unidad 3. num. 07 peña y zapata

12
679 Isturitz. 9, 1997, 679-690 Se tratará sobre el potencial de los estudios arqueobotánicos de macrorrestos vegetales para conocer los dife - rentes aspectos de la vida cotidiana en la Euskal Herria de época romana. La comunicación se centrará en aspectos metodológicos, utilizando como referencia los resultados del análisis del yacimiento de la Calle Santiago de Irún (Gipuzkoa). Palabras Clave: Arqueobotánica, Macrorrestos, Vegetal, Dieta, Agricultura. Euskal Herriko erromatar garaiko eguneroko bizitzaren hainbat alderdi ezagutzerakoan, landare-makroaztarnen azterketa arkeobotanikoak duen garrantziaz dihardu lan honek. Komunikazioak alderdi metodologikoak ukituko ditu gehienbat, Irungo (Gipuzkoa) Santiago Kaleko aztarnategiaren analisiaren emaitzak erreferentziatzat harturik. Giltz-Hitzak: Arkeobotanika. Makroaztarnak. Landarea. Dieta. Nekazaritza On parlera du potentiel des études archéo-botaniques d’importants restes végétaux pour la connaissance des différents aspects méthodologiques, en utilisant les résultats de l’analyse du gisement de la Calle Santiago d’Irun (Gipuzkoa) comme référence. Mots Clés: Archéo-botaniques. Importants restes. Végétal. Diète. Agriculture. Higos, ciruelas y nueces: aportación de la arqueobotánica al estudio del mundo romano (Figs, plums and walnuts: the contribution of the arc haeo- botany to the Roman world) P eña-Choc arro, Leonor Univ. Autónoma de Madrid, Dpto. de Biología Ciudad Universitaria de Cantoblanco. 28049 Madrid Zapata Peña, Lyd ia Urazurrita, 17-3º izda. 48003 Bilbao BIBLID [1137-4489 (1997), 9; 679-690]

Upload: ekmuyal

Post on 19-Oct-2015

2 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 6 7 9Isturitz. 9, 1997, 679-690

    Se tratar sobre el potencial de los estudios arqueobotnicos de macrorrestos vegetales para conocer los dife -

    rentes aspectos de la vida cotidiana en la Euskal Herria de poca romana. La comunicacin se centrar en aspectos

    metodolgicos, utilizando como referencia los resultados del anlisis del yacimiento de la Calle Santiago de Irn

    ( G i p u z k o a ) .

    Palabras Clave: Arqueobotnica, Macrorrestos, Vegetal, Dieta, Agricultura.

    Euskal Herriko erromatar garaiko eguneroko bizitzaren hainbat alderdi ezagutzerakoan, landare-makroaztarnen

    azterketa arkeobotanikoak duen garrantziaz dihardu lan honek. Komunikazioak alderdi metodologikoak ukituko ditu

    gehienbat, Irungo (Gipuzkoa) Santiago Kaleko aztarnategiaren analisiaren emaitzak erreferentziatzat harturik.

    Giltz-Hitzak: Arkeobotanika. Makroaztarnak. Landarea. Dieta. Nekazaritza

    On parlera du potentiel des tudes archo-botaniques dimportants restes vgtaux pour la connaissance des

    diffrents aspects mthodologiques, en utilisant les rsultats de lanalyse du gisement de la Calle Santiago dIrun

    (Gipuzkoa) comme rfrence.

    Mots Cls: Archo-botaniques. Importants restes. Vgtal. Dite. Agriculture.

    Higos, ciruelas y nu e c e s :a p o rtacin de la arqueobotnica alestudio del mundo ro m a n o(Figs, plums and walnuts: the contribution of the arc h a e o -botany to the Roman world)

    P e a - C h o c a rro, LeonorUniv. Autnoma de Madrid, Dpto. de BiologaCiudad Universitaria de Cantoblanco. 28049 MadridZapata Pea, Ly d i aUrazurrita, 17-3 izda.48003 Bilbao

    BIBLID [1137-4489 (1997), 9; 679-690]

  • 1. INTRODUCCINEl papel de los vegetales en la vida cotidiana de poca romana fue sin duda muy impor-

    tante. Las plantas se han utilizado desde la Prehistoria para satisfacer muchas necesidadesbsicas: comida, combustible, elaboracin de ropa, herramientas, viviendas y medicinas.

    El estudio de la Euskal Herria de poca romana as como el sustrato indgena anteriorcuenta con dos tipos de evidencia fundamentales: las fuentes documentales y el registroarqueolgico. Los textos clsicos son una fuente de informacin importante para conocer elaprovechamiento de los recursos vegetales y la agricultura en Hispania (Cubero, 1991 y1994a) o en otras zonas (Spurr, 1986). Sin embargo, para Euskal Herria las referencias escri-tas sobre este tema son particularmente escasas y probablemente sesgadas. Por otro lado,la evidencia arqueolgica que nos permita completar estos datos es tambin muy escasa.

    A diferencia de Europa, donde las escuelas anglosajona y alemana han desarrolladoabundantes estudios arqueobotnicos centrados en esta poca, la arqueologa peninsularapenas se ha preocupado por desarrollar estrategias de muestreo y recuperacin de macro-rrestos botnicos. Aunque es un hecho comn aceptar que son muestreos ms o menosnecesarios para yacimientos de la Prehistoria, se olvida con frecuencia que tambin puedenofrecer una valiosa contribucin al estudio de las sociedades antiguas. Se piensa habitual-mente que la existencia de fuentes escritas es suficiente para conocer todo aquello relacio-nado con los recursos vegetales (sistemas agrcolas, recoleccin de productos silvestres,composicin de la dieta, importacin e introduccin de especies exticas, comercio, etc...).Sobre esta premisa, se desprecia reiteradamente la aplicacin de nuevos mtodos de recu-peracin de restos que deberan ser parte integral de cualquier proyecto de investigacina r q u e o l g i c a .

