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VENUST1ANO CARRANZA El Estado de Coahuila desernpeiiO tin papel preponderante en el movirniento revolucionario iniciado en 1 910. El apóstol de esta causa popular fue Francisco 1. Madero, un ilurninado idea- lista que no conocla el miedo. Este hornbre lanzó el guante al vie- jo dictador Porfirio Diaz, y, ante el asombro de todos, dio al traste con la caduca tiranIa, en Ciudad Juárez, cuando apenas se iniciaban los grandes combates. Diaz huyó en el "Ipiranga", y desde que Francisco Leon de la Barra desempeñó el interinato presidencial, ]as fuerzas de la reacción comenzaron a organizarse Iara reconquistar el poder. Madero llego a la Presidencia de la Repiib1ica por votación unánirne e inusitada de los ciudadanos de Mexico, y apenas tomó el poder, sus enemigos desarrollaron una vasta conspiración para eliminarlo. Entre los elementos del pasado que Madero conservó en su administración, se hallaba el antiuo EjCrcito federal, que no perdonaba a los revolucionarios su afán de sustitulrlo en la defensa de las instituciones. Del Ejército federal surgió el chacal que traicionó a Madero y lo asesinó villanamente después. La oprobiosa cuartelada se dio en febrero de 1913. Sus autores cre- yeron, tontarnente, que muerto Madero se acabarIa Ia Revolución. Sucedió lo contrario: cuatro dIas después del crimen, el gober- nador de Coahuila, Venustiano Carranza, lanzó el guante a los usurpadores y enarboló la bandera de la legalidad en la hacien- da de Guadalupe, cercana a la ciudad de Saltillo. Para iniciar su movimiento, Carranza contaba con escasas fuer- zas irregulares en la frontera; pero no se puso a contar su nüme- ro, porque lo alentaba una fuerza superior: el ideal revoluciona- rio, que era y es elevar el nivel económico y moral de las clases más pobres, de los oprimidos en todos los tiempos. Carranza sa- 20

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VENUST1ANO CARRANZA

El Estado de Coahuila desernpeiiO tin papel preponderanteen el movirniento revolucionario iniciado en 1910. El apóstol deesta causa popular fue Francisco 1. Madero, un ilurninado idea-lista que no conocla el miedo. Este hornbre lanzó el guante al vie-jo dictador Porfirio Diaz, y, ante el asombro de todos, dio altraste con la caduca tiranIa, en Ciudad Juárez, cuando apenas seiniciaban los grandes combates. Diaz huyó en el "Ipiranga", ydesde que Francisco Leon de la Barra desempeñó el interinatopresidencial, ]as fuerzas de la reacción comenzaron a organizarseIara reconquistar el poder.

Madero llego a la Presidencia de la Repiib1ica por votaciónunánirne e inusitada de los ciudadanos de Mexico, y apenas tomóel poder, sus enemigos desarrollaron una vasta conspiración paraeliminarlo. Entre los elementos del pasado que Madero conservó ensu administración, se hallaba el antiuo EjCrcito federal, queno perdonaba a los revolucionarios su afán de sustitulrlo en ladefensa de las instituciones. Del Ejército federal surgió el chacalque traicionó a Madero y lo asesinó villanamente después. Laoprobiosa cuartelada se dio en febrero de 1913. Sus autores cre-yeron, tontarnente, que muerto Madero se acabarIa Ia Revolución.Sucedió lo contrario: cuatro dIas después del crimen, el gober-nador de Coahuila, Venustiano Carranza, lanzó el guante a losusurpadores y enarboló la bandera de la legalidad en la hacien-da de Guadalupe, cercana a la ciudad de Saltillo.

Para iniciar su movimiento, Carranza contaba con escasas fuer-zas irregulares en la frontera; pero no se puso a contar su nüme-ro, porque lo alentaba una fuerza superior: el ideal revoluciona-rio, que era y es elevar el nivel económico y moral de las clasesmás pobres, de los oprimidos en todos los tiempos. Carranza sa-

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bIa que la lucha iba a ser cruenta; pero tomada su determinación,no habIa nada que le detuviera para realizar el plan propuesto:iba a derrocar a Victoriano Huerta y a restaurar el regimen cons-titucional de Gobierno. Su lema lo decIa con claridad: "Consti-tuciOn y Reformas".

