victor m. fernandez

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  • 7/22/2019 Victor m. Fernandez

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    Los datos: dnde estn

    y cmo se recuperan

    En este captulo describiremos cmo se forman, se encuentran y sei (superan los datos arqueolgicos, es decir, los restos materiales de laactividad humana del pasado. Dichos datos estn bien escondidos, sonvariados y tienen mltiples sentidos, en una palabra, son duros de roer".I id arqueologa acta, siguiendo con esta imagen, como un animal ham-

    I >riento que ha de usar de todas sus habilidades para encontrar su ali-II ento, desenterrarlo primero para despus roerlo, reducirlo a partes asimilables e incorporarlo finalmente tras descomponerlo con sus jugosgstricos. Tal vez la metfora no parezca exagerada si se piensa en los(lificiles retos a los que ha debido hacer frente la arqueologa en los ltimos tiempos: de ser un alegre pasatiempo de coleccionistas y eruditoslia pasado a ser la responsable de la conservacin y explicacin de unacantidad inconmensurable de datos materiales, antes de su probable ydefinitivo desvanecimiento. La investigacin arqueolgica se enfrenta sin

    remedio a la proliferacin imparable de los datos y al cuestionamientocontinuo de su posicin terica y tcnicas de anlisis.Aunque la prctica arqueolgica de campo es tan variada que resulta

    muy difcil de resumir o abstraer en forma de principios generales, stosexisten (la mente humana no trabaja sin ellos) y se intentar su exposicin seguidamente. Con todo, para evitar una decepcin segura ms valeesperar un corto nmero de principios, y no sorprenderse ante el carcter ms bien obvio de muchos de ellos. Esto es lgico si pretendemos quelos asertos sean lo ms generales posible y sirvan para todos o casi todos

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    los casos, La opcin alternativa, explicar un gran nmero de ejemplosconcretos, queda fuera del alcance de este texto. No obstante, contar conuna cierta lgica mental, previa al trabajo de campo, parece mejor queesperar que aparezca poco a poco con la experiencia de los aos. DecaMortimer Wheeler que nuestro trabajo se parece mucho al del ingenie

    ro: cada proyecto o construccin es un problema nuevo, distinto a todoslos dems. La capacidad de inventiva, de aplicar principios generales acasos concretos nunca vistos hasta entonces, de forma que se resuelvansatisfactoriamente -es decir, se recupere el mximo de informacin conlos medios tcnicos y econmicos disponibles- son las cualidades quemejor definen la arqueologa de campo.

    3.1. Los yacimientos arqueolgicos: qu son y cmo se forman

    Un yacimiento arqueolgico es aquel lugar donde quedan restos materiales de algn tipo de actividad humana. El trmino denuncia sus lejanosorgenes en la geologa, aunque los franceses, que nos lo prestaron, yaempleen con ms frecuencia el trmino site, sitio o lugar (igual que losingleses), y no el original de gisement. Esos restos pueden ser visibles,porque estn situados sobre la tierra, o no visibles porque sedimentosformados con posterioridad los cubren por completo. Quiz la mayorade los restos de la segunda categora no sean descubiertos nunca, pero

    eso no afecta a su calidad de yacimientos arqueolgicos. Uno de los conjuntos de yacimientos ms importantes del mundo, la garganta de Oldu-vai en Tanzania, con restos del Paranthropus y de Homo, y de la actividadde ambos o de uno de los dos gneros fsiles, hubiera sido imposible deencontrar sin la erosin fluvial que abri el desfiladero y excav naturalmente, por as decir, los niveles enterrados bajo unos cien metros detierra.

    Por otro lado, los restos pueden ser de cualquier clase, desde unalasca de slex a una ciudad completa. Un concepto amplio de yacimien

    to englobara a ambos tipos extremos, aunque con lgicas matizaciones.Una lasca o punta de echa aislada en medio del terreno puede significar que un cazador del Paleoltico fabric o perfeccion all su herramienta, o la perdi segn caminaba hacia su objetivo. Tambin puede ser,ms probablemente, que el pequeo resto haya acabado ah tras ser arrastrado por la erosin, con lo cual su posicin no ser la original o primaria, sino secundaria. En todo caso, estos restos aislados difcilmente sernllamados yacimiento por nosotros, a no ser que, siguiendo la terminologa anglosajona, los incorporemos al anlisis con el nombre de "yaci

    mientos de actividad limitada o simple "ruido de fondo de la distribu

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    cin continua de materiales sobre el terreno. Con respecto al otro extremo, podemos denominar yacimiento a una pequea ciudad como Numan-cia, por ejemplo, pero tal vez los amplios restos antiguos del subsuelo deRoma, al estar separados y destruidos en parte por construcciones modernas, sean tratados ms correctamente como una serie de yacimientos distintos: el foro imperial, los templos del Largo Argentina, etc.

    El mbito temporal del concepto va desde el origen del hombre a laarqueologa industrial de los ltimos siglos e incluso decenios. Como yavimos, cualquier tipo de resto material dejado por el hombre es susceptible de ser estudiado desde el punto de vista de la arqueologa. No obstante, el trmino yacimiento se emplea habitualmente para denominar lossitios y parajes abandonados por el hombre, normalmente derruidos ycasi siempre cubiertos totalmente o en parte por la tierra; es decir, enterrados. Por ejemplo, a una iglesia romnica medieval, posiblemente anutilizada para el culto, sera mejor llamarla "monumento o "estructuraen vez de yacimiento, aunque las tcnicas arqueolgicas puedan ayudar(p. ej., para establecer las fases constructivas, si las hubo) a historiadoresdel arte y la arquitectura en su interpretacin completa. Sin embargo, siexisten restos de la poca bajo tierra, por ejemplo de construcciones ane

    jas a la iglesia, hoy derruidas, o de una necrpolis (algo bastante habitual),en este caso s que emplearamos la palabra para denominarlos.

    A pesar de su gran variedad, es posib le clasificar los yacimientosarqueolgicos en distintos grupos, aunque esta divisin depende muchode los criterios empleados, existiendo lgicamente una jerarquizacin deestos ltimos. Si se atiende a la poca en que se realiz la actividad, tendremos una clasificacin cronolgica (Paleoltico Inferior, Neoltico Reciente, Edad del Bronce Medio, etc.), que suele ser la primera que se establece, seguida por la basada en la funcionalidad (sitio de habitacin, deenterramiento, de caza o descuartizado, de cantera, ritual, etc.). En casode desear mayor detalle sobre el yacimiento, se puede establecer unatipologa en funcin de su posicin geogrfica: de montaa, valle fluvialo costero, en cueva o al aire libre, en la llanura o sobre un cerro, etc. Porfin, seguramente har falta excavar parte del yacimiento para poder deciralgo sobre su duracin -otro de los criterios-, si se trata de un asentamiento temporal (probablemente estacional) pero de ocupaciones repetidas, o permanente; de corta duracin (p. ej., con una sola fase cronolgica) o lo suficientemente larga para poder distinguir diferentes fases operodos culturales en su desarrollo; tambin podramos hablar de yacimientos estratificados y sin estratificar, alterados e intactos, etc.

    En cuanto al tipo de actividad realizada, los sitios de hbitat son losms importantes y numerosos. En ellos se realiz la mayora de los actoscotidianos de la comunidad, el alimento y el descanso, la relacin social,

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    las artesanas, etc. Al comienzo de la Prehistoria todo esto apenas dejaba algunos someros restos, como unas cenizas en donde se hizo fuego,lascas y finas esquirlas de piedra donde se tall, huesos de animales portodas partes, etc. (tanto al aire libre como, sobre todo, dentro de las cuevas),

    aunque a veces se han reconocido huellas de estructuras, como posiblestiendas de pieles o ramajes apoyados en postes, gracias a los huecos dejados en la tierra por los soportes, las piedras o huesos de grandes animales que sujetaban las paredes, etc. (un ejemplo de lo ltimo es la serie deparavientos o cabaa ucraniana de Molodova, del Paleoltico Medio). Otrasveces la forma de los refugios se puede distinguir por la misma distribucin de los restos, concentrados en formas circulares o cuadradas rodeadas por espacios ms vacos; es evidente que algn tipo de obstculo(piel, arbustos, paraviento) impidi arrojar fuera los desperdicios, aun

    que ya no quede ningn vestigio del mismo. Leroi-Gourhan llamaba aestas estructuras "latentes , pues no se ven y su existencia y forma hande ser deducidas indirectamente, como en las cabaas magdaleniensesque l mismo excav en Pincevent, al sur de Pars. Los problemas de talextrapolacin se pueden apreciar en que otro arquelogo, Binford, interpret estos mismos restos de forma muy diferente, como resultado de laactividad de varios cazadores sentados alrededor de un fuego al airelibre.

    Con la llegada del Neoltico los asentamientos se hacen ms comple

    jos, con viviendas de carcter ms estable, hechas de postes de madera(Neoltico Danubiano), adobes o tapial (Neoltico de los Balcanes) e incluso ya de manipostera con piedras apiladas, en el Neoltico del PrximoOriente. No obstante, en muchas zonas el aprendizaje de la agricultura

    y/o ganadera no llev a un cambio de hbitat hasta mucho despus, y asocurri en el Neoltico espaol, cuyas gentes siguieron utilizando todavadurante milenios las cuevas. Un avance mayor fue luego la aparicin delurbanismo, con calles, manzanas, plazas, edificios pblicos, etc., en lapoca histrica o en el umbral de la misma. Con todo, el reconocimientode las distintas reas de actividad y sus relaciones no slo es posible enla ltima categora citada, sino tambin en las cuevas paleolticas, y es unode los objetivos fundamentales de las excavaciones (anlisis microespa-cial). Esto nos puede llevar a definir con mayor precisin si existi algntipo de actividad fundamental en la cueva, poblado o ciudad de que setrate: de extraccin o procesamiento, agrcola o ganadera, si se trat deun centro comercial, poltico, defensivo o ritual, etc.

    El siguiente tipo de yacimiento, para muchos de importancia igual osuperior al anterior, es el de enterramiento de los difuntos. A partir delPaleoltico Medio, los datos actuales indican que se comenz a tener una

    cierta "preocupacin no prctica con las personas que moran, porque

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    en vez de arrojar los cadveres fuera del hbitat o abandonarlos, comoseguramente se haca antes, emple una cierta cantidad de energa enprotegerlos (o protegerse de ellos) mediante la excavacin de tumbas.Desde esas simples fosas hasta las pirmides de Egipto, el elenco de tipos

    de necrpolis es enorme: bajo las viviendas o en un lugar especial, individuales o colectivas, sin ningn signo externo o con un tmulo, megali-to o pirmide encima o alrededor, sin ajuar o con ofrendas materiales,con el cadver entero o descarnado, inhumado o incinerado, etc. A pesarde esta variacin, muchos de estos yacimientos tienen una cosa en comn:estn ms o menos intensamente violados, destruidos por ladrones detumbas que intentaron aprovecharse de los objetos que solan acompaar a los difuntos.

