redalyc.los usos prácticos de la sociología · la sociedad y el estado, a partir de la idea de...

17
Nómadas (Col) ISSN: 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia Restrepo, Gabriel; Castellanos, Natalia; Restrepo, Santiago Los usos prácticos de la sociología Nómadas (Col), núm. 27, octubre, 2007, pp. 142-157 Universidad Central Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105116595012 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Upload: vominh

Post on 03-Oct-2018

218 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550

[email protected]

Universidad Central

Colombia

Restrepo, Gabriel; Castellanos, Natalia; Restrepo, Santiago

Los usos prácticos de la sociología

Nómadas (Col), núm. 27, octubre, 2007, pp. 142-157

Universidad Central

Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105116595012

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

Página de la revista en redalyc.org

Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

��������� NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

�� ���� ����������� �� �����������

������� ����������� ������� �������!����� " ��!����� ������������

El tema fundamental del artículo es la relación de los departamentos de sociología y la profesión académica, con laorganización de la comunidad sociológica colombiana y, en particular, con la sociología profesional, aplicada en camposdistintos a la profesión académica universitaria. Al trazar un mapa del nexo entre la sociología y el mercado laboral enColombia, se tensiona el lugar de la sociología académica, sus modos de producción de conocimiento y su relación conla sociedad y el Estado, a partir de la idea de usos prácticos de la sociología.

Palabras clave: conocimiento, usos y prácticas, sociología, mercado laboral, profesiones.

O tema fundamental do artigo é a relação dos departamentos de sociologia, a profissão acadêmica, com a organizaçãoda comunidade sociológica colombiana e, em particular, com a sociologia profissional aplicada em campos distintos àprofissão acadêmica universitária. Ao traçar um mapa do nexo entre a sociologia e o mercado de trabalho na Colômbia,tensiona-se o lugar da sociologia acadêmica, os seus modos de produção de conhecimento e a sua relação com asociedade e o estado, a partir da idéia de “usos práticos” da sociologia.

Palavras-chaves: Conhecimento, usos e práticas, sociologia, mercado de trabalho, profissões.

The main topic of this article is the relation between the departments of Sociology and the academic profession withthe organization of the Colombian sociological community, and in particular with the professional sociology applied infields other than the university academic profession. When mapping the nexus between sociology and labor market inColombia, the place of academic sociology, its ways of producing knowledge, and its relation with sociology and the stateare tensed, from the point of the “practical uses” of sociology.

Key words: knowledge, uses and practices, sociology, labor market, professions.

* Resumen del informe final de la consultoría realizada para el Departamento Nacional dePlaneación, a quien los autores agradecen la libertad de investigación y expresión.Aclaramos que algunos conceptos críticos no comprometen a dicha institución, comotampoco a la Asociación Colombiana de Sociología o a la Red de Facultades de Socio-logía, Recfades, ni al Departamento de Sociología de la Universidad Nacional ni a lamisma Universidad, ni al IECO, donde el investigador principal trabaja. Se trata de unainvestigación en curso, no concluida, pero con buen grado de avance.

** Sociólogo y escritor. Profesor del Instituto de Estudios en Comunicación y CulturaIECO, Universidad Nacional. Investigador principal del proyecto. E-mail:[email protected]

* * * Antropóloga y Magíster en Antropología de la Universidad de los Andes. E-mail:[email protected]

****Antropólogo y Magíster en Economía de la Universidad de los Andes. E-mail:[email protected]

ORIGINAL RECIBIDO: 19-X-07 – ACEPTADO: 30-X-07

[email protected] • PÁGS.: 142-157

Luis Tejada (1898-1924) por RENDÓN

��#�������RESTREPO, G.; CASTELLANOS, N. Y RESTREPO, S.: LOS USOS PRÁCTICOS DE LA SOCIOLOGÍA

En la actualidad no tienesdoctrina. Y un hombre sin doctrina

se parece más a un hombre.Gao Xingjian

Una pregunta filosófica y vitalse impone como preámbulo a partirdel epígrafe de este ensayo: ¿quépuede producir la “muerte social” enun pensador, como la experimen-tada por Nietzsche?(Sloterdijk, 2000). Enprincipio, la soledad, lue-go un camino existencialdesasido para abonar unmétodo excéntrico. Yquizás, como en Nietz-sche, el riesgo de lalocura. Y más en Colom-bia, donde conocer enmedio de antagonismosy secretos rompe los la-zos sociales. Pero no haymás remedio para un pen-samiento que, partiendodel desbordamiento, ex-plore la posibilidad de uncentro.

En esta investi-gación en curso, aquíresumida, se traza unmapa del nexo entre lasociología y el mercadolaboral. El tema funda-mental es la relación delos departamentos desociología y la profesiónacadémica, con la orga-nización de la comu-nidad sociológica colombiana y, enparticular, con la sociología pro-fesional aplicada en campos dis-tintos a la profesión académicauniversitaria. Aunque el estudio nose centra en la profesión académi-ca, el concepto impone una defi-nición, porque lo que interesa esexaminar la profesión no académi-

ca universitaria. Y como indica elprincipio de Whitehead cuandodice que los hechos son tales se-gún un orden de selección, vale susentencia: un sistema se puede de-finir tanto por lo que incluye,como por lo que excluye (White-head, 1944). Por lo cual, es preci-so distinguir la comunidad académicade la comunidad profesional.

El concepto de profesión acadé-mica remite a dos fuentes: TalcottParsons, a quien influyó Whiteheaden la noción de sistema, y el soció-logo Fernando Uricoechea. El so-ciólogo norteamericano, quiendedicó su obra a exaltar y estudiarel papel de la comunidad académi-ca universitaria dentro de lo que lla-

mó la revolución educativa del si-glo XX, definió el concepto de co-munidad académica así:

La comunidad académica no esun microcosmos de la sociedad,sino una parte diferenciada deella. Esta diferenciación concier-ne a la obligación de desarrollarel valor de la racionalidad

cognitiva. El desarrollo deesta pauta de valor distin-gue a la organización so-cial del sistema académicoy de sus instituciones deotros tipos de organizacio-nes sociales: el mercadoeconómico, la burocraciaadministrativa y las orga-nizaciones políticas demo-cráticas (Parsons, 1973:203, trad. G.R.).

No importa que esosvalores trasvasen su pautacolegial (discusión racionalde distintos puntos devista) a corporaciones,mercado, burocracia, ad-ministración y organizacio-nes políticas. Es parte de untema hoy inevitable: las re-laciones entre saber y po-der. ¿Cómo el saber seinstituye en poder? ¿Cómoun saber puede no ser po-der y aspirar a serlo? ¿Cómoen todo poder hay unaconstelación de saber quese propone como hegemó-

nico? El asunto apunta a uno de losdebates más candentes en la Co-lombia actual: la visión de lo quese llama despectivamente “la tec-nocracia”. Visto de modo positivo,el concepto de tecnocracia se refie-re a lo que Delors en un informe deUnesco denominó, al esbozar loscuatro pilares básicos de la educa-

Gerardo Reichel-Dolmatoff (1912-1994), antropólogo.Fotografía de Alicia Dussán, 1949.

���������� NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

ción “el saber hacer” (1996: 94-97).Uno de los grandes problemas cul-turales de Colombia deriva de lacontrarreforma: no sólo se devalúael saber, sino más aún el “saber ha-cer”: ello incluye una visión ne-gligente frente a la empresa, lainnovación tecnológica y las di-mensiones aplicadas de la econo-mía y otras ciencias sociales.

En otra definición, Parsons rei-tera este perfil de la pauta colegial,pero señala su distinción con la pro-fesión no académica:

La profesión académica es aquelgrupo interesado principalmenteen el complejo cognitivo: conel avance, perpetuación y trans-misión de conocimiento y conel desarrollo de significativascompetencias cognitivas. Aun-que el complejo académico esrelevante para otros camposdentro del sistema académico,especialmente por medio de sufunción de enseñanza a aquellosque no están destinados ellos mis-mos a ser profesionales académicos,la profesión académica consti-tuye el núcleo del sistema aca-démico moderno (Parsons, 1973:109-110. Itálica del autor, subra-yado nuestro).

Indiquemos que en EstadosUnidos “El número total de gradua-dos [college graduates], que incluyenbachellor of arts y otros grados ma-yores como maestrías y doctoradosascendió entre 1993 y 2003 a untotal de 40.621.000 con un incre-mento de 40% en la década”. Conun factor importante: un aumentode 12% fue en ciencia e ingeniería.De la suma total, el equivalente delbachelors alcanzaba la cifra de32.575.000, los magísteres son

8.675.000, los doctores 1.271.000y los profesionales 2.270.000. Enrelación con la pauta de empleo delos graduados universitarios de Es-tados Unidos en general. “El sectorde la industria y los negocios em-pleó a la mayoría de graduados tra-bajadores (67%), seguido por lasinstituciones educativas (22% [loque llamamos la comunidad acadé-mica] y luego el gobierno (11%)”(Kannankutty, 2006: trad. G.R.).De los 7.l156.000 que trabajabanen la educación (comunidad aca-démica), la mayoría, 4.875.000, lohacían en la educación preuniver-sitaria. El resto, 2.003.000, labora-ban en colleges de cuatro grados,hospitales universitarios o centrosde investigación académicos aso-ciados, más 295.000 que lo hacíanen los colleges de dos años: estahiperbólica cifra de 2.098.000 com-pone en Estados Unidos la profe-sión académica universitaria.

