un ser humano, que mira al cielo

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UN SER ―HUMANO‖, QUE MIRA AL CIELO: Con los pies en la tierra y la mente en los cielos. VICTOR DANIEL GÓMEZ MONTOYA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL MEDELLÍN FACULTAD DE EDUCACIÓN MAESTRÍA EN EDUCACIÓN MEDELLIÍN 2015

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Page 1: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

UN SER ―HUMANO‖, QUE MIRA AL CIELO:

Con los pies en la tierra y la mente en los cielos.

VICTOR DANIEL GÓMEZ MONTOYA

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL MEDELLÍN

FACULTAD DE EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

MEDELLIÍN

2015

Page 2: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

UN SER ―HUMANO‖, QUE MIRA AL CIELO:

Con los pies en la tierra y la mente en los cielos.

VICTOR DANIEL GÓMEZ MONTOYA

Proyecto presentado para optar al título de Magister en Educación

Asesor

Diego Alejandro Muñoz, Mg. en Psicología

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL MEDELLÍN

FACULTAD DE EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN EDUCACÍON

MEDELLÍN

2015

Page 3: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

Nota de aceptación

__________________________

__________________________

__________________________

__________________________

__________________________

__________________________

Page 4: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

__________________________

Firma del jurado

__________________________

Firma del jurado

Medellín, 05 de junio de 2015

Page 5: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

DEDICATORIA

Todo proceso formativo está acompañado de personas que se convierten en cada

instante en un aliciente o bálsamo que hace que mires hacia adelante y no

desfallezcas en el camino, y entre esas personas se encuentra mi familia y en

especial mi madre Bernarda Gómez que nunca ha dejado de creer en lo que hago

y sobre todo en mi profesión como docente; pero además de ella, en el camino se

han encontrado personas que dan lógica al ser y a cada acción que tienen lugar

en mi vida y entre ellas este trabajo está dedicado a ti Laura Escobar, que como el

discurso de aceptación del Nobel de John Nash logro encontrar más lógica en ti y

en el sentimiento que despiertas para con mi vida que el que a diario trasmito en

mis clases de matemáticas y física.

“Y he hecho el descubrimiento más importante de mi carrera,

el más importante de mi vida.

Sólo en las misteriosas ecuaciones del amor

puede encontrarse alguna lógica.

Estoy aquí gracias a ti.

Tú eres mi única razón de ser. Eres todas mis razones”

John Forbes Nash Jr - 1994

Page 6: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

AGRADECIMIENTOS

No he caminado solo en esta travesía de mi formación, y gran parte de lo que está

expuesto acá es la suma de muchas personas que han dado forma a mi

pensamiento y moldeado los lentes con los que observo el mundo, pero es

imperante que en este momento exponga mi gratitud a aquellas personas que más

que enseñarme a ver el mundo, me condujeron a conocer más de mí y volver

consiente mi reflexión pedagógica. Estas personas están encabezadas por mi

asesor y maestro Diego Alejandro Muñoz, además de las personas de Gidep

como lo son el profesor Jair Álvarez que por segunda vez en mis procesos

formativos tengo el privilegio de ver, y la profesora Beatriz Arias que más allá de

sus clases, están las reflexiones que logro sembrar en mi ser.

Por otro lado están dos personas que acompañaron este caminar y no dejaron de

apoyar este idea que hoy se plasma en este trabajo y que además buscaron

potencializar, ellas son: John Jairo Cardona y Carlos Molina; anexo al profesor

Jorge Zuluaga el cual me brindo las primeras ideas que al día de hoy se

trasformaron y llegaron a formalizarse en este trabajo.

Además de estas personas, están mis compañeros de maestría con los cuales fue

muy gratificante compartir este espacio de formación.

Por último esta agradecer a todas aquellas personas que de una u otra forma

estuvieron vinculadas con este proyecto.

Page 7: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ..............................................................................................................................8

1. UNA MIRADA DESDE LAS BASES HISTÓRICAS DE LA ASTRONOMÍA Y DE LAS

CONCEPCIONES ANTROPOLÓGICAS .................................................................................... 26

1.1. HISTORICIDAD EN LA MIRADA ―AL CIELO‖ ........................................................... 26

1.2. CONSIDERACIONES ANTROPOLÓGICAS ............................................................. 32

1.3. SÍNTESIS DEL CAPÍTULO .......................................................................................... 52

2. UNA MIRADA A LAS REALIDADES POR FUERA DEL DISCURSO

EUROCÉNTRICO. ......................................................................................................................... 55

2.1. LA IDEA DE PROGRESO EN CLAVE DE LA MIRADA A LOS CIELOS Y EL

MUNDO GRIEGO ...................................................................................................................... 57

2.2. BASE EPISTÉMICAS DE LA ARQUEOASTRONOMÍA A LA ASTRONOMÍA

CULTURAL PARA UNA INTERPRETACIÓN DE LAS COSMOLOGÍAS DE LAS

CULTURAS ANTIGUAS. .......................................................................................................... 62

2.3. SÍNTESIS DEL CAPÍTULO .......................................................................................... 83

3. UNA MIRADA A LAS RELACIONES ANTROPOLÓGICAS EN LAS COSMOLOGÍA

MAYA ............................................................................................................................................... 87

3.1. DEL TIEMPO Y EL ESPACIO COMO DETERMINANTES EN LA

CONFIGURACIÓN DEL PUEBLO MAYA. ............................................................................. 90

3.2. LA ESTRUCTURA SOCIAL Y LA COSMOVISIÓN DEL PUEBLO MAYA .......... 101

3.3. SÍNTESIS DEL CAPÍTULO ........................................................................................ 111

4. UNA MIRADA A LOS CIELOS EN CLAVE DE LA UNA ANTROPOLOGÍA

HISTÓRICO PEDAGÓGICA DEL HOMBRE MAYA............................................................... 115

4.1. DEL RECORRIDO ANTROPOLÓGICO EN LOS PROCESOS DE

OBSERVACIÓN DEL CIELO. ................................................................................................ 117

4.2. ASTRONOMÍA CULTURAL HISTÓRICA PEDAGÓGICA: EJEMPLO DE LA

CULTURA MAYA ..................................................................................................................... 131

4.3. SÍNTESIS DEL CAPÍTULO ........................................................................................ 140

Page 8: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

5. CONCLUSIONES ................................................................................................................. 143

LISTA DE TABLAS ...................................................................................................................... 151

LISTA DE FIGURAS .................................................................................................................... 152

Page 9: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

8

INTRODUCCIÓN

Tomando como punto de partida las primeras líneas del libro Breve Historia de la

Astronomía de Ángel Rodrigo Cardona (2014), donde se enuncia: ―El sueño del

hombre siempre ha sido conocer su origen y destino. Quiénes somos, de dónde

venimos, hacia dónde vamos, no son sólo tres preguntas, son las preguntas por

excelencia. Y la astronomía da cumplida respuesta a cada una de ellas‖, se puede

dar pie a pensar como ese cielo que cobija y envuelve la tierra, ha sido una

especie de lienzo donde se han plasmado las más variadas y diversas

explicaciones sobre el universo, que a su vez son explicaciones del hombre, de

ese hombre que al observar los cielos busca hallarse a sí mismo. Sin embargo, el

tema de configurar los elementos que permitan dar coherencia al ser humano en

esa mirada a los cielos no es una tarea simple, y abarca grandes campos de la

historia misma del hombre, más allá de la historia misma del universo, de su

dinámica y accionar de ese universo sobre el ser humano, y que se extiende a

áreas como las ciencias humanas; ejemplo de ellas son la antropología, la

sociología y la misma antropología pedagógica.

Pero en esa búsqueda por comprender al hombre, también se tiene la pregunta

por los influjos educativos que directamente relaciona al hombre con su entorno.

De esta forma cuando se hace una reflexión sobre el quehacer educativo, o más

aun sobre la realidad de la educación en el contexto real donde se está inmerso;

son innumerables los caminos o rutas a seguir, donde muchas de estos caminos

sin un punto claro a donde mirar, sólo desembocarán en reflexiones superfluas o

faltas de sentido práctico.

Producto de esta constante búsqueda por la reflexión de la educación como

práctica social se encuentran una serie de líneas, donde la astronomía, o en un

sentido más amplio como se tratara en adelante “la mirada a los cielos”, llega a

tornarse como centro de la búsqueda en esa relación educación, sociedad y

Page 10: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

9

cultura; lo cual genera muchas ideas sobre ésta triada, y así poder ubicar dentro

del discurso astronómico innumerables voces que hablan sobre la evolución de la

astronomía como base epistémica que permite abrir el campo “de la mirada a los

cielos”, principalmente desde lo que se considera el discurso oficial centrado en la

mirada eurocéntrica; se pueden encontrar escritos como: ―Astronomía Griega y

Tradición Árabe‖ (Saliba, G., 2003) y ‖Astronomía Antes de Galileo‖(Strano, G.,

2010), artículos que narran puntos específicos en la historia astronómica,

principalmente el desarrollo griego en la antigüedad y la tradición árabe en la

concepción e interpretación de los cielos. En esta misma línea histórica rodeada

de algunas descripciones de modo y tiempo se encuentran títulos como: ―Del

Mundo Cerrado al Universo Infinito‖ de Alexander Koyre (1999) , el cual hace un

contraste entre el mundo geocéntrico e incluso antropocéntrico de la cultura griega

y medieval, frente al paradigma heliocéntrico como elemento que dio apertura a

una nueva cosmología que generó la transición del mundo finito bien ordenado,

producto de una suerte de jerarquía divina, a una mirada de un universo infinito

que movió e impacto la filosofía, la teología, la misma ciencia y la historia de la

humanidad. Sin embargo; sigue siendo un discurso del cosmos desde la

perspectiva del discurso científico clásico. También en esta línea se encuentra los

libros de Galileo ―Dialogo Sobre los Dos Máximos Sistemas del Mundo‖ (1632) y

de Copérnico ―Sobre las Revoluciones de las Esferas Celestes‖ (1543) ambas

obras máximas que narran el producto de las investigaciones de estos dos iconos

en de las ciencias del espacio; pero que siguen siendo obras duras, donde no se

ve más allá del resultado de sus investigaciones y de sus modos de pensamiento,

y donde por la forma en la que se divulgaron estas obras, no se puedo generar un

rastreo de forma metódica en lo que refiere al impacto directo de sus tesis en su

las practicas socio - culturales, de tal forma que su influencia ha sido sólo

rastreada desde el ámbito de la historia de las ciencias.

Además de las obras citadas anteriormente donde se puede ver además de la

historia de la astronomía una descripción de la época, la cual permite situarse en

Page 11: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

10

tiempo y lugar, y de esta forma ver el tipo de pensamiento de estas personas que

generaron grandes aportes y porque no decirlo, generaron cambios en el

paradigma científico astronómico. En estas línea se tienen también escritos como:

―Historia de la Astronomía/ Astronomía Renacentista Galileo Ciencia y Fe‖ de

Miguel Ruffo (1996), ―Historia Fontana de astronomía y Cosmología‖ de John

David North (2001), el cual es un relato tipo enciclopédico que reconstruye la

historia de casi 5000 años; donde el valor agregado de esta obra es abrir el

panorama a la historia astronómica en clave de América y Asia.

En el relato tipo enciclopédico también se encuentra el libro de Tomas Kuhn

nombrado: ―Revolución Copernicana‖ (1985), el cual narra la revolución en el

campo de las ideas sobre la idea de universo que tenía el hombre, iniciando su

discurso a partir de las diversas imágenes del universo primitivo, hasta las más

modernas (teorías expuestas hasta 1950); pero al igual que las obras

mencionadas anteriormente, su interés se centra en el giro copernicano y el

cambio en la concepción de mundo que este pensamiento generó en la

humanidad, observado desde la perspectiva de las ciencias y en el mundo

occidental.

En el mismo orden de ideas de relatos y tesis de tipo enciclopédico, se encuentra

la obra de Pierre Humbert (1957) que narra de forma ―histórica‖ los hechos o

descubrimientos astronómicos hasta su época. Literatura que se puede

complementar con una serie de libros sobre los personajes que hicieron parte de

lo que muchos han denominado el giro astronómico, el cual tuvo lugar con la triada

Galileo, Copérnico y Kepler. Estos textos son: ―Johannes Kepler: del Otro Lado

esta Dios‖ de Jaime Ruiz (2005); el ―Mensaje y el Mensajero Sideral‖ de Carlos

Solís (1990); ―Breve Historia de la Astronomía‖ de Fourier (1947) con el elogio

histórico de Laplace, quien junto con LaGrange fueron los principales expositores

de la astronomía teórica en su época. De esta misma línea es el libro ―Historia de

la Astronomía‖ de Arthur C., Clarke Couper y NIgel Henbest (2008) y ―el Desafío

Del Universo‖ de Telmo Fernández y Benjamín Montesinos(2007), que relata de

Page 12: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

11

una forma muy completa la historia de la astronomía, deteniéndose en aspectos

culturales y sociales en las diversas épocas y culturas; además de estos escritos

se tiene: ―Un Viaje al Cosmos en 52 Semanas ‖(Antxón & López, 2007) que cuenta

la historia del universo cercano al lejano y en él, lo más actual en la historia del

cosmos en términos de elementos técnicos y los descubrimientos de la

exploración y rastreo celeste.

Lo anterior da cuenta de un recorrido por obras que muestran un recuento

histórico de la astronomía, esto en términos de saberes rígidos y más allá de lo

técnico; tocando elementos de orden histórico que entre líneas muestran rasgos

de las culturas, identificando particularmente como el quehacer astronómico se

configura como predominante en la historia europea centrándose en aspectos

netamente narrativos de corte científico o histórico, donde voces como la de

Anthony Aveni con su libro ―Astronomía en la América Antigua‖ (1980) y

―Cronología y Astronomía Maya Mexicana (con un anexo de historia)‖ de Alberto

escalona (1940); son apuestas por mostrar un discurso de los cielos fuera del

discurso oficial, la cual en muchos casos pasa desapercibida por la imponencia del

discurso europeo.

Ahora bien, en lo que respecta a la astronomía más allá del discurso rígido

narrativo (tipo enciclopédico histórico), se encuentra otras fuentes o líneas de

trabajo que establecen la relación hombre – cosmos, destacando el carácter

antropológico del hombre en el modo de explicar el cielo. Entre estos escritos se

encuentran: ―Trabajos de Arqueoastronomía‖ de José Lull (2006) que nace como

resultado del grupo astronómico de la Safor en Valencia España; donde se

muestran una triangulación entre perspectivas culturales, metodológicas y

epistémicas en la Mesoamérica Prehispánica.; en la misma línea se tiene ―La

Construcción Social del Cielo‖; que es un aporte de la Universidad de Buenos

Aires en cabeza de Alejandro Marín (1998), donde se establecen a partir del

estudio en los grupos aborígenes Chaqueños (Mocoví) las relaciones entre

etnoastronomía y arqueoastronomía del cielo. Además de estas obras se cuenta

Page 13: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

12

con la ―La arqueoastronomía Hispánica / Prácticas Astronómicas en la Prehistoria‖

(Antequera, L & Aparicia, A., 2000) la cual hace un acercamiento a la

arqueoastronomía como ciencia interdisciplinaria entre la investigación

astronómica y arqueológica como una forma de entender el cosmos de las

civilizaciones antiguas en la clave cultural / económica mediante la confrontación

de la tradición oral y escrita (etnoastronomía) y las representaciones rupestres

escultóricas y/o monumentales (arqueológica).

Anexo a los títulos señalados se encuentran obras como: ―Cosmología y

Antropología: El Reencuentro de las Epistemologías Antiguas y Contemporáneas‖

del físico - antropólogo australiano John Earls (1995) que realiza un contraste

entre las cosmologías Kogí de la Sierra Colombiana y la cosmología occidental,

donde se resalta como el proceso de expansión social se acelera en medios

ambientes de recursos finitos, además de resaltar como algunas culturas

propenden por la conservación de estos, en un mutuo respeto que lleva al

crecimiento tanto social como del mismo medio ambiente; esto conexo con otra

obra del mismo autor titulada ―La Realidad Física y Social en la Cosmología

Andina‖ (1978). Estas obras de Earls y otras en la misma línea son concebidas

producto de su formación antropológica en Perú, que genera en él esa mirada al

hombre que observa los cielos como elemento primordial en el análisis del

cosmos.

Estudios y publicaciones como la de Earls abren un espacio conceptual, o más

bien generan una justificación a la hora de abordar la categoría de astronomía

cultural o como la llaman algunos autores arqueoastronomía; la cual realiza una

triangulación entre etnoastronomía, arqueoastronomía y antropología. En esta

vertiente se encuentran trabajos como: ―Arqueoastronomía‖ de Julia de La Cruz

Vas (2011), ―Astronomía, Geometría y Orden: El Simbolismo Cosmológico en la

Arquitectura Precolombina‖ de María Cecilia Tomasini, ―Volumen XVII: Templo

Mayor, Arte y Estructura Social Mexicana, Arqueoastronomía, Literatura Náhuatl y

Testimonios Históricos‖ de Carlos Martínez (1981) y ―Arqueoastronomía,

Page 14: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

13

Antropología y Paisaje‖ de Marco García y Cesar González (2009). Éste último

muestra la conexión entre las arqueologías del espacio y la arqueoastronomía,

teniendo en cuenta que el análisis astronómico ha trasformado el paisaje con las

construcciones monumentales y megalíticas, además que estas construcciones

han modificado y trasformado la vida de las sociedades.

Adicional a estas voces se encuentra ―La Astronomía Cultural, ¿es interdisciplinar?

Reflexiones de un astrofísico‖ (López, C., 2009); artículo que muestra una postura

de los astrofísicos y astrónomos frente a la investigación en la astronomía cultural

y de cómo la esfera celeste es un elemento constituyente de la arqueología del

paisaje y de esta forma englobar el concepto de paisaje en el contexto celeste.

También se tiene la obra ―Antropología e Historia por un Dialogo interdisciplinar‖

de Fermín del Pino Díaz (1994), la cual muestra un ir y venir entre el cómo

acercarse a lo extraño para así explicarse a sí mismo, y en cómo la astronomía se

constituye en ese agente extraño que permite explicar al mismo ser humano.

Todas estos títulos que se agrupan bajo la relación astronomía - antropología y de

esta forma configurar el rastreo de varios campos del saber como lo son: la

arqueoastronomía y la astronomía cultural, ejes disciplinares que se preguntan por

la incidencia de los astros en el desarrollo de las culturas antiguas( cuyo desarrollo

en clave investigativa es relativamente reciente); donde los orígenes de este tipo

de miradas a la relación cielos – hombre, puede tener sus orígenes en la

publicación del trabajo de Sir Norman Lockyer (quien era director de la revista

Nature) y que títulaba The dawn of astronomy en 1984.

Como se puede ver hasta este punto, se ha realizado un recorrido desde la

astronomía como narrativa y formulación enciclopédica basada en el desarrollo

histórico y en algunos momentos epistémicos, para pasar a voces que se

sumergen en esa relación hombre – astronomía permeando círculos sociales y

culturales como escenario donde se proyecta el cielo como una película en el telón

de cada cultura, influenciándola y moviendo sus dinámica social; sin embargo,

Page 15: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

14

estos estudios no muestran de forma directa y precisa cómo estas prácticas

astronómicas permiten una reflexión pedagógica, donde el ―asunto de los cielos‖

puede ser constitutivo de un discurso pedagógico, y donde los estudios

mencionados sólo se centran en el desarrollo histórico, enciclopédico, epistémico

y antropológico y de ahí incursionan algunos campos como lo es el social, el

artístico, el religioso y muchos más que se unen en algunas sinergias como se ven

en la arqueoastrnomía, la etnoastronomía y la historia de las ciencias, entre otras,

que buscan explicar los fenómenos que van desde el desarrollo científico de estas,

pasando por la construcción de megalitos, hasta el desarrollo cultural y social de

las civilizaciones antiguas en torno a los cielos; pero que en lo que respecta al

campo pedagógico, no se ha dado un estudio que permita triangular aspectos

antropológicos en esa imagen de ser humano que se forma bajo los cielos y que

puede ser susceptible de una postura o teoría que arraigue en la pedagógica y

que desemboque en escenarios educativos; ello producto de la potencia que tiene

la mirada a los cielos como herramienta de análisis del ser humano que se refleja

en los cielos y desde allí forma su propia imagen, imagen que no es más que la

necesidad de encontrar un lugar en ese universo, su lugar en la dinámica del

mundo y su rol dentro de él, permitiéndole interrogarse sobre lo que se conoce,

cómo se conoce y cómo se trasmite de generación en generación como imagen

viva de la cultura que da pie a la ―educación‖.1

Pero a pesar de ello se tienen estudios que caben en el ámbito pedagógico, sin

embargo, estos se limitaron a la praxis y no a la reflexión por lo que se da en el

interior del sujeto, ejemplo de estos estudios es la tesis doctoral de Manuel

Navarro Pastor:

Los mapas evolutivos muestran el sistema conceptual del sujeto como un punto en

el espacio conceptual resultante de procesos de diferenciación e integración a partir

de la percepción. A su vez el desarrollo conceptual individual consiste en un

1 Esa imagen de educación puede verse más que como actividad instructiva, como una acción

social que permite al ser humano interacciones, producción y reflexión sobre el conocimiento que se produce bajo la mirada a los cielos.

Page 16: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

15

itinerario por tal espacio de fases. Este se halla estructurado en capas

correspondientes a las sucesivas diferenciaciones. En el caso de la astronomía

diurna el desarrollo implica un proceso previo de diferenciaciones e integraciones

espaciales 2

(Navarro, 2009, p. 56).

Esto muestra que estudios como éste, sólo están bajo la mirada del desarrollo

cognitivo y como un aporte a la didáctica en el ciclo de primaria y la organización

escolar, pero desplazando al sujeto en cuanto a su ser social y personal, como ser

que se ve y refleja sobre ese cielo y donde se toma la astronomía como un fin y no

como un medio.

En esta misma línea se encuentran los trabajos del simposio nacional de

educación de Rio de Janeiro, en el cual se aborda el tema de la ―Didáctica de la

Astronomía como Campo de Investigación e Innovación Educativa‖ (2011), donde

se presentan proyectos o ejemplos de proyectos didácticos y sus implicaciones en

el aprendizaje significativo, pero sólo desde las temáticas astronómicas y no del

cómo las demás áreas pueden utilizarla en una suerte de línea tras disciplinar;

quedando de nuevo un espacio entre la práctica y la teorización antropológica -

pedagógica surgiendo de nuevo la pregunta por lo que las prácticas de dirigir la

mirada al cielo puede generar en el desarrollo social bajo la reflexión pedagógica.

Como se ha expuesto primero desde la mirada hegemónica occidental

enciclopédica, luego la mirada occidental antropológica – astronómica, pasando a

los trabajos en América latina en la perspectiva antropológico – astronómica, para

llegar a un contexto más próximo al lugar donde se desarrolla este proyecto se

mira hacia los trabajos en América latina en clave educativa – didáctica, se puede

ver un recorrido que muestra líneas que se desarrollan por caminos diferentes en

lo que respecta al ser, ciencia, educación, como si el ser humano se fragmentara

en cada parte menciona y donde la pregunta es dónde se reuniría nuevamente

para ver el mundo, la cultura y su propio caminar, donde ver un ser por fuera de

2 Tesis doctoral APRENDIZAJE Y ENSEÑANAZA DE LA ASTRONOMIA DIURNA EN PRIMARIA.

Universidad de Alicante, 2009 de Manuel Navarro Pastor

Page 17: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

16

la mirada europea, y por fuera de ese discurso oficial (en lo que respecta a lo

astronómico) lleva a interrogarse por los discursos astronómicos más allá del

quehacer o fin científico y meramente instrumental y así dirigir la mirada a

discursos por fuera del dominante en lo que refiere a las practicas astronómicas.

En lo que refiere a estos últimos cuestionamientos se pueden rastrear proyectos

que buscan establecer ese desarrollo cultural astronómico en las culturas antiguas

y más aún en las culturas antiguas americanas con títulos como ―Etnoastronomía

Americanas‖ de Arias de Greiff y Elizabeth Reichel (1987) y que lo siguen una

serie de publicaciones producto de simposios como: ―De La Historia De La

Astronomía En México‖ (1982) que se centra en el estudio arqueoastronómico en

el México Prehispánico. Anexo también se encuentran algunos trabajos

desarrollados en los últimos tiempos por el profesor Miguel de la Torre sobre

arqueoastronomía o astronomía cultural en Perú, Bolivia, Ecuador y Brasil. Sin

embargo en gran parte de los temas desarrollados en arqueoastronomía en

América Latina se centran en México más puntualmente en las culturas

mesoamericanas, donde se destaca la cultura Maya desde diversos aspectos no

sólo desde la arqueoastronomía, sino también desde miradas históricas,

antropológicas, culturales, sociales y desde la misma astronomía. Es así como

llegar a los Mayas ofrece un panorama con gran potencial para el análisis que se

ilustró al inicio centrado en perspectiva astronómica, antropológica y pedagógica,

y esa dinámica ver obras como ―El Cosmos Maya: Tres Mil Años por la Senda de

los Chamanes‖ de Freidel, Schele y Parker (1999), ―Antropología del Clima en el

Mundo Hispánico Americano / Astronomía, Iconografía y Tiempo en las Culturas

Prehispánicas (relatos Mayas)‖ de Marina Goloubinoff, Ester Katz y Ana María

Lammel (1997), y ―La civilización Maya‖ de Morley, Sylvanus G. Morley (1918). Y

un sin número más de obras y estudios muchos de los cuales han nacido en la

Universidad Autónoma de México y con ellos se muestran una cultura donde la

astronomía deja de ser ese quehacer instrumental para formar parte de la

dinámica social dejando poco claros los límites entre las diversas jerarquías y

Page 18: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

17

organizaciones sociales y de donde el estudio de la cultura maya ofrenda grandes

posibilidades para el análisis y estudio desde lo antro - pedagógico, mostrando

presuntamente el carácter globalizante de la mirada a los cielos como accionante

reflexivo más que instrumental.

De esta manera la presente investigación realizará primero un recorrido por el

discurso hegemónico occidental enciclopedista, pasando luego a la mirada

occidental antropológica – astronómica, y así transitar a los trabajos en América

latina en la perspectiva antropológico – astronómica, para dar un giro en clave de

los trabajos en América latina en términos educativos; donde se centran los

esfuerzos en romper los limites habituales en el abordaje del ser, la ciencia y

educación, como si el ser humano se fragmentara en cada parte menciona, y

donde la pregunta es dónde confluirían los esfuerzos nuevamente para ver el

mundo, la cultura y su propio caminar como elementos integrales que en palabras

del profesor Boaventura de Sousa, se tornan en una ecología de saberes, que

permiten una mirada amplia y no restrictiva a el cómo mirar el hombre, en especial

ese hombre bajo los cielos.

Es así, como es procedente mirar el cosmos no solo como ese elemento que

podría considerarse sinónimo de universo, sino como un elemento que genera en

el mismo hombre3 una mirada al interior de su ser; ser que en la voz de Sergio

Regules, está siendo movido por el sentido común frente a la experiencia celeste,

que no es más que el desarrollo de un imaginario en doble vía, y donde en esa

experiencia con los cielos el hombre en la historia ha dado pie a que ―sus

cosmologías estén pobladas de dioses que mueven los astros y que deciden el

destino de los seres humanos‖(Regules, 2014). Y donde estas cosmologías,

interpretaciones, y toda la dinámica de simbolismo del cielo ha estado ―vinculada

con casi todos los aspectos de la sociedad‖ ‖(Regules, 2014) donde algunos o

muchos cuerpos celestes han sido identificados como elementos que están

3 Al hablar de hombre se hace referencia en esta primera parte a toda la dinámica que implica esta

categoría desde el hombre como individuo, pasando por hombre como agente social y llegando al hombre como ser ―educado‖ y cultural

Page 19: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

18

ligados a la vida social y cultural de los hombres, desde esa primera mirada

desprovista de rigurosidad o cientificidad y como dice Regules mediada por ―el

sentido común‖ que da desarrollo esas imágenes en la mente del hombre,

imágenes que impactan su cotidianidad y sus acciones en ese entorno donde se

desarrolla su vida.

Sin duda, ―las concepciones humanas del cielo son muy complejas y es difícil

apreciar el grado en que las sociedades antiguas utilizaron este recurso para su

propio desarrollo y funcionamiento‖ (Iwanizewski, 2014, p. 24). Pero aunque

complejas, estas concepciones permiten mirar el cosmos más allá de solo la

dinámica celeste y con ellos tomar situaciones particulares por fuera de los

discursos hegemónicos. Discursos como el de la Cultura Maya que aun hoy en día

tiene impacto en América Latina y que permite un abordaje en clave antropológica

y preguntarse por ¿qué concepción de ser humano se configura en las reflexiones

astronómicas en la cultura indígena maya como aporte para la comprensión de

procesos formativos en américa latina? Y con este interrogante buscar la relación

antropología pedagogía, pedagogía astronomía y antropología astronomía en el

marco de la reflexión por el cosmos con una impronta latinoamericana desde una

mirada en la cultura maya.

De esta forma el recorrido metodológico que permitirá dar una respuesta a este

interrogante se enmarca en una visión de las representaciones de los cielos como

generador de un sistema de configuración simbólico que identifica los modos de

relaciones del ser humano con los demás, consigo mismo y con su entorno en las

culturas antiguas, y como este sistema de representación ha permitido el

conformar unas estructuras sociales, las cuales se enmarcan en un conjunto de

creencias que se elaboran en el marco de una interpretación de la naturaleza y de

sus ciclos, ciclos que a su vez esta determinados por la regularidad de los cielos

en determinados periodos de tiempo.

Page 20: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

19

Todo estos lleva pensar en lo complejo de lo observado en clave de las

subjetividades no solo de los seres humanos, sino subjetividades en cuanto a

grupos sociales que en el procesos de percepciones establece la dinámica en la

relación desde lo que el mundo exterior marca en el mundo interior a atreves de

los estímulos que le llegan al ser humano y que son apropiados por medio de los

sentidos.

Este proceso se puede ilustrar en el cuadro que se presenta a continuación

Figura 1. Diseño Metodológico

Para la búsqueda de una descripción de la concepción de ser humano que se

configura en las reflexiones astronómicas en la cultura indígena maya como aporte

para la comprensión de procesos formativos en américa latina se toma como

Acciones trasversales

Acciones directas

Page 21: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

20

marco la metodología hermenéutica, que en este estudio se deriva de la

concepción de Dilthey (1900, p.102) que hace referencia a la misión de esta

como: ese ―descubrir los significados de las cosas, interpretar lo mejor posible las

palabras, los escritos, los textos, los gestos, y en general, el comportamiento

humano, así como cualquier acto u obra suya, pero conservando su singularidad

en el contexto que forma parte‖ , y en lo particular describir comprensiblemente la

influencia de los cielos en la configuración de sistemas culturas y en la

autoconfiguración del ser humano, ello basado en la idea de el mismo Dilthey

(1900, p.102) que ―toda expresión humana es objeto natural de interpretación

hermenéutica‖ y por tanto el simbolismo que se enmarca en el arte y cultura a

partir de situaciones como construcción físicas como megalitos o configuraciones

culturales en las civilizaciones antiguas a partir de la mirada a los cielos esta en

resonancia con los presupuestos del método hermenéutico.

La comprensión de las realidades que marcan los cielos en las configuraciones

culturales, sociales y personales, si bien han tenido puntos de encuentro en las

diversas cultura antiguas, es un proceso particular de cada una de las culturas que

como lo menciona Miguel Martínez propende por ―la identificación de categorías

de vida, que son procesos que implican relaciones y significados‖ (2010, p. 106)

donde estas subjetividades apuntan al desarrollo de una antropología histórica en

clave crítica.

Sin embargo en coherencia con el dialogo de saberes que configuran la mirada a

los cielos como parte de un estudio antropológico en el sentido más amplio, se

tomará también como parte del sistemas de investigación un piso fenomenológico

que se fundamente en lo señalado por Husserl (1962):

Un ―ambiente de vida presupuesto‖, un ―medio vital cotidiano‖, y explica ―como

este mundo de vida funge constantemente de trasfondo, cómo sus dimensiones

valorativas, prelógicas, son fundacionales para las verdades lógicas, teóricas‖, y

refiere todo conocimiento teórico a este trasfondo vital natural (Bollnow, 1976, p.

42)

Page 22: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

21

En la mirada a los cielos se configuran una realidades cuya naturaleza se mueve

en dos mundos de análisis, la interpretación externa, pero también un modo

vivencial que se da desde la interpretación de los contextos de las cultura antiguas

que alzaron la mirada a los cielos y que permite un análisis desde los propios

constructos socio culturales de esas culturas con sus singularidades de tiempo y

lugar.

Esta propuesta no pretende descubrir estructuras fenomenológicas o teóricas en

la mirada a los cielos, sino adentrarse en las dinámicas sociales de las cultura

antiguas, particularmente en la Cultura Maya para descubrir en ella algunos

elementos antropológicos pedagógicos en clave de la configuración del ser

humano que se desarrollaba en esta cultura, esto justificado en la concepción de

la antropología pedagógica ―entendida como parte de la antropología empírica,

entienden Bollnow y Flitner una antropología de base integral que abre el

fenómeno educativo para una comprensión total del hombre‖ (Wulf, 1999, p. 76) y

anexo a la idea que menciona Hans Scheuerl en términos que toda imagen de

hombre está ligada a una concepción pedagógica o viceversa.

Es así, como para buscar respuesta al interrogante que se ha planteado, se

seguirán las bases del modo de observación antropológico pedagógica, buscando

ahondar en esa pregunta por el ser humano que mira al cielo y así reconstruir los

―supuestos antropológicos que funcionan como legitimantes de las praxis

educativas y formativas‖ (Runge, 2005, p. 55 - 56) y la cual se muestra en la

siguiente tabla mediante la relación de capítulos que presenta esta obra, acciones

a seguir y los modos de observación antropológica pedagógica:

Page 23: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

22

Tabla 1. Relación entre el diseño metodológico y el fin de cada capítulo

Capítulo Modo de observación Fin

Una mirada desde las

bases históricas de la

astronomía y de las

concepciones

antropológicas

Principio órgano:

Es posible preguntar por el

ser humano a partir de lo

que el ser humano ha

producido, es decir, la

cultura. Aquí la cultura se

estructura en la doble

implicación de la educación

y la formación.

