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Edición:
Raimundo Real
Ana Luz Márquez
Autores: Los propios autores responsables de cada comunicación. Diseño portada: Marcelo van Rompaey.
Maquetación: Ana Luz Márquez y Raimundo Real
Colaboran:
Depósito Legal: MA-2.756-09
ISBN: 978-84-692-5169-0
Edita: Raimundo Real Ana Luz Márquez
Valoración paisaje vegetal Miralrío
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Valoración del paisaje vegetal en un espacio eminentemente agrario. El caso del entorno de Miralrío (Guadalajara) García-Abad, J.J.1 y Panareda, J.M.2
1Departamento de Geografía. Universidad de Alcalá. C/ Colegios, 2 28801 Alcalá de Henares. 2Departamento de Geografía Física y Análisis Geográfico Regional. Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona. Autor responsable: [email protected] Resumen: Los espacios agrarios han sido tradicionalmente considerados de escaso valor biogeográfico. A partir de una prospección florística sistemática del territorio y del análisis e interpretación de otro tipo de información, se valora el paisaje vegetal de un pequeño sector de la región natural de La Alcarria (Guadalajara). Desde la biogeografía histórica se detecta un aprovechamiento de los recursos bióticos para usos agrícolas, pastorales y forestales. El paisaje vegetal ha sido intensamente transformado desde tiempos remotos. Con los cambios socioeconómicos de mediados del Siglo XX, muchas actividades tradicionales han sido abandonadas y en la actualidad predominan los aprovechamientos agrícolas de cebada y girasol de secano. Sólo se cultivan los terrenos con escasa pendiente, dejando el resto del territorio bajo la dinámica de la regeneración natural. Con todo, la huella de antiguos usos es claramente perceptible en la morfología del paisaje. A partir del estado y presencia actual de los elementos vegetales más significativos (formaciones vegetales y plantas), se presenta una síntesis paisajística que relaciona los elementos biótico-abióticos con los usos humanos actuales y pasados y con la dinámica y potencialidad vegetales. La conclusión más significativa es la constatación del dominio de una vegetación potencial con características más submediterráneas de lo que se podía presumir en un principio. Palabras Clave: Biogeografía histórica, valoración biogeográfica, espacios agrarios, paisaje vegetalde La Alcarria. Abstract: The agrarian spaces traditionally have been considered of low biogeographical value. From the systematic floristic survey and the analysis and interpretation of another type of information, vegetal landscape of a small sector of the natural region of the La Alcarria (Guadalajara, Central Spain) is valued. On the historical biogeography viewpoint, utilization of the biotic resources for agricultural, pastoral and forest uses is detected. From ancient times vegetal landscape intensely has been transformed. With the socioeconomic changes of half-full of Century XX, many traditional activities have been abandoned although at present rainfed barley and sunflower crops predominate. Farmland is situated in the land with lower slopes are cultivated. The rest land area is left to be subjected to natural regeneration dynamics. Nevertheless traces of old uses are clearly perceivable on the landscape morphology. Through a Table of synthesis of landscape we presented, the current state of vegetal formations and floristic components allows highlight the correspondence between biotic and abiotic elements with land-use and vegetal potentiality and dynamics. The most relevant conclusion is that there are such submediterranean characteristics in the potential vegetation which we are not expecting. Key Words: Agrarian spaces. Historical biogeography, biogeographic valuation, natural region of La Alcarria (Central Spain), plant landscape.
