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V REUNION CIENTIFICA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

TOMO 1

FELIPE II Y SU TIEMPO

Esta edición ha contado con el apoyo del Ministerio de Educación y Cultura, Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica, Acción Especial

APC1998-0l23· Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural Excmo. Ayuntamiento de San Fernando. Fundación de Cultura.

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V REUNIÓN CIENTÍFICA

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE

HISTORIA MODERNA

TOMO 1

FELIPE 11 Y SU TIEMPO

COORDINADOR

JOSE LUIS PEREIRA IGLESIAS

UNIVERSIDAD DE CÁDlZ SERVICIO DE PUBLICACIONES

1999

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

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© Edita: • Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz • Asociación Española de Historia Moderna

Diseño y Maquetación: CREASUR, S.L.

Printed in Spain. Impreso en España

ISBN Obra completa: 84-7786-642-2/ Vol. 1: 84-7786-643-0 Depósito Legal: CA-505/99

Imprime: INGRASA Artes Gráficas

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COMITÉ DE HONOR DE LA V REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

PRESIDENTA:

EXCMA. SRA. Da ESPERANZA AGUIRRE GIL DE BIEDMA

Ministra de Educación y Cultura.

VOCALES:

DR. D. JOSEP JUAN VIDAL

Presidente de la Asociación Española de Historia Moderna.

EXCM. SR. D. GUILLERMO MARTÍNEZ MASSANET

Rector Magnífico de la Universidad de Cádiz.

EXCMO.o SR. D. ENRIQUE ÁNGEL RAMOS JURADO

Vicerrector de Extensión Universitaria de la U.C.A.

ILMO. SR. D. JUAN LÓPEZ ÁLVAREZ

Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la U.c.A.

EXCMO. SR. D. FRANCISCO RAPALLO COMENDADOR

Almirante Jefe de la Zona Marítima del Estrecho

D. ANTONIO MORENO OLMEDO

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de San Fernando.

D. HERNÁN DIAZ CORTÉS

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

D. JOSÉ QUINTERO GONZÁLEZ

Delegado General de la Fundación de Cultura de San Fernando.

D. JUAN GÓMEZ FERNÁNDEZ

Tte. Alcalde Delegado del Área de Servicios Culturales del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

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COMITÉ ORGANIZADOR DE LA V REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE mSTORIA MODERNA

COORDINADORES:

DR. JOSE LUIS PEREIRA IGLESIAS

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz.

DR. JOSE MANUEL DE BERNARDO ARES

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba.

SECRETARIO ORGANIZACIÓN:

DR. JESÚS MANUEL GONZÁLEZ BELTRÁN.

VOCALES:

DR. MANUEL BUSTOS RODRIGUEZ

DRA.MARÍA JOSÉ DE LA PASCUA SÁNCHEZ

DR. ARTURO MORGADO GARCÍA

DRA. GUADALUPE CARRASCO GONZÁLEZ

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Mercaderes y libros en ",,-''''''VA''''''''''' a finales Carrera Felipe II*.

PEDRO JOSÉ RUEDA RAMÍREZ

reinado

La política de control del libro en América durante el reinado de Felipe II presenta una doble vertiente. Una primera vertiente se centra en la defensa del monopolio comercial del libro en la Carrera de Indias, y otra vertiente se dirige a un control más estricto de los libros bajo la atenta vigilancia de la Inquisición (1). El comisario del puerto de San Juan de Ulua recibió detalladas instrucciones de visita de los navíos en 1572, en las que se indicaban que debería preguntar por "los libros que vienen en la nao para rezar o leer o pasar tiempo y los que hubiere se han de ver si son prohibidos y si son en lengua extranjera", y también "qué libros traen registrados, de dónde vienen, quién los trae a cargo, y a qué personas vienen diri­gidos" (2), todo un programa de vigilancia que se completa con edictos sobre libros prohibi­dos, vigilancia de librerías, etc. El control de las imprentas y la censura de libros y lecturas va en paralelo al aprovisionamiento de libros devocionales y litúrgicos que garanticen un cum­plimiento de la normativa emanada del Concilio de Trento, para lo que se envían los libros de rezo administrados por los agentes del monasterio de ElEscorial en la naos de las flotas. No entraremos en la cuestión dell71onopolio de los libros litúrgicos, pero sí queremos destacar su importancia dentro de unas líneas de colaboración con la Iglesia americana que viene a corro-

*-Este trabajo de investigación ha sido posible gracias a una de las Ayudas a la Finalización de Tesis Doctorales de la Fundación Caja de Madrid.

l.-Los mecanismos de control de la importación de libros y la situación de la red de comisarios y calificadores es analiza­da por GONZALEZ RODRIGUEZ, Jaime. "Lecturas e ideas en Nueva España". Revista Compllltense de Historia de América. N 23 (1997), págs. 39-74. Las consecuencias de la política restrictiva del reinado de Felipe II se observa cla­ramente en el caso de la escritura de la Historia, véase el excelente trabajo de G. Baudot. Utopía e Historia en México. Los primeros eronistas de la civilización mexicana (1520-1569). Madrid, 1983.

