viaje a las ecoaldeas alemanas

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Viaje a las ecoaldeas alemanas ace un tiempo decidimos viajar a Alema- nia para ver en vivo y en directo la vida más o menos cotidiana en algunas ecoal- deas del "primer mundo". Aprovechando las ofertas de la Expo de Han- nover, y del hecho que los aviones regresan vací- os a Alemania a principios de Verano. Empaque- tamos las bicis y las subimos al avión. Bueno, hay que saber montar y desmotar una bici, pero seguro que los espabilados que se deci- den a ir a Alemania sin saber alemán, saben por lo menos montar una bici... no? Tardamos un par de días.... (NO, las bicis las montamos en diez minutos, no en un par de días), repito, tardamos 2 días desde Hannover a la pri- mera de las Ecoaldeas, en bici... (en coche debe tardarse un par de horas, como mucho), Todo Alemania son Autopistas, pero también casi toda Alemania son Carriles Bici. Fuimos paseando tranquilamente y haciendo noche en el camping del parque natural de Stein- huder Meer, que es un gran lago natural resultado de la zona pantanosa que es casi todo el norte de Alemania, al día siguiente llegamos al medio día a Levensgarten. Levensgarten Haciendo un poco de historia os comento que este sitio fue construido como cuartel Militar por los nazis, donde los prisioneros de guerra tra- bajaron en una factoría de municiones. Un lugar especial para "Hitler" diseñado inicialmente para sus retiros, un lugar llamado el -Jardín de la vida-. Después de la guerra lo ocuparon los Británi- cos hasta los años 60, que se devolvió al ministe- rio del ejercito alemán. Pero este nunca llegó a usarlo, hasta que en los 70 lo puso a subasta. Fue entonces cuando un antiguo visitante de Findhorn en Escocia convenció a su familia para comprar un antiguo cuartel. Paralelamente consi- guió convencer a un grupo de gente conciencia- da, muchos de ellos de Berlín, para organizar la ecoaldea, pagando los terrenos a la familia a medida que se iba rehabilitando y llenando de nuevos vecinos. Ahora el crecimiento urbano ha llevado a Levensgarten a ser prácticamente un barrio del pueblo de Steyerberg. Allí nos acogieron con toda naturalidad, bus- caron quién en el pueblo tenia ganas y sitio para una semana. El tema es que antes de salir había- mos escrito un correo-electrónico, pero nadie había contestado así que nuestra llagada les pillo de improviso. En el pueblo tienen un albergue para visitan- tes, pero esta lleno 365 días al año, porque 365 días al año hay cursos y cursillos de todo tipo de enseñanzas, y por tanto las plazas del albergue acaban siempre ocupadas. Al final acordamos un módico precio para pagar los gastos y pudimos acomodarnos en casa de una de las colaboradoras del centro. A primera hora 8 de la mañana hay baile en la plaza. Así como lo leéis, yo ya me imaginaba una especie de sardana new-age, todo paz y flores, me dejó un poco intrigado, pero esperé a probarlo apartando todo tipo de prejuicios. Después cada uno se iba a sus respectivos tra- bajos. Algunos en el mismo pueblo, como tera- peutas naturistas, como constructores ecológicos, o como gestores de la distribuidora de productos y alimentos biológicos, o bien iban a trabajar fue- ra, muchos de ellos con empleos bien normales, y otros como arquitectos de la Universidad de Hannover. Aunque la mayoría estaban entregados a la organización de los cur- sos que integran la acti- vidad diaria de la ecoal- dea. Al oír que había arquitectos en la ecoal- dea me interesé inme- diatamente por cono- cerlos, cosa que no con- seguí hasta el último día, porque estaban ocupados o sencilla- mente no estaban. Ade- más se trataba de dos parejas diferentes con vinculaciones diferentes con el tema, unos direc- tamente trabajando sobre las ecoaldeas y los otros con temas de arquitectura sostenible. Al mediodía se podía comer en el restaurante colectivo, pero hacia falta reservar para que el cocinero supiera cuanta gente había para comer. También nos comentaron que en esta ecoal- dea convivían unas 12 creencias y cultos de "cre- cimiento trascendental" desde el clásico cristianis- mo y el budismo, hasta prácticas sintetistas neo- celtas y chamanes, pasando por creencias hereda- das de las tribus de los nativos americanos, con los cuales existían fuertes contactos. Evidente- Textos y fotos Jordi Badia i Pascual, eco- arquitecto. Comunidades Un viaje en bicicleta por Alemania reco- rriendo enclaves Levensgarten y Sieben Linden. H

