v reunion felipe ii y su tiempo

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Page 1: V REUNION FELIPE II Y SU TIEMPO
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V REUNION CIENTIFICA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

TOMO 1

FELIPE II Y SU TIEMPO

Esta edición ha contado con el apoyo del Ministerio de Educación y Cultura, Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica, Acción Especial

APC1998-0l23· Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural Excmo. Ayuntamiento de San Fernando. Fundación de Cultura.

Page 3: V REUNION FELIPE II Y SU TIEMPO

V REUNIÓN CIENTÍFICA

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE

HISTORIA MODERNA

TOMO 1

FELIPE 11 Y SU TIEMPO

COORDINADOR

JOSE LUIS PEREIRA IGLESIAS

UNIVERSIDAD DE CÁDlZ SERVICIO DE PUBLICACIONES

1999

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

Page 4: V REUNION FELIPE II Y SU TIEMPO

© Edita: • Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz • Asociación Española de Historia Moderna

Diseño y Maquetación: CREASUR, S.L.

Printed in Spain. Impreso en España

ISBN Obra completa: 84-7786-642-2/ Vol. 1: 84-7786-643-0 Depósito Legal: CA-505/99

Imprime: INGRASA Artes Gráficas

Page 5: V REUNION FELIPE II Y SU TIEMPO

COMITÉ DE HONOR DE LA V REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

PRESIDENTA:

EXCMA. SRA. Da ESPERANZA AGUIRRE GIL DE BIEDMA

Ministra de Educación y Cultura.

VOCALES:

DR. D. JOSEP JUAN VIDAL

Presidente de la Asociación Española de Historia Moderna.

EXCM. SR. D. GUILLERMO MARTÍNEZ MASSANET

Rector Magnífico de la Universidad de Cádiz.

EXCMO.o SR. D. ENRIQUE ÁNGEL RAMOS JURADO

Vicerrector de Extensión Universitaria de la U.C.A.

ILMO. SR. D. JUAN LÓPEZ ÁLVAREZ

Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la U.c.A.

EXCMO. SR. D. FRANCISCO RAPALLO COMENDADOR

Almirante Jefe de la Zona Marítima del Estrecho

D. ANTONIO MORENO OLMEDO

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de San Fernando.

D. HERNÁN DIAZ CORTÉS

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

D. JOSÉ QUINTERO GONZÁLEZ

Delegado General de la Fundación de Cultura de San Fernando.

D. JUAN GÓMEZ FERNÁNDEZ

Tte. Alcalde Delegado del Área de Servicios Culturales del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

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Page 6: V REUNION FELIPE II Y SU TIEMPO

COMITÉ ORGANIZADOR DE LA V REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE mSTORIA MODERNA

COORDINADORES:

DR. JOSE LUIS PEREIRA IGLESIAS

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz.

DR. JOSE MANUEL DE BERNARDO ARES

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba.

SECRETARIO ORGANIZACIÓN:

DR. JESÚS MANUEL GONZÁLEZ BELTRÁN.

VOCALES:

DR. MANUEL BUSTOS RODRIGUEZ

DRA.MARÍA JOSÉ DE LA PASCUA SÁNCHEZ

DR. ARTURO MORGADO GARCÍA

DRA. GUADALUPE CARRASCO GONZÁLEZ

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ESPERANZA BORT TORMO

Universidad de Alcalá

Los documentos manuscritos más antiguos de la dispersa Casa de Altamira (1), que posee la Biblioteca Universitaria de Ginebra en la Colección Edouard Favre (2), son del siglo XV; y los hay hasta el siglo XVIII agrupados en 82 volúmenes.

A partir del Volumen II aparece la correspondencia de don Juan de Zúñiga Requesens, obje­to de este estudio. Son las cartas que emitió o recibió en su "residencia" en Roma como Embajador de Felipe 11.

Las cartas estudiadas corresponden a los tres últimos años de su estancia en Roma, 1577, 1578 Y 1579. Existe correspondencia también de los años anteriores, pero en una cantidad muy pequeña y sin continuidad, y de los posteriores, entre 1580 y 1583, que fueron los años que don Juan de Zúñiga sirvió al rey de España como Virrey de Nápoles. Son estos últimos documentos más conocidos, puesto que existen publicaciones sobre los mismos (3)

Hay alrededor de 2500 cartas (4). En este conjunto epistolar, la falta de continuidad en las respuestas es desgraciadamente muy grande. Las dos terceras partes, son cartas que el embajador

l.-"La dispersión de la valiosa colección bibliográfica y documental de la Casa de Altamira", en Hispania (Madrid) XLVI (1986), págs. 587-635.

