un vinculo entre la medicina y teatro

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LABORAT-acta Vol. 20 Núm. 1 2008 19 INTRODUCCIÓN Desde tiempos remotos se reconoce la importancia que tiene el arte y la cultura en la vida de todo ser humano. Esta actitud debiera ser más patente en los profesionales de la salud. Los médicos, por ejemplo, tratan a diario con seres humanos, pero por momentos parecen olvidar que el individuo no solo está compuesto de órganos y tejidos, sino además de emociones y sentimientos igualmente im- portantes en su vida, que también debieran serlo para los médicos en general y no sólo para los psiquiatras. Este artículo tiene como finalidad generar consciencia entre los médicos para que, por medio del teatro, descubran que el arte en la vida humana supera lo meramente con- templativo. Es importante reconocer la existencia de tera- pias con raíces en el arte, que debieran llevarse a la práctica. De modo que no sólo se trata de ofrecer al paciente una posibilidad científica, sino además una posibilidad huma- Un vínculo entre el arte teatral y la medicina “Antes de ser un saber, la clínica era una relación universal de la humanidad consigo misma: edad de felicidad absoluta para la medicina” Michel Foucault. (1) Norma Idalia Trujillo-Chapa Facultad de Medicina, UNAM. Tel.: 5583-0555. Correo-e: [email protected] Humanidades y ciencia LAB-acta 2008; 20:19-23 nística. Para hacerlo es necesario que todos los médicos se familiaricen con las humanidades y así percatarse de que su quehacer profesional requiere de algo más que ciencia y técnica. El presente texto tiene también como objetivo motivar la reflexión por parte de otros profesionales de la salud, quienes como seres humanos con dimensión emo- cional y afectiva, necesitan del cultivo de las humanidades y del arte, para llevar una vida plena y ejercer la profesión con la calidad que merece. RELACIÓN ENTRE ARTE Y MEDICINA Al establecer una relación entre el arte y la medicina, no se pretende retroceder a viejas prácticas, ni tampoco negar las grandes maravillas de la medicina contemporánea. La me- dicina fue, es y será un bien de la humanidad. Su principio y fin es el hombre. Creer que solo compete a la medicina ABSTRACT Current medicine requires a new vision that integrates technol- ogy and science to art. The first two being fundamental for its own development and art allowing it to approach to the human being. Theatre can offer a bond between medicine and art, be- cause it is the art that integrates most of the artistic expressions. In the present diverse psychological therapies, that strongly connect theatre with medicine, are in use. As physicians we cannot ignore the importance that art has in our own life as professionals and in our patient’s lives. Keywords: Theatre and Medicine. Art and Medicine. Medi- cal Humanities. RESUMEN La medicina actual requiere de una nueva visión en la que se integre tanto la tecnología y la ciencia, de la que se sirve en su desarrollo y ejercicio, como del arte que la acerca al ser humano. El teatro puede ofrecer un vínculo entre la medicina y el arte, por ser de las expresiones artísticas la que más in- tegra a las otras. Existen terapias psicológicas operantes en la actualidad que articulan fuertemente al teatro con la medicina. Los médicos no pueden ignorar la importancia que tiene el arte en el desarrollo de su vida profesional y personal, así como en la de los pacientes. Palabras clave: Teatro y Medicina. Arte y Medicina. Humani- dades médicas.

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Page 1: Un vinculo entre la medicina y teatro

LABORAT-acta Vol . 20 Núm. 1 2008 19

INTRODUCCIÓN

Desde tiempos remotos se reconoce la importancia que tiene el arte y la cultura en la vida de todo ser humano. Esta actitud debiera ser más patente en los profesionales de la salud. Los médicos, por ejemplo, tratan a diario con seres humanos, pero por momentos parecen olvidar que el individuo no solo está compuesto de órganos y tejidos, sino además de emociones y sentimientos igualmente im-portantes en su vida, que también debieran serlo para los médicos en general y no sólo para los psiquiatras.

