabra trabajosa en un nio subnormal,

    con algunos sonidos guturales. BALTASAR baja la cabezay sigue trabajando. RECAREDO de pronto, como si

    hubiera comprendido algo, se tapa la boca.)

    Le falta la lengua! Lo acabo de descubrir! No tiene lengua!...Usted ha sido torturado salvajemente! Ahora estoy seguro!Usted... (De pronto deja su aspecto aterrorizado, da unpuetazo en la mesa, lvido.) Pero, coo!, me quiere usteddecir algo de una puetera vez? Aunque slo sea una palabra,hombre! Un monoslabo siquiera! No tenga miedo, no voy ainterpretarlo mal, se lo juro... Pero debe usted comprender queyo soy un ser humano y que como tal necesito comunicarme!Tengo inquietudes, preguntas, angustias que quiero exponer,dilemas que deseo discutir!... Llevo veinte aos enfrente de untipo que no para de trabajar, encerrado en un mutismo demomia, de estatua! Ni eso, de poste!... Pero me quiere decir deuna vez qu demonios hace usted ah? Qu calcula? Esteministerio es el de Trabajo, pero aqu no se trabaja! Ni elministro! Que es ministro de Trabajo sin trabajo! (De prontose da un nuevo golpe en la cabeza.) Ya est! Lo tengo...!Cmo no se me habr ocurrido antes...! Es usted... sordo.

    BALTASAR.- No.

    RECAREDO.- (Al borde del colapso.) No! No puedocreerlo!... Pero... pero si tiene usted una voz muy bonita...Divina! Dgame, ha estudiado en el conservatorio? Tomaclara de huevo por la maana?

    BALTASAR.- No.

    RECAREDO.- No! Claro... que no! Ya lo entiendo... es elreposo... El reposo de las cuerdas vocales! sa es la clave!

    (Silencio.)

    Bueno, da igual! Lo que sea... Tiene usted la voz bonita porquesu madre la tena bonita... O porque su padre...

    BALTASAR.- No.

  • 4RECAREDO.- Vaya... no doy una... (Se vuelve a tapar lacara con horror.) A ver si no sabe decir ms que no!

    BALTASAR.- No. (Pausa.) S decir ms cosas.

    RECAREDO.- (Loco de contento.) Sabe decir ms cosas!Formidable! Siga, siga... Estoy deseando escucharle todo lo quetenga que decir... Su acento es perfecto..., varonil, comedido,recio, educado..., con un trmolo final indescriptible... Ese noque dice usted, le suena en su garganta a rosas, querido... Se hapercatado de su estupenda colocacin labial? Qu no podrahacer con las fricativas y las dentales? Y con las guturales?Vamos, como utilizase las guturales en abundancia..., lo suyo nosera voz, sino sinfona... Le importara decirme algo ms?Tengo la impresin de que mi soledad acaba de concluir.

    BALTASAR.- No.

    RECAREDO.- (Plido.) Otro no...?

    (Silencio.)

    Es usted idiota, Baltasar?

    BALTASAR.- No...

    RECAREDO.- Y dale...!

    (Silencio.)

    No va a decirme que se piensa hundir en el silencio otrosveinte aos ms, verdad?

    BALTASAR.- No! (Cada vez con ms fuerza, apretandolas mandbulas, casi gritando.) No! (Se pone en pie.)

    RECAREDO.- Yo ya me haba hecho la ilusin de unaentraable amistad, de una jubilacin coloquial en su compaa!Hable!

    BALTASAR.- Cerdo.

    RECAREDO.- (Volvindose como si hubiera alguien msen el cuarto.) Es a m?

  • 5BALTASAR.- Yo tambin le vengo observando desde hacemucho tiempo, sigo cada uno de sus movimientos, le analizo, leestudio...

    RECAREDO.- A m? Pero qu le he hecho yo?

    (BALTASAR coge la tetera, bebe, escupe.)

    BALTASAR.- Borracho...

    RECAREDO.- Cerdo..., borracho? Qu ms? Anda quesi llega a tener lengua!

    BALTASAR.- Gordo, hipoptamo!

    (Coge a RECAREDO de la solapa.)

    RECAREDO.- Venga, venga! Prefiero esto a lo otro...Hasta que se canse...!

    BALTASAR.- Cree usted que no s para qu le han puestoah frente a m?

    RECAREDO.- Para qu...?

    BALTASAR.- Para espiarme...

    (Asombro de RECAREDO.)

    Para delatarme! Para encerrarme si es preciso!

    (Asombro creciente de RECAREDO.)

    RECAREDO.- Se droga usted, Baltasar?

  • 6BALTASAR.- Pues bien, ahora ya lo puede saber! Duranteeste tiempo, amigo, no he estado en la inopia... He estadocalculando, s... Y qu calculaba?... Pues el ngulo exacto, laaltura precisa, la velocidad del viento, la exacta precisin debrazos... para que un hombre pueda volar.

    (Silencio. RECAREDO, atnito, sin dejar de mirarle a losojos, bebe de la tetera.)

    RECAREDO.- Volar..., eh?

    BALTASAR.- Y ahora ya puede ir a decrselo a sussuperiores... Ahora no me importa porque ya lo tengo...

    RECAREDO.- As que usted pensaba que yo era unconfidente...

    BALTASAR.- Yo construyo una ilusin prctica... Yodesarrollo una utopa y la convierto en realidad... Yo, amigo...,vuelo... Puedo volar... Ahora, puedo volar...

    RECAREDO.- Idiota! Yo nunca he sido confidente! Yo...

    (BALTASAR se dirige a la ventana.)

    Qu va usted a hacer...?

    BALTASAR.- Volar, no se lo acabo de decir?

    RECAREDO.- Pero..., as? Sin alas..., sin motores...?

    BALTASAR.- Ha visto usted algn pjaro con motores?

    RECAREDO.- Bueno..., pero...

    BALTASAR.- Respndame...

    RECAREDO.- No.

    BALTASAR.- Ve cmo tengo razn? (Se sube al alfizarde la ventana.)

    RECAREDO.- Quieto! Supongo... que no ir usted a saltar...Es el piso quince...

  • 7BALTASAR.- Claro que voy a saltar... Pero no slo a saltar,querido... A saltar... y a volar...

    RECAREDO.- (Sujetndole.) No Baltasar, por favor, se loruego!... Espere siquiera que ponga unos colchones abajo...Algo! No puede saltar as...! Pngase un casco siquiera...!

    BALTASAR.- Ha visto usted algn pjaro con casco?

    RECAREDO.- No es eso...

    BALTASAR.- Respndame.

    RECAREDO.- No, pero...

    BALTASAR.- Entonces... (Sonre.) Le repito que lo tengotodo calculado. No hay error posible... Esta vez no fallar... Nopuedo fallar... Es muy sencillo, ya ver...

    (Empuja a RECAREDO, junta las manos, toma impulso ysalta al vaco. Grito de RECAREDO llevndose las manos

    a la cabeza. Al poco, estrpito de un cuerpo chocandocontra el suelo entre cristales rotos. Cambio de escena.

    Pasillo de hospital.)

    ANTOLNEZ.- Es usted un imbcil?

    RECAREDO.- No lo s..., seor ministro de trabajo...

    ANTOLNEZ.- Pues ya sabe eso de que no se acostarnadie un da sin aprender algo! Es usted un imbcil. Y ademsun hipoptamo...

    (ANTOLNEZ da vueltas por un pasillo de un hospital, enforma circular. RECAREDO le sigue, algunos pasos atrs.)

    RECAREDO.- S, eso es lo que dicen..., seor ministro deTrabajo.

    ANTOLNEZ.- Y deje de llamarme seor ministro deTrabajo! Llmeme: seor ministro a secas... Suspenda esohorrible coletilla final que me produce nuseas...

  • 8(Siguen dando vueltas. Se oyen por algn altavoz llamar aalgn doctor, rogndole que acuda a la sala de urgencias.)

    Va usted a hacerme creer que se haban olvidado de ustedes?Por grande que sea un ministerio... y por poco eficiente quesea, que la verdad es que es poco eficiente..., va usted hacermecreer que se haban olvidado de ustedes?

    RECAREDO.- He dicho que lo supongo, seor ministro...All hace muchos aos que no entra nadie... Nuestro despachose encuentra al fondo de un pasillo muy oscuro...

    ANTOLNEZ.- Pero bueno, vamos a ver, cul era esaseccin!

    RECAREDO.- Ejecutivos...

    ANTOLNEZ.- Y eso qu quiere decir?

    RECAREDO.- Es lo que quisiera saber yo... Fue una ideaantigua, casi de cuando yo ingres en el ministerio. El ministrodijo que la seccin de Ejecutivos era la piedra angular sobre laque giraba todo el ministerio de trabajo. Se constituy...Despus la gente se fue marchando. Otros se fueron muriendo...Y all nos quedamos... Qu bamos a hacer? Estbamosolvidados...

    ANTOLNEZ.- Y por qu no se han quejado ustedes de queestaban olvidados, vamos a ver?

    RECAREDO.- Lo hicimos, seor... Hicimos la instanciacomo nos dijeron, pusimos las plizas, los timbres..., la dejamosen el despacho del Superintendente de Ejecutivos, pero seolvid de ella.

    ANTOLNEZ.- Vamos a ver, quin es el Superintendentede Ejecutivos?

    RECAREDO.- Usted, seor... Es un cargo honorario...

    ANTOLNEZ.- Yo, verdad? Sera el anterior ministro,digo yo! Porque yo acabo de entrar... El que ha organizado laSeccin, que la arregle! (Sigue dando vueltas.)

