Yo PsicológicoYo Psicológico

Vitales e intensas las emocionesVitales e intensas las emociones

• Padecemos la trampa de un doble mensaje: hay que aprender a controlar lo que sentimos para ser “aceptados socialmente”, pero a la vez debemos expresarnos con claridad para lograr una comunicación plena. Nada fácil…¿Cómo podemos equilibrar estos dos aspectos?

Origen del desequilibrioOrigen del desequilibrio

• El reencuentro casual con un amigo que no hemos visto en años.

• Un loco al volante que nos cierra el paso.• Ser aceptados en el trabajo que soñamos.• El teléfono que suena a media noche.• La primer cita.• Las emociones están presentes en nuestras

vidas y, sin embargo nos provocan ambivalencia, no podemos dejar de experimentarlas, pero al mismo tiempo tratamos de evitarlas

• ¿Por qué si al nacer tenemos en perfecto equilibrio los sentimientos, al crecer vamos perdiendo la brújula?

• El bebé pronto se da cuenta que la expresión de sus emociones genera una respuesta en el otro. Ante tal resultado los niños comienzan a modificar su expresión para ser aceptados.

• Como lo que buscamos es ser amados, hacemos lo posible por mostrarnos de la manera que suponemos que nos van a querer.

• Las máscaras ocultan lo que pensamos si creemos que nos será bien recibido por otros.

• Así se conforma poco a poco la “ruta emocional” por la que transitaremos, muy probablemente sin conciencia. ¿El resultado? Nos desequilibramos y dejamos de mostrarnos como somos realmente.

Una recarga de vidaUna recarga de vida

• Según la definición de la RAE una emoción es una “alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.

• Estas reacciones son indispensables para nuestra supervivencia y la de toda la especie. Charles Darwin mostró que todo animal y ser humano nace con un mecanismo emocional, el cual le permite actuar por si mismo y adaptarse a situaciones delicadas.

Algunas emociones básicas con las Algunas emociones básicas con las que nacemosque nacemos

• El miedo: Puede constituir un estimulante para quién sabe superarlo. Ante una situación de peligro, lleva sangre a las piernas con el fin de prepararnos para la huida. Simultáneamente, el cuerpo se paraliza unos instantes, para permitirnos decidir si debemos escondernos o salir corriendo.

• La Ira: Tiene mala reputación, pues se le relaciona con la violencia. Sin embargo, sirve para liberar una gran cantidad de hormonas, entre otras la adrenalina, que favorecen una acción vigorosa y nos empujan a defendernos de la injusticia.

• La tristeza: Primero permite el ensimismamiento, para luego dar paso al trabajo de duelo necesario después de la pérdida. “Las lágrimas contienen unas diez veces más hormonas de estrés que la misma sangre”. Por eso llorar es la manera más natural de exteriorizar la pena.

• La Alegría: estimula de forma radical la producción de hormonas del placer y nos permite realizar con entusiasmo las tareas que nos atañen. Es también un imán que atrae a los demás hacia nosotros y nos abre a la entrega.

Apología del AutocontrolApología del Autocontrol

• Es indecoroso no contener la rabia, los temores o la tristeza. Cualquier manifestación intempestiva se considera impropia, o incluso se percibe como señal de debilidad. Las únicas excepciones permitidas son los desbordamientos de alegría o de tristeza colectiva generados por acontecimientos extraordinarios como un partido de futbol, un concierto o el funeral de una personaje célebre. ¿Por qué preferimos reprimir a expresar lo que sentimos?

• “No estamos educados para manejar ciertos sentimientos” Existen muchos prejuicios sociales frente a la expresión de emociones. Hace falta una educación emocional que nos enseñe que no hay sentimientos buenos ni malos, sino que todos son aceptables: es tan sano reír como llorar, asustarse como enojarse.

Incapacitados emocionalmenteIncapacitados emocionalmente

• Cuando negamos las emociones, éstas se encargan de tiranizarnos. Por ejemplo: un enojo reprimido amenaza con revertirse contra nosotros mismos y luego adoptar la forma de rencor y desconfianza.

• “No podemos olvidarnos de las emociones: podemos ocultarlas pero no borrarlas”

• “Cuando nuestras emociones se guardan amenazan con resurgir en todo momento, en forma de fobias, molestias en la garganta, migrañas, depresión, trastornos alimenticios o incluso afecciones psicosomáticas graves”

Al borde del excesoAl borde del exceso

• Por el contrario la “Labilidad” emocional (temperamento poco estable) no es más que una manera de rehuir de lo que sentimos realmente. Desde la infancia las personas hipersensibles fingen sentirse alegres aunque ocultan por dentro lo que sienten, todo con el fin de darse a querer o de no desagradar. Además “se especializan” en un mismo registro emocional, y así surgen figuras emblemáticas como la del temeroso, el melancólico, el sonriente, el escandaloso, el bufón….todas ellas maneras inadecuadas para escatimar en el amplio abanico de los sentimientos.

Alegría que disfraza un pesarAlegría que disfraza un pesar

• Lo que dificulta tanto decodificar el lenguaje de las emociones es el hecho de que a veces nos engañan. De forma inconsciente nos protegemos reprimiendo, desplazando, somatizando, proyectando, o transformándolo en lo opuesto. Por ejemplo: el hijo que odia a su madre dedicará la vida entera a disimular ese sentimiento exagerado a través de un amos exagerado. La tristeza puede manifestarse a través de un entusiasmo eufórico o una alegría intensa pude hacer llorar, mientras otros rompen en llorar para no sumergirse en el pesar.

Ver mejor con el corazónVer mejor con el corazón

• Todo sentimiento tiene como raíz satisfacer una necesidad. “Si todo el tiempo controlamos lo que sentimos, entonces estamos reprimiendo la satisfacción de nuestras necesidades reales o, en el mejor de los casos, las sustituimos por otras menos urgentes.

• “La emoción es un vector publicitario de moda: los medios de comunicación celebran el culto a la espontaneidad y cada quien desea vivir lo más próximo a sus emociones”

• Los Reality showsy telenovelas pretenden instruirnos sobre cómo manejar nuestras emociones. Sin embargo, en realidad nadie puede decirnos cuál es la mejor reacción ante un hecho o situación: no existe nada más personal que la manera en que cada uno enfrenta y siente la vida. Por supuesto que conviene evitar los extremos; ni ceder a las descargas emocionales ni caer en la represión absoluta, pues las emociones bien encauzadas son el condimento de la vida. Como decía sabiamente el principito de Antoine de Saint-Exupéry: “No se ve bien más que con el corazón”