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Dirección General de Divulgación de la Ciencia UNAM • Número 1 Los mexicanos somos personas con el humor a flor de piel. Si no fuera así, ¿cómo habríamos soportado las múltiples ma- las administraciones que han pasado por el país desde los tiempos de Moctezuma? El humor (especialmente el humor negro) aparece por todas partes dentro de la cultura popular, y muchos de nuestros mejores literatos lo han explotado mara- villosamente. Para ejemplos basten obras como el “Prometeo sifilítico”, de don Renato Leduc, o más recientemente al- gunos de los cuentos de José Agustín, Eusebio Ruvalcaba y Jorge Volpi. El humor no sólo ha sido usado como herramienta de comunicación en el cam- po de la literatura. En textos de divulga- ción científica es un placer encontrarse con las frases irreverentes de Ruy Pérez Tamayo o de Marcelino Cereijido, que hacen amena la lectura aún tratándose de temas escabrosos como la muerte o el Sistema Nacional de Investigadores. Sin embargo, cuando uno se asoma a las publicaciones periódicas o revistas na- cionales donde se habla de ciencia, este ¿Y el en la divulgación? elemento brilla por su ausencia. ¿Por qué? Me permitiré desarrollar algunas ideas al respecto. Podemos empezar por preguntar si vale la pena explotar con mayor frecuencia esta veta en la divulgación científica. Res- pondo con un enfático ¡claro! Los escri- tores saben que cuando se tocan temas “serios” es necesario hacer pausas en el texto, digamos que para que el lector no se “clave” y se asuste de más. Indepen- dientemente de estilos artísticos, otra bue- na razón para usar el humor en la divulgación es que esa es una de las de- bilidades de nuestro público; a la raza le encanta el cotorreo, y una dosis adecua- da puede abrirnos la mente de los lecto- res con notable facilidad. Finalmente, no creo equivocarme al decir que una bue- na proporción de los practicantes de la cien- cia y de la divulgación en México somos finísimas personas, reconocidas en socie- dad por contar con una vena humorística o sarcástica de primer nivel. Así, insertar bromas o frases ligeras en nuestros escri- tos puede ser tomado hasta como un ejer- cicio personal de libertad de expresión. Si todas estas maravillas son ciertas, entonces ¿por qué los editores de publi- caciones de divulgación no comulgan con la idea? Mi opinión es que en parte evitan la introducción de frases festivas en los escritos por necesidades prácticas. El espacio físico con el que cuenta una publicación impresa es limitado, y por ende cada palabra cuenta. Así, si hay que sacrificar una parte del texto en la edi- ción, pues habrá que cortar por la menos relevante. De acuerdo. Sin embargo, me parece que a veces la tijera no se aplica por consideraciones logísticas, sino que surge de la imagen demasiado formal que los editores tienen respecto a sus propias publicaciones. Cierto que no hay que devaluar al gre- mio ni quitarle importancia a un tema científico que lo merezca, pero es igual- mente criticable llegar al otro extremo y caer en una mal entendida “solemnidad”. Como dijera Fernando Savater, no hay que confundir la seriedad con la sabiduría, porque la inteligencia debe saber reír (y agrego: si no, ¿qué sentido tiene ser inte- ligente?). Afortunadamente siempre hay excep- ciones, en este caso, El muégano divul- gador. Es difícil saber de dónde proviene tal lucidez editorial, pero quizá se debe a que aparentemente el staff de escrito- res cuenta con un porcentaje significati- vo de personal “lacra”, dignos avatares de los periodistas de las épocas doradas, cuando había que cachar las mejores noticias en las piqueras y cantinas. Lue- go de esta sesuda argumentación filosó- fica, no queda más que invitar a la comunidad científica y a aquellos encar- gados de la divulgación en el país a que hagamos lo posible por buscar las mejo- res formas para comunicarnos con nues- tro público, y que si para ello tenemos que hacernos expertos humoristas, pues que así sea. ¡Libertad para el relajo en la divulgación! He dicho. h u m o r Héctor Reyes Bonilla Muchos divulgadores decimos que es importante usar el humor, aunque no siempre lo hacemos. He aquí un punto de vista al respecto. Héctor Reyes es fanático de la literatura y las caricaturas. Además estudia un doctorado en la Universidad de Miami e investiga temas de biogeografía y ecología de arrecifes de coral. Comentarios: bludemos@hotmailcom Comentarios: bludemos@hotmailcom Comentarios: bludemos@hotmailcom Comentarios: bludemos@hotmailcom Comentarios: bludemos@hotmailcom

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Dirección General de Divulgación de la Ciencia� UNAM • Número ��

1

Los mexicanos somos personas con elhumor a flor de piel. Si no fuera así, ¿cómohabríamos soportado las múltiples ma-las administraciones que han pasado porel país desde los tiempos de Moctezuma?El humor (especialmente el humor negro)aparece por todas partes dentro de lacultura popular, y muchos de nuestrosmejores literatos lo han explotado mara-villosamente. Para ejemplos basten obrascomo el “Prometeo sifilítico”, de donRenato Leduc, o más recientemente al-gunos de los cuentos de José Agustín,Eusebio Ruvalcaba y Jorge Volpi.

El humor no sólo ha sido usado comoherramienta de comunicación en el cam-po de la literatura. En textos de divulga-ción científica es un placer encontrarsecon las frases irreverentes de Ruy PérezTamayo o de Marcelino Cereijido, quehacen amena la lectura aún tratándosede temas escabrosos como la muerte oel Sistema Nacional de Investigadores.Sin embargo, cuando uno se asoma a laspublicaciones periódicas o revistas na-cionales donde se habla de ciencia, este

¿Y el en la divulgación?

elemento brilla por su ausencia. ¿Por qué?Me permitiré desarrollar algunas ideas alrespecto.

Podemos empezar por preguntar si valela pena explotar con mayor frecuenciaesta veta en la divulgación científica. Res-pondo con un enfático ¡claro! Los escri-tores saben que cuando se tocan temas“serios” es necesario hacer pausas en eltexto, digamos que para que el lector nose “clave” y se asuste de más. Indepen-dientemente de estilos artísticos, otra bue-na razón para usar el humor en ladivulgación es que esa es una de las de-bilidades de nuestro público; a la raza leencanta el cotorreo, y una dosis adecua-da puede abrirnos la mente de los lecto-res con notable facilidad. Finalmente, nocreo equivocarme al decir que una bue-na proporción de los practicantes de la cien-cia y de la divulgación en México somosfinísimas personas, reconocidas en socie-dad por contar con una vena humorísticao sarcástica de primer nivel. Así, insertarbromas o frases ligeras en nuestros escri-tos puede ser tomado hasta como un ejer-cicio personal de libertad de expresión.