2.-FERNANDEZ DEL CASTILLO, Francisco, comp. Libros y libreros en el siglo XVI. México, 1982. Págs. 351-59. Una sintésis de estas cuestiones en Ildefonso LEAL, Libros y bibliotecas en Venezuela colonial (J 633-1767). Caracas, 1978.

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borar su estrecha dependencia a través del Patronato desde fechas tempranas, la Casa de la Contratación es la herramienta de la Corona para algunas colaboraciones, por ejemplo pagan­do 70 ejemplares de 17 títulos de obras de religión al impresor y librero de Sevilla Juan Valera de Salamanca, o bien otorgando autorizaciones para el embarque de la ropa y los cajones de libros a los grupos de religiosos que pasan a territorio americano en expediciones de evange­lización, como la "media tonelada de libros" que Carlos V concede a los dominicos que van a Puerto Rico en 1539 (3).

El corolario necesario de lo anterior es una estrecha vigilancia de los virreyes sobre las imprentas, su "protección" otorgando encargos oficiales mantiene las imprentas (4), ahora bien, su política es restrictiva, justificada en la necesidad de reservar al Consejo de Indias la autoridad de otorgar las licencias de impresión, como indicaba el virrey Martín Enríquez "por la ocasion de tantas erejias yo nunca e querido dallo y asi esta esto como cossa asentada y oluidada" ya que "desta manera se a dado licencia mas no para ynprimir libros antiguos ni nueuos de ningun jene­ro de ciencia" (5), lo que favorece enormemente la llegada y comercialización de los impresos europeos, que no tienen competencia en territorio americano (6).

Esta política permite que el acercamiento al comercio del libro resulte uno de los medios más idóneos para conocer la cultura del libro en América. Los lectores potenciales de esta ofer­ta cultural no deben reducirse a los peninsulares y criollos, ya que la sociedad colonial resulta enormemente compleja, pero sin duda en estos sectores se encuentran compradores habituales. En el análisis de 444 inventarios post-mortem de peninsulares en el Perú, de finales del XVI y primera mitad del XVII, aparecen libros en el 32,4% de los casos (144 inventarios), una cifra bastante elevada (7). Entre los usuarios de los libros de la muestra anterior aparecen artesanos, mercaderes y funcionarios (suman 37 inventarios con libros), que utilizan los libros como un elemento más para afianzar su dominio monopolizando los saberes, del mismo modo que cléri­gos (mayoritarios en la muestra con 43 inventarios con libros) y órdenes religiosas procuran con­trolar la educación a través de prestigiosos colegios y universidades, que duda cabe que estos clientes profesionales son buenos compradores, precisamente de los libros más costosos, pero

3.-Cédulas reales relativas a Venez¡¡ela (1500-1550). Caracas, 1963. Pág. XXII, nota 38. La R.C. de 1539 en AGI. Cont. 4677. Cit. por Huerga Temelo, Alvaro. "La obra intelectual de la Orden de Predicadores en América". En Actas del 1 Congreso Internacional sobre los Dominicos y América. Madrid, 1988, págs. 689-714. La Casa de la Contratación con­cierta estos envíos, como el acuerdo de 1684 con el capitán Francisco de Retana por el que se le pagarían 350 pesos por religioso, lo que incluye llevar la ropa, los libros y el sustento durante el viaje. Libros registros-cedularios del Río de la Plata (1534-1717). Buenos Aires. 1984-1991. Vol. n, n 2984.

