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Cuando las bombas son de papel

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Víctor Muñoz Cortés

Miembro del grupo coordinador del periódico anarquista El Surco y del Archivo Histórico La Revuelta de Santiago.

Libros:- Armando Triviño: Wobblie. Hombres, ideas y pro-blemas del anarquismo en los años veinte, Editorial Qui-mantú, Santiago, 2009.- Cuando la patria mata. La historia del anarquis-ta Julio Rebosio Barrera (1915-1920), Editorial USACH, Santiago, 2011.

Artículos impresos:- “1º de Mayo de 1899: Los anarquistas y el ori-gen del día del trabajador en la región chilena”, en Varios Autores, Los orígenes del Primero de Mayo. De Chicago a América Latina (1886-1930), Editorial Quimantú, Santia-go, 2010. Re-editado en 2012 desde Por la libertad Edicio-nes, Santiago. - “Arde la Patria: Los trabajadores, la Guerra de don Ladislao y la construcción forzosa de la nación en Chile (1918-1922)”, en Praxis en la historia nº7, mayo 2012, Lima.- “Cuando las bombas son de papel. Los trabaja-dores, el Estado y la propaganda anarquista impresa. (Re-gión chilena, 1915-1927)”, en Seminario Simón Collier 2010, Instituto de Historia PUC, Santiago, 2011.

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Cuando las bombas son de papel El Estado y la propaganda anarquista impresa.

(Región chilena, 1915-1927)

Victor Muñoz Cortés

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EDICIONES ACEFALO2013 / TALCA

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[email protected]

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NINGÚN DERECHO RE-SERVADO

..........................................................El espíritu de esta editorial es fo-mentar el suicidio de Occidente, el degollamiento de la palabra, la gran catarsis frenética de la muchedum-bre de las urbes. No procuramos rendir culto a ninguna ideología, nos arrojamos desesperanzados a la vida, sin timón y en el delirio, con el hocico roto de tanto golpe, pero aún así resurgimos desde los abismales rincones de la ciudad con el alma embravecida.

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NOTA EDITORIAL

Somos un grupúsculo de individuos confinados en la región del Maule, pequeño terruño del planeta que cuelga como mur-ciélago en las australes tierras del continente americano, que

por la ruleta caótica del azar se agruparon con la finalidad de entre-gar material literario que contribuyera a la conciencia crítica de las personas que habitan el siglo XXI. Radicamos en tierra de nadie y buscamos expandirnos como una pandemia por todos los rincones de América Latina.

Somos una organización horizontal, sin patrones ni subordinados. Hemos quebrado todo esqueleto de jerarquía para quedarnos así, sin cabeza. Somos uno y somos miles a la vez, cada sujeto con su propia cosmovisión de la vida, no nos ata ninguna cadena, aceptamos la absoluta libertad del pensamiento y no procuramos instaurar nues-tra visión a ningún individuo, de ahí nuestro odio por la autoridad y el poder, porque consideramos que los personeros que defienden estas esferas someten a millares de personas, a través de mecanis-mos coercitivos, de ignorancia y adoctrinamiento, a una visión del mundo que va en beneficio directo de sus privilegios como clase burguesa.

No creemos ni en sinagogas ni catedrales, la política partidista nos parece un guiñol nefasto de las cúpulas empresariales, las fuerzas armadas nos simulan escudos hediondos a patria y martillo enca-denado, el sistema empresarial planetario se presenta ante nosotros como un panorama desolador y catastrófico. Estamos solos, sin dios ni amo, pequeñas partículas que pretenden convertirse en un germen que explote en las ciudades.

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Agradecemos a Victor Muñoz Cortéspor facilitarnos su texto,

con el fin de reproducirlo y difundirlo.

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Es urgente entender, sobre todo cuando la idealización abun-da, que a distintos contextos históricos, hay que dar distintas respuestas. Las soluciones efectivas de ayer no tienen porqué

serlo hoy. Y sin embargo, escarbando y escarbando algo podemos encontrar. No para repetir, insisto, pero si para entender las diver-sas lógicas en que se desenvuelven las experiencias individuales y colectivas. Y si estos problemas hacen referencia al anarquismo, es muy probable que tales informaciones nos puedan servir un poco. Ante el paso del tiempo y la trasformación del mundo y sus dinámicas, las anarquistas necesitamos constantemente botar lo in-necesario y buscar lo útil para enfrentar cada particular desafío que se nos cruza con mayores posibilidades de vencerlos, entendiendo que ninguna respuesta es universalmente efectiva y que sin pensar-nos críticamente, el avance será imposible. Y bueno, así invitamos a leer esta pequeña investigación. A los muertos no se les debe idolatrar. Pero quizás estudiando la forma en que encararon su mundo, podemos encontrar alguna cosa útil para golpear mejor en esta tardecita. Agradezco a mucha gente que alimentó mi vida mientras re-dacté esto. Ellos saben quienes son. Y también a Ediciones Acéfalo por solicitarme el texto para su difusión. Esperamos que su crítica lectura nos haga un poco de sentido.

Salud y anarquía

VíctorSantiago, octubre de 2012

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Para Alex

“Nosotros florecemos, cuajamos bombas para la revolución social, por la liberación íntegra del proletariado, de la humanidad en el comunismo anárquico.

Ved, hermano, he aquí una, de mecha crepitante, es de papel, tinta y dinamita

cerebral, ¡estalla!...”(Armando Triviño, Santiago, 1919)

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INTRODUCCIÓN.

Hace más de un siglo el anarquismo fue uno de los idearios revolucionarios que más se compenetraron en el interior del mundo de las organizaciones

laborales y estudiantiles del país, alarmando como hoy a muchos de sus contemporáneos1. Durante estos últimos años ha sido posible contemplar cierta visualización del movimiento libertario, ideario que parecía extinto hace décadas, quizás con los primeros años de la CUT2. Paralelo y posiblemente relacionado a ello, el estudio de su pasado ha despertado el interés de numerosos investigadores que, uno a uno, han contribuido a rescatar las historias de estos hombres y mujeres del recurrente olvido historiográfico al que por varios motivos, políticos sobre todo, habían sido relegados3.

Este trabajo intenta abordar una de las numerosas aristas que el estudio de los anarquistas nos puede entregar: su propaganda impresa. Como todo ideario político, el movimiento libertario, se valió de diversos medios para difundir sus propuestas. En el caso de los anarquistas chilenos de principios del XX, éstos utilizaron desde las conferencias públicas, los centros de estudios sociales o las veladas filodramáticas, hasta la edición de volantes, libros y periódicos, pasando por la propaganda “por el acto”4 y “por el * Este texto fue redactado el 2009. Ha sido ligeramente revisado para esta edición. Existe una versión resumida en www.pacarinadelsur.com. En la presente se agregan otros capítulos y anexos.1 Sobre la imagen y estereotipos que suelen crearse en torno a ellos ver: Robert Kedward, Los Anarquistas. Asombro del mundo de su tiempo, NAUTA, Barcelona, 19702 Sobre el anarquismo de los años cuarenta en adelante resulta útil la in-formación de Felipe del Solar y Andrés Pérez en, Los Anarquistas. Presencia liber-taria en Chile, RIL, Santiago, 20083 Sergio Grez, Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de “la Idea” en Chile, 1893-1915, LOM, Santiago, 2007. En sus páginas introduc-torias es posible revisar dicho olvido orquestado principalmente desde la escuela marxista clásica.4 O “por el hecho”. Aunque es muy discutible puede relacionarse este tipo de propaganda con los atentados realizados por Efraín Plaza Olmedo y Antonio Ramón Ramón, el uno dando muerte a dos jóvenes en pleno Santiago y el segundo hiriendo al general Silva Renard, responsable de la Matanza de la Escuela Santa

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ejemplo”5, diseminando sus expresiones en variadas y multiformes estrategias.

La presente investigación aborda la situación legal de la prensa anarquista que circuló entre los trabajadores y estudiantes de la región chilena durante la segunda y tercera década del siglo XX y la relación entre ésta y el Estado de Chile. Centraremos nuestra atención en los grupos de propaganda anarquista impresa, es decir, aquellas colectividades que dedicaron sus esfuerzos a crear periódicos y editar folletos o libros, básicamente, por ser estos los principales promotores culturales de los libertarios. Caracterizaremos a los grupos que funcionaron en la región chilena desde 1915 a 1927, situándolos en el esquema de los conflictos sociales contemporáneos6. Puntualizaremos las relaciones entre la propaganda anarquista y su situación legal, centrándonos en los mecanismos de control desde la autoridad. Esto será resuelto mediante el uso de fuentes de carácter institucional (leyes y decretos,

María de Iquique. Ver Alberto Harambour, “Jesto y palabra, idea y acción. La histo-ria de Efraín Plaza Olmedo”, en Colectivo Oficio Varios, Arriba Quemando el Sol. Estudios de historia social chilena: experiencias populares de trabajo, revuelta y autonomía (1830-1940), LOM, Santiago, 2004 y Igor Goicovic, Entre el dolor y la ira: la venganza de Antonio Ramón Ramón. Chile 1914, Universidad de Los Lagos, Osorno, 2005.5 Dicho aspecto no ha sido abordado en Chile con dedicación. Existe un acercamiento desde la moral respecto al antialcoholismo anarquista en Eduardo Godoy, “El discurso moral de los anarquistas chilenos en torno al alcohol a comien-zos del siglo XX” en Alcohol y Trabajo. El alcohol y la formación de las identida-des laborales Chile Siglo XIX y XX, Editorial Universidad de Los Lagos, Osorno, 20086 Osvaldo Arias Escobedo, La Prensa Obrera en Chile. 1900-1930, Ariad-na, Santiago, 2009; Guillermo Sunkel, Razón y pasión de la prensa popular, ILET, Santiago, 1985; Antonio Godoy, “El caso de la prensa anarquista, en la prensa obrera”, en Investigación y Crítica Nº 4, Santiago, 2000; Gustavo Ortiz y Paulo Slachevsky, Un grito de libertad: la prensa anarquista a principios del siglo en Chile (1897-1907), Memoria de título de periodismo, Universidad de Chile, 1991; Benjamín Ahumada Álvarez, La agitación 1901-1904: un caso de prensa anar-quista en Santiago de principios de siglo XX, Tesis Licenciatura en Comunicación Social, ARCIS, 2003; María Gajardo Muñoz, Revisión de la teoría: presencia y desarrollo en Chile del anarquismo a través de la revista “Claridad” (1920-1923), Tesis Magíster en Literatura, USACH, Santiago, 2001; Mónica Jaramillo, Roberto Manríquez y Ximena Souza, El estado contra la prensa anarquista: el caso “Verba Roja”, Tesis Periodismo, USACH, Santiago, 1997; Francisco Navarrete, Represión Política a los Movimientos Sociales; las técnicas Represivas del Poder en Chile. Santiago 1890-1910, Tesis Licenciado en Historia, PUC, Santiago, 2000

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comunicados de intendencia, informes de policía, etc.). Por último, especificaremos las respuestas de los grupos de propaganda anarquista (y sus medios de protección) frente al Estado, lo que será abordado a partir del uso de documentos judiciales como son los alegatos y defensas en Tribunales, por ejemplo. Hemos ordenado nuestra exposición de tal forma que se comenzará por las generalidades meramente descriptivas hasta llegar a los conflictos específicos entre el Estado y los anarquistas a raíz de sus publicaciones de propaganda impresa. Iniciaremos dando una somera y general revisión al estado del movimiento anarquista del período (1915-1927). Luego relacionaremos la propaganda con el mundo de la cultura libertaria y desde allí nos sumiremos a los grupos de propaganda impresa. Después situaremos a estos grupos y publicaciones frente a tres coyunturas conflictivas específicas, el Proceso contra los subversivos (1920), el Ruido de Sables (1924) y los primeros días de la dictadura ibañista (1927). La idea es analizar periodos en los que la propaganda anarquista impresa fue afectada en su generalidad para caracterizar la forma en que se desenvolvía en este tipo de circunstancias. A continuación avanzaremos al estudio detenido de un grupo de propaganda anarquista en particular, el Centro Anárquico de Estudios Sociales La Brecha de Iquique. Organización que dio a luz varias publicaciones libertarias. Mediante su individualización y la descripción de algunos procesos judiciales en su contra, esperamos introducirnos en las querellas legales entre Estado y propaganda anarquista de forma más o menos detalla. Con toda la información obtenida y desarrollada durante dicha exposición, concluiremos este escrito sintetizando los descubrimientos y esbozando las posibles problemáticas abiertas.

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LOS GRUPOS Y ESPACIOS DE PROPAGANDA ANARQUISTA CRIOLLA.

El anarquismo comenzó su época de expansión en el país en los últimos años del siglo XIX, logrando introducirse durante las tres décadas siguientes y

de forma progresiva en el mundo de las organizaciones sindicales y culturales de trabajadores y estudiantes. Por ser múltiple las expresiones del movimiento libertario y escaso el espacio del que disponemos, nos centraremos en su presencia en el interior del mundo del trabajo. En este terreno fueron los principales precursores de las llamadas sociedades de resistencia, entidades protosindicales que se concentraban en la lucha económica más que en las labores mutualistas (como el ahorro) predominantes entonces entre las colectividades obreras. Dicha propuesta logró echar raíces entre varios gremios de trabajadores, cuestión que por ejemplo, permitió que en 1905 se fundara la Federación de Trabajadores de Chile (FTCH), agrupación en la que confluyó la mayoría de los sindicatos de este tipo7. Ese primer impulso fue detenido, como sucedió en general con las organizaciones laborales, con la Matanza de la Escuela Santa María en Iquique en diciembre de 1907, en donde el Ejército de Chile asesinó a cientos de trabajadores en huelga8. Aunque, no obstante, los anarquistas continuaron publicando sus periódicos (Ej. La Protesta).

En diciembre de 1911 el anarquismo resurgió alarmando a la sociedad capitalina cuando unas bombas estallaron en un Convento. La responsabilidad fue atribuida a los libertarios y se siguió un proceso judicial contra la Sociedad de Resistencia Oficios Varios (SROV) y también al vocero ácrata La Protesta9. Al año 7 Sobre el sindicalismo anarquista ver Sergio Grez, Los Anarquistas, op. Cit., y Peter DeShazo, Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile. 1902-1927, DIBAM, Santiago, 2007 y Jorge Rojas, La Dictadura de Ibáñez y los sindicatos. 1927-1931, DIBAM, Santiago, 19938 Eduardo Devés, Los que van a Morir te Saludan, Documentas, Santiago, 19899 Alberto Harambour, “La Sociedad de Resistencia Oficios Varios y el “horizonte anarquista”. Santiago, 1911-1912”, en Stecher Lucía y Cisterna Natalia, América Latina en el Mundo. Exploraciones en torno a identidades, discursos y

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siguiente el fenómeno de preocupación se agudizó con las masivas manifestaciones obreras del Primero de Mayo y los insolentes carteles anarquistas exhibidos allí, y meses más tarde –en julio- con el atentado del ácrata Efraín Plaza que costó la vida de dos jóvenes “burgueses” en el centro de Santiago10. Mientras tanto, en el terreno económico, las sociedades de resistencia comenzaron a rearticularse y a fines de 1913 y en el contexto de una huelga general contra la aplicación de una Ley de retrato obligatorio en ferrocarriles, lograron fundar en Valparaíso la Federación Obrera Regional Chilena (FORCH), similar a la trasandina FORA y la peruana FORP11. Dicho organismo dio un nuevo impulso a las agrupaciones anarquistas criollas, no obstante pronto su actividad comenzó a decaer y ya en 1917 su vida era lánguida. El fracaso en la segunda huelga general contra el retrato forzoso ocurrida ese último año, sepultó finalmente a la Regional.

Los intentos para reunir a las entidades de corte anarcosindicalista a gran escala no cesaron y pronto los mismos gremios marítimos de Valparaíso originaron una nueva y entonces novedosa propuesta: adherir al sistema industrialista (superando al de “oficios”) que proponía la organización de origen norteamericano Industrial Workers of the World (IWW). Dicha invitación madurada en el interior de una convención de la Sociedad Gremial de Gente de Mar en 1918 fue presentada a las demás federaciones y sindicatos ácratas del país acordándose realizar una convención para echar las bases a este nuevo organismo. El llamado tuvo éxito y en diciembre de 1919 quedó constituida en Santiago, la sección chilena de los Trabajadores Industriales del Mundo-IWW. Pronto la organización se extendió a otras zonas del país formando uniones locales desde Iquique hasta Corral. Por algún tiempo sus métodos tuvieron éxito, venciendo sus afiliados en varios conflictos sindicales12. No obstante, genealogías, CECL- U. de Chile, Santiago, 200410 Alberto Harambour, “Jesto i palabra, idea i acción…”, op. Cit.11 Sobre las huelgas contra el retrato forzoso y la importante actuación de los anarquistas en ellas ver Camilo Plaza, “¡Abajo la marca humana! El Estado, los trabajadores y el retrato en disputa (1913 y 1917)”, Informe de Seminario sobre la Cuestión Social, a cargo del profesor Julio Pinto, Universidad Católica, 2008 y Eduardo Godoy, “1907 (Iquique) y 1913 (Valparaíso): Debacle y Rearticulación. Dos Hitos en la Historia del Movimiento Obrero - Popular Chileno”, (inédito).12 Para la IWW ver Mario Araya, Los wobblies criollos: Fundación e ideología en la Región chilena de la Industrial Workers of the World (1919

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su labor fue detenida de golpe durante 1920 cuando se le siguió un proceso por ser considerada una entidad ilícita.

Pasado el tiempo de la persecución abierta, el sindicalismo anarquista se vio envuelto en una cruda polémica interna. A la IWW comenzaron a llover críticas de organizaciones laborales libertarias que no comulgaban con su industrialismo y que además la acusaban de centralista, caduca y autoritaria. Quienes lideraron la oposición a la IWW, siempre anarquistas e influenciados por el federalismo trasandino de la FORA, terminaron refundando en febrero de 1926 una nueva versión de la FORCH13.

Aparte de estas organizaciones y centrales sindicales la influencia anarquista también se materializaba en otros gremios y federaciones, principalmente entre zapateros, obreros portuarios, profesores normalistas, obreros de imprenta, panaderos y trabajadores de la construcción14. Las luchas al final del período que estudiamos, aparte de las económicas contra los patrones, se concentraban básicamente en el combate a las leyes sociales (reformas de 1925) que según los libertarios amenazaban la autonomía de los trabajadores. Además, se vieron mezclados en conflictos de los arrendatarios, en las campañas internacionales por la libertad de Sacco y Vanzetti y por los anarquistas de la FORA, perseguidos entonces allende los Andes. La dictadura de Ibáñez (1927-1931) persiguió a los libertarios, anulando su actividad pública. Los anarquistas combatieron clandestinamente a Ibáñez internando propaganda al país (Ej. el periódico Rebelión! y Siempre) y agitando entre los trabajadores. Solo en 1931 y tras la caída del dictador, comenzará la rearticulación.

–1927). Tesis de Historia, ARCIS, 2008; Peter DeShazo, op.cit.13 “Federación Obrera Regional Chilena”, El Surco (Iquique), 12/4/192614 Peter DeShazo, op. Cit.: Jorge Rojas, op. cit.

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I CULTURA Y ESPACIOS DE PROPAGANDA

ANARQUISTA.

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Mientras en el escenario social las propuestas orgánicas y tácticas de los anarquistas se compenetraban entre los trabajadores

orientándolos en el camino de la acción directa y apartándolos de la política electoral, en el terreno cultural su labor iba en ascenso, y quizás –entre 1917 y 1923- a su cenit. Por toda la región chilena había agentes difusores de “la Idea”. Algunos creaban o bien distribuían periódicos y folletos, otros actuaban en los sindicatos o entre los estudiantes, unos animaban centros de estudios sociales y librerías. De diversas formas la sociedad que habita en la región chilena, sobre todo los trabajadores, recibieron las ideas libertarias. Cautivándose algunos, horrorizándose otros15.

La producción cultural impresa anarquista que circuló entre los libertarios y los sectores en los cuales estos influían, fue profusa y variada. Si bien la recepción no debió ser muy masiva, según lo que se deduce en sus tiradas, la oferta no distaba en esencia (pero si en cantidad) de la que se podía hallar en Buenos Aires o en Barcelona, centros libertarios por excelencia. La distancia con Europa, la principal fuente de material ideológico del movimiento, no fue impedimento para que llegara información y lecturas bastante actualizadas de lo que allí y en otros confines ocurría y se debatía en torno al anarquismo. Los libertarios utilizaron prolijamente complejas redes internacionales de intercambio de material ayudándose de los inmigrantes que confluían en el movimiento para traducir textos en lenguas extranjeras. También estudiaron y usaron el esperanto, el idioma universal (La Batalla)16.

La principal vía de alimentación teórica entre 1915 y 1927 era la ruta Europa-Buenos Aires-Santiago, aunque también era importante aquella proveniente desde los puertos del Pacífico, sobre todo a partir de 1918 cuando la IWW norteamericana trabó contacto con los libertarios de Valparaíso. La conexión permanente con compañeros y organizaciones de la región argentina (como la F.O.R.A. la editorial Argonauta y el diario La Protesta de Buenos Aires) enriqueció y actualizó de manera notoria la oferta de impresos

15 Sobre el teatro libertario, aunque tiene bastantes imprecisiones, sigue siendo útil la investigación de Sergio Pereira, Antología crítica de la dramaturgia anarquista en Chile, USACH, Santiago, 200116 Christian Ferrer, Cabezas de Tormenta, Libros de Anarres, Buenos Ai-res, 2004

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libertarios a nivel local. Además de los “clásicos” Proudhon, Bakunin y Kropotkin,

se leía bastante a Fauré, Malatesta, a los Flores Magón, Fabbri, Gori, Hamon, González Pacheco, Mella, Ramus, Reclus, Rocker, Tolstoy, Zola, Urales y otros tantos como el naturalista Darwin, France, Spencer o Nietzsche17. A parte de los tradicionales temas doctrinarios (contra el Estado, la patria, la política electoral, el militarismo, la religión o la economía capitalista) los libertarios leían bastante poesía, cancioneros revolucionarios, novelas realistas, temas científicos18. Por otra parte, la producción local fue bastante rica, desmintiéndose el permanente mito de que los anarquistas eran exclusivamente extranjeros o bien, que estos solo reproducían acríticamente lo que llegaba desde Europa. Cabe destacar en este aspecto las obras de diversos libertarios criollos como Julio Rebosio (Sindicalismo Revolucionario) y Armando Triviño (Arengas, Lo que oyó y vio Juan Pueblo, La IWW en la teoría y en la práctica, Cancionero Revolucionario, Los Cuervos), Manuel Márquez (Palabras a las Mujeres, Mi palabra Anarquista), Evangelina Arratia (El Comunismo en América), Federico Serrano (Al correr la pluma, Odisea de un Luchador), el poeta José Domingo Gómez Rojas (Rebeldías Líricas), Julio Navarrete (Hacia la Anarquía), Luís Heredia (Como se construirá el socialismo), Gregorio Ortúzar, Juan Segundo Montoya (A los Campesinos, Cocina Naturista), y otros tantos19. En el teatro destacaron el citado Triviño y Antonio Acevedo Hernández, y el profesor Eulogio Larraín, entre otros tantos. En las letras, no debe olvidarse que dos premios nacionales de aquella materia fueron activos anarquistas en estos años y su obra debe bastante a estas experiencias. Hablamos, por supuesto, de Manuel Rojas y José Santos González Vera.

17 Información extraída de una lista de publicaciones locales y extranjeras confeccionada en base a los libros que se ofrecían en los periódicos anarquistas de Chile entre 1915 y 1927, anexada en la versión original de esta investigación. Lista demasiado extensa para el espacio del que disponemos.18 Entre estos últimos, resulta significativo para la época (1926) la lectura de títulos como “Huelga de Vientres”, folleto editado en Valparaíso y dirigido –como ellos lo indicaran- “a impedir el embarazo no deseado o a limitar la pro-creación de los hijos”. O también “Cocina Naturista” del libertario Juan Segundo Montoya en los años treinta, destinado a entregar una dieta acorde al hombre del futuro.19 Ídem, nota 17.

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Con esta rica y actualizada oferta de material doctrinal los grupos de propaganda anarquista impresa dedicaron sus esfuerzos a crear y mantener periódicos y también a editar folletos para dar a conocer el ideario. Fueron más de 50 los periódicos anarquistas que hubo en la primera mitad del siglo XX, sólo en el país. Por lo general duraban un par de años aunque algunos lograron pasar la década. El de más prolongada existencia –sin contar los sindicalistas con influencia libertaria- fue “La Batalla” que se editó primero en Santiago (1912-1916) y luego en Valparaíso hasta 1925. Las tiradas en promedio eran cercanas a los 2000 ejemplares aunque a veces eran mayores, como la del periódico Acción Directa, órgano de los IWW, el que a mediados de 1921 tiró 10 mil copias. Comúnmente salían de forma quincenal aunque algunos tenían un tramo entre una edición y otra más pequeño. El Sembrador, por ejemplo, logró en 1923 salir todas las semanas sin interrupción20.

En cuanto a las editoriales hay que advertir que muchas veces eran cercanas a periódicos o bien a organismos obreros libertarios, pero también hubo varias que laboraron de forma autónoma. La editorial más importante de la región chilena fue sin dudas “Lux”, creada por los IWW en 1920. En 1923 ya había editado 70 mil copias de diversos autores libertarios y lo continuó haciendo por algunos años más. Lux, por ejemplo, editó en 1921 cuatro mil copias de La Conquista del Pan y en 1925, contando reediciones, había publicado 20 libros21.

El pilar fundamental de todas las iniciativas de difusión cultural e ideológica de los anarquistas fueron los grupos de propaganda. Por lo general los que se dedicaban a la divulgación impresa estaban compuestos por un reducido grupo de miembros que, a juzgar por los datos recogidos, oscilaban entre los 2 y las 15 personas –excluyendo a los centros de estudios sociales que solían ser más grandes-. Aunque también es preciso indicar que no faltaron casos en que el foco de producción de cultura impresa fue obra de dos e, incluso, un solo anarquista. Paradigmático en este sentido fue la actuación de los “paqueteros”, hombres y mujeres que

20 La información es extraída de todos los periódicos y revistas anarquistas de los años 1915 a 1927, disponibles en la Biblioteca Nacional de Santiago.21 Ver nuestro trabajo Víctor Muñoz, Armando Triviño: wobblie. Hombres, ideas y problemas del anarquismo de los años veinte, Quimantú, Santiago, 2009

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en cualquier parte del territorio recibían periódicos anarquistas de otras ciudades y países para difundirlos a nivel local. Un paquetero podía ser perfectamente el difusor de uno o cinco voceros al mismo tiempo.

Los grupos de propaganda anarquista usualmente estaban ligados a los gremios en los que participaban sus miembros, como los cargadores y lancheros en Iquique y en Valparaíso o los zapateros en Santiago, por ejemplo. En ocasiones un grupo de propaganda podía editar folletos y publicar a la vez algún vocero, como en el caso de El Sembrador-Suplemento de Valparaíso (1925-1927).

Para hacernos una idea de cómo auto-concebían los grupos de propaganda su labor y de cómo pretendían llevarla a cabo, citamos a continuación un documento que no obstante ser de un año y una ciudad en particular, 1912 y Santiago, sintetizan más o menos el carácter cultural, ideológico y orgánico de los grupos de propaganda que existieron en la región chilena.

“CONVENIO DE ORGANIZACIÓN DEL GRUPO “EL PRODUCTOR”

Este grupo, contrario a todo partido político burgués u obrero, tiene por objeto: Vulgarizar el estudio de la Sociología en particular y de la literatura en general, ilustrar a los trabajadores, despertándoles el gusto por la lectura, para sustraerlos de la perniciosa influencia de la ignorancia y del vicio que los degenera y envilece; formar conciencia de clase a fin de que cada obrero aprenda a conocer sus derechos y se ejercite en buscar los medios con que ha de conquistar su bienestar; interesar a los hombres generosos y de sano criterio, en el estudio de los problemas sociales.

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MEDIOS DE LUCHA

Para realizar este objetivo, se propone usar de los siguientes medios que podrán ser ampliados o modificados cada vez que las circunstancias lo exijan.

