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X Pregón Rociero - Hermandad Castrense de Ntra. Sra. del Rocío - 2007

________________________________________________________________________ Manuel García Carretero

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X PREGÓN ROCIERO DE LA HERMANDAD CASTRENSE DE NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO

-Parroquia Castrense de Nuestra Señora de Loreto- --Tablada, a cinco de mayo de dos mil siete—

PREÁMBULO Las pocas horas que estuvo en su cama las pasó inquieto, no fue capaz de conciliar un sueño reposado y provechoso. Era noche cerrada, madrugada oscura todavía cuando se echó de la cama con la misma inquietud con la que había dormido. Eran varios los preparativos que había que hacer para salir andando… y andar unas cuantas leguas hasta llegar al sitio… Interpretaba Gregorio su inquietud de la manera que más le podría beneficiar, y era cobrando algunas piezas que solventaran el alimento, tanto suyo como de su familia. Incluso si se diera bien hasta solventaría la economía familiar unas semanas. Hechos los preparativos, enlaza sus perros y monta en su caballo. Gregorio sigue inquieto, e incluso advierte una discreta inquietud en su montura y en sus “sabuesos”. Tras las primeras leguas, la noche fue rindiendo paso a una aurora de aire puro y de luz…. Cumplida ya la media mañana Gregorio andaba desorientado pues la interpretación que dio a su inquietud no tenía visos de cumplirse. Los perros andaban nerviosos y decidió quitarles el lazo que los sujetaba. No veía señales que le hiciesen pensar en cobrar alguna ansiada pieza pero…de repente los perros convierten sus ladridos en latidos que llaman desesperadamente a su amo. Gregorio, que como buen cazador conoce bien a sus perros presiente que puede



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estar de suerte y pronto tenga que cargar en su percha alguna buena pieza. La maleza del terreno le dificulta el acercarse con presteza; el corazón se le va acelerando. Se abre paso entre zarzas y retamas para acudir a la llamada de sus lebreles. Llegado al lugar observa cómo el nerviosismo de sus perros se debe a “algo” que parece esconderse en un viejo tronco de acebuche hueco y pasado por el tiempo. Con precaución se acerca prevenido para lo que pudiera salir. Ciertamente receloso Por no saber qué sería Se agacha hasta el viejo tronco Para ver “la cacería”. Perplejo queda, pues no Es la pieza que él espera, Encuentra un Tronco en el tronco, Una imagen policromada. Nervioso, desconcertado, Con una inquietud por dentro Que no acierta a controlarla. Saca la talla del tronco, La limpia de la hojarasca Y perturbado se queda Al mirar cosa tan bella Cuando contempla su cara. Si antes el corazón ya su ritmo aceleraba, Ahora ante tal encuentro Por la boca le asomaba. Posó con tiento la talla Sobre el tronco de zambullo Convencido que el hallazgo Era del cielo ¡seguro!.



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Antes que se preguntara Porqué, quién, de dónde era, Comenzó a irradiar la luz de la talla de madera. Destemplado y confundido Quedó extasiado ante Ella. Oyó que la Imagen bella Le hablaba con dulce voz, Y lo que ella decía Escuchó sobrecogido: -“Yo soy la Madre de Dios Y la Virgen del Rocío”.

SALUDO Reverendo Padre , Párroco de ésta preciosa Parroquia de Nuestra Señora de Loreto, de Tablada, y Director Espiritual de Nuestra Hermandad Castrense, querido Donfrancisco. Queridos Hermano Mayor y compañeras y compañeros en las tareas de Junta de Gobierno de la Hermandad Castrense de Nuestra Señora del Rocío. Representantes de Hermandades Autoridades Militares GRACIAS, por vuestra asistencia, por vuestra presencia en este ya Décimo Pregón de nuestra Hermandad Castrense.



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GRACIAS por vuestra confianza en este humilde hablador, más hablador que humilde, que quiere contar y cantar las cosas de Nuestra Madre y de nuestra Hermandad. GRACIAS querido amigo Manolo Senciales, querido Hermano Mayor y querido hermano del alma, que me llevas regalando tu amistad, tu cariño y tu paciencia desde los ya casi treinta años que hace que nos conocemos.

Cuando escribí estas palabras no conocía lo que has dicho de mí en la presentación. Sinceramente, Manolo, no te había visto nunca tan exagerado.