4.-Las dificultades de las imprentas han sido resumidas por GRAÑEN PORRUA, M' Isabel. "El ámbito socio-laboral de las imprentas novohispanas. Siglo XVI". Anuario de Estudios Hispanoamericanos. XLVIII (Sevilla 1991), págs. 1-46. Que no era un buen negocio, sino más bien regular, ya se desprende de las vicisitudes de la imprenta de Juan Pablos, ya que los Cromberger mantuvieron su monopolio de exportación de libros, ver el excelente análisis de GRIFFIN, Clive. Tile Crombergers ofSeville: Tile ilistory o(a printing and mercilant d)'nasty. Oxford, 1988. Tr. como Los Cromberger: La historia de una imprenta del siglo XVI en Sevilla y México. Madrid, 1991.

5.-AGI. México, leg. 20, n. 47.

6.-ROJO VEGA, Anastasio. "Los grandes libreros españoles del siglo XVI y América". Cuadernos Hispanoamericanos. 500 (1992), págs. 115-31. Y también el capítulo de Jaime MOLL."EIlibro espaol impreso en Europa". En Hipólito ESCOBAR. Historia illlstrada del libro espwlol: De los incunables al siglo XVIll. Madrid, 1997. Págs. 499-521.

7.- GONZALEZ SANCHEZ, Carlos Alberto. "Los libros de los españoles en el virreinato del Perú. Siglos XVI y XVII". Revista de Indias. LVI, 206 (1996), págs. 7-47.

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aun quedan amplios márgenes para otros públicos, que no necesariamente acuden a las librerías para abastecerse (8).

Los libros, mayoritariamente peninsulares, presentes en los listados, que analizaremos más adelante, cargados por mercaderes, contrastan con la presencia del libro internacional en los lis­tados de los libreros. El abastecimiento de las librerías con los textos jurídicos y teológicos más al uso recae en los grandes libreros que, como el librero medinense Benito Boyer, mantienen importantes conexiones en América, este librero el año 1592 disponía en su almacen de 1740 títulos (65% extranjeros) y 25.758 ejemplares (23% extranjeros); los libros italianos, flamencos y mayoritariamente franceses de esta librería estarían destinados a un público profesional que requiere libros especializados (9). Esta dependencia se mantiene durante toda la Edad Moderna, los centros de producción y distribución más importantes en el siglo XVII, como París, Venecia o Lyon, darán paso en el XVIII a Ginebra, desde donde "les freres Cramer vendent directement a Cadix, centre de redistribution, me me pour les lndes occidentales" (lO), ya que Cádiz se con­vertirá en uno de los puntos de entrada de libros más importantes de la Península.

En el momento que nos ocupa, el final del reinado de Felipe II, el estudio de los Registros de los navíos una muestra de Registros de las flota de Nueva Espaa y Tierra Firme entre 1591 y 1600-, nos ofrece un buen momento del comercio del libro, en total el análisis de 96 Registros de navíos reporta un total de 170 anotaciones de registro con cajas, cajones, baules o hangotes de libros y 159 memorias con los títulos. Esta diferencia se debe a que en ocasiones se indica en la anotación de registro "con licencia del Santo Oficio" sin especificar el listado de títulos contenido de los cajones, en otras, como es el caso librillos de poca monta, sólo se dice que van "resmas de menudencias", sin declararlas al por menor. El término Registro y anotación de registro no deben producir confu­sión, el Registro viene a ser tanto "el instmmento particular (esto es, el expediente completo del barco), y tambien el proceso que de todos los de una Nao se forma" (11), ya que al coser las hojas de registro de las anotaciones de carga se forma el grueso del volumen del expediente del Registro.

8.-Los fondos de tiendas de libros americanas, que por fOltuna comienzan a pnblicarse, revelan en ocasiones una existencias muy diferentes de las de los listados de los libreros, es el caso, un tanto singular de las dos puestos de venta de libros que serán dados a conocer en GONZALEZ SANCHEZ, Carlos Alberto. «Emigrantes y comercio de libros en el virTeinato del Pe¡Ú». Histórica (en prensa). El trabajo pionero de I.A. LEONARD supuso un primer acercamiento de gran interés, véase el cap. XIV "Libros populares en el mercado de Lima, 1583", en Los libms del conquistador. 2' ed. México, 1979. Págs. 206-17.

9.-BECARES BOTAS, Vicente y LUIS IGLESIAS, Alejandro. La librería de Benito Boyer: (Medina del Campo, i592). Valladolid, 1992. Pág. 49. Benito Boyer negociaba en 1585 el envío de 40 cajas de libros a México, que incluían 200 "Biblias de Vatablo", que detuvo la inquisición de México, se vendieron al librero Juan Treviño "a cuarenta por ciento bmto, pagado en tres flotas", resultando el asunto la comidilla del negocio, Mexía comentaba en carta a Treviño nume­rosos asuntos y entre otros indicaba "yo no sé como Benito Boyer las envió a las Indias no estando dadas por buenas". FERNANDEZ DEL CASTILLO, Francisco. Libms y librems en el siglo XVI. México, 1982. Págs. 254-3l7.

