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DISEÑO Y MAQUETACIÓN

José David Alarcón Araneda / [email protected]

SUMARIO

I.- PRESENTACIÓN

II.- INTRODUCCIÓN

III.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS

IV.- COMPONENTES DEL PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL

1.- MODELO DE DESARROLLO ESTRATÉGICO

1.1.- Elementos Generales del Diagnóstico

1.1.1.- Misión y Visión Institucional

1.1.2.- Dimensión Evangelizadora del PEI

1.1.3.- Organización Institucional

1.1.4.- Objetivos Estratégicos de la Institución

1.1.5.- Ámbito Curricular

1.2.- Fundamentos estratégicos

1.2.1.- Misión

1.2.2.- Visión

1.3.- Objetivos estratégicos

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1.4.- Ejes estratégicos

1.5.- Ciclo de mejora continua

1.6.- Indicadores de gestión

2.- DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA FUNDACIÓN MAGISTERIO DE LA ARAUCANÍA (FMDA)

2.1.- Fundamento antropológico

2.2.- Fundamento sociocultural

2.3.- Fundamento teológico pastoral

2.4.- Fundamento educativo pedagógico

2.5.- Fundamento de la misión y la gestión en la escuela

3.- PROYECTO PEDAGÓGICO

3.1.- Introducción

3.2.- Parámetros de institucionalidad educativa

3.3.- Modelo educativo de la fundación

3.3.1.- Objetivos y Fundamentos

3.3.2.- Perfil de Liderazgo Directivo y Pedagógico en La Fundación

3.3.3.- Currículum Escolar

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3.3.4.- Currículum Escolar de la FMDA en el contexto de la globalización

3.3.5.- Orientaciones generales para el trabajo en Escuelas y Liceos Educativos

3.3.6.-Gestión de los Centros Educativos de la FMDA

3.3.7.- Perfil Directivos Centros Educativos

3.3.8.- Perfil del Profesor/a

4.- CONSIDERACIONES FINALES

5.- REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS

6.- ANEXOS

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I.- PRESENTACIÓNEl Directorio de la

FMDA, consciente que la Institución debe tras-cender en el tiempo, para dar respuesta a las exigencias sociales, cul-turales y personales de los habitantes actuales de las regiones del Bio Bio, La Araucanía y de Los Ríos, se dio como tarea actualizar el Pro-yecto Educativo Insti-tucional, que estaba vi-gente desde el año 1992.

Para llevar a cabo esta ardua tarea, el Directorio se reunió en varias ocasiones con la finalidad de organizar exhaustivamente el trabajo que significaba este desafío, pues debían participar de algu-na forma todos los estamentos de ella, para que cada uno se sintiera parte de esta reforma. Es así, que se constituye una comisión inte-grada por directores de Educación Básica Rulares, Básicas Urbanas y Enseñanza Media, más integrantes del Departamento de Educa-ción y liderado por el Directorio.

Formada la comisión se inició a la reflexión de proyectar la Fun-dación, desde el PEI vigente, con la finalidad de destacar la esencia de la Institución desde sus inicios y que debe permanecer en la his-toria, para continuar educando niños, niñas y jóvenes de sectores rurales y especialmente del pueblo mapuche.

Después de conversar con varias instituciones que podrían ase-sorar esta labor, se decidió integrar al equipo a la consultora “Gesta Idea”, quienes respondieron de mejor forma a nuestros sueños de proyección institucional.

Se inicia el trabajo de análisis para diagnosticar la realidad de la institución en todos sus estamentos, lo que llevó a realizar reu-niones con Sacerdotes, quienes nos permitieron reflexionar sobre la misión evangelizadora de la Fundación; con Directores, Jefes Técni-cos y Docentes con quienes diagnosticamos y proyectamos a la Ins-titución principalmente en el aspecto técnico pedagógico y admi-nistrativo, teniendo presente el PEI actual, donde se enfatiza que la misión de la FMDA desde sus orígenes es “Educar y Evangelizar”.

La población de estudiantes a la que debemos nuestra labor, nos demanda una educación de calidad, donde demos respuesta a sus

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inquietudes, intereses y necesidades que le exige este mundo glo-balizado.

El centro de nuestro quehacer es el Hombre íntegro, con to-das sus competencias y limitaciones, es el rostro de Cristo, que nos motiva a formarlo en los valores y principio que profesa la Iglesia Católica.

Con esfuerzo y dedicación de todas las unidades educativas y de los departamentos de la administración central de nuestra ins-titución, es posible cumplir con los objetivos que en este Proyecto Educativo Institucional nos hemos comprometido, para ello debe-mos considerarlo en la proyección de nuestros establecimientos, en nuestro quehacer diario, en el clima escolar, recordando siempre que un niño, un joven, un profesor, un asistente es Cristo que está presente.

Finalmente, expresamos nuestra gratitud y reconocimiento a cada uno de los profesores, sacerdotes y equipo de consultores “Gesta Idea”, quienes hicieron posible cumplir con esta labor de tener un PEI actualizado para ofrecerlo a todas nuestras comuni-dades.

Mario Inostroza Hermosilla Guillermina Torres Riquelme Secretario FMDA Presidenta FMDA

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II.- INTRODUCCIÓN El Proyecto Educativo Institucional de la Fundación del Magis-

terio de La Araucanía se considera como una carta de navegación fundamental para el desarrollo de la Institución. El enfoque del Proyecto Educativo se plantea desde los elementos conceptuales que son la base del desarrollo de la Institución que forman parte de la Inspiración de la organización y sus orientaciones esenciales, que son los núcleos de la organización: Educación Evangelizadora.

Este Proyecto considera líneas de desarrollo que son dependien-tes, multidimensionales y complementarios entre sí: El Modelo de Desarrollo Estratégico, el Marco Doctrinal y el Proyecto Pedagógi-co. Ambos componentes representan un todo indivisible, mientras el Marco Doctrinal aporta el sustento o sello fundacional de la Insti-tución, el Proyecto Pedagógico visibiliza una concreción operativa de los elementos y plasma el desafío programático de la Fundación y las Instituciones que le subyacen. Las líneas de desarrollo son di-námicas y resultan de la interacción de la Institución con su medio más inmediato, pero también de la reconversión propia de las orga-nizaciones modernas.

La Fundación del Magisterio de La Araucanía (FMDA) es una Institución Educativa de derecho privado, regida por las normas jurídicas del Derecho, según personería jurídica Nº 2496 de fecha 15-06-1938. Institución sin fines de lucro, que se financia funda-mentalmente con recursos fiscales y que se distingue por una mar-cada inspiración cristiano-católica. Dicho rasgo distintivo, aporta particularidad a su racionalidad educativa que encuentra su centro orientador en la formación de personas con una mirada antropoló-gica centrada en Cristo.

El formar personas integrales desde una antropología cristiana representa un desafío de proyectar nuevas formas de configurar la pedagogía evangelizadora. La Iglesia católica aporta el marco for-mativo que debe conjugarse en perfecta armonía a la responsabili-dad social formadora de la FMDA, buscando respuestas a los desa-fíos de la postmodernidad sin la pérdida del sentido que marcó su génesis.

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III.- ANTECEDENTES HISTÓRICOSLa Fundación del Magisterio de La Araucanía, se constituye

como tal el 3 de Enero de 1937 y se propone como meta principal continuar con la tarea de educar y evangelizar a hombres y mujeres de los distintos colegios que se ubican en las Provincias de Malleco, Cautín, Valdivia y Bío-Bío.

Si bien la Fundación nació en el año 1937, su historia se comenzó a escribir muchos años antes. Sus más remotos antecedentes están ligados al esfuerzo que misioneros de distintas órdenes realizaron para entregar una educación cristiana.

Existe evidencia histórica relevante que destaca la labor evange-lizadora de misioneros de distintas órdenes desde 1593. Las Con-gregaciones y órdenes religiosas como: Los Jesuitas, Franciscanos y Capuchinos jugaron un rol importante en la tarea misional y edu-cativa en los últimos cuatro siglos del sur de Chile.

En ese contexto, el año 1848 el Presidente de Chile, Don Manuel Bulnes, solicitó, por intermedio de Don Ramón Luis Irarrázaval, a quien designó como Embajador extraordinario y Ministro Plenipo-tenciario ante la Santa Sede, el envío a Chile de un número de mi-sioneros para que emprendieran una labor de evangelización en la región de La Araucanía. El 23 de octubre de 1848, después de cinco meses de navegación, llegan a Valparaíso los doce primeros sacer-dotes misioneros de la Orden Capuchina de nacionalidad italiana, entre los cuales, también venía el primer sacerdote capuchino báva-ro, Pbro.Tadeo Schmalzl.

Pronto descubren que es imprescindible atender a la educación de los niños y jóvenes por lo que deciden crear las primeras escue-las e internados, conocidas como las escuelas misionales.

Los primeros profesores de estas escuelas fueron los propios ca-puchinos y algunos laicos a quienes tomaron como ayudantes.

Así, poco a poco, surgió en algún lado la idea de unirse con sa-cerdotes y profesores de otras parroquias que vivían la misma rea-lidad y formar con ellos una agrupación que incluyera a todas las escuelas que por esos años, alcanzaban a un número no inferior a 50. Si los profesores se unían y elegían un Directorio que tendría a su cargo la organización y administración de esta agrupación, ajus-tándose a lo establecido en el Código Civil asegurarían el derecho a obtener de una forma más rápida las subvenciones del Estado, que por ley debía pagarse a todas las escuelas particulares del país que impartían enseñanza gratuita.

Pero los que tomaron finalmente la decisión y crearon la Cor-poración del Magisterio Primario de La Araucanía, fue un grupo muy reducido de profesores de Padre Las Casas y sus alrededores,

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asesorados por dos sacerdotes capuchinos. Eligieron un Directorio y lo facultaron para que elaborara los primeros Estatutos.

La primera reunión, se realizó el 3 de enero de 1937, fecha en que se firmó el decreto de su creación, respondiendo a la necesidad de dar educación a los niños y jóvenes campesinos y mapuches de Araucanía, en algunas zonas de las Provincias de Malleco, Cautín, en la Región de La Araucanía y, Valdivia en la Región de Los Ríos, con el propósito de agrupar en una sola entidad, a las numerosas escuelas parroquiales que laboraban en forma independiente en ese mismo territorio. Nacía entonces, la Corporación del Magisterio Primario de La Araucanía. Sus estatutos fueron aprobados por De-creto Supremo Nº 2.946, del 15 de junio de 1938 del Ministerio de Justicia, fecha en que el Gobierno concedió Personalidad Jurídica.

Esta institución nació por la iniciativa de un grupo de profesores católicos y el excelentísimo Señor Obispo Guido Beck de Ramberga, vicario apostólico de la iglesia de Araucanía en esa época.

Su organización facilitó enormemente la tarea de mejoramiento y ampliación de la obra educacional del Vicariato, creando nume-rosas escuelas y colegios, y manteniendo incluso, aquellas de escasa matrícula, ubicadas en las zonas más apartadas de los sectores ru-rales de difícil acceso.

Un año después, en abril de 1938, el Consejo de Defensa Fiscal estimó que debía ser Fundación en atención a que “el objeto de la institución no va a redundar en beneficio de los organizadores o miembros como es el caso de las corporaciones, sino en el de la co-lectividad en general”.

Es así, como ya en 1944 se impartía instrucción en 9 liceos y 218 escuelas primarias a más de 20.000 alumnos. Y, en 1946, cuando se cumplió el cincuentenario de la llegada de los Capuchinos Bávaros, existían en el Vicariato 19 internados con más de 12.000 alumnos, una planta de 145 profesores seglares y 196 religiosas dedicados a la enseñanza.

A lo largo de su historia, La Fundación del Magisterio de La Araucanía ha desarrollado acciones de educación y evangelización en zonas rurales y urbanas del sur del país, impactando de manera profunda en los procesos formativos de niños y jóvenes. Su desa-rrollo ha estado ligado principalmente al territorio jurisdiccional de la diócesis de Villarrica, no obstante su misión evangelizadora se ha extendido a otros territorios eclesiales como la Arquidiócesis de Concepción y diócesis de Valdivia. Hoy son 111 establecimientos entre escuelas y liceos que atiende a 19.052 alumnos, 1.413 profeso-res y 860 asistentes de la educación en las regiones de La Araucanía, de Los Ríos y del Bío-Bío.

Hoy la FMDA, es una institución educativa de Iglesia que tiene

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un gobierno colegiado, dirigida eminentemente por laicos que han asumido el mandato del Concilio Vaticano II de “comunión y parti-cipación” siendo presencia en el mundo como Iglesia; tienen por su vocación cristiana una misión evangelizadora, pero su apostolado no nace de una iniciativa personal o grupal, sino de una misión que se recibe de la Iglesia, la cual a su vez la recibe de Cristo: “El apos-tolado de los laicos es la participación en la misma misión salvífica de la Iglesia y no una simple participación o prolongación del apos-tolado de los pastores”, (LG, 33).

Particularmente en el contexto de la Iglesia local, los educadores de esta institución acogen el llamado que hacen los obispos Lati-noamericanos y del Caribe, tanto en Puebla como en Santo Domin-go:

“Reconociendo en el seno de la Iglesia latinoamericana una toma de conciencia creciente de la necesidad de la presencia de los laicos en la misión evangelizadora, estimulamos a tan-tos laicos, que mediante su testimonio de entrega cristiana contribuyen al cumplimiento de la tarea evangelizadora y a presentar el rostro de una Iglesia comprometida en la promo-ción de la justicia en nuestros pueblos” (DP, 777).

“Que todos los laicos sean protagonistas de la Nueva Evange-lización, la Promoción Humana y la Cultura Cristiana. Es ne-cesaria la constante promoción del laicado, libre de todo cleri-calismo y sin reducción a lo intraeclesial” (Santo Domingo, 97)

En Palabras del Papa Juan Pablo II, La Fundación Magisterio de La Araucanía busca promover la dignidad cristiana, fuente de la igualdad de todos los miembros de la Iglesia, garantiza y promue-ve el espíritu de comunión y de fraternidad y, al mismo tiempo, se convierte en el secreto y la fuerza del dinamismo apostólico y mi-sionero de los fieles laicos. Es una dignidad exigente; es la dignidad de los obreros llamados por el Señor a trabajar en su viña. «Grava sobre todos los laicos —leemos en el Concilio— la gloriosa carga de trabajar para que el designio divino de salvación alcance cada día más a todos los hombres de todos los tiempos y de toda la tierra», (Christifideles Laici N° 17).

En este camino recorrido la FMDA se hace cargo de recoger el pasado y el legado de los distintos actores educativos que intervi-nieron en la construcción de una visión y misión educativa, tanto implícita como explicita manifestada en la mística de cada comuni-dad educativa que conforma la organización.

No obstante lo anterior, la FMDA acogiendo los desafíos y re-querimientos, tanto de la Iglesia como de la sociedad, ha conside-

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rado tener a bien hacer una revisión y aggiornamento de los funda-mentos y lineamientos estratégicos de su Proyecto Educativo.

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IV.- COMPONENTES DEL PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL

La Fundación del Magisterio de La Araucanía ha realizado una opción estructural para orientar su PEI. Ha definido una forma no jerárquica en cuanto al relato del texto, reconociendo como esencial los fundamentos del Marco Doctrinal que le da sentido a todo el quehacer de la entidad educativa.

Los componentes del PEI de la Fundación del Magisterio de La Araucanía son los siguientes:

• Modelo de Desarrollo Estratégico

• Marco Doctrinal o Declaración de principios.

• Proyecto Educativo Pedagógico

Cada uno de los componentes ha sido diseñado en líneas es-tructurales de desarrollo, con mirada proyectiva y profundo sen-tido Institucional. Los relatos en cada uno de ellos corresponden a la Síntesis de Reflexiones, pensamientos, sueños, frustraciones, ex-pectativas y alegrías que cada uno de los miembros de la organiza-ción han puesto en este trabajo. Los componentes representan una división material del Proyecto no así la fragmentación del Espíritu de la Fundación del Magisterio de La Araucanía, la cual se reconoce indivisible, orgánica y nuclear.

MODELO DE DESARROLLO ESTRATÉGICO

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1.- MODELO DE DESARROLLO ESTRATÉGICO

El Modelo de Gestión Estratégica de la Fundación del Magisterio de La Araucanía describe los desafíos concretos que enfrentará la Institución en el próximo quinquenio y relata los aspectos centrales de un Diagnóstico Institucional realizado en forma colaborativa por los diferentes actores de la organización, con el apoyo profesional de especialistas externos. La mirada crítica de los participantes del diagnóstico ha permitido develar con rigor y profundo sentido de la responsabilidad los nudos críticos de la Institución pero también las oportunidades ligadas a la identidad y razón de ser.

Con sustento en los tradicionales y emergentes valores que mar-can el destino de una institución definida como necesaria para la sociedad actual, la FMDA reconoce desafíos de transformación pro-fundo a los cuales debe adscribir.

1.1.- Elementos Generales del DiagnósticoSe consideraron cinco dimensiones generales para el diagnóstico

d, las cuales se trabajaron con directivos de la Institución, mediante encuestas que fueron aplicadas a los profesionales de los centros educativos. Se presenta un debate abierto respecto a las principales reflexiones:

1.1.1.- Misión y Visión InstitucionalExiste consenso en reconocer la Visión y Misión de la Institu-

ción como fuente iluminadora de las Visiones y Misiones de los Centros Educativos. Los aspectos centrales de la institucionalidad se encuentran presentes en el espíritu de las Unidades Educativas, las que se reconocen centro de toda concreción de las ideas matrices institucionales. Se hace especial énfasis en la necesidad de proyectar de manera más transversal los valores que orientan a la Institución. Dinamizar los procesos de difusión y reconocer más puntos de en-cuentro con todos los miembros de la organización. Se reflexiona sobre la necesidad de modernización de la Institución con enfoque en aspectos relativos a los nuevos contextos y las nuevas demandas sociales.

1.1.2.- Dimensión Evangelizadora del PEIRespecto a la Dimensión Evangelizadora del PEI, se plantea una

valoración histórica de la tarea realizada por la FMDA, se señala además que ésta debe orientarse hoy en día a situaciones concretas de la vida de las personas. Hay consenso en reconocer como ele-

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mento central de la Evangelización al Cristo que habita en la perso-na humana que vive y se desarrolla en comunidad, como también la promoción y desarrollo de la cultura.

1.1.3.- Organización InstitucionalSe reconoce la necesidad de realizar transformaciones profun-

das acorde a los nuevos requerimientos demandados a las institu-ciones modernas, sin la pérdida de su identidad. Se demandan nue-vas formas de gobierno organizacional, con la aparición de nuevos liderazgos que transmitan los valores y que comprendan los tiem-pos convulsionados que afectan a las organizaciones dinámicas y que respondan a ellos. Se requieren líderes transformados y trans-formadores, con espíritu de profundo servicio y profesionalismo, con amor al trabajo en equipo y estricto apego a la Institución. Se reclaman espacios de participación y diálogo para la resolución de conflictos aunque se reconoce avances en esos aspectos.

1.1.4.- Objetivos Estratégicos de la InstituciónSe reconoce la existencia de estos objetivos; se percibe que exis-

ten elementos que direccionan la organización, no obstante hay carencia para reconocer plenamente uniformidad y escalamiento progresivo en su concreción. Se requiere precisión y enfoque en los Objetivos estratégicos de la Fundación como matriz direccional de planificación.

1.1.5.- Ámbito CurricularEl ámbito curricular requiere precisiones conceptuales que pro-

fundicen su análisis, comprensión y opción educativa de la Funda-ción. Por una parte, se plantea la necesidad de definir la posición de la institución respecto al currículum prescrito desde la política pública y por otra se requiere definir un modelo formativo que sea coherente con la demanda educativa local y regional. Se necesita fortalecer la Educación Básica y comprometer modelos formativos para la Educación Media Humanista Científica y Técnico Profesio-nal.

1.2.- Fundamentos estratégicosLos Fundamentos estratégicos son el componente más orgánico

del modelo estratégico de la Institución, forman parte del espíritu de la acción orientada en una trayectoria temporal que permita su desarrollo y concreción. La plenitud de la Fundación del Magisterio de La Araucanía está asentada en estos fundamentos.

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1.2.1.- MisiónLa Fundación del Magisterio de La Araucanía es una Institución

con tradición histórica en la formación de personas y colaboradora de la función educacional del Estado con orientación católica en la Región de La Araucanía, Región de los Ríos y Región del Biobío. Si bien la Institución se dedica a la formación de personas en etapa escolar formal, su modelo de desarrollo está transversalizado por la oferta y opción educativa evangelizadora de niños y jóvenes. Dicha formación se desarrolla en contextos dinámicos de profunda resignificación social y cultural e incorpora elementos propios de la identidad local para el logro de aprendizajes para toda la vida.

1.2.2.- VisiónLa Fundación del Magisterio de La Araucanía aspira a ser una

Institución que aporte de manera significativa a la formación de personas libres, responsables, autónomas y emprendedoras. Que representen en su trayectoria de vida el sello formativo de una pro-funda vida en comunidad cristiana católica, abierta dialógica y to-lerante. La Institución aspira que sus miembros sean reconocidos como agentes generadores de cultura en interacción con el medio.

En coherencia con la Misión y Visión de la FMDA declaramos los siguientes valores en los cuales se sustenta el servicio educacio-nal que prestan las escuelas y liceos:

VALORES DESCRIPCIÓN

LibertadCapacidad de autodeterminación, autorregulación y responsabilidad

de opciones

Comunión y ParticipaciónDisposición a vivir colaborativa y fraternamente entre los miembros

de la organización educativa, familiar, étnica y eclesial

Tolerancia Aceptar diversidad de expresiones socioculturales y de cosmovisión

Respeto y Cuidado del medioambiente

La reciprocidad entre el ser humano la naturaleza y el cosmos.

SolidaridadCapacidad de descubrir y

contribuir con el otro

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Emprendimiento Disposición del ser humano para desarrollar sus potencialidades en función de generar y ejecutar iniciativas en pro de la mejora de

la calidad de vida.

1.3.- Objetivos estratégicosLos objetivos institucionales de tipo estratégico se definen como

proposiciones concretas de orden cuantitativo y/o cualitativo res-pecto de lo que se pretende alcanzar en un período de tiempo deter-minado. La FMDA ha definido como Objetivos Estratégicos aque-llos que incorporan una visión proyectiva de la institución a cinco años plazo, en cuya trayectoria de tiempo, será posible plasmar el espíritu y las acciones que el documento define.

A continuación se presentan cuatro objetivos estratégicos que se constituyen en el norte de la reflexión crítica de los Directivos y docentes de la Institución para generar sus propios planes de desa-rrollo:

Brindar una educación de calidad basada en la Pedagogía de Jesús, que permita el desarrollo integral de la persona del estudian-te, mediante un sello formativo transversal orientado al valor de la educación católica.

Fortalecer la participación de todos los actores de la comunidad educativa para lograr resultados de calidad tanto en el ámbito pe-dagógico como administrativo.

Consolidar la vinculación de la Fundación con el entorno local, regional, nacional e internacional, para promover instancias de de-sarrollo e iniciativas sustentables en beneficio de la Institución, de las escuelas y liceos, de los estudiantes y sus familias.

Implementar un sistema de aseguramiento de la calidad del quehacer Integral de la Fundación, con enfoque en lo pedagógico-formativo complementado con acciones de los distintos estableci-mientos dependientes de la Fundación, permitiendo garantizar la calidad de los resultados de aprendizaje de los estudiantes.

1.4.- Ejes estratégicosSe han definido 4 ejes estratégicos que tienen la intención de

avanzar en la consolidación de la organización:

Modernización de la organización: corresponde a aquel eje de desarrollo que compromete profunda reflexión sobre la funcionalidad del modelo organizativo y la respuesta que éste brinda a los desafíos actuales de la organización. Esta debe In-

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corporar un estilo de gestión acorde a los requerimientos del contexto sociocultural y un Sistema Interno de Aseguramien-to de la Calidad de los procesos y productos.

Consolidación del ministerio pastoral: es la columna verte-bral de la FMDA que articula el pasado histórico con el pre-sente desafiante en perspectiva de futuro, haciendo suyo la opción el Concilio Vaticano II; “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiem-po, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (Gaudium et Spes). Este ministerio es compartido por personal consagrado y laicos quienes viven su vocación de bautizados animando la fe en la acción educativa como el eje estratégico perimetral y central de la organización.

Modelo de gestión escolar: ha de ser coherente con la misión Institucional para responder a los requerimientos del Ministe-rio de Educación, anticiparse a los escenarios y la contingen-cia educativa. Debe contener un sistema de autorregulación, predictivo y proyectivo, que potencie a la institución escolar asumiendo su responsabilidad legal, social, religiosa y ética.

Currículum evangelizador idiosincrático: la apuesta institu-cional para seleccionar, organizar y transferir los contenidos culturales del curriculum se dinamiza y complementa entre lo prescriptivo legal de la política educativa nacional con la experiencia cultural local propia de la escuela. Es así que lo más propio de esta opción corresponde a un currículum evan-gelizador idiosincrático, asumiendo desde la fe cristiana la in-culturación del evangelio.

