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Escrito por David Meissner Ilustrado por Maria Voris El holandés perdido Un libro de lectura de Reading A–Z, Nivel V Número de palabras: 4,056 El holandés perdido www.readinga-z.com Visita www.readinga-z.com para obtener miles de libros y materiales. Libro original en inglés de nivel V Libro de nive l • V

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Escrito por David MeissnerIlustrado por Maria Voris

El holandés perdidoUn libro de lectura de Reading A–Z, Nivel V

Número de palabras: 4,056 El holandés perdido

www.readinga-z.comVisita www.readinga-z.com para obtener miles de libros y materiales.

Libro original en inglés de nivel V

Libro de nivel • V

El holandés perdido

www.readinga-z.com

Escrito por David MeissnerIlustrado por Maria Voris

El holandés perdidoLibro de lectura Nivel VThe Lost DutchmanLibro original en inglés, Nivel V© Learning A–ZEscrito por David MeissnerIlustrado por Maria VorisTraducido por Lorena F. Di Bello

Todos los derechos reservados.

www.readinga-z.com

El holandés perdido • Nivel V 3 4

Tabla de contenido

La leyenda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

¿Fantasmas de la montaña? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Campamento Coyote . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

Al día siguiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

La mina de oro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

El holandés perdido • Nivel V 5 6

—Una leyenda en particular capturó la imaginación de la gente de Arizona, aun hoy en día, —dijo el Sr . Martínez— . Esta es la historia de la mina de oro del holandés perdido . Verán, que en 1868, un granjero se mudó a Phoenix . Tenía sueños de hacerse rico . Un día, decidió canjear sus herramientas de cultivo por picos y palas . Él y su burro solían desaparecer durante días en las Montañas Superstition . Estas montañas están todavía justo en las afueras de nuestra ciudad .

El Sr . Martínez señaló el mapa que estaba en la pared . —Aquí en estos cañones, se rumorea que este hombre había encontrado oro . De vez en cuando, emergía de las montañas con grandes pedazos de oro puro . La gente trataba de seguirlo, pero siempre se escabullía . Su nombre era Jacob Waltz .

—¿Igual que yo? —preguntó Jacob . La clase rio . Billy miró a su amigo y sacudió la cabeza .

—Parecido a ti, Jacob —sonrió el Sr . Martínez— . Con la diferencia de que él era un granjero, ganadero y minero que podía sobrevivir días enteros en el duro desierto .

—Yo también podría sobrevivir en el duro desierto —lo desafió Jacob .

Billy comenzó a reírse tanto que le dolía el estómago . Se sacó sus grandes y redondas gafas para secarse las lágrimas de los ojos . Pero cuando se puso de nuevo las gafas, las cosas habían pasado de ser graciosas a realmente extrañas .

La leyendaLa clase comenzó como cualquier otra . El Sr .

Martínez recogió la tarea de sus alumnos de cuarto grado . Les hizo preguntas sobre la lectura que tenían que leer . Luego habló del siguiente tema de la historia de Arizona: la fiebre del oro del 1800 . Buscadores de oro vinieron al desierto esperando encontrar oro y plata en las montañas .

El holandés perdido • Nivel V 7 8

señalaba el mapa otra vez . Se quedó mirando fijo al mapa por un largo rato sin decir una palabra . Finalmente se dio vuelta para mirar a la clase y dijo—, Discúlpenme, pero me gustaría ver a Jacob y Billy afuera, por favor .

Billy se señaló y levantó las cejas . —Sí, tú, Billy Smith —repitió el Sr . Martínez— . Ah, y Heather, me gustaría verte a ti también . Quédense sentados, niños . Regresaremos enseguida .

Una vez que los cuatro estuvieron fuera del aula portátil, al Sr . Martínez se lo veía un poco nervioso . Sus ojos se movían de un lado al otro y sudor le caía de la frente . —Heather —comenzó a decir en voz baja—, quiero que vigiles a la clase en las próximas horas .

—Pero Sr . Martínez, ¡yo no soy maestra!

—Heather, todo lo que tienes que hacer es asegurarte de que no rompan nada . Pueden jugar al ta-te-ti, a las cartas, al ahorcado o cualquier otra cosa que quieran .

—¿Puedo organizar un concurso de ortografía?

—Esa es una idea genial . Ahora anda y nosotros volveremos en un rato .

