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  • 7/28/2019 Violencia Poltica en Per (junio 1993). Autor: DESCO

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    VIOLENCIA POLTICAENELPERDEHOY

    A l 'JUNIO 1993

    ISSN 1021-4402 Reporte Especial IDESCO I

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    BALANCE DEL MES: JUNIO DE 1993

    SENDERO EN EL MES DE LA HEROICIDAD

    REPLEGADO EN LIMA, ACTIVO EN LAS PROVINCIAS

    IEn el mes de junio SenderoLuminoso nolanz, como seesperaba, una oleada generalpara conmemorar el conocidoaniversario de la matanza delos penales ocurrida el 18 y 19de junio de 1986. Noobstante,realiz algunas acciones en elinterior del pas.

    Como resultado de ello, lascifras globales delmes (87 a ten-tados y 110 vctimas) continua-ron ubicndose por debajo delos niveles que la actividad in-surgente alcanz en los ltimoscuatro aos. Estas cifras, ms lasque corresponden a todo el se-mestre, confirman la hiptesisde a declinacin senderista co-mo uno de los rasgos generalesde esta primera mitad del ao.

    Sin embargo, ms all delas estadsticas, el cuadro de

    junio dista mucho de la ima-gen de un Sendero totalmentereplegado o desarticulado cu-yo destino de corto plazo no esotro que el de la l i q u id ac i n .

    Si no hubo una oleada gene-ral, lo que s hubo fueron olea-das localizadas y parciales diri-gidas a mantener la presenciasenderista en sus llamados"mbitos estratgicos" del inte-rior del pas. Estas acciones lo-calizadas no han sido numero-

    sas, pero muestran rasgoscomunes en ms de una regin.En s mismas, prueban que Sen-dero ha recompuesto su diri-gencia y mantiene un cierto or-den dentro del marco dedebilitamiento que de hechoatraviesa.

    En la primera semana delmes, por ejemplo, hubo accio-nes contra au tor idades o funcio-narios locales en provincias tan

    diversas como Lambayeque

    (Lamba yeque); Huaraz,Yungay,Carhuaz (Ancash); Lampa (Pu-no); Lucanas (Ayacucho); Cas-trovirreyna (Huancavelica);Huancayo y Satipo (|unn); y eldistrito de Los Olivos en LimaMetropolitana. Esta serie deatentados selectivos contra fun-cionarios del "viejo Estado" co-menz a fines de mayo con elasesinato del alcalde deTbcache.

    De igual o superior impor-tancia f ue el lanzamiento de unaola de acciones de guerrilla delos senderistas tambin en di-versos puntos del pas. Estas ac-ciones tuvieron su eje, desde laprimera semana de junio, en laszonas selvticas del ro Hualla-ga, en provincias como Lamas,Hua l laga , Mariscal Cceres yTocache (San Martn) y Hunu-co (Hunuco). En las semanas

    siguientes encontraron eco enacciones similares realizadas enRequena (Loreto)y Padre Abad( U c a y a l i ) ; Chancha mayo,Huancayo, Satipo, Jauja y Tar-ma (Juti n); Lucanas (Ayacu-cho) y Huancavelica (Huanca-velica); y finalmente enAcomayo (Cusco).

    Otras acciones senderistasimportantes en el mes en otroslugares del pas fueron dos in-cursiones a poblados de Huaral

    (Norte Chico), donde asesinarona 5 personas; y un ataque a lamina Morococha, en La Oroya(Yauli), que dej muertos a unpolica y a un minero. Esta ltimaaccin demuestra que Senderono ha abandonado su agitacinen las minas del centro y podramarcar el reinicio de sus accio-nes armadas en este sector.

    En cuanto a la s acciones di-r ec t amen te v i n c u l a d a s al ani-versario del "Da de la Heroi-

    cidad", ellas parecen haberserealizado slo en la zona delCallejnde Huaylas y en Lima.

    En el Callejn de Huaylasconvocaron a un paro armadopara el 18 de junio, el mismoque fue precedido por accio-nes de sabotaje. En Lima, laaccin mas espectacular fue ladel fallido intento de asesinara Michel Azcueta, pero hubotambin incursiones a merca-dos y acciones petardistascon-tra varios locales municipales.

    En suma, un conjunto de ac-ciones que, pese a ser relativa-mente escasas, muestran queSendero mantiene su organiza-cin en una parte importantedel pas.2Porotro lado, el fracaso delatentado contra Azcueta, yotras acciones fallidas as co-

    mo las capturas en mayo y ju-nio, muestran una vez msque el frente de Lima Metro-politana se ha convertido enuno de losms problemticospara los senderistas.

    Por la importancia polticade este escenario, Sendero nopuede abandonarlo. Ms an,por las dimensiones geogrf i-cas y poblacionales de la capi-tal, la actividad senderista,de-be mantener una f r ec uenc i apor lo menos semanal paraque su efecto no se diluya.

    Pero eso implica una mayorexposicin de los militantes alriesgo de ser capturados. Porotro lado, Lima es la plaza fuertede los efectivos de la DINCOTE.En junio, por ejemplo, esta de-pendencia policial logr captu-rar a varios cuadros importan-tes del llamado Socorro Populary obtener informacin acerca

    de la dirigencia central de Sen-2RuarteE

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    dero. Por ello, el dilema paralos senderistas debe ser cmoasumir esos riesgos y a la vezasegurar la continuidad de susacciones en la capital.

    La respuesta a este proble-ma parece ser la siguiente:Primero, volver a colocarlos mejores cuadros y recursosen los escenarios provincianosy en el campo.Segundo, en la capital, en-viar a la accin a militantes bis-nos, ubicados en los rangos msbajos del aparato metropolita-no, y mantener la actividad sinarriesgar demasiado a los cua-dros mejor formados y de ma-yor contacto con los niveles dedireccin. Sacrificar peones pa-ra salvar alfiles y torres.