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REPRESENTACIÓN ILUSTRADA DE LOS EJES ESTRATÉGICOS Y SU ARTICULACIÓN

RELACIÓN OBJETIVOS Y EJES ESTRATÉGICOS

Calidad Edu-cativa basada en pedagogía

de Jesús

Participación de los actores

de la orga-nización con enfoque en la

calidad

Vinculación de la Fundación y participación en entornos y contextos de

desarrollo

Asegura-miento de la calidad Integral

Modernización de la

organización

Consolidación labor pastoral

Modelo de Gestión escolar

Currículum Evangelizador Idiosincrático

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Niveles de Relación

Alto Nivel de RelaciónMedio Nivel de Relación

Es posible apreciar una alta relación entre los Objetivos estraté-gicos y los ejes estratégicos del Proyecto; lo que implica un marco amplio para el desarrollo de acciones tendientes a la implementa-ción de estos ejes en el logro de los objetivos del Proyecto.

1.5.- Ciclo de la mejora continuaEl Ciclo de Mejora Continua es una herramienta estratégica de

desarrollo que integra los procesos de planificación, ejecución, eva-luación y corrección dentro de una organización. Su carácter cíclico determina la movilidad perpetua del modelo. Ofrece alternativas simultaneas de desarrollo concretizadas en acciones estratégicas de un sistema complejo.

REPRESENTACIÓN GRÁFICA DEL CICLO DE MEJORA CONTINUA

La Fundación del Magisterio de La Araucanía se puede perspec-tivar como un sistema complejo ya que responde a algunas de las

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características centrales que ofrecen dichos sistemas1.La Fundación del Magisterio de La Araucanía establece como

mecanismo orientador Experimental de sus Procesos de Gestión, el ciclo de Mejora Continua considerado como una herramienta es-tratégica global del Sistema de Aseguramiento de la calidad, de los diseños, procesos y productos que desarrolle. El modelo de Ges-tión basado u orientado a la Mejora continua requiere de un po-tencial organizacional revitalizador de los procesos internos de la organización, se realiza una fuerte transición desde una Institución centrada en el hacer, hacia una institución centrada en el pensar es-tratégicamente sus acciones. Por ejemplo, si dentro de las áreas de desarrollo y estructura organizacional se encuentra el área finan-ciera, pedagógica, pastoral, logística, de recursos humanos, todas ellas pueden operar dentro de la lógica de un ciclo de mejora, tribu-tando al Sistema de Aseguramiento Integrado de Procesos

Ejemplo:

ÁREAS DE DESARROLLO

ETAPAS DEL CICLO DE MEJORA (CICLO TEMPORAL DEL 30 DE ABRIL AL 30 DE JUNIO)

Planificación Ejecución Evaluación CorrecciónRRHH

EDUCACIÓN

FINANZAS

PASTORAL

LOGÍSTICA

VINCULACIÓN

El ciclo de mejora es una herramienta de asesoría directa a las decisiones Institucionales y reporta evidencias concretas de los fo-cos que más contribuyen al desarrollo de los objetivos estratégicos, los neutros y los menos aportativos dentro de la organización.

1.6.- Indicadores de gestiónSon los parámetros de concreción de los objetivos de cada área

de desarrollo que se ha configurado como aporte para el logro de los objetivos estratégicos Institucionales, constituyendo una herra-mienta de gestión indispensable que está siendo exigida por la lite-

1 Sistemas complejos y gestión: Mario Waissbluth (2008) se refiere a las características principales de un sistema complejo. Sostiene que los sistemas complejos por ejemplo: poseen un gran número de elementos, con complejidades en las interacciones de dichos elementos, interacciones múltiples, interacciones de corto alcance, sistemas abiertos altamente permeables, carecen de equilibrios sistémicos y los elementos individuales son generalmente ignorantes respecto al funcionamiento del sistema en general

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ratura en materia organizacional y educativa. Además presenta la posibilidad que la Fundación dé saltos cualitativos y cuantitativos respecto a sus desafíos proyectados.

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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA FUNDACIÓN MAGISTERIO DE LA

ARAUCANÍA (FMDA)

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2.- DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA FUNDACIÓN MAGISTERIO DE LA ARAUCANÍA (FMDA)

La FMDA desarrolla su quehacer educativo bajo las orientacio-nes del magisterio de la Iglesia consideradas en el presente Mar-co doctrinal, asumiendo la pertinencia sociocultural del hombre y mujer de la región de La Araucanía en vista a su desarrollo pleno integrando Fe, Cultura y Vida. De acuerdo con esta opción y con-vicción la tarea central de la FMDA, es la evangelización de niños y jóvenes preferentemente en las escuelas y liceos.

A partir de esta realidad, el marco doctrinal o declaración de principios de la FMDA, se estructura sobre la base de los siguientes fundamentos, sus respectivas definiciones, luego se establecen ob-jetivos educativos y sugerencias de desafíos para las comunidades educativas.

2.1.- Fundamento antropológico Concebimos al hombre como un ser creado “a imagen y seme-

janza de Dios” (Gen 1,26). Entonces podemos decir, que para cono-cer a Dios, hay que conocer al hombre y para conocer al hombre, verdaderamente hay que conocer a Dios y no se puede amar a uno sin amar al otro. Podríamos también decir: el hombre tiene algo que le hace parecido a Dios y Dios tiene algo que le hace ser pare-cido al hombre.

La apuesta educativa de la FMDA asume los supuestos teológi-cos de los primeros padres de la Iglesia que consideran al hombre como el “michrotheos” es decir, el “pequeño dios”, como un ser visitado desde lo alto y depositario de la gracia y amor del Creador; como el “microcosmo”, o sea, “resumen del universo”, en expresión del salmista “Lo hicisteis poco inferior a los ángeles y lo coronasteis de gloria y dignidad” (Sal 8). En palabras de San Atanasio: “Dios ha creado el mundo para hacerse hombre y para que el hombre se haga Dios por la Gracia y participe de las condiciones de la existencia divina”.

El hombre es lugar de encuentro entre Dios y su creación, un ser “único” “irrepetible”, llamado a vivir y conservar su “originali-dad” como persona humana. El hombre está llamado a ejercer un señorío en la creación, ser el centro de ésta y de todo el progreso, cultural, económico y social.

Consideramos, además, al hombre como un ser abierto a lo trans-cendente, con una vocación que trasciende más allá de la muerte, pero también lo consideramos como un ser necesitado de redención en un proceso de gracia y pecado.

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Definición

“La explicitación del fundamento antropológico de la pro-puesta formativa de la escuela es una urgencia cada vez más ineludible en las sociedades complejas. La persona humana se define por la racionalidad, es decir, por su carácter inteligente y libre, y por la relacionalidad, o sea, por la relación con otras personas. El existir -con el otro implica tanto el nivel del ser de la persona humana – hombre/mujer – como el nivel ético del obrar. El fundamento del ethos humano está en ser imagen y semejanza de Dios, Trinidad de personas en comunión. La existencia de la persona se presenta, pues, como una llamada y una tarea a existir el uno para el otro”. (“La Personas Consa-gradas y su Misión en la Escuela” n. 35, Roma, 2002)

Objetivos educativos que emergenSe promueve que el educando sea capaz de:

Aprender a leer los signos de la presencia de Dios en la vida de las personas y en su contexto sociocultural.

Generar iniciativas para relacionarse con Dios como su Padre, sintiendo su amor, compañía y protección; y expresándole su amor, de modo especial en el amor al prójimo: “…lo que hicieron por uno de éstos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron…” (Mt 25,40).

Reflexionar acerca del sentido y significación de las cosas, los acontecimientos de la vida y la valoración de la historia de los su-jetos.

Desafíos para las comunidades educativasLas comunidades educativas de la FMDA pretenden:

Que el estudiante sea valorado como el centro de un proceso educativo.

Despertar en él sus potencialidades muchas veces dormidas de tal modo que se pueda desarrollar en plenitud y llegue a descubrir un proyecto de vida, una meta que estimule sus esfuerzos y no deje espacio para involucrarse con los flagelos que la humanidad sufre y que oscurecen la real dimensión y vocación del hombre, tales como la drogadicción, el alcoholismo, el hedonismo, el consumismo y el materialismo.

Acompañar al estudiante a la búsqueda de su identidad propia, al encuentro con los demás y al encuentro de sí mismo, con su “yo individual”, a encontrar a su propio hombre para así encontrar a su

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propio Dios vivo, favoreciendo así el desarrollo de su autoestima.Lo anterior requiere que en la Comunidad Educativa se dé un

clima de afecto y valorización del estudiante a partir de su propia realidad de tal forma que sea aceptado y reconocido tal como es, en su dimensión de persona y atendiendo a su dimensión, corporal, psíquica, espiritual, individual y comunitario. En la medida que nuestros educandos profundicen en este fundamento antropológi-co, estarán mejor preparados para valorar el paso del “yo” al “tú” y formar el “nosotros”.

2.2.- Fundamento socioculturalEl ser humano, en esencia esta llamado a vivir en relación con

sus semejantes, en la naturaleza que le circunda. Desde el origen de la creación el hombre y la mujer conforman comunidad: “Y dijo Dios: no es bueno que el hombre este solo;...” (Génesis 2,18a).

En lo profundo de su ser, el hombre descubre la necesidad y su vocación de vivir “con otros”, en sociedad. Fue creado en compañía de otros seres, sus semejantes. El hombre es un ser profundamente social siendo la familia el “santuario de la vida” (Juan Pablo II) y la expresión por excelencia de su ser en sociedad; pues nace en el seno de una familia y mediante ella se proyecta para vivir en comu-nidad.

A través de la vida en sociedad el hombre cultiva relaciones ar-moniosas y también de ruptura, en una sucesión de transmisión de la cultura y civilización de generación en generaciones; existe en-tonces la necesidad imperiosa del discernimiento y de la educación que le permita cultivar su libertad verdadera y su propia identidad.

“Sociedad y “Persona Humana” se necesitan mutuamente, no existe una realidad sin la otra, así bien lo reconoce el Concilio Vati-cano II “La perfección de la persona humana y el incremento de la misma sociedad se hallan mutuamente interdependientes. Porque el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana, puesto que por su propia naturaleza tiene absoluta necesidad de la vida social” (Gaudium et Spes n° 25).

La vida en sociedad es una característica que los seres humanos compartimos con muchas especies, sin embargo, desde el punto de vista antropológico advertimos que la cultura es un rasgo distintivo del hombre, no existiendo comunidad humana que carezca de ella. Sin la dimensión cultural el ser humano quedaría reducido a mera naturaleza, puesto que es la interrelación entre ésta dimensión y nuestra biología la que permite el desarrollo de los pueblos, me-diante capacidades como el aprendizaje, el pensamiento simbólico, el uso del lenguaje y el empleo de herramientas, que permiten orga-nizar la vida social y adaptarse a diversos entornos (Kottak, 2007).

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En consecuencia, podemos pensar a la Diversidad Cultural como un elemento universal de nuestra especie que al mismo tiempo une y diferencia a los pueblos del mundo.

La condición multicultural de la sociedad supone la coexistencia en un mismo espacio social de personas identificadas con culturas diversas (Lamo de Espinosa, 1995), que se relacionan entre sí ya sea desde la aceptación o bien desde el conflicto, la discriminación y la exclusión, siendo ésta la tónica predominante puesto que his-tóricamente los encuentros entre culturas han constituido espacios de confrontación, cruzados relaciones de poder, de dominación y asimetría social (Rodrigo, 1997). En consecuencia, reconocer el mul-ticulturalismo en nuestras sociedades es insuficiente si se pretende mejorar la situación de las minorías culturales, incluso si valoramos positivamente la Diversidad. De esta comprensión surge el proyec-to sociopolítico de la Interculturalidad que promueve una conviven-cia respetuosa y en igualdad de derechos entre los diferentes gru-pos, etnias y pueblos que conforman la sociedad.

La interculturalidad pretende que los encuentros entre sujetos culturalmente diferentes pasen de constituir espacios de confron-tación a convertirse en espacios de negociación, tendiendo a ser es-pacios de cooperación y finalmente de humanización (Ibíd.). Este proyecto demanda una postura ética del ser humano en relación con los otros. Como ciudadanos, esta actitud nos invita a transitar desde sociedades donde las relaciones entre miembros de culturas diferentes suelen darse en un plano de desigualdad, dominio y je-rarquías etnoraciales, a otras en las que todos los sujetos puedan convivir con respeto y justicia, aceptando que en nuestras socie-dades aún existen asimetrías profundas y relaciones de poder que discriminan a unas culturas en relación con otras (Zapata, 2012). En otras palabras, es un hecho que la realidad social -en sus escalas global, nacional, regional y local- es diversa, plural y multicultu-ral, pero no por ello es intercultural. El diálogo, respeto, apertu-ra, valoración e igualdad entre sujetos con diferentes identidades culturales requiere del desarrollo de dispositivos comunicativos in-terculturales y de competencias interculturales (Rodrigo, op.cit.). El grado de diferenciación entre las culturas implicadas en un encuen-tro intercultural influye en la convivencia y las relaciones humanas, es decir, a mayor grado de diferenciación cultural, más se van a poner a prueba las competencias interculturales de las personas en contacto, puesto que a mayor diferenciación en los referentes cul-turales, más diferencias en la interpretación de comportamientos, y consecuentemente, mayor probabilidad de aparición de conflictos interculturales (Vila, 2008). Más aún, el desconocimiento o igno-rancia de las diferencias culturales, el abuso de estereotipos o pre-

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juicios, o situaciones de choque cultural pueden originar conflictos que constituyan una barrera potencial para la convivencia social, especialmente, si consideramos que como sujetos pertenecientes a una cultura particular solemos evaluar los comportamientos, acti-tudes y creencias de otros grupos en relación a nuestros propios valores, lo que se conoce como etnocentrismo; todas las sociedades son etnocéntricas, y el no ser capaces de relativizar los valores pro-pios puede haber más tendencia hacia la intolerancia y el conflicto entre culturas.

Tanto “individuo” como “sociedad” asumen una responsabili-dad mutua, el individuo es responsable de generar en una sociedad en la cual se encarna los valores del evangelio y la sociedad es res-ponsable de colaborar positivamente en el proceso de socialización de los individuos, en esta interdependencia se va generando la cul-tura y la iglesia hace esfuerzos mancomunados por la evangeliza-ción de La cultura, acción en la cual la educación adquiere uno de sus mayores desafíos.

DefiniciónConcebimos el mundo, el cosmos y todo cuanto existe como

obra y creación de Dios. De Él recibe en forma constante la existen-cia. El mundo es abarcado por Dios con su sabiduría que todo lo penetra. Dios le dio el origen, y continúa hoy su acto de creación, hasta llevar todo lo creado a su consumación, cuando se instaure en forma plena en el mundo el Reino de Dios iniciado ya con Jesús.

Entendemos la sociedad como el modo en que las personas se organizan y relacionan para convivir y participar de los bienes que Dios puso a su disposición. Se propicia una sociedad construida so-bre la base de la justicia y la solidaridad, como capaz de establecer condiciones de vida digna para las personas.

Se comprende la cultura como el espacio de encuentro, diálogo y transformación donde converge la acción humana modelada por su contexto biosicosocial. Es al mismo tiempo la forma cómo la so-ciedad dispone sus relaciones, tradiciones y estructuras en orden a alcanzar los fines y realizar los valores que concibe para sí.

En palabras del Dr. Humberto Maturana (2010), la experiencia humana tiene lugar en el espacio relacional del conversar. Esto sig-nifica que si bien desde un punto de vista biológico somos homo sa-piens, nuestro modo de vivir -vale decir, nuestra condición huma-na- tiene lugar en nuestra manera de relacionarnos unos con otros y con el mundo que configuramos en nuestro diario vivir mediante el conversar. Sostiene que una cultura es una red cerrada de con-versaciones y que el cambio cultural ocurre cuando se produce un cambio de conversaciones en esa red; cambio que surge, se sostiene

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y se mantiene en el emocionar de los miembros de la comunidad. De ello se desprende que lo humano es cultural: surge como un modo de vivir en el conversar, en redes de conversaciones, en un entrelazamiento entre el “lenguajear y el emocionar”.

Objetivos educativos que emergenSe promueve que el educando sea capaz de:Valorar la vida en comunidad, que facilite el desarrollo tanto de

la sociedad como del sujeto en armonía con la naturaleza. Desarrollar las capacidades para asumir de modo eficiente su

rol en la construcción del mundo, y de una sociedad solidaria acor-de con la visión cristiana.

Incorporar una visión de mundo de manera comprensiva, crea-tiva, participativa, responsable, pluralista, compleja y en perma-nente cambio.

Redescubrir la propia identidad cultural y cosmovisión, va-lorizándolas en su particularidad como portadoras de valores, creencias y significados válidos y enriquecedores, colocándolos en un sitial de igualdad y no de superioridad o inferioridad, aunque siempre desde una postura autocrítica que sea capaz de reconocer el propio etnocentrismo.

Valorar y respetar la diversidad cultural de la sociedad y parti-cularmente aquella presente en la propia realidad local, asumién-dola como un elemento que enriquece su propia experiencia social al expandir la propia comprensión de la realidad a partir de una re-lativización de la propia cultura y el asumir que los valores propios no son únicos, sino que existen valores alternativos e igualmente válidos en las otras culturas.

Desafíos para las comunidades educativasLas comunidades educativas de la FMDA pretenden:

Acompañar a sus alumnos a descubrir su vocación como ser so-cial, a tener una visión crítica y positiva de la historia humana, a descubrir su rol y de este modo valorar el aporte que la sociedad necesita de ellos en bien del proceso de humanización y transfor-mación a la luz de la enseñanza de Jesús en su evangelio.

Estimular a sus educandos para hacer de ellos mismo, seres más solidarios, a descubrir y vivir la caridad, a conocer la alegría del dar y darse a los demás y ante todo a experimentar la real dimensión del amor. Amor entendido como el movimiento imprescindible del “yo” que se abre al “tú” para formar el “nosotros”; un “nosotros” en sociedad, más humano, más pleno, es decir, más cristiano. La

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comunidad educativa tiene el gran desafío de educar “agentes” que trabajen para forjar el “bien común”.

Incorporar las características del contexto sociocultural local, volviendo más pertinente el currículum y la actividad educativa en general con miras a fortalecer los procesos de aprendizaje y for-mación del educando desde sus propios paradigmas. Asimismo se promueve el fortalecimiento de autoestima e identidad cultural de los alumnos y se busca contribuir al reconocimiento y valoración positiva de la diferencia así como al reconocimiento de los derechos y capacidades de todos los grupos socioculturales de la sociedad.

Por parte de los docentes y funcionarios se fomenta la sensibili-dad ante las diferencias socioculturales del alumnado y respecto al contexto local donde se inserta la institución escolar; el profesora-do debe ser consciente que en aula se encuentran sujetos portado-res de identidades y conocimientos provenientes de sus hogares y comunidades, por lo tanto, debe enfrentarse al problema de gene-rar espacios cotidianos de encuentro los entre los alumnos, y entre alumnos y profesores, a la vez que debe promover el reflejo de la diversidad cultural en las actividades educativas con una base me-todológica capaz de asegurar la pertinencia y la relevancia de los aprendizajes que reconozcan las identidades, historias y entornos particulares, asumiendo la lengua y cultura maternas como herra-mientas fundamentales.

El documento del magisterio de la Iglesia recientemente citado, hace énfasis de que la Escuela Católica debe estar al servicio de la sociedad a la vez ésta “no debe ser considerada separadamente de las otras instituciones educativas y gestionada como cuerpo aparte, sino que debe relacionarse con el mundo de la política, de la economía, de la cultura y con la sociedad en su complejidad” ( “La Escuela Católica en los um-brales del tercer milenio” n° 16).

2.3.- Fundamento teológico pastoralLa tarea central de la FMDA es la evangelización mediante la

educación. Su norte específico la evangelización de niños y jóvenes en la sociedad y cultura de pertenencia. El centro de la evangeliza-ción es dar a conocer al Señor y su mensaje; el Apóstol bien lo se-ñala en las Sagradas Escrituras “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos”... (Heb. 13:8), “que nadie ponga otro fundamento..” (1ª Cor. 13:11).”… la piedra angular rechazada por los arquitectos que llegó a ser fundamental” (Mateo 21:42).

Hay una estrecha relación entre Cristo y la Iglesia, es por ello que ambas realidades van unidas. Cristo es la cabeza y la iglesia es su cuerpo “entre el cuerpo y la cabeza, no hay lugar para intervalo” (San Juan Crisóstomo), por lo tanto la acción pastoral evangelizadora se

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vincula necesariamente con la Iglesia en la cual cada bautizado está llamado a hacer suyo el mandato del Señor “Id por todo el mundo y haced que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt. 28,19).

DefiniciónLa acción pastoral evangelizadora es la opción educativa por la

cual la FMDA fue creada en el seno de la región de La Araucanía, pensada como una instancia de apoyo a la obra de la Iglesia en co-munión y participación entre clérigos, laicos, niños, jóvenes y fami-lia, desde una perspectiva inclusiva a la luz del evangelio.

Objetivos educativos que emergenSe promueve que el educando sea capaz de:

“Anunciar” la buena noticia a todos los actores que pertenecen a las comunidades educativas mediante acciones educativas, pasto-rales, servicio social.

“Vivir” el mensaje de Jesús en forma coherente en todas las ma-nifestaciones de la comunidad educativa.

“Servir” a la familia, especialmente a los jóvenes y niños me-diante el servicio educativo de calidad y acompañamiento espiri-tual.

“Celebrar” los acontecimientos relevantes en la vida de la comu-nidad educativa y del pueblo de Dios.

Desafíos para las comunidades educativasLas comunidades educativas de la FMDA pretenden:

Implementar y desarrollar el plan de pastoral propuesto por la FMDA.

Generar planes de formación permanente hacia los educadores y asistentes de la educación favoreciendo un ambiente de aprendi-zaje acorde con el evangelio.

Brindar oportunidades para participar de la vida de iglesia me-diante los sacramentos.

Favorecer la participación y pertenencia a comunidades y movi-mientos eclesiales preferentemente aquellos con identidad juvenil.

2.4.- Fundamento educativo pedagógicoSe entiende la acción educativa como un camino de acompaña-

miento a los estudiantes, con el objeto de ayudarles en el desarrollo

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de su plena humanización y socialización. Toda la comunidad edu-cativa participa de esta labor ejerciendo, preferentemente, un rol de mediación cultural. La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”. La educa-ción no puede ser una isla que cierre sus puertas a la realidad social, económica y política. Está llamada a recoger las expectativas, sen-timientos, vivencias y problemas de la comunidad. Por ello la edu-cación es diálogo, comunicación entre los hombres, que no se da en el vacío sino en situaciones concretas de orden social, económico y político, parafraseando al educador Paulo Freire “La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo” (La educación como practica de la libertad, 2007).

DefiniciónLa educación es concebida fundamentalmente como un pro-

ceso de formación integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura. Y ésta, entendida como rico patrimonio a asi-milar, pero también como un elemento vital y dinámico del cual forma parte. Ello exige confrontar e insertar valores perennes en el contexto actual. De este modo, la cultura se hace educativa. Una educación que no cumpla esta función, limitándose a elaboraciones prefabricadas, se convertirá en un obstáculo para el desarrollo de la personalidad de los estudiantes.

Postulamos que la educación es un proceso liberador intencio-nado que tiene como centro la persona del estudiante, abarcando todas sus dimensiones: afectivos, cognitivos, valóricos, culturales, espirituales y religiosos.

La FMDA, incorpora a cabalidad la definición de educación es-tablecida en LGE, Artículo 2º, “la educación es el proceso de aprendizaje permanente que abarca las distintas etapas de la vida de las personas y que tiene como finalidad alcanzar su desarrollo espiritual, ético, moral, afecti-vo, intelectual, artístico y físico, mediante la transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas. Se enmarca en el respeto y valoración de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, de la diversi-dad multicultural y de la paz, y de nuestra identidad nacional, capacitando a las personas para conducir su vida en forma plena, para convivir y parti-cipar en forma responsable, tolerante, solidaria, democrática y activa en la comunidad, y para trabajar y contribuir al desarrollo del país”.

La educación, en definitiva, humaniza y personaliza al ser hu-mano, cuando logra que éste desarrolle plenamente su pensamien-to y su libertad, haciéndolo fructificar en hábitos de comprensión y de comunión con la totalidad del orden real por los cuales la misma persona humaniza su mundo, produce cultura, transforma la socie-dad y construye la historia.

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Una de las grandes tareas de la educación católica es lograr la síntesis entre cultura y fe, y entre fe y vida; tal síntesis se realiza me-diante la integración de los diversos contenidos del saber humano, especificado en las distintas disciplinas, a la luz del mensaje evan-gélico, y mediante el desarrollo de las virtudes que caracterizan al cristiano.

Objetivos educativos que emergenSe promueve que el educando sea capaz de:

Desarrollar su propia identidad y autonomía construyéndose a sí mismo desde una sólida libertad responsable.

Desarrollar un sentido positivo de la vida. Esta actitud ayudará a nuestros alumnos a ser resilientes, en especial a aquellos que vi-ven en situación de mayor deprivación social, cultural y familiar.

Desarrollar el pensamiento crítico – reflexivo que le permita juzgar los fenómenos socioculturales y las verdades de la construc-ción del conocimiento de las disciplinas de estudio del curriculum con sabiduría.