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Un viaje en bicicleta por Alemania recorriendo enclaves.

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Page 1: Viaje a las Ecoaldeas Alemanas

VViiaajjee aa llaass eeccooaallddeeaass aalleemmaannaass

ace un tiempo decidimos viajar a Alema-nia para ver en vivo y en directo la vidamás o menos cotidiana en algunas ecoal-

deas del "primer mundo".Aprovechando las ofertas de la Expo de Han-

nover, y del hecho que los aviones regresan vací-os a Alemania a principios de Verano. Empaque-tamos las bicis y las subimos al avión.

Bueno, hay que saber montar y desmotar unabici, pero seguro que los espabilados que se deci-den a ir a Alemania sin saber alemán, saben por lomenos montar una bici... no?

Tardamos un par de días.... (NO, las bicis lasmontamos en diez minutos, no en un par de días),repito, tardamos 2 días desde Hannover a la pri-mera de las Ecoaldeas, en bici... (en coche debetardarse un par de horas, como mucho), TodoAlemania son Autopistas, pero también casi todaAlemania son Carriles Bici.

Fuimos paseando tranquilamente y haciendonoche en el camping del parque natural de Stein-huder Meer, que es un gran lago natural resultadode la zona pantanosa que es casi todo el norte deAlemania, al día siguiente llegamos al medio día aLevensgarten.

LevensgartenHaciendo un poco de historia os comento

que este sitio fue construido como cuartel Militarpor los nazis, donde los prisioneros de guerra tra-bajaron en una factoría de municiones. Un lugarespecial para "Hitler" diseñado inicialmente parasus retiros, un lugar llamado el -Jardín de la vida-.

Después de la guerra lo ocuparon los Británi-cos hasta los años 60, que se devolvió al ministe-rio del ejercito alemán. Pero este nunca llegó ausarlo, hasta que en los 70 lo puso a subasta.

Fue entonces cuando un antiguo visitante deFindhorn en Escocia convenció a su familia paracomprar un antiguo cuartel. Paralelamente consi-guió convencer a un grupo de gente conciencia-da, muchos de ellos de Berlín, para organizar laecoaldea, pagando los terrenos a la familia amedida que se iba rehabilitando y llenando denuevos vecinos. Ahora el crecimiento urbano hallevado a Levensgarten a ser prácticamente unbarrio del pueblo de Steyerberg.

Allí nos acogieron con toda naturalidad, bus-caron quién en el pueblo tenia ganas y sitio parauna semana. El tema es que antes de salir había-mos escrito un correo-electrónico, pero nadiehabía contestado así que nuestra llagada les pillode improviso.

En el pueblo tienen un albergue para visitan-tes, pero esta lleno 365 días al año, porque 365días al año hay cursos y cursillos de todo tipo deenseñanzas, y por tanto las plazas del albergueacaban siempre ocupadas.

Al final acordamos un módico precio parapagar los gastos y pudimos acomodarnos en casade una de las colaboradoras del centro.

A primera hora 8 de la mañana hay baile en laplaza. Así como lo leéis, yo ya me imaginaba unaespecie de sardana new-age, todo paz y flores, medejó un poco intrigado, pero esperé a probarloapartando todo tipo de prejuicios.

