una agenda para el desarrollo en el siglo xxi

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 perspectiva octubre 2002 50 Este s un período estimulante para aquellos comprometi- dos en promover el crecimiento econó- mico, reducir la pobreza y sostener las reformas de política en los países en de- sarrollo y aquellos que están haciendo la transición a una economía de merca- do. El éxito, no de uno sino de muchos países en salir de la pobreza en que han estado estancados por siglos, muestra que el desarrollo es posible. hora es claro que los países que adelantan políticas adecuadas t ienen un mejor chance de lograr éxito econó- mico que aquellos que no lo hacen. Y hay creciente evidencia de que la asis- tencia económica, cua ndo se co mbina con buenas políticas, estimula el cre- cimiento económico, especialmente entre los países más pobres. Son, por supuesto, buenas noticias no sólo para los países en cuestión, sino para quie- nes ofrecen asesoría y dispensan ayu- da: ellos pueden hacer la diferencia. El reto es entender qué polític as son ade- cuadas y cómo enfocar la asistencia pa- ra promover el desarrollo y reducir la pobreza más efectivamente. Es claro que no hay fórmula mágica: si la hu- biera, el número de éxitos sería muy superior a lo que es. Y el hec ho de que Una a end  ara  el desarro o  en el s ig lo X XI Joseph Stiglitz Profesor de Economía de la Universidad de Columbia. Premio Nobel Salir de la pobreza es posible. Sin embargo, para lograrlo es necesario dejar a un lado los dogmatismos y alcanzar un balance adecuado entre las labor del mercado y la del Estado. Temas y d ebates Rol del gobierno

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Una agendaparael desarrolloen el siglo XXI

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  • perspectivaoctubre 200250

    Este es un perodo estimulante para aquellos comprometi-dos en promover el crecimiento econ-mico, reducir la pobreza y sostener las reformas de poltica en los pases en de-sarrollo y aquellos que estn haciendo la transicin a una economa de merca-do. El xito, no de uno sino de muchos pases en salir de la pobreza en que han estado estancados por siglos, muestra que el desarrollo es posible.

    Ahora es claro que los pases que adelantan polticas adecuadas tienen un mejor chance de lograr xito econ-mico que aquellos que no lo hacen. Y hay creciente evidencia de que la asis-tencia econmica, cuando se combina con buenas polticas, estimula el cre-cimiento econmico, especialmente entre los pases ms pobres. Son, por supuesto, buenas noticias no slo para los pases en cuestin, sino para quie-nes ofrecen asesora y dispensan ayu-da: ellos pueden hacer la diferencia. El reto es entender qu polticas son ade-cuadas y cmo enfocar la asistencia pa-ra promover el desarrollo y reducir la pobreza ms efectivamente. Es claro que no hay frmula mgica: si la hu-biera, el nmero de xitos sera muy superior a lo que es. Y el hecho de que

    Una agenda paraagenda paraagenda el desarrollo

    agenda el desarrollo

    agenda para el desarrollo

    paraagenda paraagenda el desarrollo

    agenda paraagenda

    en el siglo XXIJoseph StiglitzProfesor de Economa de la Universidad de Columbia. Premio Nobel

    Salir de la pobreza es posible. Sin embargo, para lograrlo es necesario dejar a un lado los dogmatismos y alcanzar un balance adecuado entre las labor del mercado y la del Estado.

    Temas y debatesRol del gobierno

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    El reto es entender qu polticas son adecuadas y cmo enfocar la asistencia para promover el desarrollo y reducir la pobreza ms efectivamente. Es claro que no hay frmula mgica: si la hubiera, el nmero de xitos sera muy superior a lo que es

    los mensajes enfatizados hayan cam-biado a travs del tiempo y que mu-chos de los pases exitosos no estaban tomando la medicina que prescriba la comunidad del desarrollo debera, cuando menos, introducir un poco de humildad al momento de considerar las opciones futuras.