El objetivo de la investigaciónaquí condensada y aún no conclui-da, es examinar los problemas deinserción y de movilidad laboral dela sociología profesional no acadé-mica universitaria, es decir, más alláde la comunidad académica univer-sitaria dedicada a formar sociólo-gos para el mercado laboral1 y que,en Colombia, está constituido prin-cipalmente por el estado2, a dife-rencia de Estados Unidos donde,según se ha indicado, el gobiernoes el destino de apenas el 11%. Elexamen contrasta fuentes oficialesy gremiales del mercado laboral dela sociología, concluyendo que sondispares y deficientes, y al mismotiempo, indaga sobre los nexos en-tre teoría o investigación “pura” einvestigación “aplicada”, dondetodavía hay muchas brechas. Tam-bién acoge la distinción entre disci-

plina y profesión, siendo la primerael campo acotado por un saber ca-nónico y académico y la segundasu ejercicio práctico.

El estudio también organiza al-gunas ideas en torno a la influenciade la sociología y las ciencias so-ciales en la formación de los estu-diantes de educación secundaria yen especial de educación media: laretroalimentación entre los distin-tos escalones de la educación esfundamental en la constitución deuna sociedad del conocimiento.Además, las obstrucciones en larelación entre la educación supe-rior y la educación básica y media,retardan la formación de ciudada-nía a partir de estándares de racio-nalidad crítica, déficit asociado conlos enormes problemas de gober-nabilidad y fortalecimiento de lademocracia.

Por definición residual, enton-ces, la sociología profesional se ejer-ce en ámbitos no académicos:principalmente en el estado y, enmenor medida, en organizacionesno gubernamentales. Aunque lasociología académica puede ser“aplicada”, bien porque “no haynada más práctico que una teoría”,bien porque se desarrollan conse-cuencias prácticas de la teoría, oporque se ejerce desde la Universi-dad la consultoría como ocurre cadavez más frecuentemente y a veceses denunciado (ante todo en lasuniversidades públicas, que pese aser del estado aspiran a mantener-se a raya contra su principal fuentede financiación y de empleo de pro-fesionales), la sociología profesionalse distingue de la académica por suvocación aplicada, una incluso enla cual, por las exigencias transver-sales el conocimiento sociológico,

��$�������RESTREPO, G.; CASTELLANOS, N. Y RESTREPO, S.: LOS USOS PRÁCTICOS DE LA SOCIOLOGÍA

no se distingue de las competenciasde otras profesiones, configurandolo que algunos llaman “mundoposdisciplinario”, refiriéndose alcampo del trabajo corporativo y enespecial al de servicios y diseño(Kelley, 2005: 8), y otros, desdeperspectivas críticas “poscolonia-les” como teorías sin disciplina (Cas-tro-Gómez y Mendieta, 1998). Loque cuenta aquí es la ductilidadpara adaptarse a distintas circuns-tancias laborales y, por lo tanto,una formación en la competenciade competenciasque es aprender aaprender en un mo-delo de educaciónpermanente.

Aunque el tér-mino sea un pocovago, hablamos delos usos prácticos dela sociología y si elconcepto no fuerapolémico, de tecno-logía social (De Pau-lo, 2004). Lo esporque remite a lapretensión de la so-ciología positivistade ser una suerte de “ingeniería so-cial”, aspiración no del todo super-flua, pero que en los círculosacadémicos colombianos se estimacomo asunto de menor monta: elpositivismo nunca fue crucial aquícomo lo fue en Brasil, México oArgentina, debido a la barrera delmodelo que el investigador princi-pal ha denominado epidemio-teoló-gico de la Regeneración (Restrepoet al., 1997, ver anexo al final delensayo, publicado por primeravez3): ello mismo apunta a sospe-char posiciones religiosas en estu-cos seculares, marxistas e inclusoposmodernos. Hoy se emplea el

concepto de tecnocracia guberna-mental en una forma despectiva enmuchos medios universitarios. Estaresistencia “criolla” al positivismocamufla el residuo colonial del di-vorcio entre especulación y prácti-ca, en un talante propio de laEspaña de la Contrarreforma y tam-bién indica un divorcio entre nues-tra existencia y nuestra conciencia,posible de describir por la maravi-llosa distinción entre estar y ser:estamos donde no somos y somosdonde no estamos, expresión que

desde el barroco americano alude ala dificultad de conciliar nuestra con-ciencia occidental con la existenciaafro e indoamericana o mestiza, perotambién una inadecuación entre unpensamiento simple y una comple-jidad constitutiva. Esta inadecua-ción va de lado y lado: el estado,cuyo saber a veces es demasiadosignado por un paradigma económi-co simple, neo-walrrasiano como lollama Jorge Iván González, ciego ala etnografía, por ejemplo en el es-tudio de la pobreza, tanto como alsaber académico, que elude toda sig-nificación de lo que produce la lla-mada “tecnocracia”.

Estos conceptos están subsu-midos en una teoría de la acciónsocial como drama elaborada porel investigador principal: la acciónsocial es una puesta en escena don-de actores (poblaciones y sujetos)se entraman en sistemas de acción(familias estratificadas en funciónde dinero y poder, influencia y pres-tigio) con libretos culturales y encondiciones de espacio y tiempocomplejos. Frente a la herenciaparsonsiana, nuestra teoría de ac-ción es más heurística y se amolda a

las singularidadesde América Latina,como la atención alos fantasmas, a lospalimpsestos, a lasaporías y a los ima-ginarios, fundadaen la sucesión desiete modelos decultura, socializa-ción y formacióndel sujeto (Restre-po et al., 1997, veranexo).

La segundafuente para preci-sar el concepto de

comunidad académica es el trabajode Uricoechea La profesionalizaciónacadémica en Colombia. Historia,estructura y procesos (Uricoechea,1999). En sus términos, “Harold J.Perkin acuñó para la profesiónacadémica –compuesta por mu-chas disciplinas y muchas profesio-nes con arraigo académico– elnombre de profesión clave en razón deque en una sociedad profesiona-lizada y fundada en el conocimien-to especializado, los profesoresuniversitarios se habían converti-do en los educadores y forma-dores de las otras profesiones”(Uricoechea, 1999: 3).

Ernesto Guhl (1915-2003), geógrafo. Tomado del Boletín Cultural y Bibliográfico, número 1,1984. Banco de la República

���������% NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

El concepto remite de nuevo alcitado trabajo clásico de Parsons(1973), pero el mérito de Uricoe-chea es allegar otras fuentes y realizaruna aplicación original a Colombia,aunque ocho años después de supublicación, las cifras deben revi-sarse. Siguiendo a Weber, Uricoe-chea distingue el concepto de oficiodel concepto de profesión en térmi-nos del control del conocimiento:

como todo grupo ocupacionaltiende a buscar el control de suconocimiento y habilidad téc-nica, lo que distingue a las pro-fesiones en este sentido no estanto el control técnico –comoes el caso de los oficios–, sino elcontrol del conocimiento en quese funda esa experticia, a saber,el conocimiento abstracto. Adiferencia del caso de los oficios,las habilidades de la profesiónsurgen, en cambio, de una fami-liaridad con un cuerpo abstrac-to de conocimientos. Así pues,el control de la ocupación equi-vale al control del conocimien-to que genera las técnicas(Uricoechea, 1999: 1-2).

Digamos que la ampliación dela profesión académica es un com-ponente crucial de la revolucióndigital, en la cual los servicios, y enespecial los que integran conoci-mientos múltiples, agregan valor ala producción y a la reproducciónde la sociedad, donde se destacanlos más directamente relacionadoscon la ciencia, la tecnología y latécnica. Como señala un estudio delEducation Testing Service, sistemade evaluación adscrito a la Univer-sidad de Princeton (ETS, 2007), laproducción industrial ha caído dra-máticamente frente al alza de losservicios, tendencia más acentua-

da de lo que señalaba ya Daniel Bellhace un cuarto de siglo (Bell,1976).

Ello acentúa aún más el papelde la generación de conocimientoaplicado en la producción econó-mica y a la reproducción social y elpapel de la comunidad académicacomo agente de ellas. Uricoecha sesitúa en lo característico de la re-volución digital frente a las ante-riores revoluciones tecnológicas: laindustrial y la eléctrica. Según lamisma distinción, la profesión aca-démica está, en relación con la pro-fesión aplicada, determinada enmayor medida por la mayor com-plejidad de un saber abstracto que,empero, como teoría, posee rele-vancia práctica, siendo ambas mu-cho más complejas que un oficio.Digamos que la complejidad va dela técnica, a la tecnología y a laciencia. Pero añadamos que hoy endía lo crucial es la retroalimenta-ción entre ciencia, tecnología y téc-nica, pues avances en la técnica oen la tecnología, incluso en la tec-nología social, pueden ser funda-mentales para incidir en cambioscientíficos.

En términos de Uricoechea, “laexpansión del cuerpo docente uni-versitario en Colombia ha sido es-pectacular. Ha ascendido de unos3.500 profesores en 1960 a prácti-camente 52.000 para 1989” (Uri-coechea, 1999: 5). Aunque la ciframencionada por Uricoechea es im-portante y se ha elevado a cerca de84.000 en el pico más alto de 2004(SNIES, 2006), todavía es muymarginal respecto a la “hiperbólicacifra de 2.098.000 que compone enEstados Unidos la profesión acadé-mica universitaria”, sin contar otrosfactores decisivos como el número

de doctores o de investigaciones ypublicaciones que son consideradosde modo crítico por Orozco (2007),y teniendo en cuenta que de todoslos profesores universitarios apenasun 22% son de tiempo completo(SNIES, 2006).