2.-Hoy sabemos que el archivo de los papeles de Don Juan de Zúñiga Requesens y su hermano Don Luis Requesens Zúñiga los poseyó el Conde de Gondomar pues entre sus papeles se han encontrado un inventario que ha sacado a la luz Fernando Bouza "Guardar papeles -y quemarlos- en tiempos de Felipe n. la documentación de Juan de Zúñiga . (un capítulo para la historia del Fondo Altamira) (l)", en Reales Sitios (Madrid) N" 129 (1996), págs. 3 - 15. Que en su mayo­ría coinciden con los que posee la Biblioteca de la Universidad de Ginebra.

3.-Cartas y avisos dirigidos a Don Juan de ZIÍ/liga, virrey de Nápoles en 1581, Madrid, 1887.

4.-Dice F. Bouza "pese a ser muy descuidados en su caligrafía, los nobles se convirtieron en grandes epistológrafos, en especial los que residían en la COlte y los que, como se decía entonces, servían al Rey de lejos, en algún gobierno u ofi­cio periférico. Obra citada.

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envió. Sin embargo son más escasas las contestaciones que se conservan en éste archivo. Así por ejemplo, 400 cartas conservamos del embajador al rey y sólo 190 al contrario, a don Pedro de Mendoza, embajador en Génova, al menos le escribió 118 cartas, mientras sólo se conservan 35 respuestas; así mismo hay 84 cartas expedidas desde Roma al marqués de Mondéjar, entonces virrey de Nápoles, frente a las 9 de las que recibiría el embajador del virrey. Un caso llamativo es el de don Juan de Idiáquez, al que al parecer concedía mucho crédito y confianza, pues conta­mos 111 cartas dirigidas y sólo una respuesta. Por el contrario la correspondencia con don Juan de Borja, embajador ante el Emperador, es equilibrada. Se inicia cuando éste llega a Génova camino de Viena en 1577 y se prosigue periódicamente durante los tres años, contándose con 60 cartas de don Juan de Zúñiga a Borja y el mismo número en sentido contrario. Las cartas que don Juan de Zúñiga Requesens recibió desde las diferentes cortes europeas raramente están escritas del puño y letra del firmante, esto se comprueba por la caligrafía de la firma y de las cortas post­datas añadidas por la persona que ha firmado. En la mayoría de las ocasiones éstas últimas no son más que fórmulas de saludo y despedida, así como noticias sobre la salud propia, de familiares o de la familia real. En realidad la parte manuscrita del finnante casi nunca nos da nuevas infor­maciones y en la mayoría de ellas la caligrafía es tan mala que resultan incomprensibles.

Cuando las caltas están emitidas por, o dirigidas a, personalidades con cargos de importan­cia en el servicio Real, y con contenido que debía de ser mantenido en secreto, son entera o par­cialmente cifradas. Eran traducidas previamente a ser entregadas o leídas al embajador por su secretario particular, al'chivándose conjuntamente la cifra con la transcripción.

Son por lo general cartas manuscritas de la propia persona que firma las que por razones privadas le escriben a don Juan de Zúñiga. Suelen ser asuntos relativos a la administración de la hacienda que el embajador posee en España y cuestiones de herencias o testamentos. Le escriben tanto sus criados-administradores como otras personas que sirven a su familia en España. Todos ellos suelen informarle también de asuntos relacionados con la familia del embajador o de los sucesos de la Corte. Parecen manuscritas las cartas de los secretarios reales -aunque no todas las de Antonio Pérez- cuando le escriben por palte del rey, y sobre todo si informan o piden ayuda al embajador para que trate un asunto privado en Roma. Asimismo algún secretario de embajada le escribe los sucesos que ocurren, en ausencia de su señor, y firma con su nombre. Pocas son las veces que los propios familiares le escriben de su puño.

