tratamiento de las adicciones desde el modelo de terapia
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Trabajo Final Integrador
Tratamiento de las adicciones desde el
modelo de terapia gestáltica
Autor: Gabriel Mario Calabró
Tutor: Dr. Ricardo Zaidenberg
Legajo: 0049574
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Índice
1. Introducción .............................................................................................................................. 3
2. Objetivos ................................................................................................................................... 4
2.1. Objetivo general ................................................................................................................ 4
2.2. Objetivos específicos ......................................................................................................... 4
3. Marco teórico ............................................................................................................................ 4
3.1. Desarrollo histórico e influencias teóricas de la terapia gestáltica .................................... 4
3.1.1. Breve desarrollo histórico de la terapia gestáltica …………………………………. 4
3.1.2. Fundamentos teóricos de la terapia gestáltica……………………………………… 6
3.2. Conceptos teóricos centrales de la terapia gestáltica ......................................................... 8
3.2.1. El aquí y ahora: centrarse en el presente…………………………………………… 8
3.2.2. El darse cuenta……………………………………………………………………... 9
3.2.3. La responsabilidad………………………………………………………………... 11
3.2.4. El ciclo de la experiencia…………………………………………………………. 11
3.3. Las adicciones………………………………………………………………………… 12
3.3.1. El tratamiento psicológico de las adicciones desde modelos no gestálticos........... 15
3.3.2. El tratamiento de las adicciones desde el modelo gestáltico……………………... 17
4. Metodología………………………………………………………………………………... 18
4.1. Tipo de estudio………………………………………………………………………... 19
4.2. Participantes…………………………………………………………………………... 20
4.3. Instrumentos…………………………………………………………………………... 20
4.4. Procedimiento………………………………………………………………………… 20
5. Desarrollo………………………………………………………………………………….. 21
5.1. Presentación de caso: tratamiento de las adicciones desde el modelo gestáltico…….. 21
5.2. Aportes del modelo gestáltico en el tratamiento de las adicciones a nivel individual.. 21
5.3. Aportes del modelo gestáltico en el tratamiento de las adicciones a nivel grupal…… 21
6. Conclusiones…………………………………………………………………………… 40
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7. Referencias……………………………………………………………………………….. 46
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1. Introducción
El siguiente trabajo se basó en los aprendizajes recabados durante el transcurso de una
práctica profesional realizada en una asociación gestáltica de la provincia Buenos Aires. Dicha
práctica, elegida de la oferta de pasantías disponibles en la Universidad de Palermo, se desarrolló
bajo la modalidad, característica de la escuela gestáltica, de aprendizaje teórico-vivencial y, en
este caso en particular, dentro del área clínica.
Durante la práctica profesional los pasantes se capacitaron en procesos de admisión de
pacientes, supervisión grupal de profesionales y asistieron a reuniones y capacitaciones brindadas
por los diferentes departamentos de la asociación, como por ejemplo departamento de adultos, de
asistencia a la comunidad, de adicciones y de grupos, participando además en actividades como
el proceso de formación en convivencia llevado a cabo por la institución a modo de posgrado
especializado. En este caso, y en forma exclusiva durante la pasantía realizada, participaron en el
1er Congreso Latinoamericano y 4to Argentino de Gestalt asistiendo a jornadas, talleres y
ponencias, además de colaborar con temas administrativos y de organización del Congreso.
También como excepción se dictó un curso específico de la perspectiva, diagnóstico y
tratamiento gestáltico con respecto a la temática de adicciones.
Al finalizar la pasantía y como resultado de la capacitación recibida sobre diagnóstico y
tratamiento, en especial en el caso de adicciones, nació un creciente interés en indagar acerca del
tratamiento de la problemática de las adicciones desde la mirada gestáltica y cómo, desde este
modelo y bajo una modalidad teórico-vivencial, se aporta al paciente una renovada y diferente
posibilidad de cambio, llevándolo desde la homeostasis a la autopoiesis.
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2. Objetivos
2.1. Objetivo General
Analizar el abordaje y las descripciones que realizan los terapeutas de una asociación
gestáltica acerca de sus intervenciones en el tratamiento de pacientes con adicciones a
nivel individual y grupal.
2.2. Objetivos Específicos
2.2.1. Analizar las descripciones que realizan los terapeutas de una asociación gestáltica
acerca del abordaje en el tratamiento de pacientes con adicciones.
2.2.2. Analizar las descripciones que realizan los terapeutas de una asociación gestáltica
acerca de sus intervenciones en el tratamiento de pacientes con adicciones a nivel
individual.
2.2.3. Analizar las descripciones que realizan los terapeutas de una asociación gestáltica
acerca de sus intervenciones en el tratamiento de pacientes con adicciones a nivel
grupal.
3. Marco teórico
3.1. Desarrollo histórico e influencias teóricas de la terapia gestáltica
A continuación se intenta un breve desarrollo histórico respecto del surgimiento de la terapia
gestáltica junto a un acercamiento a los fundamentos teóricos en los cuales se basa el enfoque.
3.1.1. Breve desarrollo histórico de la terapia gestáltica
Según Yontef (1995) la terapia gestáltica nació de la mano de Friedrich Salomon Perls (Fritz
Perls) y su esposa Lore Possner en la década de los 40. La terapia gestáltica tuvo sus principales
influencias en los estudios realizados por la psicología de la gestalt que planteaban a la
percepción como el proceso primero de toda actividad mental y no un derivado secundario de
estados sensoriales o procesamientos mentales (Carterette y Friedman, 1982). Además de la
psicología de la gestalt se destacaban las influencias del psicoanálisis, con el cual Perls difería,
de la fenomenología y de la filosofía existencialista. La obra de Perls Ego, Hambre y Agresión
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escrita entre 1941-1942 marcó el comienzo de la actual terapia gestáltica que ofrecía una revisión
teórico-práctica del psicoanálisis freudiano. Durante los años 50, varios talleres gestálticos
intensivos y grupos de estudios se desarrollaron en Estados Unidos (Yontef, 1995).
Perls nació en un gueto judío en Berlín, Alemania, en junio de 1893. En sus primeros años
compartió la pasión materna por el teatro. Luego de la primera guerra mundial en 1920 se recibió
de médico con especialización en psiquiatría y unió sus dos pasiones, la salud y el teatro. Más
adelante comenzó su análisis con la psicoanalista alemana Karen Horney y esto lo incentivó a
acercarse al psicoanálisis, y luego continuó su análisis con Wilhelm Reich, ambas figuras de
profunda relevancia para él y la creación de su enfoque. En 1933 con la llegada del fascismo de la
mano de Hitler, Perls y su familia se trasladaron a Sudáfrica, donde fundó su primer centro de
psicoanálisis (Peñarrubia, 1998).
En 1952 Fritz y Laura Perls fundaron el instituto de terapia gestáltica de Nueva York y más
adelante el de Cleveland. Laura quedó como directora de ambos institutos y Perls se dedicó a
dirigir talleres grupales a lo largo del país (Peñarrubia, 1998). En 1960 Fritz Perls, ya separado de
Laura, se mudó a la costa oeste donde junto a Walter Kempler y James Simkin dictaron el primer
taller de entrenamiento en terapia gestáltica en el Instituto Esalen, California, en el verano de
1964. Estos talleres en los que se desarrollaba la formación gestáltica continuaron bajo el
liderazgo de Perls y Simkin hasta 1968 (Yontef, 1995).
A nivel regional, a partir de los años 70, Claudio Naranjo y Adriana Schnake, ambos
chilenos y figuras prominentes de la gestalt, acercaron el enfoque gestáltico a América Latina.
Desde un principio su trabajo contribuyó en gran medida al empuje del movimiento de la terapia
gestáltica en Chile, donde se creó el Centro de Psicoterapia gestalt. Por otra parte, en México,
Salama fundó en 1983 el Instituto de Psicoterapia gestalt (IPG) que posteriormente se convertiría
en una Universidad dedicada a difusión y desarrollo académico del enfoque. Más adelante, en
2013, se creó la Asociación Mexicana de terapia gestalt. En Brasil la terapia gestáltica está
representada principalmente en ciudades y estados como Brasilia, Florianópolis, Río de Janeiro y
Goiania. En esta última se publica la Revista da Abordagem Gestaltica. Existe una red
continental de terapeutas gestálticos a la que pertenecen profesionales de numerosos países:
Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Organizado por una asociación gestáltica de la
provincia de Buenos Aires se llevó cabo en el año 2017, en la ciudad de Mar del Plata
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(Argentina), el I Congreso Latinoamericano de terapia gestalt. El enfoque humanista-existencial
está hoy distribuido en un conjunto diverso de grupos y organizaciones a lo largo del continente
(Fernández Álvarez, 2017).
Existe hoy en día una fuerte presencia de instituciones gestálticas latinoamericanas en 12
países; Argentina y Brasil son los que tienen mayor representación (Correia, Correia, Cooper y
Berdondini, 2014).
3.1.2. Fundamentos teóricos de la terapia gestáltica
Son múltiples y diversas las influencias teóricas que fundamentan el enfoque y la terapia
gestáltica. Éstas abarcan desde lo filosófico, psicológico hasta lo teórico. Se intenta a
continuación un breve acercamiento a estos fundamentos.
El fundamento teórico primero de la terapia gestáltica provino de los experimentos
realizados por la psicología de la gestalt sobre la percepción visual que resultaron en la psicología
de la forma. Los psicólogos que proponían la teoría de la forma descubrieron que el ser humano
percibía totalidades organizadas que aparecían en la experiencia directa del individuo.
Wertheimer (1880-1943), Köhler (1887-1967) y Koffka (1886-1941) fueron los precursores de
esta escuela, en contra del punto de visión tradicional de la psicología antigua que era
representada tanto por el funcionalismo como por el estructuralismo. Los psicólogos gestálticos
se oponían a que pudiera estudiarse la conducta humana analizándola a partir de la sensación de
elementos separados dado que, según la teoría de la gestalt, el estudiar los elementos en forma
separada destruye la unidad de los fenómenos estudiados. Al principio la psicología de la gestalt
centró sus estudios en la percepción, luego se extendió a otros ámbitos como por ejemplo el del
aprendizaje, la conducta y el pensamiento. La psicología de la gestalt nació en 1912 de la mano
de Wertheimer, Köhler y Koffka como resultado de los experimentos realizados sobre la
percepción del movimiento. Wertheimer creó el llamado fenómeno phi que consistía en presentar
visualmente dos focos en serie para luego presentar un tercer interestímulo, y como resultado los
primeros parecían estar en movimiento. Köhler por su parte propuso que el proceso de
aprendizaje era un proceso secundario al de la percepción, para aprender era necesario una
estructuración del campo en cuestión y del previo surgimiento de una gestalt como consecuencia
resultante de esta estructuración (Oblitas, 2004).
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Perls, creador de la terapia gestáltica, asentó su modelo, más que en la psicología de la
forma, en sus cuestionamientos a la teoría y técnica psicoanalítica freudiana, poniendo énfasis en
el movimiento, lenguaje corporal y la emoción, y no únicamente en la palabra, proponiendo así
un rol de terapeuta más activo e implicado (Peñarrubia, 1998).
El psicoanálisis fue la primera influencia terapéutica de Perls en el camino de la creación
de la terapia gestáltica. En 1926 Perls inició su formación psicoanalítica con Karen Horney en
Berlín y posteriormente en Frankfurt con Clara Appel, en 1927 en Viena con Edward Hitschmann
y Helen Deutsch y posteriormente, en 1928, regresó a Berlín donde continuó su formación con
Eugene Harnik y comenzó allí a ejercer la práctica psicoanalítica. Durante 1933 su clínica fue
supervisada por Otto Fenichel y comenzó a analizarse con Wilhelm Reich, quien lo introdujo en
la importancia de los gestos y el lenguaje corporal. Viajó a Holanda y ejerció su práctica
psicoanalítica en Amsterdam. Luego, en 1934 como consecuencia del fascismo, viajó a Sudáfrica
y fundó un instituto psicoanalítico en Johannesburgo. Para el año 1942 culminó su libro Ego,
Hunger and Agression (Yo, Hambre y Agresión), y lo dedicó a Max Wertheimer, quien produjo
un gran impacto tanto en él como en su terapia gestáltica (Velásquez, 2001).
Para Chevreux (2007) otra gran influencia de la terapia gestáltica fue el entrenamiento
recibido por Fritz Perls en teatro durante su juventud. Éste tuvo en su psicoterapia una gran
influencia, especialmente en cuanto a lo expresivo y corporal.
En esta rama fue también una fuerte influencia la de Jacob Levy Moreno, padre del
Psicodrama. Fritz Perls fue influenciado por su técnica ya que Moreno proponía la actividad y la
experiencia como herramientas diagnóstico-terapéuticas en detrimento del uso exclusivo de la
“palabra hablada; o, en las palabras que se le atribuyen a Moreno, no lo cuentes, actúalo”. Por
otra parte Moreno fue también el creador de la famosa técnica de la silla vacía, recurso que
utilizaría Perls ampliamente a lo largo de toda su práctica gestáltica (Peñarrubia, 1998).
Al referirnos a las influencias filosóficas de la terapia gestáltica puede destacarse el
pensamiento del filósofo Edmund Husserl y su fenomenología. Husserl básicamente sostuvo que
al conocimiento se accede por la vivencia en lugar de la imaginación, es decir de lo que podría o
debería ser. Y es por esto que el trabajo desde la terapia gestáltica no está centrado en develar
mediante la palabra verdades inconscientes sino en vivenciar aquello que está sucediendo en un
aquí y ahora, se busca el para qué de lo obvio en lugar del porqué de la razón (De Casso, 2003).