Después cada uno se iba a sus respectivos tra-bajos. Algunos en el mismo pueblo, como tera-peutas naturistas, como constructores ecológicos,o como gestores de la distribuidora de productosy alimentos biológicos, o bien iban a trabajar fue-ra, muchos de ellos con empleos bien normales, yotros como arquitectos de la Universidad deHannover.

Aunque la mayoríaestaban entregados a laorganización de los cur-sos que integran la acti-vidad diaria de la ecoal-dea.

Al oír que habíaarquitectos en la ecoal-dea me interesé inme-diatamente por cono-cerlos, cosa que no con-seguí hasta el últimodía, porque estabanocupados o sencilla-mente no estaban. Ade-más se trataba de dosparejas diferentes convinculaciones diferentescon el tema, unos direc-tamente trabajandosobre las ecoaldeas y losotros con temas de arquitectura sostenible.

Al mediodía se podía comer en el restaurantecolectivo, pero hacia falta reservar para que elcocinero supiera cuanta gente había para comer.

También nos comentaron que en esta ecoal-dea convivían unas 12 creencias y cultos de "cre-cimiento trascendental" desde el clásico cristianis-mo y el budismo, hasta prácticas sintetistas neo-celtas y chamanes, pasando por creencias hereda-das de las tribus de los nativos americanos, conlos cuales existían fuertes contactos. Evidente-

Textos y fotos JordiBadia i Pascual, eco-arquitecto.

ComunidadesUn viaje en bicicleta por Alemania reco-rriendo enclaves

Levensgarten y Sieben Linden.

H

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mente estábamos invitados a asistir a cualquierade sus ceremonias, que a diario se repartían unmismo espacio de culto en la capilla de la plaza.

Finalmente por la noche había un minúsculolocal a modo de café-bar donde la gente del pue-blo y los cursillistas se encontraban para tomarzumos naturales, tes y otros refrescos-eco.

Al día siguiente, al despertar, nos propusimosestar en el baile de buenos días. Se trata de bailesmuy simples donde todos pueden unirse a la rue-da, con pasos sencillos y músicas desde new-agey hasta bailes tradicionales, celtas, griegas, árabesy tantos otros.

La verdad es que me creí que seria demasiadohippie para mí, perono, realmente elambiente y las ganasde buen rollo y deempezar el día anima-dos hizo olvidar la pre-disposición melancóli-ca que podían suponerestas melodías, todosacabamos bailando eintentando emular azorba el griego con unbuen "sirtaki"...

Después hubo unavisita guiada a la ecoal-dea, y se juntaron algu-nos de los que estabanen esos momentos enlos cursos y algunos"turistas" como noso-tros.

Empezamos con la historia del cuartel, y nosmostraron el plano de la organización del pueblo.Efectivamente se reconocían un ejercito de barra-cones actualmente rehabilitados en viviendas uni-familiares, y mes o menos en el centro un grupode edificios con estructura de nave industrialactualmente rehabilitados para aulas de talleres,donde la nave principal es ahora un gran teatro -comedor - sala de exposiciones (tres en uno).Además en las alas laterales están la tienda-alma-cén de productos ecológicos, a la vez cooperativa

y venta, para los vecinos de la comarca, así comola secretaria de la ecoaldea, y salas de reuniónpara las asambleas organizativas del colectivo.

En la otra ala industrial estaban pequeñostalleres privados para los que trabajaban allí, unatienda de regalos, varios consultorios de terapeu-tas, el almacén de los bioconstructores y las salasde equipos para la producción de energía eléctri-ca y agua caliente.

El elemento neurálgico del sistema era unmotor diesel con cogeneración, de forma quetenían electricidad y calor por el mismo precio,no hace falta decir que las intenciones de llegar ala fotovoltaica estaban, pero los presupuestos nollegaban a tanto, y más cuando la amortizaciónde esta tecnología al norte de Alemania debemultiplicarse por tres o cuatro la de España.

