vivencias de un joven en la unión soviéticabamos, mi hermano mayor, cesar, de 12 años y yo, de 8....

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LA EMIGRACIÓN. AÑO 1937 Como consecuencia de la Guerra Civil española, a lo largo de los años 1937- 1938 tres mil niños españoles fueron evacuados a Rusia. Entre aquellos niños está- bamos, mi hermano mayor, Cesar, de 12 años y yo, de 8. No recuerdo muy bien los detalles, pero sí que embarcamos en el barco “Habana” que nos llevó hasta un puerto francés, donde nos esperaba un barco que tampoco puedo precisar de qué nacionalidad era, ya que tenía un nombre que nos sonaba a chino “Sontay”, entre los marinos había chinos y rusos y el capitán era ruso. Llegamos al entonces Leningrado con ciertas peripecias al pasar por aguas cer- canas a Alemania que no relato, por mantenerlas en mi memoria muy confusas. En Leningrado nos recibieron con mucho entusiasmo, nos bañaron, cambiaron de ropas y llevaron a unos salones donde nos dieron un gran banquete, después de lo cual nos asignaron nuestros dormitorios. No recuerdo el tiempo que permanecimos en Leningrado, creo que fueron unos días, después nos trasladaron a Obninsk, localidad a unos 100 km. de Moscú. Obninsk se situaba en un lugar rodeado de bosques donde, en los años cincuenta, se construyó la primera central eléctrica atómica. 2* Estas Vivencias se las entregó el autor a Alicia Alted Vigil el 29 de julio de 2002, en Madrid. Manuel Arce autorizó la publicación en este número de la revista de AEMIC tanto del texto que con- servaba inédito como de las fotografías que proceden de su Archivo personal. Vivencias de un joven en la Unión Soviética Manuel Arce * Migraciones y Exilios, 3-2002, pp. 191-231

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Page 1: Vivencias de un joven en la Unión Soviéticabamos, mi hermano mayor, Cesar, de 12 años y yo, de 8. No recuerdo muy bien los detalles, pero sí que embarcamos en el barco “Habana”

LA EMIGRACIÓN. AÑO 1937

Como consecuencia de la Guerra Civil española, a lo largo de los años 1937-1938 tres mil niños españoles fueron evacuados a Rusia. Entre aquellos niños está-bamos, mi hermano mayor, Cesar, de 12 años y yo, de 8.

No recuerdo muy bien los detalles, pero sí que embarcamos en el barco“Habana” que nos llevó hasta un puerto francés, donde nos esperaba un barco quetampoco puedo precisar de qué nacionalidad era, ya que tenía un nombre que nossonaba a chino “Sontay”, entre los marinos había chinos y rusos y el capitán era ruso.

Llegamos al entonces Leningrado con ciertas peripecias al pasar por aguas cer-canas a Alemania que no relato, por mantenerlas en mi memoria muy confusas. EnLeningrado nos recibieron con mucho entusiasmo, nos bañaron, cambiaron de ropasy llevaron a unos salones donde nos dieron un gran banquete, después de lo cual nosasignaron nuestros dormitorios.

No recuerdo el tiempo que permanecimos en Leningrado, creo que fueron unosdías, después nos trasladaron a Obninsk, localidad a unos 100 km. de Moscú.Obninsk se situaba en un lugar rodeado de bosques donde, en los años cincuenta, seconstruyó la primera central eléctrica atómica.

2* Estas Vivencias se las entregó el autor a Alicia Alted Vigil el 29 de julio de 2002, en Madrid.Manuel Arce autorizó la publicación en este número de la revista de AEMIC tanto del texto que con-servaba inédito como de las fotografías que proceden de su Archivo personal.

Vivencias de un joven en laUnión Soviética

Manuel Arce*

Migraciones y Exilios, 3-2002, pp. 191-231

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Esta localidad era preciosa por sus bosques y sus campos, así como por su ríocercano a nuestra casa de niños españoles, como la llamaban entonces. Esta casa con-taba con 500 niños separados en tres secciones, preescolar, enseñanza primaria ysecundaria. A mí, me situaron en preescolar por haberme retrasado en los estudiospor una enfermedad de la piel, y a mi hermano Cesar, en enseñanza secundaria.

Entre los educadores y maestros, había espa-ñoles y rusos, aunque más españoles que rusos. Enun principio estudiábamos en español y la únicaasignatura que teníamos en ruso era la de lenguarusa. Más tarde, con los años, fueron aumentandolas asignaturas que estudiábamos en ruso.

En esta casa de niños fuimos felices hasta elaño 1941, cuando empezó la Segunda GuerraMundial, aunque antes pasáramos por la guerraruso-finlandesa que la notamos únicamente porquealgunos de los profesores y educadores rusos queteníamos, fueron movilizados, y al menos uno deellos, el profesor de cultura física, murió en comba-

te. Este hecho, al menos en mí, fue lo único que me impactó de esa corta guerra.

A los dos o tres años de llegar a Obninsk, mi hermano Cesar, que ya tenia 14 ó15 años, fue trasladado a Leningrado para estudiar la carrera de radiotécnica. Estehecho me marcó mucho porque, con mis diez años, me quedé solo y no le volví a verhasta el año 1946, después de terminar la Segunda Guerra Mundial.

Con el inicio de la guerra comenzamos una nueva vida que empezó como unjuego, ya que, en un principio, organizaban alarmas aéreas de ensayo, para preparar-nos a los bombardeos reales que más tarde tuvimos que soportar.

Estos ensayos eran muy molestos, pues cada vez que tocaba la sirena teníamosque salir al bosque a horas generalmente nocturnas. En el bosque hacíamos subte-rráneos donde nos escondíamos. Estas alarmas aéreas, para nosotros, fueron comoun juego hasta que un día bombardearon de verdad. La primera bomba que cayócerca de la localidad donde vivíamos, me pílló durmiendo en mi cama, ya que aqueldía no hice caso a la alarma pensando que no era real. La explosión me despertó ycuando me di cuenta que estaba solo, cogí tal miedo que me metí debajo de la camay permanecí allí hasta que regresaron todos del bosque.

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Manuel Arce poco después de su llegadaa la Unión Soviética.

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Esta circunstancia de guerra real, obligó a las autoridades competentes a eva-cuarnos a otras zonas más seguras.

EVACUACIÓN A SARATOV

Un día, que no puedo precisar, nos dieron a todos los niños unas mochilas, y porla noche, en línea india, nos dirigieron a la estación de ferrocarril que estaba a un km.de distancia, y de allí a algún lugar del río Volga, donde nos embarcaron en un barcoy nos llevaron a la región de Saratov. Esta región era una zona habitada por alemanesque se asentaron allí en el siglo XVIII durante el reinado de Catalina II.

Por temor a que estos alemanes pudieran colaborar con el ejercito alemán, Stalindio la orden de deportarlos a Siberia, cosa que se cumplió en 48 horas. Estos tuvieronque salir precipitadamente, dejando gran parte de sus enseres, ganado, haciendas, etc.

Nosotros llegamos en el momento de su deportación y pudimos ser testigos dela tragedia de aquellas gentes.

Esta circunstancia, por otra parte, nos favoreció a nosotros, ya que al salir tanprecipitadamente nos encontramos, como se dice, con la mesa puesta. Las casas esta-ban amuebladas, las cosechas recién recogidas, el ganado deambulaba por las calles,no había problemas de abastecimiento de hortalizas, huevos, carnes, etc. El problemaque experimentamos en un principio fue la falta de recipientes donde ordeñar lasvacas y las cabras, así como cazuelas donde cocer patatas u otros productos.

Yo tuve la suerte de encontrar un cacharro donde cocinar los alimentos y orde-ñar las vacas. Un día, cuando pasaba al lado de la casa del nuevo presidente del kol-jos donde nos instalamos, me fijé en un hermoso orinal de metal esmaltado al que ledaba el sol después de haberlo lavado. Ni corto ni perezoso, me apropié de este ori-nal que me sirvió durante años para cocinar los alimentos que encontrábamos. Eratan precioso que mis compañeros me envidiaban, y más de una vez intentaron robár-melo aunque sin éxito.

La casa de niños españoles se dividió en dos partes al instalarnos en dos pueblosa un km. de distancia. El pueblo donde nos instalamos los menores se llamaba Vasely el pueblo donde se instalaron los mayores Zurich. Esta zona se distinguía por brus-cas oscilaciones de temperaturas, en verano podía llegar a +40° C y en invierno a–42° C con fuertísimos vientos que parecían cuchillos. Si a esto añadimos las pocas

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ropas que teníamos por haber salido precipitadamente, se puede imaginar uno lo quepasamos al llegar el invierno.

LA VACA DE PERONA

Entre los educadores españoles que teníamos contábamos con uno de nuestrosmás queridos, este era Perona, ex alcalde de Castellón de la Plana, hasta el momentoen que salió para Rusia. Para nosotros fue un personaje muy importante. Este señorllegó a Rusia aproximadamente a los 40 años de edad. Allí se casó con una mujer denacionalidad yugoslava que hablaba perfecto español y ruso, cosa que le facilitó enor-memente la comunicación. Lógicamente a esta edad encontró dificultades en elaprendizaje del idioma ruso, pero como era una persona muy inteligente intuía lo quele decían, aunque no podía contestar en ruso. Este matrimonio pasaba las calamida-des y dificultades propias de aquella etapa de nuestras vidas. Su mujer era alta y tandelgada, que casi transparentaba.

En estas circunstancias nació su primer y único hijo y aquí se agravó la situación,ya que si ellos podían aguantar el hambre y el frío, el recién nacido no. La madre notenía leche en sus senos ni dinero para comprarla.

Después de unas gestiones, el presidente del koljos, decidió prestarles una vacaa la que el hijo le debe la vida. Como no tenían un cobertizo donde alojar a la vaca ytampoco la podían tener en la calle con – 42° C, la tenían en la habitación atada a lacama. La vaca allí comía y hacía sus necesidades, pero también daba vida a un niño ya sus padres.

Una vez, transcurridos unos meses, el presidente del koljos decidió retirar la vaca,y con este propósito se presentó en casa de Perona. Este entendió la intención del pre-sidente y sin decir una palabra, se levantó, se acercó al niño, lo cogió con una mano ycon la otra un hacha y en español dijo dirigiéndose al presidente del koljos: “Si me qui-táis la vaca mato al niño porque más difícil me será ver como se muere de hambre”.

El presidente que no entendía una palabra en español, salió corriendo. Más tarde,cuando le explicaron lo que pasaba, decidió cambiar la vaca por una cabra, cosa quefacilitó la convivencia de aquella familia por ocupar el animal menos sitio. Esta cabrano volvió a salir de esta casa, ya que cuando la leche no era tan necesaria se convirtióen carne.

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EL DOCTOR CASTAÑOS

El Dr. Castaños era el encargado del estado sanitario y médico de la casa deniños. Este era vasco y salió para Rusia en la misma expedición que nosotros. Comoya era muy mayor, no hablaba ruso y casi no lo entendía. El siempre fue muy buenocon nosotros, y nosotros le ayudábamos en lo que nos era posible. Le abastecíamosde leña y de agua, le labrábamos el huerto y le recogíamos la cosecha. Estas laboressolíamos prestar a otras persona, pero siempre a cambio de unas patatas, un trozo depan o algo que comer. El Dr. Castaños no tenía que darnos y nosotros lo sabíamos,así que si le prestábamos ayuda, lo hacíamos desinteresadamente, pero muy pronto,el encontró el modo de agradécenoslo y pagárnoslo de algún modo. Este agradeci-miento consistía en ingresarnos en la enfermería para unos días por desnutrición ynos recetaba doble ración de comida.

Cuando me acuerdo de aquellos tiempos suelo estar confuso y me parece quemás que verdadera hambre era sicosis de hambre porque, al menos yo estaba todo eldía comiendo una cosa u otra, por supuesto nada de manjares, pero sí comida. Eltrigo tostado y las patatas asadas o sus peladuras eran los productos que más consu-míamos, pero al menos yo siempre podía disfrutar de ellos. Quizá por esto nuncaestuve enfermo, ya que cantidad de niños se enfermaron de tuberculosis y no diga-mos de paludismo.