Yontef (1995) propone también las influencias existencialistas de Kierkegaard y Nietzsche donde
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el ser humano se encuentra en un continuo en el cual está rehaciéndose y descubriéndose a sí
mismo continuamente.
3.2. Conceptos teóricos centrales de la terapia gestáltica
A continuación se desarrollarán brevemente aquellos conceptos que resultan relevantes
para comprender el fundamento teórico de la terapia gestáltica. Estos son: el aquí y el ahora, el
darse cuenta, la responsabilidad y el ciclo de la experiencia (Perls y Baumgardner, 1978).
3.2.1. El aquí y ahora: centrarse en el presente
La fenomenología es uno de los fundamentos de la terapia gestáltica por lo tanto todo
aquello que el paciente aborde en el espacio terapéutico deberá estar encuadrado dentro del
fenómeno que se presenta en ese momento y lugar, es decir en el aquí y ahora. Desde la
fenomenología no existe otra cosa más allá del fenómeno presente por consiguiente, en lo que a
terapia gestáltica se refiere, el pasado sólo será contexto ya que lo único accesible al individuo, lo
único existente en este momento y este lugar es este aquí y ahora que será el único escenario
para que se desplieguen los otros pilares del cambio dentro del ambiente terapéutico. El darse
cuenta sólo será posible en lo que es, lo que existe en este momento y lugar. Igualmente seremos
responsables de lo experimentado en este momento y lugar. El ciclo de continua experiencia por
definición no podrá ser en otro momento ni lugar que en dónde y cuándo esa experiencia está
sucediendo. El pasado del paciente es anécdota, el futuro no es aún. Sólo este momento brindará
toda la información y experiencia necesaria para que un real aprendizaje sea posible (Perls,
1996).
Para Castanedo (1995) una terapia que no tenga en cuenta el momento presente, el aquí y
ahora, sólo se centraría en las ansiedades del paciente, ya que toda pregunta sobre el futuro
estaría formulada sobre un hecho que aún no ha ocurrido. Este tipo de cuestionamientos sólo
lleva a la interminable representación de un papel, lo que en gestalt se llama pánico a la escena.
Toda terapia puede llevarse a cabo únicamente en el ahora. Cualquier otro método sólo
constituye una interrupción, dado que sólo nos permite acceder a la conciencia en el momento
presente, el ahora en este lugar y permanecer en él (Naranjo, 1994).
Según Vásquez (2000) las escuelas psicoterapéuticas han mostrado una evolución en lo
que a temporalidad se refiere desde las primera épocas del psicoanálisis hasta las psicoterapias
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contemporáneas. La importancia que se le ha dado al tiempo dentro de cada técnica terapéutica
ha variado de acuerdo a la evolución de las escuelas. En un principio el foco estaba puesto en las
vivencias del pasado como fue en el caso del psicoanálisis clásico, más adelante el presente tomó
mayor relevancia con el conductismo y por último el tiempo se concentró en el momento
inmediato como es el caso de las terapias humanistas como la gestalt, en las cuales la concepción
del hombre está basada en su experiencia inmediata, en el aquí y el ahora, poniendo énfasis en el
sentir, vivenciar, descubrir y explorar.
Para Salama (1988) la terapia psicoanalítica consiste en una permanente búsqueda en el
pasado del paciente y es en este pasado en donde residen las causas de sus conflictos actuales,
mientras que la terapia gestáltica es un sistema terapéutico que se basa en las vivencias del aquí y
el ahora sin dejar de tener en cuenta el pasado. Esto se evidencia en la práctica cuando el paciente
acude al tratamiento con un gran deseo de mirar hacia atrás.
El aquí y ahora se refiere a un estar en un continuo estado presente vivenciando las
experiencias, las sensaciones, los pensamientos en ese momento presente (Sinay & Blasberg,
1997).
Para que una terapia funcione como método eficiente de tratamiento ésta debe abordar de
forma integral al individuo en una gestalt, integración que debe tener lugar en el aquí y el ahora
de cada una de las experiencias terapéuticas, en el momento en que el paciente siente la emoción.
Poco importa si ésa es una emoción o pensamiento correspondiente al pasado o al futuro, el
organismo, en su totalidad, la piensa y la siente en el presente, en un aquí y ahora existencial.
El objetivo último de la terapia gestalt es enfocar en las necesidades y deseos que el
paciente tiene de manifestar su sentir en el aquí y el ahora, aprendiendo así a hacer frente a sus
situaciones y duelos inconclusos, ya que ambas situaciones demandarán un cierre. Una vez
cerradas el sujeto podrá enfrentar nuevas situaciones, nuevas experiencias que hacen foco, que
van emergiendo, con toda la energía que estas nuevas situaciones requieran, sin disipar esta
energía en lo que ya fue o lo que aún no ha sido (Castanedo, 1985).
3.2.2. El darse cuenta
El darse cuenta (también conocida como awareness, término original utilizado por Perls
en inglés) es el eje del enfoque gestáltico, ya que la fenomenología es el paso primario e
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indispensable para comenzar a conocer todo aquello que pueda ser conocido. Sin este darse
cuenta, el aprendizaje está imposibilitado de hacerse presente (Perls, 1975).
Al ser la terapia gestáltica una terapia fenomenológico-existencial enseña tanto a
terapeutas como a pacientes que el método es fenomenológico, es decir que implica el darse
cuenta. Se pone en evidencia que el percibir, el sentir y el actuar son distintos al interpretar y
repetir patrones y actitudes preexistentes. Por lo tanto las explicaciones e interpretaciones serán
menos confiables que aquello que nos es accesible por la percepción y sensación directa. El
diálogo entre pacientes y terapeutas en terapia gestáltica se convierte en un ida y vuelta de las
diferentes perspectivas fenomenológicas y es precisamente esta diferencia en perspectivas lo que
se convierte en foco de la experiencia, logrando así que los pacientes se den cuenta de lo que
está sucediendo, de lo que están haciendo, de qué modo lo están haciendo y de qué modo pueden
cambiar, en una continua aceptación y valoración del fenómeno y de sí mismos. En consonancia
con lo que hemos dicho sobre el concepto de aquí y ahora, en la terapia gestáltica el proceso
estará centrado en la experiencia en lugar de en lo que se está discutiendo, ya que al poner énfasis
en lo que se está haciendo, lo que se está pensando o sintiendo en el momento presente, pierde
forma aquello que fue o puede o debe ser.
Pero el objetivo de esta modalidad fenomenológica de terapia no es sólo el darse cuenta
del paciente, sino que también es crucial que éste aprenda a darse cuenta de cómo se da cuenta,
estudiar no sólo el darse cuenta personal, sino también el proceso mismo de darse cuenta. Es
decir el modo en que el terapeuta y el paciente vivencian este darse cuenta. Éste es un punto de
gran importancia dentro de la terapia gestáltica. Este diálogo está basado en vivenciar a la otra
persona tal como es, mostrando su verdadero ser y compartiendo en ese diálogo lo
fenomenológico (Yontef, 1995).
Al referirnos al darse cuenta en psicoterapia nos referimos también a la formación de
nuevas figuras las cuales concluyen en una creación novedosa, en una resolución creativa a
problemas. La cura es una reacción similar a la que en física sería producida en una catalización,
es decir, en el proceso de darse cuenta el paciente y su medio generan una reacción diferente,
novedosa y específica, en este caso la cura, la cual no es entendida como un resultado acabado
del proceso terapéutico, sino más bien lo que se busca es que el paciente aprenda lo necesario
para enfrentar sus propios problemas (Naranjo, 1994).
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3.2.3. La responsabilidad
Por lo general sólo aparecen en nuestra mente las imágenes relacionadas con nuestros
problemas de vida, necesidades organísmicas inmediatas o situaciones inconclusas, sumadas a
nuestros ideales y resistencias, y aún en la conciencia de la vigilia ninguna de éstas es reconocida
por nosotros como una imagen traída a la conciencia de forma deliberada, debemos estar
dispuestos a asumir toda la responsabilidad por el trabajo que realiza nuestra mente. Podemos
entender en principio estas imágenes como resistencias de otra necesidad primaria. Pero aún en
este caso debemos tomar responsabilidad por las imágenes que aparecen en nuestra mente. Evitar
la responsabilidad y evitar hacernos responsables de las creaciones de nuestra mente están
íntimamente relacionados. La responsabilidad está vinculada frecuentemente a la culpa, la
vergüenza y el castigo, por lo que es esperable que el paciente huya de su responsabilidad
renunciando a sus propias acciones y pensamientos (Perls, 1975).
Al asumir responsabilidad sobre sus actos el paciente se vuelve el protagonista de su
propia vida. La terapia gestáltica desde sus raíces existencialistas llama al paciente a
responsabilizarse de sus propios sentimientos, actos y pensamientos (Salama, 2008).
La responsabilidad en terapia gestáltica implica tanto al paciente como al terapeuta. Al
mostrarse el terapeuta tal cual es, éste muestra su verdadero sí mismo dejando las apariencias de
lado, y al estar aquí y ahora presente y permitirse a sí mismo tomar responsabilidad de su ser le
permite al paciente desplegar su verdadero ser con responsabilidad. Por lo que tanto en terapeutas
como en pacientes es condición de la terapia gestáltica que ambos den cuenta de sus propios
procesos ante el encuentro y se responsabilicen por lo que piensan, sienten y hacen (Yontef,
1995).
3.2.4. El ciclo de la experiencia
Un concepto íntimamente ligado con el concepto de darse cuenta es la autorregulación
organísmica. Desde la teoría gestáltica, todo organismo vivo atiende en forma primordial a
cuestiones relacionadas con la supervivencia. Este proceso se denomina autorregulación
organísmica para lo cual este organismo precisa interactuar con su ambiente. Para lograr esto es
indispensable que el sujeto se dé cuenta de sí mismo, sus necesidades y el ambiente que lo rodea
en el momento presente. Para Perls este proceso es válido tanto para lo orgánico como para lo no
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orgánico y postula que este darse cuenta será lo subjetivo mientras que lo objetivo será el
contenido de este proceso de darse cuenta. Sabemos que no nos estamos dando cuenta cuando
nos estamos enfocando en el contenido, el darse cuenta no es tener conocimiento de algo sino
darse cuenta de lo que somos. Esto aparece espontáneamente al prestar atención particular a esa
región límite de contacto entre el sujeto, el organismo y su objeto o ambiente. Se trata de que el
individuo se dé cuenta de lo que siente y piensa, todo aquello que le es accesible mediante
sentidos y de este modo pueda descubrir cuáles son las formas en las que interrumpe su proceso
(Burga, 1981).
El modelo de ciclo de contacto, llamado también ciclo de autorregulación organísmica o
ciclo de la experiencia, es un modo de describir los modos o procesos de ajuste que un organismo
pone en juego en el momento de satisfacer una necesidad tanto de índole puramente biológica
como también psicológica y el modo en que éste interactúa con el ambiente a fin de lograr su
objetivo. Este proceso se desarrolla en cuatro etapas. En un principio, en la etapa de pre contacto,
el sujeto experimenta una necesidad, deseo o impulso que se hace presente en forma de un
conjunto de sensaciones corporales indiferenciadas. En la etapa siguiente, la etapa de toma de
contacto, el sujeto focaliza la emoción, la que deja de ser indiferenciada y se dirige a algún
elemento concreto del ambiente pasando éste a un primer plano. El organismo experimenta una
cierta excitación, aparece una emoción o un afecto y se presenta o bien una elección o un rechazo
al acercamiento. Al acercarse a este objeto ambiental se produce la tercera etapa o etapa de
contacto final, donde se efectúa el contacto con el objetivo de forma deliberada, generándose una
acción acompañada de una percepción, un movimiento y sentimientos asociados a estos que
incluyen un atravesamiento temporal de la frontera de contacto con el fin de asimilar lo necesario
para lograr la autorregulación del organismo. Esto se logra asimilando este elemento del entorno.
Por último, para que el organismo pueda cerrar esta gestalt y enfocar en nuevas necesidades, esta
necesidad asimilada junto con este objeto del ambiente deben pasar de foco o figura a fondo. Esta
etapa es conocida como etapa de post contacto que implica restablecer ese límite de contacto que
había sido traspasado anteriormente. Esto se produce mediante un distanciamiento, una retirada
que permite la asimilación de lo obtenido en el contacto. Finalizado este ciclo, la próxima
necesidad que emerja impulsará al organismo a iniciar el siguiente ciclo de la experiencia (Perls
et al., 1951).
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Zinker (1977) propone una descripción de este ciclo de autorregulación del organismo.
Tomando como ejemplo el caso del apetito nutricional, el ciclo empieza por una sensación en
donde siento contracciones en el estómago, boca seca, éstas se van incrementando hasta sentir
ligeras náuseas. Luego estas sensaciones se hacen conscientes en forma de percepción, percibo
que tengo apetito, ahora soy capaz de simbolizar esas primeras sensaciones indiferenciadas,
nombrarlas. Esto es lo que me permite comprender que necesita mi organismo en este momento y
también me permite, mediante el registro de la memoria, conocer las consecuencias de la falta de
atención de esta necesidad específica que se hace foco en este momento. Luego de percibir esta
necesidad y a medida que esta necesidad se intensifique, sentiré que mis músculos están entrando
en calor y comenzaré a visualizar el acto físico que tendré que desarrollar para satisfacer esa
necesidad, que en este caso será movilizarme a ingerir alimentos. A medida que visualizo el
modo en que me conduciré siento que se intensifica la respiración junto a una movilización
general de energía: estoy entrando en la etapa de excitación o movilización de energía. Esta
movilización nos conduce al siguiente paso en el cual me movilizo a tomar e ingerir el alimento,
mi estómago me informa de una sensación de agrado y placer como recompensa. A medida que
sigo alimentándome, en determinado momento cobro conciencia de plenitud, estoy satisfecho. En
este momento se hace necesaria la retirada, el desinterés. Una vez saciados, un completo
desinterés se apodera de nosotros. Al entrar en contacto con etapa de retirada y la consecuente
satisfacción de mi necesidad, la necesidad de ingerir alimentos que hasta ahora ocupaba el foco
de mi atención pasa ahora a un segundo plano, a formar parte del fondo contenedor de este foco y
retomará las actividades que estaba llevando a cabo antes de que esa sensación indiferenciada
comience. Este movimiento, de sensación, percepción, contacto y retirada, es típico de todo
organismo y en condiciones saludables este ciclo se cumple en forma fluida y sin interrupciones.