Sostener un órgano de publicidad que refleje las aspiraciones de los oprimidos, denunciado al pueblo los actos de barbarie que se comploten en su contra, señalando a los principales actores, hasta que llegue a convencerse de quienes son sus verdugos y explotadores.

Publicar periódicamente folletos de propaganda emancipadora de los dogmas religiosos, de la farsa política y de la explotación capitalista.

Celebrar privada o públicamente lecturas o conferencias sobre temas relacionados con los problemas sociales.

Crear una biblioteca, donde se encuentre toda clase de periódicos, libros, folletos y revistas de Sociología, Ciencia y Filosofía, que estarán a disposición de cuantos lo deseen22.

Los grupos de propaganda anarquista impresa giraron principalmente en torno a la creación y difusión de periódicos, libros y folletos. A su vez y dado a las diferencias materiales que señalaremos más adelante, quisimos distinguir dos tipos de focos productores de cultura impresa: grupos de propaganda anarquistas específicos y entidades de propaganda desde espacios anarcosindicalistas. Los primeros involucran a grupos que sin desentenderse completamente de los organismos de trabajadores o estudiantes afines, no dependen de los lineamientos de aquellos ni de su financiamiento directo: son grupos doctrinarios y no necesariamente sindicalistas. La propaganda desde el anarcosindicalismo por su parte, involucra a los voceros y las empresas editoriales de los gremios con predominio

22 “Grupo El Productor. Convenio de Organización”, El Productor (Santia-go), Noviembre 1912

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comunista libertario. En este caso, el contenido del periódico, por ejemplo, mezcla lo doctrinal con lo sindical.

En varias ocasiones ambos tipos de focos de propaganda anarquista se mezclaron y hasta confundieron. No obstante, consideramos que las diferencias de orden material, doctrinal, de contenido, de distribución y continuidad, de capacidad propagandista, y de otras formas, existentes entre las dos vertientes recién señaladas, ameritan la distinción23.

EL PERIÓDICO Y LAS EDITORIALES ANARQUISTAS.

“Frente a la organización capitalista, nuestros sindicatos obreros. Frente a la prensa mercantilista y asalariada, nuestra prensa

obrera revolucionaria”(El Productor, Santiago, Diciembre de 1912)

La propaganda impresa de los anarquistas se basó principalmente en la elaboración y distribución de periódicos y revistas, en la impresión de volantes y carteles y en la edición de libros y folletos. Nosotros nos detendremos en los primeros y en los últimos, ya que los volantes y carteles, además de ser casi imposibles de encontrar hoy, carecen de una continuidad mínima para hacer de ellos un análisis por separado. Por lo demás, casi siempre estaban supeditados o estrechamente relacionados a las formas de propaganda que sí estudiaremos.

El periódico anarquista y anarcosindicalista se inserta en el escenario de la prensa obrera, es decir, aquella producción cultural elaborada desde y para el mundo de los trabajadores en la que convergieron las variadas ideologías que se disputaban la simpatía de las clases laboriosas. En ese escenario su existencia estaba inevitablemente vinculada con una compleja red de relaciones de poder que involucraba a diversos actores y espacios, algunos

23 Un ejemplo sintético de la intencionalidad de un grupo de propagan-da anarquista en “Grupo El Productor. Convenio de Organización”, El Productor (Santiago), Noviembre 1912; ver también “Fuerza Conciente”, Luz y Vida (Antofa-gasta), enero de 1914

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eminentemente adversos. La principal labor de estos periódicos era difundir el ideario libertario24. Y esta dimensión doctrinal se sintetiza en el anhelo de superar y destruir al Estado y a toda autoridad por impedir el libre desarrollo de los individuos, sus intereses y capacidades; al sistema salarial y sus beneficiados (capitalistas) por ser causantes de la miseria económica humana a causa de la excesiva acumulación de unos y el despojo consiguiente de las mayorías; a la Iglesia por ser generadora de prejuicios. También se ambiciona la supresión de las fronteras patrióticas por ser límites artificiales que se anteponen a la fraternidad humana, y se combate al militarismo por ser máxima expresión de la brutalidad humana25. Ante todas estas ideas y otras más, los anarquistas, al igual que otras tendencias socialistas, proponen utilizar la educación racionalista con los ojos puestos en la “liberación igualitaria y solidaria de la humanidad”26.

Para ello se recurría a la reproducción de material teórico tanto extranjero como local con el fin de dar a conocer la doctrina en todas sus facetas. Al mismo tiempo se informaba sobre el acontecer del mundo y las luchas sindicales poniendo especial hincapié en la labor de sus compañeros de ideas. En el terreno de las luchas sociales, entendiendo a éstas como los enfrentamientos económicos o políticos entre trabajadores y patronos, o entre trabajadores y autoridades, el periódico anarquista se auto-concebía como una herramienta trascendental para los primeros en tanto denunciaba situaciones que afectaban a los trabajadores al tiempo en que difundía sus propuestas respecto al tema, en éste caso, desde la huelga y el boicot, hasta el sabotaje, la acción directa, la huelga general y finalmente la revolución social27.

En el escenario periodístico la hoja anarquista buscaba posicionarse en detrimento de aquella que, según éstos, no colaboraba o bien combatía a la emancipación integral de los

24 Osvaldo Arias, op. Cit.25 Entre los varios textos que resumen el pensamiento libertario, hemos recurrido a Vernon Richards (Compilador), Malatesta. Pensamiento y acción revo-lucionarios, Tupac Ediciones, Buenos Aires, 2007 y G.P Maximoff (comp.), Mijaíl Bakunin, Escritos de filosofía política, 2 V., Alianza, Madrid,199026 Ver Juan Suriano, Los Anarquistas, op. Cit., p. 217-254; “La pedagogía libertaria. Su urgencia, sus ideas elementales y algunos apuntes para la historia de sus experiencias en la región chilena”, El Surco (Santiago), Octubre 200927 Armando Triviño, Arengas, Lux, Santiago, 1923

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hombres y mujeres: la prensa de masas28, por adormecer y difamar a los trabajadores; la prensa reformista (Partido Demócrata), por ilusionar con las transformaciones pacíficas; la prensa socialista y comunista por ser un nuevo engaño autoritario y despistar la acción directa; y la prensa obrera católica, por supersticiosa29. Pero de todos sus enemigos informativos, sin duda los más recurrentes eran los diarios de la prensa de masas. Entre las corrientes ideológicas de carácter revolucionario fue general la condena a la gran prensa, eso es posible de ver en cientos de artículos de todo el período tratado. Se consideraba que desde ella solo se difamaba a los “luchadores sociales” y a sus organizaciones, desvirtuando las luchas sindicales, al tiempo en que no mostraban los problemas de los trabajadores y ocultaban información por intereses creados e interconectados con los poderosos30. Y la más recurrente forma concebida por los anarquistas para combatirla fue el boicot, es decir, llamar a no comprarla31.

En el terreno de las luchas sociales, entendiendo a estas como los enfrentamientos económicos o políticos entre trabajadores y patronos, o entre trabajadores y autoridades, el periódico anarquista se auto-concebía como una herramienta trascendental para los primeros en tanto denunciaba situaciones que afectaban a los trabajadores al tiempo en que difundía sus propuestas respecto

28 Definimos “prensa de masas” como aquella de grandes tirajes que salía diariamente y que estaba orientada básicamente a informar, aunque no se restaba de emitir juicios sobre los acontecimientos contemporáneos. Esta prensa fue llamada “burguesa” por los anarquistas, pues a esa clase fue identificada.29 Las polémicas entre anarquistas y marxistas son comunes en la prensa de uno y otro bando y en Chile se han dado desde inicios del siglo XX. He aquí una muestra de artículos anarquistas al respecto: “Deslindando campos”, El Productor (Santiago), junio 1913; “Los políticos comunistas y la clase trabajadora”, “La Fe-deración Obrera”, “Los traidores del proletariado”, Tribuna Libertaria (Santiago), 2q/11/1923, 2q/8/1924 y 23/1/1926; “¿Y es prensa obrera?, El Surco (Iquique), 5/3/1920; “Nuestra situación ante el Partido Obrero Socialista y la Federación Obrera de Chile”, “Carta a la FOCH”, Acción Directa, 1q/6/1922 y 1q/7/1923.30 “Para la prensa burguesa”, “Explicación”, El Ácrata (Santiago), 24/7/1900 y 31/8/1900; “La Prensa Hidrófoba”, El Productor (Santiago), diciem-bre de 1912; “La huelga de Panaderos”, “La huelga general marítima”, La Aurora (Taltal), 3/8/1917 y 17/8/191731 Ejemplos en “Boicot a la Mañana”, El Productor (Santiago), 9 de mar-zo/1912; “Boicot a los diarios de la prensa clerical, El Productor (Santiago), febre-ro 1913

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al tema, en éste caso, desde la huelga y el boicot, hasta el sabotaje, la acción directa y finalmente la revolución social. Ejemplificador de esto último puede ser una cita extraída del folleto Arengas del anarcosindicalista Armando Triviño, editado en Santiago en 1923, y en el cual además se relaciona al periódico libertario con la metáfora de la bomba:

“Hemos sonreído y hemos volado a coger el martillo para que nos asalarien, la pluma para hacer bombas, con pensamientos subversivos, bombas de tinta y papel que hacemos con la complicidad de los secuaces de Gutenberg. Bombas terribles lanzadas contra el principio de propiedad privada, contra el capitalismo absorbente de energías proletarias, contra los muñecos de la escuela del crimen, contra el viejo patilludo de Dios y sus explotadores, en fin, bombas contra el Estado burgués, bombas contra todos los que comen, visten, duermen, procrean, sin producir. Nuestras bombas, sin pólvora, sin nitroglicerina, pero bombas siempre, estallan donde algunos hombres tienen el cerebro y avientan la mugre pringosa que los ciega y los hace obscuros y esclavos”32.

El periódico anarquista fue por lo general un medio financiado en base a su venta y a la donación (erogación) voluntaria de los simpatizantes del ideal. La tendencia de todo el periodo fue el asedio permanente de la escasez monetaria. De hecho, la falta de recursos, más que la represión estatal o cualquier otro motivo, era el principal victimario de la propaganda libertaria impresa33. Ya en 1899 uno de los primeros medios con influencia anarquista, La Campaña, se quejaba por escasez de dinero lo que les impedía tener periodicidad estable, debido a lo cual, decían, “su material de

32 Armando Triviño, Arengas, Lux, Santiago, 192333 “Aviso”, La Campaña (Santiago), Septiembre de 1900

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lectura era menos de actualidad pero más de propaganda”34. Meses después, en septiembre de 1900, pondrán un sugerente aviso:

“El proletario que en vez de ayudar pecuniariamente a un periódico obrero lo hace con una publicación enemiga de la clase trabajadora, comete consigo mismo un suicidio moral, con sus hermanos un crimen, i a sus intereses i a los de su clase, una traición”35.

Casi todos los periódicos anarquistas se quejarán por lo mismo y serán muy pocos los que se salvarán del problema. No por nada la redacción de Acción Directa en 1921 advertía que: “El dinero de la propaganda es mas sagrado que la madre”36. Para solventar los gastos se recurrió a rifas, veladas y picnic solidarios, a la venta de bonos y a las campañas de recaudación.

Una de las características elementales para comprender la naturaleza de la propaganda anarquista impresa es su vocación a la expansión geográfica. Si exceptuamos a los medios de la IWW, ninguno de sus periódicos intentó ser la expresión de los libertarios de cual o tal lugar. Es decir, ninguno buscó escribir solo para los anarquistas de Valparaíso o Concepción, por ejemplo. Su pretensión fue más allá, ya que si bien informaban sobre sucesos de los sitios en donde se editaban, contenían un material que la hacía universal. En este sentido la función casi exclusivamente doctrinal y en desmedro de lo puramente noticioso dio al periódico libertario un formato –quiéranlo o no sus gestores- de revista. En tanto lo que se publica es más bien atemporal y puede servir a un anarquista tanto en Tacna como en Osorno. Por eso es que los periódicos que se editaron más allá de Iquique, Valparaíso y Santiago (principales focos productores de cultura libertaria) fueron tan importantes para la generalidad de lectores anarquistas en la región chilena, porque cada hoja era un revista y un saber ideológico en potencia.

34 “Nuestro periódico”, La Campaña (Santiago), Noviembre de 189935 “Aviso”, La Campaña (Santiago), Septiembre de 190036 “A los paqueteros”, Acción Directa (Santiago), 1q/1/1921

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LOS GRUPOS DE PROPAGANDA IMPRESA ANARQUISTA EN LA REGIÓN CHILENA.

Hemos indicado ya que desde la segunda década del siglo XX hubo una reactivación del movimiento sindical chileno con influencia anarquista, al tiempo en que brotaban y se fortalecían iniciativas culturales de esta tendencia. Según veremos ahora, las redes de propaganda anarquista cubrían gran parte del territorio llegando incluso, aunque a veces solo de forma individual, a los más recónditos confines y poblados. No obstante, según los datos obtenidos se advierte que si bien en casi todas las regiones hubo periódicos anarquistas, es notorio el contraste entre unas y otras, existiendo claras diferencias entre zonas productoras de cultura libertaria impresa y sitios en donde la asimilación era mayor a lo que se podía crear. Los principales focos de producción cultural anarquista e impresa en este período fueron las ciudades de Santiago, Valparaíso e Iquique. Les siguen en actividad Antofagasta, Concepción, Rancagua, Talca y Punta Arenas. Como el caso tarapaqueño será tratado con detención en un apartado diferente, haremos una revisión de los grupos existentes en el resto de la región chilena. Con aquel examen culminaremos el aspecto descriptivo de los grupos de propaganda y esperamos a esas alturas tener ya una imagen de su naturaleza más elemental. Requerimos saber dónde desarrollaron su actividad, cuántos aproximadamente hubo, en qué consistían y qué hacían, cuáles eran sus redes locales e internacionales, sus colaboradores más recurrentes, etcétera. Nos centraremos en los periódicos y editoriales. Cabe advertir que hemos separado la producción cultural anarquista impresa entre los grupos específicos y lo realizado por los sindicatos y federaciones de cariz anarcosindicalista. La idea con este proceder es explicitar las diferencias que hemos hallado. El relato será cronológico desde mediados de la segunda década del XX hasta 1927. No nos detendremos en demasía en los detalles legales o en las convulsiones sociales, pues dichos datos serán tratados en su complejidad más adelante. De igual forma, evitaremos recurrir a las referencias a pie de página para cada detalle, señalando desde ya que los datos específicos de cada publicación periódica fueron extraídos de diversos números de las mismas y cuando no sea así, lo

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advertiremos con la necesaria cita.

LOS NÚCLEOS ESPECÍFICOS DE SANTIAGO.

A partir del cambio de siglo en la capital se configuraron los principales grupos de propaganda anarquista. Solo Valparaíso le iba en zaga. Durante los primeros años la confusión ideológica entre los grupos socialistas revolucionarios que nacían en Santiago (libertarios, marxistas, etcétera) hizo que en las organizaciones políticas y sindicales de los mismos convergieran y se confundieran diversas posturas ideológicas. Sin embargo, como lo señala Sergio Grez, la progresiva maduración doctrinal hace que en un par de años ese desconcierto desaparezca37.

En marzo de 1898 apareció La Tromba, periódico que coqueteaba con el anarquismo. Sus redactores serán los mismos que durante los próximos años impulsarán varias iniciativas de propaganda, cada vez más definidamente anarquista, claro. Allí destacaron Alejandro Escobar y Carballo, Magno Espinoza y Luis Olea. En noviembre de ese año y ya más explícito en términos ideológicos nació El Rebelde que tras dos números desaparecerá en mayo de 1899. A éste se le sumará pronto La Campaña (1899-1902), La Ajitación (1899-1903), El Ácrata (1900-1901), El Siglo XX (órgano de las sociedades de resistencia, 1901), La Luz (1901-1904), El Faro (1902-1903). A pesar de la cantidad de periódicos que nacieron el problema del financiamiento impedía una continuidad mínima. Muy pocos medios pasaban los tres años. De hecho, en marzo de 1904 apareció Jerminal!, publicación originada de la fusión de varios grupos de propaganda anarquista que languidecían entonces, a saber, los editores de La Defensa (obreros de Tracción), La Luz, El Faro y La Agitación. Entre 1905 y 1906 los carpinteros de tendencia anarquista, con Luis Quadri a la cabeza, publicaron El Alba y en 1906 también apareció El Oprimido. Eso fue, más o menos, el primer impulso de la propaganda anarquista.

Un segundo impulso puede notarse luego de la Matanza de la Escuela Santa María. En 1908 apareció La Protesta, vocero que perduró hasta 1912. En marzo de ese último año un grupo de 37 Sergio Grez, Los Anarquistas, op. Cit.

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anarquistas editó El Productor (1912-1913), a cuya administración quedó encargado Abel Martínez. El periódico tenía un tiraje de 2000 ejemplares. También en 1912 apareció La Batalla que se publicó en la capital hasta 1916 siendo trasladado más tarde a Valparaíso. Ante el vacío dejado por este periódico, apareció en 1916 Jerminar, que solo duró unos meses38. De la experiencia de Jerminar nació la Agrupación Pro-La Batalla, para ayudar al portavoz ácrata, ahora porteño. La agrupación editó, además, un folleto antielectoral llamado Lo que oyó y dijo Juan Pueblo del sindicalista Armando Triviño.

En la primera quincena de noviembre de 1918 apareció en Valparaíso Verba Roja, periódico anarquista. Su administrador era Julio Rebosio y lo acompañaba Modesto Oyarzún. Solo dos números alcanzaron a editar cuando Julio Rebosio fue tomado preso. Debido a la prisión de su administrador desde el Nº 10, en mayo de 1919, Verba Roja se traslada a la capital donde comienza a ser editado bajo la coordinación de Manuel Antonio Silva y Armando Triviño39. Con el tiempo el periódico será administrado por diversas personas y a su vez será la expresión de varios grupos. Destacarán escribiendo o administrando –aparte de Silva y Triviño- el viejo sindicalista Luis A. Soza40 y Víctor Yáñez, entre otros. Si bien tuvo simpatías iniciales por la IWW, con el tiempo y conforme se desarrollaban las disputas internas entre los anarcosindicalistas locales fue menos explícitamente afín a ella. Verba Roja, sin duda, fue uno de los periódicos más famosos de la época. Su tiraje promediaba los 2000 ejemplares, llegando en ocasiones a 300041. Pero, y a pesar de que vivió casi una década, su continuidad fue dispar, logrando editar desde 1918 a 1927, 62 números, es decir, 7 números por año, en promedio. Una cifra bastante baja para el común de los voceros 38 Osvaldo Arias, op. Cit., p. 57.39 Para la historia de Rebosio revisar nuestro trabajo, Cuando la patria mata. La historia del anarquista Julio Rebosio (1915-1920), USACH, Santiago, 201140 Luis A Soza era uno de los anarquistas que militaban en La Idea desde inicios del XX, siendo a su vez uno de los más experimentados. Tras una vida en-tregada al ideal, murió en los primeros meses de 1941. “Fallecimientos”, La Voz del Grafico (Santiago), 1/5/194141 Mónica Jaramillo, Roberto Manríquez, Ximena Souza, El Estado contra la prensa anarquista: el caso Verba Roja, Tesis de grado de la Escuela de Periodis-mo, Universidad de Santiago de Chile, Santiago, 1997, p. 194

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anarquistas.A igual que los demás medios libertarios Verba Roja debió

enfrentar a las instituciones represivas. La principal causa de las persecuciones fueron sus artículos que atentaban contra la Ley de imprenta y atacaban al Estado, principalmente a sus instituciones políticas (presidencia y parlamento) y al Ejército. En el nº 16, por ejemplo, se publicaron los artículos “El Soldado” y “El Anarquismo” en donde los anarquistas señalaban que los militares son autómatas y esclavos de la disciplina, adiestrados únicamente para matar por una patria que, según los mismos, no existía. Tales palabras hicieron que la policía secreta les cayera encima en agosto de 1919. Manuel Silva fue encarcelado y Armando Triviño pasó a la clandestinidad hasta que fue tomado prisionero. Tras un breve juicio fueron absueltos y liberados el 12 de diciembre42. Meses después, el 17 de marzo de 1920 Manuel Antonio Silva y Luís Armando Triviño fueron apresados –nuevamente- por publicar ahora el escrito antimilitarista “Jóvenes de 15 a 20” en Verba Roja. En él se hacía un llamado a la juventud para que no acudiera a unos cursos de entrenamiento militar que se ofrecían mediante carteles en la ciudad. “¡Jóvenes de 15 a 20 años -decía el artículo- no vayáis; no seáis esclavos ni asesinos; amad la vida luchad, sí, por engrandecerla; amad la libertad y ofreced el sacrificio de vuestra juventud, pero por el bienestar de todos!” 43. El 13 de abril fueron liberados.

La vida de Verba Roja en los siguientes años se hará cada vez más lánguida, situación que, según creemos, se relaciona con la proliferación de varias otras publicaciones libertarias, lo que hace de su existencia, menos imperiosa que cuando solo era la única hoja. Recordemos que la IWW editó varios periódicos y que también estaba Tribuna Libertaria (1923-1926), sin contar las publicaciones que desde Valparaíso e Iquique fluían sin cesar a la capital.

La década del veinte, y sobre todo entre 1922 y 1923, fue testigo de una explosión del movimiento anarquista específico. Entendiendo al mismo como a “todas las instancias específicamente de anarquistas, y que van más allá de la lucha económica y social,

42 Ibíd, p. 208; “Persecuciones”, El Surco (Iquique), 18 de Septiembre de 191943 “Jóvenes de 15 a 20”, Verba Roja (Santiago), segunda quincena, febre-ro, 1920.

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persiguiendo un fin ideológico”44. La imagen más característica de este movimiento eran los centros de estudios sociales (CES). Varios de ellos brotaron por la capital. Estos grupos coordinaban actividades culturales y de propaganda y además tenían participación en las luchas sindicales y sociales de la época. En 1923 varios centros como el Hijos del Pueblo convergieron, coordinados al parecer por el CES Luz y Acción, para dar vida al periódico Tribuna Libertaria, cuya vida se extendió hasta febrero de 1926. En un principio se declaró órgano de los centros de estudios sociales, pero ya en la segunda quincena de mayo de 1924, apareció como vocero anarquista. Su principal administrador fue Luis Heredia (quien también se hacía llamar Floreal Ramírez), aunque también fue patente el trabajo de Gregorio Ortúzar, José Riveros, Francisco Briones y M. Guajardo. Tribuna Libertaria se repartía en la región chilena principalmente en Iquique, Caleta Buena Antofagasta, Viña del Mar, Valparaíso, Rancagua, Yumbel, Coronel y Concepción45. En el extranjero, tenía comunicación, contacto y canje con Europa y América del Sur. Con Federico Urales y La Revista Blanca en España. Con Sebastián Fauré en París. Con Liberación (órgano escrito por hispano parlantes de París) en Francia. Con Rómulo Meneses de Arequipa, con José Gracia de Zaragoza. Con la Agrupación Anarquista El Sembrador de Avellaneda. Con el Grupo de Propaganda Anarquista La Antorcha, y los grupos de propaganda libertaria Brazo y Cerebro y Redención de La Paz. A través de Froilán Gallardo, mantenían comunicación con la editorial y agencia de publicaciones Natura en Buenos Aires. Y a través de Gregorio Ortúzar tenían contacto con la Editorial Argonauta (de La Protesta en Buenos Aires). Tenía canje con la revista Más Allá, La Antorcha, Vía Libre, La Palestra, el quincenario Sembrado Ideas también en Buenos Aires. Con Mar y Tierra de Bahía Blanca. Con la revista El Hombre y el periódico La Batalla, Ahora, y El Obrero

44 Ignacio Bastias, Política Libertaria y movimiento anarquista en Santia-go, 1917-1927, Tesis de Historia, Santiago, Universidad de Chile, 2007, p. 47.45 Con el Grupo Difusor de propaganda libertaria de Antofagasta (1924). Con Miguel Estrella de la misma ciudad. Con Ideas. Con Luis Ramírez de Viña del Mar. Con Francisco García de Caleta Buena. Benjamín Frías de Iquique. Con José Santos González Vera en Concepción. Con María Arriaza y Julio Barrientos y Ade-lante en Rancagua. Con Víctor Montenegro, con La Batalla y Campana Nueva en Valparaíso. A través de un tal Sachk Yegulew en Yumbel. Con Tolentina Orellana y Ricardo Merino de Coronel.

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Gastronómico de Montevideo. Con La Protesta, El Obrero Textil y La Voz del Obrero de Huanuco, todos en Perú. Con el Comité de Relaciones Anarquistas de Cuba. Con Generación Consciente, la revista ecléctica de Alcoy. Con Solidaridad de Chicago y Sagitario de México.

La vida de Tribuna Libertaria, a diferencia de otros voceros ácratas, no fue asediada en demasía por la justicia o la represión. Excepción hecha, como lo veremos más adelante, en los tiempos del Ruido de Sables y la Junta Militar (1924-1925). Su principal enemigo fue, como majaderamente se ha indicado respecto de sus congéneres, la falta de recursos monetarios46.

En junio de 1925 la gente de Tribuna Libertaria, bajo la coordinación de Gregorio Ortúzar, publicó Agitación, un pequeño boletín que salió dos veces por semana, aunque en su momento pretendió salir todas las tardes. Solo alcanzó a tirar 5 números47.

En términos ideológicos la función de Tribuna Libertaria fue hacer converger en sus páginas las distintas perspectivas que debatían en el interior del movimiento anarcosindicalista de la región chilena. Recordemos que desde 1922 se gestó en Chile una discusión entre la industrialista IWW y los sindicatos libertarios de orientación federalista. En este sentido –creemos- la influencia de Luis Heredia, amigo de Armando Triviño y de Gregorio Ortúzar a la vez, representantes cada uno de las partes en conflicto, fue fundamental para no profundizar aún más la violencia de la disputa. “La grosería no conviene, desprestigia y divide” decía a propósito del tono en el que se enfrentaban unas y otras tendencias. Sin embargo, dicha posición no resistió mucho tiempo48. Desde inicios de 1925 las propuestas autonomistas contrarias a los IWW se impusieron en la hoja.

Durante las convulsiones militares de (1924-1925) el grupo de Tribuna Libertaria fue un abierto opositor a las juntas castrenses, hecho que les valió la censura y la enemistad del Gobierno. En 1926 dejó de publicarse por los costos elevados y por el no pago de los compañeros, y porque además se ofrecieron para ser vocero

46 Véase por ejemplo “Ante la crisis de Tribuna Libertaria”, “Suspensión de Tribuna Libertaria”, Tribuna Libertaria (Santiago), 25/12/1925 y 2?/2/192647 “Compañeros!”, Agitación (Santiago), 17/6/192548 “Autonomía y Solidaridad”, “Contestamos”, Tribuna Libertaria, Santia-go, 2q/5/1924 y 2q/7/1924

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de la nueva FORCH. A esas alturas Tribuna Libertaria era casi solo el vocero del CES Luz y Acción. El mismo grupo editorial, sin embargo, se dedicará a sacar folletos49.

Aparte de Tribuna Libertaria y Verba Roja, los principales periódicos de los anarquistas específicos en la capital, se publicaron otros medios de más escasa periodicidad. Al ya mencionado Agitación (1925) hay que agregar, por ejemplo, a Insurrexit (1926) y Palabra Anarquista. Palabra Anarquista (agosto 1926) fue una publicación únicamente dedicada a la defensa y agitación por Sacco y Vanzzeti, los anarquistas italianos que en Estados Unidos estaban siendo condenados a muerte. Textos e informaciones anarquistas también aparecían en las revistas vinculadas a la Federación de Estudiantes de Chile (FECH).

En Santiago existieron varias iniciativas editoriales, algunas más fugaces que otras. Sin considerar a Lux de la IWW, actuó por un tiempo Mas Allá (que se trasladó a Valparaíso). En 1923 un solitario Julio Navarrete dio vida a la editorial Rebelión.

Además, los anarquistas desarrollaron su actividad cultural mediante otros espacios. Como no son de propaganda impresa, solo los mencionaremos someramente. En 1921, por ejemplo, El Comunista, periódico de los panaderos IWW informaba de la existencia y funcionamiento en Santiago de varios centros de estudios sociales. En diciembre de ese año hablaba de las conferencias semanales de los CES Verdad, Alborada, Gómez Rojas, Julio Rebosio, Pedro Kropotkin50. En 1921 funcionaba además el Cuadro Dramático Luz y Armonía- En 1923, en la convención local de la IWW, acudió el Grupo Tierra y el CES Redención. En 1925 funcionaba el CES Efraín Plaza Olmedo. Sin duda, existieron muchos grupos más que se nos escapan en esta mención.

