vs la historia oficial

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referencia de jose antonio crespo

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  • Jos antonio Crespo, Contra la historia oficial. Episodios de la vida na-cional: desde la Conquista hasta la Revolucin, Mxico, Debate, 2009. IsBn 978-607-429-141-4. 335 pp.

    las prximas conmemoraciones del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolucin, en 2010, han sido el pretexto ideal para la publicacin de diversos trabajos cuyo objetivo es rememorar, celebrar, criticar o analizar los principales acontecimientos de la historia de Mxico en sus casi dos siglos de existencia como nacin independiente. entre novelas histricas, estudios eruditos, memorias de coloquios y obras de divulgacin, el historiador Jos antonio Crespo ha publicado su libro Contra la historia oficial, que pretende ser una reflexin sobre la historiografa mexicana, especialmente la que se refiere a los temas polticos centrados en los hroes de bronce sin mancha y los terribles villanos, sin virtud alguna, cuyas intervenciones han sido fuente de diversos males para Mxico.

    De esa manera, Crespo seala que su objetivo es precisamente cuestionar los postulados tradicionales de dicha historia oficial, que ha creado imgenes ejemplares de los hroes nacio-nales con el fin de fomentar el nacionalismo. a cambio, propone rescatar algunos episodios y sucesos de nuestra trayectoria nacional, generalmente ocultos o distorsionados por la historia oficial, con el fin de asumir una postura ms realista respecto de nuestro despliegue his-trico. as, el cuestionamiento de fondo, en palabras del autor de Contra la historia oficial, es si para el surgimiento de un nuevo Mxico, ms democrtico y justo, no hace falta una nueva visin oficial de la historia, ms apegada a la realidad, que refleje lo que en verdad hemos sido, con todos nuestros vicios y virtudes, ms que lo que hubiramos querido ser. en ese sentido, yo me pregunto si es necesaria una historia oficial, impuesta desde el poder y orientada a conseguir lo que el gobierno en turno pretenda de sus ciudadanos mediante la enseanza de ciertos temas y la ignorancia de otros, y si la propuesta de Crespo se inserta en esa nueva historia que se pretende reconstruir para formar un Mxico democrtico y justo.

    en primer trmino, surge la duda: a qu historia oficial se refiere Crespo? la de bronce explicada en su momento por luis Gonzlez y que comenz a gestarse en el siglo xix? a la historia construida a partir del triunfo de los gobiernos revolucionarios? O la difundida por la llamada reaccin, es decir, la derecha, que tambin ha tratado de difundir su propia visin del pasado de Mxico? en torno a esas cuestiones es preciso admitir que cada etapa histrico-poltica se ha caracterizado por la forma de abordar el pa-sado, de explicarlo, entenderlo y ensearlo, como advierte Manuel larrinzar, un historiador decimonnico, sin la historia nada se sabra de cuanto ha sucedido y se ha inventado desde que existe el mundo, y ni los pueblos ni los particulares tendran regla segura que los guiase en el curso de la vida. es decir, la enseanza de la historia, desde ese punto de vista, sera esencial para comprender el pasado y el presente. adems, al mostrar los procedimientos por medio de los cuales ha ido mejorando o empeorando la condicin humana podra dar elementos para explicar las desgracias del hombre y su incapacidad para salir del estado de infelicidad caracterstico de la vida poltica y social de los pueblos.

    De esa manera, tradicionalmente se ha visto a la historia como maestra de la vida, como faro que ilumina el camino y permite al ser humano vivir de una mejor manera gra-cias a la sabidura adquirida mediante su conocimiento y su estudio. esa idea es heredera de la creencia prevaleciente en el siglo XIX sobre las sociedades humanas que evolucionaban como organismos vivos, crecan en una direccin definida y estaban regidas por leyes que

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    podan trazarse con precisin mediante la observacin y la razn. la fe en el progreso fue la piedra angular de esa centuria.

    sin embargo, a decir de Isaiah Berlin, esas creencias fueron sacudidas bruscamente por lo ocurrido en las primeras dcadas del siglo xx, cuando fue claro que la evolucin hist-rica de la humanidad qued rota por el ascenso al poder de personajes como adolfo Hitler y Jos stalin. De pronto, pareca que los seres humanos y sus instituciones resultaban ser mucho ms maleables, considerablemente menos resistentes de lo que se haba pensado. se habl entonces de un regreso a la barbarie, que se haba credo superada para siempre, y comenz a buscarse el retorno a una edad de oro, una utopa, dado que para volver al pasado o a lo que se supona era el pasado habra que reproducir las condiciones exac-tas en las que ste ocurri. por lo dems, la idea de que todo tiempo pasado fue mejor no deja de ser una quimera a la que se recurre en pocas difciles, tanto de manera individual, como comunitaria o nacional.