Un matiz que deberá ser em-pleado para modificar las inter-pretaciones tanto de FernandoUricoechea como de los climas deopinión en relación con el tema dela diferencia de expansión de launiversidad privada (Uricoecheamenciona un mayor crecimientorelativo del cuerpo docente allí, asícomo de matrículas4) y la universi-dad pública, es que durante los úl-timos cinco años se ha revertido ladinámica de crecimiento de una yotra: según estadísticas de MEN-SNIES, la proporción de estudian-tes matriculados en educaciónsuperior ha pasado de un 32.9% enla pública y un 67.1% en la priva-da en 1995, a una en la cual de1.212.317 estudiantes inscritos en2005, 48.5%, ya figuraban en lapública contra 51.5% en la priva-da, y lo más importante, con unporcentaje de crecimiento de 19.7%de la matrícula pública frente unatasa de menos de 2% de privada.

La anterior discrepancia mues-tra una verdad sociológica decrucial importancia para examinarel problema de las mentalidades enColombia: los cambios sociales sonmucho más rápidos que la concien-cia para admitirlos. Los imaginariosson de tal obstinación que impidenadmitir nuevos hechos. Esto seráfundamental para interpretar lasdiscusiones en torno a la llamada“tecnocracia”, pero quizás tambiénpara ponderar la resistencia de ladirigencia económica a considerar

��&�������RESTREPO, G.; CASTELLANOS, N. Y RESTREPO, S.: LOS USOS PRÁCTICOS DE LA SOCIOLOGÍA

cambios en las ciencias sociales ysu importancia para comprenderuna sociedad tan compleja que nose puede encuadrar en teoríasunidisciplinares.

Los cambios en la matrícula ofi-cial y privada en educación supe-rior desnudan las vacuidadesretóricas respecto de la“privatización” de la educa-ción superior (SNIES, 2006).Estas tendencias son corro-boradas en otro estudio:

Generalidades del compor-tamiento del acceso a laeducación superior entre2000-2005. La participaciónoficial aumenta, mientrasque la participación privadadisminuye. El grueso de lamatrícula se concentra enáreas tales como ciencias so-ciales, derecho y cienciaspolíticas, economía, adminis-tración, contaduría y afines,ingeniería, arquitectura, ur-banismo y afines, mientrasque la matrícula en matemá-ticas, ciencias naturales yciencias de la salud es un tan-to reducida. La distribuciónsocial de la matrícula mues-tra una diferencia de accesopreocupante al nivel socioe-conómico, con un sesgo encontra de los tres quintilescon menores ingresos. Se en-cuentra un grado importante deconcentración de la oferta deprogramas en las principalesciudades y departamentos (Oroz-co, 2007).

De nuevo, el interés de este tra-bajo no es empero la profesión aca-démica sociológica, y ni siquiera sufunción como matriz de educado-

res y formadores de las otras profe-siones, sino más bien el modo en elque el saber práctico generado porestas otras profesiones incide o noen dicha función y cómo constitu-ye por sí mismo un cuerpo de co-nocimiento práctico de muchovalor. Se sitúa esta indagación en

el otro polo del examen de Fernan-do Uricoechea, invirtiendo la jerar-quía para sugerir que los cambiostécnicos y tecnológicos en los pro-gramas sociales (pongamos porcaso: cuentas sociales, participacióncomunitaria, Escuela Nueva) pue-den inducir transformaciones impor-tantes en la sociología como cuerpocientífico y enriquecer la teoría so-

ciológica. Porque, insistamos, hoyen día lo propio de la revolucióndigital es la fluidez e influencia dela ciencia a la tecnología y la téc-nica y de la técnica a la tecnologíay la ciencia. En el caso de Colom-bia, podría indicarse que todo loque la “tecnocracia” gubernamen-

tal ha acumulado en térmi-nos de un saber y de un saberhacer en el tema de la re-ducción de la pobreza, noha entrado de modo gene-ral en el horizonte de la so-ciología o de las cienciassociales académicas.

El supuesto que presideesta indagación y que es co-rroborado en los avances,faltando todavía un buentrecho del camino inves-tigativo, es que la sociologíaprofesional no académica harealizado contribuciones im-portantes al desarrollo socialcolombiano en dimensionescruciales de la formulacióny el seguimiento de las polí-ticas sociales públicas. Noobstante, éstas no han sidodebidamente reconocidas,no sólo por el estado, sinopor la misma Universidad opor la profesión académicay, por lo tanto, no se han in-corporado en la formaciónde los sociólogos, ni en laimagen pública laboral de la

sociología, como tampoco se refle-jan en la educación de los estudian-tes de secundaria que se orientamás hacia la ideología, los valoresenseñados en abstracto o a lascreencias vagas que a una forma-ción crítica y realista. Algunas delas innovaciones prácticas han sur-gido no sólo en el estado, sino enel trabajo de base de movimientos

Virginia Gutiérrez de Pineda. Archivo de la Universidad Central,Sala «Virginia Gutiérrez de Pineda y Roberto Pineda Giraldo»

���������' NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

sociales, como la Investigación Ac-ción Participativa de Orlando FalsBorda y otros que, pese a ser hoy unparadigma mundial, tardó más de uncuarto de siglo en ser apenas reco-nocida por la sociología académicacolombiana, sin que se pueda decirque ha sido integrada en el horizon-te de sus enseñanzas.

Una tesis se expone de entradapara validar esta aproximación.Dolidos por nuestros desgarra-mientos, los colombianos no posee-mos aún la serenidad para apreciarque hemos sido en muchos camposfuente de programas de alcancemundial: la educación a distanciacon la Acción Cultural Popular,ACPO, fue desde 1947 aproxima-damente, pionera en el mundo; lomismo que el Icetex fue anteceden-te mundial del crédito educativomasivo desde 1950; por su parte,la planeación educativa desde1957, como está fehacientementedemostrado, anticipa el Instituto dePlanificación de la Educación de laUnesco; otro tanto ocurrió con laacción comunal y la InvestigaciónAcción Participativa, y con la for-mación masiva en el trabajo juntocon Brasil en el SENA desde 1958y muchas otras dimensiones, y paramencionar un hecho de enormetrascendencia, la Escuela Nueva,impulsada por la socióloga VickyColbert, según la página de la Fun-dación Escuela Nueva Volvamos ala Gente, “fue seleccionada por elBanco Mundial en 1989 como unade las 3 reformas más exitosas enlos países en desarrollo alrededor delmundo que impactó las políticaspúblicas”. En el 2000, el Informede Desarrollo Humano de Nacio-nes Unidas la seleccionó como unade los tres mayores logros en elpaís5. La entrevista realizada en esta

investigación a Vicky Colbert (sep-tiembre 13 de 2007) muestra cuán-to tesón e iluminación fueronnecesarios durante décadas paraconsolidar un programa de cambiosocial efectivo más potente quemiles de proclamas revolucionarias,porque ha elevado la calidad de laeducación rural, en muchos casossuperando a escuelas tradicionalesurbanas, mediante una aproxima-ción etnográfica al contexto.

El trabajo se encamina en lofundamental a exaltar trayectoriasde sociólogos/as pertenecientes a lacomunidad profesional no acadé-mica que han contribuido al cam-bio social mediante programasnacionalmente pertinentes y mun-dialmente relevantes, de modo quesirven como modelos en la forma-ción de nuevos profesionales,académicos y no académicos, pro-piciando una retroalimentaciónmayor entre la sociología académi-ca y la profesional, lo mismo queconducen a la elaboración de guíaspara la formación de nuevos ciu-dadanos de educación secundariapor medio de la influencia en lacomunidad académica no univer-sitaria de maestros/as de educaciónmedia y, al mismo tiempo, ofrecenperspectivas nuevas de incorpora-ción de los/as sociólogos/as al mer-cado laboral.

Un ejemplo de la importancialaboral y social de estas proyeccio-nes se puede señalar ahora: el Pro-grama de Desarrollo Humano, consus antecedentes en la Misión So-cial, ha logrado elaborar un siste-ma de indicadores de calidad devida muy completos para todos losmunicipios del país y perfila un pro-grama de asistencia municipal, deenorme urgencia dados los marcos

constitucionales de descentraliza-ción, pero también los niveles dedeterioro de la democracia localpor la violencia y la corrupción. Elinvestigador principal sabe cuántohay de desviación en culturas lo-cales propicias a la corrupción fa-miliar y comunal, entrelazada conpoderes locales no siempre civiles:un trabajo a fondo en un municipiode Córdoba sirvió como laborato-rio para examinar con microscopiolos dramas locales, en una regiónque presenta frente al país los peo-res indicadores de calidad de vida.

Pero el investigador principaltambién pone en el otro lado de labalanza lo que está tentado a de-nominar clientelismo tecnocrático di-rigido de arriba hacia abajo y que,si bien focaliza el gasto y lo lleva adonde se necesita, presenta elinconveniente de no generar o ha-cerlo lentamente sociedad civil mu-nicipal, en la medida en queestablece una dependencia frente alestado y, en particular, frente alprovidencialismo presidencial, sinalterar la política local6. Y se mues-tra perplejo por estas tensiones en-tre culturas locales con clientelismofamiliar y vecinal y culturas “tecno-cráticas” efectivas en términos dedesarrollo social, pero con escasosaldo de creación de tejido social,aunque no se desconoce la innova-ción de Familias en Acción al crearcomunidad a través del juego.