Por otra parte, en Santiago hubo espacios físicos para la propaganda que fueron toda una revolución cultural. A sus conferencias iban desde altos prelados hasta militares de rango. Las polémicas que se dieron en aquellos locales marcaron a varias personas que no necesariamente fueron anarquistas. El mismo sindicalista Clotario Blest acudía a dichos lugares en su juventud y

49 “Suspensión de Tribuna Libertaria”, Tribuna Libertaria (Santiago), fe-brero de 192650 “Centros de estudios sociales”, El Comunista (Santiago), 3/12/1921

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las controversias desarrolladas allí las recordará hasta los setenta51. Allí conoció a Triviño, Alberto Balofett, Augusto Pinto, quienes por su “estrictez moral rígida” lo impresionaron. Los espacios libertarios más característicos de la época fueron básicamente tres, aunque es un hecho que hubo otros, como el de zapateros y el de panaderos. Estos espacios fueron el CES Francisco Ferrer que estaba en calle Tocornal y que se fundó en 1913 y en el que participaron Manuel Rojas, José Santos González Vera, José Domingo Gómez Rojas y otros varios. Luego, la Casa del Pueblo “Libertad, Igualdad y Fraternidad” fundada el 25 de marzo de 191852. Y por último el célebre Hogar Común de la IWW en Nataniel 1057, en donde operó el Ateneo de la organización, se editaban los periódicos libertarios y se organizaron importantes entidades tales como el Comité Pro libertades públicas que combatió a los militares entre 1924 y 1925.

Todos estos medios de propaganda y cultura anarquista, tanto los impresos como sus espacios, convierten a Santiago en uno de los focos más importantes de producción local en este sentido. No obstante, no será el único. A continuación veremos lo que ocurría en el puerto.

LOS NÚCLEOS ESPECÍFICOS DE VALPARAÍSO.

Valparaíso cubrió un lugar especial en la historia de las luchas sociales que se desarrollaron en la región chilena. En aquel puerto se abrió el ciclo de las masacres contra los trabajadores que hubo en la primera década del siglo XX. Abril y Mayo de 1903. Luego vendría Santiago en 1905, Antofagasta al año siguiente y por fin la tristemente célebre Matanza de la Escuela Santa María de Iquique en 190753.

Para el anarquismo el puerto también fue significativo. De hecho allí funcionó en 1892 el primer centro de estudios sociales de este país, que al año siguiente dio vida a un periódico llamado El Oprimido. Luego, con el cambio de siglo y al igual que en la

51 Claudio Orrego (et), Testigos del siglo XX. Clotario Blest. Ed. Aconca-gua , Santiago, 197(?)52 “Solicitada”, El Surco (Iquique), 15/4/191853 Ver las reseñas a estos hechos lograda por Mario Garcés en Crisis social y motines populares en el 1900, LOM Ediciones, Santiago, 2003

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capital las callejuelas de Valparaíso presenciaron un veloz brote de actividad anarquista, tanto sindical como cultural. Innumerables y muchas veces fugaces organizaciones y publicaciones aparecieron y difundieron la idea. Con el pasar de los años Valparaíso se transformó en uno de los bastiones del anarquismo criollo. Y en cuanto a la labor propagandista el puerto no podía dejar de ser un importante foco de producción cultural e ideológica, tanto por la creación local, que fue muy rica, como porque era el principal punto de entrada de la propaganda libertaria proveniente de Estados Unidos, México y las ciudades del Pacífico. Sin ir más lejos, allí arribaron innumerables barcos desde el norte, con sus tripulantes, sus sindicalistas, con sus organizaciones, sus métodos de lucha, y con sus libros y periódicos. Así llegó la IWW54.

En 1915 los anarquistas del puerto y sus sociedades de resistencia estaban agrupados principalmente en la Federación Obrera Regional Chilena (FORCH), fundada dos años antes en la misma ciudad en el contexto de la primera huelga general luego de la matanza de Iquique en 1907. Huelga iniciada en los ferrocarriles de Valparaíso a causa de que el Estado decretó el retrato forzoso a los obreros de aquel gremio, cuestión rechazada por considerarse una intromisión autoritaria y un atentado a la dignidad individual, puesto que aquel registro solo se hacía a delincuentes y prostitutas. Y por otra parte se creía que dicha medida no era más que una estrategia de control sobre los cuadros más activos del movimiento sindical, los “agitadores profesionales”, como decían las autoridades. No existía el carnet de identidad entonces. El conflicto se extendió hasta el Callao en Lima, donde la FORP boicoteaba barcos en solidaridad a sus congéneres libertarios de la región chilena55.

La FORCH fue un intento por agrupar al disperso mundo ácrata. En ese sentido fue algo así como la continuadora de la santiaguina Federación de Trabajadores de Chile que años atrás -1905-1907- intentó concretar similar anhelo. En parte cumplió su tarea, logró reunir a la mayoría de las sociedades de resistencia locales además de algunas en Santiago, pero su vida fue exigua. Lideró la huelga general contra el retrato forzoso en octubre de 1913 ya mencionada y estuvo detrás de algunas luchas económicas en Viña del Mar, alcanzando también a relacionarse con agrupaciones 54 Mario Araya, Los Wobblies Criollos, op. Cit., y Peter DeShazo, op. Cit.55 Camilo Plaza, op. Cit.

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afines internacionales; pero ya en 1917, para la segunda huelga contra el retrato forzoso, de la cual salieron derrotados y agotados, la vida de la organización se extinguía y solo un par de sindicatos seguían fieles. La mayoría de las organizaciones libertarias se integrarán a partir de 1918 en los esfuerzos organizativos, congresos y reuniones, que terminarán en diciembre de 1919 con la fundación en Santiago de la sección chilena de los Trabajadores Industriales del Mundo (IWW, por sus siglas en inglés). En el mundo sindical los anarquistas tuvieron presencia importante principalmente entre los gremios del mar: estibadores (cargueros), lancheros y tripulaciones de navíos; aunque también entre panaderos, estucadores, tipógrafos y zapateros.

En 1915 en Valparaíso funcionaba la Agrupación Pro-La Batalla, entidad de apoyo al vocero ácrata que con aquel nombre se editaba en Santiago (1912-1916). En 1917 el periódico en cuestión se trasladó a Valparaíso y allí se editó hasta 1926, adquiriendo su calidad de decenario. El grupo que se hizo cargo fue el mismo que durante varios años llevó el nombre de Agrupación Pro La Batalla, entidad de apoyo y difusión del medio capitalino en la ciudad puerto. En Santiago se conformó, mientras se creaba otro periódico, un grupo de apoyo (Agrupación Pro-La Batalla) para ayudar al vocero, ahora porteño. La Batalla cumplió un rol fundamental en Valparaíso al hacer converger las diversas agrupaciones e individualidades libertarias. Lamentablemente, solo hemos podido acceder a una pequeña cantidad de sus ejemplares, guardadas en Ámsterdam, Holanda, pues la colección “chilena” (más de 260 ejemplares) se encuentra extraviada y no existe en la Biblioteca Nacional. Sabemos no obstante, por referencias en otros medios, que tenía una imprenta propia –administrada por Santos Arancibia- (lo que no era común por cierto) y que duró por lo menos hasta 1926 y que además en 1920 –cuando fue destruida su imprenta por la represión a los IWW- era coordinada por Juan Vergara, y Luis A. Pardo56. Obviando el cambio de residencia, La Batalla tuvo una vida de 14 años. Una cifra muy pocas veces alcanzada por algún medio libertario.

Por otra parte, a finales de 1918, un pequeño grupo que actuaba en La Batalla, se escinde de aquel medio y decide fundar

56 “La IWW chilena bajo el Terror Blanco de la burguesía chilena”, The One Big Union Monthly (USA), Enero 1921: traducida y reproducida íntegramente en Víctor Muñoz, Armando Triviño, op. Cit.

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una nueva publicación. Fue así como bajo la coordinación de Modesto Oyarzún y Julio Rebosio –quien venía huyendo de Iquique, al parecer porque tenía “cuentas pendientes” con la ley- vio la luz en noviembre de aquel año el famoso vocero ácrata Verba Roja. Solo un mes de paz tuvo el nuevo periódico. El 10 de diciembre fue encarcelado Rebosio, su redactor, acusado de espionaje en favor de Perú, imputación nutrida con su ilícita situación militar (desertor) y por redactar artículos subversivos. El reo era anarquista, no podía ser espía. Rebosio estuvo más de un año preso y padeció torturas y tratos inhumanos que incluso fueron denunciados en el Senado. Hasta se le quiso condenar a muerte. En enero de 1920 fue liberado pero ya el delicado estado de su cuerpo, así como el deterioro de su salud mental (le costaba mucho hilar frases y hacerlas coherentes) y una progresiva tuberculosis, ambas situaciones contraídas en los meses de incomunicación, no lo posibilitaban ya para vivir con normalidad. Además, a causa de sus ideas anarquistas nadie quería darle trabajo. Y por si fuera poco, la joven a la que amaba ya no lo correspondía. Julio Rebosio se suicidó el 26 de abril de ese año57.

A pesar de la encarcelación de su redactor, el periódico continuó saliendo, pero en abril de 1919 fue trasladado a Santiago ante la ausencia de una publicación libertaria en la capital. En esa ciudad continuó apareciendo hasta 1927. Trasladado Verba Roja, La Batalla será –al parecer- la única publicación específicamente anarquista del puerto hasta 1924. Ese año Emilio Meza y Pedro Ortúzar fundan Campana Nueva de la cual se alcanzaron a publicar varios números.

Por último, hay que advertir que a finales de 1924 se avecinó en el puerto proveniente de Iquique el reconocido tipógrafo Enrique Arenas, quien comenzó una activa labor de difusión de propaganda y cultura anarquista, contando con el apoyo de varios libertarios locales, como el famoso Juan Onofre Chamorro (ex secretario general de la FORCH, y de la IWW en el puerto), con el cual levantaron la Agrupación El Sembrador a cuya responsabilidad quedó la edición de El Sembrador-Suplemento58.

Este grupo fue una organización exclusivamente orientada a la propaganda anarquista. Además de editar el periódico y de dar conferencias en el puerto y otras ciudades, se conformó en 57 Víctor Muñoz, “Cuando la patria mata…”, op. Cit.58 “Agrupación El Sembrador”, El Surco (Iquique), 7/3/1925

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editorial para producir y publicar folletos. En el terreno ideológico desarrollaron una amplia campaña en pro de las federaciones autonomistas que le disputaban el terreno del anarco sindicalismo a la IWW59.

Arenas y sus compañeros comenzaron desde el 12 de

diciembre de 1925 a editar El Sembrador-Suplemento60. El grupo tenía en venta En Tiempos de Elecciones de Malatesta y editó Palabras a las Mujeres del ex profesor normalista Manuel Márquez; Generación Conciente de Frank Sutor y Huelga de Vientres de Luis Bulffi. Estas dos últimas publicaciones “destinadas a impedir el embarazo no deseado o a limitar la procreación de los hijos”, como decían sus editores, le costaron una advertencia y amonestación por parte de la Junta de Sanidad del puerto, siendo amenazados con 2 mil pesos de multa si insistían con mantenerlo en venta61. Lo hicieron, pero no sabemos si acaso fueron reprendidos. Esta iniciativa se agotó muy rápido, culminando en el número 14, editado el 15 de enero de 1927, ya que meses después fue sepultado por la dictadura ibañista.

Como elementos generadores de propaganda y cultura libertaria en el puerto, fuera de los periódicos, cabría mencionar al Centro El Despertar de la Mujer en 1914 y el CES Amor y Arte en 1915. A la Agrupación Los Sembradores de 1918, sucesores de uno llamado Simpatizantes del Ideal, al Centro de Estudios Sociales Eliseo Reclus (1918-1919), el grupo Gulai Pole (1919), el CES Juventud Libertaria y el CES Daniel Antuñano (cercano al gremio de carpinteros) creados en 192462. También funcionó el grupo La Batalla que editaba el periódico homónimo. Y, seguramente, varios más.

Por último, al igual que en casi toda la región chilena,

59 “Interesa a todos los gremios”, “Gira anarquista”, El Sembrador-Suple-mento (Valparaíso), 6 y 27/2/192660 La idea de un suplemento es sugestiva de la influencia de la FORA en el grupo anarquista iquiqueño. Pues de la Argentina llegaba el Suplemento de La Protesta, y la similitud con El Sembrador-Suplemento, es evidente.61 “El folleto Generación Consciente y el presidente de la Junta de Sani-dad”, El Sembrador-Suplemento (Valparaíso), 20/11/192662 “Centro de Estudios Sociales Eliseo Reclus”, El Surco (Iquique), 15/11/1918; “Nuevo centro”, Tribuna Libertaria (Santiago), 1q/5/1924

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la propaganda anarquista también se nutrió de la actividad de los sindicatos y centrales afines, como la IWW y en su momento la FORCH. En Valparaíso los wobblies editaron Mar y Tierra y La Voz del Mar, que trataremos más adelante.

La actividad cultural de estas organizaciones involucró escuelas nocturnas, veladas con teatro, trovadores y poesía, y conferencias públicas. Actividades que no fueron del todo aceptadas por la comunidad local ni por la autoridad. El 20 de noviembre por ejemplo, una “turba nacionalista” –al decir de sus víctimas- se dejó caer violentamente en medio de una velada del CES Eliseo Reclus. Esto ocurrió –al parecer- porque allí se desarrollaban conferencias internacionalistas animadas por Julio Rebosio a quien, como hemos dicho, se identificaba como espía peruano. Hay que advertir que en aquellos meses Chile y Perú pasaban por una cruda crisis diplomática en donde el ánimo belicista se encendió en uno y otro lado de la frontera63.

LOS NÚCLEOS ESPECÍFICOS DE PROPAGANDA ANARQUISTA IMPRESA EN OTRAS REGIONES.

Iquique, Santiago y Valparaíso fueron durante estos años los epicentros de la propaganda anarquista en la región chilena. Sin embargo la tendencia a la expansión geográfica que hemos apuntado más arriba hizo que surgieran voceros libertarios por todo el país y lo que es más trascendental aún, todos con un claro afán de circular más allá de sus pueblos. Eso nos hace ver que para entender, por ejemplo, el consumo de cultura anarquista en un sitio en específico se debe buscar no solo lo que allí se creó sino también lo que llegó desde afuera. Aquí debemos apuntar que si bien Iquique, Valparaíso y Santiago produjeron más que los demás poblados y puertos, en otras partes del país no solo hubo un rol receptor de aquel material. De hecho, como la circulación de periódicos es una característica necesaria de la propaganda anarquista, una publicación de Talca, por ejemplo, no es menos importante que una de la capital, en tanto

63 Ver nuestro trabajo “Arde la patria: Los trabajadores, la Guerra de don Ladislao y la construcción forzosa de la nación en Chile (1918-1921)”, Revista Simon Collier 2009, PUC, Santiago.

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ambas pueden y se leen en Concepción, por ejemplo. A lo que deseamos llegar en última instancia con esta aclaración es que no hay una marcada jerarquía entre lo que se produce en Iquique en comparación con algo que se hace en Caleta Buena, por ejemplo. Las diferencias son más técnicas que de contenido, aunque sin embargo, dichos contrastes existan.

Al tridente compuesto por Iquique, Valparaíso y Santiago se deben agregar otras ciudades que si bien tuvieron producciones culturales libertarias impresas en menor cantidad, también fueron capaces de levantar iniciativas en este sentido, logrando situarse como otros focos de propaganda.

Antes del periodo aquí referido Antofagasta fue uno de los principales núcleos productores de propaganda anarquista. Allí y desde 1908 hasta 1916 y luego en 1919, se editó Luz y Vida, periódico anarquista dirigido por el obrero gráfico boliviano Miguel Esprella64. Luz y Vida fue en su tiempo un referente obligado en la red de publicaciones libertarias. Tuvo una importante conexión con el grupo iquiqueño que conformó en Centro Anárquico La Brecha, el cual en cierta medida es su heredero en la propaganda por tierras nortinas. En 1918 se editó en la misma ciudad Tierra y Libertad y en 1920 salió Acción Sindical65. Acción Sindical tiraba mil ejemplares y su vida fue fugaz (1920), aunque en 1940 el entonces viejo sindicalista Juan Ramos volvería a editarla. Desde 1919 hasta 1924 no hubo ningún periódico anarquista propiamente tal en Antofagasta, lo que contrasta y tal vez tenga relación, con el auge que por entonces se veía en la relativamente cercana ciudad de Iquique. Esta situación fue revertida este último año cuando los libertarios del pueblo sacaron Ideas.

Además de la propaganda impresa recién mencionada, sabemos que en 1919 funcionaba allí el CES Fuerza Conciente. También tenemos referencias de que en noviembre de 1924 se fundó el Centro de Estudios Sociales Kurt Wilckens, en memoria del vindicador anarquista germano-argentino, asesinado no hace mucho en la cárcel de Ushuaia66. El secretario general de esta iniciativa fue

64 Sobre Miguel Estrella en “Los obreros de imprenta no han sido jamás políticos”, La Voz del Gráfico (Santiago), 1q/9/193865 “Un año de vida”, Acción Sindical (Antofagasta), primera quincena de diciembre 192066 “Centro de Estudios Sociales Kart Wilkens”, El Surco (Iquique),

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Juan Godoy, activo colaborador del grupo libertario de Iquique. Ese año además se formó un “Grupo de difusión de prensa libertaria” para hacer correr las publicaciones que llegaban a la ciudad.

Otros de los importantes puntos de propaganda anarquista impresa fue Rancagua en donde durante los años veinte funcionó un importante grupo cuyo rostro más emblemático, entonces y en la década siguiente, fue Julio Barrientos Ruz. Barrientos era un activo colaborador de la prensa anarquista de la región chilena, publicaba artículos desde Iquique al sur, era paquetero de cuanto vocero libertario hubiera en la región chilena. Mantenía amistad con anarquistas de diversas posturas, tales como Enrique Arenas y Armando Triviño. Al parecer en los veinte fue wobblie. Barrientos y un puñado de compañeros y compañeras editó en 1924 y diciembre de 1926 fugaces números de un periódico y luego revista llamado Adelante.

En Concepción, sin considerar a los voceros de la IWW (Emancipación Proletaria, La Chispa, Bandera Roja) sabemos que el escritor José Santos González Vera dio a luz en 1924 al periódico libertario Plumadas de Agitación. De la zona del carbón, continua al mencionado puerto, también hay algo que decir. Lota y Coronel fueron importantes núcleos de extracción minera, lo que implicaba concentración de gran cantidad de mano de obra. Como en todos los centros productivos de la región chilena, allí tampoco estuvieron ausentes los libertarios. En 1921, por ejemplo, se fundó el CES José Domingo Gómez Rojas (poeta anarquista, muerto por la represión del año 20) con la participación de individuos provenientes de diversas ideologías. Esa composición heterogénea, según el recuerdo de los ácratas años más tarde, llevó al letargo y a la inevitable muerte de la organización. No obstante y gracias a la visita y gira realizada en 1923 por el famoso anarquista trasandino (coordinador de La Antorcha) Rodolfo González Pacheco, se creó el ambiente anímico para la refundación. Ese año además llegaron a Coronel P. Aguado y G. Auey, quienes, ayudados por Ricardo Merino refundaron la instancia, llamándola ahora Centro Arte y Revolución José Domingo Gómez Rojas, entidad eminentemente libertaria. Según su secretaria en 1923 y 1924, Tolentina Orellana, con la refundación del Centro “la prensa anarquista, que apenas se conocía en las minas, empieza

22/11/1924

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a difundirse ampliamente”67.Otro punto de difusión de cultura libertaria impresa fue

Punta Arenas, aunque es preciso señalar que en este caso, las interacciones que se daban entre los anarquistas de la región chilena no se desarrollaron con la misma fluidez respecto a los compañeros de Magallanes. Sí hubo contacto, pero mucho menos constante. Juan Barrera fue un activo impulsor del anarquismo en Punta Arenas. Él coordinó algunas de las publicaciones que allí aparecieron, tales como Adelante68.

Además de las ciudades recién mencionadas hubo actividad de propaganda anarquista impresa en otras urbes pero que, como veremos, estuvo principalmente ligada a las organizaciones anarcosindicalistas, como lo fue la IWW y sus secciones locales. Es menester mencionar también la existencia de otros periódicos y revistas que si bien no provienen explícitamente de los libertarios, si les dan amplia tribuna. Esto ocurrió en Santiago por ejemplo con la revista Numen (1919-1920) editada en el taller del mismo nombre del otrora precursor anarquista Julio Valiente y del joven radical Santiago Labarca. Mismo fenómeno se dio con las revistas de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH) de aquel tiempo, como ser Juventud y Claridad. Por otra parte aquel organismo también tuvo una sección editorial en la cual se publicaron libros y folletos anarquistas. Recordemos que la FECH del veinte fue característica por su ímpetu revolucionario, bastante influenciada por lo demás, por el pensamiento libertario69.

También es necesario advertir que hubo más periódicos y grupos de propaganda específica en otras ciudades como Talca, Valdivia, Osorno o Temuco, y que si no las hemos mencionado es por no redundar y porque los datos son más escasos, al tiempo en que los espacios parecen ser más fugaces.

67 “Centro Arte y Revolución José Domingo Gómez Rojas”, “Laborando”, Tribuna Libertaria (Santiago), 2q/10/1923 y 1q/4/192468 Alberto Harambour, El movimiento obrero y la violencia política en el Territorio de Magallanes, 1918-1925, tesis inédita de licenciatura, PUC, 199969 René Millar, La elección presidencial de 1920, Universitaria, Santiago, 1982

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EL ANARCOSINDICALISMO Y LA PROPAGANDA.

Como ya hemos señalado, la propaganda anarquista no solo es exclusiva de sus entidades específicas, sino que también se nutre con el trabajo de los sindicatos y federaciones con presencia libertaria considerable. Generalmente estas organizaciones editaron periódicos gremiales en los cuales, además de informar a sus afiliados sobre la economía y los problemas específicos de sus oficios, insertaban propaganda anarquista. De esta forma el movimiento revolucionario de corte libertario y el sindical se mezclaron y confundieron en periódicos e iniciativas. El caso paradigmático, como veremos, fue la IWW pero también hubo otros. Veamos en qué consistió y en qué aportó el sindicalismo anarquista en la cultura impresa.

Sin duda una de los núcleos más consistentes de propaganda anarquista fue aquel constituido y desarrollado por las diversas uniones locales de la IWW. Esta situación se vio favorecida por una serie de cualidades y particularidades que solo se podían dar en una entidad sindical de las características de la IWW. Ventajas considerables sobre las otras iniciativas de propaganda anarquista. Tenían, por ejemplo, militantes fijos con cuotas, así que la vida de sus periódicos podía sobreponerse al principal verdugo de la propaganda, el dinero. Así pareció en un principio, por lo menos. Además, contaban con apoyos escasamente presentes para otros libertarios, como ser una imprenta regalada por sus compañeros wobblies estadounidenses70.

Esa ideal solvencia económica puede ejemplificarse con la siguiente resolución aprobada en la segunda Convención de los IWW, en mayo de 1921:

“Se acuerda que cada asociado a los gremios adheridos a los Trabajadores Industriales del Mundo pagará una cuota mínima de un peso para adquirir una imprenta. Esta cuota, antes de 20 días, a contar del 20 de Mayo hasta el 20 de Julio del presente año”71.

70 “El tradicionalismo en nuestros medios. La IWW”, La Protesta (San-tiago), 12/10/193571 “Bases, Principios y Métodos de la IWW, aprobados en la segunda

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La IWW en su totalidad publicó varios periódicos en todos los sitios en que tuvo presencia. En una rápida revisión podemos nombrar al Boletín de los Trabajadores Industriales del Mundo, Acción Directa, Hoja Sanitaria IWW, Mar y Tierra, Bandera Roja, La Voz del Mar, El Azote, El Proletario, El Productor, El Comunista, Boletín Oficial de la Unión Industrial de Obreros Gath y Chávez, La Voz del Pueblo.

El primer medio editado por los IWW, luego de sus estatutos, fue el Boletín de los Trabajadores Industriales del Mundo, número único, abril de 1920. Allí casi todos los artículos son de Armando Triviño y sus pseudónimos Juan Pueblo, Juan Soldado, Juan Harapo. Semanas después apareció Acción Directa, sin duda, su vocero más simbólico.

Acción Directa fue el principal periódico de los IWW en la región chilena. Entre sus administradores más destacados cabe nombrar a Moisés Montoya y Armando Triviño. Este último a su vez fue uno de los principales rostros de la organización y mediante innumerables artículos en la prensa y en folletos, así como su gestión a cargo de la editorial Lux, fue una especie de intelectual orgánico de la central. Acción Directa a su vez, será el referente de los wobblies y no tanto por ser su principal portavoz sino porque dicha hoja fue el bastión ideológico de la IWW, allí se difundía en primera instancia el industrialismo y desde allí también se atacaba a sus principales rivales. Allí aparecían los escritos orientadores y de forma centralizada se entregaban las noticias de las secciones locales de todo el país, a las cuales, por lo demás, se les exigía enviar periódicamente reportes de su actividad.

Acción Directa, en sus momentos de gloria sobrepasó con creces a todas las publicaciones libertarias conocidas y por conocer en cuanto a ejemplares editados y áreas de difusión. A mediados de 1921 alcanzó su tope llegando a editar 10.000 ejemplares en el número 7. Todo esto ocurría bajo su primera época a cargo de Moisés Montoya. Acción Directa se distribuía en gran parte del país, desde Iquique a Punta Arenas, pasando por Tocopilla, Caleta Buena, Calera, Antofagasta, Valparaíso, San Felipe, Puente Alto, Quillota, Rancagua, Talca, Concepción, Valdivia, y Osorno. Para hacerse una idea de la naturaleza de su distribución habría que apuntar que para

Convención efectuada del 15 al 18 de Mayo de 1921”, Acción Directa (Santiago), 1q/8/1920

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el número 6, se habían vendido 1500 copias en Valparaíso, 2020 en Santiago, 50 en Talca, 60 en Concepción, 50 en Caleta Buena, 50 en Valdivia. Y eso solo en cuanto a ventas, porque los envíos eran mucho mayores. Al Centro Anárquico Fuerza Conciente de Antofagasta, por ejemplo, los wobblies habían mandado en esa misma ocasión 600 copias, al igual que a los gremios marítimos de Iquique, mientras que 400 se habían ido a Magallanes72. Pero no mucho duró el gran tiraje de Acción Directa. Desde el 9 hasta el 12, salieron 2000 copias por número. En el trece, en junio de 1922, fueron solo 1500. En adelante las cifras bordearán estos últimos números. A nuestro juicio, esta reducción brusca se debe a que desde entonces en cada pueblo las uniones locales comenzaron a editar sus propios voceros, disminuyendo con dicho acto, la venta del periódico santiaguino. Por otra parte la solvencia económica fue solo una breve ilusión, y ya en 1923 habían perdido la continuidad bimensual debido al no pago por parte de los paqueteros. Por eso es que, según ellos mismos lo indican, Acción Directa termina saliendo “tarde, mal y nunca”73. El periódico sin embargo, continuó publicándose hasta 1927 y cuando la dictadura ibañista les censuró y persiguió a sus líderes, Acción Directa se publicó en Buenos Aires por un comité de exiliados (1928)74.

