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UNACIENCIACONDUCTUALDELAVIDAMENTAL:COMENTARIOS SOBRE
ELTEXTO “ELCONDUCTISMO INTENCIONAL” DEFOXALL.
HOWARD RACHLIN
Stony Brook University
RESUMEN: De acuerdo con Foxall (2007) los actos simples pueden ser explicados de mejor forma en términos del
organismo como un todo, pero los patrones conductuales complejos, usualmente descritos en términos mentales,
solo pueden ser explicados por la Psicología Neurocognitiva, en la cual, la mente es concebida como un mecanismo
interno. La división propuesta para la labor de la psicología es defectuosa, primero porque no hay una línea divisoria
clara entre conducta simple (no-mental) y conducta compleja (mental), y segundo, porque la psicología conductual
sola, o la psicología neurocognitiva sola pueden describir por su parte tanto los actos simples como los complejos.La aproximación neurocognitiva a la mente está basada una ciencia de causas eficientes. Una aproximación Pos-
skinneriana a la mente, El “Conductismo Teleológico”, está basada en una ciencia de causas finales. El conductismo
teleológico estudia la vida mental en si misma, mientras que el neurocognitivismo estudia su mecanismo subyacente.
Ambos se necesitan para una comprensión completa de la mente.
Palabras clave: cognición, causa eficiente, causa final, vida mental, mente, Skinner, Conductismo Teleológico.
Considere el siguiente problema: Usted es el dueño de un casino y una de sus ruletas tiene
bastantes años de uso. Usted quiere cerciorase de que esta completamente equilibrada – que
cuando la rueda se gire, la bola tenga una probabilidad de 1/38 de caer en uno de los 38 hoyos.En teoría, hay dos formas de hacerlo. Podría llevar la ruleta a una tienda donde probaran su
equilibrio, la veracidad y la suavidad pareja de las partes de la madera, la altura y la rigidez de
las barreras entre los agujeros, su curvatura, profundidad y dureza, etc. Si la rueda pasa todas
estas pruebas puede haber todavía algún desequilibrio inadvertido, algún desnivel. En teoría, su
tarea nunca terminaría. En la práctica, usted diría en algún punto, que ya no importa, que ningún
jugador (gambler) podría tener la posibilidad de tomar ventaja de los pequeños desbalances que
quedan.
Un segundo método seria mirar las cintas de video (que graban los casinos normalmente) del
juego en la mesa, contar el número de veces que la pelota cae en cada hoyo, y dividirlo por elnúmero de hoyos. Usted podría comparar las distribuciones de estas frecuencias relativas al cabo
del primer o segundo año que la vida de la rueda, con la distribución del último año para ver si
hubo algún cambio. Ya que la rueda esta vieja, puede tener algún desequilibrio, y las
probabilidades pueden estar cambiando mientras usted las está observando. Pero asumamos que,
mientras usted cuenta, las frecuencias relativas del aterrizaje de la bola en cada hoyo se
aproximan a 1/38 como sucedió cuando estaba nueva. Sin embargo, no importa cuan
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adecuadamente se hayan agrupado las distribuciones de frecuencias relativas alrededor de 1/38 a
través de los hoyos, usted nunca estará seguro de que la ruleta estaba completamente equilibrada.
De igual manera que en el primero método, en algún punto (si las frecuencias relativas se
aproximaron de forma cercana a las probabilidades ideales) ello no importaría, ningún jugador
podría tomar ventaja de cualquier desequilibrio persistente.
No tengo idea de cuál es el método que usan los casinos actualmente, o si usan ambos, pero
permitámonos considerar otra pregunta: ¿Qué método es más fundamental? ¿Qué método
obtiene las “verdaderas” probabilidades? La probabilidad es un concepto abstracto, no algo que
se pueda palpar. Los partidarios del primer método dirían que las probabilidades que el
propietario del casino está tratando de determinar son propiedades abstractas de la rueda (junto
con las de la pelota y el crupier), y que el primer método, llevar la ruleta a la tienda, llega hasta la
probabilidad fundamental. La probabilidad puede ser vista como una propiedad de la rueda al
igual que su forma y color son propiedades de ésta. Según los defensores del primer método, las
frecuencias relativas obtenidas por el segundo método serían el mero reflejo de las
probabilidades fundamentales que se encuentran en la propia rueda.