    RECAREDO.- Seor, le importara dar vueltas al ladocontrario? Me estoy mareando...

    ANTOLNEZ.- Para eso lo hago, idiota! Para que declare...

  • 9(Se detiene. RECAREDO sigue dando vueltas, como unburro en una noria, sujetndose la frente. ANTOLNEZ le

    coge del brazo.)

    Qu hacan ustedes ah en ese cuartito tan oscuro..., eh?Tocarse?

    RECAREDO.- Nada..., seor... Ni hablbamos siquiera...

    ANTOLNEZ.- Nada?... Y esto, qu? (Saca un rollo depapel lleno de clculos.)

    RECAREDO.- No son mos... Yo no s ni sumar...

    ANTOLNEZ.- Ni yo! Qu gracioso... Pero quiero saber inmediatamente que significan estos nmeros...

    (RECAREDO, despacio, le da vuelta a la hoja de papel queANTOLNEZ sostena. Silencio.)

    Sumar no sabr usted, pero dar vueltas a las hojas de papel, sque sabe...

    RECAREDO.- S, eso... s.

    ANTOLNEZ.- Qu es...? Una bomba?

    RECAREDO.- No lo s exactamente, seor.

    ANTOLNEZ.- Ya..., entiendo... Necesita un ascenso pararecordarlo, verdad?

    RECAREDO.- No he sido nunca confidente, seor...

    ANTOLNEZ.- Pues ya es hora de que empiece usted aserlo... En el ministerio todo el mundo es confidente... Hasta yoque desde muy nio tengo la costumbre de espiarme...

    RECAREDO.- Creo que eran clculos para volar.

    ANTOLNEZ.- Un avin? Un jet? Un misil acaso?Confiese!

    RECAREDO.- No... Volar... As...

  • 10

    (Abre los brazos, los mueve tmidamente. Silencio.ANTOLNEZ le coge por una mejilla.)

    ANTOLNEZ.- Bromas ni una, eh?

    RECAREDO.- Fue lo que hizo... Se lo juro... Abri laventana... Y...

    (Remeda a BALTASAR ante el asombro de ANTOLNEZ.)

    ANTOLNEZ.- Sgame!

    (Abre la puerta del cuarto de BALTASAR. Se ve unamasa informe de escayola con mltiples tracciones en

    diferentes sitios. MIRINDA se encuentra sentada al lado.Con sonrisa de actor curtido...)

    Seora..., a sus pies... No sabe cmo lo siento...

    MIRINDA.- No soy su seora... Perdone.

    ANTOLNEZ.- Qu estpido soy! Claro que no... Usteddebe ser su hermana. Claro... (Pensativo.) Cmo era sunombre?... Mara... Clotilde...

    MIRINDA.- No...

    ANTOLNEZ.- Filomena? Acaso Gertrudis o Cecilia?

    MIRINDA.- No... Ver es que tampoco soy su hermana...

    ANTOLNEZ.- (Serio.) No?... Su cuada? Su prima?

    MIRINDA.- Soy... su querida.

    (Silencio.)

  • 11

    ANTOLNEZ.- Entiendo... (Mira a RECAREDO. Confingido afecto...) Hola Baltasar! (Se dirige hacia lo que lconsidera ser la cabeza.)

    BALTASAR.- Tengo la cabeza aqu...

    ANTOLNEZ.- (Poniendo la mano en un bulto de laescayola.) Aqu?...

    BALTASAR.- Ms a la derecha...

    ANTOLNEZ.- Esto debe ser...

    BALTASAR.- Eso es la cadera...

    ANTOLNEZ.- Entonces... esto...

    BALTASAR.- Eso es... Bueno... eso es otra cosa... Suba...

    (ANTOLNEZ va golpeando encima de la escayola.)

    Ah.

    ANTOLNEZ.- El golpe ha sido... un golpe... (Chillando.)Baltasar, cmo se encuentra!

    BALTASAR.- No estoy mal...

    ANTOLNEZ.- Soy el ministro de... (Duda.) Su ministro!

    BALTASAR.- Ya...

    ANTOLNEZ.- Diga, Baltasar, que no crea que les hemosolvidado... Lo que ha pasado es que no queramos que se lesmolestase para que pudieran trabajar tranquilos...

    BALTASAR.- Gracias.

    ANTOLNEZ.- De nada...

    (Silencio. No sabe cmo abordar el problema.)

  • 12

    Buena ha puesto usted la pared de sangre... Sabe lo que dicenlos de la oposicin? Qu tiramos por la ventana a losempleados disidentes! (Re falsamente.) Dicen que los que noson confidentes les asomamos a la ventana para que vean eldesfile militar y cuando se encuentran ms distrados, lescogemos de los pies y les lanzamos al vaco...

    (Re. Mira a RECAREDO; ste se seca el sudor.)

    Qu le parece?

    BALTASAR.- Muy mal. Qu quiere que me parezca... Unafalta de respeto a los derechos humanos...

    ANTOLNEZ.- Cmo dice?

    BALTASAR.- Una falta...!

    ANTOLNEZ.- Qu? Hable ms fuerte! De... qu?

    (BALTASAR rompe la escayola a la altura de la cabeza.)

    BALTASAR.- Que me asfixio, coo! Vaya una forma deponer escayolas...

    (BALTASAR ha sacado la cabeza por otro sitio a dondeANTOLNEZ tena puesta la mano. Y curiosamente este

    sitio corresponde a zonas ntimas. Respingo deANTOLNEZ.)

    ANTOLNEZ.- Vaya!

    MIRINDA.- Amor mo...

    BALTASAR.- Mirinda...

    ANTOLNEZ.- Dnde le tena puesta la mano...!

    RECAREDO.- Baltasar...

  • 13

    ANTOLNEZ.- Y encima dndole golpecitos de alivio paraconsolarle!... A que le ha gustado, cerdo?... Todo un ministropercutindole la pirindola a un polifracturado de la seccin deEjecutivos! A eso hemos llegado en la democracia... Y en dafestivo! Da de descanso por definicin! Sin cobrar uncntimo!... Qu dicen de los derechos humanos a eso, eh?...Ay... Baltasar... cuando consigan descifrar estos clculos losespecialistas..., veremos quin le da golpecitos a quin...Porque si resulta que esto son frmulas balsticas comosupongo... ver usted en qu se va a entretener los domingos...querido...! (Sale. Desde la puerta.) No abandone el hogar, nosalga del pas, no beba cerveza ni ronque por la noche...(Pausa.) Es un consejo.

    (Gesto a RECAREDO, enrgico.

    Sale con RECAREDO mientras MIRINDA le limpia elsudor en silencio, con gran ternura, muy despacio. Se

    miran. RECAREDO sale con ANTOLNEZ, le coge por elbrazo, le mira duramente.)

    En cuanto se recupere, volver al trabajo... Como antes... Vanustedes a seguir estando olvidados. Pero no del todo... Usted vaa tener la gentileza de tenernos al corriente de todos lospormenores... Me explico?

    (Silencio. RECAREDO permanece lvido con lasmandbulas apretadas. ANTOLNEZ se retira hacia el

    fondo del pasillo.)

    RECAREDO.- Seor...

    ANTOLNEZ.- Ah, se me olvidaba, dentro de pocos das,por delante de esta ventana, pasar un desfile militar! (Pausa.)Deca usted algo Recaredo?

    (Silencio.)

    RECAREDO.- Nada, seor.

  • 14

    (Sale RECAREDO. Accin a la cama de BALTASAR.)

    BALTASAR.- Por fin te veo...

    MIRINDA.- Oh...

    (Le besa apasionadamente.)

    BALTASAR.- Lo he conseguido..., Mirinda... Lo sabas?

    MIRINDA.- Qu...? Por qu te has intentado suicidar?

    BALTASAR.- Suicidarme?

    MIRINDA.- Qu has conseguido?

    BALTASAR.- Volar...

    MIRINDA.- Ah... Volar...

    BALTASAR.- S, volar.

    (Acaricindole la frente.)

    MIRINDA.- Tienes que descansar, amor mo... Tienesfiebre...

    BALTASAR.- Lo he conseguido!

    MIRINDA.- Claro... Lo comprendo... (Como quien no creeuna palabra.) Cierra los ojos, cario... Duerme...

    BALTASAR.- He volado! Tienes que creerme! Lo heconseguido, Mirinda! Ya casi no queda nada... unos cuantosclculos ms..., detalles sin importancia...

    MIRINDA.- (Balbuceando.) Oh... No...! Vuelve en ti... Nodesvares... Debe de ser la fiebre... Hay... hay quien te vio caer...Dicen..., no lo tomes a mal... Dicen que caste como unapiedra...

  • 15

    BALTASAR.- Mentira! Eso fue al principio! Los primerosveinte o treinta metros! Pero despus... vol...

    MIRINDA.- Te ests volviendo loco... Dios mo... De quhablas?

    BALTASAR.- Hubo una ascensin clarsima!

    MIRINDA.- No! No!

    (Le besa como no queriendo dejarle delirar.)

    BALTASAR.- Una ascensin de por lo menos veinte oveinticinco milmetros! O quiz ms!

    MIRINDA.- Milmetros?... Y a eso le llamas volar?

    BALTASAR.- Y qu quieres? Que haga Madrid-Valenciaen una hora?... Me elev! Y eso es lo que importa! Sent unimpulso hacia arriba... Clarsimo! Hacia las estrellas!

    MIRINDA.- Calla! Desvaras!

    (Le besa.)