Una vez que Heather cerró la puerta, el Sr . Martínez se dio vuelta y miró a Jacob y a Bill .

—¡Movámonos, muchachos! Tengo tres mochilas en mi camioneta y la tarde va terminando . ¡Apurémonos antes de que alguien nos vea!

—Como les estaba diciendo, Waltz nació en 1810 —continuó el Sr . Martínez— . Murió en 1891 . Nunca nadie ha encontrado la legendaria mina . Pero… probablemente es real . Quiero decir, tiene que ser real . Es real . Algunas personas hasta han estado muy cerca de, eh, ella .

El Sr . Martínez se detuvo y se desabrochó el primer botón de su camisa amarilla . Se rascó la cabeza unas pocas veces . Luego miró a la clase con grandes ojos de loco . Billy nunca había visto al Sr . M . ponerse así antes .

—Todavía hay grandes pedazos de oro esperando en esas montañas —el Sr . Martínez dijo mientras

WEAVER’S NEEDLE

PHOENIX

MONTAÑAS SUPERSTITION

El holandés perdido • Nivel V 9 10

—Bien —dijo el Sr . Martínez—, porque corre un rumor de que algunas personas han visto a Waltz aquí arriba en las últimas semanas . Con las cosas entrando en calor nuevamente, este debería ser un momento ideal para ir .

La camioneta giró entrando en un camino de tierra y con muchos baches . El Sr . Martínez aceleró, dejando una nube de polvo chorreando tras ellos .

—¿Está hablando de fantasmas? —Billy necesitaba saber— . ¡Porque Jacob Waltz tendría más de 200 años!

—Dile como te plazca, mi amigo, pero el fantasma nos ayudará a encontrar el oro .

—Oh, cielos —Billy suspiró mientras se daba una palmadita en la frente con incredulidad— . ¡Se han vuelto locos, perdieron la chaveta! Apuesto que es la fiebre del oro . Deberíamos estar en la escuela en este momento . ¡Nos comenzarán a buscar!

—Esperen, tal vez deberíamos ir al doctor primero . He leído sobre la fiebre del oro en Internet . Dicen que las personas comienzan a comportarse raro cuando creen que están cerca de encontrar oro . Sus ojos se ponen redondos y amarillos, y comienzan a rascarse la cabeza mucho . Pueden llegar a reírse de nada durante más de diez segundos .

Billy dejó de hablar porque se dio cuenta de que no lo estaban escuchando . El Sr . Martínez condujo con cuidado la camioneta hacia la mano derecha del camino y estacionó detrás de dos árboles mezquites . —Bien, eso debería de escondernos —dijo— . ¿Podrían ustedes muchachos sacar las mochilas de la parte trasera?

¿Fantasmas de la montaña?Antes de que Billy se diera cuenta de lo que estaba

sucediendo, estaban en las afueras de la ciudad y escalando la colina al pie de la montaña . Se sentó en el medio de la cabina de la camioneta con los brazos cruzados, preguntándose si debería decir algo . El Sr . Martínez tomó el volante con las dos manos y miró fijo hacia adelante . Jacob se dio vuelta la gorra de béisbol y se puso a mirar por la ventana .

Finalmente Jacob se dio vuelta y preguntó, —Así que Sr . M ., ¿estamos realmente buscando oro?

El Sr . Martínez sonrió abiertamente y asintió con la cabeza . Luego presionó aún más el acelerador .

—¡Santas recorcholinas! —Billy dejó escapar— . Pero, pero, es sólo una leyenda, una vieja historia, y nos van a venir a buscar . —Miró su reloj— . Ya son las tres en punto . ¡Mi mamá está esperándome en la puerta de la oficina del director en este momento!

—Dicen que Waltz entró en estas montañas a través del cañón Boulder —dijo el Sr . Martínez y señalaba hacia la derecha— . Allí es donde comenzaremos . ¿Quieres venir, Jacob?

Jacob asintió con la cabeza, —Sí quiero y también nuestro amigo aquí —dijo y palmeó a Billy en la espalda .

El holandés perdido • Nivel V 11 12

Billy se puso la mochila en el hombro de un movimiento . —Yo voy —dijo .

—Bien —respondió el Sr . Martínez, sin sonreír— . El cuchillo no es para apuñalar a nadie . Los cuchillos se pueden usar para cocinar, tallar madera o cazar .