La sociología y las ciencias so-ciales de Colombia nacieron en elsiglo XIX con la Comisión Coro-gráfica y en el XX con la Misiónde Cultura Aldeana con una vo-cación de proyectarse en la trans-formación municipal. Hacia elfuturo, habría allí un campo deenorme trascendencia, siempre

��(�������RESTREPO, G.; CASTELLANOS, N. Y RESTREPO, S.: LOS USOS PRÁCTICOS DE LA SOCIOLOGÍA

que la sociología académica acojade un modo más decisivo los con-ceptos y técnicas acumulados enel estado para realizar intervencio-nes sociales, entre ellos por ciertolos generados a buena hora por losprogramas Acción Social y Fami-lias en Acción, fundados en lossoportes de cuentas sociales elabo-rados por la Misión Social prime-ro, y luego por el Programa deDesarrollo Humano. Las mismascuentas sociales son obra de soció-logos como Oscar Fresneda, JesúsDuarte, Diego Yépez y otros, lomismo que los trabajos del censodeben mucho a los sociólogos Car-los Becerra, Alejandro González,Norma Pubiano, entre otros.

Para reconocer el campo de lasaplicaciones prácticas de la socio-logía en programas sociales de granimportancia, se recopilan hojas devida de sociólogos/as que hayanparticipado en la elaboración depolíticas públicas relativas a lascondiciones de acción (espacio-tiempo); a los actores de la acción(sujetos, poblaciones); a las tramasde acción (economía, política, so-ciedad, familia y comunidad); o alos libretos de la acción (religión,ética pública, estética, ciencia ytecnología), según la clasificaciónde la teoría de la acción socialcomo drama o performance. Conestas hojas de vida se realizan en-trevistas para presentarlas en formade relatos biográficos a través de unlibro de tono narrativo para uso dela educación media, de modo quela sociología sea considerada comouna aventura intelectual de muchaimportancia, y la construcción deun saber relevante como uno de losmodos del heroísmo contemporá-neo. Es indispensable cambiar lapasión por la política minúscula por

la pasión por el saber, como vía derealización de la política entendi-da como fortalecimiento de unasociedad civil magra como la co-lombiana, algo que ha de naceren el ámbito municipal y en laeducación.

Es preciso insistir en la especifi-cidad de este trabajo en curso: nose trata tanto de examinar ni el es-tado académico de la profesión,tarea que ya se ha hecho en parte(Ramírez y Restrepo, 1997; Vizcaí-no, 2006); ni la situación generalde la investigación en sociología através del tiempo, tarea parcialmen-te realizada (Restrepo, 2002a); nilas influencias teóricas en parte tra-tadas aquí y allá (Cataño, 1980;Vizcaíno, 2006); ni los estados delarte en distintos asuntos, de los quedio cuenta el “IX Congreso nacio-nal de sociología”, aunque su infor-mación sea tenida en cuenta; ni laorganización gremial en sí misma,aunque su historia marcada por ladiscontinuidad se ha reconstruido;sino las intersecciones entre la so-ciología académica y la sociologíaprofesional tal como ésta se ejerceprincipalmente en el estado en co-operación con otras disciplinascomo la economía, el trabajo so-cial, la antropología, la psicología,y tal como ha sido practicada enlos gobiernos nacionales y locales,ponderando los enormes avancesen el desarrollo de políticas públi-cas sociales en las que se enlazancompromisos nacionales y mundia-les, principalmente del sistema deNaciones Unidas: Cuentas Socia-les 1986-1993; Misión Social; Me-tas del Milenio; programas deAcción Social, incluyendo allí el deFamilias en Acción; Programa deDesarrollo Humano; Misión para elDiseño de una Estrategia para la

Reducción de la Pobreza y la Des-igualdad; Centro Regional paraAmérica Latina y el Caribe en apo-yo del Global Compact (Pacto Glo-bal) y el Plan Visión Colombia2019.

Como la palabra estado se haempleado para designar el ámbitode ejercicio profesional por exce-lencia de la sociología, se imponeuna aclaración. El estado se concibecomo entidad de mayor com-plejidad y abstracción que el Go-bierno, pues comprende las ramasejecutiva (Gobierno propiamentedicho en sus distintos niveles espa-ciales), legislativa y judicial, mas losdistintos organismos del poder pú-blico que conforman un cuerpo conautonomía relativa (Contraloría,Procuraduría y otros). Es verdadque la sociología profesional se apli-ca más a la rama ejecutiva, Gobier-no, aunque el único doctoradoexistente en sociología es el de laUniversidad Externado de Colom-bia en Sociología Jurídica, relativoefectivamente al poder judicial.Pero la distinción se impone por-que en un país con mucha impor-tancia de la figura presidencial y delEjecutivo en general, se tiende aconfundir Gobierno con estado yesto constituye una equivocacióngrave sobre el carácter de nuestrasinstituciones democráticas, pues unGobierno es la expresión temporalde una figura fiduciaria o de largaduración como es el estado. Dichaconfusión proviene de la época delradicalismo y aún de la Regenera-ción, sin haber sido matizada porla reforma constitucional de 1910que equilibró los poderes y las si-guientes que tendieron a lo mismo,y está en el fundamento de una suer-te de fetichismo que suele atribuira los gobiernos todos los males del

��������$) NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

mundo y desconocer la construc-ción lenta y compleja de un estadoque pugna por hallar un equilibrioentre política, nación y territorio.

En este sentido, suscribimos lasreflexiones del columnista del tiem-po Mauricio García Villegas, cuan-do dice:

La sociedad civil es, ante todo,un sentimiento de unidad e in-dependencia de la poblaciónfrente al poder público. Desdeallí, los gobernantes son vistoscomo lo que son, es decir, comosus mandatarios, no como suspatrones, ni como sus padres;menos aún, como sus redento-res. Por eso se les respeta y se lesaprecia cuando hacen las cosasbien, pero se les critica y se lesjuzga cuando se equivocan o secorrompen. La sociedad civiltiene muy clara la diferenciaque existe entre aquellos –losque gobiernan– y las institucio-nes que representan. Sabe muybien que una cosa es estar encar-gado de ejercer el poder públi-co y otra muy distinta, ser esepoder público. El Presidente noes lo mismo que la Presidencia. ElGobierno puede representar al Es-tado, pero no es el Estado. LaPresidencia y el Estado son institu-ciones permanentes, que están enla Constitución y que la sociedadcivil defiende con independencia deque los encargados de ejercer el po-der político, es decir, los gobernan-tes, sean buenos o malos. Losmiembros de la sociedad civilse sienten cerca de las institucio-nes, pero guardan una prudentedistancia frente a los gobernan-tes. Eso les permite salir en de-fensa de las instituciones cuandolos gobernantes atentan contra

ellas (García, 1997: páginas edi-toriales, cursivas de G.R).

La expresión, teóricamente co-rrecta, es empero socialmentedébil, porque los imaginarios co-lombianos son tan persistentes enla dependencia de un Virrey, Pre-sidente o figura providencial,como tan débil en la práctica es lasociedad civil, disgregada y frag-mentada en muchos localismos yparticularismos.

Aunque el referente fundamen-tal de la sociología es el estado ymás en particular el Gobierno ensus distintos niveles, es muy impor-tante indicar que en tanto comuni-dad académica, comunidad gremialy comunidad profesional, es o seríaparte fundamental de la sociedadcivil y agente potencial de procrea-ción y aglutinación de la misma:fue esta la idea del francés EmileDurkheim al pensar la sociología yen general, el papel de las profesio-nes como grupo intermedio entreel estado y los individuos, de granvalor junto con otros grupos inter-medios y movimientos sociales paraconstituir una sociedad civil y unorden democrático diferenciado ypluralista, más allá del predicamen-to positivista original que veía, to-cado por la Ilustración, en losingenieros y en la técnica la cohe-sión de un nuevo orden. Frente aellos, el juicio de Durkheim era cla-ro: la técnica (y añadimos, el mer-cado) no puede instaurar por símisma un orden moral social. Enesto coincide, aunque con una vi-sión más secular y compleja, con lapolémica de Caro contra nuestrospositivismos ingenuos decimonó-nicos, muy descoloridos. Que estasasociaciones, como muchas otras,sean débiles, apunta al mayor des-

lumbramiento que posee el Gobier-no como encarnación de todo elestado, pero a la vez indica unaagenda de fortalecimiento en la quedeben participar instituciones comoColciencias, el Icfes, los ministeriosde Cultura, de Educación y de Co-municaciones: promover las asocia-ciones profesionales como mediosde expresión de la sociedad civil. Yes una agenda muy distinta a la deun socialismo ingenuo que predicael fortalecimiento abstracto del es-tado o a la de un liberalismo arajatabla que predica la libertad deindividuos o mercados.

Otra distinción se impone: des-pués del Acto Legislativo No. 1 de1986 que instituyó la elección po-pular de alcaldes y otros temas de

�$��������RESTREPO, G.; CASTELLANOS, N. Y RESTREPO, S.: LOS USOS PRÁCTICOS DE LA SOCIOLOGÍA

autonomía municipal, y que pro-piamente desmontó antes de laConstitución de 1991 la de 1886,en el mismo centenario de ésta, esclave distinguir entre Gobiernocentral, Gobierno departamental yGobierno municipal. Dicho Acto,que se puso en práctica con la pri-mera elección de alcaldes, hace dosdécadas (efemérides que se ha pa-sado por alto), promovió una ma-yor flexibilidad política que incideen marcos y estrategias para los pro-gramas económicos y sociales conmuchas variantes, como las que sehan experimentado en Bogotá enlos últimos veinte años, que con-trastan con la degradación de mu-chos poderes locales. La sociologíaprofesional no ha sido ajena al jue-go de posibilidades creada por es-

tos “senderos que se bifurcan”, paraemplear una metáfora de Borges.Pero para indicar una tarea haciael 2019, en la reconstitución de lospoderes municipales y locales hayun enorme potencial para el desa-rrollo de la sociología, si sabeentroncarse con las agendas nacio-nales, regionales y locales de luchacontra la pobreza y de fortaleci-miento de la democracia desde elmunicipio, por no hablar de lo quesignificaría la reintegración deexcombatientes tras una solucióndel conflicto armado y la consoli-dación de la convivencia regionaly municipal.