    BALTASAR.- Y la prxima vez sern treinta! Y la otra,cuarenta! Y cincuenta! Y un da te dir: sbete encimacorazn mo! Se acab el metro y el autobs... Monta que tellevo...

    MIRINDA.- (Furiosa.) Como Superman, no!

    BALTASAR.- Qu coo Superman! Como un pjaro!

    MIRINDA.- No! No! Por favor, calla...

    (Le besa con pasin de nuevo. De pronto se rompe laescayola que cubra sus partes ntimas. Alarido de

    MIRINDA.)

  • 16

    BALTASAR.- Y deja de besarme ya! Que aunque teparezca mentira, tambin ah tengo una fractura! Y como nosuelde bien..., veremos a ver qu te inventas para los fines desemana.

    (Cambio al despacho del ministerio. Se ve entrar aRECAREDO. Repite los mismos gestos que al principio.

    Pero de pronto, con una rapidez increble, saca unamquina fotogrfica, se dirige a la mesa de BALTASAR,empieza a hacer fotos, con muy poca destreza, tirando

    papeles, pero a toda velocidad. Despus se vuelve a sentar,impasible, con cara de espa incipiente, pero falsamente

    maligno. Entra BALTASAR, con ms cicatrices en lacabeza, se sienta y empieza a calcular febrilmente,

    acompaando los clculos de posturas aerodinmicas conlos brazos, se levanta, inicia movimientos con los hombros,ante la mirada de RECAREDO. De pronto BALTASAR se

    vuelve.)

    BALTASAR.- Todava no le he dado las gracias por venir averme al hospital...

    RECAREDO.- Yo..., yo..., (Balbucea.) bueno... no tieneimportancia.

    (Coge la tetera, muy nervioso, con algo simptico, y bebeun vaso de t de un trago. Tose por el efecto del whisky.BALTASAR le observa detenidamente. RECAREDO se

    seca el sudor.)

    BALTASAR.- Le dir ms..., en el ltimo tiempo vengoobservando que entre usted y yo se va creando una atmsfera deamistad y comprensin...

    (Nuevo vaso de whisky de RECAREDO, se seca el sudor.)

    Algo de lo que usted hace ya algn tiempo me habl... S, tenausted razn... Sera bonito que se crease entre nosotros un climade confianza..., alguna forma de compenetracin... Porquesupongo que usted cree en la amistad, no?

  • 17

    RECAREDO.- (Descompuesto, como un nio.) S..., screo... (Se seca los ojos con un enorme pauelo.)

    BALTASAR.- Qu est haciendo? Le encuentro algo raro...

    RECAREDO.- Yo..., yo es que... estoy... estoy triste...porque... se ha muerto mi ta y cuando me acuerdo de ella, seme saltan las lgrimas...

    BALTASAR.- Ahora est todo claro...

    (Sigue realizando movimientos que por su plasticidadrecuerdan a los de los pjaros. Hay algo de ballet, algo

    bello que tiene a RECAREDO hipnotizado.)

    En qu est usted pensando?

    RECAREDO.- (Con un hilo de voz, triste.) Lo hace ustedtan bien...

    BALTASAR.- Parece como si le diera pena...

    RECAREDO.- No..., no es eso... Es que... (Cara de tristezahipopotnima, intenta contener las lgrimas, algn puchero,vuelve a sacar el pauelo, se seca los ojos. Se suena con unruido terrible.)

    BALTASAR.- Quera usted mucho a su ta?

    RECAREDO.- La adoraba... (Pausa.) Baltasar... yo... yo...

    (Silencio.)

    BALTASAR.- (Sin dejar de hacer ejercicios.) Qu...?

    RECAREDO.- (Mordindose el labio para no decir lo queestaba pensando.) Yo la quera mucho... (Ro de lgrimas yvergenza de un aprendiz de espa con corazn de nio.)

    BALTASAR.- Vamos, vamos! Consulese... Piense en susfamiliares..., en su esposa..., en sus hijos...

  • 18

    RECAREDO.- No tengo esposa..., no tengo hijos... No tengoa nadie... Soy una masa de carne con ojos... No merezco vivir...No tengo destino ni propiedad alguna... Mi padre fue fontaneroy mi madre, puta! Mi padre muri en la guerra. Mi madre semeti en un circo! (Va hablando cada vez ms rpido.) Se licon un enano! Yo tuve que formar pareja con l, de payaso,siendo un nio!

    BALTASAR.- Tranquilcese...

    RECAREDO.- Y cuando comenzbamos a medio vivir, unlen se comi al enano! Mi madre se li con otro enano, y otrolen se lo comi! As, uno tras otro iban muriendo en las faucesdel rey de la selva, hasta que el circo quebr! (Empieza a rer,histricamente.) Porque lo ms gracioso es que el circotambin era enano! Un circo de enanos! (Re.)

    BALTASAR.- Por qu no aprende a volar...?

    RECAREDO.- Entonces me coloqu en el ministerio, mehicieron de la seccin de Ejecutivos...! (Pausa. Da un respingo,como si hubiera comprendido la proposicin de BALTASARcon retraso.) Cmo ha dicho?

    BALTASAR.- Por qu no aprende a volar? Es biensencillo... Hay que tener un poco de decisin, pero despus todoes bien fcil...

    RECAREDO.- Usted cree que yo...?

    BALTASAR.- Saltas, abres los brazos, te dejas mecersuavemente por la brisa...

    RECAREDO.- Usted cree que yo, pobre de m...?

    BALTASAR.- ... planeas..., asciendes..., el sol desaparece.hace fro... Es como si una marea incontenible se fueraadueando de tu cuerpo, como si t mismo te fueras haciendoms t, ms entero...

    RECAREDO.- Oh...

    BALTASAR.- Aquel hueco areo se abre ante ti... El aire estlimpio y alta la maana... Ests libre... Has huido!

    RECAREDO.- Oh...

  • 19

    BALTASAR.- La miseria, el dolor, la pobreza quedan all...Y entonces..., entonces gritas...! (Inicia un pequeo grito.)Ests libre! Has huido! Y por eso gritas... (Grito ms fuerte.)Una y otra vez!

    (Grito. RECAREDO se va irguiendo, como hipnotizado.)

    All Francia... All Inglaterra... All..., el Polo Norte... Y msall, el Polo Sur...

    RECAREDO.- Tanto se ve...?

    BALTASAR.- Y gritas! Porque tienes que gritar, porque esun grito que nace de ti, que te pertenece!

    (Grita. Y RECAREDO, casi por mimetismo, inicia unpequeo grito.)

    RECAREDO.- Quiero volar...! Necesito volar!

    (Grito de BALTASAR, correspondido por RECAREDO,ambos con una extraa mirada, posedos de una extraaenerga. De pronto se hace un silencio denso entre los dos

    hombres, como si fueran enfrindose paulatinamente.BALTASAR observa a RECAREDO.)

    Lo... lo que no entiendo... es por qu hay que... gritar...

    (Silencio.)

    BALTASAR.- Por qu? (Sonrisa fra.) Porque despus hayque caer.

    (Silencio. RECAREDO se seca el sudor.)

  • 20

    RECAREDO.- Ah... Despus hay que caer... Claro..., eslgico...

    BALTASAR.- Usted mismo lo ha visto hace unos das...Pudo contemplar mi vuelo desde la ventana...

    RECAREDO.- Su vuelo?

    BALTASAR.- Veinticinco centmetros... Veinticincomilmetros... Da igual...

    RECAREDO.- Ya...

    BALTASAR.- O no lo recuerda...?

    RECAREDO.- (Escptico.) S...

    BALTASAR.- Al principio ca, no voy a negarlo... Pero a losveinte metros... llega un punto... un punto preciso... Y ah debesluchar! Mover los brazos, inclinar los hombros! (Varealizando los movimientos.)

    RECAREDO.- Claro...

    BALTASAR.- Una vez, otra, otra! Ms rpido! Intentandodesesperadamente salvarte!... Y de pronto... de pronto...

    RECAREDO.- (Interesado de nuevo.) Qu...?

    BALTASAR.- Sientes un impulso hacia arriba...

    RECAREDO.- Fuerte?

    BALTASAR.- Como si el cuerpo efectivamente recibiesehacia arriba un impulso igual al volumen del aire que desplaza...

    RECAREDO.- Vaya...

    BALTASAR.- Hinchas el pecho..., te deslizas... (Pausa.)Vuelas.

    (Silencio.)

    RECAREDO.- Yo estoy muy gordo... Creo que voy adejarlo. Llevo as toda la vida... Es tarde...

    BALTASAR.- Verdad? (Vidrioso.) En el fondo no s paraqu le he contado todo esto...

  • 21

    RECAREDO.- Lo siento. Yo soy un pobre hombre... Nosabra qu hacer en el aire...

    BALTASAR.- Y eso que no le he contado lo mejor... Elaterrizaje.

    RECAREDO.- Porque hay que aterrizar..., ya veo...

    BALTASAR.- No va a quedarse toda la vida ah arriba...

    (Silencio.)

    RECAREDO.- (Cada vez ms avergonzado, sin atreversea mirar a BALTASAR.) Duele?

    BALTASAR.- Primero se nota un dolor en la espalda, comode lumbago... Y se va haciendo un poco ms fuerte... Despussientes un dolor en los talones..., como si te rompiesen lostobillos..., notas que la cabeza te estalla, escupes algunosdientes...

    RECAREDO.- Vaya...

    BALTASAR.- Te incorporas como puedes, si puedes... y alprimero que pasa por tu lado, antes de entrar en coma..., le dicescon tus ltimas fuerzas, seor, le importara llamarme a unaambulancia?