10.-TRENARD, Louis. "Sociologie du livre en France (1750-1789)". En Actes du cinqllihne con gres national de la Societé fmll(;aise de littémtllre comparée. Paris, 1965. Págs. 145-178. También en PELIGRY, Christian. "Le marché espagnol". En Histoire de l'éditionfmlll;aise. Paris, 1984. T. II, págs. 370-77. El caso veneciano resulta de gran interés, con impor­tantes volumenes de negocio, véase INFELICE, Mario. L'Editoria Veneziana nell'700. Milano, 1989. Págs. 254-61.

ll.-VEITIA Y LINAJE, José de. Norte de la Contmtación de las Indias. Madrid, 1981. Pág. 194. Ed. Facsímil de la de Sevilla, 1671. Las cuestiones del tráfico comercial en la Canera son analizadas en la síntesis de Antonio GARCIA- BAQUERO GONZALEZ. La Carrem de indias: Sllma de la Contratación y océano de negocios, Sevilla, 1992. El caso del banquero Juan de la Cueva es analizado en sus relaciones comerciales con la Península, mostrando el funcionamiento del entrama­do de la Canera a través de sus negocios, lo que resulta un buen resumen de cuestiones que aquí no trataremos, Margarita SUAREZ. Comercio y jimlde en el Perú colonial: Las estmtegias mercallliles de lln banquero. Lima, 1995.

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Los cargadores, término que engloba a cualquiera que carga mercancías en las flotas (sea o no mercader), son particulares, libreros, factores de libreros o mercaderes. Los mercaderes llevan libros a cuenta y riesgo de otros, bien libreros u ordenes religiosas, o bien los llevan con el resto de mer­cancías cargadas; nos ocuparemos en esta comunicación del último caso, es decir, de aquellos mer­caderes que llevan libros conjuntamente con otras mercancías. Estos libros resultan ser de escaso valor, en relación a las otras mercancías, y su presencia no se entiende sin tener presente la impor­tancia que adquiere el consumo cultural. Estos envíos responden, bien a peticiones de pmticular'es, que se abastecen a través de las redes comerciales, o bien a libros enviados par'a su venta, lo que ofrece una atalaya privilegiada para lograr fijar' que títulos son interesantes, de fácil venta y segura distribución, ya que se trata de títulos que formaran parte de lotes que se venderan bien en las ferias comerciales, o serán redistribuidos tras su llegada a manos de los grandes comerciantes de las metró­polis americanas. El papel que pueden jugar en la distribución de los libros estos mercaderes ha pasado desapercibido, pero no es difícil detectar su presencia. Francisco Mañara y Francisco Corzo Domingo embarcm'on con mercaderías para vender en México valoradas en más de diez mil pesos: llevaban esclavos, vino, guadamecies, encajes, ar'cabuces, espadas, instmmentos musicales y libros, es un ejemplo de los varios que podríamos extraer (12). QuetTíamos destacar' que el caso contrm'io es también habitual, es decir, un librero que se dedica a activades comerciales en sus inicios; es bas­tante comprensible que el librero lleve otras mercancías, asimismo, es habitual que busque la pro­tección de un personaje de relieve, que de cobertura a su tar'ea, es lo que OCUlTe con el librero Juan Antonio Musetti que llegó a Lima acompañando al contador Agustín de Zarate, o el caso de un libre­ro que paso a Popayán acompañado al obispo Juan del Valle en 1548 (13).

Antes de dar a conocer los libros cargados por mercaderes de la Carrera querríamos desta­car el papel complementario de los particulares en la red que permite la llegada de libros a terri­torio americano, estos particulares cargan para familiares en América, y en ocasiones participan en el negocio del libro, lo que resulta muy interesante, en este último caso suele tratarse de un tipo de libro ligado a su oficio. Es el caso de los boticarios que embarcan medicinas y en algu­na ocasión libros de medicina y farmacia; pintores, como el caso de Diego de Saravia, que envía en 1598 24 tablas de "hechuras de nuestra señora y santos" y 90 lienzos de "pintura de ymagi­neria", además de "doce libritos pequeños de romance a real cada libro" (14); o juristas, que apa­recen con frecuencia, como intermediarios en los envíos, participando en la distribución de libros jurídicos. Determinados libros de derecho castellano, como las glosas a las leyes de Toro, imprescindibles y reeditadas numerosas veces, se embarcan para su venta, como los "quarenta cuerpos de libros de leyes de Toro que comento Tello Femandez enquademados en pergamino" enviados a Lima por el abogado madrileño Juan Alonso Suárez, para que los "vendan y benefi­cien y le remitan lo procedido" (15).