No se entienden estas palabras desde la objetividad, sino desde lo subjetivo, desde esa manera tan exageradamente generosa que tienes de hablar de mí, gracias a esa amistad hermosamente tallada a golpes de esa gubia del tiempo, de tantos años de afectos y sentimientos vividos, de compartir en lo íntimo y en lo público tantas experiencias de vida y de fe. GRACIAS por tu cariño, Manolo. GRACIAS a ti Carmen por lo mucho que me quieres y me has querido durante los ya más de treinta años que hace que nos conocemos, porque con tu cariño y tu compañía haces que me sienta realmente dichoso. Gracias por tu paciencia, por tu ánimo. Gracias por ser como eres Carmen Luisa. Gracias cómo no, a nuestros hijos, a Carmen y a Manolo porque son personas a las que da gusto querer y sentirse querido por ellos. Con hijos como vosotros da gusto ser padre. GRACIAS mamá; sé lo que te cuesta viajar y el esfuerzo que te supone desplazarte; que la Virgen del Rocío te lo pague. Te confieso que me hacía mucha ilusión tenerte hoy aquí conmigo. GRACIAS a mis hermanos de sangre y del alma, gracias amigos porque el aliento de cada uno de vosotros se va mostrando detrás de cada palabra de este pregón.



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Un pregón que, echándole cuentas, hace un número

redondo: el Décimo, el Décimo Pregón de nuestra Hermandad Castrense. ¡cuántas cosas bonitas y bien dichas han salido de las bocas, de los corazones de los nueve magníficos y solventes pregoneros que me han precedido en esta preciosa y comprometida tarea. Diez años cumpliendo el rito, diez años que, llegando abril o mayo, celebramos nuestra fe con el Triduo para adorar al Pastorcito Divino y venerar a nuestra Madre del Rocío, para hablar de la Virgen y de la hermandad con el Pregón, y culminar el domingo con esa Función Principal de renovación de nuestra Fe y nuestras promesas.

Casi Diez años de Hermandad, de camino andado, guiados sin duda por la Virgen, que derrama su ánimo entre esas hermanas y esos hermanos que, día tras día, dedican alma, corazón , vida y devoción a engrandecer nuestra Hermandad.

Casi Diez años… ¡aunque son bastantes más de diez desde que comenzó todo! Fue a finales de los ochenta, principio de los noventa, cuando Nuestra Madre, con su proverbial mediación, con motivo de una enfermedad y posterior curación de nuestro querido Juan Picón, quiso que prendieran las primeras chispas de este fuego de amor a la Virgen del Rocío y al Pastorcito Divino, en que se ha convertido nuestra Hermandad Castrense. Cuántas fatiguitas, cuántas alegrías, cuánta devoción todos estos años ¿verdad Loli? ¡Gracias Loli!

Aunque la canción dice que “veinte años no es nada”, Diez años como Hermandad sí que son una buena etapa de camino. Cuántas personas, ajenas en principio a la Hermandad nos mostraron su generosidad. Cuántos buenos consejos. Gracias Antonio Benítez, José María Aguilar, entre otros… Cuántos momentos vividos en los que hemos experimentado el crecimiento de nuestra hermandad, crecimiento en la nómina de hermanos, crecimiento en el aprendizaje de los diversos oficios



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que se desarrollan, crecimiento en la responsabilidad y en el compromiso como cristianos, como miembros de la Iglesia, como grupo de nuestra Parroquia, como cofrades, como rocieros, pero sobretodo, crecimiento en el amor a Ti, Madre, y a ese Pastorcito Divino que sostienes entre tus brazos y que es Por y Para Quien Tú y nosotros hacemos todas las cosas.

Por eso compensa, Madre. Porque al echar la vista atrás y contemplar lo pasado, las dudas ante las encrucijadas que nos ofrecía el camino, el desfallecimiento por esa falta de energía que produce la incomprensión, el desaliento, la soledad, el dolor por la pérdida de nuestros Hermanos queridos que habitan ya esas Marismas Eternas, JUAN, ANTOÑITA, JULIO, ANTONIO, ANTONIA, CARLOS, JOSE LUIS, JORGE, JOAQUIN, MIGUEL ANGEL y ESPERANZA..

Y a pesar de todo digo que compensa Madre, que al final estás Tú junto a ese Pastor Divino que da sentido a la vida y a la muerte, a nuestra vida y a nuestra muerte, que por indicación tuya nos ponemos en Sus manos :”haced lo que Él os diga” .

Por eso compensan estos diez años de Hermandad erigida canónicamente, esos casi veinte años de grupo, de asociación, que de manera organizada te profesa esta devoción rociera. Y por nosotros no va a quedar que sean otros veinte, oros doscientos u otros dos mil, en tus manos ponemos nuestra ilusión, nuestro trabajo, nuestros anhelos, nuestros sacrificios, nuestra fe, pues sabemos que tenemos a la mediadora celestial, a ese camino cierto que cubre todas las expectativas de un cristiano, de un rociero. Diez años, diez primaveras diez caminos del Rocío Diez años de devoción y de momentos vividos. Gracias Loli por hacerle A Nuestra Madre Bendita La generosa promesa De formarle una Hermandad



