volumen 1, 2013

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EL COLEGIO DE MÉXICO Estudios descriptivos del purépecha de Lingüística de El Colegio de México uadernos C Volumen 1 2013 C ENTRO DE E STUDIOS LINGÜÍSTICOS Y LITERARIOS

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El primer volumen de los Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México

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EL COLEGIO DE MÉXICO

Estudios descriptivos del purépecha

de Lingüística de El Colegio de Méxicouadernos

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO

VOLUMEN 1

ESTUDIOS DESCRIpTIVOS DEL pURÉpEChA

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO

DIRECCIóN y EDICIóN

Julia pozas Loyo y Violeta Vázquez Rojas Maldonado

COMISIóN EDITORIAL

Raúl Ávila, Rebeca Barriga Villanueva, Sergio Bogard Sierra, Luz Fernández Gordillo, Graciela Fernández Ruiz, Josefina García Fajardo, Rodrigo Gutiérrez Bravo,

Esther herrera Zendejas, Luis Fernando Lara, pedro Martín Butragueño, Alfonso Medina Urrea,

María pozzi, Carmen Delia Valadés, María Eugenia Vázquez Laslop, Danielle Zaslavsky Rabinovici.

Foto de portada: Claudia pureco

Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México, Año 1, Número 1 -diciembre de 2013 - noviembre de 2014. Esta es una publicación anual electrónica de difusión gratuita editada por El Colegio de México, Camino al Ajusco 20, pedregal de Santa Teresa, Tlalpan. Cp 10740, Distrito Federal. Contacto: [email protected]<mailto:[email protected]>. Editores responsables: Julia pozas Loyo y Violeta Vázquez Rojas Maldonado. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo No: 04-2013-091813014400-203, ISSN 2007-736X, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Composición tipográfica: El Atril Tipográfico, S.A. de C.V. Digitalización: León Ruiz. Arquitectura de la información. Coordinación de servicios de cómputo de El Colegio de México. Camino al Ajusco 20, pedregal de Santa Teresa, Tlalpan. Cp 10740, Distrito Federal. Última modificación: 22 de noviembre de 2013.

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 3

SUMARIO

Julia pozas Loyo y Violeta Vázquez Rojas Maldonadopresentación 5

Violeta Vázquez Rojas MaldonadoEstudios descriptivos del purépecha. Estudio introductorio 7

Samuel herrera CastroCláusulas relativas en el purépecha de Carapan, Michoacán 26

Erik Daniel Franco TrujilloLas cláusulas adverbiales de tiempo, lugar, causa y propósito en el purépecha de Carapan, Michoacán 56

Alejandra Aranda herreraLa interrogación en el purépecha de Carapan, Michoacán 99

Aarón Caldera SegoviaVerbos de modalidad en el purépecha de Carapan, Michoacán 133

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4 CLECM 1-2013Índice

Carlos Ivanhoe Gil BurgoinUna revisión de tres clíticos adverbiales en purépecha y su relación con las categorías de evidencialidad y modalidad epistémica 159

Luis David Meneses hernándezSistema de demostrativos en el purépecha de Carapan, Michoacán 206

Glenda Lizárraga NavarroClíticos de foco en purépecha 235

E. Fernando Nava L.Notas y datos sobre la sufijación equipolente en la lengua purépecha 276

Leopoldo Valiñas CoallaEl adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl clásico 287

Lista de abreviaturas 324

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 5

pRESENTACIóN

Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México es una revista electrónica anual arbitrada, cuyo objetivo es difundir y promover la investigación en lingüística a partir de diversas lenguas y sin preferencia por alguna perspectiva teórica en particular. Se busca que los trabajos publicados contribuyan a nuestro entendimiento de los sistemas lingüísticos, ya sea desde un punto de vista teórico o puramente descriptivo.

De manera especial, para los dos primeros tomos hemos preparado volúmenes temáticos. El primero, Estudios descriptivos del purépecha, que presentamos ahora, reúne una serie de contribuciones en torno a la mor-fología, sintaxis y semántica de la lengua de Michoacán. El segundo, co-rrespondiente al 2014, versará sobre el cambio y la variación lingüística.

Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México es el resultado de un esfuerzo colectivo. Agradecemos el entusiasmo con el que nuestros colegas del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios acogieron este proyecto. Agradecemos también el apoyo brindado por el Dr. Javier Garciadiego, presidente de El Colegio de México, el Dr. Jean François prud’homme, Coordinador General Académico, y la Dra. Luz Elena Gutiérrez de Velasco, Directora de nuestro Centro. La publicación de esta revista no hubiera sido posible sin el arduo trabajo realizado por Fran-cisco Gómez, pablo Reyna y paola Morán del equipo de publicaciones,

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6 CLECM 1-2013Presentación

León Ruiz, del Departamento de Cómputo, y Luis Manuel Olivares y Alberto hernández Navarrete, del Departamento Jurídico de El Colegio de México.

Con este número emprendemos lo que esperamos sea un largo camino a través del cual Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México se consolide como un medio para el debate y la reflexión sobre los temas que nos ocupan como estudiosos del lenguaje.

Julia pozas LoyoVioleta Vázquez Rojas Maldonado

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 7

Estudios dEsCriptivos dEL purépECha. ESTUDIO INTRODUCTORIO

Violeta Vázquez Rojas Maldonado El Colegio de México [email protected]

Este primer número de Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México consta de siete artículos de investigación sobre aspectos morfológicos, sintácticos y semánticos de la lengua purépecha. Los trabajos se es-cribieron originalmente como reportes de investigación para el curso Lingüística descriptiva, impartido dentro del programa de Doctorado en Lingüística en El Colegio de México. Los reportes de investigación tomaron la forma de artículos, fueron sometidos a dos dictámenes, y después de varias revisiones, conforman ahora este volumen, que trata de contribuir, en lo posible, a nuestro conocimiento de la gramática de la lengua de Michoacán.1

1 El purépecha también es llamado tarasco, p’orhépecha o phoré. Algunos autores reservan el nombre Lengua de Michoacán para el purépecha pre-colonial (Chamoreau 2012a). Noso-tros usamos el término lengua de Michoacán (con minúscula) como un término descriptivo, intercambiable por el de purépecha.

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8 CLECM 1-2013Violeta Vázquez Rojas Maldonado

El volumen también contiene dos contribuciones de autores invita-dos: “Notas y Datos sobre la sufijación equipolente”, de Fernando Nava, y “El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl clásico”, de Leopoldo Valiñas Coalla. Nava muestra que el purépecha tiene pares de morfemas de voz activa/ voz media, tanto en el ámbito de los morfemas espaciales como en el de los de participante. Valiñas propone, basado en el análisis de la estructura morfológica de los adjetivos del náhuatl clásico, que éstos constituyen su propia clase de palabras, argumentando en contra de explicaciones previas que defienden la ausencia de una categoría de adjetivos en esta lengua. Ambos trabajos tienen una conexión obvia con el interés de este volumen, que es el de la descripción lingüística, con énfasis en la lengua purépecha.

Los siete artículos que se mencionan al principio tienen su origen en un proyecto colectivo de descripción lingüística. Se han elaborado en un mismo ambiente, consultando a los mismos hablantes y aplicando, en gran medida, los mismos métodos. Las páginas siguientes ofrecen una breve introducción a las características compartidas por estos trabajos, de modo que nuestros lectores tengan un acercamiento informado a las descripciones y generalizaciones aquí propuestas.

1. Características de la lengua purépecha

1.1. datos demográficos y áreas dialectales

Según el Censo Nacional de población y Vivienda del inegi (2010), en México hay 124,494 hablantes de purépecha mayores de 5 años, de

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9Es t u d i o s d E s c r i p t i v o s d E l p u r é p E c h a

los cuales 112,131 hablan también español. Según los datos del inali hay 128,344 hablantes mayores de 3 años. La mayoría de los hablantes de purépecha residen en el noroeste del estado de Michoacán, aunque no hay que pasar por alto que miles de hablantes, no contabilizados en los censos nacionales, han emigrado a Estados Unidos, concentrándose sobre todo en la costa oeste —en los estados de California, Oregon y Washington— o en Carolina del Norte.

La zona de Michoacán en donde se habla el purépecha se divide en cuatro áreas geográficas: la sierra o Meseta purépecha, la ribera del lago de pátzcuaro, la Cañada de los Once pueblos y la ciénega de Zacapu (Chamoreau 2012a). Es común asociar cada una de estas regiones geo-gráficas con una variante de la lengua, pero no ha faltado controversia en este punto. Friedrich (1971) concluye que la variación entre las hablas de las distintas comunidades lleva a proponer una dialectología de pueblos, y Chávez (2004), al no encontrar rasgos característicos de cada pueblo, sino solamente, acaso, de cada hablante, llega incluso a cuestionar la pertinencia de establecer áreas dialectales para el purépecha. En vista de estos desacuerdos, el estudio dialectológico más completo y más reciente es el emprendido por Chamoreau (2012a, 2012b), quien compara no sólo elementos léxicos y rasgos fonéticos, sino también narraciones y otros da-tos de ocurrencia natural, y construcciones sintácticas específicas, tanto desde el punto de vista diacrónico como sincrónico. Según los resulta-dos de sus comparaciones, aunque hay ciertos cambios y rasgos que afec-tan a toda el área purépecha, hay ciertas construcciones sintácticas cuya variación se corresponde con dos grandes áreas dialectales y tipológicas: el área oriental, que comprende Zacapu y la región del lago de pátzcuaro,

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y la occidental, que comprende el valle nor-occidental de los Once pue-blos y la Sierra (Chamoreau 2012b). para algunas construcciones, los lindes de estas dos grandes áreas no corresponden con los límites de las regiones (Chamoreau 2012a). Además, en dichos estudios se identifican sub-áreas con características lingüísticas par ticu la res, probablemente atribuibles a condiciones históricas y sociales compartidas.

1.2. Características gramaticales generales

El purépecha es una lengua aglutinante, polisintética,2 de alineamiento nominativo-acusativo y de objeto primario. No tiene filiación genética comprobada. Acerca del orden básico de constituyentes de la oración, el único estudio con el que contamos es el de Capistrán (2002), que basa sus observaciones en datos obtenidos en la región lacustre —que es la que está en mayor contacto con el español—. Según este estudio, el orden no marcado es SVO, aunque otras configuraciones son posibles dependiendo de las necesidades informativas. Es de notar, sin embargo, que el puré-pecha tiene múltiples rasgos característicos de lenguas de núcleo final, como la presencia de postposiciones, su carácter exclusivamente sufijal y, en algunas regiones, el orden sustantivo-determinante (Chamoreau 2012; Capistrán y Nava 1998). Villavicencio (2002) reporta que el orden más frecuente en textos del siglo xvi es SOV, que ha ido cambiando a SVO en el siglo xx. Además de un rico sistema de casos, el purépecha posee

2 En una concepción de ‘polisíntesis’ como un alto índice de morfemas por palabra. Otras definiciones de lengua polisíntetica incluyen el requerimiento de que la lengua tenga incorporación, lo que no es el caso en purépecha.

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11Es t u d i o s d E s c r i p t i v o s d E l p u r é p E c h a

una cantidad considerable de clíticos de segunda posición que marcan persona y número, pero también otras funciones gramaticales, semánti-cas y discursivas, como foco, certeza y énfasis, entre otras (Villavicencio 2010). De estos clíticos, los de persona-número recientemente muestran un desplazamiento de la segunda posición hacia el núcleo verbal (Cha-moreau y Villavicencio 2010).

1.3. Convenciones de escritura y estructura de los ejemplos

Existen varias propuestas de ortografía para el purépecha, todas ellas basadas en un alfabeto latino adaptado al inventario fonológico de la lengua. En las presentes descripciones se adopta parcialmente la propues-ta de hernández Dimas y Nava (2000). Cada ejemplo consta de cuatro líneas, como se ve a continuación.

(1) Jísïni úmantani jaká t’ irékwa ji=sï=ni umanta-ni ja-ka t’irekwa yo=foc=1sg.suj preparar-inf ser-1/2ind comida ‘yo soy la que está cocinando.’

La primera línea consta de una representación ortográfica práctica, que tiene como fin acercar al lector a una pronunciación más o menos fidedigna de la oración. En este nivel se distinguen, por ejemplo, las oclusivas sordas de las sonoras, aunque, como sabemos, este contraste no tiene valor fonológico en la lengua, donde la ocurrencia de las oclu-sivas sonoras es predecible porque generalmente las antecede una nasal.

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También se representa, con una tilde, el acento primario, siempre y cuando éste no caiga en la penúltima sílaba de la palabra. En caso de no haber un acento explícito, la palabra se leerá como grave. En este nivel, las semivocales en préstamos se representan como en la lengua de origen (por ejemplo Juanu), el resto de las semivocales se representan como tales (w y y). Además de la sonorización ante nasal, otro proceso característico en la lengua es la preaspiración de las oclusivas aspiradas en contexto intervocálico. En el primer nivel de representación hacemos explícita la preaspiración mediante una j precediendo a la oclusiva, es decir, la aspi-ración (representada con j ) y la oclusiva se representan en la secuencia en la que ocurren a nivel superficial, mientras que en la segunda línea las preaspiradas se representan como aspiradas. A pesar de que el purépecha tiene marcas morfológicas explícitas de interrogación, decidimos que en la primera línea marcaríamos la interrogación ortográficamente sólo con el signo de cierre.

La segunda línea corresponde a la representación morfo-fonoló-gica de la oración. En esta línea, las grafías representan, no los valores fonéticos, sino fonológicos, que en los casos ya descritos son distintos en la superficie. En esta línea se presentan los cortes morfema por mor-fema. Cuando es pertinente para la descripción, en este nivel también se marcan los morfemas “cero”. Es menester aclarar que la segmentación morfológica en este nivel no pretende ser exhaustiva (por ejemplo, no se presentan todos los cortes que corresponden a una raíz verbal y los morfemas derivativos nominales), sino sólo de los segmentos relevantes para la discusión en turno, a menudo considerando toda una base, verbal o nominal, como una sola unidad. La tercera línea contiene las glosas.

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La relación entre la segunda y la tercera líneas se adapta a las reglas de glosado de Liepzig.3 Al final del presente volumen se ofrece una lista de abreviaturas. por último, en la cuarta línea de cada ejemplo se ofrece una traducción libre al español. Obsérvese que en este nivel se trata de representar lo más cercanamente el significado de la oración purépecha con una oración en español, pero eso no implica que la estructura de la oración objeto y la de la traducción sean parecidas. por ejemplo, en (1), la traducción es una oración escindida en español, porque es la estructura que más cercanamente confiere el valor de foco contrastivo introducido por =sï, pero ello no quiere decir que la estructura en purépecha sea la de una oración escindida.

Las secuencias agramaticales se preceden por un asterisco. Dado que una secuencia agramatical no tiene interpretación como oración, se ofrece como traducción la lectura buscada. El símbolo de número “#”, marca a las oraciones que, aún siendo gramaticales, no son adecuadas en el contexto en el que se presentan.

Las grafías que no tienen una interpretación obvia se enlistan a continuación:

(2) a. ï es una vocal central anterior, [ɨ]; î es su correspondiente acentuado. b. el apóstrofo ‘’’ después de una oclusiva marca aspiración. c. la secuencia nh corresponde a una nasal velar. d. la secuencia rh representa una líquida retrofleja. e. x está por una fricativa alveolar

3 <http://www.eva.mpg.de/lingua/resources/glossing-rules.php>.

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f. j es una fricativa velar y, si precede a una oclusiva en la primera línea, es una aspiración.

2. El método

Los datos en los que se basan los análisis aquí presentados fueron obteni-dos, en su mayoría, a través de elicitación directa de juicios de aceptabi-lidad, aunque también se consultaron textos glosados por otros autores. Metodológicamente se distinguen dos grandes clases de juicios de acep-tabilidad: los juicios de gramaticalidad y los de aceptabilidad semántica.

Los juicios de gramaticalidad son muy bien conocidos: consisten en presentar al hablante una estructura en su lengua nativa y pregun-tar si esa estructura está bien formada o no lo está. Tanto los juicios positivos, es decir, aquellos que consideran a la estructura aceptable, como los negativos, —aquellos que la rechazan—, constituyen datos para la descripción lingüística. Esto tiene como fundamento la idea de que, al describir el conocimiento que un hablante tiene de su lengua, es tan crucial dar cuenta de las secuencias aceptables como de las que no lo son, pues la inaceptabilidad también es efecto de las reglas del sistema.

Los juicios de aceptabilidad semántica, por su parte, se dividen en dos subtipos: los juicios de valor de verdad, y los juicios que llamaremos, a falta de un mejor nombre, de felicidad contextual. Los primeros con-sisten en presentar al hablante con una situación (que se puede exponer verbal o visualmente) y una oración. Dada la situación presentada, se le

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pregunta al hablante si la oración describe la situación adecuadamente, es decir, si es la oración es verdadera en esa situación.

Los juicios de felicidad contextual también consisten en presentar al hablante una situación y una oración gramatical, y en preguntar si la oración podría ser empleada satisfactoriamente en esa situación (sin atender a su posible verdad o falsedad). Cuando una oración es rechazada en determinado contexto, pero no se considera falsa (ni, por supuesto, agramatical), se presume que la inaceptabilidad se debe a algún factor semántico o pragmático —por ejemplo, una presuposición no satisfecha o el disparamiento de una implicatura no deseada—. Si bien los juicios de felicidad contextual no nos permiten obtener respuestas categóricas sobre la fuente de la inaceptabilidad, ayudan a distinguir entre el conte-nido aseverado (que es detectable mediante los juicios de valor de verdad) y otros tipos de contenido semántico o pragmático.

En suma, la elicitación de juicios de gramaticalidad consiste en pre-sentar al hablante una oración y pedir que juzgue su buena formación; la elicitación de juicios semánticos consiste en presentar al hablante un par contexto-oración y pedir que juzgue la verdad o la adecuación de la oración en relación con el contexto presentado.

Además de estas dos estrategias de recolección de datos, se ha echado mano de cuestionarios de traducción. En ellos, se presenta al hablante una oración en el metalenguaje (en este caso, en español) y se le pide que proporcione un equivalente en la lengua objeto. La tarea se puede hacer a la inversa, presentándole una estructura en la lengua objeto y pidiéndole un equivalente en español. Las oraciones obtenidas como resultado de una traducción son gramaticales (de otra manera,

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no habrían sido producidas por el hablante). De la misma manera, las oraciones en purépecha que se pueden traducir al español también deben ser gramaticales, pues de lo contrario no podrían ser interpretables. por lo tanto, las traducciones se pueden considerar como evidencia indirecta de gramaticalidad, y por ello pueden servir como datos para el análisis sintáctico o morfológico. Las descripciones semánticas, en cambio, no se pueden basar en cuestionarios de traducción, pues si bien las traduc-ciones son pistas para formular hipótesis sobre posibles significados, una traducción no constituye un dato semántico (Matthewson 2008).

3. Los hablantes

para la elicitación de datos se contó con la colaboración de Ana Elena Erape y Guillermo Alejo, ambos jóvenes originarios de Carapan —uno de los once pueblos de la Cañada—, hablantes de purépecha como lengua materna y de español como segunda lengua. Tanto Ana Elena como Guillermo residen en la Ciudad de México y tienen estudios uni-versitarios. puesto que los consultores no residen en su comunidad de origen, nos parece aventurado caracterizar al purépecha aquí descrito como “variante de Carapan”, o “variante de la Cañada”. No es el obje-tivo de las descripciones aquí compiladas el hacer comparaciones que nos permitan establecer algún tipo de variación entre el habla de estos consultores respecto de su comunidad de origen, ni mucho menos entre el habla la comunidad de Carapan y la de otras comunidades o áreas. por lo tanto, una vez que dejamos clara su condición de hablantes originarios

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de Carapan y residentes fuera de su comunidad, empleamos el término “purépecha” o “purépecha de Carapan”, como una etiqueta para los datos aquí analizados, sin atrevernos a generalizar que pertenezcan a toda una variante ni, mucho menos, a todas las posibles variantes del purépecha.

Los estudios en lenguas indígenas a menudo prefieren contar con informantes residentes en su propia comunidad, de edad avanzada y sin instrucción formal. Las características demográficas de los hablantes consultados para los estudios que conforman este volumen no son, pues, las más prototípicas de los informantes en estudios de lenguas sub-repre-sentadas. Un hecho que no podemos soslayar es que en las comunidades de hablantes de las lenguas mexicanas hay diversidad y movilidad social, y que el hecho de que alguien no pertenezca a un grupo social determi-nado no implica necesariamente que haya perdido el conocimiento de su lengua materna.

Más allá de las características demográficas del consultor, que pue-den ser variadas, lo que consideramos crucial para la confiabilidad de los datos es la consistencia en los juicios, tanto en un mismo hablante como entre hablantes distintos. Otro elemento que consideramos clave en la recolección de juicios es la capacidad de desarrollar un vocabulario común, entre el hablante y el analista, que permita identificar, por lo menos, distintos tipos de inaceptabilidad (gramatical y semántica). Tanto Ana Elena como Guillermo son personas involucradas en la enseñanza y revitalización de su lengua, por no mencionar su interés en la historia y cultura purépechas. Quizás debido a ello, han desarrollado habilidades de reflexión metalingüística muy finas que permitieron siempre una comunicación muy clara con los descriptores.

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18 CLECM 1-2013Violeta Vázquez Rojas Maldonado

Con esta advertencia, los datos aquí descritos no pretenden impo-nerse como representativos de toda una variante, ni mucho menos, de toda una lengua. probablemente otros hablantes de purépecha residentes en la comunidad de Carapan no estén de acuerdo con cada uno de los juicios de los hablantes residentes en la Ciudad de México, pero esa va-riabilidad parece ser la norma y no la excepción en cualquier lengua. En la medida en que los juicios probaron ser consistentes al ser elicitados en múltiples ocasiones, se trata de datos que merecen ser descritos y analiza-dos, independientemente de que se pueda o no afirmar que constituyen la norma lingüística de toda una comunidad o área.

4. Los temas

Gracias a los trabajos de Marie L. Foster (1969), Alan C. Wares (1974), paul de Wolf (1989), Cristina Monzón (1997, 2004), Frida Villavi-cencio (2002), Claudine Chamoreau (2010, 2003), Fernando Nava (2004), y Alejandra Capistrán (2010) —por mencionar sólo algunos autores y apenas unas muestras de su extenso trabajo—, el purépecha contemporáneo ha sido objeto de una minuciosa descripción gramatical y semántica (dejando de lado, por el momento, los múltiples estudios históricos, sociolingüísticos y etnológicos que hay sobre la lengua y sus hablantes). Contamos, pues, con un buen conjunto de investigaciones que dan cuenta de la estructura y los procesos gramaticales más comu-nes en la lengua, por lo menos en algunas de sus variantes. Del mismo modo que los temas de estudio en lenguas indoerupoeas no se agotan

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19Es t u d i o s d E s c r i p t i v o s d E l p u r é p E c h a

en las descripciones existentes —pues éstas abren pautas para investiga-ciones más extensas o más profundas—, la descripción de las lenguas sub-representadas, como el purépecha, no se acaba con las decenas de gramáticas y estudios particulares, teóricos o descriptivos, con los que contamos hasta ahora. por el contrario, creemos que el conocimiento que hasta ahora ha generado la comunidad de estudiosos del purépecha ha cumplido su papel de abrir nuevas vetas de investigación, de plantear nuevas preguntas y de abonar un terreno que se torna tanto más fértil cuanto mayor producción académica emerge de él.

Los temas de investigación presentados en este volumen fueron seleccionados de entre varias opciones de tópicos relativamente poco estudiados en el purépecha. En morfosintaxis, se describió la estructura de las cláusulas relativas, las cláusulas adverbiales y las oraciones interro-gativas. Dos estudios se centran en la expresión de la modalidad: uno de ellos en la expresión de distintos valores modales en verbos y otro aborda la interpretación de clíticos evidenciales y de certeza. También se incluye un artículo sobre los valores de los clíticos de foco y la morfología verbal de las oraciones en las que aparecen, y por último, un trabajo describe el sistema de orientación de los demostrativos adnominales y pronominales.

Samuel herrera Castro confirma en “Las cláusulas relativas del pu-répecha de Carapan” algunas descripciones previas relativas a las marcas modales y aspectuales de las cláusulas relativas. Describe una posible mar-cación de caso en el núcleo de la cláusula relativa que parecería apoyar un análisis según el cual esta frase nominal recibe su caso directamente del verbo subordinado, antes de “subir” a su posición de superficie en la oración principal. La descripción de herrera Castro también abre la

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posibilidad de que el purépecha tenga vestigios de oraciones relativas de núcleo interno. Si bien estas estructuras son sólo marginalmente acepta-bles, se sumarían a otros rasgos característicos de lenguas SOV que han sido identificados en el purépecha.

En “Las cláusulas adverbiales de tiempo, lugar, causa y propósito en el purépecha de Carapan, Michoacán”, Erik Franco Trujillo describe un patrón de marcación de aspecto y modo que distingue a las oraciones subordinadas adverbiales de tiempo y lugar de las subordinadas de causa. Mientras las primeras dos tienen formas verbales “reducidas” o “degrada-das”, las subordinadas de causa pueden alternar entre éstas y las formas verbales plenas. También describe las oraciones de propósito, que se in-troducen por un nexo para y siempre llevan un verbo en flexión no finita.

En su artículo “La interrogación en el purépecha de Carapan, Michoacán”, Alejandra Aranda herrera revisa la forma de las oraciones interrogativas, tanto las cerradas como las de contenido. Describe una lista de los alomorfos de modo interrogativo que dependen de la flexión tempo-aspectual precedente, y reporta la posibilidad de que, bajo con-diciones pragmáticas específicas, las oraciones interrogativas muestren formas aspectuales “reducidas”, es decir, propias de oraciones subordi-nadas o con foco.

Dos trabajos sobre semántica se centraron en la expresión de la modalidad. El de Aarón Caldera Segovia “Verbos de modalidad en puré-pecha de Carapan, Michoacán”, reporta la existencia de dos verbos, uni y jatsini, que además de su sus usos léxicos como “hacer” y “tener”, tienen usos como verbos modales, un rasgo poco esperado en las lenguas in-doamericanas, tomando en cuenta que en el área es más común expresar

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la modalidad mediante afijos o clíticos. Carlos Gil Burgoin describe en “Una revisión de tres clíticos adverbiales en purépecha y su relación con las categorías de evidencialidad y modalidad epistémica” el valor eviden-cial del clítico =nha y el valor modal de dos clíticos: =xeru y =mindu, y muestra que éstos últimos se contraponen en una escala de certeza. Luis David Meneses, en “Sistema de demostrativos del purépecha de Carapan, Michoacán”, muestra, a través de una serie de pruebas, que este sistema deíctico está orientado a la persona; es decir, que la selección del demos-trativo depende no sólo de la distancia del referente respecto al hablante, sino también de la distancia entre el referente y el interlocutor. Aunque otros trabajos habían sugerido análisis similares (Cervantes 1987; Cha-moreau 2004 ); éste en particular basa su análisis en los resultados de pruebas controladas que muestran los usos aceptables e inaceptables de los demostrativos en distintas configuraciones espaciales.

por último, en el ámbito de encuentro entre la morfosintaxis, la semántica y la pragmática, el trabajo de Glenda Lizárraga Navarro, “Clíticos de foco en purépecha” describe la forma y la interpretación de las oraciones con las partículas de foco =sï, =k’u y =t’u, cuya caracte-rística común es la de destacar una alternativa de entre un conjunto de posibilidades. A la vez que muestra que =t’u es un clítico de foco aditivo, =sï corresponde propiamente a un foco de contraste y =k’u a un foco de exclusión. Aunque estos dos últimos están asociados a una inferencia de exhaustividad, Lizárraga argumenta que esta inferencia se deriva del con-tenido semántico del foco de exclusión, mientras que en el caso del foco contrastivo, la inferencia de exhaustividad es el efecto de una implicatura, lo que se muestra en la posibilidad de cancelarla.

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22 CLECM 1-2013Violeta Vázquez Rojas Maldonado

Agradecimientos

Este volumen de Cuadernos de Lingüística es el producto del trabajo intenso no sólo de autores y editores, sino de una larga lista de perso-nas a quienes expresamos nuestra profunda gratitud. En primer lugar, agradecemos a Ana Elena Erape y a Guillermo Alejo, nuestros consul-tores de lengua purépecha, el haber sido generosos con su tiempo y su conocimiento sobre la lengua de Michoacán. Agradecemos también a cada uno de los dictaminadores —cuyos nombres, por obvias razones, permanecerán anónimos—, por haber contribuido con sus observaciones a mejorar cada artículo aquí publicado. Alicia Mateo Manzo ha hecho observaciones y correcciones muy pertinentes que también agradecemos, lo mismo que al resto del grupo Kw’aniskuyarhani de estudiosos de la cultura purépecha; de manera particular a Benjamín Lucas, Aída Casti-lleja y Carlos García Mora. A Claudia Alejandra pureco le agradecemos no sólo el abrirnos las puertas de las reuniones bimestrales de Kw’anisku-yarhani, sino el haber contribuido la foto que sirve de portada a este pri-mer volumen. Merecen una mención especial los comentarios que Frida Villavicencio ha hecho a algunos de los datos y propuestas contenidos en este número, y las contribuciones especiales de Fernando Nava, “Notas y datos sobre la sufijación equipolente en lengua purépecha”, y Leopoldo Valiñas Coalla, “El adjetivo y sus constituyentes en náhuatl clásico”.

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23Es t u d i o s d E s c r i p t i v o s d E l p u r é p E c h a

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 26

CLÁUSULAS RELATIVAS EN EL pURÉpEChA DE CARApAN, MIChOACÁN*

Samuel herrera Castro

Relative clauses in purepecha need special subordinate mood markers, as well as “reduced” aspectual forms (Andrews 2007). This paper shows that internally-head-ed relative clauses in purepecha, although marked, are not completely ungrammatical, a fact that might contribute to strengthen the hypothesis that purepecha used to be an SOV language (Villavicencio 2002; Nava and Ca pis-trán 1998). Also, it is argued that, in externally-headed relative clauses, the head noun can retain the case marker that would correspond to its grammatical role in the sub-ordinate clause.

Keywords: relative clauses, internally-headed relative claus-es, case marking, purepecha.

* Agradezco a Ana Elena Erape y a Guillermo Alejo por su ayuda en la realización de este trabajo. Asimismo, agradezco los comentarios de los dos dictaminadores anónimos.

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27Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

1. Introducción

En este trabajo describiré las cláusulas relativas en purépecha de Carapan, Michoacán, entendiendo como cláusula relativa (CR) una construcción que consiste en un nominal (que puede o no estar) y una cláusula subor-dinada interpretada como la que modifica atributivamente al nominal y delimita su referencia (Andrews 2007). Este nominal es conocido como el núcleo de la cláusula subordinada. La frase nominal modificada es un elemento de la oración principal, pero también tiene una función gramatical dentro de la cláusula relativa (Lehmann 1984:261). Como punto de partida, describiré brevemente las características de una oración principal en purépecha, con el fin de mostrar las diferencias entre éstas y las cláusulas relativas. En esta introducción, sólo quiero mostrar tres características de las oraciones principales, a saber, la marcación de caso objetivo, la marcación del modo indicativo y la morfología aspectual.

La oración principal está conformada por un verbo que puede tener una raíz básica o una raíz dependiente. Este último tipo de raíces verbales se caracteriza por requerir un sufijo formativo o algún sufijo marcador de transitividad o de locación espacial, para poder tomar flexión de tiempo, aspecto y modo (Capistrán 2010:55).

Los argumentos sintácticos del verbo se marcan por medio de los casos nominativo y objetivo; el primero es el no marcado y el segundo se marca con el morfema -ni. (Capistrán 2010; Chamoreau 2009; Fos-ter 1969; Friedrich 1971b). En (1), el objeto del verbo exespti ‘vio’ es tataka-ni ‘al niño’ marcado con el afijo de caso objetivo. Obsérvese que el sujeto, Juanu, se marca con la forma -ø de caso nominativo:

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28 CLECM 1-2013Samuel Herrera Castro

(1) Juanu exespti tatákani jwanu-ø exe-s-p-ti tataka-ni Juan-nom ver-pfvo-pas-3.ind niño-obj

‘Juan vio al niño.’

En modo indicativo, el verbo de la oración principal se flexiona para concordar con el sujeto gramatical, de modo que si se trata de una primera o segunda persona, se marcará con el morfema -ka (2a), mientras que si el sujeto es una tercera persona, se marcará con -ti (2b). También puede aparecer un enclítico de persona, que por lo general se hospeda en el primer constituyente de la oración:

(2) a. Ji / t’uri xariaska ji / t’u=ri xaria-s-ø-ka yo/ tú=2sg.suj nadar-pfvo-pres-1/2.ind

‘yo nadé’ / Tú nadaste.’

b. imá xariasti ima xaria-s-ø-ti él nadar-pfvo-pres-3.ind

‘Él nadó.’

Los verbos de las oraciones principales se marcan con morfemas con significado aspectual. Algunos de los elementos de este paradigma son el perfectivo -s (3a), el habitual -sïn (3b) y el progresivo -xa (3c).

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29Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

(3) a. Ji exe-s-ka tatákani ji exe-s-ø-ka tataka-ni yo ver-pfvo-pres-1/2.ind niño-obj ‘yo vi al niño.’

b. Ji exésïnga tatákani ji exe-sïn-ka tatakani yo ver-hab-1/2.ind niño-obj ‘yo veo al niño.’ (habitualmente)

c. Ji tsanguaraxaká 1

ji tsankwara-xa-ka yo brincar-prog-1/2.ind ‘Estoy brincando.’

(Lizárraga 2013)

2. Cláusulas relativas

Las cláusulas relativas son un tipo de oraciones subordinadas que se in-crustan dentro de una oración principal. La subordinada funciona como un dependiente y modifica una frase nominal, delimita la referencia y

1 Estrictamente, el progresivo o durativo -xa debe ir seguido de un morfema “cero” marcador de presente, pues también puede aparecer seguido de la -p de pasado. Sin embar-go, omitiré este elemento de la representación. A menos que se acompañe con la marca -p, el progresivo -xa debe interpretarse como progresivo presente.

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especifica el rol del referente de la frase nominal en la situación descrita por la cláusula relativa (Andrews 2007:206; Kroeger 2005:219).

Andrews (2007) identifica tipológicamente distintos tipos de CR’s con sus implicaciones translingüísticas y propone una notación especial para la identificación de sus componentes. primero, a la frase nomi-nal que incluye al núcleo modificado por la cláusula relativa se le llamará Frase Nominal Matriz (FNmat). La FNmat puede contener a la propia cláusula relativa, como en el ejemplo (4), que muestra a la FNmat como el constituyente subrayado. La cláusula relativa [enka juni jaka] ‘que está tosiendo’ modifica al nominal tataka ‘niño’, al que llamaremos el núcleo y que en (4) aparece en negritas. El referente del núcleo de una cláusula relativa tiene un papel en el evento o situación descrita por la cláusu-la subordinada y de alguna manera cumple con un rol gramatical dentro de esta cláusula. por ejemplo, en (4) tataka es el sujeto de la oración principal (el niño está enfermo) y también está asociado al sujeto de la cláusula relativa (el niño tosió). Sin embargo, la función de sujeto dentro de la cláusula relativa no está desempeñada abiertamente por ninguna frase nominal o pronombre relativo.

(4) tatáka enga juni japka p’aménchaxati tataka [enka ju-ni ja-ø-p-ka] p’amencha-xa-ti niño subnte toser-inf estar-pfvo-pas-sub enfermarse-prog-3.ind ‘El niño que estaba tosiendo está enfermo.’

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31Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

2.1. El subordinador enka

Las cláusulas relativas pueden ser introducidas por un pronombre relativo o relativizador. A veces, basta el orden de constituyentes, una morfología particular o un subordinador para señalar la dependencia entre la cláusula principal y la subordinada. A diferencia de los pronombres relativos, los subordinadores son partículas invariantes, esto es, pueden presentar cambios morfofonémicos pero no flexivos (Andrews 2007).

En purépecha, las cláusulas relativas son introducidas por un subor-dinador. En (4) la cláusula relativa es introducida por el subordinante enka. Esta partícula, además, introduce distintos tipos de cláusulas su-bordinadas (Franco 2013). En (5a), una cláusula subordinada de lugar, y en (5b), una de tiempo:

(5) a. Juanu ánchikwarsïndi enga irékaka imeri tembunha jwanu anchikwari-sïn-ti [enka ireka-ka ima-eri tembunha] Juan trabajar-hab-3.ind subnte vivir-3.sub dem-gen novia ‘Juan trabaja por donde vive su novia.’

(Franco 2013)

b. Enga Juanu wéntapka ánchikwarikwarhu, pasti imeri tembunha t’ irérani chúrikwa anapu. [Enka jwanu wenta-ø-p-ka anchikwarikwa-rhu] subnte Juan salir-pas-3.sub trabajar-loc

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pa-s-ø-ti ima-eri tembunha t’irera-ni churekwa anapu llevar-pfvo-pres-3.ind dem-gen novia comer-inf noche origen ‘Cuando Juan salió del trabajo, llevó a su novia a cenar.’

(Franco 2013)

Los verbos en las cláusulas subordinadas de (4) y (5) llevan la mar-cación de modo -ka. Diversos autores señalan que se trata de un modo “subjuntivo” (cf. Chamoreau 2009). Es importante señalar que esta marcación es exclusiva de las construcciones subordinadas,2 aunque no siempre está asociada con el valor irrealis característico del subjunti-vo español, de ahí que en lugar de “modo subjuntivo” elijamos llamarlo “modo subordinado”. El ejemplo (6b) es agramatical porque el verbo en la cláusula relativa no lleva la marcación de modo subordinado. En oraciones asertivas principales no subordinadas, el morfema -ti marca a la tercera persona. Obsérvese que (6a) es una oración asertiva y la tercera persona se marca con el morfema -ti de indicativo.

(6) a. Juanu íntskuspti témuntskwa tatáka sapíchuni jwanu intsku-s-p-ti temuntskwa tataka sapichu-ni Juan dar-pfvo-pas-3.ind dulce niño pequeño-obj ‘Juan le dio dulces al niño.’

2 Dado que el morfema -ka sólo se encuentra en construcciones subordinadas, lo glo-saré como una marca de subordinación sub en el verbo subordinado. La partícula enka la glosa ré como subordinante subnte.

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33Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

b. *témuntskwa enga intskuspti Juanu nóteru áspispti temuntskwa [enka intsku-p-ti jwanu] noteru dulce [sbnte dar-pas-3.ind Juan] no.más

aspi-s-p-ti sabroso-pfvo-pas-3ind ‘Los dulces que le dio Juan (al niño) ya no estaban buenos.’

c. témuntskwa enga intskuspti Juanu nóteru áspispti temuntskwa [enka intsku-p-ka jwanu] noteru dulce [sbnte dar-pas-3.sub Juan] no.más

aspi-s-p-ti sabroso-pfvo-pas-3ind ‘Los dulces que le dio Juan (al niño) ya no estaban buenos.’

Chamoreau (2009:212-213) señala que el subordinante -nki puede sufijarse a sustantivos, pronombres, demostrativos y posesivos. En los siguientes ejemplos, adaptados de Chamoreau (2009), se puede observar a dicho subordinante afijado a un pronombre personal (7a), a un demos-trativo (7b) y a un posesivo (7c):

(7) a. t’unki waraka ju ixu T’u=nki we-ra-ka ju-ø ixu tú=que llorar-for-sub venir-imp aquí ‘Tú que estás llorando, ven aquí.’

(Chamoreau 2009:212)

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34 CLECM 1-2013Samuel Herrera Castro

b. imanki jatsika tarheta-ni juchari tataixti Ima=nki jatsi-ka tarheta-ni juchari tata-i-x-ti dem=que tener-sub milpa-obj poss.1.pl padre-pred-pfvo-3.ind ‘El que tiene la milpa es nuestro padre.’

(Chamoreau 2009:213)

c. Chítinki wiriaka sánteru k’ éxti Chiti=nki wiria-ka sani=teru k’e-x-ti poss.2sg=que correr-sub poco=otro grande-pfvo-3.ind ‘El tuyo que corre es más grande.’

(Chamoreau 2009:213)

En la variante analizada aquí, hay construcciones en las cuales el subordinante puede agregarse a un pronombre y formar una sola unidad entonacional, esto es, la palabra compuesta sólo lleva un acento. Ob-sérvese en (8a) que el subordinante -nki se agrega al pronombre ima de tercera persona. El ejemplo (8b) es agramatical porque no pueden coapa-recer la forma -nki y la forma libre del subordinante enka, lo que muestra que el -nki afijado al pronombre es realmente el subordinante. En (8c) sí pueden coaparecer el pronombre independiente y el subordinador.

(8) a. imangi tsanguarani jaká ima=nki tsankwara-ni ja-ka dem/3s=sbnte brincar-inf estar-3.sub ‘Ese que está brincando.’

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35Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

b. *imangi enga tsanguárani jaká ima=nki enka tsankwara-ni ja-ka dem/3s=sbnte subnte brincar-inf estar-3.sub

c. imá enga tsanguárani jaká ima enka tsankwara-ni ja-ka dem/3s subnte brincar-inf estar-3.sub ‘Ese que está brincando.’

2.2. tipos de cláusulas relativas según su posición

A partir de la relación entre la cláusula relativa y la Frase Nominal matriz se puede dar cuenta de dos tipos de cláusulas relativas: cuando la cláusula relativa está dentro de la FNmat la llamaremos incrustada; cuando no está dentro se le conoce como adjunta. En nuestros datos del purépecha sólo encontramos cláusulas relativas incrustadas, como la del ejemplo (4), que repito abajo como (9a). En esa oración, la FNmat es tataka enka juni japka ‘el niño que está tosiendo’ y la cláusula relativa está dentro de ésta, enka juni japka. En (9b) proporciono un ejemplo de cláusula relativa adjunta del inglés, de Andrews (2007). No hemos podido atestiguar la gramaticalidad de este tipo de estructuras en purépecha:

(9) a. tatáka enga juni japka p’aménchaxati tataka [enka ju-ni ja-ø-p-ka] p’amencha-xa-ti niño subnte toser-inf estar-pfvo-pas-sub enfermarse-prog-3.ind ‘El niño que estaba tosiendo está enfermo.’

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b. Somebody lives nearby [who has a CD burner] alguien vive cerca que tiene un CD quemador Lit: ‘Alguien vive cerca que tiene un quemador de CD’s.’

Tomando en cuenta la relación del núcleo nominal y la cláusula rela-tiva podemos hablar de tres tipos de CR’s incrustadas: externas, internas y libres (Andrews 2007:208).

2.2.1. Cláusulas relativas de núcleo externo

Las cláusulas relativas externas son aquellas cuyo núcleo —el sustantivo cuya referencia delimitan— aparece fuera de la oración subordinada. En estos casos, la cláusula relativa puede anteceder al núcleo nominal, puede aparecer después de él o bien puede ocurrir en un orden variable. En el caso del purépecha, las cláusulas relativas externas siempre aparecen después del núcleo nominal. En (9a), el núcleo nominal es el sustantivo tataka y la CR enka juni japka, introducida por el subordinador enka, va pospuesta al sustantivo.

Keenan (1985) señala que hay una tendencia general a favorecer las cláusulas relativas posnominales como opuestas a las prenominales, principalmente en lenguas de verbo inicial, y agrega que particularmente en las lenguas de orden SVO, las posnominales son la norma y son más productivas. Capistrán (2002) argumenta que en el purépecha de la zona del lago de pátzcuaro, el orden de constituyentes es SVO, el cual corresponde al orden no marcado pragmáticamente. Aunque carecemos de evidencia contundente para determinar el orden básico del purépecha

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37Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

en la variante aquí analizada, lo cierto es que no es posible que la cláusula relativa anteceda al núcleo nominal.3

hay lenguas que tienen orden SVO pero pueden presentar otro tipo de orden posicional. Obsérvese el ejemplo de chino en (10a), una lengua SVO pero con cláusulas relativas prenominales. La lengua persa es una lengua de verbo final y la cláusula relativa va después del núcleo nominal, como se muestra en (10b).

(10) a. [Zhangsan mai de] qiche hen guì Zangsan compró nom carro muy caro ‘El carro que compró Zhangzan estaba muy caro.’

(Chino, Li y Thompson 1981, citado por Andrews 2007:209)

b. Ketab-i [ke be mæn dad-id] gomšode æst libro-indef rel para 1obj dar-2sg perdido estar ‘El libro que me diste está perdido.’

(persa, Lambton 1953, citado por Andrews 2007:209)

Las cláusulas relativas externas pueden aparecen en dos formas distintas, comúnmente llamadas “reducidas” y “no-reducidas” (Andrews 2007:211). En las cláusulas reducidas, lo que típicamente se “reduce” es la marcación de tiempo-modo y hay mayores restricciones sobre la función

3 Es necesario hacer un estudio profundo sobre el orden básico de constituyentes en la variante de la Cañada, ya que los datos recopilados en esta investigación aún no quedan del todo claros. Lo que sí se asegura es que los distintos órdenes (SOV, SVO) se permiten como respuestas a preguntas del tipo “¿qué pasó?”.

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de la oración subordinada. por lo general, los verbos pueden llevar mar-cación nominal y/o adjetival. En la lengua huave, por ejemplo, la manera de formar derivaciones nominales, especialmente agentivizadores, es por medio del morfema ne-; así, el sustantivo nendok ‘pescador’ es una forma derivada de la base sustantiva ndok ‘atarraya’. En (11) se puede observar que el verbo ‘morder’ en la cláusula relativa no tiene las marcas de tiempo y modo de un verbo principal, sino que está marcado con el morfema nominalizador ne-.

(11) aaga pet netsamb aaga mius tandeow aaga pet [ne-tsamb aaga mius] t-a-ndeow det perro [nom-morder det gato] pfvo-3-morir ‘El perro que mordió al gato se murió.’

(huave de San Mateo del Mar)

En el caso del purépecha, el verbo subordinado sí lleva marcas as-pectuales y temporales, pero éstas presentan una forma distinta a las de los verbos de las oraciones principales. En los ejemplos en (3) mostré que en las cláusulas principales o básicas, la marcación aspectual es por medio de los alomorfos -s, -sïn y -xa. En las oraciones subordinadas, la marcación aspectual es distinta, como se observa en (4), (5) y (7). En la Tabla 1, muestro los distintos alomorfos de aspecto:

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39Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

Tabla 1. Alomorfos aspectuales

perfectivo habitual progresivoprincipal -s -sïn -xaSubordinada -ø -j inf +jaka

2.2.2. Cláusulas relativas de núcleo interno

Las cláusulas relativas de núcleo interno, o “internas”, se caracterizan por-que tienen el núcleo nominal dentro de la propia oración subordinada. para Lehmann (1984) las CR’s internas no tienen criterios estructurales claros, y para Keenan (1985:161) se trata de construcciones que sintác-ticamente no tienen núcleo y pueden acceder a la morfología nominal, como la marcación de caso, determinantes y adposiciones.

En la lengua navajo hay tanto CR internas como externas. En (12a) la cláusula relativa es interna, la FNrel ashkii ‘muchacho’ se encuentra dentro de la oración subordinada; en (12b) la CR es externa y la FNrel se encuentra fuera de la CR:

(12) a. [(Tl’ééd�� ashkii aƚh��’-��] yádooƚtih

pasada.noche muchacho 3sg.imperf.roncar-rel.pas fut.3sg.hablar ‘El muchacho que estaba roncando en la noche hablará.’

b. [(Tl’ééd�� aƚh��’-�ą�] ashkii yádooƚtih

pasada.noche 3sg.imperf.roncar-rel.pas muchacho fut.3sg.hablar

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‘El muchacho que estaba roncando en la noche hablará.’(Navajo, platero 1974, citado por Andrews 2007:212)

El purépecha tiene cláusulas relativas externas, como ya hemos ejemplificado, pero los datos sugieren que, aunque no sean las más co-munes, también puede tener cláusulas relativas internas. Ambos tipos llevan el relativizador enka y la marcación de modo subjuntivo en el ver-bo subordinado con el morfema -ka. Obsérvese en (13a) y (14a) que los núcleos nominales tataka ‘niño’ y wíchu ‘perro’ están fuera de la oración subordinada, antes del subordinante enka. En (13b) y (14b) los núcleos nominales modificados se encuentran dentro de la oración subordinada, esto es, después del subordinante que introduce a la CR. El resultado es marginalmente aceptable —los consultores hacen comentarios como “se entiende, aunque yo no lo diría así”—, pero no totalmente agramatical:

(13) a. tataka enka júni jápka p’amenchaxatí tataka [enka ju-ni ja-ø-p-ka] niño [subnte toser-inf estar-pfvo-pas-3.sub]

p’amencha-xa-ti enfermar-prog-3.ind ‘El niño que estaba tosiendo está enfermo.’

b. Enga tatakani Juanu témuntskwa intskupka p’amenchaxati [enka tataka-ni jwanu temuntskwa-ni intsku-ø-p-ka] [subnte niño-obj Juan dulce-obj dar-pfvo-pas-3.sub]

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p’amencha-xa-ti enfermar-prog-3.ind ‘El niño al que Juan le dio el dulce está enfermo.’