En Santiago los wobblies también publicaron El Comunista (1921-1923), vocero de su sección en el gremio de panaderos; la Hoja Sanitaria IWW, órgano del policlínico gremial; y el Boletín Oficial de la Unión Industrial de Obreros Gath y Chávez (1926-1927). Otros periódicos de la IWW se publicaron en regiones y tuvieron vida dispar. En Iquique entre marzo de 1921 y septiembre de 1923 editaron El Productor. En Valparaíso Juan Onofre Chamorro entregó el título de un periódico gremial ya existente y por él administrado, a la IWW. Era Mar y Tierra (ahora en su quinta época) que con 2000 ejemplares se editó entre 1920 y 1921 y debió sufrir el proceso de los subversivos que lo sacó de circulación desde mayo a diciembre

72 “Bases, principios y métodos de la IWW aprobados en la Segunda Con-vención efectuada desde el 15 al 18 de mayo de 1921”, “Balances”, Acción Directa (Santiago), 1q/8/192173 “Los Dieces de Acción Directa”, Acción Directa (Santiago), 1q/9/192374 Carlos Rama, Movements ouvries et socialistes : chronologie et biblio-graphie : l’Amérique Latine (1492-1936), Les Editions Ouvrieres, Paris, 1959, p. 216

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de 1920 cuando solo pudo reaparecer bajo la dirección clandestina de Armando Triviño que huía desde Santiago. Mar y Tierra en 1920 era coordinada por Santos Arancibia y el mencionado Chamorro. Para suplir el vacío dejado tiempo después, desde 1924 a 1927 salió La Voz del Mar. En Talca los IWW editaron dos periódicos: El Azote (1921) y El Proletario (1921-1923). Destacaba en la redacción de éstos Luis A. Marchant, María Álvarez, Herminia Brumana, Lemur y María López. En Concepción en 1925 se publicó La Voz del Pueblo el que un año más tarde y bajo la coordinación de Juan Godoy pasó a llamarse Bandera Roja (1926). Escribía también Juan Segundo Montoya, toda una figura del anarquismo criollo durante los treinta en la CGT. En septiembre de ese año nuevamente los wobblies locales le cambiaron el nombre a su vocero, el cual aparecerá ahora como Emancipación Proletaria (1926). Siempre en la misma zona, pero en Talcahuano, el industrialismo anarcosindicalista también se manifestó años antes (1921) por medio de una sección de La Chispa, periódico dependiente de un centro socialista del mismo nombre. Allí los comunistas compartían páginas con los anarquistas. Un caso que ocurría no muy a menudo por lo demás. Destaca en La Chispa la pluma del escritor Manuel Rojas (Tremalk Naik). Recordemos además que el otro famoso literato ácrata, José Santos González Vera, estaba publicando su Plumadas de Agitación en Concepción.

Pero los IWW además de poseer varias publicaciones periódicas impresas mantuvieron una editorial que por la variedad de libros publicados, por la cantidad de ejemplares de cada uno y por las redes de distribución de los mismos, fue la empresa de este tipo más importante que tuvieron los anarquistas en la región chilena. Era la Editorial Lux, un caso paradigmático dentro de la historia de la cultura obrera de las primeras décadas del siglo XX. No fue la única de su especie, por cierto, pero su protagónica y prolongada actuación, la hacen particularmente trascendental. Editó –contando reediciones- cerca de 20 libros diferentes entre 1920 y 1925. Y a finales de 1923, por ejemplo, había publicado ya –según Armando Triviño, su principal animador- 70 mil ejemplares de varias obras anarquistas75. Si bien contaba con el apoyo de la IWW, Lux también debió recurrir a la solidaridad de los compañeros para editar las obras puesto que además en la mayoría de los casos éstas no eran

75 “Contestando al artículo “afirmándome” de D. A.”, Claridad (Santiago), 15/12/1923.

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sindicalistas, sino libertarias. Sobre una edición de La Conquista del Pan, por ejemplo, meses antes de entrar a imprenta apareció en Acción Directa el siguiente aviso:

“Este esfuerzo lo creemos digno del apoyo de los anarquistas y de las colectividades libertarias que estiman que “La Conquista del Pan” y su argumentación persuasiva y sencilla conquista los corazones generosos y los cerebros bien puestos para el Comunismo Anarquista, a ellos les decimos ayuden a editarla haciéndonos los pedidos con anticipación (y enviándonos) el valor o una parte de él, para regularizar el tiraje, lo más numeroso posible”76.

Cuatro mil copias lograron imprimir con dicha campaña. Para tener alguna idea del material publicado he aquí una lista sintética que no considera reediciones. En algunos casos puede existir error en los años de edición puesto que muy pocos libros están disponibles hoy físicamente y no se han podido consultar y sobre otros solo tenemos referencias por los años en que se vendían: de Ángel Pestaña Sindicalismo Libertario, en 1921; de varias mujeres anarquistas, Voces de Liberación, en 1921; de Evangelina Arratia, El Comunismo en América, en 1923; de René Changi, La Mujer Esclava; de forma póstuma, José Domingo Gómez Rojas y su poemario Rebeldías Líricas, en 1921; de Pedro Kropotkin, La Conquista del Pan, en 1922; de Errico Malatesta, Entre Campesinos, 1921; de Manuel Márquez, Mi Palabra Anarquista; de Juana Rauco, Mis Proclamas; de Federico Serrano, Odisea de Un Luchador, en 1925; y varios libros de Armando Triviño como ser La IWW en la teoría y en la práctica en 1922, Arengas en 1923, Cancionero Revolucionario en 1922. Los IWW también editaron libros bajo el nombre editorial de “Acción Directa”, como por ejemplo el folleto El Congreso Sindicalista de Berlín, en 1923. Ahora bien, además de sus periódicos y editoriales los wobblies desplegaron una amplia actividad cultural en espacios de naturaleza distinta. Tuvieron un cuadro teatral llamado “Alborada”, 76 “La Conquista del Pan”, Acción Directa (Santiago), 2q/8/1921

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una especie de estudiantina y una escuela Musical en conjunto con la FOOC77. En su Hogar Común de Nataniel 1057 (más tarde Ateneo), como ya se ha indicado, se desarrollaron ricas experiencias de cultura libertaria, mediante conferencias y airosas polémicas que de seguido podían enfrentar en las tribunas de aquel local obrero al arzobispo de Santiago con el ácrata Alberto Baloffet, por ejemplo. La propaganda oral no podía estar ausente y de ella hacían gala los IWW, como también socialistas y demócratas en manifestaciones y en otros lugares y tiempos: “A los miembros más entusiastas de nuestra Unión –decían los wobblies en 1922- se les ha confiado la unión de reclutamiento. Ellos efectúan conferencias públicas a la salida del trabajo y los domingos en varios puntos de la ciudad”78. Como ya hemos dicho, a partir de 1922 en adelante diversos sindicatos de tendencia libertaria, al igual que varias organizaciones especificas, empiezan a criticar a la IWW, acusándola de centralista, autoritaria y marxista. Toda aquella tendencia adversa al industrialismo terminará reviviendo a la FORCH (1913-1917) en febrero de 1926. Antes, sin embargo, hicieron notar su presencia en Tribuna Libertaria, en El Sembrador, El Surco y en Autonomía y Solidaridad (Santiago; 1924). Solo sacó tres números. Se dedicaba a los gráficos y a los gremios de la construcción.

Pero aparte de la IWW y de la FORCH, varios de los distintos gremios y sindicatos de tendencia libertaria publicaron periódicos en donde se mezclaban los problemas particulares de cada oficio –o sección-, con la propaganda de las ideas anarquistas mediante la inserción de extractos de teóricos del ideal en mención. Se trata de organizaciones que como la Federación de Obreras y Obreros en Calzado, por ejemplo, declaraban –en este caso en 1921- que estaban organizados “con finalidad del Comunismo libertario”79. En todo caso, otros gremios eran menos explícitos en dicho proceder. Y es que entre los zapateros la impronta libertaria se hacía notar. En cuanto a sus publicaciones en 1919 sacaban El Obrero en Calzado, que se publicó nuevamente en 1923, o la Aguja en Valparaíso entre 1924 y 1925. En estos casos y en otros varios la propaganda anarquista es notoria. Sin ir más lejos apuntaremos 77 “Cuadro Alborada”, Acción directa, 1q/11/192278 “Lucha cotidiana”, Acción directa, 1q/11/192279 “Acuerdos tomados en la Convención de la Federación de Obreros y Obreras en Calzado el 12 al 20 de Noviembre de 1921”, Acción directa, 1q/2/1922

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la existencia de uno de sus periódicos en donde la fusión sindical ideológica de la cual estamos tratando es más nítida.

A mediados de junio de 1925 la Unión Industrial del Cuero comenzó a publicar Solidaridad, que se repartía gratis. Su principal redactor era el ya célebre anarquista Luís Heredia (Floreal Ramírez). Debido a diversos factores solo alcanzó a sacar 6 ejemplares y uno año después de salir a luz, se extingue. No era un periódico doctrinariamente anarquista como Verba Roja o Tribuna Libertaria, pero si tenía una clara orientación libertaria frente a temáticas como las elecciones y las leyes sociales.

Por su parte el fenómeno también se daba en otras ramas de la producción económica. Haremos una somera mención a algunos de estos casos. En los gremios porteños la tendencia se reflejó en publicaciones como Mar y Tierra -4ta época- de Valparaíso en 1917 o en El Obrero Marítimo de Iquique en 1925. Entre los panaderos con El Comunista (1921-1923) o en El Obrero Panadero -de Francisco Pezoa- desde 1924. Entre los obreros de imprentas con El Gráfico Iquiqueño de 1921, La Protesta del Gráfico en Valparaíso el año 1922, El Obrero Gráfico de Antofagasta en 1926, o El Obrero Gráfico de Valparaíso entre 1926 y 1927. En la construcción con El Obrero Constructor de 1924, El Ideal Obrero de 1925 o El Andamio de 1927. Otros casos posibles de apuntar son El Obrero Metalúrgico aparecido en Valparaíso en 1919 y luego entre 1924 y 1926, o El Obrero en Dulce de 1926.

Como se ha notado la propaganda impresa de los anarquistas durante el periodo implicó una compleja red en donde en algunos casos se manifestó abiertamente (grupos específicos), en otros de forma sistemática pero mezclada al mundo sindical (federaciones anarcosindicalistas como la IWW o la FORCH), y por último fusionada con el sindicalismo y en ocasiones de forma bastante menos manifiesta (gremios no totalmente afines al anarquismo). Como veremos a continuación, no obstante la notable variedad de iniciativas y su dispersión geográfica, hubo contextos en que la mayoría de los puntos de propaganda anarquista impresa, vio peligrar su existencia. Para dar cuenta de estos instantes nos detendremos en tres años cruciales al respecto, 1920, 1924 y 1927.

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II LA PROPAGANDA ANARQUISTA IMPRESA

ANTE LAS CONVULSIONES POLÍTICAS.

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Todo el periodo que abarca esta investigación fue atravesado por una serie de conflictos sociales que directa o indirectamente amenazaron la difusión de

la propaganda anarquista impresa. Por lo general cada iniciativa tuvo algún proceso judicial en su contra y en diferentes tiempos y con disímiles resultados, pero hubo tres instantes en que los contextos judiciales, en el primer caso, las convulsiones políticas en el segundo, o la represión abierta desde el Estado en el tercero, afectaron la publicación de varios periódicos –y por extensión libros- al mismo tiempo. Se trata del proceso contra los subversivos y la Guerra de don Ladislao en 1920, de los golpes militares que entre septiembre de 1924 y los primeros meses de 1925 agitaron al país, y de los primeros días de la dictadura ibañista en 1927.

1920. LOS SUBVERSIVOS, NUMEN Y LA GUERRA DE DON LADISLAO.

1920 fue un año trascendental en la historia política de la región chilena. El triunfo de Alessandri anunció el fin del oligárquico parlamentarismo, de aquel modo de imaginar la política que desde la revolución de 1891 parecía inamovible y que, a juzgar por sus críticos, detuvo el curso a nuevas y necesarias leyes y reformas sociales. Si bien tardarían unos cuantos años en materializarse las propuestas de cambio de régimen que tanto se prometieron en las campañas de “cielito lindo”, las que se verían apresuradas a partir del Ruido de Sables en Septiembre del 24, con la victoria alessandrista se vio un refresco en el ambiente político. No obstante, a pesar de lo anterior y de la simpatía que Alessandri arrastró entre el mundo sindical, la represión y la persecución a los trabajadores revolucionarios no desapareció.

Para los anarquistas –y su propaganda- el 20 fue un año particularmente tormentoso. Dos coyunturas autónomas pero interconectadas amenazaron la permanencia de su influencia entre el mundo sindical y cultural del país: la Guerra de don Ladislao y el Proceso contra los subversivos. Por ser la segunda más atingente al tema que tratamos y porque la primera también será referida en el

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proceso contra los subversivos, solo nos detendremos en este último para historiar la forma en que la propaganda libertaria impresa tuvo que afrontar una coyuntura general de represión contra su ideario.

A grandes rasgos el Proceso contra los subversivos fue un juicio que el Estado aplicó a la sección criolla de la central anarcosindicalista IWW (Industrial Workers of the World) o Trabajadores Industriales del Mundo. La razón primera es que la IWW fue considerada una asociación ilícita que atentaba contra el Estado e incitaba a la violencia. Con dicho pretexto se procedió a allanar sus locales en toda la región chilena, clausurándose además todas sus publicaciones. La nota más alta de este suceso judicial fue cuando en Valparaíso se encontró cartuchos de dinamita en la sede local de los IWW. Contando todas las órdenes de aprehensión fueron tomados presos y conducidos a Tribunales más de doscientos trabajadores, algunos por solo sospecharse su vinculación a esta organización. Varios fueron liberados inmediatamente, otros estuvieron presos unos cuantos días, mientras que los restantes permanecieron tras las rejas varios meses. El día 20 del mes de julio comenzó el proceder policial y judicial cuando cerca de las 20 horas la policía de Valparaíso, previo haber desplegado un amplio operativo militar por todo el cerro Bella-Vista, apresó a Juan Onofre Chamorro, secretario general de la IWW porteña. Al día siguiente, como a las 4 de la tarde, en una reunión en el local de la IWW la policía se dejó caer nuevamente, apresando a 25 nuevos trabajadores, hallándose en el allanamiento la famosa dinamita80. Pero ese solo fue el comienzo.

El 22 de julio la Corte de Apelaciones de Santiago designó al Ministro José Astorquiza para instruir sumario a todas las organizaciones anarquistas de la capital81. Como se ha indicado ya, cientos de obreros de Santiago y Valparaíso, además de estudiantes, serían tomados prisioneros en lo que fue el segundo “Proceso contra los subversivos” (el primero había sido en 1911 contra la SROV). Paralelo a ello se siguió una causa en contra de la imprenta Numen del viejo anarquista Julio Valiente y del joven radical y ex presidente de la FECH Santiago Labarca. Imprenta que el día 19 de julio había sido asaltada y destruida por un grupo de nacionalistas. Valiente fue 80 “El proceso de los subversivos en Valparaíso”, Mar y Tierra (Valparaí-so), 15-31/12/192081 Harambour, Alberto, El movimiento obrero, op. cit., p. 141

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tomado preso y Labarca –quien fue golpeado el 19- permaneció prófugo durante meses82. Se les acusaba de imprimir los folletos de la IWW y además otras publicaciones consideradas subversivas. En Valparaíso la imprenta de La Batalla también fue procesada por el mismo motivo. Dice el dictamen del promotor fiscal de estas dos causas, señor Julio Plaza Ferrand el día 9 de agosto de 1920:

“Del estudio de los antecedentes aparece que las proclamas, folletos y periódicos subversivos han sido impresos casi en su totalidad en Santiago en la Imprenta “Numen”, calle de Santa Rosa 393, de propiedad del reo preso Julio Valiente y del ausente Santiago Labarca, y en Valparaíso en la Imprenta “La Batalla”, calle Garibaldi 170. En todas esas publicaciones sus autores hacen propaganda del anarquismo y se incita a la revolución social, para derribar a los tres enemigos que, según ellos, tiene el proletariado: “Dios”, “Capital”, “Autoridad”.

Los Trabajadores Industriales del Mundo (IWW), cuyos estatutos fueron editados también en la Imprenta Numen, tenía como órganos principales de propaganda en Santiago, los periódicos anarquistas Acción Directa y Verba Roja, impresos en la citada imprenta Numen, periódicos a cargo de de Luis A. Soza y Luis A. Triviño, secretario este último, del Consejo de la IWW en Santiago. En Valparaíso el órgano oficial de la IWW era el periódico Mar y Tierra, a cargo del secretario general de es asociación, el conocido anarquista J. Onofre Chamorro.

(…) ¿Cuáles son los medios o instrumentos de que se valen los afiliados a la IWW y sus cómplices, para la realización de sus propósitos de destrucción del actual orden social?

82 “Comienza la farsa”, revista Juventud (Santiago), edición especial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 39-46

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Ellos mismos lo han dicho: la propaganda en toda forma; hojas volantes, proclamas, folletos, periódicos, afiches, etc. Son estos pues, los instrumentos para la realización de su obra demoledora del orden social existente”83

Luego de adjuntar una serie de artículos para probar lo dicho, entre ellos unos dirigidos en contra del sistema electoral y contra la opresión de los trabajadores en la pampa salitrera, así mismo algunos proselitistas de la IWW, Plaza Ferrand sugiere una serie de medidas punitivas. El Promotor señaló que ante los antecedentes recogidos era preciso considerar las penas correspondientes a tres tipos de delitos: los originados por asociación ilícita de la IWW (Art. 292 del Código Penal), los que atentan contra la libertad de imprentas (Art. 10 de la Constitución Política y 137 del Código Penal), y los que se oponen al libre ejercicio del sufragio (Art. 197 del Código Penal). Se estima entonces que debe juzgarse a los redactores y editores de las publicaciones subversivas. Así mismo debe requisarse el material con el cual se elaboran dichos escritos y procesarse al dueño de las imprentas84. Julio Valiente, el imprentero, se defenderá señalando que realizó los trabajos sin fiarse de lo que se publicaba, cuestión que no estaba penada bajo ningún punto de vista. Claramente era una estratagema, no olvidemos que Valiente aun era activo dentro del mundo sindical de los tipógrafos. Señalaba este inculpado para defender la libertad de publicar ideas, aun las subversivas:

“La imprenta imprime todo, imparcialmente: las razones de los que quieren suprimir la propiedad privada y las de los que quieren conservarla, repartirla, sindicarla, modificarla; las razones de los que quieren romper con el pasado y las que quieren que él sea en todo momento padre del porvenir. (…) (Por otra parte) La sociedad obrera IWW se

83 “Un dictamen del Promotor Fiscal”, revista Juventud (Santiago), edición especial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 110-11884 “Un dictamen…”, op. Cit.

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reunió en Santiago públicamente, con asistencia de numerosa policía del orden y abundante concurrencia de agentes de la policía secreta. Estrecha y constantemente observados por esta fuerza de policía, los IWW se constituyeron, discutieron sus estatutos y declaraciones. La autoridad los dejó constituirse, reunirse, discutir sus principios, funcionar libremente y aprobar sus conclusiones. Aprobadas estas bajo tutela de la autoridad, se mandaron imprimir y se imprimieron. ¿Qué culpa puede tener o qué delito haber cometido la imprenta, que se limitó a trasladar a la linotipia conceptos y resoluciones públicamente adoptadas por personas libres, consientes y responsables?”85.

Esta ofensiva coincidió con un despliegue de actividad nacionalista que por aquellos días excitaba los ánimos locales contra los peruanos. Se debe recordar que entonces los territorios de Tacna y Arica aún estaban pendientes luego de la Guerra del Pacífico y cada cierto tiempo, como hasta hoy, por cierto, los ánimos se calentaban hasta el punto de la violencia, como ocurrió en el Tarapacá con las ligas patrióticas chilenas que golpeaban y hostigaban a los residentes peruanos de allí. Por aquellos días fue la Guerra de don Ladislao que en concreto fue la movilización de 10 mil reservistas a la frontera con Perú al tenerse noticias –aún no confirmadas- de que aquel país y en conjunción con Bolivia atacarían prontamente a Chile. Todo fue un rumor y nada más.

Este contexto bélico revivió una de las más recurrentes acusaciones levantadas para desprestigiar a los trabajadores anarquistas y socialistas, a saber, que no eran estos chilenos, sino más bien vendidos al oro extranjero, en este caso, al peruano. La IWW pasó a ser para sus detractores (exceptuando a los socialistas y demócratas) una organización terrorista al servicio del Perú. La prensa de masas (El Mercurio, El Diario Ilustrado, La Unión) no fue neutral ante el proceso judicial y durante el tiempo que duró aquel no cesó en denunciar a la IWW como organización extremista

85 “Sobre el informe del Fiscal”, revista Juventud (Santiago), edición espe-cial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 119-123

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y al servicio de Lima86.La sección chilena de la IWW había iniciado sus actividades

en 1918 a partir de la iniciativa de Juan Onofre Chamorro y de los sindicatos de Valparaíso87 y en diciembre del año siguiente fue establecida oficialmente la sección criolla durante una Convención en la capital88. Los miembros de la IWW eran en su mayoría trabajadores portuarios, aunque contaban también con un numeroso contingente de zapateros, albañiles, estucadores, y oficios similares y también de algunos estudiantes de la FECH. Entre estos últimos era activa la labor de los anarquistas Juan Gandulfo y José Domingo Gómez Rojas89.

Particularmente interesante para ejemplificar el juicio de un miembro de la IWW, además del tipo de defensa que estos utilizaron, es el caso del obrero tipógrafo Luis A. Soza, quien, por lo demás, fue varias veces encargado de periódicos anarquistas tales como Verba Roja y Acción Directa. Soza se encontraba postrado en cama y enfermo el 25 de julio a las 5 de la mañana, momento en que cuatro agentes “bien armados” lo tomaron prisionero. Acusado de “subversión” y “sedición”, así como de pertenecer a asociaciones ilícitas (IWW), causas que quisieron ser agravadas con el juicio a la SROV y al periódico La Protesta en 1912, en el cual el tipógrafo se vio involucrado. Finalmente, no se consideró esto último por encontrarse sobreseída aquella causa, no obstante el viejo Soza debió pasar cinco meses tras las rejas a causa de su vinculación con la IWW. En su defensa el inculpado señalaba que sus perseguidores lo habían tenido preso nada más porque se atrevía a rebelarse contra las costumbres del pasado. Decía el tipógrafo en una defensa que debió ser leída en el Congreso por el senador demócrata Zenón Torrealba, y los diputados de la misma colectividad Vicente Adrián y Juan B. Martínez pero que finalmente no fue utilizada por razones

86 “Advertencia a los chilenos”, “Dejemos obrar a la justicia”, El Diario Ilustrado (Santiago), 29/7/1920 y 17/8/1920; Vicuña, Carlos, La Tiranía en Chile, LOM, Santiago, 2002, p.112 y ss; Agustín Torrealba, Los Subversivos: alegato ante la Iltma Corte de Apelaciones de Santiago en proceso contra la Sociedad Industrial Workers of the World I.W.W., Imp. Yara, Santiago, 192187 El 10 de abril de 1918 se fundó la “Gran Unión del Transporte Maríti-mo”, rápidamente reconocida por la IWW en Chicago. Mario Mario, op. cit., p. 3288 “Los IWW y la región chilena”, Mar y Tierra (Valparaíso), 1/4/192089 Mario Araya, op. cit., y Peter DeShazo, op. cit.

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que ignoramos:

“A uno de vosotros se les ha dicho de que yo soy un anarquista terrible, con pretensiones de criminal, y a quien lleva tan triste concepto, cabe preguntar: ¿Serán actos terribles y criminosos los que he cometido durante 25 años de acción societaria, en que he luchado, en donde quiera que yo haya llegado, por la fundación de instituciones instructivas, centros de estudios y bibliotecas populares a fin de instruirme e instruir yo después? ¿Habrá sido un crimen el que haya ayudado a fundar escuelas nocturnas para obreros, haciendo el papel de sostenedor o profesor –aunque de baja ley- de ellas? (…) En fin, señores, ¿es crimen el que haya gritado de entre los miembros de la IWW que los idólatras del oro no se lleven al extranjero el azúcar y los buenos cereales en grandes cantidades para venderlos allá a precios fabulosos y vendernos aquí la escoria al precio que imponga el hambre que acosa al pueblo del que yo soy carne y hueso?”90.

Nos parece fundamental para esta investigación destacar que los anarcosindicalistas recurrieron a la legalidad para defenderse. Es decir, su forma de zafarse de la justicia fue indicando que sus actos no atentaban contra las leyes del Estado. Y no, como podría esperarse de su doctrina, declararse abiertamente subversivos. Si bien no hemos tenido acceso a las declaraciones de cada individuo libertario juzgado, si sabemos que a nivel de organización, la defensa adquirió estos tintes legalistas que incluso llevaron a indicar que la IWW no era una organización contraria al Estado. De hecho, en base a una larga exposición histórica en donde se recurría a comparar la represión chilena con la inquisición

90 “El caso de Luis Soza”, revista Juventud (Santiago), edición especial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 162

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medieval, y en donde se mostraban las “buenas” obras de la IWW, Agustín Torrealba, el abogado defensor de la central, alegaba que ésta jamás se planteó como contraria al régimen existente91. Esta tendencia, como se verá más adelante, fue una constante dentro de los argumentos usados por la defensa en los juicios seguidos a los anarquistas chilenos. Continuando con la exposición de Luis A Soza nos parece necesario arrebatar un párrafo más para ejemplificar esto último.

“Se me ha acusado de sedicioso y subversivo, y yo digo que no soy sedicioso porque en mi propaganda escrita y verbal jamás he azuzado al pueblo a la revuelta sangrienta sino que a la revuelta intelectual y evolutiva; digo que no soy subversivo porque jamás he aconsejado al pueblo – ni aun después de una masacre- que vaya a las calles y plazas públicas con el puñal oculto, con el rifle al hombro ni el sable al cinto, porque si así lo hubiera hecho sería un falso predicador de un ideal que es todo sentimiento y todo amor la por la humanidad toda. Y bien señores, si estos hechos que yo he enumerado pueden llamarse crímenes punibles, declaro que en lo sucesivo no dejaré de cometerlos aunque hundan en mi pecho el corazón del arma del soldado o caiga sobre mi cabeza la ruda espada de los zares de ese reino”92.

Tras cinco meses de encierro Soza fue liberado en enero de 1921. En cuanto a la persecución de la propaganda anarquista impresa cabe señalar que desde el día en que fue allanado el local en Valparaíso sucesivamente fueron clausurados sus periódicos u obligados a silenciar puesto que por lo general los dirigentes de la IWW eran a su vez los editores de los voceros de la organización. Además, como el proceso fue extensivo al anarquismo, pronto también salieron de circulación las hojas libertarias de doctrina. 91 Agustín Torrealba, op. Cit.92 “El caso de Luis Soza…”, op. Cit.

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Como afirma Peter DeShazo: “en una rápida sucesión, Verba Roja, Numen, Acción Directa, Mar y Tierra, El Surco y otros periódicos obreros, fueron forzados a suspender sus publicaciones después de los allanamientos policiales”93. A estos habría que sumar algunos medios socialistas que de igual forma fueron clausurados, entre los mismos y otros anarquistas, cabe citar a La Comuna (Viña del Mar), La Batalla (Valparaíso), La Jornada (Concepción) y El Socialista y El Trabajo de Punta Arenas.

La noticia cruzó las fronteras y en una extensa carta los wobblies nacionales dieron a conocer a sus pares estadounidenses el represivo estado que padecían. La misiva hacía una minuciosa relación de los sucesos que afectaban a los anarquistas. Fue enviada de forma clandestina por Armando Triviño (que también estaba prófugo de la justicia) y publicada por The One Big Union Monthly en el país del norte. La extensa carta terminaba así:

“Por estar en una gran desventaja en nuestra lucha contra los perpetradores de estos terribles crímenes, pedimos la solidaridad de todos los trabajadores del mundo. Sugerimos que en cualquier lugar y en cualquier momento en que sea posible, se haga publicidad a los crímenes de la burguesía chilena, y que se realicen mítines de protesta. Les rogamos, además, que se esfuercen por realizar un boicot a todo lo que venga de o vaya a Chile, mientras nuestros camaradas estén tras las rejas, y mientras continúe la pérfida persecución en contra de quienes buscan un mejor sistema social y un futuro más radiante para la humanidad. Compañeros: ¡que la solidaridad sea la consigna! ¡Contra la tiranía criminal de la burguesía chilena opongamos la solidaridad internacional del proletariado!”94.

93 Peter DeShazo, op. cit., p. 26394 En Victor Muñoz, Armando Triviño, op. Cit., p.125-129

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Y al parecer el llamado fue escuchado. Mar y Tierra informó que el consejo regional de Chicago, al tener noticias de la persecución a los wobblies de Chile, acordó “boycotiar a todo buque chileno que visite ese país”. Así mismo, haciendo oído a esta decisión, los gremios de chóferes y empleados de hotel “se han negado a prestar sus servicios a todo burgués chileno”95.