(Runge, 2005, p. 55 -56)

Describir, con base al

pensamiento eurocéntrico el

desarrollo de la astronomía y

la cosmovisión de universo

que genera en los sujetos

como discurso hegemónico

en el pensamiento

astronómico.

Una mirada a las realidades

por fuera del discurso

eurocéntrico

Identificar el rol de la

astronomía en el contexto

latinoamericano en el

desarrollo y dinámica de las

culturas y sujetos propios de

este territorio.

Una mirada a las relaciones

antropológicas en las

cosmología maya

Principio de Reducción

Antropológica:

Con este principio se busca

la comprensión de la cultura

partiendo de una reflexión

sobre cómo ella se produce

dentro del ser humano

mismo.

(Runge, 2005, p. 55 -56)

Identificar, con base en el

contexto de la cultura maya,

los elementos que permiten

la configuración de una

concepción antropológica del

ser humano.

Una mirada a los cielos en

clave de la una

antropología histórico

pedagógica del hombre

maya

Principio de Interpretación

Pedagógica:

Con la interpretación

antropológica, la centralidad

de la pregunta por el ser

humano se hace

fundamental en la

consolidación de la praxis

formativa, entendida ésta

como las maneras en que,

con base en la incitación

social, se pretende generar

en el sujeto una

autogeneración, una

constitución de sí mismo.

(Runge, 2005, p. 55 -56)

Caracterizar los elementos

antropológicos-pedagógicos

mayas susceptibles de

potencialización en la

dinámica antropológica -

astronómica.

Page 24: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

23

En lo que respecta al Principio de Pregunta abierta, el cual se entiende como: ―Lo

que el ser humano comprende y organiza a partir de sus representaciones y

comprensiones, no es algo concluyente, estos hechos pueden ser evocados y

resignificados frecuentemente‖. (Runge, 2005, p. 55 -56) se reserva para la

conclusiones que presentará esta obra en clave de las relaciones antropológicas,

pedagógicas y de la mirada a los cielos.

Todo esto que se estructura, tiene como una base epistémica teórica la línea de

conocimiento que contempla la presente investigación (Desarrollo humano y

contextos educativos) que permite el estudio de los cielos desde los siguientes

fundamentos:

La recuperación de lo cotidiano y la experiencia como componente básico

del Desarrollo Humano y que la mirada a los cielos permite en la

postmodernidad recobrar la mirada a esas experiencias de la antigüedad en

contextos familiares al nuestro con el supuesto de encontrar elementos que

apliquen a nuestra realidad.

La interdisciplinariedad para la comprensión y promoción del Desarrollo

Humano, que nos habla de una mirada no estructuralista determinante que

sesgue la mirada al fenómeno cultural y social.

El concepto de necesidad, histórica y culturalmente contextualizado, como

potencialidad más que como carencia, para estructurar programas de

Desarrollo Humano acordes con la formación de sujetos críticos que

identifiquen en el entorno una forma de dialogo autoreflexivo que permitan

la elaboración de propuestas no solo rígidas, sino con una impronta

humanista.

Esto puede verse en la siguiente ilustración

Page 25: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

24

Figura 2. Marco general de la investigación.

Sin ser más, las pretensiones de esta obra se extienden a una apuesta por

reconstruir un contexto en clave de la antropología pedagógica y describir los

elementos que permiten observar una imagen de hombre que se devela en los

cielos y que desde ellos enciende como estrellas para iluminar las dinámicas

culturales; donde este accionar permite recorre la historia de la astronomía en

clave antropológica, en lugar de una mirada mecanicista.

Para tal fin se establecerá una mirada de los cielos en términos de la historia que

se ha contado y que ha dado pie al desarrollo científico de las ciencias a partir de

la construcción de un saber astronómico que muestra el caminar la astronomía

desde la época antigua, hasta la triada Galileo, Copérnico y Kepler, en lo que se

conoce como el super giro copernicano y que tiene una base epistémica en el

desarrollo del pensamiento griego. Esto a la par que se contrastará

constantemente con el desarrollo de la antropología y su pregunta por el hombre,

lo cual en términos generales abonará el terreno para la relación de los cielos

sobre ese hombre que mira a ellos.

Dejando claro unas bases generales desde el desarrollo de la historia de la

astronomía desde el discurso eurocéntrico, a la par con el establecimiento de unas

bases antropológicas que marcan el camino hacia una antropología histórica

pedagógica; las cuales abren el discurso de este trabajo a voltear y rescatar esos

discursos contra hegemónicos que dan por fuera del modelo europeo, de tal forma

que se genera una posibilidad de extender la mirada a otras posibilidades, a otras

realidades, a otras subjetividades y existencias culturales, que en definitiva

Page 26: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

25

llevarán a centrar la mirada en el contexto americano, y a su vez establecer las

condiciones culturales, antropológicas y sociales que se desarrollan en el marco

de las culturas mesoamericanas, las cuales tiene un común denominador el cual

es la edificación de grandes construcciones que permitían el estudio del universo,

teniendo en cuenta que en américa el impacto no se dio en una ciencia positivista

como lo es la astronomía, sino que sus desarrollos se pierden en las fronteras de

lo social, ceremonial, ritual, político, religioso; en fin, el estudio de los cielos se

tomó como parte del mismo hombre y no como dominio del hombre sobre el

universo.

Esto, será a su vez una introducción a la identicación de la cultura Maya, y en ella

describir las diversas dinámicas que permiten la configuración de su cosmología y

además la identificación y descripción de sus prácticas astronómicas que darán

pie a la constitución de un accionar social y a la caracterización de la imagen

hombre en el marco de su dinámica cultural. Donde la intencionalidad de éste

análisis es establecer los principios relacionales entre lo antropológico en la base

de cada cultura, y las actividades astronómicas que se proyectan en la mirada a

los cielos como herramienta que configuran las prácticas relacionales y políticas

en los Mayas.

Al final de ésta ruta que se ha descrito, se realizará una reconstrucción desde la

mirada de la astronomía cultural como campo de estudios que configura un saber

que rescata las bases antropológicas en clave histórica y cultural en términos de la

descripción de experiencias del ser humano y sus singularidades en contraste al

cómo otras culturas como las mayas afrontan la ―vida‖ y de esta forma permitir la

reconstrucción de la imagen de ser humano que se configura en la realidad maya,

mostrando los elementos de esa concepción de ser humano susceptibles de un

análisis antropológico y su conexión con la praxis pedagógica y la incitación social

y cultural que permiten la relación del ser humano con el otro, consigo mismo y

con lo otro (el universo).

Page 27: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

26

1. UNA MIRADA DESDE LAS BASES HISTÓRICAS DE LA ASTRONOMÍA Y DE

LAS CONCEPCIONES ANTROPOLÓGICAS

No es desconocida la curiosidad manifiesta del hombre desde sus orígenes por

elevar la mirada al cielo en todas las culturas a lo largo de la totalidad de la tierra,

y donde por esta curiosidad que se podría llamar ―innata‖ en el ser humano, se

abre un abanico de posibilidades en la reflexión no sólo por el universo, sino, por

situar al mismo hombre, o más puntual aún, por auto - situarse y entender el lugar

que ese ser humano ocupa en el macro conjunto que llamamos universo. De esta

forma más allá de las conclusiones que se obtienen en la instrumentalización de

las observaciones al universo4, toma relevancia la pregunta por el hombre que se

sitúa bajo ese universo y así observar la concepción de ser humano se configura

en dichas prácticas, las implicaciones desde lo cultural, pasando por la ciencia y

llegando a lo pedagógico; en una suerte de azar donde lo cultural, antropológico,

pedagógico y científico entretejen el camino que marca el ser humano en los

procesos espacio temporales.

1.1. HISTORICIDAD EN LA MIRADA ―AL CIELO‖

El hombre, en medio de esa curiosidad innata e inquietud por explicar todo en su

entorno, o sólo por el hecho de maravillarse con lo que se sucede a su alrededor,

ha desarrollado formas de guardar o de realizar memorias por fuera de sí que

contienen los resultados de esa curiosidad; evidencia de ello, es que ya desde el

4 Cuando el estudio del ―cielo‖ toma un carácter formal y se desarrolla de forma sistemática y se abre las puertas de la ciencia se denomina astronomía: mirando ésta como la parte formal de la mecánica celeste y el funcionamiento del universo; de tal forma que se puede decir que esta (la astronomía) busca encontrar esos conceptos universales que rigen el universo.

Page 28: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

27

paleolítico, mesolítico y neolítico5; se especula que el grabado o edificaciones dan

cuenta sobre esa inquietud del hombre por lo que sucedía encima de sí; donde

ejemplo de esta observación curiosa al firmamento son entre otros el Hueso de

Blanchard de más de 30.000 años que se asocia con el seguimiento sistemático

de la luna, lo cual es un indicio que el hombre del Cro-Magnon tenía un interés en

el cielo nocturno; por otro lado, las pinturas de las cuevas de Lascaux en Francia

que ilustra mediante la figura de toros y caballos el movimiento de lo que

posteriormente se definirían como constelaciones, y que además son ejemplo del

desarrollo del arte mediante pinturas rupestres en lo que se denomina el

Paleolítico Superior, donde se evidencian además prácticas como el

perfeccionamiento de las técnicas de caza, elaboración de vestido y ritos de

sepultura. Otro ejemplo del desarrollo observacional de los cielos en la prehistoria,

es Stonehenge en Inglaterra, el círculo de Goseck en Alemania y las piedras

ceremoniales en Cantabria España, los cuales eran observatorios solares que

permitían la observación progresiva del ―astro rey‖, que estaban erigidas

arquitectónicamente de tal forma que coincidan con equinoccios o solsticios y

otros eventos celestes a partir de los cuales realizaban algunas o muchas de sus

labores diarias como lo eran la siembra o la casa, o incluso sólo la fascinación

para explicar el domino de una fuerza superior sobre cada uno de estos

observadores, anexo al desarrollo de prácticas ceremonial en la conformación de

un imaginario que mantiene la justificación (o que por lo menos la busca) del

porqué de su ubicación en cada tiempo y lugar.

A continuación se ilustraran las generalidades del discurso astronómico.

5 Aunque no se tiene constancia sobre los conocimientos reales que poseía el hombre durante la prehistoria (la cual se considera desde la edad de piedra hasta la edad de los metales – bronce y hierro)

Page 29: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

28

Figura 3. Marco Astronómico.

Pasando de la mirada en la prehistoria (especulativa) a la mirada desde el

contexto europeo que ha sido encasillado como un punto de vista hegemónico y

por tanto como el más divulgado en la misma historia y en la ciencia como tal, se

puede tomar como eje de estudio el macro giro copernicano, el cual sin duda,

muestra una gran revolución al interior del estudio de los cielos; revolución que

ASTRONOMÍA

Ciencia positivista en busca

de máximas (leyes)

Como ciencia

Para explicar

La mecánica celeste y las

características físicas –

químicas - biológicas

Desde lo histórico

Una delimitación en clave

eurocéntrica

En épocas como

Prehistoria

Centrado en

La sistematización

primitiva de los ciclos

celestes

Edad antigua

Con bases de desarrollo en

Alejandría y la cultura

Helénica

Edad moderna

Contempla

El super giro

copernicano: Copérnico

– Galileo - Kepler

En clave reflexiva como

El valor socio cultural del

cielo

Como

Objeto de estudio de todas

las culturas

Generando

Desarrollo del imaginario

Explicando las representación

Culturales

Sociales

Construyendo

Valores

Cosmovisiones

Page 30: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

29

impacta la mirada sobre y de la humanidad frente al cosmos; sin embargo, es de

anotar que este macro giro esta antecedido por un sin número de pensamientos y

acciones que no fueron exclusivos de la edad media o del renacimiento y que

viene desde la época antigua y que tiene como punto álgido la triada Copérnico,

Galileo y Kepler, pero que es el fruto de una cadena de sucesos y pensamientos

como se mencionó de sujetos que aportaron al develar de los cielos y a la

trasmisión de una cosmovisión frente al ser en el universo.

Para entender el giro copernicano es necesario dar una mirada al pensamiento

europeo respecto al ser astronómico, el cual tiene gran predominio de la tradición

griega y con ella la configuración aristotélica del universo que es considerada la

primera cosmología científica, la cual acarrea toda una carga filosófica de la

misma escuela aristotélica; anexo a las escuelas y pensamientos pitagóricos y

platónicos que marcan una gran influencia en la era cristiana; ya que desde las

escrituras la tierra está en el centro de la creación por ende debe ser el centro del

universo; donde el cristianismo exponía una tierra inmóvil geocéntrica donde el

sol, la luna y las estrellas están sujetas a esferas que eran a su vez movidas por

ángeles, donde se integra la visión cristiana a la concepción filosófica de Pitágoras

(siglo VI a.c.) teniendo así la esfera como la forma geométrica perfecta, lo cual va

en concordancia con el pensamiento Aristotélico y que en el siglo IV a.c. Eudoxo

retoma este concepto de las esferas como parte de la mecánica celeste para

explicar la retrogradaciones (movimientos hacia adelante y hacia atrás) de las

estrellas errantes (lo que más adelante recibe el nombre de planetas) Sin

embargo, aunque la teoría de esferas concéntricas con la tierra en su centro son

perfeccionadas y estudiadas también por Apolonio (silgo I a.c.) y Ptolomeo6 (siglo

II), se tuvieron algunos personajes que producto de la inquietud y de un accionar

critico postularon ideas contrapuestas en algunos casos, o sólo posibilidades en la

configuración del universo como lo fueron: Leucipo y Demócrito7 (siglo V a.c.)

6 Ptolomeo participe de la escuela de Alejandría

7 Leucipo y Demócrito constituyeron la formulación del atomismo

Page 31: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

30

identificando a la tierra como producto de múltiples colisiones, donde esta es uno

de los tantos mundos iguales y así mismo expresan también la idea que no ha de

existir un centro donde todo es igual. Posteriormente Heraclides asigna movilidad

a la tierra sobre un eje que la atraviesa. Pero en todas estas ideas y

construcciones hay una gran carga de geometría marcada por el uso de las

esferas como elementos que enmarca lo divino, y de esta forma toda la mecánica

se desarrolla en función de ellas (las esferas).

Todo este marco, es referente para contrastar lo que sucedió en la edad media a

puertas del renacimiento y donde se muestra como la visión aristotélica que exalta

la observación directa de la naturaleza para explicar la relación hombre cosmos

entra en decadencia, y momentáneamente es reemplazada por comentarios

vacíos de las obras antiguas sin dedicarse a la observación; sin embargo, como lo

menciona Sergio Regules en el libro dedicado a Copérnico y que titula El

Renovador Involuntario: ―frente a la derrota del sistema escolástico por los

embates del universo real se ve la luz del renacimiento‖ (2002, p.20) lo cual refleja

no sólo el giro que tendrá la concepción de naturaleza y universo; sino también en

las artes, por ejemplo las pintores abandonan los temas religiosos e influencias

teológicos donde el observador se ven por fuera de la imagen o pintura; en contra

parte con las nuevas obras, que toman como inspiración y tema al ser humano y la

realidad del mundo, tomando al observador como parte de las imágenes o pintura

gracias al concepto de perspectiva recientemente introducido a las artes. Todo

esto marca un periodo donde se proyecta un cambio de paradigma que toca a

personas como Copérnico en un momento que permite pensar en nuevas ideas y

poner en posición de duda o de reflexión las tradiciones.

Lo anterior en el marco del contexto europeo, que como se enuncio se toma en la

historia de las ciencias como un relato hegemónico; sin embargo por fuera de

europa también se dio un gran desarrollo en esa observación del cielo, y más aún

en la configuración social, cultural, política y demás acciones que impactan

Page 32: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

31

directamente en el ser humano producto de la búsqueda de entender el cielo, o

mejor aún, de entender el papel del ser humano en la dinámica del universo.

Es así, como se tiene que en américa se desarrollan en las culturas antiguas una

gran capacidad para observar el cielo, no sólo el cielo oscuro (nocturno), sino en

gran medida la admiración por la observación del cielo diurno; evidencia de esto

es la gran tribulación de estas culturas por el sol, hasta el punto de rendirle

adoración y veneración por ser él uno de los factores a los que se le atribuí la vida

y la bonanza en la tierra.

De esta forma se puede dar una mirada al pasado y encontrar en la historia de

Mesoamérica el desarrollo de grandes culturas como los Olmecas, Mayas8,

Zapotecas, Mixtecas y Aztecas. Y en lo que respecta a la zona andina se tiene a

los Incas cuyo imperio fue uno de los más extensos, quizás solo equiparable con

el imperio romano. Además de estas grandes culturas se tiene otras que se

localizaron específicamente en pequeñas zonas de la américa también con

grandes desarrollos e interpretaciones del cielo, anexo a sus configuraciones

sociales y culturales que nada tiene que envidiar a las europeas y en muchos

aspectos superiores a esas voces que se elevaron como hegemónicas y que han

marcado definitivamente el desarrollo moderno y postmoderno.

En todas estas culturas Mesoamericanas y Andinas se tiene un común

denominador el cual es la edificación de grandes construcciones que permitían el

estudio del universo, pero donde en américa el impacto no se dio en una ciencia

positivista como lo es la astronomía, sino que sus desarrollos se pierden en las

fronteras de los social, ceremonial, ritual, político, religioso; en fin, el estudio de los

cielos se tomó como parte del mismo hombre y no como dominio del hombre

sobre el universo. Entre estas construcciones de grandes centros ceremoniales se

tienen: la pirámide y ciudadela de Chichen Itzá, las construcciones en Palenque

8 denominados por muchos estudioso antropólogos, historiadores y arqueólogos como los ―griegos

americanos‖ por su gran desarrollo astronómico, matemático, escritural, entre otros.

Page 33: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

32

(actualmente lugar ubicado en estado mexicano de Chiapas), la muralla de Tulum

en la península de Yucatán, Copan en Honduras, el cual fue uno de los centros

ceremoniales más grandes e importantes prehispánicos, también se tiene la

imponente ciudad los Incas: Machu Picchu, además de pequeños centros

observatorios que se encuentran a lo largo de todo américa especialmente en

Perú, Colombia, los países de Centro América y Uruguay entre otros. Todos ellos

en gran medida permitían el estudio del sol, la luna y venus, los cuales dentro de

la cosmovisión de cada uno de los pueblos reflejaban e impactaban sus

actividades diarias como la siembra, los rituales de muerte e iniciación, lo cual es

muestra de lo que el cielo significa en el desarrollo cultural de cada una de estas

comunidades.

1.2. CONSIDERACIONES ANTROPOLÓGICAS

El hombre en todas las culturas y en todos los tiempo ha tenido una curiosidad

innata como se ha mencionado desde líneas anteriores por explicarse a sí mismo

y al tiempo descifrarse dentro del contexto que lo enmarca; es así, como el ver a

los cielos ha servido de autoreflejo del hombre en busca de significación que

quiere impregnar a su vida, generando una forma de trasformación en su prácticas

sociales que van desde el desarrollo de su imaginario en la construcción de mitos,

leyendas, cuentos o supersticiones que permiten explicar el origen de la vida y la

configuración del universo y de la tierra en ese universo. Ejemplo de esto son

aquellas historias que muestran la tierra cargada encima de los hombros del dios

atlas, o una tortuga que navega sobre la mar de los cielos y donde la estela que

deja sobre ese mar es lo que hoy conocemos como Vía Láctea. En el mapa que

se presenta a continuación se ilustran las generalidades del recorrido

antropológico que se propone para este trabajo.

Page 34: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

33

Figura 4. Marco Antropológico.

ANTROPOLOGIA

Como

Pregunta por el hombre

Desde vertientes como

Filosófica Histórica Cultural Pedagógica

Busca

Encontrar las

especificidades de lo

humano a partir de la

comparación de lo

humano con lo animal.

Centrada en

Las experiencias del ser

humano en términos de

su singularidad,

subjetividad y cambio a

través de los tiempos.

Enfocada

En el conocimiento de

otras sociedades y en

sus modos de afrontar

la vida y en ello la

capacidad del hombre

de producirse a sí

mismo.

Orientada

En la vía de

investigación que

observa al hombre en lo

referente a la educación

buscando lo educativo

en lo humano a partir

de la reconstrucción de

imágenes de hombre en

la historia.

Page 35: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

34

Estas y muchas más imágenes que ha ideado el hombre en ese afán de

explicarse, encontrar sentido y develarse a sí mismo dentro del lugar que ocupa,

de tal forma que en esa dinámica ha desarrollado o potencializado una serie de

cualidades que Stanislaw Iwanizewski9 menciona, y entre las que se destacan:

motivación, fascinación, temor, misterio, contemplación, curiosidad, expresión,

imaginación, representaciones, transmisiones, percepciones, inspiración, entre

muchas otras; las cuales como implicaciones tienen a ver un medio que no es

homogéneo y que permiten condensar valores, conceptos y cosmovisiones que

atraviesan la religión, la agricultura y la política como instituciones constitutivas de

la sociedad y que se deben a la cultura.

Todo lo anterior lleva a pensar que en la mirada a los cielos cabe el análisis por

ese hombre que está mirando sobre sí y que por ende no puede dejarse de lado

un análisis antropológico sobre ese ser que se sitúa como observador, donde esa

mirada al cielo puede acompañar o estar ligada a la misma historia del ser

humano en la tierra. De esta forma se puede entender el análisis antropológico del

hombre como el estudio que se realiza de la misma historia y evolución de la vida

y de la hominización del ser humano (Wulf, 2008) y cómo esta evolución no sólo

pasa por el desarrollo biológico, físico o desarrollo de las propiedades y

condiciones físicas de la especie, sino que empieza a mostrar líneas de desarrollo

en la configuración del imaginario, lo cual se puede evidenciar en el hecho que:

Los Neandertales no sólo disponían de claras concepciones del pasado y el futuro,

sino también de la posibilidad que los muertos tenían de seguir viviendo en otro

mundo. Ya ahí se mostraba una conciencia de la muerte de su significado para la

vida humana, que hasta el día de hoy conforma una de las condiciones creadoras

más importantes para la cultura y la autocomprensión humana (Wulf, 2008, p.44)

Lo cual refrenda las ideas sobre, que en las fases ―primitivas‖ en la línea de la

hominización ya se empieza a disponer de una mirada sobre lo humano y que

9 Elementos citados por Stanislaw Iwanizewski en su escrito ―In Praise of a Renewed Cultural

Astronomy‖ como acciones propias del valor sociocultural del cielo.

Page 36: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

35

pone de manifiesto la idea sobre la concreción de un tipo de cultura y de

relaciones del ser humano con su entorno o con unas primeras ideas sobre el

imaginario de la vida donde en palabras del mismo Wulf esta evolución de la vida

y del mismo imaginario de la vida está atravesado por una serie de factores entre

lo que se encuentran tanto los biológicos (genéticos - cerebrales), como aquellos

factores naturales (ecológicos) y también factores sociales y culturales que se dan

en la interacción, sea del tipo que sea, entre el ser humano con sus semejantes y

con el mismo entorno; donde los factores culturales toman un carácter primordial

en el mismo proceso de hominización, ya que entender como es la relación de ese

ser con el mundo y las prácticas que éste desarrolla en esa interacción con el

medio y con sus semejantes, además del cómo se configura sus relaciones

consigo mismo, aporta gran información sobre la historia y evolución del ser

humano que permite entenderlo y distinguirlo de los demás seres u objetos que

cohabitan con él. Donde este aspecto se retomará de nuevo pero con una

perspectiva diferente en el estudio del hombre, ya no sólo desde la comprensión

del medio cultural para entender el hombre mismo, sino en el sentido que este se

vuelve consiente de sus acciones y así convertir el saber de sí, en un saber

autoreflexivo que lo lleve a confrontar la imagen que se tiene de sí mismo.

Pero en esa pregunta por el lugar que ocupa el hombre dentro del cosmos y

dentro sí mismo, se hace necesario pensar en lo que diferencia al ser humano de

los demás seres vivientes y en la cual Wulf (1985) expresa que esta distinción se

puede pensar en términos de los hechos anatómicos y de ―su apertura al mundo‖,

donde esa apertura al mundo contempla el mirarse en contexto, sus relaciones

con el medio y además entrar en un proceso de significación; donde en la voz de

Humbolt, esto abre la visión a una idea donde se permita observar al hombre en

su diversidad y singularidad, y para esto dice el autor se debe comprender al

hombre en su dimensión natural y espiritual y así entender la antropología como:

―investigación empírica atenta a lo individual e interpretación especulativa y

filosófica de las hipótesis ontológicas básicas y de las experiencias introspectivas‖

Page 37: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

36

(Wulf, 2008, p. 9); todo se funde en esa idea por comprender al totalidad del

hombre, el resolver la pregunta por la existencia del hombre, existencia que para

Max Scheler, Helmuth Plessner, y Arnold Gehlen permiten descifrar el lugar que el

hombre ocupa en el ―cosmos‖; ese cosmos que se convierte en objeto de

contemplación, de vivencias y que en la antigüedad con más fuerza que en la

actualidad, es fuente de reflexión constante sobre el mismo hombre, su relación

con ese cosmos (lejano, sobre él) o con el mundo (lo cercano, con lo que

interactúa) y por ende con los otros hombres.

Ahora bien, es incuestionable que la reflexión por el hombre en el momento actual

está a las puertas de olvidarse o dejarse de lado; ―en una época donde el hombre

se ha vuelto entera y totalmente problemático; en una época en la que le hombre

no se sabe lo que es, pero que igualmente sabe que no lo sabe‖ (Scheler 1955, p.

62). Este es punto de giro que lleva a pensar en la confrontación que enuncia

Benner (1991) como la imposibilidad de ―no – saber- y no – poder – saber‖ que

pone en juego una vez la interpretación y comprensión de ser humano que bajo la

mirada del cielo se busca y que en la actualidad no se puede encontrar, aunque la

pregunta sería: ¿se busca en la actualidad el hombre a sí mismo?

Bajo la pregunta anterior se puede ver como a partir de la consolidación de la

antropología en el marco del desarrollo de la sociedad burguesa y de la filosofía

ilustrada, se reconoce la importancia por esa pregunta por el hombre y por ende

sobre esa búsqueda del hombre sobre sí mismo. Sin embargo, en el cuadro de la

investigación antropológica señala Wulf (2008) que ―tanto inserta en la historia y

la cultura conduce hoy a conocimientos que tienen como efecto un extrañamiento

ante muchos contextos funcionales de la vida cotidiana‖ y donde el fin mismo

entonces sería el poder comprender la dinámica de esa cultura que rodea y en

muchas ocasiones (por no decir la mayoría) condiciona el accionar del ser humano

y también se constituye en elemento performativo de su visión al mundo y que en

el desarrollo de la vida de algunas culturas como las mesoamericanas o andinas

pueden ser al mismo tiempo piedra y pluma en la búsqueda de la explicación,

Page 38: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

37

explicación que buscaron en la mirada a los cielos en un afán de encontrar sentido

a lo que hay bajo ese cielo, donde el hombre por decirlo de alguna forma está

anclado con su misma humanidad.

Como marco de todo lo anterior es importante volver la mirada sobre la

antropología en el sentido pragmático de Kant para volverse sobre la cultura y por

tanto en la civilización de la humanidad y así como lo menciona Wulf (2008) ver en

ese sentido pragmático la posibilidad la tarea del ser humano de configurarse a sí

mismo; para lo cual es importante volver sobre Kant y poner en diálogos desde

una postura crítica ―lo que la naturaleza hace del hombre‖, o acerca de ―lo que él

en cuanto ser que actúa libremente hace, o pude y debe hacer de sí mismo‖; un

doble cuestionamiento entre lo que hace el mundo al hombre (mediado por la

cultura) o lo que el hombre logra hacer de sí en medio de esa ―cultura‖ y es en

este dialogo donde la mirada al universo puede considerarse como elemento que

libera y que cohesiona al mismo tiempo esa interpretación en lo humano y en lo

humano en la cultura. Y en este sentido cabe retomar la concepción de Humboldt

en cuanto el hecho de realizar una antropología comparada para buscar y estudiar

esas diferencias entre las culturas, las sociedades y los mismo individuos10, y con

base a esas diferencias procurar por enunciar una idea de humanidad.

Es ahora pertinente dar una mirada a las diversas vertientes de la antropología y

como ellas pueden nutrir un análisis en la mirada a los cielos de esos sujetos que

se interrogan sobre sí y sobre su medio y en ese medio las dinámicas que se

configuran bajo las instituciones como lo son la misma cultura, la sociedad y en

ella el desarrollo de ese hombre político que se desarrolló en torno a su medio o

quizás se desarrolla por el medio donde está.

Otra línea que es importante señalar es aquella en la que se refiere a la

antropología filosófica, que surge como tal después de la primera guerra mundial 10

Humboldt citado por Christoph Wulf, ANTROPOLOGÍA historia, cultura y filosofía - Anthropos, Barcelona 2008 – 11 la antropología comparada debe investigar las peculiaridades de las distintas sociedades.

Page 39: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

38

como consecuencia de la duda sobre el progreso universal y donde se encamina

una corriente que pone en duda verdades sobre lo que era lo humano y de esta

forma se define esta como una búsqueda de la especificada del ser humano en

una comparación con lo humano, esto como base para una autocomprensión y en

donde en relación con esa condición humana cabe lo referido por Wulf (2008) y es

la identificación de lo que constituye la ―condition humana‖, como por ejemplo lo es

el lenguaje que posee el hombre pero no ninguno de los seres vivos. Todo esto a

fin de identificar el hombre qué lugar ocupa en el cosmos y que en su tiempo

Scheler señala como esa situación que hace figurativa el cuestionamiento como el

hombre se presenta tan problemático, pero que al día de hoy esa problemática

además de seguir vigente pasa por la crisis del olvido, donde la pregunta por el ser

humano como se ha mencionado ha sido quizás olvidada por el dinamismo de las

sociedades modernas y postmodernas; sin embargo, Wulf (2008) expresa unas

características que entran a caracterizar al ser humano; estas características son

la configuración de un medio interno y externo; el externo identificado en el cuerpo

que permite la interacción con el mundo y el cosmos, y en el medio interno, el cual

constituido en el cuerpo por un alma, percibe lo espiritual o el ser mismo del

hombre, y que como se citó anteriormente todo confluye a la idea de Scheler,

Plessner y Gehelm que consideran que una de las diferencias del ser humano al

animal es la apertura al mundo en comparación con la postura animal que se

caracteriza por una sujeción al medio.

Al llegar a este punto se puede dar comienzo al dialogo sobre esa apertura al

mundo que hace el ser humano que lo saca de esos círculos cerrados que

menciona Wulf; sin embargo Gehlen y Scheler observan esa apertura al mundo de

formas diferentes; el primero desde una postura más biológica identificando al ser

humano como ese ser deficitario, y el segundo desde una mirada espiritual. Pero

además se introduce una preposición que también genera la reflexión por lo

cultural como ese medio vital que para el animal seria el entorno natural y que

para el hombre seria la cultura que lo define y produce con ayudas como enuncia

Page 40: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

39

Wulf encontradas en el lenguaje y el trabajo. En lo que refiere a lo cultural en voz

del mismo autor se encuentra:

El estudio de temas y perspectivas antropológicas conducen a una trasformación

del concepto de ―cultura‖. Influida por la etnología, en los últimos años la

investigación histórica emplea un nuevo concepto de cultura. No es un concepto

unitario, pero por lo general se tiene en común el hecho de que ―cultura‖ ya no

remite sólo a una parte determinada de la sociedad. En lugar de eso se parte de un

concepto ampliado de cultura. ―designa un sistema heredado de significados que

aparecen en forma simbólica, un sistema de representación trasmitidas que se

expresan simbólicamente, un sistemas a través del cual los seres humanos se

comunican, conservan y desarrollan su saber sobre la vida y sus posiciones frente a

ella‖. Según esta comprensión, la cultura es un sistema simbólico heredado en el

que crece el ser humano y que él mismo pude desarrollar y modificar activamente.

El concepto está concebido de forma tan amplia que no excluye a ningún individuo

en función de sus diferencias… (Wulf, 2008, p. 91-92)

Y donde atendiendo a lo enunciado por Wulf sobre la trasformación del concepto

de cultura se reafirma lo dicho por este en la idea de rescatar el carácter singular

e irrepetible de cada cultura y con ellos hablar de una especie de antropología

comparada donde en esas singularidades en lo que refiere a la mirada de los

cielos se puedan encontrar puntos de confluencia, si bien no en lo que significó el

cielo en cada una de las culturas antiguas o de los grupos modernos, si en los

intereses que hacen al ser humano alzar la mirada sobre sí y maravillarse con lo

desconocido desde ese desconocimiento interior , algo así como un doble juego

de interpretación, en una suerte de esos elementos de la condición humana de lo

exterior y lo interior que en una mirada antropológica del ser que mira al cielo

puede encontrar un camino de doble vía entre ese hombre interior y el hombre

exterior mediado por lo espiritual de su ser y lo incorporado a ese ser desde su

relación con el cosmos desde su condición exterior.

Al mismo tiempo en la voz de Wulf (2008) vale la pena detenerse un momento

sobre la reflexión de la cultura desde el carácter singular e irrepetible de cada una

Page 41: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

40

y la cual genera un gran impacto al partir de una posición crítica con base en

―una actitud anticolonial que parte de la igualdad de valor de todas las culturas y

que insiste en subrayar que, en una comparación de culturas, los valores,

posiciones y actitudes se formulan siempre desde una cultura específica.‖ (Wulf,

2008, p. 119) donde cabe el cuestionamiento a las tendencias de globalización y

mercantilización de lo que Wulf escribe como productos culturales y que más allá

de la utopía de una cultura universal estandarizada lo que debela en el fondo es

una pérdida total de identidad que es lo que puede hablar de una imagen de

hombre verdadera y no impuesta por la homogenización.