El Sr . Martínez cerró las puertas de la camioneta y miró alrededor para ver si alguien estaba mirando . Luego bajó su sombrero y miró hacia arriba en dirección al sol . —Tenemos unas buenas horas antes de pasar la primera cumbre —dijo, señalando lo alto de la montaña .

Billy miró hacia atrás a la ciudad distante y señaló las nubes de tormenta en el horizonte . —¿Creen que esa es una tormenta monzónica que viene para este lado? —Billy se preguntó en voz alta .

—¡Nos vamos ya, Billy! —Jacob dijo desde el camino— . Con tormenta o sin tormenta, vamos a encontrar la mina de oro perdida . —Jacob se dio vuelta y comenzó a subir por el camino . El Sr . Martínez lo siguió sin decir ni una palabra .

Billy miró hacia abajo a sus polvorientos zapatos nuevos . Todo parecía tener polvo allí . Billy se sacó sus grandes gafas y las limpió con su camiseta . Cuando se las volvió a poner, Jacob y el Sr . Martínez ya no estaban a la vista . Billy miró una vez más a la ciudad ajustándose la mochila y corrió tras ellos subiendo por el camino del desierto .

Jacob y Billy abrieron la puertita trasera y vieron tres mochilas de diferente color . —La verde es para ti, Jacob —dijo el Sr . Martínez— . Dale la mochila azul a Billy, y yo llevaré la grande .

Billy miró dentro de su mochila azul . Encontró una linterna, dos latas de frijoles, una cantimplora llena, una almohada con olor a humedad y una vieja manta mexicana . En el fondo vio un largo cuchillo de caza de acero . —Bien, Sr . Martínez —dijo Billy mientras sostenía el cuchillo en alto—, ¿esto es para que pueda matar a un fantasma?

El Sr . Martínez miró a Jacob y luego a Billy . —Está bien, Billy, la cosa es así: puedes venir con nosotros por voluntad propia…

—¿Por voluntad propia? ¡Pero ustedes me arrastraron hasta aquí!

—Puedes venir con nosotros por voluntad propia —repitió el Sr . Martínez—, o puedes quedarte aquí y vigilar la camioneta . Este es un viaje importante, y a Jacob y a mí nos gustaría que vinieras, pero sólo si no vas a quejarte .

Billy miró a su alrededor el desierto de Sonora . No había tiendas, ni gente ni carreteras pavimentadas a la vista . Sólo había afilados cactus, piedras sueltas, empinadas montañas y un sol abrasador . Sabía que las serpientes de cascabel, los escorpiones, los coyotes y los monstruos de Gila vagaban por el desierto . Tal vez hasta pumas vivían cerca .

El holandés perdido • Nivel V 13 14

—Sr . M ., ¿usted cree que va a venir una tormenta monzónica? —dijo Billy preocupado .

El Sr . Martínez miró para arriba desde su manta . —Sí, podría ser . El viento comenzó a girar en remolinos . Pero no te preocupes, Billy . ¿Ves esa saliente rocosa allí arriba? Si comienza a llover fuerte, podremos estar allí arriba en dos minutos .

Para cuando oscureció, el Sr . Martínez había prendido una fogata . Las secas ramas prendieron rápidamente y se convirtieron en carbones color naranja brillante dentro del círculo de piedras . El Sr . Martínez apoyó una vieja olla sobre dos de las piedras . Puso tres latas de frijoles adentro y sopló los carbones . Pronto llamas amarillas bailaban alrededor de la olla . Los tres se quedaron mirando en silencio el hipnotizador fuego .

—Sr . Martínez —Jacob comenzó—, nunca terminó de contarle a la clase el final de la leyenda . ¿Qué le sucedió al holandés perdido?

—¿Dónde había quedado? —quiso saber el Sr . Martínez .

Billy miró para arriba . —Usted decía que él solía desaparecer en las montañas, estas montañas . Y que solía volver a la ciudad con oro algunos días después . Así que la gente trató de seguirlo, pero siempre se escabullía . Ahí es donde usted paró .

El Sr . Martínez seguía mirando fijo las llamas . —Murió en su casa con una caja de oro bajo su cama .