    Es obvio que las fuentes documentales y las arqueolgicas se complementan perosobre todo en los casos donde las primeras son particularmente escasas es fundamentalaprovechar todo el potencial que el registro arqueolgico ofrece. Por desgracia, esto no seest haciendo para el estudio de la dieta y la agricultura indgena y romana en Euskal Herriacon lo cual se est perdiendo informacin arqueolgica de primera mano que ayudara amejorar nuestro conocimiento sobre estos temas y otros como la economa o el comercio.

    2. LOS MACRORRESTOS VEGETALES: QU SON Y CMO SE CONSERVANLos macrorrestos vegetales son aquellos que se pueden observar a simple vista (gene-

    ralmente mayores de 0.3 mm). Entre ellos, los ms comunes son las semillas, los frutos y losfragmentos de carbn de madera.

    La mayor parte de las plantas y los objetos hechos con ellas se descomponen con elpaso del tiempo, sus componentes son rpidamente reutilizados por una gran variedad deorganismos y desaparecen. Sin embargo, existen algunas condiciones excepcionales que per-miten que al menos una parte se conserve incluso durante miles de aos. Estos restos puedenser recuperados por los arquelogos durante el proceso de excavacin de un yacimiento.

    En los pases de clima templado la forma de conservacin ms habitual es la c a r b o n i z a-c i n. Los restos carbonizados se localizan en prcticamente la totalidad de los yacimientosarqueolgicos, sean de habitacin o funerarios. Muchos restos se encuentran en el mismolugar donde se quemaron, concentrados en hornos, hogares o en sus inmediaciones o enniveles de ocupacin de zonas que han sufrido incendios. Tambin se hallan distribuidos

    Pea-Chocarro, Leonor; Zapata Pea, Lydia

    6 8 0 Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • por todo el yacimiento de forma imperceptible. El uso del fuego durante algunas fases delprocesamiento de los cereales y la utilizacin de la paja o el estircol como combustible per-mite que sobrevivan gran cantidad de restos vegetales que de otra forma desapareceran.

    Otro tipo de conservacin muy poco frecuente pero que tambin se ha documentadoen Euskal Herria son los medios hmedos o anaerbicos, por ejemplo, la zona portuaria delIrun romano o el yacimiento prehistrico costero de Herriko Barra en Zarautz (Gipuzkoa). Setrata de yacimientos arqueolgicos preservados en condiciones hmedas, sin oxgeno(excluido por el alto contenido de agua), donde el proceso de putrefaccin de los microor-ganismos se ve muy limitado. Son frecuentes en el caso de barcos hundidos, en zonas por-tuarias, en las inmediaciones de ros y lagos, capas inferiores de pozos y tambin enturberas. Este tipo de conservacin es excepcional por cuanto permite recuperar todo tipode material orgnico que de otra forma desaparecera. En lo que respecta al material vege-tal, se conserva la totalidad de la madera, semillas y restos vegetales del depsito. Por lotanto, el nmero de restos aumenta enormemente y no existe el sesgo que habitualmentetenemos de que slo se conserven aquellos que han entrado en contacto con el fuego. Elyacimiento romano de Lekeitio (Bizkaia), excavado por I. Pereda, localizado junto al puerto,nos hizo pensar que quiz podra darse tambin este tipo de conservacin en un mediohmedo. Sin embargo, tras el procesamiento y anlisis de algunas muestras, lo hemos des-cartado ya que no se recupera material vegetal que no sea el carbonizado.

    Existen otras formas de conservacin de restos pero son mucho menos frecuentes. Porejemplo, se pueden recuperar restos vegetales en i m p r e s i o n e s de cermica, adobe y ladri-llos. Tambin por un proceso de m i n e r a l i z a c i n, en depsitos que han estado en contactocon agua que transporta sales minerales, algunas partes de la planta se ven sustituidas porcubiertas minerales y conservan la morfologa original. En la Pennsula se ha recuperadomaterial mineralizado en silos pero tambin puede aparecer en fosas, basureros, y sobretodo en letrinas y cloacas (Cubero, 1993)

    En otras zonas del mundo los contextos arqueolgicos extremadamente fros o extrema-damente secos (bien en regiones ridas, bien en contenedores sellados) pueden conservarel material orgnico por c o n g e l a c i n o por d e s e c a c i n.

    3. LA RECUPERACIN DE LOS MACRORRESTOS VEGETALESUna buena recuperacin de los restos vegetales de un yacimiento slo es posible si

    existe una planificacin previa por parte del equipo encargado de la investigacin. Exigevoluntad de llevar a cabo un estudio global y multidisciplinar de las diferentes evidenciasque se conservan. Generalmente el procesamiento de las muestras se tiene que realizarmientras se desarrolla el trabajo de campo. A diferencia del polen, poco se puede hacer unavez que la excavacin ha concluido. Cuando la conservacin del material vegetal se produ-ce por carbonizacin el mtodo ms comn y recomendable para la recuperacin es la flo-tacin. Debido a su menor densidad, los restos vegetales flotan en la superficie del agua ycon este sistema se pueden recoger en una malla de 0.25 mm de luz. Esta muestra, una vezseca, se identificar en el laboratorio. La ventaja de realizar la flotacin con una mquina obidn es que permite procesar con bastante rapidez grandes volmenes de tierra y por lotanto obtener un mayor nmero de restos.

    Los yacimientos con un modo de conservacin diferentes a la carbonizacin suelen exi-gir un tratamiento especfico de las muestras con el fin de evitar que los restos sufran daos.