    Cambios en perspectivas y objetivos A lo Cambios en perspectivas y objetivos A lo Cambios en perspectivas y objetivoslargo de la ltima dcada, tres cambios en particular han infl uenciado el pen-samiento sobre las que pueden ser es-trategias efectivas de desarrollo. Uno es el colapso de las economas socialistas. Otro, el xito de las economas de Asia oriental. Y por ltimo, la globalizacin de la economa mundial.

    Otro grupo de cambios fue igual-mente importante en afectar el pen-samiento sobre las estrategias de de-sarrollo un cambio en los objetivos. Se sola considerar el desarrollo como el simple incremento del PIB. Hoy en da hay un grupo ms amplio de obje-tivos, incluyendo el desarrollo demo-crtico, igualitario, sostenible, y ms altos niveles de vida.

    Dados los cambios en el mundo, en nuestra opinin y segn la forma en que entendemos los objetivos del desa-rrollo, no es sorprendente que las estra-tegias para alcanzar el desarrollo hayan cambiado marcadamente en el ltimo medio siglo. Cuando yo era estudiante universitario, la planeacin del desa-rrollo era la ltima moda; y el desarro-llo econmico, un ejercicio mecnico. Un pas tena una cierta cantidad de recursos que tenan que ser asignados de forma efi ciente. Las estrategias para el desarrollo consistan en incrementar esos recursos en particular, la canti-dad de capital fsico y asegurar, me-diante la planeacin del desarrollo, que fuesen ptimamente utilizados y que diferentes inversiones fuesen coordi-nadas. Se requera gobierno, porque los mercados no estaban sufi ciente-mente desarrollados para proveer las seales para la asignacin de recursos ni para desarrollar el rol de coordina-cin que de ellos se espera. Aun cuan-do la conducta fue introducida en esos

    modelos, esa inclusin se hizo de for-ma mecnica.

    A lo largo de este perodo, sin em-bargo, otra escuela de pensamiento sostena que el gobierno era parte del problema, no la solucin; que era ne-cesaria ms iniciativa privada y empre-sarial, y que el gobierno estaba inhi-biendo esa iniciativa. En la literatura acadmica, esta perspectiva fue refor-zada por datos que mostraban la sensi-bilidad de los campesinos a seales de precios. Los campesinos de los pases en desarrollo eran tan racionales co-mo sus primos urbanos en el mundo desarrollado. A partir de aqu fue fcil sugerir que el gobierno simplemente debera hacerse a un lado, liberalizar el comercio y acoger los precios de forma correcta. El desarrollo vendra.

    Este consejo simplista ignoraba el marco sobre el cual haba emergido la literatura de la planeacin del desarro-llo: muchos pases en desarrollo care-can de mercados para muchas mer-cancas, y haba pocas razones para creer que los mercados se desarrolla-ran por su cuenta.

    Ciertamente, una tercera escuela de pensamiento enfatizaba no la per-feccin del mercado sino las imperfec-ciones del gobierno. Estas ltimas eran tomadas como inevitables o al me-nos se juzgaba que era mejor ignorar las imperfecciones del mercado que intentar mejorar el desempeo del go-bierno o usar gobiernos imperfectos para corregir las imperfecciones del mercado.

    La crisis de la deuda de los aos 80 desplaz el foco hacia la macroecono-ma. Los pases no podan crecer si los gobiernos no proporcionaban un am-biente macroeconmico estable. Los gobiernos tenan que restringir los gastos al nivel de los ingresos y limitar la expansin de la oferta de dinero.