Introducción En Europa y, especialmente en España, buena parte del territorio posee una dilatada historia agraria. La transformación impuesta por tal actividad altera enormemente la ordenación biogeográfica natural (Guerra 2001). Ante esta realidad, Simmons tuvo que deslindar claramente una Biogeografía cultural de otra natural en una conocida obra sobre esta disciplina (1982). En este sentido, Richards (1990) destacó los masivos cambios que ha experimentado el mundo
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moderno en la ocupación del suelo en muy pocos siglos. Estimó que, entre 1700 y 1980, Europa había perdido 18 millones de hectáreas de bosque y monte arbolado, así como otros 53 millones de pastizales, precisamente las que sumadas ha ganado el terrazgo agrícola. Esta situación ha llevado a que, como señalaba González (1995) refiriéndose a la cuenca mediterránea occidental, la vegetación natural haya tenido que desarrollarse conjuntamente con adaptaciones tanto al estrés hídrico como a la manipulación por parte del hombre. Entre otras razones, ello ha provocado que los espacios agrarios hayan sido considerados normalmente de escaso valor biogeográfico. El objetivo general del presente trabajo es efectuar una valoración general del estado biogeográfico actual de un ámbito local que, por su amplio aprovechamiento agrario en el tiempo y en el espacio, ha experimentado tales transformaciones: Miralrío y su entorno (La Alcarria, Provincia de Guadalajara). Un estudio previo de Cartografía corológica vascular del cuadrado U.T.M. de 100 km² que contiene este espacio proporcionó una base de datos florística de partida a escala local y subcomarcal (García-Abad et al. 2007). Por otra parte, en otro trabajo se ha establecido una tipología jerarquizada de unidades y elementos del paisaje, y su disposición geográfica (García-Abad y Panareda 2007-08). A partir de los resultados obtenidos en esos estudios previos y de acuerdo al objetivo general propuesto, en esta comunicación se pretende específicamente: a) extraer información geohistórica de interés biogeográfico; b) analizar más en detalle la flora en 9 cuadrados U.T.M. contiguos (3 x 3 km) en ese ámbito local, para ampliar el conocimiento corológico y de riqueza vascular que se poseía; c) caracterizar las formaciones más significativas del paisaje vegetal; y d) detectar cualitativamente las relaciones entre los factores naturales y humanos para explicar la configuración paisajística actual.
Material y métodos Desde el punto de vista metodológico se ha empleado un análisis geoecológico cualitativo y morfopaisajístico (Bertrand 1968, Troll 1971, Sabaté 1986, Bolòs 1992, Mata y Sanz 2003). Es un método de interpretación cualitativa que contempla diferentes escalas de análisis, al que se unen métodos de inventario florístico y de vegetación y de documentación básica: - Recopilación de algunos datos geohistóricos en diccionarios y cartografía antigua. - Realización de inventarios florísticos por separado en cada una de las 9 cuadrículas U.T.M. (ED50), en tres momentos diferentes de 2007 (aproximadamente, cada 45 días): mediados de abril, comienzos de junio y mediados de julio. - Realización, en esas visitas de campo, de algunos inventarios de vegetación para apoyar la caracterización fitogeográfica de las formaciones más representativas. - Interpretación paralela en campo de los fotogramas aéreos de 1956 (Vuelo “americano”), 1983 (Vuelo del IGN) y de las ortofotografías aéreas del SIGPAC (Vuelo de 2002, resolución 0,5 m). Para apoyar esa labor, se consultaban diferentes ediciones de la cartografía topográfica proporcionada por el I.G.N. y el S.G.E. (escalas 1:25.000 y 1:50.000). - Realización de algunas entrevistas durante los recorridos de prospección florística. - Interpretación cualitativa de modelos dinámicos actuales en relación con las actividades humanas, a partir del tratamiento de datos y distribuciones elementales. Geográficamente, el área de estudio (Figura 1) abarca casi todo el municipio de Miralrío (provincia de Guadalajara), situado en la comarca de la Alta Alcarria. En concreto se circunscribió a 9 cuadrículas U.T.M. 1x1 km (ED50) que albergan gran parte de este municipio, con objeto de tener unas referencias normalizadas para el recuento florístico. Incluye las tres unidades fundamentales del paisaje que caracterizan en el término: páramo, laderas y fondos de valle (vallezuelos o vallejos, cuando tienen menor entidad), así como pequeñas áreas de municipios vecinos (Casas de San Galindo, Jadraque, Utande y Villanueva de Argecilla). La caracterización geográfica de Miralrío puede ser consultada en García-Abad y Panareda (2007-08). Si se comparan las Figuras 1 y 2, se observan algunas configuraciones fundamentales. Existe un claro ajuste entre las unidades topográficas con los usos actuales del territorio: un ámbito agrícola intensivo en las llanuras del páramo y algún fondo de veguilla, frente a un ámbito
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forestal en las vertientes o cabeceras de vallezuelos, en donde están presentas tanto formaciones boscosas como arbustivas. Las fotografías aéreas revelan, además, una curiosidad morfopaisajística dentro del ámbito agrícola, pues existen dos porciones bien diferentes: una mayoritaria, con grandes parcelas de cultivo fruto de la concentración parcelaria llevada a cabo en los años sesenta-setenta; frente a otra minoritaria, con longueras estrechas y largas, fruto de una antigua repartición en “suertes” que no sufrió concentración (observable todavía en la Figura 2). La fotografía aérea de 1956 permite apreciar, además, que las laderas estaban medianamente cultivadas en aquel entonces y buena parte de las que no lo estaban desvelan que lo estuvieron en su día. Existía un aprovechamiento hortelano importante en los Vallejos de Cáritas y Valmuriel, que se abandonó paulatinamente en décadas posteriores. Los bosques presentaban una densidad de cubierta menor que la actual, incluso con algunos rodales roturados.