7 de noviembre de 1942

El 7 de noviembre de 1942, aniversario de la Revolución de Octubre, la cocine-ra se esmeró preparando una comida extra que consistía en una sopa de col cuyashojas las teníamos que buscar debajo de la nieve en los campos de cultivo dondedurante la época de recolección de la cosecha se cogían los repollos, y las hojas peri-féricas se dejaban en el campo, pero cuando llegaba el invierno y los productos esca-seaban no había otro remedio que buscarlas debajo de la nieve. De segundo plato nosprepararon una especie de cuscus hecho de trigo molido en grueso y un poco decarne. Para aquellos tiempos este segundo plato era como un manjar, ya que la carneno la comíamos con frecuencia.

El doctor Castaños fue el primero en disfrutar de este exquisito plato, ya quetenía la obligación, como médico responsable de la sanidad, de degustar las comidas.

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Después de habérselo comido se dio cuenta de que olía algo a queroseno y lógi-camente prohibió el que los niños comieran aquello. Resultó que en el mismo trineoque trajeron la sémola había una garrafa con queroseno de la que se derramó algo,por lo que dio origen a que la sémola oliese a este combustible.

Ni cortos ni perezosos, nos metimos a la cocina 15 niños, nos cerramos por den-tro y no salimos hasta terminar con la comida que prepararon para 200 personas. Porsupuesto las raciones no eran abundantes por lo que no fue difícil terminar con todala comida. Una vez terminado el banquete, salimos de la cocina con las braguetasabiertas y los cinturones suelto , ya que al aumentar el volumen de nuestros abdóme-nes los pantalones no se ajustaban. Lo curioso fue que a nadie le pasó nada, ni siquie-ra hubo una mala digestión.

LADRONES DE HUEVOS

Un día, “casualmente” entramos en el gallinero de un campesino y nos “encon-tramos” unos huevos en los cestos ponederos. Lógicamente nos apropiamos de ellos,una vez en casa decidimos cocerlos, cosa poco frecuente para nosotros, ya que porcarecer de paciencia nos los solíamos comer crudos.

Cual sería nuestro asombro al tratar de romper la cáscara sin poder lograrlo, yaque resultaron ser de yeso macizo y servían para atraer a las gallinas a ponerlos en loscestos y no en cualquier rincón del corral.

Estos “huevos” nos sirvieron para cambiarlos en el mercado por patatas. Mástarde intentamos hacer huevos de yeso, pero por falta de habilidad no nos resultaron.

HUEVOS RELLENOS DE AGUA

La picaresca era uno de los métodos de supervivencia. Nos las arreglamos paraengañar a quien fuera para conseguir nuestro propósito. Las patatas en aquellos tiem-pos eran el producto básico de nuestra alimentación, aunque el conseguirlas no eratarea fácil sobre todo en invierno, cuando no se podían “conseguir” en los huertos delos campesinos. Los huevos escaseaban aún más y eran mucho más caros, pero de vezen cuando nos hacíamos con ellos. Estos se cambiaban ventajosamente en el merca-do por patatas, al menos el trueque era ventajoso en volumen, pero también nos ape-

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tecía comer huevos por lo que era difícil de hacerse de ellos sin probarlos. Cuandollegaba el momento de decidir ¿huevos o patatas? decidíamos que lo mejor era hue-vos y patatas. Con este propósito hacíamos dos agujeros lo más finos posible enambos extremos de los huevos, nos chupábamos el contenido dejando la cascaravacía y los rellenábamos con agua, luego tapábamos cuidadosamente los agujeros concera y los manchábamos para simular nuestras artes, después los cambiábamos porpatatas, leche u otros productos.

Una vez conseguí cambiar los huevos “rellenos” por mantequilla y cuando lle-gué a casa me encontré con que me engañaron, ya que la mantequilla no era otra cosaque una patata embadurnada de mantequilla. Esto me dio una idea y repetí yo lamisma operación embadurnando diez patatas con mantequilla. Al cambiar esta “man-tequilla” por patatas y otros producto corrías con el peligro de que te descubrieran,pero para conseguir algo debías de arriesgar también algo. Las patatas embadurnadasfueron cambiadas por patatas sin embadurnar sin que me descubrieran.

Los huevos rellenos de agua también me sirvieron para engañar a una gitana queme dio la buena ventura a cambio de un huevo “relleno”. Me imagino la sorpresa deaquella gitana al intentar freír aquel huevo.

LOS CAMELLOS

Hasta llegar a Vasel, yo creía que los camellos estaban adaptados únicamentepara los desiertos y lugares secos y de mucho calor. Nunca pude imaginarme que lomismo aguantaban +40° C que –40° C. Como estabamos en tiempos de guerra, elejercito requisó prácticamente todos los caballos, pero como en aquel lugar habíamuchos camellos, nos hicimos con tres o cuatro de ellos. Uno de estos camellos esta-ba ciego y como consecuencia de esto el animal lo pasaba muy mal, ya que le era muydifícil buscar alimentos. Los camellos son animales muy sufridos y se alimentan concualquier cosa, se comían hasta tablas y ramas secas, pero el camello ciego no podíalocalizar ni esto y como no tenía un amo que lo cuidara y le diera algo de comer elanimal un día se murió de hambre.

Estabamos en invierno y en la calle se llegaba a –42° C, los camellos dormían enla calle y cuando nos levantábamos por la mañana los solíamos encontrar cubiertosde nieve. Así encontramos al camello ciego, pero éste ya no salió por su pie de deba-jo de la nieve, lo tuvimos que sacar y nos sirvió de comida aunque la carne estabademasiado dura.

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Los camellos nos servían para tirar de los trineos en inviernos y de los carros enverano, nos llevaban a los bosques para traer la leña, a los lagos para traer el agua encubas de madera y en general para todo tipo de transportes.

LAS PELADURA DE PATATAS DE LA CABRA DEL SASTRE JUDÍO

En Vasel vivía un sastre judío que tenía una cabra, esta cabra pasaba menos ham-bre que nosotros, por lo que decidimos compartir sus alimentos. El sastre tenía lacostumbre de cenar unas patatas y las peladuras las dejaba en el cobertizo para dár-selas por la mañana a su cabra. Un día decidimos ir al cobertizo del sastre a tomar unpoco de leche de su cabra, cosa que hacíamos mamando directamente de las ubres. Coneste fin nos levantábamos muy temprano, mientras el sastre dormía, y cuando descu-brimos las peladuras de patatas en un cuenco nos las llevamos. Con cierta frecuenciasolíamos repetir esta operación. Las peladuras de patatas las asábamos en la chapa de laestufa y nos las comíamos, cuando cocíamos patatas generalmente lo hacíamos con pielpara desperdiciar menos, a esto lo llamábamos patatas con uniforme.

Esto me hace recordar como robábamos las peladuras de patatas al cerdo. Lacocinera de la casa de niños, solía dar las peladuras de las patatas a un cerdo que nosregaló un destacamento de militares rusos que tenía los cuarteles cerca de nosotros ysolían frecuentarnos ente otras cosas para visitar a algunas maestras que teníamos, elcerdo, que también pasaba hambre, ya nos conocía y cuando intentábamos quitarlelas peladuras se tiraba a nosotros como un perro rabioso para defender su comida,pero como éramos más de uno, lo atacábamos por todos los lados y terminábamosapoderándonos de éstas.

LA PANADERÍA

La casa de niños tenía su propia panadería ya que vivíamos prácticamente solosen aquel pueblo, los pocos koljosianos que había se hacían su propio pan y molían supropia harina. Nosotros cumplíamos la tarea de cortar la leña y traer el agua, ya queno había agua corriente, supuesto que estas labores las hacíamos por una recompen-sa que generalmente era un trozo de pan.

El panadero empezaba su tarea a las 5 de la madrugada, encendía el horno, hacíala masa, la distribuía en los moldes y cuando el horno estaba en su punto cocía el pan.

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Un día llegó el panadero a su hora y comenzó la tarea, como carecíamos de ener-gía eléctrica intentó encender el candil de petróleo, y digo intentó porque no consi-guió encenderlo ya que cuando comprobó si el candil tenía petróleo, encontró orina;más tarde se dio cuenta que faltaba una cantidad considerable de harina y algunospanes que habían quedado del día anterior. Resultó que uno de los niños españoles semetió a la panadería por la chimenea apareciendo dentro del horno, una vez en elhorno, penetró en la panadería, puso la harina en saquitos y los ató a una soga quedejó colgando desde la chimenea, subió al tejado por ésta y tirando de la soga, sacólos saquitos con la harina. El petróleo, como también escaseaba, lo echó en una bote-lla y para que no quedara el candil vacío meó en él.

LAS RANAS

Fuera de la época de invierno no teníamos problemas para alimentarnos ya quela naturaleza que nos rodeaba era muy generosa con nosotros, lo malo era que lamayor parte del año era invierno pero, como los osos, aprovechábamos bien el cortoverano para acumular energías y calorías.

Vivíamos en la orilla del río Volga y después del deshielo quedaban muchísimoslagos llenos de peces y de ranas, millones de ranas. También anidaban muchísimospatos silvestres y aunque al menos yo no tuve la ocasión de probar un solo pato, sique nos beneficiábamos de sus huevos. Por otra parte, había tantas ranas que sin nin-guna dificultad podíamos recoger calderos de ellas, y aunque no éramos expertos enel arte culinario, si sabíamos que las ancas traseras eran comestibles, cosa que apro-vechábamos con gran eficacia. No sé si ahora podría comer aquellas ancas de rana taly como las preparábamos nosotros. El orinal del presidente del koljos nos servía paracocer patatas con ancas de rana y sal, y digo con sal porque también la sal era un pro-blema hasta que encontramos el sótano de un cobertizo lleno de sal en un bloquemarrón, por haberse mezclado con la tierra y la humedad.

Cuando nos cansábamos de las ancas de rana, las sustituíamos por pajaritos opor huevos de pato, no importaba que productos se mezclaban con tal de que fuesencomestibles.

Como ya he dicho, cuando el río Volga volvía a su cauce quedaban muchísimoslagos y lagunas con gran cantidad de peces, sobre todo lucios y carpas, que en oca-siones parecían hervideros, así que sólo teníamos que meternos en las lagunas poco

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profundas y con las manos o palas echar los peces a la orilla. Cuando las lagunas sesecaban teníamos que pescar en el Volga o en los lagos, para lo que aprendí a tejerredes que al mismo tiempo me sirvió para confeccionar unas redecillas muy finas queen aquellos tiempos estaban en moda y las mujeres las ponían en la cabeza para suje-tar el pelo. Estas redes se cambiaban en el mercado muy bien por pan, patatas, leche,mantequilla etc.

EL DESAYUNO

Nuestro desayuno consistía en un trocito de pan negro, que lo llamábamos“dinamita” por lo compacto que era debido a la gran cantidad de patata y agua, unta-do con aceite de girasol. Estas porciones de pan, las preparaba la cocinera de guardiapor la noche, para no tener que madrugar. Muy pronto nos enteramos de esto y lógi-camente alguien se las ingenió par obtener más de una ración.

La cocinera se extrañaba de que faltaran raciones ya que las contaba cuidadosa-mente por la noche y cuando por la mañana las volvía a contar resultaba que habíamenos. Este déficit fue aumentando alarmantemente hasta que se le ocurrió poneruna trampa, ya que no encontraba huellas de haber forzado la puerta o las ventanas.La trampa consistió en poner unos botellines de tinta sin tapón alrededor de la mesadonde estaba el pan. Habitualmente el ladrón entraba por la chimenea y en la oscuri-dad se dirigía hacia la mesa donde estaba el pan, tropezó con uno de los botellines sindarle importancia por no saber de qué se trataba, éste se derramó y manchó su cal-zado y sin sospechar de la trampa que le habían puesto, se dirigió hacia su habitación.De madrugada, lo primero que hizo la cocinera fue recorrer todos los dormitorios einspeccionar el calzado de los bellos durmientes hasta encontrar las botas manchadasde tinta.