Desarrollar sus habilidades y competencias para desempeñarse en distintos ambientes y tareas teniendo como gran referente el ser-vicio a sus semejantes.

Desarrollar el compromiso bioético por el cuidado y conserva-ción del medio ambiente y los recursos naturales.

Adquirir un marco conceptual básico desde las distintas disci-plinas del curriculum educacional que le permita una comprensión adecuada y una participación creativa en el mundo, la ciencia y la cultura.

Desafíos para las comunidades educativasLas comunidades educativas de la FMDA pretenden:

Llevar adelante los procesos de una praxis reflexiva permanente en torno a los postulados de la visión y misión del Proyecto Edu-cativo y del Marco Curricular en donde se sostiene la formación de los estudiantes.

Desarrollar procesos de investigación y de conocimiento de la realidad familiar, social y cultural de nuestros niños y jóvenes, de sus aspiraciones, modos de ser y de relacionarse, maneras de pen-sar y formas de ver la realidad.

Diseñar, planificar y generar instancias de participación de los padres, y de trabajo conjunto entre familia y colegio en función de la calidad de la educación de los niños y jóvenes.

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Generar estructuras y mecanismos formativos que desarrollen todo tipo de capacidades en los estudiantes de acuerdo a los reque-rimientos de la comunidad social.

Estructurar formas de evaluación coherentes con los principios y fundamentos del currículum y del modelo formativo de la FMDA orientadas a la mejora de la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje.

Diseñar programas de formación permanente tanto para el per-sonal docente como de apoyo al servicio educativo de la escuela.

2.5.- Fundamento de la misión y la gestión en la escuelaLa Escuela Católica, en tanto institución, asume un doble desa-

fío: es una organización social, colaboradora del Estado y la socie-dad en general, tiene una común gestión educativa en los ámbitos laborales, académicos, organizativos y pedagógicos, pero también tiene una profunda vocación de servicio eclesial, formadora de dis-cípulos y misioneros de Jesucristo. Ella es signo de la presencia de Dios en medio de la historia personal y comunitaria. Dios no es un amigo imaginario de los adultos, es presencia actuante en lo coti-diano de una comunidad cristiana que educa.

En tal sentido, parafraseando a Don Gabriel Castillo Inzulza,premio nacional de Educación, “El medio que la sociedad le ha entregado a la Escuela para realizar su misión educadora es el encuentro con los saberes, con el conocimiento… Su misión será educar a través del encuentro con el conocimiento, será suscitar el crecimiento humano a través de suscitar el crecimiento en los sabe-res, será mostrarle al ser humano que el conocimiento le permite realizar mejor su tarea de poner más vida en el mundo”.

DefiniciónLa Escuela Católica es una comunidad eclesial que evangeliza

por derecho propio, no por defecto o subsidio parroquial. No es un agregado de la pastoral, es efectivamente un auténtico sujeto eclesial en donde la Iglesia misma vive su vocación y entrega su misión evangelizadora de la cultura, de los diversos currículos que pueblan el mundo educativo de esta.

Concebidos los colegios como comunidad eclesial que educa y evangeliza, como tal, realiza la misión evangelizadora de la Iglesia desde el campo de la educación. Evangeliza la cultura impregnándo-la de los valores del evangelio.

Entendemos que el estudiante es el sujeto de su propio aprendi-zaje. Tal opción nos lleva a realizar una investigación permanente de sus necesidades y aspiraciones, de su entorno vital y su mundo

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cultural y de este modo construir con él un proceso que le resulte significativo para su experiencia y funcional a su realidad.

Se asume que la familia es la primera y principal educadora de sus hijos. Como profesionales de la educación, incorporamos a los padres en nuestros procesos, los animamos y trabajamos junto a ellos en nuestra común labor: educar a sus hijos e hijas. Principio que está definido en el artículo 4° de la Ley General de Educación “co-rresponde preferentemente a los padres el derecho y el deber de educar a sus hijos; al Estado, el deber de otorgar especial protección al ejercicio de este derecho y, en general, a la comunidad, el deber de contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de la educación”.

Es parte fundamental de la educación formar para la vida en to-das sus manifestaciones, especialmente la del ser humano, desde su concepción por un acto libre de amor hasta su muerte natural. Para ello es preciso una nueva epistemología iluminada por la ética y el respeto a la persona que aborde la ciencia y los diversos saberes, desde la multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisci-plinariedad.

Objetivos educativos que emergenSe promueve que el educando sea capaz de:

Promover el diálogo respetuoso que armonice todos los discur-sos en la escuela: el científico, el tecnológico, el ético y moral, el polí-tico, el cultural y el religioso. (Documento de Aparecida N° 123,124, 464).

Desarrollar un sentido positivo de la vida. Esta actitud ayudará a nuestros alumnos a ser resilientes, optimistas y con altas expecta-tivas, en especial a aquellos que viven en situación de mayor depri-vación social, cultural y familiar.

Desarrollar al máximo las capacidades del estudiante para ad-quirir las competencias que le permitirán desempeñarse con éxito en distintos ambientes del mundo laboral.

Desafíos para las comunidades educativasLas comunidades educativas de la FMDA pretenden:

Favorecer un proceso de formación integral y permanente del estudiante, sobre la base de una antropología cristiana que conduz-ca “al encuentro con Jesucristo vivo, Hijo del Padre, hermano y amigo, Maestro y Pastor misericordioso, esperanza, camino, verdad y vida” (DA 336).

Brindar una educación de calidad, a la que tengan derecho, sin

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distinción, todos los estudiantes y las familias que opten por este Proyecto Educativo. Ella está llamada a transformarse, ante todo, en lugar privilegiado de formación y promoción integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura, lo que se logra me-diante un encuentro vivo y vital con el patrimonio cultural. “Esto supone que tal encuentro se realice en la escuela en forma de elaboración, es decir, confrontando e insertando los valores perennes en el contexto actual. En realidad, la cultura, para ser educativa, debe insertarse en los proble-mas del tiempo en el que se desarrolla la vida del estudiante. De esta mane-ra, las distintas disciplinas han de presentar no solo un saber por adquirir, sino también valores por asimilar y verdades por descubrir” (DA 329).

Recrear un nuevo modelo de escuela que responda a las deman-das actuales de sus interlocutores, a las expectativas de las familias y que facilite el compromiso de cada uno de sus directivos y docen-tes. Esto es particularmente perentorio en los sectores más despo-seídos, porque frente a una estructura escolar que no logra atraer-los, contenerlos y brindarles reales posibilidades de promoción, terminan fuera del sistema y, generalmente, excluidos y al margen de la sociedad. La inclusión no debería realizarse sin operar verda-deras transformaciones al interior de las escuelas y con el respaldo político y económico de la sociedad.

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PROYECTO PEDAGÓGICO

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3.- PROYECTO PEDAGÓGICO

3.1.- IntroducciónEl Proyecto Pedagógico de la FMDA es la explicitación de la Mi-

sión Institucional. Está constituido por elementos prioritarios del desarrollo educativo de la Fundación y es la dimensión organiza-cional donde se plasman los Fundamentos del Marco Doctrinal. El cual se constituye un documento generativo de la concepción edu-cativa de la Fundación, donde se concretiza la apuesta de educabi-lidad de los miembros de la organización. Este aporta las orienta-ciones generales de cómo se configura la Comunidad Educativa, donde ocurren procesos de interacción dinámicos que tienen como fin último la formación de personas en todos los niveles del sistema educativo, pero además el desarrollo simétrico de una organización que también se educa en estos procesos de interacción explícita, concreta y simbólica.

Los referentes estructurales que sustentan el desarrollo de un sistema educativo dentro de la Fundación son, por una parte, la ta-rea histórica que ha desarrollado la FMDA como cooperadora de la función educativa del Estado, la existencia imperativa de desarrollo de esquemas educativos con sello regional y local, la preexistencia de un currículum dinámico, los parámetros para ejercer la labor for-mativa institucionalizada, valorando el potencial pedagógico de los formadores y adscribiendo a modelos de gestión educativa.

3.2.- Parámetros de institucionalidad educativaSon el escenario legislativo, Institucional y Organizacional don-

de opera la Institución. Dentro de los parámetros de Instituciona-lidad se encuentran los referentes que otorgan el rango de opor-tunidades de desarrollo de la organización en tanto Institución formadora. Posibilita y restringe los marcos de actuación de las personas que componen la Fundación y marca orientación respecto a la trazabilidad del Proyecto Educativo Institucional.

Para la FMDA el parámetro institucional está constituido por elementos valóricos, simbólicos y otros normativos que revisten vital importancia para el desarrollo de la Institución.

Los parámetros normativos de la Institución son:

• Orientaciones de la Iglesia Católica universal y local sobre Educación

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• Constitución Política de la República de Chile

• Ley General de Educación

• Ley de Subvenciones

• Ley de Subvención Escolar Preferencial

• Estatuto de la profesión docente, en lo que corresponde a los colegios particulares.

• Decretos, circulares e instructivos emanados del Mineduc

• Proyecto Educativo Institucional

• Estatutos Institucionales

• Proyectos Pedagógicos Curriculares de Centro

• Manuales de Convivencia Escolar

Los parámetros normativos de la FMDA representan un campo transversal de documentos oficiales que regulan el funcionamiento de toda institución educativa. La mixtura de dichos parámetros no solo señalan los caminos indicativos de la organización sino que el desarrollo y articulación con el sistema social.

3.3.- Modelo educativo de la fundación

3.3.1.- Objetivos y FundamentosLos objetivos de la opción educativa de la Fundación del Magis-

terio de La Araucanía están asumidos en el Modelo de Desarrollo Estratégico con una clara orientación educativa católica de las per-sonas, con capacidad de intervenir activamente en la sociedad en general y en sus contextos inmediatos en particular.

Entre las prioridades de la opción educativa está la búsqueda permanente de estrategias que permitan a los formadores asumir

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la pedagogía de Jesús para desarrollar aprendizajes de niños y jó-venes en coherencia con el currículum formal con arraigo cultural, étnico, social y religioso.

La propuesta educativa se sustenta en las personas y para las personas. Serán claves las competencias profesionales de Directo-res, Administrativos y Docentes para el empoderamiento de las ta-reas suscritas en los objetivos y ejes estratégicos de la organización.

La propuesta educativa busca conjugar los siguientes compo-nentes que intervienen en los esquemas de formación:

Innovación y Tradición: articular con sabiduría ambos ele-mentos en la formación de personas. Con respecto a la tradi-ción, entendida desde la perspectiva de la continuidad de la notas características que han sostenido la comunidad educa-tiva a largo de su historia y constituyen un patrimonio o lega-do cultural irrenunciable. La innovación debe tener sentido profundo y base para el desarrollo integral de la persona. Es-tas dos dimensiones en lo cotidiano de la educación aparecen tensionadas, el desafío que se ha de asumir es producir una sinergia entre ambas.

Coherencia y pertinencia: velar para que la formación sea coherente con el proyecto educativo y al mismo tiempo sea pertinente a los contextos de cada una de las comunidades educativas.

Eficiente y situada: valorar que la formación acontece en con-textos reales, en personas concreta, con dinámicas de vida sin-gulares, considerando que éstas son únicas e indivisibles.

En síntesis, la propuesta educativa se sustenta en una concep-ción cristiana de persona, que se caracteriza por su capacidad de razonar, de tener conciencia de su singularidad, de su opción cre-yente, de su libertad, de su tolerancia y su vocación de trascender.

3.3.2.- Perfil de Liderazgo Directivo y Pedagógico en la FundaciónLa Fundación concibe el liderazgo como un atributo personal de

reconocimiento colectivo, se considera fundamental desarrollarlo en los procesos que significan impacto en la relación con los estu-diantes, familias y medio ambiente.

La instalación e implementación de los cambios en contextos

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escolares complejos deben ser el punto de partida para la función formadora y transformadora que se le exige a la institución escolar, ésta debe ser planificada, ejecutada y evaluada por agentes que pro-picien escenarios de cambios dinámicos, paulatinos y sustentables.

Los Líderes de procesos formativos en la Fundación del Magiste-rio de La Araucanía reconocen los Objetivos Estratégicos de la Insti-tución, representan la vivificación de la organización y promueven el anhelado sueño que es la concreción de la Misión. Estos deben ser comprometidos, innovadores, con sentido social en conexión con la historia, vida y el futuro de la organización.

3.3.3.- Currículum EscolarLa FMDA reconoce como legítimo el currículum escolar prescri-

to, en los programas de estudio indicativos, que propone el Minis-terio de Educación de Chile. Se valoran las operaciones que desde la política pública se realizan para consolidar transmisión de valo-res y conocimientos formales, así como también las constantes ac-tualizaciones y adecuaciones del currículum escolar.

La FMDA se compromete a seguir las orientaciones curriculares del Ministerio de Educación y ponerlas en sintonía con los requeri-mientos propios de las comunidades educativas. Se establecen me-canismos de adopción y adaptación del currículum a partir de los referentes que aporta la política pública y sus distintos mecanismos de actualización curricular.

Con cierta periodicidad se plantean propuestas de innovación y enriquecimiento del currículum, lo que representa un desafío para la Fundación del Magisterio de La Araucanía en tanto cuánto le signifique implementar cambios para la mejora. La complejidad de la innovación e implementación del currículum demanda de la institución esfuerzos y preparación técnica que se asume desde la Casa Central con Profesionales especializados para dar respuestas a los requerimientos.

3.3.4.- Currículum Escolar de la FMDA en el contexto de la Globalización

La opción curricular de la FMDA considera la posibilidad de reflexionar desde un currículum abierto y flexible, que considere la formación de la persona integral en sus contextos de desarro-llo inmediato. La flexibilidad curricular que se propone plantea el “currículum evangelizador idiosincrático”, como forma de gene-ración de conocimiento por parte de la Fundación del Magisterio de La Araucanía desplaza las concepciones curriculares rígidas tra-dicionales y converge a un proceso adaptativo de alto impacto en

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el contexto regional, asumiendo las transformaciones del contexto inmediato e introduciendo mejoras racionales a los nuevos forma-tos de desarrollo.

El Currículum que plantea la FMDA define e intenciona una identidad cultural o más bien equilibrarlo con el currículum pres-crito, determinando consensualmente un enfoque balanceado, ca-paz de captar las diversidad sin pretender imponer una dominante sobre otra, bajo esta perspectiva de cambio diseñar un curriculum es una tarea compleja que involucra y compromete a distintos ac-tores políticos, económicos, sociales y culturales a nivel guberna-mental y no gubernamental. La lógica política está dominada por tiempos políticos que se ubican fuera de los procesos de reforma, son los menos predecibles y los que tienen el menor tiempo de du-ración; la de los expertos es fácil de prever, ya que sigue la lógica de la investigación y del proceso racional indispensable para elabo-rar productos de conocimiento convincentes; la lógica del Estado está definida por los procesos legales y administrativos tendientes a transformar las innovaciones en leyes y estándares; la lógica de los profesores, que apunta a apropiarse de las innovaciones que el Estado propone y que es la que generalmente toma mayor tiempo en consolidarse y la última en ser considerada para la toma de de-cisiones. Todos estos están enmarcados dentro de los procesos de movilidad curricular que demanda la pertinencia en el desarrollo de una institución como la FMDA, además de considerar la reali-dad local tan bastamente descrita.

La necesidad de estrechar vínculos entre estos cuatro actores y sus respectivos contextos, político, académico, burocrático y escolar requiere procesos de diálogos entre las diferentes culturas, por lo general el dialogo entre autoridades políticas y el mundo del cono-cimiento (expertos e investigadores) es difícil, ya que tienden a no comprenderse mutuamente (Braslavsky y Cosse, 2007). La FMDA considera que actores y contextos se deben articular para compren-der los fenómenos que ocurren en su interior y al mismo tiempo tratar de interactuar con la cultura de los centros educativos.

Por lo tanto el Currículum tiene principalmente dos influencias una de orden político y otra, técnico, las de orden político tiene su fundamento en la economía, en la presencia de intereses que están más allá de las fronteras.

En definitiva, la Opción Curricular y Pedagógica de la FMDA puede sintetizarse de la siguiente manera:

Se concibe el currículum como la selección, ordenamiento, es-tructuración, relación y organización de la cultura que entran en juego en el proceso de aprendizaje – enseñanza y en la formación

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de nuestros estudiantes con el propósito de alcanzar los fines y ob-jetivos definidos en el proyecto educativo.

Se opta por un currículum humanista- evangelizador, centrado en la persona e idiosincrático:

Es HUMANISTA porque se fundamenta en una visión centra-da en la persona humana, tal como se ha descrito en el fundamento antropológico del marco doctrinal.

Evangelizador, porque el principal sustento de la escuela cató-lica es el evangelio, la buena noticia que Jesús trae a los hombres y mujeres de todos los tiempos. Es cristocéntrico, pues por medio de Él procuramos que los alumnos y alumnas sean conscientes de su identidad de hijos e hijas de Dios, hermanos de Jesucristo maestro y salvador, a la vez que animarles a llevar una vida en coherencia con dicha identidad.

Idiosincrático: pertinente al contexto sociocultural de la escuela y su entorno.

3.3.5.- Orientaciones generales para el trabajo en Escuelas y Liceos educativos

En coherencia con los criterios anteriores, definimos la labor del profesor como “mediación de aprendizaje”. El centro de la labor del profesor no es ya enseñar, sino lograr que sus alumnos aprendan. Orientado por esta finalidad planifica, conduce, acompaña y evalúa los procesos de aprendizaje de sus alumnos y alumnas.

Las comunidades educativas llevan a cabo un proceso de ense-ñanza - aprendizaje, en el que la enseñanza está al servicio de los aprendizajes de los estudiantes.

Hacemos de la evaluación, preferentemente un proceso de ve-rificación y retroalimentación en relación con los aprendizajes de nuestros alumnos. Nuestros sistemas de evaluación se refieren, tanto al proceso como al desempeño de nuestros alumnos. La re-troalimentación va dirigida hacia los propios alumnos, sus padres y apoderados, hacia el profesor y el colegio. Su finalidad es informar sobre avances y dificultades, verificar la validez de los procesos y dar indicaciones respecto de correcciones a realizar.

Clima escolar

La política pública en educación ha destacado la importancia de la construcción de ambientes propicios para el aprendizaje, tanto desde sus políticas de convivencia y sistema de aseguramiento de la calidad de la gestión escolar, como desde el Marco para la Buena

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Enseñanza y el Marco para la Buena Dirección, de allí que podrían caracterizar las escuelas con Clima Social positivo como aquellas donde existe: conocimiento continuo, académico y social, respeto, confianza, Altas expectativas, cohesión, participación, renovación, autocuidado – factores protectores, reconocimiento y valoración, ambiente físico apropiado, realización de actividades variadas y entretenidas.

El Clima de trabajo y/o clima laboral corresponde al medio hu-mano y físico en el que se desarrolla el trabajo cotidiano de los pro-fesores, estudiantes y otros trabajadores del centro educativo. Se asocia con la manera de trabajar y de relacionarse de los docentes, con sus pares, la institución educativa, el quehacer docente y su quehacer y los recursos educativos. El Clima Laboral como grado de satisfacción y percepción de bienestar con el trabajo y la organi-zación, afecta fuertemente el desempeño docente y, por ende, re-percute en su trabajo con los estudiantes (Arón y Milicic, 1999; Vail, 2005; Fondo de las Naciones Unidas para la infancia [UNICEF], 2005; Rodríguez, 2004).

Este Clima laboral en las escuelas se ve favorecido por la existen-cia de un liderazgo del director centrado en la tarea, pero a la vez comprensivo y empático, interesado por el bienestar de los miem-bros de la comunidad educativa y abierto a apoyarlos (Vail, 2005). Junto con ello se ha señalado que la gestión eficaz de reuniones y acceso fácil a la información y materiales ejerce un importante rol en la construcción de un clima adecuado.

3.3.6.- Gestión de los Centros educativos de la FMDALa gestión de los centros Educativos de la FMDA, adscriben al

Modelo de Gestión de la Organización definidos en este documen-to. Deben orientar sus Proyectos Educativos de Centro en cohe-rencia con la línea programática de la Institución, pero al mismo tiempo deben asumir en correspondencia con la Misión y Visión desafíos proyectivos propios de la particularidad de sus escuelas y Liceos, según el contexto socio cultural donde están insertos.

La FMDA considera que la Gestión Escolar es clave para la re-configuración de la Institución. Las bases representan la experien-cia vivida de la fe en la Escuela o en el Liceo. La labor pastoral no tiene sentido si no se manifiesta en cada uno de los procesos de ges-tión interna. Los Fundamentos Doctrinales se plasman en el trabajo escolar cotidiano, multicontextual y que resignifica su acontecer.

La Gestión Educativa de las escuelas y liceos FMDA debe ser abierta, transparente, flexible, incorporar mecanismos de asimila-ción de la legislación vigente y que rinda cuenta de los procesos.

La gestión Escolar de las Escuelas y Liceos valoran la participa-

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ción de la familia a quien considera una aliada en el proceso forma-tivo general del estudiante. La familia es el núcleo de la sociedad y la gestión escolar debe incorporarla en sus líneas de acción.

3.3.7.- Perfil Directivos Centros EducativosLa Dirección de la institución educativa, es el proceso a través

del cual se orienta y conduce la labor docente y administrativa de la escuela y sus relaciones con el entorno, con miras a conseguir los objetivos institucionales mediante el trabajo de todos los miembros de la comunidad educativa a fin de ofrecer un servicio de calidad, y coordinar las distintas tareas y funciones de los miembros hacia la consecución de sus proyectos comunes. Para ejercer la dirección de la escuela se debe contar con un perfil profesional de competencias, aspecto que abordaremos seguidamente.

El Director educativo es entonces quien ejerce la dirección y orientación de los diferentes actores de la comunidad educativa así como la administración de los recursos con el fin de asegurar la ca-lidad del servicio que ofrece, al mejorar la aplicación del curriculum -amplio y restringido-, los procesos docentes y administrativos, así como las relaciones de la escuela con su comunidad y entorno. A este tipo de relación se le conoce con el nombre Gestión Escolar integral y está ocupada además de generar un liderazgo que sea capaz de matizar los escenarios internos de la institución con lo que ocurra en el entorno. El entorno influiría sustantivamente en el éxi-to o fracaso de un determinado tipo o estilo de liderazgo directivo. (Waite, 2005).

3.3.8.- Perfil del profesor/a El educador católico es aquel que vive desde la fe su vocación

docente, entendida como: calidad profesional, proyección apostóli-ca de su fe en la formación integral de sus alumnos y alumnas, en la comunicación de la cultura, y en la práctica de una pedagogía de contacto directo y personal con sus educandos. La responsabilidad básica del profesor es la de crear y mantener un ambiente que lleve a los estudiantes a transformarse en cristianos comprometidos, en ciudadanos responsables y competentes.

Dentro de las características del educador católico se pueden se-ñalar la disposición a la actualización permanente tanto en su que-hacer profesional educativa, como en la vivencia de su fe.

Por lo tanto, el profesional de la educación de la FMDA:

• Comparte y respeta la declaración de principios de una insti-tución educativa católica viviendo un proceso de crecimien-

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to en la fe. • Asume una actitud ética, de sólido compromiso moral, ac-

tuando conforme a los valores del Evangelio. • Promueve la equidad, confianza, libertad, rectitud, respeto y

justicia en su interacción con los alumnos y alumnas y demás miembros de la comunidad educativa.

• Se ocupa de su desarrollo cultural, académico y pedagógico asumiendo una actitud reflexiva y autocrítica que le permita asumir procesos evaluativos de su desempeño profesional.

• Domina los contenidos de su especialidad, incorpora su ex-periencia y la de sus colegas para el mejoramiento de la prác-tica educativa, se actualiza de acuerdo a los avances que hay en su campo de conocimiento y especialización, promueve la interdisciplinaridad y sabe proporcionar una visión cristiana de su asignatura.

• Acoge y motiva permanentemente a los alumnos y las alum-nas ampliando su forma de pensar, incentivando la reflexión en aprendizajes significativos y de calidad.

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4.- CONSIDERACIONES FINALES

El Proyecto Educativo de La Fundación del Magisterio de La Araucanía es el documento que concentra los ideales, sueños y legí-timas aspiraciones de desarrollo y potenciamiento de la Institución para los próximos años.

Lograr un proceso de modernización que incorpore los elemen-tos que demanda la sociedad en su conjunto es un desafío mayor, una aspiración de cambio, que al mismo tiempo se convierte en una fuerza movilizadora de la Institución. La Fundación se autoimpo-ne un camino de renovación pero reconociendo que su dimensión evangelizadora no sufre alteraciones mayores.

El referente del Proyecto Educativo es Cristo. Cada una de las reflexiones y orientaciones del texto apuestan a un reconocimiento, valoración y resignificación del modelo pedagógico de Jesús.

La Misión y Visión son las ideas que dinamizan y proponen cambio en la Institución. Ambos aspectos se relacionan con los ejes y objetivos estratégicos que orientarán este caminar.