    Higos, ciruelas y nueces: aportacin de la arqueobotnica al estudio del mundo romano

    6 8 1Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • En algunos casos hay que intentar conservarlos en un medio o condiciones similares aaquellas en las que se preservaron. Por ejemplo, si estudiamos muestras procedentes de unyacimiento que se halla en un medio hmedo, tendrn que ser almacenadas, procesadas entorre de tamices y estudiadas en agua con el fin de que la estructura de los restos no sed e g r a d e .

    La cantidad de tierra y los contextos estratigrficos que se deben muestrear varan enfuncin del tipo de yacimiento que estemos estudiando. Para yacimientos de poca romana,muchos de grandes dimensiones en los que se excavan grandes cantidades de tierra, elmuestreo total no suele ser posible. Es imprescindible por lo tanto disear una estrategiaespecfica que recoja muestras, bien de forma aleatoria a lo largo del yacimiento, o bien deforma que al menos se estudien aquellas reas, estructuras o unidades estratigrficas sus-ceptibles de contener una mayor frecuencia de restos carbonizados (hogares, silos, grane-ros, manchas carbonosas, etc.). Se han propuesto tambin estrategias consistentes enrealizar test previos con una cantidad determinada de tierra por unidad estratigrfica (gene-ralmente 20 litros) y segn el nmero de restos recuperado replantear el muestreo (Bux,1990; Bux et al., 1995). En todo caso, es evidente la necesidad de una colaboracin estre-cha con anterioridad y durante el trabajo de campo entre el arquelogo y el arqueobotnico.

    La identificacin de los macrorrestos se lleva a cabo en el laboratorio mediante compa-racin con material moderno de referencia. Una muestra estndar de poca romana puedeincluir los siguientes tipos de evidencia:

    1 . Fragmentos de carbn de madera: El material antracolgico generalmente refleja elcombustible utilizado en el yacimiento. Indirectamente describe la composicin delentorno vegetal.

    2 . Granos de cereal o de leguminosas y otras semillas de especies domsticas:Proceden de los cultivos utilizados por el grupo humano que estemos estudiando.Una de las ventajas de su estudio con respecto al polen, es que aqu podemos lle-gar a un mayor grado de identificacin de las especies cultivadas.

    3 . Elementos del envoltorio del grano de cereal (raquis, glumas, horquillas de la espi-guilla): Son restos que proceden de la limpieza del cereal. Permiten determinar lasfases del procesamiento del cereal y aspectos como si la cosecha ha sido cultivadaen el poblado o es importada.

    4 . Semillas de las malas hierbas que acompaan de forma espontnea a los cultivos:Pueden proporcionar informacin de inters acerca de aspectos como la poca decosecha, altura de la siega del cereal, existencia de prcticas como la irrigacin o elabonado, etc.

    5 . Restos de alimentos de origen silvestre: Por ejemplo, en los yacimientos de pocaromana son muy frecuentes los restos de pericarpo o cscara de avellanas as comolos cotiledones de bellota. Es posible tambin recuperar fragmentos de tejido paren-quimatoso procedente de la carbonizacin de algunos rganos de almacenamientode las plantas y rganos subterrneos como tubrculos o rizomas utilizados en la ali-mentacin humana.

    6 . Abundantes fragmentos de elementos vegetales que, debido a su deficiente estadode conservacin, no son identificables siguiendo criterios morfolgicos.

    La interpretacin de los datos que proporcionan estos restos debe ser llevada a caboen combinacin con los resultados de otras disciplinas medioambientales y arqueolgicas.

    Pea-Chocarro, Leonor; Zapata Pea, Lydia

    6 8 2 Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • 4. LA INTERPRETACIN DE LOS MACRORRESTOS VEGETALESEl estudio de los macrorrestos botnicos constituye una herramienta de trabajo impor-

    tante a la hora de valorar cuestiones como la composicin del medio natural, la accin antr-pica, el uso de los recursos vegetales silvestres y domsticos, la dieta humana y animal, lasprcticas agrcolas... Hemos elegido el yacimiento de la Calle Santiago de Irun (CSI) comoejemplo principal de la amplia gama de posibilidades que ofrece un estudio arqueobotnicoen esta poca. Se harn adems referencias puntuales a otros yacimientos.

    El yacimiento CSI fue excavado por Arkeolan bajo la direccin de M. Urteaga y se cen-tr en la zona portuaria del Irun romano. Los restos excavados se encontraban en un mediohmedo a 3 m de profundidad cubiertos por una capa de limo. Estas circunstancias permi-tieron una excelente conservacin del material orgnico en condiciones anaerbicas. Seestudiaron tres muestras enmarcadas entre los sig los I y III d.C. correspondientes a losdepsitos de relleno de la zona portuaria. Adems del material macroscpico recogido i ns i t u (huesos de melocotn, cscaras de avellana y capas de Juncceas) se proces unapequea cantidad de tierra que permiti recuperar cerca de 800 restos clasificados en msde 60 taxones. Los resultados permitieron identificar un depsito en el que confluye materialbotnico de origen vario: 1) la vegetacin correspondiente a las inmediaciones, 2) lo queparecen ser desechos urbanos de diverso origen y 3) especies nitrfilas tpicas de un medioalterado por la actividad humana (Pea-Chocarro y Zapata, 1996).

    Basndonos fundamentalmente en los resultados de CSI examinaremos con ms detalleel tipo de informacin proporcionada por los macrorrestos vegetales:

    4.1. El medio naturalHabitualmente el estudio de la composicin del medio vegetal del pasado se basa en

    los anlisis polnicos. Este tipo de anlisis cuenta con una larga tradicin en la investigacinarqueolgica y es imprescindible para conocer la evolucin del paisaje vegetal pretrito,muchas veces a escala regional.

    A diferencia del polen, las semillas no suelen reflejar bien el entorno del yacimiento enel que se localizan. Hay que tener en cuenta que generalmente slo se conservan aquellasque se carbonizan y por lo tanto su presencia se relaciona con las actividades econmicas ycon el modo de subsistencia del grupo que all habit. As mismo, cuando los macrorrestosvegetales aportan informacin relacionada con el medio natural suele ser a una escala mslocal que la del polen.