    (RECAREDO tiene la cabeza baja. BALTASAR va hacia laventana. La abre de un golpe. Entra un viento fro que

    levanta las cuartillas. Respingo de RECAREDO.)

    RECAREDO.- Qu va usted a hacer?

    BALTASAR.- Saltar...

    RECAREDO.- No! Otra vez, no! Se lo prohbo! No!

    BALTASAR.- Treinta..., cuarenta..., cincuenta centmetros...O milmetros... La teora ha concluido. Hay que pasar a laprctica... (Pausa.) Si tuviramos una cmara...

  • 22

    (RECAREDO cierra los ojos.)

    Para corregir posiciones de brazos... Tiene usted una cmara?

    RECAREDO.- Yo..., yo... (Cierra los ojos, empieza allorar en silencio, tragndose las lgrimas.) Yo..., yo...

    BALTASAR.- O s o no.

    (Silencio.)

    RECAREDO.- S...

    (Mete la mano en la cartera, saca la cmara, y sin mirarle,se la tiende. Silencio.)

    BALTASAR.- Pero pensndolo bien..., creo que no va aservir... Ser mejor guardarla para el desfile... Verdad?

    (Grito contenido de RECAREDO, mordindose los labios.BALTASAR toma carrerilla. RECAREDO corre a

    sujetarle para que no salte. Le agarra ya en el aire, conuna mano sujeta al marco de la ventana y el cuerpo casi

    en el vaco. BALTASAR cae en el vaco. RECAREDOintenta sujetarle en un ltimo intento, se le vence el

    cuerpo y cae en un grito descendente, pattico ydesgarrado.

    Sala de un manicomio. Un DOCTOR sentado, con unarara peluca, teida de dos colores, aspecto estrafalario,dando vueltas a su cabeza, como relajndose el cuello.

    MIRINDA, enfrente.)

    DOCTOR.- S..., me temo que s, seorita... Esta vez tendrusted que inventarse algo para los fines de semana...

    MIRINDA.- Me lo estaba temiendo...

  • 23

    DOCTOR.- Comprendo su dolor... Dgame, sabe jugar alajedrez?

    MIRINDA.- No... por desgracia...

    DOCTOR.- Tome...

    (Abre un cajn y le da un libro.)

    Me cae usted simptica. Aprenda.

    (Silencio.)

    MIRINDA.- Le ha quedado mucho, doctor?

    DOCTOR.- Para mear necesitar un buen par de pinzas...

    MIRINDA.- Me lo estaba temiendo...

    (Silencio.)

    Es difcil el ajedrez, doctor? (Hojea el libro.)

    DOCTOR.- Depende de la ilusin con que se coja...

    MIRINDA.- En cuntos trozos se le ha partido? Hanencontrado los restos...?

    (Silencio.)

    Por qu se empear en caer as y no como todo el mundo?

  • 24

    DOCTOR.- No ha cado. Ha aterrizado... Ha volado,seorita... No mucho... Pero ha volado... Hay evidencias de quepor lo menos ha planeado algo... Segn parece iba con losbrazos abiertos... (De pronto, abre los brazos como un guila,se transfigura, con los ojos fuera de las rbitas.) ...deslizndose como un guila sobre las capas del aire... Pero vinoun viento contrario que le desnivel... l hizo por reponerse,intent adelantar las garras hacia el suelo...! ... No le diotiempo... Aterriz con el bajo vientre, sin haber podido abrir eltren de aterrizaje... Haba una botella partida!... Zas, zas, zas!(Vuelve a su posicin inicial, inmutable.) Eso fue todo.

    (Silencio. Tiene un limn colgado de la oreja.)

    Yo creo mucho en la capacidad de transcendencia del hombre...Mucho! Muchsimo! El caso de su amado... me apasiona!...Estamos intentando experimentos muy interesantes, seorita...Psicoterapia de grupo. Estamos entusiasmados... Muchos estnintentando aprender...

    (MIRINDA observa al psiquiatra con desconfianza.)

    MIRINDA.- Qu lleva usted colgado de la oreja?

    DOCTOR.- Un limn... Si me lo quito, no oigo... Lemolesta?

    MIRINDA.- Me parece algo raro... Aunque estemos en unmanicomio... Da dentera.

    DOCTOR.- Est bien...

    (Se lo quita. Gira la cabeza.)

    MIRINDA.- Podra verle un instante, doctor? Se lo suplico...

    (El psiquiatra la observa. Silencio.)

  • 25

    Yo... le quiero..., entiende? Le... adoro...

    DOCTOR.- Se lo aseguro... Usted me cae muy bien... Todoslos que sufren en este asqueroso mundo me caen muy bien...Hasta yo me caigo muy bien. Pero es porque tambin sufro conel dolor ajeno... (Pausa.) Pero es intil..., sin limn no hay nadaque hacer... Es mi clavo ardiendo. Debe usted comprenderlo...Necesito este limn como si fuera una vscera ms!... Sin loira todo... Y eso sera terrible... No creo que sera capaz deaguantarlo! (Se tapa la cara con las manos.) Estoy cansado...Muy cansado... Y en cuanto estos pobres seres lleguen aentender que un cuerpo lanzado al vaco experimenta unimpulso hacia arriba igual al volumen de aire que desplaza..., lejuro..., le juro que cojo las llaves de la terraza, se las tiro... y...y... (Se le ha quebrado la voz. Se pone lentamente el limn enla oreja.) Pase... Al fondo del pasillo... A la derecha... La puertaest abierta.

    (MIRINDA entra en un cuarto despus de haber miradoen algunas puertas. Entra. Se ve la misma escayola con laque estaba tapado BALTASAR. MIRINDA le acaricia. ElDOCTOR sigue con la cara tapada. Se ha quitado el limn

    lentamente.)

    MIRINDA.- (A punto de llorar.) Pobre... Unas pinzas paramear... (Llora.) Como si fueras a quitarte una pestaa... Pobre...

    (Le acaricia la escayola, la abraza, la besa, se frota contraella, despacio. De pronto el DOCTOR da un brinco, selevanta, tira el limn al suelo, se arranca la peluca, va

    hacia la ventana, la abre de una patada. Entra un chorrode luz del patio que le da en la cara. Se encuentra fuera des, erguido, potente, como si hubiera tomado una decisin

    terrible.)

    DOCTOR.- Queridos enfermos y compaeros desufrimiento!... Tengo algo que deciros...

    (Clamor fuera. Piden silencio.)

  • 26

    Estoy harto! Y como estoy harto, supongo que todos vosotrosestaris tambin hartos...

    (Aplausos fuera. Gritos.)

    Y como estamos hartos todos nosotros... es de suponer quehabr muchos de nosotros que estn tambin hartos... Y es desuponer tambin que en otros puntos, otros hombres comonosotros estn tambin hartos desde hace mucho tiempo...

    (Silencio general.)

    Nos hemos colgado limones de las orejas para no or! Noshemos puesto pelucas para disfrazarnos y hemos negado lamxima evidencia con la mxima negacin!

    (Silencio.)

    Pero ahora algo ha entrado en nuestras duras cabezas!Sabemos algo! Lo creemos todos! Nos lo han demostrado!...Vamos a negarlo otra vez? Otra vez? Durante cuntotiempo?... El hombre puede volar... Debe poder volar... Lehemos visto tirarse de lo alto de la terraza..., una, cien, milveces!... Y capado o no..., ha sabido aterrizar..., ha volado...(Silencio.) Pues bien, yo ahora os digo que quien lo crea as...,quien quiera huir de este asqueroso manicomio... que lo haga...Quien crea en la evidencia, que la acepte sin negacin.(Silencio. Quita una llave del llavero, la tira al patio por laventana desde la que habla.) Esta es la llave de la terraza. Elque quiera saltar, que suba y se tire.

    (Silencio. Clamor general. Poco despus, el bulto quecubra las partes ntimas del enfermo, se rompe bajo lascaricias de MIRINDA a la escayola y sus tristes llantos.

    MIRINDA se retira unos pasos.)

  • 27

    MIRINDA.- Oh..., milagro... Milagro! (Mete la mano porel agujero. Cara de asombro.) Vaya un can... (Levanta lacara al cielo, acaricindola.) Gracias...

    (De pronto se rompe la porcin de la escayola y aparece lacara de RECAREDO.)

    RECAREDO.- De nada, hija... Sigue, por favor... No quierootra teraputica... Cramelo todo as...

    (Oscuro.)

    PARTE II

    Se ve al DOCTOR, sin peluca, sin limn en la oreja, msplido y ojeroso, frente a ANTOLNEZ, despeinado, sin

    chaqueta, en mangas de camisa, fuera de s, en undespacho del manicomio. Una mesa.

    ANTOLNEZ.- As que vengo hasta este repugnantemanicomio para interesarme por dos funcionarios de miministerio aquejados de una extraa locura, y me encuentro alaparcar el coche, que en vez de tirarme arroz y flores que es loque merezco..., desde lo alto de la torre, me tiran locos! Y caena mis pies! Y se revientan contra el suelo, se les salen los sesospor la boca, me salpican de sangre...! Pero bueno, qu forma derecibir a un ministro es sta...! Qu pretenda usted, sochiflado, darme un locazo en la cabeza?

    DOCTOR.- No, seor...

    ANTOLNEZ.- Pues si no lo pretenda, me lo ha dado!Mire...! (Le ensea un enorme chichn sanguinolento.) Conun fmur! Y menos mal que ya era de rebote, que si me coge ala primera... Mire usted el que est clavado de cabeza en elcapot... Le llegan los dientes al chasis... (Pausa.) Y en dafestivo! Sin cobrar un cntimo... Ea...