Este artículo tiene como fi nalidad generar consciencia entre los médicos para que, por medio del teatro, descubran que el arte en la vida humana supera lo meramente con-templativo. Es importante reconocer la existencia de tera-pias con raíces en el arte, que debieran llevarse a la práctica. De modo que no sólo se trata de ofrecer al paciente una posibilidad científi ca, sino además una posibilidad huma-

Un vínculo entre el arte teatral y la medicina

“Antes de ser un saber, la clínica era una relación universal de la humanidad consigo misma:

edad de felicidad absoluta para la medicina”Michel Foucault.(1)

Norma Idalia Trujillo-Chapa

Facultad de Medicina, UNAM. Tel.: 5583-0555. Correo-e: [email protected]

Humanidades y ciencia

LAB-acta 2008; 20:19-23

nística. Para hacerlo es necesario que todos los médicos se familiaricen con las humanidades y así percatarse de que su quehacer profesional requiere de algo más que ciencia y técnica. El presente texto tiene también como objetivo motivar la refl exión por parte de otros profesionales de la salud, quienes como seres humanos con dimensión emo-cional y afectiva, necesitan del cultivo de las humanidades y del arte, para llevar una vida plena y ejercer la profesión con la calidad que merece.

RELACIÓN ENTRE ARTE Y MEDICINA

Al establecer una relación entre el arte y la medicina, no se pretende retroceder a viejas prácticas, ni tampoco negar las grandes maravillas de la medicina contemporánea. La me-dicina fue, es y será un bien de la humanidad. Su principio y fi n es el hombre. Creer que solo compete a la medicina

ABSTRACTCurrent medicine requires a new vision that integrates technol-ogy and science to art. The fi rst two being fundamental for its own development and art allowing it to approach to the human being. Theatre can offer a bond between medicine and art, be-cause it is the art that integrates most of the artistic expressions. In the present diverse psychological therapies, that strongly connect theatre with medicine, are in use. As physicians we cannot ignore the importance that art has in our own life as professionals and in our patient’s lives. Keywords: Theatre and Medicine. Art and Medicine. Medi-cal Humanities.

RESUMENLa medicina actual requiere de una nueva visión en la que se integre tanto la tecnología y la ciencia, de la que se sirve en su desarrollo y ejercicio, como del arte que la acerca al ser humano. El teatro puede ofrecer un vínculo entre la medicina y el arte, por ser de las expresiones artísticas la que más in-tegra a las otras. Existen terapias psicológicas operantes en la actualidad que articulan fuertemente al teatro con la medicina. Los médicos no pueden ignorar la importancia que tiene el arte en el desarrollo de su vida profesional y personal, así como en la de los pacientes. Palabras clave: Teatro y Medicina. Arte y Medicina. Humani-dades médicas.

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la salud física del individuo, es reducirla a su mínima ex-presión. Por otro lado, el arte nace también por y para el hombre. La capacidad creadora del artista, lo distingue de las demás criaturas. Para que un objeto o una expresión pueda llamarse arte requiere de una gran carga de sensibi-lidad por parte del artista, así como destreza, imaginación, conocimiento, creatividad, y contener en sí la universalidad de la expresión, ante un receptor o espectador. Si se piensa en la medicina, no se pueden pasar por alto estos mismos elementos; no es posible negar la necesidad de ser sensibles para transitar de técnicos a artistas de la medicina, consi-derando que es importante llevar a la práctica profesional más allá del trabajo con el cuerpo y tratando solamente de reparar el daño físico repitiendo una y otra vez maniobras aprendidas, sino acercándose hacía la dimensión humanís-tica propiamente dicha y al conjunto más que a la parte.

Para muchos la medicina es una ciencia, porque ha basado su avance en el método y saber científi cos. De igual modo y con base en la observación y estructuración de sus conocimientos, ha llegado a establecer ciertos principios, pero de ninguna manera es una ciencia exacta. Es notorio que los paradigmas médicos cambian, al igual que un deter-minado paciente no se parece al paciente anterior, aunque tengan el mismo padecimiento. Aunque todos los seres hu-manos sean diferentes entre sí, tienen la posibilidad de de-sarrollar la sensibilidad y proyectarla en el arte. Este es uno de los rasgos que han confi gurado el concepto de humanis-mo, que más que un movimiento cultural renacentista, se debe entender en la actualidad como la búsqueda integral del ser humano, de sus valores, su historia y estructura. Si la medicina busca la salud humana como un completo estado de bienestar físico, mental y social, también debiera formar parte de las Humanidades.