    El problemaesque las fallasde estos militantes inexpertos lequitan todo el efecto polticoque Sendero espera obtener desu actividad en Lima. Al contra-rio, quedan como un signo ine-quvocodel debilitamientosen-derista. Un signo que acabaensombreciendo la actividad deSendero en el interior del pas yque da la base para evaluacio-nes que subestiman las fuerzasque an mantiene.3Las nuevas capturas demandos del MRTA obliga-ron a este grupo a un replieguecasi total en el mes de junio.

    Como u na secuela de la cap-tura de Lucero Cumpa y otroscamaradas suyos en el mes demayo, en junio fueron deteni-dos varios mandos del MRTAen Lima Metropolitana.

    Estas capturas, ms el ya co-nocido desmoronamiento delllamado "frentenororiental" delMRTA en San Martn, obligarona este grupo casi a desaparecerde la escena en el mes. La nicaaccin que se le atribuye en ju-nio es el secuestro del gerente deuna empresa editorial. Por otro

    lado, la documentacin deco-

    misada por ia polica confirmaque el MRTA an tiene secues-trado a u n empresar io nise i de-dicado al ramo avcola.

    Las detenciones de estosemerretis tas dieron mayores ar-gumentos al anuncio guberna-mental acerca de la inminen teliquidacin deestaguerrilla. Yaha ocurrido anteriormente queen situaciones parecidas elMRTA bajaba el perfi l para luegode unos meses reaparecer sor-presivamente. Por ello es proba-ble que este grupo dure ms delo que prev el gobierno. Pero nodeja de ser cierto que, entre losgolpes que le dan las fuerzas delEstado y las deserciones d suscuadros, su proyecto insurgentemarcha casi inevitablemente a ladescomposicin.4El Congreso Constituyentedecidi, por mayora, abdi-car de su autoridad para inves-tigar y sealar responsabilida-des en el caso de los desapare-cidos de la Universidad de La

    Cantuta. El gobierno acepta yavala la antigua tendencia, enlas fuerzas armadas, para sus-traer a estas de la fiscalizacindel Congreso y de la justiciacivil.El 26 de ju ni o la mayora delCongreso Constituyente, es de-cir la bancada del partido de go-bierno, decidi aprobar un dic-tamen que no sealaresponsabilidades de nadie enel caso de los diez desapareci-dos de La Cantuta. Eran 9 estu-diantes y 1 profesorqueen juliode 1992 fueron secuestrados delas viviendas de la universidad,cuyo campus estaba controladopor una base militar. El dicta-men se limita a sealar diversashiptesis, como si no se hubierainvestigado nada, pero a la vezexculpa de toda responsabili-dad al general Nicols de BarHermoza, presidente del Co-mando Conjunto de las Fuerzas

    Armadas, y a Vladimiro Monte-sinos, asesor del Servicio de In-teligencia.Ya antes, la mayora del

    Congreso haba decidido acep-tar una limitacin decisiva parala comisin investigadora: Slopoda interrogar a dos jefes mi-litares: al propio general Her-moza y al general jefe del Servi-cio de Inteligencia Nacional.Cualquier otro subordinado, in-cluido el asesor Montesinos,quedaron fuera de la investiga-cin. Los congresistas no pudie-ron informarse, por ejemplo,

    acerca del personal que estuvoen la base militar durante loshechos investigados.

    De este modo, la bancadagobiernista cre un precedentegrave para sacar a las fue rza sarmadas de los fueros fiscali-zadores del Congreso y de losfueros judiciales civiles.

    Como para confirmar estaorientacin, en la primera se-mana de julio la misma banca-da de gobierno present unproyecto de ley por el c u a l losmiembros de las fuerzas arma-das sern juzgados porel fueromilitar incluso cuando come-tan delitos comunes, por ejem-plo eventuales violaciones dederechos humanos. Segn losobservadores, esto significarauna perversin de la i n s t i t u -c io n a d a d democrtica.

    5Sendero podra realizaruna ola de acciones en Li-

    ma antes del 28 de julio.Para deslucir el tradicional

    mensajepresidencialpor fiestaspatrias, Sendero Luminoso po-dra realizar una serie de atenta-dos antes de ese mensaje. Unode los escenarios escogidos po-dra ser Lima, por el eco polticoque tiene la capital. Si Senderono tuviera la capacidad para re-alizar varias acciones, esposibleque opte por algn atentado

    especialmente espectacular.

    Rf>roduccii prohibida Reliarte Especial DESCO 3

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    VIOLENCIA POLTICA EN CIFRAS:

    MES DE JUNIO DE 1993

    Apartir de esta edicin pre-sentamos una forma distin-ta de "regionalizar" la violenciapoltica. Agruparemos los acon-tecimientos en ocho espaciosque corresponden a los comitsregionales senderistas.

    Esos comits, y los depar-tamentos o provincias que in-volucran, son los siguientes:

    Comit Metropolitano: Li-

    ma y Callao.Comit Regional del Nor-te: Ancash, La Libertad, Lam-bayeque, Cajamarca, Piura,Amazonas y Tumbes.

    Comit Regional de la Sel-va: Hunuco, San Martn, Uca-yali y Loreto.

    Comit Regional del Cen-tro: Junn y Pasco.

    Comit Regional Princ ipal:Ayacucho, Huancavel ica , mslas provincias de Andahuaylasy Chincheros (Apurmac).

    Comit Regional del Sur:

    Apurmac (menos Andahuay-las y Chincheros), Cusco, Puno,Arequipa, Moqucgua, Tacna.

    Comit Norte Medio:Chancay, Huacho, Huara l, Ba-rranca, O yn y Cajatambo.

    Comit Sur Medio: lea y lasprovincias de Yauyos y Caete(Lima).