Campamento CoyoteEl sendero era ancho como para que pasara una

persona a la vez . Serpenteaba para un lado y para otro a través de la colina al pie de la montaña y por sobre cauces secos . Al lado del camino, viejos cactus saguaros estaban como si fueran los porteros de estas montañas del desierto . Los tres buscadores de oro viajaron en silencio por sobre la primera cumbre, se metieron en el cañón Boulder y perdieron vista de la ciudad que quedaba atrás . Excepto dos descansos que hicieron para hacer pipí, mantuvieron un ritmo continuo .

—Este parece un buen lugar para pasar la noche —el Sr . Martínez dijo al fin . Señaló un alto y angosto pico— . Ese es el pico Weaver´s Needle, donde han dicho que… —Se detuvo en el medio de la oración— . Ahí es donde encontraremos la mina de oro mañana . Armemos el campamento .

Billy se preguntaba qué campamento había para armar . No tenía bolsa de dormir en su mochila y nadie parecía tener una carpa . Sacó la almohada y la manta y se acostó cerca de la manta de Jacob . Jacob estaba ocupado disponiendo algunas piedras en un círculo .

—¿Esa era la fogata de alguien? —le preguntó Billy .

—Debe de haber sido —Jacob respondió sin mirar para arriba— . Probablemente alguien más que estaba buscando el oro mucho tiempo atrás . —Jacob dejó de apilar las rocas y sostuvo su mano en alto— . Ahhh, la brisa está mmm mmm muy linda . —Se quitó su sudada camiseta de los Phoenix Suns y la colgó de un árbol .

El holandés perdido • Nivel V 15 16

El Sr . Martínez clavó un palito en los carbones . —Durante la estación de lluvias, se abren portales que conducen a diferentes períodos de tiempo . Son como puertas hacia el pasado y el futuro . Durante este tiempo mezclado, nuestros caminos pueden cruzarse con alguien del pasado .

—¿Y así es como usted piensa que la gente ha visto a Jacob Waltz recientemente? —añadió Jacob .

El Sr . Martínez dijo que sí con la cabeza . —Ha habido pruebas sorprendentes últimamente . Mi cuñado y un amigo estaban caminando por las montañas hace dos semanas . Por los binoculares, vieron a un hombre caminando cerca del pico Weaver´s Needle . Había un burro caminando a su lado .

El Sr . Martínez miró a los dos muchachos . El color amarillo del fuego se reflejaba en sus ojos . —Y al día siguiente, encontraron una pepita de oro en el camino —susurró— . Era del tamaño de una pelota de béisbol .

Jacob dio un silbido . Billy se puso la manta sobre los hombros .

—Mañana por la mañana, nos olvidaremos del camino y seguiremos ese cauce . Va en dirección al cañón hasta la base de Weaver´s Needle .

—El Sr . Martínez paró para escuchar . Un aullido se convirtió en un coro de ladridos y aullidos— . Sí, Billy, hay coyotes por aquí . Pero no persiguen a la gente . Probablemente han matado a un ciervo, eso es todo .

Sus amigos le preguntaron dónde estaba la mina de oro, pero nunca les dijo en realidad . Trataron de averiguarlo durante años, pero nunca pudieron .

—Entonces, Sr . M . —Billy dijo delicadamente—, si Jacob Waltz murió hace más de 100 años, ¿cómo es que hay gente que lo ha visto aquí arriba en las últimas semanas?

El Sr . Martínez tenía esa mirada extraña en sus ojos otra vez . Jacob se sentó en su manta . Él y Billy esperaban una respuesta . El Sr . Martínez estudió sus caras, como si se estuviera preguntando cuánto debía contarles .

—Bien —dijo finalmente—, les diré lo que sé . Durante más de 100 años, la gente ha venido a esta montaña buscando la mina . Cada uno tenía sus teorías. Algunos creen que Waltz escondió la entrada con rocas . Otros creen que un terremoto la cubrió . Los escépticos dicen que es sólo un mito . Otras personas creen que sólo se abre durante cierto momento del año .

—¿Cómo puede ser eso? —preguntó Jacob .

—Cosas extrañas suceden con estas tormentas monzónicas —el Sr . Martínez dijo mientras miraba las nubes que estaban arriba— . Es como si hubiera electricidad en el aire . Los monzones son tan poderosos que pueden mezclar las cosas, como por ejemplo el tiempo .