Hay que añadir, empero, quepocos sociólogos trabajan en las ra-mas legislativa o judicial, lo mismoque en los movimientos sociales ymucho menos en la empresa priva-da7, por ejemplo, y ello es notable,escasísimos en empresas de con-sultoría o de opinión: lo cual dacuenta, todavía, del carácter neo-borbónico que pesa como imaginariopersistente en nuestras institucionespúblicas, para emplear un términoque Marco Palacios retoma de FrankSafford (Palacios, 2002: 262). Perotambién hay que insistir en la tradi-cional concentración temática de lasociología en el asunto del estado odel Gobierno y su descuido de otrostópicos importantes de la vida civil,pongamos por caso el deporte, lafiesta, la moda, la belleza, la cocina,salvo en algunas líneas más duras quecorresponden a la sociología de laempresa, como el libro clásico deAlberto Mayor Mora (1984), de laindustria, en los trabajos de AnitaWeiss o en los trabajos hechos porValero (1999), y, en los últimostiempos, algunos elementos de losestilos de vida contemporáneos,como juventud, género y otros.

Los avances de esta investiga-ción señalan otro punto problemá-tico: no solamente existe pocointercambio de ideas entre la aca-demia sociológica y el ejercicio pro-fesional de la sociología en elámbito más común de su realiza-ción que es el estado, sino inclusouna incomprensión recíproca queoscila entre la indiferencia y lahostilidad. En oposición a otras dis-ciplinas como el derecho, la inge-niería, la administración o laeconomía, donde esa relación esfluida, en la sociología es escasa porlas distintas razones que hemos re-frendado. Este aislamiento es pro-clive a generar una pauta muycontraria al “ideal de lo práctico”(Safford, 1989), a diferencia de laorientación más bien pragmática dela economía o de la ingeniería. Sien algunos casos esa distancia pue-de dar lugar a la elaboración de teo-rías o de líneas de investigación queprecisan de larga duración y de-muestran su utilidad sólo al cabode mucho tiempo, validando el di-cho kantiano de que “no hay nadamás práctico que una buena teo-ría”, en otros se traduce más en unmundo de creencias casi religiosocontra un pensamiento templadopor las restricciones y transaccio-nes propias de enfrentarse a dilemasde acción. En la excelente entre-vista realizada por los investigado-res a Javier Sáenz, figura crucialporque sus puntos de vista sonposmodernos, es decir, múltiples,dice del Departamento de Socio-logía de la Universidad Nacional:“Básicamente es un departamentoinstitucionalmente cristiano. ¿Quéquiere decir esto? Que es un depar-tamento en el que ha dominadohistóricamente la búsqueda de laVerdad, y el juego de la verdad enOccidente, sólo es posible con al-

��������$ NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

tos niveles de abstracción, deteorización” (entrevista a JavierSáenz, septiembre 2007).

La propia experiencia del inves-tigador principal de haber ejercidouna actividad en los dos ámbitos,lo habilita para comprender “lomejor y lo peor de los dos mundos”(Restrepo, 1994) y proponer reco-nocimientos mutuos, mediacióndifícil porque en un país caracteri-zado por las oposiciones antagóni-cas, estar “entre” y no “en” esrecelado como una ambigüedadcondenable.

Uno debe esforzarse para men-cionar al menos ocho profesionalesde la sociología que hayan pasadopor el estado en posiciones de altaresponsabilidad técnica, y que ha-yan retornado posteriormente aloficio académico de tiempo com-pleto, mientras que no es difícil re-cordar muchos nombres en laeconomía u otras profesiones quehan cambiado de ámbitos profesio-nales a académicos y viceversa8.Ello para no decir que sólo hay trescasos de sociólogos, Orlando FalsBorda (Secretario Técnico del Mi-nisterio de Agricultura, presidentehonorario del Polo Democrático),Jaime Niño (Director del Icfes eIcetex, Ministro de Educación) yVíctor Reyes Morris (Representan-te a la Cámara), que alcanzaronpuestos de responsabilidad política,caso diferente al del Brasil en don-de el sociólogo Cardoso, discípuloy colega de Alain Touraine, ejercióla presidencia. Y aunque en este fil-tro haya factores de la política y lacultura que trascienden el juego deuna disciplina profesional, no dejade ser muestra elocuente tambiénde una cierta clausura de la mismasociología frente a la acción prác-

tica, y de un recelo de la sociedadfrente a la sociología como poder,sin duda derivado de la decisión deCamilo Torres Restrepo de unirse ala guerrilla.

De hecho, una de las acusacio-nes que emergen de los mediosacadémicoas es la de la alta movi-lidad de la “tecnocracia” entre laUniversidad de los Andes, el esta-do y en particular el DNP e institu-ciones como Fedesarrollo. Resulta,empero, que la propia universidadpública renunció en los años sesen-tas a desempeñar un papel de orien-tación estratégica de la planeación,cuando Lauchlin Currie propusoesta alianza. En la investigación semedita con detenimiento sobre unapregunta contrafáctica: ¿qué hubie-ra ocurrido si se hubieran aliado elimpulso de la modernización uni-versitaria de Mario Laserna y JoséFélix Patiño, con los carismas yliderazgos sociales del católico Ca-milo Torres Restrepo y el protestan-te Orlando Fals Borda, el saber deLauchlin Currie, Darío Mesa, LuisOspina Vásquez y Jaime JaramilloUribe? Otro hubiera sido el resul-tado: millones de vidas salvadas yun saber más creativo en institucio-nes fuertes. Pero la pregunta esnula, porque la fascinación por laviolencia cercenó estas posibilida-des. Aunque la sociología colom-biana no tuvo cortes tan dramáticoscomo en el Cono Sur, Nicaragua oCuba, la situación fue muy distintaa Argentina y Chile porque allí ins-titutos como el Torcuato di Tellaen Buenos Aires y la Corporaciónde Investigaciones Económicas paraLatinoamérica (Cieplan) de Santia-go de Chile mantuvieron relacio-nes fructíferas entre economía ysociología, aún en condiciones ex-teriores hostiles. ¡Y ello, gracias al

apoyo de la Fundación Ford, expul-sada por un movimiento estudian-til de la Universidad Nacional queabortó lo que prometía ser uno delos centros más dinámicos de Amé-rica Latina en reflexión sociológi-ca crucial! La Fundación Ford, queapoyó estos centros y que fuera ex-pulsada de la Universidad Nacio-nal, fue crucial en el nacimiento deinstituciones como Fedesarrollo, elInstituto SER y el CEDE, entreotros.

La impermeabilidad frente a lapráctica ya ha sido tema de inda-gación en la sociología clásica. Enel libro El Antiguo Régimen, Tocque-ville (1952) diferenciaba el talantepragmático, escéptico y predispues-to a transar propio de los ingleses,del francés ilustrado que, lejanofrente al estado, figuraba mundosposibles pero poco probables. Porsupuesto, no es asunto de elegir enabstracto porque el pensamiento delo posible posee un propio valorheurístico como estrategia de co-nocimiento (no hay un gas perfecto,ni ausencia de fricción, ni contratosocial natural, pero estas ficcioneshan sido útiles para sondear la rea-lidad)9, sino de describir dos estilosque son, de modo exacto, parale-los en Colombia, y que por serlono sopesan sus diferencias. Este esun tema recurrente en todos losbalances respecto a la investigaciónteórica de largo aliento y la inves-tigación aplicada y la consultoría,incluso en la economía, donde elasunto ha sido considerado en for-ma más fina (Bejarano, 1996; Gó-mez, 1995: Gómez y Jaramillo,1997). Pero también cabría hablarde la resistencia de un saber hechopoder frente a visiones o perspecti-vas distintas, que se rige, en extre-mo y en caricatura, por supuesto,

�$#�������RESTREPO, G.; CASTELLANOS, N. Y RESTREPO, S.: LOS USOS PRÁCTICOS DE LA SOCIOLOGÍA

por esta observación de HenryAdams: “La capacidad de ignorardistingue al hombre práctico”(Adams, 2001: 88).

La investigación ha estimado elnúmero posible de sociólogos enColombia, a través de muchos cál-culos tortuosos dada la discontinui-dad: hoy habría de 6.000 a 8.000,un número poco mayor que el deantropólogos, pero muchísimo me-nor, quizás en una cuarta parte, delnúmero de trabajadoras sociales,cuyo oficio es más práctico. Tras unaserie de ponderaciones, se prevéque para el año 2019 la comuni-dad sociológica podría situarse encerca de 20.000 sociólogos si seproducen reformas sustanciales enla educación superior, entre ellas lamuy resistida de graduar la forma-ción básica de dos años de estudiosgenerales, dos años de estudios pro-fesionales, dos de maestría o cua-tro de doctorado. Tareas prioritariaspara estos 20.000 sociólogos seránla intervención en la transforma-ción de la vida de los cerca de1.100 municipios del país, en unprograma que siga las huellas de loque se propuso la Comisión deCultura Aldeana. Sería un modo decrear sociedad civil. La participa-ción de la sociología en empresastendería a aumentar.