    En el mes de junio hubo 87acciones subversivas y la violen-cia poltica dej un total de 111vctimas. Solo una de esas accio-nes subversivas fue realizadapor el MRTA, el resto corrres-ponde a Sendero Luminoso.

    Pese a la dism inu ci n en elnmero de acciones respecto

    ATENTADOS TERRORISTAS POR REGIN: JUNIO 1993Lima

    ATENTADOS TERRORISTAS EN TODO EL PAS: Enero - Junio (91/92/93)

    ENE FEB MAR ABR MAY JUN

    Enero - Junio 1991 s:l Enero - Junio 1992 Enero - Junio 1993

    4 Reporte Es p Reproduccin prohibida

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    al mes anterior (87 versus 119)esta vez hubo un aumento enel nmerode vct imas (111 ver-sus 91). El aumento de las vc-timas corresponde a los secto-res de las fuerzas del orden yde los civiles, lo que indica quehubo una mayor intensidad dela actividad senderista.

    Sin embargo, las cifras delmes de junio siguen mante-nindose en los niveles msbien bajos que observan desdefebrero de este ao. La dismi-nucin de la actividad sende-rista en todos es n^ mct.p>; ha

    determinado que este sea el se-mestre de menor actividadsubversivadesde1989.

    Por otro lado, en el ltimomes hubo un aumento de laactividad senderisa en los di-versos escenarios provincianos.Ello tambin tuvo un correlatoestadstico. De las 87 accionesdel mes, 29 (33.3%) ocurrieronen Lima. En los meses anterio-res el porcentaje deaccionesco-rrespondientes a la capital se si-tu muy cerca del 50% .

    De todos modos, Lima siguiocupando e l pr imer lugar. El se-

    gundo lugar en acciones co-rresponde esta vez al comitregional senderista del Norte,con 16 (18.39%) acciones. Lamayora de estas acciones seconcentr en las provincias se-rranas de Ancash.

    Luego se ubic el comi t re-gional senderista del Centro con15 (17.24%) acciones, de las cua-les destacan varias acciones deguerrilla en las zonas selvticasde Junn.

    En cuarto lugar qued la re-gional senderista de la Selva(zonas del Huallaga y Ucayali),con 13 (14.94%) acciones. Allresalt el claro repunte de la ac-tividad guerrillera en toda esta

    amplia regin, especialmente enla zona del Alto Huallaga, de laque se crea que Sendero habasido virtualmente desalojado.

    El quinto lugar locompartenel comit regional Principal sen-derista (Ayacucho y Huancave-lica) y el regional del Sur, con 6(6.9%) acciones cada una. En am-bos casos hubo tanto acciones deguerrilla como ataques o incur-siones contra autoridades o po-blados.

    Luego se ubica el comit delNorteMedio,con2 (5.4%)accio-

    V1OTIMAS DE LA VIOLENCIA POLTICA: Junio 92

    158 154 159

    Jun 92 Jul Ago Set Oct Nov Dc Ene 93 Feb Mar Abr May Jun 93

    Junio 92 - Junio 93

    Reproduccin prohibida Repori,

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    nes. En el comit del Sur Medio(incluido lea) no se han regis-trado acciones subversivas.

    En lo que respecta a la d istri-bucin regional de las vctimas,los primeros lugares los ocupanlos regionales de la Selva y delCentro. En el primer caso con 50(45.0%), y en el segundo con 32(28.9%). Es decir, en ambas regio-nes se concentra el 73.9% de lasmuertes del mes. Esta elevadaproporcin refleja la intensidadde los enfrentamientos guerrille-ros protagonizados por Senderoen estas zonas.

    En un segundo nivel se ubi-ca Lima y el regional del Nortecon 7 (6.3%) muertos cada uno.

    En la capi ta l fue ron especia l -mente asesinatos selectivos depolicas y pobladores en los pue-blos jvenes. En el norte, se tratsobre todo de asesinatos selecti-vos de autoridades locales.

    En un tercer nivel quedaronel llamado regional Principal yel Norte Medio con 6 (5.4%)muertos cada uno. En el primercaso fue ron asesinatos de auto-ridades locales; y en el segundo,incursiones contra pequeospoblados cerca a Huaral.

    Finalmente, se ubica el re-gional del Sur, con 3 vctimas,dos de ellas tambin eran au-toridades locales.

    Por otro lado, el sector que

    ha sufrido ms bajas en estemes ha sido el de presuntos sub-versivos con 58 (52.3%) muertes.55 de estas bajas se produjeron enlos regionales Selva y Centro, enlas acciones de guerrilla.

    Los civiles muertos en estemes sum an 37 (33.3%) y se con-centran especialmente en los re-gionales Centro, Norte, NorteMedio y Regional Principal.

    Finalmente, las fuerzas delorden sumaron 16 muertos, 11(9.9%) de la fuerzas armadas y5 (4.5%) de la polica. Ete los 11soldados cados en este mes, 10murieron en los choques ar-mados ocurridos en el AltoHuallaga.

    VIOLENCIA POLTICA POR SEMESTRE

    EN LOS LTIMOS TRES AOS

    -p,n el rubro de atentados decreciente desde 1990. A te ao slo llegan a sertilas cifras muestran una tal punto que los atentad os aproximadamente la mi-tendencia def in idamente del primer semestre de es- tad de los atentados en el

    6 Reporte Especial/DESCO

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    primer semestre de 1991 yalgo ms de la tercera par-te de los atentados de 1990.

    En el rubro de las vcti-mas tambin se observauna fuerte disminucin

    para1993. Las cifras caen ala mitad respecto de losdos aos anteriores, y a latercera parte en compara-cin con las de 1990. Deacuerdo al cuadro, el aoque registra la mayor in-tensidad de la violencia es1990.