Como consecuencia de lo anterior se rescata la importancia de una antropología

histórica, la cual permita ver con un lente en perspectiva cada subjetividad cultural

y con ella comprender el dinamismo de cada una de las culturas y el rol del

hombre en ellas como ser con una identidad que lo diferencia del resto del

cosmos. Ya que la investigación antropológica en lo que refiere a lo histórico se

centra en esas situaciones elementales y experiencias propias de tiempo y lugar

que permiten fundamentar a un tipo de hombre cultural, un hombre que se expone

desde su singularidad y subjetividades específicas.

En este momento es importante detenerse a ver en si lo que es la cultura como

categoría de análisis o de elemento en el cual se desarrolla la vida del hombre y

que en muchos casos, por no decir que la gran mayoría se reduce a las luchas

contra las barreras de una ―cultura burguesa‖ como lo señala Josep Pico. Donde

el primer paso está la mirada a la cultura como calificativo que se ha reducido

para lo nominativo o que simplemente aprueba la calidad de civilización de un

pueblo. Para esto Pico señala como Kant utiliza el término partiendo del término

Cultur como acción de cultivar, que como lo manifiesta Pico es sinónimo de

educar para Kant o de ser culturalizado que se ve en dos vías: la del progreso

individual referente a la cultura (lo culto) y el progreso social referido a lo

civilizado. El fin mismo de la palabra se utilizó sólo para enmarcar una serie de

valores que pertenecían más puntualmente a algunos pueblos occidentales,

Page 42: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

41

donde se entendía que todo lo que estaba por fuera de esos valores o visión del

mundo y de su propio ser eran incultos o barbaros y debían ser civilizados

desconociendo así lo que para ellos era sus propias costumbre o modos de vida.

Al lado de ello se visualiza como desarraigar ese concepto de cultura sólo como

aquello que es propio de uno pocos y que pretende colonizar lo que está por

fuera, es un primer paso a entender lo que hoy nominamos como culturas

antiguas y que en ellas se puede entonces poner la mirada a los cielos como un

agente dinamizador de su visión como pueblo; visión que está movilizando una

serie de valores y por tanto de modos de ver y verse en medio de sus semejantes,

y de ahí rescatar como lo dice Wulf la importancia por la compresión histórica

como ―Historia Abierta‖ no remitida sólo al discurso oficial de una ciencia o saber,

y de esta forma marcar puntos propios por fuera de una historia vista como

proceso o como contingencia y así permitirse una confluencia de diferentes

perspectivas antropológicas que relacionan como menciona Wulf la historicidad y

la culturalidad y que en lo que concierne a la mira a los cielos como elemento

dinámico no sólo del ser humano que mueve su interior, sino también como

agente social que constituye parte de cultura permite desde una mirada

antropológica histórica el poner en interrogante y como agente problematizador

―las supuestas certezas de la vida social y cultural. Sus investigaciones se dirigen

a culturas humanas en espacios y tiempos determinados y a las transformaciones

que tienen lugar en ellos‖ (Wulf, 2008, p. 123) lo cual nos muestra una vez más

como se puede pensar en una historia en perspectiva abierta que deja cabida a la

mirada interdisciplinar en ese ámbito de la cultura como objeto de estudio.

Habría que decir entonces, que en este marco cobra gran relevancia la mira a los

cielos no sólo por lo que ese cielo significa en la cultura de un pueblo o de esos

pueblos antiguos, sino porque esa antropología histórica como lo menciona Wulf

puede y se detiene en esa mirada de las gentes ―sencillas‖ lo cual lleva a pensar

en esas subjetividades constitutivas del ser y que por ende se convierten en

Page 43: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

42

imágenes colectivas que se reflejan en lo característico de cada cultura y que se

entienden entonces como:

La atención se dirige a personas que configuran su vida con sus sentimientos,

pensamientos y acciones. Se investiga la praxis humana como un campo de acción.

Las historias de vida concretas y las formas subjetivas de experiencia pasan a

primer plano. Se estudian diferentes formas de acción individual, se describen las

contradicciones y sus múltiples significados. (Wulf, 2008, p. 91)

Es oportuno nuevamente indicar la importancia de esa antropología histórica como

esa indagación por las subjetividades o individualidades de los pueblos a través

del paso del tiempo11; y que pueden generar estudios a su interior como ese

conjunto de valores que nacen en sus prácticas de vida, generan una cosmovisión

que da cuenta de su forma de ver el mundo y de verse en él. Pero que en lo que

refiera a esa mirada a los cielos también cobra importancia ese modo comparado

con las demás culturas en cuanto a situaciones que ponen en juego la forma de

ver problemas fundamentales de la vida como lo pueden ser el alimentarse, el

protegerse o muchas otras; donde cabe una mirada desde la antropología cultural:

Desde su punto de vista, el mundo humano es siempre ya un mundo interpretado,

de significados que deben ser descubiertos. Ese mundo se produce y trasmite a

través de prácticas culturales en las que se construyen contextos de sentido que

sirven de referencia a los miembros de los diferentes mundos de la vida en sus

actividades. En las acciones y relaciones sociales se trasmiten representaciones y

significados (Wulf, 2008, p. 107)

Donde el mismo Wulf describe frente frete a lo etnocéntrico como:

11 Tiempo que cabe aclarar como construcción humana no debe ser aquella que se mide en forma

mecánica por un reloj estandarizado de horas minutos y segundos, y que por sí mismo en cada

cultura ese tiempo marca una mirada a lo subjetivo del modo verse en el paso de la vida por este

mundo.

Page 44: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

43

Por etnocentrismo (ethnos) entendemos las formas de pensamiento, sentimiento y

acción que parten de una valoración superior de la cualidad de la cultura europea y,

al tiempo, afirman la inferioridad de otras culturas. En la dominación de América

Latina, el colonialismo de los siglos XVIII y XIX, como en la globalización de los

siglos XX y XXI, estas ―estrategias‖ de la reducción del otro a lo mismo o lo propio,

tienen una enorme relevancia. En cambio, en la medida en que la antropología

cultural se comprende como la ciencia del otro, se esfuerza en provocar procesos

contrarios a aquellos en los que se vulnera el derecho humano a la diferencia

cultural. Una estrategia importante para sensibilizarse en el trato con el extranjero y

desarrollar una amplia capacidad de respuestas reside en descubrir al otro dentro

de uno mismo. (Wulf, 2008, p.113-114)

Esto indica una vez más la importancia de retomar la idea de ver en lo otro algo

relevante, que no se debe juzgar con los ojos de lo que es natural, ello en un

proceso decolonial del discurso y del estudio epistemológico que permita abrirse a

otros modos, a otros mundos, al otro y a lo otro como discursos también llamados

a reconocimiento.

En ese camino a recorrer en el reconocimiento de los subjetivo y como se

menciona por Wulf en referencia a esa antropología histórica que vuelve la mirada

sobre la ―gente sencilla‖ como elemento que permite ver qué es importante en eso

particular que nace en el cotidiano y que propiamente en esa mirada a las culturas

antiguas.

Nadie puede saber lo que un día puede adquirir actualidad de una historia

extinguida hace ya largo tiempo. La confrontación de nuestra conciencia

posiblemente limitada con otras mentalidades totalmente distintas solo podrá

servirnos de enseñanza en el proceso de la apropiación crítica (Scheuerl, 1985,

p.24 -25)

No sólo actualidad en cuanto a moda o modelo a seguir, sino a actualidad como

modo de estudio que permita comprender o descifrar los modos de vida y las

formas de entender y entenderse en ese mundo que fascino a esas culturas e hizo

que el alzar la mira al cielo fuera algo cautivante y dinamizador de valores y formar

Page 45: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

44

de actuar que hoy en día puede generar también algunos de esos valores o

asombro, pero que pasa por situaciones momentáneas no como agente cultural

que permita proyectar la reflexión por el ser humano que se ve en los cielos como

espejo de lo microcosmos interior. Todo esto en clave crítica que permita ver más

allá de lo que se ha naturalizado en esa historia de la cultura.

Para esto que se menciona en las líneas anteriores es importante partir de la idea

de cómo conocer el mundo para llegar a lo que es en sí la cultura o sus desarrollo

desde la vida cotidiana y las prácticas que se dan en torno a ella que pasan por el

cuerpo, el tiempo, los rituales y todo lo que se constituye en parte del imaginario

de las personas que integran una u otra cultura.

En lo que se refiere a ese conocer el mundo la antropología histórica vuelve la

mirada a los sentidos y como ellos son una forma de acercarse y conocer el

mundo

La presencia de la recepción sensible —y con ello la sensibilidad como tal— es la

vivencia del ser-con, que se desarrolla en relación con el sujeto y el objeto. Quien

siente no tiene los sentimientos; sino en tanto siente, se siente a sí mismo. Sentir

la propia presencia en la reacción sensible al mundo pone en conexión el cuerpo y

el sujeto con el mundo y los objetos. (Wulf, 2008, p. 129)

En esa experiencia de los sentidos es vital la visión, no sólo como forma de

conocer el mundo, sino como experiencia de los cielos en ese alzar la mirada de

los hombres en una afán de tener experiencia de eso que esta por fuera de su

mundo y que Plessner lo enuncia como esa acción de la visión mediada por el ojo

que permite interiorizar ese mundo exterior; además del hecho que permite

relacionar el cuerpo con lo observado ya que es quien observa pero también como

menciona Wulf puede ser observado. Una doble cualidad que permite conocer y

dejarse conocer del otro y porque no decirlo de lo otro.

Page 46: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

45

En ese conocer el mundo no sólo pasa por el sentido de la visión, ya que se

podría pensar en ella como uno de los ingredientes que permite hacerse una

imagen del cosmos (de ese mundo cercano, al igual que del mundo lejano

―cosmos‖), sino que también se media por un proceso de significación que va

hacia lo simbólico y que en algunos momentos se divulga o comunica y por tanto

genera sonidos que son una de las posibles formas de la comunicación y que

genera una acción de ver con él oído; donde:

Escuchar una palabra dirigida por un ser humano a otro se convierte, para el

hablante y el oyente, en un nuevo punto de partida para nuevas palabras. Esta

propiedad del sentido del oído posibilita la autopercepción, el conocimiento de sí y

la utoafección (Wulf, 2008, p.132-133).

Todas estas acciones son elementos que permiten un dinamismo en la

configuración de la imagen del universo como pergamino que proyecta las

sensaciones del ser humano en ese contacto consigo mismo, con él otro y con lo

otro. Un ejemplo de ello puede verse en las culturas antiguas como lo son las

egipcias que se configuraron a lo largo del rio Nilo, o las culturas andinas; culturas

donde el mirar las estrellas (por ejemplo en las culturas mesoamericanas y

andinas ver el planeta venus que consideraban como planeta) configura sus

prácticas agrícolas, lo cual se puede ver como una acción de conocer el entorno

en proyección con la comprensión de los cielos que se adaptan a esos ciclos

vitales para la naturaleza como acción explicativa de lo que hoy conocemos como

las estaciones. Ese conocer el medio y definirlo en función de fenómenos celestes,

permitía al hombre de dichas culturas a garantizar la comida, ―predecir la época de

lluvias‖ y así propender por el bienestar de la comunidad; bienestar que permite

las relaciones entre los miembros de estas comunidades y de esta manera abrir

paso al conocer el otro, y en esa dinámica preguntarse por sí mismo, por los

miedos, anhelos, sueños y visión de su ser en el ser del otro y de lo otro (las

relaciones y el medio donde se desarrolla).

Page 47: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

46

Ese conocer el medio, entender sus ciclos y poderlos predecir permite desde las

culturas antiguas todo un análisis desde una antropología cultural, donde el

conocimiento de otras culturas ya como mundos interpretados sin necesidad de la

presencia de lo exterior tiene como fin el generar un mayor conocimiento de las

otras comunidades (esas otras culturas fuera del discurso oficial ) de tal forma que

en palabras de Geertz se ha de "desplazar fragmentos de lo otro al propio

horizonte" y en ello pensar en el ojo que captura la luz que se tiene del universo,

no como una mirada universal; sino, que se podría tener la sospecha que desde el

inconsciente ese conocer lo otro pude nominarse desde lo que en voz de Foucault

sería una ―mirada calculadora‖ que lleva nuevamente a esa acción de doble vía

que Plessner diría como el permite interiorizar el mundo exterior desde el ojo, y

que además puede permitir no sólo interiorizar el mundo exterior, sino reflejar en el

ese mundo interior. Un mundo con necesidad de poner fuera de sí lo que no

encuentra lógica o explicación desde la acción que es mediada por los sentidos en

esa tarea de conocer el mundo. Todo esto abre una perspectiva de observación

antropológica donde se preste atención a esa forma en como el ser humano

―construye y reconstruye‖, ―significa y resignifica‖ su mundo natural, su mundo

social y su mundo cultura, dando paso a la o las forma de la constitución de las

instituciones sociales y del orden jerárquico como menciona Wulf en su texto

―ANTROPOLOGÍA historia, cultura y filosofía‖. Donde esto no es sólo un ir y volver

sobre los modos de percepción como elemento que juega un papel importante en

la experiencia de lo que se ha mencionado ya de conocer el mundo en el marco

de conocerse así mismo, al otro y a lo otro.

En conjunto, la investigación de la percepción trata de «preguntar por las categorías

de la experiencia, que parten siempre del juego recíproco de los sentidos. En la

medida en que este juego recíproco es dirigido y jerarquizado, penetra mejor en la

conciencia. Atmósferas, ambientes, ritmos, atenciones, etc., presuponen la

coherencia fundante de los sentidos y describen y ejercitan la ―percepción‖ como

fenómeno estético [...] Entre las condiciones de esas articulaciones de la

experiencia figura el conocimiento, que, para poder asumir adecuadamente la

Page 48: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

47

―percepción‖, no se puede pensar según oposiciones puras entre sujeto y objeto.

Así, la pregunta por lo que vemos no puede disociarse de la pregunta por aquello

que nos mira, por qué nos mira de esta o aquella manera, y lo que a su vez esta

mirada construye con la nuestra. La acción que acontece en la percepción está

determinada también por lo percibido. ―¿Qué hace con nosotros cuando nos mira,

interpela, toca o deja indiferente; y por qué lo hace?‖» (Wulf, 2008, p. 209-210)

De lo escrito por Wulf el cuestionamiento que presenta al final justifica el por qué

es importante mirar a las culturas antiguas en clave de la mirada al cielo bajo la

metodología de la antropología cultural, pero también desde la orilla de la

antropología histórica, y lo cual pone en escena de nuevo el pensar en clave de

una historia de la vida cotidiana y que Wulf pone en la voz de esas historia de la

vida de las gentes sencillas y de sus subjetividades y que él mismo autor describe

como la tarea de ―describir la vida interior de los individuos‖ partiendo del supuesto

que ―las estructuras sociales y la acción humana se coimplican recíprocamente de

modo cotidiano‖ (Wulf, 2008, p. 86) y que la clave de lo expuesto por el mismo

Wulf es mira las subjetividades atadas a lo histórico cultural y que abre un nuevo

juego de doble vía que se pregunta por cómo lo histórico cultural configura las

subjetividades, o cómo las subjetividades dinamizan lo histórico cultural. Dos

caminos que permiten mirar a esas culturas antiguas y complementar en una

ecología de saberes12 en torno a la astronomía cultural o arqueoastronomía que

buscan esa explicación de esas culturas y del hombre en esas culturas que alza la

mirada al cielo.

En esta dinámica del ser como ente cultural, es imposible dejar de mirar una de

las expresiones que menciona Wulf en tanto que ese ser humano como ser de

carencias, se ve llevado a producirse a sí mismo y a su mundo, en lo que él llama

entonces crear cultura, lo cual permite hacerse una idea y sospechar de como

esa configuración cultural en el mundo antiguo, se ve como un conjunto de

subjetividades con representación colectiva que se develan en una suerte de auto

12

Término adoptado de Boaventura de Sousa Santos

Page 49: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

48

control, de acciones que llevan a una unidad que en Tylor sería un compendio de

lo que es el ser y el saber, pero que en si sondea una imagen de hombre que se

debe procurar como estándar de esa cultura y donde en estas culturas el mirar al

cielo sería una acción que permea las creencias, la moral, las mismas costumbres

y por tanto la dinámica en sí misma de las instituciones sociales, entre las cuales

están aquellas que permiten la subsistencia de los sujetos.

Pero en torno a lo que refiere el término cultura hay cantidad de debates, pero lo

más relevante para este trabajo se puntualiza en una mirada crítica a la

concepción de cultura, en lo que Wulf cita como globalización de la cultura, que

enajena las subjetividades de las culturas antiguas exaltando algunas y

menospreciando otras en un juego de lo hegemónico y lo contra hegemónico que

lleva de la mano una concepción de civilización e incivilización, que desde lo

nominativo ha socavado la mentalidad de los sujetos asimilando algunas culturas,

aun la propia como inferior frente a otras, y que en palabras del mismo Wulf se ve

en algunos casos el escepticismo frente a esta cultura global, esto en clave de una

pérdida de identidad, identidad que grita en silencio la necesidad de reivindicar la

diferencia cultural.

Ejemplo de ese proceso que se mencionó en las líneas anteriores que lleva a

procesos de colonización y de una construcción de una cultura global, o más

puntualmente en la imposición de una cultura bajo la excusa de la civilización, se

encuentra los procesos de encuentro de culturas en la colonización de América

Latina como por ejemplo México y la misma Colombia, donde los europeos se

situaron por encima de los nativos y aborígenes no en un encuentro de culturas

que generaría una universalización de la cultura que respeta la diferencia, sino

como una destrucción cultural, que paso por la destrucción de sus edificaciones,

muchas de las cuales servían de acción mediadora entre lo espiritual y corpóreo y

que daban cuenta de una gran interpretación de los cielos que miraban

extasiados, y donde de esta destrucción socavó el cuerpo y más aún la mente de

estos nativos; dejando de un lado los cielos entre otras acciones culturales de

Page 50: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

49

estas comunidades, cambiando o sustituyendo sus imaginarios, en muchos casos

por un pensamiento que Wulf referencia como Hispano – Cristiano; donde no se

pudo dar un proceso de hibridación, sino una imposición cultural.

Lo anterior impacta lo cultural desde la mirada a los cielos en lo que respecta de la

imposición de un sistema que genera la replicación de un nuevo imaginario, donde

muchas de las costumbres quizás no han desaparecido, pero se escondieron bajo

el manto de lo reprimido y no debido. Y de esta forma la mirada a los cielos de

estas culturas no se perdió, pero se desplazó bajo los ojos de esos otros (lo mal

llamado culturas hegemónicas – europeas) y que tocan un tema que Foucault

denomina como la fuerza controladora y enajenante que actúa sobre los sujetos y

la misma cultura, pero que no se profundizarán en este momento, ya que la

mirada se centra en lo que genera la mirada a los cielos y que en culturas como

las americanas se desplazó a la mirada europea y que deviene en el cambio de

una imagen de hombre por otra.

Pero, más allá de todo lo mencionado, no se puede dejar de lado algunos

elementos o categorías que hacen parte de ese juego experiencial, de esas

subjetividades que hacen parte del mundo interior y exterior del hombre, que se

debaten o que son impactadas en esa acción de imposición y opresión de lo

propio por lo otro, que son la cuna de la misma cultura o protagonistas en la

construcción de ésta. Entre estas categorías se puede referencial en primer lugar

el cuerpo como ese medio de expresión en el cual se vierte al mundo un sin

número de acciones, y al mismo tiempo sobre el cual se impacta el medio de

forma que impregna en él modos de conducta no sólo en lo que refiere a su

lenguaje, sino también a su conducta y modo de ser en el mismo cuerpo y en el

mundo como lo enuncia Wulf:

A lo largo de la historia se han conformado diferentes figuraciones del cuerpo. En la

Antigüedad griega el cuerpo humano se constituía desde la diferencia con el cuerpo

de los dioses; se formaba a partir de las diferencias sexuales y del reparto del poder

Page 51: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

50

como masculino o femenino; se concebía como un microcosmos que refleja el todo

en analogía con el macrocosmos. Toda configuración del cuerpo se ve afectada por

el contexto en el que adquiere forma y recibe la influencia de un determinado

imaginario de sistemas simbólicos y acciones humanas […] (Wulf, 2008, p. 207-208)

Todo esto en el marco de un reconocimiento histórico que paso a paso traza las

líneas en un pensamiento globalizante podría nominarse como proceso

civilizatorio, donde el educación del cuerpo no solo desde lo físico, sino desde la

cultura que toma forma en la expresión del mismo cuerpo hablarían de un

―progreso histórico‖, lo cual es algo que ya Wulf (2008, p.127) ya reconocía y que

se podría enunciar como el adiestramiento del cuerpo como base de una acción

civilizatoria. Claro está que no solo se puede ver el cuerpo como objetivo solo de

una instrumentalización, ya que en todas las culturas antiguas se tomó el cuerpo

como elemento de expresión, pero lo enriquecedor de dar esa mirada al cuerpo en

las culturas es precisamente observarlo en la acción que encarna la cultura, como

acción diferenciadora de las demás culturas, como lenguaje de subjetividades y en

el fondo como elemento que permite ver el efecto de alzar la mirada a los cielos y

la apropiación de ese universo en el cuerpo y que en clave del texto

ANTROPOLOGÍA historia, cultura y filosofía

Se concluiría como acciones como ―la evolución y hominización que manifiestan la

temporalidad y la génesis del cuerpo humano, así como su conexión con la historia

de la vida en la tierra‖, historia que no sería tan enriquecedora si fuera solo el

contar de una homogenización de las culturas. (Wulf, 2008, p.160)

Al lado del cuerpo, también se pueden analizar categorías como lo son la

imaginación, categoría que Wulf cita en palabras de Castoriadis, donde se refiere

lo imaginario como ―una creación generadora de imágenes en la que las energías

corporales, imbuidas de formas y contenidos histórico-sociales, hacen surgir

significaciones individuales y colectivas‖ (Wulf, 2008, p. 178) esto genera una

impronta en el actuar y hacer que se manifiesta por medio del cuerpo lo que la

cultura ha grabado en él desde esa experiencia con el otro y con lo otro; sin

Page 52: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

51

embargo se ha dado una dinámica alienante el proceso de la imaginación, dejando

a un lado la acción creadora, para reducirse solo a una acción de réplica, y donde

acciones como el alzar la mirada a los cielos, más allá de una actividad

instrumental, queda sin significado en términos de lo imaginativo y de lo

performativo en el cuerpo, y por lo mismo pierde sentido como elemento

constructor y dinamizador de la cultura como lo fue en esas organizaciones

antiguas que daban valor a ese imaginario que ayudaba a definir sus modos de

vida, en un momento donde el cuerpo reposado podía percibir el medio de una

forma más reflexiva y no solo utilitarista o instrumental.

De esta forma se puede tener el cuerpo y la misma imaginación como elementos

que permiten abordar una antropología histórica, que además permite retomar en

el análisis elementos como los rituales que tiene lugar día a día, pero donde estos

actos tienen un valor cultural ya sea mirado desde lo performativo o desde los

actos miméticos; donde ―el cuerpo humano constituye la base de las relaciones

miméticas con el mundo. Con ayuda de los procesos miméticos, los seres

humanos establecen relaciones con otros seres humanos y con el mundo que les

rodea‖ (Wulf, 2008, p. 174) en definitiva el cuerpo como elemento dinamizador de

lo cultural y lo social, anexo a ser elemento que permite entretejer las actividades

de configuración del espacio en la evolución del hombre o más precisamente en

su proceso de hominización y en este proceso determinar los alcances de los

cielos en la configuración de ser humano y por ende en la configuración de la

cultura, dos momentos que están mediados por el cuerpo y por las diversas

contiendas que tienen lugar en él.

Page 53: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

52

1.3. SÍNTESIS DEL CAPÍTULO

―Durante toda la historia de la humanidad, las mentes más preclaras de cada

cultura han dirigido sus esfuerzos a estudiar el cielo. Su conocimiento hacia más

noble al que lo poseía y la resolución de sus enigmas era un estímulo

insuperable‖. Estas líneas escritas por Pedro duque en el prólogo del libro el

desafío del universo de Telmo Fernández y Benjamín Montesinos (2007) muestra

como el alzar la mirada a los cielos, no sólo es un accionar de unos pocos, sino

que ha sido una línea que atraviesa la historia de la humanidad y que ha

generado unas dinámicas propias en la actividad humana que han permitido o

aportado en la construcción de las culturas; pero aun hoy en día en medio de una

sociedad acelerada por las tendencias de la globalización, el mirar al cielo sigue

generando estasis en el momento que se alza la mirada, y justo en ese momento

se puede decir que el tiempo regresa al pasado y ese misterio y maravillas que

mueven los ojos que miran al cielo del hombre prehistórico, se posa también en

ese observador moderno.

La historia de los cielos se ha escrito en clave de un discurso eurocéntrico que ha

tomado un carácter hegemónico, historia que ha dejado de lado las voces de otras

culturas que también tuvieron grandes aportes y en la mayoría de ellos una

apuesta más por la construcción social, que el sólo quehacer instrumental que se

desarrolló en europa a partir del desarrollo griego de las ciencias. Sin embargo, ya

sea una u otra cultura la que sea analizada, ello abren un espacio para pensar

cómo el hombre se ha dinamizado en su interior y exterior a partir de la visión del

cielo, y en esa dinámica analizar como lo menciona Scheuerl (1985) En todos los

ejemplos históricos hay que distinguir generalmente entre los enunciados de

sentido antropológico (acerca de objetivos, destinos, ideales, imágenes,

directrices) y las intuiciones ―empíricas‖ de aspectos favorables y desfavorable de

la naturaleza humana que ante la mirada de los cielos, permite la reflexión

Page 54: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

53

antropológica histórica para el análisis de esas subjetividades, de esas

observaciones y actividades propias de cada una de las culturas que a lo largo de

la tierra observaron los cielos que estaban sobre sí.

Pero en ese análisis antropológico histórico no solo configura un análisis del

pasado, ya que esas ―investigaciones de la antropología histórica dedicadas al

pasado hay siempre una importante relación con el presente‖, (Wulf, 2008, p.304)

donde esa observación antropológica como lo señala Bollnow se tiene un ―modo

de observación histórico – espiritual (geistesgeschichtliche betrachlungsweise) que

permite elaborar una imagen de hombre‖; (2005, p.42) donde ésta permite

establecer una relación entre la mirada a los cielos a partir de una configuración

del hombre desde su ser material en esa relación con el espacio, pero también

esa construcción espiritual en relación con los procesos formativos que se dan a

partir de la necesidad el lugar del hombre en el cosmos.

La evolución de las teorías del universo abren un abanico de posibilidades en lo

que configura la imagen de hombre a lo largo de la historia de este en el planeta y

por tal motivo hacen posible un análisis antropológico que inicia en la antropología

filosófica en esa necesidad de comprender la total existencia del hombre y de

encontrar las especificidades delo humano; haciendo un tránsito a la antropología

histórica que permite hacer un seguimiento a las experiencias del ser humano en

clave de sus singularidades, en búsqueda de identificar esas subjetividades de

cada ser humano en clave de su cultura y las dinámicas de cambio a través de los

tiempos. Esto sin dejar a un lado el análisis desde la mirada de la antropología

cultural que marcará un camino hacia el conocimiento de otras sociedades, del

como otras culturas afrontan la vida y así dar una mirada a esos discursos que se

elevan como contra – hegemónicos.

Cabe señalar en este punto que el afrontar una historia de lo astronómico en clave

de la mirada a los cielos, permite salirse de esa historia con fines instrumentales

que desemboca en la ciencia de la mecánica celeste, para poder así volver a

Page 55: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

54

esas subjetividades que se desarrollan en el hombre como individuo, o en el

hombre como agente cultural, y que en términos antropológicos aportan por la

pregunta del hombre, pero de un hombre que desde su pregunta por el cosmos,

pregunta por su lugar en él y por el lugar del cosmos dentro de sí; todo lo anterior

resumido en esta idea:

La cultura no es capaz de salvar a nada ni a nadie, tampoco justifica nada. Pero es

una producción del hombre en la que este se proyecta y reconoce; sólo este espejo

crítico le da su propia imagen. (Wulf, 2008, p.116)

Cabe concluir en función de esta última idea, que el cosmos, macrocosmos,

universos o simplemente cielos, connotan en el hombre unas dinámicas en su

interior que permiten un análisis de su ser, que dan cuenta de sí y de sus prácticas

culturales, que en muchos casos se han desvanecido en la historia o simplemente

se han opacado por otros intereses, pero que en su relato contienen una historia

no solo cultural, sino propia del ser humano, de un ser humano que se configura

bajo un cielo que lo inquieta y lo anima a la reflexión.

Page 56: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

55

2. UNA MIRADA A LAS REALIDADES POR FUERA DEL DISCURSO

EUROCÉNTRICO.

En el momento en el que se nos habla de astronomía, se evoca inmediatamente la

concepción del mundo griego y con él todo el desarrollo de la cosmovisión

científica y la idea de comprensión del universo físico, por el cual se ha dado un

gran desarrollo en las ciencias exactas y naturales como fuente de interpretación

de lo que es el tiempo y espacio, donde tiene lugar la existencia humana, aun

antes y después que ella acabe en la forma en la que se conoce en este

momento; sin embargo, existen otra serie de caminos que se recorrieron en esa

búsqueda de ubicación del ser humano y de su mundo, que no sólo se enmarca

en el desarrollo dado en la antigua Grecia como cuna del conocimiento científico y

que se extiende a otros lugares, a otras subjetividades, a otras culturas, a otras

formas de percibir el mundo y el cosmos, y por tanto otras formas de ver al

hombre y su función en el mundo donde vive o convive, según la perspectiva de

cada una de estas culturas.

De esta forma la intención de este apartado es identificar esas realidades por

fuera del discurso eurocéntrico y de las ―verdades‖ que bajo su mirada se

configuraron en la antigua Grecia, y con ellos poder observar otros modos de

desarrollo cultural desde el estudio de los cielos más allá de una mecánica

celeste, para detenerse en aquellos elementos que el cielo proyecta en el ser

humano en clave no sólo de aquellos discursos por fuera del europeo, sino que se

lleve la mirada a algunas de las propuestas en Latinoamérica, para de esta forma

observar el desarrollo de estas culturas y de los sujetos propios de esta región.

Todo esto, en el marco de lo que ciclos celestes marcan el desarrollo de cada uno

de estas culturas.

Page 57: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

56

Esto permitirá hacer un recorrido por algunas culturas milenarias como la China,

algunas de África, América latina y así llegar a las culturas mesoamericanas

donde se iniciará un estudio más detallado de la cultura maya; pero más allá de

esto, también estará una visión de lo que significa conceptos como la civilización y

desarrollo que deviene en un pensamiento colectivo en bases eurocéntricas, para

confrontar y exponer lo que el desarrollo y progreso se lee en estas otras culturas

anexas al discurso hegemónico.

Figura 5. Dinámica en la mirada a los cielos.

MIRAR AL CIELO

Configura acciones como

Estratificar las

Sociedades

Configurar la identidad

de la cultura

Establecer nuevas Disciplinas y

categorías de análisis

Determinación de la relación entre

ciclos celestes y ciclos naturales

Se configuran relaciones entre el

ser astronómico y la idea de

cultura en los pueblos antiguos

ASTRONOMÍA

CULTURAL

Arqueoastronomía Etnoastronomía

Astronomía

Arqueología del paisaje Antropología

CONCEPCIÓN DE PROGRESO E IDENTIDAD CULTURAL

Page 58: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

57

2.1. LA IDEA DE PROGRESO EN CLAVE DE LA MIRADA A LOS CIELOS Y

EL MUNDO GRIEGO

Sin duda, ―las concepciones humanas del cielo son muy complejas y es difícil

apreciar el grado en que las sociedades antiguas utilizaron este recurso para su

propio desarrollo y funcionamiento‖ (Iwanizewski, 1994, p. 24). Con esta cita se

puede dar paso a la pregunta por la idea y fin de progreso que se tejen en el

interior de estas culturas; pregunta que se une a los esfuerzos por explicar lo que

parece ―natural‖ e interrogarse entonces por lo qué genera en la evolución del

hombre como ser partícipe de la cultura; además del cómo también se ve

influenciada la mentalidad de este hombre en la comprensión de los cielos.

De esta manera puede hacerse alusión a algunas ideas de progreso, entre las que

se puede ver el pensamiento que Nisbet desde la mirada del mundo occidental

hace, refiriéndose al hecho que la humanidad ha avanzado en el pasado, avanza

actualmente y puede esperarse que continúe avanzando en el futuro(Nisbet,

1991), idea que en la astronomía occidental sigue las mismas dinámicas, al ver el

quehacer astronómico como un conjunto de conocimientos en avance y

crecimiento, que van haciendo frente a una sociedad que se inquieta y que

encuentra actitudes como el ímpetu renovador de Galileo en una época de

predominio de las ideas aristotélicas, y donde las oleadas de su pensamiento (el

de Galileo) alcanza su punto culmen con Copérnico y Kepler, en la determinación

de las leyes básicas para afrontar el estudio de la mecánica celestes y por tanto

en la configuración de una cosmovisión no sólo sobre el mundo, sino sobre el

lugar de la tierra dentro del universo.

Sin embargo, a pesar de las actitudes renovadoras de personas como Galileo y el

mismo Copérnico, el saber astronómico se consideró más como herramienta de

grandeza intelectual al tratar de dar una interpretación del cielo que engrandecía el

ser del hombre en su capacidad de dominio y no como objeto de comprensión de

Page 59: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

58

la naturaleza que permitieran un desarrollo armónico de ésta con humanidad,

dejando abierta la puerta no sólo a un discurso de dominio, sino de alguna forma

a la pregunta por el lugar ocupa el hombre en el cosmos.