  • 28

    DOCTOR.- Lo siento... No s qu me entr, seor ministro...Se apoder una locura de m... Pero no se inquiete, sus dosfuncionarios estn bien... No pudieron saltar al vaco niescaparse... Estaban todava escayolados...

    ANTOLNEZ.- Cmo ha dicho usted? Escaparse...?

    DOCTOR.- S... Cinco han muerto..., veinte estn heridos...,pero cinco...

    ANTOLNEZ.- Qu...?

    DOCTOR.- Han volado.

    (Silencio. ANTOLNEZ se clava las uas en la cara.)

    ANTOLNEZ.- Le voy a meter una bofetada...!

    DOCTOR.- Han volado...

    ANTOLNEZ.- Silencio, hombre! Me estoy empezando ahartar! Pero usted se cree que soy tonto? Es que tengo cara detonto? (Pausa.) Como se le ocurra decir que s... (Paseasecndose el sudor.) De un tiempo a esta parte no hago msque escuchar esa repugnante palabra... Parece que todos se hanvuelto locos con los delirios de ese esquizofrnico... Parece queno les basta todo lo que les damos... Tienen de todo! Hastapastillas para convencerse de todo!... Pues nada! No les basta...Quieren volar... Volar! Quiere que le diga una cosa? Sabeusted a qu vena? Sabe lo que han dicho los especialistas delos clculos de ese Baltasar?Que son clculos para volar!... Ysabe lo que han hecho?... Pues cogerse de la mano y saltartodos juntos al vaco!... Hasta yo mismo, fjese bien, que llevotoda una vida sin dudar de nada, para ahorrar esfuerzo...,ahora..., resulta... resulta que dudo...! (Pausa.) Ser posiblevolar, me pregunto?... Y lo bueno es que a m volar no me hacefalta para nada! Si yo tengo un avin! Pues me asomo a laventana... y siento algo dentro de m...

    (Suena el telfono, lo coge el DOCTOR. Se lo entrega alministro de Justicia.)

    DOCTOR.- Para usted... El ministro del Aire.

  • 29

    ANTOLNEZ.- Aqu el ministro de...Bueno, Antolnez!...S, hola... Cmo! Cinco objetos no identificados?... Qu?...Hombres?... Ya... Claro, claro, para ir volando as tienen queestar locos...! Claro... Seguro!... Bueno, s, trabaja en miministerio en la seccin de ejecutivos... Un tipo extrao... Ya tehablar... Claro, seguro que hablaremos! Por favor... en la vidasera capaz de invadir tu terreno... A tu disposicin... Te espero.

    (Cuelga el telfono, se miran. Silencio.)

    Est visto..., los domingos hay que quedarse en la cama. (Sacaunos papeles del bolsillo.) Sabe usted matemticas?

    DOCTOR.- Tengo alguna nocin... (Mira la cuartilla, le dala vuelta.)

    ANTOLNEZ.- No se preocupe... tengo costumbre...Adelante...

    (El DOCTOR empieza a leer las cuartillas. ANTOLNEZpasea por el cuarto, nervioso. Pasa por delante de la

    ventana, mira. Sigue. Vuelve a pasar, se acerca. Mira.Pasea. Se asoma con medio cuerpo fuera. Vuelve a entrar

    plido, con el pecho hinchado, como iluminado.)

    (Para s.) Vaya... cmo tira... (Asoma medio cuerpo fuera.Respira hondo. Vuelve a entrar, plido pero radiante.) Y elcaso es que no debe ser tan difcil... Si el cuerpo experimenta unimpulso... Pero bueno, qu digo, si no me s ni la ley deArqumedes! Vamos! (Sigue paseando.) Acaba?

    DOCTOR.- Estoy en ello...

    (ANTOLNEZ pasea. Vuelve a pasar delante. Se vuelve aasomar, cada vez ms, cogindole confianza al vaco.)

    ANTOLNEZ.- Debe de ser algo... fantstico... Vaya, pareceque te chupa...

  • 30

    (Se vuelve hacia el DOCTOR.)

    Eh, oiga, parece que te chupa...!

    DOCTOR.- (Enfrascado.) Ya est!

    (Da tal grito que ANTOLNEZ, del sobresalto, pierde elequilibrio y cae al vaco, con un grito incontenible,

    descendente. Ruido de una cabeza incrustndose en uncapot. El DOCTOR se vuelve.)

    Seor ministro...! (Silba.) Seor ministro...! (Silba.) Vaya...dnde se habr metido?... Seor ministro... (Se asoma a laventana.) Seor ministro... est usted por ah?

    ANTOLNEZ.- Aqu abajito estoy, rico...

    DOCTOR.- Pero bueno, qu hace usted ah en el capot?Arreglando el coche? Por dnde ha bajado?

    ANTOLNEZ.- Por donde todo el mundo, hombre...

    DOCTOR.- No! No me diga que se ha tirado! (Empieza arer.) Y si se viera patas arriba, incrustado en el capot...!

    ANTOLNEZ.- Ande, aydeme a salir... No sea tan guasn...hombre... que estoy mordiendo el motor de arranque... Perotenga cuidado, que chupa...

    DOCTOR.- Bueno..., con la cantidad de alpinismo que yo hehecho...

    (Se va a volver pero se detiene con cara de estornudoprolongado. Da algn traspis, se da la vuelta, estornuda ycae por la ventana, al inclinrsele la cabeza violentamente

    hacia delante.

    Se ve a ANTOLNEZ y al DOCTOR con un casquete deescayola puesto en la cabeza. Diversos esparadrapos. Sehallan sentados delante de PELEZ, un tipo alto, vestidocon el uniforme de aviacin. Tiene rasgos esquizofrnicos,

    una nariz aguilea imponente. Gesticulaabundantemente.)

  • 31

    PELEZ.- As que yo, todo un ministro de Aviacin, a losmandos del super jet que intentaba vender a la delegacinjaponesa... As que yo, hroe de dos guerras, cuando intentabacruzar la barrera del sonido a diez mil metros..., con unatemperatura exterior de menos cincuenta grados..., de pronto...miro en el radar...! Y qu dirn que veo?... Cinco objetos noidentificados... Rpidamente calculo la distancia que meseparaba de ellos..., toco a zafarrancho de combate, preparo losmisiles ante el estupor de los japoneses que decan... (Imita elacento japons.) Glu, gli! Gli, glu! Y qu dirn que veo?Cinco cuerpos, amplios de cabellos, dilatado el trax, agarradosal viento, moviendo los brazos como cinco gigantescas aves,con los ojos fijos en el infinito...

    (Silencio.)

    No puede ser, me digo! Estoy borracho! Ven ustedes lo queveo, japoneses?... Glu, gli... Gli, glu..., me contestan... Perocomo yo no s japons..., no puedo entenderles... No puedenser pjaros, me digo! Llevan pijama y tienen cara de hombre...Ya est! Estarn locos...! Porque slo un loco puede haceralgo semejante... Y entonces decido hablarles por elsuperaltavoz gigante... Identifquense de inmediato! Les hablael ministro del Aire... Qu hacen ustedes ah?... Volar, mecontestan... No lo ve? Pero hay que estar loco para volar sinalas y sin motores, les replico!... Es que precisamente... estamoslocos...

    DOCTOR.- Seor ministro...

    PELEZ.- Silencio!... Entonces los japoneses, por signosjaponeses me dan a entender que los quieren comprar... Glu, gli,glu gli, me decan. Te damos el oro y el moro... Mtete en elculo el superjet que nos quieres vender... Eso, eso! Muybueno! Ms! Queremos de eso!

    ANTOLNEZ.- La frmula pertenece al ministerio detrabajo... Y adems, no sirve!

  • 32

    PELEZ.- Y una mierda para ti! Qu tiene que ver elTrabajo en esto...! Pero ustedes cmo van a saber interpretarfrmulas aerodinmicas! Prueba de ello: Qu hacan ustedesincrustados en el capot! El espacio no est hecho paraburcratas, sino para los aventureros... para los valientes y loslocos... Gente como yo! Hroes! Pioneros insaciables... (Sacade una cartera las cuartillas de BALTASAR, empieza aleerlas con avidez.) Claro! Pero ese Baltasar es un genio!Cmo no se me haba ocurrido antes... Raz cuadrada de pi...Claro... Claro! (Pasa pginas.) No tiene error posible... Leharemos una estatua! Estamos ante un Galileo, un Newton! Laconquista del espacio sin motores! El sueo de toda la vida...Volar...

    (Sigue leyendo los clculos. ANTOLNEZ se ha idoacercando, mira lo que est leyendo.)

    ANTOLNEZ.- Me permite, colega?

    (Le da la vuelta a la pgina. Silencio.)

    PELEZ.- Claro... ya deca yo que haba algo raro... As secomprende mucho mejor... Pero de todas formas, casi mejor quevengan esos dos y nos lo expliquen.

    (Sale el DOCTOR. Entra primero RECAREDO, hecho unaruina, con vendajes por todas partes y unas muletas.

    Despus BALTASAR, slo con algn esparadrapo en lacara.)

    (Se dirige hacia BALTASAR.) Es intil preguntar cul de losdos es el que sabe volar... A mis brazos... Le habla el ministrodel aire en persona..., un guila... como usted... Permtame quele condecore oficiosamente... Sintese por favor... Le nombrocaballero del aire y espero que esta medalla sea la primeradentro de las muchas que le esperan... Vamos a ver, quin le hametido en este horrible manicomio?