    El descenso en los aten-

    tados y en el total de vcti-mas debe ser matizado conotro dato importante: la

    disminucin en las bajasde las fuerzas del orden es

    SEMESTRE

    1198911990119911199211993

    ATENTADOS

    908

    1,4671,152

    827

    590

    VIC TIMASTOTALES

    1,493

    1,765

    1,409

    1,585

    751

    BAJAS EN LASFFOO

    202

    140

    152

    219

    134

    menos marcada. Si bienhay un claro descenso res-pecto a 1992, las bajas en

    las fuerzas del orden en1993 son casi iguales a lasde 1990 y 1991.En conclusin: 1) Se

    confirma que en los actua-

    les momentos Sendero es-t debilitado y en replie-gue; y 2) Sendero mantiene

    todava una capacidad deataque que no debe serdespreciada, tal como lomuestran las prdidas delas fuerzas del orden.

    BANDOLEROS EN

    CAJAMARCAEl ajuste econmico de 1990, que fue pensado por muchos

    como un paso necesario para que el pas avance hacia laestabilizacin y a modernidad, tuvo ms bien un efecto de

    desestabilizacin de las relaciones econmicas y sociales y de

    reaparicin de fenmenos arcaicos de la violencia en una

    buena parte de nuestra poblacin, especialmente en las zonasagi'arias. En relacin a ello, el profesor]os Prez Mundaca,de la Universidad Nacional de Cajamarca, im>estiga el casode la reaparicin del bandolerismo en ciei'tas zonas de dicho

    departamento. Un fenmeno en el que, de modo inusitado,aparecen las sombras de Sendei'o Luminoso y el MRTA.

    Reporte Especial ha elaborado el siguiente artculo en base a

    un ensayo todava indito del profesor Prez Mundaca, a

    quien agradecemos por su generosa autorizacin.

    E n la primera semana de ene-ro de 1991 un grupo de de-lincuentes del distrito deQuerocoto, provincia de Chota,rob cuatro cabezas de ganadode propiedad de Atilano Silva,de la estancia de Pagaybamba.Reproduccin jiroh ibitla

    No eran abigeos comunes ycorrien tes. Dos das despus delrobo, los ladrones emboscaronal prop ieta rio y a otros doce ji -ne te s que le acompaaron abusc ar a las reses. A til an o Silva

    mu ri de u n balazo en la cabeza

    mientras su grupo atravesabaun puente. El resto de sus com-paeros tuvo que huir en des-bandada. El mensaje de ese ba-lazo era claro: los criminalesno iban a huir. Iban a imponersu fuerza en esta zona, limtro-fe entre Chota y Cutervo.

    Pero el crimen mostr otracosa ms. En estos parajes es-taba operando un tipo especialde delincuentes : estaban bien

    organizados, bien armados yvisib lemente dispuestos a pe-lear para controlar su zona deoperaciones. No era otro casoms de abigeato, esa endmicafigura delict iva en las zonasganaderas de Cajamarca. Set rataba ms bien de bandole-ros; es decir, de la reaparicinde un fenmeno frecuente enel campo peruano hasta co-mienzos de este siglo.

    Donde el asun to cobra unReporte Especial /OCSCO 7

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    inters an mayor es al recor-dar que Chota y Cutervo sonlas provincias en las que nacie-ron y conservan su fuerza lasfamosas rondas campesinas,cuya tarea original era -an loes-, precisamente, la de liqui-dar al abigeato. E) choque eratan previsible que casi se podatocar an antes que se produ-

    jese. Previamente al desenlace,veamos algunos antecedentesde las fuerzas protagonistas.

    La zona de operaciones delos bandoleros de esta historiatiene la forma de un pequeocuadriltero ubicado, como yase ha dicho, entre Chota y Cu-tervo. Los cuatro puntos del

    cuadriltero pueden ser Calla-yuc yQuerecotilloen Cutervo,y Querocoto y Huambos enChota. E roChotanoatravie-sa casi por el centro de estafigura imaginaria.

    Siendo esa la zona de ope-

    raciones, hay que precisar la sestancias que eran verdaderasbases de los bandoleros. Esaseran las deCamse,M a m a b anvba, Sanicullo, Pan de Azcar yLa Laguna, en Cutervo; yCh a n g o m a r c a , en el dist rito deQuerocoto.

    Camse, Pan de Azcar ySanicu llo, por ser estanc ias ais-ladas y de difcil acceso, eranrefugios de abigeos y asaltan-tes corridos desde otros luga-res por el movimiento de lasrondas que se multiplican des-de 1976.

    Pero la presencia de perso-najes fuera de la ley en estos lu-gares es an de ms larga data.

    Camse fu e el escenario de la lti -ma batalla de la sublevacin delhacendado Benel en 1927. Des-pus de su derrota, muchos desus seguidores, entre los cualeshaba bandoleros de esa poca,se establecieron en este lugar.

    Por otro lado, el imperio dela fuerza en estos lugares es su-mamente visible. En Camse to-dos andan armados. Los lugare-os se familiarizan con lasarmas de fuego desde muy pe-queos.

    Por lo general los jefes debanda no son nativos de estoslugares. Inclusive hay diferen-cias de tipo fsico, porque ellossuelen seraltosyblancos,mien-tras que los nativos son bajos ymorenos.

    Por otro lado, los miem-bros de las bandas no son pro-piamente pobres. No robanpara comer sino para vender.Sin embargo, en sus operacio-

    nes incorporan, para tareas deapoyo, a campesinos pobresque cumplen el papel de "peo-nes" asalariados. Sirven de in-formantes , de "campanas", ode arreadores del ganado ro-

    bado. Estos s suelen ser natu-

    8 Re>orte Especial / DESCO Circulacin restringida Reproduccin prohibida

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    rales del lugar, reciben un pa-go muy reducido y en su casose roba para comer, para sobre-vivir.