Desde otro punto de vista, la medicina es un conjunto de técnicas. En el arte también hay técnicas y procedimien-

tos. Resulta interesante que tanto el arte como la medicina, como expresiones culturales mediadas por técnicas, descri-ben también una época: cuentan una historia. El sistema médico de un pueblo evoluciona junto con su cultura y esto es fundamental porque un pueblo enfermo y sin pro-ducción artística, no trasciende. En los pueblos antiguos arte y medicina se conjugan. Nietzche señala en su Naci-miento de la tragedia,(2) el pesimismo como detonante para la creación de la tragedia en el pueblo griego. Los griegos tenían un “sistema de salud” que les permitió desarrollar el pensamiento y las artes. Hubo otras culturas en el pasado que también desarrollaron “sistemas médicos”, pero que no alcanzaron el esplendor de la cultura griega. Tal vez la dife-rencia entre esos pueblos y el griego fue que éste último cul-tivó las artes, el humanismo y la libertad de pensamiento.

¿Qué sucede en una sociedad como la nuestra, en donde el arte y la cultura se minimizan? En una sociedad cuyo “sistema de salud” tiene huecos por donde se fi ltran las “terapias alternativas”, y en donde pacientes y médicos simplemente se conforman y resignan a una relación con-tractual que no les permite reconocerse como personas sino como objetos y en donde los médicos miran a los pacientes como máquinas descompuestas y a éstos como “máquinas de curar”, la falta de sensibilidad y de humanismo conducen al vacío. El problema no se reduce a los efectos de la “insti-tucionalización de la medicina”,(3) sino a la pérdida de sen-sibilidad, de la comunicación y del humanismo. La solución se encuentra, en gran medida, en una educación médica interdisciplinaria, que invente estrategias para desarrollar la sensibilidad y el respeto por el hombre reconociendo al paciente como igual, como ser humano. Una educación en donde esté presente el arte homogeneizando las mentes y los sentimientos, porque el arte muestra qué es el hombre y qué siente, abriendo las puertas a la comunicación.

ANALOGÍA ENTRE ACTO TEATRAL Y ACTO MÉDICO

La base del drama, entendido como representación teatral, es el confl icto, sin confl icto no hay drama, sin enfermedad no hay médico. Este es el confl icto de la medicina. El teatro y la medicina tienen en común ser actos rituales. La medici-na surge como parte de la necesidad de comunicación con el mundo mágico al que se le atribuye el origen de todas las cosas, y por ende, la enfermedad. Por su parte, el teatro nace de la necesidad de expresión que tiene el ser humano de comunicarse con sus similares y también con ese mundo mágico dueño de todas las cosas.

Aún en la actualidad, el acto médico sigue teniendo su esencia ritual, su simbolismo: la bata blanca, el hospital

Figura 1. Anatomía del Corazón de Enrique Simonet.Fuente: www.fisterra.com/human/3arte/pintura.asp

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como lugar de sufrimiento y esperanza, la sabiduría que se atribuye al médico, el color blanco por todas partes, los ins-trumentos quirúrgicos, todo está lleno de una teatralidad y ritualidad avasalladora e innegable. El acto quirúrgico, es un ejemplo claro del ritual de la medicina: todos los “per-sonajes” tienen muy claro su papel; se siguen actividades perfectamente sincronizadas; se ha ensayado ese mecanis-mo infi nidad de veces; el lavado del cirujano es un acto casi religioso y luego de que es vestido, todo está en sus manos que han sido entrenadas para ese solo momento, y al fi nal, lo más importante, todos los que están frente a ese cuerpo con las entrañas al aire solo buscan su bienestar, su salud.