Se habla de reformas urgentes enla Universidad en relación con lasociología y a las ciencias sociales,porque como se expone en la inves-tigación en un capítulo extenso, laresistencia a adoptar el modelo uni-versitario de Estados Unidos no tie-ne justificación alguna, aunque seacomprensible la resistencia desde laReforma de Córdoba de 1918: perose ha arrojado al niño (un modelouniversitario que, se quiera o no, es

el mejor del mundo) con el aguasucia (la comprensible reacciónfrente a rasgos imperiales de Esta-dos Unidos).

Al ponderar las anteriores rela-ciones y otras que se consideraronen la investigación, es inevitablereferirse a las constelaciones ideo-lógicas en las cuales las pasiones sonmuy fuertes, tanto más en un paísque ha sido formado en mentalida-des maximalistas de catecismos des-de el que escribiera Astete en 1599y en cánones minimalistas de éticadesde el Manual de urbanidad ybuenas costumbres (1852) de Ma-nuel Antonio Carreño (Restrepo,2005), problema acentuado por losjuegos de suma cero: para ganar al-guien algo ha de quitarle algo aotro; por el bajo grado de confian-za interpersonal, con la alarmantecifra de 10% (Cuellar, 2000), queaunque con un aumento extraordi-nario de confianza en los últimosaños, según la investigación de ca-pital social del sociólogo JohnSudarsky, todavía muestra muchapenuria en creación de sociedadcivil; por la primacía de la compe-tencia sobre la cooperación; y porlas fragmentaciones de la sociedadcolombiana. Como toda tesis, laque expuso Marco Palacios en elfinal del ensayo citado, puede serdiscutible, pero contiene muchasintuiciones iluminadoras y por ellose justifica esta extensa cita:

En una entrevista que concediólord Skidelsky a The Economistel 9 de diciembre de 2000, a raízde la aparición del tercero y úl-timo volumen de su biografía deJohn Maynard Keynes, sostuvoque, pese al poderío de la prosay la lógica del gran economista,la pertinencia de sus pensamien-tos provino del desorden mun-

dial que reinaba al comenzar ladécada de 1940. El biógrafo re-cordó cómo en 1940 Keyneshabía escrito en tono pesimistaque, por primera vez desde lailustración, “Hobbes nos dicemás que Locke”. Guardadas to-das las distancias y advirtiendoque ninguno de estos dos gran-des clásicos ingleses del pensa-miento político moderno fuerealmente conocido por Caro yNúñez, la fascinación que laRegeneración ejerció sobre mu-chos espíritus del siglo XXcolombiano pareció estribar,precisamente, en ese mensajepremonitorio: en tiempos turbu-lentos un pensamiento como elde Hobbes nos dice más que elde Locke. Y no creo que las ac-tuales circunstancias colombia-nas, en que estamos recogiendolas siembras del último mediosiglo, estén para la lógica delsujeto político libre de Locke,que ya da por supuesto el esta-do. Parecen inclinarnos más ha-cia la lógica de Hobbes de armarprimero el estado para que ense-guida pueda erguirse y ascenderel sujeto político libre (Palacios,2002: 278).

La expresión “armar primero elestado” suena bastante dura, peroquiere decir lo que Max Weber con-sideraba como la razón de ser deuna entidad política en un territo-rio: obtener el monopolio absolutode la fuerza para ejercer la justiciacon carácter abstracto e imperso-nal. La mayor parte de los estadosy de los pueblos ha pasado por allípara acceder con alto precio a lamodernidad: Estados Unidos con laGuerra de Secesión y Lincoln, Ale-mania con Bismark y Japón con lareforma Meiji en 1870. Nuestrodestino no es diferente del de lalucha de las naciones por hacersemerecedoras de esta gracia, cuya

��������$� NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

hora quiera el destino que lleguemás pronto que tarde y ojalá conmayor decisión política que militar,aunque esto depende de la volun-tad de negociar de la insurgencia,de la cual no hay señas.

Por esta razón, en los tiemposlargos cualquier investigador de lahistoria de las mentalidades halla-rá que son excepcionales la mesura“liberal” o, digamos, de corte clási-co, de pensadores como CarlosArturo Torres con su libro Idola Fori(1969) o aún Jaime Jaramillo Uribecon su formidable volumen El pen-samiento colombiano en el siglo XIX(1982). Precisamente, por la ausen-cia de estos valores que, luego deun espíritu militante, encarnaraUribe Uribe antes de su asesinatotrágico en 1914, pagamos un altoprecio para situarnos con dignidadante nosotros y ante el mundo. Lapugnacidad resultante de “nuestrosviejos y queridos odios” es la queexplica en su mayor parte por quénuestras instituciones modernas,entre ellas las universitarias, no pa-san de un cierto nivel de dilemasmás bien anacrónicos.

De todas las expresiones ante-riores, surge un ideario: la sociolo-gía ha de jugar un papel crucialtanto en la consolidación de un es-tado democrático mediante la crea-ción de una sociedad civil comoexpresión autónoma de la nación ycomo parte de uno de los tantoscuerpos intermedios entre ella y elestado, si supera sus propias disen-siones y su divorcio entre discipli-na y profesión. Es allí donde cobranvigencia los frentes de acción vin-culados a la transformación de laeducación básica, secundaria ymedia, lo mismo que aquéllos quebuscan la reducción de la pobreza,

la organización de la comunidad yla intervención en la transforma-ción de la vida municipal. Susti-tuir el espíritu de militanciaantagónico por una militancia porla convivencia es un imperativoque requiere de nuevas brújulasaxiológicas y epistemológicas.

Para ello, la mayoría de edad enlas ciencias sociales reclama unasciertas condiciones de “universali-dad” que promuevan una auto-conciencia elevada a la máximapotencia señalada por algunas de lasvías de trabajo más maduro del pen-samiento del siglo XX: la primera,la mirada crítica frente a la orienta-ción axiológica del investigador,Wertbeziehung, que implica un des-prendimiento o autocrítica de lospropios de juicios de valor, Werturteil,basada en una ética de responsabi-lidad contra una ética de convicción(Weber, 1965), y que obliga a con-siderar los hechos incómodos y, portanto, la permanencia en una liber-tad de valor, Wertfreiheit (Weber,1967), algo que está muy lejos de la“objetividad” a rajatabla como seleyó en Estados Unidos a Weber,malinterpretando el sentido de su“neutralidad valorativa”. Tal distin-ción es de crucial urgencia en la for-mación social de los estudiantes desecundaria y en especial de educa-ción media y en la generación deuna confianza en la razón comomedio de dirimir controversias en lasociedad colombiana10.

La segunda referencia es la teo-ría de la reflexividad que tanto im-porta para el pensamiento y laacción en sociedades contemporá-neas, sociedades de riesgo perma-nente, como Colombia ante el riesgode recaer en umbrales de violencia,y que demandan una observación de

tercer grado de todos los sujetos ycon mayor razón de los “intelectua-les”, ya implícita en Max Weber.Dicha reflexión potenciada exige,como señalan los dichos, pensar másde tres veces antes de enunciar elpensamiento, pasarlo por tres ceda-zos de crítica propia mediante elcontraste de ideas opuestas.

La tercera es la obra clásica deHenry Adams, La educación deHenry Adams, tan ignorada enIberoamérica pese a ser Adams elautor del libro de no ficción másdecisivo en lengua inglesa del siglosXX, según la Modern Library, juntoal Ulises de Joyce en ficción (Adams,2001; Restrepo, 2000: 5), En ella elautor formula el curso de su vida nosólo como un aprender a aprendero una formación continua, muchoantes de que se acuñaran estos con-ceptos, sino como un aprender adesaprehenderse, es decir, como unapermanente crítica a sí mismo, casisemejante a la que inscribe Darwinen su Autobiografía: “He intentadocomponer el relato de mí mismo (...)como si hubiera muerto y estuvieramirando mi vida desde otro mun-do” (1993: 6). Al modo de ver delinvestigador principal, en este libroclásico Adams prefiguró la fuerza dela educación como pivote de la re-volución de Estados Unidos en elsiglo XX, y necesitamos por elloaprender muy bien lo que su figurarepresentó como épica solitaria porhacer de la educación propia unmodelo de vida.

La cuarta, quizás la más radicalpor su carácter existencial, casipoético y muy oriental, es lo queHeidegger denominó Gelassenheit(1994), palabra casi intraduci-ble11 pero que entraña una expe-riencia de desasimiento que implica

�$$�������RESTREPO, G.; CASTELLANOS, N. Y RESTREPO, S.: LOS USOS PRÁCTICOS DE LA SOCIOLOGÍA

aceptar el desgarramiento de per-der la seguridad del mundo comoya interpretado, y una experienciade soltar las amarras que anclan enun estado de la existencia.

La quinta, en sentido análogo ala anterior, pero más sociológica, esla vivencia de los “intelectuales”franceses tendiente a sufrir eldesclasamiento y el descentra-miento para poder pensar un cen-tro como lugar de la común unidadrepublicana (Serres, 1995; Restre-po, 2002a, 1: 43-50).