Un poco más alejado del centro estaba elalbergue para los visitantes, que podía acoger aunas 30 personas, junto con algunas aulas. Y uncentro de salud de primeros auxilios.

Finalmente les preguntamos por los huertos ylos cultivos de los alimentos así como los temasde depuración de agua.

Ahí descubrimos que ambos eran temas que lacomunidad aún no había conseguido resolver.

El huerto existía pero su mantenimiento noestaba muy bien organizado y reconocían que lacomunidad vivía de las compras de alimentosecológicos de cultivadores biológicos profesiona-les. En el huerto pudimos reconocer diferentesintentos biodinámicos, permacultureros y otros,pero todos con escasos resultados.

En cuanto a las aguas, la proximidad al muni-cipio de Steyeberg y su dependencia administra-tiva había posibilitado y obligado a la conexión ala red pública de alcantarillado, aunque algunasde las hileras de casas se habían organizado anivel privado para recoger el agua de lluvia de lostejados, y en una de ellas había un primer intentode separar las aguas grises y hacer depuracióncon balsas de depuración biológica.

Este tema del alcantarillado, así como la pavi-mentación de las calles del pueblo corrió a cargode los presupuestos del municipio, en un pactoeconómico sobre los servicios que deberían

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reportar los impuestos municipales a la ecoaldeade Lebensgarten.

En los días siguientes estuvimos paseando porlos alrededores, conociendo casualmente algunode los vecinos, pero no había manera de coincidirni con los arquitectos ni con los del almacén deconstrucción, estaban siempre fuera, hasta que alfinal alguien nos comento que los arquitectos vol-vían el fin de semana, y que seguramente el lunesestarían los de la constructora, porque vendrían abuscar mas material, y decidimos esperar.

Aprovechamos para enterarnos más a fondodel tema de la organización de la comunidad, asícomo de sus prácticas “espirituales” y de trabajointerior.

La Comunidad se organizaba en una asambleaen la que podía participar todo el mundo integra-do en la comunidad, que se reuní cada 2 semanas,aunque ellos mismos comentaban que estaba todobastante establecido y era casi rutinario (demasia-do alemán) y cada vez estaba participando menosla gente. No como al principio, donde las asam-bleas eran grandes y largas terapias de grupo... yyo añadiría como en todas partes...

Desde el principio se dotaron de unos estatu-tos, como una asociación, donde estaban claroslos fines y los medios. El gran primer paso parareunir la gente, los esfuerzos e instalarse, fue tenerun sueño común, el de crear la ecoaldea.

En esta conversación nos introducimos puesen los ideales íntimos del grupo. Efectivamenteparecía que no había mucha coherencia de grupo,la media de edad era bastante elevada y muchostrabajaban fuera de la ecoaldea, incluso el desa-rrollo de los miembros de la comunidad y enespacial los pequeños parecía que debería depen-der más de los recursos pedagógicos de los pro-pios miembros. Nos comentaron que efectiva-mente intentaron en su momento crear unapequeña escuela, pero que los niños no distinguí-an el espacio y tiempo de su crecimiento intelec-tual del resto de tiempos y que efectivamente sedescontrolo demasiado, de forma que decidieronfinalmente llevar a los niños a una escuela Wal-dorff aunque esto les representa dos viajes diariosde ida y regreso a 40km de distancia.

Pero volviendo al tema de los ideales, compro-bamos cómo la mayoría de los residentes eran real-mente practicantes de alguno de los cultos, y cadatanto durante el día, se veían pasar ataviados conlos trajes rituales, gente en forma de monje budista,con signos hinduistas, se oían himnos y coros detoda clase, y en las conversaciones más normalessalía casi siempre el tema de mística y el crecimien-to interior, incluso alguna que otra vez parecía que

efectivamente se disputaban a los posi-bles adeptos a su fe. Eso me recordóque cerca pueden estar las ecoaldeasde las sectas varias pseudoreligiosasque uno encuentra por el mundo.