    El caso de CSI es una excepcin en nuestro entorno geogrfico ya que el tipo de con-servacin anaerbica ha permitido que se preserven una gran variedad de especies.Algunas corresp onden a p lantas ad ap tad as a d iferentes g rados d e sal in idad(Quenopodiceas tipo Suaeda maritima) como corresponde a una zona de marisma. Otras,como el aliso y el sauce, son propias de las riberas del ro en zonas de agua dulce. Ademsse han recuperado numerosos taxones caractersticos de zonas de agua (J u n c u s, C a r e x,P o t a m o g e t o n, R a n u n c u l u s, etc.). Como resultado, se puede afirmar que las especies identifi-cadas reflejan la existencia de un depsito en el que confluye vegetacin caracterstica deecosistemas hmedos (al menos estuarino y de ribera).

    4.2. La accin antrpicaEntre los taxones identificados en CSI existe un grupo de especies nitrfilas que normal-

    mente se asocian a zonas alteradas por la actividad humana. Por ejemplo, Stellaria media ( l a

    Higos, ciruelas y nueces: aportacin de la arqueobotnica al estudio del mundo romano

    6 8 3Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • p a m p l i n a ), Urtica dioica (la ortiga), Verbena officinalis (la verbena), Conium maculatum ( l acicuta) o Rumex sp. (las acederas).

    4.3. El uso de la maderaAl igual que en los yacimientos arqueolgicos prehistricos, el carbn de madera es

    uno de los tipos de restos ms frecuente en los yacimientos de poca romana. La informa-cin que el c o m b u s t i b l e puede proporcionar es bsicamente de dos tipos, ecolgica y etno-botnica. En combinacin con el polen y las semillas y frutos puede ayudar a conocer elmedio natural de las inmediaciones del yacimiento pero, sobre todo, ofrece datos acerca dela seleccin de la madera y la gestin de los recursos forestales. Hasta el momento no se harealizado ningn anlisis sistemtico de este tipo para poca romana en Euskal Herria. Sinembargo, contamos con material antracolgico de varios yacimientos que en el futuro prxi-mo permitirn tener los primeros datos acerca de estas cuestiones.

    4.4. La dieta humana: los recursos vegetales silvestresUno de los aspectos ms interesantes del estudio de los macrorrestos vegetales se

    relaciona con la alimentacin tanto humana como animal. Para la Pennsula Ibrica tenemosmuy poca evidencia directa acerca de los componentes vegetales de la dieta en pocar o m a n a .

    A pesar de que con toda probabilidad la agricultura proporcion el mayor aporte vege-tal en la dieta de esta poca, los recursos silvestres debieron constituir un componenteimportante. En CSI se han recuperado restos de moras, endrinas, avellanas y nueces, frutosque sin duda fueron aprovechados en la alimentacin humana. Adems se ha identificadootro grupo de plantas silvestres cuyo origen puede ser diferente. Se trata de especies quepueden ser subproductos de la alimentacin humana. Sin embargo, tambin encajan con laecologa de la zona por lo que se pudieron incorporar al depsito simplemente como repre-sentantes de la vegetacin local. Por ejemplo, se ha identificado el gnero B r a s s i c a q u eincluye verduras muy apreciadas por los romanos como la col, berza, coliflor, brcol, nabo,colza o la mostaza. Otras plantas presentes en el anlisis como varias Quenopodiceas,Poligonceas o la ortiga tambin han sido utilizadas como verduras. Otros taxones queincluyen especies que han podido ser consumidas son la vernica as como S a t u r e j a yPrunella Vulgaris en la familia de las Labiadas. Adems, tienen aplicaciones medicinales lasViolceas, Hipericceas, algunas P o t e n t i l l a, Apium graveolens (apio), Polygonum aviculare(lengua de pjaro o centinodia), S a l i x (sauce), Verbena officinalis, M e n t h a y G a l i u m ( A n d r ,1981; Grau et al., 1984; Genders, 1988; Garca, 1992; Gerard, 1985; Rivera, D. y Obn deCastro, 1991; Vzquez, 1991).

    Las b e l l o t a s merecen una mencin aparte. Los frutos de Q u e r c u s (robles, quejigos yencinas) se han recuperado arqueolgicamente en Euskal Herria desde poca prehistrica.Son particularmente frecuentes en yacimientos de la Edad del Hierro y de poca romana.Nosotras las hemos identificado en Buruntza (poblado de la Edad del Hierro excavado porC. Olaetxea en Andoain, Gipuzkoa; Olaetxea, 1995) y en Arbiun (yacimiento del Bajo Imperioexcavado por M. Esteban localizado en Zarautz, Gipuzkoa, correspondiente a un grupohumano que trabaj el hierro; Esteban, 1995). Durante todo el Holoceno las diferentes espe-cies del gnero Q u e r c u s han sido el principal componente de nuestros bosques y por lotanto sus frutos han tenido que ser muy abundantes. Las bellotas son nutritivamente simila-res a los cereales como fuente de carbohidratos, grasas, protenas y fibra. Potencialmente

    Pea-Chocarro, Leonor; Zapata Pea, Lydia

    6 8 4 Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • pueden jugar el mismo papel que los cereales en la subsistencia humana y se sabe que enpoca histrica han constituido un elemento importante, a veces estable, de la dieta desociedades tradicionales de Europa y Norteamrica (Mason, 1992). Adems de la alimenta-cin humana, existen otros usos de las bellotas que no se pueden descartar y que probable-mente coexistieron: debido al tanino que contienen, se han podido utilizar para curtir, parausos medicinales y para la alimentacin de animales salvajes o domsticos. Los cotiledonesde las bellotas que sobreviven arqueolgicamente han podido resultar carbonizados porefectos de una excesiva torrefaccin previa a su consumo o en el proceso de tueste quefacilita su conservacin y almacenamiento. Los escritores clsicos reconocan el valor nutriti-vo de las bellotas y distinguan entre variedades dulces y amargas. Una conocida cita deEstrabn (G e o g r a f a, 3.3.7) tambin parece confirmar la importancia de este recurso silves-tre entre los habitantes del norte peninsular.