Pero desde una mirada reflexiva, ver el avance en el saber astronómico sólo como

un cúmulo progresivo de conocimientos que explican la dinámica de los cielos y

que suman hechos a la historia del hombre, de la humanidad y de la misma

ciencia, se convierte en una mirada simple y poco profunda de lo que es la ciencia

y el ser humano, ya que sólo se tendría dominio sobre un quehacer instrumental

que a medida que avanza como ciencia positivista minimiza lo que este ser que

mira a los cielos interioriza en eses procesos de comprender el cielo; por lo que

sería pertinente retomar el pensamiento de Protágoras, por algunos definido

como el más grande de los sofistas, el cual veía en la historia del hombre una

historia en sí misma de la liberación de esté, de esa ignorancia como él la llamo:

―primigenia‖, que incumbe también el miedo, la esterilidad y en esa esterilidad un

motor que conducen a la culturalización, y como consecuencia evidencia el

gradual escalonamiento a condiciones de vida mejores, que en la voz de

Protágoras es consecuencia de un avance progresivo del conocimiento;

conocimiento no sólo por avance intelectual, sino que éste está adscrito a un

contexto, a unas situaciones de tiempo y espacio, y por tanto a unas

delimitaciones en la imagen de ser humano en dichos escenarios.

Sin embargo, si se ve la concepción de progreso expuesta por Hesíodo, podría

generar interrogantes frente a si ese cúmulo de conocimientos más que

engrandecer al hombre ha llevado como él lo enuncia a algún tipo de

degeneración; lo cual permite observar si el fin en la intención de interpretar los

cielos persigue la relación que Aristóteles plantea entre la razón y la sabiduría,

confrontando la astronomía como un saber en constante mediación entre la razón

y sabiduría que lleva a la construcción de conocimientos y que influye en la

dinámica de la sociedad y del desarrollo de la cultura, pero que en algunos casos

se regresa a esas palabras de Protágoras en términos de un accionar estéril y

Page 60: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

59

lleno de simbología como números, o sólo como un mecanismos de poder y de

grandeza sobre los demás y no como se puede ver en las culturas orientales y

americanas (más adelante se realizará un abordaje de estas culturas) donde la

astronomía y su saber se convierten en un determinante de la cultura y del

desarrollo de sus civilizaciones, en la construcción de modelos de sociedades y de

acción cultural que trae consigo el mirar los cielos, como reflejo de lo que está en

el interior del hombre y del pueblo.

Lo que sí es evidente en el estudio de la historia y epistemología de las prácticas

astronómicas, es el carácter intencional en todas las culturas, en diversas épocas

y lugares que se han dejado fascinar e inquietar por los cielos; como lo menciona

Alexander Koyre (2008) generando continuas contiendas libradas por la mente

humana en contraste con la realidad; donde la mente en su uso de la razón y del

mismo imaginario producto de cada uno de los contextos donde esta ese hombre

que mira a los cielos, juega o propende por entender lo que está sobre sí y a su

alrededor en búsqueda de entender, comprender e interpretar esa realidad sobre

la cual no hay un juez determinante de la verdad, y donde se puede decir que la

veracidad sobre cada una de esas teorías está dada por los modos de tiempo y

lugar, además de la necesidad del hombre en cada momento histórico, esto ha

hecho que se pase de la mirada de los dioses que determinaban el fin y camino a

seguir por cada hombre, a una mirada cientificista instaurada por Galileo y que

Koyre (2008) enuncia como: el papel de la experiencia, del surgimiento de un

―sentido experimental‖ (la experimentación como interpretación metódica), o en

otras palabras, ese paso de la vida contemplativa, a la vida activa en busca del

dominio de la naturaleza y del mismo cosmos como herramienta al servicio del

hombre; de tal forma que la revolución científica del siglo VII es un nuevo motor

que jalona una mirada diferente al cosmos, cambiando aquella tradición griega en

la perspectiva occidental.

Sim embargo, para observar con mayor detenimiento las culturas por fuera del

discurso eurocéntrico se debe establecer algunas consideraciones desde lo que

Page 61: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

60

ha sido la cuna del desarrollo científico en términos de progreso, como se ha

ilustrado en las líneas anteriores, pero también observar como los pensamiento de

en el mundo griego permiten la validación de la tesis que el mirar al cielo además

de permitir el desarrollo de una ciencia cientificista, como lo es la astronomía en su

definición más ortodoxa, también permite abrir un camino a pensar en el ser

humano que miraba al cielo. En ese orden de ideas la filosofía natural griega se

puede visualizar como la primera búsqueda racional para con los fenómenos

naturales, lo que Telmo Fernández en su libro el desafío del universo (2007, p. 78)

llama el paso del mythos al logos. En relación con este cambio a procesos

analíticos desde la comprensión, Platón (428 – 347 a.C.) sin ser un astrónomo o

proponerse serlo, expresa que lo que el ser humano percibe del mundo o en este

caso del universo, lo realiza por medio de los sentidos y por tanto es imperfecto e

irreal, esto a causa que nuestros sentidos son ―instrumentos‖ poco acertados para

percibir sensaciones, ejemplo de ello está el paralaje en los ojos, o las

sensaciones terminas de nuestra piel o la diferencia entre lo que escuchamos o no

según donde estemos; además de las particulares genéticas de cada persona. Al

respecto Platón hacía referencia que todo lo que se percibía era una forma

distorsionada de otra perfecta e ideal. De esta forma se deduce que en el

pensamiento de Platón se tiene una tendencia a no valorar la observación como

método de comprensión del universo, a causa de la poca confiabilidad en los

sentidos como mecanismos de percepción de éste.

Por otro lado, Aristóteles (384 – 322 a.C.) referencia Telmo Fernández (2007, p.

94) contrario al pensamiento de Platón, en lo que refiere a la astronomía, piensa,

que es absolutamente necesario levantar los ojos al firmamento para observar,

medir e intentar analizar lo que allí está ocurriendo. Pero no se puede desdibujar

todo el pensamiento de Platón respecto a los cielos ya que éste hace referencia a

la astronomía como esa acción que ―empuja al alma a mirar hacia arriba y lleva al

ser de este mundo a otros mundos‖; una tesis que puede ser equiparada al

pensamiento de otras culturas donde más allá del valor de los cielos en cuanto a

Page 62: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

61

un sistema ordenado que brinda grandes elementos científicos, está un espacio

que permite la autorreflexión del ser humano que trata de comprender el universo

y así comprenderse a sí mismo.

Uno de los puntos de quiebre de la cultura en clave de la concepción griega frente

a lo que se desarrolló en las demás culturas fue el buscar una explicación racional

a los fenómenos naturales y dejar de un lado los mitos como explicación de lo que

sucedía a su entorno y mucho más allá de él; sin embargo este mismo hecho fue

lo que separó al hombre de sí mismo y de su relación con ese paisaje cercano (la

tierra) y del paisaje lejano (el universo), en la dinámica que se dio en Grecia como

la cuna de la ciencia, también se puede pensar sucedió en los primeros pasos al

distanciamiento del hombre con su mundo y con ellos la esterilidad con ese

entorno que lo mueve interiormente desde la relación externa con él. Esto se

puede establecer como un desvincularse del mundo simbólico, por una

matematización del conocimiento que si bien no es algo malo en sí mismo, si dio

pie a las dinámicas actuales que se viven en un mundo sin límites y acelerado por

conocer más de lo que puede controlar, anexo al dejar en un segundo plano el

pensar en el hombre como tal, para sólo pensar en lo externo a él, pero esto no

ocurrió en la mayoría de las culturas antiguas que siguieron dando al desarrollo

del imaginario un mecanismo de vinculación del cosmos con el ser humano y de

éste con todo lo que lo rodea y crea como por ejemplo la cultura.

En el proceso de explicación de los fenómenos naturales que rodean al hombre

como una acción racional que busca una serie de elementos lógicos demostrables

es sólo una metáfora llevada al pensamiento de lo que era la polis griega y por

tanto la participación del hombre en esa polis, lo que lo nomina como zoon

politikon que participa de la vida pública y en esa participación encuentra una

forma de dominio no sólo de la naturaleza, sino también de sí mismo; por esta

causa entonces si el hombre puede conocer racional y lógicamente las estructuras

del mundo y con ello la generación de un conocimiento, se tenía entonces un eje

que unía a la razón y la democracia (en cuanto a que el conocimiento se volvió

Page 63: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

62

público y al alcance de los hombre de la polis) orientadas al control de la

naturaleza para su servicio, idea que es la bandera del progreso que hoy se vive

en el mundo, donde se tiene la tierra al servicio del hombre.

Pero a pesar de estas reflexiones, queda como interrogante el rol que ha dejado el

estudio astronómico y sus bemoles en las diferentes culturas frente a su aporte o

consecuencia en el concepto de progreso de las mismas culturas y del hombre en

cuanto a sí mismo y en cuanto a hombre social – cultural, y en la misma dinámica

lo que el progreso, astronomía y antropología pueden aportar al quehacer

pedagógico y la historia de la misma ciencia, pero contada desde las

subjetividades de las culturas como lo mencionaba Protágoras en clave de

liberación, anexo de una reflexión epistémica y filosófica.

2.2. BASE EPISTÉMICAS DE LA ARQUEOASTRONOMÍA A LA

ASTRONOMÍA CULTURAL PARA UNA INTERPRETACIÓN DE LAS

COSMOLOGÍAS DE LAS CULTURAS ANTIGUAS.

Como se ha mencionado ya en líneas anteriores, gran parte del discurso europeo

en lo que respecta al tema de las ciencias y a lo cultural, se basa en una idea de

progreso y desarrollo que tiene sus bases en pensamientos como el de Xenófanes

que ilustra como ―en el comienzo, los dioses nos revelaron a los hombres todas

las cosas. Pero los hombres, a través de sus Propias búsquedas, encuentran en el

curso del tiempo aquello que es mejor‖(Nisbet, 1986), con lo cual se puede

evidenciar la idea que posteriormente impacta el discurso astronómico europeo en

el que se busca un dominio sobre la naturaleza, no sólo como mecanismo de

comprensión, sino de dominio, de explotación en aras de una idea de desarrollo

que brinde mejores condiciones de vida, pero que en el proceso desliga la

reflexión por el ser humano en esa relación con la naturaleza como parte de ella y

Page 64: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

63

no como un dios que la trasforme y cambie para sí, olvidando que el hombre al

igual que muchas otras especies sólo es uno de los muchos elementos que

integran ese conjunto llamado naturaleza.

Pero en esta búsqueda de progreso y en clave de la política aristotélica parecería

que en el discurso europeo y de las grandes potencias en el momento actual se

dejó de lado a la sabiduría como complemento de la razón en ese camino que

llevaría al progreso, ya que en el marco de las ciencias modernas y de la misma

astronomía como ciencia dura se diluye la concepción de sabiduría en el gran

marco de la acumulación de conocimientos, lo cual equipara la concepción de

progreso con el dominio de las leyes naturales, pero por otro lado un progreso

social y cultural de la humanidad que se podría leer en una clave escéptica, ya

que se puede hablar del desarrollo como la capacidad inventiva del hombre, lo

cual Seneca nominada como un gran caudal de conocimientos, pero donde el

vacío quedará en el no desarrollo de la sabiduría del hombre(Nisbet, 1986).

Sin embargo, no pueden desmeritarse en la actualidad algunas contiendas

libradas por reconocer el vigor de las civilizaciones antiguas como fuente a beber

para explicar las realidades actuales y retornar a prácticas ancestrales que

apuntan a rescatar al hombre moderno y volverlo al mundo, esto en clave de una

―defensa por la diferencia cultural, no como una fuerza estática, sino como

trasformadora‖ (Escobar, 2007: II), pero que como el mismo Arturo Escobar aclara,

no con el fin de cambiar un discurso hegemónico por otro, sino el reflexión crítica

de la realidad social, una realidad social y cultural que en términos de la mirada a

los cielos permite volver a los orígenes y comprender la imagen de hombre que se

construye en estas culturas antiguas y que pueden ofrecer alternativas o rumbos

en las maneras de representar y reconstruir la imagen de hombre actual, un

hombre en crisis consigo mismo, y con una idea de cultura en función de

homogenización y no de subjetivación de su propio ser. A tal idea Arturo Escobar

esgrime:

Page 65: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

64

Por casi cincuenta años, en América Latina, Asia y África se ha predicado un peculiar

evangelio con fervor intenso: el ―el desarrollo‖. Formulado inicialmente en Estados

Unidos y Europa durante los años que siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial

y ansiosamente aceptado y mejorado por las elites y gobernantes del Tercer Mundo a

partir de entonces, el modelo de desarrollo desde sus inicios contenía una propuesta

históricamente inusitada desde un puntos de vista antropológico: la trasformación

total de las culturas y formaciones sociales de tres continentes de acuerdo con los

dictados de las del llamado primer mundo. (Escobar, 2007, p.11)

Se puede ver entonces en esta perspectiva la necesidad de volver a pensar y

reconstruir una imagen de desarrollo en clave del rescatar las subjetividades de

las culturas antiguas y el comprender esas filosofías ancestrales que en su

momento dinamizaron las prácticas sociales, políticas y religiosa la relación

estrecha con las admiración y esa búsqueda de comprensión de los ciclos

celestes como engranajes de sus sistemas culturales.

Es de esta forma como se retoma un nuevo campo de investigaciones que torna

sus orígenes entre los años de 1950 y 1960 en la Universidad de Oxford en la voz

del profesor Alexander Thom y el astrónomo Geral Hawkins, que se denominó

ARQUEOASTRONOMÍA, pero que algunos académicos rastrean cerca del año

1894 con la publicación The dawn of astronomy de Sir Norman Lockyer director en

su momento de la revista Nature. Esta nueva rama de la ciencia se centra

inicialmente a los estudios sobre el conocimiento astronómico de las culturas

antiguas, y para ellos vuelca su mirada a las estructuras megalíticas construidas

por estos pueblos en épocas antiguas a lo largo de todo el mundo. Algunos

ejemplos de estas construcciones son Goseck en Alemania, Stonehenge en

Inglaterra, las pirámides en Egipto, Intihuatana en la ciudad de Machu Picchu en

Perú, Kukulklan en México, Cheomsongdae en Corea y Chankillo también en

Perú, entre muchas otras son ejemplos de estas construcciones arquitectónicas

que modifican el paisaje de estas culturas y que son objeto de estudio de la

Arqueoastronomía, al encontrar una relación directa de estas con los ciclos

celestes.

Page 66: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

65

Es así como se entiende la arqueoastronomía, como una relación naciente entre el

estudio astronómico en relación con los hallazgos arqueológicos en una búsqueda

por colocar en contexto esta relación de las construcciones megalíticas con

fenómenos o ciclos celestes, la cual formalmente se delimita como:

En el nuevo mundo se fundamenta una nueva forma de acercarse al estudio de la

astronomía de los pueblos antiguos, sobre todo los pueblos de la América

Prehispánica. Así, basándose no solo en la medida de las orientaciones de los

restos arqueológicos sino en un estudio de las fuentes literarias (códices,

etnografías de diversos grupos indígenas, crónicas de la conquista, etc) se fu

fundamentando la relación entre astronomía y arqueología del paisaje (García, M. &

González, C. 2009, p.105)

Todo esto lo que genera en esta ciencia emergente es el inicio por dar relevancia

a los espacios antropizados en clave de tiempo y de cómo el paisaje se ve

influenciado por una tradición astronómica que parte del hecho de una

observación de los ciclos celestes en diversos modos de tiempo y lugar por

culturas antiguas, lo cual permite según el Artículo de Arqueoastronomía,

antropología y paisaje de García y González constatar que la vida humana es un

proceso que implica el paso el tiempo y que este proceso vital es también el

proceso de formación de los paisajes en los que la gente ha vivido y vive. Donde

a partir de esta relación que se plantean García y González se puede fundamentar

el carácter antropológico en el estudio astronómico a partir de la relación

arqueológica y etnográfica del estudio de las culturas antiguas alrededor de las

prácticas culturales que toman los fenómenos celestes como herramientas

influyentes en sus vidas y prácticas del día a día.

Lo anterior permite configurar a la antropología como vértice en el sistema de

comprensión del objeto de estudio de la arqueoastronomía como esa ecología de

saberes (término utilizado por Boaventura de Sousa) entre las arqueologías del

espacio, las etnografías y el saber astronómico. Este sistema relacional de la

antropología, la arqueología y las prácticas astronómicas, confluyen en un fin, el

Page 67: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

66

cual es objetivar las percepciones subjetivas del espacio en clave cultural de los

pueblos antiguos; para lo que es parte indispensable la reconstrucción de los

condicionamientos y construcciones sociales que se han elaborado

históricamente, lo cual permite una reivindicación de esas otras realidades por

fuera de un discurso hegemónico eurocéntrico y de la tendencia de una

homogenización de lo cultural en el marco de un concepto de ―desarrollo y

progreso‖.

En este punto es de destacar que con el análisis arqueoastronómico se da pie a

pensar no sólo en aquello material que da cuenta de un legado cultural en una

interpretación fría de las construcciones megalíticas o de lugares ceremoniales o

algún tipo de construcciones con fines astronómico, sino que se abre paso a

pensar en una impronta inmaterial que se da a partir de la relación etnológica y

antropológica que se dinamizan en torno a las configuraciones culturales en clave

de la mirada a los cielos, como acción que influencia el ser social de estos pueblos

antiguos. Donde esto permite: ―primero crear un espacio dado mediante un

discurso ad hoc, como una ―topología‖ para, en segundo lugar, crearlo mediante la

incorporación de la acción humana que trasforma su apariencia material y que, en

tercer lugar, puede ser contemplada como un resultado que es el paisaje‖ (García,

& González, 2009, p.46)

La concepción de este paisaje expresa lo que es la dinámica de la cultura en torno

a los ciclos celestes como ortos y ocasos de cuerpos en el universo como lo son

algunos planetas, el sol, la luna, estrellas como Cirio, o en algunos otros casos

configuraciones más complejas como los asterismos13 formados por grupos de

estrellas; pero que en definitiva dejan su paso en el paisaje de estas culturas con

huellas que van más allá sólo de lo físico construido, y que se interioriza en la

imagen de hombre que se construye al interior de estas culturas.

13

Los Asterismos son la unión de varias estrellas por medio de líneas rectas y que dan cuenta de una constelación que representa el imaginario del pueblo que la nómina e incorpora a su sistema representativo cultural.

Page 68: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

67

De esta forma en lo que refiere a lo antropológico, es importante el estudio en

términos de una corriente histórica, ya que dentro de la línea de investigación

arqueoastronómica, hablar de una antropología histórica permite razonar

lógicamente sobre las configuraciones culturales que se dan al ver a estos pueblos

bajo la lente de las prácticas astronómicas de mirar al cielo en busca de

significados que se registran en las construcciones que se erigen en la tierra.

Ver en la antropología histórica un modo de aporte a la relación entre un ser

astronómico y otro arqueológico cobra sentido ya que esta permite interrogarse

sobre las supuestas certezas de la vida social, orientando sus estudios a culturas

humanas en diversos modos de tiempo y espacio y por tanto también las

trasformaciones que tienen lugar en ellos, mostrando a los seres humanos en sus

singularidades (Wulf, 2008) y por tanto también identifica esas condiciones

particulares de los espacios culturales creados por esos seres humanos, que a su

vez obedecen a una imagen de hombre particular en cada cultura que eleva su

mirada a los cielos en busca de respuestas que dinamicen sus prácticas sociales y

sus relaciones con el medio ambiente.

A este punto se puede adoptar la definición que Juan Antonio Belmonte expresa

sobre la arqueoastronomía luego de mostrar como esta ofrece esa relación entre

la arqueología del paisaje, las prácticas astronómicas y el análisis de una

antropología histórica, la cual:

Cataloga a la arqueoastronomía como cualquier estudio de las prácticas de

observación del cielo con fines culturales (religión, adivinación, arquitectura,

decoración, pintura, planificación de las ciudades, medida del tiempo, navegación,

etcétera) en cualquier región del planeta que no se considere una contribución

directa al estudio de la historia de la ciencia astronómica moderna y, aun en este

caso, la frontera quedaría muy difuminada. (Belmonte, 2006, p. 47-48)

Lo cual solo reafirma la premisa que se tiene sobre el carácter globalizado de la

astronomía en términos de su carácter inquietante en todos los lugares del mundo

Page 69: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

68

que ha movido la curiosidad de cada pueblo y que se refleja en una serie de

cualidades que van desde la fascinación, pasando por la contemplación y el

misterio, hasta llegar la representación y trasmisión de conocimientos; los cuales

en clave de un análisis arqueoastronómico se entretejen en una urdimbre de lo

humano, con lo natural, lo científico (en cuanto al desarrollo astronómico) y lo

cultural como expresión que ―refiere a todo lo que produce el ser humano y que

tematiza algunas preguntas abiertas que tienen que ver con el deseo y la fantasía,

la religión y la alteridad, el mito, la utopía y el misterio, el juego, el ritual y la fiesta,

así como la música y el teatro (Wulf, 2008, p. 153) y que Wulf concluye al decir

que el ser humano en lo cultural termina produciéndose a sí mismo y su mundo,

producción que se hace a partir de las influencias que recibe y que desde la

mirada de la arqueoastronomía devienen de mirar al cielo y descubrir los ciclos de

esos cielos que están en resonancia con los procesos naturales en la tierra.

En voz del mismo Wulf se puede justificar un análisis en arqueoastronómico en

clave de una antropología histórica, en tanto se considere toda actividad humana

como una unidad que tiene su configuración cultural, y de esta forma adoptar un

nuevo nombre con unas implicaciones más amplias para ese estudio de las

acciones astronómicas que impactan el desarrollo cultural de estos pueblos

antiguos. Este campo más amplio de estudio se llama ASTRONOMIA CULTURAL,

la cual Stanislaw Iwaniszewski define como: ―el estudio de las percepciones

humanas del cielo y sus relaciones con la organización de los diferentes aspectos

de la vida social‖ (2009, p.23) lo cual permite mirar el significado del cielo no como

construcción en sí mismo, sino como una categoría que se revela mediante las

motivaciones y las prácticas humanas, por lo cual Iwaniszewski afirma que no se

puede analizar el cielo y las sociedades humanas por separado, sino como una

misma realidad que se configura en esa acción observacional de los cielos en

todas las sociedades humanas en diversos tiempos y lugares.

En la construcción del campo conceptual y epistémico de la astronomía cultural

Iwaniszewski considera está compuesta por cuatro disciplinas: la

Page 70: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

69

arqueoastronomía, la etnoastronomía, la historia de la astronomía y la

socioastronomía, al cual el profesor Ruggles agregó a esta conformación

disciplinar, que la astronomía cultural se relaciona de forma directa con la

antropología cultural, la arqueología y la etnohistoria como disciplinas

antropológicas, lo cual reafirma la idea de pensar en la astronomía cultural desde

una ecología de saberes que no generen un determinismo, sino que por el

contrario conformen un frente de conocimientos que permitan poner en constante

reflexión la pregunta por el ser humano que se configura en la prácticas

astronómicas en medio de las dinámicas culturales que tienen lugar en esos

pueblos antiguos.

Al abrir el espacio conceptual de la astronomía cultural desde la mirada de la

antropología cultural, reafirma la idea de aumentar el conocimiento de otras

sociedades a través de investigaciones integrales; produciendo conocimiento

sobre el modo en que otras culturas afrontan los problemas fundamentales de la

vida (Wulf, 2008, p. 107) y que como lo menciona Iwaniszewski quizás no genere

ningún aporte al conocimiento del universo, pero si es un gran avance al

conocimiento de las sociedades humanas, más aun, en este momento donde se

denotan en crisis desde lo humano por las promesas de progreso y desarrollo que

niegan lo cultural en cuanto a características particulares, frente a la

estandarización.

Es claro entonces en este momento que lo interesante de un estudio

arqueoastronómico es el poder ver fenómenos del pasado que aunque estén

inanimados, puedan dar cuenta de unas voces que a pesar de los siglos siguen

vivos y al dar el paso al campo de la astronomía cultural la cual busca la dinámica

que los astros en diversos ciclos revelen, dando importancia a la construcción de

las culturas antiguas permitiendo una relación mancomunada entre el ser humano

y su ser, el ser del otro y el ser de lo otro (el medio donde se desarrolló y vivió)

Page 71: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

70

Es claro entonces que desde la mirada de la astronomía cultural el cielo y los

astros cobran un sentido social y cultural que hace resistencia a las dinámicas

actuales donde las ciencias y la tecnología han desmeritado los estudios culturales

y por tanto como se ha mencionado ya varias veces, el observar al cielo desde los

paradigmas actuales que siguen siendo basados en un desarrollo de ciencia con

mirada occidental, sólo se da pie al desarrollo científico marcado por modelos de

matematización, pero que dejan de lado la mirada al hombre como se tenía en las

culturas de esas épocas anteriores y por fuera del desarrollo eurocéntrico, de tal

forma que hablar de la experiencia de los cielos desde una mirada cultural permite

remitirse de inmediato a los sistemas simbólicos que se construyen al interior de

estos pueblos antiguos y que configuran sus relaciones sociales bajo esa mirada

al cielo que da coherencia al mundo del hombre permitiendo plasmar sus ideas

como reflejo de ese cielo que lo cobija y que observa toda su actividad al interior

de su grupo social y que atraviesa aspectos que van desde lo ceremonial y

religioso, hasta el desarrollo de sus comportamientos de supervivencia reflejados

en prácticas agrícolas de siembra y recolección que le permiten relacionarse con

el medio ambiente y que Iwaniszewski observa de tal forma que:

Podemos constatar que aunque el cielo observado desde la Tierra exhibe

características comunes y universales, cada sociedad desarrolla su propio modelo

de cielo. Cada manera de concebir el cielo contiene aspectos físicos y sociales.

Aunque se deriva necesariamente de la observación de cuerpos celestes y de sus

movimientos, es decir, de la percepción de los fenómenos que son puramente

físicos, esta observación ocurre en un mundo que es predominantemente social.

(Iwaniszewski, 2009, p. 25)

Lo cual da pie además de justificar la relevancia social de los cielos en la

construcción de cultura, que la configuración del cielo permite observa una

realidad cultural donde el ser humano condensa valores, realiza representaciones,

desarrolla su imaginario, permite una estratificación desde lo político, pero también

permite una regulación social que le ayuda a desarrollarse en armonía consigo

mismo, con el otro y con lo otro.

Page 72: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

71

El aborda el campo de la astronomía cultural permite identificar cuatro elementos

en ese análisis de los cielos en cuanto a su relación con elementos de los pueblos

que permiten la determinación de sus culturas. Estos elementos son:

En primer lugar abordar el asunto de la inspiración humana a partir de la influencia

de los cielos sobre la vida del ser humano ―el cielo y su contenido se convierte en

―agente‖ que ejerce influencia sobre el pensamiento cognitivo simbólico del

hombre. La contemplación de los fenómenos celestes se convierte en la fuente de

inspiración humana‖; (Iwaniszewski, 2009, p. 27) donde el hombre se convierte en

un receptor de esos mensajes que tiene el cielo y al interiorizarlos y analizarlos

permiten evocar, construir y expresar sentimientos integrando así lo cultural a lo

natural, dupla que en el pensamiento occidental denota una clara dicotomía. Esto

desde la mirada de un antropología histórica lo que permite es la reconstrucción

de aquello subjetivo en el ser humano que permite observar su acontecer vital

(Wulf, 2008) y que permiten desde el desarrollo de su imaginario unas prácticas

de acomodación con el medio ambiente bajo un principio de armonía y no de

dominio sobre lo natural.

Un segundo aspecto está relacionado con el progreso del pensamiento racional de

la humanidad en relación con el progreso de las prácticas astronómicas, lo cual

está íntimamente relacionado con la observación de ciclos que derivan en

herramientas como calendarios y descripciones de periodos ambientales que se

repiten cada tanto; lo cual Iwaniszewski expresa en términos de una creación en

―forma mecanicista para explicar la naturaleza y en consecuencia para formar la

idea de que el cielo y sus contenidos pueden ―atraparse‖ matemáticamente‖

(Iwaniszewski, 2009, p. 27) lo cual permite adicionalmente justificar el estudio de

las culturas antiguas como un mecanismo de análisis de su pensamiento científico

y que tiene expresiones claras que devienen de una comprensión de los cielos

celestes que se corroboran en la predicción de eventos celestes como lo son

eclipses, ortos u ocasos de algunas constelaciones o planetas en diversas épocas

del año. Esto tiene una consecuencia inmediata que Pannekoek (1961) señala

Page 73: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

72

como esa independencia económica y social que logra el ser humana al acumular

los suficientes conocimientos sobre esos ciclos celestes que le permiten configurar

prácticas de economía y almacenamiento de alimentos para las épocas donde no

se pueda cosechar, casar o recolectar alimentos, y que en definitiva comprende

esa mutua relación entre la estructura humana del hombre que mira a los cielos y

las diversas estructuras sociales en el paso del día a día.

El tercer lugar una astronomía cultural permite el análisis sobre la regulación de

las prácticas que permiten sobrevivir a los hombres de los pueblos antiguos. ―los

movimientos recurrentes de los cuerpos celestes pueden servir para regular

actividades básicas de subsistencia, como lo son la caza, la recolección y la

agricultura‖. (Iwaniszewski, 2009, p. 27) lo cual se relaciona directamente con el

segundo aspecto, ya que un conocimiento avanzado del tiempo y de la regularidad

de los ciclos celestes a lo largo de este, permite planear las actividades de

subsistencia del pueblo, y en el establecer una serie de actividades para cada

momentos de esa línea de tiempo que se logra establecer y que sirve como

mecanismo de predicción; de tal forma que lograr un dominio del tiempo y de los

ciclos en este, permite la configuración de uno de los elementos determinantes en

la vida humana, además que ―el cuerpo y los sentidos, el alma y lo sagrado, la

belleza y el amor aparecen y se transforman en el tiempo‖. (Wulf, 2008, p.126)

El cuarto aspecto se relaciona con lo que Pannekoek señala en clave de las

posiciones teóricas de tipo racionalista, positivista o neopositivista que suponen

que el desarrollo de la astronomía tuvo que ver con la aparición de las élites

sociales. (1961, p.23-26) Esto se evidencia en el hecho de existir en muchas de

las culturas de los pueblos antiguos una clase sacerdotal que en ciertos momentos

monopolizaron los conocimientos acerca de los ciclos más elaborados de los

astros y de los fenómenos celestes, además de la interpretación de simples o

elaborados calendarios, que además de influir en los aspectos que se

mencionaron en el numeral tres relacionados con las prácticas de sobrevivencia,

también referían activadas de carácter ceremonial que establecían un orden

Page 74: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

73

organizacional de estos pueblos, lo cual situó a esta clase en las más altas esferas

de sus sociedades solo por debajo de los gobernantes y en algunos casos se

constituyeron en la rama del poder.

Respecto a este último aspecto el desarrollo de la astronomía cultural ha

desarrollado diversas taxonomías que permiten establecer los grados de

desarrollo de lo astronómico al interior de los pueblos antiguos y que por tanto

habla del grado de organización social y de desarrollo del conocimiento que

esbozan como construcción social. Esta taxonomía cuenta de 6 etapas las cuales

son:

1. ―La astronomía de las sociedades cazadoras – recolectoras o de pastores.

Ya que durante esta fase no existen los calendarios formales‖. (Jaschek,

1997, p. 139) lo cual abre espacio a tener eventos celestes como eclipses o

paso de cometas que no eran predecibles por la falta de regularidad en sus

observaciones que permitían un culto al cielo relacionado en muchos casos

con situaciones fortuitas cuando estos eventos se daban.

2. ―La astronomía de las sociedades agrícolas y sedentarias simples, basadas

en la observación del Sol y la Luna, más la de ciertas constelaciones

asociadas a los cambios a los cambios estacionarios‖. (Iwaniszewski, 2009,

p. 29)

3. ―La astronomía de las sociedades agrícolas estructuradas con una

organización social avanzada que desembocó en el surgimiento de las

ciudades‖. (Jaschek, 1997, p.141) en este nivel ya se tiene la clase

sacerdotal además de unas prácticas escriturales que además permiten la

compilación de conocimiento y la conservación de una memoria escrita de

los ciclos celestes y que como consecuente se establece sincronías entre

los ritos terrestres y los ciclos celestes.

Page 75: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

74

4. ―La astronomía de las sociedades con una complejidad social de estado‖.

(Jaschek, 1997, p.141) ejemplo de estas son las culturas de algunos de los

pueblos de China y el pueblo mesopotámico, donde se constituye la

astrología como un medio que armoniza la mecánica celeste con los ciclos

terrenos y con la constitución de una cultura donde se atiende el carácter

espiritual del hombre. En esta etapa se relaciona la aparición de Venus

como una estrella que tiene una doble configuración, como estrella de la

mañana y estrella de la tarde. (Iwaniszewski, 2009, p.29)

5. ―La astronomía de las sociedades complejas en las que se calcula y

predicen diferentes fenómenos astronómicos menos regulares, tales como

los movimientos sinódicos de los planetas o eclipses‖. (Iwaniszewski, 2009,

p.29)

6. ―La astronomía de las sociedades complejas progresivas, con mecanismos

de cálculo y predicción más desarrollados.‖ (Jaschek, 1997, p 144).

Como se puede observar, se establece entonces una relación directa entre el

desarrollo de las habilidades astronómicas que buscan comprender los cielos, con

el grado de desarrollo de estos pueblos antiguos que elevaron su mirada a los

cielos.

Un ejemplo de ese desarrollo cultural como configuración dada desde el mirar a

los cielos, se encuentra en la astronomía en China. Ésta data algunos mitos y

leyendas sobre sus inicios cerca del año 2000 a.C. y al igual que muchas culturas

se identifica que el origen de sus prácticas astronómicas están relacionadas con el

poder de descubrir la armonía de la vida del ser humano con el orden del cosmos.

Entre las muchas relaciones que establecieron dentro sus prácticas celestes, está

la determinación de un calendario el cual consta de un ciclo de 60 años que

comprenden 21.915 días; pero también conocían el calendario de 365 días. Dentro

de su forma de pensar tenían muchas ideas que estaban más adelantadas que el

Page 76: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

75

mismo pensamiento de occidente. Ejemplo de ello son las memorias del jesuita

mateo Ricci en el año de 1595:

Los chinos piensan que no existe más que una esfera celeste, no diez como se

cree en Occidente; y que el espacio exterior solo hay vacío y no aire, un vacío en

el que, según ellos, se mueven las estrellas, en vez de estar sujetas al firmamento.

