::vivir con el cinismo de la gente:: por: elizabeth isunza

3
Vivir con el cinismo de la gente Por: Elizabeth Isunza Herrera Comenzamos a las 8:00 am, nos preparamos para salir a la calle, encuestar a la gente, pararla, pedir su atención por dos minutos, quizá cinco, todo depende de la rapidez de sus respuestas, de su atención hacia el desconocido que se dice encuestador. Las primeras horas del día parecen fáciles, puesto que los factores que la intervienen son diversos y muy favorables, el clima fresco sin tanto sol, la entereza de quien recién comienza el día y quizá en el más de los remotos casos: la inactividad, el día de descanso, el turno vespertino; aunque también tiene sus bemoles como los empalmes de horario, la premura para llegar al trabajo, a la escuela, abrir el local, preparar la comida del día. Conforme avanza el sol, también surgen las negativas a contestar una encuesta que en muchas de las ocasiones sólo son pretextos, sin entender ni querer entender el origen de ellos. Entre esas respuestas: “Dejé al niño en la casa y la lumbre está prendida”, “Tengo que darle de comer a mi esposo”, “la niña tiene que hacer popo”, “ya comienza mi novela favorita” eso para el caso de las mujeres y en el caso de los hombres, simplemente no hay respuesta, se van de largo, no contestan el saludo, no dirigen la mirada, para ellos somos fantasmas con voz. También están los otros, los que nos cuestionan de que va la entrevista y al final dicen que no, porque eso está prohibido, es ilegal, porque el voto es secreto e incluso las encuestas son la pauta para los fraudes electorales, porque

Upload: beapsc

Post on 26-Jan-2015

109 views

Category:

Documents


5 download

DESCRIPTION

Con el tiempo nos hemos vuelto observadores del lenguaje no verbal, sabemos quién acepta la encuesta porque le caímos bien, porque tenía tiempo, porque es cortés, porque no sabe decir que no, porque estaba distraído y pues ya ni modo. Y en todos esos casos lo agradecemos enormemente. Y como en una encuesta no hay respuestas buenas ni malas. http://bit.ly/16ntZRV

TRANSCRIPT

Page 1: ::Vivir con el cinismo de la gente:: Por: Elizabeth Isunza

Vivir con el cinismo de la gentePor: Elizabeth Isunza Herrera

Comenzamos a las 8:00 am, nos preparamos para salir a la calle, encuestar a la gente, pararla, pedir su atención por dos minutos, quizá cinco, todo depende de la rapidez de sus respuestas, de su atención hacia el desconocido que se dice encuestador. Las primeras horas del día parecen fáciles, puesto que los factores que la intervienen son diversos y muy favorables, el clima fresco sin tanto sol, la entereza de quien recién comienza el día y quizá en el más de los remotos casos: la inactividad, el día de descanso, el turno vespertino; aunque también tiene sus bemoles como los empalmes de horario, la premura para llegar al trabajo, a la escuela, abrir el local, preparar la comida del día.

Conforme avanza el sol, también surgen las negativas a contestar una encuesta que en muchas de las ocasiones sólo son pretextos, sin entender ni querer entender el origen de ellos. Entre esas respuestas: “Dejé al niño en la casa y la lumbre está prendida”, “Tengo que darle de comer a mi esposo”, “la niña tiene que hacer popo”, “ya comienza mi novela favorita” eso para el caso de las mujeres y en el caso de los hombres, simplemente no hay respuesta, se van de largo, no contestan el saludo, no dirigen la mirada, para ellos somos fantasmas con voz. También están los otros, los que nos cuestionan de que va la entrevista y al final dicen que no, porque eso está prohibido, es ilegal, porque el voto es secreto e incluso las encuestas son la pauta para los fraudes electorales, porque de política no les interesa nada, y en seguida comienzan a insultarnos, como si nosotros fuéramos los culpables de la mala dirección económica y política del país.

Page 2: ::Vivir con el cinismo de la gente:: Por: Elizabeth Isunza

Y entonces nos entra una dignidad de ser humano trabajador, del que está cumpliendo con un empleo a cambio de dinero y tratamos de explicarle al otro, que no ve en nosotros nada más que un ladrón de tiempo, y nos entra por un oído y nos sale por otro constantemente el “ponte a trabajar”. Y en ese caso sólo lo que nos gustaría sería un no, cordial, porque no es necesario, ni obligatorio y eso lo entendemos a la perfección.

Con el tiempo nos hemos vuelto observadores del lenguaje no verbal, sabemos quién acepta la encuesta porque le caímos bien, porque tenía tiempo, porque es cortés, porque no sabe decir que no, porque estaba distraído y pues ya ni modo. Y en todos esos casos lo agradecemos enormemente. Y como en una encuesta no hay respuestas buenas ni malas, sino sólo la recopilación de la opinión del entrevistado, es muy importante hacer click, para obtener a fondo la respuesta, nadar en la divagación de las respuestas, hacerle entender en muchos casos la pregunta -que por falta de preparación escolar es muy difícil entenderla-.

La mayoría que nos rechazan de alguna forma, exceptuando a los que en realidad entendemos tienen otra prioridad que atender, son aquellos que también no pagan sus impuestos, que no están informados de lo que sucede a su alrededor, que no participan en la mejora de la calidad de vida de su entorno. Los que nos insultan son en general los que culpan a los demás de su situación, los que esperan del gobierno toda la resolución de sus problemas, los que llegan tarde a su trabajo aduciendo que un encuestador les quitó el tiempo, pero en realidad siempre llegan tarde por los miles de pretextos. Son los que si acaso salen a votar, lo hacen de manera improvisada, por el mismo de siempre, por tradición familiar.

Page 3: ::Vivir con el cinismo de la gente:: Por: Elizabeth Isunza

Y así salimos a las calles, las hacemos nuestras, nos aprendemos las rutas y aprendemos en cada una de nuestras entrevistas del pesimismo u optimismo de la gente. Nos damos cuenta del cinismo social en el que vivimos y participamos de él [desde permitir el redondeo en los oxxos sin derecho a réplica, desde no poner las direccionales en todo momento al conducir y querer doblar a la izquierda desde el carril derecho, de pedir prestado al prójimo prometiendo pagar mañana, de querer cobrar de más las piezas del pan, vivir bajo el techo del maltrato, de la mala vida, de la calidad inexistente, de manejar como un loco de poner en riesgo la vida del transeúnte, de pensarse indestructibles arriba de una motocicleta, de ignorar la urgencia de las ciclo pistas, de los semáforos para transeúntes] todos somos ese cinismo y aún así decimos que no y vivimos en esa negación constante, procrastinando a cada rato nuestras actividades, y ni que decir de los sueños, que sólo son sueños porque no trabajamos por ellos ni para ellos, porque nunca hay tiempo… “hay para la otra, hoy no tengo tiempo”, cuántas veces he escuchado decir esto.