Figura 1. Mapa de situación del área de estudio. Elaboración propia. Situation map of the study area. Own elaboration.
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Figura 2. Ortofotografía del área de estudio (agosto de 2002). Esquina inferior izquierda (X = 504.000; Y = 4525.000). Datum: ED50. Fuente: SIGPAC (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), http://sigpac. .es/fega/visor. Orthophotograph of the study area (August 2002). Left inferior corner (X = 504.000; Y = 4525.000). Datum: ED50. Source: SIGPAC (Ministry of Agriculture, Fishing and Feeding of Spain), http://sigpac.mapa.es/fega/visor.
Resultados A) Datos actuales y geohistóricos con relevancia biogeográfica Debe destacarse una situación demográfica severamente mermada por el éxodo rural en las décadas de postguerra (Figura 3). Sin embargo, hubo momentos durante el Siglo XIX en que el municipio llegó a tener más de 500 habitantes. La presión de ese contingente poblacional en un término municipal de solo 8,2 km² durante algunos periodos, junto a la heredada del pasado, debió obligar a un uso intensivo de los recursos biológicos.
Figura 3. Evolución de la Población del Municipio de Miralrío a través de los Censos (1842-2001). Fuente: INE (www. ine. es. Elaboración propia. Evolution of the Population of the Municipality of Miralrío through the Censuses (1842-2001). Own elaboration based on INE (www.ine.es) data.
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Bauer (1980) señala cómo en la Baja Alcarria, en época de Felipe II el abastecimiento de leña era difícil en el 80% de las poblaciones. Y añade que, en esta situación, cuando la necesidad apremiaba, era común tener que acudir a la quema de sarmientos de vid y podadas de olivos, olmos, encina, chopo y sauce, así como de matas de micronanofanerófitos e, incluso, caméfitos. La población en 2007 era de 80 habitantes (INE). Pero, se mantiene aún una actividad agrícola relativamente intensiva por la aplicación de maquinaria y usos agronómicos actuales en buena parte del espacio agrario (cereales y girasol de secano). Otras actividades ocupan sin embargo un lugar muy secundario, aunque en estados que repercuten también paisajística y biogeográficamente, o bien quedan huellas de ellos: a) se explotan muy pocos olivares, pues suelen estar abandonados o casi; b) hay una actividad hortícola testimonial en algunas laderas y fondos de vallejo, en un contexto marginal de agricultura a tiempo parcial por parte de población envejecida; c) la ganadería ovina también es testimonial, así como la melífera (Villanueva de Argecilla); d) la caza tiene lugar en un coto privado del monte de La Alcarruela y en algunas laderas del entorno (jabalí, corzo y caza menor)1; e) se han detectado algunos pequeños rodales de cortas de madera, sobre todo de pies de quejigo; pero fuera de éstas la presión silvícola es prácticamente nula; f) existe una fábrica de terrazo, con poca actividad fabril en la actualidad; g) existen dos áreas funcionales de vertido; y h) se han detectado algunos focos de antiguo carboneo en las laderas del Vallezuelo de Valdecastejón. Este aprovechamiento pudo ser relativamente importante en épocas pasadas como se deduce del topónimo “Fuente de los Carboneros”, mencionado por los