(Fernández, & Montesinos, 2007, p. 64)

Y si bien, a partir de la apertura de china al mundo Occidental en el siglo XVIII,

estos miraban con desdén las prácticas astronómicas de este pueblo, la realidad

es que muchos de sus pensamientos estaban más acertados que los suyos;

ejemplo de ello es la cita que se mencionó anteriormente; donde es relevante

destacar que la cosmología China como lo menciona Telmo Fernández y

Benjamín Montesinos está relacionada con aspectos míticos y sobre la filosofía del

universo, pero al mismo tiempo tenían gran agudeza en sus observaciones del

cielo, ejemplo de esto es la detección de estrellas como Alcor en la constelación

de la Osa Mayor, la cual es de gran dificultad de observar a ojo desnudo.

Ahora bien, en lo que respecta a Mesoamérica14, el estudio de la astronomía

cultural abrió las puertas a observar bajo un análisis más agudo el desarrollo de

las culturas indígenas que tuvieron lugar en este espacio geográfico y que

respecto a la historia de la astronomía nunca fueron contadas. Estas culturas que

tuvieron lugar en este lugar poseían ya un vasto conocimiento de los cielos, aun

antes de la llega de los españoles y sus procesos de colonización; donde en este

proceso de ―conquista‖ se produjeron actos de sometimiento que en muchos

casos terminaron en actos como la destrucción del paisaje arqueológico de gran

partes de sus construcciones, muchas de las cuales luego de un proceso de

estudio bajo la mirada de la arqueoastronomía y de la astronomía cultural se pudo

constatar que estas construcciones estaban orientadas para hacer un seguimiento

14

Es una región del continente americano, que comprende los territorios de México, Guatemala, El salvador, Belice, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

Page 77: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

76

de algunos cuerpos celestes, entre los que se encuentran el Sol, la Luna y Venus

como estrella de la mañana o de la tarde.

Pero la mirada de la astronomía cultural no sólo permitió ver a las culturas de

Mesoamérica, sino también a otras cosmologías como lo son la China, la Inca, la

de los indios de las Guayanas, en Colombia culturas como la Emberá y los

Arawak, entre muchas otras, las cuales generaron el ver otros modos por fuera de

lo que se ha considera como discurso oficial de la historia de la astronomía, y que

se ilustraran a continuación de manera general, para presentar algunas ideas de

estas cosmologías en clave de su organización y vida social y cultural.

En lo que respecta a la región andina en el continente americano, una de las

culturas a destacar en diversas perspectivas de estudio, es la cultura Inca, la cual

se destacó sobre las demás culturas del cono sur del continente. Ésta se

caracterizó en su rama política por considerar como muchas otras culturas a su

rey o emperador como un descendiente directo de los dioses, que en el caso de

los Incas se tenía como deidad suprema al astro rey, el Sol. Esta cultura se

desarrolla entre el siglo IX con algunas pequeños grupos en lo que se considera la

etapa preincaica, pasando por su etapa formal de constitución en las postrimerías

del siglo XIII, alcanzando su etapa de oro en el periodo comprendido entre 1471 y

1493, pero que luego decayó cerca del año 1525.

La sociedad Inca tenía como centro de sus ritos religiosos al adoración del sol,

pero sin embargo, su calendario está basado en los ciclos lunares, dentro del cual

se organizan las actividades agrícolas como base de sus prácticas de

subsistencia, las cuales obedecían también a una observación sistemática del

conjunto de estrellas llamadas las Pléyades, el planeta Venus y el conjunto de

estrellas que conforman la constelación de la Cruz del Sur. Dentro de su

cosmología se considera como padre al Sol (inti) y como madre a la Luna (Quilla).

Page 78: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

77

En lo que respecta a la relación entre elementos sociales, astronómicos y del

paisaje se evidencia en esta descripción:

Durante el reinado de Pachacuti Manco Capac, entre los años de 1438 y 1471, se

tomó la decisión de trazar un sistema de líneas, 41 en total llamadas Ceques, que

atravesaban 328 lugares sagrados o huacas, y tenían la utilidad administrativa,

marcando las fronteras entre las cuatro partes del imperio, o astronómicas,

señalando las direcciones de saludas y puesta del sol en los solsticios de verano e

invierno, en los días del paso cenital, o las posiciones de orto y ocaso de las

Pléyades. (Fernández, & Montesinos, 2007, p. 76 - 77)

Estas líneas partían de la ciudad sagrada que se encontraba en el actual Cuzco

en lo que llamaba la ciudad Tahuantinsuyo, donde estas líneas salían

directamente del templo de Koricancha y como se mencionó en la cita anterior,

unían huacas, las cuales estaban a cargo de ciertos grupos sociales y donde tanto

las prácticas agrícolas, como religiosas y demás prácticas sociales se dan en

torno a esta configuración que tiene como base una distribución astronómica como

ya se mencionó en torno a la periodicidad observada en el movimiento de algunos

cuerpos celestes y las cuales se ratifican en el análisis arqueológico de la ciudad

perdida de los incas Machu Picchu en tres lugares construcciones especificas

llamadas: Intihuatana relacionada con el Sol, el Torreón que está configurado para

la observación de las Pléyades, y por último el Intimachay también relacionada

con el Sol y que refiere a una de las fiestas más importantes para los Incas que se

llama capacrraimi o Pascual del Sol.

Otro ejemplo que muestra una influencia de los cielos en las prácticas sociales de

las culturas por fuera del discurso oficial de la historia de la astronomía se

encuentra en los Arawak de los llanos en Colombia, los cuales tenían dos tipos de

calendarios, uno de ellos denominado por los estudios etnoastronómicos como

calendario ecológico, el cual se basaba en el grado de las precipitaciones que se

tienen a lo largo del año; donde por su ubicación geográfica y las condiciones

topográficas se ven sometidos a lluvias durante todo el año, en unos mesa masa

Page 79: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

78

abundantes que otros y por lo cual se ven impactadas todas sus actividades de

subsistencia como la horticultura, la caza y la ganadería; además que en algunos

periodos su comunicación con otros poblados o lugares se ven restringidos por las

inundaciones. El segundo calendario esta mediado por acciones astronómicas que

son de manejo más exclusivo de los horticultores y se centran en la observación

de cuerpos celestes como el Sol y la Luna, esta última relacionada con los

periodos de siembra de la caña, además de éstos, también se observa el planeta

Venus como lucero o aurora, Mercurio, las estrellas fugaces que se relaciona con

las acciones amorosas y en el caso de los Cometas, se habla de situaciones

fortuitas, y entre muchas otras también se observa las Pléyades que en esta

cultura recibe el nombre de Piopaco que ―además de sus funciones astronómicas,

tienen una importancia general en la explicación del origen de las leyes del mundo

actual, de la cultural material y espiritual‖ (Arias & Reichel, 1987, p.106)

relacionado con las actividades del chamanismo y lo que se designa como

sobrenatural.

Estos son algunos de los ejemplos que tuvieron un desarrollo cultural que se

servía de las observación de los cielos como agente protagónico en el día a día y

que se configuraron por fuera de la influencia de las corrientes occidentales bajo el

discurso eurocéntrico y de la historia de la astronomía que excluyó estas formas

de constitución del lenguaje de los cielos. De esta forma se constituyen estas

cosmologías como un ―sistema referencial de aspectos organizativos vitales para

el mantenimiento de una dada sociedad‖ (Arias & Reichel 1987, p. 13) y en las

cuales el mirar a los cielos, observar sus ciclos, sus interacciones y permitir que

estas secuencias y regularidades aporten a la configuración de unas prácticas

sociales y por tanto de una identidad cultural, y que en lo que se refiere

específicamente al pensamiento americano se puede rescatar bajo el lente crítico

el siguiente texto que da cuenta de cómo esas culturas por fuera del discurso

oficial también son voces con gran capacidad de aportación al ser humano.

Page 80: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

79

No todos los americanos concebimos el tiempo ni el espacio de la misma manera.

Las cosmologías de sociedades industriales están engranadas a la historia de

estas sociedades, reflejando la acumulación de sus tecnologías y su percepción

del ―otro mundo‖ en base a sus tensiones y deseos. Entre las sociedades no

industriales el cielo también refleja su tecnología, sus calendarios rituales, sus

principios organizativos, sus fuentes de poder y de temor. (Arias, & Reichel, 1987.

p.7)

Esto solo refleja un punto de giro al mirar hacia esas otras culturas, que en su ser

tienen grandes elementos que permiten configurar una tendencia en la

interpretación del ser humano, y más puntualmente de esa imagen de ser humano

que se configura en un gran número de actividades entre las que se cuenta el

mirar el cielo como práctica que determina algo en su ser, ser que muchos podrían

considerar como una motivación espiritual y que dentro del desarrollo ritual de

estas culturas, sería una forma de establecer lo humano y la relación de ese ser

humano con su medio, y que obedece a uno de los enunciados de Wulf (2008) al

referir que ―todas las actividades humanas se entenderían como una unidad, como

instrumentales o prácticas y, al mismo tiempo, como interpretativas,

necesariamente ―espirituales‖ y justo por ello inteligibles: formadas culturalmente‖;

donde se considera entonces que las relaciones que se tejen entre los cuerpos

celestes como el Sol, las estrellas, la Luna y otras configuraciones celestes con el

ciclo social en clave astronómicas, donde se disponen elementos que forman el

conjunto de la cosmología de estos pueblos y que desembocan en construcciones

culturales.

Centrando la mirada en el mundo mesoamericano, se tienen que las culturas que

se desarrollaron a lo largo de ese espacio geográfico alcanzaron grandes

conocimientos en lo que refiere al estudio de los cuerpos celestes, esto gracias a

su dedicación observacional del cielo; sin embargo como ya se ha mencionado lo

fines de estos conocimientos se dio en el ámbito ritualístico y de las práctica

agrícolas.

Page 81: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

80

Mucho de lo que hoy se conoce de estas culturas se debe a las crónicas, las

cuales fueron escritas por algunos colonos españoles, por lo cual estos ya están

sesgados bajo una mirada occidental, pero aun así, dan aportes al estudio de

estos pueblos. Otra de las fuentes de estudio de las culturas mesoamericanas

son los Códice, los cuales son manuscritos de carácter jeroglíficos propios de las

culturas antiguas y donde se destacan los Códices Mayas: el Códice Desdre, el

Códice de Madrid y el Códice de Paris, considerados como verídicos, y aunque se

tienen otros Códices, estos no tienen aún una validación como tal y en muchos

casos se consideran como falsificaciones. Pero anexo a estos manuscritos,

también se cuenta con una herramienta de análisis y recopilación de muchos

conocimientos de estas culturas precolombinas que es el:

Registro etnográfico contemporáneo que ha dado hasta ahora importantes

resultados en la comprensión de la astronomía antigua, pues muchos de sus

conocimientos han perdurado en pueblos y comunidades indígenas, a pesar de los

cambios radicales que se produjeron en la organización económica y política tras

la conquista. Por ejemplo entre los Mayas Chortís aún hoy existen observatorios

del Sol central. (Ortiz, 1997, p. 29)

Lo cual muestra la importancia de una mirada interdisciplinar en la interpretación

de los cielos y el rol de esta dinámica en la configuración de la cultura de estos

pueblos antiguos; más aún cuando en la mayoría de los procesos de colonización

se practicó acciones alienantes que pasaron por la destrucción no solo de las

construcciones que tenían fines observacionales y que estructuraban la dinámica

religiosa, así como también la organización del tiempo y de actividades agrícolas,

hasta llegar a la destrucción de la memoria tanto oral como escrita de estas

comunidades ancestrales.

Producto de esta recopilación del conocimiento de los pueblos precolombinos a

través de diversos medios y disciplinas que se configuran dentro del campo de

Astronomía Cultural se identifica una tendencia que permite abrir el estudio de

forma amplia a las culturas mesoamericanas y que se extrapola a las demás

Page 82: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

81

culturas antiguas y la cual está relacionada con la concepción del tiempo que está

relacionado de forma estricta con las prácticas religiosas y organización social y

que Montesinos y Fernández refieren como:

Los dioses están presentes en sus concepciones astronómicas y en

el orden del Universo. El tiempo es un factor omnipresente en sus

cosmologías y la elaboración de sus complejos calendarios

demuestra la preocupación por capturar su esencia. (Fernández, &

Montesinos, 2007, p. 64)

Este tiempo al cual se hace referencia se concreta en calendarios que para las

dos principales culturas asentadas en el territorio mesoamericano que fueron los

Aztecas y los Mayas se consolidaron en dos tipos de medición del tiempo y que se

difundieron y aceptaron a lo largo del actual territorio Mexicano, de Honduras y el

Salvador. Esta medición del tiempo se configuró en dos tipos de calendarios, el

primero de ellos basado en un sistema anual de 260 días denominado por los

Mayas como Tzolkin y por los Azteca como Tonalpohualli. Este primer tipo de

calendario era del orden ritual y no tenía fines prácticos para actividades agrícolas;

por otro lado, el segundo calendario formado por un periodo de 365 días era

conocido en el lenguaje Maya como Haad y Xiuhpohualli entre los Aztecas, pero

como menciona Montesinos y Fernández (2007) este segundo tipo de calendario

tenía la misma dificultad del calendario Egipcio y era el desfase respecto a las

estaciones climática durante el año, pero al igual que los Egipcios este calendario

se ajustaba a partir de fenómenos celestes que se configuraban en las mirada de

estos pueblos sobre la cinemática del Sol, la Luna, equinoccios y solsticios.

El cálculo del tiempo que se ve concretado en la elaboración de diversos

calendarios, permite observar no sólo en los Mayas, sino en todas las culturas

prehispánicas y demás culturas no modernas, una estrecha relación entre el

espacio y el tiempo, al vincular por ejemplo las posiciones del sol hacia el norte y

sur y además sus posiciones justo sobre el oriente, lo cual influyó en la

Page 83: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

82

configuración del paisaje, ya que muchas de sus construcciones fueron edificadas

de forma orientada con estos y más fenómenos celestes.

Pero además del tiempo como elemento común en todas las culturas antiguas, en

lo que refiere específicamente a las culturas mesoamericanas se tiene una

tendencia a observar el planeta Venus; cuerpo celeste que alcanzo en los Mayas

el mayor grado de estudio y registro, aun por encima de cualquier cultura europea,

africana y asiática, y la cual está registrada en el Códice Dresde.

Tanto en la cultura Maya como en los demás pueblos mesoamericanos se tiene

una estrecha relación en la formación del estado a partir de una relación binomial

entre hombre y medio ambiente, para lo cual se observa la necesidad de obtener

conocimiento de ese medio ambiente, para así favorecer las prácticas de

subsistencia del ser humano y en esta observación de la naturaleza se establece

una relación entre los ciclos de las plantas y los ciclos celestes que permitieron

bajo la elaboración de calendarios dominar actividades agrícolas, productoras, de

caza y además de organización social al poder configurar los periodos climáticos.

Es así, como se tiene una relación entre los cielos y el desarrollo social –

productivo en estos pueblos antiguos y en especial de la comunidad Maya, sus

prácticas productivas como ya se mencionó giran en torno al desarrollo de un

calendario que permitiera identificar los ciclos climáticos; en el caso de esta

cultura, el calendario utilizado se desarrolló a partir de la observación de los ciclos

solares que les permitió establecer con gran precisión las estaciones y otros

fenómenos climáticos, donde esto sumado al incremento de la fuerza de trabajo

que se dio a partir de la integración comunal que se configuraba a partir de las

relaciones filiales o territoriales.

De esta forma, el observar los cielos como en muchas otras culturas no modernas,

permitió a los Mayas establecer ciclos, y al ser humano lograr configurar una

relación de éstos con los ciclos del medio ambiente dio pie a la organización de

Page 84: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

83

una clase social que adquirió cualidades de poder ya que gracias a sus

conocimientos e interpretación de los cielos impactaban directamente las

actividades de subsistencia del grupo y conexo también estructuraban las

actividades rituales y religiosas.

2.3. SÍNTESIS DEL CAPÍTULO

El discurso de la historia de la astronomía tiene semejanza con el discurso de

progreso y desarrollo; ambos se centran en una ―serie de verdades‖ o contenidos

que tienen un origen en occidente, elevando el pensamiento europeo como un ser

que excluye a todo por fuera de él como lo incivilizado o lo carente de verdad en

una configuración, o mejor aún en la promesa de una sociedad que se determine

como civilizada bajo el lenguaje del progreso; ―progreso referido, desde los

griegos, al avance del conocimiento y, más precisamente, al tipo de conocimiento

práctico contenido en las artes y las ciencias.‖ (Nisbet, 1986, p.2) pero al mismo

tiempo desconoce los avances en estas áreas por fuera del contexto europeo y

más aún no valora el desarrollo del ser humano en cuanto a su relación con el

entorno como una forma de progreso o de desarrollo, lo cual ratifica el hecho que

―siempre ha existido en occidente una filosofía del progreso arraigada en los usos

transformadores y redentores de poder‖ (Nisbet, 1986, p.3), un poder que se

traduce en prácticas capitalistas que desconocen en el presente el desarrollo del

ser humano en cuanto a su ser.

De esta forma nace un nuevo campo disciplinar denominado arqueoastrnomía que

permite desde una mirada conjunta de varias disciplinas buscar una interpretación

de las culturas antiguas desde la mirada de la astronomía y la arqueología,

permitiendo dar sentido al paisaje que se configura en estas culturas a partir de la

construcción de templos y megalitos que coinciden con algunos fenómenos

Page 85: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

84

celestes en diferentes épocas del año. En consecuencia ―la bóveda celestes y la

posición y los movimientos de sus distintos componentes parecen indicar la

coherencia del universo y el mundo social del hombre‖. (Iwaniszewski, 2009, p. 24)

Lo cual permite al ser humano volver sobre sí mismo y buscar comprender como

dar sentido a esa relación con el otro y con el medio en un clima de armonía y

respeto mutuo, sin desconocerlos, pero al mismo tiempo reconociéndose a sí

mismo.

Pero dando un paso más adelante, se extiende la mirada no sólo a la

arqueoastronomía, sino a la astronomía cultural como una disciplina que convoca

a más disciplinas convirtiéndose en un campo disciplinar más amplio que busca

comprender esas dinámicas que se tejieron en las culturas de los pueblos

antiguos y que han sido dejadas a un lado en la historia de las ciencias, y entre

ella el discurso oficial de la astronomía, pero también se han dejado como voces

pasivas en el discurso de las ciencias humanas y como se mencionó en la

determinación desde las voces europeas como culturas incivilizadas o poco

desarrolladas, donde la idea de progreso luego de los procesos de colonización

fue impuesta negando toda la carga cultural que en muchos casos, por no decir

que en todos, brindaba bases más sólidas para el establecimiento de condiciones

de vida en mayor armonía no solo entre los hombres, sino de estos con su medio.

Es así, como en la astronomía cultural se hace un profundo análisis que entre

otros fines y métodos se apoya en la arqueología del paisaje la cual ―debe

enfocarse como un análisis que busque la descripción amplia y multidireccional de

los elementos que integran el paisaje para tratar de comprender la sociedad que

configura el espacio y se interrelaciona con él‖ (Mira, 2002, p. 20) espacio y

tiempo que están en relación con las configuraciones celestes, donde el mirar a

los cielos en estas culturas permitió establecer una serie de apareamiento entre

los ciclos celestes con los ciclos en la tierra.

Page 86: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

85

Es claro en la historia de la humanidad que la astronomía es uno de los grandes

logros de ésta, además de ser una de las prácticas más antiguas de los seres

humanos y que día a día permitió la identificación de patrones cada vez más

elaborados que permitieron acercarse al entendimiento de la naturaleza y con ello

garantizar muchas de las prácticas de subsistencia de esas culturas antiguas, y

donde gracias a la universalidad de dichos fenómenos en lo largo y ancho del orbe

presentan una oportunidad grandiosa de estudiar como diversas culturas

observaron esos mismos fenómenos que ofrece el cielo y por tanto también

permite identificar esa imagen de hombre que se configura bajos esos cielos que

son lienzos donde plasman y al mismo tiempo configuran y sintetizan muchos

valores que están en su interior y extrapola de su microcosmos al macrocosmos, y

donde el estudio de esto no aportará a la historia de las ciencias y más

puntualmente a la historia de la astronomía, pero si permitirá aportar a la historia

del hombre y por tanto a rescatar unas voces que no están muertas, pero que si

están desplazadas por un discurso que se configuro como hegemónico negando

otras miradas por fuera de él.

De esta manera, el dar una mirada a los cielos y a las prácticas astronómicas de

los pueblos antiguos sobre todo en aquellas asentadas en Mesoamérica, se puede

ver como en la concreción de calendarios ceremoniales y civiles se pone de

manifiesto la gran comprensión que alcanzaron de la dinámica celeste y como

éste descifrar de los cielos también afecto el paisaje a través de la construcción de

edificaciones ceremoniales y megalitos que están orientados con los órtos y

ocasos de algunos cuerpos celestes, en espacial el Sol y la Luna; pero adema del

paisaje artificial que se da en esa relación del cielo con las prácticas, el paisaje

natural se utilizó también como punto de referencia de algunos de estos

fenómenos celestes.

Por último, es importante destacar dentro de estas culturas que se configuraron en

la zona de Mesoamérica, el desarrollo del pueblo Maya y como estos alcanzaron

grandes logros en la interpretación de los ciclos celestes que se materializaron en

Page 87: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

86

la elaboración de calendarios que permitieron un avance en procesos agrícolas,

en la comprensión de los estados climáticos y la confrontación de lo humano con

lo divino en esa relación de los cielos, y como los dioses se establecían en

tiempos y lugares relacionados también con acciones cósmicas; anexo también a

una vasta observación y compresión de la cinemática del planeta Venus como

ninguna otra cultura en el mundo, pero donde esta observación se extensión a

otras configuración celestes que en definitiva permitieron el establecimiento de

cosmologías que permitieron integrar al ser humano en el ritmo del universo.

Page 88: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

87

3. UNA MIRADA A LAS RELACIONES ANTROPOLÓGICAS EN LAS

COSMOLOGÍA MAYA

Mirar al hombre en determinado contexto, implica entender las dinámicas que se

tejen en ese mundo que rodea a ese ser humano y como la cultura impacta en él

de una u otra formas, y es de esta forma que al volver la mirada sobre las culturas

que se configuraron en el marco de Mesoamérica, permite además de comprender

algunos procesos más cercanos a la realidad América, y no solo cegarse con la

mirada europea volcada en los procesos de colonización, centrar la mirada en lo

que Wulf señalo dentro de una relación dialéctica como: ―desde el principio, el ser

humano es cultural, su desarrollo natural es cultural‖, (Wulf, 2008, p. 47)

afirmación que abre un panorama a mirar al hombre en relación con la cultura, y

como esta se produce a su vez dentro de ese ser humano, (Runge, 2005) y así

identificar en medio del contexto (en este caso el de la cultura Maya) los

elementos que permiten la configuración de una concepción antropológica del ser

humano.

Para tal efecto, se busca establecer unos elementos que sean eje dinámico de la

construcción de la cultura Maya, entre los cuales se puede rescatar el tiempo, no

solo como construcción de esta cultura, sino como común denominador en las

culturas a lo largo del espacio Mesoamericano y que a su vez también es eje

dinamizador en las demás culturas antiguas y aun hoy en día es base de las ideas

de desarrollo y progreso a lo largo de todo el orbe.

Este tiempo, entre otros valores o acciones que se dan como eje dinamizador de

las culturas, permitieron establecer una relación del hombre con su entorno y a su

vez con el cielo y la regularidad de este dentro de ciertos periodos, de tal forma

que:

Tanto épocas de fructificación de las plantas, como periodos de fecundidad de los

animales se acomodaron a estos ciclos anuales y a su vez imponen directamente

Page 89: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

88

otros ciclos similares a otros seres determinando una poderosa resonancia de toda

la naturaleza. (Arias, & Reichel, 1987, p. 7)

Lo cual muestra en esa relación cielos y naturaleza, la interpretación del hombre

permite configura algunos aspectos de la cultura que en acción refleja también lo

configuraran a él, y donde para mostrar las dinámica de estas relaciones se

buscará en este capítulo entender como el tiempo dinamiza estas relaciones en un

cierto espacio, y así dar paso a una serie de instituciones o estructura social que

toma forma y ejerce un control e identidad de estos pueblos y así identificar la

cosmovisión de este pueblo y en ella extraer los elementos que dan forma a la

imagen de ser humano que se configura en estas, ya que ―la visión émica, o del

aborigen, ofrece un saber universal, modelos únicos de conocimiento‖ (Arias, &

Reichel, 1987, p. 12) que dan cuenta de la misma cultura y de las dinámicas de

esta en torno a esa interpretación de los cielos y sus ciclos. (Ver figura 6.)

Page 90: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

89

Mayas

Entendida en torno a diversos

elementos

Calendarios

Sagrado Civil

Temporal

Delimitación

Espacial

Cultura

Mesoamérica

Figura 6. Imágenes de hombre en el contexto mesoamericano.

IMAGEN DE HOMBRE

Page 91: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

90

3.1. DEL TIEMPO Y EL ESPACIO COMO DETERMINANTES EN LA

CONFIGURACIÓN DEL PUEBLO MAYA.

Para todos los pueblos antiguos y aun en la actualidad el tiempo se configuran

como una de las herramientas que se ubican en la base de todas las culturas. ―El

tiempo es una de las condiciones centrales y determinantes de la vida humana. El

cuerpo y los sentidos, el alma y lo sagrado, la belleza y el amor aparecen y se

transforman en el tiempo.‖ (Wulf, 2008, p. 126) ―El tiempo deberá ser sacado a luz

y deberá ser concebido genuinamente como el horizonte de toda comprensión del

ser y de todo modo de interpretarlo‖, (Heidegger, 1927, p. 27) por tal motivo se

concluye que todo lo que ocurre alrededor del hombre está limitado o ubicado en

un momento temporal. De esta forma el ser humano desde tiempos inmemoriales

ha buscado registrar la periodicidad de los eventos, en especial los que se daban

sobre la bóveda celeste; ejemplo de esto el Hueso de Blanchard de más de

30.000 años que se asocia con el seguimiento "sistemático" de la luna, lo cual es

un indicio que el hombre del Cro-Magnon tenía un interés en el cielo nocturno y

con la búsqueda de patrones en lo que sucedía día a día.

En el desarrollo del hombre primitivo y por ente en las primeras culturas integradas

por éstos, se tienen unas prácticas de medición del tiempo bajo una acción

contemplativa de los cielos que buscan relacionar lo que sucede en la tierra, con lo

que observa en el cielo y que con base a esa mirada al firmamento ve unos ciclos

que guardan cierta periodicidad; pero esta mirada contemplativa requiere de

paciencia y por tanto de un desarrollo cultural en torno al tiempo que se configuró

luego de grandes periodos en la historia de la humanidad.

En esa búsqueda de integrar los ciclos celestes con los fenómenos naturales que

suceden alrededor del hombre y en ausencia de los relojes que nos acompañan

actualmente, los calendarios se tornaron más que solo un instrumento de medida

del tiempo, estos impactaron de tal formal a vida de los pueblos antiguos, en la

Page 92: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

91

medida que de ellos dependían prácticas rituales, actividades de supervivencia, se

establecieron jerarquías en el poder y en cierta medida estaban dotados hasta de

un poder divino sobre el cual entraban en sincronía el ritmo del universo con los

ciclos de la tierra.

De esta forma se puede contemplar en los calendarios de los pueblos antiguos no

sólo una forma de medir el tiempo, sino una imagen de toda la carga cultural que

hay en ellas, sus cosmologías, su imaginario que se extendió desde sí a los cielos

y que al interpretarlos y entenderlos, estaba explicando su propio entorno y

significándolo por medio de unas interrelaciones entre un cielo que gira alrededor

del hombre y por tanto sus observaciones son del tipo topocentrista con la Luna; el

Sol y demás cuerpos celestes que parecen simular un movimiento alrededor del

ser humano y del lugar que ocupa éste en la tierra y que se trasforman en los

primeros calendarios que contrastan con actividades como el dormir y el salir a

buscar alimento, en una dinámica que marca la supervivencia del ser humano y

que en el refinamiento en la interpretación de los cielos proyectan formas de

predecir algunos fenómenos como tormentas o migraciones de aves y animales

que permitirán sumar a la concepción del hombre prácticas de autocuidado como

guarecer evitando las lluvias, o cazar más para soportar las épocas de

inclemencia climática.

Es así, como hablar de los calendarios, no sólo remite a la idea de tiempo, sino a

una poderosa resonancia de toda la naturaleza (Arias & Reichel, 1987) que se

concreta en cosmologías propias de cada una de estas culturas que relaciona

aspectos vitales y al mismo tiempo en la sustentación de los pueblos, y a que ―a

diferencia del hombre moderno, al que le preocupa, por ejemplo, por qué llueve,

aquel hombre de antaño incorpora un matiz ligeramente distinto: ¿Por qué está

lloviendo aquí, en este momento y lugar? Los sucesos los experimenta, no los

estudia.‖ (Fernández & Montesinos, 2007, p.64) y este hecho reafirmar la idea que

observar a estos pueblos antiguos en busca de una armonía con la naturaleza y

no sólo ver a esta bajo una actividad de explotación. Las culturas no modernas

Page 93: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

92

veían en esos ciclos que configuraron sus calendarios y su determinación del

tiempo, una forma de comprender el medio y así convivir de la mejor forma con él,

no explotarlo en forma desmedida como sucede en las sociedades modernas.

Centrando la mirada en Mesoamérica, el observar el cielo no solo una actividad de

curiosidad o que se dejara a los momentos de ocio, el observar el firmamento fue

una necesidad para sobrevivir, y lo cual permitió abrir espacios en sus economías

más allá de la caza, y poder establecer día a día actividades de recolección y

siempre de alimentos que permitieron diversificar no solo su alimentación, sino la

estructura social y abrir espacios a otras instituciones que administraran estas

prácticas para la sobrevivencia de la comunidad, y que como ya se mencionó esto

se pudo dar a partir de la concreción de calendarios, los cuales son en definitiva

―construcciones simbólicas que van a regular los hábitos y conductas sociales

mediante el registro del tiempo‖ (Fernández, & Montesinos, 2007, p.38)

entendiendo que el fin del hombre de la antigüedad no es observar como algo

independiente de él, éste la observa con detenimiento porque desarrolla su vida

en ella y comprenderla permite cuidarla y al mismo tiempo servirse de ella sin

deteriorarla y así tener ―En la cosmología aborigen un constante discurso sobre la

naturaleza, la cultura, la muerte y la rencarnación, entre el reciclaje de la biomasa

y las sucesiones espirituales y energéticas, así como lo hay la jerarquía política

entre grupos, generaciones y los géneros‖ (Arias & Reichel, 1987, p.14) Todo

esto enmarcado y sintetizado en los calendarios y en los ciclos que ellos

muestran, determinan y proyectan.

Para la cultura Maya el tiempo ―alude a una noción donde hay una creación, un

inicio impulsado por Dios, y un final, donde la divinidad ajustará cuentas con su

creación‖, (Campos, 2012, p.17) que es la idea de tiempo del discurso europeo

centrado en una tradición judío – cristiana, y que en la cultura Maya remite la idea

de tiempo a una realidad cíclica, donde tanto los aspectos económicos, de poder,

religiosos y cósmicos son una y otra vez iguales en un constante inicio, lo cual

pone otro punto de diferencia con el discurso eurocéntrico donde el tiempo es

Page 94: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

93

finito , frente a la posición de esta cultura, donde el tiempo es circular y por tanto

infinito.

Durante el periodo clásico de los mayas (300 d.C. a 1000 d.C.) se utilizaron dos

tipos de calendarios: ―uno sagrado, que regulaba la vida ritual y ceremonial,

llamado Tzolkin, de 260 días, y otro civil, destinado a los asuntos cotidianos,

llamado Haab, de 365 días.‖ (Campos, 2012, p.17) ambos trascurrían al unísono.

El primero de ellos tenía 13 periodos, cada uno de ellos de 20 días, donde los días

estaban representados con símbolos que incluían 4 categorías: la primera de ellas

relacionado con animales, la segunda con plantas, la tercera con fenómenos

naturales y la cuarta con la muerte y algunos movimientos celestes. De esta forma

cada fecha de este calendario se configuraba por un número que hacía referencia

al periodo y un símbolo que referenciaba el día dentro de cada uno de los

periodos. No hay claridad sobre cómo surge este calendario de 260 días, algunas

de las hipótesis es que está relacionado con el periodo de la gestación humana,

otros hablan de una determinación acerca del periodo del planeta venus y algunos

otros con la medición del tiempo entre el paso del sol por el zenit que se da el 13

de abril y el 13 de agosto en las regiones donde se desarrolló la cultura Maya;

específicamente en Izapa.

El segundo calendario Haad estaba constituido de la misma forma que el Tzolkin

por periodos y días. En ambos calendarios los días que configuraban un periodo

son 20, pero en este calendario hay 18 periodos y uno adicional de 5 días, de tal

forma que así se tiene un calendario de 365 días, el cual coincide con el ciclo

solar. De esta forma una fecha cualquiera en éste pueblo constaba de una serie

que se formaba por un número y un símbolo del calendario sagrado y un número y

un mes del calendario civil. Pero además de estos dos tipos de calendarios, se

tenía un cómputo largo del tiempo, el cual muestra el gran desarrollo no sólo en el

registro de los ciclos celestes, sino también de el gran dominio numérico que

desarrollo esta cultura.

Page 95: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

94

―La cuenta larga contaba el tiempo en días que se agrupaban en conjuntos

denominados kin, uinal, tun, katún y baktunes constituían una era de 5125 años‖

(Campos, 2012, p. 55) la cuenta larga del tiempo para los mayas se constituyó en

un calendario que dio un punto de partida a la historia de su pueblo que se ubica

en el 13 de agosto del año 3114 a.C. y se asocia con el mito de la creación de los

seres humanos a partir de la masa del maíz y con el segundo paso cenital del sol

en el año. Anexo a esto, este calendario permitió la organización de eventos social

importantes como lo son: la organización del poder, la duración de diversas

batallas o invasiones a otros pueblos y la configuración de diferentes eras, lo cual

constituyó esta cuenta larga no solo en una forma de medir el tiempo, sino en un

registro histórico de la cultura Maya. Ver tabla de equivalencia de los días del

cómputo largo:

Tabla 2. Equivalencia de días en el periodo Maya.