12.-Sus bienes fueron confiscados por ser extranjeros sin licencia para comerciar, Mañara fue asimismo condenado por con­trabando de solimán, enviado a Sevilla detenido fue condenado a destierro y multa de 30.000 maravedís. VILA VILAR, Enriqueta. Los Corzo y los Mañara: Tipos y arquetipos de/mercader COIl Indias. Sevilla, 1991. Notas 97 y 100.

13.-HAMPE MARTINEZ, Teodoro. "Presencia de un librero medinense en Lima: Juan Antonio Musettí (1544)". En Bibliotecas privadas en el mundo colonial: La difusión de libros e ideas en el virreinato del PerlÍ (siglos XVI-XVII). Madrid, 1996. Págs. 191-99. AGI. Indiferente, 1964, lib. 10, fol. 351v. Licencia de pasajeros a los criados del obispo ele Popayán. Un importante librero sevillano, Diego Mexía, carga para el librero mexicano Pablo ele Rivera 238 ejempla­res en 1597 y tres millares de clavos pequeños y quarenta y siete bafas de trencillas. AGI. Cont. lego 1125.

l4.-AGI. Cont.leg. 1130. La Encamación, f. 47.

l5.-AGI. Cont. lego 1130. La Encarnación, f. 166.

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Los mercaderes que cargan libros con otras mercancías los hacen llegar a lugares donde no existen librerías, por ejemplo, a buena parte de Centro américa y el Caribe, así como a la costa septentrional de América. Esto permite que llegan impresos básicos como las cartillas, distri­buidas a través de la Carrera al margen de los monopolios concedidos a instituciones benéficas de las ciudades virreinales, que debían quedar bastante lejanas, para este y cualquier otra posi­bilidad de conseguir los libros necesarios para los estudios de primeras letras y gramática latina. Además de los mercaderes en este tráfico participan los propios profesores, ya que el papel de los particulares en el trasiego de librillos de este tipo es considerable; son además un tipo de libro de fácil compra-venta, si sobreviven al uso, por ejemplo Diego Mexía compró a un estudiante el Ovidio que fue traduciendo en su viaje de Acapulco a México, más adelante el texto se publica­ría con el título de Primera parte del Parnaso Antartico (Sevilla, 1608) (16).

En el puerto de San Cristóbal de la Habana debían entregarse para su venta "al contado y no al fiado" mercancías por más de seiscientos mil maravedís. El envio realizado por Antonio Rodríguez Arias, el año 1599, incluye un lote de libros con "diez manos de coplas, quarenta libritos de la doctrina cristiana y de otras suertes, quatro docenas de romanceros, cinco doce­nas de oratorios de fray Luis [de Granada], diez manos de cartillas, veinte y quatro manos de otros libritos pequeos". Es un lote que difiere un tanto de otro enviado en el mismo barco, con libros y telas valorados en noventa mil maravedís, que ofrece un lote de libros con un "tesau­rus linguae latine en dos cuerpos", una "poliantea", un "Ni solio" (Marius Nizolius, probable­mente sus comentarios a Cicerón), un "Mureto" (suelen cargarse sus Orationes, comentarios a Aristóteles), o la "Filosofia secreta de [Juan Pérez de] Moya" (17). En ambas anotaciones de carga se registran libros usuales, otros envíos son más específicos, cargando libros para parti­culares o peticiones concretas. De este tipo son cuatro registros que carga el mercader Pedro de Mendoza, para entregar en Guatemala; en el primero consigna al licenciado Pedro Mallén de Rueda, presidente de la Audiencia de Guatemala, tres obras: "De natura noui orui [José de Acosta], un calendario perpetuo, un flos sanctorum de Toledo", libros estos dos últimos de enorme éxito; en otro envío carga "las concordancias de la Bliuia de Plantino, las partes del maestro yBanez dos cuerpos, un flos sanctorum de Toledo tres cuerpos, un derecho canonico tres cuerpos", libros enviados a Cristóbal Ibaez junto a dos piezas de rúan, una libra de hilo primo y seis manos de papel, lote pagado con parte de los "quinientos sesenta y tres queros al pelo" y "tres mill tostones" que envío a Pedro de Mendoza. Los otros dos registros son de un sólo título: "un libro de Plinio noui" y "un reportorio [de los tiempos] de [Jerónimo de] Chaves" (18).