El ambiente durante todo el proceso estaba tenso. Sin ir más lejos el 29 de septiembre nueve mil trabajadores y estudiantes acompañaron al joven poeta anarquista José Domingo Gómez Rojas, muerto en estado de locura en la Casa de Orates. Para sus compañeros, aquel había sido un crimen de Estado puerto que allí fue conducido Gómez Rojas luego de las torturas en su contra ocurridas durante el proceso contra los subversivos. El ánimo estaba caldeado y la represión no parecía detenerse96. En Santiago comenzaron a sucederse uno tras otro atentados contra la gente “de bien”. El domingo 15 de agosto la Capilla de las Monjas Hospitalarias fue asaltada en medio de desmanes y sacrilegios97. En la madrugada del 14 de septiembre fue desbaratado un atentado dinamitero al Tribunal de Justicia. También se hallaron petardos en las residencias de Gonzalo Bulnes y Joaquín Walker Martínez, dos furibundos nacional-belicistas98. En ninguno de estos hechos pudo identificarse los autores. Montaje policial o vindicaciones violentas, las cosas no estaban bien. Dado la desfavorable opinión pública el ministro Astorquiza fue reemplazado por otro “menos severo”, el juez Ugarte. La muerte de Gómez Rojas, manifestaciones en pro de la libertad de los “subversivos” como las de 14 y 15 de noviembre, y el ascenso de Alessandri al poder calmaron considerablemente la represión99. En enero de 1921 solo quedaban unos pocos cabecillas en las mazmorras. A Chamorro, defendido por Carlos Vicuña, el

95 “Movimiento obrero en USA”, Mar y Tierra (Valparaíso), 15-30/3/1921; En 1918 los chilenos habían solidarizando con los IWW perseguidos en USA. “Un mitin espontáneo”, El Surco (Iquique), 18/8/191896 DeShazo, Peter, op. cit., p. 26497 “Un suceso que conmueve a la sociedad”, El Diario Ilustrado (Santia-go), 20/8/192098 “El atentado dinamitero de ayer”, El Diario Ilustrado (Santiago), 15/9/192099 “Ecos de un mitin”, Acción Sindical (Antofagasta), 1-15/11/1920 y “¿Quién juega con fuego?”, Espartacus (Santiago), 15-30/11/1920

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Tribunal le estaba dando 3 años de extrañamiento junto a otros seis compañeros100. El proceso contra los subversivos afectó considerablemente a los anarquistas. Su propaganda no pudo salir durante meses con normalidad. De hecho, Armando Triviño sintetiza aquella dramática situación a la cual había sido relegada la propaganda impresa en una de sus “arengas”. El texto que a continuación reproducimos es el extracto de un escrito redactado en Valparaíso y que data de Septiembre de 1920, es decir, en medio de la persecución de Sanfuentes:

“¡Oh! Cuánto dolor disipan (los periódicos anarquistas), cuanto optimismo encienden, estas hojas pequeñitas, repletas, nutridas de letras –sin un espacio vacío- letras que vocean los pensamientos, las ideas y la acción de los hombres libres. Cantan la insurrección de los ciudadanos esclavos, de la patria, del amo y de dios y para ellos va el oxígeno dignificador: ideas de revuelta, ideas de liberación. Tú sabes todo esto con sus glorias y achaques: a esfuerzos y más esfuerzos salieron a dar su luz, brillaban en el conventillo, en el taller sórdido, en el barco, en las tórridas y áridas calicheras, en las frías labores magallánicas, en los tristes laboreos de las minas de carbón, en las múltiples industrias fabriles, en las agitadas tareas de movilización, en mar y en tierra, de mano a mano pasaban: “El Surco”, “Luz y Vida”, “La Batalla”, “Mar y Tierra”, “Númen”, “Verba Roja”, “Acción Directa”. Y hoy, de ellos no queda sino la gruesa estría que dejaron en su trayectoria por la emancipación proletaria. Hicieron su obra: sublevaron esclavos, limpiaron cerebros, barrieron prejuicios, orientaron la acción del proletariado, rudo, dolorido y sincero. Sus despojos allí están.

100 “La IWW ante los tribunales de Chile” y “Fiscal Ugarte evalúa su dicta-men”, en Mar y Tierra (Valparaíso), 15-30/1/1921

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En los talleres patean hoy las botas de la cosacada sanguinaria. Es lindo el cuadro: las cajas, chivaletes, prensas, linotipias, torcidas, quebradas, volcadas a martillazos y a fuego. (¡Desgraciado de Gutenberg si lo encuentran a mano!) (…)¡Hoy no tenemos prensa, compañeros, sobre la que habíamos montado nuestra lámpara, es sólo escombros!... Anarquistas, hombres productores de todo el mundo, por la prensa libre, por la prensa anarquista quemada, destruida y secuestrada, por los I.W.W. y anarquistas muertos, presos y flagelados, víctimas de la criminal burguesía chilena: Resuene una protesta”101.

No obstante, la propaganda anarquista impresa logró filtrarse en algunos momentos a pesar de estar totalmente fuera de la Ley. En este sentido la labor clandestina de algunos de sus miembros burló la persecución permitiendo que algunas hojas circularan entre los gremios afectados. Mar y Tierra por ejemplo, pudo reaparecer gracias al trabajo de Armando Triviño, quien para los efectos de la nueva situación, firmaba como Juan Subversivo y para recibir y enviar cartas al extranjero era Luisa Soto o Luis Pirson102. Aun así, y a pesar de estos hechos aislados, casi toda la propaganda anarquista se vio suspendida en este tiempo, tendencia que solo pudo ser revertida a partir de 1921.

El curso de los acontecimientos dio un giro rotundo cuando se descubrió que la dinamita hallada en el local de la IWW en Valparaíso había sido puesta por dos delincuentes que trabajaban para el capitán de la policía secreta Enrique Caballero103. Todo el largo juicio quedó en nada y tampoco hubo condena para sus gestores. Ya en libertad los anarquistas de la IWW fustigaban, no sin una considerable dosis de razón, contra el Estado y el sistema judicial, así como contra la policía, por haber sido detenidos en

101 Armando Triviño, Arengas, Lux, Santiago, 1923102 Víctor Muñoz, Armando Triviño, op. Cit.103 Peter DeShazo, op. cit., p. 262

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base a una falsa acusación. Y respecto a la prensa de masas que ahora informaba “normalmente” del desenlace del proceso, Acción Directa apuntaba: “Si hoy esclarecen los hechos, no es por amor a la verdad o por interés hacia la causa obrera, sino espíritu netamente comercial aumentando la venta de sus diarios, por la explotación del escándalo”104.

Como se ha indicado más arriba los anarquistas y también los socialistas desde sus primeros pasos por la región chilena guardaron recelo por la prensa de masas. Esta vez no sería distinto toda vez que mientras duró el proceso contra los subversivos aquella se dedicó a difundir noticias escalofriantes y distorsionadas de la IWW y de los estudiantes antimilitaristas. Una vez superada la coyuntura de la represión los redactores de la revista Juventud de la FECH –que también había sido perseguida durante la Guerra de don Ladislao- publicaron un recuento con los titulares de la prensa de masas en donde se consigna esta situación. Estos fueron algunos de los titulares –comprobados por nuestra investigación- que cubrieron las páginas de La Nación, El Diario Ilustrado, El Mercurio y Las Últimas Noticias: “El entusiasmo patriótico ante la defensa nacional”, “El proceso contra los elementos malsanos”, “La tenebrosa conspiración”, “La IWW recibía oro peruano”, “La actitud antipatriótica de la Federación de Estudiantes”, “Distinguidos caballeros organizan la guardia blanca”, “Hechos de Policía: los subversivos”, “Los jóvenes patriotas piden instrucción militar”105

1924-1925. EL RUIDO DE SABLES, LA PATRIA JOVEN Y LA PROPAGANDA ANARQUISTA.

Además del proceso de los subversivos hemos querido reseñar los sucesos ocurridos en la región chilena entre septiembre de 1924 y los primeros meses de 1925, convulsiones políticas que nuevamente afectaron a los voceros libertarios. Aunque, como veremos, la situación fue distinta y la persecución se extendió a otras vertientes ideológicas e incluso a sectores que no necesariamente 104 “La dinamita de la IWW”, Acción Directa (Santiago), 2q/2/1921105 “Homenaje a la prensa de Chile”, revista Juventud (Santiago), edición especial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 190

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eran revolucionarios. Todo comenzó el 5 de Septiembre con una manifestación militar reconocida clásicamente como el “Ruido de Sables”. Allí, la oficialidad joven demostró su descontento contra el parlamentarismo por no avanzar en las leyes que gremialmente les eran favorables (aumento de sueldos, por ejemplo) y que hace tiempo estaban dormidas en el Congreso. De paso también excusaron su proceder en el hecho de que existían varias leyes sociales a favor de los trabajadores que tampoco habían sido consideradas u aprobadas a pesar del tiempo en que se habían presentado. Con los días una Junta Militar se hizo cargo del Gobierno, mientras que el presidente Alessandri salía fuera del país.

El 8 de septiembre de 1924, es decir, cuatro días pasado el golpe una comisión militar al mando del coronel Millán se presentó en el local de la IWW (Nataniel 1057). La idea del nuevo Gobierno era estrechar lazos con las organizaciones sindicales y explicarles su plan de trabajo cuyo lema de la “Patria Joven” invitaba a la refundación del país. Los wobblies, sin embargo, consecuentes con su anti-estatismo le señalaron a los uniformados que la IWW “no tiene ninguna relación ni la contraerá con ningún gobierno obrero, burgués, clerical o militar”. En cambio se unirían a cualquier iniciativa que luchara por las libertades públicas106. Ante tamaña contrariedad la Junta Militar no procedió a reprimir, no por lo menos en los primeros días. Mientras que los comunistas titubeaban e incluso algunas de sus fracciones apoyaban a los militares en un principio (luego ya no), todas las organizaciones anarquistas y sus voceros iniciaron una activa campaña contra el nuevo gobierno. Campaña que se agudizó con la arremetida antisindical que progresivamente los militares concretaron contra las organizaciones revolucionarias.

Al poco tiempo de ocurrido el Ruido de Sables y por causa del aumento de la represión por parte de los militares se organizó el Comité Pro-Libertades Públicas que desarrolló una activa labor de denuncia ante los “excesos” del gobierno. Si bien esta entidad reunió a la mayoría de las federaciones obreras y gremios de la capital y de diversas tendencias políticas, a juzgar por la composición de sus boletines, así como por el lugar de impresión (en el local de los IWW), y por quienes escriben (Federico Serrano, Teofilo Dúctil,

106 “La visita de una comisión de la junta militar a la Unión Local de la IWW”, Tribuna Libertaria (Santiago), 2da quincena de septiembre de 1924; Da-niel Schweitzer, “Juan Gandulfo”, Babel (Santiago), julio-agosto de 1945, p. 20.

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Benjamín Piña), el Comité parece ser iniciativa de los libertarios, o bien estos tuvieron protagonismo en el mismo. Más tarde se creó otra entidad en defensa de las libertades públicas y a favor de una nueva Constitución, la Asamblea Constituyente de Asalariados e Intelectuales. Algunos anarquistas acudieron al llamado y presentaron una moción para que el nuevo documento suprimiese el Estado y lo remplazara por una red de federaciones libres. Por supuesto, dicha propuesta fue descartada al instante107.

Uno de los periódicos anarquistas de Santiago, Tribuna Libertaria, fue censurado y mediante el estudio de la información contenida en los números posteriores se deja en claro que los militares leían los artículos antes de que estos salieran a la calle y que los castrenses hostigaban a los dueños de imprenta para que no publicasen estos periódicos108. Quien no se salvó de la razzia fue el semanario anarquista El Sembrador-Suplemento que se publicaba en Valparaíso, pues fue clausurado por “la bota militar”109.

El retorno del presidente Alessandri y la restitución del gobierno del mismo hicieron que la Asamblea de obreros e intelectuales se diluyese en las semanas siguientes al igual que el breve gobierno militar. Para los anarquistas el breve lapsus militar trajo consecuencias gravísimas para su posterior capacidad estratégica dentro del campo sindical y dentro del mundo de los trabajadores y sus familias. Mediante las leyes sociales el Estado, el eterno rival de los libertarios, comenzaba a intervenir y comprometerse con las clases trabajadoras. Pero donde otros sindicalistas vieron herramientas y beneficios para los obreros, los anarquistas vieron el fin de la autonomía de sus organizaciones. Las leyes sociales amenazaban cooptar al movimiento obrero y ellos no podían sino aprestarse a la resistencia. Y es que la Ley fue la

107 “Constituyente de Asalariados e Intelectuales. Moción de la minoría”, Tribuna Libertaria (Santiago), primera quincena de abril de 1925.108 “Los acontecimientos militares”, Tribuna Libertaria, 2q/9/1924. Des-tacado en el original. “Sobre el momento actual”, Tribuna Libertaria (Santiago), 1q/10/1924: “Las Garras y los Tiranos”, Tribuna Libertaria (Santiago), 2q/3/1925; “De nuevo en el camino”, Tribuna Libertaria (Santiago), 15/10/1925; En otros momentos las imprentas también habían tenido problemas con las publicaciones anarquistas, por ejemplo en Talca con El Proletario, ver “Fin del boicot”, El Prole-tario (Talca), diciembre de 1921109 “De las escaramuzas políticas-militares”, Tribuna Libertaria (Santiago), 15/10/1925

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mejor forma para alejar a los anarquistas del movimiento sindical. Como lo ha señalado Jorge Rojas respecto de la represión ibañista posterior (1927-1931) y la sindicalización legal, fue esta última y no la primera la que más repercutió entre los libertarios. Pues de la represión habrían logrado recuperarse, más no de la creación de los sindicatos amparados por el Estado que poseían varias ventajas respecto el sindicalismo libre110.

1927. LOS PRIMEROS DÍAS DE LA DICTADURA IBAÑISTA.

Por último, quisiéramos referir someramente lo ocurrido a los anarquistas durante los primeros tiempos de la dictadura del Coronel Carlos Ibáñez del Campo, a partir de 1927. Más bien, deseamos apuntar lo ocurrido con aquellos libertarios que tuvieron durante los años veinte una destacada labor en su prensa sindical o doctrinaria. Según la lista de hostigados políticos confeccionada por Jorge Rojas en su tesis sobre el sindicalismo en el periodo ibañista, hubo cerca de 63 anarquistas –identificados- que se vieron afectados directamente, ya sea por relegación, aprehensión u obligados a salir del país111. En base a dichos datos y más el material de nuestra investigación podemos especificar alguna información respecto a lo que ocurrió con los anarquistas que estaban directamente relacionados a la propaganda impresa (se excluyen colaboradores y erogantes, solo administración y confección del vocero). Desde luego la información es relativa, pero sirva como aproximación a una temática no tratada y que requiere mayor atención. Reconocemos entre la lista a una serie de individuos que durante los últimos años previos a la dictadura habían administrado periódicos de tinte anarquista y anarcosindicalista, entre ellos a Luís Armando Triviño (Acción Directa, Verba Roja, etcétera)112, Julio Barrientos 110 Jorge Rojas, op.cit.111 Jorge Rojas, Las organizaciones de trabajadores y el gobierno de Ibá-ñez: (1927-1931), Tesis de Historia UC, Anexo Nº 2, p. 345 y ss.112 Triviño huyó a la Argentina, pasando por Bolivia, en donde junto un

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(Adelante), Oscar Belda (El Sembrador-Suplemento), José Cortés (El Surco), Néstor Donoso (El Arrendatario), Luis Heredia (Tribuna Libertaria), Juan Segundo Montoya (Bandera Roja), Pedro Ortúzar (Campana Nueva), Gregorio Ortúzar (Tribuna Libertaria, Agitación), Porfirio Soto (La Voz del Mar), Luis Soza Carmona (Verba Roja), Daniel Reyes (El Andamio). Además, sabemos que Enrique Arenas (El Surco, El Sembrador) murió en Valparaíso a principios de la dictadura113. Con estos datos se puede advertir que la mayoría de quienes administraban las iniciativas de propaganda anarquista impresa durante los veinte, fueron perseguidos por el gobierno ibañista, lo cual mermó considerablemente la capacidad de difusión de éstos.

grupo de refugiados chilenos publicó Acción Directa en 1928. Víctor Muñoz, Ar-mando Triviño, op. Cit.113 Rebelión!, Santiago, Julio de 1928

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IIIEL ESTADO Y LA PROPAGANDA

ANARQUISTA. ENTRE LA TOLERANCIA Y LA PERSECUCIÓN.

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Hemos apuntado ya que a partir de mediados de 1917 la región chilena comienza a ser testigo de la rearticulación del movimiento de trabajadores

y del ascenso del mismo reflejado en una manifiesta proliferación de conflictos huelguísticos y de manifestaciones políticas callejeras. Las avenidas de Santiago, así como las plazas públicas en regiones, eran llenadas periódicamente por multitudes convocadas por la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional (AOAN) durante 1918 y 1919, una organización coyuntural que agrupó a diferentes organizaciones con el afán de exigir al gobierno el cese de ciertos impuestos sobre artículos de primera necesidad puesto que sus precios ya eran inalcanzables para las familias de trabajadores y gente del pueblo. Por otra parte, desde la lejana Rusia empezaron a llegar los ecos de la revolución, noticias que fueron tratadas con cautela y hasta con distorsión por parte de la prensa de masas, y con entusiasmo por los socialistas. Por otro lado, y como se ha indicado ya, por aquellos años (1918-1922) rondaba un ambiente pro belicista y nacionalista contra lo que se consideraba la amenaza peruana.

Las grandes manifestaciones fueron un terreno propicio para que las diversas ideologías se dieran cita y desde las tribunas improvisadas hicieran oír su verba. Por su puesto, dicha situación alarmó a la autoridad y la opinión pública que se alimentaba con la prensa de masas. El fantasma de la subversión del orden económico y de los valores morales, se creía, pasaban desfilando con cada marcha de la AOAN u otra convocada por obreros y huelguistas. Para colmo, se supo en el senado de que anarquistas andaban en la zona salitrera “sembrando el antipatriotismo” entre los trabajadores, llamándolos a no acudir a las armas contra los peruanos. Todo esto confluyó para que el Estado agudizara sus mecanismos de defensa contra el fantasma de la revolución114.

A finales de 1918 y en medio de todo el contexto recién presentado una nueva herramienta comenzó a circular para prevenir y controlar la propaganda de socialistas y anarquistas: la Ley de Residencia. Al igual que en la Argentina, en donde se aprobó en 1902, se creyó en Chile de que así como las ideologías socialistas y anarquistas provenían de Europa, de igual forma las huelgas y agitaciones locales no se debían a la obra del trabajador nativo, sino más a bien a la clara actuación de subversivos extranjeros, también 114 Francisco Navarrete, op. Cit.

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llamados agitadores profesionales. Sin embargo, es sumamente improbable que estos “extranjeros indeseables” obligasen -como más de alguna vez se dijo- a los trabajadores locales a tomar parte de alguna huelga115. Indudablemente muchos forasteros (italianos, argentinos, franceses y españoles, principalmente) actuaron en el seno de las organizaciones laborales chilenas, pero solo en contadas ocasiones tuvieron cargos directivos en éstas, muy al contrario de lo que sucedía en el Río de la Plata con los italianos, por ejemplo116. Además, ni siquiera el anarquismo (ideología por excelencia “foránea”) habría sido originado en Chile por extranjeros: las figuras ácratas mas destacadas del 1900 eran criollas117. Con todo, los agitadores extranjeros existían (más en la paranoia que en la realidad) y había que deshacerse de ellos118. La Ley de Residencia prohibía el ingreso y la permanencia en el país de todo extranjero que propagase ideas contrarias a la moral y las buenas costumbres y se dedicase a predicar conceptos que sean adversos a la unidad e integridad nacional119. Con ello quedaban en condición de ilegales los extranjeros revolucionarios con su internacionalismo y su antimilitarismo. A pesar de la propaganda callejera y de los

115 Cámara de Senadores. Op. cit., sesión del 21/7/1920 y del 7/8/1920116 Bayer Osvaldo, Los Anarquistas expropiadores y otros ensayos, Booket, Buenos Aires, 2007117 Grez, Sergio, Los anarquistas… op. cit.118 El control contra los extranjeros perniciosos fue intenso. Algunos ejem-plos de esto puede verse en los documentos enviados por la policía secreta al Inten-dente de Santiago, especialmente el año 1920. Archivo Histórico Nacional, Fondo Intendencia Santiago, v. 476, oficios 585, 662 y 568 del 17, 24 y 13 de marzo de 1920; AHN, AIS, v. 496, oficios 1025, 2161 y 881 del 28/6/1920, 25/9/1920 y 1/6/1920119 La Ley prohibe la “entrada al país de los extranjeros que hayan sido condenados o estén actualmente procesados por delitos comunes (...) de los que no tengan o no puedan ejercer profesión u oficio que los habilite para ganarse la vida, i de los que aparezcan comprendidos en alguno de los casos de enfermedad que señala el inciso 2º del artículo 110 del código sanitario”. Igualmente, no permitía “entrar al país a los extranjeros que practican o enseñan la alteración del orden so-cial o político por medio de la violencia” así como el “avecindamiento de los que de cualquier modo propagan doctrinas incompatibles con la unidad o individualidad de la nación; de los que provocan manifestaciones contrarias al orden establecido; de los que se dedican a tráficos ilícitos que pugnan con las buenas costumbres o el orden público”. Ministerio de Justicia, Boletín de leyes, 1918, Santiago, Imprenta Nacional, Tomo 2.

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artículos de prensa, la protesta de anarquistas y socialistas a dicha medida no fue escuchada y uno tras otro fueron siendo arrojados del país los extranjeros perniciosos120. Entre 1918 y 1920 los primeros expulsados fueron Casimiro Barrios (asesinado más tarde por la dictadura de Ibáñez), Manuel Peña (español), Lorenzo Loggia Fratti (italiano)121, Luis Quadri (italiano), Ramón Rusignol (catalán), Mariano Rivas (argentino) Nicolás Gutarra (peruano), Julius Muhlberg (estonio) y Tom Barker (inglés)122, y dos rusos maximalistas123.

En el terreno del control de la propaganda impresa, permanecía vigente la Ley de imprentas que controlaba las publicaciones, censurando y persiguiendo a las que se consideraba que llamaban a subvertir el orden, a la sedición, a la violencia, o bien a la que manifestaba valores contrarios a la “moral y las buenas costumbres”. La Ley de Imprenta databa de la Constitución de 1833 en donde se garantizaba la completa libertad para expresar opiniones escritas. En 1872 dicha ley fue restringida y complementada con una reforma llamada “Ley sobre abusos de la libertad de imprentas”, la cual señala fuera de la ley a todos los escritos y publicaciones, así como a sus gestores e impresores que representen o califiquen dentro de los siguientes parámetros:

“1º. Los ultrajes hechos a la moral pública o a la religión del Estado. 2º. Los escritos que en que de cualquier modo se tienda a menoscabar el crédito o buen concepto de un empleado público, o la confianza que en él tenga la sociedad. 3º. Aquellos en que se tienda al mismo fin respecto de las

120 “Ley de Residencia”, El Surco (Iquique), 2/1/1917; “La ley de residen-cia”, La Antorcha (Santiago), 15-30/1/1921; “Alemanes en Chile”, La Aurora (Tal-tal), 18/8/1919121 “Lorenzo Loggia Fratti”, La Jornada (Coronel), 12/12/1920; “Loggia Fratti prisionero de Guerra”, El Despertar de los Trabajadores (Iquique), 10/5/1918 y 4/6/1918122 Mario Araya, op. cit., p. 34-40123 Estos rusos apresados en Valparaíso dirían ser agentes bolcheviques. “Desde Santiago”, El Socialista (Antofagasta), 26/4/1920; “Maximalistas rusos”, El Diario Ilustrado (Santiago), 23/4/1920

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personas particulares”124.

Sin embargo, como veremos, a pesar de que judicialmente y en vista a la Ley de imprenta, la propaganda anarquista era ilegal (atacaba al patriotismo y toda autoridad), ésta no fue sacada en su generalidad de circulación. En total debió acumular por lo menos unas decenas de juicios en su contra, no obstante, los mismos siempre fueron de forma particular y no a la propaganda libertaria en general. Lo cual nos habla de una especie de tolerancia entre el Estado y la propaganda libertaria: el primero no suprimiendo a la otra en su totalidad, y los anarquistas al respetar las leyes que regían, por ejemplo, algunos aspectos jurídicos de las publicaciones. Los libertarios cumplieron casi a cabalidad con lo dispuesto por el Estado en el sentido de remitir los ejemplares de sus publicaciones a este organismo. De hecho, podemos ver un ejemplo de esta situación con el vocero ácrata La Batalla de Valparaíso (cuyos números por lo demás no están hoy en la Biblioteca Nacional) cuando por medio de El Sembrador-suplemento hace saber a sus lectores que: “La Biblioteca Nacional nos exige bajo pena de ser multados que remitamos 3 ejemplares de los números 202, 203 y 209, y cuatro de 221 y 222”125. Además, y para profundizar con este aspecto, sabemos que ante una nueva disposición legal del Estado –en tiempos de los gobiernos militares de 1924 y 1295- que obligaba a los editores de periódicos a elevar una solicitud formal para publicar a sus voceros, los libertarios nuevamente cumplieron. El 31 de marzo de 1925 se publicó este nuevo decreto “sobre abusos de publicidad” y progresivamente casi todos los medios anarquistas de Santiago cumplieron la orden. La excepción fue hecha al parecer por Tribuna Libertaria que, recordemos, era entonces censurada126.

A continuación revisaremos una serie de juicios llevados adelante contra las publicaciones relacionadas con el Centro 124 Anexo nº2, de la tesis de Mónica Jaramillo, Roberto Manríquez y Jimena Suoza, op. Cit., p. 290125 “La Batalla a sus lectores”, El Sembrador-Suplemento (Valparaíso), 27/2/1926126 Firmaron Armando Triviño (Acción Directa), Luis Soza (Hoja Sanitaria IWW y Verba Roja), Federico Serrano (Acción Directa y Palabra Anarquista), Six-to Lobos (El Ideal Obrero), Néstor Donoso (El Arrendatario), José Moreno (Boletín Oficial de la Unión Industrial de Obreros Gath y Chaves), Daniel Reyes (El Anda-mio). Archivo Histórico Nacional, Fondo Intendencia Santiago, v. 584

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Anárquico de Estudios Sociales La Brecha. Con este ejercicio pretendemos abordar las aristas judiciales y las formas en que dichos procesos fueron abordados por los libertarios.

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IV LA PROPAGANDA ANARQUISTA IMPRESA

Y EL ESTADO DE CHILE: EL CASO DEL CENTRO ANÁRQUICO DE ESTUDIOS SOCIALES LA BRECHA DE IQUIQUE.

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IQUIQUE Y LA EFERVESCENCIA LIBERTARIA.

Iquique es una de las ciudades más simbólicas para la historia del movimiento obrero y popular de la región chilena. Hasta allí llegaron las repercusiones de la gran

huelga de 1890, la primera de carácter general registrada en la región chilena. Allí se formó la primera mancomunal que actuando entre los gremios porteños y pampinos dio ejemplos de organización al resto del país. Allí los obreros pampinos fueron masacrados en la tristemente célebre Matanza de la Escuela Santa María en 1907. Allí se conformó el principal grupo precursor del Partido Obrero Socialista (POS), posterior Partido Comunista de Chile. Allí el radical Arturo Alessandri ganó fama y se hizo León.

Iquique era una ciudad convulsionada, fue epicentro del auge del salitre y mientras éste fue el eje de la economía chilena, la ciudad fue una de las urbes más importantes y activas de Chile. Allí, una sociedad particular se conformó en base a la población peruana que residía desde antes de la Guerra del Pacífico, a los chilenos, los bolivianos y junto a ellos inmigrantes provenientes desde diversos puntos del planeta. Desde coolíes de la China hasta yugoeslavos expulsados de sus territorios de origen127. Y en esta ciudad multicolor los libertarios no estuvieron ausentes y de hecho fue Tarapacá, uno de los principales puntos de su propaganda impresa.