Periodos Mayas Equivalencias de Días

Kin 1 día

Uinal 20 días

Tun 360 días

Katún 7200 días

Baktunes 144000 días

La fecha en el sistema de la cuenta larga se forma con números separados por

puntos de la siguiente forma:

Baktunes . Katunes . Tunes . Uinales . Kines

Volviendo a los dos calendarios básicos, el civil y el sagrado, estos giran al

unísono, de tal forma que ellos coincidían cada 73 años en el sistema ritual, o

cada 52 años en el calendario civil o solar. Y cuando esta sincronía se daba era

motivo de fiesta y se tenía una gran celebración que llevaba el nombre del Fuego

Page 96: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

95

Nuevo la cual se registra en el códice Borgia y que el cronista Bernardino de

Sahagún relata como:

Tomaban por señal para esta fiesta el movimiento de las Cabrillas (las Pléyades)

cuando estaban en medio del cielo a la medianoche… Cuando veían que pasaban

del medio, entendían que el movimiento del cielo no cesaba. A esa hora, estaban

en los cerros circundantes gran cantidad de personas esperando ver el Fuego

Nuevo. (Sahagún, Historia General IV)

Esta fiesta además de marcar el fin de un periodo, también configuraba el

momento en el cual se construían templos o nuevas imágenes que hacían

referencias a sus dioses y que se configuraban como una acción de renovación de

su ser y refrendación de sus creencias. Era un momento de tensión porque se

pensaba que el Sol podría no volver a brillar, pero al amanecer volver a ver su

resplandor, se encendía de nuevo el fuego sagrado y se celebraba el que la tierra

no se acabaría por medio de fenómenos naturales desastrosos como terremotos u

otros fenómenos; esta medición se concretó físicamente en lo que se denominó la

rueda calendárica, la cual estaba compuesta por una rueda pequeña que hace

referencia a los trece periodos del calendario sagrado, la rueda mediana contenía

dos símbolos que son los días de cada periodo tanto del calendario sagrado como

del calendario civil, por último una rueda grande que contiene los 365 días del

calendario civil (dieciocho meses de veinte días y el mes corto de cinco días).

Todas estas configuraciones del tiempo no son solo proyecciones de una medida

de los ciclos que se observaba dentro de su sistema numérico, son además una

puerta a la historia Maya, y más puntualmente una configuración sobre el destino

de las personas y de la sociedad como tal y por ende su cuidado, observación y

análisis no puede dejarse arbitrariamente, por tal motivo se tiene dentro de la

estructura social un espacio separado a los sacerdotes como guardianes del

tiempo: ―pues el conocimiento astronómico les permitía organizar el calendario y

regular los ciclos cotidianos y rituales. Este conocimiento provenía de la

Page 97: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

96

observación directa del cielo y de los alineamientos de los templos y palacios‖

(Campos, 2012, p.55) por los cual los sacerdotes tenían gran cercanía e influencia

en las esferas gubernamentales o constituía parte de ella en la cultura Maya.

Los sacerdotes o rezadores en la cultura Maya se clasifican en diversos grados. El

primero de ellos denominado Halach uinic o sumo sacerdote que dentro de sus

funciones estaba el ser gobernador no solo de lo espiritual, sino también de las

labores civiles y de las acciones de guerra. Ellos eran los dirigentes de cada una

de las 15 provincias que se tuvieron presencia en el Yucatán prehispánico. Un

segundo grupos de sacerdotes son los llamados Ahau can mai15, también con

categoría de sumo sacerdote. Las principales funciones de éste eran ―enseñar la

escritura jeroglífica, los cómputos calendáricos, los rituales, la adivinación y el arte

de la profecía a las candidatos al sacerdocio y nombrarlos para el cargo.

(Thompson, 1975, p.212) Luego se tienen los sacerdotes regulares Ah kin era

quien dirigía las ceremonias de una población; dentro de estos se tenían una

subcategoría que tenían una función especial en las ceremonias de sacrificios

llamados Ah nakon, y por último se tenían dos categorías inferiores que eran los

ancianos llamados Chacs y los rezadores que practican la adivinación y la

curandería, estos últimos se denominan Hmen (el ejecutante). (Thompson, 1975)

Estas relaciones u obligaciones que recaen sobre la clase de los sacerdotes

tienen una lectura a la luz de la antropología, no sólo en la concepción de los

cielos como organizadores de los calendarios como medidas del tiempo y en ellos

como se mencionó la proyección histórica y social del pueblo; sino también, una

concepción de la tradición y lo ritual como elementos propios de la sociedad y

daban identidad al pueblo; es así como desde lo ritual se puede leer en clave

antropológica como:

15

Ahau can mai traduce ―tabaco serpiente cascabel o venado serpiente cascabel‖ (Thompson, J. 1975: 212) y Ah kin se entiende como ― el de la luz‖ (Thompson, J. 1975, p.213)

Page 98: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

97

Estas «huellas» de la acción ritual están codificadas simbólicamente, también con

ello sus significados se inscriben en el cuerpo. En estos procesos, las relaciones

sociales de poder tienen una función esencial, pues escenifican jerarquías que

desarrollan su influencia en la imaginación del propio sujeto. (Wulf, 2008, p.223)

Donde dicha simbología que se instaura en el cuerpo como lo menciona Wulf, se

hace a través de interiorización de lo sagrado, de lo debido y no debido en

resonancia con lo que agrada a los dioses y que por ende se trasmite en grupos

seleccionados para tal fin, grupos que se dan a partir de la descendencia directa o

en algunos casos por personas que se seleccionan de la comunidad y que desde

edad temprana se preparan para dichos cargos y si anexo se resumen las

funciones de los sacerdotes en aquellas acciones relacionadas con las profecías,

la vida económica al determinar las condiciones y periodos climáticos para la

siembra, además de la guía espiritual y la dinámica religiosa del pueblo, hacen de

este grupo de personas más que unos dirigentes o trasmisores, ya que son

determinantes del lenguaje y de la construcción del imaginario de su pueblo y por

ende en el surgimiento, la configuración y perpetuación de la cultura.

Como se ha observado, en el establecimiento de la clase sacerdotal como elite en

el desarrollo de la cultura se tienen unas pautas de trasmisión de la cultura que se

organizan a partir del lenguaje y de procesos miméticos que tienen como fin la

apropiación de la cultura y la trasmisión de la misma, y la mayor parte de esta en

las culturas de los pueblos antiguos como lo es la Maya, se basa en el desarrollo

de los rituales. Referente a los procesos miméticos y del lenguaje Wulf expresa:

―Las repeticiones rituales, ordenadas rítmicamente por el lenguaje, exigen la

capacidad mimética. En las imitaciones variables se aprende el lenguaje y la

comprensión.‖ (Wulf, 2008, p.133) lo cual de manera concreta presenta una

síntesis de cómo se dinamiza la cultura a partir del lenguaje y de los procesos de

mimesis que a su vez potencian la identidad de cada una de las culturas a partir

del desarrollo de las subjetividades de cada uno de los sujetos que hace parte de

Page 99: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

98

los rituales como interiorización de la cultura, que al vivenciarla la transforma y

trasmite.

Pero para comprender el hombre Maya no solo basta con configurar la dinámica

del tiempo que se sintetiza en la elaboración de calendarios y el rol de los

sacerdotes como guardianes del tiempo, también es relevante delimitar el espacio

donde se desarrolló esta cultura.

La civilización Maya se desarrolló, a partir de la cultura olmeca, en la parte de

América Central que hoy comprende los estados mexicanos de Tabasco, Chiapas

y el Yucatán, extendiéndose también por lo que hoy son Honduras, Belice,

Guatemala y El Salvador. La historia de la cultura maya tiene tres grandes

periodos. El primero de ellos es el ―Premaya‖, ―Formativo‖ o ―Preclásico‖ y se

extiende desde el siglo X a.C. hasta el siglo III d.C. El segundo periodo, que

comprende la época de mayor esplendor, se conoce como el ―Viejo imperio Maya‖

o ―Maya Clásico‖, y abarca desde el siglo III al comienzo del siglo X. Durante ese

periodo se extendieron por la zona sur de la península de Yucatán y fundaron

ciudades como Tikal, Palenque o Copán […] El tercero, que supuso un

renacimiento de la cultura, está ligado a la llegada de un pueblo procedente del

norte, los toltecas, y por ese se conoce esta etapa como ―Maya – Tolteca‖ o

―Nuevo imperio Maya‖ que va dese el siglo X al comienzo del siglo XVI.

(Fernández, & Montesinos, 2007, p.69)

La cultura Maya comprendía diversidad climática y de tierras entre los cuales se

encuentran selvas, montes bajos y grandes planicies que hace ver que aunque un

solo imperio, por la diversidad geográfica se daban diversas situaciones en cada

uno de los pueblos que constituían este pueblo antiguo, donde parte de sus

diferencias pasan por la simbología utilizada para nominar fenómenos o eventos

que configuran su cosmología. En cuanto a los tres periodos cada uno de ellos

tuvo un elemento que la caracterizó; por ejemplo en el periodo Preclásico se

desarrollan los calendarios y se inicia con la elaboración de grandes

construcciones megalíticas, templos y ciudades como por ejemplo Tikal y

Calakmul en lo que hoy es el estado mexicano de Campeche. En el segundo

Page 100: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

99

Preclásico

•800 a.C. Construcción de Tikal.

•700 a.C. Grupos Mayas ocupan Campeche y se contruye Calkmul.

Clásico

•378 d.C. Inicia una fuerte influencia de Teotihuacán.

•400 d.C. Grupos Mayas se establecen ene la valle de Copán.

•525 d.C. Se funda Chichen Itzá.

•526 d.C. Calakmul y Tikal entran en guerra por el control del territorio.

•600 d.C. En Palenque se contruyen las primeras estructuras monumentales.

•629 d.C. Se funda el centro urbano de Dos Pilas como fuerte de avanzadas.

•700 d.C. Se contruye el templo del Jaguar en Tikal.

•800 d.C. Palenque es abandonada por la presión de las demas ciudades.

Postclásico

•1000 d.C. Calakmul y Tikal empeizan a ser abandonados.

•XI d.C. Chichen Itzá gana importancia gracias alas tradiciones Toltecas que llegan a él.

•XIII d.C. Mayapan desplaza en impritancia a Chichen Itzá.

periodo o ―Maya Clásico‖, se dio el mayor desarrollo de este pueblo con grandes

avances en el arte y el comercio, con Tikal como una de las ciudades con mayor

actividad política, además de ser un periodo con grandes guerras y fluctuaciones

en la configuración geográfica del pueblo Maya. Al final de este periodo se dio la

decadencia del imperio. En el periodo ―Postclásico‖ tuvo lugar el abandono de las

grandes ciudades Mayas y el establecimiento de nuevos centros ancestrales y

ceremoniales como lo es el Chichén Itzá. Este último periodo como se mencionó

anteriormente tuvo una gran influencia de los toltecas. ―El culto religioso cambió y

aparecieron santuarios domésticos; la escritura, las matemáticas y la astronomía

también se trasformaron‖. (Campos, 2012, p.16)

Figura 7. Desarrollo cronológico de la cultura Maya.

Ilustración elaborada con base a datos de La Sociedad y el Tiempo Maya, de la colección del

Museo Regional de Antropología Palacio Catón – 2012 -

Page 101: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

100

En el marco de la delimitación espacio temporal que se presentó en las líneas

anteriores se permite configurar en clave antropológica la justificación de una

construcción cultural que entiende a está como:

Un todo formado por instituciones parcialmente autónomas y coordinadas. Su

cohesión reside en una serie de principios como la comunidad de lasos de sangre,

la proximidad especial vinculada al trabajo compartido, la especialización de las

actividades y, no en último lugar, el uso del poder en la organización política.

(Wulf, 2008, p.117)

Donde se debe abrir entonces un panorama diferente para la definición de cultura

por fuera del idea Burguesa y que sea acorde al desarrollo de las culturas que

están por fuera del discurso del desarrollo y progreso europeo que ven a la

periferia como algo incivilizado, y por tal motivo el volver sobre estos pueblos debe

establecerse un nuevo discurso donde se vea la subjetividad de cada una de las

comunidades y así poder establecer un concepto amplio de cultura donde se

entienda la culturalización como un sistema heredado de significados que tienen

origen en la complejidad del imaginario del ser humano que desemboca en un

sistema de representación trasmitidas que permiten desde el símbolo comunicar,

conservar y desarrollar su saber sobre la vida y sus posiciones frente a ella (Wulf,

2008). Lo cual se puede ampliar en la idea que expresa Arturo Escobar a la hora

de reinterpretar uno modernidad en América Latina con base en el abandono de

las tesis poscoloniales: ―la defensa de la diferencia cultural, no como una fuerza

estática sino transformadora, y en la valoración de necesidades y oportunidades

económicas en términos que no son estrictamente los de la ganancia y el

mercado‖, (Escobar, 2007, p.9) la cual es un llamado a identificar una cultura a

partir de sí misma, no mediante los ojos del otro (el conquistador) y así, ver en

esas otras formas (las diversas culturas propias de América en especial para este

trabajo en lo que respecta a los Mayas) una oportunidad de confrontar la realidad

―sin reducirlas a un patrón único ni a un modelo cultural hegemónico‖ (Escobar,

2007, p.12) que en definitiva termina negando la misma cultura como construcción

Page 102: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

101

social que no tiene como fin el enriquecimiento, sino el desarrollo de normas y

valores que permiten conocer y convivir con la naturaleza.

3.2. LA ESTRUCTURA SOCIAL Y LA COSMOVISIÓN DEL PUEBLO MAYA

Dentro del imaginario del hombre Maya se encuentra una estructura de disciplina,

respeto y temor por una infinidad de deidades, las cuales configuran no sólo el ser

simbólico del pueblo, sino el establecimiento de las relaciones entre el entorno y

los hombres; donde los ―dioses ayudan al hombre en su trabajo y le proporcionan

alimento; a cambio de esperar un pago, y la mayor parte de las veces ese pago

debe hacerse por adelantado‖ (Thompson, 1975, p. 214) lo cual abre la mirada a

los ritos como mecanismo de consolidación y trasmisión de la cultura, además de

la asimilación de las cultura a partir de la vivencia de los ritos y ceremonias que se

dan en cada una de las comunidades y que como tradición se ha observado desde

un lente antropológico como procesos miméticos que refieren al cuerpo como

elemento que permite la mediación entre el mundo externo y el mundo interno,

que a partir de la imitación construyen la identificación con su pueblo y la

asimilación de los actos que configuran la cultura. ―Los procesos miméticos no se

dirigen sólo a otras personas; contribuyen a modelar el entorno; remiten a

entornos reales y a los mundos imaginarios del arte y la literatura.‖ (Wulf, 2008,

p.305) un proceso cultural que va más allá de un determinismo social – económico

y que abre su mirada a la diversidad de actividades que constituyen la identidad

de un pueblo.

En esta relación ritual es de vital importancia rescatar la importancia del pago que

se debe hacer a los dioses por la provisión que éstos dan a los hombres, pago que

Page 103: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

102

en muchos casos debían ser ofrendados con anticipación y al no hacerlo los

dioses toman ―venganza‖ por la falta del tributo. Al respecto se tienen diversidad

de relatos que conforman la tradición Maya. Uno de estos es el siguiente:

Cuenta un relato didáctico que se comunicó en Tihosuco. Hace un siglo un maya

que no había hecho su ofrenda de su milpa. Visitando ésta cuando el maíz

empezaba a madurar, vio a un hombre alto recoger rápidamente y echarse al

hombro una cesta de mazorcas que estaban madurando. El desconocido le dijo:

―Aquí estoy recogiendo lo que envié‖. Descansando de su trabajo sacó un cigarrillo

inmenso y prendió lumbre con acero y pedernal. Las chispas eran relámpagos y

los golpes truenos. El hombre cayó al suelo sin sentido. Cuando volvió en sí, el

granizo había aniquilado su cosecha y el mismo agarró una fiebre que casi le

cuesta la vida. (Brinton, 1870, p.173)

Y como esta hay un sinnúmero de historias donde se resalta la actitud de respeto,

miedo al no poder obtener lo que se necesita para vivir, pero al mismo tiempo una

postura de gratitud frente a los dioses por brindarles ese bienestar que se trasmite

en la fecundidad de la tierra en lo relacionado con la caza y las cosechas.

En este sistema cultural como se puede observar hay una alta atención a la

ritualización como elemento de cohesión social en torno a sus prácticas religiosas

y a la configuración misma de la cultura. Dentro de estas prácticas ceremoniales

se tienen diversos aspectos que remiten directamente a actitudes del ser humano

que participaba en ellas. Entre estos elementos encontramos la oración, la cual

―se dirige a fines materiales; no me imagino a un maya rezando para poder resistir

a la tentación, para amar mejor al prójimo o para entender mejor la voluntad de

Dios o sus dioses. En su religión no hay concepto de bondad; lo que se pide es un

corazón ardoroso, no uno contrito‖. (Thompson, 1975, p.217) Lo cual muestra a

un individuo Maya que se construye en el marco de la acción de gratitud y de

tributar a los dioses para esperar unos favores que se materializaban en los

bienes agrícolas y de caza para garantizar su subsistencia, y que en el rezo pone

de manifiesto que las aspiraciones son netamente materiales como elemento que

Page 104: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

103

desde su imaginario le genera bienestar, un bienestar que está delimitado por los

elementos que son la base de su subsistencia (el alimento) y todo lo relacionado

con ellos desde los fenómenos como la lluvia necesarias para los cultivos, como

de los días soleados con visibilidad para la casa.

Un segundo elemento que se da en el acto ceremonial está en los ritos de

preparación, que se configuran en dos requisitos básicos que son ―la continencia‖

y el ―ayuno‖ que muestran a un hombre que se abstiene de elementos que tiene

como base de sus relaciones con el otro (sus mujeres) y con lo otro (la naturaleza

que se configura en el imaginario del alimento), para tal fin se asilaban de sus

comunidades en sitios cercas a los centros ceremoniales y cuya duración depende

de la relevancia de los actos rituales, lo cual muestra una mentalidad de

preparación que tiene una concepción de tiempo que delimita su imaginario en

relación con el estar dispuestos para el rito (una limpieza ritual), pero dicha

preparación también dependía de la jerarquía que se tenía dentro de la

comunidad, y lo cual varia algunas de estas prácticas, por ejemplo antes de las

ceremonias los sacerdotes y aprendices se guarecían en los mismo templos para

disponerse y disponer el lugar para cada uno de los ritos.

Como tercer elementos, se encuentran los sacrificios el cual ―adoptaba muchas

formas: ofrendas de la propia sangre o de la victimas animales o humanas, o bien

de productos y otras cosas que se califican como de inanimadas‖ (Thompson,

1975, p.221). La ofrenda de la sangre propia era una práctica muy común y

antigua dentro de estas comunidades, al punto que en la misma preparación de

ayudo y continencia que tenían los hombre como actividad preparatoria para los

actos rituales, se sangraban constante. Pero además de esto, está el sacrificio

humano y donde el hacer el sacrifico humano al igual que el sangrarse se

relaciona con algo muy valioso signo de grandeza y que por ejemplo en Chichén

Itzá a partir del juego de pelota, el ganador decapitaba al perdedor y exhibía.

Page 105: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

104

Como se puede observar todas las practicas rituales tienen una gran carga de la

mediación de cuerpo, como preparación para los mismos, o como acción de

ofrende ya fuese al sangrarse o en los rituales humanos de sacrificio, de tal forma

que ―el cuerpo se convierte en medio de la expresión y de la exposición; sus

energías actúan sobre el mundo en la palabra y la imagen, en la escenificación y

la realización‖, (Wulf, 2008, p.172) y por tanto de mediación entre las divinidades y

lo humano.

Por otro lado, es inherente al ser del hombre Maya y que ya se había indicado, es

el culto y en él toda la carga de las nociones cosmológicas que entre otros se

evidencias en lo mitos y que hablan de la constitución del espacio y por ende de la

imagen del cosmos que configuraba su imaginario.

Para los Matas el cielo estaba representado por el dragón de dos cabezas Itxamá.

La tierra era un enorme cocodrilo rodeado por el océano cósmico. Su superficie,

que separaba los niveles superiores de los inferiores (el inframundo), estaba

dividida en cuatro partes, relacionadas con el camino del Sol. El Este tenía el color

rojo del amanecer, y era símbolo de la fuerza y la vida. Al cuadrante Norte le

correspondería el color blanco de la luz y se le relaciona con las capas celestiales,

al Oeste el negro, símbolo de la oscuridad, ya que por él desaparecía el Sol hacia

el inframundo, al Sur, el amarillo, identificado con los niveles inferiores. Cuatro

Bacabs sostenían las trece capas de los cielos, gobernados por trece dioses

diurnos, y cada uno era un escalón de la pirámide de siete pisos. El inframundo a

su vez se dividía en nueve niveles, para cada uno de los nueve señores de la

noche […] en el centro de la pirámide se levantaba la ceiba sagrada o árbol de la

vida, que hundía sus raíces en el cocodrilo terrestre y eleva sus ramas hacia las

capas más altas del cielo. (Fernández & Montesinos, 2007, p,72)

Lo cual muestra a un hombre maya con un desarrollo de su imaginario que vincula

directamente concepciones de vida y muerte, además de una percepción

altamente elaborada entre cosmos y naturaleza de tal forma que éste ―trascendía

las limitaciones de la existencia individual y familiar, organizándose en comunidad

y creando condiciones para el surgimiento de múltiples procesos sociales que

Page 106: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

105

generan una memoria histórica y una conciencia social (Medina, 1990, p.457) lo

que muestra un hombre pensado para la sociedad, que identifica prácticas

comunitarias y donde el desarrollo de la comunidad se toma en clave de lo que es

equilibrado entre el hacer y el deber ser natural. Muestra de esto es la

configuración de sus deidades por fuera sola de imágenes humanas como

sucedía en el imaginario griego. Para los Mayas sus dioses están relacionados

con imágenes de animales o una mezcla entre la forma humana y la forma animal.

Ejemplo de esto ―es el jaguar que simboliza el mando y el valor‖ (Thompson,

1975, p.246) y donde cada uno de estos dioses a diferencia de otras culturas no

tienen un rol de bueno o malo, por el contrario cada uno de los dioses que

conforman el ―olimpo Maya‖ tienen un carácter doble ―pueden ser benévolos y

malévolos. En las obras de arte esto se señala añadiendo símbolos de muerte al

aspecto usual de un dios‖ (Thompson, 1975, p.248), además que los dioses no

obedecían a una sola tarea o un sólo lugar en la cosmovisión de este pueblo y en

general de los pueblos mesoamericanos, por lo cual se desarrollaba una

construcción multifuncional de los dioses que en ocasiones tampoco tenían

diferenciación sexual, y que como punto de diferencia también con el pantheon

griego, los dioses Mayas no tenían aventuras amorosas o sexuales con el pueblo

maya como si se da bajo la configuración helénica de las aventuras de los dioses

griegos que tuvo como consecuencia la idea de semidioses, de tal forma que el

contacto del pueblo Maya con sus dioses es un vínculo que se media por una

limpieza ritual, entre las que se encuentra el plano sexual por fuera de dicha

relación. (Thompson, 1975).

Es así, como dentro de los elementos que configuran el pensamiento Maya en

relación con su estar en el mundo y el desarrollo de su comunidad en un espacio

determinado que se proyecta bajo los cielos configurando una cosmovisión

―estructurada de los miembros de la comunidad en la que se combinan de manera

coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que viven y sobre el cosmos

en que se sitúa la vida del hombre‖ (Broda, 2001, p.16) y que proyectan una

Page 107: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

106

ideología donde tiene lugar más que el yo, el nosotros como comunidad, lo cual

identifica al ser humano de esta cultura bajo una ―ideología que define formas de

conciencia específicamente sistematizadas; las ideologías entendidas como

manifestaciones peculiares del ser social en la conciencia de los hombres‖, (Báez,

1988, p.31) elevando a un nivel de conciencia superior la relación entre sociedad y

naturaleza y por tanto sospechar sobre la cultura como una extensión de ese ser

natural o como algo natural en sí mismo como construcción del pueblo en ese

vínculo de la percepción natural y del cosmos mediada por los dioses y la religión

como manifestaciones del imaginario colectivo y de la ritualización como lenguaje

de esta cultura.

De esta forma se estructura el saber ritual como manifestación del imaginario,

pero también como elementos que permite la trasmisión de la cultura y que teje

una red entre lo cultural, la religión, el cuerpo, y la mimesis como dinamizador de

lo que se construye en cada una de esas sociedades y que se puede observar en

términos antropológicos como:

El saber ritual presenta un ámbito importante del saber social práctico, con su

ayuda las instituciones se inscriben en los cuerpos y permiten la orientación en los

distintos contextos sociales. En los procesos miméticos se aprenden imágenes,

movimientos y esquemas que hacen al individuo capaz de actuar. En la medida en

que los procesos miméticos se dirigen a productos históricos y culturales, a

escenas, realizaciones y representaciones, pertenecen a las actividades más

importantes a través de las que la cultura se transmite a las generaciones

venideras. Sin capacidades miméticas no existiría la posibilidad del aprendizaje

cultural ni tampoco la posibilidad de una «doble herencia», es decir, un envío de

bienes culturales que aparece en los seres humanos junto a la herencia biológica

y hace posible una transmisión transformadora de la cultura. (Wulf, 2008, p.184)

Lo cual determina entonces que lo ritual en lo social, tiene bases miméticas y

genera un impacto en la cultura, en lo que se incorpora a las futuras generaciones

y lo que se espera repliquen.

Page 108: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

107

El concepto de ritual tiene un lado constructivo, lo cual implica analizar estos

procesos sociales desde una determinada perspectiva. El espectro de estos

fenómenos va desde los rituales religiosos y políticos, pasando por los rituales

juveniles de resistencia y autoafirmación, hasta los rituales de la vida cotidiana. El

análisis de los fenómenos sociales como realizaciones rituales permite accesos

reveladores a la estructura profunda de la sociedad. (Wulf, 2008, p.221)

Lo cual se puede sintetizar en la idea que los rituales se constituyen como acción

que se vuelven transversales entre lo humano y las instituciones que configuran lo

social.

Dentro de la estructura de su cosmología también se encuentra la constitución del

estado, el cual sintetiza gran parte de su imaginario hecho realidad no sólo en la

organización de la sociedad, sino en la determinación de las relaciones entre el

hombre y el medio ambiente. Es de recordar que en esa relación el hombre Maya

buscó formas de organizar su base económica y de subsistencia en actividades

agrícolas y de caza, las cuales se sofisticaron en la medida que se logró

establecer con mayor precisión los ciclos celestes en resonancia con los ciclos

naturales y así poder predecir épocas de lluvias, inundaciones, de verano y

sequias, para poder configurar sus prácticas agrícolas, donde como ya se ha

mencionado tuvo gran desarrollo el sembradío del maíz que más que alimento era

símbolo de la propia vida del hombre Maya. Es así, como:

Ya dentro de la relación hombre – medio ambiente, a nivel de recursos, la

apropiación del conocimiento del proceso de bioregeneración de la naturaleza, es

decir, del ciclo de crecimiento y reproducción de las plantas y animales en

referencia a fenómenos cíclicos de comportamiento del clima – temperaturas-

como constantes aprovechables en su trasformación o domesticación para la

reproducción del mismo hombre como especie. (Arias, & Reichel, 1987, p.19)

Lo cual se traduce en una calendarización permitió a estas culturas entre las que

se cuenta la Maya, establecer una organización mediada por la relación celeste

con el medio donde se desarrolla el hombre de esta cultura, y que configura las

Page 109: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

108

prácticas o actividades productivas entre las que se cuentan aquellas relacionadas

con el agro, la pesca y la casa; que al mismo tiempo indica un quinto elemento y

es la relación del hombre con su entorno como proveedor de alimento y que se

identifica en dos características básicas. La primera de ellas relacionada con los

establecimientos de ciclos naturales y celestes que se concretan en el desarrollo

del calendario como sistema de predicción climático, pero también como memoria

de la historia del pueblo, y como segunda característica se tiene el trabajo de

explotación, el cual se da por unidades o grupos que están ligados por lasos de

sangre, ―ya sea la familia como a nivel doméstico o la comunidad a nivel clánico‖

(Arias, & Reichel, 1987, p.20) identifica de nuevo a un ser humano solidario con

su grupo inmediato como proveedor que busca bienestar de su familia, pero de

igual forma a nivel comunitario, lo cual se identifica en la fuerza de trabajo que en

lo que refiere al agro están marcado por procesos intensivos de producción que

solo se logra bajo una alta cooperación que integra todos los entes del estado,

desde la fuerza de trabajo que explota la naturaleza, como del nivel sacerdotal que

ofrece el entendimiento de los ciclos climáticos para el desarrollo de dichas

prácticas y desde las prácticas de poder que determina la construcción de centros

ceremoniales y comerciales (asentamientos para vivir) en lugares aptos para la

siembra que se alinean con fenómenos celestes como ortos y ocasos del Sol, la

Luna y otros cuerpos celestes.

Es así, como la configuración del estado Maya mediado por las relaciones entre

sus diversas clases sociales, su relación con el medio ambiente y las prácticas

rituales, permiten establecer una serie de articulaciones. La primera de ella entre

los elementos de la naturaleza y los estaciones del año, relación que esta medida

por los dioses de las estaciones; la segunda en el orden de lo arquitectónico que

relaciona los elementos rituales y ceremonias que tienen lugar dentro de la cultura,

con la orientación de los edificios y espacios con elementos astronómicos. La

tercera y última en términos de las actividades de producción y la dirección y

distribución del trabajo.

Page 110: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

109

Como marco de toda la cosmología Maya se tiene un desarrollo religioso que

abarca todas las prácticas de esta cultura, y que a diferencia de una orientación

judío – cristiana ortodoxa, la religión Maya presenta una gran flexibilidad que Van

Stones (2010) y Mario Ruz (2002) identifican como la capacidad de estos para

asimilar diferentes realidades según el tiempo y el espacio. Lo cual hace que su

cultura tenga gran capacidad adaptativa y por ende haya podido realizar

resistencia a los procesos coloniales y sobrevivir hasta estos días. Ejemplo de

esto fueron el desarrollo ritual que tuvo ligar en la época prehispánica a partir de

los procesos de colonización y conquista, y con ello una tradición religiosa ajena a

la cultura local, pero que a pesar de los procesos ―civilizatorios‖, la resistencia por

parte de esta cultura se dio por una actividad que se configura en su sincretismo16

de costumbres y ritos, que al integrar sus actos ceremoniales con los de la ―nueva

religión‖ permitieron la perpetuidad de estos y con ellos conservar de alguna

manera su identidad cultural. Ejemplo de esto, está todo el ritual de día de muertos

o simbologías utilizadas en los adornos de las imágenes de adoración y

veneración de la cultura cristiana católica.

Dentro de las bases religiosas de esta cultura se encuentran unas concepciones

que son imperantes en la estructura social y cultural, al tiempo que son

constitutivas del desarrollo del imaginario de este ser humano que se inscribe

dentro de esta cultura. Entre estas líneas bases se tienen como eje de análisis la

centralidad donde está el ser humano, es decir, toda la configuración del espacio

imaginario y real, parte de la ubicación real donde está el ser humano, y a partir de

ahí se da un desarrollo que se expande o proyecta hacia los cuatro puntos

cardinales. (Medina, 2000)

Esta concepción espacial implica un ordenamiento ideológico del universo material

e inmaterial que a su vez está divido en tres relaciones básicas, hombre – hombre,

hombre naturaleza y hombre cosmos. En este sentido, todas las deidades celestes

16

Un sincretismo en el que se mezclan el pasado prehispánico, el colonial y el presente. (Campos, A. 2012, p.73)

Page 111: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

110

y del inframundo, los guardianes y seres sagrados de las selvas y delos montes,

de las personas hasta las plantas, animales y cuanto ser forme parte de este

entorno natural son parte de esta visión. (Casares, 2004, p.90)

De esta forma es evidente la concepción Maya de universal de las relación entre

todo lo que se configura en el cosmos, como una parte del todo y el todo en una

parte, y anexo el centra en los rituales una forma de conectar el pasado con el

presente y el futuro en una dinámica que genera continuidad y que además

posibilitan el cambio histórico y cultural, (Wulf, 2008) donde este accionar y

flexibilidad que se mencionó en líneas anteriores ha generado que la cultura Maya

llegue como vos viva a la actualidad al realizar un proceso de hibridación de lo que

era su cultura costumbres y ritos, con aquellos que fueron impuestos con los

procesos de colonización.

Como último elemento, que comprende una línea de desarrollo de la cosmovisión

de la cultura Maya, pero que ha sido identificado en cada uno de los elementos ya

desarrollados es el tiempo, el cual no ha sido determinante sólo en la cultura Maya

de tal forma que ha sido común denominador entre todas las culturas antiguas, y

aun en el mundo moderno todos los individuos desarrollan sus actividades en

torno al tiempo, algo abstracto que San Agustín exponía como: Se lo que es el

tiempo pero si alguien me pregunta qué es no sabría explicarlo; pero donde para

estas culturas antiguas el tiempo era una forma de establecer una cronología de

sus historia escrita en términos del pasado, presente y futuro, y en el establecer la

regularidad de la naturaleza, lo cual daba a ese ser humano una característica en

particular que se ha diluido irónicamente con el paso del tiempo, y es la capacidad

de observar el entorno, comprenderlo en su propio lenguaje la dinámica del

cosmos y convivir con él, en un mutuo respeto tanto de lo natural, como entre los

seres de la comunidad como extensión de ese mundo natural.

Pero al igual que la religión, el tiempo también es flexible, a pesar del alto

desarrollo calendárico y del manejo de los dos calendarios y de la cuenta larga del

Page 112: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

111

tiempo, el tiempo se alteraba en cuanto a sus cuentas para ―hacer encajar eventos

políticos y religiosos tales como la muerte de algún gobernante, alguna guerra,

algún nacimiento o algún sacrificio relevante, lo cual dio pie a que aparezcan

algunos supuestos errores en sus propios cálculos‖ (Bernal, 2010, p.47) pero más

que errores es una principio de flexibilidad que permitía ajustes, pero que aun así

permitía la predicción de los eventos más relevantes para del desarrollo cultural de

este pueblo y en ellas el desarrollo de lo ritual como algo que se enuncia y que

toma un carácter performativo, convirtiendo lo ritual en una extensión de la cultura,

y que se constituye en tal a partir de comprender que "Las comunidades

institucionalizadas y las informales disponen de un saber simbólico colectivo, así

como de formas rituales de interacción en las que activan y modifican este saber.