Los partidarios del segundo método podría decir que las probabilidades son abstracciones del
comportamiento de la rueda (junto con el de la bola y el crupier) y que el segundo método, el
estudio de la historia de la rueda y la rueda girando para observar su comportamiento actual,
determina, de la manera mas cercana posible, las probabilidades verdaderas. Estos conductistas
de la ruleta (permitámonos llamarlos así) dirían que la rueda, la pelota, y el crupier constituyen el
mecanismo detrás de las probabilidades (en términos de Aristóteles, su material y causa
eficiente), no las probabilidades en si mismas, las probabilidades en si mismas no son inherentes
a cualquier lugar de la rueda, son inherentes a la conducta observable de la rueda. Los
conductistas verían las probabilidades de la rueda como abstracciones de la conducta de la rueda,
al igual que un arco parabólico es una abstracción del comportamiento de una pelota de béisbol
tras ser golpeada por un bate. Usted no esperaría encontrar parábolas en el interior de una pelota
de béisbol y no se espera encontrar probabilidades, como tales, dentro de una rueda de la ruleta
Pasemos ahora de la física a la psicología. Hay dos métodos por los cuales los acontecimientos
mentales, tales como las intenciones de una persona, pueden ser estudiados, análogos a las dos
formas de determinar las probabilidades de la ruleta. Una forma es observar el comportamiento
de la persona y deducir de las observaciones qué mecanismo interno debe haber dado lugar a ese
comportamiento. Este método es muy parecido a tratar de deducir el programa de una
computadora escribiendo sus claves y observando lo que aparece en la pantalla. Un esfuerzo
como ese puede ayudarse por la observación de eventos que realmente suceden dentro del
sistema nervioso con máquinas de IRM o, por analogía, de los acontecimientos medidos
directamente en los cerebros de otras especies. Otra manera de estudiar los fenómenos mentales
tales como las intenciones, es mediante el análisis teleológico (Rachlin, 1992, 1994). Este
método es similar al segundo método – determinar la probabilidad real de la rueda de la ruleta por
medio de la observación y el análisis de los patrones de comportamiento (incluyendo la conducta
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verbal) en el tiempo – . Los significados fundamentales de los términos mentales, clama el
conductista teleológico, son estos patrones observables, ellos existen en lo que Dennett (1978) y
Foxall llaman el nivel personal.
Es importante destacar que ambos métodos son formas válidas de llegar a comprender el
comportamiento, tanto simple como complejo. El primer método proporciona una descripción dela conducta (simple o compleja) en términos de sus causas eficientes; el segundo método
proporciona una descripción de la conducta (simple o compleja) en términos de sus causas
finales. No se puede aplicar un método para el comportamiento no-mental y otro al
comportamiento mental (tal como Foxall recomienda) ya que la línea divisoria entre los dos no
determinarse antes de que se elija un método de análisis. Por el contrario, entre lo mental y lo no
mental hay una “difusa tierra de nadie” que se encuentra en diferentes lugares dependiendo de su
método de análisis y del uso que usted haga de ese análisis.
Foxall cree que gran parte de la conducta humana, especialmente la conducta verbal, es
demasiado compleja para explicarla sin recurrir al primer método – el análisis en el nivel sub- personal-. Es posible que Foxall este en lo correcto. Puede haber algunas categorías del
comportamiento que no sean susceptibles al análisis teleológico, pero Foxall no proporciona
ejemplos de tal comportamiento. En cambio, sus ejemplos son, todos, del tipo que sería injusto
utilizar para criticar a un dueño de un casino que utilice el segundo método. Por ejemplo, un
crítico del segundo método podría argumentar lo siguiente: "Supongamos que usted esta
observando una rueda completamente equilibrada. Usted observa el comportamiento de la rueda
durante 10 vueltas y cae en el hoyo número 10 en dos ocasiones en esos 10 giros -ello es
ciertamente posible-. Se podría concluir que la probabilidad del aterrizaje de la bola en el agujero
es de 1/5, mientras que, nosotros asumimos, en realidad es 1/38. Su método, teniendo en cuenta
que puede llevar a conclusiones falsas, es un método pobre.”. El dueño del casino, naturalmente,
reclamaría en respuesta que los 10 giros son insuficientes para determinar las probabilidades
verdaderas de la ruleta; son necesarias muchas más vueltas. Si la pelota cayó en el hoyo #10
20.000 veces en 100 mil vueltas, el propietario del casino, de hecho, concluiría que la rueda
estaba sesgada y (a pesar de que el más mínimo atisbo de incertidumbre persiste) nunca
permitiría esa rueda en su casino, independientemente de lo que puedan decir las pruebas de
laboratorio. El conocimiento de las probabilidades del dueño del casino, basado en la
observación extensiva del comportamiento de la rueda como un todo (análoga al análisis de "la
conducta del organismo como un todo" de [1938] de Skinner), supera incluso los conocimientos
del fabricante, porque el propietario del casino que utiliza el segundo método ha observadodirectamente las probabilidades y las conoce tanto como es posible conocerlas.