Si todas estas maravillas son ciertas,entonces ¿por qué los editores de publi-caciones de divulgación no comulgancon la idea? Mi opinión es que en parteevitan la introducción de frases festivasen los escritos por necesidades prácticas.El espacio físico con el que cuenta unapublicación impresa es limitado, y porende cada palabra cuenta. Así, si hay quesacrificar una parte del texto en la edi-ción, pues habrá que cortar por la menosrelevante. De acuerdo.

Sin embargo, me parece que a veces la

tijera no se aplica por consideracioneslogísticas, sino que surge de la imagendemasiado formal que los editores tienenrespecto a sus propias publicaciones.Cierto que no hay que devaluar al gre-mio ni quitarle importancia a un temacientífico que lo merezca, pero es igual-mente criticable llegar al otro extremo ycaer en una mal entendida “solemnidad”.Como dijera Fernando Savater, no hay queconfundir la seriedad con la sabiduría,porque la inteligencia debe saber reír (yagrego: si no, ¿qué sentido tiene ser inte-ligente?).

Afortunadamente siempre hay excep-ciones, en este caso, El muégano divul-gador. Es difícil saber de dónde provienetal lucidez editorial, pero quizá se debea que aparentemente el staff de escrito-res cuenta con un porcentaje significati-vo de personal “lacra”, dignos avataresde los periodistas de las épocas doradas,cuando había que cachar las mejoresnoticias en las piqueras y cantinas. Lue-go de esta sesuda argumentación filosó-fica, no queda más que invitar a lacomunidad científica y a aquellos encar-gados de la divulgación en el país a quehagamos lo posible por buscar las mejo-res formas para comunicarnos con nues-tro público, y que si para ello tenemosque hacernos expertos humoristas, puesque así sea. ¡Libertad para el relajo en ladivulgación! He dicho.

h u mo rHéctor Reyes Bonilla

Muchos divulgadores decimos que es importanteusar el humor, aunque no siempre lo hacemos.He aquí un punto de vista al respecto.

Héctor Reyes es fanático de la literatura y lascaricaturas. Además estudia un doctorado enla Universidad de Miami e investiga temas debiogeografía y ecología de arrecifes de coral.

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Una de las obligaciones del divulgador científico es estar ac-tualizado. Sin embargo, hoy que la ciencia adelanta que esuna barbaridad, tal pretensión se torna punto menos que im-posible. Incluso cuando los divulgadores logramos estar al díaen cuanto a los avances más recientes, un artículo publicadoen una revista, periódico o (peor aún) libro quedan rebasa-dos en cuestión de días, cuando se publica en los journalsespecializados el último detalle sobre el tema.

Quizás el problema es que estamos errando el objetivo.Tal vez no se trata de estar actualizado a ultranza: no ten-dría sentido, por ejemplo, publicar actualizaciones sema-nales sobre un mismo tema sólo para poder presumir deque nuestra información siempre está al día (si ese fuera elobjetivo, el medio más adecuado para hacerlo sería unapágina en la interred, renovada constantemente).

Generalmente lo que busca la divulgación científicaes dar un panorama general; explicar los principios bá-sicos. Abundan los ejemplos de textos que logran esto,y por ello siguen siendo útiles aún cuando hayan perdi-do algo de su actualidad original.

Eso sí: cuando ocurre un nuevo descubrimiento quees verdaderamente revolucionario –un auténtico cam-bio de paradigma– habrá que publicar un nuevo artí-culo o una nueva edición del libro, donde el autordirá: «lo que dije antes ha dejado de ser válido: hoysabemos que las cosas son así y asado”. Pero fuerade estos casos excepcionales, es raro que la merafalta de actualidad sea motivo suficiente para recha-zar o desechar un buen texto de divulgación.

Para el periodismo científico, en cambio, el ar-gumento anterior no resulta muy convincente: parael periodista, la actualidad en un valor esencial.Pero aún así, cuando un tema está “caliente” yavanza a paso rápido, hay que pensárselo dos ve-ces antes de publicar durante tres semanas se-guidas desmentidos y «nuevos descubrimientos»sobre un mismo tema. El riesgo es cansar, con-fundir y desilusionar al público (“¿es que estoscientíficos no pueden ponerse de acuerdo, nopueden decidirse de una vez por todas?”, po-dría preguntarse el lector).

Así como el divulgador no puede tener elmismo nivel de precisión que un investigadorcientífico, tampoco tiene caso que pretendaestar siempre absolutamente actualizado(aunque sí razonablemente al día). Antes queeso, debe aspirar a que su mensaje sitúe allector, le aclare el panorama y despierte suinterés. No se necesita mucho más.

La imposible actualidadde la divulgación científicapor Martín Bonfil Olivera

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por Sergio de Régules

En la lejana Krylia hubo un concurso de belle-za. Los krylianos son muy mojigatos. Les dapena mirarse el cuerpo (a algunos con razón,porque lo tienen horrible) y está prohibidísimomirárselo a los demás. Para evaluar la bellezade las participantes, los organizadores del con-curso las metieron en una caja de madera contres rendijas por las que los jueces podían verpartes del cuerpo contra las cuales no tienennada las autoridades religiosas del país: las ore-jas, la punta de la nariz y las uñas de los pies.El concurso se declaró desierto porque a losjueces las concursantes les parecieron espan-tosas, y no es de extrañar: las cosas a pedacitospierden el chiste. Además, ¿quién tiene hermo-sas las uñas de los pies? Que el que esté librede uñas enterradas arroje la primera piedra…

–A ver, niños –dice el maestro a los estudian-tes de primero de secundaria del Colegio Ducky(primaria, secundaria, inglés y computación, nofaltaba más)—, repitan: “los planetas se mue-ven en órbitas elípticas con el sol en uno desus focos”.

Los niños repiten, imprimiendo a sus voce-citas el sonsonete encantador de los escolaresque no han entendido un cuerno. Ya en casales cuentan a sus papás que en clase de cien-cias naturales aprendieron que las plantas semueven en órbitas epilépticas con focos pren-didos.

–Yo no sé para qué les enseñan ciencias natu-rales –dice el papá–. ¿Eso a quién le importa?

Soltando un bufido de indignación, el rey delhogar sintoniza en la tele el talk show Tonto el

¿Por qué no les gusta la ciencia?

comentarios: sregules@universum�unam�mxcomentarios: sregules@universum�unam�mxcomentarios: sregules@universum�unam�mxcomentarios: sregules@universum�unam�mxcomentarios: sregules@universum�unam�mx

que lo vea, al tiempo que se rasca en una parteque desaprobarían las autoridades de Krylia.