El acto médico rebosa de teatralidad, la importancia del símbolo siempre está ahí al igual que la comunicación. El teatro se basa en el diálogo, ya sea entre actores, entre los elementos teatrales o entre el personaje y el público. La medicina también se basa en el diálogo, en el interrogatorio, principalmente en la entrevista médica, en donde se esta-blece la relación médico-paciente. A pesar de todo esto hay que puntualizar una diferencia clave entre el acto médico y el acto teatral: el primero forma parte de la realidad con-creta, el segundo, de una fi cción. No obstante, los primeros vínculos se gestan en la Grecia Antigua, origen común de la medicina científi ca premoderna y del teatro.

Un personaje importante a este respecto es Aristóte-les, quien integra el interés por el arte y la naturaleza. En su idea de “naturaleza anatómica” introduce el término de “partes anatómicas” y hace la primera especulación de lo que es un tejido y un órgano, además de sus múltiples aportaciones en el área de la embriología.(4) En su Poética, muestra la estructura de la tragedia griega, como debería ser idealmente y señala los principales elementos de la mis-ma, reconociéndolos como “formativos”, entendiendo por ello, no solo que forman parte de su estructura, sino como los elementos que funcionan para acercar al espectador a la tragedia y su utilidad.

Sin embargo, Aristóteles establece en la misma obra la clara diferencia entre un “poeta” y un físico: “Aun si una teoría médica o de fi losofía física se expresara en forma mé-trica, sería común designar al autor de este modo. Homero y Empédocles, sin embargo, no tienen entre sí ninguna afi -nidad, fuera del metro en que se expresan; de modo que si a uno se le llama poeta al otro se le debería designar físico y no poeta.” (5) Se puede reconocer que para Aristóteles no es lo mismo un trágico que un médico, situación por demás obvia; pero no por eso viven aislados uno del otro, sino que tratan de confl uir. A partir del mismo Aristóteles, ambos construyen un lenguaje en común —la forma métri-ca—, que no es más que la estructura que se le da al escrito. Hoy utilizamos la prosa y no por ello, las publicaciones científi cas son necesariamente novelas o cuentos. Esto no

solo permite demostrar la clara diferencia de fondo, sino además, las coincidencias.

Así, por un lado existen en la medicina el signo y el síntoma, que nos hablan de la enfermedad, no obstante, estos signos y síntomas carecen de valor sin un receptor que los integre en un síndrome. Este receptor debe poseer las herramientas, que en el caso del médico, son sus cono-cimientos, para hacer una integración de manera adecuada. Una persona fuera del ámbito de la medicina también pue-de integrarlo, a través de sus vivencias o sus experiencias que también son herramientas.

En el discurso teatral se encuentra una doble enuncia-ción,(6) que por un lado corresponde al discurso del autor, y por otro, a lo que relata el personaje. Trasladado esto al len-guaje de la medicina, es evidente que aunque una entidad nosológica sea la productora de la enfermedad (el discurso del autor) no necesariamente se presenta de la misma forma en todos los pacientes (relato del personaje). En este proce-so de discurso-relato interviene todo el bagaje personal del paciente, sus características biológicas y entorno ambiental. De modo que el médico (espectador de la enfermedad) debe conocer no solamente el discurso de la entidad noso-lógica, sino también las posibles representaciones que ésta puede tomar a través del paciente (personaje).

ESTRATEGIAS VINCULANTES

Existen terapias psicológicas que parten del acto teatral. Esto último no es fortuito, se ha dicho en párrafos anteriores que el arte homogeneiza las mentes porque es una expresión del pensamiento. Así, resulta un tanto lógico que de surgir una estrategia vinculante, esta sea una terapia psicológica en principio, como es el caso del Psicodrama. El término se debe a Jacobo Levy Moreno (1889-1974),(7) quien ade-más acuñó otros como el de Sociodrama y la Sociometría.

Figura 2. Attending physician (Anónimo).Fuente: www.fisterra.com/human/3arte/pintura.asp

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El psicodrama parte de la idea de una acción, que rebasa los muros del consultorio del psicoanalista, trasladando al paciente del taburete a un escenario, es decir, trasgrediendo el espacio.