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A esta idea providencial Nos hemos ido sumando A lo largo de los años Gente buena de verdad. Ante esa imagen chiquita De la Virgen del Rocío, Esa que hemos venerado Hasta haberle hecho este Altar Que es su nuevo Simpecado, Hemos ido desgranando A lo largo de estos años Nuestros cantos y oraciones, Y un rosario de rosarios, De piropos y promesas, También de lamentaciones, pero tú eres nuestro Auxilio, Madre en todas las ocasiones. Se erigió nuestra Hermandad, Fue por el noventa y siete Y aunque todos la conocen Por la Hermandad de Tablada Es su nombre y vocación El de la Hermandad Castrense. Hemos abierto los brazos Para poner a tus pies A soldados del Ejército, Marineros de la Armada Y soldados de Aviación Que con la Guardia Civil Forman tu escolta de honor Con Triana y con el Cerro Hemos hecho los caminos



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Aprendiendo, paso a paso A ser buenos peregrinos. (

A veces nos parecía que no llegaba nunca la hora de tener nuestro Simpecado, tu Simpecado. Y llegó. Y llegó después de no pocos esfuerzos por elegir un diseño, una idea que fuese bien acogida por la mayoría de los Hermanos, y que nos enamorase a todos cuando rindiésemos veneración a nuestra Madre.

Aunque se habían hecho algunos bocetos antes, fue a partir de la maqueta de Eloy, ¡qué buen trabajo Eloy!, fue, como digo, lo que nos ayudó a clarificar las ideas. Luego vino un trabajo intenso para decidir a quién se hacía el encargo. Se decidió que esas ideas de las que hablaba fueran entregadas a ese maestro del bordado, de reconocido prestigio, como es Paco Carrera, quien nos presentó el pasado mes de noviembre este homenaje a la Virgen del Rocío en forma de terciopelo, hilo de oro, orfebrería de Hermanos Delgado e imaginería de Juan Manuel Miñarro que, mezcla de arte y devoción conforman este altar que nuestra Hermandad Castrense dedicó al culto a la Santísima Virgen Nuestra Madre del Rocío, y ante el que hoy tenemos el privilegio de celebrar este pregón. Fernandina es la corona Que encabeza el “sine labe” Blanca y pura es la Paloma Mostrándonos con dulzura El piropo a Nuestra madre. Bordado está con primor Sobre cinta rojo y gualda, Y es motivo de alegría Que todos tus hijos canten La Fe de España con María.



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Sobre un mar de terciopelo Azul como el cielo azul, entre rosas lauretanas De oro en bordado tisú, Plasmados y bien dispuestos, En abrazo fraternal, Se encuentran representados Los escudos de las armas Que forman nuestra Hermandad. Al Ejército presentan El águila imperial Con la cruz de Santiago, Dorada ancla en su óvalo Nos representa a la Armada, Dos alas de plata nos muestran Al Ejército del Aire, Y a nuestra Guardia Civil La espada y el haz de líctores. Y todos en derredor Mirándote, Madre mía, Rindiéndote pleitesía Y poniéndose a tus pies, defendiendo con la vida, si es que ello hiciera falta, que es concebida María Inmaculada y sin mancha. Y en el centro Tú, Señora Mujer entre las mujeres Madre de todas las madres Madre de todos los hijos Madre tan maravillosa Que hasta el mismo Dios te quiso, Madre bendita María Madre nuestra del Rocío.



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Y este bendito lienzo, Que es para Ti altar bendito Donde a ti te veneramos, Tiene abajo bien marcadas Dos señas de identidad El símbolo Mariano Y al lado el vino y el pan Camino cierto y seguro Que guía a la buena gente al Pastorcito Divino, que guía a tu Hermandad Castrense a ese Pastor Rociero, que con los brazos abiertos al fin de nuestro camino nos espera allá en los cielos. Tiene nuestro Simpecado Un adorno peculiar Homenaje merecido A este precioso lugar En que vio la luz primera Nuestra querida Hermandad. Y un asta tallada en plata Con música celestial Sirve para sostenerlo Cuando baja de su altar. La música que refiero Es tañer de campanillas A cada cual con un nombre De nuestra Virgen Bendita. Son las cuatro advocaciones Patronas de Armas Castrenses, De tierra la Inmaculada, Virgen del Carmen en la Mar, Por el Aire, de Loreto, De la Guardia Civil, Pilar.



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¿ya lo tenemos completo? Pues yo, hermanos, creo que no Ahora tiene que llenarse, Llenarse hasta rebosar De rosarios, Dios te salves De cariño y oraciones De piropos, peticiones, También de agradecimientos Por todo lo que Ella nos da. Y también ponerles flores, Ponle flores, Antonia, ponle flores. Que Ella en el Simpecado Está dispuesta a escuchar Las cosas de nuestra vida, Del trabajo, la alegría, Las penas, la enfermedad, Que Ella siempre nos protege Y escucha nuestra oración, y al Divino Pastorcillo La presenta con amor. Que es Virgen Inmaculada Y Blanca Paloma Almonteña, Que es Loreto en este Altar Que es Madre del Dios Soberano Y Reina de Nuestra Hermandad.