La opción del Servicio educativo de la Fundación del Magiste-rio de La Araucanía, se fundamenta en los principios pedagógicos de la educabilidad, la educatividad, la pasión, la fe y la racionali-dad, y consiste en la acción del docente para dinamizar y orientar el proceso de enseñanza-aprendizaje, para que el alumno logre unos objetivos previamente delimitados, a través de la adquisición de contenidos conceptuales, actitudinales y procedimentales, y ser así una experiencia de aprendizaje pertinente y significativo orienta-da a aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser.

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5.- REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS

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h t t p : / / w w w . m i n e d u c . c l / u s u a r i o s / i n t e r c u l t u r a l /d o c / 2 0 1 3 0 4 0 2 1 5 2 0 5 3 0 . D o c u m e n t o _ T r a b a j o _Sistematizacion_%282012%29.pdfVail, K. (2005). Create great school climate. The Education Digest; Dic. 2005; 71, 4; pp. 4-11. Research Library Core.Vilá B., Ruth (2008) ¿Cómo educar en competencias interculturales?.Revista de Estudios de Juventud, N°80, 2008, pp. 77-93 http://www.injuve.es/sites/default/files/2012/44/publicaciones/revista-80-capitulo-5.pdfWaite, D (2005) “Una revisión del Liderazgo educativo”. Revista Española de Pedagogía, ISSUE 232, pag 389-406.XVIII Censo Nacional de Población y VII Vivienda de Chile (2012) http://www.censo.cl/Zapata, R (2005) “El significado de la Teoría Política: gestión de cambios estructurales e innovación política” Revista Española de Investigaciones Sociológicas, ene-mar 2005, ISSUE 109, pag 33-74.Zapata, Rosa (2012) Formación del futuro profesorado en diversidad cultural: Estudio de un caso en el contexto universitario chileno. Revista AKADÈMEIA, Vol.2 N°1. http://www.revistaakademeia.cl/wp/wp-content/uploads/2011/12/Formaci%C3%B3n-del-Futuro-profesorado-en-Diversidad-Cultural.pdf

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ANEXOS

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COMISIÓN ACTUALIZACIÓN DEL PEI DE LA FMDA

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COMISIÓN ACTUALIZACIÓN PEI DE LA FUNDACIÓN DEL MAGISTERIO DE LA ARAUCANÍA

Se formó una comisión de docentes de la Institución y sacerdotes, que en conjunto con el directorio, participaron en la actualización del Proyecto Educativo Institucional, ésta estuvo constituida y liderada por:

Sra. Guillermina Torres Riquelme Presidenta de la FMDA

Sr. Mario Inostroza Hermosilla Secretario de la FMDA

Sr. Juan Carlos Sepúlveda Pino Director de la FMDA

Sr. René San Martín Barra Jefe depto Educación de la FMDA

Srta. Migdilia Malencia Millar Coordinadora Enseñanza Media FMDA

Sr. Alejandro Roa Reyes Director liceo Padre Nicolás

Sr. José Salum Tomé Director liceo Guillermo Hartl

Sra. Miroslava Torres Jofré Directora escuela Palihuepillan

Sr. Sergio Muñoz Cofré Director escuela Laura Vicuña

Presbitero José Domingo Ibáñez Riquelme Jefe Departamento de Pastoral de la FMDA

Presbitero Belisario Valdebenito Erices Tesorero del directorio de la FMDA

Presbitero Guido Peña Figueroa Parroquia San Francisco de Padre las Casas

Presbitero José Neira Neira Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Puerto Saavedra

La entidad asesora “Gesta Idea” estuvo integrada por:

Sr. Rodrigo Ruay Garces Doctor en Ciencia de la Educación

Sr. Raúl Fuentes F. Doctor en Educación

Sr. Alex Aedo V. Doctor en Filosofía

Sr. Carlos Molina J. Magister en Psicología Educacional

Sr. Luis Urrutia H. Coordinador de capacitación y perfecciona- miento

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LISTADO DE COMUNIDADES EDUCATIVAS

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ESCUELAS FMDA

Nº ESTABLECIMIENTOSURBA-NA O RURAL

COMUNA

3 Hermano Leovigildo Kley Urbana Cunco Juan Pablo II Urbana Cunco14 La Bastilla Rural Cunco19 Padre Bernabé Rural Cunco28 Padre Marcelino Huichamil Urbana Cunco6 Quecherehue Rural Cunco3 San Andrés Urbana Curacautín24 Santa Emma Rural Curacautín2 Catripulli Urbana Curarrehue

240 Maichín Rural Curarrehue3 Ruka Ngen Urbana Curarrehue

120 Virgen de Rinconada Rural Curarrehue347 Rosario Vásquez Rural Freire443 San Antonio de Millelche Rural Freire315 San Isidro Labrador Rural Freire294 San Nicanor de Allipén Rural Freire118 Nuestra Señora del Carmen Urbana Gorbea24 Entre Ríos Rural Imperial279 Padre Wilfredo Passau Rural Imperial378 Yauyauquén Rural Imperial24 Guido Beck Urbana Lanco18 Padre Carlos Urbana Lanco21 San Francisco Urbana Lanco12 Corazón de Jesús Urbana Lautaro173 Pulmahue Rural Loncoche32 Colegual Rural Los Lagos55 Las Alturas Rural Mafil53 San José de Folilco Rural Mafil13 Alepúe Rural Mariquina Padre Luis Beltrán Urbana Mariquina16 Pelchuquín Rural Mariquina12 Santa Cruz Urbana Mariquina16 Carén Rural Melipeuco241 El Retiro Rural Melipeuco10 Llaima Rural Melipeuco228 Palihuepillán Rural Melipeuco5 San Gabriel Urbana Melipeuco

306 Cruz de Mayo Rural Padre Las Casas225 El Tesoro Rural Padre Las Casas

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129 Hermano Pascual Rural Padre Las Casas21 Millahueco Rural Padre Las Casas1 Monseñor Guido de Ramberga Urbana Padre Las Casas

311 Padre Venancio Urbana Padre Las Casas11 Roble Huacho Rural Padre Las Casas23 San Juan de Maquehue Rural Padre Las Casas405 San Martín de Porres Rural Padre Las Casas324 San Miguel de Codopille Rural Padre Las Casas414 San Rafael Arcangel Urbana Padre Las Casas448 Virgen de Guadalupe Rural Padre Las Casas Centro Educacional San Sebastián Urbano Panguipulli70 El Porvenir Rural Panguipulli68 Francisco de Asis Rural Panguipulli69 Nueva Liquiñe Rural Panguipulli61 Padre Enrique Romer Urbana Panguipulli66 Pampa Ñancul Rural Panguipulli65 Pucura Rural Panguipulli132 Carilafquén Rural Pitrufquén13 Mahuidanche Rural Pitrufquén3 Manhue Rural Pitrufquén

103 Caburgua Rural Pucón13 Nuestra Señora de Fátima Urbana Pucón205 Quetrolelfu Rural Pucón167 Ramón Guíñez Urbana Pucón246 Relicura Rural Pucón92 San Luis Rural Pucón231 Santa Rosa de Llafenco Rural Pucón155 Deume Rural Saavedra10 El Alma Rural Saavedra11 Huapi Rural Saavedra298 Padre Ernesto Wilhelm Rural Saavedra2 Padre Juan Wevering Urbana Saavedra

128 Piedra Alta Rural Saavedra8 Ronguipulli Rural Saavedra1 San Sebastián Urbana Saavedra

336 Santa Cruz de Comue Rural Saavedra74 Alto Chelle Rural Teodoro Schmidt98 Hualpín Urbana Teodoro Schmidt80 Huilo Rural Teodoro Schmidt9 Padre Alejandro Ortega Urbana Teodoro Schmidt6 Quilimanzano Rural Teodoro Schmidt

309 Ruca Comche de Peleco Rural Teodoro Schmidt316 San Miguel de Trauhue Rural Teodoro Schmidt5 Padre Isidoro Rural Toltén

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4 San Jose Obrero Urbana Toltén130 Villa Boldos Rural Toltén18 Codinhue Rural Vilcún82 Colonia Mendoza Rural Vilcún132 El Natre Rural Vilcún157 Padre Osvaldo Vega Urbana Vilcún237 San Miguel de Quintrilpe Rural Vilcún187 Santa Teresita de Codinhue Rural Vilcún8 Vilcún Urbana Vilcún7 Cudico Rural Villarrica5 Laura Vicuña Urbana Villarrica

244 Malloco Rural Villarrica47 Nueva Loncotraro Rural Villarrica6 Ñancul Rural Villarrica1 Sagrada Familia Urbana Villarrica

199 Santa Filomena Rural Villarrica252 Virgen de la Candelaria Rural Villarrica

LICEOS

ESTABLECIMIENTOS URBANA O RURAL COMUNA

Liceo Tecnico Femenino Urbano ConcepciónComplejo Educacional Juan Bosco Urbano CuncoLiceo Padre Alcuino Urbano LancoLiceo Santo Cura de Ars Urbano MafilComplejo Educional Padre Oscar Moser Urbano Padre Las CasasLiceo Padre Sigisfredo Urbano PanguipulliComplejo Educacional Monseñor Guillermo Hartl Urbano PitrufquénComplejo Educacional Pablo Sexto Urbano PucónComplejo Educacional Padre Nicolás Urbano VilcúnLiceo Escuela Industrial San José Urbano VillarricaComplejo Educacional San Agustín Urbano Villarrica

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EXTRACTOS DE DOCUMENTOS DE APOYO

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CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA

LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y SU MISIÓN EN LA ESCUELA: REFLEXIONES

Y ORIENTACIONES

ÍNDICEINTRODUCCIÓNI. PERFIL DE LAS PERSONAS CONSAGRADASEn la escuela de Cristo maestroRespuesta radicalEn la Iglesia comunión De cara al mundoII. LA MISIÓN EDUCATIVA DE LAS PERSONAS CONSAGRADAS HOYEducadores llamados a evangelizarId ... pregonando el Evangelio a toda la humanidad (Mc 16,15)Frente a los desafíos actualesUna explícita visión antropológicaEducadores llamados a acompañar hacia el OtroQuisiéramos ver a Jesús (Jn 12,21)El dinamismo de la reciprocidadLa dimensión relacionalLa comunidad educativaEn camino hacia el Otro Orientar hacia la búsqueda de sentidoLa enseñanza de la religiónLa vida como vocaciónCultura de la vocaciónEducadores llamados a formar en el vivir juntos... en esto conocerán que sois discípulos míos: en que os amáis unos a otros (Jn 13,35)A medida de la persona humana Acompañamiento personalizadoDignidad de la mujer y su vocaciónPerspectiva interculturalEducación interculturalAcogida de las diferenciasCoparticipación solidaria con los pobresProyectar partiendo desde los últimosDar voz a los pobresCultura de la pazEducar para la paz partiendo del corazónEducar a vivir juntosCONCLUSIÓN

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LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y SU MISIÓN EN LA ESCUELA

REFLEXIONES Y ORIENTACIONES

INTRODUCCIÓN

1. La celebración del segundo milenio de la encarnación del Verbo ha sido para mu-chos creyentes un tiempo de conversión y apertura al proyecto de Dios sobre la persona humana creada a su imagen. La gracia del Jubileo ha estimulado en el Pueblo de Dios la urgencia de proclamar con el testimonio de la vida el misterio de Jesucristo “ayer y hoy y siempre” y, en Él, la verdad acerca de la persona humana. Además, los jóvenes han ma-nifestado un interés sorprendente en cuanto al anuncio explícito de Jesús. Las personas consagradas, por su lado, han captado la fuerte llamada a vivir en estado de conversión para realizar en la Iglesia su misión específica: ser testigos de Cristo, epifanía del amor de Dios en el mundo, signos legibles de una humanidad reconciliada[i].

2. Las complejas situaciones culturales del comienzo del siglo XXI son un ulterior reclamo a la responsabilidad de vivir el presente como kairós, tiempo favorable, para que el Evangelio llegue con eficacia a los hombres y mujeres de hoy. En esta época problemá-tica, y fascinante a la vez,[ii] las personas consagradas perciben la importancia de la tarea profética que la Iglesia les confía: “recordar y servir el designio de Dios sobre los hombres, tal como ha sido anunciado por las Escrituras, y como se desprende de una atenta lectura de los signos de la acción providencial de Dios en la historia”.[iii] Esa tarea exige la valentía del testimonio y la paciencia del diálogo: es un deber ante las tendencias culturales que amenazan la dignidad de la vida humana, especialmente en los momentos cruciales de su comienzo y su conclusión, la armonía de la creación, la existencia de los pueblos y la paz.

3. Al comienzo del nuevo milenio, en el contexto de profundos cambios que embisten al mundo educativo y escolar, la Congregación para la Educación Católica desea com-partir algunas reflexiones, ofrecer algunas orientaciones y suscitar ulteriores profundi-zaciones en la misión educativa y la presencia de las personas consagradas en la escuela, no sólo católica. El presente documento se dirige principalmente a los miembros de los institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica, y también a cuantos, comprometidos en la misión educativa de la Iglesia, han asumido de formas diversas los consejos evangélicos.

4. Las presentes consideraciones se sitúan en la línea del Concilio Vaticano II, del ma-gisterio de la Iglesia universal y de los documentos de los Sínodos continentales relativos a la evangelización, la vida consagrada y la educación, en especial la educación escolar. En años anteriores, esta Congregación ha ofrecido orientaciones sobre la escuela católica[iv] y los laicos testigos de la fe en la escuela[v]. En continuidad conel documento sobre los laicos, pretende ahora reflexionar acerca de la aportación específica de las personas consa-gradas a la misión educativa en la escuela, a la luz de la Exhortación apostólica Vita Con-secrata y de las más recientes evoluciones de la pastoral de la cultura[vi], con laconvicción de que: “una fe que no se hace cultura es una fe no acogida en plenitud, no pensada en

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integridad, no vivida en fidelidad”[vii].5. La necesidad de la mediación cultural de la fe es una invitación, para las personas

consagradas, a ponderar el significado de su presencia en la escuela. Las nuevas situacio-nes en que trabajan, en ambientes a menudo secularizados y en número mermado en las comunidades educativas, requieren expresar claramente su aportación específica en cola-boración con otras vocaciones presentes en la escuela. Se está delineando un tiempo en el que es preciso elaborar respuestas a las preguntas fundamentales de las jóvenes genera-ciones y presentar una clara propuesta cultural que explicite el tipo de persona y sociedad a las que se quiere educar, y la referencia a la visión antropológica inspirada en los valores del evangelio, en diálogo respetuoso y constructivo con las otras concepciones de la vida.

6. Los desafíos del contexto actual dan nuevas motivaciones a la misión de las perso-nas consagradas, llamadas a vivir los consejos evangélicos y llevar el humanismo de las bienaventuranzas al campo de la educación y de la escuela, que no es, en absoluto, extra-ño a la encomienda de la Iglesia de anunciar la salvación a todos los pueblos[viii]. “Pero al mismo tiempo constatamos con dolor el acrecentamiento de algunas dificultades que inducen a vuestras comunidades [religiosas] a abandonar el campo escolar. La carencia de vocaciones religiosas, el desinterés por la misión educativa escolar, las dificultades eco-nómicas para la gestión de las escuelas católicas, el señuelo de otras formas de apostolado aparentemente más gratificantes ...”[ix]. Esas dificultades, lejos de desanimar, pueden ser fuente de purificación y señal de un tiempo de gracia y salvación (cf. 2Cor 6,2). Invitan al discernimiento y a una actitud de renovación continua. Además, el Espíritu Santo orienta a redescubrir el carisma, las raíces y las modalidades de presencia en el mundo de la es-cuela, concentrándose en lo esencial: la primacía del testimonio de Cristo pobre, humilde y casto; la prioridad de la persona y de relaciones cimentadas en la caridad; la búsqueda de la verdad; la síntesis entre fe, vida y cultura, y la propuesta eficaz de una visión del hombre respetuosa con el proyecto de Dios.

Así, pues, resulta evidente que las personas consagradas en la escuela, en comunión con los Pastores, desempeñan una misión eclesial de importancia vital en cuanto que, educando, colaboran en la evangelización. Esta misión exige compromiso de santidad, generosidad y cualificada profesionalidad educativa para que la verdad sobre la persona revelada por Jesús ilumine el crecimiento de las jóvenes generaciones y de toda la huma-nidad. Por tanto, este Dicasterio cree oportuno volver a pergeñar el perfil de las personas consagradas y detenerse en algunas notas características de su misión educativa en la escuela hoy.

I. PERFIL DE LAS PERSONAS CONSAGRADAS

En la escuela de Cristo maestro

7. “La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profe-sión de los consejos evangélicos los rasgos característicos de Jesús – virgen, pobre y obedien-te – tienen una típica y permanente ‘visibilidad’ en medio del mundo, y la mirada de los fieles es atraída hacia el misterio del Reino de Dios que ya actúa en la historia, pero espera su

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plena realización en el cielo”[x]. El fin de la vida consagrada consiste en “la conformación con el Señor Jesús y con su total oblación”[xi], por lo que toda persona consagrada está llamada a asumir “sus sentimientos y su forma de vida”[xii], su modo de pensar y obrar, de ser y amar.

8. La inmediata referencia a Cristo y la naturaleza íntima de don para la Iglesia y el mundo[xiii], son elementos que definen identidad y finalidad de la vida consagrada. En ellos la vida consagrada se reencuentra a sí misma, el punto de partida, Dios y su amor, y el punto de llegada, la comunidad humana y sus necesidades. A través de esos elementos cada familia religiosa delinea su propia fisonomía, desde la espiritualidad al apostolado, desde el estilo de vida común al proyecto ascético, al compartir y participar la riqueza de los carismas propios.

9. En cierto modo, la vida consagrada puede ser comparada con una escuela, que cada persona consagrada está llamada a frecuentar durante toda su vida. En efecto, tener en sí los sentimientos del Hijo quiere decir entrar cada día en su escuela, para aprender de Él a poseer un corazón manso y humilde, valiente y apasionado. Quiere decir dejarse educar por Cristo, Verbo eterno del Padre, y ser atraido por Él, corazón y centro del mundo, eli-giendo su misma forma de vida.

10. La vida de la persona consagrada es, así, una parábola educativo-formativa que educa en la verdad de la vida y la forma para la libertad del don de sí, según el modelo de la Pascua del Señor. Cada momento de la existencia consagrada es parte de esta parábo-la, en su doble aspecto educativo y formativo. En efecto, la persona consagrada aprende progresivamente a tener en sí misma los sentimientos del Hijo y manifestarlos en una vida cada vez más conforme con Él, a nivel individual y comunitario, en la formación inicial y enla permanente. Así, pues, los votos son expresión del estilo de vida esencial, virgen y abandonado completamente al Padre escogido por Jesús en esta tierra. La oración se transforma en continuación en la tierra de la alabanza del Hijo al Padre por la salvación de la humanidad entera. La vida común es la demostración de que, en el nombre del Señor, se pueden anudar lazos más fuertes que los que proceden de la carne y la sangre, capaces de superar todo lo que pueda dividir. El apostolado es el anuncio apasionado de Aquél por quien hemos sido conquistados.

11. La escuela de los sentimientos del Hijo va abriendo la existencia consagrada tam-bién, a la urgencia del testimonio para que el don recibido llegue a todos. En efecto, el Hijo, “a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios” (Flp 2,6), nada se reservó para sí mismo, sino que compartió con los hombres su propia riqueza de ser Hijo. Por ese motivo, aun cuando el testimonio impugna algunos elementos de la cultura circundante, las personas consagradas intentan entablar diálogo para compartir los bienes de que son portadoras. Esto significa que el testimonio habrá de ser nítido e inequívoco, claro e inteligible para todos, de modo que muestre que la consagración religiosa puede decir mucho a toda cultura, en cuanto que ayuda a desvelar la verdad del ser humano.

Respuesta radical

12. Entre los desafíos lanzados hoy a la vida consagrada está el de conseguir manifes-tar el valor incluso antropológico de la consagración. Se trata de mostrar que una vida pobre, casta y obediente hace resaltar la íntima dignidad humana; que todos están llamados, de

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forma diversa, según la propia vocación, a ser pobres, obedientes y castos. En efecto, los consejos evangélicos transfiguran valores y deseos auténticamente humanos, pero asimis-mo relativizan lo humano “presentando a Dios como el bien absoluto”[xiv]. Además, la vida consagrada ha de poder evidenciar que el mensaje evangélico posee una notable importancia para el vivir social de nuestro tiempo y que es comprensible hasta para quien vive en una sociedad competitiva como la nuestra. Finalmente, es tarea de la vida consa-grada lograr testimoniar que la santidad es la propuesta de más alta humanización del hombre y de la historia: es proyecto que cada cual en esta tierra puede hacer suyo[xv].

13. En la medida en que las personas consagradas viven con radicalidad los com-promisos de la consagración, comunican las riquezas de su vocación específica. Por otra parte, esa comunicación suscita también en quien la recibe la capacidad de una respuesta enriquecedora mediante la participación de su don personal y de su vocación específica. Esa “confrontación-coparticipación” con la Iglesia y el mundo es de gran importancia para la vitalidad de los diversos carismas religiosos y para una interpretación de los mismos adherente al contexto actual y a las respectivas raíces espirituales. Es el principio de la cir-cularidad carismática, gracias al cual el carisma vuelve en cierto modo a donde nació, pero no repitiéndose sin más. De esa forma, la propia vida consagrada se renueva, en la escu-cha y lectura de los signos de los tiempos y en la fidelidad, creativa y activa, a sus orígenes.

14. La validez de este principio la confirma la historia: desde siempre la vida consa-grada ha entretejido un diálogo constructivo con la cultura circundante, unas veces inter-pelándola y provocándola, otras veces defendiéndola y custodiándola, y, en todo caso, dejándose estimular e interrogar por ella, con una confrontación en algunos casos dialécti-ca, pero siempre fecunda. Es preciso que esa confrontación se mantenga también en estos tiempos de renovación para la vida consagrada y de desorientación cultural que corre el riesgo de frustrar la inextinguible necesidad de verdad del corazón humano.

En la Iglesia comunión

15. La profundización de la realidad eclesial en cuanto misterio de comunión ha lle-vado a la Iglesia, bajo la acción del Espíritu, a verse cada vez más a sí misma como pueblo de Dios en camino, y a la vez como cuerpo de Cristo, cuyos miembros están en mutua relación entre sí y con la cabeza.

En el plano pastoral, “hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión”[xvi] es el gran desafío, que al comienzo del nuevo milenio, hay que saber afrontar para ser fieles al proyecto de Dios y a las expectativas profundas del mundo. Hay que promocionar, ante todo, una espiritualidad de la comunión, capaz de hacerse principio educativo en los diver-sos ambientes donde se forma la persona humana. Esta espiritualidad se aprende posando la mirada del corazón sobre el misterio de la Trinidad, cuya luz se refleja en el rostro de toda persona, acogida y valorada como don.

16. Las instancias de comunión han ofrecido a las personas consagradas la posibilidad de redescubrir la relación de reciprocidad con las otras vocaciones en el pueblo de Dios. En la Iglesia están llamadas, de forma especial, a revelar que la participación en la comu-nión trinitaria puede cambiar las relaciones humanas creando un nuevo tipo de solidari-dad. En efecto, las personas consagradas, al hacer profesión de vivir para Dios y de Dios, se abren a la tarea de confesar la potencia de la acción reconciliadora de la gracia, que supera

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los dinamismos disgregadores presentes en el corazón humano. 17. Las personas consagradas, en virtud de su vocación, sea el que sea el carisma

específico que las singulariza, están llamadas a ser expertas en comunión, a fomentar lazos humanos y espirituales que propicien el intercambio de dones entre todos los miembros del pueblo de Dios. El reconocimiento de la multiformidad de las vocaciones en la Iglesia confiere un nuevo significado a la presencia de las personas consagradas en el campo de la educación escolar. La escuela es, para ellas, el lugar de la misión, donde se actualiza el papel profético otorgado por el bautismo y vivido según la exigencia de radicalidad propia de los consejos evangélicos. El don de especial consagración que han recibido las llevará a reconocer en la escuela y en el compromiso educativo el surco fecundo en que puede crecer y fructificar el Reino de Dios.

18. Este compromiso responde perfectamente a la naturaleza y la finalidad de la vida consagrada misma y se pone en práctica según aquella doble modalidad educativa y for-mativa que acompaña el crecimiento de cada persona consagrada. Mediante la escuela el consagrado y la consagrada educan, ayudan al joven a captar su propia identidad y a hacer aflorar aquellas necesidades y deseos auténticos que anidan en el corazón de todo hombre, pero que con frecuencia pasan desapercibidos e infravalorados: sed de autentici-dad y honradez, de amor y fidelidad, de verdad y coherencia, de felicidad y plenitud de vida. Deseos que, en último análisis, convergen en el supremo deseo humano: ver el rostro de Dios.

19. La segunda modalidad es aquella vinculada a la formación. La escuela forma cuan-do ofrece una propuesta precisa de realización de aquellos deseos, impidiendo que se los deforme, o se los satisfaga sólo parcial o débilmente. Las personas consagradas, que están en la escuela del Señor, proponen con el testimonio de su propia vida la forma de existencia que se inspira en Cristo, para que también el joven viva la libertad de hijo de Dios y experimente el verdadero gozo y la auténtica realización, que nacen de la acogida del proyecto del Padre. ¡Misión providencial, la de los consagrados en la escuela, en el contexto actual, donde las propuestas educativas parecen ser cada vez más pobres y las aspiraciones del hombre cada vez más se quedan sin ser satisfechas!