El psicodrama cuenta con elementos teatrales básicos, como el escenario ya mencionado, el personaje principal —que vendría a ser el paciente—, junto con sus “yo auxi-liares”,(8) el director, que en este caso es el terapeuta quien actúa más como un guía que como director de teatro pro-piamente dicho (ya que la representación es solo obra del paciente) y el público, que es otro grupo de terapeutas que participan de la representación. El psicodrama ofrece al paciente la posibilidad de resolver confl ictos mediante su representación, ya sea retomando las vivencias del pasado o bien representando alguna circunstancia futura. Como señala Moreno, el psicodrama “signifi ca la completa psi-correalización. Bajo este término se incluye toda forma de producción dramática en la cual los participantes, tanto actores como espectadores, proveen: a) el material, b) la producción, y c) son los benefi ciarios inmediatos del efecto catártico de la producción.(9)”.

Es de resaltar que el psicodrama tiene importantes co-nexiones con el teatro(10) puesto que es el teatro llevado a la terapia y la terapia llevada al teatro, dotándolos del poder que a veces se pierde con el espectáculo y adquiriendo el potencial que se le ha dado en otras épocas (teatro evange-

lizador, teatro didáctico, teatro como espejo de la sociedad, etcétera).

Las guerras mundiales del siglo pasado dejaron una sociedad sin esperanza, llena de frustraciones y abando-nada. No obstante, más tarde surge de nuevo el arte y el humanismo que recuerda la esencia del hombre, para sal-varlo de sí mismo. A este respecto emerge, por un lado, “el teatro de la crueldad”(11) de Artaud (1932), que plantea la idea de un nuevo teatro con toda la fuerza que le ha sido robada por el espectáculo; la necesidad de mostrarle al espectador una realidad alterna que mueva tantas cosas que no sea necesario llevar a la realidad acontecimientos atroces con la posibilidad de la prevención haciendo que “los acontecimientos exteriores, los confl ictos políticos, los cataclismos naturales, el orden de la revolución y el desor-den de la guerra, al pasar al plano del teatro, se descarguen a sí mismos en la sensibilidad del espectador con toda la fuerza de una epidemia”.(12)

Esta potencialidad del “teatro de la crueldad”, ¿podrà tener aplicación en la práctica médica? ¿será posible que, manejándola en las condiciones adecuadas y con la planifi -cación necesaria tenga la probabilidad de prevenir algunas enfermedades como la bulimia, la anorexia o incluso pue-dan llegar a cambiar lo hábitos dietéticos que predisponen al desarrollo de la diabetes mellitus? Tal vez el teatro puede llegar más allá de la prevención primaria como herramienta en la prevención secundaria o terciaria, al evitar complica-ciones de las enfermedades.

En otro momento histórico, a principios de la década de los 60 del siglo XX, aparece dentro de las corrientes de vanguardia un movimiento “esperanzador”, el “teatro pá-nico”,(13) que a diferencia del “teatro de la crueldad” busca directamente la trasgresión de la moral, se propone llevar al espectador al límite de la identifi cación con el personaje, dejando de lado el concepto de “catarsis” que Aristóteles describe en su Poética como la identifi cación con el perso-naje y la compasión por el mismo. De esta forma la “catarsis pánica” es más próxima a como la veía Hipócrates(13) en términos de “purgación”. Obviamente no se trata de purgar humores, sino ataduras morales. El pánico no espera que el espectador vuelva a su vida cotidiana después de ver el espectáculo, lo que pretende es que quede “marcado” y “li-berado”, busca que el actor rompa todas las barreras sociales y morales que se le han impuesto, por lo que se puede decir que el “efímero pánico” no solo cambia la vida del especta-dor, sino también la del participante.