    por otra parte, los historiadores desistieron de buscar las generalidades que supuesta-mente caracterizaban a las sociedades humanas. las lecciones del siglo xx dejaron claro que el propsito de la historia ya no era ms la bsqueda de las caractersticas compartidas para explicar fenmenos especficos; quien emprendiera un anlisis histrico, en cambio, tendra que encargarse de destacar lo particular y nico de los diversos acontecimientos o circunstancias.

    en ese sentido, al leer la serie de ensayos histricos de Contra la historia oficial, escrito a casi una dcada de comenzado el siglo xxi, surgen varias cuestiones a discutir. en primer lugar, qu tipo de historia debe hacerse en los albores de la nueva centuria? por qu si se est en contra de la historia oficial, centrada en los grandes hombres y en cuestiones polti-cas, se vuelve a un relato cuyo centro es, nuevamente, el personaje y su actuar poltico? Y si lo que se busca es hacer una nueva historia, por qu utilizar una propuesta que de suyo es tradicional? las respuestas que podemos encontrar en el trabajo de Crespo nos llevan a reflexionar sobre la dificultad que conlleva la difusin de la historia lejos de maniquesmos y desde perspectivas novedosas y amenas para los lectores no especializados.

    en cuanto a la estructura de la obra, est dividida en captulos que retoman ciertos epi-sodios de la historia nacional desde el punto de vista de la actuacin de algunos personajes controvertidos de nuestro pasado. as, Hernn Corts, Cuahutmoc, la Malinche y Martn Corts desfilan en la primera parte del libro para dar paso, despus de un salto de ms de 200 aos, a la historia decimonnica, tema central del relato histrico de Crespo. Desde ah, es interesante analizar por qu el autor funda la historia de Mxico en la Conquista y despus de calificar a Martn Corts como el primer insurgente, llega a los guerrilleros guadalu-panos Miguel Hidalgo y Jos Mara Morelos. una lectura atenta nos sugiere que, para el autor, pareciera que la nacionalidad se funda en el momento del encuentro entre espaoles e indgenas, y despus del orden virreinal, caracterizado por la injusticia y la desigualdad, y que la recuperacin del ser nacional comienza con el movimiento de independencia en-cabezado por los insurgentes antes mencionados. en ese sentido, Crespo no slo no rompe con la historia oficial, sino que refuerza la idea de que el periodo virreinal fue una poca oscura en la que poco se hizo para que se gestara la nacin que despus se llamara Mxico.

    en cuanto al siglo xix, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, agustn de Iturbide, antonio lpez de santa anna, Maximiliano de Habsburgo, Benito Jurez, porfirio Daz y Francisco I. Madero son los personajes que se estudian en las pginas del libro. Crespo ana-liza distintas coyunturas en el actuar de los hroes o antihroes mencionados y deja ver que

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    todos tienen errores y aciertos, y que su actuacin, a veces aclamada, a veces controvertida, est llena de contradicciones, como toda vida humana. en ese sentido, el relato se vuelve ameno porque el lector puede conocer episodios poco difundidos y cuestionar a los hroes que tambin cometieron errores.

    De cualquier modo, los episodios rescatados por Crespo se quedan en el siglo XIX. la revolucin y los gobiernos emanados de sta no merecen la atencin del autor, como si la historia de hroes hubiera terminado con la muerte de Madero y no hubiera nada qu decir sobre la historia y su enseanza en el complicado siglo XX. se echa de menos una explicacin del autor sobre la eleccin de los temas tratados y la falta de anlisis de temas posrevolucionarios.

    en Contra la historia oficial, Crespo afirma que no debe hacerse una historia de la gue-rra, como se ha enseado tradicionalmente el pasado mexicano, basando la enseanza en los cientos de batallas peleadas por la patria. en cambio, propone hacer una de la democracia y tratar a los hroes como lo que fueron, caudillos o lderes polticos, y no como semi-dioses. sin embargo, y a pesar de su propuesta inicial, al hablar de estos personajes acaba nuevamente recurriendo a los conflictos armados, porque fue en ese mbito, el militar y el de enfrentamientos blicos, en lo que se centr en gran medida la poltica decimonnica.