(14) a. Wíchu enga mentku katsá-p-ka misikuni Juanuiristi wichu [enka mentku katsari-ø-p-ka misiku-ni] perro subnte de.pronto morder-pfvo-pas-3.sub gato-obj]

jwanu-iri-i-s-ø-ti Juan-gen-pred-pfvo-pres-3.ind ‘El perro que mordió de pronto al gato es de Juan.’

b. % Enga wíchu mentku atapka misíkuni Juanuristi [enka wichu mentku katsari-ø-p-ka misiku-ni] subnte perro de.pronto morder-pfvo-pas-3.sub gato-obj

jwanu-iri-i-s-ø-ti Juan-gen-pred-pfvo-pres-3.ind ‘El perro que mordió de pronto al gato es de Juan.’

hay dos posibles explicaciones para el hecho de que las oraciones (b) de cada par sean juzgadas gramaticales o marginalmente gramaticales. Una de ellas es que el subordinador enka también introduce cláusulas subordinadas adverbiales, con lo que es posible que (13b) y (14b) tengan interpretación temporal. Sin embargo, esto es poco plausible, pues en (14b) el verbo principal no denota un evento sino un estado inherente y,

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como tal, no es susceptible de modificarse temporalmente (cf. en español: #Cuando el gato mordió al perro, es de Juan). En los dos casos, la oración subordinada está en pasado y el verbo principal en presente, con lo que si las subordinadas fueran adverbiales de tiempo, habría una inconsis-tencia en la consecución temporal, lo que haría a las dos oraciones juntas imposibles de interpretar. La otra explicación es que realmente se trate de cláusulas relativas de núcleo interno y que su marginalidad se deba a estilos de habla. Finalmente, el purépecha conserva muchos rasgos de lengua SOV, como las postposiciones y su carácter eminentemente sufijal (Nava y Capistrán 1998; Villavicencio 2006). Dado que las cláusulas relativas de núcleo interno sólo se atestiguan en lenguas SOV (Comrie 1989; Keenan 1985), es posible que las estructuras como (13b) y (14b) se reconozcan como “arcaicas”.

por lo pronto, dejamos abierta para posteriores investigaciones la confirmación de la existencia de cláusulas relativas internas en etapas previas de la lengua.

2.3. Cláusulas relativas libres

La característica principal de una cláusula relativa libre es que carece de un núcleo nominal. Semánticamente, es similar a las estructuras con un pronombre o demostrativo en la posición del núcleo (Andrews 2007:214).

El purépecha permite cláusulas relativas sin núcleo nominal. En (15), el subordinador enka aparece introduciendo la CR enka Juanu

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43Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

ínspikwarijka ‘lo que Juan vende’. Obsérvese que no hay un núcleo nominal explícito, ni interno ni externo, al que esta cláusula modifique.

(15) Enka Juanu inspikwarijka sïpakatesti [enka jwanu inspikwari-j-ka] sïpakata-e-s-ø-ti [subnte Juan vender-hab-3.sub] robado-pred-pfvo-pres-3.ind ‘Lo que Juan vende es robado.’

En (16) muestro que un demostrativo puede ocupar la posición de núcleo nominal para las CR’s de núcelo externo. Obsérvese el caso de inte que es modificado por la CR enka jimini jaka ‘que está allá’.4

(16) indé enga jimini jaká inte [enka jimini ja-ka] dem [subnte allá estar-3.sub] ‘Ese que está allá.’

(Meneses 2013)

A partir de los ejemplos presentados, se aprecia que el purépecha, en la variante aquí descrita, manifiesta tres tipos posicionales de cláusulas relativas incrustadas: las externas, las internas y las libres. En las cláusu-las relativas externas, o bien el núcleo nominal está fuera de la oración subordinada y precede al subordinante enka, o bien el núcleo es un

4 En el contexto en el que se elicitó esta CR, el referente (un bote de jugo) era compar-tido visualmente tanto por el hablante y oyente en el momento de la emisión.

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44 CLECM 1-2013Samuel Herrera Castro

demostrativo al que se afija el suboirdinante -nki. Las cláusulas relativas internas se caracterizan porque su núcleo nominal está dentro de la CR, después del subordinante enka. hace falta corroborar la presencia de este tipo de cláusulas en textos, y verificar que, en efecto, se trata de CR internas y no simplemente de subordinadas adverbiales. por último, las cláusulas relativas libres carecen de núcleo nominal, pero sí son introdu-cidas por el subordinante.

2.4. Marcación aspectual en la cláusula relativa

Una de las principales características que tienen los verbos de las cláusu-las relativas es que utilizan morfología aspectual distinta a una oración principal. En los siguientes apartados mostraré las características morfo-lógicas de la marcación de aspecto en el verbo de una cláusula relativa. Como se verá, la marcación aspectual del verbo de una CR es parecida a la de ciertas oraciones subordinadas adverbiales (Franco 2013) y a la de las oraciones con foco (Lizárraga 2013).

2.4.1. progresivo o durativo

El morfema de aspecto progresivo o durativo en el verbo de una oración principal es -xa, como se aprecia en (17a). En una cláusula relativa, el significado progresivo o durativo se expresa con una perífrasis verbal en la cual verbo léxico se marca con el morfema de infinitivo y se acompaña con el verbo auxiliar ‘estar’ ja-. Este verbo auxiliar consiste en una raíz dependiente, que en una oración principal requeriría de formativo -rha

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45Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

para poder tomar flexión finita o infinitiva (jarhani ‘ser, estar, existir’, jarhasti ‘es, está.3sg’), pero ese formativo no es necesario cuando ja- actúa como auxiliar en las formas progresivas perifrásticas. El verbo auxiliar lleva la flexión de modo subordinado -ka, como se muestra en (17b). En (17c) se ve que, si el verbo subordinado aparece marcado con el morfe-ma de progresivo -xa, propio de una oración principal, la construcción resulta agramatical.

(17) Contexto: (Ante un dibujo con varias niñas y su papá) ¿Quién es la hija mayor?

a. Nanaka waráxati nanaka wara-xa-ti niña bailar-progr-3ind ‘La niña está bailando.’

b. Nanaka enga waráni jaká nanaka [enka wara-ni ja-ka] niña [subnte bailar-inf estar-3.sub] ‘La niña que está bailando.’

c. *Nanáka enga wará-xa-ka nanaka [enka wara-xa-ka] niña [subnte bailar-prog-3.sub] Lectura buscada: ‘La niña que está bailando.’

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46 CLECM 1-2013Samuel Herrera Castro

2.4.2. habitual

El presente habitual en el verbo de una oración principal se marca con el sufijo -sïn, como se muestra en (18a). La marcación del presente habi-tual en una cláusula relativa se realiza con el morfema -j, como se ve en (18b).5 En (18c) muestro que la forma -sïn resulta agramatical si aparece como marca de presente habitual en una cláusula relativa:

(18) a. Juanu exésïndi tatákani jwanu exe-sïn-ti tataka-ni Juan ver-hab-3.ind niño-obj ‘Juan ve al niño.’ (habitualmente)

b. tatáka enga exejka Juanu p’aménchaxati tataka [enka exe-j-ka jwanu] p’amencha-xa-ti niño [subnte ver-hab-3.sub Juan] enfermarse-progr-3.ind ‘El niño al que suele ver Juan está enfermo/se está enfermando.’

c. * tatáka enga exesïnka Juanu p’aménchaxati tataka [enka exe-sïn-ka jwanu] p’amencha-xa-ti niño [subnte ver-hab-3.sub Juan] enfermarse-progr-3.ind

5 Monzón (1997) señala que la marca de habitual en una subordinada es ø y que el modo cambia de -ka a -k’a, por lo tanto la -j es la preaspiración que sucede por un proceso fonético. El análisis por el que yo opto es considerar a -j como la marcación de habitualidad. Mi interés es señalar que el inventario de alomorfos aspectuales de las cláusulas principales es distinto del de una cláusula subordinada.

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47Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

Lectura buscada: ‘El niño al que suele ver Juan está enfermo/se está enfermando.’

2.4.3. perfectivo

El morfema que marca el aspecto perfectivo en una oración principal es -s (21a), mientras que en la cláusula relativa es -ø.

(19) a. Juanu íntskuspti témunskwa tatákani. jwanu intsku-s-p-ti temuntskwa tataka-ni Juan dar-pfvo-pas-3ind dulce niño-obj ‘Juan le dio/había dado dulces al niño.’

b. tatáka enga Juanu témunskwa íntskupka p’aménchaxati Tataka [enka jwanu temunskwa intsku-ø-p-ka] niño [subnte Juan dulce dar-pfvo-pas-3.sub]

p’amencha-xa-ti enfermarse-prog-3.ind ‘El niño al que Juan le había dado dulces está enfermo.’

c. * tatáka enga Juanu témunskwa íntskuspka p’aménchaxati Tataka [enka jwanu temunskwa intsku-s-p-ka] niño [subnte Juan dulce dar-pfvo-pas-3.sub]

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48 CLECM 1-2013Samuel Herrera Castro

enfermarse-prog-3.ind p’amencha-xa-ti Lectura buscada: ‘El niño al que Juan le había dado dulces está enfermo.’

2.4.4. Futuro

La flexión de futuro en una cláusula subordinada y en una cláusula prin-cipal se marca con el morfema -a. Obsérvese en ambos ejemplos (20a) y (20b) que los verbos llevan el mismo morfema para futuro:

(20) a. tatákani enka exeaka Juanu p’amenchaxati tataka [enka exe-a-ka jwanu] p’amencha-xa-ti niño [subnte ver-fut-3.sub Juan] enfermarse-prog-3.ind ‘El niño al que verá Juan está enfermo/ se está enfermando.’

b. Juanu wekórintaati jimboka tsanguáraxaka jwanu wekorint’a-a-ti [jimpoka tsankwara-xa-ka] Juan caerse-fut-3.IND porque brincar-progr-3.sub ‘Juan se caerá porque está brincando’.

(Franco 2013)

En los ejemplos (19a) y (19b) se puede observar también que la mar-ca de pasado, -p, no varía del verbo principal al subordinado. Lo mismo pasaría con la marca de presente, que siempre es -ø. La generalización que se puede extraer es que, mientras que los morfemas de aspecto tie-nen formas “reducidas” en las cláusulas relativas, los morfemas de tiempo

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49Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

—concediendo que la -a de futuro es una marca temporal— permanecen invariables.

Se ha mostrado que la flexión aspectual es distinta para las cláusu-las relativas. Andrews (2007:232) llama a este tipo de cláusulas relativas “reducidas”. Es importante mencionar que la marcación aspectual “re-ducida” es característica no sólo de las cláusulas relativas, sino también de otras cláusulas subordinadas (véase Franco 2013). Respecto a la mar-ca modal, en las cláusulas relativas del purépecha sólo puede aparecer la marca -ka, independientemente de la persona. A esta marca se le ha llamado tradicionalmente “modo subjuntivo”, aunque nosotros preferi-mos llamarlo simplemente “modo subordinado”. Las formas aspectuales “reducidas” encontradas en nuestros datos se limitan al morfema de habitual -j, a la perífrasis INF+ja-ka para progresivo, y a -ø para per-fectivo. Las formas temporales no cambian de la oración principal a la relativa y se mantienen como sigue: -p para pasado, -a para futuro y -ø para presente.

2.5. Marcas de caso en los núcleos de las cláusulas relativas

En el purépecha de Carapan aquí analizado, hay un fenómeno muy particular de marcación del núcleo de la cláusula relativa: cuando en una cláusula relativa externa el núcleo es el objeto del verbo subordinado pue-de opcionalmente aparecer la marcación del caso objetivo, marcado con el morfema -ni, incluso si este mismo constituyente no es objeto, sino sujeto, en la oración principal. A continuación presento algunos datos que muestran este fenómeno:

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50 CLECM 1-2013Samuel Herrera Castro

2.5.1. Núcleo de la relativa en función de objeto de la Cp y sujeto de la CR

En purépecha, como es sabido, el caso nominativo se marca con -ø. Nó-tese que en (23a) la frase nominal tataka ‘niño’ sólo puede ser marcado con el caso nominativo -ø porque es sujeto del verbo ju- ‘toser’. En el caso de la cláusula relativa en (23b), tataka lleva la marcación de caso nominativo, marcado con -ø, que le corresponde por ser el sujeto de la oración principal. El ejemplo curioso es (23c), en el que tataka lleva la marca de caso objetivo -ni, a pesar de que sigue siendo el sujeto del verbo principal p’amenchaxati, ‘está enfermo’. La única explicación sobre cómo la frase nominal adquirió dicha marca es que la tomó de su función de objeto en la cláusula relativa, pues tataka-ni es sujeto de la cláusula principal y objeto de la CR.

(21) a. tataka(*ni) juspti tataka-ø(-ni) ju-s-p-ti niño-nom-(obj) toser-pfvo-pas-3.ind ‘El niño tosió.’

b. tataka enga exeni jaká Juanu p’aménchaxati tataka-ø [enka exe-ni ja-ka jwanu] p’amencha-xa-ti niño-nom [subnte ver-inf estar-3.sub Juan] enfermarse-prog-3.ind ‘El niño que está viendo Juan está enfermo/ se está enfermando.’

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51Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

c. tatakani enga exeni jaká Juanu p’aménchaxati tataka-ni [enka exe-ni ja-ká jwanu] p’amencha-xa-ti niño-obj [subnte ver-inf estar-3.sub Juan] enfermarse-prog-3.ind ‘El niño que está viendo Juan está enfermo/ se está enfermando.’

2.5.2. Núcleo de la relativa en función de sujeto de la Cp y objeto de la CR

En una construcción transitiva principal, el objeto animado va mar-cado con el caso objetivo -ni. Obsérvese en (22a) que la FN wichu-ni ‘perro-obj’ es el objeto del verbo transitivo ‘pegar’, y la oración sería agramatical si la marca de caso se omitiera.6 En (22b), wichu es sujeto de la cláusula principal simple y sería agramatical si estuviera marcada con caso objetivo. En (22c), sin embargo, wichu-ni, aunque es sujeto de la cláusula principal, puede aparecer con caso objetivo.

(22) a. ataska wíchu*(ni) chukari ma jingoni ata-s-ø-ka wichu-*(ni) chukari ma jinkoni pegar-pfvo-pres-1/2.ind perro-obj palo uno con ‘Le pegué al perro con un palo.’

6 Cabe aclarar que la marca de caso objetivo sólo es obligatoria con objetos animados y objetos definidos. En otros casos, puede no aparecer.

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52 CLECM 1-2013Samuel Herrera Castro

b. Wíchu(*ni) katsaristirini wichu-(*ni) katsati-s-ø-ti=rini perro-obj morder-pfvo-pres-3.ind=1sg.obj ‘El perro me mordió.’

c. Wichu(ni) engani t’awarika katsaristirini wichu-(ni) [enka-ni t’awari-ka] perro-obj [subnte-1sg.suj patear-3.sub]

katsari-s-ø-ti=rini morder-pfvo-pres-3.ind=1sg.obj ‘El perro al que pateé me mordió.’

Aunque hacen falta más argumentos para explicar la marcación con caso objetivo del sujeto en (24c), por lo pronto se puede suponer que éste lo obtuvo la frase nominal desde su posición de objeto en la cláu-sula relativa. La morfología de caso objetivo en los sujetos de oraciones principales que son núcleos de cláusulas relativas podría ser evidencia a favor de una teoría del movimiento, según la cual el núcleo de la CR realmente se mueve desde una posición interna a la oración subordinada hacia el lugar que ocupa en la oración principal. Una estructura similar en español equivaldría a algo como ‘Al perro que pateé me mordió’, aun-que esta oración no es aceptada como gramatical por todos los hablantes. por lo pronto, dejamos estos datos del purépecha para su consideración en posteriores investigaciones.

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53Cláusulas relativas en el purépecha de Carapan

3. Consideraciones finales

En este trabajo mostré las principales estrategias de relativización en el purépecha de Carapan. Destaca el hecho que las cláusulas relativas esta-blecen su relación de subordinadas por medio del subordinador enka, que es el mismo que introduce algunas oraciones adverbiales (Franco 2013). Además, el verbo subordinado debe estar marcado con el sufijo modal -ka. Otro punto que abordé es la marcación aspectual “reducida” de las CR’s. También mostré que las cláusulas relativas de núcleo interno pare-cen ser aceptables, lo que iría en consonancia con otros rasgos propios de lenguas SOV que tiene el purépecha. por último, presenté eviden-cia de que el núcleo de la cláusula relativa puede llevar la marcación de caso que le corresponde como argumento del verbo subordinado y no necesariamente el caso que le asigna el verbo principal. Estas dos gene-ralizaciones, sin embargo, se presentan como provisionales y requieren reforzarse con datos de ocurrencia natural.

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 56

LAS CLÁUSULAS ADVERBIALES DE TIEMpO, LUGAR, CAUSA y pROpóSITO EN EL

pURÉpEChA DE CARApAN, MIChOACÁN*

Erik Daniel Franco Trujillo El Colegio de México [email protected]

This paper describes subordinate adverbial clauses of time, place, cause and purpose in purepecha. It is shown that temporal and locative adverbial clauses are introduced by a subordinator enka, which is optionally preceded by nani or kani, forms that are identical to the interrogative words for time and place, respectively. Cause clauses are intro-duced by jimpoka, which does not correspond formally to an interrogative element. While the verb in temporal and locative clauses shows a “degraded” aspectual form (Cris-tofaro 2003), and a special subordinate mood marker, in cause clauses, degraded aspectual forms and subordinate

* Quiero agradecer a Ana Elena Erape y a Guillermo Alejo por su ayuda durante la rea-lización de este trabajo. Sin su apoyo constante e incondicional hubiera sido imposible llevar a cabo esta investigación. Asimismo, agradezco las observaciones de Alicia Mateo y dos dic-taminadores anónimos.

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57Las cláusulas adverbiales de tiempo

mood are optional, alternating with full aspectual forms and indicative mood. purpose clauses contain a verb in infinitival form and are introduced by para, arguably a loan from the Spanish preposition.

Keywords: adverbial subordination, purpose clauses, purepecha.

1. Introducción

En este trabajo se hace una descripción de las cláusulas adverbiales de tiempo, lugar, causa y propósito del purépecha de Carapan, Michoacán. Se pone especial atención en la descripción de los morfemas subordinan-tes y la flexión verbal de modo y aspecto en el verbo subordinado. Estos rasgos resultan pertinentes ya que, como señala Cristofaro (2003:3):

los verbos que codifican eventos dependientes pueden diferir estructural-mente en mayor o menor medida con respecto a las formas correspon-dientes que se utilizan en cláusulas declarativas independientes. Así pues, los verbos en una cláusula subordinada pueden o no presentar todas las distinciones categoriales (tiempo, modo, aspecto, persona) disponibles para los verbos en una lengua particular.

Los datos que le dan un sustento empírico a esta investigación pro-vienen de una serie de cuestionarios de gramaticalidad aplicados a dos colaboradores hablantes de purépecha de Carapan. Estos datos muestran

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58 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

que, mientras las cláusulas adverbiales de tiempo y lugar presentan mar-cas aspectuales y modales “subordinadas” -como ha descrito Chamoreau (2009)- o “degradadas” -deranked como las llama Leo Stassen (1985), las cláusulas adverbiales de causa pueden presentar tanto las formas aspec-tuales reducidas y la marcación de modo subordinada, como las formas aspectuales plenas y la marcación de modo indicativo.

Es importante recordar que en su obra Comparison and universal Grammar (1985), Leon Stassen introdujo las nociones de verbo balan-ceado y verbo degradado para describir las formas que pueden tener los verbos en distintos tipos de cláusulas subordinadas. A este respecto, podemos señalar que un verbo balanceado es aquél cuya forma en una cláusula subordinada es idéntica a la forma que presenta dicho verbo en una cláusula declarativa independiente. por su parte, un verbo degradado es aquél cuya estructura formal manifiesta marcas especiales de tiempo, aspecto, modo o persona que no se utilizan en una cláusula declarativa independiente.

Las preguntas que fungen como hilo conductor de la investigación son: (a) ¿cuáles son los nexos que introducen a las cláusulas adverbiales de tiempo, lugar, causa y finalidad en el purépecha de Carapan?; (b) ¿cuál es la morfología del verbo subordinado?; (c) ¿cuál es la morfología del nexo subordinante?; (d) ¿qué posición o posiciones puede ocupar el nexo subordinante respecto a la oración que introduce?

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59Las cláusulas adverbiales de tiempo

2. Descripción del fenómeno

Sonia Cristofaro (2003:2) señala que, en términos comunicativos, la subordinación se entiende como una forma particular de interpretar la relación cognoscitiva que se establece entre dos eventos. En este sen-tido, uno de ellos —el evento dependiente— es visto desde la perspecti-va del otro —el evento principal—. Esta caracterización permite incluir los distintos tipos de oraciones que se suelen considerar como ejemplos de subordinación. Típicamente, se han distinguido tres tipos de cláusulas subordinadas (Thompson et al. 2007):

i) Las cláusulas que se comportan como frases nominales (llamadas cláu-sulas complementantes).

ii) Las cláusulas que funcionan como modificadores de los sustantivos (lla-madas cláusulas relativas).

iii) Las cláusulas que funcionan como modificadores de frases verbales o cláusulas completas (llamadas cláusulas adverbiales).

Las cláusulas adverbiales son cláusulas subordinadas que llevan a cabo la función de modificar un verbo o una proposición. El tipo de relación cognoscitiva que se establece a través de las cláusulas adverbia-les implica la unión de dos estados de cosas, de modo que uno de ellos (el dependiente) corresponde a la circunstancia bajo la cual el otro (el principal) se lleva a cabo (Cristofaro 2003:155). En consecuencia, “mu-chas lenguas cuentan con mecanismos que le permiten a una cláusula

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60 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

modificar a otra de manera similar a como un adverbio modifica una proposición” (Thompson et al. 2007: 237).

3. Tipos de cláusulas adverbiales

A nivel translingüístico se pueden distinguir doce tipos básicos de cláu-sulas adverbiales, a saber (Thompson et al. 2007):

a. Cláusulas que se pueden sustituir mediante una sola palabra: o Tiempo o Lugar o Modo

b. Cláusulas que no se puede sustituir mediante una sola palabra: o propósito o Causa o Circunstancia o Simultaneidad o Condicionales o Concesivas o Sustitutivas o Aditivas o Absolutivas

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61Las cláusulas adverbiales de tiempo

Tal y como se comentó al inicio de este trabajo, en esta investigación se optó por describir dos tipos de cláusulas adverbiales que se pueden sustituir mediante una sola palabra (tiempo y lugar) y dos tipos de cláu-sulas adverbiales que no se pueden sustituir mediante una sola palabra (causa y propósito).

4. Marcas de modo y tipos de subordinantes

Dentro de las distintas lenguas del mundo, se han encontrado tres me-canismos que se utilizan para marcar cláusulas subordinadas; de acuerdo con Thompson et al. (2007), cada una de estas marcas formales aparece en las cláusulas adverbiales:

a. Morfemas subordinantes b. Formas verbales especiales c. Orden de palabras

Los morfemas subordinantes se dividen en dos tipos: (i) morfemas gramaticales sin contenido léxico (e.g. to del inglés en to buy beer); (ii) morfemas gramaticales con contenido léxico (e.g. before, when e if del inglés). Los morfemas subordinantes pueden ser preposicionales o pos-posicionales. En lenguas de núcleo inicial —que por lo general presentan un orden de constituyentes VSO o SVO como el hebreo bíblico y el inglés— suelen aparecer al inicio de la cláusula; por su parte, en lenguas de núcleo final —con un orden de constituyentes SOV como el coreano

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62 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

o el japonés— suelen aparecer después de la cláusula. El purépecha es una lengua SVO / SOV con posposiciones. Sin embargo, como se verá, los subordinantes preceden a la oración subordinada.

De acuerdo con Chamoreau (2003:206), en el purépecha de las islas del lago de pátzcuaro, las cláusulas subordinadas están regidas por los morfemas subordinantes sin contenido léxico nenki, enki, inki. Estos morfemas pueden significar ‘que’, ‘cuando’, ‘si’, ‘donde’, indistintamente, dependiendo del contexto en el que aparezcan:

(1) a. Nénkikini ixika, niraxapkari kw’ ínchikwarhu. nenki=kini ixi-ka nira-xa-p-ka=ri kw’inchikwa-rhu cuando=2.obj ver-sub ir-prog-pas-1/2.ind=2 fiesta-loc ‘Cuando te vi, ibas a la fiesta.’

b. Niakani jini enki warhiti jaká. ni-a-ka=ni jini enki warhiti ja-ka ir-fut-1.ind=1 allá donde mujer estar-sub ‘Iré a donde está la mujer.’

(Chamoreau 2003:206)

En el purépecha de Carapan, los morfemas subordinantes presentan cierta variación formal respecto a lo establecido por Chamoreau en la variante del lago de pátzcuaro, tal y como se muestra a continuación.

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63Las cláusulas adverbiales de tiempo

4.1. Cláusulas adverbiales de tiempo

Las cláusulas subordinadas adverbiales de tiempo ubican el espacio temporal en el que se lleva a cabo la acción del evento principal. por tanto, pueden indicar un momento anterior, posterior o simultáneo al evento principal. De acuerdo con Cristofaro (2011b), cuando se trata de una relación de simultaneidad (‘when’ constructions), lo que se codifica es “una relación temporal entre dos eventos en la que existe una coin-cidencia temporal entre ambos. No obstante, la extensión exacta de la coincidencia no es específica y se encuentra sujeta a variación”.

En el purépecha de Carapan, las cláusulas adverbiales de tiempo pueden introducirse por el subordinante kanenka o por la forma simple enka como se muestra en (2):1

(2) a. Juanu kókwani jawársïndi kanenga jatsiáka para ánchikwarini. jwanu kokwani jawar-sïn-ti [kani enka Juan temprano levantarse-hab-3.ind cuando subnte

jatsia-ka para anchikwari-ni] tener-3.sub para trabajar-inf ‘Juan se levanta temprano cuando tiene que trabajar.’

1 por lo pronto, glosaré sólo los elementos con contenido fónico en la subordinada, aunque en secciones posteriores será claro que algunos morfemas aspectuales se realizan como ‘ø’ en los verbos subordinados.

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64 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

b. Enga Juanu wéntapka ánchikwarikwarhu, pasti imeri tembunha t’ irérani chúrikwa anapu.

[enka jwanu wenta-p-ka anchikwarikwa-rhu] subnte Juan salir-pas-3.sub trabajar-loc

pa-s-ø-ti ima-eri tembunha llevar-pfvo-pres-3.ind dem-gen novia

t’irera-ni churekwa anapu comer-inf noche origen ‘Cuando Juan salió del trabajo, llevó a su novia a cenar.’

Los datos anteriores muestran que enka puede introducir cláusulas de tiempo sin necesidad de la presencia de kani. En cambio, kani, si bien se utiliza para introducir preguntas como la que aparece en (4), por sí solo no puede introducir la cláusula adverbial si enka no está presente, (véase (3)). Esto contrasta con lo que sucede en lenguas como el español y el inglés, donde los adverbios interrogativos cuándo y when se utilizan para introducir cláusulas adverbiales de tiempo sin necesidad de otro subordinante (véase (5)).

(3) *Kani Juanu mítipka imeri warhiti jémbani, p’ ímaristi paraksï niárani t’ ireni [kani jwanu miti-p-ka ima-eri warhiti Cuando Juan conocer-pas-3.sub dem-gen mujer

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65Las cláusulas adverbiales de tiempo

jembani] p’imari-s-ø-ti para=ksï 3.poss invitar-pfvo-pres-3.ind para=3pl

niara-ni t’ire-ni ir-inf comer-inf Lectura buscada: ‘Cuando Juan conoció a su esposa, la invitó a comer.’

(4) Kani niraski t’ ireni Juanu? kani nira-s-ø-ki t’ire-ni jwanu Cuándo ir-pfvo-pres-int comer-inf Juan ‘¿Cuándo fue Juan a comer?’

(5) a. ¿Cuándo llegaste? b. Llegué cuando estabas saliendo.

4.2. Cláusulas adverbiales de lugar

La relación semántica que establecen las cláusulas subordinadas adver-biales de lugar es la de ubicar el espacio en la que la acción del evento principal se lleva a cabo. En el purépecha de Carapan, las cláusulas ad-verbiales de lugar pueden introducirse por los subordinantes nani enka y jima enka, o por la forma simple enka, como se muestra en (6):

(6) a. Juanu t’ iresïndi tsipa anapu nánienga tembunha jémbani mítipka jwanu t’ire-sïn-ti tsipa anapu [nani enka Juan comer-hab-3.ind temprano origen donde subnte

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66 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

tembunha jempani miti-p-ka] novia 3.poss conocer-pas-3.sub ‘Juan desayuna donde conoció a su novia.’

b. Juanu t’ iresïndi tsipa anapu jimá enga tembunha jémbani mítipka jwanu t’ire-sïn-ti tsipa anapu [jima Juan comer-hab-3.ind temprano origen allí

enka tembunha jembani miti-p-ka] subnte novia 3.poss conocer-pas-3.sub ‘Juan desayuna allí donde conoció a su novia.’

c. Juanu ánchikwarsïndi enga irékaka imeri tembunha jwanu anchikwari-sïn-ti [enka Juan trabajar-hab-3.ind subnte

ireka-ka ima-eri tembunha] vivir-3.sub dem-gen novia ‘Juan trabaja por donde vive su novia.’

Sin la presencia de enka, nani por sí solo no puede introducir la cláusula adverbial de lugar, como lo muestra la agramaticalidad de (8); no obstante, sí se utiliza para formular preguntas como la que aparece en (7):

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67Las cláusulas adverbiales de tiempo

(7) Nani irékasïndi imeri tembunha? nani ireka-sïn-ti ima-eri tembunha Dónde vivir-hab-3.ind dem-gen novia ‘¿Dónde vive su novia?’

(8) *Juanu ánchikwarsïndi nani irékaka imeri tembunha jwanu anchikwari-sïn-ti nani ireka-ka Juan trabajar-hab-3.ind donde vivir-3.sub

ima-eri tembunha dem-gen novia Lectura buscada: ‘Juan trabaja donde vive su novia.’

4.3. Cláusulas adverbiales de causa

En términos funcionales, las cláusulas subordinadas de causa o razón “codifican una relación causal entre dos eventos, en el que uno de ellos (el evento codificado por la cláusula de causa, o evento dependiente) repre-senta la razón para que se lleve a cabo el otro evento (el evento princi pal)” (Cristofaro 2011c). En otras palabras, indican la causa, razón, circunstan-cia o motivo del evento que se expresa en la cláusula principal.

En (9) encontramos que, en purépecha, el elemento que introduce las cláusulas adverbiales de causa puede ser jimpoka o jimpoki:

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68 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

(9) a. Juanu kánekwa jorhénguarsïndi jimboka mamambé wéksïnga mítini. jwanu kanekwa jorhenkwari-sïn-ti [jimpoka Juan mucho aprender-hab-3.ind porque

ma-ma-ampe weka-sïn-ka miti-ni] indef-red-cosa querer-hab-3.sub conocer-inf ‘Juan estudia mucho porque quiere aprender muchas cosas.’

b. Juanu kánekwa jorhénguarsïndi jimboki mamambé wéksïnga mítini. jwanu kanekwa jorhenkwari-sïn-ti [jimpoki Juan mucho aprender-hab-3.ind porque

ma-ma-ampe weka-sïn-ka miti-ni indef-red-cosa querer-hab-3.sub conocer-inf ‘Juan estudia mucho porque quiere aprender muchas cosas.’

En cambio, los subordinantes jimpoka y jimpoki no pueden alternar con jimpo o con jimpo enka, como lo muestra la agramaticalidad de las oraciones en (10):2

(10) a. *Juanu kánekwa jorhénguarsïndi jimbó mamambé wéksïnga mítini. jwanu kanekwa jorhénkwari-sïn-ti [jimpo Juan mucho aprender-hab-3.ind porque

2 Cabe mencionar que jimpo es una posposición que indica una relación instrumental.

Page 70: Volumen 1, 2013

69Las cláusulas adverbiales de tiempo

ma-ma-ampe weka-sïn-ka miti-ni] indef-red-cosa querer-hab-3.sub conocer-inf Lectura buscada: ‘Juan estudia mucho porque quiere aprender muchas

cosas.’

b. *Juanu kánekwa jorénguarsïndi jimbó enga mamambé wéksïnga mítini. jwanu kanekwa jorenkwari-sïn-ti [jimpo enka Juan mucho aprender-hab-3.ind porque subnte

ma-ma-ampe weka-sïn-ka miti-ni] indef-red-cosa querer-hab-3.sub conocer-inf Lectura buscada: ‘Juan estudia mucho porque quiere aprender muchas

cosas.’

Además, vale la pena mencionar que el elemento que se utiliza para formular preguntas de causa en el purépecha de Carapan es anti:3

(11) Ándisï kwaratsi tataka sapichu? anti=sï kwaratsi tataka sapichu? por.qué=foc caer niño pequeño ‘¿por qué se cayó el niño?’

3 El ejemplo aparece sin marcas de aspecto, tiempo y modo.

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70 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

4.4. Cláusulas adverbiales de propósito

La relación entre eventos que expresan las cláusulas adverbiales de propó-sito implica que uno de los eventos relacionados (el que está codificado por la cláusula principal, o el evento principal) se realiza con el objetivo de que el otro (el que está codificado por la cláusula de propósito, o el evento dependiente) se lleve a cabo (Cristofaro 2011a). En síntesis, las cláusulas adverbiales de propósito indican la intención, objetivo o fina-lidad de lo que se expresa en la cláusula principal.

Las cláusulas adverbiales de propósito en el purépecha de Cara-pan son introducidas por el subordinante para. Dicho elemento es un préstamo del español tal y como observa Chamoreau (2009:208). En relación con lo anterior, Thompson et al. (2007:267) mencionan que, al hacer la descripción de ciertos sistemas lingüísticos, resulta común que sus subordinantes sean préstamos de otras lenguas. Esto es bastante recurrente en las lenguas originarias que se hablan en la actualidad en el territorio mexicano:

(12) a. Juanu kókwani jawársïndi para nirani ánchikwarini. jwanu kokwani jawar-sïn-ti [para nira-ni anchikwari-ni] Juan temprano levantarse-hab-3.ind para ir-inf trabajar-inf ‘Juan se levanta temprano para ir a trabajar’.

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71Las cláusulas adverbiales de tiempo

b. Ka ménteruksï ampókuta jupíkani para eyámpini ya iski niaka ya jiní. ka mén-teru=ksï ampokuta jupí-ka-ni [para conj vez-otra=3pl calle agarrar-est-inf para

eya-mpi-ni ya iski ni-a-ka ya jini. anunciar-asoc-inf ya subnte ir-fut-3.sub ya allá. ‘y otra vez agarran la calle para anunciar que irán allá’.

(Chamoreau 2004:125)

4.5. Marcas en el verbo de la cláusula subordinada adverbial

En el purépecha de Carapan, al igual que se ha descrito en otras varian-tes (Chamoreau 2003), los verbos dentro de la cláusula subordinada adverbial presentan un rasgo morfológico particular, que es la marca de modo -ka. Esta situación se da en las cláusulas adverbiales de causa, lugar y tiempo, tal y como lo muestran los datos de (13), pero también en las relativas, como se explica en 4.6. En los ejemplos de (13) se observa que el verbo de la cláusula principal lleva la marca -ti y el verbo de la cláusula subordinada, la marca -ka.

(13) a. Juanu wekórintaati jimboka tsanguáraxaka jwanu wekorint’a-a-ti [jimpoka tsankwara-xa-ka] Juan caerse-fut-3.ind porque brincar-prog-3.sub ‘Juan se caerá porque está brincando’. (Causa)

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72 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

b. Juanu wékasïndi nirani joréntperakuarhu enga male jemba nirajka jwanu weka-sïn-ti nira-ni jorent’aperakwa-rhu Juan querer-hab-3.ind ir-inf escuela-loc

[enka male jempa nira-j-ka] subnte muchacha 3.poss ir-hab-3.sub ‘Juan quiere ir a la escuela donde va su novia’. (Lugar)

c. Enga Juanu exepka tatákani, chespti [enka jwanu exe-p-ka tataka-ni] subnte Juan ver-pas-3.sub niño-obj

che-s-p-ti espantarse-pfvo-pas-3.ind ‘Cuando Juan vio al niño, se espantó’. (Tiempo)

En las cláusulas subordinadas adverbiales de propósito, la marca del verbo que se encuentra dentro de la subordinada siempre aparece con la marca de infinitivo -ni, tal y como se muestra en (14):4

(14) Juanu kókwani jawársïndi para nirani ánchikwarini jwanu kokwani jawari-sïn-ti [para nira-ni anchikwari-ni] Juan temprano levantarse-hab-3.ind para ir-inf trabajar-inf ‘Juan se levanta temprano para ir a trabajar’.

4 Queda pendiente obtener los datos necesarios para saber si la marca de infinitivo -ni también aparece cuando no se comparten sujetos.

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73Las cláusulas adverbiales de tiempo

4.6. Marcas de modo de las oraciones subordinadas en general

La marca de modo -ka que aparece en el verbo subordinado de las cláu-sulas adverbiales, es la misma que aparece en el verbo de las cláusulas relativas, como se ve en (15):

(15) tataka enga juni japka p’aménchaxati tataka [enka ju-ni ja-p-ka] p’amencha-xa-ti. niño subnte toser-inf estar-pas-3.sub enfermar-prog-3.ind ‘El niño que estaba tosiendo está enfermo’.

(herrera 2013)

Al ser -ka la marca de modo tanto para los verbos subordinados de primera, segunda y tercera persona de las cláusulas adverbiales como de las cláusulas relativas, cabe preguntarse si -ka también es la marca modal para los verbos subordinados de las cláusulas complementantes. A este respecto, Chamoreau (2003:211) señala que “la presencia del modo sub-juntivo es obligatoria en una relativa o una subordinada”.5 Lo anterior se confirma al sustituir la marca morfológica -ka por -ti en el verbo de las cláusulas relativas y en las cláusulas adverbiales de tiempo y lugar, como se aprecia en la agramaticalidad de las oraciones (16b), (17b) y (18b):

5 Si bien Chamoreau (2003) lo denomina “modo subjuntivo”, en este trabajo se le considera “modo subordinado”, pues la condición para que aparezca es que la cláusula no sea principal.

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74 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

Subordinada relativa:(16) a. témuntskwa enga íntskupka Juanu nóteru áspispti temuntskwa [enka intsku-p-ka] jwanu noteru dulce sbnte dar-pas-3.sub Juan no.más

aspi-s-p-ti sabroso-pfvo-pas-3.ind ‘Los dulces que le dio Juan ya no estaban sabrosos’.

b. *témuntskwa enga íntskupti Juanu nóteru áspispti temuntskwa [enka íntsku-p-ti jwanu] nóteru dulce sbnte dar-pas-3.ind Juan no más

aspi-s-p-ti sabroso-pfvo-pas-3.ind Lectura buscada: ‘Los dulces que le dio Juan ya no estaban buenos’.

(herrera 2013)

Subordinada adverbial de tiempo:(17) a. Juanu kókwani jawársïndi kánenga jatsiaka para ánchikwarini6

jwanu kokwani jawar-sïn-ti [kani Juan temprano levantarse-hab-3.ind cuando

6 Cabe mencionar que en este caso, ‘para’ es una marca obligatoria de los modales deón-ticos (Caldera 2013).

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75Las cláusulas adverbiales de tiempo

enka jatsia-ka para anchikwari-ni] subnte tener-3.sub para trabajar-inf ‘Juan se levanta temprano cuando tiene que trabajar’.

b. *Juanu kókwani jawársïndi kánenka jatsiati para ánchikwarini. jwanu kokwani jawar-sïn-ti [kani Juan temprano levantarse-hab-3.ind cuando

enka jatsia-ti para anchikwari-ni] subnte tener-3.ind para trabajar-inf Lectura buscada: ‘Juan se levanta temprano cuando tiene que trabajar’.

Subordinada adverbial de lugar:(18) a. Juanu ánchikwarsïndi nánienga irékaka imeri tembunha jwanu anchikwar-sïn-ti [nani enka Juan trabajar-hab-3.ind donde subnte

ireka-ka ima-eri tembunha] vivir-3.sub dem-gen novia ‘Juan trabaja donde vive su novia.’

b. *Juanu ánchikwarsïndi nánienga irékati imeri tembunha jwanu anchikwar-sïn-ti [nani enka Juan trabajar-hab-3.ind donde subnte

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76 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

ireka-ti ima-eri tembunha] vivir-3.ind dem-gen novia Lectura buscada: ‘Juan trabaja donde vive su novia.’

No obstante, contrario a lo que pudiera esperarse, la marca morfoló-gica -ti en el verbo de la cláusula adverbial de causa sí resulta gramatical, como se muestra en (19b):

Subordinada adverbial de causa:(19) a. Juanu t’ irékwarsïndi jimboka no wékasïnga p’aménchani jwanu t’irekwari-sïn-ti [jimpoka no weka-sïn-ka Juan comer-hab-3.ind porque neg querer-hab-3.sub

p’amencha-ni] enfermarse-inf ‘Juan se alimenta porque no se quiere enfermar.’

b. Juanu t’ irékwarsïndi jimboka no wékasïndi p’aménchani jwanu t’irekwari-sïn-ti [jimpoka no weka-sïn-ti Juan comer-hab-3.ind porque neg querer-hab-3.ind

p’amencha-ni] enfermarse-inf ‘Juan se alimenta porque no se quiere enfermar.’

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77Las cláusulas adverbiales de tiempo

Los datos recién descritos indican que en purépecha existen dos tipos de cláusulas adverbiales subordinadas: las que aceptan la marca morfológica -ti en el verbo de la cláusula subordinada (cuando éste está en tercera persona) y las que no aceptan la marca morfológica -ti en el verbo de la cláusula subordinada. Es de llamar la atención que las cláusulas adverbiales que no aceptan la marca modal -ti en el verbo de la subordinada, es decir, las de tiempo y lugar, siempre utilizan de una u otra manera el relativo enka de las cláusulas relativas:

Tabla 1. Subordinantes que introducen cláusulas relativas, cláusulas subordinadas adverbiales

de tiempo y cláusulas subordinadas adverbiales de lugar

subordinante de las cláusulas relativas

subordinantes de las cláusulas subordinadas adverbiales de tiempo

subordinantes de las cláusulas subordinadas

adverbiales de lugarenka enka

kani+enkaenka

nani+enkajima enka

Según las descripciones tipológicas (Thompson y Longacre 2007: 246-249), en lenguas como el hausa, el mandarín, el húngaro, el swahili, el coreano y el turco, las cláusulas de tiempo presentan las mismas carac-terísticas formales que las cláusulas relativas. Esto probablemente se deba a que las cláusulas adverbiales de tiempo y lugar son modificadores de un sustantivo fonéticamente nulo con el significado de ‘lugar’ o ‘momento’.

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78 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

por otro lado, cabe preguntarse si las cláusulas subordinadas adver-biales que no aceptan la marca morfológica -ti son aquellas que se pueden sustituir por una palabra, pues tal y como se observó al inicio de este trabajo, a nivel tipológico se habla de dos tipos de cláusulas subordina-das adverbiales: las que se pueden sustituir mediante una palabra y las que no. A este respecto, tanto las cláusulas adverbiales de tiempo como las de lugar entran dentro de la categoría de las cláusulas subordinadas adverbiales que se pueden sustituir mediante una palabra, mientras que las cláusulas adverbiales de causa no entran dentro de este grupo.

5. Marcas aspectuales en el verbo subordinado

En lo que respecta al purépecha del lago de pátzcuaro, Chamoreau (2009) observa que dentro de la subordinación hay ciertas restricciones relacionadas con los morfemas aspectuales. A continuación se presenta la información obtenida hasta el momento sobre estas marcas aspectuales en el purépecha de Carapan:

5.1. habitual -sïn y –j

Los datos que se muestran a continuación señalan que, mientras que la marca aspectual de habitual -sïn puede aparecer en el verbo principal de una cláusula (simple o compleja), dicha marca se realiza como -j en el verbo de las cláusulas subordinadas de tiempo y lugar, como se mues-tra en (20), (21) y (22). No obstante, cuando se trata de una cláusula

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79Las cláusulas adverbiales de tiempo

subordinada adverbial de causa, las marcas aspectuales de habitual -sïn y -j pueden aparecer indistintamente, sin que alguna de ellas genere agramaticalidad, como se aprecia en (23):

(20) Juanu t’awáriasïndi wíchuechani. jwanu t’awari-a-sïn-ti wichu-echa-ni Juan patear-dist-hab-3.ind perro-pl-obj ‘Juan patea a los perros.’

(21) a. Enga Juanu exejka tatákani, tsípisïndi. [enka jwanu exe-j-ka, tataka-ni] tsipi-sïn-ti subnte Juan ver-hab-3.sub niño-obj alegrarse-hab-3.ind ‘Cuando Juan ve al niño, se alegra.’

b. *Enga Juanu exésïnga tatákani, tsípisïndi. [enka jwanu exe-sïn-ka tataka-ni] tsipi-sïn-ti subnte Juan ver-hab-3.sub niño-obj alegrarse-hab-3.ind Lectura buscada: ‘Cuando Juan ve al niño, se alegra.’

(22) a. Juanu wéksïndi nirani jorhéntperakwarhu enga male jemba nirajka. jwanu weka-sïn-ti nira-ni jorhentaperakua-rhu Juan querer-hab-3.ind ir-inf escuela-loc

[enka male jemba nira-j-ka] subnte muchacha 3.poss ir-hab-3.sub ‘Juan quiere ir a la escuela donde va su novia.’ (Lugar)

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80 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

b. *Juanu wéksïndi nirani jorhéntperakwarhu enga male jemba nirasïnga. jwanu weka-sïn-ti nira-ni jorhent’aperakwa-rhu Juan querer-hab-3.ind ir-inf escuela-loc

[enka male jempa nira-sïn-ka] subnte mujer 3.poss ir-hab-3.sub Lectura buscada: ‘Juan quiere ir a la escuela donde va su novia.’ (Lugar)

(23) a. Juanu kánekwa jorhénguarsïndi jimboka mamambé wéksïnga mítini. jwanu kanekwa jorhenkwari-sïn-ti [jimpoka Juan mucho aprender-hab-3.ind porque

ma-ma-ambe weka-sïn-ka miti-ni] indef-red-cosa querer-hab-3.sub conocer-inf ‘Juan estudia mucho porque le gusta aprender muchas cosas.’ (Causa)

b. Juanu kánekwa jorhenguarsïnti jimbóka mamambé wéksïnka mítini. jwanu kanekwa jorenkwar-sïn-ti [jimpoka Juan mucho aprender-hab-3.ind porque

ma-ma-ambe weka-j-ka miti-ni] indef-red-cosa querer-hab-3.sub conocer-inf ‘Juan estudia mucho porque le gusta aprender muchas cosas.’ (Causa)

por otro lado, los datos que siguen señalan que la marca aspectual de habitual -sïn aparentemente puede alternar con -j en el verbo de las

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81Las cláusulas adverbiales de tiempo

cláusulas subordinada adverbiales de lugar, siempre y cuando se trate de un verbo estativo como querer. Esto se ve en las oraciones (24) y (25d), que aunque son marginalmente aceptables (lo cual se indica con el sím-bolo ‘%’), no se juzgan como agramaticales del todo:

(24) % Juanu pasti imeri tembunha jémbani nanienga imá wékasïnga jwanu pa-s-ø-ti ima-eri tembunha Juan llevar-pfvo-pres-3.ind dem-gen novia

jembani [nani enka ima weka-sïn-ka] 3.poss donde subnte dem querer-hab-3.sub ‘Juan llevó a su novia a donde ella quiso.’ (Lugar)

(25) a. Juanu waxákaati jimá enga warájkasï watsï sapíratiicha jwanu waxaka-a-ti [jima enka Juan sentarse-fut-3.ind allí subnte

wara-j-ka=ksï watsï sapirati-icha] bailar-hab-3.sub=3pl niño pequeño-pl ‘Juan se va a sentar donde los niños bailan’. (Lugar)

b. *Juanu waxákaati jimá enga warásïnga watsï sapíratiicha jwanu waxaka-a-ti [jima enka Juan sentarse-fut-3.ind allí subnte

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82 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

wara-sïn-ka watsï sapirati-icha] bailar-hab-3.sub niño pequeño-pl Lectura buscada: ‘Juan se va a sentar donde los niños bailan.’ (Lugar)

c. Juanu waxákaati jimá engaksï watsï sapíratiicha wékajka warani jwanu waxaka-a-ti [jima enka=ksï Juan sentarse-fut-3.ind allí subnte=3pL

watsï sapirati-icha weka-j-ka wara-ni] niño pequeño-pl querer-hab-3.sub bailar-inf ‘Juan se va a sentar donde los niños quieren bailar.’ (Lugar)

d. % Juanu waxákaati jimá engaksï watsï sapíratiicha wekasïnga warani jwanu waxaka-a-ti [jima enka=ksï Juan sentarse-fut-3.ind allí subnte=3pL

watsï sapirati-icha weka-sïn-ka wara-ni] niño pequeño-pl querer-hab-3.sub bailar-inf ‘Juan se va a sentar donde los niños quieren bailar.’ (Lugar)

En los ejemplos señalados como marginalmente aceptables, nuestro colaborador señaló que, aunque no suenan completamente gramatica-les en su variante, en algunas otras zonas sí se utiliza. Dicho esto, vale la pena seguir buscando pares mínimos hasta poder dar una respuesta contundente sobre el posible uso de -sïn como marca de habitual en las subordinadas adverbiales.