Con todo, la ciencia es importantísima. Asílo reconoce el dueño del portal de internetSí_cómo_no.com, y por eso su expendio de in-formación cuenta con una sección dedicada ala ciencia y la tecnología. ¿No la han visto?Entren al portal, vayan a la sección de horós-copos, bajen hasta el final de la página, haganclic en “temas relacionados” y píquenle endonde dice “homo hábilis”. El Homo hábilis esun bicho extinto hace millones de años y quese parece más a un chimpancé que a un cientí-fico (de los que no se parecen a un chimpan-cé), pero al dueño le pareció ingeniosísimoponerle así a la sección de ciencia, quizá por-que su primo el listo se asemeja a uno de esosprimates. He aquí una noticia científica de esasección: “Viene el virus de la psitacosis delCongo. La Secretaría de Salud confirmó que estetemible virus ya entró en México. Aunque lasautoridades afirman que sólo ataca a losornitorrincos en celo, no pudieron negar, antenuestra insistencia, que existe una probabili-dad de una en treinta millones de trillones deque el virus ataque a las personas. ¡Tengan mie-do! ¡Tengan mucho miedo!”

Una televisora, consciente de la importanciade la ciencia, ha lanzado un programa tituladoLa ciencia es divertida, pensado cuidadosamen-te para atraer hordas de niños que no podránresistirse a la diversión sin límites que prometeeste originalísimo título. El programa lo con-duce un señor vestido de niño (¡ingeniosa es-tratagema!) que, con voz atiplada (¡pero québuena idea!) y entre gritos de “amiguitoooo, laciencia es tu amiguitaaaa”, despacha interesan-tísimos mensajes científicos como “¿sabías queel número atómico del protactinio es 91?”

El otro día alguien me preguntaba que por quéa casi nadie le gusta la ciencia. He estado piensey piense, pero todavía no tengo respuesta.

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Hace unos meses hice un viaje familiarpara, entre otras cosas, presentar a mi nue-va familia con los parientes radicados enel viejo mundo. Al tratar de hacer migascon mis hijos, estos parientes no tardabanen hacer la típica pregunta “¿qué vas serde grande, Camila?” —preguntaban a mihija de 5 años, a lo cual contestaba confirmeza envidiable: “Voy a ser mamá quetrabaja en un museo”. ¿Y qué harás en elmuseo? —le insistieron. “Hacer que losniños se diviertan”, respondió ella.

Además de sentirme muy orgullosa demi hija, quedé conmovida de que Camilaviera en los museos sitios de esparcimien-to, y no un lugar para hacer la tarea. Y apartir de ese día me he preguntado sobreel impacto real de las exposiciones queha presentado Universum a lo largo deestos años: ¿A quién no entristece ver losgrupos de jóvenes que visitan el museo,con una pluma y un cuaderno, desespe-rados anotando todo lo que leen, inclu-yendo frases como “Oprime el botón”?Para quienes participamos en las exposi-ciones, esto produce una decepción equi-valente a la que sufre un profesor alescuchar, en medio de su discurso másinspirado, emotivo e interesante, al alum-no que pregunta “¿Y eso va a venir en elexamen?“.

Pues sí, la vida es dura, pero tal vez losresponsables de esto somos nosotros mis-mos, la gente de los museos. Eso de hacer“propuestas didácticas” para elaborar una

exposición o realizar guionesconceptuales con un “hilo con-ductor formal” hace que las ex-posiciones tengan sentido para elvisitante que viene con el propó-sito de aprender algo. Pero final-mente, ¿aprenden?

¿Qué pasaría si las exposicio-nes, en vez de diseñarlas pensan-do en lo que el público “debería”saber, según el programa de edu-

cación formal o la lógica de aprendizajeformal, las basáramos en las emocionesque han conmovido e inspirado a los in-vestigadores para entender un fenóme-no? Tal vez no sea válido para todos lostemas, pero para muchos estoy seguraque sí. Sobre todo, me parece apropiadopara exposiciones temporales que abordentemas sencillos, ajenos a los programas deestudio.

Veamos el caso de la malograda expo-sición Microbios y guerra, presentadahace tiempo en Universum. Esta exposi-ción podría haberse enfocado exclusiva-mente a tocar fibras emocionales. Nonecesitaba cumplir con ningún guióncurricular. El tema prometía mucho, y noshubiéramos podido explayar en lo másemocionante: nuestra vulnerabilidad anteun ataque bioterrorista. Pero el equipo detrabajo consideró que, en lugar de tran-quilizar, la exposición podría generar aúnmás angustia entre los visitantes. Cabeseñalar que el presupuesto, desde unprincipio, fue muy bajo, y ello nos limitóa tratar el tema con carteles. Pero hay decarteles a carteles. No nos atrevimos asiquiera mencionar la palabra “biote-rrorismo”, y mucho menos calificativoscomo “masacre” y “terror”. Estas palabrastal vez asustan, pero son precisamentedescargas de adrenalina como éstas lasque ayudan recordar las experiencias.

Nuestra primera idea de exposición sevio “contaminada” por el hilo conductorque convirtió nuestro tímido bioterrorismoen una clase –original, pero clase al fin y alcabo– de microbiología. ¿Resultado? La ex-posición todavía no se exhibe.

Retomando la idea de realizar algu-nas exposiciones bajo la consigna de ins-pirar emociones, creo que para ello enlas primeras reuniones que generalmen-te tenemos con los expertos en el tema,quienes diseñamos las exposiciones ten-dríamos que ofrecer tequilas en lugar decafé. Esto relajaría a los investigadores yseguramente empezarían a contar las his-torias más excitantes de su experienciacomo científicos: los descubrimientos yerrores clave, los encuentros con cole-gas, las sorpresas y las decepciones. Algoasí podría motivar a nuestro público enel campo de la ciencia. Pero claro, tododepende de cuál sea nuestra misión: ¿en-señar?, ¿motivar?, ¿ambas? Si queremosenseñar necesitamos gente que quieraaprender, y no es evidente que ese seanuestro público. Si decidimos motivar,existe la posibilidad de que los visitan-tes aprendan algo, pero si lo hacen odejan de hacerlo es algo que, en mi opi-nión, no necesita evaluarse.

Finalmente, la costumbre de ir a losmuseos con las escuelas es algo relati-vamente nuevo. Yo no me acuerdo dehaber tenido que ir a un museo; para migeneración siempre fue una actividadque aseguraba un pasatiempo interesan-te. No estoy en contra de que las escue-las visiten los museos, pero sí de que lohagan para que sus alumnos aprendanun determinado tema. A pesar de quemi hija ya pertenece a la generación deniños cuyas escuelas hacen visitas obli-gadas a los museos, ella sigue conside-rándolos un lugar entretenido y no unaextensión de su escuela. Espero que esaemoción por los museos no se le acabenunca. Pondré todo mi esfuerzo para quehaya más niños que la compartan.

Verónica Bunge Vivier es bióloga y maestraen desarollo rural. Hasta enero de 2003 fuejefa de la Sala de Agricultura y Alimentaciónde Universum. Actualmente es subdirectorade gestión ambiental en la Secretaría de MedioAmbiente y Recursos Naturales.