Cada repetición ritual de este saber es una manera de auto-representación,

estabilidad y transformación del orden social." (Wulf, 2008, p.228) lo cual en la voz

del mismo Wulf (2008) el pensar en lo ritual, es remitirse a la comunidad, de tal

forma que estos la generan, la dinamizan y la comunican a través de la historia y

donde por medio del contenido simbólico y performativo de estas acciones rituales

se producen y estabilizan su identidad; tanto del hombre como individuo, como del

hombre en cuanto a ser social.

3.3. SÍNTESIS DEL CAPÍTULO

Dentro de los diversos elementos que constituyen el horizonte del pensamiento

pueblo Maya esta ―el Calendario y su cosmovisión que representan un segmento

del contenido temporal alojado en el marco urbano, cuyo propósito era estructurar,

formalizar y objetivar la vida social‖ (Aveni, 2005, p.300) los cuales se configuran

entre la dupla de calendarios prácticos e ideológicos, los cuales en conjunto

buscan establecer una relación entre aspectos geográficos, ecológicos, de

Page 113: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

112

estacionalidad y aquellos ciclos celestes que hacen que la capacidad de mirar a

los cielos no sea la metáfora de dispersión del ser humano en términos sólo

contemplativos, sino como herramienta para mejorar la tierra y en ella determinar

unas condiciones de ser humano que se ven expresadas en los ritos y en toda la

carga religiosa que tiene lugar dentro de la cultura Maya y que permite visualizar

desde las prácticas que constituyeron la cosmogonía de este pueblo, pasando por

las acciones rituales de ofrendas y sacrificios a los dioses, hasta llegar a el

establecimiento de las jerarquías sociales y la posición del poder dentro de la

comunidad.

Dentro de estos elementos que permitieron la caracterización de una cultura, se

tiene una serie de relaciones que dan sentido al ser maya, y las cuales se

establecen a partir del tiempo como delimitación y comprensión de los cielos que

se expresa como:

Con el objeto de reproducir el cielo en su entorno terreno, los antiguos creían

necesario conocer el camino de los trashumantes que poblaban la región celeste.

Aunque inexacta según nuestras normas, la presentación de la duración del año

trópico en 360 días revela un intento de los seres humanos que nos precedieron

por conocer anticipadamente el comportamiento de sus dioses. (Aveni, 2005,

p.304)

Lo cual pone en contraste el tiempo como representación de un sistema de ciclos

de los cielos, que como se ha mencionado, es el reflejo o sincronía que se da

entre los cielos y la tierra; a partir de lo cual se configuran unos desarrollos

sociales, políticos y culturales que toman el sistema de subsistencia basado en el

agro y la caza como dominio de los ciclos naturales y la lectura de los cielos para

el beneficio del hombre, al unísono que permite un desarrollo corporal del hombre

Maya en la configuración ritual como elemento formativo de su ser cultural; el cual

pasa por un ser formativo, mimético y performativo y que Wulf Describiría como:

Page 114: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

113

El carácter performativo de los rituales y la ritualización son prioritarios en la

producción, la conservación, la transformación y la transferencia de cultura a las

siguientes generaciones. A diferencia de los discursos, su lado corporal contribuye

esencialmente a sus efectos. Los rituales surgen a través de la escenificación y

exposición del cuerpo humano. La realización de rituales produce la comunidad de

los participantes, incluso cuando interpretan el significado del ritual de modo

distinto. (Wulf, 2008, p.176)

Esto identifica los procesos culturales, entre los que encontramos los de la cultura

Maya, pasan por el cuerpo, como instrumento que se establece como mediador

entre el mundo exterior, y el mundo interior; el cual toma del medio aquello que

sus sentidos le permiten conocer del mundo y del cosmos y en sus ser interior da

sentido por medio de la estructuración de un imaginario el cual es el reflejo de sus

cosmovisión, que da sentido a su cosmogonía y que sale al medio por medio de

acciones rituales que retroalimentan dicho imaginario.

Por otro lado, uno de los elementos que fueron determinantes en la constitución

de la sociedad Maya y por ende de un ser humano diferenciado de las demás

culturas es la modificación del paisaje, el cual se caracteriza por grandes centros

ceremonial que se constituyen en el lugares no solo de ritualización, sino de

desarrollo político y social, a partir de los cuales se puede comprender las diversas

imágenes de hombre que se integran en la elaboración de la subjetividad cultural

maya. En esta línea se encuentra un hombre que está en constante relación con lo

natural en una doble vía; una es una relación de armonía y respeto, y otra como

fuente de lo que garantiza su subsistencia. Esta primer referente de hombre en

una relación dual con lo natural, lleva a un elemento más que lo identifica, el cual

es su carácter ritual, donde se observa un hombre que para acceder a sus

procesos de oración debe garantizar una limpieza de su ser, y así poder

establecer esa relación con sus deidades.

De esta forma se tiene un ser humano que constituyen su ser y su imaginario a

partir de: un sistema de calendarización, una percepción del cosmos y lo natural,

Page 115: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

114

el vínculo entre el tiempo y las actividades de subsistencia. Todo esto configurado

en torno a un sistema de ritualización que trasmiten su visión del mundo y por

ende la configuración cultural por medio de procesos simbólicos que se trasmiten

además de la interiorización de lo ritual por el establecimiento de lo mítico que en

clave cultural se expresaría como:

Por otro lado, cabe comprender los mitos como relatos sagrados que garantizan la

validez intemporal de las acciones rituales, que en ese sentido sólo representan

repeticiones de los mitos cósmicos. Ambas posiciones tienen la convicción de que

el mito y el ritual cumplen la misma función: enraizar la vida humana en un orden

cósmico y otorgarle así continuidad y coherencia. (Wulf, 2008, p.225)

Dentro de este ser cultural Maya, se tiene un sistema simbólico tan fuerte que aun

en el presente siguen impactando el medio social y actuando tanto en el medio

político como religiosos en el marco de las sociedades modernas a partir de

procesos de hibridación cultural, que permitió la integración de sus lógicas con las

lógicas de los colonizadores como estrategia de perpetuación de su cultura en el

tiempo y en el espacio a pesar del intento y acción de enajenar su sistema

religioso y ritual, pero que el presente se puede observar como este sincretismos

ritual, religioso y cultural permite iniciar procesos emancipatorios en la modernidad

Page 116: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

115

4. UNA MIRADA A LOS CIELOS EN CLAVE DE LA UNA ANTROPOLOGÍA

HISTÓRICO PEDAGÓGICA DEL HOMBRE MAYA

En todo acto donde está inmerso el ser humano, ha de considerarse una mirada

amplia de éste ser en relación con sus prácticas culturales, sociales,

cosmogónicas y cosmológicas, y no sólo realizar conjeturas deterministas; motivo

por el cual en esta propuesta se centra en realizar un análisis antropológico,

donde la pregunta por el ser humano se hace fundamental en la consolidación de

la praxis formativa, entendida ésta como las maneras en que, con base en la

incitación social, se pretende generar en el sujeto una autogeneración, una

constitución de sí mismo. (Runge, 2005, p.55-56) Esto en el marco de una

observación antropológica que permitiría hacer un recorrido desde las

generalidades de la antropológica, pasando por el análisis histórico cultural, para

finalmente llegar a una mirada pedagógica en clave de la mirada a los cielos

como elemento que configura unas prácticas culturas y que son constituyentes de

una imagen de ser humano que se observa a sí mismo por medio de la

observación del medio y del cosmos, y la cual se comprende en el análisis de una

astronomía cultural que hace el papel de hilo en la comprensión de las sociedades

antiguas al integrar en su discurso el ser del hombre en cuanto a ser humano, a

ser natural, a ser en relación con el otro, consigo mismo y con lo otro; donde en

este último caso, ha dejado una huella susceptible de seguimiento en la

trasformación y utilización del paisaje a partir de la comprensión de los ciclos

celestes que ha integrado al desarrollo de su imaginario y que ha permitido la

comprensión de los procesos de relación con ese medio que lo contiene y le

brinda las herramientas para la subsistencia, con el otro como compañero de vida,

y consigo mismo como portador y trasmisor de la cultura.

Page 117: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

116

De esta forma en estas líneas se caracterizarán los elementos antropológicos-

pedagógicos mayas que se configuran en las prácticas antropológica/ -

astronómica y que se enmarcan en un análisis astronómico cultural que permitirá

encontrar los elementos que en clave pedagógica están en el juego de la

constitución de la imagen del hombre y con ello llegar a extrapolar estas ideas a

un análisis de las demás subjetivadas de la culturas prehispánicas que se

desarrollaron no sólo en Mesoamérica, sino a todo lo largo de Latinoamérica. Para

de esta forma dejar abierto un campo de estudio que ofrecerá elementos a la

comprensión de las realidades en américa latina y construir así un discurso donde

se rescate el valor de las subjetivadas de estas culturas en clave de la reflexión

por el ser humano que se ha abandonado a sí mismo por la dinámica de las

culturas modernas limitadas por el discurso capitalista neoliberal.

A este propósito se suma la idea de un análisis histórico que permita identificar la

memoria de estos pueblos antiguos y con ellos la configuración de elementos en el

quehacer formativo que además de preguntarse por la concepción de mundo,

permita el desarrollo de unos influjos educativos que permitan la reflexión por lo

humano, al tiempo que ponen bajo la lente del análisis humano una reflexión

crítica de concepciones de progreso y civilización, permitiendo desnaturalizar el

discurso hegemónico eurocéntrico y volver la mirada sobre el concepto de mundo

y cultura que construyeron estos pueblos antiguos.

Lo anterior se resume en la idea que Wulf rescata de Boas el cual al ―recibir la

herencia del historicismo alemán, estaba convencido de que cada cultura tiene un

carácter específico. No se trata de estudiar los paralelismos de los desarrollos

culturales universales, sino la particularidad de cada cultura‖. (Wulf, 2008, p.99)

Basando en esto se hace hincapié que la idea de la presente propuesta no

establece un determinismo sobre los modos de comprender los procesos

pedagógicos que tuvieron lugar en los pueblos antiguos, sino elaborar una

propuesta de análisis alrededor de los procesos de observación del cielo como

elemento que aporta a la comprensión de esas imágenes de hombre que

Page 118: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

117

IMAGEN DE

HOMBRE

Astronomía Cultural

Antropológia Cultural

Antropología Histórico Pedagógica

Antropologia Histórica

constituirán una forma de trasmitir y portar la cultura, la cual permite la

configuración de unas bases históricas pedagógicas para la comprensión de las

realidades de dichas culturas, al tiempo que se ofrece una forma de observación

que lleva una mirada amplia, inter y tras disciplinaria del ser humano en cuanto a

individuo y en cuanto a portador de la cultura.

Figira8. La configuración teórica para la observación antropológica de la cultura.

4.1. DEL RECORRIDO ANTROPOLÓGICO EN LOS PROCESOS DE

OBSERVACIÓN DEL CIELO.

Es imperante iniciar con unos presupuestos del análisis antropológico que

marquen la observación de los cielos en cuanto a elementos de una astronómica

Page 119: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

118

cultural y que colocan en clave de reflexión la pregunta por el progreso y el

desarrollo y de esta forma ampliar el panorama a la idea de subjetividad cultural

contrastando el proceso de colonización con las formas de resistencia frente a los

procesos de ―civilización‖. Para tal fin es importante retomar la idea de Wulf

(2008):

En el siglo XIX se solaparon la teoría de la evolución y la idea de progreso, ya

presente desde antes. La meta de la evolución se considera entonces la

perfección y encuentra su prueba en el desarrollo del ―mono‖ al ―homo sapiens‖. Y

esto conduce, especialmente en la antropología cultural y en la etnología, a la

concepción de que existen cultural mejores o peores, lo cual tiene un efecto

duradero en los procesos del colonialismo; todo ello es insostenible desde el punto

de vista actual. (Wulf, 2008: 30-31)

Esto es un Símil en la comparación entre la evolución y el progreso que da píe al

análisis de un concepto de cultura desconfigurado en torno a mejores y peores

culturas, impacto en el proceso de colonialismo y que permite en clave crítica

conformar un modo de observación de estas culturas entre las que contamos a la

Maya, desde su interior y no con los ojos del colonizador, en lo cual se refiere a

una mirada del análisis antropológico que ve a ―la antropología, como el saber del

ser humano, se refiere a la evolución de la vida y la historia de la hominización‖

(Wulf, 2008: 47), pero a una historia y evolución de la vida que se da desde su

cultura y no con el prejuicio de los lentes del colonizador.

En lo que respecta al mirar a los cielos de las culturas ancestrales

Mesoamericanas como lo es la Maya, se da una configuración del ser humano

susceptible de una mirada antropológica como un proceso que tiene lugar en un

tiempo y espacio determinado que tiene su proyección a un futuro que es éste

presente, y que constituye un desarrollo cultural basados en principios como el

tiempo en sí mismo y la relación del ser humano con la naturaleza, lo cual permite

escribir su historia con el lenguaje de la ritualización que se graba en el imaginario,

Page 120: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

119

y con el desarrollo arqueológico que altera el paisaje en función de fenómenos

astronómicos que hacen lo ritual un proceso de sincronía entre lo terreno y lo

espacial.

El análisis antropológico de estas culturas en un espacio moderno, permite

entonces el revivir y volver consciente lo que en su momento fue prácticas de vida

cotidianas que regulaban el desarrollo del ser humano ya que ―cuando el ser

humano reconoce el resultado de su actividad, el saber se vuelve autoreflexivo y

que a partir del conocimiento de los mundos de la vida y mundos culturales, se

observarían claves sobre el ser humano, sus relaciones con el mundo y consigo

mismo. (Wulf, 2008: 150) Lo cual cobra importancia al comprender que conocerse

a sí mismo o conocer el lugar cultural donde se desarrolla la historia es la base

para el saber autoreflexivo como acción emancipadora y crítica frente al mundo

donde se viven y que es una proyección de un pasado lógico, con significado y

estructurado mediante un sistema de significación que permite una identidad

cultural y no una cultura estandarizada.

Todo esto permite ampliar la mirada antropológica, no solo en cuanto a la

pregunta por el hombre y en este caso en particular por el hombre del pueblo

Maya, sino una pregunta por la historicidad de ese ser humano que se configura

en unas prácticas temporales y por tanto en un constante contraste con el

presente. Para lo cual de nuevo es relevante comprender el ser Maya en su

contexto y establecer imágenes de hombre desde la estructuración de su

sociedad, con una mirada interna enmarcada en su cosmología, para así elaborar

una comprensión de su visión del mundo, del otro y de sí mismo.

También es imperante comprender que al abrir la mirada a un estudio

antropológico del hombre Maya, se debe entender entonces también que la

concepción de cultura, además de estar desligada de la concepción eurocéntrica

de progreso y desarrollo, permite tomar a todo los individuos aunque no todos

Page 121: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

120

practiquen de forma idéntica las costumbres; es decir, permitir comprender la

cultura como una suma de subjetividades que tienen un común denominador, pero

que en las mismas subjetividades de sus hombres permiten construir y mantener

dinámica las prácticas culturales y por ende el enriquecimiento de las mismas.

En esta dinámica es importante entonces ver en ese análisis antropológico de la

cultura Maya esos aspectos históricos y culturales que no solo hacen hincapié en

el recuerdo material y vestigios arqueológicos, sino que desde el marco de una

astronomía cultural, permite volver la mirada más allá de lo evidente y de lo que se

configura como desarrollo científico de este pueblo, extendiendo la mirada a esos

aspectos históricos , temporales y subjetivos que hablan del desarrollo de un

imaginario que se puede representar mediante los mitos, rituales y también en la

trasformación de paisaje y en el leer la imagen o imágenes de seres humanos que

se configuraban dentro de esta cultura.

De esta forma cobra sentido delimitar un nuevo lente frente al cual observar el

desarrollo de la cultura Maya y que permita comprender esas configuración

culturales y con ellas aportar a un estudio actual del ser humano, en este

momento donde más que nunca la pregunta por él está sin sentido o diluida en el

mundo ―civilizado‖ de tal forma que sobre el supuesto de mejores condiciones de

vida se perdieron los procesos de auto pensarse que ―a diferencia de los primeros

tiempos de la antropología, en los que la teoría de la evolución estaba

estrechamente asociada a la idea de progreso, hoy la mayoría de los

investigadores en este campo ya no parten de la idea de un plan inherente a la

naturaleza que aspire a desarrollarse hasta la perfección.‖ (Wulf, 2008: 48) Es así,

como este nuevo lente de observación que se incorpora está configurado por lo

antropológico e histórico que se complementa con la mirada pedagógica en

términos de buscar y describir como en ese desarrollo del hombre Maya se

pueden observar unos influjos educativos que tienen bases pedagógicas e

intencionalidades formativas.

Page 122: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

121

Para lo cual entonces es necesario considerar una de las ideas que Wulf identifica

en Humboldt en donde éste estima ―que el conocimiento antropológico tiene como

objetivo no sólo el saber, ni tampoco el conocimiento por el conocimiento, sino la

iniciación de procesos formativos que buscan la mejora del ser humano‖, (Wulf,

2008: 18) como base de una dinámica cultural sobre todo en el marco de la cultura

maya donde sus sentires culturales sobreviven hasta estos días, lo cual se puede

atribuir a un desarrollo fuerte de procesos formativos que se interiorizan en el ser y

que hacen que de una forma flexible se adapten al paso del tiempo mediante

hibridación culturales que no destruyen la tradición, sino que por el contrario

contribuyen a su perduración en el tiempo.

En lo referente a este análisis se entenderá como a partir de la ―antropología

pedagógica se determinan aquellos esfuerzos por ordenar la relevancia

pedagógica de la antropología y de investigar la necesidad de educación

(biológica, social, psicológica) del hombre.‖ (Wulf & Zirfas, 1999: 77) lo cual pone

la interpretación antropológica en términos del análisis pedagógico y con ello ver la

―antropología pedagógica entendida como parte de la antropología empírica,

entienden Bollnow y Flitner una antropología de base integral que abre el

fenómeno educativo para una comprensión total del hombre‖. (Wulf & Zirfas,

1999: 76), de esta forma se entenderá que la antropología pedagógica se

configura como un elemento que permite desde el fenómeno formativo,

comprender y dimensionar el hombre y por tanto su imagen y lugar que ocupa en

el cosmos, para de esta forma comprender esos procesos astronómicos como

forman el imaginario del ser humano y por tanto desarrollan su cultura.

Es así como configurar el campo de análisis de la antropología histórico

pedagógica como herramienta de observación que entreteje con la astronomía

cultural una mirada al ser humano (En este caso el hombre Maya) y así permitir

una acción amplia que pone al hombre en el centro de estudio y con él poder

Page 123: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

122

entender las prácticas culturales que se dan en el tiempo y espacio donde éste

realiza cada día su vida.

En este orden de ideas es importante observar cómo se tejen los lazos de los

diversos campos de estudio que enmarcan al hombre de las culturas antiguas

para tener una mirada más cerca de sus subjetividades y así poder comprender de

mejor manera esas individualidades de cada cultura, no con el ánimo de hacer

paralelos, sino de comprensiones más detalladas que apunten a establecer

conocimientos menos superfluos de las realidades de estos pueblos. Por esta

razón se crea una urdimbre de saberes que nutren el análisis de la mirada a los

cielos en términos de la constitución de un determinado sujeto cultural, donde

entre estos saberes se encuentran: La arqueoastronomía como estudio de la

cultura en cuanto a la construcción de megalitos y diversas edificaciones

ceremoniales, la etnoastronomía como herramienta de estudio de las costumbres

culturales de cada pueblo en términos de sus saberes astronómicos , la historia de

la astronomía en clave de la identificación de ese orden cronológico ya sea

temporal o espacial del desarrollo tecnológico de la ciencia de estos pueblos en

torno al desarrollo y comprensión de los ciclos celestes y la predicción de eventos

celestes y la socioastronomía como esa concepción de los cielos en determinados

grupos sociales, en especial aquellos pueblos no modernos.

A tal fin, se suman otras disciplinas con afinidades a estas que constituyen la base

epistémica y conceptual de la astronomía cultural, que permiten una comprensión

cada vez más amplia pero al mismo tiempo más puntual del ser humano en

términos de su acción de observar los cielos y en esta tarea configurar sus

prácticas culturales. Entre estas disciplinas se suman: la antropología como centro

de la pregunta por el hombre y que abre su base epistémica a la antropología

cultural y al antropología histórica; la primera de estas en relación a como esa

pregunta por el ser humano se desarrolla en un plano cultural que está en doble

vía en cuanto al ser humano como estructurador de la cultura y de la cultura como

Page 124: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

123

marco del desarrollo del hombre. Y en cuando a la antropología histórica como

herramienta inherente también a la astronomía cultural, en términos de la mirada

de la historicidad del hombre que se pregunta por éste en función de su historia de

vida como ser individual y como ser cultural en escenarios espacio temporales que

permiten un desarrollo del discurso en clave de las subjetividades tanto del

hombre como del pueblo que lo alberga.

Como campo de saber que enmarca todos estos discursos se encuentra la

antropología histórico pedagógica, que permite una comprensión más universal de

los influjos educativos que desembocan en acciones formativas en la constitución

de una imagen de hombre que habla tanto de sí como de su cultura a partir de la

mirada a los cielos y que además permite en esas subjetividades sospechar de

una universidad de ese cielo como inspirador y generador de preguntas por la

misma existencia que tuvo un carácter globalizante, pero que al mismo tiempo

como expresa Iwaniszewski (2009, p.25) permite un desarrollo de modelos

propios aunque el cielo observado sea el mismo, y estas cosmologías que se

derivan de la mirada a los cielos se contemplan elementos tanto físicos como

sociales que se dirigen de lo físico a lo social, ya que el lugar de observación del

cielo es precisamente el entorno social / cultural.

El siguiente cuadro muestra la construcción de este modo de observación que se

ha descrito en líneas anteriores en cuanto a una astronomía cultural con impronta

pedagógica, en lo que se denomina a partir de este trabajo como: Astronomía

Cultural Histórica Pedagógica.

Page 125: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

124

Figura 9. Campo de estudio de la Astronomía Cultural Histórica Pedagógica

De esta forma se entiende la astronomía cultural histórica pedagógica como el

estudio de las imágenes de hombre que se construyen en diversas culturas bajo la

configuración de las percepciones humanas del cielo y su relación con la

construcción del ser humano en el trascurrir del tiempo en clave de los influjos

formativos que se proyectan en el cosmos hacia éste.

ASTRONOMÍA CULTURAL HISTÓRICA PEDAGÓGICA

ASTRONOMÍA CULTURAL HISTÓRICO PEDAGÓGICO

AN

TRO

PO

LÓG

ICO

HISTÓRICO

CULTURAL

FILOSÓFICO

ARQUEOASTRONOMÍA

ETNOASTRONOMÍA

SOCIOASTRONOMÍA

HISTORIA DE LA ASTRONOMÍA

PREGUNTA POR LA IMAGEN DE HOMBRE – Culturas Antiguas

Page 126: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

125

De esta forma se pueden retomar las cuatro líneas de la astronomía cultural que

están en sincronía con el desarrollo cultural, y contrastar estas con una visión

histórica pedagógica.

En primer lugar se tiene la relación entre la inspiración humana y la influencia de

los cielos sobre la vida humana; donde ―el cielo y su contenido se convierte en

―agente‖ que ejerce influencia sobre el pensamiento cognitivo simbólico del

hombre. La contemplación de los fenómenos celestes se convierte en la fuente de

inspiración humana‖; (Iwaniszewski, 2009: 27), de esta forma se establece una

correspondencia entre la relación del cosmos, como los influjos formativos en la

tierra entre las personas que alzan la mirada a los cielos y que buscan en éstos

establecer parámetros cíclicos de tal forma que valores y acciones como las que

se mencionan a continuación desembocan en elementos formativos:

Fenómenos ―existenciales‖ como el encuentro, el recogimiento, la exhortación, el

estado de ánimo, la confianza. Estos esfuerzos tratan de destacar, a través de su

modo de observación fenomenológico (phänomelogische betrachtungsweise), lo

educativo en lo humano y lo humano en lo pedagógico. (Wulf & Zirfas, 1999, p.70-

71)

En este orden de ideas el pensar en un saber simbólico que se estructura en la

dinámica de la mirada a los cielos como fuente de inspiración, pero también como

desarrollo de pensamiento cognitivo que busca dar respuestas a hechos

observables como repeticiones y ciclos celestes, además de configurar una

observación en términos fenomenológicos, también permite integrar una mirada

antropológica pedagogía, en lo que es posible preguntar por el ser humano a partir

de lo que el ser humano ha producido, es decir, la cultura. Aquí la cultura se

estructura en la doble implicación de la educación y la formación17. (Runge, 2005,

p.55-56) educación en cuento a la esa trasmisión y estructuración de un saber que

parte de un proceso de observación y reflexión, y de formación frente la

configuración de una reflexión que permite la interiorización del medio exterior en 17

Principio Órganon del modo de observación antropológico.

Page 127: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

126

relación con él y la posterior trasformación del entorno tanto natural (su medio

ambiente) como de su entorno ―artificial‖ (su medio cultural), que en definitiva

integrados lo que son es el mundo de la vida espacio temporal donde el hombre

de estos pueblos antiguos, define las líneas de su imaginario y lo comparte con los

demás miembros del pueblo en la construcción de un imaginario colectivo.

En un segundo momento se encuentra la relación del progreso del pensamiento

racional de la humanidad frente al progreso de las prácticas astronómicas, lo cual

se relaciona con la actividad observacional de los ciclos, los cuales derivan en la

configuración de sistemas calendáricos y descripciones de periodos ambientales;

lo cual Iwaniszewski expresa en términos de una creación en ―forma mecanicista

para explicar la naturaleza y en consecuencia para formar la idea de que el cielo y

sus contenidos pueden ―atraparse‖ matemáticamente‖ (Iwaniszewski, 2009: 27) y

que como sistema de producción y de relación del ser humano con la naturaleza

expresa una mentalidad por la supervivencia. Entender los cielos se convierte en

garantía de comprender la vida natural y los ciclos naturales y por tanto garantizar

la subsistencia del hombre y de su grupo social.

En términos de una antropología pedagógica este segundo momentos constituye

una relación de aprendizaje que se da a lo largo de la vida y que tiene su

fundamento en esta reflexión:

Dentro del amplio margen de los problemas antropológicos se puede considerar

como antropología pedagógica en un primer intento de aproximación el estudio

especialmente elaborado sobre el hecho de que el hombre empieza su vida como

niño y que en cuanto ser extremadamente capaz de aprender y necesitado de

formación depende por largo tiempo de ayudas pedagógicas. […] y al mismo

tiempo capaz de aprender, todo aquello que las instituciones establecen o

autorizan como límite y margen de acción constituye en conjunto una esfera de

influencia pedagógica que envuelve como una segunda naturaleza al hombre

―natural‖. (Wulf & Zirfas, 1999, p.70-71)

Page 128: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

127

Lo cual estaría en relación de los sistemas de formación que se da en el interior de

estos pueblos antiguos que prepararan a sus hombres para afrontar las

situaciones de la vida en relación con lo que se ha logrado descifrar en la dinámica

celeste y que estará relacionado con el tercer momento de la astronomía cultural

que refiere a las clases sociales, y que en este segundo momento relaciona con la

clase que se encarga del agro y de la casa, y de la clase sacerdotal que es la

encargada de descifrar el lenguaje de los cielos y trasmitirlos a los demás, y en

esa trasmisión se vale de ayudas didácticas como lo son los procesos rituales que

tienen un alto grado de lo mimético y lo performativo en el ser humano de estas

culturas; además que se tiene una comprensión de la cultura partiendo de una

reflexión sobre cómo ella se produce dentro del ser humano mismo18;(Runge,

2005: 55 -56) de un ser humano que es histórico y que cobra sentido en cuanto

esa mirada a lo cultural se de en situaciones temporales específicas, ya que en

otras circunstancias el mismo fenómeno determinara otra imagen de hombre y por

ende otras dinámica cultural.

El un tercer momento se observa una astronomía cultural que permite el análisis

sobre la regulación de las prácticas que permiten sobrevivir a los hombres de los

pueblos antiguos. ―los movimientos recurrentes de los cuerpos celestes pueden

servir para regular actividades básicas de subsistencia, como lo son la caza, la

recolección y la agricultura‖. (Iwaniszewski, 2009, p.27) Este momento está muy

relacionado con el segundo, lo que lo diferencia es la justificación de lo

fenomenológico como constitución de las prácticas de subsistencia y de vida en la

base de los pueblos antiguos, y que en lo que refiere a la antropología pedagógica

histórica cobra sentido al observar a esta como:

Pues lo que el hombre es, lo que hace, sus cualidades, dependen obviamente de

manera fundamental de su autointerpretación (Landmamn, 1955, p.7): ya sea que

él mismo se interprete como ―poseído‖ por demonios o pulsiones, como un ser

18

Principio de reducción antropológica en los modos de observación de la antropológica.

Page 129: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

128

―controlado desde fuera‖ por mecanismos psicológicos o sociales o como una

persona autorresposanble, como materia o como sujeto activo, como un ―mono

desnudo‖ provisto de una inteligencia técnica o como imagen de Dios, su

interpretación tiene eventualmente consecuencias que llegan hasta su conducta

cotidiana, por ejemplo, frente a un semejante, frente a un socio comercial, frente a

un adversario político o un subordinado, frente a un discípulo, o frente a un niño

(Gehlen, 1940, p.1; Lassahn, 1997, p.45-57)

Como consecuencia de estos se tiene que al reflexionar sobre la relación del

cosmos con las prácticas de subsistencia y la imagen paralela de como las

acciones formativas se instauran en ese ser humano y que refiere de forma directa

a las acciones rituales, también contemplan una interpretación antropológica,

donde la centralidad de la pregunta por el ser humano se hace fundamental en la

consolidación de la praxis formativa, entendida ésta como las maneras en que,

con base en la incitación social, se pretende generar en el sujeto una

autogeneración, una constitución de sí mismo19.(Runge, 2005, p.55-56)

autogeneración que tiene lugar como parte del proceso de interiorización del

cosmos como ente regulador de su vida y que luego exterioriza en sus actividades

diarias y por ende la construcción continua de su identidad cultural.

El cuarto y último aspecto se relaciona con lo que Pannekoek señala en clave de

las posiciones teóricas de tipo racionalista, positivista o neopositivista que

suponen que el desarrollo de la astronomía tuvo que ver con la aparición de las

élites sociales. (Pannekoek, 1961, p.23-26) las cuales más allá de una función

política, también configuran las líneas mediante las cuales el pueblo asimila y

administra las prácticas culturas que dan forma a su identidad cultural y por ende

sus modos de relación con lo otro, con el otro y consigo mismo. Frente a esto se

puede considerar un aspecto antropológico histórico y pedagógico que entrelaza el

19

Principio de interpretación antropológica en los modos de observación antropológica.

Page 130: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

129

ser social, con el cultural y las instituciones como reguladoras de la misma cultura

y que Scheuerl expresa como:

Este campo de influencia social y normativa para el desarrollo y maduración de

todo ser humano debe considerarse como un hecho antropológico. Y el interés

de la antropología pedagógica se dirige tanto hacia los elementos comunes como

a las diferencias características de las correspondientes normas previas y

expectativas culturales y sociales que acompañan al desarrollo y al progreso de

las formaciones. (Scheuerl, 1985, p.13-14)

De manera que se puede ver el desarrollo de las instituciones o elites sociales en

clave del control, desarrollo y comprensión de los cielos, lo cual impacta el

desarrollo del pueblo frente a las prácticas de subsistencia que se señalan en el

numeral dos, pero al mimos tiempo en la interiorización de las relaciones de los

ciclos celestes con los ciclos naturales y como consecuencia se elaboran e

instauran en el imaginario unas formas de relacionarse con los otros mediante los

lazos de sangre o la constituciones de comunidades en el interior de la cultura en

general, además de las instancias sacerdotales como garantes de la trasmisión

formal de la cultura y encargados de preservación de estas mediante la actividad

ceremonial y ritual, por medio de la cual mantiene los lazos entre la vida terrestre

con la vida divina y por tanto con el cosmos como escenario de estas relaciones;

además, que puede observarse como:

Lo que el ser humano comprende y organiza a partir de sus representaciones y

comprensiones, no es algo concluyente, estos hechos pueden ser evocados y

resignificados frecuentemente. De ahí se puede concluir que una interpretación no

puede ser cerrada y concluyente, puesto que siempre se está buscando una

perfectibilidad.20

(Muñoz, 2015, pág. 9)

Lo cual genera un dinámica al poner en postura de análisis la relación entre las

acciones formativas, la interpretación de la realidad del ser humano en cuanto a la

constitución del ser humano y con ello una constante resignificación de las

20

Principio de la pregunta abierta en los modos de observación antropológica.

Page 131: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

130

subjetividades culturales que generan una cultura cada día más sólida en estos

pueblos antiguos.

Al ver estos cuatro aspectos que permiten desde el desarrollo de una astronomía

cultural nutrir el desarrollo de una Astronomía Cultural Histórica Pedagógica, que

desde la pregunta por la imagen del ser humano que se configura en los pueblos

antiguos permita el desarrollo de un estudio no solo antropológico, sino una

mirada amplia en cuanto a ese ser humano bajo consideración culturales que

están determinadas por una cosmología donde el cielo y sus regularidades se

sirven no como metáfora de un determinismo simbólico, sino como una

herramienta que permite mirar mejor la tierra y por tanto la concepciones humanas

y las relaciones formativas que se construyen en esas concepciones y relaciones

humanas.