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83Las cláusulas adverbiales de tiempo

5.2 progresivo -xa y inf + jaka

En una oración simple, la marca -xa indica aspecto progresivo (ver (26)). Sin embargo, los datos de (27b) y (28b) muestran que -xa no puede aparecer como la marca aspectual de progresivo para los verbos de las cláusulas subordinadas adverbiales de tiempo y de lugar:

(26) tsïndé tumbicha tsimaárani wandónskwarixatiksï tsïnde tumbi-icha tsima-rani wantontskwari-xa-ti=ksï dem.pl muchacho-pl dos.def platicar-prog-3.ind=3.pl ‘Esos muchachos están platicando.’

(27) a. Kánenka Juanu warani jaká, terékurhisïndi imeri tembunha [kani enka jwanu wara-ni ja-ka] Cuando subnte Juan bailar-inf estar-3.sub

terekurhi-sïn-ti ima-eri tembunha reir-hab-3.ind dem-gen novia ‘Cuando Juan está bailando, se ríe su novia’. (Tiempo)

b. *Kánenka Juanu waráxaka, terékurhisïndi iméri tembuna [kani enka jwanu wara-xa-ka] Cuando subnte Juan bailar-prog-3.sub

terekurhi-sïn-ti imá-eri tembunha reir-hab-3.ind dem-gen novia Lectura buscada: ‘Cuando Juan está bailando, se ríe su novia’. (Tiempo)

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84 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

(28) a. Juanu kwarátsiaati jimá enka watsï sapíratiicha warani jaká jwanu kwaratsia-a-ti [jima enka watsï Juan caerse-fut-3.ind allí subnte niño

sapirati-icha wara-ni ja-ka] pequeño-pl bailar-inf estar-3.sub ‘Juan se va a caer donde los niños están bailando’. (Lugar)

b. *Juanu kwaratsiaati jimá enka watsï sapíratiicha waráxaka jwanu kwaratsia-a-ti [jima enka watsï Juan caerse-fut-3.ind allí subnte niño

sapirati-icha wara-xa-ka] niños-pl bailar-prog-3.sub Lectura buscada: ‘Juan se va a caer donde los niños están bailando’.

(Lugar)

En resumen, para expresar el progresivo en las cláusulas subordina-das de tiempo y lugar, se debe construir una perífrasis con el verbo léxico en infinitivo más el auxiliar jarháni ‘estar, ser, existir’, que en este tipo de construcción no lleva marcas aspectuales ni el formativo característico de las raíces dependientes, sino sólo la marca de modo subordinado -ka.

Ahora bien, en lo que respecta a las cláusulas subordinadas de causa, en (29b) se muestra que la marca de progresivo -xa sí puede aparecer en el ver-bo de la cláusula subordinada adverbial. En este sentido, en (29a) también se observa que la construcción en inf + ja-ka también resulta gramatical:

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85Las cláusulas adverbiales de tiempo

(29) a. Juanu wekórintaati jimboka tsanguárani jaká jwanu wekorint’a-a-ti [jimboka tsankwara-ni ja-ka] Juan caerse-fut-3.ind porque brincar-inf estar-3.sub ‘Juan se va a caer porque está brincando’. (Causa)

b. Juanu wekórintaati jimbóka tsanguáraxaka jwanu wekorint’a-a-ti [jimbóka tsankwara-xa-ka] Juan caerse-fut-3.ind porque brincar-prog-3.sub ‘Juan se caerá porque está brincando’. (Causa)

5.3 perfectivo -s

En (30) se muestra la marca de perfectivo en una oración simple, que es el morfema -s.

(30) tsïndé tumbicha tsimaárani wandónskwaristi tsïnte tumbi-echa tsima-rani wantonskwari-s-p-ti dem.pl muchacho-pl dos-def platicar-pfvo-pas-3.ind ‘Esos muchachos platicaron.’

por su parte, los datos de (31b) y (32b) muestran que -s no puede aparecer como la marca aspectual de perfectivo en los verbos de las cláu-sulas subordinadas adverbiales de tiempo y lugar:

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86 CLECM 1-2013Erik Daniel Franco Trujillo

(31) a. Juanu waxákaspti enga watsï sapíratiicha warápkaksï jwanu waxaka-s-p-ti [enka watsï Juan sentarse-pfvo-pas-3.ind subnte niño

sapirati-icha wara-ø-p-ka=ksï] pequeño-pl bailar-pfvo-pas-3.sub=3pl ‘Juan se sentó cuando los niños bailaron’. (Tiempo)

b. *Juanu waxákaspti enka watsï sapíratiicha waráspkaksï jwanu waxaka-s-p-ti [enka watsï Juan sentarse-pfvo-pas-3.ind subnte niño

sapirati-icha wara-s-p-ka=ksï] pequeño-pl bailar-pfvo-pas-3.sub=3pl Lectura buscada: ‘Juan se sentó cuando los niños bailaron’. (Tiempo)

(32) a. Juanu waxákaati jimá engaksï watsï sapíratiicha warapka 7

jwanu waxaka-a-ti [jima enka=ksï Juan sentarse-fut-3.ind allí subnte=3.pl

7 Los clíticos pronominales pueden hospedarse en el primer constituyente de la ora-ción, como clíticos de segunda posición, o bien en el núcleo verbal, lo cual, al parecer, es una tendencia más innovadora. para una descripción de este cambio, ver Chamoreau y Villavi-cencio (2010).

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87Las cláusulas adverbiales de tiempo

watsï sapirati-icha wara-ø-p-ka] niño pequeño-pl bailar-pfvo-pas-3.sub ‘Juan se va a sentar donde los niños bailaron’. (Lugar)

b. * Juanu waxákaati jimá engaksï watsï sapíratiicha waraspka jwanu waxaka-a-ti [jima enka=ksï Juan sentarse-fut-3.ind allí subnte=3.pl

watsï sapírati-icha wara-s-p-ka] niño pequeño-pl bailar-pfvo-pas-3.sub Lectura buscada: ‘Juan se va a sentar donde los niños bailaron’. (Lugar)

Los datos de (31a), (32a) y (33) indican que la marca aspectual de perfectivo en los verbos de las cláusulas subordinadas adverbiales de tiem-po y lugar es -ø, pues como se ha venido mostrando hasta el momento, en los verbos de las subordinadas aparecen marcas formales de progresivo y habitual, por ende, la marca de perfectivo también debe estar, aunque no tenga realización fonológica. Si bien hasta ahora no habíamos glosado el perfectivo ‘ø’ en las oraciones subordinadas, los ejemplos como (13) (repetido a continuación como (33)), deberán quedar como sigue:

(33) Enga Juanu exepka tatákani, chespti [enka jwanu exe-ø-p-ka tataka-ni] subnte Juan ver-pfvo-pas-3.sub niño-obj

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che-s-p-ti espantarse-pfvo-pas-3.ind ‘Cuando Juan vio al niño, se espantó’. (Tiempo)

En cuanto a las cláusulas adverbiales de causa, los datos que se muestran a continuación señalan que, a diferencia de lo que sucede con las cláusulas subordinadas adverbiales de tiempo y de lugar, la marca -s de perfectivo sí puede aparecer en el verbo de la oración subordinada sin que la construcción resulte agramatical:

(34) Juanu p’aménchasti jimbóka aráspka amánenchekwa t’ereri jwanu p’amencha-s-ti [jimboka Juan enfermarse-pfvo-3.ind porque

ara-s-p-ka amanenchekwa t’ereri ] comer-pfvo-pas-3.sub fruta podrido ‘Juan se enfermó porque comió fruta echada a perder’.

6. Generalizaciones descriptivas

A continuación presento un resumen de las tres generalizaciones obte-nidas a partir de los datos analizados. primero, el purépecha de Carapan presenta los siguientes subordinantes para las cláusulas de tiempo, lugar, causa y propósito:

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89Las cláusulas adverbiales de tiempo

Tabla 2. Subordinantes de tiempo, lugar, causa y propósito del purépecha de Carapan

Tiempo kani enka, enkaLugar nani enka, jima enka, enkaCausa jimpoka, jimpokipropósito para

Los adverbios interrogativos kani y nani pueden coaparecer junto al subordinante enka para introducir las cláusulas subordinadas de tiempo y lugar, respectivamente.

Segundo, el subordinante siempre debe aparecer antes de la cláusula adverbial en cuestión; por lo mismo, al colocar el morfema subordinante después de la cláusula adverbial, la construcción resulta agramatical. Esta prueba es pertinente tomando en consideración que el purépecha es una lengua de posposiciones y con varios rasgos conocidos de lengua de núcleo final (véase Capistrán y Nava 1998). En este sentido, lo esperable sería tener el orden cláusula-subordinante y no el orden subordinan-te-cláusula que se presenta en los datos analizados. La agramaticalidad de (35b), (36b), (37b) y (38b) confirma que a nivel tipológico el purépecha es una de esas lenguas en las que las cláusulas subordinadas adverbiales son introducidas por una palabra separada que aparece al inicio de la cláusula subordinada: en (35) en particular vemos cómo, a pesar de que

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jimpo es una posposición, el subordinante jimpoka precede a la cláusula subordinada, y no puede posponerse a ella.8

Subordinada adverbial de causa:(35) a. Juanu p’aménchasti jimboka araspka amánenchekwa t’ereri jwanu p’amencha-s-ø-ti [jimpoka Juan enfermarse-pfvo-pres-3.ind porque

ara-s-p-ka amanenchekwa t’ereri comer-pfvo-pas-3.sub fruta podrido ‘Juan se enfermó porque comió fruta echada a perder.’

b. *Juanu p’aménchasti aráspka amánenchekwa t’ereri jimboka jwanu p’amencha-s-ø-ti [aras-p-ka Juan enfermarse-pfvo-pres-3.ind comer-pfvo-pas-3.sub

amanenchekwa t’ereri jimpoka] fruta podrido porque Lectura buscada: ‘Juan se enfermó porque comió fruta echada a perder.’

8 Cabe mencionar que el orden de las cláusulas subordinadas de tiempo, lugar, cau-sa y propósito con respecto a la cláusula principal se puede invertir sin que esto genere agra-maticalidad.

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91Las cláusulas adverbiales de tiempo

Subordinada adverbial de propósito:(36) a. Juanu kókwani jawársïndi para nirani ánchikwarini jwanu kokwani jawari-sïn-ti [para nira-ni Juan temprano levantarse-hab-3.ind para ir-inf

anchikwari-ni] trabajar-inf ‘Juan se levanta temprano para ir a trabajar.’

b. * Juanu kókwani jawársïndi nirani ánchikwarini para jwanu kokwani jawari-sïn-ti [nira-ni Juan temprano levantarse-hab-3.ind ir-inf

anchikwari-ni para] trabajar-inf para Lectura buscada: ‘Juan se levanta temprano para ir a trabajar.’

Subordinada adverbial de lugar:(37) a. Juanu pasti iméri tembunha jémbani nánienga imá wéksïnga jwanu pa-s-ø-ti ima-eri tembunha Juan llevar-pfvo-pres-3.ind dem-gen novia

jempani [nani enka ima weka-sïn-ka] 3.poss donde subnte dem querer-hab-3.sub ‘Juan llevó a su novia a donde ella quiso.’

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b. *Juanu pasti iméri tembunha jémbani imá wéksïnga nánienga jwanu pa-s-ø-ti ima-eri tembunha Juan llevar-pfvo-pres-3.ind dem-gen novia

jempani [ima weka-sïn-ka nani enka] 3.poss dem querer-hab-3.sub donde subnte Lectura buscada: ‘Juan llevó a su novia a donde ella quiso.’

Subordinada adverbial de tiempo(38) a. Juanu kókwani jawarsïndi kánenga jatsiáka para ánchikwarini jwanu kokwani jawari-sïn-ti [kani Juan temprano levantarse-hab-3.ind cuando

enka jatsia-ka para anchikwari-ni] subnte tener-3.sub para trabajar-inf ‘Juan se levanta temprano cuando tiene que ir a trabajar.’

b. *Juanu kókwani jawarsïndi jatsiáka para ánchikwarini kánenga jwanu kokwani jawari-sïn-ti [jatsia-ka Juan temprano levantarse-hab-3.ind tener-3.sub

para anchikwari-ni kani enka] para trabajar-inf cuando subnte Lectura buscada: ‘Juan se levanta temprano cuando tiene que ir a

trabajar.’

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93Las cláusulas adverbiales de tiempo

La tercera y última generalización que podemos extraer es que tanto los verbos en las cláusulas relativas como en las cláusulas adverbiales de tiempo y lugar no aceptan las mismas marcas aspectuales que los verbos de una cláusula declarativa independiente o una cláusula principal. Con ello, tenemos que los verbos de las cláusulas subordinadas de tiempo y lugar analizadas hasta ahora son verbos degradados o reducidos.

En la Tabla 3 se muestra un resumen de las marcas aspectuales que pueden y no pueden aparecer en los verbos de las cláusulas subordinadas adverbiales de lugar, tiempo y causa a partir de los datos estudiados. por supuesto, faltaría analizar posibles alternancias entre otras combinaciones tempo-aspectuales (habitual+pasado, progresivo+pasado, progresivo+fu-turo, por mencionar algunas), pero resumo los resultados obtenidos con los datos disponibles hasta el momento:

Tabla 3. Marcas aspectuales para las cláusulas subordinadas adverbiales de lugar, tiempo y causa

Lugar tiempo Causa propósitoprog+pres inf+jaka / *-xa inf+jaka / *-xa inf+jaka /-xa NAhab+pres -j / %-sïn -j / *-sïn -j/-sïn NA

pfvo *-s/ -ø *-s /-ø -s / -ø NA

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7. Conclusiones

A lo largo de este análisis descriptivo se observaron algunos fenómenos relacionados con el comportamiento de las cláusulas subordinadas adver-biales de tiempo, lugar, causa y propósito en el purépecha de Carapan, según los juicios consultados a dos hablantes residentes en la Ciudad de México. En primer lugar, se encontró que mientras las cláusulas adverbia-les de tiempo, lugar y causa exhiben la marca -ka de modo subordinado para todas las personas, las cláusulas subordinadas de propósito presentan la marca -ni de infinitivo. Asimismo, se dio cuenta de que el subordinan-te enka, que introduce las cláusulas adverbiales de tiempo y lugar, puede alternar con las formas kani enka y nani enka, respectivamente. En este sentido, queda claro que en este tipo de cláusulas, el subordinante y el adverbio pueden coaparecer. por su parte, las subordinadas de propósi-to son introducidas por el préstamo del español para y las de causa por jimpoka o jimpoki. por último, en cuanto a las marcas tempo-aspectuales, mientras las cláusulas de tiempo y de lugar presentan el mismo patrón de marcación que comparten con las cláusulas relativas (véase herrera 2013), las de causa pueden presentar tanto el patrón de marcación de las oraciones principales como el de las subordinadas. Dicho esto, es indudable que queda trabajo por hacer para saber qué otro tipo de su-bordinadas adverbiales se comportan de esta manera.

por el momento, los datos presentados han permitido dar cuenta de que en purépecha se puede hablar de dos tipos de cláusulas adverbiales:

a) Las de tiempo y lugar, que además de no aceptar la marca –ti de indicativo en el verbo de la subordinada en tercera persona,

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95Las cláusulas adverbiales de tiempo

tampoco aceptan las formas aspectuales de progresivo (-xa), de habitual (-sïn) y de perfectivo (-s).

b) Las de causa, que aceptan tanto las formas degradadas de las cláusulas subordinadas de tiempo y lugar como las plenas, es decir, las que aparecen en los verbos de las cláusulas simples y las principales.

Estos hallazgos se acoplan a lo que Thompson y Longacre (2007: 244) mencionan en relación con la diferencia entre las cláusulas que pue-den sustituirse con una palabra y las cláusulas que no pueden sustituirse con una palabra. Como se señaló en párrafos anteriores, las cláusulas de tiempo y lugar pertenecen al grupo de cláusulas adverbiales que pueden sustituirse por medio de un término con base genérica; esto significa que a nivel semántico la relación entre la cláusula adverbial y la cláusula principal es la misma que existe entre la palabra adverbial y la cláusula principal. Además hay que tener en cuenta que conceptualmente tiempo y lugar son locaciones donde se desarrolla un evento; por lo mismo, las cláusulas temporales y locativas funcionan como una especie de escenario en el que se encuentra anclado el evento de la oración principal.

Igualmente, se confirma que este tipo de cláusulas adverbiales suele compartir ciertas propiedades con las cláusulas relativas, pues como se ha venido mostrando, las cláusulas adverbiales de tiempo y lugar del purépecha de Carapan presentan las mismas restricciones de marcación tempo-aspectual que las relativas. para explicar lo anterior, se puede apelar a lo que Thompson y Longacre (2007:245) señalan con relación al hecho de que en las cláusulas de tiempo, lugar y modo se establece que la relación entre el tiempo, lugar o modo del evento en la cláusula

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principal y el tiempo, lugar o modo del evento de la cláusula subordinada es el mismo; por ello, este tipo de cláusulas se pueden parafrasear por medio de una cláusula relativa, como se ve en los siguientes ejemplos en inglés y en español:

(39) Cláusula adverbial de lugar: a. I’ll meet you where the statue used to be. a.’ Te veré donde solía estar la estatua.

Cláusula relativa: b. I’ll meet you at the place at which the statue used to be. b’. Te veré en el lugar en donde solía estar la estatua.

(40) Cláusula adverbial de tiempo: a. We’ll go when Tom gets here. a’. Nos iremos cuando llegue Tomás.

Cláusula relativa: b. We’ll go at the time at which Tom gets here. b’. Nos iremos en el momento en el que llegue Tomás.

En contraparte, la relación que se establece entre una cláusula ad-verbial de causa y una cláusula principal implica una correlación lógica necesaria, pues al lado de una causa forzosamente tiene que haber un efecto. por lo mismo, no hay un término genérico que pueda englobar lo que se expresa por medio de una cláusula adverbial de este tipo.

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97Las cláusulas adverbiales de tiempo

En síntesis, desde un punto de vista conceptual sobre cómo se lleva a cabo el evento, las cláusulas locativas y temporales están más cerca de las cláusulas relativas que de las cláusulas de propósito y causa. A este respecto, vale la pena señalar que la evidencia mostrada hasta ahora su-giere que el purépecha es una lengua que puede distinguir formalmente entre las cláusulas adverbiales que se pueden sustituir con una palabra y las que no. No obstante, es necesario ampliar este estudio a otro tipo de cláusulas adverbiales para poder confirmar o refutar estos resultados.

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 99

LA INTERROGACIóN EN EL pURÉpEChA DE CARApAN, MIChOACÁN*

Alejandra Aranda herrera El Colegio de México [email protected]

This paper describes the form of interrogative clauses in purepecha. It shows that interrogative mood markers take a different form depending on the preceding temporal or aspectual marker. Moreover, it presents new evidence showing that certain interrogatives can take “degraded” aspectual forms, which are characteristic of subordinate clauses.

Keywords: interrogatives, indefinites, purepecha.

* Agradezco la colaboración de Ana Elena Erape y Guillermo Alejo, así como los comen-tarios de dos dictaminadores anónimos, dejando claro que la información aquí presentada es sólo responsabilidad mía.

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1. Introducción

El objetivo general del trabajo es describir los recursos morfológicos y sintácticos que los hablantes de purépecha, específicamente de la variante de Carapan, Michoacán, emplean para construir oraciones interrogati-vas. La forma y dependencia directa de la interrogación con las marcas de tiempo y aspecto ha sido referida ya por varios autores (Chamoreau 1998, 2003a, 2003b, 2009; Foster 1969; Monzón 1997; Wolf 1991), pero no existe hasta el momento ninguna descripción detallada sobre la distribución de los sufijos interrogativos ni de su relación con otros elementos para la variante de la Cañada.

Las preguntas de investigación que se discuten aquí son las siguien-tes: ¿cómo se marca la interrogación en las preguntas cerradas y en las de contenido?; ¿a qué partes de la oración corresponden las palabras interro-gativas en las preguntas de contenido?; ¿cómo se conforman morfológi-camente y con qué otros elementos de la gramática están relacionadas?; ¿cuál es el orden de cada uno de los tipos de interrogación que tiene la lengua?; ¿qué condiciona la distribución de los alomorfos interrogativos?

El texto está organizado de la siguiente manera. En el segundo apartado se presentan las características tanto de la interrogación cerrada como de la de contenido. En el tercero se describe la conformación mor-fológica de los elementos interrogativos y su relación con los indefinidos y los subordinadores de cláusulas adverbiales. En el cuarto se enlistan las distintas propuestas sobre el orden básico de palabras del purépecha y se ofrecen algunos ejemplos de movimiento wh encontrados en la variante de la Cañada. El quinto proporciona la distribución de los alomorfos

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101La interrogación en el purépecha de Carapan

interrogativos. Finalmente, en la sexta parte se incluyen datos sobre la oclusivización de /ſ/ en [d] favorecida por los contextos nasales de las preguntas de contenido.

2. preguntas cerradas y de contenido. Características

Los tipos de preguntas presentes en todas las lenguas son las siguientes:(a) Las preguntas cerradas, conocidas en inglés como yes-no ques-

tions. Las respuestas esperadas en este primer tipo de interrogación tienen que ver con la búsqueda de un comentario sobre el valor de verdad de la proposición que se pregunta (Sadock y Zwicky 1985:179). Se pide una respuesta categórica de “sí” o de “no”. Los ejemplos de oraciones interrogativas del purépecha aparecen en (1) y (2).1

(1) Contexto: Tu hermana se va a casar la próxima semana. Tú quieres saber si ya tiene su vestido listo.

Jatsískiria xukúparhakwa? jatsi-s-ø-ki-ri=ia xukuparhakwa tener-pfvo-pres-int-2sg.suj=adv traje/ropa ‘¿ya tienes tu vestido?’

1 Todos los ejemplos aparecen precedidos por el contexto en que fueron elicitados. Los datos en donde no aparece se obtuvieron mediante traducción directa de la oración en español.

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102 CLECM 1-2013Alejandra Aranda Herrera

(2) Contexto: Te encuentras a una de tus amigas que hace mucho tiempo no veías. Quieres saber si tiene hijos.

Kanguariaskiria watsïchani? kankwaria-s-ø-ki-ri=ia watsï-icha-ni tener-pfvo-pres-int-2sg.suj=adv hijo-pl-obj ‘¿ya tienes hijos?’

(b) Las preguntas de contenido, las cuales, como explica Givón (1990:793), se emplean típicamente cuando el hablante y el oyente comparten el conocimiento de una proposición -que se presupone o está de fondo- pero el hablante desconoce un elemento de esa proposición (Givón 1990: 793). Al elemento léxico que sustituye la información que se busca se le ha llamado en inglés partícula wh. (3) y (4) son ejemplos de este tipo.

(3) Na jaxispki Marieri xukúparhakwa na jaxi-s-p-ki mari-eri xukuparakwa cómo color-pfvo-pas-int Maria-gen traje/ropa ‘¿Cómo era el color del traje de María?’

(4) Ne intskwarispki arúkutarakwa? ne intskwari-s-p-ki arukutarakwa quién obsequiar-pfvo-pas-int cuchillo ‘¿Quién regaló el cuchillo?’

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103La interrogación en el purépecha de Carapan

Estos dos tipos de oraciones interrogativas coinciden con la infor-mación documentada por Chamoreau (2003a:241). Lo que la autora presenta como preguntas totales corresponden a las que se presentan aquí como cerradas, y las que describe como parciales en este trabajo se denominan de contenido. Chamoreau propone como un tercer tipo de pregunta una oración en donde la palabra interrogativa aparece sola, como en (5), la cual identifica como monema interrogativo.

(5) ambé? ‘¿Qué?’

(Chamoreau 2003a:242)

No considero que la característica de aparecer en aislamiento sea relevante para categorizar a (5) como una forma diferente de pregunta; en todo caso, sería necesario explicitar el contexto para saber exactamente lo que se está preguntado. Las características de la expresión de (5) coin-ciden con las de las preguntas de contenido (6): el elemento interroga-tivo tiene la misma forma y está en lugar de algún aspecto informativo desconocido por el hablante.

(6) ambé t’ irexaki sapichu? ampe t’ire-xa-ø-ki sapichu qué comer-prog-pres-int niño ‘¿Qué está comiendo el niño?’

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En purépecha, las preguntas cerradas, de la misma manera que las de contenido —como se describirá más adelante—, se marcan con un morfema de modo interrogativo afijado al verbo en el orden canónico de la lengua: aspecto, tiempo y modo. La oración declarativa de (7) lleva el sufijo de tercera persona de indicativo -ti y en (8) aparece el de inte-rrogativo -ki. La muestra de que el modo interrogativo y el indicativo pertenecen al mismo paradigma es que no pueden coaparecer, como se muestra en (9a) y (9b).

(7) Jarhasti limonisï k’enhari jarha-s-ø-ti limonisï k’enha-ri ser/estar-pfvo-pres-3ind limón cara.grande-gen ‘hay limones grandes.’

(8) Contexto: Vas al mercado a comprar fruta. Estás buscando limones grandes pero no los ves por ningún lado. Le preguntas al vendedor si tiene limones.

Jarhaski limonisï k’enhari? jarha-s-ø-ki limonisï k’enhari ser/estar-pfvo-pres-int limón cara.grande-gen ‘¿hay limones grandes?’

(9) a. *Jarhaskiti limonisï k’enhari jarha-s-ø-ki-ti limonisï k’enha-ri ser/estar-pfvo-pres-int-3ind limón cara.grande-gen Lectura buscada: ‘¿hay limones grandes?’

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b. *Jarhastiki limonisï k’enhari jarha-s-ø-ti-ki limonisï k’enhari ser/estar-pfvo-pres-3ind-int limón cara.grande-gen Lectura buscada: ‘¿hay limones grandes?’

Las preguntas de contenido, en cambio, incluyen una palabra inte-rrogativa que se mueve a la posición inicial de la oración y que además coaparece con las marcas de modo de las preguntas cerradas. Véase (10) en su forma declarativa marcada con -ti, en (11) la interrogativa cerrada con -ki y en (12) la de contenido que incorpora el elemento ambe.

(10) Contexto: Llegas a tu casa y ves a Juan sentado en la mesa terminando de comer. Le preguntas a tu mamá qué comió Juan. Ella responde:

Juanu t’ iresti k’urunda jwanu t’ire-s-ø-ti k’urunta Juan comer-pfvo-pres-3ind tamal ‘Juan comió tamales.’

(11) Contexto: Llegas a tu casa y ves a Juan sentado en la mesa terminando de comer. Ves que hay unas hojas de tamal en uno de los platos. Quieres saber si Juan comió tamales.

Juanu t’ ireski k’urunda? jwanu t’ire-s-ø-ki k’urunta Juan comer-pfvo-pres-int tamal ‘¿Juan comió tamales?’

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(12) Contexto: Llegas a tu casa y ves a Juan sentado en la mesa terminando de comer. No hay nada que te indique qué comió Juan. Tú le preguntas a tu mamá qué fue lo que comió Juan.

ambé t’ ireski Juánu ampe t’ire-s-ø-ki jwanu qué comer-pfvo-pres-int Juan ‘¿Qué comió Juan?’

3. Conformación morfológica de los elementos interrogativos

3.1. Elementos interrogativos e indefinidos

La relación semántica y morfológica entre los interrogativos y los indefi-nidos ha sido ya demostrada. En japonés, por ejemplo, las frases cuantifi-cadas se construyen utilizando pronombres indefinidos (Korunda 1965).2 Un inventario parcial de estos elementos se muestra a continuación:

(13) dare ‘qué’ doko ‘dónde’ nani ‘quién’ itu ‘cuándo’ dore ‘cuál’ (uno) naze ‘por qué’ dono ‘cuál’ (det) doo ‘cómo’

(Korunda 1965, citado por Kratzer y Shimoyama 2002)

2 Citado por Kratzer y Shimoyama (2002).

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107La interrogación en el purépecha de Carapan

Según Kratzer y Shimoyama (2002:2), dependiendo del operador con el que se asocien, las frases indefinidas pueden tener interpretaciones existenciales, universales, interrogativas, de polaridad negativa o de elec-ción libre. En (14) se ofrece una oración en donde uno de los elementos se interpreta como cuantificador universal; en (15) una pregunta wh:

(14) [[Dono hon-o yonda] kodomo] -mo yoku nemutta cuál libro-ac leer niño -mo bien dormir.pas ‘para cada libro x, el niño que leyó x durmió bien.’

(15) Taro-wa [[dare-ga katta] mochi]-o tabemasita ka Taro-top quién-nom comprar.pas pastel.de.arroz-ac comer-pas q ‘¿Quién es el x tal que Taro comió el pastel de arroz que x compró?’

(Kratzer y Shimoyama 2002:2)

En purépecha, como en japonés y otras lenguas, los indefinidos también se relacionan morfológicamente con los interrogativos. Esto se puede ver en la siguiente lista preliminar:

Tabla 1. palabras interrogativas e indefinidos en purépecha (Cañada) y español

interrogativo purépecha

interrogativo español

indefinido purépecha

indefinido español

indefinido negativo

purépecha

indefinido negativo español

ampe ‘qué’ ampe ‘algo’ no ma ampe ‘nada’

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108 CLECM 1-2013Alejandra Aranda Herrera

ne ‘quién’ nema ‘alguien’ no nema ‘nadie’na ‘cómo’kani ‘cuándo’ no meni ‘nunca’nani ‘dónde’ no nani ‘ningún

lado’namuni ‘cuántos’naki ‘cuál/ cuáles’ ampértku ‘algún’ anti ‘por qué’

ampe jimpo ‘con qué’

Es importante notar que en la variante aquí descrita, cinco de las nueve palabras interrogativas comienzan con una consonante nasal (n) más una vocal: ne ‘quién’ na, ‘cómo,’ nani, ‘dónde’, namuni, ‘cuántos’ y naki, ‘cuál’. Entre la zona del lago (Jarácuaro) y la de la Cañada se identi-ficó una diferencia para la palabra ‘cuándo’. para la primera (Chamoreau 2009:79) se documenta natini, que también comienza con nasal más vocal, y para la segunda, kani. Los hablantes consultados en este estudio no reconocen natini, probablemente porque no se usa en Carapan. De (16) a (20) se incluyen ejemplos que ilustran el uso de naki, nani, kani y andi.

Tabla 1. (Concluye)

interrogativo purépecha

interrogativo español

indefinido purépecha

indefinido español

indefinido negativo

purépecha

indefinido negativo español

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109La interrogación en el purépecha de Carapan

(16) Contexto: Te estoy ofreciendo chocolates y te los estoy enseñando. Te pregunto cuál es el que prefieres.

Nákiri wékasïndi? naki=ri weka-sïn-ø-ti cuál=2sg.suj querer-hab-pres-int.2sg ‘¿Cuál quieres?’

(17) Náki waxántsïkwachani juaski Juánu? naki waxantsïkwa-icha-ni jwa-s-ø-ki jwanu? cuál silla-pl-obj traer-pfvo-pres-int Juan ‘¿Cuáles sillas trajo Juan?’

(18) Nani tembuchaski? nani tembucha-s-ø-ki dónde casarse(el novio)-pfvo-pres-int ‘¿Dónde se casó el novio?’

(19) Káni wambúchaski? kani wambucha-s-ø-ki cuándo casarse (novia)-pfvo-pres-int ‘¿Cuándo se casó la novia?’

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110 CLECM 1-2013Alejandra Aranda Herrera

(20) andisï kwaratsi tataka sapichu andi=sï kwaratsi tataka sapichu por qué=foc caer niño pequeño ‘¿por qué se cayó el niño?’3

(Franco 2013)

Dos de los indefinidos negativos se forman antecediendo la nega-ción no al elemento indefinido/interrogativo, como es el caso de ‘ningún lado’ y ‘nada’, aunque este último además está integrado por el indefinido ma ‘uno’, como se aprecia en (21). por otra parte, el interrogativo kani ‘cuándo’, no parece estar relacionado morfológicamente con el indefinido negativo nomeni ‘nunca’. Éste último está compuesto sólo de la negación y la palabra meni, ‘vez’, ‘ocasión’.

(21) No mambé no ma-ampe neg indef-algo ‘Nada.’

3 En (19) el verbo no parece presentar marcas de flexión finita ni no finita. probable-mente debido a la marca de foco contrastivo =sï, que fuerza formas aspectuales “reducidas”, las marcas de aspecto perfectivo y tiempo presente sean ‘ø’. Lo mismo sucedería con el modo interrogativo. Dado que no cuento con más ejemplos de este tipo, no me es posible hacer generalizaciones al respecto.

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111La interrogación en el purépecha de Carapan

3.2. Elementos interrogativos y subordinadores adverbiales

Las palabras interrogativas para ‘cuándo’ (kani) y ‘dónde’ (nani) se utilizan también para introducir cláusulas adverbiales de tiempo y lu-gar, agregándoles únicamente el subordinador enka (Franco 2013). La oración (22) muestra cómo kani + enka, introduce la cláusula adverbial temporal y en (23), nani + enka, la de lugar.

(22) Kánenka Juanu mítipka imeri warhiiti jémbani p’ ímáristi paraksï niárani t’ ireni

kani enka jwanu miti-ø-p-ka ima-eri warhiti cuándo sbnte Juan conocer-pfvo-pas-3.sub dem-gen esposa/mujer

jempani p’imari-s-ø-ti para=ksï niara-ni t’ire-ni 3.poss.sg invitar-pfvo-pres-3.ind para=3pl.suj ir-inf co mer-inf ‘Cuando Juan conoció a su esposa la invitó a que fueran a cenar.’

(Franco 2013)

(23) Juanu ánchikwarhisïndi nánienka irékaka imeri tembunha jwanu anchikwarhi-sïn-ti nani enka ireka-ka ima-eri tembunha Juan trabajar-hab-3.ind donde sbnte vivir-3.sub dem.gen novia ‘Juan trabaja donde vive su novia.’

(Franco 2013)

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112 CLECM 1-2013Alejandra Aranda Herrera

No ocurre lo mismo con las cláusulas de finalidad. La interrogación utiliza anti y la cláusula adverbial se introduce con jimpoka. Compárese (20) y (24), también de Franco (2013):

(24) Juanu t’ irekwarisïndi jimboka no wékasïnga p’amenchani jwanu t’irekwari-sïn-ti jimpoka no weka-sïn-ka p’amencha-ni Juan comer-hab-3.ind porque neg querer-hab-3.sub enfermarse-inf ‘Juan se alimenta porque no quiere enfermarse.’

(Franco 2013)

4. Movimiento wh

Aún no existen argumentos que den cuenta del orden de palabras básico o no marcado de la zona de la Cañada. Capistrán (2002) refiere que el orden básico de constituyentes del área lacustre es SVO, pero que tam-bién es posible que el objeto preceda al verbo (SOV), dependiendo de la estructura informativa. Capistrán y Nava (1998) comentan que la lengua tiene características de orden SOV, como su carácter sufijal y la presen-cia de posposiciones, pero también otras que sugieren un orden SVO, como cláusulas introducidas por complementantes.

Villavicencio (2006) documenta 50% de ocurrencias para SOV en el siglo xvi y 44% en el siglo xx, favoreciéndose con un 56% el orden SVO, lo cual sugiere, según la propia autora, un cambio en proceso. Según los datos de las elicitaciones que antecedieron este trabajo, se ob-servó que en el purépecha de Carapan los dos ordenes son igualmente

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113La interrogación en el purépecha de Carapan

aceptables, aunque no contamos con datos cuantitativos que nos lleven a concluir que uno de los órdenes sea más frecuente que el otro.

En cuanto al movimiento del elemento interrogativo y comparán-dolo con una oración declarativa prototípica como (25), en donde se observa un orden SV seguido del adverbio ayer, (26) muestra que cuando la información que se busca es el adverbio, el elemento interrogativo sólo se permite en posición inicial, ya que si el aparece al final la oración resulta agramatical (27):

(25) ana juraspti witsíndikwa ana jura-s-p-ti witsintikwa Ana venir-pfvo-pas-3ind ayer ‘Ana vino ayer.’

(26) Káni juraski ana? kani jura-s-ø-ki Ana cuándo venir-pfvo-pres-int Ana ‘¿Cuándo vino Ana?’

(27) *ana juraski káni? ana jura-s-ø-ki kani Ana venir-pfvo-pre-int cuándo Lectura buscada: ‘¿Cuándo vino Ana?’

Cuando la pregunta incluye alguna posposición, ésta se mueve siem-pre con el elemento interrogativo a la posición inicial (28b), fenómeno

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conocido como movimiento wh con pied-piping (Smith-Stark 1988). (28c) muestra que la postposición y el elemento interrogativo que la precede no pueden permanecer in situ y (28d) muestra que el pied-piping es obligatorio:

(28) a. ana pédruni jingoni jurasti ana pedru-ni jinkoni jura-s-ø-ti Ana pedro-obj con venir-pfvo-pres-3ind ‘Ana vino con pedro.’

b. Ne jingoni juraski ana? ne jinkoni jura-s-ø-ki ana quién con venir-pfvo-pres-int Ana ‘¿Con quién vino Ana?’

c. *Juraski ana ne jingoni? jura-s-ø-ki ana ne jingoni venir-pfvo-pres-int Ana quién con Lectura buscada: ‘¿Con quién vino Ana?’

d. *Ne juraski ana jingoni? ne jura-s-ø-ki ana jingoni quién venir-pfvo-pres-int Ana con Lectura buscada: ‘¿Con quién vino Ana?’

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115La interrogación en el purépecha de Carapan

5. Alomorfos interrogativos

Según Chamoreau (2009:102) el modo interrogativo en la variante lacustre “puede estar marcado por diferentes formas, en función de los aspectos o los tiempos que lo acompañan: la forma es -ki cuando el inte-rrogativo está acompañado por el aoristo, el progresivo y el continuo. Se emplea la forma -ø después del futuro. En los demás casos es la forma -i la que está presente (después del pasado, el habitual o el condicional).”

Los alomorfos interrogativos que se ha encontrado en el purépecha de Carapan y que pueden aparecer tanto en preguntas cerradas como en las de contenido son cuatro: -ki, -i, -ø, y -k´i.4 La selección de uno

4 Es probable que, además de los cuatro alomorfos interrogativos mencionados, exis-ta otro, -ti, que se use sólo con segunda persona y después del habitual –sïn, como se ve en el ejemplo (15) y bajo estas líneas en (i). La hipótesis se basa en que el clítico de segunda perso-na singular, =ri, no debería aparecer dos veces en un mismo huésped, con lo cual se descarta que el [di] que aparece en (i) después de –sïn corresponda fonológicamente a /ri/. por lo tan-to, el único candidato a forma subyacente para [di] es –ti. En (ii) se ve que esta variación alo-mórfica es exclusiva de la segunda persona singular:

(i) Contexto: vas a comer a casa de tu amiga María y le quieres ayudar a poner la mesa. Le preguntas cuántos platos pone habitualmente.

Namuni atárakwa jatsiásïndiri? namuni atarakwa jatsia-sïn-ti=ri cuántos plato poner-hab-int=2sg.suj ‘¿Cuántos platos pones?’

(ii) Contexto: Vas a comer a casa de tu amiga María y le quieres ayudar a poner la mesa. Le preguntas cuántos platos pone su mamá habitualmente.

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u otro depende de la forma de los afijos que codifican los valores de aspecto y tiempo.

5.1 alomorfo interrogativo -ki

Se usa con el habitual -sïn, (29), y con el perfectivo -s y el progresivo -xa si van seguidos de la marca de presente, -ø, como se ve en (30) y (31), respectivamente. El interrogativo -ki también aparece después de la marca de pasado -p, como se muestra en (32).5

(29) Contexto: Un día te encuentras a una persona que tiene brazos y espalda muy anchos. Sospechas que es un nadador. Le preguntas directamente.

Xariasïngiri? xaria-sïn-ki=ri nadar-hab-int=2sg.suj ‘¿Nadas?’

*Namuni atárakwa jatsiásïndi? namuni atarakwa jatsia-sïn-ti cuántos plato poner-hab-ti Lectura buscada: ‘¿Cuántos platos pone (ella)?’

5 La forma -p de pasado puede aparecer después del perfectivo (-s-p), y el progresivo (-xa-p). Los alomorfos -ki e -i que se proponen para el pasado sólo aplican para la primera secuencia. Las formas con xa-p no se analizaron en este trabajo.

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117La interrogación en el purépecha de Carapan

(30) Contexto: Tu compañero nada habitualmente. Como ayer amanecieron enfermos, tienes dudas sobre si fue a nadar ese día o no. Le preguntas directamente.

Xariaskiri? xaria-s-ø-ki=ri nadar-pfvo-pres-int=2sg.suj ‘¿Nadaste?’

(31) ambé t’ iréxaki nanaka sapichu? ambe t’ire-xa-ø-ki nanaka sapichu qué comer-prog-pres-int niña pequeño ‘¿Qué está comiendo la niña?’

(32) ambe úmantaspki ana? ambe umant’a-s-p-ki ana qué preparar-pfvo-pas-int Ana ‘¿Qué (comida) preparó Ana?’

hay dos formas de construir una estructura con aspecto progresivo en preguntas cerradas y de contenido. La primera de ellas consiste en la sufijación del morfema aspectual -xa a la base verbal, como en el ejemplo de (31). La segunda consiste en una estructura perifrástica de verbo en forma no finita seguido de la raíz ja (presumiblemente correspondiente al verbo ‘estar’). Esta raíz estativa es la que lleva las marcas de tiempo y modo, sin necesidad del formativo -rha que requiere en otros contextos.

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Esta marcación del aspecto progresivo también toma la forma -ki para el modo interrogativo, como en (33).

(33) Contexto: Estás con tu amiga María en un lago y de repente ves que Juan está adentro moviéndose rápidamente. No sabes si está nadando o se está ahogando, así que le preguntas a María.

ima xariani jakí? ima xaria-ni ja-ki dem nadar-inf estar-int ‘¿Él está nadando?’

5.2. alomorfo interrogativo -i

Después del pasado -p (34-35) y el habitual -sïn (36-37), la marca de modo interrogativo puede variar libremente entre -ki e -i. por ejemplo, (34) fue elicitada en el mismo contexto de (30). En (30) la marca inte-rrogativa es -ki y en (34) es -i.

(34) Contexto: Tu compañero nada habitualmente. Como ayer amanecieron enfermos, tienes dudas sobre si fue a nadar ese día o no. Le preguntas directamente.

Xariáspiri? xaria-s-p-i=ri

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nadar-pfvo-pas-int=2sg.suj ‘¿Nadaste?’

(35) Contexto: Te encuentras con María en la calle y te empieza a platicar que ayer se enfermó del estómago después de la fiesta de su hermano. Tú quieres saber qué comió en la fiesta. Le preguntas directamente.

amberi t’ irespki? ambe=ri t’ire-s-p-ki qué=2sg.suj comer-pfvo-pas-int

‘¿Qué comiste?’

(36) Contexto: María te platica que todos los días le duele el estómago. Tú crees que se puede deber a algo que come muy seguido. Le preguntas directamente.

amberi t’ iresïni? ambe=ri t’ire-sïn-i qué=2sg.suj comer-hab-int ‘¿Qué comes (habitualmente)?’

(37) Contexto: Tú y tu amiga se encuentran a una persona de espalda muy ancha y brazos muy fuertes. Sospechas que esa persona es un nadador, pero como tu amiga lo conoce y seguro sabe si lo es, le preguntas a ella.

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ima xariasïnki? ima xariá-sïn-ki dem nadar-hab-int

‘¿(Él) Nada?’

5.3. alomorfo interrogativo -ø

La marca de modo indicativo toma la forma cero cuando le precede la marca de tiempo futuro -a, como muestran los ejemplos de (38), (39) y (40). La oración en futuro resulta agramatical si lleva cualquier otro alomorfo. Se presenta el ejemplo con -ki en (41).

(38) Contexto: En la orilla de un lago te encuentras a alguien con intenciones de meterse al agua. Le preguntas si va a nadar.

Xariamauari? xaria-mi-wa-ø=ri nadar-loc.líquido-fut-int=2sg.suj ‘¿Vas a nadar?’

(39) Contexto: En la orilla de un lago, tú y tu amiga se encuentran a Juan. Ves que no se atreve a meterse al agua. Como seguro María sí sabe si Juan va a nadar o no, le preguntas a ella.

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Xariamia? xaria-mi-a-ø nadar-loc.líquido-fut-int ‘¿(Él) va a nadar?’

(40) Contexto: María y te dice que ya se tiene que ir a su casa porque va a comer. Como quieres saber qué va a comer, le preguntas directamente.

amberi t’ irea? ambe=ri t’ire-a-ø qué=2sg.suj comer-fut-int ‘¿Qué vas a comer?’

(41) *amberi t’ ireaki? ambe=ri t’ire-a-ki qué=2sg.suj comer-fut-int Lectura buscada: ‘¿Qué vas a comer?’

Los datos anteriores coinciden en gran medida con la propuesta de Chamoreau (2009). Efectivamente, -ki es gramatical con el perfectivo6 y el progresivo, pero además con el habitual y el pasado; los usos de -i y -ø son los mismos observados por la autora en la zona lacustre.

6 Lo que Chamoreau (1997:108) llama aoristo.

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5.4. ¿Existe un alomorfo interrogativo -k’i?

Foster (1969) y de Wolf (1989) señalan que el alomorfo interrogativo -k’i se utiliza cuando la oración está en pretérito, presente durativo7 y futuro durativo, mientras que Monzón (1997:52) lo documenta para el presente en general. No se obtuvieron datos con -k’i en oraciones en pasado -p. Se reproduce el ejemplo de (1) en (42) y el de (8) en (43) para mostrar que la condición de tiempo presente no es suficiente para que aparezca el alomorfo aspirado.

(42) Jatsiskiria xukúparhakwa? jatsi-s-ø-ki-ri=ia xukuparhakwa tener-pfvo-pre-int-2sg.suj=adv traje/ropa ‘¿ya tienes tu vestido?’

(43) Jarhaski limonisï k’enhari? jarha-s-ø-ki limonisï k’enha-ri ser/estar-pfvo-pres-int limón cara.grande.gen ‘¿hay limones grandes?’

Además de que la oración esté en presente, lo que en realidad per-mitiría la ocurrencia de este alomorfo aspirado es el contexto de habi-tualidad. Compárese el contexto de (37) con el de (44).

7 Lo que aquí se denomina “progresivo”.

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(44) Contexto: Tú y tu amiga se encuentran a una persona de espalda muy ancha y brazos muy fuertes. Sospechas que esa persona es un nadador. Ni tu amiga ni tú lo conocen, pero de todos modos le preguntas a ella:

Xariajki? xaria-ø-k’i nadar-hab-int ‘¿(Él) nada?

(45) Contexto: La persona que se encarga de ir al mercado todos los días es tu hermana María, pero hoy te tocó ir a ti. Como no sabes qué comprar, al llegar con la señora de la tienda en donde siempre compra tu hermana, le preguntas:

a. ambé piásïni María mándani pawani? ambe pia-sïn-i maría ma-ntani pawani? qué comprar-hab-int María uno-dist mañana ‘¿Qué compra María todos los días?

b. #ambé piajki María8

ambe pia-ø-k’i maría qué comprar-hab-int María Lectura buscada: ‘¿Qué compra María habitualmente?’