    Los cementerios tienen una caracterstica muy importante que los dis

    tingue de los dems yacimientos: fueron construidos con intencin, paradurar, se enterraron a conciencia y por eso el contenido de informacines en ellos mayor que en los poblados, donde los restos fueron dejadosaccidentalmente por prdidas, incendios o abandonos sbitos, y luegofueron cubiertos por acumulacin de materiales erosivos al cabo de losaos. Es como si los hombres del pasado nos hubieran dejado un regalobajo tierra para los arquelogos de hoy Pero claro que ellos no pensabanen nosotros, sino en algn tipo de construccin religiosa bastante mscomplicada, que intentaremos reconstruir mediante el anlisis arqueol

    gico, aunque la mayora de las veces, cuando no contamos con informacin escrita (como ocurre al comienzo de la historia, por ejemplo en Egipto),esta tarea va a ser bastante difcil. Por ejemplo, no nos es posible ni siquiera deducir con total seguridad que existiese una creencia en la supervivencia tras la muerte, pues la etnografa ha descrito algunos pueblos queentierran a sus muertos sin esa condicin, y viceversa. Tampoco es cier-lo que las diferencias entre unas tumbas y otras sean siempre un reflejode la organizacin social del grupo que construy el cementerio, aunque deI lecho este tipo de inferencia es muy comn en la llamada "arqueologa

    de la muerte".Los restantes tipos de yacimiento, segn su funcionalidad, son menos

    importantes, y slo los describiremos brevemente. En el Paleoltico Inferior y Medio son comunes los sitios de matanza (o de descuartizado, despedazado, etc.), donde un grupo caz (o encontr ya muerto) y se aprovech de la carne y la piel de un animal grande. All aparecen los huesos

    y restos de tiles lticos, y curiosamente son ms abundantes las simpleslascas de piedra sin retoque, usadas como simples cuchillos, que los elaborados bifaces o raederas de la poca. Los sitios ceremoniales son por

    .supuesto muy importantes, pero pertenecen en su mayora a pocas histricas, y de los anteriores dudamos de su utilidad exacta: los crculos de

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    piedras (como Stonehenge al sur de Inglaterra), los grandes "santuariosde pintura parietal del Paleoltico Superior en el sur de Francia y norte deEspaa (como Altamira o Lascaux), los mismos megalitos, eran lugaresde culto, tal como lo entendemos hoy? La mayora no fueron lugares de

    habitacin y por similitud con restos parecidos de pueblos actuales, suponemos para ellos algn tipo de funcionalidad religiosa en sentido amplio(p. ej., en el caso de los crculos de piedras, relacionada con la astronoma). Tambin podemos colocar en esta casilla los innumerables lugarescon pintura rupestre, petroglifos, grafitos, etc., esparcidos por todo el mundo, aunque de la mayora (aquellos en donde no existi continuidad etnogrfica) es difcil inferir su significado.

    Si exceptuamos aquellos yacimientos que estn levantados sobre elterreno, como los monumentos (conservados o derruidos), las estacio

    nes de arte rupestre, etc., la inmensa mayora estn enterrados, completamente o en su mayor parte. Por suerte, en muchos casos queda algntipo de vestigio superficial que permite la identificacin, normalmente enforma de restos materiales muebles, enteros o fragmentados, como cermica o tiles lticos, El hecho de que estn bajo tierra ha sido la causa fundamental de su conservacin hasta hoy pero nos obliga a desenterrar,excavar, en suma, realizar una lenta labor hasta obtener la informacinque deseamos. Toda excavacin arqueolgica consiste en reconstruir elproceso que llev a la formacin del "registro", es decir, cmo (y por qu)

    se erigieron los restos y cmo luego se destruyeron y fueron cubiertospor la tierra. Por ello, entender los mecanismos de formacin de un yacimiento es adelantar un gran trecho en el camino hacia su completa interpretacin.

    Cmo se forma un yacimiento arqueolgico? Cmo es posible queciudades enteras queden cubiertas por la tierra hasta desaparecer porcompleto, o que para encontrar los restos de un pequeo grupo de cazadores paleolticos sea necesario profundizar muchos metros en el suelode una cueva? Antes se sola responder a esta pregunta con afirmaciones

    generales del tipo "por la erosin", "por fenmenos naturales idnticos alos que forman el paisaje , etc. En la actualidad, tras varias dcadas deexcavaciones cada vez ms detalladas, se ha comprobado que el papelhumano ha sido por lo menos tan importante como el de los agentes climticos y atmosfricos. Aunque cada yacimiento es un caso nico y comotal ha de estudiarse en la excavacin, existen procesos generales que,combinados en proporcin variable, pueden explicar una gran parte decada caso concreto. A continuacin veremos cuatro prototipos relativamente comunes: una cueva paleoltica en clima hmedo, un poblado con

    viviendas de barro en clima rido, un poblado con viviendas de piedra enclima hmedo y un poblado con viviendas de madera en clima hmedo.

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    En todos estos casos se pueden distinguir tres tipos de procesos deformacin: fsicos, biolgicos y culturales. Los primeros se dan siempre(vase 7.1.1), aunque no exista actividad humana ni animal, y son la erosin, traslado y deposicin de sedimentos (polvo elico, lodo y arena flu

    vial, arrastres en pendientes, etc.). Los biolgicos corresponden a la actividad de animales: excrementos, huesos, tierra adherida al cuerpo yextremidades de animales domsticos y salvajes que visitan el sitio enausencia del hombre. La actividad humana introduce elementos antropo-gnicos como aportes minerales (piedras para construir, sentarse, comomateria prima, etc.) y biolgicos (para alimento, cobijo, etc.), los modifica de varias maneras, y altera los procesos de sedimentacin natural, produciendo en general su aceleracin.

    En las cuevas, los desechos de talla, pequeas esquirlas de piedra que

    saltan al fabricar los tiles lticos, pueden llegar a constituir en algunosniveles todo el sedimento mayor de dos milmetros (es decir, todo lo queest por encima de las arenas) y una gran parte de las arenas gruesas,segn ha sealado K. Butzer. En ocasiones la mayora de las piedras hansido tradas por el hombre (manuports), e incluso es posible que las desprendidas del techo lo fueran a causa de los fuegos encendidos en la cueva.Si pensamos que muchas de ellas fueron ocupadas, de forma intermitente, durante milenios, es fcil imaginar la cantidad de suelo que se pudohaber formado slo por la tierra adherida en el exterior hmedo a los

    pies humanos y desprendida en el interior, aunque los grupos fueran muypequeos. Finalmente, los sedimentos fueron creciendo tambin por elaporte de materia vegetal y animal, esta ltima muy importante durantelos perodos de desocupacin de la cueva, cuando murcilagos, rapaces,osos, carroeros (hienas), etc., eran los dueos del hbitat sin ningn tipode limpieza posible.

    Con posterioridad a la deposicin se producen determinados procesos qumicos que originan la formacin de suelos, en apariencia slo minerales, pero cuyo origen es orgnico. Hoy es posible distinguir esto, e inclu

    so separar los componentes de hueso, grasa, sangre, heces, etc., medianteel anlisis cromatogrfico de aminocidos y el estudio de elementos traza. Tambin el anlisis qumico con reactivos o el microscopio permitedistinguir los granos que tienen su origen en las cenizas de los hogareso en las arcillas cocidas por su fuego. Los mismos hogares tienen sussecretos: aunque siempre se identifican por los restos de cenizas y carbones, estos casos son nicamente aquellos donde se produjo una combustin incompleta, a baja temperatura y con poca oxidacin, mientras elcaso contrario, seguramente el ms abundante, produce slo finas capas

    de color rojizo o blanco, ms difciles de detectar aunque correspondana una actividad mucho ms importante. Un ejemplo de cueva bien estu

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    diada y representativa de muchas otras ms en la regin franco-cantbrica, Cueva Morn (Santander), con niveles desde e l Musteriense al finaldel Paleoltico (ms de 80.000 aos), revela que la materia orgnica constituye del 5 al 20% de los niveles de ocupacin, y los artefactos y restosde huesos, del 2 al 50%. Aqu ha sido posible ver cmo la actividad humana sobre los suelos provocaba la mezcla de los materiales de variosmomentos cronolgicos, sobre todo a la entrada de la cueva donde la actividad fue mayor, y cmo en los perodos d e desocupacin apenas sedepositaron sedimentos, dando una falsa imagen de uso continuado dela cueva.

    En climas ridos o semiridos abundan los poblados en forma de montculo, no porque se haya construido originalmente sobre una elevacinnatural, lo cual tambin es corriente, sino porque los restos mismos forman un pequeo cerro. Este tipo de yacimientos es muy caracterstico del

    Prximo Oriente, donde reciben el nombre rabe de tell(tepeen persao hykenturco), pero tambin se encuentra en los pases del Mediterrneo occidental, incluida la Pennsula Ibrica, donde un ejemplo clsico podra ser Cortes de Navarra, poblado cercano a Tudela con nivelesdesde el Bronce Final hasta la II Edad del Hierro. En la mayora de loscasos, la elevacin se debe a que las construcciones eran de adobes(ladrillos de barro crudo) o tapial (masa del mismo material), casi siempre sobre una base de mampostera con piedras apiladas, con techo demateria vegetal. Estas viviendas tienen una vida til muy corta, pues aca

    ban derrumbndose en el tiempo de una generacin a causa del agua delluvia o la humedad absorbida desde el suelo. Las siguientes reconstrucciones, si no se deseaba retirar el escombro o desplazar poco a poco elpoblado de sitio, haban de hacerse sobre las ruinas aplanadas de las anteriores, por lo que se situaban en un nivel superior. Este fenmeno, repetido cada pocos aos, hizo que, por ejemplo, algunos tells del Turquestn,ocupados durante tres o cuatro siglos, lleguen a tener hasta 34 metros dealtura (suban una media de 10 cm por ao).

    En estos yacimientos el relleno cultural suele ser de grano muy fino, amenudo arcilloso y con alto contenido orgnico; los nicos fragmentos

    grandes son los cermicos. La estructura es laminar, con extensas capasde poco espesor, y color y contenido muy variables (hogares, cenizas,cermica, huesos y estircol), con alta proporcin de fosfatos y bajo pH(cido). Aparte estn los conglomerados de escombros resultantes delderrumbe de los muros, con adobes, ladrillos o piedras, y los huecos rellenos con sedimentos ms finos. El conjunto pudo haber sido erosionadopor corrientes de agua que dejan sedimentos an ms finos en canalesy depresiones. Los procesos de formacin durante la vida del asentamiento incluyen la lenta pero constante subida del nivel de los suelos de

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    las viviendas por acumulacin de desecho, que se incrementa con el abandono y tras la cada de los muros; las calles entre casas, o estas mismassi se abandonan temporalmente, tienden a atraer basura y se rellenan conrapidez si la zona del poblado presenta poca actividad. En pocas de

    expansin demogrfica, el grado de limpieza y uso aumenta, y los sedimentos crecen despacio, mientras que si la poblacin disminuye o abandona el poblado, el proceso de deposicin se acelera consecuentemente (figura 3.1).