Los registros de actividad ácrata en Tarapacá, aunque incipientes, datan de 1898, es decir, desde un tiempo muy temprano en cuanto a la expansión general de La Idea en tierras chilenas. En ese tiempo el escritor de origen peruano Mario Centore publicaba La Voz de Abajo, periódico al cual no hemos tenido acceso, pero que, sabemos, mantenía relación con los voceros ácratas de Santiago128. Años más tarde puede registrarse una progresiva actividad de grupos anarquistas en Iquique y en las oficinas salitreras de cercanas, al tiempo en que la Idea se abría espacio entre los sindicatos obreros. En Estación Dolores el Centro Libertario Luz y Libertad editó El Obrero Libre (1903-1904). Un año más tarde integrantes del mismo

127 Sergio González, Hombres y Mujeres de la Pampa, LOM, Santiago, 2002 128 Pero no hay ejemplares de esta experiencia. Sergio Grez, Los anarquis-tas… op. cit., p. 93

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grupo dieron vida a La Agitación (1905). En 1906 actuaba en Iquique Grupo de Estudios Sociales Redención, con la participación de Luís Olea, uno de los anarquistas más afamados de la primera generación. Estos editaron el periódico El Primero de Mayo (1907-1908) y participaron activamente de la huelga grande de diciembre de 1907. La revisión del supuesto signo anarquista de la huelga y matanza de la Escuela Santa María ha sido ya debatida por Julio Pinto y Sergio Grez y se ha establecido que si bien es cierto que hubo varios cabecillas huelguistas que han sido identificados como ácratas, aunque a veces aquello sea la expresión de un imaginario más que de un hecho fáctico, el desarrollo del conflicto y los movimientos dados por los trabajadores (confianza en las autoridades, negociación, etc.) difícilmente podrían interpretarse como anarquistas. Las consecuencias de aquella matanza repercutieron entre los libertarios, tanto como en las demás tendencias de corte revolucionario, debido a la represión desatada, en un receso, por lo menos de su actividad visual, que se prolongó por un par de años haciéndose notorio su resurgir entre 1912 y 1913.

A mediados de la década del diez surge una nueva explosión de actividad libertaria en Tarapacá. En 1915 nace el Centro Anárquico La Brecha, del cual nos ocuparemos más tarde y que sin lugar a dudas fue uno de los principales focos de propaganda anarquista que alguna vez se haya conocido en la región chilena. Por otra parte, esfuerzos aislados como los de Eduardo Ranfasto, quien editó Pluma Rebelde en 1917, dan testimonio de este auge que se vino a nutrir además con la consolidación de la presencia libertaria entre el mundo sindical, sobre todo entre lancheros y demás gremios marítimos, gráficos, panaderos y otros oficios.

En Iquique también convergió en su momento una sección local de los IWW. Los wobblies, como así se identificó a sus miembros, editaron allí El Productor (1921-1923). Durante aquellos años tuvieron un importante ascenso en la región del norte mas, una larga y conflictiva huelga de 88 días en 1923 en el sector portuario y la derrota de los anarcosindicalistas en la misma, acabaron con el impulso industrialista. A raíz de este fracaso, y por otros motivos, la sección local de los IWW abandonó a la central anarcosindicalista por considerarse traicionados por sus compañeros de Santiago. Esta división caló hondo entre las disputas del anarcosindicalismo a nivel nacional puesto que profundizó la división entre grupos federalistas

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y grupos específicos frente a la IWW. En 1925, algunos anarquistas que trabajaron en El Productor intentaron reagruparse y fundaron El Obrero Marítimo, pero esta experiencia se esfumó tras solo dos ediciones.

Además del Centro Anárquico La Brecha y de la IWW, los anarquistas locales actuaron –muchas veces compartiendo filiación- en otros tantos grupos de existencia variada y de disímil características. En 1921 se formó el Cuadro Artístico José Domingo Gómez Rojas, el que duró por lo menos hasta 1926. Destacaron en el interior de este organismo Emilia Araya, Víctor López, Alejandro Zavala, Guillermo y Justo Goicochea. Este último además desarrolló una activa labor cultural de forma individual, dando conferencias científicas, clases de música y publicando La Escuela Moderna (1922-1923), un periódico de educación libertaria y racionalista129.

El Cuadro Artístico Gómez Rojas desplegó una amplia actividad cultural. En 1922, por ejemplo, dio numerosas giras y funciones gratuitas para los trabajadores de Tarapacá. Este grupo también fue afectado por el fracaso en la huelga de 1923 y debido a ello cayó en recesión hasta 1925. En este tiempo, según recuerdan tiempo después, sus miembros se abocaron a reagrupar a la gente del mar dispersas entonces por la pasada derrota. El Cuadro se reorganizó a mediados del año 26 y en esta nueva época apostaron por representar en el Teatro Municipal y Variedades de Iquique, diversas obras dramáticas de contenido social, entre ellas: “La Voz del Abismo”, “Los sin patria”, “Fin de Fiesta”, “Justicia”, “Los Mártires”, “Las coyundas”, etc. Por aquellos días, además, las actuaciones del Gómez Rojas eran amenizadas por los sones de “la muchachada” del Centro Musical Los Bohemios130.

También existió el periódico Claridad que si bien no hemos logrado consultar, sabemos, por referencias en otros medios libertarios, que su director fue un simpatizante anarquista y que en 1922 llevaba 84 números publicados.

129 “La pedagogía libertaria. Su urgencia, sus ideas elementales y algunos apuntes para la historia de sus experiencias en la región chilena”, El Surco (Santia-go), Nº8, Octubre 2009130 “El Cuadro Artístico José Domingo Gómez Rojas”, El Surco (Iquique), 2/10/1926

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EL CENTRO ANÁRQUICO DE ESTUDIOS SOCIALES LA BRECHA.

El 17 de noviembre de 1915 se fundó en Iquique el Centro Anárquico de Estudios Sociales La Brecha (CES La Brecha)131. Según Modesto Oyarzún, amigo y compañero en la redacción de Verba Roja con Julio Rebosio, fue este último el que junto a Enrique Arenas fundó el Centro. De ser cierto el dato, cabe destacar que al medio año de andar contaba la agrupación ya con 15 miembros. Como la mayoría de los CES la función de este fue la constante creación de espacios de difusión de cultura libertaria. Desde la publicación de periódicos y folletos hasta las conferencias y polémicas públicas, pasando por giras a los pueblos del interior y el apoyo a grupos teatrales y musicales. Desde sus primeros días el Centro desarrolló actividades culturales y polémicas públicas al tiempo en que participaba en manifestaciones políticas. De hecho, su primer gran desafío fue la lucha por la libertad de opinar del socialista italiano, amigo de Recabarren, Lorenzo Loggia Fratti, quien fue privado por la policía ariqueña de dar conferencias públicas en aquel puerto. Para lograr tal objetivo se reúnen el domingo 14 de Mayo de 1916, a las tres de la tarde, y junto a miembros del POS los anarquistas concretan un mitin para protestar en contra de la medida asumida por la autoridad132. En aquella oportunidad hablan ante los trabajadores Julio Rebosio, Enrique Arenas y el demócrata Manuel Aguirre. Los tres oradores son impedidos de desarrollar todas sus intervenciones pues la policía los asedia y detiene. A los dos anarquistas los toman presos y serán obligados a pasar 40 días tras las rejas. El parte del juzgado dice: “Los individuos Rebosio y Arenas por sorprendérseles hablando en términos subversivos contra el Ejército, la Armada y la Autoridad e incitando al pueblo a la huelga y a la revuelta”. Desde Taltal los socialistas protestarán por el proceder de la autoridad, aunque este sea en parte justificado, dicen los del POS, porque los anarquistas usan “como siempre su lenguaje grosero e inculto”. Luego de cumplir la condena son libertados tras pago de

131 Carlos Rama, op. Cit., p. 136132 Sobre esa prohibición ver “Contra la libertad de pensamiento”, La Auro-ra (Taltal), 12/5/1916

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1000 pesos cada uno, una verdadera fortuna para la época. Debido a esta circunstancia los demás miembros del La Brecha, realizaron una campaña de solidaridad para recaudar fondos y denunciar la situación133.

Como ya hemos adelantado, el grupo de propaganda anarquista más activo en Tarapacá fue el que giró en torno al Centro Anárquico La Brecha (1915-1926) y de los periódicos que de allí nacieron. La gente ligada a este grupo fue la que dio vida a Rebelión (1916), Pluma Rebelde (1917), El Surco (1917-1921), El Sembrador (1922-1924) y El Surco (1925-1926). Después de la dictadura ibañista y del período que aquí analizamos, estos anarquistas también editaron La Brecha (1932-1933, 1935-1936, 1939-1940) y El Sembrador (1940). El motor de la mayoría de estas iniciativas fue el obrero gráfico Enrique Arenas134, administrador de casi todos los periódicos recién mencionados135.

A diferencia de la mayoría de los otros grupos de propaganda anarquista que se dedicaron a la expresión impresa, la gente de La Brecha poseía una imprentita propia, llamada El Progreso, en la cual editaron sus publicaciones y los volantes de los gremios afines. Esta imprenta, creemos, fue heredada del extinto periódico anarquista antofagastino Luz y Vida (1908-1916)136. Debido a esta posibilidad, muy pocas veces dependieron de talleres ajenos para hacer sus trabajos. Y de hecho, solo lo hicieron cuando su imprenta fue requisada por las autoridades, o cuando el material de su máquina se descomponía por gasto del material137. A causa de esto último en numerosas ocasiones se recurrió a erogaciones voluntarias para reparar la imprenta o bien para adquirir una nueva. Aparte de 133 “Arbitrariedades”, Luz y Vida (Antofagasta), julio de 1916; “Comicios contra el Gobernador”, La Aurora (Taltal), 19/5/1916134 Su nombre de pila era Celedonio Enrique Arenas Robles, pero prefería firmar como Enrique Arenas. “Los obreros de imprenta no han sido jamás políti-cos”, La Voz del Grafico (Santiago), 1q/9/1938135 José Federico Cortés fue uno de los anarquistas de más amplia trayecto-ria en la región chilena. En 1935 editaba “Trabajo” en Iquique. “Trabajo”, La Voz del Grafico (Santiago), 1q/7/1935136 Ellos tenían una imprenta con ese nombre que fue comprada luego de tres años de recaudación de fondos para tal fin. Los nexos entre Antofagasta e Iqui-que eran fuertes y además Luz y Vida dejó de aparecer en 1916. “La imprenta obre-ra”, Luz y Vida (Antofagasta), Mayo 1916137 “Nuestra prensita”, El Sembrador (Iquique), 1/51924

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la ayuda local, vinieron espaldarazos del extranjero, sobre todo de los compañeros de La Protesta en Buenos Aires, quienes realizaron numerosas actividades para juntar fondos (veladas, rifas, venta de libros) para dotar de una imprenta nueva a los iquiqueños138. Como La Brecha tenía una estrecha relación con el gremio de cargadores, la prensita –como gustaban llamar a su imprenta- y su taller, se ubicaban en el local sindical de aquellos139. Esto fue así hasta mayo de 1924 cuando deciden retirarse de aquel lugar para arrendar otro más independiente140.

Este grupo iquiqueño, como ya hemos dicho, fue uno de los más importantes que hubo en Chile. Mediante la revisión de sus periódicos es posible reconstruir una compleja red de distribución y contacto tanto a nivel nacional como con el extranjero. En Chile tenía distribuidores, así como canjes con otras publicaciones en las Oficina Peregrina y Papudo, en Junín, Caleta Buena, Pisagua, Tocopilla, Alto San Antonio, Antofagasta, Santiago, Valparaíso, Rancagua, Concepción, Coronel, Doñigue y Valdivia141

En Europa mantenían contacto y correspondencia con la Biblioteca Acracia de Tarragona, con el Sindicato Único de Alimentación de Zaragoza, con La Vanguardia Mercantil, Generación Consciente y La Revista Blanca en España. Se escribían con el famoso teórico y anarquista de origen español Diego Abad de Santillán, residente entonces en Berlín. Abad de Santillán fue uno de los principales rostros de la trasandina FORA, influyendo considerablemente en los anarcosindicalistas chilenos que se enfrentaron contra los IWW.

A lo largo del continente americano la red del Centro

138 “Pro imprenta propia”, El Sembrador (Iquique), 8/9/1923139 “Para el local del centro”, “Del CALB a los cargadores”, 28/6/1924; “Del gremio de cargadores”, 9/8/1924, El Sembrador (Iquique)140 “El C. Anárquico La Brecha”, El Sembrador (Iquique), 24/5/1924141 En Antofagasta con la librería El Pololo de Juan Falcón, con J B Cuevas y Luís Castillo y con el periódico Ideas. En Santiago con Verba Roja, Tribuna Libertaria y Acción Directa. En Valparaíso con Remember, con el grupo La Bata-lla, con Porfirio Soto, con Campana Nueva de Emilio Meza y Pedro Ortúzar. En Rancagua con Julio Barrientos, Rosa Pacheco, María Arriaza, todos ellos del grupo Barricada. En Concepción con un tal Ortiz y con el escritor José Santos González Vera. En Coronel con Guillermo Arrey y Ricardo Merino. También tendrán redes con Doñigue. En Valdivia con Carlos Morales, quien entregará numerosas colabo-raciones.

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Anárquico La Brecha también se extendió. Sin duda, los nexos más cercanos estaban con los compañeros y compañeras de la región argentina, sobre todo con los anarquistas que editaban La Protesta, con la editorial Argonauta y por último, con la gente de la Federación Obrera Regional Argentina –FORA-. Además llegaban los saludos de los periódicos La Antorcha, El Peludo, Ideas de La Plata, el vocero anarco feminista Nuestra Tribuna, coordinado en Necochea por Juana Rauco. Existían vínculos también con el Grupo de Propaganda Internacional y el Grupo Más Allá, el Comité de Agitación Pro Libertad de los Anarquistas en Rusia y con el Centro Anárquico Antonio Loredo de Rosario.

En Estados Unidos el principal nexo era José Chamorro y José Marinero (aunque es probable que ambos sean uno solo). Con Bolivia hubo una estrecha relación de difusión y hasta de amistad con varias entidades altiplánicas. Desde allá llegaban cartas y colaboraciones de Luis Cusicanqui por la Agrupación La Antorcha, de Guillermo Palacios por el Grupo Redención, y del español Nicolás Mantilla, residente entonces en La Paz. Con la región peruana el nexo era mediante la Federación de Trabajadores de la Construcción de Arequipa y la Agrupación Libertaria Inquietud de Lima; en Uruguay con los periódicos Acción Cultural y El Hombre de Montevideo; en Paraguay con la Agrupación El Combate de Asunción142.

Según un parte judicial cursado a sus gestores, ya a principios de 1916 funcionada en Iquique el Centro Anárquico La Brecha, cuyos fundadores fueron el obrero de origen peruano Julio Rebosio y el mencionado Enrique Arenas143. El Centro fue un espacio de difusión cultural y de propaganda del ideario libertario. Cada cierto tiempo organizaba conferencias en Iquique y giras de divulgación hacia los pueblos, puertos y oficinas salitreras de Tarapacá. En septiembre de 1922, por ejemplo, inició una serie de “matinees” públicos en los cuales participaron Arenas y Justo Goicochea, poeta y educador racionalista, cercano tanto a socialistas como a

142 Sobre estos personajes y su actuación ver Guillermo Lora, Historia del Movimiento Obrero Boliviano 1923-1933, Los Amigos del Libro, La Paz, 1970143 Parte judicial en contra de Julio Rebosio; Iquique, 23 de mayo de 1916. volumen 29-1916, Archivo Regional de Tarapacá. Citado por Jorge Said Barahona en, “Entre banderas blancas y anarquismo”, Universidad Bolivariana, Iquique.

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libertarios144. En estas matinees se daban conferencias, se escuchaba música y poesía, se presentaban cuadros teatrales. Todo en un ambiente familiar, tanto así que hasta en ocasiones se debía reclamar por los gritos de los niños que asistían. En junio de 1924 Enrique Arenas, José Cortés y Víctor López, recorrieron la pampa dictando varias conferencias. En una de ellas, en Alto de San Antonio, y a raíz de la misma, trabajadores del lugar formaron el Centro de Estudios Sociales Nueva Aurora145. Por último y al igual que los anarquistas de otras ciudades, La Brecha también fue partícipe de las polémicas con los socialistas-comunistas, enfrentándose a ellos en la prensa y en las plazas públicas146.

LOS PERIÓDICOS Y REVISTAS DEL GRUPO LA BRECHA: EL SURCO (1917-1921), EL SEMBRADOR (1922-

1924) Y EL SURCO (1925-1926)

Los individuos que participaron del Centro Anárquico La Brecha editaron varios periódicos y revistas, cada uno de ellos en tiempos distintos y por lo general de forma sucesiva. A continuación daremos una revisión a cada uno de ellos con la idea de caracterizarlos y ubicar los fenómenos que les afectaron en un orden cronológico. No consideramos Rebelión ni Pluma Rebelde, el primero por su ausencia en los archivos y en la Biblioteca Nacional y el segundo porque solo sacó un ejemplar, el que además posee muy pocos datos para insertarlo en su contexto. Con dicha idea ya podremos profundizar en los procesos judiciales (y las lógicas de aquellos) que afectaron a los anarquistas que se dedicaron a la propaganda impresa.

144 “Matinee”, El Sembrador (Iquique), 23/9/1922, 30/9/1922; Justo Goi-cochea años atrás (1918) colaboraba en el periódico socialista El Despertar de los Trabajadores. En 1922 dirigió una iniciativa de escuela moderna editando una revista de difusión científica para tal objetivo y ofreciendo sus conocimientos a los gremios de la ciudad.145 “El centro anárquico La Brecha”, “Conferencia”, “Nuestras activida-des”, “Alto de San Antonio”, 24 de mayo, 7, 14 y 21 de junio de 1924146 “Invitación comunista”, El Sembrador (Iquique), 30/9/1922, 14/10/1922

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EL SURCO (1917-1921)

El 28 de julio de 1917 y en medio de la segunda huelga general contra el retrato forzoso Julio Rebosio y Enrique Arenas fundaron El Surco, vocero mensual anarquista que tras cuatro años de agitada actividad dejó de circular en marzo de 1921. La fundación de este vocero se debe en parte a diferencias con el grupo editor de El Proletario, periódico en el que los de La Brecha participaban y que además era el órgano de publicidad de los cargadores. Las discrepancias al parecer se forjaron en el transcurso de la huelga mencionada. Al grupo de Arenas se les acusó de robar un dinero del gremio, cuestión que fue públicamente desmentida por aquellos. De igual forma también había diferencias en el interior del sindicato, especialmente con Benito Rojas Ortiz. Este último acusaba a los redactores de El Surco de ideologizar a la organización147.

El Surco nació como un periódico mensual y durante varias ediciones solo podía salir con 500 copias. En el numero 9 pudo subir a mil y ya en octubre de 1918 logró los 1500 ejemplares, cifra con la cual se regularizó su salida. A esas alturas ya era una publicación de carácter bimensual.

Entre los principales desafíos que debió enfrentar esta publicación cabe destacar su activo rol en cuanto a denunciar el accionar xenofóbico de las ligas patrióticas de Iquique, en donde debió hacer frente al hostigamiento nacionalista que estas entidades con rasgos paramilitares cometieron contra los residentes peruanos. Eran los años 1918 y 1919, principalmente. Al igual que los socialistas, los libertarios denunciaron y atacaron constantemente a los nacionalistas y sus actos “vandálicos”. Todo eso les trajo, como es de prever, la enemistad de las ligas y de la autoridad tarapaqueña con el intendente a la cabeza, puesto que a él fue identificado desde El Surco como amparador de la violencia xenofóbica. De igual forma la prensa de masas guardó silencio y solo los socialistas acompañaron a los ácratas en la campaña internacionalista para detener a los furibundos patrioteros que no hicieron ascos en asesinar y publicar listas negras de peruanos, además de hostigarlos en el trabajo y expulsarlos de los pueblos y salitreras. Mientras los miembros de la

147 “Sembrado Discordias”, “¿Inconsciencia o Maldad?”, El Surco (Iqui-que), 21 de diciembre de 1917 y 10/1/1918

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liga salían por las noches a marcar las casas de peruanos con cruces negras y calaveras de alquitrán para luego ir a devastarlas, socialistas y anarquistas procuraban no dejar detalles afuera de las crónicas que publicaban en sus periódicos. El 15 de noviembre de 1918 sacaron una edición extraordinaria que a juzgar de su redacción se agotó completamente luego de salir a la calle en donde iban “pasando de mano en mano” entre obreros y sindicatos148.

Denunciar la violencia antiperuana le costó caro a los anarquistas, su periódico fue saboteado e impedido de vender en ciertas calles, y sus vendedores fueron acosados y hasta maltratados por los patrioteros. Sin ir más lejos el sábado 30 del mismo mes, agentes de la policía golpearon e intentaron deportar al joven mecánico Bonifacio Oyarce, quien vendía la edición especial de El Surco. Sin autorización de ninguna especie el subversivo suplementero habría sido conducido hasta el vapor Quito, pero el jefe de la tripulación, luego de maltratar a Oyarce, ordenó arrojar al anarquista del barco. Los lancheros que contemplaban la escena ayudaron al agredido y lo devolvieron a tierra”149.

Por otra parte, desde el Perú los anarquistas de Lima que editaban La Protesta (1911-1926) también combatieron la fiebre patriotera que allá también se desató. En Chile se reprodujo en medios anarquistas y socialistas un artículo aparecido en el este periódico anarquista peruano en donde se condenaban las “bajas pasiones” de los patrioteros, y se indicaba también que Tacna y Arica no significaban nada concreto para obreros chilenos o peruanos, apelando por último al internacionalismo y la fraternidad sin fronteras para detener la xenofobia150.

La Protesta de Lima, que al parecer tenía una fluida comunicación con El Surco, envió a mediados de 1919 un folleto contra la guerra para repartirlo entre los gremios de Iquique y sus alrededores. En Caleta Buena, Guillermo 2º Toledo Márquez, fue

148 “Patriotismo o imbecilidad”, “Los sucesos del sábado 23”, (edición ex-traordinaria), “Los sucesos del 23” y “La edición extraordinaria”, El Surco (Iqui-que), del 15 y 30 de noviembre, y del 15 de diciembre de 1918149 “Señores ministros de la corte”, El Despertar de los Trabajadores (Iqui-que), 3/12/1918150 “Por la Internacional Obrera” (original de La Protesta, Lima), El Des-pertar de los Trabajadores (Iquique), 31/12/1918; El Socialista (Antofagasta), 23/1/1919; ¡Adelante! (Talcahuano), 11/1/1919

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denunciado por repartirlo en una farmacia. La culpa sin embargo, no recayó en Toledo, la responsabilidad fue atribuida al anarquista catalán Ramón Rusignol (nexo entre Toledo y El Surco-La Protesta). Rusignol fue condenado en primera instancia a cumplir 541 días de extrañamiento por sedición en un juicio que, según los anarquistas, era todas luces falto de pruebas. Por su parte Carlos Vicuña, abogado de anarquistas, diría en la defensa que aquellos volantes no eran ni subversivos ni atentatorios contra el país, se trataba más bien de la difusión de “resistencia pasiva” contra la guerra. El documento inculpador señalaba:

“No más odios entre proletarios por el solo hecho de haber nacido en el territorio que los políticos, que los estadistas, que los poderosos nos han dado por patria (…) Nos más guerras por defender patrias burguesas”151.

Rusignol salió en libertad, aunque tiempo después fue nuevamente apresado, terminando arrojado del país por la Ley de Residencia.

Por escribir en contra del intendente y de las autoridades y quizás también por su campaña contra los nacionalistas, el 8 de enero de 1919, es decir, en menos de dos meses de los sucesos del 23 de noviembre (día de mayor violencia antiperuana) tomaron preso a Enrique Arenas, Manuel Véliz, Enrique Órdenes y Ramón Rusignol y la imprenta fue requisada por la Justicia. Luego de ocho meses de prisión los anarquistas salieron en libertad y su máquina fue devuelta. Gracias a ello, el 18 de septiembre reapareció El Surco. Pero no duraría mucho.

Por otro lado, activa fue la gestión de El Surco en los conflictos laborales, sobre todo en el sector portuario, en donde apoyó irrestrictamente a los trabajadores en sus demandas y denuncias contra el Gobierno y el empresariado. Sobre este punto volveremos mas adelante. Aunque es preciso indicar que en diciembre de 1919 nuevamente encarcelan a Enrique Arenas, esta vez por publicar artículos que, a juicio de la Autoridad, incitaban a la violencia 151 “Pieza Jurídica”, El Surco (Iquique), 13/9/1919

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contra el Estado en el contexto de un conflicto en ferrocarriles. El anarquista estuvo encerrado hasta noviembre de 1920. Durante todo este proceso y hasta avanzado el año 21, con el proceso de los subversivos de por medio, la imprenta nuevamente fue quitada a los libertarios y por ello no pudo salir la publicación durante meses desde marzo de 1920. Con la excarcelación de Arenas y gracias a los aportes en dinero de varios anarquistas y simpatizantes, El Surco volvió a aparecer – a cargo de Francisco Miranda- el 28 de marzo de 1921. Ese fue, sin embargo, su último número.

EL SEMBRADOR (1922-1924)

El 5 de agosto de 1922 el grupo comenzó a editar la revista semanal El Sembrador. Esta publicación cumplió un record inédito. En la región chilena jamás publicación libertaria alguna había alcanzado hasta entonces una temporalidad tan estrecha y una salida tan constante. No sin un dejo de orgullo afirmaban en la conmemoración de un año de vida:

“Jamás periódico alguno había logrado regularizar su aparición: menos todavía, publicarse semanalmente. Hemos sido pues los primeros en romper con esa anormalidad, que era, hasta cierto punto, una vergüenza para los anarquistas y revelaba ausencia de entereza y energías.”

Advierten sin embargo, que ello no se debe al apoyo de los libertarios locales sino más bien a la constante actividad solidaria de los anarquistas en el extranjero, especialmente de Buenos Aires152. El 4 de agosto de 1923 El Sembrador se ufanaba de haber publicado 52 números en un año. Pero, y al igual que la mayoría de las publicaciones anarquistas, el fantasma de la escasez de recursos siempre acosó la continuidad de la revista. Si durante el primer año 152 “El 52”, El Sembrador (Iquique), 4 de agosto 1923

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la salida fue perfecta, la situación no duraría mucho. Por otro lado y al igual que El Surco, El Sembrador no se salvó de la persecución policial. En enero de 1923 acusan a su imprenta de editar volantes contra el gobernador marítimo. Denuncia que no pasó a mayores153. El hecho mas drástico vino en octubre de ese año, el 4, cuando en medio de la huelga de 88 días que mantenían los gremios del mar por la redondilla, la policía irrumpió en el local de los lancheros, donde estaba el taller y la prensita de los anarquistas a la cual empastelaron154.

En diciembre de 1924 Enrique Arenas se trasladó a vivir a Valparaíso. Esta situación modificó el escenario local. En aquel último puerto Arenas editó los dos últimos números de El Sembrador. El 24 de diciembre de 1924 cesó de salir una de las publicaciones anarquistas más constantes. En dos años y medio de vida había logrado conseguir 116 ediciones. Tendría que pasar un año para que Arenas volviera a sacar una publicación, esta fue El Sembrador-Suplemento que desde diciembre de 1925 y hasta febrero de 1927 se publicó en Valparaíso.

La marcha de Arenas dividió al grupo en términos geográficos, mas no así en afinidades, pues siguieron tal como antes, en términos doctrinarios, aunque de forma claramente autónoma un medio del otro.