Ya tenemos completado y justificado nuestro simpecado… nuestro simpecado… Tu Simpecado, Madre, Tu Simpecado… ¡qué suerte, Madre, qué suerte! Tener este privilegio que me ha dado mi Hermandad, y me siento agradecido por haber pregonado por primera vez ante nuestro Simpecado.

Mañana, en la Eucaristía presidirá por primera vez la Función Principal de Instituto, y ante él, en la forma que marcan nuestras reglas, daremos público testimonio de nuestra Fe y renovaremos nuestra promesa en que es concebida María sin pecado original.



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Y pasado mañana empezarán las prisas por los preparativos, por las casas empiezan a aparecer perchas de las que cuelgan las batas rocieras, y los vestidos, y el traje y la chaquetilla. Habrá que probarse por ver si seguimos entrando o habrá que abrirle un poco las costuras.¿lloverá? ¿hará calor? ¿qué dice el tiempo? Los sombreros, los botos… Y el costo. Asunto importante este del costo. Llamadas y conversaciones eternas para ponerse de acuerdo y no repetir. La carne mechada, las aceitunas, las albóndigas, las croquetas, los filetitos empanaos, la chacina, los taperware preparados para irlos llenando. Un buen puchero para congelar el caldo y hacer deliciosas croquetas con la carne. ¿Y la carriola? A la carriola ya le llevamos echadas unas cuantas horas. La limpieza, la pintura, los adornos, un sinfín de detalles que vienen a decirnos ni más ni menos que el rocío ha empezado mucho antes de que iniciemos el camino.

Y pronto, en unas semanas, llegará uno de los momentos importantes en nuestra vida de Hermandad: la Misa de Romeros. Importante porque nos permitirá tomar el alimento más eficaz para andar el camino: el del Rocío y el de la vida. El Alimento que se nos sirve en la Mesa de la Palabra y en la Mesa de la Eucaristía. El alimento de las bendiciones que le pedimos a la Pastora Almonteña para que nos proteja con su manto durante el camino de ida y de vuelta, que nos permita llegar bien, que nos permita entrar en el santuario con la emoción derramada y postrarnos ante ella… y decirle.. ¡aquí estamos otra vez..! Una Misa de Romeros donde la emoción de los que se quedan, de los que no pueden ir porque las circunstancias de salud, de familia, de dinero …impiden hacer el camino este año… Llévate tú mi medalla Llévala por los caminos Preséntasela a la Virgen Y dile que yo no he ido Que ya sabe Ella porqué.



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Y tomada entre sus manos Ha mirado su medalla Y en ella ha puesto su pena La ha llenado de oraciones Y a la Virgen se la llevan Pa que la Madre Almonteña Virgen sagrada María Aliviándole sus penas Las cambie por alegrías ¡Qué fe! ¿qué lecciones de amor! ¡qué cristianos tan sinceros ve Tablada cada año en su Misa de Romeros!

Pero este año… Este año no es igual pues marcharemos nosotros y habremos

de dejar en su altar al simpecado, ya nos tocará montarlo en su carreta e ir tras él al Rocío.

Todo llegará. Ya sabes de sobra Madre que en tus manos ponemos todas nuestras inquietudes, nuestros anhelos, nuestras esperanzas… y esta es una más. En ti confiamos. Pero que esta confianza no ha de ser dejarlo en tus manos y desentendernos de ello. Es ponerlo en tus manos cada día, con nuestra devoción, con nuestras oraciones, con nuestras visitas al Simpecado, con nuestro trabajo por la Hermandad, con nuestro ejemplo de gente que está pendiente de los demás, cerca de aquéllos que más nos necesitan, sobre todo cerca de aquéllos a los que más trabajo nos cuesta acercarnos, cerca de los que tú más quieres que son los que más necesidades tienen.

Esa es la confianza que ponemos en ti, para que cuando tú quieras, montemos nuestro Simpecado en la carreta, hagamos ese camino del rocío y lo presentemos ante ti en tu santuario. ¡qué día, Madre..!