—¿Mezclar el tiempo? —dijo Billy incrédulo— . ¿Qué significa eso exactamente?

El holandés perdido • Nivel V 17 18

Para el mediodía, estaban acalorados y sudados . La temperatura superaba los 38 grados C . A Billy le dolían los pies . Cuando finalmente pararon para almorzar, el Sr . Martínez les pasó la cantimplora . —Manténganse hidratados, muchachos —dijo—, ¡porque nunca se sabe con qué rapidez tengamos que bajar esta colina!

El Sr . Martínez les echó un vistazo y rio por lo menos durante diez segundos . Luego se rascó la cabeza y se rio un poco más . Billy miró a Jacob y vio que él también se estaba riendo . Parecía que Jacob también tenía la extraña mirada en sus ojos .

De repente Jacob comenzó a cantar, —¡vamos a ser ricos hoy, la-la-li-la-la-la-li-la! ¡Y no tendremos más cuentas que pagar la-la-li-la-la-li! —Se detuvo un momento— . Escucha Billy, ¡te compraré una nueva bicicleta mañana! ¿Quieres una bicicleta de montaña o una motocicleta? —El Sr . Martínez se rio y Jacob dio

Al día siguienteBilly escuchó unos crujidos . Por un instante se le

congeló todo el cuerpo . De a poco abrió los ojos . El Sr . Martínez estaba rompiendo palitos y poniéndolos en el fuego .

Billy tranquilamente giró sus ojos hacia el cielo del desierto . El sol no había salido todavía, pero la luz del amanecer hacía que el cielo pasara de ser negro a celeste . A Billy le dolía el cuerpo de dormir en el suelo . Su cuerpo y la manta olían a polvo . Hasta podía sentirlo en los labios .

Los tres buscadores de oro comieron rápidamente un bol de avena y levantaron el campamento . Se encaminaron por el cauce antes de que los rayos del sol se asomaran por sobre las empinadas paredes del cañón . El Sr . Martínez caminaba rápido y no hablaba mucho . Billy estaba preocupado porque tenía esa mirada de loco en sus ojos, aún más tenebrosa que la del día anterior .

El holandés perdido • Nivel V 19 20

seremos su capítulo final . Entraremos en la mina y llenaremos las mochilas con todo el oro que quepa . Si nos separamos, nos encontramos a la vuelta, en la camioneta .

—¿Pero para qué lado está la camioneta? —preguntó Billy .

—Para ese lado —el Sr . Martínez señaló— . Sólo sigue el cauce y si no ves la camioneta, sólo sigue yendo colina abajo . Desde allí, puedes pedir que te lleven a la ciudad . —Hizo una pausa y se inclinó hasta estar cerca de la cara de Billy— . Pero no le digas a nadie sobre el oro .

—¿Qué haremos dentro de la mina? —Jacob necesitaba saber— . ¿Qué sucederá si él está allí adentro?

El Sr . Martínez dio un vistazo rápido al cuchillo que estaba sujeto a su cinturón . —Estaremos bien —respondió— . Somos tres . Ahora vacíen sus mochilas . Ocultemos todo detrás de estos árboles .

Más grandes gotas de lluvia comenzaron a caer . Billy puso su húmeda almohada y la manta mexicana debajo de unas rocas . —La comida y el agua también, Billy —le ordenó el Sr . Martínez .

—Pero Sr . Martínez, ¿qué sucederá si nos da hambre o nos deshidratamos?

—Billy, necesitamos lugar para el oro —explicó Jacob .

—Pero sí traigan la linterna —susurró el Sr . Martínez— . Estará oscuro adentro .

un grito agudo otra vez . Jacob comenzó a rascarse la cabeza también .

Para la media tarde se estaban acercando tanto que podían sentirlo . Jacob había parado de cantar y el Sr . Martínez les daba una mirada a las montañas en busca de pistas . Billy miraba sus pies cuidadosamente y trataba de no pisar ninguna ramita .

A medida que pasaba la hora, el aire comenzaba a arremolinarse . Las pequeñas nubes del horizonte eran ahora grandes y negras y retumbaban por sobre sus cabezas . Había un aroma dulce en el aire . De repente Jacob se detuvo y gritó, —¡Lo vi, lo vi, lo vi a él!