Era práctica común en las secretarías, que al llegar los correos los secretal'ios escribían el nombre del remitente, así como la fecha de recepción, en el último documento que cerraba el legajo, donde estaba puesto el nombre del destinatario y su cargo. Así sucede por lo general en la correspondencia estudiada, en donde se encuentra la palabra "en" antepuesta a una fecha, que se refiere a la fecha de llegada; según la procedencia de la carta y los avatares que sufriera el trans­porte por problemas políticos o meteorológicos hay unas diferencias que resulta muy interesante para analizar la periodicidad de los correos desde España o desde las diferentes ciudades de Italia y del resto de Europa (5).

Después del encabezamiento, con el saludo apropiado según la condición social del desti­natario, por lo general las cartas, igualmente las recibidas como las que salen de la embajada, empiezan por recordar la fecha de la última carta que el que va recibir ésta, escribió. Se puntua-

5.-Fernand Braude!: El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. 2 tomos. Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1980. En especial el capítulo IV, la Unidad Física: El Clima y la Historia. Y el capítulo V, la Unidad Humana: Rutas y Ciudades, Ciudades y Rutas.

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liza la fecha en que fue recibida, se especifica la vía por la que llegó (por la vía de León, por la vía secreta, ... ), la forma del correo, si en uno "ordinario", por "estafeta propia", o aprovechando algún correo amigo (con el correo portugués que llegó de Madrid, ... ). En muchas ocasiones se indica también el tema del asunto que fuera el motivo de la citada última carta. Muy puntilloso se muestra en este tema el señor embajador, lo que es pues una primera muestra de su carácter, se nos muestra como una persona meticulosa, ordenada, y cuidadosa. Ejemplo de ello es lo que le escribe en agosto de 1577 a Guillén de San Clemente, un catalán que había estado largo tiem­po al servicio de su hermano don Luis de Requesens, asistiéndole a su muerte en Flandes y ocu­pándose de sus papeles (6).

"Ayer recibí la carta de VIII de los 27 del passado y no se por ellas las que hall llegado mias, es menester siempre avisar las datas para que haya en esto claridad, considerando la dificultad que avia en copiar los papeles que Vm tiene le scrivi ultimalllente que lile los enviase todos COII

persona propia por que no hay prisa de llevarlos a Spaiia y )'mporta mllcho que yo pase primero los ojos por ellos " ...

Las cartas que recibe el Embajador están escritas en su mayoría en castellano; sólo encon­traremos 30 en italiano, 6 en catalán, 5 en latín y 1 en francés. Ningún documento nos propor­ciona datos para deducir cuál era su nivel de conocimiento de estas lenguas. Por la educación que sus padres querían para su hermano don Luis de Requesens (7), no es aventurado pensar que die­ron estudios similares a sus otros dos hijos varones, Diego y Juan, que aprenderían latín en su infancia y, más tarde, como estudiantes en la Universidad de Alcalá, (8) respecto al italiano, pode­mos suponer que sí que lo hablaría tras los años vividos en Roma. En cuanto al catalán, pensa­mos que al menos podría comprenderlo y leerlo por ser su madre doña Estefanía de Requesens proveniente de la nobleza catalana (9).

Las cartas que don Juan de Zúñiga expidió y poseemos son en realidad la copia o borrador previo, que con frases tachadas y añadidos en el margen, el secretario guardaba; deducimos que, una vez revisadas por el embajador, se traducirían para su destinatario en la lengua que convi­niese. De mucha utilidad ha sido pues la costumbre por parte del secretario de guardar una copia de todas las cartas. Suponemos que se guardarían igualmente las recibidas y que no están en este archivo debido a la forma cómo se desmembró en el siglo XIX. Así sin tener que rastrear por los archivos de los fondos correspondientes a cada persona o institución contamos con las cartas que don Juan de Zúñiga escribió desde Roma, bien por razones de su cargo de embajador o por razo­nes privadas. Al parecer todo se copiaba y guardaba y nos encontramos con muchas cartas de poquísimo interés y con frases rutinarias. Como es natural no tenemos ninguna firma autógrafa del embajador, pero si podemos ver a quien añadía de su mano algunas frases pues el secretario copia anteponiendo "de mano propia"

Después de comprobar las diferentes caligrafías podemos asegurar que el embajador tenía al menos dos secretarios privados, uno de los cuales sería el de más confianza y conocedor de las claves para descifrar las noticias secretas, ya que su escritura es la que siempre aparece cuando se traducen las cifras. Sin embargo imaginar la existencia de un tercer secretario, o al menos algún

6.-Don Juan de Zúñiga a Guillén de San Clemente, Roma 9 de agosto de 1577. Casa de Altamira. Favre, V. 24 f. 315.

