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VOL 1 NUM. 1 (2015) ISSN EN TRÁMITE

Las transformaciones socioambientales ocasionadas en las

zonas ejidales periféricas de Acapulco por el desarrollo turístico y

expansión urbana: el caso del Ejido La Zanja.

M.C. Dante López Román

(Recibido: el 1 de julio del 2015; Aceptado para su publicación: 14 de julio del 2015)

Resumen

Este estudio tiene como finalidad, demostrar que lo ocurrido recientemente por el

desastre natural ocasionado por los huracanes Ingrid y Manuel en la zona turística

Diamante de Acapulco, y particularmente en la Comunidad Ejidal La Zanja, no ha

sido solo consecuencia de la falta de planeación en el crecimiento y desarrollo

urbano de la ciudad como se ha venido argumentando en algunos espacios de

opinión pública, sino que además, ello ha sido propiciado desde hace más de tres

décadas por las necesidades de expansión del capital transnacional manifiestas en

la ampliación de la infraestructura turística de manera inusitada. Lo cual se ha

traducido en la alteración del ecosistema local y el entorno social especifico de la

zona objeto de estudio, derivando en externalidades nocivas para el hábitat de la

población, como han sido las inundaciones de fraccionamientos y colonias

populares, insalubridad, enfermedades, hacinamiento, inmigración, pobreza

extrema, mayores índices de delincuencia, deterioro de la calidad de vida y la falta

de servicios públicos, entre otros, dentro de una zona de ejidos, cuyos terrenos no

eran propicios para la construcción de desarrollos urbanos, sino más bien para

actividades agropecuarias, como es el caso de la Comunidad Ejidal La zanja, cuyas

actividades agrícolas dieron un giro desde los cultivos tradicionales hacia los

Las transformaciones socioambientales ocasionadas en las zonas ejidales periféricas de Acapulco por el

desarrollo turístico y expansión urbana: el caso del Ejido La Zanja.


Revista Electrónica de Educación, Tecnología y Desarrollo Regional, Vol. 1 Núm. 1 (2015) ISSN en trámite

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ornamentales, y en donde gran parte de su superficie cultivable fue expropiada por

los gobiernos federales y estatales para la expansión turística y para el desarrollo

urbano.

En el presente artículo abordaremos cuál es la metodología actual para la

elaboración de software educativo.

Introducción

Este estudio tiene como finalidad, demostrar que lo ocurrido recientemente por el

desastre natural ocasionado por los huracanes Ingrid y Manuel en la zona turística

Diamante de Acapulco, y particularmente en la Comunidad Ejidal La Zanja, no ha

sido solo consecuencia de la falta de planeación en el crecimiento y desarrollo

urbano de la ciudad como se ha venido argumentando en algunos espacios de

opinión pública, sino que además, ello ha sido propiciado desde hace más de tres

décadas por las necesidades de expansión del capital transnacional manifiestas en

la ampliación de la infraestructura turística de manera inusitada, lo que a su vez, ha

sido acompañado del cambio de uso del suelo en terrenos no propicios para

asentamientos humanos sino para actividades agropecuarias, acumulación de

riesgo y vulnerabilidad de la población asentada en la zona investigada, enfoque

errático en la elaboración e implementación de la política de desarrollo regional por

parte de los gobiernos en sus diferentes niveles, corrupción institucional en la

afectación y concesión de tierras de uso agrario para beneficio de los grandes

empresarios tanto nacionales como extranjeros, entre otros.

Así, desde la década de los ochenta, en el Municipio de Acapulco se vinieron

impulsando una serie de cambios orientados hacia la expansión del sector turístico

dentro de la zona conocida como Diamante, la cual se localiza entre las

inmediaciones de Puerto Marqués y el Aeropuerto de la Ciudad. Dentro de esta

zona se localizan algunas comunidades ejidales aledañas importantes como Llano

Largo, El Cayaco, Tunzingo, Puerto Marqués, Tres Palos y La Zanja (ver mapa).

Esta última es el objeto de análisis en este trabajo, por considerar que esta





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comunidad ejidal, es la que más ha resentido los efectos del proceso de expansión

de la infraestructura turística y el desarrollo urbano anteriormente señalado.