lugareños, y de que Bauer (1980) indique que Brihuega, a 20 km, abastecía a Madrid de carbón vegetal en época de Felipe II. Según Madoz (1845-1850), destacaba Miralrío por tener varias fuentes y manantiales, con “buenas aguas que, además de proveer al vecindario para beber y demás usos domésticos, surte a un lavadero y proporciona riego a varias huertas”. Destacan los numerosos focos existentes en las laderas del Vallezuelo de Cáritas, bajo el casco urbano de Miralrío, que dan lugar al rico complejo fontanal que ha propiciado el uso hortícola. Poco antes de la mitad del S. XIX, existía una escuela de instrucción primaria (con 40 alumnos) y el casco urbano estaba compuesto por 120 casas. Está documentada la existencia de un despoblado (Salaíces) a dos kilómetros del núcleo principal, así como de hasta 20 edificaciones diseminadas (Espasa-Calpe 1918). En esa misma época, tenía 3 montes de chaparro en estado de mata baja y otros arbustos. Se producía trigo, cebada, centeno, avena, lentejas, arbejones y yeros, judías, patatas, vino, frutas, verduras, leñas de combustible y “yerbas de pasto”; había ganado lanar, cabrío y mular; y la caza consistía tan sólo en perdices y liebres. Había también “industria de recría de ganado” y exportaba “sobrantes de frutas” a los mercados de Guadalajara, Brihuega y Jadraque. A mediados del S. XX, según el Diccionario del Movimiento (VV.AA. 1960), los terrenos sin cultivar eran de 219 hectáreas (a nuestro entender, la mayor extensión del terrazgo agrícola) que están poblados de encinas, robles, chopos y olmos. Se refiere la presencia de zorros y caza menor. En secano, se destinaban 380 ha a cereales y 20 a leguminosas. El olivar apenas ocupaba 10 ha. Había 120 cabezas de ganado mular, 10 de caballar, 10 de asnal, 100 de cerda, 800 de lanar, 70 de cabrío, 1000 gallinas, 200 conejos y 50 colmenas. En la actualidad, ha desaparecido buena parte de esa rica cabaña por efecto del éxodo migratorio. Señala, además, que desde 1940 se habían construido abrevaderos y que había un veterinario. En suma, aunque son pocos datos y de carácter descriptivo, sí permiten dar cuenta de que en épocas pasadas el término tuvo relativo vigor. A ello se une la secular tradición pecuaria de la comarca, pues en Jadraque hay una feria de ganado desde época medieval y muy cerca, por Utande, pasa una Cañada Real (“de las Matas”) que no ha tenido con ocasión de esa Feria trasiego desde los años sesenta.
1 Hay algo de jabalí, pero un poco más que en décadas anteriores. El corzo fue introducido hace algunos años en varios municipios de este sector alcarreño con fines cinegéticos. En la actualidad, algunos agricultores se quejan de ellos como de “una plaga” por el daño que hacen a los girasoles, entre otros cultivos. Siempre hubo caza menor: perdiz, codorniz, conejo.
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La información sobre cobertura del suelo que suministran las diferentes ediciones de los mapas topográficos (IGN y SGE) muestran que el terrazgo agrícola se ha mantenido inalterado durante el S. XX, con excepción de un sector septentrional que aparece en la edición de 1920 ocupado por monte bajo2. Se trataría, pues, de la última roturación con fines agrícolas experimentada en este espacio de 9 km².