La lucha titánica comenzada por Carranza en Coahuila, fueapoyada decididamente en Sonora, y hacia allá se dirigio el Pri-mer Jefe, haciendo un extraordinario recorrido a caballo por losEstados de Durango y Sinaloa. Cuando llegó a Hermosillo, el 17de septiembre de 1913, toda la ciudad se voicó en la estación delferrocarril para dare la bienvenida. Hermosillo era entonces elrefugio de los principales jefes de la Revolución. Allá fue dondeCarranza formalizó su Gobierno nacional, con un gabinete en quefiguraron: Zubaran, Angeles, Bonillas, Fabela, De la Huerta, Ez-querro y otros. Su jefe de Estado Mayor era ci coronel Trevino;secretarlo particular, Espinosa Mireles, y jefe de su escolta, cimayor o teniente coronel Urquizo.

Como buen hombre de canipo, don Venustiano se levantabamuy teniprano y antes de las siete dc la mañana habIa hecho yasu pnimera excursion a caballo, por los airededores de liermo-sub. Le gustaba ci buen café. Buscaba Ia charla de ganaderos ycampesinos y le atraIa don Antonib Morales, popular rancherohermosillense, por su peculiar manera de ser. Después de Ia co-mida, don Venustiano dorrnIa una siestecita, de quince o veinteminutos. Era tin trabajador incansable. Certero en sus decisiones,sabla decir si o no a cualquier asunto que se le presentara. Eraserio; pero muy amable. No era tan viejo como sus barbas pare-clan indicar: tenIa poco más dc los cincuenta años cuando se pusoal frente de Ia Revoiución Mexicana.

Don Venustiano vestla con la mayor mociestia. Nada de oro-peles ni ostentaciones. Nunca usó uniforrne nhilitar ni le atrajeron]as insignias. Su traje de Primer Jefe Ilevaba botones de metal ynada mâs. El sombrero texano, sin insignias. El chaquetIn, sinhombreras. No fue general de division ni jefe de un Cuerpo deEjCrcito. Fue, simplemente, el Primer Jefe, es decir, ci jefe detodos.

El nueve de marzo de 1914 despedimos a! general Obregónen la estación de Nogales. Era muy temprano. El sol alumbrabaapenas. Hacia Irlo. Presidia ci grupo de militares y de civiles queíbamos a desear buena suerte al jefe del Cuerpo de EjCrcito delNoroeste, nada menos que ci Primer Jefe, don Venustiano Ca-

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rranza. Siguiendo su costumbre, Obregón habIa dado la voz departida y perrnanecIa en ci suelo, para tomar su convoy ya enmarcha. En ios momentos de abrazar al Jefe, le dijo estas palla-bras:

—A ver quién ilega primero a MeXICO. Conste que aqul flOSdarnos ci Santiago!

Dias después la pequefla comitiva de Carranza hacia por trenel camino hacia Cananea y Naco. De este lugar fronterizo se em-prendió Ia marcha a la histórica población de Agua Prieta, entoda clase de vehIculos, a pie y a caballo. Se trataba de organizaruna caminata penosa, para atravesar el Cañon del Pilpito y vol-ver a tornar el ferrocarril en Casas Grande,;, en el Estado de Chi-huahua.

En cuatro o cinco dIas se organizó la penosa marcha de Occi-dente a Oriente, para entrar en ios dominios del general Fran-cisco Villa, quien en una campalia fulgurante habla acabaclo conlas fuerzas huertistas de Chihuahua. La escolta formada por el4 Batailón de Sonora, que era de infanteria, iba a seguir al Pri-mer Jefe, a su Estado Mayor y a otros militares de caballerIa,por los difIciles carninos y los abruptos lomerIos que forman citerrible Cañon del POlpito. El coronel Calles, jefe de la plaza deAgua Prieta, COfl gran actividad y eficacia preparaba los contin-gentes de guerra y los elementos de vida para ci viaje, cuidandoque no faltaran vIveres ni municiones a los hombres de Carranzaque iban a clar un paso rnás en su avance contra el usurpador.

Los civiles que no tuvimos caballos para hacer la travesIa to-mamos ci tren en Douglas, Arizona, hasta El Paso, Tex. Cuandoen Ciudad Juárez se aizaban los arcos triunfales para recibir aCarranza, nosotros preparábamos los alojamientos y oficinas denuestros jefes inmediatos. En una casa del doctor Sarnaniegos yoarreglé ci despacho del ingeniero Ignacio Bonillas y las habita-ciones que ocuparlan los principales jefes de las secretarIas deFomento y de Comunicaciones.