Ramos Herrera (2009) explica que este mecanismo fisiológico autorregulatorio es también
utilizado por la psiquis para autorregularse y pone como ejemplo de esto a la psicoterapia de la
gestalt, la cual desarrolló una imagen didáctica que toma el nombre de ciclo de la experiencia.
Esta propone un parangón entre el ciclo autorregulatorio biológico y el psicológico aludiendo
que, para que el ciclo de la experiencia a nivel psicológico sea real, el proceso debe iniciar con
una sensación ya que de este modo existe un referente en el cuerpo, lo que nos otorga evidencia
de que lo que la persona dice necesitar es correspondido a una necesidad de autorregulación real
y no un deseo que surge de su apego u otras expectativas sociales. De este modo, frente a esa
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sensación de carencia, el organismo se moviliza a fin de que se satisfaga esta necesidad y, una
vez que esta necesidad es atendida, poder movilizar energías a otras necesidades. Para Salama
(2007) esto puede entenderse como el camino que la energía recorre hacia un punto de equilibrio
dinámico, conocido también como homeostasis, el cual implica el haber satisfecho la necesidad
en cuestión. Esto es lo que se conoce como el ciclo de la experiencia. Es el núcleo básico de toda
vida humana y se desarrolla en una sucesión interminable de ciclos. El ciclo de la experiencia o
de la satisfacción de las necesidades es el que se da cuando una neces
(biológica o psicológica) emerge y pugna por su satisfacción.
Perls (1993) aclara que, a nivel psicológico, la autorregulación organísmica se refiere a
los asuntos inconclusos y cómo estos al no resolverse crearán conflictos en la personalidad de los
sujetos quienes poseen la capacidad de regularse a sí mismos mediante el abordaje terapéutico
que permite el trabajo tanto de forma individual como grupal, y se vale de un concepto teórico
llamado ciclo de la experiencia que sirve de modelo didáctico o guía de trabajo y permite el
desarrollo práctico del tratamiento.
3.3. Las adicciones
A continuación se desarrollará desde diferentes miradas una breve descripción del
concepto de adicción psicológica.
En la definición de adicción propuesta por la Organización Mundial de la Salud se resume
que una adicción es una enfermedad mental que provoca en el sujeto adicto una conducta de
búsqueda de forma compulsiva de aquel elemento, conducta o droga, a pesar de las
consecuencias adversas o negativas que el contacto con este elemento provoque (Méndez Díaz,
2010).
Márquez (2015) explica que si bien el término adicción se ha utilizado generalmente para
referirse a la adicción a fármacos (drogas), el componente fundamental al referirnos a las
adicciones es la falta de control.
El Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5) incorpora una nueva
mirada sobre las adicciones incluyendo aquellos trastornos comportamentales no relacionados
con sustancias, mirada que contribuye a un mejor diagnóstico y tratamiento integral de estas
alteraciones. Las conductas adictivas presentan conductas compulsivas que son acompañadas de
un incremento en los niveles de ansiedad en el sujeto. Y así como ocurre en el caso de las
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adicciones químicas, aquellas personas adictas a una determinada conducta experimentan
también un síndrome de abstinencia cuando no pueden realizar esa conducta, síndrome
caracterizado por la presencia de una pronunciada molestia emocional como estado de ánimo
rico, insomnio, irritabilidad o inquietud. Igual que ocurre en el ámbito de las drogas
químicas es difícil que un adicto se reconozca como tal (Eche et al., 1998).
Para Mark (1990) lo que caracteriza a una adicción es la pérdida de control junto a una
dependencia de la conducta o el fármaco asociado. En principio todas las conductas o consumos
de sustancias adictivas son en sí fruto de la búsqueda de reforzadores positivos posteriores al
consumo o conducta, es decir esperan el aspecto placentero del desarro
misma pero culminan por ser comandadas por reforzadores negativos, es decir por el alivio de la
tensión emocional anterior a la conducta o al consumo.
Para Tapia (2001) las adicciones constituyen un fenómeno complejo cuyos orígenes y
consecuencias son tanto de tipo biológico como psicológico y social, traspasando fronteras
geográficas y adoptando las características socioculturales propias de cada país.
3.3.1. El tratamiento psicológico de las adicciones desde modelos no gestálticos
Si bien en el caso de los trastornos por adicciones es siempre necesario un abordaje
multidisciplinario, es fundamental en todos los casos el tratamiento psicológico de la
problemática. Y es conveniente favorecer una forma de tratamiento a nivel grupal, ambulatorio y
de breve duración, así como contar con profesionales idóneos en la problemática con un buen
manejo de comunicación interpersonal, empáticos y capaces de generar una estable alianza
terapéutica (NIDA, 1999).
Determinadas modalidades de tratamiento parecieran ser particularmente eficientes en lo
que al consumo de sustancias psicoactivas y los problemas relacionados con su uso se refiere.
Como regla general es aconsejable para la obtención de mejores resultados terapéuticos
proporcionar un apoyo adicional para los demás problemas que el sujeto pueda presentar en otros
ámbitos de su vida, es decir por ejemplo los ámbitos laborales, legales, educativos, médicos, etc.,
ya que las características adicionales a la problemática de adicción de los pacientes junto a su
entorno social influirán en el éxito del tratamiento. Por ejemplo aquellos pacientes que padecen
de trastornos psíquicos graves o aquellos que carecen de un adecuado apoyo social presentan
16
dificultades mayores para sostener abstinencia o disminuir su consumo (Roberts, Ogborne, Leigh
y Adam, 1999).
Las principales escuelas psicoterapéuticas que se han estudiado para el tratamiento de
pacientes con trastornos por consumo de sustancias o conductas adictivas son la terapia
cognitivo-conductual, la terapia motivacional y la terapia psicodinámica/interpersonal. Además
se ha enfatizado la efectividad de las terapias de grupo y la terapia familiar junto a la asistencia a
grupos de autoayuda. Los datos empíricos junto con la experiencia clínica existente sugieren que
los tratamientos psicológicos son útiles siempre que estos se adapten a las necesidades específicas
de cada paciente ( .
Aunque en la actualidad son múltiples los modelos y diversas técnicas de intervención
que han probado su eficacia en cuanto a la problemática, depende de cada terapeuta clínico
identificar la más adecuada a su encuadre teniendo en cuenta la poca utilidad clínica al referirnos,
por ejemplo, a determinados casos de alcoholismo. Es por esto que a la hora de decidir el
tratamiento de elección para un determinado paciente el criterio de elección clínica sigue siendo
el elemento esencial hacia la elección del tratamiento más conveniente (Martin, 2002).
Con relación al psicoanálisis, Coderch (1991) explica que éste es un método terapéutico
que se fundamenta en la utilización de la palabra y la escucha a fin de revelar un significado
inconsciente y a partir de allí, modificar el comportamiento y que el psicoanálisis considera que
las adicciones son fruto de una neurosis del carácter y presentan sintomatología que las ubica
claramente como pertenecientes a los desórdenes del control de impulsos.
Otro es el caso de las comunidades terapéuticas para el tratamiento de las adicciones.
Éstas han existido desde hace más de 50 años, surgen como una alternativa a la clásica asistencia
hospitalaria del adicto y brindan un abordaje terapéutico, entendiendo al adicto como un sujeto
con una enfermedad que demanda una recuperación continua, la cual pretende alcanzar la
abstinencia total y mejorar la calidad de vida del paciente, enfatizando en la autoayuda y en la
ayuda mutua (Rodríguez, 2009). Estas comunidades poseen ambientes libres de drogas, y
emplean un modelo jerárquico con etapas de tratamiento que elevan gradualmente los niveles de
responsabilidad personal y social del paciente utilizando la influencia entre pares para ayudar a
cada persona a aprender y asimilar las normas y habilidades sociales. Es un modelo fuertemente
orientado hacia la ayuda mutua (De León, 2004).
17
Minuchin (1992) explica que, según la teoría de los sistemas, la estructura familiar es el
conjunto de demandas que organizan los modos de interacción en una familia, donde deben
existir límites claros, dentro y fuera del sistema, y una adecuada distribución de las jerarquías. No
debe haber coaliciones o miembros periféricos de lo contrario se posibilita la disfuncionalidad de
la estructura familiar y la aparición de un síntoma en alguno o algunos de los miembros. El
individuo forma parte de un sistema familiar, por lo cual, es fundamental la familia en el
tratamiento de cualquier síntoma o trastorno.
Los terapeutas cognitivos enfatizan la importancia del entrenamiento en habilidades
sociales, procedimiento cognitivo-conductual que cuenta con gran arraigo en el tratamiento de las
adicciones. Las deficiencias en ciertas habilidades interpersonales pueden dificultar que las
personas con problemas de adicciones desarrollen un afrontamiento apropiado y eficaz a fin de
resistir la presión social. Se emplea para esto un conjunto de técnicas dirigidas a incrementar
estas habilidades. Se enfatizan los aspectos de habilidades interpersonales, afrontamiento de
estados cognitivos y emocionales, afrontamiento de eventos vitales estresantes (como se cita en
Secades Villa, 2001).
Esto se ve reflejado en la investigación de Nava y Vega (2006) acerca de la estructura y
calidad de las redes sociales de los a Alcohólicos
donde participacio
cos y t en compar
con lo cual concluyeron que,
y que a pesar de pertenecer a una red de
apoyo eficiente como lo es AA exhiben un aislamiento social importante, resultados que
indicar .
3.3.2. El tratamiento de las adicciones desde el modelo gestáltico
En la terapia gestáltica las adicciones son entendidas como medio de auto-
con el fin de lograr evitar el contacto con los sentimientos y vivencias en el presente, en el aquí y
ahora, es decir con el modo de vida que se ha creado, con las frustraciones y con los vacíos
respecto de la auto-percepción, mediante la utilización de sustancias psicoactivas o conductas
adictivas. El adicto logra relacionarse de modo insatisfactorio con su entorno social. Una
18
importante parte de esta insatisfacción se origina en una desconexión total con la corporalidad, lo
que impide la toma de conciencia con las consecuentes alteraciones del ciclo de contacto-
retraimiento. Desde la mirada de la terapia gestáltica, el terapeuta acompaña al adicto en su
proceso del darse cuenta y en focalizar en el aquí y ahora más que en el discurso intelectual,
enfatizando además en la toma de responsabilidad sobre sus actos, decisiones y pensamientos
logrando el objetivo final que es que el organismo se autorregule de manera adecuada y
consistente dentro un medio en continuo cambio (Cuervo Urrea, 2009).
En terapia gestáltica Latner (1978) explica que las interferenci
- estalt o ciclo de la experiencia son las que acarrean distorsiones y
desequilibrios en la integración básica de una gestalt.
En el fenómeno de las adicciones podemos observar un continuo que comienza con el uso
de sustancias o el desarrollo de la conducta, seguido del abuso y la dependencia... el individuo
utiliza las sustancias o la conducta para modular sensaciones o sentimientos. A medida que un
sujeto se vuelve más dependiente, la relación primaria para él es con la sustancia o conducta
adictiva y el resto de las experiencias se vuelven secundarias o irrelevantes. Este continuo se fija
en la vida del individuo cuando éste aprende a interrumpir otras necesidades y convierte la
necesidad por la sustancia o conducta adictiva en una figura constante: es entonces cuando el
sujeto se ha vuelto dependiente (Woldt, 2007).
Para Zinker (1979) las metas de mayor importancia en el tratamiento son las de expandir
el repertorio de conductas y estimular el aprendizaje con el fin de lograr nuevas miradas
autorreferenciales, completar situaciones inconclusas y superar aquellos bloqueos en el ciclo
conciencia-excitación-contacto, lo que resultará en la integración de aquellas polaridades de las
que no se tenía conciencia y estimulando aquellas circunstancias en las que la persona pueda
desarrollarse con mayor vigor y competencia para que logre una mayor responsabilidad consigo
misma.
Por su parte Areola señala que aquellas personas con trastornos de adicciones presentan
conductas evitativas que tienen el fin de mantener al adicto alejado de experiencias sin resolver y
que la adicción es un bloqueo en el ciclo de la experiencia, fruto de asuntos inconclusos. El
tratamiento se basa en investigar cuáles podrían ser las dificultades o características que hacen
que un sujeto efectúe este bloqueo haciendo hincapié en sus necesidades, temores, actitudes,
19
responsabilidades personales, mensajes y valores que se presentan en el tiempo presente (como se
cita en Cabello García, 2012).
Para Garcia (2000) el problema en “ ”
sustancia desconecta al sujeto de contacto con sus necesidades organísmicas para situarlo en un
mundo fantaseado y los medios que el adicto utiliza para su re-equilibrio no son más que agentes
agresivos externos a lo organísmico que lo irán disociando paulatinamente. Por lo tanto dos
cosas son fundamentales en la intervención con drogodependientes desde un modelo gestáltico.