    Hay evidencias de que, apartir de 1990, los futuros jefesde banda desarrollaron una se-

    rie de acciones para controlartotalmente las estancias deCamse, Mamabamba y Sanicu-llo. Reclutaron a miembros desus bandas, a "peones", e hicie-ron tratos con quienes seransus colaboradores ms adelan-te. De hecho, la mayora de loshabitantes de esas estancias -sino todos- se alinearon con lasbandas de cada lugar.

    En otras estancias, comoPan de Azcar yChangomarca,las bandas tambin lograronobtener una posicin de domi-nio.

    Es en este proceso en el quelos antiguos abigeos se trans-forman en los grupos cuyas ca-ractersticas los definen ya co-mo bandoleros.

    Pero hubo un factor muyimportante para el desarrollode este proceso desde 1990hasta los primeros meses deeste ao: la crisis de la econo-ma agraria. En esta parte delpas, la crisis sobrevino pordos razones: el cierre de la ayu-da financiera que el Estado da-ba a los campesinos -es decir,el cierre del Banco Agrario- yla aguda sequa que, coinci-dentemente, tambin afect aesa zona en este mismo lapso.

    El resultado fue el de unafuerte rccesin en la economalocal, con el consiguiente au-mento en la desocupacin.Hay datosquemust r a n q u e elempobrecimiento de los cam-pesinos afect inclusive la asis-tencia de sus hijos a las escue-las. Es decir, un fenmeno dedesercin escolar.

    En ese marco, la vincula-cin a la actividad delictiva co-mo el abigeato o la afiliacin alas bandas en calidad de "peo-nes", o de "base social" se

    abri como un alternativa paradecenas de jvenes campesinospobres de las estancias. Muchoms si otras opciones tambinse estaban cerrando. Por ejem-plo, la emigracin a la costa, quetambin estaba siendo castiga-

    da por la recesin y el desem-pleo. O la emigracin a la selva,que adems de problemas eco-nmicos tena riesgos asociadosal narcotrfico y a las guerrillas.Si haba que correr riesgos paraganarse la v ida , mejor hacerloen sitios y con socios ya conoci-dos, y para eso nada como elpropio terruo.

    Hubo condiciones para queaparecieran una suerte de de-

    lincuencia comn organizadaen la zona, hasta que el cam-pesinado no pudo ms e inici

    su organizacin

    Otro elemento que facilitla actividad inicial de las ban-das es que en estos lugares nohaba rondas campesinas. Sinembargo, las acciones de losbandoleros se convirtieron enun poderoso acicate para queeste protagonista entrara enescena.

    Salvo algn intento frus-trado en los aos anteriores, enla zona de estos acontecimien-tos no hubo rondas campesi-nas, a diferencia de otros espa-cios de Chota y Cutervo, en losque estas organizaciones tu-

    vieron un desarrollo notable.Es como respuesta a los

    continuos robos de ganado yasaltos a los fundos que en ma-yo de 1992 se organizan lasrondas en Querocoto y co-mienzan a patrullar la zona.Estas formaron la columnavertebral del movimientocampesino q u e se bati con losbandoleros.

    Estas rondas encontraron

    muy pronto el apoyo de las

    rondas ms experimentadasde Cutervo, Chota y Huam-bos. No slo como expresinde solidaridad, sino como unaforma de autodefensa preven-tiva porque las bandas ya ha-ban comenzado a actuar entodas estas circunscripciones.Fueron centenares de rondcroslos que salieron en apoyo desus colegas de Querocoto y al-gunos de ellos murieron en losen f remamientos.

    Otro apoyo que recibieronestas rondas provino de la po-lica. A diferencia de perodosy escenarios anteriores, aquseanud una alianza entre ron-deros y policas. Antes y enotros lugares, la polica prefe-ra, en el mejor de los casos,mantener un papel neutral en-tre las rondas y los abigeos.

    Una razn que explica estaalianza en Querocoto tiene quever con la integracin social delos policas de la zona. O sonnaturales del lugar, o se hancasado con mujeres nativas.Para esos policas, los bandole-ros eran una plaga que afec ta-ba directamente a sus familia-res.

    Otra razn tiene que vercon el curioso hecho de que, alinicio, haba la creencia de quelos bandoleros tenan ciertosvnculos con los grupos sub-versivos. Una idea que, apartede suscitar grandes temores,persuada a ronderos y a poli-cas acerca de la convenienciade sumar sus fuerzas.

    Con estos refuerzos, y

    siempre en base a su propiaorganizacin rondera, que seextendi a casi todas la s estan-cias del distrito de Querocoto,se constituy la fuerza que sa-li a la caza de los bandolerosque seguan asolando la zona.En los enfrentamientos apare-ceran, de una manera sor-prendente, las sombras inquie-ta n tes de otros actores:Sendero Luminosoyel MRTA.(contina en nuestra prxima edicin).

    Reproduccin prohibida

  • 7/28/2019 Violencia Poltica en Per (junio 1993). Autor: DESCO

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    SIETE AOS DESPUS - .

    DE LOS PENALES A LA CANTUTA

    En junio de este ao secumplieron 7 aos de lamasacre de alrededor de 300

    presos senderstas amotinadosen 3 penales de Lima. El acto,de por satroz, signific una

    flagrante violacin de losderechos humanos cue

    horroriz a la opinin pblica

    nacional e internacional. Una

    Comisin Especial de lCongreso investiglos hechos,

    sin embargo, la mayoraaprista de l Congreso de

    entonces aprob un informeexculpatono de los principales

    responsables polticos delcrimen.

    A los 7 aos de estos hechos,

    tambin otra mayora

    oficialista en el Congreso acabade exculpar a los responsables

    de otro acto de violacin de

    derechos humanos: losdesaparecidos de La Cantuta.

    En esta entrevista que RolandoAmes, ex senador y ex

    presidente de la Comisin

    Investigadora de los Penales,concedi aReporte Especial,

    hace un recuento y reflexinsobre el caso que vio

    directamentey a la vez seala

    algunas semejanzas y

    diferencias con lo de La

    Cantuta, ubicando e! contexto

    poltico yel comportamiento

    de los principales actores de

    estos dramas que tienen comoescenario el Per de hoy.