He aquí uno de los ejemplos de Foxall de una situación en la vida humana que él cree que no
puede ser explicada en términos del comportamiento de la persona como un todo. Foxall dice:
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Tome. . . La pareja que se dio cuenta que estaba casada porque se implicaron en una boda judía, ellos con
todos los demás participantes pensando que estaban comprometidos en una elaborada broma, sólo para
descubrir al final que estaban, de hecho, casados. (P. 10)
El punto de Foxall es que, aunque su conducta (durante e inmediatamente antes de la
ceremonia) indicaba en todo momento que ellos querían casarse, la pareja, se supone, nunca
quiso en realidad contraer matrimonio. Por lo tanto, la intención no puede ser identificada con la
conducta; el comportamiento, en el ejemplo Foxall, no es una guía confiable a la intención. La
respuesta del conductista es, por supuesto, que el breve período de la boda no es lo
suficientemente largo para determinar las verdaderas intenciones de la pareja, así como observar
10 giros no es lo suficientemente largo para determinar la probabilidad real de la rueda de ruleta.
Vamos a ampliar este período de tiempo. Supongamos que, seis meses antes de la boda, ambos
miembros de la pareja juran amor eterno el uno al otro y se dicen a si mismos, así como a todos
sus amigos y familiares, que tienen la intención de casarse (mera conducta verbal, diría Foxall).
Se envían las invitaciones, se reserva un salón, la boda se lleva a cabo (¿por qué una boda
judía?), Van de luna de miel (jurándose amor eterno todo el tiempo), compran una casa, tienenhijos, nietos, bisnietos, se comportan amorosamente con todos ellos y con los demás, y
eventualmente mueren. En todo este tiempo, desde el momento en que se reúnen hasta el
momento en que mueren, ni una palabra se dice sobre no tener intención de casarse. Sin
embargo, según Foxall, es posible que uno o ambos de los miembros de esta pareja nunca hayan
tenido la intención de casarse; algún mecanismo dentro de ellos o algún estado espiritual dentro
de ellos estaba apagado. Creo que el lector estará de acuerdo en que de ninguna manera es
posible un escenario como ese. Es imposible, no porque las conexiones internas entre sus
intenciones y sus acciones se cruzaron, sino debido a que es lógicamente imposible que una
persona actúe libremente de una manera durante un largo período de tiempo y, sin embargo tenga
la intención de actuar de otro modo (véase Rachlin, 2005, para una aplicación de este argumento
a toda la vida mental, incluyendo las sensaciones y percepciones). Decir que una pareja puede
actuar de una manera durante un largo periodo de tiempo pero al mismo tiempo estar en un
estado mental incompatible con sus acciones es equivalente a decir que A y no-A son ambas
verdaderas. Nuestras intenciones están en nuestros patrones de conducta a largo plazo. Siempre
habrá un residuo de la incertidumbre sobre las verdaderas intenciones de una persona,
incluyendo las propias intenciones verdaderas, pero, al igual que la incertidumbre sobre una
probabilidad verdadera, los residuos se pueden reducir mediante la observación del
comportamiento posterior.