    La mayora de los autores, tanto clsicos como actuales, han considerado las bellotasun alimento adecuado slo para los animales, algo que las personas slo comeran en po-cas de hambre o malas cosechas. Su presencia sola considerarse como un elemento indi-cador de sociedades arcaicas en reas donde la agricultura no jugaba un papel importanteo prcticamente no exista. La vertiente atlntica de Euskal Herria es un ejemplo clsico deesta interpretacin. Sin embargo, el papel econmico de las bellotas se ha revalorizado lti-mamente (Vzquez y Pombo, 1991; Mason, 1992) y la cita de Estrabn debe tomarse concautela ya que la agricultura cerealstica est documentada en la Euskal Herria atlnticadesde la Prehistoria (Iriarte, 1994; Zapata, 1996). La presencia de bellotas en yacimientosprotohistricos y romanos vascos es una prueba de la existencia de actividades recolecto-ras complementarias de la agricultura que probablemente constituyeron un suplementoimportante en la alimentacin humana y/o animal. La cosecha de cereales se recoge enverano y la de bellotas a comienzos del otoo. Las bellotas por lo tanto permiten una mayordiversidad de la dieta y pudieron constituir un suministro extra en aos de malas cosechas.

    4.5. La agriculturaLa agricultura entre la sociedad indgena prerromana y en la Euskal Herria romana no

    ha sido un tema al que se le haya prestado mucha atencin en la investigacin. Muchosautores siguen incidiendo, sobre todo en lo que respecta a la vertiente atlntica, en la inexis-tencia o el escaso desarrollo de la agricultura entre la poblacin indgena. As, se habla desociedad pastoril (Esteban, 1990, p. 338) o de existencia de una incipiente agricultura(Unzueta, 1994, p. 110) repitiendo el modelo que retrasa enormemente la adopcin de laagricultura entre los grupos humanos que viven al Norte de la divisoria de aguas de EuskalHerria (Apellniz, 1975). No existe evidencia documental que permita llegar a tales conclu-siones. Es ms, entre los pocos datos disponibles, cada vez son ms los que confirman quela economa cerealstica ya se desarrolla en la vertiente atlntica de Euskal Herria al menosdesde el tercer milenio a.C. (Iriarte, 1994; Zapata, 1996).

    Los objetos recuperados en algunos yacimientos son evidencias indirectas de la exis-tencia de prcticas agrcolas entre las sociedades indgenas prerromanas: reja de arado enBerreaga, hoz de Intxur, molinos en Berreaga, Malmasin, Lujar y Marueleza entre otros (aun-que no descartamos que se hayan podido utilizar para moler otro tipo de material).

    La arqueobotnica es una herramienta de valor indiscutible para delimitar esta cuestin.Entre los anlisis arqueobotnicos llevados a cabo los palinolgicos son los ms habituales(Iriarte, 1994). Sin embargo, aunque el anlisis polnico es una herramienta imprescindible

    Higos, ciruelas y nueces: aportacin de la arqueobotnica al estudio del mundo romano

    6 8 5Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • para la reconstruccin del paisaje vegetal de la poca o estudiar la antropizacin del medio,presenta limitaciones para el estudio de las prcticas agrcolas (Iriarte & Arrizabalaga,1995). En primer lugar, la determinacin slo nos permite atestiguar la presencia o ausenciade cereal cosa que para esta poca no es decir mucho sin que podamos establecer qutipo de cereales se cultivaban. As mismo, las leguminosas cultivadas, que sin duda forma-ron parte del sistema agrcola romano, no se discriminan de las silvestres y quedan todas(silvestres y cultivadas) englobadas en un mismo taxon. Por lo tanto, aunque los anlisis pol-nicos son fundamentales para resolver cuestiones medioambientales de esta poca, esnecesario contar con otro tipo de evidencia que nos permita profundizar sobre aspectosespecficos de la economa romana.

    Por otro lado, all donde se ha realizado un anlisis de macrorrestos vegetales, se hapodido aportar abundante informacin acerca de la agricultura anterior a la presencia roma-na en el territorio. C. Cubero (1994b) en su estudio arqueobotnico del recinto amuralladode Intxur ha identificado espelta, panizo, cebada vestida y desnuda entre los cereales sem-brados y haba y guisante entre las legumbres. En Alto de la Cruz de Cortes de Navarra hareconocido trigo (ezkandia), cebada, mijo y haba (Cubero, 1990).

    Para poca romana, la escasez de estudios sistemticos hace que los nicos datosprocedentes de estudios arqueobotnicos con los que contamos sean:

    Vertiente mediterrnea: la presencia de polen de C e r e a l i a en dos yacimientos, SanMiguel de Atxa (Vitoria-Gasteiz, lava) y Cantera Pichn (Bardenas Reales, Navarra) (Iriarte,1 9 9 4 ) .

    Vertiente atlntica: unos granos de trigo en un posible enterramiento romano en elPuerto de Ibaeta (Ermita de Carlomagno, Navarra) (Tllez & Ceferri, 1954) y una caripsidede trigo carbonizada recuperada en CSI de Irun (Pea-Chocarro & Zapata, 1996)

    Por desgracia, la nica conclusin que se puede extraer de estos datos (o de otrosmateriales macroscpicos que hayan sido recogidos a mano en los yacimientos) es la pro-pia existencia de una agricultura cerealstica. Por lo tanto, para poca romana desconoce-mos todos los aspectos relacionados con esta actividad en Euskal Herria: qu especies secultivaban, cul era el ciclo agrcola (poca de siembra, escarda, recoleccin, trilla, etc.),qu tipo de prcticas agrarias tenan lugar (abonado de los campos, preparacin de la tie-rra), cmo se procesaban los cereales para su consumo (cribado, descascarillado), la utili-zacin de determinados cultivos para la alimentacin animal, etc.