    ___ --------- 'V \ R--- s'v A _ /Z Z d \nA---- -t c ------ J / R A

    / yJ! \ '-------------------- > J v ^

    ihxMi^Aluvin elico humidificado arriba,estructura vertical y algnarrastre y laminaciones debajo

    Escombro revuelto, estratificadoen matriz arcillosa

    Bolsadas laminaresQivC V alterna(ias de

    . aluvin/arcilla y

    cascote/arena deorigen pluvial

    E S & Escombro revuelto,

    derrumbe estratificado en < V f o ^ / 1 matriz arcillosa ^s c5 0

    cifflirupjiia.iPis? i .iijiiuj

    ' T0 0 en matriz arcillosa 0 %

    v C-> ^ 1de[Pisos d t e T S S 5 f f l M l D ! ^ S ^o 11 i\3t

    t 500^ Escombro de relleno de base

    con capas de desecho orgmco-mineral 4 /y//?/**7 ,,r *>>> >>>/? >"/>>rr?/jfjfyyy'/ 'S u e l o de arcilla apisonada sobre

    relleno de escombro anterior

    Figura 3.1. Un ejemplo terico de poblado sobre montculo, con ilustracin de varios

    tipos de sedimento: aluvin elico (A), escombros de derrumbe por gravedad y erosinpluvial (B), escombros de derrumbe y relleno artificial (C), y restos en posicin primaria, superpuestos por derrumbe y relleno artificial (D) (segn Butzer, 1982, figura 6.2).

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    En zonas de clima hmedo, o cuando existen piedras en abundancia,es este material el utilizado para la construccin de los poblados, comenzando en las etapas finales de la Prehistoria, en nuestro pas desde el Cal-coltico con el conocido yacimiento de Los Millares (Almera), y siguiendo posteriormente. En estos casos se produce mucha menos acumulacin

    de sedimentos, aunque el progreso de la vegetacin puede ocultar completamente los restos de una vivienda derruida en poco tiempo. En Inglaterra se ha visto cmo granjas abandonadas hace menos de un siglo sonhoy un montculo cubierto de hierba, donde apenas se aprecian emergiendo algunas piedras de los muros. Mientras la construccin permanezca utilizada, el deterioro es pequeo si se efectan las reparacionesoportunas a tiempo. Cuando se abandona, en primer lugar se produce lacada del techo y luego de los muros; si el comienzo del proceso fue unincendio, tendremos la sucesin estratigrfica siguiente, de abajo arriba:cenizas y restos de las maderas quemadas en el suelo, las vigas del techo

    y las tejas si las hubo, y finalmente las piedras y cascotes de los muros. Silas piedras escasean, es habitual que hayan sido de nuevo recuperadaspara nuevas construcciones, y entonces pueden quedar slo las alineaciones de la cimentacin, originalmente enterradas. Con todo, inclusostas pueden haber sido extradas, dejando las trincheras vacas que luego se rellenan con aportes elicos. Incluso en este caso extremo es posible reconstruir la planta de los edificios a partir del trazado de las trincheras.

    Finalmente estn las construcciones de madera, muy tpicas de zonas

    boscosas y hmedas, como el norte y centro de Europa, pero escasas omal conocidas en nuestro pas. A menos que los restos sean inundadospor algn ro o lago y permanezcan siempre en un estado de humedadconstante (como ocurri con los restos "palafticos de Suiza), en condiciones anaerbicas, es decir, sin aire y sin posibilidad por ello de actuacin de la mayora de los microorganismos, la madera se descompondrpor la accin de stos y desaparecer. La parte del tronco que estabahincada en la tierra se descompondr y ser reemplazada por suelo hmico de las capas superiores. Esto permitir la localizacin de los "agujeros de poste , ya que el humus es ms oscuro y retiene ms la humedadque la tierra normal. Tambin ocurre que el color del agujero se va oscureciendo segn se baja, porque el humus desciende y va siendo reemplazado por la tierra (ello puede provocar errores al creer que el huecoes de un nivel inferior). En otras ocasiones la madera pudo haber ardido

    y se conservar carbn vegetal en el hueco, fechable por carbono-14,aunque no sea ste el mejor tipo de muestra, como veremos; haber sidoreemplazada por otra nueva, lo que se podr ver en la seccin del hueco; o haber sido rellenado ste con cantos y tierra. En todos los casos una

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    excavacin cuidadosa, limpiando primero la mitad del agujero para poderdibujar la seccin central del relleno, ser capaz de revelar todos estoshuecos, pudindose dibujar la planta de la edificacin correspondiente,

    y obtener informacin sobre su tamao, capacidad, etc.

    En relacin con los restos materiales que se registran en cualquier tipode yacimiento, desde hace tiempo sabemos que puede haber poca correspondencia entre los artefactos utilizados por el grupo y lo que queda enel sitio tras su abandono. Binford distingui entre artefactos que se conservan y reparan (uso conservativo, curated) y otros que se desechan trassu uso (uso oportunista, expedient), sealando cmo ciertas ideas habituales en nuestra interpretacin de los yacimientos (relacin directa entreartefactos utilizados y cantidad de desecho, entre la frecuencia de los tipos

    y las actividades realizadas, etc.) slo son vlidas en las condiciones de

    manufactura oportunista. El problema consiste en que ya desde el iniciode la cultura humana se advierte arqueolgicamente la manufactura conservativa de artefactos como uno de los aspectos que distinguen nuestrocomportamiento del de otros primates. Por ello la reutilizacin e inclusoel cambio de forma y funcin de los utensilios -p. ej., el "efecto Frison"cuando se da nueva forma a tiles lticos ya desgastados, o cuando seguardan cermicas rotas para repararlas o utilizarlas como aglutinante delas estructuras de adobe- han de ser tenidos en cuenta a la hora de interpretar los restos materiales de un yacimiento.

    Debemos a Michael B. Schiffer el mejor intento de sistematizacin delos diferentes tipos de desecho (la deposicin cultural"):primariocuando se deja en el mismo lugar de uso, secundariocuando se lleva a otraparte (normalmente a lugares especiales: basureros) en los procesos delimpieza o mantenimiento; los pequeos objetos que escapan a la limpieza se denominan desechoprimario residual; y en el caso de un abandono rpido y sbito muchos objetos tienden a quedar en su disposicinoriginal, llamndose desecho de facto. Para grupos cazadores-recolec

    tores, Binford design las reas de desecho primario donde ste, usualmente de pequeo tamao, se "deja caer como zonas dropy aquellasdonde se "tira" el secundario de mayor volumen como zonas toss.

    Sobre las relaciones entre formas de comportamiento y desecho sehan propuesto algunas "reglas" que resumimos a continuacin. La variacin tipolgica de los artefactos tiende a ser mayor cuanto ms larga hasido la ocupacin de un asentamiento ("efecto Clarke"); de esto se deduce el peligro de interpretar funcionalmente los yacimientos (sobre todopor el material de superficie, poco controlable cronolgicamente) slo a

    partir de la variabilidad de los tipos. A mayor poblacin de un rea deactividad y mayor intensidad de ocupacin, mayor tender a ser la relacin de la cantidad de desecho secundario respecto a la del primario, y

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    ........... i coi lospondencia existir entre zonas de uso y zonas de desecho(l< c! I >

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    cuencia de uso, etc., cuyos valores son obtenidos por estudios etnoar-queolgicos y experimentales ("modelo del camino",pathway model).

    No cabe duda de que muchas de las leyes y procesos sobre los desechos que acabamos de ver se obtienen por la observacin de causas

    naturales necesarias o incluso por simple sentido comn. Tambin muchasde ellas pueden decepcionar por su gran generalidad o escasa predicti-bilidad, como aquella norma de N. David que postulaba que cuanto msse usa un tipo cermico, mayor ser el nmero de sus fragmentos en un

    yacimiento arqueolgico. La evidencia de estas verdades de Perogrullo,en alguna ocasin llamadas "leyes de Mickey Mouse", tal vez se puedaexplicar, con todo, por referirse a un mecanismo bastante elemental dela conducta humana, como lo es el tratamiento de sus basuras o desechosmateriales.

    Pero es as en realidad? Aunque es algo claro que la suciedad y labasura son molestas para las actividades diarias, en todos los tiempos ylugares, tambin es cierto que el concepto y actitud hacia los desechosvaran mucho en las sociedades actuales y adems sabemos por los textos histricos que esas ideas cambiaron con el paso del tiempo. En estesentido, Ian Hodder resalta los peligros de traspasar nuestro conceptoactual de limpieza, ligado a la higiene y la salud ya desde Hipcrates enla Grecia clsica pero slo impuesto de forma universal en los dos ltimos siglos, a sociedades prehistricas cuyas ideas pudieron ser muy dife

    rentes. Para ello, Hodder se fija en dos excepciones actuales con un concepto muy diferente, los Nuba Mesakin de Sudn central y los gitanos.Ambos grupos son minoritarios en situacin de inferioridad frente a sociedades dominantes (rabes y payos), y curiosamente en ambos se utilizala suciedad como una forma de diferencia, oposicin e incluso proteccinfrente a la idea de limpieza caracterstica de la sociedad mayoritaria, ytambin como un sistema de resistencia de las mujeres frente a la dominacin de los varones, todo ello dentro de un mundo simblico donde tienen una gran importancia los conceptos de pureza (interior, el "honor'1)

    e impureza (exterior, lo sucio impersonal).El ltimo aspecto que veremos sobre la formacin de los yacimientos

    ser una breve introduccin a la tafonoma. Entendida, desde su primeraintroduccin por e l ruso Efremov en los aos cuarenta, como el estudiode la transicin de los restos animales desde la biosfera a la litosfera, esdecir, desde la situacin de organismo vivo hasta la de hueso fsil, la tafonoma est ltimamente ampliando su campo definitorio para incluir tambin el estudio de todos los procesos posdeposicionales, es decir, las alteraciones sufridas durante el tiempo, a veces muy largo, en el que todos

    los restos materiales, y no slo los huesos, estn enterrados y hasta queson descubiertos por paleontlogos y arquelogos.