8 El # indica que la oración es gramatical pero no apropiada para el contexto en el que se presenta.

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Comentario del consultor: “Sólo si te preguntas a ti mismo o a alguien que crees que no sabe la respuesta”

El ejemplo de (46), tomado de Monzón (1997), confirma la gene-ralización anterior. La oración propuesta se interpreta, por la traducción, como habitual, aunque el habitual no se expresa con la forma plena -sïn, sino aparentemente con una forma reducida:

(46) Ji mántani wéxurhini-mpuni méni ch’aná-k´i k’uilíchi yo una.vez año-instr alguna.vez jugar-1/2/3int k uilíchi ‘¿Juego yo una vez al año el juego del k uilíchi?’

(Monzón 1997:53)

A partir de estos datos se puede proponer que el alomorfo interro-gativo -k’i está condicionado por el aspecto habitual, pero sólo cuando éste aparece en forma reducida, como -ø, como se ve en (44), (45b) y (46). Si el habitual aparece en su forma reducida -ø, y no media ningún otro morfema entre la raíz verbal y el morfema interrogativo, la conso-nante aspirada queda en contexto intervocálico, por lo que ocurre una metátesis entre la oclusiva y la aspiración, proceso común en la lengua (Chamoreau 2003a, 2009; Foster 1969; Monzón 1997). El resultado es una consonante preaspirada [jki].

Lizárraga (2013) describe que, en las oraciones donde aparece el focalizador =sï, si el verbo tiene sentido habitual, no toma el sufijo -sïn, sino una forma reducida. hay dos maneras de analizar esta forma redu-cida: puede proponerse, como hasta ahora, que esta forma reducida es -ø,

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y que las marcas de modo se presentan con un alomorfo aspirado: -k’a para primera y segunda persona (46) y -t’i para tercera. La consonante inicial de la marca de modo, al encontrarse en un contexto intervocá-lico, se preaspira. Este análisis implicaría proponer alomorfos de modo aspirado tanto en el indicativo como en el interrogativo. Una alternativa más económica consiste en proponer que la marca reducida de habitual es, simplemente, el segmento -j. Con esta propuesta coinciden las glosas de Capistrán (2004). En (47) se reproduce un ejemplo con el análisis adoptado por Lizárraga (2013):

(47) Contexto: pedro, pablo y paco viven en la misma casa. pedro cocina, pablo lava la ropa y paco plancha. Alguien pregunta cómo se reparten las labores.

petusï umantajti ambé petu=sï umant’a-j-ø-ti ambé pedro=foc preparar-hab-pre-3sub algo ‘pedro es el que cocina.’

(Lizárraga 2013)

Independientemente de qué análisis se favorezca —el del sufijo de habitual -j o el de las marcas alternativas de modo con consonante preaspirada—, lo que parecen sugerir consistentemente nuestros datos es que una condición necesaria para la aparición de la marca aspectual reducida en oraciones interrogativas es que la pregunta sea retórica, que se la haga alguien a sí mismo o a alguien que se crea que no sabe la

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respuesta. En el ejemplo de (45) la interpretación sería parecida a algo como: ‘me pregunto qué compra María habitualmente’. El ejemplo de (46) muestra las mismas características que se han venido discutiendo hasta el momento: la oración con -k’i (o -j-ki) está en presente habitual, con la marca aspectual en su forma reducida y se puede interpretar como una pregunta retórica: ¿me pregunto si juego una vez al año el juego del k´uilíchi? Este análisis requiere un estudio posterior más detallado. No se descarta la posibilidad de que este tipo de oraciones interrogativas con marcas aspectuales reducidas sean un tipo de oraciones subordinadas, aunque el subordinador no esté fonológicamente explícito.

El resumen de los alomorfos interrogativos que adoptamos aquí aparece en la siguiente Tabla:

Tabla 2. Alomorfos interrogativos y sus contextos tempo-aspectuales

aspecto/tiempo alomorfos

pasado pleno -p -ki -ihabitual pleno -sïn -ki -ihabitual reducido -j -ki (Monzón 1997:-k’i, si el

aspecto reducido es -ø)progresivo -xa -kiFuturo -a -ø

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127La interrogación en el purépecha de Carapan

6. Oclusivización de /ſ/ en contexto nasal

El clítico de segunda persona singular sujeto =ri aparece en preguntas de contenido pero con la forma -di. En la lengua es común el proceso fonológico siguiente: /ſ/ → /d/ [N__] (Chamoreau 2003; Foster 1969). Las construcciones con namuni y kani constituyen un contexto propicio para la oclusivización de /ſ/ en [d], ya que las dos tienen una nasal antes de la última vocal átona, que se pierde. Los ejemplo de namuni aparecen en (48) y (49).

(48) Namundi atárakwa jatsiawa? namuni=ri atarakwa jatsia-wa-ø cuántos=2sg.suj plato poner-fut-int ‘¿Cuántos platos vas a poner?’

(49) Namundi atárakwa jatsiasïniri? namuni=ri atarakwa jatsia-sïn-i=ri cuántos=2sg.suj plato poner-hab-int=2sg.suj ‘¿Cuántos platos pones?’

Cuando el elemento interrogativo tiene una nasal antes de la última vocal pero ésta lleva acento como en nani, la vocal no se pierde y por lo tanto no es posible que /ſ/ entre en contacto con la nasal y se oclusivice, como se muestra en (50). En (51) se puede observar que ambe, al no tener el contexto necesario para la oclusivización del clítico =ri, tampoco dispara la oclusivización de su consonante inicial.

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128 CLECM 1-2013Alejandra Aranda Herrera

(50) Naníri piasïni k’urunda? nani=ri pia-sïn-i k’urunda dónde=2sg.suj comprar-hab-int tamal ‘¿Dónde compras tamales habitualmente?’

(51) Contexto: Están organizando el convivio de Año Nuevo y quieren hacer un intercambio. para no dar lo mismo que el año pasado le preguntas a María qué regaló hace un año.

amberi intsïkwarispki? ambe=ri intsïkwari-s-p-ki qué=2sg.suj obsequiar-pfvo-pas-int ‘¿Qué regalaste?’

En las oraciones con objeto de primera persona como (52) y (53), marcadas con el clítico de segunda posición =rini, también se da la oclu-sivización. En (52), el elemento interrogativo namuni, ‘cuántos’, tiene una vocal final átona que se elide, lo que permite la oclusivización de /ſ/. En (53), la palabra interrogativa termina en vocal tónica, por lo que no constituye un contexto para el cambio:

(52) Namundini takukukata intsïkwa-rini namuni=rini takukukata intsïkwa-a-ø=rini cuántos=1.obj libro obsequiar-fut-int=1obj ‘¿Cuántos libros me vas a dar?’

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129La interrogación en el purépecha de Carapan

(53) amberini intsïkwa ambe=rini intsïkwa-a-ø qué=1.obj obsequiar-fut-int ‘¿Qué me vas a regalar?’

(54) *ambedini intsïkwa ambe=rini intsïkwa-a-ø qué=1.obj obsequiar-fut-int Lectura buscada: ¿Qué me vas a regalar?

La marca de sujeto de segunda persona puede aparecer sufijada úni-camente al elemento interrogativo como en (48), que se repite en (55), o al interrogativo y al verbo como en (49), que aparece nuevamente en (56).

(55) Namundi atárakwa jatsiawa namuni=ri atarakwa jatsia-wa-ø cuántos=2sg.suj plato poner-fut-int ‘¿Cuántos platos vas a poner?’

(56) Namundi atárakwa jatsiásïniri namuni=ri atarakwa jatsia-sïn-i-ri cuántos=2sg.suj plato poner-hab-int-2sg.suj

‘¿Cuántos platos pones?’

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7. Conclusiones

La intención del trabajo ha sido describir las características tanto sin-tácticas como morfológicas de las oraciones interrogativas en el purépe-cha de Carapan, perteneciente a la variante de la Cañada de los Once pueblos, para lo cual se ha consultado a dos hablantes originarios de esa comunidad, residentes en la Ciudad de México. Los datos presentados nos permiten llegar a las siguientes conclusiones:

1) Las preguntas cerradas se marcan con un sufijo interrogativo, mien-tras que las de contenido, además de este sufijo, llevan en primera posición un elemento interrogativo.

2) Existe una similitud morfológica entre los palabras interrogativas, los indefinidos, los indefinidos negativos y algunos subordinadores adverbiales como kanienka y nanienka.

3) El condicionamiento del alomorfo interrogativo depende de la for-ma del afijo que codifica los valores de tiempo y aspecto, aunque en casos como el habitual -sïn y el pasado -p hay variación libre entre -ki e -i.

4) Las preguntas que se han denominado “retóricas” llevan la forma de habitual reducida -ø, igual que las oraciones subordinadas y las de foco, que incorporan, igual que éstas, un alomorfo aspirado: -k’i en el caso de las interrogativas, mientras que en las subordinadas -k’a para primera y segunda persona y -t’i para tercera, lo que sugiere que las preguntas retóricas no tienen el mismo estatus que las cerra-das o las de contenido. Otra posibilidad es que no haya variación

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131La interrogación en el purépecha de Carapan

alomórfica en estos contextos en las marcas de modo, y que la forma reducida del morfema habitual sea, simplemente, -j.

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VERBOS DE MODALIDAD EN EL pURÉpEChA DE CARApAN, MIChOACÁN*

Aarón Caldera Segovia El Colegio de México [email protected]

This paper describes the use of two purepecha verbs, namely uni ‘to make’ and jatsini ‘to have’, as modal expres-sions of possibility and necessity, respectively. uni covers the whole spectrum of modal categories: deontic, epis-temic and dynamic, while jatsini triggers mostly a deon-tic interpretation.

Keywords: modality, modal verbs, purepecha.

* La consultora hablante nativa de la lengua purépecha es Ana Elena Erape Baltazar, a quien le extiendo un agradecimiento de corazón por los datos proporcionados. Agradezco, asimismo, los comentarios de Alicia Mateo y de dos dictaminadores anónimos.

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1. Introducción

De acuerdo con palmer (1986), la modalidad es la categoría semántica que añade al significado composicional de la oración la cualidad de ha-blar de las posibilidades, necesidades y situaciones que van más allá de la actual. Esta categoría está íntimamente ligada con las otras categorías instruccionales verbales, tales como el tiempo o la evidencialidad, aunque debe estudiarse, por supuesto, por separado. En las lenguas del mundo, distintos marcadores de modalidad pueden aparecer en forma de clíti-cos, partículas, adverbios, o verbos auxiliares. En el presente trabajo, se describe la expresión de los valores modales por medio de construcciones verbales en el purépecha de Carapan.

Según se consigna en el World atlas of Language structures (WaLs), es inusual que la modalidad epistémica se marque con verbos en las len-guas de América (van der Auwera y Amman 2011); lo más común en estas lenguas es que la expresión de esta categoría se haga mediante afijos verbales o clíticos (véase Figura 1). Sin embargo, hemos encontrado en descripciones previas del purépecha (Capistrán 2004; Chamoreau 2004; Nava 2004; De Wolf 1991), que verbos como uni ‘hacer’ se traducen también como ‘poder’, lo cual nos motivó a emprender una descripción detallada de las estructuras en las que este tipo de verbos pueden expresar valores modales.

Nos enfocaremos en este trabajo en la expresión de las modalidades circunstancial, epistémica, deóntica y objetiva (Nauze 2008), las cuales entenderemos de la siguiente manera: la modalidad circunstancial es aquella que manifiesta cualidades físicas o cognitivas del sujeto (ana tuvo

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un esguince pero puede mover los dedos.); la modalidad deóntica es aquella en la que se involucra un elemento mandatorio o permisivo (sí me dieron vacaciones: sí puedo ir a acapulco; para aprobar la materia tienes que pasar el examen final); la modalidad objetiva es muy parecida a la deóntica, si bien no tiene por objeto cumplir con un mandato o restricción de alguien, sino el trabajar en pos de una meta (Nauze 2008) (Como quiero mejorar mi salud, tengo que ponerme a dieta). Finalmente, la modalidad epistémica se centra en aquello que es plausible o necesario de acuerdo con el mundo tal y como lo conocemos (En temporada invernal debe de nevar en las rocallosas; dado el olor que despide, esta botella puede tener agua de rosas).

Así, el objetivo de este trabajo es averiguar si tanto la posibilidad como la necesidad en cada una de estas categorías modales se puede expresar en las construcciones verbales del purépecha.

Dado que los verbos modales en español cubren un espectro am-plio (distinguen necesidad de posibilidad, pero se emplean para todas las categorías modales descritas arriba), crucialmente se evitó basar el análisis en traducciones oración por oración a la lengua purépecha ya que era necesario determinar si se emplean diferentes verbos para cada categoría. En lugar de basar la elicitación en traducciones, le fueron presentadas a la consultora dos historias narradas en español con estímulos visuales para después pedirle que las contara nuevamente en purépecha. El én-fasis de esta técnica de elicitación está en la descripción de hechos y no en la traducción de formas (véanse las Figuras 1 y 2 que muestran dos ejemplos de esta técnica). Las historias fueron tomadas de totem Field story Boards, historias gráficas desarrolladas en la Universidad de British

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Tomada de <http://totemfieldstoryboards.org/stories/on_the_lam/>Español: ‘pueden estar escondidos en el baúl.’purépecha: ‘utiksï jiríkwarini baulirhu.’

Figura 1. Ejemplo de imagen para elicitación

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137Verbos de modalidad en el purépecha de Carapan

Tomada de <http://totemfieldstoryboards.org/stories/chore_girl/>Español: ‘Mi mamá me dijo que tengo que lavar los trastes’purépecha: ‘Ji jatsiska parani jupánhantani urakwa ambé jimbokarini juchinandi isï aríska.’

Figura 2. Ejemplo de imagen para elicitación

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Columbia para elicitar expresiones de modalidad en diversas lenguas (Burton y Matthewson 2011). Asimismo, en otros casos se le presentó al hablante una descripción verbal de una situación y se le pidió que la describiera en purépecha. En esto consistió la recolección de datos para la elaboración del presente estudio.

2. Análisis de los datos

2.1. posibilidad

En purépecha existe un verbo auxiliar que puede formalizar la posibili-dad: uni. Sin embargo, este verbo es además el verbo léxico que equivale a ‘hacer’. Véase el ejemplo de (1) en el que se aprecia como el verbo uni está siendo usado, en su primera aparición, como un verbo modal que expresa capacidad (modalidad circunstancial) y en su segunda ocurrencia, como el verbo léxico ‘hacer, elaborar’. para evitar glosar la misma raíz verbal de dos maneras, simplemente repetiré la raíz u- en donde corres-pondería tener una glosa:

(1) Contexto: Carlos tiene horno y él se ofrece a hacer el pan que necesitamos para una fiesta.

Ji uaka kurhinda uni ji u-a-ka kurhinta u-ni yo u-fut-1/2.ind pan u-inf ‘yo puedo hacer el pan.’

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139Verbos de modalidad en el purépecha de Carapan

A continuación presento datos que muestran que el mismo verbo, uni, se emplea para expresar posibilidad circunstancial, deóntica y epis-témica:

2.1.1. posibilidad circunstancial

En el ejemplo de (2), vemos el verbo uni en un contexto negativo, expre-sando que la niña (que es la que, según la historia, produce la oración) no tiene la capacidad física de salir a jugar, pues se había roto una pierna:

(2) Contexto: La niña da una razón por la cual no está posibilitada para salir a jugar.

No uaka wérani ch’anani jimbokani kwarátaska no u-a-ka wera-ni ch’ana-ni jimpoka=ni neg u-fut-1/2.ind salir-inf jugar-inf porque=1sg.suj

kwarata-s-ø-ka caer-pfvo-pres-1/2.ind ‘No puedo salir a jugar porque me caí.’

2.1.2. posibilidad deóntica

La posibilidad deóntica implica el permiso otorgado por alguna persona o alguna norma para la realización de una acción. En el contexto que nos ocupa, luego de que una niña terminó su quehacer, va con su mamá

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y, por segunda ocasión, le pide permiso para salir. El consultor reporta este hecho con la oración (3), y el verbo que expresa permisión es, una vez más uni.

(3) Contexto: La niña, por segunda ocasión, pide permiso para salir a jugar y su mamá, que antes se lo había negado, ahora se lo da.

amamba arhispti: iasï k’oru uaka=ri wérani ch’anani amampa arhi-s-p-ti iasï mamá.poss decir-pfvo-pas-3.ind ahora sí

k’oru u-a-ka=ri wera-ni ch’ana-ni u-fut-1/2/3subj=2sg.suj salir-inf jugar-inf ‘Su mamá le dijo: “Ahora sí puedes salir a jugar”.’

2.1.3. posibilidad epistémica

En el ejemplo de (4), se presenta la situación en que alguien deja un fuego prendido dentro de la casa, sucitando el riesgo de que ésta se que-me. A pesar de que la casa no se quemó, la oración (4) expresa que, de acuerdo con lo que sabemos sobre fuego, viento y dejar objetos prendidos sin observación, la casa bien pudo haberse quemado. En (5) un policía calcula los posibles escondites de un par de fugitivos y expresa que, por lo que sabe, pueden estar escondidos en un baúl.

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(4) Contexto: Dejé el anafre prendido dentro de la casa y había mucho vien-to. Aunque la casa no se quemó, el anafre pudo volcarse y provocar un accidente.

upti k’urini kumanchikwa u-ø-p-ti k’uri-ni kumanchikua u-pfvo-pas-3.ind quemar-inf casa ‘La casa pudo haberse quemado.’ (pudo suceder que la casa se quemara)

(5) Contexto: El hablante indica que, dadas las condiciones que puede obser-var, el escondite de los fugitivos en el interior del baúl es sólo una de las opciones posibles. El hablante no está seguro de que los fugitivos estén dentro del baúl.

Útiksï jiríkwarhini baúlirhu u-ø-ti=ksï jirikwarhi-ni bauli-rhu hacer-pres-3.ind=3.pl.suj esconderse-inf baúl-loc ‘pueden estar escondidos en el baúl / puede ser que estén escondidos en

el baúl.’

2.1.4. Características morfosintácticas de uni modal

Dos cosas llaman la atención sobre el dato (4). primero, que, a diferencia de la mayoría de los datos obtenidos, como los presentados en (1)-(3), la flexión del verbo modal no es el futuro -a, sino el pasado -p. Esto es pertinente porque también existe la posibilidad de que la posibilidad se

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exprese mediante la combinación del verbo u- y la marca de futuro, lo cual no sería raro si pensamos que en varias lenguas confluyen las marcas de “tiempo futuro” con las marcas de modo e irrealidad. pero oraciones como (4) sugieren un análisis alternativo, en el que el significado de mo-dalidad realmente reside en la raíz verbal. El otro detalle que vale la pena destacar, pero para el que no tengo una explicación en este momento, es que no hay una marca explícita de aspecto. Las marcas nulas de aspecto perfectivo son típicas de las oraciones subordinadas (véase herrera 2013 y Franco 2013) y de las oraciones con marca de foco =sï (Lizárraga 2013). La oración (4), sin embargo, no parece corresponder a ninguna de esas estructuras. No ofreceré una explicación de este fenómeno, así que sólo lo haré notar para posteriores investigaciones.

Respecto a la relación entre uni y el verbo léxico de la oración, uni sólo puede subordinar de manera directa (6a), a diferencia del verbo de necesidad jatsini, que requiere el nexo para (véase el siguiente apartado). Dicho de otra manera, no hay un nexo subordinante entre el verbo mo-dal y el verbo léxico. En (6b) se ve que, si apareciera el nexo para entre estos dos verbos, la secuencia resultante es agramatical:

(6) Contexto: El doctor indicó que cuando me tome este medicamento debo permanecer erguido, y no me puedo agachar.

a. Ji no úsïnga tsikwátsini engani sïpiati awaka ji no u-sïn-ka tsikwatsi-ni enka=ni yo no u-hab-1/2.ind agacharse-inf cuando=1sg.suj

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sïpiati a-w-a-ka medicina ingerir-ep-fut-1/2.ind1

‘yo no puedo agacharme cuando me tomo la medicina.’

b *Ji no úsïnga para tsikwátsini engani sïpiati awaka ji no u-sïn-ka para tsikwatsi-ni yo no u-hab-1/2.ind nx agacharse-inf

cuando=1sg.suj medicina a-w-a-ka enka=ni sïpiati ingerir-ep-fut-1/2.ind Lectura buscada: ‘yo no puedo agacharme cuando me tomo la medi-

cina.’

2.2. Necesidad

Existe en purépecha un verbo que expresa necesidad: jatsini. Sin em-bargo, este verbo también es un verbo léxico de posesión que equivale a ‘tener’ como se muestra en (7):

(7) Contexto: Una amiga se va a casar, y quiero saber si ya ha comprado su vestido de novia.

1 Alicia Mateo (c.p. julio 2013) observa que la vocal epentética (ep) que aparece entre la raíz a- y la marca de futuro -a puede ser, más bien, parte de la marca de futuro en uno de sus alomorfos pues, como comenta Villavicencio (c.p., julio 2013), la marca de futuro en eta-pas previas del purépecha (s. XVI) es -wa.

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Jatsískiria xukúparakwa? jatsi-s-ø-ki=ri=ia xukuparakwa tener-pfvo-pres-int=2sg.suj=ya ropa ‘¿ya tienes tu vestido?

(Aranda 2013)

La situación no es distinta a la de lenguas como el español o el inglés, donde un verbo de posesión (tener, en un caso, have en otro) se emplea con sentido modal de necesidad. A continuación presentamos los hallazgos en purépecha sobe la expresión de necesidad a través de verbo modal: necesidades deóntica, objetiva y circunstancial2.

2.2.1. Necesidad deóntica

El ejemplo de (8) muestra el uso de jatsini en un contexto en el que sólo puede tener significado de necesidad deóntica: la niña les explica a sus amigos que no puede salir a jugar porque su mamá le ha ordenado que debe hacer tres cosas antes de salir a jugar, entre ellas, debe fregar los trastes.

(8) Contexto: Los niños le preguntan a la niña si puede salir a jugar. Ella dice que no, y a continuación explica por qué no puede.

2 Desafortunadamente, no contamos con ningún dato para la necesidad dinámica. De acuerdo con Nauze (2008), éstos son difíciles de elicitar ya que las necesidades dinámicas están orientadas al sujeto y casi siempre están supeditadas al ámbito de las necesidades físicas, tales como comer (en el sentido de supervivencia), dormir, orinar, etc.

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Ji jatsiska parani jupánhantani urakwa ambé jimbokarini juchi nandí isï ariska

ji jatsi-s-ø-ka para=ni jupanhant’a-ni urakwa yo tener-pfvo-pres-1.ind nx=1sg.suj fregar-inf instrumento

ambé jimpoka=rini juchi nandi isï ari-s-ø-ka cosa porque=1sg.obj 1poss mamá así decir-pfvo-pres-1/2.ind ‘Tengo que lavar trastes porque así me dijo mi mamá.’

2.2.2. Necesidad objetiva y necesidad epistémica

Los ejemplos de (9) y (10) muestran el uso de jatsini expresando necesidad objetiva, es decir, la expresión de que algo debe ocurrir si es que se quiere conseguir un cierto objetivo. En el caso de (9), el objetivo es que María, una joven que está demasiado delgada, quiere conseguir subir un poco de peso, para lo cual el doctor le ha mandado que coma tamales. En (10), una pareja de jóvenes está buscando un lugar para esconderse de la policía y descubren que la única opción que tienen es esconderse detrás de las cortinas.

(9) Contexto: María quiere subir de peso y el doctor le dijo que lo lograría sólo comiendo tamales.

María jatsispti para k’urhunda arhani. maria jatsi-s-p-ti para k’urhunta arha-ni. María tener-pfvo-pas-3.ind nx tamal comer-inf ‘María tuvo que comer tamales.’

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(10) Contexto: Luego de comprobar que no quedaban opciones, la pareja resuelve que tiene que esconderse detrás de las cortinas.

Jatsískaksï paraksï kortínarhu tatsípatini jiríkwarhini jatsi-s-ø-ka=ksï para=ksï kortina-rhu tener-pfvo-pres-1/2.ind=1pl.suj nx=1pl.suj cortina-loc

tatsipatini jirikwarhi-ni detrás esconderse-inf ‘Tenemos que escondernos detrás de la cortina.’

A pesar de que se emplearon estímulos (historietas) explícitamente diseñados para la elicitación de modales epistémicos, no se reportaron usos del verbo jatsini como expresión de este tipo de modalidad. En su lugar, los consultores hacían uso del clítico =mindu, descrito en Gil (2013). El siguiente ejemplo se obtuvo presentando verbalmente un es-cenario y preguntando su la oración en (11) podría ser empleada en ese contexto. Aunque el hablante la juzga aceptable, el hecho de no haber obtenido oraciones con jatsini como verbo de necesidad epistémica (en contraste, por ejemplo, con la modalidad deóntica y la objetiva) nos hace dudar de que sea una expresión productiva de este tipo de modalidad.

(11) Contexto: El hablante indica que, dadas las circunstancias, en el que el cielo está nublado, negro y con truenos, la situación implica necesaria-mente que va a llover. El hablante está seguro de que va a llover.

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Jatsisti para janini jatsi-s-ø-ti para jani-ni tener-pfvo-pres-3.ind nx llover-inf ‘Tiene que llover.’

2.2.3. Características morfosintácticas de jatsini modal

hemos apuntado antes que el verbo jatsini es un verbo que puede expresar tanto posesión como necesidad. Esta es una cualidad que se observa con regularidad en otras lenguas del mundo, tal como lo apunta Bhatt (1997). Esto se debe a que, de acuerdo con él, hay una derivación a partir del sig-nificado del verbo de posesión, el cual se liga al concepto existencial, para luego volverse auxiliar de obligación. Mostramos a continuación unos ejemplos de español (10) y alemán (11) tomados de Bhatt (1997):

(12) a. Juan tiene un libro de Bello. b. Juan tiene que comerse esta manzana.

(13) a. der hans hat ein Buch. det hans tiene un libro ‘hans tiene un libro.’

b. der hans hat rechtzeitig in Wien anzukommen. det hans tiene a tiempo en Viena llegar ‘hans tiene que llegar a Viena a tiempo.’

(Bhatt 1997)

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El verbo modal jatsini necesita estar enlazado al verbo léxico por medio de un nexo: la adposición prestada del español para. La falta de esta adposición causa agramaticalidad tanto con verbos léxicos intransi-tivos (14) como con verbos transitivos (15):

(14) Contexto: Los niños invitan a la niña a jugar. Ella da una razón por la que no puede salir.

a. Útasïni jatsiska para(ni) k’arátani utasïni jatsi-s-ø-ka para=ni k’arata-ni aún tener-pfvo-pres-1/2.ind nx=1sg.suj barrer.inf ‘Aún tengo que barrer.’

b. *Útasïni jatsiska k’arata-ni utasïni jatsi-s-ø-ka k’arata-ni aún tener-pfvo-pres-1/2.ind barrer.inf Lectura buscada: ‘Aún tengo que barrer.’

(15) Contexto: Los niños invitan a la niña a jugar. Ella da una razón por la que no puede salir.

a. Útasïni jatsiska para chukari k’epekuni utasïni jatsi-ø-s-ka para chukari k’epeku=ni aún tener-pfvo-pres-1/2.ind nx leña despedazar=inf ‘Aún tengo que cortar leña.’

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b. *Útasïni jatsiska chukari k’epekuni utasïni jatsi-ø-s-ka chukari k’epeku=ni aún tener-pfvo-pres-1/2.ind leña despedazar=inf Lectura buscada: ‘Aún tengo que cortar leña.’

Ahora bien, si el predicado se nominaliza, el verbo jatsini puede seguirse empleando como expresión de obligación, pero se pierde la adposición para. Confróntense el ejemplo de (14a), donde la construc-ción es [jatsini + para + verbo léxico en infinitivo] con (16a), donde el verbo principal ha sido nominalizado y el enunciado se torna agramatical al conservar para. Sin embargo, en (16b), sin la adposición, la oración con el complemento nominalizado es gramatical.

(16) a. *Útasïni jatsiska para k’arátakwa utasïni jatsi-s-ø-ka para k’arata-kwa aún tener-pfvo-pres-1/2.ind nx barrer-nmlz Lectura buscada: ‘Aún tengo que barrer.’

b. Útasïni jatsiska k’arátakwa utasïni jatsi-s-ø-ka k’arata-kwa aún tener-pfvo-pres-1/2.ind barrer-nmlz ‘Aún tengo que barrer.’

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2.3. Modalidad deóntica y futuro

La relación entre modalidad y el tiempo futuro ha sido descrita ya por algu-nos autores. De acuerdo con han (1999:484), los enunciados en imperativo incluyen un componente modal deóntico, tal como lo hacen los enunciados con verbos modales deónticos. La diferencia entre ambos se debe a la forma del verbo: mientras que los verbos en imperativo están en su modo, los mo-dales están en indicativo. Asimismo, han observa que esta fuerza deóntica puede hallarse en algunos casos de futuro o presente con orientación a una acción futura, sobre todo cuando se trata de verbos de proceso.

En los datos recogidos, encontramos un caso donde se expresa modalidad deóntica con uso de un verbo en futuro (17). De acuerdo con Burton y Matthewson (2011:14-17), este fenómeno también ha sido descrito en la lengua amerindia Gitskan de Canadá (18), pero no se descarta que sea un fenómeno común en otras lenguas. A pesar de no ser una forma muy productiva en español, un ejemplo clásico de futuro morfológico empleado con fuerza deóntica es la forma de los mandamientos, como en (19). El presente morfológico también se puede emplear como imperativo, en (20):

(17) Contexto: La niña da una razón por la que no puede salir a jugar.

Útasïni chukari k’epekuaka utasïni chukari k’epekwaka aún leña despedazar-fut-1/2.ind ‘Aún cortaré leña. / Aún tengo que cortar leña.’

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(18) dim saks-n no’ohl fut limpiar-2sg platos ‘Tienes que lavar los trastes.’

(Burton y Mathewson 2011)

(19) No tendrás otros dioses delante de mí.

(20) Vas y le dices a la señora Lucía que te fíe un refresco y ya.

2.4. Modalidad y marcas tempo-aspectuales

Con el fin de mostrar que el significado de modalidad está aportado por los verbos uni y jatsini y no es el efecto de una marca tempoaspectual particular (aunque en algunos casos puede serlo, como mostramos en (17)), a continuación resumo los morfemas de tiempo y de aspecto que hemos encontrado en combinación con los verbos que nos ocupan:

Figura 3. Morfemas tempoaspectuales encontrados en los verbos modales

uniAspecto

habitual progresivo o perfectivo-sïn -s

Tiempopresente pasado Futuro-ø -p -a

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Figura 3. (Concluye)

Jatsini

Aspectohabitual progresivo perfectivo-sïn -s

Tiempopresente pasado Futuro

-ø -p -a

En el cuadro se muestra que la marca de progresivo, en las casillas en blanco, no se encontró con los verbos uni y jatsini en su uso modal. La modalidad expresada en el verbo es incompatible con la marca de progre-sivo, ya que las construcciones modales muestran un sentido parecido al de los eventos límite, salvo en el caso de las posibilidades circunstanciales, las cuales son estativas. De acuerdo con García Fajardo (2009), los even-tos límite son un tipo de eventualidades no estativas que son un límite en sí mismas. Al tener lugar dicha eventualidad ya se ha completado y por ello ya no puede tener desarrollo en el tiempo. Esto se ve reflejado en las lecturas agramaticales de uni (21a) y jatsini (22a) con el morfema progresivo. Además, García Fajardo indica que si los eventos límite se enfocan desde una perspectiva imperfectiva, éstos tendrían una lectura habitual. Así lo vemos en (21b) y (22b), las cuales fueron las correcciones que la consultora hizo a los enunciados correspondientes en (a):

(21) Contexto: hago pan diariamente para vender por un apuro económico.

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a. *Ji úxaka kurhindani uni pawani pawani ji u-xa-ka kurhinta-ni u-ni pawani pawani yo u-prog-1/2.ind pan-obj hacer-inf mañana mañana Lectura buscada: ‘yo puedo hacer pan todos los días.’

b. Ji úsïnga kurhindani uni pawani pawani ji u-sïn-ka kurhinta-ni u-ni pawani pawani yo u-hab-1/2.ind pan-obj hacer-inf mañana mañana Lectura buscada: ‘yo puedo hacer pan todos los días.’

(22) Contexto: Barro todos los días porque ese es el quehacer que me toca en mi casa.

a. *Ji jatsixaka parani k’aratani pawani pawani ji jatsi-xa-ka para=ni k’arata-ni pawani pawani yo tener-prog-1/2.ind nx=1sg.suj barrer-inf mañana mañana Lectura buscada: ‘Todos los días tengo que barrer.’

b. Ji jatsisïnga parani k’aratani pawani pawani ji jatsi-sïn-ka para=ni k’arata-ni pawani pawani yo tener-hab-1/2.ind nx=1sg.suj barrer-inf mañana mañana Lectura buscada: ‘Todos los días tengo que barrer.’

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2.5. Modalidad y negación

El alcance de operadores instruccionales como la negación no debe entenderse superficialmente o como aparecería en la sintaxis lineal del enunciado, sino semánticamente, de acuerdo con el ámbito sobre el que tengan efecto. A pesar de que este tema es muy amplio y puede ser explorado mucho más profundamente, hemos hecho una pequeña síntesis de nuestros hallazgos en relación con el alcance de la negación en los datos recogidos:

hemos encontrado que el orden relativo de la negación y el modal no determina unívocamente la interpretación de la oración en purépecha. por ejemplo, la oración en (23) puede tener dos lecturas: una en la que el modal está bajo el alcance del negador, es decir, reflejando el orden lineal. En esta lectura, se niega la necesidad de hacer algo, es decir, agachar-me después de tomar la medicina no es algo obligatorio. pero también tiene la interpretación “inversa”, en la que el modal tiene alcance sobre el negador: en tal caso, es obligatorio no agacharse después de tomar la medicina. En esta lectura “inversa” no se sigue el orden lineal de los operadores y el significado es idéntico al de la oración (6).

(23) Ji no jatsíska parani tsikwátsini engani sïpiati awaka ji no jatsí-s-ø-ka para=ni tsikwatsi-ni yo no tener-pfvo-pres-1/2.ind nx=1sg.suj agacharse-inf

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enka=ni sïpiati a-w-a-ka cuando=1sg.suj medicina ingerir ep-fut-1/2.ind Lectura 1: ‘yo no debo (= no tengo obligación de) agacharme cuando me

tomo la medicina.’ Lectura 2: ‘yo debo (=tengo obligación de) no agacharme cuando me

tomo la medicina.’

(24) Ji no usïnga tsikwátsini engani sïpiati awaka ji no u-sïn-ka tsikwatsi-ni enka=ni yo no u-hab-1/2.ind agacharse-inf cuando=1sg.suj

sïpiati a-w-a-ka medicina ingerir-ep-fut-1/2.ind ‘yo no puedo agacharme cuando me tomo la medicina.’

No se atestiguó que la oración (24) fuera ambigua. Su única inter-pretación parece ser aquella en la que el negador afecta la interpretación del modal, es decir, los operadores de posibilidad y negación se interpre-tan conforme a su orden lineal, sin que se dé lugar a una lectura “inversa”.

3. Conclusiones

En el presente artículo presentamos las siguientes generalizaciones des-criptivas acerca del uso de verbos para expresar modalidad en purépecha:

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a) Existen en esta lengua dos verbos, jatsini y uni, que formalizan la necesidad y la posibilidad, respectivamente. La posibilidad puede ser enfocada desde los ángulos circunstancial (capacidad), deóntica (permisión) y epistémica. La necesidad que expresa jatsini puede ser del tipo deóntico (obligación) y objetivo (necesidad para conseguir un fin), pero no queda muy clara su capacidad para expresar po-sibilidad epistémica, pues se necesitarían más datos de ocurrencia natural que tuvieran indudablemente este valor.

b) Dada la generalización tipológica antes mencionada de que en las lenguas de América la modalidad tiende a expresarse con afijos o clí-ticos, pero no con verbos, el presente artículo aporta algunos datos descriptivos que plantean la pregunta de si la aparente gramaticali-zación de los verbos uni y jatsini en verbos modales es el resultado de un proceso histórico interno a la lengua purépecha o si ha sido el resultado de su contacto con el español. De esta manera, planteamos lo anterior como una posibilidad que vale la pena investigar.

Bibliografía

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 159

UNA REVISIóN DE TRES CLÍTICOS ADVERBIALES EN pURÉpEChA y SU RELACIóN CON LAS CATEGORÍAS

DE EVIDENCIALIDAD y MODALIDAD EpISTÉMICA*

Carlos Ivanhoe Gil Burgoin El Colegio de México [email protected]

This paper describes the evidential clitic =nha in purepe-cha, alongside two other clitics of epistemic value: =mintu and =xeru. It is shown that =mintu expresses a high degree of certainty, while =xeru corresponds to a low degree of certainty. Moreover, the use of =mintu does not present restrictions as to whether the evidence is direct or indi-rect, unlike languages like Spanish or English, where the use of a modal of epistemic necessity is only felicitous in contexts of indirect evidence (von Fintel and Gillies 2006).

Keywords: modality, evidentials, clitics, purepecha.

* Agradezco los comentarios de Alicia Mateo y de dos dictaminadores anónimos. Este trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración de Ana Elena Erape y Guillermo Alejo.

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1. Introducción

Esta investigación busca el análisis de tres morfemas del purépecha (nha/na, mintu, xaru/xeru) que se han caracterizado en distintos trabajos como clíticos adverbiales (Chamoreau 2000; Foster 1969), pero cuyo estatus morfológico y su pertenencia a una determinada categoría semántica y su significado no han sido descritos exhaustivamente. Este trabajo trata de describir la distribución de cada uno de estos morfemas, ofrecer una glosa adecuada para ellos y determinar si la función de estos clíticos cae dentro de la categoría de modalidad (específicamente, la de modalidad epistémica) o de la de evidencialidad.

El concepto de modalidad epistémica como categoría gramatical se explica como una marca que expresa el grado de certeza o compromiso del hablante con la verdad del contenido de la proposición enunciada (van der Auwera y Ammán 2011; palmer 1986), concepto que Aikhen-vald (2004) contrasta con el de evidencial, que es un morfema o un me-canismo gramatical que indica la evidencia o el tipo de fuente de la cual procede la información contenida en una oración. Matthewson (2007) expone que, si bien un morfema puede indicar fuente de la información, la naturaleza de este significado puede estar codificando también algún tipo de actitud por parte del hablante. La resolución de los objetivos primarios del trabajo nos permitió contar con un panorama empírico que posibilitara la discusión, desde nuestra perspectiva, de tales cons-tructos teóricos y de las relaciones que, en purépecha y en otras lenguas, se guardan entre ellos.

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2. Antecedentes teóricos

De modo intuitivo puede afirmarse que la modalidad epistémica y la evidencialidad son componentes semánticos que guardan una relación estrecha y a veces es difícil no confundir una cosa con la otra. La bi-bliografía acerca de la evidencialidad y de la modalidad epistémica que se ha consultado en este trabajo indica una multiplicidad de posturas y un debate al respecto que está muy vivo. Las principales posturas que podemos identificar se enumeran enseguida:

i) La evidencialidad es un subsistema del sistema de marcación de moda-lidad epistémica. La evidencialidad refleja de algún modo el grado de compromiso del hablante (palmer 1986).

ii) La evidencialidad y la modalidad epistémica son categorías totalmente separadas. En principio, un evidencial tiene como significado nuclear la marcación de la fuente de información sin tomar en cuenta la postura del hablante (Aikhenvald 2004). Ambas categorías tratan con evidencia pero, mientras que la modalidad epistémica evalúa la evidencia y asigna una medida de confianza del enunciado, la evidencialidad se limita a afirmar que hay una evidencia pero sin interpretarla de ninguna manera (de haan 1999).

iii) La marcación de la modalidad epistémica está condicionada de modo evidencial. En otras palabras, su aparición obedece necesariamente a un ámbito de evidencia indirecta y, concretamente, al ámbito de la inferencia (Bybee et al. 1994; von Fintel y Gillies 2007).

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iv) Existen ciertos elementos que tienen ambos valores, pero existen también evidenciales que no son modales y modales que no son evidenciales (Faller 2002; Matthewson 2007, 2010).

En este trabajo trataremos, en principio, de apegarnos a la cuarta postura porque permite separar teóricamente ambas categorías, pero también ofrece la posibilidad de combinarlas en una sola manifestación morfológica si existen pruebas de ello.

3. Metodología

La mayoría de los datos se obtuvieron por elicitación directa con un colaborador hablante nativo de purépecha de Carapan, residente en la Ciudad de México. Otros datos se obtuvieron por medio de búsquedas en textos ya glosados (como los mencionados de Chamoreau 2004 y Fos-ter 1969). Respecto a la elicitación directa, se plantearon al informante situaciones en las que una persona narraba un mismo evento pero cam-biando el tipo de evidencia que tenía para contarlo. El evento siempre tenía que resumirse verbalmente en las siguientes cinco oraciones: 1) En el terreno de don pancho hubo una fiesta donde hubo mucha gente; 2) hi-cieron una fogata muy grande; 3) comieron muchos tamales; 4) los invitados tomaron mucha cerveza; 5) al final de la fiesta Miguel y José se agarraron a golpes. El informante debía ofrecer una equivalencia en purépecha para tales oraciones que, además, se ajustara a la situación comunicativa. Sucesivamente y por separado se fue cambiando el contexto evidencial

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que tenía el hipotético narrador para contar la historia, de acuerdo a las siguientes situaciones: a) el narrador presenció visualmente los hechos; b) el narrador sabía los hechos porque una persona concreta se los había contado; c) el narrador sabía los hechos porque eran parte de un rumor que corría en el pueblo; d) el narrador había inferido los hechos por pistas. por otra parte, se hizo una lista de ejemplos donde se adjuntaba el clítico =nha a distintos contextos semánticos para generar juicios de aceptabilidad y de gramaticalidad.

En cuanto a la elicitación concerniente a la modalidad epistémica, también se usaron cuestionarios de escenario, aunque en principio fue necesario indagar si el hablante reconocía ciertos morfemas, sobre todo =xeru, ofreciendo ejemplos provenientes de la bibliografía, por ejemplo wichuxeruisti ‘Es ciertamente un perro’ (Foster 1969). También se elici-taron oraciones en cuatro situaciones que combinan de distintas maneras diferentes tipos de evidencia y diferentes grados de certeza para afirmar que está lloviendo. por ejemplo, si nos parece necesario que esté llovien-do porque lo vimos o porque lo inferimos. Los contextos detallados que arrojaron datos relevantes para la argumentación se comentan en cada uno de los ejemplos ofrecidos en el trabajo.

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4. El clítico =nha y la evidencialidad

4.1. Evidencia indirecta reportada

El clítico1 =nha2 aparece en contextos en los que el hablante no tiene evidencia directa sobre la información que proporciona en un enunciado, es decir, no presenció o experimentó perceptualmente el evento descrito por una expresión (de haan 2011). El tipo de evidencia indirecta que se asocia al uso de =nha, abarca, al menos de acuerdo a la tipología usada por Matthewson (2010, correspondiente a Willet 1988), la evidencia reportada de tres tipos: (i) evidencia reportada de segunda mano, es decir, obtenida porque una persona que sí presenció el evento se lo dijo

1 Existen varios elementos que indican que el morfema en cuestión es un clítico sufijan-te. Utilizamos algunos de los criterios mencionados por haspelmath (2002) para sostener tal afirmación. En los datos de (1) se muestra que =nha/=na tiene libertad en su selección catego-rial, ya que puede adjuntarse a un cuantificador como en (1a), a un sustantivo como en (1b), o a un verbo como en (1c). Esto es propio de un clítico y no de un afijo. El contraste entre (1a) y (1b) indica que también tiene libertad en su posición dentro de la oración y que no es un clítico de segunda posición, ya que puede aparecer adjuntado fuera de la pri mera forma de palabra de la oración. La oración (7a) testifica que, incluso, puede aparecer fuera del primer constituyente sintáctico de la oración. por motivos de espacio, no ahondaremos mayormente en el comportamiento sintáctico de este clítico, aunque existen varios puntos que quedarán pendientes, como su posición relativa a otros clíticos.

2 Todo indica que =nha es una manifestación dialectal de =na que se usa, al menos, en Carapan. Se trata de una nasal velar, mientras que la variante coronal =na se reporta para las regiones trabajadas por Foster (1969) y Chamoreau (2000). No obstante, aunque nuestro tra-bajo representa en general el habla de Carapan, en algunos de los ejemplos que presentamos se transcribe =na por provenir dichos datos de otras variedades dialectales.

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al hablante; como se muestra en (1a), (ii) evidencia reportada de tercera mano, esto es, obtenida por rumor, como en (1b), (iii) evidencia perte-neciente al folklore (1c y 1d).

(1) a. Contexto: Al hablante le dijeron que en la fiesta de Don pancho co-mieron muchos tamales. Esto se lo dijo una persona que asistió a la fiesta. Se le pregunta al hablante cómo referiría el suceso.

Wánikwanha k’urunda anhasti wanikwa=nha k’urunta a-nha-s-ø-ti muchos=evi.rep tamal comer-pva-pfvo-pres-3.ind ‘(Dicen que) Comieron muchos tamales.’

b. Contexto: El hablante escuchó como un rumor que se dice en la co-munidad que en la fiesta de Don pancho comieron muchos tamales. Se le pregunta al hablante cómo referiría el suceso.

Wánikwa k’urúndanha anhasti wanikwa k’urunta=nha a-nha-s-ø-ti muchos tamal=evi.rep comer-pva-pfvo-pres-3.ind ‘(Dicen que) Comieron muchos tamales.’

c. Contexto: El hablante narra una historia de la tradición oral.

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Ke jarhásptina ma tortúga ke jarha-s-p-ti=na ma tortuga que estar-pfvo-pas-3.ind=evi.rep uno tortuga ‘Que, (dicen) que había una vez una tortuga…’ (Juan Bautista Ascencio, ‘Cuento de la tortuga’. c.p.)

d. Contexto: El hablante narra una historia de la tradición oral.

Jarhánichkanaya ma koneju ya… jarha-ni-chka=na ya ma koneju ya estar-inf-enf-evi.rep ya un conejo ya ‘Que (dicen) había un conejo…’

(Meneses 2004)

4.1.1. Evidencia de otros tipos y valores epistémicos

No se encontró que apareciera el clítico =nha en enunciados con eviden-cia directa (2a) u otro tipo de evidencia indirecta, como la inferencial (2b). De hecho, como puede verse en (2c) resulta anómalo el uso de este clítico en un contexto no reportativo. puede observarse que otros tipos de evidencia no se codifican con ningún clítico o algún otro morfema ligado. La evidencia directa no recibe marcación en absoluto y la indi-recta inferencial, en los casos que fue posible elicitar, se indica con el adverbio p’érika (que subordina la oración, como puede observarse por los afijos de tam) aunque no contamos con elementos para afirmar que se trate de una marcación completamente convencionalizada. Más adelante,

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al momento de tratar con el morfema =mintu, se proporcionará mayor argumentación al respecto de la no marcación de la evidencia inferida.

(2) a. Contexto: El hablante estuvo en la fiesta de Don pancho y vio que los invitados comieron muchos tamales. Se le pregunta al hablante cómo referiría el suceso.

Wánikwaksï k’urunda anhasti wanikwa=ksï k’urunta a-nha-s-ø-ti muchos= 3.pl.suj tamal comer-pva-pfvo-pres-3.ind ‘Comieron muchos tamales.’

b. Contexto: El hablante pasó por el lugar de la fiesta de Don pancho cuando ésta ya había acabado. Infirió que los invitados habían comi-do muchos tamales por las sobras y hojas de maíz que observó. Se le pregunta al hablante cómo referiría el suceso.

Ka p’ érika wánikwa k’urunda anhápka ka p’erika wanikwa k’urunta a-nha-ø-p-ka y adv.pos muchos tamal comer-pva-pfvo-pas-3.sub ‘y parece que comieron muchos tamales.’

c. Contexto: El hablante estuvo en la fiesta de Don pancho y vio que los invitados comieron muchos tamales.

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# Wánikwanha k’urunda anhasti wanikwa=nha k’urunta a-nha-s-ø-ti muchos=evi.rep tamal comer-pva-pfvo-pres-3.ind Lectura buscada: ‘Comieron muchos tamales.’

No sabemos, hasta el momento, cuál es el valor semántico preciso de p’érika, pero los datos en (3) indican que aparece en casos donde se expresa posibilidad epistémica y es factible que éste sea también su valor en (2b), más que el de sólo expresar precisamente evidencia indirecta inferencial. En ambos casos no se separa posibilidad epistémica de evi-dencia indirecta inferida.