7.-March, 1M., Niíiez)' juventlld de Felipe IJ, 2 vols., Madrid 1941.

8.-Don Juan de Zúñiga al Secretario Gaztelu, 23 de agosto de 1578, Casa de Altamira. Favre, v.2 f.488.

9.-La reiterada cita de March del fuerte acento catalán de Luis de Requesens niño en la época de paje y compañero de jue­gos de Felipe n.

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otro criado de la embajada al que se le daría en ocasiones trabajos de secretaría, no sería aventu­rado. Desgraciadamente este secretario al que llamamos de confianza, es el que poseía peor cali­grafía. Cuando traduce las cifras lo hace con cierto cuidado y es bastante legible, pero las copias o borradores que son para guardar son de escritura descuidada, y en muchas ocasiones ilegible, por ser documentos que en principio sólo servirían para su uso particular, para consultar sólo cuando su señor le preguntase para recordar fechas o temas que se trataron la última vez.

Por el contrario el segundo secretario, que es por lo general quien escribe casi todas las car­tas rutinarias, tiene una letra preciosa, cuidada y clara. Suele escribir también "memoriales" y, sobre todo, la correspondencia que trata de los asuntos privados de Don Juan de Zúñiga y, en especial, los relacionados con el control y cobranza de las rentas del patrimonio que tiene en España. Estas rentas se verán aumentadas durante estos tres años estudiados por ser el heredero de parte de la hacienda familiar a la muerte de su sobrino, hijo del ya fallecido hermano don Luis de Requesens Zúñiga. Asimismo empieza a administrar y gozar de las tierras inherentes al cargo de Comendador Mayor de Castilla, cargo que le concede el rey en 1577, como ya tuvieron su padre y hermano, cuyas rentas necesita para vivir con decoro en Roma. En cuanto a las cartas con relación a los bienes de Sicilia aportados por su esposa Doña Dorotea Barrese, Princesa de Pietrapercia, -único título que posee el Embajador- son por lo general de muy difícil lectura y ade­más están muy deterioradas, debido a lo cual este patrimonio está de momento muy confuso.

El estudio de estos tres años 1577, 1578 Y 1579, últimos que Don Juan de Zúñiga pasó en Roma como Embajador, se podría empezar por unos memoriales de septiembre de 1576 (lO) que don Juan de Zúñiga manda escribir para dar instrucciones a sus criados administradores Domingo de Zavala y Pedro de Solchaga de cómo han de llevar en Madrid, en el Consejo de Hacienda, la revisión de las cuentas de la Embajada de Roma. En estos "advertimientos" nos dice el embaja­dor que las últimas cuentas fueron en el año de 1571 al Comendador Mayor de Castilla, su her­mano don Luis de Requesens, que había pasado a ser gobernador de Milán, y nos dice además cuándo llegó a Roma y en qué condiciones:

"Hasede adve/1ir qlte la )'nstrucion qlte )'0 truxe contenia solamente ql/e tomase los

negOl;ios en el mismo estado que el Comendador mayor mi Sr los dexase y prosiguiese en ellos de

la manera que su Ex" lo avia hecho y desto se puede colegir que tuve yo la misma comision para

los gastos que su Ex" tuvo, y mi instmcioll fue despachada por el SO Antonio Pz eH los ultimas de

noviembre del 0/10 de 1567 y de la del Comendador mayor mi Srfue despachada por OOI/(;alo Pz

en Noviembre o Diziembre de 1562 ".

Continuando más adelante

oo. "Advertir ql/e aunqlte entre en Roma a 20 de enero de 1568 y el salario lile corre desde

1567 comiell!;an las quentas desde el 0/10 de 69 porque al principio yo vine a hacer los negOs en

ausencia del Comendador mi Hrm o mi Sro, y aunque despues tuve titulo de embaxador y orden de entender en los llegOs en campa de su ExO se dieron en su nombre las quentas hasta final del 0/1068".

Encontramos pues, desde el principio de la documentación del año 1577, a un embajador que hace 10 años que está en su cargo y que ya lo estaba mucho antes en Roma ejerciendo el cargo en compañía, o en las ausencias, de su hermano el Comendador Mayor de Castilla que había lle­gado a Roma en 1563 (11).