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    Limitndonos al estudio de los huesos, hay que decir que uno de losobjetivos fundamentales es poder distinguir las acumulaciones seas producidas por los humanos de las que son resultado de la accin de otrosanimales. En ambas ocurre que los huesos que quedan al final forman unconjunto muy diferente del original del animal completo, habiendo desaparecido tantas ms piezas cuanto ms joven era el mismo. En cuanto ala fractura sea por consumo, los carnvoros empiezan por los extremosde los huesos largos absorbiendo la sangre y dejando al final las caas(difisis) casi enteras pero sin los extremos articulares (epfisis), mientrasque los humanos rompen las caas con instrumentos, lticos o de otro tipo,para acceder rpidamente al tutano de su interior, resultando al final enmultitud de pequeas esquirlas seas producto de la rotura, junto con lasepfisis casi enteras. El aspecto claramente diferente de las marcas quedejan sobre el hueso los mordiscos animales (estras paralelas, cortas y

    anchas) y los cortes hechos con cuchillos de piedra o metal (estras msaisladas, ms largas y finas) sigue siendo, cuando existen estas huellas,el mejor mtodo para distinguir la actividad animal y humana, pues ltimamente se han expresado serias dudas sobre la validez de otros sistemas propuestos, como los basados en el arrastre al campamento o madriguera de partes distintas de los cuerpos (los humanos llevaran partesms pesadas, como el tronco, y los carnvoros nicamente las extremidades o el crneo), o en el comportamiento ms oportunista y destructivo del cazador humano respecto del animal, pues la variabilidad es muy

    amplia en ambos tipos, dependiendo del medio ecolgico, abundanciade presas, tecnologa, etc. (vase una ampliacin de este tema en 7.1.2).

    3.2. La prospeccin arqueolgica: planteamientos, ayudas y tcnicas

    Al hablar de prospeccin, generalmente nos referimos al conjunto de trabajos de campo y de laboratorio que son previos a la excavacin arqueolgica, y que incluyen sobre todo el estudio de una zona geogrfica con el fin de

    descubrir el mayor nmero posible de yacimientos all existentes. Hubo un tiempo en esta profesin en que la tarea fundamental y casi nica consista en desenterrar restos y monumentos, en excavar los yacimientos que parecan a prorms interesantes, y como exista una gran penuria de conocimientos, cualquiercosa que se obtuviera resultaba de valor. Por ello apenas importaba que seexcavase slo un tipo de yacimientos (p. ej., necrpolis), que se diera una ideamuy somera de otros (poblados excavados en una mnima parte), que no supiramos nada sobre la arqueologa de grandes zonas geogrficas (en Espaa,por ejemplo, la Meseta Sur), o que la publicacin escrita de los resultados deja

    se mucho que desear en cuanto a globalidad y precisin.

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    Actualmente, el incremento del coste econmico de la excavacin, quiz en mayor medida que otro tipo de consideraciones ms tericas, ha provocado un replanteamiento de la cuestin. Hoy en da es necesario un an-lisis preliminar del yacimiento escogido, la evaluacin anticipada de los

    resultados ms probables (sobre todo si contribuirn a resolver algn problema importante), el clculo de los costes globales (incluida la publicacin) y de las necesidades organizativas (equipo, alojamiento, etc.); en suma,hay que plantearse muchas cuestiones antes de empezar a excavar, y hayque dejar las menos posibles en manos del azar. La imagen romntica dela arqueologa que descubre restos de sensacin, favorecida por la fortuna y guiada por la intuicin, parece algo definitivamente superado.

    Al mismo tiempo, la necesidad de comprender el comportamientoprehistrico en una escala espacial mayor que la del yacimiento, surgida

    del convencimiento de que los asentamientos eran muchas veces temporales, y en todo caso estaban unos relacionados con otros, y dirigidapor las corrientes terico-metodolgicas como el estudio de los Patronesde Asentamiento, la Arqueologa Espacial, el Anlisis Territorial, etc., todoello ha colocado en un primer plano de importancia a la prospeccin, porencima incluso del mtodo ms antiguo de la excavacin. Comparandolos dos sistemas, se puede decir que excavar desemboca en saber muchascosas sobre un sitio, mientras que prospectar resulta en saber pocas cosassobre muchos sitios, ya que stos slo se inspeccionan "por encima (an

    lisis superficial y en todo caso una pequea excavacin). Cul es mejor?Depende del estado de la investigacin. Si la zona ha sido ya prospectada por completo, es decir, se conocen prcticamente todos los emplazamientos arqueolgicos, es lgico que se considere llegado el momentode excavar en extensin los ms importantes. Pero si la zona se conoceparcialmente, ser mejor prospectar antes de excavar, entre otras cosasporque si no cmo sabemos que el yacimiento que excavamos es elmejor, el idneo para resolver nuestro problema?

    Por ltimo, pero en absoluto la menos importante de las razones a favor

    de la prospeccin, est el apoyo que la administracin le ha dado en losltimos aos, hasta el extremo de formar con mucho la mayor partida dedicada a la arqueologa, junto con las intervenciones de urgencia en yacimientos o zonas amenazadas; la investigacin "pura", que curiosamentese suele identificar con la excavacin al viejo estilo, est cada vez menossubvencionada. Esta nueva conciencia de la necesidad de preservar elpatrimonio arqueolgico para las generaciones del futuro, lo que exigeque previamente haya de ser conocido y de ah la necesidad de la prospeccin que descubra y catalogue todos los sitios, es una de las consecuencias ms afortunadas de la actual organizacin autonmica espaola.Siguiendo las indicaciones de las leyes de patrimonio de las distintas

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    comunidades autnomas, variables pero siempre ms protectoras de loque exista previamente, casi todas ellas han emprendido proyectos quepretenden llegar en pocos aos a un inventario arqueolgico completode todo su territorio, encargando el trabajo habitualmente a empresasarqueolgicas privadas, donde han podido desempear su profesin un

    gran nmero de licenciados de prehistoria y arqueologa de nuestro pas.La tarea de prospeccin suele tener dos partes: el anlisis previo, biblio

    grfico y de laboratorio, y el trabajo de campo. El primero consiste enexaminar toda la informacin previa que existe sobre la zona de inters,

    y el segundo es la bsqueda propiamente dicha de los yacimientos. Losdatos previos se encuentran repartidos en varias fuentes que es necesario ensamblar adecuadamente: mapas topogrficos, fotos areas, toponimia de la zona y descripciones escritas (desde las primeras relacioneshasta los ltimos informes arqueolgicos publicados).

    La comprensin de los planos topogrficos de la zona es esencial parala prospeccin. En la mayora de los pases el gobierno publica mapasde escala mayor o menor, en los que se dibujan los accidentes geogrficos y las construcciones humanas ms importantes (casas, caminos, puentes, etc.). Una serie de vrtices geodsicos, puntos sealados en el mapacon su elevacin exacta y marcados claramente en el terreno, ayudan asituar en el plano (mediante la longitud y la latitud) y en elevacin (sobreel nivel del mar o sobre algn punto fijo de referencia) cualquier yacimiento o hallazgo que se produzca en la prospeccin. Esto se puede hacer

    mediante la triangulacin topogrfica (midiendo los ngulos desde el sitiohacia tres elementos fijos del paisaje, con una brjula, nivel o teodolitotopogrfico), o bien con la ayuda de un instrumento de "posicionamien-to global por satlite" que conecta con el sistema de satlites GPS y dadirectamente la longitud y latitud del yacimiento; en caso de no disponerde mapas de buena escala se recomienda este sistema, cuyo precio haalcanzado valores accesibles, pero cuyo error (de varias decenas demetros) lo hace inferior a los buenos mapas. Adems, cuando no se cuenta con medios para una prospeccin prolongada, los planos sirven tam

    bin para decidir cules son las zonas ms interesantes que deben serexaminadas en primer lugar.

    En Espaa existen planos de escala 1:50.0000 (un centmetro equivale a medio kilmetro) para todo el territorio nacional, pero en ocasionesse puede contar con planos de escala mayor (1:25.000, 1:5.000 o 1:2.000),que lgicamente son ms tiles. Cada vez existen ms y mejores planospublicados con datos interesantes para la prospeccin, como la geologade la zona, los tipos de suelo, la utilizacin agrcola, etc. No obstante, losmapas antiguos no se deben despreciar, sino todo lo contrario, pues pue

    den contener informacin que ha desaparecido con el tiempo y que tal

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    vre como apoyo previo a la prospeccin tradicional. Esto no slo es debi-

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    comunidades autnomas, variables pero siempre ms protectoras de loque exista previamente, casi todas ellas han emprendido proyectos quepretenden llegar en pocos aos a un inventario arqueolgico completode todo su territorio, encargando el trabajo habitualmente a empresasarqueolgicas privadas, donde han podido desempear su profesin un

    gran nmero de licenciados de prehistoria y arqueologa de nuestro pas.La tarea de prospeccin suele tener dos partes: el anlisis previo, biblio

    grfico y de laboratorio, y el trabajo de campo. El primero consiste enexaminar toda la informacin previa que existe sobre la zona de inters,

    y el segundo es la bsqueda propiamente dicha de los yacimientos. Losdatos previos se encuentran repartidos en varias fuentes que es necesario ensamblar adecuadamente: mapas topogrficos, fotos areas, toponimia de la zona y descripciones escritas (desde las primeras relacioneshasta los ltimos informes arqueolgicos publicados).

    La comprensin de los planos topogrficos de la zona es esencial parala prospeccin. En la mayora de los pases el gobierno publica mapasde escala mayor o menor, en los que se dibujan los accidentes geogrficos y las construcciones humanas ms importantes (casas, caminos, puentes, etc.). Una serie de vrtices geodsicos, puntos sealados en el mapacon su elevacin exacta y marcados claramente en el terreno, ayudan asituar en el plano (mediante la longitud y la latitud) y en elevacin (sobreel nivel del mar o sobre algn punto fijo de referencia) cualquier yacimiento o hallazgo que se produzca en la prospeccin. Esto se puede hacer

    mediante la triangulacin topogrfica (midiendo los ngulos desde el sitiohacia tres elementos fijos del paisaje, con una brjula, nivel o teodolitotopogrfico), o bien con la ayuda de un instrumento de "posicionamien-to global por satlite" que conecta con el sistema de satlites GPS y dadirectamente la longitud y latitud del yacimiento; en caso de no disponerde mapas de buena escala se recomienda este sistema, cuyo precio haalcanzado valores accesibles, pero cuyo error (de varias decenas demetros) lo hace inferior a los buenos mapas. Adems, cuando no se cuenta con medios para una prospeccin prolongada, los planos sirven tam

    bin para decidir cules son las zonas ms interesantes que deben serexaminadas en primer lugar.En Espaa existen planos de escala 1:50.0000 (un centmetro equiva

    le a medio kilmetro) para todo el territorio nacional, pero en ocasionesse puede contar con planos de escala mayor (1:25.000, 1:5.000 o 1:2.000),que lgicamente son ms tiles. Cada vez existen ms y mejores planospublicados con datos interesantes para la prospeccin, como la geologade la zona, los tipos de suelo, la utilizacin agrcola, etc. No obstante, losmapas antiguos no se deben despreciar, sino todo lo contrario, pues pueden contener informacin que ha desaparecido con el tiempo y que tal

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    vez sea relevante desde el punto de vista arqueolgico: antiguos caminos, otro tipo de uso agrcola o vegetacin, edificios hoy derruidos, etc.