    Muchos gobiernos comenzaron a seguir lo que dio en llamarse el Con-senso de Washington. Liberalizaron el comercio, alcanzaron estabilidad ma-croeconmica y llevaron los precios a lo correcto pero el crecimiento no se produjo tan rpidamente o con tanta

    fuerza como se esperaba. Por contras-te, los gobiernos de Asia oriental adop-taron un enfoque menos dogmtico: mientras adquiran estabilidad ma-croeconmica intervinieron extensa-mente en los mercados. Ellos ayuda-ron a crear y regular los mercados, y los utilizaron para lograr sus objetivos de desarrollo. Tambin experimenta-ron el crecimiento ms rpido. Desde 1997, numerosos pases asiticos han experimentado serias turbulencias fi -nancieras. En mi opinin, en vez de una refutacin del milagro asitico, es-ta turbulencia puede ser en parte con-secuencia del abandono de algunas de las estrategias que haban funcionado tan bien, incluidos los mercados fi nan-cieros bien regulados. En parte, tam-bin, puede ser el resultado de la falta de xito en adaptarse a circunstancias cambiantes, particularmente en el sis-tema fi nanciero internacional.

    La nueva perspectiva La nueva agenda se alimenta con estas experiencias y responde a los cambios en el ambiente econmico y a la ampliacin en el con-junto de objetivos ya mencionada. Ve al gobierno y a los mercados como com- >

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    plementarios en vez de sustitutos. No considera un dogma ni que los merca-dos por s mismos aseguran los resul-tados deseados ni que la ausencia de mercado, o alguna falla de mercado, re-quiera que el gobierno se haga cargo de una actividad. La nueva agenda con fre-cuencia ni siquiera se pregunta si una actividad debera realizarse en el sec-tor pblico o en el privado. En ciertos casos esta nueva agenda ve al gobier-no ayudando a crear mercados co-mo muchos gobiernos asiticos hicie-ron con componentes fundamentales del sistema fi nanciero. En otros casos, como la educacin, ve al gobierno y al

    regulaciones fi nancieras que aseguran la seguridad y buena condicin de las instituciones bancarias, no slo para ayudar a movilizar los capitales, dan-do a los depositantes mayor confi anza en el sistema bancario, sino tambin para garantizar la asignacin efi cien-te de la inversin. Los peligros por to-ma de riesgos excesivos que ocurren cuando los bancos estn mal capitali-zados han sido ampliamente discuti-dos despus de las crisis bancarias de los aos 80 y 90.

    El apoyo gubernamental a la edu-cacin ayuda a asegurar un fl ujo de tra-bajadores bien entrenados. El gobierno

    La secuencia de las reformas La sencilla La secuencia de las reformas La sencilla La secuencia de las reformasleccin que emerge de esta discusin es que los incentivos importan, tanto en el sector pblico como en el privado. Que el gobierno debera hacer un uso ms intensivo de los incentivos para guiar su conducta, y realizar acciones para mejorar los incentivos en el sector privado. La variedad de restricciones dentro del sector bancario es un ejem-plo de accin realizada para mejorar los incentivos de los bancos.

    Con la forma en que secuencie las reformas, el gobierno puede afectar no slo el desempeo de la economa en el corto plazo, sino el ambiente para la

    sector privado trabajando juntos como socios. Y aun en otros casos, como el de la Banca, ve al gobierno proveyendo la regulacin esencial sin la cual los mer-cados no pueden funcionar.

    Detrs de todo esto yace una res-ponsabilidad especial para el gobierno: crear la infraestructura institucional que requieren los mercados para traba-jar efectivamente. Esa infraestructura institucional incluye como mnimo le-yes efectivas y las instituciones legales para hacerlas cumplir. Si se quiere que los mercados trabajen de manera efec-tiva, debe haber derechos de propiedad bien establecidos y claramente delinea-dos, debe haber competencia efectiva, que requiere bloquear los monopolios, y debe haber confi anza en los merca-dos, lo que signifi ca que los contratos deben hacerse cumplir y que las leyes contra el fraude deben ser efectivas, re-fl ejando cdigos de conducta amplia-mente aceptados.

    La alianza entre el gobierno y el sector privado tiene otras dimensiones:

    tambin ayuda a proveer la infraestruc-tura o aporta una estructura regula-toria que asegura la disponibilidad de infraestructura a precios razonables. El gobierno, frecuentemente, juega un papel vital en desarrollar y difundir el uso de tecnologa, como es el caso de los servicios de extensin agrcola. El gobierno puede ayudar a promover la igualdad y aliviar la pobreza, polticas que en Asia oriental contribuyeron al crecimiento econmico general.