Lo anterior, se ha traducido en la alteración del ecosistema local y el entorno social

especifico de la zona investigada, derivando en externalidades nocivas para el

hábitat de la población, como han sido las inundaciones de fraccionamientos y

colonias populares, insalubridad, enfermedades, hacinamiento, inmigración,

pobreza extrema, mayores índices de delincuencia, deterioro de la calidad de vida

y la falta de servicios públicos, entre otros, dentro de una zona de ejidos, cuyos

terrenos no eran propicios para la construcción de desarrollos urbanos y expansión

hotelera, sino más bien para actividades agropecuarias, como es el caso de la

Comunidad Ejidal La zanja, cuyas actividades agrícolas dieron un giro desde los

cultivos tradicionales hacia los ornamentales, y en donde gran parte de su superficie

cultivable fue expropiada por los gobiernos federales y estatales para la expansión

turística y para el desarrollo urbano.

Pero esos cambios no han estado ajenos a las políticas estatales del desarrollo que

han prevalecido en el ambiente, según la época o momento histórico en que se han

implementado, pues en un primer momento, dichas políticas se orientaron dentro

del marco de los mitos generados por la teoría de los polos del desarrollo, y

posteriormente, dentro de la inercia mundial del discurso neoliberal, como moda

impuesta desde los organismos financieros internacionales a los países del tercer

mundo, y aplicados en México sin cuestionamientos por parte de los gobernantes

en turno.





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Mapa de la zona Diamante de Acapulco

Fuente: adaptación propia con base en imágenes de INEGI

Antecedentes de estudios sobre desastres

Antes de exponer los antecedentes teóricos existentes sobre la problemática

medioambiental y los riesgos desde una perspectiva de construcción social,

consideramos necesario partir de la idea de Panayotou (1994), en el sentido de que

los problemas del medio ambiente no han sido bien entendidos, y esto ha derivado

en un descuido o tipo de intervención que se ocupa más de los síntomas que de las

causas centrales. Así pues, en lo subsecuente, intentaremos resumir lo más

destacado en referencia a los avances teóricos y aportes sobre los desastres y sus

consecuencias socioambientales, considerando que estos fenómenos no son del

todo naturales, sino que, sobre todo, son producto de una construcción social.

Algunos autores como Delgadillo (1995) y Rodríguez et al (2013), logran analizar la

situación de desastres en México, a partir de las condiciones socioeconómicas,





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geográficas, políticas y culturales, conjuntando de manera sucinta los avances

desarrollados en esta materia. Así, por ejemplo, Delgadillo explica la problemática

de la siguiente manera: “la ubicación ambiental de los desastres implica considerar

aspectos de la interacción sociedad-naturaleza, mismos que por lo general se dejan

de lado en los diagnósticos urbanos y sociales tradicionales”, mientras que

Rodríguez asume la definición de desastre de Wilches-Chaux en el sentido de que

este tipo de fenómenos son producto de la convergencia de dos factores: el riesgo

y la vulnerabilidad, lo cual se traduce en ambos autores

Por tanto, si consideramos que estas dos posiciones se complementan para poder

entender los desastres ocasionados por los huracanes Ingrid y Manuel en el año

2013 en Acapulco, Guerrero, encontraremos que los dos autores antes

mencionados coinciden en asignar un papel determinante en situaciones de riesgo

al factor de vulnerabilidad generado por la pobreza, asentamientos humanos

precarios, segregación residencial y la percepción individual y social del riesgo.

A su vez, y como sugieren desde hace tiempo algunos estudiosos del tema

ambiental, este no puede ser asignado a un sector administrativo como se ha hecho

hasta ahora, sino que este rubro debe ponderarse como un factor sustantivo de la

planeación urbana, con el propósito de evitar los impactos extremadamente severos

de los fenómenos naturales como los huracanes del 2013 en Acapulco. Es pues

pertinente, atender a lo antes mencionado, ya que de continuar con la inercia

generalizada de las principales ciudades latinoamericanas, donde predomina un

ambiente de “urbanización bárbara”, caracterizada por una expansión rápida,

numerosas carencias sociales, ocupación de terrenos propensos a erosión e

inundaciones, contaminación atmosférica, escasez de agua y elevados déficits de

vivienda y transporte para la mayoría de la población, las situaciones de riesgo ante

desastres, presentaran cada vez mayor propensión acumulativa (Bassols, 1988,

citado en Delgadillo, 1995).