Pero bien, por descontado tam-bién había gente "normal", si es quepuede aplicarse esta definición aalguien que decide cambiar su vida ycolocarse fuera de las ciudades "nor-males"...

Me refiero, en resumen, a que laecoaldea esta formada por un númeroimportante de gente variopinta tantoen sus dedicaciones, como en sus cre-encias, como en sus caracteres y hábi-tos personales, pero no por ello deja-ba de ser una comunidad especial,definida, y con un marcado sentidode la integración con la naturaleza ycon el espíritu.

El detalle final resultó llegar sinpreguntarlo de la mano de las conversacionesalrededor de esa fe y ese que-hacer interior quetodos ellos demostraban. La conclusión a la quellegábamos al irnos, -y que ellos mismos nos repi-tieron, cada uno con sus palabras-, era que si que-ríamos montar una ecoaldea en Catalunya, lo pri-mero era que el grupo visualizase claramente laidea de lo que quería, que esto podía tardar tiem-po, reuniones, convivencia, o lo que fuera, peroque la llave crucial para conseguirlo era elevar esepensamiento ideal y mental hacia el infinito. Solollegados a ese punto colectivo se haría realidad laecoaldea.

Con este conocimiento transmitido, monta-mos sobre nuestras bicis y nos fuimos rumbo aotra ecoaldea.

Sieben LindenPreguntamos a varios de nuestros anfitriones

de Levensgarten sobre que otras ecoaldeas podrí-amos visitar que fuesen interesantes. Teníamosesencialmente dos posibilidades. Hacia el Oeste yvisitar la "Ökodorf Initiative" en Osnabrück direc-ción Essen, o coger el tren y acercarnos haciaBerlín donde están el ZEG. - Zentrum für Experi-mentelle Gesellschaftsgestaltung - es decir el"Centro Experimental del Diseño de la Cultura",o algo así... en el pueblo de Belzig al Sur Oestede Berlín, o la UFA Fabrik, un fabrica eco-ocupa-da en el mismo Berlín.

Pero resultó que ninguno de estos sitios eransuficientemente interesantes, según ellos: Debía-mos ir al sur cerca de suiza donde en esas fechasse estaba celebrando el encuentro anual de ecoal-deas en Alemania. Que eso si era interesante yque el grupo que lo organizaba estaba muy bien.Pero claro, esto significaba cruzar toda Alemaniade Norte a Sur, y eso no era una perspectivadeseable, queríamos movernos en bici, así quefinalmente nos indicaron unaa ecoaldea cercana..-200 km- compuesta por gente muy joven, queestaban empezando y construyendo casi de lanada sus primeras casas.

Esto se llama Sieben Linden, -Siete Tilos- Y sehalla cerca del pueblo de Poppau, no os molesteisen buscarlo en el mapa, porque según los mismoshabitantes de Poppau, eso es el centro del mun-do. Y efectivamente tienen en el centro del pue-blo una piedra encadenada, con la inscripción quecorrobora que eso, precisamente eso es el centrodel mudo. -Supongo que hace falta entender elhumor irónico germánico-. En cualquier casoparece ser que efectivamente es un lugar apartadode la civilización -dentro de los parámetros dedensidad urbana-rural de Alemania-, pues resulta

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que el núcleo habitado más cercano está casi a 30km, y eso para ellos ya es casi un páramo desérti-co.

Sieben Linden es muy bonito, es una granja,compuesta por un gran edificio en de madera condos grandes alas en forma de ele, con algunostipis alrededor, con un gran huerto biológicodelante, y con una gran balsa de depuración deagua, y con un pequeño anfiteatro con graderíasde césped, construido con la tierra que se sacopara excavar las lagunas de depuración.

Alrededor del edificio principal se arremoli-nan una treintena o mas de carromatos de circo,aunque en Alemania ese tipo de carromatos losusan para casetas de obra como aquí tenemosesos preciosos "containers" metálicos. Así que esrazonablemente factible conseguir uno de esoscarromatos y organizarse uno su vivienda provi-sional.