    Los aspectos agrcolas ya sealados as como otros no estrictamente relacionados conellos (como por ejemplo, el acceso diferencial a determinados alimentos exticos o de lujo oaspectos culinarios entre otros) pueden ser abordados a travs de un anlisis sistemtico demacrorrestos vegetales. La informacin se obtiene a travs del estudio de la composicin delas muestras arqueobotnicas. La presencia o ausencia de semillas de malas hierbas, odeterminadas partes de la espiga as como sus proporciones dentro de las muestras, refle-jan determinadas actividades y procesos de transformacin. Por ejemplo, sin extendernosdemasiado, una muestra caracterizada por la presencia de horquillas de la espiguilla decereales vestidos nos est indicando la prctica del descascarillado de estos cereales; o lacombinacin de malas hierbas de tamao inferior al grano junto a determinados fragmentosde la espiga apunta hacia actividades de cribado de los cereales. Esta lnea de trabajo sebasa en la aplicacin de modelos etnogrficos desarrollados en zonas donde la agriculturatradicional ha podido ser suficientemente documentada (Hillman, 1981 y 1984; Jones, 1984;Pea-Chocarro, 1995 y 1996).

    Pea-Chocarro, Leonor; Zapata Pea, Lydia

    6 8 6 Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • 4.6. La introduccin e importacin de nuevas especies: la arboricultura y el comercioEl estudio de macrorrestos vegetales aporta datos de primera mano acerca de la histo-

    ria de las especies vegetales en una determinada regin (para poca romana ver comoejemplo Wilcox, 1977). Entre las plantas de importancia econmica cultivadas, muchas noson autctonas de Euskal Herria, es decir, han sido introducidas en algn momento desde elexterior. El ejemplo clsico son los cereales pero existe otro amplio grupo de especiesbsicamente frutales que debieron ser introducidos durante el primer milenio a.C. y cuyocultivo probablemente se potenci con la romanizacin.

    Los datos disponibles acerca del desarrollo de la a r b o r i c u l t u r a en Euskal Herria son muyescasos. sta es una tcnica que surge en Oriente Prximo varios milenios ms tarde que laagricultura cerealstica (Zohary & Hopf, 1994). Consiste en la domesticacin de rboles fru-tales mediante la propagacin de clones de aquellos individuos que proporcionan frutosexcepcionales. Algunos conocieron un gran impulso en poca clsica entre griegos y roma-nos que actuaron como difusores de especies y de nuevas tcnicas como el injerto.

    Las muestras romanas de Irn han permitido documentar la existencia de un nmeroimportante de frutos domsticos como aceitunas, ciruelas, guindas, higos, melocotones yuvas. En algunos casos se trata de los primeros ejemplares que se documentan en laCornisa Cantbrica. De todos ellos, la aceituna es la nica que con seguridad se import yaque su cultivo resulta prcticamente imposible en la zona cantbrica.

    Las especies frutales identificadas en CSI, a pesar de su carcter perecedero de formanatural, pudieron ser transportadas a grandes distancias por los romanos utilizando diferen-tes tcnicas de conserva: en forma de pasa seca (higos, uvas, ciruelas...) o en nforas conlquidos (aceituna, melocotn...) (Wilcox, 1977; Andr, 1981). Por ello es difcil determinar siestos productos se cultivaron en las inmediaciones del yacimiento. Es posible que las espe-cies fueran importaciones de otras zonas de Hispania o Galia y que Irn actuara como cen-tro redistribuidor. No hay que olvidar la importancia comercial de O i a s s o, autntico nudo decomunicaciones, situada en un paso natural de los Pirineos junto a importantes yacimientosmineros. El amplio estuario del Bidasoa permita la instalacin de muelles y constitua unnudo punto de redistribucin de productos entre los que estaran los alimenticios proce-dentes de diferentes centros (Urteaga, 1995; Urteaga & Lpez, 1994; Benito, 1988; Benito e ta l., 1995; Esteban, 1990)

    Atendiendo al origen de las especies de importancia econmica documentadas en CSI,nosotras hemos propuesto los siguientes grupos (Pea-Chocarro & Zapata, 1996):

    a . Importados con seguridad: aceitunab . Importados con bastante probabilidad, aunque su cultivo pudo haber sido introduci-

    do en la zona en poca romana: ciruelas, guindas, higos y melocotones.c . Cultivados en las inmediaciones desde poca prehistrica aunque tambin pudieron

    ser producto de intercambio con otras zonas excedentarias: trigo, uvas.d . Recolectados en las inmediaciones en su forma silvestre o quiz en bosques cerca-

    nos gestionados: mora, endrina, nuez, avellanaEl estudio de zonas de habitacin de esta poca sera la forma ms fcil de obtener

    informacin acerca de la importancia de la produccin y consumo de estas especies entrela poblacin local.

    Higos, c iruelas y nueces: aportacin de la arqueobotnica al estudio del mundo romano

    6 8 7Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • 5. CONCLUSIONESLas principales cuestiones que hemos querido destacar con este trabajo son:1. Los estudios interdisciplinares son una herramienta indispensable para la investiga-

    cin arqueolgica. Los anlisis de macrorrestos vegetales son vlidos para pocas histri-cas en las que se cuenta con fuentes documentales ya que ayudan a contrastarlas y a llenarlas lagunas en aquellos temas que no tratan. La arqueologa medioambiental y en concretola arqueobotnica aporta interesantes datos sobre la composicin del medio vegetal, el usode los bosques, la agricultura, la dieta y el comercio en poca romana.