En primer lugar el facilitar la consciencia para que ésta lleve a la responsabilidad del sujeto sobre
su vida y dejando claro que los actos acarrean consecuencias de las que él es responsable. Se trata
de intervenir en una interacción dialéctica entre consciencia y responsabilidad, a mayor
consciencia de ser, mayor responsabilidad de ser. En segundo lugar la drogadicción cumple
eficientemente en apartar a un sujeto de la realidad de su experiencia en el aquí y ahora y será
trabajo de la terapia gestáltica el recuperar ese acercamiento.
Garcial Lozano (2000) expone los resultados de un taller de enfoque gestáltico para
drogodependientes, cuyo propósito fue la restauración del proceso de darse cuenta en
drogodependientes. En la implementación del taller se utilizaron los principios de la terapia
gestáltica; entre estos el aquí y el ahora, el darse cuenta, los conceptos de figura fondo y
autorregulación organísmica. Durante dicha experiencia grupal se identificaron las fortalezas, los
recursos y las cualidades de cada uno de los participantes en distinción a los demás integrantes
del grupo. Como resultado de este taller se pudo contribuir al mejoramiento de la confianza y el
autoconcepto, así como al desarrollo de recursos personales y la comprensión y regulación de las
emociones. El autor sostiene que la gestalt, desde su visión particular, enriquece el trabajo con
drogodependientes y, más extraordinariamente aún, la práctica de la psicoterapia con ellos. Su
característica posición hacia lo experiencial guiará el camino del adicto hacia la sanación
mediante el trabajo con la autorregulación organísmica o ciclo de la experiencia.
4. Metodología
A continuación se detalla un breve resumen del tipo de estudio realizado, los participantes
involucrados, los intrumentos de recabación de datos utilizados y el procedimiento desplegado
para tal fin.
20
4.1. Tipo de estudio
El presente trabajo es el resultado de un estudio de caso de tipo descriptivo cualitativo. El
tema del mismo está enfocado en el abordaje adecuado para el tratamiento de las adicciones a
nivel individual y grupal desde el modelo de terapia gestáltico.
4.2. Participantes
Participaron de esta investigación cinco profesionales psicólogos con posgrados
realizados en una escuela de formación gestáltica de la provincia de Buenos Aires. Los
licenciados actualmente forman parte de la institución como participantes activos en el
departamento de atención a la comunidad a nivel individual y en conjunto forman el
departamento de adicciones de la institución.
La participante uno (Licenciada A) es licenciada en psicología UBA (1980), terapeuta
gestáltica desde 1985.
La participante dos (Licenciada B) es licenciada en psicología UBA (2003), egresada de
la escuela de especialización en gestalt y pertenece al servicio a la comunidad desde el año 2006.
La participante tres (Licenciada C) es licenciada en psicología UBA (2002), egresada de
la escuela de formación en gestalt en 2007 y pertenece al servicio de atención a la comunidad de
dicha institución desde el 2008.
La participante cuatro (Licenciada D) es licenciada en psicología UBA (1981) y realizó el
curso de posgrado en gestalt (2009).
La participante cinco (Licenciada E) es licenciada en psicología USAL (2006). Es master
en drogodependencia, egresada de la escuela de posgrado de formación en gestalt (2013).
4.3. Instrumentos
En esta investigación la recolección de datos se realizó mediante observación no
participante. Dicha observación no participante se realizó en las diferentes actividades teórico-
vivenciales ofrecidas por la institución, durante las reuniones de los departamentos específicos y
durante la participación en la apertura anual de la escuela dependiente de la institución y en el 1er
Congreso Latinoamericano y 4to Argentino de Gestalt. Se tomarán para el siguiente desarrollo las
observaciones no participantes realizadas en las reuniones del departamento de adicciones de la
institución según la modalidad detallada a continuación.
21
4.4. Procedimiento
Se observarán dos reuniones quincenales del departamento de adicciones de una
asociación gestáltica de la provincia de Buenos Aires y una observación de la clase dictada sobre
la temática en particular con el fin de recabar información respecto de la metodología y técnicas
utilizadas por el departamento de adicciones para la intervención y el tratamiento de las mismas.
5. Desarrollo
A continuación se intentará una articulación entre las teorías enmarcadas anteriormente y
las descripciones realizadas por los profesionales observados acerca del abordaje y tratamiento de
la problemática de las adicciones bajo el modelo terapéutico gestáltico.
5.1. Presentación de caso: tratamiento de las adicciones desde el modelo gestáltico
Durante el desarrollo de una capacitación llevada a cabo en la pasantía respecto del tema
adicciones, la licenciada A explicó que al hablar de adicciones desde el modelo gestáltico se
habla de una enfermedad, como así también lo considera la Organización Mundial de la Salud en
su definición de adicción en la cual se resume que una adicción es una enfermedad mental que
provoca en el sujeto adicto una conducta de búsqueda de forma compulsiva de aquel elemento,
conducta o droga, a pesar de las consecuencias adversas o negativas que el contacto con este
elemento provoque (Méndez Díaz, 2010), enfermedad que se manifiesta como respuesta a una
patología social. Llamó a considerar no sólo las llamadas adicciones serias o duras sino también
aquellas socialmente aceptables; explicó que en el contexto social en el que vivimos la adicción
sexual, la adicción al trabajo o la adicción a la riqueza son bien toleradas y hasta fomentadas por
nuestra cultura, y se presentan de manera ego-sintónica ante la neurosis del sujeto, y es por esto
que es importante tener en cuenta que es esta sociedad la que genera adictos y sus consecuentes
adicciones, con lo que concuerda Tapia (2001) al sostener que las adicciones constituyen un
fenómeno complejo cuyos orígenes y consecuencias son tanto de tipo biológico como psicológico
como social.
La licenciada sostuvo que de la gestalt es primordial el concepto de equilibrio en una
mirada holística, es decir tanto en lo social, lo psicológico como lo fisiológico y que, según ella,
las dificultades surgen de la realización de movimientos mal dirigidos para hallar o mantener este
equilibrio ya que el adicto presenta un pensamiento fragmentador de la realidad que anula la
22
experiencia. Explicó que los niños durante la adolescencia se alcoholizan a fin de lograr una
apatía, una desconexión con ese factor ansiógeno, con aquello que los angustia. Resumió que la
adicción o dependencia podría definirse como un anhelo vehemente de una experiencia u objeto
que los haga sentir bien, y que el adicto no puede reconocer lo que realmente necesita y es en ese
momento de insatisfacción cuando rompe o interrumpe el ciclo de la necesidad organísmica, el
ciclo de la experiencia. Según Cuervo Urrea (2009) esta insatisfacción se origina en una
desconexión total con la corporalidad y agrega que, desde la mirada de la terapia gestáltica, el
terapeuta acompaña al adicto en su proceso logrando finalmente que su organismo se autorregule
de manera adecuada y consistente.
La licenciada E, durante la misma reunión, acotó que el adicto es un sujeto inmerso en lo
que ellos llaman el triángulo de la obsesión, que es un modelo explicativo de la adicción que va
desde el resentimiento sobre el pasado, el temor al futuro y la ira anclada en estos al presente y
que, al estar el sujeto atrapado en el resentimiento, las ideas obsesivas sobre éste aunadas al
temor al futuro no le permiten salir de la ira actual, proyectando todo su malestar en su entorno.
La adicción le sirve como escape y evitación de todo esto, para no responsabilizarse de sus
pensamientos y sentimientos. En breve tiempo, el aspecto evitativo y placentero de la sustancia o
conducta va perdiendo fuerza y el aspecto adictivo va tomando más protagonismo. Según Salama
(2008) al asumir responsabilidad sobre sus actos el paciente se vuelve el protagonista de su
propia vida.
La licenciada C comentó que es precisamente en este segundo momento, al tomar fuerza
el componente dañino de la adicción, cuando el aspecto omnipotente presente en todo adicto se
vuelve impotente, y recién en ese momento la persona adicta puede darse cuenta de algo
fundamental para lograr entrar en contacto con su necesidad real y restablecer el ciclo de la
experiencia interrumpido: éste se percata de que solo no puede y de que debe responsabilizarse
por su situación y pedir ayuda para manejar saludablemente su presente, su aquí y ahora, desde lo
que está pasando en su vida y no desde lo que pasó o puede pasar. Este aquí y ahora hace
referencia a un estar en un continuo estado presente vivenciando las experiencias, sensaciones y
pensamientos en el presente (Sinay & Blasberg, 1997).
La licenciada anticipó que éste es el momento del largo y accidentado camino a la
recuperación del adicto y que este camino demanda aceptar la enfermedad y estar dispuesto a
hacerse responsable de sus actitudes y cambiarlas; es decir implica dejar de engañarse a sí
23
mismo, dejar de interrumpir el contacto permaneciendo en el modo de confusión permanente y
permitirse experimentar lo que acontece más allá de lo que su neurosis le informa. Explicó que su
pensamiento está distorsionado y que se siente exigido continuamente y sumamente solo, por lo
que la participación en terapia grupal del adicto, si su avance terapéutico lo permite, es muy
importante en su recuperación y más aún el participar en un programa de 12 pasos, para muchos
terapeutas obligatorio: aclaró que desde la gestalt lo es.
La licenciada A, culminando la reunión, resumió que un adicto, desde el modelo
gestáltico, debe hacerse cargo de su proceso, responsabilizarse en el aquí y ahora, es decir debe
dejar el odio al pasado o el miedo al futuro, darse cuenta de lo que la experiencia le está diciendo
y por último lograr conectarse con sus necesidades y dejar de interrumpir o anestesiar el camino a
cerrar sus ciclos experienciales. Para Perls (1975) al evitar la responsabilidad y evitar hacernos
responsables estamos evitando responsabilizarnos de las creaciones de nuestra mente.
La licenciada A, a modo de resumen durante el transcurso de la capacitación, explicó
finalmente que cuando el adicto toma conciencia del deterioro al que está llegando, es en este
momento cuando se abren dos caminos posibles para él: en principio quedarse en el deterioro y
seguir con su carrera autodestructiva o bien terminar de hacer consciente el hecho de que solo no
puede, momento en el que comienza el camino de la abstinencia. Es en este segundo camino en
donde el aspecto omnipotente se torna impotente y recién ahí el adicto puede comenzar a darse
cuenta y entrar en contacto con su necesidad real con el consecuente restablecimiento del
detenido ciclo de la experiencia. Este camino hacia su recuperación es un camino que va desde
el resentimiento, el miedo y la ira a la aceptación. Cuando el adict “ ”
entonces cuando toma conciencia de su mecanismo de retroflexión y es también cuando su
aspecto omnipotente da lugar a su aspecto impotente que se evidencia en s : “ ”
momento en el que pide ayuda y comienza el camino hacia la recuperación. Al mismo tiempo su
aspecto controlador que se encontraba en alianza con el aspecto aliado a su aspecto omnipotente
pierde sentido, lo que genera un desequilibrio en el sistema y comienza a dar lugar al aspecto
curador. Su aspecto adictivo se mantiene ya que la adicción es una enfermedad crónica en la cual
sólo es posible recuperarse. Cuando el adicto “ ” uda,
comienza lo que en gestalt llamamos “ ”. Este es el
primer paso hacia la abstinencia, momento facilitador de la continuidad hacia la recuperación, si
bien no implica la recuperación ya que ésta sólo se da a través del cambio de actitudes; sí
24
contituye la base para el difícil proceso de cambio. El cambio de actitudes se torna dificultoso
precisamente por las características de la personalidad adictiva. El paciente se miente a sí mismo
a través de la evasión, vive en confusión fruto de la interrupción permanente del contacto. Para el
adicto toda discriminación es una amenaza, por lo que se muestra omnipotente cuando en
realidad prevalece una baja estima y dolor los cuales aún no puede aceptar y los que logra
anestesiar mediante la conducta o sustancia.
La licenciada D agregó que para él, refiriéndose al adicto, los tiempos son sin espera, todo
lo quiere ya y no hay posibilidad de proceso ya que su discurso está relacionado con las
sensaciones que despierta la química que consume. Muchos adictos creen que si dejan de
consumir ya lograron solucionar su problema. Pero lo importante no es el hecho de abandonar
esporádicamente el consumo, lo que es realmente importante es llegar al punto de abstinencia ya
que es el primer paso para lograr su recuperación. Es necesario que esto opere diariamente como
figura y como fondo para ir revisando sus formas de manejarse con el medio y de lograr un
cambio de actitudes y un ajuste creativo duradero. La licenciada comentó al respecto que en su
práctica la paciencia es un componente muy importante ya que el trabajo con adictos implica un
ir y venir del comienzo de una recuperación a otra hasta que finalmente logran una abstinencia
satisfactoria y enfatizó la importacia del trabajo con los familiares y grupos de pertenencia del
paciente dada su deficiencia en lo que a herramientas sociales se refiere. Según Roberts,
Ogborne, Leigh y Adam (1999) determinadas modalidades de tratamiento parecieran ser
particularmente eficientes en lo que al consumo de sustancias psicoactivas y los problemas
relacionados con su uso se refiere. Como regla general es aconsejable, para la obtención de
mejores resultados terapéuticos, proporcionar un apoyo adicional para los demás problemas que
el sujeto pueda presentar en otros ámbitos de su vida ya que las características adicionales a la
problemática de adicción de los pacientes junto a su entorno social influirán en el éxito del
tratamiento.