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Pero vamos, que nerviositos perdidos, las carriolas preparadas o a falta de ese último retoque, nos disponemos a despedirnos de la Virgen y a salir en comitiva solemne por la avenida de Tablada al encuentro de nuestra hermana mayor en el ser y hacer rociero que es nuestra querida, nuestra muy querida Hermandad del Cerro del Águila. Con ella, junto a ella iniciaremos el camino. Nos acogen con cariño incorporándonos a su comitiva. Nos cogen de la mano con el cuidado con el que se trata a alguien que se quiere y con el respeto y la confianza con que se trata a alguien que va creciendo … Coherente multicolor Fusión de gente entrañable Gente sencilla y de raza Con ese trato agradable, Son los del Cerro del Águila. Vienen de allí, de su barrio Con fervores encendidos Pues traen en su carreta A la Virgen del Rocío Antes de dejar Sevilla Para iniciar su camino, Cuando llegan a Tablada Con su Simpecao divino, Nos invitan gentilmente A que nos incorporemos Los de la Hermandad Castrense. Es un encuentro de hermanos Todos con la misma Madre, Todos con el mismo Padre, Encuentro de fe y alegría, Encuentro de amor rociero, Homenaje que nos hacen Nuestros hermanos del Cerro.



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Cuánto saben los del Cerro De cuidar y acompañar ¡qué lección tan magistral Nos han dado un año más! Ellos, ante la dificultad No se rinden fácilmente, Y están cuando hay que estar Cuando la cosa está fácil Y también cuando está mal. Y para muestra un botón Que pone el vello de punta, Cuando en este Martes Santo Llevaban su crucificado A la Santa Catedral. La tormenta descargó Un importante aguacero ¡Y junto al Cristo quedaron Todos sus nazarenos.! Ni la lluvia ni los truenos Son causas que justifiquen Abandonar sus desvelos. Todavía emocionada Está la Virgen del Cerro, La de los Dolores fue La que presenció estos hechos. Por eso yo os digo Hermanos Que en esta Hermandad Castrense Con esta gente del Cerro Se nos engrandece el alma Y desde dentro nos sale ¡que viva el Cerro del Águila!



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Momentos emocionados de encuentros y despedidas, porque antes de salir y encarar el puente de San Juan, esa gente que tanto nos quiere en nuestra Barriada de Tablada y los niños del Colegio Vara de Rey saludan a la Virgen que parece emocionarse en el Simpecado del Cerro y divierten al Pastorcillo Divino. Nos despiden con alegría y cariño, cantándole a la Virgen, deseándonos buen camino y haciéndonos algún que otro “encargo” para cuando nos postremos a sus pies en el Rocío, diciéndonos …¡acuérdate de mí cuando La tengas delante…!

Encaramos el puente viejo de San Juan de Aznalfarache, frente por frente a ese Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, que nos abre sus brazos, y que cuando pasamos a su vera, a sus pies, parece recordarnos aquel alarde de generosidad que nos hizo momentos antes de expirar en la cruz: “Madre, ahí tienes a tus hijos, hijos, ahí tenéis a vuestra Madre”.

Seguimos camino entre el cariño de esa buena gente de San Juan hasta llegar al Olivar del Zaudín donde compartiremos la primera comida del camino y sestearemos un ratito, lo justo para reponer fuerzas y continuar hasta la Cruz de Ponce, en Bollullos de la Mitación

Con los nervios y las prisas de última hora que vivimos por la mañana, con los sentimientos vividos intensamente a lo largo de todo el día y con el cansancio propio de haber andado el camino, nos sorprende la primera noche. Esa primera noche de emociones, de sensaciones nuevas, En la que a pesar del cansancio, el sueño ha tenido cierta inquietud. En la que el clarear del alba y el sonido de la gaita nos transporta a esa bendita realidad de estar haciendo el camino, de estar en el camino hacia nuestra Madre. Después de ese cafelito con algo para migarlo y en cuanto veamos uncir los bueyes en la Carreta del Simpecado nos apresuraremos para acercarnos, darle los buenos días a la Virgen y al Pastorcito Divino y emprender camino junto a ellos.



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Nos cogerá el Ángelus por los Pinares de Analcázar y de nuevo volveremos nuestros ojos a Sus ojos y le volveremos a decir que es La Llena de Gracia, la que dijo el Sí mas valiente y generoso que haya podido existir, la Bendita Madre entre todas las madres, en quien ponemos todo,pues sabemos de su celestial mediación. Después del tentempié necesario y con el corazón aumentando su ritmo nos acercamos a ese rito de paso fundamental, a ese momento cumbre que significa cruzar ese “Jordán Rociero”, ese río Guadiamar a su paso por el Vado de Quema…¡cuánta emoción!... Cuando los pétalos llueven Y el aire de vivas se llena. Cuando en el vado de Quema La carreta está parada, Cuando al Simpecao del Cerro Le van cantando alabanzas, Y brotan de las gargantas Las mejores sevillanas, Cuando la gente del Cerro Y la gente de Tablada Clavan todos su mirada En tu imagen celestial ¡ay Madre! Más bien parece Que estamos en medio del cielo Que tu carreta es altar Que tus romeros parecen Los coros de serafines Ángeles y querubines Que te cantan sin cesar. Es un renuevo de fe De bautismo rociero De llamarse nombres nuevos Para quererte aún más De adquirir el compromiso De ser un buen rociero Cristiano a carta cabal



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Apenas recuperado el resuello por la emoción y renovados

con esa energía espiritual, especial, que nos da a los rocieros cruzar ese Vado de Quema, nos dirigimos camino de esa ciudad que lo deja todo para salir a sus calles y recibir, y saludar, y despedir a miles de romeros, a decenas de Hermandades.