    Qu sentido tienen, Dr,Ames, las investigacionesde casos como el de losPenales o de La Cantuta?

    Estamos ante un tema l-mite: el juicio a las autorida-des del gobierno cuando de-linquen. Es algo que exige,por un lado, una cierta tradi-cin que legitime ese tipo deproceso y que no haga apare-cer a los que investigan comosubversivos del orden; y porotro lado, requiere una distri-bucin del poder donde el go-bierno, las autoridades inves-tigadas no tengan tanto poder.Esto tericamente debe llevara la investigacin y a los queinvestigan a resultados.

    Por otro lado el tema de laguerra sucia, el tema de laviolencia extra legal por partede miembros de las fuerzasdelorden ha sido en AmricaLatina siempre un asuntoque ha afectado la sensibili-dad institucional de las Fuer-zas Armadas. Y en el caso de

    otros pases de manera mu-cho ms agresiva que en elcaso peruano.

    En un tema lmite comoeste es romntico hablar "deacuerdo a la ley" o de "esodebe ser". Me parece mejorun enfoque que reconozca sla existencia de la ley, delcumplimiento o no de esa ley,pero tambin del poder de losactores en juego y el asuntodel conf l ic to armado tan gra-ve que plante Sendero.

    Existe responsabili-dad poltica del gobiernode Alan Garca en la ma-tanza de los Penales? C-

    mo es que ste admite laconformacin de una Co-misin Investigadora?

    No tengo ninguna eviden-cia para sospechar que Gar-ca dijo "mtenlos a todos".Pero lo evidente es que pre-sion, azuz y supervis todoel proceso de ataque a lospenales. No previno sobrelosriesgos del uso de una fuerzamucho mayor de la que te-nan los presos amotinados.Con toda claridad no frenlos excesos. Insisti con todaclaridad para que se termi-

    nen lo ms rpido posible losoperativos,Si Garca prometi una

    Comisin Investigadora fue -yen eso se parece al gobierno de

    Fujimori- por la presin inter-nacional. Tuvo que prometera la Internacional Socialistala conformacin de una co-misin investigadora inde-pendiente. Particularmentea Willy Brandt quien lo ga-rantiz ante la Conferenciade la Internacional que enesos momentos se desarro-llaba en Lima. Lo hizo porqueun numeroso grupo de parti-cipantes en el evento habaplanteado suspender la Con-

    ferencia y retirarse del Per,tan luego se supo de la ma-sacre.

    Esto es decisivo para queen el Congreso la presin pa-ra conformar una Comisinllegue con fuerza. Sin embar-go, durante un ao la frena-ron.

    La exigencia constante dela oposicin, particularmen-te de Izquierda Unida, logrque el senadorRamiroPrial,al ser elegido Presidente delSenado, aceptara la pro-puesta que la bancada de IUle hiciera para que yo presida

    la Comisin, y comenzar a10 Reparte Especial IDESCO Circulacin restringida Reproduccin prohibida

  • 7/28/2019 Violencia Poltica en Per (junio 1993). Autor: DESCO

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    funcionar. Creo que fue ungesto de buena voluntad departe del senador Prial, ade-ms lo haba ofrecido antesde ser elegido Presidente delSenado.

    Cul fue la, actitud dela Fuerza Armada y cmose llev con ella durante elproceso investigatoro?

    Fue Importante hacer en-tender a la Fuerza Armadaque se quera una investiga-cin objetiva. Que no se partade prejuicios. En esto hubouna importante colaboracindel Presidente del Consejo Su-premo de Justicia Militar, ge-neral Max Velarde quien medijo que iba a colaborar e ins-truir al Fiscal del Tribunal de

    la Sala del Ejrcito para queproporcione la informacinque se requiriera. Sostuvo quel no poda responder por lasSalas de la Marina y la FuerzaArea porque dependan desus propias armas.

    Recogimos informacin delo avanzado en el caso de Lu-rigancho y del Penal de Muje-res, a cargo del Ejrcito y de laFuerza Area respectivamen-te. En cambio, el fiscal de laMarina se limit a leer un tex-to en el cual planteaba que la

    Comisin no tena derecho ainvestigar puesto que el casode El Frontn, ya estaba en elFuero Militar.

    Fue as como la Comisintuvo informacin y pudoidentificar a quienes haban

    participado en los operativosde Lurigancho y el Penal deMujeres. La negativa de laMarina no permiti conocerlos pormenores de la inter-vencin en El Frontn.

    Esto marca una diferen-cia en relacin al caso de LaCantuta. Diferencia a la quese aade el hecho de que elentonces ministro del Inte-rior, Abel Salinas, haba re-

    alizado una investigacin alrespecto. Esta protega aAlan Garca y a la alta auto-ridad del gobierno, pero tam-bin recoga mucha informa-cin y se haba abierto ya un

    proceso en el Fuero Civil.Con esta informacin y elapoyo del Presidente delConsejo Supremo de JusticiaMilitar se obtuvo la base su-ficiente para iniciar el trabajode identificacin y las citacio-nes. Citamos a los Coman-dantes del Ejrcito, de laFuerza Area y de la Marina.Acudieron los dos primeros,mientras que el de la Marinahizo llegar una carta acep-

    tando asistir a ttulo perso-nal y en lo que ataa a su

    institucin repeta el argu-mento del Fiscal Naval.Anteesta situacin, comoPresidente de la Comisin,inici una gestin oficiosacon l a fin de superar eseimpasse y le dije que antes deresponder a su carta debera-mos conversar y analizar elasunto. Al final, el Vicealmi-

    rante Soria acept el derechode la Comisin a investigar,pero con la condicin de norevelar nombres. De este mo-do se autoriz al Comandan-te de la Segunda Zona Navala revelar los pormenores deloperativo en El Frontn y aque la Comisin visite la isla.Esta informacin adicionalpermiti conocer que el penalde la isla fue volado a pesar

    de que los internos se habanrendido, produciendo as lamuerte de alrededor de 80reclusos, adems de otrosque cayeron en la accin.