5.2. Aportes del modelo gestáltico en el tratamiento de las adicciones a nivel individual
Durante el desarrollo de una capacitación llevada a cabo en la pasantía respecto del tema
adicciones, la licenciada A propuso comprender a las adicciones en primer lugar como una
enfermedad tanto del individuo como de la sociedad en la que él se encuentra inmerso. Tapia
(2001) concuerda asegurando que las adicciones constituyen un fenómeno complejo cuyos
25
orígenes y consecuencias son tanto de tipo biológico como psicológico y social. Esto nos lleva a
pensar que al hablar de adicciones nos estamos refiriendo a un fenómeno que excede a la figura
del enfermo, adicto o dependiente como único foco del abordaje y tratamiento posible. La
licenciada A comentó que en una oportunidad, la madre de un paciente ya adulto insistió en
acompañar a su hijo durante la sesión y acotó que es por casos de co-adicción como estos que
debemos tener presente que una adicción no es sólo lo conocido por el común de la gente como
adicción dura, sino que el tratamiento de las adicciones excede esta primera definición, ya que
formamos parte de una sociedad que genera adictos y adicciones y que éstas atraviesan el origen
del hombre ya que, según explicó, el hombre originalmente nace para vivir en equilibrio, tanto
social como psicológico y que las adicciones no se generan desde el deseo de este individuo de
rechazar este equilibrio natural sino de los movimientos mal dirigidos realizados para conseguirlo
y mantenerlo. Por lo tanto una adicción puede ser entendida, desde el modelo gestáltico, como
una alteración en este ciclo natural de equilibrio lo que coincide con el pensamiento de Zinker
(1979) para el cual la meta de mayor importancia en el tratamiento es, entre otras, superar
aquellos bloqueos en el ciclo de conciencia, excitación o contacto, lo que resultará en la
integración de aquellas polaridades de las que el adicto no tenía conciencia.
Al finalizar la capacitación mencionada anteriormente la licenciada D mencionó que,
según su parecer, es importante comenzar el tratamiento en adictos enfocando en el momento
presente, en lo que está sucediendo aquí y ahora y mencionó, a modo de ejemplo, un caso propio
en el cual al intentar el desarrollo de la anamnesis del paciente, este último interrumpía
permanentemente con preguntas respecto de su preocupación por el hecho de tener que
enfrentarse a su grupo de doce pasos y comentarles que había tenido su primera recaída, y
sostuvo que si entendemos las adicciones desde el modelo del triángulo de la obsesión nos
daremos cuenta de que sus ideas obsesivas, fruto de no experienciar el presente, no le permitirán
al adicto salir de este triángulo. La licenciada recomienda comenzar el trabajo con adictos con
ejercicios de meditación guiada o visualización para lograr la centración del paciente en el aquí y
ahora, y sostiene que esto es eficiente sobre todo en el caso de los sujetos adictos ya que su
mecanismo de proyección actúa de manera exacerbada, llevándolos a volcar en el afuera su
angustia fruto de un pasado de resentimiento, una ira en el presente y un miedo al futuro, y que es
este miedo el que moviliza al individuo a escapar de esta angustia mediante las adicciones. Esto
concuerda con uno de los pilares filosóficos de la terapia gestáltica, la fenomenología, que
26
postula que lo único real es la experiencia, lo que está sucediendo, dejando por fuera las
creaciones del pensamiento neurótico como pueden ser el resentimiento por un pasado o el miedo
al futuro. Al respecto De Casso (2003) explica que cuando nos referimos a las influencias
filosóficas de la terapia gestáltica podemos destacar el pensamiento del filósofo Edmund Husserl
y su fenomenología que básicamente sostiene que al conocimiento se accede por la vivencia en
lugar de la imaginación, de lo que podría o debería ser. La licenciada continuó su comentario
inicial aclarando que en un principio la adicción, el consumo o conducta le sirve al sujeto, le da
satisfacción y que al tiempo el aspecto adictivo del consumo o la conducta va tomando más
fuerza, afianzando el vínculo de la persona con la sustancia o conducta y esta satisfacción del
principio desaparece, y ahora la droga se necesita, ahora el consumo se hace repetitivo e
incontrolable y es ahí cuando el paciente toma conciencia de su dependencia y en ese momento
decide si sigue en carrera adictiva o llega a nosotros. La licenciada comentó que son múltiples los
casos que llegaron a su consultorio en los cuales el paciente llega medicado psiquiátricamente y
culmina adicto o poliadicto. De lo que podemos concluir que es importante para el tratamiento
comprender a la droga que en principio se presenta de modo positivo para el sujeto, como una
solución a un determinado problema, una solución que luego se vuelve foco del problema en sí
mismo, ya que en principio todas las conductas o consumos de sustancias adictivas son en sí
fruto de la búsqueda de reforzadores positivos posteriores a dicho consumo o conducta, aunque
invariablemente estas conductas culminan por ser comandadas por reforzadores negativos, es
decir por el alivio de la tensión emocional anterior a la conducta o el consumo (Mark, 1990). La
licenciada D aclaró que, para ella, el adicto tiene que tocar fondo, es decir darse cuenta de que se
está lastimando a él y a otros, bajar la omnipotencia y tocar su impotencia. Recordó una
intervención para lograr que el paciente toque fondo; en el momento de presentarse su angustia
en sesión proponerle: exagerá esto que me decís, hacelo más. La licenciada acotó que debemos
lograr ese momento en el que dice “ ” y en ese momento se empieza a recuperar,
sino el aspecto manipulador que va de la mano con el aspecto omnipotente de todo adicto no
permite comenzar a trabajar en ningún tratamiento. Sostuvo que la contención familiar es muy
importante en este momento dado que la adicción es un síntoma obviamente sistémico, lo que nos
lleva a inferir que en el tratamiento de una adicción, al menos desde el modelo gestáltico, es
adecuado entender a la recuperación como un resultante de un tratamiento sistémico y multiaxial.
Según la teoría de los sistemas en la estructura familiar no debe haber coaliciones o miembros
27
periféricos, de lo contrario se posibilita la disfuncionalidad de la estructura familiar y la aparición
de un síntoma en alguno o algunos de los miembros. El individuo forma parte de un sistema
familiar, por lo cual, es fundamental la familia en el tratamiento de cualquier síntoma o trastorno
(Minuchin, 1992).
Durante una de las reuniones del departamento de adicciones de la institución, la
licenciada E hizo incapié en la importancia del trabajo corporal, enfatizó en que si bien hablar
simboliza la experiencia y siempre hay que poner palabras a lo no dicho, gestálticas
de trabajo corporal encaminadas a tomar contacto con la vivencia sensorial son es
y fundamentales para que la palabra se fije luego como
aprendizaje, y comentó que en su caso al trabajar con adictos siempre se recomienda comenzar
con un caldeamiento: sostiene que el adicto antes de hablar se tiene que mover. Como el adicto
está en la cabeza y no puede salir de ahí, de su obsesión por el consumo o conducta, el
tratamiento tiene que ser gestáltico es decir un todo, integral, de otro modo no funciona, por lo
cual la importancia de los pilares más antiguos de la práctica gestáltica, como el trabajo vivencial,
se observan nuevamente en este caso. Según los dichos de la licenciada se evidencia cómo el uso
de intervenciones vivenciales hacen a la práctica gestáltica en general y en este caso con adictos,
en palabras de Köhler: para aprender es necesario una estructuración del campo en cuestión y del
previo surgimiento de una gestalt como resultado de esta estructuración (Oblitas, 2004). La
licenciada sostuvo que el señalamiento en consultorio como única y exclusiva herramienta de
intervención terapéutica no es compatible en
última instancia genera rechazo y aleja al sujeto de la recuperación, de hacerse cargo. A lo que la
licenciada A agregó que una especial dificultad del tratamiento con adictos es la de lograr que
estos se conecten con sus cuerpos, que conecten con la experiencia; en sus palabras el adicto
quiere hablar, quiere explicarte porqué hace lo que hace, quiere validación, el hacerse cargo de su
situación no está en sus planes y para esto lo fenomenológico es primordial, no puede manipular
eso, no puede mentir a su gestalt y odia esto. Para ella un adecuado trabajo terapéutico desde la
gestalt debe empezar con el fenómeno, con la experiencia; el adicto ya habló mucho, ahora debe
poner el cuerpo a hablar por él lo que refuerza la importancia tanto de lo corporal como de lo
fenomenológico y existencial para el tratamiento del adicto desde el modelo gestáltico. Perls,
influenciado por el psicodrama y el teatro, hacía foco en el tratamiento gestáltico utilizando
herramientas como la actuación que posibilitaba la puesta en el cuerpo del síntoma, del problema.
28
Peñarrubia (1998) nos recuerda la fuerte influencia de Jacob Levy Moreno, padre del Psicodrama,
en Fritz Perls. Moreno proponía la actividad y la experiencia como herramientas diagnóstico-
terapéuticas en detrimento del uso exclusivo de la palabra hablada; o, “en las palabras que se le
atribuyen a M ”. También Moreno fue el creador de la famosa técnica
de la silla vacía, recurso que utilizaría ampliamente a lo largo de toda su práctica gestáltica Perls.
Durante la misma reunión, la licenciada C comentó que el adicto es alguien que se olvidó
de todo. Agregó que ya de por sí es muy complicado trabajar con pacientes que no se
comprometen al tratamiento, que no se hacen responsables y que esto en un adicto se ve agravado
por el hecho de que lo único en foco permanente para él es conseguir la sustancia o realizar la
conducta de la cual depende, y sostuvo la dificultad de que se ponga otras metas, ya que para él
existe una sola meta y esa es consumir. Se evidencia en este punto la importacia de sostener los
pilares teóricos de la gestalt en el desarrollo de las intervenciones y la práctica gestáltica, la
responsabilidad y el darse cuenta ya que, como se observó en la práctica, estos son fundamentales
para el tratamiento gestáltico en general y sobre todo del paciente adicto, conceptos que hacen al
fundamento teórico mismo de la terapia gestáltica (Perls y Baumgardner, 1978). Como sostiene
Garcia (2000) mediante las intervenciones, el tratamiento gestáltico con drogodependientes debe
estar enfocado a lograr dos cosas fundamentales, en primer lugar el facilitar la consciencia para
que ésta lleve a la responsabilidad y en segundo lograr que el adicto se centre en su aquí y ahora.
La licenciada E acotó a los dichos de la licenciada C que debemos tener en cuenta los
aspectos que caracterizan al adicto como un paciente especial, es decir con características
especiales dadas por su dolencia, características que necesitan un afrontamiento especial y
particular además de aquellos propuestos por el modelo gestáltico como base del tratamiento.
Sostuvo que un paciente adicto será en principio un paciente no involucrado y comentó que una
de las técnicas más utilizadas por ella en su clínica diaria, a fin de lograr que un paciente se
involucre, es el pedirle que hable en primera persona, y reconoció que esto representa una
particular dificultad en el caso de los pacientes adictos que llegan a su consultorio dado que no
son independientes porque su edad cronológica y su edad biológica difieren entre sí. Explicó que
el adicto es un sujeto con sus “ ”
debemos entender que no quiere dejar de drogarse, quiere que el drogarse no sea un problema,
por lo que nosotros venimos a ser el enemigo en primera instancia. Es un paciente que ya llega
medicado y nosotros pretendemos sacarle la única medicación que lo sostenía hasta ahora por lo
29
que, sin hacer interconsulta y muchas veces sin sustituir psiquiátricamente lo que la droga le
permitía adormecer, será imposible de tratar. Esta explicación implica que el adicto es un
paciente con dificultades de tratamiento que exceden lo exclusivamente demandado por el
neurótico, la terapéutica de esta problemática evidentemente demandará un abordaje al menos y
en principio multidisciplinario. Como ocurre en el caso de las adicciones químicas, aquellas
personas adictas a una determinada conducta experimentan también un síndrome de abstinencia
cuando no pueden realiz
rico, insomnio, irritabilidad o
inquietud. Igual que ocurre en el ámbito de las drogas químicas es difícil que un adicto se
reconozca et al., 1998).
La Licenciada A concordó con los dichos de la licenciada E durante la reunión y enfatizó
la importancia para el modelo gestáltico de que el paciente se responsabilice de sus actos como
condición fundamental para cualquier tratamiento. Recordó como ejemplo de esto el caso de un
paciente adicto suyo que insistía en referirse a él mismo permanentemente en tercera persona
como “ J ” es el corregir esto, en este paciente en
particular se volvió una parte fundante del tratamiento. La licenciada recordó que, en el caso del
paciente adicto en particular, el hacerse responsable es uno de los pilares más importantes hacia
su recuperación ya que la sustancia o la conducta le ofr él no puede generar.
Esto mina su confianza la cual se apoya en la adicción y no en el responsabilizarse de sus propias
capacidades e incapacidades, por lo que intentará evitar con drogas o conductas esta falencia y
evadir esta responsabilidad; el adicto necesita más que otro paciente hacerse cargo, ser
responsable de sí mismo. Se evidencia la importancia de este pilar en el tratamiento de esta
problemática en particular, la responsabilidad parece ser un tema crucial en el tratamiento
terapéutico gestáltico del adicto. Como aclaró Perls (1975) debemos estar dispuestos a asumir
toda la responsabilidad por el trabajo que realiza nuestra mente a lo que Salama (2008) agregó
que al asumir responsabilidad sobre sus actos el paciente se vuelve el protagonista de su propia
vida. La terapia gestáltica desde sus raíces existencialistas llama al paciente a responsabilizarse
de sus propios sentimientos, actos y pensamientos.