Por otra parte, como el desayuno era tan escaso y hacía tanto frío, no desayuná-bamos en el comedor sino que el alumno de guardia, cogía su funda de la almohaday en ella traía las raciones de pan con aceite. Este alumno de guardia, tenía el derechode beneficiarse con las migas que quedaban en el fondo de la funda después de repar-tir las raciones, y para que la cantidad de migas aumentase, durante el recorrido de lacocina al dormitorio, la funda con las raciones de pan sufrían “por casualidad” gol-pes contra la pared, cosa que beneficiaba al repartidor.

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LA TRAMPA

Como consecuencia de la deportación apresurada de la población alemana quevivía en aquella región, muchas casas deshabitadas servían de almacenes de trigo y demaíz. Nosotros conocíamos estos almacenes y con frecuencia los visitábamos paraapropiarnos del delicioso grano. Pues éramos expertos en abrir puertas y ventanascerradas.

Estas excursiones solíamos hacerlas frecuentemente. En una de estas, caímos enuna trampa preparada por el guardia. La trampa consistía en colocar una serie demuebles viejos de tal modo que al entrar en la casa oscura, ya que las ventanas esta-ban cerradas con contraventanas de madera, estos muebles te obligaban a tomar unitinerario concreto que te llevaba a la trampilla del sótano que lógicamente dejabaabierta. El primero que iba cayó al sótano y por milagro no se fracturó ningún hueso,pero si salió mal parado.

En una de esta salidas, muy discretamente, nos siguió nuestro educador, y cuan-do penetramos en la casa, esperó un momento y también entró. Como no conocía latrampa, chocó con los muebles y se paró. En voz alta nos invitó a que saliéramos y alno obtener respuesta, trató de acercarse hacia nosotros. Esto fue horrible, cayó en latrampa y se fracturó varias costillas, con lo que se tiró dos meses en el hospital.

LAS TRES VACAS

Un día, el director de la casa de niños nos pidió a mí y a otro alumno que fuéra-mos a por tres vacas que compró para la casa de niños. Las vacas estaban en un koljosa unos 100 km., y como no teníamos medios de transporte las teníamos que traer a pie.

Salimos un día por los caminos de tierra, ya que en aquella zona no existíancarreteras asfaltadas, y nos dirigimos al koljos. Con nosotros llevábamos los docu-mentos que nos acreditaban para recoger las vacas. Al tercer día, cuando llegamos allugar de recogida, nos entregaron las vacas y a pie nos dirigimos hacia la casa de niños.Ya cansados de tanto andar, decidimos montar en las vacas, cosa que hicimos, perodespués de pasar cierto trayecto teníamos los traseros escocidos del calor y de loshuesos de los animales.

En esto, en plena estepa, vimos un caballo con montura, atado a un poste detelégrafos. Sin pensarlo dos veces, nos montamos en él y seguimos el camino. Cuando

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pasamos unos 20 km. vimos, a lo lejos, una polvareda que se acercaba hacia nosotros,y cuando nos alcanzó resultaron ser dos policías en una moto con sidecar. Cual seríanuestra sorpresa cuando nos enteramos que aquel caballo era del jefe de la policíalocal. Como los únicos documentos que llevábamos los dejamos en el koljos dondenos entregaron las vacas, los agentes de policía creyeron que también las habíamosrobado y nos metieron en un sótano – calabozo que tenían en un puesto en plenaestepa. Allí permanecimos no sé cuantos días, hasta que el director de la casa de niñospudo localizarnos y rescatarnos.

LA FABRICA

Un día, pasó por la casa de niños un coronel del ejército buscando niños para laescuela militar de música. Este coronel nos hizo unas pruebas de aptitud musical yeligió a varios niños, entre los que estaba yo, pero como los instrumentos a tocar erande viento, el educador que yo tenía y que no quiero mencionar su nombre por noherir a sus familiares españoles, dijo que yo no podía por estar gravemente enfermodel corazón y de los pulmones, cosa que no era cierta. El problema era que no sé porque razón me odiaba, sin embargo su mujer me adoraba. Puede ser que hubiera algúnconflicto entre ellos.

A la semana de prohibirme estudiar música por “enfermedad” me envío a lacapital Saratov a trabajar en una fabrica de aviación, entonces yo contaba trece años.Al llegar a la fábrica nos ofrecieron el aprendizaje de varias especialidades a elegir,cerrajero, tornero o fresador.

De estos tres oficios lo único que sabía era que el cerrajero trabajaba con limas,martillos y cinceles, el tornero con una maquina y el secreto era el de fresador. A mime sonaba a fresa ya que en ruso suena igual, entonces yo creí que se trataba de hacerconservas de fresas y pensando en el hambre que pasábamos me apunté a este últi-mo. Ya pueden imaginarse mi sorpresa cuando me encontré con la realidad.

SABLIK

Antes de llegar a Saratov ya oímos muchos relatos del famoso Sablik (un mote),jefe de una banda de bandidos que operaba en Saratov. Sablik en aquellos tiempostenía unos 17 años, era moreno y un poco agitanado. Cuando llegamos los españoles,

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todo el mundo le decía que se parecía a nosotros, por lo del color de la piel y del pelo.Esto hizo que nos cogiera cariño y tratara de hacer amistad con nosotros. De estatu-ra era algo más bajo que yo aunque me llevaba 4 años.

Un día me vio con el único traje que yo tenía heredado de la casa de niños y mepidió que le dejase la chaqueta para ir al centro de la ciudad. Yo sabía que si no se lodejaba simplemente me la quitaría y si se la dejaba, seguramente no me la devolvería.

El traje, aunque nuevo, me estaba algo corto por lo que a él le venía como a lamedida y cuando se puso la chaqueta le gustó tanto que me dio las gracias y se fue.Yo, naturalmente, me despedí de la chaqueta y di gracias a Dios porque no me pidiólos pantalones.

Pasados tres días, me vio en el comedor de la fabrica y me pidió que le vendiesela chaqueta, cosa que no pensé dos veces para decirle que si, ya que la considerabaperdida, entonces me dio 3 500 rublos y al rato me trajo 40 talones de los que nosdaban a los aprendices. Cada talón consistía en 800 gramos de pan, desayuno, comi-da y cena. Este fue el mejor negocio que hice en mi vida.

Contento con lo sucedido no terminó en esto. Pasados unos días, me localizóotra vez en el comedor y me pidió que le acompañara. Me llevó a un patio dondehabía un montón de chatarra de desperdicios de la fábrica, y me indicó entre la cha-tarra un lugar donde tenia escondido un paquete y me dijo: “Cuando no te vea nadiecoge el paquete y llévatelo a casa”. Lógicamente yo me asusté y lo consulte con miscompañeros españoles y después de discutirlo decidimos coger el paquete.

Al abrirlo en casa, nos encontramos con 500 talones como los anteriores, porsupuesto robados en las oficinas de la administración de la fábrica. Los 40 primerostalones se los quitó a un maestro de un grupo de aprendices rusos cuando iban acomer.

Estos talones nos sirvieron durante mucho tiempo a los españoles que allí tra-bajábamos, ya que eran al portador y no caducaban por no tener fecha.

EL TRANVÍA

El 1 de octubre de 1943 mi vida dio un giro de 90 grados. La fábrica donde tra-bajaba era militar, por lo que la disciplina también era militar y debíamos llegar al tra-bajo a la hora exacta. El transporte prácticamente no existía, ya que lo único que fun-

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cionaba a medias era el tranvía que solía ir abarrotado de gente hasta en el tejado, lagente se colgaba en los enganches de los vagones, en los laterales cogidos a las ven-tanas, etc., por otra parte los raíles estaban en muy mal estado entre otras cosas porlos bombardeos.

En aquellas latitudes, en octubre ya hace mucho frío y las ropas que nosotrosteníamos eran muy deficientes, el calzado peor. Yo calzaba el número 42 y al salir dela casa de niños no me pudieron dar unos zapatos nuevos por falta de ellos. En lafábrica nos dieron unas botas de tela con suela de madera, y con estas botas andabayo en invierno.

El primero de octubre de 1943, cuando iba al trabajo colgado en un lateral deltranvía, como siempre, este descarriló y chocó con el tranvía que iba en direccióncontraria, cosa que masacró a un montón de gente, entre ellos a mí. Unos pagaroncon la vida y yo perdí las dos piernas.

EL HOSPITAL

En el hospital las habitaciones eran muy grandes con muchas camas. En mi habi-tación había 20 camas. La comida era escasa y mala, el menú consistía en lo siguiente:

Desayuno: agua hervida (lo llamábamos té albino) y 400 gr. de pan negro (paratodo el día)

Comida: sopa de pepinillos salados con un poco de sémola de mijo, tan poco quepara encontrarlo había que ponerse los anteojos, y de segundo plato, una especie depapilla también de sémola de mijo. A esta comida la llamábamos Ivan Ivanovich porser lo mismo pero con más o menos agua.

Cena: una cabeza y un trocito muy pequeño de arenque muy salado y agua her-vida (té albino), como el arenque estaba muy salado, bebíamos mucho agua y nos lle-nábamos el estomago. Lo que nunca entendimos era donde se metían el resto de losarenques porque cabezas había para todos.

Como podrán imaginarse con esta comida era imposible sobrevivir y solamentegracias a los compañeros españoles que allí trabajaban, éramos 40, yo pude salir ade-lante.

Si teníamos un convenio, no escrito de poner 5 rublos por persona y día para losenfermos hospitalizados, cuando yo caí en el hospital, decidieron poner 10 rublos por

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persona y día para poderme comprar los productos que quisiera. Nunca comí mejory a los dos meses me dieron de alta, mandándome otra vez a la casa de niños.

Esta ayuda que nos prestábamos mutuamente no salía de nuestros sueldos, por-que simplemente no cobrábamos ningún sueldo por ser aprendices, lo único que nosdaban era cama, comida y alguna ropa de trabajo, así que el dinero cada uno lo saca-ba de donde podía o no podía.

LOS RESPONSABLES DEL PARTIDO

En todos los colectivos de españoles había algún responsable del PartidoComunista Español que en principio se tenían que responsabilizar por la buena con-ducta de los jóvenes, velar por los asuntos sociales y ayudas de organismos como laCruz Roja, Sindicatos, etc.

Al colectivo español de Saratov mandaron a dos personas como responsables,estos eran T-n y H-e. Yo los conozco por el apellido solamente, ya que no conseguíverlos ni siquiera durante los dos meses que me tiré en el hospital, cuando venían averme hasta los rusos que no me conocían antes del accidente.

La labor de estos señores seguramente consistía en buscarse su vida como podí-an, cosa que hacían con éxito.

En general, los responsables políticos españoles de nuestro bienestar, eran res-ponsables políticos de nuestra ideología aunque no de la suya. Generalmente losespañoles fuimos muy bien tratados por los rusos, ya que en circunstancias difícilesnos trataban mejor que a los propios rusos, éramos privilegiados en muchos campos,siempre y cuando no estuvieran relacionados con lo militar o con lo paramilitar. Enlas universidades cobrábamos el doble que los rusos, ingresábamos en ellas fuera deconcurso, lo único que exigían era aprobar en los exámenes de ingreso. Los rusos nosolamente tenían que aprobar, sino que concursar con los demás aspirantes, ya quelas plazas eran limitadas.

No podríamos decir lo mismo de nuestros responsables políticos españoles,éstos se preocupaban generalmente de sí mismos, de sus hijos y de sus amigos. Lamasa general de los niños y más tarde, adolescentes y adultos no tenemos, por logeneral, buenos recuerdos de ellos, más aún, hubo algunos españoles que dieron consus huesos en la cárcel por culpa de alguno de estos responsables políticos.