20. En la comunidad educativa, las personas consagradas no tienen necesidad de re-servarse tareas exclusivas. Lo específico de la vida consagrada está en ser signo, memoria y profecía de los valores del Evangelio. Su característica es “introducir en el horizonte educativo el testimonio radical de los bienes del Reino”,[xvii] en colaboración con los laicos llamados a expresar, en el signo de la secularidad, el realismo de la Encarnación de Dios en medio de nosotros, “la entrañable vinculación de las realidades terrenas a Dios en Cristo”[xviii].

21. Las diversas vocaciones están en función del crecimiento del cuerpo de Cristo y de su misión en el mundo. Del compromiso de testimonio evangélico según la forma propia de cada vocación, nace un dinamismo de mutua ayuda para vivir integralmente la adhe-sión al misterio de Cristo y de la Iglesia en su múltiples dimensiones; un estímulo, en cada uno, para descubrir la riqueza evangélica de la propia vocación en la confrontación llena de gratitud con las demás.

La reciprocidad de las vocaciones, evitando sea la contraposición sea la homologa-ción, se sitúa como perspectiva de especial fecundidad para enriquecer el valor eclesial de

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la comunidad educativa. En ésta las diversas vocaciones prestan un servicio para la rea-lización de una cultura de la comunión. Son caminos correlativos, diversos y recíprocos, que concurren a la plena realización del carisma de los carismas: la caridad.

De cara al mundo

22. La consciencia de vivir en un tiempo cargado de retos y nuevas posibilidades, estimula a las personas consagradas, comprometidas con la misión educativa escolar, a invertir el don recibido dando razón de la esperanza que las anima. La esperanza, fruto de la fe en el Dios de la historia, se fundamenta en la palabra y la vida de Jesús, que vivió en el mundo sin ser del mundo. Esa misma actitud le pide Él a su seguidor: vivir y trabajar en la historia, pero sin dejarse encerrar en ella. La esperanza exige inserción en el mundo, pero también ruptura; pide profecía y compromete en cada caso a adherirse o disociarse para educar en la libertad de los hijos de Dios en un contexto de condicionamientos que llevan a nuevas formas de esclavitud.

23. Esta forma de estar en la historia requiere una profunda capacidad de discer-nimiento, que al nacer de la escucha diaria de la Palabra de Dios, facilita la lectura de los acontecimientos y dispone para hacerse, por así decirlo, conciencia crítica. Cuanto más profundo y auténtico sea este compromiso, tanto más posible será captar la acción del Espíritu en la vida de las personas y en los acontecimientos de la historia. Una capacidad de esa índole encuentra su cimiento en la contemplación y la oración, que enseñan a ver a las personas y cosas desde la perspectiva de Dios. Es lo contrario a la mirada superficial y al activismo incapaz de detenerse en lo importante y esencial. Cuando faltan la contem-plación y la oración – y las personas consagradas no están exentas de este riesgo – merma también la pasión por el anuncio del Evangelio, la capacidad de luchar por la vida y por la salvación del hombre.

24. Las personas consagradas, viviendo con generosidad y arrojo su vocación, llevan a la escuela la experiencia de la relación con Dios, enraizada en la oración, la Eucaristía, el sacramento de la Reconciliación y la espiritualidad de comunión que caracteriza la vida de la comunidad religiosa. La consiguiente actitud evangélica facilita la aptitud para el discernimiento y la formación en el sentido crítico, aspecto fundamental y necesario del proceso educativo. Cualquiera que sea su tarea específica, la presencia de las personas consagradas en la escuela contagia la mirada contemplativa educando para el silencio que lleva a oír a Dios, a preocuparse por los demás, por la realidad que nos rodea, por la crea-ción. Además, apuntando a lo esencial, las personas consagradas despiertan la exigencia de encuentros auténticos, renuevan la capacidad de asombrarse y ocuparse del otro, a quien se le redescubre hermano.

25. En virtud de su identidad, las personas consagradas constituyen la “memoria vi-viente del modo de existir y de actuar de Jesús como Verbo encarnado ante el Padre y ante los hermanos”[xix]. La primera y fundamental aportación a la misión educativa en la escuela por parte de las personas consagradas es la radicalidad evangélica de su vida. Este modo de plantear la existencia, cimentado en la generosa respuesta a la llamada de Dios, llega a ser invitación a todos los miembros de la comunidad educativa para que cada uno oriente su existencia como una respuesta a Dios, partiendo de los diferentes estados de vida.

26. En esta perspectiva las personas consagradas testimonian que la castidad del co-

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razón, del cuerpo, de la vida es la expresión plena y fuerte de un amor total a Dios que hace libre a la persona, llena de gozo profundo y dispuesta a la misión. Así las personas consagradas contribuyen a orientar a los jóvenes y a las jóvenes hacia un pleno desarrollo de su capacidad de amar y a una madurez integral de su personalidad. Se trata de un tes-timonio importantísimo frente a una cultura que tiende cada vez más a banalizar el amor humano y cerrarse a la vida. En una sociedad donde todo tiende a estar garantizado, las personas consagradas, mediante la pobreza escogida libremente, asumen un estilo de vida sobrio y esencial, promoviendo una justa relación con las cosas y encomendándose a la providencia de Dios. La libertad frente a las cosas las hace disponibles sin reservas para un servicio educativo de la juventud, convirtiéndose en signo de la gratuidad del amor de Dios, en un mundo donde el materialismo y el tener parecen prevalecer sobre el ser. Finalmente, viviendo la obediencia reclaman a todos al señorío del único Dios y a oponerse a la tentación del dominio, señalan una opción de fe que se contrapone a formas de indi-vidualismo y autosuficiencia.

27. Como Jesús por sus discípulos, así las personas consagradas viven su donación en provecho de los destinatarios de la misión: en primer lugar los alumnos y alumnas; pero también los padres y los demás educadores y educadoras. Esto las anima a vivir la oración y la respuesta diaria al seguimiento de Cristo para hacerse instrumento cada vez más apto para la obra que Dios realiza por su mediación.

La llamada a darse en la escuela, con disponibilidad total, con profunda y verdadera libertad, logra que los consagrados y consagradas lleguen a ser vivos testimonios del Se-ñor que se ofrece por todos. Esta sobreabundancia de gratuidad y amor hace estimable su donación, por encima y más allá de cualquier tipo de funcionalidad[xx].

28. Las personas consagradas encuentran en María el modelo en que inspirarse para la relación con Dios y para vivir la historia humana. María representa el icono de la espe-ranza profética por su capacidad de acoger y meditar prolongadamente la Palabra en su corazón, leer la historia según el proyecto de Dios, contemplar a Dios presente y operante en el tiempo. En su mirada se transparenta la sabiduría que une armónicamente el éxtasis del encuentro con Dios y el mayor realismo crítico ante el mundo. El Magnificat es la pro-fecía por excelencia de la Virgen, que resuena siempre nuevo en el espíritu de la persona consagrada, como alabanza perenne al Señor que se inclina sobre los pequeños y los po-bres para darles vida y misericordia.

II. LA MISIÓN EDUCATIVA DE LAS PERSONAS CONSAGRADAS HOY

29. El perfil de las personas consagradas hace aflorar con claridad cuánto se adecua el compromiso educativo en la escuela a la naturaleza de la vida consagrada. En efecto, “por la peculiar experiencia de los dones del Espíritu, por la escucha asidua de la Palabra y el ejercicio del discernimiento, por el rico patrimonio de tradiciones educativas acumuladas a través del tiempo por el propio Instituto, consagrados y consagradas están en condicio-nes de llevar a cabo una acción particularmente eficaz”[xxi] en el campo educativo . Esto requiere la promoción, dentro de la vida consagrada, por una parte, de un “renovado amor por el empeño cultural que consienta elevar el nivel de la preparación personal”[xxii] y, por otra, de una conversión permanente para seguir a Jesús, camino, verdad y vida (cf. Jn 14,6).

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Es un camino incómodo y fatigoso, pero que permite aceptar los desafíos del momento presente y hacerse cargo de la misión educativa encomendada por la Iglesia. La Congrega-ción para la Educación Católica, consciente de no poder ser exhaustiva, quiere detenerse a examinar sólo algunos elementos de esa misión. En especial, quiere reflexionar sobre tres aportaciones específicas de la presencia de las personas consagradas a la educación escolar: ante todo, el nexo de la educación con la evangelización; después, la formación en la relacionalidad “vertical”, es decir, en la apertura a Dios; y, finalmente, la formación en la relacionalidad “horizontal”, o sea, en acoger al otro y en vivir juntos.

Educadores llamados a evangelizar

Id... pregonando el Evangelio a toda la humanidad (Mc 16,15) 30. “Debiendo atender la santa Madre Iglesia a toda la vida del hombre, incluso la ma-

terial en cuanto está unida con la vocación celeste, para cumplir el mandamiento recibido de su divino Fundador, a saber, el anunciar a todos los hombres el misterio de la salvación e instaurar todas las cosas en Cristo, le toca también una parte en el progreso y en la exten-sión de la educación”[xxiii]. El compromiso educativo, tanto en escuelas católicas como en otros tipos de escuelas, es para las personas consagradas vocación y opción de vida, un camino de santidad, una exigencia de justicia y solidaridad especialmente con las jóvenes y los jóvenes más pobres, amenazados por diversas formas de desvío y riesgo. Al dedicar-se a la misión educativa en la escuela, las personas consagradas contribuyen a hacer llegar al más necesitado el pan de la cultura. Ven en la cultura una condición fundamental para que la persona pueda realizarse integralmente, alcanzar un nivel de vida conforme con su dignidad y abrirse al encuentro con Cristo y el Evangelio. Tal compromiso se enraíza en un patrimonio de sabiduría pedagógica que permite reafirmar el valor de la educación como fuerza capaz de ayudar a la maduración de la persona, acercarla a la fe y responder a los retos de una sociedad compleja como la actual.

Frente a los desafíos actuales

31. El proceso de globalización caracteriza el horizonte del nuevo siglo. Se trata de un fenómeno complejo en sus dinámicas. Tiene efectos positivos, como la posibilidad de encuentro entre pueblos y culturas, pero también aspectos negativos, que corren el riesgo de producir ulteriores desigualdades, injusticias y marginaciones. La rapidez y comple-jidad de los cambios causados por la globalización se reflejan también en la escuela, que corre el peligro de ser instrumentalizada por las exigencias de las estructuras productivo-económicas, o por prejuicios ideológicos y cálculos políticos que ofuscan su función edu-cativa. Esta situación pide a la escuela reafirmar con fuerza su papel específico de estímulo para la reflexión y de instancia crítica. En razón de su vocación, las personas consagradas se comprometen con la promoción de la dignidad de la persona humana, colaborando en que la escuela sea lugar de educación integral, de evangelización y aprendizaje de un diálogo vital entre personas de culturas, religiones y ámbitos sociales diferentes[xxiv].

32. El creciente desarrollo y la difusión de las nuevas tecnologías ponen a disposición medios e instrumentos inimaginables hasta hace unos pocos años; pero plantean también interrogantes acerca del futuro del desarrollo humano. La amplitud y profundidad de las innovaciones tecnológicas chocan con los procesos del acceso al saber, de la socialización,

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de la relación con la naturaleza; y prefiguran cambios radicales, no siempre positivos, en amplios sectores de la vida de la humanidad. Las personas consagradas no pueden sus-traerse a la tarea de preguntarse acerca del impacto que tales tecnologías provocan en las personas, en las modalidades de comunicación, en el porvenir de la sociedad.

33. En el contexto de tales cambios compete a la escuela un papel significativo para la formación de la personalidad de las nuevas generaciones. El uso responsable de las nuevas tecnologías, en especial de Internet, exige una adecuada formación ética[xxv]. Conjuntamente con todos los que trabajan en la escuela, las personas consagradas sienten la exigencia de conocer los procesos, los lenguajes, las oportunidades y los retos de las nuevas tecnologías; pero, sobre todo, de hacerse educadores de la comunicación, para que esas tecnologías se utilicen con discernimiento y sensatez[xxvi].

34. Entre los retos de la sociedad actual con que está llamada a confrontarse la escuela, se encuentran las amenazas a la vida y la familia, las manipulaciones genéticas, la crecien-te polución, el saqueo de los recursos naturales, el drama no resuelto del subdesarrollo y de la pobreza que aplastan a poblaciones enteras del sur del mundo. Son cuestiones vitales para todos, que es necesario afrontar con una visión amplia y responsable, promovien-do una concepción de vida respetuosa de la dignidad del hombre y de la creación. Eso significa formar personas capaces de dominar y transformar procesos e instrumentos en sentido humanitario y solidario. Esta preocupación es compartida por toda la comunidad internacional, que trabaja para que las políticas y los programas educativos nacionales contribuyan a desarrollar una acción formativa en esa dirección[xxvii].

Una explícita visión antropológica

35. La explicitación del fundamento antropológico de la propuesta formativa de la escuela es una urgencia cada vez más ineludible en las sociedades complejas. La persona humana se define por la racionalidad, es decir, por su carácter inteligente y libre, y por la relacionalidad, o sea, por la relación con otras personas. El existir-con el otro implica tanto el nivel del ser de la persona humana – hombre/mujer – como el nivel ético del obrar. El fundamento del ethos humano está en ser imagen y semejanza de Dios, Trinidad de perso-nas en comunión. La existencia de la persona se presenta, pues, como una llamada y una tarea a existir el uno para el otro.

36. El compromiso de una espiritualidad de la comunión para el siglo XXI es la ex-presión de una concepción de la persona humana, creada a imagen de Dios. Esa visión ilumina el misterio del hombre y la mujer. La persona humana experimenta su propia humanidad en la medida en que es capaz de participar de la humanidad del otro, porta-dor de un proyecto original e irrepetible. Se trata de un proyecto, cuya realización puede producirse únicamente en el contexto de la relación y el diálogo con el tú en un horizonte de reciprocidad y de apertura a Dios. La reciprocidad, entendida de este modo, está en la base del don de sí y de la proximidad como apertura solidaria respecto a cada persona. Esa proximidad tiene su raíz más auténtica en el misterio de Cristo, Verbo encarnado, que ha querido hacerse próximo al hombre.

37. Frente al pluralismo ideológico y a la proliferación de los “saberes”, los consagrados y consagradas ofrecen, pues, la aportación de la visión de un humanismo plenario[xxviii], abierto a Dios, que ama a cada persona y la invita a hacerse cada vez más “conforme a la

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imagen de su Hijo” (cf. Rm 8,29). Este proyecto divino es el corazón del humanismo cris-tiano: “Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimi-dad de su vocación”[xxix]. Afirmar la grandeza de la criatura humana no significa ignorar su fragilidad: la imagen de Dios reflejada en las personas está, de hecho, deformada por el pecado. La ilusión de liberarse de toda dependencia, incluso de Dios, desemboca siempre en nuevas formas de esclavitud, violencia y tropelía. La verdad de esto queda confirmada por la experiencia de todo ser humano, por la historia de la sangre derramada en nombre de ideologías y regímenes que han querido construir una humanidad nueva sin Dios[xxx]. En cambio, para ser auténtica, la libertad tiene que vérselas con la verdad de la persona, cuya plenitud se revela en Cristo, y llevar a la liberación de cuanto niega su dignidad im-pidiéndole conseguir el bien propio y ajeno.

38. Las personas consagradas se comprometen a ser en la escuela testigos de la verdad sobre la persona y de la fuerza transformadora del Espíritu Santo. Con su vida confirman que la fe ilumina todo el campo de la educación elevando y potenciando los valores hu-manos. La escuela católica, en especial, tiene un cometido prioritario: hacer “emerger en el interior mismo del saber escolar la visión cristiana del mundo y de la vida, de la cultura y de la historia”[xxxi].

39. De aquí la importancia de reafirmar, en un contexto pedagógico que por el con-trario tiende a ponerla en segundo plano, la dimensión humanística y espiritual del saber y de las diversas disciplinas escolares. La persona, mediante el estudio y la investigación, contribuye a perfeccionarse a sí misma y la propia humanidad. El estudio resulta camino para el encuentro personal con la verdad, “lugar” para el encuentro con Dios mismo. En esta perspectiva, el saber puede ayudar a motivar la existencia y a abrir a la búsqueda de Dios, puede ser una gran experiencia de libertad para la verdad, poniéndose al ser-vicio de la maduración y la promoción en humanidad del individuo y de la comunidad entera[xxxii]. Un compromiso de esa índole pide a las personas consagradas una puntual comprobación de la calidad de su propuesta educativa, así como una constante atención a su propia formación cultural y profesional.

40. Otro campo, igualmente importante, de evangelización y humanización es la edu-cación no formal, es decir, de cuantos no han podido tener acceso a una normal carrera escolar. Las personas consagradas sienten el deber de estar presentes y fomentar pro-yectos innovadores en los contextos populares. En estos ambientes es menester dar a las jóvenes y los jóvenes más pobres la oportunidad de una formación adecuada, atenta al crecimiento moral, espiritual y religioso, capaz de potenciar la socialización y superar la discriminación. Lo cual no constituye una novedad, en cuanto que la educación de las clases populares constituyó una primicia para diversas Familias religiosas. Hoy se trata de reafirmar con modalidades y proyectos adecuados una atención que nunca ha decaído.

Educadores llamados a acompañar hacia el Otro

Quisiéramos ver a Jesús (Jn 12,21)

El dinamismo de la reciprocidad

41. La misión educativa se pone en práctica con la colaboración entre varios sujetos – alumnos/as, padres de familia, enseñantes, personal no docente y entidad gestora –

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que forman la comunidad educativa. Ésta tiene la posibilidad de crear un ambiente de vida en que los valores están mediados por relaciones interpersonales auténticas entre los diversos miembros que la componen. Su finalidad más alta es la educación integral de la persona. En esta óptica las personas consagradas pueden aportar una contribución decisiva, a la luz de la experiencia de comunión que distingue su vida comunitaria. En efecto, al comprometerse a vivir y comunicar en la comunidad escolar la espiritualidad de la comunión, mediante un diálogo constructivo y capaz de armonizar las diversidades, crean un ambiente arraigado en los valores evangélicos de la verdad y la caridad. Las personas consagradas son, de este modo, levadura en grado de instaurar relaciones de comunión, por sí mismas educativas, cada vez más profundas. Fomentan la solidaridad, la mutua valoración y la corresponsabilidad en el proyecto educativo, y, sobre todo, dan el explícito testimonio cristiano, mediante la comunicación de la experiencia de Dios y del mensaje evangélico, hasta compartir la consciencia de ser instrumentos de Dios y de la Iglesia, portadoras de un carisma puesto al servicio de todos.

42. La tarea de comunicar la espiritualidad de la comunión dentro de la comunidad escolar se enraíza en el hecho de ser parte de la Iglesia comunión, lo cual requiere de las personas consagradas comprometidas en la misión educativa integrarse, partiendo de su carisma, en la pastoral de la Iglesia local. En efecto, ejercen un ministerio eclesial al servicio de una comunidad concreta y en comunión con el Ordinario diocesano. La común misión educativa confiada por la Iglesia exige, por tanto, también una colabora-ción y una sinergia mayor entre las diversas Familias religiosas. Esa sinergia, además de dar un servicio educativo más cualificado, ofrece la oportunidad de una coparticipación de los carismas para utilidad de toda la Iglesia. Por esto la comunión que están llamadas a vivir las personas consagradas va bastante más allá de la propia familia religiosa o del propio instituto. Más aún, al abrirse a la comunión con las otras formas de consagración, las personas consagradas pueden “descubrir las raíces comunes evangélicas y juntos aco-ger con mayor claridad la belleza de la propia identidad en la variedad carismática, como sarmientos de la única vid”[xxxiii].

La dimensión relacional

43. La comunidad educativa expresa la variedad y hermosura de las diversas voca-ciones y la fecundidad, en el plano educativo y pedagógico, que ello aporta a la vida de la institución escolar.

El compromiso de potenciar la dimensión relacional de la persona y el interés pues-to en entablar auténticas relaciones educativas con los/las jóvenes son, indudablemente, aspectos que la presencia de las personas consagradas puede favorecer en la escuela, con-siderada como microcosmos en el que se ponen las bases para vivir responsablemente en el macrocosmos de la sociedad. Sin embargo, no es raro constatar, incluso en la escuela, el progresivo deterioro de las relaciones interpersonales, por motivo del funcionarismo de los roles, la prisa, el cansancio y otros factores que crean situaciones conflictivas. Organi-zar la escuela como palestra donde se entrena para entablar relaciones positivas entre los diversos miembros y buscar soluciones pacíficas de los conflictos es un objetivo funda-mental, no sólo para la vida de la comunidad educativa, sino también para la construcción de una sociedad pacífica y concorde.

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44. En la escuela, ordinariamente, hay muchachos y muchachas, mujeres y varones con cometidos docentes o administrativos. La consideración de la dimensión uni-dual de la persona humana conlleva la exigencia de educar en el mutuo reconocimiento, en el respeto y valoración de las diversidades. La experiencia de la reciprocidad hombre/mu-jer puede resultar paradigmática en la gestión positiva de las otras diversidades, incluso de las étnicas y religiosas. En efecto, desarrolla y alimenta actitudes positivas, como la consciencia de que toda persona puede dar y recibir, la disponibilidad para la acogida del otro, la capacidad de diálogo sereno y la oportunidad de purificar y clarificar las propias vivencias mientras se intenta comunicarlas y confrontarlas con el otro.

45. En la relación de reciprocidad, la interacción puede ser asimétrica desde el punto de vista de los roles, como lo es necesariamente en la relación educativa, pero no desde el punto de vista de la dignidad y la originalidad de cada persona humana. El aprendizaje queda facilitado cuando la interacción educativa, sin forzamientos indebidos respecto a los roles, se pone en un nivel que reconoce plenamente la igualdad de la dignidad de toda persona humana. De esta forma se está en grado de formar personalidades capaces de una propia visión de la vida y de dar razón de sus opciones. La implicación de las familias y del cuerpo docente crea un clima de confianza y respeto que favorece el despliegue de la capacidad de diálogo y convivencia pacífica en la búsqueda de cuanto promueve el bien común.

La comunidad educativa

46. Las personas consagradas, en razón de la experiencia de vida comunitaria de que son portadoras, se encuentran en las condiciones más favorables para colaborar en con-seguir que el proyecto educativo de la institución escolar promueva la creación de una verdadera comunidad. En especial, proponen un modelo de convivencia alternativo al de una sociedad masificada o individualista. Concretamente las personas consagradas se comprometen, junto con los colegas laicos, a que la escuela se estructure como lugar de encuentro, de escucha, de comunicación, donde los alumnos y alumnas perciban los valores de forma vital. Con circunspección ayudan a orientar las opciones pedagógicas, de tal modo que se favorezca la superación del protagonismo individualista, la solidaridad frente a la competición, la ayuda al débil frente a la marginación, la participación respon-sable frente al desinterés.

47. La familia es la primera responsable de la educación de los hijos. Las personas consagradas valoran la presencia de los padres en la comunidad educativa y se compro-meten a entablar con ellos una verdadera relación de reciprocidad. Los organismos de participación, los encuentros personales y otras iniciativas persiguen como fin hacer cada vez más activa la inserción de los padres en la vida de la institución y sensibilizarlos en la tarea educativa. Reconocer este cometido es más necesario hoy que en el pasado, vistas las muchas dificultades que vive la familia. Cuando el plan original de Dios para la familia se oscurece en las conciencias, la sociedad recibe un daño incalculable y resulta dañado el derecho de los hijos a vivir en un contexto de amor plenamente humano. Al contrario, cuando la familia refleja el proyecto de Dios, se transforma en laboratorio en que se perci-ben el amor y la auténtica solidaridad[xxxiv].

Las personas consagradas anuncian esta verdad, que no atañe sólo a los creyentes,

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sino que es patrimonio de la humanidad, inscrita en el corazón del hombre. La posibili-dad de contacto con las familias de los niños y jóvenes alumnos es ocasión propicia para profundizar con ellos temáticas significativas relativas a la vida, al amor humano y a la naturaleza de la familia y para dar razón de la visión propuesta, en parangón con otras visiones dominantes a menudo.

48. Los consagrados y consagradas, testimoniando a Cristo y viviendo la vida de co-munión que los caracteriza, ofrecen al conjunto de la comunidad educativa el signo profé-tico de la fraternidad. La vida comunitaria, cuando está entretejida de relaciones profun-das, “es un acto profético, en una sociedad en la que se esconde, a veces sin darse cuenta, un profundo anhelo de fraternidad sin fronteras”[xxxv]. Esta convicción se patentiza en el compromiso de dar calidad a la vida de la comunidad como lugar de crecimiento de las personas y de mutua ayuda en la búsqueda y cumplimiento de la misión común. En esta línea es importante que el signo de la fraternidad se pueda percibir con transparencia en cada momento de la vida de la comunidad escolar.