    Creo que fue muy impor-tante para los militares quetambin investigramos conmucha fuerza al Presidentede la Repblica y a las auto-ridades polticas. Es decir, seregistraba por primera vez

    cmo era la relacin entre laautoridad poltica y la auto-ridad militar en casos comoste.

    Los Comandantes Gene-rales de entonces ya en reti-ro un ao despus de los su-

    cesos- fueron muy precisosacerca de la presin e insis-tencia del presidente Garcaen el debelamiento del motn.Cmo fue su relacin

    con la mayora gobiernis-

    tadentro de la Comisin?Fue muy tensa. Terica-

    mente la composicin de laComisin era de 7 miembrosde la mayora del gobiernoaprista y 6 miembros de laoposicin. Sin embargo, enambos grupos haban perso-

    nas no muy definidas en susafiliaciones, lo que permiticonvertir en algn momento ala minora en mayora dentrode la Comisin. En este juegode afiliaciones e intereses, elSenador Mufarech, por ejem-plo, fue convencido por elpropio Alan Garca a no sus-cribir el Informe de la Comi-

    sin.El problema mayor vinoal final, cuando se acord eldebate del Informe Final enel Pleno del Congreso. Sur-

    gieron diversas dificultades ypresiones de todo calibre, en-tre ellas la postergacin su-cesiva de fechas. Y en esto lode La Cantuta se le parece.Hasta el azar favoreci losplanes de soslayar este im-

    portante debate: el fatal acci-dente areo en el cual desa-pareci el equipo de ftboldel Alianza Lima. Toda laprensa se aboc a este episo-dio. Y el informe que habasido su centro de atencindurante mucho tiempo per-di sbitamente todo interse importancia. El Informeaprobado fue el de la inayoraaprista del Congreso y que

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    exculpaba a Alan Garca.Es-te informe se traslad luegopara la investigacin policial

    y militar.

    Pero a diferencia del re-ciente debate sobre el caso de

    La Cantuta, quiero resaltar

    que en el informe de los pe-nales el captulo de descrip-

    cin de hechos fue aprobado

    y firmado tambin por losmiembros de la mayora go-biernista de la Comisin.

    En el caso de El Fron-

    tn, se lleg a establecerresponsabilidades con

    nombres propios?

    No. No se pudo llegar aeso.Sepudo obtener algntestimonio de senderis-tas?Extraoficialmente yo lle-gu a entrevistarme conMartha Huatay en tanto erapresidenta de la Asociacin

    de Abogados Democrticos(AAD). Ella habadefendido amuchos de los detenidos.

    Luego de esa conversacinpude intuir que ella no erasolamente dirigente de la

    AAD. Luego me llam por te-

    lfono para decir que la AAD

    no intervendra ms en la in-

    vestigacin. Sin embargo, 2

    das antes de esta comunica-cin, la Asociacin de Familia-res de los presos senderistaspublic en "El Diario" -quetodava era legal- un comu-

    nicado en el cual despotrica-

    bacontra la Comisin.Cree que Sendero te-

    na informacin sobre los

    responsables de los opera-

    tivos?

    Tengo la impresin de

    que demor en obtener esa

    informacin. El asesinato delComandante Vega Liona pa-rece guardar relacin con es-

    to.En algn momento

    Alan Garca se refiri muy

    duramente contra los re-

    presentantes de la propiabancada aprista en la Co-misin. LLeg a decir algoas como "nos estn coci-

    nando en esa Comisin",porque obviamente no es-taba muy contento con la

    composicin de ella ni con

    la presidencia.

    Ramiro Prial era una ex-celente persona, pero no mi-di lo que significaba quitarla barrera que ellos mismos,

    los apristas, haban puesto a

    la Comisin que tena ya 1ao sin funcionar.

    Ante la persistencia de la

    bancada de IU para reacti-varla y la propuesta para que

    la presida, Prial accedi yseal que el senador Ames

    era la persona idnea para

    ello y acept. Naturalmenteesto no le pareci nada bue-

    no a Alan Garca. Desde queasum la presidencia de la

    Comisin se cort toda rela-

    cin personal con l. Sientoque desde el inicio l tena

    cierta conciencia de culpa.Qu le parece el de-sempeo de la Comisin de

    La Cantuta?

    El Informe suscrito porRoger Cceres, Gloria Helfery Carlos Cuaresma es bueno.

    Mejor de lo que esperaba.Han logrado, con mucha

    perspicacia, obtener infor-macin relevante sobre loshechos que lograron investi-

    gar bien: el ingreso del gruposecuestrador en el campusde La Cantuta. Con ello handemostrado que este grupo

    numeroso tuvo el tiempo y lacolaboracin necesaria para

    consumar su propsito. Yqueda claro que no era un

    grupo ajeno a los militares.Con este ncleo de he-

    chos derivan una conclusinvaliente al sealar que al nohaberse investigado este ca-

    so durante tanto tiempo, fue

    un acto deliberado de entor-

    pecimiento que significa res-

    ponsabilidad penal en el ge-neral Hermoza ROS.

    El contexto poltico en elcual se desenvuelve esta co-misin es diferente al de los

    penales: hay dictadura, ayerhaba democracia. Sin em-bargo, algo las une: a ambaslas mayoras oficialistas las

    boicotearon, las manipula-

    ron, les postegaron las fe-chas del debate y al final esas

    mayoras aprobaron sus pro-

    pios informes. Pero es bueno

    reconocer que, en el caso de

    los penales, el gobierno dejinvestigar en tanto era parte

    de las reglas de juego demo-

    crtico, de la polmica polti-

    ca. Y eso desgast a Garca.