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¿Museos, para qué?

Reflexiones sobre mi labor

conozcámonos

Verónica Bunge Vivier

Hasta muy recientemente, la autora fue jefa dela Sala de Agricultura y Alimentación del museoUniversum. Éstas son algunas reflexiones que lesurgieron durante esa etapa.

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conozcámonos

Las causas que hananimado a cadauno de quienes nosdedicamos a estode la divulgaciónde la ciencia son

sumamente diversas. Conocer la influen-cia que sobre nuestra querida amiga Ma-ría Emilia Beyer tuvo su prima Vickina(El muégano divulgador, núm. 16, pág.4), me impulsó a compartir con ustedesmi experiencia personal.

En 1998, en el marco de la celebra-ción de la V Semana Nacional de Cien-cia y Tecnología en Tabasco, medio meinvitaron y medio me ofrecí para dar unaplática de motivación hacia los jóvenesdel Centro de Bachillerato TecnológicoIndustrial y de Servicios No. 32, deVillahermosa, donde, a la sazón, estu-diaba Gibrán, el mayor de mis hijos.

Conociendo la poca inclinación delos muchachos hacia el estudio de lasciencias en general y de las matemáti-cas, la física y la química enparticular, consideré conve-niente destacar la relaciónque todos mantenemoscotidianamente con la cien-cia y la tecnología, aun sindarnos cuenta de ello, incorporando de-mostraciones en mi plática, a la que ti-tulé: “La ciencia y tú”.

Sin abundar en detalles, preparé unacharla que abordara fenómenos de lavida diaria en los que la intervención dela ciencia y la tecnología resultan fun-damentales, ofreciendo una explicacióny un experimento demostrativo en cada

Ser divulgador es un destino al que se llegapor distintas vías. He aquí la experiencia de uncolega de Villahermosa, Tabasco.

caso. Hasta ahí, el único interés que meanimaba era el de colaborar conla institución en la que mihijo se estaba educandoacadémicamente.

Pero cierto día, unavez que se corrió lanoticia de la “confe-rencia” (nunca me hagustado usar el térmi-no), uno de los amigosde Gibrán y vecinonuestro me preguntóde qué iba a hablarles.Le expliqué que iba a tra-tar de demostrar que la cien-cia y la tecnología no son algo tan lejanocomo la gente cree regularmente, sino que,por el contrario, hacemos uso de ellas acada instante.

Francamente sorprendido por la aseve-ración, “el Chelo”, como le decíamos,quiso que le pusiera un ejemplo, porqueno entendía muy bien eso de que todospudiéramos usar la ciencia y la tecnolo-gía diariamente. De inmediato, le pedíque me dijera qué era lo primero que ha-cía al levantarse de la cama cada día.

“Me baño”, respondió. “¿Y cómo lohaces?”, quise saber. “Pues fácil. Abro lallave de la regadera...” Sin dejarlo conti-nuar, le dije: “¿Ves? ¡Acabas de levantarte

y ya estás haciendo uso dela tecnología!” Jamás olvida-ré su gesto de sorpresa cuan-do preguntó: “¿A poco la llavede la regadera es tecnología,don Miguel?”.

Hablando entre divulgadores, no creo ne-cesario detallar el cúmulo de interrogantesque se arremolinaron en mi mente, ni lasrespuestas que se me ocurrieron, pero to-das terminaron por conjuntarse en unasola: ¡era preciso que alguien le hablarade ciencia y tecnología a la gente, y lehiciera comprender que no son tan leja-nas como se piensa, sino que están al al-

cance de todos, y que son, definiti-vamente, fundamentales para

las aspiraciones de desa-rrollo y bienestar de

cualquier pueblo. ¿Y qué puedo ha-cer yo al respecto?,fue la siguientepregunta que mehice. La respues-

ta no llegó sinohasta año y medio

después, cuando seme ofreció un puesto

en el Consejo de Cien-cia y Tecnología del Estado de

Tabasco (CCYTET).Gracias a ello, hoy tengo la oportuni-

dad de comunicarme con mucha másgente de la que pudiera haber imagina-do, a través de los espacios que el CCYTET

ha logrado abrir para la divulgación de laciencia en la prensa, radio y televisióntabasqueñas.

Por cierto, la plática resultó un éxito.Al finalizar la exposición, una jovencitabastante agraciada se acercó a mí paradarme las gracias y pronunciar una fraseque jamás olvidaré, porque significó unnuevo impulso: “Puede estar seguro deque esto que usted ha hecho hoy connosotros, voy a hacer todo lo posible porrepetirlo con otros muchachos, en otrotiempo y en otro lugar”.

Miguel Ángel Córdova, originario de Frontera,Tabasco, estudió ingeniería química, esdivulgador en diversos medios y Coordinadorde Información y Divulgación Científica delConsejo de Ciencia y Tecnología del Estado deTabasco (CCYTET).

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Por qué soy divulgadorMiguel Ángel Córdova L.

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Ana María S

Novedadesbibliográficas

El libro que estamos presentando es unainstantánea de una parte de la comuni-dad de divulgadores mexicanos. Puedeparecer paradójico que llame “instantá-nea“ al resultado de una labor que nostomó casi dos años a Juan Tonda, aNemesio Chávez y a mí. No quiero ex-tender una metáfora de por sí absurda,

pero es una instantánea enun sentido muy importantepara mí: las reflexiones es-critas sobre la divulgaciónen nuestro medio no tienenmás de 25 años de haberseextendido y de ser conside-radas una de las laboresimprescindibles para losdivulgadores. Cuando digo“haberse extendido“, estoydiciendo que cobraron im-portancia en cantidad, por-que ya desde los años sesentaun pequeño grupo de pio-neros, con Luis Estrada a lacabeza, se interesaron nosólo en hacer propiamentela labor, sino también enencontrarle sentido, enacademizarla, en dar linea-mientos para que se efec-tuara de manera cada vezmejor. Esta visión dio frutos,entre otras muchas cosas,en la formación de nuevos

divulgadores; las nuevas generacionespueden ahora recurrir a textos de losdivulgadores con más experiencia.

Pero además de ser una instantánea enel sentido del estado de las cosas, puedeverse esta antología como otro tipo deplaca: una radiografía. Nos asomamos alos diversos textos y podemos apreciar laspreocupaciones intelectuales y prácticasque animan, o a veces agobian, a nuestroscolegas. La recolección de estas preocu-paciones, además de su rica diversidad,muestra algo muy destacable: aun con susdesacuerdos internos, aun con la serie deobstáculos que enfrenta, la comunidadde divulgadores mexicanos, representa-da en esta antología muestra ya el co-mienzo de una escuela, que si bien recibeinfluencias de otras latitudes, se va con-formando como una entidad con perso-

nalidad propia. Esto lo puedo afirmar por-que recientemente, en Salamanca, España,tuvo lugar un congreso de divulgadores ibe-roamericanos, y nos llegaron noticias deprimera mano sobre la estima en que yase tiene a la labor de los divulgadoresmexicanos. La antología fue recibida allácon gran entusiasmo.