EL SURCO (1924-1926)

En Iquique, mientras tanto, el 11 de noviembre de ese mismo 1924 el grupo comenzó a editar nuevamente El Surco. Este periódico ya no era tan conciliador con los demás anarquistas y al igual que el Sembrador-Suplemento que ahora editaba Arenas, era abierta y decididamente anti-wobblie. Aun así, por algún tiempo promocionaron a La Voz del Mar, órgano de la IWW en Valparaíso. De igual forma, El Surco era ahora mucho más anticomunista que en las versiones anteriores, llegando incluso a celebrar el suicidio de Recabarren redactando un artículo titulado “la muerte de un futuro dictador”. El periódico fue dirigido –en orden cronológico- 153 “La acusación a nuestra imprenta”, El Sembrador (Iquique), 13/1/1923154 20/10/1923

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por Oralis de Wile, José Cortés y más tarde por Venancio Bravo. El Surco salió con una periodicidad medianamente estable hasta el 30 de mayo de 1925, cuando luego de 29 números, se suspendió hasta principios de 1926. Los motivos de este receso fueron la falta de material tipográfico, el escaso tiempo con el que contaban sus editores, y el difícil momento político de entonces. Solo el 12 de abril de 1926, es decir, casi un año después, salió a la luz nuevamente. El Surco, coordinado entonces por José Cortés, era ahora un abierto propagandista de la Federación Obrera Regional Chilena –FORCH- y antagonista irreconciliable de la IWW.

En su última fase antes de sucumbir por la represión de la dictadura ibañista las luchas mantenidas por el grupo iquiqueño, al igual que el resto de libertarios en la región chilena, se agitaban entonces en el movimiento de arrendatarios, en la lucha contra la implantación de las leyes sociales, y en intentos por reagrupar los gremios marítimos. Por último, El Centro Anárquico La Brecha, hizo eco también de las campañas internacionales por la liberación de Sacco y Vanzetti, los famosos anarquistas procesados en Estados Unidos.

En términos generales los anarquistas de Iquique fueron de los más críticos con la IWW. Y sus medios de información El Surco /1917-1921), El Sembrador (1922-1924) y El Surco (1924-1926) fueron, sobre todo a partir de 1923, crudos enemigos de la central. De hecho, ellos serán unos de los principales gestores de la FORCH. Sin embargo, igual no se excluían de sus páginas artículos en pro de del industrialismo o propaganda a La Voz del Mar, Acción Directa, El Productor, y a la Hoja Sanitaria-IWW, aun en los peores días de enfrentamiento155.

El grupo resistirá al tiempo y ala dictadura aunque de forma muy distinta a como actuaron en los veinte. No hemos logrado encontrar referencias sobre su actuación grupal en la dictadura. Mas, sabemos que a la caída de ésta, los mismos nombres seguirán apareciendo y trabajando por la difusión de la idea. Entre 1932 y 1933 y luego entre 1935 y 1936 y por último entre 1939 y 1940 editan el periódico La Brecha, una clara alusión al extinto Centro Anárquico. En este último año además el grupo revivirá nuevamente a El Sembrador. Si consideramos como punto de partida el año

155 “Hay que reorganizarse”, “Alrededor del industrialismo”, 2 y 9 de febre-ro d e1924, Víctor Muñoz, Armando Triviño Armando Triviño, op. Cit.

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de 1915 y 1940 como punto de término –aunque se excluya con este acto otras iniciativas cercanas-, el grupo específico iquiqueño aquí reseñado enarbola un no despreciable trabajo de propaganda anarquista de 25 años: un cuarto de siglo al servicio de la idea.

Concluida la caracterización cronológica, podemos ahora avanzar en la descripción de las relaciones entre la propaganda anarquista impresa y el Estado de Chile, situación a la que intentaremos llegar con un análisis sobre coyunturas en que los libertarios fueron sometidos al sistema judicial.

LA PROPAGANDA ANARQUISTA IMPRESA ANTE EL CADALSO: JUICIOS, ASALTOS Y PRISIONES AL GRUPO

LA BRECHA.

El grupo de propaganda anarquista aquí reseñado tuvo una larga vida en la cual concretó sus intenciones de difundir su ideario a través de variados voceros. Como se ha señalado, el contenido de estos por lo general fue básicamente doctrinario, es decir, en sus páginas eran constantes las explicaciones de lo que significaba el comunismo anárquico y de quienes eran sus enemigos. El enfrentamiento con los valores del Estado fue, entonces, ineludible. Debido a ello en diversos momentos de su historia el grupo se vio afectado por algún proceso judicial. Sin ir más lejos, ya en mayo de 1916, es decir, medio año de haber sido creado, sus precursores Arenas y Rebosio estuvieron 40 días en prisión por discursos considerados subversivos156. El segundo desafío fue en medio de la huelga contra el retrato forzoso de la cual los gremios cercanos a La Brecha, así como ellos mismos, tuvieron una protagónica actuación. Al parecer en aquellos días el periódico El Surco, nacido entonces, fue inmediatamente perseguido. Un año después y recordando lo que ellos llamaron su “bautismo de gladiador” decían:156 Además, y según un documento citado por Jorge Said por aquellos días hubo un “…Proceso judicial que se sustenta por el juzgado de U.S contra Julio Re-bosio y Celedonio Arenas, por delito de sedición y por atentar a la ley fijada el 17 de julio de 1872 de libertad de prensa…”. Ignoramos a que publicación se puede hacer referencia puesto que los libertarios estaban presos por dar discursos contra la autoridad. Ver Jorge Said, Entre banderas blancas y anarquismos, sin fecha, sin lugar de edición, disponible en www.hablemosdehistoria.com

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“El Surco fue secuestrado. Sus oficinas saqueadas. Sus talleres clausurados con “la herradura de la justicia histórica”. La semana del terror nos dispersó a unos, y encarceló a otros. La paz de los sepulcros, fue un hecho…”157.

Por otra parte, Julio Rebosio, encarcelado y enjuiciado en el contexto de la misma huelga, debió tiempo después marcharse a vivir a Valparaíso, puesto que quedó al descubierto que no tenía su situación militar al día. Tiempo después sería acusado de espía peruano en un juicio que ya hemos indicado más arriba. Pero antes de irse continuó colaborando en El Surco aunque con un nombre falso: Livio Robles. Aquí quisiéramos detenernos un instante a reflexionar sobre el asunto del cambio de identidad como método para evadir a la autoridad. Una de las estrategias más recurrentes que usaron los libertarios en su prensa para no ser identificados, ya sea por un asunto policial o de otro orden, fue el uso nombres falsos. Desde los inicios del anarquismo organizado en la región chilena es posible encontrarnos con esta circunstancia. Así el obrero ferroviario Esteban Cavieres firmaba como Lautarin Mapuchi, más tarde, un Teodoro Brown aparecía como Gualterio Stones, el escritor Manuel Rojas como Tremalk Naik y Alberto Baloffet firmaba en Acción Directa como Alberto Betaloff (1920). El famoso anarquista Luis Heredia era Floreal Ramírez, usando ese nombre tanto en los veinte como en los treinta. Julio Rebosio firmaba como Livio Robles y al parecer también como Juan del Mar158. Y así muchos más que no hemos podido identificar (Edragal, Juan Levadura, En Profesor de la Normal, Helios, etc.). Pero sin duda, el maestro de los nombres falsos fue Armando Triviño, aquel rostro de la IWW que firmó como Juan Pueblo, Juan Harapo, Luisa Soto, Luis Parson, Juan Fierro, y quizás cuántos más. Por otra parte, la lista de erogaciones y donaciones para la prensa anarquista también fue rica como fuente de seudónimos, muchos de ellos además eran expresión de la identidad anarquista en tanto abarcaban las temáticas recurrentes del ideario. Contra la autoridad, el militarismo y el patriotismo aparecen algunos como la

157 “¡Un año ya!”, El Surco (Iquique), 15/8/1918158 “Por los huérfanos”, “¡0h lenguas de Serpies!”, “Solicitada”, El Surco (Iquique), 10/1/1918 y 13/4/1918; por Juan del Mar “Balance”, El Surco (Iquique), 10/1/1918

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Por la Muerte del Intendente, Mueran los Militares, Come Patriotas, Uno que quiere comer patriotas fritos, Por la cabeza de Errázuriz, Ají para las Almorranas de Errázuriz, etcétera. Otros seudónimos apelaban al anticlericalismo o la violencia, a veces por contextos extranjeros como el atentado y la muerte de un rey. Así surgían los: Por la Cabeza del Papa, ¡Viva Bresci!, Mata Reyes, Mal Rayo parta el Mundo, Por la Cabeza de Guillermo, Violetas para la Tumba de Humberto, Por la Cabeza de Nicolás de Rusia, Para bombas para los perseguidores de la anarquía, Uno que desea que revienten los burgueses, Arzobispo de Santiago, Un Jesuita, Un cordial para la primera emperatriz que quedó viuda, Uno que desea que se vendan las bombas de dinamita como sacos de garbanzos, Un huaso que desea que revienten los frailes, Para compra de bombas, Un amigo de la Venganza. En otros casos los seudónimos adquirían caracteres más locales, como el caso de los aparecidos en la pampa salitrera a principios del siglo XX: Un tiznado que no tiene tiempo para dormir, ¡Abajo las pulperías!, No queremos fichas159. Muy pocas veces estos seudónimos se repetían en los periódicos de una edición a otra, lo cual nos habla más bien de la creatividad de los libertarios que de otra cosa. Con todo, aquella práctica que efectivamente servía para evitar la identificación, fue usada durante los primeros años de la prensa anarquista, más tarde las erogaciones aparecían por lo general con los nombres de pila de sus donantes. A su vez, el hecho de que ocurra de esta forma nos hace pensar en si acaso aquello obedece a que el anarquismo era más conocido-legitimado en los veinte y entonces no hacía falta esconder el nombre, o bien estamos aquí ante la despreocupación de los libertarios frente a medidas de seguridad básicas a su condición de “subversivos”. En todo caso, en ambas circunstancias puede registrarse cierta tolerancia del Estado frente a la propaganda anarquista impresa pues, y además, no conocemos caso alguno en que donar dinero a una publicación subversiva haya sido delito y juzgado de forma específica. El uso de nombres falsos, como se ha hecho notar, fue una práctica de defensa constante para los libertarios. No obstante aquello no fue suficiente para evadir completamente los mecanismos dispuestos por el Estado para controlar el contenido de las publicaciones.

159 Esta pequeña muestra procede de El Acrata (1900-1901), La Agitación (1905), La Campaña (1899-1801)

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A PROPÓSITO DE UNOS ESCRITOS CONTRA EL INTENDENTE. PRISIÓN DE ARENAS, VÉLIZ, ÓRDENES

Y RUSIGNOL DEL 8 DE ENERO A AGOSTO DE 1919.

Debido a la ola nacionalista que sacudió a Chile y Perú durante estos años, en uno y otro lado de la frontera se cometieron actos de violencia contra los extranjeros. En Chile, se llegó incluso al asesinato. Además de culpar a la prensa local de guardar silencio ante lo ocurrido, los anarquistas culpaban a la autoridad local por no hacer nada al respecto. El intendente Recaredo Amengual era ante ellos “el único responsable”, mientras que el Ejército y la policía actuaban como “garantes del pillaje”. Y al parecer los anarquistas no estaban muy equivocados. Amengual –ex combatiente del 79-, aparte de ser informado por la liga patriótica de sus actos, hasta muy avanzado el conflicto no ordenó disolverlas160. Debido al tono de las publicaciones anarquistas el 8 de enero de 1919 fueron apresados Enrique Arenas, Manuel Véliz, Enrique Órdenes y el catalán Ramón Rusignol.

“La valiente acusación que hicimos en ese entonces –recordaban más tarde- y la insinuación desinteresada y sincera que formulamos, nos costó una monstruosa caricia de la justicia, pues fuimos encarcelados, y la detención duró más de seis meses”161.

La imprenta les fue requisada por el Tribunal y solo les fue devuelta una vez concluido el proceso, esto es, en agosto de 1919. Gracias a esto último El Surco pudo nuevamente publicarse a partir del 18 de septiembre. El Intendente de Iquique resultó muy preocupado del tono de la propaganda disolvente. El 20 de octubre de ese año envía una extensa carta al ministerio del interior para tomar medidas en el

160 Sergio González, El dios cautivo: Las Ligas patrióticas en la chileniza-ción compulsiva de Tarapacá (1910-1922), LOM, Santiago, 200. 80161 “Teníamos razón”, El Sembrador (Iquique), 9/6/1923

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asunto. Al parecer no sería ni la primera ni la última vez que lo hizo puesto que en dicho documento se deja ver que la intranquilidad era de larga data. Escribe el intendente:

“En prueba de lo dicho señor Ministro basta informarse de algún párrafo del diario “El Surco” para formarse una idea del trastorno que sufren estos individuos y como también atraen sus adeptos dentro de la clase obrera de la pampa.

Si estos individuos siguen en sus propagandas anarquistas y las autoridades no tomamos medidas enérgicas como las que propongo a Ud. llegará el día en que por mucha vigilancia que se ejerza sobre ellos, puedan atentar contra las autoridades y los Poderes Constitucionales”.

Y las medidas de las que habla el Intendente para reprimir la propaganda libertaria son principalmente dos: aplicar la Ley de Residencia, incluso a nacionales, y aumentar la dotación policial, ya que según él, esa misma escasez de efectivos es de la que se valen estos individuos para hacer su prédica perniciosa. Consciente de que lo primero es una medida que excede las facultades de la ley de residencia, el intendente deja en claro que:

“Para esto se necesita también que las demás autoridades cooperen a esta obra, en especial, la autoridad judicial, a fin de que las medidas que tome al autoridad administrativa sean prestigiadas y cumplidas con la rapidez que el caso requiera”162.

Ocho meses permanecieron presos Arenas y compañía. Ocho meses que obligaron a sus compañeros nuevamente a desarrollar campañas de solidaridad para con los presos. Por otro

162 Archivo Siglo XX, Fondo Ministerio del Interior, Del Intendente de Ta-rapacá al Ministro del Interior, F. 490, 20/10/1919

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lado, en ese mismo instante se estaba procesando en Santiago a los encargados del periódico Verba Roja. Presos estaban Manuel Silva y Armando Triviño. Además, Julio Rebosio, fundador de estos dos voceros anarquistas, seguía preso.

A PROPÓSITO DE UN ARTÍCULO QUE “INCITABA AL SAQUEO Y LA VIOLENCIA”. PRISIÓN DE ENRIQUE

ARENAS DESDE EL 15 DE DICIEMBRE DE 1919 HASTA FEBRERO DE 1920.

El 11 de diciembre de 1919 apareció un artículo en El Surco titulado “Conflicto ferroviario” que fue motivo de un nuevo juicio a sus redactores. Se tratada de un comentario referente a un conflicto laboral que tenían los empleados de ferrocarril en donde se invitaba a los huelguistas a no aceptar la mediación estatal y a destruir las instalaciones si sus demandas no eran escuchadas. Cuatro meses después de su última prisión, el obrero de imprentas Enrique Arenas nuevamente debió enfrentarse ante la Justicia. Para hacernos una idea del material que motivó este nuevo proceder judicial, traemos a lectura uno de los párrafos que motivaron la denuncia. Escribía Arenas en la edición del 11 de diciembre de 1919:

“La actitud de la empresa debe estimarse como una afrenta. Los huelguistas han pedido el arbitraje de sus peticiones, lo que la empresa se negó aceptar. Los huelguistas no deben entregarse jamás a arbitrajes porque son de funestas consecuencias para el proletariado pues los asuntos deben arreglarse entre los propios interesados es decir entre capitalistas y obreros, menos aun acatar absurdos decretos que reglamentan las huelgas. Si la huelga solo consigue una ínfima parte de lo solicitado el personal de la maestranza del ferrocarril debe sabotear la empresa, debe destruir el mayor material posible a fin de que cada destrozo cueste a la explotadora

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empresa centenares y hasta miles de pesos para que comprenda que el mal trabajo se debe al mal pago, ¡Destruid compañeros, destruid hasta vencer la soberbia de la canalla!”163.

Tres días después, el 15 de diciembre, se presentaron en casa de Enrique Arenas dos agentes de la policía de investigaciones provistos de una orden de aprehensión en su contra por editar “publicaciones contrarias a las buenas costumbres”. La orden, venida del Juez Luis Bücher del Segundo Juzgado del Crimen, contemplaba también el allanamiento del inmueble. A las dos de la tarde de ese mismo día Arenas compareció ante tribunales y reconoció la autoría de lo publicado, siendo inmediatamente conducido a prisión. Según el parte Judicial, lo redactado por el anarquista se trataba de: “instigación al saqueo y al incendio” y “publicaciones contrarias a las buenas costumbres y atentado contra la autoridad”164.

A pesar de la prisión de su administrador El Surco continuó apareciendo, por lo menos hasta marzo de 1920 (tres meses después) cuando fue finalmente clausurado y su imprenta requisada nuevamente por la Justicia. En su defensa, los compañeros de Arenas sindicaban que este era inocente puesto que, según aquellos, el juez Bücher nuevamente –dicen- “ha pisoteado la Carta Fundamental”. Y esto nos lleva a otro punto que nos parece necesario indicar. El uso de la misma justicia “burguesa” para defenderse de las prisiones.

Por lo general los anarquistas recurrieron a abogados para defender a sus presos y de hecho la mayoría de las actividades solidarias en los comités pro-presos estaban orientadas a pagar los honorarios de aquellos. En ciertas ocasiones les fue muy difícil conseguirlos, pero en otras contaron con la ayuda de algunos que a veces voluntaria y gratuitamente se ofrecían. Los abogados que más ayudaron a los anarquistas de la región chilena fueron el profesor Carlos Vicuña, quien defendió en varias ocasiones a Efraín Plaza Olmedo, Armando Triviño, Julio Rebosio, Ramón Rusignol, y a otros varios. En Iquique la ayuda vino generalmente del abogado Jaime Valenzuela Muñoz, quien hasta fue amenazado por militares 163 “Conflicto ferroviario”, El Surco (Iquique), 11/12/1919164 Ministerio de Justicia, Gaceta de los Tribunales de 1921, Imprenta Bal-cells & Co, Santiago, 1925, p. 680

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por defender a Rebosio, aunque también ayudó a Enrique Arenas y a Víctor López. Y en Santiago también fue activa la labor de Agustín Torrealba a quien los IWW le deben su defensa en el proceso contra los subversivos. Por lo general cuando los abogados defendían a los libertarios lo hacían apelando a la libertad de expresión y en contraposición a la censura y la persecución. De igual forma se alegaba que los jueces no estaban capacitados o las leyes perseguían otras cosas y no lo que ellos hacían. Casi siempre recurrían a largas explicaciones históricas en donde se demostraba por qué era necesaria la libertad de opinar, lo cual también acompañaban con la imagen de la inquisición religiosa, señalando que algo similar ocurría cuando se reprimía a las hojas anarquistas.

“La prisión de Celedonio Arenas –dice El Surco- es arbitraria bajo todo punto de vista, criminal si se quiere porque ha sido procesado fuera de la ley de “imprenta” única llamada a atender los abusos de la misma. Torpe y canallesca la actitud del juez Bücher al declarar reo a nuestro compañero y para declararse como competente para resolver un asunto que no es de su jurisdicción y que no corresponde al fuero porque su juzgamiento pertenece o debe hacerse en conformidad a la ley de imprenta hecho que implica una burla sangrienta a la ley y una abierta violación a la constitución”165.

Por otra parte, al mismo tiempo en que intentaban zafarse de la Justicia del Estado por medio de canales legales, los anarquistas no cesaban de amenazar desde su prensa. Por cierto muy pocas veces se pasó a los hechos. Mas no deja de llamar la atención de que dichas advertencias, aparentemente solo líricas, se hubiesen hecho mientras los compañeros seguían presos y por tanto los periódicos y sus nuevos redactores peligraban terminar de igual forma. Eso pasó a Rebosio por ejemplo, pues una de las pruebas con las que se le inculpaba en diciembre de 1918 fueron sus amenazas en caso de que la policía chilena, que había atrapado al famoso Radowitzky en 165 “Prisión arbitraria”, El Surco (Iquique), 28/12/1919

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Punta Arenas, atentara contra su vida. Por otra parte, cabe mencionar la actitud de los anarquistas

enjuiciados frente a los dictámenes condenatorios. Ya que aquello es crucial para entender cómo se concebían ante la justicia. En este sentido hemos identificado dos tipos de respuestas. En algunos casos se presentaron como víctimas, pero en otras asumieron sus responsabilidades. Es decir, mientras unos mantuvieron una posición victimista que se planteaba a la defensiva, otros vieron a la cárcel como un accidente lógico en sus querellas con el Estado. Un ejemplo de la actitud tomada por estos últimos es la que podemos encontrar, aunque adornada del lirismo de la época, en las palabras de Armando Triviño, aparecidas en su folleto Arengas:

Y por eso somos “perniciosos” y como no hemos de serlo, si de cada esclavo queremos hacer un hombre, si de cada miserable un sublevado, si de cada hambriento un rebelde, con antorcha para las tinieblas, con piqueta para el muro siniestro del estado burgués y su tríptico fatídico.Somos perniciosos, no nosotros, sino nuestras ideas, ideas que queman y disuelven todo lo malo y superfluo, y sólo deja y da brillo y esplendor al derecho a la vida. Por eso somos “perniciosos”, porque somos duros, no nos pulverizan, somos disolventes si, de la broza, de la putrefacción morbosa, fecal, con que los conservadores y adaptados del capitalismo llevan envueltos el cerebro y el corazón. (…) Vuestras cárceles y cadenas son meros accidentes, vuestras condenas y sentencias nos producen repugnancia y risa166.

Además, hay que recordar el concepto de “mártir” que era muy recurrente en el imaginario de los anarquistas. En dicha idea, una prisión podía ser al mismo tiempo una forma de hacer 166 Armando Triviño, Arengas, Lux, Santiago, 1923

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propaganda a su ideario. De hecho, según Luiggi Fabbri, amigo del célebre anarquista Errico Malatesta, recuerda que hubo un tiempo en que los anarquistas se dejaban atrapar –entre ellos Malatesta- ya que aquello centraba a la opinión pública en ellos y les daba más visibilidad. Dicha estratagema sin embargo, fue modificada en un par de años porque la Justicia ya no fue tan obsecuente con ellos167. Pero para el caso local la cita puede ser útil para entender por ejemplo a los compañeros de Arenas cuando terminaban su artículo condenatorio al juicio del tipógrafo escribiendo:

“¿No se habrán convencido las autoridades que con encarcelar compañeros, no han conseguido otra cosa que centuplicar el número de adeptos y que “El Surco” sea más apreciado por los trabajadores?”168.

Al igual que en otros casos, los libertarios recurrieron a la solidaridad reactivando sus comités pro presos por cuestiones sociales. Gracias a ello podían comprar alimentos a sus presos, viandas que por lo general consistían en huevos, verduras y frutas. En el caso de Arenas, los gremios de cargadores unidos a los anarquistas trabajaron para costear la sobrevivencia de la compañera de éste, así como su defensa169. Durante los primeros días de febrero de 1920 y tras 55 días de prisión la Corte revocó la acusación y Enrique Arenas fue liberado previo pago de fianza170. Desde agosto a septiembre de ese año Arenas y varios anarquistas iquiqueños estuvieron presos, al parecer, por motivo del proceso de los subversivos que se estaba desarrollando en Valparaíso y Santiago171.

167 Luiggi Fabbri, Malatesta, Americalee, Buenos Aires, 1945168 “El Surco ante la Justicia”, El Surco (Iquique), 28/12/1919169 “Balance Comité Pro presos”, El Surco (7/2/1920)170 “En libertad”, “Federación de Estudiantes de Chile”. Nota al margen, El Surco (Iquique), 20/2/1920 y 7 de febrero de 1920

171 “Balance del comité progresos por cuestiones sociales”, El Surco (Iqui-que), 28 de marzo 1921

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SOBRE LA EXPULSIÓN DE UN LIBRERO EXTRANJERO POR VENDER Y DONAR PROPAGANDA SUBVERSIVA.

Manuel Peña era un librero español que residía en Iquique. En su local vendía libros de sociología, historia y política, libros que anunciaba en las páginas del vocero de los socialistas, El Despertar de los Trabajadores, y en El Surco. Como ya se ha indicado antes, en diciembre de 1918 se aprobó la Ley de Residencia por la cual se podía expulsar del país a todo individuo que atentase contra la integridad nacional o bien contra la moral y las buenas costumbres. Esa Ley sería esgrimida en contra de Manuel Peña, quien a finales de noviembre de 1919 fue llamado a declarar por el Juzgado local. Bajo el título de “¿Qué se pretende?” la redacción de El Surco publicó un artículo en donde daban a conocer sus sospechas en torno a este llamado hecho por la autoridad. Según el escrito Luis Bücher, el juez local, pidió a Peña que envíe un ejemplar de cada libro al Ministerio Público de los que se estimen subversivos, considerándose que “todos los libros que anuncia en este periódico y en otros, son penados por la ley”172. Pero la Ley, dicen los anarquistas para este caso, “no faculta ni a los jueces, ni a los intendentes, ni a cristo, para cometer semejantes atropellos al comercio”. Este argumento, el hecho de que la justicia vaya en contra del comercio, también fue utilizado más tarde –en julio de 1920- por Julio Valiente, el dueño de la imprenta Numen173. El Surco informa además de que Peña fue interrogado acerca de las revistas Numen y Verba Roja, con la intención de que desista de venderlos. Peña si no era anarquista, por lo menos era un activo colaborador de estos. Su nombre aparece de continuo en la lista de erogaciones y las obras que vende son principalmente de dicha corriente (Kropotkin, Bakunin, Proudhon, etc.). Finalmente y luego de un proceso judicial que duró un par de meses Manuel Peña fue expulsado del país.

Ahora bien, a pesar de la casi excesiva extensión de la cita que daremos a continuación nos parece preciso hacerlo puesto que es bastante lúdica respecto del proceder de la autoridad frente a la propaganda anarquista impresa, valiéndose ahora de la Ley de

172 “¿Qué se pretende?”, El Surco (Iquique), 1/12/1919173 “El caso de Julio Valiente”, revista Juventud (Santiago), edición especial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 212

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Residencia. Así rezaba el parte judicial:

“Considerando:

1º Que el individuo Manuel Peña, de nacionalidad española, propietario de la librería Ibérica de esta ciudad, ubicada en calle Tarapacá número 451, vende y dona en su establecimiento libros, folletos y periódicos de doctrinas anarquistas, que persiguen la destrucción del régimen de Gobierno, de la constitución de la familia y del derecho de propiedad por medio de la violencia; 2º Que algunos de esos libros y folletos vienen del extranjero y otros son impresos en Chile y en este mismo puerto, y se refieren éstos expresamente a las instituciones políticas y sociales de la nación; 3º Que el expresado Manuel Peña propaga estas ideas vendiendo en su establecimiento a precios voluntarios algunos de esos impresos y repartiendo gratis otros a los obreros y soldados; 4º Que la propaga también por medio de avisos en los periódicos de esta localidad, que el mismo hace colocar, y por medio de agentes en los pueblos de la pampa; 5º Que esta propaganda, que está de manifiesto con los hechos expuestos, queda más comprobada ante la consideración de que sus avisos, sus rebajas de precios y sus donaciones recaen únicamente sobre obras de las que trata; 6º Que define claramente su actitud de propagandista la circunstancia de que en diversas ocasiones se haya negado a retirar las susodichas obras de sus vidrieras, requerido por la policía, y a acatar las resoluciones de justicia ordinaria que le ordenara hacer entrega de las mismas para acompañarlas al correspondiente sumario; 7º Que, a mayor abundamiento, ha

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expresado terminantemente que persistirá en su obra de propaganda de las mencionadas publicaciones aunque las autoridades locales traten de impedírselo; 8º Que sus ideas personales sobre el orden político y social chileno, y sus relaciones de amistad con otros propagandistas perniciosos han inducido desde hace tiempo a la policía a registrarlo entre los elementos no deseables de la población; 9º Que este individuo, además de asiduo concurrente a las reuniones sospechosas, vigiladas por la autoridad, ha perorado en público sus ideas subversivas, en su establecimiento; 10º Que el artículo 2º de la ley numero 3446 de 12 de Diciembre de 1918, prohíbe el avecinamiento en Chile de extranjeros que de cualquier modo propagan doctrinas incompatibles con la unidad e individualidad de la nación, o provocar manifestaciones contrarias al orden establecido o se dedican atróficos ilícitos que pugnan con las buenas costumbres o el orden público; 11º Que, por consiguiente, el susodicho Manuel Peña, de nacionalidad española, es uno de esos extranjeros a que se refiere el artículo 2º ya citado.Por estas condiciones y en conformidad a lo dispuesto en el artículo 3º de la misma ley ya la autorización gubernativa de fecha 27 del actual, decreto: 1º Expúlsese del territorio de la República al súbdito español Manuel Peña; 2º Resérvese las acciones judiciales que aquella ley le concede 3º Arráiguesele en este puerto bajo vigilancia estricta de la policía; 4º Transcríbase por telégrafo el presente decreto para los efectos de su publicación en

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el Diario Oficial. Anótese y comuníquese a la Prefectura de Policía para su conocimiento –(firmado) R. Morales F.- Marco de la Cuadra”174.