    En cada una de estas reas la ra-zn para la intervencin del Estado se encuentra en la teora de las fallas de mercado. Por ejemplo, el conocimien-to (y especialmente su produccin) es un bien pblico, y como cualquier otro bien pblico puede estar siendo ofer-tado por debajo de la demanda. Pero la racionalidad para la intervencin del gobierno en estas reas tambin puede encontrarse en la Historia: las economas cuyos gobiernos cumplie-ron esos roles tambin han sido las de mejor desempeo.

    La nueva agenda ve al gobierno y a los mercados como complementarios en vez de sustitutos. No considera un dogma ni que los mercados por s mismos aseguran los resultados deseados ni que la ausencia de mercado, o alguna falla de mercado, requiera que el gobierno se haga cargo de una actividad

    continuacin de las reformas. Conside-remos, por ejemplo, las consecuencias de privatizaciones que se realicen en una economa grande y cerrada, antes de que el comercio sea liberalizado y antes de que una efectiva legislacin de competencia est operando. Bajo esas condiciones, la privatizacin converti-ra un monopolio pblico en un mo-nopolio privado. Los consumidores (o las fi rmas que utilicen el producto de la compaa privatizada como insu-mo) probablemente no veran benefi -cio alguno (los precios reales pueden incluso crecer), el desempeo econ-mico general probablemente no mejo-rara (la superior efi ciencia dentro de la fi rma privatizada es superada por la prdida de efi ciencia sistmica debido a los mayores precios), y podra gene-rarse un inters creado con incentivos y recursos para oponerse a cualquier ley efectiva de competencia. La estructu-ra regulatoria podra aparecer, pero ya comprometida, capturada por aquellos a quienes debera regular.

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    O consideremos las consecuencias de la privatizacin de un servicio antes de que una ley de regulacin efectiva est vigente. La incertidumbre acerca del futuro de la estructura regulatoria podra causar que el gobierno recibie-se menos por sus activos de lo que de-bera. Tambin existe la posibilidad de que los usuarios, consumidores tanto como compaas, enfrenten mayores precios, y de que se cree un inters es-pecial con incentivos y recursos para resistir reformas efectivas al marco regulatorio. An ms, en ausencia de una estructura regulatoria efectiva otros objetivos pblicos de los que se haba ocupado la industria antes de su privatizacin como la cobertura uni-versal del servicio pueden ser aban-donados. Altos benefi cios del compra-dor, bajos precios de compra y servicio desmejorado, minarn entre todos el apoyo pblico para la continuacin de las reformas.

    Puede crearse una estructura re-gulatoria para asegurar que parte de la ganancia en efi ciencia con la priva-tizacin sea compartida por los consu-midores y otros usuarios, y que otros objetivos sociales, como la cobertura universal del servicio, se mantengan. Pero la proposicin de que la privatiza-cin puede, en principio, incrementar la efi ciencia de la economa y alcanzar otros objetivos nunca debera confun-dirse con la proposicin de que, en ausencia de estructuras regulatorias efi cientes, la privatizacin puede no obtener ninguno de esos resultados en la prctica.

    Ni la teora econmica ni la expe-riencia histrica proporcionan una gua clara en estas complejas materias. Incluso en el caso de la privatizacin, la principal proposicin terica el teorema fundamental de la privatiza-cin muestra cun restringidas son las condiciones en las que la privatiza-cin puede garantizar un incremento del bienestar. Pero la teora suminis-tra prescripciones menos claras para las inevitables situaciones de segun-da mejor opcin, en las que muchas circunstancias ideales que sustentan la

    teora no se cumplen. Y las lecciones son an menos adecuadas cuando se trata de secuenciar: cmo ir de una po-sicin a la otra. Para esas decisiones, la experiencia y el juicio y tal vez la con-sideracin de experiencias en otros pa-ses deben ser tenidos en cuenta.