La Hermandad más antigua en el camino rociero, que desde hace siglos viene ejerciendo su magisterio, con el saber hacer de quien tiene más que acreditado su amor a la Virgen del Rocío.

Tras el saludo lleno de respeto y cordialidad entre los responsables de las Hermandades de Villamanrique, Cerro del Águila y Castrense, vivimos el año pasado un momento único que ya llevaba varios años sin producirse. No fue otro que presenciar embelesados cómo los bueyes de la carreta del Cerro no solo subían los escalones de la tan conocida escalera de entrada a la Parroquia, sino que sus cabezas llegaron a traspasar ampliamente el dintel de la puerta de entrada. A las órdenes del excelente boyero del Cerro, los bueyes retrocedieron con esa marcha atrás que tanto me sorprende. Con la carreta de nuevo en la plaza, y cuando inciábamos la despedida, volvimos a sobrecogernos al advertir que el carretero daba instrucciones a sus ayudantes para de nuevo subir a la mismísima puerta de la Parroquia y saludar nuevamente al Simpecado Manriqueño. Y de nuevo los bueyes llevaron la Carreta del Cerro hasta la mismísima puerta de la iglesia parroquial ¡Qué apoteosis de buen hacer del carretero, de excelente doma de la yunta de bueyes! Son momentos que por sí solos valen un camino.

Con abrazo fraterno nos despedimos compartiendo la emoción de lo recién vivido.

El paseo de despedida de Villamanrique por sus calles va poniendo sosiego en los peregrinos, a pesar de que lo ocurrido en la plaza es tema recurrente de conversación que nos acorta el camino hasta el lugar donde nos recompondremos del sudor, del apetito y del cansancio: nuestra próxima parada en Los tres pinos de Pajares. Lugar éste, propiedad de la Hermandad del Cerro del Águila, en que se encuentra uno de los regalos, de los homenajes que la naturaleza nos hace de cuando en cuando, y que no es otro



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que un enorme y bello pino, que junto a otros dos, dan cobijo a la carreta del Simpecado. Debado de los tres pinos Se colocará el altar Y alrededor los romeros Deseosos por celebrar la sagrada eucaristía en la misa de hermandad. De retablo la carreta Con divina presidencia El Pastorcito Divino En brazos de la Pastora Y en íntima comunión Celebran la Eucaristía Dispuestos a compartir, Dispuestos a perdonar, dispuestos a dar la mano al que la quiera tomar, dispuestos a trabajar dispuestos a que sea más grande nuestra querida Hermandad.

Así salimos después de hacernos cristos vivos al participar en la eucaristía, una eucaristía que parece hacernos efecto doble…una eucaristía especial…

La magia de la noche rociera va tomando forma…a saber cómo se vestirá.. si de cante y baile entre conocidos, entre gente nueva, si en conversación íntima con alguien cercano, si en rezo y canto delante del simpecado..si contemplando las estrellas y la luna un rato antes de irnos a descansar, pues el alba llega en apenas un suspiro y hay que seguir camino.



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En cuanto las primeras claras del día comienzan a aparecer, el tamborilero nos va mandando el mensaje, el ansiado mensaje de que nos espera la Raya. Esa Raya Real que empieza como termina, rezando el rosario al entrar y rezando el Ángelus en Palacio.

Una Raya real convertida ese viernes de camino en la gran arteria del inmenso corazón rociero. Esa Raya Real que es carrera oficial del camino de Sevilla al Rocío. Esa Raya Real que con sus arenas, con sus hoyancas que rebosan de agua con las lluvias, marcan aún más las promesas, es cuando más necesita el Simpecado a sus rocieros y cuando más necesitan los rocieros al Simpecado, cuando el esfuerzo, el cansancio, la dificultad nos hacen sentirnos más cerca de Ella.

Al peregrino de a pie, al que cabalga a caballo atravesando la raya, al que enganchada al tractor remolca una carriola larga, al que en el todo terreno transporta el costo y la cama, a nadie deja indiferente el caminar por esa raya Entrada de la marisma Raya larga y polvorienta Que con tus dificultades Haces de los peregrinos Rocieros tan cabales. En tus finos arenales Hundiremos nuestros votos Y ayudaremos a otros A salvar dificultades. Ese viernes cuando El Cerro Lleva de escolta Tablada Atravesando la Raya, Es un bullir que no cesa ¡cuántos Simpecados Madre pasan por la vera nuestra! Hacia todas partes miro Y en todas partes te veo Y yo me pongo a rezar



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Y afloran mis sentimientos Y de ver tanta hermandad Hasta el corazón se sale Porque ya no cabe dentro. Ya llegamos a Palacio Y en el reloj del rocío Marcan la hora del Ángelus Tres Simpecados se reúnen Para rezar la oración: -¡Dios te salve! dijo el Ángel Que a nuestra Madre anunció Que a Jesús concebiría Por obra y gracia de Dios -Aquí me tienes Señor, toda a tu disposición, y en mí se hará Tu Palabra, esa Gran Obra de Amor. Y tras tres Avemarías Seguidas de una oración Dieron vivas la Virgen Y a su Divino Pastor Se arrancaron las gargantas por sentidas sevillanas y a pesar de la calor se nos erizaba el vello de emoción y devoción.