Desde hacia unos meses habían conseguidopor fin empezar a construir los dos primeros edi-ficios de viviendas Rigurosamente Bioconstruidas;madera y tierra.

Este proyecro es completamente diferente aLevesgarten. Aquí empezó primero el grupo, lacomunidad, la convivencia, y con el tiempo sebuscó se consiguió y se diseñaron planes de edifi-cación del nuevo lugar.

Los habitantes de Sieben Linden eran un gru-po más pequeño e irregular, algunos viajaban atemporadas, por trabajo, por estudios, o por fami-lia. Muchos viven del subsidio de desempleo, queen Alemania es continuo desde el momento queuno ha estado trabajando un año entero.

Ese subsidio y algún trabajo ocasional les per-mite ir construyendo su utopía.

El grupo que empezó ya no es exactamente elmismo que ahora sigue, los componentes entrany salen, la convivencia del colectivo es muchomás estrecha que en Levesgarten, Las reunionesde trabajo, de coordinación y de toma de decisio-

nes, tanto generales como temáti-cas son continuas, cada día tienenpor media un par de reuniones,según de que grupo de trabajoeres. La media de edad es mucho

menor que en la anterior ecoal-dea, y antes de llegar al sitio

actual, ya estuvieron organi-zándose en la comarca

viviendo en otros locales,y granjas, empezando a

hacer manualidades,cultivo biológi-

co, que-sos ypastelespara lasferiascursosde

masa-jes,

talleres de carpintería artesanal y un sinfín deactividades de este estilo.

Aún así no llegaban al ritmo super-organizadode cursos que ofrece Levensgarten. Pero tienenen verano una quincena de capo de trabajo, en elque Sieben Linden explota como un gran circocon mas de 500 asistentes con tiendas de acampa-da y talleres de todo tipo.

Volviendo a la actualidad. Sieben Linden estáformado por tres grupos autoorganizados de unas20 - 30 personas cada uno. Y esta diferenciaciónestá basada en el tipo de vivienda, y por consi-guiente el tipo de estilo de vida- que aspiran adesarrollar.

Me explicaré. Existe un grupo que quiereconstruirse su casa ecológica ya. Con los requeri-mientos de edificación normalizados y al alcancede las posibilidades económicas actuales, y efecti-vamente están construyendo sus casa con maderay recubrimientos de arcilla.

Y con rigurosas medidas de ahorro y eficien-cia energética. Intercambiadores de calor, venta-nas de madera super estancas, colectores de aguacaliente solar, etc...

Les faltaba, como en Levensgarten, el sistemaeléctrico fotovoltaico, el cual es económicamenteinasequible para estos colectivos y probablementeineficiente en esa latitud.

La distribución y los espacios interiores sonuna especie de apartamentos de diferentes medi-das con espacios privados individuales y de pare-ja, y espacios comunes de comedor, y otros servi-cios. Aunque la estética de las casas responde acriterios energéticos y hasta bioclimáticos, elresultado "armónico deja mucho que desear, des-de mi punto de vista como arquitecto. Pero en finsupongo que resuelve su problema inmediato.

Un segundo grupo de gente decidió mantenersu vida nómada y migratoria, con sus carromatos,sus tipis, y sus yurtas. De hecho estos ya estabanviviendo mas o menos como querían, aunque lesmantenía unidos la organización de producciónde alimentos "bio", las posibilidades de los talleresde la vieja granja, y la gran armonía de grupo alhaber conseguido lento pero seguro vivir cohe-rentemente con sus principios.

El tercer grupo era a mi entender el más radi-cal pues quería construir sus casas con "total liber-

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tad de criterios", con los materiales que ellosescogiesen, pasando por "encima" de las normati-vas legales, pero no por desprecio al sistema opor recuperar la tradición ancestral, si no todo locontrario, para que el Ministerio de edificaciónalemán tuviera que redactar la normativa aplica-ble a la Bioconstrucción radical con paja y tierraestructural.