    Bastaba con mostrar la partedescriptiva del propio infor-

    me aprobado por el Congre-

    so.

    En lo deLa.Cantuta in-cluso se ha negado que hu-bo algn opera.tvo militar.

    Ese es otro aspecto de ladiferencia. La utilizacin po-

    ltica de la Fuerza Armada por

    parte del Ing. Fujimori lleva aque el propio comportamientoinstitucional de la sta seaun comportamiento an ms

    cerrado, hermtico, en la me-

    dida que interviene un factorpoltico.

    En el caso de los penales

    la Fuerza Armada se senta

    mortificada, pero al mismotiempo, porqueellay el poderpoltico no eran lomismo, eraposible un trato diferencia-

    do. Yo distingo claramente

    mis relaciones con el APRA ycon Garca, con la Fuerza Ar-

    mada por separado, por ar-

    mas. Haba pues una institu-

    cionalidad neutral. Ahora

    eso no existe. Hay algo que

    suelda por arriba al poderpob'tico con la Fuerza Arma-

    12 Reporte Especial/ DESCO Reproduccin prohibida

  • 7/28/2019 Violencia Poltica en Per (junio 1993). Autor: DESCO

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    da en una asociacin no sloinstitucional, sino poltica.

    Cmo era la relacinentre Alan Garca y la

    Fuerza Armada?En 1987 era ya una rela-

    cin tensa. Era el ao de laestatizacin de la banca y elcaudillismo de Garca lo ha-ca un poco desconfiable alos ojos de los militares. Notenan una solidaridad fuertecon el presidente, aunqueguardaban el debido respetoa su cargo. Era claro que los

    jefes militares se sentan res-ponsables de sus armas y ahs entraban cosas polticas,

    la concepcin de la guerra,por ejemplo. En este marcoellos consideraban correctoque el presidente de la Comi-sin Investigadora fuese de laoposicin y de ah, tambin,que algunos apoyaran el tra-bajo desarrollado con el con-vencimiento de que "no nostoca".

    Lo sucedido en un pe-riodo y otro da pie parasostener que la lucha anti-

    subversiva tiene comopar-te importante la violacin

    sistemtica de DD.HH.?En esto suscribo tal cualellnformede 1987. Entonces

    fue evidente que la concep-cin del enfrentamento aSendero era que esto era unaguerra irregular. Y como talhaban excesos permitidos yocultados en tanto eran par-te de la guerra misma. Ade-

    ms, tenan que ver con losviejos problemas estructura-les del pas: discriminacintnica y social, en la cual erams fcil que gentes andinas,campesinas, fuesen maltrata-das.

    Decamos, tambin, queesta violencia no slo estuvoen las rdenes, sino en elcomportamiento de los jefes,oficiales o subalternos, y que

    esto no era sino parte de h-bitos de comportamientoins-titucional ya entrenados an-tes . Entonces esevidentequela violacin de D D . H H . . hasido parte de la estrategia an-tisubversiva. Y no por quealguien haya dicho que habaque violar DD.HH, sino por-que simplemente no se tocese criterio de respetarlos.En la discusin de que estasviolaciones son sistemticaso no, si cambiramos siste-mticas por frecuentes esta-ramos diciendo lo mismo.

    Ahora las condicioneshan variado. Se nota un es-

    fuerzo por realizar menosviolaciones. Por selectividad.Hay que reconocer en estoque ahora se cuenta con in-

    formacin sobre Sendero queantes no se tena. De ah que

    la selectividad sea ms posi-ble. Pero la actitud de impo-sicin por la violencia no sesupera.

    Habran, entonces,procedimientos no explci-tos, no escritos, cdigosconsuetudinarios que lle-van a la Fuerza Armada a

    realizar estos hechos?

    Quposibilidades existende que esto se corrija?

    Aqu se toca una cuestinde raz: el pas se ha cons-truido sin el reconocimientode sus propios habitantes co-mo ciudadanos. En el Perno se acepta fcilmente queun peruano cualquiera sea

    tan ciudadano como otro. Enla vida cotidiana estamos di-vididos en ciudadanos de pri-mera, segunda o tercera ca-tegora y eso hay que recono-cerlo.

    Una manera de superaresto es reconocer que el temade los DD.HH. tiene que vercon una cultura democrticaprctica, de respeto a la for-ma de vida del otro. Es un

    reto para civiles y militares,porque la regla dominante eneste pas sigue siendo aque-lla que para sobrevivir hayque pisar al ms dbil, des-grac iadamente.

    El haber vivido esa ex-periencia de hechos, nom-

    bres, vidas y episodios quesucedieron en una coyun-tura particularmente tm-portante para el pas, le

    ha afectado personalmen-

    te? Le ha cambiado en al-go sus percepciones y opi-

    niones acerca de lasociedad, el Estado o lapoltica?

    Sin duda he cambiado.Me ha quedado mucho msclara la relacin entre demo-cracia y poder. Las democra-cias, incluso las liberales, noechan races en nuestras so-ciedades porque stas son

    cada vez ms desiguales. Elproceso de mundializacinsignifica lites con mucho

    poder, versus ciudadanosmuy desposedos de poder.

    De parlamentario uno sesienteun representante muyimportante, tericamente, delos ciudadanos, del pueblo.Pero el poder del pueblo esmuy dbil. En mis funcionesde parlamentario acced a losarcanos del poder real. Cono-c y charl con esos sereshumanos que estn en esos

    lugares de enorme concen-tracin de poder.

    " Creo que ahora debemospensar en un proyecto demo-crtico nuevo, demasiadascosas han cambiado en elpas para pensar que lo ante-rior tiene que subsistir De-mocratizar este pas pasa porel asunto del poder, por elconjunto de las relacionessociales y por el sentido co-mn de la gente.

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