Siguiendo con esta primer reunión del departamento tomó la palabra la licenciada C y
explicó que es importante recordar que para un adicto nada es suficiente, es un sujeto con culpa
permanente, obviamente autodestructivo, absolutamente evadi
30
del rechazo y el fracaso. La licenciada aportó una intervención interesante que suele desarrollar
en su práctica al explicarle al paciente la diferencia entre culpa y responsabilidad, y como este
sentimiento de culpa no lo responsabiliza por los efectos químicos de la droga y como en cambio
sí es responsable de estar aquí y ahora en tratamiento y sostuvo que esta intervención es su
caballito de batalla para trabajar la culpa en los adictos en especial. Se va dibujando como fruto
de la observación la importancia de todos los pilares en los que se basa la teoría gestáltica, en este
caso la suma importancia del aquí y ahora como característica determinante en la intervención y
en el tratamiento de un adicto y como, una terapia que no tenga en cuenta el momento presente,
el aquí y ahora, sólo se centraría en las ansiedades del paciente (Castanedo, 1995).
Continuando la charla la licenciada A explicó que del adicto estará
íntimamente relacionada con la recuperación del contacto con su experiencia, darse cuenta de lo
que está sucediendo es primordial para el adicto ya que es la condición necesaria para que el
organismo pueda autorregularse y la gestalt logre cerrarse en el ciclo de la experiencia del sujeto.
Recordó un paciente reciente en el cual una intervención desarrollada mediante una meditación
guiada resulto eficaz en este punto. El hecho de hacer contacto con la realidad y tomar conciencia
de su enfermedad, el asumir su responsabilidad en su sufrimiento le permite al adicto aprender a
tolerar y elaborar su sufrimiento. Se evidencia aquí nuevamente la importancia de lo
fenomenológico en el camino a la cura del adicto, lo crucial de ese darse cuenta gestáltico
mediante el cual el paciente comenzará su largo camino a la recuperación. En palabras de Perls
(1975) es el darse cuenta el eje mismo del enfoque gestáltico, ya que la fenomenología es el paso
primario e indispensable para comenzar a conocer todo aquello que pueda ser conocido. Sin este
darse cuenta, el aprendizaje está imposibilitado.
En una segunda reunión del departamento de adicciones La licenciada E comentó
intolerancia. Tiene problemas para quedarse
en reposo, , lo que en última instancia culmina en una incapacidad de darse cuenta
de los sentimientos que lo aquejan, de lo que fenomenológicamente está sucediendo, todo tapado
por un importante montante de esta ira que tapa todo darse cuenta posible y por consiguiente todo
camino a la cura. La licenciada explicó la importancia de este darse cuenta y de cómo el
mecanismo por el cual evitamos este proceso es aquel que nos resulta funcional para evitar el
contacto con la cura y la recurrencia con la sustancia o conducta que lo sostiene. La licenciada
comentó que en sus últimas sesiones con pacientes adictos incorporó técnicas de mindfulness a
31
modo de intervención, las cuales resultaron ser efectivas en el trabajo de la ira. Según Yontef
(1995) la terapia gestáltica es una terapia fenomenológico-existencial, es decir que implica el
darse cuenta y pone en evidencia que el percibir, el sentir y el actuar son distintos al interpretar y
repetir patrones y actitudes preexistentes. Por lo tanto las explicaciones e interpretaciones serán
menos confiables que aquello que nos es accesible por la percepción y sensación directa,
observando así de qué modo pueden cambiar, en una continua aceptación y valoración del
fenómeno y de sí mismos.
Continuando con esta segunda reunión la licenciada B explicó que cuando el paciente
comienza su darse cuenta de sus emociones como de sus situaciones vitales, sin evadir y
expresando directa y honestamente sus sentimientos, aceptando ser quien es y quien no es,
comienza su camino a la cura. También sostuvo que, desde el modelo interviniendo a partir del
proceso, se facilita en los adictos la vivencia de este proceso de darse cuenta, darse cuenta de sus
potencialidades y posibilidades sin perder de vista sus limitaciones, lo que les permite aceptarse,
conocerse y reconocer el ambiente en el que está inmerso a fin de
para satisfacer sus necesidades, sin ocultar este darse cuenta con dependencias externas. O en
otras palabras, cómo el proceso de darse cuenta gestáltico, interviniendo en el paciente adicto
desde un abordaje fenomenológico corporal donde lo vivenciado trasciende la palabra, favorece
la aceptación y resiliencia en contraste con enfocarse en el pasado del paciente sin actualizar su
aquí y ahora de modo fenomenológico. Al referirnos a los aportes de la gestalt en este darse
cuenta vivencial Salama (1988), tomando como ejemplo al psiconálisis, explica como éste
consiste en una permanente búsqueda en el pasado del paciente, a fin de encontrar las causas de
los conflictos actuales del sujeto haciéndolos presentes de modo simbólico discursivo, mientras
que la terapia gestáltica es un sistema terapéutico que se basa en las vivencias del aquí y el ahora
sin dejar de tener en cuenta el pasado o la palabra para esto. Sinay & Blasberg (1997) agregan
que el aquí y ahora gestáltico se refiere a un estar en un continuo estado presente vivenciando las
experiencias, las sensaciones y los pensamientos.
La licenciada A continuó con el encuentro y acotó que la r del adicto, al
menos desde el modelo gestáltico, es determinada por el contacto con su experiencia, con su
organismo y agregó cómo al hacer contacto éste con la realidad y tomar conciencia de la
enfermedad, asumiendo responsabilidad sobre sus actos, podrá integrar su propio cuerpo con sus
emociones y sus pensamientos, aprendiendo a tolerar y elaborar él su angustia en un proceso que
32
va desde el necesario apoyo ambiental saludable a un autoapoyo siempre sostenido por un
entorno salugénico en contraste con uno dependiente. Se observó en las declaraciones de la
licenciada el necesario apoyo social para la recuperación de la que hablaban Roberts, Ogborne,
Leigh y Adam (1999) sobre todo con el fin de sostener abstinencia o disminuir su consumo.
Ya culminando con la primera reunión del departamento la licenciada D explicó que,
desde la perspectiva gestáltica, la adicción es también el resultado de los asuntos inconclusos que
se forman cuando no tenemos los recursos para que el ciclo de la experiencia se cierre en una
gestalt completa, y sostuvo que las personas dependientes interrumpen su proceso
constantemente y no son capaces de reconocer sus propios recursos para atender las situaciones
de su vida o, como explica Woldt (2007) en el fenómeno de las adicciones, podemos observar un
continuo que comienza con el uso de sustancias o el desarrollo de la conducta en donde el
individuo utiliza las sustancias o la conducta para modular sensaciones o sentimientos hasta
llegar a la adicción o dependencia. Este continuo se fija en la vida del individuo cuando éste
aprende a interrumpir otras necesidades y convierte la necesidad por la sustancia o conducta
adictiva en una figura constante: es entonces cuando el sujeto se ha vuelto dependiente. Con lo
cual se entiende que la adicción, al menos desde una perspectiva gestáltica, culmina y se perpetúa
en la interrupción de un ciclo y que no es hasta que el adicto pueda cerrar este ciclo que podrá
comenzar su recuperación. La licenciada aportó que en su clínica las técnicas psicodramáticas al
estilo moreniano le resultan sumamente útiles y recuerda un paciente reciente con el cual,
mediante una estatua, logró evidenciar cual era el momento del ciclo en el que se encuentra
interrumpido. Cuervo Urrea (2009) concuerda en que, desde el modelo de terapia gestáltica,
-
con los sentimientos y vivencias en el presente mediante la utilización de sustancias psicoactivas
o conductas adictivas. El adicto logra relacionarse de modo insatisfactorio con su entorno social.
Una importante parte de esta insatisfacción se origina en una desconexión total con la
corporalidad, lo que impide la toma de conciencia con las consecuentes alteraciones del ciclo de
contacto-retraimiento.
5.3. Aportes del modelo gestáltico en el tratamiento de las adicciones a nivel grupal
Durante el desarrollo de la capacitación antes mencionada la licenciada A explicó que,
desde su punto de vista, el tratamiento de las adicciones desde la mirada gestáltica es siempre un
33
tratamiento grupal. Acotó que debemos tener en cuenta que ningún adicto en tratamiento es
aceptado si no concurre a reuniones grupales de los llamados grupos de doce pasos; la licenciada
explicó que estos grupos son el soporte salugénico fundamental donde el adicto se apoya en
camino a su recuperación ya que toma a estos como su nuevo grupo de pertenencia y que sin
estos grupos se corre el riesgo de que el adicto recurra a su viejo grupo de pertenencia donde la
cohesión grupal estaba dada por la sustancia o la conducta adictiva. La licenciada explicó que,
para ella, esto es una intervención en sí misma, en primer lugar porque baja la omnipotencia del
paciente. Acotó que tuvo pacientes que fueron y vinieron al tratamiento varias veces y no lo
comenzaron hasta que no siguieron su indicación de comprometerse con los grupos de 12 pasos.
La licenciada sostuvo además que estos grupos hacen lo que a ella le es imposible hacer en el
consultorio y eso es cohesionar el grupo de modo autogestivo. Recordó que finalmente eso es lo
que es un grupo de 12 pasos, un grupo autogestivo, y en gestalt el grupo autogestivo en sí, según
la licenciada, es una fuerte intervención más que un dispositivo en sí mismo. Hizo énfasis en que
la participación en un programa de doce pasos es imprescindible para la recuperación, no sólo por
ser la red de sostén del adicto sino también porque opera desde un primer momento como aspecto
salugénico ya que el adicto es básicamente una persona con un repertorio de habilidades sociales
escasas en cantidad y calidad. Se comprende entonces que el paciente adicto es un paciente que
necesita, al menos desde esta escuela, un tratamiento que comience e incluya un reforzamiento de
las redes de contención, grupos de pertenencia y herramientas sociales que lo implican, lo que se
ve reflejado en la investigación de Nava y Vega (2006) acerca de la estructura y calidad de
que
como es Alcohólicos Anónimos
.
La licenciada D, tomando el concepto de grupo autogestivo mencionado como técnica de
intervención por la licenciada A, explicó que para comprender el tratamiento grupal de un adicto
desde el modelo gestáltico podemos tomar como modelo el de tratamiento grupal de adicciones
que ofrecen las comunidades terapéuticas tipo granja. La licenciada sostuvo que, igual que en
estas comunidades, el tratamiento grupal del adicto bajo la mirada gestáltica implica el contener
al adicto y acompañarlo en un ámbito salugénico donde el adicto encuentra un acompañamiento
que favorece el pasaje de la ayuda mutua a la autoayuda sin desestimar la primera. Agregó que
34
las diferencias entre estas comunidades y la mirada de tratamiento grupal de la gestalt
fundamentalmente radican en que en gestalt el tratamiento grupal no implica el agrupamiento por
enfermedad o patología sino que, más bien, dicho tratamiento se encuadra en un ambiente donde
el adicto pueda modelar nuevos modos de vivir y afrontar los sufrimientos existenciales. La
licenciada comentó que en su práctica entiende tanto a los grupos de 12 pasos como a las
comunidades como dispositivos autogestivos, ya que brindan una continuidad y permanencia en
la cohesión grupal. Se evidencia cómo la modalidad grupal de tratamiento de las adicciones
implica comprender que el adicto demandará un tratamiento continuado, y las comunidades
terapéuticas para el tratamiento de las adicciones brindan un abordaje terapéutico entendiendo al
adicto como un sujeto con una enfermedad que demanda una recuperación continua, la cual
pretende alcanzar la abstinencia total y mejorar la calidad de vida del paciente, enfatizando en la
autoayuda y en la ayuda mutua (Rodríguez, 2009).
Durante la segunda reunión del departamento la licenciada B aclaró que, al igual que en
estas comunidades, el tratamiento grupal gestáltico de las adicciones se desarrolla en un ambiente
libre de drogas y se utiliza la influencia entre pares para ayudar a cada persona a aprender y
asimilar las normas y habilidades sociales con el fin de fomentar su autoapoyo. La licenciada
comentó que en su práctica promueve las intervenciones llevadas a cabo por los demás
integrantes del grupo y explicó que, si bien éstas suelen estar mediadas por ella o su co-terapeuta,
ella rescata el valor de las mismas ya que, en sus palabras, suelen generar mucho menos
resistencia y hasta reactancia. Se observó en esta aclaración de la licenciada el énfasis puesto en
el acompañamiento entre pares. En palabras de De León (2004) estas comunidades poseen
ambientes libres de drogas, y emplean un modelo que eleva gradualmente los niveles de
responsabilidad personal y social del paciente utilizando la influencia entre pares para ayudar a
cada persona a aprender y asimilar las normas y habilidades sociales. Es un modelo fuertemente
orientado hacia la ayuda mutua.
La licenciada E continuó la reunión explicando que los grupos a nivel formal
generalmente están confor
y están coordinados por dos
coordinadores. El grupo se reúne una vez por semana y cada sesión tiene una duración de tres
horas aproximadamente, y explicó que los integrantes están soportados por el grupo a modo de
apadrinamiento mutuo entre integrantes, con restitución en cada sesión y que pueden acceder a
35
comunicación con alguno de los coordinadores de ser necesario. La licenciada explicó que e
ltico la persona vive, siente, experimenta y aprende nuevas conductas,
nuevos modos de estar en el mundo y de enfrentar las situaciones inconclusas que demandan un
cierre. Se evidenció como, desde el discurso de la licenciada, el tratamiento gestáltico de las
adicciones favorece el cierre de las gestalts inconclusas, fuente de la recurrencia de la conducta
adictiva o, en palabras de Castanedo (1985), el objetivo de la terapia gestalt es enfocar en las
necesidades y deseos que el paciente tiene para hacer frente a sus situaciones y duelos
inconclusos, ya que ambas situaciones demandarán un cierre. Una vez cerradas el sujeto podrá
enfrentar nuevas situaciones, nuevas experiencias que hacen foco.