Entre los enormes eucaliptos y las preciosas palmeras de Palacio, auténtico oasis en los arenales de la Raya, vamos haciendo camino sabedores de que nuestros sentidos no nos engañan, que el olor a marisma significa que estamos cada vez más cerca de Ella, que casi vamos contando los pasos y que pronto llegaremos a Matasgordas donde una vez más también nosotros diremos Sí con mayúsculas a Jesús Eucaristía, donde daremos los últimos retoques a nuestra preparación espiritual para



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presentarnos al día siguiente delante de Ella y del Pastorcito Divino.

Será esta parada una oportunidad más para seguir haciendo esas prácticas terrenales de la carrera del cielo que son el compartir, el perdonar, el escuchar, el aceptar, el esperar… que seamos capaces cada vez más de dar ese amor incondicional y desinteresado que es el Rocío, por que ese es el Rocío, ese debe ser nuestro anhelo rociero.

Con estos sentimientos, con estos convencimientos, de los que serán mudos testigos la noche de Matasgordas con su luna y sus estrellas, los aromas de marisma, las candelas y las viejas ramas de encinas que darán cobijo a nuestras carriolas, daremos reposo al cansancio para reponer esos cuerpos algo rotos por la dureza del camino.

Seguro que cuando el tamborilero toque la diana el personal andará ya nerviosito perdío, deseando echar a andar, pues la recompensa está a un tiro de piedra. A los sones de “Camino” Que interpreta el tamboril Sale andando la carreta En busca del Ajolí

Casi no hemos terminado de rezarle a la Virgen, acompañándola en su carreta, y ya estamos entre la nube de polvo y gentío que se forma ante esa reja del altar rociero, ante ese dintel que indica el fin del camino y el comienzo de la gloria, ante ese comienzo de cumplimiento de promesas, ante esa seña inequívoca de que nos encontramos a las puertas de ese pedazo de cielo que es el rocío en la tierra, estamos ante el Puente del Abjolí.

Que como le cantara Manolo García Negrete en su pregón: ¡Ay puente del Ajolí, testigo mudo del tiempo, cuántas historias sabrás del camino rociero! Y qué razón ha de tener, qué lugar de tanto privilegio como el Puente del Ajolí para ser testigo de tanto encuentro, de tanta vivencia, de tanta emoción.



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Además de saber que nos queda el último tramo hasta la ermita, que la Virgen nos espera a pocos metros, este Puente del Ajolí es uno de los momentos más esperados del camino, momento de lágrimas y abrazos, sobre todo de aquéllos que no han podido hacer el camino y han ido a esperarnos, y nos reciben emocionados. Donde también miramos hacia el cielo brindando nuestro camino andado a esos que queremos y que ya están por allí arriba, como Pepito García, Manolito Alférez y Aurorita Pedraza, y Julio, nuestro Julio, entre otros…

Este Puente del Ajolí donde retumban las salves, donde echan humo las palmas entre vivas a la Virgen y cante por sevillanas, y aquí Tablada y el Cerro, la gente de la Castrense y los del Cerro del Águila, rezan y lloran juntos y al Cielo le dan las gracias, por haber hecho el camino, por concederles la gracia, de volver a la marisma, de volver a ver su cara. Muy cerca está ya la Ermita Muy cerca esta la Señora Atrás queda el Ajolí Con su puente y su ribera Si largo ha sido el camino Más larga ha sido la espera A punto estoy de postrarme De rodillas ante Ella Con lágrimas en los ojos Que serán inevitables Conversaré con la Virgen Y le contaré mis penas Y también mis alegrías También mis preocupaciones Y en muda conversación Y en íntima cercanía Le diré ¡gracias señora! Por ser mi norte y mi guía Por permitirme otro año Hacer de nuevo el camino Por darme esa compañía Por más de veintiséis años



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Por regalarme unos hijos Que son una bendición Por la familia que tengo, Por rodearme de amigos Que me quieren mucho más De lo que yo sé quererlos Por tantas y tantas cosas Gracias Madre una vez más Con todo mi corazón.