También, es importante destacar la evolución que ha tenido el enfoque del

desarrollo en México desde la década de los ochenta, y en particular en Guerrero,

al pensar en un proceso de modernización turística que detonara la expansión del





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crecimiento de la economía de la región en el marco de la teoría de los polos de

desarrollo como ya se dijo antes, y posteriormente la concepción del modelo

neoliberal, el cual tuvo su mayor despliegue en la zona objeto de estudio, en la

década de los noventa durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Este

proceso implicaba generar cambios en el entorno, tanto desde el punto de vista

medioambiental, como desde lo tecnológico, pues era prioritario para los objetivos

de política económica de los gobiernos en turno, aplicar los adelantos en materia

tecnológica en la conformación de la Zona Turística Diamante, lo que la constituiría

como un paradigma dentro de las ciudades turísticas del mundo. Por lo tanto, la

expansión de la infraestructura turística que se implementó, requería de mayor

potencial de energía, disponibilidad de espacio territorial que solo era propicio para

actividades agropecuarias, mayor explotación de recursos naturales como agua,

fertilizantes y agroquímicos para cultivos ornamentales, entre otros.

Lo anterior traería como consecuencia que se advirtiera sobre las externalidades

implicadas en el cambio de uso del suelo, dado que se denunciaba que los espacios

ocupados para viviendas urbanas que se estaban generando por la vía de

lotificación de parcelas, no eran apropiados para ese fin, ya que ese tipo de suelo

era inundable en su mayor parte. Sin embargo, esto ya se venía dando de manera

abierta en la Comunidad ejidal objeto de estudio, a pesar de las advertencias antes

mencionadas (López, 1997).

En consecuencia, es pertinente considerar para el propósito de este estudio lo que

plantea Daniel Rodríguez (citado en Delgadillo, op. cit., pág. 25) cuando afirma que:

El concepto de desastre podría expresarse como todo evento, de origen natural o humano, que condensa situaciones económicas, sociales, políticas, culturales, ecológicas, regionales que en su interacción sobre sociedades vulnerables a impactos destructivos, devastan –en lapsos cortos o acumulativos— vidas humanas y bienes materiales, existiendo en todos los casos una influencia decisiva de las políticas predominantes en materia industrial, asentamientos humanos, explotación de recursos humanos, usos del suelo, expansión urbana, de bienestar social, de aprovechamiento de fuentes de energía y de desarrollo tecnológico, que pueden constituir agentes destructivos, en tanto que elementos potenciadores, amplificadores o generadores de riesgo.





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El proceso de generación de riesgos y el deterioro medioambiental en la Zona

Diamante

Uno de los principales factores de la problemática socioambiental que se ha

manifestado de manera dramática con los acontecimientos de la convergencia de

los efectos de los huracanes Ingrid y Manuel en Acapulco, ha sido sin duda, el papel

que han desempeñado desde la década de los ochenta los gobiernos federales,

estatales y municipales en la ejecución de políticas para el desarrollo de la zona

afectada como ya se mencionó anteriormente. Al respecto es pertinente considerar

lo que ha señalado desde hace un par de décadas Panayatou (op. cit., pág. 24)

cuando afirma que: “…el origen del daño ambiental excesivo se puede rastrear

hasta una “mala” economía, fruto de políticas gubernamentales mal orientadas y de

mercados distorsionados, que les asignan a los precios de los recursos naturales

un precio inadecuado”

Debido a este factor considerado aquí como uno de los principales responsables de

las transformaciones ambientales, se ha venido dando un conjunto de

inconformidades de las comunidades ejidales aledañas a la zona estudiada desde

hace más de dos décadas, dado que además de la escasez de tierras propicias

para el cultivo, aparecieron problemas de erosión del suelo, la salinidad y el

anegamiento del suelo, pues desde hace varios años ya se advertían situaciones

de riesgo y vulnerabilidad en esta zona de ejidos.