Para terminar con esta mala analogía fo-tográfica, diré, otra vez contradiciendo losabido, que el que se mueve sí sale en lafoto. Hay en esta antología huecos nota-bles de colegas que por distintas razonesno aparecieron, pero esperamos que enun segundo volumen estén presentes.

Estamos convencidos de que esta anto-logía se va a convertir en un clásico paratodos los divulgadores, no solamente porcompartir experiencias y dar recuentoimpreso de ellas, sino para la formaciónde nuevas generaciones. Además, paranuestra comunidad tiene un valor muyespecial: está dedicado a la memoria deMiguel Ángel Herrera, y de hecho con-tiene su última publicación: “Divul-gar...¿por qué y para qué?“ Dicen que enlos acontecimientos importantes puedesrecordar exactamente qué estabas ha-ciendo, qué se dijo, quién estaba ahí.Cuando nos reunimos en el auditorio deUniversum, conmocionados con la noti-cia de su muerte, Juan Tonda trajo el tex-to de Miguel Ángel contenido en estelibro y José de la Herrán lo leyó. Ade-más, el día del homenaje oficial RosanelaÁlvarez, la editora, le entregó a los pa-dres de Miguel Ángel una copia de estelibro ya impreso, después de haber rea-lizado un enorme esfuerzo para tenerloa tiempo. Por estos antecedentes sientoque en esta presentación, de una manera muyespecial, Miguel Ángel nos acompaña.

El libro me encantó. Lo he leído en des-orden, pero de pasta a pasta, y cuando,

Antología de

de la ciencia en

ANA MARÍA SÁNCHEZ

Recientemente la Dirección General deDivulgación de la Ciencia de la UNAM publicóla Antología de la divulgación de la ciencia enMéxico, coordinada por Juan Tonda, Ana MaríaSánchez y Nemesio Chávez. Este volumen, conmás de 40 ensayos escritos por divulgadoresmexicanos, marca un primer paso en documentarla amplia experiencia de la comunidad nacionalde divulgadores científicos. A continuación dosde los textos que se leyeron en la presentaciónde esta obra.

y Julia Ta

JULIA TAGÜEÑA

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ánchez Mora

al final, leí el índice completo, me en-contré con un patrón interesante.

Hay un grupo de divulgadores muy di-rectos, que van al grano: “La divulgaciónde la ciencia”, de Luis Estrada y, con elmismo nombre, la participación de JulietaFierro.

Los hay de influencia literaria, como“Ana Karenina y la fotosíntesis”, de Es-trella Burgos, y “El bestiario de los divul-gadores”, de Ana María Sánchez.

Los hay profesionalizantes, como “Apun-tes sobre la evaluación de la divulgaciónde la ciencia”, de José Antonio Chamizo,y yo misma con la “Divulgación de la cien-cia como profesión”.

Los hay relajados, como “La divulga-ción de la ciencia a través de la televi-sión”, de Martha Duhne y, sobre todo,“Objetivo: la alberca”, de Sergio deRégules.

Los hay con preocupación social: “Ladimensión social y humana de la divul-gación”, de Guillermo Bermúdez; “De ladivulgación a la responsabilidad socialde la ciencia: el papel de la comunica-ción en la problemática ecológica”, deAlicia Castillo, y “La cultura científica,base de un nuevo humanismo”, deMario Méndez Acosta.

Los hay numerólogos: “Tresavenidas del conocimientocientífico”, de Jorge Flores,y “Cuatro ofertas”, de Enri-que Ganem.

Los hay políticos: “La fun-ción democrática del perio-dismo científico”, de RenéAnaya, y “Líneas para un plannacional de divulgación de la cien-cia en México”, de Ernesto Márquez.

Los hay discretos: “Algunas reflexio-nes sobre la divulgación de la ciencia”,de Héctor Bourges; “Algunas observacio-nes acerca de la divulgación de la cien-cia”, de Juan José Rivaud, y “Divulgación

de la ciencia, un acercamiento”, de Guada-lupe Zamarrón.

Los hay con dudas: “¿Yo..divulgador?”, deNemesio Chávez; “Divulgación cien-tífica, ¿para qué?”, de PaulinoSabugal; “¿Cómo hacer divul-gación de la ciencia?”, de Ro-berto Sayavedra, y aun más,“¿Qué es la divulgación dela ciencia?”, de Juan Tonda,

Los hay combativos: “Losderechos del divulgador”, deMartín Bonfil Olivera; “Abrirespacios para la divulgación”,de Antonio Sánchez; “La divulga-ción de la ciencia, algo más que un len-guaje claro”, de Alicia García, y desdeluego “La divulgación persuasiva de la cien-cia”, de Rolando Ísita.

Los hay también íntimos, como “Lasconfesiones de un divulgador”, de HoracioGarcía, y “Reflexiones sobre la divulga-ción de la ciencia”, de José de la Herrán.

Los hay preocupados por el receptor delmensaje y también por los propiosdivulgadores, como “El vulgo para el quese divulga”, de Marcelino Cereijido; “El vul-go y la ciencia”, de Fernando del Río, y

“La cultura científica y la co-munidad de divulgadores

de la ciencia y la técnica”,de Elaine Reynoso.

Los hay históricos,como “Historia de laciencia para los divul-gadores”, de SusanaBiro; “Divulgación Cien-

tífica posmoderna”, deJesús Mendoza; “Historia y

divulgación de la ciencia enMéxico”, de Consuelo Cuevas, y finalmen-

te “Petrarca esquina con Newton”, de Car-los Chimal (o será acaso una dirección..?).

Los hay periodistas y revisteros como“La ciencia del periodismo de ciencia”,de Javier Crúz; “Chispa, una revista de cien-

la divulgaciónMéxico: dos opiniones

cia para niños que quiere renacer”, deMaría del Rosario Fernández; “La evalua-ción de las revistas de divulgación”, de

Patricia Magaña, y “La divulgación dela ciencia, reto para la comu-

nicación y el periodismo”,de Gloria Valek.

Finalmente, bajo misce-lánea tengo clasificadosa “La divulgación de laciencia y la técnica como

catalizadora de la crea-tividad”, de Ignacio Castro;

“Los nuevos retos de la divul-gación científica”, de Salvador

Jara; “Fronteras: sobre el lenguaje co-mún y el lenguaje científico”, de CarlosLópez Beltrán, y “Un análisis del procesode comunicación”, de María Trigueros.