    BALTASAR.- (Sealando al ministro de trabajo.) Ha sidol.

  • 33

    ANTOLNEZ.- Yo...? Bueno es que...

    PELEZ.- Idiota!

    ANTOLNEZ.- Yo... verdad? Cuando se corri la voz deque volar era posible...

    PELEZ.- Vago!

    DOCTOR.- Camello!

    ANTOLNEZ.- Usted tenga mucho cuidado con lo quedice...!

    PELEZ.- Pero si es cierto, hombre... Con lo que habrpadecido en este sucio lugar...

    RECAREDO.- Y yo...

    PELEZ.- Silencio!

    RECAREDO.- Entonces yo no puedo hablar?

    PELEZ.- No! Aqu no hablan ms que los que sabenvolar! Los valientes! Y a usted basta con verle para comprenderque usted no ha nacido para el aire... so vaca...

    DOCTOR.- Camello!

    PELEZ.- Galeno..., ya est bien...

    RECAREDO.- Cabrn!

    PELEZ.- Muy bien llamado... Tampoco usted ha nacidopara el aire, estpido... No s por qu habla...

    ANTOLNEZ.- Y t?

    PELEZ.- Yo? Que si he nacido para el aire yo, que soyministro del Aire? Pues si no quin..., estpido... Con cuarentamedallas que tengo... (A BALTASAR.) Qu le parece?...Vamos a ver, Baltasar, hemos estado analizando sus frmulasmatemticas y aunque evidentemente estamos todos de acuerdocon sus teoras, quisiramos que sin tecnicismos, nos dijera quehace falta para volar...

    BALTASAR.- Tirarse.

    (Silencio.)

  • 34

    PELEZ.- Cmo tirarse?

    BALTASAR.- Tirarse. Abrir la ventana y tirarse. (Pausa.)Por qu cree que el primer ser vivo abri los brazos conintencin de elevarse?...

    PELEZ.- Pues... (A los dems.) A ver por qu?

    (Silencio.)

    BALTASAR.- Porque su vida peligraba... Porque vio en elaire la nica forma de sobrevivir.

    PELEZ - Lo ven?

    BALTASAR.- Iba a ser atrapado... Quiz corra a granvelocidad y empez a bracear desesperadamente buscandoalgn punto de apoyo... Slo encontr el aire y slo se elevunos milmetros..., quiz slo unas dcimas de milmetro... Noera mucho..., pero s suficiente. El aire se haba convertido enuna plataforma slida sobre la que poda levantarse... El primerpjaro haba nacido...

    (Silencio. Le escuchan embelesados.)

    PELEZ.- Qu listo es este hombre...!

    ANTOLNEZ.- Trabaja en mi ministerio... en la seccin deEjecutivos.

    RECAREDO.- Conmigo.

    ANTOLNEZ.- A callar!

    RECAREDO.- Entonces yo no puedo decir nada?

    ANTOLNEZ.- No delante de los genios... No se da cuenta?Estamos asistiendo a las primicias de una revolucin en elconcepto del hombre... Por favor..., adelante...

  • 35

    BALTASAR.- Es el miedo lo que hace mover los brazos conla rapidez suficiente para elevarse... Se llega a un punto en quese nota un impulso hacia arriba...

    ANTOLNEZ.- (Al DOCTOR.) Usted ha notado unimpulso hacia arriba?

    DOCTOR.- Pues... bueno... no s exactamente...

    ANTOLNEZ.- A m me parece que yo no he notado nada...

    RECAREDO.- Yo, s.

    ANTOLNEZ.- Le advierto que falta bien poquito para eldesfile, querido... Usted qu va a notar...! Si no lo he notado yo,cmo va a notarlo usted...

    PELEZ.- Siga, siga... Estoy sobre ascuas...

    BALTASAR.- Y sub al primer piso y salt... No era bastantealtura... No lo pens ms. Sub al ltimo piso y volv a saltar...

    PELEZ.- Y qu? Sinti el impulso?

    BALTASAR.- Tampoco. Me qued colgado de una bandera...

    PELEZ.- Vaya hombre...

    BALTASAR.- Entonces me fui a la sierra. Me sub al picoms alto y me tir. Saben que pas?

    ANTOLNEZ.- No...

    BALTASAR.- Que me part las piernas por cinco sitios... Seme salieron los ojos de las rbitas... Me dej los dientes pegadosa la piedra... Se me revent el hgado...

    PELEZ.- Calle, calle! Me est poniendo mal cuerpo...

    DOCTOR.- Entonces, esa vez tampoco sinti nada?

    BALTASAR.- Claro que s...

    PELEZ.- Pero muy fuerte?

    BALTASAR.- Regular, regular...

    PELEZ.- Cmo de fuerte?

    BALTASAR.- Como un... como un soplido...

  • 36

    ANTOLNEZ.- Nada ms?

    BALTASAR.- Como algo que se opusiera a la cada...

    DOCTOR.- Eso est mejor...

    BALTASAR.- Y ya a la vez siguiente, me elev...

    PELEZ.- Lgico...

    BALTASAR.- Fue algo maravilloso... como una sensacin deplenitud..., de hinchazn..., algo mgico que te sujeta pordebajo... Ests ah arriba... por encima de todos los mortales...,suspendido..., etreo... intangible..., casi inmortal.

    (Silencio.)

    PELEZ.- Yo me tiro...

    ANTOLNEZ.- Yo no s qu decirte...

    PELEZ.- Est clarsimo... Cmo no se me ha ocurridoantes... Hay que tirarse. Zas! Al vaco! A que te sujete elaire...! ... Ya me estoy viendo entrar al ministerio planeando,entre aplausos... La Presidencia va a ser ma... Tengo quesaltar... Tengo que... (Se ha acercado a la ventana. Tragasaliva.) Coo... Est alto, eh?

    DOCTOR.- Bah...

    ANTOLNEZ.- Yo no lo he visto tan alto... Verdad?

    DOCTOR.- Qu va...!

    ANTOLNEZ.- Yo me he tirado sin dudarlo... Abr laventana y salt...

    DOCTOR.- Y yo...

    (PELEZ se seca el sudor.)

    PELEZ.- Y si pusiramos unos cuantos colchones abajo?

  • 37

    ANTOLNEZ.- No, no! Nada de colchones! Verdad quecon colchones no sirve?

    BALTASAR.- Hombre...

    (Le hace seas ANTOLNEZ de que diga que no.)

    ANTOLNEZ.- (Aparte.) Le ofrezco la subsecretara...

    RECAREDO.- Con colchones no vale...

    BALTASAR.- Hay que saltar. El miedo es el que hace moverlos brazos con fuerza.

    (PELEZ mueve los brazos.)

    PELEZ.- Es que... Tengo piedras en la vescula... Noestorbar para nada?

    BALTASAR.- Creo que no.

    PELEZ.- Y... y si bajara un piso o dos?

    ANTOLNEZ.- No, no! Eso no sirve tampoco! Todos noshemos tirado desde aqu. T que eres tan maravillosoparacaidista...

    DOCTOR.- Con apuntar bien al capot del coche...

    PELEZ.- Est bien... Est bien... Adelante. Saltar.

    (Se aleja unos pasos de la ventana. Da un grito terrible,como de krate, toma carrerilla y al llegar a la ventana, la

    bordea, sin tirarse. Se seca el sudor, descompuesto.)

    Est... est muy alto...

    ANTOLNEZ.- Vaya un ministro del aire...

    PELEZ.- (Llevndose la mano al pecho.) Me duele aqu...Creo que me estoy mareando...

  • 38

    DOCTOR.- (Tomndole el pulso.) Le veo perfectamente...

    RECAREDO.- Cagn...

    ANTOLNEZ.- Miedica...

    DOCTOR.- Vamos! Ver cmo planea enseguida... Con suexperiencia...

    PELEZ.- (Secndose una lgrima.) Me voy a romper lacrisma... Lo s... Lo s... (Se aleja otra vez, lloriqueando. Sinninguna conviccin toma carrerilla, pero cuando iba adetenerse delante de la ventana, tropieza con una tabla delentarimado y cae al vaco en un grito.)

    BALTASAR.- (Desde arriba.) Los brazos! Mueva losbrazos!

    (Se oye el ruido de la cabeza de PELEZ perforando elcapot del coche, con gran estrpito.)

    ANTOLNEZ.- Seor ministro...!, se encuentra bien?

    PELEZ.- Asesinos!... Terroristas!... Me cago en vuestraputa madre...! Que se senta un impulso hacia arriba... Que elaire mismo te sostena..., eh... Malditos... (Lamentos de dolor.)

    (Cambio. PELEZ, escayolado. A su lado ANTOLNEZ,tambin escayolado. La escena tiene lugar en alguna sala

    de hospital.)

    PERIODISTA.- Despus de esta experiencia emocionanteque acaban de realizar, la gente se pregunta, qu estsucediendo? Es quiz posible que el hombre, por sus propiosmedios pueda llegar a volar?

    PELEZ.- Tajantemente, no. La cada es vertical, terrible,recta, progresiva, espeluznante. No existe el menor asomo..., lamenor insinuacin de impulso hacia arriba. La ley deArqumedes, en el aire, es mentira. El choque contra el suelo,doloroso, espeluznante... No. Todo esto es producto de unamente enferma, de un soador delirante..., de un psicpata gravede alta peligrosidad social.