49. La comunidad educativa realiza sus finalidades en sinergia con otras instituciones educativas presentes en la zona.

La coordinación de la escuela con otras instancias educativas y en la red más amplia de la comunicación estimula el proceso de crecimiento personal, profesional y social de los alumnos, ofreciendo una pluralidad de propuestas en forma integrada. Sobre todo, cons-tituye una ayuda importantísima para huir de diversos condicionamientos, en especial de los medios de comunicación, ayudando a los jóvenes a pasar a ser, de simples y pasivos con-sumidores, interlocutores críticos, capaces de influir positivamente en la opinión pública y en la calidad misma de la información.

En camino hacia el Otro

50. La vida de la comunidad educativa, cuando está comprometida en la búsqueda seria de la verdad mediante el aporte de las diversas disciplinas, está urgida continua-mente a madurar en la reflexión, a ir más allá de las adquisiciones logradas y plantear interrogantes a nivel existencial.

Las personas consagradas, con su presencia, ofrecen en este contexto la aportación específica de su identidad y vocación. Los jóvenes, aunque no siempre conscientemente, desean encontrar en ellas el testimonio de una vida vivida como respuesta a una llamada, como itinerario hacia Dios, como búsqueda de los signos mediante los cuales Dios se hace presente. Esperan ver personas que invitan a hacerse preguntas comprometedoras, a des-cubrir el significado más profundo de la existencia humana y de la historia.

Orientar hacia la búsqueda de sentido

51. El encuentro con Dios es siempre un acontecimiento personal, una respuesta al don de la fe que, por su propia naturaleza, es un acto libre de la persona. La escuela, in-cluida la católica, no pide la adhesión a la fe; pero puede prepararla. Mediante el proyecto educativo es posible crear las condiciones para que la persona desarrolle la aptitud de la búsqueda y se la oriente a descubrir el misterio del propio ser y de la realidad que la rodea, hasta llegar al umbral de la fe.

Luego, a cuantos deciden traspasarlo, se les ofrece los medios necesarios para seguir

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profundizando la experiencia de la fe mediante la oración, los sacramentos, el encuentro con Cristo en la Palabra, en la Eucaristía, en los acontecimientos, en las personas[xxxvi].

52. Una dimensión esencial del itinerario de búsqueda es la educación en la libertad, propia de toda escuela fiel a su cometido. La educación en la libertad es acción de humani-zación, pues tiende al desarrollo pleno de la personalidad. En efecto, la educación misma hay que verla como adquisición, crecimiento y posesión de libertad. Se trata de educar a cada alumno en librarse de los condicionamientos que le impiden vivir en plenitud como persona, en formarse una personalidad fuerte y responsable, capaz de opciones libres y coherentes[xxxvii].

Educar personas verdaderamente libres es ya orientarlas a la fe. La búsqueda de sen-tido propicia el desarrollo de la dimensión religiosa de la persona como terreno donde puede madurar la opción cristiana y desarrollarse el don de la fe. En la escuela se cons-tata cada vez con más frecuencia, especialmente en las sociedades occidentales, que la dimensión religiosa de la persona se ha convertido en un eslabón perdido, no sólo en la carrera educativa propiamente escolar, sino también en el camino formativo más amplio iniciado en la familia. No obstante, sin él, el recorrido educativo en su globalidad acaba resintiéndose pesadamente, dificultando toda búsqueda acerca de Dios. Lo inmediato, lo superficial, lo accesorio, las soluciones prefabricadas, la desviación hacia lo mágico y los sucedáneos del misterio tienden, así, a acaparar el interés de los jóvenes y no dejan espacio a la apertura a lo transcendente.

Hoy se advierte, incluso por parte de docentes que se declaran no creyentes, la urgen-cia de recuperar la dimensión religiosa de la educación, necesaria para formar personali-dades capaces de administrar los poderosos condicionamientos presentes en la sociedad y de orientar éticamente las nuevas conquistas de la ciencia y la técnica.

53. Las personas consagradas, al vivir los consejos evangélicos, constituyen una invi-tación eficaz a preguntarse acerca de Dios y del misterio de la vida. Una pregunta de esa índole, que requiere un estilo de educación capaz de suscitar las cuestiones fundamentales sobre el origen y el sentido de la vida, pasa por la búsqueda de los porqués más que de los cómos. Para esta finalidad, es necesario verificar el modo de proponer los contenidos de las diversas disciplinas, de suerte que los alumnos puedan desarrollar esas cuestiones y buscar adecuadas respuestas. Además, a los muchachos y jóvenes hay que instarles a huir de lo obvio y lo banal, sobre todo en el ámbito de las opciones de vida, de la familia, del amor humano. Este estilo se traduce en una metodología de estudio y búsqueda que habitúa a la reflexión y al discernimiento. Se concreta en una estrategia que cultiva en la persona, desde los primeros años, la interioridad como lugar donde ponerse a la escucha de la voz de Dios, cultivar el sentido de lo sagrado, decidir la adhesión a los valores, ma-durar el reconocimiento de las propias limitaciones y del pecado, experimentar que crece la responsabilidad hacia todo ser humano.

La enseñanza de la religión

54. En este contexto cobra un papel específico la enseñanza de la religión. Las perso-nas consagradas, conjuntamente con los demás educadores, pero con mayor responsabili-dad, a menudo están llamadas a asegurar itinerarios de educación religiosa diferenciados según las diversas realidades escolares: en algunas escuelas la mayoría de las alumnas y

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alumnos son cristianos, en otras predominan pertenencias religiosas diversas, u opciones agnósticas y ateas. Es cometido suyo poner en evidencia el valor de la enseñanza de la religión integrada en el horario de la institución y en el programa cultural. La enseñanza religiosa, aun reconociendo que en la escuela católica toma una función distinta de la que tiene en otras escuelas, conserva la finalidad de abrir a la comprensión de la experiencia histórica del cristianismo, de orientar al conocimiento de Jesucristo y a la profundización de su Evangelio. En ese sentido, se califica como propuesta cultural que puede ser ofrecida a todos, además de las opciones personales de fe. En muchos contextos, el cristianismo constituye ya el horizonte espiritual de la cultura de pertenencia.

Además, en la escuela católica, la enseñanza de la religión tiene el cometido de ayudar a los alumnos a madurar una postura personal en materia religiosa, coherente y respe-tuosa con las posiciones de los demás, contribuyendo de esa forma a su crecimiento y a una más acabada comprensión de la realidad. Es importante que toda la comunidad educativa, especialmente en las escuelas católicas, reconozca el valor y el papel de la ense-ñanza de la religión y contribuya a su valoración por parte de los alumnos. El enseñante de religión, utilizando los lenguajes aptos para mediar el mensaje religioso, está llamado a estimular en los alumnos la profundización de las grandes cuestiones sobre el sentido de la vida, el significado de la realidad y el compromiso responsable para transformarla a la luz de los valores evangélicos, estimulando una confrontación constructiva entre los contenidos y valores de la religión católica y la cultura contemporánea.

Además, la comunidad de la escuela católica ofrece, junto con la enseñanza de la re-ligión, otras oportunidades, otros momentos y caminos para educar en la síntesis entre fe y cultura, fe y vida[xxxviii].

La vida como vocación

55. Las personas consagradas, conjuntamente con los demás educadores cristianos, saben descubrir y valorar la dimensión vocacional intrínseca al proceso educativo. En efecto, la vida es un don que se realiza en la respuesta libre a una llamada particular que hay que descubrir en las circunstancias concretas de cada día. El interés por la dimensión vocacional lleva a la persona a interpretar su propia experiencia a la luz del proyecto de Dios.

La ausencia o la débil atención a la dimensión vocacional, además de sustraer a los jóvenes y las jóvenes la ayuda a que tendrían derecho en el importante discernimiento de las opciones fundamentales de su propia vida, empobrece a la sociedad y a la Iglesia, am-bas necesitadas de la presencia de personas capaces de dedicarse establemente al servicio de Dios, de los hermanos y del bien común.

Cultura de la vocación

56. El fomento de una nueva cultura vocacional es un componente fundamental de la nueva evangelización. Mediante ella es menester conseguir “encontrar valor y gusto por las grandes cuestiones, las que atañen al propio futuro”[xxxix]. Son preguntas que hay que despertar incluso a través de recorridos educativos personalizados con los que llevar progresivamente al descubrimiento de la existencia como don de Dios y como tarea. Esos recorridos pueden configurar un verdadero itinerario de maduración vocacional, que con-

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duzca al descubrimiento de una vocación específica. Las personas consagradas están llamadas especialmente a promover en la escuela la

cultura de la vocación. Son un signo, para todo el pueblo cristiano, no sólo de una determi-nada vocación, sino también del dinamismo vocacional como forma de vida, representan-do elocuentemente la decisión de quien quiere vivir atento a la llamada de Dios.

57. En la situación actual, la misión educativa en la escuela se comparte cada vez más con los laicos. “Si, a veces también en el pasado reciente, la colaboración venía en términos de suplencia por la carencia de personas consagradas necesarias para el desa-rrollo de las actividades, ahora nace por la exigencia de compartir las responsabilidades no sólo en la gestión de las obras del Instituto, sino sobre todo en la aspiración de vivir aspectos y momentos específicos de la espiritualidad y de la misión del Instituto”[xl]. Así pues, las personas consagradas tienen el cometido de transmitir el carisma educativo que las anima y potenciar la formación de las personas que se sienten llamadas a la misma misión. Para cumplir con esta responsabilidad deberán estar atentas a no comprometerse exclusivamente en tareas académico-administrativas y no dejarse atrapar por el activismo. Al contrario, es necesario que privilegien la atención a las riquezas de su carisma y se comprometan en desarrollarlas como respuesta a las nuevas situaciones socioculturales.

58. En la comunidad educativa las personas consagradas pueden facilitar la madu-ración de una mentalidad inspirada en los valores evangélicos según el estilo típico de su carisma. Eso es ya un servicio educativo en clave vocacional. En efecto, los jóvenes y las jóvenes, y con frecuencia también los otros miembros de la comunidad educativa, con mayor o menor consciencia esperan encontrar en las personas consagradas interlocutores privilegiados en la búsqueda de Dios. Para este tipo de servicio, el más específico de la identidad de los consagrados, no hay límites de edad que justifiquen el considerarse ju-bilados. Incluso cuando deben retirarse de la actividad profesional, siempre pueden per-manecer a disposición de jóvenes y adultos, como especialistas de vida según el Espíritu, educadores y educadoras en el ámbito de la fe.

La presencia de consagrados y consagradas en la escuela es, pues, propuesta de espi-ritualidad evangélica, punto de referencia para los componentes de la comunidad educa-tiva en el camino de fe y maduración cristiana.

59. La calidad de los docentes es fundamental en la creación de un ambiente educa-tivo propositivo y fecundo. Por eso las instituciones de vida consagrada y las comunida-des religiosas, especialmente cuando regentan escuelas católicas, proponen itinerarios de formación para enseñantes, en los que conviene evidenciar la dimensión vocacional de la profesión docente para hacer tomar conciencia de ser partícipes de la misión de educar y santificar propia de la Iglesia[xli]. Las personas consagradas pueden abrir, a quienes lo desean, las riquezas de la espiritualidad que las caracteriza y del carisma del Instituto, alentando a vivirlas en el ministerio educativo según la identidad laical y en formas idó-neas y accesibles a los jóvenes.

Educadores llamados a formar en el vivir juntos

...en esto conocerán que sois discípulos míos: en que os amáis unos a otros (Jn 13,35)

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A medida de la persona humana

60. La dimensión comunitaria de la escuela es inseparable de la atención prioritaria a la persona, centro del proyecto educativo escolar. “La cultura debe ser a medida de la persona humana, superando la tentación de un saber doblegado al pragmatismo o disperso en los infinitos arroyuelos de la erudición, y por lo tanto incapaz de dar sentido a la vida. [...] El saber iluminado por la fe, lejos de desertar de los ámbitos de las vivencias cotidianas, los habita con toda la fuerza de la esperanza y la profecía. El humanismo que auguramos propugna una visión de la sociedad centrada en la persona humana y sus derechos ina-lienables, en los valores de la justicia y la paz, en una correcta relación entre individuos, sociedad y Estado, en la lógica de la solidaridad y la subsidiariedad. Es un humanismo capaz de infundir un alma al propio progreso económico, para que esté encaminado a la promoción de todo hombre y de todo el hombre”[xlii].

61. Las personas consagradas están atentas a salvaguardar en el proyecto educativo la prioridad de la persona, colaborando en cualificar en ese sentido las opciones concretas relativas al enfoque general de la escuela y de su propuesta formativa. Hay que considerar a cada alumno en su individualidad teniendo en cuenta el ambiente familiar, la historia personal, las cualidades y los intereses. En un clima de mutua confianza, los consagrados y las consagradas descubren y cultivan los talentos de cada persona, ayudan a los jóvenes a hacerse responsables de su propia formación y a colaborar en la de sus compañeros. Esta tarea exige una entrega total y la gratuidad de quien vive el servicio educativo como una misión. La entrega y la gratuidad contribuyen a cualificar el ambiente educativo escolar como ambiente vital donde el crecimiento intelectual se armoniza con el crecimiento espi-ritual, religioso, afectivo y social.

Acompañamiento personalizado

62. Las personas consagradas, con la sensibilidad propia de su formación, ofrecen un acompañamiento personalizado mediante la escucha atenta y el diálogo. En efecto, están convencidas de que “la educación es cosa de corazón”[xliii] y de que, en consecuencia, sólo mediante la relación personal se puede poner en marcha un auténtico proceso for-mativo.

63. Todo ser humano se siente oprimido interiormente por las tendencias al mal, in-cluso cuando hace ostentación de una libertad sin límites. Los consagrados y las consagra-das se afanan por despertar en los jóvenes el deseo de una liberación interior, condición para emprender el itinerario cristiano orientado a la vida nueva de las bienaventuranzas evangélicas. La óptica evangélica permitirá a los jóvenes y las jóvenes situarse de forma crítica frente al consumismo, al hedonismo, infiltrados, como la cizaña en el trigo, en la cultura y el modo de vivir de vastas áreas de la humanidad.

Las personas consagradas, conscientes plenamente de que todos los valores humanos encuentran su completa realización y su unidad en Cristo, representarán de forma explí-cita el cuidado maternal de la Iglesia por el crecimiento integral de los jóvenes de nuestro tiempo, comunicando la convicción de que no puede haber auténtica liberación si no hay conversión del corazón[xliv].

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Dignidad de la mujer y su vocación

64. La sensibilidad de las personas consagradas, atenta a la exigencia de desarrollar la dimensión uni-dual de la persona humana por obediencia al plan original de Dios (cf. Gn 2,18), puede contribuir a integrar en el proyecto educativo las diferencias con la finalidad de valorizarlas, superando homologaciones y estereotipos. La historia es testigo del com-promiso de los consagrados y consagradas en favor de la mujer. También hoy las perso-nas consagradas sienten como un deber la valoración de la mujer en el iter educativo. En varias partes del mundo la escuela católica y numerosas Familias religiosas trabajan para que se les garantice a las mujeres el acceso a la educación sin ninguna discriminación y se las ponga en condiciones de aportar su contribución específica al bien de toda la comuni-dad. A nadie se le escapa la aportación de las mujeres en favor de la vida y de la huma-nización de la cultura[xlv], su disponibilidad para cuidarse de las personas y reconstruir el tejido social disgregado y lacerado a menudo por tensiones y odios. Muchas iniciativas de solidaridad, incluso entre pueblos en guerra, nacen de aquel genio femenino que en toda circunstancia fomenta la sensibilidad por lo que es humano[xlvi]. En este contexto, las mujeres consagradas están llamadas de forma especialísima a ser, por su entrega vivida en plenitud y gozo, un signo de la ternura de Dios con el género humano[xlvii]. Por tanto, la presencia y la valoración de la mujer es esencial para elaborar una cultura que ponga real-mente en el centro a las personas, la búsqueda de un arreglo pacífico de los conflictos, la unidad en la diversidad, la subsidiariedad y la solidaridad.

Perspectiva intercultural

65. En la compleja sociedad de hoy día, la escuela está llamada a proveer a las jóvenes generaciones de los elementos necesarios para desarrollar una visión intercultural. Las personas consagradas comprometidas con la educación, al pertenecer con frecuencia a Institutos extendidos por varias partes del mundo, son expresión de «comunidades mul-ticulturales e internacionales llamadas a ‘dar testimonio del sentido de la comunión entre los pueblos, las razas, las culturas’[...] en donde se experimentan conocimiento mutuo, respeto, estima, enriquecimiento»[xlviii]. Por esto son fácilmente proclives a considerar la diferencia cultural como riqueza y a proponer caminos transitables de encuentro y diá-logo. Esa actitud es una preciosa aportación para una verdadera educación intercultural, que se hace cada vez más urgente debido al relevante fenómeno de las migraciones. El itinerario que hay que recorrer en la comunidad educativa impone pasar de la tolerancia de la realidad multicultural a su acogida y a la búsqueda de confrontación para la mutua comprensión hasta el diálogo intercultural, que lleve a reconocer los valores y los límites de cada cultura.

Educación intercultural

66. En la visión cristiana, la educación intercultural se funda esencialmente en el mo-delo relacional que abre a la reciprocidad. Análogamente a cuanto sucede para las per-sonas, también las culturas se desarrollan mediante los dinamismos típicos del diálogo y la comunión. “El diálogo entre las culturas surge como una exigencia intrínseca de la naturaleza misma del hombre y de la cultura. Como expresiones históricas diversas y

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geniales de la unidad originaria de la familia humana, las culturas encuentran en el diálo-go la salvaguardia de su carácter peculiar y de la recíproca comprensión y comunión. El concepto de comunión, que en la revelación cristiana tiene su origen y modelo sublime en Dios uno y trino , no supone un anularse en la uniformidad o una forzada homologación o asimilación; es más bien expresión de la convergencia de una multiforme variedad, y por ello se convierte en signo de riqueza y promesa de desarrollo”[xlix].

Acogida de las diferencias

67. La perspectiva intercultural comporta un verdadero cambio de paradigma a nivel pedagógico. Se pasa de la integración a la búsqueda de la acogida de las diferencias. Se trata de un modelo no sencillo ni de fácil ejecución. En el pasado, la diversidad entre las culturas fue a menudo fuente de incomprensiones y conflictos; también hoy, en diversas partes del mundo, se observa el prepotente afirmarse de algunas culturas sobre otras. No menos peligrosa es la tendencia a la homologación de las culturas con modelos del mundo occidental inspirados en formas de radical individualismo y en una concepción práctica-mente atea de la vida.

68. La escuela debe preguntarse por las orientaciones éticas fundamentales que carac-terizan la experiencia cultural de una determinada comunidad. “Las culturas, igual que el hombre que es su autor, están marcadas por el misterio de iniquidad que actúa en la historia humana y tienen también necesidad de purificación y salvación. La autenticidad de cada cultura humana, el valor del ethos que lleva consigo, o sea, la solidez de su orientación moral, se pueden medir de alguna manera por su razón de ser en favor del hombre y en la promoción de su dignidad a cualquier nivel y en cualquier contexto”[l].

En el discurso a los miembros de la 50ª Asamblea General de la ONU el Papa subra-yaba la fundamental comunión entre los pueblos, poniendo de relieve que las diversas culturas no son, en realidad, más que modos diferentes de afrontar la cuestión del signifi-cado de la existencia personal. Toda cultura, en efecto, es un esfuerzo de reflexión sobre el misterio del mundo y del hombre, una forma de expresar la dimensión transcendente de la vida humana. En esta luz, la diferencia, en vez de ser una amenaza, puede convertirse, mediante un diálogo respetuoso, en origen de una profunda comprensión del misterio de la existencia humana[li].

Coparticipación solidaria con los pobres

69. La presencia de las personas consagradas en la comunidad educativa concurre a afinar la sensibilidad de todos por las pobrezas que afligen, también hoy, a los jóvenes, las familias y pueblos enteros. Esta sensibilidad puede llegar a ser origen de profundos cambios en sentido evangélico, induciendo a transformar las lógicas de excelencia y supe-rioridad en las del servicio, de la preocupación por los demás, y formando un corazón abierto a la solidaridad.

La opción preferencial por los pobres lleva a evitar todo tipo de exclusión. En el ám-bito escolar, a veces está presente una planificación del proyecto educativo en función de grupos sociales más o menos acomodados, mientras que la atención a los más necesitados se encuentra claramente en segundo plano. En muchos casos las circunstancias sociales, económicas o políticas no dejan una alternativa mejor. Pero esto no debe impedir el tener

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claro el criterio evangélico e intentar aplicarlo a nivel personal y comunitario y en las pro-pias instituciones escolares.

Proyectar partiendo desde los últimos

70. Cuando la opción preferencial por los más pobres está en el centro del proyecto educativo, los mejores recursos y las personas más preparadas son puestos ante todo al servicio de los últimos, sin excluir por ello a cuantos tienen menores dificultades y caren-cias. Éste es el sentido de la inclusión evangélica, tan lejana de la lógica del mundo. En efecto, la Iglesia quiere ofrecer su servicio educativo “ante todo, en atender a las necesida-des de los pobres en bienes temporales, de los que se ven privados del auxilio y del afecto de la familia o no participan del don de la fe”[lii]. Situaciones injustas dificultan en algu-nas ocasiones plasmar esta opción. Pero a veces son las instituciones educativas católicas las que se han alejado de esa opción preferencial, que caracterizó los inicios de la mayoría de los institutos de vida consagrada dedicados a la enseñanza.

Por tanto, esta opción que cualifica a la vida consagrada hay que cultivarla desde la formación inicial, para que no llegue a ser tenida como reservada únicamente a los más generosos y audaces.

71. Siguiendo las huellas del Buen Pastor, las personas consagradas se comprometen a individuar entre los alumnos las diversas situaciones de pobreza que obstaculizan la maduración integral de la persona y la marginan de la vida social investigando sus cau-sas. Entre éstas ocupa un lugar indiscutible la miseria, que, a menudo, conlleva la falta de familia y de salud, la inadaptación social, la pérdida de la dignidad humana, la imposibi-lidad de acceder a la cultura y, en consecuencia, una profunda pobreza espiritual. Hacerse voz de los pobres del mundo es un reto aceptado por la Iglesia, del que han de hacerse cargo todos los cristianos[liii]. Las personas consagradas, por razón de sus opciones y del com-promiso profesado públicamente de un estilo de vida personal y comunitario pobre, son mayormente sensibles al deber de promover la justicia y la solidaridad en el ambiente en que actúan.

Dar voz a los pobres

72. El acceso, sobre todo de los más pobres, a la educación es un compromiso que han contraído en diversos niveles las instituciones educativas católicas[liv]. Lo cual exige enfocar la obra educativa en función de los últimos, independientemente de la clase social de los alumnos presentes en la institución escolar. Esto implica, entre otras cosas, propo-ner los contenidos de la doctrina social de la Iglesia a través de los proyectos educativos y requiere comprobar el perfil que la escuela prevé para sus alumnos. Si una escuela escu-cha a las personas más pobres y se organiza en función de las mismas, sabrá interpretar las disciplinas para el servicio de la vida y valerse de sus contenidos para el crecimiento global de las personas.

73. La escucha de los pobres les descubre a las personas consagradas dónde compro-meterse también en el ámbito de la educación no formal y cómo llevar a los más desaven-tajados a acceder a la instrucción. El conocimientos de países donde la escuela está reser-vada a unos pocos o encuentra graves dificultades en el ejercicio de su cometido podría

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suscitar en las comunidades educativas de los países más desarrollados iniciativas de so-lidaridad; entre ellas, hermanamientos entre clases o instituciones escolares. Las ventajas formativas serían grandes para todos, especialmente para los alumnos de los países más desarrollados, que aprenderían concretamente lo que es esencial en la vida y se sentirían ayudados a no seguir las modas culturales inducidas por el consumismo.

74. La defensa de los derechos de los niños constituye otro desafío de especial impor-tancia. La explotación de los niños, en formas diversas, a menudo aberrantes, está entre los aspectos más inquietantes de nuestro tiempo. Para las personas consagradas comprome-tidas en la misión educativa resulta una tarea ineludible dedicarse a la tutela y promoción de los derechos de los niños. Las aportaciones concretas que puedan dar como individuos y como institución educativa serán, probablemente, insuficientes en comparación con las necesidades; pero no inútiles, en cuanto que están destinadas a concienciar de las raíces origen de los abusos. De buena gana las personas consagradas aúnan sus esfuerzos con los de otras organizaciones civiles y eclesiales y de las personas de buena voluntad, para reforzar el respeto de los derechos humanos y favorecer el bien de todos, partiendo de los más débiles e indefensos.

75. La opción preferencial por los pobres requiere vivir en actitud personal y comuni-taria de disponibilidad para dar la vida allí donde sea necesario. Por lo tanto, podría exigir el dejar obras, quizá prestigiosas, pero que ya no logran realizar programas formativos adecuados y, en consecuencia, no dejan entrever las características de la vida consagrada. En efecto, “podríamos tener escuelas irreprochables en el aspecto didáctico, pero que son defectuosas en su testimonio y en la exposición clara de los auténticos valores”[lv]. Las personas consagradas están llamadas, pues, a comprobar si en la actividad educativa per-siguen principalmente el prestigio académico más que la maduración humana y cristiana de los jóvenes; si favorecen la competición en vez de la solidaridad; si están comprometi-das en educar, conjuntamente con los otros miembros de la comunidad escolar, personas libres, responsables y justas según la justicia evangélica.