Me parece que este libro no sólo agru-pa el esfuerzo y las opiniones de muchosdivulgadores, sino que refleja un enormeavance desde los inicios pioneros de ladivulgación en México, con Luis Estrada.Estoy segura de que marcará un hito en eldesarrollo de la divulgación de la cienciaen nuestro país.

agüeña

Antología de la divulgación de la ciencia enMéxico, Juan Tonda, Ana María Sánchez, NemesioChávez (coordinadores), México, DirecciónGeneral de Divulgación de la Ciencia, UNAM,2002, 380 páginas. Para mayor información sobreeste volumen, dirigirse a:

Ana María Sánchez es física, divulgadora ycoordinadora de la colección “Divulgación paradivulgadores” de la DGDC. Julia Tagüeña es físicay directora de museos en la DGDC.

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por Opina Peralta

Piscolabis

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El otro día fui a visitar a mi querido amigoArcángel, que trabaja en la Dirección Ge-neral de Divulgación de la Ciencia. Estabamuy enojado porque anunciaron que el díadel amor y la amistad iban a cortar la luz, yse frustró su plan de quedarse trabajandohasta muy noche. Mi marido dice que esworkoholic, pero yo creo que más bien es-taba triste porque no tiene novia, pero éldice que no necesita.

Me enseñó el correo electrónico en queles avisaban, pero lo que me llamó la aten-ción fue que los servidores de la DGDC tie-

nen ¡nombres de constelaciones! (aries, virgo,cáncer, tauro). Al principio yo, pensé que se

trataba de signos astrológicos. ¿No serán los sig-nos de los chicos del departamento de cómpu-

to?, le pregunté a mi marido, pero él me aclaróque nunca podrían haber estado pensando en eso.

¡Son expertos científicos!, me dijo. Esos nombres de-muestran un gran conocimiento astronómico de quie-

nes los diseñaron, añadió. Mis respetos.Otra cosa interesante que me chismeaba mi amiguito, ahí

en la casita de la ciencia, es que les llegó un memorándumrecordándoles la disposición oficial que les impide fumar, in-

cluso en sus oficinas privadas. Inmediatamente apagué micigarrito, que estaba yo fumando con toda elegancia (fumomentolados, como hacía la Doña), pero Arcangelito me dijoque no, que él no estaba dispuesto a acatar una disposición quele parecía excesiva. En realidad, me dijo que varios compañerossuyos también fuman, cada uno en su cubículo respectivo. ¿En-tonces cuál es el problema?, le pregunté. Pues, parece que resul-ta que lo que pasa es que Arcangelito se peleó con su vecino decubículo, el doctor Poncho, que es bastante histérico (me contóque se ha especializado en quedarse sin amigos, cosa que logramandando cartas amenazantes). Y entonces al parecer una delas cartas del vecino en cuestión fue para acusar a Arcangelitode que es un fumón. Claro que el doctor Poncho no soporta elcigarro, como ustedes se imaginarán.

Total, que el ambiente de trabajo de mi amiguito parece es-tar bastante “viciado”. Y él dice que se siente bastante infeliz,que nadie lo quiere. Según yo se sentiría mejor si tuviera no-via, pero parece que se la pasa mejor sentado frente a sucomputadora y diseñando talleres. ¿Será? Por lo pronto, el14 de febrero lo invité a cenar con mi familia, y nos lo

pasamos muy bien, saboreando las viandas que preparé.¡Ojalá no lo corran, junto con todos los demás fuma-

dores de Universum!Aburcito y buen provecho.

Ambientes laborales“Quizá alguien se pregunte ¿de qué sirve

a un estómago vacío el conocimiento de

las cosas naturales, o de qué sirve todo el

resto de la astronomía? Mantenemos a los

pintores que deleitan a nuestros ojos, a

los músicos que agradan nuestros oídos,

pese a que nada aprovechen a nuestros

asuntos, y no sólo consideramos humano

sino también honesto el placer resultante

de ambas actividades. Por tanto, cuán in-

humano o estúpido es negar a la mente

su propio placer y no negarlo a los ojos y

a los oídos. “

Johannes KeplerEl secreto del universo (circa 1599)

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Los divulgadores nos enfrentamos toda-vía a muchos obstáculos, uno de los cua-les es la falta de definiciones respecto ala labor que realizamos.

Sabemos que es muy difícil llegar a unconsenso, porque la divulgación es unamateria elástica en la que intervienen di-versas disciplinas, muchos enfoques ymúltiples formas de abordarla.

Ponemos a consideración de la comu-nidad de divulgadores un glosario de tér-minos relacionados con la divulgación,de carácter tentativo, con el fin de que sepropicie una discusión amplia y profesio-nal. Esperamos que este glosario se enri-quezca y amplíe o, en su caso, que seademolido porque surja una mejor pro-puesta.Artículo de divulgación: Texto destinadoa un público no especializado, que abor-da un tema científico.Clásicos de la divulgación: Algunosdivulgadores, en particular escritores,pueden considerarse ejemplares por suestilo, su amenidad, su profundidad y suoriginalidad. Aun cuando aborden con-ceptos que ya han sido científicamentesuperados, continúan siendo leídos comoliteratura.Comunicación de la ciencia: Es la trans-misión del conocimiento científico des-de sus fuentes hacia los receptores másdiversos (a públicos de los distintos nive-les educativos).Cultura científica: El mínimo de conoci-mientos científicos que un ciudadanoactual debería manejar.Demostración: Es una actividad en la quese da a conocer a un público variado unproceso o fenómeno de la ciencia demanera didáctica, simplificada y diverti-da. Puede ir acompañando a una confe-rencia de divulgación o a una obra de

teatro, e implicar la participación físicadel público.Difusión de la ciencia: Es sinónimo dedivulgación, pero a menudo se utiliza lapalabra difusión cuando se trata de lacomunicación entre científicos.Divulgación científica: Es una labormultidisciplinaria cuyo objetivo es comu-nicar, utilizando una diversidad de me-dios, el conocimiento científico a distintospúblicos voluntarios, recreando ese co-nocimiento con fidelidad y contextua-lizándolo para hacerlo accesible.Educación formal: Es la educaciónescolarizada, jerárquica, basada en elcurrículum, evaluada sobre metas cu-rriculares, y que se lleva normalmente acabo en una institución reconocida.Educación no formal: Es la educación sis-temática, planificada y evaluada, pero nojerárquica, que puede llevarse a cabotanto en instituciones escolares como enámbitos abiertos y rurales.Educación informal: Es la educación co-tidiana, voluntaria o no, pero que puedeser encauzada en sitios como los museos.Material de divulgación: Los divulgadoresproducen obras de muchos tipos; a lasobras tangibles (como artículos, libros,videos) se les llama materiales de divul-gación.Materiales didácticos: Son los apoyos ala enseñanza, desde objetos hasta el pro-ducto de los medios de comunicación.Medios de divulgación: Para realizar suobra, los divulgadores utilizan medios decomunicación diversos: conferencias, es-critos, audiovisuales, museográficos, tea-trales, radiofónicos e hipermedios, entreotros.Popularización: Se utiliza como sinóni-mo de divulgación en otros países de ha-bla hispana. En inglés a menudo se lellama science popularization a la divul-gación de la ciencia.Recreación: La divulgación toma su ma-teria prima del ámbito científico y latransforma o recrea (en su acepción “vol-

Las definiciones muchas veces son útiles parainiciar discusiones. Esperamos que éste sea elcaso, ante el valioso esfuerzo que hacen lasautoras. (Recomendamos especialmenteprestar atención a la definición de ”divulgacióncientífica”.)