Aunado a lo anterior, desde principios de los ochenta se dio un giro hacia cultivos

ornamentales, incentivado en primer lugar, por la crisis internacional de los

productos agrícolas internacionales, y en segundo, por la expansión de la

infraestructura turística que implicaba la apertura de un mercado propicio para el

crecimiento de esos cultivos, además de expectativas de empleo para la población

asentada en esa zona. Este proceso de transformaciones implicaba la afectación

de la producción tradicional de los ejidatarios locales, por lo que muchos de ellos,





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como en el caso de la comunidad La Zanja, se especializaron en ese nuevo patrón

de cultivos.

Más en lo que se refiere a los antecedentes sobre estudios acerca de advertencia

de desastres en esta zona de ejidos, existen algunos antecedentes sobre

advertencia sobre los riesgos futuros que se tendrían que enfrentar tarde o

temprano en el lugar. Uno de esos estudios que preveían situaciones de inundación

y precariedad del desarrollo en la zona desde 1997 fue el de López (op. cit.).

Las necesidades de expansión del capital trasnacional como factor de peso

El haber priorizado el proceso de modernización turística por la vía de la expansión

de la infraestructura en este sector productivo, sin considerar las externalidades

medioambientales generadas y su impacto sobre la Zona Turística Diamante,

además de no haber evaluado el incremento de población con mayores índices de

vulnerabilidad y riesgo, derivo en el acrecentamiento de las consecuencias del

desastre ocasionado por la convergencia de Ingrid y Manuel a fines del 2013.

Lo anterior, se volvió a advertir por un estudio más reciente de López (2010), en el

cual, además de señalar la advertencia de que esos terrenos ejidales no eran

propicios para asentamientos humanos por tratarse de tierras propias para las

actividades agropecuarias, se denunciaba el conjunto de intereses de expansión del

capital trasnacional y las políticas gubernamentales erráticas en la generación del

desarrollo de la zona objeto de estudio, pues se trataba a toda costa de generar un

nuevo subcentro turístico que contrastara con la zona tradicional y la zona dorada

del puerto de Acapulco.

Y si a lo anterior, agregamos que antes del desastre ocurrido en la zona turística

Diamante, algunos medios de información locales y expertos en la problemática de

la planeación, cuestionaban el crecimiento sin freno del proceso de urbanización de

la zona objeto de investigación, la situación ocurrida da pie a reconocer que los





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cambios en el uso del suelo desde hace más de tres décadas también han sido

factor importante en los eventos ocurridos recientemente.

Por lo cual, habiendo mencionado de manera categórica en este análisis, sobre la

razón estructural e histórica del crecimiento de la infraestructura turística y las

externalidades derivadas de este proceso, como son urbanización acelerada y

distorsionada, la falta de planeación del crecimiento de los demás sectores

productivos, la zona de estudio derivo en mayores índices de vulnerabilidad

socioambiental ante eventos “naturales” como los que aquí ocurrieron a finales del

2013. Cabe también aclarar que las externalidades sociales y ambientales

anteriormente señaladas, fueron amalgamadas en los hechos con una situación de

vulnerabilidad acumulada desde hace décadas dentro de la zona analizada, sla cual

se reflejaba en mayor pobreza, falta de servicios urbanos, falta de vivienda,

viviendas precarias, déficit de instituciones de atención a la salud, inundaciones en

zonas residenciales y delincuencia, entre otras.

Segregación urbana y precariedad del hábitat como detonadores del riesgo

Como producto de las necesidades de carácter empresarial trasnacional en el sector

turístico impulsado en la zona Diamante, se intentó adecuar algunas áreas para el

desarrollo inmobiliario, aprovechando la valorización que otorgaba a cierto tipo de

viviendas el encontrase cercanas a la zona hotelera respectiva. De esta forma,

durante más de tres décadas se fue configurando un mercado en auge dentro de la

zona de ejidos, la cual aprovechaba la valorización inmobiliaria adquirida por el

embellecimiento del lugar.