La sexta referencia es pasar deun estado de pensamiento caracte-rizado por una “simplicidad comple-ja”, dominado por dilemas simples(individuo contra sociedad, merca-do contra estado, “infraestructura

contra superestructura”) a una“complejidad organizada” que con-sidera de modo simultáneo distintascausalidades y relaciones recíprocasen un sistema incluyente (Bell,1976). Esto equivale a pasar de unpensamiento disyuntivo propio delparadigma de la simplicidad, a unpensamiento inclusivo y conver-gente propio de la complejidadtransdisciplinaria contemporánea(Morin, 2000). Esta posición es deabsoluta importancia epistemo-lógica, ética, estética y política enColombia.

Si algo enseñan los conflictospor la distribución de recursos enColombia, como los recientes, esque en la puja de intereses predo-mina más la convicción no críti-ca que la discusión serena de los

puntos de vista encontrados, porsupuesto con excepciones nota-bles. Contra la simplicidad de lasoposiciones un creador tramático,como lo ha denominado el inves-tigador principal, transforma elpadecimiento en pasión, la difi-cultad en oportunidad, y se guíapor el predicado de Hegel: “ha-llar la rosa de la razón en la razónde la cruz”.

�����

1 Un estudio más amplio sobre movilidadsería muy interesante, si se toma en cuen-ta que se puede distinguir entre movili-dad social ascendente o descendente,movilidad ocupacional, movilidad terri-torial y otras. Por ejemplo, la movilidadascendente en la sociología y en la uni-versidad pública debe ser alta (estudian-

* Inspirada en la fisiología de Claude Bernard y en la metáfora de lo normal y lo patológico, su expresión típica fue el discurso de la lepra. Se condensó en la imagen de la higiene,y su momento de clímax fue la pandemia de gripa en 1918. El ápice se situó en el 9 de abril de 1948 en Colombia y se condensó en la prohibición de la chicha, pero se reciclócon el discurso de la Guerra Fría.

** Puede extrañar que se diga democracia representativa, cuando lo que se dice es que la Carta de 1991 se propuso pasar de una democracia de representación a una de participación.Empero, ha habido democracia monista de simulacro: no se ha institucionalizado la democracia de gobierno y de oposición; el ejercicio del poder es más presidencial que estatal(el Ejecutivo prima sobre los otros poderes, primero por el legado virreinal, luego por el monismo político, después por el ejercicio de la planeación y, en fin, por el manejode estados de excepción, relacionados con las condiciones de violencia o con el discurso de la seguridad combinado con una suerte de clientelismo tecnocrático).

��������������� ������������������������������������

������� ������ ���������������� ���������� ������������������ �!� ���������� ����� � ����� ������������������"#�!��$ %&!�!�'($(�"!$)�(*"�!'"+�� ,%!* �%!$�-���($(�"!$� () ,%.%"'(), /#!$�

����������� ������������������������������������������������������

���������� ����� !�������������������������������������������"������������#������������$�������

�"#�!��$ %&!�!�, 0(&"!$�1�2& ,"� �% ,��&!*3%"'(,) /2$(%!'"+��1� 4 '%(,�� �$!�2&"* &!�& 5($#'"+��% '�($+�"'!��6��� 0(&"!$��#!�&!%#&!�� $�78" �9���:�;)�::;�

��������������%����"��&����������� ���������"�����

�"����������������'������ �(� ����(�����)����(����������(�������"���

*��������������"�������+��%���,��������-���������

�������������������-�������������������

�"#�!��$ %&!�!�� $��8"(2(� &�< /2$(%!'"+��1�,#= %!*" �%(�,('"!$> � 4 '%(,�� �$!�, �#��!�& 5($#'"+��% '�($+�"'!�?���!$#��2@8$"'!AB��::;)�C?:��(� $(��2"� *"()� ($+�"'(�

���������+�'�����������"���

#���������� �����.��������,�����"�����.�������� ��� �����.��������������+���"��

������ /� ����������(� ����������������/�����������

.������������������0���"�(��1�����(����,����������/���������������

�"#�!��$ %&!�!�% '�('&3%"'!���"(2(� &�% $ *3%"'(���4 '%(�� ��$(8!$"D!'"+��8!=(�% &' &!�& 5($#'"+��% '�($+�"'!�E�� '�('&3%"'(B��C?:�!��CF:�

#����������������2����������

��������2 ������

3���������(� ��)��������(������������(�������������

#�������������������(�������������

F���"8 &�.%"'(��CFC)�C:C�

.������"�������������������������

������������������������*����������"������+���"�������������

-��������������(������������(������(�����"������������������(������,���������������

2���+���"�(�����������(�+������������������(�����������(��������������

� �$!�'"#�!��$ %&!�!�!�$!�'"#�!��� *('&3%"'!B�'(�,%&#''"+���$('!$�� �#�!�'#$%#&!�� �%&!�,�#''"(� ,�*@$%"2$ ,�G��� *('&3%"'(B��CC;)-;E-�

.��������������������������"��/����������������"�44�

���������������������!���,����������������������)������������������������

��������������������������5����������6��

�����������������������2�������

��������$% NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

tes de estratos 1 a 3 que ascienden por suprofesión a estratos 3, 4 o 5), pero noreconocida, factor que está en la base delas disputas por los costos y subsidios dela educación superior (Vélez, 1996), perotambién por las luchas por influencia yprestigio. También sería muy interesanteexaminar la movilidad geográfica, en es-pecial hacia el futuro, por el desplaza-miento de profesionales hacia la aten-ción de problemas regionales y munici-pales. Uno de los asuntos más críticos deesta polémica es que los estudiantes deeducación superior pública consideran suorigen de estratos bajos, pero ignoran sudestino en estratos más altos. Juzgan porsu pasado y no por su futuro y desesti-man las percepciones que son contun-dentes en el sentido de que la carreralaboral completa ha situado a estudian-tes de estratos uno y dos en estratos tres,cuatro, cinco y hasta seis a lo largo de lahistoria sin que, salvo excepciones, hayaretorno para la universidad que los formó.

2 Aunque concedo mucha importancia alestado, prefiero no poner esta palabra enmayúscula para evitar una sacralizaciónexcesiva del concepto del tipo hegeliano,marxista e incluso keynesiano. Nos pa-rece esencial hallar un sano equilibrioentre estado como regulador y sociedadcivil, incluido el mercado como media-ción económica.

3 Este cuadro ha sido bitácora y matriz desde1997 para muchas publicaciones que pre-cisan los contornos de siete modelos decultura, socialización y formación del su-jeto en términos de las relaciones entresaber y poder.

4 “Las tasas del crecimiento han sido su-periores en el sector privado que en lapráctica triplicó su volumen de 1975(10.190 profesores) a 1988 (28.251),mientras que el sector oficial sólo du-plicó su contingente para esos mismosaños (de 10.963 a 19.739). En segun-do lugar, para 1988 casi la mitad delprofesorado de las universidades oficia-les (48) goza de una dedicación detiempo completo en dramático contras-te con las universidades privadas don-de esta categoría sólo corresponde a unadécima parte (12%)” (Uricoechea,1999: 5-6).

5 Ver <http://www.volvamos.org/index.php>, página consultada el 30 de agosto de2007. La Escuela Nueva recibió además esteaño el Skoll Awardees, dotado con un mi-llón de dólares y, luego, en septiembre 27de este año, la Escuela Nueva fue exaltadadentro de la Global Clinton Iniciative ensu primera entrega de premios mundialescomo una de las más exitosas experiencias

de cambio social en el mundo, entre másde 400 propuestas presentadas.

6 Ver El tiempo, domingo 9, 2007: 1, 8,Nación: “En Bucaramanga [el presidenteUribe] prometió inyectar mayores recur-sos al programa Familias en Acción parainclinar la balanza del 2010 a su favor.‘Confío que la situación fiscal nos ayude asubir en 2009 de millón y medio de Fami-lias en Acción a 2 millones y así prepararuna decisión que tiene que tomar el paísen el 2010’”. Aunque acuerdo en un cien-to por ciento en evitar los riesgos de unretorno de lo que con no poca razón lla-ma socialbacanería, estimo que falta sus-tentar la democracia menos en un mesia-nismo presidencial que en una democra-cia con raíces locales. Ni el estatismo deChávez, ni el presidencialismo típico deColombia de sello aún regeneracionistapese a la Constitución de 1991 convie-nen como cartas de navegación en unmundo y una sociedad tan complejos.

7 Los ejemplos de vinculación estratégicade antropólogos/as y sociólogos/as en lasempresas privadas con alta densidad deservicios en Estados Unidos y en paísescon alta industrialización en general,empiezan a ser un tema fundamental delas nuevas ciencias sociales en el mundo.Para la antropología, ver la visión deIDEO, una de las 25 empresas másinnovadoras del mundo, en: Kelley(2005). En el caso de la sociología, verGreene (2007), que entrevista al soció-logo de Microsoft sobre el tema que aho-ra se denomina cibersociología.

8 Javier Sáenz, jefe de la Unidad de Desarro-llo Social del DNP; Armando Borrero,Consejero de Seguridad de Presidencia dela República; Rocío Londoño, directora delInstituto Distrital de Cultura y Turismodurante el segundo período de AntanasMockus como alcalde de Bogotá; ÁlvaroCamacho, en el Observatorio de CulturaCiudadana de Bogotá y con participacio-nes en distintos diseños de planes sociales(Lora y et al., 1992) o relativos al tema denarcotráfico; y Víctor Reyes Morris y Ma-ría Cristina Ocampo. En economía sobre-salen nombres de la Universidad Nacional,para no mencionar el caso más dinámicode Los Andes, tales como Kalmanovitz,Bejarano, Jorge Iván González, Luis Ber-nardo Flórez y muchos otros.