El efímero pánico es la representación que evanesce y que no se repite, es el acto en sí. Llevar estos conceptos a la medicina resulta más un ideal que una posibilidad, ya que el paciente está sufriendo, la enfermedad en sí es una transgresión no solo a su moralidad, sino a todo su

Figura 3. La enferma de amor de Jan Steen.Fuente: www.fisterra.com/human/3arte/pintura.asp

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sistema de vida con las implicaciones éticas imaginables. Sin embargo, Jodorowsky —fundador del movimiento pá-nico—, crea otra terapia llamada Psicomagia, a partir del “efímero pánico”, que se basa principalmente en llevar a cabo una acción que “libere” confl ictos que se encuentran en el inconsciente “para superar una difi cultad no basta con identifi carla claramente. Una toma de conciencia que no es seguida de un acto resulta completamente estéril”.(15)

Esto último sí se puede acercar a la práctica médica actual. De nada sirve al paciente el diagnóstico de su en-fermedad si no es seguido de un tratamiento, de un cam-bio de estilo de vida, y de un cambio de actitud hacia su enfermedad.

CONCLUSIONES Y PROPUESTAS

El acto teatral, como el acto médico, requiere del receptor y del representante. En el encuentro surge la identifi cación. En la medicina es innegable que cada paciente genera cam-bios y vínculos con el médico; negarlo, sería perder de vista la condición humana y la sensibilidad. Esto no sólo ope-ra para la medicina clínica, también en el laboratorio se trabaja para el otro. Cuando el paciente recibe un nuevo tratamiento o entra en contacto con algún producto de años de investigación se construye un vínculo universal que compete y mueve a todos. Cuando se presencia una representación artística nace también un vínculo, no con la personalidad o concepción del mundo del artista, sino con todo aquello que identifi ca a ambos como humanos, como seres sensibles.

Para que la medicina actual ejerza todo su potencial requiere de una nueva visión que integre la dimensión hu-mana que requiere del arte para vivir. Es necesario que los médicos en formación, y los ya formados, reconozcan que todos los componentes de la vida del ser humano deben considerarse y complementarse. En las facultades y escuelas de medicina se repite reiteradamente a los alumnos que “el que solo de medicina sabe, ni de medicina sabe”. Sin embargo, en la mayoría de las instituciones no existe una preparación interdisciplinaria que incluya a las Humani-

dades. Los futuros médicos se saturan de artículos y libros que solo hablan de la dimensión biológica de la medicina.

Por otro lado, no se fomenta el interés por la refl exión fi losófi ca acerca de la medicina y su práctica. Si a quienes tendrán en sus manos la responsabilidad de procurar una buena parte del bienestar de la sociedad se les muestra la importancia de conocer expresiones artísticas que a lo largo de la historia han mostrado su trascendencia en la realiza-ción del hombre, se forjará un gremio más cercano al ideal. Una forma de establecer un vínculo entre la medicina y el arte teatral se encuentra en la terapéutica, en la existencia de terapias que derivan del teatro.

Acercarse al arte no sólo en función del paciente, con-tribuye al crecimiento del propio médico. Es verdad que las estrategias vinculantes entre el arte teatral y la medicina, como otras empresas humanas, tropiezan con algunas di-fi cultades para su realización. Sin embargo, lo importan-te es reconocer su existencia y su efi cacia. Más allá de su probable funcionamiento, son la muestra, limitada tal vez, pero muestra al fi n, de que el arte teatral se articula con la medicina y principalmente con la vida del ser humano.

Referencias

1. Foucault M. El nacimiento de la clínica: una arqueología de la mirada médica. 22ª edición. Siglo XXI. México. 2006, pág. 85.

2. Nietzsche F. El nacimiento de la tragedia o Grecia y el pesimismo. Alianza Editorial. Madrid. 1973, pp. 298.

3. Ilich I. Némesis médica: la expropiación de la salud. Joaquín Mortiz. México. 1978, pp. 383.

4. López-Piñeiro J. Breve historia de la medicina. Alianza Editorial. Madrid. 2000, pág. 70

5. Aristóteles. Poética. Porrúa. México. 2005, pp. 239. 6. Ubersfeld A. Semiótica teatral. Catedral. Murcia. 1989, pág. 175. 7. Moreno J. Psicodrama: terapia de acción y principios de su práctica.

Lumen-Hormé. Buenos Aires. 1995, pág. 337. 8. Rojas-Bermúdez J. Teoría y técnica psicodramáticas. Paidós. Barcelona.