Antes de que Carranza ilegara a Ciudad Juárez, paso por ahI,con gran celeridad, ci general Felipe Angeles, muy entusiasmadoporque iba a pelear a las órdenes de Pancho Villa.

En aquellos dIas se hablaha mucho en la frontera del valor yla temeridad del general Maclovio Herrera, quien al frente deochocientos hombres habIa dado la farnosa carga de cabalierIaque determinó ci sonado triunfo de Tierra Blanca. A Maclovio le

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decIan "El Caporal" o "El Sordo" y tenIa larna de hombre ca-liado, serio, nada fanfarrón. Villa lo adniiraba, pero lo veIa condesconfianza.

Llego Carrariza a Ciudad Juárez en medlo de las aclamacio-nes delirantes del pueblo. Su presencia imponIa a Ia vez respetoy simpatIa. Como jinete era excepcional. Pocos jefes podIan Se-guirlo de cerca, cuando inarchaba al sobrepaso de su caballoretinto. Eran raros los militares de su prestancia, que rivalizarancon él al imponerse y ganar a las multitudes en los actos cIvicos.Gran viejo, don Venustiano. Su barba patriarcal atraIa inevitable-mente. Sus gafas le servIan para complementar Ia efigie, no paraleer. En medio de Jos aplausos y las exciamaciones delirantes delpueblo, el viejo seguIa sereno y confiado. Ni los disparos de lasarinas de fuego lo conmovIan. Carranza pasaba imperturbable,como una figura legendaria.

Estaba él en Ciudad Juárez cuando se celebró, con dianas ydisparos de fusilerIa, la sarlgrienta toma de Torreón por la Di-vision del Norte. En esos rnomentos Villa volvia a ser el hombre.Su prestigio y el de sus tropas se acrecentaba. El pueblo en ar-mas cantaba, enardecido, "La Valentina", "La Cucaracha" y "Ade-lita" y bailaba entusiastamente a los acordes de la marcha demoda: "Tierra Blanca".

De Juárez pasamos a Chihuahua, la capital del Estado. Otravez la instalación de oficinas para los incipientes ministros de laRevolución. Fabela, Zubaran, Bonillas, Espinosa Mireles... tra-bajaban con afán. En medio de Ia guerra o en los preparativosde acciones militares próximas, habIa hombres que formaban yhacIan un gobierno. Eran los representantes de la futura admi-nistraci on.

Ahi, en Chihuahua, en Jos dias resplandecientes de Villa, sesuscitaron las primeras dificultades entre el villismo y el mandosupremo del constitucionalismo. Un dIa Villa amaneció de malasy destiiuyó al general Chao del cargo de gobernador del Estado.Esto lo hizo sin avisar a Carranza, su jefe inmediato, quien vivIaa unos cuantos pasos del comandante de la Division del Norte.La sjtuación se puso al rojo vivo. ZQu,6 harla el Primer Jefe?

Villa tenIa entonces, en Ia ciudad de Chihuahua, más de diezmil hombres. Carranza, apenas, los cuatrocientos hombres del 4°Batallón de Sonora, que eran su escolta. Que sucedió? Que elJefe de Ia Eevo1uci6n impuso su autoridd. LlamO a Villa. Lo

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reprendió rudamente. Le hizo sentir la fuerza de su personalidady para colnio le llamô "pretoriano". Esta palabra, cuyo sentidoVilla no conocla, pero que habIa oIdo aplicar a Victoriano Huer-ta, produjo un efecto terrible en ci ánimo del famoso guerrillero.

Por favor, jefe, llámeme como usted quiera; pero no me di-ga pretoriano.

AsI lo rogó Villa. Asi pedla perdón. Aprovechando el momen.to, Carranza logro que Chao fuese restaurado en ci gobierno yque Villa hiciera vehernentes declaraciones de lealtad y respetoa Ia Prim era Jefatura.

Todo eso paso en las olicinas del Palacio de Gobierno. Cercade las 3 de la tarde bajaron la escalera, aquellos dos hombresrepresentativos de la Revolución. Than rodeados por sus colabo-radores más cercanos. Villa, un poco mãs alto que Carranza, mar-chaba encorvado, con la cabeza a! suelo. Carranza marchaba er-guido, con la vista a lo alto. Su barba respiandecla.