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Cuando hablo de nuestros responsables políticos quiero decir lo que digo, y nohay que confundirlo con nuestros educadores y maestros españoles, que en su con-junto cumplieron con su cometido honradamente y pasaron las calamidades quepasamos todos.

AÑO 1944, LA ZAPATERÍA

De nuevo en la casa de niños. Ante mi nueva situación necesitaba tomar unnuevo rumbo en la proyección de mi vida, y aunque seguía estudiando en el colegio,decidí aprender algún oficio. Lo único que me pareció encontrar dentro de los lími-tes de aquel pueblo era la zapatería.

En la zapatería trabajaban dos zapateros griegos, Pantelei y Grisha, estos dos seño-res, por el hecho de ser griegos estaban libres del ejército, en aquellos tiempos de movi-lización general. Grisha estaba casado, pero Pantelei con sus 22 – 24 años, guapo y bienpuesto, creo que era el único hombre del pueblo por el que las mujeres se volvían locas.Este hecho me beneficiaba a mí y a Gerardo que también trabajaba conmigo, las muje-res solían traerle comida para conquistarle, y él la compartía con nosotros.

Con estos dos zapateros aprendí mucho, ya que me enseñaron a arreglar calzado ya hacer calzado nuevo. Como nos faltaba material, aprovechábamos todo lo que caía anuestro alcance, como las cubiertas viejas de aviones que las utilizábamos para suelas.

Estos dos zapateros griegos eran dos buenas personas de los que todavía meacuerdo con gratitud y no sólo por los alimentos que repartían con nosotros, sinotambién por su proyección humana. Gracias a ellos los momentos difíciles nos eranmenos difíciles, y hasta con frecuencia se convertían en felices.

La guerra parecía que se acababa, sobre todo después de la derrota de los ale-manes en Stalingrado (hoy Volgogrado), y nosotros olíamos el cambio de vidas quese aproximaba. Con frecuencia nos reuníamos y hablábamos del futuro que nos espe-raba. Pues no esperábamos ni exigíamos gran cosa una vez acabase la guerra. Meacuerdo que entre los deseos para después de la guerra, figuraba el que tuviésemos enabundancia patatas y pan.

La guerra acabó y en un principio éramos felices con las patatas, aunque paratenerlas en abundancia tuviéramos que cogerlas de huertos ajenos, pero cuando estemínimo era una realidad empezamos a pensar en otras cosas.

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LAS RATAS

Como consecuencia de la guerra, hasta las ratas cambiaron de hábitos y de méto-dos para la supervivencia. Curiosamente el número y la agresividad de las ratasaumentó de tal modo que se convirtió en un problema, aparte de que parecían sermás grandes que antes de la guerra, aunque este hecho posiblemente sería conse-cuencia de que antes de la guerra no las veíamos y estabamos acostumbrados a lospequeños ratones.

A finales de 1944 y principios de 1945 empezó a llegar la esperada ayuda ameri-cana. Esta ayuda consistía básicamente en mermelada de zanahoria, huevo en polvoy pasta de chocolate para untar, cosa que de vez en cuando llegaba a la casa de niños.Como el problema de las ratas preocupaba mucho, nuestro director dio una ordenque por cada rata cazada nos entregaban un melón y 100 gr. de pasta de chocolate,esto hizo que nos las ingeniásemos para cazar ratas a escala, para lo que echábamosun poco de trigo a unas cubas de madera que había en la cuadra y cuando se metíanlas ratas a comer el grano, nos lanzábamos con unas horcas y las acribillábamos. Unavez las ratas muertas, las entregábamos al administrador quien nos las canjeaba por elmelón y los 100 gr. de pasta de chocolate.

El administrador tiraba las ratas muertas a las letrinas que teníamos en el patio,ya que al no existir agua corriente, tampoco habían aseos normales. Una vez las ratasen las letrinas las sacábamos con unos ganchos de alambre, las lavábamos, las secá-bamos al sol y las volvíamos entregar al administrador, de este modo cobrábamos larecompensa varias veces.

LA PESCA DE GALLINAS

Las gallinas son muy escandalosas cuando corres detrás de ellas para cogerlas,cosa que nos dificultaba la labor de su captura, pero para todo hay solución, y des-pués de muchos intentos sin resultado positivo, a alguien se le ocurrió un procedi-miento de coger las gallinas sin que el dueño se enterase.

La técnica consistía en lo siguiente: se ponía una lombriz en el anzuelo y se lan-zaba al patio donde las gallinas picoteaban y escarbaban buscando su alimento, lagallina al ver la lombriz se la tragaba inmediatamente y al estirar el hilo el anzuelo seclavaba en el esófago dejando a la gallina como hipnotizada, ya que no hacía ningún

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movimiento brusco ni ruidoso, entonces había que tirar del hilo poco a poco y lagallina seguía al hilo sin chistar. Una vez al alcance de la mano se le retorcía el cuelloy la gallina se convertía en exquisito pollo. .

NAJABINO

En el año 1945 terminó por fin la Segunda Guerra Mundial, y al poco tiemponos evacuaron a Najabino, una localidad a unos 60 kms. de Moscú.

En esta localidad, durante la guerra, hubo grandes combates y el bosque estaballeno de armas, granadas de mano sin explotar, cajones de dinamita, fusiles automá-ticos, detonadores, proyectiles de todo tipo, etc.

Los zapateros griegos también se trasladaron a Najabino con la casa de niños, yel 1 de septiembre de 1945 yo estaba en la zapatería cuando alguien trajo un detona-dor de mina antitanque que encontró en el bosque, entonces un militar, experto enesta materia, se puso a desactivar el detonador en el momento en que entraba el pro-fesor de física, quien me apreciaba mucho, y me obligó a ir al colegio, ya que justa-mente empezaban las clases ese día. Con malas ganas salí de la zapatería con el pro-fesor y en ese mismo instante explotó el detonador destrozando al militar, e hiriendode diversa gravedad a las otras personas que se encontraban allí..

Esto me salvó posiblemente la vida, ya que, antes de salir, estaba a medio metrodel militar mirando como manipulaba el artefacto.

Con todo aquel arsenal de explosivos a nuestro alcance nos hicimos expertos enesta materia y fabricábamos minas o bombas con tubos de fontanería rellenos dedinamita. Estos tubos, una vez rellenos de dinamita, los cegábamos por los extremoscon un martillo y los echábamos a una hoguera, al calentarse explotaban como bom-bas. Para dar más emoción, a estas explosiones, socavábamos un hoyo debajo de lasraíces de los abetos que allí crecían de 30 – 40 metros de altura, hacíamos una hogue-ra y echábamos el artefacto por nosotros confeccionado. El espectáculo era dantes-co ya que volaban por los aires aquellos tremendos abetos como si fueran cerillas.

El militar que murió en la zapatería era uno de los soldados rusos prisionero, porlos propios rusos, por haberse entregado a las tropas alemanas cuando éstas avanza-ban hacia Moscú, resultó que todo el regimiento o batallón con su general Vlasov ala cabeza, fueron hechos prisioneros por los alemanes y luego liberados por los rusos,pero retenidos en cautividad y forzados a hacer trabajos, como por ejemplo los tra-

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bajos de acondicionamiento de los edificios de la casa de niños españoles. En reali-dad lo que pasó, es que cayeron prisioneros en manos alemanas y como a tantos quecaían presos, les culparon de entregarse voluntariamente y de traición.

Un día algunos de estos soldados atracaron una cantina local y, entre otras cosas,se llevaron una garrafa con 10 litros de vodka, esta garrafa la escondieron en el bos-que y, por casualidad, la encontramos G. V. y yo cuando nos disponíamos a asar pata-tas robadas de un huerto. Una vez examinada la escondimos en otro sitio y nuestracuriosidad nos hizo probarla, ya que dudábamos de si era vodka o gasolina. Despuésde probarla llegamos a la conclusión de que era vodka.

Cuando nos convencimos de la autenticidad del vodka, dimos unos tragos ymedio borrachos nos fuimos a casa. Después de la comida decidimos echar otros tra-gos, para lo que nos llevamos unos trozos de pan y unos pepinillos salados. Sabíamosque con la ayuda de los pepinillos el vodka pasaba con más facilidad y creo que nospasamos, porque si me acuerdo como empezamos, no puedo acordarme como ter-minamos. Lo que sí recuerdo es que pusimos la garrafa en otro sitio para que nopudieran encontrarla. Nosotros siempre hemos creído que nos la robaron, pero tam-bién cabe la posibilidad de que no nos acordáramos del nuevo escondite.

LA BOMBA

Un día encontramos una bomba medio enterrada en un riachuelo. Esta bombamedía un metro y pesaba no sé cuantos kilogramos.

Un grupo de chicos la arrastramos hasta el patio de nuestra casa, hicimos unagran hoguera y la enterramos entre las llamas. Lógicamente corrimos hasta una dis-tancia prudente según nuestros cálculos, nos tumbamos en la tierra y esperamos a queexplotara.

Cuando el director advirtió nuestras intenciones, ordenó desalojar aquella zonay pidió a los militares, anteriormente citados, que acorralasen la zona y no dejasenpasar a nadie.

Esperamos todos un largo rato sin que la bomba explotase, el fuego ya se con-sumió casi por completo, pero nadie se atrevía a acercarse.

Los militares decidieron acercarse hasta cierta distancia y explotarla tirando tiroscon fusiles y metralletas sin conseguirlo, convencidos de que no había peligro de queestallase, se acercaron y cuando examinaron la bomba, resultó que estaba vacía.

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LAS PRÓTESIS

Desde que me amputaron las piernas, me desplazaba en un carrito o trineoempujado por algún compañero, pero una vez terminada la guerra, ya en Najabino, eldirector de la casa de niños me llevó a Moscú para encargarme unas prótesis.

Al mes las prótesis estaban terminadas y me las trajeron a Najabino. Estuve todala noche entrenándome a andar entre las camas de la enfermería donde yo vivía ycomo no tenía ninguna muleta o bastón, tuve que improvisar un atizador para las bra-sas de la chimenea como bastón.

La gente estaba acostumbrada a verme sentado en un carrito o en una silla, y cuan-do al día siguiente aparecí en la escuela de pie y sin la ayuda de nadie no se lo creían.

A partir de este momento yo cambié totalmente y mi vida, fue como nacer denuevo. Cada día, mis desplazamientos a pie, aumentaban de longitud y cuando con-seguí llegar hasta la estación de ferrocarril sin ayuda de nadie, llegó el momento desalir de las fronteras de Najabino.

LOS PERMISOS PARA VIAJAR A MOSCÚ

La casa de niños de Najabino estaba a kilometro y medio de la estación de ferro-carril. Hacer un viaje a Moscú en aquellos tiempos era una verdadera aventura, los tre-nes reventaban de pasajeros y con frecuencia teníamos que subir al tejado de losvagones o instalarnos en los enganches de estos.

Por otra parte no nos estaba permitido viajar a Moscú sin un permiso especialfirmado y sellado por el director. Estos permisos no se podían conseguir con facili-dad para lo que debíamos alegar alguna causa muy justificada para obtenerlo, peroentre tantos niños había especialistas para todo, como por ejemplo, para falsificardocumentos y para substraer impresos. Las dos cosas eran necesarias y mientras unossubstraían impresos del despacho del director, otros hacían llaves maestras, cortabancristales de las ventanas, etc., y finalmente otros falsificaban la firma y el sello. Estoúltimo lo hacían con tanta precisión que ni el director dudaba de su autenticidad.

A veces desaparecía un niño durante unos días, el director y hasta la policía lobuscaban sin éxito y cuando a los pocos días aparecía feliz, sucio y con frecuenciahambriento, a la pregunta del director de por que se ausentó sin permiso, contestabatranquilamente que él mismo se lo dio, y le mostraba el permiso en regla con su pro-

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pia firma, éste lo miraba y se sorprendía. Con el tiempo llegó a enterarse de la proce-dencia de estos permisos.