B) Síntesis de Formaciones vegetales relevantes - Bosques. En general, son de baja talla. Se trata de quejigares, encinares y formaciones mixtas. Se han mantenido históricamente para uso principalmente silvícola y, en menor grado, cinegético. En La Alcarruela y Vallezuelo de Valdecastejón se encuentra el bosque más extenso. En 1956, las fotografías aéreas muestran cómo algunas de las “suertes”, actualmente incultas e invadidas por quercíneas y gayubares, estuvieron cultivadas, incluso en las abruptas laderas. Las referencias de los paisanos nos hablan de las “suertes de los 6 pasos”, aludiendo a una pretendía medida de su anchura. Otro foco boscoso, en este caso de encinar puro, se encuentra en el municipio de Villanueva de Argecilla. Finalmente, se está regenerando un quejigar en las laderas del Vallejo de Cáritas, en ámbitos que tradicionalmente fueron de explotación agraria. Además de la encina (Quercus ilex subsp. ballota) y del quejigo (Quercus faginea subsp. faginea), es común hallar en su interior las siguientes plantas: Bupleurum rigidum, Brachypodium retusum, Carex hallerana, Crataegus gr. monogyna, Genista scorpius, Koeleria vallesiana, Rosa pouzinii, Rubia peregrina y Teucrium chamaedrys. Cuando concurren factores que propician ambientes mesófilos, suele dominar el quejigo y/o pueden aparecer, además, otras plantas que soportan menos el estrés hídrico: Arabis hirsuta, Cephalanthera damasonium, C. rubra, Geum sylvaticum, Ligustrum vulgare, Lonicera etrusca, Paeonia officinalis subsp. microcarpa, Salvia lavandulifolia, entre otras. En algunos rodales más nemorales de pequeña extensión aparecen elementos florísticos aún más exigentes: Acer monspessulanum, Amelanchier ovalis, Clinopodium vulgare, Cornus sanguinea, Dictamnus albus, Filipendula vulgaris, Hedera helix, Prunus mahaleb, Sorbus aria, S. domestica, Tanacetum corymbosum y Viburnum lantana. - Espinar-rosaledas. Es común encontrar en laderas umbrosas, pies de escarpes, áreas de rezume o alumbramiento del acuífero y algunos fondos y hondonadas este tipo de formación preforestal. Normalmente anuncian la implantación paulatina de formaciones quercíneas, en lugares aprovechados antes agrícolamente (huertas e, incluso, secano). Destacan los bardales a veces impenetrables por el abandono de las áreas hortelanas del Vallezuelo de Cáritas y Valmuriel, formando un complejo de comunidades con chopos, olmos, algunos sauces y fresnos, establecidos gracias a los manantiales. Las plantas habituales son: Crataegus gr. monogyna, Geranium purpureum, Rosa micrantha, R. pouzinii, R. squarrosa y Rubus ulmifolius. Suelen estar acompañados por elementos nitrófilos y por otros propios de los matorrales y bosques a los que están adosados. En algunos casos, cuando se dan condiciones ambientales de mayor humedad (vaguadas, etc), aparecen mejor nutridos de otros microfanerófitos de orla o forestales: Amelanchier ovalis, Cornus sanguinea, Jasminum fruticans, Ligustrum vulgare, Lonicera etrusca, Rhamnus alaternus y Sambucus nigra. - Matorrales. Ocupan sobre todo las laderas en ámbitos de vocación forestal que, aunque muy abruptas, en tantos momentos de necesidad tuvieron que ser aprovechadas con fines agrosilvopastoriles. En ellas es habitual encontrar cicatrices erosivas y procesos de acarcavamiento por desgarres y deslizamientos, en los que además de los agentes y fenómenos naturales, aquellos usos han intervenido concurrentemente como factor catalizador. Las formaciones arbustivas y, sobre todo, subarbustivas son variadas por la adopción de diferentes respuestas de cobertura y composición florística ante las diversas condiciones abióticas y de abandono. Sin entrar a detallar esa amplia casuística, nos limitaremos a reseñar los elementos florísticos más habituales: Avenula bromoides, Brachypodium retusum, Carex hallerana, Dactylis hispanica, Euphorbia nicaeensis, Fumana ericifolia, Genista scorpius, Helianthemum cinereum subsp. rotundifolium,
2 En torno a los topónimos de Rabanera, Alto de la Muela, Fuente de Valmuriel y aledaños, al norte de la carretera y hasta el límite municipal con Villanueva de Argecilla (cuadrículas U.T.M. 30TWL0427 y 0527 y 0627).