(3) Contexto: El hablante cree posible que Antonio se haya comido sus ta-males, porque lo infiere.

périka antóniurini p’ ikúchipka juchiti k’urunda perika antoniu=rini p’iku-chi-ø-p-ka juchiti k’urunta adv.pos Antonio=1s.obj agarrar-apl-pfvo-pas-3.sub mi tamal ‘A lo mejor Antonio agarró mis tamales.’

Respecto a la relación de =nha con el grado de compromiso del hablante con la verdad de lo expresado en el enunciado en el que apare-ce podemos decir que este clítico no aporta ningún valor, es decir no se traslapa con la modalidad epistémica (Matthewson 2007:2). Esto puede observarse en los ejemplos de (4), en los que se muestra que la aparición de =nha es compatible con la afirmación de que la proposición que

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acompaña es falsa y que, en última instancia, =nha es independiente de las creencias del hablante.3

(4) a. Contexto: Al hablante le dijeron que Juan le pegó a María y él tiene razones para creerlo.

Juánunha atasti Mariani ka peénika ataka jimboka imá mátirku no sesi jámasïnga

jwanu=nha ata-s-ti maria-ni ka peenika Juan=evi.rep golpear-pfvo-3.ind María-obj conj adv.pos?

ata-ø-ø-ka jimpoka ima matirku no sesi golpear-pfvo-pres-3.sub porque dem muy no bien

jama-sïn-ka andar-hab-3.sub ‘(Dicen que) Juan le pegó a María y creo que sí le pegó porque él se

porta muy mal.’

3 Este hecho es relevante porque no puede hacerse un deslinde automático de un valor epistémico en un evidencial indirecto como el de habla reportada. puede observarse, por dar un ejemplo, que la expresión dizque del español es una estrategia de marcación de evidencia indirecta reportada pero, al mismo tiempo, se asocia a un valor dentro de la escala de moda-lidad epistémica: la de baja certeza.

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b. Contexto: Al hablante le dijeron que Juan le pegó a María y él no cree que sea cierto.

Juánunha atasti Mariani peru peénika no ataka jimboka imá matirku sesi jámasïnga

jwanu=nha ata-s-ti maria-ni peru peeni-ka no Juan=evi.rep golpear-pfvo-3.ind María-obj pero adv.pos? no

ata-ø-ø-ka jimpoka ima matirku sesi golpear-pfvo-pres-3.sub porque dem muy bien

jama-sïn-ka andar-hab-3.sub ‘(Dicen que) Juan le pegó a María pero no creo porque él se porta muy

bien.’

4.1.2. Obligatoriedad

Respecto al estatus de obligatoriedad del clítico =nha, la revisión de distintos textos que muestran un discurso perteneciente a la tradición oral (cuentos y leyendas) no confirma en todos los casos su aparición, como se observa en (5a) y (5b). por tanto, el clítico no es obligatorio en todos los casos de evidencia reportada. Es probable que identificar los factores que determinan la obligatoriedad de su aparición sea un asunto que concierna a la pertinencia pragmática e involucre factores como la aplicación de máximas conversacionales. En concreto, la aplicación de

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la máxima de calidad (Grice 1975) concierne al uso del evidencial por-que ésta dispone que se diga sólo lo que se considere verdadero y sólo aquello de lo que se tengan pruebas adecuadas. En los contextos en los que el hablante no cuenta con evidencia directa ni expresa que algo sea verdadero necesariamente se introduce el evidencial =nha. Es posible que los contextos como los mostrados en (5), que implican tradición oral, no exijan de la misma manera el cumplimiento de la máxima de calidad.

(5) Contexto: El hablante narra una historia de la tradición oral.

a. Jarhásti ma wandántskwa enka ióntki no janímkwa jarha-s-ø-ti ma wandantskwa enka iontki no janikwa estar-pfvo-pres-3.ind uno leyenda sbnte hace.tiempo no lluvia ‘hay una leyenda de que hace mucho tiempo no llovía.’

(Villavicencio 1996, ‘Leyenda del señor de la lluvia’)4

b. Jarháspti ióntkisï ma tumbí t’arhépiti enga no méni wékapka tembúchani jarha-s-p-ti iontkisï ma tumbi t’arhepiti estar-pfvo-pas-3.ind hace.tiempo uno joven anciano

enka no meni weka-ø-p-ka tembucha-nisbnte no vez querer-pfvo-pas-3.sub casarse-inf‘hace mucho tiempo hubo un muchacho solterón que nunca quiso casarse.’

(Villavicencio 1996, ‘La muchacha de las nubes’)

4 El texto y la traducción en (5a) y (5b) son de Villavicencio (1996), la glosa es mía.

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4.2. alcance de la negación y la interrogación sobre el evidencial =nha

En general, se ha encontrado que los evidenciales son operadores de alcance amplio, es decir, actúan sobre toda la cláusula y generalmente no caen bajo el ámbito de otros operadores, como la negación (Aikhenvald 2004:96; Faller 2002). Este es el caso para el evidencial =nha del purépecha, porque podemos ver en (6a) que el evidencial alcanza al operador de negación del enunciado, mientras que para negar una fuente de evidencia reportada, como en (6b), es necesario introducir la forma léxica wandani ‘decir’.

(6) a. Contexto: En el pueblo se robaron un burro. En el mercado defienden la inocencia de Juan y dicen que él no se robó el burro. El hablante comunica este rumor.

Juanu nonha sïpasti xanchákinijwan no=nha sïpa-s-ø-ti xanchaki-niJuan no=evi.rep robar-pfvo-pres-3.ind burro-obj‘(Dicen que) Juan no se robó el burro.’

b. Contexto: Doña Juanita está preocupada porque cree que la gente dice que su hijo Juan se robó el burro. El hablante le aclara que eso no es lo que se dice, sino otra cosa.

No isï wandanhasïndi, isïkuksïsï wandajti eska sïpánhaska xanchákinino isï wanta-nha-sïn-ti isï-k’u=ksï=sï wanta-j-tino así decir-pva-hab-3.ind así-sólo=pl.suj=foc decir-hab-3.ind

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eska sïpa-nha-s-ø-ka xanchaki-niconj robar-pva-pfvo-pres-3.sub burro-obj‘No andan diciendo eso, sólo dicen que alguien se robó el burro.’

por su parte, la interpretación más natural de un enunciado interroga-tivo que incluya =nha no parece ser preguntar por la fuente evidencial de la proposición, sino dar por hecho la fuente y obtener información sobre la veracidad de la proposición, como puede verse en (7a). Cuando el valor ilocutivo de interrogación recae sobre el valor evidencial y no sobre la propo-sición en sí, del mismo modo que con la interrogación, se necesita del verbo léxico ‘decir’, tal como se observa en (7b), y no aparece el evidencial =nha.

(7) a. Contexto: El hablante quiere saber si la proposición, obtenida de ma-nera indirecta reportada, es verdadera o no.

Juanukininha ataski?jwanu=kini=nha ata-s-ø-kiJuan=2.sg.obj=evi.rep golpear-pfvo-pres-int ‘¿Es cierto que Juan te golpeó (dicen)?’

b. Contexto: El hablante quiere saber si es verdad que la gente está di-ciendo que su hijo Juan se robó el burro.

Wandánhaxaki eska jucheeri Juanu sïpaska xanchákini?wanta-nha-xa-ki eska jucheeri jwanu sïpa-s-ø-kadecir-pva-prog-int sbnte mi Juan robar-pfvo-pres-3.sub

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xanchaki-niburro-obj‘¿(Es verdad que) andan diciendo que mi Juan se robó el burro?

5. Los clíticos = xeru y = mintu

5.1. Los clíticos = xeru y = mintu y la modalidad epistémica

En principio, las intuiciones que guiaron nuestra búsqueda se basaron en los apuntes de Foster (1969) y Chamoreau (2000) que se resumen en la siguiente tabla. En ella se muestran los valores semánticos que se con-signan en sus gramáticas con los términos exactos usados por las autoras.

Tabla 1. Valores atribuidos a =mintu y =xeru en la bibliografía

Foster (1969) Chamoreau (2000) =mintu particular o afirmativo ‘únicamente’ =xeru (=xaru)5* posibilidad ‘ciertamente’

El tratamiento somero que se da a estos morfemas en los textos citados no deja muy claro el camino de búsqueda pero da ciertas pistas. En general las traducciones y las glosas que se ofrecen apuntan a un valor relacionado con el grado de certeza o modalidad epistémica.

Antes de comenzar a tratar los usos de los clíticos en cuestión, se tratará de proporcionar una breve definición de lo que se entiende por

5 En los textos se habla del clítico =xaru que en el habla de Carapan corresponde a =xeru, variante fónica que no se ha encontrado en textos.

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modalidad epistémica en este trabajo. La bibliografía revisada sobre el tema arroja una falta de homogeneidad a la hora de definir este concepto y, sobre todo, el punto de la definición que se considera central. En textos como el de palmer (1986:54-55) el concepto de modalidad epistémica enfoca la cuestión de las actitudes del hablante, especialmente, su grado de compromiso con la verdad del contenido en una proposición, es decir su grado de certeza. En van der Auwera y Amman (2011) se considera que la segunda noción implica la primera al afirmar que

In these instances of epistemic possibility […] and necessity […], the speaker asserts that a proposition is possibly or necessarily true, relative to some information or knowledge. If the proposition is only possi-bly true, the propositional attitude is that of uncertainty; if it is necessarily true, the propositional attitude is that of a high degree of certainty.

En este trabajo tomaremos una postura compatible con esta última definición (esto ya se dejó ver en el tratamiento de la relación de =nha y la modalidad epistémica) y, por tanto, para nosotros, la necesidad epis-témica se vinculará con un grado alto de certeza del hablante acerca de la verdad del contenido de una proposición, mientras que la posibilidad epistémica se asociará a la baja certeza acerca de lo mismo. Aunque afir-mar posibilidad implica certeza de que algo puede ser,6 no se tiene certeza de que la proposición sea verdadera ni falsa.

6 Desde van der Auwera y Gillies (1998) se define la noción de modalidad, en gene-ral, como una categoría cuyos valores paradigmáticos corresponden a lo posible y lo necesario.

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En cuanto al purépecha, la modalidad epistémica, hasta donde se ha observado, se codifica un grado bajo de certeza mediante el verbo uni que parece corresponder al verbo hacer (8a), o bien mediante la aparición de p’érika, como ya se dijo sobre el ejemplo de (3). En cuanto a contextos que expresan grado alto de certeza se observa la aparición del verbo jatsini ‘tener’ (8b), como se describe en Caldera (2013).

(8) a. Contexto: El hablante indica que, dadas las condiciones que puede observar, el escondite de los fugitivos en el interior del baúl es sólo una de las opciones posibles. El hablante no está seguro de que los fugitivos estén dentro del baúl.

Útiksï jiríkwarhini baúlirhuu-ø-ti=ksï jirikwarhi-ni bauli-rhuhacer-pres-3.ind=3.pl.suj esconderse-inf baúl-loc ‘Ellos pueden estar escondidos en el baúl/ puede que estén escondidos en el baúl.’

(Caldera 2013)

b. Contexto: El hablante indica que, dadas las circunstancias, en el que el cielo está nublado, negro y con truenos, la situación implica necesa-riamente que va a llover. El hablante está seguro de que va a llover.

Jatsisti para janinijatsi-s-ø-ti para jani-nitener-pfvo-pres-3.ind nx llover-inf‘Tiene que llover.’

(Caldera 2013)

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El mismo Caldera (2013) describe que el verbo jatsini como expre-sión modal de necesidad es más naturalmente empleado en el terreno de la modalidad deóntica y la modalidad objetiva, y sólo registra unos pocos casos, como (8b), en los que tiene sentido epistémico. El hecho de que existan mecanismos verbales convencionalizados para marcar la modalidad epistémica no excluye que existan otros mecanismos —como los clíticos adverbiales— que estén funcionando de la misma forma, como en español lo hacen los adverbios seguro y posiblemente frente a los verbos tener/deber y poder. De hecho, los ejemplos de (9) expresan modalidad epistémica sin que se use ningún verbo modal. La coaparición persistente de =xeru en contextos de posibilidad o grado bajo de certeza y de =mintu en contextos de necesidad epistémica o grado alto de certeza parece confirmar la sospecha de que expresan un valor de modalidad y que cada uno tiene un valor opuesto al otro (se glosan a priori de acuerdo a esa observación en lo sucesivo, aunque la comprobación se da en las mismas instancias).

(9) a. Contexto: El hablante indica que, dadas las condiciones que puede observar, el escondite de los fugitivos detrás de las cortinas es sólo una de las opciones posibles. El hablante no está seguro de que el escondite sea detrás de las cortinas.

imáksï kortínarhu tatsípatinixeru jiríkwaristiima=ksï kortina-rhu tatsipatini=xeru jirikwari-s-ø-tidem=3pl.suj cortina-loc atrás=mod.pos esconderse-pfvo-pres-3.ind‘(posiblemente) están escondidos detrás de las cortinas.’

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b. Contexto: El hablante indica que el escondite de los fugitivos, ya que no es debajo de la cama y adentro del baúl, no puede ser otro que detrás de las cortinas. El hablante está seguro de que el escondite es detrás de las cortinas.

Imáksï kortínarhu tatsípatinimindu jiríkwaristiima=ksï kortina-rhu tatsipatini=mintu jirikwari-s-ø-tidem=3pl.suj cortina-loc atrás=mod.ne esconderse-pfvo-pres-3.ind‘(Seguro) están escondidos detrás de las cortinas.’

Así, =mintu parecería portar un valor de certeza elevado y =xeru uno de certeza baja. No obstante, el contexto coincide en (9) con el de evidencia indirecta inferida y bien podría tratarse de que =mintu indicara evidencia inferida fuerte y =xeru evidencia inferida débil. Si eso fuera cierto, estaríamos hablando de que los clíticos en cuestión tendrían un valor evidencial y no de modalidad epistémica. Es necesario introducir más pruebas que palien un posible error derivado del traslape de contex-tos. para constatar o refutar las hipótesis anteriores se deben incorporar al análisis los datos de (10).

(10) a. Contexto: El hablante está mirando por la ventana y ve que está llo-viendo. El hablante está seguro de que está lloviendo. La situación no puede ser otra que la de que llueve. Se le pide que indique qué oraciones de las siguientes son aceptables en tal contexto.

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(i) Janíxati (ii) Janíxatimindu (iii) # Janíxatixeru jani-xa-ti jani-xa-ti=mintu jani-xa-ti=xeru llover-prog-3.ind llover-prog-3.ind=mod.ne llover-prog-3.ind=mod.pos ‘Está lloviendo.’ ‘(Estoy seguro que) Llueve.’ ‘puede que esté lloviendo.’

b. Contexto: El hablante ve llegar varias personas mojadas y con paraguas a un salón de clase donde no le es posible observar directamente si está llo-viendo. Sin embargo, por inferencia, el hablante está seguro de que está lloviendo. La situación no puede ser otra que la de que llueve. Se le pide que indique qué oraciones de las siguientes son aceptables en tal contexto.

(i) Janíxati (ii) Janíxatimindu (iii) # Janíxatixeru jani-xa-ti jani-xa-ti=mintu jani-xa-ti=xeru llover-prog-3.ind llover-prog-3.ind=mod.ne llover-prog-3.ind=mod.pos ‘Está lloviendo.’ ‘(Estoy seguro que) Llueve.’ ‘puede que esté lloviendo.’

c. Contexto: El hablante está en un cuarto alejado del exterior y escucha un sonido impreciso que podría ser ruido de lluvia o de una cortadora de pasto. El hablante no está seguro de que esté lloviendo. La situación puede ser la de que llueve pero también de que no llueve. Se le pide que indique qué oraciones de las siguientes son aceptables en tal contexto.

(i) # Janíxati (ii)# Janíxatimindu (iii) Janíxatixeru jani-xa-ti jani-xa-ti=mintu jani-xa-ti=xeru llover-prog-3.ind llover-prog-3.ind=mod.ne llover-prog-3.ind=mod.pos ‘Está lloviendo.’ ‘(Estoy seguro que) Llueve.’ ‘puede que esté lloviendo.’

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Una de las traducciones posibles proporcionadas por el hablante para (10a-ii), (10b-ii) y (10c-ii) es ¡está lloviendo! lo cual le aporta a =mintu, aparentemente, un sentido expresivo. Esto no parece en sí con-tradecirse con el valor que tratamos de defender como inherente a este clítico. Lo que sí resulta revelador es que si =mintu tuviera solamente un valor expresivo no debería resultar anómalo al combinarse con la situación (10c), por ejemplo. Cabe mencionar que en las traduccio-nes libres que aquí ofrecemos con respecto a =mintu hemos incluido entre paréntesis una expresión modal que, sin duda, sería anómala en el contexto correspondiente en español. La razón para hacer tal cosa es que queremos mantener la idea de que =mintu aporta un significado de modalidad epistémica que no necesariamente se comporta igual que en español, pero este es un asunto que se argumentará más adelante.

Lo que es más claro en los datos de (10) es que =mintu no tiene ningún problema para aparecer en contextos de evidencia directa, como en (10a-ii), siempre y cuando el grado de certeza del hablante sea alto. El mismo clítico puede aparecer en contexto de evidencia indirecta in-ferida mientras se mantenga la situación de certeza, como en (10b-ii). En cambio, es inaceptable en (10c-ii), cuando hay poca certeza, inde-pendientemente de la fuente de evidencia. El otro clítico, =xeru, sólo es aceptable cuando hay un grado bajo de certeza. Estos resultados se resumen en la siguiente tabla.

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Tabla 2. Compatibilidad de =mintu y =xeru con evidencialidad y certeza

+ evi. dir.+ certeza

- evi. dir.+ certeza

- evi. dir.- certeza

+ evi. dir.- certeza

=mintu sí sí no ?=xeru no no sí ?

En esta tabla puede observarse que =mintu se alinea del lado de la modalidad epistémica codificando certeza alta y es razonable plantear que =xeru lo hace también codificando baja certeza, a pesar de que el cuadro no está completo. Falta revisar un contexto en que aparezca evidencia directa y falta de certeza —un contexto francamente difícil de imaginar, aunque en teoría no imposible, si asumimos que las dos categorías son independientes—. A pesar de que haga falta transitar por esa prueba, en-contrar que =xeru necesariamente codifique evidencia indirecta inferida con poca certeza sería tipológicamente poco esperable sin que contara con una contraparte que codifique evidencia indirecta inferida con alta certeza. Incluso los sistemas más complejos de evidenciales en el lado de la inferencia indirecta parecen organizar sus marcas de otra forma, dis-tinguiendo a lo sumo entre evidencia indirecta inferida por observación y evidencia indirecta supuesta por conocimiento previo (Torres Sánchez 2008), lo que tampoco se ajusta a nuestros datos.7 Lo más sencillo y co-

7 De hecho, se trató de llevar a cabo esta prueba, planteando una situación en la que el hablante no pudiera ver bien porque olvidó sus lentes y, de este modo, se combinara eviden-cia directa (visual) y falta de certeza. No obstante, las dudas del hablante y la multiplicidad de mecanismos que utilizó para sortear el problema planteado no nos permiten ser conclu-yentes en este aspecto. Una de las circunstancias que parece condicionar la eficacia de ciertos

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herente con los datos en plantear que =mintu y =xeru codifican los polos del eje de la certeza. Se confirmaría con este apunte, por cierto, que la evidencia indirecta no reportada no recibe ningún tipo de marcación por medio de clíticos, o al menos no por los estudiados hasta ahora.

Es importante mencionar que no se ha afirmado que =mintu codifi-que certeza absoluta y tampoco se descartan otro tipo de significados no epistémicos que los dos clíticos pueden tener en otros contextos —como se verá respecto a =mintu—. Más bien, los hallazgos ya comentados y los que se presentarán en lo sucesivo se refieren sobre todo al tipo de contraste que establecen entre sí ambos morfemas respecto al recién mencionado eje de certeza.

hace falta, sin embargo, desplegar otras pruebas aún no aplicadas para corroborar que los clíticos en cuestión tienen realmente un valor epis-témico o de certeza. por otro lado, dados los contextos en que hemos ob-servado su ocurrencia, será un hipótesis de trabajo en lo sucesivo que estos clíticos sólo señalan modalidad epistémica y no otros tipo de modalidad, como la deóntica —a diferencia de los verbos modales—. Los resulta-dos concernientes a estas pruebas se comentan en las secciones que siguen.

5.1.1. prueba de negación de la certeza

En textos como el de Matthewson (2007) y Faller (2006) se cita como un indicio fuerte de codificación de modalidad epistémica la imposibilidad

experimentos con =xeru es que éste pertenece al habla de los mayores y aparentemente está cayendo en cierto desuso. Sin embargo, esto sería objeto de un estudio histórico o sociolin-güístico y por el momento no contamos más que con los juicios del hablante para afirmarlo.

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de que una expresión supuestamente modal aparezca coordinada con otra expresión que contradiga la proposición sobre la que están operando. Esta prueba ya ha sido desplegada en este informe en la sección dedicada al evidencial =nha para mostrar que no tiene valor epistémico. Una va-riante de esta prueba que decidimos aplicar en nuestra investigación fue una que lidiara directamente con el grado de certeza del hablante sobre una proposición. Los resultados se ven en los datos siguientes.

(11) a. # Janistimindu peru nandi u janini jani-s-ø-ti=mintu peru nanti u jani-ni llover-pfvo-pres-3.ind=mod.ne pero nanti u llover-inf ‘Seguro llovió pero no sé si llovió.’8

b. # Janistixeru ka nandi u janini jani-s-ø-ti=xeru ka nanti u jani-ni llover-pfvo-pres-3.ind=mod.pos conj nanti u llover-inf ‘posiblemente llovió y no sé si llovió.’

En estos casos el contexto que se evalúa es sólo el que proporciona la negación de la certeza de la proposición y tanto para =mintu como para =xeru el hablante consideró que el resultado de combinar los clíti-cos con una expresión de negación de la certeza resultaba en anomalía (señalada aquí con el símbolo ‘#’). La hipótesis que proponemos para

8 La expresión nanti u es una forma lexicalizada que equivale a no sé en español. No es clara su composición morfológica, por lo que elijo no glosar los elementos que la componen.

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este comportamiento, siendo coherentes con los datos ya expuestos y la argumentación que se ha proporcionado y se proporcionará más ade-lante, es que las dos construcciones son anómalas por distintos motivos. En el caso de =mintu, si sostenemos que codifica certeza y, por tanto, necesidad epistémica, está claro que la construcción de (11a) genera una contradicción. En el caso de (11b), en cambio, estaríamos ante una anomalía por redundancia de la afirmación de no certeza en el clítico =xeru y en la oración coordinada. La confirmación de esta hipótesis no está presente en sí en los datos de (11) y es difícil y probablemente de un valor empírico cuestionable hacer que el hablante emita un juicio en ese sentido. por ello se hizo deseable aplicar una prueba más que confir-me de modo pragmático el alineamiento de =mintu del lado del grado alto de certeza y de =xeru del lado de la certeza baja.

5.1.2. Juicio de implicación

Además de los juicios de gramaticalidad, de verdad y de aceptabilidad contextual —que se han utilizado ya en este trabajo— se ha propuesto en el trabajo de Tonhauser et al. (2013) un tipo de prueba semántica que se denomina juicio de implicación implícita en el contexto de los felicity judgements, o juicios de felicidad. Este tipo de prueba se realiza al hacer una pregunta al hablante cuya respuesta permite al investigador determinar si una inferencia —sin importar si es una implicatura, un entrañamiento, u otro tipo de implicación— surge de un enunciado o no (Tonhauser et al. 2013). De acuerdo a este texto, los juicios de im-plicación implícita consisten en que a los informantes se les solicita que

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contesten una pregunta, cuya respuesta permite al investigador determi-nar si la implicación buscada surge del enunciado o no. Los contextos en los que el juicio de implicación implícita está basado en los propósitos o deseos de un agente racional son especialmente útiles.

La prueba de juicio de implicación que se aplicó para los fines de este trabajo tuvo como objetivo confirmar el vínculo de =mintu y =xeru con un grado alto de certeza y con uno bajo, respectivamente. Se realizó en los siguientes términos.

(12) Contexto: En el pueblo se robaron un burro. En el pueblo hay dos ancianos a los que Carlos escuchó decir, respectivamente, las oraciones de (a) y (b), que involucran, de distintas maneras, a Juan con el robo del burro. Carlos odia a Juan y tiene muy malas intenciones con respecto a él. El día que la policía llega a indagar con Carlos el paradero del burro robado, ¿con quién enviaría Carlos a la policía a investigar? ¿Con el anciano 1 o con el anciano 2?

a. Anciano 1: Juanu sïpástimindu xanchákini jwanu sïpa-s-ti=mintu xanchaki-ni Juan robar-pfvo-3-ind=mod.ne burro-obj ‘(Estoy seguro que) Juan se robó el burro.’

b. Anciano 2: Juanu sïpástixeru xanchákini jwanu sïpa-s-ti=xeru xanchaki-ni Juan robar-pfvo-3-ind=mod.pos burro-obj ‘(posiblemente) Juan se robó el burro.’

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La respuesta inmediata del hablante fue que Carlos enviaría a la policía con el anciano 1. Esto quiere decir que, si la intención de Carlos es hacerle daño a Juan, propiciaría el encuentro de la policía con un testimonio que implique a Juan con el robo del burro de manera certera y no sólo posible. El testimonio que coincide con estas características es precisamente el que corresponde al enunciado con =mintu, situación que es coherente con la hipótesis que hemos venido planteando acerca de su contenido de grado máximo de certeza, o compromiso del hablante con la proposición aseverada. Esto constituye una prueba desde el punto de vista pragmático de que =mintu y =xeru son clíticos que se organizan y contrastan en el eje de la certeza y, por ende, en el de la modalidad epistémica.

5.2. Los clíticos =xeru y =mintu y la modalidad deóntica

La evidencia que ha sido posible recoger indica que los clíticos de moda-lidad =xeru y =mintu están especializados en codificar modalidad episté-mica y no pueden interpretarse como portadores de modalidad deóntica. Obsérvense los contextos de (13), en donde se ve que la interpretación deóntica no surge con =mintu —que correspondería a una hipotética necesidad deóntica— ni con =xeru —que tendría que corresponder a la noción de posibilidad—. También se puede advertir que, en este sentido, los clíticos =xeru y =mintu son distintos de los verbos modales jatsini ‘tener’ y uni ‘hacer/poder’, ya que estos últimos pueden indicar tanto modalidad epistémica como deóntica (Caldera 2013):

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(13) a. Contexto: Una niña no tiene permiso de salir a jugar hasta que termine de lavar los platos. Sus amigos la invitan a jugar, ella les explica la razón por la que no puede salir.

(i) Ji jatsiska parani k’arátani ji jatsi-s-ø-ka para=ni k’arata-ni 1sg tener-pfvo-pres-1/2.ind nx=1sg barrer-inf ‘Tengo que barrer.’

(Caldera 2013) (ii) # Ji k’arataskamindu ji k’arata-s-ø-ka=mintu 1sg barrer-pfvo-pres-1/2.ind=mod.ne Lectura buscada ‘Tengo que barrer.’

b. Contexto: La niña ya terminó sus deberes. Ahora tiene permitido salir a jugar, y se lo informa a sus amigos.

(i) Ji úxakaia nirani ch’anani ji u-xa-ka=ia nira-ni ch’ana-ni 1sg hacer-prog-1/2.ind=ya ir-inf jugar-inf ‘ya puedo ir a jugar.’

(Caldera 2013)

(ii) # Ji niráxakaxeru ch’anani ji nira-xa-ka=xeru ch’ana-ni 1sg ir-prog-1/2.ind=mod.pos jugar-inf Lectura buscada ‘ya puedo ir a jugar.’

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5.3. otros valores de =mintu

La complejidad del clítico =mintu no se agota al describir su estrecha relación con la marcación de la necesidad epistémica/certeza, sino que se agranda al observar que tiene otros contextos de aparición. Obsérvense el dato de (14a) y (14b), en el que =mintu parece tener la propiedad de marcar foco de exclusión, es decir, seleccionar una opción de entre un conjunto de alternativas y descartar el resto. por ello, una de las posibles traducciones que ofreció el hablante incluye el adverbio solamente aunque resulta aún más interesante que la otra incluye exactamente. En (14c) se observa que la ocurrencia de =mintu implica que se está proporcionando la información completa del foco y por ello resulta falso (anómalo en este caso) su uso como en (14b) en ese contexto —característica que lo acerca al significado de exactamente del español—. Es decir, en (14c), la falsedad se origina precisamente porque =mintu está eliminando todas las demás personas que se sabe que cocinaron. Omito la glosa del clítico en estos contextos, ya que parece tener un valor distinto (y no claro hasta el momento), al menos parcialmente, al reseñado en el apartado anterior.

(14) a. Contexto: El hablante sabe que pedro estuvo enfermo y no comió ni jueves, ni viernes ni sábado. Ayer (domingo) se sintió mejor y comenzó a comer. Alguien le pregunta al hablante si pedro comió el sábado.

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Nombé, petu witsíndikwamindu t’irésptinombé petu witsíndiwka=mintu t’ire-s-p-tino pedro ayer=mintu comer-pfvo-pas-3.ind‘No, pedro sólo comió ayer.’

b. Contexto: En casa de Juan, Luis y pancho hicieron una comida. El hablante sabe que de los tres el que hizo la comida fue Juan. Alguien le pregunta si los tres habitantes de la casa cocinaron.

Nombé, Juanumindu nombe jwanu=mintu no Juan=mintu ‘No, sólo Juan.’

c. Contexto: El hablante sabe que tanto Carlos como Juan cocinaron. Alguien le pregunta quién cocinó.

# Juanumindu jwanu=mintu Juan=mintu ‘Sólo Juan.’

Aunque aún podría argüirse que en estos ejemplos =mintu sólo está codificando la certeza de una proposición, en (15) puede verse que no es ésta la única condición que la proposición sobre la que opera debe cumplir para que el enunciado sea feliz, sino que debe proporcionarse

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información completa. En (15) no se llega a la lectura buscada y la anomalía se debe a que se dispara la interpretación ya arrojada en (14c).

(15) Contexto: El hablante sabe que Juan cocinó junto con otra persona cuya identidad es incierta. Alguien le pregunta quién cocinó.

# Juanumindu jwanu=mintu Juan=mintu Lectura buscada: ‘Lo que es seguro es que Juan cocinó.’

No es descabellado pensar en una relación entre el significado de un adverbio como únicamente y la modalidad epistémica, sobre todo pensando en ella como cuantificación universal de mundos posibles (en una base modal epistémica).9 hace falta, para hacer la conexión, comprobar que =mintu está funcionado como foco de exclusión y que no puede, por ejemplo, funcionar en un contexto de foco de inclusión. En otras palabras, es necesario contar con un panorama más completo de todos los contextos en los que puede aparecer =mintu y en los que puede aparecer =xeru y de los significados que ellos generan.

9 por cierto que, ya con esta revisión, parecen entenderse más la divergencia de glosas y traducciones mostradas en la Tabla 1 aunque no se sostiene la traducción ‘ciertamente’ que atribuye Chamoreau a =xeru.

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6. Ubicación tipológica del purépecha: evidenciales y modalidad epistémica

El análisis de los datos que se ha propuesto permite hacer dos generali-zaciones en el sentido de que la categoría de evidencial y de modalidad epistémica se hallan separadas en el purépecha, lo cual coincide con la perspectiva (iv) de la Sección 2.

i) El evidencial =nha codifica fuente de información indirecta reportada y es independiente de las creencias del hablante (esto puede corroborarse en el apartado 4.1) y por ello puede decirse que no refleja modalidad epistémica. El purépecha se comporta en este sentido de igual manera que el quechua (Faller 2002) y el cheyenne (Matthewson 2007) en tanto que permiten que el preyacente de un evidencial sea falso.

ii) Los morfemas =mintu y =xeru codifican modalidad epistémica y son independientes del tipo de evidencia del que proviene la proposición (así se argumenta en el apartado 5.1). En otras pa-labras, son marcadores de modalidad que no imponen ninguna restricción sobre la fuente de evidencia adecuada a su interpreta-ción, como sí lo hacen los modales evidenciales del st’át’timcets (lengua salish del suroeste de Canadá, Matthewson 2007). En (16) tenemos un ejemplo de esta lengua en el cual el modal =k’a afirma que de acuerdo al conocimiento del hablante la propo-sición es necesariamente verdadera y presupone que el hablante cuenta con evidencia inferida indirecta para afirmarlo.

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(16) Contexto: Eres profesor y al regresar al salón de clases encuentras un di-bujo feo de ti en el pizarrón. Tú sabes que a Silvia le gusta hacer ese tipo de dibujos.

nilh=k’ a núkun’ k=Sylvia ku=mets-cál ti=píktsh=a láku7foc=infer de.nuevo det=Sylvia det=escribir-act det=dibujo=exis deic ‘Debe haber sido Sylvia quien hizo el dibujo otra vez.’

(Matthewson 2007)

En cuanto al sistema de marcación evidencial del purépecha, hemos visto ya que cuenta con una sola marca de carácter gramatical que codifica evidencia reportada. Este tipo de sistema entra en el tipo llamado de dos opciones en la clasificación de Aikhenvald (2004:25). Una de las posibi-lidades de los sistemas de dos opciones es el que dicha autora caracteriza como sistema contrastante de evidencia reportada contra todo lo demás. En estos sistemas, el término reportado que codifica información adquiri-da a través de la narración de alguien más es el marcado gramaticalmente mientras que el otro término tiende a permanecer sin marca gramatical. Aikhenvald (2004:31) afirma que en las lenguas de Norteamérica, si hay una marca evidencial obligatoria, se trata casi siempre de un reportativo. Además, el purépecha se comporta en el sentido que predice la muestra y la tipología de Torres Sánchez (2008: 111-113) sobre las lenguas in-dígenas americanas que indica que si una lengua tiene una sola marca evidencial gramatical, ésta será de evidencia indirecta. Asimismo, mencio-na que entre las marcas evidenciales indirectas de las lenguas americanas con sólo este tipo de marcación la más común es la evidencia reportada.

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Aparte de su complejidad semántica, puede decirse que el sistema de evidencialidad observado en el purépecha es el más común y el me-nos complejo en otros sentidos. por ejemplo, también en la muestra de Torres Sánchez (2008:119) se expone que la marcación de eviden-cialidad por medio de morfemas dependientes como afijos y clíticos es el sistema más común en su muestra. Otras posibles formas de marcar gramaticalmente la evidencialidad es por medio de partículas y de ver-bos especializados para ello (Aikhenvald 2004:67-69), mecanismos no atestiguados en esta lengua.

por otra parte, la lengua purépecha no contiene en =nha más que una categoría gramatical, a diferencia de otras lenguas como las tuca-noanas o arahuacanas (Torres Sánchez 2008) en las que se observa que el mismo morfema de evidencial conlleva las categorías de tiempo y persona y que existen paradigmas flexivos para cada valor evidencial. Sabemos que en purépecha existen morfemas separados que codifican tiempo, aspecto y persona y no hay ningún indicio de que el clítico evidencial covaríe formalmente en función de alguna de esas categorías.

Respecto a la categoría de modalidad epistémica, en algunas de las fuentes tipológicas consultadas al respecto (de haan 2004; Nauze 2008; palmer 1986) parece estar ausente la cuestión de determinar si esa catego-ría se expresa de forma obligatoria —a la manera, por ejemplo, en que se busca en los textos de Aikhenvald o Torres Sánchez si una lengua tiene o no evidenciales, a pesar de que toda lengua tenga estrategias para expresar la evidencialidad—. palmer (1986:7) destaca que en su estudio se toman en cuenta sólo las estrategias gramaticales y no las léxicas y afirma que lo más probable es que haya muy pocas lenguas que no tengan algún tipo

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de estrategia gramaticalizada para expresar modalidad. Debe tomarse esta afirmación con cuidado, sobre todo porque palmer considera a los evidenciales como modales y puede estar entendiendo que algunas len-guas que tienen evidenciales, por ese motivo, marcan gramaticalmente la modalidad. El debate se centra mayormente en determinar cuáles son las propiedades de las estrategias de marcación de la modalidad, que son principalmente cuatro:

1. por medio de verbos auxiliares modales como el verbo must en inglés.

2. por la categoría verbal modo, que se manifiesta morfológicamente y que expresa el valor modal de la oración. Las distinciones prin-cipales de esta categoría son indicativo y subjuntivo (de haan 2004) y están ampliamente atestiguadas en las lenguas indoeu-ropeas como el español.

3. por medio de afijos modales especializados, generalmente adjun-tados al verbo, cuya aparición no es obligatoria (en ello consiste su principal distinción con el modo)

4. Mediante medios léxicos que pueden ser de tres tipos: (i) adver-bios y adjetivos que expresen modalidad, como posiblemente, ne-cesariamente, (ii) etiquetas modales del tipo supongo o creo, como en ‘Juan vino temprano, creo’, (iii) mediante partículas modales, como el caso de too que tiene sentido de necesidad epistémica en affective is too a word !

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Dentro de estas posibilidades, vemos que los morfemas =xeru y =mintu caen en la tercera categoría, pues son clíticos que tienen una función más o menos especializada y que no tienen una aparición obliga-toria. ya hemos mencionado que la modalidad (y no sólo la epistémica) también se puede expresar en purépecha mediante los verbos modales uni y jatsini (Caldera 2013).

Dentro de la clasificación de van der Auwera y Ammann (2011) empleada en el World atlas of Language structures (WaLs), el purépecha cabría dentro del tipo de lenguas I que puede expresar modalidad por medio de construcciones verbales con indiferencia de que existan afijos modales. La clasificación de estos autores, por tanto, parece poner más peso sobre la posibilidad de expresión de la modalidad por medio de ver-bos que por medio de afijos, hecho quizás provocado porque la primera estrategia de marcación es menos común translingüísticamente. Este tipo de lengua, con verbos modales, aparece en la muestra de van der Auwera y Ammann como la menos frecuente.10

10 Es digno de mencionarse que en el continente americano, según el mapa que mues-tra la distribución geográfica de las estrategias de modalidad epistémica en las lenguas de WaLs, la marcación por medio de afijos y clíticos es la más común, mientras que la otra estra-tegia de marcación de modalidad que presenta el purépecha, la de los verbos modales, está completamente ausente de todas las lenguas americanas de la muestra. Es un rasgo, pues, aje-no al área lingüística americana. Cabría preguntarse, aunque esto es mera especulación por el momento, si la marcación de modalidad epistémica por medio de verbos modales será pro-ducto del contacto con el español mientras que los clíticos constituirían una estrategia dia-crónicamente más antigua.

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7. Discusión

Los datos del purépecha que hemos presentado hasta el momento nos dotan de un cierto panorama, a partir del cual nos gustaría aportar algo al debate teórico en cuanto a la relación entre la modalidad epistémica y la evidencialidad. El la literatura reciente sobre modalidad epistémica, tanto desde el punto de vista teórico como desde el de la descripción tipológica, hay un debate en proceso acerca de la naturaleza de las relaciones entre la evidencialidad y la modalidad epistémica. Concretamente, se trata de determinar si hay una dependencia inherente entre estas dos categorías.

Como ya se ha dicho, las posturas acerca de la relación entre ambas categorías son variadas. La opinión de von Fintel y Gillies (2007) es que los estudios más sistemáticos y minuciosos sobre la evidencialidad se han esforzado por mantener ambas categorías separadas (postura ii en la Sección 2 de este artículo). La revisión bibliográfica realizada en este trabajo nos hace coincidir con la opinión de von Fintel y Gillies acerca de este punto. En su trabajo se intenta mostrar, a través de ejemplos del inglés —aquí se añaden ejemplos del español, que se comporta de la misma manera— la dependencia observada, en muchas lenguas, de la modalidad epistémica sobre cierto tipo concreto de evidencia (postura iii de la Sección 2). para ser exactos, esta postura es ya observada desde Karttunen (1972) e incluso desde antes —en opinión de von Fintel y Gillies (2007)—, en torno a los modales must y might del inglés, cuya aceptabilidad en un enunciado, según muestran, es sensible al tipo de evidencia del que proviene la información. Ésta debe ser evidencia no directa necesariamente. Se destaca, pues, el hecho de que en inglés, en

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un contexto de evidencia directa, por ejemplo ante el hecho de que uno observa la lluvia, sería anómalo el uso de (17a), con el marcador de grado alto de certeza, mientras que sería natural el uso del enunciado no modalizado de (17b). En otras palabras, para poder afirmar (17a), es necesario que la evidencia sea indirecta:

(17) Contexto: El hablante ve llover por la ventana.

a. # It must be raining. ‘Debe estar lloviendo.’ b. It’s raining. ‘Está lloviendo.’

La generalización de von Fintel y Gillies es, pues, que los modales que expresan alto grado de certeza sólo pueden emplearse felizmente cuando la evidencia disponible no es directa, sino inferida. Esta afir-mación puede resultar paradójica, pues intuitivamente lo que se tiende a asociar es la evidencia directa con un alto grado de certeza. por ello, consideramos necesario profundizar en estos ejemplos y en la generali-zación que de ellos surge. En primer lugar, el lector debe advertir que no se afirma que la certeza absoluta, entendida como hecho cognitivo, sea incompatible con la evidencia directa —sobre todo la visual—. Ob-viamente, en nuestra cultura —y en muchas— el prototipo de certeza absoluta es la información que se obtiene de modo visual. Lo que se afirma en von Fintel y Gillies es que, por contradictorio que pudiera parecer en un principio, lo que sí es incompatible —en el sentido de que carece de aceptabilidad contextual— con la evidencia directa es la expresión de certeza (sobre todo un grado alto). Es decir, la expresión

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de grados de certeza o modalidad epistémica —por ejemplo, mediante verbos como deber o adverbios como seguramente— no es aceptables en contextos de evidencia directa en lenguas como el inglés y el español. Si retomamos los ejemplos de (17), esto quedará más claro. Imaginemos la siguiente situación: el hablante se asoma por la ventana y ve que el cielo está nublado y que cae agua del cielo de manera profusa. hay un interlocutor que no está viendo hacia afuera, sino hacia adentro de la casa. Ninguno de los dos puede escuchar el ruido exterior. En este caso —y es lo que trata de mostrarse en (17)— sería anómalo que la per-sona que observa por la ventana comentara “Debe estar lloviendo” o “Seguramente está lloviendo” y, en cambio sería absolutamente natural y aceptable que dijera “Está lloviendo”. Esta afirmación coincide con la intuición de todos los hablantes de español a los que se les consultó. En palabras de uno de estos hablantes “si lo estoy viendo no necesito asegu-rarlo”. Esta afirmación plantea una generalización acerca de la modalidad epistémica, sobre todo después de corroborar que en muchas lenguas la expresión de esta categoría está subordinada a la concomitancia de un tipo de evidencialidad.

Algunas otras perspectivas que contemplan variaciones a esta po-sición pero que, en líneas generales son consistentes con ella, son la de van de Auwera y plungian (1998), quienes consideran explícitamente, en términos de un modelo de mapas semánticos, que la modalidad episté-mica es el resultado de un traslape entre la evidencialidad y la modalidad en general; o la de von Fintel y Gillies (2007, siguiendo a Bybee et al. 1994), quienes, junto con Matthewson et al. (2007), destacan que es el modal epistémico mismo el que porta al mismo tiempo un significado

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de evidencia indirecta inferida. La opinión de Chafe (1986) por su parte, contempla expresamente que la modalidad epistémica es un sólo un tipo de evidencialidad.

por otra parte, debemos mencionar que fue posible localizar algu-nos pocos trabajos que implican, de alguna manera, que es posible la separación teórica de ambas categorías pero también la manifestación empírica de ellas tanto de modo conjunto como separado (Faller 2002; Matthewson et al. 2007; Matthewson 2010, esta última parece decan-tarse al fin por una quinta postura, que contempla la identidad de las dos categorías en cuestión). En general, existe un conjunto grande de razones empíricas, en estos trabajos y en muchos otros, para pensar que muchos evidenciales funcionan sin restricciones modales. No obstante, los trabajos no proporcionan, en general, ejemplos de lenguas en los que se constate que los modales epistémicos, por más que se le atribuya un valor sólo modal, no tienen restricciones evidenciales —de evidencia indirecta—. Sin embargo, Faller (2002) argumenta que el modal episté-mico del quechua –puni, cuando no va acompañado de un evidencial, porta una implicación de evidencia directa lo cual, de confirmarse, sería una prueba a favor de que no todos los modales epistémicos en todas las lenguas deben aparecer con evidencia inferida. Aunque la hipótesis de Faller es factible, no parece todavía proporcionar una prueba crucial para confirmarla, esto es, mostrar que los enunciados aparecen en un contexto específico de evidencia directa.

Frente a este cuerpo de perspectivas teóricas, los datos del purépe-cha aquí analizados constituyen un testimonio fuerte para sostener la afirmación de que los dos componentes, evidencialidad y modalidad

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epistémica, son no sólo teóricamente distintos sino que, en ciertas len-guas, funcionan empíricamente de manera autónoma —como afirma Faller acerca del quechua. Como ya se mostró a lo largo del trabajo, y se mencionó en la sección tipológica, el clítico =nha tiene un contenido reportativo que es independiente de la certeza del hablante y, por otro lado, los clíticos =mintu y =xeru codifican grados distintos de certeza con independencia del tipo de evidencia. De particular importancia para sustentar la afirmación anterior son los contextos en los que puede aparecer =mintu, los cuales abarcan tipos distintos de evidencia, como se comentó acerca de los casos de (10). De hecho, resultaría provechoso comentar un último ejemplo. Éste aparece en (18).

(18) Contexto: El hablante manifiesta que el rumor dice que Juan no se robó el burro pero él tiene certeza de lo contrario porque pudo observarlo directamente.

Juanu nonha sïpasti xanchákini peru ji exeska eska sïpáskamindujuanu no=nha sïpa-s-ø-ti xanchaki-niJuan no=evi.rep robar-pfvo-pres-3.ind burro-obj

peru ji exe-s-ka eska sïpa-s-ø-ka=mintupero 1sg ver-pfvo-1/2.ind sbnte robar-pfvo-pres-3.sub=mod.ne‘(Dicen que) Juan no se robó el burro, pero yo vi que (seguro) se lo robó.’

En (18) podemos ver que =mintu es compatible con una codi-ficación explícita de evidencia directa en la misma oración. Sobre la

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oración ‘se lo robó’ están actuando, al mismo tiempo, dos operadores. por un lado, el operador de certeza =mintu y por otro lado un operador evidencial —aunque es una estrategia léxica— de información obtenida de modo visual. Esto se suma al hecho ya mencionado de que =mintu puede aparecer con evidencia directa —en contexto— sin ser anómalo y conservar su sentido de certeza aun cuando sea difícil de traducir a una lengua como el español.

Una reflexión que acompaña a estas observaciones, sobre todo a la última, es la de la incompatibilidad de ciertas nociones desde lenguas que se comportan de modos tan distintos en ciertos aspectos. En español, como se dejó ver en (17) y en la explicación posterior, es anómalo afirmar certeza cuando la evidencia es directa. Sin embargo, en purépecha no parece serlo. En lenguas como el inglés y el español, los codificadores de modalidad epistémica producen, ya sea por contenido explícito o por presuposición —según la postura que se tome—, una lectura de evidencia inferida. Esto puede verse de nuevo en (17). Es claro que en el purépecha los mecanismos son distintos. Tenemos un panorama en el que hace falta esclarecer una de dos posibilidades: o los modales episté-micos como =mintu generan en ciertos contextos una presuposición de evidencia inferida y en otros no —y está por descubrirse qué mecanis-mos propician una u otra lectura—, o bien en esta lengua, una vez que se establece un grado alto de certeza, especificar un valor evidencial es irrelevante. por ahora, resolver esta interrogante queda fuera de las po-sibilidades de este trabajo, pero sin duda será un problema interesante que indagar en el futuro.

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8. Conclusión

El purépecha cuenta con un evidencial marcado morfológicamente como =nha. Este morfema es un clítico sufijante y codifica evidencia indirecta reportada, es decir, indica que la fuente de información del hablante es otra persona. Además, no aporta valor de modalidad episté-mica. por otra parte, la observación de los datos apunta fuertemente a que los clíticos =mintu y =xeru son indicadores de grado fuerte y débil de certeza, respectivamente, que no están restringidos por el tipo de evidencia de la que proviene el enunciado en el que aparecen. Esto es, a diferencia de lenguas como el español o el inglés, los mecanismos de codificación de la modalidad epistémica en purépecha no están obli-gados a aparecer en contextos de evidencia inferida. Además de una elevada certeza, el clítico =mintu parece tener un valor semántico más amplio que se relaciona también con la codificación de la exclusividad lo cual, no obstante, no es incompatible con su aparición como marca-dor de necesidad epistémica. Es necesario, sin duda, hacer formalmente explícita esta relación, cosa que no hemos resuelto por el momento. Quedan por investigar ciertas cuestiones, como, por ejemplo, qué in-terpretación surge de la coexistencia de estos clíticos en una oración.