  • 39

    ANTOLNEZ.- Estoy completamente de acuerdo con elministro del Aire... No es posible que el hombre pueda llegar avolar por s solo. Somos primates, plantgrados, seres hechospara la tierra... Somos mamferos inteligentes y no aves. Nuestraaspiracin de absoluto existe. Nuestro deseo de eternidad es unhecho. Pero no tenemos nada que ver con los pjaros, que entreotras cosas, personalmente me parecen unas criaturas estpidas.

    PERIODISTA.- Quisieran ustedes describirnos cmo y porqu tomaron la decisin de lanzarse al vaco?

    PELEZ.- Precisamente para demostrar en mi propia carnela falsedad de esa teora. Como titular de la cartera del Aire,quise tener el honor de sufrir en mi propio cuerpo lasconsecuencias fatales que tales aberraciones psicolgicaspodran tener para la aviacin. Por tanto, una vez hube tomadola decisin de saltar al vaco, abr la ventana, salud a los hroesde la patria y me precipit de cabeza, sabiendo con certeza quecorra a una muerte cierta.

    PERIODISTA.- Y usted, seor ministro?

    ANTOLNEZ.- Lo mo fue todava ms terrible. Era un dafestivo. Normalmente a la hora del accidente, me encuentro enmi despacho pues los problemas laborales son tan graves ydiversos que no permiten el menor respiro. Sin embargo dos demis funcionarios se encontraban gravemente enfermos,aquejados de una extraa enfermedad mental. La seccin deEjecutivos, una de las claves de mi ministerio, con la ausenciade ambos, fallaba... Sent que me necesitaban ah, con ellos,para compartir el dolor de sus mentes enfermas! Sub al cocherpidamente, me precipit en la autopista, la aguja delcuentakilmetros iba midiendo exactamente la distancia que meseparaba de ellos! Corr a la puerta del manicomio! Nada msverme todos los locos se abalanzaron desde la terraza asaludarme... Sub. Os necesito, les dije... Voy a demostraros loerrneo de vuestro postulado... Os lo voy a demostrarprcticamente, de una forma teraputica, que a modo decatarsis, cure el mal de vuestros cerebros... Ah voy, les dije!Ved cmo me estrello contra el suelo.

    (Silencio. PELEZ le mira airado.)

  • 40

    PERIODISTA.- Parece que hay alguna evidencia de quealgunos ya han volado... La delegacin japonesa ha declaradoque...

    PELEZ.- Sabemos de sobra lo que dicen los nipones... Glu,gli... Gli, glu...

    PERIODISTA.- Cmo lo sabe?

    PELEZ.- Eran pjaros con pijama. Sencillamente. Lo digoyo que s por mi cargo ms de pjaros que nadie. Yo no digoglu, gli, ni estupideces de esas. Yo afirmo que se trataban depjaros que iban a la cama.

    PERIODISTA.- Algunos funcionarios del ministerio detrabajo han visto que Baltasar planeaba..., que incluso Recaredoamortigu la cada con los movimientos desesperados de susbrazos.

    ANTOLNEZ.- Respecto a Recaredo le dir que es un trozode tocino con pelo... Difcilmente me imagino que un sersemejante pueda volar. Y respecto a Baltasar, le dir que viveen el concubinato con una joven, que dicha joven se encuentraembarazada, y que junto al abandono del hogar, a su largahistoria de disidente poltico, incluso de terrorista, hay ciertaevidencia de que tambin ha cado en el homosexualismo...Sabamos desde haca tiempo las largas conversacionesamorosas que mantena con su compaero de trabajo, habiendollegado incluso a abandonarse a tocamientos... Respecto altestimonio de ciertos funcionarios de mi departamento, leaseguro que todo eso va a quedar claro durante el desfile militarque tendr lugar dentro de unos das.

    PERIODISTA.- Sin embargo es sabido que en mltiplespuntos del pas han nacido focos de rebelin... Muchos son losque pretenden volar... Parece que ha cundido una desesperacinen masa o un ansia metafsica incontrolable... La gente se subea los pisos ms altos y se tira de cabeza con la ilusin de unvuelo hipottico.

    PELEZ.- Tenemos la respuesta. S. Se trata de unaepidemia. De una grave epidemia que har falta atajar de raz...Baltasar es el vector infeccioso. l ha infectado las mentesingenuas de nuestros campesinos con el veneno de suspalabras... Conoce usted el dficit de las compaas areas?

    ANTOLNEZ.- Y el de los fabricantes de zapatos?

  • 41

    PELEZ.- E incluso, ponindonos ya en trminos utpicos enla posibilidad de que por alguna extraa ensoacin el hombreconsiguiese volar, quin le controlara entonces?

    ANTOLNEZ.- Dnde se pondran las fronteras? Se puedeconcebir un hombre totalmente libre? No; esa es la respuesta!Eso es libertinaje y no libertad!

    PELEZ.- Ese hombre anrquico, incontrolado, sometido alnico destino de su albedro, supone un peligro para nuestraconvivencia.

    ANTOLNEZ.- Y adems, imagnese por un momento qusucedera en el mundo si se empieza a reproducir por huevos...

    PELEZ.- Lo dicho: caza y captura de cualquier ciudadanoque levante las manos por encima de la cabeza en unaaspiracin de vuelo.

    PERIODISTA.- Y para peinarse?

    ANTOLNEZ.- El pelo al cero, coo! Que ya me empiezausted a cansar! Ya est bien de melenudos... Vaya con elperiodistilla este...

    PELEZ.- Est usted lleno de odios, eh...

    ANTOLNEZ.- No te jode...

    PERIODISTA.- Hay incluso quien dice que estamos enpresencia de una revolucin decisiva en la historia delpensamiento humano..., hay quien asegura que Baltasar es unprofeta..., un mesas mitad pjaro mitad hombre, enviado a latierra para redimir nuestra esclavitud.

    PELEZ.- (Cogiendo al PERIODISTA del brazo,empujndolo hacia la puerta.) Ahora mismo, joven, va usteda hacer la experiencia del vaco... Ver cmo se convence de lafalsedad de todas estas patraas...

    (Abre la puerta. Formidable empujn. Se oye alPERIODISTA caer por la escalera con gran estrpito.

    ANTOLNEZ tiene cara preocupada.)

    ANTOLNEZ.- Colega... sabe... hay algo que todava nocomprendo... Para qu se pondrn los pjaros pijama paradormir?

  • 42

    PELEZ.- Tambin usted?

    ANTOLNEZ.- Y si efectivamente Baltasar fuera unpjaro?

    PELEZ.- Pondra un huevo!

    ANTOLNEZ.- Eso es lo que ha pasado. (Saca un huevoenorme envuelto en papeles.) Aquejada de fuertes dolores,Mirinda ha ingresado en una clnica y ha parido un par deenormes huevos.

    (Pnico de PELEZ.)

    PELEZ.- Estamos perdidos... Si la gente se llegara aenterar... Que no se entere nadie de esto! Mxima precaucin!Haremos si hace falta una buena tortilla... Corramos a laclnica... Disimulemos, colega... El futuro de la humanidadpeligra... Ya no podemos detenernos... (Coge el huevo.) Hola,guapo... t tambin sabes volar? (Le hace alguna mueca comosi fuera un recin nacido.)

    ANTOLNEZ.- Qu va usted a hacer?

    PELEZ.- Tome!

    (Se lo tira. ANTOLNEZ lo coge con dificultad.)

    Venga... Vamos!

    ANTOLNEZ.- Pero...

    PELEZ.- Tire!

    (ANTOLNEZ, asustado, se lo tira. Varias veces,centrndoselo en diferentes posiciones.)

    No sabe volar..., pobrecito... Est claro que no sabe volartodava...

  • 43

    (Toma impulso y lo tira por la ventana. Se oye un grito dealgn transente que grita: Ahora vers! Recin sacado

    del tinte... y encima con un huevo de avestruz. Salencorriendo del cuarto.

    Cuarto de la seccin de maternidad del mismo hospital.Una ventana. MIRINDA mueve una cuna de un lado a

    otro, con una mirada de gran ternura. Le empieza a deciral hijo que se encuentra dentro una serie de cosas sinmucho sentido aparente, pero cifrado en lenguaje de

    madre.)

    MIRINDA.- Cmo est el rey de la casa?... Eh?... Prrrr!Prrr!... Cmo est el corazoncito de mam?... El nene...nene... Prrr! Prrr... Y quin es la mam que ms quiere a estenio pequeito... Quin es la que le adora... (Letana depucheros, carantoas y sonrisas maternales. Despus coge aun enorme huevo, semejante a los de un avestruz, loenvuelve en un paal y lo levanta en alto.) Y cundo va a vereste nio a su hermanito?... Cmo?... Que dnde est? En laincubadora... Y me ha dicho que tiene muchas ganas de verte.Cmo?... Claro que s... T tambin tienes que ir all para salirde esa cscara... Porque t eres un nio muy bueno... (Empiezaa arrugar la cara y solloza.) Pap?... En el manicomio..., s...No s cundo lo volveremos a ver, hijo... No lo s...

    (Deja el huevo en la cuna, y mecindole, lloraamargamente. Entra el DOCTOR, que le pone la mano en

    el hombro, intentando consolarla.)

    DOCTOR.- Vamos..., vamos... Todo se arreglar... La cscarase romper antes o despus... Y saldrn bien... Por qu tienenque salir mal?... Vamos...

    MIRINDA.- Doctor, dgame, soy una mujer o una gallina?

    DOCTOR.- Una mujer!

    MIRINDA.- Pero que pone huevos...

    DOCTOR.- Exactamente... Esa es la definicin correcta...

    MIRINDA.- Y qu saldr, un nio o un pollo?