9 Aunque, aclaramos, también se reflejana menudo como ideas motrices, no pocasveces con consecuencias desastrosas. Lanovela de la cual se tomó el epígrafe deeste trabajo es un gran ejemplo de ello:“el gran salto adelante” propuesto porMao Tse Tung, terminó en una hambru-na con cerca de treinta millones de per-

sonas muertas como consecuencia de él.Esto para no mencionar casos como elde Pol Pot en Camboya.

10 Los resultados de la Encuesta de CívicaInternacional en 1997 (Torney-Purtaet al., 1999: Restrepo, 2002: 3), y luegolas pruebas de “Comprensión y Sensi-bilidad Ciudadana” (SED, 2000), lomismo que seis años después y desdeotras perspectivas, las pruebas compren-der (SED, 2007), indican una orienta-ción en términos de estereotipos, escasarelación de comprensión del mundomoral como un problema complejo yconductas guiadas por lo “políticamen-te correcto”, según los micro climasideológicos imperantes: en resumen,mucha heteronomía.

11 La traducción del libro al español comoserenidad es muy equivocada. La sereni-dad puede producirse tras la Gelassenheit,pero ésta implica una voluntad contra lavoluntad que supone un desasimientotan activo como el de Henry Adams. Esla posición de Miró en pintura: “Mi ten-dencia hacia el despojamiento, ejercidaen tres ámbitos: el modelado, los coloresy la figuración de los personajes.” Y la deWatanabe, poeta peruano japonés: lapoética del refrenamiento.

�������� �

ADAMS, Henry, 1918, The Education ofHenry Adams, Nueva York, The ModernLibrary.

________, 2001, La Educación de HenryAdams, Barcelona, Alba.

BEJARANO, Jesús, 1996, “Sobre la investi-gación y la consultoría económica: frag-mentos de un proyecto”, en: Innovar.Revista de Ciencias Administrativas y So-ciales, Bogotá, Universidad Nacional,No. 8, julio-diciembre, pp. 51 a 54.

BELL, Daniel, 1976, The coming of post-in-dustrial society. A Venture in socialforecasting, Londres, Penguin Books.

CASTRO-GÓMEZ, Santiago y EduardoMendieta (eds.), 1998, Teorías sin disci-plina: latinoamericanismo, poscolonialidady globalización en debate, México, MiguelÁngel Porrúa.

CATAÑO, Gonzalo, 1980, “La sociología enColombia: un balance”, en: AsociaciónColombiana de Sociología, La Sociologíaen Colombia: balance y perspectivas, me-

�$&�������RESTREPO, G.; CASTELLANOS, N. Y RESTREPO, S.: LOS USOS PRÁCTICOS DE LA SOCIOLOGÍA

moria del “III Congreso nacional de so-ciología”, Bogotá.

CUELLAR, María, 2000, Colombia, Moder-nidad Inconclusa, Bogotá, UniversidadExternado de Colombia.

DARWIN, Charles, 1993, Autobiografía,Madrid, Alianza.

DELORS, Jacques, 1996, La educación encie-rra un tesoro, México, Unesco.

DE PAULO, Antonio (ed.), 2004, Tecnolo-gía social: una estrategia para o desenvol-vimento, Río de Janeiro, Fundaçao Ban-co do Brasil.

EDUCATIONAL Testing Service (ETS),2007, American perfect Storm.

GARCÍA, Mauricio, 2007, “Lo que falta aColombia: Sociedad civil”, en: El Tiem-po, Bogotá, julio 21.

GÓMEZ, Hernando, 1995, Economía y Opi-nión, Bogotá, Tercer Mundo/Fedesarrollo.

________, y Hernán Jaramillo (comps.),1997, 37 modos de hacer ciencia en Amé-rica Latina, Bogotá, Tercer Mundo.

GREENE, Kate, 2007, “Sociology at Micro-soft. The software giant wants to betterunderstand how people interact on theInternet”, en: Technology ReviewPublished by MIT, marzo 9, disponibleen <http://www.technologyreview.com/Infotech/18320/page2>

GUERRA, Gustavo y Kristen Simple, 2007,La política y la pobreza en los países andi-nos, Lima, Imprenta Miraflores, EIRI.

HEIDEGGER, Martin, 1994, Serenidad,Madrid, Odós.

KANNNANKUTTY, Nacional ScienceFoundation, 2005, 2003 “Collegegraduates in the U.S. workforce: aprofile”, en: InfoBrief. Science ResourcesStatistics, disponible en <http://www.nsf.gov/statistics/infbrief/nsf06304/>, con-sultado el 13 de agosto de 2007.

KELLEY, Tom y Jonathan Littman, 2005, TheTen faces of innovation. IDEO´S strategiesfor beating the devil´s advovocaty anddriving creativity throughout your organiza-tion, Doubleday, Random House.

LORA, Eduardo; Carlos Molina y MiguelUrrutia, 1992, “Un plan de desarrollohumano de largo plazo para Colombia”,en: Coyuntura Social, No. 6, junio,Fedesarrollo.

MAYOR, Alberto, 1984, Ética Trabajo y Pro-ductividad en Antioquia, Bogotá, TercerMundo.

MORIN, Edgar, 2000, Los siete saberes nece-sarios para la educación del futuro, Bogo-tá, Ministerio de Educación.

OROZCO, Luis, 2007, “Educación superioren Iberoamérica 2006”, disponible en<www.javeriana.edu.co/puj/rectoria/Planeacion_2007_2016/presentaciones/CINDA-Universia.ppt>

PALACIOS, Marco, 2002, “La Regeneraciónante el espejo liberal y su importancia en elsiglo XX”, en: Rubén Mejía (ed.), MiguelAntonio Caro y la cultura de su época, Bogo-tá, Universidad Nacional, pp. 261-278.

PARSONS, Talcott, 1973, The AmericanUniversity, Cambridge, Harvard Univer-sity Press.

RAMÍREZ, William y Gabriel Restrepo (eds.)1997, La Sociología en Colombia. EstadoAcadémico, Bogotá, Errediciones.

RESTREPO, Gabriel, 1994, “Lo mejor y lopeor de los dos mundos”, en: Universi-dad Nacional, La política social en los 90.Análisis desde la Universidad, Bogotá,Indepaz, 1994, pp. 78-83.

________, 1998, Saber y poder en Colombia:socialización política de los colombianos,Bogotá, Icfes.

________, 2002a, Peregrinación en pos deomega. Sociología y sociedad en Colom-bia, Bogotá, Universidad Nacional, ElMalpensante.

________, Cesar Ayala, Jairo Rodríguez y JoséGuillermo Ortiz, 1997, “La EducaciónCívica en Colombia: una comparacióninternacional”, en: Memorias Encuentrode Educación Ciudadano, Bogotá, Minis-terio de Educación, pp. 43 a 56.

________ (ed.), 2002b, “Memorias Encuen-tro Internacional de Educación Ciuda-dana”, en: Educación Integral, Ministe-rio de Educación, año 11, No. 15, juniodel 2002.

________, 2002, “En el dédalo de la educación.Analepsis y prolepsis”, Bogotá, manuso.

________, 2005, Arqueología de la Urbanidadde Carreño, Bogotá, Universidad Autó-noma de Colombia.

SAFFORD, Frank, 1989, El ideal de lo prácti-co. El desafío de formar una elite técnica yempresarial en Colombia, Bogotá, UN yÁncora.

SERRES, Michel, 1995, Atlas, Madrid, Cátedra.

________, 1995, Éloge de la Philosophie enLangue Française, París, Fayard.

SLOTERDIJK, Meter, 2000, El pensador enescena. El materialismo de Nietzsche, Va-lencia, Pre-Textos.

SISTEMA Nacional de Información de laEducación Superior (SNIES), 2006,“Estadística de profesores de educaciónsuperior, consultado en <http://200.41.9.227:7777/men/>, septiembre de 2007.

TOCQUEVILLE, Alexis, 1952, L´ancienRégime et la Révolution, París, Gallimard.

TORNEY-PURTA, Judith; John Schwille yJo-Ann Amadeo (eds.), 1999, CivicEducation Across Countries: twenty-fourNational Case Studies from the IEA CivicEducation Project, Amsterdam, TheInternational Association for theEvaluation of Educational Achievement.

URICOECHEA, Fernando, 1999, La profe-sionalización académica en Colombia. His-toria, estructura y procesos, Bogotá, Ter-cer Mundo.

VALERO, Edgar, 1999, Empresarios, Tecno-logía y Gestión en tres Fábricas. Bogotá:1930-1990, Bogotá, Escuela de Adminis-tración de Negocios.

VÉLEZ, Carlos, 1996, Gasto Social y Des-igualdad. Logros y Extravíos. Estudio de laincidencia del gasto público social en Co-lombia, Bogotá, Departamento Nacionalde Planeación-Misión Social.

VIZCAÍNO, Milcíades, 2006, Ciencias ysociedad: la producción sociológica y lacomprensión de la sociedad colombia-na: 1956 - 2006, Bogotá, UniversidadCooperativa.

________, 2006, La sociología y la compren-sión de la sociedad colombiana, Bogotá,Universidad Cooperativa.

WEBER, Max, 1965, Essais sur la théorie de lascience, París, Plon.

________, 1967, El político y el científico,Madrid, Alianza.

WHITEHEAD, Alfred, 1944, Modos de Pen-samiento, Buenos Aires, Losada.

XINGIANG, Gao, 2003, El libro de un hom-bre sólo, Barcelona, Planeta.