Cabría plantearse ahora ciertas preguntas, tales como en qué medida los contenidos evidenciales o modales son explícitos y en qué medida son presupuestos en lenguas particulares. También, es necesario evaluar en qué grado ha afectado el análisis de los componentes evidenciales y mo-dales de muchas lenguas el hecho de que en las propias lenguas de los analistas el funcionamiento de los marcadores de modalidad epistémica

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estén tan restringidos. No sería extraño, pues, el descubrimiento de que esta tendencia que proponemos en el purépecha, que contempla una escisión formal entre la evidencialidad y la modalidad epistémica, fuera mucho más común translingüísticamente de lo que se ha pensado y de lo que se ha mostrado.

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 206

SISTEMA DE DEMOSTRATIVOS EN EL pURÉpEChA DE CARApAN, MIChOACÁN*

Luis David Meneses hernández El Colegio de México [email protected]

Based on new controlled evidence, this paper argues in favor of a person-oriented system of adnominal and pronominal demonstratives in purepecha, whereby i/arhi points to entities in the domain of the speaker, inte/ante points to entities away from the speaker but close to the hearer. The last term, ima/ama corresponds to enti-ties outside the domain of the speech participants.

Keywords: deixis, demonstratives, purepecha.

* Agradezco la amable colaboración de Ana Elena Erape y Guillermo Alejo, nuestros consultores durante esta investigación. También a dos dictaminadores anónimos por sus obser-vaciones y comentarios.

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207Sistema de demostrativos en el Purépecha

1. Introducción

El purépecha tiene un sistema de demostrativos con tres elementos: i, inte e ima. En trabajos previos se han propuesto que este sistema codifica distintos grados de distancia con respecto al hablante (Chamoreau 2003, 2009; Villavicencio 1996). La presente investigación provee evidencia de que para uno de estos demostrativos el oyente también es considerado como origo y por lo tanto el sistema de demostrativos está orientado a la persona (Anderson y Keenan 1985).

De las tres dimensiones de información deíctica -persona, locación espacial, y referencia temporal (Anderson y Keenan 1985: 259)-, el presente artículo se centra en la información espacial codificada en los demostrativos adnominales del purépecha. Las preguntas que se busca contestar son las siguientes: (a) ¿cuál es el paradigma de demostrativos en el purépecha de Carapan?; (b) ¿cuántos y cuáles son los grados de distancia que codifican dichos demostrativos?; (c) ¿juega el oyente un papel como punto de referencia, o es éste exclusivamente el hablante?

El artículo está organizado de la siguiente manera. En la segunda sección, se describe la metodología empleada para este trabajo. En la tercera sección, se hace el recuento tipológico del fenómeno descrito y en la cuarta se presentan los antecedentes de esta investigación. En la quinta sección, se reportan y discuten los resultados obtenidos. por último, se presentan los hallazgos más importantes de este investigación.

Salvo indicación contraria, los datos fueron tomados de elicitaciones efectuadas por este investigador. También se tomaron datos provenientes de Chamoreau (2003) y Villavicencio (1996). Las técnicas utilizadas

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208 CLECM 1-2013Luis David Meneses Hernández

para la recolección fueron cuestionarios de traducción y cuestionarios de situación.1 La descripción de cada una de las técnicas, así como una breve discusión de su uso y alcances se encontrará en las siguientes secciones.

2. Tipología del fenómeno

De acuerdo con Anderson y Keenan (1985:277), los demostrativos pertenecen al conjunto de elementos que expresan la deixis espacial de una lengua. Aunque la deixis también puede expresarse por medio de otros elementos como adverbios locativos y ciertos tipos de verbos, de-jamos de lado, para futuras investigaciones, el estudio de dichas formas lingüísticas.

Según el World atlas of Language structures (WaLs), las lenguas identifican ubicaciones con referencia al centro deíctico de la enuncia-ción. Este centro deíctico corresponde al hablante, pero también es po-sible que algunas lenguas determinen ubicaciones con respecto al oyente (Anderson y Keenan 1985:277). WaLs clasifica las lenguas de acuerdo a los contrastes de distancia de los demostrativos adnominales en cinco categorías, tal como puede verse en la Tabla 1.

Como se observa en la Tabla 1, de las 234 lenguas reportadas en WaLs, 7 no presentan contraste de distancia en sus demostrativos. Esto parece corresponder a los sistemas de un término reportados por

1 En la Introducción a este volumen de los CLECM se detallan las técnicas de elicita-ción empleadas en cada una de las presentes descripciones.

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209Sistema de demostrativos en el Purépecha

Anderson y Keenan (1985:280),2 pues se trata de lenguas como el francés, cuyo sistema de demostrativos sólo tiene un término: ce (/cette/ cet), que no codifica ninguna distinción de distancia, sino más bien que referente está “presente para el hablante”. De acuerdo a WaLs, el alemán tiene un sistema parecido, en el cual der, die, das y diesser son neutrales en cuanto a distancia, por lo que si es necesario hacer una distinción tal, se hace a través de un adverbio locativo, como en (1):

(1) Das Bild hier gefällt mir besser als das da. dem dibujo aquí gustar 1sg.ac mejor que dem allá. ‘Me gusta más este dibujo que aquel (de allá).’

(Adaptado de Diessel 2011)

2 Se trata de una concepción controversial, pues hay concepciones que consideran que una de las propiedades definitorias de los sistemas de demostrativos es el contraste entre dos o más de sus elementos. Véase García Fajardo (2006).

Tabla 1: Demostrativos adnominales según WaLs (Diessel 2011)

Sin contraste de distancia 7Contraste de dos elementos 127Contraste de tres elementos 88Contraste de cuatro elementos 8Contraste de cinco (o más) elementos 4total: 234

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210 CLECM 1-2013Luis David Meneses Hernández

Los contrastes binarios o de dos términos (según Anderson y Kee-nan 1985) son aquellos que tienen una distinción básica como el inglés entre this vs. that. Tal como puede verse en la Tabla 1, esta distinción, aunque mínima, no es rara en las lenguas. De hecho, de acuerdo con los datos proporcionados por WaLs, este tipo de sistema se presenta en poco más del 54% de las lenguas analizadas.

En los sistemas de tres términos, el primero representa algo que está cercano al hablante, ya sea literalmente en sentido espacial, o temporal, o quizás mentalmente —vívido en el recuerdo—, mientras que el tercer término del sistema se refiere a algo que está remoto en relación con el espacio ocupado por el hablante y el oyente, es decir, en relación al punto cero de la enunciación (Anderson y Keenan 1985:282). Es el término medio el que marca una diferencia de ordenamiento en los sistemas. Anderson y Keenan (1985:282) proponen clasificarlos en dos tipos: los orientados a la persona y los orientados a la distancia. Una descripción somera de cada uno de estos tipos sería como sigue:

a) aquellos en los que el término medio se refiere a objetos que en algún sentido están cerca o son identificables por el oyente.

b) aquellos en los que el término medio indica un objeto que está simple-mente más lejano del hablante que lo indicado por el primer término del sistema, pero más cercano que lo indicado por el tercer término.

Un sistema que codifica distancia es el del hunzib, una lengua daghestana del Cáucaso Oriental. De acuerdo a WaLs, el hunzib posee

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211Sistema de demostrativos en el Purépecha

los demostrativos bəd, bəl y əg, que contrastan entre sí de acuerdo a distancia, tal como se muestra en la Tabla 2.

Tabla 2: Demostrativos del hunzib (Diessel 2011)

proximal bədMedial bəlDistal əg

Anderson y Keenan (1985) y WaLs proponen que el español tie-ne un sistema de tres términos orientado a la distancia, en donde este sería un proximal, ese un medial y aquel un distal. El hecho de que el español tenga una codificación orientada a la distancia podría haber influido en los reportes sobre los demostrativos en purépecha para las investigaciones precedentes a esta investigación (Chamoreau 2003, 2009; Villavicencio 1996). También podría haber ejercido influencia sobre estos datos el hecho de que los informantes bilingües de purépe-cha traducen sus demostrativos i, inde e ima como equivalentes a los demostrativos del español este, ese y aquel, respectivamente. El objetivo de esta investigación no sólo es precisar el sentido que se le atribuye a los demostrativos en purépecha sino hacer énfasis en que éste difiere del sentido del sistema de demostrativos en español, puesto que el tipo de codificación es diferente: mientras el español codifica distancia respecto al hablante, el purépecha tiene un sistema de demostrativos que está orientado a los participantes del acto de habla, tal como lo hacen el japonés, el palauani, el latín y el turco (Anderson y Keenan 1985:282).

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212 CLECM 1-2013Luis David Meneses Hernández

A modo de ejemplo, véase la Tabla 3, que muestra las distinciones entre los demostrativos del japonés, cuyo sistema está orientado hacia la persona y en donde el primer término, kono, marca el objeto más próximo al hablante, el segundo término, sono, marca el objeto que se encuentra en el dominio del oyente, y el tercer término, ano, marca el objeto que se encuentra tanto lejos del hablante como del oyente.

Tabla 3: Demostrativos en japonés (Kuno 1973:27, apud Diessel 2011)

Cerca del hablante kono3

Cerca del oyente sonoLejos del hablante y del oyente ano

hasegawa (2007:94-95) provee un ejemplo un poco más concreto sobre el uso de sono. En el contexto de que una madre esté lavando la espalda de su hijo se presenta el siguiente intercambio:

(2) h: okaasan, itai yo. ‘¡Mamá, eso duele!’ M: doko ga? ‘¿Dónde?’ h: #Koko/Soko/#Asoko da yo. ‘Ahí/*Aquí’

(hasegawa 2007:94-95)3 En la Tabla 3 se encuentran los demostrativos en su forma adnominal, mientras que

en el ejemplo (2) los términos con los que se ejemplifica el contraste son expresiones deícti-cas locativas.

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213Sistema de demostrativos en el Purépecha

La explicación que provee hasegawa (2007) para el uso de sono y la consecuente infelicidad de las otras dos frases es que a pesar de ser una parte de su propio cuerpo, y de estar en ese sentido tan cerca del hijo como de la madre (es decir, de hablante y oyente), el hablante no tiene control sobre dicha parte de su cuerpo, por lo que ésta última en-tra más bien dentro del dominio del oyente, justificando así el uso de la forma que codifica cercanía respecto del oyente, a saber, sono.

Una de las tesis principales de esta investigación es que el purépecha tiene rasgos de un sistema orientado a la persona, por lo que en ese sen-tido es semejante al del japonés, o al del hawaiano, lengua que también tiene tres términos: keia marca proximidad al hablante; kena, marca proximidad al oyente; y tar lejanía tanto de hablante como de oyente (WaLs: Ejemplos provinientes de Elbert y pukui 1979).

Sobre los sistemas de cuatro y cinco vías de contraste, tal como los señala WaLs, Anderson y Keenan (1985) hacen la aclaración de que se trata de sistemas complejos, que codifican más de una dimensión de contraste. Así, encontraremos en estos sistemas algunos que marcan ade-más de distancia, visibilidad/no visibilidad, y mayor o menor elevación.

Dixon (2003) reporta que el shoshone, una lengua yuto-azteca, tiene un término “no-visible” en el sistema de demostrativos, en los que el contraste es: “cerca”, “no tan cerca”, “lejos, pero visible” y “no visible, comúnmente lejos” (Dixon 2003:90-91). Es importante mencionar el caso del shoshone porque hasta ahora el sistema de demostrativos del purépecha fue descrito como similar a aquel, codificando dos dimensio-nes: distancia y visibilidad (Chamoreau 2003, 2009; Villavicencio 1996). Sin embargo, la presente investigación provee datos para proponer una

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descripción alternativa, por lo menos para la variedad de purépecha aquí analizada.

Como ya ha sido descrito para otras variantes (Chamoreau 2009; Villavicencio 1996), en el purépecha de Carapan el pronombre de tercera persona y el demostrativo remoto se expresan con la forma ima. En este rasgo el purépecha se caracteriza, junto a otras 18 lenguas de las descritas en WaLs —de un total de 225 lenguas descritas para este rasgo—, por tener un pronombre libre de tercera persona relacionado con el demos-trativo remoto. El purépecha comparte este rasgo con el hawaiano y el turco, además del maorí, el pipil y el rapanui (Bhat 2011).

En el caso del turco, el tercer término demostrativo o, es usado para marcar la referencia de objetos alejados tanto del hablante como del oyente y también como pronombre de tercera persona. Es semejante el caso del purépecha, cuyo demostrativo ima sirve como demostrativo para marcar lejanía tanto del hablante como del oyente (tal como se comprobará en el resto del artículo) y como pronombre libre de tercera persona.

3. Antecedentes

Los antecedentes de este trabajo son el texto de Foster (1969) sobre el purépecha de Tzintzuntzan en las orillas del lago, cuya variante ha desa-parecido. Sin embargo, la descripción de Foster sigue siendo vigente y ha dado pistas para el desarrollo de esta investigación, sobre todo en lo que

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215Sistema de demostrativos en el Purépecha

se refiere a los demostrativos y los adverbios locativos. Foster (1969:170-176) atestigua las formas deícticas i, arhi, inte e ima.

por otra parte, quien se ha ocupado de la descripción de la deixis del purépecha ha sido Claudine Chamoreau, especialmente en sus gramáti-cas de 2003 y 2009. En 2003, Chamoreau describió en detalle el sistema de pronombres personales (pp. 62-77) y distinguió entre las formas li-bres, enfáticas y las sufijadas, que son las más comunes. En cuanto a los demostrativos, los clasificó como un sistema de tres términos orientado por la distancia, tal como puede verse en la Tabla 7.

Además de las gramáticas, existe un artículo de 2004 titulado “Localización de espacios utilizando deícticos en purépecha”, en donde Chamoreau aporta un resumen historiográfico sobre la investigación del tema de los estudios acerca de deícticos espaciales. Del trabajo de Cha-moreau (2004) nos interesa el reporte que hace de los trabajos anteriores sobre deícticos espaciales. Del cuadro que presenta, resultan interesantes los datos de Cervantes (1987) porque propone que el sistema de de-mostrativos y el de deícticos espaciales trabaja paralelamente con una orientación de persona. Es necesario hacer una observación al respecto: según Chamoreau (2004), lo que Cervantes intenta hacer es establecer un paralelismo exacto entre el sistema de demostrativos adnominales y locativos, pero lo hace dejando fuera el elemento jiní, con lo cual se pone en duda que pueda haber un paralelismo exacto entre ambos sistemas. Lo importante, sin embargo, es que Chamoreau no descarta explícitamente que el análisis orientado a persona sea correcto.

Nos interesa, además, la propuesta de Chamoreau (2004:9), de que el sistema de deícticos espaciales está orientado a la persona. Según la autora,

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el sistema deíctico purépecha presenta una orientación múltiple (An-derson y Keenan 1985; Feuillet 1992): el sistema está orientado hacia el hablante, hacia el co-hablante e introduce el parámetro de frontera topológica, así como para los deícticos de cercanía, una oposición entre referencia puntual/extendida y referencia extensible.

En resumen, aunque la propuesta de que el sistema de deícticos del purépecha está orientado a la persona ya se ha establecido previamente en los trabajos de Cervantes (1987) y Chamoreau (2004), en esta inves-tigación aportamos evidencia empírica en favor de este análisis para los demostrativos del purépecha de Carapan.

4. Sistemas de oposición posibles y evidencia a favor o en contra

4.1. pronombres personales

El paradigma de pronombres personales libres del purépecha de Carapan se obtuvo mediante un cuestionario en el que se pedía al hablante que tradujera las siguientes oraciones del español: ‘yo voy a comer tortillas’, ‘tú vas a comer tortillas’, él va a comer tortillas’, ‘nosotros vamos a comer tortillas’, ‘ustedes van a comer tortillas’ y ‘ellos van a comer tortillas’. 4

4 para la elicitación de la primera persona del plural se tomaron en cuenta dos con-textos: uno en donde se excluía al oyente y otro donde se le incluía, con el fin de comprobar si la lengua tenía la distinción inclusivo/exclusivo. Se encontró que la distinción se expre-sa analíticamente y no en la morfología del pronombre. Su discusión no es relevante para los fines de este trabajo.

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217Sistema de demostrativos en el Purépecha

El resultado de la elicitación queda resumido en la Tabla 4, que da cuenta del paradigma de pronombres personales libres encontrado:

Tabla 4: paradigma de pronombres personales

persona / Número Singular plural1 ji jucha(=ksï) 2 t’u(=ri)

cha(=ts’ï) (forma de respeto)cha(=t’sï)

3 ima ima(=ksï)5

Sobre la tercera persona hay que decir que el pronombre es equiva-lente a uno de los demostrativos, como se verá más adelante. Quizás es por esta razón que Chamoreau (2003:74) no lo presenta como parte de su cuadro de formas enfáticas. De acuerdo con los datos translingüísti-cos presentados, aunque este tipo de relaciones no es infrecuente en las lenguas, no es lo más común, y en este sentido es interesante la relación

5 Entre paréntesis escribo los clíticos de concordancia de sujeto que aparecieron en las oraciones elicitadas. Es de notar que el pronombre de tercera persona permanece igual en sin-gular y plural, y lo único que cambia es la presencia del clítico de sujeto. Gil Burgoin (2013) presenta otro ejemplo con el pronombre de tercera persona ima con referencia plural, hospe-dando el clítico =ksï. Alicia Mateo (c.p., julio de 2013) apunta que este uso del pronombre sin marca de plural no es aceptable en todas las variantes, pues para el plural se usa el pro-nombre imecha o tsïma. Dado que la ocurrencia de ima con referencia plural no sólo apareció con pronombres, sino también con demostrativos y además se ha atestiguado también en los datos de otros colegas, dejo este inventario como testimonio de una posible variación, ya sea del purépecha de la zona, o bien del habla de los hablantes residentes en la Ciudad de México.

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que se presenta entre el demostrativo que marca lejanía tanto del ha-blante como del oyente y la tercera persona gramatical. Esto quiere decir que en purépecha la referencia a la tercera persona gramatical se hace empleando la expresión que apunta fuera del dominio del punto cero de la enunciación, es decir, fuera del dominio del hablante y del oyente.

4.2. demostrativos

La evidencia sobre los demostrativos y el sistema de referencia se obtuvo mediante cuestionarios de situación en cinco sesiones diferentes. A con-tinuación presento los cuestionarios, las hipótesis que los dirigieron, y los resultados obtenidos.

4.2.1. Distinción entre visible y no visible

En el primer cuestionario de situación se dispusieron objetos a tres grados de distancia de la consultora, y uno más en un lugar fuera de su cam-po de visión, dándole a conocer previamente que el objeto se encontraría colocado en aquel punto. Lo que se busca con esto es determinar si uno de los términos del sistema de demostrativos se emplea para referir a entidades no visibles para el hablante.

En la Figura 1 se presenta un diagrama de la localización del ha-blante, el oyente y los objetos referidos. Señalamos al consultor como h (hablante), al elicitador y oyente como o, y a los lápices como: a, el más cercano; B, el medianamente alejado; C, el muy alejado; d, el alejado y

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219Sistema de demostrativos en el Purépecha

además no visible. para evitar que la posición del oyente interfiriera en el uso de los demostrativos, éste se colocó junto al hablante.

Figura 1: Diagrama de situación: h = hablante (consultor); O = oyente (elicitador); A, B, C= objetos visibles; D= objeto no visiblehAO

B C D

El resultado de dicho cuestionario se presenta en la Tabla 5:

Tabla 5: paradigma de demostrativos según primera elicitación

singular pluralproximal i /arhi arhicha / i(=ksï) / icha

inte /ante intecha/ antecha inde(=ksï)

Distal visibleNo visible

ama ima

ima (=ksï)amecha

Los datos de (4) corresponden a esta primera elicitación:

(4) a. Contexto: El objeto referido corresponde al designado como ‘A’ en la Figura 1.

Í karáratakwa turípitistii kararatakwa turipiti-i-s-ø-tidem lápiz negro-pred-pfvo-pres-3s.ind‘Este lápiz es negro.’

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220 CLECM 1-2013Luis David Meneses Hernández

b. Contexto: El objeto referido corresponde al designado como ‘B’ en la Figura 1.

andé karáratakwa turípitistiande kararatakwa turipiti-i-s-ø-tidem lápiz negro-pred-pfvo-pres-3s.ind‘Ese lápiz es negro.’

c. Contexto: El objeto referido corresponde al designado como ‘C’ en la Figura 1.

amá karáratakwa turipitistiama kararatakwa turipiti-i-s-ø-tidem lápiz negro-pred-pfvo-pres-3s.ind‘Aquel lápiz es negro.’

d. Contexto: El objeto referido corresponde al designado como ‘D’ en la Figura 1.

imá karáratakwa turípitistiima kararatakwa turipiti-i-s-ø-tidem lápiz negro-pred-pfvo-pres-3s.ind‘Aquel lápiz es negro.’

La única variación atestiguada entre el uso de un demostrativo para objetos visibles y lejanos (4c) y otro para objetos no-visibles (4d) es que

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221Sistema de demostrativos en el Purépecha

en el primer caso se usó ama y en el segundo ima, pero aunque en éste último caso se empleó ima en lugar de ama, a pregunta expresa, la con-sultora también aceptó las formas ima y ama de manera intercambiable en esas dos oraciones.

Estos datos son distintos a los presentados por Villavicencio (1996), en donde se da cuenta de un demostrativo jinde, empleado para marcar un grado de distancia lejano respecto del hablante y fuera de su campo visual. En la Tabla 6 se presenta la clasificación de Villavicencio (1996):

Tabla 6: Demostrativos en Villavicencio (1996)

Grado de proximidad singular pluralprimero i ts’ïSegundo inde ts’ïmiTercero Visible

No visibleimajinde

ts’ïma

por su parte, Chamoreau (2009:70) reporta su inventario de de-mostrativos como sigue:

Tabla 7: Demostrativos en Chamoreau (2009)

orientación sobre la distancia singular pluralCercano i tsïDistante y visible inte tsïmiDistante y no visible ima tsïma

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222 CLECM 1-2013Luis David Meneses Hernández

Nótese que en los cuestionarios aplicados en esta investigación no se atestiguó el uso de las formas plurales con tsï que figuran tanto en Chamoreau (2003, 2009) como en Villavicencio (1996). Las formas plurales son idénticas a las singulares, algunas veces añadiendo el sufijo de plural -echa, y otras veces resolviendo la ambigüedad singular/plural mediante el clítico de sujeto plural =ksï. En cuanto a la distinción visible/no visible, se encontró que en el purépecha de Carapan, los hablantes usan indistintamente ima o ama para hacer referencia a objetos relativa-mente distantes, estén o no estén en su rango de visión.

4.2.2. Orientación a la persona

Un dato que dio pie a pensar en una alternativa de codificación se pre-sentó cuando el elicitador (O) recogió el lápiz que no era visible y lo puso sobre la mesa, más cerca del objeto C, para después preguntar si en esa situación podría decirse (5a). En esa situación, la consultora juzgó esa oración como no aceptable y dijo que la forma adecuada era (5b):

Figura 2: Diagrama de situación: h = hablante (consultor); O = oyente (elicitador); A, B, C, D = objetos visibles

hA B C D

O

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223Sistema de demostrativos en el Purépecha

(5) a. Contexto: El objeto referido es el designado como ‘D’ en la Figura 2.

# amá karáratakwa turípitistiama kararatakwa turipiti-i-s-ø-tidem lápiz negro-pred-pfvo-3s.ind‘Aquel lápiz es negro.’

b. Contexto: Los objetos referidos son los designados como ‘C’ y ‘D’ en la Figura 2, que se encuentran próximos entre sí, y cercanos a O.

indéecha karáratakwa turipitistiinde-echa kararatakwa turipiti-i-s-ø-tidem-pl lápiz negro-pred-perf-3s.ind‘Esos lápices son negros.’

Nótese que, en esta nueva situación, el objeto D está ya en el ran-go de visión del hablante, pero además, la posición del elicitador (O) también cambió y se encuentra en el extremo opuesto a h. El objeto D quedó cercano a otro objeto (C). Esto motivó que la consultora prefiriera hacer referencia en conjunto a C y a D mediante una forma plural, indee-cha. pero recordemos que, de acuerdo con la selección de demostrativos en los contextos de (4), dado que estos objetos están lejos del hablante, se hubiera esperado la forma ima / imeecha.

En un segundo cuestionario de situación se dispusieron tres objetos a varios grados de distancia respecto del hablante y del oyente. En esta segunda elicitación la hipótesis era que la marcación de las tres formas

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224 CLECM 1-2013Luis David Meneses Hernández

del demostrativo se codificaba de acuerdo a las personas, es decir, que los términos i/inte/ima no marcaban diferentes grados de distancia respecto del hablante exclusivamente, sino “cercanía al hablante” / cercanía al oyente” / “lejanía del hablante y del oyente”, respectivamente. para pro-bar esta hipótesis, era crucial controlar la posición del oyente respecto del hablante y los objetos referidos, con lo que el elicitador (oyente) se colocó al otro extremo del salón y ya no junto al hablante. También se controló la posibilidad de que el hablante moviera el punto de referencia deíctica señalando con el dedo, para lo cual se le pidió que sostuviera uno de los objetos con sus dos manos. El segundo objeto estaba sobre la mesa, a una distancia igual del hablante que del oyente, y el tercer objeto estaba en las manos del oyente (ver diagrama en Figura 3). Se pidió al hablante hacer referencia a diferentes lápices o plumones, empleando la oración ‘Regálame x lápiz’, en donde x es la forma de demostrativo que conviene a cada situación de enunciación. Los resultados se muestran en (6).

Figura 3: Diagrama de situación: h = hablante (consultor); O = oyente (elicitador); A = objeto en las manos del consultor; B = objeto visible para

consultor y elicitador, C=objeto visible en manos del oyente

hA B C

O

(6) a. Contexto: El objeto referido está en las manos del hablante (A en la Figura 3).

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225Sistema de demostrativos en el Purépecha

intsîkwaririni ini karáratarakwa 6

intsïkwari-ø=rini i-ni karáratarakwaregalar-imp=1sg.obj dem-obj lápiz‘Regálame este lápiz’.

b. Contexto: El objeto referido está en las manos del oyente (C en la Figura 3).

intsîkwaririni indeni karáratarakwaintsïkwari-ø=rini inde-ni kararatarakwaregalar-imp=1sg.obj dem-obj lápiz‘Regálame ese lápiz.’

c. Contexto: El objeto referido está en la mesa, fuera del dominio del ha-blante y el oyente, en un punto equidistante a ambos (B en la Figura 3).

intsîkwaririni imani karáratarakwaintsïkwari-ø=rini ima-ni kararatarakwaregalar-imp=1sg.obj dem-obj lápiz‘Regálame ese lápiz.’

Cuando se le preguntó al consultor si (7) podía ser aceptable para re-ferirse al lápiz que el oyente tenía entre sus manos (C en la Figura 3), él dijo

6 La palabra para ‘lápiz’ o ‘plumón’ (en general ‘objeto para escribir’) varía entre kará-ratakwa y karáratarakwa, según el hablante. Aunque no glosé la palabra morfema por mor-fema, la palabra estaría formada por la raíz para ‘escribir’ (karara-), un causativo (-ta o -tara) y el nominalizador –kwa.

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226 CLECM 1-2013Luis David Meneses Hernández

que no. Es necesario recordar que el objeto visible más distante respecto del hablante, es decir, (C) en la situación diagramada en la Figura 1, fue señalado con ama/ima, como se consignó en los datos (4c). Sin embargo, en esta otra situación, el lápiz más alejado del hablante se encuentra cerca del oyente y no se usa el demostrativo ima para hacer referencia a él.

(7) Contexto: El objeto referido está en las manos del oyente, al otro extremo de la sala de elicitación (C en el diagrama de la Figura 3).

#intsîkwaririni imani karáratarakwaintsïkwari-ø=rini ima-ni kararatarakwaregalar-imp=1sg.obj dem-obj lápiz‘Regálame ese lápiz.’

Los datos de (6) y (7) apuntan a que la posición del oyente es crucial para la selección de los demostrativos, mientras que los datos en (4) re-velan que la distancia respecto del oyente también es un eje organizador del sistema.

4.2.3. Orientación a la distancia

Aunque los datos en (4) sugieren que los demostrativos se pueden elegir con base en un contraste en el eje de la distancia respecto del hablante, se trató de probar una vez más la orientación por distancia de la siguiente manera: se pidió al hablante hacer referencia a cada uno de los tres plu-mones o lápices que se colocaron a tres grados de distancia —uno más

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227Sistema de demostrativos en el Purépecha

lejos que el otro-, empleando la oración ‘Regálame x lápiz’, en donde x es la forma de demostrativo que conviene a cada situación de enunciación. para esta segunda prueba de la hipótesis de los distales, se pidió al ha-blante que tomara con ambas manos el lápiz al que debería referirse para marcar el grado más próximo y que no lo soltara para que no pudiera señalar a los otros lápices cuando estuviera haciendo referencia a ellos. De esta manera, se eliminaba el problema del desplazamiento del centro deíctico que implica la señalización con el dedo índice. para evitar que una de las variables al momento de hacer referencia a los objetos fuera la posición del elicitador, éste se colocó a un lado del hablante, es decir, lo más cercano posible al punto cero de la enunciación, como se muestra en la Figura 4. Los resultados se presentan en (8):

Figura 4: Diagrama de situación: h = hablante (consultor); O = oyente (elicitador); A = objeto en las manos del consultor; B, C = objetos visibles

para consultor y elicitador

hAO

B C

(8) a. Contexto: El objeto referido (A en la Figura 4) está en las manos del hablante.

Intsîkwaririni iniintsïkwari-ø=rini i-niregalar-imp=1sg.obj dem-obj‘Regálame éste.’

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228 CLECM 1-2013Luis David Meneses Hernández

b. Contexto: El objeto referido está en la mesa (B en la Figura 4).

intsîkwaririni amaniintsïkwari-ø=rini ama-niregalar-imp=1sg.obj dem-obj‘Regálame ése.’

c. Contexto: El objeto referido está al otro extremo del salón (C en la Figura 4).

intsîkwaririni amani karáratarakwaintsïkwari-ø-rini ama-ni kararatarakwaregalar-imp=1sg.obj dem-obj lápiz‘Regálame ese lápiz.’

La diferencia entre (8b) y (8c) está en que el (8b) el objeto es refe-rido mediante un pronombre, mientras que en (8c) se emplea una frase nominal con un demostrativo. El demostrativo y el pronombre tienen la misma forma. Llama la atención que para referir al objeto (B), que se encuentra a una distancia relativamente “media” respecto al hablante, en esta ocasión no se usa el deíctico inte/ante, sino ima/ama.

Después se le preguntó al hablante si podía usar la oración (9) para hacer referencia al objeto (B), es decir, en el mismo contexto que (8b). La respuesta fue que sería válido con una condición: que se supiera que el lápiz pertenecía al oyente:

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229Sistema de demostrativos en el Purépecha

(9) Contexto: El objeto referido está en la mesa (B en la Figura 4).

intsîkwaririni indeni karáratarakwaintsïkwari-ø=rini inte-ni kararatarakwaregalar-imp=1sg.obj dem-obj lápiz‘Regálame ese lápiz.’Comentario del consultor: “sólo si sé que es tuyo.” (del oyente)

Esto parece indicar que hay una extensión metafórica del dominio del oyente siempre y cuando éste sea poseedor del objeto al que se hace referencia. Esta idea concuerda con la afirmación de Anderson y Kee-nan (1985:278), cuando señalan que las referencias espaciales sirven de base, en la mayoría de las lenguas, para una variedad de extensiones metafóricas a otros dominios. La conclusión que sacamos de este expe-rimento es que la selección del demostrativo se basó en la orientación a la persona, con lo que se refuerza la hipótesis de que éste es uno de los ejes organizadores del sistema. Sin embargo, como apuntan Anderson y Keenan, este tipo de sistemas casi siempre aparecen combinados con el sistema orientado a la distancia. El primero de ellos se emplearía cuando la posición de ambos participantes del acto de habla es relevante para la ubicación espacial de un objeto.

4.2.4. Alternancia entre formas con /a/ y formas con /i/

Acerca del esclarecimiento de la alternancia entre las formas comenza-das en /i/ y las formas comenzadas en /a/, existía la posibilidad de que

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se tratara de formas complementarias y por lo mismo con significados distintos, pero se encontró que están en variación libre, es decir, que son intercambiables de manera indistinta.7 por ejemplo, la oración (6c) —re-petida aquí como (10a)— puede alternar libremente con (10b), sin que haya un cambio en la aceptabilidad del enunciado en el mismo contexto:

(10) a. intsîkwaririni imani karáratarakwa intsïkwari-ø=rini ima-ni kararatarakwa regalar-imp=1sg.obj dem-obj lápiz ‘Regálame ese lápiz.’

b. intsîkwaririni amani karáratarakwa intsïkwari-ø=rini ama-ni kararatarakwa regalar-imp=1sg.obj dem-obj lápiz ‘Regálame ese lápiz.’

No exploramos la posibilidad de que la selección de una forma u otra dependa de la animacidad del referente, por ejemplo, que las formas con /a/ sean exclusivas para inanimados, mientras que las formas con /i/ se usen indistintamente para inanimados o animados. por ahora, deja-remos esta pregunta abierta para posteriores investigaciones.

7 En este sentido, sería interesante porque no se trataría de una variación motivada alofónicamente.

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231Sistema de demostrativos en el Purépecha

5. Conclusiones

De acuerdo con los resultados de las pruebas aplicadas, puede decirse que el purépecha de Carapan, al menos el de la variedad de los hablantes consultados, tiene un sistema de demostrativos que codifica grados de distancia de acuerdo a la cercanía/lejanía con el hablante/oyente. En este sentido sería parecido a lenguas como el turco y el japonés (Anderson y Keenan 1985), y distinto al del español, de manera que no es probable que haya sido inducido por contacto con ésta lengua.

A continuación presento una tabla con los hallazgos sobre el sistema de demostrativos:

Tabla 8. Demostrativos del purépecha

singular pluralCercano al hablante i/ari aricha/icha / i(=ksï)Cercano al oyente inte/ante indecha/andecha

inde(=ksï) Lejano respecto del hablante y del oyente ima

amaima/ama (=ksï)imecha/amecha

Una vez expuestos y discutidos los resultados de esta investigación, podemos elaborar algunas conclusiones generales:

a) El purépecha tiene un sistema de pronombres libres de primera y segunda persona, en donde el pronombre “faltante” de tercera persona es suplido con el tercer término del sistema de demos-trativos de la lengua.

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b) El sistema de demostrativos de la variedad aquí descrita tiene una doble codificación: por distancia y orientado a la persona. Se trata, pues, de un sistema de marcación mixta, ya que no sólo codifica la distinción entre sus tres términos de acuerdo a la distancia, como se ha descrito para otras variedadas en investiga-ciones anteriores (Chamoreau 2003, 2009; Villavicencio 1996), sino que también codifica dicha distinción tomando en cuenta tanto al hablante como al oyente en un evento comunicativo.

c) El sistema no codifica una oposición entre visibilidad/no-visibi-lidad. Esta precisión es importante para el estudio de la lengua purépecha y de las lenguas en general porque la metodología aquí utilizada podría ayudar en el futuro a precisar mejor la descrip-ción de las dimensiones de contraste de los sistemas deícticos de las lenguas.

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 235

CLÍTICOS DE FOCO EN pURÉpEChA*

Glenda Lizárraga Navarro El Colegio de México [email protected]

This paper describes three clitics in purepecha, namely, =sï, =k’u and =t’u. It is argued that they are all focus par-ticles, since they highlight a set of alternatives. however, each of these elements has a specific semantics: while =sï is a contrastive focus marker, =k’u entails exclusion, and =t’u is an additive particle.

Keywords: additive particle, contrastive focus, clitics, purepecha.

1. Introducción

De manera general, en las lenguas se manifiesta predilección por algún aspecto gramatical —prosodia, sintaxis, morfología— para codificar foco

* Agradezco la colaboración de Ana Elena Erape y Guillermo Alejo, así como los comen-tarios de dos dictaminadores anónimos.

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(Büring 2010:177). En purépecha se identifican algunos clíticos (Capis-trán 2002; Chamoreau 2003; Foster 1969; Villavicencio 2006), como en (1), que, de acuerdo con el significado convenido aquí, se caracterizarán como clíticos de foco.1

(1) =t’u ‘también’ =k’u ‘sólo’ =sï ‘focalizador’

De acuerdo con Lambrecht (1994: 213), el foco es el componente semántico de una proposición pragmáticamente estructurada por el cual la aserción difiere de la presuposición. Zimmermann (2011:1166) define “foco” como una categoría de la estructura de la información que ayuda a la identificación de un conjunto de alternativas proposicionales explí-citas o implícitas que son sobresalientes en el contexto. Este conjunto de alternativas de foco juega un papel crucial en la interpretación dinámica de una expresión en una situación discursiva dada y facilita la tarea de actualización de la información entre el hablante y el oyente.

Esta concepción de foco subsume dos usos especiales: el foco in-formativo y el foco contrastivo. El foco informativo es comúnmente considerado como la parte de la expresión que introduce información nueva en el discurso, en tanto que el foco contrastivo es una instancia

1 La transcripción de los datos se hizo bajo la convención ortográfica de la escritura purépecha. Las equivalencias fonéticas de las grafías no convencionales que se emplean son las siguientes: ɨ= ï, h=j, C’=Ch, rh=ɻ, x=ʃ.

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237Clíticos de foco en purépecha

donde una o más alternativas de lo expresado han sido mencionadas explícitamente en el discurso previo (Zimmermann y Onea 2011:1663).

para caracterizar al foco, es necesario distinguir entre el foco como categoría de la estructura de la información y su manifestación grama-tical en las lenguas. De acuerdo con Büring (2010:177) se entiende por realización del foco la manifestación lingüística de la categoría de la estructura de la información foco por medio de algún tipo de recurso gramatical, como prominencia entonativa, reordenamiento sintáctico, marcadores morfológicos, etc. De esta manera, las lenguas muestran una amplia variedad de recursos para la realización del foco, que incluyen (i) recursos fonológicos/prosódicos (acento, fraseo prosódico), (ii) recursos sintácticos (reordenamiento) y (iii) recursos morfológicos (clíticos, par-tículas, afijos).

El purépecha se inscribe dentro del tercer tipo, esto es, las lenguas de partículas, que cuentan con recursos morfológicos para marcar foco (Büring 2010). En la Tabla 1 se resumen las instancias de foco que se codifican morfológicamente en purépecha.

Tabla 1. Instancias de foco en purépecha

Clítico Instancia de foco=sï Contraste (Capistrán 2002)=k’u Exclusión (König 1991)=t’u Inclusión simple (König 1991)

La instancia de contraste se identifica por las características funcio-nales de =sï, más que por factores léxicos. hasta el momento no se ha

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238 CLECM 1-2013Glenda Lizárraga Navarro

encontrado que este clítico desempeñe funciones distintas a la de marca-dor de foco. En el caso de =k’u y =t’u, la función de marcadores de foco se identifica a partir de sus propiedades léxicas (cf. König 1991). De la misma manera que con =sï, tampoco se ha encontrado que desempeñen funciones distintas a las relacionadas con la estructura de la información; no obstante, cabe mencionar que tradicionalmente se les ha dado el trata-miento de clíticos adverbiales, sin presentar una caracterización gramatical que permita identificarlos con la categoría de adverbios o con la función de adjunto. por esta razón, aquí se asumen como marcadores de foco que codifican funciones de naturaleza semántico-pragmática.

2. Objetivos y metodología

En este trabajo se describe y analiza las propiedades y comportamiento gramaticales de los clíticos =sï, =k’u y =t’u, en la variedad de purépecha de dos hablantes de Carapan, Michoacán, residentes en la Ciudad de México. A partir de tales propiedades y comportamiento, a estos clíticos se les caracteriza como partículas de foco. Aunque los patrones entonati-vos desempeñan un papel fundamental en la marcación de foco, queda fuera del alcance de este trabajo el papel que desempeña la prosodia en las construcciones con los marcadores de foco en cuestión.

Los datos para el análisis han sido obtenidos principalmente por elicitación directa, mediante cuestionarios de escenario y de traducción que se han diseñado para obtener información exclusiva del tema en cuestión; sin embargo, se han incluido también datos tomados de textos.

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239Clíticos de foco en purépecha

Cuando este es el caso, al final de cada ejemplo se indica su procedencia. Dado que en la interpretación de las partículas focales el contexto de uso es crucial, en la mayoría de los ejemplos incluimos una breve descripción de la situación que la oración ejemplificada pretende retratar o con la que se pretende ser consistente. Cuando este contexto se presente como una pregunta, se entenderá que la oración ejemplificada es empleada como una respuesta. El papel de las preguntas y los contextos es el de mostrar el conjunto de alternativas relevante para la interpretación de las partículas de foco.

3. El clítico =sï

De los tres clíticos objeto de estudio, el único que cuenta con una descripción previa amplia es =sï. Capistrán (2002), con textos de la zona dialectal del lago de pátzcuaro, aborda su comportamiento como marcador de foco de contraste. En cuanto a los factores prosódicos que identifican a estas construcciones, señala únicamente que no se distingue una pausa entonativa entre el elemento focalizado y el resto de la oración. A continuación se precisa el comportamiento gramatical de este clítico, a partir de los datos de la variedad de Carapan.

3.1. Marcador de foco de contraste

Dentro de las tres posibles instancias de foco que se identifican, el clítico =sï especifica la de foco contrastivo. Se emplea comúnmente en contextos

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donde una o más alternativas de lo expresado han sido mencionadas ex-plícitamente en el discurso previo (Zimmermann y Onea 2011:1663), como se muestra en (2). Más adelante se discute en detalle la noción de foco de contraste. Con el fin de mostrar la equivalencia semántica en el español, la traducción libre se hará a través de una oración escindida.

(2) pregunta: ¿Juan se cayó adentro de su casa?

a. Xanhárhusï kwarátsiti xanharhu=sï kwaratsi-ø-ø-ti calle=foc caer-pfvo-pres-3.ind ‘Fue en la calle donde se cayó.’

b. #Xanharhu kwarátsisti xanharhu kwaratsi-s-ø-ti calle caer-pfvo-pres-3.ind ‘En la calle se cayó.’

En (2a), la alternativa de foco que satisface las necesidades contex-tuales informativas se formaliza en la FN xanharhu que alberga al clítico focalizador =sï, y de esta manera se codifica que es este el constituyente al que subyace un conjunto de alternativas o mundos posibles (la calle, su casa). por esta razón, la construcción en (2b) no resulta aceptable en este contexto, ya que sin el clítico no hay manera de codificar que se presupone un conjunto de alternativas de foco que subyacen a determi-nado constituyente.

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241Clíticos de foco en purépecha

Otro factor que conduce a caracterizar a =sï como marcador de foco contrastivo es su imposibilidad para codificar información nueva en el discurso —foco informativo—, como se muestra en (3).

(3) pregunta:

ambe paspi osu? ambé pa-s-p-i osu qué llevar-pfvo-pas-int oso ‘¿Qué llevó el oso?

a. osu paspti t’irekwa osu pa-s-p-ti tirekwa oso llevar-pfvo-pas-3.ind comida ‘El oso llevó la comida.’

b. # t’irékwasï papti tirekwa=sï pa-ø-p-ti comida=foc llevar-pfvo-pas-3.ind ‘Fue la comida lo que llevó.’

c. # osusï papti t’irékwa osu=sï pa-ø-p-ti tirekwa oso=foc llevar-pfvo-pas-3.ind comida ‘Fue el oso quien llevó la comida.’

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La estructura que corresponde a la frase wh en una interrogación a la que se proporciona una respuesta apropiada se identifica como foco infor-mativo. Ante la pregunta ¿ambé paspi osu? ‘¿qué llevó el oso?’, la respuesta obtenida, como en (3a), no contiene al focalizador, lo cual da muestra de que este clítico no aparece en contextos típicos de foco informativo (cf. König 1991; Zimmermann y Onea 2011). La inaceptabilidad de la construcción en (3b) corrobora que la información marcada con =sï no corresponde a la frase wh en la oración, por tanto, no corresponde a un foco informativo. por último, la construcción en (3c) no resulta aceptable como respuesta a la pregunta wh correspondiente, debido a que necesita de un conjunto subyacente de alternativas conocidas en el discurso para tener pertinencia discursiva.

3.2. posición y alcance

Capistrán (2002:393), con información de la variante del lago, plantea que existe una posición estructural (FOC-FFUN) para las construc-ciones focales con =sï, que corresponde al especificador de la F-FUN, a la que debe moverse el constituyente focalizado, como se ilustra en (4). y atendiendo a este planteamiento, da cuenta (2002:392) de la restricción que presentan los constituyentes focalizados con =sï para ocupar una posición posverbal, como se muestra en (5), con ejemplos de Carapan.

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243Clíticos de foco en purépecha

(4) posición del foco contrastivo en purépecha (Capistrán 2002:354) E

Tópico externo FC

Tópico interno FFUN

FoC j FF

hi hj

(5) pregunta: ¿Juan le dio un anillo a Rosa y uno a María?

a. Mariánihkusï íntskupti maria-ni=k’u=sï intsku-ø-p-ti María-obj=sólo=foc dar-pfvo-pas-3.ind ‘Fue sólo a María a quien se lo dio.’

b. *Íntskupti Mariánihkusï intsku-ø-p-ti maria-ni=k’u=sï dar-pfvo-pas-3.ind María-obj=sólo=foc Lectura buscada: ‘Fue sólo a María a quien le dio.’

c. Íntskuspti Mariánihku intsku-s-p-ti maria-ni=k’u dar-pfvo-pas-3.ind María-obj=sólo ‘Sólo le dio a María.’

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La FN en función de objeto Mariani en (5a) corresponde al consti-tuyente focalizado; la construcción en (5b) resulta agramatical al colocar la frase focalizada después del verbo, mientras que si se elimina el clítico =sï, como en (5c), la construcción es gramatical.

El alcance de focalización de =sï puede recaer sobre cualquier constituyente, como se muestra en (6), con excepción del núcleo pre-dicativo (FV) (cf. Capistrán 2002:392). En la variedad aquí analizada se ha encontrado que puede tener alcance sobre el sujeto, en (6a), el objeto, en (6b), o un constituyente no argumental, en este caso locativo, como en (6c).

(6) a. pregunta: ¿En esta casa quién cocina?

Jísïni t’irekwa úmantka ji=sï=ni t’irekwa umant’a-ø-ka 1sg=foc=1sg comida preparar-pres-1/2.ind ‘yo soy la que cocina.’

b. Contexto: Luis tiene un coche y una bicicleta; decidió reparar la bici-cleta.

Bisiklétanisï sesï jatsírantapti bisikleta-ni=sï sesï jatsiranta-ø-p-ti bicicleta-obj=foc bien poner-pfvo-pas-3.ind ‘Lo que arregló fue su bicicleta.’

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245Clíticos de foco en purépecha

c. pregunta: ¿Juan pintó su bicicleta de rojo?

Juanu xunhápitisï atárintapti jingoni iméri bisiklétani jwanu xunhapiti=sï atarinta-ø-p-ti jinkoni ima-eri bisikleta-ni Juan verde=foc pintar-pfvo-pas.3.ind post dem-gen bicicleta-obj ‘Juan pintó su bicicleta de verde.’

El focalizador =sï no presenta restricciones combinatorias salvo con la frase verbal, como se muestra en (7a); pero esto obedece a restricciones posicionales, más que morfológicas o semánticas. Tampoco se puede combinar con la negación, como en (7b). puede alojarse en frases no-minales, como en (7c), deícticos, en (7d), pronombres interrogativos, en (7e), con adverbios, en (7f ), y con pronombres, como en (7g).

(7) a. pregunta: ¿Juan le pidió matrimonio a Rosa? *Mariani íntskutisï maria-ni intsku-ø-ø-ti=sï maría-obj dar-pfvo-pas-3.ind=foc Lectura buscada: ‘Lo que hizo fue darle (un anillo) a María.’

b. *Nombesï, Mariani íntskuti nompe=sï, maria-ni intsku-ø-ø-ti neg=foc maría-obj dar-pfvo-pas-3.ind Lectura buscada: ‘No, fue a María a quien le dio.’