Como otro ejemplo de la supuesta impertinencia del análisis conductual de los términos
mentales, Foxall dice: “Una persona no viene a entender que esta nerviosa porque ve sus manos
temblando y oye su voz tiritando” (p.11). No obstante, estas son formas por medio de las cuales
descubrimos que estamos nerviosos. Si una persona viene a entender que esta nervioso por un
medio que (en principio) no es público y observable, podría estar equivocado. Para Foxall, seria
imposible para una persona estar nervioso y no darse cuenta de ello, o no estarlo y creer que lo
esta, aunque tal malentendido ocurre frecuentemente – junto con percepciones erróneas de
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nuestra propia felicidad, aflicción y amor – . Si un hombre ha aporreado a su esposa, a lo largo de
su vida de casado, y ha abusado de sus hijos, entonces no los ama en el fondo – y este sería el
caso, incluso si una IRM encontrara que el supuesto centro del amor en su cerebro esta brillando
como el sol.
Foxall cree que el análisis conductual es útil en la comprensión, predicción y el control de losactos no-mentales, simples, en los cuales un estimulo discriminativo y un reforzador ambiental
inmediato puede encontrarse para cada acto. Estoy de acuerdo con Foxall en que, para ciertos
actos, en los cuales ningún reforzador inmediato, o incluso demorado existe en el ambiente (los
actos de autocontrol – rechazar un segundo postre, por ejemplo- representan esta categoría), no es
de ayuda, inventar reforzadores internos inmediatos (e.g., Bandura, 1986). También concuerdo
con Foxall en que es útil explicar dichos actos en términos mentales. Pero diferimos, sin
embargo, con respecto a si esos términos mentales deben permanecer como entidades dentro de
nuestras cabezas o si se refieren primariamente a patrones de conducta manifiesta de los
organismos como un todo. Para entender, predecir, y controlar la vida mental de los seres
humanos, Foxall aboga por un método análogo al de llevar la ruleta a la tienda y probar su
mecanismo, mientras yo defiendo un método análogo a aquel de analizar el comportamiento de
la maquina como un todo (Rueda, pelota, crupier y todo) mientras opera en el mundo.
El tema esta expuesto por Foxall en términos de la opacidad vs. la transparencia de los
términos mentales y la privacidad esencial vs. La no-privacidad esencial de los estados mentales.
Para Foxall, los estados mentales están ahí, inmediatamente adentro de la persona, mientras se
esta comportando, en la forma de estados de un mecanismo, esos mecanismos actúan como
causas eficientes de su conducta. El comportamiento que tanto esa persona como usted observa,
es meramente el output de esos estados. Una persona desea comprar una hogaza de pan. Ella
cree que la panadería queda al cruzar la calle. La coincidencia de la creencia y el deseo de cruzar
la calle generan una intención de cruzar la calle, hasta que finalmente cruza la calle. Su
intención, de acuerdo con Foxall, es un estado interno que es el producto de la interacción de
otros dos estados internos, el deseo y la creencia. Todos los tres estados, supone Foxall, están
instanciados en el cerebro, tal vez como mecanismos separados, o tal vez distribuidos a través de
las estructuras cerebrales. En cualquier caso, para Foxall, la labor del psicólogo que quiere
explicar los estados mentales (en oposición a la predicción y el control de la conducta) esta en
determinar la naturaleza y la operación de la totalidad de estos mecanismos internos. Crear
programas de computador plausibles, que produzcan outputs observados, dados los inputs
observados y descubrir el mecanismo fisiológico real subyacente a dicho programa es, deacuerdo con Foxall, aquello en lo que consiste la psicología de la vida mental.
Para el conductismo teleológico, la creencia de que la panadería queda cruzando la calle, y el
deseo de una hogaza de pan, consisten en dos patrones de conducta superpuestos. Algunos actos
particulares – como cruzar la calle en ese momento- pertenecen a ambos patrones. De la misma
manera en la música, algunas notas particulares pueden pertenecer a dos melodías superpuestas.
Foxall cree que el análisis de los eventos mentales en términos de causas finales y el
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comportamiento del organismo como un todo, es simplemente “incientífico”, aunque la
microeconomía moderna utilice las causas finales en la forma de funciones de utilidad
individual, o funciones discretas, lo que permite a los economistas predecir el comportamiento
bajo un grupo de restricciones (por restricciones léase contingencias) a partir de la observación
del comportamiento bajo otro grupo de restricciones. Becker (1996) ha aplicado este método
para explicar el prejuicio, la adicción, la susceptibilidad a la publicidad, y otros patrones
complejos de la conducta humana, los cuales normalmente se supone que son patrones basados
en estados mentales. Baum (2005), Green et. Al. (1994), Heyman(1996), Hineline (1992),
Rachlin (1989, 2000), y otros autores han aplicado esto a la adicción, el juicio, la toma de
decisiones, el autocontrol, la cooperación social, y el altruismo.