    La siguiente ayuda proviene de las fotografas areas. stas puedenhaber sido hechas con destino a la prospeccin arqueolgica, nicamentesobre la zona de inters, o bien se puede utilizar parte de la coleccingeneral existente para todo el pas, realizada con otros fines (topografa,agrimensura, recursos hdricos, etc.). Fue un piloto britnico en la primeraguerra mundial, O. G. S. Crawford, ms tarde fundador de la revista Anti-quity, el primero que vio las posibilidades de las fotos realizadas desdeel aire, las cuales mostraban restos arqueolgicos muy difciles o imposibles de apreciar desde la superficie.

    En la actualidad se realizan prospecciones arqueolgicas enteramente desde el aire, y se descubre as un nmero grande de yacimientos conmucho menor esfuerzo que mediante los recorridos terrestres. En Espaa no se ha utilizado este sistema ms que en contadas ocasiones, y siempre como apoyo previo a la prospeccin tradicional. Esto no slo es debido a sus elevados costes, sino tambin a que el relieve montaoso y climasemirido de gran parte de la pennsula no hacen muy productivo estetipo de investigacin. Por el contrario, en las zonas llanas de la Europahmeda, el mtodo es tan usual que ha instituido una rama completa dela investigacin, llamada arqueologa area .

    Las estructuras enterradas de los yacimientos se ven mejor desde elaire por varias razones. Si sobresalen algo del terreno, las sombras rasantes las harn ms visibles, por lo que se suele hacer el vuelo al atardecero al amanecer, Aunque estn completamente bajo tierra, si su distancia ala superficie no es excesiva, se pueden ver debido al crecimiento diferencial de los cultivos (ms altos donde hay fosos, ms bajos donde haymuros), de nuevo con sol rasante; gracias a la variacin de humedad entreunas zonas y otras (mayor en las fosas y trincheras), que hace cambiar elcolor (ms oscuro cuanto ms hmedo) o fundir ms o menos la nieve sista ha cado antes de hacer el vuelo. Por ltimo, cuando los tractores aranla tierra pueden levantar parte de las estructuras, y si stas son de distin

    to color al de la tierra (p. ej., color claro de piedras y mortero de los muros),se ver bien su trazado. En ocasiones, ste es tan claro que hasta se puede hacer el plano del yacimiento (p. ej., los muros de una villa romana, elpermetro de un tmulo prehistrico, etc.), sin necesidad de visitarle directamente.

    Por otro lado, la observacin detallada de las fotos areas proporcionainformacin muy til sobre la topografa y vegetacin del terreno, con vistasa la evaluacin del potencial econmico del rea y a la misma planificacindel recorrido terrestre. Si el vuelo, como es habitual, realiz las fotografas a

    intervalos regulares y solapando cada toma con parte de la anterior, enton

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    ces es posible la visin estereoscpica. As, con ayuda de un estereoscopio(lente binocular que se coloca sobre un par de fotos que se solapan entre s,es decir, que tienen una parte del paisaje en comn) se puede ver la superficie del suelo en relieve, marcndose claramente los accidentes del terreno.

    Esto tambin posibilita una aproximacin a la geomorfologa del terreno aprospectar, para entender las transformaciones ocurridas en fecha recientey que pueden haber afectado a la conservacin y visibilidad de los yacimientos. Una informacin parecida sobre grandes reas se puede obtenertambin de las fotografas de satlite, sobre todo del tipo LANDSAT, que hansido de gran utilidad para detectar grandes sistemas de asentamientos yobras agrcolas en Mesopotamia y Yucatn.

    Otra labor necesaria o muy conveniente antes del trabajo de campo serefiere al estudio de la toponimia, los nombres propios de los lugares, queen algunos casos se vienen empleando desde muchos siglos atrs y pue

    den tener alguna relacin con la existencia de yacimientos arqueolgicosen sus proximidades. Por ejemplo, la referencia a los moros (Cueva, Puente, Tumba, Fuente, Cruz, etc., del Moro, la Mora o los Moros) suele estarasociada a algn yacimiento, debido a que la mentalidad popular fija todolo antiguo en esa poca (igual que en Sicilia se usa el topnimo de sara-ceno"). Nombres que hacen referencia a construcciones (El Castillo, Castellar, Castillejo, Torre, Torrecilla, Torrejn, etc.) tambin pueden teneralgn sitio cercano, al igual que los que se denominan tesoros, monedas, etc. (Fuente de la Plata, Malamoneda, Vega del Tesoro, etc.), u otros

    hallazgos arqueolgicos (Cerro de la Cermica, Piedra Escrita, Cerro delCalderico, etc.). Muchos de estos topnimos no vienen indicados en losplanos topogrficos y se habrn de consultar los nombres en los catastroslocales o indagar entre los habitantes del lugar. A stos tambin se habrde interrogar por la existencia de lugares con restos antiguos, ruinas, cermica, etc. En general, los recelos tan temidos por los arquelogos van desapareciendo y los campesinos suelen colaborar de muy buen grado.

    El trabajo de campo en la prospeccin consiste en buscar, encontrar yregistrar los yacimientos de una zona concreta. Los dos primeros puntos sonen realidad el mismo, pues segn se busque as se encuentra. Un tipo de

    prospeccin habitual, tpica de la primera mitad de nuestro siglo en Espaa,era el llamado viaje exploratorio'. Normalmente se haca en un fin de semana, y se visitaban los yacimientos que eran ya conocidos por los lugareos,pero todava no por los arquelogos; en cada uno se recogan algunos materiales de superficie, con el fin de clasificar cada sitio en su fase cronolgicaconcreta y poder hacer una historia arqueolgica de la zona,

    A partir de la dcada de los sesenta comienzan las prospecciones mssistemticas, pero que no pretenden todava registrar todos los yacimientosde una zona, sino slo encontrar los ms importantes. Usualmente la zona

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    se elige por criterios administrativos (p. ej., trmino municipal) y no geogrfico (p. ej., cuenca de un ro), y con las ayudas antes citadas o sin ellas,se recorre el territorio de forma ms o menos organizada, examinandopreferentemente los emplazamientos ms "probables , como cuevas,

    cimas de cerros, etc. A estas prospecciones, que se han publicado casisiempre con el nombre de "Carta Arqueolgica , se las puede llamarextensivas, por contraste con las que veremos a continuacin.

    La prospeccin intensiva es el mtodo ms adecuado para alcanzaruna imagen completa de la historia cultural de una zona concreta. Aunque todava no muy corriente en nuestro pas, donde an faltan por hacerprospecciones extensivas con el fin de eliminar los grandes "vacos denuestros mapas de yacimientos, es un sistema habitual en naciones conmayor tradicin arqueolgica y mejor conocimiento de su pasado. Consiste en la inspeccin directa y exhaustiva de la superficie del terrenosobre reas relativamente pequeas, realizada por observadores separados a intervalos regulares y utilizando cuadrculas artificiales hasta llegar a controlar parte o la totalidad del territorio de inters.

    Un ejemplo tpico podra ser el siguiente: se prospecta un rea de unkilmetro cuadrado por un equipo de diez personas; se cree que el tamao mnimo de los yacimientos no supera los 10-15 metros, y no parecenecesario que se registren absolutamente todos los hallazgos de objetos

    aislados. En este caso los prospectores pueden recorrer el terreno conuna separacin de 20 metros, pues los yacimientos ms pequeos, incluso cuando estn situados justo en el medio de los caminos recorridos,sern detectados por alguno de ellos en su alcance visual hacia los lados(el lmite estara a menos de cinco metros). De esta forma, si en una pasada con esa separacin se examina una franja de 200 metros de anchura(diez personas separadas 20 metros entre s) y de un kilmetro de larga,se harn 0,2 kilmetros cuadrados (0,2 x 1) y sern necesarias cinco pasadas como sa para completar la cuadrcula.

    El caso anterior es slo terico, pero si le unimos una estimacin prudente de velocidad podramos calcular el tiempo necesario para prospectar una determinada cantidad de terreno. Con todo, la variacin en lascondiciones de una a otra zona geogrfica suele ser tan grande que complica las aproximaciones previas si no se conocen ciertos datos, como sonla accesibilidad y visibilidad del terreno, y la perceptibilidad de los yacimientos. En nuestro pas, y para las zonas relativamente bien comunicadas y ms bien llanas de la meseta y valle del Ebro, un equipo de cuatropersonas puede realizar en un da de trabajo la prospeccin intensiva de

    un rea comprendida entre 1,5 y 2 km2.La accesibilidadse mide por el esfuerzo y tiempo que un prospector

    necesita para alcanzar un punto concreto del rea, y est determinada

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    por la topografa, la vegetacin y las vas de comunicacin que existen,Un rea montaosa, con mucha vegetacin y pocos caminos, resulta pocoaccesible, y en cambio lo sera mucho una zona llana, con vegetacinescasa y bastantes caminos o carreteras. La visibilidadse refiere a la facilidad que ofrece el medio fsico para la localizacin de yacimientos: ser

    mxima, por ejemplo, en reas desrticas estables, y mnima en zonascon abundante vegetacin que oculta los sitios, o donde los sedimentos,aluviales o de otro tipo, los han cubierto. Esta variable depende tambinde las estaciones: as, en zonas agrcolas no conviene prospectar al final deprimavera, cuando los cultivos estn crecidos, sino en el otoo, cuando loscampos estn limpios de vegetacin. En determinadas zonas, como los bosques hmedos de Norteamrica o nuestra Galicia, a veces es necesarioprospectar excavando, manual o mecnicamente, pequeos sondeosseparados por intervalos fijos, ya que en la superficie casi no se aprecia

    ningn yacimiento. Por ltimo, laperceptibilidadno atae a la zona completa, sino a cada yacimiento en s mismo: un gran castro construido sobreun cerro es un ejemplo de sitio muy perceptible, mientras que los yacimientos enterrados completamente, sin ningn indicio superficial, tendrn una perceptibilidad igual a cero. Lgicamente, esta variable sertanto menor cuanto ms antiguo sea el yacimiento en cuestin.

    Mediante la prospeccin intensiva podemos estar razonablementeseguros de descubrir todos los yacimientos conservados y perceptiblesde una zona, y no slo los grandes que estn situados en lugares bien visi

    bles. As, por un lado podremos elaborar teoras explicativas del pobla-miento del rea, qu tipos de asentamientos contemporneos existieron,cmo cambiaron con el paso del tiempo, etc., y por otro tendremos uninventario prcticamente completo de todos los restos que se deben proteger para el futuro. Pero el mtodo tiene un inconveniente claro: su lentitud le hace ms aconsejable para las reas pequeas que en las grandes, donde su aplicacin estricta suele necesitar de proyectos de largaduracin. Existe, con todo, una forma de obtener conclusiones generales,extensibles a zonas mucho mayores, a partir de los datos recogidos en la

    prospeccin intensiva de reas pequeas, mediante la aplicacin de lateora del muestreo estadstico. Si el rea prospectada, normalmente formada por varias cuadrculas pequeas, se escoge adecuadamente, deforma que sea representativa del rea total, entonces es posible la inferencia de la parte (muestra) al todo (poblacin) (figura 3.2).