Sin embargo, el fenómeno de “desastre natural” del año 2013, dejo al descubierto

la defraudación de la que fue objeto la mayoría de quienes adquirieron una vivienda

dentro de lo que parecía ser un lugar privilegiado en esta zona turística, ya que

evidencio, por una parte, que no se habían evaluado las condiciones técnicas y

medioambientales para construir grandes conglomerados residenciales en el lugar,

y por otra, que los gobiernos en turno a sabiendas de los riesgos acumulativos





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generados desde décadas anteriores, dejaron pasar sin obstáculo alguno ese tipo

de desarrollo urbanísticos en la zona Diamante.

Con todo esto, se generaba además una situación de segregación social, que

manifestaba las grandes desigualdades que se estaban auspiciando hacia una zona

que estaba dejando de ser periférica para el desarrollo de Acapulco y convirtiéndose

en un nuevo centro, cumpliéndose lo que algunos autores como Keeble (1976)

citado por Sobrino Figueroa (en Ortega, 2004), quienes han investigado sobre el

comportamiento de zonas periféricas como marco para el desarrollo de nuevos

centro económicos, ya que precisamente la zona Diamante, asentada sobre los

terrenos ejidales antes señalados, ha sido actualmente sobrevalorizada por su

ubicación e infraestructura y ya no ha sido considerada como otrora se hacía, como

una zona periférica de menor valorización económica.

Ingrid y Manuel como evidencia del riesgo y la vulnerabilidad generados

durante más de tres décadas

El desastre ocasionado por la convergencia de dos eventos naturales en Acapulco

muy recientemente, se pudiera haber evitado si desde hace décadas se hubiera

gobernado con responsabilidad y la administración pública de los recursos naturales

se hubiera hecho dentro del marco de una interacción hombre-naturaleza,

respetando el modelo sistémico que implica el ordenamiento del medio ambiente.

Han sido muchas las voces que han alertado sobre los riesgos latentes de desastres

en Acapulco, debido a la acumulación de vulnerabilidades desde hace más de tres

décadas, las cuales se han descrito en este trabajo. Esas voces que han advertido

permanentemente acerca de esos riesgos han provenido de expertos en medio

ambiente y planeación, así como académicos e investigadores conocedores de la

problemática estatal y municipal en específico. Una de las últimas experiencias a

las que se han hecho referencia para destacar las consecuencias graves de los

desastres “naturales” en Acapulco es la experiencia del huracán Paulina ocurrido

en 1997. Por ello cada vez que se analiza la situación real en que se encuentra el





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puerto, se hace remembranza que a pesar de ese memorable desastre, la situación

de los asentamientos humanos precarios desde aquél entonces, no solo no se ha

corregido por medio de la regulación del suelo, sino que se ha acrecentado el

problema de manera exponencial, asentándose gran parte de la población con

mayor pobreza en las cuencas pluviales, barrancos y terrenos pantanosos que son

apropiados para actividades agropecuarias, como es el caso de la zona objeto de

investigación.

Pero, aún más, la administración pública federal, estatal y municipal, junto con el

sector gubernamental de la planeación y demás dependencias que tienen algunas

competencias en la regulación y control del medio ambiente, no han asumido sus

funciones correspondientes en atender las necesidades de recuperación del

ecosistema. Por ejemplo, los gobiernos federales, estatales y municipales no

cuentan con un plan estructural en materia de mantenimiento de las cuencas

pluviales y ríos, lo cual afecta de manera coyuntural y también estructuralmente la

zona recién anegada por la convergencia de Ingrid y Manuel. En este tipo de

eventos naturales, se pueden disminuir las consecuencias, si se destinan

permanentemente recursos financieros para desazolvar las cuencas de los ríos

caudalosos, y así evitar la obstrucción por sedimentos y que la fuerza de los

escurrimientos no sea incontrolable como ocurrió últimamente con la presentación

del desastre natural del 2013.

A su vez, y a pesar de que Guerrero es una entidad federativa con recursos

forestales y flora de riqueza inmensa y diversidad de especies, no se ha

instrumentado seriamente y de manera programática un plan estructural de

reforestación que ayude a contener los escurrimientos que van hacia las cuencas,

y esto ayude a controlar la fuerza de los ríos y cuencas pluviales en general.