Cuando Jane dice: “Tengo la intención de ir a ver películas esta noche” esta simplemente,
según Foxall y los filósofos que el cita, reportando el estado de un mecanismo interno, un estado
privado para ella. Ello es, su intención esta dentro de ella (en un nivel sub-personal) y escondido
de la mirada externa. No obstante, ella misma tiene acceso a su intención por un proceso de
introspección, o de reflexión interna. La verdad o falsedad de la declaración “tengo la intención
de ir a ver películas esta noche” puede ser alterada sustituyendo “películas” por “cine” ya que
puede que ella no sepa que cine=películas, así que puede que ella quiera ir a ver películas pero
no ir tenga la intención de ir al cine. Debido a la invalidez de hacer tales sustituciones, se dice
que el enunciado de Jane es opaco. Tal opacidad no es el caso en los enunciados de los
observadores. “Jane fue a ver películas la noche pasada” es tan verdadero o tan falso como “Jane
fue al cine la noche pasada”, sin importar si Jane o el observador, saben o no que cine=películas.
Se dice que los enunciados sobre estados del mundo, en oposición a los enunciados sobre estados
de la mente de la persona, son transparentes. Foxall acierta cuando dice que el conductismo
teleológico intenta hacer transparente el vocabulario mental, y por tanto, susceptible de estudiocientífico. El enunciado de Jane “tengo la intención de ir a ver películas esta noche” no sería,
para el conductista teleológico, el reporte de un evento privado al interior de Jane; el acceso de
Jane a sus propios estados mentales puede ser mejor que el que tienen los demás observadores
desde afuera, solo por la virtud del hecho de que ella ha observado mas de su propio
comportamiento que los demás – ella siempre esta ahí cuando ella se comporta – pero otras
personas pueden ver su comportamiento de manera mas objetiva de lo que ella puede. Los
parientes cercanos de Jane, y posiblemente su terapeuta, pueden tener una mejor concepción de
sus estados mentales, incluyendo sus intenciones, que ella misma.
Para el conductista teleológico, el enunciado de Jane acerca de su intención de ir a las películasconstituyen evidencias (por ninguna razón decisivas) por las cuales un observador (o Jane
misma) podría llegar a creer que ella de hecho ira a ver películas. Esa evidencia puede guiar
útilmente su comportamiento – de otro modo, ¿por que hacer el enunciado? si Jane dice que tiene
la intención de ir a ver películas, busca en un periódico el horario de las funciones, se asegura de
que tenga el dinero para ingresar, invita a un amigo a ir con ella, y ha ido frecuentemente a ver
películas en el pasado en situaciones similares a esta, entonces es mas probable que de verdad
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tenga la intención de ir a ver películas. ¿Cómo podemos estar más seguros? Podemos esperar y
ver si ella va a ver películas, pero incluso entonces no podemos estar 100% seguros de cual fue
su intención. Pudo haberle dicho a su madre que iba a ir a ver películas, pero realmente quería
salir con su novio y entonces cuando él no llamo, fue a las películas. Podríamos aprender esto
por medio de una extensión futura de la observación del comportamiento manifiesto de Jane,
incluyendo su conducta verbal (lo que dijo a su novio, por ejemplo). Las preguntas cruciales
¿Por qué esta diciendo esto ahora? ¿Qué propósito mayor se sirve de la elaboración del
enunciado? Son ignoradas simplemente por Foxall y esos filósofos. Al preservar la privacidad de
los estados mentales, parecen haberse olvidado de la función de los términos mentales cuando las
personas los utilizan en sus vidas. Es como si, en su concepción, las personas reportaran sus
estados internos simplemente por reportarlos.
Las intenciones de Jane son altamente complejas, pero la vida real es compleja. Incluso la
física, con toda su precisión, no puede predecir el recorrido de una hoja mientras ésta cae de un
árbol. Estamos muy lejos de poder dar cuenta de una relación completa, teleológica y conductual
de los eventos mentales cotidianos de la vida real. Pero incluso, con los numerosos métodos
existentes de mirar adentro de las cabezas de la gente, nos encontramos infinitamente lejos de dar
cuenta de una relación neurocognitiva de tales eventos. Por ejemplo, no estamos actualmente
capacitados para distinguir la diferencia neurocognitiva entre la fuerte intención de Jane de ir al
teatro y su fuerte intención de ir a las películas, aunque la diferencia entre su conducta en los dos
casos seria clara y distinta.