    La forma ms adecuada de asegurar la representatividad es dejaractuar al azar, es decir, no dejarse llevar por ideas preconcebidas y escoger aleatoriamente las cuadrculas que se van a prospectar, numerandoprimero todas ellas y luego sacando los nmeros de una tabla de nme

    ros aleatorios. Este muestreo, llamado aleatorio simple, es el mejor des-

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    Figura 3.2. Ejemplos tericos de diferentes tipos de muestreo estadstico en prospeccin: 1) muestreo aleatorio de cuadrados (quadrats); 2) muestreo aleatorio desecciones (transects); 3) muestreo sistemtico de secciones, y 4) muestreo sistemtico no alineado de cuadrados. Las distribuciones tericas de yacimientos (puntos)representan modelos aleatorio (1 y 4), regular (2) y concentrado (3). Grficos obte

    nidos por simulacin de ordenador (segn Fernndez, 1985, figuras 1a 4).

    de el punto de vista matemtico, pero no deja de tener inconvenientes, yaque puede dejar amplias zonas sin cubrir (figura 3.2: 1-2). Para superarlos, podemos tener en cuenta los datos previos del terreno (tipos de suelo, vegetacin, proximidad a fuentes de agua, yacimientos conocidos previamente, etc.) para delimitar reas homogneas, llamadas en estadsticaestratos, y seleccionar luego un nmero de cuadrculas proporcional a lasuperficie de cada una, para asegurar la representacin de todas ellas(muestreo estratificado), o incluso mayor nmero de cuadrculas all donde son de esperar ms o ms importantes yacimientos. Por ejemplo, seI )uede dividir la zona en tres estratos: bueno, regular y malo para los yacimientos (p. ej., fondo de valle, piedemonte y montaa) y prospectar, diga

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    mos, triple nmero de cuadrculas en el primero que en el tercero, dobleen el segundo, etc.

    Aun as, los cuadrados se seguirn eligiendo aleatoriamente dentro decada estrato, lo cual puede provocar, como ya dijimos, que aparezcan muy

    concentradas en algunas partes y no haya ninguna en otras. Para evitaresto se recurre al muestreo sistemtico, que consiste en elegir las cuadrculas separadas a intervalos fijos, de forma que todas las partes estnbien representadas. Si no se quiere que el sistema parezca un ajedrez, yse desea favorecer algo ms el azar, se pueden espaciar por igual las cuadrculas en una direccin, pero que en la otra la separacin sea aleatoria(sistemtico no alineado) (figura 3.2: 3-4).

    El teorema central del lmite, clave de la estadstica inferencial, nos permite afirmar, con un margen de error conocido, cules son los datos dela zona completa. En un caso hipottico en que se examinara una pequea parte (cuantas ms mejor) de las cuadrculas totales, podramos decir,por ejemplo, que el nmero total de yacimientos (en todas las cuadrculas) est comprendido, digamos, entre 90 y 150 con un 68% de probabilidad, o que el porcentaje de yacimientos de la Edad del Bronce oscilaentre el 30 y el 50% con un 68% de probabilidad. Aunque pueda parecerpoco, esto es mejor que la situacin habitual, que en el mejor de los casosconsiste en tener una idea aproximada del total de yacimientos en unaregin, pero sin ninguna estimacin del error que se comete ("saber sinsaber cmo se sabe).

    El muestreo se ha aplicado con xito en muchas zonas, como en la estimacin de yacimientos de la regin del suroeste de Estados Unidos, o enel clculo del nmero de sitios que se deban excavar con urgencia alconstruir varias autopistas en Gran Bretaa, a partir de los datos de unapequea muestra inicial. Se le han criticado a veces algunos aspectos,como el incumplimiento de todos los requisitos estadsticos (que no afecta en mucho a los resultados), su inferioridad como mtodo a la prospeccin de cobertura total (lgicamente, siempre mejor si se cuenta conlos medios para ella) o su incapacidad para descubrir yacimientos impor

    tantes que caigan fuera de la muestra escogida (pero que casi siemprese conocen ya, pues no hay que olvidar que la inmensa mayora de losyacimientos grandes se conocen desde hace tiempo y no fueron descubiertos por arquelogos),

    El margen de error que aparece en el ejemplo anterior se podra reducir aumentando el tamao de la muestra, es decir, prospectando ms cuadrculas, no importando que stas fueran ms pequeas, Algunos modelos de simulacin realizados con ordenador sugieren que, en general, elmejor procedimiento consiste en seguir dos etapas: 1) muestreo siste

    mtico a intervalos regulares de cuadrculas alargadas y estrechas (sec

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    ciones o transectos) con el fin de determinar cules son las zonas ecolgicamente homogneas (estratos), dentro de las cuales luego se aplicar; 2) muestreo aleatorio simple de cuadrculas con lados iguales (cuadrados o quadrats), con el nmero de stas en proporcin a la importancia

    arqueolgica de cada zona.La aplicacin de criterios sistemticos en las prospecciones ha mos

    trado claramente su eficacia para descubrir yacimientos. Sin llegar a laprospeccin intensiva tal como se ha descrito en los prrafos anteriores,ciertos trabajos llevados a cabo en nuestro pas son muy ilustrativos al respecto. Por ejemplo, en La Nava (Palencia), en una rea de 875 km2 se conocan slo dos castros de la Edad del Hierro y tras la prospeccin se conocen ms de cien yacimientos, de los cuales 47 son prehistricos; es decir,se ha multiplicado por 50 el conocimiento arqueolgico de la zona. En

    una zona de la campia sevillana se pas de ocho a 115 yacimientos (casiquince veces ms), mientras que en la reciente investigacin de la provincia de Soria el coeficiente est en torno a cinco. Algunas zonas pequeas en que se ha aplicado la prospeccin intensiva han demostrado quela riqueza arqueolgica es mucho mayor de lo que ensean los trabajostradicionales, de tipo extensivo. As, en Mora de Rubielos (Teruel) se localizaron 22 yacimientos en menos de cinco kilmetros cuadrados, y cercade Alcal de Henares (Madrid) se encontraron ms de cien en unos trece kilmetros cuadrados. El ltimo caso se aproxima a los valores habi

    tuales para zonas ricas del Mediterrneo, en torno a los diez yacimientospor kilmetro cuadrado. Es evidente que tales reas, de gran habitabilidad en el pasado, necesitan investigarse de forma intensiva.

    Una vez localizado el yacimiento, es preciso describirlo lo mejor posible, recopilando la mxima informacin. Lo primero que llama la atencinson los restos de artefactos que aparecen en superficie, que se han deanalizar. Lo aconsejable es hacer primero un recorrido general para recoger los restos ms distintivos (tiles lticos tallados mejor que lascas, bordes o fondos cermicos, a ser posible decorados, mejor que fragmentos

    de panza sin decorar). stos servirn para clasificar culturalmente el yacimiento. Por ejemplo, se trata de un taller paleoltico por la gran abundancia de lascas, y es probable que sea del Paleoltico Medio porque haymuchas raederas, o estamos ante una necrpolis de incineracin, porquese aprecian restos de las urnas cermicas y de los huesos calcinados, dela Segunda Edad del Hierro, porque una parte de la cermica est hechaa torno, etc.

    A continuacin, si el sitio es grande, o se sospecha que puedan existir diferentes reas funcionales bajo tierra, conviene realizar un mues

    treo, del tipo sistemtico no alineado, recogiendo todos los restos que seencuentren en pequeas unidades superficiales, por ejemplo cuadrados

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    d e 2 x 2 o 5 x 5 metros, en funcin de la mayor o menor densidad de restos. El objeto de tomar muestras en distintas zonas de superficie es comparar lo hallado en los cuadrados y ver si existen diferencias significativas entre ellos, que puedan indicar distintas reas funcionales o de diferente

    cronologa, Ello nos permitira extraer conclusiones sobre el yacimientosin necesidad de excavar, o indicaciones sobre cmo orientar la futuraexcavacin del sitio. No obstante, no siempre se cumple la condicin necesaria de que exista una cierta relacin entre lo que se ve en la superficie

    y lo que est enterrado. Diversos experimentos muestran que la erosinde pendientes tiende a homogeneizar o a desplazar los restos, en especial los de mayor tamao, de algunas zonas hacia otras. Por otro lado, enocasiones los permisos de prospeccin incluyen la posibilidad de realizar pequeas catas de sondeo, que pueden ser de gran utilidad para evaluar la cronologa de los yacimientos, su estado de conservacin y potencialidad futura, etc.

    Con respecto a los artefactos mismos, ha habido cierta discusin sobreel lugar en que se deben analizar: si han de llevarse al laboratorio, con elobjeto de profundizar en el anlisis, o por el contrario se han de dejar allpara no desnudar completamente el sitio y hacerlo irreconocible paraotros investigadores. En general, parece ms prudente obtener todala informacin posible sobre el terreno (clasificar y pesar la cermica,

    por ejemplo) y llevarse nicamente aquellas piezas ms representativas(p. ej., las que se piensen dibujar, fotografiar o analizar).Otro tipo de informacin de inters que se ha de tomar sobre el yaci

    miento es la ambiental-ecolgica. Por tratarse de datos no propiamentearqueolgicos, muchos de ellos son difciles de obtener por personas sinformacin especfica, y por ello la presencia de un gelogo, por ejemplo,es conveniente en los equipos de prospeccin. Aparte de la localizacintopogrfica del yacimiento, su extensin aproximada, croquis topogrfico, acceso, estado en que se encuentra (intacto, afectado por la erosin

    o los excavadores clandestinos, etc.), sus posibilidades de investigacin, etc., es preciso analizar su entorno natural. Interesa la geologacircundante, el relieve de la zona, el clima, los suelos de los alrededores,los recursos hdricos (fuentes, ros, lagos, etc.) y de materias primas aprovechables en el pasado (arcillas, rocas, minerales, etc.), la vegetacin yel uso agrcola actual, el tipo de fauna salvaje y domstica que existe enla actualidad, la distancia a las vas de comunicacin ms cercanas (ros,caminos, caadas, etc.), la visibilidad desde el yacimiento sobre otroslugares cercanos (elevaciones, otros yacimientos, etc.). Aunque parte de

    esta informacin se puede recuperar posteriormente (la fauna en estudios ecolgicos publicados, la visibilidad en los mapas topogrficos, etc.),cuanto ms nos llevemos del sitio, al que tal vez no resulte fcil volver, tan

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    to mejor. El empleo de una ficha normalizada, igual para todos los puntos y donde se especifique y exista espacio para escribir toda la informacin posible, parece la prctica ms conveniente y est extendida entrelos mejores equipos de prospeccin.