El Sr . Martínez rápidamente puso su mano sobre la boca de Jacob . —Shhhh, shhhhhh… así es mejor —dijo . Los ojos dorados del Sr . M . miraban los ojos dorados de Jacob— . Este debe de ser el tiempo correcto . Ahora dime, Jacob, ¿dónde lo viste?

Jacob señaló una pila de rocas que estaban caídas en la base este de Weaver´s Needle . El Sr . Martínez miró por los prismáticos y sonrió de oreja a oreja . —¡Bien! Allí está Wickety, el burro del viejo . —Billy miró para arriba y vio la gran sonrisa del Sr . M . debajo de los prismáticos . El maestro había perdido dos dientes del lado derecho .

Cuando cayeron unas gotas grandes de lluvia, el Sr . Martínez bajó los prismáticos . —Bien, muchachos, acurruquémonos —dijo— . Este es un sueño que tiene más de 100 años . Esta leyenda es real y nosotros

El holandés perdido • Nivel V 21 22

—Yo no voy —dijo Billy— . ¡Tengo miedo a la oscuridad!

—Entonces no tendrás oro —lo amenazó Jacob .

Billy miró a Jacob y luego al Sr . Martínez . Los ojos de ellos brillaban con un delicado color amarillo en la oscura caverna . —Yo no voy —repitió .

El Sr . Martínez movió la cabeza de un lado a otro . —Está bien, Jacob, probemos nosotros dos el túnel central .

Antes de que Billy pudiera darse cuenta, su maestro y su amigo habían desaparecido en la oscuridad . Después de un rato, no pudo escuchar más sus pisadas . A Billy se le fue el corazón al estómago . Tragó saliva y fue de un salto hacia la luz .

Estaba lloviendo mucho ahora . Billy veía como los rayos golpeaban contra el suelo del desierto a millas de distancia . A lo lejos, podía ver las luces de Phoenix que lentamente se iban encendiendo en la nochecita . Billy pensó en su mamá y se preguntó si su foto ya estaría en los cartones de leche .

Wickety se estaba empapando . Billy pensó que el burro se veía triste, así que se acercó a él . —Amiguito, ¿eres real? —le preguntó antes de palmearlo en la cabeza— . ¿Eres realmente del siglo diecinueve? ¿Te gustaría correr en libertad en el desierto? —Billy comenzó a aflojar la soga de su cuello .

Pero en ese instante escuchó un grito que venía desde la mina . Billy corrió hasta la habitación de la

La mina de oroEn la entrada de la mina, el viejo burro estaba atado

a una roca . La destrozada cuerda ajustaba su cuello solamente con un nudo flojo . El pelaje grisáceo del burro lucía como si hubiera pasado varios días bajo el sol del desierto . Su antigua cara se dio vuelta para mirar a los tres buscadores de oro . Golpeó su pata en el polvo .

—Tranquilo, Wickety —susurró Martínez, mientras ponía su mano en el cuello del burro . Sacó avena de su bolsillo delantero . Wickety la comió de su mano . El Sr . Martínez le dio una palmadita final y les hizo señas a los muchachos mostrándoles la entrada .

Dentro de la mina, estaba oscuro . El Sr . Martínez, Jacob y Billy se quedaron parados en la habitación de la entrada, esperando a que los ojos se acostumbraran . De a poco pudieron divisar dos túneles: uno que estaba justo siguiendo y otro que estaba a la derecha . Una vieja pala y un pico estaban apoyados en una pared .

—Yo seguiré derecho y ustedes dos vayan por el camino de la derecha —susurró el Sr . Martínez— . Nos encontraremos afuera en la entrada, donde está el burro .

El holandés perdido • Nivel V 23 24

oro en las montañas del desierto .

—Gracias, Jacob —dijo el Sr . Martínez— . Si sigues así, puede que te saques un 10 en esta clase después de todo .

Jacob sonrió y luego miró a Billy . —¿Estás loco, amigo? —susurró .

Billy miró para abajo, avergonzado . Esta no era la primera vez que soñaba despierto en clase . —No sé —contestó .

Heather bostezó en el asiento que estaba enfrente . Con los brazos estirados, hizo aterrizar una nota sobre el escritorio de Billy: —Si te haces rico, avísanos . Con cariño, Heather .