  • 44

    DOCTOR.- Pues eso ya lo veremos..., hija... Igual sale unnio con alas... o un ngel..., quin sabe..., igual es un serextraordinariamente bello e inteligente...

    MIRINDA.- Y si tiene pico, qu hacemos?

    DOCTOR.- Darle maz en vez de leche... O alpiste... Vayaunas preguntas. Se preocupa por nada...

    MIRINDA.- Y cuando tengan que ir al colegio, doctor... Haycolegios para pollos o para pjaros?

    DOCTOR.- No que yo sepa... pero se buscar un lugaradecuado... No veo por qu no se puede ensear la cartilla enuna granja avcola por ejemplo... Tranquilidad..., el otro seencuentra en la incubadora... Pero si usted quiere le traemos yse pone usted encima a darle calor... Su embarazo no ha sidonormal, hija. Debe comprenderlo...

    MIRINDA.- Pero y esto qu es? Una maternidad o unmanicomio?

    DOCTOR.- Es... bueno es... un manicomio... claro... pero quehace veces de maternidad... Yo... (Se seca una lgrima.) losiento... De verdad...

    MIRINDA.- Y mi marido? Por qu no puedo verle?

    DOCTOR.- No puedo hacer nada, seora. He dejado de serel director. Me han prohibido ver enfermos... Estoy bajo arrestoyo tambin...

    MIRINDA.- Necesito verle... Tengo que verle... no puedo...

    (Se abre la puerta y aparecen PELEZ, ANTOLNEZ,BALTASAR y RECAREDO, estos dos ltimos con pijamasde locos. MIRINDA se tira a los brazos de BALTASAR y

    se besan. PELEZ hace un signo al DOCTOR de que salga.Sale.)

    PELEZ.- Ve cmo no hemos faltado a nuestra palabra?Quera verla y ya la ha visto... Se lo hemos prometido y hemoscumplido...

    ANTOLNEZ.- Ya estn juntos como quera...

  • 45

    (El aspecto de BALTASAR y RECAREDO es lamentable:demacrados, plidos, con la cara llena de costurones, con

    algn hematoma. BALTASAR se acerca a la cuna.)

    BALTASAR.- Qu guapo es...

    MIRINDA.- Verdad...?

    (Se cogen de la mano, formando un cuadro entraable. Lacoge de la cintura.)

    RECAREDO.- Y el otro?

    ANTOLNEZ.- Se encuentra perfectamente. En laincubadora... Les tienen que calentar por turnos...

    (Empieza a orse a lo lejos msica militar.)

    RECAREDO.- Y eso?

    ANTOLNEZ.- (Con tono cortante.) El desfile...

    (Mira fijamente a RECAREDO, que aprieta lasmandbulas con un odio creciente. Su cara se ha

    transformado. Su bondad inicial se ha tornado violcea.Labios cortantes. Pelado al cero.)

    BALTASAR.- Tena tantas ganas de verte... Te he echado demenos...

    MIRINDA.- Y yo...

    BALTASAR.- Cmo se llama...?

    MIRINDA.- No me he atrevido a ponerle nombre todava...

  • 46

    (BALTASAR empieza a silbar al hijo en la cuna,tiernamente, acaricindole, se le caen lgrimas que vatragando. Se han acercado todos alrededor de la cuna.

    Cada uno le silba y habla con onomatopeyas. PELEZ hacogido un enorme sonajero y lo agita, cada vez ms

    fuerte.)

    PELEZ.- No parece que oye mucho, verdad?

    (MIRINDA rompe en lgrimas. RECAREDO se ha idocolocando a un lado, mirando a PELEZ y ANTOLNEZ

    fijamente. La marcha militar se va acercando.)

    ANTOLNEZ.- Bueno..., creo que el tiempo ha pasado...Tienen que volver a su cuarto...

    (Coge a BALTASAR de la mano y le intenta llevar hacia lapuerta.)

    No se preocupe, nos ocuparemos de todo... Y si sale un pjaro,le pondremos un buen nido... El ministerio tiene un presupuestoespecial para estos casos...

    MIRINDA.- Ya...? Ya!

    (MIRINDA sujeta a BALTASAR de la otra mano.)

    BALTASAR.- (A ANTOLNEZ.) Est bien. De acuerdo.

    (Silencio.)

    MIRINDA.- De acuerdo, qu?

    BALTASAR.- De acuerdo.

    RECAREDO.- De qu hablas?

  • 47

    PELEZ.- No es nada de importancia... Un simple pactoentre caballeros...

    ANTOLNEZ.- Estamos dispuestos a todo... Cuenten connosotros...

    MIRINDA.- De qu hablan?

    PELEZ.- Un acuerdo interno, seora. Nosotros no somosjueces, seora... Nosotros creemos firmemente en la capacidadde vuelo de su marido. Pero es l mismo quien tiene quedemostrar que no est loco...

    ANTOLNEZ.- Y demostrarlo con hechos... volando.

    PELEZ.- No lanzndose burdamente al vaco, sino volando.

    ANTOLNEZ.- Y si consigue volar... si demuestrapalpablemente de que es capaz de volar, no slo le dejaremoslibre a l, sino a todos aquellos detenidos por levantar las manospor encima de la cabeza...

    PELEZ.- Y entonces quedar libre para surcar el espacio dehombre con capacidad area, capacidad de eternidad e infinito,por qu no... Y si las compaas de aviacin quiebran, siquiebran las lneas de ferrocarriles y las autopistas, si quiebranlas lneas martimas, pues que quiebren...

    ANTOLNEZ.- No pedimos que se retracte de nada, sino quelo demuestre.

    (Silencio.)

    RECAREDO.- No saltes, Baltasar...

    MIRINDA.- No lo hagas...

    (Silencio. PELEZ coge a BALTASAR de la mano, learrastra suavemente hacia la puerta.)

    BALTASAR.- De acuerdo.

  • 48

    (La msica militar se ha ido haciendo ms fuerte, msviolenta y agresiva. Se oyen los pasos de los soldados.PELEZ se dirige a la ventana, levanta los brazos y se

    hace el silencio. Tambin se asoma ANTOLNEZintentando desplazar a PELEZ. Uno levanta los brazos,

    el otro se mete por debajo de la axila. Despus a lainversa.)

    PELEZ.- (Transfigurado.) Queridos todos!

    ANTOLNEZ.- Estamos aqu para demostraros...

    PELEZ.- (Cortndole.) ... que el hombre es ms que unmamfero absurdo...

    ANTOLNEZ.- Para demostraros digo...

    PELEZ.- ... que es ms que una criatura sin sentido perdidaen el desierto del universo...

    ANTOLNEZ.- (Por bajo.) Te vas a ganar una...

    PELEZ.- Para demostraros que es el dueo del espacio...,que hay en sus...

    ANTOLNEZ.- ... aspiraciones, eternas e insondables ansiasde infinito...

    (PELEZ empuja a ANTOLNEZ con violencia.)

    PELEZ.- Y para que quede patente esa realidad etrea quehemos conseguido con una justa poltica...!

    (ANTOLNEZ aparta a PELEZ de una patada.)

    ANTOLNEZ.- ... del ministerio de Trabajo..., uno de sussiempre que quiera, con sus dos hijos e incluso con usted...

    ANTOLNEZ.- Entonces habr nacido una nueva especiefuncionarios, un abnegado servidor de la seccin de ejecutivos...

  • 49

    (PELEZ se tira a l y le muerde en una oreja.)

    PELEZ.- ... va a saltar desde la ventana al vaco...

    (Aparece BALTASAR en la ventana. Clamor general,gritos febriles, aplausos. ANTOLNEZ y PELEZ se cogende la nariz, se pelean como dos nios. Pero ante el clamorcreciente, quedan atnitos. BALTASAR se ha puesto de

    pie en la ventana, plido, con el pijama del manicomio. Seha hecho un silencio impresionante.)

    RECAREDO.- No saltes! Baltasar..., amigo!

    MIRINDA.- No..., no!

    (BALTASAR toma impulso, y se lanza al vaco. Clamorgeneral. Todos desde la ventana siguen las evoluciones deBALTASAR en el aire. Gritos. Parece ser que cae, perodespus levantan ligeramente la cabeza, con un respiro.

    Vuelve a caer, pero vuelve a elevarse. Los gritos de terrorsuceden a los aplausos cuando consigue elevarse. Y alfinal, van levantando la cabeza lentamente, mientrasestalla un aplauso tremendo. Gira a la derecha, a la

    izquierda.)

    Vuela... Lo ha conseguido! Vuela! (Empieza a llorar dealegra.)

    DOCTOR.- Han robado el huevo de la incubadora!

    (De pronto suenan dos tiros. Silencio. Grito de terror.)

    PELEZ.- Tena que pasar... Me lo estaba temiendo...Dnde bamos a llegar as?... (Sonrisa de complicidad.)Seguro que le han confundido con un guila... Volaba tan bien...tan alto... Qu pena...

  • 50

    (Mientras habla, aplasta con saa el huevo de la cuna,sonriendo. Cara de estupor de ANTOLNEZ, ignorantequiz del plan urdido por PELEZ. Grito de MIRINDA.

    Pero RECAREDO ha sacado un estilete de debajo delpijama, una larga cuchara con el mango pacientementeafilado, y apuala a ANTOLNEZ y PELEZ con saa.

    Despus se sube a la ventana y salta al vaco. El DOCTORha cogido a MIRINDA por el hombro. Parece que

    RECAREDO cae, pero luego se levanta, y cae y se levanta.Y acaba elevndose, alto, muy alto, camino de algn

    punto desconocido, ingrvido, etreo, libre.)

    FIN