    Despus de realizado lo anterior, se puede decir que hemos obtenido todos los datos que un yacimiento ofrece en su superficie. El siguiente paso, si queremos mayor informacin, sera empezar la excavacin delmismo. No obstante, existen en la actualidad medios para examinar aspectos arqueolgicos enterrados sin necesidad de excavar: los mtodos deprospeccin geofsica y el anlisis de fosfatos. Aparte de la ventaja citada, obtener informacin a un precio ms bajo, est la ms importante depoder decidir previamente cules son las zonas de un yacimiento dondees ms rentable o urgente excavar. Como veremos en el apartado siguiente, e l momento actual de la investigacin arqueolgica favorece sobre

    manera cualquier medio que ayude a tomar decisiones antes de recurrira la excavacin.

    La prospeccin geofsica consiste en medir ciertas propiedades elctricas y magnticas del subsuelo, de forma que las variaciones diferenciales entre unas zonas y otras nos revelen la localizacin de los restosenterrados. El anlisis qumico de fosfatos se basa en los diferentes contenidos de fsforo de la tierra, que pueden ser indicativos de distintas actividades humanas. Por desgracia, existen muchos otros fenmenos naturales, aparte de los culturales, que pueden producir los mismos cambios

    fsicos y qumicos en el suelo, lo cual puede inducir a confusin en nopocas ocasiones.

    Existen tres mtodos fundamentales de prospeccin geofsica: la deresistividad, la magntica y la electromagntica. En todas ellos se realizan las mediciones a intervalos regulares despus de cuadricular el yacimiento o zona de inters. El primero mide la mayor o menor facilidad conla que atraviesa la tierra una corriente elctrica (conductividad), basndose en el hecho de que ciertos materiales tienen menos resistencia queotros. Los suelos y las rocas son malos conductores, pero si los primerosestn hmedos su resistividad disminuye. En el caso de existir pozos otrincheras enterrados, cuyo relleno admite mejor la humedad por ser mssuelto, por ellos pasar mejor la corriente que en las zonas donde existan muros de piedra, por ejemplo.

    La prospeccin magntica (figura 3.3) requiere unos aparatos de medicin que son ms caros que los de la prospeccin elctrica, pero el tiempo necesario para llevarla a cabo se reduce. Los magnetmetros utilizados miden las pequeas variaciones locales del campo magntico terrestre,que pueden estar causadas por la presencia de estructuras que han sidocalentadas (alfares, hornos, hogares, etc.), debido al magnetismo termo-

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    remanente (vase 6.8), o por alteraciones ms dbiles del campo debidas a las remociones antiguas del terreno en hoyos o fosos, y el consiguiente movimiento de las partculas de xidos frricos del suelo (quetienen pequeos campos alrededor).

    Figura 3.3. Grfico con los resultados de una prospeccin magntica con un gradi-metro de ujo (lectura continua). Se aprecian los cimientos de una iglesia (bside ala derecha) dentro de un patio con cerramiento alrededor (abajo a la izquierda), y unedificio rectangular con doble lnea de cimientos (arriba a la derecha). Los edificiosfueron construidos con postes de madera, Obsrvese la gran influencia de los obje

    tos de hierro enterrados (picos mximos) (segn Parkes, 1986, figura 95b).

    La prospeccin electromagntica combina los dos tipos anteriores, esbarata y rpida, pero tiene el inconveniente de que slo detecta estructuras que estn cerca de la superficie. El equipo medidor cuenta con unemisor de seal hacia el suelo y un receptor de la seal que los objetosenterrados devuelven. Tanto las condiciones magnticas (con seales debaja frecuencia) como la resistividad del suelo (con altas frecuencias) afectan a la seal inducida en el terreno. Los detectores de metales, por des

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    gracia asociados casi siempre a los que practican la ilegal y destructivabsqueda de tesoros , son los aparatos ms conocidos que usan estatcnica, la cual puede ser til con finalidad cientfica en ciertos casos,como cuando se desea recuperar mayor cantidad de metal (p. ej. con finescronolgicos) y se realiza la excavacin slo en los lugares donde sedetecta, o cuando se lleva a cabo una intervencin de urgencia e interesa recoger el mximo nmero de piezas metlicas antes del comienzo dela obra civil, etc.

    El anlisis geoqumico de fosfatos y otros componentes puede servirpara localizar yacimientos cuando no existen restos superficiales que sirvan de gua, o para detectar reas de actividad antes de excavar en unyacimiento conocido. Se basa en el hecho de que el ciclo del fsforo, parecido al del carbono y que se da entre el suelo, las plantas y los animales,

    mantiene en trminos constantes el contenido de ese elemento qumicoen el subsuelo, pero las actividades humanas pueden alterarlo, incrementando la proporcin en lugares donde hay residuos orgnicos (de alimentos, de animales o plantas, excrementos, etc.), en los emplazamientos de viviendas, establos o basureros; o, por el contrario, reducindoloen los campos donde han pastado los rebaos domsticos durante largotiempo.

    Los efectos descritos son prolongados, y por ello es posible detectarlugares donde ocurrieron en el pasado. En el caso de buscar yacimientos,

    se pueden tomar muestras del suelo para anlisis cada cinco metros, ycada metro o menos si lo que se quiere es detectar reas de actividad dentro de aqullos, siempre siguiendo el mismo mtodo de cuadriculado quese usa tambin en la prospeccin geofsica. La forma de tomar las muestras exige bastante tiempo, y el mtodo en general es tan lento como laresistividad antes descrita. Aunque se pueden utilizar los equipos comerciales que miden sobre el terreno la productividad agrcola de los suelos,es ms seguro extraer una muestra grande (sobre 100 gramos) en cadapunto para medir la cantidad total de fosfatos en el laboratorio. Los pro

    blemas surgen porque a veces no se est seguro de que la tierra de lamuestra proceda de los niveles arqueolgicos de inters (y no de suelosms recientes en superficie), y en otras ocasiones porque las actividadesmodernas, sobre todo animales (por ejemplo, en cuevas utilizadas comoapriscos), pueden producir efectos indistinguibles de los arqueolgicos.

    3.3. La excavacin arqueolgica: algunos principios generales

    Pocas cosas hay ms atractivas que la excavacin para un arquelogo,pero quiz ninguna es tan difcil y desafiante. La excavacin aparece situa

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    da como algo claramente atractivo y en primer lugar dentro del conjuntode motivaciones que llevan a elegir la arqueologa como profesin o aficin. La excavacin es el equivalente del "experimento en otras ciencias, y, como ste, implica en la conciencia popular un cierto rie sgo yesfuerzo que sern oportunamente recompensados por la emocin del

    descubrimiento de algo socialmente valioso. Con todo, la dureza y usualmonotona de este trabajo de campo provocan en quienes comienzan apracticarlo la difuminacin de muchas de las imgenes romnticas quepodan traer consigo. En su lugar van surgiendo motivaciones ms firmesy seguras, que se refieren a la gran responsabilidad que supone el ponera la luz los restos de nuestros antepasados (nuestros y de todos los dems,de la humanidad nica). Dichos restos son casi siempre muy humildes,someros vestigios de una existencia aparentemente ms primitiva y menoscomplicada que la actual, pero fueron creados por un comportamientoque sin duda no nos es ajeno y cuya comprensin puede ser til para

    entendernos un poco mejor a nosotros mismos. Como escribi MortimerWheeler, parafraseando el terrible discurso del Marco Antonio de Shakespeare, no excavamos piedra ni madera, sino hombres.

    A pesar de la importancia cada vez mayor de los mtodos no destructivos de exploracin, vistos en el apartado anterior, la excavacin siguesiendo el mtodo principal de la arqueologa, ya que es el que permiterecoger la mayor cantidad de informacin sobre un yacimiento. Como losrestos estn en su mayora enterrados, resulta lgico pensar que para llegar a ellos no hay ms remedio que desenterrarlos. Y la excavacin no es

    ms que eso: quitar la tierra que cubre los objetos y estructuras abandonados por el hombre en tiempos pasados. Los objetos sern llevados a otraparte, para su restauracin, anlisis y exposicin pblica, y las estructurassern consolidadas, si es necesario y existen medios para ello, para su exhibicin permanente, o bien cubiertas de nuevo por tierra para evitar su destruccin. El problema es que existen muchas maneras de desenterrar restos arqueolgicos, y cada vez cuesta ms hacerlo adecuadamente. No setrata nicamente de sacar cosas de bajo tierra, sino de registrar, dejar constancia escrita y grfica de todo lo que aparece, de forma que luego se puedan estudiar las relaciones de cada objeto con los dems y con las estructuras. Casi como si despus de la excavacin quisiramos poder reconstruirlo que hemos destruido, volver a poner cada cosa en su lugar original.

    Porque, como se ha dicho tantas veces, excavar es destruir, y todo loque no se registre estar perdido para siempre, Al contrario que una fuente escrita, un texto que se puede leer tantas veces como se quiera, las"pginas arqueolgicas (los niveles de un yacimiento) slo se puedenleer una vez. Por eso son tan importantes la mxima observacin y minuciosidad, y tan funestos la rapidez y el descuido. Un objeto extrado de un

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    yacimiento sin el cuidado debido es como si se hubiera robado; puedeser muy bello o poseer algn otro valor, pero es arqueolgicamente intil puesto que apenas nos informa sobre el momento, lugar y situacin enlos que fue fabricado y usado. De todo esto se deduce que la tarea deexcavacin no puede ser encomendada a cualquiera, que hace falta poseeruna formacin especfica, slo adquirible mediante el trabajo prctico,para realizarla, y que cuando esta circunstancia no se da, el aprendiz hade estar bajo el cuidado y supervisin continuos de personas con mayorexperiencia. Por otra parte, los conocimientos procedentes de la excavacin de un yacimiento no sirven para todos los dems, ya que no existe un yacimiento igual a otro. Por ello cada sitio ha de ser investigado conla mxima atencin siempre, pero sobre todo al inicio de los trabajos,cuando est mostrando sus aspectos y problemas principales.