    El papel de los pases de altos ingresos La mayor parte de esta discusin se ha enfocado hacia lo que los pases en de-sarrollo deben hacer para tener xito en acelerar su crecimiento econmico. Pero tambin hay mucho que los pases de altos ingresos pueden hacer.

    El enorme crecimiento en los fl u-

    tos recortes se produzcan justo cuan-do la evidencia sobre la efectividad de la ayuda crece.

    La asistencia para el desarrollo impulsa el crecimiento econmico, especialmente en los pases de bajos ingresos, si han puesto en prctica bue-nas polticas econmicas. Es cierto: la ayuda no puede comprar las reformas y funciona mejor en pases que pue-den ayudarse a s mismos; pero, como complemento a las iniciativas locales, la ayuda puede extender y precipitar los efectos positivos de las reformas, y, al favorecer la construccin de un am-biente poltico favorable, puede ayudar

    jos de capital hacia los pases de ingre-so medio y bajo ha sido una ventaja para las naciones que han creado un ambiente acogedor para las inversio-nes. Pero la magnitud de esos fl ujos no debera ocultar el hecho de que estn bastante concentrados: diez pases que representan el 50% del PIB de los pases en desarrollo han recibido el 75% de los fondos, y slo un puado de estos pases en desarrollo ha recibido fl ujos en cantidades signifi cativas para el tamao de sus economas. Ms an, esos fl ujos privados no se han dirigido a todas las reas de la economa; salud y educacin, por ejemplo, permanecen en gran medida en el sector pblico.

    Es por esta razn que el declive en la asistencia ofi cial para el desarrollo resulta tan perturbadora. En 1996 esa ayuda, medida como porcentaje del PIB de los pases de altos ingresos, estuvo muy cerca de su nivel mnimo en cincuenta aos. Es irnico que es-

    a hacer las reformas sostenibles. An ms importante, la ayuda puede ser un instrumento efectivo para la tras-ferencia de conocimiento y, como se resalta ms adelante, la difusin de conocimiento apropiado y bien apli-cado puede mejorar grandemente las perspectivas, incluso en los pases ms pobres.

    El rol del Banco Mundial en la agenda del desarrollo Algunos analistas aducen que los grandes fl ujos de capital priva-do hacia los pases en desarrollo han hecho innecesario el Banco Mundial. Estoy en desacuerdo. La razn de ser del Banco Mundial y de los bancos de promocin del desarrollo en general puede exponerse de esta forma:

    Los fl ujos de capital privado son enfocados. La mayora de los pases de bajos ingresos recibe muy poco de ese capital, y es una pequea parte del dinero la que va a sectores vitales, co- >

  • Temas y debates Una agenda para el desarrollo en el siglo XXI

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    mo salud y educacin, que son comple-mentarios a los fl ujos privados.

    El Banco Mundial y las dems ins-tituciones fi nancieras internacionales tienen un rol muy importante en ayu-dar a los pases en desarrollo a esta-blecer la infraestructura institucional (regulaciones y leyes) que se requiere para atraer capital. Esa infraestructu-ra es un bien pblico, as que no puede esperarse que el sector privado preste ayuda en su establecimiento. Adicio-nalmente, en un mundo donde los in-tereses privados en competencia estn siempre buscando leyes y regulaciones que los favorezcan, el Banco Mundial puede funcionar como un broker ho-nesto.

    Mientras que los fl ujos privados son mucho ms variados en forma que en el pasado ahora hay fl ujos sustan-ciales de inversin en acciones, toda-va hay desfases importantes.

    El Banco Mundial tiene una ven-taja distintiva, pues recopila informa-cin y produce conocimiento sobre prcticas exitosas de desarrollo y po-lticas. El conocimiento es un bien pblico internacional que ser insu-fi cientemente ofertado si se le deja al mercado.