En bastantes ocasiones los envíos están formados por surtidos que llevan, de forma inse­parable, libros educativos y obrillas en verso, como las "dozientas cartillas y coplas y libros de catan a dos maravedís" que carga Diego Gutiérrez de Robles en 1599. La enseñanza con estos librillos la realizan, en no pocos testimonios, las mujeres, por ejemplo, desde las cárceles de la

16.- Mexía "natural de la ciudad de Sevilla y residente en la de los Reyes", mantiene relaciones familiares con los libreros Mexía, que poseen el privilegio de la obra, y se encargan de distribuir el libro, 94 ejemplares fueron enviados el mismo año de la impresión al librero mexicano Diego de Ribera por Hernando Mexia (AGI. Con!., lego 1153B). Una parte de los preliminares del texto, con un relato autobiográfico de Diego Mexía, los transcribe J.T. MEDINA. Biblioteca Hispano-Americana (1493- 1810). Santiago de Chile, 1900. T. n, págs. 89-91.

17.-AGI. Con!. 1132. N.S. del Valle, f. 38 Y 22.

18.-AGI. Con!. 1099. El Espíritu Santo, f. 166-170.

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Inquisición mexicana una presa llamada Teresa de Jesús pide "una cartilla para enseñar a su hijo a leer, porque una que tenía se la han comido los ratones" (19).

Las artes y las obras de lexicografía están presentes en el envío del comerciante Francisco López Olivos, libros, que se pagan "de lo procedido de la grana y anir", enviados a Puebla de los Angeles en 1595:

"Un libro [Ambrosio] Calepino [Dictionarium] de cinco lenguas

Un sinbolo de la fe de fray Luis [de Granada] en tabla

Oraciones de [Marco] Tulio [Cicerón] en tres tomos

Un arte de Juan Sanchez [Principios de la gramática latina. Sevilla, 1584]" (20)

Los pliegos sueltos poéticos y los textos en prosa de un buen número de surtidos cargados en los navíos nos revelan una edición y difusión de textos de pequeño volumen, que circulan en cantidades importantes a través de las redes comerciales de la Carrera. Los asientos pueden ser muy someros, como el que realiza un mercader al enviar a México en 1595 "cinco resmas de cartillas enquadernadas, tres resmas de menudencias enquadernadas, tres resmas de coplas sur­tidas" (21), pero afortunadamente en otras ocasiones se da un listado del contenido, los conjun­tos que resultan poseen "una unidad dentro de la producción editorial" (22) sobre la que aún sabemos muy poco. Algunos ejemplos permitirán conocer con más detalle los títulos enviados. El mercader Lamberto de Robles, vecino de San Francisco de Quito, carga en 1592 camisas, mantas de la India, botas para vino, sobremesas de cuero, tachuelas de Flandes, etc. tasadas en 690.000 rnrs., además de cargar estos librillos:

"Seis libritos de la ystoria de Santana a doze mrs.

Veinte y cinco libros del marques de Mantua a doze mrs.

Cinquenta confisionarios a ocho mrs.

[Ludovico Dolce] Doze diálogos de mujeres a ocho mrs. [Valladolid, 1584]

Cinquenta libros de la vida de San Alejo a doze mrs." (23)

Los lotes de libros con obras de devoción y literatura de entretenimiento conforman buena parte de los envíos, un lote de 1601 enviado por Gonzalo de la Palma Hurtado, para que se "beneficie y venda conforme a sus cartas y memorias", se compone de lo siguiente:

'Treynta libros de Tablante de Ricamonte

Beynte y cuatro libros de Oliberos de Castilla

Quarenta libros de la Madalena [Pedro Malón de Chaide. Libro de la conversión de la Magdalena]

19.-ALBERRO, Solange. Inquisición)' Sociedad en México: 1571-1700. Madrid, 1988. Pág. 253. Sobre la educación véase VIÑAO FRAGO, Antonio "Aprender a leer en el Antiguo Régimen: cartillas, silabarios y catones". En Historia ilus­trada del libro escolar en Espa¡/a. Del Antiguo Régimen a la Segunda República, dir. Agustín Escolano. Madrid, 1997. Págs. 149- 191; Y la síntesis de GONZALBO AIZPURU, Pilar. Historia de la Educación en la época colonial: La edu­cación de los criollos y la vida urbana. México, 1990.