En el primer viaje que hice a Moscú fui acompañado por mi amigo G. V, fue unviaje muy movido ya que por carecer de dinero tuvimos que ir enganchados entre dosvagones de ferrocarril.

El segundo viaje lo hice con el mismo G. V. cuando me enteré que mi hermanoCesar estaba vivo en un sanatorio cercano a Moscú. Pues todavía en Saratov mecomunicaron a través de alguna entidad oficial que mi hermano había fallecido enLeningrado. La noticia de que mi hermano seguía vivo me alegró tanto que nos fui-mos a Moscú, y de Moscú seguimos en otro tren de la misma manera que el primerviaje, al sanatorio de Mititzi.

En Mititzi encontramos a mi hermano en un sanatorio de tuberculosos. Despuésde abrazarme a él y llorar como un niño, me contó el relato de su vida en Leningradodurante la guerra.

La guerra le pilló en Leningrado a los 17 años y permaneció en la ciudad hastasu liberación, ya que los alemanes la tuvieron sitiada durante tres años.

Las calamidades que pasaron en Leningrado son inenarrables, ya que hubo hastacanibalismo debido al hambre que se pasaba. Las enfermedades, y sobre todo latuberculosis, eran generales, pocos se libraron de ellas. Las gente moría en las calles,con frecuencia en las colas del pan. Se veían por todos los sitios como llevaban en tri-neos a los muertos. El hambre les hizo comer hasta las ratas de las cloacas.

Una vez roto el cerco alemán, los españoles fueron unos de los primeros en eva-cuar a otras latitudes menos expuestas como los Urales. Mi hermano Cesar, como erade los mayores entre los niños, salió apresuradamente con un grupo de niños y deadolescentes. Los alemanes seguían conquistando terreno por algunos frentes comosi fueran persiguiendo a este grupo de niños, hasta que capturaron a un grupo deunos 16 españoles. Mi hermano pudo esconderse debajo de un montón de paja queuna aldeana tenía en su patio. Entre esta paja estuvo cuatro días, hasta que pudo salirpor la noche y llegar al bosque donde perdido, enfermo y hambriento estuvo un mesentero hasta que cayo en manos de los partisanos rusos. Estos le sacaron de aquellazona y le ingresaron en un hospital.

Los demás españoles que con él evacuaban y cayeron en manos alemanas fuerontrasladados a Alemania a trabajar, y algunos de ellos repatriados a España.

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OTRA VEZ LAS PATATAS ASADAS

El primer año de posguerra fue tan malo o peor para el estómago que los añosde guerra, pero nosotros ya estabamos bien curtidos y sabíamos valernos de nosotrosmismos. Gallina que veíamos fuera del corral, gallina que aparecía en nuestros estó-magos, pero ya desde Saratov nos especializamos en gatos, ya que sin piel, sin cabe-za y sin rabo parecen conejos. El último gato que nos comimos, fue el gato de la coci-nera. Este fue el mejor ya que estaba muy bien alimentado. Cuando no se extraviabauna gallina encontrábamos algún gato, unas patatas o unas zanahorias en un huerto“que creíamos no ser de nadie”.

Con frecuencia los campesinos de alrededor se quejaban al director, y el directornos ponía en línea e invitaba al campesino o campesina a que identificase al culpable,pero para ellos, nosotros éramos como chinos, todos nos parecíamos y les era difícilidentificarnos.

Nosotros seguíamos haciendo nuestras trastadas, y el bosque nos servía de refu-gio, de cocina y de comedor. Las patatas las asábamos de la siguiente manera:Llenábamos un cubo viejo de patatas con piel pero lavadas, poníamos el cubo bocaabajo y hacíamos una hoguera encima, de este modo las patatas se asaban como enun horno, y no sé si era por el hambre, pero sabían a gloria.

Un día, en una de las salidas habituales nos salió un competidor, que lógicamen-te se guiaba por el instinto del estómago. Este era un profesor nuestro, que conocíanuestros escondites y costumbres. Éste, con cierta frecuencia, aparecía en el momen-to oportuno de sacar las patatas de las brasas y, lógicamente, nosotros salíamoscorriendo por miedo de que nos castigaran, entonces tranquilamente se comía laspatatas y se iba satisfecho.

Un día se nos ocurrió hacerle una faena, pusimos vigías en los arboles y encen-dimos la hoguera en el sitio habitual, pero el “horno” no lo llenamos de patatas.Cuando los vigías nos avisaron de la proximidad de nuestro competidor, echamos unpuñado de municiones de fusil al fuego y salimos corriendo. Cuando él se acercó,escarbó en el fuego con una varilla y empezaron a explotar las municiones. Asustadocorrió tanto, que creo sigue todavía corriendo.

Con este incidente se acabaron los paseos de nuestro competidor.

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LA REALIDAD DE LA SITUACIÓN

Todo lo dicho hasta el momento, puede dar la sensación de que a los niños espa-ñoles en Rusia nos mataban de hambre.

La realidad era otra, ya que justamente por ser españoles estábamos privilegia-dos. En aquellos tiempos los alimentos se repartían por cartillas. Existían varios tiposde cartillas, según los colectivos y la dureza de trabajo.

Las casas de niños rusos tenían un racionamiento inferior al de las casas de niñosespañoles, el problema era que todo el país estaba muy mal, y por mucha atención quenos prestaran, en relación con los propios rusos, no era suficiente.

Por tradición, los españoles siempre hemos sido queridos por los rusos, y si losespañoles éramos privilegiados entre los rusos, también éramos, y creo seguimossiendo, preferidos entre los extranjeros en general.

Las atenciones que nos dieron, en todos los campos, eran notorias. Si podemosquejarnos de alguien, es de muchos de los dirigentes políticos españoles al cargo denosotros.

BALAS EN LA ESTUFA

No hay que decir del frío del invierno ruso, y si a eso añadimos la falta de cale-facción central en la escuela de Najabino donde estudiábamos, con – 40° C en la calle,se lo podrán imaginar.

Generalmente las casas rusas son muy calientes, pues las hacen de tal modo queestán pensadas para el invierno. Pero hay circunstancias en que las previsiones fallan,eso pasó durante la guerra y primeros años de la posguerra.

Después de las terribles batallas por frenar al invasor en las puertas hacia Moscú,gran cantidad de viviendas fueron destruidas y una gran parte de las que quedaron enpie no ofrecían las condiciones elementales, muchas no tenían agua ni calefaccióncentral. En esta situación nos arreglábamos construyendo unas estufas con ladrillosy arcilla o unas estufas metálicas que llamábamos “Burguesas”.

En el aula donde estudiábamos, construimos una estufa de ladrillos, y un día, aalguien se le ocurrió, unos segundos antes de que entrase la profesora, meter unpuñado de municiones de fusil en el fuego de la estufa. Podrán figurarse el jaleo que

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se armó cuando éstas empezaron a explotar, la estufa se derrumbó, el aula se llenó dehumo, y las municiones seguían explotando. Todos salimos corriendo asustados, peromás tarde nos alegramos ya que durante dos días nos libraron de las clases, hasta quese reconstruyó de nuevo la chimenea.

NUESTRA PROTECTORA

Muchas casa de niños, en Rusia, contaban con algún personaje que, al menos ofi-cialmente, hacía de protector. En nuestro caso nos tocó a la mujer del entonces minis-tro de Asuntos Exteriores Viacheslav Mólotov, ella se llamaba Zhemchuzhina. Laúnica vez que la vimos fue cuando vino a visitarnos en un coche de Estado. Cuandoel chofer abrió la puerta trasera del vehículo, vimos que Zhemchuzhina tenía las pier-nas envueltas en unas pieles finísimas que ni siquiera pudiera precisar de que anima-les eran, el chofer desenvolvió las piernas, y la señora salió del coche. Muy pronto estaseñora fue represaliada por Stalin, y por supuesto no volvimos a saber nada de ella.

AÑO 1947

En el año 1947 se retiró el sistema de cartillas para el abastecimiento de alimen-tos. La situación en el país empezaba a mejorar. Algunos alumnos de la casa de niñosingresaron en la universidad y en escuelas de peritaje y profesionales.

Mi idea era ingresar en una escuela profesional deradiotécnica al acabar el séptimo grado de bachillerato,pero el director de la casa de niños quería que acabaseel décimo de bachillerato e ingresara en la universidad.

Como las gestiones las debía hacer la dirección y eldirector estaba en contra, el tiempo pasó y yo me quedéfuera de toda posibilidad de ingreso por haberse cerra-do los plazos de ingreso.

Yo me enfadé mucho y así se lo exprese al director.Para reparar su “error” el director hizo gestiones ante elMinisterio de Educación Media, al que pertenecíamos,y consiguió mi ingreso en el único sitio posible bajo la

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Manuel Arce. Años cuarenta.

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competencia de ese Ministerio, o sea, en el Magisterio. Cuando después de pensár-melo mucho di mi conformidad, me ofrecieron varios centros y me explicaron que sielegía en Moscú el problema de la alimentación me sería difícil, ya que con la beca quenos pagaban no llegaba para mucho, aunque doblaba la beca que los rusos cobraban.La otra posibilidad que me dieron a elegir era en Lebedian, entonces región deRiazan. Este Magisterio tenía su propia hacienda y sus propios comedores, por lo queel problema de la alimentación mejoraba sensiblemente.

Naturalmente elegí Lebedian y acerté. Los estudios empezaban el 1 de septiem-bre, pero yo aparecí por Lebedian el día treinta. El director del Magisterio estaba ente-rado de que un niño español, y digo niño porque para los rusos los niños españolesdel año 1937 seguimos siendo niños incluso hoy día, tenía que llegar bajo su tutela.Lo que no le dijeron es cuando llegaría.

LEBEDIAN

Todos los días, durante el mes de septiembre, iba un profesor a recogerme a laestación de ferrocarril. Cuando por fin llegué, al bajar del tren, se acercó a mí el pro-fesor y me preguntó, ¿es usted Manuel Arce?, le contesté afirmativamente, y enton-ces me acompañó hasta un carro ligero con tres caballos ya que en aquellos tiemposlos automóviles escaseaban.

La distancia de la estación al Magisterio era de un par de kilómetros. El pueblo,de unos diez mil habitantes, era precioso y se extendía a ambas orillas del río Don.Este poblado, además de precioso, era famoso por la cantidad y calidad de frutales,sobre todo manzanos de todas las clases. Estaba rodeado de miles de hectáreas demanzanos, aunque también abundaban los perales, cerezos y ciruelos. El Magisteriotambién tenía muchas hectáreas de frutales y huertos con todo tipo de hortalizas.

Desde la carroza que me llevaba hacia el Magisterio se podía apreciar la bellezade aquellos campos, jardines, río etc. Por fin llegamos al punto de destino y lo pri-mero que hicieron fue presentarme al director. Este era un hombre alto, serio y debuena presencia que no parecía ser de aquellas latitudes por la manera tan seria yrepresentativa de comportarse. Me preguntó si deseaba que me presentase al alum-nado o prefería descansar después del viaje, yo le contesté que prefería descansar yasearme, entonces, en la misma carroza, me llevaron a una casa a trescientos metrosdel Magisterio, donde alquilaron una habitación para mí.

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La casa donde quedé a vivir era típica rusa, de madera, muy bonita y muy agra-dable. Tenía un gran jardín con muchos frutales, y huerto con todo tipo de hortalizas.Para mí, aquello era la gloria, no me lo pude imaginar y todos los halagos que puedaexpresar se quedarían cortos. A la hora de llegar al nuevo domicilio, llegó un carrocargado de frutas, sémolas, patatas, hortalizas, aceite, leche, pan y otros productos, selo entregaron a la patrona y le dieron la orden de que me alimentara como es debidoy que según se fueran acabando los productos, no dudara en avisarles para reponerlos.