Carmen Sánchez Mora es bióloga y subdirectorade educación no formal de la DGDC. Ana MaríaSánchez Mora es física y colaboradora asidua deeste boletín. Ambas son destacadas divulgadoras.

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masanche@universum�unam�mxmasanche@universum�unam�mxmasanche@universum�unam�mxmasanche@universum�unam�mxmasanche@universum�unam�mx

ver a crear”) de manera que sea accesibleal público; por ejemplo, ubicando el co-nocimiento en contexto, abordando asun-tos de interés general como punto departida, entretejiendo temas de ciencia yde humanidades, y propiciando la re-flexión. No debe confundirse con la acep-ción “entretener” o “divertir”.Talleres: Constituyen una modalidad edu-cativa en donde se promueve la partici-pación activa del asistente.Vulgarización: Se utiliza como sinónimode divulgación en otros países de hablahispana, aunque en México se usa conun sentido peyorativo. En francés a me-nudo se le llama vulgarisation scientifiquea la divulgación de la ciencia.

Glosario de términos relacionados

con la divulgación: una propuesta

Ana María Sánchez Mora y Carmen Sánchez Mora

Ideas

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Lourdes Arenas BañuelosNemesio ChávezArredondoSergio de RégulesJuan Tonda MazónRedacción

Alejandra [email protected]ño y diagramaciónelectrónica

Julieta FierroGossmanDirectora General

Juan Tonda MazónSubdirector deMedios deComunicación

Martín Bonfil OliveraEditor

Ma. del CarmenMercadoDiseño original

El muégano divulgador, boletín mensual editado por lasubdirección de medios de comunicación de la DirecciónGeneral de Divulgación de la Ciencia de la UNAM; 3er. piso deUniversum, zona cultural de CU, Coyoacán. Tel: 5622-7292 y 93. E-mail: [email protected] Las opiniones expresadas en los textos firmados son res-ponsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan elpunto de vista de la institución. El material se publica conpropósitos de difusión y sin fines de lucro. Para cualquier acla-ración, favor de ponerse en contacto con el editor.

DIRECCIÓNGENERAL

DE DIVULGACIÓNDE LA CIENCIA

EL MUÉGANO

DIVULGADOR

Cartas a Tríbulo

Visita los

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¿Divulgadores o periodistas?

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¿El divulgador es científico o no?

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Cartas a TríbuloAna María Sánchez Mora

Salve, hiperluminaria de los divulgadores:

Sin ánimo de presumir, y con la modestia que mecaracteriza bien situada en mi mente, quiero parti-ciparle que he recibido recientemente una meda-lla de plata (ya lo comprobé) para conmemorar losdiez años que abnegada y valientemente he dedi-cado a mi institución en calidad de divulgador.

Como usted comprenderá, dicha merecida pre-sea es un objeto pesado y brillante que debe estar ala vista de cuantos entren a mi oficina. Por tanto, lahe colocado sobre mi escritorio teniendo especial cui-dado de que no haya papeles debajo, por la nada re-mota posibilidad de que se malinterprete mi gestoy se piense que uso el galardón como pisapapeles.

Pues bien, dada la constancia con que acudo arealizar mis labores (no por nada se me ha premia-do), es fácil deducir que todo el tiempo estoy mi-rando la medalla; más bien, todo el tiempo ella memira, gracias a un ojo colocado estratégicamenteen una de sus caras. Los primeros días me acaricia-ba su brillo sorprendente, y el ojo parecía sonreír-me, como afirmando mis merecimientos. Pocodespués, su luminosidad empezó a entrometersecon mi vista, al grado de distraerme de mis impor-tantísimas ocupaciones. Pero la cosa no paró allí:recientemente, el ojo me mira de una manera ses-gada, como dubitativa, sin parpadear. Francamen-te, me pone nervioso.

He hecho un análisis de conciencia: el trabajoestá al día, las responsabilidades, cumplidas. ¿Porqué me vigila?

Suyo, Tríbulo

Oh, Alienado Discípulo:

Debo informarte (y no te sientas mal) que yo tam-bién recibí una de esas medallas. Te sugiero, comoyo hice, que le des la vuelta para que no enloquez-cas. Como tu conciencia universitaria está limpia,sólo tendrás que sonreírles al águila y al cóndor.

Besitos

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Podrán presentar ponencias y trabajos quienes, profesional oinstitucionalmente, realicen actividades en el campo de la educaciónno formal y la divulgación de la ciencia y la técnica.

Los interesados en participar podrán presentar trabajos en forma oralen las Mesas de Trabajo simultáneas; o bien, en forma de carteles (pósterso afiches), en la Sesión-Cartel. Las presentaciones pueden versar sobreinvestigaciones, experiencias o propuestas, referentes a alguna de lassiguientes áreas temáticas:

Educación no formal en ciencia y tecnologíaMuseos y centros interactivos de ciencias

Producción de materiales (audiovisuales, multimedia, videos, juegos

educativos, etc., para la popularización de la ciencia y la tecnología)Periodismo científico (experiencias y proyectos de comunicación de

la ciencia en medios masivos)Profesionalización de la divulgación científica

MODALIDADES DE PRESENTACIÓNLa reunión-congreso comprenderá conferencias magistrales y mesas re-dondas, a cargo de expositores y panelistas invitados por el comité or-ganizador.

También comprenderá las siguientes modalidades, abiertas a la par-ticipación de los especialistas interesados:

MESAS DE TRABAJO:Sesiones simultáneas con presentaciones orales breves y espacios dediscusión, agrupadas alrededor de las cinco líneas de trabajo. Los pre-sentadores de trabajos dispondrán de un espacio de 10 minutos para suexposición oral, seguido por 5 minutos para preguntas y respuestas.

SESIÓN-CARTEL:Cada trabajo dispondrá de una mampara de 1.5 metros de ancho por 2metros de alto (el material de fijado será adhesivo de contacto doblecara que proporcionará el comité organizador, por lo que no se permi-tirá clavar, atornillar ni pegar). Todos los trabajos se presentarán en unasola sesión y serán evaluados para otorgar tres distinciones (1°, 2° y 3°lugar con base en su relevancia y presentación).