20.-AGI. Cont. 1112. La Concepción, fol. 133.

21.-AGI. Cont. 1112. La Concepción, f. 49.

22.-MOLL, Jaime. "Los surtidos de romances, coplas, historias y otros papeles". En De la imprenta al lector: Estudios sobre el libro espaíiol de los siglos XVI al XVIlf. Madrid, 1994. Págs. 45-55.

23.-AGI. Cont. lego 1094. N.S. de la Concepción, f. 55.

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Sesenta y tres Magalonas

Sesenta y tres libros de Ale<;io y Fileno [Cristóbal de Castillejo. Diálogo de las condicio-nes de las muejeres so interlocutores Alectio y Fileno]

Treynta y seys libros de santana

Cinquenta y nueve reportorios de tienpo [Jerónimo de Chaves]

Quince retablos de la vida de xpo. [Juan de Padilla]

Cien libros del conde Fernan Gon<;alez

Ciento y beinte y cinco libros [Historia] del auad don Joan [Seor de Montemayor]

Ciento y sesenta y siete libros del Marques de Mantua

Ciento y sesenta y siete libros de ejenplos de caton

Ducientos y cinquenta libros de bocadillos de oro

Ducientos y cinquenta libros de san Alejo

Doce resmas de coplas y otras menudencias"

Las estampas también se envían con regularidad, en cantidad considerable, y para diversos usos, desde las "ochocientas estampas para libros" a las "veinte y cinco docenas de estampas de Roma para rosados" que se envían en 1597 (24). La utilización de las estampas en las nuevas for­mulaciones contrarreformistas son claras en los textos contemporáneos, siguiendo el principio de que "son los ojos unas ventanas por donde entra al alma la luz y noticia de las cosas que nos ensea nues­tra Santa Fe Catholica" (25), los jesuitas llevaran adelante estos principios en programas iconográfi­cos específicos, relacionados con textos al uso, varios de ellos presentes en los listados de libros que nos ocupan. De gran interés son las estampas que refieren histOlias, del tipo enviado en 1592 con "dos docenas destampas de a seis pliegos" o las "cinco gruesas de hystorias a lo diuino a once reales" (26).

Otros envíos de mercaderes ofrecen listas de libros usuales, que encontramos en las listas de los libreros con frecuencia, enviados para su venta, como ocurría con las menudencias de los surtidos anteriores, o destinados a particulares, nos detendremos brevemente en algunos ejem­plos. Las ferias comerciales donde "acuden mercaderes foráneos con mercancías gruesas" (27), como la de Puertovelo, son una buena ocasión para vender al contado las mercancías, en otras el mercader que las carga es pasajero en la flota, como Baltasar de Bolaos que lleva a Méjico "noventa ejercicios de frai Luis de Granada, dos docenas de libros de frai Luis de Granada, cien debocionarios para re<;ar, una resma de coplas, una resma de cartillas, una resma de catones", además de tablas "luminadas" de Santa Catalina, la Magdalena, San José y San Roque (28). Otros envíos constan de únicamente de un título, de literatura o devoción, como los "treinta libros de la ystoria del Rei don Rodrigo" que lleva Rafael Cavo en una "caxa perulera" con ter­ciopelo, corales, medias y espejos (29). Este interés por la literatura relacionada con la denomi­nada példida de Espa¡)a conecta bien con otras obras de éxito, como la obra Historia de los ball-

24.-AGI. Cont.leg, 1125, San Francisco, f. 38 Y 172.

25,-Vascones, Alonso de, Destierl'O de ignorancias)' aviso de penitentes, Sevilla, 1720, Pág, 121.

26.- AGI. Cont.leg, 1094, San Pedl'O, f. lOS Y AGI. Cont.leg. 1133. N.S, de AYllda, f. 30. Varios envíos de este tipo del mer­cader Luis Sánchez de Rojas suma en total 44 docenas "de historias de a seis pliegos" y 9 "gruesas de estanpas de a plie­go", en 1592, navío N.S. de AranWZII. AGI. Cont. leg, 1097,

27.-Diccionario de AlItoridades. Madrid, 1984. T. n, pág. 548,

28.-AGI. Cont. 1135. N.S, de la Concepción, f. 25-26,

29,-AGI. Cont. 1102. N.S. de AYllda, f. 73. Ao 1593.