La base causal del conductismo teleológico es el concepto aristotélico de causa final. En
términos aristotélicos, la probabilidad de 1/38 es la causa final del comportamiento de una rueda
de la ruleta equilibrada. Esto no significa que la probabilidad de 1/38 se devuelve en el tiempo
para causar eficientemente el resultado de cada giro; significa que la probabilidad es una
descripción abstracta útil del comportamiento de la ruleta en un gran número de giros. Es útil
porque si la ruleta se encuentra desequilibrada, un jugador observador puede ganar un gran
monto de dinero (a expensas del dueño del casino) apostando a los números de un lugar de la
rueda en lugar del otro. Tendemos a pensar en las causas en términos de causas eficientes como
una bola de billar al golpear a otra, pero las causas finales, para Aristóteles son los patrones en
los que las acciones particulares encajan. La melodía es la causa final de las notas individuales
tocadas, y la sinfonía es la causa final de la melodía. Es en ese sentido que el estado mental es la
causa final del acto individual. Es por esto que un ejemplo de una causa final expuesto por Foxall
como un indicativo de mi concepción de causación final es tan notoriamente incorrecto. Deacuerdo con Foxall “es una farsa decir que la muerte de millones de civiles japoneses fue una (o
la) causa final de la investigación de la física de la estructura atómica iniciada por Rutherford y
sus colegas” [p. 19; cursiva en el original]. Decir esto seria, de hecho, una farsa. Pero yo no lo
dije, no pretendo decirlo, y no se sigue de nada de lo que yo haya dicho. Rutherford y sus colegas
pueden haber hecho su investigación para ayudar a la humanidad, para mantener a sus familias,
para ganar el premio Nobel, por algunas o todas las razones de arriba, o solo por diversión. Para
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descubrir sus intenciones se debió haber observado su comportamiento a lo largo de un extenso
periodo de tiempo. A falta de ello, usted puede consultad el registro histórico de sus acciones,
leer su correspondencia, o hablar con personas que los conocieron bien. La causa final de su
investigación no es alguna supuesta consecuencia distante de ella (en el mismo nivel conceptual
que la investigación), como en el ejemplo de Foxall, sino el patrón más amplio de su
comportamiento en el cual encaja su investigación. Por analogía, la causa final de una presión de
barra individual por parte de una rata no es comerse una sola pellet de comida, sino la relación en
el tiempo entre la presión de la barra y la comida (la contingencia).
La noción de Foxall de que las pautas de conducta humana compleja pueden ser entendidas
solo como outputs de mentes ubicadas enteramente al interior de nuestros cuerpos es común en
la filosofía moderna occidental, en la medida en que a menudo es tomado como una verdad de
Perogrullo1 – pero esta idea no es, por ningún medio, necesaria o universal, incluso ni por los
estándares de la filosofía moderna (Stout, 1996). Los filósofos de la antigua Grecia no parecen
haber pensado de este modo. Aristóteles creía que el análisis del comportamiento en términos de
causas finales (en el nivel personal) era más científico, porque era más abstracto y más universal,
que el análisis de la conducta en términos de mecanismos internos. La idea de que la mente debe
ser interna es un residuo de la reconciliación filosófica que llevaron a cabo san Agustín y santo
Tomás de Aquino de la filosofía griega con el pensamiento cristiano, y la reconciliación que
llevo a cabo Descartes del pensamiento cristiano con la ciencia del
renacimiento (Kantor, 1963; Rachlin, 1994). Esta idea es incompatible con una ciencia
conductual del organismo como un todo. Mientras mas pronto la saquemos de nuestras cabezas
será mejor.
Referencias
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Becker, G. S. (1996). Accounting for tastes. Cambridge, MA: Harvard University Press.
Dennett, D. (1978). Brainstorms: Philosophical essays on mind and psychology.
Montgomery, VT: Bradford Books.
1Es decir, una verdad incuestionable y dada por sentado.
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Foxall, G. R. (2007). Intentional behaviorism, Behavior and Philosophy, 35, 1-55.
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