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c. pregunta: ¿Juan se cayó en su casa? Xanharhusï kwarátsiti xanharhu=sï kwaratsi-ø-ø-ti calle=foc caer-pfvo-pas-3.ind ‘No, en la calle se cayó.’

d. ka xinisï warhati ya ka tóru úkurhiti ya ka xini=sï warha-ti ya ka toru ukurhi-ti ya y allá=foc bailar-3.ind ya y toro hacer-3.ind ya ‘y allá solamente bailan y ocurre el toro.’

(Chamoureau 2004:126)

e. tsúntsuni ¿nesï pyá? tsuntsu-ni ¿ne=sï pya-ø-ø? olla-obj quién=foc comprar-pfvo-int ‘La olla, ¿quién fue el que la compró?

(Capistrán 2002:396)

f. Jimájkusï sáni tsípentasti jimak’u=sï sani tsi-pe-nt’a-s-ø-ti entonces=foc poco vivir-pred-it-pfvo-pres-3.ind ‘Entonces poco se alegra.’

(Nava 2004:149)

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247Clíticos de foco en purépecha

g. Jísïni tsanguárani jaká ji=sï=ni tsankwara-ni ja-ka 1sg=foc=1sg brincar-inf estar-1/2.ind2

‘yo soy la que está brincando.’

3.3. Morfología verbal en las construcciones con =sï

Capistrán (2002:392) menciona que las construcciones con =sï se carac-terizan por el uso de formas aspectuales “reducidas” —también llamadas “degradadas”— típicas de oraciones subordinadas. A continuación se describe y se precisa este comportamiento en la variedad de Carapan descrita aquí. Las formas aspectuales que aparecen con =sï se resumen en la Tabla 2 y se ejemplifican en (8) y (9).

Tabla 2. Formas aspectuales en construcciones con =sï

Aspecto Forma no reducida Con =sïhabitual -sïn -j, -øperfectivo -s -øprogresivo -xa inf + ja-

2 ja- es una raíz verbal dependiente que se emplea en construcciones predicativas, loca-tivas y existenciales. En su uso como auxiliar aspectual, la gloso como ‘estar’ aunque en algu-nos contextos equivale a ‘ser’ y, en otros, a ‘haber, existir’.

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(8) pregunta: ¿En esta casa quién cocina?

a. Jísïni chapajka ji=sï=ni chapa-j-ka 1sg=foc=1sg moler-hab-1/2.ind ‘yo soy la que muele.’

b. Jísïni t’irekwa úmantka ji=sï=ni t’irekwa umant’a-ø-ka 1sg=foc=1sg comida preparar-hab-1/2.ind ‘yo soy la que cocina.’

c. *Jísïni t’irekwa úmantasïnka ji=sï=ni t’irekwa umant’a-sïn-ka 1sg=foc=1sg comida preparar-hab-1/2.ind Lectura buscada: ‘yo soy la que cocina.’

Con aspecto habitual se presenta una alternancia entre -j, como en (8a) y ø, como en (8b). Este es un fenómeno que merece un estudio más detallado,3 y que aquí se aborda de manera somera para destacar

3 Monzón (1997) plantea que el sufijo de persona/modo en oraciones subordinadas -ka tiene un alomorfo -k’a donde, como ocurre de manera generalizada en purépecha, se presen-ta una metátesis entre la oclusiva y su aspiración, de manera que el alomorfo se realiza como [hka] -jka. Así, el morfema de habitual en construcciones subordinadas no sería -j, como aquí se ha planteado, sino ø. Cabe mencionar que esta alternancia no se limita a la 1ª y 2ª persona, pues también se ha encontrado en casos de tercera persona, como se muestra en el siguiente ejemplo, donde las dos formas, ø y -j, resultan gramaticales.

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249Clíticos de foco en purépecha

que la marcación de aspecto en construcciones con =sï se limita a las formas reducidas, pues de lo contrario, se genera agramaticalidad, como se muestra en (8c) con el uso del morfema -sïn.

En este tipo de construcciones, el aspecto perfectivo se codifica como -ø, como en (9a), mientras que la forma no reducida -s, como en (9b), resulta agramatical. El aspecto progresivo se codifica de manera perifrástica, como se muestra en (9c), en tanto que la forma no reducida, como en (9d), resulta agramatical.

(i) a. petusï úmantajti ambé petu=sï umant’a-j-ti ambe pedro=foc cocinar-hab-3.sub algo ‘pedro es el que cocina.’

b. petusï umanti ambé petu=sï umant’a-ø-ti ambe pedro=foc cocinar-hab-3.sub ambé ‘pedro es el que cocina.’

Monzón señala que esto ocurre en oraciones subordinadas, y si bien el sufijo de 1ª y 2ª persona es el mismo en modo subordinado que en indicativo (-ka), el sufijo -ti, como en estos ejemplos, indica que este fenómeno no se limita al modo subordinado. Dado que no se ofre-ce una explicación a la alternancia -ka~-k’a, -ti~-t’i, se ha elegido no adoptar este análisis por no contar con más argumentos para identificar los contextos que condicionan la aparición de uno u otro alomorfo. por otra parte, como se mostrará más adelante, en las construcciones con =sï resulta agramatical el modo subordinado, que sólo se diferencia formalmente en la tercera persona, por lo que si se adoptara el análisis de Monzón (1997) tendría que argumen-tarse que la marcación de 1ª y 2ª persona en estas construcciones es una forma subordinada, mientras que con la tercera persona es la forma de indicativo.

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(9) pregunta: ¿Quién de ustedes cocinó?

a. Jísïni tirékwa úmantaka ji=sï=ni t’irekwa umant’a-ø-ø-ka 1sg=foc=1sg comida preparar-pfvo-pres-1/2.ind ‘yo soy la que cocinó.’

b. *Jísïni tirékwa úmantaska ji=sï=ni t’irekwa umant’a-s-ø-ka 1sg=foc=1sg comida preparar-pfvo-pres-1/2.ind Lectura buscada: ‘yo soy la que cocinó.’

c. Jísïni úmantani jaká tirekwa ji=sï=ni umant’a-ni ja-ka t’irekwa 1sg=foc=1sg preparar-inf estar-1/2.ind comida ‘yo soy la que está cocinando.’

d. *Jísïni úmantaxaká ji=sï=ni umant’a-xa-ka t’irekwa 1sg=foc=1sg preparar-progr-1/2.ind comida Lectura buscada: ‘yo soy la que está cocinando.’

Las formas reducidas en este tipo de construcciones se limitan a las marcas aspectuales, pues los sufijos de modo/persona se marcan de la misma forma que en oraciones no subordinadas, como se muestra en (10). En (10a) se ve que si el verbo recibe una marcación de modo

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251Clíticos de foco en purépecha

subordinado, la oración resulta agramatical, mientras que en (10b), con la marca de indicativo, la construcción es aceptable:

(10) pregunta: ¿pedro se emborrachó?

a. *Juanusï kawipka jwanu=sï kawi-ø-p-ka Juan=foc tomar-pfvo-pas-3.sub Lectura buscada: ‘Fue Juan el que se emborrachó.’

b. Juanu=sï kawipti jwanu=sï kawi-ø-p-ti Juan=foc tomar-pfvo-pas-3.ind ‘Fue Juan el que se emborrachó.’

Capistrán (2002:392) señala que las construcciones con =sï equiva-len funcionalmente a una oración escindida y que el clítico focalizador recae sobre algún elemento de la oración matriz. De acuerdo con lo que se ha encontrado en el la variedad de purépecha aquí analizada, tal equivalencia es estrictamente funcional, pues el condicionamiento de marcación modal que demanda =sï confirma que morfosintácticamente no se trata de construcciones dependientes, ni de estructuras complejas en las que se pueda identificar una oración matriz y una subordinada.

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4. El clítico =k’u

4.1. propiedades semánticas

Este clítico ha sido glosado tradicionalmente como solamente (Chamo-reau 2004; Foster 1969; Nava 2004). Sin embargo, aquí se ha consi-derado más conveniente, con miras a la generalización, glosarlo como sólo. A partir de su significado y de sus propiedades funcionales puede incluirse dentro de las partículas focales de exclusión, que indican que sólo una de las alternativas bajo consideración satisfacen la variable bajo su alcance (König 1991:94).

El clítico =k’u indica que una y sólo una alternativa —la denotada por el constituyente que lo alberga— es la adecuada para el contexto discursivo, como se muestra en (11). La FN en función de sujeto Juanu corresponde a la alternativa de foco con la que se cumplen las condicio-nes de verdad de la proposición y que indica que las demás alternativas han sido excluidas.

(11) pregunta: ¿También pedro se emborrachó?

Juanuhku kawíspti jwanu=k’u kawi-s-p-ti Juan=sólo tomar-pfvo-pas-3.ind ‘Sólo Juan se emborrachó.’

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253Clíticos de foco en purépecha

4.2. propiedades morfosintácticas

El clítico =k’u puede tomar bajo su alcance a cualquier constituyente de la oración; es decir, la lengua no presenta restricciones para el foco de exclusión, como se muestra en (12). En la construcción en (12a) se foca-liza al sujeto oracional; al objeto en (12b) y en (12c) a la frase verbal; lo cual contrasta con las posibilidades del clítico =sï, que no puede focalizar a este elemento.

(12) a. pregunta: ¿Todos bebieron alcohol?

Juanuhku kawíspti jwanu=k’u kawi-s-p-ti Juan=sólo tomar-pfvo-pas-3.ind ‘Sólo Juan tomó.’

b. pregunta: ¿Juan les dio el anillo de compromiso a Rosa y a María?

Nombé, Mariánihku íntskupti no-ampe, maria-ni=k’u intsku-ø-p-ti neg-algo María-obj=sólo dar-pfvo-pas-3.ind ‘No, sólo a María se lo dio.’

c. pregunta: ¿María preparó carnitas y tamales?

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Nombé, k’urunda úmantaptihku no-ampe, k’urunta umant’a-ø-p-ti=k’u neg-algo tamal preparar-pfvo-pas-3.ind=sólo ‘Sólo preparó tamales.’

Respecto de la selección categorial de =k’u, se ha encontrado que puede ser huésped de nombres, como en (11) y (12b), pronombres, como en (13a), verbos, como en (13b), y adverbios, como en (13c). A partir de estos ejemplos, se concluye que =k’u no presenta restricciones de selección.

(13) a. Juchahku niwaka Karápani jucha=k’u ni-wa-ka karapani 2pl=sólo ir-fut-2/3.ind Carapan ‘Sólo nosotros (dos) iremos a Carapan.’

b. pregunta: ¿María preparó carnitas y tamales?

Nombé, k’urunda úmantaptihku no-ampe, k’urunta umant’a-ø-p-ti=k’u neg-algo tamal preparar-pfvo-pas-3.ind=sólo ‘Sólo preparó tamales.’

c. Contexto: Juan siempre nada y hace pesas, pero hoy es el único día que le toca correr.

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255Clíticos de foco en purépecha

iasïhkusï Juanu wiríiti iasï=k’u=sï jwanu wiri-ø-ti hoy=sólo=foc Juan correr-pres-3.ind ‘Sólo hoy corre Juan.’

En relación con la posición que ocupa respecto de la oración, =k’u no muestra restricciones. puede ubicarse en posición preverbal, como en (14a), o posverbal, como en (14b) (cf. ejemplo 5b). Esta es otra ca-racterística, además de la selección categorial y del alcance sobre la FV, que distingue a este clítico de =sï.

(14) a. pregunta: ¿También pedro se emborrachó?

Juanuhku kawípti jwanu=k’u kawi-ø-p-ti Juan=solamente tomar-pfvo-pas-3.ind ‘Solamente Juan tomó.’

b. pregunta: ¿Juan les dio el anillo de compromiso a Rosa y a María?

Nombé, íntskuspti Marianihku no-ampe, intsku-s-p-ti maria-ni=k’u neg-algo dar-pfvo-pas-3.ind Maria-obj=solamente ‘No, solamente a María se lo dio.’

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4.3. Marcación aspectual y modal con =k’u

A diferencia de =sï, el clítico =k’u no genera restricciones en la marca-ción aspectual ni modal en la oración. El uso de las formas aspectuales plenas es posible, y, como se muestra en (15b), también es posible usar formas reducidas. El símbolo ‘%’ indica que esta forma, sin ser agrama-tical, es marginalmente aceptable:

(15) pregunta: ¿En esta casa todos cocinan?

a. Juánuhku t’irekwa úmantasïndi jwanu=k’u t’irekwa umant’a-sïn-ti Juan=sólo comida preparar-hab-3.ind ‘Sólo Juan cocina.’

b. % Juánuhku t’irekwa úmantajti jwanu=k’u t’irekwa umant’a-j-ti Juan=sólo comida preparar-hab-3.ind ‘Sólo Juan cocina.’

El aspecto perfectivo se puede codificar con la forma no reducida, como en (16a) y (16b). por otra parte, como se muestra en (16c), si el as-pecto se codifica como -ø y sólo aparece el morfema de pasado, se genera una reinterpretación modal que no es la esperada para esta construcción.

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257Clíticos de foco en purépecha

(16) a. Juánuhku t’irekwa úmantasti jwanu=k’u t’irekwa umant’a-s-ø-ti Juan=sólo comida preparar-pfvo-pres-3.ind ‘Sólo Juan cocinó.’

b. Juánuhku t’irekwa úmantaspti jwanu=k’u t’irekwa umant’a-s-p-ti Juan=sólo comida preparar-pfvo-pas-3.ind ‘Sólo Juan cocinó.’

c. # Juánuhku t’irekwa úmantapti jwanu=k’u t’irekwa umant’a-ø-p-ti Juan=sólo comida preparar-pfvo-pas-3.ind ‘Tal vez sólo Juan cocinó.’

Con aspecto progresivo, como en (17), pueden alternar las formas -xa, como en (17a) y (17b), e inf+ja-, como en (17c). Como se ve en el contraste entre (17a) y (17b), la aceptabilidad de la oración con -xa no depende tanto de la selección de la marca aspectual no reducida como del orden de constituyentes. En (17a) el orden de constituyentes SOV tiene una aceptabilidad marginal4 —indicada con ‘%’— y se muestra una

4 En relación con los grados de aceptabilidad de las construcciones, la discriminación se hace exclusivamente en función de las preferencias de uso por parte de los hablantes hacia una u otra variante en alternancia, en un contexto pragmático determinado; esto sin indagar con precisión si a la elección subyacen factores de otro orden, por ejemplo, sociolingüístico, ya que no es el objetivo de este trabajo.

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preferencia por el orden OVS, como en (17b). Es probable que el uso de la marca perifrástica de progresivo conlleve un cambio de sentido modal, pero por lo pronto sólo damos cuenta de su aceptabilidad como forma gramaticalmente bien formada.

(17) pregunta: ¿Ustedes tres están cocinando?

a. % Juánuhku t’irekwa úmantaxati jwanu=k’u t’irekwa umant’a-xa-ti Juan=sólo comida preparar-prog-3.ind ‘Sólo Juan está cocinando.’

b. t’irekwa úmantaxati Juánuhku t’irekwa umant’a-xa-ti jwanu=k’u comida preparar-prog-3.ind Juan=sólo ‘Sólo Juan está cocinando.’

c. Juanuhku úmantani jati t’irekwa jwanu=k’u umant’a-ni ja-ti t’irekwa Juan=sólo preparar-inf estar-3.ind comida ‘Sólo Juan está cocinando.’

por último, la marcación de persona/modo se hace con la forma de indicativo, como en (18a), pues la forma subordinada genera agramati-calidad, como se muestra en (18b):

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259Clíticos de foco en purépecha

(18) pregunta: ¿Juan y Luis cocinaron?

a. Juánuhku t’irekwa úmantasïndi jwanu=k’u t’irekwa umant’a-sïn-ti Juan=sólo comida preparar-hab-3.ind ‘Sólo Juan cocinó.’

b. *Juánuhku t’irekwa úmantasïnga jwanu=k’u t’irekwa umant’a-sïn-ka Juan=sólo comida preparar-hab-3.sub Lectura buscada: ‘Sólo Juan cocinó.’

5. La relación entre =sï y =k’u

Se ha observado la tendencia a que los clíticos =sï y =k’u coaparezcan en las construcciones con significado de contraste y exclusión, como se muestra en (19).

(19) a. pregunta: ¿Todos se emborracharon?

Juanuhkusï kawípti jwanu=k’u=sï kawi-ø-p-ti Juan=sólo=foc tomar-pfvo-pas-3.ind ‘Sólo Juan fue el que se emborrachó.’

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260 CLECM 1-2013Glenda Lizárraga Navarro

b. pregunta: ¿María preparó carnitas y tamales?

K’urundahkusï úmantapti k’urunda=k’u=sï umant’a-p-ti tamal=sólo=foc preparar-pas-3.ind ‘Fue solamente tamales lo que cocinó.’

En ambas construcciones los clíticos se hospedan en el constituyente de la oración a cuyo significado subyacen las alternativas que se deben descartar para que la oración sea verdadera, de acuerdo con el contexto: Juanu (y no pedro) en (19a), y k’urunda ‘tamales’ (y no carnitas) en (19b). El orden canónico en que aparecen estos clíticos es =k’u seguido de =sï, como se muestra en (19). El orden inverso, como en (20), aunque no genera agramaticalidad, no resulta del todo aceptable.

(20) % María k’urúndasïhku úmantapti maria k’urunda=sï=k’u umant’a-ø-p-ti María tamal=foc=sólo preparar-pfvo-pas-3.ind ‘Fue sólo tamales lo que preparó María.’

El hecho de que estos clíticos puedan aparecer en la misma cons-trucción y en el mismo constituyente conduce a preguntarse cuáles son las diferencias en la función y en el significado de estas unidades que les permiten actuar juntas en el mismo dominio. para abordar esta interrogante, conviene retomar lo que se ha presentado sobre el foco de contraste y el de exclusión en los apartados anteriores.

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261Clíticos de foco en purépecha

La noción de contraste involucra muchos aspectos que siguen siendo objeto de debate. En primera instancia, como señalan Zimmer-mann y Onea (2011:1663), en una interpretación débil, la noción de foco contrastivo típicamente refiere a instancias de foco en las que la(s) alternativa(s) focal(es) aparece(n) en el mismo nivel de representación discursiva que la expresión focal; esto es, en dos aserciones paralelas (foco correctivo), como en (21a), o en dos partes paralelas de una aserción (foco contrastivo), como en (21b).

(21) a. -peter painted his bicycle red pedro pintar.pas pos.3sg.hum bicicleta rojo ‘pedro pintó su bicicleta de rojo.’

-No, he painted it [blue]F

neg 3sg.hum pintar.pas 3sg.no-hum azul ‘No, la pintó de azul.’

b. paul painted his bicycle [red]F

pablo pintar.pas poss.3sg.hum bicicleta rojo ‘pablo pintó su bicicleta de rojo.’

and peter painted it [blue]F

conj pedro pintar.pas 3sg.no-hum azul ‘y pedro la pintó de azul.’

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Bajo esta aproximación, de acuerdo con los contextos que se han mostrado para =sï, este clítico incluye también la noción de foco co-rrectivo, como en (20a); esto es, en la que las alternativas de foco se presentan en dos aserciones paralelas. Sin embargo, como se mostró en (19), la tendencia en el purépecha es que aparezca también el clítico de exclusión =k’u.

En una aproximación más detallada al foco contrastivo o identifica-cional (Kiss 1998; Vallduví y Vilkuna 1998) se argumenta que involucra la exclusión de al menos una alternativa de foco relevante (y prominente), como es el caso típico de instancias de foco correctivo o exhaustivo, que se han ejemplificado en (21), y que Zimmerman y Onea (2011: 1665) analizan como efectos interpretativos del foco contrastivo. Finalmente, en otra propuesta (Katz y Selkirk 2009; Kratzer y Selkirk 2007) que resulta consistente con la anterior, la asociación del foco con partículas de exclusión sensibles al foco se interpreta igualmente como contrastiva, en tanto que involucra la exclusión de alternativas.

De acuerdo con los contextos de aparición de =sï y =k’u, ambos pertenecen a la instancia de foco contrastivo pero mientras que =sï in-volucra en general contraste y especifica la instancia de corrección, =k’u codifica únicamente exclusión. Esta distinción explicaría que ambos puedan coaparecer en una construcción donde se presenta un conjunto de alternativas y una de estas es elegida como satisfactoria para las nece-sidades comunicativas.

para el húngaro, se ha señalado que la posición estructuralmente determinada para el foco identificacional —o contrastivo (véase Kiss 1998)— en la periferia izquierda de la oración está asociada con el rasgo

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263Clíticos de foco en purépecha

[+exhaustivo] (Kiss 2010). De acuerdo con Kiss (2010:69-70), este rasgo es una consecuencia semántica de la codificación de la presuposición-fo-co en la estructura sintáctica. por su parte, Wedgwood (2005) argumenta que el rasgo [+exhaustivo] del foco estructural del húngaro no es más que una implicatura pragmática.

Las construcciones con =sï del purépecha, que se asemejan estructu-ral y semánticamente al húngaro —tiene una posición estructural para el foco contrastivo en la periferia izquierda de la oración—, parecen incluir la condición de exhaustividad, no como un rasgo semántico, sino como una inferencia pragmática. En este sentido, se asemejan más a lo que argumenta Wedgwood (2005), pues el contenido proyectivo (Tonhauser et al. 2013) de =sï se puede plantear en términos de una implicatura de exhaustividad; mientras que el contenido proyectivo de =k’u se asemeja más a un entrañamiento —entailment— o implicación necesaria, igual-mente de exhaustividad, como se muestra con los ejemplos en (22).

(22) a. petusï umanti ambé ka pakuhtu úmantsïndi ambé petu=sï umant’a-ø-ti ampe pedro=foc preparar-3.ind algo

ka paku=t’u umant’a-sïn-ti ampe conj paco=también preparar-hab-3.ind algo ‘Es pedro el que cocina y a veces paco también cocina.’

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b. # petuhku úmantsïndi ambé ka menisï pákuhtu petu=k’u umant’a-sïn-ti ampe ka menisï paku=t’u pedro=sólo preparar-hab-3.ind algo conj a.veces paco=también ‘pedro es el único que cocina y a veces paco también cocina.’

Se asume que =sï desencadena una implicatura de exhaustividad a partir de un contexto como el de (22a), debido a que si bien su presencia genera una lectura de que el constituyente focalizado (FN sujeto petu ‘pedro’) es el único en el contexto de la enunciación que puede cumplir con las características denotadas por el predicado (umanti ampe ‘cocina’), esta lectura se puede cancelar sin generar un contenido contradictorio, como se muestra con la presencia de la oración coordinada ka pakuhtu umantsïndi ampe ‘y paco también cocina’.

En cambio, con la presencia de =k’u la lectura de que el constitu-yente focalizado es el único que cumple con las características denotadas por el predicado no es cancelable, como se muestra en (22b), donde la oración coordinada ka meni isï pakuhtu genera un contenido contra-dictorio.

Esta constituye una clara diferencia en el comportamiento semán-tico de =sï y =k’u. y además, no se deben olvidar las características mor-fológicas y sintácticas que los diferencian: =sï se restringe a posiciones preverbales, no selecciona verbos y condiciona la aparición de marcas aspectuales reducidas; =k’u tiene libertad posicional, selección categorial irrestricta y no condiciona la marcación aspectual.

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265Clíticos de foco en purépecha

6. El clítico =t’u

6.1. Caracterización semántica

A partir del significado que se le ha atribuido a este clítico —‘también’—, lo clasificaremos, de acuerdo con König (1991:60), dentro de las partícu-las aditivas y dentro de estas, con las de inclusión simple, ya que no induce un ordenamiento, en contraste con las partículas de inclusión escalar, como incluso en español. por el contrario, =t’u opera sobre un conjunto desordenado de valores contextualmente relevantes e indica que al menos uno de los valores alternativos bajo consideración en un contexto dado satisface las necesidades predicativas. Esta función se ejemplifica en (23), donde el clítico =t’u codifica que además de una alternativa sugerida (Juan cantó), existe otra que satisface las mismas condiciones (además de Juan, pedro cantó).

(23) pregunta: ¿Sólo Juan cantó?

petuhtu pirespti petu=t’u pire-s-p-ti pedro=también cantar-pfvo-pas-3.ind ‘pedro también cantó (además de Juan).’

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6.2. propiedades morfosintácticas

El clítico =t’u no presenta restricciones en su selección categorial, como se muestra en (24). puede seleccionar nombres, como en (24a), pronom-bres, como en (24b), e incluso verbos, como en (24c).

(24) a. uárhihtu tsint’axati uarhi=t’u tsi-nt’a-xa-ø-ti mujer=también vivir-it-dur-pres-3.ind ‘La mujer también está resucitando.’

(Nava 2004:148)

b. pregunta: ¿Sólo ustedes dos corrieron?

imahtu wiríspti ima=t’u wiri-s-p-ti 3sg=también correr-pfvo-pas-3.ind ‘Él también corrió.’

c. pregunta: ¿María sólo preparó tamales?

Úmantasptihtu kamata umant’a-s-p-ti=t’u kamata preparar-pfvo-pas-3.ind=también atole ‘También preparó atole.’

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267Clíticos de foco en purépecha

Tampoco presenta restricciones para focalizar constituyentes argu-mentales, no argumentales ni verbos. puede focalizar al sujeto, como en (24a), y al verbo, como en (24c). En (25a) se muestra que también focaliza objetos, y en (25b) complementos locativos.

(25) a. pregunta ¿María preparó sólo tamales?

Kamátahtu úmantaspti kamata=t’u umant’a-s-p-ti atole=también preparar-pfvo-pas-3.ind ‘preparó también atole.’

b. pregunta: ¿Juan corrió únicamente en la calle?

Juanu wiríispti juátaruhtu jwanu wiri-s-p-ti juáta-ru=t’u Juan correr-pfvo-pas-3.ind cerro-loc=también ‘Juan también corrió en el cerro.’

En cuanto a la posición que ocupan los constituyentes focalizados con =t’u, se ha encontrado que no presentan restricciones posicionales. Este clítico puede aparecer en posición preverbal, como en (26a); en posición posverbal clitizado al verbo, como en (26b), y en constituyen-tes posverbales, como en (26c).

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(26) a. Contexto: Dos amigas que no se ven hace años, se reencuentran. Una le comenta a la otra sobre sus hijos: Luisito ya va a la escuela, Anita está enferma y Juanito también va a la escuela.

…ka Juanituhtu nirásïndia jorénguarini ka juanitu=t’u nira-sïn-ti=ia jorhenkwarhi-ni conj jwanitu=también ir-hab-3.ind=ya aprender-inf ‘y Juanito también ya va a la escuela.’

b. pregunta: ¿pedro sólo bailó?

petu piresptihtu petu pire-s-p-ti=t’u pedro cantar-pfvo-pas-3.ind=también ‘pedro también cantó’.

c. pregunta: ¿María preparó sólo tamales?

María úmantaspti kamatahtu maria umant’a-s-p-ti kamata=t’u María preparar-pfvo-pas-3.ind atole=también ‘María también preparó atole.’

6.3. Morfemas de aspecto en construcciones con =t’u

La aparición de =t’u no condiciona la marcación aspectual con for-mas reducidas. Con aspecto habitual, como en (26a), en todas las

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269Clíticos de foco en purépecha

construcciones aparece el sufijo -sïn, si bien no se tiene evidencia de que no pueda aparecer la forma reducida -j. por otra parte, cabe resaltar que las formas de persona/modo en construcciones con =t’u son las de indicativo, pues las formas subordinadas, como en (27b), generan agra-maticalidad.

(27) pregunta: ¿Sólo Luis cocina?

a. Juanuhtu t’irekwa úmantasïndi jwanu=t’u t’irekwa umant’a-sïn-ti Juan=también comida preparar-hab-3.ind ‘También Juan cocina.’

b. *Juanuhtu t’irekwa úmantasïnka jwanu=t’u t’irekwa umant’a-sïn-ka Juan=también comida preparar-hab-3.sub Lectura buscada: ‘También Juan cocina.’

Con aspecto progresivo aparece el sufijo -xa, como en (28a), y, aun-que el uso de la forma perifrástica no es agramatical, genera una lectura modal especial, como se muestra en (28b).

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(28) pregunta: ¿Sólo Luis está cocinando?

a. Juanuhtu úmantaxati t’irekwa juanu=t’u umant’a-xa-ti t’irekwa Juan=también preparar-prog-3.ind comida ‘También Juan está cocinando.’

b. Juanuhtu úmantani jatí t’irekwa juanu=t’u umanta-ni ja-tí t’irekwa Juan=también preparar-inf estar-3.ind comida ‘Tal vez también Juan está cocinando.’

Con aspecto perfectivo aparece el sufijo -s y el sufijo de tiempo pasado puede omitirse sin alterar la gramaticalidad de la oración, como se muestra en (29a). En cambio, si se omite el sufijo de perfectivo y sólo se codifica tiempo pasado, se genera una lectura modal no esperada bajo ese contexto, como se muestra en (29b). Se requiere de más inves-tigación en cuanto al papel de la prosodia para diferenciar este tipo de construcciones.

(29) pregunta: ¿Sólo Luis cocinó?

a. Juanuhtu t’irekwa úmantasti juanu=t’u t’irekwa umant’a-s-ø-ti Juan=también comida preparar-pfvo-pas-3.ind ‘Juan también cocinó.’

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b. # Juanuhtu t’irekwa úmantapti juanu=t’u t’irekwa umant’a-ø-p-ti Juan=también comida preparar-pfvo-pas-3.ind ‘¿También habrá cocinado Juan?’

8. Conclusiones

A partir de sus características gramaticales -estatus morfosintáctico de clíticos, posición y contextos de aparición-, se mostró que los clíticos =sï, =k’u y =t’u pueden analizarse como partículas de foco contrastivo, de exclusión y de inclusión, respectivamente. Estas características de los clíticos de foco inscriben al purépecha dentro de las lenguas de partículas (Büring 2010), es decir, aquellas que cuentan con recursos morfológicos para marcar foco.

El clítico =sï presenta restricciones posicionales, ya que los consti-tuyentes focalizados con este clítico sólo pueden aparecer en posición preverbal; no puede adjuntarse a verbos ni tomarlos bajo su alcance de focalización. Los clíticos =k’u y =t’u no presentan las mismas restriccio-nes, ya que pueden aparecer en cualquier posición y pueden seleccionar verbos e incluirlos dentro de su dominio de focalización. En cuanto a la marcación de modo, ninguno de los tres clíticos selecciona formas subor-dinadas, pero en la marcación aspectual sí se presentan algunas restriccio-nes: =sï condiciona la aparición de formas aspectuales reducidas en todos los casos; =k’u permite algunas alternancias, pero con preferencia por las

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formas reducidas, y =t’u no desencadena ningún condicionamiento. En la Tabla 3 se resumen las formas aspectuales que aparecen con cada clítico.

Tabla 3. Formas aspectuales con los clíticos de foco

habitual progresivo perfectivo=sï -j, ø inf + ja- ø=k’u -sïn inf + ja- -s=t’u -sïn -xa -s

Los clíticos =sï y =k’u se inscriben dentro de la instancia de foco contrastivo, pero no son mutuamente excluyentes debido a que cada uno especifica distintas subinstancias: exclusión en el caso de =k’u y contraste en general y corrección en particular, en el caso de =sï. Además, su coaparición en contextos de contraste y selección se justifica por las diferencias en el tipo de contenidos proyectivos que desencadenan, pues =sï genera una implicatura de exhaustividad y =k’u un entrañamiento de exhaustividad. En síntesis, la aparición de =k’u implica necesariamente que el resto de las alternativas contextuales está excluido para que la oración resulte verdadera, mientras que esta misma inferencia, cuando está disparada por =sï, es cancelable.

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273Clíticos de foco en purépecha

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 276

NOTAS y DATOS SOBRE LA SUFIJACIóN EQUIpOLENTE EN LA LENGUA pURÉpEChA*

E. Fernando Nava L. Instituto de Investigaciones Antropológicas Universidad Nacional Autónoma de México [email protected]

This article shows that purepecha has an equipollent type of active/middle voice alternation, whereby some spatial suffixes, as well as certain participant suffixes, come in active/middle voice pairs.

La lengua purépecha presenta, entre sus diferentes recursos morfológi-cos, la sufijación equipolente, que podemos identificar en los siguientes ejemplos: 1

* El presente escrito está basado en la tesis doctoral de quien suscribe (cf. Nava 2004).1 La expresión ‘sufijación equipolente’ está inspirada en el artículo de Martin haspel-

math (1993).

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277Notas y datos sobre la sufi jación equipolente

(1) a. María jawa-ta-s-ø-ti ch’anarakwa-ni María levantar-act-perf-pres-ind.3 juguete-obj2

‘María ha levantado el juguete.’

b. María jawa-ra-s-ø-ti María levantar-med-perf-pres-ind.3 ‘María se ha levantado.’

c. *María jawa-s-ø-ti María levantar-perf-pres-ind.3

En (1a), el morfema -ta es el elemento que genera la expresión en voz activa, respecto de la cual la oración presenta dos participantes (María y ch’anarakwa, ‘juguete’) entre quienes se actualiza como sujeto y objeto, respectivamente, la acción del verbo (jawa-ta ‘levantarlo’). En (1b), el morfema -ra da lugar a la expresión en voz media, respecto de la cual la oración presenta un participante (María) en quien exclusivamente recae la acción del verbo (jawa-ra ‘levantarse’). y en (1c) se observa que la base jawa no puede recibir directamente los morfemas de la flexión verbal; así como aparece, *jawa-s-ø-ti, es una palabra morfológicamente

2 En las glosas son empleadas las siguientes abreviaturas: act activa, voz; dur durati-vo, aspecto; hon honorífico; ind indicativo, modo; loc, locativo, caso; med media, voz; obj objeto, caso; perf perfecto, aspecto; pres presente, tiempo; tem temático, formativo; 3 ter-cera persona.

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mal formada que requiere al menos de un sufijo derivativo —los aquí ejemplificados u otros posibles—, para poder emplearse como forma gramaticalmente satisfactoria.

Lo que queremos notar brevemente en estas páginas es la existencia en la lengua purépecha de dos conjuntos de morfemas que operan en la sufijación equipolente y la integración de cada uno de esos conjuntos, así como algunos de los datos empíricos correspondientes.

1. Los sufijos equipolentes

La principal característica de la sufijación equipolente es contar con “morfemas pareados” de respectivo significado activo/medio (como -ta y -ra de los ejemplos en (1)), que se sufijan a distintos tipos de bases verbales; esto es, un patrón de sufijación en que se recurre a un par de morfemas: uno determinado de voz activa y otro determinado de voz media que funcionan sistemáticamente de manera permutable, exclu-yente, conforme se requiera una expresión activa o una media.

Entre las clases de morfemas derivativos con que cuenta la lengua purépecha, los elementos que toman lugar en la sufijación equipolente pertenecen a la clase de los morfemas espaciales y a la clase de los mor-femas de participante. A cada uno de esos conjuntos de morfemas nos referimos a continuación.

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279Notas y datos sobre la sufi jación equipolente

1.1. Los sufijos equipolentes de la clase de los morfemas espaciales

Uno de los aspectos que surge de inmediato ante la presencia de los llamados morfemas espaciales es la delimitación de un espacio; éste puede corresponder a alguno de los siguientes significados particulares: escenarios atmosféricos, accidentes geoecológicos, poblaciones, áreas y rasgos arquitectónicos, zonas corporales y partes del cuerpo o de otras entidades tridimensionales, así como configuraciones elaboradas a partir de los rasgos geométricos de los participantes. he aquí los siguientes ejemplos, donde ha sido destacado el morfema espacial:

(2) a. María ó-nharhi-s-ø-ti María cubrir-frente-perf-pres-ind.3 ‘María se ha cubierto la cara.’

b. María ó-parha-s-ø-ti María cubrir-espalda-perf-pres-ind.3 ‘María se ha cubierto la espalda.’

También es cierto que las oraciones cuyo verbo presenta algún mor-fema espacial corresponden a una serie de construcciones cuyo estudio no se agota con el hecho de considerar sus significados espaciales como una especie de “adverbios de lugar”. Ello es así, en buena parte, porque dentro del conjunto de morfemas espaciales existe un subconjunto que pertenece a la derivación equipolente. Ciertamente, este paradigma

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comprende seis “morfemas pareados activo/medio” que pueden apre-ciarse en los siguientes contrastes, destacándose las respectivas marcas:

(3) a. Marcosï tarheta-ni kurhu-pa-s-ø-ti Marcos milpa-obj arder-suelo.act-perf-pres-ind.3 3

‘Marcos ha quemado la milpa.’

b. tarheta kurhu-pi-s-ø-ti milpa arder-suelo.med-perf-pres-ind.3 ‘La milpa ha ardido.’

(4) a. Dora nana Magdalena-ni kwiru-nha-s-ø-ti Dora hon Magdalena-obj rayar-oquedad.act-perf-pres-ind.3 ‘Dora ha arañado en el pecho a doña Magdalena.’

b. nana Magdalena kwiru-nhi-s-ø-ti hon Magdalena rayar-oquedad.med-perf-pres-ind.3 ‘Doña Magdalena se ha arañado (en) el pecho.’

(5) a. nana Magdalena kurhucha tá-ma-s-ø-ti hon Magdalena pez juntar-líquido.act-perf-pres-ind.3 ‘Doña Magdalena ha juntado en el agua peces.’

3 Se observa en la respectiva glosa que además del significado espacial, se precisa el tipo de voz correspondiente.

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b. kurhucha tá-mi-s-ø-ti pez juntar-líquido.med-perf-pres-ind.3 ‘Los peces se han juntado en el agua.’

1.2. Los sufijos equipolentes de la clase de los morfemas de participante

Los sufijos de esta clase participan sistemáticamente en la codificación de varios tipos de construcciones de voz. Dicho de manera sumaria, tienen la función de establecer el contraste activo/medio, al definir el número de participantes así como su rol semántico en un evento. para la voz activa, la clase cuenta con morfemas que denotan dos participan-tes, formando así el tipo de construcciones que expresan, en general, la relación asimétrica donde el sujeto-agente transmite o causa un efecto sobre el objeto-paciente.

para la voz media existen otros morfemas que denotan un sólo parti-cipante —en ocasiones dos—, dando lugar a varios tipos de construccio-nes, las que en general codifican la “afectación” del sujeto del verbo, o que están elaboradas a partir de la puesta en perfil de algún interés del sujeto que actualiza la noción verbal, o en que se destaca el involucramiento del sujeto en relación con la acción o estado denotados por el verbo. Según el número de participantes, serán formas intransitivas o transitivas, pero expresando, en todos los casos, la semántica media.

Además de lo ilustrado en (1a) y (1b), consignamos en seguida más ejemplos con ese y otros pares de morfemas:

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(6) a. petu Dora-ni tsankwa-ta-s-ø-ti pedro Dora-obj brincar-act-perf-pres-ind.3 ‘pedro ha hecho brincar a Dora.’

b. Dora tsankwa-ra-s-ø-ti Dora brincar-med-perf-pres-ind.3 ‘Dora ha brincado.’

(7) a. tata pánfilu ni-ra-s-ø-ti japunta-rho hon pánfilo ir-med-perf-pres-ind.3 lago-loc ‘Don pánfilo se ha ido al lago.’

b. nana Magdalena ni-tara-s-ø-ti tata pánfilu-ni japunta-rho hon Magdalena ir-caus-perf-pres-ind.3 hon pánfilo-obj lago-loc ‘Doña Magdalena ha hecho a don pánfilo ir al lago.’

(8) a. Dora etsa-ku-s-ø-ti t’atsïni-ni Dora esparcir-act-perf-pres-ind.3 frijol-obj ‘Dora ha esparcido el frijol.’

b. kw’iripu etsa-kurhi-s-ø-ti gente esparcir-med-perf-pres-ind.3 ‘La gente se ha desperdigado, dispersado.’

(9) a. Marcosï jeya-rhi-s-ø-ti enanti-ni Marcos apachurrar-act-perf-pres-ind.3 guayaba -obj ‘Marcos ha apachurrado la guayaba.’

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283Notas y datos sobre la sufi jación equipolente

b. Marcosï jeya-kurhi-s-ø-ti Marcos apachurrar-med-perf-pres-ind.3 ‘Marcos se ha sobado.’

(10) a. nana Magdalena mí-ta-s-ø-ti míkwa-ni hon Magdalena abrir-act-perf-pres-ind.3 puerta-obj ‘Doña Magdalena ha abierto la puerta.’

b. míkwa mí-kurhi-s-ø-ti puerta abrir-med-perf-pres-ind.3 ‘La puerta se ha abierto.’

(11) a. petu Marcosï-ni waxa-ta-s-ø-ti pedro Marcos-obj sentar-med-perf-pres-ind.3 ‘pedro ha hecho sentarse a Marcos.’

b. Marcosï waxa-ka-s-ø-ti Marcos sentar-med-perf-pres-ind.3 ‘Marcos se ha sentado.’

(12) a. nana Magdalena chú-ta-s-ø-ti Marcosï-ni hon Magdalena seguir-act-perf-pres-ind.3 Marcos-obj ‘Doña Magdalena ha corrido a Marcos (de su casa).’

b. chú-ri-s-ø-ti seguir-med-perf-pres-ind.3 ‘Se ha hecho de noche.’

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(13) a. Dora a-ta-s-ø-ti kurucha-ni Dora golpear-act-perf-pres-ind.3 pez-obj ‘Dora ha golpeado al pescado.’

b. Dora a-rha-s-ø-ti kurucha-ni Dora ingerir-med-perf-pres-ind.3 pez-obj ‘Dora se ha comido el pescado.’

(14) a. nana Magdalena ju-tara-s-ø-ti Marcosï-ni hon Magdalena venir-caus-perf-pres-ind.3 Marcos-obj ‘Doña Magdalena ha hecho venir a Marcos.’

b. Marcosï ju-rha-s-ø-ti Marcos venir-med-perf-pres-ind.3 ‘Marcos ha venido.’

(15) a. tata pánfilu swá-rhi-xa-ø-ti Dora-ni hon pánfilo evaporar-act-dur-pres-ind.3 Dora-obj ‘Don pánfilo está echándole vapor a Dora.’

b. itsukwa swá-rha-xa-ø-ti leche evaporar-med-dur-pres-ind.3 ‘La leche (se) está evaporando.’

(16) a. petu p’orhe-m-pi-xa-ø-ti Nésturi-ni pedro visitar-tem-act-dur-pres-ind.3 Néstor-obj ‘pedro está visitando a Néstor.’

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285Notas y datos sobre la sufi jación equipolente

b. petu p’orhe -n-kurhi-xa-ø-ti pedro visitar-tem-act-dur-pres-ind.3 ‘pedro está de visita.’

2. Tablas sintéticas

presentamos, para terminar, los dos subconjuntos de morfemas del patrón de sufijación equipolente de la lengua purépecha, organizados por los pares activo/medio correspondientes. Entre los morfemas tanto activos como medios identificamos algunos que son funcionales para formar más de un par contrastivo. Es el caso del morfema activo -ta, que forma un par con el morfema medio -ra (6a / 6b) y otro par con el morfema medio -kurhi (10a / 10b); así como el morfema medio -rha, que forma un par con el morfema activo -tara (14a / 14b) y otro par con el morfema activo -rhi (15a / 15b). para el caso de los morfemas de participante, hemos añadido entre paréntesis el número de bases verbales en que hemos en-contrado sufijados, respectivamente, los pares de morfemas, con el objeto de tener una idea de su productividad relativa; para el caso de los morfe-mas espaciales, baste decir que los tres pares son altamente productivos.

Tabla 1. Los morfemas espaciales del patrón equipolente (morfemas pareados activo/medio)

Morfemas espaciales activos Morfemas espaciales medios-ma ‘líquido’-nha ‘oquedad’-pa ‘suelo/fuego’

-mi ‘líquido’-nhi ‘oquedad’-pi ‘suelo/fuego’

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286 CLECM 1-2013E. Fernando Nava L.

Tabla 2. Los morfemas de participante del patrón equipolente (morfemas pareados activo/medio)

Morfemas de participante activos

Morfemas de participante medios Bases verbales

-ta -tara-ku-rhi-ta-ta-ta-ta-tara-rhi-pi

-ra-ra-kurhi-kurhi-kurhi-ka-ri-rha-rha-rha-kurhi

20 220 233 9 1 2 2 1 4

Bibliografía

haspelmath, Martin, 1993. “More on the typology of inchoative/causative verb alternations”. En Bernard Comrie y Maria polinsky (eds.), Causatives and transitivity. Amsterdam y Filadelfia: John Benjamins, pp. 87-120.

Nava, Fernando, 2004. La voz media en p’urhépecha. un estudio de formas y significados. Tesis doctoral. México: unam.

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 287

EL ADJETIVO y SUS CONSTITUyENTES EN EL NÁhUATL CLÁSICO

Leopoldo Valiñas Coalla Instituto de Investigaciones Antropológicas Universidad Nacional Autónoma de México [email protected]

This text describes the morphological structure of Classi-cal Nahuatl adjectives. It argues, against previous analyses, that Classical Nahuatl adjectives constitute a well-defined syntactic category, with its own word structure and its own set of morphemes.

1. Introducción

Cuando se trabaja con el náhuatl llamado clásico, colonial, novohispano o urbano lo “normal” es apegarse a una especie de tradición que lleva a que la descripción no sea lo riguroso ni preciso que la lingüística como ciencia exige. Dos de estos casos son, por un lado, el tratamiento que

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se le ha dado a los adjetivos y, por otro, la naturaleza de algunos de sus morfemas constituyentes.

En este texto abordaré ambos temas proponiendo una descripción alternativa a las que algunos especialistas han elaborado y, en los casos relevantes, discutiendo los argumentos que esos mismos especialistas han dado. y aunque parezca redundante, un punto a destacar es que la discusión se ubica fundamentalmente dentro del sistema morfológico, el cual se localiza inmediatamente después del sistema sintáctico, sien-do el morfológico en donde aplican las reglas de formación de palabra.

Dicho en otras palabras, el marco conceptual dentro del que se elabora este texto es estructural configuracional, es decir, aquel en el que la lengua se concibe como un sistema en el que se articulan sus distintos sistemas autónomos (el sintáctico, el morfológico, el fonológico y el se-mántico) más un módulo, el lexicón, en el que existe tanto un inventario léxico así como subsistemas relacionados con la creación de lexemas (como el derivativo y el composicional, entre otros). Un sistema jerarquizado en que el sintáctico (en donde, por otro lado, se definen las clases de palabras existentes) funciona como el input del morfológico, cuya tarea es, entre otras, como ya se dijo, la de la formación de las distintas palabras.

Antes de comenzar no está de más recordar que el llamado náhuatl clásico es una lengua imaginaria, una lengua que, por su origen y su naturaleza escrita, la hacen altamente manejable, casi invariable. Una lengua “ideal” pues, además de contar con un corpus importante, posee vocabularios y gramáticas que permiten a los estudiosos de hoy en día decodificar ese gran corpus. Lengua cuyos ejemplos aparecen, en este texto, fonologizados.

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2. Situación

En los trabajos descriptivos modernos del náhuatl clásico se habla de la inexistencia del adjetivo como una clase de palabra. Autores como Lau-ney (1992 [1979]), Campbell y Karttunen (1989), hernández (1997) y Wright (2007) hablan de su inexistencia señalando explícitamente que “in Nahuatl, there is simply no distinct grammatical category for adjecti-ves, no test of agreement with nouns, no special inflectional morphology” (Campbell y Karttunen 1989:265) o “uso la palabra ‘adjetivo’ aquí por conveniencia, porque en realidad las palabras que agregan información adicional acerca de los sustantivos pertenecen a otras categorías grama-ticales, y lo que tienen en común es su función, no su forma” (Wright 2007:98) o “de hecho no existe en náhuatl una clase de palabras que sean específicamente adjetivos. A lo sumo, hay palabras que tienen cierta propensión a traducirse por adjetivos en una lengua como el español” (Launey 1992 [1979]:108) o, finalmente, “en ningún caso sucede que podamos identificar la categoría adjetivo por algún criterio formal o fun-cional unitario que la diferencie del sustantivo” (hernández 1997:46).

Es decir, en pocas palabras, los que parecen ser adjetivos no lo son; son palabras que pertenecen a otras categorías y que sólo funcionan como adjetivos. No muestran concordancia con el sustantivo, no tienen mor-fología propia y carecen de “criterios formales o funcionales unitarios”. Sin olvidar que cualquier sustantivo puede funcionar como epíteto de otro sustantivo o cumplir una función predicativa y actuar como adjunto nominal.

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De entrada apunto: la clase de palabras adjetivo del náhuatl clásico está tanto morfológica como sintácticamente bien definida. Sí muestra concordancia con su sustantivo y sí posee morfología propia. De esto tratan estas notas.