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Page 14: V REUNION FELIPE II Y SU TIEMPOdigital.csic.es/bitstream/10261/103389/1/R.C.AEHM_Cádiz...Ayuntamiento de El Puerto de Santa María. D. JOSÉ QUINTERO GONZÁLEZ Delegado General de

dos de Zegríes y Abenzerrajes de Ginés Pérez de Hita, de la segunda parte de este libro, las "Guerras de Granada" (Segunda parte de las guerras civiles de Granada y de los crueles ban­dos ... ), lleva un ejemplar para vender el mercader Pedro Méndez Santillán en 1604 (30).

Un ejemplo claro del envío básico de un lote jurídico es el que registra Pedro de Mallea en 1593, consta de "un derecho civil de marca mayor, un derecho canonico gregoriano, unas parti­das de Gregorio López, un [Alfonso] Azeuedo sobre la nueua Recopilación, dos ynstitutas una canonica y otra ciuil, un bocabulario juris, un Dino y Decio [de regulis juris]" (31). Todos estos libros son habituales en los envíos de los libreros y las bibliotecas jurídicas (32).

Un lote de obras que debieron ser muy bien recibidas es el que envía a Alonso de Velorado el mercader Alonso de Salinas "de la cochinilla" enviada para su venta en Sevilla, carga: "dos cuerpos de vitta xpi. [Cristóbal de Fonseca. Vida de Cristo], dos tomos de la pontifical [Gonzalo de Illescas. Historia pontifical y católica], cinco libros de la monarquía eclesiástica [Juan de Pineda], dos del flos sanctorum [Alonso de Villegas]" (33). Estos libros resultan caros, por enci­ma de los veinte reales, en contraste con las obrillas devocionales más al uso, que se sitúan entre uno y cinco reales, con estos precios destacan los libros de oración y los manuales de ejercicios, adaptados a un público amplio por la pedagogía contrarreformista por autores tan frecuentes en los envíos como fray Luis de Granada y fray Pedro de Alcántara.

El mercader Rodrigo de León Garavito embarca un lote de libros religiosos valorados en quince mil maravedís, enviando un único ejemplar de títulos, se trata del "flos santorum de [Alonso de] Villegas, las grandezas de Espaa [Pedro de Medina], las obras de fray Luis [de Granada], la pontifical en dos cuerpos [Gonzalo de Illescas], el sinbolo de la fee [fray Luis de Granada], la historia de la prouincia de Mexico [Agustín Dávila Padilla], un tratado del amor de Dios [Cristóbal de Fonseca], un vergel de plantas divinas [Andrés Núez de Andrada]" (34). Libros de éxito, habituales en los envíos de los libreros, por ejemplo, de la obra de Fonseca los libreros Mexía envían en ocho listados un total de 62 ejemplares, y del Símbolo un total de 15, otros libreros también los cargan con frecuencia, son libros caros, en las listas tasadas se valo­ran entre trece reales (Amor de dios) y cincuenta reales aproximadamente (Historia pontifical), en contraste con otros envíos de mercaderes con librillos de surtidos.

El contenido de estos envíos no difiere de envíos de libreros peninsulares, como los reali­zados desde Sevilla por Diego Mexía o Fernando de Medina Campo, con una presencia menor en los listados de los mercaderes de gruesos infolios jurídicos, obras teológicas o comentaristas bíblicos, procedentes en su mayoría de las prensas extranjeras. Por lo tanto no se trataría de abas­tecer a públicos distintos, sencillamente estamos analizando mecanismos de circulación del libro, muy diversificados y, en algunos casos, diferentes de los circuitos de los libreros, para abastecer un mercado colonial con componentes sociológicos y procesos de aculturación pro­pios, que consume libros y lecturas de importación.

30.-AGLCont.1144C.

31.-AGI. Cont.lIO!. San luan Bautista, f. 57.

32.-MALAGON-BARCELO, Javier. La literatura jurídica espaola del Siglo de Oro en la Nueva Espaa. México, 1959.

33.-AGI. Cont. 1132. San losé, f. 72.

34.-AGI. Cont. 1118. San Antonio, f. 210. Este mercader carga dos cajas de libros para Juan de Cervantes, arcediano de México, con obras jurídicas y teológicas, con 20 títulos, 13 en latín y 7 castellano, valorados en 71000 nm., el libro más caro son las "Obras de Santo Tomas en sesenta ducados". AGL Cont. 1118. San Antonio, f. 208.

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