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Koeleria vallesiana, Lavandula latifolia, Linum narbonense, L. suffruticosum subsp. differens, Lithodora fruticosa, Phlomis lychnitis, Quercus faginea y Q. ilex (pequeñas matas), Salvia lavandulifolia, Satureja intricata, Sideritis incana, Staehelina dubia, Teucrium chamaedrys, Thymus sylvestris y Th. vulgaris. En el páramo, sobresale la abundante pero concentrada presencia de Arctostaphyllos uva-ursi en el sector de las “suertes” que, por dispersión zoócora, tapiza rastreramente los suelos denudados por la agricultura ahora casi abandonada. - Herbazales ruderales y arvenses. Como no podía ser de otra manera en un espacio agrario, las comunidades nitrófilas, viarias y “malas hierbas” ocupan un lugar destacado en cuanto al contingente florístico aportado, aunque no tanto en extensión. Cunetas, bordes y medianas de caminos y carreteras, vertederos, cultivos, eriales, abrevaderos y otros biótopos que el hombre genera por acciones contundentes sobre el medio acogen las formaciones más alejadas de la naturalidad. Su casuística y número de plantas son amplísimos. - Otras formaciones. Faltarían varias formaciones principales por exponer, independientemente de su mayor o menor extensión. Pero, hay dos que merecen mencionarse por su especial significación ambiental. En primer lugar, están las comunidades de pedreras, que suelen aparecer al pie de los escarpes de páramo. Además de elementos florísticos de otras formaciones, destaca la presencia de Antirrhinum graniticum, Conopodium arvense, Crepis albida, Iberis carnosa subsp. granatensis y Silene vulgaris subsp. commutata. En segundo lugar, en algunos fondos de dolina, se han encontrado herbazales encharcados temporalmente y que sufren paulatina desecación posterior. En estas situaciones, pese al contexto calcáreo en que nos encontramos, cuando hay lluvias importantes se dan biótopos de reacción ácida debida al lavado de bases provocado por el flujo centrípeto de las aguas de precipitación. Se encuentran, así, algunas formaciones especiales de carácter a veces relativamente esporádico o efímero, con flora rara y/o singular respecto al contexto ambiental dominante3: de carácter neutrófilo-acidófilo (Agrostis castellana, Aira caryophillea, Aphanes australis, Herniaria glabra, Logfia gallica, Spergula pentandra, Spergularia segetalis, Trifolium arvense, T. striatum, Vulpia muralis, y Xolantha guttata) o anfibio (Eleocharis palustris y Lythrum thymifolia), con el flamante protagonismo de una muy nutrida población de Xeranthemum cylindraceum.
C) Elementos florísticos relevantes Además de los referidos, se han hallado otros elementos florísticos muy minoritarios, pero singulares respecto al ámbito biogeográfico y ambiental. Destacan: Astragalus hypoglottis, Buglossoides purpureocaerulea, Inula salicina, Ephedra nebrodensis, Euonymus europaeus, Phleum phleoides, Pistacia terebinthus, Poa flaccidula, Primula veris subsp. columnae, Stachys germanica subsp. lusitanica y Vicia cracca.
D) Modelo dinámico del paisaje (interpretación cualitativa) Tras los estudios previos, la aplicación del método empleado y los datos recabados en campo, se ha confeccionado la Tabla 1, sintética del paisaje, que refleja los resultados de la interpretación geoecológica. En éstos se incluyen tanto constataciones directas, interpretaciones geohistóricas como estimaciones fitoecológicas. Se presentan 17 situaciones paisajísticas (sin considerar las variaciones por exposición), que funden criterios topo-hidrogeomorfológicos especialmente relevantes en relación con la implantación vegetal (materializados en elementos, tipos, subunidades de paisaje), con diferentes aspectos funcionales (usos antiguos y actuales) y fitoecológicos (vegetación actual y potencial y dinámica). En cada cruce se constata o valora la situación o estado observado.
3 Tales circunstancias se encontraron en un rodal de modesta extensión y camuflado por un aspecto aparente de normalidad. Es conocido por los lugareños como “charca de los patos” por la visita extraordinaria, pero recurrente de anátidas (30TWL067253). Las intensas lluvias acontecidas en primavera de 2007 permitieron hallar esas singulares formaciones vegetales.
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Valoración paisaje vegetal Miralrío
224
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