3. paradigma de adjetivos

Tomemos como punto de partida el siguiente paradigma en el que se muestran algunas formas adjetivales (o pretendidamente adjetivales) en singular y plural y, de saberlo, los verbos o sustantivos de los que deriva-ban para ver algunas de sus características.

(1) Singular plural Nominales o verbales a. ‘Blanco’ ístak isták–eh ístatł ‘sal’ ‘Frío’ sése:k sesé:k–eh setł ‘hielo’ ‘Salado’ póyek poyék–eh -- ‘picoso’ kókok kokók–eh -- b. ‘Alto’ kwáwtik kwawtík–eh kwáwitł ‘árbol’ ‘Como plato’ káštik kaštík–eh kášitł ‘plato, cajete’ c. ‘Blando’ yamá:nki yamá:nk–eh yamá:ni ‘ablandar’ ‘Muerto’ míkki mikk–eh míki ‘morir’

Con la pura información de (1) podemos señalar que las palabras adjetivales nahuas eran bimorfémicas, construidas con un núcleo adje-tival (N-ADJ), que en la mayoría de los casos era derivado, ya fuera de

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291El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

un verbo o de un sustantivo, y la marca de número, siendo el singular el no marcado:

(2) p-ADJ

N-ADJ número

[ [ ] –k ] [ ]

Con los datos de (2) queda claro que se postula que la marca de plural de los adjetivos nahuas era {–eh} y que había un único morfema derivativo {–k} “adjetivador”, el cual se manifestaba mediante tres alo-morfos: el mostrado en (1a), {–k}, si el núcleo nominal terminaba en vocal; el {–tik}, si terminaba en consonante, como en (1b) y el alomorfo {–ki}, si el núcleo era verbal, como en (1c). Los alomorfos respondían a dos recursos para cumplir con una restricción: la de no permitir dos consonantes a final de palabra (*CC#). por un lado, mediante la apari-ción de la vocal táctica [i] para romper la secuencia de dos consonantes finales (como en 1c) y, por otro, mediante el empleo del morfema {–ti} que funcionaba como ligadura (como en 1b). Esto último significa que la secuencia {–tik} en realidad estaba formada por una ligadura más el derivativo {–k}.1

1 Tratando de ser claro, identifico morfemas empleando llaves { } y ocasionalmente registros fonológicos entre corchetes [ ].

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No está de más advertir que en este texto se asume que la derivación genera radicales, no palabras, por lo que el conjunto de sufijos derivativos forman parte del núcleo adjetival o, mejor dicho, del radical adjetival (cosa que se representa en 2).

por otra parte, y viendo la existencia de adjetivos aparentemente no derivados de otro lexema, se podría suponer que el morfema {–k} funcionaba además como un marcador de tema adjetival:

(3) p-ADJ

T-ADJ número

[ ] [– k] [ ]

hasta aquí lo que se ha hecho es tomar el conjunto de palabras que se comportan igual morfológicamente y destacar algunas de sus constantes formales.

pero más allá de (1), y en apego a los hechos, los alomorfos del morfema {–k} no tenían todos el comportamiento mostrado. por la natu-raleza del náhuatl clásico, el morfema {–k} se seleccionaba dependiendo de factores geográficos o sociales. Así por ejemplo, en los documentos coloniales escritos en náhuatl clásico (y que se presume son de la región central de México) dominan los alomorfos y sus bases como aparecen en (1), pero si se incluyen documentos coloniales que no fueron hechos en el centro de México, puede registrarse otro comportamiento alomórfico.

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Esto implica que es “normal” encontrar en un mismo documento un mismo adjetivo con más de un alomorfo.

Dos ejemplos que aparecen en dos de los “prototípicos” textos escri-tos en el centro de México durante el siglo xvi, el vocabulario de Molina (1571) y el Códice Florentino (Gobierno de la República, 1979), son:

(4) a) ‘Crudo, verde’ [šošó:w–ki] [šošók–tik] [šošó:wi–k] b) ‘Blando’ [yamá:n–ki] [yamák–tik] [yamá:ni–k] [yamás–tik]

c) Molina (f. 161v): Xoxouhqui. cosa verde, o cosa cruda. Xoxoctic. cosa verde o descolorida por enfermedad, o cosa

cruda. Sahagún: Xoxovic (Libro 11, 2º Capítulo, 1º párrafo, f. 20v). Xoxoctic (Libro 11, 2º Capítulo, 1º párrafo, f. 20v). d) Molina (f. 30v) yamanqui. cosa blanda y muelle. yamactic. cosa blanda y muelle. yamaztic. lo mesmo es que yamanqui. Sahagún: Iamanquj, iamaztic (Libro 11, 1º Capítulo, 2º párrafo, f. 9v). iamanjc (Libro 11, 7º Capítulo, 5º párrafo, f. 161r).

No tengo evidencia suficiente para poder decir algo sobre la posible diferencia de sentido que pudiera existir entre los alternantes (como la hay actualmente, por ejemplo, en el náhuatl de Tlaxpanaloya, puebla, en donde ‘verde’ es [šošóktik] y ‘crudo’ [šošóhki], cf. Brockway et al. 2000). El último ejemplo de (4) sugiere la posibilidad de diferencia de sentido dado que el par iamanqui, iamaztic aparece tal cual en la

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descripción del gato montés en el Códice Florentino, advirtiendo que el recurso de construir descripciones con secuencias de calificadores con diferencias muy sutiles es muy empleado en las descripciones que se hacen en dicho códice. Sin embargo, para Molina ambas formas son sinonímicas.

4. Tratamiento de los sufijos en las posturas no adjetivales

A la par de sostener los autores ya citados la inexistencia de la clase adje-tivo, sobresalen tres tópicos morfológicos que merecen comentarse por considerarlos como análisis inadecuados: 1) el sufijo {–k}; 2) la combi-nación {–tik} y 3) el morfema de plural.

1) El sufijo {–k}. Launey lo etiqueta como sufijo participial; Cam-pbell y Karttunen como sufijo de pretérito singular; hernández como marca de participio y Wright como sufijo pretérito. De hecho, todos los autores citados señalan que los verbos conjugados en pretérito son los que funcionaban como adjetivos, por lo tanto, el sufijo {–k} y su alternante {–ki} eran marcas de tiempo pasado. Launey, por ejemplo, advierte que muchas de esas palabras “que tienen una propensión a ser traducidas por adjetivos” terminan con un sufijo participial (p. 108) y lo señala explíci-tamente: “los ‘adjetivos’ —sus comillas— derivados de verbos provienen de intransitivos, señalando que en realidad es el pretérito de los verbos el que se usa como adjetivo” (p. 109). hernández, que se basa en el trabajo de Launey, tiene la misma posición: “este es el caso del sufijo –c / -qui (plural –queh), marca de participio, que se añade a la forma de pretérito

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de un verbo para formar un elemento léxico usado comúnmente como adjetivo” (p. 47).

2) La combinación {–tik}. Esta unidad es considerada bimorfémica presentando, además del sufijo {–k} apenas descrito, un sufijo derivativo verbalizador denominal {–ti}. Launey (p. 109) lo ve como un sufijo com-plejo en el que la {–k} es el sufijo participial y el {–ti} un sufijo nominal verbalizador que en conjunto generan un significado como de “que tiene aspecto de…” o “que tiene características de…”. Lo dice claramente: “en términos estrictos estas formas son los perfectos de los verbos en –ti de-rivados de nombres” (p. 268). Algo muy semejante hace Wright (p. 99), quien lo etiqueta como “un sufijo denominativo” cuyo significado literal es el de “ha llegado a ser como (sustantivo)”, con el sentido práctico de “algo/alguien que es como (sustantivo)”. Finalmente, Campbell y Karttu-nen (p. 267) hablan de derivaciones cualitativas (qualitative derivations) formadas “by adding –c to derived –ti verbs”, lo que no es otra cosa que verbos derivados de sustantivos en su forma pretérita (p. 265).

En otras palabras, los adjetivos [í:tstik] ‘frío’ y [testik] ‘blanco’, por ejemplo, serían resultado, primero, de una verbalización denominal de las raíces {i:ts} ‘navaja de obsidiana’ y {tes–} ‘harina’ más el sufijo {–ti}, lo que daría como resultado: “que tiene aspecto o características de navaja de obsidiana” y “que tiene aspecto o características de harina”. A este le seguía la marca de pretérito perfecto (o sea el sufijo {–k}) dando como resultado: “algo que ha llegado a ser como navaja de obsidiana” (es decir, ‘frío’) y “algo que ha llegado a ser como harina” (es decir, ‘blanco’).

3) El plural. Todos los autores señalan que el plural es {–keh}, en oposición al singular que es {–k} o {–ki}, aunque Campbell y Karttunen,

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en una nota de pie de página, dejan ver la posibilidad de que el sufijo pudiera ser sólo {–eh}. Sin embargo, tanto Launey como hernández, cuando hablan de la formación del pretérito, señalan que el plural en rea-lidad es {–eh}, yendo después del {–k} participial o marca de participio.

5. Estructura verbal mínima y el pretérito perfecto

Dado que los autores citados asumen que los supuestos adjetivos en realidad son verbos conjugados en pretérito, veamos como ejemplo un paradigma verbal con el verbo ‘caer’ {wetsi}, de valencia 1, para ver la estructura verbal mínima. En el paradigma, ‘caer’ va conjugado en se-gunda del singular y en primera del plural, ambas personas se marcan con el prefijo {ti–}, siendo {ši–} el imperativo y las etiquetas de tiempo, aspecto y modo las “tradicionales”:

(5) ‘tú…’ ‘nosotros…’ presente ti–wétsi t i–wétsi–h Imperfecto ti–wetsí–ya ti–wetsí–ya–h habitual ti–wetsí–ni ti–wetsí–ni–h Condicional ti–wetsi–skía ti–wetsi–skía–h plusperfecto ti–wéts–ka ti–wéts–ka–h perfecto tí–wets ti–wéts–keh Futuro ti–wétsi–s ti–wetsí–s–keh Imperativo/Exhortativo ši–wétsi t i–wetsí–ka:n

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297El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

Lo que se pretende evidenciar con (5) es que la palabra verbal nahua era, en su forma mínima, tetramorfémica:

(6) pV

TV’ número:sujeto

sujeto TV’

NV tam

[ ] [ ] [ ]

Además del núcleo verbal (NV), la palabra verbal (pV) tenía obliga-toriamente tres afijos marginales: un prefijo que marcaba la concordancia de persona, número y sujeto (sujeto) y dos sufijos, que marcaban, de afuera hacia adentro, la concordancia de número del sujeto y el tiem-po-aspecto-modo, tam.2

Limitándonos a las marcas de número:sujeto vemos que el singular es el no marcado y que el plural tiene tres alomorfos: un {–ka:n} en el imperativo y exhortativo y en el resto de los tam, un {–h} si la base ter-mina con vocal y un {–keh} si termina con consonante. Considero que en este punto, las marcas de número: sujeto están claramente definidas.

2 TV’ representa al nodo tema verbal una barra, aceptando que el núcleo verbal es el tema verbal.

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5.1. El pretérito perfecto realis (primera parte)

La formación del pretérito perfecto es mucho más compleja que lo mos-trado por ‘caer’ en (5). Véase el siguiente conjunto (en el que los prefijos no se separan):

(7) presente 3sg perfecto 3sg perfecto 3pla) ‘Agarra’ kíkwi kíkwi:k kikwí:–keh ‘Arranca’ kípi kípi:k kipí:–keh ‘Llega’ áhsi áhsik ahsí–keh ‘Ve’ kítta kíttak kittá–keh ‘Llora’ čó:ka čó:kak čo:ká–keh ‘Enflaca’ pitsá:wa pitsá:wak pitsá:wa–keh ‘Se enfria’ sesé:ya sesé:yak sese:yá–kehb) ‘Anda’ némi nen néŋ–keh ‘hace’ kičí:wa kíči:W kičí:W–keh ‘Guarda’ kipíya kípiš kipíš–keh ‘Vuelve’ mokwépa mókwep mokwép–keh ‘Se derrite’ páti pat pát–keh ‘Lava’ kipá:ka kípa:k kipá:k–keh ‘Adelgaza’ kipitsá:wa kipitsá:W kipitsá:W–kehc) ‘Sabe’ kimáti kímah kimát–kehd) ‘Crece’ we:yíya wé:yiš ~ we:yíyak we:yíš–keh ~ we:yiyá–kehe) ‘Se sienta’ motłalía motłálih motłalíh–keh ‘Dice’ kihtóa kíhtoh kihtóh–kehf ) ‘Come’ kíkwa kíkwah kikwáh–keh ‘Se frunce’ mosó:ma mosó:mah mosó:mah–keh

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299El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

Los verbos de (7a) tienen en singular una [k] final que en el presente no aparece. Esta [k] tampoco aparece si el verbo va en plural. Los verbos de (7b) carecen de la vocal final en el perfecto, mostrando algunos de ellos, por razones fonológicas, cambios en la consonante final. El de (7c) además de carecer de la vocal final presenta el fonema glotal en lugar de la [t] final (pero sólo si es final de palabra porque en el plural la [t] está presente). En (7d) el verbo muestra más una manera de formar su preté-rito perfecto (siendo este tipo de alternancia en esencia el único, es decir, si hay un verbo con más de una manera de formar su pretérito perfecto lo hace siguiendo el tipo que se muestra en (7a) y en (7b)). En (7e) los verbos no sólo carecen de la vocal final (que sí aparece en el presente) sino que además hay una glotal final (que se mantiene en el plural). Fi-nalmente, en (7f ) la diferencia con el presente es la glotal en el perfecto.

Antes de exponer nuestra propuesta de descripción del pretérito perfecto, es relevante que se vean las descripciones que han hecho Lau-ney, Campbell y Karttunen, hernández y Wright sobre la formación del pretérito perfecto.

5.2. La formación del pretérito perfecto según Launey (1992 [1979]:71-76)

Launey señala la existencia de nueve formas de tiempo y modo que se construyen sobre uno de los tres temas del verbo (p. 71), identificando al tema como “una variante del radical verbal” (ibídem). Afirma que todas las formas pueden ser deducidas de la del presente cuya forma la identifica con el tema 1 o tema largo que termina en una o en dos vocales (siendo, además, la entrada en la que aparecen los verbos en

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los diccionarios). En cuanto a la formación de lo que él llama pretérito, propone cinco pasos:

a) se agrega eventualmente {o:–} al principio del verbo;b) se prefijan los morfemas personales adecuados;c) se usa el tema 2 o tema breve del verbo;d) se sufija el morfema participial {–k} ye) se sufija, cuando es necesario, el plural {–eh}.

El tema 2 o breve es un radical reducido que tiene cuatro formas de generarse:

1) por la simple desaparición de la vocal final del tema 1, si ésta iba precedida por una sola consonante, excepto en los monosílabos y en aquellos que terminaban en [–ka], [–tła] y, en ciertos casos, en [–wa], [–ya] o [–na].

2) por la desaparición de la vocal final más la aparición de un sal-tillo. Esto sólo sucedía en los verbos que terminaban en [–ia] o en [–oa].

3) por la simple aparición del saltillo. Esto lo hacían sólo los mono-sílabos que terminaban en [–a].

4) Sin cambio alguno, “coincidiendo así con el tema 1” (en los terminados en [–o], en los monosílabos terminados en [–i], en los que tienen dos consonantes antes de la vocal final o los terminados en [–tła], [–ka] o [–wa] cuando son intransitivos y facultativamente en los intransitivos terminados en [–ya], p. 74).

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habla también de la formación del pretérito en los verbos que él identifica como irregulares, ‘ir’, ‘venir’ y ‘ser/estar’, proceso del que no hablaré por no ser relevante al tema que aquí quiero destacar.

Sobre el sufijo participial (ya mencionado) Launey anota que “tiene en principio la forma /k/, pero presenta el inconveniente de desaparecer con frecuencia” (p. 72), teniendo cuatro alomorfos: [–k], cero, [–ki] y [–ka]. De hecho propone que en el singular del pretérito del tema 2, “el sufijo participial adquiere la forma cero” (p. 72) y que reaparece como [–k] en el plural, siendo su marca {–eh}.

5.3. La formación del pretérito perfecto según Campbell y Karttunen (1989:82)

Estos autores señalan la existencia de cuatro clases de verbos, clasifi-cación hecha a partir de la manera en la que construyen su pretérito perfecto.

Clase 1. La conforman los verbos cuyos radicales, durante los pro-cesos flexivos, no sufren modificación alguna.

Clase 2. El radical de los verbos de esta clase pierden (drop) su vocal final al formar el pretérito y en otros contextos predecibles.

Clase 3. Los radicales de los verbos de esta clase finalizan en [–ia] u [–oa].

Clase 4. Esta incluye muy pocos verbos, lo cuales se podrían ver como un caso especial de la clase 3 debido a que su radical también ter-mina en /a:/ aunque después de consonante.

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La clase 1 y 2 les permite hablar de radicales vocálicos y radicales consonánticos (vowel stems and consonant stems), división que consideran crucial (p. 54).

hablan asimismo de un radical de pretérito (preterite stem) al cual se le sufija en el singular {–k} y en el plural {–keh} para formar, en los verbos de la clase 1, el tiempo pretérito. Los verbos de la clase 2 forman su radical de pretérito “by just dropping the final vowel” (p. 88), los de la clase 3 pierden su /a:/ final y agregan (add) {–h} para transformar el radical en uno consonántico (que, por el guión, se puede suponer que hablan de un sufijo) y los de la clase 4 agregan {–h}. En todos estos casos la palabra verbal debe comenzar con {o:–}.

5.4. La formación del pretérito perfecto según hernández (1997:34-36)

hernández comienza haciendo la diferencia entre “lo que constituye la raíz léxica, que aporta el contenido nocional al verbo, y la base verbal, que actualiza dicha raíz léxica como verbo funcional” (p. 34) y señala, retomando a Launey, la existencia de tres tipos de base o variantes del radi cal verbal sobre los que se construyen, con una serie de elementos adicionales, los diferentes tiempos-modos del verbo. Explícitamente afirma que “la base verbal segunda se construye normalmente por la su-presión de la vocal final característica de la base primera” (p. 36) y agrega que “cuando la base segunda no coincide con la primera, la base segunda sirve desnuda para la expresión del perfecto; cuando, por el contrario, existe coincidencia, el perfecto se construye normalmente añadiendo a la raíz el morfo –c, sufijo que sirve también para la expresión del participio”

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(p. 36). Este morfo de participio aparece siempre en las formas plurales, entre la raíz y el indicador de plural {–eh}.

Finalmente, señala que la partícula {o:–} pude preceder a la forma verbal de perfecto.

5.5. La formación del pretérito perfecto según Wright Carr (2007:135-139)

Este autor habla de la existencia de cinco clases de verbos que están deter-minadas por las características fonológicas de sus raíces y que se pueden deducir de la manera en la que forman el pretérito. Al respecto apunta que “se puede formar agregando el prefijo antecesivo o– a las raíces, pero varían los cambios morfológicos que experimentan las terminaciones de los verbos”. precisa señalando que el prefijo antecesivo tenía un uso opcional durante los siglos xvi y xvii y que no sólo podía aparecer con el pretérito sino también con el antecopretérito, el copretérito e, inclu-so, con el futuro “cuando el suceso terminará antes de que inicie otro” (p. 132).

Primera clase. Los verbos de ésta se caracterizan porque sus raíces terminan en CCV o en CV y porque, para formar su pretérito, se le sufija a la raíz del tiempo presente uno de los sufijos pretéritos: {–k} para el singular y {–keh}, para el plural (p. 135-136).

Segunda clase. Los de esta clase tienen raíces que terminan en CV, siendo la vocal corta. “En el pretérito, las raíces pierden sus vocales fina-les”, pudiendo experimentar ciertos cambios fonéticos (p. 136).

Tercera clase. Las raíces de los verbos de esta clase terminan con dos vocales, [ia:] y [oa:]. En el pretérito pierden la segunda vocal [a:] y

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sufijan en el pretérito {–h}. En el plural a este sufijo {–h} le sigue la marca de plural {–keh} (p. 137).

Cuarta clase. Las raíces de los verbos de esta clase terminan con la vocal larga [a:] y forman su pretérito manteniéndose las raíces “casi íntegras”, experimentando sólo un cambio fonético: el acortamiento de la vocal larga y agregando el sufijo {–h} para el singular o los sufijos {–h} más {–keh} para el plural (p. 138).

En lugar de una quinta clase, Wright identifica una clase de verbos que él llama irregulares, caracterizados por tener “múltiples raíces usadas para los diferentes tiempos y números” (p. 139).

5.6. Comentarios

Todos los autores hablan de un prefijo o partícula {o:–} opcional para formar el pretérito (salvo Campbell y Karttunen que lo consideran obli-gatorio). por ahora baste señalar que dicho elemento es un clítico y que sirve para indicar tiempo pasado (y algo más que no ha sido claramente definido; de ahí su aparente opcionalidad), por lo que no es ni exclusi-vo del perfecto ni, mucho menos, parte de la marca del perfecto. por eso no está ni siquiera mencionado en (7).

por otro lado, Campbell y Karttunen y Wright hablan de cuatro clases verbales tomando como variable de clasificación su comportamien-to al formar el pretérito perfecto. En esencia, las clases son las mismas, con algunas muy ligeras diferencias. De hecho, los ejemplos de (7) están organizados respetando de cierto modo tal clasificación. La clase 1 es (7a); la clase 2, (7b) y (7c); la clase 3, (7e) y la clase 4, (7f ).

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305El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

por otro lado, para estos mismos autores, el plural se indica con {–keh}, existiendo dos sufijos para el singular: {–k} para los verbos de la clase 1 (los que terminan con vocal) y {–h}, para los verbos de las clases 3 y 4. El {–k} no aparece en plural, mientras que {–h} se mantiene si va el plural.

Launey y hernández más que hablar de clases mencionan temas, radicales o bases, aunque para el pretérito perfecto sólo sea relevante el tema 2 o breve. para ambos autores la marca de plural es {–eh} y el singular se marca en ocasiones con {–k}, identificado por Launey como sufijo participial y por hernández como el morfo {–k} que también sirve para marcar el participio.

6. Temas verbales y el pretérito perfecto

6.1. Las clases de verbos y sus temas

para describir lo que sucede en la formación del pretérito perfecto es necesario retomar la tetraclasificación de los verbos propuesta y la exis-tencia de distintos temas verbales. para esto, empleo, con algunos peque-ños ajustes, la propuesta de Launey sobre la existencia de cuatro temas verbales en el náhuatl clásico, limitándome por ahora a mencionar sólo dos: el tema imperfectivo (o largo o 1 de Launey) y el tema perfectivo (o breve o 2 de Launey). Ambos se definen por sus esqueletos fonológicos:

A. tema imperfectivo. Se caracteriza por terminar en vocal y por ser universal (es decir, todos los verbos nahuas lo tenían), ajustándose a los

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siguientes esqueletos: CVCV, CVCVV o CVCCV. Es, por lo tanto, el tema menos marcado.

B. tema perfectivo. Se caracteriza por terminar en consonante, CVC o CVCC. por diversas razones, tanto léxicas como fonológicas, había ver-bos que no contaban con este tema. Es claro que la “brevedad” no es la ca-racterística de este tema, ya que existe un grupo de verbos cuyo tema per-fectivo presenta una glotal final que no aparece en el tema imperfectivo.

Si articulamos la clasificación verbal con los temas se ve que el tema perfectivo de los verbos de las clases 2, 3 y 4 termina efectivamente en consonante, ya sea por no tener la vocal final (que sí aparece en el tema imperfectivo, como en 8a) o por tener una glotal “en lugar” de la vocal final que sí está en tema imperfectivo (como en 8b) o por tener una glotal después de la vocal final (como en 8c). Aquí asumo que esa glotal final estaba presente en las formas subyacentes de los verbos representados en (8b) y (8c); es decir, la glotal formaba parte del tema perfectivo. por lo tanto, no era un sufijo.

(8) Imperfectivo perfectivo a. ‘Anda’ némi nen ‘hace’ čí :wa či:w ‘Guarda’ píya piš ‘Vuelve’ kwépa kwep ‘Se derrite’ páti pat ‘Lava’ pá:ka pa:k ‘Adelgaza’ pitsá:wa pitsá:w ‘Sabe’ máti mah ~ mat

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307El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

b. ‘Se sienta’ tłal ía: t łál ih ‘Dice’ htóa: htoh c. ‘Come’ kwa: kwah ‘Se frunce’ só:ma: só:mah ‘Captura’ ma mah

pero los verbos de la clase 1 (los “sin cambios”) presentan sólo en singular una [k] en el tema perfectivo (consonante que está ausente en el tema imperfectivo). Su estructura permite descubrir ciertas constantes fonológicas. por ejemplo, los temas imperfectivos de (9a) son monosi-lábicos; los de (9b) tienen dos consonantes antes de la vocal final; los de (9c) muestran una restricción de terminar la palabra con [tł] o con [k] (esta última restricción se da dominantemente si el tema imperfectivo termina con [ka]) y finalmente, los de (9d) son radicales con un sufijo {–a} o con el derivativo {–ya}. Ambos, presentes en radicales verbales de valencia 1.

(9) Imperfectivo perfectivo a. ‘Agarra’ kwi: kwi:k ‘Arranca’ pi: pi:k ‘Se sangra’ so sok ‘Se unta’ sa sak b. ‘Llega’ ahsi ahsik ‘Ve’ tta ttak ~ tt c. ‘Llora’ čo:ka čo:kak ~ čo:k ‘Canta’ kwi:ka kwi:kak

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308 CLECM 1-2013Leopoldo Valiñas Coalla

‘Apedrea’ mo:tła mo:tłak ‘Cambia’ patła patłak d. ‘Enflaca’ pitsa:wa pitsa:wak ‘Llueve recio’ t i la:wa ti la:wak ‘Se amarga’ čičiya čičiyak ~ čičiš ‘Se enfría’ sese:ya sese:yak ~ sese:š

paralelamente a esto, se puede ver que algunos de los verbos de (9) tienen temas perfectivos alternantes. Los alternantes presentes en (9d) son característicos de los verbos que tienen el sufijo {–ya} (ver más ade-lante), mientras que los otros alternantes (como el de ‘ver’ y el de ‘llorar’) están en distribución complementaria: los alternantes {ttak} o {čo:kak} aparecen en el pretérito perfecto mientras que los {tt} o {čo:k} cuando llevan algún sufijo de voz (pasiva o causativo).

El hecho es que aquí se propone que la [k] final en los temas per-fectivos (como los de 9) no es resultado de sufijación alguna sino de un proceso fonológico de formación de temas perfectivos que sólo aplica en los verbos cuyos temas, por razones también fonológicas, no tienen una consonante final (y final de palabra). Advirtiendo que el tema per-fectivo no se usa únicamente para el tiempo pretérito perfecto, en (10) se ejemplifican tres verbos en contextos en donde se “debería” emplear el tema perfectivo (como lo muestra el verbo ‘secarse’ que se añade como punto de comparación).

(10) ‘Enflaca’ ‘Apedrea’ ‘Llega’ ‘Se seca’ {pitsa:wa} {mo:tła} {ahsi} {wa:ki}

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309El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

plusperfecto: pitsa:wá–ka kimo:tłá–ka ahsí–ka wá:k–kaCon auxiliar: pitsa:wa–tíkah kimo:tła–tíkak ahsi–tíkah wa:k–tíkah

Tanto ‘apedrear’ como ‘llegar’, de no presentar la vocal final, viola-ría cada uno una restricción: ‘apedrear’ la de que aparezca la [tł] antes de consonante y ‘llegar’, la de tener tres consonantes juntas (*CCC). El caso de ‘enflacar’, mucho más complicado, tiene que ver muy segura-mente con la presencia de un morfema {–a}. Baste comparar ‘enflacar’ (de valencia 1) con su “igual” ‘adelgazar’ (de valencia 2, en 8a). El verbo ‘adelgazar’ de valencia 2 y sus similares (aquellos terminados en [a:wa] y que “pueden ser” tanto de valencia 1 o 2) sí tienen tema perfectivo.

Esto significa que había razones fonotácticas o morfotácticas que evitaban la presencia del tema perfectivo.

6.2. El pretérito perfecto realis (segunda parte)

Dicho todo lo anterior, y observando el paradigma (7), se puede decir que la forma de explicar la formación del pretérito perfecto y del presente es mucho muy simple (siguiendo, de hecho, la propuesta de Launey, con algunas modificaciones). para formar el presente se emplea el tema im-perfectivo y para formar el pretérito perfecto, el tema perfectivo, siendo su tema, en ambos casos, el exponente morfológico de tam. No hay sufijos que marquen presente ni pretérito perfecto.

No hay más que decir. Tanto la prefijación de marcas de persona y número como la sufijación del número no forman parte del proceso de formación del pretérito perfecto.

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7. Contraargumentos

Luego de haber presentado todo lo anterior, se pueden presentar de ma-nera puntual los contraargumentos que se contraponen a las afirmaciones hechas por los especialistas mencionados.

7.1. adjetivos como verbos en pretérito perfecto

Comenzando con el tema de la “naturaleza pretérita” de los adjetivos, los argumentos en contra son simples. Veamos tres.

A. Flexión contra derivación. para comenzar, el pretérito es un fenó-meno flexivo y la formación de radicales adjetivales es derivativo. Esto es, se trata de procesos y morfemas diferentes que suceden en sistemas o niveles diferentes. Los ejemplos clásicos de los verbos cuya forma pretérita perfecta y su adjetivo derivado son “idénticos” son los verbos termina-dos en [a:wa]. Veamos uno (en Molina 1571, foja 19v); los verbos van conjugados en primera persona singular sujeto:

(11) Chicaua.ni. arreziar o tomar fuerças, o hazerse viejo el hombre o la bestia. pret: onichicauac.

Chicaua.nitla. fortalecer o guarnecer algo, y esforçar y animar. pre: onit-lachicauh.

Chicauac. lo mesmo es que chicactic. Chicactic. cosa rezia y fuerte, o persona anciana.

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311El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

La primera entrada es la del verbo de valencia 1 y la segunda, la del de valencia 2. Al final de cada definición Molina registró la forma pretérita perfecta respectiva, siendo la del verbo de valencia 1 “idéntica” a la del adjetivo, o más bien, a uno de los adjetivos, pues Molina agrega un término más: chicactic (que sólo es adjetivo).

(12) Valencia 1: [ni–čiká:wa] pretérito: [ni–čiká:wak] Valencia 2: [nitła–čiká:wa] pretérito: [nitła–číka:w] Adjetivo: [čiká:wa–k] ~ [čikák–tik]

B. Morfemas empleados. Otro de los argumentos en contra tiene que ver con los morfemas empleados; simplemente no son los mismos. Aún aceptando la existencia de un sufijo de pretérito {–k}, por lo que se ha visto hasta ahora, el adjetivador deverbal es dominantemente {–ki} (o {–k} más una vocal táctica). En (13) se comparan los verbos en pretérito perfecto y los adjetivos correspondientes.

(13) presente 3sg perfecto 3sg Adjetivoa. ‘Morir’ míki mik mík–ki ‘muerto’ ‘Se enoja’ kwalá:ni kwála:n kwalán–ki ‘enojado’ ‘Duerme’ kóči koč kóč–ki ‘dormido’b. ‘Adelgaza’ ki–pitsá:wa ki–pítsa:w pitsá:w–ki ‘delgado’ ‘Quiebra’ ki–postéki ki–póstek posték–ki ‘quebrado’ ‘Se maquilla’ ki–šá:wa kí–ša:w šá:w–ki ‘maquillada’

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312 CLECM 1-2013Leopoldo Valiñas Coalla

por otro lado, los adjetivos que emplean {–k} como ‘adjetivador’ y provienen de verbos son muy pocos (en proporción a los que usan {–ki}). La gran mayoría de ellos es como el ejemplificado en (11), es decir, es un verbo que termina en [a:wa], siendo una de sus características, como se ha venido diciendo, el tener valencia 1 y 2. En sus temas perfectivos, el de valencia 1 presenta [k] y el de valencia 2, carece de la vocal final.

(14) presente 3sg perfecto 3sg Adjetivoa. ‘Agarra’ kí–kokóa kí–kokóh kóko:–k ‘doloroso’ ‘Llega’ áhsi áhsik ahsí–k ‘cumplido’b. ‘Enflaca’ pitsá:wa pitsá:wak pitsá:wa–k ~ pitsák–tik ‘delgado’ ‘Se endereza’ melá:wa melá:wak melá:wa–k ~ melák–tik ‘derecho’c. ‘Lo enflaca’ ki–pitsá:wa ki–pítsa:w ‘Endereza’ ki–melá:wa ki–méla:w

Como se ve en (14b), los verbos de [a:wa] pueden tener más de una forma adjetival. De hecho existen los nominales [pitsak–tłi] ‘delgado’ y [melak–tłi] ‘recto’.

C. La formación de agentivos. El último contraargumento tiene que ver con esta otra derivación deverbal. En (15) se muestran agentivos de verbos de valencia 1 y de valencia 2.

(15) presente 3sg perfecto 3sg Agentivoa. ‘Anda’ némi nen néŋ–ki ‘morador’ ‘Mira’ tłačíya tłáčiš tłáčiš–ki ‘mirador’ ‘Salta’ pančolóa pančóloh pančolóh–ki ‘saltador’

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313El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

‘Caza’ ámi an án–ki ‘cazador’b. ‘Enderezar’ ki–melá:wa ki–melá:w tła–melá:w–ki ‘enderezador’ ‘Quiebra’ ki–postéki ki–póstek tła–posték–ki ‘quebrador’ ‘Corta pelo’ ki–ší:ma kí–ši:n te:–ší:n–ki ‘barbero’

Cuando se forma un agentivo de valencia 2 o mayor, debe aparecer dominantemente un prefijo de indefinido ({tła–} para objeto no huma-no y {te:–} para humano), como se ve en (15b). Esta prefijación, como se descubre al comparar estos últimos ejemplos con los adjetivos de (13), no sucede en los adjetivos que provienen de verbos de valencia 2 o mayor.

D. Ligadura contra verbalización denominal. Finalmente, el otro tó-pico a discutir tiene que ver con el pretérito perfecto que, según se afirma, está presente en los adjetivos que presentan el sufijo derivativo {–tik}. En este texto se defiende la idea de que dicho sufijo tiene la siguiente estruc-tura interna: la ligadura {–ti} más el ‘adjetivador’ {–k}. Este elemento se sufijaba preferentemente a una base nominal terminada en consonante.

Los autores arriba citados postulan que son verbalizaciones deno-minales, en las que se usa el sufijo {–ti} (que no etiquetan) más el sufijo {–k} de pasado.

El contraargumento tiene dos partes. a) para empezar, no había una única manera de formar el pretérito perfecto singular de los verbos con ‘incoativo’ {–ti}. por un lado, estaban aquellos verbos cuyo tema per-fectivo tenía una [k] (como los de 16a y 16b) y, por otro, aquellos cuyo tema perfectivo terminaba en [t] (sin la vocal final que está presente en el tema imperfectivo, como los de 16c):

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(16) Sustantivo Verbo pretérito 3sga. ‘Anciana’ i lámah ilamáh–ti ‘Se hace vieja’ i lamátik ‘Estimado’ ma:wís–tłi ma:wís–ti ‘Es estimado’ ma:wístikb. ‘Espiga’ miyá:wa–tł miya:wá–ti ‘Espiga’ miya:wátik ‘Venado’ másá:–tł masá:–ti ‘hacerse bestia’ masá:tikc. ‘Tallo’ kíyo:–tł kiyó:–ti ‘Entallece’ kíyo:t ‘Enemigo’ yáo:–tł yaó:–ti ‘Se enemista’ yáo:t

Los que pertenecían a la clase ejemplificada por los verbos de (16a) no podía tener un tema perfectivo que terminara en [t] porque de hacerlo violarían la restricción que prohibía que la palabra terminara con dos consonantes (*CC#). En cambio, no hay razón clara de porqué algu-nos verbos formados con el ‘incoativo’ {–ti} tenían un tema perfectivo terminado en [k] (como los de 16b) y por qué algunos otros lo tenían terminado en [t].

Tratando de hablar de proporciones de manera un poco más obje-tiva, formé una muestra de 47 verbos formados con el ‘incoativo’ {–ti} sacados aleatoriamente del vocabulario de Molina y de los cuales se consigna su pretérito perfecto. Se encontró que 15 de ellos tenían una consonante antes del sufijo {–ti} (como los de 16a, por lo que su tema perfectivo necesariamente terminaba con [k]) y el resto tenía una vocal antes del sufijo. De estos últimos, 20 formaban su pretérito perfecto con su tema perfectivo terminado en [k] (es decir, el 63 %, como los de 16b) y 12, el otro 37 %, con su tema perfectivo terminado en [t] (como los de 16c).

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315El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

b) En segundo lugar, el proceso derivativo denominal (la posi-ción defendida en este texto) implica que el proceso de adjetivación es “simple”, pues se basa en las características del nominal (de ‘cajete’, ‘cajetudo’, de ‘harina’, ‘harinoso’). En cambio, la posición tenida por los autores citados (basada en un pretérito perfecto) implica pasar de un “se hizo X” a algo como “que tiene características de X” o “ha llegado a ser como X”, con una especie de valor ‘resultativo’. por lo regular, dicho valor resultativo no siempre es claro:

(17)a. tes–tłi ‘harina’ tes–tik ‘blanco’ tes–ti ‘hacerse harina’3

b. teš–tłi ‘masa, harina’ teš–tik ‘fino, molido’ teš–ti ‘hacerse masa o harina’

c. ša: l–li ‘arena’ ša: l–tik ‘granular’ ša: l–ti ‘volverse arena’

d. ma:wis–tłi ‘temor’ ma:wis–tik ‘maravilloso, admirable’ ma:wis–ti ‘ser estimado’

e. i :špopoyo:–tł ‘ciego’ i :špopoyo:–tik ‘ser ciego’ i :špopoyo:–ti ‘cegarse’

3 Esta forma no está atestiguada.

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En (17) se muestra un “pequeño espectro” de formas léxicas en las que aparecen los nominales, sus verbalizaciones con {–ti} y sus adjetivos con las traducciones que les da Molina. El (17a) sería el más nominal mientras que el (17e) el más resultativo.

7.2. Morfología adjetival

El argumento más fuerte se arma con la existencia de morfología o recur-sos morfológicos exclusivamente adjetivales. Antes de ver una pequeña lista, no está de más señalar que el número gramatical de los adjetivos es necesariamente resultado de concordancia con su sustantivo. Aunque también se puede argumentar que ese número gramatical es la concor-dancia con el sujeto.

A. adjetivos con otros sufijos. Los adjetivos podían llevar, al igual que los sustantivos, marcadores evaluativos (para indicar dimensionalidad o distancia social) o la marca de abstracto. En estos casos, y a diferencia de los sustantivos, el adjetivo necesitaba de un morfema {–a:} que funcio-naba como ligadura que unía al tema adjetival con los sufijos evaluativos y el abstracto:

(18) Con evaluativos o el abstracto:

‘Cosa blanca y pequeña’ [istaka:tsíntłi] istak–a:–tsin–tłi blanco–lig–dim–abs

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317El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

‘Larguito’ [we:yaka:tó:ntłi] we:yak–a:–to:n–tłi largo–lig–dim–abs

‘Dureza’ [tetiká:yo:tł] tetik–á:–yo:–tł duro–lig–abstr–abs

Algo semejante sucedía cuando el adjetivo era parte de un compues-to: si aparecía antes del núcleo nominal o antes de un núcleo adjetival llevaba el mismo morfema {–a:} ligadura:

(19) En composición:

‘Cosa que se come cruda’ šošo:wka:kwaló:ni šošo:wk–a:–kwalo:ni(cf. [šošo:wki] ‘verde’) crudo–lig–comestible

‘Mosca grande’ mikka:sayólin mikk–a:–sayolin (cf. [mikki] ‘muerto’) muerto–lig–mosca

‘hospital’ kokošká:kalli kokošk–a:–kalli (cf. [kokoški] ‘enfermo’) enfermo–lig–casa

‘Color verde oscuro’ yaya:wka:kiltiséktik yaya:wk–a:–kil–tisektik (cf. [yaya:wik] ‘oscuro’) oscuro–lig–quelite–blancuzco

En este grupo se incluye al adjetivo cuando, por razones de concor-dancia con su sustantivo nuclear, llevaba una marca locativa. Esto es, si

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318 CLECM 1-2013Leopoldo Valiñas Coalla

el adjetivo modificaba a un sustantivo que llevaba un sufijo locativo, el adjetivo llevaba el propio:

(20) Locativo‘Lugar nuevo’ [yankwí:ka:n] yankwí:k–a:–n nuevo–lig–loc

‘Lugar espantoso’ [te:mahma:wtíhka:n] te:mahma:wtíhk–a:–n espantoso–lig–loc

‘Lugar ennegrecido’ [tł i : l iwíhka:n] tł i : l iwíhk–a:–n ennegrecido–lig–loc

B. verbalización de adjetivos. Existían dos sufijos adjetivales deri-vativos verbalizadores: uno ‘incoativo’ {–ya} (que convertía un radical adjetival en uno verbal de valencia 1) y otro ‘aplicativo’ {–lia} (que lo convertía en uno de valencia 2):

(21) Singular Valencia 1 Valencia 2 ‘Blanco’ ístak istá–ya ‘se blanquea’ ki–sta–lía ‘lo blanquea’ ‘Frío’ sése:k sesé: –ya ‘se enfria’ ki–sese–lía ‘lo enfria’ ‘Frío’ í :tstik i :tstí–ya ‘se enfria’ k–i:tsti–lía ‘lo enfria’ ‘Duro’ tétik tetí–ya ‘se endurece’ ki–teti–lía ‘lo endurece’ ‘Salado’ póyek poyé–ya ‘se sala’ ki–poye–lía ‘lo sala’ ‘picoso’ kókok kokó–ya ‘se hace picoso’

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319El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

En ambas verbalizaciones el sufijo {–k} del tema adjetival no apa-recía. Existía, por otro lado, otro par de sufijos verbalizadores para bases nominales: uno ‘incoativo’ {–ti} (que convertía un radical nominal en uno verbal de valencia 1) y otro ‘aplicativo’ {–wia} (que lo convertía en uno de valencia 2).

(22) Singular Valencia 1 Valencia 2 ‘Lodo’ soki– soki–ti ‘se hace lodo’ ki–soki–wía ‘lo enloda’ ‘Tierra’ t ła: l– tła: l–ti ‘se hace tierra’ ki–tła: l–wía ‘le echa tierra’ ‘papel’ a:ma– k–a:ma–wía ‘lo empapela’ ‘Jilote’ ši : lo:– ši : ló:–ti ‘jilotea’ ‘Sal’ ista–

El ‘incoativo’ nominal {–ti} exigía una base nominal, independiente-mente de si el sustantivo parecía “adjetivo”. por ejemplo, en (23a) aparece con sustantivos “plenos” (con aquellos que en su forma menos marcada llevaban el sufijo nominal de absolutivo); en (23b) con sustantivos que en su forma menos marcada carecían de absolutivo y en (23c) con “ad-jetivos” que tenían marcas morfológicas nominales (pues llevaban en su forma menos marcada su absolutivo). De hecho, los sustantivos de (23b) como los de (23c) se podrían considerar adjetivos, pero su verbalización era nominal (es decir, se construía con {–ti}, no con {–ya}) por tener una base nominal.

(23) a. teo:– ‘dios’ teó:–ti ‘se hace dios’ t ła: l– ‘tierra’ t łá: l–ti ‘se hace tierra’

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320 CLECM 1-2013Leopoldo Valiñas Coalla

b. omistła ‘magro’ omistła–ti ‘se vuelve flaco’ koko ‘sirvienta’ koko–ti ‘se hace sirvienta’

c. kwal– ‘bueno’ kwal–ti ‘se hace bueno’ yek– ‘correcto’ yek–ti ‘se hace correcto’

Dos de los ejemplos más evidentes de los dos pares de incoativos y de aplicativos se muestran con la raíz nominal ‘piedra’ {te–} y con la raíz {sta–}, que si es nominal es ‘sal’ y si es adjetival es ‘blanco’:

(24)a. te–tł ‘piedra’ te–ti–k ‘duro’ te–ti ‘se hace piedra’ te–ti–ya ‘se endurece’ ki–te–wia ‘lo golpea con piedra’ ki–te–ti–lia ‘lo endurece’

b. ista–tł ‘sal’ ista–k ‘blanco’ poye–k ‘salado’ ista–ya ‘se blanquea’ poye–ya ‘se sala’ ki–sta–wia ‘lo sala’ ki–sta–lia ‘lo blanquea’ ki–poye–lia ‘lo sala’

C. afijos de grado. Existe, finalmente, un conjunto de sufijos que son exclusivos de los adjetivos y cuya función es modificar su valores semánticos. Son una especie de marcadores adverbiales de grado. Entre los comunes están:

(25) {–pah} {–pil} {–kal} {–palalah} {–pets} {–tso} ~ {–tson}

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321El adjetivo y sus constituyentes en el náhuatl

Los dos últimos pueden preceder a los tres primeros (como en 27). También se empleaba la reduplicación (pudiendo ser un enfático o un distributivo; no es claro) y un sufijo {–kwaw}, cuya marca de palabra era nominal (es decir, terminaba con absolutivo). he optado por no glosar los sufijos de (25) por no tener la certeza de los matices indicados. Dejo, sin embargo, la traducción que proponen Dibble y Anderson (1981: 68 y 65, respectivamente) para tener, quizás, una idea más próxima.

(26) a. kó:s–tik, ko:s–páh–tik, ko:s–píl–tik “it is yellow, very yellow, extremely yellow”

b. tolóni–k, tohtolón–tik. “round, each one round”

y sólo para mostrar la afijabilidad de los adjetivos, en (27) enlisto los términos que aparecen en el Códice Florentino describiendo algunos productos. ‘picoso’ se emplea para las salsas (Libro 10º, Capítulo 19º, foja 51v); el ‘dulce’ (con sus dos lexemas), para la fruta de una yuca lla-mada iczotzotzohualli (Libro 11º, Capítulo 7º, párrafo 10º, foja 191v) y ‘sabroso’ y ‘oloroso’, para los tamales (Libro 10º, Capítulo 19º, foja 50r):

(27) ‘picoso’ ‘Dulce’ ‘Sabroso’ ‘Oloroso’ koko–k nekw–tik wé:li–k ahwiya:–k koko–pah–tik nekw–tso–pah–tik wé:l–tik ahwiš–tik koko–pets–pah–tik tsope:li–k we:l–páh–tik ahwiš–pah–tik koko–pets–tik tsope:l–pah–tik we:l–tso–pah–tik ahwiš–tso–kal–tik

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koko–pets–kwaw–itl we:we:li–k ahwiya:l–pah–tik koko–palalah–tik

8. Comentarios finales

La idea central de estas notas ha sido la de presentar una descripción alternativa sobre la naturaleza de los adjetivos en náhuatl clásico. Es-tructuralmente hablando, la clase de palabra adjetivo tenía en el náhuatl clásico tanto una estructura propia como un conjunto de morfemas y de comportamientos morfológicos propios.

No está de más señalar que el empleo de términos como participio o participial es muy desafortunado pues no sólo no se define (como si fuera una metacategoría) sino que no tiene manera de sostenerse por no formar parte ni de las categorías sintácticas o léxicas ni tampoco de una morfología funcional.

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CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO, VOL. 1, 2013 324

ABREVIATURAS EMpLEADAS

1 primera persona 2 segunda persona3 tercera persona adv adverbioac acusativoapl aplicativoasoc caso asociativo (Chamoreau 2004)conj conjuncióndem demostrativodist distributivodur durativoep epéntesisest estativo (Chamoreau 2004)evi.rep evidencia reportadafoc focofor formativofut futurogen genitivohab habitualhum humano

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325Abreviaturas

it iterativoinf infinitivo int interrogativoind indicativo indef indefinidoimperf imperfectivoinstr instrumentalloc locativoobj caso objetivopas pasadopfvo perfectivopl pluralpred predicativopres presenteposs posesivopost postposicionprep preposiciónprog progresivo (durativo)pva pasivamod.pos posibilidad epistémicamod.ne necesidad epistémicaneg negaciónnum operador de númeronmlz nominalizadornom caso nominativonx nexo

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326 CLECM 1-2013

rel relativizadorred reduplicaciónsg singularsub modo ‘subordinado’subnte subordinantesuj sujetotop tópicoverb verbalizador

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EL COLEGIO DE MÉXICO

Estudios descriptivos del purépecha

de Lingüística de El Colegio de Méxicouadernos

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C E N T RO D E E S T U D I O SLINGÜÍSTICOS Y LITERARIOS

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