    Por qu razones se decide excavar en un yacimiento concreto? Losproblemas y costes que supone una excavacin hoy en da han provocado una gran reflexin al respecto. Ya no parece vlido el simple inters ocuriosidad del arquelogo, como era norma antes, y las ltimas dcadashan visto cmo la mayora de las excavaciones se hacen por razones desalvamento en condiciones de urgencia. En los pases ms industrializados, la construccin de viviendas, autopistas, canteras, etc., provoca laconstante aparicin, no deseada, de yacimientos que han de estudiarseantes que la obra prosiga, tras un acuerdo econmico-temporal entre

    arquelogos y constructores. Tambin la elevacin de presas en los rosconlleva que los embalses cubran sitios, que deben ser estudiados antesque se acabe la obra y el nivel del agua comience a subir. En prcticamente toda Europa y Norteamrica, esta arqueologa de bomberos" escon mucho la ms importante; sin embargo, se calcula que slo se excava adecuadamente una pequea parte de lo que se destruye. La granamplitud de las zonas agrarias y el menor desarrollo econmico que sedan en Espaa hacen que el problema sea menor en nuestro caso, aunque ya sea acuciante en zonas arqueolgicamente ricas como Andaluca.

    Si se est produciendo una destruccin tan rpida de restos arqueolgicos, cuyo nmero total es sin duda limitado, tiene sentido la excavacin de yacimientos que estn seguros, a los que todava no afecta lamoderna piqueta? Se trata sta de una polmica moral nada simple, quese complica todava ms si se piensa en el constante avance de las tcnicas de excavacin: la que tenan los arquelogos del siglo pasado nosparece hoy deleznable y casi propia de excavadores furtivos, aunque elloslgicamente lo hacan bien para las normas de entonces. Cmo saberque los arquelogos del futuro no van a pensar lo mismo de nosotros?

    Aunque nos juzguen con ms benevolencia, es seguro que ellos contarncon medios tcnicos mejores que los nuestros, capaces de recuperar cier

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    ta cantidad de informacin que nosotros estamos perdiendo en las excavaciones de hoy da. Por otro lado, sabemos que para obtener datos fiables de un yacimiento es necesario excavarlo en una gran extensin, yaque las pequeas catas de prueba proporcionan una imagen muy engaosa en general; es decir, que si se decide excavar hay que hacerlo en

    extenso y es inevitable una gran destruccin del sitio.La postura ms proteccionista fue expuesta humorsticamente en 1980por el arquelogo dans Olaf Olsen, definiendo la peligrosa enfermedadde la rabia de los arquelogos", cuyos sntomas consisten en una insuperable tendencia a excavar la mayor extensin posible de cada yacimiento, para obtener el mximo de informacin y en el sagrado nombrede la ciencia arqueolgica. Su propuesta es que slo se excaven los yacimientos amenazados y que los dems se preserven para el futuro, aplicando todo tipo de acciones y tcnicas de conservacin.

    A pesar de que los anteriores asertos expresan un cambio de actitud,

    una tendencia generalizada a preservar antes que excavar, resulta obviamente exagerada la pretensin de que se acabe para siempre la excavacin de yacimientos no amenazados. Y ello por una razn fundamental:en tal situacin, los proyectos de investigacin arqueolgica seran sustituidos por los grandes planes de construccin civil. Las decisiones sobrednde excavar se tomaran, indirectamente por supuesto, en los despachos de los constructores e ingenieros, y los arquelogos se limitaran arealizar su labor de salvamento all donde fueran llamados. Grandes zonasgeogrficas, todas las que estn lejos de las reas de desarrollo, se que

    daran fuera de estas actuaciones, limitadas a las grandes ciudades y vasde comunicacin. En suma, la informacin obtenida en un futuro siguiendo tal sistema estara sesgada en gran medida.

    El arquelogo britnico Philip Barker, autor de varias excavacionesmodlicas y de algunos manuales sobre su metodologa, propone unaserie de variables que se deben estimar como ayuda en la toma de decisiones antes de excavar. La primera es la "abundancia de un cierto tipode yacimiento; los "nicos o "muy raros, como por ejemplo Stonehenge,deberan dejarse para el futuro, mientras aquellos que son ms comunes(p. ej., los castros o necrpolis de la Edad del Hierro, las villas romanas)

    se pueden estudiar con ms tranquilidad, aunque al hacerlo se aprecieque siempre contienen informacin "nica (no hay dos iguales). Otroaspecto es la "calidad de los datos que se van a obtener: los yacimientos bien conservados (p. ej., los enterrados a cierta profundidad, tal vezbajo restos ms recientes) sern ms productivos cientficamente que losque han sido arrasados o sus restos estn revueltos y mezclados con losde una poca distinta (tal vez por estar en superficie y haber sido afectados por las labores agrcolas).

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    Ante este problema se da la siguiente paradoja: la informacin necesaria para decidir qu yacimientos son meritorios de excavacin nicamente se puede conseguir excavando. Incluso los datos que se obtienenas son a menudo engaosos; se excava hacia lo desconocido y hasta elfinal del trabajo es difcil saber lo que se tiene entre manos y lo que probablemente aparecer en la parte no excavada. Incluso en sitios muy estudiados, tras un gran nmero de campaas y con arquelogos muy experimentados al frente, las sorpresas surgen continuamente. Por esta razn,en la actualidad la investigacin se dirige a todo tipo de anlisis no destructivos, para obtener el mayor nmero posible de datos sin excavar-como el anlisis de restos superficiales y su relacin con el subsuelo, elanlisis geofsico y geoqumico, etc - o con excavaciones muy localizadas, como las perforaciones de sondeo, similares a las empleadas en inge

    niera para examinar las condiciones fsicas del subsuelo.No hay que olvidar que otro aspecto de gran influencia a la hora de escoger el yacimiento es la direccin, a veces errtica, que siguen las tendencias o modas de la investigacin. Por ejemplo, en nuestro pas fue corriente la bsqueda durante aos de necrpolis, especialmente las celtibricasque proporcionaban ricos ajuares, y el menosprecio de los poblados, cuyosrestos son menos llamativos. Como consecuencia, hoy resulta difcil encontrar yacimientos funerarios de buena calidad que no hayan sido ya excavados, y como los registros de las excavaciones antiguas dejaban mucho

    que desear, se ha perdido una informacin inapreciable para el anlisissocial que se puede efectuar a partir de los datos de las necrpolis.

    Entre los arquelogos procesuales (vase 8.4) es corriente or que unaexcavacin slo debe realizarse cuando tenga por objeto la contrastacinde determinada hiptesis o modelo explicativo sobre el grupo humanoque habit all y su relacin con el medio ambiente circundante. Sin entrara considerar las premisas tericas de tal postura, lo indudable es que hoy

    ya no resulta vlida la aproximacin simple de "ver lo que hay , segn lacual todos los yacimientos merecen por igual ser excavados. Por lo menos,un yacimiento ha de ser excavado para cubrir un vaco de la investigacin: interesa un poblado con estratigrafa de varias fases en una zonacuya evolucin cronolgico-cultural se desconoce, un poblado donde slose conocen necrpolis, una necrpolis donde slo se conocen poblados,un sitio paleoltico donde slo se sabe de restos posglaciales, etc. Tambin es hoy corriente una aproximacin regional a los yacimientos: excavar, tal vez con intensidad diferente, grupos de sitios arqueolgicos relacionados, superando lo que se ha llamado el sndrome del yacimiento

    nico . Lo que ms interesa es conocer el poblamiento total que se dioen una zona natural, por ejemplo el valle de un ro, durante una pocadeterminada, o mejor cmo fue cambiando a lo largo del tiempo, para lo

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    que la prospeccin superficial es tan importante como la propia excavacin.

    Una vez tomada la decisin de excavar en determinado emplazamiento,son necesarias ciertas actuaciones que aseguren que los trabajos que all sevan a realizar cumplen con la legalidad. Aunque las normas espaolas pre

    sentan diferencias de unas comunidades autnomas a otras, existen ciertosrequisitos comunes. El primero es contar con un permiso de excavacin,expedido por el departamento correspondiente de la comunidad autnoma.En l se especifica el lugar o la zona en la que se puede excavar, la duracinde los trabajos, el destino que deben seguir los materiales encontrados, lasnormas de publicacin de resultados, etc. Cualquier arquelogo o licenciado en especialidades afines (Historia, etc.) puede optar a tal permiso, el cuales concedido habitualmente segn el informe de algn consejo asesor formado por especialistas, quienes, en pura lgica, se deberan basar tanto en

    la experiencia anterior del solicitante (currculum arqueolgico), como en elinters del proyecto presentado. La misma autoridad se encarga normalmente de tramitar las relaciones oportunas con los propietarios del terrenoque se va a excavar, de obtener su autorizacin a travs del arquelogo,indemnizar por la parte correspondiente de prdidas que la excavacin provoque, expropiar en caso de gran importancia del sitio, etc. En muchos casosel propietario no pondr objeciones a la excavacin, pero desear que ellugar quede tras ella igual que estaba antes, lo cual obligar a prever algnsistema de acarreo mecnico de tierras para cubrir la parte excavada.

    Seguidamente comienzan los trabajos de campo propiamente dichos.El primero consistir en un estudio lo ms detenido posible del rea delyacimiento: su topografa, vegetacin, accesos, obstculos (edificios, conducciones hidrulicas o elctricas, etc.), distancia al alojamiento y laboratorio, etc. Es habitual la toma de todas las fotografas necesarias paratener luego una idea clara de cmo estaba el lugar antes de la excavacin, as como la realizacin de un plano topogrfico del rea que marque las variaciones del terreno mediante curvas de nivel y sirva de plano maestro de la excavacin. La presencia de un topgrafo es muy

    conveniente, pero en el caso de yacimientos no muy grandes ni accidentados (cuevas, pequeos cerros, necrpolis o asentamientos en zonas llanas) el mismo arquelogo debera ser capaz de realizar el plano.

    El siguiente paso consiste en establecer el sistema de ejes o de cuadrculas del yacimiento (figura 3.4). ste es un punto importante, pues setrata del sistema al que se van a referir espacialmente todos los hallazgosde la excavacin, y es esencial una buena eleccin del mismo. Los principios del mtodo fueron desarrollados por los arquelogos ingleses Mor-timer Wheeler y Kathleen Kenyon, y hoy en da son seguidos en todas lasexcavaciones sistemticas. En el caso de que el sitio vaya a ser excavado

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    someramente, por ejemplo con slo una pequea cata de prueba (quizpor tratarse de una prospeccin de muchos yacimientos), no sera necesario implantar los ejes (aunque no convendra olvidar el plano topogrfico), pero en cuanto excavemos en ms de un lugar ya ser inevitabledebido a la necesidad de relacionar lo hallado en las dos o ms reas.

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    Figura 3.4. El sistema Wheeler de excavacin por cuadrculas, dejando "testigos" deun metro de espesor (que suponen un 36% del rea total) sin excavar.

    El objeto del sistema de cuadrculas es poder reconstruir en el laboratorio todo el proceso de excavacin y lo hallado en ella. El espacio tridimensional del yacimiento es proyectado sobre un plano horizontal, en

    el que se representan los hallazgos y estructuras. La tcnica no es otraque la del dibujo lineal, y por ello en el plano se representa la planta dela excavacin, mientras que de ciertas partes interesantes se dibujan losalzados verticales, Pero el sistema no sirve tan slo para dibujar planimetras y altimetras