IO.-Memoriales. Casa de Altamira. Casa de Altamira Favre, Y.74. fol. 1 al 29.

ll.-Hay que entender que la frase "entre en Roma a 20 de enero de 1568" no quiere decir que su llegada a la corte papal fuese en esa fecha. Más bien se refiere a una ceremonia en fOlma de procesión en donde se iba a besar los pies al papa

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Aunque conoció y trató al papa anterior Pío V, especialmente en las negociaciones de la Liga Santa, estos tres años, y prácticamente casi toda su estancia como embajador en la corte papal y más tarde en el virreinato de Nápoles, coincidió con el Papa Gregorio XIII (1572-1585) al cual, como representante de Felipe n, había apoyado en las negociaciones políticas previas a la elección papal.

Recibir noticias, estar bien informado, es el deseo que se desprende de inmediato de esta correspondencia, y no sólo por parte del Sr. embajador en Roma sino de casi todos sus corres­ponsales. Estos fueron personas con cargos de responsabilidad, que tuvieron un peso importante en la política extranjera de la corona española de la segunda mitad del siglo XVI: por ejemplo, los embajadores en Praga, París, Londres ... , los virreyes de Nápoles y Sicilia, los jefes de los ejér­citos, como Don Juan de Austria y Alejandro Farnesio, así como todos los embajadores y cargos de relevancia en las distintas repúblicas y principados de la península italiana.

En cuanto a la correspondencia con España, aparte de la del rey y la de sus secretarios, Antonio Pérez, Mateo Vázquez, Gaztelu etc, no son los "Grandes" ni los más influyentes cargos de la corte quienes por lo general le escriben, si exceptuamos a Gaspar de Quiroga. Con este dis­cutido y longevo eclesiástico mantuvo correspondencia desde 1574, cuando era Presidente del Consejo de Italia, pero desgraciadamente nada tenemos del período q nos ocupa. El tratamiento es cariñoso y sincero; posiblemente sea el personaje de la corte en que más confía que no sea de su propia familia, como sucede con su familiar y cabeza de su casa el Conde de Miranda. También a su llegada a España el cardenal Granvela, que ha convivido con él muchos años en Roma, le escribe y se aprecia aparentemente gran connivencia en las opiniones de los asuntos que preocu­pan en ese momento al Rey ya la Corte (12).

La correspondencia que tiene con Antonio Pérez es correcta pero fría así pues vemos por sus propias palabras que no era en absoluto un enlace del secretario en Italia

... y esto serivo al Scro Antonio Pérez por ser materias q se han de despachar por via de Estado aUllq yo tengo de el poca cOI{tiall{:a porq veo q en la correspondencia usa de lIlucha seque­dad y creo por q /la ayudo aqui las pretensiones de sus beneficiados y la amistad q tiene COIl el marques de Los Velez acrecenta mis so¡,pechas ... (13)

Recibió algunas cartas de la propia reina Ana y de nobles españoles, casi siempre para reco­mendarle a algún protegido o para que intercediese o resolviese algún asunto privado ante la Santa Sede.

De fuera de la Corte de Madrid y San Lorenzo hay numerosa correspondencia de Barcelona. A parte de la de su familia se trata, por lo general, del Prior Don Hernando virrey de Cataluña y del Arzobispo de Barcelona. Casi siempre por razón de temas eclesiásticos que se litigan en Roma. Algunos de estos problemas crearon al embajador muchas preocupaciones y generaron mucha correspondencia de gran interés. La más numerosa correspondencia que le llega de España

y de esa forma se hacía oficial el cargo de embajador. Relación de la Embajada de Roma y Instrucción al Embajador. Casa de Altamira. Favre, v'74. f.33 al 47.

12.-Parece ser que luego cambiaron mucho las cosas pues Santiago Fernández Conti afirma que una vez Zúñiga en Nápoles, Granvela desde Madrid le obstaculizó todo intento de regresar a la corte o de influir en Felipe Ir. En: La nobleza corte­sana: Don Diego de Cabrera y Rabadilla. Capítulo 6 de La Corte de Felipe 1I, bajo la dirección de José Martínez Millán. Alianza Editorial Madrid 1994.

l3.-Don Juan de Zúñiga al Conde de Miranda, 8 de julio de 1577. Casa de Altamira. Favre, v.24 f.22.