76. Precisamente gracias a su consagración religiosa, las personas consagradas son, por excelencia, libres de dejarlo todo para ir a anunciar el evangelio hasta los confines de la tierra[lvi]. Para ellas, también en el campo educativo, sigue siendo una prioridad el anuncio “ad gentes” de la Buena Noticia. Por lo tanto, son conscientes del papel fundamen-tal de la escuela católica en los países de misión. En efecto, en muchos casos la escuela es la única posibilidad de presencia de la Iglesia; en otros, constituye un lugar privilegiado de acción evangelizadora y humanizadora, corresponsable del desarrollo humano y cul-tural de los pueblos más pobres. A este respecto es importante considerar la necesidad de la participación del carisma educativo entre las Familias religiosas de los territorios de antigua evangelización y entre las nacidas en los territorios de misión, en el que se inspi-ran. En efecto, “los antiguos Institutos, muchos de los cuales han pasado en el transcurso de los siglos por el crisol de pruebas durísimas que han afrontado con fortaleza, pueden enriquecerse entablando un diálogo e intercambiando sus dones con las fundaciones que ven la luz en este tiempo nuestro”[lvii]. Ese compartir se traduce asimismo en el campo de la formación de las personas consagradas, en el apoyo a las nuevas Familias religiosas y en la colaboración entre los diversos Institutos.

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Cultura de la paz

77. El camino de la paz pasa por la justicia. “Éste es el único camino para asegurarle a nuestro mundo un porvenir pacífico, destruyendo de raíz las causas de conflictos y gue-rras: la paz es fruto de la justicia [...]. Una justicia que no se contente con dar a cada uno lo suyo, sino que tienda a crear entre los ciudadanos condiciones de igualdad de oportunidades y, por consiguiente, a favorecer a quienes por condición social, por cultura, por salud peligran con quedarse atrás o con estar siempre en los últimos puestos en la sociedad, sin posibilidad de personal redención”[lviii].

Educar para la paz partiendo del corazón

78. La consciencia de que la educación es la vía maestra para la paz es un dato com-partido por la comunidad internacional. Signo elocuente de ello son los diversos proyec-tos lanzados por las Organizaciones internacionales para sensibilizar la opinión pública y los gobiernos[lix]. Las personas consagradas, testigos de Cristo príncipe de la paz, captan la urgencia de poner la educación para la paz entre los objetivos primarios de su propia acción formativa ofreciendo su contribución específica para alimentar en el corazón de los alumnos y alumnas la voluntad de hacerse constructores de paz. En efecto, las guerras nacen en el corazón de los hombres, y en el corazón de los hombres es donde hay que construir las defensas de la paz. Valorando el proceso educativo, las personas consagra-das se comprometen a suscitar en el ánimo de los hombres del tercer milenio actitudes de paz, que “no es simplemente ausencia de conflictos, sino un proceso positivo, dinámico, participativo que favorece el diálogo y la solución de los conflictos en espíritu de mutua comprensión y cooperación”[lx]. En este empeño las personas consagradas colaboran con todo hombre y mujer de buena voluntad compartiendo con ellos la tarea y la urgencia de buscar siempre nuevas vías idóneas para una eficaz educación, que “a todos los niveles es el medio principal para edificar una cultura de paz”[lxi].

79. Una educación eficaz para la paz compromete a elaborar programas y estrategias en diversos niveles. Entre otras cosas, se trata de: proponer a los alumnos una educación en los valores y actitudes idóneos para resolver pacíficamente las disputas en el respeto de la dignidad humana; organizar actividades, incluso extracurriculares (como el deporte, el teatro), que propicien la asimilación de los valores de la lealtad y el respeto de las reglas; asegurar la paridad de acceso a la educación para las mujeres; alentar, cuando sea necesa-rio, la revisión de los programas de enseñanza, incluidos los libros de texto[lxii]. Además, la educación está llamada a transmitir a los alumnos la consciencia de sus propias raíces culturales y el respeto por las otras culturas. Cuando esto se remata con sólidos puntos de referencia éticos, la educación lleva a una toma de conciencia de los límites implícitos en la propia cultura y en la ajena; pero evidencia simultáneamente una herencia de valores común a todo el género humano. De ese modo “la educación tiene una función particular en la construcción de un mundo más solidario y pacífico. La educación puede contribuir a la con-solidación del humanismo integral, abierto a la dimensión ética y religiosa, que atribuye la debida importancia al conocimiento y a la estima de las culturas y de los valores espiri-tuales de las diversas civilizaciones”[lxiii].

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Educar a vivir juntos

80. Al comienzo del tercer milenio, como consecuencia de los efectos negativos de una salvaje globalización económica y cultural, cobra una importancia creciente la participa-ción responsable en la vida de la comunidad a nivel local, nacional y mundial. Esa parti-cipación presupone la toma de conciencia de las causas de los fenómenos que amenazan la convivencia de los pueblos y la vida humana misma. Como toda toma de conciencia, también ésta encuentra en la educación, y en especial en la escuela, el terreno privilegiado para desarrollarse. Por eso se plantea una nueva y comprometedora tarea: educar en una ciudadanía activa y responsable. En esta línea son iluminadoras las palabras del Papa: “La promoción del derecho a la paz asegura en cierto modo el respeto de todos los otros derechos, porque favorece la construcción de una sociedad en cuyo seno las relaciones de fuerza se sustituyen por relaciones de colaboración con vistas al bien común”[lxiv]. A este respecto, las personas consagradas pueden ofrecer el signo de una fraternidad responsa-ble, viviendo en comunidades donde “cada uno se siente corresponsable de la fidelidad del otro; todos contribuyen a crear un clima sereno de comunicación de vida, de compren-sión y de ayuda mutua ...”[lxv].

CONCLUSIÓN

81. De las reflexiones propuestas se desprende con evidencia que la presencia de las personas consagradas en el mundo de la educación aparece como opción profética[lxvi]. El Sínodo sobre la vida consagrada exhorta a asumir con renovada entrega la misión educativa en las escuelas de todo orden y grado, en las universidades e instituciones superiores[lxvii]. La invitación a proseguir en el camino emprendido por cuantos han ofrecido una contribución significativa a la misión educativa de la Iglesia, se sitúa en la línea de la fidelidad al carisma originario: “Por su especial consagración, por la peculiar experiencia de los dones del Espíritu, por la escucha asidua de la Palabra y el ejercicio del discernimiento, por el rico patrimonio de tradiciones educativas acumuladas a través del tiempo [...], por el profundo conocimiento de la verdad espiritual (cf. Ef 1,17), las perso-nas consagradas están en condiciones de llevar a cabo una acción educativa particular-mente eficaz, contribuyendo específicamente a las iniciativas de los demás educadores y educadoras”[lxviii]

82. En el horizonte de la comunión eclesial crece en cada persona consagrada la cons-ciencia de la gran riqueza cultural y pedagógica que brota de la coparticipación de la co-mún misión educativa, incluso en la especificidad de los diversos ministerios y carismas. Se trata de redescubrir y renovar la conciencia de la propia identidad, reencontrando los núcleos inspiradores de una calificada profesionalidad educativa que hay que redescubrir como un modo de ser que configura una auténtica vocación. La raíz de esta renovada conciencia es Cristo. Desde él tienen que recomenzar decididamente las personas con-sagradas que trabajan en la escuela, para reencontrar la fuente motivadora de su misión. Recomenzar desde Cristo quiere decir contemplar su rostro, detenerse largo rato con él en la oración para, a continuación, poder mostrarlo a los demás. Es todo lo que la Iglesia está llamada a realizar al comienzo del nuevo milenio, consciente de que sólo la fe puede

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traspasar el misterio de ese rostro[lxix]. Recomenzar desde Cristo es, pues, también para los consagrados y consagradas, recomenzar desde la fe alimentada por los sacramentos y sostenida por la esperanza que no defrauda: “Yo estoy con vosotros cada día” (Mt 28,20). Alentadas por esta esperanza las personas consagradas están llamadas a relanzar la pa-sión educativa viviéndola en la comunidad escolar como testimonio de encuentro entre diversas vocaciones y entre generaciones.

La tarea de enseñar a vivir, descubriendo el sentido más profundo de la vida y de la transcendencia, a interactuar con los demás en reciprocidad, a amar la creación, a pensar de forma libre y crítica, a realizarse en el trabajo, a proyectar el futuro, en una palabra, a ser, pide a las personas consagradas un renovado amor por el compromiso educativo y cultural en la escuela.

83. Los consagrados y consagradas, dejándose transformar por el Espíritu y viviendo en estado de formación permanente, se hacen capaces de ampliar sus horizontes y captar las dimensiones profundas de los acontecimientos[lxx]. La formación permanente se con-vierte también en la clave para comprender de nuevo la misión educativa en la escuela y desempeñarla de forma adherente a la realidad, tan mutable y a la vez necesitada de inter-vención competente, tempestiva y profética. La profundización cultural que las personas consagradas están llamadas a cultivar para cualificar la profesionalidad en las disciplinas de su competencia, o en el servicio administrativo o directivo, es un deber de justicia, al que no es posible sustraerse.

La participación en la vida de la Iglesia universal y particular compromete a mani-festar los lazos de comunión y valorar las orientaciones del Magisterio, sobre todo en lo referente a temas como la vida, la familia, el tema femenino, la justicia social, la paz, el ecumenismo, el diálogo interreligioso. En el clima de pluralismo actual, el Magisterio de la Iglesia es voz que interpreta autorizadamente los fenómenos a la luz del Evangelio.

84. La Congregación para la Educación Católica desea concluir estas reflexiones con un sentido agradecimiento a todas las personas consagradas que trabajan en el campo de la educación escolar. Consciente de la complejidad y a menudo de las dificultades de su cometido, pone de relieve el valor del noble servicio educativo orientado a dar razones de vida y esperanza a las nuevas generaciones, mediante un saber y una cultura elaborados críticamente, sobre el fundamento de una concepción de la persona y la vida inspirada en los valores evangélicos.

Toda escuela y todo espacio de educación no formal pueden llegar a ser un nudo de una red más grande que, desde la más pequeña aldehuela hasta la más compleja metró-poli, envuelve el mundo en esperanza. En efecto, en la educación reside la promesa de un futuro más humano y de una sociedad más solidaria.

Ninguna dificultad debería alejar a los consagrados y consagradas de la escuela y de la educación en general, cuando la convicción de ser llamados a llevar la Buena Noticia del Reino de Dios a los pobres y pequeños es profunda y vital. Las dificultades y la desorienta-ción actuales, junto con las nuevas perspectivas que se abren en el alba del tercer milenio, son una fuerte llamada a gastar la propia vida educando a las nuevas generaciones en hacerse portadoras de una cultura de comunión que alcance a todo pueblo y toda persona. La motivación primera y, al mismo tiempo, la meta a que tiende el compromiso de toda persona consagrada es encender y alimentar la antorcha de la fe en las jóvenes genera-

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ciones, los “vigías del amanecer (cf. Is 21,11-12) en estos albores del nuevo milenio”[lxxi]. El Santo Padre, en el desarrollo de la Audiencia concedida al suscrito Prefecto, ha

aprobado el presente documento y ha autorizado su publicación. Roma, 28 de octubre de 2002, XXXVII aniversario de la promulgación de la declaración Gra-

vissimum educationis del Concilio Ecuménico Vaticano II. Zenon Card. GROCHOLEWSKI Prefecto + Giuseppe PITTAU, S.I. Secretario

NOTAS

[i] Cf. JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, 25 de marzo de 1996, nn. 72-73, AAS 88 (1996), pp. 447-449.

[ii] Cf. JUAN PABLO II, Carta enc. Redemptoris missio, 7 de diciembre de 1990, n. 38, AAS 83 (1991), p. 286.

[iii] JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 73, AAS 88 (1996), p. 448.

[iv] Cf. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La escuela católica, 19 de marzo de 1977; cf. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La escuela católica en los umbrales del tercer milenio, 28 de diciembre de 1997.

[v] Cf. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, El laico católico testigo de la fe en la escuela, 15 de octubre de 1982.

[vi] Cf. PONTIFICIO CONSEJO DE LA CULTURA, Para una pastoral de la cultura, 23 de mayo de 1999.

[vii] JUAN PABLO II, Carta fundacional del Pontificio Consejo de la Cultura, 20 de mayo de 1982, AAS 74 (1982), p. 685.

[viii] Cf. JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 96, AAS 88 (1996), p. 471.

[ix] CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Carta circular a los Reverendísimos Superiores Generales, a las Reverendísimas Superioras Generales, y a los Presidentes de las Sociedades de Vida Apostólica con responsabilidad de escuelas católicas, 15 de octubre de 1996, en Enchiridion Vaticanum, vol. 15, p.837.

[x] JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 1, AAS 88 (1996), p. 377.

[xi] Ibid., n. 65, p. 441.

[xii] Ibid., n. 18, p. 391.

[xiii] Cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, nn. 43-44.

[xiv] JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 87, AAS 88 (1996), p. 463.

[xv] Cf. JUAN PABLO II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 6 de enero de 2001, n. 30, AAS 93 (2001), p.287.

[xvi] Ibid., n. 43, p.296.

[xvii] JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 96, AAS 88 (1996), p. 472.

[xviii] SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, El laico

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católico testigo de la fe en la escuela, n. 43.

[xix] JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 22, AAS 88 (1996), p. 396.

[xx] Cf.Ibid., n. 105, p. 481.

[xxi] CONGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA, Caminar desde Cristo, 19 de mayo de 2002, n. 39.

[xxii] Ibid., n. 39.

[xxiii] CONC. ECUM. VAT. II, Decl. sobre la educación cristiana Gravissimum educationis, Introd.

[xxiv] Cf. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La escuela católica en los umbrales del tercer milenio, n. 11.

[xxv] Cf. PONTIFICIO CONSEJO PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Ética en Internet, 22 de febrero de 2002, n. 15.

[xxvi] Cf. PONTIFICIO CONSEJO PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, La Iglesia e Internet, 22 de febrero de 2002, n. 7.

[xxvii] Cf. UNESCO, CONFÉRENCE GÉNÉRALE, Résolution adoptée sur le rapport de la Commission V. Séance plénière, 12 de noviembre de 1997.

[xxviii] Cf. PABLO VI, Carta enc. Populorum progressio, 26 de marzo de 1967, n. 42, AAS 59 (1967), p. 278.

[xxix] CONC. ECUM. VAT. II, Const. past. sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo Gaudium et spes, n. 22.

[xxx] Cf. JUAN PABLO II, Carta enc. Redemptoris missio, n. 8, AAS 83 (1991), p. 256.

[xxxi] CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La escuela católica en los umbrales del tercer milenio, n. 14.

[xxxii] Cf. JUAN PABLO II, Discurso con ocasión de la sesión plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, 13 de noviembre de 2000, AAS 93 (2001), pp. 202-206.

[xxxiii] CONGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA, Caminar desde Cristo, n. 30.

[xxxiv] Cf. JUAN PABLO II, Homilía con ocasión del Jubileo de las familias, Roma, 15 de octubre de 2000, nn. 4-5, AAS 93 (2001), p. 90.

[xxxv] JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 85, AAS 88 (1996), p. 462.

[xxxvi] Cf. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la educación en la escuela católica, 7 de abril de 1988, nn. 98-112.

[xxxvii] Cf. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La escuela católica, n. 31.

[xxxviii] Cf.Ibid., nn. 37-48.

[xxxix] Cf. PONTIFICIA OBRA PARA LAS VOCACIONES ECLESIÁSTICAS, Nuevas vocaciones para una nueva Europa. Documento final del Congreso sobre las Vocaciones al Sacerdocio y a la Vida Consagrada en Europa, Roma, 5-10 de mayo de 1997, n. 13 b.

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[xl] CONGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA, Caminar desde Cristo, n. 31.

[xli] Cf.SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, El laico católico testigo de la fe en la escuela, n. 24.

[xlii] JUAN PABLO II, Discurso a los docentes universitarios, Roma, 9 de septiembre de 2000, nn. 3, 6, AAS 92 (2000), 863-865.

[xliii] SAN JUAN BOSCO, Circolare del 24 gennaio 1883, en CERIA E. (dirigido por), Epistolario di S. Giovanni Bosco, SEI, Turín 1959, Vol. IV, p. 209.

[xliv] Cf. PABLO VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 8 de diciembre de 1975, n. 36, AAS 68 (1976), p. 29.

[xlv] Cf. JUAN PABLO II, Exhort. ap. Christifideles laici, 30 de diciembre de 1988, n. 51, AAS 81 (1989), pp. 492-496.

[xlvi] Cf. JUAN PABLO II, Carta ap. Mulieris dignitatem, 15 de agosto de 1988, n. 30, AAS 80 (1988), pp. 1724-1727.

[xlvii] Cf. JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 57, AAS 88 (1996), p. 429.

[xlviii] CONGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA, Caminar desde Cristo, n. 29.

[xlix] JUAN PABLO II, Diálogo entre las culturas para una civilización del amor y la paz, Mensaje para la Jornada mundial de la paz, 1 de enero de 2001, n. 10, AAS 93 (2001), p. 239.

[l] Ibid., n. 8, p. 238.

[li] Cf. JUAN PABLO II, Insegnamenti,XVIII/2, 1995, pp. 730-744.

[lii] CONC. ECUM. VAT. II, Decl. sobre la educación cristiana Gravissimum educationis, n. 9.

[liii] Cf. JUAN PABLO II, Carta ap. Tertio millennio adveniente, 10 de noviembre 1994, n. 51, AAS 87 (1995), p. 36.

[liv] Cf. por ejemplo OFFICE INTERNATIONAL POUR L’ENSEIGNEMENT CATHOLIQUE (OIEC), Déclaration de la XIVème Assemblée Générale, Roma, 5 de marzo de 1994.

[lv] CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la educación en la escuela católica, n. 19.

[lvi] Cf. PABLO VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, n. 69, AAS 68 (1976), p. 58.

[lvii] JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 62, AAS 88 (1996), 437.

[lviii] JUAN PABLO II, Discurso a los gobernantes y parlamentarios, Roma, 4 de noviembre de 2000, n. 2, AAS 93 (2001), p. 167.

[lix] Por ejemplo, las Naciones Unidas han promovido la Década internacional de la cultura de paz y no violencia, (2000-2010).

[lx] NACIONES UNIDAS, Résolution 53/243: Déclaration et Programme d’action sur une culture de la paix, 6 de octubre de 1999.

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[lxi] Ibid., A, art. 1; art. 4.

[lxii] Cf.Ibid., B, art. 9.

[lxiii] JUAN PABLO II, Diálogo entre las culturas para una civilización del amor y la paz, Mensaje para Jornada mundial de la paz, 1 de enero de 2001, n. 20, AAS 93 (2001), p. 245.

[lxiv] JUAN PABLO II, En el respeto de los derechos humanos el secreto de la paz verdadera, Mensaje para la Jornada mundial de la paz, 1 de enero de 1999, n. 11, AAS 91 (1999), p. 385.

[lxv] CONGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA, La vida fraterna en comunidad, 2 de febrero de 1994, n. 57, en Enchiridion Vaticanum vol. XIV, p. 265.

[lxvi] Cf. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La escuela católica en los umbrales del tercer milenio, n. 21.

[lxvii] Cf. JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 97, AAS 88 (1996), p. 473.

[lxviii] Ibid., n. 96, p. 472.

[lxix] Cf. JUAN PABLO II, Carta ap. Novo millennio ineunte, n. 19, AAS 93 (2001), 278-279.

[lxx] Cf. JUAN PABLO II, Exhort. ap. Vita Consecrata, n. 98, AAS 88 (1996), p. 474.

[lxxi] JUAN PABLO II, Carta ap. Novo millennio ineunte, n. 9, AAS 93 (2001), 272.

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Algunas de las citas textuales seleccionadas del documento “La escuela católica en los umbrales del tercer milenio”(1997) que son los componentes fundamentales incorpora-dos en el PEI de la FMDA.

N° DCTO. ESCUELA CATÓLICA2. En el campo específico de la educación, las funciones se han ampliado, llegando

a ser más complejas y especializadas. Las ciencias de la educación, anteriormente cen-tradas en el estudio del niño y en la preparación del maestro, han sido impulsadas a abrirse a las diversas etapas de la vida, a los diferentes ambientes y situaciones allende la escuela. Nuevas necesidades han dado fuerza a la exigencia de nuevos contenidos, de nuevas competencias y de nuevas figuras educativas, además de las tradicionales. Así educar, hacer escuela en el contexto actual resulta especialmente difícil.

3. Frente a este panorama, la escuela católica está llamada a una renovación va-liente. La herencia valiosa de una experiencia secular manifiesta, en efecto, la propia vitalidad sobre todo por la capacidad para adecuarse sabiamente. Es, por tanto, nece-sario que también hoy la escuela católica sepa definirse a sí misma de manera eficaz, convincente y actual. No se trata de simple adaptación, sino de impulso misionero: es el deber fundamental de la evangelización, del ir allí donde el hombre está para que acoja el don de la salvación.

6. La escuela es, indudablemente, encrucijada sensible de las problemáticas que agitan este inquieto tramo final del milenio. La escuela católica, de este modo, se ve obli-gada a relacionarse con adolescentes y jóvenes que viven las dificultades de los tiempos actuales. Se encuentra con alumnos que rehúyen el esfuerzo, incapaces de sacrificio e inconstantes y carentes, comenzando a menudo por aquellos familiares, de modelos válidos a los que referirse. Hay casos, cada vez más frecuentes, en los que no sólo son indiferentes o no practicantes, sino faltos de la más mínima formación religiosa o moral. A esto se añade en muchos alumnos y en las familias, un sentimiento de apatía por la formación ética y religiosa, por lo que al fin aquello que interesa y se exige a la escue-la católica es sólo un diploma o a lo más una instrucción de alto nivel y capacitación profesional. El clima descrito produce un cierto cansancio pedagógico, que se suma a la creciente dificultad, en el contexto actual, para hacer compatible ser profesor con ser educador.

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7. Entre las dificultades hay que contar también las situaciones de orden político, social y cultural que impiden o dificultan la asistencia a la escuela católica. El drama de la extrema pobreza y del hambre extendido por el mundo, los conflictos y guerras civiles, el degrado urbano, la difusión de la criminalidad en las grandes áreas metropoli-tanas de tanta ciudades, no permiten la total realización de proyectos formativos y edu-cativos. En algunas partes del mundo son los propios gobiernos los que obstaculizan, cuando no impiden de hecho, la acción de la escuela católica, a pesar del progreso de ideas y prácticas democráticas, y de una mayor sensibilización por los derechos huma-nos. Otras dificultades provienen de problemas económicos. Tal situación repercute es-pecialmente sobre la escuela católica en aquellos países que no tienen prevista ninguna ayuda gubernativa para las escuelas no estatales. Esto hace que la carga económica de las familias que no eligen la escuela estatal, sea casi insostenible, y compromete seria-mente la misma supervivencia de las escuelas. Además, las dificultades económicas, a más de incidir sobre la contratación y sobre la continuidad de la presencia de los edu-cadores, pueden hacer que los que no tienen medios económicos suficientes, no puedan frecuentar la escuela católica, provocando, de este modo, una selección de alumnos, que hace perder a la escuela católica una de sus características fundamentales, la de ser una escuela para todos.

9. La escuela católica se configura como escuela para la persona y de las personas. « La persona de cada uno, en sus necesidades materiales y espirituales, es el centro del magisterio de Jesús: por esto el fin de la escuela católica es la promoción de la persona humana ».(6) Tal afirmación, poniendo en evidencia la relación del hombre con Cristo, recuerda que en su persona se encuentra la plenitud de la verdad sobre el hombre. Por esto, la escuela católica, empeñándose en promover al hombre integral, lo hace, obedeciendo a la solicitud de la Iglesia, consciente de que todos los valores humanos encuentran su plena realización y, también su unidad, en Cristo.(7) Este conocimiento manifiesta que la persona ocupa el centro en el proyecto educativo de la escuela católica, refuerza su compromiso educativo y la hace idónea para formar personalidades fuertes.