1997, págs. 39 y 71. 9. Moreno J. Op. cit. pág. 8. 10. Rojas-Bermúdez J. Op. cit. pág. 8. 11. Artaud A. Primer manifi esto del teatro de la crueldad, 1932. Disponible

en http://www.geomundos.com/cultura/ceremonia_sin_telon/el-teatro-de-la-crueldad_doc_9799.html [Acceso. 5 de octubre de 2007].

12. Artaud A. El teatro y su doble. Random House Mondadori. México. 2006, pág. 27.

13. Arrabal F. Teatro pánico. Cátedra. Madrid. 1986, pp. 232. 14. Laín Entralgo P. Historia de la medicina. Masson. Barcelona. 2003, pág.

120. 15. Jodorowsky A. Psicomagia: esbozos de una terapia pánica. Ediciones

Siruela. México. 2006, pág. 145.

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Proteínas responsables de las bandas electroforéticas

Actualización

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Banda Proteína(s) FunciónFactores que

infl uyen sus niveles

Prealbúmina 1. Proteína unidora de retinol

1. Transporte de vitamina A 1. 2. ↑: GC↓: EH, DN, IA, IC, SN

2. Transtiretina 2. Captador de reserva para tiroxina

Albúmina Albúmina Transporte de medicamentos, sustancias químicas endógenas; presión oncótica; fuente de aminoácidos

↓: EH, DN, IA, IC, SN, GC

Globulina α1 1. Antitripsina α1 1. Inhibidor de proteasas; inactivador de tripsina y otras enzimas proteolíticas de las células inflamatorias

1. ↑: IA, IC ↓: EH, DN, SN

2. Orosomucoide 2. Modificador de la respuesta inmune; unidor de fármacos ácidos como lidocaína

2. ↑: IA, IC, GC ↓: EH, DN, SN

3. Lipoproteínas de alta densidad (HDL)

3. Transporte inverso de colesterol 3. ↑: ES ↓: IA, EH, DN

Globulina α2 1. Macroglobulina α2 1. Inhibidor de proteasas 1. ↑: IA, IC, SN↓: EH, DN

2. Haptoglobina 2. Proteína unidora de hemoglobina 2. ↑: IA, IC, SN, GC ↓: EH, DN, ES

3. Ceruloplasmina 3. Ferroxidasa, requerida para el transporte de hierro; proteína unidora de cobre

3. ↑: IA, IC, ES ↓: EH, DN

Globulina β 1. Transferrina 1. Transporte de hierro y transferencia a las células

1. ↑: Deficiencia de Hierro, ES ↓: IA, IC, EH, DN, SN

2. Lipoproteínas de baja densidad

2. Transporte de colesterol a los tejidos 2. ↑: SN, andrógenos ↓: ES, EH, DN, IC

3. C3 3. Componente de complemento; mediador inflamatorio

3. ↑: IA, IC ↓: DN, EH

4. IgA 4. Inmunoglobulina presente en las secreciones 4. ↑: EH, IC ↓: DN

5. Fibrinógeno 5. Factor de la coagulación (se encuentra solo en el plasma, no en el suero)

5. ↑: IA, IC ↓: EH, DN

Globulina γ 1. IgG 1. Inmunoglobulina principal; inmunidad de larga duración

1. 2. ↑: IC↓: DN

2. IgM 2. Inmunoglobulina de respuesta temprana

3. Proteína C-Reactiva 3. Mediadora de la respuesta inflamatoria 3. ↑: IA ↓: EH, DN

↑: incremento. ↓: disminución. EH: enfermedad hepática; DN: desnutrición; IA: inflamación aguda (respuesta de la fase aguda); IC: inflamación crónica; ES: estrógeno; GC: glucocorticoides; SN: síndrome nefrótico.

Dufor Dr. Clinical use of laboratory data, a practical guide. Williams & Wilkins. Tomado de: Clínica y laboratorio. Boletín de los Laboratorios Clínicos de Puebla, Vol. 25, No. 12.