LINEAMIENTOS PARA PRESENTAR TRABAJOSPreparación: Los trabajos para ambas modalidades (oral o cartel)

deberán cumplir los siguientes lineamientos:- Circunscribirse a alguna de las cinco áreas temáticas- Remitirse “en extenso” en 5 a 7 cuartillas (incluyendo gráficas, figu-

ras y bibliografía).- El trabajo “en extenso” deberá ser acompañado por un resumen

con extensión no mayor de media cuartilla. 11

La Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología para AméricaLatina y el Caribe (Red POP) y la Sociedad Mexicana para la Divulga-ción de la Ciencia y la Técnica (SOMEDICyT), le invitan a participar ensu 8ª Reunión y XII Congreso, que se realizarán del 26 al 29 de mayode 2003, con sede en la Ciudad de León, Guanajuato, México. El temacentral es:

Cultura científica y cambio social

CONVOCATORIA

- Los trabajos deberán estar escritos en programa Word para Windows,en hoja tamaño carta, con letra Arial a 12 puntos, sin notas al pie depágina y con interlineado sencillo. Los márgenes deberán ser: superiore inferior de 2 centímetros y laterales de 2.5 centímetros.

- Las notas y la bibliografía deberán ir al final del documento.Todos los trabajos (orales y póster) deberán especificar: Título del traba-jo, Área temática en la cual se circunscribe, Autor(es), indicando nom-bre completo, Institución o instituciones a las cuales están adscritos losautores, indicando el(los) sitio(s) Web de ésta(s), Teléfono, Fax y Correoelectrónico, e indicar si son socios de la Red POP o SOMEDICyT (en elcaso de ésta última: titulares o regulares).

ENVIO Y SELECCIÓN DE TRABAJOSEnvío de propuestas de trabajos: Los documentos de las presentacio-

nes deberán hacerse llegar antes del 3 de febrero del 2003 por correoelectrónico, o en disquete o CD por mensajería, a cualquiera de lassiguientes direcciones:

Centro de Ciencias Explora:Lic. Lourdes Patiño Barba, Blvd. Francisco Villa # 202,Col. La

Martinica, 37500, León, Gto. MEXICOTeléfono: (+ 52 477) 711 67 11 y 711 20 92Correo electrónico: [email protected]:Lic. Margarita Aguilar Ortega, Universum, Museo de Ciencias de la

UNAM, Casita de las Ciencias, Planta baja, Circuito Cultural CiudadUniversitaria, 04510 - México, D.F., MÉXICO

Teléfono y Fax: (+ 52 55) 56 22 73 30Correo electrónico: [email protected]

Evaluación y selección de trabajos. Los trabajos serán evaluados por uncomité internacional dictaminador, integrado por miembros distingui-dos de la Red Pop y la SOMEDICyT, y del comité organizador. Estecomité tendrá la facultad de aceptar (sin correcciones o condicionadoa modificaciones) o de rechazar las propuestas recibidas y de agrupary programar las que sean aceptadas en las modalidades señaladas y enlas mesas de trabajo correspondientes a las cinco áreas temáticas es-pecificadas.

Las decisiones del comité internacional dictaminador serán notifica-das a los autores de las propuestas a más tardar en la primera semanade marzo de 2003.

Los trabajos aceptados deberán hacerse llegar en su versión final enarchivo electrónico antes del 31 de marzo de 2003. El comité dictami-nador se reserva el derecho de elegir cuáles de los trabajos aceptados ypresentados se publicarán posteriormente en extenso.

COSTOS DE PARTICIPACIÓNLas cuotas de inscripción a la Reunión-Congreso y de participación entalleres y en eventos especiales, así como el calendario en extenso,serán publicados oportunamente por el comité organizador.

Nota: Se puede obtener los formatos para presentación de trabajos yconsultar el texto completo de la convocatoria en:

www.somedicyt.org.mx/paginaconvocatoria2003.htm

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El «juego» de la ouija consiste en poner las manos sobreuna pequeña plataforma que se desplaza lentamente so-bre un tablero, movida por alguna fuerza misteriosa. Eltablero está inscrito con números y las letras del alfabeto.

Los jugadores esperan respuesta a sus preguntas segúnlas letras sobre las que se mueva la plataforma. La «diver-sión» está en la curiosidad y el misterio de comunicarsecon algún espíritu que revela secretos y, cuanto más pa-rezca «funcionar», más la ouija (y el espíritu detrás de ella)atrae y ata, hasta convertirse en una obsesión.

«Parker Brothers» y otros [fabricantes], para aumentar elmercado, han querido enterrar la relación de la ouija conel ocultismo. Lo que les interesa es popularizar el juegopara hacer dinero. Prefieren decir que los jugadores bus-can su «yo» subconsciente para obtener respuestas. Segúnesta versión, la ouija trae a nuestra conciencia lo que estáoculto en nuestro subconsciente.

Pero eso es pura ficción para cubrir una realidad másoscura. Cuando el hombre se abre a buscar respuestas másallá de lo que se puede llegar por el uso de la razón (estu-dio, lógica), entra en el campo de lo sobrenatural, en elque sólo hay dos caminos: Dios y el demonio.

No se puede justificar el uso de la ouija con el pretexto

La ouija ¿es un juego?P. Jordi Rivero

por Johny Hart

B.C.

...así que, ¿cómo diablos pasala lluvia a través de ellas?

Para quienes creíamos que la ouija era una ficción, las revelacionesde este texto son apabullantes. ¡Conozca la Realidad!

de entretenerse y curiosear lo oculto. La verdad es que aljugar con la ouija se hace contacto con el demonio cuyoobjetivo es llevarnos el infierno.

¿Cómo puede funcionar la ouija?El demonio, siendo mucho más inteligente que nosotros,

tiene conocimientos que nos parecen maravillosos y quelos utiliza para atraparnos y engañarnos. Puede ademásimitar voces y apariencias de personas que han muerto.

No debemos buscar conocer sino lo que Dios nos quierarevelar, ya sea por medio del uso natural de la razón some-tida a Dios o por su revelación.

Hay que advertir que, aunque se use la ouija por curiosi-dad, se está abriendo camino para el demonio, y no es deextrañar que la persona quede espiritualmente afectada. Losresultados pueden ser, por ejemplo, dificultades posterio-res en la oración, fantasías, obsesiones y otras opresionesmentales. Puede ocurrir que la persona se envicie con laouija. En ese caso la opresión del demonio sobre esa pobrealma se hace mayor. Se entra en lo oculto hasta convertirseen una fascinación.

Sólo Dios es fuente de verdad. Cuide de que la ouija noentre en su hogar.

Tomado del Newsletter de Catholic.net, «Espíritu en la red»es�catholic�netes�catholic�netes�catholic�netes�catholic�netes�catholic�net

H en gaussHumor involuntario

No logro entenderlo... Cada vez que llueve, elcielo está completamente cubierto de nubes.

¿Y?

¿Por qué será que a los ton-tos se les ocurren todas laspreguntas inteligentes?