vicente huidobro la vida es sueÑo

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Vicente Huidobro LA VIDA ES SUEÑO Los ojos andan de día en día Las princesas posan de rama en rama Como la sangre de los enanos Que cae igual que todas sobre las hojas Cuando llega su hora de noche en noche. Las hojas muertas quieren hablar Son gemelas de voz dolorida Son la sangre de las princesas Y los ojos de rama en rama Que caen igual que los astros viejos Con las alas rotas como corbatas La sangre cae de rama en rama De ojo en ojo y de voz en voz La sangre cae como corbatas No puede huir saltando como los enanos Cuando las princesas pasan Hacia sus astros doloridos. Como las alas de las hojas Como los ojos de las olas Como las hojas de los ojos Como las olas de las alas. Las horas caen de minuto en minuto Como la sangre Que quiere hablar. Cesar Vallejo DONDE NUNCA LLEGAREMOS Donde, aún sin nuestro pie llegase a dar por un instante será, en verdad, como no estarse. Es ese un sitio que se ve a cada rato en esta vida, andando, andando de uno en fila. Más acá de mí mismo y de mi par de yemas, lo he entrevisto siempre lejos de los destinos.

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Vicente Huidobro LA VIDA ES SUEO Los ojos andan de da en da Las princesas posan de rama en rama Como la sangre de los enanos Que cae igual que todas sobre las hojas Cuando llega su hora de noche en noche. Las hojas muertas quieren hablar Son gemelas de voz dolorida Son la sangre de las princesas Y los ojos de rama en rama Que caen igual que los astros viejos Con las alas rotas como corbatas La sangre cae de rama en rama De ojo en ojo y de voz en voz La sangre cae como corbatas No puede huir saltando como los enanos Cuando las princesas pasan Hacia sus astros doloridos. Como las alas de las hojas Como los ojos de las olas Como las hojas de los ojos Como las olas de las alas. Las horas caen de minuto en minuto Como la sangre Que quiere hablar.

Cesar Vallejo

DONDE NUNCA LLEGAREMOS

Donde, an sin nuestro pie llegase a dar por un instante ser, en verdad, como no estarse. Es ese un sitio que se ve a cada rato en esta vida, andando, andando de uno en fila. Ms ac de m mismo y de mi par de yemas, lo he entrevisto siempre lejos de los destinos.

Ya podis iros a pie o a puro sentimiento en pelo, que a l no arriban ni los sellos. El horizonte color t se muere por colonizarle para su gran Cualquieraparte. Mas el lugar que yo me s, en este mundo, nada menos, hombreado va con los reversos. -Cerrad aquella puerta que est entreabierta en las entraas de ese espejo. -Esta? - No; su hermana. -No se puede cerrar. No se puede llegar nunca a aquel sitio -do van en rama los pestillos. Tal es el lugar que yo me s.

Pablo Neruda

MARIPOSA DE OTOO

La mariposa volotea y arde -con el sol- a veces. Mancha volante y llamarada, ahora se queda parada sobre una hoja: que la mece. Me decan: -No tienes nada. No ests enfermo. Te parece. Yo tampoco deca nada. Y pas el tiempo de las mieses. Hoy una mano de congoja llena de otoo el horizonte. Y hasta de mi alma caen hojas. Me decan: -No tienes nada. No ests enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas. El sol, ahora, convalece. Todo se va en la vida, amigos. Se va o perece. Se va la man que te induce. Se va o perece. Se va la rosa que desates. Tambin la boca que te bese. El agua, la sombra y el vaso. Se va o perece. Pas la hora de las espigas. El sol, ahora, convalece. Su lengua tibia me rodea. Tambin me dice: -Te parece. La mariposa volotea, revolotea, y desaparece.