Al día siguiente, me presenté al director del Magisterio y me dijo que hasta el unode noviembre podía descansar y disfrutar de la belleza de aquel lugar, ya que todoslos alumnos se fueron a recoger manzanas a una granja de frutales cercana a aquelpoblado. Esto era norma en todos los centros escolares y estudiantiles, pero con ladiferencia de que los estudiantes de otros lugares recogían patatas en vez de manza-nas. Por fin, empezaron los estudios el uno de noviembre. A mí me asignaron unaclase. Los estudiantes, mayoritariamente, eran de zonas rurales, por lo que creo queninguno de ellos había visto anteriormente a ningún extranjero, yo para ellos eracomo un marciano, desde luego fui el primer español en la historia de aquel pobladoque pisó aquel pueblo, y posiblemente el primer extranjero en general.

Pronto se acostumbraron y me hice con buenos amigos que en verano me invi-taban a pasar temporadas en sus pueblos. En 1948 cayó tanta nieve en invierno que,aunque vivía a trescientos metros del Magisterio, me era casi imposible llegar a él, yaque me hundía en la nieve. Entonces el director decidió trasladar mi domicilio al pro-pio edificio del Magisterio, y me asignó una gran habitación contigua a su despacho,así que por las noches preparaba las lecciones en el escritorio del propio director.

Por las noches, en el edificio, me quedaba con el calefactor que tenía la obliga-ción de mantener el fuego de las calderas de calefacción. Este señor se llamaba Kubaty llegó a Lebedian un año después que yo. En invierno oscurecía muy pronto y nohabía ningún lugar donde ir, me hice amigo de Kubat, que entre otras cosas era unexperto tocando el violín, seguramente por su procedencia húngara.

Por las noches, a Kubat le gustaba sentarse en las escaleras centrales del edificioy tocar el violín. Yo le observaba, y no podía entender como podía sacar tan bellasmelodías con aquellos dedos gruesos que al ponerlos en las cuerdas tapaban por lomenos tres de ellas.

Entre las asignaturas que allí estudiábamos, ocupaban un gran espacio las clasesde música y todos los alumnos estaban obligados a tocar algún instrumento musical.

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En verano el 1948, la patrona de mi vivienda de verano me dijo que esperaban ados jóvenes técnicos españoles en maquinaria agrícola. Resultó que eran E.P. con sumujer española, y J.G. con su mujer rusa. Acababan de diplomarse como peritos téc-nicos de maquinaria agrícola y los destinaron a este poblado.

Naturalmente me hice muy amigo de ellos y casi todo el tiempo libre lo pasába-mos juntos, sobre todo en la época de vacaciones en verano. Ellos se afincaron en lamisma calle que yo, o sea, en la calle de Lenin. Esta calle bordeaba la orilla alta del ríoDon, de modo que en el lado derecho de la calle, no había casas y se veía toda la partebaja del poblado.

Un día en el mercado local me encontré con un vecino que trabajaba allí comoguardia de unos almacenes, y al entrar en ellos me asombré de verlo repleto de lente-jas, cosa que en Rusia veía por primera vez, ya que los rusos no las comen. Al pedir-le que me vendiese algunos kilos, me preguntó que para que las quería ya que eraforraje para los animales. Cuando le expliqué que en España las comen y son muyapreciadas por las personas, me regaló un saco lleno, avisé a los dos españoles y noslo llevamos. a casa, con la suerte de que la mujer española C. era una experta en coci-na y nos hacía cada lentejada que nos chupábamos los dedos.

EL GASTROECTOMIZADO

Como las prótesis, con las que yo me servía para andar, con el tiempo se estro-peaban y más en aquellos tiempos cuando yo era joven y las daba un trote excesivo,tuve que viajar a la capital de provincia, Riazan, para cambiarlas. En Riazan me ingre-saron en un hospital militar mientras me confeccionaban las prótesis. La habitaciónera muy grande y la ocupábamos unas 15 personas, todos ellos heridos de guerra oenfermos como consecuencia de la guerra. Mi vecino, un ex marino, alto, delgadopero fuerte y de aspecto sano, destacaba entre los demás, ya que a casi todos les fal-taba algún miembro o tenían alguna huella de metralla.

Las horas de visita era una cosa que todo el mundo esperaba con ansias, puespodían hablar con sus familiares, compañeros, novias o mujeres. Yo nunca esperabaestas visitas, porque no tenía a nadie que pudiera visitarme.

Ingresé en este hospital por la tarde, justamente durante las horas de visita. Conel primero que tomé contacto, de una manera muy extraña, fue con el marinero.Durante las visitas, los amigos y familiares sobrealimentaban con golosinas o comida

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extra a sus protegidos y, entre otras cosas, les abastecían de bebidas alcohólicas queestaban terminantemente prohibidas. Para que esta prohibición fuera efectiva, regis-traban minuciosamente los bolsos de los visitantes. Entonces las botellas entrabanpor la ventana. Si el piso era alto, se colgaba una cuerda por la ventana, se ataba labotella y esta llegaba a su destino.

Así es como yo conocí a mi vecino, subiendo una botella de vodka atada a unacuerda. Esta manipulación no me extrañó y entendí el por qué. Lo que no me pare-ció lógico es lo que vino después. Una vez habiéndose apoderado de la botella, seacostó, cogió un embudo y, debajo de las sabanas, comenzó a vaciar el contenido deesta. Yo me imaginé que el contenido de la botella lo vació en otra, pero no fue así.

Resulta que este personaje, entre batalla y batalla bebía lo que caía en sus manos,y un día, por confusión, se tomó un vaso de ácido. Acto seguido tuvo que ser opera-do extirpándole el estómago y el esófago. A este enfermo le tuvieron que hacer unaoperación consistente en un orificio que comunicaba la pared abdominal con el duo-deno, para poder alimentarse. En este orificio ponía un embudo por el que introdu-cía los alimentos líquidos y semilíquidos. Del mismo modo introducía el vodka.

Al rato de hacer la manipulación con la botella y el embudo, noté que se hacíamuy comunicativo y hasta empezó a cantar. Al poco rato empezó a cantar una can-ción muy popular entre los borrachos (Shumiel kamysh). Más tarde me enteré de laoperación, y de que se podía vivir y emborracharse de este modo.

EL ACORDEÓN

En verano, al terminar el curso, cobrábamos el estipendio (vaca) de los tresmeses de verano y como yo, por ser español, cobraba doble estipendio, me compréun acordeón y, como me quedé sin blanca, todo el verano lo dediqué a ensayar algu-nas piezas de baile.

Cuando el 1 de septiembre llegaron los estudiantes, ya tocaba el acordeón bas-tante bien y en todas las fiestas me invitaban como acordeonista. Un día me invita-ron los profesores del Magisterio a una fiesta que celebraban el 7 de noviembre. Elbanquete lo proporcionaba la dirección del Magisterio, pero cada uno tenía que traersu bebida. Como yo era el acordeonista, me invitaron y me pusieron una botella deun cuartillo de vodka. Como no era bebedor de vodka, estuve dudando en tomarla ono, pero me di cuenta que detrás de mi espalda había una cuba de madera con una

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especie de licor hecho de miel, cosa que tampoco había probado nunca, pregunté poraquella bebida y me dijeron que era una bebida dulce y baja en alcohol, la probé y megustó, entonces me deshice del vodka y me inflé a beber el liquido de la cuba.

Cuando la gente se hartó de beber y de comer, se levantaron para bailar y cuan-do me pidieron que tocase el acordeón no pude ni levantar las manos de la borracheraque tenía encima. Después de esta fiesta estuve tres días que creía morirme del dolorde cabeza.

Más tarde, cuando entré de lleno en la vida rodeado completamente de rusos, vicomo bebían. No hay liquido que contenga alcohol que los rusos (los borrachosrusos) no beban, hasta un alcohol para quemar que se llamaba “Deniturat”, y que enla botella, para que no lo bebieran, ponía “Veneno” y se pintaba una calavera con doshuesos. Por el hecho de tener en la etiqueta una calavera y dos huesos, la llamabancoñac tres huesos.

Durante la Segunda Guerra Mundial se bebían el anticongelante de los tanques,cosa que inutilizaba con frecuencia los motores de éstos, y no solamente los motores,sino que también las caretas antigás, ya que filtraban el anticongelante a través de losfiltros de estas caretas. También se bebían las colonias baratas con gran porcentaje dealcohol, pues éstas eran más baratas que el vodka.

Los koljosianos, y no solamente los koljosianos, preparaban sus orujos de pata-ta, remolacha, trigo o, en el mejor de los casos, de azúcar, aunque esto estaba riguro-samente prohibido y penalizado con la cárcel.

LAS PRACTICAS EN LOS COLEGIOS

A partir del tercer curso hacíamos prácticas en los colegios de los pueblos dealrededor. Los alumnos conocían las fechas cuando los estudiantes hacíamos prácti-cas y se preparaban para pitorrearnos.

Las primeras prácticas las hacíamos con algún profesor presente quien nos diri-gía y ponía a los escolares en su sitio cuando intentaban armar jaleo, pero las prácti-cas del cuarto curso las hacíamos sin ayuda ninguna, aunque el director del colegioandaba por los corredores escuchando a través de las puertas.

Mis prácticas de final de carrera me toco hacerlas en Troecúrovo, pueblo muyrico con grandes extensiones de frutales. Como yo procedía de una casa de niños,

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conocía la estructura de los clanes entre los niños, y lo primero que hice, fue fijarmeen quien era el niño que mandaba en el aula. Resulto que era Kolia, y sin esperar más,le pedí que me ayudase a revelar unas cintas de fotografías que hice en el pueblo. Parainteresarle más le dejé el aparato de fotografiar para que hiciese unas fotos. Aquelniño jamás había tenido en las manos hasta ese momento, un aparato de fotografiary este hecho le emocionó mucho.

Yo era aficionado a la fotografía y traje conmigo todo el equipo de revelado.Cuando Kolia, en el cuarto oscuro vio como aparecían las imágenes fotográficas enel papel, le asombró tanto que me convertí en su ídolo. A partir de aquel día el aulaque llevaba era el lugar donde la disciplina reinaba como en ningún otro sitio. Yohacía como que no lo veía, pero cuando algún alumno intentaba portarse mal, Koliale enseñaba el puño a escondidas y la disciplina se establecía de inmediato.

Por otra parte también dábamos clases de canto, y como yo tocaba el acordeón,mi clase era la mejor en ese sentido. El director que vigilaba por los pasillos, me cali-fico como el profesor que mejor dominaba a sus alumnos.

LA FACULTAD DE MEDICINA

Una vez acabada la carrera de Magisterio me fui a Moscú para intentar ingresaren la Facultad de Medicina. Allí me encontré con F. A. y juntos nos inscribimos en lalista de aspirantes de la Facultad Nº 3 de Medicina de Moscú, con tan mala suerte quejusto aquel año pasaron la Facultad N°3 de Medicina a Riazan, o sea a 200 kms. deMoscú.

Tanto F. A. como yo pasamos las pruebas y nos fuimos a Riazan. Riazan era unaciudad preciosa, limpia y tranquila. Ya en Riazan nos encontramos con un grupo deespañoles que ese mismo año comenzaron sus estudios en la Facultad de AgronomíaDos chicas españolas en la Facultad de Pedagogía y un grupo de especialistas espa-ñoles en artesanía de la piedra. Estos últimos se recorrieron medio Rusia restauran-do monumentos, iglesias, catedrales etc. Dos de ellos, hermanos, hasta se apellidabanPiedra.

A. y yo vivíamos en la residencia de la Facultad de Medicina, pero solíamoscomer en los comedores de la Facultad de Agronomía, ya que los españoles, tanto losfuturos médicos como lo futuros agrónomos, nos hicimos amigos de la cocinera jefay nos ponía unas raciones extra.

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De vez en cuando solíamos organizar alguna juerga con abundante vodka y algu-nas estudiantes rusas que nos acompañaban.

En la Rusia de aquellos tiempos no se festejaba la Navidad, lo que sí se festeja-ba era la Noche Vieja. Una de estas noches viejas decidimos festejarla entre hombrespara lo que compramos un gran ganso y medio cordero y lo dimos a la cocinera paraque nos lo preparase. La cocinera lo coció sin más en unas grandes cazuelas y nos lotrajo tal y como se lo entregamos, o sea sin trocearlo.