    2. La recuperacin de macrorrestos vegetales exige generalmente el procesamiento degrandes volmenes de tierra. Lo ms fcil es integrar esta estrategia de muestreo en laexcavacin, como parte del sistema de recuperacin de restos. Esto es lo que se vienehaciendo desde hace tiempo en yacimientos arqueolgicos de poca romana en otros pa-ses (ver entre otros, Wilcox, 1977; Dickson, 1989; Moulins, 1990; Bux, 1993; Wiethold,1 9 9 6 )

    3. El principal modo de conservacin de los macrorrestos vegetales en los yacimientosvascos de poca romana es la carbonizacin. Sin embargo, tambin se han documentadolos medios hmedos, habitualmente muy escasos pero de gran inters por la excelente con-servacin de restos orgnicos que presentan.

    4. La poblacin indgena de la Euskal Herria atlntica anterior a la presencia romanacontaba con una economa agrcola desarrollada. Los recursos silvestres se continuabane x p l o t a n d o .

    5. La poblacin del Irun romano tena acceso a una amplia gama de recursos vegeta-les. Las plantas silvestres y la agricultura jugaban un papel importante en la alimentacin delgrupo. Por primera vez se documentan una gran variedad de especies frutales domsticas(ciruelas, higos, guindas, aceitunas, melocotones...) producto de actividades comerciales ode la introduccin del cultivo en la zona.

    6. Como consecuencia de la escasez de estudios arqueobotnicos, la agricultura es lagran desconocida de la Euskal Herria de poca romana. No sabemos qu especies se culti-vaban, cul era el ciclo agrcola, qu tipo de prcticas agrarias tenan lugar, cmo se proce-saban los cereales para su consumo, qu cultivos se utilizaban para la alimentacin animal,e t c .

    7. En un futuro prximo, se podrn ampliar algunos datos referentes al uso de los recur-sos vegetales en la Euskal Herria romana. Se han muestreado algunas reas de los yaci-mientos de Lekeitio y de Aloria en Bizkaia. Estas muestras permitirn llevar a cabo anlisisantracolgicos que aportarn informacin sobre el aprovechamiento del combustible y lagestin de los bosques. Sin embargo, por el momento los muestreos no han sido lo suficien-temente extensivos como para permitir profundizar en temas claves como son la dieta y elaprovechamiento agrcola.

    A g r a d e c i m i e n t o sAgradecemos a Arkeolan por habernos proporcionado las muestras de la Calle

    Santiago de Irn as como haber financiado el estudio correspondiente. Este trabajo ha sidotambin parcialmente financiado por una comisin asesora (PB 94-0186) de la DGICYT.

    Pea-Chocarro, Leonor; Zapata Pea, Lydia

    6 8 8 Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • 6. BIBLIOGRAFAAPELLNIZ, J.M. (1975): El Grupo de Santimamie durante la Prehistoria con cermica. Munibe, ao

    XXVII, Fasc. 1-2.

    ANDR (1961): Lalimentation et la cuisine Rome. Les Belles Lettres. Paris.BUX I CAPDEVILA, R. (1993): Des semences et des fruits. Cueillette et agriculture en France et en Espagne

    mediterranennes du Nolithique lAge du Fer. Tesis doctoral indita. Universit de Montpellier II.BENITO, A.M (1988): Cermicas del yacimiento submarino del Cabo de Higuer (Hondarribia). M u n i b e

    (Antropologia-Arkeologia) 40, 123-163.

    BENITO, A.M; ESTEBAN, M. & IZQUIERDO, M. (1995): El Bajo Bidasoa en poca romana. GuaCatlogo para la visita del Museo de Santa Elena (Irn). Ayuntamiento de Irn.

    BUX, R. (1990): Metodologa y Tcnicas para la recuperacin de restos vegetales (en especial refe-rencia a semillas y frutos) en yacimientos arqueolgicos. Cahier Noir 5.

    BUX, R.; ALONSO, N.; CANAL, D.; CATAL, M.; ECHAVE, C. & GONZLEZ, I. (1995): Estudios recien-tes sobre agricultura y alimentacin vegetal a partir de semillas y frutos en Catalua (Neoltico-2Edad del Hierro). Trabalhos de Antropologia e Etnologia vol. XXXV - Fasc. 1, 467-483.

    CUBERO, C. (1990): Anlisis paleocarpolgico de muestras de Alto de la Cruz II: campaas 1986/88.Trabajos de Arqueologa navarra 9, 199-217. Pamplona. (1991): Paleocarpologa y fuentes escritas clsicas: dos vas de conocimiento de la agriculturaantigua. Arqueologa Medioambiental a travs de los macrorrestos vegetales. C.S.I.C. M a d r i d . (1993): Paleocarpologa, una disciplina para el conocimiento arqueolgico del paisaje agrario. IVC A M E, Tomo III, 693-700.

    (1994a) Los recursos vegetales y su aprovechamiento en Hispania segn los textos clsicos.P y r e n a e, 25, 117-121.

    (1994b): La agricultura en la Edad del Hierro en el Nor-Nordeste de la Pennsula Ibrica a partirdel anlisis paleocarpolgico. Tesis doctoral indita. Departamento de Prehistoria, Historia Antiguay Arqueologa. Facultad de Geografa e Historia. Universidad de Barcelona.

    DICKSON, C. (1989): The Roman army d iet in Britain and Germany. Archobotanik. DissertationesBotanicae 133, 135-154.

    ESTEBAN, M. (1990): Aproximacin a la Guipzcoa de los primeros siglos de nuestra Era. M u n i b e(Antropologia-Arkeologia) 42, 337-344.