La verdad es que no tengo nada claro que cuando esté delante de ella la emoción en mi garganta y en todo mi ser me permita hacer algo más que mirarla, que dejarme mirar por Ella, por esa Bendita mirada, con la que me atrevo a hacer el examen de conciencia más profundo de mi vida, esa mirada que deja una Bendita huella en mis retinas, en mi alma, en todo mi ser.

Vendrá la Presentación de Las Hermandades. Un revuelo de colores, un aire de primavera encendida

empapa todo el Rocío. Un derroche de hermosura en las carretas, de guapura en las gentes, en sus trajes. Una explosión de alegría en las caras, por el encuentro, por la felicidad que produce vernos un año más, todos juntos ante nuestra Madre. Desfile apoteósico ante el Santuario, donde la Hermandad Matriz hace gala de su cordialidad ejerciendo de anfitriona. Deleite de la Virgen que allá en su altar va contando al Pastorcito Divino los detalles, los nombres, de cada uno de los Simpecados que van desfilando en la presentación. Cuando pasa la carreta del Cerro El Pastorcillo le dice a su Madre -Y esa carreta preciosa Tan linda y bien arreglá ¡dime Madre! ¿cómo se llamará esa Hermandad? -Son los del Cerro del Águila Una Hermandad de Sevilla,



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Rociera de verdad. -con ellos viene más gente, -dime Madre, ¿quiénes son? Son de la Hermandad Castrense Que aprendiendo los caminos Vienen acompañando al Cerro. Siguen pasando Hermandades y continúa el desfile hasta casi el momento en que el sol se esconde tras la marisma.

Llegado el Domingo de Pentecostés Misa del Espíritu Santo ante el Monumento de la Coronación, momento central de toda la romería. Recuerdo del momento en que la Virgen María, recogida en oración junto a los Apóstoles, reciben el Espíritu Divino. Renovando ese momento, con la presencia de Nuestra Madre del Rocío y de todas las rocieras y rocieros, recibiremos el Espíritu Santo, que nos dará fuerza, valentía y entusiasmo para ser esos nuevos apóstoles que necesita la Iglesia, sobre todo ahora en estos tiempos.

Llenos de gozo por tanta bendición, correremos a celebrarlo con nuestra gente, con nuestros amigos, comiendo, cantando y bailando, mostrándonos el cariño y la alegría de la gente que se quiere.

Cercana la media noche, volveremos a unirnos en el Eucaliptal bajo las plantas de la Señora para el rezo del Rosario. Un Rosario que se hace llamada de los hijos a la Madre. Un Rosario que tiene una respuesta especial. Un Rosario que es antesala de la visita que La Virgen del Rocío hace a todos sus hijos reunidos en la aldea almonteña. Y en la madrugada de ese Lunes de Rocío, a la señal de la Virgen, los almonteños se arremolinan para meterse bajo sus andas y llevarla por la aldea para que reciba un sinfín de salves y piropos, para que derrame gracia y amor entre todas las hermandades.



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Junto al Simpecado del Cerro esperamos, en esa esquina de la Plaza de Doñana, a que llegue Ella.

Y cuando está delante enmudece el corazón en medio del alborozo, y la Virgen, con Su mirada, parece susurrarnos: Prepárate peregrino Y ve andando los caminos Que hacen que una Hermandad Alcance horizontes nuevos Sabes bien lo que hay que hacer Para ser buen rociero Persevera y sé paciente Aumenta la caridad Y el cariño entre tu gente Ya verás como muy pronto Presentarás ante Mí Al precioso Simpecado de vuestra Hermandad Castrense Y la Virgen continua con su paseo, con su visita…. Y tú te quedas ahí, repitiendo en tu interior ese susurro…, con el alma llena de ilusión Y todo va terminando…

El regreso de Nuestra Madre a su santuario nos pone en el lunes por la tarde, en el que volveremos a coger la senda, iremos pisando pisadas que en el camino se dejan cuando venimos. Será un desandar camino, pero no será camino de vuelta. Pues como dicen las famosas sevillanas “el que ha visto alguna vez a la Virgen desde cerca, no puede volverse atrás”.

Después de ver Su mirada no habrá camino de vuelta. Los rocieros siempre habremos de ir buscando marismas nuevas.



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Ya todo va terminando Como un sueño que se aleja Pero la Blanca Paloma En mi corazón se queda Ya sólo quiero pedirte Lo que canta nuestra Salve “Enséñanos a quererte Por los caminos del alma Que cuando llegue la muerte Y me lleves con tus alas A esas marismas celestes Para al fin verte la cara, Y se convierta mi gente En Soldados de esperanza, Entonces tendré la suerte De que mi Hermandad Castrense Se refleje en tu mirada ¡Viva La Virgen del Rocío! ¡Que Viva el Pastorcito Divino! ¡Viva la Hermandad Castrense! ¡Que Vivan todas las Hermandades! Muchas gracias.

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