    En algunos casos, el Banco Mun-dial y otros bancos multilaterales de de-sarrollo pueden enviar la seal de que un pas en desarrollo ha adoptado pol-ticas sanas y de esa forma robustecer la credibilidad del pas, proporcionando as incentivos adicionales para mante-ner esas polticas en el futuro.

    El personal del Banco Mundial tiene una responsabilidad especial no slo de proveer conocimiento que per-mita a los pases en desarrollo crecer ms efectivamente, sino asegurar que el conocimiento d lugar a las acciones apropiadas incluyendo las conclusio-nes en sus prcticas para prstamos. Arriba se habl de las investigaciones que prueban la efectividad de la ayuda combinada con buenas polticas eco-nmicas. La otra cara de la misma in-vestigacin es sugerir que cuando no estn vigentes esas buenas polticas la ayuda puede no tener efecto sobre el

    crecimiento econmico. Este hallazgo plantea un problema moral: si un prs-tamo no incrementa los recursos de una economa, a menos que est expl-citamente destinado a otros objetivos, el prstamo deja a las siguientes ge-neraciones ms empobrecidas, ya que heredan el endeudamiento. Incluso si se alcanzan los otros objetivos, hay que considerar los costos.

    Conclusin La agenda del desarrollo para el siglo XXI esbozada en esta dis-cusin comprende un conjunto de ob-jetivos ms amplio que los del pasado. Incluye un rol cambiante para el Esta-do con alianzas entre el gobierno y el sector privado, con una funcin cataltica para el gobierno en ayudar a crear mercados. En algunas reas se contempla un rol ms duradero para el gobierno: regular los mercados. Y

    se requiere que los gobiernos mejoren su propio desempeo, en parte al hacer ms extenso el uso de mecanismos si-milares a los del mercado utilizando y ayudando a crear competencia donde quiera que puedan.

    Tanto para los pases en desarro-llo como para los pases industriales, la nueva agenda requiere una apertu-ra que ambos grupos resisten. Los be-nefi cios mutuos son claros: los pases en desarrollo continuarn siendo una fuente de crecimiento para los pases industriales, proveyendo una amplia variedad de productos a precios ms bajos para sus consumidores y ofre-ciendo las rentabilidades ms altas para los inversionistas. Para los pa-ses en desarrollo, la transferencia de recursos y conocimiento permitir la continuacin del crecimiento.

    No hay espacio en esta agenda pa-

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    ra los dogmas o los enfoques doctri-narios. El consenso general sobre las reformas econmicas bsicas man-tener la infl acin moderada, limitar la magnitud del rgimen fi scal, evitar la introduccin de grandes distorsiones de la economa, abrirse a la competen-cia extranjera se ocupa de temas de importancia fundamental y ha contri-buido substancialmente a la estabiliza-cin en numerosos pases. Existe, sin embargo, el peligro de que ese consen-so se haya convertido en dogma y, co-mo dogma, se aplique en ocasiones in-apropiadamente.

    El mundo hoy es diferente del que era hace treinta, veinte, o incluso diez aos. Los fl ujos de capital privado son ms importantes que entonces, y esto abre nuevas oportunidades y nuevos desafos. El hecho de que algunas eco-nomas de Asia oriental hicieron rela-tivamente poco uso del capital extran-jero puede tener poco peso en decidir que un pas en desarrollo debe hacer uso ms extensivo de esos fondos.

    Algunas de las economas ms exi-tosas no siguieron todas las prescrip-ciones principales que se dan ahora. Mucho del crecimiento del PIB del to-tal de pases de bajos ingresos es atri-buible slo a China. China se concen-tr en crear nuevas empresas y generar competencia en vez de en privatizar las empresas del Estado. Habran creci-do ms rpido esas empresas en caso de haber seguido la estrategia alterna-tiva? La mayora de los observadores lo duda. La Repblica de Corea fue duramente criticada durante la crisis de 1997 por las fallas de su sistema fi -nanciero; aunque el sistema de algu-na manera increment los ingresos, el ingreso per cpita aument diez veces en slo tres dcadas, un rcord no igualado por ningn pas grande siguiendo las prescripciones tan co-munes ahora.