    (1995): III Campaa de excavaciones en Arbiun (Zarautz). Aranzadiana 116, 22-23.GARCA, L.M. (1992): Plantas comestibles. Gobierno de Navarra.GENDERS, R. (1988): Plantas silvestres comestibles. Ed. Blume. Barcelona.GERARD, J. (1985): Gerards Herbal (1636). Ed. M. Woodward. London.GRAU; JUNG; MNKER (1990): Plantas medicinales, bayas, verduras silvestres. Ed. Naturart S.A. BarcelonaHILLMAN, G.C. (1981): Reconstructing crop husbandry practices from charred remains of crops. En: R.

    MERCER (Ed.): Farming practice in Prehistoric Britain. Edinburgh: EUP, 123-162. 1984 Interpretation of archaeological plant remains: The application of ethnographic models fromTurkey. En: W. van Zeist & W.A. Caspar ie (Eds.) : Plants and Ancient Man. Studies inP a l a e o e t h n o b o t a n y. Balkema. Rotterdam. Boston, 1-41.

    IRIARTE, M.J. (1994): El paisaje vegetal de la Prehistoria reciente el el Alto Valle del Ebro y sus estriba -ciones atlnticas. Datos polnicos. Antropizacin del paisaje y primeros estadios de la economa

    de produccin. Tesis indita. UPV/EHU. Vitoria-Gasteiz.

    Higos, c iruelas y nueces: aportacin de la arqueobotnica al estudio del mundo romano

    6 8 9Isturitz. 9, 1997, 679-690

  • IRIARTE, M.J. & ARRIZABALAGA, A. (1995): Aportacin de la palinologa al conocimiento de la primeraeconoma de produccin en Euskal Herria. Eusko Ikaskuntza. Cuadernos de Seccin. Prehistoria-Arqueologa 6, 141-153.

    JONES, G.E.M. (1984): Interpretation of archaeological plant remains. Ethnographic methods fromGreece. En: W. van Zeist & W.A. Casparie (Eds.): Plants and Ancient Man. Studies inP a l a e o e t h n o b o t a n y. Balkema. Rotterdam. Boston, 43-61.

    MASON, S. L. R. (1992): Acorns in Human Subsistence. Tesis de doctorado indita. Dept. HumanEnvironment. Institute of Archaeology (University College London).

    MOULINS, D. de (1990): The upper Walbrook valley in the Roman period. Environmental analysis. T h earchaeology of Roman London. Vol. 1. Museum of London & Council for British Archaeology. CBAResearch Report 69.

    OLAETXEA, C. (1995): Excavacin del poblado de Buruntza (Andoain). Aranzadiana 116, 50-52.PEA-CHOCARRO, L. (1995): Prehistoric Agriculture in Southern Spain during the Neolithic and the Bronze

    Age; the application of ethnographic models. Tesis doctoral indita. University C. London. (1996 In situconservation of hulled wheat species: the case of Spain. En: S. PADULOSI, K. HAMMER & J. HELLER(Eds.): Hulled wheats. Promoting the conservation and use of underutilized and neglected crops. 4 .Proceedings of the First International Workshop on Hulled Wheats, 21-22 July 1995, CastelvecchioPascoli, Tuscany, Italy. International Plant Genetic Resources Institute, Rome, Italy, 129-146.

    PEA-CHOCARRO, L. & ZAPATA, L. (1996): Los recursos vegetales en el mundo romano: Estudio delos macrorrestos vegetales del yac imiento Calle Santiago de Irn (Gipuzkoa). Archivo Espaol deA r q u e o l o g a. En prensa.

    RIVERA, D. & OBN DE CASTRO, C. (1991): La gua INCAFO de las plantas tiles y venenosas de laPennsula Ibrica y baleares (Excludas medicinales). INCAFO. Madrid.

    SPURR, M.S. (1986): Arable cultivation in Roman Italy. The Society for the Promotion of Roman Studies.L o n d o n .

    TLLEZ, R. & CEFERRI, F. (1954) : Trigos arqueolgicos de Espaa. Insti tuto Nac ional deInvestigaciones agrarias. Madrid.

    UNZUETA, M. (1994 Indigenismo prerromano en la vertiente cantbrica del Pas vasco: Fuentes docu-mentales y contexto arqueolgico. Illunzar / 94, 101-112.

    URTEAGA, M. (1995): El puerto romano de la Calle Santiago de Irn. Ayuntamiento de Irn / Arkeolan.URTEAGA, M. & LPEZ, M.M. (1994): Los descubrimientos arqueolgicos de la Calle Santiago de Irn.

    Primera aproximacin a las estructuras portuarias de poca romana. Boletn de Estudios delBidasoa 11, 7-17.

    VZQUEZ, G. (1991): Plantas medicinales en el Pas Vasco. Ed. Txertoa. San Sebastin.VZQUEZ, X.M. & POMBO, X.A. (1991): La economa castrexa no N.O. de A Terra Cha (Lugo). En:

    Queiroga & Dinis (Eds.): Paleoecologa e Arqueologa II, 191-200.WIETHOLD, J. (1996): Late Celtic and early Roman plant remains from the oppidum of Bibracte, Mont

    Beuvray (Burgundy, France). Vegetation History and Archaeobotany 5, 105-116.WILCOX, G.H.: Exotic Plants Roman Waterlogged Sites in London. Journal of Archaeological Science 4,

    2 6 9 - 2 8 2 .

    ZAPATA (1996): Modos de subsistencia en el Cantbrico oriental durante el cuarto milenio B.C.Rubricatum 1, 1:101-108.

    ZOHARY, D. & HOPF, M. (1994): Domestication of Plants in the Old World. Oxford Science Publications,Clarendon Press. Oxford.

    Pea-Chocarro, Leonor; Zapata Pea, Lydia

    6 9 0 Isturitz. 9, 1997, 679-690