Siguiendo la segunda reunión la licenciada C agregó, respecto del rol del terapeuta
gestáltico en coterapia grupal, que e debe responsabilizarse de la necesidad
de tener un rol creativo, debe ser capaz de arriesgarse, de experimentar sin identifi
trabajando empáticamente para acompañarlo en su recuperación y
debe ser una figura de autoridad y a la vez moverse con fluidez en el grupo participando como
uno más de sus integrantes, siempre desde una c y una intervención teórica y nica,
lo cual evidencia las particularidades técnicas y teóricas desde las cuales interviene un terapeuta
gestáltico al estar trabajando en grupo. Y aclaró que, en lo que a intervenciones se refiere,
concuerda con la licenciada B en que una de las mejores intervenciones en grupo de adictos es la
de guiar en terapia las intervenciones entre pacientes. Aclaró que se aprende del otro más que de
la intervención. Esto coincide con lo observado por Peñarrubia (1998) quien explica que según
Perls, creador de la terapia gestáltica, un terapeuta gestáltico debe poner énfasis en el
movimiento, lenguaje corporal y la emoción, y no únicamente en la palabra, teniendo un rol más
activo e implicado con el tratamiento y las intervenciones. Al referirnos al pilar de la
responsabilidad, se evidencia en los dichos de la licenciada como no sólo estamos hablando del
responsabilizarse del paciente sino también de la responsabilidad del terapeuta o en palabras de
Yontef (1995) la responsabilidad en terapia gestáltica implica tanto al paciente como al terapeuta.
Al mostrarse el terapeuta tal cual es éste muestra su verdadero sí mismo dejando las apariencias
de lado, y el estar aquí y ahora presente y permitirse a sí mismo tomar responsabilidad de su ser
le permite al paciente desplegar su verdadero ser con responsabilidad. Por lo tanto, para
terapeutas como para pacientes es condición de la terapia gestáltica que ambos den cuenta de sus
propios procesos ante el encuentro y se responsabilicen por lo que piensan, sienten y hacen.
36
A lo que la licenciada A agregó que la mejor forma de tratar a un paciente para la gestalt
siempre será en grupo, en especial en pacientes con antecedentes de dependencia, pues en su
experiencia son los que mayor austeridad y dependencia presentan en sus lazos sociales. Aclaró
que de hecho uno de los pilares de la gestalt es comprender al sujeto con las figuras y fondos que
lo determinan y no hay mayor fondo determinante para un adicto que los otros, en este caso los
otros integrantes del grupo que permiten que éste funcione como una gestalt en sí misma. Se
observa aquí como uno de los principios que dieron origen a la psicología de la gestalt forma
hoy parte integral de las intervenciones y del pensamiento de un grupo desde este modelo.
Oblitas (2004) sostiene que según la teoría de la gestalt, el estudiar los elementos en forma
separada destruye la unidad de los fenómenos estudiados.
Retomó la palabra la licenciada B, explicando su modo particular de intervenir en grupo.
Acotó que un beneficio secundario del trabajo grupal gestáltico es la posibilidad de representar
teatralmente las problemáticas de sus integrantes y sostuvo que este tipo de intervenciones
permiten un bypass por los mecanismos de defensa del individuo. Comentó que un paciente en su
grupo de la semana anterior descubrió cuanto le pesaban sus obsesiones gracias a sentir el peso
físico de su cabeza al realizar una estatua de sus miedos. Se observó cómo el teatro gestáltico, ya
desde la época de Perls, se impone como una importante herramienta al intervenir en
modalidades de tratamiento grupales. Para Chevreux (2007) una gran influencia de la terapia
gestáltica es el entrenamiento recibido por Fritz Perls en teatro durante su juventud, lo que tuvo
una gran influencia en la terapia gestáltica especialmente en lo que a lo expresivo y corporal se
refiere.
La licenciada C agregó que una intervención terapéutica en modalidad teatral también se
destaca como una importante herramienta de intervención a fin de acceder al fenómeno, a la
experiencia, lo que permite el focalizar en el aquí y ahora. Según la licenciada es práctica común
en su clínica el comenzar con un caldeamiento a fin de observar lo fenomenológico para despúes
actuar, con la técnica que el momento proponga, el problema que hace foco. Se observa como el
recurso teatral como técnica de intervención resulta útil para fomentar el foco fenomenológico de
la experiencia grupal aquí y ahora. La fenomenología es uno de los fundamentos de la terapia
gestáltica, por lo tanto todo aquello que el paciente aborde en el espacio terapéutico deberá estar
encuadrado dentro del fenómeno que se presenta en ese momento y lugar, es decir en el aquí y
ahora: lo único existente en este momento y en este lugar será el único escenario para que se
37
desplieguen los otros pilares del cambio dentro del ambiente terapéutico. El darse cuenta sólo
será posible en lo que es, lo que existe en este momento y lugar (Perls, 1996) a lo que Vásquez
(2000) agrega que en las terapias humanistas como la gestalt la concepción del hombre está
basada en su experiencia inmediata, en el aquí y el ahora, poniendo énfasis en el sentir, vivenciar,
descubrir y explorar.
La licenciada E, en la misma reunión, explicó que el grupo interviene de modo
excepcional en bajar la omnipotencia del paciente, que en el caso de los pacientes adictos es la
condición primera para poder comenzar el tratamiento. Para esto es indispensable que el adicto
interactúe con otros para que pueda finalmente darse cuenta de su sí mismo distinto del de otros,
sobre todo de otros no adictos o coadictos. Para la licenciada es una intervención en su práctica el
fomentar las intervenciones de los compañeros de grupo, sostuvo que ellos dicen lo que yo no
puedo y por lo general son el fomento del cambio ya que sus mutuas proyecciones omnipotentes
chocan en cada participante. Luego de la reducción de la omnipotencia el adicto puede
vivenciarse y hacer foco en sus necesidades y su ambiente a fin de comenzar a cerrar sus gestalts
inconclusas de lo cual se desprende que la terapia grupal gestáltica interviene eficazmente para
ayudar a modificar el proceso del ciclo de la experiencia del adicto de modo que éste comience a
darse cuenta de sus necesidades en camino a la cura. Burga (1981) sostiene que, desde la teoría
gestáltica, todo organismo vivo atiende en forma primordial al proceso de autorregulación
organísmica para lo cual este organismo precisa interactuar con su ambiente. Para lograr esto es
indispensable que el sujeto se dé cuenta de sí mismo, sus necesidades y el ambiente que lo rodea
en el momento presente; el darse cuenta no es tener conocimiento de algo sino darse cuenta de lo
que somos. Se trata de que el individuo se dé cuenta de lo que siente y piensa, de todo aquello
que le es accesible mediante sentidos y de este modo pueda descubrir cuáles son las formas en las
que interrumpe su proceso.
La licenciada C acotó a lo anterior en la misma charla que el fin último de toda terapia
grupal gestáltica es proporcionar un como sí que permita las intervenciones necesarias en los
integrantes a fin de que, sobre todo en adictos, estos puedan enfrentar sus problemáticas vitales
sin recurrir a los medios de evitación usuales y conocidos. Se observó cómo para la licenciada el
hecho de que el paciente adicto esté en grupo favorece las intervenciones necesarias para que
enfrente sus propios problemas logrando reacciones encaminadas a la cura. Para Naranjo (1994)
la cura es una reacción similar a la que en física sería producida en una catalización, es decir, en
38
el proceso de darse cuenta el paciente y su medio generan una reacción diferente, novedosa y
específica, en este caso la cura, la cual no es entendida como un resultado acabado del proceso
terapéutico, sino más bien lo que se busca es que el paciente aprenda lo necesario para enfrentar
sus propios problemas.
En la primera reunión del departamento de adicciones la licenciada D explicó que es
importante al referirnos a la problemática del paciente adicto el observar en qué etapa de su ciclo
de la experiencia está situado. Si bien la problemática de adicciones suele representar a un
paciente frizado en el momento de la retirada, esto depende del momento vital del individuo, ya
que puede observarse cómo las interrupciones a su ciclo de la experiencia están atadas a la
gravedad de su momento adictivo. Por ejemplo el adicto puede estar detenido en la etapa de pre-
contacto, es decir tiene una necesidad pero no puede ponerle símbolo o nombre por lo tanto recae
siempre en la droga o adicción. También éste puede estar fijado en la fase de contacto, estos son
los pacientes más graves en los cuales la retirada no es tenida ni siquiera como posibilidad; es el
caso del adicto que piensa en la próxima dosis cuando todavía el efecto de la primera no ha
culminado y es también el caso de los poliadictos. La licenciada sostuvo que el trabajo grupal es
indispensable para lograr un adecuado diagnóstico y que éste siempre dependerá de saber en qué
etapa del ciclo de la experiencia se encuentra el sujeto interrumpido. Se observa en lo expuesto
por la licenciada que el ciclo de la experiencia no sólo sigue siendo un importante foco de
intervención en la problemática de adicciones sino, y además, cómo el tratamiento grupal del
adicto se evidencia de por sí como una importante herramienta de diagnóstico. El modelo de ciclo
de contacto, llamado también ciclo de autorregulación organísmica o ciclo de la experiencia, es
un modo de describir los modos o procesos de ajuste que un organismo pone en juego en el
momento de satisfacer una necesidad tanto de índole puramente biológica como también
psicológica. Este proceso se desarrolla en cuatro etapas. En un principio, en la etapa de pre-
contacto, el sujeto experimenta una necesidad. En la etapa siguiente, la etapa de toma de
contacto, el sujeto logra focalizar la emoción, la que deja de ser indiferenciada. Al acercarse a
éste un objeto ambiental con el cuál satisfacer esta necesidad se produce la tercera etapa o etapa
de contacto final, donde se efectúa el contacto con el objetivo de forma deliberada. Luego se
produce un distanciamiento, una retirada que permite la asimilación de lo obtenido en el contacto,
finalizando este ciclo a fin de afrontar efectivamente la próxima necesidad que emerja (Perls et
al., 1951) a lo que Areola agrega que aquellas personas con trastornos de adicciones presentan
39
conductas evitativas que tienen el fin de mantener al adicto alejado de experiencias sin resolver y
que la adicción es un bloqueo en el ciclo de la experiencia, fruto de asuntos inconclusos. Y que
las intervenciones para su tratamiento se basan en investigar cuáles podrían ser las dificultades o
características que hacen que un sujeto efectúe este bloqueo como se cita en (Cabello García,
2012).
La licenciada D, finalizando la segunda reunión del departamento, explicó que, desde la
época de la fundación de Esalem, el modelo clásico de intervención y tratamiento en gestalt
implicó el estar y trabajar con otros; siempre fue un tratamiento grupal, incluso convivencial.
También incluyó desde un principio nuevos modos de intervenir y, si bien el énfasis estuvo
puesto en lo corporal, esto no fue excluyente ya que se tuvieron en cuenta desde el primer
momento los pensamientos e incluso algunos modelos de intervención de otras escuelas. La
licenciada explicó que la gestalt posee una base psicoanalítica por lo cual el pasado del paciente
no nos es ajeno, y que si bien muchos terapeutas gestálticos se refugian en la no intervención
interpretativa, es común desde nuestro modelo también intervenir de ese modo. Si bien hacemos
énfasis en la autoayuda y autosoporte entendemos los mecanismos con los que el adicto piensa,
por lo cual sabemos que es importante el intervenir sobre su nivel de impulsividad y su repertorio
de herramientas cognitivas y emocionales ya que son primordiales para su recuperación. Por lo
tanto el tratamiento de las adicciones desde el modelo gestáltico no excluye las ricas herramientas
aportadas por otras escuelas sino, más bien, las incluye. A lo que la licenciada a modo de ejemplo
agregó que en su práctica diaria con adictos utiliza técnicas de silla vacía, por lo general
inespecíficas, es decir comentó cómo en una sesión un paciente interactuó en silla vacía con su
dolor, explicó que no siempre es con otro. Y por otro lado hizo énfasis en técnicas
psicodramáticas: en su caso sostiene que la foto o la escultura son herramientas que brindan una
importante ayuda a la reducción de la mentalidad, de la rumiación del adicto. NIDA (1999)
coincide en que en el caso de los trastornos por adicciones es siempre necesario un abordaje
multidisciplinario y es conveniente favorecer una forma de tratamiento a nivel grupal así como
contar con profesionales idóneos en la problemática y con un buen manejo de comunicación
interpersonal, empáticos y capaces de generar una estable alianza terapéutica. Según
los principales enfoques que se han estudiado para el tratamiento de pacientes con
trastornos por consumo de sustancias o conductas adictivas son la terapia cognitivo-conductual,
la terapia motivacional y la terapia psicodinámica-interpersonal, enfatizando en la efectividad de
40
las terapias de grupo y la terapia familiar junto a la asistencia a grupos de autoayuda que
contemplan el aspecto impulsivo del adicto. La licenciada coincidió con la mirada psicoanalítica
del trastorno. Coderch (1991) explica que desde el psicoanálisis se considera a las adicciones
como el fruto de una neurosis del carácter, y que éstas presentan sintomatología que las ubica
claramente como pertenecientes a los desórdenes del control de impulsos o, en palabras de
Márquez (2015), el componente fundamental al referirnos a las adicciones es la falta de control.