El caso de Manuel Peña es sumamente claro en algunos aspectos que no siempre aparecen consignados de forma explícita en las leyes. Por ejemplo, en él se hace notar que fue amonestado por “exhibir” obras consideradas subversivas en sus vitrinas y que además era vigilado por mantener amistad con “elementos no deseables de la población”, elementos que no eran otros que los libertarios. Lo primero no está penado por la ley y lo segundo nos da noticias del actuar de la policía secreta y sus mecanismos de vigilancia.

4 DE OCTUBRE DE 1923. ASALTO Y DESTRUCCIÓN DE UNA IMPRENTA ANARQUISTA.

A finales de 1922 las imprentas y talleres en donde se publicaba Umanitá Nova, el periódico del anarquista italiano Errico Malatesta fueron destruidos en Roma por grupos fascistas. Los libertarios de Iquique daban la noticia un mes después despotricando contra el totalitarismo175. Nada hacía prever entonces los que les ocurriría a ellos en un tiempo más.

En enero de 1923 llegó una acusación a los talleres de La Brecha por haber impreso un manifiesto contra el Gobernador Marítimo. Recordemos que los miembros de Centro Anárquico estaban conectados con el gremio de cargadores y que a ellos les hacían los manifiestos y volantes. En este caso, la autoridad dispuso de un jurado colegiado para juzgar a la imprenta, en donde se incluían diversas personalidades locales. Según El Sembrador, de los 9, 8 eran burgueses o semiburgueses, el otro era un obrero. En el veredicto siete de los nueve jurados condenaron mediante su voto a

174 Gaceta de los Tribunales. Año 1920, Imprenta Balcell & Co, Santiago, 1926, p. 297- 299.175 “La obra de los fascistas”, El Sembrador (Iquique), 6/1/1923; Sobre el asalto mencionado ver Luigi Fabbri, op. Cit., p. 155

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los imprenteros, mientras que Frías (presumimos que es Tolentino Frías quien a veces aparecía como dueño de la imprenta) y Domingo Olmos lo hicieron en contra. Los anarquistas fueron condenados a pagar 50 pesos de multa, lo cual fue cubierto por el gremio de jornaleros176. Sin embargo, ese solo fue un preámbulo de lo que vendría después. El 22 de septiembre de 1923 los gremios de la rivera declararon la huelga en Iquique porque el Gobernador Marítimo despidió a Francisco Miranda, uno de los líderes de la IWW y administrador de El Surco cuando Arenas estuvo preso en enero de 1920. Al ocurrir esto la autoridad dispuso la supresión del sistema de redondilla entre los cargadores. La redondilla era un sistema de organización laboral mediante el cual los obreros coordinaban sus turnos de trabajo al igual que las plazas disponibles sin la intervención del Gobierno ni del empresariado177. Durante mucho tiempo este era uno de los espacios controlados por los anarquistas y unas de sus principales conquistas en el mundo sindical. La forma en que controlaban los IWW el sistema de redondilla es bastante similar a como lo hacían los anarcosindicalistas trasandinos de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) en la pampa en tiempos de cosechas178. Durante 88 días de huelga enfrentaron a los cargadores y la autoridad estatal. Meses en los que se registraron violentos enfrentamientos entre huelguistas y krumiros, algunos armados. El Gobernador marítimo por lo demás acusó a los IWW de asesinar a dos rompehuelgas mientras regresaban a su hogar179.

Todo se vino encima para los libertarios cuando en 4 de octubre de ese año y en medio de la huelga la policía allanó el local de los cargadores en donde se procedió a tomar prisioneros a varios de sus moradores y a destruir la imprenta de La Brecha. En el acto se dijo encontrar dinamita en medio de las prensas. Según denuncian rabiosamente desde El Sembrador, los hechos se desarrollaron más o menos así:

176 “La acusación a nuestra imprenta”, El Sembrador (Iquique), 13/1/1923177 Julio Pinto y Valdivia Verónica, ¿Revolución proletaria o mi querida chusma? Socialismo y Alessandrismo en la pugna por la politización pampina (1911-1932), LOM, Santiago, 2001, p. 93178 Osvaldo Bayer, Los Anarquistas expropiadores y otros ensayos, Booket, Buenos Aires, 2007179 Julio Pinto y Verónica Valdivia, op. Cit.

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“Eran más o menos las 9.30 de la noche del día jueves 4, y en ambos locales, el de la IWW y el del gremio de Jornaleros que están casi al frente el uno del otro, se encontraban charlando varios compañeros, cuando intempestivamente, sin presentar la orden y sin leerla como es de rigor en estos casos, penetró una horda de forajidos capitaneada por el prefecto Souper, mientras por otro lado un pelotón de policías armados de carabinas y desplegados en línea de tiradores, apuntaban a la cabeza de los indefensos obreros (…) Se hizo un prolijo registro en todos los departamentos en busca de la misteriosa dinamita, y con el pretexto éste se llevaron toda la literatura que había, los papeles y los libros de la biblioteca. Lo que no quisieron llevar lo destrozaron. Cuando las hordas llegaron a la pieza donde se encuentra el pequeño tallercito de imprenta, un grito de júbilo salió del hocico de las fieras: el cuarto poder del Estado estaba bajo sus garras. Fue este, quizás, el hecho más culminante. El prefecto reclamó su puesto de honor, y él, personalmente, se encargó de la obra CIVILIZADORA de empastar la imprenta, ensañándose con satisfacción felina, con los tipos, las cajas y los tarros de tinta, formando todo, un montón de despojos, restos de lo que momentos antes era un pequeño tallercito de imprenta, montado penosamente por un puñado de hombres. En la imprenta había una caja con libros y folletos de sociología y una enorme cantidad de periódicos, la cual se la llevaron y hasta la fecha no la han entregado. Y es en el fondo de esa caja, según se dice, donde han encontrado una caja de dinamita (¿?). ¡Canallas!! Pero no fue solamente en la imprenta donde el prefecto puso a prueba su brutalidad y VALENTIA, sino que, descargó también sus golpes

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sobre un joven compañero que protestó ante la bárbara destrucción, dejándole estampadas las herraduras de sus patas en el rostro del camarada.”180

El joven al cual se refieren es David Arancibia, veinteañero que por entonces era uno de los más asiduos críticos de la IWW. El mismo Arancibia además será tomado preso por una noche. A raíz de ello y de las agresiones por parte de la policía, también dará un relato de lo ocurrido aquel cuatro de octubre indicando que fueron apresados 33 compañeros los que fueron puestos a disposición del juzgado, acompañando la caja de dinamita y el correspondiente papeleo. Según este libertario, el juez estimó que el recurso de la “dinamita” era “trillado” y por ello dejó a casi todos en libertad. Es decir, la dinamita fue un invento, como el que motivó en 1920 el proceso contra los subversivos. Cinco debieron prestar declaración181. El allanamiento fue denunciado en el Congreso por el diputado comunista Luis Víctor Cruz el 17 de octubre182. Con los días todos fueron liberados, aunque pronto cayó preso el anarquista Víctor López acusado por impugnar públicamente a la autoridad183. La huelga culminó a comienzos de diciembre con la completa derrota de los IWW. Fracaso que además repercutió al interior del movimiento anarcosindicalista porque la sección iquiqueña progresivamente se separó de la central, volviéndose uno de los núcleos adversos al industrialismo y varios líderes de la IWW, la abandonarán y junto a los miembros de La Brecha la criticarán. Allí se fueron Francisco Miranda, Víctor López, y José Cortés, por ejemplo.

Como hemos visto, la propaganda anarquista impresa desarrollada en Iquique debió enfrentar una serie de procesos judiciales y momentos dramáticos tales como el allanamiento recién reseñado. De igual forma hemos visualizado la forma en que los 180 “Manifiesto del comité de huelga”, El Sembrador (Iquique), 20/10/1923. Mayúsculas en el original.181 “Manifiesto del comité de huelga”, El Sembrador (Iquique), 20/10/1923. ver tb jp, p. 93182 Julio Pinto y Valdivia, ¿Revolución…, op. Cit., p. 96183 “Por Nuestros presos”, El Sembrador (Iquique), 20/10/1923

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libertarios se plantearon frente al Estado y sus leyes. Relación compleja y no exenta de contradicciones. Concretaremos ahora, en una revisión global, una reflexión que intente sintetizar los aportes de esta investigación y presentar las preguntas que han quedado abiertas.

.....

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CONCLUSIONES

El estudio de los grupos de propaganda anarquista impresa durante las primeras décadas del siglo XX ha podido dar luces sobre una serie de aspectos que ella involucró. Se

ha señalado el rol que le correspondió entre los trabajadores y su mundo cultural en tanto expresión de una de las tendencias que mayor influjo tuvo entre estos y los estudiantes durante los años reseñados. Y de la información obtenida podemos esbozar ciertas conclusiones que servirán, o pueden hacerlo, de base a futuras investigaciones. Se ha establecido que la relación de la propaganda anarquista impresa y el Estado varió entre la tolerancia y el conflicto, siendo predominante el primero, puesto que la represión se circunscribió a casos particulares, que en todo caso no fueron pocos, y solo se desenvolvió a nivel general en determinadas coyunturas conflictivas. Aunque en ellas se haya llegado a extremos dramáticos, como la destrucción extrajudicial de material de imprentas en los allanamientos, tanto los anarquistas aceptaron las leyes de imprenta y cumplieron con ella, como los aparatos del Estado permitieron que ésta se desarrollase, a pesar de que desde la propaganda anarquista se predicaba la subversión del orden establecido. Por lo menos así fue mientras no existió estado de sitio o persecución sistémica como en tiempos de Ibáñez (1927-1931).

Por otra parte, queremos remarcar el hecho de que los anarquistas se valieron de la legalidad para defenderse del mismo Estado chileno. Es decir, a pesar de que en varios momentos actuaron clandestinamente o en abierta enemistad con el Gobierno, en cada proceso judicial (casi todos) recurrieron a presentarse como víctimas de injusticias, víctimas de una errónea interpretación de la Ley. Esa fue la defensa que hicieron sus abogados que, por cierto, en su mayoría no eran libertarios. En muchas ocasiones se fugaron antes de caer en manos del Estado, pero una vez en poder de la justicia estatal, casi siempre intentaron zafarse recurriendo a los resquicios legales. Quedan abiertas ciertas interrogantes que, de ser cubiertas, arrojarán importantes datos para mejor entender a la misma

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propaganda anarquista y también a la cultura de los trabajadores organizados de principios del siglo XX. Interesante sería hacer una relación entre la producción libertaria con la socialista, por ejemplo. O bien explorar sobre los mecanismos del Estado específicos para la represión. Una historia de la policía secreta no institucional que implique información sobre sus mecanismos de infiltración, allanamiento y vigilancia. Este tema, rico en aristas, deja varias interrogantes abiertas. Y no puede ser de otra forma. Esperamos haber cumplido con aportar nuevos datos sobre las relaciones entre los trabajadores, la propaganda anarquista impresa y el Estado de Chile.

Víctor Muñoz CortésSantiago, 2009

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ANEXO PUBLICACIONES Y EDITORIALES,

LOCALES Y EXTRANJERAS.

La siguiente lista es una muestra de las lecturas que estaban disponibles para los anarquistas de la región chilena. Es incompleta, pero nos sirve para hacernos una imagen del material cultural y político impreso con el cual contaban. Lista elaborada según la información contenida en los periódicos El Surco (1917-1921; 1924-1926), El Sembrador (1922-1924; 1925-1926,) Tribuna Libertaria (1923-1926), Verba Roja (1918-1927), Acción Directa (1920-1926). Además se agrega una lista de la publicaciones ofrecidas en Iquique por el librero español Manuel Peña en 1919, las que se abrevian con las iniciales LMP

I.- IMPORTADOS

- AAA, ¿Soviet o Dictadura? 60 ctvos en 1924- AAA, Almanaque Tierra y Libertad 3 en 1924 - AAA, Amor y Libertad, (LMP)- AAA, Apóstoles Rebeldes, (LMP)- AAA, Bohemia Revolucionaria, (LMP)- AAA, Conservación y Revolución, (LMP)- AAA, Declaraciones de Etievant, (20 ctvos en Iquique, 1924-1926)- AAA, El Catolicismo y sus luchas en el Estado, (LMP)- AAA, El Congreso de Bolonia, 60 en 1924- AAA, El Derecho a la Vida, (LMP)- AAA, El Despotismo del Oro, (LMP)- AAA, El Militarismo, (20 ctvos, en Iquique, 1922)- AAA, El Pensamiento Filosófico y el anarquismo- AAA, Enfermedades del Sentimiento Religioso, (LMP)- AAA, Floreal y Margarita (cuento infantil), 0, 20 en 1924- AAA, Hacia la sociedad de productores, 1, 50 pesos en1924

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- AAA, La Anarquía ante la Civilización, (LMP)- AAA, La Emancipación de la Mujer, (LMP)- AAA, La Guerra de los Dioses, (LMP)- AAA, La Muerte de los Dioses, (LMP)- AAA, La Muerte y El Diablo, (LMP)- AAA, La Resurrección de los Dioses, (LMP)- AAA, La Revolución y Los Revolucionarios, (LMP)- AAA, Las Grandes Ideas Modernas, (LMP)- AAA, Madre Tierra R., 0, 40 en 1924- AAA, Manual del Soldado, Biblioteca Aurora (40 ctvos en Iquique, 1924-1926)- AAA, Nuevas canciones rebeldes 0, 20 en 1924- AAA, Para los que no son anarquistas, (20 ctvos, en Iquique, 1922)- Alma Fuerte, Sonetos, (20 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Ameghino F, Mi credo, 20ctvs en Iquique, 1924-1926)- Andreiff Leonidas, Los Siete Ahorcados, (1 peso en Iquique, 1924-1926)- Aparicio, Las Aventuras del Profesor Maroto- Archinoff, Historia del Movimiento Machnovista, Editorial Argonauta, Buenos Aires- Bakunin Mijail, Dios y el Estado, (1, 2 pesos en Iquique, 1924-1926)- Bakunin Mijail, La Revolución Social en Francia, 2 Tomos, (10 pesos en Santiago, 1925)- Ballester R., Frente a la Dictadura, 0, 50 en 1924- Baltasar Doroteo, Teatro Libertario, (60 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Beseede G M, Lo que todos deberían saber (iniciación sexual) 2 en 1924- Carlió E. C., Gestas Magnificas, 0, 40 en 1924- Catalá E. F., El Hombre y la Creación, 0, 40 en 1924- Chueca José, Chispazos, 0, 40 en 1924- Darwin Charles, El Origen del Hombre, (LMP)- De la Fuente G, Diálogos festivos, (20 ctvos, en Santiago, 1924)- De Lidia Palmiro, El Ideal del Siglo, 0,30 en 1924- De Pedro Valentin, El Teatro del Pueblo, (60 ctvos en Iquique, 1924-1926)- De Podempas Felipe, El Águila Humana (drama social en tres

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actos), (80 ctvos en Iquique, 1924-1926)- De Quimey, El Asesinato considerado como una de las bellas artes, (2,40 pesos en Santiago, 1925)- De Ribolta F., Datos sobre los crímenes de Santa Cruz, (20 ctvos, en Santiago, 1924)- Diez Galo, La Mujer en la Lucha Social, 0, 40 en 1924- Domingo M, En la calle y en la cárcel, (4,40 pesos en Iquique, 1924-1926)- Donesi A, Nelida: La República del Perú en el feudo de los gamonales, (40 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Esteve Pedro, Afán de Vivir- Fabbri Luiggi, Cartas a una mujer sobre anarquía, (1,40 pesos en Iquique, 1924-1926)- Fabbri Luiggi, Dictadura y Revolución, 6 pesos en 1924- Fabbri Luiggi, La Crisis del Anarquismo, 0, 60 en 1924- Fauré Sebastián, La Dictadura de la Burguesía, Folleto nº 1, Agrupación El Sembrador, Avellaneda- Fauré Sebastián, La Falsa Redención, Folleto nº 1, Agrupación El Sembrador, Avellaneda- Fauré Sebastian, La Sociedad Comunista Libertaria, 0, 20 en 1924- Fauré Sebastián, Los que nosotros queremos, (20 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Fauré Sebastián, Mi Comunismo, Buenos Aires, (60 ctvos en 1924)- Fauré Sebastian, Temas Subversivos (colección de 12 conferencias), 4, 80 en 1924- Flores Magón Ricardo, Rayo de Luz, (60 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Flores Magón Ricardo, Sembrando Ideas, (60 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Flores Magón Ricardo, Tierra y Libertad, (50 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Flores Magón Ricardo, Verdugos y Víctimas, (60 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Ghiraldo Alberto, La Argentina, (4 pesos en Iquique, 1924-1926)- Ghiraldo Alberto, La Canción del deportado, (2, 80 pesos en Iquique, 1924-1926)- Ghiraldo Alberto, La Voz de Hierro- Ghiraldo Alberto, Los Salvajes, (2,80 pesos en Iquique, 1924-1926)

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- Gisano P, Hombres e Ideas, (20 ctvos, en Santiago, 1924)- González Pacheco Rodolfo, Teatro, 2 en 1924- Gorelik Anatol, El Movimiento Revolucionario de Masas en Ukrania, (40 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Gori Pietro, Primero de Mayo, 0, 40 en 1924- Gualteri Fernando, ¡Yanquilandia! (sobre Sacco y Vanzetti), Editorial La Palestra, Buenos Aires- Ingenieros José, La Reforma Educacional en Rusia, (2 pesos en Santiago, 1925)- Itca, Miedo- Kropotkin Pedro, El Apoyo Mutuo, (4,80 pesos en Santiago, 1925)- Kropotkin Pedro, El Estado. Su rol histórico, el Estado Moderno, (1, 50 pesos en Iquique, 1924-1926)- Kropotkin Pedro, Ética, Editorial Argonauta, Buenos Aires- Kropotkin Pedro, La Anarquía no es una secta, (20 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Kropotkin Pedro, La Ciencia Moderna y el Anarquismo, 2 pesos en 1924- Kropotkin Pedro, La Gran Revolución, (30 pesos en Santiago, 1925)- Kropotkin Pedro, La Moral Anarquista, (LMP)- Kropotkin Pedro, Memorias de un Revolucionario, (LMP)- Lantoni E, Teatro del Pueblo, (60 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Leval Gastón, Violencia y Anarquía, Editorial Ideas, Buenos Aires- López Montenegro J, El Botón de Fuego (en 5 cuadernos), Editorial Fueyo, Buenos Aires- Lorenzo Anselmo, Criterio Libertario 0, 60 en 1924- Lorulot Andrés, Entre Lobos (novela de costumbres anarquistas), (5 pesos en Iquique, 1924-1926)- Lujambio Juan, La Sanjuanada de los obreros (drama), 0, 80 en 1924- Malatesta Errico, En el Café, (90 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Malatesta Errico, Entre Campesinos, (60 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Malatesta Errico, Justicia y Moralidad, (20 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Malatesta Errico, La Anarquía, su filosofía y su ideal, (20 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Malatesta Errico, Página de lucha cotidiana, (3 pesos en Iquique,

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1924)- Malatesta Errico, La Revolución en Italia, 0, 60 en 1924- Mella Ricardo y Lombroso, Los Anarquistas (Estudio y réplica), (3 pesos en Iquique, 1924-1926)- Michel Luisa, La Comuna, (1,40 pesos en Santiago, 1925)- Mondaca J, Elementos de Sociología, (80 ctvos en Santiago, 1925)- Monsery Federica, La Victoria (novela), Ediciones de la Revista Blanca, Colección La -Novela Ideal, Madrid- Morestan J, La Educación Sexual, (5 pesos en Santiago, 1925)- Morón Gabriel, Un Capricho ..tal- Navas Eugenio, El Imperio de la Fuerza (teatro), 1 peso en 1924- Nettlau Max, Errico Malatesta, (3 pesos en Iquique, 1924-1926)- Noja Ruiz Higinio, El ..cian que asesinó- Noja Ruiz Higinio, Los galeones del amor, (3,40 pesos en Iquique, 1924-1926)- AAA, Orden y Libertad, (LMP)- Perez de Ayala Ramón, El ejemplo de Rosendo Tural- Pestaña Ángel, Setenta días en Rusia, (5 pesos en Santiago, 1925)- Pi F. y Arsuaga, El proceso de Cristo, 1.20 en 1924- Piramo E, Tierra Adentro, (1 peso en Iquique, 1924-1926)- Polloutier F., El Arte y la Rebeldía, 0, 40 en 1924- Pollutier F., Autonomía y Federalismo 0, 60 en 1924- Proudhon Joseph, Palabras del Un Rebelde, (LMP)- Ramus Pierre, Bauer, Piarrer und Christus, Paris- Ramus Pierre, La Nueva Creación de la Sociedad y el Comunismo Anárquico, Editorial Argonauta, Buenos Aires- Ramus Pierre, Manifiesto Anarquista, Paris- Reclus Eliseo, El Hombre y La Tierra (por cuadernillos, 80 ctvos cada uno), (LMP)- Rocker Rudolf, Artistas y Rebeldes, (5,40 pesos en Iquique, 1924-1926)- Rocker Rudolf, Bolchevismo y Anarquismo, 0, 60 en 1924- Rolland Romain, Clarambault, 5 en 1924- Rolland Romain, Nicolai y el Pensamiento Social Contemporáneo, 2, 40 pesos en 1924- Samblancat A, Testas y Tiestos Coronados, (50 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Sanfurjo, Hacia el triunfo del amor, (40 ctvos en Iquique, 1924-1926)

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- Sañer Capdevilla P, Dios, 40 ctvos, en Santiago, 1924- Suarez A, Arte y Filosofía- Tolstoy León, La Guerra y La Paz? , (LMP)- Tolstoy León, Nuevas Orientaciones, (1,40 pesos en Santiago, 1925)- Torres A. J., ¡A la lucha! 0,50 en 1924- Tribó J. T., Técnica Social 0,40 en 1924- Urales Federico, El Sindicalismo español (su desorientación) o, 60 en 1924- Urales Federico, Los Hijos del Amor, 2 pesos en 1924- Urales Federico, Renacer, (3 pesos en Santiago, 1925)- Varios Autores, Libertad y Comunismo, 3 en 1924

II.- PUBLICADOS EN LA REGIÓN CHILENA

- AAA, El Congreso Sindicalista de Berlín, Ediciones Acción Directa, Santiago, 1923, (40 ctvos en Santiago, 1923)- AAA, Guerra a la Guerra, FORCH-Tribuna Libertaria, Santiago, 1926- Pestaña Angel, El Sindicalismo Libertario, Editorial Lux, Santiago, antes de 1921- AAA, Voces de Liberación (fragmentos de escritoras revolucionarias), Editorial Lux, Santiago, antes de 1921 (40 ctvos en 1922)- Arratia Evangelina, El Comunismo en América, Editorial Lux, Santiago, 1923 (¿), (40 ctvos en Santiago, 1923-1926)- Bulffi Luís, Huelga de Vientres, Editorial El Sembrador, Valparaíso, 1926 - Changi René, La Mujer Esclava, Editorial Lux, Santiago, (20 ctvos en Santiago, 1925)- Clenens G C, Elementos de la Anarquía, Editorial Mas Allá, Santiago, 1925 (¿), (60 ctvos en Santiago, 1926)- Eltbacher Pablo, La Doctrina Anarquista, Editorial Claridad, Santiago, (50 ctvos en 1922)- Fauré Sebastián, El Dolor Universal, Editorial Lux?, (20 ctvos en Santiago, 1923-1926)- Fauré Sebastián, El Sindicalismo, Editorial Tierra y Libertad,

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Santiago?, 1923, (20 ctvos en Santiago, 1923)- Fauré Sebastián, La Falsa Redención, Editorial Claridad, Santiago (40 ctvos en 1922)- Fauré Sebastián, Las Doce Pruebas de la Inexistencia de Dios, Editorial Mas Allá, Santiago, 1925 (¿)- Gandulfo Juan y Manuel J Montenegro, Sindicalismo y Organización Industrial, Santiago, 1923- Gómez Rojas José Domingo, Rebeldías Líricas, Editorial Lux, Santiago, 1921 (40 ctvos en Iquique, 1922)- González Pacheco Rodolfo, Carteles de Chile, 0, 50 en 1924- González Vera José Santos, Vidas Mínimas, 2, 50 en 1924- Hamon A, Patria, Editorial Mas Allá, Santiago, 1924- Kropotkin Pedro, Justicia y Moralidad, Editorial El Sembrador, Iquique, 1924 (20 ctvos en Santiago, 1924)- Kropotkin Pedro, La Anarquía, Editorial El Sembrador, Iquique, 1924 (20 ctvos en Santiago, 1924)- Kropotkin Pedro, La Conquista del Pan, Editorial Lux, Santiago, (4 mil ejemplares) (1, 25 pesos en Santiago, 1922)- Lazo Cantalacio, El Lamento de la Mina, Mejillones, 1924 (¿), (80 ctvos en Iquique, 1924-1926)- Malatesta Errico, En Tiempo de Elecciones, Editorial El Sembrador, Iquique, 1924- Malatesta Errico, Entre Campesinos, Editorial Lux, Santiago, antes de 1921- Márquez Manuel, Mi Palabra Anarquista, Editorial Lux, Santiago- Márquez Manuel, Mi Palabra Anarquista, Segunda Edición, Editorial Lux, Santiago, (40 ctvos en Santiago, 1925)- Márquez Manuel, Palabras a las Mujeres, Editorial El Sembrador, Valparaíso, 1925 (¿)- Mella Ricardo, Ideario, Librería Plaza Olmedo, Santiago, 1926- Mella Ricardo, Los Anarquistas, Librería Plaza Olmedo, Santiago, 1926- Mella Ricardo, Organización y Revolución, Editorial Lux, Santiago, (40 ctvos en Santiago, 1925)- Merlino, Por Qué Somos Anarquistas, Editorial Mas Allá, Santiago, 1925 (¿), (40 ctvos en Santiago, 1926)- Navarrete Julio, Hacia la Anarquía, Editorial Rebelión, Santiago, 1923, (50 ctvos en Santiago, 1923) - Rouco Juana, Mis Proclamas, Editorial Lux, Santiago, (40 ctvos

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en Santiago, 1925)- Serrano Federico, Al correr la pluma (cuentos), Santiago, 1924 - Serrano Federico, Odisea de Un Luchador, Talleres de Lux, Santiago, 1925- Sutor Frank, Generación Conciente, Editorial El Sembrador, Valparaíso, 1926 - Triviño Armando (compilador), Cancionero Revolucionario, Editorial Lux, Santiago, antes de 1921- Triviño Armando (compilador), Cancionero Revolucionario, Segunda Edición, Editorial Lux, Santiago, 1922 (40 ctvos en Santiago, 1923)- Triviño Armando (compilador), Cancionero Revolucionario, Tercera Edición, Editorial Lux, Santiago, 1925, (40 ctvos en Santiago, 1925)- Triviño Armando, Arengas, Editorial Lux, Santiago, 1923- Triviño Armando, La IWW en la teoría y en la práctica, Editorial Lux, Santiago, 1922- Triviño Armando, La IWW en la teoría y en la práctica, Segunda Edición, Editorial Lux, Santiago, 1925 (40 ctvos en Santiago, 1925)- Triviño Armando, Lo que oyó y dijo Juan Pueblo, Agrupación La Batalla, Santiago, 1918

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ANEXO IMAGENES PROPAGANDA ANARQUISTA

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1924. El Estado atacó varias veces a la prensa libertaria. Allana-miento y saqueo de la imprenta de El Sembrador, Iquique

1924. Otra imagen del allanamiento.

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Folleto redactado por un profesor normalista, Lux, 1922

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El Surco, publicación anarquista de Iquique

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Folleto sobre naturismo, Osorno, años treinta

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Folleto sobre antimilitarismo, Santiago 1924

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La canción también era buena para la propaganda. Cancionero editado por LUX en los veinte.

Hubo publicaciones libertarias en muchas ciudades, acá el ejemplo de La Voz del Mar, de Valparaíso

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