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es de carácter privado, desde Cataluña, de su cuñada doña Jerónima de Estarlich (14) y su criado Agullana. El motivo principal es la liquidación de las deudas y testamento de su hermano don Luis de Requesens, el enterramiento de éste con sus padres y su hijo y el futuro de su sobrina, la viuda del Marqués de Los Vélez.

De Castilla, y en especial de Madrid, le llegan las cartas de sus administradores. Al Licenciado Temiño, le otorga la máxima autoridad y es de quien más confía. De Pedro de Solchaga contamos con 40 cartas las mejores para conocer su hacienda, no tenemos ninguna de Zúñiga a éste, pero por referencias sabemos que el embajador tiene quejas de sus servicios.

Desde El Villarejo "su Casa" (15) le escribe, sobre todo, su alcalde Diego de Aponte que va a ser el que nos proporcione los mejores informes sobre el control que el embajador tiene sobre el patrimonio que debe administrar de la Orden de Santiago.

Queda finalmente mencionar la correspondencia Real que anteriormente ya hemos señala­do. En estas 600 cartas es donde más podremos conocer en qué ocupa el rey a su embajador, qué le exige y qué espera de él, el grado de confianza que le concede y los poderes que le otorga. Si a priori pensaríamos que es un personaje privilegiado por su cargo y ciudad donde vive, en rea­lidad muchas veces veremos que no es así. Noticias que debería haber tenido directa y pronta­mente del propio rey tiene que conocerlas cuando ya circulan abiertamente por las calles de Roma, como OCUlTe cuando en 1577 Felipe n concierta la primera tregua con el turco, lo que obli­ga al embajador a escribir al rey en el mes de junio

Desde q don Miguel de Aclt/la aviso a Italia el allO pasado se publico q Vm le lIlandava a Constantinopla ... se dice q VIII hace tregua con el turco ... Sil Sd no me lo ha pregulltado pero si lo hacen les digo q desto no tengo aviso (16)

Solamente a final de Agosto recibe del rey una ligera explicación

... los tu reos pidieron tregua y yo lile extralie pues no era a lo q le avia mandado ... y no lo creia demasiado por lo q /la lo adverti antes ... (17)

Si exceptuamos asuntos como la negociación del Subsidio y Excusado así como la ratifica­ción de La Cruzada y la orden expresa de que tiene que utilizar todos los medios y jamás otorgar concesiones en cuanto al mantenimiento de los derechos reales de Presentación de las Iglesias y de Soberanía en ciertos territorios italianos ningún otro tema llama la atención por su importan­cia en la política de Felipe n. No "utilizó" el rey a su embajador para negociar con Gregorio xm el tema de las jurisdicciones que se planteaban en Milán con el Cardenal Borromeo y el Execuator en Nápoles y para ello mandó al marqués de Alcañices causándole a Zúñiga gran pesar y por ello pidió al rey le concediera licencia para regresar a España. Algunas veces los negocios que el rey le comete acaban en un fracaso, y no por culpa del Embajador sino más bien del propio rey quien, después de un gran despliegue diplomático por parte de don Juan de Zúñiga, cambia de parecer, como sucedió cuando Felipe II pensó que la presencia de su hermana Margarita de Parma y del Cardenal Granvela, de nuevo en Flandes, podría ayudar a resolver los grandes problemas con que se enfrentaba don Juan de Austria.

14.-Pedemonte i Falguera, Bonaventura, Notes per a la Historia de la baronia de Castellvell de Rosanes, Barcelona 1929.

15.-Villarejo de Salvanés, Pueblo cercano a Madrid.

16.-Don Juan de Zúñiga al Rey. 16 de junio de 1577. Casa de Altamira. Favre v.3 f.173.

17.-EI Rey a Don Juan de Zúñiga. 3 de agosto de 1577. Casa de A1tamira Favre, vA f.126

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Este es un rápido panorama sobre algunas de las características de este fondo documental que va a ser de mucha utilidad, no sólo para enfrentarse a una biografía de don Juan de Zúñiga Requesens sino, sobre todo, para tener un mejor conocimiento de la misión de un embajador, interlocutor entre los dos personajes más importantes que tiene el mundo occidental en ese momento, el rey y el Sumo Pontífice.

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