14. De la naturaleza de la escuela católica deriva también uno de los elementos más expresivos de la originalidad de su proyecto educativo: la síntesis entre cultura y fe. En efecto, el saber, considerado en la perspectiva de la fe, llega a ser sabiduría y visión de vida. El esfuerzo para conjugar razón y fe, llegado a ser el alma de cada una de las disciplinas, las unifica, articula y coordina, haciendo emerger en el interior mismo del saber escolar, la visión cristiana del mundo y de la vida, de la cultura y de la historia. En el proyecto educativo de la escuela católica no existe, por tanto, separación entre momentos de aprendizaje y momentos de educación, entre momentos del concepto y momentos de la sabiduría. Cada disciplina no presenta sólo un saber que adquirir, sino también valores que asimilar y verdades que descubrir.(15) Todo esto, exige un am-biente caracterizado por la búsqueda de la verdad, en el que los educadores, competen-tes, convencidos y coherentes, maestros de saber y de vida, sean imágenes, imperfectas desde luego, pero no desvaídas del único Maestro. En esta perspectiva, en el proyecto educativo cristiano todas las disciplinas contribuyen, con su saber específico y propio, a la formación de personalidades maduras

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15. En la dimensión eclesial se fundamenta también la característica de la escuela católica como escuela para todos, con especial atención hacia los más débiles. La historia ha visto surgir la mayor parte de las instituciones educativas escolares católicas como respuesta a las necesidades de los sectores menos favorecidos desde el punto de vista social y económico. No es una novedad afirmar que las escuelas católicas nacieron de una profunda caridad educativa hacia los niños y jóvenes abandonados a sí mismos y privados de cualquier forma de educación. En muchas partes del mundo, todavía hoy, es la pobreza material la que impide que muchos niños y jóvenes sean instruidos y que reciban una adecuada formación humana y cristiana. En otras, son nuevas pobrezas las que interpelan a la escuela católica, la que, como en tiempos pasados, puede encontrar-se con incomprensiones, recelos y carente de medios. Las pobres muchachas que en el siglo XV eran instruidas por las Ursulinas, los muchachos que Calasanz veía correr y alborotar por las calles romanas, o que La Salle encontraba en los pueblos de Francia, o que Don Bosco acogía, los podemos encontrar hoy en aquellos que han perdido el sentido auténtico de la vida y carecen de todo impulso por un ideal, a los que no se les proponen valores y desconocen totalmente la belleza de la fe, que tienen a sus espaldas familias rotas e incapaces de amor, viven a menudo situaciones de penuria material y espiritual, son esclavos de los nuevos ídolos de una sociedad, que, no raramente, les presenta un futuro de desocupación y marginación. A estos nuevos pobres dirige con espíritu de amor su atención la escuela católica. En tal sentido, ella, nacida del deseo de ofrecer a todos, en especial a los más pobres y marginados, la posibilidad de instruirse, de capacitarse profesionalmente y de formarse humana y cristianamente, puede y debe encontrar, en el contexto de las viejas y nuevas pobrezas, aquella original síntesis de pasión y de amor educativos, expresión del amor de Cristo por los pobres, los pequeños, por las multitudes en busca de la verdad.

16. La escuela católica no debe ser considerada separadamente de las otras institu-ciones educativas y gestionada como cuerpo aparte, sino que debe relacionarse con el mundo de la política, de la economía, de la cultura y con la sociedad en su complejidad. Concierne, por tanto, a la escuela católica afrontar con decisión la nueva situación cul-tural, presentarse como instancia crítica de proyectos educativos parciales, modelo y es-tímulo para otras instituciones educativas, hacerse avanzadilla de la preocupación edu-cativa de la comunidad eclesial. De este modo se pone de manifiesto claramente el rol público de la escuela católica, que no nace como iniciativa privada, sino como expresión de la realidad eclesial, por su naturaleza revestida de carácter público. Ella desarrolla un servicio de utilidad pública y, aunque siendo clara y manifiestamente configurada según la perspectiva de la fe católica, no está reservada a solo los católicos, sino abierta a todos los que demuestren apreciar y compartir una propuesta educativa cualificada

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18. Terminando ya esta carta, quisiéramos pararnos brevemente en el estilo y en el rol de la comunidad educativa constituida por el encuentro y la colaboración de los di-versos estamentos: alumnos, padres, docentes, entidad promotora y personal no docen-te.(21) A este propósito se llama justamente la atención sobre la importancia del clima y del estilo de las relaciones. A lo largo de la etapa evolutiva del alumno son necesarias relaciones personales con educadores significativos, y las mismas enseñanzas tienen mayor incidencia en la formación del estudiante si van impartidas en un contexto de compromiso personal, de reciprocidad auténtica, de coherencia en las actitudes, estilos y comportamientos diarios. En esta perspectiva se promueve, en la también necesaria salvaguardia de los respectivos roles, la figura de la escuela como comunidad, que es uno de los enriquecimientos de la institución escolar de nuestro tiempo.(22) Además, es preciso recordar, en sintonía con el Concilio Vaticano II,(23) que la dimensión comuni-taria de la escuela católica no es una mera categoría sociológica, sino que tiene también un fundamento teológico. La comunidad educativa, considerada en su conjunto, está, por lo tanto, llamada a promover un tipo de escuela que sea lugar de formación integral mediante la relación interpersonal.

19. En la escuela católica « los educadores cristianos, como personas y como co-munidad, son los primeros responsables en crear el peculiar estilo cristiano ».(24) La docencia es una actividad de extraordinario peso moral, una de las más altas y creativas del hombre: el docente, en efecto, no escribe sobre materia inerte, sino sobre el alma misma de los hombres. Adquiere, por esto, un valor de extrema importancia la relación personal entre educador y alumno, que no se limite a un simple dar y recibir. Además, se ha de ser cada vez más consciente de que los docentes y educadores viven una especí-fica vocación cristiana y una otro tanto específica participación en la misión de la Iglesia y « que de ellos depende, sobre todo, el que las escuelas católicas puedan realizan sus propósitos e iniciativas ».

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RESUMEN EJECUTIVO

PROYECTO EDUCATIVO

FUNDACIÓN MAGISTERIO DE LA ARAUCANÍA

Agosto 2013

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I.- PRESENTACIÓN

El Proyecto Educativo Institucional de la Fundación del Magisterio de La Araucanía (FMDA) es la carta de navegación fundamental o mapa de ruta para el desarrollo de la Institución.

Este se traduce en un documento que considera líneas de desarrollo que son depen-dientes, multidimensionales y complementarias entre sí: El Modelo de Desarrollo Estra-tégico, el Marco Doctrinal y el Proyecto Pedagógico. Estos componentes representan un todo indivisible, mientras el Marco Doctrinal aporta el sustento o sello fundacional de la Institución; el Proyecto Pedagógico visibiliza una concreción operativa de los elementos definidos y plasma el desafío programático de la Fundación y los organismos funcionales que le subyacen.

La FMDA es una Institución Educativa, de derecho privado, sin fines de lucro que se financia fundamentalmente con recursos fiscales y que se distingue por una inspiración cristiano-católica. Dicho rasgo distintivo, aporta a su quehacer educativo la centralidad de la persona sustentada en una antropología cristiana.

II.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Existe evidencia histórica relevante que destaca la labor evangelizadora de misione-ros de distintas órdenes desde 1593. Las Congregaciones y órdenes religiosas como: Los Jesuitas, Franciscanos y Capuchinos jugaron un rol importante en la tarea misional y educativa en los últimos cuatro siglos del sur de Chile.

En ese contexto, el año 1848 el Presidente de Chile, Don Manuel Bulnes, solicitó, por intermedio de Don Ramón Luis Irarrázaval, a quien designó como Embajador extraordi-nario y Ministro Plenipotenciario ante la Santa Sede, el envío a Chile de un número de mi-sioneros para que emprendieran una labor de evangelización en la región de Araucanía. El 23 de octubre de 1848, después de cinco meses de navegación, llegan a Valparaíso los doce primeros sacerdotes misioneros de la Orden Capuchina de nacionalidad italiana, en-tre los cuales, también venía el primer sacerdote capuchino bávaro, Pbro. Tadeo Schmalzl.

Pronto descubren que es imprescindible atender a la educación de los niños y jóvenes por lo que deciden crear las primeras escuelas e internados, conocidas como las escuelas misionales.

Los primeros profesores de estas escuelas fueron los propios capuchinos y algunos laicos a quienes tomaron como ayudantes.

Así, poco a poco, surgió en algún lado la idea de unirse con sacerdotes y profesores de otras parroquias que vivían la misma realidad y formar con ellos una agrupación que incluyera a todas las escuelas que por esos años, alcanzaban a un número no inferior a 50. Si los profesores se unían y elegían un Directorio que tendría a su cargo la organización y administración de esta agrupación, ajustándose a lo establecido en el Código Civil ase-gurarían el derecho a obtener de una forma más rápida las subvenciones del Estado, que por ley debía pagarse a todas las escuelas particulares del país que impartían enseñanza gratuita.

Pero los que tomaron finalmente la decisión y crearon la Corporación del Magisterio

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Primario de La Araucanía, fue un grupo muy reducido de profesores de Padre Las Casas y sus alrededores, asesorados por dos sacerdotes capuchinos. Eligieron un Directorio y lo facultaron para que elaborara los primeros Estatutos.

La primera reunión, se realizó el 3 de enero de 1937, fecha en que se firmó el decreto de su creación, respondiendo a la necesidad de dar educación a los niños y jóvenes cam-pesinos y mapuches de Araucanía, en algunas zonas de las Provincias de Malleco, Cautín, en la Región de La Araucanía y, Valdivia en la Región de Los Ríos, con el propósito de agrupar en una sola entidad, a las numerosas escuelas parroquiales que laboraban en forma independiente en ese mismo territorio. Nacía entonces, la Corporación del Magis-terio Primario de La Araucanía. Sus estatutos fueron aprobados por Decreto Supremo Nº 2.946, del 15 de junio de 1938 del Ministerio de Justicia, fecha en que el Gobierno concedió Personalidad Jurídica.

Esta institución nació por la iniciativa de un grupo de profesores católicos y el ex-celentísimo Señor Obispo Guido Beck de Ramberga, vicario apostólico de la iglesia de Araucanía en esa época.

Su organización facilitó enormemente la tarea de mejoramiento y ampliación de la obra educacional del Vicariato, creando numerosas escuelas y colegios, y manteniendo incluso, aquellas de escasa matrícula, ubicadas en las zonas más apartadas de los sectores rurales de difícil acceso.

Un año después, en abril de 1938, el Consejo de Defensa Fiscal estimó que debía ser Fundación en atención a que “el objeto de la institución no va a redundar en beneficio de los organizadores o miembros como es el caso de las corporaciones, sino en el de la colec-tividad en general”.

Es así, como ya en 1944 se impartía instrucción en 9 liceos y 218 escuelas primarias a más de 20.000 alumnos. Y, en 1946, cuando se cumplió el cincuentenario de la llegada de los Capuchinos Bávaros, existían en el Vicariato 19 internados con más de 12.000 alumnos, una planta de 145 profesores seglares y 196 religiosas dedicados a la enseñanza.

A lo largo de su historia, La Fundación del Magisterio de La Araucanía ha desarrolla-do acciones de educación y evangelización en zonas rurales y urbanas del sur del país, im-pactando de manera profunda en los procesos formativos de niños y jóvenes. Su desarro-llo ha estado ligado principalmente al territorio jurisdiccional de la diócesis de Villarrica, no obstante su misión evangelizadora se ha extendido a otros territorios eclesiales como la Arquidiócesis de Concepción y diócesis de Valdivia. Hoy son 123 establecimientos en-tre escuelas y liceos que atiende a 20.038 alumnos y 1202 profesores en las regiones de La Araucanía, de Los Ríos y del Bío- Bío.

Hoy La FMDA, es una institución educativa de Iglesia que tiene un gobierno colegia-do, dirigida eminentemente por laicos que han asumido el mandato del Concilio Vaticano II de “comunión y participación” siendo presencia en el mundo como Iglesia; tienen por su vocación cristiana una misión evangelizadora, pero su apostolado no nace de una ini-ciativa personal o grupal, sino de una misión que se recibe de la Iglesia, la cual a su vez la recibe de Cristo: “El apostolado de los laicos es la participación en la misma misión salvífica de la Iglesia y no una simple participación o prolongación del apostolado de los pastores”, (LG, 33).

Particularmente en el contexto de la Iglesia local, los educadores de esta institución

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acogen el llamado que hacen los obispos Latinoamericanos y del Caribe, tanto en Puebla como en Santo Domingo:

“Reconociendo en el seno de la Iglesia latinoamericana una toma de conciencia creciente de la necesidad de la presencia de los laicos en la misión evangelizado-ra, estimulamos a tantos laicos, que mediante su testimonio de entrega cristiana contribuyen al cumplimiento de la tarea evangelizadora y a presentar el rostro de una Iglesia comprometida en la promoción de la justicia en nuestros pueblos” (DP, 777);

“Que todos los laicos sean protagonistas de la Nueva Evangelización, la Promoción Humana y la Cultura Cristiana. Es necesaria la constante promoción del laicado, libre de todo clericalismo y sin reducción a lo intra-eclesial” (Santo Domingo, 97).

En Palabras del Papa Juan Pablo II, La Fundación Magisterio de La Araucanía busca promover la dignidad cristiana, fuente de la igualdad de todos los miembros de la Igle-sia, garantiza y promueve el espíritu de comunión y de fraternidad y, al mismo tiempo, se convierte en el secreto y la fuerza del dinamismo apostólico y misionero de los fieles laicos. Es una dignidad exigente; es la dignidad de los obreros llamados por el Señor a trabajar en su viña. «Grava sobre todos los laicos —leemos en el Concilio— la gloriosa carga de trabajar para que el designio divino de salvación alcance cada día más a todos los hombres de todos los tiempos y de toda la tierra», (Christifideles Laici N° 17).

III.- PRINCIPALES COMPONENTES DEL PROYECTO EDUCATIVO

INSTITUCIONAL (PEI) CONSIDERADOS EN SU ACTUALIZACIÓN

Los componentes considerados por la Fundación y el equipo asesor en la reformu-lación del PEI, y que surgen después de un trabajo colegiado entre los diversos actores: Directorio, sacerdotes capellanes, representantes de equipos directivos y profesores de las comunidades educativas son:

1. El Modelo de Desarrollo Estratégico

2. Marco Doctrinal o Declaración de Principios

3. Proyecto Pedagógico

1.- Modelo de Desarrollo Estratégico

El modelo de gestión estratégico que orienta el desarrollo del Proyecto Educativo, está basado en un Diagnóstico Institucional a partir de la Visión y Misión de la Fundación que fija el norte de su quehacer. La Dimensión Evangelizadora del PEI tiene su centralidad

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en Cristo en su vida y enseñanza. La Organización apuesta por su modernización asu-miendo un liderazgo centrado en los valores del evangelio de Jesucristo. Los Objetivos Estratégicos han de responder a las necesidades de las comunidades educativas, a las expectativas de las familias y los requerimientos de la política educacional las cuales se traducen en modelos formativos de las escuelas y liceos.

Los componentes estratégicos sugeridos para el Modelo son:

La Misión Institucional: La Fundación del Magisterio de La Araucanía es una Institu-ción con tradición histórica en la formación de personas y colaboradora de la función edu-cacional del Estado con orientación cristiana- católica en la Región de La Araucanía, del Bío- Bio y de Los Lagos. Si bien la Institución se dedica a la formación de personas en etapa escolar formal, su modelo de desarrollo está transversalizado por la oferta y opción educati-va evangelizadora de niños y jóvenes más allá de la escuela. Dicha formación se desarrolla en contextos dinámicos de profunda resignificación social y cultural e incorpora elementos propios de la identidad local para el logro de aprendizajes para toda la vida.

La Visión: La Fundación del Magisterio de La Araucanía aspira a ser una Institución que aporte de manera significativa a la formación de personas libres, responsables, autónomas y emprendedoras. Que representen en su trayectoria de vida el sello formativo de una pro-funda vida en comunidad cristiana- católica, abierta dialogante y tolerante. La Institución aspira a que sus miembros sean reconocidos como agentes generadores de cultura en inte-racción con el medio.

Estos componentes están en coherencia con los valores que se declaran en el PEI: Li-bertad, Comunicación y participación, Tolerancia, Respeto y cuidado del medio Ambien-te, solidaridad y Emprendimiento, y los Objetivos Estratégicos: Brindar una educación basada en la Pedagogía de Jesús, Fortalecer la participación de todos los Actores de la co-munidad educativa, Consolidar la vinculación de la fundación y la Comunidad e Imple-mentar un Sistema de Aseguramiento de la calidad del quehacer Integral de la Fundación.

Se propone el Ciclo de mejora Continua, como herramienta integral de Planificación, Ejecución, evaluación y monitoreo de los procesos internos de la Fundación; a fin de orien-tar la gestión tanto de los procesos administrativos como pedagógicos verificados me-diante un sistema de calidad.

2.- Marco Doctrinal

La FMDA se adscribe a la tarea educativa de la Iglesia diocesana: “brindar una ense-ñanza evangelizadora en la formación de la sociedad cristiana, promoviendo el conocimiento de la fe y la adoración a Dios Padre en plenitud”.

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Fundamentos:

AntropológicoEl Fundamento del ethos humano está en ser imagen y se-mejanza de Dios.

Sociocultural La sociedad concebida como comunidad organizada de per-sonas insertas en un contexto cultural relacional para com-partir y participar de los bienes que Dios pone a disposición.

Teológico-PastoralLa acción pastoral evangelizadora como opción educativa y expresión de la misión salvífica de la Iglesia.

Educativo-PedagógicoUna de las grandes tareas de la educación cristiano católica es lograr la síntesis entre cultura, Fe y Vida.

Misión y gestión en la Escuela

La escuela Católica es una comunidad eclesial que evange-liza educando.

3.- Proyecto Pedagógico

Es la explicitación de la Misión, como se configura la organización educativa y como esta gestiona el curriculum. La propuesta educativa se sustenta en el equilibrio entre con-tinuidad y cambio para la Innovación de acuerdo a las componentes de: Coherencia y Pertinencia, Eficiencia y contextualización.

El Proyecto Pedagógico requiere un tipo de Liderazgo Directivo orientado al que-hacer pedagógico-pastoral, para la función formadora y transformadora de los centros educativos que dirige la FMDA.

La FMDA apuesta a un “curriculum evangelizador idiosincrático”, que adscribiendo el curriculum oficial supera las concepciones curriculares rígidas y asume las transforma-ciones de los contextos locales y nacionales. Que potencie las diversas culturas presentes y desarrolle las competencias interculturales, entendidas como el conjunto de habilidades, cognitivas, afectivas y practicas necesarias para desenvolverse eficazmente en un medio intercultural.

El PEI entrega las notas distintivas para un curriculum evangelizador Idiosincrático, asumiendo la pertenencia sociocultural de la persona humana y orienta los proyectos pe-dagógicos de los centros educativos a favorecer la “mediación de los aprendizajes” desde una mirada inclusiva favorecedora de un sano clima organizacional.

La consecuencia que emerge de este mapa de ruta para las comunidades educativas y su Equipo de Gestión es desarrollar proyectos de desarrollo estratégico relevantes, per-tinentes y coherentes sin perder de vista la Misión y Visión Institucional.

Finalmente, cabe destacar que hoy se cuenta con un Proyecto Educativo Institucio-nal actualizado, de carácter diocesano, donde se plasman los sueños, esperanzas y aspira-ciones de una comunidad viva, fiel a su historia que asume los retos del presente y futuro.

Padre Las Casas, 14 de Agosto de 2013

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GRILLAS DE TRABAJO

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AUTOEVALUACIÓN DE CENTRO (PEI)

DOCUMENTO TÉCNICO 2. DISPOSITIVO RECOGIDA DE INFORMACIÓN

AUTODIAGNÓSTICO UNIDADES EDUCATIVAS1

OBJETIVO:

RECONOCER LOS RASGOS DISTINTIVOS DEL PROYECTO EDUCATIVO INSTITU-CIONAL DE LA FUNDACIÓN QUE HACEN PRESENCIA ARTICULAN Y ORIENTAN LA GESTIÓN DE LAS UNIDADES EDUCATIVAS

Categorías de Análisis:

1. Misión y Visión Institucional

2. Dimensión Evangelizadora del PEI

3. Organización Institucional

4. Objetivos Estratégicos de la Institución

5. Ámbito Curricular

Metodología2:

Para el desarrollo de cada Categoría de Análisis se presentarán interrogantes o afir-maciones que deben ser analizadas, reflexionadas y compartidas por los profesionales del Centro Educativo y reportadas en los cuadros de síntesis que se presentan3

I.-Visión y Misión Institucional

Afirmación 1.- “La Visión y Misión del PEI de la Fundación están en directa relación con la Visión y Misión de nuestra unidad Educativa ya que responden a los mismos pro-

1 Documento para ser trabajado en Consejos de Profesores de Unidades Educativas de FMDA2 Se requerirá un Secretario o Ministro de Fé que recoja los reportes y síntesis de las reflexiones y consensos3 No es necesario tener a la vista PEI de Fundación ni PEI de la Unidad Educativa.

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pósitos, expectativas, compromisos y aspiraciones”

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

Interrogante 1.-¿La Visión y la Misión de FMDA y del centro Educativo responden a los requerimientos de la sociedad moderna en armonía con el mandato de la Iglesia?

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

II.- Dimensión Evangelizadora del PEI

Afirmación 1. “Las características actuales de la Educación Católica se plasman de manera transversal en los PEI de Fundación y de Unidad Educativa”

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

Afirmación 2. “El formato de Educación Evangelizadora de la Fundación responde a las demandas profundas de formación humanista-cristiana, al mismo tiempo de resultar ser un referente de pedagogía católica”

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CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

Interrogante 1.- ¿El Marco Doctrinal de FMDA se evidencia en las acciones concretas de los EJES ESTRATÉGICOS de cada Unidad Educativa?

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

III.-Organización Institucional

Afirmación 1.- “El Esquema organizativo y Administrativo de la Fundación es reco-nocido y valorado por todos ya que apunta y es coherente con el Espíritu y la forma de su Actual PEI”

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

Interrogante 1.-¿Cuáles serían las principales debilidades y fortalezas de la actual Or-ganización Estructural de la Fundación que podrían potenciar o debilitar su Misión y Visión?

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CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

Interrogante 2.-¿Los perfiles profesionales y personales que demanda el PEI institu-cional son coherentes con la realidad de las Unidades Educativas?

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

IV.- Objetivos Estratégicos de la Institución

Interrogante 1.-¿Cuáles son los 4 principales Objetivos Estratégicos de la Unidad Edu-cativa y en qué aspectos evidencian su vinculación con el PEI Fundacional?

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

Interrogante 2.- ¿Cuáles fueron los procedimientos preliminares a la redacción de los objetivos estratégicos del Centro Educativo ?

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CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

V.-Ámbito Curricular

Afirmación 1.- “La Unidad Educativa adscribe al formato o modelo de curriculum evangelizador que propone el PEI Fundacional”

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

Afirmación 2.- “Las acciones curriculares del PEI de la Unidad Educativa están com-prometidas en función de Visión de ser Humano que se quiere Formar y potenciada por profesionales que están convencidos de dicho modelo humanista”

CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

Interrogante 1.- ¿De qué manera las Unidades Educativas verifican su Implementa-ción y Evaluación del curriculum considerando aspectos del Marco Curricular Nacional y Evaluaciones estandarizadas permanentes?

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CUADRO DE SÍNTESIS (REPORTE DEL CONSENSO ARGUMENTADO)

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PAUTA DE EVALUACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE VISIÓN

ESTIMADO (A) PARTICIPANTE:

Lea atentamente el encabezado de cada afirmación y conteste de acuerdo a su cono-cimiento, marcando un número de la escala dependiendo del encabezado y de los indica-dores que se encuentre a la derecha e izquierda de cada escala. El numero 5 corresponde al equilibrio, es decir la respuesta no tiende ni a la derecha ni a la izquierda, mientras que si mi respuesta se acerca más a la derecha o a la izquierda la respuesta tiene más signifi-cancia en mi experiencia.

Ejemplo. Valora el grado de satisfacción que tienes en relación a la redacción de la visión considerada en el proyecto.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

1. Valora la satisfacción que te produce la definición de lo que queremos ser en el futuro.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

2. Valora la satisfacción que te produce la definición del como queremos lograr lo propuesto para el futuro.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

3. Valora la calidad de la propuesta de resultado que orienta a la visión.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

4. Estás de acuerdo que nuestra visión entrega orientaciones para que los usuarios tenga una buena imagen nuestra.

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Aumenta el valor del

indicador derechoAumenta el valor del indicador izquierdo

Equilibrio

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5. Estimas que los valores señalados en la visión permiten identificar y caracterizar adecuadamente a nuestra institución.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

6. Valora la presencia de valores que nos distingan y diferencien respecto de las demás instituciones similares a la nuestra.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

7. Valora la dirección que ha adoptado nuestra institución, según esta visión, para cambiar en el tiempo hacia mejores estados de su desarrollo.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

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PAUTA DE EVALUACIÓN DE DECLARACIÓN DE MISIÓNDr. Raúl Fuentes F. ([email protected])

Lea atentamente el encabezado de cada afirmación y conteste de acuerdo a su cono-cimiento, marcando un número de la escala dependiendo del encabezado y de los indica-dores que se encuentre a la derecha e izquierda de cada escala. El numero 5 corresponde al equilibrio, es decir la respuesta no tiende ni a la derecha ni a la izquierda, mientras que si mi respuesta se acerca más a la derecha o a la izquierda la respuesta tiene más signifi-cancia en mi experiencia.

Ejemplo. Valora el grado de satisfacción que tienes en relación a la redacción de la Misión.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

1. Estimas que la redacción de la misión da cuenta realmente de quienes somos.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

2. Crees que la misión da cuenta real de lo que debemos hacer por el logro de la visión.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

3. Estimas que la misión entrega claridad respecto de lo que debemos hacer y del para que hacerlo.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

4. Estás de acuerdo que la misión entrega elementos orientadores de cómo hacer el camino hacia la misión.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

5. Estimas que la misión deja claro o se deduce con claridad para quienes trabaja la institución.

TOTALMENTE LOGRADO 1 2 3 4 5 6 7 8 9 NO LOGRADO

Aumenta el valor del

indicador derechoAumenta el valor del indicador izquierdo

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