Para concluir con la reunión la licenciada A explicó que lo esencial en trabajo grupal con
adictos desde este enfoque es entender que las intervenciones serán desde varios ángulos y que la
función del terapeuta en el grupo será la de acompañar al paciente en su camino a la recuperación
fomentando su autoconfianza y facilitando que el grupo le aporte nuevas herramientas para su
recuperación. Se observó como la experiencia grupal en el tratamiento de adictos desde el modelo
gestáltico favorece la creación de nuevas figuras fomentando el crecimiento personal del paciente
mediante la autoconfianza y el acompañamiento como expone Garcial Lozano (2000) durante su
trabajo en un taller de enfoque gestáltico en el que se identificaron las fortalezas, los recursos y
las cualidades de los participantes adictos en distinción a los demás integrantes no adictos del
grupo, guiándolos en el camino hacia la sanación mediante intervenciones enfocadas en la
autorregulación organísmica de su ciclo de la experiencia.
6. Conclusiones
El presente Trabajo Final de Integración intentó hacer foco en los aspectos que hacen al
abordaje y tratamiento de los trastornos adictivos desde una mirada individual y grupal bajo el
modelo téorico de la terapia gestáltica. Para comprender la forma de intervención y el tratamiento
que ofrece en el caso de las adicciones la terapia gestáltica, es importante primero tener en cuenta
las características particulares que hacen a una adicción. En primer lugar debemos comprender
que una adicción es ante todo una enfermedad mental (Méndez Díaz, 2010) que provoca en el
sujeto adicto una pronunciada molestia emocional en forma de ánimo disfórico, irritabilidad,
episodios de insomnio y una falta de conciencia respecto de la enfermedad (Echeburúa et al.,
1998), teniendo en cuenta que lo que caracteriza a una adicción es la pérdida de control (Mark,
1990).
Los posibles orígenes que podrían generar un trastorno adictivo en un sujeto como en toda
dolencia psíquica son varios. Es decir su génesis es multicausal y el caso de las adicciones no es
41
la excepción ya que siempre una dolencia psíquica será fruto de la interacción de los aspectos
biológicos, psicológicos y sociales que hacen a la vida de la persona (Tapia, 2001).
Son múltiples y variados los aportes de las diferentes escuelas psicológicas al intentar
comprender el fenómeno de las adicciones.
Para la escuela psicoanalítica, por ejemplo, las adicciones se constituyen como
consecuencia de una neurosis de carácter que, finalmente y por su sintomatología, ubican a los
trastornos adictivos dentro de los trastornos de control de los impulsos (Coderch, 1991).
Para la escuela sistémica al intentar comprender cualquier trastorno debemos tener en
cuenta el marco social y fundamentalmente familiar en el cual el paciente está inmerso, ya que
cobran importancia las jerarquías, los límites, las coaliciones como así también todos aquellos
miembros periféricos al sistema (Minuchin, 1992), en especial en el caso de un paciente adicto ya
que es, de base, un sujeto con baja cohesión familiar y una deficiente integración social (Nava y
Vega, 2006).
La escuela gestáltica no es ajena a las miradas de las escuelas anteriores sino que las
integra, ya que ésta está basada en múltiples influencias, una de ella el psicoanálisis por ejemplo
(Yontef, 1995). En cuanto al diagnóstico, la escuela gestáltica entiende que la adicción es el
resultado de una interrupción, es decir el propósito mismo de la conducta adictiva es el de
interrumpir el contacto del sujeto con los sentimientos y las experiencias que se tornan
angustiantes para él; el adicto logra con esto relacionarse insatisfactoria e ineficientemente con su
ambiente social. Gran parte de esta interrupción está dada por la desconexión con su propia
corporalidad (Cuervo Urrea, 2009) lo que culmina con una interferencia en el cierre del ciclo de
la experiencia del sujeto, generando distorsiones y desequilibrios en esta integración (Latner,
1978). Los modos en que el adicto logra esto son, en primer lugar, mediante una completa
desconexión fenomenológica, es decir de su aquí y ahora, ya que la sustancia o conducta adictiva
logra precisamente ese propósito, desconectarlo de su experiencia, de sus necesidades y, en
segundo lugar, irresponsabilizándose de su vida y de su adicción (Garcia, 2000), y el modo que
propone la gestalt para el tratamiento de adicciones es consecuente con aquello que establece
para cualquier tratamiento según sus pilares teóricos centrales, es decir lograr en primer lugar que
el paciente se dé cuenta de lo que está pasando aquí y ahora. Éste ya es el primer paso para que
pueda conocer todo aquello que está sucediendo en su vida (Perls, 1975).
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La terapia gestáltica es una terapia fenomenológica, es decir el acceso a la experiencia es
lo primero y esto implica el darse cuenta mediante la percepción directa del fenómeno: según la
gestalt este darse cuenta es un momento muy importante en y para el tratamiento tanto para el
paciente como para el terapeuta (Yontef, 1995). Luego debe lograrse que el paciente vivencie
este aquí y ahora; un paciente centrado en un pasado o en un futuro sólo está concentrándose en
sus ansiedades no en lo que acontece a su vida, en su pánico escénico (Naranjo, 1994). En tercer
lugar, logrados los anteriores pilares, es fundamental que el paciente se responsabilice de su vida,
este es el único camino al cambio, debe asumir toda responsabilidad sobre las creaciones de su
mente (Perls, 1975).
Desde la particular visión de la gestalt, en el trabajo con pacientes adictos se debe hacer
énfasis en lo experiencial con el fin último de lograr que el adicto logre su autorregulación
organísmica y pueda cerrar su ciclo de la experiencia (Garcial Lozano, 2000).
Con respecto a las limitaciones que se presentaron durante el desarrollo de este trabajo y
a nivel metodológico, el número de participantes presentes en el momento de las observaciones,
en este caso cinco terapeutas, la cantidad de encuentros y la duración de los mismos,
empobrecieron de manera significativa las posibles experiencias y diferentes perspectivas con las
que se hubiese podido contar para lograr una más adecuada articulación teórico-práctica.
Con respecto a la metodología de recopilación de datos entendemos que la recopilación de
los mismos con una metodología instrumentativa, como por ejemplo la realización de encuestas
focalizadas y participantes, hubiese resultado infinitamente más enriquecedora que la mera
observación no participante: todo lo anterior hubiese aportado positivamente al contenido del
presente trabajo. A pesar de lo anterior el resultado final fue acorde a lo esperado con un correcto
desarrollo de la temática abordada, permitiendo comprender la metodología de tratamiento e
intervención de las adicciones desde el modelo propuesto.
Entendemos que otra limitación importante en el momento de la recolección de datos fue
la imposibilidad de presenciar las reuniones grupales e individuales de los pacientes con la
problemática de adicciones, lo que es absolutamente comprensible dada la problemática y el
necesario respeto por el anonimato de los mismos, sin dejar de mencionar que probablemente el
solo hecho de solicitar a los pacientes el permiso podría haber afectado el curso de su tratamiento.
De todos modos debemos tener en cuenta que tanto directivos de la institución como
profesionales integrantes del departamento de adicciones se mostraron con excelente
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predisposición en el momento de las observaciones no participantes así como en el momento de
brindar una clase específica sobre la problemática en cuestión al tomar conocimiento de la
inminente realización del presente trabajo. Concluyendo con las limitaciones podemos decir que
sería aconsejable tomar en cuenta a la hora de la realización de futuros trabajos sobre la escuela y
la problemática elegida la escasez de trabajos científicos publicados al respecto. Limitación que
si bien no imposibilita investigación alguna, sí determina lo enriquecedor del desarrollo de las
mismas.
Desde una perpectiva crítica, el presente trabajo aportó significativamente al autor una
mirada mucho más acabada y rica sobre la teoría y la práctica desarrollada por la escuela
gestáltica, como también la comprensión del para qué, de los pilares filosóficos que fundaron la
psicoterapia de la gestalt en primer lugar. Es comprensible hoy para quien escribe, luego de la
realización de este trabajo, que en el momento de acompañar el proceso terapéutico de un
paciente el hecho de insistir en que se dé cuenta de su dolencia aquí y ahora, se haga responsable
de la misma y comprenda en qué momento de su ciclo vital se encuentra, no es meramente un
postulado teórico. La práctica y las intervenciones propuestas por la gestalt se observan
eficientemente congruentes con sus pilares teóricos.
La gestalt si bien se basa en la fenomenología, en el existencialismo como forma de
tratamiento, se desarrolla como forma de vida donde el ciclo en el que el paciente se encuentra
detenido no es más que otro modo, en este caso psicológico, en el que el organismo humano se
regula a sí mismo a lo largo de los interminables y permanentes ciclos de la vida.
Los resultados, pero sobre todo el camino de la realización del presente trabajo, no sólo
implican al autor como futuro profesional de la salud sino, y también, como persona.
En la realización de este trabajo se evidencia como los pilares filosóficos que dieron
origen a la terapia gestáltica en un primer momento hoy se imponen ante quien escribe como una
filosofía de ética de vida y de trabajo. La responsabilidad, el estar presente y atento al fenómeno,
a la experiencia ya no es una tarea para que realice el paciente sino también una renovada y
eficiente forma de ser terapeuta y persona (Yontef, 1995).
Desde el modelo gestáltico, y como lema del posgrado brindado por la institución elegida
para la práctica, se entiende a la gestalt no sólo como una escuela terapéutica sino también como
un estilo de vida. Lo que concuerda con la problemática de un paciente adicto, en donde la
enfermedad puede entenderse también como un estilo de vida, el hecho de enfocar las
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intervenciones en esta problemática desde una mirada que abarque un cambio en el modo de vida
del adicto es según este autor una excelente y recomendable forma de transitar y tramitar
cualquier dolencia psíquica.
Según Fernández Álvarez (2017) la gestalt se encuentra representada en el mundo, pero
más específicamente en latinoamérica, por múltiples instituciones. Y si hablamos de adicciones y,
teniendo en cuenta que las mismas constituyen una problemática que trasciende lo socio-cultural,
traspasando fronteras geográficas y adoptando las características socioculturales propias de cada
país (Tapia, 2001), esta colaboración multicultural es una herramienta importantísima para
investigar, intervenir y elaborar nuevas formas de tratamiento a nivel regional, hecho que el autor
del presente trabajo tuvo la oportunidad de vivenciar en el marco del 1er Congreso
Latinoamericano y 4to Argentino de Gestalt donde el contacto con profesionales de diferentes
países en particular de Chile, en este caso de la mano del presidente de la asociación gestáltica de
ese país, demuestra un alentador comienzo y augura una riqueza en cuanto a colaboración mutua
se refiere.
El presente trabajo se presentó ante quien escribe como una investigación esperanzadora
luego de observar el modo ecléctico y multidisciplinario en que los profesionales gestálticos
intervienen, en este caso, en la problemática de adicciones, teniendo en cuenta como requisito
excluyente para el tratamiento la asistencia a los grupos de 12 pasos, como así también la
necesidad de recurrir a la psiquiatría y demás saberes necesarios para la mejoría del paciente sin
miramientos de celos profesionales, sino con el énfasis puesto en abordar la dolencia del paciente
como motivador principal de la práctica. Por otra parte si bien el tratamiento grupal de los
llamados grupos de 12 pasos o en las granjas o comunidades terapéuticas han demostrado ser
efectivos, hay aspectos que quedan fuera, como por ejemplo el reforzar las herramientas sociales
y redes de contención del adicto (Nava y Vega, 2006) y de lo investigado en este trabajo se puede
inferir que el trabajo con grupos en donde la cohesión grupal no esté dada por una patología
determinada sino por el hecho de ser parte del mismo sería enormemente positivo para el adicto,
ya que el dispositivo no sólo actúa sobre su problemática de adicción sino también sobre sus
puntos débiles en cuanto a herramientas sociales y redes de contención.
De la presente investigación se desprenden los posibles aportes a la problemática de
adicciones desde el modelo gestáltico.
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No se observó en ningún caso que la problemática intervenida desde la modalidad grupal
incluyera a los familiares de los pacientes, si bien es un avance importante el hecho de que el
adicto trabaje en grupo con personas que no tienen necesariamente su problemática. No excluye a
sus familiares de ser afectados de manera directa como co-adictos o de manera indirecta como
convivientes, parejas, madres, hijos, etc. del adicto. Por lo que, así como han demostrado su
eficiencia los modelos de grupos de 12 pasos para familiares como es el caso de Al-Anon o Jug-
Anon, sería un aporte significativo que estos existiesen en modalidad terapéutica co-coordinada
también por profesionales. No se observó tampoco una modalidad preventiva en cuanto a esta
dolencia. El autor entiende que quizás un programa de capacitación y prevención de las
adicciones desde el modelo gestáltico, implementado desde el servicio a la comunidad de la
institución y más adelante desde las escuelas o barrios sería, dado que se entiende a la gestalt
como una modalidad de vida y no sólo como una modalidad de tratamiento, de suma ayuda para
la prevención de la problemática específica.
Otro aporte posible al tratamiento de las adicciones, y tomando como ejemplo la
modalidad convivencial de capacitación de profesionales del modelo gestáltico, quizá sería
enriquecedor para la intervención y el tratamiento de las adicciones el generar un dispositivo de
tratamiento que no sólo apunte a la patología en sí misma sino también al modo de vida del
paciente, de forma similar a lo que ocurre en las comunidades terapéuticas pero bajo el modelo
gestáltico de convivencia y bajo la supervisión en este caso de terapeutas gestálticos.
Lo novedoso del tratamiento con adicciones desde el modelo gestáltico radica en adoptar
este tratamiento como modelo de vida y no sólo como intervención puntual.
Restaría investigar en futuros trabajos si alguno de los anteriores aportes se evidencia como
factible y de ser así implementarlo en el plano real a modo de creación novedosa dentro de la
escuela elegida y quizás como modalidad terapéutica en general.
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