Ella se comenzó a reír . Billy vio que Jacob se estaba riendo también . Pero cuando Jacob se dio vuelta, parecía tener esa extraña mirada en los ojos otra vez . Billy miró las zapatillas de Jacob y se detuvo . Estaban sorprendentemente polvorientas . Y había espinas de cactus en las suelas .

—¡Jacob! ¡Billy! ¡Heather! —dijo el Sr . Martínez en tono exasperado— . Estoy tratando de dar una clase aquí . ¿Qué debo hacer con ustedes tres? —Se rascó la cabeza sin decir nada . Luego se rascó la cabeza un poco más .

—Me gustaría verlos a los tres afuera —dijo finalmente— . El resto quédense sentados . Volveremos enseguida .

entrada y esperó a que sus ojos se acostumbraran . Escuchó la voz del Sr . M . y sonaba contenta . —¡Oro, oro, oro! se escuchaba en eco a través de la mina .

Billy se estremeció. —¡Silencio, muchachos! —gritó por el túnel— . ¡Él podría escucharlos!

Y luego Billy se dirigió hacia las huellas . Venían del túnel de la derecha . Miró para abajo y sólo vio la pala apoyada en la pared . La levantó .

Desde la oscuridad, apareció una cara . La cara parecía de cuero viejo . Profundas arrugas rodeaban dos ojos que parecían tener un siglo de antigüedad . La boca se abrió grande sonriendo tenebrosamente y un diente de oro reflejó la última luz del día detrás de Billy . Billy tragó saliva . —¿Jacob? —dijo con voz débil mientras dejaba caer la pala— . ¿Jacob, eres tú?

—Shhh —se escuchó una voz .

—¡Jacob, yo no lo hice! —gritó— . ¡A mí no me importa el oro, sólo quiero ir a casa con mi mami!

Y la clase se rio . Todos lo estaban mirando .

—Billy, ¿estás bien? —el Sr . Martínez preguntó . Billy miró para arriba y dijo que sí con la cabeza— . Bien, porque podrás hablar con Jacob sobre el oro después de la clase . En este momento, estamos hablando de Arizona en los comienzos del 1900 . Veamos, ¿dónde estábamos?

—Usted acaba de decir que en 1912 Arizona se convirtió en el estado número cuarenta y ocho —dijo Jacob— . Antes de eso, habló sobre los buscadores de

El holandés perdido • Nivel V 25

giró (verb.) dio vuelta de repente o cambiar la dirección (pág . 10)

hidratados (adj.) con suficiente agua en el cuerpo (pág . 18)

hipnotizador (adj.) que llama la atención; hipnótico . (pág . 14)

ideal (adj.) perfecto; que no se podría haber imaginado mejor (pág . 10)

legendaria (adj.) muy conocida; basada en una leyenda (pág . 7)

monstruo Gila una lagartija venenosa que vive (sust.) en el desierto de Sonora (pág . 11)

ocultemos (verb.) escondamos algo para buscarlo luego (pág . 20)

por voluntad por libre elección sin quejarse propia (adv.) (pág . 11)

portales (sust.) puertas o entradas (pág . 16)

se estremeció (verb.) sintió un escalofrío interno por vergüenza o repugnancia (pág . 23)

tallar (verb.) esculpir madera con un cuchillo para crear un objeto (pág . 12)

teorías (sust.) explicaciones posibles que no han sido probadas (pág . 15)

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Glosarioantigua (adj.) muy vieja (pág . 21)

binoculares (sust.) instrumentos que se usan para ver objetos que están lejos (pág . 16)

burro (sust.) un asno pequeño entrenado para llevar cosas (pág . 6)

buscadores (sust.) personas que buscan minerales como el oro (pág . 5)

cantimplora (sust.) un pequeño recipiente usualmente hecho de metal que contiene agua (pág . 11)

cauces (sust.) lechos de ríos; arroyos secos (pág . 13)

cumbre (sust.) cima alta y angosta, usualmente bordeada por pendientes empinadas (pág . 12)

destrozada (adj.) desgarrada, vieja y en pobres condiciones (pág . 21)

disponiendo moviendo algo y poniendo en una (verb.) posición diferente (pág . 13)

emergía (verb.) salía a la vista (pág . 6)

escépticos (adj.) personas que frecuentemente dudan o cuestionan cosas (pág . 15)

exasperado (adj.) irritado; enojado (pág . )24