Es así como se puede concluir que la ―antropología pedagógica, entienden

Bollnow y Flitner una antropología de base integral que abre el fenómeno

educativo para una comprensión total del hombre‖ (Wulf & Zirfas, 1999, p.76),

donde esta apertura a la comprensión del fenómeno educativo en las culturas

antiguas pasa por el análisis del entorno, de su medio ambiente, de sus relaciones

de poder, de la constitución de las clases sociales y por tanto de todo lo que gira

entorno a la configuración de la cultura en tanto elemento característico,

identificador y diferenciador del ser humano de un determinado pueblo, con los de

otras culturas, lo cual no tiene como fin establecer las comparaciones, sino la

mirada esas subjetividades con el fin de comprender sus realidades y de esta

forma hacer análisis del momento actual de las sociedades modernas en cuanto a

las carencias de esas relaciones armónicas con el otro, lo otro y consigo mismo, y

que anexo permite como dice Scheuerl (1985: 11) poner en contraste ―mente

frente a instinto, cultura frente a naturaleza, historia frente a revolución‖ como

elementos de una pregunta abierta donde la Astronomía Cultural Histórica

Pedagógica puede tomar un rol protagónico.

Page 132: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

131

4.2. ASTRONOMÍA CULTURAL HISTÓRICA PEDAGÓGICA: EJEMPLO DE

LA CULTURA MAYA

En la cultura del pueblo Maya se encuentran muchos de los elementos que se

buscan rastrear dentro del marco de una Astronomía Cultural Histórico

Pedagógica, al tiempo que permite una comparación recurrente con los modos de

observación antropológico en clave de las diversas imágenes de hombre que se

extraen de los procesos de subjetivación cultural que se dio en esta pueblo

antiguo y que tienen además de la pregunta por el ser humano, un desarrollo

histórico que se cruza en la mirada cultural que busca observar como esta cultura

afronta los problemas de la vida como condición humana de relacionarse con el

mundo y con el otro, y que en la cultura Maya como en otros pueblos antiguos

estuvo mediada por procesos simbólicos y de ritualización que configuraron sus

prácticas culturas; las cuales a su vez estaban siendo impactadas por la

observación de los cielos como práctica cotidiana que buscaba como ya se ha

mencionado en diversas ocasiones, buscar esas regularidades o ciclos en lo alto

que dieran cuenta o explicasen las dinámicas terrestres de su entorno. Todo esto

se concretó en un primer elemento y fue la relación de lo celeste como telón de lo

divino, y el discernimiento de este como la configuración del tiempo, en el cual se

concebían aspectos del orden divino, adivinatorio, matemático, cíclico y social el

cual se puede entender en la relación de lo divino como inspiración y que se da

por medio de los dioses que siempre están presentes en sus percepciones e

interpretaciones tanto astronómicas como del orden del Universo; a partir del

cual se observa el tiempo como un factor omnipresente en sus cosmologías que

concluye en la elaboración de sus complejos calendarios y que es muestra de

preocupación por capturar su esencia. (Fernández & Montesinos, 2007, p.64)

Es así, como en un análisis de lo cultural en relación con la mirada a los cielos en

el pueblo Maya, la imagen de ser humano que se construye a partir de esa mirada

Page 133: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

132

a los cielos y que desencadena unos elementos en clave de la pregunta

antropológica, histórica y pedagógica, es importante el volver sobre ese estudio de

lo cotidiano como elemento que permite observar desde abajo la construcción de

la identidad del pueblo que se da en un ir y venir de lo cultural como algo general

de una comunidad, a lo subjetivo en términos del ser humano que es en definitiva

el que toma los estímulos del medio (ya sean desde lo natural o cultural) los

reflexiona trasformar y los devuelve en forma de reconstrucción cultural,

permitiendo así la comunicación de esta generación tras generación y en cada

momento del andar de cada pueblo.

De esta forma, al buscar elementos Antropológicos históricos y pedagógicos al

mirar la cultura Maya y a su vez la influencia de los cielos en cada uno de los

elementos que configura a este pueblo es procedente mirar cómo estos elementos

son resultado de diversos tipos de relaciones del ser humano con los diferentes

elementos que están a su alrededor, de tal forma que se configuran unas

relaciones con lo divino, con el otro, con lo otro, y de esta última dar sentido a la

relación con el medio ambiente y con ello al paisaje que utiliza parta sus fines y

que altera en función de las demás relaciones ya mencionadas; pero también es

procedente el análisis por las relaciones con su cuerpo, y por último con la idea de

muerte y vida.

En lo que respecta a la relación con lo divino, está se configura a partir de tres

momentos: la preparación, la ritualización y la oración; estos tres momentos

configuran una imagen de ser humano que tiene como pilar la constitución de dos

valores: la gratitud y la tribulación. El primero de estos valores relacionado

directamente con la prosperidad del medio ambiente que los dioses le regalan

para su subsistencia, y el segundo como signo de retribución a esas deidades por

mantener su regalo. Es de anotar que lo que ser humano pide a los dioses y

espera de ellos, siempre son bienes materiales que estén orientados a mantener

su subsistencia, de ahí que el acto del rezo este orientado a peticiones por la tierra

Page 134: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

133

y los animales como base de su estadía en la tierra. Pero lo relevante de este acto

ritual donde se realizan las ofrendas a los dioses o se celebran diferentes ritos

están lleno es de un alto grado de simbolización que permite la identificación

cultural del pueblo, ya que por medio del rito se trasmiten estos valores, y demás

de garantiza la perpetuación de la mentalidad de la comunidad en el acto de

mimetización de los actos ceremoniales que aprenden generación tras generación;

como consecuencia de todo esto, se puede enunciar que ―la simbolización es el

motor incansable del perpetuo movimiento interrogativo, a causa de la

inaceptabilidad del mundo tal como nos lo hemos encontrado‖ (Duch & Mèlich,

2005, p.211) ya que si bien lo simbólico se trasmite, al pasar por el ser humano

este no sólo lo replica, sino que pone algo de sí en cada replicación, lo cual hace

de la vida cultural más rica en cada momento de ritualización. Esto en clave de

una antropología histórico pedagógica en términos de ―la historicidad se refiere,

otra vez, al hecho mencionado siempre de la antropología pedagógica, de que el

hombre se convierte en alguien nuevo con el trascurrir de la historia misma.‖ (Wulf

& Zirfas, 1999, p.77) de esta formase tiene una doble historicidad, en cuando a la

historia del hombre como ser individual que es parte de un sistema cultural, y en

cuanto al hombre visto como comunidad que refiere a la identidad de un pueblo,

que se está retroalimentando constantemente por los influjos del medio, de los

otros hombres y de sí mismo frente a su vivencia del mundo.

Pero, también es de puntualizar que en esta dinámica de la relación con lo divino,

se encuentra una carga fuerte frente a la cosmovisión del pueblo Maya que

configura su imaginario a partir del análisis de los cielos y delimita esa relación

ceremonial a partir de ciertos fenómenos celestes como lo son ortos u ocasos de

estrellas, planetas o constelaciones, o situaciones también puntuales como lo son

los solsticios y equinoccios; estas acciones generaron grandes alteraciones del

paisaje al realizar construcciones que permitan además de realizar los actos

ceremoniales, establecer de manifiesto la interpretación de los ciclos celestes que

impactan las prácticas sociales como los son la agricultura al poder determinar los

Page 135: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

134

tiempos de siembra y recolección, y la caza al poder interpretar el accionar

climático y establecer los periodos de migración de algunas especies de animales.

Pero el paisaje no sólo se vio alterado por las construcciones dedicadas a los

actos ceremoniales, pero que Aveni (2005) describe como:

Se clasifiquen o no el ritual y el simbolismo como construcciones motivadas

políticamente, el tipo de despliegue ceremonial que se ha considerado parece

sumamente estructurado y llamativamente exhibido, incluso más elaborado de lo

necesario en esas sociedades. Los ejes cósmicos de Tenochtitlan y Copán

constituyen por ejemplo, un elemento tangible que demuestra la fuerza de

cohesión de la ideología religiosa de las sociedades con nivel de estado. (Aveni,

2005, p. 344 – 345)

Esto muestra la relación de lo astronómico en la configuración de prácticas que

permiten comprensión de ciclos celestes y que se ve plasmado en la elaboración

de sus sistema calendárico y en la construcción de edificaciones o la utilización del

mismo paisaje natural para el seguimiento de estas regularidades cósmicas que

impactan la sociedad desde las prácticas de subsistencias, hasta los actos

ceremoniales y de configuración del poder; lo cual establece el sistema cultural en

cuando a esa primera relación que se enuncia entre el ser humano y lo divino

basado en la apropiación de valores como el de la gratitud y la tributación que

derivan en las demás relaciones que se enuncian a continuación y que dan pie al

estudio Antropológico Pedagógico en términos históricos al ―la historia de las

relaciones del hombre (historias de los hombres) y la educación (historias de la

educación)‖. (Wulf & Zirfas, 1999, p.80) De manera que la historia de los hombres

se da en las dinámicas culturales de las cuales hace parte como observador de los

cielos, o como depositario de las practicas observaciones de las clases

sacerdotales, y de la historia del a educación al centrar la atención en el cómo se

da la trasmisión de dichas prácticas culturales en los diferentes niveles sociales

del pueblo Maya.

Page 136: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

135

Esta idea que presenta Wulf y Zirfas (1999) en cuanto a las relaciones de los

hombre y de la educación, permiten dar entrada al segundo tipo de relaciones, las

cuales están en el marco de las interacciones de hombre con lo otro, que sería

una extensión de las relaciones de éste con lo divino que se materializa en el

paisaje y en las acciones rituales que vinculan lo humano con lo divino y con el

medio donde se desarrolla el hombre de este pueblo.

En lo que refiere a sus relaciones con el otro y en referencia a sus relaciones con

lo divino, se tiene un ser humano que considera debe limpiarse o purificarse para

acceder a las prácticas rituales. Dentro de esta limpieza se tiene la abstinencia

como elemento central; donde algunas de estas prácticas son: abstenerse de

aquellas acciones que tenían lugar con las mujeres, al tiempo de una abstinencia

alimenticia que se concebía como un ayuno. Todo esto en el marco del

aislamiento de sus asentamientos para radicarse en lugares próximos a los

centros ceremoniales; esto era lo que se considera una limpieza ritual, que

también identifica una postura de respeto frente a los actos rituales y esa relación

con las deidades de las cuales pedía bienes materiales relacionados con la

subsistencia y que Mèlich enuncia como:

Puesto que los seres humanos aparecemos en el ―mundo interpretado‖ (expresión

tomada de la primera elegías de Diuno, de Rilke 1999 15) vivimos siempre

ineludiblemente en un tiempo y un espacio ritualizados (dramáticos, teatrales),

necesitamos sentidos que orienten nuestras vidas y ejerzan la función de ―praxis

de dominio provisional de la contingencia‖, pero éstas ya no pueden encontrarse

en una Realidad, o una Verdad, objetiva y trascendente. (Mèlich, 2005, p.13)

De esta forma es claro que cada tiempo y lugar trae consigo su realidad y/o

subjetiva que permite dar pie a la dinámica de cada cultura, donde cada mirada a

los cielos reviste a cada civilización de un sentido de vida y en ese sentido se

configura un tipo de hombre que en el caso del pueblo Maya se configura

culturalmente por medio de los procesos de ritualización que dan sentido a la vida

y que generan procesos educativos y formativos para la trasmisión de la cultura.

Page 137: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

136

En esta relación con el otro, también entra a jugar un papel determinante como ya

se ha mencionado esa relación del hombre con el medio, ya que es éste el que le

provee el alimento y que además agregar nuevos valores a la constitución del ser

humano en cuanto a su ser Maya; estos valores son la solidaridad y cooperación.

Esto se debe a una fuerza de trabajo en grupo que se da si bien por relaciones de

sangre, también se configura por pequeñas comunidades, para así garantizar el

bienestar del pueblo y que anexo permite un análisis pedagógico desde la

pregunta por el hombre que integra esta fuerza de trabajo, donde se busca

comprender, por un lado, al hombre de la educación, y de allí, la educación de una

determinada imagen de hombre; (Wulf & Zirfas, 1999, p.72) donde al hablar de

ese hombre de la educaciones se debe remitir a las esferas sociales que se

configuran, por un lado los hombre que suman sus esfuerzos para garantizar el

alimento como base de la subsistencia y en un segundo lugar la clase sacerdotal

que dota el imaginario y la acción del hombre frente a unas prácticas reguladas

por ciclos que se derivan de la observación del medio como parte de un todo (el

cosmos) que replica elementos una y otra vez, los cuales son estudiados por la

clase sacerdotal y luego compartidos al pueblo mediante prácticas rituales que se

trasmiten por medio de acciones miméticas orientadas por el lenguaje y la

interacción con los simbólico que se convierte como elemento significativo al

volcarlo al medio y repetir los ciclos en sus prácticas cotidianas que se entiende

desde lo performativo como:

La acción ritual necesita un saber práctico obtenido a través de procesos

miméticos. Los rituales reelaboran y asimilan las diferencias y crean comunidad en

virtud de su carácter performativo. Establecen continuidad entre el pasado, el

presente y el futuro, e inspiran confianza y seguridad en el comportamiento;

canalizan los potenciales de violencia. (Wulf, 2008, p. 308)

Entiendo lo performativo como ese elemento que propician la producción, la

conservación, la transformación y comunicación de cultura a las siguientes

generaciones. (Wulf, 2008, p. 176) y precisamente en estas acciones miméticas

que en la dinámica ritual se vuelve performativo se da pie al análisis antropológico

Page 138: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

137

pedagógico al analizar lo que Spaemann (1978, p. 829) refiere al hecho del paso

del hombre en cuanto a hombre que en el proceso de reflexión sobre el mismo

trasciende a convertirse en un hombre de la naturaleza, de la cual relaciona

mediante ciclos terrestres a los ciclos que observa en los cielos y que para fijarlos

en el tiempo recurre a los calendarios y a la utilización del paisaje natural para

identificar ciertos fenómenos, o la construcción de paisajes artificiales que re

orientan con dichos fenómenos celestes.

Todo esto da pie a observa al ser humano que se configura en la cultura Maya

como un ser que se regula mediante diversas relaciones que se han venido

enunciando y que se desarrollan mediante la construcción de un imaginario que

está inspirado en las relaciones de lo celeste con lo terreno y de lo terreno con el

ser humano y que puede verse como en términos de las sensaciones que esas

relacionan generan y que se observan en clave antropológico y pedagógico como:

La reflexión se aplica a manifestaciones particulares extraordinarias de la vida

humana: fenómenos tales como vacilación, la irreflexión, la vergüenza, el temor, el

miedo, el juego, el ejercicio, la vivencia del tiempo y del espacio, la seguridad, la

atmosfera pedagógica, etc. Dicen en todo caso por sí mismo algo acerca del

hombre y ―de las condiciones humanas‖. […]En la idea Dilthey según la cual

deberíamos concebir al hombre como un ser tan plenamente histórico que no

posee ninguna ―esencia natural, y del que solo se conocerá lo que es a lo largo de

los milenios y nunca hasta que se haya pronunciado la última palabra‖ en el

trascurso de su historia. (Scheuerl, 1985, p. 18)

Lo cual permite ratificar la importancia de un análisis de la cultura en términos de

lo histórico y que bajo la imagen de ser humano que mira a los cielos se puedan

establecer la relación entre el cosmos en función de la influencia de éste con el

imaginario del hombre que condensa toda esa carga de valores y actitudes frente

al mundo y frente a la vida, y que tiene como eje dinamizador el cuerpo.

Es así como el cuerpo también entra a ser objeto de análisis de un proceso

histórico cultural, que interacciona tanto con el otro en las relaciones de la

Page 139: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

138

comunidad, con lo otro en cuanto a la los ritos con lo divino, pero también con lo

otro en razón del medio ambiente donde esta tanto el paisaje cercano como el

cielo en lo lejano. Éste último se comporta de una manera dual; por un lado el

cielo se configura como un lienzo donde el hombre plasmas todos sus sueños y

desarrolla un imaginario desde su ser se siente extasiado y temeroso por lo que

hay fuera de sí, pero en un segundo lugar como una fuente de comprensión de lo

que sucede acá en su paisaje cercano como dinámica de ese cielo lejano que se

regula por ciclos, acciones que se repiten una y otra vez y que interioriza y luego

deja salir de nuevo al medio en la configuración de las prácticas culturas que

desembocan en una relación consigo mismo que tiene como elemento

protagonista su propio cuerpo.

En este sentido el cuerpo del hombre Maya tiene un doble comportamiento; por un

lado dirigido por lo pasional que lo lleva a mirar lo próximo, lo subjetivo en lo otro y

en el otro, pero al mismo tiempo tiene una configuración que esta mediada por la

disciplina que se adquiere por los procesos performativo y miméticos que agregan

algún tipo de lógica a su relacionarse consigo y con el medio, y que es regulado

en las prácticas sociales y culturales de la comunidad y que se refrenda en las

actividades rituales. Esto se puede describir como un ir y venir entre lo universal y

lo subjetivo que en definitiva da ese matiz a esta cultura y permite establecer

rasgos diferenciadores con las demás, y hasta consigo mismo en los diferentes

grupos que la integran.

En definitiva hablar del cuerpo es hablar de la forma de relacionarse con el mundo,

conocerlo, introducirlo a su imaginario y por tanto salir a transformarlo o darle

sentido y que Wulf (2008) presenta en los siguientes términos:

En razón de la excentricidad, la relación del ser humano con el mundo no es

inmediata; antes bien, se mediatiza en numerosos procesos, de tal modo que

surge una inmediatez mediada que caracteriza la relación del ser humano con el

mundo. La excentricidad humana implica, por un lado, la imbricación con el

mundo y, por otro, la capacidad para trazar fronteras y distanciarse. La mediación

Page 140: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

139

se produce en relación al mundo exterior a través de los sentidos, con la ayuda de

sensaciones y emociones anímicas en el mundo interior y en relación a otros seres

humanos en el mundo compartido. También las acciones expresivas humanas se

mediatizan a través del lenguaje, las imágenes y los gestos; son resultado de la

inmediatez mediada y sólo se dejan abordar a través de la paradoja: ―adecuación

de la expresión como una emoción vital que lleva realmente lo interior hacia el

exterior y su inadecuación y fragilidad esenciales como cambio y formación de una

profundidad vital nunca del todo salida de sí‖. (Wulf, 2008, p. 60)

De esta forma el cuerpo se configura como ese mediado como se mencionó ya

entre el mundo y el interior del hombre que se extiende por medio de los sentido y

que se acerca por medio del imaginario y que por tanto abre la puerta a la última

de las relaciones que se dan entre la idea de muerte y vida que básicamente se

deriva en la cosmología Maya del movimiento del sol y las dinámicas del día y la

noche, de tal forma que se considera que hasta el mismo sol en la noche baja a

las capas del inframundo para al siguiente día volver a dar vida. En esta dinámica

es de recordar que uno de las fiestas que son base del ritual ceremonial maya

esta dado cuando coinciden o se sincronizan los dos calendarios y da pie a la

fiesta de la luz o del nuevo sol. Donde esta vivencia de la muerte y de la vida

permite la configuración de uno de los elementos base de la cultura de este pueblo

y que además de una percepción altamente elaborada entre cosmos y naturaleza

de tal forma que éste ―trascendía las limitaciones de la existencia individual y

familiar, organizándose en comunidad y creando condiciones para el surgimiento

de múltiples procesos sociales que generan una memoria histórica y una

conciencia social (Medina, 1990, p.457) y donde además de esta relación histórica

se ve enmarca en términos del tiempo, ya que ―implican también la existencia de

una conciencia del presente, el pasado y el futuro, es decir, una conciencia del

tiempo. Con estas ideas sobre el más allá, lo imaginario comienza a obtener un

espacio en el mundo humano. (Wulf, 2008, p. 284) el tiempo como elemento del

imaginario del hombre que lo lleva a verse en su presente, pasado y en el futuro,

un futuro donde la imagen de muerte y el más allá toma un lugar protagónico,

teniendo claro que la construcción del tiempo influenciado por los procesos de

Page 141: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

140

calendarización también se constituye en uno de los pilares de las culturas

precolombinas, sobre todo de aquellas asentadas en Mesoamérica y en especial

la Maya.

4.3. SÍNTESIS DEL CAPÍTULO

Uno de los elementos que se han observado a lo largo del estudio de las culturas

de los pueblos antiguos es el acto ritual como elemento que da sentido a los

constructos sociales y que regula los procesos formativos de los miembros de la

comunidad y que anexo se relaciona con los espacios físicos estructurados desde

el análisis astronómico y en él con la regularidad de los actos celestes que

impactan de diversas maneras al ser humano llevándolo por diversos sentimientos

como la emoción, pasando por la incertidumbre y llegando al miedo, lo cual en

conjunto permite la observación sistemática en busca de esas preguntas sobre

¿Quiénes somos’?, de ¿dónde venimos?, hacia ¿dónde vamos?. Estas preguntas

que tienen foco en el estudio de los cielos y la comprensión de estos, también

tiene un sumidero desde el ser antropológico que se puede entender como:

Si durante mucho tiempo se vio en los rituales exclusivamente un método de

limitación o incluso de opresión de las libertades individuales, hoy vuelven a

comprenderse como importantes formas de acción, constitutivas de la

configuración de la vida social. Los rituales deben contribuir a compensar las

pérdidas de identidad y comunidad, de orden y seguridad, pérdidas asociadas al

aumento de la erosión social y cultural, el individualismo progresivo, así como la

abstracción creciente y la virtualización de los contextos vitales. (Wulf, 2008,

p.219-220)

Por lo cual se puede ver esa dualidad en lo ritual, como agende disciplinador que

tramite y espera que por mimesis se trasmita de uno a otro el acto como tal, pero

que al mismo tiempo es performativo de la subjetividad humana al permitir darse

Page 142: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

141

un proceso donde el ser humano toma dichos influjos y con ello estructura las

formas simbólicas que dentro del ser humano obedecen a otras dinámicas que

están por fuera del acto ritual, y que nutren el ser cultural dando identidad y

reconfiguraciones constantes de lo cultural, que en lugar de diluir la identidad de

un pueblo, lo que permite es que se perpetúe en el tiempo y el espacio a realizar

procesos de adaptación e hibridación como sucedió con la cultura Maya que sigue

vive aún es estos tiempos.

Lo relevante del aspecto ritual es que permite la interacción de la comunidad en

esa relación con el otro, con lo sagrado en esa relación con el otro y consigo

mismo en su imaginario, y la relación con lo otro en esa observación y vivencia en

el medio; donde en esta última relación se tiene el eje articular de las otras dos,

ya que de la comprensión del medio se da a partir de la observación de los cielos

que dan elementos que constituyen la configuración del imaginario y de la

comprensión del medio para poder realizar las prácticas de subsistencia y de esta

forma dar pie a las acciones de búsqueda de los dioses para que sostenga las

condiciones ambientales según lo que él hombre Maya ha podido establecer

mediante la comprensión de ciclos de cuerpos celestes como el Sol y la Luna,

además de algunas estrellas o constelaciones.

Todo esto en el marco de un desarrollo histórico que permite el estudio de este

pueblo antiguo en un lugar determinado y no en comparación con las demás

culturas, sino que por el contrario se centra en la determinación de sus ser desde

sus prácticas y no desde las prácticas de los demás. Todo esto permite delimitar el

estudio de la cultura en términos de la identificación de ser humano que se

desarrolla en clave histórica y temporal y que se delimita en cuanto le permite la

comprensión de los cielos y por tanto en la forma de comunicar esta comprensión

al otro y a lo otro que se traduce en la alteración del paisaje con la construcción de

edificaciones que dan cuenta de esta influencia de los cielos sobre la

configuración del ser humano. Donde ese ser humano se construye a partir de lo

Page 143: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

142

ritual y se dinamiza en las diversas relaciones que edifican en todo su entorno

físico o simbólico y donde lo sagrado cobra gran sentido y en esa determinación

de lo sagrado.

En definitiva se puede hablar de que al ―observar la hipótesis de que toda

pedagógica implica una imagen del hombre que la estructura de antemano. De

forma más clara que las consideraciones especulativas todavía recientes acerca

de las imágenes del hombre, las mismas imágenes participan del ―espíritu‖

cambiante de cada época.‖ (Scheuerl, 1985, p. 22) y por tanto marcan el camino a

un análisis de las culturas antiguas a partir de la relación de la mirada a los cielos

en clave social desde una astronomía cultural, la cual se complementa una

observación antropológica histórica.

Page 144: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

143

CONCLUSIONES

- A lo largo de la historia de las ciencias y específicamente en la historia de la

astronomía se ha dado un discurso hegemónico centrado en los procesos

de desarrollo europeo que toma como cuna del conocimiento a Grecia y

que se desarrolla de tal forma que se tiene como eje todo lo que se dio en

torno a Copérnico, Galileo y Kepler. Sin embargo, al revisar los procesos

que se dieron en las demás culturas a lo largo de África, Asia y América, se

encuentra que la acción de mirar a los cielos y encontrar regularidades en

ciertos fenómenos celestes era un común denominador, lo cual lleva a

pensar que el observar lo que está por encima del hombre era una actividad

que se dio a la par del mismo desarrollo evolutivo del mismo hombre a

partir de esos sentimientos y simbolismo que tenía el cosmos, lo que abrió

la pregunta por el ser humano en relación a esa influencia que este tenía

con los cielos y con el mundo (medio) donde se desarrolla y evoluciona.

De tal forma entonces que ese cielo permite condensar una serie de valores

que permite dar la mirada a la astronomías más allá de un desarrollo

histórico en términos de una configuración positivista que suma elementos

a una historia de la ciencias, y que por el contrario no suma datos o

posturas a la ciencia, pero que si nutre la reflexión por en lo que respecta a

ver la influencia de ese cielo que esta por encima del hombre en la

constitución de éste y de sus relaciones con los demás; para lo cual es

importante no sólo volver a un recuento histórico, sino una reflexión desde

lo filosófico, histórico y cultural en el marco de lo que constituye la condición

humana, y la apertura de ese hombre al mundo; donde esto trae una

consecuencia inmediata y es preguntarse por el tipo de hombre que se

configura en esa mirada a los cielos y que se establece a partir de esa

dinámica que se teje en el entorno a su alrededor que se denomina cultura.

Page 145: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

144

- En segundo momento y partiendo de la idea que el desarrollo astronómico

no sólo se dio en torno a la historia contada en clave eurocéntrica, sino que

por el contrario se puede dar una historia ampliada en cuando a las demás

culturas a lo largo de la orbe que se vieron extasiadas por la dinámica

celestes y que por tanto dio pie a que procesos donde se instauró en el

imaginario del hombre de cada uno de estas culturas condensando una

serie de valores que ayudan a la configuración de una imagen de ser

humano en cuento a la proyección de los cielos en el imaginario colectivo

de las culturas y en las vivencias personales de cada hombre construyo una

explicación no sólo del mundo, sino también de sí mismo; lo cual trae como

consecuencia el introducir el discurso del desarrollo y el progreso en

términos de una paralelo con lo que se comprende por estos términos en un

modelo eurocéntrico en los periodos pasado, y de las grandes maquinarias

capitalistas en términos poscoloniales, frente a lo que se vislumbra en estas

culturas como por ejemplo las que tuvieron lugar en América Latina, en

aquellos asentamientos andinos y de Mesoamérica, donde se puede ver

que la idea de progreso y desarrollo esta unido de una manera biunívoca

con la conservación y respeto por lo otro (el medio ambiente), lo otro (sus

semejantes que se encuentran en el medio social), y consigo mismo como

agente tanto de la dinámica cultural, como del entorno natural.

Todo esto permite dar pie a un análisis en primera instancia de la

arqueoastronomía, para posteriormente ampliar el lente bajo una mirada de

la astronomía cultural que permite entender los procesos de culturalización

en estos pueblos antiguos en términos de lo que los cielos configuraron en

cada una de estas culturas y que van desde la alteración del paisaje con la

construcción de megalitos y edificaciones que permiten el estudio de los

cielo, pero que al mismo tiempo se constituyen en parte del accionar

Page 146: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

145

cultural bajo la determinación de un imaginario especifico que se da bajo la

influencia del cosmos sobre el hombre y la cultura.

De esta forma se ve entonces en la astronomía cultural una disciplina que

convoca a más disciplinas tanto del orden de las humanidades, las ciencias

sociales y exactas para convirtiéndose en un campo disciplinar amplio que

busca comprender esas dinámicas que se tejieron en las culturas de los

pueblos antiguos y que han sido dejadas a un lado en la historia de las

ciencias, y entre ella el discurso oficial de la astronomía, pero también se

han dejado como voces pasivas en el discurso de las ciencias humanas y

como se mencionó en la determinación desde las voces europeas como

culturas incivilizadas o poco desarrolladas, donde la idea de progreso luego

de los procesos de colonización fue impuesta negando toda la carga

cultural que en muchos casos, por no decir que en todos, brindaba bases

más sólidas para el establecimiento de condiciones de vida en mayor

armonía no solo entre los hombres, sino de estos con su medio.

- En los mayas encontramos una cultura que es ejemplo de lo que se ha

venido concluyendo en términos de un pueblo que desarrollo un imaginario

en torno a la acción de mirar a los cielos y que se materializa en la

delimitación de un hombre en cuenta la comprensión de los ciclos que

influyen en la dinámica de su entorno y que de tal forma permite establecer

modos de subsistencia al comprender como y cuando cultivar o casar, pero

que también condensa unos valores que son constitutivos de una imagen

de ser humano que en lo ritual encuentra una forma de relacionarse con lo

divino que se encuentra en ese cosmos que observa y del cual trata de

comprender y de comunicar. Donde estos procesos se dan por medio de

unas dinámicas centradas en lo mimético y performativo, que desemboca

en la utilización del cuerpo como elemento que recibe ese influjo de los

cielos y que al mismo tiempo lo comunica al mundo en un juego donde

Page 147: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

146

actúa con dos roles, el primero de observación y el segundo como portador

y comunicador.

- Anexo a esto encontramos en la cultura Maya como en la gran mayoría de

las culturas antiguas un desarrollo tecnológico avanzado en cuanto a la

sistematización del tiempo mediante la elaboración de calendarios que

permitían establecer de manera directa las relaciones del medio celeste

con el medio terreno al buscar una sincronía entre los fenómenos de una y

otra parte. Esto trajo como consecuencia entre otras, la estratificación social

y el establecimiento de unos tipos de relaciones el marco de la influencia de

los cielos entre las que encontramos: el vínculo entre la actividad agrícola y

el calendario, la percepción de la naturaleza y del cosmos configurando un

pensamiento religioso, y la relación entre lo divino y lo humano que

configura la cosmovisión y cosmogonía del pueblo.

De esta forma se tiene un ser humano que constituyen su ser y su

imaginario a partir de: un sistema de calendarización, una percepción del

cosmos y lo natural, el vínculo entre el tiempo y las actividades de

subsistencia. Todo esto configurado en torno a un sistema de ritualización

que trasmiten su visión del mundo y por ende la configuración cultural por

medio de procesos simbólicos que se trasmiten además de la interiorización

de lo ritual por el establecimiento de lo mítico que en clave cultural.

- Por último se encuentra entonces la configuración de una mirada amplia a

las culturas antiguas como por ejemplo la del pueblo Maya, en la cual se

observa la relación entre las practicas observacionales del cielo, y del

desarrollo cultural, lo cual se materializar en la configuraciones de unas

relaciones del hombre Maya que desde diferentes imágenes construidas de

hombre desde la estratificación social, se ve influenciado por los cielos y

por la comprensión y aplicaciones de estas en su cotidianidad. De esta

Page 148: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

147

forma cobra importancia el buscar una mirada a la cultura desde el las

practicas astronómicas en relación con las configuraciones sociales y la

estructuración del paisaje desde el ser de una astronomía cultural; al tiempo

que desde la pregunta por el hombre se configuren una secuencia que vaya

desde lo histórico, cultural y fenomenológico, buscando como fin último la

caracterización de la cultura en cuanto a sus subjetividades y no en

términos comparativos con las demás culturas. De esta forma se daría pie

al análisis de como esos influjos que recibe en hombre desde el alzar la

mirada a los cielos, no se constituyen solo en una metáfora que representa

los miedos e inquietudes del hombre, sino en una herramienta que busca

comprender mejor los procesos en la tierra y que por tanto tienen un

carácter formativo, por lo cual es inherente de una mirada antropológica,

histórica y pedagógica, la cual en conjunto con el complemento de la

historia del astronomía y de la observación de la astronomía cultural

permiten la configuración de un nuevo campo de análisis que se

denominará como Astronomía Cultural Histórico Pedagógica, la cual se

entenderá como el estudio de las imágenes de hombre que se construyen

en diversas culturas bajo la configuración de las percepciones humanas del

cielo y su relación con la construcción del ser humano en el trascurrir del

tiempo en clave de los influjos formativos que se proyectan en el cosmos

hacia éste.

De esta manera se estructura que la mirada desde una Astronomía Cultural

Histórico Pedagógica se enmarca entre del modo de observación

antropológico, el análisis hermenéutico y la mirada fenomenológica, pero

que luego de éste trabajo queda la pregunta sobre como bajo el estudio de

los pueblos antiguos dentro de esta mirada se encuentran elementos

susceptibles de aplicación en el mundos postmoderno donde la imagen de

ser humano está más desdibujada y diluida en cuanto a lo humano como

característica unidad a la subjetivación y no a la estandarización.

Page 149: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

148

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LISTA DE TABLAS

Tabla 1. Relación del diseño metodológico y los objetivos en cada capítulo..…...……. 22

Tabla 2. Equivalencias de los días en los periodos Mayas..……………………...……. 93

Page 153: UN SER HUMANO, QUE MIRA AL CIELO

152

LISTA DE FIGURAS

Figura 1. Diseño metodológico 19

Figura 2. Marco general de investigación 24

Figura 3. Marco astronómico 28

Figura 4. Marco antropológico 33

Figura 5. Dinámica en la mirada a los cielos 55

Figura 6. Imagen de hombre en el contexto Mesoamericana 88

Figura 7. Desarrollo cronológico de la cultura Maya 98

Figira8. La configuración teórica para la observación antropológica de

la cultura 117

Figura 9. Campo de estudio de la Astronomía Cultural Histórica Pedagógica 124