Así, mediante la inclusión de estas medidas dentro un Plan Maestro que regule y

articule dichas actividades para el cuidado permanente del medio ambiente de la

Entidad, se podrán obtener resultados a mediano y largo plazos. Y si bien, no se

pueden evitar las amenazas, si se pueden atenuar sus consecuencias y evitar que

todo termine en tragedias de gran cantidad de pérdidas humanas.





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Por ello, recapitulando, consideramos en este trabajo, que los hechos ocurridos con

Ingrid y Manuel en Acapulco, han demostrado con evidencia mayor la presencia de

acciones producto de una errática visión del medio ambiente por parte de las

políticas gubernamentales, pero también de omisiones de gran dimensión que solo

dejen entrever dos cuestiones estructurales: Por una parte, la presencia de

corrupción desde los orígenes de esta zona turística denominada Diamante, pero

por otra parte, también lo que señala Delgadillo (op. cit.), acerca de que en México

se concede mayor atención a los efectos que a la prevención de los desastres.

Debido a esto, las soluciones que surjan para el buen manejo del medio ambiente,

tendrán que partir de la base ciudadana, atendiendo a los factores que han

provocado históricamente los desastres de que tiene experiencia el puerto de

Acapulco.

Conclusiones y propuestas

Después de haber analizado la situación devastadora ocurrida en Acapulco por la

convergencia de los huracanes Ingrid y Manuel, y las diferentes perspectivas

teóricas que existen al respecto para enfocar las explicaciones y soluciones con

respecto a este tema tan actual, en una época de cambios en el medio ambiente

como el cambio climático por ejemplo, y sus efectos o desajustes en la sociedad y

la naturaleza, pero también después de haber considerado los factores de riesgo y

vulnerabilidad social que se han acumulado desde décadas, a la par del crecimiento

de la infraestructura turística en Acapulco, es necesario considerar algunas medidas

o soluciones que podrían ser consideradas para la implementación novedoso de la

política económica y de organizaciones defensoras del medio ambiental y

protección del hábitat natural del hombre. Nos referimos a atender los siguientes

problemas:

1) Vulnerabilidad social, y con ello la atención a la pobreza de la población

asentada sobre terrenos precarios e inadecuados para la vivienda urbana,

pues este problema ha ido cobrando dimensión acumulativa, pese a las





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experiencias históricas que Acapulco ha tenido en desastres. Para ello,

consideramos necesario llevar a cabo desde el Plan Maestro que

proponemos, la aplicación permanente de estudios sobre la percepción de

riesgos en la población más vulnerable, es decir, la que tiene los más bajos

ingresos, que presenta rezagos educativos, que carece de servicios públicos,

problemas de salud, con vivienda precaria, entre otros.

2) La falta de un plan estructural de mantenimiento permanente de cuencas de

ríos cercanos a Acapulco, cuyas aguas desembocan en el puerto, y las

cuales deben atenderse mediante el Plan Maestro que tenga como propósito

articular sinergias y esfuerzos desde la ciudadanía pero también desde las

políticas gubernamentales, donde opere la coordinación de los programas

que del Plan Maestro se deriven, a través de las dependencias

gubernamentales cuyas funciones tengan alguna vinculación con el medio

ambiente. Pero es importante para dicho propósito que las evaluaciones,

también permanentes, se generen con la presencia de expertos vinculados

a las bases ciudadanas, y no solo mediante las opiniones de funcionarios de

los gobiernos en turno, pues de esa manera se evitara el ser juez y parte

como ha sido el modus operandi de la administración pública.

3) La carencia de un plan estructural de reforestación y cuidado de la flora y la

fauna de la región afectada, con el objeto de que haya una renovación y

recuperación constante de estos recursos tan indispensables para la calidad

de vida y del medio ambiente en que viven los guerrerenses y particularmente

los acapulqueños. De esta manera los mantos acuíferos recobraran sus

ciclos naturales perdidos acompañándose de la absorción y retención del

agua, y con ello disminuyendo la fuerza de los escurrimientos, y por tanto, de

las cuencas más activas de la región. También esta actividad de regulación

de los recursos naturales mencionados, habrá de ejecutarse y controlarse a

través del Plan Maestro antes mencionado.