El reto y la seguridad con que exponían estatesis era realmente desarmante para un mediterrá-neo, acostumbrado a que las instituciones actúenprecisamente en el sentido contrario. Efectiva-mente los proyectos para estas viviendas integra-das en el ecosistema al máximo nivel estaban ya

redactados. Los permisos deconstrucción se habían pasadodesde el municipio al organis-mo de edificación del Landeren cuestión, y viendo comoesto afectaría a leyes estatales,estos resolvieron entrar con elproyecto al Ministerio alemánque legisla sobre el tema.

Confiaban lisa y llanamen-te en que una vez aprobado suproyecto. Ya se podría conpaja y tierra en cualquier rin-cón de toda Alemania.

El debate burocrático-tec-nológico está servido, esperoque podamos algún día apro-vecharnos de este trabajo. Ymientras tanto para pagarnoslas comidas durante los díasque compartimos con ellosdecidimos colaborar en el tra-bajo de construcción de estasdos primeras edificaciones.Estuvimos rellenando de pie-dras y grava un pozo de drena-je, y estuvimos pintando conun preparado de arcilla lasparedes interiores de las casas.

La mezcla para este revo-co venia ya preparada ycomercializada en sacos,Siento no saber tanto alemánpara descifrar la composicióndetallada. Pero nos comenta-ron que inicialmente el pro-ductor de este material estuvocomercializando directamenteBTC -Bloque de tierra com-

primido- y adobes, pero esto no se vendía, por-que los autoconstructores estaban dispuestos afabricar sus propios bloques, y el transporte erademasiado caro y arriesgado. Así que empezó avender solo el "mortero" preparado, y ahí se diocuenta de que podía vender realmente muchasmezclas diferentes en función del uso final deesa arcilla. Bloques, Revocos, Morteros, Pintu-ras, etc... Y parece que ahora el negocio ya vaviento en poppau.

La organización general era, como ya heapuntado, mucho más estricta que en Levesgar-ten, se organizaban para rotatoriamente hacer lascomidas para todo el colectivo, para cuidar de losmás pequeños, y este tipo de cosas. No teníanposibilidades para educarlos, así que los niños enedad escolar estaban viviendo o con otros familia-res o internados en escuelas no siempre cercanas,hasta el punto que no recuerdo si había niños queiban a la escuela cercana o simplemente la comu-nidad no tenia ningún miembro de esa edad. Dehecho estuvimos en pleno verano, así que eranfechas en que había incluso mas niños de losestrictamente familiares. Aquello se había llenadode amigos de los más pequeños, que estabanpasando unos días de "turismo rural", a susanchas.

A los pocos días de hablar mínimamente conalgunos de ellos, empezó el "feeling" y de ello lasconversaciones más o menos trascendentes. Losmiembros de esta comunidad coincidían clara-mente en su objetivo común. Querían vivir encomunión con la naturaleza, eso era lo importan-te, integrarse en el ecosistema y ser autosuficien-tes, de lo cual no estaban nada lejos a nivel ali-mentario, aunque efectivamente estaban lejospara conseguir tecnología sofisticada y recursospedagógicos y de salud.

Al marcharnos nos comentaron que la ecoal-dea estaba abierta a nuevos vecinos de todo tipo,cultura y condición. Y nos recordaron que paracrear una ecoaldea se debe trabajar duro en for-mar el grupo, pero el final la pieza clave quematerializa la ecoaldea es tener ese ideal colectivoy mandar el deseo al infinito universo.

P.D. Por cierto para los que no se atrevan aaventurarse en Alemania:...

-No hace falta que sepáis alemán, ya casitodos los alemanes saben castellano, han estadoen Mallorca, así que todos saben decir, buenosdías, buenos noches, y saben pedir una “peaya” yuna “tortiya”.- Salud. y