    Lo que funciona en un conjunto de circunstancias puede no funcionar en otro. Se requiere anlisis para identifi -car los factores que determinan el xi-to y establecer los escenarios alternati-vos (qu habra ocurrido en ausencia

    de un proyecto o poltica particular). Los ejemplos de mejores prcticas pueden proporcionar ancdotas tiles y alternativas, pero no son sustitutos del anlisis.

    Hay que tener cuidado de no con-fundir los medios con los fi nes. Estabi-lidad macroeconmica, reduccin del dfi cit e incluso reforma empresarial no son fi nes en s mismos, sino me-dios para alcanzar los objetivos ms amplios de desarrollo sobre los que hemos hablado. Si un gobierno reduce su dfi cit fi scal reduciendo inversiones vitales en infraestructura o capital hu-mano, el crecimiento puede reducirse en vez de crecer. Si el gobierno reduce

    bsqueda de esas polticas y su im-plementacin debe estar en el centro de la agenda.

    Si creemos realmente en el desa-rrollo democrtico, debemos reconocer el rol limitado de los asesores tcnicos. Ellos pueden ofrecer juicios sobre las consecuencias de polticas alternati-vas. Pero una parte esencial de la nue-va agenda se refi ere a la creacin de instituciones y el cambio de culturas el desplazamiento hacia una cultu-ra de cambio y ciencia, donde las prc-ticas existentes son cuestionadas y las alternativas constantemente explora-das. (Los cambios culturales fueron, por supuesto, objeto de discusin con-

    siderable en la literatura del desarrollo hace medio siglo). Decidir cmo efec-tuar mejor esos cambios requiere un gran aporte de conocimiento local, y no es obvio que los asesores en temas de desarrollo tengan al tiempo ese co-nocimiento local y la correspondiente experticia tcnica. Ms an, los gobier-nos elegidos democrticamente deben, en ltima instancia, juzgar tanto los costos como las consecuencias polti-cas. Estos son principios que aplican para los asesores tanto en los pases avanzados como en aquellos que estn en desarrollo. Dicho esto, es importan-te enfatizar que hay vastas reas en las que la experticia tcnica es altamente relevante. Por ejemplo, ciertos funda-mentos sobre las regulaciones banca-rias aplican para todos los pases.

    Confo en que la dcada que co-mienza ser de enorme crecimiento en el mundo en desarrollo y de reduc-cin en la pobreza. Ser una lucha di-fcil. Los desafos son grandes, pero las oportunidades son muchas.

    Una versin ms extensa de este trabajo fue originalmente publicado por el Banco Mundial. Esta traduccin fue hecha por la revista Perspectiva y el Banco Mundial no tiene ninguna responsabilidad en la misma ni garantiza la exactitud de la traduccin.

    su dfi cit eliminando subsidios a los alimentos y esto genera revueltas que minan la estabilidad poltica, es pro-bable que se haga el pas ms atractivo para la inversin extranjera?

    Los fi nes tampoco deben tomarse por medios: la educacin y salud me-joradas son medios esenciales para au-mentar el PIB, pero tambin son fi nes por mrito propio.

    La ampliacin de los objetivos del desarrollo es un aspecto esencial del desarrollo de la nueva agenda. Pero aunque se reconozca que hay objetivos ms amplios, las restricciones deriva-das de la limitacin de recursos no son menos acuciantes. En las palabras de uno de mis colegas, estos asuntos de-ben ser tratados con corazones suaves y cabezas duras. Hay un difcil balan-ce: puede ser posible reducir ms la pobreza hoy, pero slo al costo de me-nores recursos y ms pobreza en el futuro.

    Una leccin de Asia oriental es que hay instancias importantes de las po-lticas que estimulan el crecimiento econmico, reducen la pobreza y pro-mueven la igualdad. En el futuro, la

    La razn para la intervencin del Estado se encuentra en la teora de las fallas de mercado