4) La falta de responsabilidad social y sensibilidad política que han tenido los

gobiernos para hacer cambios de uso de suelo sin hacer consideraciones de

tipo ambiental donde la expansión de los desarrollos inmobiliarios, no solo no





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ha previsto la generación de mayores riesgos urbanos y socioambientales

demostrándose en la falta de infraestructura adecuada para construir y

proteger a los compradores de vivienda en esta zona, sino además, han

defraudado a la gente en complicidad con los gobiernos federales, estatales

y municipales desde hace casi tres décadas. Cabe aquí vincular las acciones

inmediatas al Plan Maestro la regulación estatal y municipal del suelo, sin

permitir que siga avanzando la expansión de estos desarrollos urbanos que

no están dispuestos a gastar en infraestructura necesaria para adecuar los

terrenos a las necesidades de un tipo de vivienda decorosa, dado que la

situación derivaría en algo fuera de todo control dentro de la zona turística

más importante del puerto de Acapulco.

5) La carencia de usos múltiples en el ámbito de la utilidad del suelo y usos

productivos, lo cual ha impactado severamente en la contaminación del suelo

y medio ambiente, ocasionando mayor impacto en este tipo de terrenos con

propensión a inundaciones, tanto por falta de pendiente para escurrimientos

y falta de infraestructura pluvial urbana, como de carencia de una visión de

impulso de algunas actividades alternativas diversas del turismo. Ello podría

atenuar el impacto del uso del suelo actual, donde predomina una visión de

expansión de un suburbio turístico, creando una afectación sin precedentes

en un futuro muy cercano. Cabe vincular esto último, a la elaboración e

implementación de un proyecto estructural de rescate ecológico de la laguna

de tres palos, donde se reactive este gran recurso natural desde el Plan

Maestro Socioambiental que hemos propuesto aquí, y que habrá de

beneficiar con creces el entorno de la zona turística Diamante, ya que en

primer término dicha laguna se mantendría en desazolve permanente

disminuyendo la contaminación del entorno socioambiental, y en segundo,

disminuirían los riesgos de afectación de inundación siempre latente en esta

zona de estudio.





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Anexos

Imágenes del desastre en Acapulco ocasionado por los huracanes Ingrid y

Manuel en 2013

Imagen 1

Inundación a la altura del poblado Puerto Marqués

Fuente: httphidropluviales.comwp-

contentuploads201309acapulco_proteccioncivil_notimex2.jpg





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Imagen 2

Inundación en el fraccionamiento Colosio cercano a la comunidad La Zanja

Fuente: httplaprensa.peactualidadnoticia-mexico-crece-80-numero-victimas-lluvias-

12880

Imagen 3

Vista aérea del desbordamiento de rio Papagayo

Fuente: httpmexico.cnn.comfotogalerias20130918las-tomas-aereas-de-acapulco-

muestran-el-desastre-de-manuel





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Imagen 4

Desazolve de área urbana en Acapulco después del desastre

Fuente: httpmexico.cnn.comfotogalerias20130918las-tomas-aereas-de-acapulco-

muestran-el-desastre-de-manuel2

Imagen 5

Inundación de boulevard Vicente Guerrero

Fuente:

httpmexico.cnn.comnacional20130916ingrid-manuel-tormenta





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Imagen 6

Destrucción de puente de vía del libramiento en el poblado Lomas de Chapultepec

Fuente: httpwww.m-x.com.mx2013-09-17el-fondo-de-desastres-naturales-libera-

238-millones-para-enfrentar-la-emergencia-en-guerrero

Imagen 7

Inundación del Aeropuerto Internacional Juan N. Álvarez de Acapulco

Fuente: httpmexico.cnn.comnacional20130917recursos-del-fondo-de-desastres-

solo-para-tres-estados-afectados





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Imagen 8

Inundación de estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Acapulco

Fuente: httpwww.m-x.com.mx2013-09-28aumenta-a-147-el-numero-de-muertos-

por-manuel-e-ingrid

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