Pasados algunos meses de tan terrible incidente, Adolfo de laHuerta me decla:

_1\T0 sabes en el peligro que estuvimos en Chihuahua. Si donVenustiano flaquea un poco, Villa nos hubiera acahado a todos.Que éramos los cuatrocientos soldados del cuarto y los ciento

cincuenta civiles, en medio de la poderosa Division del Norte?Se impusieron ci carácter, la energIa y la personalidad avasalla-dora del Primer Jefe.

Carranza, en Chihuahua, habIa pasado un trago muy amargo.Carranza entro en la capital de Ia Repáblica el 20 de agosto

de 1914 y desde ese momento fue el Encargado del Pocler Eje-cutivo de la Nación. Surgieron divisiones en el Ejército constitu-cionalista, que no pudo controlar la Convención de Aguascalien-tes, y Villa desconoció a Carranza. El Primer Jefe se reconcentróen Veracruz, mientras sus fuerzas, al mando del general Obre-gOn, tlieron cuenta del villismo en terribles batallas como fueronlas de Celaya, Trinidad y Aguascalientes.

En cumplirniento de las promesas que habla hecho al asumirla Primera Jefatura de la RevoluciOn, Carranza lanzó la convo-catoria para ci Congreso Constituyente que habrIa de instalarseen Queretaro a partir del 20 de noviembre dc 1916. El CongresotrabajO sin descanso a maflana, tarde y noche, y tcrminó su obrael 33 de enero de 1917. El señor Carranza promul gó la Consti-tuciOn el 5 de febrero siguiente —para no perder la tradiciOn

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de Ia fecha—, y desde entonces rige en ]a Repüblica la CartaMagna de Queretaro que fue discutida con absoluta libertad.

Si consideramos que las luchas libertarias de Mexico han te-nido continuidad y hombres extraordinarios para realizar sus de-signios, podemos establecer que la Independencia tuvo a Morelos,la Reforma a Juárez y la Revolución a Carranza.

4.—V. C.

Don Venustiano llegó a Hermosillo La noche del 17 de septiembre de1913. Adcmós de Jacinto Treviño iban en su Estado Mayor los dos her-manos Jiávila (Lucio y Juan), Francisco L. I]rquizo, Jesás Valdez Leal,Carlos Dominguez, Aragón y otros pocos más. Lo vi pasear a caballomzeclias veces, cuando se dirigia muy de mañana a visitar a don AntonioMorales, ci del Guayparin. Don Venustiano era un gran jinete y su fi-gtira sobre ci cabailo era irnpon.ente y marcial.

A fines de 1913 yo presidia Ia As.ociaci4n Filántropica de Jóuenes,que /li.o una gran colecta de Jondos para dam ropas y vIveres a los pobresde Hermosillo. Don Venustiano aceptó repartir esos regalos de Navidady lo aeompañé en los mornentos de la distribuciôn.

Poco an/es, el 14 de octubre de 1913, fui recibido en audiencia porci Primer fe/c, a quien ofreci acorn pañarlo en la lucha que kabia empren-(1140. Con ordenes suycss pasé a ser el secretario particular del Ing. Ig-nacio Bonillas, encargado de las SecretarIas de Fomento y Comunicacio-lies. Vine ell coiniliva del Primer Jeje de Sonora a la capital de laRepáhiica. La gira co,nenzó ci 9 de nzarzo de 1914 en Nogales y ter-,fliuo ci 14 (IC agosto del inismo aito en Teoioyiwan. Estando en Chihua-hua, donde Villa estuvo a punlo de acabar con Carranza y sus acorn pa.nanLys, ci ingeniero Bonillas me nombró ayudarite general de las Secre-laruls dc Fomento y Comu.nicaciones; Tmaté personaim.ente con el señorCarmanza muclios asu n/os of iciales y particulares durante nuestro viaje, ysegub viéndolo en la capital y en ci puerto de Veracruz.

Sin perder in ainisiad y el respeto que tenlamos POT don Venustiano,en ci conslilayente de Quc'rétaro inc tocó figurar entre las mayorlas de Lai:quierda. que /ueron. ithiadas de jacobinas. Tuvimos /uertes agarronescon las derechas. representadas por Macias y Palavicini: pero seguimosguardan.do ins ma'yores consideraciones al Primer Jefe. Cuando estuvimosen ía cena de despedida del Consiituyente, la noche del 31 de enero de1917, de sobrernesa tuve In oporlunidad de abrazar a Don Venustianoy hasta me atrevi a acariciarle sus unponentes barbas. Aigunos compa-ñeros han dicho que yo se las fate; pero eso siempre lo he negado.

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