    por lo dems, la idea de que la democracia es un valor en s misma, y que alcanzarla es el camino para acabar con las desigualdades, las contradicciones y la corrupcin de nuestra vida pblica no deja de ser un ideal bastante alejado de la realidad. en ese sentido, eric Hobsbawm ha dicho que en la poca actual hemos puesto demasiadas esperanzas en la democracia como el nico sistema que puede poner remedio a los dilemas trasnacionales contemporneos, y [] traer la paz, en vez de sembrar el desorden. sin embargo, a decir del mismo autor, lo cierto es que no puede hacerlo, segn queda demostrado si se analiza el avance democrtico de Mxico en los ltimos aos. as, a partir de la derrota del pRI en 2000, y la llegada al poder de un nuevo partido poltico, hemos visto cmo esa decisin democrtica de algunos no ha sido suficiente para acabar con todos los problemas de un pas tan multicultural y heterogneo como Mxico.

    De esa manera, resulta pertinente una reflexin sobre cmo la enseanza de la historia busca llevar a Mxico a ser un pas en el que sus ciudadanos sean verdaderamente conscientes de sus decisiones y tengan la fuerza suficiente para exigir a quienes los gobiernan que cumplan con su deber. es posible que por el hecho de hacer una historia oficial para la democracia se logre que las instituciones democrticas acoten la actuacin pblica de los representantes populares y no permitan el abuso o la corrupcin? Y ms concretamente, es justo confiar en la democracia como el nico sistema deseable si ya hemos visto que los ltimos gobiernos mexicanos han sido elegidos por menos del 50% del electorado, y que esos representantes populares en realidad estn ms preocupados por quedar bien con los medios masivos de comunicacin y no con su pas?

    Me parece que la propuesta de Crespo es loable en el sentido de que pone el dedo en la llaga sobre la falta de educacin que existe en Mxico y sobre las terribles consecuencias que ello trae consigo para el avance democrtico nacional. sin embargo, la funcin de la Historia con maysculas no es hacer una historia oficial de la democracia. en todo caso, ms que hablar de los personajes y sus errores, como propone Crespo, sera mejor ha-cer una historia de los procesos, sus causas y sus consecuencias, y as los grandes personajes quedaran en segundo plano y no sera necesario que las nuevas generaciones conocieran los excesos del poder a los que estn sujetos todos los hombres pblicos.

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    en ese sentido, nuevamente surge la cuestin de cmo ensear historia en una realidad en la que las fronteras se desvanecen, el xito econmico se equipara con la felicidad y se busca la gratificacin inmediata, por lo que la comprensin del pasado queda como una asignatura obsoleta que no tiene sentido en un mundo acostumbrado a la inmediatez. por otra parte, una paradoja de nuestro tiempo es que la pretendida homogeneidad cultural de los estados-nacin modernos esconde en realidad tensiones y conflictos sociales deriva-dos de la falta de reconocimiento de las diferencias de las minoras tnicas que no se adap-tan al modelo impuesto por los estados monotnicos. ello ha provocado el resurgimiento de la intolerancia hacia quienes son distintos de la mayora, y ha derivado en la falta de comprensin entre los miembros de un mismo grupo que, sin embargo, se saben distintos. entonces, puede ensearse una historia homognea en un pas por dems heterogneo?

    si bien la propuesta de Jos antonio Crespo, tal como se ha expuesto, es cuestionable en algn sentido, tambin es cierto que es un intento por difundir la historia fuera del mbito acadmico. Cabe hacer una reflexin final, de cara a las conmemoraciones de la In-dependencia y de la Revolucin. es posible, como afirma Crespo, pensar en una historia enseada en las aulas que fomente los valores de la democracia, la legalidad, la civilidad y la negociacin? si se hiciera esa nueva historia oficial no caeramos en lo mismo que se ha hecho hasta ahora? la tarea es compleja, y toca a quienes nos dedicamos al oficio de historiar encontrar la manera, no de maquillar el pasado para fomentar ciertos valores, sino de ensearlo en toda su riqueza y complejidad para hacer frente al futuro con las armas del conocimiento y de la reflexin.

    Guadalupe Gmez-aguadoCentro de enseanza para extranjeros, unaM.