Generalmente, según la costumbre, la fiesta empezaba a eso de las once de lanoche, pero nosotros empezamos a eso de las 8 de la tarde, o sea nada más entregar-nos los cocidos de carne. Aparte de la carne, teníamos un cajón de vodka y pan.

A nosotros se nos arrimaron unos amigos rusos que nunca se separaban de nos-otros y juntos empezamos el festín. Como en los dormitorios donde nos reunimos afestejar no teníamos cubiertos, nos quitamos las ropas quedándonos en calzoncillosy empezamos a comer y a beber arrancando los trozos de carne con las manos. Comohabía exceso de vodka cogimos una borrachera que no nos teníamos de pie, y a esode las diez u once de la noche la habíamos terminado. Este fue el momento cuandonos vestimos y nos fuimos a buscar otras compañías.

Los estudiantes de la Facultad de Agronomía formaron un equipo de voleibolque se hizo famoso, llegando a ser los campeones de la región de Riazan.

EL MOTOCARRO

Pronto tuve la ocasión de recibir una especie de motocarro que en aquellos tiem-pos facilitaba el Estado gratuitamente a los inválidos de guerra o de trabajo. Estemotocarro me permitió hacer excursiones por los alrededores y conocer bastantebien todos aquellos lugares tan preciosos.

En verano, durante la época de vacaciones, los sindicatos nos solían dar unaespecie de “vaucher” para descansar en balnearios, cosa de lo que yo me aprovecha-ba con mucha frecuencia. En uno de los balnearios en la Ciudad de Kasimovo, cercade Riazan, me fui con mi motocarro. Dio la coincidencia de que en aquella ciudadhabía un hospital para inválidos de la guerra. Cuando el director del hospital me viocon el motocarro, me ofreció trabajar de instructor de conducción de motocarrospara los minusvalidos del hospital. Yo lo acepté, así que los meses de vacaciones me

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los pasaba en aquel lugar dando clases de conducción, y al mismo tiempo ganándo-me un dinero que no me venía nada mal.

En marzo de 1953, murió Stalin “Caudillo de todos los Pueblos”. En el año1954, una vez finalizado el tercer curso de Medicina, tanto A. como yo, nos traslada-mos a la Facultad de Medicina Nº 1 de Moscú, donde yo seguí los estudios y A. setrasladó a la Academia Militar de Medicina en Kuibyshev.

En Moscú nos encontramos con un colectivo español muy abundante y organi-zado, ya que había un centro y un club español dirigido por el P.C. Español.

FACULTAD DE MEDICINA Nº 1 DE MOSCÚ

En Moscú me instalé en la residencia de estudiantes sita en la Plaza Zubovskaya.El edificio era de dos plantas y muy recogido. Entre los estudiantes había gente demuchas Repúblicas entonces soviéticas, y gentes de otros países como por ejemployo. En la habitación que a mí me tocó, vivíamos tres personas, un georgiano queahora es catedrático de la misma facultad, un albanés y yo. El albanés se llamabaPerikli Sheti y al regreso a Albania después de haber hecho el doctorado en cirugía,lo metieron en la cárcel. Hoy día se encuentra en Estados Unidos.

En el año 1956 empezó la repatria-ción en masa hacia España y como no,yo después de pensármelo mucho tam-bién me decidí aunque me quedabamedio curso para terminar la carrera.Salimos de Rusia en el barco “Crimea”por el mar Negro. Fueron siete u ochodías de marea, todos estabamos pálidosde tanto vomitar. Yo, aunque en estecaso era de los privilegiados por haber-me asignado un camarote individual yaque casi todos fueron alojados en lasbodega en grandes grupos, también cedíal mareo antes de llegar a España.

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Manuel Arce con varios compañeros de laFacultad de Medicina. Años cincuenta.

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ESPAÑA

El barco atracó en Castellón de la Plana. De allí nos llevaron a un balneariodonde nos interrogaron, fotografiaron y ficharon cogiéndonos las huellas dactilares.Una vez fichados nos fuimos a casa de nuestros familiares.

En el puerto me esperaban mis padres, que todavía vivían, y mi hermano menorque por la corta edad no le tocó viajar a Rusia. Una vez terminados los tramites nosfuimos a Burgos, donde vivían mis padres en aquel momento.

Aunque nací en Oña, no conocía o no recordaba conocer Burgos. La gente memiraba como a un extraterrestre y hasta me preguntaban si era verdad que los rusostenían rabo. La policía de Burgos me vigilaba, y un día cuando intenté viajar a Madrid,unos policías de paisano me hicieron bajar del autobús, me llevaron a la comisaría yme registraron minuciosamente sin encontrar nada de lo que ellos buscaban.

Muy pronto me di cuenta de la tontería que había hecho al repatriarme sin haberfinalizado mi carrera. Regresar otra vez a Rusia era impensable, al menos oficialmen-te. Entonces pedí pasaporte para viajar a Francia cosa que después de hacer muchasgestiones me concedieron. En el pasaporte con tinta roja pusieron: “Este pasaportees válido para una sola salida durante 15 días”.

Cogí el tren y me fui a San Sebastián, una vez allí me presenté en el ConsuladoFrancés para que me pusieran el visado de entrada, pero al ver el escrito con tinta rojasospecharon algo raro y me denegaron el visado.

No tuve otro remedio que viajar a Madrid y en la Dirección General deSeguridad reclamé que me cambiaran el pasaporte por uno normal, cosa que muyamablemente lo hicieron y hasta se extrañaron que como y quien pudo poner aquelescrito con tinta roja, ya que todo lo demás estaba con tinta negra.

El mismo día que me entregaron el nuevo pasaporte, me acerqué al ConsuladoFrancés en Madrid y sin problema alguno me estamparon el visado de entrada. Yacon el pasaporte en regla me encontré en la Pensión Las Once, donde yo paré, conun compañero de los que también regresó de Rusia, a este compañero yo no le cono-cía de Rusia, pero cuando se presentó como R-s y me habló en ruso le conté todo loque me había pasado con el pasaporte y mi verdadera intención de largarme otra veza Rusia para acabar mi carrera. Una hora después entraron en la pensión dos policíasde paisano y me llevaron a una de las dependencias de Seguridad. Al entrar en ladependencia pasamos por una sala donde había varios policías administrativos y entreellos me fije en “mi amigo R-s”.

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En la habitación del fondo a donde me acompañaron, me esperaba el entoncescapitán Palacios, ex combatiente de la División Azul, que me recibió muy amablemen-te, y me preguntó por qué quería regresar otra vez a Rusia, a lo que le contesté que por-que me faltaba medio curso para terminar la carrera, y en España en estas circunstan-cias tenía que empezar de nuevo ya que mis estudios en Rusia no eran válidos.

El capitán Palacios me comprendió y me ofreció su ayuda y apoyo, pero comoera un viernes me pidió que regresara el lunes para hacer las gestiones oportunas, alo que le dije que muy bien, pero el mismo viernes salí en tren hacia Hendaya, y deallí hacia París.

En París me presenté en la Embajada Soviética, donde me encontré con otrostres compañeros con los mismos propósitos que yo. En la embajada nos recibieronbien y hasta nos asignaron un dinero para pagar el hotel y la manutención mientrascontestaban de Moscú. A las dos semanas contestaron desde Moscú afirmativamen-te a mi petición y a la de A. Y., a los otros dos compañeros les negaron el visado pararegresar a Rusia.

Una vez en Moscú, me instalé en la misma residencia, en la misma habitación ycon los mismos compañeros de estudio con los que vivía antes de salir de Rusia.

LA ADQUISICIÓN DEL AUTOMÓVIL

En aquellos tiempos los automóviles escaseaban, los precios eran muy elevadospara los sueldos que existían y había que esperar años en las colas. Yo, como minus-válido del trabajo tenía derecho a la adquisición de una automóvil sin tener que espe-rar en la cola y al 50% del precio V.P., pero el problema estaba en que no tenía el 0,1%,ya que el estipendio llegaba únicamente para comer mal.

Un día, un amigo ruso Gregorio, me dijo, ¿por qué no te compras el coche?, lecontesté que porque no tenía ni un céntimo, entonces me ofreció un préstamo. Yohice mis cálculos y resultaba que cuando acabase la carrera y empezase a trabajar, conmi sueldo íntegro tenía que pasar dos años y medio sin comer para poder pagar ladeuda sin intereses. Por supuesto, decliné la oferta pero el insistió y por fin compréel automóvil.

Una vez adquirido el automóvil no dormía por las noches pensando en la canti-dad de dinero que debía, en aquellos tiempos los 2.500 rublos me parecían millonesya que tal cantidad jamas la vi junta.

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ROKOTOV

En Rusia los taxis han sido un problema ya que los taxistas siempre han consti-tuído una mafia y por esta causa se practicaba la competencia en las carreras de losparticulares. Lo mismo hacía yo para poder pagar las deudas contraidas.

Un día, en frente del restaurante “Sofia” un cliente me pidió que lo llevase alHotel Moscú que queda a menos de dos km.. El cliente era un señor bajito y delga-do. Durante el corto trayecto le expliqué por qué me dedicaba a “taxista”, él notóalgún acento raro y me preguntó de que zona de Rusia era, a lo que le contesté queera español. Esto me puso en casa ya que al llegar al hotel Moscú me dio 100 rublosy me pidió que al día siguiente lo esperara en el mismo sitio y a la misma hora. Paraque se hagan una idea, un médico cobraba de sueldo 80 rublos al mes.

Al día siguiente, según lo convenido, le recogí e hicimos el mismo trayecto, porlo que me dio otros 100 rublos y así todos los días durante tres meses. Podrán imagi-nar el asombro de mi acreedor cuando a los dos meses saldé las cuentas.

A los tres meses de prestar servicios al señor Rokotov desapareció del mapa ymás tarde me enteré por los periódicos que estaba detenido por problemas de divi-sas. Su historia era apasionante.

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Manuel Arce en su automovil. Años cincuenta.

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Rokotov, hijo de un viejo bolchevique de los que hicieron la Revolución deOctubre y más tarde represaliado por Stalin, siguió los pasos de su padre siendo unactivista del Partido Comunista. Como los tiempos eran difíciles y tenía que comercomo todo el mundo, decidió vender, en el mercado, algunos libros que le quedaronde su padre entre los que había una obra de Trotski. Esta obra lo llevó a la cárceligualmente que a su padre.

Cuando salió de la cárcel su mentalidad había cambiado totalmente y se convir-tió en dos años en el número uno del mercado negro de divisas. Su zona de actuaciónera la calle Gorki de Moscú. En un principio se dedicaba al cambio de divisas, para loque montó varios dispositivos, entre otros, un taller ilegal de impresión de dólaresUSA. Para la organización de este taller contactó con dos especialistas de la casa dela moneda que, como de costumbre en Rusia, eran aficionados a la bebida. Despuésde estudiarles y agasajarles con dinero y muchas cajas de vodka, acordó que por unabuena suma de dinero le hicieran unas planchas para imprimir dólares. Los especia-listas cumplieron la tarea y se imprimieron una gran cantidad de dólares falsos, tras locual las planchas fueron escondidas con la condición que no volverían a ver la luzhasta que Rokotov no diera la orden.

Después de imprimir la gran cantidad de dólares falsos, se planteó el problemade cambiarlos por dólares legales, cosa que Rokotov ya tenía preparada. Existía unjudío multimillonario en rublos que solía jugar a las cartas en un club medio cerrado,donde el acceso estaba limitado a ciertas personas o personajes. Rokotov había con-seguido entrar y “perder” gran cantidad de dinero en el juego de las cartas. Lo queperseguía Rokotov era hacer amistad con el judío millonario, cosa que consiguió aun-que este último era muy astuto y cuidadoso.

Un día Rokotov ofreció al judío un gran negocio de cambio de divisas, a lo que eljudío accedió gustosamente ya que no sabía qué hacer con tantos rublos. De este modoRokotov convirtió los dólares falsos en rublos legales y los rublos en dólares legales.

Rokotov tenía reservada una mesa permanentemente en el restaurante “Sofía” yotra en el restaurante geogiano “Aragvy”, los dos en la calle Gorki. Como el negociode las divisas se convirtió en tan prospero, tuvo la necesidad de asegurar sus espaldas,para lo que tuvo que entrar en contacto con la policía de Moscú y con la policía secre-ta para delitos económicos. Ambos jefes de estas dos policías se convirtieron en asa-lariados de Rokotov para que le informasen de las maniobras policiales.

Durante una de las cenas en el restaurante “Aragvy” se fijó en un grupo de ára-bes que cenaban en la mesa de enfrente. Los árabes eran pilotos militares egipcios en

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prácticas. A Rokotov le llamó la atención los relojes, anillos y pulseras de oro macizoque éstos lucían, llamó a un camarero y le pidió que de su parte invitara a sus vecinoscon unas botellas de vodka y de champan. Los pilotos se extrañaron, y como corte-sía invitaron a Rokotov que estaba solo, a que se sentara en su mesa. Esto era lo queRokotov perseguía. Una vez en la mesa de los árabes, les preguntó si no desearíanpasar una juerga con buenas mujeres, a lo que contestaron afirmativamente. Llamópor teléfono a ciertas mujeres y les ordenó servirles de la mejor manera ya que él erael que pagaría todos los gastos.

Antes de la juerga se intercambiaron de teléfonos, y a los dos días cenaron denuevo en el mismo restaurante. Durante la cena Rokotov se interesó por el precio deloro en Egipto y cuando le contestaron, les ofreció por cada gramo de oro que le tra-jeran pagarles el precio en dólares y otro tanto en rublos, ya que en Rusia el oro esta-ba mucho más caro que en Occidente.

Estos pilotos volaban a Egipto casi todos los fines de semana, por lo que todaslas semanas le traían un maletín con treinta kilogramos de oro en lingotes. Este orolo revendía a dos hermanos georgianos, que a su vez también lo revendían.

Rokotov decidió eliminar a los dos hermanos georgianos como intermediarios,para lo que necesita saber a quien revendían ellos. Esta información se la proporcio-nó la policía a sueldo, y le dijo que el comprador era “El rey del oro”, otro georgianoal que le conocían con este mote en los círculos cercanos. Más aún, le comunicaronque este último invitó al restaurante “Aragvy” al equipo de fútbol georgiano “Dínamode Tbilisi” después del encuentro con el “Torpedo de Moscú”. Entonces, a través desus contactos, invitó al mismo restaurante al equipo “Torpedo de Moscú”.

Los dos equipos contrarios se encontraron, sin saberlo, en el mismo restauran-te, y una vez allí se unieron en un solo grupo ya que ese día el restaurante se cerrópara el publico.

Al término de la cena Rokotov se acercó al “Rey del oro” y le dijo al oído, que eloro que le vendían los dos hermanos procedía de él, y que sería más conveniente paraambos entrar en contacto directo, al mismo tiempo que le dejaba una tarjeta con suteléfono.

Al día siguiente sonó el teléfono, y el negocio del oro entró de lleno por vía direc-ta. La primera entrega debía de ser entregada en Tbilisi, para lo que Rokotov cogió elavión y se presentó en el aeropuerto de Tbilisi. Su asombro fue cuando vio que leesperaba una limosina oficial a pie del avión, y en la limosina le esperaba el “Rey del

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oro” y la mujer del Primer Secretario del Partido Comunista de Georgia, la “ReinaTámara”, así la llamaban en aquellos tiempos.

De aquí en adelante, casi todas las semanas, Rokotov se desplazaba a Georgiacon el maletín de oro. Los problemas empezaron a surgir cuando un avión militarprocedente de Egipto se estrelló en territorio soviético. Entre los restos de aparatoencontraron un maletín lleno de oro y una agenda en la que entre otros números deteléfonos estaba el de Rokotov.

Como la investigación de este caso pasó a otro departamento, los policías a suel-do no pudieron informar de los hechos a Rokotov, por lo que sin él saberlo, se montóun dispositivo de control que concluyó con la captura de Rokotov, la destitución delos policías a sueldo, la destitución del primer secretario del Partido Comunista deGeorgia etc.

A Rokotov le condenaron a muerte, y aunque sus abogados alegaron que segúnlas leyes existentes lo máximo que le podían dar era 8 años de cárcel, Jrutshiov, pre-sidente del país entonces, ordenó cambiar las leyes y aplicarlas a posteriori en estecaso. Rokotov, mi salvador, fue fusilado.

FIN DE CARRERA

En el año 1958 terminé la carrera y me fui a Sajalin donde permanecí un año. Lanorma, para los recién diplomados, consistía en elegir una de las ofertas laborales queel Estado ofrecía, con la condición de permanecer en dicho puesto de trabajo unmínimo de tres años. En la ex URSS los estudios universitarios eran gratuitos, y losestudiantes con todas las asignaturas aprobadas cobraban un estipendio o beca men-sual, por esta razón el Estado se reservaba el derecho de que, una vez diplomados,trabajasen obligatoriamente en uno de los puestos de trabajo y condiciones que ofre-cía a elegir.

Como Sajalin estaba muy lejos, decidí escoger este puesto de trabajo porque elEstado me pagaba el viaje de ida, de otro modo yo no hubiese podido realizar esteviaje. Al año de permanencia en Sajalin, regresé a Moscú a especializarme enNeurorradiologia en el Instituto de Neurocirugía de Moscú.

La especialización en Neurorradiologia duró cuatro años, después de lo cual mematriculé para hacer el doctorado en el mismo Instituto. Entre los exámenes de ingre-

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so era obligatorio el examen de Marxismo Leninismo, para lo que ingresé en laUniversidad nocturna de Marxismo Leninismo. El hecho de diplomarme en estaUniversidad me liberaba del examen de ingreso.

MI PRIMERA VIVIENDA PARTICULAR

Al regreso de la Isla de Sajalin empecé a gestionar, ante las autoridades perti-nentes, mi vivienda. Conseguir vivienda era muy difícil, pero yo tenía ciertas ventajasya que como minusválido no tenía que ponerme en la cola general, por otra partecuando me convenía podía especular como extranjero aunque era ciudadano soviéti-co. Como al hacer la solicitud alegué las dos condiciones, mi solicitud fue trasladadaal Partido Comunista Español (PCE), ya que eran ellos los que debían resolver losproblemas sociales de los españoles. Naturalmente me lo denegaron, ya que no per-tenecía a dicho Partido ni a ningún otro, ni tampoco era amigo de nadie de ellos.

Los responsable del PCE en Rusia eran una especie de mafia con ciertos poderesen el ámbito del bienestar social y sobre todo en el político, por esta razón atendían pre-ferentemente a los miembros del Partido y a sus amigos. Yo nunca quise hacermemiembro ni del partido español ni del ruso por la razón de que conocía demasiado biena sus dirigentes y no compartía sus métodos ni sus comportamientos.

Como la mayoría, ideológicamente era comunista y apoyaba el comunismo, perono a los comunistas, sobre todo a los dirigentes, aunque esto parezca paradójico, yaque la doctrina y los hechos no coincidían.

No tuve otro remedio que solicitar de nuevo vivienda pero alegando que era ciu-dadano soviético, joven especialista y minusválido del trabajo. La respuesta fue rápi-da y positiva. Aunque la vivienda que me adjudicaron era compartida con un profe-sor de universidad también minusválido, me sentía feliz ya que muchos me envidia-ban. El piso tenía dos habitaciones individuales, una cocina y un cuarto de baño com-partidos.

En 1965 me casé con una rusa pero muy pronto me divorcié, y como no podía-mos dividir una habitación en dos, tuve que dejársela a la ya ex mujer. Estuve alqui-lando varias viviendas hasta que decidí regresar a España, pues me iba a ser difícilrecibir otra vivienda al constar la primera a mi nombre.

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OTRA VEZ A ESPAÑA

Antes de decidirme regresar a España, intenté viajar a Cuba, ya que se necesita-ban especialistas. En la Embajada cubana me informaron que en aquellos tiempos nohabía un solo especialista en Neurorradiologia y lo necesitaban. Como todas las soli-citudes de los españoles que vivíamos en Rusia tenían que pasar obligatoriamente porel Centro del PCE en Moscú, no tuve otro remedio que llevar la solicitud allí pero noquisieron ni recibirme, así que decidí regresar a España.

Los dirigentes del PCE que me rechazaron no saben el favor que me hicieroncon la negativa. Entregué la solicitud de regreso a España en la Cruz Roja de Moscú,ya que no existía la Embajada de España, y a los tres meses me contestaron positiva-mente, pero con la condición de permiso de entrada previo en España.

Escribí a mis padres anunciándoles mi deseo, y ellos solicitaron en la DirecciónGeneral de Seguridad de España, el permiso de entrada. La Dirección General deSeguridad me denegó el permiso de entrada, ya que era un prófugo al irme de Españaa Rusia sin autorización. Pasaron los meses y al ver que era muy difícil solucionar elproblema, decidí regresar a España por las bravas.

Me presenté en la Cruz Roja de Moscú y les comuniqué que tenía un telegramade mis padres donde me comunicaban que me concedieron el permiso de entrada enEspaña. Cuando me pidieron que presentara el telegrama, con toda la naturaleza bus-qué por los bolsillos y al verlo un compañero mío que en este momento estaba allí, yque sabía que no era cierto lo el telegrama, dijo, pero si te lo dejaste en mi casa ayer.

Esto salvó la situación, y la señora que me atendía lo creyó y me hizo un papelsellado donde ponía que regresaba definitivamente a mi patria España. Este docu-mento era un papel sin membrete escrito en ruso a máquina y sellado

Pensé que si viajaba en tren, al llegar a Hendaya no me autorizarían pasar la fron-tera, además tenía que solicitar los visados de todos los países de paso. Decidí viajaren avión con el fin de solicitar únicamente visado de paso por Francia, ya que nohabía avión directo. En el Consulado francés me preguntaron si tenía permiso de lasautoridades españolas, a lo que les contesté que naturalmente. Cuando me pidieron elpermiso español les dije que las autoridades rusas me lo retiraron y a cambio me die-ron el permiso de salida. Los franceses también me lo creyeron y me pusieron en elanverso del papelito ruso, el visado de transito por Francia.

Ahora el problema que se planteaba era llegar a España sin documentación y conla negativa expresa de la Dirección General de Seguridad ya que estabamos en el año

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1966. Después de mucho pensarlo decidí que lo peor que me podía pasar era el queme detuvieran en el aeropuerto de Barajas, me llevaran al calabozo de la Puerta delSol y me tuvieran allí tres o cuatro meses detenido, ya que no era ninguna amenazapara el régimen.

Vendí mi coche con diez años, compré algunos regalos para mis padres, compréel pasaje de avión y salí para España. Al llegar a Barajas, me presenté en pasaportes yenseñé el papelito ruso. Los policías le dieron varias vueltas, y al no poder entendernada me preguntaron qué era aquel papel y dónde tenía el pasaporte. Les expliqué quevenía de Rusia y por lo tanto no tenía pasaporte. Muy amablemente me acompaña-ron a otra habitación e intentaron ponerse en contacto con la Dirección General deSeguridad, cosa que no consiguieron, ya que era las diez o las once de la noche.Llamaron a mi padre que me esperaba en la sala de espera, y le preguntaron si algunapersona conocida podía responder por mí mientras se aclaraba la cosa, a lo que mipadre les dijo que el ya comandante Palacios. Llamaron al domicilio del Comandante,y aunque habían pasado diez años desde el momento que me tomó declaración, dijoque me dejaran pasar bajo su responsabilidad. Me dejaron salir del aeropuerto y nosdirigimos a casa.

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